ANTOLOGIA DEL TEATRO NICARAGÜENSE (1931-2013) Dramaturgos nicaragüenses contemporáneos Estudio y recopilación Isidro Rodríguez Silva INDICE Pág. Dedicatoria Reconocimientos Valorización crítica del texto dramático nicaragüense, Isidro Rodríguez Silva Chinfonía burguesa, José Coronel Urtecho / Joaquín Pasos Por los caminos van los campesinos, Pablo Antonio Cuadra Judit, Ronado Steiner El Sepulturero, Horacio Peña Judas, Enrique Fernández Morales Asesinato Frustrado, Alberto Ycaza Fechas en blanco, Adolfo Calero Orozco Que las paredes no oigan, Octavio Robleto Oscura raíz del grito, Alfredo Valessi Las muñecas también se mueren, Isidro Rodríguez Silva El cerebro de Rubén Darío , Jorje Eduardo Argüello Desesperación, Gloria Elena Espinoza de Tercero ¡Ay amor, ya no me quieras tanto! Lucero Millán Perdón, Luis Harold Agurto 1 63 74 129 150 168 177 218 246 253 291 302 328 354 386 ANTOLOGIA DEL TEATRO NICARAGÜENSE Dramaturgos nicaragüenses contemporáneos (1931-2013) Estudio y recopilación Isidro Rodríguez Silva Dedicatoria: Dedico la Antología del Teatro Nicaragüense con humildad y agradecimiento a: Nidya Palacios Vivas, quien ha sido un ejemplo de vida, en el amor y la pasión por la literatura y el teatro. Floricelda Rivas Arauz (q.e.p.d.) quien me enseñó que la creación teatral y artística es un don que se cultiva como una forma especial de vida. Socorro Bonilla Castellón (q.e.p.d.), que desde el escenario mismo de su magisterio, llenaron mi vida para siempre, con la magia del teatro. Gloria Elena Espinoza de Tercero, dramaturga y amiga, que ha sido una luz constante, de una escritora comprometida con lo ético y con lo humano. Doctor Luis Tercero Silva, un inmenso boab, cuya ramas impregnadas del saber, han sido para mí una fuente de conocimiento; y quien ha sido mi tutor en la realización de esta antología del teatro nicaragüense. María Manuela Sacasa de Prego, que desde el Teatro Municipal José de la Cruz Mena, me ha permitido realizarme en el sublime quehacer del teatro. Rosa Argentina Reyes Salazar quien fue mi compañera de tesis e hizo aportes importantes a este trabajo. Dr. Ignacio Campos, quien fue mi tutor en esta antología como trabajo de tesis de la maestría en Lengua y Literatura Hispánica, impartida con gran éxito por la UNAN-León. A mis grandes amigas, María Elena Rivas y Benita Cárcamo con las que he compartido penas y alegrías. Marta Leonor González, que desde la Prensa Literaria hemos compartido el quehacer del teatro, de la literatura y la cultura. A mi mi hijo, a quien amo, Isidro Rodríguez Leytón, especialmente a mi nieto Efraín Antonio Rodríguez Rodríguez que llena de alegría mi vida Reconocimiento Por los aportes al desarrollo teatral nicaragüense, un reconocimiento especial: Al Frente Sandinista de Liberación Nacional-(FSLN) Por haber permitido el más grande desarrollo teatral en la década de los 80, creando un teatro de identidad nicaragüense, y abriendo nuestro teatro al mundo. Rosario Murillo Quien me permitió ser parte de la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura (ASTC) de donde se trabajó por la dignidad del actor y por un teatro de calidad para nuestro pueblo, y con quien compartí mi crítica periodística del teatro en el suplemento Ventana del diario Barricada. Pepe Prego (q.e.p.d.) Quien me becó para estudiar teatro en Cuba, con el grupo Escambray, uno de los más prestigiosos grupos cubanos de los años ochenta. Pero especialmente uno de los artífices para que la obra El Güegüene fuese declarada "Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad" en el 2005. Bernarda Fátima Munguía Directora del Departamento de Lengua y Literatura y Directora de la Maestría en Lengua y literatura Hispánica, y a Esther Marina Vanegas, quienes realizaron y culminaron con éxito esta maestría impartida por el Departamento de Lengua y Literatura de la UNAN-León; del cual soy egresado y este es mi trabajo de tesis. Fliberto Rodríguez Por su aporte invaluable al teatro popular ccon su grupo Espiga Nueva, a través de la originalidad y creatividad de sus puestas en escenas. Msc. Octavio Guevara Rector de nuestra al mater, quien propicio esta publicación como parte del desarrollo de la investigación literaria de la UNAN-León. Comparto esta primera Antología del Teatro Nicaragüense con: Comedia Nacional de Nicaragua Un pilar fundamental de la historia teatral nicaragüense, escuela de actores, que este año cumple 50 años de labor interrumpida por la dignidad del actor y el desarrollo de la escena nacional. Hery A Petrie Presidente de la Acción Creadora Intercultural, en la promoción del gusto por la lectura y la literatura nacional, con el lema central de leer para vivir, para ser y convivir. Xiomara Centeno Gran actriz y directora, que hemos vivido siempre en un diálogo constante de la poética del teatro. Mick Sarria Por compartir conmigo su teatro original, de creación imágenes y metáforas teatrales. Psthumana, un teatro de Salvador Espinoza Actor nacional, quien desde el Teatro Nacional Rubén Darío y el Foro Nicaragüense Cultura promueven el movimiento teatral nacional. Evelyn Martínez Primera actriz nacional. por haber interpretado mi monólogo A la sombra de una luz oscura en el Festival del Monólogo en 1998, con una gran belleza e interpretación dramática. A Gerardo Molinares Por un teatro campesino de identidad nacional, con un sentido de género y equidad social. A Gladys Ramírez de Espinoza y Rosa Bernheim Salinas La primera como Ministro de Cultura, y la segunda como directora del Teatro Nacional Rubén Darío, quienes promovieron la creación teatral en los años 1990-1995. A Clemente Guido Martínez Quien publicó obras de autores nacionales y realizó festivales teatrales desde 19971999. A Els Van Popel, y Emilia Torres Quienes han promovido el teatro popular nicaragüense, desde los años 80 hasta nuestros días, la primera fue directora del Movimiento de Teatro Popular Sin Fronteras,(MOVITEP); la segunda como presidenta de la Asociación de Promotores de la Cultura, (APC). A Lucero Millán Directora del grupo de teatro Justo Rufino Garay, quien ha puesto en grande nuestro teatro, dentro y fuera de nuestro país. A Alan Bolt Por ser uno de grandes creadores del teatro Nacional, cuyo laboratorio teatral fue el grupo Nistayolero. Al grupo Guachipilín Por ser los fundadores y promotores del teatro de títeres e infantil. Jorge Eduardo Arellano Como escritor, historiador y crítico ha dedicado estudios especializados al teatro nacional, basta señalar, los tomos 41, 58-59 del Boletín Bibliográfico del Banco Central de Nicaragua, así como el capítulo correspondiente a Nicaragua en el Inventario Teatral Iberoamericano publicado en España. Destaca sus importantes estudios críticos a la obra primigenia del Güegüense. También ha publicado numerosas obras de autores nacionales. Antologia del Teatro Nicaragüense VALORACION CRÍTICA DEL TEXTO DRAMÁTICO NICARAGÜENSE Isidro Rodríguez Silva Los fundadores El texto dramático nicaragüense tiene antecedentes literarios prehispánicos, como la danza con recitaciones en prosa (Briton, 1965: 27) y las recitaciones escénicas con música de un solo actor (Romero, 1958: 67). Los primeros textos dramáticos pertenecen al teatro misionero, definido por Jorge Eduardo Arellano del siguiente modo: Iniciado inmediatamente después de la conquista bélica y económica, el proceso evangelizador constituye el aspecto ideológico más importante de la dominación española en el Nuevo Mundo. Su objetivo no sólo era la difusión del catolicismo, sino también la enseñanza de la lengua castellana (Arellano, 1982: 5859) Del teatro misionero existen varios textos: Papel de la Pascuala y Loa del Mangue (Arellano: 1982: 58-59); y las llamadas Original de Pastores, Historia titulada La restauración del Sacramento, e Historia de Sansón (Estrada, 1946: 49). El Güegüense o Macho Ratón es el primer texto dramático nicaragüense, y tiene no sólo valor nacional sino hispanoamericano. Es una síntesis de la fusión de las culturas españolas e indígenas que combinan el teatro, la danza y la música. Se ha dicho que es "piedra angular de la tradición dramática de la América colonial (Cerruti); ejemplo curioso de la tradición de un teatro indo hispánico popular (Díaz Playa); Sátira fina contra el cabildo real (Cid Pérez); y Primer grito escénico del mestizaje americano" (Ordoñez)". La Unesco lo proclamó "Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad" en el 2005, por sus valores dramáticos, lingüísticos e históricos (Prego, 2002: 1) La primera obra dramática de autor nicaragüense fue la del poeta leonés Francisco Quiñones (1782-1870) La mujer sin nombre, basada en un episodio de la revolución francesa y fue estrenada con éxito en el Teatro del Sol de Guatemala. Después se publicó una pastorela de estructura neoclásica, de autor anónimo cuyo título es Original de pastores inventado en el año 1865 para divertir las aflicciones de la época y las enfermedades del autor, que no es y no puede ser poeta” (Arellano, 1986: 35-46). Siempre en León, Luciano Hernández publicó Las Candidaturas (1874), inspirado en la candidatura a la presidencia de la república, de Pedro Joaquín 1 Antologia del Teatro Nicaragüense Chamorro, representante de la oligarquía conservadora. En Granada surgieron dos autores: Manuel Blas Sáez, quien publicó Al borde del abismo, Lucila, y el ángel caído; y Carlos A. García, quien publicó el sainete cómico Lo que vale una lotería, y El escalafón de don Gustavo (Arellano, 1986: 58-59). El primer gran dramaturgo nacional fue Hernán Robleto (1896-1968), primero en organizar una compañía dramática nacional, con quien presentó su obra La rosa del paraíso, cuyo fin, afirma Jorge Eduardo Arellano, era: “La de reflejar en las tablas las costumbres y los vicios sociales con ánimo no sólo de crítica, sino de difundir la creación dramática con una dimensión original” (Arellano, 1986: 58-59). Hernán Robleto fue entonces el fundador del teatro costumbrista, y eso lo demuestran sus textos dramáticos: El Milagro (1921), La señorita que arrojó el antifaz (1928), y El Vendaval (1933). Después publicó tres dramas en un sólo libro Cruz de cenizas, que incluye los siguientes dramas: La cruz de ceniza, La niña soledad y Muñecas de barro. Una de sus principales obras es Pájaros del Norte (1936) de temática antiimperialista y por ende de denuncia social. Las influencias Los dramaturgos nicaragüenses se han nutrido desde el siglo pasado de las principales corrientes teatrales de Europa y de los Estados Unidos: a. Del Realismo Psicológico cuyas puestas en escenas presentan problemas sociales, siendo un ejemplo de ello la ineficacia del matrimonio como institución religiosa y social (Judit, de Rolando Steiner). b. Del Teatro Simbolista, que desnuda y desmonta el espectáculo teatral de todas las trabas tecnológicas y escénicas del siglo XIX, otorgándole mayor importancia al texto y a la interpretación actoral; pero sobretodo presentando los problemas sin una solución argumental, dejando al público que haga un juicio propio y definitorio de la trama conflictiva, que se manifiesta en escenas absurdas de la realidad misma, como es el caso de Desesperación, de Espinoza de Tercero. c. Del Teatro Expresionista, que usa y manipula desde el escenario la distorsión y la exageración, principalmente en la imagen corporal y gestual, como es el caso de Asesinato frustrado de Alberto Ycaza. d. Del Existencialismo Teatral, que se centra en la existencia consciente del personaje y se desplaya hacia una conciencia del mundo hasta convertirse en algo real, desde el punto de vista del el espectador, impone su libertad individual, pero también su angustia y su temor, tal como se observa en Judas, de Fernández Morales. 2 Antologia del Teatro Nicaragüense e. Del Teatro Norteamericano, con la incomunicación y la exploración psicológica fragmentada y dolorosa, desde donde surge el antihéroe, que vive un vacío moral y ético, característico de las obras de Tennessee Williams y Arthur Miller y que se correspondería con Las muñecas también se mueren, de Isidro Rodríguez Silva. f. De la técnica del teatro dentro del teatro, es decir, cuando el teatro se representa a él mismo; ncluyéndose en su propio discurso dramático, que se manifiesta en la obra Perdón de Luis Harold Agurto. Las carencias En relación con las demás manifestaciones literarias, el texto dramático nicaragüense ha estado relegado tanto en su publicación como género dramático y en su representación como hecho teatral. Este estado de abandono en que ha vivido el texto dramático nicaragüense no sólo ha permitido un desconocimiento del mismo, sino también demuestra un vacío crítico, sustancial y valorativo de la dramaturgia nacional. Jorge Eduardo Arellano, uno de los grandes estudiosos de la literatura nacional manifiesta al respecto: Al igual que la narración breve y la novela, el teatro nicaragüense no ha constituido ninguna tradición, mucho menos ha dado valores universales. Con las respectivas excepciones, han sido intentos más que obras realizadas las piezas producidas en los diversos períodos históricos a partir de las representaciones de la colonia. (Arellano, 1977: 125) El mismo Arellano, años más tarde (1985) hizo la más completa reseña del teatro nicaragüense, desde una perspectiva sincrónica y diacrónica, donde incluye autores, actores, grupos, compañías, edificio teatral, todo enmarcado a partir de acontecimientos culturales y hechos históricos (Arellano: 1988), pero no contempló la valorización crítica de los textos dramáticos. El Güegüense, comedia bailete del siglo XVI, que se representaba en los pueblos de la Manqueza (Masaya y Carazo), es la única obra dramática nicaragüense que mantiene una constante publicación y una atención especial y prolífica de la crítica nacional (Tercero, 2010). Se destaca la existencia de crítica en cuanto a calidad actoral y puestas en escenas, publicadas generalmente en medios periódicos por Rolando Steiner, Gladys Ramírez de Espinoza, Fran Galich, Pepe Prego e Isidro Rodríguez Silva, entre otros. 3 Antologia del Teatro Nicaragüense La dramaturgia nacional ha recibido reconocimiento de forma aislada por su calidad dramática y sus aportes a las literaturas centroamericanas. Así, Vicky Unruh realizó un estudio valorativo de La chinfonía burguesa al analizar el manifiesto lingüístico de la vanguardia nicaragüense (Unruh, 1987: 37-48); Por los caminos van los campesinos, de Pablo Antonio Cuadra, fue seleccionada por Carlos Solórzano para ser incorporada en La Antología del Teatro Centroamericano; y Rolando Steiner ganó el Premio Lope de Vega en el Certamen Permanente de Ciencias, Letras y Bellas Artes, en Guatemala (septiembre 1962). Pero, el texto dramático nicaragüense, por razones de valoración, no ha logrado la preponderancia que merece; ello no significa bajo ningún criterio, que no tengan la calidad dramática, el peso estético o la originalidad como obras literarias. Exceptuando a Gloria Elena Espinoza de Tercero (Chen: 2010), no existe una valorización crítica profunda del texto dramático nacional. Llenando el vacío Pretendiendo llenar el vacío existente, esta publicación antológica que presentamos reúne catorce textos y los respectivos comentarios críticos sobre la calidad dramática de una muestra representativa del teatro nacional, que por orden de publicación son: Chinfonía burguesa de José Coronel Urtecho y Joaquín Pasos (1931); Por los caminos van los campesinos, de Pablo Antonio Cuadra (1937); Judit, de Rolando Steiner (1957); El Sepulturero, de Horacio Peña (1969); Judas, de Enrique Fernández Morales (1970); Asesinato frustrado, de Alberto Ycaza (1970); Fechas en blanco, de Adolfo Calero Orozco (1972); Que las paredes no oigan, de Octavio Robleto (1980); Oscura raíz del grito, de Alfredo Valessi (1991); Las muñecas también se mueren, de Isidro Rodríguez Silva (1996); El cerebro de Rubén Darío de Jorgue Eduardo Argüello (2002); Desesperación de Gloria Elena Espinoza (2006); ¡Ay amor, ya no mequieras tanto¡ de Lucero Mullán (2009) y Perdón de Luis Harold Agurto (2013) Una característica importante de los autores dramáticos aquí presentados es que se distinguen por una doble función: literaria y artística. Algunos son poetas innovadores y de reconocida trayectoria: Pablo Antonio Cuadra, José Coronel Urtecho, Octavio Robleto, Enrique Fernández Morales y Horacio Peña; narradores como Adolfo Calero Orozco y Alfredo Valessi; pintores con premios internacionales como Alberto Ycaza y Gloria Elena Espinoza de Tercero1; críticos culturales tales como Rolando Steiner e Isidro Rodríguez Silva. 1 Cuenta con seis obras de teatro publicados y un libro de crítica internacional sobre su trabajo titulado Espacios dramáticos y experimentación discursiva en Gloria Elena Espinoza de Tercero. Es la autora dramática nicaragüense con más obras publicadas y se le considera una de las voces sustanciales de la dramaturgia centroamericana. 4 Antologia del Teatro Nicaragüense LA CHANFLONÍA BURGUESA (1931) JOSÉ CORONEL URTECHO Y JOAQUÍN PASOS Posterior al melodrama del siglo XIX, nace en Europa el teatro burgués, un teatro cerrado, concebido para unos pocos y reducidos a una recreación local, cuyo tema central, en la mayoría de los casos, era la vida cotidiana en el hogar, pero esencialmente un teatro evasivo. Con la llegada del Realismo en el siglo XIX, se crea el concepto teatral de la cuarta pared; es decir, una pared imaginaria en el proscenio del escenario, que dividía al público de la representación, donde el primero asumía una actitud pasiva, sin voz y sin participación de lo que ocurría desde el escenario. Esta cuarta pared la derribó después el alemán Bertold Brecht con su famosa teoría del distanciamiento donde el público no solo se turba de los estados emotivos de los personajes, sino también piensa y cuestiona los hechos dramáticos. El espectador no sólo vive de la emoción dramática, sino que se libera de la catarsis emotiva para reflexionar y criticar el hecho escénico. En Nicaragua, el teatro antiburgués nace como una oposición a una burguesía terrateniente, de raíces coloniales, que vive en dos ciudades opositoras y rivales: León y Granada. Al respecto, Jorge Eduardo Arellano conceptualiza el espíritu burgués y la reacción de la vanguardia: El nacionalismo de las vanguardias igualmente proponía una condena del espíritu burgués reñido con su posición tradicional que reivindicaba la herencia patriarcal y agraria. Para ello el comercialismo había sido otra de las causas que había arruinado la vida nicaragüense en el siglo XIX. (Arellano, 1977: 33) La Chinfonía burguesa es el primer intento de hacer un teatro nacional en correspondencia con la estética vanguardista y antiburguesa, que reforma mediante la innovación la dramaturgia nicaragüense. Jorge Eduardo Arellano la valoriza como el primer intento del movimiento de vanguardia por constituir un teatro abierto a una nueva perspectiva donde se diera la aventura de la libertad, el juego original y el rechazo a la lógica aristotélica. (Arellano, 1971: 156) Se caracteriza por la experimentación escénica, que rompe con el teatro tradicional y costumbrista nacional; por ejemplo, con La señorita que arrojó el antifaz (1928) de Hernán Robleto, y aún con el drama mejor elaborado del mismo autor, su obra anti imperialista Los pájaros del norte (1936); ya que expresa lo absurdo de la vida burguesa mediante una historia sencilla y cómica que maquilla el estilo tradicional dramático, usando un lenguaje rimbombante, lleno de sin sentidos y absurdos, los que son apurados por una rima encadenada o copla llamada chinfónica. 5 Antologia del Teatro Nicaragüense José Coronel Urtecho y Joaquín Pasos construyen los personajes de la Chinfonía burguesa a partir de una moral hipócrita. Doña Chomba y don Chombón quieren casar a Fifí con un adinerado; pera ella está enamorada de un poeta. De este amor impuro entre la burguesía representada en Fifí y la poesía en el poeta, nace un absurdo, y es que Fífi y el poeta tienen como hijo un garrobo. Lo inverosímil de la vida escénica está matizado por lo absurdo de los diálogos en que se juega con la palabra mediante diálogos paródicos y la integración de elementos populares: rimas, trabalenguas, atabales y bombas, creando el sin sentido del lenguaje mismo; y al que también incorporan el lenguaje gestual y corporal, donde la propia acción se explaya en situaciones que carecen de sentido con la realidad misma. Es un caos lógico. Veamos el siguiente ejemplo: DEPENDIENTE 3.- Van los números al teatro de 4 en 4 a $ le salen 10,000 diviesos, viajan en sus cajas las alhajas y las navajas. DEPENDIENTE 1.- Suben los precios a los trapecios se sientan % % % en los asientos. (6) Desde el mundo patriarcal burgués, la mujer un mueble más que le pertenece al hombre. Es por eso que cuando la muerte se los va a llevar a todos, don Chombón le entrega a su mujer a cambio de su propia persona hipócrita y egoista: DON CHOMBÓN.- (Hipócrita) Te entrego con placer a mi mujer con mi dolo Lolo, con mi orzuelo Chavelo, con mi hidropesía María, y con mi garabato Honorato, porque yo amo mi vida podrida, cuando pienso en mí pienso, cuando lleno mi barriga de boñiga y cuando me rasco mi roncha concha (se rasca una nalga) (5) Pero Don Bombín (nombre burlesco), que es otro de los nombres de don Chombón (se asemeja al chambón, nombre grotesco), no solo es hipócrita sino que también simboliza la falsa cultura de la burguesía, cuya imagen familiar se mira y se retoca en el espejo burgués europeo. Los personajes están vacíos de toda identidad cultural nativa. Sus muebles y sus ropas son importados de Europa. Viven en una ostentación falsa que les llena de un mal gusto, convirtiéndose en copia, en una caricatura pintada con humor negro: DON BOMBIN.- Saco mi alma de mi armario, mi alma de propietario millonario y lentamente invento el inventario siguiente: Tengo: una espiroqueta pálida de abolengo, un zancudo en mi escudo, un higo en el ombligo. Yo soy un tinajón con corazón, un tinajón con saco y pantalón, y de mi saco una petaca flaca y una lágrima seca. Yo soy un hombre duro como un duro, yo soy un hombre puro como un puro, con un solo pecado olvidado: un pedazo de beso tieso, como botón de hueso, dado a una criada bruta como una fruta. (4) 6 Antologia del Teatro Nicaragüense El teatro vanguardista utiliza la hipérbole para deformar el retrato familiar burgués: más que personajes son caricaturas dibujadas con el conformismo casero en un mundo nulo y opaco. Persiste la idea de que la vida es sólo para ganar dinero y de que el matrimonio es una institución comercial, como se puede observar en el siguiente ejemplo: DON CHOMBÓN.- (Saltando asustado) ¡Fifí ven a aquí! ¿Quién es el enamorado que te ha cantado¡ ¿Quién es el entrometido que te ha pretendido. FIFÍ.- ¡Es mi futuro marido. Papá, mamá, déjame casar con el pajarito que sabe cantar. DOÑA CHOMBA.- ¡No consiento ese atrevimiento¡ FIFÍ.- Pero yo sé mi cuento. DON CHOMBÓN.- Te mandaré con mi dinero al extranjero. Te dejaré mi capital entero, pero no quiero que te lo robe un majadero. (10) Los objetos conforman el contra sentido simbólico en la escenografía porque el decorado es muy limitado (los objetos son convertidos en símbolos: (un farol simboliza un parque; y una cruz a una iglesia o una tumba); casi mudo de perspectiva escénica dando una cierta desnudez a la escena misma, ya que se opone a la escena costumbrista en donde la escenografía está abarrotada de cosas imitando en todo lo posible a la realidad. Sala burguesa, amueblada con un sillón, una silla, una butaca, un sofá y una pianola. Pinturas de raro mal gusto. Al foro: puerta y ventana. (1) Los muebles connotan lo absurdo y simbólico de la imagen teatral: la pianola es un instrumento que produce música de una manera autónoma, sin necesidad de que nadie la toque. Recordemos que muchas personas usaban la pianola para crear una ilusión de destreza, cuando realmente la música surgía de rollos perforados; por lo tanto la pianola simboliza la falta de una estética auténtica, de una burguesía incapaz de producir un arte y una cultura nacional. El sofá fue un mueble de élite, de la realeza y después de la burguesía; con la industrialización pasó a ser un mueble de la clase media y baja: el sofá significa el conformismo y la decadencia social de la burguesía nicaragüense. La silla y el sillón tienen una historia que data de la cultura egipcia. Ambas tienen su máxima expresión con la silla y el sillón clásico español del siglo XVI, que por su belleza y sobriedad pasan a ser parte de la cultura colonial en América. A diferencia de la silla, el sillón es para el descanso; siendo su dueño absoluto el señor de la casa. En la obra es parte integral de don Chombón. Todos los muebles llegan al ilógico escenográfico con la butaca, que es casi característica del teatro y posteriormente, de los cines (no es usual su uso en una casa burguesa). En la obra se rompe o corrompe la simbología visual e iconográfica 7 Antologia del Teatro Nicaragüense al introducir esta butaca entre el mobiliario común de la casa. Esta locura escenográfica adquiere una mayor dimensión en el lenguaje absurdo, cuando los muebles se convierten en personajes. LA SILLA.- Soy la silla Paquilla para cruzar la canilla. LA PIANOLA.- Soy la pianola Manola que cuando no me tocan me toco sola. La Chinfonia burguesa no solo es innovadora por ser la primera obra que crea un lenguaje teatral original y netamente de carácter nacional, sino también porque se adelanta, según el dramaturgo costarricense Alberto Cañas (Coronel, 1976; 6), a la escena absurda de La cantata calva, de Ionesco. Debemos tomar en cuenta que Ionesco escribe su obra surrealista en 1950, catorce años después que José Coronel Urtecho y Joaquín Pasos escribieran su sarcasmo chinfónico. POR LOS CAMINOS VAN LOS CAMPESINOS (1932) PABLO ANTONIO CUADRA La Chinfonía burguesa trasformó el teatro costumbrista de Hernán Robleto en una propuesta teatral rica en matices escénicos e hilarante atmósfera absurda; La cruz de ceniza 2 (1946), quedó en el pasado teatral para dar paso a una obra original e innovadora con el sello magistral del vanguardismo. Pero va a ser Por los caminos van los campesinos, de Pablo Antonio Cuadra, quien va a dar un giro significativo al teatro nacional. En primer lugar, el ars poético de Pablo Antonio Cuadra va a ser la nicaraguanidad, no importa si el discurso es poético, narrativo o dramático; todos ellos son afluentes de un mismo río verbal, que van a desembocar al delta de lo nicaragüense en una identidad de ser, de hacer y de convivir. Nicasio Urbina considera a Pablo Antonio Cuadra como el poeta mayor de la nicaraguanidad: “Pablo Antonio Cuadra es el escritor más importante de las letras nicaragüenses después de Rubén Darío. Su obra poética es de la mejor calidad, manteniendo a lo largo de sesenta años su refinado lirismo y su profundidad humana”3. Ese lirismo lo encontramos en la construcción del ser del campesino nicaragüense: SEBASTIANO. – Se arrecuesta un poco, con dejadez y hace un gesto amplio - ¿Vos ves que la sombra de los árboles se va alargando con la tarde? ¿Lo ves? Pues los pensamientos de los viejos así se alargan. Porque los campesinos somos como los árboles. Cuando tenemos el sol temprano, soñamos más de nuestro tamaño. Después, cuando ya podemos, no soñamos; porque el sol nos mata la sombra. Pero cuando ya es tarde Junto con Muñecos de barro y La niña Soledad forman la trilogía Tres dramas, 1946, Imprenta Democrática, Managua. 3 Urbina, Nicasio. Pablo Antonio Cuadra: poeta mayor de la nicaraguanidad. Tulune university. 8 Antologia del Teatro Nicaragüense volvemos a soñar. Entonces sí. Cuando ya la sombra está para atrás . . . ¡Qué quisiera yo el sol de mis buenos años, con lo que la vida me ha enseñado! (56) En segundo lugar, este drama campesino, que Cuadra convierte en una tragedia nacional, no es un drama costumbrista como lo cataloga Sergio Ramírez, sino un reconocimiento cultural del nicaragüense, cuyas particularidades incluyen la afirmación de nuestra propia historia, la del pueblo marginado y las relaciones de poder que se han tejido en torno a su exclusión, cobijados bajo el manto negro de la ocupación extranjera y la corrupción: SEBASTIANO. - ¿Malo el asunto? PANCHO. – afirma con la cabeza – Malo! (sigue sacando cosas de la alforja). SEBASTIANO. – escupe - ¡También el Juez está de espalda! PANCHO. - ¡Ujú! (Pausa) . . . Ese juez ya está comprado. JUANA. – impaciente - ¿Y qué dijo? PANCHO. – Que el abogado tiene los papeles y que eso nos pierde. JUANA. - ¿Va a dejar que nos roben? ¡Qué gente sin bautismo! PANCHO. – Dice que él no puede hacer nada. Que mejor arreglemos porque el Doctor Fausto tiene poder.(59) Por esa trascendencia, Jorge Eduardo Arellano, la considera como una de las piezas representativas del teatro contemporáneo hispanoamericano. Pablo Antonio Cuadra hace una denuncia contra poder político e ideológico, que a través de la guerra atropella al .-ampesino. En Por los caminos van los campesinos se centra la lucha entre dos bandos que batallan por el gobierno (1857-1909). Este atropello se manifiesta como ambos bandos, conservadores y liberales, reclutan al campesino y lo despojan sus pertenencias: SEBASTIANO.-El muchacho es mi ayuda. De sus brazos comemos. SARGENTO.- El gobierno necesita soldados. ¡Que le ayuden las mujeres! SOLDADO 2.- ¿Nos llevamos un chancho para la tropa, Sargento? Ahí tiene uno, gordo! SARGENTO.- Muy solemne: - ¡Ya oyó las órdenes de que se respete la propiedad! SOLDADO 2.- Pero, veia, mi Sargento. . . usted le quita lo bonito a la Guerra. Nos quiere dejar sólo las balas. SARGENTO.- (Más débil) ¡Son órdenes del Gobierno! (mirando tentado). ¿Cuál es el chancho? (Con gran solemnidad legal) ¡Raso Sequeira! ¡Requise el chancho y que el infrascrito pase su recibo a la Comandancia! ¡El Gobierno respeta la propiedá! (29) El 19 de mayo 1910 tropas norteamericanas desembarcan en Bluefields como confirmación a la llamada efectiva de la nota Knox, que es una interferencia norteamericana al gobierno de Zelaya. En el último cuadro el teniente Confort 9 Antologia del Teatro Nicaragüense acompañado del doctor Fausto Montes viola a Soledad, Sebastián lucha contra Fausto Montes y lo mata. En Por los caminos van los campesinos queda planteada la identidad nacional campesina, la denuncia de una guerra que empobrece más al pobre, pero sobre todo, el despojo de sus tierras y la humillación provocada por la intervención extranjera. Según valora Nicasio Urbina: Es por tanto el primero de nuestra historia literaria que se pronuncia en contra de la guerra, la manipulación del campesino por parte de las elites políticas, la expropiación de sus tierras y el abuso sexual. En este sentido Por los caminos van los campesinos es una obra revolucionaria subversiva que atenta contra las estructuras de dominación hegemónica de clases y se sitúa en la vanguardia de la lucha por la justicia social de Nicaragua (Urbina, 1997:112). Otro elemento importante de Por los caminos van los campesinos es la búsqueda de un teatro popular y nacional, cuando todavía no estaban consolidadas las llamadas literaturas centroamericanas. Es un drama de campesinos cuya fabulación está centrada en su yo rural y su relación vital con la tierra. El rancho es una alegoría de la tierra y que representa más que todo al país. El rancho es pues el paisaje rural, el rostro campesino de la patria. No tener tierra es no tener una patria, esa es la propuesta de fondo de Pablo Antonio Cuadra. Por eso el rancho está hecho de poesía, más que versos, es un canto plástico y poético: “Una huerta nicaragüense. Al fondo, lomas y serranías verdes y azules. Una árbol alto. Quizás pájaros. Al pie del árbol –como debajo de un ángel verde– está el RANCHO de paja de Sebastiano. Su presencia, según las horas y su luz, es como la presencia de la pobreza: humilde a veces, peinado por la paz y sus brisas; dolorosa otras. Rasgado por cóleras encendidas: cárdeno. A veces cenizo, macilento, como el templo de la miseria bajo la luna. El rancho es un personaje que se alegra o llora, que encierra el odio o deja escapar la queja como un viejo animal famélico” (17) Es un drama campesino que convierte en tragedia su vida, ante el abuso político, la corrupción y la intervención norteamericana. El teatro popular debemos de concebirlo, no como lo llama otros, teatro callejero; sino como un teatro entregado al pueblo desde la creación de su dramaturgia a partir de las características socioculturales de una localidad, una etnia o un problema específico de su actividad cultural. 10 Antologia del Teatro Nicaragüense Pablo Antonio Cuadra responde a las necesidades nacionales y de su época desde un discurso dramático renovador frente a la unilateralidad de los discursos estéticos provenientes de la tradición occidental europea para ser más exactos, presentados como categorías de una cultura universal. En su teatro no hay influencias foráneas en estilos y formas de concebir y presentar la teatralidad. Aunque encontramos hilvanado lo español, que está tejido como parte de nuestra identidad mestiza. Del teatro barroco español, toma su carácter popular, y donde la obra es un drama de acción y no un drama de personajes. Fuente ovejuna de Lope de Vega, que hoy consideramos como una obra clásica, fue una obra popular, presentada en los famosos corrales del teatro barroco español. Si existe una pureza de nuestra identidad de ser y hacer, desde nuestro yo histórico y cultural, eso lo encontramos en Por los caminos van los campesino. Es la primera obra que logra presentar un rostro de lo nicaragüense, ante una historia política, que tiene al país como una nación periférica, subdesarrollada y asimétrica entre su riqueza geográfica y su exclusión social: SEBASTIANO.- (Indignándose gradualmente) ¿Yo? . . . ¿Menos el Sebastiano? . . . (levantándose la cotona y señalándose el costado). ¿No tengo aqué en el costillar una huella honda como pisada de mula? . . . Ahí me entró una bala peleando. Porque yo pelié. Yo creí que con pelear iba a componer la vida. Me hice ilusiones por baboso . . . Porque así es uno muchacho: sale a saludar al sol con sombrero de cera! . . . ¿Y todo para qué? . . . ¿Qué cambió en la tierra? . . . . . . . ¡El mismo Sebastiano de siempre . . . el mismo sudor para comer! . . . y los que no sudan, los que nos echaron a la muerte . . . los mismos siempre . . . los mismísimos de antes! ¡Sebastiano en el rancho, éllos en la Capital! (32) Por los caminos van los campesinos es también una expresión social de la cultura centroamericana, ya que los distintos países están en esa búsqueda de contextualizar ese teatro popular y nacional, ubicando las raíces sociales, políticas, económicas y culturales como nutriente de la exploración de una expresión teatral propia o nacional, que incluye también una identidad estética para la escena latinoamericana. Recordemos que cuando Pablo Antonio Cuadra publica su obra dramática, en El Salvador se produce la matanza de 30.000 campesinos en 1932. Precisamente Salvador Salazar Arrué publica su libro Cuentos de barro, que recoge, igual que Pablo Antonio Cuadra, la pobreza, la tristeza, la desesperanza y la realidad de sus sueños en relación con la tierra. Honduras se está convirtiendo Banana Republic del istmo, en el momento que en Nicaragua se produce la intervención norteamericana y que dará paso a la lucha heroica del general Sandino en las montañas. La política es una práctica totalizadora que impregna y matiza todo lo que hacemos. La política se nutre, como una monstruosa medusa, del poder. “El poder 11 Antologia del Teatro Nicaragüense es el proceso fundamental, puesto que esta se define en torno a valores e instituciones”4 Uno de los productos de este antagonismo de clases es el hombre oprimido que surge de la conflictividad histórica que hoy vivimos. Con la opresión se da la manipulación cultural, que es una violación a su persona: SEBASTIANO.- Tiene de menos que es pobre. Es del rancho; eso tiene. JUANA.- Pero el rancho tiene sus tierras. ¡No te pobretiés, sonso! Entra Pancho, despacio, limpiándose el sudor, con su alforja al hombro y su machete al brazo. SEBASTIANO.- (Irónico, a Pancho) ¡Oí a tu máma! ¡Se le olvidan sus sudores!. . . Vé, Juaná: tu rancho es como un buey manso. Trabaja con nosotros y se echa en la noche. Pero apenas ladra la desgracia, el buey se espanta. Pensá en las deudas, en las enfermedades; hasta en la muerte pensá porque eso es lo que atrea al rancho del campesino y lo espanta de la tierra! ¿Dónde vivía mi táta? ¿No tuvo su rancho en la calle del pueblo? ¿Y yo? ¿No viví allá, en las lomas?. . . Y éstos (señala a sus hijos) ¿decime dónde?. . . ¿Decime a qué pobre le dura la tierra? Los ranchos de los pobres van caminando cada vez más lejos. . .! (21) En Por los caminos van los campesinos, el hombre nicaragüense , como ser en devenir se transforma constantemente, transformando su mundo. Este proceso creador es necesariamente dialectico, de aceptación a la situación política de la guerra y la intervención norteamericana, rechazo a las injusticias del doctor Montes, que con su desprecio al campesino y su servilismo al yanqui, pasa de destrucción de la identidad nacional a una construcción de una patria acechada por la corrupción, de complicidad, de cinismo, de incertidumbre y falta de toda esperanza. Es un país bajo el peso de la ley, de una ley hipócrita, autoritaria y la conveniencia de quien la impone: YANQUI. – Yo quiero proteger a los nativos. DR. FAUSTO. – Pero nosotros tenemos una ley. YANQUI. – Ustedes no conocer la justicia! DR. FAUSTO. – Pero si usted no respeta la ley, comete también una injusticia. YANQUI. - ¿Yo? (hace un gesto despreciativo con la mano y luego, golpeándose el pecho, exclama soberbio:) ¡Yo soy la ley aquí, dóctor!(79) El desarrollo del hombre, como ser individual y como ser en sociedad, depende, en buena medida, de los cambios reales que logre imprimir al mundo en que vive. Pero Juana y Sebastiano tienen conocimiento de su mundo, también conviven con una ética, que transita del saber al deber. Toda concepción ética debe percibir que el acto moral es un acto individual, religación con el prójimo, con la comunidad, con la sociedad, con la especie humana. La conciencia moral es una 4 Castells, Manuel. Comunicación y poder. (2012) Grupo Editorial Siglo XXI. México. 12 Antologia del Teatro Nicaragüense emergencia de la historia a partir de los desarrollos complejos de la relación individuo, especie, sociedad. Como todo lo humano, la ética debe de afrontar las incertidumbres, la intención y la acción, donde la intención moral sólo adquiere sentido en el resultado del acto. Es por eso que la violación de su hija, es un problema ético, no sólo le han quitado a sus hijos, sino también la deshonra de Soledad, que es la violación de la patria misma, pero también ha manchado de sangre las manos de Sebastiano. En el nuevo niño por nacer está la esperanza del campesino: SEBASTIANO. – No me quedo solo, hija! ¡No me quedo solo! El soy yo . . . ¿no me oíste?... El hombre no acaba! Pero él es un niño, un niño limpio, y yo soy un viejo. Un viejo lleno de sangre! (Con otra voz, poemática, profética:) ¡Los viejos se quedan sentados a la orilla del mundo! ¡Los indios esperan, Soledad! El desenlace de la obra deja atrás el pasado y busca un porvenir en el hijo que tendrá Soledad. Y es desde la dimensión ética de Sebastiano que el niño, nacido de la intervención y el ultraje, lo convierte en un signo de esperanza, en otra oportunidad para la patria destruida. Pero sobre todo como una hermosa lección del humanismo de Pablo Antonio Cuadra, un humanismo cristiano, poético, dramático, crítico, reflexivo y emotivo. JUDIT (1957) ROLANDO STEINER En Judit,5 de Rolando Steiner, la crítica se aparta del humor negro, la comicidad absurda y del sarcasmo cruel para desmitificar el casamiento burgués, y se invierte la imagen de una relación producto del amor a otra ya gastada e hipócrita. Igual que en la Chinfonia burguesa la acción conflictiva se escenifica en una casa burguesa donde vive el matrimonio de Julián y Clara. Este matrimonio vive una relación muerta, sumida en la más espantosa rutina, como se observa en el siguiente parlamento: JULIÁN.- (Irónico) ¡Perdona! (Va y recoge la camisa, se alza y queda de pie, profundamente angustiado y de pronto, se siente un vacío, lleno de rutina hasta los huesos, y una sensación de inercia constante se agudiza hasta volverse soportable… va lentamente al pie de su cama y toma la camisa de su pijama y se la pone) Y no crea Clara que soy un explorador de emociones morbosas… no, pero a veces espero estúpidamente que suceda algo. Una inmensa alegría o una catástrofe. Algo imprevisto que rompa esta absurda manera de vivir… (3) 5 Obra recuperada del autor en esta antología de teatro nicaragüense. 13 Antologia del Teatro Nicaragüense También se demuestra que el amor burgués vive de repetirse a diario, de ser siempre y hacer lo mismo: un matrimonio maquillado para todos los demás, no le importa la felicidad. Es por eso que Clara le responde a Julián. CLARA: ¿Y por qué habríamos de serlo? ¿La felicidad es un mito para los tontos… acepto que no nos amamos con el apasionamiento de los primeros días (con sorna) ¡sería absurdo con diez años de casados! Pero, si, te quiero como al compañero. (3) A lo que Julián le contesta lapidario: JULIÁN: ¡Ya no puedes cambiar! (Con saña) ¡Tienes la rutina metida en la sangre. (4) Recordemos que en el drama, Julián está casado con Clara, pero en los sueños vive con Judith. Julián se enamora de Judit, quien le expresa la terrible rutina que vive con Clara, y qué significa Clara en la vida de él: su actitud pasiva ante la vida. Ella ama sus costumbres y sus tradiciones, le gusta aferrarse a ellas; de ahí esa monotonía rutinaria, aplastante, asfixiante ante la vida matrimonial: JULIÁN.-(Por primera vez, Clara deja de enrizarse y mira a Julián, en mudo reproche...) Sí, ¡es cierto! No debes enojarte! Ya es suficiente doloroso para mí, ver nuestro matrimonio convertido en costumbres, en hábitos, en...¡Rutina! (acercándose a la mujer) Y...creeme, Clara, nada profundo nos une...y nada tampoco logra unirnos...Ni el sexo con sus exigencias...Si nos encontramos, es superficialmente; a la hora de las comidas, al tiempo de ir al médico con la niña, a la hora de dormir juntos... (3) Todo lo contrario de Clara, Judit es una pintora, una mujer jovial, que ama la vida pero que también desea ser feliz. Es la idealización de mujer que viene del yo profundo de Julián, es la otra cara de la moneda de su matrimonio: Clara la rutina, Judit el amor libre, sin normas y reglas sociales y morales. JUDIT. – entusiasmada – Ha de ser maravilloso tener hijos! Seré profundamente feliz el día que nazca mi primer hijo! JULIÁN. – irónico – Así se cree siempre... JUDIT. - ¿Por qué es tan pesimista? La vida no es siempre la caja de sorpresas que uno espera... JULIÁN. – Debí hablerla encontrado antes, Judit... JUDIT. – riéndose divertida - ¿Lo dice en serio? JULIÁN. - ¿Por qué no? Usted irradia optimismo, no sé qué extraño y sin embargo agradable...Es una gran muchacha! (6) El subconsciente engaña a Julián al creer éste la existencia real de Judit cuando es sólo producto de su conciencia deformada, que disfraza sus deseos censurados. Él vive una vida paralela entre realidad y sueño, que produce un desplazamiento constante entre la realidad objetiva y la realidad inconsciente del 14 Antologia del Teatro Nicaragüense sueño: es feliz cuando duerme, cuando sueña. Judit es para él la satisfacción de felicidad que no tiene con Clara. Esta situación podría ser explicada por uno de los descubrimientos más importantes de Freud: las emociones enterradas en lo profundo del subconsciente se manifiestan durante los sueños. Recordar fragmentos de esos sueños puede ayudar a destapar las emociones y los recuerdos enterrados. Freud decía que los sueños son una forma de realizar los deseos y que muchos deseos son los resultados de deseos sexuales reprimidos o frustrados. En su opinión, la ansiedad que rodea estos deseos hace que estos se conviertan en pesadilla (Freud, 1970: 122). La pesadilla resulta cuando en el sueño Judith se convierte en rutinaria como Clara. Pero en el tercer acto se acrecienta el conflicto dramático. Judit le dice que está esperando un hijo de él; es por eso que Julián le contesta rechazando al hijo: JULIAN.- “Me diste tan aprisa la noticia, que no supe que decir… qué actitud tomar… Créemelo no esperaba esto ¡un hijo! Es volver a la realidad…! A la rutina!”.(207) A partir de la negación del hijo, Julián adversa la presencia de Judit y desde su yo interior ella se vuelve una censura en su inconsciente, que explota en su vida consciente y en su realidad. La actitud de Judit trastoca la instancia moral de Julián en un comportamiento neurótico. Ahora Judit cada vez que duerme y sueña se vuelve represiva porque lo acosa y lo amenaza: JUDIT.- (Colérica) ¡Ya estoy harta! Ahora vienes cuando quieres y te vas sin el menor motivo. ¡Eres un egoísta! Un cretino! Si… Si… ¡un cretino! (208) Judit quien era el escape de su vida rutinaria con Clara, es ahora un mundo incomprensible para él mismo, donde su propia censura se rebela contra su deseo de ser feliz y salir de lo cotidiano. La rutina alucinante de la realidad ha invadido sus sueños, que era el escape; pero además, empeora su vida, ya que Clara era pasiva; Judit todo lo contrario, ahora lo acosa y lo enfrenta destruyendo la realidad y el sueño. JULIÁN.- ¡Y yo la amaba! … era mi refugio , mi ideal , mi sueño… y de pronto se ha convertido en un gesto acusador… en una risa histérica… en una figura sin sentido… y así continuara, mientras exista noches mientras me venza el sueño ¡ Es horrible! … ¡Yo la amaba!... pero es inútil recordar ahora la felicidad perdida. Y ahora Judit se ha convertido en una grotesca pesadilla que me atormenta siempre. (211) Ante este acoso, el sueño, que era espacio onírico de felicidad se ha convertido para Julián en una opresión, que descompone su mundo ideal expresado 15 Antologia del Teatro Nicaragüense interiormente en los sueños. Por eso, lo que quiere Julián es matar su sueño, para matar a Judit. Está acostado con Clara esperando a Judit en la oscuridad de la alcoba. JULIÁN.- (con júbilo) ¡Al fin, te tengo entre mis manos! (Se acrecienta la lucha en la oscuridad) VOZ DE JUDIT.- (Desesperada y entrecortada) Nooo… Que… ¿qué haces? ¡Noo! … ¡Nooooo! (Lentamente se le extingue la voz. Con júbilo) ¡Me dejarás dormir! ¡Me dejaras dormir! Silencio. Se ilumina de golpe el escenario y se ve a Julián en el lecho con Clara, estrangulándola mientras cae el telón. Tanto La Chinfonia burguesa y Judit hacen blanco mordaz al amor burgués en una paródica respuesta de valores morales. La primera se logra con una poética chinfónica, mordaz y lírica, que busca la veta nativa iniciando lo que ha de ser el futuro teatro vanguardista nicaragüense. La segunda se realiza con una propuesta de alegoría escénica, donde se pierde los límites entre realidad y sueño: al matar el sueño también se mata la realidad. Ambas obras dejan al desnudo el mundo burgués que se caracteriza por la falsedad, por las apariencias, por la dudosa credibilidad de sus valores morales, y sobre todo deja al descubierto la falsedad del matrimonio, producto del interés económico, por eso es condenado al infierno diario de la rutina. EL SEPULTURERO (1969) HORACIO PEÑA El monólogo, por su estructura dramática, parte de un personaje único, que centra su atención, principalmente en un confrontamiento directo contra el público. Es un acto dialógico donde el espectador se siente confrontado e incitado desde el escenario mismo, y el personaje por decirlo de una manera metafórica, teje su vida fragmentada, recogiendo sus recuerdos desde la realidad misma, desde su soledad íntima, conflictiva y dramática. Es por eso que se muestra solo, desvestido y finalmente descarnado, quedando al descubierto su yo interior, contra un contexto social del cual se enfrenta y se revela. El Sepulturero de Horacio Peña, y Judas, de Enrique Fernández Morales, el primero escrito en 1968 y el segundo en 1978, se publican cuando el existencialismo teatral, que se originó en Francia, tenía más de cuarenta años de haber marcado los senderos del teatro europeo. Para Jean Sartre: “El ser humano está condenado a ser libre”. Para él, el hombre vive su vida paralela entre su conciencia subjetiva y la conciencia objetiva del mundo; desgarrada por la guerra, el vacío moral y el caos social. Todo ello envuelto en una atmósfera de una psicología existencial. 16 Antologia del Teatro Nicaragüense El teatro existencialista llena la escena de una atmósfera de angustia y una ausencia lógica de los acontecimientos relacionados con las experiencias del ser humano. Todo es absurdo e inútil, y conlleva al sufrimiento atroz y al sacrificio. El siguiente paso del existencialismo se da al extender el absurdo vital a la forma teatral, de manera que los elementos dramáticos como el diálogo, el escenario o el vestuario se vuelven absurdos, pierden su sentido racional. Tal es el caso del sepulturero que escenifica su vida desde el cementerio y dialoga con los huesos del político. El dialogo se vuelve absurdo, trágico, fatal. De la acción brotan situaciones sin explicación y preguntas que quedan sin respuesta. Pero sobre todo prevalece en el teatro existencialista la falta de sentido en la vida humana, al exponer la dificultad o imposibilidad de la comunicación entre las personas, llenas de vacío y faltas de esperanzas. Y falta de sentido de vida existe en Judas, bajo la condena de su culpa: el haber traicionado al hijo de Dios. Y vacío de vida es el tono filosófico de un sepulturero cuyos huésped, sus muertos que él entierra ya no tienen esperanza. El Sepulturero de Horacio Peña tiene una estructura tejida por el intertexto, que tiene sus orígenes teatrales en las famosas Danzas de la muerte, un género dramático característico del fin de la Edad Media y comienzos del Renacimiento. Pero no solo están relacionadas con el teatro, sino también con otras expresiones artísticas como la música, la danza, la escultura y la pintura, como producto de un pensamiento popular y folklórico en torno a la muerte, en un sentido macabro del fin de la existencia y de la vida misma. Las Danzas Macabras son, junto a los Triunfos de la Muerte, una expresión artístico-literaria, surgida en el siglo XIV, que representa a la Muerte personificada6. Las características de las danzas de la muerte que encontramos en el monólogo de Horacio Peña es, la Muerte como personaje central, que establece un conflicto dramático ante un esqueleto o cadáver, en este sentido, el sepulturero es la muerte misma, por un lado lo humano del personaje es la realidad natural de la muerte: SEPULTURERO.- Yo los entierro a todos. Enterré el primer hombre y enterraré el último. Nadie se me escapa. Me encanta oír el golpe de la pala contra los huesos. . . (Golpea los huesos.) (3) Otra característica del intertexto de la danza de la muerte es el dialogo entre la muerte y los huesos o el cadáver en descomposición. El sepulturero mantiene su diálogo ante los huesos del político, y después ante su propio cadáver. Estos diálogos nos presentan el nivel filosófico y ético de la muerte. El cementerio es el 6 La danza de la muerte, por Ana Luisa Haindl. San Salvador, Editores, 1977. Pág. 202. 17 Antologia del Teatro Nicaragüense reino de la muerte, de un hades que no solo los considera sus huésped, sino también sus súbditos, en cuanto emite juicios sobre sus comportamientos cuando era seres vivos. SEPULTURERO.- (Toma la pala que está en el suelo y golpea otra vez los huesos mientras ríe.). Me encanta oír cómo suenan los huesos contra mi pala. Cada hueso tiene su propia voz, su propio dolor y muerte. (Se agacha, toma un hueso, lo limpia frotándolo con la manga de la camisa.) Para mí ningún hueso tiene secretos, me confían sus penas, son como el borracho hablando sobre su vida o como la prostituta en la cama, contando cómo perdió su virginidad. (Mira fijamente el hueso, lo golpea con los nudillos de la mano y abre los ojos como quien espera descubrir algo o alguien en medio de la oscuridad.) Hueso, háblanos. (Nada ocurre y se queda esperando con ansiedad. Lo golpea de nuevo.) Dime de quién eres, hueso, reconozco tu voz, pero no tu cara ni tu oficio, a ver, dime quién eres o quién eras, para que lo pueda decir a los que están esperando. (3) Otro elemento de la danza de la muerte es lo macabro, que le da una dimensión siniestra a la muerte y un aura sobrenatural. En estas representaciones que se hacían en los cementerios, lo macabro es la atmósfera llena de catarsis ante el espectador, que juega con sus emociones, y porque no decir, con cierto morbo, que se manifiesta como una procesión de muertos, en un ritual que pasa de la mímica a la pantomima fúnebre, de la ceremonia mortuoria a la presentación dramática, cuyo objetivo fundamental es representar la igualdad de todos ante la muerte, independientemente de nuestra posición social y económica. “Simbolizan la finitud de la vida, el último arrepentimiento y la postrera ilusión; van cargadas de un mensaje moral, una ironía estremecedora y una denuncia social del mundo en que nacieron”7. Un deseo voraz de poder y riqueza lo encontramos en El Sepulturero; cuando él reúne los huesos del político y establece un diálogo con ellos en ese momento como en otros, el sepulturero, es una analogía en que la vida y la muerte se vuelven un todo. Pero especialmente la muerte como final de la vida, el final, del pobre, y por supuesto, de un ser privilegiado a como lo es el político. Existe una una necesidad interna del sepulturero de juzgar la vida de los políticos y al juzgar la vida de los poderosos, hace una crítica al poder. En alguien vivo como él, existe un vacío de vida. Lo absurdo es que juzga a los muertos estando muerto. Pero también de la incomunicación en cuanto los huesos del político no responden por el silencio mismo de la muerte. El cementerio se convierte en un espacio tétrico, con una escenografía sombría. 7 Las danzas de la muerte, por María Laura Pérez Gras, trabajo presentado en la Cátedra de Literatura Española I, de la USAL. 2000 18 Antologia del Teatro Nicaragüense El sepulturero es una analogía de Hades juzgando a los muertos, pero al juzgar al político, juzga también al poderoso, al expresar diferentes situaciones y sentimientos, dejando a un lado el tema en sí, para centrarse en el tema del individuo y la circunstancia que lo rodea, donde planteando un problema universal, por ende actual en toda una sociedad, en este caso el aplastante poderío político que invade toda la colectividad humana: SEPULTURERO.- Dices que era el favorito de un rey, era su brazo derecho. El rey le consultaba todo. Le consultaba en todo. Nada se hacía sin su permiso. Era más poderoso que los sacerdotes y los generales. Era más poderoso que el mismo rey. El fijaba el tiempo de la cosecha y el tiempo de la siega. El dictaba la paz, decretaba la guerra. Él lo sabía todo. Lo conocía todo. Era más que los sacerdotes y los augures. (28) Es el sepulturero pero al mismo tiempo la muerte. Es la muerte física pero también un juez, pero especialmente él como personaje está muerto, cuando llevan su propio cadáver al cementerio. Entonces él es un sepulturero, la muerte, un juez, un cadáver, a la vez: SEPULTURERO.- (Se acerca al cuerpo, lo examina primero con indiferencia, luego con creciente asombro y cólera. Al público:) Esta es una broma de mal gusto, mi mismo traje, mi mismo rostro. (Pensativo.) No recuerdo haber tenido nunca un hermano gemelo. (Calmo. Al cadáver.) Tienes el mismo traje y el mismo rostro que yo y supongo que los mismos pecados, ¿eh?(Lo golpea suavemente con la mano.) El Sepulturero es retratado como un hombre de unos sesenta años, bajo, gordo. Tiene el aspecto de un bufón, todo su aspecto es malicioso, burlesco. Llama la atención, el contrastare grotesco, bufonesco, que reafirma su carácter chocarrero, cuya comicidad la congela en sarcasmos agrios, donde el cementerio es un hotel y los muertos son sus huéspedes: SEPULTURERO.- Siempre me gusta tener lista una habitación para el futuro huésped. (Se pone ahora el gorro) Porque después no tengo tiempo y viene las aves voraces y las fieras salvajes y los devoran todo ante que sean devorados por la tierra. No me gusta hacerles esperar (Ríe). Aunque no hay peligro de que se enojen y se marchen. Hay muchas habitaciones libres, pero también hay muchos huéspedes y a veces tengo que colocarlos de dos en dos, de tres en tres y hasta de cuatro en cuatro en la misma habitación, pero en general no protestan y aceptan las incomodidades del viaje. (25) Este aspecto bufonesco del personaje nos lleva al intertexto, que lo relaciona con la obra cervantina, que es esencialmente intertextual y paródica. Recordemos el pasaje de La carreta de la Muerte, en Don Quijote de la Mancha. En este sentido, Horacio Peña, logra una parodia, al invertir el sentido serio y temeroso de la muerte, al degradarla en un bufón, que más que burlarse de los muertos se burla de la vida, porque la vida para el sepulturero es una farsa: 19 Antologia del Teatro Nicaragüense SEPULTURERO.- Aunque se enojen, este no es un hotel para veranear, para pasar el tiempo y quemarse al sol. Los que vienen aquí, creyendo que sólo estarán unos días y luego regresarán a sus negocios, a su mentira y a su crimen de cada día, se equivocan, aquí termina la farsa y se caen todas las máscaras (1) En El Sepulturero la angustia se manifiesta en el personaje, que se pierde en la muerte ahogando su vida. Es por eso el escarnio contra los muertos, su humillación, porque no importando su estatus, su belleza, su bajeza o grandeza, todos terminan en el mismo lugar, en la sepultura, donde ya no tendrán la preciosa dávida de la vida. Tanto en don Quijote como en el Sepulturero existe un juicio sobre la muerte: “Todos estamos sujetos a la muerte, y hoy somos y mañana no, y que tan presto se va el cordero, como el carnero, y que nadie puede prometerse en este mundo más horas de vida de las que Dios quisiere darle, porque la muerte es sorda y cuando llega a llamar a las puertas de nuestra vida, siempre va de prisa, y no la harán detener ni ruegos, ni fuerzas, ni cetros, ni mitras según es pública voz y fama, y según nos lo dicen por esos púlpitos”8. Don Quijote nos dice que estamos sujetos a la muerte, y en fin de cuenta terminamos en el mismo lugar, que es nuestra sepultura y que en su conjunto conforman el cementerio. En El Sepulturero, a como ya hemos citado, con la muerte se caen todas las máscaras, toda la farsa. A nivel semiótico la máscara es el final marcado por el gesto mortuorio, la muerte termina con la comedia de la vida, porque a como dice don Quijote: “nadie puede prometerse en este mundo más horas de vida de las que Dios quisiere”. Y el Sepulturero, igual que Don Quijote, reafirma lo inevitable de la muerte El Sepulturero de Horacio Peña dialoga con la tradición dramática pero al mismo tiempo la renueva, en una transformación a través de la ruptura y la parodia. Esta parodia nos lleva al carnaval mismo, donde se escuchan varias voces, la de la muerte, la de la vida, la del ser filosófico. Pero sobre todo desmitifica el poder, y el monólogo se desdice así mismo, en una risa que se vuelve una carcajada cruel, en una tragicomedia de la vida. JUDAS (1970) ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ MORALES Judas oficia desde su propio monólogo trágico, adentrándonos en sus más recónditos pensamientos, la contradicción hecha traición y culpa. El monólogo de Enríquez Fernández Morales ilumina el interior oscuro de Judas, para comprender 8 Don Quijote de la Mancha, capítulo 7. II parte. Editorial Nueva Nicaragua (1986). Managua 20 Antologia del Teatro Nicaragüense su conciencia de traidor, “El personaje es enigmático. A veces se le repudia, se le desprecia, pero también se le admira porque muestra todas las facetas del hombre en la lucha por salir adelante en la conquista de su propia ambición9”. En Judas de Enríquez Fernández Morales, se vale del personaje para hacer una crítica del mundo contemporáneo en cuanto a Judas, lo único que vale es el dinero, como una prestancia social y moral. El dinero, para él, era la solución a toda incertidumbre de la vida, tanto es así que Judas dice la siguiente blasfemia: JUDAS.- Aquí tengo su sangre en esta bolsa que aprieto entre mis manos. Su sangre y sus vidas. El dinero es el símbolo de la omnipotencia de Dios. (6) Judas no sólo ama el dinero, sino también el poder; por eso su servilismo con Caifás, del cual se ha convertido en su perro faldero. Se siente atraído fuertemente por el poder político, que en su contexto histórico está representado en el poder romano, quienes tienen sometido al pueblo judío. Para Judas su círculo social son los sacerdotes y los romanos, que forman el anillo del poder: JUDAS.- Nos carcajeamos de lo lindo con los cuentos verdes de Caifás, obsceno pero gran amigo. Tiene el razonamiento de los triunfadores. Excelente su idea de poder. Esa trinidad indivisible que deben construir el clero, los ricos y los que gobiernan. Si logran sus propósitos habrán hecho la prosperidad del mundo. (12) De los dos, el más decadente es Judas, un borracho, a quien los perros no sólo le han destrozado la túnica, sino también le han mordidos las nalgas, como siempre servil con Caifás y los romanos. Pero sobre todo blasfemo que piensa que Jesús es el único culpable de su propia muerte, de su oportuna redención, él es solamente un instrumento de la voluntad de Dios: JUDAS.- Me aparté de su lado y dejé que la historia siguiera su curso. Que se cumpliera la voluntad de Dios. De todosmodos nada habría podido cambiar. Lo amarraron y lo llevaron arrastrado. Sentí que aún de lejos me miraba. Loco testarudo. Sabía que yo lo haría. Que terminaría por hacerlo. Ya él lo había dicho. Culpa suya fue. (8-9) El camino de la mentira por donde transita Judas es justificar su traición. Él cree que Jesús por ser el hijo de Dios no le pasaría nada, que así como hizo grandes milagros y prodigios, era intocable, venderlo era sólo ganarse unas monedas. Cree que si Jesús había resucitado a los muertos, ni los sacerdotes, ni los romanos le harían nada: 9 Introducción al monólogo de Judas por Socorro Bonilla Castellón, Comedia Nacional de Nicaragua, 1978. Impresión Popular. Managua. 21 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDAS.- Además bien pudo haberse liberado. ¿No hacía milagros constantemente? ¿Por qué no hizo un milagro, para humillarlos y para liberarse? Tampoco lo hizo nunca para su provecho ni para el de los suyos. Nuestro provecho nunca importó un comino. Tampoco le interesa el triunfo del pueblo. Un Mecías que bendice el dolor, la pobreza y la humillación. Milagros mal gastados. Pero es claro. Lo único que le preocupa es su manía del reino. Valiente reino. El reino de los desarrapados. De los pordioseros y de las putas. (10) La angustia existencial en Judas es aplastante, vive una confrontación como individuo con la sociedad y su tiempo. “Judas quería, a su manera, lo mejor para su pueblo. Quería como líder conducir la voluntad popular. Participar en el momento político de su tiempo. Caifás le buscaba constantemente para sumarlo a su bando. Judas, ambicioso y audaz, especulaba para jugar la mejor carta” 10. Todo un vacío de vida, con la imposibilidad de encontrar una justificación última desde su elección y su compromiso; la de vender y traicionar a Jesús: JUDAS.- Una noche como para toda la vida. Para la vida eterna. Lo demás no importa. Digo que no es por mi culpa. No intervengo en absoluto en lo que hagan. Allá ellos. Lo único que hice fue guiarlos al lugar donde estaba. El ambiente de la cena de Pascua era insoportable. El calor sofocante. El y los otros estaban como embobados. Yo parecía sobrante. Sentía que no los entendía, que no encajaba allí. Sus palabras resbalaban sobre mi cabeza, como si hablasen otra lengua. Me pareció que trataban de desafiarme. No podía moverme, como que mis miembros no tuvieran moción. Hice un gran esfuerzo y me levanté. Solo él pareció notarlo y susurró unas palabras (5) Judas, sufre su condena por una elección de Dios: “Cuando Jesús dijo: "Uno de vosotros me va a entregar" (Mt. 26:21), habló en términos que no se podían entender mal. Unos pocos momentos más tarde, Jesús identificó al traidor: el que "mete la mano conmigo en el plato" (v 23). Finalmente Judas preguntó: "¿Soy yo, Maestro?", y Jesús le replicó: "Tú lo has dicho" (v 25). Por tal motivo en Judas hay un desprecio a los suyos, a todos aquellos que lo rodean. Desprecio a los apóstoles a quienes llama “pordioseros” y “puercos”. No sólo desprecia a Jesús a quien llama “loco”; también siente lo mismo por las mujeres: JUDAS.- De las mujeres ni se diga. Las mujeres son todas locas y embelequeras…son imbéciles y falsas. Todas hasta mi madre. Mi destino está desgraciado. Hay una cochina maldición sobre mi vida.(6) Judas se estrenó por Comedia Nacional de Nicaragua, en el Teatro Nacional Rubén Darío el 17 de junio de 1978, Con la extraordinaria interpretación de Judas por Iván Arguello, que fue considerado uno de los mejores montajes de Socorro Bonilla Castellón, quien afirmó: “En síntesis, la obra se inicia con la confusión del 10 Ídem 22 Antologia del Teatro Nicaragüense remordimiento de conciencia por la traición y el embrutecimiento del alcohol y con escenas sumamente violentas, llenas de transiciones, de estados anímicos y sucesión de ideas incoherentes que brotan como una desgracia. Y termina con la visión clara de la ubicación de cada una de las personas responsables dentro de un contexto histórico determinando, de lo cual es parte importante e indispensable LA REDENCIÓN”11. Al respecto, Álvaro Urtecho, uno de los mejores críticos de Nicaragua, escribió, “Una obra ésta digna de compararse con las mejores piezas teatrales del existencialismo de la post-guerra (Camus, Sartre). Judas visto en toda su raigambre humana y existencial, enraizado en una antropología y una psicología de la cotidianidad”12. En ambos monólogos, los personajes son hombres: Judas, el apóstol que vendió a Jesús, pero que en el monólogo adquiere una bajeza humana que trasciende a los evangelios. El Sepulturero, más que mundano, es esencialmente filosófico, en cuanto juega con la muerte. En ambos monólogos existe una crítica existencialista a la situación contemporánea de la sociedad y del hombre en su sentido universal. En el monólogo Judas es degradado, tiene conciencia de su traición, goza de la alevosía contra Jesús y los discípulos. Pero sobre todo su angustia de no tener salvación, ni ante Jesús ni ante él mismo, ahorcado con la soga de su culpa. Los dos monólogos manifiestan la subjetividad, que en Judas se convierte en aforismos lacerantes y en el Sepulturero en parábolas filosóficas, provocando esa “irracionalidad” que caracteriza en cierta forma al existencialismo. Esto los lleva a la elección y al compromiso: el primero, a Judas, a vender a Cristo, a cumplir su destino, a la espera de la soga, de la muerte, de la maldición que lo convertirá para siempre en el símbolo de la traición. El segundo, más que a sepultar a los muertos, es sepultar la vida, el fin de todos y para todos, donde el cementerio inunda las ciudades y la tierra misma, porque terminamos siendo nada, ahora polvo, mañana olvido. ASESINATO FRUSTRADO (1970) ALBERTO YCAZA La violencia social en Nicaragua, no solo es producto de la globalización actual o las políticas neoliberales, nuestra violencia es una violencia histórica, nuestro ser histórico de nación ha sido moldeado y sellado con actos y acontecimientos violentos. Los historiadores hablan de una realidad histórica que 11 Fragmento de programa de mano de la presentación de Judas por Comedia Nacional de Nicaragua en 1978. 12 Álvaro Urtecho. elnuevodiario.com.ni/2002/noviembre/cultural19.html. 3 de febrero del 2011. 23 Antologia del Teatro Nicaragüense ¨resulta muchas veces tan vacía o contaminada, contradictoria, desde un texto a otro, desde una referencia u otra”. (Bautista, 2006:27) Un recorrido por esa realidad histórica nos lleva a una radiografía cronológica de esos hechos violentos: el enfrentamiento de Diriangen con Gil González(1523), el asesinato del obispo Valdivieso en León a manos de los Contreras (1550), la lucha política y guerra civil entre conservadores y liberales (1853), la batalla de San Jacinto contra los filibusteros(1856) , Granada incendiada y destruida por William Walker (1856), la Revolución liberal de Zelaya (1893), la intervención norteamericana (1926), el asesinato de Sandino (1934), la dictadura somocista (1937-1979) y el triunfo de la Revolución Popular Sandinista (1979); son algunos ejemplos que muestran esta constante de violencia histórica. Como afirma José Coronel Urtecho de que nuestra historia ha sido: “historia como guerra civil en vez de historia como dialogo” (Bautista, 2006:53). De esta realidad histórica, Alberto Ycaza en Asesinato frustrado, farsa violenta en tres actos y un suprimido, tiene como marco conceptual la violencia misma, a partir de la dictadura, en nuestro caso somocista, como símbolo del poder aplastante en las sociedades latinoamericanas. Es por eso que con un sentido paródico confronta dos elementos fundamentales de la esencia humana y de su ser social de nuestro tiempo: la Verdad y la Justicia. La verdad como personaje es: Una joven de belleza tan extraordinaria que parece imposible que exista, viste andrajos manchados de sangre y yace sobre el enladrillado¨… además ¨tiene rostro de sol. (13) . “Asquerosa mentira de la farsa” dice el personaje que encarna al autor (15), Todo lo contrario, el crimen se considera inmortal. Alberto Ycaza utiliza la metapoética teatral para configurar la atmósfera absurda: el reportero pide resucitar el terror. La Señora patética y cruel: “La verdad es una puta con andrajos de sangre”. La parodia fluye como sangre y recorre todas las arterias de la obra. La caridad por ejemplo es quitarle la vida a alguien, es decir, asesinar es hacerle un favor caritativo, es por eso que el abogado dice: ABOGADO.-…reflexionado un poco y tomareis conciencia de que no hay crimen más grande que dejar vivir a alguien…Vivir es pensar en el desayuno de la mañana siguiente. En el pago de las cuentas de teléfono…luz...agua…casa… Es observar como la carne sube de precio…Como la servidumbre rompe la cristalería de baccará adrede…problema, siempre problemas!! El pago de los impuestos, El cine, el whiskey, los perfumes… el terror a los secuestros….ladrones…la política con su farsa asquerosa… los periódicos y las radios dando detalles pornográficos sobre la violación de una niña… (37) 24 Antologia del Teatro Nicaragüense La realidad escénica es falsa. La escenografía desde una perspectiva plástica nos da un decorado absurdo, atemporal y espacial, ya que el burdel se convierte en el palacio de justicia, las prostitutas se disfrazan como la Señora y la Criada, el cantinero en abogado, esto nos permite una única lectura: la Justicia está prostituida. Todo es una inversión, el mundo es puesto cabeza abajo: FISCAL.- (se abre una carpeta y examina los papeles que hay dentro. Saca una hoja)!!! ASESINATO FRUSTRADO ¡¡¡ Me siento perdido!... Es como entrar en la jungla y encontrar que los arbóles les sostienen al cielo con sus raíces… y no se puede cambiar nada…se hace difícil… Quizás la única forma seria ascender por las ramas de los árboles para encontrar las raíces que sostienen la eternidad!...(silencio) supongamos que cada uno de nosotros es un árbol dentro de esta jungla impenetrable, cruel, perversa: en esta jungla en la que todos los valores han sido invertidos”.(67) El tiempo se conceptualiza desde el espacio mismo del escenario, la acción se acelera, la trama se fragmenta, se diluye la fabulación en el contingente de lo insólito, de lo paradójico, de una violencia que no deja espacio para la vida sino el tiempo para la muerte: REPORTEO 2.- (aburrido)…Y faltan catorce veces más. REPORTERO 3.-:…Y faltan catorce horas para terminar el día… REPORTERO 2.-:... Y mañana será igual… REPORTERO 2.-... Y los días siguientes…. REPORTERO 3.-...Y las semanas siguientes…. REPORTERO 1.- Y los meses siguientes…. REPORTERO 2.- Y los años siguientes…. REPORTERO 3.- Y los siglos siguiente… REPORTERO 2.- ¡¡¡Eternamente!!! (Silencio)(50-51) En Asesinato Frustrado de Alberto Ycaza, nos parodia un tema universal: la Verdad y la Justicia, en una contraposición de dos caras que se contradicen; el Bien y el Mal. Toda esta violencia, esta pérdida de valores, lo logra con una composición caótica de la estructura dramática, donde nada es lo que es, todo es un mundo cruelmente maquillado, donde se presenta un hombre descarnado de todo humanismo, un mundo bestializado porque: “Una vez terminado el proceso de bestialización, sea por la razón que fuere, el individuo queda absolutamente solo y como tal tiene que defenderse, a dentelladas si no puede ser de otra forma, contra cualquier posible agresor (¿o benefactor?)”.(Rizk, 2000: 41) Alberto Ycaza es uno de los creadores de una teoría teatral en Nicaragua, creencia que se manifiesta en su libro La utopia clásica 13. Logra una mixtura entre la pintura y el drama, donde ambos expresiones estéticas se traspasan y se 13 Ycaza, Alberto. La utipia clásica (2000). Publicación del Banco Central de Nicaragua. Talleres de Litografía e Imprenta LIL S.A. San José, Costa Rica. 25 Antologia del Teatro Nicaragüense invaden. Por ejemplo, en su cuadro, Relaciones Metafísicas y pintado en 1986, el autor crea una escenografía dentro del cuadro mismo: “En el cuadro que he retitulado Relaciones Metáficicas, fechado en 1986, las cortinas abiertas deberían de descubrir una escenografía teatral; los objetos más cercanos a la visión del espectador fueron pintados en un calculado desorden sobre una mesa cortada por el marco que limita la visión de la escena imaginaria, escena que fue pintada en perspectiva oblicua para colocar imaginariamente al espectador en un plano más elevado que el del enladrillado y así evitar en lo posible, una visión frontal. Desde esta perspectiva imaginaria, el espectador es esforzado a ver la escena como podría verse desde el balcón de un teatro”14. Como podemos observar, el cuadro Relaciones Metafíscas, es como una obra de teatro, es decir, un teatro pintado, que incluso convierte al que mire el cuadro en un espectador teatral, que está viendo como si estuviese en uno de los balcones del Teatro Nacional Rubén Darío. No solo logra una escenografía teatral dentro de un cuadro de pintura como el ejemplo anterior, sino también logra atmósferas dramáticas en la mayoría de sus cuadros. Dos ejemplos serían El jucio de Paris y Homenaje a Rubén Darío, donde no solo obtiene los elementos escenográficos, sino también el vestuario pomposo y bello, y el uso de máscaras del carnaval, como si los personajes estuviesen en una representación teatral. En el caso de su obra dramática, Alberto Ycaza hace lo mismo, si la pintura es inavadida por la teatralidad, ahora el teatro será ocupado por las artes plásticas. Desde el comienzo de la obra vemos ese mural pictórico de la escenografía de Asesinato Frustrado, primero el burdel como punto central del cuadro teatral, después el decorado absurdo de mariposas, flores y ángeles de papel, muy característico de los altares populares nicaragüenses. Los Jurados son personajes pintados y el público un coro mudo de máscaras de carne. Si en el cuadro Relaciones Metafísicas, el espectador visual, por las perspectivas del cuadro es llevado a un espacio teatral, con Asesinato Frustrado nos encontramos dentro de una pintura teatral, donde el espectador mismo es parte de la composición pictórica: Salón de un burdel de lujo que se transforma después en la sala de jurados del Palacio de Justicia. La atmósfera es de una falsedad cruel. La inversión de valores y la mentira reinan dentro y fuera de la escena. Mariposas, pájaros, flores tropicales gigantescas y ángeles de papel de periódico crean la decoración del absurdo. Los JURADOS deberán ser pintados sobre un panel. Lo único importante es que estén ahí, sentados, sin poder decir una sola palabra...Quizá lo mejor sería que el director los indentifique con el PÚBLICO, que en este caso sería 14 Ídem, pág. 134. 26 Antologia del Teatro Nicaragüense un personaje más de la farsa, un CORO mudo con máscaras de carne. (pág, 1) Es por eso que su teatro es muy plástico; donde el dibujo y el color juegan roles vitales, en imágenes visuales, creando una multiplicidad de espacios y perspectiva, haciendo del teatro un juego de espejos. No solo sus textos, sino también sus puestas en escenas, como la obra colonial El Güegüense que dirigió en 1997, dándole a la representación una belleza plástica que no tiene el original, de una de las obras clásicas del teatro latinoamericano 15. En la obra de Alberto Ycaza encontramos una abolición de las fronteras artísticas, que trasgrede el placer estético; existe una poeticidad plástica que domina la teatralidad misma de su puesta en escena. Asesinato Frustado es sobre todo un juicio, creado a partir de teoremas teatrales: “ teoremas teatrales que imaginaba de acuerdo con el modelo de juicio apocalíptico imaginado por Calderón en El gran teatro del mundo”16. Esos teoremas teatrales se convierten en persoajes alegóricos, antítesis unos de otros, en un vertiginoso caos de blafemias, injusticias y falsedad. EL DIÁLOGO O FECHAS EN BLANCO (1972) ADOLFO CALERO OROZCO El diálogo o fechas en blanco de Adolfo Calero Orozco no presenta una sociedad cuyo único denominador es la descomposición social producto de la tiranía somocista. Los personajes aparentemente ingenuos muestran la más grotesca hipocresía ética y moral. Nada es lo que aparenta ser. Son personajes maquillados, delineados con un cinismo atroz. Fachadas, actos morales, diálogos acomodados, mordidas, compra y venta de consciencias, documentos con fechas en blanco, listos para el soborno, la mentira y el despojo. Mirna, a quien también llaman la “niña”, vive maritalmente con Quincho, en su propia casa. El novio es un vago y abusador. Toda la historia se centra en la Tiita, que están esperando que se muera para quedarse con la herencia. Nayo, el marido cincuentón y Sido, su mujer, pactan con el abogado, porque el problema es que la Tiita no ha testado. Pero el abogado arregla el testamento y le quedan dos casas al matrimonio y una a él. Cuando el abogado se da cuenta que el público lo está observando rompe la atmósfera dramática, y de forma hipócrita se dirige a los espectadores para explicar que es un abogado “honesto y digno”. ABOGADO.- Exacto. Yo hablaba en general: del riesgo que corrían Uds. Mismos si la señora muere, finalmente, sin testar; si ella no establece herederos en un testamento formal, protocolizado, dictado ante un notario. 15 Montaje realizado en 1977 con el grupo Teatro Investigación de Niquinohomo y que en 1978 representó a Nicaragua en Festival de las Naciones en Caracas. 16 Idem, pág. 270. 27 Antologia del Teatro Nicaragüense ¿Me entienden? Me explico? Uds. Comprenden que yo como abogado y notario, estoy en disposición de hacer cuanto esté a mi alcance en gloria y servicio de mis clientes y amigos. No dudo que Uds. Se servirán considerar que una maliciosa interpretación de mi actuación podría comprometer mi reputación profesional, hasta hoy dichosamente inmaculada, y así confió que podré mantenerla siempre pura como una virgen. (91) Prosigue la descomposición ética y moral cuando el médico Medinilla, que asiste a la enferma llega a cobrar sus honorarios porque se va a casar. Como Nayo y Sido no tienen dinero, el abogado de una manera “solidaria” le cancela al doctor, siempre y cuando éste le dé el acta de defunción de la Tiita con las fechas en blanco. ABOGADO. – Ve, hombré. Me consta que esta gente no dispone de efectivo, pero yo soy su abogado y si la cuenta no es muy alta, con gusto me encargaría de cancelártela. MEDICO. – Vos? Ydeay? Desde cuándo los abogados. . . ABOGADO. – Eso es cosa mía. Se trata de tí, que te casas, y de ellos, mis clientes, a quienes se les viene un duelo encima. Don Nayo, doña Sido y..la niña, son mis amigos! MEDICO. – Muy bien. Yo encantado. Y dónde mando la cuentecita? ABOGADO. – A mi oficina, hoy mismo. Como tú te marchas y estás viendo la cosa muy prieta, te agradecería mandaras también el certificado de defunción de la viejita…con la fecha en blanco, pero firmado, desde luego que firmado. MEDICO. – Hoy mismo te llegan mi cuenta y el certificado con la fecha en blanco y…firmadito…y…aquí mismo, un apretón de manos porque en tu pecho palpita un corazón muy generoso. (16) Pero la Tiita nunca muere, es por eso que Nayo contrata al Coronel que está entre el público para que la asesine. Este coronel tiene mucha relación con el coronel del somocismo Camilo González que le servía de testaferro a Somoza “A la hora acordada bajó al sótano del Banco Nacional escoltado por dos guardias armados. Siempre elegante para la ocasión, el coronel Camilo González, viejo amigo y ahora empleado de Anastasio Somoza García, entró con un maletín oscuro en la mano izquierda y una ametralladora en la derecha. La reunión no duraba más de diez minutos o lo que tardaba en leer el detalle de la propiedad. Finca de 20 manzanas en Jinotega… Carazo, Matagalpa, Rivas, Managua…Y así, una vez cumplido el protocolo, el coronel González sacaba los fajo de córdobas de aquel maletín y se llevaba las escrituras. Luego venía el paso final, el traspaso de las propiedades a nombre de Somoza y su familia” 17. Este personaje ponía precio por debajo del valor real y fue el hacedor de la inmensa fortuna del dictador. 17 Tonnny Zoad Mendoza. La fortuna de los Somozas. Magazzine, julio 2013. Pág. 28. Diario La Prensa, Managua 28 Antologia del Teatro Nicaragüense En el preciso momento que cuando se oye el disparo y el Coronel sale a escena, un policía que es también parte del público, detiene la representación porque se quiere llevar preso a los personajes de la obra, pero los actores le explican que todo lo que ha visto no es verdad, que sólo es una comedia. El policía no satisfecho, hace llamar al autor de la obra, porque es el culpable de todo lo que pasa. El autor aparece y le explica al policía que no se los puede llevar preso porque todo es un teatro, pero a cambio le ofrece 100 córdobas para que no se lleve a nadie a la cárcel. El policía recibe el dinero se dan cuenta que el disparo del Coronel no mató a la Tiita y es por eso que Mirna dice: “Papá, la Tiita está viva. Que no le den ni cinco centavos al policía “. Pero el policía responde: POLICÍA.-Bueno, Señores calma. ¿Dónde está la resucitada?. Yo no devuelvo un chelín. El policía le dispara a la Tiita. Los demás personajes se visten de negro y comienza la vela”. (45) Cuando Adolfo Calero Orozco escribe su obra en 1972 está el país en una crisis política y económica, sobre todo de valores democráticos. Al igual que en la obra, el somocismo es producto de una descomposición de valores, donde los personajes muestran relaciones afectivas falsas que afectan sus vidas, en cuanto usan todos los medios posibles para matar a la Tiita y quedarse con su herencia. Es un teatro de descomposición social, que presenta a los personajes condenados a las circunstancias, a la incapacidad de existir, su existencia precede a la esencia de una ética donde hay que mentir para vivir. La descomposición moral y social del somocismo tiene raíces en varios aspectos. Bajo la protección de los Estados Unidos, con su política del “buen vecino” permitió que el 30 de mayo de 1936 atacara Somoza el fortín de León. Somoza maquilla su gobierno y utiliza todo tipo de medios políticos para lograr sus objetivos. El ejército que era de su total control contaba las boletas electorales por lo cual él ganaba siempre las elecciones. “Los guardias y policías nacionales, eran la parte ejecutiva del poder somocista, por eso ocupaban cargos públicos como el control de la inmigraciónmigración así como el sistema crediticio, y lo más importante es que impartían “justicia”: “periódicamente, y con grandes muestras de afecto paternal otorgaba a los guardias nuevas gratificaciones y privilegios, desde préstamos bancarios hasta el control de negocios ilícitos, como los juegos de azar, la prostitución y el contrabando”. (Romero, 2003:100) Esta descomposición de valores morales se manifiesta en todos los personajes especialmente en el abogado y el coronel, donde el policía simboliza de manera absoluta la descomposición del somocismo. 29 Antologia del Teatro Nicaragüense El estilo teatral de Calero Orozco está inspirada en Pirandello, especialmente en su famosa obra Seis personajes en busca de autor. Al igual que en la obra de Pirandello, los personajes rompen la acción dramática para comunicarse con el público rompiendo la cuarta pared18. En ambas obras el autor aparece como personaje para dilucidar el conflicto dramático. La diferencia radica en que Calero Orozco convierte al público en personaje, bajo la estrategia de que el Coronel y el Policía están integrados con el público, dándose un juego dramático donde los personajes son espectadores y los espectadores son personajes. Este recurso nos da la gran moraleja: si el público es personaje también goza y vive en una descomposición moral igual a la que plantea el autor en su obra de teatro. Nos presenta una nueva forma de hacer comedia al salirse del teatro costumbrista de Alberto Ordóñz Argüello con la obra La novia de Tola (1939) y creando una comedia, que más que la situaciones humorísitcas, el enredo argumental es lo que hace la farsa misma. Después del Güegüese y la Chinfonía burguesa, será la obra de Calero Orozco que dará identidad a la comedia nacional, retratando al nicaragüense en su contexto socio-cultural; aunque el tema central gira entorno a los defectos y vicios, no posee un tono moralizante, sino reflexivo: todos los estratos sociales están en un nivel continúo de descoposición, donde lo moral y lo ético es ser indecente y deshonesto. En la comedia clásica la trama se teje a partir del personaje principal, que es un arquetipo, el ser mentiroso, y no comulgar con la verdad; en la obra de Calero Orozco el personaje central son todos los personajes que hacen uno solo, en un estereotipo de corrupción social. Un dialogo que cambia además del pensamiento, los sentimientos mismos del espectador, “Desde su punto de vista, el diálogo es un proceso que explora un rango inusitadamente amplio de la experiencia humana, desde nuestros valores más queridos hasta la naturaleza e intensidad de nuestras emociones”…19. Fechas en blanco del Adolfo Calero Orozco convierte su propuesta dramática en un diálogo constante en todo la acción teatral, a través de la participación e integración de los personajes y el público, rompiendo el espacio escénico y la literalidad de las acciones conflictivas. Un dialogo teatral donde el teatro está dentro del teatro. QUE LAS PAREDES NO OIGAN (1980) OCTAVIO ROBLETO Que las paredes no oigan escrita por Octavio Robleto en 1980, va a reflejar esa ruptura entre el somocismo y la gesta heroica del FSLN del 19 de julio de 1979. Si Fechas en blanco de Calero Orozco tiene su marco histórico y contextual con el 18 Es una pared imaginaria que está entre el proscenio y el público, se rompe cuando los actores interactúan con el auditorio. 19 Prólogo de Lee Nichol al libro Sobre el diálogo (2001) de David Bohn, Editorial Kairós. España 30 Antologia del Teatro Nicaragüense enriquecimiento y la pérdida de valores éticos y morales producto del robo, la violencia y la expropiación, con la obra de Octavio Robleto va a ser el fin de la tiranía somocista, que produjo un acelerado proceso de proletarización, con una sobre exploración del trabajo y una crisis de la economía agroexportadora, y el control del ejército por medio del partido liberal, como las elecciones fraudulentas de Luis Somoza en 1957. Pero sobre todo el surgimiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1964, que recoge el la bandera de libertad de Sandino. Una ola violenta crece en todo el país, la masacre somocista del 22 de enero de 1967, por repudiar las elecciones amañadas de Anastasio Somoza, que poco apoco lleva a la dictadura al aislamiento político ante al auge de la vanguardia sandinista, que logra derrocarla en 197920. El escenario muestra los dos mundos: el pasado somocista y el triunfo de la revolución. El decorado es el maquillaje de estos dos espacios históricos. El escenario con “daguerrotipos viejos y desvencijados, polvosos y como en abandono social´. Sin embargo en contraste, en el tiempo presente espacial revolucionario, se observa collages modernos y atrevidos”. (1) Lo absurdo se destaca especialmente en dos esperpentos: la Gorda y el Viejo. La Gorda representa el pasado de una burguesía criolla y oligárquica que patentó al somocismo. Una burguesía que se mira despojada de su poder, y sus privilegios. En la obra de Octavio Robleto, es una caricatura, un pastiche ridículo, degradada y humillada, añora sus infundías y sus falacias: GORDA.- (irónica y vacilante) por tu culpa nos viene esto. ¿Por qué no lo previste? Tú eras el consejero. Mandabas detrás del trono. Ahora ¿Qué aconsejas? Que me levante y que vuelva a ser la favorita? Que sugiera lo que tú a mi me sugieres ¡sinvergüenza! ¡Vividor! de que nos sirve de todo esto sin mando? Que importa nuestra santa voluntad?(llorosa) que será de mis joyas. (Las besa acariciándole con avaricia y ternura. Todas deben ser de bisutería barata) que cruel es mi sobrinito. ¡Mi heredero¡ ¡Tanto que se parece a mi ¡ Mis gestos mis modales….(34) El viejo representa la añeja dictadura, el consejero, el servil, lo que está fosilizado, que mece a la gorda, y a quien ella recrimina y humilla, lo azuza porque como concejero no pudo proveer la derrota somocista. LA GORDA.- (Casi infantil) yo tengo miedo. Lo que se anuncia lo veo terrible. De mí ya se han burlado descaradamente. No sé cómo he podido soportarlo. Y tú no puedes protegerme (pausa señalando al viejo, con un poco de 20 López J, Núñez O, Chamorro C. la caída del somocismo y la lucha sandinista en Nicaragua (1979) EDUCA. San José. 31 Antologia del Teatro Nicaragüense desprecio) ese mucho menos. (El viejo se incorpora haciendo ademanes de que lo oigan). (36) Los jóvenes en conjunto con el sobrino entran a escena para burlarse de ambos personajes por medio del juego infantil de “La gallina ciega” y parodian la imagen de la gorda con un sentido delirante y mordaz: Juguemos a la gallinita ciega. Juguemos a la gallinita vieja. Juguemos a la gallinita gorda. Juguemos al viejo pendejo. (36) El coro de jóvenes despojan de sus joyas a la Gorda, y uno a uno se van burlando, la azuzan, hasta que ella termina acosada y relegada. La farsa se vuelve por medio del juego infantil hiriente y grotesco, irracional, a como asegura la académica Nidia Palacios Vivas: Estas palabras realzan lo absurdo de la condición humana. Como dice Nietzsche, La imagen grotesca es una liberación cómica que viene de la náusea de lo absurdo. En nuestra época lo grotesco es frecuentemente igualado con el caos y lo absurdo, los cuales espesan el dilema moderno, es decir, trata de la alienación, el sin sentido de la vida que exhibe lo que tiene de incongruente, además de lo ridículo, distorsionado, horrible y deformado. (Palacios, 2008:8586) Al final la Gorda vocifera contra el cambio histórico social, y ante el avance revolucionario de los jóvenes. De una revolución que la ha repudiado, que la ha encerrado entre cuatro paredes. LA GORDA.-(Uno por uno) te escupo. Medas-asco. Yo te dejo. Nuevo-orden. Te vomito. Te devoro. (38) Mientras hacen una ronda completa, las jovencitas arrastran la mecedora de la Gorda al centro del escenario y los jóvenes colocan al Viejo encima de ella. Termina la farsa grotesca, cuando la Gorda acepta el triunfo revolucionario: LA GORDA.- ¡Te das cuenta, amor? Todo ha cambiado. ¡Cuánto escándalo y cuanta humillación¡¡Ojala que las paredes no oigan! (música) Con el poeta y dramautgo Octavio Robleto se da esa ruptura, entre el pasado y el presente, entre un mundo social que termina y el otro que inicia. Es la iniciación de una era para el pueblo, el de la búsqueda de una ética revolucionaria, de un cambio hacia un nuevo paradigma de vida, del ser social, histórico y cultural del 32 Antologia del Teatro Nicaragüense nicaragüense. A nivel teatral Robleto crea una hipérbole dramática, en una exageración social, de una burguesía desfigurada, desgastada, presa en un pasado que no volverá. Un nuevo elemento que introduce a la dramaturgia nacional Octavio Robleto es el juego teatral; tanto el juego como actividad rectora del comportamiento humano, así también la interpretación dramática que se caracterizan por ser fiición. El niño juega a ser otro, y el actor representa la vida de otro, que es la existencia del personaje. El juego infantil es la base dramática de su teatro, tanto para niños como para adultos. Cuando escribió para los niños, su teatro es juego, más que decir es hacer acciones que integren al niño al espectáculo. Entre sus mejores obras para niños, están: Nueva Historia de la Cucarachita Mandiga y el Ratoncito Pérez, De la Guerra Feroz entre Tío Coyote y Tío Conejo, La Gallina Ciega y Un Jardín para ser Feliz; reunidos en su libro Teatro para niños publiado en 1998. Pero el juego infantil también lo utiliza para armar sus historias de protesta, como en la farsa en un solo acto Por Aquí Pasó un Soldado (1975), que es una muestra clara de su denuncia a la guerra brutal: ACTOR 4.- (Apasionado) Lo que no llevaba era paz, sino odio. Iba derrotado pero llevaba el odio por dentro. Le habían enseñado a odiar y odiaba. Lo habían vuelto malo de repente. Se odiaba él mismo y no tenía prójimo 21 . Esta denuncia constante la encontramos también en su obra La Autoridad, comedia satírica en un solo acto y ocho escenas, escrita en 1979, poco antes del triunfo de la revolución, que según sus propias palabras: “Trata de reflejar, en estampas cortas, el grado de corrupción e inmoralidad en que había desembocado la Guardia Nacional, precedida y organizada por la dinastía Somoza”. En Que las paredes no oigan el juego teatral se realiza en principio por la simbolización de roles esteriotipados y simbolizados; la gorda simboliza la burguesía, mientras que el viejo la tiranía derrocada, el sobrino y sus amigos el triunfo revolucionario. Octavio Robleto utiliza el juego infantil nicaragüense y las coplas de poesía popular para estructurar su teatro, una vez más lo utiliza en Doña Ana no está aquí (1977), donde Doña Ana simboliza la vida de la burgeusía nacional. Fechas en blanco y Que las paredes no oigan muestran dos momentos históricos fundamentales, drásticos y violentos de nuestra historia, la primera estado de descomposición social y ética del somocismo; la segunda, el fin de la dinastía 21 Robleto, Octavio. Por aquí pasó un soldado (1975). 33 Antologia del Teatro Nicaragüense somocista, y la inauguración de la Revolución Popular Sandinista. La tiranía somocista muestra una sociedad a su imagen y semejanza: la corrupción social y la decadencia moral. Todos los personajes están inmersos en sus propios deseos, corroídos por el sarro de la corrupción y la deshumanización, pero al final de la farza brilla la luz de la revolución. OSCURA RAÍZ DEL GRITO (1991) ALFREDO VALESSI Oscura raíz del grito, con que Valessi nombre a su obra, es un verso tomado de Bodas de Sangre, de García Lorca. En la obra lorquiana este verso tiene una connotación poética que viene profundizar la simbología utilizada por Lorca. Todo lo contrario, el autor nicaragüense, usa apropiadamente este verso para dar una connotación dramática en que va a estar sustentada más que la fabulación de la trama, en un lenguaje dramático de trasgresión y realidad onírica. Primero, Valessi construye su drama a partir de un onirismo dramático 22., donde la memoria del pasado está contenida en el presente. Es decir, la tragedia de Perséfone, su violación y la muerte de sus padres, en ese presente al reencontrarse con Licaón, culpable de tales crímenes. En ella perdura un vacío de vida, que adquiere plenitud con su venganza. En Oscura raíz del grito, Alfredo Valessi explora otras formas de entendernos a nosotros mismos y los contextos que vivimos, así como los desafíos a explorar y revisar las creencias y estructuras con lo que nos entendemos. En este casos dos realidades: la realidad de los hechos que conforman el hilo argumental de la obra y el delirio onírico producto de su yo reprimido, donde realidad y sueños, mundo material y plano místico-ritual son un tejido dinámico de acontecimientos intercalados, de ser y no ser, de vida y muerte. Segundo, trasgrede la realidad misma, tanto la dramática como la del mismo espectador. La transgresión no es la negación de lo prohibido, sino que lo supera y lo completa. Porque la transgresión organizada forma con lo prohibido un conjunto que define la vida social.23 El rasgo más importante es que presenta el ser y la conciencia como una jerarquía de prohibiciones violadas, por ende violentadas. 22 El Onirismo se caracteriza usualmente por alucinaciones visuales, pero puede también acompañarse de las que envuelven el sentido del tacto y en muy contadas ocasiones también incluye alucinaciones auditivas. Existen combinaciones más complejas de onirismo formadas por las alucinaciones que envuelven varios sentidos, a las que se les denomina con el término de "delirio onírico". 23 La transgresión, Georges Bataille. www.cholonautas.edu.pe / Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales, pp 1 (consultada el 25 de mayo del 2012) 34 Antologia del Teatro Nicaragüense Valessi crea niveles dimensionales entre el bien y el mal, la venganza y el perdón, que se mueven desde las esferas del ritual, el mito y lo místico, fundando un divorcio entre la apariencia y la realidad, entre forma y contenido dramático, que termina en una tenaz desilusión del mundo. “Una de las grandes preocupaciones es la perdida de la identidad, transgredida por la a culturización. Perder nuestro origen es como no tener memoria. El no saber lo que somos nos impulsa a ser otro, a negarnos a nosotros mismos”. (Alvarado, 1986: 122). Perséfone vive sola y enmontañada. A pesar de su figura menuda, destaza cerdos que lleva a vender al pueblo. Licaón, hombre de 24 años, contrabandista y asesino está huyendo de Toro Muco, otro contrabandista. Éste nunca se aparta de su arma “aka24 la que considera su mejor amiga. En esta obra el grito tiene una oscura raíz, una raíz sembrada en su personaje central: Perséfone. Cuando Alfredo Valessi escribe y lleva a escena su propia obra en la Sala Experimental Pilar Aguirre, en agosto de 1992, ha terminado la guerra de agresión contra la revolución. Dos de sus personajes, Licaón y Toro Muco, son secuelas oscuras que produce toda guerra; son dos delincuentes acomodados en un mundo violento, por consiguiente transgredido, donde ambos personajes masculinos sobreviven sin ninguna moral como principio de vida, quebrantando toda ética social: TORO. – Tengo un plan...muy bueno...Voy a platicarlo con vos, porque basta que te haya mandado tu tía para que yo te considere como de la familia. (Se sienta junto a Licaón) Yo también estoy en una encrucijada... La contra me está presionando para que les sirva de correo. Los piricuacos me tienen desconfianza y me vigilan de cerca porque no he querido colaborar con ellos y mucho menos movilizarme... Mi situación es difícil... Yo he venido pensando...He estado pensando... No le contés a nadie lo que te estoy diciendo. LICAON. – No se preocupe, sé callarme. TORO. – Yo tengo una historia bastante fregada. He contrabandeado, he vendido ganado en Honduras...robado, por supuesto. ¡Hasta con armas he traficado! ¡Es asunto muy peligroso! En tiempos de Somoza liquidé a un guardia.(14) Esta realidad onírica está vivenciada en Perséfone, personaje que toma Valessy de la mitología griega, quien por haber sido raptada por Hades era considerada la reina de los muertos. En el drama de Valessi es una visionaria, una vidente que se comunica con su abuela muerta; por eso tiene una gran relación con la Perséfone griega, ambas viven de los rituales. La función primordial de los mitos es enunciar y fijar modelos ejemplares, tanto para los ritos como para todas las acciones humanas significativas (Chinchilla, 2003: 20). Ambas viven en el 24 Arma de guerra utilizada en los combates entre sandinistas y contra revolucionarios en los años ochenta. 35 Antologia del Teatro Nicaragüense submundo de la muerte, en una ritual de comunicación con los muertos; es entonces un ritual de muerte. La muerte es esa otra realidad onírica, donde realidad y sueños es una visión real. La abuela muerta es pues su conciencia alucinada: ABUELA. – Yo no descansaría nunca si flaqueás ahora. PERSEFONA. - ¿Por qué tengo que hacerlo? ...Explicame por qué. ABUELA. – Sos libre de matar o no, yo no puedo forzarte. Tampoco puedo hacer justicia por mi propia mano; no puedo más que hablarte...Pero tenés que saber que seré un alma en pena vagando para siempre si vos no cumplís con tu deber. Tu sangre es mi sangre y la de los que me dieron el ser y la de mis abuelos y bisabuelos y así desde las más remotas edades. Es la misma sangre, Perséfona, que regó la tierra cuando asesinaron a mi hija y la misma sangre que manaste cuando él te penetró...Tu sangre, pues, no es sólo tuya y algún día tendrás que rendir cuentas de esa herencia. PERSEFONA. – Es horrible, abuelita . . . ¿Por qué habré nacido? ABUELA. – Porque existe el mundo.( 33) La serpiente Quetzalcóatl simboliza la más grande deidad prehispánica, en cuanto es un dios profeta que promete el bien a la humanidad. Entre los muchos símbolos de la cultura prehispánica es el signo emblemático que contiene la revelación del origen celeste del ser humano. Puede verse, a todas luces, como la Serpiente Emplumada unifica en sí las características del reptil y del ave, y conjuga el elemento tierra (la serpiente el mundo material) con el aire (aves y plumas están relacionadas con el concepto aire-cielo-mundo espiritual, (Mazzacurati, 2004: 164). El animal en la cosmografía indígena tiene una relación sagrada y ritual que nutre su pensamiento mágico y su cosmovisión del mundo y de las cosas. La escenografía misma es una prueba de este mundo onírico creado por Alfredo Valessi: La acción transcurre en las fauces de la serpiente Quetzalcóatl. El galillo en forma de túnel es el único en la escena, que es la vivienda de Perséfone. La lengua del ofidio le sirve de camastro para dormir. (15) En la obra Oscura raíz del grito son los murciélagos los que tienen una función de presagios: son mensajeros de la noche, los que transmiten sus augurios a través de los sueños. Es por eso que la abuela muerta le dice a Perséfone: “Te enseñé a entender el vuelo de los murciélagos”. (1). La obra inicia con el conjuro y posesión espiritual de Perséfone, de esta misma forma termina, quedando en una ambigüedad escénica: no sabemos si todo lo acontecido en el drama es producto de la realidad o de sus ritos delirantes: (Al iluminarse el escenario Perséfone está de rodilla ante el altar. Ora en silencio. Es el atardecer. De pronto sufre una especie de crisis histérica, se convulsiona. Aparece la abuela y su presencia 36 Antologia del Teatro Nicaragüense calma a Perséfone. Dialoga con la abuela como sumergida en un estado de hipnosis.) (15) Estos conjuros y estados posesivos donde el poseso entra al mundo espiritual es una herencia del pensamiento mágico y religioso indígena. Los conjuros –dice Socorro Martin- son: “Elementos de la cultura prehispánica, como son las ofrenda y la preparación del estado sanambulico, onírico por medio de canturreos y golpes de pies y manos” (Martin, 2004: 65). El espíritu de la abuela, que aparece en el ritual, es una especie de “ticil”,25 lo que involucra también el orden de la naturaleza, la importancia del cuerpo y de los sentidos para recordar. PERSEFONE.- Volvés… volvés de nuevo… ABUELA.- Todo da vueltas y vuelta, y vueltas y vuelta. Siempre la rueda vuelve a su lugar de partida y empieza de nuevo. PERSEFONE.- ¿Que me quiere decir con eso? ABUELA.- Te enseñé a entender el vuelo de los murciélagos PERSEFONE.-Si ya los he visto, los he seguido. Sé que el momento se acerca. Eso es lo que venís a decirme. ABUELA.- Vengo a recordarte que sos piedra aunque por dentro un torbellino te vuelva loca. Por encima de todo sos piedra… sos la piedra que cae… PERSEFONE.-Ya se… soy piedra… soy piedra (15) A partir de aquí el hilo argumental se teje entre estos dos personajes. Perséfone le da un licor curado con hierbas. Licaón borracho le confiesa como violó y asesinó a su propia hermana; luego se duerme. Ella amarra a Licaón y cuando él despierta se da cuenta que está ciego (efecto de la bebida). Ella le recuerda que él mató a sus padres y la violó cuando era niña. Cuando va a cortarle la garganta, Perséfone entra al mundo demencial, de ahí el nombre Oscura raíz del grito. La trascendencia de Oscura raíz del grito es la transgresión dentro de la realidad con pedazos de irrealidad en una insoportable sensación de estar encerrados en mundos de sueños. Imaginemos la inmensa estructura de la casa de Perséfone: una serpiente cuya fauces abiertas emergen desde un paisaje montañoso. Una realidad, un personaje como su amiga Gervasia, es lo único que la une a la realidad misma del pueblo. Mientras adentro el delirio se vuelve en una apertura a lo desconocido. Usa la simbología de los murciélagos, que no solo son mensajeros en el sueño dramático. Ellos también representan el miedo, el mal agüero, avisan la muerte y en la cultura maya se funde en el zoomorfismo, en el dios del mal: Zotz, hombre con cabeza de murciélago. El hecho que ella destace cerdos y que a Licaón 25 En la cultura mística religiosa de los indígenas es quien hace las invocaciones entre la vida y la muerte. 37 Antologia del Teatro Nicaragüense lo amarre como si fuera este animal, acentúa la trasgresión de un mundo prohibido. Porque el cerdo es lo impuro, símbolo de la bajeza, la gula y la lujuria. Sabemos que la obra es una realidad escénica, en el sentido conceptual del hecho dramático; pero dejemos esta obra de Alfredo Valessi a lo inexpresable, a esa experiencia mística, en una dualidad sujeto-objeto, donde la realidad se vuelve un sueño que es trasgredido en una visión onírica por la conducta del hombre, falto de humanismo, de una ética mística. Sólo el horror, sólo el pavor descabellado odían subsistir frente a unos desencadenamientos desmesurados” 26. Dejemos pues que Perséfone se revuelque en su propio delirio. LAS MUÑECAS TAMBIÉN SE MUEREN (1996) ISIDRO RODRÍGUEZ SILVA En Las muñecas también se mueren de Isidro Rodríguez Silva, nos presenta la decadencia social y el fluir aplastante del poder. El Jefe, ante el descubrimiento de un desfalco hecho por él, descarga su furia en el Contador; éste llega a su casa y desahoga su frustración contra su Esposa que es amante de su hermano. La Esposa, desquita su ira contra su hijastra, y la Niña vierte todo el odio acumulado matando a su muñeca. Esta obra dramática, absurda y violenta, destructiva de principio a fin, se enmarca en el teatro latinoamericanano, que nace como una respuesta de la izquierda del continente, con un teatro de denuncia, enmarcado en los siguientes hechos históricos que determinan la lucha de clase, oprimida y humillada en todo nuestro proceso social: el triunfo de la Revolución Cubana y la entrada de Fidel Castro a La Habana (1959). La muertes de dos mártires: Che Guevara en Bolivia, (1967) y Salvador Allende, en Santiago de Chile, (1973). La victoria de la Revolución Nicaragüense el 19 de julio de 1979. Al respecto nos queda claro la siguiente conceptualización social de este nuevo teatro latinoamericano: Este es un marco apropiado, aunque para nuestro propósito decir que la perspectiva histórica de la mayoría de los autores empapados en la prevaleciente dialéctica hegeliana / marxista era una que enfocaba a la sociedad como una estructura profundamente relacionada entre sí, según la cual cualquier cambio o modificación que alterara uno de sus estamentos de manera inexorable tendría que influir en los otros. Al caer en desgracia la "naturaleza dialéctica" de las sociedades, con la caída del marxismo, y aflorar a la superficie las irremediablemente contradictorias nuevas interpretaciones tanto sociológicas como estéticas (que de hecho han surgido), 26 Bataille, Georges. La transgresión. www.cholonautas.edu.pe / Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales. Pp 5 , 5 de mayo del 2012. 38 Antologia del Teatro Nicaragüense quedaron en evidencia las divisiones profundas no sólo entre las clases sociales sino también entre los varios dominios de una sociedad (cultural, político, económico, etc.) (Rizk, 2000:42) La obra usa lo irracional en la contraposición de unos personajes cómicos que simbolizan el teatro universal, en cuanto viajan a través del tiempo, y filosofan sobre el mundo y la vida, donde el teatro es un espejo que deforma a los hombres por medio de sus vicios y sus aptitudes: CÓMICO I.- (Emocionado) Escucharon esos apasionados parlamentos capaces de conmover el corazón de una piedra? Es el amorque que se ha perdido. CÓMICO III.- Yo no escuche nada. CÓMICO II.- Voz nunca escuchas nada. CÓMICO I.- Es que el tiempo nos vuelve sordos, nos vuelve ciegos, nos vuelve polvo. Nos hace nada… CÓMICO II.- (Enfática) Repito que no escuché nada ustedes creen escuchar palabras que son mudas; porque tienen los oídos escuchando el pasado y por escuchar el pasado no escuchan el presente; que puede cambiar el futuro , para que el presente de hoy, sea un mejor pasado que otros pasados… Otro elemento importante a destacar es el teatro dentro del teatro, en un metadrama o metateatro, donde el teatra habla de sí mismo o se representa a sí mismo. En el caso de Isidro Rodríguez Silva hay poeticidad dramática que se logra desde la reflexión misma del hecho teatral, donde : “La autotematización y la autoreflexidad son los rasgos comunes del metateatro. En sus múltiples manifestaciones el teatro se tematiza a sí mismo y eflexiona sobre su naturaleza y sus funciones27. CÓMICO.- I (Con dolor reprimido) El teatro es un animal inmenso. Un paquidermo que se mueve sin moverse. Un dinosaurio que vive estando muerto; llena la barriga de gusanos; los hombres que le sirven de alimentos son sustentado por sus vicios más que por sus virtudes.(18-19) Los cómicos utilizan máscaras para hacer los personajes del presente y representar la hipocresía social, la incomunicación y la desfachatez humana contemporánea. No todo lo que brilla es oro. Todos los personajes son falsos y tanta falsedad contamina a la niña. Es por eso que todos usan máscaras, que esconden sus soliloquios de odio y de desprecio: LA SECRETARIA.- (Entrando por la puerta de la oficina. Toda coqueta. Se reacomoda los senos por tensos. Saca el espejo y se maquilla)- Lo más 27 Floeck, Wilfried. Metadrama entre juego teatral y compromiso ético. La obra dramática de Gloria Elena Espinoza de Tercero (2010). Editorial Universitaria UNAN-León, pág. 15. 39 Antologia del Teatro Nicaragüense seguro es que me va a pedir que me quede trabajando horas extras que terminan en el amanecer en una cama. Cuando lo espero desnuda y lo veo venir sobre mí, como un tráiler cargado de carne, y me siento aplastada por las llantas de manteca colgante de la panza… toda la carnosidad de los brazos y las piernas moviéndose como gelatina…Ese olor que despide a colonia añeja y agua estancada . ¡Qué asco! Muchas veces me he contenido por no vomitar. Y sobre todo fingirle cuando hacemos el amor.(22) Al final la niña asume la maldad, está contaminada, la muñeca que es un símbolo de la mujer y la maternidad por medio del juego infantil, se convierte en objeto y sujeto del odio, en ella descarga el abuso del tío, la incomprensión del padre y el maltrato de la madrastra: LA NIÑA.- (Viendo a la muñeca con odio) Voy a pegarte para que no andés cantando estas canciones .(imitando la voz de la muñeca) “No me pegués mamita” (sacudiéndola con furia) Te he dicho mil veces que yo no soy tu madre y que no tengo la obligación de darte de comer a la hora que te dé la gana. (Recoge el cuchillo y comienza a destrozar con furia la muñeca)¡Mal nacida ¡ Sos una inservible como tu padre. No olvidés que yo no soy tu madre. Vos sos una recogida. Ya se te olvido que te recogí de un basurero. (La desbarata con un cuchillo). Perra, si cuando seas grande vas a ser mujer de la calle como tu madre; pero antes vas a sufrir como yo sufro….” (35). La obra se presenta con una antiestructura al violentar los elementos teatrales de la disposición dramática tradicional. En Asesinato Frustrado de Alberto Ycaza la estructura se rompe no solo en el orden de los actos al colocar el acto tercero al inicio de la obra, sino también en el comportamiento pictórico y plástico de la misma. En Las muñecas también se mueren el rompimiento se da con el espacio y el tiempo, en una atmósfera donde el espacio y el tiempo no existen. Pero al mismo tiempo por ser un metateatro, el espacio del edificio teatral adquiere una relevante importancia como prestancia dramática: “El vestuario viejo y con olor a podrido representan por un lado, el olvido al que ha sido sometido el teatro y por otro lado, el deterioro de valores éticos y morales de una sociedad cada vez más disfuncional”28. La obra del dramaturgo Isidro Rodríguez Silva es un reflejo de los males que agobian al hombre contemporáneo. Nos muestra a una sociedad degradada, en donde los valores éticos y morales han sido remplazados por anti valores como la corrupción, la avaricia, infidelidad29. Un ejemplo es como el autor presenta a la mujer, un ser degradado por el mismo sistema patriarcal. La Esposa al inicio es víctima sumisa de su esposo, mientras avanza el arguemento de su historia, nos encontramos con una mujer infiel: 28 Solís Espinoza, María Auxiliadora. Análisis estructural y temático de Las muñecas también se mueren de Isidro Rodríguez Silva. Trabajo monográfico para optar a la licenciatura en Folología y Comunicación de la UNAN-Managua. 29 Idem. 40 Antologia del Teatro Nicaragüense LA ESPOSA.- (viendo al publico) -¡el hombre de la casa! Si supiera que el hombre de la casa es mi amante, su propio sobrino. ( pág. 29). Otro tema recurrente será la violación y el maltrato infantil, que en esta situación dramática está representado en la Niña: “Isidro Rodríguez Silva, en la obra, retoma a la niña como un elemento dramático al incluir en la historia un personaje real dentro de la ficción. El rol de La Niña, no es interpretado por uno de los cómicos como en las situaciones anteriores, sino por una niña (otra actriz) que ha permanecido en el público todo el tiempo” 30. LA NIÑA.- yo les voy a decir Como se representa esta parte. Que repitan el dialogo anterior. LA ESPOSA.- anda juga con tu tío. LA NIÑA.- es que el me hace feo. Siempre que juega conmigo me agarra los dedos de la mano y me dice: ¨había una vez una hormiguita, dos hormiguitas, tres hormiguitas, cuatro hormiguitas, cinco hormiguitas. y las hormiguitas van bajando a meterse a su cuevita¨( pág. 34) La obra termina con un monólogo reflexivo por parte de la Niña, en el que encontramos a un ser humano totalmente enajenado, víctima de las circunstancias, de los errores de sus progenitores y de la sociedad, donde construye un sistema de relaciones en un conflicto humano donde la semilla de la maldad tiene raíces profundas de injusticia social. Posteriormente, cuando los cómicos preguntaron que por qué mató a la muñeca, ella contesta con un gesto de inocencia: ¨por que las muñecas también se mueren¨. Tanto Asesinato Frustrado como Las muñecas también se mueren plantean la injusticia social y la decadencia moral. En ambas obras campea el absurdo como una forma de cuestionar la realidad, son cada uno, un texto dramático: “escéptico, desencantado o cruel, que proceden de las dramaturgias de las vanguardias, aprovecha el absurdo y las situaciones absurdas para explotar y exponer la psicología de sus personajes solos, destruidos e incomunicados”31 El CEREBRO DE RUBÉN DARÍO (2002) JORGE EDUARDO ARGÜELLO Darío y el teatro han tenido una gran relación, no solo por haber leído a los autores del teatro universal, especialmente los del siglo de Oro Español, además por escribir crítica teatral; basta citar los diez artículos de teatro publicados en el diario La Época de Santiago de Chile en 1886, a propósito de la presentación de la gran actriz Sarah Bernhardt, que se caracterizaba por no declamar los parlamentos, que era muy de moda por los actores, y hacer una interpretación natural y emotiva. 30 Idem. 31 Valle Castillo, Julio, 1986, contraportada de Las muñecas también se mueren. 41 Antologia del Teatro Nicaragüense Lo que nos interesa de Darío en relación con el teatro es como su personalidad, tanto poética como humana ha inspirado a varios autores para ser personajes de su obras de teatro. El primero que lo incluye es Ramón María de Valle Inclán en su texto dramático Luces de Bohemia, en 1920, poco tiempo después de la muerte de Darío. Todos los que escribimos teatro sabemos que una texto dramático nada es gratuito, todo tiene que tener un sentido dentro de la fabulación de la obra. Entonces nos preguntamos la razón que tuvo Valle-Inclán de incorporar a Darío en toda la escena nueve de su texto. Lo podemos explicar en la relación de una trilogía de personalidad poética, Valle-Inclán, Alejandro Sawa y Darío. Valle-Inclán es un poeta rebelde con su tiempo y con los suyos; muchos de sus dramas por ser revolucionarios en su tiempo terminaron en fracaso de público y de crítica. Max Estrelle, personaje central de Luces de bohemia es en realidad el poeta Alejandro Sawa, que terminó ciego y loco. Los dos poetas fueron amigos de Darío, y a los tres los une las penurias económicas, y el sino trágico de la vida. Tanto a Valle –Inclán como a Darío los une su libertad de pensamiento, su independencia de espíritu y su brío en la búsqueda de un nuevo estilo, original y propio. La escena nueve es pues, un homenaje a Darío, que es un referente literario en la obra del español, por su belleza en la plasticidad de los diálogos y visualidad de las imágenes escénicas desde la estética modernista. En Nicaragua, Rolando Steiner es el primer dramaturgo en escribir una obra donde el personaje central es Darío. Su tragedia La Agonía del poeta (1977), representada en el Teatro Nacional Rubén Darío, en 1991, fue interpretada por Salvador Espinoza y dirigida por Alfredo Valessi. Esta obra en tres actos presenta los últimos días de vida del poeta, por medio de su agonía, donde manifiesta su dramatismo de su existencia y su terror a la muerte, así como los delirios donde ve a las mujeres que determinaron en cierta manera su vida. El segundo autor nacional es Jorge Eduardo Argüello con La tragicomedia El cerebro de Rubén Darío (2002). La propuesta dramática de Argüello es una degradación de un acontecimiento histórico y literario de Nicaragua; a como es la llegada triunfal del poeta a su tierra natal, especialmente a la ciudad de León, que él compara como Roma y París. Los personajes lo encontramos en una alegoría social que deja al descubierto los resentimietos contra el poeta; un ejemplo son las matronas, de una ciudad que es colonial, no solo por su arquitectura, sino también por sus costumbres y su forma de pensar: BERTITA.- (Continuando)… No sé a qué viene a León ese pagano. En el colegio la madre superiora nos decía que no hay que leerlo… (Prosiguiendo)… Ella decía que el poeta ese adora a los cisnes porque estos diablos disfrazados de animales siguen a las mujeres. Menciona una Lesbos o lesbianas, no sé, también (como exitada gritando)… unos seres con la mitad del cuerpo de caballo siguiendo también a las mujeres en los… 42 Antologia del Teatro Nicaragüense Todos traman contra el poeta y ven en su venida, pero especialmente en su muerte, una forma de aprovecharse de su fama, tal es el caso de Rosario Murillo, esposa del poeta. Precismente una de las razones por qué el poeta regresa a Nicaragua es para ver su divorcio; pero Rosario arma toda un ardid para que no se lleve acabo. Ella y su hermno muestran esta actitud oportunista por la llegada de Darío: A .MURILLO.- ¿Amor?, tú nunca lo amaste, lo amo la Paca, tu contrincante (irónico). ROSARIO.- (Molesta). Ya vamos a comenzar otra vez… Déjame representar mi papel, no ves que todo el mundo está pendiente… Otro elemento son las circunstancias históricas y sociales que lo tocaron vivir al poeta. Entre ellas encontramos; la guerra hispanoamericana de 1898, donde los Estados Unidos vencen a España, y ésta pierde a Cuba y Filipinas. Ideológicamente surge la frase: “América para los americanos”, para legitimar el derecho que tenía los yanquis de ocupar cualquier territorio de Latinoamérica; así lo hacen quitándole a Colombia, el territorio de Panamá, para después construir el famoso canal interoceánico. Esa denuncia también la hace Darío en defensa de Nicaragua, cuando el poeta se da cuenta de las verdadera intenciones protectoras de los norteamericanos en los países de América Latina, en el caso de nuestro país, escribe: “Es con falaces promesas de protección, con disimulo y engaños como se han apoderado de Nicaragua, lo que pronto seguirán haciendo con el resto de Centro América” 32.Darío se declara un poeta anti intervencionista y con todo fervor defiende a Nicaragua de la dominación yanqui. En El cerebro de Rubén Darío, Jorge Eduardo Argüello logra una ubicación histórica en relación con los Estados Unidos, y es al antiimperialismo del poeta, que se demuestra no solo en poemas como A Roosvel, sino también en otras crónicas periodíticas: “Por el lado del norte está el peligro. Por el lado del norte es donde anida el águila hostil. Desconfiemos, hermanos de América, desconfiemos de esos hombres de ojos azules que no nos hablan sino cuando tienen la trampa puesta. El país monstruoso y babilónico no nos quiere bien”33. El personaje de Sanders en la obra mafiesta ese desprecio a Darío: SANDERS.- (continua). Ahora... como ser orgullo un hombre decir sernosotros fieras... tener cara de Nenrod...!ah! dígame…!ah! (Señala al público). SECRETARIO.- (Nervioso). Pero coronel, el habla en otro sentido como cristiano ante la idolatría... (Con miedo). 32 Darío, Rubén. Refutación al presidente Taft. La Nación, Buenos Aires. 1912. Darío, Rubén. Por el lado del norte; artículo publicado en El Heraldo de Costa Rica, el 15 de marzo de 1892. 33 43 Antologia del Teatro Nicaragüense SANDERS.- (De cerca tomándole el cuello). Y no creer que nosotros no defender y protegerrr cristianismo, shit, mierda, él está levantando el proletariado del mundo... esa moda no llegar aquí, se lo aseguro... no (para el mismo). El cerebro de Rubén Darío (2002) y El mono y su ventana (2014) del novelista y dramaturgo Jorge Edaurdo Argüello. En la primera obra centra la acción en el cerebro del poeta y partir de ahí desarrolla toda su trama, a diferencia de Steiner, Jorge Eduardo Argüello logra una sacrílega carnavalización, mostrando una sociedad leonesa desenmascarada y atrofiada, donde Darío es calumniado y despreciado. Estos mismos elementos los vuelven en una especie de esperpento en El mono y su ventana, donde poeta es reducido a un fantasma que solo mira en su locura Alfonso Cortés, quien conoció al poeta y estuvo presente en su entierro. En ambas obras existe una degradación de la figura del poeta universal, mostrando el mundo oscuro, por medio del sarcasmo y la carnavalización. DESESPERACIÓN (2006) GLORIA ELENA ESPINOZA DE TERCERO El teatro centroamericano, que posee excelentes dramaturgos como el costarricense Alberto Cañas, el guatemalteco Carlos Solórzano y el nicaragüense Alberto Ycaza, siempre ha estado relegado: “Una de las grandes dificultades que ha enfrentado el teatro centroamericano es el olvido. Debido a su fase de desarrollo es explicable como este género literario se desconoce. En parte, la ausencia de este género ha surgido de la casi imposibilidad de obtener manuscritos de las obras publicadas y de no poder ver las obras representadas en escena” (Collins, 2005) Si para el autor de teatro ha sido difícil el proceso creativo, tanto textual como escénico, lo es más para las escritoras centroamericanas y hasta latinoamericanas. Dos mujeres iniciaron este diálogo teatral: Sor Juana Inés de la Cruz (mexicana) en el siglo XVII y Gertrudis Gómez de Avellaneda (guatemalteca) en el siglo XIX. Es hasta en la actualidad que existe un interés por las autoras dramáticas latinoamericanas, que expresan su condición de género, su visión particular del mundo contemporáneo y su interpretación dramática postmoderna en dos antologías latinoamericanas (Eidelberg-Jaramillo, 1991). Costa Rica es el país centroamericano que cuenta con el mayor número de autoras dramáticas y una antología del Drama Contemporáneo Costarricense, donde sobresale Ana Istarú, ganadora de premios internacionales. Al igual que la costarricense se destacan otras dos autoras: la panameña Rosa María Britón y la guatemalteca Luz Méndez de la Vega. Ambas se caracterizan por la preocupación de la identidad de la mujer, la marginación social, el abandono paternal y el suicidio. En Nicaragua, si bien es cierto las mujeres han logrado una preponderancia en todas las expresiones literarias, artísticas, escénicas y folclóricas; no han 44 Antologia del Teatro Nicaragüense logrado, antes de los dramas de Gloria Elena Espinoza de Tercero, una importancia vital en la escritura dramática y en lo sistemático de su producción; aunque ha habido otras mujeres nicaragüenses que han escrito y publicado de forma esporádica sus dramas, tales como Blanca Rojas con su Monólogo La soledad no tiene nombre. que fue magistralmente interpretada por la primera actriz nacional Evelyn Martínez en el festival del Teatro Nicaragüense en 1991. Gloria Elena Espinoza de Tercero ha publicado: Gritos en silencio (2006), su primer libro de teatro, que lo componen tres obras: Desesperación (2006), Espinas y sueños (1992) y El Espantapájaros (1993), Stradivarius (2007), Noche encantada (2008), y Sangre atávica (2009). La mujer, en su complejidad de su ser y de su entorno social, logra desde el escenario hablar para ser escuchada. El profesor Wilfried Floeck, de la Universidad de GIESSEN (Alemania) ha dicho de ella: Lo más impresionante de la obra dramática de Espinoza de Tercero es su innovación estética y su variedad experimental. (…) La creación dramática de la autora se caracteriza por la concepción de un teatro, en el que palabra, gesto, pantomima, vestido, luz, proyecciones visuales, música, canto y baile se unen en un teatro total. Además, la autora está siempre a la búsqueda de un teatro anti-realista y anti ilusionista. Crea un teatro caracterizado por la yuxtaposición de mundos reales y alucinantes, de realidades históricas y míticas, por la fragmentación de la acción dramática y la estructura del montaje cinematográfico, por la destrucción de las fronteras entre espacio y tiempo y entre pasado y presente. La autorreflexividad y la autorreferencialidad son tal vez los rasgos más típicos de sus dramas, y se manifiesta en una intertextualidad exuberante que recurre a ejemplos de la literatura universal y, sobre todo, en la utilización de una multiplicidad de técnicas metadramáticas que recorren todas sus creaciones teatrales. (Floeck: 2010) El argumento de Desesperación es sencillo: Paula Samuel llega a un restaurante de comida rápida. Mientras come ávidamente se le acerca un desconocido, que al compartir su mesa discuten sobre la vida que ella lleva, sus contradicciones y su relación contextual con el mundo. Él le confiesa que es un fantasma, pero al inicio Paula Samuel no le cree, mientras ella desea ser otra; ante el fracaso del Fantasma ya que no puede convencerle de vivir una vida en armonía con ella misma, descubre que en realidad él es el fantasma de Caín. Sale horrorizada del restaurante y se arroja (no sabiéndose si voluntaria o involuntariamente) a un vehículo de la calle, resultando muerta. El primer conflicto esencial en el yo interior de Paula Samuel es la carencia de amor y su persistente odio. No se ama a sí misma, ni a los suyos, ni al mundo 45 Antologia del Teatro Nicaragüense que le rodea. La carencia de amor la incita a ser otra, porque siendo otra tal vez le permita encontrar el amor que necesita. Pero no solamente no ama, sino que ha perdido la fe en el amor. Su tesis no es la falta de amor, sino que el amor no existe o que el amor ha muerto y sólo queda el odio: PAULA SAMUEL.-Nadie me ama. Y nadie ama a nadie. Todos se devoran entre sí. No hay amor. Quien tiene, compra, y no se acuerda del que no tiene. Quien no tiene odia al que tiene, Y así sucesivamente. Yo odio”. (69) Si el amor es la esencia de la vida espiritual del ser humano, la pérdida de este significa la negación de toda esperanza, que produce en Paula Samuel el deseo de no vivir y ver la muerte como única salida. Está llena de odio porque no puede ser otra. La falta de fe, de Paula Samuel, en el amor y en la vida es lo que hace que el Fantasma no logre convencerla para un cambio de vida y de conducta, aunque Caín le dice: “Ámese y ame a los demás”. El inicio de la desesperación de Paula Samuel es la carencia de amor. Esta carencia la llena de soledad atroz, que se acentúa ante en un mundo contemporáneo de avances tecnológicos y de globalización. Caemos en lo paradójico: mientras más se desarrollan los medios de comunicación, menos nos comunicamos, menos nos comprendemos. PAULA SAMUEL.- Aún en mi casa, y con los míos estoy sola. Unos leen, otros ven televisión, otros duermen, otros salen. Siempre estoy sola. Cuando nos reunimos ni siquiera podemos sostener una conversación por largo tiempo. Hay silencios prolongados…” (56-57) Desde el desamor, Paula Samuel niega la vida y se acerca a la muerte. La negación del amor y de la vida, por ende de sí misma, nos hace pensar desde el punto de vista metafísico que Paula Samuel ya está muerta cuando entra al restaurante de comida rápida. Muerta en vida o viviendo una vida muerta porque ha perdido todos los valores sustanciales que nos hacen “echar raíces” en la vida, en lo esencial del ser humano. Paula Samuel está vacía de sí misma, perdida en su yo interior. Toda esta contraposición: desamor, soledad, vacío, sin vida, hace una codificación cinética y metafórica de la relación entre Paula Samuel y el Fantasma quien trata de salvarla y de salvarse. El suicidio de Paula Samuel es el suicidio de ambos. PAULA SAMUEL.- Míreme, yo no deseo vivir así. Más bien quisiera morir. Acabar con este correcorre, este sin sentido, este… (Aprieta las bolsas contra su pecho) ¿Cómo podría llamarse el mundo de hoy? ¡Matemático, tecnológico, humanista, globalizado, anodino, hipócrita, burla? Si, el mundo es una burla para el ser humano, de absurdo pasó a burlarse. Es un circo. Todos vivimos siendo payasos del circo. Tenemos llenos los cupos de los 46 Antologia del Teatro Nicaragüense asientos del circo. Permanecen llenos todos. Ya no hay sillas vacías. Las sillas se llenaron de fantoches y nosotros cantamos lo que nos piden que cantemos”. (65-66) Desde un examen psicoanalítico del discurso dramático y su enunciación en relación con el yo y su inconsciente, hasta llegar a un nivel más profundo, en relación con las pulsiones conflictivas del simbolismo y su expresión en el pensamiento de los personajes. También destacamos la relación entre el sujeto y el objeto deseado, hasta llegar a un nuevo ideal del yo y el sentido de su realidad. La naturaleza del hecho teatral en relación con Paula Samuel como personaje central es de un teatro psicológico, en cuanto se enfrenta consigo misma, ella en relación con el fantasma; todo producto de un contexto social. El problema de Paula Samuel es Paula Samuel. Todo lo contrario al teatro épico que enfrenta el problema estructural y el accionar como un personaje socialmente colectivo, el psicológico lleva este problema a la individualización del mismo. Anotábamos que la presencia en las relaciones conjuntas y disjuntas de Paula Samuel se daban en función del logro o fracaso entre ella y el objeto deseado: las contraposiciones amor y odio, vida y muerte, soledad y solidaridad. Estas contraposiciones no promueven en sí mismas el deseo de morir, es solo la base que causa tal efecto; en otras palabras, si una persona tiene un concepto negativo de la vida, en relación a su entorno social, político, inclusive filosófico, no implica que tenga que suicidarse. Veamos entonces, respecto al personaje de Paula Samuel: la falta de amor, la soledad, su insatisfacción, su deseo profundo de morir, y sobre todo su enfrentamiento espiritual produce en Paula Samuel un estado neurótico. Esto es producto de una constante represión de su yo, que se vuelve una amenaza en su conciencia y su conducta porque al reprimirse, quiere ser otra. La obsesión por comer y comprar proporciona una satisfacción sustitutiva. La satisfacción real la sustituye con una ficticia, la de comer y la de comprar, y la apariencia de una familia donde los suyos no son suyos. Todos estos estados de comportamientos se convierten en síntomas neuróticos. El estado neurótico de Paula Samuel lo produce su yo reprimido, castrado ante el mundo. Es válido aclarar que el desamor, el fracaso, la insatisfacción o la soledad misma, sólo cuando se vuelven síntomas neuróticos inducen el camino hacia la muerte La represión de los complejos se presenta en Paula Samuel en diferentes actitudes de su conducta: el deseo de llenar el vacío que hay en su vida comprando y consumiendo, el deseo de ser otra, el querer vivir en otro tiempo, el sentir que los suyos no son suyos, el odiar la sociedad y el tiempo que le tocó vivir, son pulsiones represivas de un sistema de complejos en el yo, que vienen del subconsciente y que se manifiestan en su conciencia como la sombra interior de su conducta. 47 Antologia del Teatro Nicaragüense Los síntomas neuróticos producto de la represión a la conciencia y la conducta por parte del sistema de complejos del yo, se alteran cuando crece la pugna entre Paula Samuel y el Hombre. El Hombre en cierto momento conflictivo de la acción dramática le dice: “Está frustrada porque quiere ser otra… el hombre no aprende de sus errores… Eso siempre ha perdido al hombre, su falta de fe… todos tenemos la responsabilidad de salvarnos”. Es tanto el deseo del Fantasma de que ella se salve y reaccione ante la vida, que se convierte en un acoso que la hace entrar en un carácter histérico en su personalidad. Es decir, el estado neurótico se agudiza en su labilidad emocional de descartar una función vital de la vida. Para ella la vida no es vivir plenamente, para ella la vida es: un cuarto, trasnochar, comprar, soledad, muerte, pobreza, desastres, guerra, dolor, incertidumbre, miedo, terror. La vida es mantenerse en la cuerda floja, guardando el equilibrio que desquicia y atormenta día a día. Su carácter histérico se manifiesta por esa excitación afectiva de sentirse sola, desamparada, sin ninguna esperanza de cambio de una vida artificial y de pura apariencia. Los síntomas histéricos han entrado en un estado psíquico morboso, por esta excitación en la contraposición conceptual de la vida de Paula Samuel y el Fantasma, que la sobrecargan emocionalmente. En un momento, los síntomas neuróticos en la acción dramática de Paula Samuel se manifiestan en un estado de excitación desplazada del yo individual al colectivo social, que le hace sentir angustia, sentimiento asociado a situaciones apuradas y a la pérdida del sentimiento del placer en todas sus formas. El placer se convierte en odio, la angustia acorrala los sentimientos y por ende la personalidad y el carácter psíquico. Pierde la capacidad de dirigir voluntaria y razonablemente la personalidad. La angustia es la antesala de la desesperación, el camino a la muerte. La UNESCO define la cultura como: “el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada” (UNESCO, 1982: 107).En la declaración de México (1982) en su parte medular define la cultura como: “La capacidad de reflexionar sobre sí mismo… es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales y críticos y éticamente comprendidos… busca significaciones y crea obras que las trascienda. Inducimos entonces que la cultura es la vida misma del hombre.34 Si la cultura es igual a la vida, entonces Paula Samuel que está disjunta de la vida, también lo está de la cultura. Si el hombre produce la cultura y la cultura 34 Definición conforme a las conclusiones de la Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales (MONDIACULT, México, 1982), de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo (Nuestra Diversidad Creativa, 1995) y de la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo (Estocolmo, 1998). 48 Antologia del Teatro Nicaragüense modela al hombre, nos preguntamos a qué cultura pertenece Paula Samuel. Saussure define la cultura como: “Un sistema de signos producidos por la actividad simbólica de la mente humana”. (Duvinguand, 1979: 232) Esta interpretación nos acerca más a como incorporar a Paula Samuel dentro de la forma estructural de las oposiciones disyuntivas en relación con el contexto sociocultural de Desesperación. Sólo el lenguaje permite la capacidad humana de crear símbolos. El teatro es un sistema de símbolos. Todo hecho dramático es una escritura escénica que lee el espectador desde el escenario. Si Paula Samuel está contra la cultura porque reniega de ella, entonces qué tipo de cultura modela la personalidad y la conducta de Paula Samuel. Porque la pérdida de un valor cultural es la pérdida de toda identidad. Volvemos entonces a inducir que si Paula Samuel odia la vida es porque las relaciones socioculturales producen ese odio. Si ella está vacía es porque vive en una sociedad también de significantes vacíos y artificiales. Porque si ella desea la muerte, es porque la sociedad ha hecho de la muerte un símbolo comercial y un placer por morir. Dentro de la simbología sociocultural del espacio escénico Paula Samuel, es una muestra microcoscópica de una sociedad espiritualmente enferma, neurótica, angustiada, desesperada, lista para la muerte. Finalmente, la semiosis teatral de Desesperación es la angustia ante la pérdida de los valores sociales y espirituales, que genera en su estructura una serie de significados simbólicos, de estados emocionales de una sociedad que está perdida en sí misma y que no encuentra la salida. ¡AY AMOR, YA NO ME QUIERAS TANTO¡ (2009) LUCERO MILLAN ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ de Lucero Millán, contribuye a un nuevo paradigma dramático, que surge de la literatura escrita por mujeres, donde la dimensión femenina es sensitiva, receptiva e imaginativa. Lucero Millán, es actriz, profesora de actuación y promotora cultura, así también directora-fundadora del grupo de teatro Justo Rufino Garay, uno de los grupos más consolidado y profesional de Nicaragua. Con más de treinta puestas en escenas que han viajado por más de 25 países del mundo. En la dramaturgia de Lucero Millán, el género es un tema de conciencia de las mujeres en la búsqueda de un nuevo modelo civilizatorio, no ligado al sometimiento masculino. El feminismo como cultura y movimiento pretende dar un status social, jurídico, políticos, cultural e identidad a las mujeres, en este sentido por medio del texto poético, narrativo o dramático. Este tema de género lo trabajó en una de sus primeras propuestas colectiva con el Justo Rufino Garay, cuando dirigió A golpes de Corazón (1985), y posteriormente Sopa de muñecas (2007). 49 Antologia del Teatro Nicaragüense Esta obra se enmarca dentro de una estética dramática producida por Lucero Millán, que nace y se nutre por las diferentes puestas en escenas, tantos en dramaturgia como en propuesta de dirección con el grupo de teatro Justo Rufino Garay; estética que parte de que la obra de teatro es producto de una realidad que se enmarca en un contexto histórico-social: “El teatro se nutre de la realidad, que existe en relación con ella. Toda obra de teatro es producto de alguna manera u otra del contexto histórico y social que le ha tocado vivir, aun cuado se niega esa misma realidad”35. La obra transcurre en un tren, que se convierte en una alegoría de la vida, como un sueño tejido por el destino; donde los personajes están dibujados escénicamente en una irrealidad poética; entre Armenio, un hombre tímido, retraido, agente vendedor, y Josefina una ama de casa que huye de su marido para encontrarse con ella misma. El viaje en el tren esta lleno de deseos, de recuerdos, de trozos de vida, de tratar de olvidar para recontruir otro espacio, otro tiempo; donde der ama de casa no sea el amo de ella, sino la libertad del paisaje interior, donde se puedan tocar las nubes y se tenga la libertad de imaginar, de sentir el rocío que llora en todo el cuerpo: JOSEFINA.- Pero a veces las nubes estaban tan bajas, tan bajas, que también me daban unas ganas enormes de llorar. Entonces pensaba que de las nube se desprendía un rocío que se posaba sobre mi rostro, y como si yo fuera una flor, el agua se deslizaba suvemente sobre mi cuerpo, como si mi cuerpo por entero llorara. Lloraba mi cara, mis brazos, mi pelo, mi cuello, mis piernas…Pero no eran lágrimas sino rocío (20). En ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ todas las mujeres han sido afectadas y marcadas por los procesos de socioalización y control que dictan mandatos y roles de comportamientos a los personajes mujeres, como la escena II y IV con la Madre y la escena VI con la Esposa, convirtiéndolas en seres excluyentes, donde la visión de lo masculino como paradigma de lo humano, y una subvaloración de todo lo femenino. Los ejes dramáticos donde Lucero Millán entrelaza los conflictos humanos nos dan una visión social entre hombres y mujeres, a través del patriarcado, el androcentrismo y el sexismo: ABUELA.- Con los hombres hay que tener mucho cuidado mi niña. Si una se descuida a ellos le crece una cosa muy dura entre las piernas, una cosa tan dura que no hay manera de hacerla entender. Te persigue, te hostiga, te presiona, hasta que lo logran que una queda así, totalmente con las carnes al aire, sin ninguna protección. Cuando a los hombres les agarra esa especie de agitación, los hombres se vuelven malos, como diablos diría yo. (33) 35 Millán, Lucero. Teatro, política y creación, una aproximación al Teatro Justo Rufino garay. (2015). 50 Antologia del Teatro Nicaragüense Josefina y Armenio, personajes principales de ¡Ay amor, ya no me quieras tanto!, nos presentan desde el escenario, esas imágenes plásticas, casi fotográsficas, de ese largo viaje a través de un tren, que da la sensación de de no llegar a ninguna lado, donde los dos buscan aparentemente cosas distintas: “La primera un lugar tranquilo donde poder dormir y descansar; el segundo, una estación donde pueda bajarse para poder recuperar su vida perdida. Ambos son carentes de afectos, al contarse sus intimidades, surgen sus fantasmas, sus sueños como una forma de exorcizar lo vivido, teniendo el viaje como presencia protagónica”36. JOSEFINA.-Los golpes duelen, pero el agua limpia. Desde entonces me baño tres o cuatro veces al día y tomo agua sin parar. El agua elimina mis toxinas, sacude mis recuerdos y arranca las costras. Tengo la suerte de tener una excelente ducha, con chorro fuerte y agua bien fría. El agua fría es buena para la piel, te endurece los músculos y tonifica los nervios. También te ayuda a la buena circulación, impide que te salgan morados. Disimula las ojeras y levanta el ánimo, aplaca los malos pensamientos y los deseos de venganza. Los golpes duelen pero el agua limpia” (49). En la propuesta conmovedora de ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ se van interponiedo las raealidades dramáticas, desde una estética actoral y teatral; la puesta en escena contruye una escritura teatral y poética, donde el espetador se ve afectado por lo ideológico y lo artístico, que lo obliga a contruir su propia lectura; por lo tanto la obra artística puesta en el escenario llega como un oleaje al espectador, que de alguna manera la devuelve ya leída, asimilada y reflexionada; esta mixtura produce lo mágico del teatro, donde éste transita hacia la libertad de ser y de vivir del ser humano: La realidad que propone el teatro es una realidad compleja, de múltiples lecturas, que nos da la oportunidad de recosntruir esa misma realidad que tenemos al lado y que no nos satisface completamente, para inventar de manera inédita un nuevo camino, que nos ha de ofrecer a su vez otros caminos, ampliando los grados de libertad del ser humano, creando un puente hacia lo mágico, lo lúdico 37. En la escena quince, un hombre y una mujer bailan el bolero “Ay amor no me quieras tanto”, en este movimiento corporal y danzario, se da el control del cuerpo y la vida del personaje de la Mujer de parte del Hombre, que simboliza al grupo élite en un completo engranaje de machismo, donde roles de género, se manifiestan en medidas controladora para la Mujer, viviendo un papel asignado, de complacencia sexual, reproductora y ama de casa: 36 Nota explicativa en la contraportada de ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ Millán, Lucero. Teatro, política y creación, una aproximación al Teatro Justo Rufino garay. (2015). 37 51 Antologia del Teatro Nicaragüense MUJER.- Porque yo no trabajo sino en la casa y en los baños de la casa, porque no camino por las noches porque sino me matarías, porque nunca he viajada más lejos que al supermercado y la dry¨clean. HOMBRE.- No jugues con mi amor, ni con mis sentimientos. MUJER.- Pero si yo no estoy jugando, te estoy diciendo la purita verdad. Además, soy tan insegura, todo me da miedo. Llevo años soñando con irme de tu lado y sin embargo sigo aquí, a tu lado. HOMBRE.- ¡Por eso te quiero tanto mujer, te quiero tanto¡ MUJER.- ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ (48) La función controladora del dominio del poder sexista y social, ha violentado la vida de las mujeres, con desprecio, maltrato, incluido el asesinato o femicidio. El género penetra toda la vida social, cultural, política, económica e intelectual, afectando la vida de las mujeres en todos sus aspectos, y esto es precisamente la atmósfera dramática de Josefina, la de un personaje que huye de si misma; el tren, el viaje, su relación con Armenio forman la imagen teatral, siempre en movimiento, de vidas apagadas, asechados por las apariciones de sus recuerdos y sus miedos; es un desvivir lo vivido: JOSEFINA.- (Tapándose los oídos) Escuche bien, puede ser ensordecedor. (Ella lee el papel) “El vuelca toda su furia contra ella, y ella siente que merece una paliza tras otra. No hay látigo ni tortura posible que calme su vergüenza de intentar ser ella misma. Créame no lo hay. Cuando se queda sola con su desprecio, se desnuda, se limpia, se cambia de ropa, se peina, se maquilla, entonces está lista para volver a recibir el castigo. Al otro día recorre sus propios pasos, recoge sus vergüenzas y se lanza al vacío. Ojalá algún día sus ojos recobren el brillo que algún día tuvieron”. (24) En ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ lo dramático centra su ser en lo patriarcal que es un sistema de dominación que ha consagrado el señorío de género prohibiendo a la mujer el acceso al poder, al conocimiento y al uso de la palabra. La masculinidad está asociada con la virilidad, la capacidad reproductora sexual y social, ejerciendo el control por medio de la violencia. Las identidades de género están dadas en condiciones sociales e históricas que muestran una ruptura de relaciones en todos los ámbitos de la vida. El hombre desde el discurso patriarcal, es dominante, posesivo, controlador, frente a una mujer, en esta posición, donde los hombres poseen el espacio público, social y político; las mujeres son objeto y sujeto del deseo en el ámbito privado y, silenciadas, donde no tienen derecho al deseo, donde su cuerpo no es de ellas, sino de otros: MARIDO.-¡Mierda! ¡Levantáte de esa cama y dame de hartar! ¿O qué? ¿Querés que te pijée? ¿Eso es lo que te gusta, verdad? ¡Hijueputa! ¡Apuráte mujer! ¡Parecés una estúpida cuando caminás! ¡Ya te voy a dar tu verga! Eso es lo que querés, ¿verdad? ¡Que te dé por el culo! ¡Como una perra! ¡Limpiá esta mierda de casa, levantáte hijueputa, levantáte hijueputa! ¿Qué crees? 52 Antologia del Teatro Nicaragüense ¿Que no me di cuenta que estabas hablando mal de mí con la putísima de tu amiga! ¿Quién sos vos para quejarte? ¿Quién sos vos? Si vos no vales ni mierda, ¿me oís? ¡Me cago de la risa imaginándote sola por la vida! ¡No llegarías ni a la esquina, cabrona! ¡Ni a la esquina, hijueputa! ¡Y tráeme una cerveza! ¡Y bien helada! En el teatro de Lucero Millán existe una enajenación del ser femenino como parte de un mundo represivo masculino. Al igual que en las obras A golpe del Corazón y su más reciente montaje Sopa de muñecas, encontramos el machismo en todos sus grados de desarrollo. El macho es como un pulpo que con sus tentáculos agrede a la mujer, no sólo físicamente, sino afectiva y emocionalmente. Pero sobre todo impone la cultura del dolor y la violencia, trastoca el valor cultural de la mujer como vientre de vida, para reducirla una elegía que desfigura su ser, que la reduce a un impune estado de humillación. Lucero Millán confabula una auténtica postulación del ser femenino, en una nueva reformulación del mundo de la mujer, de una mujer enmarcada en una época postmoderna, que permita a la mujer como ser integrarse a un nuevo proyecto de vida, pero sobre todo, darle prestancia y calidez humana y libertad para pensar y hablar: MADRE.-! Ay!, ¡Ay! Y ahora que lleguemos la misma historia de siempre: la casa botada, las cazuelas sucias; el haragán de tu padre pegado a sus botellas y a sus queridas. ¡Ay, que cansada! Ya nadie me ayuda. Pero a mí ya no me importa nada. Cada cual que se la arregle como pueda, después de todo quien se ocupa de mí. (14) Siguiendo la propuesta dramática de Lucero Millán, en cuanto a esa relación de la realidad política y social en que nace como proyecto estético y de vida, ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡, nos da otra mirada de la realidad; sobre todo, darnos prestancia y calidez humana y libertad para pensar y hablar; porque en fin de cuenta: Una de esas formas de conocimiento sin lugar a dudas ha sido el arte, pero la manera que ella ha elegido para aprehender esa realidad no ha sido copiarla; sino a través de una síntesis, que en mucho de los casos y en particular en el teatro, ha sido una síntesis objetivizada, poetizada38. PERDÓN (2013) LUIS HAROLD AGURTO Luis Harold Agurto es el más joven dramaturgo que cierra esta antología del teatro nicaragüense. Egresado de la Escuela Nacional de Teatro Pilar Aguirre en 1992, y merecedor dos veces del premio Nacional de Dramaturgia, en 2006 y el 2008. Aunque como actor ha interpretado diferentes personajes con grupos nacionales, sus obras dramáticas han cobrado vida escénica, en especial, por los 38 Ídem. 53 Antologia del Teatro Nicaragüense grupos de teatro universitario. Todos sus textos fueron publicados por el Foro Nicaragüense de Cultura, reuniendo trece obras, que abarcan diferentes estilos y estructuras dramáticas. Salvador Espinoza, actor nacional, define el teatro de Luis Harold Agurto como: Las incomprensiones, las dificultades en la vida conyugal, sus propias vacilaciones y obsesiones, la atracción hacia el mal juzgado mundo bohemio del artista, las aspiraciones de un reconocimiento para sí mismo y el artista en general y la miseria humana del artista, es la materia con que Luis Harold Agurto, construye sus obras. Sin embargo, el más constante de sus temas es el embrujo amatorio en la relaciones de pareja que lo traduce a su propio amor por el teatro, a su oficio de escritor y su resistencia a aceptar los convencionalismos de convivencia cotidiana39. Su dramaturgia toca aspectos de una emotiva sensibilidad y una poética teatral que se manifiesta en un metateatro, siendo un ejemplo, el monólogo Perdón, que lo representa en esta antología. Luis Harold Agurto va más allá de una visión clásica del teatro, por eso transgrede la ficción teatral y convierte la obra en un metateatro, que es el teatro dentro del teatro. Para que existan unas expresiones dramáticas metateatrales debe de haber ciertas condiciones que permitan constituir el doble juego de la realidad en ficción y la ficcionalización de la realidad. Un primer momento es la teatralización de la vida, que solo se da cuando irrumpe la acción conflictiva en la vida del espectador, entonces el mundo es el escenario, y la ficción se niega y se revela como una especie de sueño, como en un ir y venir en un juegos de espejos. La obra no ocurre ya solo en el escenario, sino en todo el ámbito del espacio teatral y el personaje se desdobla y hablan del teatro mismo; en ciertos momentos el público es espectador, pero en otros se convierte en personaje, que vive entre la ficción y realidad: Sé que están pensando que este es el monologo; que la realidad es debatirme entre la representación y la realidad. (pág. 98) Cuando hablamos de teatralización de la vida, queremos decir, que la ficción misma, siendo ficción es una realidad, en cuanto el personaje tiene conciencia de su existencia y el público es empujado a participar de la acción dramática. Desde el inicio del monólogo aflora una teatralización de la vida al dirigirse el personaje al público: ¡Perdón! Sé que algunos de ustedes estaban buscando la campanilla para tirar de ella y que el actor en este caso la actriz, continúe como en el monologo de Becket. 39 Agurto, Luis Harold. Antología (2013). Compilación y edicción de Salvador Espinoza. Edición del Foro Nicaragüense de Cultura. 155 pág. Managua. 54 Antologia del Teatro Nicaragüense No hay campanilla, lo que ocurre es que me buscaban entre ustedes. Porque esta que está aquí; no está conforme, no del todo. Es curioso porque entre más lo observaba, más se escondían. (pág. 97) La teatralización de la vida adquiere su existencia fundamental, porque en el metateatro se representa una pieza enmarcada; de ahí pasa de la ficción teatral al realismo, donde la realidad se vuelve más a la condición del espectador. Esta representación enmarcada la encontramos en la actriz, que se supone llega a representar la vida de una mujer, que es el personaje del monólogo, que ha medida que va leyendo las cartas que están en la caja, va contando su existencia; pero resulta que lo contado o repreentado es lo vivido por la actriz: Hubiera empezado mi monologo con la frase ¡perdón! Porque en serio, así comienza el texto. La actriz entra a escena, observa detenidamente al público y dice ¡perdón! Pero los he observado en serio… yo… la actriz. La memoria entonces me ha jugado una mala pasada preguntándome de repente ¿perdón por qué? Es decir… mi perdón del monologo no el perdón en serio. Después de pedir perdón el personaje abre la pequeña cajita; esta, y romperá en el transcurso de la pieza, las cartas que irán haciendo que el personaje libere de ese amor incorpóreo pero necesario para lograr encontrarse a si misma. (pág. 97) En el monólogo Perdón el texto enmarcado es la vida de la actriz, que en lugar de representar el texto escrito por el autor, nos interpreta sus vivencias: En esta obra, el autor, disecciona el mundo transitorio de una actriz, que juega nuevamente con la fantasía del mundo irreal del artista obligado a “representar” la vida de otros, mientras su propia vida sigue siendo la triste realidad 40. Sucede esto precisamente porque es un monólogo, que al final de cuenta de pronto el público puede inferir que la vida de la actriz es la misma del personaje: En otras palabras, en la mujer común y corriente que se ha sincerado y mostrado su soledad y su búsqueda, su aparente búsqueda, porque no sabe cuándo empezó a darse cuenta que hasta cierto punto absurdo interpretar otra vida, cuando siempre le ha huido a la propia, cuando ya no sabe si es texto aprendido o es su simple realidad tan parecida a la del personaje. (pág. 99) En el metateatro los personajes son concientes de su propia teatralidad, por eso es que la vida es vista como ya teatralizada. Esto significa, que en una representación teatral, el proscenio, que es lo más próximo entre la representación y el espectador, sirve de límites entre lo uno y el otro; creando lo que se llama la cuarta pared, pero lo más importante es que el espectador sabe que lo que ve es una obra de teatro y vive la magia de la representación, muy comodos desde las butacas. 40 Ídem. 55 Antologia del Teatro Nicaragüense La teatralización de la vida ocurre precisamente cuando el personaje transgrede esos límites del proscenio y rompe la cuarta pared, al tener conciencia de su existencia teatral, no solamente como personaje dramático sino también escénico y logra una ruptura de la ilusión estética y la imagen poética del teatro, logrando una autoconciancia dramática: conciencia en el personaje que es un personaje dramático, y conciencia en el espectador que es una autorelfexión del que el teatro habla y se representa asi mismo. Pero al verlos detenidamente me ha entrado una angustia. Angustia de no saber realmente en qué lugar, posición, parcela, o estación de la vida me encuentro. Entonces los he observado para transgredir las reglas, ya que en un monologo el observado es el actor… actriz en mi caso. (pág. 97) Lo primero que define al personaje del monólogo Perdón es su falta de identidad y su percepción ambigua del mundo y de la vida. El no tener una identidad, el no saber cuando es una actriz o cuando un personaje; la llena de angustia, pero sobre todo, ella que tiene que ser observada por el público, por esos miles de ojos que la ven, ahora ella ve al público, entonces el personaje se da cuenta, no solo de su existencia sino también de la exsitencia de la realidad misma, produciendo lo que ya afirmamos la teatralización de la vida: ¿Qué es la identidad? Será levantarnos una mañana cualquiera, vernos al espejo y repetirnos “esta soy yo” como si ayer no hubiera sido la misma. ? ¿se es una misma todos los días? O ¿lunes, miércoles y viernes nos enamoramos y los días restantes leemos los diarios, nos conectamos a internet y nos desamoramos, nos despegamos, cortamos el ombligo de la realidad? Esa es mi angustia. Mi angustia ahora, de momento, de aquí en este escenario frente a ustedes. (pág. 97) La actriz percibe esa falta de indentidad escénica como una carencia de identidad social, emotiva y evocadora. Entra en una catarsis de existencialismo buscando precisamenta esa identidad que está perdida en ella misma. La crisis de identidad se profundiza en una dolor trágico y funesto, que es la desintegración humana, que es perder todo valor humanístico de solidaridad, de compañerismo, de darse para recibir, de ser para vivir en convivencia; dondo solo nace el perdón humano y escénico Y les pido perdón por sentirme infeliz, les pido perdón por no encontrarme, perdón por sentirme vacía, por no ser capaz de interpretar este monologo, como voy a encarnar al personaje si ni siquiera he podido encarnarme yo. La actriz/personaje en su belleza dramática muestra su yo lírico, su interior romántico, sus esperanzas, sus deseos insatisfechos, para vivir una doble vida en su existecia dramática como personaje interpretado desde el escenario y como actriz que interpreta a la mujer que lleva una caja de cartas para contar, desde el drama mismo de la vida, su existir. Entonces el meteteatro se convierte en una 56 Antologia del Teatro Nicaragüense poética teatral, por la construcción de la escena desde un lenguaje bello, pristísimo y eminetemente connotativo: ¡Ay! Si aparecieran un instante, pequeños. Si te asomaras con cautela a estas manos que te aguardan, si a ratos sintieras mi ausencia. Si te juraras por lo menos una y otra vez que no te inquieto, tendría por lo menos un puntito de mostaza, un apoyo, una vulnerabilidad. Tuya para entender de que estas hecho y así acercarme a vos. Si solamente me tocaras el corazón. Si solamente pusieras tu boca en mi corazón, tu fina boca, tus dientes. Si pusieras tu lengua carnosa y roja como vagina, allí donde mi corazón polvoriento golpea. Si soplaras en mi corazón cerca del mar, llorando… sonaría como aguas vacilantes, como a ojos tristes. Sonaría como a vos y yo. ( pág. 100). Perdón de Luis Harold Agurto se convierte en un drama de la vida dentro de otro drama, donde el monólogo es una ceremonia lírica dentro de la representación; en un delirio existencial donde el personaje se pierde en la actriz, y la actriz se busca en el personaje. Entonces el público tiene varias miradas porque tiene delante de sí una perspectiva doble, metateatral, que logra los nexos como abrazos dobles, de la vida y el arte teatral, que solo busca mostrarnos la naturaleza de la identidad humana. CONCLUSIONES Jorge Eduardo Arellano, refiriéndose al teatro en 1975, lo cataloga en su Panorama de la Literatura Nicaragüense solamente como intentos en la dramaturgia nacional. Aunque el mismo autor, en 1986, en su Inventario Teatral Nicaragüense hace una excelente valoración tanto del texto dramático como del movimiento teatral, desde sus orígenes prehispánicos, hasta el triunfo de la Revolución Popular Sandinista. Esta Antología del teatro nicaragüense muestra la calidad dramática porque se nutrieron y establecieron un diálogo con las dramaturgias vanguardistas de Europa y los Estados Unidos, especialmente con el existencialismo de Sarte, el teatro del absurdo de Ionesco, las teorías del teatro político de Picator, el teatro épico de Brecht y las innovaciones dramáticas de Pirandello e Ibsen. En cuanto a lo temático, se desarrollan diferentes temas que abordan problemas nacionales, sociales y morales de la sociedad nicaragüense, producto de un contexto histórico social de Nicaragua. El texto dramático nicaragüense, aunque se nutre de las corrientes universales del teatro, se apropia de ellas de una manera original, creando un lenguaje propio de lo nacional, como en la Chinfonía burguesa y Asesinato frustrado con carácter universal. Es un teatro de identidad, de crítica social y moral del siglo XX y comienzo del XXI, más que divertir, se da subversión al hecho teatral, donde 57 Antologia del Teatro Nicaragüense la realidad dramática plantea una rica gama en la construcción de los personajes, sobre todo, en las atmósferas absurdas, irreales, asfixiantes, de desconcierto entre la imagen teatral y el espectador. Un elemento que no podemos pasar por alto es el aporte de la mujer a la dramaturgia nacional. El lenguaje dramático femenino plantea otro discurso dramático, otra interpretación del hecho teatral y de la realidad misma. Es la mujer hablando de la mujer, la mujer expresando desde el escenario la gramática violenta de su ser femenino, afectado y humillado con el sello machista. El problema planteado de lo escasamente conocido y valorado de las obras aquí estudiadas afecta la recepción de las mismas, y esto se demuestra en la ausencia de los textos dramáticos, especialmente los de Rolando Steiner, en las bibliotecas nacionales, así como la nula publicación de textos que han sido agotadas sus ediciones, como las de Alberto Ycaza. Esta recepción de las obras para las nuevas generaciones se ve plasmada en que ningún autor tiene publicada sus obras completas. Nuestros autores dramáticos asumen un compromiso con el espectador, un compromiso donde el teatro es planteado, no como un diluyente catártico, todo lo contrario, un teatro para provocar, para cuestionar, para criticar, para desenmascarar la hipocresía social, para señalar los vicios, para poner el dedo en la llaga de lamoral. Pero sobre todo, queremos destacar que es un teatro que sorprende, que tiene vigencia espacial y temporal, que se nos presenta con un mundo dramático donde la realidad se vuelve mágica, pero sobre todo una propuesta dramática para pensar, para reflexionar y determinar lo que somos y lo que podemos cambiar. 58 Antologia del Teatro Nicaragüense Referencia bibliográfica A.- Textos dramáticos Agurto, Luis Harold. Antología (2013). Publicación del Foro Nicragüense de Cultura. 155 p. Managua Argüello, Jorge Eduardo. El cerebro de Rubén Darío (2002). Centro Nicaragüense de Escritores. Managua. Coronel Urtecho, José, y Pasos Joaquín. La chinfonia burguesa. En: 3 Obras de Teatro de Vanguardia nicaragüense. Ediciones El pez y la serpiente. Managua, 1976. 183 páginas. Cuadra, Pablo Antonio.(1972) Por los caminos van los campesinos. Edición El Pez y la Serpiente. Managua. Calero Orozco, Adolfo. (1972) Diálogos o fechas en blanco. 4 obras de teatro. 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Actores de segunda categoría: El Piariola La Silla, El Sofá, El Sillón, La Butaca PRÓLOGO Sala burguesa, amueblada con un sillón, una silla, una butaca, un sofá y una pianola. Pinturas de raro mal gusto. Al foro: puerta y ventana. (Cada mueble disfraza un actor, que levanta la cabeza al hablar. Su voz es la voz del mueble que representa. La escena está desierta.) LA SILLA.-(Saca la cabeza y la esconde.) Soy la silla Paquilla. EL SILLÓN.- (Idem.) Soy el sillón Chon. LA BUTACA.- Soy la butaca Paca. EL SOFÁ.-(Idem.) Soy el sofá Sabá LA PIANOLA.- (Idem.) Soy la pianola Manola. EL SILLÓN.-Soy el sillón Chon para hacer la digestion. (Van quedando salidos en seguida a medida que hablan.) LA SILLA.- Soy la silla Paquilla para cruzar la canilla. LA PIANOLA: Soy la pianola Manola que cuando no me tocan me toco sola. 64 Antologia del Teatro Nicaragüense EL SOFÁ.- Soy el sofá Sabá en que se sientan juntos papá y mamá. LA BUTACA.- Soy la butaca Paca para la siesta guanaca. EL SILLÓN.- Se fuma en mí el puro, se piensa en mí el duro. LA BUTACA.- Yo mezo el bostezo y ayudo al estornudo. LA PIANOLA.- Yo alegro al suegro sentimental con mi ser musical, soy su perfecta predilecta, su secretaria ordinaria, su musa principal. EL SILLÓN.- Tenemos unos dueños pequeños, unos dueños que nos cuentan sus sueños, sus negocios sin socios, sus proyectos directos, sus empresas traviesas, sus corridas prohibidas. LA BUTACA.- Somos de don Bombón y doña Bomba. LA SILLA.- De don Trombón y doña Tromba. EL SILLÓN.- De don Chombón y doña Chomba. (Pauza.) EL SOFÁ.- En esta pieza burguesa, en esta sala de gala, vive una vieja pareja con su malaria ordinaria. LA BUTACA.- Esta es su historia meritoria, sumaria y literaria. (Se oyen golpes en la puerta.) Una voz adentro: ¡Tan! ¡Tan! al zaguán. . . (Todos los actores de los muebles esconden la cabeza.) Inmediatamente la voz de doña Chomba – adentro – Ten, ten la puerta Norberta Berta tuerta. (Pasa Norberta.) La voz de la puerta: dando un golpe – ¡¡Pan!! La voz de don Chombón – adentro – Pon la mesa, Teresa, la tortilla tiesa, la mayonesa, la salsa inglesa, la. . . Voz de doña Chamba: (Adentro.) Ssssssss. . Ambos cónyuges a la vez (saliendo.) ¡Chó!. . . Una voz adentro: ¡Chon, pipipipípiiiiii! (Ambos cónyuges se miran. Entra Fifí.) DON CHOMBÓN.- ¡Fifí! Linda es Fifí como un tití. DOÑA CHOMBA.- (Zorreándose.) ¿Un alhelí? DON CHOMBÓN.-Sí. DOÑA CHOMBA.-(A Fifi.) ¿Con quíen te querés casar: con la luna, con el sol, o con la vieja del tambor? 65 Antologia del Teatro Nicaragüense FIFÍ.- (Cantando a medias.) Papá, mamá, me quiero casar con un pajarito que sepa bailar. La voz del pueta (Adentro, canturreando.) Casate conmigo que yo daré zapatos y medias de color de café. DON CHOMBÓN.- (Saltando asustado.) ¡Fifí, vení aquí! ¿Quién es el enamorado que ha cantado? ¿Quién es el entrometido que te ha pretendido? FIFÍ.-¡Es mi futuro marido! Papá, mamá, dejame casar con el pajarito que sabe cantar. DOÑA CHOMBA.-No consiento en ese atrevimiento. FIFÍ.-Pero yo sé mi cuento. DON CHOMBÓN.-Te mandaré con mi dinero al extranjero. Te dejaré mi capital entero, pero no quiero que te lo robe un majadero. FIFÍ.-Papá, mamá, me voy a casar, con el pajarito que sabe cantar. EL PUETA.-(Cantando afuera.) Casate conmigo carita de ayote si no nos casamos nos come el coyote. Venite mañana y venite de prisa, cuando el viejo esté echado y la vieja ande en misa. Casate conmigo porque yo te quiero; casate conmigo, cara de ternero. Venite, chiquita; vení que me muero. Te espero, te espero, en el Esperadero. DOÑA CHOMBA.-(Desesperada.) ¡Por Norberta Berta Tuerta que dejó la puerta abierta entró ese mosca muerta! (A Fifí.) Te mataré con el pie, te tiraré por la ventana. . . FIFI.-(Decidida.) Mañana me casaré con quién yo sé. DON CHOMBÓN.-(Cayendo hincado de rodillas, suplicante.) ¡Telón, telón, telón, mirame con compasión. Baja a cubrir mi desgracia, mi desgracia Engracia! TELÓN ACTO I ESCENA I En la misma pieza, sin muebles, excepto el sofá y un asiento llamado rima. Un rótulo. Esperadero. La escena, en el Esperadero, lugar de cita amorosa de Fifí y su novio. Entra Norberta. 66 Antologia del Teatro Nicaragüense NORBERTA.- (Asomándose a todos lados.) Está citada Fifí la enamorada en esta encrucijada. ¡Dios quiera que no le pase nada! (Luego alzando los brazos.) Luceros de los esperaderos, lares de los esperadares. Amparad su bondad, poned en su alma calma, encended su fed, ensancha su esperancha Pancha! Colocad con seguridad una venda Rosenda sobre los ojos flojos de estos viejos pendejos! Tapales las viejas orejas para que no oigan el sí de Fífi. Dejalos sin sentidos al marido y la marida, para que calle y no estalle el bombón de doña Bomba; el chombóm de doña Chomba, el trombóm de doña Tromba. Conducid al poeta que viene en bicicleta; tened cuidado que hoy esté bien portado, afeitado y bañado; vestido y pulido; pues mi ama lo ama como el hipopótamo ama a la hipopotama. ESCENA II (Dichos y Fifí.) FIFÍ.--(Entra iluminada.) Rápida, apasionada. Lo quiero y por eso lo espero en el Esperadero, lo adoro y por eso lo lloro en el inodoro. Papá lo detesta y no lo invita a la fiesta; Mamá lo aborrece y su odio crece y crece; pero Norberta le deja abierta la puerta y yo lo mezo, lo peso, lo rezo, lo travieso, lo embeleso, lo cueso, lo tueso, lo beso, lo dejo tieso! ESCENA III (Dichos y el pueta. Se retira Norberta.) (Entra el pueta montado en una bicicleta.) EL PUETA.-Chocoyito real, ¿qué tal? FIFÍ.-Bien. EL PUETA.-¡Bien! FIFÍ.- ¡Siéntate en esta rima! EL PUETA: (Sentándose en la rima.) Persigo hablar contigo vis a vis y vos a vos, cantarito de arroz. FIFÍ.- Aún dura mi ternura en el acordeón de mi corazón que me hace pin, pin, pin, pón; por vos mi alma pura canta como el pajarito del relón – mejor que cualquier canción – el son-son que te quiero Yon. EL PUETA.- Tu mano cálida como el verano me da una impresión de pajarito chiquito en confesión, y ante la porosidad de tu sinceridad se me quita del dedo el miedo a don Chombón. Tus miradas cargadas de babosadas ponen mi corazón acurrucado como un puño cerrado mientras el tuyo está inquieto como un secreto, pero tu cabeza está tiesa con su moña ñoña y siento en tus piernas tiernas y en tus 67 Antologia del Teatro Nicaragüense pies al revés las perezas de las patas de las mesas y las cosquillas de las ancas de las sillas. FÍFI.-(Nerviosísima.) Pero amarga el momento de la despedida, cuando siento tu pensamiento como un tren de carga en la partida, y cuando la ternura de tus besos tiene la premura de los expresos. . . EL PUETA.- (Amorosísimo.) Por eso me asomo por última vez a tus retinas para ver las colinas de mi amor en preñez; mientras tú, tienes la fiebre de la liebre, el recato del pato y la estupidez del pez, . . . pero eres sencilla como una bacinilla. (Pausa.) (Insinuante.) ¡Déjame abrir tu corazón con un tirabuzón! FIFÍ.- (Coqueta.) ¡Non! (Pizpereta.) La caja de caudales de papá, se abre con llave de fa o con llave de re, yo no sé. EL PUETA.-Yo la abriré con un P. (Pausa.) Yo quiero tu dinero. FIFÍ.-Y yo te quiero como papá a su bolero. ESCENA IV (Dichos y Norberta.) (Entra Norberta corriendo, agitadísima. Trae la cara pintada con color de susto.) NORBERTA.- ¡Todo esto lo han sabido doña Chomba y su marido! Junto, a la estufa bufa, como una loca oca cocoroca foca foforoca! ¡¡Grita un grito!! ¡¡Pita un pito!!!! DOÑA CHOMBA.- (Desde adentro.) ¡¡Fifí, Fifiiiiii!! ESCENA V (Entra doña Chomba, teñida de ira, amoratada.) DOÑA CHOMBA.- Lo mato, lo quiebro un omoplato, un pie, un peroné! (Dirigiéndose a él.) Te aborrezco, te detesto; tus falacias hicieron mis desgracias, tus rimas me metieron en estas pantomimas. Pueta de la nariz a la jeta, te rompo una falangeta. ¡Ladrón de afición, te bruño el esternón! (Gritando más.) ¡CHOMBON! ¡TROMBON! NORMBERTA.- (Llamándole la atención.) ¡¡DOÑA CHOMBA!! ¡¡DOÑA TROMBA!! DOÑA CHOMBA:.-Kekereké, kokorokó, kikirikí! ¡Kikirikí, kekereké, kokorokó! NORBERTA.- (Afligida.) ¡Fifí! ¡Doña Chomba! 68 Antologia del Teatro Nicaragüense DOÑA CHOMBA.-(Sin hacer caso, más fuerte.) ¡KAKARAKA! NORBERTA.-¡Qué gritos, qué patadas, qué bufidos, qué resoplidos da! DOÑA CHOMBA.- (Cayendo en el sofá.) Hasta que caigo desmayada en el sofá. EL SOFÁ (Se yergue.) En el sofá Sabá. ACTO II Oficina de Almacén. Don Trombón con gran seriedad, consulta papeles; se levanta y dice: CHOMBOM.-Saco mi alma de mi almario, mi alma de propietario millonario y lentamente invento el inventario siguiente: Tengo: una spiroqueta pálida de abolengo, un zancudo en mi escudo, un higo en el ombligo. Yo soy un tinajón con corazón, un tinajón con saco y pantalón, y de mi saco saco una petaca flaca y una lágrima seca. Yo soy un hombre duro como un duro, yo soy un hombre puro como un puro con un solo pecado olvidado: un pedazo de beso tieso, como botón de hueso dado a una criada bruta como una fruta. Poseo una pianola de cola de la que sale a la sala de la sinfonia (o bien como antes se decía) “La chinfonia a la viela o a la viola.” Bailo la perinola al son cochón de mi violón o al son violento de mi instrumento de viento. ¡Pero amo sobre todo mi pianola, mi pianola Manola! (Pausa.) Pero esto pasó cuando escupió su psique con el diente meñique y era la era de la petenera cuando la carretera era la carretera y este mundo era un segundo mundo ... A los dependientes, que han entrado mientras dice lo anterior:) . . . Ahora todo es paz, amigo NIcolás, pues Fifí se ha casado, amigo Coronado, con el famoso pueta, amigo Bastequieta. (Pausa.) ¿Fifí con su marido? Nido. Pinol cernido. Cucú, cucú. ¿Quién eres tú? El pajarito de Benito, frito. Memé, memé, ¿Quién es usted? El bisté. Va engordando el pueta como una ruleta. Su panza no alcanza en una romanza, 208 libras puja la balanza. Ya está curado de los pies quebrados, le ha nacido un bigote en el lugar del estrambote y se han pulverizado los esqueletos de sus sonetos. ¡Nueve meses burgueses de idilio a domicilio en el ocio feliz de su negocio, su negocio de amor, de a peso el beso! y como conclusión de su pasión está para venirle un muchacho varón!! (Pausa.) Cuando Norberta Berta tuerta entre en mi puerta y me diga que el cielo me hizo abuelo y me traiga a mi nieto Aniceto, ¡qué consuelo para mi orzuelo, qué alegría para mi hidropesía y qué buen rato para mi garabato! (Pausa.) Mi nietecito Rito dará gusto por lo robusto; sacará mis ojos rojos y mi nariz de perdiz, mas no sacará la jeta ni la pata corneta del pueta. Tendrá la sonrisa lisa de Mona Lisa y el pisto del Conde de Montecristo, pero lo quiero ingeniero minero para dejarle todo mi dinero. (Pausa.) Mi 69 Antologia del Teatro Nicaragüense descendiente Chente será la admiración de la gente porque tendrá un quiquiriquí como el de Fifí, su mimí. Pausa (suena el teléfono) salta el teléfono (hablando por teléfono). DON CHOMBÓN.-Holá, holá. ¿Qué nació ya? (Pausa.) Dimelo otra vez, dimelo al revés. (Pausa.) Si nació sonto, dimelo pronto; si nació manco, sé franco. (Pausa.) Vente, vente, vente inmediatamente; que lo traigas te lo digo, quiero verle el ombligo! (Cuelga el teléfono a los dependientes, alborozado.) Viene el hijo del pueta, amigo Bastequieta, viene para mi oficina, amigo Urbina, tomaremos un trago, amigo Ubago. (Toman.) DEPENDIENTE 1.-Brindo por su nieto tan lindo. DEPENDIENTE 2.-Brindo por su nietecito tan bonito. DEPENDIENTE 3.-Brindo por su nieto tan coqueto. DEPENDIENTE 4.- ¡Brindo por su descendiente tan inteligente! ESCENA II Entra Norberta temblando, con el niño tapado. Don Chombón destapa el niño y dice desilusionado: Fifí parió un garrobo! NORBERTA.- ¡Un garrobo lobo! DON CHOMBÓN.- ¡Jacobo! (Y lo saca.) Cuya madrina será la cucaracha, la cucaracha Nacha. (Furioso.) ¡Lleváte a Jacobo que es producto del robo que es una mixtura impura de la poesía y de la burguesía! Salen timidamente los dependientes (triste, melancólico.) Me ha fallado mi sueño dorado! Vuelven a entrar nerviosos los dependientes, uno por uno: DEPENDIENTE 1.-Pobre don Bombín cuyo almacén ya no anda bien. Un cablegrama se pone solo al Polo. DEPENDIENTE 2.- (Con un diente en la frente.) A un dependiente le nace un diente en la frente, en los patines patinan los calcetines, a las victrolas les nacen colas y a las pistolas alas. DEPENDIENTE 3.-Van los números al teatro de 4 en 4 a $ le salen 10,000 diviesos viajan en sus cajas las alhajas y las navajas. DEPENDIENTE 1.-Suben los precios a los trapecios se sientan % % % en los asientos.. 70 Antologia del Teatro Nicaragüense DEPENDIENTE 2-Nadan los zapatos como patos, un maniquí se fuga, el reloj pone un huevo de tortuga, los paraguas se enderezan sus enaguas y el tenedor de libros aparece perdido entre los cubiertos con los ojos abiertos, yertos, muertos, tuertos, puertos. DEPENDIENTE 3.-Un ladrón se roba un jabón! Celébrase una carrera de piernas de jamón. DEPENDIENTE 1.-Una sustancia rancia ha venido de Francia. DEPENDIENTE 2.-Ha nacido una levita en la hueva de una leva! DEPENDIENTE 3.- El agua de colonia dice que se llama Apolonia. (Entrando.) NORBERTA.-Una cama pregunta cómo se llama! Las botellas no están doncellas, dicen sus jalones los tapones. CORO.-¡Pobre don Bombín cuyo almacén ya no anda bien! Don Bombín que a cada noticia muestra una cara de terror, se va hundiendo adolorido, desesperado, en el sillón. Al final se tapa los oídos y cae el Telón. EPILOGO La misma pieza del Prólogo. Medio día. Tertulia de la digestión. Don Bombín. Doña Chomba, Fifí, el pueta, Norberta. Debe dejarse visible la puerta del foro, donde aparecerá la Muerte. DON BOMBÍN.-(Amodorrado, roncando.) Kkkkooo kkkkooo kkkkooooooo, ¡así ronco yo! FIFI.- Kkka kkkaaa kkkaaa, así ronca papá. NORBERTA.- Kkkeee kkkeee kkkeee, así ronca usté. EL PUETA.- kkkii kkiiii kkkiiiii, así ronca Fifí. DOÑA CHOMBA (Al pueta.) Kkkuú kkúúú kúúúú, así roncas tú. DON BOMBÍN.- ¡Qué felices que somos! FIFÍ.- Qué tranquilos que estamos. DOÑA CHOMBA.-Qué sabroso comemos. EL PUETA.-Y qué bien que dormimos. DON BOMBÍN.- ¡Qué alegría la mía, lejos de lo que me sucedía cuando vivía en la vía de la fantasía! Ya pasaron mis grimas con las pantomimas de las rimas, y ya no tengo queja de esta pareja pendeja. Está entera mi felicidad casera, mi almacén 71 Antologia del Teatro Nicaragüense está bien y yo también, y siento y gran arrobo cuando le doy un sobo a mi nieto el garrobo Jacobo. NORBERTA.- es tanta nuestra suerte que ni nos acordamos de la muerte. ESCENA II Pausa. La puerta se abre de par en par. Aparece la Muerte. MUERTE.- Yo soy la muerte fuerte, sorda y gorda. (Entra. Se ponden de pie todos.) DON BOMBÍN.-Se ha equivocado Ud. de puerta, señora muerta, de mi oficina no hemos llamado a la quirina, talvez la espera la vecina de la esquina, aquí estamos todos sanos y tenemos horror a los gusanos. LA MUERTE.- Los tengo a todos en mis manos. ¡Yo soy la muerte fuerte, sorda y gorda! DON BOMBÓN.-¡Salga, vieja insolente. Salga inmediatamente, deje en paz a mi gente, porque si se arma algarabía llamaré a la policía! LA MUERTE.- (Meneando la cabeza.) ¡Yo soy la muerte fuerte, sorda y gorda! FIFÍ.- A mí, déjame aquí, porque no estoy madura para la sepultura. LA MUERTE.- ¡Te vas con los demás! NORBERTA.-¡Yo no tengo que ver nada en esta zanganada, yo no soy pariente de esta gente y me salgo por la tangente! (Se sale lateralmente y la muerte la detiene con la guadaña.) LA MUERTE.-Te arrastra la corriente. EL PUETA.- ¡Muerte no quiero verte! Dame tiempo de sobra para escribir mi obra. Dame un segundo para el tomo segundo. Te mostraré la muestra de mi obra maestra que aunque me salga mal me hará inmortal. LA MUERTE.- ¡Te vas en mi costal! DOÑA CHOMBA.-Espera un momento para tomarme un alimento. Espera un rato para comerme un plato de manjar de jato. Espera un poco para beberme un coco. Siquiera un día para comerme una sandía. Siquiera un a semana para comerme una iguana. Siquiera una quincena para comerme una rellena. Siquiera un mes para comer una res, o por lo menos un ternero entero con todo y cuero! LA MUERTE.- ¡¡No te espero!! 72 Antologia del Teatro Nicaragüense DON BOMBÍN.-(Hipócrita.) ¡Qué se va a hacer! Te entrego con placer a mi mujer y yo me quedo solo con mi dolo Lolo, con mi orzuelo Chabelo, con mi hidropesía María y con mi garabato Honorato; porque yo amo mi vida podrida cuando pienso en mí pienso, cuando lleno mi barriga de buñiga y cuando me rasco mi rocha Concha. (Se rasca una nalga.) LA MUERTE.-(A don Bombín.) ¡También estás en mi lista, viejo egoista! (A todos.) ¡No os dejaré un segundo en vuestro mundo inmundo!, y pues yo soy la muerte fuerte, sorda y gorda me los llevo a la tumba, al a zumba marumba. . . Levanta la guadaña y cae el telón. 73 Antologia del Teatro Nicaragüense POR LOS CAMINOS VAN LOS CAMPESINOS Pablo Antonio Cuadra 74 Antologia del Teatro Nicaragüense Por los caminos van los campesinos Pablo Antonio Caudra PERSONAJES: EL RANCHO, que es como una persona muda, que vive en todos. SEBASTIANO, con toda la tradición del campesino surfidor, cuidadoso de sus raíces, franco, pero receloso y pensativo. Sencillo, fatalista y de religiosidad medular. LA JUANA, una mujer. Mestiza: fantaseosa. Deseando más. Con pájaros en la cabeza pero ingenua y fiel. Palabrera y optimista. PANCHO, el hijo mayor, soltero. Silencioso y reflexivo como el padre. MARGARITO, el hijo menor, casado con la Rosa. Con el carácter de la madre. LA ROSA, indita joven, mujer de Margarito, todavía un poco indefinida. SOLEDAD, la hija menor (16 o 17 años) temperamental. Nerviosa. Ingenua. Impulsiva. Trigueña. Muy bella en su tipo. EL DOCTOR FAUSTO MONTES, abogadito del pueblo que se hace personaje con malas artes. Es el poder – el Poder – de la malicia contra la inocencia. EL COMANDANTE, Teniente Comfort, USMC – Oficial de la Marina de la Intervención. TELEGRAFISTA (gordo), y SOLDADOS CONSERVADORES Y LIBERALES EPOCA: De las guerras civiles y de la Intervención yanqui en Nicaragua (alrededor de 192. . ) VESTUARIO: Tipico del campesino nicaragüense. CUADRO PRIMERO Una huerta nicaragüense. Al fondo, lomas y serranías verdes y azules. Una árbol alto. Quizás pájaro Al pie del árbol – como debajo de un ángel verde – está el RANCHO de paqja de Sebastiano. 75 Antologia del Teatro Nicaragüense Su presencia, según las horas y su luz, es como la presencia de la pobreza: humilde a veces, peinado por la paz y sus brisas; dolorosa otras. Rasgado por cóleras encendidas: cárdeno. A veces cenizo, macilento, como el templo de la miseria bajo la luna. El rancho es un personaje que se alegra o llora, que encierra el odio o deja escapar la queja como un viejo animal famélico. Alrededor del RANCHO: taburetes, “patas de gallina”, enseres campesinos. El molejón, la piedra de moler, etc. Últimas horas de la mañana. Mayo. (Se levanta el telón oyéndose la gente que vuelve al RANCHO en habladeras. Primero aparece la perrita negra, agitada, la lengua de fuera, pero feliz de llegar. Luego Margarito, con su mujer: la Rosa, en risas. Detrás la Juana con su mecapal cargado. Después Sebastiano, con su machete al brazo. Un tiempo después Pancho, sudoroso. Entran por la derecha donde se supone pasa el camino al pueblo). MARGARITO.(Entrando en risa con la Rosa. Lleva una guitarra en mano) Yo creo que es buena la guitarra! ¡Tiene buena voz!. . . ¡Me hacía ilusión tenerla!. . . Y como me dijo el viejo Chano: aprendé a tocar a tu mujer tocando guitarra. . . ja! (risa ingenua). ROSA.(Que trae una alforja y la pone en un taburete. Riendo) ¡Alguna maldad tenía que decir el viejo guanaco!. . . (rie). MARGARITO.-Estuvo chistoso el viejo!. . . Lo remeda cantando y dándole a la guitarra como en broma: EL pobre es un desgraciado Por causa de su pobreza. Si al pobre lo ven postrado Ya dicen que es por pereza. Si toma un trago, es picado Y si no toma, torpeza. Si lleva pisto es robado Pero si pide prestado Le dicen que es sinverguenza! (Se ríen) ROSA.(Después de reír con ganas mientras saca cosas de la alforja) ¿Y qué fué lo que te contó de un viejo calvo? NO lo oí bien por ponerle cuidado a la señora Justa. . .! 76 Antologia del Teatro Nicaragüense MARGARITO.-Una conseja. . . Es que estaban diciendo que ya estalló la guerra. Que van a empezar a reclutar. ¡Sonseras de los liberales! Y ñor Chano salió con su cuento. . . ¿Así no es él?. . . Para todo tiene un cuento! ROSA.(Con risa boba) ¿Y qué contó? MARGARITO.(se ríe) . . . que había un hombre entrecano que tenía malos enredos con dos mujeres: pero resulta que las dos lo querían a su modo. La una, como era más muchacha, lo quería con el pelo negro. La otra, como era más maciza, lo quería con el pelo blanco. Y todos los días, la una le quitaba un pelito blanco, la otra le quitaba un pelito negro. La una, un peilto blanco. La otra, un pelito negro. ¡Hasta que lo dejaron calvo! ROSA. (Riéndose) ¡Qué viejo sonso! MARGARITO.- ¡Pues encajó bien el cuento, porque dijo que así estaban dejando a Nicaragua los liberales y los conservadores. Cada uno le arranca su pelo!. . . ROSA.- ¿No te digo que es ocurrente? (Se ríe) Entra Juana JUANA.(Entrando cargada con su mecapal - ¡Se ve que están estrenando amores! (Descarga a la puerta del rancho) ¡No han hecho más que reirse en todo el camino! ROSA.-Es que el viejo del mercado estuvo chistoso! (Se ríe sola) - ¿Verdad, Margarito?. . . ¡Con su modo guanaco! (Se ríe) JUANA.-¡Y nosotros que fuimos donde el abogado sólo a traer cólera!. . . ¡Las cosas del Sebastiano!. . . ¡Ahora nos ha hecho un enredo. . . ! Entra Sebastiano SEBASTIANO.- (Entrando. Suspira) ¡Bueno! ¡Ya volvimos! JUANA.-Le digo a los muchachos que ese Doctor Fausto, que yo no sé para qué lo buscastes, nos está enredando con el asunto! SEBASTIANO.-¿Y a qué otro iba a buscar? ¡Vea qué cosas! ¡Me recomendó don Federico porque era correligionario! ¡No me echés a mí la culpa! JUANA.-¡Pero nos está enredando! ¿Cómo vas a creer que nos cobre otra vez, otros veinte pesos, cuando nos dijo que sólo era la “incrición”?. . . ¡Ah!. . . y ahora nos sale con que tal vez tengamos que pagar un impuesto. Rosa, que ha estado atareada, entra al RANCHO. 77 Antologia del Teatro Nicaragüense SEBASTIANO.- (Rebajando un poco y con voz inocente) ¡No. . .! Pero el impuesto dijo que tal vez nos la capeaba. . . JUANA.-Así dijo con aquellos timbres: ¿y cuánto nos cobró? ¡Ya le vamos a deber más al abogado que lo que cuesta la tierrita. . .! Margarito está componiendo las cuerdas de la guitarra. SEBASTIANO.-Yo no desconfié la primera vez ¿para qué mentir? Pero ya hoy sí le ví ganas de morder. (Sentencioso:) ¡por eso estás hablando vos, porque yo te dije: el abogado está sacando las uñas! ¡Y ahora te hacés la prevenida!. . . Hasta te pusistes a reír, de pura creída, la primera vez cuando te dijo que le dieras a la Soledad. ¡Vos si sos inocente: creyéndole las intenciones! Porque sos ambiciosa. ¡no me vengás con cuentos! JUANA.- ¿Y qué tiene de menos mi hija para que no le guste a un abogado? ¡Vaya, pues! SEBASTIANO.- Tiene de menos que es pobre. Es del rancho; eso tiene. JUANA.-Pero el rancho tiene sus tierras. ¡No te pobretiés, sonso! Entra Pancho, despacio, limpiándose el sudor, con su alforja al hombro y su machete al brazo. SEBASTIANO.-(Irónico a Pancho): ¡Oí a tu máma! ¡Se le olvidan sus sudores!. . . Vé, Juaná: tu rancho es como un buey manso. Trabaja con nosotros y se echa en la noche. Pero apenas ladra la desgracia, el buey se espanta. Pensá en las deudas, en las enfermedades; hasta en la muerte pensá porque eso es lo que atrea al rancho del campesino y lo espanta de la tierra! ¿Dónde vivía mi táta? ¿No tuvo su rancho en la calle del pueblo? ¿Y yo? ¿No viví allá, en las lomas?. . . Y éstos (señala a sus hijos) ¿decime dónde?. . . ¿Decime a qué pobre le dura la tierra? Los ranchos de los pobres van caminando cada vez más lejos. . . JUANA.-¡Toda la vida salís con tus cosas! Bastante espinas tiene la piñuela para que la pongás agujas. ¡Está como el cuento ése, de la revolución, que me venías contando! ¡Todo lo ves negro!. . . Lo que debés hacer es quitarle tus papeles al abogado y buscar otro. MARGARITO Que ha estado oyendo con la guitarra en la mano, irrumpe de pronto con una canción arrastrada, volviendo a remedar la voz del viejo Chano: El pobre es un desgraciado Por causa de su pobreza, 78 Antologia del Teatro Nicaragüense No vale la listeza Si se mete en el Juzgado, Pues aunque tenga razón, Lo dejan sin pantalón Entre el Juez y el Abogado. Se oye la risa de Rosa dentro del rancho. JUANA.- (A gritos) ¡Dejate de cantos! ¡Hay que arreglar ésto! Lo que deben hacer ustedes los hombres es quitarle los papeles al abogado y buscarse otro! PANCHO.-¡La vaina es lo que va a cobrar! Sale Rosa del Rancho JUANA.- Pues vendemos los dos chanchitos negros que están bien gordos. SEBASTIANO.-Yo no digo que no. Desde que salí del pueblo he venido pensando en éso. MARGARITO.-La Soledad quería uno de esos chanchitos para el rezo de San Sebastiano.. JUANA.- (repentinamente) ¡Bueno, y la Soledad, Panchó? PANCHO.- (mirando hacia el camino) Venía conmigo, pero se entretuvo con la Vicenta y la Teresa allí en el ceibo viejo. JUANA.-¡Qué muchacha! SEBASTIANO.-Seguro que venía con ese Pedro Rojas. ¡Ya anda muy despierta la Soledad!. . ROSA.- (Un poco aparte, pero interviniendo en la conversación, mientras alista unas alforjas) ¡El Pedro no bajó al pueblo, creo yo! ¿Le viste vos, Margaritó? MARGARITO.-¡Y si estaba, qué hay? ¡Ya se puso mujer la Soledad; todos lo sabemos! SEBASTIANO.- Está muy moderna entoavía para cargar hijos. Que aprenda a vivir primero! MARGARITO.- (Poniéndose en pie) ¡Bueno, Rosa, tenemos que irnos ya! ¡Meneáte! ¡Ve el sol por dónde está! JUANA.-¿Y no piensan volver a almorazar? 79 Antologia del Teatro Nicaragüense MARGARITO.-Como la Rosa va a ayudarle a la comadre Jacinta en lo del bautizo, allí vamos a merendar. Volvemos con la tarde (a Pancho) Panchó, dámele una vistada a la milpa. PANCHO.-Es la que va mejor! ¡Está eloteando que da gusto! MARGARITO..- (A Rosa, que se acerca y le dá las alforjas) ¿Ya estás lista? ROSA.-¿Llevaré los elotes? MARGARITO.- (impaciente) ¡Vamonós, vamonós! ¡Otro día se los llevás!. . . ¡Nos vemos, pues! (Salen los dos por la izquierda) SEBASTIANO.-Le ha salido hacendosa la mujer a Margarito. JUANA.-¡Y te acordás de aquella Petrona que le gustaba? ¡Esa era una mándría! PANCHO.-¡Buena es la Rosa! SEBASTIANO.- (A la Juana, malicioso) ¡Pero nada entoavía! . . . ¡Vos fuiste friendo y comiendo, Juaná! (Se ríe) JUANA.- (Medio apenada. Riendo) ¡Con lo que sale el viejo! SEBASTIANO.- Es que en mi tiempo los hombres éramos más hombres! ¡Yo me cargaba un saco de máiz al golpe! ¿Te acordás. . .? Y cuando me picaba . . . era un toro balando. (Se ríe solo). - ¡No había hombre en todo ésto para mí!. . . . . ¡Claro. . . . . ahora estoy arruinado! ¡Los años! Voz dentro de Soledad: - Panchooó – (Se oye lejana). SEBASTIANO.-¡Ay viene la mariposa! JUANA.- ¡Seguro que en carrera porque no tiene cabida! Entra Soledad a prisa, agitada. SOLEDAD.-¡Táta! ¡Pancho! ¡Vienen reclutando por el camino! JUANA.-¡Alguna cosa debía inventar! ¿Dónde te quedaste? SOLEDAD.- ¡No máma! ¡Vienen! ¡Todos los hombres de los ranchos iban corriendo al monte a esconderse! Me vine a avisarles. ¡Que se escondan! Sebastiano, agitado va hacia la derecha, mira, vuelve. PANCHO.- ¿Ven? ¡Si yo ví que había movimiento en el cabildo! 80 Antologia del Teatro Nicaragüense JUANA.- ¿No será el resguardo el que venía. . . por algún bochinche? SOLEDAD.-No! ¡Les digo que no! ¡Era la recluta! ¡Venían agarrando gente! SEBASTIANO.-¡Pues andate, Pancho: andate al chagüite por si acaso! Pancho se mueve, indeciso. JUANA.- ¡Corré! ¡Antes que vengan! ¿Venían cerca? SOLEDAD.- ¡Sí! ¡Que se vaya ya! ¡Eran un montón de soldados! Pancho va a salir por la izquierda. SEBASTIANO.-¡Ve, Pancho! ¡Metete mejor en el charrial del Espino Negro. Allí estate. Donde matamos el machapin la otra tarde. Allí no te encuentran! JUANA.- ¡Y que no se mueva! SEBASTIANO.- Si no hay nada, la Soledad te va a avisar. ¡Llevate el machete! JUANA.- ¡Pero corré! Ya Pancho ha salido a prisa con su machete. SOLEDAD.-¡Al pobre Juan Centeno ya lo traían amarrado! ¡Yo desde que ví que era la recluta salí en carrera! SEBASTIANO.-¿Y dónde estabas? SOLEDAD.-Allí en el Ceibo viejo platicando con la Vicenta. JUANA.- ¡Pues era cierto lo que te dijeron de la revolución! SEBASTIANO.-¡Pero vos nunca me querés creer! ¡Yo te lo dije! ¡Te lo dije!. . . ¡Qué vaina son estas cosas! SOLEDAD.-¿Y vos, táta? ¿No te dá miedo que te agarren? SEBASTIANO,.¿A mí? ¿Pa qué van a ocupar un viejo cholenco? (Voces dentro) ¡Agarren a ése! ¡Por aquí! ¡Malespín! Vaya por aquel lado! ¡No me deje a nadie! Expectación en todos los del rancho. Entra un grupo de soldados al mando de uno que parece ser el Jefe. Todos son soldados de ciate, con salbeques, rifles máuseres y divisas verdes en los sombreros de palma. (Se supone que quedan más soldados y reclutas, hacia el camino, a la derecha). SARGENTO.- ¡A ver! ¿Quién vive aquí? 81 Antologia del Teatro Nicaragüense SEBASTIANO.- (que se ha sentado y toma un aire de víctima, haciéndose más viejo de lo que es) ¡El Sebastiano, un pobre viejo con el lomo pelado de trabajar, y sus mujeres!. . . SARGENTO.- ¿Y los muchachos? SEBASTIANO.-¡Sepa Dios dellos! Trabajan ajuera. Cada uno coge su camino apenas despunta el día. SARGENTO.-¡Indio soplado! ¡Negando sus hijos a la Patria! (Se vuelve y grita hacia el lado derecho). ¡Margarito López! Aparece por la derecha un soldado empujando a Margarito, el cual viene amarrado de los codos. Rosa entra detrás, silenciosa y angustiada, y se queda cerca de él. .SOLDADO 1.-¡Aquí está! SARGENTO..-¿No lo conoce? Susto y consternación de las mujeres. SEBASTIANO.-¡Ah, muchacho baboso! ¿Dónde te agarraron? MARGARITO.- (Molesto y avergonzado) ¡Ahí nomás! . . . Yo qué sabía! JUANA.-¿Se van a llevar al muchacho? ¿No vé que tiene mujer? SARGENTO.- (Burlándose, a los soldados) ¡Oigan! ¡Sólo él tiene mujer! (a Juan) Todos éstos tienen, pero la guerra no pregunta. SEBASTIANO.-El muchacho es mi ayuda. De sus brazos comemos. SARGENTO.-El gobierno necesita soldados. ¡Que le ayuden las mujeres! SOLDADO 2,- ¿Nos llevamos un chancho para la tropa, Sargento? Ahí tiene uno, gordo! SARGENTO.- (Muy solemne) ¡Ya oyó las órdenes de que se respete la propiedad! SOLDADO 2.-Pero, veia, mi Sargento. . . usted le quita lo bonito a la Guerra. Nos quiere dejar sólo las balas. SARGENTO,- (Más débil) ¡Son órdenes del Gobierno! (mirando tentado). ¿Cuál es el chancho? SOLDADO 2.-El gordito que estaba allí, a la entrada! SOLDADO 1.- ¡Para los nacatamales, Sargento! 82 Antologia del Teatro Nicaragüense SARGENTO.- (Con gran solemnidad legal.)- ¡Raso Sequeira! ¡Requise el chancho y que el infrascrito pase su recibo a la Comandancia! ¡El Gobierno respeta la propiedá! JUANA.- (Furiosa) ¡También se llevan el chancho! ¡Qué ladrones! ¡No pueden coger un rifle sin que comience la robadera! El soldado 2o. ha salido disparado a la captura del chancho, por la derecha. SARGENTO.- (Siempre solemne) ¡No es robo, es requisa! Respetamos la Constitución! JUANA.-¡Lo que no respetan es el sudor del pobre! Entran dos soldados, por la izquierda. SOLDADO 3.- (Entrando por la izquierda) ¡Allí no hay nadie! ¡Ya registramos! SARGENTO.-¡Bueno! ¡Vámonos! ¡Los reclutas adelante! MARGARITO.- (comenzando a salir) ¡Adiós, tata! SEBASTIANO.- (En voz baja a Margarito) descuido! ¡No te lerdiés! ¡Volvete al primer MARGARITO (Dándose valor con una broma.) ¡Quien quita vuelva Coronel! SEBASTIANO.- ¡Dejá de carajadas! ¡Volvete! ¡La guerra no es broma! Un soldado lo empuja. MARGARITO.- ¡Adiós, máma! Va saliendo, y al pasar por donde Rosa – que le mira llorosa – le hace un medio cariño con la mano. Salen todos. Se oyen los gruñidos del chancho capturado. Gritos. “¡Viva el Partido Conservador! ¡Viva el Gobierno!” JUANA.- (A Rosa, que está de pie mierando y secándose una y otra lágrima) ¿Qué hacés ahí pasmada? ¿No ves que se te llevan al hombre? ¡Cogé tu motete y seguilo! ¡La mujer va detrás del hombre. Le va haciendo las tortillas, le va dando la vida! Y si cae. . . ¡Ni quiera Dios! ¡Toco madera, no vaya a traer mal agüero al muchacho! ROSA.-(Llorosa) ¿Si cae. . . qué? SEBASTIANO.-¿Pues, qué? ¿Qué no sabés lo que es la guerra para la mujer del pobre? 83 Antologia del Teatro Nicaragüense ROSA.- No. . . no sé . . . (Llora desconsoladamente). Soledad llora también. JUANA.- (Emocionada) ¡No me saqués la ternura, muchacha! ¡Andá! ¡Cogé tus cosas y seguilo por los caminos! ¡Es tu hombre! ROSA.- (Recoge, llorando en silencio, sus alforjas. Sale despacio y ya para hacer mutis por la derecha, se vuelve y con gesto ingenuo y amplio dice entre lágrimas) ¡Adiós, pues, toditos! SEBASTIANO.- (Sacándose unos pesos del bolsillo, a prisa, al ver que Rosa ha salido) ¡Rosa! (la alcanza y le dá el dinero). ¡Tomá! ¡Llevá para la porrosca!. . . . . . . ¡Pobre muchacha!. . . Sale Rosa, por la derecha. Juana suelta el llanto. SEBASTIANO.- (Con la voz anudada ) ¡Juana! ¡Ahora sos vos! JUANA.-Pero si soy su madre y me lo arrancan! (Llora de espaldas). SEBASTIANO.- (Se sienta. Habla lento, como para consigo mismo: - ¡pobre mijo!. . . ¿A qué va?...A aguantar mando, a gastarse matando... a mal dormir... a mal comer... A volver con una herida... si es que vuelve! . . . JUANA.-(Reaccionando, brava) ¡A mí se me raja el corazón por mijo... pero no voy a pensar tus presentimientos!... ¿Qué estás diciendo? ¿Por qué no puede volver Coronel como él dijo? ¡Margarito es hombre! ¡Dejate de estar trayendo aves negras sobre el muchacho! SEBASTIANO.-Aves negras... ! ¡Ah, qué Juana!... Ahora voy a ser yo el que trae la tuerce!... ¡Si hablo es porque yo sé de éso!... JUANA.- (Revolviendo contra él su inquietud) ¡Lo decís por medroso! SEBASTIANO.- (Indignándose gradualmente) ¿Yo?... ¿Medros el Sebastiano?.. (levantándose la cotona y señalándose el costado). ¿No tengo aqué en el costillar una huella honda como pisada de mula?... Ahí me entró una bala peleando. Porque yo pelié. Yo creí que con pelear iba a componer la vida. Me hice ilusiones por baboso... Porque así es uno muchacho sale a saludar al sol con sombrero de cera!... ¿Y todo para qué?... ¿Qué cambió en la tierra?... ¡El mismo Sebastiano de siempre... el mismo sudor para comer!... y los que no sudan, los que nos echaron a la muerte... los mismos siempre... los mismísimos de antes! ¡Sebastiano en el rancho, éllos en la Capital! Telón 84 Antologia del Teatro Nicaragüense CUADRO SEGUNDO ESCENARIO: Está dividido por la mitad: la mitad izquierda representa el teléfono público de “Catarina” y la mitad derecha que al comienzo tiene bajado un pequeño telón de boca que la cubre – el teléfono público de “La Paz Centro”. Son pues, dos salas o cuartos, divididos por una pared central. Los teléfonos de ambas salas públicas están colocados en el anverso y reverso de esa pared central, de tal modo que el público mire a los dos que se comunican desde esos dos distantes pueblos, como que si estuvieran frente a frente. Para mejor simbolizar la separación, puede colocarse un poste esquemático de teléfono al centro, coincidiendo con la pared divisora central, con los alambres telefónicos distribuidos a ambos lados. La sala del teléfono público de la izquierda tiene un rótulo: “CATARINA”, en letra grand; y abajo: “CENTRAL DE TELÉFONOS”, La de la derecha tiene también su rótulo: “LA PAZ CENTRO. – TELÉFONOS”. En la sala izquierda, la de “Catarina”, hay una ventana con barrotes en la pared de fondo. En el centro, también al fondo, una mesa con su silla donde está la Central con su tablero y su auricular. Al lado, un escaño para el público. En la sala derecha de “La Paz Centro”, una puerta asequible a la derecha y la pared del fondo, lisa y blanca. Sólo hay un escaño contra la pared. No se ve a la Central. Y como se dijo anteriormente, esta sala de la derecha tiene su propio telón que se levanta ya comenzado el acto. Si se quiere evitar el pequeño telón de boca para la sala del teléfono publico de LA PAZ CENTRO – de la derecha – úsese LUZ y SOMBRA, dejándola en tiniebla al comienzo y al fin del cuadro conforme lo indica el texto. Se levanta el telón y sólo está visible e iluminada la Central de Teléfonos de la izquierda, del pueblo de Catarina. Soledad, en primer término, de pie, recostada en la pared de la izquierda, mirando hacia el proscenio dond ese supone es la calle. Sentado al fondo, de cara o de perfil al público (según donde se coloque la mesa) está la Central; un hombre del pueblo gordo, con el auricular puesto, mietiendo y sacando clavijas en un pequeño tablero telefónico que tiene frente a sí, sobre la mesa. Un poco hacia la derecha están sentados en el escaño de espera, la Juana y Sebastiano. De pie, recostado, al fondo, en la pared divisoria, está Pancho conversando con ellos. (La otra mitad del escenario está oscura completamente o bien oculta por un telón parcial). TELEFONISTA.- (Que es un hombre muy gordo, moreno y con una voz fuerte y sonora) (a Juana) ¡Sí, señora! ¡Ya sé! ¡Ya sé! ¡Estoy pidiendo! (Hablando a la bocina). ¡Aló, Managua! ¡Aló! ¿Managua? Conseguime la Paz. – La Paz Centro. ¡Sí hombre! ¡La Paz! ¡Tengo rato de estarla pidiendo! PANCHO.- (Con sonrisa vaga) ¡No me imagino a Margarito Teniente! – Porque era medio inocente!... (se ríe) 85 Antologia del Teatro Nicaragüense JUANA.-¡Andá con inocente!... ¡Malo era! ¿No te acordás las mañas que tenía para enamorar a las muchachas? - ¡Sí era hasta medio atrevido! (pasando de pronto a otro tema) Y haciendo cuentas, Sebastianó: Ya la mujer de Margarito debe estar próxima! ¡Contá: de la luna de Mayo a la de Junio, a Julio, a Agosto, a Setiembre, a Octubre. (Sebastiano asiente) (Juana le dá un codazo en las costillas) ¡Ya vas a ser agüelo! – Ríe. SEBASTIANO.-(Moviendo la cabeza) ¡Cómo atropella el tiempo! ¡Qué hace que lo andabas al Margarito prendido de la teta... y agora táta!!! PANCHO.- (Sentencioso) Margario todo se lo ha comido celeque. ¡Yo no! SEBASTIANO.- (Sonriendo. A Juana) ¡este es más desconfiado! ¿Verdad, Panchó!... Al que come verde se le quema la boca... ¡Pancho va con tiento! JUANA.- (A la defensiva) ¡Indeciso es! ¡Como vos!... Por eso nos está arruinando el abogado. ¡porque se dejan!... El otro muchacho salió más hombre! PANCHO.-¡Más hombre... ! ¡Oiga, táta! ¡Mi máma siempre está con sus hombredades! Cree que hacer las cosas al empujón eso es ser hombre! ¿A lo toro, pues?... Yo lo pienso. ¡El hombre es pensativo! SEBASTIANO.-¡Claro! ¡Eso es! ¡Pero... tu máma! JUANA.-¡Pero tu mama qué?... ¡Si no fuera por mí! SEBASTIANO.- (Repitiendo, burlesco) ¡Si no fuera por mí! Se ríe. PANCHO.- (Con más burla. Riéndose) ¡Si no fuera por mí! (gran risa). JUANA.- (Haciéndose la brava) ¡Ya se unieron los dos hombres! ¿Y qué son, pues?... ¿Qué harían?... TELEFONISTA.- (Callándola.) ¡Phsss! ¡No deja oír! – Aló. Sí hombre. Dame línea. Poneme el dos – cuatro. JUANA.-(Peleando al telefonista) ¡Qué dos – cuatro! ¡La Paz pedimos! SEBASTIANO.- (Apoyándola) ¡Nosotros queremos la Paz! TELEFONISTA.-¡Ya lo sé! ¡Me lo han dicho mil veces! – Aló! . . .Sí! ¡Dame línea! . . . JUANA.-¡De eso nos quejamos! ¡Tenemos un siglo de estar pidiendo la Paz! ¡Nos llamó mi hijo, que es Teniente! 86 Antologia del Teatro Nicaragüense SEBASTIANO.-¡Es mucha dilación! ¡El muchacho tiene sus obligaciones!... ¡Es teniente! TELEFONISTA.- (Atendiendo al teléfono y al diálogo con dos tonos de voz.)¡Teniente... ! ¡Aló!... ¡Teniente de caite!... ¿Cómo?... Con la Paz, sí. Dame línea!... ¡Si Margarito es Teniente yo soy General!... (se ríe burlesco) JUANA.- (Picada) ¡Pues lo es! ¡Y manda más que usted aunque tenga esos tacos en los oídos! El telefonista se ríe. SEBASTIANO.- (Despreciativo y orgulloso) ¡Dejalo que se burle! El está sentado en su silla, pero el muchacho anda volando bala como hombre. TELEFONISTA.- (Riéndose y sin hacerles caso.)... ¡Aló!... Poneme la Paz... Apurate!... Conseguí la línea de campaña que aquí me están comiendo... PANCHO.- (En voz baja a Sebastiano) Tata ¿le meto su pijazo a ese gordo? Ya me está cayendo mal! SEBASTIANO.- (Calmándolo con un gesto) comunicación! ¡Ahí dejalo! ¡Todo gordo es rión! ¡No, hombre! ¡Arruinás la Aparece por la derecha, el doctor Fausto Montes. Abogadito de pueblo, regordete, de saco ajustado, color azul oscuro y pantalón blanco pasado de moda. La corbata muy vieja y anudada al cuello como un suplicio. Es un hombre que da la impresión, inmediata, de insinceridad. Se acerca rápidamente, reconoce a Soledad que está recostada a la pared de la entrada de la sala de teléfonos, y le habla con un modo inseguro que no se sabe si ya va a retirarse o si va a seguir conversando. DR. FAUSTO.- ¿Ideay, Cholita? ¿Por aquí vos? SOLEDAD.- (Displicente) Sí, doctor Fausto. Esperando una hablada. DR. FAUSTO.- (Mira hacia el interior de la sala) ¡Ah! ¡Andás con los viejos? SOLEDAD.- Con ellos! DR. FAUSTO.- (Siempre con gesto de pasar adelante). . . . y cada día más bonita. ..! SOLEDAD.-¡Favor suyo, doctor! 87 Antologia del Teatro Nicaragüense DR. FAUSTO.-Ya me dijeron que estás jalando con . . . ¡Qué derecha que sos, Cholita! ¡Teniéndome a mí, te metes con un pobre diablo! SOLEDAD.- ( Se encoge de hombros) ¡No se meta en lo que no le importa! DR. FAUSTO.-Voy a pedir una comunicación.... Pero me gustaría verte y platicar un rato. ¿No te parece, Cholita? Soledad se encoge de hombros. Entra el Dr. Fausto, directamente hacia el telefonista, fingiendo una actividad llena de urgencia y de importancia. DR. FAUSTO.- ( Al telefonista) Macario, conseguime con el Juzgado de Masaya. (A Sebastiano y familia:) ¡Buenos días! (E inmediatamente al telefonista:) Ve, quiero hacerte una recomendación . . . (se inclina y le habla en voz baja) JUANA.- (A Sebastiano.) ¡Ahí está el Abogado! ¡Hablale! SEBASTIANO .- (Molesto) Ya sé que está. ¡Esperate! JUANA.-(Empujándolo con el codo. ¡No seás entumido! ¡Decile las claridades! SEBASTIANO.-¡Pero esperate que acabe! DR. FAUSTO.- (Deja de hablar inclinado en voz baja y dice al telefonista) ¡Yo vengo dentro de un cuarto de hora! ¡pero, no te olvidés! (Hace ademán de retirarse). SEBASTIANO.-¡Doctor! (se pone de pie). FAUSTO.- (Haciéndose el sorprendido) ¡Ah! ¿Qué tal, Sebastián? ¡Tenía días de no verlo!.JUANA.- (Poniéndose también de pie.) Varias veces hemos llegado a buscarlo, pero yo creo que lo niegan. DR. FAUSTO.-No, señora. No puede ser. Es que vivo muy ocupado. Lleguen por allá. Trata de retirarse. SEBASTIANO.- (Cerrándole tímidamente el paso) Es que nosotros queremos acabar con el asuntito aquél. Ya lo tiene muy entretenido . . . 88 Antologia del Teatro Nicaragüense FAUSTO.- (Siempre tratando de salir de ellos) ¡Así son todas las cosas legales! Van despacio. JUANA.-Pues, tal vez, doctor. Pero, para hablar claro, no estamos conformes! DR. FAUSTO.- (Molesto) Y qué quieren que haga yo? SEBASTIANO.- (Con calma irritante. Reteniéndolo del brazo) ¡Eso ya lo hemos pensado...Primero le dimos tiempo al tiempo. Tal vez, le decía yo a la Juana, al Doctor le gusta llevar las cosas con calma. Pero ya son ,,,(a Juana) ¿cuántos meses digiste que tenía la barriga de la Rosa? JUANA.-Seis. (Pancho se acerca y Soledad pone su atención en el diálogo) SEBASTIANO.-Más dos, ocho. Ocho meses! ¡Ni que fuera la eternidad!... Por eso ya resolvimos. Nos devuelve los papeles, doctor. Nada le obliga! DR. FAUSTO.- (Sulfurándose) ¡Pues están muy equivocados! ¡porque yo no he puesto mi trabajo para que otro se lleve la ganancia! ¡Esa es una injusticia! JUANA.- (Calmosamente) Le pagamos, Doctor. ¡Nadie se están negando! SEBASTIANO.- ¡Bien dice la Juana! ¡Le pagamos! Somos pobres, pero honrados! DR. FAUSTO.- (Con furia y buscando de nuevo salirse de ellos.) ¡No acepto! ¡De ningún modo acepto! ¡Ustedes me han buscado a mí! JUANA.- (Brava.) Pues no somos ríos y podemos volvernos! Y ¿quiere que le diga? Ya nos han dicho que usted nos está enredando! DR. FAUSTO.- ¡Se siguen de las malas lenguas!... Diálogo rápido in crescendo. JUANA.-¡No son malas lenguas! DR. FAUSTO.-Y yo defendiendo sus intereses! ¡allí tienen: yo nunca he querido cobrarles los recibos que usté me firmó, pero si ustedes... SEBASTIANO.-¡Qué recibos! ¡yo no he firmado recibos! DR. FAUSTO.- ¡Sí, señor! SEBASTIANO.- Le firmé los papeles para la “incrición”! 89 Antologia del Teatro Nicaragüense DR. FAUSTO.-Pues yo no sé! ¡Por allí salen unos papeles suyos con una deuda que le van a comprometer la tierra! SEBASTIANO.- (Simultáneamente con Juana ) ¿Deuda? ¡Pero qué deuda, si yo he pagado todo! JUANA.- (Simultáneamente con Sebastiano) Lo mismo que salen papeles, pueden salir muertos! DR. FAUSTO.- Esa es la honradez de ustedes! ¡No quieren reconocer lo que deben! SEBASTIANO..- ¡Pues somos honrados, pero usted es un mentiroso! Suena el tiembre del teléfono. JUANA.-¡Usted es un ladrón! DR. FAUSTO.- ¡Vea, Señora! Suena el timbre. TELEFONISTA.- (Gritando) ¡Oiga, usted! ¡Al teléfono! SEBASTIANO.-No queremos que nos siga el asunto! JUANA.- Ahora mismo vamos a ir a traer los papeles. Vos, Pancho, vos vas con nosotros. TELEFONISTA.- ¡Oiga! ¡La Paz! ¡Allí está La Paz! PANCHO.- Y si no los entrega, se les ve conmigo! FAUSTO.- (Buscando irse, retrocediendo más; pero amenazante) ¡eso lo veremos! SEBASTIANO.- ¿Cómo que lo veremos? ¿Piensa despojarnos? ¡Para eso tenemos un hijo Teniento peleando por el gobierno! PANCHO.- ( Amenazando ) ¡Vamos a ver si no entrega los papeles! Suena el teléfono. FAUSTO.- ( Retrocediendo y gritando) ¡Si usted se atreve a hacerme algo, lo llevo a los tribunales! JUANA.-¿Cree que le dimos un hijo al gobierno para que usted nos despoje? 90 Antologia del Teatro Nicaragüense TELEFONISTA.-(A gritos) ¡Llama la Paz! ¿Van a oír o no? ¡Usted! Sebastiano oye y se vuelve. El Doctor Fausto aprovecha para salir – por la izquierda – y al pasar por donde Soledad, esta le vuelve la cara haciendo mal gesto. SEBASTIANO.- ¿Conmigo? TELEFONISTA..- ¿Y con quién? . . . Van a cortar la comunicación! . . . ¡Dése prisa! SEBASTIANO.- (Corriendo al teléfono, pero sin abandonar el pleito) ¡Ahora mismo le vamos a quitar los papeles! JUANA.- (Acercándose al teléfono, pero todavía furiosa) ¡Es un bandido! ¡Ahora sale con que le debemos! SEBASTIANO.- (Hablando en el télefono y siempre con la atención en lo otro) ¡Aló! ¡Aló!... ¿Ah?... PANCHO.- ¡Y conmigo no juega ese doctorcito! SEBASTIANO.-(A Pancho; mientras da vuelta al manubrio del timbre del teléfono ) ¡Pero vos no te vayás a comprometer! (luego habla al teléfono) ¡Aló! ¿Qué? JUANA.-¿Y está allí? SEBASTIANO.-¡Shssss!... TELEFONISTA.- (En su aparato) ¡Aver! ¡La Paz! ¿Cómo? (A Sebastiano:) ¡Hable duro!... (En su aparato) ¡Aló! ¡Aló! SEBASTIANO.- (Escuchando al teléfono con impaciencia) ¿Cómo? JUANA.-¿Se oye? SEBASTIANO.- (Señalando al telefonista) ¡Lo que se oye es a ese carajo con el aló! TELEFONISTA.- ( A Sebastiano) ¡Ahí está! ¡Póngase bien el escuchador! SEBASTIANO.- ¿Y cómo quiere que lo agarre?... Aló?... ¡Aquí no se oye ni juco! TELEFONISTA.- (Da vuelta al timbre) ¡Aló! ¡Aló!... ¡A lo mejor cortaron por estar ustedes en el bochinche! 91 Antologia del Teatro Nicaragüense SEBASTIANO.-¡Pero no ve que nos quiere robar ese desgraciado? JUANA.-¡Lo que pasa es que esos chunches no sirven! (señala el teléfono) TELEFONISTA ¡Aló!... Sí. Sí. Aquí está la persona. Sí; con Catarina... (a Sebastiano) ¡Ya comunican! SEBASTIANO.- ¡Hola!.... ya, ya! ¡ya oigo! (contento). JUANA.- ( Iluminándose el rostro) ¿Es él? Todos se apretujan alrededor del teléfono. Soledad se acerca un poco, a la espectativa. Se ilumina o sube el telón lentamente, en la sala de la derecha. Aparece Margarito hablando en el teléfono. Lleva una gran faja con tiros y una respetable pistola. Pantalón azul y cotona y en el sombrero – que ahora es de paño – lleva la divisa verde. Con cueras y caites. En la banca del fondo está un soldado: pantalón azul, cotona blanca, sombrero de palma con su divisa verde, una chamarra roja terciada al hombro, salbeque y caites. El rifle lo tiene acostado sobre sus piernas. Cuando Margarito comienza a hablar, el Soldado POTOY enciendo un puro. POTOY tiene cara y quietud de ídolo. MARGARITO.- ¡Hola, hola! ¿Con quién hablo? SEBASTIANO.- ¡Alooó Margaritoooó! (a los demás, feliz) ¡Es él! (por teléfono) ¡Ya te oigo!.... ¿Me oís vos a mí?... ¿Sos vos, muchachó? MARGARITO..-Sí, yo, ¿y quíen, pues?.... ¡El Teniente Margarito López! SEBASTIANO,. ( Deseando que le repitan) ¿El qué? MARGARITO.- ( Con orgullo) ¡El Teniente Margarito López! SEBASTIANO.- ( Juana, riéndose de gozo) ¡El Teniente! (Por teléfono) ¿Es verdad, pues, que te hicieron Teniente? MARGARITO.- ¡Me ascendieron, tata!... ¡Soy ayudante del Coronel Delgado! SEBASTIANO.- (En gritos al telefonista) ¡Ahí está, usted! ¡Teniente y ayudante del Coronel Delgado! ¡Y estaba de baboso! Todos asienten orgullosos. MARGARITO.-¿Qué decís? 92 Antologia del Teatro Nicaragüense SEBASTIANO.- Es que el Central no quería creer! (se ríe complacido). Bueno, decime... (vuelve a reirse en babia). ¡Así es que sos vos, mijo!... Pues aquí está tu máma. Estoy yo! Está Pancho! (llama con la mano a Soledad) y la Soledad también!... Trajimos hasta la Coscolina! (Siempre riéndose busca con los ojos a la perra). (se pone serio y en voz distinta pregunta, rápido, a los suyos:) ¿Qué se hizo la perra? (Sigue al teléfono). ¡Toditos! ¡Casi nos traemos el rancho, (vuelve a reirse ingenuamente). MARGARITO.- (Que sonríe a la voz de su padre, dice nostálgico) ¿Y cómo está el Rancho? SEBASTIANO.- ¿Y cómo querés?... Con los primeros aguajes se puso alegre... Y ya tuvo chanchitos la chancha overa. ¡Todos se pegaron! MARGARITO.- ¿Y mi mamá? SEBASTIANO.- (A Juana ) ¡Pregunta por vos! (al teléfono, riendo). ¡Si la vieras! ¡Se dejó venir con la cadena de oro! (a Juana:) ¡Enseñásela! (Juana, riendo, se empina y enseña la cadena a la bocina del teléfono. Mientras tanto Sebastiano dice, ingenuo y contento:) ¡Está hermosa la vieja! MARGARITO.- Decile que me hace falta. ¿Y Pancho? SEBASTIANO.- ( Señalando a Pancho) Aquí está... ! Todavía suelto!... No lo agarran las mujeres! MARGARITO.- (Que ha mirado hacia el fondo y ve al soldado de la banca echando nubes de humo con su puro. Con voz arrogante) ¡Raso Potoy! ¡No se fuma delante del superior! ¡bote ese cabo! El soldado Potoy tira por la puerta el puro con gesto de inconformidad. SEBASTIANO.- ¿Ah?... ¿Qué decis, muchachó? ¡No te entiendo! MARGARITO.- ( Fachendoso ) ¡Estoy dando una orden! ¡Tengo que poner respeto en las filas! SEBASTIANO.- (A Juana, en voz baja y llena de complacencia ) ¡Está regañando a los soldados! ¡Lo oyeras! JUANA.-¡Mijo es de ñeque! SEBASTIANO.-Decime, pues ¿estás bien? 93 Antologia del Teatro Nicaragüense MARGARITO.-Sí, tata, con el favor de Dios! Siempre llevo la Magnífica (se toca el cuello). JUANA.-Preguntale por la Rosa. SEBASTIANO.-¡Ya se me olvidaba por el contento! . . . Oíme! ¡No me has dicho nada de la Rosa! ¿Qué tal está? MARGARITO.-¿La Rosa?... La gran bandida yo creo que se me huyó con otro hombre! SEBASTIANO.-¿La Rosa?... ¡No me digás!... ¡Pero si parecía una mosca muerta! MARGARITO.-¡Yo no sé si se huyó o si me la avanzaron! ¡Pero me las va a pagar! SEBASTIANO.-Pero cómo fue? MARGARITO.- Si eso es lo que está oscuro! Venía conmigo cuando nos hicieron correr en Nagarote. ¡Fué un revoltijo! Yo creí que la habían matado. Pero después me dijeron que la habían visto de mujer de un leonés, con los liberales! JUANA. (Impaciente) ¿Qué es lo que dice de la Rosa? SEBASTIANO.-( Rápido ) Que se fué con otro carajo! JUANA.- ( Indignada) ¡Pues que la deje!... ¡Qué ingrata!... Decime vos, ¡qué mujer!... yo siempre le ví mala cara. Dejame decirle.... SEBASTIANO.- Dice tu mama... JUANA.- (Arrebatándole el escuchador que Sebastiano no quiere soltar) (indignada) ¡Digo que la dejés! ¡Esa mujer es una ingrata!... Pero, decime ¿no te venía muchacho? MARGARITO.- ¡Sí, mama! Pero aunque así se la levantaron! JUANA.- Pues dejala. ¡Dejala! ¡No te merece esa mujer! Sebastiano le quita el escuchador. MARGARITO.- ¿Dejarla? ¡No, máma! En cuanto ataquemos la levanto de donde la encuentre! ¿Que se cree que me voy a dejar requisar la mujer por el enemigo? ¡Se vuelve! ¡Y la mecateo! ¡Ah, le pego porque le pego! ¡Va a saber quién es el teniente Margarito López! 94 Antologia del Teatro Nicaragüense PANCHO.- ( A Soledad ) Oí lo de Margarito! ¡y mi mama queriendo que me case! ¡no me friegue! (escupe). SEBASTIANO.- (A Juana ) ¿Qué decís vos? Dice que la recoge pero que la malmata. Si le va a pegar que la recoja ¿no te parece? JUANA.- ( Aceptando, no muy conforme ) ¡Pero que le dé una buena! MARGARITO,. ¿Cómo? SEBASTIANO.- Leñateala!... Pero ve, encajale bien los palos. Acordate que está aliñada... y no vaya a ser un mal suceso! MARGARITO.-¡Déjemela a mí, táta! ¡yo le conozco el lomo! PANCHO.- Pregúntele, táta, cómo es el cuento de que penquearon a los liberales. Acuérdese que yo tengo una apuesta con el compadre Moncho! SEBASTIANO.- Oí. Oí: dice Pancho que cómo es la cosa de la penqueada que le diste a los liberales... ? MARGARITO.- ¿Ah? ¿No le estoy diciendo que nosotros fuimos los penqueados? SEBASTIANO.- (Incrédulo ) ¿Vos? MARGARITO.- Nos picaron la retaguardia y nos corrimos! ¡Nos cocinaron con las máquinas, táta! SEBASTIANO.- ¡Vea qué pendejo!... Y aquí estuvieron repicando el triunfo! ¡Engañándolo a uno! MARGARITO.-Yo no tuve la culpa! Le voy a contar cómo fué. Fué que... (mira al soldado que está en la banca y le ordena de pronto:) ¡Raso Potoy: váyase afuera que voy a hablar un secreto militar! (Sale el Raso sumisamente) (al teléfono:) Pues fué así: en lo que el enemigo nos estaba atacando, el General se fue a ver con su queridita a la hacienda Santa Clara. ¡Claro! ¡Nos metieron la gran mecateada! SEBASTIANO.- ¡Decime vos! ¡Ese General no sirve ni para... Escena muy rápida hasta el final: se oyen balazos y ruidos al lado derecho en “La Paz”. Diversas voces. GRITOS. – “Viene por la calle!” “¡Corran aquí!” “¡Vuelen bala!” “¡No se dejen!” “¡Adentro!” 95 Antologia del Teatro Nicaragüense MARGARITO.- (Con el escuchador en la mano, gritando hacia la puerta) ¿Qué pasa, Potoy? SEBASTIANO.- ¿Cómo? ¿Qué decis? Siguen los balazos, más cercanos. Se oyen carreras. Cuerpos que caen. Nuevos gritos. GRITOS; - ¡Tiren, Jodido! ¡Tiren! Un rostro que se asoma a la puerta. – (Pálido, agitado) ¡Teniente, nos atacan! (Se retira precipitadamente). MARGARITO.- (Nervioso, indeciso ) ¿Cómo? SEBASTIANO.- ¡Aló! ¿Qué pasa? ¡Qué es el ruido? ¡No se oye! MARGARITO.-¡No sé, táta ¡Están tirando! Siguen los balazos. Entra el raso Potoy, tambaleante, cogiéndose con una mano el brazo que lleva herido en el hombro, manando sangre. Se deja caer en la banca, con el rostro lleno de dolor. Balazos – Gritos. GRITOS. – Por la derecha! ¡Echense al suelo! ¡Vuelen balas! Otro rostro se asuma a la puerta. Aterrado) ¡Corra, Teniente! ¡Están atacando! Margarito vuela el teléfono. (Queda el escuchador como un péndulo meciéndose). Desenfunda su revólver. Siguen los tiros. Gritos. Ayes de Potoy. GRITOS. - ¡Adentro! ¡Viva León, Jodido! Alaridos de guerra. ¡Viva el Partido Liberal! Oscuridad o telón en la sala de la derecha, de la Paz Centro. Simultáneamente Sebastiano ha estado, lleno de inquietud, llamando, golpeando el contacto, dándole al timbre. Todos agrupados a su alrededor se preguntan: “¿Qué será?”... “Alguna avería en la línea”... SEBASTIANO.-¡Aló! ¡Aló!... ¡Hijo!... ¿Qué pasa?... ¡Margarito!... ¡Margarito!... (volviéndose al telefonista) ¡Central ¿qué pasa? ¡Cortaron el habla! 96 Antologia del Teatro Nicaragüense TELEFONISTA.- (A gritos en su aparato) ¡Aló! ¡Aló la Paz! ¡La Paz!... ¿Qué pasa con la Paz?... ¿Qué pasa con la Paz?... Cae el Telón. CUADRO TERCERO El mismo escenario del Cuadro Primero. Ha pasado un mes. Ultimas horas de la tarde. Al final del cuadro la luz es ya roja y luego violeta, y cae el telón con el sol. Juana está terminando de moler las tortillas. Sebastiano, sentado, rasguea perezosamente la guitarra. JUANA. – No se hace con canciones el mundo! SEBASTIANO. – (Que, distraídamente, con su puro en la boca, ha estado tocando la guitarra se encoge de hombros) ¡No se hace!... ¡yo estoy mejorándolo! (se ríe burlesco. Pausa) ¿Sabés vos que yo no sueño nada? No soy como vos! Le paso la mano a la música como soba la Soledad a la perrita. Para suavisar un rato el tienmpo. Pero no pretendo... ! JUANA. - ¿Me querés decir que yo soy pretensiosa? SEBASTIANO. – ¡Huy! (puja y luego escupe). ¡Eso es! No querés que cante porque querés estar hablando de lo que podemos hacer, de lo que podemos hacer, de lo que podemos hacer... (hace la mímica de “dale-que-dale” con las manos, burlesco) con esa angina tuya por arreglar todo el año desde la víspera. ¡Nadie te alcanza! JUANA. - ¡Pues yo sí! ¡Así me hizo Dios! ¡Y lo que pienso lo digo! Para eso bebo agua bendita el Sábado de Gloria para hablar sin tropiezo! SEBASTIANO. – (Se arrecuesta un poco, con dejadez y hace un gesto amplio) ¿Vos ves que la sombra de los árboles se va alargando con la tarde? ¿Lo ves? Pues los pensamientos de los viejos así se alargan. Porque los campesinos somos como los árboles. Cuando tenemos el sol temprano, soñamos más de nuestro tamaño. Después, cuando ya podemos, no soñamos; porque el sol nos mata la sombra. Pero cuando ya es tarde volvemos a soñar. Entonces sí. Cuando ya la sombra está para atrás... ¡Qué quisiera yo el sol de mis buenos años, con lo que la vida me ha enseñado! JUANA. - ¡Serías el mismo! SEBASTIANO.-Pues claro¡ ¡El mismo ¡ Pero hubiera sido pobre sin engañarme. Lo malo son las ganas. 97 Antologia del Teatro Nicaragüense JUANA.-¿Cómo las ganas? SEBASTIANO. – (Apasionándose con sus ideas) ¡Las ganas que te sacan de tu pobreza para hacerte más pobre! Las ganas de ser Alcalde cuando sos vecino. Las ganas de tener un caballo de cien pesos cuando tenés un caballito de veinte. Las ganas de tener la mujer de la revista que pegás en la pared, cuando tenés la tuya en el tapesco! Las ganas de beber... ¿Vos sabés por qué bebía yo? ¡Por las puras ganas!... Esas ganas... ¡Bueno... ! Vos no entendés porque no sos hombre! ... ganas no se sabe de qué. Ganas de ser muy hombre... ganas... ganas de ser Dios... ¡carajo! JUANA. – Y me decís a mí que soy pretensiosa! SEBASTIANO. – Porque seguís con tu sombra sin fijarte que ya es tarde. ¿Qué no entendés?... Estás soñando con Margarito Coronel, con los vientos mejores que nos van a soplar, con la plata que va a traer el muchacho... ya te creés con la tienda del güegüense!... y yo que sólo pienso en saber algo del Margarito... (Triste) ¡Que por lo menos vuelva! JUANA. – (Llora hasta estallar en llanto al final) ¿Y vos creés que no llevo esa espina dentro? Vos creés que en la noche no me despierta la angustia pensando si estará muerto mi hijo; si no me estará necesitando herido en algún monte?... Lo que pasa es que yo me hago mis sueños y hablo y hablo para... (llora). SEBASTIANO. – (Poniéndose de pie) ¡Mejor no me lo hubieras dicho! Yo sólo me detenía en pensarlo pero porque estabas vos con tus cosas, con tu seguridad. “Si ella es la madre”... pensaba yo. Porque las madres tienen el oído puesto en la sangre. ¡Y ahora me decís... ! JUANA. – (Secándose las lágrimas. Cortante y supersticiosa) ¡No he dicho nada! ¡No he dejado que se metan los agüerso ni las apariencias! ¡Ni un soplo he dejado que se me entre al corazón! ¡Aquí tengo a mi hijo... y toco madera! (golpea el taburete). SEBASTIANO. – Pero ¿no decís... ? JUANA. – No. Y no sigás hablando. Ninguna señal tengo! (reanuda su molienda). ¿No viste ahora que maté la víbora dentro del rancho?... Cuando se mata bajo el techo ya no dentra la tuerce.... SEBASTIANO. – (Afirmativo e ingenuo) Era “Castellana”; mala víbora. JUANA. – Pero la quebranté! SEBASTIANO. - ¿Y dónde estaba? 98 Antologia del Teatro Nicaragüense JUANA. - ¿Y dónde, pues?... En tu guitarra! SEBASTIANO. – (Alarmado) ¿Haciendo nido en la boca de la guitarra? ¿Y cómo no me lo avisaste? ¿No ves que no debe tocarse el día en que la calentó la víbora porque la música... JUANA. – (Suspensa) Supersticiosa- ¿Qué trae? SEBASTIANO. – (Desconsolado) ¡Invoca el mal, mujer! Pausa. (Desconcierto. Se miran) JUANA. - ¡Andá colgala en el clavo! Por dicha sólo la estuviste traveseando! SEBASTIANO. – (Va al rancho a guardar la guitarra. Mientras va, reza en voz baja – aunque no se le entiende bien – y rápido, la oración “contra la sierpe”. Todavía dentro del rancho se oye el ron-roneo de su voz mientras Juana, afuera, muele – “Maldita sea la serpiente que se arrastra recogiendo la saliva de los que nombran a Dios sin respeto. El pie de la Virgen quebrante su mal y recoja su veneno en el cáliz del apóstol San Juan para el corazón de los perdidos y me libre a mí de daño. Amén. Jesús”. Entra Pancho por la derecha, con sus alforjas. Las pone en un cajón, cerca del rancho y de Juama, medio de espaldas al público y a Sebastiano. Diálogo lento y lleno de pausas. JUANA. – Aquí está el muchacho! SEBASTIANO. – (Sale del rancho. Lo mira y dice como saludo) ¿Ydiay? PANCHO. – (Abre la alforja sin volver a verlo) ¡ya fuí! SEBASTIANO. - ¿Hablaste? PANCHO. – (Sacando un paquetito de la alforja) ¡Ujú! (afirmación como un quejido). SEBASTIANO. - ¿Malo el asunto? PANCHO.- (Afirma con la cabeza) Malo! (sigue sacando cosas de la alforja). SEBASTIANO. – (escupe) ¡También el Juez está de espalda! PANCHO. - ¡Ujú! (Pausa)... Ese juez ya está comprado. JUANA. – (Impaciente) ¿Y qué dijo? 99 Antologia del Teatro Nicaragüense PANCHO. – Que el abogado tiene los papeles y que eso nos pierde. JUANA. - ¿Va a dejar que nos roben? ¡Qué gente sin bautismo! PANCHO. – Dice que él no puede hacer nada. Que mejor arreglemos porque el Doctor Fausto tiene poder. SEBASTIANO. – Y don Federico? ¿No te aconsejó nada? PANCHO. – (Siempre arreglando sus alforjas) Sí... que podemos pedir amparo. SEBASTIANO. – Pero el amparo cuesta! PANCHO. – (Con furia) ¿Quién ampara al pobre? JUANA. – De valde dá uno su hijo! ¡Eso no lo toman en cuenta . . . ! SEBASTIANO. - ¡Como ellos mandan! PANCHO. – Sí. Pero ya eso se va a acabar! (se vuelve con furia) ¡ya se anda levantando el pueblo por las sierras. Ahora me lo dijeron. Y lo que voy a hacer es agarrar mi rifle para cobrarme! (Pausa). SEBASTIANO. – Si te diera eso el amparo yo te diría: “andá cogelo”! JUANA. – Cualquiera piensa como Pancho! SEBASTIANO. – Lo que no rinde un hijo, no lo rinde el otro, Juana! PANCHO. – Se llevaron a mi hermano y ahora quieren arrollar también con la tierra. Hasta el animal tiene su medida cuando lo cargan! Queda un silencio espeso. Pausa. SEBASTIANO. - ¿Y la Soledad?... No me gusta que la coja la sombra en el camino... ! JUANA. – (Poniendo atención a algo)... ya debe de venir... ¿No oís pasos? Silencio atento. 100 Antologia del Teatro Nicaragüense Aparecen, por la derecha e izquierda tres o cuatro soldados, mientras quedan otros que aún no se ven y que van llegando por la derecha, cuyas voces se oyen a veces. Son soldados por el nombre y por los rifles y las divisas rojas que llevan en los sombreros, pero tienen un aspecto más montaraz y sus trajes están más raídos y sucios que los de los soldados del cuadro 1o. Apuntan con sus rifles a los tres del rancho. SOLDADO 1. – (Apuntando) ¡No se muevan! SOLDADO 2. – (Que ha entrado por la drecha. Hace señas con la mano, llamando a los otros soldados que vienen detrás y que aún no aparecen en escena) ¡Aquí hay hombres! (Un soldado tercero se encamina cautelosamente a registrar el rancho) SOLDADO 1. – (A Sebastiano) ¿Usted qué es? SEBASTIANO. - ¿Y qué voy a ser? SOLDADO 1. - ¿Es rojo o verde? SEBASTIANO. – A mis años los colores se despintan! SOLDADO 1. - ¡Queremos gente para la Revolución! JUANA. – Sólo este hijo tenemos que es el que nos mantiene. Somos pobres. Pero les podemos dar las tortillas de la cena para que se ayuden. SEBASTIANO. – Del chagüite les cortaría unos guineios, pero ya va siendo noche. SOLDADO 2. – ¡Ya la tropa los anda cortando; no se preocupe, viejo! SOLDADO 1. – Queremos hombres para caerle al Gobierno. Vamos a botar a los Conservadores! SOLDADO 3. – (Saliendo del rancho). Me gusta la guitarra que tiene el viejo ahí! JUANA. - ¿Cómo me gusta? ¿Qué se está creyendo? SOLDADO 4. – (Entrando). Señala a Pancho y a Sebastiano. - ¿Son liberales éstos? SOLDADO 1. - ¡No dicen! PANCHO. – Si buscan gente contra el Gobierno yo me engancho! SEBASTIANO. – (Sorprendido y molesto) ¿Vas a pelear por lo que no es tuyo? 101 Antologia del Teatro Nicaragüense SOLDADO 2. – Déjelo, viejo! La guerra la llevamos ganada! PANCHO. - ¡Sí, tata! Me voy con ellos. ¡Ya es mucho aguantar! SOLDADO 4. – Hay que avisarle al Jefe que aquí hay un voluntario! SOLDADO 3. - ¡El Jefe anda medio rascado! SOLDADO 2. – (Dirigiéndose a alguien que aún no ha aparecido en escena; por la derecha) ¡Oí! ¡Petronio! ¡Que venga el Jefe! ¡Aquí hay un voluntario! SOLDADO 1. - ¡No grités, jodido! ¡Somos clandestinos! Voz dentro: “¡Vamos!” (Se oyen risas y voces de gente que viene acercándose). SOLDADO 4. – a Pancho - ¿Tiene rifle? PANCHO. – (Niega con la cabeza) ¡Sólo machete! SOLDADO 3. - ¡Otro de machete! SOLDADO 1. - ¡En cuanto le caigamos al resguardo del pueblo nos equipamos! PANCHO. – Voy a traer mi chamarra y mi alforja! SOLDADO 1. - ¡Vaya!Va Pancho al rancho. SOLDADO 3. - ¡Tráigase la guitarra, compañero! JUANA. - ¡Nada de eso!... ¡Bonita guerra van a hacer con guitarras y sin rifles! SOLDADO 3. – No la pelee, Señora! Es para alegrar las noches! JUANA. – Bastante me arrancan con el Pancho! Si no fuera porque ese Gobierno nos está robando la tierra, no se los diera! SOLDADO 2. – (Riéndose) ¡Ya se lo traemos! ¿No ve que vamos ganando por todos lados? Ya el Gobierno está en temblores! Voces que se acercan. Voz que ya está muy cerca. “¿Qué se tienen allí?” SOLDADO 4. – (Hacia la voz). Aquí hay un voluntario liberal, Jefe! 102 Antologia del Teatro Nicaragüense Sale a escena Doctor Fausto Montes, algo borracho, con pistola al cinto, sobrebotas y un sombrero tejano con cinta roja. DOCTOR FAUSTO. - ¿Un liberal? ¿Quién es? Asombro de Sebastiano y Juana. Pancho, que en ese momento sale del rancho con su chamarra terciada al hombro y su machete en la mano, se queda de pronto detenido, como una estatua. JUANA. – (Llena de furia) ¿Usted? Sale un sargento aguardentoso, de gran vocerrón y otro soldado que se colocan junto al Doctor. DOCTOR FAUSTO. - ¿Qué hay conmigo? SEBASTIANO. – (Decidido, bronco). Dejáme hablar, Juana! JUANA. – (Como una fiera) ¿Con qué cara viene a pedirme el hijo después que nos está robando la tierra? DR. FAUSTO. – (Haciendo un gesto displicente y burlesco con la mano). ¡Yo no le estoy pidiendo nada, vieja! SEBASTIANO. – (Seco y autoritario) ¡Juana! ¡Yo soy el hombre, dejáme a mí! (al Doctor) A ella le guarda respeto o se mata con este viejo que algo le queda de sangre! (Pancho da un paso adelante amenazante). ¡Y sépalo de una vez: aquí no hay voluntarios ni para verdes ni para rojos, porque donde está el muerto ahí está la zopilotera! SARGENTO. – (Con voz alternera y estetórea) ¡A callarse el mundo entero! ¡Amarren a ese jodido! (volviéndose al Doctor Fausto). ¡No debe dejarse vocear de ningún carajo, Jefe! Dos soldados caen sobre Sebastiano y dos se acercan, un poco temerosos a Pancho, quien, cerca de la puerta del rancho está, machete en mano, amenazante. SOLDADO 3. - ¡Bote ese machete! (apunta con el rifle). Pancho lo baja muy lentamente, pero no lo suelta. Mira con rabia impotente. SARGENTO. – (Montando el rifle y apuntando) ¡Bótelo al suelo o me lo apuesto! 103 Antologia del Teatro Nicaragüense Los soldados segundo y cuarto están amarrando a Sebastiano. Pancho tira con furia impotente al suelo su machete. Lo recoge el soldado tercero y lo tira lejos. JUANA. – (Que ya no puede controlarse) (al Doctor) ¡Se ceba en los pobres, cobarde!... ¡Con un pobre viejo! Y estos ciegos que están engordando al que les chupa la sangre... ! SEBASTIANO. – Queriendo callarla - ¡Juana! JUANA. – (Indetenible) ¡Pues, sí! ¡Que lo oiga de boca de mujer! ¡Que se rebaje a tocarme! ¡Después de robar con los Conservadores va a robar con los Liberales! SARGENTO. - ¡Cállese! JUANA. - ¡No me callo! ¡Usted sabe que este hombre es un vividor: come de los pobres y bebe del gobierno! DR. FAUSTO. – (Con risa falsa) ¡Está dolida porque lleva perdido un pleito! ¡Estos indios caitudos quieren siempre medrar! Pero los Liberales vamos a traer la Justicia! SOLDADO 4. – (Chillando a Juana) ¡Claro, Jodido! SOLDADO 2. - ¡Ahora vamos a mandar! SEBASTIANO. – (Rogándole se calle) ¡Juana! SOLDADO 3. - ¿Y qué se hace con éste? (señala a Pancho con el rifle). SARGENTO. – Hay que juzgarlo! DR. FAUSTO. – No! ¡Va de rehén! SARGENTO. - ¡Eso es! ¡Para que no hable la vieja! DR. FAUSTO. – (A Sebastiano) Aquí no ha estado nadie. ¿Sabe? Guárdese la boca en el pueblo o no respondo del muchacho! SARGENTO. - ¡Vamos! ¡Adelante con el recluta! Empiezan a salir. SOLDADO 1. – (Gritando) ¡Buscando el monte, muchachos! ¡Desperdíguense! SARGENTO. – ¡Callando todos! (autoritario). 104 Antologia del Teatro Nicaragüense DR. FAUSTO. – (A Juana ya retirándose) ¡nunca ha hecho mejor negocio! Si anda conmigo el muchacho le va a volver con plata! (se ríe burlescamente). SOLDADO 2. – (Burlón) ¡Cayetano la bocina, vieja... ! SOLDADO 3. – (Que ha salido por la derecha, se vuelve a escena y dice, apenas visible, al Doctor Fausto) ¡Jefe: nos llevamos ese chancho? ¡Vamos sin porrosca! DOCTOR FAUSTO. - ¡Arreen con todo! SOLDADO 1. – Alegre, saliendo – ijúuuú! (grita). ¡Viva el Partido Liberal! FAUSTO. – A callar se ha dicho! ¡Imbécil! (salen). Se oyen los gruñidos desesperados del cerdo, a la derecha. Risas . . . Exclamaciones. “¡Agarralo bien! ¡Tapale el hocico! ¡Amarralo!”. Todos han salido. Juana, en jarras, furiosa y callada, los ve irse. Después de una pausa, cuando ya no se oyen voces y queda el silencio, ella se acerca a Sebastiano, buscando como desamarrarlo. JUANA. - ¡Todos son iguales! ¡Todos son bandidos! SEBASTIANO. - ¡Te ponés a jonchar los perros sueltos! ¿No ves que cuando esos se sienten con un rifle en la mano creen que tienen el poder de Dios? ¡Como nunca han mandado ni a un perro!... ¡Soledad!! ¿De dónde salís? Entra Soledad: pálida, rápida, nerviosa, por la derecha. SOLEDAD. – (Dirigiéndose a Sebastiano, cariñosa, inquieta). (a medida que habla desplaza a Juana para desamarrar a su padre) ¡Táta!... Estaba reprimiéndome allá, bajo el ceibo, muriéndome de miedo! ¿Qué le hicieron? (Se arrodilla). ¡Me lo amarraron sin respetarle sus canas! ¡Ya venía sintiendo algo malo en la tarde! ¡No sé qué! Le dije a la Vicenta: me voy porque estoy inquieta. Y cuando llegué... ¡Dios mío!... ¡Qué nudo el que le hicieron! ¡Tráigame el machete, máma, para cortar! SEBASTIANO. - ¡Ya ves cómo nos van dejando! Amarrado como San Sebastiano... Y desnudo sin un hijo. JUANA. – (Pasando el machete que está en el suelo. Habla a torrentes, llena de furia, mientras Soledad desata a Sebastiano). (Mímica dramática y voz alta) - ¡Me quieren callar con el hijo. Me ponen su muerte sobre la boca, pero hablo y aunque esté bajo tierra sigo hablando porque esto clama al cielo. ¡Virgen Bendita! ¿Qué no hay maldición para los perversos?... ¡Infelices viejos que nos caen los quebrantos como las pulgas al perro flaco! ¿Cuándo se acabará esta tuerce? ¡ 105 Antologia del Teatro Nicaragüense Allí está mi Margarito, el inocente, la tuerce le dobló la vida cuando mejor camino llevaba! ¿Dónde está ahora mi hijo? ¿Dónde está su Rosa en la que él se veía?.. y allí está mi pobre Pancho, quierendo salir de su tuerce y la va a buscar! ¡Maldito el hombre que trajo la tuerce al rancho! Pero yo te lo digo: ese hombre me cargará con mi lengua! Ya me arrancaron un hijo y me quedé callada, creyendo en promesas. Este no me lo roban. ¡No me cierran la boca! Voy a ir a vender a ese bandido al Cuartel. Voy a hacer que lo busquen con el resguardo. Voy a gritárselo a todos los hombres del pueblo para que vayan a sacar de su cueva al coyote! ¡Me hierbe el pecho por verlo con cuatro rifles en frente, amarrado el vividor!, el ladrón de pobres!, el cobarde!... SEBASTIANO. – (Que ha estado oyéndola atento y torbo, mientras lo desamarra Soledad, la detiene con un gesto y en voz honda y despectiva) ¡Calmate que con los gritos sólo se levantan los ecos! ¿A qué pueblo vas a recurrir? ¿Dónde está el pueblo? ¿Que no viste a Petronio, a Juan Zeledón, a Ruperto poniéndome el fusil contra el pecho?... ¡Somos enemigos los que debíamos ser amigos... por eso hay siempre quien nos ponga el yugo y nos haga bueyes!! Telón. CUADRO CUARTO El mismo escenario. Han pasado muchos meses. Media tarde. Al final del cuadro se enciende un crepúsculo cárdeno. Nota: - Del rancho hacia un arbolito del fondo (o algún poste de cerca) colóquese en este cuadro un alambre para tender ropa. (Sebastiano está solo, sentado a la puerta del rancho, bebiendo tiste en una jícara). Se oye lejano el canto del pájaro “Guás”. Guás, guaás, guaaaás... ! SEBASTIANO. – (Poniendo atención al canto)... ¡Canta el guás! ¡Parece que va a cambiar el tiempo!... (Bebe un trago. Agita la jícara. Bebe otro trago. Mira hacia el camino, hacia la derecha y se alegra la cara:) ¡Ahí viene la Juana! (Se bebe de un envión lo que queda, golpea la jícara para tragarse hasta el chingaste. Se limpia la boca con la manga de la cotona. Pone la jícara. Y se adelanta a recibir a Juana. Comienza a hablarle desde antes que ella aparezca en escena)... ¿Ideay? ¿Venís cansada?... Siempre que vas al pueblo le echás más carga a la alforja que la que podés aguantar... ¿Te fué bien? Entra Juana. 106 Antologia del Teatro Nicaragüense JUANA. – (Resopla) Ya estoy sintiendo los años! (Descarga). Pues hice todo! . SEBASTIANO. – (Siguéndola) Yo también! Le pasé un fierro con el arado a la milpa. Me ayudó Josesito, el de Juan Malespín. Ahora tenemos que ir a sembrar... ¡Buen muchachito ése! ¡ya pudiéramos tener nietos así nosotros!... ¡Bueno, pero contame! JUANA. – (Que ya puso las alforjas y su contenido dentro del rancho, se sopla y se sienta, fuera, en una “pata de gallina”) Primero fuí al mercado. ¡Vieras qué cara está la manta! ¡Todo está por las nubes!... Después fuí donde don Federico. ¡Bien me recibió!... Ahora sí, dice, que la cosa se ha compuesto! Ya llegó el yanqui a la Comandancia y está metiendo todo en cintura! SEBASTIANO. – (sentándose, sediento de noticias) Contámelo todo desde el principio. Todo lo que él te dijo. JUANA. – Pues, llegué. ¿Ydeay, comadre, - me dijo - , que cara tan perdida!... y yo, claro, le dije cómo estábamos, trabajando como bueyes, sin los hijos.... haciéndonos ilusiones de que volvieran porque ya terminó la guerra. Y ahí nomás le hablé del asunto del rancho y de la tierrita porque estábamos muy alentados con las noticias que él nos había dado. ¿Y qué crees que me dijo? SEBASTIANO. – ¿Ajá? JUANA. – Que ya está en el pueblo el Doctor Montes. SEBASTIANO. - ¿Ya volvió ese carajo? JUANA. – Pero, poné cuidado: me dijo que él le presentó el asunto al yanqui y que se puso de paro con nosotros. ¿Sabés lo que le dijo el yanqui? ¡Que es un robo! Y que él lo va a arreglar. SEBASTIANO – (Cabeceándose y dándose con las palmas de las manos en las piernas.) ¡Lo que nosotros decíamos! JUANA. - ¡Si es que eso clamaba al cielo! . . . ¡Pero por fin va a haber justicia! SEBASTIANO. – Pero no me gusta que hay vuelto ese hombre. Es intrigante, enredista. Es malo! 107 Antologia del Teatro Nicaragüense JUANA. – Pero don Federico dice que con la venida de los yanquis todo esto se va a componer. Dice que la “itervención” va a acabar con las zanganadas . . . Te cuento que lo ví al yanqui cuando pasé por el cuartel. Es un hombre colorado, pelo de chilote... blanco... ¿cómo decirte?... parece crudo de tan blanco. SEBASTIANO. - ¡Ah! ¿Lo viste? JUANA. – Si lo ví. Son tres los yanquis que están en el pueblo. Yo creo que son hermanos. El mismo pelo, la misma ropa. Y están haciendo marchar a los del resguardo que da risa: tiesos, tiesos, como muñecos de palo! SEBASTIANO. - ¡Ah, pero son soldados! JUANA. - ¿No te digo que están en el cuartel? SEBASTIANO. – Pero el pleito de nosotros es en el juzgado! JUANA. – Pero los yanquis van a meterse también con lo del Juez. Son marinos. Ahora que me acuerdo así me dijeron: que son marinos! SEBASTIANO. - ¿Marinos también?... ¡Jodido, pues son de todo tiro! JUANA. – Pues dice mi compadre don Federico que ellos van a arreglar todo. Fijate que me contó que les quitaron los rifles a los liberales y a los conservadores y que de aquí pa delante ya nadie más pelea! SEBASTIANO. – Si! Eso ya me lo contó la otra tarde Benito, el barbero. Y hasta me leyó el periódico donde decían que iban a devolver a todos los soldados a sus pueblos. ¿No te conté? JUANA. - ¡Ay! ¡Ojalá! ¡Si por lo menos uno de los muchachos volviera . . . ! ¡Al menos Pancho! SEBASTIANO. – (Entristecido) Sí: porque aquello que nos dijo Juan Aguirre de Margarito...En ese encuentro los mataron a casi todos... ¡Yo ya no me hago ilusiones con él!... Pero ¡Pancho!... ¿A dónde habrá cogido Pancho? JUANA. – Ese doctor Montes debe saber! 108 Antologia del Teatro Nicaragüense SEBASTIANO. – ¡Pero yo no le hablo! JUANA. – (Pensando) . . . - ¡Tal vez por medio de otro! . . . ¡Tal vez si le pregunta la Vicenta, la amiga de Soledad! SEBASTIANO. - ¡Es buena idea!... Se lo vamos a decir ahora que bajamos por el agua. (se levanta). JUANA. – (Deteniéndolo) Oíme. Se me quedaba contarte lo último. El yanqui le dijo a don Federico que iba a venir a ver la tierra con el Juez. SEBASTIANO.-¿A ver la tierra? JUANA.-Sí. Eso le dijo¡ SEBASTIANO. – (Levantándose) ¡Si la tierra allí está! ¡Nadie se la ha llevado! ¡Lo que debe verle es las uñas al mañoso del Doctor Montes! (Se sienta). ¿Sabés una cosa, Juaná? ¿Vos crées que esos yanquis pueden arreglarlo todo? JUANA. – Don Federico dice que a eso vienen! ¿Por que no van a poder? SEBASTIANO. – (Encogiéndose de hombros) Porque son hombres! JUANA. - ¡Claro que son! ¡Qué sonso que estás! SEBASTIANO. – No es sonsera. Yo soy viejo y pienso. ¿Le podrías arreglar vos su rancho y su pleito al vecino Pedro Potosme, que es borracho y garrotea a su mujer? JUANA. – Yo no! ¡Yo no me meto en enredos ajenos! SEBASTIANO. - ¿Ves? ¿Ves? Y ellos se están metiendo en enredos ajenos! ¿Qué saben los yanquis de las mañas del doctor Montes y de las pobrezas del Sebastiano? Fijate que ni saben hablar como nosotros! ¿Y por dónde sale el entendimiento? ¡por la lengua! (levantándose). ¡Pero ojalá sea cierto lo que vos decís! ¡Qué más quisiera yo! (interrumpiendo y mirando al cielo). ¡Bueno! ¡Andá tomate tu pinol para que nos vayamos a sembrar antes que nos coja la tarde! 109 Antologia del Teatro Nicaragüense JUANA. – (Levantándose) ¡No! ¡Mejor me lo tomo allá! Ahorita estoy muy agitada. Vamonós! Saca unas jícaras. Arregla alguna otra cosa. Sebastiano mete los taburetes en el rancho y coge su sombrero y su machete. Entre tanto sostienen el siguiente diálogo hasta que salen: SEBASTIANO. – Si nos dá bien la milpa podemos comprar el otro buey. Ya con otro buey, puedo montar la carreta y ganarme buena plata. JUANA. - ¡Ah! ¡Si estuvieran los muchachos hubiéramos podido sembrar hasta el campito de Pedro Potosme! Lo alquila barato! SEBASTIANO. - ¡Con sólo Pancho pudiéramos sembrar el doble! ¡Pancho era arrecho... pero gracias a Dios yo entoavía tengo juelgo! JUANA. - ¡Ah! ¡Si estuviera Pancho! . . . ¡Pero somos torcidos! Cuando ya van a salir hacia la izquierda se oye de nuevo cantar el guás: “Guás, guaaás, guaaaaaás!!” SEBASTIANO. – (Poniendo oído al canto) ¡Oí el guás! ¡Sigue cantando! ¡Cambia el tiempo! Sale. JUANA. - ¡Ojalá cambiará la vida! Salen por la izquierda. Vacío el escenario, vuelve a escucharse el canto del guás: “-Guás, guaaás, guaaaaás!! . . . “ (Después . . . pasa la sombra de un pájaro, lento, llenando de rumor el cielo vacío). Pausa. Se oyen voces por la derecha. (Dos personas que vienen conversando con cierta violencia). YANQUI (TENIENTE COMFORT). – Habla bastante bien el castellano pero con acento yanqui, muy cargado y conyugando mal los verbos... comienza a hablar antes de aparecer en escena:... ¡No, doctor Montes! ¡Usted tiene que cumplir la ley! Entra a escena. DR. FAUSTO. – (Habla despacio para hacerse entender del teniente) ¿Pero qué ley, Teniente Comfort? Yo tengo la ley a mi favor. Ya le he enseñando a usted mis escrituras y el fallo del Juez, pero usted quiere hacer justicia a su modo. ¡Eso es 110 Antologia del Teatro Nicaragüense arbitrario!... ¡Ese viejo, Don Federico, se le pone a llorar a usted, lágrimas de cocodrilo por “los pueblos indios”, y usted se ablanda! Pero con lástima no se hace justicia. Yo no conozco ningún artículo del Código que hable de lástima. YANQUI – (Pretensioso) ¡Oh, no! ¡Nada de lástima! ¡Yo sé mi deber! Dicho esto avanza hacia el rancho a buscar a sus moradores. El Dr. Fausto se queda donde está – alejado – inquieto y no muy seguro de ser bien recibido. YANQUI. – (Mirando si hay alguien pero sin atreverse a entrar en el rancho. Golpea discretamente). En voz alta: - ¡Eh! ¡Señor! (Interrogando al Dr. Fausto) ¿Cómo se llama? DR. FAUSTO. - ¡Sebastián! YANQUI. - ¡Oh, yes! (vuelve a llamar en voz alta:) ¡Señor Sebastián! . . . ¡Buenos días! (nadie contesta) . . . ¡parece no haber nadie! DR. FAUSTO. – (Se acerca un poco más confiado). Se asoma en la puerta y como no hay nadie dice: - ¡Es lo mismo que esté o no esté! ¿Qué puede decir a usted un indio de éstos? YANQUI. - ¡Usted no quiere dar oportunidad al Señor Sebastián! DR. FAUSTO. – Yo sé lo que va a decir: Que esta tierra es suya. Pero ¿dónde están sus títulos? Sus escrituras son nulas y usted tiene que tomar en cuenta todos esos puntos legales. YANQUI. – Yo quiero proteger a los nativos. DR. FAUSTO. – Pero nosotros tenemos una ley. YANQUI. – Ustedes no conocer la justicia! DR. FAUSTO. – Pero si usted no respeta la ley, comete también una injusticia. YANQUI. - ¿Yo? (hace un gesto despreciativo con la mano y luego, golpeándose el pecho, exclama soberbio:) ¡Yo soy la ley aquí, dóctor! 111 Antologia del Teatro Nicaragüense DR. FAUSTO. – (Le mira perplejo, pero inmediatamente cambia, se ríe con mueca falsa y se le acerca al teniente con meloso servilismo). Naturalmente que usted es la Ley, querido Comandante. Pero para hacer justicia usted debe conocer a esta gente. ¿No vé cómo viven?... No les importa la miseria. Si ganan cuatro reales se los beben. Pero viven quejándose. ¡Si usted supiera lo que uno lucha por hacerlos gentes, por ayudarlos, pero no agradecen! ¡No les importa! YANQUI. – (Irónico) Y por eso usted les coge la tierra, eh? (Se ríe). DR. FAUSTO. – (Exagerando su respetabilidad) ¡No, mi Teniente! Ellos la pierden porque todo lo gastan en borracheras. Hipotecan sus tierras. No pagan. Y después se quejan cuando pierden lo que tienen. ¡Figúrese usted el daño que haría a este país si en vez de proteger a la gente que trabaja, a la gente decente, le da la razón a los haraganes y a los borrachos! ¿Quién va a querer entonces progresar?... Vea, Comandante... nosotros sabemos que los Estados Unidos son un gran país y quieren ayudar a la paz y al progreso de Nicaragua . . . YANQUI. – Exacto, dóctor. Nosotros queremos civilizarlos. DR. FAUSTO. - ¿Ya ve usted?...Lo mismo quiero yo con esa pobre gente. Nosotros podemos entendernos, Comandante. Lo que pasa es que usted ha prestado oídos a ese Don Federico que es un caudillo reaccionario. (Se le acerca insinuante:) Vea, Comandante: Si usted se entiende con las personas decentes del pueblo...en fin...yo no sé sus planes ...pero también nosotros tenemos deseos de ayudarle... Aquí hay muy buenos negocios que se pueden explotar...lo que hace falta son hombres con iniciativa, hombres enérgicos como usted... YANQUI. – (Lo mira de arriba abajo irónicamente, suena la lengua con un ruido burlesco, despectivo y haciendo ademán con la mano dice: ¡Oh! ¡No se molesten por mí!... Gracias!!! (se ríe secamente). ¡Me pagan muy bien, dóctor! DR. FAUSTO. – (Cínicamente) ¿Usted cree que yo quiero?...(hace gesto disimulado insinuando soborno, dinero)...¡No mi amigo! Yo sé que usted es justo. ¡No me interprete mal! ¡Yo soy un amigo de los Estados Unidos y ... Entra Soledad por la derecha, canturreando con una batea pequeña en la cabeza y su rebozo. Al verlos, se detiene un momento extrañada, mira a ambos, y se dirige al rancho un poco inquieta, creyendo encontrar a algunno de los suyos dentro. 112 Antologia del Teatro Nicaragüense YANQUI. – (Sonriendo. Inclinándose con un cortesía postiza) ¡Buenos días, señorita! SOLEDAD. – (Seca, huraña) ¡Buenos días! YANQUI. - ¿Usted vive aquí, señorita? SOLEDAD. – Sí, señor! (está ya en la puerta del rancho). YANQUI. - ¿Usted hija del señor Sebastián? ... Busco al señor Sebastián! SOLEDAD. - ¿A mi tata? (mira hacia dentro del rancho). No sé dónde está. Tal vez anda en la milpa...Si quiere lo voy a llamar. YANQUI. – que no le aparta los ojos, sonríe afectuoso - ¡Oh, no se moleste! SOLEDAD. – (Entrando al rancho) ¡Espéreme un tantito! YANQUI. – (Se aparta un poco del rancho acercándose al Dr. Fausto y saca afuera un entusiasmo picaresco que no había mostrado. Con un gesto de marino) - ¡Bella muchacha nativa, eh? DR. FAUSTO. – (Le mira sonriendo y se encoge de hombros). YANQUI. – Já! ¿Está acostumbrado a ellas, no?...(Entusiasta) Yo mirarla en el pueblo. Muy simpática! (cierra el ojo). ¿Se dice así: sim-pá-ti-ca? DR. FAUSTO. – (Lo mira un momento, estudiándolo. De pronto cambia y tomándolo del brazo le pregunta en el mismo tono de malicia: ¿Le gusta? . . . Puedo dejarlo solo. YANQUI. – (Agradado pero algo asustado) ¡No... no! (ríe) ¡Muy niña! DR. FAUSTO. – (Sabiendo lo que dice) ¿Muy niña? ...Aquí con el trópico las frutas maduran temprano! (le da con el codo riendo) Sabe más que usted de amor! YANQUI. – (Aumentando su entusiasmo) ¿Oh, sí? 113 Antologia del Teatro Nicaragüense Fausto va a hablar cuando sale de nuevo Soledad del rancho. Con disimulo se aparta un poco, pero Soledad después de hablarle al yanqui, se dirige a él. SOLEDAD. – (Saliendo). Trae en la pequeña batea varias prendas de ropa lavada, hechas un bollo, que después colgará al alambre a asolear: - Al yanqui - ¡Pues si quiere voy a llamar a mi táta! YANQUI. – (Que no disimula la atracción de Soledad sobre él) ¡No, no, señorita! ¡Puedo esperar aquí, contento! ¿Le molesta? SOLEDAD. – (Arrecostada a la pared del rancho, con la batea apretada a su vientre, sonríe y responde con mucha naturalidad) ¡Me molesta que esté aquí ése! (señala a Fausto con la boca). DR. FAUSTO. – (Que estaba apartándose disimuladamente, le vuelve el rostro) ¿Yo? SOLEDAD. - ¡Usted amarró a mi tata! ¡No sé a qué vuelve aquí! Todo este diálogo entre Soledad y el Dr. Fausto es muy rápido y en voz grave, sin alteraciones. El yanqui parece, por su expresión no entender bien, o querer seguir – sin poderlo – lo que ellos dicen. DR. FAUSTO. – (Aproximándose lentamente) Eso fué cosa de guerra, Cholita! Yo siempre te he mostrado cariño. ¡Decí que no! Pero tu máma me ha echado a todos encima por el pleito de la tierra. ¡Yo ni interés tengo en eso, te advierto! Pero tu máma no sabe de leyes y cree que les estoy robando. SOLEDAD. – (Sin inmutarse) Yo tampoco sé de leyes pero sé que nos está robando. DR. FAUSTO. – No digás eso, Cholita! El señor decía que sos muy simpática y yo te estaba alabando pero me vas a hacer quedar mal. YANQUI. - ¿Cómo?... ¿Cómo? FAUSTO. – (Hablando lentamente) Que usted decía que ella es muy simpática ¿no es así? 114 Antologia del Teatro Nicaragüense YANQUI. – (Con gran gesto) ¡Oh, yes! ¡Muy linda! SOLEDAD. – (Sonriendo, baja los ojos. De pronto dice contra el doctor). ¡Pero usted amarró a mi táta! FAUSTO. - ¡Yo no, Cholita! El Sargento Malespín que es un bruto! YANQUI. – (Creyendo dar en el clavo, pero usando tono de broma) ¡Oh, ella no querer al dóctor!... ¡Doctor muy malo, eh? (le dá al doctor una palmada en el hombro, riéndose estrepitosamente). SOLEDAD. – (Lo mira con curiosidad y sonríe)... - ¿De dónde es usted? YANQUI. - ¿Mí?... De América. A-me-ri-ca-no! SOLEDAD. – (Ingenuamente, mientras mira el suelo) ¡Ah! ¡Yo creí que era Yanqui! YANQUI. – (Riéndose mucho) ¡Oh, si, si! ¡Mi, yanqui! SOLEDAD. – (Guarda silencio y raya el suelo con el dedo del pie. Mira al yanqui inocentemente y pregunta: ¿Cantan de otra manera los pájaros en su tierra? YANQUI. – (Desconcertado) ¿Los pájaros? SOLEDAD. - ¡Ujú! YANQUI. - ¿Por qué? SOLEDAD. - ¡Me imagino! (sonríe). YANQUI. – (Tartamudea) No, no sé. Yo consultarlo, sabe? (se ríe)... Y usted, usted vive aquí, eh?... Yo mirarla en el pueblo. SOLEDAD. – (Mirando al suelo, afirma con la cabeza) Voy al pueblo con una venta para ayudarle a mi máma. YANQUI. - ¿Tiene mucho amigo en el pueblo, eh? ¡Una muchacha bonita, muchos amigos! (se ríe). 115 Antologia del Teatro Nicaragüense SOLEDAD. – (Sonriendo, alza el hombro coquetamente) ¡Los del gasto...! (Luego, embarazada por el diálogo, pregunta de pronto:) ¿Y por qué no se sienta? ...Voy a traerle un taburete! (Entra al rancho a sacar un taburete. En el momento que ella se oculta, el Dr. Fausto se acerca al Yanqui, y cerrando un ojo con malicia le hace un gesto indicativo que la muchacha “vale la pena” o algo así, excitante, a lo que el yanqui corresponde pronunciando más su infantil entusiasmo, con risas y movimientos de exagerada alegría, donde va perdiendo todo el revestido autoritario y el aire superior con que aparecía en escena. Sale Soledad, casi inmediatamente con un taburete). SOLEDAD. – Siéntese, pues, mientras viene mi táta. (Vuelve a coger la batea con la ropa). ¡Voy a tender esta ropa! ¡Con permiso! YANQUI. - ¡No, no!...Prefiero conversar con usted! Que se siente el doctor Montes ...Sit down, dóctor! El Doctor Fausto se sienta un poco apartado y durante todo el tiempo mantiene un aire o una sonrisa burlesca, siguiendo disimulada o abiertamente el diálogo del Teniente Comfort con Soledad. YANQUI. – (Mientras Soledad tiende la ropa en el alambre y le dá la espalda, trata de abrir conversación con frases anodinas) Muy hermosa tarde, eh?... ¡Muy bello lugar, sabe? SOLEDAD. – (Escena muda). (Pone su batea en una pata de gallina. Va sacando prendas de ropa – cotonas, pantalones, camisolas – que extiende, sacude y cuelga del alambre. Su actitud es de ingenua coquetería, pero de cierta inquietud, al observar de reojo que el Teniente está pendiente de sus movimientos. Soledad toma de la batea una pieza de ropa femenina. La sacude y al extenderla ve que es ropa íntima y mirando de reojo al Yanqui, apenada y rápida, la apretuja nerviosamente, la esconde entre el resto de la ropa en la batea y toma un pantalón que cuelga en el alambre. YANQUI. – Que ha visto la acción y el embarazo de Soledad, ríe con escándolo, muy divertido con el suceso. SOLEDAD. – (Apenada y casi sin darle el rostro le dice: - ¡Perdone el irrespeto! 116 Antologia del Teatro Nicaragüense YANQUI. – (Con gesto y mímica de cumplido galante pero con absoluta vulgaridad: - ¡tiéndala! ¡Es una bella bandera! SOLEDAD. – (Ruborizándose) ¡A mí me han enseñado que la mujer es secreta! YANQUI. – (Entendiendo muy lentamente) Ah!...oh!... ¡Habla usted con mucho encanto! SOLEDAD. – Por decir algo - ¡Lo dice usted por reírse! YANQUI. - ¡No, no!... Muy bello habla. Tiene lengua muy dulce... pero difícil. SOLEDAD. – (Sonriendo) ¿La mía (saca la lengua ingenuamente y se ríe infantilmente del Teniente). YANQUI. – (Exaltándose) ¡Oh, ésa más! (la coge del brazo). ¡Yo sería feliz con esa lengua! SOLEDAD. – (Mirándolo algo desconcertada) ¡Qué ocurrencia! YANQUI. – (Más atrevido, le coge ambos brazos y le dice apasionadamente: - ¡Me gusta usted, muchacha! SOLEDAD. – (Mira al Teniente en los ojos y comprende como mujer; entrando desde ese momento a la defensiva, con inquietud creciente) ¡Suélteme! YANQUI. – (Sin soltarla) ¡Oh! ¡No me tenga miedo! Yo... SOLEDAD. - ¡Déjeme! ¡Usted también tiene moscas en los dedos! Creí que era distinto! YANQUI. – (Tratando de recuperarla) ¿Por qué dice eso, señorita?... Yo puedo quererla... SOLEDAD. – (Volviendo a desprenderse) ¡Tiene los ojos malos! ¡Suélteme! YANQUI. – (Cogiéndole de nuevo el brazo y aproximándole el rostro, mientras ella rehuye) ¡Sólo quiero hablarle un poco...un poquito! ...¡Oh!... No ser mala conmigo! 117 Antologia del Teatro Nicaragüense SOLEDAD. – (Renuente se aleja) No. No quiero. YANQUI. – (Sin acercársele trata de convencerla, pero ella al final de la frase le da la espalda) Si yo le digo que quiero llevarla conmigo... ¿Es correcto? Llevarla . . . ¿Sabe?... Usted puede vestirse mejor. Yo muy complacido si puedo darle todo. Usted me gusta mucho... ¡Oh! ¡Oigame! SOLEDAD. – (Que le ha dado la espalda y está de nuevo tendiendo nerviosamente ropa) Estoy oyendo! YANQUI. – (Volviendo a acercarse por la espalda - ¡usted se burla de mí! (penduleando el dedo índice como un profesor que alecciona) ¡Usted mala muchacha conmigo! . . . SOLEDAD. – (Se encoge de hombros). YANQUI. – (La agarra del brazo y trata de besarla). SOLEDAD. – (Lo aparta con el brazo, en un movimiento rápido. Furiosa) ¡No! ¡Que se aparte le digo... ¡Qué se ha creído usted? (Coge su batea y con humildad pero enojada dice:) ¡Me voy a ir si sigue molestando! El Dr. Fausto, dándose una palmada en la pierna se ríe. Lo observa Soledad y se molesta más, decidiéndose a buscar refugio en el rancho con un gesto y movimiento de impaciencia. YANQUI. – (Riéndose apenado, protesta en falso) ¡No; por favor, muchacha! SOLEDAD. – (Dirigiéndose al rancho. Vuelve a él el rostro, deteniéndose un momento y con gran simplicidad le dice) - ¡No me gusta su modo! Si yo no le conozco a usted ¿Por qué me va a estar tocando? YANQUI. – (Queriendo aproximarse de nuevo pero inseguro y apenado en su sonrisa y voz )¡Usted muy linda... ! ¿Por qué ser así... usted... ? SOLEDAD. – (Despectiva le vuelve la espalda) ¡Oh! (se mete al rancho). YANQUI. – (Titubea corrido, riéndose. Saca el pañuelo. Se seca el sudor por hacer algo. Se vuelve al Doctor Fausto que lo observa con expresión irónica y al contacto 118 Antologia del Teatro Nicaragüense con el Doctor hace un gesto pueril de malicia) ¡Oh, muy guapa, pero . . . (hace gesto de que es difícil y se ríe secándose el sudor). DR. FAUSTO. – (Lo llama con una seña para que se aproxime. Habla en voz baja) ¡Mi querido comandante... muchos rodeos para tomar esa plaza!... ¡Usted no conoce a esta gente!... Es primitiva! ¡Necesita fuerza!... Usted mucho habla! ¡Impóngase como macho! (hace gesto y ríe). YANQUI. – (Retardado en comprender, pero al cabo se le ilumina la cara y exclama ¡Oh, oh, oh? ¡Oh, yes!... Tarzán, eh? (Poniendo en tensión el brazo hace gesto de fuerza y de “machismo”, riéndose gozoso y cerrando el ojo como que ha cogido el consejo). DR. FAUSTO. – (Sonando los dedos) ¡Llévesela! (se ríe despectivo). YANQUI. – (Se acerca al rancho usando gestos de película, como cualquier marino standar que va de conquista galante. Observa el rancho con sonrisa maliciosa y traviesa. Ya no queda nada de su aparatosa arrogancia de autoridad interventora) ¡Ey! ¡Muchacha! SOLEDAD. – (Asoma un poco la cara con inocente recelo). YANQUI. - ¿Mucho miedo, muchacha? (Le sonríe quierendo darle confianza. Hace un pequeño ruido con la boca reconviniéndola:) ¡Th! ¡Ths!... ¡Yo ser bueno! ... ¡No hacer nada! SOLEDAD. – (Da un paso, no sin temor y con inocencia, seriamente, le advierte y al mismo tiempo ruega) ¡Ya no me moleste!... ¡Tengo que hacer! YANQUI. - ¡Oh, no, no!... Yo sólo mirarla. Escena muda. Sale Soledad y comienza a tender de nuevo la ropa. El Yanqui va detrás, primero ritmolento, después acelerado, cercano, tratando de “entrarle”. Soledad nerviosa no cesa en mirar hacia él tras de cada movimiento. De pronto a Soledad se le cae una pieza de ropa y al agacharse a recogerla, el yanqui también lo hace; la recogen juntos y cuando ella trata de colgarla en el alambre él le toma la mano. Solead instintivamente la aparta pero el yanqui se la coge con fuerza. 119 Antologia del Teatro Nicaragüense SOLEDAD. – (Retrocediendo un paso hacia la derecha sin poder soltarse) ¡Le dije que no me molestara! YANQUI. – (Queriéndola atraer y ella, esquiva, tratando de retroceder) Yo querer hablarle ahora. SOLEDAD. – con movimientos bruscos por soltarse - ¡Que me deje, le digo! YANQUI. – (Apretándola más) ¡Se va a hacer daño! SOLEDAD. – (Luchando y retrocediendo un poco más) ¡No me importa! ¡No quiero! (Furiosa). ¡No ponga su fuerza en los débiles! YANQUI. – (Dando paso a la brutalidad pone toda su fuerza, ya sin control, lleno de cólera y deseo, y tira de ella queriendo abrazarla. SOLEDAD. – (Esquiva en lo que puede el rostro cuando trata de besarla. Hace un esfuerzo y logra retroceder, sin soltarse, un paso más, y con el cabello revuelto le grita, forcejeando) ¡Si no me suelta le grito a mi tata! YANQUI. – (Al oír ésto acomete con más fuerza. Están ya por salirse de la escena. Se ve que la agarra y trata de cargarla en brazos). En la lucha salen de escena. A la derecha. Se oye lucha. VOCES DE SOLEDAD: - ¡Déjeme! . . . ¡Déjeme, le digo! (Grita:) ¡Tata! Tataaa! . . . Tataaaaaa!... ¡Ta... ! Una mano tapa su boca. Gritos ahogados. Pasos que le alejan.... Silencio. DR. FAUSTO. – (En el momento que la lucha está en su climax se ha levantado, observando. Cuando salen de escena se acerca al Rancho para ver desde allí lo que está pasando. Enciende un cigarro y se ríe. La risa crece cuando grita Soledad. Cuando los pasos se alejan y viene el silencio, remeda al yanqui entre risas) “Yo ser la ley aquí, dóctor!”... (risa burlona) “¡Nosotros queremos civilizarlos!”... 120 Antologia del Teatro Nicaragüense Gran risa. Se sienta en el taburete extendiendo los pies, satisfecho... ¡Yanqui baboso!... ¡Ya sé dónde te aprieta el zapato! (Carcajada de ironía y de triunfo, echando la cabeza hacia atrás). Está riéndose el Doctor Fausto, de cara al público, cuando a su espalda, por la izquierda, entra Sebastiano, rápido, receloso, inquieto y con el machete en la mano. Al ver al Dr. Fausto riéndose se detiene un instante pero inmediatamente avanza, ensombreciéndose su fisonomía. Cuando el Dr. Fausto siente los pasos y vuelve el rostro cortando en seco su risa, ya Sebastiano está cerca de él, visiblemente furioso, interrogando: SEBASTIANO. - ¿Dónde está la Soledad? DR. FAUSTO. – (Dá un paso atrás, hacia la puerta del rancho, desconcertado y sin hallar qué deci)r. SEBASTIANO. – (Avanzando, más amenazante) ¿Dónde está la Soledad, pregunto?! DR. FAUSTO. – (No encuentra otra defensa que tomar un aire cínico: se encoge de hombros y coloca su mano sobre la pistola que lleva al cinto) ¿Qué Soledad? SEBASTIANO. – (Avanza tan furioso que el Dr. Fausto retrocede en el propio umbral de la puerta del rancho) ¿Qué hace usted aquí? ¿Dónde está la muchacha? ¡Yo la oí gritar! ¡Dígame dónde está!? DR. FAUSTO. – (Se ríe despectivamente sin apartar la mano del revólver) ¿Me la dejó a cuidar a mí?! SEBASTIANO. – (Ciego de rabia, creyendo que la muchacha está en el rancho embiste sobre el Dr. Fausto) ¡Pues qué hace usted aquí, jodido! DR. FAUSTO. – (Quiere sacar su pistola y grita) ¡Si usted da un paso lo tiro! Pero Sebastiano se ha echado sobre él, ciego de furia y sin dejarle terminar la frase le agarra la mano de la pistola, lo empuja y entran al rancho en lucha. SEBASTIANO. - ¡Me va a decir dónde está!... Exclamaciones. 121 Antologia del Teatro Nicaragüense Ruidos de lucha...Un disparo... Un ruido de machetazo seguido de un tremendo: “¡Ay!”... y alguien que cae... Una pausa... Y luego Sebastiano que sale, con ojos desorbitos, el cabello revuelto, la cotona rota y ensangrentada. En la mano lleva todavía el machete manchado de sangre. Busca a Soledad. SEBASTIANO. - ¡Soledad!... (Grita, mirando hacia todos lados) ¡Soledad! (Grita más fuerte, avanzando hacia el camino) ¡Soledaaad! Sale tambaleándose por la derecha, mientras cae el Telón EPILOGO Cuatro o cinco meses después. Sebastiano, huyendo de la Justicia, vive en la cruda montaña. El escenario es la NOCHE, donde los árboles, como altos perros friolentos, tiemblan bajo la luna. Sólo se ve una luna enorme. Y a la izquierda, al pie de un árbol seco, un rancho cenizo, semi-derruido, dentro del cual arde una candela o un candil. Nota: Al final del acto despiertan las primeras luces del alba. Sebastiano – solitario – sentado en una piedra frente al rancho, tiene su guitarra en la mano, pero no la toca. Ya no hay música. La canción la dice, la reza, la llora. (es una canción que se ha secado). SEBASTIANO. – De dos en dos, De diez en diez, De cien en cien, De mil en mil Descalzos van los campesinos Con la chamarra y el fusil... De dos en dos los hijos han partido, De cien en cien las madres han llorado, De mil en mil los hombres han caído Y hecho polvo ha quedado Su sueño en la chamarra, su vida en el fusil... El rancho abandonado... 122 Antologia del Teatro Nicaragüense La milpa sola...el frijolar quemado... El pájaro volando Sobre la espiga muda, Y el corazón llorando Su lágrima desnuda... De dos en dos, De diez en diez, De cien en cien, De mil en mil Descalzos van los campesinos Con la chamarra y el fusil (Alzando gradualmente la voz:) . . . De dos en dos, De diez en diez, De cien en cien, De mil en mil Por los caminos van los campesinos A la guerra civil! Pone la guitarra lentamente en el suelo. Mira el rancho con la cabeza entre las manos y con un tono de voz más real – pero abatido – dice: ...Y ahora sólo quedó el Sebastiano, sin tierra, sin hijos, sin mujer...íngrimo con su rancho; el pobre buey cansado de mi rancho que ya se echó en la noche para siempre!...(con gesto fatalista) ¡Una guerra se llevó todo!... (se yergue un poco y su voz cambia como si hablara con alguien). ¡Y la Juana que me decía que la tuerce la endereza el hombre!...¡La tuerce!...Yo también creí acabar con ella matando al dañino!...(mueve la cabeza) – pero erré el tiro! Pisé la muda y dejé viva la serpiente...(de nuevo fatalista) ¡Nadie puede acabar con el Mal! (pausa. De pronto con furia, poniéndose de pie:) ¡Pero lo maté a él! ¡El me trajo la tuerce! ¡El desgració mi pobreza! ¡Bandido!...¡Se reía de la flaqueza, tentando a Dios! ... ¡Bien muerto estuvo!...(dá unos pasos. Se sienta. Y moviendo la cabeza dice con voz desilusionada:) ¡Eso digo yo, pero erré el tiro! ¿Qué compuse con la sangre? ...¡Tener que huir de la justicia, arrastrar la pobre Juana a esta inclemencia, para que se consumiera la pobrecita, para que muriera de necesidad, de pura tristeza en estos breñales!...Ah! Mi Juana!...¡Ella sí creyó en todo!...Creyó en los conservadores...Creyó en los liberales...Creyó en los yanquis. Porque era fantaseosa y alegre!...Ella sostenía el rancho con su estrella...(con la cabeza entre las manos mira el vacío. Recuerda. Pausa. Luego, como sacando una conclusión:) ¡Fué la guerra la tuerce! (poniéndose de pie, con los puños cerrados y en alto, clama su furia impotente contra la Noche:) ¡Hijueputa guerra que acaba con lo que uno quiere y trae lo que uno maldice!...¡Fué la Guerra la que trajo al abogado, la que trajo al yanqui, la que trajo la robadera y la matanza! ¡La Guerra fué la que se llevó 123 Antologia del Teatro Nicaragüense a mi Pancho, mi mayor! ¡La que se llevó a Margarito! La que se llevó a la Juana! (se deja caer sentado en la piedra y casi sollozando, termina:) ¡La que se llevó a mi muchacha, Soledad...¡lo que yo más quería! . . . Oculta el rostro entre sus manos y llora en silencio. Pausa larga...Entra Soledad, de negro, envuelta en un rebozo negro. Cansada. Envejecida. Registra en silencio las sombras y al ver a su padre vuelve a ser, por momentos, la muchacha de otros días: ingenua, impulsiva, cariñosa. Corre a él. SOLEDAD. – (Arrojándose a los pies de su padre) ¡Táta!... ¡Mi Tatita! ¡Yo lo creía perdido! SEBASTIANO. – (Vuelve en sí, la mira con grandes ojos asombrados, y se levanta para abrazarla, mientras dice lleno de ternura) ¡Soledad!...¡Mi lindita! Se abrazan de pie, apretados, adoloridos y felices. SEBASTIANO. – (Separando un poco a su hija para mirarla mientras con sus dos manos estrecha los dos brazos de ella) ¡Casi no le creo a mis ojos!...¿Volviste, pues, a tu viejo?... SOLEDAD. - ¿Dónde no los busqué, táta?... ¿Por dónde no anduve?... (mira a su alrededor)...¿Y mi máma?... SEBASTIANO. – (Congelando su feliz sonrisa la mira en silencio, baja la cabeza; se sienta ) ¡La pobre!... ¡Se me apagó como una candelita de cebo!...(Pausa. Desconsolado:) ¡Ya conoció la tierra tu madre! SOLEDAD. – (Que desde el primer silencio comprende, vuelve la cabeza – como que no quiere ver en su padre el recuerdo de su madre – y llora calladamente. – Luego dice entre lágrimas) ¡Si me hubieras mandado a decir algo! SEBASTIANO. – (Con gesto de impotencia) ¿Y cómo?...¿Qué amigo le queda al que le cae la desgracia?...(Cabisbajo) ¡Si por vos maté!...¡Iba como ciego, como loco gritándote, hasta que la Juana me cogió de la cotona y me arrastró a esconderme!...A huír!..¡Cuántas noches, cuántas! ¡Y quién le iba a decir nada? ¿No me anduvieron buscando mis propios vecinos? SOLEDAD. – (Sentándose cerca de él en otra piedra. consoladora)¡Después ya no, táta! ¡Después supieron lo del yanqui! Con voz SEBASTIANO. – (Ardido) ¡El te llevo!...¡Te tuvo en el cuartel!...Se lo gritaron a la Juana los Potosme. Ella me lo dijo. (Rabioso) ¡Pero qué hacía yo con la fatalidad?! ...¡Desgraciado yanqui! (bronco). 124 Antologia del Teatro Nicaragüense SOLEDAD. – (Con odio) ¡Hizo lo que quiso conmigo! (Silencio amargo. De pronto, en voz dura:) ¡Pero Pedro Rojas lo matoneó! SEBASTIANO. – (Con gesto de sorpresa) ¿Pedro Rojas?... (afirmando algo que hasta ahora acepta). ¡Te quería a vos Pedro Rojas! SOLEDAD. – (Afirma con la cabeza y exclama con desilusión) Lo matoneó porque lo había jurado!... Ahora anda huyendo. Le echaron todo el resguardo. ¡Pero no lo agarran!... Pedro conoce la montaña! SEBASTIANO. - ¡Pedro Rojas!...(pausa. Reflexivo y otra vez fatalista:) ¡Cuánta sangre ha corrido! ... SOLEDAD. – Y el pobre Pedro no sabe...(llora de pronto cubriéndose el rostro con las manos ) ¡Es horrible que un hijo venga sin que lo llame el cariño!... SEBASTIANO. – (Poniéndose de pie, abre los ojos como que ha oido algo inesperado e increíble y en voz extraña y llena de perplejidad, exclama) ¿Un hijo? ... ¿Un hijo vos?! SOLEDAD. – (Que tenía el rostro cubierto con las manos, al oír la voz de su padre y verle de pie, con un rostro extraño, cree que está enfurecido o que va a hacerle algo. Con voz temerosa, casi desesperada, se encoge, levanta las manos en defensa y grita) ¡No me toque, tata! ¡No se eche contra mí, que yo no tuve la culpa! ¡Yo no llamé al hijo, pero él vino porque me lo trajo la tuerce! ...(viendo la cara de desconcierto de su padre, se yergue y puesta de pie dice con gesto terminante:) ¡Pero eso ya acabó! ¡¡Ya acabó la tuerce!! ¡Pedro Rojas le limpió su destino! SEBASTIANO. – (Mirándola fijamente. Las lágrimas surcan sus mejillas...Luego, en voz resentida pero llena de ternura, le dice) ¿Me decís eso a mí, Soledad?... ¿Y qué te voy a hacer, cuando sos mi única alegría, mi guitarra, el espejito de mis canas, mi lumbre...? (la ha tomado de la mano y ella tiernamente arrecuesta la cabeza contra su pecho). ¿No le decía la niña sol cuando estaba chiquita y me despertaba junto con los gallos? (sonríe recordando...Volviéndola frente a sí, mientras sus manos la aprietan de los brazos ) Lo que pasa es que me has hecho mirar el mundo como si comenzara otra vez!...¿Vos sabés lo que es un hijo? ...Cuando ya el viejo Sebastiano creía que su estrella se había apagado, la ve salir otra vez. . . ¡Tocame!! (le coge de la mano y se toca con ella el corazón). ¡Parece que me estuvieran ladrando dentro todos los perros del alba!...(inspirándose. Señalando a lo lejos su sueño). ¡Es que ya veo venir al hombrecito . . . al último hijo del Sebastiano! . . . ¡Ese sí va a abrir los ojos! ¡Dejalo crecer, Soledad! . ...¡Dejalo que se haga fuerte bajo el sol y venga con su machete a poner las cosas en su lugar!... ¡Ah! ...Entonces sí, Petronio Hernández, vas a saber lo que es mi raza arando tras los bueyes!...Y vos, Pedro Potosme, borracho que te burlabas de mis achaques vas a ver a tu hijo dándole buenos días a mi hijo! ...Porque los va a juntar a todos, les 125 Antologia del Teatro Nicaragüense va a sonar las campanas del cabildo: “¡a juntarse los pobres” va a decirles!... ¡Dejalo, Soledad...vas a ver a Ruperto Meza, a Juan Zeledón, a Goyo, a Pedro Pablo, siguiéndole los pasos, unidos todos con mi hijo, haciendo la tierra grande!!...Ya lo estoy viendo...Entonces sí que se acabaron los babosos que pelean por los de arriba!... “¡Aquí no hay más que cristianos trabajando la tierra de los pobres” ¡jay!...¡Eso va a decirles tu hijo!... ¡Entonces, sí! ..(en el colmo del gozo:) ¡Qué hubiera dado la Juana por verlo bajar al valle con su cutacha, gritando cosas nuevas!! SOLEDAD. – (Después de una pausa bronca y exaltada) ¡El va a ser su venganza, táta! SEBASTIANO. – (La mira como a una extraña. Surge algo nuevo y duro en su inteligencia que lo hace variar desde este momento e irse encerrando en sí mismo cada vez más como si acabara de morir y debiera enterrarse en su propio cuerpo. Rotundo) ¡No! (cabisbajo) No le hagas caso al viejo...! ¡Estamos locos pensando en venganzas!! (sienta a Soledad en la piedra y se aleja, lúgubre, unos pasos. In promtu medio de espaldas:) ¡Soledad!...¿Sabes qué?...¡Andate! (voz dura) ¡Debes irte! ¡Ya, sí! Ya! ...No quiero prenderme más! SOLEDAD. – (Incrédula y casi burlesca) ¡Está loco táta! ¡Qué dice! SEBASTIANO. – (Volviéndose a ella con idea de convencerla) ¡No tengo derecho a cargar al muchacho con mi tuerce! Vos misma lo dijiste: “ya Pedro Rojas le limpió su destino”! ...¡Volvete, hija!...Si se queda aquí va a ser el hijo del coyote, el hijo del tigre herido acosado por los tiradores! ¿Querés que siga la cosa? ¿Querés que nazca torcido? (con gran ternura) ¿Querés que se pierda todo lo que soñamos tu máma y yo en cada hijo perdido!... (pausa breve) ¡Llevátelo aunque se me parta el alma!...Que no conozca su historia, que no sepa nada, Soledad! Ya demasiado hemos peleado por odio. Hemos matado por hombres, por tierras, por hambre. Hasta por sueños hemos matado!... (sentándose en la piedra) Tal vez un niño nos salve... ¡Un niño!...¡Un niño!... (termina en un susurro como si la voz se le hiciera caricia). SOLEDAD. – (Le mira incomprensiva pero triste y le dice con ternura (pausa) Táta: Qué es lo que está diciendo?...¿Cómo se va a quedar solo? SEBASTIANO. – No me quedo solo, hija! ¡No me quedo solo! El soy yo...¿no me oíste? ...El hombre no acaba! Pero él es un niño, un niño limpio, y yo soy un viejo. Un viejo lleno de sangre! (Con otra voz, poemática, profética:) ¡Los viejos se quedan sentados a la orilla del mundo! ¡Los indios esperan, Soledad! SOLEDAD. – (Se ha levantado, tras una pausa, y se acerca al Sebastiano semiarrodillándose a su lado para decirle) ¡No hable así, táta! ¡No digas locuras! (el Sebastiano reacciona poniendo distancia entre él y ella, levantándose. Soledad, 126 Antologia del Teatro Nicaragüense ocupa la piedra y sigue hablando con más fuerza) ¡Nadie espera nada! . . . ¡Vámonos para otra tierra! En otra tierra hay otros hombres y allí no conocen! SEBASTIANO. – (Deteniendo la voz de Soledad con la mano y poniendo el oído en algo lejano. Nervioso...Impone silencio) ¡Shssst! (Escucha. Pausa. Luego en voz baja y honda:) ¿No oís nada?...¡Tengo tanto tiempo de no hablar que me parece que nos están oyendo desde allá abajo!... (Se vuelve a ella de pronto y con gesto impaciente ordena:) ¡Andate, Soledad!...¡Volvete a tu rancho! ¡Esta no es vida para un inocente! SOLEDAD. – (Renuente e incomprensiva. Con plantasón de niña) ¡Pues, no! . . . Mi hijo se queda aquí! Porque es suyo y tiene que correr su suerte! SEBASTIANO. - ¿Mi suerte? Que no me ves arruinado y...temeroso? ¡Loca! (con furia) ¡Estás loca? (Extiende el brazo, terminante: grita:) ¡Andate ya! SOLEDAD. – (Le mira como asustada, como queriendo medir la decisión que respalda su orden. Con voz débil y de muchachita, que hiere a Sebastiano) ¿Quiere desprenderse de mí? SEBASTIANO. – (Contradictorio. Dá la espalda ocultando su lucha)...- ¡Sí...eso quiero! SOLEDAD. – (Con la voz llena de llanto) ¿Me corre, pues? SEBASTIANO. – (Luchando siempre consigo mismo) No, pero andate! ¡Andate ya! ¡Ya viene el alba! SOLEDAD. – (Llorando, pasando del resentimiento a la indignación) ¡Me corre! . . . ¡Si yo se lo ví en la cara: me corre porque le traigo un hijo del yanqui!...¡No lo quiere! (llora con la cabeza oculta entre las manos). SEBASTIANO. – (Volviéndose hacia ella porque no soporta su dolor, pero se refrena cuando ella levanta la cabeza. Vuelve a darle la espalda). SOLEDAD. – (Prosiguiendo increscendo – su llanto y su indignación) ¡Quiere que me vaya!...¡Prefiere quedarse con la muerte a tener al muchacho ajeno!... ¡Pero es su sangre! ¡Es su hijo aunque no lo quiera! SEBASTIANO. – (Imponiéndose desesperadamente, grita de espaldas) ¡Andate! SOLEDAD. – (Llora, grita con llanto y malacrianza) ¡No querés a tu hija! (llora). ¡No la querés aunque le digás ternuras! (se levanta gimiendo). 127 Antologia del Teatro Nicaragüense SEBASTIANO. – (Conteniéndose apenas. Saca una voz que casi lo traiciona) ¡Andate! ¡Andate pronto! ¡Ya viene el alba! SOLEDAD. – (Suelta el llanto sin límite y comienza a retirarse. Da un paso. Se contrae en sollozos). SEBASTIANO. – (La mira. Una fuerza tremenda y dolorosa lo empuja hacia ella, pero se refrena y vuelve sus ojos a la sombra, en tensión, como una estatua). SOLEDAD. – (Se detiene un momento, mira hacia su padre esperando que rectifique, pero al verlo inmovil, llora de nuevo y va saliendo, hacia el fondo, lentamente entre sollozos. A medida que ella avanza, la aurora comienza a nacer iluminando débil y lentamente la montaña. Ritmo lentísimo. Sale al fondo, por la derecha. SEBASTIANO. - ¡Dios mío! ...¡Por fin pude! (se agarra el corazón lleno de dolor y se deja caer sentado en la piedra) Ahora sí va a nacer un hombre nuevo . . . Ahora sí! . . . Parece que va a caer sobre sí mismo cuando baja el Telón. 128 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDIT DRAMA EN TRES ACTOS Rolando Steiner 129 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDIT Rolando Steiner PERSONAJES Julián Rojas Clara, su esposa Judit Ana y José, empleados de Rojas ESCENARIOS: 1 ACTO: Una noche en el dormitorio de Rojas. 2 ACTO: La mañana siguiente en la oficina de Rojas. 3 ACTO: Tres meses después. PRIMER ACTO Escenario – Un dormitorio: dos camas, lámparas con sombras en las mesas de noche; un tocador con retratos en marcos dorados de “Julián”, de “Clara”, y de una “Niña”. Todos sonríen estúpidamente al fotógrafo invisible. Hacia el centro, tres sillas y una mesita, formando un “aparte”. Al fondo, un alargado ropero, con sus lunas bruñidas. A la derecha una puerta cerrada. Al levantarse el telón, Julián Rojas sentado al borde de su lecho, habla ante el indiferente silencio de Clara quien sentada ante el tocador, enriza con habilidad sus cabellos. El aspecto cansado del hombre contrasta violentamente con el rollizo y saludable de la mujer. JULIÁN.-(Aflojando su corbata, en un solo gesto, con voz contenida e irónica) Y llegó la hora en que te enrizas el cabello! Exactamente a la misma hora de ayer, del domingo pasado y del año próximo! No importa el día, la semana, el mes, el año! Siempre a la misma hora te enrizas el cabello!... Luego irás hasta esa silla, dejarás en ella tu preciosa bata, te echarás en la cama y apagarás la luz... Y siempre apagas la luz! Si yo quiero leer, no importa: tú apagas la luz, o comienzas con tus “Julián!” “Julián!”, y yo, por no oirte gritar, por no discutir contigo, apagaré la luz... (empieza a desabrocharse la camisa) Siempre también sucede eso... (con voz monótona). Después, vendrá el nuevo día, sonará el maldito despertador que me regalaste en Navidad, y tendré que ir a la oficina. Encontraré allí a los mismos empleados; me saludarán corteses, esmerándose por aparecer eficaces e indispensables; me presentarán facturas por cobrar o pedidos que autorizar... (con sorna) Todo estará 130 Antologia del Teatro Nicaragüense listo! Yo únicamente firmaré los documentos!... Luego, habrá llegado la hora de la acostumbrada discusión con algún cliente que demora la cancelación del pagaré vencido... y, sabes? Siempre les concedo nuevo plazo! Iré después por la niña al colegio y la traeré a casa... (afloja su camisa abierta)... En la tarde, me llamarás a la oficina, pidiéndome que llegue temprano, para ir al cine, a la “magnífica” película de ese día... (Pausa corta. Con amargura) Y así terminará ese lunes, ese viernes, aquel sábado próximo!... Para mí el tiempo no existe! (se quita lentamente la camisa y la arroja al suelo). CLARA.- (Colérica, sin dejar de enrizarse) No tires la ropa al piso! JULIÁN.-(Irónico) Perdona! (Va y recoge la camisa; se alza y queda de pie, profundamente angustiado) Y de pronto, se siente un vacío, lleno de rutina hasta los huesos y una sensación de inercia constante se agudiza hasta volverse insoportable...(va lentamente al pie de su cama y toma la camisa de su pijama; se la pone)...Y no creas, Clara, que soy un explorador de emociones morbosas... No. Pero a veces deseo estúpidamente que suceda algo! Una inmensa alegría o una catástrofe! Algo imprevisto que rompa esta absurda manera de vivir...(Por primera vez, Clara deja de enrizarse y mira a Julián, en mudo reproche) Sí, es cierto! No debes enojarte! Ya es suficiente doloroso para mí, ver nuestro matrimonio convertido en costumbres, en hábitos, en...¡Rutina! (acercándose a la mujer) Y ...creeme, Clara, nada profundo nos une... y nada tampoco logra unirnos...Ni el sexo con sus exigencias...Si nos encontramos, es superficialmente; a la hora de las comidas, al tiempo de ir al médico con la niña, a la hora de dormir juntos... CLARA.-(Con voz pausada, fría) Eres brutal! ¿Qué quieres? Vivimos como tantos otros matrimonios! ...De qué te quejas? JULIÁN.- (Irónico) Oh, sí! Claro! Somos felices! CLARA.-Y por qué habríamos de serlo? La felicidad es un mito para los tontos ....acepto que no nos amamos con el apasionamiento de los primeros días...(con sorna...) ¡Sería absurdo, después de diez años de casados! Pero, sí, te quiero como al compañero... JULIÁN.-(Interrumpiéndola brutalmente) Exactamente! Como al querido compañero de diez años de cenas, de camas!... CLARA.-(Se encoge de hombros) Dí lo que quieras!Clara termina de enrizarse, se desprende de su bata de dormir, la deja en la silla anteriormente señalada por su marido. Julián observa irónicamente divertido, los movimientos de su mujer. Clara va a su lecho, desdobla el cobertor, se sienta, quita sus zapatillas y se tiende para dormir. De pronto, Julián ríe grotescamente y termina en una risa histérica, dolorosa. JULIÁN.-Ya no puedes cambiar! (con saña) Tienes la rutina metida en la sangre! 131 Antologia del Teatro Nicaragüense CLARA.-(Colérica pero sin comprender) Tú estás loco! (se acomoda para dormir) Buenas noches! . . . Apaga la luz! (cierra los ojos). Julián, de pie, sin saber qué hacer, toma el resto de la pijama y se dirige al cuarto de baño. Abre, entra, enciende el conmutador. Pausa. Regresa el hombre, vestido con la pijama, va hasta su mesa de noche, y le da cuerda al reloj despertador. Lo pone en su sitio, toma la fotografía de la niña sonriente. La ve fijamente. JULIÁN.-(Hablando consigo mismo) Aún élla es como el espectro de consumidos deseos...(examinando detenidamente la fotografía, extrañado). Y por qué sonríe? (Se encoge de hombros, deja al fotografía y se echa en la cama. Queda mirando el cielo de la habitación. Clara se mueve inquieta en su lecho. Julián la mira y sonríe con tristeza). CLARA.- (Con voz somnolienta) Julián! Apaga la luz! JULIÁN.- (Con repentina ternura) Sí, querida...(Cierra el conmutador. El escenario permanece a oscuras, y se oye la respiración pausada de Clara. Pausa. De pronto, in crescendo, irrumpe la música de un tío-vivo, hasta explotar acorde con el ruido de bombas y cohetes. Sobre la oscuridad se precipita un mundo de ruidos, que paulatinamente se organiza, distinguiéndose las voces características de una alegre feria. Se oye la vertiginosa carrera del tío-vivo, con las alegres risas de niños. La voz fuerte de un hombre, irrumpe de pronto: “Vengan! Vengan! Prueben su suerte! Un conejo de premio al que acierte al primer blanco! Vengan, señores!”. La voz se pierde en el nuevo estrépito de la música y el ruido de los morteros. Nuevamente se va alejando, poco a poco, el ruido, quedando únicamente, en tono bajo, la música. En primer plano se enciende una luz irreal. Se descubre un césped, una banca de parque y un caballete de pintar en el césped. Una muchacha trata de recoger unas cartulinas que el viento dispersa. Aparece Julián Rojas, trae un conejo de terciopelo y se precipita a ayudar a la muchacha. JUDIT.-(Recogiendo sus cuadros) Es terrible el viento! Cuando menos se piensa, aparece y... zás! Adiós trabajo! (Julián entrega a la muchacha la cartulina que ha recogido). Ah! Gracias, señor! (va a su caballete y lo alza para alejarse). JULIÁN.-(Apresurándose por impedir que la muchacha cargue el caballete) Permítame! . JUDIT.-(Agradecida se lo entrega) Gracias! (Se dirigen al banco. La muchacha mira el conejo que carga Julián). – Ha tenido suerte? Yo nunca acierto! JULIÁN.-(Dejando el caballete apoyado en el banco) Es la primera vez que logro hacerlo, créame . . . 132 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDIT.-(Aludiendo visiblemente al conejo) Es monísimo! JULIÁN.-(Alargándole el juguete) Lo quiere? JUDIT.-(Rechazándolo) Oh, no! Guárdelo como trofeo de su suerte! JULIÁN.- (Instiendo) Tómelo, por favor! Quédes con él! JUDIT.-(Titubea pero al fin lo acepta) Es muy amable... (Se sienta y Julián la imita. La muchacha juega con el conejo, y Julián la observa divertido). Le llamaré “Putzy”! (sonriendo). Siempre desee llamar así a alguien! (al conejo) ¡”Putzy”! JULIÁN.- Y usted, cómo se llama? JUDIT.- Judit.... JULIÁN.- “Judit”... es un bello nombre... JUDIT.- Oh, no! A mí me desagrada. Es cortante, filoso... Y siempre veo ante mí la cabeza de Holofernes... JULIÁN.-La cabeza de quién? JUDIT.- No lo sabe? Es una historia triste...Pero yo no lo hubiese asesinado... (con apasionamiento repentino). Le habría amado intensamente, sin importarme el pueblo de Israel! ...¿Le sorprende? JULIÁN.- No. Además, no entiendo lo que dice... JUDIT.-(Se echa a reír). Tiene razón! Debí explicarle la historia!...(mientras llega hasta ellos un oleaje de la música del tío-vivo). La feria está muy animada, verdad? (pausa). Es raro, pero a mí las ferias me llenan de tristeza ...Me recuerdan el Tiempo: el pasado y todo lo que he dejado atrás..Infancia ...ilusiones...A mi padre muerto...Días de soledad...(suspira profundamente). En fin ..todo! (descubre que Julián la observa atentamente, y reacciona). Me estoy portando como una chiquilla romántica!...¡Perdóneme!... JULIÁN.-No, no! Siga hablándome de usted... JUDIT.- Es una larga historia...Complicada. Casi increíble! . JULIÁN.- Yo vivo sumido en la rutina. Hastiado de todo. 133 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDIT.-No sería magnífico si pudiésemos canjear nuestros destinos? Habríamos menos inconformes en el mundo...Pero no...Tendríamos siempre que vivirlo para darnos cuenta de él y sería inútil el trueque... JULIÁN.- Fíjese usted: a veces se profundiza en mí una sensación de rutina insoportable. Como si de pronto se detuviera el tiempo y estuviese repitiendo constantemente los mismos actos... Es horrible!... Me desespero y hago sufrir inútilmente a mi mujer... JUDIT.-¿Es casado? JULIÁN.- Sí...Y al principio todo iba bien. Nos amábamos. Vivíamos sorprendidos, deslumbrados ante el nuevo día!...Pero el tiempo pasa y el amor se va extinguiendo lentamente. Y es imposible evitarlo, preveerlo...Y Clara, además, no es una mujer capaz de mantener vivo el interés de un hombre. Su actitud ante la vida es una actitud pasiva. Ama sus costumbres, sus tradiciones. Se aferra a ellas, le gusta aferrarse a ellas...(suspira profundamente). Y vivimos separados, aislados, como dos buenos extraños que se aguantan mutuamente. JUDIT.-Pero... algo han de tener en común! Tienen hijos? JULIÁN.- Sí... una niña. JUDIT.- (Entusiasmada) Ha de ser maravilloso tener hijos! Seré profundamente feliz el día que nazca mi primer hijo! JULIÁN.-( Irónico) Así se cree siempre... JUDIT.-¿Por qué es tan pesimista? La vida no es siempre la caja de sorpresas que uno espera... JULIÁN.- Debí hablerla encontrado antes, Judit... JUDIT.-( Riéndose divertida ) ¿Lo dice en serio? JULIÁN.-¿Por qué no? Usted irradia optimismo, no sé qué extraño y sin embargo agradable...Es una gran muchacha! JUDIT..-( Divertida) Pero...si no me conoce! JULIÁN.- Eso cree usted. Es pintora... JUDIT.-Diletante. JULIÁN.-Se llama Judit... 134 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDIT.-Y aborrezco ese nombre. JULIÁN.- Ama a los niños... JUDIT.- Mucho! JULIÁN.-Las ferias la llenan de tristeza. Y...la amo!...(la muchacha se torna seria, y luego se echa a reír)...Como vé: sé muchas cosas sobre usted JUDIT.-Sus deducciones son acertadas, pero se ha olvidado de algo... JULIÁN.- Sí? JUDIT.-De Putzy!... (ríe de nuevo y se torna de pronto seria). Y ...en cuanto a que dice que me ama ...no me gusta que diga eso! JULIÁN.-¿Por qué no? Es cierto! JUDIT.- Es imposible. No creo en el afecto a primera vista... Además: por qué iba amarme? Se siente solo y mi amistad le divierte...Eso es todo. JULIÁN.-La amo, Judit ... JUDIT.- Hablemos de otras cosas...¿Cómo se llama usted? JULIÁN.- Julián Rojas ...(en un nuevo impulso) Judit! JUDIT.-No, por favor...Me hace daño oirlo hablar así... JULIÁN.- La amo, créame. JUDIT.-Julián, no me obligue a retirarme....(hace el intento de levantarse). JULIÁN.-(Deteniéndola) No! Le prometo guardar silencio, pero no se aleje! JUDIT.- Está bien...(pausa. Permanecen callados, sin saber qué decirse; de pronto:) Y élla...qué edad tiene? JULIÁN.-¿Quíen? JUDIT.-Su niña. JULIÁN.-Ah! Nueve años... (pausa). Ahora comprendo... 135 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDIT.-¿Qué dice? JULIÁN.- Es por Clara y la niña, que me rechaza... verdad? JUDIT.-Oh, no! Si lo amara, no me importaría... JULIÁN.-Judit...la amo! Se acerca a la muchacha y besa su mejilla. Ella, sorprendida, no opone resistencia. De sus manos cae el conejo de terciopelo y rueda al suelo. El hombre busca sus labios y los encuentra. Se besan apasionadamente. Luego se separan sorprendidos. El hombre intenta besarla nuevamente y ella lo rechaza con suavidad. JUDIT.-No, por favor. JULIÁN.-(Con júbilo) ¡Me amas! JUDIT.-No... ¡Calle! (Paralelamente a la acción del primer plano, va esclareciendo el segundo plano donde duermen Clara y Julián. Se distinguen, en la penumbra, los lechos y se ve la figura de Julián moviéndose inquieta, en su cama). JULIÁN.-Me amas! Dílo! JUDIT.-Turbada) No sé...(se pone de pie). JULIÁN.-(con temor) ¿ A dónde vas? JUDIT.-(Recogiendo el caballete y sus pinturas) Tengo que irme...Se hace tarde . . . (intenta alzar el conejo, del suelo, pero Julián se apresura hacerlo y se lo entrega:) Gracias... JULIÁN.- Te veré mañana? JUDIT No sé...tal vez... JULIÁN.-Debo de verte! No puedes alejarte sin darme una respuesta firme! JUDIT.-Como quiera... Vendré mañana... (intenta despedirse, dándole la mano. Se oye en el segundo plano el repiqueteo de un reloj despertador. Clara visiblemente inquieta, se mueve en su lecho. Continúa el ruido del despertador. Clara con movimiento mecánico, alagra su brazo hasta la mesita, y con repetidas manotadas, acalla el ruido. Se la ve bostezar. Mira la figura 136 Antologia del Teatro Nicaragüense de Julián dormido. Se sienta de espalda al público. Se despereza y va al baño. Enciende el conmutador y se oye el ruido del agua, al abrirse el grifo). JULIÁN.-(En primer plano, rechaza la mano de la muchacha) No! Déjame acompañarte! (toma el caballete y se alejan hacia la penumbra. Desaparecen). Queda suprimido el primer plano y se ilumina el segundo. Pausa. Vuelve Clara secándose el rostros con una toalla. Va hacia el lecho de Julián y lo sacude suavemente. CLARA..-Julián! Julián! (él se agita en su lecho). – Despierta, Julián! (Julián se incorpora sobresaltado. La música del tío-vivo cesa bruscamente). JULIÁN.-¿Qué sucede? CLARA.- Levántate! (va al sitio donde ha dejado su bata. La alza y se la pone. El hombre, incorporado, se queda pensativo, sonriente y feliz, como un idiota). ¿Qué? No piensas levantarte? JULIÁN.-( Dejando el lecho, de espaldas al público) ¿Qué hora es? CLARA.-Las siete de la mañana... (Julián se dirige al cuarto de baño y desaparece. Clara va hasta el ropero, abre una de las puertas. Revisa vestidos, saca uno y va con él hasta el respaldar de su cama. Lo deja allí, va al tocador, enciende la luz y comienza a desprender sus rizos. La habitación se va iluminando gradualmente. Se oye el fuerte ruido del agua, desde el cuarto de baño. Julián empieza a cantar, a grandes voces, una melodía en boga. Clara se detiene en su tarea, para oirlo. Encoge sus hombros en señal de extrañeza y continúa en su tocado). JULIÁN.-(Desde el baño, a gritos paralelos al ruido del chorro) ¡Clara! Quién fué Holofernes? CLARA.-(Suspendiendo su tocado) ¿Qué dices? No te oigo bien! JULIÁN.-(Desde el baño) Holofernes! CLARA.-¿Quién? JULIÁN.- (Desde el baño) ¡Déjalo! No tiene importancia!... Clara se encoge de hombros y continúa en su tarea. Se oye la voz de Julián, quien entona, feliz, la melodía en boga, mientras cae el 137 Antologia del Teatro Nicaragüense SEGUNDO ACTO Escenario: Una oficina de representaciones comerciales: En el foro central un estante, lleno de productos y muestras. Sobre el alargado mueble un letrero: “Julián Rojas. – Representaciones. – Managua, Nicaragua”. – Al foro izquierdo, dos escritorios separados por la puerta de entrada, al centro. Sobre el primer escritorio, un teléfono, una máquina de escribir y papeles; en el segundo escritorio una máquina calculadora, un gran libro de contabilidad y varios volúmenes menores. Al foro derecho, primer plano, el escritorio de Julián Rojas; papeles en desorden sobre su escritorio, un retrato de Clara y un pequeño soporte de libros. Detrás del escritorio de Rojas, una perchera y dos sillas, junto al escritorio. Al fondo derecho una archivadora. Al levantarse el telón, Ana, secretaria de Rojas, revisa la correspondencia, clasificando las cartas. José, oficinista de Rojas, manipula la máquina calculadora y luego apunta en el libro de contabilidad. Ana lleva un escotado vestido, dejando ver en sus hombros desnudos y quemados por el sol, las señales blancas de un traje de baño. ANA.-(De pie, revisando la correspondencia, habla atropelladamente) Y nos hemos divertido de lo lindo! Bailamos en la terraza del hotel...Margarita estuvo a punto de ahogarse y hubieras visto nuestro espanto! (con satisfacción). Pero, gracias a Dios, Carlos es muy buen nadador! Si no es por él... Te imaginas? Y yo hubiera tenido la culpa! No me lo hubiera perdonado nunca!... (observa que José trabaja sin prestarle atención). ¿Qué? No escuchas lo que digo? JOSÉ.-(Sin dejar de manipular la calculadora) Me sé de memoria todos tus paseos! Siempre ocurre lo mismo! (ríe divertido). ANA.-(Con aire combativo) Pues te equivocas! Esta tal vez sí pasamos...(Suena el teléfono, Ana deja la correspondencia y atiende la llamada:) Representaciones Rojas, a sus órdenes!... (Pausa). El señor Rojas no ha llegado aún ..¿Cómo dice? ...Un momento, por favor...(cubre el auricular con una mano y se dirige al joven) José, la Casa López pide el pagaré vencido. ¿Qué le digo? JOSÉ.-Yo no sé nada de eso. Rojas lo tiene. ANA.-( En el teléfono) Hola, señor! Inmediatamente que llegue el señor Rojas, se lo enviaremos...(pausa). Muchas gracias, a sus órdenes! (deja el teléfono y mira su reloj pulsera:) Qué le ocurrirá a Rojas? Falta un cuarto para las nueve y aún no llega!... JOSÉ.-(Escribiendo en el libro de contabilidad) Tan pronto quieres amargarte la mañana? Déjalo! El día lunes amanece más intratable y se necesita paciencia para no estallar al oír sus gruñidos! 138 Antologia del Teatro Nicaragüense ANA.-Pues yo no me quejo. En el fondo no es malo. Prefiero sus gruñidos, como tú dices, a ...(se detiene al ver abrirse la puerta. Aparece Julián, con rostro radiante. Cierra, detrás de sí, la puerta). JULIÁN.-(Con voz alegre) Buenos días, señorita. Ana y José se miran, extañados de la actitud cordial de Julián) JOSÉ.-Buenos días, señor! ANA.-Buenos días, señor Rojas! JULIÁN.-(Mientras se dirige al perchero) Hay alguna novedad? (deja su saco en el perchero). ANA.-La Casa López llamó, pidiendo su pagaré. JULIÁN.-(Complacido) Ah, sí? Muy bien... (se sienta en su escritorio, saca de su bolsillo un llavero, escoge una llave, y abre con ella la gaveta central de su escritorio. Saca un gajo de papeles y lo deja sobre el mueble. Revisa los documentos. Pausa. Diciendo para sí:) Dónde estará ese papel? (sigue revisando). Señor Gutiérrez, me entregó usted el pagaré de la Casa López? JOSÉ.-Sí, señor, usted lo guardó. JULIÁN.-(Ligeramente divertido) Pues no lo hallo! (Ana y José observan atentamente los movimientos de Julián, quien se detiene de repente. Con júbilo:) Aquí está! Muy bien...(Ana y José respiran aliviados. Julián examina el documento). Muy bien! (dirigiéndose a José:) Señor Gutiérrez, quiere venir un momento?...(José se levanta y llega hasta el escritorio de Julián). Llévelo, por favor, a la Casa López...(le alarga el documento). JOSÉ.-Sí, señor. (toma el papel, y sale). Julián empieza a silbar la melodía del sueño, mientras pone en orden los papeles de su escritorio. ANA.-(Se levanta, toma la correspondencia y se va con élla hasta el escritorio de Julián) La correspondencia, señor Rojas. JULIÁN.-(distraído, mientras ordena las facturas) Está bien, señorita González, déjela allí...(alza la vista y mira con atención a Ana:) Ha ido al mar, señorita González? 139 Antologia del Teatro Nicaragüense ANA.-(Turbada, se lleva una mano hasta sus desnudos hombros) Ah, sí . . . fuimos un grupo de amigos . . . JULIÁN.-Y se divirtió? ANA.-Bastante, señor Rojas . . . JULIÁN.- (Sonriéndolo) La felicito. ANA.-Gracias, señor. (Se retira a su escritorio, toma unos pliegos de papel en blanco, los introduce en la máquina, y se pone a escribir, copiando algo. Julián sigue silbando la melodía del sueño, mientras toma una cantidad de papeles y los deposita en un folder). JULIÁN.-(Satisfecho) Ya está! (se frota repetidas veces las manos:) Señorita González, quiere llevar estas facturas al archivador? (Se acerca Ana, toma el folder que Julián le entrega, llega hasta el mueble, lo abre, introduce en él, el folder y cierra el mueble. Mientras tanto, Julián toma la correspondencia y abre las cartas, silbando siempre la misma melodía. Ana regresa a su sitio y continúa escribiendo. Pausa). JULIÁN.-(De pronto a Ana) Conoce usted la historia de Judit y Holofernes? ANA.-(Extrañada) Judit y Holofernes? . . .Me parece que sí . . . Recuerdo haberla leído en algún libro...(recordando:) Ah, sí! ...En la Biblia . . . JULIÁN.-(Extrañado) En la Biblia? Está usted segura? ANA.-Sí, señor Rojas. JULIÁN.-Tenemos alguna aquí? ANA.- La Biblia? No...Creo que no...Le interesa la historia? JULIÁN.- Me hablaron ayer de ella...Simple curiosidad. ANA.-Si desea, puedo llamar a José a la Casa López y dejar recado de que compre una Biblia? . . . JULIÁN.-Muy buena idea! Llámelo! (Ana toma la guía telefónica, busca el número y marca en el tablero del aparato. Julián presta atención a los movimientos de Ana quien escucha un rato, y después deja el aparato). ANA.-Está ocupada la línea, señor Rojas. JULIÁN.-No importa...Tiene listo el pedido a la Mercury Company? 140 Antologia del Teatro Nicaragüense ANA.-Estoy pasándolo en limpio, señor Rojas. JULIÁN.-Entréguemelo cuando termine, para firmarl...(Ana asiste con movimientos silenciosas de cabeza y continúa escribiendo. Julián, en su escritorio, permanece en silencio, pensativo. De vez en cuando sonríe para sí. Permanece en esa forma, por unos instantes. Luego bosteza profundamente. Ana lo ve, y Julián encuentra la mirada de la muchacha). JULIÁN.-(Excusándose) De pronto me ha entrado sueño . . . ANA.-Por qué no duerme un rato? Yo muchas veces lo hago. JULIÁN.-(Bostezando siempre) Me siento cansado...Si alguien viene, avíseme, por favor...(Aparta Julián la correspondencia, se acomoda para dormir y cierra los ojos. Se oye únicamente el ruido de la máquina de escribir de Ana. Lentamente la oscuridad va cubriendo la oficina, hasta quedar únicamente iluminada la figura de Julián, apoyado en el escritorio. Poco después la oscuridad envuelve también a Julián. Aparece en primer plano, iluminado por la luz irreal, Judit, sentada junto a una mesita en la que hay dos tazas de café servidas. Detrás de la mesa, la fachada de un restaurante en cuya vidriera se exhiben pasteles. Judit, visiblemente impaciente espera a alguien. Saca de su bolso un cigarillo y lo enciende nerviosamente. Aparece Julián y va directamente hacia Judit). JULIÁN.-(Con alegría) Judit! ...Creí no hallarte nunca! . . . JUDIT.-(Feliz) Pero aquí estoy! He cumplido mi promesa de volver! (le indica la silla). Siéntese a mi lado... (Julián lo hace). JULIÁN.-(Tomándole una mano y besándola) Mi pequeña Judit! JUDIT.-Me atreví a pedir una taza de café para usted...Bébala! (Julián alza la taza y bebe; Judit lo imita). JULIÁN.- Hum! Está riquísimo... JUDIT.-No tiene demasiado azúcar? Yo misma lo endulcé, sin saber su límite . JULIÁN.- Está muy bueno...mi pequeña Judit! (la besa en la mejilla sin oposición de la muchacha). JUDIT.-He tenido suerte al hallar este rincón...Verdad, que es muy bello? Tranquilo . . . Sin extraños que nos observen . . . (feliz). No es magnífico? 141 Antologia del Teatro Nicaragüense JULIÁN.-(Besándola nuevamente) Sí... JUDIT.-(Retira suavemente a Julián) Escúcheme! Ayer me porté muy mal con usted...(Julián la mira extrañado). Me hizo una pregunta y yo no supe qué responderle...Pero yo misma no lo sabía...(misteriosa). Hace pocos instantes que lo sé...Al esperarlo, sentí de pronto que no volvería a verlo, y ...me llené de angustia... JULIÁN.-¡Querida! JUDIT.-No...déjeme hablar! Fué un instante cortísimo, pero profundamente doloroso... Igual que al recordar nuestra muerte y sentir de golpe su tremenda certeza... (en un arranque). Y yo no quiero perderlo nunca, Julián! Nunca! (se aferra a la mano de Julián y queda en silencio apoyada en el pecho del hombre. Pausa. Incorporándose:) Le extraña que ya le ame? JULIÁN.-Oh, no! Sabía que algo extraordinario tendría que ocurrir!...Aquella vida era absurda, inhumana...(Pausa). Por qué tardaste tantos años? Me habrías evitado días de rutina insoportable! JUDIT.- Todo sucede siempre a su hora...(recitando:) “Nadie sabe su rosa ni su anillo sellado”... JULIÁN.-Repite eso.... JUDIT.-“Nadie sabe su rosa ni su anillo sellado”...Es el trozo de un poema que leí hace tiempo, pero no recuerdo dónde...(con temor repentino). Julián! ¿Seremos felices? Siempre temí amar, porque es monstruoso ser defraudada...Julián, seremos felices? JULIÁN.- Lo intentaremos... JUDIT.-(En un impulso) Julián...tengo miedo! (se estremece y se acerca al hombre: éste rodea sus hombros, con su brazo). JULIÁN.-(Con ternura) Eres una niña.... JUDIT.-Sé que soy terriblemente sentimental, pero no me avergüenzo... (pausa). Julián...qué haremos mañana? JULIÁN.-(Titubea) Bueno... JUDIT.-( Interrumpiéndolo) No! Déjame decirtelo...Pasarás a recogerme a las cinco, a la escuela de pintura. Vendremos aquí. Pediremos un café y cuando la ciudad se ilumine, recorreremos los escaparates de las tiendas...Me gusta mirar las cosas bellas que exhiben! 142 Antologia del Teatro Nicaragüense JULIÁN.-Y después? JUDIT.-(Con voz baja, profunda) Después...(con repentina alegría). Después iremos a mi apartamento y podrás ver mis pinturas surrealistas! Pasaremos una velada maravillosa! No te parece? JULIÁN.-Magnífico! Pero no dirán nada tus padres por llevarles un extraño? JUDIT.-Oh, no! Vivo sola, como un estudiante bohemio...(ríe divertida. De pronto se oye un portazo en la parte oscura del escenario. Se desvanece la luz irreal del primer plano, y al desaparecer completamente, de golpe se ilumina el escenario de la oficina. Se incorpora sorprendido Julián, y ve llegar hasta su escritorio a su empleado José quien deja sobre el mueble un sobre). JULIÁN.-(Extrañado) Qué es esto? JOSÉ.-El cheque de cancelación de la Casa López... JULIÁN.-Ah, sí...Gracias...(José va a su sitio y se pone de nuevo a manipular su calculadora; Julián se frota con las manos el rostro, luego continúa abriendo la correspondencia. Su aspecto revela la felicidad que lo llena. Ana, en su sitio, peina con habilidad sus cabellos. Se le ve recién maquillada). ANA.-(Mientras continúa peinándose) Ya está listo el pedido de la Mercury Company. Quiere firmarlo, señor Rojas? JULIÁN.-Muy bien. Tráigalo, por favor. (Ana deja de peinarse, recoge sus cosméticos y los guarda en la gaveta de su escritorio; toma unos pliegos y va con ellos al escritorio de Julián). ANA.-(Entregándole los pliegos) Aquí están . . . JULIÁN.-(mientras las lee) Alguien me ha llamado? ANA.-Nadie, señor. JULIÁN.-(Terminando de leer) Muy bien... (firma los pliegos y los entrega a la muchacha). ANA.-Le pasó el sueño, señor Rojas? JULIÁN.-( La mira sorprendido, luego ríe malicioso) Oh, sí! Gracias . . . ANA.- Alguna otra carta, señor? 143 Antologia del Teatro Nicaragüense JULIÁN.-Por el momento no, gracias... (Ana va a su escritorio. Suena el teléfono. Ana contesta, aún de pie. Julián atentamente escucha el monólogo telefónico). ANA.-(En el teléfono) Julián Rojas, Representaciones, a sus órdenes... (pausa). Sí, un momento, por favor... (cubre el auricular, mientras alarga el teléfonbo a Julián). Es a usted, señor... JULIÁN.-( Levantándose y yendo a contestar) ¿Quién es? ANA.-El señor Hernández. JULIÁN.-(Llega, toma el teléfono) Holá, señor Hernández! ¿Cómo está usted? (pausa). Sí...los timbres fiscales ya fueron depositados...pero aun no recibimos el aviso de la aduana...(pausa). Claro...sí...Yo espero que esta semana lleguen ..Sí .. Sí . . . Ana y José escuchan la conversación telefónica, mientras cae el TERCER ACTO Un apartamiento distribuido en el primer plano. A la izquierda, una puerta que comunica con un pequeño salón de estilizados muebles entre los que sobresale un alargado sofá. A la derecha, un lecho sin visibles molduras. Al centro, un caballete de pintura, con un lienzo. Pequeñas esculturas sobre mesitas distribuidas con excelente gusto, por toda la habitación. En las paredes, libreros atestados de volúmenes, y sobre los libreros, pinturas sin marcos. La habitación está iluminada por la misma luz irreal de las escenas anteriores. Al levantarse el telón, el escenario aparece vacío. Se abre la puerta y aparece Julián, trayendo de la mano a Judit, quien tiene cubiertos sus ojos con una venda. JULIÁN.-(Mientras lleva a Judit hasta el centro de la pieza, divertido) Espera! Yo te diré cuando debes alzarte la venda...(Judit ríe intrigada. Julián la deja sola y va rápidamente a esconderse detrás del sofá). Ya puedes ver! JUDIT.-(Alzándose rápidamente la venda y con visible sorpresa) Oh! Es maravilloso! (recorre entusiasmada la habitación). Y has traído todos mis cuadros! Y mis esculturas! Y mis libros! Oh, querido!...(se da vuelta y nota la ausencia aparente de Julián; con repentina angustia:) Julián! Julián! Dónde estás? JULIÁN.-(Se oye su risa; luego aparece y le señala la habitación, visiblemente satisfecho) Qué te parece nuestra nueva casa? JUDIT.-(Feliz) Un sueño! ... Pero...ven! (le tiende la mano, Julián se acerca y ella lo lleva hasta el sofá; lo atrae hacia su seno y juega con el cabello de él). Gracias, querido! (lo besa). 144 Antologia del Teatro Nicaragüense JULIÁN.-Eres feliz? JUDIT.- Nunca lo he sido tanto! ...Pero ...sabes? ... No debiste hacer esto! JULIÁN.-(Divertido) El desorden de tu apartamiento era terrible! Siempre temía sentarme sobre alguno de tus cuadros! (riendo). Recuerdas? Era terrible!... JUDIT.-(Callándolo con los dedos) No digas eso! Estaba lleno de nosotros... Cuando te ibas, me bastaba mirar sus viejas paredes, para no sentir tu ausencia... (suspira profundamente:) Y ahora, cuando te alejes, me sentiré sola, aislada de tí, rodeada de objetos bellos, pero fríos... JULIÁN.- (Besándola con ternura) Eres una chiquilla. (Incorporándose, sorprendido) Qué dices? Volver a aquel ridículo e incómodo apartamiento? JUDIT.-No...Las cosas se aman por lo que nos recuerda, por olo que nos insinúan...(en un impulso) Julián volvamos allá... JUDIT.-Sí. JULIÁN.-Pero es imposible! Además . . . lo han alquilado esta mañana. JUDIT.-(Agitada) No es cierto! Lo dices para excusarte, porque no quieres regresar! JULIÁN.-(Incorporándose sorprendido). Que dices? Volver a aquel rídiculo e incómodo apartamento? JUDIT.- Sí... JULIÁN.- Pero es imposible¡ Además...lo han alquildo esta mañana. JUDIT.- (Agitada) No es cierto¡ Lo dices para excusarte, porque no quieres regresar¡ JULIÁN.-Por qué le das tanta importancia? JUDIT.-No comprendes? En él éramos felices!...Y aquí, todo es nuevo... reluciente...extrañ... Y no quiero que mi hijo nazca en este lugar! JULIÁN.-(Con estupor) Qué dices? JUDIT.- Sí, Julián. Estoy embarazada. JULIÁN.-levantándose consternado: - Pero...por qué no me habías dicho? 145 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDIT.-No sé...no se me ocurrió...Eramos tan felices que sentí natural que estuviera embarazada...Además: ahora te lo digo...Díme, no es maravilloso? Nuestro hijo! JULIÁN.-Sí, sí... Pero es que yo... Judit, estás segura? JUDIT.-(Con temor, observando la consternación de Julián) Qué te pasa? Nunca te he visto así! JULIÁN.-(Confuso) No sé... déjame pensar . . . JUDIT.-(Se alza lentamente, conmovida. Avanza unos pasos, en silencio. Se decide y enfrenta a Julián. Con voz contenida) Julián, tú no quieres un hijo, verdad? (Julián, con expresión culpable, permanece en silencio; Judit espera su respuesta:) Dímelo Julián! Dímelo! (visiblemente abatido, Julián mira Judit y luego rehuye su mirada:) Oh, es horrible! (permanecen en silencio. Judit reacciona, con profundo rencor:) De pronto me haces sentirme sucia! JULIÁN.-(Conmovido) No digas eso! JUDIT.-(Violenta) Y por qué no? Sucia y avergonzada! JULIÁN.-(Reaccionando) Déjame explicarte! . . . JUDIT.-(interrumpiéndolo) Explicarme, qué? JULIÁN.-(Exasperado) Me dejarás hablar al fin? JUDIT.-Dí lo que quieras... JULIÁN.-(Atropelladamente) Me diste tan a prisa la noticia, que no supe qué decir... qué actitud tomar...Creéme, yo no esperaba esto!...¡Un hijo!...Es como volver a la realidad... ¡A la rutina! (desesperado:) Pero no he querido enojarte, créeme! JUDIT.-(Irónica) Enojarme? (ríe nerviosa:) No, querido...(con profundo rencor) Nunca sabrás cuánto daño me has hecho en tan corto tiempo! JULIÁN.-(Angustiado) No! JUDIT.-(Desesperada, en un impulso incontenible, se precipita sobre Julián y se aferra a él) Oh, Julián! Abrázame fuerte! Dime qué es un sueño, una terrible pesadilla! ...Que amas a tu hijo!...(Julián conmovido, la abraza con ternura; Judit se reclina sobre su hombro y llora silenciosamente. Julián la alza y la lleva en dirección al lecho). 146 Antologia del Teatro Nicaragüense Se oscurece de pronto el escenario. Desde este instante, hasta la escena del monólogo final de Julián, todas las siguientes escenas se desarrollan con rapidez casi vertiginosa. Vuelve a iluminarse el escenario. Julián y Judit, en primer plano, de pie, discuten violentamente. JUDIT.-(Colérica) Ya estoy harta! Ahora vienes cuando quieres y te vas sin el menor motivo! Eres un egoísta! Un cretino! Sí . . . un cretíno! JULIÁN.-(Exasperado) Clara, cállate! JUDIT.-(Violenta) No me llames así! Sabes que me repugna ese nombre! Yo soy Judit! (con sorna:) Tu amada Judit! Te recuerdas cuando decías que me harías feliz? Pues ya no te pido tanto! No! Unicamente que me hagas la vida más fácil, más accesible! O es que ya no me amas? Dímelo! (Se apaga la luz del escenario y aparecen iluminadas únicamente las figuras de Judit y Julián. La voz de Judit es monótona, de pesadilla). JUDIT.-Dímelo! Dímelo! Dímelo! Dímelo! JULIÁN.-(Rechazando con horror la figura hierática de Judit) No, Judit! . . . Por amor a Dios, déjame en paz! JUDIT.-Dímelo! Dímelo! Dímelo! Dímelo! (Julián se precipita hacia la puerta, seguido de la figura de Judit. Julián sale rápidamente. Se apaga la luz, quedando el escenario en oscuridad. Nuevamente aparece la figura iluminada de Judit, acusando con movimientos repetidos, a la iluminada figura, inmóvil y agustiada, de Julián). JUDIT.-(Con voz monótona) Tú no quieres a tu hijo! Tú no quieres a tu hijo! Tú no quieres a tu hijo! JULIÁN.-(En un alarido) Déjame dormir! Déjame dormir! Véte! (La figura de Judit ríe grotescamente). Por qué me odias? (grita desesperado). Por qué? JUDIT.-Te odio...Te odio...Te odio...Te odio... JULIÁN.-(Llevándose las manos a la cabeza) Nóoooooo! (Se oscurece completamente el escenario e inmediatamente se descubre, poco a poco, en semipenumbra, el dormitorio del primer acto. Julián se incorpora violentamente, con el continuado grito exesperado). JULIÁN.- Nóooooooooo! (Queda incorporado en su lecho. Se lleva la mano a la frente y se frota repetidas veces. Se le ve tremendamente demacrado. Mira a Clara 147 Antologia del Teatro Nicaragüense quien duerme en el lecho vecino. Julián se incorpora completamente y se sienta en el borde de la cama, frente al público. Ahí queda, sosteniendo la cabeza entre las manos. Angustiado, hablando para sí mismo:) – Y yo la amaba!... Era mi refugio, mi ideal, mi sueño! ...Y de pronto se ha convertido en un gesto acusador...en una risa histérica...en una figura sin sentido!...Y así continuará, mientras existan noches, mientras me venza el sueño...¡Es horrible! Yo la amaba! Sí, la amaba! (alzándose se aleja de la cama) ...Judit, ¿no éramos felices? Por qué tenías que estropearlo todo? No éramos felices? No complacía todos tus caprichos? Por qué entonces? ...Te amaba a tí, únicamente a tí ... (con ternura:) A la pequeña y romántica Judit que se maravillaba del mundo!... (con profundo abatimiento:) Pero es inútil recordar ahora la felicidad perdida... Y ahora Judit se ha convertido en una grotesca pesadilla que me atormenta siempre!... (reaccionando violentamente:) Pero no! No dejaré que me destruya! Quiere vengarse de mí... volverme loco! (con rencor:) Quiere vengarse!... (reacciona:) Pero no se burlará más de mí! Nunca! Fuí un estúpido al dejarme sobornar por sus cuadros de pintura surrealista, con sus coqueterías literarias y sus absurdas confesiones de temores y tristezas! ...Pero ahora estoy libre de su hechizo y la haré pagar su infamia!... (con alegría salvaje:) La mataré! Eso es!... La mataré! No volveré a atemorizarme con sus repeticiones absurdas, ni volveré a oír su odiosa voz, gritándome su odio! (con júbilo:) Podré dormir tranquilo! Dormir! Dormir! (Rápidamente va Julián a su lecho, se acuesta, queda inmóvil, espectante. Lentamente se oscurece el escenario, hasta quedar completamente a oscuras. Se oye la voz de Julián. En la oscuridad:) Judit! Dónde estás? (se ilumina de pronto y únicamente la figura de Judit). JUDIT.-(Sonriendo maliciosamente) Aquí querido! JULIÁN.- ¡Espérame! (se oyen en la oscuridad, los pasos de Julián, mientras la figura iluminada de Judit, se corre al primer plano). JUDIT.-(sonriendo siempre) Quieres jugar? (de nuevo se oyen los pasos precipitados de Julián). JULIÁN.-No te muevas! Quédate donde estás! Pasos de Julián. Desaparece la iluminación de Judit. El escenario se oscurece completamente. Los pasos se detienen. JULIÁN.- Judit! Dónde estás? JUDIT.-(Riendose maliciosamente, en la oscuridad) En la cama! (De nuevo se oyen los pasos precipitados de Julián. Pausa. Luego se oye un violento forcejeo). JULIÁN.-(Con júbilo) Al fin, te tengo entre mis manos! (se acrecienta la lucha en la oscuridad). 148 Antologia del Teatro Nicaragüense VOZ DE JUDIT.-(Eesesperada y entrecortada) Nóoooo! Qué... qué haces? Nóooo! Nóoooooo! (lentamente se extingue la voz). JULIÁN.-(Con júbilo) Me dejarás dormir! Me dejarás dormir! Silencio. Se ilumina de golpe el escenario y se ve a Julián en el lecho de Clara, estrangulándola, mientras cae el Telón. 149 Antologia del Teatro Nicaragüense EL SEPULTURERO Horacio Peña 150 Antologia del Teatro Nicaragüense EL SEPULTURERO Horacio Peña (El Sepulturero es un hombre de unos sesenta años; bajo, gordo. Tiene el aspecto de un bufón y de un campesino. Todo su aspecto es malicioso, burlesco. En primer plano, casi a un metro del borde del escenario, se halla un montón de huesos, cuidadosamente dispuestos unos sobre otros, luego el sepulturero, en segundo plano. A la izquierda del escenario se encuentra una roca grande, junto a ella, en el suelo, una bolsa. Al levantarse el telón se le ve cavando una sepultura, de vez en cuando la pala suena contra algo, la retira, son huesos, los toma con desprecio, con burla y los va a colocar en el montón, luego regresa y sigue cavando. Se quita el gorro, se limpia el sudor. Clava la pala en la tierra que ha sacado, se aleja de la sepultura, da una vuelta alrededor de los huesos, mirándolos fijamente y como temeroso de destruirlos con sus pies, y se sienta luego en la roca. Mientras se limpia de nuevo el sudor, dice:) -.Siempre me gusta tener lista una habitacion para el futuro huésped. (Se pone ahora el gorro) -Porque después no tengo tiempo y vienen las aves voraces y las fieras salvajes y los devoran antes que sean devorados por la tierra. No me gusta hacerles esperar. (Ríe) Aunque no hay ningún peligro de que se enojen y se marchen. Hay muchas habitaciones libres, pero también hay muchos huéspedes y a veces tengo que colocarlos de dos en dos, de tres en tres, y hasta de cuatro en cuatro en la misma habitación, pero en general no protestan y aceptan incomodidades del viaje. (Un poco agresivo) .Y aunque se enojen, esto no es un hotel para veranear, para pasar el tiempo y quemarse al sol. Los que vienen aquí, creyendo que sólo estarán unos días y luego regresarán a sus negocios, a su mentira y a su crimen de cada día, se equivocan, aquí termina la farsa, y se caen todas las máscaras. (Calla y se dirige hacia donde está el montón de huesos, los mira... ) .-Y me dejan sus huesos como recuerdo. ¿De qué cuerpo provienen estos huesos? ¿Qué carne los cubría? ¿Volverán a ese cuerpo, a esa carne? (Se queda de pie, junto a los huesos, pensativo. Regresa a su trabajo, pero después de poco tiempo vuelve al montón de huesos. La pala en la mano, apoyándose en ella, y frente al público, dice:) 151 Antologia del Teatro Nicaragüense .-Yo los entierro a todos. Enterré el primer hombre y enterraré el último. Nadie se me escapa. Me encanta oír el golpe de la pala contra los huesos... (Golpea los huesos.) Sí, no hay duda, es un sonido muy hermoso, como debe ser el ruido del mar, pero yo nunca he visto el mar. (Con un rostro muy triste). .-Nunca lo he visto, siempre estuve aquí, enterrando cadáveres, desenterrando huesos. (Se sienta ahora frente a los huesos, como si estuviera sentado frente a una hoguera, los examina uno por uno y los coloca en su posición original.) .-Con los huesos del primer hombre me hice un arco y unas flechas y con los huesos del último hombre me haré un nuevo arco y unas flechas nuevas, y mojaré las flechas en la lluvia del sol y dispararé las flechas contra la noche, que es la enemiga del hombre, y me sentaré después a descansar y comenzaré mi canto que nadie interrumpirá porque todos habrán muerto y no habrán más huesos que desenterrar. (Dice esto de cara al público. Comienza a silbar, es un silbido melancólico, lejano. Calla, se levanta y se limpia el polvo del vestido.) -Polvo eres. (Toma la pala que está en el suelo y golpea otra vez los huesos mientras ríe.) .-Me encanta oír cómo suenan los huesos contra mi pala. Cada hueso tiene su propia voz, su propio dolor y muerte. (Se agacha, toma un hueso, lo limpia frotándolo con la manga de la camisa.) -Para mí ningún hueso tiene secretos, me confían sus penas, son como el borracho hablando sobre su vida o como la prostituta en la cama, contando cómo perdió su virginidad. (Mira fijamente el hueso, lo golpea con los nudillos de la mano y abre los ojos como quien espera descubrir algo o alguien en medio de la oscuridad) Hueso, háblanos. (Nada ocurre y se queda esperando con ansiedad. Lo golpea de nuevo.) .-Dime de quién eres, hueso, reconozco tu voz, pero no tu cara ni tu oficio, a ver, dime quién eres o quién eras, para que lo pueda decir a los que están esperando. (Nada ocurre. Está ahora colérico, lo tira contra el suelo y lo levanta luego rápidamente. Lo acaricia, le pasa la mano con suavidad.) 152 Antologia del Teatro Nicaragüense .-¿Te hice daño? Lo siento, pero es necesario que me digas tu nombre y tu raza y tu tierra. (Comienza a sollozar, lleva ahora el hueso sujeto con las dos manos hasta sus rodillas, y permanece de pie durante breves momentos, entonces algo sucede, poco a poco sube el hueso hasta sus oídos.). .-Comienza a hablar. (Sonríe mientras se seca las lágrimas.) .-Comienza a contarme su historia. (Durante todo el resto del monólogo el hueso permanece a cierta distancia del oído. El sepulturero escucha, como si el hueso fuera una concha de mar que un niño se pusiera al oído. El sepulturero mira fijamente al público. Hay una comunicación, una extraña corriente qu va del hueso al sepulturero y de éste al público. Se ha sentado de nuevo de cara al público, frente a los huesos, como si éstos fueran una hoguera. Al público:) .-Dice que era el favorito de un rey, era su brazo derecho. El rey le consultaba todo, le consultaba en todo. Nada se hacía sin su permiso. Era más poderoso que los sacerdotes y que los generals. Era más poderoso que el mismo rey. Él fijaba el tiempo de la cosecha y el tiempo de la siega. Él dictaba la paz, decretaba la guerra. Él lo sabía todo. Lo conocía todo. Era más sabio que los sacerdotes y los augures. (Se interrumpe de pronto, retira el hueso del oído y lo pone delante de sus ojos sosteniéndole con las dos manos) -Perdona que te interrumpa, pero ¿cómo te llamas?, dices que eso no tiene ninguna importancia, está bien, como tú digas. (De nuevo adopta la misma posición) .-El rey te colmaba de regalos, de títulos: el jardín de las rosas siempre rojaas era tuyo, el lago de los cisnes era tuyo, el río blanco, el río verde, el río azul, eran tuyos. El palacio de azulejos, de cedro y de oro, también era tuyo. Calla, se queda escuchando, pero no continúa. Pone el hueso delante de sus ojos y colérico le dice: -¿Qué, no continúas? ¿Sollozas recordando tu vida pasada? (Furioso y malhumorado.) .-Sigue con tu historia, de nada sirven los lamentos. (Calla, compasivo.) .-No solloces. (Silencio.) 153 Antologia del Teatro Nicaragüense .-Así está mejor. (Lo vuelve a su antigua posición, esto es junto al oído.) -Pero la envidia estaba en la corte. (Como hablando consigo mismo) -La misma historia de siempre. (Al hueso:) -Perdona que te interrumpa, pero me haces reír con tu ingenuidad. (Ríe) -Tengo que decirte que eres muy ingenuo, aunque seas el hueso de un político. (Con una expresión de más interés) -La envidia estaba en la corte, codiciaban tu jardín y tus veloces caballos, querían todo lo tuyo. (Hay un breve silencio. El sepulturero continúa lentamente, completamente sorprendido) ¿Te acusaron ante el rey de intentar envenenarlo y subir al poder? (Lo pone delante sus ojos.) .-No sigas, sé el final, lo siento y te compadezco, pero no eres ni el primero ni el último favorito que es calumniado, acusado y ajusticiado. (En voz baja como para no ser escuchado por el hueso) Y a lo mejor ni eres ni el primero ni el último favorito que quiere envenenar a su amo y subir alpoder. (Casi cantando) .-De huesos de favoritos están las sepulturas llenas. (Deja de cantar y dice como en una letanía:). Favoritos de reyes, emperadores, tiranos, presidentes, dictadores. (Luego) 154 Antologia del Teatro Nicaragüense -Favoritos en los reinados, imperios, tiranías, democracias, falsas democracias.. (Se interrumpe. Al hueso, que tiene siempre en la mano) .-Tal vez esto te consuele. Lo siento de veras y para que veas que me has conmovido, te pondré sobre todo los demás huesos. Reina sobre ellos. Ordénales . (Se levanta y lo pone con gran cuidado sobre el montón de huesos, al principio los huesos se vienen abajo, los coloca otra vez en el montón, como formando una pequeña pirámide, y luego pone el hueso encima de todos, mientras susurra:) - Y luego me sentaré a descansar y comenzaré mi canto que nadie interrumpirá, porque todos habrán muerto. (Se calla y se duerme sobre la roca. Por el lado derecho del escenario entran cuatro hombres llevando una especie de litera abierta, sobre la cual se puede ver un cuerpo exactamente vestido como el sepulturero. Lo dejan en el suelo, detrás del montón de huesos y se van. La litera es alta, como si fuera un especie de altar. Despierta el sepulturero.) .-Debo haber dormido un siglo, ahora me siento mejor. (Se despereza) -Sería capaz de enterrar a toda la humanidad, uno por uno, sin descansar, o todos a la vez, como si toda la humanidad fuera un solo inmenso muerto. (Bosteza de nuevo) -No hay como dormir, pero dormir y despertar. (Se levanta de la roca en donde estaba recostado, da unas vueltas alrededor del escenario sin notar el cadáver, de pronto tropieza con él. A sí mismo:) -¿Qué es esto? ¿Un nuevo huésped? Uno no puede descansar porque entonces se acumulan uno sobre otro y son tan numerosos como dicen que son las arenas del mar. (Al público, entre serio y burlesco.) -Este duerme para no despertar. (Se acerca al cuerpo, lo examina primero con indiferencia, luego con creciente asombro y cólera. Al público:) 155 Antologia del Teatro Nicaragüense Esta es una broma de mal gusto, mi mismo traje, mi mismo rostro. (Pensativo) -No recuerdo haber tenido nunca un hermano gemelo. (Calmo. Al cadáver) -Tienes el mismo traje y el mismo rostro que yo y supongo que los mismos pecados, ¿eh?. (Lo golpea suavemente con la mano) -Te gusta empinar el codo y correr tras esas gordas campesinas y pellizcarles las nalgas, ¿eh?. (Le pellizca las nalgas y se ríe. Serio.) .-No te haré más preguntas, además, nunca me ha interesado lo que puedan decirme ni los vivos ni los muertos, aunque a veces lo hago para distraerme, se está tan solo aquí. Eres de la misma profesión y estás muerto, eso es suficiente para que yo te tenga cariño. No te preocupes, haré que la tierra te sea leve y no serás el alimento de ninguna ave ni de ninguna fiera salvaje. Te voy a enterrar. . (Ahora, pensativo y serio.) -¿Pero, quién me enterrará a mí cuando muera?, si yo voy a ser el último en morir, ¿quién me enterrará? (Ríe) -Ya sé, todos los muertos se levantarán para echarme tierra, así se vengarán contra mí, enterrándome. (Ríe, al público:) -Pero ya se darán cuenta de que no es un oficio muy agradable. (Al cadáver.) .-¿Cuántos enterraste tú? ¿Dos, tres, cuatro mil, un millón? No me importa, siempre seré más importante que tú, porque yo enterré al primer hombre y enterraré al último, eso es lo que cuenta para nuestra salvación o condenación; el primer muerto y el último muerto. 156 Antologia del Teatro Nicaragüense (Calla.) -Pero tengo que trabajar, para eso me pagan y para eso se mueren ustedes, para que yo los cubra de tierra. (Se aleja, busca la pala y comienza a cavar mientras canturrea por lo bajo. Algunas veces se detiene y mira el cadáver desde donde está, luego continúa su tarea. Después de unos momoentos se acerca al cadáver, está frente a él, de cara al público, como si el ataúd y el cadáver fueran un altar y él un sacerdote que consuma el sacrificio. En voz alta.) .-Debes ser un pobre diablo. Nadie está aquí ni para acompañarte ni para llorarte ni siquiera pagaron una plañidera para que llene el air con sus lamentos. Eres un pobre diablo. No tienes a nadie. Te sacaron de tu casa como a un extraño, como a un apestado. Me eres simpático, porque tú como yo, no tienes a nadie. (Lo mira fijamente en la cara) .-Y me gustaría que te acompañara un perro, pero ni siquiera tienes eso ni siquiera un perro. (Con orgullo) -Pero yo estoy aquí para amarte y protegerte. No dejaré que las aves ni las fieras salvajes te despedacen: el oso, el leopardo. (Dice esto con orgullo, con furia, apretando los puños en señal de defensa y de ataque) -Volaré más alto que las aves, seré más fuerte que el oso, más ágil que el leopardo. (Calla. Al cadáver) ¿No te pintaron el cuerpo de blanco? (Le abre la camisa con cuidado y luego con cólera.) .-No, no te pintaron el cuerpo de blanco, pero yo lo haré por ellos. No te pintaron el cuerpo, los malditos, para librarse de ti para siempre. (Ve hacia el lado izquierdo y regresa con un tarro de pintura. Mientras lo pinta en el pecho dice:) .-Es importante ir de blanco, te lo digo yo, y todos los que saben. (Lleva hacia la izquierda el tarro de pintura. Esta escena de pintar el pecho lleva algunos minutos. Mientras lo hace canturrea por lo bajo) Y luego me sentaré a descansar y comenzaré mi canto que nadie interrumpirá, porque todos habrían muerto. 157 Antologia del Teatro Nicaragüense (Una vez que deja la pintura, busca afanosamente por el suelo, por fin encuentra lo que buscaba: una ramita. La ramita debe estar verde, floreciente. Se levanta y sonriéndose) -Esta es la peor época del año, la estación de la quema, cuando se siembra de sal el campo, pero siempre queda algo, algo se salva de la destrucción. (Va hacia el cadáver. En el centro del escenario, como si estuviera delante de un altar) .-En nombre de la Justicia, en nombre del Espíritu de la Verdad, ahora sí que tienes que contestar a mis preguntas, por el bien tuyo, por el bien de todos. (Calla. Pasa la ramita por el cadáver, de la cabeza a los pies y de los pies a la cabeza, mientras le hace preguntas.) -¿Quién te dio la muerte? ¿Quién? ¿Quiénes? Dínoslo para que las aguas se calmen y podamos volver a leer lo escrito sobre la arena. (Queda esperando unos momentos pero nada sucede.) -Contesta. Responde a uno que está todavía entre los vivos. (Nada sucede. Solloza. Con cólera.) .-Contéstame. Abandona tu silencio y contesta quién te dio la muerte. ¿A quién proteges con tu silencio? Contesta para que no me equivoque en mi venganza hiriendo un corazón inocente. (Nada sucede. De nuevo) -¿No contestas? Está bien. (Lo mira con fiereza.) -Yo te lo digo: levántate, anda y véngate. (El cadáver no se mueve. Vuelve a repetir desesperado) -Yo te lo digo: levántate, anda y véngate. (Nada. Está furioso. Lo mira con odio.) -Está bien, no obedeces a mi voz. ¿Pero sabes lo que haré contigo? 158 Antologia del Teatro Nicaragüense (Con sadismo y alegría diabólica) Te voy a castigar, llamaré a las aves y a las fieras para que te despedacen. Pero antes te desnudaré, te quedarás desnudo, así llegaste al mundo, desnudo, y así te irás. No tienes ningun derecho a estar vestido. (Desesperado, comienza a quitarle la camisa.) .-Eres un ladrón, devuelve lo que no es tuyo, no coseches lo que no sembraste. Nada es tuyo, eres un miserable ladrón. (Le quita la camisa y la arroja al suelo) -Te entregaré a la voracidad del pico y de la garra. (Le ha quitado la faja y comienza a desabrocharle el pantalón. Se detiene asombrado, como en un sueño, como quien despierta de una pesadilla.) -¿Pero, qué hago? (Comienza a sollazar) Perdóname. (Se abraza al cadáver y lo besa) Perdóname, no sé lo que hago. Estamos solos, tú y yo estamos solos y debemos amarnos, protegernos y morir el uno por el otro, como Él murió por todos. No me guardes rencor. (Recoge la faja, la camisa que se encuentran en el suelo y comienza ahora a vestir el cadáver. Mientras solloza) -Visto al desnudo: soy puro, soy puro, soy puro. Cumplo la ley. (Lo termina de vestir y se abraza a él. Permanece así por unos momentos, luego se aleja y sigue cavando la sepultura mientras dice) -No pagaron plañideras ni siquiera te pusieron un perro a tus pies. Ni te pintaron el cuerpo de blanco. (Con orgullo.) .-Pero yo estoy aquí para protegerte. Nada me puedes ofrecer tú a mí, pero yo te amo, en nada me puedes ayudar, pero yo te amo, te ayudo y te amo, y te doy tierra 159 Antologia del Teatro Nicaragüense para que comas, te alimento de tierra, porque la tierra es buena y es el alimento de todos, de los niños y de los viejos, porque la tierra es buena, sobre todo cuando está húmeda y huele a lluvia, a mañana y a muchacha. (Se detiene y va hacia el cadáver con el gesto de un hombre que hace un descubrimiento. Le da al cadáver unos golpecitos con la mano y dice con entusiasmo) -Tú también puedes darme algo, ¿sabes qué?, ¿sabes lo que te pediré? Sé bueno conmigo, regresa y cuéntame cómo es todo aquello. (Un poco indiferente) Claro que yo también sabré cómo es todo eso que ahora vemos como en un espejo, pero muchas veces no duermo pensando cómo será todo aquello. Por eso, cuando tengas un poco más de tiempo, porque ahora supongo que estarás muy ocupado con Él, envíame cartas, háblame de eso. (Entre resentido y juguetón.) -Sí, ahora lo prometes, pero luego olvidarás. (Con entusiasmo y convicción) -Pero tú sí, me escribirás, lo sé. (Si dirige a la sepultura y cava con más vigor que nunca. Luego regresa a la piedra a descansar, se apoya sobre ella. Comienzan a oírse voces.) LAS VOCES: Los hombres blancos vuelven a la tierra blanca, Los hombres amarillos vuelven a la tierra amarilla, Los hombres rojos vuelven a la tierra roja, Los hombres negros vuelven a la tierra negra. Ahora el sepulturero dice: .-Pero todos volvemos a la tierra. (Calla. Se levanta y ve hacia el cielo. Terriblemente asustado va hacia el cadáver y le dice) -Ya vienen. Olieron tu muerte y tu carne y ya vienen. (Con orgullo.) 160 Antologia del Teatro Nicaragüense -Pero no sabían que yo estaba aquí, para defenderte. (Toma un hueso del montón y comienza a golpear el aire.) -Defiendo a los muertos con los muertos. Váyanse malditos, váyanse. (Golpea con angustia, con fiereza) -No hay nada para ustedes ni carne ni huesos, todo es para la tierra. Váyanse malditos, vaýanse. (Sigue golpeando el aire. Da vueltas y más vueltas persiguiendo a las aves, derriba una, imaginaria, y la golpea en el suelo.) -Muere, muere, muere. Has vivido siempre en el aire, pero tú también vuelves ahora a la tierra. (La golpea.) -Ya está. (Se levanta y se dirige lleno de horror al cadáver) -¿Qué hacen sentados aquí? (Golpea el aire. Roza el cadáver, casi, con los golpes.) -Váyanse malditos, váyanse. (Lucha por unos momentos dando golpes en el aire, se tambalea varias veces, pero no cae. Examina atentamente el cadáver.) -Todavía estás intacto para la tierra. Esta vez llegué a tiempo. (Lo abraza y permanece así, descansando. Levanta la cabeza, siempre abrazado, y dice temoroso) -Se fueron y espero que para siempre, pero aunque vuelvan dos, tres, cuatro veces, aquí estaré yo para protegerte y darles muerte. (Calla. Durante el comienzo de esta escena se oye al principio un suave batir de alas que luego va en aumento hasta convertirse en un ruido infernal. Del mismo modo, al final de la escena, el ruido poco a poco decrece hasta que desaparece por completo. Ninguna ave debe verse en el escenario. Sólo debe oírse el ruido de las 161 Antologia del Teatro Nicaragüense alas y las sombras de las aves y las alas, revoloteando sobre el cadáver y sobre el sepulturero. Ahora se aparta del cadáver.) -Estoy cansado. Me gustaría tener un poco de agua. Supongo que tú también estás cansado. (Lo mira.) -Debe ser aburrido estar siempre en la misma posición, sin moverse. Me gustaría sentir el olor del agua, bañarte en agua y sumergirte en agua, me gustaría escucharla correr por mi garganta, pero me olvidé de traerla esta mañana. (De pronto se acuerda de ello. Se frota las manos de alegría y va hacia el cadáver y le dice completamente etusiasmado, brillándole los ojos) -Pero tengo cerveza negra y tengo pan negro. (Va hacia la roca que está a la izquierda del escenario, coge la bolsa y saca una botella y pan. Va ahora hacia la litera silbando y dando pequeños saltitos. Está junto a él, frente a él, de cara al público, como si el ataúd fuera un altar y él un sacerdote que ofrece el sacrificio) -Ahora beberemos, bebe y no digas nada, ya hablarás luego y entonces tendrás que decir la verdad y nada más que la verdad y sólo la verdad, y no podrás mentir porque sería descubierto el engaño y serías doblemente castigado, por no decir la verdad a la Verdad. Ahora bebamos. (Va a beber él primero pero lo mira y dice) -No, los viajeros primero. Bebe, pero no la tomes toda, seamos justos y deja algo para mí. (Le pone la botella sobre los labios y se derrama el líquido sobre el rostro y la camisa del cadáver) Un trago para tí. (Le ha puesto la botella sobre los labios y luego la retira) -Un trago para mí. (Toma la botella y se derrama el líquido sobre la camisa del sepulturero.) - Un trago para tí. - Un trago para mí. - Un trago para tí. 162 Antologia del Teatro Nicaragüense (Va a tomarse el trago que le corresponde, sacude la botella y la levanta como si la estuviera examinando contra el sol) -Nada, nos la terminamos. (Da vueltas a la botella, sosteniéndola y conservádola así por unos momentos. La tira) -Tomaste un trago más que yo, pero tú necesitas más fuerza que yo. Cómo te gusta la cerveza negra, ¿eh? (Lo palmotea suavemente el hombro. Calla y dice) -Doy de beber al sediento: soy puro, soy puro, soy puro. Cumplo la ley. (Deja pasar unos momentos. Es como si estuviera orando en su interior) -Y ahora comeremos pan negro para que tengas fuerzas, porque el viaje es largo y no hay lugares donde descansar, todo es como un desierto de sal, luminoso, cegador, y no podrás ver de tanta luz, estarás solo y tendrás que defenderte tú solo, porque cuando estés bajo tierra no estaré yo para aconsejarte y defenderte: estarás solo con Él y en Él. Pero yo estaré aquí deseándote buena suerte. Ahora comamos. Se lleva el pan a la boca, pero lo mira y le dice: .-Perdón, los viajeros primero. (Pone el pan sobre la boca del muerto, con un poco de violencia.) - Un pedazo para tí. - Un pedazo para mí. - Un pedazo para tí. - Un pedazo para mí. Toma la parte que le corresponde, va a darle luego al cuerpo, pero se detiene y dice: -¿Qué te parece si damos algo a los otros? Seamos generosos. Va hacia los huesos con el pan en la mano, de pie, junto a ellos, lo divide y lo pone sobre los huesos mientras dice: -Es pan negro, da fuerza y es bueno. Él también lo dividió en medio de la noche y lo dio a los que amaba, así yo también lo divido y lo doy a los que amo. (Regresa al ataúd-litera en el centro del escenario, de cara al público.) 163 Antologia del Teatro Nicaragüense -Doy de comer al hambriento: soy puro, soy puro, soy puro. Cumplo la ley. (Silencio, es como si estuviera orando en su interior. Después de unos momentos, temeroso, mirando al cielo.) .-El cielo comienza a oscurecerse y la tierra comienza a tener el color de los cuerpos que perdieron sus huesos. Será mejor que acabe pronto contigo, me gusta mucho, pero tenemos que separarnos, tienes que comprender que para eso me pagan, para que les eche tierra y que para eso se mueren ustedes, para que les eche tierra, para que yo esconda su rostro bajo un mar de tierra y arena, y no puedan salirse a vengarse de los vivos. (Pensativo) -Pero a los que me son simpáticos como tú, les doy la oportunidad de levantarse y vengarse, aunque tú no quisiste aprovechar esta oportunidad. (Ríe con amargura y culpabilidad) -Pero yo también soy culpable, soy cómplice de la muerte de ustedes, los vivos los matan y yo los entierro, los hago desaparecer. Pero no puedo impedir que los vivos tengan conciencia y los recuerden a ustedes. Los sacan de las casas como desconocidos y apestados, pero siempre queda el olor de ustedes invadiéndolo todo. (Al cadáver, disculpándose) -Lo siento, tengo que ganarme el pan de cada día y tengo que enterrarte. Y me gusta la cerveza negra y el pan negro, y aunque yo también soy culpable, y me acusas con tu silencio, no puedes negar que te amo, no puedes negar que te pinté el cuerpo de blanco, lo cual es muy importante ni que te defendí contra las aves ni que te di de comer y de beber ni que te deseo buena suerte, eso no lo puede negar ni tú ni nadie. Le mira largamente, lo examina como si buscara algo de pronto dice: -¿Tienes la herida en el costado? (Le levanta la camisa) No, no la tienes. (Afligido pero con optimismo) Pero no te preocupes, todavía tenemos tiempo, yo te la haré. 164 Antologia del Teatro Nicaragüense (Saca una navaja del bolsillo, la abre y lo hiere) -Sal sangre, sal. (Espera) -Ahora sale sangre y agua, como debe ser, como está escrito. Se dirige a seguir cavando la sepultura, mientras dice: .-La noche comienza a caer sobre el cielo y la tierra. (Ahora toma la pala y cava. Como hablando consigo mismo) -Me pregunto qué comen ellos esta noche, seguramente pez asado y castañas, pero comen inquietos, temerosos, en cambio nosotros tomamos cerveza negra y comimos pan negro y estamos tranquilos. (Se detiene y lo mira desde donde está.) -Están temerosos, no pronuncian tu nombre y luego abandonarán la casa, quemarán la casa y ninguno de la familia volverá a tener tu nombre, pero no te olvidarán, eso te lo digo yo: no te olvidarán. (Con más calma) -Acuérdate lo que te dije, recuerda todas las cosas buenas que hice por ti y regresa a contarme cómo es todo aquello. (Optimista.) -Sé que regresarás. (Continúa cavando, de vez en cuando la pala golpea contra algo, son huesos, se agacha, los toma y los mira con desprecio. Durante algún tiempo sigue cavando, mientras canturrea por lo bajo. A veces se detiene y mira el cadáver, pero luego continúa. De pronto se detiene y rápidamente va hacia él, se pone a la cabecera del ataúd, donde está la cabeza del cadáver y con la expresión de un hombre que descubre que ha sido engañado, dice:) -¿Sabes una cosa? Me parece que te ríes de mí, me parece que sólo has hecho eso desde que entraste: reírte de mí. Entraste, no has dicho ni una sola palabra, pero me miras, me miras siempre, sí, te ríes de mí, y eso no me gusta. Yo fui bueno contigo, te di de beber cerveza negra y te di de comer pan negro y soy bueno contigo, te entierro y te protejo, me gustaría haberte visto solo, luchando tú contra las aves. Sí, ya sé lo que piensas: crees que soy ingenuo, te irás y no regresarás, 165 Antologia del Teatro Nicaragüense me olvidarás para siempre, me dejarás perdido en mi soledad, en medio de mis muertos, en medio del aire de la noche. Pero no importa, y ¿sabes por qué? (En el resto del monólogo se le va alegrando poco a poco el rostro, hasta que el cuerpo del sepulturero parece vibrar de vida, de felicidad y de esperanza.) -Porque a pesar de tu silencio de muerto, porque a pesar de tu rostro de muerte, aquello debe ser muy bello, porque a pesar de que todo muere, el sol y la estrella, la tarde, todo vuelve a renacer, y a un sol sucede otro sol, y a una estrella, otra estrella, y a una tarde que muere otra tarde más luminosa, y todo es siempre lleno de luz y de fuego, y el que deja de amar vuelve luego a amar con más fuerza que antes, todo renace más bello que antes, y nosotros también vamos a renacer más bellos que nunca, vamos a renacer para nunca más morir. (Unos momentos de silencio. Siempre al cadáver) -No te burles, vamos a renacer para nunca más morirnos, y no te imaginas lo bello que seremos, seremos como ángeles, como dioses y nuestros vestidos serán blancos como la nieve y nuestro cuerpo será radiante, y yo no seré más un sepulturero, no enterraré más cadáveres ni desenterraré más huesos. (Va hacia los huesos.) -Y todos los huesos volverán a cubrirse de carne y de nervios y por sus venas correrá la sangre, un mar de sangre, un mar de vida en sus arterias, y volverán a cantar y reír. (Vuelve hacia donde está el cuerpo.) -Y tú también vas a renacer, aunque no lo creas, aunque no lo quieras. Y yo veré entonces las cosas que amo, que he amado siempre, porque a pesar de mi oficio yo amo, amo la primavera y la cerveza y el pan negro, y amo perseguir a las campesinas gordas, pellizcarlas y besarlas, porque en eso no hay nada malo, nada impuro, ¿me oyes? Amo todo eso, lo he amado siempre y sobre todo. (Ahora está como en éxtasis completamente fuera de lugar, como si estuviera en un país lejano, en un país donde nunca ha estado, donde todo es maravilloso, todo nuevo y dice:) -Voy a ver el mar que nunca he visto, voy a ver el sol sobre el mar. (Luego, bruscamente, como un hombre que despierta de un sueño) -Ustedes dispensen, pero un muerto me espera, y no hay que hacer esperar a los muertos. (Ríe) 166 Antologia del Teatro Nicaragüense -Hieden demasiado. (Sigue riendo) -Aunque siempre hieden menos que los vivos. (Comienza a disponer a cadáver, a hacer todos los preparativos para enterrarlo, mientras va cayendo lentamente el TELÓN 167 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDAS Enrique Fernandez Morales 168 Antologia del Teatro Nicaragüense JUDAS Enrique Fernández Morales Ya está hecho: no me remuerde la conciencia. Mi túnica está rota. Rompieron mi preciosa túnica a rayas. ¡Perros! Estoy sudando a mares. El aguardiente hace arder las entrañas. El verano vuelve el aire de bochorno. En las caderas de las bailarinas corrián chorros de sudor. Caifás llenaba mi copa a cada instante. Decía que para refrescar el bochorno. Eso merecía y mucho más. Su ingratitud por mis servicios y mi fidelidad durante tanto tiempo. Casi tres años. Día y noche soportándole todo. Nunca un elogio. Ni una palabra de aprobación delatne de los demás, y eso que me afanaba y me humillaba consiguiendo cochinas monedas y regateando por las vituallas. Por pago, sólo la mirada aquella, sólo los ojos aquellos. Me seguían constantemente. Los santía clavados sobre mí todo el tiempo, donde quiera que estuviera. No me incumbe lo que le hagan. Nadie podía sentirse a gusto delante de él. Su silencio y su mirada eran ofensivos. Recriminación y ultrajes para todos. Qué maldito calor hace hoy. Además ya está hecho. Los perros me mordieron las nalgas. Solo treinta monedas. Treinta cochinas monedas. Parece mentira. Siquiera me hubieran dado cien. Bien lo valía. Yo luché y se los dije. Aunque fueran cincuenta. Ladrones tacaños. Treinta cochinas monedas. Se los grité. Raza de víboras, sepulcros blanqueados, como él les decía. Les grité hasta quedar ronco. El viejo zorro Anás, iracundo daba vueltas con sus brinquitos de coquetuela. Con la vocecilla en falsete dijo a los sirvientes que me rechazaran. Pillo. Tuvieron que arrastrarme. Me arde la garganta de tanto gritar. El cochino calor me tiene el gaznate reseco. Como que me estrangularan. Me sentaré bajo el árbol. Me mordieron las nalgas los perros. Siempre he sido desgraciado. Mi destino está desgraciado. Hay una cochina maldición sobre mi vida. Guardaré el dinero en lugar seguro. Puedo esconderlo en el fondo del horno. El horno del alfarero. Enterrarlo y vaciar encima los cachorros. Es tétrico este lugar. Aquí encontraron el cadáver del alfarero. Estrangulado con una cinta de seda. La mujer lo mató con la ayuda del esclavo nubio. Los sorprendió abrazados. Los capturaron y aquí los lapidaron. Siempre ha habido crímenes en este lugar. Es Hacéldama: Campo de sangre. La porquería de treinta monedas, junto con los ahorritos que tengo; miserias que pude esquilmar y escamotear de las cochinas limosnas. Porquería que le daban los tacaños como a un pordiosero. El sudor es agobiante. La cabeza me da vueltas. El sol del verano. Rota mi preciosa túnica roja y azul. El cochino árbol pelado como un esqueleto. Solo dos ramas retorcidas y abiertas como los brazos de un crucificado. Dijeron que lo iban a crucificar. “Suspendido”, dijo él una vez. Es divertido. Quién sabe si lo harán. De todos modos, allá ellos. Ni con los ahorros ha engordado la cochina bolsa. Cómo iba engordar de aquella porquería de limosnas. Lo mismo que a un pordiosero. A él nada le importaba, el muy estúpido; como que fuera posible hacer nada, ni aún el bien, sin 169 Antologia del Teatro Nicaragüense el cohcino dinero. El dinero es la vida de la tierra, la sangre del hombre. El dinero es el símbolo sagrado de la omnipotencia de Dios. Tampoco a ellos les importaba gran cosa. Claro, una pandilla de sucios que viven a la intemperie y en la inmundicia. Los puercos querían que yo me contentara como ellos y estuviera satisfecho. Pedro, el asno barbado, me recriminó una vez porque comía manjares diferentes e impregnaba con perfume mi túnica de lana a rajas rojas y azules. “No sabes soportar la vida como un Hombre”, me gritó con su cochino vozarrón. Puercos. Se levantan de dormir en el suelo, engullen su bazofía y se desgañitan cantando las misericordias de Dios. No puedo ser como ellos. Soy un intelectual; un hombre refinado. Estoy pasando una mala racha, pero he conocido días mejores y puedo esperarlos excelentes. Mi familia, aunque de Cherlot en verdad, fue siempre gente de pro. Honorables fariseos que usaron la cabeza para pensar. Respetables; esa es la palabra. No es corriente que una familia a través de generaciones y visicitudes pueda conservarse respetable. Mi padre era el prototipo del hombre respetable. Tiránico, sobre todo con mi madre. Una vez que le quebró las costillas porque me escondió para evitar que me castigara. Fue cuando tomé el cuchillo de Damasco del abuelo. Se lo dí al mocetón gimnasta de Esparta. Me amenazaba y no pude menos que hacerlo. Mi padre estaba ciego de rabia cuando me sacó debajo del lecho. Nos maltrató a mi madre y a mí, pero no confesé ni una palabra. Nunca digo sino lo que quiero decir. Es la disciplina que forma al hombre. Mi madre lloraba más por mis golpes que por sus costillas. Mi pobre madre, imbécil como todas las mujeres. Pero era una familia respetable. Desprecié la tradición familiar y las oportunidades de una carrera brillante. Con lo que el anciano Samuel me distinguía: “Tú sabes lo que quieres muchacho. Tú llegarás lejos porque tienes inteligencia y decisión”. Lo decía también delante de los demás discípulos y éstos me envidiaban. Cuchicheaban maliciosos que me prefería porque yo le servía en el lecho. Perros envidiosos. Nunca lo hice, aunque a veces nos emborrachabamos. Desprecié todo eso. Fue por entonces la noche que encontré a Juan. Algo había bebido esa noche. Lo ví y lo seguí. Así dí con ellos. Cierto es que me uní a ellos después del escándalo. Bebía mucho aguardiente en ese tiempo. Quería aturdirme. Pero no lo hice por eso. De todos modos lo habrían olvidado pronto. El padre del mancebo era una especie repugnante de ogro sacerdotal. Al cochino deslenguado le picaba la lengua por contárselo a todo el mundo. Los jefes de la Sinagoga le creyeron a pesar de mis protestas. Pero así y todo siempre habrían terminado por cansarse y lo hubieran olvidado. Habría recuperado mi puesto en la Sinagoga. El anciano Samuel me lo aseguró. Sin embargo preferí no esperar y me uní a los desarrapados. Fue entonces cuando segui a Juan y dí con ellos. Tal vez como una protesta a una venganza. Fue muy repentino cuando Juan me llevó hasta él. Se quedó mirándome largo rato y luego puso su mano sobre mi hombro. Sonrió ligeramente como si fuera mi viejo amigo. No pude negarme. Arrojé todo por la borda: lágrimas de madre y promesas del anciano Samuel. Me habría destacado dentro del grupo de Caifás con los 170 Antologia del Teatro Nicaragüense jóvenes de ideas modernas. Es lógico, con buenas amistades en la aristocracia y el Clero, y libre de absurdos prejuicios contra los romanos. Son los amos y es inútil dar coces contra el aguijón. Me lo repitió Caifás anoche mientras bebíamos. Es buen amigo Caifás. Buen amigo aunque obsceno. Todo por la borda, para seguir, a una profeta iluso y a una banca de cochinos desarrapados. Siento que me estrangulan. Como cuando niño en Cheriot. Frente al huerto de mi casa había una casucha desvencijada y un enano peludo y repulsivo siempre, atado con cadenas a un árbol seco. Poseso. Parecía un mono. Cada vez me divisaba gritaba como cantando con su voz chillona: “Colgarás, colgarás, colgarás”, y lo repetía muchas veces apenas me veía, apretándose el pescuezo con las manos encadenadas y sacando la lengua. Yo lloraba aterrorizado. Sentía que una mano me apretaba el cuello. Mi madre me acariciaba hasta calmarme. Al fin obtuvo que mi padre diera dinero a sus familiares y se mudaran. Como que alguien tirara de mi pescuezo. La cabeza quiere estallarme. También las entrañas. Todo parece estallar hasta la tierra que gira. Que era comida. Que era pan bajado del cielo. Que era el hijo de Dios, decía. Loco, no habrían podido capturarle. Caifás lo decía con mucha gracia. Conozco muchas cosas de Caifás y él lo sabe. Buen anfitrión Caifás. Quiere ganar gente de valía para su bando. El agua corre por mi cara. Las ramas sin hojas, como brazos y como manos agarrotadas. Esconderé este dinero, o mejor aún, lo daré a rédito mientras perparo mi viaje. Es una manera segura de aumentarlo. El que está quebrado paga mayor interés. Me estableceré en Damasco donde mi pariente Josefat tiene un floreciente negocio. Su hijo Zabulón es un muchacho que siempre me mostró simpatía. No sé si el muchacho conoce la historia. Algún chismoso se le habrá contado. Siempre baja los ojos y se ruboriza cuando le doy el beso. Lo que tengo, con la ayuda de mis parientes en Damasco, será suficiente para comenzar. Mucho más tendría si los cochinos perros no fueran tacaños. Me robaron, es claro. Porque valía más, no cabe duda. Valía la paz del pueblo. Cómo no había de valer cien monedas. Siquiera cincuenta. Mi preciosa túnica roja y azul. Perros. Me la dió Jairo cuya hija resucitó. La muchachita., como ensimismada, no hablaba ni explicaba nada. Pero el padre no cabía de contento. Le susurré en secreto que él la necesitaba. Juan husmeó el negocio y se lo sopló a Pedro, de modo que él también lo escuchase. Puercos. El debió haber comprendido pero hizo como que no oía y siguió hablando. Nada le interesa sino sus ideas. Aquí tengo su sangre en esta bolsa que aprieto entre mis manos. Su sangre y sus vidas. El dinero es síbolo de la omnipotencia de Dios. En esta bolsa sucia y maloliente que parece un pulpo despatarrado. Arde entre mis manos. El verano produce este sofocante calor. Y el aguardiente. Bebí hasta que el sol salió. Es gracioso Caifás y buen anfitrión. Quería desimpresionarme. Le interesa mi silencio. Quiere ganarme para su bando. Perros. Treinta monedas. Mucho más habría sacado a Nicodemus a pesar de sus cautelas de vieja comadrona, o al ricachón de José de Arimatea. De las mujeres ni se diga. Las mujeres son todas 171 Antologia del Teatro Nicaragüense locas y embelequeras. Sólo la mujer de Chusa, el Mayordomo de Herodes, me habría dado más de cien dracmas por protegerlo. No sé que pudo haberme ofrecido María de Magdala, la loba que se arrastra como gata a sus pies. No se cansa de chorrearlos con perfumes caros y con lágrimas. Muy ostensible en el Banquete de Simón. Creo que él advirtió mi justa reprobación ante el contacto. Me incriminó con la misma sentencia que usó para defenderme. Imbécil. Como que pudiera comparárseme con esa ramera. Fue entonces que comence a reflexionar. Lágrimas y argumentos. Perra. Esa mujer me asquea. Tiene algo repulsivo a pesar de sus cabellos teñidos de oro. Todas las putas me asquean; no puedo evitarlo. Todas desde aquella zorra obesa y pintarrajeada que a pesar de mis súplicas les contó a mis condiscípulos mi fracaso en su cama. A él no le asquean. Parece que prefiere a los cochinos. Gente que no hace la obligada discriminación es gente que no se respeta a sí misma, y por lo tanto no merece ningún respeto de los demás. No es respetable. Yo soy respetable y tengo todo derecho a acusarlo. Me parece ver sus ojos. Anoche la luna los hacía brillar llenos de llanto. También las hojas de los olivos. “Amigo”, creo que me dijo cuando le dí el beso. “Amigo, con un beso entregas al hijo del hombre”. Sus lágrimas corrían por mi cara hasta mi boca, saladas. Cómo me arde la garganta. Y esta agua que surca mis pómulos no sé si es sudor o cochinas lágrimas. Tengo el alma dulce y siempre he sido dado al llanto. Desde niño me gritaban mis hermanas cuando me refugiaba entre las enaguas de mi madre pataleando con rabia, lloraba por cualquier motivo. Horas enteras. Luego me aburría y me quedaba muy quieto cuando mientras chupaba con delectación el agua salobre de los ojos y de la nariz. A fin de cuentas, y está hecho, como me dijeron los perros cuando fuí a reclamarles. Me enfurece su estúpida soberbia y su tacañería. Frenético, fuera de quicio. Les arrojé las cochinas monedas a la cara. Es claro que luego las recogí. ¿Cómo iba a dejarlas?. Son mías, producto de mi ingenio. Si las hubiera dejado los sarnosos las hubieran recogido para cebar sus talegos. Las recogí cuando no me miraban y aquí las tengo. Después de todo significan la vida de un hombre. A esta hora lo tendrán hecho tasajos. No por mi culpa. Luego me mandó a llamar Caifás. Bebimos y nos reímos toda la noche. Lo que cuenta de su suegro es fabuloso. Increíble si él no lo contara. Gracioso Caifás. Me muero de risa. Magnífico aguardiente. Estupendos tañedores de arpa. Sobre todo, las hermosas bailarines persas. Saltaban en el aire como aves. Luego se tendían en el suelo contorsionando el vientre. Es la vida para los príncipes. La vida que deseamos para toda la eternidad. Una noche como para toda la vida. Para la vida eterna. Lo demás no importa. Digo que no es por mi culpa. No intervengo en absoluto en lo que hagan. Allá ellos. Lo único que hice fue guiarlos al lugar donde estaba. El ambiente de la cena de Pascua era insoportable. El calor sofocante. El y los otros estaban como embobados. Yo parecía sobrante. Sentía que no los entendía, que no encajaba allí. Sus palabras resbalaban sobre mi cabeza, como si hablasen otra lengua. Me pareció que trataban de desafiarme. No podía moverme, como que mis miembros 172 Antologia del Teatro Nicaragüense no tuvieran moción. Hice un gran esfuerzo y me levanté. Solo él pareció notarlo y susurró unas palabras. No tenía otro camino que marcharme y aceptar el reto. Ya no podía retroceder. De todas maneras, al día siguiente lo habrían encontrado en la calle, o en la plaza, o en el mercado, o en el atrio del templo. No se hubiera ocultado. Continuaría predicando y haciendo milagros a los dearrapados y a los miserables. Lo único que hice fue guiarlos al huerto. La contraseña del beso. Aquél a quien yo besaré. Siempre temblé al acercarme a él. Un inexplicable temblor al abrazarlo y cambiar el ósculo con él. No sé que calor emana de su cuerpo. Anoche más que nunca. Las piernas se me doblaban. Tuve que abrazarle fuerte para apoyarme en él. Así pude recuperarme. Me llamó su amigo. Siempre me llamaba su amigo. Desde la primera vez cuando Juan me presentó a él. Anoche, entre los olivos, la luna iluminaba sus ojos. Sobre su cara corrián hilos de agua brillante. De pronto sentí un urgente deseo de acercarme más a él. De abrazarlo más fuerte. De pegar mi boca a su oreja y decirle en voz baja: “Fijate qué complacido se ha puesto todo. Tienes que dispensarme; tú comprendes. No sé ni cómo me he ido metiendo en este enredo”. Supe dominarme a tiempo. Era natural. Siempre he tenido el alma dulce. Dulce hasta la flaqueza. Me controlo. Uso la razón. Me aparté a un lado y dejé que la historia siguiera su curso. Que se cumpliera la voluntad de Dios. De todos modos nada habría podido cambiar. Lo amarraron y lo llevaron arrastrado. Sentí que aún de lejos me miraba. Loco testarudo. Sabía que yo lo haría. Que terminaría por hacerlo. Ya él lo había dicho. Culpa suya fué. Me pasé la noche bebiendo. Ni cuenta me he dado de los últimos sucesos. Nos carcajeamos de lo lindo con los cuentos verdes de Caifás. Obsceno, pero gran amigo. Tiene el razonamiento de los triunfadores. Excelente su idea del poder. Esa Trinidad indivisible que deben constituir el clero, los ricos, y los que gobiernan. Si logra sus proyectos habrá hecho la prosperidad del mundo. Coronados de rosas como los griegos. Las bailarinas persas en forma esplendorosa. Qué agilidad y qué cuerpos. Ejutas y elásticas. Brillaban sus ojos como monedas de oro a la luz de los cirios. Fue una noche estupenda. Ni cuenta me he dado de los últimos sucesos. Nada tengo que ver con las minucias del vecindario. Respecto a él mis manos están limpias. No he intervenido en absoluto en el programa que le han preparado. Nadie puede echármelo en cara. Abraham no rehusó sacrificar a su propio hijo y fue por ello bendecido. Algún día se me hará también justicia. Mi único deseo es el bien del pueblo. Caifás está muy consciente de ello. Tendrán que tomarlo en cuenta. No soy el sacrificador. Solo he permitido que miraran que le daba el beso: “Dios te guarde, Maestro”. Acepté guiarlos al huerto donde oraba. Dejarme seguir por ellos mientras iba a su encuentro. Como todas las noches, en el lugar convenido. Luego el beso de costumbre. El beso que siempre temía y esquivaba. Juan, violento y quisquilloso a pesar de su carita de niño, lo notó un día y me dijo con decisión: “Tú nunca quieres acercarte al Maestro”. Mucho me recuarda Juan al mancebo aquél: los mismos ojos 173 Antologia del Teatro Nicaragüense verdes en la tez de aceituna y el vello delicado sobre la boca carnosa. El mismo olor de yerba en las axilas sudadas. Pero Juan es violento. El boanerges. Sobre todo para defenderlo. Jamás quiere andar a mi lado. Solo cerca de él. Embebido oyéndole. El y el asno barbado de Pedro. “Quita imbécil, le contesté con mi acostumbrada actitud hacia él. No tengo interés en andarlo oliendo como vosotros”. Y cuando marchábamos juntos, yo acortaba el paso, remolón, y me quedaba atrás. Así lograba que mis antiguos amigos no me vieran mezclado con ellos. Podía inclusive conversar y comerciar y aún obtener algunas ventajas para el grupo, y para mí también, por qué no. Así por tres años. Una vez decidí separarme. Había reflexionado mucho y lo tenía resuelto. El nos había enviado a predicar y hacer milagros. A todo les fue fácil. Lo hacían sin titubear. Yo fallé varias veces en el intento. Esto me exponía a la desconfianza. Una tarde sucedió sin proponérmelo. Una vieja a mi lado comenzó a gritar: “Estoy curada”. Yo había notado que intentaba tocarme y la evadía. Al fin lo logró. Su entusiasmo era reconfortante. No quise indagar mucho sobre el caso. Me sentí reanimado. No quise marcharme entonces. Ahora todo se me agolpa en la cabeza. Detalles que he tratado de olvidar. Una tarde el padre del mancebo me siguió hasta la piscina de Siloé, y cuando me vio con ellos, a gritos comenzó a llamarme con epítetos obscenos, recriminándolos por admitir mi compañía. Fue cuando la curación del paralítico. Hubiera querido estrangularlo, pero el temor y la verguenza me impedían moverme ni decir nada. Como entre las enaguas de mi madre, chupando el agua salobre. El oyó distraído y luego comenzó a hablar para tranquilizarlos diciendo que no son los sanos sino los enfermos quienes necesitan del médico y que él vino a sanar todas las enfermedades. Que nadie debe atreverse a juzgar a su hermano si no quiere exponerse a ser a su vez juzgado con mayor severidad. Después me esperó y empezó a caminar a mi lado, pausadamente, con su brazo sobre mi hombro, hablando de cosas diversas, hasta hacer olvidar el incidente. Sentí que las mujeres continuaban cuchicheando y mirándome a hurtadillas. Son tan imbéciles y tan falsas. Todas hasta mi madre. Después de dejar a Caifás vagué sin rumbo por la ribera del Cedrón, recordando y meditando. Esto siempre satisface a mi naturaleza piadosa. A mi paso por la plaza me acerqué a un grupo de desocupados. Se entretenían en provocar al cerdo apestoso de Barrabás que blasfemaba. Allí supe la escogencia del que siempre liberan en la Pascua. Sentí que una mano invisible me aliviaba el alma. Pude rechazar los últimos escrúpulos. Puesto que todo el pueblo lo pidió en los Príncipes. Esto es lo que llaman los griegos, la democracia. Es el juicio de Dios. Rubricado por los poderes que emanan de Dios. ¿Por qué preocuparme entonces?. No es mi culpa. ¿Qué le estarán haciendo ahora? ¿Qué habrá dicho él?. Seguramente nada, nunca hace comentarios sobre sucesos que pasan. Habla siempre sobre cosas en sustantivos y sin pronombres, en forma impersonal e intemporal, como que todo lo divisara desde una distancia infinita. Es un maniático que sólo tiene una idea fija. Su reino del amor. Que los hombres son iguales y que todo es para todos en el reino del amor. ¿Qué sabe del amor?. Jamás ha tenido un 174 Antologia del Teatro Nicaragüense cuerpo desnudo entre sus brazos en el silencio de la noche, bajo las sábanas, mientras el corazón quiere romper el pecho. Nunca ha cedido al huracán del deseo ni ha aspirado el aliento tibio de una boca carnosa. ¿Qué puede entonces hablar del amor? ¡Su loca manía del reino! Además, bien pudo haberse librado. ¿No hacía milagros constantemente? ¿Por qué no hizo un milagro para humillarlos y para librarse? Tampoco los hizo nunca para su provecho ni para el de los suyos. Nuestro provecho nunca importó un comino. Tampoco le interesa el triunfo de su pueblo. Un Mesías que bendice el dolor, la pobreza y la humillación. Milagros mal gastados. Pero es claro, lo único que le preocupa es su manía del reino. Valiente reino. El reino de los desarrapados, de los pordioseros y de las putas. Semilla de discordia y fermento de sedición. Un grupo de idiotas descalzos y greñudos, en actitud de perpetua protesta contra todo y contra todos. En guerra con el dinero y con la sociedad, contra las leyes establecidas y contra todas las instituciones del estado. Esto no puede tolerarse mucho tiempo. Siempre ocasionará desórdenes y discordias en cualquier sociedad. ¿Quién puede tragarse que su meta es el amor y la paz, cuando cuasan polémicas con su sólo aspecto? Siempre recibirán la repulsa de la sociedad y el rigor de la autoridad. La gente respetable no puede aprobarlo. Y yo de imbécil que me dejé embaucar y anduve tres años trás él, empuercándome con la canalla. Lo único que saqué es esta bolsa sucia y maloliente como la carroña. Me duele mucho el pescuezo y sudo a mares. Como que me lo estuvieran apretando con una soga. En Damasco todo será diferente. De todas maneras aquí ya no me sería posible vivir. Ni en Cheriot. Hay mucha gente envidiosa y mal intencionada. Allá podré dedicarme a una vida respetable. Cuando haya acumulado un sólido capital podré dar rienda suelta a los buenos deseos de mi corazón. Un asilo para ancianos con mi nombre sobre el portal. Los sábados entraré a la Sinagoga repartiendo monedas a los pordioseros. Todos me señalarán alabando mi devoción y mi generosidad. Después podré trasladarme a Roma y aún quizás ganar la consideración de los romanos, y hasta de los mismos Césares. Tengo puntos adelantados con ellos. He sido factor decisivo para destruir el fermento y la sedición. Eso no lo olvidarán fácilmente. Sy hombre pacífico, enemigo del alboroto y de la vociferación de los sucios. Nunca descubro a nadie mis pensamientos ni mis sentimientos. Mido, escojo las palabras que pronuncio. Siempre digo y hago todo con la más refinada cortesía. Soy respetable. Ha sido mi sueño desde niño. Cuidado con mirarme desde arriba. Nadie, ni él mismo podría. El obtuvo lo que buscaba y de lo que hablaba constantemente. Realizó su mercancía y aseguró su ganancia. A ésto le llamaba Redención. No es por mi culpa. Le he seguido por tres años soportando miserias y desprecio. He servido sus planes. He trabajado por el establecimiento del Reino. He facilitado la redención. Si lo maltratan, si lo ajustician, si lo crucifican, no es por mi culpa. El clero lo había juzgado y setenciado. El clero por cuya boca conocemos las palabras, las palabras de Dios, y jamás aconsejé lo que deberían hacer con él. Allá 175 Antologia del Teatro Nicaragüense ellos. Las fauces se me pegan una contra otra como que una soga invisible me oprimiera la garganta. Siento sus ojos posados sobre mi garganta. El poseso cantaba: “Colgarás”. ¿Soy yo también poseso acaso? No lo sé. Todo da vueltas. Sus ojos. El calor. Mi garganta. ¡Qué espanto! Sin embargo, veo claro. Es como que una venda se me cayera de los ojos. Todo aparece con nitidez. El es el culpable. El lo venía planeando todo, hasta en el más mínimo detalle. El fué quien lo anunció y quien me lo sugirió. Todo es obra de él. He sido un ciego instrumento en sus manos. Un cochino instrumento para que jugaran y se divirtieran conmigo en esta forma espantosa. Desde niño. Siempre. Soy un muñeco de cuerda y es él quien tira de ella. Déjame. Vete a patalear en el vacío y déjame. Estás colgado y ya no te temo, falso profeta, embaucador. Tu urdiste esta trama en la que me has aprisionado como a un cochino insecto. Ahora quieres coronar tu obra haciéndome aparecer como el malo y el traidor del cuento, mientras tú, falso profeta, te reservaste el papel de la víctima, el papel mojigato y bobalicón de cordero de Dios. Pero ya te conozco. ¡A mí no me engañas, como a tus cochinos discípulos y a la inmundición ruín canalla! No soporto el calor. Aparta los ojos. Tampoco te temo a ti, simio espantoso y grotesco, aunque gesticules y me amenaces. Tus manos están encadenadas, y no soy el niño medros y llorón en las enaguas de su madre. He crecido tanto que puedo destrozar el cielo. ¡Qué espanto! Siento gusto apretándome el gaznate. Así, así. Creo que me sentiría mejor haciéndolo con una venda o con este cíngulo que tejió mi madre. Delicioso como las manos rudas del mocetón espartano. A ver más más. Ya sé lo que quieres, tienes razón. Quiero complacerte. De este modo no tendré que cavilar más. Para no ver, para no sentir tus ojos, tu mirada repulsiva. Los ojos. Los ojos de él, los ojos verdes de Juan, los ojos verdes del jovenzuelo, los ojos, los ojos verdes de la serpiente, los ojos como carbones ardiendo como monedas, rutilantes encendidas, todos verdes, en el paraíso, en el árbol, sobre los montes, sobre toda la tierra, entre las ramas desnudas y retorcidas como los brazos agarrotados de los que crucifican. Ahora comprendo tu misterio. Tu cacareado misterio del reino de los cielos. Ambos estaremos eternamente colgados entre el cielo y la tierra. En dos árboles. Los dos árboles del paraíso. Colgados al mismo tiempo y para siempre. Como al principio de los siglos. Somos los dos personajes de esta farsa que tú llamas la Redención. Ahora lo sé todo y puedo leer bien claro en todos los signos. Entre los dos tenemos que escribir este capítulo. Entre los dos tenemos que finalizar la historia. Entre los dos tenemos que realizar la REDENCIÓN. 176 Antologia del Teatro Nicaragüense ASESINATO FRUSTRADO Farsa violenta en tres actos con uno suprimido Alberto Ycaza 177 Antologia del Teatro Nicaragüense ASESINATO FRUSTRADO Albeto Ycaza PERSONAJES: El juez El abogado El fiscal La señora Su criada 3 reporteros Los novios 3 policias La verdad El director El autor Los jurados ESCENOGRAFÍA: Salón de un burdel de lujo que se transforma después en la sala de jurados del Palacio de Justicia. La atmósfera es de una falsedad cruel. La inversión de valores y la mentira reinan dentro y fuera de la escena. Mariposas, pájaros, flores tropicales gigantescas y ángeles de papel de periódico crean la decoración del absurdo. Los JURADOS deberán ser pintados sobre un panel. Lo único importante es que estén ahí, sentados, sin poder decir una sola palabra . . . Quizá lo mejor sería que el direcotr los indentifique con el PÚBLICO, que en este caso sería un personaje más de la farsa, un CORO mudo con máscaras de carne. ACTO TERCERO Se escucha un escalofriante alarido en la oscuridad. Se encienden – como flashes intermitentes – las luces rojas del burdel. Un jazz progresivo es interpretado por una orquesta que forman tres NEGROS. EL CLIENTE 1 y el CLIENTE 2 se emborrachan en una mesa aislada. Tres GUARDIAS juegan al pocker en otra mesa. La PROSTITUTA 1 camina sensualmente alrededor de las mesas. La PROSTITUTA 2 baila – en un show – cerca de la orquesta. La MESERA y el CANTINERO sirven en silencio...De vez en cuando se lanzan lánguidas miradas de amor – la relación entre estos dos personajes debe ser igual a las sonrisas de los niños...El PROPIETARIO y el ADMINISTRADOR hablan en voz baja señalando el cuerpo de una JOVEN de belleza tan extraordinaria que parece imposible que exista, viste andrajos blancos manchados de sangre y yace sobre el enladrillado. El ADMINISTRADOR se acerca a los GUARDIAS y les pide algo en pantomíma, ésto 178 Antologia del Teatro Nicaragüense se levantan y arrastran hacia la calle el cuerpo de la JOVEN del rostro de sol. El PROPIETARIO habla nuevamente en voz baja al ADMINISTRADOR y éste trasmite la orden a la MESERA y al CANTINERO, éstos limpian la sangre del enladrillado. Mientras regresan los GUARDIAS, el PROPIETARIO da las últimas instrucciones al ADMINISTRADOR, éste las trasmite a los NEGROS de la orquesta y la música se corta bruscamente. PROPIETARIO.- Señoras y señores: ...Aquí no ha pasado nada! . . . (Va hacia un baúl y empieza a sacar de él trajes y máscaras)...Pasen a recoger sus trajes y sus máscaras y el Autor les dará instrucciones sobre los personajes que representarán la farsa...(Los actores se van acercando a él cuando los llama. El resto de los personajes transforman rapidamente la escena del burdel en la sala de jurados con los mismos elementos decorativos). La SEÑORA... (Se acerca la PROSTITUTA 1 y empieza a disfrazarse con los objetos que le da el PROPIETARIO)...Vestido de ángel...Alas de papel dorado...Diadema de estrellas... Máscara de inocencia: Debajo de la máscara el rostro del crimen!...(Silencio) Su CRIADA...(Se acerca la PROSTITUTA 2)...Vestido de vieja, fea, tartamuda y sorda...debajo de la máscara se esconde una joven actriz egoísta y cruel!...El JUEZ...(llega hasta cerca del baúl el ADMINISTRADOR)...Absolutamente gordo, absolutamente imbécil...Máscara fija sobre su rostro, atornillada: Carece de alma. Es un clisé! ...(El ADMINISTRADOR se pone la toga y la máscara de JUEZ)...El ABOGADO: Es igual a otros cien mil abogados...El traje de prestidigitador es el que está más de acuerdo con su profesión...también carece de alma y también es un clisé...Usa micrófono como orador político o cantante de burdel!...(El CLIENTE 1 recoge su equipo y va hasta el micrófono de la orquesta. Empieza a probarlo)...El FISCAL. (Se acerca al CLIENTE 2)...Es otro abogado más: Usa látigo y máscara para ocultar su juventud e inexperiencia...(Silencio mientras se disfraza de FISCAL el CLIENTE 2)...Los REPORTEROS...(Llegan los 3 NEGROS y empiezan a sacar sus trajes y sus máscaras del baúl)...Son piezas de una máquina. Sus trajes y sus máscaras son exactamente iguales. Su oficio es protestar por todo, inmiscuirse en lo que no les importa. No los detiene nada, ni siquiera una bomba...o sea yo, el AUTOR...EL DIRECTOR...(Nadie se acerca)...EL DIRECTOR! (Silencio. Busca por el escenario pero el DIRECTOR no aparece). No importa, llegará en el momento en que sea indispensable, seguramente se habrá retrasado...Es igual que al AUTOR, sólo se diferencian en que el DIRECTOR sabe más idiomas...(Se limpia el sudor de la frente, como si estuviera haciendo un trabajo agotador.) Los POLICIAS...(Se acercan lentamente los GUARDIAS)...Iguales a diez millones de policías que guardan una ley que no conocen...Absolutamente analfabetas...Llevan máscaras de animales!...(Todos los personajes se situan en sus respectivas lugares, que ocuparán durante la farsa)...Los NOVIOS...(La MESERA y el CANTINERO han permanecido sonriendo y acariciándose suavemente con las miradas fuera del escenario, quizá en el proscenio. No escuchan lo que el PROPIETARIO dice, éste después de hacer un gesto de impotencia, saca unas tijeras, engrudo y papel junto con unos alambres delgados. Se aleja del baúl y va hacia el CANTINERO y la MESERA que están cómodamente sentados en el suelo)...No tienen máscaras. 179 Antologia del Teatro Nicaragüense Hay algo que los encadena y hace que parezcan un solo personaje...Permanecen fuera de la escena, frente al público, fabricando flores de papel para el ramo de la NOVIA...(Deja en el suelo, junto a ellos las tijaras, el alambre, el engrudo y el papel. Luego dice encogiéndose de hombros:)...El AMOR es limpio...no participa en las asquerosas mentiras de la farsa! (Consulta con un libreta de apuntes)... La VERDAD...(Busca por todo el escenario con la mirada, luego se detiene en la puerta por donde echaron a la calle a la joven de harapos manchados de sangre. Febril trata de aparentar serenidad)...Es el personaje más importante de la obra...pero no tiene importancia, no es indispensable que esté dentro de esta sala, se mantendrá deambulando por las calles como un mendigo cualquiera... (Algunos CLIENTES del burdel aparecen y se acercan al PROPIETARIO sin que él les llame. Piensa por un segundo luego les indica que se sienten en la platea, cada uno coge del baúl una máscara y va a sentarse a la platea. El PROPIETARIO se dirige al público después de tachar algo en su libreta de apuntes)...Los JURADOS...Pintados sobre un panel...(Mira hacia el fondo del escenario y se da cuenta de que no está el mural que describe. Nuevamente hacia el público)...Lo único importante es que estén ahí, sentados, sin poder decir una sola palabra...(Vuelve hasta el baúl y saca de él una máquina de escribir destartalada, papeles, Banda Presidencial y una máscara. Mientras se disfraza de Todopoderoso, el JUEZ cuelga un cartel que dice: “PALACIO DE JUSTICIA”... (Silencio) JUEZ.- Prosigamos la audiencia!...(Nadie recuerda) El Fiscal tiene la palabra! FISCAL.- (En voz baja, acercándose al JUEZ)...Perdón, he olvidado todo . . JUEZ.-(También en voz baja) Invente algo...cualquier cosa. Es necesario proseguir la Audiencia. (Sobre la cabeza del FISCAL se enciende un pequeño letrero intermitente que dice: “IDEA”) FISCAL.-(A la SEÑORA)...Decía que fue en la vía pública? SEÑORA.-Sí...en la vía pública . . . FISCAL.-(Al autor, que está escribiendo sobre unos cajones tapizados con páginas de revistas pornográficas)...Señor Autor...Señor Autor...(El AUTOR guarda silencio y escribe)...Señor Autor...(Silencio. El FISCAL grita:) ¡Señor Autor!! AUTOR.- (tranquilamente)... No moleste...Estoy escribiendo! FISCAL.-(se desconcierte)...Está escribiendo! JUEZ.-(Al FISCAL)...Dígale que yo le prohibo escribir . . . FISCAL.-(Al AUTOR)...Dice el señor Juez que le prohibe escribir. . . AUTOR.-(Al FISCAL)...Dígale al señor Juez que eso es imposible, que dejaríamos de existir todos, que sería un desastre! FISCAL.-(Al JUEZ)...Dice el señor Autor que . . . 180 Antologia del Teatro Nicaragüense JUEZ.-(cortándolo)...Ya oí lo que dijo...No perdamos más el tiempo. (Al AUTOR)... Qué es eso tan importante que escribe?...Déjeme verlo! AUTOR.- (escondiendo los papeles que tiene en la mano)...Imposible, señor JUEZ...Sería igual que descubrir el futuro! JUEZ.-Señor Autor, recuerde que las leyes de este país prohiben la hechicería, clarividencia, brujería etcétera...Usted es mago! AUTOR.-(cortándole) No, no, señor Juez, en ningún momento he pensado ser cualquiera de esas cosas. Yo simplemente soy un escritor de teatro, lo que me hace ser poderoso e impotente...creador y personaje...Sin mí no existiría nada de esto!...(Señala el escenario) JUEZ.-...Puede escribir en el entreacto . . . AUTOR.-Imposible, señor Juez, es esta obra la que estoy escribiendo y el final está demasiado próximo...Este es el tercer acto y – como usted sabe – lo lógico es que una obra sea de tres actos: Exposición en el primero, Nudo en el segundo y Desenlace en el tercero – a excepción de las Tragedias que tienen cuatro o cinco actos – (Irónico)...Dentro de muy poco tiempo dejaremos de existir todos...En este acto está el desenlace y el final...Y después del final: Nada...Será como no haber existido nunca...(Todos los personajes piensan en el silencio) FISCAL.- (Rompiendo el silencio)...Señor Autor...Fue en la vía pública? (La bestia ha sido desatada: los REPORTEROS descargan sus energías sobre el AUTOR) REPORTERO 1.- Fue en la vía pública? REPORTERO 2.- Ha pasado algo importante? REPORTERO 3.-Todo es importante... REPORTERO 1.-Todo es importante para la prensa... REPORTERO 2.-La prensa lo transforma todo. REPORTERO 3.- Haremos una reconstrucción del ambiente... REPORTERO 1.- (Al AUTOR) Puede darnos la exclusiva? REPORTERO 2.- Ha sido un crimen?... REPORTERO 3.- Suicidio?... REPORTERO 1.- Asalto? REPORTERO 2.- Quién mató al crimen?.... REPORTERO 3.- El crimen es inmortal. 181 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 1.- Hay alguien que sepa la verdad?... REPORTERO 2.-Exigimos la verdad! REPORTERO 3.-(Gritando)... La Verdad! REPORTERO 1.- (Gritando)...La Verdad! REPORTERO 2.- (Gritando)...La Verdad! REPORTERO 3.- (Gritando)...La Verdad! JUEZ.- (Gritando)...Orden...Orden...He ordenado olvidarse de todo lo que ha pasado aquí...Señoras y señores: Aquí no ha pasado nada! REPORTERO 1.- (Escribiendo)...Fue en la vía pública... FISCAL.-No, no fue en la vía pública... ABOGADO.- Sí, sí fue en la vía pública... FISCAL.-(Acalorándose)...No fue!... ABOGADO.- (Gritando)...Sí fue!! AUTOR.-(levantandose la mano)...Yo... REPORTEROS.- (Cortándolo)...Cállese!! AUTOR.- (Igual)...Yo... REPORTERO 1.-...Cállese!!!... REPORTERO 2.- No ve que estamos trabajando? REPORTERO 3.-Cállese!!! (Los tres REPORTEROS piensan en voz alta lo que escriben) REPORTERO 1.- Fue en la vía pública... REPORTERO 2.- En la avenida central... REPORTERO 3.-El tráfico se detuvo... REPORTERO 1.-Cerraron los almacenes... REPORTERO 2.- .Para evitar que la sangre que corría por las aceras manchara las telas . . . REPORTERO 3.-Las camisas... REPORTERO 1.-Los cosméticos... REPORTERO 2.-El cielo se llenó de tierra y la tierra se inundó de aire... REPORTERO 3.- Los cuervos se arrastraron como serpientes... 182 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 1.- Crecieron rosas de sangre sobre el pavimento... REPORTERO 2.- Las puertas se entreabrieron, llenas de ojos que escriben REPORTERO 3.- El absurdo más sobrenatural que ha habido en la atmósfera . . REPORTERO 1.-Habían ángeles con trompetas que detenían la historia... REPORTERO 2.- Primer gran escándalo en el Tiempo... REPORTERO 3.- Primera demostración de independencia... REPORTERO 1.- El escándalo ha creado la libertad absoluta... REPORTERO 2.-La libertad es escandalosa... REPORTERO 3.- ¡¡Viva la libertad!!...(Los REPORTEROS toman posesión de la escena. Saltan imitando a un saltimbanqui. Sus gritos iluminan la oscuridad del escenario, transformándolo en una orgía infernal. Sus cámaras fotográficas disparan flechas luminosas.) REPORTERO 1.- Guerra al provincialismo!!! . . . REPORTERO 2.-Fuego al Country Club!!! . . . REPORTERO 3.- Pedimos restituir la Inquisición para quemar comunistas!!! REPORTERO 1.-Pedimos resucitar al Terror para guillotinar los ideales revolucionarios!!! . . . REPORTERO 2.-.(Adquiriendo el personaje de San Juan Bautista) ¡¡¡Arrepentíos!!! JUEZ.-(A gritos) ¡¡¡Orden!!! ... ¡¡¡Orden!!! REPORTERO.-¡¡¡Citar a los artistas para una reunión urgente en el Palacio de Justicia!!! . . . REPORTERO 2.-.¡¡¡Arrepentíos!!! ¡¡¡Ha llegado la hora del Juicio!!! . . . REPORTERO 3.- ¡¡¡Tomar por asalto a la burguesía!!! JUEZ.-(Exasperado) ¡¡¡Orden!!! ¡¡¡Orden o mando a desalojar la sala!!! REPORTERO 1.- Pedimos que la prensa sea el primer poder del estado!!! . REPORTERO 2. -¡¡¡Arrepentíos!!! La prensa es la voz que clama en el desierto . . . REPORTERO.-(Adquiriendo la voz de San Juan Evangelista)¡¡¡El cielo ha dado poder a la Bestia . 183 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 1.-He aquí el poder del Dragón!!! . . . REPORTEROS.-(En un solo grito. La Máquina ha unido sus piezas y usan los flashes como si las cámaras fuesen metralletas)... ¡¡¡Muera el Presidente de la República!!! JUEZ.-(Totalmente desesperado). ¡¡¡Policía!!! ..¡¡¡Policía!!! ... Desalojen la sala . FISCAL.- ¡¡¡Subversión en el Palacio de la Justicia!!! (Los POLICIAS sacan del escenario a los REPORTEROS, estos no han desaprovechado la oportunidad para tomar excelentes fotografías para las primeras páginas de los periódicos.) JUEZ.- (Casi histérico) ¡¡¡Desalojen la sala!!! ¡¡¡Encarcelen!!! ¡¡¡Maten!!! Todo está permitido (Sufre un ataque de histeria. Los REPORTEROS corren, gritando, entre el público seguidos por los POLICIAS, armados de clavas y pistolas.) REPORTERO 1.- ¡¡¡Escándalo en el Palacio de Justicia!!! ... REPORTERO 2.-¡¡¡La Justicia echa a la calle a la prensa!!! ... REPORTERO 3.- ¡¡¡Somos los representantes de la Verdad! REPORTERO 1.- ¡¡¡La Justicia echa a la calle a la Verdad!!! ... REPORTERO 2.-(Desde la puerta que conduce al foyer) Dónde está la Verdad? REPORTERO 3.-... Dónde está la Verdad? SEÑORA.-(A gritos, patética y cruel) ¡¡¡La Verdad es una puta con andrajos de sangre!!! (Los REPORTEROS disparan sus flashes por última vez y salen de la platea seguidos por los POLICIAS. En el escenario buscan febrilmente a la Verdad sin encontrarla. Hay un silencio vergonzoso y pesado en el que debe sentirse acumuladas todas las emociones de la escena anterior. Todos los personajes están desconcertados...Han olvidado todo.) JUEZ.- (Desconcertado) Señora: Continúe... SEÑORA.-No! ... JUEZ.-(Más desconcertado aun) Por qué no? ... SEÑORA.-(Se pasa los dedos por la lengua y luego por las pestañas y las cejas) .... No hablaba conmigo ... JUEZ.-Ah, sí!! Gracias Señor Autor (El AUTOR permanece sentado, escribiendo) . Señor Autor! ... AUTOR.- (Distraído) Sí? ... 184 Antologia del Teatro Nicaragüense JUEZ.- De pié (El AUTOR continúa escribiendo) Y deje de escribir inmediatamente! . . . Esto es el Palacio de Justicia, no una redacción de periódico! (El AUTOR se levanta rapidamente tirando las hojas escritas, pero de pronto se da cuenta de la que hizo y empieza a recogerlas y ordenar las mientras contesta las preguntas del JUEZ.) JUEZ.-. Yo ...yo ...Es decir usted ...usted ...(se olvida) AUTOR.-. Sí? JUEZ.- Usted ...Hablaba ...Es decir ..es decir . . . AUTOR.-(Continúa recogiendo papeles) Qué, señor Juez? JUEZ.- (Exasperado al no recordar) ¡¡Continúe!! AUTOR.- (Ordenando las hojas de papel) Que continúe qué, señor Juez? JUEZ.-(Al borde del histerismo) Continúe! ...No sabe lo que quiere decir la palabra “Continúe”? ...No estudió gramática? AUTOR.- (Señalando una hoja) ...Sí, le entiendo pero . . . JUEZ.-(Cortándolo) ¡No acepto excusas! . . . AUTOR.- (Señalando la hoja) Pero aquí . . . JUEZ.-¡¡¡Cállese!!! AUTOR.-Aquí. . . JUEZ.- ¡¡¡Cállese!!! Un poco de respeto a la autoridad. AUTOR.-(Perdiendo la paciencia) Señor Juez, haga el favor de escuchar! JUEZ.-(Tapándose los oídos con las manos) No escucho nada! ¡¡¡Cállese!!! . . . Ya le he dicho que se calle! AUTOR.-(Fuera de sí) Si no me escucha lo averguenzo!! JUEZ.-(Gritando) No me importa ¡¡Policía!!! ¡¡¡Arréstenlo!!! AUTOR.- ¡¡¡Señor Juez: se le olvidó el parlamento y está improvisando!!! JUEZ.- (Los POLICIAS, que iban a arrestar al AUTOR se detienen sorprendidos. El JUEZ se desconcierta) Mentira! . . . AUTOR.- (Enseñando lo escrito en las hojas) Mire Aquí está el libreto . . (Murmullos. El JUEZ se averguenza, su máscara se enrojece) AUTOR.- (Digno) Usted tuvo la culpa por no escucharme (Se sienta y escribe. El JUEZ, abatido, llama al FISCAL y hablán en secreto. De pronto el JUEZ grita eufórico en el momento en el que el FISCAL le ha dado un juguete de niño) 185 Antologia del Teatro Nicaragüense JUEZ.-¡Señor Autor! (Los actores se sobresaltan, el JUEZ se da cuenta de que se ha salido de su personaje y ha actuado como un niño ante un juguete nuevo. Trata de disimular su error. Carraspea. Tose. Al FISCAL señalando al AUTOR) Pregunte al testigo... FISCAL.-Señor Autor Se lo ruego, termine esta situación angustiosa Hágalo por nosotros, los actores, por el público Es como si tuviésemos una bomba dentro del teatro ... Diga si es verdad lo que dicen la Señora y su Criada ..Por favor... Dónde fué? . . . Solamente usted sabe la verdad... (Aparece la Verdad por la puerta de la calle. Empieza a pedir limosna, pero nadie la ve ... o mejor dicho: nadie quiere verla ... Sale tristemente por donde entró) AUTOR.- (Tranquilamente, sin dejar de escribir) Sí, fue en la vía pública, pero yo no pensé nunca que... No tuve la intención de... En fin: No tiene importancia... (Continúa escribiendo) SEÑORA.- (Con un grito de triunfo) ¡¡¡Confesó!!!... CRIADA.- ¡¡¡Con-con-confesó!!! (La SEÑORA y su CRIADA saltan, se tiran al suelo, se dan volteretas, se besan, ríen, lloran, gritan. Los REPORTEROS suben escandalosamente al escenario y disparan miles de flashes captando escenas patéticas del histerismo de las mujeres, que se convulsionan epilépticamente intercambiándose las máscaras. El tic-tac de un reloj gigantesco e invisible marca el compás de esa coreografía grotesca y repugnante.) REPORTERO 1.- (Los REPORTEROS empiezan su eterno interrogatorio estúpido y sin lógica aparente)... Confesó! REPORTERO 2.- Qué confesó? ... REPORTERO 3.- Quién confesó? ... REPORTERO 1.- La exclusiva! ... REPORTERO 2.- Exigimos la exclusiva! ... REPORTERO 3.-Culpable? (A la SEÑORA y su CRIADA) Cual de las dos?... ABOGADO.-(Tocándole el hombro al REPORTERO 2).... Shit... shit... por favor REPORTERO 2.-Cortándolo)¡No moleste!~ ABOGADO.-(Al REPORTERO 1) Shit ... shit ... no fueron ellas... REPORTERO 1.- (Cortándolo) ¡Nadie le pregunta! ABOGADO.-(Al REPORTERO 3) ... Shit ... shit ... fue el Autor... 186 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 3.- (Sin prestar demasiada atención)... Quién? ABOGADO.-¡El Autor!... REPORTERO 1.- Qué hizo?... REPORTERO 3.- Confesó!... REPORTERO 2.- Qué confesó?... REPORTERO 3.- No lo sé ... No oí nada... REPORTERO 2.- No importa ... Lo inventamos ...(Los REPORTEROS acosan al Autor) REPORTERO 1.- Queremos hacerle una entrevista ... REPORTERO 2.- Queremos la verdad ... REPORTERO 3.-¡Quítese la máscara! (El AUTOR los mira con indiferencia y lentamente, desafiante, se quita la máscara. Los REPORTEROS empiezen a desnudarlo mientras preguntan sin esperar respuesta.) REPORTERO 1.-Nombre completo, con dos apellidos? REPORTERO 2.-Nacionalidad? REPORTERO 3.-Lugar de nacimiento? REPORTERO 1.-Signo de Zoodíaco? REPORTERO 2.-Nombre de los padres? REPORTERO 3.-Particularidades? REPORTERO 1.-Altura? REPORTERO 2.-Peso? REPORTERO 3.- Color de los ojos? REPORTERO 1.-Color del cabello? REPORTERO 2.- Color de la piel? REPORTERO 3.- Cicatrices visibles? REPORTERO 1.- Estado civil? REPORTERO 2.-Creencias religiosas? REPORTERO 3.- Afiliación política? REPORTERO 1.-Pertenece a algún club? REPORTERO 2.-Qué deportes practica? 187 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 3.-A qué clase social pertenece? REPORTERO 1.-Tiene apartado postal? REPORTERO 2.- Situación económica? REPORTERO 3.- Puede tomar el desayuno con huevos? REPORTERO 1.- Tiene gallinero en su casa? REPORTERO 2.- Qué piensa del amor libre? REPORTERO 3.- Ha tenido amantes? JUEZ.- Orden... REPORTERO 1.-Es cierto que trabaja en teatro? REPORTERO 2.-Qué hace ahí? REPORTERO 3.-Tiene fama internacional? REPORTERO 1.- Ha hecho algo importante? REPORTERO 2.- Algo digno de mencionarse en la historia? REPORTERO 3.-Ha tenido escándalos? JUEZ.-¡Orden!... ¡Orden!... REPORTERO 1.-Visita frecuentemente al siquiatra, como lo hace un artista normal? REPORTERO 2.-No visita al siquiatra! REPORTERO 3.-Es retrógrada ... REPORTERO 1.-Anticuado REPORTERO 2.-Anormal ... JUEZ.-¡¡Orden!!... ¡¡Orden!! REPORTERO 3.- Padece de insomnio? REPORTERO 1.-Visite al siquiatra ... REPORTERO 2.-Todos los artistas lo hacen ... REPORTERO 3.- Qué marca de cigarrillos fuma? REPORTERO 1.-Qué licor es su favorito? REPORTERO 2.-Qué clase de estupefacientes usa? REPORTERO 3.-Cuál burdel frecuenta? JUEZ.-(Enérgico) ¡Basta! ...Policía: desalojen la sala! REPORTERO 1.-Nos veremos, señor Juez. 188 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 2.- Esta noche . . . REPORTERO 3.-En las primeras páginas de nuestros periódicos!!! (Los POLICIAS persiguen a los REPORTEROS, éstos se esconden entre el público) JUEZ.-(Al FISCAL, aburrido) ...Continúe el interrogatorio. FISCAL.-(Al AUTOR, éste ha permanecido sin máscara)...Y... Había muchos testigos cerca? SEÑORA.- ¡Sí! Había muchos Había una gran cantidad de testigos alrededor... FISCAL.- (Cortando violentamente a la SEÑORA) No he preguntado nada aun a la Señora. (Al AUTOR)... Considera que había testigos cerca? AUTOR.- (Hace lo posible por contestar la pregunta, pero de su garganta sala, solamente, un sonido inarticulado) Glu-glu-glu-glu Glu-glu! FISCAL.-Qué dice? No entiendo! AUTOR.- Glu-glu ... Glu-glu-glu-glu-glu-glu ..Glu-glu-glu. FISCAL.- (Rascándose detrás de la oreja) ... No comprendo el idioma que habla . . . (Piensa un momento. Mira la máscara del AUTOR, que está sobre la mesa dónde él escribe. Idea luminosa.) ... La máscara! ... (Coge la máscara y la pone sobre el rostro del AUTOR) AUTOR.- (Como despertando de un sueño de cien años) ...Me preguntaba algo?... Perdone ... Cuando me quito la máscara no entiendo a nadie, tampoco los demás me entienden ... Tendrían que quitarse todos las máscaras para entenderse entre sí ... Pero esto es imposible, es como andar desnudo por la calle ... es ...inmoral! . . . (Se mira el cuerpo semidesnudo y empieza a vestirse en silencio) FISCAL.-. . . Podría precisar el número de testigos? AUTOR.- (Inseguro... No exactamente ... Era una abstracción de testigos, sin embargo puedo asegurar que había muy pocos . . . Las calles estaban desiertas a esa hora. (Hace un esfuerzo por reconstruir mentalmente la escena) Aproximadamente... pienso... Es decir... Aproximadamente cerca de... (consulta el libreto) Doscientos mil! FISCAL.-(Sorprendido)... ¡Doscientos mil! ... Solamente doscientos mil? ... No es posible... No habrá querido decir: dos? AUTOR.-(Enseñando el libreto al FISCAL)... No. Estoy absolutamente seguro . . . Lo dice aquí en el libreto:... Doscientos mil . . . “Cerca de doscientos mil. . 189 Antologia del Teatro Nicaragüense FISCAL.- (Desarmado)... Está bien...Puede sentarse. (El AUTOR se sienta y continúa escribiendo en la máquina destartalada. Se quita la máscara para trabajar más comodamente) JUEZ.- (Entregándole el látigo que había dejado caer el FISCAL cuando el AUTOR lo desarmó con su razonamiento y que un POLICIA lo había recogido y entregado al JUEZ)... Interrogue a la Señora! FISCAL.-(A la SEÑORA, haciendo chasquear el látigo, como un domador de circo) ... Por qué ha dicho antes que la calle estaba llena de testigos? ... Sabe que en este país se condena el perjurio? SEÑORA.-Sí... FISCAL.- El señor Autor afirma que las calles estaban completamente desiertas... que solamente habían unos doscientos mil testigos... SEÑORA.- (Cortándolo violentamente)¡¡Mentira!!! (Patalea y va a insultar al FISCAL, pero el ABOGADO la detiene y le tapa la boca con su mano, ella trata de liberarse) ... Blu-blu ... Blu ... Soc ... Soc-soc-soc . . .Aux . . . ABOGADO.-(Con dificultad a causa de estar impidiendo que la SEÑORA se suelte, ésta se va calmando poco a poco a medida que el cansancio le impide continuar la lucha) ... Señor Juez ... Señores del Jurado ... La Señora y su criada mantienen su declaración de ayer “Había una gran cantidad de testigos . . . “ (Murmullos. El JUEZ trata de calmar a los REPORTEROS) JUEZ.- ¡Silencio! ... Por favor un poco de silencio! . . . ABOGADO.- (Continuando)... Y como podrá suponer señor Juez, señores del Jurado, fue algo terrible, espantoso, para una señora respetable, digna, culta, elegante ... Encantadora! ... Presidenta de la Junta de Caridad, Presidenta de la Junta Religiosa, hija del Ministro de asuntos Espaciales, etcétera, etcétera, etcétera ... (Entrega al JUEZ la lista de títulos de la SEÑORA, ésta se transforma en pavo real)... Fue algo bochornoso – ha dicho... Nunca una alta dama de nuestra sociedad se había sentido tan avergonzada... Nunca había sido víctima de algo semejante... Y todo ésto delante de dos testigos... (Con fingida desolación) ... Toda ésta humillación delante de dos testigos que llenaban las calles... ¡Dos testigo! : Ella y su Criada... Y dos testigos no son doscientos mil... Dos testigos son algo real! . REPORTERO 1.- Dos testigos son algo real... REPORTERO 2.- Dos testigos no son doscientos mil... REPORTERO 3.- Doscientos mil es una cifra abstracta.... REPORTERO 1.- Infinita... 190 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 2.-Improbable... REPORTERO 3.- Absurda!... JUEZ.- ¡Orden! ABOGADO.-(Carraspea mientras se hace el silencio) Ahora señor Juez, señores del Jurado, podéis apreciar la gravedad de ese acto injusto cometido por el señor aquí presente (Señala al AUTOR) en las personas de ese “angel” (Señala a la SEÑORA) y su Criada – esa pobre anciana indefensa (Señala a la CRIADA. Empieza a llover. Se escuchan truenos lejanos que se acercan vertiginosamente hasta penetrar en la escena.) REPORTERO 1.-– ¡Justicia! REPORTERO 2.-¡Exigimos Justicia! REPORTERO 3.- ¡El pueble exige Justicia! REPORTERO 1.- ¡La Justicia es del Pueblo! REPORTERO 2.- ¡Somos la voz del Pueblo! REPORTERO 3.-Y la voz del Pueblo es la voz de Dios! FISCAL.- (Al JUEZ, señalando al ABOGADO) ¡¡Está azuzando a la prensa!! REPORTERO 1.- Vamos a dejar que se cometa una injusticia? REPORTERO 2.- La Justicia se calla . . . REPORTERO 3.- Espera . . . REPORTERO 1.- Vamos a soportar esta espera interminable? REPORTERO 2.-Dejaremos al culpable sin castigo?... REPORTERO 3.- ¡He ahí al HOMBRE!...(Señala al AUTOR) FISCAL.-(Ha estallado la tormenta dentro de la sala. Las luces parpadean. El sonido de los rayos es ensordecedor. Al JUEZ) ¡La Prensa guía al pueblo a un levantamiento! REPORTERO 1.- (Gritando)¡Justicia! REPORTERO 2.- ¡Justicia para el “angel” del Pueblo! REPORTERO 3.- ¡¡¡Viva la Libertad!!! (Los REPORTEROS arrastran al AUTOR hasta el centro del escenario y lo atan con cadenas, debajo de él amontonan papeles, madera, etc. y bañan todo con aguardiente.) REPORTERO 1.-¡Muerte al culpable! REPORTERO 2.-¡A la hoguera! 191 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 3.-¡El pueblo condena el crimen!... (El ABOGADO, la SEÑORA, y su CRIADA ríen escandalosamente) REPORTERO 1.- ¡Somos los representantes del Pueblo! REPORTERO 2.-¡Somos los representantes de Dios! REPORTERO 3.- ¡En el nombre del Pueblo... REPORTERO 1.- y en el nombre de Dios... REPORTERO 2.- Condenamos a este hombre... (Señalan la banda presidencial del AUTOR) REPORTERO 3.- A morir en la hoguera!!! (Los REPORTEROS van a encender el fuego, pero los gritos del JUEZ – que ha despertado de pronto, horrorizado – les impide hacer carbón de la obra. La tormenta se aleja) JUEZ.- ¡¡¡Imbéciles!!! ... No se dan cuenta de lo que hacen? Asesinando al Autor dejaríamos de existir todos... ¡¡¡Estúpidos!!! (A los POLICIAS)... Arresten a eso delincuentes!!! (Los REPORTEROS se han quedado estupefactos. Los POLICIAS los arresta y encarcela en una jaula de pájaros que se eleva lentamente. La sala de jurados ya no está al alcance de los REPORTEROS. La prensa es alejada de la Justicia... quizá ahora el Palacio de Justicia empiece a funcionar en busca de la Verdad pero esto es improbable. Los POLICIAS desatan al AUTOR, éste se sienta y continúa escribiendo)... Podemos continuar... La Bestia está enjaulada! . . ABOGADO.- (Repasa su discurso y empieza por donde se había interrumpido) . . . Y es a causa de ese acto injusto, espantoso, criminal, por lo que ese “ángel” y su criada – esa pobre anciana indefensa – se tomaron la molestia – porque para ellas fue una molestia – de ejecutar ese acto inofensivo por el que se les acusa escandalosamente de: “ASESINATO FRUSTRADO” ... (Pausa) ... Recuerde señor Juez, señores del Jurado, que ese “ángel” y su criada – esa pobre anciana indefensa – llevaban únicamente la inocecente y caritativa intención de quitarle la vida al acusado... FISCAL..-(Cortándolo) ¡¡Protesto!!... (Señala al AUTOR) El no es el acusado! JUEZ.- Protesta aceptada. ABOGADO.-De todo ésto tengo absoluta seguridad, si no fuese así abandonaría la defensa de este caso inmediatamente... FISCAL.-(cortándolo con ironía infantil) Por qué? ABOGADO.- (digno) ¡Ética profesional! JUEZ.- (Después de haber dado un martillazo sobre la mesa) ¡Basta! (El ABOGADO levanta la mano) Tiene la palabra el señor Abogado! 192 Antologia del Teatro Nicaragüense ABOGADO.-... Llevar la inocente intención de quitarle desinteresadamente la vida a alguien es un acto indiscutible de caridad! FISCA.- ¡¡¡Protesto!!! ¡¡¡Protesto!!!... (Señala al ABOGADO. La impulsividad le ha descontrolado) El está llevando las cosas demasiado lejos... JUEZ.-¡Protesta denegada!... Eso es ser un buen abogado – es decir un prestidigitador... Usted es demasiado joven, el tiempo le enseñará a usar las trampas legalmente. (Al ABOGADO, después de un corto silencio)... Prosiga la defensa... ABOGADO.- Reflexionad un poco y tomaréis conciencia de que no hay crimen más grande que dejar vivir a alguien ... Vivir es pensar en el desayuno de la mañana siguiente. En el pago de las cuentas de teléfono... Luz ... Agua... Casa... Es observar cómo la carne sube de precio . . . Cómo la servidumbre rompe la cristalería de baccará adrede... Problemas, siempre problemas!! ... El pago de los impuestos, el cine, el whiskey, los cigarrillos ... Los médicos, las medicinas, los siquiatras, los somníferos, los perfumes... El terror a los secuestros... Los ladrones. La política con sus farsas asquerosas... Los periódicos y las radios dando detalles pornográficos sobre la violación de una niña... Y sobre todo está la espantosa rutina del trabajo!... Vivir, señor Juez, señores del Jurado, es tener que venir a esta sala a defender a dos mujeres culpables de “ASESINATO FRUSTRADO” y... (Se interrumpe bruscamente. Lanza gritos agudos de dolor mientras cae al suelo retorciéndose sobre el enladrillado. Se lleva una mano a la rodilla, en la cual quizá lleve pintado un enorme corazón destrozado) SEÑORA.-(Se acerca al ABOGADO y escucha atentamente aterrorizada los leves latidos del corazón pintado, que como se ha dicho antes, está localizado en la rodilla del ABOGADO) .¡¡¡Un médico!!! Es un ataque al corazón! CRIADA.-(Que también se ha acercado y tiene su oreja cerca del corazón pintado) No se escu-u-u-ucha na-na-nada . . . SEÑORA.-(En gran trágica) ¡¡¡¿No existe un médico en el mundo?!!! CRIADA.- (Al ABOGADO que grita cada vez con mayor debilidad) . . . Le-le-le duduele mu-mucho? SEÑORA.-(Al JUEZ) ¡Haga algo! Es necesario hacer algo! (Corre como loca por el escenario, desesperada. Baja a la platea llorando. Se quita la máscara y la tira al suelo. Sus alas de papel dorado se han desprendido de sus hombros y las arrastra entre el público Está destruida. Trata de preguntar por un médico entre los espectadores – se acerca a cada uno de ellos – pero solamente puede decir) Gluglu-glu... Glu-glu... Glu-glu-glu-glu-glu... Glu! (Se extraña de que los espectadores no la entiendan y trata nuevamente de explicarle lo que quiere por medio de mímica 193 Antologia del Teatro Nicaragüense y sonidos guturales. Luego se da cuenta de que esta incomprensión se debe a la pérdida de la máscara, y – desesperada, llorando – se tira al suelo a buscar febrilmente la horrible máscara de inocencia que ha perdido. Se arrastra. La vida del ABOGADO depende de que en el mundo exista un médico y de la vida del ABOGADO depende su vida. Continúa la búsqueda, pero ya no recuerda lo que está buscando. Para ella la máscara se ha perdido en el vacío de la eternidad que es la locura. Gradualmente pierde la razón.) JUEZ.- (Con una gran tranquilidad) Tiene razón... Hay que hacer algo. Es demasiado aburrido estar aquí, sentado, sin hacer nada. (A los POLICIAS)... Hagan algo . . . Trabajen! (Los POLICIAS se movilizan) . . . Mesa! (Los POLICIAS traen una mesa hasta el centro del escenario)... Sillas! (Trasladan cuatro sillas y las colocan alrededor de la mesa)... Whiskey!... Soda!... Hielo!... (Los POLICIAS llevan hasta la mesa todo lo que el JUEZ les pide. El JUEZ, el FISCAL y los POLICIAS empiezan a beber como cerdos y a jugar pocker. El JUEZ baraja las cartas. Reparte. Apuestan. Silencio) POLICIA 1.-Un par!... POLICIA 2.- Reinas!... FISCAL.- Cuatro Reyes!... POLICIA 3.-Escalera!... JUEZ.-Cuatro ases! (Recoge el dinero y las cartas. Baraja. Reparte. Apuestan. Silencio) POLICIA 1.- Dos pares! . . . POLICIA 2.-Cuatro Reinas!... POLICIA 3.- Escalera!... FISCAL.-Tres ases!... JUEZ.-Cuatro ases!!! FISCAL.-¡Imposible! La baraja solamente tiene cuatro ases! JUEZ.-(Con una sonrisa)... Si... Yo los tengo! FISCAL.- (Impulsivo) Pero yo tengo tres! JUEZ.- (Riendo) Y yo tengo cuatro! (Distanciándose)... Yo soy la Justicia! FISCAL.- (Rebelándose abiertamente) ¡La Justicia hace trampas! JUEZ.- (Simplemente) ¡Policía! ¡¡¡Arréstenlo!!! (Los POLICIAS arrestan al FISCAL. POLICIAS, FISCAL y REPORTEROS desaparecen en la oscuridad.) 194 Antologia del Teatro Nicaragüense CRIADA. – (Al JUEZ, que está completamente borracho) Va a de-de-dejar que se muera? (La SEÑORA o sea la PROSTITUTA 1 ha enloquecido y corre gritando por la platea hasta salir por el foyer hasta la entrada principal. El ABOGADO estira la pierna y muere. La CRIADA lo mira)... Ha-ha-ha... mu-muerto! (Después de lanzar gritos agudos sale detrás de la SEÑORA dejando tirado su disfraz por el pasillo del teatro) JUEZ.- (Después de un silencio)...¡Me he quedado solo! (Silencio. Se acerca al cadáver del ABOGADO. Se ríe nerviosamente, con la risa estúpida de los borrachos, mientras monologa tambaleante... Ha sido un acto de infinita caridad!... (Recordando las palabras del ABOGADO) Vivir es pensar en el desayuno de la mañana siguiente. En el pago de las cuentas de teléfono... Luz. Agua... Casa... Es observar como la carne sube de precio... Cómo la servidumbre rompe la cristalería de baccará adrede... Problemas, siempre problemas... El pago de los impuestos . . . El cine... El whiskey... Los cigarrillos... Los médicos... Las medicinas... Los siquiatras... Los somníferos... Los perfumes... El terror a los secuestros... los ladrones... La política con sus farsas asquerosas... Los periódicos y las radios dando detalles pornográficos sobre la violación de una niña... Y sobre todo la espantosa rutina del trabajo!... Vivir:... ¡¡¡Es una mierda!!! (Desaparece con un una carcajada en la oscuridad. Los NOVIOS continúan besándose y haciendo flores de papel en el proscenio y no se han dado cuenta de que están solos. El AUTOR sale a hablarles. Les toca suavemente en el hombro) AUTOR. – (Señalándoles la oscuridad del escenario)... Glu-glu... Glu-glu-glu ... Gluglu-glu... Glu! (Los NOVIOS penetran en la oscuridad avergonzados por haber estado distraídos y no saber el momento en que terminó la obra. El telón empieza a cerrarse lentamente mientras los NOVIOS y el AUTOR desaparecen en las tinieblas. Todo es negro. Aparece la VERDAD deambulando por el centro del escenario. Está sola, como un punto blanco en la Eternidad . . . Música) TELON INTERMEDIO (Quizá primer acto) (Por la puerta de la platea que conduce al foyer del teatro aparece un hombre, trae la camisa desgarrada y bañada en sangre. Sube al escenario tambaleándose, abre el telón de boca y entra en el escenario, reaparece casi inmediatamente seguido por todos los actores. La PROSTITUTA 1 y la PROSTITUTA 2 entran también por la platea y empiezan a vestirse nuevamente con sus disfraces de SEÑORA y CRIADA.) 195 Antologia del Teatro Nicaragüense DIRECTOR. – (Habla con un gran esfuerzo) ...Señoras y señores!... AUTOR. - ... Llamen a la policía!!! DIRECTOR. - ...Señoras y señores... Soy el director de escena... ! AUTOR. – (Siempre da órdenes a los demás actores)... Hielo!!! DIRECTOR. – Perdonen... Yo no hubiese deseado presentarme ante ustedes en este estado... Siempre he tenido la convicción de que el público es un Jurado que se merece todo nuestro respeto... Esta vez no ha sido culpa mía... Perdonen... AUTOR. – (Incitando al escándalo)... Llamen a los periódicos... a las Asociaciones de actores... Al productor... A la ambulancia... A los bomberos... Etcétera... Etcétera... Etcétera... (Los REPORTEROS, el ABOGADO, el FISCAL, los POLICIAS, etc. se movilizan. Se oye marcar el teléfono y hablar desde los camerinos. Sonidos de ambulancia se escuchan acercándose. Los actores sacan al proscenio un ataúd en el cual meten al DIRECTOR por la fuerza. Desde este momento traen cubos de hielo que vacían sobre el cuerpo del DIRECTOR. Los cubos caen dentro del ataúd.) DIRECTOR. – Perdonen... He tenido un accidente... Una señora y su criada – a quienes no conozco – han intentado quitarme la vida... Y todo simplemente porque olvidé saludarlas... En fin – es cierto – era mi deber de persona educada en colegios elegantes... Pero estaba distraído... Caminaba pensando en la obra – siempre estoy pensando en teatro -... Fue un error imperdonable – lo admito – pero... (a los actores)... Por favor quiten todo ese hielo, puedo pescar un resfrío! . AUTOR. - Es por la inflamación ... JUEZ. - .Sí, es por la inflamación ... ABOGADO. - Por la inflamación ... FISCAL. – La inflamación ... REPORTERO 1. – In ... REPORTERO 2. – Fla ... REPORTERO 3. – Ma ... POLICIAS. – Ción ... DIRECTOR. – (Al AUTOR)... ¡Ah, sí!... (De nuevo al PUBLICO... Por otra parte les pido perdon por haber invertido el orden del programa... Los actores y actrices 196 Antologia del Teatro Nicaragüense tienen tan poco sentido común... Han empezado la representación de la obra por el tercer acto, es decir por el final... Yo no estaba aquí, estaba... (A los actores) . . . ¡Basta!... Me estoy helando! AUTOR. – Solamente unos cubos más, señor Director... Estamos tratando de evitar futuras de inflamaciones ... JUEZ. – Solamente unos cubos más, señor Director ... ABOGADO. – Solamente unos cubos más ... FISCAL. – Solamente unos cubos... REPORTERO 1. – Estamos tratando de evitar futuras inflamaciones... REPORTERO 2. – Tratando de evitar futuras inflamaciones... REPORTERO 3. – Evitar futuras inflamaciones... POLICIAS. - ¡Exacto! DIRECTOR. – (Con la mitad de su cuerpo sepultado en el hielo que cae dentro del ataúd)...Estimado público... Ustedes han pagado por ver una pieza de teatro en tres actos y es injusto, que por una estupidez de los actores, vean uno sólo... Según han leído en el programa, el Autor, el Productor y yo, decidimos – por unanimidad – suprimir – el primer acto. Esta decisión se debió a la reflexión que tuvimos sobre la importancia del tiempo... Quisimos evitarles cerca de veinte minutos de aburrida exposición, los cuales podían utilizar más productivamente en la planificación de un negocio o cualquier cosa más importante que el arte... (A los actores)... ¡Basta!... Me ahogo... Quieren sepultarme en hielo?.... (Silencio. Los actores continúan echando hielo sobre el DIRECTOR, éste ha quedado sepultado hasta el cuello tiritando de frío. Los POLICIAS y los REPORTEROS traen la tapa del ataúd, martillos y clavos. El DIRECTOR habla con gran dificultad) ... En cuanto... En cuanto.... al segundo acto... creo... creo que es justo que lo vean inmediatamente... (A los actores)... Pasen inmediatamente al segundo acto... inmedia... blu-blu-blu... (El hielo le impide hablar. Hace esfuerzos para liberarse del hielo pero le es totalmente imposible) ¡Basta!... ¡Basta!... Me ahogo... (Los actores le hacen desaparecer en el interior del ataúd)... Soc... blu-blu-blu!!!... (Los actores ponen la tapa al ataúd y la clavan obedeciendo las órdenes del AUTOR. Cuando terminan de sellar la caja los REPORTEROS y los POLICIAS la llevan en hombros hasta el escenario a través de las cortinas semi-abiertas. La SEÑORA y su CRIADA van inmediatamente trás del féretro lanzando alaridos de plañideras. El JUEZ, el ABOGADO y el FISCAL hacen todo lo posible por consolar sus lágrimas falsas. La grotesca procesión fúnebre se interna en la oscuridad del escenario. El AUTOR queda solo, iluminado por un spot en el proscenio.) 197 Antologia del Teatro Nicaragüense AUTOR. - ¡Luces!... ¡¡¡TELON!!! (El spot del proscenio se apaga y el TELON comienza a abrirse lentamente) ACTO SEGUNDO (Al levantarse el telón están todos los personajes en escena – a excepción del DIRECTOR que ya ha sido sepultado. – Los NOVIOS se intercambian anillos y firmas delante del JUEZ. El ramo de flores de papel que lleva la NOVIA es de proporciones gigantescas.) JUEZ. – (Como si hubiese estado hablando desde hace algún tiempo)... Y los declaro Marido y Mujer!!! ... ¡Vivan los Novios!... (Los NOVIOS pasan hasta el proscenio bajo una lluvia de arroz, serpentinas, confetti, etc. Aunque todos los demás personajes permanezcan indiferentes a la boda, los NOVIOS simulan pasar entre una multitud que los aclama. El JUEZ se dirije a los REPORTEROS) . . . No van a hacer su acostumbrado reportaje? REPORTERO 1. – Para qué?.... REPORTERO 2. – El Amor es demasiado frecuente.... REPORTERO 3. – Nos cansa... REPORTERO 1. – El lector necesita algo más impresionante.... REPORTERO 2. – Algo más escabroso... más excitante...más escandaloso REPORTERO 3. – Crímenes... REPORTERO 1. – Asaltos.... REPORTERO 2. – Secuestros... REPORTERO 3. – Violaciones... REPORTERO 1. – Política... REPORTERO 2. – Religión... REPORTERO 3. – Huelgas... REPORTERO 1. – (Señalando a los NOVIOS, que están sentados en el proscenio y continúan fabricando flores de papel)... Ya es la décima vez que se casan en éste día... 198 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 2. – (Aburrido) Y faltan catorce veces más... REPORTERO 3. – Faltan catorce horas para terminar el día . . . REPORTERO 1. – Y mañana será igual . . . REPORTERO 2. – Y los días siguientes . . . REPORTERO 3. – Y las semanas siguientes . . . REPORTERO 1. – Y los meses siguientes . . . REPORTERO 2. – Y los años siguientes . . . REPORTERO 3. – Y los siglos siguientes . . . REPORTEROS. - ¡¡¡Eternamente!!! (Silencio) JUEZ. – (Llama al FISCAL) Cuál es el siguiente caso? FISCAL. – (Abre una carpeta y examina los papeles que hay dentro. Saca una hoja) ¡¡¡ASESINATO FRUSTRADO!!! JUEZ. – (Martillazos) . . . Se reabre la Audiencia suspendida ayer a esta misma hora! FISCAL. – (Al AUTOR) . .. Quíen hablaba? AUTOR. – (Señalando la CRIADA)... Ella! FISCAL. – (Chasqueando su látigo cerca de la CRIADA)... Suba a la silla de los testigos! CRIADA. – (Siempre tartamuda y sorda).... Qué-qué di-dice? FISCAL. – (Chasque nuevamente el látigo y le grita) Suba! CRIADA. – (Moviendo la cabeza) No-no-no, señor – ten-tengo reu-reumatismo! FISCAL. – No importa... (Chasquea por tercera vez el látigo) Suba! CRIADA. – (Sorda)... Qué? 199 Antologia del Teatro Nicaragüense FISCAL. – (Gritando) Que no importa! (Va hasta donde está el JUEZ y le dice algo inaudible. El JUEZ llama a los POLICIAS y les da una orden, también inaudible) CRIADA. – Ah!... (Los POLICIAS llegan hasta la CRIADA y la levantan, ella patalea y lanza chillidos agudos de protesta mientras los policías la trasladan hasta la silla de los testigos, que está probablemente sobre una mesa) FISCAL. – (Poniendo la mano de la CRIADA sobre una revista pornográfica) . . . Jura decir la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad? CRIADA. – (Sorda)... Qué-qué di-dice? FISCAL. – (Gritando)... Que si jura? CRIADA. – (Cortándolo) ... Ah, sí ...Ju-juro cu-cualquier co-cosa! FISCAL. – (Empezando a perder la paciencia pregunta cualquier cosa que se le ocurre en ese momento) ... Nombre, apellido... etcétera, etcétera? AUTOR. – (Acercándose al FISCAL le dice en voz baja)... repitiendo las mismas preguntas de ayer... Pst... pst... Está FISCAL. – (Al AUTOR)... Ah, sí!... Gracias... Perdone . . . (El AUTOR vuelve a sentarse a escribir en su máquina destartalada) CRIADA. – (Al FISCAL) Q-qué dice? FISCAL. – Nada . . . Que perdone... CRIADA. – (Con una risita aguda) Por qué? FISCAL. – (Pierde la paciencia) ¡Por nada! . . . CRIADA. – (Saca un abanico de entre sus andrajos y empieza a abanicarse mientras continúa su risa) Ah! ... No-no tiene im-importancia ... Es usted muy-muymuy a-amable! FISCAL. – (Atemorizando a la CRIADA con el chasquido de su látigo) Hacia adonde se dirigía la noche en que se encontró con el señor Autor? CRIADA. – (Encogiéndose sobre sí misma después de haber lanzado un grito agudo) Ha-hacia la ba-base de-de-de ex-experimentos espaciales! SEÑORA. – (Se levanta como movida por un resorte) ¡Mentira! 200 Antologia del Teatro Nicaragüense AUTOR. – (Adelantándose hasta el mismo nivel en que está la SEÑORA. Ambos están al acecho, como dos animales salvajes) ... Por favor, señora, trate de contener sus impulsos. Evitemos adelantar los acontecimientos! SEÑORA. – Yo también tengo derecho de hablar . . . AUTOR. – Nadie se lo niega, pero... a su debido tiempo! SEÑORA. – Es injusto! AUTOR. – (Trata de explicar a la SEÑORA con una sonrisa de superioridad. Habla de él mismo en tercera persona para darse más importancia)... El Autor lo tiene todo medido... Cada palabra, cada frase, deben ser dichas en el momento oportuno... Cada palabra, cada frase, han sido escritas para ser dichas en una situación específica... (Transición) Señora: Tendría la amabilidad de sentarse y esperar su turno?... Tratando de no interrumpir el diálogo... (La SEÑORA, el AUTOR y el JUEZ se sientan) JUEZ. – (Al FISCAL) Continúe! FISCAL. – (A la CRIADA) Continúe! CRIADA. - ...Q-q-q-qué? FISCAL. – (Gritándole con la boca llena de un trozo de carne que estaba comiendo) . . . Que continúe! CRIADA. – (Abanicándose) Ah, sí!... Entonces? FISCAL. – Qué iba a hacer a la base de experimentos espaciales? CRIADA. – Es-espe-especiales o-o-o es-es-espaciales? FISCAL. – Espaciales! CRIADA. – Es... qué? FISCAL. – Es-pa-cia-les. CRIADA. – Yo-yo-yo me-me había o-ofrecido co-co-como vo-voluntaria p-para viviajar en cáp-cápsulas al es-espacio... Us-usted comprenderá la-la importancia pupublicitaria de-de todo ésto, y co-como yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo ... (Se traba. Los REPORTEROS gritan entre el PUBLICO como si vendieran periódicos. La CRIADA ríe a carcajadas mientras se borra la escena) 201 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 1. – Extra! ... Extra! REPORTERO 2. – Vieja será lanzada al espacio! REPORTERO 3. – Extra! ... Extra! REPORTERO 1. – Declaró que ya no tenía nada que perder . . . REPORTERO 2. – Declaró que ya no tenía familia . . . REPORTERO 3. – Ni dinero . . . REPORTERO 1. – Y quizá ni deseos de vivir . . . REPORTERO 2. – Extra!... Extra! REPORTERO 3. – La anciana va a ser lanzada el día que cumpla seiscientos sesenta y seis años de feliz existencia . . .! REPORTERO 1. – Advirtió que regresaría sepultada entre medallas y honores . . . REPORTERO 2. – Extra! ... Extra! REPORTERO 3. – Vieja de seiscientos sesenta y cinco años, once meses, treinta días y veintitres horas, será lanzada dentro de una hora al espacio sideral! REPORTEROS. – ¡Extra!... ¡Extra!... ¡Extra! (Se esfuman las voces de los REPORTEROS y se ilumina la escena nuevamente) CRIADA. - . . . Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo . . . FISCAL. – Usted qué? CRIADA. – Vi-viajaba en-en mi-mi patineta, cu-cuando me encontré con-con ella . . . (Señala a la SEÑORA) y me-me-me di-dijo que-que-que-que-que-que . . . (Se traba de nuevo) SEÑORA. – (Impulsiva) ... ¡Mentira! ... Yo no le he dicho nada a esa . . . FISCAL. – (Cortándola violentamente) ...Ya se le ha dicho que espere! ... Ya llegará el momento en que usted pueda hablar, por el momento: cállese! Por favor no interrumpa... Está usted retrasando a la Justicia! . . . CRIADA. – (Continuando)... Que-que-que-que-que-que-que-que . . . 202 Antologia del Teatro Nicaragüense FISCAL. – (Cortándola) Decía algo? CRIADA. – (Sorda) De-decía algo? . . . FISCAL. – (Gritándole al oído) Qué si decía algo?! CRIADA. – (Reaccionando de forma inteligente para evitar la respuesta) Ah, no-no, se-señor Fis-Fiscal... Yo-yo no hablo si no me-me pre-preguntan... Eso es bu-buena e-e-educación! FISCAL. – (Desconcertado se rasca detrás de la oreja)... Entonces? CRIADA. – (Continuando el juego) Ah, sí! . . . En-entonces . . . De-decía q-que es bu-buena e-e-e-educación! . . . FISCAL. – (No puede salirse de la trampa que fabricó la CRIADA)... Educación para qué?... No le entiendo! CRIADA. – (Aprovechando plenamente el triunfo)... Ni-ni yo a usted! . . . Hable un po-poco m-m-más fu-fuerte, se-señor Fis-Fiscal! FISCAL. – (En un rugido de impotencia) Qué quiere decir con eso? CRIADA. – (Se abanica alegremente) Ya se-se lo he di-dicho... Iba ha-hacia la babase de-de-de ex-experimentos es-espaciales! FISCAL. – (Casi llora de rabia al sentirse vencido)... No le pregunto eso! . . . CRIADA. – (Cambia evidentemente su estrategia)... E-eso no pu-puedo permitirlo . . . Có-cómo se atreve a in-insultarme de e-esa forma. In-in-in-in-insolente!... (Trata de pegarle con el paraguas de encajes y cintas con el que estaba amenazándole desde el comienzo del parlamento)... Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo... (Se traba nuevamente. Esta es una estrategia que ella ya ha utilizado antes, no es por lo tanto sorpresiva, pero ya tiene probada su efectividad) REPORTERO 1. – Qué iba a decir? REPORTERO 2. – Por favor! REPORTERO 3. – Haga un esfuerzo! CRIADA. – Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo . . . REPORTERO 1. – Por favor, un poco más! 203 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 2. – Necesitamos la exclusiva! REPORTERO 3. – La verdad! CRIADA. – Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo . . . REPORTERO 1. – (Saca una cuchara de su bolsillo y trata de introducirla en la boca de la CRIADA, ésta la rechaza como si fuera una medicina amarga) . . . El último esfuerzo! REPORTERO 2. – (Igual) Sea buena niña . . .No es una medicina amarga! . . . REPORTERO 3. – (Igual) No le va a pasar nada malo!... (La CRIADA patalea como una niña malcriada y se niega rotundamente a que los REPORTEROS introduzcan las cucharas en su boca) CRIADA. -...Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo. . . y-y-y-y-y-y-y-y REPORTERO 1. – (Dándole golpes en la espalda) Por favor!.... Es para los miles y millones de lectores de nuestros periódicos! . . . REPORTERO 2. – (De rodillas) Sería un acto de caridad infinita! . . . REPORTERO 3. – (Halagándola con un dulce, probablemente un chocolate gigante) Hable por favor!... La venganza es dulce!... CRIADA. – (Relampagueándole los ojos y a punto de claudicar) Yo-yo-yo-yo-yo-yo . . . s-s-s-s-s-s-s-s REPORTERO 1. – (Con el índice en los labios) Shh... Silencio! REPORTERO 2. – (Igual) Shhh... va a hablar! REPORTERO 3. – (Igual) Shhh. . .! Listas las grabadoras... Las cámaras!... (Los REPORTEROS se movilizan. Desde este momento empiezan a tomar fotografías y encienden las grabadoras) CRIADA. – (Se resiste a pesar de la barra de chocolate. Empieza a pensar en un cambio en su estrategia) Yo-yo-yo-yo-yo-yo s-s-s-s-s-s-s... REPORTERO 1. – (Dándole el dulce) Haga un esfuerzo más!... REPORTERO 2. – (Continuando el chantaje) Haga un esfuerzo más!... 204 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 3. – (Igual) Haga un esfuerzo más!... (Los REPORTEROS emplean la fuerza al introducir las cucharas en la boca de la CRIADA, ésta tose, casi se ahoga... Luego se va calmando poco a poco y empieza a hablar con cierta tranquilidad de agonizante) CRIADA. – Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo... s-s-soy s-s-sorda (Se desmaya a cuasa del enorme, del extraordinario esfuerzo que ha hecho. Los REPORTEROS, el ABOGADO, el FISCAL y la SEÑORA están cansados. Los POLICIAS trasladan a la CRIADA hasta su lugar original en la farsa, luego empiezan a bostezar mientras apagan las luces... Nadie tiene la intención de continuar y empiezan a dormirse entre la maraña de muebles, que a contraluz parecen raíces de árboles monstruosos.) AUTOR. – (Se levanta y se dirige hacia el proscenio – distanciándose de la escena que se ha dormido en una atmósfera de drogas -) Señoras y señores!... omo pueden ver, ya estamos demasiado cansados para continuar ésta farsa absurda... Les pido disculpas . . . (Trata de desenredar el nudo que él mismo ha hecho con una cuerda)... Todo se ha enredado de tal forma que ya es casi imposible desenredarlo: El Nudo está fuertemente atado... El Desenlace se hace cada vez más difícil... Les pido nuevamente disculpas... Escribir el comienzo de una obra, es relativamente, fácil; pero luego los personajes – cada uno – exigen cada vez mayor libertad... hasta que llega el momento en el que el Autor mismo se sorprende de las reacciones de sus personajes... Señoras y señores: Sinceramente me siento perdido!... Es como entrar en la jungla y encontra que los árboles sostienen al cielo con sus raíces... Y no se puede cambiar nada... Se hace difícil!... Quizá la única forma sería ascender por las ramas de los árboles hasta encontrar las raíces que sostienen la eternidad!... (Silencio) ... Supongamos que cada uno de nosotros es un árbol dentro de ésta jungla inpenetrable, cruel, perversa: en esta jungla en la que todos los valores han sido invertidos. Para resolver el acertijo empezaremos por descifrar el contenido de las hojas ascendiendo luego hasta la raíz, hasta el “ancestro”. (Silencio)... Comenzaremos la búsqueda del “ancestro”... (Entra en la escena apartando la maraña de árboles-muebles monstruosos a causa de las siluetas que crea el contraluz. Se dirige a la SEÑORA. Los personajes se desperezan. Los REPORTEROS – sin máscaras – empiezan a tocar un jazz progresivo con sus instrumentos musicales) Señora: Su ancestro por favor!... (La conduce hasta el centro del escenario y le ayuda a subirse a una mesa. Todos los personajes se empiezan a quitar las máscaras, inclusive los JURADOS).... Cierre los ojos y pronuncie en voz alta lo que le sugieran las palabras que yo diga. (Silencio).... Lista? Recuerde que ssus respuestas deben ser inmediatas y precisas....(Silencio) SEÑORA. – Sí!... AUTOR. - ...Jungla? SEÑORA. – Árbol!... 205 Antologia del Teatro Nicaragüense AUTOR. - ... Árbol? SEÑORA. – Hoja!... AUTOR. - ...Hoja? SEÑORA. – Ramas!... AUTOR. - ...Ramas? SEÑORA. – ...Tallo!... AUTOR. - ...Tallo?... SEÑORA. – Raíz!.... AUTOR. - ... Raíz? SEÑORA. – Tierra!.... AUTOR. -...Tierra?.... SEÑORA. – Fuego!... AUTOR. -... Fuego? SEÑORA. – Luz!... AUTOR. - ... Luz? SEÑORA. – Día!.... AUTOR. -... Día? SEÑORA. – Noche!... AUTOR. - ... Noche? SEÑORA. – Cama! AUTOR. -... Cama? SEÑORA. – Sexo!... 206 Antologia del Teatro Nicaragüense AUTOR. -... Sexo? SEÑORA. – Placer!... AUTOR. -...Placer? SEÑORA. – Eternidad!!! (Silencio. La SEÑORA finaliza el strip-tease que ha realizado sobre la mesa al compás del ritmo del sicoanálisis. El AUTOR le ayuda a bajarse de la mesa él es el único actor que conserva la máscara y es por esta razón que no entiende lo que la SEÑORA le dice mientras baña en lágrimas su horrible cara de puta. Habla entrecortadamente)... Señor Autor!... Yo no he tenido la culpa... Todo empezó cuando me enamoré de mi ex-esposo... Todo resultaba tan distinto, tan abrumador... Todo el pueblo me decía cosas que yo nunca entendí: las casas, las calles, los automóviles, los periódicos, las iglesias... Al principio todo estaba mal: la ceremonia, el anillo que usé como brazalate, el traje que él rompió en la ceremonia... Era incomprensible! ... Pero yo no tenía entonces de qué quejarme... Era feliz. El salía a trabajar al salir el sol y regresaba cansado al anochecer.... Yo le limpiaba el sudor, le quitaba el freno y le daba de comer .... Pero ésto se repetía todos los días del mes, todos los días del año... Entonces empezaba a ser distinta. Recordaba lo que mis padres me habían dicho antesLa soledad del día me hizo comprender que algo no estaba bien, que faltaba algo . . . Sin embargo yo hacía todo lo posible por hacerlo feliz: Le acariciaba las orejas, le besaba los dientes – a pesar de que él tenía mala dentadura y su aliento era insoportable-... Incluso llegué a no llorar cuando él me pateaba con sus herraduras!... Hice todo lo posible, pero cada día que pasaba era peor que el anterior. No sabía exactamente a qué se debía ese cambio... Me sentía nerviosa, irritable... Fue entonces cuando empecé a llorar... Todo lo que empieza mal, termina peor!... Un día no pude resistir más y me divorcié de él... Había comprendido todo de golpe: no estaba satisfecha sexualmente. (Se corta de golpe. De pronto grita histéricamente, casi sin hilación, repitiendo lo que hacía dicho durante el sicoanálisis)... No tengo culpa! ... He vivido en Sodoma desde los tiempos del Paraíso!... He sido Eva... Serpiente... Jungla... Árbol... Hoja... Ramas... Tallo... Raíz... Tierra... Fuego.... Luz... Día... Noche.... Cama... Sexo . . . Placer... Eternidad! (Se calla bruscamente. Está jadeando. Respira entrecortadamente entre lágrimas mientras se pone nuevamente la máscara . . . Todos los personajes se ponen nuevamente las máscaras. Silencio) CRIADA. – P-perdón... Yo-yo-yo-yo-yo-yo... SEÑORA. – (Cortándola. A gritos) Basta!... Basta de farsa!... Estoy hasta! CRIADA. -... Yo-yo-yo-yo-yo.... SEÑORA. – (Cortándola nuevamente)... Deja ya de actuar, imbécil! (Quizá le dé un bofetón a la CRIADA) 207 Antologia del Teatro Nicaragüense CRIADA. – (Se quita el traje y la máscara de vieja. Su nuevo traje está a la moda y su nueva máscara es la de una joven actriz. Su voz es deliciosa, como el ajenjo) Señora: A mí me gusta el teatro... Adoro el teatro ... Sólo por ésto acepté representar la farsa! SEÑORA. – (Digna) A las criadas no les hace bien el teatro. . . No fue hecho para ellas! CRIADA. – (Fríamente) Sin embargo, señora, soy mejor qué usted! SEÑORA. – (Le va a dar una bofetada, pero la CRIADA le detiene la mano en el aire) . . . Mentira! (La CRIADA le retuerce el brazo hasta hacer que la SEÑORA caiga sobre el enladrillado) CRIADA. – Lo dicen los periódicos... Las revistas... Los críticos . . . SEÑORA. – Nadie ha sido nunca mejor que yo! CRIADA. – El teatro es más limpio. (Tiene un pié sobre la garganta de la SEÑORA) SEÑORA. – Es más limpia la Mentira que el Placer?... El teatro está lleno de máscaras que ocultan a la Verdad! CRIADA. – Sin embargo la Verdad está ahí, detrás de esa puerta, deambulando por las calles empedradas alrededor de los acontecimientos! SEÑORA. – Todo en el teatro es falso . . . Detrás de la tormenta sólo existe una cinta magnetofónica y una complicada luminotecnia sobre unas cortinas de gasa! CRIADA. – La Verdad está en la atmósfera de magia, de ilusión, que los sortilegios del autor han creado... (Empieza a coquetear con el AUTOR)... El teatro no está lleno de máscaras, sino de brujos! SEÑORA. – El sexo ha embrujado a la Tierra! CRIADA. – (Por decir algo) Pero no tiene raciocinio! SEÑORA. – (Patética) Maldita la Historia que ha creado el raciocinio! CRIADA. – (Sentándose sobre la mesa en que está trabajando el AUTOR) . . . Magnífica frase para empezar una situación teatral! AUTOR. – La utlizaré seguramente en mi nueva pieza . . . Por el momento procuraremos olvidarla... Es demasiado desconcertante en una situación como ésta.... 208 Antologia del Teatro Nicaragüense CRIADA. – (Acariciándolo laviscamente) Señor Autor: ... Ha olvidado al resto de los personajes?... El Juez, el Abogado, el Fiscal, los Reporteros, etcétera . . . Todos han permanecido mudos... Y quizá hasta sordos . . . AUTOR. – Paciencia!... Todo llegará a su debido tiempo! CRIADA. - ... Pero... por qúe este silencio tan largo? AUTOR. – No ha habido ningún silencio... Ha estado lleno con el diálogo que usted sostuvo con la Señora . . . CRIADA. – (Vehemente) Pero yo necesito publicidad... He hecho todo lo posible para obtener publicidad... Por favor, ordene a los reporteros que me hagan una entrevista! AUTOR. – Lo siento... No puedo hacerlo... La prensa solamente publica lo que ella misma considera importante... Y yo no soy periodista!... CRIADA. – (Sensualmente) Señor Autor... No cree que yo sea importante? AUTOR. – No lo sé... Esperemos. CRIADA. – Yo no puedo esperar! AUTOR. – Y yo no puedo adelantar los acontecimientos! CRIADA. – (Exitada) Qué puedo hacer para tapizar con mi nombre las primeras páginas de los diarios? AUTOR. – No lo sé... Quizá un crimen! CRIADA. – (Ingenuamente)... Matar a alguien? AUTOR. – (Con intención) O dejar vivir a alguien... CRIADA. – (Como una niña) Eso es todo?... Y cómo se hace? AUTOR. – (Hermético) No lo sé... Nunca he pensado en eso! CRIADA. – Entonces? SEÑORA. – (Cruel) Nada, imbécil!... Cállate... Nadie te hará nunca una entrevista. Eres apenas una miserable criada.... Una barrendera de escenario. 209 Antologia del Teatro Nicaragüense CRIADA. - ...Todos esperamos algo.... SEÑORA. – Tú nunca serás más que la hija de cloaca de burdel! CRIADA. – Qué es eso?... Debe ser algo muy importante para usted! SEÑORA. – (Después de un silencio)... Y si fuera mi nombre el que aprareciera en las primeras páginas de los diarios?... (Empieza a maquinar algo)... Es muy fácil . . . Con un simple gesto... (Al AUTOR)... No es cierto?... Friamente... (Se acerca peligrosamente a la CRIADA)... Apenas un segundo... Simplemente... (Saca un puñal de su escote)... Simplemente... un crimen! (Hunde el puñal en el corazón de la CRIADA, ésta se desploma)... Y ahora?... (Silencio. Todos los personajes se han levantado como impulsados por un resorte. Ha sido un gesto sorpresivo. Poco a poco se calman el JUEZ, el ABOGADO, el FISCAL y el AUTOR. Se sientan) ABOGADO. – (Que ha permanecido consultando libros... enormes volúmenes llenos de polvo).... Señor Juez, pido asumir nuevamente la defensa, yo... (El JUEZ ríe discretamente. Los REPORTEROS ahogan con sus gritos las palabras del ABOGADO) REPORTERO 1. – (Los REPORTEROS se dirigen a la SEÑORA)... Puede concedernos una entrevista? REPORTERO 2. – Qué la impulsó a cometer el crimen? REPORTERO 3. – Ha sido muy difícil? SEÑORA. – (Exitada) No lo sé!... REPORTERO 1. – Ha sido un impulso espontáneo o premeditado? SEÑORA. – (Nerviosa) No lo sé... No me interesa! REPORTERO 2. – Qué piensa hacer? SEÑORA. – (Exasperada) No lo sé.... Ya he dicho que no lo sé... Van a volverme loca! REPORTERO 3. – Sabe lo que ha hecho? SEÑORA. – No!... No sé nada!... (Al borde de la locura)... No sé nada! Estoy loca! REPORTERO 1. – Sabe que pueden rodearla eternamente los barrotes? 210 Antologia del Teatro Nicaragüense SEÑORA. – (Fuera de sí)... Estoy loca!... “Diré que estoy loca”... Sí, sí... Estoy loca!... He perdido la razón... Me han obligado a perder la razón... Me han obligado... Yo no quería... He asesinado a los árboles rojos! REPORTERO 2. – Puede darnos las últimas declaraciones antes de ser condenada? REPORTERO 3. – Antes de ser ajusticiada? SEÑORA. – (Completamente loca se arrastra por el suelo) Mis venenos... Han destruido mis venenos... Ha visto alguien mis venenos... Los he perdido.... Eran unos venenos hermosos... Tenían pétalos como flores de papel.... los había cortado con mis propias manos... (Gira enseñando sus manos manchadas de sangre).... Me han sangrado las manos... Las tengo llenas de líneas rojas... (Se acerca a la CRIADA).... Mi adorable bufón!... Han matado a mi adorable bufón!... (Solloza entrecortadamente. Su llanto es patético y desgarrador) REPORTEROS. – Nombre y apellido? SEÑORA. – (Teatral)... “Monseñores estáis todos envenenados!” (Saluda como si fuese el final de una representación teatral. El AUTOR, el JUEZ, el FISCAL, y el ABOGADO ríen en carcajadas. La CRIADA se incorpora y saluda con grandes reverencias. Aplausos, risas, “bravos”, etc.) CRIADA. – (Dirigiéndose al JUEZ, al AUTOR, y al FISCAL).... Quién de las dos ha sido mejor actriz? JUEZ. – Ha sido una representación magnífica! AUTOR. – Todos hemos sido grandes actores y grandes actrices! FISCAL. – La farsa ha muerto! AUTOR. – Viva la farsa! JUEZ. – (Entusiasmado) En nombre de la Ley, de la Justicia y del Pueblo, agradezco la extraordinaria actuación de estas dos grandes actrices... Ha sido verdaderamente asombroso! FISCAL. – (En voz baja al JUEZ) Perdone... Se hace tarde. AUTOR. – (A las ACTRICES) Pueden vestirse... (La CRIADA y la SEÑORA se empiezan a vestir ayudándose una a la otra) 211 Antologia del Teatro Nicaragüense JUEZ. – (Regresando a su personaje) Ah, sí!... Lo había olvidado!... He estado tan entusiasmado que he perdido la idea del tiempo... (Ríe nuevamente, conteniendo la risa) FISCAL. – (Moviendo sobre la nariz del Juez un gran reloj dorado que cuelga como un péndulo de una cadena) El deber espera... Está ahí, en las agujas del reloj! JUEZ. – (Continúa su risa a pesar del péndulo del tiempo)... Adoro el teatro! FISCAL. – (Perdiendo la paciencia respetuosamente).... El deber! JUEZ. – Tiene razón... Ha sido un rato delicioso! FISCAL. – (Cortándolo).... Pero... JUEZ. – (Cortándolo)... El deber.... Ya lo sé!... Qué hacíamos? FISCAL. – (Al JUEZ) Pregunte al señor Abogado, quizá el recuerde . . . JUEZ. – (Al ABOGADO) Sabe usted qué hacíamos? ABOGADO. – Cuando? JUEZ. – Hace un rato... Antes de que... ABOGADO. – Ah! No lo sé... Pregunte a... JUEZ. – (A los POLICIAS. Ha dejado al ABOGADO con la palabra en la boca) Saben qué... No. Tampoco lo saben: los animales no saben leer! ... (A la SEÑORA) Señora... Sabe usted... ? SEÑORA. – Yo no sé nada... Pregunte a mi abogado! JUEZ. – (A la CRIADA)... Y usted? CRIADA. – (Sorda) Q-q-q-q-qué di-dice? JUEZ. – Nada! CRIADA. – Q-q-q-q-qué di-dice?... S-s-s-soy s-sorda! JUEZ. – (Gritándole en el oído)... Nada! 212 Antologia del Teatro Nicaragüense CRIADA. – (Se tranquiliza)... Ah! (El JUEZ va a preguntar a los REPORTEROS, éstos hacen un gesto negativo a priori. El JUEZ se sienta a llorar de impotencia. Silencio) AUTOR. – Señor Juez! JUEZ. – (Se incorpora secándose las lágrimas en una última esperanza)... Sabe usted algo? AUTOR. – (Autosuficiente) Yo lo sé todo! JUEZ. – Qué hacíamos antes de... ? AUTOR. – (Cortándolo)... Sí!... Buscábamos a la Verdad! JUEZ. – (Se desploman sus esperanzas) Pero... dónde está? FISCAL. – (Avergonzado) No lo sé ABOGADO. – (Mirando el enladrillado) Ni yo.... SEÑORA. – (Sin querer saber nada) Yo tampoco. CRIADA. – (Sorda) Q-q-q-qué? JUEZ. – (Gritando) La Verdad! CRIADA. – Ah!... . N-no está... S-sabe us-usted donde es-está? JUEZ. – (A los REPORTEROS, sin hacer caso a la CRIADA)... Conoce alguien a la Verdad? REPORTERO 1. – No... REPORTERO 2. – No la conocemos.... REPORTERO 3. – Hemos oído hablar de ella.... REPORTERO 1. – Pero no! . . . No la conocemos... REPORTERO 2. – La ha visto alguien? REPORTERO 3. – Creo que aparece en las noches de plenilunio.... REPORTERO 1. – Dicen que llega siempre antes de las catástrofes.... 213 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 2. – Pero nadie la conoce... REPORTERO 3. – Nadie la ha visto de cerca.... REPORTERO 1. – Sólo por referencias.... REPORTERO 2. – Ha habido gente que asegura haberla visto... REPORTERO 3. – Que era una bruja cruel, han dicho... (Los REPORTEROS se acercan a la CRIADA y la examinan de cerca para ver si su aspecto coincide con la descripción que hacen ellos de la Verdad) REPORTERO 1. – Que era vieja... REPORTERO 2. – Fea... REPORTERO 3. – Sucia... REPORTERO 1. – Asquerosa.... REPORTERO 2. – Terrible!... REPORTERO 3. – Vestía una vieja túnica negra en harapos y llevaba una hoz en la mano izquierda (El JUEZ da martillazos sobre la mesa)... Y su máscara era como la de la Muerte! REPORTERO 1. – Pero nunca pudo probarse nada... (Los REPORTEROS se alejan de la CRIADA que estaba encogida sobre sí misma temblando de miedo) REPORTERO 2. – Todos mentían... REPORTERO 3. – Todos mienten.... REPORTERO 1. – Tenemos la libertad de mentir!... REPORTERO 2. – Mentir es ser libre!... REPORTERO 3. – La Mentira es la Libertad!... JUEZ. – Pero . . . Dónde está la Verdad? REPORTERO 1. – Sí... Dónde está? REPORTERO 2. – Es necesario buscar a la Verdad! 214 Antologia del Teatro Nicaragüense REPORTERO 3. – Queremos hacerle una entrevista! JUEZ. – Nuestro deber es buscar a la Verdad! REPORTERO 1. – Sería una entrevista magnífica... Sorprenderíamos al mundo! REPORTERO 2. – Ganaríamos todos los premios de periodismo! REPORTERO 3. – Escandalizaríamos al viento! FISCAL. – Sí, pero... ABOGADO. – Dónde está? JUEZ. – Ordeno la búsqueda de la Verdad! (Todos los actores y actrices – excepto de la VERDAD y los NOVIOS – empiezan a buscar... Unos debajo de los muebles, otros detrás de las cortinas... en fin por todo el escenario. Solamente la CRIADA se queda en el centro de la escena: No se ha dado cuenta de nada lo que está pasando... Ella es sorda) CRIADA. – (Al JUEZ, que pasa por su lado) Q-q-q-qué es to-todo ésto? JUEZ. – (Gritándole al oído) Buscamos a la Verdad! CRIADA. – No grite... (Vuelve a su personaje)... Cree q-q-que soy s-s-sorda? JUEZ. – (Avergonzado) He ordenado una búsqueda a la Verdad.... CRIADA. – Ah!... (Busca... quizá debajo del traje de algún personaje) FISCAL. – (Al ABOGADO) Ha visto usted a la VerdaD? ABOGADO. – (Al FISCAL) No... Y usted? FISCAL. – Tampoco... Por eso le pregunté. ABOGADO. – Ah!... (Continúan buscando) SEÑORA. – (A la CRIADA) Ha encontrado a la Verdad? CRIADA. – (Sorda) Q-q-q-qué dice? SEÑORA. – Nada! 215 Antologia del Teatro Nicaragüense CRIADA. – Ah! (Continúan la búsqueda) AUTOR. – (Al JUEZ) Ha encontrado alguna pista? JUEZ. – No... Y usted? AUTOR. – Estoy buscando . . . JUEZ. – Ah!... (Continúa la búsqueda. Los POLICIAS se arrastran por el suelo. Los REPORTEROS se asoman detrás del letrero que dice “PALACIO DE JUSTICIA” De pronto los REPORTEROS gritan escandalosamente) REPORTEROS. – La encontré!!!... (Corren hasta el centro del escenario. Todos los demás personajes los rodean llenos de curiosidad... Sólo la CRIADA continúa buscando) REPORTERO 1. – (Enseñando un ratón que sostiene por la cola) Aquí está la Verdad!... REPORTERO 2. – (Enseñando una lagartija, que también sostiene por la cola) Aquíe está la Verdad!... REPORTERO 3. – (Enseñando una araña) Los dos mienten!... Esta es la Verdad! .... (La SEÑORA trata de ver más de cerca, por sobre los hombros de los personajes. De pronto lanza un grito de terror, corre y se tropieza con la CRIADA, que aún está buscando cerca de algún objeto) CRIADA. – Q-q-q-qué pasa a-aquí? REPORTEROS. – He encontrado la Verdad! AUTOR. – (Después de examinar con un lente gigante a los tres animales) . . . Son diferentes!... JUEZ. – No pueden haber tres Verdades!.... ABOGADO. – Yo creo que es... FISCAL. – (Cortándolo)... Y yo creo que es.... CRIADA. – (Que ha examinado de cerca a los animales lanza un grito, se quita la máscara y el traje de vieja y queda transformada en la PROSTITUTA 2. La 216 Antologia del Teatro Nicaragüense SEÑORA (Está sobre una mesa transformada en la PROSTITUTA 1) . . . Ay! . . . Un ratón! JUEZ. – (Con una sonrisa de vergüenza e impotencia) Un ratón... Una lagartija . . . y una araña! (Tira al suelo, con asco, a los animales. Los actores intentan perseguirlos para matarlos, pero caen uno sobre otro al tropezarse con ellos mismos y los muebles que están en la escena. El JUEZ se levanta con dificultad sobre la pirámide de cuerpos y después de un silencio se limpia las manos y dice con un gesto de impotencia)... Bien, señores, empezaremos una nueva búsqueda... (Los actores se levantan limpiándose los trajes)... Y ahora sin trampas! (El JUEZ, el ABOGADO, los POLICIAS, el FISCAL y los REPORTEROS se quitan las máscaras y los disfraces... También los JURADOS se quitan las máscaras. El AUTOR se ha transformado en el PROPIETARIO de un burdel de lujo. Los actores y actrices transforman la escenografía hasta hacerla parecer igual a la que estará en el principio del acto tercero. La VERDAD abre tímidamente la puerta de la calle... Todos los personajes la ven y empiezan a empujarla hasta el centro del escenario. La PROSTITUTA 1 y la PROSTITUTA 2 se apoyan contra la puerta para evitar de esta forma la huída posible de la VERDAD. La JOVEN descubre con terror que todos los hombres al rodean cerrando el círculo con miradas lascivas: Han enloquecido de deseo. Se escuchan exclamaciones. La atmósfera se tensa a medida que el círculo de hombres se va cerrando sobre la JOVEN vestida con harapos blancos... Ella hace lo imposible por huir, pero la muralla se hace cada vez más compacta. Los hombres empiezan a gritar en voz baja: TELON... TELON!... El telón comienza a cerrarse. La JOVEN cae violentamente sobre el enladrillado al ser presionada por los hombres . . . La atmósfera está a punto de estallar... La Bestia humana se lanza brutalmente sobre la VERDAD) TELON (En este momento se escucha un escalofriante alarido de la JOVEN. Los NOVIOS se sobresaltan, se dan cuenta de que el telón está cerrándose y furtivamente desaparecen. Oscuridad tota... Empieza a escucharse el jazz progresivo que lanzan los instrumentos musicales que ejecuta el conjunto de NEGROS en el burdel de lujo... La música se esfuma lentamente... ) 217 Antologia del Teatro Nicaragüense EL DIÁLOGO O . . . FECHAS EN BLANCO Sainete en un acto Adolfo Calero Orozco 218 Antologia del Teatro Nicaragüense EL DIÁLOGO O . . . FECHAS EN BLANCO Adolfo Calero Orozco EPOCA.- Indeterminada del Siglo XX. LUGAR: Managua PERSONAJES: NAYO.- el marido: cincuentón, empleado público de tercera categoría. SIDO.- la mujer: cuarentona, ama de casa. MIRNA.- a quien también llaman “la Niña”: hija de Nayo y Sido; su edad cifra por los dieciséis años; es agraciada, viste modestamente pero se presenta bien. Su vestido no tiene mangas. JUANITA.- también “la Chavala” o “la Chavalita”: es una de esas criaditas de no más de catorce años con sueldo mísero; lleva delantal multicolor hecho de retazos varios de tela barata. Usa sandalias. Siempre tiene un sacudidor de trapo en las manos. EL ABOGADO.- doctor Solón Leytón; viste de saco; lleva siempre consigo un cartapacio. Unos treinta años. EL MEDICO.- doctor Melico Medinilla; viste chaqueta de médico; cuelga de su cuello un estetoscopio; porta un valijín de médico. Unos cuarenta años. POLICIA.- El Sargento Primero, de la policía municipal. Usa uniforme; lleva al cinto su pistola de reglamento. Unos cuarenta años de edad. Ocupa asiento entre los espectadores, cerca del escenario. EL CORONEL.- un coronel revolucionario, cincuentón; usa traje casi militar, (no un uniforme), porta al cinto una pistola visible a simple vista. Ocupa asiento entre los espectadores. Cuando habla se aprecia un acento antillano. EL AUTOR.- hombre de baja estatura, flaco, joven; barbado, sin bigotes; viste estilo hippie. Se ve un tanto ridículo; lleva sandalias. ESCENARIO.- León Presenta la habitación principal de una casa harto moedesta, que sirve de sala y de comedor; ocupa lugar central una mesa casi cuadrada, un tanta más larga que ancha, con tres silletas; hay también en la habitación una mecedora, dos taburetes y una tajuela; en uno de los taburetes se ven libros, revistas, y papeles en desorden. 219 Antologia del Teatro Nicaragüense En las paredes pueden verse el retrato de una pareja joven, (Nayo y Sido, recién casados) otro de la niña con traje de primera comunión, unos anuncio comerciales a colores y un calendario grande, también de anuncio comercial. En una esquina, muy visible, una escoba. Se pueden ver tres puertas: a la derecha del público una que se supone da a la cocina y tal vez a un pequeño patio sin jardín; a la izquierda otra que se supone da a un aposento, donde guarda cama una señora muy vieja; y una tercera que da a la calle y que es la puerta del fondo. ACTO ÚNICO Aparecen en escena Nayo, Sido, Mirna y la Chavalita, o sea Juanita; madre e hija ocupan las sillas laterales de la mesa; la Chavalita está sentada en la tajuela con un trapo en las manos; evidentemente la familia acaba de hacer la comida del medio día; la silla del centro, - frente al público - , está desocupada. Nayo ambula alrededor de la mesa manteniendo en la diestra un mata-moscas de mango largo y plancheta de cedazo, matando moscas que se suponen volando y posándose sobre la mesa, donde aún quedan los trastes; la Chavalita aparentamente espera la oportunidad de recoger los trastes y limpiar la mesa. Las puertas laterales permanecen entreabiertas; la del fondo, que da a la calle, está cerrada. NAYO.-Bueno, hablemos ahora las cosas más en serio: ya vistes pues que la tiíta anocheció; que también amaneció con todo y lo que el doctor nos había prometido ... Cómo la ves vos? Mejorcita la ves? SIDO.- Claro que amaneció; yo la velé toda la santa noche y no le hablé a nadie porque para qué, si no había novedad? Pero mejorcita, francamente, no la veo. Lo más que podría decir es que sigue... lo mismo. NAYO.-Pero... qué tal noche pasó? SIDO.-Te digo que... lo mismo. Mala noche no diría yo, pues dio su dormidita y no se quejó tanto... Hasta yo eché mi peloncito. NAYO.-La cucharada de las doce, se la distes? SIDO.-Claro que se la dí. Vos me dijistes que le habías dado la de las once, no? Y te digo que en la botella no quedó más que una migajita: ya te lo había dicho, que apenas quedaba una gota. NAYO.-Oíme, pero... hizo? 220 Antologia del Teatro Nicaragüense SIDO.-Qué va! Ni una migajita. Dos veces me pidió el pato, pero solamente orinaba. MIRNA.- Máma, y el temblorcito no lo sintió ella? SIDO.-No, era cuando estaba dormidita; yo sí, lo sentí . . . MIRNA.-No fue gran cosa, yo apenitas me medio desperté. El del martes . . . ese sí fue temblor. SIDO.-Lo que me tiene a mí temblando es que el abogado vino . . . Todo el mundo dice que sin testamento, nosotros seguimos en el aire. NAYO.- Bueno, es verdad, pero no pensés que yo no me he estado ocupando de la cosa. El abogado quedó de venir ayer tarde, y ya vistes; después dijo que esta mañana, y ya vistes... qué querés que haga yo? MIRNA.-Máma, acuérdese de lo que dijo el doctor Medinilla: que le repitiera la medicina a la tiíta y que si hoy no hacía en todo el día, que le fueran a avisar. El dice que siempre la ve grave... Doña Quecha sigue con que talvez las lavativas de agua de jabón le podían llegar... SIDO.-Qué sabe doña Quecha... (A Nayo) Bueno, son dos cosas: que me des otros catorce córdobas para poder mandar a buscar la misma medicina... y que te vayas... ya... a prestarle su teléfono a doña Quecha y le volvás a decir al Dr. Leytón que lo seguimos esperando. NAYO.-Niñá, a mí ya me da pena seguir fregando a doña Quecha, con su gran teléfono. La última vez me lo prestó, pero me advirtió que estaba esperando una llamada del hijo que vive en Boaco, y que no me dilatara. SIDO.-Bueno, pero... NAYO.-Mejor mañana vuelvo a llamar al doctor Leytón desde el ministerio; el oficial mayor ya sabe que tenemos grave a la tiíta y no me dice nada cuando cojo el teléfono. Yo no sé ese doctor... dos veces me ha prometido que viene y todavía dice que mejor nosotros lo esperemos aquí, que no se nos ocurra ir a donde él. SIDO.-Por algo será. Pero la cosa es que no se te olvide. NAYO.-Qué se me va a olvidar, si el tipo que trabaja en la misma mesa que yo, a penas entro me dice: “y la viejita... todavía?” Fijáte que el otro día me dijo: “ese tu doctor Medinilla no sirve para nada; llamate al doctor Gil de Trinidad, ese te la despacha ya!”. SIDO.-Qué tipo más pesado. Qué estará creyendo? Que úno . . . ? 221 Antologia del Teatro Nicaragüense MIRNA.-Pues Quincho lo mismo.... en vez de preguntar cómo sigue la señora, me dice: “Ydeay? Todavía?”. NAYO.-Ese tu tal Quincho . . . SIDO.-Para pesada, la gente. NAYO.- (A Sido)Vé hijá: mejor yo me voy a ir a la central, ya!, a telefonearle al abogado; y a buscar los catorce córdobas... de algún modo. SIDO.- (Levantándose de la mesa) – Bueno, Juanitá, llevate los trastes. (Con la ayuda de Mirna, la Chavalita comienza su tarea. Sido y Nayo pasan al aposento) . MIRNA.- (A la Chavalita, cuando sale con los trastes): - Cuando volvás me traés un vaso de agua, oístes? JUANITA.- Que años que se acabó el hielo. MIRNA.-Pues aunque sea de la paja. NAYO.- (Sale del aposento; tras breve revisión de unos papeles que hay sobre un taburete, toma la puerta de la calle). – Bueno. Hasta luego. (Hace mutis). MIRNA.-(A la Chavalita que regresa con un vaso de agua): - Y Quincho, no pasó? No te dio nada para mí? LA CHAVALITA.-(Tras cerciorarse de que nadie la está viendo): - Sí, me dio esto. (Se saca del buche un papelito que entrega a Mirna, quien a su vez lo guarda en su propio buche). SIDO.-(Saliendo apresuradamente hacia la puerta, en voz alta): - Los catorce córdobas! No se te olvide! Catorce! NAYO.- (Se oye de lejos): - Bueno, ya sé! MIRNA.-Ay, mi máma, ya se lo ha dicho cien veces. Cómo se le puede olvidar? SIDO.-(Caminando de nuevo hacia el aposento): - Como que no conocieras vos a tu papa. MIRNA.-(Sintiéndose solamente acompañada de la Chavalita, se saca del buche el papelito y tras leerlo): - Qué fresco! No se acuerda que hay grave en la casa! 222 Antologia del Teatro Nicaragüense LA CHAVALITA.-Y vea, niña Mirna: yo no le vuelvo a abrir las puertas a don Quincho . . . MIRNA.-(Alarmada): - Ydeay? LA CHAVALITA.-Es que figúrese . . . yo no le había querido decir nada a Ud., pero la otra noche, cuando le dije que Ud. estaba velando a la tiíta . . . sabe lo que hizo? Pues quiso . . . tocarme a mí! MIRNA.-Que atrevido! Y vos? LA CHAVALITA.-Yo casi le pego! “Qué está pensando usté? “, le dije yo; casi le pego. MIRNA.-Esperate: yo le voy a decir cuatro! LA CHAVALITA.-Ay, yo no sé. Yo no quiero ser la pagana, si don Nayo se da cuenta... Dios libre! Imagínese, si anoche, cuando el temblorcito... con don Quincho adentro MIRNA.-Ay dejálo, vos abríle de todos modos... Acordate que mi papa y mi mama viven desvelados. Claro que si alguno de ellos está por allí, pues, que no entre. LA CHAVALITA.- Ay, niña Mirna, yo no quiero ser la pagana. Viera cómo quiso abrazarme el don Quincho. Es muy manoseador... si quiere hace mesa limpia conmigo, ¡se equivoca! MIRNA.-Atrevido!, pero dejálo estar... LA CHAVALITA.-Ah . . . y también dígale que se vaya más temprano. Llaman. La Chavalita sale hacia la cocina, Mirna abre la puerta. Se presenta el Abogado, muy sonriente con Mirna. Porta un cartapacio). MIRNA.-Ay, doctor. Buenas tardes! Mi papá anda telefoneándole. (Llamando): Mamá, aquí está el doctor Leytón. (Sigue llamando): - Juanita, corré, alcanzá a mi papa que debe estar en la parada esperando el bus. Decíle que aquí está el doctor Leytón. Corré niña! (La Chavalita sale a toda prisa. Sido sale del aposento). ABOGADO.- Buenas tardes, señora. Cómo sigue la tía? SIDO.-Ay, doctor, siempre mal. Y nosotros esperándolo a Ud. como agua de mayo... Nayo salió ahorita, a llamarlo. Ay, doctor, yo no sé, pero... pero nos urgía mucho verlo. 223 Antologia del Teatro Nicaragüense ABOGADO.-Señora, yo dije que venía! Uno no siempre puede hacer las cosas como quisiera... Pero aquí me tienen! SIDO.- Claro. Pues vea, doctor, lo que nosotros tenemos que decirle es casi lo mismo del otro día: lo del testamento de mi tía. Imagínese, doctor: es verdad que no son más que tres casitas; claro que no son gran cosa, pero los alquileres . . . son algo, doctor. Y uno es muy pobre! ABOGADO.- Ya sé, señora. Todo lo hemos visto: ya tengo los borradores de las escrituras y no creo que nada nos atrase. Todo depende de su tia, señora. SIDO.-Bueno, ella desde hace tiempo viene diciendo que todo es para la niña, pero ponía unas condiciones . . . que si se casaba con su gusto, que si esto y si aquello . . . También hablaba de un tal sobrinito de nosotros, un tal Pablo, que le dicen Pol, pero es una veleta el muchacho, doctor: Y cree que se ha aparecido aquí, siquiera para preguntar qué tal sigue la señora? Jamás de los jamases . . . ! ABOGADO.-Todo eso lo tenemos que ver, señora. Los testamentos son cosa muy delicada . . . delicadísima, y claro que también soy muy importantes . . . importantísimos SIDO.-Claro, doctor. Pero Ud. dice que podemos hablar con toda confianza, no? ABOGADO.-Sin duda! Con toda confianza! A calzón quitado! SIDO.-Muy bueno, doctor. Gracias! Pues la verdad es que nosotros queremos un testamento . . . sin el tal Pablo! Ella, la tiíta, siempre decía que todo era para la niña; (señalando a la niña) y aquí está la niña. (Breve pausa). ABOGADO.-Pues decía, señora, que con los testamentos hay que poner mucho cuidado. SIDO.-Claro! ABOGADO.-Desde luego que todo es arreglable. Una persona, - su tía de Ud., por ejemplo - , que muere ab-intestato origina una multitud de problemas. SIDO.-(Inquisitivamente): - Ab-in-qué? ABOGADO.-Sin testar, quiere decir: ab-instestato. SIDO.-(Repite reflexiva): - A b – i n t e s t a t o... Eso debe ser muy peligroso. 224 Antologia del Teatro Nicaragüense ABOGADO.- Efectivamente, señora. Mil cosas desagradables pueden ocurrir: parientes insospechados... deudas que no se sabía que existieran... hasta hijos le pueden salir a su tía. SIDO.- Doctor, mi tía era virgen! ABOGADO.-Yo no digo que no. Todas las mujeres nacen vírgenes. Y Ud. dice que “era”. (La niña se levanta y se encamina hacia el aposento. El Abogado la sigue con miradas un tanto pícaras) SIDO.-Doctor, no es nada. No crea, la Niña se va porque naturalmente, ella es inocente y no le gusta oír hablar de ciertas cosas. (Presidio por la Chavalita, Nayo entra de la calle. Saludos... saludos... La Niña sale del aposento y vuelve a incorporarse al grupo en escena). NAYO.- Pues, perdóneme, doctor. La verdad es que yo iba a la central para telefonearle... La Sido está inquieta, doctor. Yo creo que lo que nos dice todo el mundo . . . ABOGADO.- (Interrumpiendo a Nayo): - La señora tiene razón. El estado de la tiíta tengo entendido que es muy serio... Ya habíamos empezado a conversar doña Sido y yo SIDO.-Verdad, Nayó, que la tiíta era virgen? NAYO.-Vos me hacés unas preguntas... y delante del doctor... Pues yo diría que sí: que era... que es! Y a qué viene todo esto? Tiene que ver con el testamento? La tiíta no está quierendo casarse ... Y lo que queremos es que teste! SIDO.-Es que dice el doctor que hasta un hijo le puede salir si ella muere... ab-sintestar. Es así, doctor? ABOGAD.- Ab-intestato... Pero yo no he dicho ni una palabra sobre si la señora sea virgen o no. Usted dijo algo. A mí... a nosotros no nos interesa. Y, bueno, ya está: la señora nació y sigue siendo virgen! Por mi parte... virgen morirá... SIDO.-Claro! Y si es la niña... NAYO.-(Con evidente energía): - Y la niña también!! (Otra vez la niña se aleja del grupo, dirigiéndose al aposento). SIDO.-Claro, niñó: lo que yo digo es que la niña debe ser la heredera universal. 225 Antologia del Teatro Nicaragüense ABOGADO.- (A Nayo): - Ya hablamos un poquito de eso con doña Sido. Yo pienso lo mismo: que eso debe arreglarse y que... cómo se llama el sobrinito que no pregunta por su tía? SIDO.-Se llama Pablo y unos le dicen Pol. ABOGADO.-Bueno, Pablo o Pol, no merecía ser mencionado en el testamento. En eso estamos todos de acuerdo, no es así? SIDO.-Claro que sí: que todos estamos de acuerdo. NAYO.-Claro que no: que no debe aparecer en el testamento! ABOGADO.-Bien, pues no aparece... No aparecerá! NAYO.- Y eso del hijo que le puede salir a la tía? SIDO.- Nayo, cómo le puede salir hijo a una virgen que no está encinta? ABOGADO.-Perdón. En el sentido en que yo lo he dicho, hasta a un hombre le pueden salir hijos, si muere ab-intestato. SIDO.-Ah, ya entiendo: el doctor quiere decir que le pueden salir hijos... creciditos... ; gentes que quieren entrar en la repartición de una herencita... ABOGADO.- Exacto. Yo hablaba en general: del riesgo que correrían Uds. mismos si la señora muere, finalmente, sin testar; si ella no establece heredores en un testamento formal, protocolizado, dictado ante un notario. Me entienden? Me explico? SIDO.-Pues sí, doctor. Precisamente por eso es que nosotros lo hemos buscado a Ud. Por eso queremos entendernos con Ud.! La señora, de verdad, siempre dijo que todo era para la niña, pero nunca se hizo nada serio... Y es verdad que puede haber otros parientes por ahí... parientes nunca faltan, sobre todo si hay cocido! (La niña regresa a incorporarse al grupo). ABOGADO.-Bien, para eso estoy aquí yo, con Uds. Si no hay hijos, hijos!, legítimos o reconocidos, la cosa tiene fácil arreglo. Pero... (El abogado parece un tanto indeciso. Aparentemente para librarse de la niña, dice): - Niña linda, quiere hacerme favor de un vaso de agua? MIRNA.-Con mucho gusto, doctor, pero aquí no hay hielo. 226 Antologia del Teatro Nicaragüense ABOGADO.-No importa niña: yo quiero un sorbo no más; siempre tomo un poquito de algo antes de fumar. (La niña se levanta y se dirige a la cocina). SIDO.-Vaya, mi hijita. ABOGADO (En un tono muy confidencial): - Dígame usted señora, y qué dice usted, Nayo: si se establece un heredero universal, único, tiene que ser la niña? NAYO.-Pues yo ya había pensado en eso, doctor... La niña tiene dieciséis cumplidos... anda muy entotorotada con un tal Quincho... un vaguito sin oficio ni beneficio, hasta enqueridado está, según dicen, con una señora rica que fue vecina de nosotros... dicen! ABOGADO.-Ya ustedes habían pensado en eso, no? NAYO.- Vea, doctor, yo no sé, pero si la heredera fuera su propia máma (Señalando a Sido) todo sería siempre para la niña... y más seguro.... (El Abogado deja la silla y en actitud pensativa, manos atrás, da unos pasos en silencio por la sala). ABOGADO.-Bien. Tengamos entendido que todo esto ha sido muy bien pensado antes de proceder. (Llega la niña con un vaso de agua en la mano. El Abogado lo toma dándole las gracias. Luego de beber un sorbo, lo devuelve a la misma niña y enciende un cigarillo). SIDO.-Andá, hijá, dejás el vaso y lavás un poquito los trastes... y comprame un centavo de teneme-aquí.... (La niña ríe y vuelve a la cocina). ABOGADO.-Ahora viene lo más confidencial; lo verdaderamente secreto. Estamos solamente doña Sido, Nayo y este servidor de Uds. Nadie más puede entrar a este recinto, o nadie puede oír lo que hablaremos? SIDO.-Doctor: de nosotros tres, yo respondo, pero dése cuenta que estamos frente a un público (Señalando al auditorio). Si esta conversasión es parte del sainete y debe oírlo todo el mundo... es imposible que se quede en secreto. Pero de todas maneras.... ABOGADO.-Así es la verdad. (Se dirige pausadamente al proscenio y habla así al público. Breve pausa)...“Querido y respetable público: una súplica puede presentarlse siempre que la necesidad lo impone; y este es el caso ahorita mismo: ya ustedes se han dado cuenta de lo que está pasando y como ocurre con 227 Antologia del Teatro Nicaragüense frecuencia, los asuntos suelen presentar aspectos... secretos, o más bien confidenciales, y entonces los interesados desean librarse de interpretaciones .. erradas. Nosotros: Nayo, doña Sido y este servidor de ustedes, nos disponemos a tratar y discutir detalles que no querríamos que llegaran a tener una divulgación peligrosa y alcanzar oídos de gente capaz de crearnos más tarde una situación embarazosa. Este es mi ruego, pues: que cuanto ha de llegar al conocimiento de ustedes dentro de breves momentos, sea acogido con discreción y prudencia. Ustedes comprenden que yo, como abogado y notario, estoy en disposición de hacer cuanto esté a mi alcance en gloria y servicio de mis clientes y amigos. No dudo que ustedes se servirán a considerar que una maliciosa interpretación de mi actuación podría comprometer gravemente mi reputación profesional, hasta hoy dichosamente inmaculada, y así confio que podré mantenerla siempre: pura como una virgen, (ya que de virginidades hemos hablado), y limpia como una gota de agua al desprenderse de la nube que desde el firmamento nos envía. (El abogado se pone muy enfático y lírico al pronunciar estos últimos conceptos y hace al público una rendida reverencia en demanda de aplausos. Si no los logra, los pide más abiertamente aplaudiéndose suavemente él mismo, y continúa): - Muchas gracias por tan bondadosos y espontáneos aplausos, querido y comprensivo público! Agrego que yo estoy autorizado para cartular en Nicaragua por nuestra Excelentísima Corte Suprema de Justicia por un quinquenio que no expirará hasta dentro de dos años, siete meses, catorce días... (Viendo su reloj) dos horas con treinta y nueve minutos y medio... Con la prudencia y discreción del excelentísimo público yo espero poder gozar siempre de la confianza de mis excelentísimos colegas de la excelentísima Corte. Y, - de paso - , si alguna vez ustedes requieren mis servicios... Cuánto honor sería para mí.... (Pausa breve). – Bien, se han dado ustedes cuenta de que una honorable señora está debatiéndose entre la agonía y la muerte; ella, - la señora - , anda por ahí por los noventa años, bregando en este valle de lágrimas y suspiros que para su amorosa familia se ha tornado también en valle de apuros, carreras y desvelos; porque ella, (la señora), pronto dejará de sufrir las calamidades inherentes a su condición humana. Por ella nada puedo hacer yo; sí, puedo hacer algo por quienes han de sobrevivirle, por quienes tanto se han afanado en gloria y servicio de la amada enfermita. De qué han de servirle a ella, dentro de un plazo indeterminado pero corto, sus casitas, sus alquileres, sus ahorros y cualesquiera otros terrenales bienes? Oraciones es lo que para ella ha de contar, y las tendrá! Porque su abnegada familia ya se ocupó del bienestar espiritual de la dulce paciente. Damas y caballeros: confio que comprenderán ustedes los escrúpulos de doña Sido y acogerán con benevolencia mi rendida súplica; en especial; ruego que pongan particular cuidado en no comentar nada delante de Pol. Muchísimas gracias, pues, en mi propio nombre y en los del autor, de la dirección, del elenco y de todos los que de un modo u otro hemos participado en la presentación de este sainete, un sainete que nosotros nos hemos limitado a traerlo 228 Antologia del Teatro Nicaragüense a las tablas, tal vez con crueldad, pero, -ay!-, sin mentira, tomado de la vida real y cotidiana de la noble comunidad humana. Muchas gracias! (El Abogado, tras ofrecer al público rendidas y ceremoniosas reverencias y aplaudirse discretamente a sí mismo, vuelve hacia Nayo y Sido). NAYO.-(Adelantándose hacia el Abogado que regresa): - Excelente, doctor Leytón, excelente! Ha hablado usted como un templo. (Le estrecha la diestra con efusión). SIDO.-Doctor, un abrazo! (Ella abraza al Abogado con vivo entusiasmo; el Abogado también la abraza, pero más profesionalmente que con aprovechamiento). ABOGADO.-Gracias, muchas gracias. Y la niña? SIDO.-Mirna! Mirna! (En voz alta). – Venga a darle un gran abrazo al doctor Leytón! (La niña sale de la cocina y el Abogado se adelanta a abrazarla con fruición, sobos de espalda, mejilla contra miejilla). MIRNA.-Y qué pasó, pues? SIDO.-Ahí te vamos a contar. Te has perdido . . . ! Todo bárbaro! (La Chavalita asoma de la puerta de la cocina y discretamente hace señas a Mirna que alguien la aguarda; Mirna hace señas que la esperen). MIRNA.- Bueno, pues, yo me alegro . . . Ahí me cuentan después. Ahora voy a ir a juntar un poquito más de teneme-aquí. (Sale por la puerta de la cocina). ABOGADO.- Bien, muy bien. Esos aplausos del generoso público me hacen pensar que podemos contar con su simpatía y con su discreción. Sospecho, dada la perspicacia del nicaragüense, que ya ellos tienen una idea de las cosas . . . si no tienen también una tía... virgen, anciana y rica. A mi juicio podemos hablar sin ambages... a calzón quitado, como dijo doña Sido. SIDO.-Doctor, yo no he hablado de calzones quitados. Usted fue quien lo dijo! NAYO.-Mujer, eso no importa: quién lo dijo, quién no lo dijo! Hablemo íntimamente, como si dijéramos, sin calzón! ABOGADO.-Bien expresado: íntimamente... Pues yo tengo noticias para ustedes: el testamento ya está hecho. NAYO.-Bravo! Bravo, doctor. (Nayo y Sido se levantan y palmotean con entusiasmo al abogado, quien vuelve la vista hacia la puerta por donde salió la niña). SIDO.-Bueno, el abrazo de la niña, después. Ahora, qué dice el testamento? 229 Antologia del Teatro Nicaragüense NAYO.- Doctor, usted es el hombre que nosotros necesitamos. Léanos el papel. ABOGADO.- Paciencia! Todo tiene que ser del conocimiento de Uds. Espero que todo les parecerá bien: Doña Sido es la heredera universal! SIDO.-YO? (Se frota las manos con fruición). Yo soy la heredera universal! Estás oyendo, Nayo? (Nayo y Sido se dan un abrazo). NAYO.-Doctor, usted es un hombre . . . providencial! Yo no sabré nunca cómo acabar de agradecer todo lo que ha hecho por nosotros! SIDO.-La niña también tiene que saberlo. Tal vez lo mejor es que se lo explique yo misma . . . NAYO.- Ahorita, con que le admitás a Quincho en la casa y le des más permisos, a ella todo le parecerá bien. ABOGADO.-Muy bien: las escrituras son dos. Una es el testamento: doña Sido, heredera universal! Pol no asuma ni la punta de la nariz . . . SIDO.-Ni la punta... claro! NAYO.-Ni la punta ni el punto ni la coma. ABOGADO.- La segunda escritura se refiere a una de las tres casitas . . . por cierto la más modesta de ellas, que la heredera universal me cede. SIDO.-(Con asombro) – Una casita? Pero, doctor . .. NAYO.-Y además, su cuenta? ABOGADO.- Pudiera ser: la cuenta y una casita, pero yo soy un profesional con mucha conciencia: solamente una casita. Una de las tres casitas... SIDO.-Pero doctor! No cree usted que la cosa nos va a salir, a como si dijéramos, por los cuernos de la luna? ABOGADO.-Nada de cuernos, doña Sido. Si yo les paso la cuenta conforme arancel y en su justo valor, ustedes podrían quedarse sin ninguna de las tres casitas... y no sería el primer caso... en que el abogado resulta también heredero universal. NAYO.-Doctor, yo me doy cuenta de lo que usted ha hecho por nosotros . . . 230 Antologia del Teatro Nicaragüense ABOGADO.-Pues mi esperanza es que sólo ustedes se den cuenta... y nadie más. (Vuelve la vista hacia el público). Sin embargo, doña Sido me sale con cuernos NAYO.-Pero cuernos de la luna, doctor, y a esos... yo no les tengo miedo. ABOGADO.-Bien, ojalá siempre los cuernos se quedaran en la luna, aparte de que los astronautas de todo hablaron, menos de cuernos, cuando la visitaron. Pero la gente sigue hablando de cuernos: la propia doña Sido . . . NAYO.-Bueno, doctor: mejor voltiemos la página de los cuernos. SIDO.- Pero que la luna tiene cuernos, sí que los tiene! ABOGADO.-Pero qué pasa, que a veces se le ven y a veces no se le ven; así ocurrirá en general con los cuernos, pues? NAYO.-Bueno, doctor: voltiemos la hoja de los cuernos y vamos a lo que venimos. ABOGADO.- De acuerdo. SIDO.-Bueno, Nayó, entonces vos crees que yo lo que tengo que hacer es firmar. ABOGADO.- O no firmar, según le plazca. Soy enemigo de la violencia; y más todavía: si les parece volvamos todas las páginas y otro día hablamos de esto, después que la señora se haya dignado pasar a mejor vida. NAYO.-Oh, no! Ya estamos juntos y reunidos. Ya estamos de acuerdo. Ya usted doctor, tiene las escrituras hechas! A qué esperar cualquier... otra cosa? Uno nunca sabe! ABOGADO.-Las escrituras están hechas y en orden. La que debe firmar doña Sido, si ella lo tiene a bien, muestra las fechas en blanco... por obvias razones. NAYO.-De acuerdo, como dice usted, doctor. ¡Sido! SIDO.-Bueno, está bueno. Una de las casitas. Y no podría usted voltearnos algo, doctor? ABOGADO.-Ya volteamos a Pol. Yo diría que también la niña ha sido volteada SIDO.-(Con alarma): Cómo? Quién? ABOGADO.-Pues la heredera universal (Agitando el rollo de escrituras) es usted, doña Sido, no la niña. Sin embargo... (Hace ademán de guardar en su portafolio las escrituras). 231 Antologia del Teatro Nicaragüense NAYO.-Un momento, doctor, (Poniendo suavemente su mano en el mismo rollo de escrituras) yo no soy político, pero creo también en el diálogo. ABOGADO.-Muy bien, Nayo: es evidente que el diálogo hace milagros. NAYO.-Ve, Sido, yo creo que ya hemos tenido un buen diálogo con el doctor. A como están las cosas, yo diría que lo mejor es que vos firmés lo que el doctor te diga. ABOGADO.-Y supongamos que las dos casitas de doña Sido son las que le hubieron tocado a la niña. NAYO.-Y supongamos que ya no vamos a seguir suponiendo nada y que vos, Sido, firmás, y ya está! ABOGADO.-Muy bien, de acuerdo; es lo que yo he creído: que el diálogo hace milagros. NAYO.-Y da casitas. SIDO.-(Con ironía): - Y también quita casitas . . . NAYO.- (Con enérgica voz): - Punto! A firmar se ha dicho! ¡Sido . . . ! (Sido procede a firmar. Nayo estrecha la mano al doctor, pero sin mucha efusión. La niña se asoma). MIRNA.-Mamá, ya va siendo hora . . . SIDO.- (Interrumpiéndola): - Andá y juntame más “teneme-aquí”. (La niña hace mutis sin hablar más, seguida por los ojos del Abogado). ABOGADO.-Para si mismo): - Si Quincho no hubiera estado de por medio . . (Se recogen papeles, los circunstantes se levantan. Todo indica que se están despidiendo). SIDO.-Allí donde dice testigo, quedan dos firmas en blanco. No será eso contra la ley? ABOGADO.- No se preocupe, doña Sido. A un abogado de mi categoría nunca le faltan testigos. Todo seguirá en buen orden y a la hora llegada usted entrará en legítima y tranquila posesión de sus casitas. (Se dan las manos, frases corrientes de despedida. Cuando el Abogado se dispone a salir por la puerta del fondo, llaman. Hay expectación. Nayo abre. Se presenta el Dr. Medinilla. Los saludos usuales de llegada). 232 Antologia del Teatro Nicaragüense MEDICO.-Y cómo va pasando la tarde nuestra querida enfermita? NAYO.- Pues . . . yo diría que peor. El temblor de anoche la excitó mucho. SIDO.-Doctor, yo la veo lo mismo . . . Nada de hacer, ni con la medicina repetida, ni con lavativas de jabón. Por qué no le da una miradita? MEDICO.-A eso vengo, señora, por que mañana salgo de la ciudad por varios días. ABOGADO.-Sales mañana, Melico? Es verdad, pues, que te casas? MEDICO.-Sí, hombre. A mí también se me está llegando mi día . . . Mañana, en misa de once, nos echan la bendición. Un almuerzo donde mi suegra y a la luna de miel! SIDO.-Esa luna sí, que no tiene cuernos... (Con voz baja)... todavía. ABOGADO.-Bravo! Por fin llegó tu día, Melico. Más vale tarde que nunca. MEDICO.-Tarde? Te digo que a las once de la mañana. A.M.! ABOGADO.- Mis parabienes! Mira, no te atraso. Entra y échale una mirada a la señora. Yo te esperaré; no tardes mucho. MEDICO.-No podré tardar mucho. En Santo Domingo me están esperando, pues mi suegra está empeñada en que me confiese y ya se lo prometí. ABOGADO.- Ego te absolvo! – (Con ademán de bendecir): Si ese confesor no sale corriendo esta tarde, no tendrá cuando. (Todos celebran la gracia. El Médico entra al aposento, Sido con él). NAYO.-Pescaron, pues, al famoso doctor Medinilla. Le tomó tiempo resolverse, pero allí es donde todos vamos a parar. ABOGADO.-(Moviendo la cabeza). – No me lo diga. NAYO.-Bien joven se casó usted doctor. Yo recuerdo. ABOGADO.-A los veintisiete años, don Nayo, con la leche en los labios. NAYO.-Yo aguanté hasta los treinta y tres... edad peligrosa.... y también me dejé crucificar! Casamiento y mortaja, doctor! Yo creo que el ahuizote del treinte y tres me influyó, y tomé mi cruz... 233 Antologia del Teatro Nicaragüense ABOGADO.-Muy bien: nuestro Señor dijo: “Toma tu cruz y sígueme”, pero él cogió la delantera soltero... solterito! NAYO.-Pero fijese, doctor Leytón, nadie está contento con su suerte. Se ha dado cuenta que ahora ahí andan un poco de curas que quieren dejar el celibato y casarse? ABOGADO.-Por mi parte que se casen todos para que aprendan a ser más indulgentes con los pobres maridos. NAYO.-El oficial mayor de mi oficina dice que todas esas cosas son post-conciliares . . . Dice que después del Concilio Vaticano Segundo, los curas quieren vestirse como futbolistas, las mojas jóvenes quieren modelar y hasta... bueno, mejor ni sigamos. ABOGADO.- Por otra parte, dejar el celibato no quiere decir necesariamente casarse. (El médico y Sido salen del aposento). ABOGADO.- Cómo encontraste a la señora? MEDICO.-Mal... peor... Esa enfermita está cancelada. Como yo me marcho mañana, había pensado dejar a otro médico a cargo del caso, pero ya no tiene objeto. NAYO.-Así que usted cree, doctor, que es cuestión de esperar... SIDO.-Ni reacciona... solamente orinaba. ni hace. Anoche me pidió el pato dos veces... pero .... MEDICO.-Como yo me marcho mañana, mucho les agradecería me cancelaran ahora mi cuentecita. NAYO.-Y con qué alma, doctor? MEDICO.- Eso es problema de ustedes. Yo me caso mañana y mañana mismo me marcho. Necesito fondos. ABOGADO.- Ve, hombré. Me consta que esta gente no dispone de efectivo, pero yo soy su abogado y si la cuenta no es muy alta, con gusto me encargaría de cancelártela. MEDICO.-Vos? Ydeay? Desde cuándo los abogados . . . 234 Antologia del Teatro Nicaragüense ABOGADO.-Eso es cosa mía. Se trata de tí, que te casas, y de ellos, mis clientes, a quienes se les viene un duelo encima. Don Nayo, doña Sido y . . . la niña, son mis amigos! MEDICO.-Muy bien. Yo encantado. Y dónde mando la cuentecita? ABOGADO.-A mi oficina, hoy mismo. Como tú te marchas y estás viendo la cosa muy prieta, te agradecería mandaras también el certificado de defunción de la viejita... con la fecha en blanco, pero firmado, desde luego que firmado. MEDICO.-Hoy mismo te llegan mi cuenta y el certificado con la fecha en blanco y . . . firmadito... y... aquí mismo, un apretón de manos porque en tu pecho palpita un corazón muy generoso. (El médico se despide de todos, con un “siento mucho”. Saludos. Parabienes). ABOGADO.-“So long”, Melico! (Al partir el Médico, Nayo se acerca al Abogado). NAYO.-Doctor Leytón: Usted es un gigante! Usted nos ha sacado de un grave apuro! (Lo abraza). ABOGADO.-Sí . . . Yo soy el gigante más pequeño del mundo. (Ríen). SIDO.- (También se acerca y abraza al Abogado): - Doctor, no tengo palabras. Si nos pasamos a vivir en una de las casitas, vamos a ser vecinos y más amigos. NAYO.-Vecinos y amigos, de usted y de su señora. SIDO.-Cuando la niña se cae usted va a ser su primer padrino. ABOGADO.-Francamente, a mí el tal Quincho... no me gusta para la niña. La gente dice que no tiene buenas intenciones... NAYO.-A nosotros tampoco nos gusta. SIDO.-Yo no digo que sea con Quincho que se case. ABOGADO.- Y la niña, qué se hizo? SIDO.-(Llamando hacia la puerta de la cocina): - Mirna! Mirna! Vení dale un abrazo de despedida al doctor Leytón. (Sale la niña) Ahí te voy a contar! MIRNA.-Qué bullaranga se han tenido! (El abogado se adelanta y abraza muy estrechamente a la niña). 235 Antologia del Teatro Nicaragüense NAYO.-(A mirna):_El doctor leytón es un gran amigo! (El abogado, abraza a mirna, toma su cartapacio y se dispone a patir) MIRNA.-(Para sí) Sabe abrazar! . . . cómo será cuando besa! ABOGADO.-El amigo verdadero debe ser como la sangre, que siempre acude a la herida sin esperar que la llamen! MIRNA.-Usted también es poeta, doctor? Yo me lo imaginaba . . . por su modo de abrazar. Y nunca ha escrito ninguna comedia? ABOGADO.- (Mirando fijamente a la niña): - A veces me siento poeta, y en cuanto a comedias . . . basta con mi propia vida. (Nuevos abrazos de despedida; siempre el abrazo para la niña es más efusivo. Mirna aparentamente coopera). ABOGADO.-(Al trasponer la puerta del fondo, saliendo): - Nosotros también hemos terminado, digo, el asunto... profesionalmente, pero confío que nos seguiremos viendo. (A Mirna, desde el umbral): - “Que lo mejor del sol de la mañana sea para tu frente”. MIRNA.-Hasta pronto, doctor. Hasta muy pronto! Y tantas gracias! (Queda sola la familia, todos parecen muy complacidos). MIRNA.-Bueno, máma, qué es lo que tenían que contarme? SIDO.-(Meditabunda): Paciencia, criatura: para todo hay tiempo. NAYO.- Así es: paciencia. Ahora todo depende de la tíita. De las primeras filas de la platea se levanta un señor (El Coronel) y toma el camino de salida del teatro. Nayo se adelanta hacia el proscenio y llama con palmadas al señor que se aleja. NAYO.-Señor, señor! Por qué se marcha usted? Es que ya lo tenemos aburrido? CORONEL.-No, señor. (Viendo su reloj): - Me voy porque tengo que irme . . . Dentro de media hora sale mi avión y no puedo perderlo. Voy directamente al aeropuerto. NAYO.- Vea, señor, ya nada falta para que caiga el telón y la función se acabe. Nosotros le vamos a agradecer que se aguante unos minutos más . . . Nos desanima ver a la gente salirse del teatro antes de tiempo. 236 Antologia del Teatro Nicaragüense CORONEL.-Oiga: le repito que no me voy por aburrido. No ve que yo pagué mi entrada, carito por cierto, para ver toda la función? Pero al paso que vamos esto no se acaba hasta que la señora se muera... y qué sabemos... NAYO.-Cómo “qué sabemos”? CORONEL.-Pues sí. Usted sabe, amigo, que nadie expira ni un segundo antes de lo que debe ser. . . NAYO.-Pero escuche, señor: el doctor Medinilla nos tenía prometido que la viejita no anochecía, y anocheció... ! depués, que no amanecía... y amaneció, y ahora ya ve que hora es! (Viendo su reloj). No puede tardar mucho CORONEL.-Oiga amigo: ningún doctor puede andar prometiendo esas cosas . . . por muy sabio que sea. (Con solemnidad): - Hay cosas que están escritas! NAYO.-Pero cree usted que el doctor de nosotros no sabe leer las cosas escritas? Sí, que sabe, y hasta las escribe él mismo, aunque a veces deja las fechas en blanco. CORONEL.-Pues ese hombre sabrá más de lo que le han enseñado. NAYO.-Y también sabe cobrar... (Tras breve pausa): - Pero vea, amigo, quédese con nosotros unos diez minutos más. Yo le ofrezco mandarlo al aeropuerto en el Mercedes Benz del teatro. CORONEL.-Bueno, mi amigo don Nayo, voy a darle gusto, por amor al arte escénico que ustedes dominan admirablemente! (Regresa y se acerca a su silla). NAYO.-Gracias, señor! Mil y un millón de gracias. Y... perdone, pero me parece que usted no es de aquí. CORONEL.-No. Yo no soy nicaragüense. No le dije que estoy saliendo para el aeropuerto? Es que esta noche debo volar hacia mi noble patria. NAYO.-Y cómo se llama el señor? CORONEL.-Yo? revolucionario. Yo me llamo Jonás Jocotenango, coronel del ejército NAYO.-Ya lo decía yo, que usted no era ningún cualquiera, sino una gran persona! Un personaje! Cuánto honor! CORONEL.- Muchas gracias, don Nayo. Y usted es un gran actor. Ojalá pronto pueda disponer de esa herencia. Le voy a dejar mi dirección para que cuando logre 237 Antologia del Teatro Nicaragüense salir de esta gran república, tierra de Rubén Darío, de Azarías Pallais y de gente como ustedes, se dé una pasadita por mi noble patria. (Sido se acerca y Nayo le dice algo al oído). NAYO.-Gracias, señor. Encantado yo. Y, dígame, coronel del ejército revolucionario: no creo yo que tuviera usted miedo de subir al escenario por unos minutos. CORONEL.-Miedo yo? NAYO.-Además, de aquí mismo, por la puerta trasera, lo saco y lo mando al aeropuerto en el Mercedes Benz tan pronto como la viejita se nos muera. (El Coronel se detiene, pero parece un tanto indeciso). CORONEL.-Eh... Eh.... Y no se podría saber de qué se trata? NAYO.- No me diga, coronel de ejército revolucionario, que usted tiene miedo. CORONEL.-Miedo yo??? (Resueltamente se dirige hacia el escenario y sube. Nayo lo recibe con un abrazo. Sido y Mirna parecen muy complacidas. El espectador corresponde al abrazo de Nayo y sin soltarse, ambos entablan una conversación animada, en voz no audible para el público y que no debe prolongarse por más de medio minuto. A continuación el Coronel y Nayo igresan al aposento. Segundos después se oye un disparo. Instantáneamente reaparecen en escena el Coronel y Nayo, del brazo. Ambos se dirigen sin decir palabra a la puerta del fondo. El Coronel sigue y sale rápidamente hacia afuera. La Chavalita sale de prisa por la puerta de la cocina. Se oye el ruido de un motor de autómovil que se enciende y parte. La Chavalita vuelve de nuevo portando un par de vestidos negros que entrega uno a Sido y otro a Mirna. MIRNA.-Ay, la tiíta. Dios la reciba en su santo seno! NAYO.-(Hacia Sido): - Ahora sí! SIDO.-(Sosteniendo el vestido negro por delante de ella misma, como si se lo midiera): Ahora sí. MIRNA.-(También sosteniendo su vestido): - Ahora sí. (Instantáneamente se levanta del asiento que ocupa en una de las primeras filas de la platea un hombre uniformado de policía municipal portando visiblemente su pistola de reglamento. Sube con paso firme al escenario ante el asombro de todos los actores y exclama) POLICIA.-Todo el mundo arrestado! 238 Antologia del Teatro Nicaragüense SIDO.-Señor, qué pasa? POLICIA.- Nada! Todo el mundo, manos arriba! Aquí se acaba de cometer un viejicidio – (Desenfunda su pistola) (Nayo y Sido se ponen manos arriba. La Chavalita alza solamente un brazo. Mirna no alza ningún brazo). POLICIA.- (A la Chavalita): - Y por qué usted solamente levanta un brazo? LA CHAVALITA.- Señor, es que la otra manga la tengo descocida; se ve muy feo. (Levanta el brazo de la otra manga, que efectivamente se ve feo. El Policia con una señal de su brazo que no exhibe pistola hace señas a la Chavalita que baje su brazo. La Chavalita lo baja y mantiene sólo uno en alto). POLICIA.- (A Mirna): - Y usted, por qué no levanta ningún brazo? MIRNA.- Señor capitán, es que desde que está grave la viejecita no me he depilado las axilas, y no me gusta enseñarlas . . . así! (Hace ademán de alzar los brazos. Mucho vello). POLICIA.-Yo no soy capitán, soy sargento primero. Y qué es lo que dice? . . . depi . . . . qué? SIDO.-Señor sargento primero: ella dice que no se ha depilado las axilas, quiere decir que no se las ha rasurado hace días... las axilas. POLICIA.-Y este viejicidio de ahorita? Axilas? Dónde les quedan esas cosas a las mujeres? NAYO.- Sargento primero: no es sólo cosa de mujeres... las axilas; los hombres también tenemos axilas. POLICIA.- Qué? – Quiere decir que yo también tengo... axilas? NAYO.-Pues claro, sargento. Usted y yo. Y todos los hombres también... todos los sargentos, hasta los generales tienen axilas. POLICIA.-Y dónde es que las tengo yo? SIDO.- Muy sencillo, sargento primero: donde antes le quedaban los sobacos. POLICIA.-Ah . . . y por qué no dijo sobacos de una vez? Bueno, que las jovencitas no levanten sus axilas. Pero aquí se ha cometido un crimen!! 239 Antologia del Teatro Nicaragüense NAYO.-Pero sargento, dése cuenta de que este es un sainete, un juguete cómico inocente; una especie de comedia, digamos. Aquí no se cometen crímenes, amigo. Nosotros somos actores. POLICIA.- Y qué cuento es ese de . . . SIDO.-Explicále vos, Nayo, al señor sargento primero que nosotros somos actores, que sólo hacemos lo que el autor dicta: que debemos llorar?, pues lloramos; que debemos reír?, pues reímos; pero que todo es de mentira. Explicále Nayo, que el autor es el que dicta! POLICIA.-Un dictador, eh? Confiesan ustedes una dictadura, pues? Y el autor les dictó cometer un viejicidio y ustedes buscaron el cómplice y mataron a la pobre viejita! NAYO.- Ningún viejicidio, sargento primero. Esta es una función de teatro. Ya le explicó Sido, mi señora: en la comedia el autor dicta gritar, y uno grita; el autor dicta bailar, y uno baila . . . POLICIA.- Y el autor dicta matar, y ustedes matan! Dónde está el dictador? NAYO.-El autor? POLICIA.- Se llame como se llame: el que mandó matar a la viejita! NAYO.-El autor no está nunca en las tablas. Está entre bambalinas. POLICIA.-Sigue la cosa como con las axilas. Dónde quedan esas bambalinas...y no me salga con que yo también tengo... bambalinas.... SIDO.-Señor sargento: las bambalinas son esas (señalándolas) y las axilas son estas! (Tocándoselas). POLICIA.-Algún escondite, pues? Pero mientras damos con el dictador, ustedes todos están arrestados. Yo soy autoridá! Y cuando le eche el guante al otro responsable... Yo soy autoridá! Y ustedes deben confesar donde quedan esas bambalinas, o yo les dicto: “a cantar”... ! Y ustedes van a cantar hasta lo que no es! NAYO.-Aquí no más quedan las bambalinas, sargento; le digo que el autor no se ha escondido de nadie, más bien está esperando que lo aplaudan para salir. POLICIA.-Pues tráigamelo ya, sin aplausos. 240 Antologia del Teatro Nicaragüense (Nayo baja los brazos y se dirige hacia las bambalinas, regresando leugo con el asombrado autor. Al entrar éste, el policia le apunta con su pistola. El autor alza los brazos). POLICIA.-Quién es usted? AUTOR.-El autor. POLICIA.- Eso ya lo sé muy bien, pero qué es usted? AUTOR.-Escritor. POLICIA.- Yo pregunto qué oficio tiene. AUTOR.- Oficio no tengo. Soy un comediógrafo. POLICIA.-Un come-qué? AUTOR.-Señor! Quiero decir uno que escribe comedias . . . sainetes . . . monólogos . . . en otras palabras, soy un intelectual. POLICIA.- Ahjáh: Usted confiesa ser el autor intelectual del crimen! AUTOR.-Qué crimen dice usted? Yo no soy un criminal! Soy un escritor! POLICIA.-Escritor!!! Escritor que manda a matar a las viejitas... por escrito! AUTOR.-Señor, usted debe darse cuenta que todo esto es... teatro... farándula. POLICIA.-Se equivoca usted! Yo no soy farandulero! Soy autoridá! Y todo lo demás ya quisieron explicármelo estos señores. Pero aquí se ha cometido un crinmen, a mí me consta! Todo el mundo queda arrestado, el autor intelectual y sus cómplices ... AUTOR.- Todo el mundo? Yo también? POLICIA.-Todo el mundo; usted también... y hasta la viejita muerta, pero a esa la voy a mandar a buscar con la ambulancia, para que lleven su cuerpo a la morgue, como cuerpo del delito. AUTOR.- Señor sargento: yo creo que si usted me permite le puedo explicar perfectamente que usted en su laudable celo como autoridad, está cometiendo una... arbi.... un errorcito... Yo le diría... 241 Antologia del Teatro Nicaragüense POLICIA.-(Interrumpiéndole): - No gaste saliva de balde. Todo eso se lo va a explicar usted al teniente de la Tercera. Todos van a pasar conmigo, y si se resisten... la responsabilidad es de ustedes. MIRNA.- (Con una sonrisa): - Señor sargento, y a la chavalita y a mí para qué nos quiere? POLICIA.-Eso... lo veremos. Yo me los llevo a todos, y ya! A la Tercera! A como den lugar! Solamente se queda la viejita para mientras viene la ambulancia... Pero ustedes, todos!, a la zaranda! AUTOR.-Estimado señor sargento primero: escúcheme un minuto . . POLICIA.- Ya se lo dije, gaste su saliva con el teniente.... el lunes: hoy es sábado. Si el teniente los deja irse, solamente dos noches van a pasar encholpados....no es gran cosa . . . SIDO.- Y la niña también? Y yo también? Y la pobre chavalita? POLICIA.- Todo el mundo, menos el tal coronel que ya irá volando. La ley es pareja y la autoridá soy yo! Al camino, pues! SIDO.- El tal coronel.... lo que ese viejo quería era el Mercedes Benz! Que ya irá volando.... los volados fuimos nosotros! (Nayo se acerca al autor y le dice unas pocas palabras al oído. El autro se acerca al policía). AUTOR.- Querido sargento primero: todo es platicable . . . Acuérdese: no hay nada como el diálogo. Permítame usted, por favor, unas pocas palabras, en privado: confidencialmente. (El sargento envaina su pistola, toma del brazo al autor y se aparta con él. Nayo sonríe y los demas parecen más tranquilos). AUTOR.-Señor sargento primero, yo creo mucho en el diálogo. POLICIA.- Pues yo, primero quiero ver el diálogo.... y tal vez después de verlo . . . yo también acabe creyendo. AUTOR.-Sargento: usted y yo somos gente que se gana la vida con dificultades; una ayudita extra nos viene al pelo. No es así? POLICIA.-Pues ahorita yo no digo ni que sí ni que no; déjeme ver el diálogo. 242 Antologia del Teatro Nicaragüense AUTOR.-Muy bien. Yo le doy a usted ahora mismo, la equivalencia de una quincena de sueldo, y usted se va... y no ha visto la comedia, porque todo esto es no más que una comedia, un sainete. POLICIA.- Una quincena de sueldo? Sin los caídos? Y cuánto cree usted que es mi básico? AUTOR.-Bueno, pues hablemos en plata... (Se lleva la mano al bolsillo). Yo le doy a usted, ya!, cien córdobas... y usted se va a su casita... y no ha visto nada. POLICIA.- Cien córdobas... Oigame, señor intelectual: y cara de qué me ha visto usted a mí? AUTOR.-Cara de qué... ? Eso mejor no se lo digo ahora: sigamos hablando como amigos. (Agitándo su mano dentro del bolsillo). Acepta mi regalo? POLICIA.-Pues yo tampoco voy a decirle en su cara, cara de qué le veo. Pero si yo me lo llevo a la Tercera y allá lo registro, a mí me quedan más de doscientos. AUTOR.-No crea, sargento. Nosotros somos gente pobre, gente de teatro, digamos: somos cómicos! POLICIA.-Pues yo no soy cómico. Yo soy autoridá! AUTOR.-Pero no se da cuenta de que todo el público es testigo de que usted está cometiendo una injusticia con nosotros? Mucha gente iría el lunes a ver al teniente y nos sacarían de la cárcel inmediatamente, y hasta nos aplaudirían la salida. POLICIA.- Mejor que los aplaudan ya, porque el teniente no siempre llega los lunes a la Tercera. A veces no se aparece hasta el martes: (Contando con los dedos): sábado, domingo, lunes y martes . . . son cuatro días, y antes que el teniente les dé puerta, no los saca ni el arzobispo! AUTOR.-Pero, sargento, no sea usted tan injusto! Cómo va a tener a toda esta gente, y a mí, cuatro noches en la cárcel sin ningún motivo? POLICIA.- Sin ningún motivo? Eso es lo que usted dice. NAYO.-(Se acerca con aparente disimulo): - No pierda su tiempo autor: háblele en . . . diálogo! (Haciendo con pulgar e índice las señales de contar billetes). AUTOR.- (Volviéndose al policía): - Yo quiero hacerle a usted un obsequio, un verdadero obsequio! Pero acuérdese que soy un intelectual; los intelectuales y los policías somos gente pobre. Cuándo ha visto usted a un rico que se meta a policía... o a intelectual? Vea, sargento! (Saca de su bolsillo un fajo de billetes. 243 Antologia del Teatro Nicaragüense POLICIA.-Ya se lo dije: si en la Tercera lo registro como a todo reo, a mí me quedan más de doscientos. AUTOR.-Eso del registro tiene sus bemoles, sargento: personas que ahora están aquí en el teatro, se van a ir siguiéndonos hasta la Tercera. POLICIA.- Eso a mí no me importa! AUTOR.-Pero es que... tal vez entre ellos haya algún constituyente, hombre de influencia, y a lo mejor me sale más barato entenderme con él que con usted. Piénselo bien, sargento. POLICIA.-(Tras pensarlo brevemente rascándose la cabeza): - Bueno, pues: vengan los cien, pero no me está tirando: usted lleva encima mucho más: yo lo ví cuando fue a la taquilla y la muchacha le entregó un papasal de billetes. AUTOR.-Pero, sargento, lo más era para el dueño del teatro. A los intelectuales es una chochadita lo que nos alcanza. Aquí están los cien, y punto! (Le pasa el fajo de billetes). MILITAR.- Bueno, vengan, pues, los cien... por tratarse de un intelectual! (El policia toma y guarda en su bolsillo el dinero. En ese momento se oye un quejido que suena en el aposento. Sido y la niña se dirigen apresuradamente y con temor, al aposento; vuelven a escena instantes después con evidente prisa, alarmadas). SIDO.-Señor autor, no le dé ni medio al sargente primero! La tiíta está viva! MIRNA.-Papá, la tiíta está viva! Que no le dén ni un centavo a ese policía. (Nayo corre hacia el aposento, seguido del sargento y del autor. Estos dos se quedan en la puerta. Nayo entra al aposento, un instante después reaparece). NAYO.-La tiíta está viva y coleando. AUTOR.- Señor Sargento, no hay trato, devuélvame mis bollos porque ni pretexto tiene usted para llevarse a nadie a la Tercera. POLICIA.-Pero qué es todo esto? Qué hizo el coronel revolucionario? (Autor y sargento se alejan de la puerta). NAYO.-El coronel revolucionario no hizo nada. El cartucho de su pistola no tenía plomo, solo pólvora. La tiíta tiene apenas una quemadita en el pecho; se desmayó del susto, pero está réquete viva! Sargento, la plata! 244 Antologia del Teatro Nicaragüense POLICIA.-Bueno . . . Qué se hizo el coronel revolucionario? SIDO.-Pues se hizo de un Mercedes Benz. Eso era lo que él quería. Qué el aeropuerto ni qué noble patria! Yo lo dije! Señor sargento: tiene que devolver la plata ahora mismo! MIRNA.-Lleváte los vestidos negros, chavalita. (Para sí misma): - Ay, San Antoñito lindo, cómo se va a reír Quincho de todos nosotros. POLICIA.-Bueno, señores, calma! Dónde está la resucitada? Yo no devuelvo ni un chelín! (El policia se dirige al aposento con paso firme y entra. Se oye un sonoro disparo. Sido cae de rodillas). MIRNA.-Chavalita, no te llevés los vestidos negros! (El policía sale del aposento volviendo al tahali su pistola humeante y hace mutis por la puerta del fondo. La chavalita se queda boquiabierta con un vestido negro en cada brazo. El autor, manos en la cabeza, que mueve con desconcierto, negativamente, se aleja rumbo a las bambalinas. Nayo se planta frente a la puerta del aposento, se queda pensativo un instante y se santigua y junta las manos como en oración. Sido se persigna. Mirna se arrodilla; la chavalita también. Ambas se persignan). TELON 245 Antologia del Teatro Nicaragüense QUE LAS PAREDES NO OIGAN Farsa violenta en un sólo acto Octavio Robleto 246 Antologia del Teatro Nicaragüense QUE LAS PAREDES NO OIGAN Octavio Robleto PERSONAJES Joven Gorda Viejo Sobrino Jovencita 1a. Jovencita 2a. Jovencita 3a. Jovencita 4a. Joven 1o. Joven 2o. El decorado del escenario tendrá mucho que ver con el juicio del director y con las posibilidades económicos para el montaje de la obra. Aquí apenas se darán algunas sugerencias por ejemplo, poner a un lado de las paredes del escenario daguerrotipos viejos y desvencijados, polvosos y como en abandono total, sin embargo se ve que algo representaron alguna vez. En cambio en el otro frente se observan collages modernos y hasta atrevidos. Se escuchará música pasada de moda que será entremezclada con música actual. Habrá baúles viejos ya inútiles y valijas o bolsos modernos para viajes al extranjero. Sugerir todo lo que sea la ruptura del pasado con el presente. Al abrirse el telón aparecerá una joven excesivamente gorda – como pintada por botero, muy maquillada, vestida extravagantemente y sentada en una mecedora, meciéndose y abanicándose. Casi todo en ella es fingido. Detrás de su mecedora, de pies, un anciano enclenque, bien vestido pero a quien todo le queda mal, de modo que se ve ridículo y minimizado. Será sumiso y tembeleque. Con un trasfondo musical bajísimo la joven gorda dirá: GORDA.-¡Uf, qué calor. No, no. Quiero decir qué fastidio! (Al viejo). Méceme suavemente. (El viejo no sabe que hacer). Pero pronto! No te quedes ahí de idiota! (El viejo, todo tembloroso la mece, musitando palabras inintelegibles. Luces resaltando los collages y entrada del sobrino, joven apunto y mimado. Se dirige a su tía gorda y la besa). ¡Hola, sobrino. Mi hijito. ¿Qué nuevas me traes? SOBRINO.-Malas, tía. Muy malas. (El viejo se aparta a un rincón, se sienta en un taburete y le tiemblan las manos). GORDA.-¡Uyyy, por favor, no me digas nada (Agitada) Desfallezco . . . Me muero . . . me desmayo. No. No hables. (Hace gestos negativos con las manos). Uyyy, por favor, que las paredes no oigan. SOBRINO.-Pero tía, tiene que enterarse! Usted tiene obligación de saberlo todo. 247 Antologia del Teatro Nicaragüense GORDA.-No! No quiero saber nada de lo de afuera. Tú y yo lo que necesitamos es ternura. Que nos dejen vivir en paz y comodidad. SOBRINO.-Está bien. Pero de algún modo tendrá que enterarse y será más doloroso. GORDA.-Sí . . . Sí . . . No me fastidies por hoy. (El viejo se incorpora para intentar decir algo pero no lo hace y vuelve a su sitio). SOBRINO.- Para empezar, el pueblo se ha amotinado. Ya han tomado algunas mansiones particulares. GORDA.- ¡Vete! ¡Vete! No soporto oír esas cosas. Hasta sospecho que tú estás de parte de esa basura y no de parte nuestra! Vete! (Mutis del sobrino. El viejo se levanta y la mece con cuidado. La gorda se acomoda en su mecedora). Tener que oír estas cosas, porque verlas no las veré! ¡Nunca presenciaré tanta humillación! (Dirigiéndose al viejo) Ponte ahí de frente. (Pausa) Sentado en ese cojín. (El viejo queda de espaldas al público, encorvado y sumiso). VIEJO.- Sí mamacita, te escucho. GORDA.-(Irónica y vacilante). Por tu culpa nos viene esto. ¿Por qué no lo previste? Tu eras el Consejero. Mandabas detrás del Trono. Ahora ¿qué aconsejas? ¿Qué me levante y vuelva a ser la favorita? ¿Qué sugiera lo que tú a mí me sugerías? ¡Sinvergüenza! ¡Vividor! ¿De qué nos sirve todo esto sin mando? ¿Quién impondrá nuestra santa voluntad? (Llorosa). ¿Qué serán de mis joyas? (Las besa, acariciándolas con avaricia y ternura. Todas deben ser de bisutería barata). Qué cruel es mi sobrinito! Mi heredero. ¡Tanto que se parece a mí! Mis gestos, mis modales . . . VIEJO.-Pero la vida . . . GORDA.- ¡Calla, tonto: Ya sé lo que vas a decir! VIEJO.-Pero si . . . GORDA.-Calla! (Pausa). Ojalá regrese pronto. Tengo que decirle muchos secretos que sólo con él puedo compartir. (Llora y solloza, el viejo le seca las lágrimas con un pañuelo blanco larguísimo, con voz entrecortada). Ten cuidado de no estropear mi maquillaje. ¿Por qué tendrán que cambiar los tiempos? ¿Por qué nada es duradero en este mundo? (Entra nuevamente el sobrino). 248 Antologia del Teatro Nicaragüense SOBRINO.-Tía, las cosas empeoran. Ya no sólo ocupan las mansiones sino que también promulgan nuevas leyes y . . . GORDA.- ¿Qué dices? Lo que me importa es conservar mi dinero... Mi hacienda. Las leyes siempre me han tenido sin cuidado. (Señalando al viejo) He ahí la ley! ¿Verda, señor Consejero? (El viejo pretende decir algo). SOBRINO.-Yo creo que esto va en serio. El cambio parece inevitable. Y para nosotros será histigante. (Preocupado). No sé qué hacer, tía . . . GORDA.-(Maternal). Ven acá, mi muchachito. Ven hijito mío. (El sobrino se acomoda en su regazo con expresión de idiota, casi degenerado. La gorda le acaricia los cabellos). Tú continuaras nuestra causa. El mundo no cambia tan fácilmente. Te casará con tu prima y todos continuaremos felices. SOBRINO.- (Casi infantil). Yo tengo miedo. Lo que se anuncia lo veo terrible. De mí ya se han burlado descaradamente. No sé cómo he podido soportarlo. Y tú no puedes protegerme. (Pausa señalando al viejo, con un poco de desprecio). Ese mucho menos. (El viejo se incorpora haciendo ademanes de que lo oigan). VIEJO.- (Con voz entrecortada). Un momento . . . Un momento, por favor, un momento. No me carguen a mí con toda la culpa. Todos nosotros somos parte del sistema y ahora nos atropellan... Yo . . . yo... lo veía venir... pero si lo anunciaba hubiera caido en... desgracia... en realidad fuí culpable y... cobarde... hoy padezco las consecuencias. GORDA.- ¡Calla, idiota! (El viejo prosigue como si nada hubiera oído). VIEJO.- Aunque de haber hablado con franqueza lo mismo habría sucedido... En fin, mi decadencia es evidente. (Se siente, jadeando). SOBRINO.- (En tono de suplica). Tía, protégeme. Ayúdame en estos momentos. GORDA.-(Como una demente). Mira hijito: este diamante será tuyo (sobre cada joya que mencione, solamente la señalará, sin hacer entrega de ninguna, con avarica ancestral). Este zafiro también y estos collares de perlas también te pertenecerán. Mis acciones y mis dólares también serán tuyos. (Queda abstraida). SOBRINO.-(Reaccionando). ¡Tía, te estás volviendo loca! Todo eso será inútil para el futuro! ¡No te pido esas cosas! GORDA.-(Siempre abstraida, al sobrino). Méceme suavemente. (El viejo cabecea, durmiéndose, sentado en su taburete. El sobrino no sabe que hacer. Se dirige hacia el viejo, le toca el hombro para que despierte. El viejo 249 Antologia del Teatro Nicaragüense despierta asustado. El sobrino lo levanta y se encaminan donde la gorda. El sobrino le hace señas de que la meza. El viejo obedece. El sobrino sale procurando no hacer ruido. Música rococó, lenta, el viejo parece que va a dormirse de nuevo y cada vez mece con mayor lentitud. Dar la sensación de que todo va a permanecer así, estático. De pronto se oye una algarabía fuera del escenario e irrumpen por ambos lados, cuatro jovencitas desenvueltas, dos de ellas con vendas en los ojos, las vendas de color. También dos jóvenes con vestidos de actualidad. Uno de ellos está vendado. Los que llevan vendas actuarán como si no la tuvieran, por lo que estas deberán ser transparentes. Giran, bailando, alrededor de la gorda y del viejo quienes están como dormidos. Música moderna y viva. Los jóvenes hacen verdaderas acrobacias con sus improvisados pases de baile. Cantan en coro:) CORO Juguemenos a la gallina ciega. Juguemos a la gallina vieja. Jueguemos a la gallina gorda. Juguemos al viejo pendejo. (Mientras bailan, les ponen vendas negras al viejo y a la gorda. La música sube por un momento y la gorda y el viejo despiertan como asombrados. La música cambia suavemente pero siempre moderna. La gorda intenta incorporarse pero no se lo permite su gordura, el viejo mece como dandole cuerda a un manubrio, los jóvenes hacen un semi círculo, quedando viejo y gorda al fondo). GORDA.-¿Qué significa esto? ¿Estoy soñando? ¿Consejero, qué hago? No veo nada. ¡Mis joyas, ay, mis joyas! Las tengo pero no las veo. (Se las toca). CORO.- Estamos jugando a la gallina ciega! GORDA ¡Uy, uy . . . ¿Quiénes me hablan así? (Parlamento dicho por los jóvenes individualmente). CORO.-(Uno por uno). Tescupo, medas-asco. Yo te jodo. Nuevo-orden. Tevomito. Tedevoro! GORDA.-Uy, qué clase de lenguaje es ese. ¡Consejero! ¡Consejero! Saca a esta gentuza de aquí. No soporto tanta jayanada. A mí nunca me han voceado. (Resopla como cerdo y de la cólera cambia su lenguaje). ¡Váyanse al chiquero! (Gruñendo como cerdo, enfurecida). Cosh, cosh, cosh. Salgan, salgan. No se codeen con mi hermosura! Sucios! ¡Malditos! No sé para qué nacieron! (El viejo permanece de pies, con las manos en la mecedora, sin ningún movimiento. Entra el sobrino, apresurado). 250 Antologia del Teatro Nicaragüense SOBRINO.-Tía, tía. ¿Qué te están haciendo? ¿Te han golpeado? GORDA.- No. Pero me han hecho algo peor, me han insultado y se han burlado de nosotros. (El sobrino se arrodilla sobre sus piernas. Carcajada general de los jóvenes quiénes están sentados en el piso con gran libertad. Una de las jóvenes se levanta y venda al sobrino con una cinta de dos colores pretendiendo insinuar que nada en dos aguas, lo aparta y se sienta sobre la gorda). JOVENCITA 1.-¡Pobre abuelita, estabas muy aburrida y te venimos a divertir! GORDA.-(Con voz quejumbrosa). ¿Oiste, sobrino? Me ha dicho abuelita. ¡A mí, que estoy en la flor de la primavera! JOVENCITA 1.- Y que lindos aretes los que tienes! (Se los quita y los tira a una de sus compañeras). GORDA.-Sobrino, mis aretes (lamentándose). Los había heredado de mi . . . qué digo, (ambigua) fueron un obsequio . . . Un obsequio a cambio de un favor . . . (Jovencita 1a regresa a su sitio. Se levanta un joven y también se sienta sobre la gorda). JOVEN 1.-Y qué pechos tan exhuberantes! GORDA.-Sobrino, están ridiculizando mis encantos. (Risas maliciosas. El sobrino permanece indeciso integrado al grupo de los dos jóvenes. Repentinamente se levanta todo el grupo y se acercan a la gorda. La mecen con escarnio y le van quitando sus alhajas las que tiran al aire y van cogiendo indistintamente. Cada uno que quita una prenda dice: JOVEN 2.-Coge este anillo! JOVENCITA 2.-¡Agarren esa cadena! JOVEN 1.-¡Ahí les va una pulsera! JOVENCITA 1.-Chinchilillo (Gran alboroto) Ahí va un zapato! JOVEN 2.-¡Yo cuchillo! (Se le cae el zapato de las manos. Entre todos arrastran la mecedora por el escenario. El sobrino también participa. Al joven 2o se le cae la venda y sólo queda vendado el sobrino. La gorda únicamente gimotea. Tiran sus cojines por el aire y hayuna gran algarabía. El viejo permanece sentado en su taburete. Arrinconado y temblando. Después de recorrer el escenario dejan a la gorda en el rincón donde estaba el viejo. Los dos jóvenes sientan a este sobre sus brazos en cuadro. Forman una procesión y todos van corean CORO Papa chi, papa chin 251 Antologia del Teatro Nicaragüense Papachin chin chin . . . Bis (Mientras hacen una ronda completa. Las jovencitas arrastran la mecedora de la gorda al centro del Escenario y los jóvenes colocan al viejo encima de ella). GORDA.-¿Te das cuenta, amor? Todo ha cambiado. ¡Cuánto escándalo y cuánta humillación! ¡Ojalá que las paredes no oigan! (Música) 252 Antologia del Teatro Nicaragüense OSCURA RAÍZ DEL GRITO Alfredo Valessi Teatro de la Ira 253 Antologia del Teatro Nicaragüense OSCURA RAÍZ DEL GRITO Alfredo Valessi Y apenas cabe la mano, pero que penetra frío por las carnes asombradas y allí se para, en el sitio donde tiembla enmarañada la oscura raíz del grito. Federico García Lorca (Bodas de Sangre) Oscura Raíz del Grito se estrenó los días 13, 14 y 15 de agosto de 1992 en la Sala Experimental del Teatro Nacional Rubén Darío,bajo la dirección del autor. ESCENOGRAFÍA La acción transcurre en las fauces de la serpiente Quetzalcóatl. El galillo, en forma de túnel, es el único acceso a la escena, que es la vivienda de Perséfona. La lengua del ofidio le sirve de camastro para dormir. En el suelo o en mesitas hay utensilios domésticos: un cuchillo de monte, un canasto con alimentos, un radio transistor pequeño, un rollo de mecate, un peine, cosméticos femeninos, platos, etc. En algún lugar arde una veladora ante un altar de la Virgen de Candelaria. En otro sitio hay un espejo mediano. PERSONAJES: PERSÉFONA LICAÓN GERVASIA TORO MUCO LA ABUELA. Joven campesina. Viste de negro. Abigeo de 24 años. Ex-estudiante. Campesina pobre de mediana edad. Campesino cuarentón. Abigeo y contrabandista. Vieja campesina de cuerpo magro y facciones enérgicas. (Al iluminarse el escenario, Perséfona está de rodillas ante el altar. Ora en silencio. Es el atardecer. De pronto, sufre una especie de crisis histérica. Se convulsiona. Aparece la abuela y su presencia calma a Perséfona. Dialoga con la abuela como sumergida en un estado de hipnosis). PERSEFONA.-Volvés . . . volvés de nuevo. . . ABUELA.-Todo da vueltas y vueltas y vueltas. Siempre la rueda vuelve a su lugar de partida y empieza de nuevo. PERSEFONA.-¿Qué me querés decir con eso? 254 Antologia del Teatro Nicaragüense ABUELA.-Te enseñé a entender el vuelo de los murciélagos. PERSEFONA.-Sí... Ya los he visto, los he seguido. Sé que el momento se acerca. ¿Es eso lo que venís a decirme? ABUELA.-Vengo a recordarte que sos piedra. Aunque por dentro un torbellino te vuelve loca, por encima de todo sos piedra . . . sos la piedra que cae. PERSEFONA.-Ya sé... Soy piedra . . . soy piedra. (La abuela desaparece. Perséfona queda como ida. Unos toques la hacen reaccionar). GERVASIA.- (Llama desde fuera) ¡Perse! . . . ¡Perse! ¿Estás ahí? PERSEFONA.- Sí, Gervasia, ¡pasá! GERVASIA.-(Sofocada) ¡Uf! ¡Esta subida! PERSEFONA.-¡Sentate! ¡Descansá! GERVASIA.- Me pesan las canillas. El desgraciado de Melitón me preñó otra vez. Estoy esperando. PERSEFONA.- Vos tenés la culpa por andar abriéndote cada vez que a él le da la gana. GERVASIA.-Si no me abro me agarra por la fuerza y es peor. Vos no sabés lo que son los hombres. PERSEFONA.-Vos creés que no sé, pero sé. GERVASIA.-¿Cómo vas a saberlo si vivís sola? A veces, hasta me imagino que no te gustan los hombres. PERSEFONA.- ¿Por qué no me van a gustar? ¿No soy mujer, acaso? GERVASIA.-¿Entonces por qué no le hacés caso a nadie? PERSEFONA.-Sólo tengo dieciocho años. GERVASIA.-¡Uh! A tu edad yo había parido tres chavalos. PERSEFONA.-Yo sé mi cuento. 255 Antologia del Teatro Nicaragüense GERVASIA.-Al viejo Angulo, el de la pulpería, se le cuelgan los ojos cada vez que pasás... y al de la fábrica de muebles... ¿No lo he visto yo, pues? El otro día te dió una botella... PERSEFONA.-En todo te metés... ¿Veniste para hablarme de eso? GERVASIA.-En parte sí. Angulo tiene veladoras en la pulpería, andá a buscar las tuyas antes de que se acaben. Vos no podés vivir sin veladoras. PERSEFONA.-Esa llama tiene que estar encendida de día y de noche. Es la promesa que hice a la Virgen. GERVASIA.-¿Por qué promesa? PERSEFONA.-Le pedí un milagro. GERVASIA.- ¿Qué milagro? PERSEFONA.-Es un secreto. GERVASIA.-Sos muy rara... igual que tu abuela, que en paz descanse. La gente decía que era bruja. PERSEFONA.- La gente es mala. GERVASIA.-Yo no me considero mala. PERSEFONA.-No lo digo por vos. GERVASIA.-Bueno, subí para que me digás si vas a matar mañana. PERSEFONA.- Sí, siempre, todos los viernes. Le compré un hermoso chancho a la Carmen. Está en el chiquero si querés verlo. GERVASIA.-Me apartás cuatro libras de lomo... ¡Ah! Y también guardame las patas para hacerle una sopa a Melitón. ¿Por qué no lo apuntás? PERSEFONA.-No hace falta. Yo siempre me acuerdo de vos. GERVASIA.-Es que a vos se te acaba la carne en un momento. Tenes buena mano. PERSEFONA.-Es cierto. Yo tengo buena mano. GERVASIA.-Ya me voy porque está oscureciendo. No tardan en salir los murciélagos y me dan miedo. ¡Qué animales tan feos! Ultimamente han aparecido 256 Antologia del Teatro Nicaragüense unos bien grandes, que hasta muerden al ganado y le pasan la rabia. Antes no había esos animales por aquí. ¿De dónde habrán venido? PERSEFONA.-Son los mensajeros. GERVASIA.-¡La Virgen me ampare! ¿Mensajeros de qué? PERSEFONA.-Van a ocurrir cosas, Gervasia. GERVASIA.-Me imagino que nada bueno... ¿Qué cosas? PERSEFONA.- Acontecimientos que nada tienen que ver con vos. Podés irte tranquila. GERVASIA.-Me asusta oirte hablar así... ¡Dios quiera que no traigan la mala suerte!... ¡Cuidate, Perse!... ¡Vos aquí sola en este cerro!... Yo no podría vivir así, tan aislada. ¡Sólo de pensarlo me da horror! ¡Tené cuidado! PERSEFONA.-Sé cuidarme, Gervasia. GERVASIA.-Ya sé que vos podés... Pero no te confiés demasiado. ¡Ahí nos vemos! No te olvidés de mi encargo. (Mutis). PERSEFONA.-Tené cuidado con la bajada... (Perséfona camina en la habitación como ordenando sus ideas. De pronto comienza a hablar sola mientras retrocede como si alguién estuviese frente a ella). PERSEFONA.-Vas a venir, sé que vas a venir, te siento cerca... muy cerca... Vas a venir y no te tengo miedo. Vas a venir porque yo quiero que vengás... ¿Sabés que tenemos un encuentro pendiente?... No, seguro que no lo sabés; pero vas a venir. La Virgencita de Candelaria está ayudándome... ¡Idiota! (Ríe) ¿Aja? ¿Tenés ganas, verdad?... No me toqués... No creás que va a ser como aquel día... Ahora, sólo que yo quiera... Sólo si yo quiero... (Ríe) ¡Cerdo!... ¡Más que cerdo!... De nada te sirve que pongás esa cara de asesino... Vos creés que me vas a impresionar, pero estás equivocado, no sabés lo fuerte que soy... ¡Sí! Aunque me veás flaca... Estás cerca... muy cerca... y yo te estoy llamando... Ni siquiera te imaginás que soy yo la que te atrae... Ya venís por ahí... te estoy esperando ....(Tropieza de espaldas y cae en el camastro con las piernas abiertas. Se contorsiona como si alguién estuviera sobre de ella. Después de un espasmo se levanta. Piensa un momento. Enciendo el transmisor. Se escucha música rock. Baila ante el espejo. Se quita la falda para verse mejor. Tan abstraida está que no se percata de la presencia de Licaón, quien aparece en la puerta. Viste “Blue Jean” y una camisa caqui manga larga. Carga mochila y empuña un Aka. Se recrea viendo bailar a Perséfona. Cuando ella lo 257 Antologia del Teatro Nicaragüense descubre lanza un pequeño grito de sorpresa. Atropelladamente se pone la falda. Licaón la apunta con el arma). LICAON.-¿Dónde están los demás? PERSEFONA.-¿Cuáles demás? Yo vivo sola. LICAON.-¿Creés que me voy a tragar esa historia? ¿Dónde está tu marido? PERSEFONA.- (Dura) Yo no tengo marido. LICAON.- ¡Seguí bailando! (Ella responde apagando el transistor) ¿Esa mujer que salió hace poco, quién es? PERSEFONA.-Una vecina. LICAON.-Aquí no hay vecinos. PERSEFONA.-Vive en la casita de abajo, al pié del cerro. LICAON.- (Dubitativo) ¡Humm! No te creo ni jota. PERSEFONA.-Ese es asunto tuyo. LICAON.-Vos aquí sola? PERSEFONA.-¿Y qué? No me da miedo. LICAON.- Sos brava. PERSEFONA.-¿Y vos quién sos? ¿Qué querés en mi casa? LICAON.- Vos no tenés derecho a preguntar. Si no hacés lo que te diga, si intentás algo, date por muerta. PERSEFONA.-¡Qué valiente! LICAON.-Desde este momento no estás aquí. Si alguien llama no abrás la boca. PERSEFONA.- ¿Quién va a llamar? Aquí no viene nadie. ¿Quién sos para darme órdenes? ¿Qué buscás? Reales no tengo. LICAON.-Examina la habitación) Quiero comer. PERSEFONA.- Para eso no hace falta amenazarme. Te doy de comer y te vas. 258 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-Lo que voy a hacer lo decido yo. PERSEFONA.-¡Claro! Como estás armado... Así quién no. LICAON.-(Toma el cuchillo que esta en la mesa) Es un cuchillo de campaña. PERSEFONA.-Es mi cuchillo de cocina. LICAON.-¿Quién te lo dió? PERSEFONA.-Nadie. Lo compré a un buhonero. Bien caro me costó. LICAON.- (Tenso) ¿Cuándo? PERSEFONA.-¡Uh! Hace tiempo; más de dos meses... Me hacía falta un cuchillo así para matar los chanchos. El que tenía antes ya estaba muy ralito y se me quebró. LICAON.-¿Matás chanchos? PERSEFONA.-Los viernes... El sábado vendo la carne a la gente del pueblo..-Así me ayudo. LICAON.-Pero vos sola. PERSEFONA.- ¿Qué tiene? ¿Creés que no puedo? LICAON.-No sé, no te conozco; pero no me convence. PERSEFONA.-¿Qué no te convence? LICAON.- Primero: que seás capaz de destazar chanchos sin ayuda de nadie . . . Vos, tan menudita... Segundo: que no tengás marido. PERSEFONA.-Andá a preguntar en el pueblo, si querés. Todos me conocen. LICAON.-¿Creés que soy baboso para ir al pueblo? ¡Nadie debe saber que estoy aquí! PERSEFONA.- Para hacerte comida necesito el cuchillo. ¡Dámelo! LICAON.- (Duda unos instantes. Después deja el cuchillo en la mesa) Ahí está; pero que no se te ocurra intentar locuritas. No quiero tener que matarte. PERSEFONA.-¿Por qué me vas a matar? ¿Sos asesino? 259 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-Cerrá la boca y hacé la comida. PERSEFONA.- (Comienza a picar alguna cebolla) ¿Cómo te llamás? LICAON.- (Después de una pausa) Me dicen Sisimico. ¿Y vos? PERSEFONA.- Me dicen Perse. LICAON.-¡Qué raro! Nunca había oído ese nombre. PERSEFONA.-Me llamo Perséfona. LICAON.-¡Ah! Es un nombre griego. PERSEFONA.- ¡Qué divertido! LICAON.-¿Qué cosa? PERSEFONA Nunca me imaginé que mi nombre fuera griego. ¿De dónde son los griegos? LICAON.- De Grecia. PERSEFONA.- ¿Eso queda por el lado de Costa Rica? LICAON.-No seás burra. Grecia queda en Europa. PERSEFONA.- ¿Está muy lejos? LICAON.-Al otro lado del mar. PERSEFONA.- ¿Y vos cómo lo sabés? LICAON.-Soy bachiller. Ahí me quedé. PERSEFONA.- ¿Por qué no seguiste? LICAON.-Cosas de la vida. El hombre propone y Dios dispone. PERSEFONA.-Quiere decir que creés en Dios. LICAON.-Sí, claro . . . a mi manera. PERSEFONA.-Sólo hay una manera de creer en Dios. 260 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-Es mejor no manosear la soga en la casa del ahorcado. PERSEFONA.-No tenés la conciencia tranquila. ¿Verdad? LICAON.-No te metás con la conciencia. Dejala en paz. (Persefona hace intento de salir) ¿A dónde vas? PERSEFONA.-A encender el fuego para asar un pedazo de cecina. LICAON.-Asala aquí. PERSEFONA.-¿Cómo? . . . La estufa está afuera. LICAON.-No me des cecina, pues; pero de aquí no salís. PERSEFONA.- ¿Y qué te voy a dar, entonces? LICAON.-Inventá lo que sea; pero no voy a perderte de vista, no me inspirás confianza. PERSEFONA.- Salí conmigo. Acompañame para que me vigilés. LICAON.- Esta casa está en alto, pueden verme. Todavía no oscurece del todo . . . y hay luna. PERSEFONA.-Es cuarto menguante. LICAON.-¿Qué tenés en la canasta que se pueda comer? PERSEFONA.-Gallo pinto sin calentar y tortilla tiesa. LICAON.- Dame lo que sea. PERSEFONA.-(Le da de comer en un plato enlozado) ¿Por qué no querés que te vean? LICAON.- Hay alguien que quiere matarme. PERSEFONA.-¿Del pueblo? LICAON.- (Comiendo) Preguntás mucho. PERSEFONA.-No sé por qué tenés miedo. Andás bien armado. 261 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.- No es miedo. No le tengo miedo al Peludo. (Se interrumpe). PERSEFONA.- (Tensa) ¿El Peludo es enemigo tuyo?. LICAON.-Se me salió sin darme cuenta . . . por estar comiendo. ¿Lo conoces? PERSEFONA.-(Titubea) ¡Eh! No . . . Dice la gente que es un demonio. LICAON.-¿Qué gente? PERSEFONA.-Los del pueblo. LICAON.-¿De qué lo conocen? PERSEFONA.- De vez en cuando viene a vender cosas . . . LICAON.-¿Qué vende? PERSEFONA.-De todo. Transistores, mochilas... LICAON.-Cuchillos. PERSEFONA.-Ropa, capotes para la lluvia. En el pueblo dicen que todo es robado. LICAON.- Eso es verdad. PERSEFONA.- ¿Por qué te persigue? LICAON.-Por cosas de hombres. PERSEFONA..-Hay una mujer en medio. LICAON.- Había una mujer. PERSEFONA.- ¿Qué se hizo? LICAON.- Está muerta. PERSEFONA.-¿La mató el Peludo? LICAON.-La maté yo... PERSEFONA.- ¡Ah! (Pausa) 262 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-Puedo matar al Peludo o puede liquidarme él a mí... o podemos matarnos los dos . . . No quiero que ocurra. Ahora ya no me interesa arriesgarme. PERSEFONA.- A mí tampoco. LICAON.-Vos nada tenés que ver en esto. (Esta terminando de comer) Estaba sabroso el gallo pinto. PERSEFONA.- Cuando uno tiene habre cualquier cosa parece buena, aunque sea una tortilla vieja. LICAON.-Eso mismo decía el Toro Muco cuando iba detrás de alguna vieja. PERSEFONA.- ¿Quién es el Toro Muco? LICAON.-Un amigo... Murió... Yo, aunque ande “rigioso” no me vuelo a una vieja ... A mí me gustan jovencitas, como vos... Sos muy graciosa... ¿Verdad que te lo han dicho? PERSEFONA.- (Seca) ¡No! LICAON.-Resulta muy sospechoso. PERSEFONA.-¿Qué es lo sospechoso? LICAON.- Que no tengás marido. PERSEFONA.- ¡Otra vez lo mismo! LICAON.-Si fueras fea... si fueras vieja... No puedo creer que no tenés hombre, aunque ahora no esté aquí. PERSEFONA.- No lo tengo. LICAON.-Pero lo tuviste... ¿Lo mataron en la guerra? PERSEFONA.-(Después de una pausa) No... LICAON.-Entonces, ¿sos virgen? PERSEFONA.- ¿A vos qué te importa? LICAON.-Qué sabés vos... Tal vez me importa. ¡Poné música! PERSEFONA.-¿Para qué? 263 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-Para alegrarnos.¿No te gusta estar alegre? PERSEFONA.-Me da igual. LICAON.-No puede ser igual. La alegría es importante en la vida. No hay que estar triste... ni preocupado... ¿Para qué?... ¿Estás preocupada? PERSEFONA.-De nada sirve que me preocupe. De todos modos, al final me vas a matar. LICAON.- (Sorprendido) ¿Por qué?... A menos que des motivo. PERSEFONA.-Estás acostumbrado a matar, se te ve en la cara. LICAON.-(Guarda silencio. Enciende el transistor. Se escucha música bailable) ¡Vamos a bailar! PERSEFONA.-No quiero. LICAON.-Te movés muy bien... Te vi.... ¿Por qué no querés bailar? PERSEFONA.-No estoy de humor. LICAON.- Pero yo sí... ¡Vení! (La toma de la mano) PERSEFONA.- (Zafándose) Bailá vos solo. LICAON.-No me tengas miedo. (Vuelve a sujetarla) PERSEFONA.-¡Dejame! LICAON.- No me da la gana. PERSEFONA.-(Forcejando) No, no... (Exclamaciones Ad-Libitum. Ella resiste. La lucha estimula a Licaón. La acción se desarrolla a lo largo y ancho del escenario. Finalmente Licaón domina y ambos caen en el camastro) No, no... Tengo miedo .... Nó, Licaón. LICAON.- (Salta de la cama y empuña el Aka) ¿Por qué Licaón? ¿Cómo sabés que me llamo Licaón? PERSEFONA.-Todo el mundo lo sabe. 264 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-¡Mentira! ¡Nadie tiene por qué saber mi nombre! (Amenazante) ¿Quién te lo dijo? PERSEFONA.- (Incorporándose) ¡No te pongás así, Licaón! LICAON.-(Enfurecido) ¡No me digas Licaón! ¡Yo no soy Licaón, soy Sisimico! ¿Me oís? ¡Sisimico! PERSEFONA.-Supe que sos Licaón cuando me contaste que el Peludo anda detrás de vos. LICAON..-Conocés al Peludo! ¿De dónde lo conocés? ¿Qué es tuyo? PERSEFONA.- Nada. No es nada mío... Vino al pueblo una vez y a todo el mundo le andaba preguntando si conocían un tal Licaón, si lo habían visto pasar. LICAON.-¿Sólo a eso vino? PERSEFONA.-Es buhonero. LICAON.-Ya sé que es buhonero, vende lo que roba. PERSEFONA.- Andaba con la camioneta llena de mercadería. LICAON.-¿El te vendió el cuchillo? PERSEFONA.-Sí. LICAON.- ¿Sos su mujer? ¿Se acostó con vos? PERSEFONA.-No! ¿Qué te imaginás que soy? LICAON.- ¡Que mierda! Cuando alguien conoce tu verdadero nombre, es como si te tuviera entre sus manos. PERSEFONA.-A mí me gusta tu nombre. ¿También es griego? LICAON.-Sí. (Saca un cigarro y lo enciendo con la llama de la veladora. Después sopla y apaga la llama) ¡Ah! No me di cuenta. La apagué mecánicamente. ¿Tenés fósforos? PERSEFONA.-No hace falta. Ya la Virgen me hizo el milagro. LICAON.-¿Qué milagro? 265 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.-Asunto de mujeres. (Pausa) LICAON.-Ya se hizo de noche; pero no tarda en salir la luna . . . PERSEFONA.- (Abrazandolo por la espalda) ¿Para qué queremos luz ahora? (Lo provoca sexualmente) ¡Vení! LICAON.-Ya no. (Ella intensifica las caricias. Licaón cede poco a poco. La acción puede progresar hasta donde el director lo juzgue conveniente. Oscurecimiento) (Escena restrospectiva. Noche. En un área pequeña iluminada con luz cenital hay un tronco, o una piedra, o algo en que puedan sentarse dos personas). (Llega Toro Muco, cuarentón, melena y barba espesa, tipo campesino. Lanza un silbido. Instantes después otro silbido responde. Aparece Licaón, siete años más jóven. Lo mejor será que lo doble otro actor. No lleva mochila ni arma. Ambos se miran con desconfianza). LICAON.-¿Usted es Toro Muco? TORO.-(Asentimiento) ¡Ajá! LICAON.-Yo soy Licaón. TORO.-No andés diciendo tu verdadero nombre, muchacho, y menos si nadie te lo ha preguntado. (Pausa) LICAON.-Mi tía le mandó razón. TORO.-Sí, me la dieron. ¡Sentate, pues! Vamos a platicar. LICAON.- ¿Puede llevarme a Honduras? TORO.-No te precipités. Esto hay que hablarlo poco a poco. LICAON.-Mi tía le tiene mucha confianza. TORO.- Yo también a ella, por eso estoy aquí. LICAON.-Ella tiene los quinientos dólares. TORO.-No vengo por quinientos dólares, no me hacen falta. Puedo disponer de mucho más. LICAON.-Es todo el dinero que pude juntar. 266 Antologia del Teatro Nicaragüense TORO.-No es mucho. LICAON.-Si no es suficiente, no sé qué hacer . TORO.-No seás tonto, chavalo. Tu tía es una personal especial . . . Cuando éramos muchachos ella y yo... ¿Entendés?... Tenía sólo catorce años y era muy linda; todavía se ve bien. LICAON.- ¡Ah! ¿Por qué me lo cuenta? TORO.-Para que sepás por qué me tomo esta molestia. A vos te trato de manera distinta. LICAON.- Le doy las gracias... Mi tía asegura que usted conoce bien la frontera. TORO.-Yo conozco todo. LICAON.-Necesito cruzar la guardarraya. TORO.-Querés ir a Honduras... ¿Para qué? LICAON.-Para que no me agarre el servicio militar. TORO.-¿Tenés miedo? LICAON.-No tengo miedo. Yo no soy cobarde. Es que no me da la gana meterme en esta guerrra, no tengo por qué sacrificarme. Yo quiero vivir mi vida, hacer una carrera. TORO.-¿Estás en la Universidad? LICAON.- Todavía no. Terminé el quinto año de bachillerato. TORO.-¿Y qué creés que te va a ocurrir en Honduras? LICAON.- Buscaré trabajo y, si puedo, estudio. TORO.- ¡Qué lindo! LICAON.- ¿Por qué lindo? TORO.-Te voy a explicar lo que va a pasarte cuando crucés la frontera. En cuanto la guardia hondureña te detecte, te captura y te vende a la contra como recluta. No tenés forma de zafarte. 267 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.- (Pausa) Alguna salida ha de haber. TORO.- Puede haber una... pudiera ser. El panorama para vos es: si te quedás aquí te reclutan los piricuacos y si te vas a Honduras te pepenan los contras. LICAON.- Visto así, no tengo escapatoria. TORO.-Tengo un plan... muy bueno... Voy a platicarlo con vos, porque basta que te haya mandado tu tía para que yo te considere como de la familia. (Se sienta junto a Licaón) Yo también estoy en una encrucijada... La contra me está presionando para que les sirva de correo. Los piricuacos me tienen desconfianza y me vigilan de cerca porque no he querido colaborar con ellos y mucho menos movilizarme... Mi situación es difícil... Yo he venido pensando... He estado pensando... No le contés a nadie lo que te estoy diciendo. LICAON.-No se preocupe, sé callarme. TORO.-Yo tengo una historia bastante fregada. He contrabandeado, he vendido ganado en Honduras... robado, por supuesto. ¡Hasta con armas he traficado! ¡Es asunto muy peligroso! En tiempos de Somoza liquidé a un guardia. LICAON.-¡Milagro está vivo! TORO.-Al poco tiempo Somoza salió huyendo. LICAON.-¿Por qué lo mató? TORO.-Me agarró con un cargamento de güisqui y me lo quiso robar. No podía hacer otra cosa; o él o yo. LICAON.-Lo que cuenta es salir del apuro, no importa como. TORO.-Has hablado bien. Sos un muchacho inteligente. LICAON.-¿Qué hace ahora? ¿A qué se dedica? TORO.-Tengo una finquita de cien manzanas... Pero casi no me sirve de nada porque no me dejan trabajarla como yo sé. Los del INRA quieren que siembre lo que ellos dicen y como ellos dicen y, encima, tengo que venderles la cosecha por fuerza a ellos, al precio que a ellos les de la gana. El crédito que dan es una miseria y cuando lo recibo ya la moneda está super-devaluada... Aparte de que te hostigan constantemente. No me queda otro remedio que volver a mi vida de antes. LICAON.-¿Al contrabando? 268 Antologia del Teatro Nicaragüense TORO.- Vender ganado es más lucrativo en este momento. Están pagando bien, en dólares contantes y sonantes, al otro lado. Tengo contactos en Honduras. LICAON.-Pero con la guerra eso ha de estar muy peligroso, me imagino. TORO.-Todo en la vida representa peligro. Yo tengo experiencia. Además, pienso trabajar en una zona que conozco muy bien y está en calma, relativamente. Me voy a “chinear”. ¡Ya debía haberme ido! LICAON.-¿Y por qué no lo ha hecho? TORO.-No es empresa para un hombre solo. Tenemos que ser por lo menos tres. Vos podrías ser el segundo, si te interesa. LICAON.- (Pausa) Suponiendo que me interesara... seríamos sólo dos. TORO.-Cuento también con el Peludo. Es de absoluta confianza. LICAON.-¿Tiene experiencia? TORO.- Desertó del ejercito. Lo hirieron cuando iba huyendo, pero se voló a un piricuaco. Es hombre de confianza. LICAON.-Herido no puede hacer gran cosa. TORO.-Se está recuperando, yo me ocupo de que se restablezca. Lo tengo en lugar seguro. LICAON.-¿El está de acuerdo? TORO.-¡Claro que está de acuerdo! Está acostumbrado a rifársela a cada rato. LICAON.-Es decir, que lo quiera uno o no lo quiera, aquí hay que jugarse la vida. TORO.-Sí, pero por algo tuyo, de tu provecho, no a la fuerza ni por babosadas de política y mentiras de esas. LICAON.-Es cierto. TORO.-Mañana mismo podríamos enmontañarnos, pero tenés que decidirte. LICAON.- (Después de una pausa) Pues... ¡Que sea lo que Dios quiera! . . . Me voy con ustedes. 269 Antologia del Teatro Nicaragüense TORO.-¡No me desfraudaste, muchacho! ¡Así se habla, Licaón!... ¿Licaón me dijiste que te llamás? LICAON.-Sí. TORO.-Desde este momento ya no sos Licaón, olvidate de ese nombre. Ahora sos Sisimico. De hoy en adelante te llamás Sisimico. No se te olvide... ¡Repetílo! LICAON.-Me llamo Sisimico. Soy Sisimico. (Oscurecimiento) (Habitación de Perséfona. Día. Ella limpia y pone en orden la habitación. Licaón la observa sin separarse del Aka) LICAON.-Así me enganché en esto. PERSEFONA.- Más bien te engancharon; pero a vos te gustó. LICAON.-Al principio me parecía una aventura... Sin embargo, llega un momento en que uno se cansa. Son siete años viviendo a salto de mata. PERSEFONA.-(Recordando) Siete años... Hace siete años yo era apenas una niña flaquita . . . Tenía once. LICAON.-Quiere decir que tenés dieciocho. PERSEFONA.- Dieciocho tengo. LICAON.-Yo habría asegurado que sos mayor. PERSEFONA.- ¿Qué edad me calculabas? LICAON.-Veinticuatro... veinticinco años. PERSEFONA.-Eso cree toda la gente. Gervasia, la vecina, dice que me estoy haciendo vieja antes de tiempo. LICAON.- Es la vida que llevás: sola, trabajando como si fueras hombre . . . PERSEFON.- No estoy tan sola. LICAON.-(Alerta) ¿No? PERSEFONA.-Me acompañan las estrellas. LICAON.-¡Ajá! Sos una soñadora. 270 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.- ¿Y qué? ¿Es malo? LICAON.-No. Lo que ocurre es que los soñadores viven en otro mundo, no se dan cuenta de la realidad de la vida. PERSEFONA.-Pues yo todo lo que sueño se cumple . . . Yo soñé que ibas a venir. LICAON.-¿Yo, yo? PERSEFONA.- Sí, vos mismo. LICAON.-Habrás soñado que vino algún hombre, porque estabas necesitando uno. PERSEFONA.-No, soñé que eras vos, con esa misma cara y esa ropa. LICAON.-¿Cuándo lo soñaste? PERSEFONA.-Después que murió mi abuelita. LICAON.-Pues... puede ser. Hay gente que cree que algunos sueños se realizan. PERSEFONA.-A mí se me cumplen mis sueños. LICAON.-¿De manera que creés que estoy aquí porque vos me soñaste? PERSEFONA.-Porque te soñé y porque he estado llamándote . . . A toda hora estaba pensando en vos . . . y mantuve esa veladora encendida día y noche ardiendo por vos, para que la Virgen me ayudara a traerte. LICAON.- Parece cosa de brujería . . . PERSEFONA.-Enigmática) Parece. (Pausa) LICAON.-No me disgusta que tratés de embrujarme... Decime: ¿No te pintás los labios? ¿Nunca te arreglás? PERSEFONA.-Solamente en las grandes ocasiones. LICAON.- Que me imagino que no son muchas. PERSEFONA.-Cuando es la fiesta de la Virgen, por ejemplo. LICAON.-¿Los sábados no bajás al pueblo a bailar? 271 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.- Es muy peligroso. Todos los fines de semana hay algún muerto. LICAON.- ¿Por qué escogiste esta vida? PERSEFONA.- Yo no la escogí. LICAON.- A mí me pasó igual. PERSEFONA.-Esta casa era de mi abuela. Cuando quedé mota, ella fué a buscarme y me trajo a vivir aquí. LICAON.- ¿Cuándo murió tu abuela? PERSEFONA.-(Nostalgica) Murió... hace más de un año.... LICAON.-¿Por eso andás de negro? PERSEFONA.-Me pongo la ropa de ella. Es casi de mi misma talla, sólo la ajusté un poquito... Ella me enseñó todo lo que sé... Yo la quería mucho. LICAON.-Yo te voy a comprar vestidos nuevos, unos zapatos bonitos... Te vas a ver linda. PERSEFONA.- ¿Quién dice que yo me voy a poner lo que vos me comprés? LICAON.-Te lo vas a poner porque voy a ser tu marido. PERSEFONA.- ¡Ja! ¡Qué creído! LICAON.-Yo soy tu marido. PERSEFONA.-¿Por una noche que nos acostamos? . . . Yo no pienso vivir huyendo del Peludo. LICAON.- Yo tampoco... Ya decidí apartarme de esta vida.... Ahora voy de regreso a mi casa... La guerra se acabó, hay otro gobierno y han dado un amnistía. PERSEFONA.- ¿Qué es eso de amnistía? LICAON.- Es una ley que perdona todos los delitos que hayás podido cometer. PERSEFONA.- Y las víctimas también perdonan? LICAON.-Las víctimas son víctimas. 272 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.-¡Qué bonito! ¡Claro! La ley es un papel, puede perdonar lo que quiera. LICAON.-Pues por esa ley ahora yo puedo rehacer mi vida, vivir como cualquier cristiano, tener hijos y una mujer así como vos. PERSEFONA.- ¡Es demasiado tarde! LICAON.-¿Por qué? Nunca es tarde. Tengo veinticuatro años. Tal vez hasta puedo seguir estudiando. PERSEFONA.-¿Qué pensabas estudiar? LICAON.-Te va a dar risa. PERSEFONA.- Bueno... Vos mismo decís que la risa no es mala. LICAON.-Pensaba entrar en el Seminario. PERSEFONA.-¿Qué se estudia allí? LICAON.-Se estudia para cura. PERSEFONA.-(Risita) ¿Cura vos? LICAON.-Te dije que te ibas a reír. PERSEFONA.-¡Qué clase de cura! (Se escucha un ruido exterior. Licaón se sobresalta, empuña el Aka) GERVASIA.-Llamado) ¡Perse! LICAON.-No contestés. PERSEFONA.- ¡Escondete ahí! LICAON.-No abrás. GERVASIA.-¿No hay nadie? ¡Perse! PERSEFONA.- Si no le contesto se va a alarmar. GERVASIA.- ¡Perse! 273 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.- Ya voy, Gervasia, un momento. LICAON.- ¡Qué no abrás, te digo! PERSEFONA.-Escondete en ese rincón. No se dará cuenta. LICAON.-¡Qué no entre! PERSEFON.-No la voy a dejar entrar, pero escondete. LICAON.-(Ocultándose) Acordate de que voy a estar con el dedo en el gatillo. (Perséfona recibe a Gervasia en la entrada de la habitación, cerrándole el paso) GERVASIA.-(Apareciendo) ¿Qué te pasaba? Empezaba a preocuparme. PERSEFONA.-Estaba echada en la cama. GERVASIA.-¿Te sentís mal? PERSEFONA.-No, no tengo nada. GERVASIA.-Subí para avisarte que el Peludo está en el pueblo. Trajo la camioneta llena de cosas para vender, por si te interesa. La otra vez te oí decir que pensabas comprar una tela mosquitero. PERSEFONA.-Voy a bajar más tarde. GERVASIA.-Dijo que va a quedarse esta noche, pero se va mañana antes de que amanezca. PERSEFONA.- Bueno, a la tarde voy a ir a ver. GERVASIA.-Me voy, entonces. Ahí nos vemos. (Mutis de Gervasia) PERSEFONA.- ¡Hasta luego, Gervasia, adiós! LICAON.- (Saliendo del escondite) El peludo viene siguiéndome los pasos. PERSEFONA.-El no sabe que estás aquí. Nadie sabe. LICAON.-No conocés al Peludo, es muy listo. No puedo confiarme. PERSEFONA.-¿Qué pensás hacer? LICAON.-Tengo que irme. 274 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.- ¿Ahora? LICAON.-Cuando anochezca. Caminar de día es un suicidio. PERSEFONA.-Bueno, de aquí a la noche hay tiempo. LICAON.-¿Tiempo para qué? PERSEFONA.-Te voy a preparar comida para que llevés en la mochila. LICAON.-Vos venís conmigo. PERSEFONA.-No. ¡Cómo! ¡Yo no voy! LICAON.-Te llevo de todos modos. No te estoy pidiendo permiso. PERSEFONA.-¡Calmate!.. ¡Pensalo!... Yo más bien sería un estorbo. ¿Querés echarte un trago? LICAON.-¿Tenés? PERSEFONA.-Guardo una botella. Es de cuando la vela de mi abuelita. LICAON.-Dame un trago nada más. No quiero estar de goma a la noche. (Perséfona encuentra la botella y le sirve) Tengo que caminar toda la noche, poner la mayor distancia posible entre el Peludo y yo. PERSEFONA.-El anda en camioneta. LICAON.-Sí, pero, si no me equivoco, va en sentido contrario. Además, yo camino por los cerros, donde ningún carro puede entrar. El tendría que bajarse y perseguirme a pié... y ya veríamos.... Bebe) Esta no es cususa. ¿Qué me estás dando? PERSEFONA.-Guaro curado con yerbas.... estilo cubano. LICAON.-Tiene un olor muy rico. Está sabroso. PERSEFONA.- ¿Te sirvo otro poquito? LICAON.-¿No será este un bebedizo para que no me largue? PERSEFONA.-Si tenés desconfianza no te doy más. 275 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-¡Humm! Me siento reconfortado. Servime otro vasito. (Perséfona sirve. Licaón bebe) Te necesito conmigo. PERSEFONA.-Me querés nada más para que prepare el guaro. LICAON.-No es eso. A mí me hace falta una mujer, pero que sea mujer de verdad, no sólo de pasada. PERSEFONA.-Vos has de ser bien mujeriego. LICAON.-(Bebe) Ya no. De hoy en adelante soy un hombre formal. Ya te lo dije, voy a cambiar de vida.... Pero ve, pega fuerte la yerbita.... Me siento así... medio cecereco.... Alegre. Poné música, vamos a bailar. (Perséfona enciende el transistor. Se escucha música. Bailan separados. Licaón está eufórico; canta, grita, se contorciona grotescamente; pero se marea y busca un taburete. De pasada apaga el transistor) PERSEFONA.-¡Idiay! ¿Tan pronto te cansaste? LICAON.-No me siento bien. PERSEFONA.-¿Por qué no te acostás un rato? LICAON.- No es para tanto. No hace falta. PERSEFONA.-Durmiendo se te pasa más pronto. LICAON.-Si no estoy bolo. ¿Qué creés?... ¿Qué me diste a beber? Guaro no es, porque a mí el guaro no me hace efecto... Debe ser que las yerbas no me cayeron bien. PERSEFONA.-¡Descansá, pues, así se te quita! ¡Tan alegres que estábamos! LICAON.-Y ahora estoy triste. Me siento triste. A veces me da así por ponerme triste. PERSEFONA.-¿Pero triste por qué? LICAON.-Por todo. A ratos, la vida es triste ¿no creés? PERSEFONA.-En cierto modo, la vida es triste siempre. LICAON.-Siento un peso en la conciencia por no haber sido lo que quería ser. PERSEFONA.-¿Qué querías ser? 276 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-Cura. PERSEFONA.- Es verdad, ya me habías dicho. LICAON.-Yo, en el fondo, soy un hombre bueno... Yo tenía vocación religiosa. (Perséfona le sirve otro trago) PERSEFONA.-Si hubieras entrado al Seminario tal vez te hubieran dispensado al servicio militar. LICAON.- (Se bebe el trago antes de responder) No podía... ya no podía entrar en el Seminario. PERSEFON.-¿Por qué? LICAON.-Porque... (Agacha la cabeza) PERSEFONA.-¡Estás llorando! LICAON.-Yo... No tengo derecho a que me absuelvan . . . Yo . . . PERSEFONA.-Dios sabrá las cosas que has hecho. LICAON.-Dame otro trago. PERSEFONA.-Se te va a subir más. LICAON..-¡A vos no te importa! ¡Servime!... Tengo derecho a ser borracho porque yo no tengo perdó (Perséfona le sirve) PERSEFONA.-¿Quién se supone que tiene que perdonarte? LICAON.-¿Para qué querés saberlo? PERSEFONA.- No me digás nada, pues. Me figuro que le has hecho daño a mucha gente. LICAON.-La gente no me importa; pero mi hermana sí. PERSEFONA.-¿Tenés una hermana? LICAON.-No me explico como pude yo . . . violarla. 277 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.- (Tensa) Sos un cerdo. LICAON.-Mi hermana menor... En ese momento no era yo mismo... Es una fuerza que me arrastra... No entiendo... No puedo sustraerme. PERSEFONA.- ¿Y tu familia? ¿Tu papa, tu mama? . . . ¿Qué hicieron? LICAON.-No se dieron cuenta... pero al poco tiempo mi hermana desapareció de la casa y se volvió puta... (Bebe) No podía ir al Seminario porque hubiera tenido que confesarme... PERSEFONA.- Conmigo te has confesado. LICAON.- Confesarme con vos no me importa, a lo que no me atrevo es a confesarme con Dios. PERSEFONA.-Dios ya lo sabe. El sabe todo... Tal vez ya decretó el castigo que te espera. LICAON.-Yo no soy como soy porque quería ser así... ¿Entendés? Yo no mando en mí mismo. PERSEFONA.- Pero te gusta hacer lo que hacés... ¿Qué sentís cuando matás a alguien? LICAON.-No soy asesino. PERSEFONA.-Pero si has matado, sos asesino. Vos mismo me dijiste que mataste a una mujer. LICAON.-Se lo merecía. PERSEFONA.-¿Cómo lo hiciste? LICAON..-¿Para qué querés saberlo? PERSEFONA.-Para... Porque yo nunca he matado a nadie. Vos sabés y yo no. LICAON.- ¿Acaso no pasás la vida matando chanchos? PERSEFONA.- No es lo mismo. LICAON..-Es igual. 278 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.-No puede ser. El chancho es un animal, es como una cosa, no es un ser humano, no tiene alma. ¿Cómo fué que la mataste? LICAON.- ¿Querés saber? Pues... la amarré las manos por la espalda. PERSEFONA.-¿Y ella se dejó? LICAON.-No podía evitarlo, yo soy más fuerte. PERSEFONA.-¿No gritó? LICAON.-Nadie la hubiera oído. Estábamos solos en el monte. PERSEFONA.-Entonces... ¿se dejó amarrar sin resistir? LICAON.-Me escupió la cara. PERSEFONA.-¡Ah! Tenía genio. LICAON.- Le dije que rezara, si quería. PERSEFONA.-¿Y rezó? LICAON.- Dijo que no iba a pedirle a Dios que me mandara al Infierno porque eso sólo puede concederlo Satanás. PERSEFONA.-Era inteligente. LICAON.-De nada le sirvió. PERSEFONA.-¿Y después de amarrarla, qué pasó? LICAON.- (A partir de este momento Licaón realiza la pantomima valiéndose de Perséfona, como si estuviese haciendo la reconstrucción del crimen). La puse de rodillas... y yo me coloqué detrás de ella. La agarré del pelo con la mano izquierda y le eché la cabeza para atrás... Así. Entonces con la mano derecha agarré mi cuchillo. (Toma el cuchillo de Perséfona y se lo pone en el cuello) y se lo puse sobre la yugular... Un sólo empujón fué suficiente. PERSEFONA.- (Reponiéndose) ¿Le cortaste la cabeza? LICAON.-¿Para qué?... Se desangró en un momento. PERSEFONA.-¿Y qué sentiste? 279 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-¿Por qué querés saber tanto? PERSEFONA.-Algo tenés que haber sentido. LICAON.-Una sensación muy rara; como una satisfacción. En ese momento me sentí como fuera de las cosas, como ido... como embriagado... Dame otro traguito. PERSEFONA.- (Sirviendo el guaro) Y ella... ¿no se movía? ¿No tuvo convulsiones? LICAON.-Casi nada. En tres segundos se quedó inmóvil . . . muerta. PERSEFONA.-Tres segundos antes tenía vida... respiraba... te escupió la cara... estaba llena de odio... Y en un momento, izáz... ! ya nada... muerta... vacía de todo. LICAON.-Es un gran misterio... ¿No te parece? PERSEFONA.-Hace poco tuve un sueño... y no sé lo que quiere decir. LICAON.-¿Te preocupás por eso? PERSEFONA.- Sí, porque fué un sueño muy raro... Me vi de pronto acostada en el suelo rodeada de cerdos. Los animales gruñían y hozaban en mi cuerpo. Muy sorprendida me levanté, sólo para darme cuenta de que todo el campo estaba invadido de cerdos. Montones y montones de chanchos en todas las direcciones. Salí corriendo, dando saltos y haciendo serpentinas entre los animales, que me seguían con intención de atacarme... Corría y corría sin saber hacia dónde. Sólo quería librarme de aquella angustia que me producían los cerdos. Iba tan fuera de mí que, sin darme cuenta, me lancé a un abismo. Tiene que haber sido un abismo muy profundo porque yo sentía que iba cayendo y cayendo y aquello no terminaba nunca. Y perdí el conocimiento... Cuando me recuperé estaba rodeada de gentes que me sonreían... Hombres, mujeres y niños que me miraban con dulzura, con amor. Yo sentí un gran alivo. Me acuerdo que dije: “¡Bendito sea Dios!, por fin me hallo entre seres humanos”... Y uno de ellos, un anciano, me contestó: “Es porque estás muerta”... Entonces me desperté... ¿Qué te parece? LICAON.-Es amargo. PERSEFONA.-Todo es amargo. LICAON.-Sin embargo, a pesar de todo uno puede tratar de ser mejor... Yo estoy convencido de que puedo cambiar... Puedo ser más humano... Si no fuera así, ¿de qué serviría, entonces, creer en Dios? PERSEFONA.-Toda la gente cree en Dios y, sin embargo, son como son. 280 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-Vamos a intentarlo vos y yo. PERSEFONA.-¿Intentar qué? LICAON.-Salir de esta porquería, de este infierno... Es lo que te propongo y creo que es la mejor propuesta que nadie puede hacerte. Yo estoy convencido de que es posible convertir el estiércol en rosas. PERSEFONA.-Las palabras pueden ser muy bonitas... Cuando uno quiere, son muy bonitas, como en los versos o en las canciones; pero yo he aprendido que una cosa son las palabras y otra cosa es la verdad de la vida... Vos no podés cambiar aunque te lo propongás. LICAON.-Sí puedo, estoy seguro. PERSEFONA.-Para que vos cambiés, es necesario que cambie todo, que las cosas empiecen a ser distintas.... y eso es imposible... La vida es como es. ¡Humm!... Se me oscurece la vista ... (Con lengua torpe) El Aka... acercame el Aka. PERSEFONA.-¿Para qué? Aunque quisieras disparar no podrías... Te estás cayendo. LICAON.-¡Dame el Aka, te digo!... Y no me estoy cayendo. (Perséfona le da el arma) Es mi seguro de vida, mi verdadera mujer. ¡La única de absoluta confianza! Es mi querida, mi amante, mi esposa. ¡Siempre duerme a mi lado! (Perséfona lo ayuda a caminar hasta que se desploma sobre el camastro. Lo acomoda. Después toma un rollo de mecate que utiliza para amarrar a los chanchos y vuelve junto a Licaón. Con mucho cuidado le quita el Aka. La esconde en un rincón. Con seguridad y pericia le ata las manos por la espalda. Después las piernas a la altura de los tobillos. Finalmente une la amarra de los tobillos con la de las muñecas. Terminada la operación enciende la veladora que está ante la Virgen. Se arrodilla y ora en voz baja. Oscurecimiento). (Cuando vuelven las luces es de noche. Hay una lámpara de quereseno encendida. Perséfona está sentada en el suelo junto al camastro. Licaón comienza a despertar. Quiere levantarse, pero no puede. Forcejea. El esfuerzo lo obliga a despertar del todo). LICAON.-¡Eh! ¿Qué pasa? . . . ¿Qué es ésto? (Llama) ¡Perséfona! PERSEFONA.- (Suave) Estoy aquí, a tu lado. LICAON.- ¿Qué clase de broma es esta? ¿Por qué estoy amarrado? PERSEFONA.- Te amarré yo. 281 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-¿Para qué? ¿Estás loca? ¡Soltame en seguida! ¿Y por qué no veo nada? PERSEFONA.-Estás ciego. LICAON.-¡Dejate de mierdas! ¡Encendé una luz! ¡Encendé aunque sea la candela de la virgen! PERSEFONA.- Está encendida. LICAON.-¿Qué pretendés? ¿Qué me vuelva loco? PERSEFONA.-No. Si te volvés loco no vas a comprender nada. LICAON.-¿Comprender qué? ¿De qué estás hablando? PERSEFONA.- (Enigmática) De vos... de mí... de los dos. LICAON.-Para juego es suficiente. ¡Soltáme ya! PERSEFONA.- No pienso dejarte libre. LICAON.- ¡Qué encendés una lámpara, te digo! ¡Y quitame estos mecates! PERSEFONA.-Es mejor que te calmés. Por mucho que grités no vas a conseguir nada. LICAON.-¿Querés que venga el Peludo y me encuentre indefenso? PERSEFONA.-El Peludo no tiene necesidad de venir. LICAON.-(Todo el tiempo ha estado forcejeando) ¡Maldita bruja!... ¡Seguramente estás de acuerdo con el Peludo!... ¡Claro! ¡Qué dundo soy! ¡Siempre he sido ingénuo! Vos sos amiga del Peludo, vos misma lo confesaste... ¿Te pusiste de acuerdo con él, verdad?... ¿Cuánto te dió? PERSEFONA.- ¡Frío... frío! LICAON.-No me engañás, sos una mujer sucia. No te atrevés siquiera a mirarme cara a cara, por eso me tenés a oscuras. PERSEFONA.- La oscuridad es sólo tuya, Licaón. Te quedaste ciego. Tenés que comprender que perdiste la vista. 282 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.-¡Mentira! ¿Por qué voy a estar ciego? Antes de acostarme veía perfectamente bien. PERSEFONA.-Han pasado muchas horas. La bebida ha hecho su efecto. LICAON.-¿Qué le echaste? PERSEFONA.-Alcohol del que usan en la mueblería. LICAO.- ¡Maldita puta... más que puta! Como sea verdad, te juro por lo más sagrado que no te va a quedar un hueso sano. PERSEFONA.- ¡No jurés en falso, Licaón! LICAON.-¿Cuánto vas a cobrar por entregarme? PERSEFONA.-Estás delirando. Yo nada tengo que ver con el Peludo. LICAON.-(Forcejeando) Cuando me desamarre, te vas a arrepentir de haber nacido. PERSEFONA.-No te vas a soltar, no podés. LICAON.-¿Creés que no? No sabés la fuerza que yo tengo. PERSEFONA.-Los nudos que y hago no fallan; qué lo digan los chanchos. LICAON.-¡Pero yo no soy chancho! Soy un ser humano y pienso. PERSEFONA.-Con pensamientos no vas a conseguir reventar los mecates. LICAO.-¡Estúpida!... ¡Encendé una lámpara! ¡Quiero ver! PERSEFONA.-Lo que tenías que ver ya lo viste... ¡Se acabó! LICAON.-Aunque sea lo último que haga en la vida, quien te mata soy yo. PERSEFONA.-Así completarías tu obra. Mataste a mi papá, a mi mamá y ahora querés seguir conmigo; pero no te va a alcanzar el tiempo. LICAON.- (Después de una pausa) ¿Yo?... ¿Cómo?... Nada he tenido que ver con tu familia, no los conozco. PERSEFONA.-¿Te acordás de un pueblecito que se llama La Quirinera? LICAON.-Me suena ese nombre. ¿Es un caserío? 283 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.-Está a la orilla del lago... A más de veinte leguas. LICAON.-¿A qué viene La Quirinera? PERSEFONA.- Es mi pueblo. Allí nací. LICAON.-Me importa un pito donde naciste. Lo que tenés que hacer es desamarrarme, en vez de estar hablando babosadas. PERSEFONA.- Vos estuviste una vez en La Quirinera con tus amigos. LICAON.-En muchos pueblos he andado... tantos, que ya ni me acuerdo. Si estuve en La Quirinera tiene que haber sido hace mucho tiempo. PERSEFONA.-Hace siete años, dos meses y cuatro días. LICAON.-(Preocupado) Si vos lo decís. PERSEFONA.- Llevo muy bien la cuenta. LICAON.-¿Por qué?... ¿A qué viene? PERSEFONA.-Yo estaba allí... LICAON.-No me acuerdo. PERSEFONA.-Te voy a ayudar a hacer memoria. LICAON.-A mí no me interesa. PERSEFONA.-Yo era sólo una niña de once años. LICAON.-¿Y qué? PERSEFONA.-Cuando ustedes llegaron, yo andaba en el corral encerrando una vaquilla. Vos te fuiste directamente a donde yo estaba. No tuve miedo ni desconfianza... Me acuerdo que te recibí con una sonrisa. ¡Qué me iba a figurar! LICAON.-(Mintiendo) No, yo... yo no me acuerdo de nada. PERSEFONA.-Me violaste! (Pausa) ¿Te acordás ahora?... Brutalmente, bestialmente... No se te ocurrió pensar en ese momento que yo era una niña... un ser humano... 284 Antologia del Teatro Nicaragüense LICAON.- ¡Ya es suficiente! ¡Eso pasó hace mucho tiempo! El presente es distinto... Ahora quiero ver . . . ¡Quiero ver! (Grito) PERSEFONA.- Ya no podrás volver a ver nunca . . . Además, no te hace falta..-Te queda poco. LICAON.-¿Qué querés decir? PERSEFONA.-Vas a morir, Licaón. LICAON.-No... ¿Por qué?... Mirá, yo no asesiné a tu papá ni a tu mamá. Fué Toro Muco, que iba con nosotros... dijo que tenía que ajustar unas viejas cuentas... Además, Perséfona, no se puede vivir de rencor... Aquello ya pasó. PERSEFONA.-No ha pasado... ¿No ves que sigue? LICAON.-Yo sólo era un chavalo, no sabía lo que hacía.... El que te violó no era yo... sino esa fuerza que me pone frenético y me arrastra,,, ¿Eras vos?, no te reconozco, no me acuerdo de tu cara... Dejame verte bien.... Encendé la veladora. PERSEFONA.-Estás ciego, entendélo, estás ciego. LICAON.-No, Dios mío, no, no puede ser. ¿Por qué?...Yo no los asesiné, Perséfona, te lo juro, fué Toro Muco. PERSEFONA.- Sea como haya sido, Toro Muco ya está muerto y a vos no puedo devolverte la vista . . . Y aunque pudiera, no quiero. LICAO.-Lo que es la vida. No hace mucho te estaba pidiendo que te fueras conmigo... Yo... reconozco que te hice daño; pero te pido perdón... Aunque me hayás envenenado, aunque me hayás dejado ciego... Vos sos mi verdadera mujer... Lo supe anoche.... Es la verdad. PERSEFONA.-Estás buscando que te suelte para después acuchillarme a tus anchas. LICAON.- Te juro que no te hago daño... Voy a besarte y a estrecharte y a penetrarte como nunca, hasta que sintás que vos y yo somos una sóla cosa... Para siempre. PERSEFONA.-Los hombres como vos son capaces de cualquier mentira para salvarse. LICAON.- Es cierto que quiero salvarme. Eso no es pecado. Pero lo que te dije es la verdad... que voy de regreso a mi pueblo para ser un hombre como los demás, sin tener que andar escondiéndome ni amenzando a nadie... Estoy hastiado de esta 285 Antologia del Teatro Nicaragüense vida... Quiero tener una mujer... tenerte a vos... tener hijos, como toda persona normal. PERSEFONA.-Vos no sos normal, sos un ciego. LICAON.-¡No es verdad!... No te creo que me hayás dejado ciego... Esto tiene que ser un efecto pasajero del alcohol. Más tarde, cuando me reponga, cuando se me quite la goma, voy a recobrar la vista. Volveré a ser normal. PERSEFONA.- No sos normal, Licaón. LICAON.-Tal vez... Tal vez no sea normal del todo; pero hasta ahora no he conocido a nadie que pueda llamarse normal. Vos misma estás dispuesta a asesinarme a sangre fría. ¿Te parece normal? PERSEFONA.-¡Nunca he tenido la sangre fría! ¡No puedo tenerla! Mi sangre es lo más precioso que me queda. Mi sangre es de fuego, es única. (Pausa larga) LICAON.-¡Perséfona! PERSEFONA.-¡Umjú! LICAON.- ¿Dónde estás ahora? PERSEFONA.-Sigo aquí, a tu lado. LICAON.-Cogé mi mochila. La mitad está llena de reales... ¡Dólares!... Convencete por tus propios ojo... Con ese dinero nos alcanza para una finca de ganado, levantar una casita, comprarnos una camioneta para trabajar... PERSEFONA.- ¡Qué bonito! Hasta parece novela de radio. LICAON.-¡Pero no es novela! ¡Es la realidad! Desatame y vámonos. Es tonto seguir perdiendo el tiempo. Vas a ver cómo los dos juntos podemos cambiar la vida. Vos me ayudás a mí y yo a vos. PERSEFONA.-Más tardaría yo en desamarrarte que vos en matarme. LICAON.-¡No, por Dios! Si yo te quiero... PERSEFONA.-No mencionés a Dios. Es una blasfemia. LICAON.-Vos creés en Dios... Tenés que creer también que un ser humano es capaz de arrepentirse... No hay nadie que sea totalmente malo y yo... Yo quiero 286 Antologia del Teatro Nicaragüense borrar el pasado... Yo quiero vivir, Perséfona, quiero volver a ver... Dame una oportunidad. PERSEFONA.-No puedo, Licaón. LICAON.-¿Por qué no? PERSEFONA.-Porque no. LICAON.- Esa no es una razón. PERSEFONA.-Sí es. LICAON.-Explicame por qué. PERSEFONA.- Hay cosas que no tienen explicación. Muchos años viví pensando en este momento. No puedo volverme atrás... Desde lo más profundo de las entrañas me sube una especie de remolino... como un huracán de gritos... y de sangre. ¿Hace falta saber más? LICAON.-Estás loca. PERSEFONA.- ¿Y qué? Lo dijiste vos mismo... ¿Conocés a alguien que no esté loco? LICAON.-(Grave) No. (Pausa larga. Perséfona busca sus cosméticos que guarda en una bolsita, toma el espejo y comienza a maquillarse) Yo quiero la vida... creo en el futuro, en el porvenir. Me anima pensar que la vida puede cambiarse, no tiene por qué ser siempre horrible... Vos sólo pensás en la muerte; vos creés en la muerte... Es como si vos misma ya estuvieras muerta. PERSEFONA.-¿Qué importa que esté muerta? Si estoy aquí, es como si estuviera viva; tengo que hacer las cosas como si estuviera viva. (Pausa. Ella sigue maquillándose. Poco a poco su cara va convirtiéndose en una mascara extravagante, grotesca. Como muñeca de gran guiñol) LICAON.-¡Perséfona! PERSEFONA.- ¡Umjú! LICAON.-¿Dónde estás ahora? PERSEFONA.- ¿Qué importancia tiene? LICAON.-¿Qué estás haciendo? 287 Antologia del Teatro Nicaragüense PERSEFONA.-Me estoy pintando. LICAON.-¿Por qué? ¿Para qué te estás pintando? PERSEFONA.- Vos mismo me dijiste ayer que me pusiera colorete. LICAON.- ¡Es una burla! El rencor te tiene ofuscada... tanto, que no te permite ver el amor. PERSEFONA.- Estás equivocado... Si supieras todo lo que he pensado en vos... Vivía soñando con vos... Me hiciste tu mujer a la fuerza y yo nada deseaba más ardientemente que volver a verte... y entregarme toda... totalmente... por completo... Le hice una promesa a la Virgen; lo ofrecí mantenerle una veladora encendida de día y de noche... hasta que volvieras. LICAON.-Ya volví. ¿Para esto me querías? ¿Para matarme? PERSEFONA.-Me duele hacerlo... Le volví a encender la veladora a la Virgen porque vamos a separarnos otra vez.... LICAON.-¡Es estúpido! Decís que me querés y te disponés a asesinarme . . . ¿Seguís pintándote todavía? PERSEFONA.- Sí, quiero estar bonita. LICAON.- Yo soy asesino, pero vos sos un monstruo. PERSEFONA.-No... Vieras qué linda me veo (Deja de maquillarse. Se acerca a Licaón y lo abraza) Te quiero Licaón. LICAON.-Yo también, Perséfona. ¿Ves qué sencillo? Nos amamos... Te ofrezco trabajar para vos toda la vida... ¿Qué más puedo hacer? PERSEFONA.-Nada. No hace falta que hagas nada. LICAON.-Estoy temblando de frío. (Perséfona le echa una manta sobre los hombros. Cariñosamente le limpia la frente) ¡Perséfona! PERSEFONA.-No digás nada. (Se retira para lavar el cuchillo en una pana de agua, ceremoniosamente, como un rito. Mientras lava el cuchillo aparece de nuevo la abuela) PERSEFONA.-Como hipnotizada) Ya sé a qué venís. No quiero volver a verte . . . ¡no quiero! 288 Antologia del Teatro Nicaragüense ABUELA.-Yo no descansaría nunca si flaqueás ahora. PERSEFONA.-¿Por qué tengo que hacerlo? . . . Explicame por qué. ABUELA..-Sos libre de matar o no, yo no puedo forzarte. Tampoco puedo hacer justicia por mi propia mano; no puedo más que hablarte... Pero tenés que saber que seré un alma en pena vagando para siempre si vos no cumplís con tu deber. Tu sangre es mi sangre y la de los que me dieron el ser y la de mis abuelos y bisabuelos y así desde las más remotas edades. Es la misma sangre, Perséfona, que regó la tierra cuando asesinaron a mi hija y la misma sangre que manaste cuando él te penetró... Tu sangre, pues, no es sólo tuya y algún día tendrás que rendir cuentas de esa herencia. PERSEFONA.- Es horrible, abuelita . . . ¿Por qué habré nacido? ABUELA.- Porque existe el mundo. PERSEFONA.- ¿Y por qué existe el mundo? ABUELA.-No lo sé, hija. Nadie lo sabe... sólo él. (Desaparece. Perséfona llora en silencio mientras sigue lavando el cuchillo) LICAON.-(Mientras ella lava el cuchillo) ¿Qué te has hecho? ¿Dónde estás ahora? PERSEFONA.- Lavando el cuchillo. LICAON.-¿Entonces?... ¿Es el fin? PERSEFONA.- Sí. LICAON.-Voy a morir sin poder entender nada. ¡Es tan absurdo! Sí nos amamos, ¿por qué tenés que matarme? PERSEFONA.-No soy yo, Licaón, es una fuerza... Si vos tirás una piedra contra el cielo, esa piedra no puede quedar ahí, tiene que caer... Yo soy la piedra que cae. (Perséfona se sitúa detrás de él con el cuchillo en la mano) Rezá. LICAON.-(Oración) ¡Dios mío, desde lo más profundo de mi corazón te pido que todo esto no sea más que un sueño... ! ¡Una terrible pesadilla... ! Amén. (Con la mano libre, Perséfona toma a Licaón del pelo y le echa la cabeza hacia atrás, en la misma forma que él lo había hecho durante la pantomima del crimen. Perséfona enarbola el cuchillo. Pero no tiene fuerza para matar. Tras una breve pausa lanza un grito tremendo, que no es de dolor ni de espanto ni de miedo ni de sorpresa. Es como si con ese grito estuviera expulsando de su cuerpo un demonio. Tras una 289 Antologia del Teatro Nicaragüense pausa deja caer el cuchillo y comienza a realizar gestos y ademanes incoherentes. En realidad, el grito vino a ser la puerta de entrada a la locura) 290 Antologia del Teatro Nicaragüense LAS MUÑECAS TAMBIÉN SE MUEREN Isidro Rodríguez Silva 291 Antologia del Teatro Nicaragüense LAS MUÑECAS TAMBIÉN SE MUEREN Isidro Rodríguez Silva PERSONAJES CÓMICO I CÓMICO II CÓMICO III LA NIÑA ACTO ÚNICO La niña está vestida preciosamente mugrosa. Se pasea y juega entre el público aspirando la pega de zapatos que almacena en una bolsa plástica. La niña adopta gestos perversos. Pide dinero. Ofende al público y se ríe de él, hasta que se pierde en un laberinto de un pasmoso delirio. La sala del Teatro va quedando oscura y las tinieblas se tragan a la niña. Una luna romántica se desgaja desde el fondo del escenario, iluminado un balcón medieval a donde están los maniquíes de Julieta y Romeo. JULIETA. – Casi amanece. Quisiera que te marcharas aunque no más lejos que el pajarillo de una niña juguetona que lo suelta dejando que brinque un poco, como pobre prisionero amarrado a sus grillos; y que con un hilo de seda lo atrae hacia si otra vez amorosamente celosa de su libertad. ROMEO. – Quisiera ser tu pajarillo. De pronto los maniquíes de Romeo y Julieta explotan como bombas produciendo un caos; retazos de ciclorama, diablas de luces descolgadas meciéndose como trapecistas, bambalinas sucias y raídas; telones desgajados . . . Entran los cómicos y en sus rostros se reflejan el asombro de estar perdidos en el tiempo y en el espacio. Visten mallas negras que están adornadas de medias lunas, soles, planetas y cometas de colas luminosas. El maquillaje completamente blanco adonde las líneas negras dibujan los distintos contornos de sus rostros. COMICO I. – (Emocionado) - ¿Escucharon esos apasionados parlamentos capaces de conmover el corazón de una piedra? Es el amor que se ha perdido. COMICO III. – Yo no escuché nada. 292 Antologia del Teatro Nicaragüense COMICO II. – Vos nunca escuchás nada. COMICO I. – Es que el tiempo nos vuelve sordos. Nos vuelve ciegos. Nos vuelve polvo. Nos hace nada... COMICO III. – (Enfática) – Repito que no escuché nada. Ustedes creen escuchar palabras que son mudas; porque tienen los oídos escuchando el pasado y por escuchar el pasado no escuchan el presente, que puede cambiar el futuro, para que el presente de hoy, sea un mejor pasado que otros pasados COMICO I. – A vos siempre te gusta enredarte en el tiempo. COMICO II. – Vos nunca escuchas nada. Yo sí, las escuché; vienen para quedarse en el presente, pero el presente está muerto y se vuelve de nuevo al olvido; como olas perdidas en un mar perdido en un país perdido. Instalan telones gastados por el tiempo de tanto uso. Arman los percheros adonde van acomodando el vestuario de la obra. COMICO I. – Un día de tantos el vestuario será polvo entre las manos. Desde hace tiempo les he venido diciendo que el vestuario está enfermo de tanto uso, se está muriendo. COMICO III. – Yo lo veo igual que siempre. Preocúpate cuando las manos se nos llenen de polillas y se vuelvan polvo y nos demos cuenta que estamos muertos. COMICO I. – (Colérico) – Es que vos nunca ves nada. COMICO III. – (Furioso) – La verdad es que no escuché nada. No veo nada. No recuerdo nada; todo es nada. Pero hay algo especial en mí. Yo escucho lo que ustedes no escuchan y veo lo que ustedes no ven. De un baúl antiguo van sacando máscaras que sugieren estados anímicos, pero que antepuestos al rostro sugieren otros rostros. COMICO I. – Aquí hace falta máscaras (buscando entre el baúl). No está la máscara de la doncella buena e ingenua ni la máscara del joven hermoso con la tez rosada, respetuoso, galán enamorado (asombrado) y no está la del simple y cándido Arlequín. COMICO III. – No están porque son inservibles en este tiempo que vamos a representar y las he ido enterrando en cualquier cementerio el mundo. 293 Antologia del Teatro Nicaragüense COMICO II. – Por primera vez estoy de acuerdo con éste que no tiene nada de cómico, pero sí de loco. Hemos dejado las máscaras necesarias de acuerdo al tiempo que vamos a representar: la máscara del violador, la del ruin, la del vividor, la de la amada infiel, la del embaucador, la del farsante y, por supuesto, la del déspota... El Cómico III mira hasta el ciel y se queda extasiado . . . COMICO I. – El teatro está vacio. COMICO III. – (Sin dejar de ver el cielo) – Eso lo vi desde que entramos al escenario, pero según ustedes, yo no veo nada. COMICO II. – (Con dolor reprimido) – El teatro es un animal inmenso. Un paquidermo que se mueve sin moverse. Un dinosaurio que vive estando muerto; llena la barriga de gusanos; los hombres que le sirven de alimento son sustentado por sus vicios más que por sos virtudes. Los Cómicos acomodan el marco de tres puertas de diferentes estilos y colores. Los tres marcos forman una media luna dejando marcados tres espacios definidos: la oficina; la primera puerta de la izquierda; al centro, la puerta de la casa; y la última, muy cercana al público, la puerta del cuarto de la niña. El Cómico III deja de ver el cielo y se incorpora al grupo. Los Cómicos van tomando de los percheros el vestuario necesario para hacer la presentación. El vestuario es viejo, sin planchar y con olor a podrido. (El Cómico I se viste de Jefe. El Cómico II, de Contador. El Cómico III, de Secretaria. Se ilumina sólo el espacio de la oficina, creando una irrealidad escénica). SECRETARIA. – (Entrando por la puerta de la oficina. Toda coqueta. Se reacomoda los senos portentosos. Saca el espejo y se maquilla) – Lo más seguro es que me va a pedir que me quede trabajando horas extras que terminan en el amanecer en una cama. Cuando lo espero desnuda y lo veo venir sobre mi, como un trailer cargado de carne, y me siento aplastada por las llantas de manteca colgándole de la panza . . . toda la carnosidad de los brazos y las piernas moviéndose como gelatina . . . Ese olor que despide a colonia añeja y agua estancada. ¡Qué asco! Muchas veces me he contenido por no vomitar. Y sobre todo fingirle cuando hacemos el amor. Entra el Jefe y la Secretaria se antepone a su rostro una máscara. SECRETARIA. – (Melosa y provocativa) – Buenos días, mi Jefe. Cuando usted no está la oficina la siento tan vacia y extraña. Pero qué guapo que viene. Qué traje 294 Antologia del Teatro Nicaragüense más elegante. Lo que anda buscando es que se me lo robe una mujer. ¿Le hago cafecito? JEFE. – (Utilizando una máscara) – Usted sabe cómo me gusta el café. SECRETARIA. – (Provocativa y sensual) – Yo sé cómo le gusta a usted todo. JEFE. – (Insinuante y utilizando siempre la máscara) – También usted está bella. Es una flor que adorna esta oficina; sobre todo tan eficiente. Por eso le pido que se quede a trabajar hasta muy tarde. (Aparta la máscara y se dirige al público). Quiere que le compre una casa y hasta con el conserje se acostó. Cuando me aburrra la cambio por otra más joven. A zorro viejo pichón tierno. El Jefe se sienta y hace que papelea en un escritorio. La Secretaria se levanta y le entrega un sobre grande. El Jefe lo abre y lee su contenido. A medida que va leyendo cambia de actitud, hasta ponerse furioso. JEFE. – (A gritos) – Llame al Contador General. SECRETARIA. – (Llama por un teléfono imaginario) – Aló, ¿es el Contador General? De parte de la Gerencia Central. Es urgente. El Jefe lo quiere ver inmediatamente. (Dirigiéndose al Jefe). Viene en camino. Pero por favor, cálmese; no se olvide lo delicado que está de su corazón. (Viendo al público sin la máscara). Ojalá le diera un infarto y se quedara muerto como garrobo disecado. CONTADOR. – (Entrando apresuradamente y con una máscara de servil) – Aquí me tiene, mi Jefe, siempre dispuesto al trabajo y a lo que sea. Ya me di cuenta quiénes son los que están levantando a los trabajadores en contra suya. Voy a pasarle un informe completo; sólo espero confirmar unos datos. JEFE. – (Conteniendo la cólera y moviendo la máscara como un torbellino) – No es para eso que lo llamé. Es usted un estúpido, un imbécil bien hecho. Te dije bien claro que justificaras el desfalco. Pero no, no hiciste nada. Se me acaba de informar que vienen los auditores del Gobierno a medirnos las costillas y lo más seguro es que van a descubrir el desfalco. CONTADOR. – (Con la máscara) – Señor, hice todo lo posible para justificar el desfalco, pero la verdad, que es demasiada la cantidad de dinero y no puedo hacer milagros. (Se quita la máscara y ve al público). Qué lindo, él gastando el dinero con su Secretaria, dándose la gran vida y a mí sólo me toca estar justificando sus robos y todo por unos pesos de más. Que se vaya al infierno. Si descubren el desfalco que le caiga a él toda la responsabilidad. Yo me lavo las manos como Pilatos. JEFE. – (Amenzante) – Te voy a decir algo y que quede bien claro: si todo se descubre, te vas conmigo en el saco. 295 Antologia del Teatro Nicaragüense CONTADOR. – Pero, Jefe . . . JEFE. – Nada de peros . . . caemos los dos. Así es que buscás cómo “hacer el milagro”. Voy a tratar de detener a los auditores para darte más tiempo. Tenés que hacerlo por tu bien y por el mío. (El Jefe se aparta la máscara y se dirige al público). Estoy maquinando para que toda la culpa recaiga sobre él. Soy un zorro viejo y este mequetrefe no puede conmigo. (Dirigiéndose de nuevo al Contador y con una actitud humillante). Acordate que tenés antecedentes penales. Si querés conservar el trabajo y no caer preso tenés que justificar el desfalco. Cómo pude confiar en vos, que sos un mequetrefe, un sirve para nada mediocre, pendejo de mierda, lame culo ... Vuelve de nuevo una luz irreal. Los Cómicos se quitan el vestuario, menos el Contador. El Cómico III mira de nuevo al cielo y se queda extasiado. COMICO I. – Y qué ves tanto al cielo; me ponés nervioso. COMICO III. – Busco a Dios en el cielo. COMICO II. – Dios está dormido. COMICO III. – Dios nunca duerme. COMICO II. – Dios necesitó un septimo día para descansar después que terminó la creación y el sueño es una forma de estar y no estar . . . COMICO III. – Pero las estrellas hablan cuando Dios se dispersa entre el todo y la nada; entre el vacio y la esencia de todas las cosas. COMICO I. – Duerme y descansa cuando aquí abajo todo se descompone: llueve en el desierto y hay sequía en los trópicos; la mentira se vuelve verdad y la verdad mentira . . . COMICO II. – Lo que pasa es que Dios es eterno; para Él un día son mil años . COMICO I. – (Sacando una risa dolorosa) – Nosotros somos unos Cómicos que no vamos ni venimos de ningún lado. Andamos a la deriva, adonde nos avientan los sueños. Vientos que hablamos, pero que las palabras han perdido sus significados. No somos sordos ni ciegos, pero no comprendemos el tiempo que estamos representando. COMICO II. – A lo mejor ni siquiera estamos soñando, sino que hemos entrado al mundo adonde cada sueño, por tantas culpas y errores se vuelven pesadillas . . . 296 Antologia del Teatro Nicaragüense pero lo peor de todo es el olvido, el olvido mata. Quién pierde los recuerdos pierde lo vivido. Se ilumina la casa del Contador y éste entra furioso. El Cómico III interpreta a la esposa. ESPOSA. – (Con falsa timidez y anteponiéndose la máscara) - ¿Ya llegaste, mi amor? CONTADOR. – (De mal humor) – No, todavía no he llegado. Ella se acerca y él la aparta con desprecio. ESPOSA. – (Siempre con la máscara y tratando de reconquistarlo) – Pero qué te pasa, cariño; si yo no te he hecho nada. (Apartando la máscara y viendo al público) Ya no lo soporto. Cuando quiere hacer el amor viene cariñoso. Si le va mal en la oficina se desquita conmigo. Cuando quiere dormir adonde la amante busca un pelo en la sopa para pelearse y se va a la calle. Si supiera que no me importa, porque yo también tengo mi amante. Un amante que es todo un hombre y no un poca cosa como él, porque ni para hacer el amor sirve. CONTADOR. – (Utilizando la máscara) – Lo que pasa es que estoy harto de esta vida. Siempre que hay un problema en la oficina a mí me echan la culpa. Vengo a la casa y también problemas: que cortaron la luz, que la niña está enferma. Y todos los días lo mismo: preso en un círculo de problemas que cada vez se va cerrando más para asfixiarme. Pero en esta ocasión, vos tenés que ayudarme; de lo contrario, no sólo perderé el trabajo, sino también vuelvo a caer preso. ESPOSA. – (Utilizando la máscara) – Pero, ¿por qué? CONTADOR. – (Con voz aterradora) – Los auditores del Gobierno están por llegar a la empresa y si no hago algo, descubren el desfalco y revienta el escándalo. ESPOSA. – (Con la máscara, pero intrigada) – Pero, ¿cómo puedo ayudarte? (Viendo al público) Si cae preso puedo verme libremente con mi amante. CONTADOR. – (Con la máscara y con cierto aire de resignación) – El Jefe de los auditores del Gobierno siempre ha sido enamorado tuyo, desde aquella vez que se conocieron en la fiesta del Jefe. Necesito que lo enamorés, que te acostés con él, a cambio que en el informe no aparezca el desfalco. ESPOSA. – (Con aire de ofendida) - ¡Dios mío! ¡Que me acueste con ese hombre! Nunca pensé que un esposo le pidiera a su mujer que se acueste con otro hombre. (Llanto fingido) ¡Cómo crees que me voy a sentir! 297 Antologia del Teatro Nicaragüense CONTADOR. – (Muy persuasivo y con falsa ternura) - ¿Y vos creés que es fácil para mí, entregar a mi esposa a otro hombre? Pero la verdad es que si se descubre el desfalco se hunde este hogar. (Apartando la máscara y viendo al público) Desde que la conocí ha vivido con muchos hombres. Le daban unas cuantas cervezas y terminaba en cualquier cama. ESPOSA. – (Enérgica) – Yo no me estoy acostando con nadie. Vos crees que él se va a conformar con una sola vez. Lo más seguro es que va a querer que vivamos. CONTADOR. – Pero lo vas hacer porque yo te lo ordeno. Para eso soy el hombre de la casa, para que se cumplan mis órdenes. ESPOSA. – (Viendo al público) - ¡El hombre de la casa! Si supiera que el hombre de la casa es mi amante, su propio sobrino. (Se pone de nuevo la máscara. Saca un cuchillo y grita). ¡Hombre! ¡Si fueras un hombre de verdad te enfrentaras a tus problemas y no utilizaras a otros para escudarte! ¡Sos poca cosa! ¡No vales nada! CONTADOR. – (El Contador se lanza y la golpea. Los dos se pelean. Él la tira contra el suelo y sale de la casa). ESPOSA. – (A gritos) Para pegarle a las mujeres es que sos bueno, pero con un hombre de verdad no te fajás . . . CONTADOR. – (Despreciativo) - ¡Mujerzuela! ESPOSA. – (Despechada) - ¡Cornudo . . . cornudo! Los Cómicos vuelven a quitarse el vestuario y lo acomodan en los percheros. COMICO I. - ¿Quién va a hacer el papel de la niña? COMICO II. – (Viendo todo a su alrededor) - ¿Se han dado cuenta que nunca antes habíamos estado representando esta obra? Nos hemos perdido aún más en lo profundo del tiempo. ¿En qué época estamos? COMICO III. – (Viendo hacia el cielo) – No olvides que hoy es la vela de la muñeca. COMICO I. – Como siempre, el tiempo nos juega malas pasadas. Viajamos de un espacio a otro. Nos dormimos en el siglo XVI y despertamos en el siglo XX. Todas las épocas son tan diferentes, pero al mismo tiempo iguales. COMICO III. – Le haremos una vela a la muñeca. La velaremos en la camita. ¡Lástima que no hay cementerio para muñecas! COMICO II. – Vela de qué muñeca; estás más loca que una cabra. 298 Antologia del Teatro Nicaragüense COMICO III. – Todos estamos locos. El mundo es un manicomio adonde lo imposible se vuelve posible. COMICO I. – ¡Yo haré el papel de la niña! COMICO III. – (Desesperada, ansiosa) – No, no. Ese personaje lo hago yo. Es que yo nunca tuve niñez. Desde temprana edad me obligaron a comportarme como adulta. Déjenme ser una niña aunque sea un momento sobre el escenario. Déjenme soñar, soñar un poquito. ¿Ustedes saben alguna canción infantil? COMICO I. – No. COMICO II. – No. COMICO III. – Yo sí. Para representar este personaje hay que cantar, cantar canciones infantiles. Escuchen esta canción: Cinco gatitos tuvo una gata cinco gatitos detrás de una lata cinco que tuvo cinco que criaba y a todos los cinco lechita les daba. COMICO II. – Esta no es una obra infantil; es una obra para adultos. Yo tengo la canción adecuada. Escuchen: Don Federico mató a su mujer la hizo picadillos y la puso a cocer llegaron invitados llegaron a comer Don Federico bailaba cha cha chá Don Federico perdió su cartera para casarse con una costurera la costurera perdió su dedal para ser amante de un general el general perdió su espada para casarse con la costurera. Por eso don Federico 299 Antologia del Teatro Nicaragüense mató a la costurera la hizo picadillos y la puso a cocer porque era una mala mujer. COMICO III. – (Aterrada y viendo hacia el cielo) – No, no quiero hacer el papel de la niña, porque va haber una vela. ¡Las estrellas! ¡Las estrellas lo dicen! Ellas hablan cuando Dios guarda silencio. Las estrellas me dicen: una muñeca vestida de azul, zapatos negros y lazos de tul. La saqué a paseo, pero se enfermó, le dio calentura y tiene mucha . . . El Cómico II hace el papel de la niña. Se ilumina el cuarto de ésta. NIÑA. – (Desde la puerta del cuarto) - ¡Mamá, tengo hambre! ESPOSA. – (Viéndola con odio) – Además de aguantar a tu padre, tengo que soportarte a vos que sólo servis para dar problemas. Dormite, porque no hay comida. NIÑA. – (Llorando) - ¡Pero tengo hambre! ESPOSA. – (Con desdén) – Andá jugá con tu tío. NIÑA. – (Que ha estado sentada, entre el público se levanta. Entra al escenario y hace un lado al Cómico que hace el papel de la niña). NIÑA. – Yo les voy a decir cómo se representa esta parte. Que repitan el diálogo anterior. ESPOSA. – (Con desdén) – Andá jugá con tu tío. NIÑA. – Es que él me hace feo. Siempre que juega conmigo me agarra los dedos de la mano y me dice: “Había una vez una hormiguita, dos hormiguitas, tres hormiguitas, cuatro hormiguitas, cinco hormiguitas y las hormiguitas van bajando a meterse a su cuevita . . . “ ESPOSA. – (Más colérica) - ¡Mentirosa! ¡Sos una mentirosa! Y no hay comida. NIÑA. - ¿Por qué mi tio duerme en tu cuarto cuando no está mi papá? ESPOSA. – Seguís de mentirosa. Voy a castigarte para que no andés hablando mentiras. La Esposa la golpea y la tira contra el suelo; le tira el cuchillo amenazante. Sale furiosa del cuarto de la niña. 300 Antologia del Teatro Nicaragüense NIÑA. – (Llora mientras saca una muñeca del baúl. Seca sus lágrimas y arrulla a la muñeca cantando): ¿Dónde está mi amante mama chilindrá, en la cama de cedro con la mujer de Pedro? ¿De quién es ese aborto mama chilindrá? No sé quién es el padre mama chilindrá. Puede ser el hijo de Pedro, de Juan, del panadero, o hijo del lechero. NIÑA. – (Viendo a la muñeca con odio) – Voy a pegarte para que no andés cantando estas canciones. (Imitando la voz de la muñeca) “No me pegués mamita” (Sacudiéndola con furia). Te he dicho mil veces que yo no soy tu madre y que no tengo la obligación de darte de comer a la hora que te dé la gana. (Recoge el cuchillo y comienza a destrozar con ira a la muñeca). ¡Mal nacida! Sos una inservible como tu padre. No olvidés que yo no soy tu madre. Vos sos una recogida. Ya se te olvidó que te recogí de un basurero. (La desbarata con un cuchillo). ¡Perra! Si cuando seas grande vas a ser mujer de la calle como tu madre; pero antes vas a sufrir a como yo sufro . . . Los Cómicos están sorprendidos. Entran al cuarto de la niña con cuatro candelas y una camita donde acomodan los restos de la muñeca, colocándose en cada esquina de la cuna una candela y las flores. LOS TRES COMICOS. – (Cantando) – Una muñeca vestida de azul, zapatitos negros y lazos de tul. La saqué de paseo, pero se enfermó. Le dio calentura y tiene mucha tos. El doctor la cura . . . pero alguien la mató. NIÑA. – (Con una inocencia infantil, casi angelical) – Yo la maté. LOS COMICOS. - ¿Y por qué la mataste? NIÑA. - ¡¡Porque las muñecas también se mueren!! Telón 301 Antologia del Teatro Nicaragüense El cerebro de Rubén Darío Jorgue Eduardo Argüello 302 Antologia del Teatro Nicaragüense El cerebro de Rubén Darío Jorge Eduardo Argüello (Tragicomedia en tres actos) Personajes Andrés Adevertencia Unos personjes son verdaderos,otros son ficticios: sin embergo, dan la apareincia como los verdaderos. Rubén Darío, popeta universal El alcalde El sabio, (Don Luis) médico Rosario Murillo, esposa de Rubén Darío El oispo Berta, aristócrata Bertita, hija de Berta Plácida, hermana de Berta Murillo, hermano de Rosario Cnel. Sanders, embajador de E.U.A. Presidente de la República Espopsa del sabio, ama de casa Margarita, hija del sabio Edecán, ayudante del presidente Secretario, ayudante de sanders Comisionados, (Doctor escolástico, Lara y otros médicos, etc.) Nueva comisión Amigo íntimo Señores y señoras notable Periodista 1 y 2 Voz del actor, lector de la trama Dos campesinos, ayudantes de Rubén Darío La india bonita, el último amor del poeta Coro, señala el futuro Pueblo Espacio Nicaragua; entre Managua y León Timpo Últimas semanas de enero y primera de febrero del año 1916. VOZ DEL ACTOR 303 Antologia del Teatro Nicaragüense En enero de 1916, el poeta de las Españas y las Américas, Rubén Darío, regresa enfermo a león Samntiago de los caballeros de Nicaragua, la ciudad de sus mayores, de su infancia y adolecencia. León es colonial, lleno de iglesias, conventos y campanas, vacío, permanece bajo pesimismo propio de un país ocupado por los marines. Solo en el centro hay muestras de cierta civilización y progreso,alguna influencia europea. Los barrios, barrancos de pobreza. La gente teme al futuro. La política y los politicos se adueñan de los personajes. Rubén Darío aunque admirado y amado como ídolo por el pueblo y su raza, es considerado en silencio por las matronas notables, una persona non grata. Una serie de acontecimientos invaden sus últimos días, el poeta vaticina su muerte y posterior crueldad con el órgano más dotado de su cuerpo: el cerebro. Todos quieren apoderarse de su cerebro. Maquinaciones, homenajes, falsas teorías científicas y especulciones se reúnen para hacerle sus últimas días imposibles. La Apoteosis es el enmascaramiento del asesinato del poeta. Darío sufre hasta el 6 de febrero, día de su muerte. En el mayor funeral que se haya tributado a poeta alguno en todos los tiempos, el cuerpo o cadáver embalsamado lleva la cabeza vacía y llana de aserrín, PRIMER ACTO Casas coloniales, solariegas: salas, saguanes, corredores, patios y traspatios. Palacio episcopal, cuyo salón deberá de ostentar los emblemas pontificios. Clínica del Sabio Médico, muy siglo XIX. ESCENA PRIMERA Sala elegante de familia evidentemente influyente. Es de mañana, 6 a.m. Se escuchan repiques de campanas de las iglesias. Día anterior a la llegada a León de R.D. BERTA.- (Se encuentran sentados). ¿Qué día es hoy? (pausa) BERTITA.-(Alegre) La semana pasada se celebró el día de los Reyes Magos… BERTA.- (Molesta) No sigas te pregunte por la fecha eso es todo. BERTITA.- …Y (esperando contestación) BERTA.- (Seria). Me comunicaron desde Managua que en el tren de las dos de la tarde llega Rubén Darío. ¿Me oíste niña? (aparentemente cambiada) BERTITA.- (Continuando)… No sé a qué viene a León ese pagano. En el colegio la madre superiora nos decía que no hay que leerlo… (Prosiguiendo)… Ella 304 Antologia del Teatro Nicaragüense decía que el poeta ese adora a los cisnes porque estos diablos disfrazados de animales siguen a las mujeres. Menciona una Lesbos o lesbianas, no sé, también (como exitada gritando)… unos seres con la mitad del cuerpo de caballo siguiendo también a las mujeres en los… BERTA.- ¡Calla! (interrumpiendola). Centauros… que tienen que ver con el diablo… BERTITA.- Si, tienen que ver con el cabro. BERTA.- ¡ ¡ Ay, dios mío…! ! BERTITA.- Y dicen que… (Como pensando). BERTA.- (otra vez furiosa)… Que ignorancia, (molesta) deja al diablo tranquilo… (Aburrida) BERTITA.- ¿Cómo? (desentendida / esperando) BERTA.- Nada. Entra doña Placida. Ha escuchado toda la conversación desde su habitación. Se acerca e interviene. PLACIDA.- (Señalando el patio). Yo te digo: ese hombre es pagano; por algo se fue de aquí… me lo dijo mi tío (como recordando). Pretendía ser de la sociedad. Aquí le cerramos las puertas… dicen que se fue a Chile… (Molesta). BERTITA.- ¡A parís! según la madre superiora, donde los cocottes que fuman opio y beben licor fuerte (interrumpida / maliciosa). PLACIDA.- ¡Calla! Hablas demasiado, me sorprendes… eso te lo contó la madre…¡Ay, Dios mío! BERTA.- (Había permanecido en silencio)… Bueno (como relatando) eso se lo contaron a ella… recuerden, mi tío vivió en Paris (con tono alegre) en el siglo pasado, también dijo que Rubén vivía con una campesina española en pecado mortal… una tal Paca, y luego se acostaba con las hermanas de ella… y PLACIDA.- (Severa) ¡Que descaro! Te tengo prohibido hablar de ese poeta nacional. BERTA.- Pero hermana si es un perdido (exagerando / pausa). Entra el obispo nervioso, con su sotana y su capa roja, tocado de bonete y se sienta. Se miran entre ellos. El Obispo pone las manos en alto. Habla con acento español. 305 Antologia del Teatro Nicaragüense OBISPO.- Ya sabéis, mañana viene ese hombre (mirando al público). Pues bien, que Dios me perdone, acabo de saber y es por eso (con acento de zeta), que os he venido a decir que el tal poeta ese viene enfermo de muerte… me dijo alguien de confianza. BERTA.- (Aburrida). …Si, yo también lo sé. (Comiendo galletas). BERTITA: Trae la cara mallata (sentenciando). PLACIDA.- ¿Mallata? (se alza del asiento y mira hacia el techo). OBISPO.- Si, mujer, amarilla inflamada. Comprendéis. Dicen que lleva la cara de un hombre anciano. O sea… (Como pensando lo dicho). PLACIDA.- Padre, pero como habla así de un pagano (se sienta) OBISPO.- de esto estoy de acuerdo hija, pero ha demostrado arrepentimiento,ha dicho: “Miserere”; en una ocasión escribió un poema monumental para aquel loco de San Francisco (comienza a recitar el poema: “el varón que tiene corazón de lis, lengua de querube, alma celestial, el mínimo y dulce San Francisco de Asís esta con el rudo y torvo animal…”). PLACIDA.- No importa (interrumpiéndole). Es un pagano, está enfermo… este…¿Usted está al lado de él? (reprochándole). OBISPO.-(Con el mismo tono) ¡Pardiez¡ yo no estoy al lado de nadie; no os preocupéis. Placida, en el fondo es nuestro poeta nacional, nadie lo iguala, es nuestra gloria hispánica, (despacio) es el príncipe de las letras, y en esta selva, hay poca creación. ¡diante¡ (hacia el público) “que ignorancia” (Termina, se alza, se pasea de extremo a extremo del escenario) PLACIDA.- (contestándole). Ese Rubén Darío no es príncipe ni nada (tomando confianza). Estoy resentida con usted señoría. BERTA.- Ya cállense todos (pausa). En la misma casa. Silencio. De repente se escuchan voces de la calle. Golpean la puerta. El sirviente abre. Varios señores van entrando. Todos llevan relojes de bolsillo los inspeccionan a cada momento. Algunos se colocan detrás de Berta otros se mantienen de pie. Berta continúa comiendo galletas. Bertita sigue sentada. El obispo se pasea de lado a lado. Todos van a besarle la mano. TODOS.- (en unísono). Dicen que Rubén se quedó otro día en Managua. Que llega mañana. Esta sin dinero y enfermo. Con un traje roto. 306 Antologia del Teatro Nicaragüense OBISPO.- (con prudencia). Jóvenes, calmaos, llegara hoy; eso es un hecho, ¿verdad Berta? BERTA.- Si padre, usted sabe quién nos envió la noticia, nuestra excelencia el arzobispo, si ya dudamos de él, bueno… Sería el colmo (esperando contestación) OBISPO.- Bien, si es así. Así será. Vamos a mi casa (se escuchan varios adioses). TODOS.- Iremos a casa de don Venancio (se van mirando el reloj). Los caballeros van saliendo ordenadamente hacia la calle. Berta continúa comiendo galleta. Bertita permanece sentada. Plácida Mira al público, intensamente levanta los ojos y los brazos hacia el aire. ESCENA SEGUNDA En otra casa elegante, otro grupos de comisionados; entre ellos, varios médicos y abogados, terratenientes. El grupo anterior se les une. 9 a.m. En León el mismo día. GRUPO1.- (Se dirige a uno de la comisión / todos al unísono). Si llega mañana: lo dijo el secretario del Presidente viene en el tren de las dos pe eme. COMISIONADO.- Pero donde le pondremos (mirando al público). Porque este señor Darío no tiene casa, ¿verdad señor abogado? GRUPO1.- Si, el poeta nunca tuvo hogar, dilapidaba todo como todos los bohemios, muy poco le intereso la vida hogareña… COMISIONADO.- (Uno, que había permanecido en silencio, se dirige acusando a poeta). Nunca me imaginé esto, mejor me hubiese quedado en “La Flor”, mi hacienda, que andar metido en asuntos de poetas. GRUPO2.- …En esto no estamos de acuerdo, permítame, el poeta dijo que vivir en León era mejor que vivir en Paris (esperando contestación). GRUPO1-2.- …Se las pasabas de corte en corte con rufianes viviendo de los demás (continúa). Ahora aquí lo tenemos que aguantar. El Sabio es el culpable, lo invito, porque el Sabio le patina por la poesía, dicen, de esto quedemos claro (con voz casi silenciosa) entre ellos comparten el secreto de las ninfas (se ríen todos), por eso son amigos (se ríen a carcajadas). 307 Antologia del Teatro Nicaragüense GRUPO1.- (Se les une el Comisionado y el Médico). Además (agregan) viene de Paris, tiene sífilis (riéndose). GRUPO1-2.- ¡Ay, Dios mío!, el poeta viene sifilítico (sale del grupo y levanta los brazos). GRUPO2.- (Continuando). Eso dicen en Managua… dicen que se le sale la lengua y huele a azufre (riéndose). COMISIONADO 1.- (como alarmado). Por favor, señores, no digamos tonterías, déjenlo tranquilo… GRUPO1-2.- ¿Dónde lo hospedaremos? (pausa). GRUPO1.- Por qué no formamos otra comisión, vamos donde el Sabio (retirándose / todos en silencio). Se juntan. Hablan despacio, forman una nueva comisión. Recuerden, dice uno de ellos, nos espera don Venancio. ESCENA TERCERA Palacio episcopal. El Obispo está sentado en una elegante silla en medio del escenario. Golpean la puerta. El obispo gesticula invitando a entrar... esta pensativo, nervioso, tiene documentos en sus manos. El grupo entra despaciosamente. 2 p.m. el mismo día. CORO.- (El coro está escondido entre el cortinaje) ¡Rubén! ¡Rubén! Sufrirás mucho ¡Rubén! NUEVA COMISION.- (Alguien habla) ¿Usted señor Obispo. Podría prestarnos una cama? ¿Es para el vate… no? OBISPO.- (Respondiendo). Si claro, no faltaría más deux et maquina (aparte hacia el público). ¡Qué vergüenza! COMISIONADO 1.- Entonces todo está arreglado, lo instalaremos en casa de los Martínez (pausa). COMISIONADO 2.- No, esa casa parece bodega (pausa). COMISIONADO 1.- Bien, la del doctor Arguello (pausa). COMISIONADO 2.- Esa huele a medicina, le daría aflicción al poeta. COMISIONADO 2.- Entonces la de los Castro (pausa). 308 Antologia del Teatro Nicaragüense OBISPO: (Que se ha mantenido callado, observando, tomando notas). Señores (como exclamando), que enredo... antes sería bueno darle una fiesta, sino me equivoco esta todo planeado (se quedan mirando al Obispo), como es posible siendo León la Atenas de Centroamérica no le demos la bienvenida al excelso y dulce panida. COMISION 1,2 .- (Delante del público) Se volvió loco el Obispo o está de acuerdo con el pagano. El sabio que se mantenía escondido aparece. Todos lo miran extrañado. EL SABIO.- Estoy de acuerdo con ustedes, después del recibimiento de la estación (como serio), donde pronunciare uno de los más brillantes y vibrantes discursos de bienvenida de mi vida. Después el señor alcalde y yo, le daremos una fiesta en mi casa (malicioso / riéndose). Golpean la puerta y entra Berta seguida de Bertita y Placida. Estas se sientan calladas. TODOS.- Brindemos por el poeta y por el doctor (Algunos optan por quedarse otros se despiden. El sabio se dirige dónde están las mujeres. Otros salen a buscar la cama donde dormirá el poeta el escenario se puede dividir en pedazos o secciones que giran como en abanico. Las personas estarán divididas por un tabique móvil, mientras los otros actores permanecen sentados. El sabio se despide de ellas, la luz se va apagando). Más tarde, el mismo día. Casa de él Sabio. Instrumentos, calaveras, libros por todas partes configuran un consultorio. Al lado un quirófano. El Sabio está rodeado de sus íntimos, médicos casi todos, llevan gorros, mascarilla y gabachas blancas. En la sala están sentadas las esposas. El ambiente es refinado Europeo. Cuadros impresionistas y relojes / que podrían ser de cartón. El Sabio sale de la oficina, pero esta vez viste de chaleco, tiene un telegrama, lo muestra, este pasa de mano en mano. EL SABIO.- Bien, colegas (como dando un discurso). He aquí la realidad. En nuestras manos está el espíritu del poeta que además es amigo mío y protegido... ustedes tienen la palabra (se sienta con ademanes finos usando las manos). AMIGO INTIMO.- (Asegura que nadie escucha). Yo diría que lo hospedemos en la casa vieja de los Castros. En todo caso lo llevaríamos al Hospicio donde las hermanitas de San Vicente. 309 Antologia del Teatro Nicaragüense AMIGO INTIMO 2.- Yo diría que lo hospedemos en casa Prio....así puede divisar la alcaldía , el parque y la catedral. NUEVO COMISIONADO.- (Sorprendido). ¿Como? Al hospital, al San Vicente, que ni siquiera tiene sabanas limpias ni pensionado, ni medicinas ¿ni siquiera lo internaremos en la Casa de Salud? Están loco. Eso sería matarlo, (mirando al sabio) además habría que hacerle un examen porque dicen que viene demente, lleno de disparates... dicen que no trae bien la cabeza (mirando al Sabio). AMIGO INTIMO.- (Recordando). ¿Y la cama? ESCENA CUARTA (Comenzando la noche. El mismo día. En la misma casa del Sabio, en la sala donde continúan sentadas las damas El Obispo sigue a una de ellas, las demás se quedan distanciadas esperando algo. El Sabio se retira de su oficina a pensar; los médicos platican y se van a la sala a unirse al resto de las personas) ESPOSA DEL SABIO.- Hijita… no aguanto más este alboroto (dirigiéndose a Plácida). Yo no entiendo de poemas, lo que te puedo decir es que ese príncipe no entrara a mi casa (furiosa abanicándose). MARGARITA.- (Escuchando la conversación). Pero mama, él hizo un poema… ¿no te acordás, yo rodeada de elefantes, de tigres, de hadas vestidas de tizú, no te acuerdas? (alegre). ESPOSA DEL SABIO.- Hijita, que torpe que eres, tenés mala memoria, te quería enamorar, mejor no hablemos de esto, ese sátiro, y tu padre no hizo nada para impedirlo (con el mismo tono) porque deseaba que te inmortalizaran. BERTA.- Pero querida amiga, todos están contentos de recibirlo ¿Por qué usted se opone? (pausa). ESPOSA DEL SABIO.- Es que de solo verle la cabeza me da miedo. Ustedes no se la han visto ¿verdad? Pues bien, él aquí venía a estudiar (continuando). A mi esposo se lo dije un día; lo estrafalaria que era esa cabeza. El me contesto que ahí estaba el numen… y que un día habría que estudiarla pues están los ríos y abismos del saber (complacida) y de la inteligencia. EL OBISPO.- (Que había mantenido silencio). Pero Doña, deje usted la cabeza en paz, ahora llega enfermo, hay que darle la fiesta, usted se va alegrar, además he escuchado que el mismo Presidente de la republica viene en otro tren al día 310 Antologia del Teatro Nicaragüense siguiente, que le parece, (cambiando de tono) y con esa mujer pestilenta, una tal Rosario (pausa). ESPOSA DEL SABIO.- Eso sí que no, esa bacana no entrara en mi casa (aparte, llama al marido ¡ ¡ ¡Luis, Luis! ! ! / Este llega, le dice un secreto. Se retira, queda mirando el resto, estos se unen a ella como esperando una aprobación, continua en secreto un dialogo, el público no sabe lo que es. El Sabio hace gestos como ordenando, llamando a unos y a los otros en el despacho. Las otras siguen sentadas). (Ya es de noche. El Sabio hace pensar a sus íntimos, entre ellos. El Obispo, se sientan) EL SABIO.- Señores, perdonen a mi esposa, ustedes comprenderán (paternalmente) hace años cuando Rubén vivía aquí, se le lavaba la ropa, se le daba dinero y de comer. Ya saben, ha quedado esa imagen fea y además su imagen de cabezón (con elegancia / nostalgia, todos se ríen). AMIGO INTIMO.- Si, claro, doctor todos comprendemos. EL SABIO.- Pero vamos al grano del asunto, los he llamado aquí para algo delicado, necesito me prometan bajo el juramento 33 grados... no es así Señor Obispo, su señoría interrumpe (Interrumpe el discurso). EL OBISPO.- Todo lo que tú digas Luisito, todo es cierto, el doctor les contara el resto, yo apruebo, ya lo hablamos en Managua (vacilante). EL SABIO.- Bien, entre todas las cosas que están sucediendo por las cuales he luchado, (pausa) la peor ha sido esta, querían llevarse al poeta a enterrarlo a ese potrero donde nació... yo, yo le dije al Presidente que todo León se levantaría en armas... Fue Sanders, el embajador, quien aprobó el cambio, y a cambio, le entregamos el cerebro para un posterior estudio en la Universidad de Chicago, (preocupado). Esto que les he dicho es grave, estamos bajo juramento... yo guardare el legítimo, pues tengo otro cerebro metido en el frasco y será este el que le daremos a Sanders. AMIGO INTIMO.- Buena solución (pausa). EL OBISPO.- La verdad es que ese hombre está condenado a morir, esta desahuciado (interviene). EL SABIO.- Silencio todos,no hay nada que podamos hacer. A ver Doctor lara, lea el informe (lo mira) 311 Antologia del Teatro Nicaragüense DOCTOR LARA.- (Lee el informe) El paciente Rubén Darío padece de cirrosis hepática compuesta por una hiperplasia la cual inicia en la periferia de los ductos bilicos... (Continúa leyendo). EL OBISPO.- No hay nada que hacer; los conservadores querían sacarle ventaja política a la situación; lo deseaban sepultar con todos los honores civiles y militares en Managua. Todo esto es lo que hemos ganado al fin... EL SABIO.- Don Venancio eso no lo permitiremos, (todos se acercan) tengo un plan (sacan un mapa anatómico y lo clavan en la pared / todos se dividen en grupos. El Sabio en el centro y El Obispo. Al rato se escuchan ruidos de personas / es la nueva comisión demandando ver al Sabio). AMIGO INTIMO.- Don Luis, ya están aquí los de la comisión (gritando). Desean verlo. EL SABIO.- Pero, quienes son esos (indiferente mostrando interés). OBISPO.- Son miembros distinguidos de las familias Sánchez, Castros, Aguileras, Arguellos, Herdocias, Teranes... Sacasas... (Estos se quedan esperando). EL SABIO.- Diles que estoy ocupado. Como molestan estas personas... diles que todo está bien, que mañana habrá fiesta. El Amigo íntimo sale a cumplir órdenes. Se escucha la protesta y la plática entre ellos. El Sabio y sus acompañantes permanecen en el despacho estudiando el cerebro. La comisión se va. EL SABIO.- Perdonen, pero es demasiado per dieu... perdonen la impertinencia, la fiesta la daremos mañana, es necesario que ustedes arreglen el resto, estoy cansado, necesito hablar a solas con nuestra señoría (se dirige al Obispo) !Señores! Hasta mañana a las dos en la estación... llevar la Banda Musical del Municipio... algunas ninfas (riéndose), con flores, por supuesto, con las damas reúnanse con la Nueva Comisión, nos veremos mañana. El Sabio y el Obispo a solas se quedan estudiando el mapa la lámina anatómica; toman un trago de licor y con una vara el medico señala el cerebro, se voltea al público y exclama ¡He aquí el problema! Se despiden. Son casi las 11 p.m. el reloj en la pared marca esa hora. Las luces se apagan lentamente, mientras tanto uno de los actores recitara algún poema de Darío que tenga que ver con la muerte. 312 Antologia del Teatro Nicaragüense ¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustia Ni ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia. Es semejante a Diana, casta y virgen como ella; En su rostro hay la gracia de la núbil doncella Y lleva una guirnalda de rosas siderales. En su siniestra tiene verdes palmas triunfales, Y en su diestra una copa con agua del olvido. A sus pies, como un perro, yace un amor dormido. Los mismos dioses buscan la dulce paz que vierte. La pena de los dioses es no alcanzar la Muerte. SEGUNDO ACTO (Oficina del coronel D.S. Sanders U.S. Marine y a su vez Embajador, ante el gobierno de Nicaragua. Una bandera norteamericana se despliega sobre la pared. Managua luz solar de las 10 a.m. Casa Presidencial. Y casa de Andrés Murillo, hermano de Rosario y por tanto cuñado del poeta) ESCENA PRIMERA (Día anterior del viaje del poeta) C. SANDERS.-(De pie). ¡Carajo! (pronuncia mal el español, se debe de militar). Rubén Darioooú is going to die in Leon… morir allí… you hear me.. Me escuchasss… ir enfermo (frotandose las manos). SECRETARIO.- Si, yes Coronel, ¿vivirá en León? (pausa) Lo escuchó (se alza de pie saluda / atento / servil). SANDERS.-(Molesto). Que hombre nefasto-goddammed- para nuestras relaciones de construir canal, (como calculando) cuantos días vivirá… mas… SECRETARIO.- Pero es nuestra máxima gloria y orgullo nacional, él es el emblema de la raza latina (interrumpiéndole, esperando respuesta). SANDERS.- Usted no tener orgullo, ya lo perdieron nos deben dinero… ok, es necesario seguirle la pista (dándole una orden). SECRETARIO.- Si, Coronel (se cuadra / esperando). 313 Antologia del Teatro Nicaragüense SANDERS.- (continua). Ahora... como ser orgullo un hombre decir sernosotros fieras... tener cara de Nenrod...!ah! dígame…!ah! (Señala al público). SECRETARIO.- (Nervioso). Pero coronel, el habla en otro sentido como cristiano ante la idolatría... (Con miedo). SANDERS.- (De cerca tomándole el cuello). Y no creer que nosotros no defender y protegerrr cristianismo, shit, mierda, él está levantando el proletariado del mundo... esa moda no llegar aquí, se lo aseguro... no (para el mismo). SECRETARIO.- (preocupado) Pero Rubén está enfermo coronel... y... SANDERS.-(Excitado). Dejarme decirte esto (pausa) allá en los states también había varios de estos poetas, un Whitman viejo homosexual y el loco Poe otro degenerado. (Cerrando el puño) Este poeta no está enfermo... lo que es maldito como aquel loco Martí que tanto daño nos hizo (paseándose) SECRETARIO.- (Interrumpiéndole). Pero Coronel la cultura. SANDERS.- Que cultura y que patrañas... la cultura está en la fuerza, en el trabajo y hacer dinero... en este país nadie le gusta trabajar solo robar... que ingenuo que ser (burlándose). SECRETARIO.- (Serio). Comprendo Coronel, ayer lo que le dije es que SANDERS.- Olvídate, iras en tren con el mismo poeta ese... sacar informe, para luego decirte deseo saber exactamente la hora minutos de su muerte. (Mirando un cuaderno / preocupado). Haz lo que te dije (cambiando de rostro) deja que el gobierno de Estados Unidos se encargue del resto. Ok? SECRETARIO.- (Preocupado). ¿Usted no le hará daño al poeta, verdad Coronel? Los Estados Unidos respetan con sinceridad a los líderes, los buenos poetas, ¿verdad Coronel? ¿is true o no? SANDERS.- (Regañándole). Pero si ser insensato... nosotros nunca tocar poeta... los líderes depende de la situación... pero !vete! Get out. (Furioso Molesto). Por fin le llegó la hora a este pagano o pájaro cantor sin jaula... veremos cómo destruyó todo esto... el plan no puede fallar. ESCENA SEGUNDA (Días anteriores del viaje a León. Managua. Causa Presidencial. El Presidente revisa papeles) 314 Antologia del Teatro Nicaragüense EDECAN.- (vos delicada / meticulosa). Todo está listo excelencia... todo está preparado y en orden. PRESIDENTE.- Que bien Capitán, usted acompañara a la delegación que conducirá al poeta don Rubén Darío a la ciudad de León; yo partiré al día siguiente a León (serio) para que todo esté en orden... le daré un permiso especial, recuerde lo del cargo, tiene mi consentimiento. EDECAN.- Sí, señor Presidente (preocupado). PRESIDENTE.- Veremos quién manda en este país de mierda (volteándose para ambos lados) y ¿qué paso con Sanders, llámalo aquí, ok? Acodarte que todo préstamo depende de ese poeta jodido y sobre todo la operación... esperemos que el tal Sabio Debayle no me contradiga, todo Nicaragua depende de ese entierro. ESCENA TERCERA (Día del regreso .Managua, temprano. En casa de Andrés Murillo. Rosa, su hermana, arregla las maletas apresuradamente; en ella mete un traje negro y un camisón. El poeta duerme en un cheslón mirando hacia el público… al rato despierta buscando algo y luego cae dormido. Parece estar bajo el efecto de un sedante) A. MURILLO.- (Malicioso / hablando aparte).Si supieran… Ayer y cada tres días, le he dado licor… si supieran (ríe) pero de esto, estén seguros, mi hermana y yo quedaremos en la historia… ROSARIO.- (Como escuchando) ¿Qué dices de la historia? A MURILLO.- Nada. Debes de ir muy elegante. Acordarte que sos su esposa, lo que importa es su físico (mirando al poeta)… ¡es su fama! (riéndose con los labios cerrados) y en ese pueblo de león se creen que son de alguna casa real… son unos campesinos con zapatos. ROSARIO.- (Desentendida) ¿Qué sabes tú del amor? A .MURILLO.- ¿Amor?, tú nunca lo amaste, lo amo la Paca, tu contrincante (irónico). ROSARIO.- (Molesta). Ya vamos a comenzar otra vez… Déjame representar mi papel, no ves que todo el mundo está pendiente… A MURILLO.- (Burlón). Ya me estoy cansando de esta comedia. ROSARIO.-en paciencia “a todo chancho le llega su sábado” (fría/ indiferente). 315 Antologia del Teatro Nicaragüense A. MURILLO.- (Despectivo / señalando) Lo único que le interesa es el licor (vuelve a mirar al poeta, quien sigue dormido)… habla tonterías de mundos raros (incomodo). ROSARIO.- (Exaltada). Pero sos un pendejo o que… nos lo dijo aquel poeta salvadoreño… aquel poeta absurdo… que este hombre (señalando) hará historia, “no lo dejen” me dijo… Desde entonces he cumplido. A pesar de sus escapes y evasiones por el mundo. MURILLO.- Muy bien, no te pongas nerviosa… Furiosa… todavía duerme. ANDRES.-(Carga las maletas hacia la habitación)… le diré lo del tren… últimamente todo le molesta, hasta el menor ruido (Andrés sale). ROSARIO.- (Se queda hablando sola y dice mirando al público). No ha sido fácil ser Rosario Murillo, (llora o algo así), fui su Garza Morena , después fui la mayor decepción de su corazón enamorado, después me dijo te conocí tal vez por desgracia mía, mucho te quise, mucho te quiero, siempre me hizo promesas, corrí como loca por el a parís y hasta trabaje en una sombrería vino a inventar la “Ley Darío”... que honor y que horror ,que derroche de poeta contra mí : esposas muertas y amantes españolas pestilentes a ajo, toscas, burdas . Sus tales princesas siempre fueron las prostitutas más baratas de Francia .Todo esto por el… nunca me quiso. Nadie me ha podido amar, estoy destinada por la historia a esto. Fui la mujer evitada. La mujer burlada, la que siempre queda esperando, la mujer mala, peor que la mujer estéril. Hasta nuestro hijo se murió niño, recién nacido consecuencia de su borrachera ANDRÉS.- (Furioso). ¡Cállate! No sabes lo que estás diciendo, no estropees todo el plan que va perfecto, la situación no puede ser mejor, los gringos nos han prometido un montón de cosas hasta la entrada libre allá. ESCENA CUARTA Continuación. Día del viaje. Se abre la puerta y entra Rosario. El poeta duerme, una cadena con un crucifijo cuelgan en su cuello, En la habitación hay mesita repleta de pastillas y frascos de medicamentos y pociones, un libro, un cristo en la pared. El poeta duerme y ronca. Su estado es gravísimo: fiebres altas y frio… de repente delira, se vuelve a dormir, despierta, busca algo en el aire con los brazos... se despierta...Rosario está a su lado RUBÉN.- (Con los ojos casi cerrados) ¿Que eres tu pan? ¿Me has venido a visitar desde el olimpo, (girando los brazos) has viajado en líneas de oro para estar presente en mi mortal despedida? (Continúa buscando) ¡Oh, dulce Aurora! Déjame ver el olimpo cielo! (Fuerte) Las fuentes de cristália… ¡Pan...Pan! ¡Qué hago aquí!... 316 Antologia del Teatro Nicaragüense no te vayas (se incorpora) ¿Y tú divina Atena dónde estás?... ¿Te envió el divino Zeus?... oh... (Reconcentrándose) debería regresar a París... este país es salvaje... ni siquiera se perfuma... ¿Y tú quién eres? ¿Que deseas? ¿Qué desean de mí?... ¿de mis huesos?... no respondes... ¡la vida se escapa! ¿Quién eres fantasma...visión? (llora) ¿Quién eres fantasma?... visión... (Tocando a Rosario)¿Venus? (se agita) oh. ROSARIO.- (Realista) No, Rubén. Soy yo la Rosario (dulce con pesar). Despertándose con ánimo RUBÉN.- ¡Damisela maldita!... ¿Qué querés?... ¡Qué aberrada! ROSARIO.- ¿Cómo? ¿Qué dijiste? (acariciándole). RUBÉN.- (Empujándola) ¿Pero que deseas ....? ¡Déjame en paz! (pausa) llévame a León (señalando con el dedo hacia la derecha) ahí debo morir en sus calles de oro...bajo el brillo del diamantino cielo que baja torbellina fuerte ( se incorpora). ROSARIO.- Pero Rubén (cambiando de tono) hoy nos vamos a león. El Presidente ha ordenado un tren especial para ti... aquí está mi hermano para ayudarte (Rosario lo llama, este acude malicioso). RUBÉN.- ¿Tu hermano? Buitre sanguinario en la estepa de mi alma (sentencioso). Se aleja Andrés preocupado. Rosario le hace un gesto para detenerl] ROSARIO.- Rubén deja de ser antipático, todos te queremos... RUBÉN.- Especialmente tú ¿no? (Tomándola dela barbilla) ROSARIO.- Si, Rubén siempre fui y soy tuya (dulce, besándole) Suave o acongojado el poeta la besa, le mete las manos bajo el vestido, ella se deja...luego lo rechaza, pero cede. El poeta intenta hacerle el amor pero cae dormido o cansado en los brazos de Rosario. Se duerme otra vez llegan los sirviente VOZ DEL ACTOR.- ...Lo levantan. Lo peinan, lo sostiene. Lo alzan y lo llevan casi arrastrado a un carro (hacer ruido del carro por el Coro -hacer...lo llevan a la estación del ferrocarril del Pacifico de Nicaragua. Curiosos esperan afuera, se aglomeran bien pegados. Rubén obedece. No deja de lamentarse del dolor en el hígado. lo espera el Ministro de la Presidencia y algún diputado (rótulos colgados del cuello que digan los puestos de cada persona los mismos actores pueden cambiarse de rótulos); lo suben en el vagón (hacer ruido de tren que arrancan o usar medio de comunicación para este propósito); le entregan flores, varias personas se sientan junto al poeta, no hablan, llevan colgado del cuello un rotulo que dice: ''Personas importantes'' El poeta sonríe, la Rosario y Andrés se sientan junto a él. La gente 317 Antologia del Teatro Nicaragüense lo despiden (algunos lloran, echan ¡Vivas! ) ''Adiós Rubén se escucha. Saluda con las manos. El tren va en camino. El poeta exclama : ''! son los griego!'' , luego dice: ! Momotombo! !Momotombo! !Tumba de esta tierra....!Hugo!.....!Hugo! ( se duerme). PERIODISTA 1.- ¿Que dijo? PERIODISTA 2.- ¿Hugo? PERIODISTA 2.- ¿Que ignorante, Hugo el francés... ¡Víctor Hugo, el poeta. Carajo PERIODISTA 1.- Si, claro, Hugo (asegurando lo dicho) PERIODISTA 2.- Apunta eso (pausa). PERIODISTA 1.- (Silencio, luego dirigiéndose a Rosario inquiriéndola) ? Y usted que dice doña Rosario ¿Cómo se siente? ROSARIO.- Yo muy bien...fíjese...por fin lo llevamos, lo que tiene es pasajero, es el mal del siglo. Me lo dijo el (señalando al poeta dormido). PERIODISTA 2.- ¿Cómo? ¿El mal del siglo? (El poeta se incorpora). RUBÉN.- ¡Merde! (En francés) sois ignorantes. Déjame en mi sonoro silencio que el tardío cielo ilumine la vasta selva porque allá esta Minerva (mirando el paisaje lacustre) PERIODISTA 1-2.- ¿Que dijo? ¿Minerva...no?...ni yo...pero es bello lo que dijo el poeta (mirándose todos). Al poeta no le interesa nada. Las estaciones y los pueblecitos, el paisaje con el Momotombo y el lago van pasando por la ventanilla del tren. El calor aumenta. El Secretario dela embajada yanke se asoma, toma notas. El CORO que ha estado callado dice: CORO.- Rubén. Rubén Sufrirás mucho Rubén RUBÉN.- (despierta y dice) Escuche música. ROSARIO.- No es nada amor, son ruidos, ya casi estamos llegando (alegre). RUBÉN.- ¿A Paris? ROSARIO.- NO. a tu León, a tu amado León, que para vos es mejor que Roma y Paris. RUBÉN.- ¡Merde! A mi tumba, (grita) que me dejen tranquilo (se descontrola). Yo conocí el mundo, fama, el deleite, la oscuridad, el temor, la sombra, el amor. Cambie todo por la poesía en América. ¡ He cambiado las reglas! Que me dejen solo (gesticulando/ tranquilo). 318 Antologia del Teatro Nicaragüense ROSARIO.- Lo estarás amor, yo te cuidare, ya casi estamos llegando (ruidos de los frenos del tren). VOZ DEL ACTOR.- La estación del tren en la ciudad de León es un edificio depresivo, mal costruido y sucio, todas las casa de la ciudad están entejadas, forman muros cuadrados, les dicen manzanas solo los portones y las ventanas quiebran esa monotonía. La población viven de la agricultura y la política. El extranjero pregunta de ¿cómo han podido vivir tantos siglos así? Rubén Darío se formó bajo el miedo y el abuso mental de sus padres. Llevo una niñez muy difícil. Lo acusaron de vago las autoridades municipales. En la estación del ferrocarril hay muchas personas esperando al poeta. son las 2y 30 p.m. El pueblo portando cartelones y mantas llego a recibirlo a la estación ESCENA QUINTA Si es posible llevar una banda de guerra y tocar un saludo. Los actores los actores pueden invitar al público a darle la bienvenida al poeta. Este puede abrazarlos, etc. --controlar la cantidad de gente en el procenio __luego tirar confetis... una verdadera bienvenida VOZ DEL ACTOR.- En león esta lista la comisión, en verdad hay varias Comisiones esperando. El pueblo está retirado. Los guardias sacan las bayonetas. El tren ha llegado. El capitán, los agentes, el coronel Sanders, los Ministros...etc. Rubén viste de blanco, lleva un sombrero con una pluma de faisan. Sonríe y le cuesta elevar el brazo. Se escuchan voces de: ‘‘Allí viene'', Rubén saluda. La banda municipal toca marchas festivas y marciales. Se aproxima una ninfa y le da un beso y un ramo de flores, Rubén llora. El alcalde, Las comisiones, la gente se abalanza encima. El capitán interviene. Hay discurso, estos son interrumpidos. Lo sacan de la estación en otro carro. Rubén mira la ciudad con desengaño. Lo llevan a una casa pobretona, fea, sin muebles. El sabio y El Alcalde ordena que lo dejen solo. Se cierran las calles con guardias. El pueblo se va. Rosario va a dormir a otra casa junto con Sanders. El poeta está cansado, le llevan comida. Es de noche SANDERS.- Ya estoy enterado de todo, el plan continua (Rosario lo mira y calla). ESCENA SEXTA Noche del mismo día RUBÉN.- (Habla furioso/ incomodo) Que puercada de casa, ni siquiera un jardín, solo este palo de Guayaba ¿Dónde están las rosas? No haya contestación. De 319 Antologia del Teatro Nicaragüense nuevo la gente entra y sale para verlo. La mayoría son médicos y abogados. Un montón de sillas se van amontonando RUBÉN.- (a gritos) ¡Váyanse! El poeta esta asombrado. Entra una enfermera y le da medicina el poeta se calma. Al rato se incorpora otra vez. EL SABIO.- (Entra y se acomoda, los Íntimos se acercan). RUBÉN.- Luis ha venido a verme. ¿Cómo estoy? ¿Cómo estás? EL SABIO.- (Sacando un estetoscopio y ordenando que lo dejen solo con el enfermo, se sienta junto al poeta. En una esquina están tres campesinos: Una mujer, La India bonita y dos varones) RUBÉN.- (Habla como ganando vida). Doctor teníamos varios diyitas que no nos veíamos...? Me trajo el vinillo de Rioja? (Alegre) EL SABIO.- Si, Claro, te desean ver en mi casa mañana, te daremos una fiesta. (Se voltea cara al público: ''La despedida '' (Todo León esta de...) (se le acerca al oído) Te daré el vino más tarde (Se va) El poeta. amanece. Otro día la india bonita y los dos varones están al lado de su cama. RUBÉN.- ¿Qué bonita que eres, (hablándole) cómo te llamas? (Mirándola) ¿Me quieres? LA INDIA BONITA.- Maestro me llamo Tomasita y lo quiero (le quita el sudor dela frente). Se escuchan pasos RUBÉN.- ¿De fiesta por mi muerte? (Vacilante) Alguien viene... Aparece el sabio EL SABIO.No, hables así, Rubén. De aquí a un rato nos iremos a mi casa, veras las niñas que te tengo. Todas te adoran (palpándole). RUBÉN.- De veras. Luis, que bondadoso eres ''mis niñas me adoran''. EL SABIO.- (Continua) Si, Rubén, te adora todo el pueblo. Como ves esta casa te la conseguimos para ti. (Pausa)Bien, debo decirte, que mañana terminaremos de auscultar. De palpar, de examinar y si es posible, te haremos la operación; es orden de tu esposa doña Rosario (Rubén se pone nervioso). En estas últimas semanas te has inflamado demasiado. Estas muy inflamado (explicándole), sospecho que 320 Antologia del Teatro Nicaragüense tenés pus en el hígado, te podemos salvar...Rubén indiferente. RUBÉN.- Yo no tengo esposa ni tengo pus, yo no tengo nada, lo que parece es que he venido a ser sacrificado (sentencioso). EL SABIO.- Pero Rubén, querido amigo hay que sacarte el pus, el agua... (El medico aprieta el abdomen, hunde sus dedos duros en el bajo vientre y aprovecha el momento para aplicar el bisturí). RUBÉN.- (Sintiendo la punzada, toma al Sabio de la solapa y exclama) ‘‘¡Pus! ¡PUS!. EL SABIO.- (Trata de quitárselo de encima). Esto es lo que te está matando. RUBÉN.- Lo que me está matando (como entendiendo) es este país, todos ustedes; he venido a ser sacrificado como un chivo o toro (desesperado) que me traigan una india antes de la operación, (se ríe) ¿me oíste Luis? EL SABIO.- Si Rubén te oigo (molesto). Se va confundido, sale despaciosamente, llama a los campesinos, estos acuden RUBÉN.- ''¡Una Campesina! Me oíste ¡Antes de mi muerte, antes de que me destacen! Los campesinos le frotan la cabeza, le dan agua y el poeta logra conciliar su angustia y su esperanza y duerme otra vez Esa misma noche el Sabio se reúne con Rosario; van hacia la clínica a estudiar la operación. Los dos campesinos le mojan los labios resecos por la fiebre a Rubén, mientras la India Bonita le susurra al oído: don Rubén, don Rubén el pueblo lo quiere… EL CORO.- ¡Rubén! ¡Rubén! ¡Nada anda bien! Clínica del sabio. Los médicos circundan la mesa, silencioso EL SABIO.- Muy bien, la infección esta por todas partes, la hinchazón lo está matando, está cubierto de agua con pus, hay que pincharlo. AMIGO INTIMO.- Yo opino que el poeta esta intoxicado... 321 Antologia del Teatro Nicaragüense EL SABIO.- ¿Usted se atreve de dudar de mi pronóstico, usted señor Cabrera? (exclamando) AMIGO INTIMO 2.- Pero, doctor el poeta tiene tumores sifilicos internos, está por reventarse... EL SABIO.- ¿Cómo? no sabe lo que está diciendo, es usted ignorante, el señor Darío tiene cirrosis hepática. Mañana se hará la operación (termina furioso y se va). EL ALCALDE.- (Que ha permanecido en silencio habla). Señores: vamos al grano, les llamo la atención como Alcalde de esta noble ciudad de León Santiago de los Caballeros de Nicaragua, les voy a leer esta acta que firmamos juramos (comienza a leerla). Todos los que firmaron no pueden revelar el secreto (se sale por el lado izquierdo). MEDICOS.- Si, claro, si no los conservadores nos lo arrebatan (aclarando) ¡Rubén préstamo, nada querían! AMIGO INTIMO.- Los gringo y ese Sanders andan detrás de quien, según ellos insulto tanto, diciendo búfalos de dientes de platas y barbaros del norte. En la estación lo vi bajar con su secretario y dicen que es el oficial de la Rosario. EL SABIO.- (Escuchando) ¡Ah! Sanders, no puede ser... bien primero haremos la exploración, luego lo mediremos... ya está listo el cloroformo OTRO MEDICO.- Si ya está listo... EL SABIO.- La cierra... a propósito Rubén ha estado delirando, hablando y viendo visiones terribles todas las noches...Su esposa quiere de inmediato la operación, recibí esta nota (la ensena); no primero la...la fiesta. Las personas pensaran que somos unos salvajes. No creen ustedes señores... A propósito mañana llega el presidente tengo que ir a recibirlo. TODOS.- Si es así que Dios nos acompañe (se van regresando los conjurados y todos levantan las manos jurando). TERCER ACTO Aposento de la casa donde duerme y delira Rubén Darío. Sala de la casa del sabio y clínica. Ciudad de León ESCENA PRIMERA Amanece. Día de fiesta y de muerte 322 Antologia del Teatro Nicaragüense RUBÉN.- (Solo) No quería ir, no deseaba ir , se molestaron tal vez tengan razón... no me merezco esto ....o tal vez si.....yo soy su único poeta, no tendrán otro jamás... pobres , nunca han tenido un poeta famoso en toda la tierra ...no debería de ser tan groseros... con ellos... pero es que estoy mal… Jodido… Las estoy viendo negras... yo creo que es el final de nada me servirá decir ¡Miserere! ¡Miserere! Nadie me va a creer en estos pueblos, nadie cree a nadie... en fin, nunca me importo este pueblo, cuando yo era precoz hasta preso me echaron , les molestaba... por eso me fui... si he alabado este pueblo es por pesar... así somos los poetas , alabamos a los dictadores y nos quedamos frescos... todo ese mundo griego no existe... son puras mentiras... yo invente prácticamente el olimpo en esta república y en otras.... que no han sido dominadas por los jesuitas... ¿pero que estoy hablando?....que me inmolen...me inmortalicen....es problema de ellos ...me imagino un monumento que dirá: ''El gran panida'', yo soy el único que le daré algo de civilización a esta tierra ... por eso he venido a morir aquí .... Para que me adoren como a Dionicio. Como un semi Dios... (Escuchando voces) A ver chico... ¿qué quieres? EL CANPECINO.- No este hablando locuras maese. (Aparece la Rosario, deja un traje negro y se va. Lo toman del brazo y lo visten). RUBÉN.- ¿ya estamos listos? EL CANPESINO.- Si, ‘‘padre y maestro mágico, liróforo celeste...'' RUBÉN.- (Para el mismo). Donde habrá aprendido este indio hablar así... de liróforo nada, nada de putrefacto si... EL CANPECINO.- Perdone, maese, aquí tengo ala Tomasita (esta se acerca el campesino se va). RUBÉN.- ¡Oh Zeus, que bella! Carne, celeste carne de mujer, morena carne de mujer... LA INDIA BONITA.- (Le da la mano, espera). RUBÉN.- ¡Oh dioses! No es Helena pero la acepto, en fin la acepto (la toma de la mano). LA INDIA BONITA.- ¿Qué? RUBEN.- Nada niña, ven (La Tomasita se le sube encima al poeta, se levanta el vestido y este la toca por todas partes, la besa). EL CANPESINO.- (Se va riéndose delante del público) La Rosario con Sanders…El Sabio con la Berta… el obispo con la Placida y don Rubén con la Tomasita. Se alza el poeta y se despide de Tomasita, esta llora 323 Antologia del Teatro Nicaragüense En casa del Sabio hay ambiente de fiesta. Parejas entra y salen. Todos esperan el poeta esta vez llevaran un rotulo colgado al cuello que diga: gente importante Al rato llega Rubén, lo reciben los señores, las ninfas,(el Obispo se esconde) Berta, Placida, Bertita y Rosario se han apartado. Sanders se esconde pero el público nota que está escondido. El poeta bebe, le sirven tragos. El Sabio no se opone a ello. Existe un ambiente de alegría, lo llegan a besar las ninfas. Los cristianos se vuelven paganos. Hay tensión BERTA.- Que te dije… está bebiendo el cabro ese (furiosa) BERTITA.- No sé qué le ven de famoso, nada con esa enorme cabeza PLACIDA.-Todo esto lo soñé… la llegada del jinete del apocalipsis… MEDICO: No importa que beba…lo que quiera, de aquí en un rato lo estamos destapando… INVITADO: Bebe con una cuba (observándole). INVITADO.- Así lo hacía en parís, en Buenos Aires, en Chile y en Madrid. La fiesta continua es de noche. Aparece el presidente, se esconde de Rubén SEÑORA.- ¡ Ya está borracho! SEÑORA.-(Continua).Está tocando a las niñas… que asco (las niñas siguen a RUBÉN, este baila... y grita). SEÑORA.-Llama a Debayle (alargando la vista buscándole). SEÑORA.-¡Que escándalo! SEÑORA.-¿No se cómo es tan famoso? BERTITA.-Todos estos poetas son bohemios degenerados. El Sabio en la fiesta ha permanecido rodeado de amigos observando al poeta emborracharse. Un médico, le dice: “ya está ebrio, casi dormido”. Se dirige donde el presidente, este le toca el hombro. Se llevan al poeta, este grita: “¡Viva la francé!”, va para la clínica. La fiesta continúa EL SABIO.-Bien métanlo en aquella habitación (el poeta desnudan). está temblando, lo 324 Antologia del Teatro Nicaragüense Rubén: ¡Viva Baco! MEDICO.-Aquí está el metro (le miden la cabeza) que barbaridad, es enorme… ¡qué barbaridad! EL SABIO.-Preparen todo (apuntando en sus notas ya se han cambiado de ropa todos visten de gorro, mascarillas y gabachas blancas y guantes) para cuando hagamos el corte broca (se ríe). RUBÉN.-Ríe a carcajadas, el gas le afecta y Sanders se encuentra muy cerca, también ríe, lo mismo El Presidente y sus ayudantes ESCENA SEGUNDA Al día siguiente, después de la operación, Rosario se esconde. El poeta se toca por todas partes. Está en el quirófano RUBÉN.- ¿Dónde estoy… que me han hecho? Que han hecho conmigo? ¿Qué es de mí? (preocupado, casi llorando). EL SABIO.-No te preocupes…mira cómo sale el pus… te pondrás mejor (Rubén toca una manguera que sale de su cuerpo). RUBÉN.-(Continua/ preocupado). Si me siento mal ; me han tocado el cuerpo… (Se palpa. Repentinamente pierde la razón). RUBÉN.-(Continua). Me están matando. Sé que voy a morir (grita). Quiero Volarme una ninfa… oye, tu ninfa… ¡ven! MEDICO.-Si, poeta calma… pero ahora descansa (habla disparates). Viste lo que dijo que desea volarse a una ninfa, ¡a una niña! RUBÉN.-(Nervioso está luchando contra la droga) Luis, ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué me estas matando…? ¿ por qué tanta gente en esta operación? (Toma una botella y se la tira al Sabio, este huye y gritando ordena: denle más cloroformo … duérmanlo de un solo. denle más éter,…). RUBÉN.- (Casi dormido) Sabio, cbrón, hijo de puta, ven sátiro falso, médico… ¡bestia¡ (Rubén continúa, casi perdiendo el habla) no me calmo… MÉDICO.-(Armado de una jering descomunal se le tira encima y lo inyecta) Calla, calla, todo mundo…te está escuchando… RUBÉN.-Por qué me voy a callar; que calma ni que mierda…eres un asesino…siempre lo fuiste…sos descendiente de un sargento… ¡asesino¡ (grita)… nunca supiste… medicina… me engañaste… (entra en agonía, un grito eorme sale del poeta) ¡perdonalos Señor¡ 325 Antologia del Teatro Nicaragüense (Cae desplomado. Se desprende la manguea y la sangre salta por todas partes. Parece que ha muerto. El cortinaje se encierra como en un cuadrado de sábanas blanca. Rosario se va. En la clínica hay conmoción. Aparece el sabio, Snders y el obispo. Este está colocado al otro lado del escenario. Otro grupo: Berta, Bertita, Plácida, unidas. Otros grupos: la india Bonita, los dos campesinos. Otros grupos: los mesones y así. La luz va apagándose y luego aparece lentamete) EL SABIO.- Creo que ha muerto, aunque aún se persiven los signos vitales, el corazón le está latiendo (está alegre) ya era hora, los he tenido peores… están listos. OBISPO.- Que hombre tan blafemo, démosle la extramamaunción. (abren las puertas de la csa y el pueblo corre, hay silencio, pueden utilizar al público para que desfile adelante del cádaver). Ya lo había pensado… me parece que esta mañana vio a Satán… pero los mesones lo querían dejar morir sin Dios… habrase visto tanto disparate… tanto escándalo… cuántos días más “me estoy volviendo loco” ¿Cuántos días más doctor? RUBÉN.- (Ya cádaver lanza un grito) ¡Perdonalos Señor¡ EL CORO.- ¡Te presentantes a tiempo muerte para no verlo sufrir¡ PUEBLO.- Pobre poeta, lo matarorn todos estos ignorantes. PUEBLO.- Es que cayó en manos de la vanidad. PUEBLO.- Y la India Bonita. PUEBLO.- El poeta la quiso y ella también salió espantada. PUEBLO.- Dicen que olía toda la casa a pedo. PUEBLO.- Ay, tatita vámonos de aquí, de estos ricos que el poeta odiaba. PUEBLO.- Dicen que tiene heridas y huecos por todas partes. PUEBLO.- Yo vi cuando le destaparon la mollera… yo estaba encima del tejado viendo la sala de operatoria… le quitaron el cerebro… lo metieron en un frasco de vidrio, le metieron aserrín y lo surcieron. 326 Antologia del Teatro Nicaragüense TODOS.- ¡Vámonos¡ FINAL (En la plaza de la Catedral de León; todos están listo para el entierro: embajadores, delegaciones, congresistas, el obispo y su cabildo catedralicio de León, universitarios con estandartes donde se leen versos de Darío, ninfas y canéforas que regarán pétalos de rosa al paso del féretro, el presidente de la república, , la corte suprema , los colegios y el pueblo. Todos marchan hacia el cementerio. Todos visten de negro) SANDERS.- (Mirando al público) todo se cumplió: por fin pudimos sacarle el cerebro. Ya ser nuestro, su cerebro. Yo me lo llevará a los laboratorios de nuestras universidades. Este hombre nos cusó tanto mal, tanto daño. Lo que le hizo a los Estados Unidos de América es imperdonable. (aparte) Gracias Sabio, te tendremos muy en alto… se me olvidaba; todos están invitados la próxima semana en la embajada, allá en Managua (dirigiéndose a los médicos) Celebramos la poesía de Rubén Darío, poeta universal. Gracias. TELÓN 327 Antologia del Teatro Nicaragüense DESESPERACIÓN Gloria Elena Espinoza de tercero 328 Antologia del Teatro Nicaragüense DESESPERACIÓN Gloria Elena Espinoza de Tercero A: Carlotita Castellón Alberto Ycaza Sócrates Flores Luis Martínez Concepción A todos mis compañeros con quienes compartí aquél maravilloso tiempo de teatro.Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado; por amor a ti, Jerusalén, no descansaré hasta que brille como el amanecer tu salvación como una antorcha encendida. Isaías. LXII, I Quien no ha vivido en el mundo de las causas ininteligibles, quien no se ha despertado nunca con el sabor de este asco en la boca, quien no ha sentido nunca cómo se extiende por su organismo y lo domina, por último, esta epidemia de la impotencia universal, no sabe de qué estoy hablando. Imre Kertész PERSONAJES Aparecen en escena: Paula Samuel La mesera El hombre La gente Los meseros El periodista El camarógrafo Entrevistados 329 Antologia del Teatro Nicaragüense ACTO ÚNICO La acción se desarrolla en el interior de un restaurante de comida rápida. Paula Samuel es una mujer joven, vestida a la moda. Se mira muy distinguida con su atuendo y accesorios. Entra con muchas bolsas de compras que coloca sobre la mesa del restaurante y se sienta. Después de leer el menú, queda ida en un punto. Una muchacha se acerca a su mesa para tomar la orden, ella señala lo que desea y la muchacha apunta. Hay mucha gente entrando y saliendo del restaurante. Todos van rápido, con bolsas, maletines ejecutivos, de traje, otros sólo de corbata. Las mujeres vestidas adecuadamente para sus trabajos. Cada vez que abren la puerta, se escucha bullicio de automóviles, voces, pitos de policías en la calle. Una música suave instrumental suena por los parlantes del local, aislando el exterior, cuando cierran la puerta. Paula Samuel reacciona de pronto y registra sus bolsas, como si se le hubiera olvidado algo. Se nota preocupada. Busca su billetera, revisa sus tarjetas de crédito, los comprobantes, y los devuelve a la billetera. Mira el reloj y se impacienta. Voltea para el lado de donde vendrá la pizza que acaba de ordenar. Tamborilea los dedos en la mesa y vuelve a revisar sus compras. Saca un bolso rosado con lentejuelas, parecido al que usa en ese momento. Sonríe. Lo guarda de nuevo. Saca de otra bolsa unos lápices labiales, los abre y observa los tonos detenidamente. Cinco lápices casi iguales. Los guarda. Revisa otra bolsa, pero se arrepiente y vuelve a cerrarla. Mira el reloj. La mesera llega a dejarle un vaso grande de Coca Cola. Paula le introduce la pajilla, y toma. Un hombre vestido como si fuera oficinista se acerca y se sienta en la misma mesa. Paula ni lo mira, no le da importancia que se haya sentado en su misma mesa. No es nada fuera de lo común; si no hubiera lugares, pero sí los hay; no obstante, ella no observa el interior del restaurante, sólo está atenta a sus compras y comienza a hablar, pensando en voz alta. El hombre la escucha y se acomoda como para sentirse bien. La mesera llega a dejar la pizza. No toma la orden al hombre, ni le ofrece el menú. Paula no repara en ello, y el hombre ni la mira. LA MESERA.-¿Va a ordenar algo más? PAULA SAMUEL.-No, por el momento, gracias. LA MESERA.-Con permiso. 330 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-(Pensando en voz alta). En la vida ya no se puede soñar. Ya el ruido se ha hecho parte de nuestro oído. Ya no podemos vivir sin ruido. ¿Se puede soñar con ruido? (Parte la pizza y se sirve. Le echa pimienta roja, salsa de tomate, orégano y queso en polvo). EL HOMBRE.-Es evidente que el mar o el bosque, el río o un desierto son más propicios para soñar que la propia ciudad, llena de bullicio y locura. PAULA SAMUEL.-¿Usted es de aquí? (Toma Coca Cola sin ver al hombre). EL HOMBRE.-De todas partes. PAULA SAMUEL.-Debe ser agente viajero. No paran en ningún lugar. EL HOMBRE.-No, no soy agente viajero. PAULA SAMUEL.-¡Ah…!, no es agente viajero. EL HOMBRE.-Y usted, ¿a qué se dedica? PAULA SAMUEL.-¿A usted no le han traído el servicio? EL HOMBRE.-No he pedido. PAULA SAMUEL.-¡Vaya! EL HOMBRE.-No ha contestado mi pregunta. PAULA SAMUEL.-¿No ha pedido? Si no llama a la mesera no viene. A veces es así cuando hay mucha gente. Siempre hay mucha gente. EL HOMBRE.-Sigue sin contestarme la pregunta. PAULA SAMUE.-(Sin mirar al hombre, haciendo un alto en su comida, mira hacia el techo y dice): ¿A qué me dedico?... a buscar cómo ser otra. (Indiferente, como si contestara lo más normal del mundo). EL HOMBRE.-¿Otra? PAULA SAMUEL.-Sí, otra. (Se sirve otro trozo de pizza y sigue haciéndose la natural). EL HOMBRE.-¿Cuál otra? Ni siquiera sé cuál es la anterior a la otra. 331 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-Otra, ya le dije. (Come y bebe, rápido, como si tuviera una cita dentro de cinco minutos. La pizza que pidió es grande). EL HOMBRE.-¿Tiene nombre, además de ser otra? (Sonríe sarcástico). PAULA SAMUEL.-Cuando mis padres me bautizaron, me inscribieron como Paula Samuel. ¿Se imagina soportar ese nombre toda la vida? Es obvio que querían que fuera hombre. EL HOMBRE.-Entonces, es Paula Samuel. PAULA SAMUEL.-No. Soy otra. EL HOMBRE.-No le entiendo. (Menea la cabeza y se reacomoda. La examina con mirada penetrante). No creo que quiera ser otra tan sólo por su nombre, que no le gusta, y sólo supone que sus padres deseaban que fuera hombre. Y, si quisiera, podría encontrarle su hermosura, no lo escucho tan mal. No le entiendo. PAULA SAMUEL.-Ni yo entiendo. Y no es por Paula Samuel, tan sólo me dicen Paula. Es una chiquillada estúpida, ni sé por qué lo estoy diciendo, nunca lo digo, nunca. EL HOMBRE.-Está desconcertada y me deja desconcertado. PAULA SAMUEL.-¿Qué pretende decirme? ¿Qué está desconcertado porque sólo me gusta que me llame Paula? EL HOMBRE.-Pues, eso que le dije. No es por el nombre, no. PAULA SAMUEL.-¿Que estoy desconcertada? EL HOMBRE.-Así es. PAULA SAMUEL.-Y usted, ¿es otro o usted mismo? ¿Quién es? Después de todo, usted se ha creído que yo debo responder a sus preguntas y yo no sé nada de usted. No por ser mujer va a violar mis derechos, ni lo conozco ni tengo por qué contarle mis asuntos. EL HOMBRE.-Yo soy fantasma. PAULA SAMUEL.-¿Fantasma? (Queda con el pedazo de pizza en el aire. Por primera vez lo queda mirando a los ojos). EL HOMBRE.-Sí, fantasma. (Sonriente, burlón). 332 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-Pero los fantasmas no se ven y yo lo veo. (Continúa comiendo, sin darle crédito). EL HOMBRE.-Está perturbada. PAULA SAMUEL.-¿Perturbada? (Deja otra vez de comer, y lo mira con asombro y sonrisa incrédula, burlesca). EL HOMBRE.-Sí, perturbada. PAULA SAMUEL.-Tengo mucho trabajo. (Sigue comiendo sin hacerle mucho caso). EL HOMBRE.-No está trabajando en este momento, sino comiendo, rápido y demasiado. PAULA SAMUEL.-¿No? Y después de todo, ¿a usted qué le importa si no trabajo y si como demasiado? Ni que fuera mi marido o estuviera en un concurso para señorita Nicaragua y usted fuera jurado. Además, tomo unas pastillas que me proporcionan unos animalitos que se comen toda mi comida. Yo la saboreo, y ellos, en mi estómago, hacen por mí el trabajo de mantenerme en forma. De paso voy al gimnasio para no aflojarme, y de esa manera, mantener la musculatura que usted ve, si acaso se ha fijado. EL HOMBRE.-No. No me importa que sea artificial. ¿No le da miedo tener a esos animales adentro de su estómago, sólo para mantener esa forma? PAULA SAMUEL.-No, en absoluto. Ojos que no ven, corazón que no siente. Y ahora todo es artificial. (Mira el reloj). EL HOMBRE.-Artificial… PAULA SAMUEL.-Debo ir al trabajo, pero antes voy a pasar por otras tiendas para comprar cosas, comprar. (Devora otro pedazo de pizza, con todos sus ingredientes). EL HOMBRE.-No está trabajando, ni de compras. Está comiendo. Ahora está comiendo. PAULA SAMUEL.-Pero debo trabajar y antes comprar algunas cosas. EL HOMBRE.-Bueno, cuando vaya a trabajar, trabaje. Cuando vaya a comprar, compre… Haga una cosa a la vez. PAULA SAMUEL.-¡Vaya con el sermoneador! EL HOMBRE.-¿Y qué va a comprar? (Mira los paquetes. Ella lo ve mirarlos). 333 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-Otras cosas… (Sin convicción). EL HOMBRE.-¿Cómo esas que lleva? ¿Tiene dinero aún? ¿Usted tiene dinero? PAULA SAMUEL.-Más o menos… mis tarjetas… EL HOMBRE.-¿Tiene dinero aún en ellas? PAULA SAMUEL.-Es cierto, no sé si llegué a topar mis tarjetas. Mi marido se va a enojar conmigo otra vez. EL HOMBRE.-¿Dónde buscará más dinero? PAULA SAMUEL.-No sé, pero es imperativo que lo encuentre. EL HOMBRE.-¿Al dinero o a su marido? PAULA SAMUEL.-Pues… mi marido es mi caja fuerte. (Sonríe turbada). Miento. Yo tengo mi propio dinero y lo gasto como quiero, necesito comprar. EL HOMBRE.-Entonces comprar es una obsesión. PAULA SAMUEL.-Podría ser. Pero es mejor que si fuera alcohólica o drogadicta, ¿no le parece? Soy responsable de mis actos. Dentro de eso está cuidar mi apariencia, debo andar bien vestida y arreglada en mi trabajo, cumplirle a mi marido, recoger a mis hijos de la escuela, debo, debo, debo de hacer muchas cosas y comprar para mantener mi, digamos, posición. (Hace un gesto artificial, como si fuera modelo). EL HOMBRE.-Me imagino… Quiere comprar. ¿Qué desea comprar? Ya compró bastante, a juzgar por las bolsas que veo. PAULA SAMUEL.-Eso a usted no le incumbe. Es cosa mía. EL HOMBRE.-¿Está conforme con su marido? ¿Qué hace además de ser su caja fuerte? PAULA SAMUEL.-Se tomó a pecho lo de que es mi caja fuerte. No. Él formula ideas, hace enlaces, construye relaciones, dice cómo llevar a cabo todo. EL HOMBRE.-Es muy importante, entonces. 334 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-¡Ja!, otros las toman, las llevan a cabo. Al final, las hacen tan suyas, que ni siquiera se acuerdan de que él tuvo la idea, los juntó, les dijo cómo hacerlo. EL HOMBRE.-De todas formas, lo es… (Formula un gesto que se toma como pregunta y afirmación). PAULA SAMUEL.-(Meneando la cabeza). Cuando los aplausos llegan para quienes ejecutaron su idea, su nombre no está por ninguna parte, agradecen al uno y al otro, y él sólo se queda mirando el triunfo de aquellos, escuchando el aplauso que les ofrecen por sus logros, y lo peor es que se queda tranquilo. Soy otra. (Se sirve más pizza). La mesera llega con unos bizcochos de canela y los pone en la mesa. LA MESERA.-¿Alguna otra cosa? PAULA SAMUEL.-Otra Coca Cola LA MESERA.-¿Igual de grande? PAULA SAMUEL.-Sí. LA MESERA.-Con permiso. EL HOMBRE.-¿Por qué repite que es otra? PAULA SAMUEL.-Pues porque me da la gana. EL HOMBRE.-¿Y a su marido le importa eso que a usted le molesta de él? Porque es evidente que a usted no le gusta. PAULA SAMUEL.-Cuando era chiquita era otra. Mis padres me llevaban a tomar helado, al circo, y yo reía. EL HOMBRE.-No me ha contestado lo de su marido. PAULA SAMUEL.-¿A mi marido? No, no le importa, ni le importa que a mí me importe. EL HOMBRE.-¡Ah!... PAULA SAMUEL.-¡Ah!, ¿qué? 335 Antologia del Teatro Nicaragüense EL HOMBRE.-Todos somos otros cuando somos niños. Pero a usted sí le importa lo de su marido. PAULA SAMUEL.-Sí, me importa y me da rabia. EL HOMBRE.-Ya entiendo. PAULA SAMUEL.-¿Qué significa ser niño? EL HOMBRE.-Inocencia. PAULA SAMUEL.-Inocencia. (Asiente con la cabeza mientras sigue comiendo y ve el reloj). EL HOMBRE.-En algún momento todos somos inocentes. PAULA SAMUEL.-Mm… ¡Ah!… EL HOMBRE.-Pero, contésteme algo: ¿rabia de qué?, de que no le importe a él o de que no sea reconocido. PAULA SAMUEL.-Las dos cosas me dan rabia, o mejor dicho las tres, porque no le importa que me importe. EL HOMBRE.-Entiendo. PAULA SAMUEL.-Soy otra. EL HOMBRE.-Me aburre su cantaleta de “soy otra”. Me interesa más el fundamento de ese deseo suyo. PAULA SAMUEL.-Pues si está aburrido, ¡váyase!, ni me escuche ni me importa que me escuche. Usted se ha sentado allí como un payaso, más que como un fantasma. EL HOMBRE.-Gracias por lo de payaso. ¿No será usted quien tiene la careta? PAULA SAMUEL.-¡Oiga! ¡Qué impertinencia! Retírese de mi mesa o llamo para que lo saquen. Eso me pasa por dar conversación a desconocidos. Soy selectiva en cuanto a amistades se refiere, de acuerdo a los tiempos actuales. ¡Soy mujer de hoy! (Pone una pose altiva y sofisticada). EL HOMBRE.-¿No se ha dado cuenta de que sólo usted puede verme? PAULA SAMUEL.-¡Embustero! 336 Antologia del Teatro Nicaragüense EL HOMBRE.-No soy embustero. PAULA SAMUEL.-¡Ni me importa! EL HOMBRE.-Y, ¿qué de extraño tienen los tiempos actuales? El mundo siempre ha sido así. PAULA SAMUEL.-(Cambiando de tono, frunce el ceño, lo mira a los ojos tomando Coca Cola. Voltea para observar y todo el mundo está comiendo rápido, como ella). Mire, todo el mundo come igual que yo, a la carrera. Todo el mundo tiene mucho que hacer, igual que yo. EL HOMBRE.-Ya pude notarlo. PAULA SAMUEL.-Pero… ¿Me conoció acaso cuando era niña? (Cambia la actitud amenazadora a inquisidora). EL HOMBRE.-Pues… PAULA SAMUEL.-¿Cómo ha sido el mundo siempre? ¡Eh! (Su gesto es retador). EL HOMBRE.-He deambulado por el mundo desde hace mucho tiempo y siempre ha sido horroroso y bello a la vez. PAULA SAMUEL.-¡Horror! EL HOMBRE.-Cierto. PAULA SAMUEL.-¿Desde cuando? EL HOMBRE.-Desde que existen las guerras. PAULA SAMUEL.-¿Las guerras? Hay guerras por donde quiera. Aquí hay una perenne guerra de palabras y de acciones. Una guerra sucia. Da asco. ¡Basura! Ya no hay mártires limpios. Se terminaron. Ahora sólo existe el mal por el mal. La guerra egoísta del tener y del poder. EL HOMBRE.-Sí, o sea, desde siempre ha habido guerra… Sí. PAULA SAMUEL.-Pues nada nuevo dice. EL HOMBRE.-Sí. El hombre quiere conquistar el mundo, la riqueza, el poder. 337 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-Y en todas partes, los grandes se comen a los chiquitos como nosotros. EL HOMBRE.-Sí, los poderosos… y aquí hay una guerra constante, a pesar de la paz, lo he podido notar, y viera cuanto me entristece. Siempre recuerdo las palabras de Dios “El pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él”. Y el hombre es siempre tan débil, sucumbe… (Se le nota el semblante profundamente triste). PAULA SAMUEL.-Ahora se está volviendo deprimido y como hermana de caridad, cura, pastor, ¡qué se yo!, y me quiere convencer para que no sea pecadora. EL HOMBRE.-No se imagina cuánto deseo… PAULA SAMUEL.-Tantos dioses, desde los primeros tiempos: dioses con caras, con formas, invisibles, de cosas, de sentimientos. ¿Cuál es mi Dios? EL HOMBRE.-No blasfeme. PAULA SAMUEL.-El mundo se me viene encima como zapato a cucaracha. Ahora usted me quiere convencer para que no sea pecadora. ¿Así es, no? EL HOMBRE.-Pues… de cierta forma… PAULA SAMUEL-Soy otra, ya le dije. ¿No entiende? Deje los mensajes moralizadores, religiosos, deje las filosofías, deje su anécdota, no me interesa. EL HOMBRE.-Pues debería… PAULA SAMUEL.-(Come, y se tapa la boca con una servilleta para seguir hablando). Voy rápido, y su plática es casi esotérica, como fuera del mundo. Yo estoy en el mundo. Este es el mundo donde las ideas no existen, sólo fantoches egoístas que han distorsionado los valores. Ya no hay valores, ya no existe la idea. Vamos corriendo a cumplir el papel del bufón, del títere. Son una mentira. ¡Mentirosos! ¡Falsos! EL HOMBRE.-¿Acaso desea ser otra, en verdad? ¿Se siente bufón? ¿No les cree? PAULA SAMUEL.-Sí, eso es, deseo serlo y precisamente por eso que usted dijo que le dijo Dios. Y sobre todo, odio ser bufón, y que me mientan. EL HOMBRE.-La comprendo, pero ya no puede ser otra. Es Paula Samuel, y Dios lo que desea es nuestro arrepentimiento. 338 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-Ahora sí ya se puso necio. Nuestro arrepentimiento. ¿El mío? ¡Já! ¿Y el de los otros? EL HOMBRE.-El de todos. PAULA SAMUEL.-Usted dice ser fantasma. ¿Qué arrepentimiento puede tener, si ya está muerto? Que yo sepa, al dejar la vida ya nadie puede cambiar lo que hizo. Hizo lo que hizo, y ¡ya! EL HOMBRE.-Lo peor, querida señora, es que el “y ¡ya!” que usted dice no termina allí. Lo que usted hizo lo será siempre, siempre... Queda marcado en los demás, sea en bien o en mal. Usted se siente frustrada al querer ser otra. PAULA SAMUEL.-Continúa con su mensaje. Estoy hasta el gorro de mensajes. EL HOMBRE.-¡Escúchelos! PAULA SAMUEL.-¿Cuál vida tengo? ¿Acaso me va a hablar Dios como hizo con usted? ¡Sólo eso me faltaba! (Termina de comer. Toma precisada lo último de su enorme vaso de Coca Cola). Vive en el Antiguo Testamento, o a lo mejor anda buscando meterse a las Cruzadas. (Se tira una carcajada). Frustrada… frustrada… ¡sólo eso me faltaba! EL HOMBRE.-De cierta manera siempre lo está haciendo. Dejó Su palabra. Se quedó para escucharla a usted. PAULA SAMUEL.-¡Vaya!, y dale con el asunto… ¡Qué personalidad!, especialmente a mí. ¡No!, no me escucha, no siento que me escucha. EL HOMBRE.-Insista. Él está ahí. PAULA SAMUEL.-Es tonto insistir. EL HOMBRE.-Pero contestando a su pregunta, usted tiene la vida que vive. La que ha tenido junto a los suyos. Si se ha frustrado es porque no ha entendido su misión. ¿Tiene algún propósito? PAULA SAMUEL.-¡Qué misión, propósito, ni qué ocho cuartos! ¿Los míos? ¿Tengo míos? EL HOMBRE.-Todos en algún momento tenemos a alguien, incluso el limosnero que vive en la calle. Usted misma dijo que tenía padres y esposo. PAULA SAMUEL.-Estoy sola. 339 Antologia del Teatro Nicaragüense EL HOMBRE.-Eso no quiere decir que nunca haya tenido a alguien. (Se incorpora en el asiento, pone los codos sobre la mesa y continúa viéndola comer). PAULA SAMUEL.-Hay mucha gente. EL HOMBRE.-Eso es, tiene muchas personas. Ha tenido a muchas. PAULA SAMUEL.-Eso no quiere decir que fueran míos. EL HOMBRE.-Es complicada, señora, sumamente complicada. PAULA SAMUEL.-No soy otra. EL HOMBRE.-¡Por fin! Ya ve. Está conciente de no ser otra, de ser Paula Samuel. PAULA SAMUEL.-Los míos… los míos… no han sido míos. (Deja de tomar y de comer y queda viendo un punto en la mesa). EL HOMBRE.-¿Y de quienes, si puedo saber? PAULA SAMUEL.-Siempre estuve sola. EL HOMBRE.-En algún momento todos hemos estado solos. PAULA SAMUEL.-Aún en mi casa, y con los míos estoy sola. Unos leen, otros ven televisión, otros duermen, otros salen. Siempre estoy sola. Cuando nos reunimos ni siquiera podemos sostener una conversación por largo tiempo. Hay silencios prolongados… EL HOMBRE.-Sus padres la llevaban al circo y a tomar helado, y su esposo trabaja para usted, y si tiene hijos trabaja para ellos, usted trabaja y tiene compañeros. Además, tiene buena vida, mire dónde está, comiendo lo que quiere, hasta de más, en este mundo donde millones tienen hambre. PAULA SAMUEL.-Yo siempre me sentí sola. Yo siempre tengo hambre. EL HOMBRE.-Es egoísta. PAULA SAMUEL.-¿Por qué dice eso? EL HOMBRE.-Quiere a todos siempre a su lado y eso no puede ser. PAULA SAMUEL.-A veces se está sola acompañada. (Ha terminado toda la comida y va recogiendo sus bolsas). 340 Antologia del Teatro Nicaragüense EL HOMBRE.-Eso es trillado e injustificable. PAULA SAMUEL.-Si no me comprende, no converse conmigo. Y ya me tiene aburrida. No me predique, no quiero prédica. ¡Estoy desesperada por su presencia, diciéndome cosas inútiles! EL HOMBRE.-Quiero comprenderla. PAULA SAMUEL.-Entonces vaya por la ciudad, escuche la radio, vea televisión, lea los periódicos, mire, observe. No hay necesidad de ir muy lejos. EL HOMBRE.-¿Por la ciudad, por el país o por el mundo? PAULA SAMUEL.-Todo es igual, unos porque son el primer mundo y tienen mucho dinero, otros porque son el segundo, otros porque son el tercero o el quinto; en última instancia, da igual, porque los que no son del primer mundo, no tienen dinero como nosotros. Aquí vivimos de limosna. Somos limosneros. EL HOMBRE.-La población del mundo es mucha… y pobre… PAULA SAMUEL.-Y todos están ocupados en todas partes, unos haciendo el bien, otros el mal. ¡Haciendo guerra! Matando por hambre o por gusto, o al fin al cabo viviendo como se puede y hasta cuanto se puede. Se aprovecha el tiempo. No hay tiempo. EL HOMBRE.-Siempre ha sido así. La vida ahora es complicada, hay que trabajar duro para poder subsistir, eso lo comprendo muy bien, hay mucha competitividad. Los adelantos, la globalización, deben estudiar cada vez más. PAULA SAMUEL.-¿Comprende eso, a su edad? (Sonríe, pensando que en realidad ha estado jugando con ella, al haberle dicho que es fantasma). ¿Qué edad tiene usted?, a juzgar por su condición de fantasma debe ser como Matusalén. EL HOMBRE.-Yo soy de siempre. Y no es para que se asuste, Matusalén fue descendiente de Adán, el primer hombre, del mismo linaje mío, hijo de Henoc, que fue tan bueno que lo arrebató al cielo el mismísimo Padre. PAULA SAMUEL.-Se fija, usted es loco. Yo soy de ahora. Vivo en este mundo, con estos congéneres egoístas y fantoches. Y creo, señor fantasma que usted está locoloco. Vaya a verse con un psiquiatra. ¡Imagínese!, del linaje de Adán. Todo esto es consecuencia de este mundo locolocoloco. Seguro ve mucha televisión, de las series donde ponen historias de La Biblia, que va en alguna nave interplanetaria para tener un encuentro cercano de algún tipo, o juega a ser uno de los dioses que el tal Homero describió. 341 Antologia del Teatro Nicaragüense EL HOMBRE.-El hoy y el ayer son iguales. No ironice mis palabras, por favor. Hablo en serio. PAULA SAMUEL.-No estoy de acuerdo. Ya no es ni patético ni cómico ni absurdo, sólo dice disparates. EL HOMBRE.-¿En qué estamos de acuerdo? La historia se repite porque el hombre no aprende de sus errores y no es que sea patético o diga disparates. PAULA SAMUEL.-En nada estamos de acuerdo. No comprende mi punto de vista. Y por supuesto, ni yo el suyo. EL HOMBRE.-¿Cuál es su punto de vista? PAULA SAMUEL.-Soy otra. EL HOMBRE.-Y dale con lo mismo. PAULA SAMUEL.-A lo mejor quisiera haber vivido en otro tiempo. A lo mejor hubiera querido ser la mismísima Eva del Paraíso, en este caso, su mamá. (Lo mira sonriente, irónica). EL HOMBRE.-¿Para qué? Al cabo ¿no es lo mismo? ¿Acaso sería tan fuerte como para no dejarse tentar? PAULA SAMUEL.-¿Quiere decir que todas han querido ser otras en todos los tiempos? EL HOMBRE.-Podría ser que ya venga en la índole del hombre y de la mujer. PAULA SAMUEL.-Entonces Dios sería injusto, castigando por algo que Él mismo hizo. Si eso lo puso en el hombre y en la mujer. ¿De qué se extraña si somos malos? EL HOMBRE.-También nos dio armas para ser buenos o mejores, por lo menos, es más, para ser santos. PAULA SAMUEL.-Las cenas de Navidad, los cumpleaños, todo eso es efímero y hasta hipócrita, con todo y su Santa Claus, por decir algo. Le digo con esto que todo es vano, inútil. EL HOMBRE.-Blasfema, señora. No sea insensata. Él se deja encontrar por quienes no lo ponen a prueba, y se revela a quienes no se resisten a creer en Él. Y en cuanto a celebrar ¿No le gusta celebrar? (Se recuesta en el asiento, saca un pañuelo y seca el sudor de su frente). 342 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-¡Farsante! Está sudando. Los fantasmas no sudan. Es hipocresía. Toda su retórica es hipócrita. EL HOMBRE.-¿Hipocresía? No todo el mundo es hipócrita. Usted tiene una filosofía totalmente negativa. PAULA SAMUEL.-A pesar de haber andado tanto por el tiempo, es ingenuo, si me está diciendo la verdad, que, por supuesto, no creo lo más mínimo. EL HOMBRE.-Siempre ha perdido al hombre su falta de fe. ¿Soy más hipócrita que usted? ¿Si yo no soy fantasma, usted sigue siendo otra, o Paula Samuel? PAULA SAMUEL.-Yo estoy segura, el mundo es hipócrita, lo veo todos los días. Los políticos dicen redimir al pueblo y sólo se ocupan de ellos mismos. Y ellos dirigen mi mundo, ¡qué le parece! No soy ingenua, por eso quiero ser otra. EL HOMBRE.-Ya veo por donde va la cosa. Quiere ser otra por lo que ve en el mundo, a su alrededor. Por lo que otros hacen. Pero tienen lo mismo que usted; viven en el mundo igual que usted. PAULA SAMUEL.-Hay quienes son felices así, lo disfrutan así. Yo lo quisiera disfrutar también pero no puedo. Estoy… ¡desesperada! (Comienza a exasperarse). EL HOMBRE.-¿Qué piensa de la felicidad? (Trata de calmarla). PAULA SAMUEL.-No la conozco. EL HOMBRE.-¿Es desdichada sólo por no estar a gusto con usted misma? ¿Por no ver sus bendiciones? Mire qué esposo más generoso tiene y no aprende de él. PAULA SAMUEL.-Yo no me gusto para nada, ni me gusta el mundo que vivo. Mi esposo es de otro material, como si fuera extra terrestre; a lo mejor, ángel. Yo pienso mucho y me duele el dolor de todos y aborrezco a la vez, a todos. EL HOMBRE.-Usted es bonita, la naturaleza es bonita, el universo… la humanidad… La humanidad ha perdido sus valores, es cierto. En mucho de eso yo tengo la culpa. PAULA SAMUEL.-Es falso, y además, petulante. Ahora se echa la culpa como si fuera la gran cosa. Se mira como un burócrata cualquiera, a lo mejor es un político y según lo que dice, de tal importancia en la maldad, que pareciera haber sido un Hitler, un Stalin… Bueno hay bastantes como ellos, puedo seguir la lista, aún con los que no han muerto. ¿Qué le parece si le digo… cualquiera de los que usted piense ahorita? ¿Le gustan esas comparaciones? ¿Cree que son paradojas de la historia? ¿Quién es mejor que quién? ¿Quién es más malo? ¿Quién redime a su 343 Antologia del Teatro Nicaragüense pueblo? ¿Quién está pensando en el mundo? ¿Son polos opuestos y estoy diciendo una blasfemia, también? ¿O son tan parecidos? Ya me dio risa. Si yo me he minimizado hasta el punto de querer ser otra, usted es prepotente. Se cree la madonna de las siete lunas. Tan importante como quienes dirigen el mundo de cualquier manera. A nosotros, los limosneros del mundo. ¿Desde cuando nos hicimos limosneros? ¿Se acuerda usted? ¿Tiene valor de pensarlo y decirlo? EL HOMBRE.-No me cree. La mesera llega otra vez donde Paula y le pregunta si desea otra cosa. Ella dice no con la mano porque está riendo como si celebrara un gran chiste. La mesera la queda mirando asombrada de escucharla hablar y reír, porque no ve a nadie con ella. Se va preocupada y se la ve cuchicheando con los otros meseros. PAULA SAMUEL.-Todos mienten. Sería mejor morir. EL HOMBRE.-Yo estoy muerto. PAULA SAMUEL.-¿Qué se siente estar muerto? (Lo dice seria, como si en realidad creyera y deseara saber sobre ese estado). EL HOMBRE.-Quisiera estar vivo. PAULA SAMUEL.-Míreme, yo no deseo vivir así. Más bien quisiera morir. Acabar con este correcorre, este sin sentido, este… (Aprieta las bolsas contra su pecho). ¿Cómo podría llamarse el mundo de hoy?: ¿matemático, tecnológico, humanista, globalizado, anodino, hipócrita, burla? Sí, el mundo es una burla para el ser humano, de absurdo pasó a burlarse. Es un circo. Todos vivimos siendo payasos del circo. Tenemos llenos los cupos de los asientos del circo. Permanecen llenos todos. Ya no hay sillas vacías. Las sillas se llenaron de fantoches y nosotros cantamos lo que nos piden que cantemos. EL HOMBRE.-Siempre que hay vida, puede vivirla. Haga lo bueno. Viva en la tierra, en su tiempo. Encuentre lo bueno que hay en él. No critique sin buscar soluciones. PAULA SAMUEL.-Si está muerto e hizo daño, debe estar en el infierno. ¿Por qué me ofrece buenos consejos? Y sobre si siempre hay vida, puedo vivirla, no me dice nada. Y ya le dije que no me siga dando consejos ni prédica ni nada. ¡Déjeme en paz! ¡Ni siquiera con un fantasma puedo tener paz! EL HOMBRE.-La vida, se vive. Usted vive muriendo porque no la saborea. Y siempre que hay vida antes de morir, el hombre puede pedir perdón y no condenarse. Además, vivirla. Para eso es la vida, para vivirla en armonía con la naturaleza, con Dios, con el ser humano. 344 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-¡Qué dramático lo escucho! (Ríe a carcajadas). Sigo queriendo ser otra. Además, no creo sus peroratas. Los empleados están preocupados y se entrecruzan miradas, cuchichean. Se nota su nerviosismo por la mujer. Ya está llamando la atención a los otros clientes y han advertido que no se sientan cerca de su mesa, prefieren apretujarse en las otras, o irse. EL HOMBRE.-Hay otras que viven, viviendo. Aprenda a vivir, viviendo. No se atormente con todo. Deje a los otros que vivan su vida. PAULA SAMUEL.-No estoy conforme con su razonamiento egoísta. Yo no me atormento con nimiedades. Mis tormentos son ¡reales!, ¡vivos!: no sé lo que va a pasar… me indigna lo que ocurre alrededor, con el mundo, aunque le resulte panfletaria, y para no detallarlos y sentirme como usted, como hermanita de la caridad ni como redentora, que tampoco soy. EL HOMBRE.-No está conforme con usted misma. Su seguridad en sí misma anda por los suelos y quiere además ser redentora, sí. Comiendo, comprando y sintiéndose mal por lo que sucede. Y… sí quiere ayudar en algo a ese mundo que aborrece, según entiendo... PAULA SAMUEL.-Entiende bien. Nadie me quiere sinceramente, ni hay amor verdadero en ninguna parte. Ahora usted, que dice ser fantasma, me acosa y me hace decir lo que no quiero decir. Todo lo he tenido guardado. EL HOMBRE.-Eso le sale desde lo profundo de su alma. PAULA SAMUEL.-¡Tonto! Debo comprar un vestido para la fiesta del martes, unas botas para el paseo del fin de semana con la familia de mi jefe, debo comprar, debo comprar, debo comprar… EL HOMBRE.-¿Cómo sabe que nadie la quiere? PAULA SAMUEL.-Porque lo siento así, que nadie me quiere. (Queda con la mirada triste, apretando sus bolsas. Le salen lágrimas de sus ojos rojos). EL HOMBRE.-Yo estoy lejos de acosarla. Deseo ayudarla, para eso estoy aquí. Es una tarea que hago con gusto, a eso me dedico en los últimos tiempos; así puedo resarcir un poco el daño que hice en vida. PAULA SAMUEL.-El daño… EL HOMBRE.-Está sola porque quiere estarlo. Está enferma. 345 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-¿Enferma? Desearía estarlo, y grave, así terminaría este infierno. EL HOMBRE.-Infierno que se ha creado dentro de sí misma. Está enferma del alma. PAULA SAMUEL.-Nadie me ama. Y nadie ama a nadie. Todos se devoran entre sí. No hay amor. Quien tiene, compra, y no se acuerda del que no tiene. Quien no tiene, odia a quien tiene, y así sucesivamente. Yo odio. EL HOMBRE.-¿Y sus padres, esos que la llevaban a tomar helado y al circo? PAULA SAMUEL.-Aman a mis hermanos, no a mí. EL HOMBRE.-¿Y sus hermanos? PAULA SAMUEL.-Se aman ellos mismos. EL HOMBRE.-¿Dónde están ahora? PAULA SAMUEL.-En sus ocupaciones. Todos viven ocupados. Tiene que comprar cosas importantes. Mi esposo también vive ocupado y mira a otras como no me mira a mí. EL HOMBRE.-¿Por eso no los ama? ¿No ha pensado que su esposo mira a otras, como a una obra pictórica, o a una escultura; y a usted, como a su mujer? PAULA SAMUEL.-No. EL HOMBRE.-¿Y usted, se ocupa de algo? PAULA SAMUEL.-Trabajo, voy de compras… y nunca me puedo saciar; me pasa lo mismo que con la comida, pero eso ya lo solucioné con las pastillas. Y no soy bulímica, como la pobre princesa Diana. Ella fue una princesa desesperada, como yo; nada más que ella del primer mundo. Y yo, ni soy princesa, y soy del quinto mundo, pero desesperada también. Cada vez hay más qué comprar y ya vacié mis tarjetas, estoy desesperada. EL HOMBRE.-Tiene la compulsión propia del mundo de hoy: comprar. PAULA SAMUEL.-El mundo de hoy es soledad. EL HOMBRE.-Necesita disciplina interior, fe en Dios, le repito. 346 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-¡No soy nada, no soy nadie! ¡No estoy contenta por nada! ¡Quiero ser otra! Se le nota la desesperación y que habla sola. Ya ha levantado la voz varias veces. Los empleados están alertas y preocupados. EL HOMBRE.-Busque en su interior esa fuente de vida. Busque su conciencia para encontrar la trascendencia, sin ella el mundo sería efímero, como en verdad es, pero sin sentido. PAULA SAMUEL.-No sea anecdótico, no sea increíblemente anticuado. Ahora debo comprar, para ser. EL HOMBRE.-Debe encontrar los valores que le conduzcan por el sendero de la verdad. PAULA SAMUEL.-Debo comprar. Así compenso mi inconformidad. No sea fantoche estúpido y aburrido. EL HOMBRE.-Debe buscar lo trascendente. Tiene alma. Busque en su alma esa voz que le dirá… PAULA SAMUEL.-Debo comprar para satisfacer mis ansias. Si hoy no tienes no eres nadie. Esa es la voz que escucho. El mercadeo de la conciencia. EL HOMBRE.-¿Quiere decir que según tiene, así vale? PAULA SAMUEL.-Según tienes, así vales. Así es. Mire a su alrededor: tener, tener y tener, aunque para eso deba robar, si es preciso. Los redentores ya no existen, por eso nadie cree en nadie, sólo en su propio bienestar. ¿Robar? No se roba, se provee uno mismo y para su familia, para su descendencia. Se encuentran formas legales y posibles para eso, en todas las latitudes. EL HOMBRE.-No sea tan dura. Quienes han tenido fe en sí mismos, en Dios, quienes han buscado una meta, perviven en la historia como personas limpias. PAULA SAMUEL.-No tengo interés en pervivir en la historia. La historia no me pertenece, soy anodina, invisible. Ya el absurdo no es absurdo. Lo absurdo se volvió lógico. El mundo es lógico dentro de su estupidez ilógica. EL HOMBRE.-Yo soy invisible porque estoy muerto. Usted está viva. PAULA SAMUEL.-Mi destino es adverso. 347 Antologia del Teatro Nicaragüense EL HOMBRE.-Su destino adverso está en su mente. Su propia indecisión para vivir como Paula Samuel. PAULA SAMUEL.-La vida es un cuarto, trasnochar, comprar, ¡soledad!, ¡muerte!, ¡pobreza!, ¡desastres!, ¡guerra!, dolor, incertidumbre, miedo, ¡terror! La vida es mantenerse en la cuerda floja, guardando equilibrio que desquicia y atormenta día con día. Amanecer, para emprender la calle llena de gente, corriendo, y con la angustia del tráfico, del peatón que se te cruza, del bus destartalado que se te pasa y frena, rostros crispados, con sonrisas disimuladas para expresar seguridad, o sin esperanza, escuchando las estupideces de los políticos de aquí y de allá, y sintiéndose impotente ante la realidad histórica que sucede en tus propias narices. La vida, hoy, usted, advenedizo de este mundo, no la conoce, es un quítate tú para ponerme yo. Hay miles de niños en la calle, sólo esperando ser los mafiosos del mañana, contra quienes nuestros descendientes deberán protegerse. Protestas con humo fétido. Todos protestan, y la protesta se va por los confines del globo, unas sinceras y otras no, unas verdaderas, otras mentirosas, hipócritas. Ya no hay pureza de ideales. Hay sentinas repletas, asquerosas, basureros inmensos. Por eso no quiero ser yo, quiero ser otra, quizás de esa manera puedo evadir la conciencia de entender mi mundo, de soslayar la realidad. Y compro y compro y compro. Y como y como y como. Eso me da valor, la seguridad que necesito para seguir viviendo. Los pájaros y las aguas se están muriendo. Los árboles se retiran poco a poco y van quedando sus muñones. La vida es comprar, lucir y brillar el poco tiempo, antes de que un terremoto nos asole, antes de que un huracán categoría cinco nos destruya, antes de que los tsunamis arrasen, antes de que un terrorista nos mate. ¿Cuál era viene? ¿Esta transición es un cambio de la tierra y de la humanidad? La vida es soledad sobre alfombras de luminarias de cine. La vida está muriendo, como la conoció cuando vivió. Yo quiero ser otra para no sentir ese vacío atronador de la Babel, de las sodomas, de las bélicas empresas genocidas y los ensayos de muerte que van cundiendo en el aire, el mal que se traduce en enfermedades mutantes, desconocidas, horribles, producidas por el hombre en su afán de ensayar sus armas en los océanos. La vida, es cierto, tiene aún belleza, pero se está muriendo, el hombre la está matando y no soporto eso. ¿Se da cuenta de que me vuelvo loca al pensar que nuestros descendientes podrían ser calvos, o buscarán, desesperados, un vaso con agua, o la sombra de un árbol como si cruzaran un desierto, que quizás tendrán en vez de piel, una caparazón para soportar el sol y la lluvia ácida? Que el mal está triunfando. ¿Qué podemos hacer? Yo compro y como, impotente ante el poderoso que mancilla y entorpece el ciclo de la vida, destruye, aplasta al pobre. Yo no sé que hacer con mi vida, porque no puedo comprender el mal que la circunda. La mesera se le acerca porque Paula Samuel ha ido aumentando el tono de su voz, aceleradamente, gesticula, y mira al hombre como si fuera el blanco de sus acusaciones. Pero para ella, como no ve al hombre, la mujer está loca. 348 Antologia del Teatro Nicaragüense MESERA.-¿Le ocurre algo señora? ¿Puedo ayudarla? Si quiere llamo a algún familiar suyo para que venga a recogerla. PAULA SAMUEL.-¡No se preocupe! ¿Puede traerme un vaso con agua, por favor? (Está sofocada, jadea). MESERA.-¿De veras no le ocurre nada? (Mira como para cerciorarse de que en verdad no hay nadie frente a ella). EL HOMBRE.-La creí insensata. Pero no lo es. Sufre, y sufre no sólo por usted sino por los demás. Pero no sólo sufra, haga algo por quienes sufren y por usted misma. PAULA SAMUEL.-El mundo de hoy es insensato, y yo estoy en ese mundo. Quiero ser otra. (Se agarra el pelo y después queda agachada contra la mesa aprisionando sus bolsas de compras). EL HOMBRE.-No puede evadir su realidad. Debe enfrentar su tiempo como yo enfrenté al mío. Ser otra, sería igual. La mesera vuelve con el agua. MESERA.-¿De veras no se le ofrece nada? ¿Puedo ayudarla? (Se le nota preocupada, mira para todas partes). PAULA SAMUEL.-De veras, no me puede ayudar. Ni usted se puede ayudar tampoco. (Ríe). No causaré problema en el restaurante, si es su preocupación. Es más, ¡ya me voy! (Tira una mirada profunda al hombre. Mira a su alrededor. Todos la están mirando. Los ojos de Paula Samuel están inyectados, abiertos desmesuradamente). MESERA.-Está bien, si usted lo dice. Con permiso. (Va nerviosa a reunirse con los demás empleados que están alertas por cualquier incidente). PAULA SAMUEL.-¿Puedo saber quién fue usted en ese tiempo cuando vivió en este mundo? (Toma agua). EL HOMBRE.-Sería horrendo que lo supiera. PAULA SAMUEL.-¿Acaso fue un genocida? (Toma más agua). EL HOMBRE.-Fui el primer envidioso de la historia, después del ángel caído. El primer asesino. 349 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-¿Acaso eso cambia las cosas? Ya es fantasma, y según le entendí, hasta se salvó del infierno porque Dios le concedió arrepentirse. ¿Es así, no? EL HOMBRE.-En efecto. Quizás si no hubiera sido lo que fui, otro sería el destino de la humanidad. Eso aún lo cargo en mi conciencia hasta el final de los tiempos. Se escucha un canto gregoriano. PAULA SAMUEL.-Entonces tiene una responsabilidad muy grande. ¿Mayor que la mía que soy anodina, que no hago absolutamente nada, un parásito como los de mi estómago, que sólo compro, y critico; sin dar solución a este mundo? (Se levanta bruscamente). Clientes y empleados la miran asustados. EL HOMBRE.-No se imagina cuánto pesan los errores en la eternidad. Y usted tiene una responsabilidad. Todos tenemos responsabilidad de salvarnos. Aumenta la intensidad del canto. Los empleados están estupefactos porque ha superado al sonido de la música instrumental del restaurante. Uno de ellos llama por teléfono a un canal de televisión. Los clientes se miran entre sí y a Paula Samuel que ya está fuera de sí. Toma las bolsas precipitadamente, con los ojos desorbitados. No se explica el fenómeno de la música, ahora sí está creyendo que el hombre con quien ha estado conversando es un fantasma, a juzgar por los fenómenos inusuales, y mira a la gente horrorizada, los meseros se le van acercando, ella piensa que para atraparla. PAULA SAMUEL.-¡¿Por qué ha venido a visitarme, y en este lugar tan inadecuado?! (Lo dice aceleradamente, jadeando. Gritando). Mire, ya los meseros están preocupados, vienen a sacarme. La gente me mira como si fuera loca. Imagino que me creerán loca, loca de remate, que voy a provocar algo impropio para la estabilidad del local. (Muy alterada, gritando, jadeando). ¡Esto se sabrá, saldrá en los periódicos, en la televisión! ¡Seré como las de las barriadas, escandalizando, me verán como a una cualquiera! Lo sabrá mi familia. ¡Los avergonzaré, por su culpa! EL HOMBRE.-No le dé importancia a eso. Yo vine para que no se ignore. PAULA SAMUEL.-¡No me ignoro! ¡Compro! Al fondo se escucha el canto gregoriano. Se le unen las voces de la gente que dicen acelerando: LA GENTE.-¡Compracompracompra!…¡Comecomecomecome! 350 Antologia del Teatro Nicaragüense Ya ha llegado la televisión. Un camarógrafo desde que entra hace tomas del local. Se acerca un reportero con un micrófono. Ella mira al hombre suplicando con la mirada. Baja el tono de la música. El camarógrafo observa el estado de la gente, exaltada por algo. Hace una toma del conjunto. Luego enfoca a Paula Samuel. EL HOMBRE.-He pasado por aquí y la encontré. No se deje vencer. LA GENTE.-¡Compracompracompracompra!… ¡Comecomecomecome!… Aumenta el tono de las voces gregorianas. El camarógrafo la sigue enfocando. PAULA SAMUEL.-(Se desespera, trata de tapar la lente de la cámara. Habla aceleradamente). La televisión me induce, los anuncios, la necesidad de estar al día. Debo ir al gimnasio, me estoy engordando otra vez, no están funcionando los animales en mi estómago. Tal vez por eso mi esposo mira a otras. (Debe gritar para que el hombre la escuche. Se siente acosada por todos, por el hombre, por la cámara). Todo es confusión en el restaurante. LA GENTE.-¡Compracompracompra!…¡Comecomecome!… Vuelve el canto gregoriano. Los meseros van lentos, como momias, a atraparla. Entra gentío desde la calle, se apretujan para ver lo que ocurre, hay más cada vez, más y más. Se agregan a las que están en el restaurante. A lo lejos se escucha una sirena. EL HOMBRE.-¡Ámese!, y ame. PAULA SAMUEL.-¿Quién fue usted?! ¡¿Quién es?!!! (Ya desesperada y llorando histérica). LA GENTE.-¡Compracomecompracomecompracome! El coro gregoriano aumenta el tono. La sirena se va acercando. La cámara la acecha. EL HOMBRE.-¡Ámese! LOS MESEROS.-¡Váyaseváyaseváyase!... EL HOMBRE.-Aún soy. Somos y seremos siempre lo que somos, lo que forjamos, lo que dejamos a los demás. ¡Ámese!, y ame a los demás. 351 Antologia del Teatro Nicaragüense PAULA SAMUEL.-¡No tengo nada qué dejar! ¡Siento que nada he hecho! (Toma sus bolsas y las aprieta contra su pecho. Mira a todos, horrorizada). EL HOMBRE.-Yo también eso creí y mire hasta dónde he llegado. Hasta dónde ha llegado la humanidad después de mi infame acción. PAULA SAMUEL.-¡¿Quién es?! ¡¿Quién fue?!... EL HOMBRE.-¡Caín!... (Queda el eco junto al canto gregoriano). Paula Samuel grita desesperada. Bota las bolsas que quedan regadas en el piso del restaurante. El camarógrafo no deja de tomarla, el micrófono va captando lo que dice en la grabadora del periodista. PAULA SAMUEL.-¡El fantasma es Caín! (Gritando). ¡El fantasma es Caín! La música crece en intensidad. Paula Samuel sale apretujada entre la multitud. Unos quedan viendo las bolsas y se apresuran a levantarlas, buscan entre ellas, y, sonrientes, roban, y salen corriendo del local. Nadie los sigue. LA GENTE.-¡Compracomecompracomecompracome!… La música es estridente. Ella es un manojo de nervios. Está completamente descontrolada. La cámara la sigue en su huida hacia la calle. LOS MESEROS.-¡Váyase! ¡Váyase!… EL PERIODISTA.-―¿Ha tenido una aparición? Señora, ¿le ha aparecido algún santo? ¿Dice que se le apareció Caín? ¡Señora!… ¡Señora!… Paula Samuel sale despavorida del restaurante. Se escucha el sonido de un frenazo, ruido seco, y quebradura de vidrios. El camarógrafo y el periodista, salen detrás de ella y se les escucha la crónica. Se apagan las luces. VOZ DEL PERIODISTA.-Una mujer, al parecer enferma mental, parece haber tenido una alucinación. En su huida desesperada, dijo haber visto al fantasma de Caín. Vamos a entrevistar a algunas personas que presenciaron el acontecimiento: ―¿Qué sucedió señora? ―Desde que entró la mujer parecía loca, hablaba incoherencias como si estuviera con alguien. ―¿Y usted, pudo ver algo, señor? ―Lo más seguro es que andaba drogada, pidió su orden de comida y no la pagó. Actuaba raro. 352 Antologia del Teatro Nicaragüense Estimados televidentes, la mujer vestía atuendo caro, dicen que probablemente robado. Dejó regada algunas bolsas, al parecer, robadas también de algún establecimiento comercial. La policía acaba de llegar al lugar del suicidio y están levantando el croquis y haciendo las pesquisas reglamentarias en estos casos. La llanta trasera del bus de la ruta le aplastó la cabeza. Algunos oyeron el estallido. Pueden apreciar sus restos esparcidos, en la toma que nuestro camarógrafo… Las imágenes que van a presenciar son muy fuertes, por lo que sugerimos a nuestros televidentes que no las dejen ver a los niños ni a las personas enfermas. El canto gregoriano se va perdiendo… Telón 353 Antologia del Teatro Nicaragüense ¡AY AMOR, YA NO ME QUIERAS TANTO¡ Lucero Millán 354 Antologia del Teatro Nicaragüense ¡AY AMOR, YA NO ME QUIERAS TANTO¡ Lucero Millán A mi madre PEROSNAJES Armenio Josefina Vagón del tren. Debe de dar la impresión de ser un tresn de hace mucho tiempo, que igul es producto de nuestros sueños o igual funciona desde siempre.con un par de bancas y un pasilo será suficiente. Cuando se enciende la luz está un hombre muy delgado, de unos treinta años, remendado el mismo calcetín una y otra vez. Viste de traje formal de oficina, con ua panchado excesivo en la ropa. Se le nota tímido o un tanto rertaído. Entra una mujer ocn un aire ausente, vestida conm una ropa típica de viaje, sin época determinada. Sobresalen unas enormes ojers. Lleva entre sus manos una saco de tela que aprieta constatemente como si lo fueran a robar. ESCENA I JOSEFINA.-Será que aquí se puede dormir? ARMENIO.- Dormir? JOSEFINA.-Si, dormir, es preciso. ARMENIO.- Bueno, sí, creo que sí. Cuando arranque el tren, el viaje será largo. JOSEFINA.-Cuando dice largo, ¿a qué se refiere? ARMENIO.- No lo sé muy bien... Hay varias estaciones que recorrer...¿cuando compró el boleto no le explicaron lo que duraría su viaje? El mío al menos será largo, de eso estoy seguro, así que es mejor ponernos cómodos y tal vez esperar con paciencia. JOSEFINA.- (Después de un tiempo) Cree que exista la posibilidad de alargarlo más? ARMENIO.- (Con timidez y cierta molestia) ¿Cómo dice? JOSEFINA.- Que si cree que existe la posibilidad de alargarlo más. 355 Antologia del Teatro Nicaragüense ARMENIO.- ¿Alargarlo más? ¡Qué pregunta más extraña la suya!, aunque habría que ver el ánimo... JOSEFINA,.-¿De usted? ARMENIO.- ¡Oh! ¡No!, por supuesto, del conductor... ¡qué pregunta, señora! JOSEFINA.- Entiendo, mientras más grande más largo. ARMENIO.- ¿Más grande qué? JOSEFINA.- El desánimo.... ARMENIO.- ¡Vaya! ¡Qué manera de hablar! (Silencio, él sigue cociendo su calcetín, oculta su rostro, de vez en cuando levanta la mirada para ver qué hace ella.) JOSEFINA.- (Intentando ser amable) Hace calor, ¿no? ARMENIO.- (Molesto) Sí. (Se levanta y se cambia de asiento) ¡Y también hay ruido! Pensé que aquí iba a ser diferente, ¡pero qué va! Siempre es igual, igual. (Josefina se entretiene en su saco). ARMENIO.- Disculpe, ¿qué lleva ahí? JOSEFINA.- Me parece que apenas lo conozco, digo, yo no le he dado motivos para intimar conmigo, ¿no le parece? ARMENIO.- Sí, tiene usted razón. Es solo que me llamó la atención la manera tan especial de relacionarse con sus cosas. JOSEFINA.- (Silencio. Ella se muestra reservada, él continúa en lo suyo. Cuando él se muestra desinteresado, ella busca la manera de llamar su atención). Cargo todo lo que me pertenece, no es mucho, pero es lo único que tengo. Tan solo son... (Pausa larga) mi madre, mi padre, mis libros, mis desgracias y mi país. ARMENIO.- Habla usted como si fuera un libro. (Transición) ¿Quiere que le ayude? JOSEFINA.- No podría. ARMENIO.- ¿Por qué? JOSEFINA.- (Reflexiva) Sabe, no ha sido fácil para mí adquirir este boleto. Me ha costado muchas lavadas de ropa para recoger las quinientas estampillas que se necesitaban para participar en el concurso. Es todo lo que en la vida he querido realizar: este viaje. 356 Antologia del Teatro Nicaragüense ARMENIO.- ¿Es usted ama de casa? JOSEFINA.- Eso mismo, pero al revés. ARMENIO.- ¿Cómo así? JOSEFINA.- La casa es mi amo. ARMENIO.- ¡Vaya! ¡Qué manera de hablar! Habla como en los libros. JOSEFINA.- ¿Cómo así? ARMENIO.- No sé, como en los libros, como no se habla en la vida real. ¿Lee usted mucho? JOSEFINA.- Se refiere usted a... ¿leer? ARMENIO.- Sí claro, a leer, a poner los ojos sobre un pedazo de papel ¡y leer! JOSEFINA.- Bueno, viéndolo así, pues se podría decir que sí, que leo pero no sobre un pedazo de papel, sino debajo de él. Si no tengo un libro, me lo imagino, si veo a una persona, no veo a la persona sino su pensamiento,si me veo un periódico, me dan ganas de llorar al imaginarme la tragedia que hay detrás de cada noticia,... es una forma de leer, ¿no? A veces releo y releo los mismos libros (le enseña los que tiene) tengo dos, éste lo leo por las mañanas y este por las noches, a veces leo los dos al mismo tiempo, es divrtido (Después de un tiempo) Es lindo viajar. ¿Cierto? ARMENIO.- Depende de cuál sea el objetivo del viaje. JOSEFINA.- Entiendo yo que el objetivo de un viaje es llegar a un destino, ¿no? ARMENIO.- No necesariamente. Sucede algunas veces que el objetivo es justamente interrumpir el llegar al destino final, quedarse a mitad del camino. JOSEFINA.- Me parece bastante absurdo lo que usted me está diciendo, sinceramente no me gustaría volvérselo a escuchar, ¿por qué me dice eso? ¿Qué sentido tendría quedarse a mitad del camino? ARMENIO.- No lo sé muy bien, tal vez divertirse un poco, tener un motivo por el cual seguir viajando. (Silencio) ¿Y a dónde viaja usted? JOSEFINA.- Lejos, muy lejos, donde pueda dormir. ARMENIO.- ¿Cuánto tiempo tiene sin dormir? 357 Antologia del Teatro Nicaragüense JOSEFINA.- Lo que se dice dormir, dormir, como veinte años, no tal vez estoy exagerando, como unos catorce años más o menos. ARMENIO.- tanto así ( se ríe) Disuclpe, disculpe, es que habla suted de una manerqa…No serásutd literata? O escritora? (Ella lo mira con desconfianza) Yo en cambio, duermo como un tronco, me digo: Me voy a dormir, tengo sueño y raz¡, como si nada, me duermo profudamente, y así como me duermo me despierto, en cuato abro los ojos estoy de pie y con la energía suficiente de un toro. JOSEFINA.- Y ¿ y que se siente? ARMENIO.- Que se siente que? JOSEFINA.-¿Qué se siente ser un toro? ARMENIO.-Un toro…Nada. JOSEFINA.- Nada (reflexiva) Mi abuela decía que la nada es lo más parecido al placer. Pero que solo los estúpidos viajaban por ese país. Es decir que solo los estúpidos sienten placer. Dijo ustena nada, verdad? ARMENIO.- Si eso dihe (pausa) Debe ser un poco difícil estar tanto tiempo sin dormir, debe ser algo así... como un sentimiento muy somnífero. JOSEFINA.- Pues viera que no, una se acostumbra a todo. Al principio es difícil porque una no sabe qué hacer con ese tiempo muerto, como de luto,y ese silencio que te mata, pero después aprendes a deambular con los insectos, especialmente con los grillos. Ellos gritan toda la noche en busca de su amada, que nunca encuentran por supuesto, pero al menos se entretienen en algo, no cree? Como usted, con ese calcetín que no deja de remendarlo. ¿Por qué lo cose y lo recose? ARMENIO.- Para que me ayude amarrar bien mis pies. JOSEFINA.- ¿Cómo así? ARMENIO.- Es que... cada vez que pienso que están bien cosidos y me bajo del tren, los dedos de mis pies terminan rompiendo nuevamente los calcetines. (Josefina se sorprende). Siempre tuve unos dedos de los pies muy grandes, especialmente el índice. No he podido encontrar calcetines fuertes, a mi medida, por eso yo les doy una buena recosida. Mire usted, yo soy agente viajero y cuando llego a una estación, solo basta que se abra la puerta del tren para que la memoria acuda a mí y me vuelva un tanto torpe. Es como si mi mente quemara lentamente mis mejores intenciones. Es entonces cuando mis pasos van perdiendo lentamente un poco de fuerza por aquí, otro poco de fuerza por allá... 358 Antologia del Teatro Nicaragüense JOSEFINA.- (Continuando el diálogo) A medida que avanza deja caer la prudencia, el orgullo, el abrigo, las maletas... ARMENIO.- (Sorprendido) Lo dice usted mejor que yo. No quiere escribirme un poema? Pero es justo así, como usted lo dijo, por eso tengo que remendar bien mis calcetines.Póngase aquí, paradita, (ella lo sigue) bien, muy bien. Vamos supoer que usted es la señorita dignidad. JOSEFINA.- (Jugando) Soy la señorita dignidad¡ ARMENIO.-Muy bien, muy bien, por lo tanto i usted es la señorita dignidad, sus pies son los que sostienen su dignidad, cierto? JOSEFINA.-Cierto¡ ARMENIO.-Qué pasaría si los desdos de sus rompieran sus calcetines porque no están bien cosidos? JOSEFINA.- Mi dignidad quedaría…in…vá…li…da… ARMANIO.-Biebn, muy bien, ahora entiende por qué debo de coser bien mis calcetines. OSEFINA.-(Ella no contesta. Tom su bulto y lo coloca como si fuera almohadq, se aucesta sobre él. No logra acomodarse, se cambia de lugar y coloca el bulto de otra manera e intenta seguir acostándose JOSEFINA.- (Después de un tiempo) Adonde viaja usted? ARMENIO.- No lo sé con exactitud, a un lugar que me reciba. JOSEFINA.- Todos los lugares te reciben. ARMENIO.- No, no es así, no todos te reciben. O dicho de otra manera, no todos te reciben como vos sos. JOSEFINA.- Ah! Qué pena... yo en cambio estoy dispuesta a recibir a cualquier lugar como él es. El tren se para. Se escucha una voz en off que dice “Estación Miraflores”. Josefina se levanta, inquieta y empieza a caminar de forma nerviosa. Abre su saco, saca un elemento, lo mira, lo vuelve a guardar. Se asoma por la ventana. El tren continúa su marcha. Ella se relaja y se sienta. Revisa el interior del saco. 359 Antologia del Teatro Nicaragüense ARMENIO.- (Transición a Josefina y con timidez) Disculpe mi curiosidad, pero ¿podría mostrarme algún objeto que usted identifique con algún pariente suyo, tal vez con su madre? Me gusta eso de ver fotos, recordar... JOSEFINA.- ¿Cómo dice? ARMENIO.- Que si me enseña algo de su madre? Para darme una idea... algo de su saco, ¿cómo es eso de que va cargando con ella?, no lo entiendo muy bien. JOSEFINA.- ¿Porqué tendría que hacerlo? Digo, nuevamente me parece un tanto atrevido de su parte. ARMENIO.- Tiene razón, es solo que usted me inspira confianza y la vida a veces es tan aburrida... JOSEFINA.- No lo sé, es que apenas nos conocemos. Se toma usted unas libertades... Son cosas muy personales. (Molesta) Y aunque yo parezca otra cosa, soy una persona muy recatada. ARMENIO.- Nuevamente tiene usted razón. Disculpe. (Se levanta, camina entre los asientos como si buscara algo) JOSEFINA.-¿Qué busca? (Armenio guarda silencio y sigue buscando) ¿Qué busca? (El lo hace con más insistencia) Por favor, ¿qué busca? ARMENIO.- Es un poco difícil de explicar. Tal vez en otra ocasión, es que apenas nos conocemos, ¿no?... (Él sigue buscando) JOSEFINA.- (Ella saca un huevo duro, lo pela.) ¿Quiere? ARMENIO.- No gracias, estoy ocupado. (Sigue buscando) JOSEFINA.- También tengo una zanahoria, ¿le apetece? ARMENIO.- (Distraído) No gracias. JOSEFINA.- ¿Tal vez un poco de agua de limón? ARMENIO.- (Serio) No gracias, no ve que estoy muy ocupado. ¿No lo ve? ¿No lo ve? (Se va poniendo más nervioso) ¿Pero está usted ciega para no darse cuenta que justo lo que estoy haciendo es buscar algo? ¿No lo ve? ¿No lo ve? JOSEFINA.- Está bien, está bien, pero con una condición: Yo le muestro algo de mi madre si usted me dice qué es lo que busca. 360 Antologia del Teatro Nicaragüense ARMENIO.- No, no puedo hacer ese trato. JOSEFINA.-No? ARMENIO.- No JOSEFINA.- (Cambiando de estrategia) Al menos podría hablarme de sus recuerdos más amables. ARMENIO.- ¿No le parece que mostrarle mis recuerdos más íntimos es un asunto muy personal? JOSEFINA.- Bueno, sí, en cierta forma tiene usted razón, es solo que pensé que.... ARMENIO.- Pues pensó usted mal. (Silencio, transición) Pero en señal de mi buena voluntad... Espere un momento (saca un papelito de su bolsillo, lo lee, piensa.) Trato hecho. Usted me enseña algo de su madre y después yo le enseño mi lista de afectos. JOSEFINA.- (A Armenio, con entusiasmo) Muy bien. Cierre los ojos y déjese llevar por el ruido del tren. ARMENIO.- ¡Me da pena! JOSEFINA.- Vamos, cierre los ojos. Los dos cierran los ojos. Se intensifica el ruido del tren. Hay transición de luz. En ese otro espacio y tiempo del mismo tren se estarán escenificando diferentes escenas de los dos personajes. En este caso, ellos mismos haciendo los roles de madre e hija. Entran la madre y la hija cargando maletas y bultos en un vagón de tren. Oscuro ESCENA II MADRE.-¡Ay! ¡Qué cansada estoy!, ¡ay!, ¡ay! Esta Tulita me tiene cansada, que si los tomates, que si los pepinos, ¡una presumidera toda la parentela! ¡Y este viaje tan largo! Nadie me ayuda en nada, una tiene que ocuparse de todo, ¡ay! ¡Me muero! ¡Ay me muero, ay! ¡Qué cansancio! HIJA.-¿Qué te traigo mamita? ¿Te duele algo? 361 Antologia del Teatro Nicaragüense MADRE.-¡Ay me muero! Pasáme el vic-vapo-rub, me ayudará un poco. (La hija se lo pasa) ¡Ay qué dolor de piernas! Nunca la dejan descansar a una. Cerrame la ventana. HIJA.-La tenés a un lado, mamá. MADRE.-Cerrámela, hija. Cerrámela, ¡que no estás viendo como me entra todo el aire por la ventana! (La hija con esfuerzo lo hace) HIJA.-Ya está, Mami. MADRE.-Y ahora que lleguemos la misma historia de siempre, la casa botada, las cazuelas sucias, el haragán de tu padre pegado a su botella y a sus queridas. ¡Ay, qué cansada! Nadie me ayuda. ¡Pero a mí no me importa ya nada! Cada cual que se las arregle como pueda, después de todo, ¡quién se ocupa de mí! HIJA.-(Después de un tiempo) ¿Viste mis notas, mamá? MADRE.-Pero eso sí, un día voy agarrar mis cosas y me voy a ir sólita por ahí a descansar, aunque sea en un rancho perdido, ¡ahí van a ver! HIJA.-¿Viste mis notas mamá? MADRE.-¿Cuáles notas? HIJA.-Las de la secundaria mamá, fui la mejor alumna este año. MADRE.-(Sin darle mucha importancia) ¡Ah! ¡Qué bien, mi muchachita, qué bien! ¡Ay! ¡Qué cansada estoy! (Silencio. Transición de la hija) HIJA.-Mamá, desde hace tiempo he querido hacerte una pregunta pero me da mucha pena hacértela, ¿podría? MADRE.-Claro hija, pero apresúrate un poco, que me duelen las piernas y aún nos falta mucho por recorrer. Como te decía, puede ser el rancho de tu tío José, no es gran cosa, pero al menos estaré tranquila por un tiempo, sin nadie que me moleste. HIJA.-Mamá, te hice una pregunta. MADRE.-Ah sí, hijita, discúlpame. Hacémela. HIJA.-(Después de un tiempo) ¿Por qué nunca me abrazaste? MADRE.- ¡Qué pregunta más rara, niña! Pero por supuesto que sí te he abrazado. 362 Antologia del Teatro Nicaragüense HIJA.- No mamá, nunca lo has hecho. MADRE.- ¿No? HIJA.- No. ¿Por qué? MADRE.- (Pensativa) No lo sé. HIJA.- Solo hubiera bastado con un instante de tu tiempo. MADRE.- Quizá porque nunca me enseñaron a hacerlo. HIJA.- Bastaba con que me miraras para que aprendieras a hacerlo. MADRE.- No estaba programada para eso. HIJA.- En cambio yo, estaba programada para amarte. Oscuro. ESCENA III JOSEFINA.- Esa era mi madre, ¿qué le pareció? ARMENIO.- No lo sé muy bien. Diría que necesitaba anteojos para poder vivir. (Percatándose) Ahora estoy hablando como usted. JOSEFINA.- Eso mismo pensé yo... Cuando ella necesitaba leer algo y si vos estabas cerca, tomaba los anteojos más cercanos, aunque no fueran de ella y sencillamente se los ponía. Yo me reía mucho porque pensaba que cada episodio de su vida lo miraba de acuerdo a la graduación de los anteojos que le tocara tener en ese momento.... Pobrecilla, debí regalarle unos anteojos de su medida. Y ahora le toca a usted. ARMENIO.- (Nervioso) A mí? JOSEFINA.- Si, a usted. Iba a hablarme de sus recuerdos más amables. ARMENIO.- Está bien, pero por favor no vaya a burlarse. JOSEFINA.- Sería incapaz de algo semejante. Lo escucho. ARMENIO.- No sé por dónde empezar. JOSEFINA.- Pues por el inicio. 363 Antologia del Teatro Nicaragüense ARMENIO.- ¿Y cuál es el inicio? JOSEFINA.- Pues el inicio, es el inicio, es lo primero que se le ocurra. ARMENIO.- Bueno, bueno, recuerdo que cuando era niño, tuve una amiga que se llamaba Anita, me acariciaba la cabeza y decía que mi pelo era bonito. JOSEFINA.-¡Ah! ¿Sí? ARMENIO.- Sí. Era un pelo suavecito, lleno de rulos que caían sobre mis hombros. JOSEFINA.- ¿Y...? ARMENIO.- ¿Y, qué? Josefina.- ¿Y qué más? ARMENIO.- Y... pues, déjeme ver, después, conocí a una señora que vivía enfrente de mi casa. Ella me pidió que cuidara de su gato, decía que nadie lo hacía mejor que yo. Ella decía: ¡qué bien cuidas a mi gato! ¡El gato estará muy contento con vos!¡Hasta pareces una cuida gatos! JOSEFINA.- ¡Aja!.... y.... ARMENIO.- Y pues, qué más, qué más, con el tiempo tuve una novia que decía que algún día me amaría. Sin embargo después conocí a alguien que me besó. Viera que beso, yo era un poco torpe y no supe cómo reaccionar. JOSEFINA.- ¡Ah! ¿Entonces? ARMENIO.- Luego... luego.... (Pausa, largo silencio) Recuerdo que cuando era niño, tuve una amiga que se llamaba Anita, me acariciaba el pelo y decía que mi pelo era bonito.... ¿Eso ya lo dije? JOSEFINA.- Creo que sí. ARMENIO.- Entonces, eso es todo. JOSEFINA.- ¿Eso es todo? ARMENIO.- Sí, todo. Usted me prometió que no se burlaría. JOSEFINA.- Claro que no lo haré, es solo que me sorprendí. 364 Antologia del Teatro Nicaragüense ARMENIO.- ¿De la escasez? JOSEFINA.- No, de... olvídelo, no tiene ninguna importancia. (Saca un espejo de su bolsito personal, después un pañuelo y se limpia la cara con insistencia). Dígame una cosa, ¿mi cara esta maquillada de barro? ARMENIO.- No, ¿por qué? JOSEFINA.- Porque aún respiro polvo. ARMENIO.- ¡Ah! (silencio) JOSEFINA.- El tren está en marcha, ¿cierto? ARMENIO.- Cierto. JOSEFINA.- Oiga, me acabo de acordar de un afecto. ¿Se lo digo? ARMENIO.- Claro, por supuesto, la escucho. JOSEFINA.- Era un afecto con las nubes. A veces, cuando salía muy temprano de mi casa para ser de las primeras en llegar a la estación del autobús para ir al mercado, las nubes estaban tan bajas que daban ganas de tocarlas, pero al mismo tiempo esa cercanía me espantaba porque me dejaba casi sin respiración y me daba miedo de no poder continuar. Era entonces cuando seguía caminando y me imaginaba que lograba traspasarlas y colocarme encima de ellas como si fueran un colchón. Desde ahí saltaba, saltaba tanto que disfrutaba enormemente esa sensación de libertad. Pero a veces las nubes estaban tan bajas, tan bajas, que también me daban unas ganas enormes de llorar. Entonces pensaba que de las nubes se desprendía un rocío que se posaba sobre mi rostro y como si yo fuera una flor, el agua se deslizaba suavemente sobre mi cuerpo, como si mi cuerpo entero llorara. Lloraba mi cara, mis brazos, mi pelo, mi cuello, mis piernas.... Pero no eran lágrimas sino rocío. ARMENIO.- Entonces el afecto era con el rocío. JOSEFINA.- No, era con las nubes porque sin nubes no hubiera conocido el rocío. ARMENIO.- ¡Qué bonito!... A mí también me gustaría conocer el rocío... (Transición) JOSEFINA.- (Pensativa) Sí, realmente era muy bonito. JOSEFINA.- Se puede ver algún paisaje? ¿Podría decírmelo por favor? 365 Antologia del Teatro Nicaragüense ARMENIO.- (Asomándose por la ventana) Aun no, pero estoy seguro que pronto aparecerá con la luz del amanecer. Esa es la hora que mas disfruto del día. JOSEFINA.-¿Ah sí, por qué? ARMENIO.- Porque la mayoría de la gente está durmiendo. JOSEFINA.- Menos yo. ARMENIO.- (Riéndose) Nada es más hermoso que el silencio... Sabe, yo también tuve una madre, pero a diferencia de la suya ella no era un carga para mí, ella cargaba con la presencia de mi padre. Oscuro ESCENA IV Entra una mujer al vagón del tren, está recién bañada con vestido nuevo y una torta en las manos. La espera sentado un hombre con aspecto rudo y vestido de militar. PADRE.-Pareces una puta, ¡quítate ese maquillaje de la cara! MADRE.-Te parece, Joaquín? PADRE.-Te lo estoy diciendo, no? ¿Y no pudiste encontrar un vestido más feo que ese? Cámbiate de ropa, si no, no te llevo, que van a decir mi madre y mis hermanos cuando te vean. ¡Cámbiate ya o si no te bajas en la próxima estación! MADRE.-Me esmeré tanto en arreglarme, Joaquín, ¡por vos! Este vestido me lo hice yo misma, me costó tanto trabajo. La tela la tengo guardada desde hace tiempo y el diseño lo tomé de una revista de modas. PADRE.-No me estás oyendo, pareces una mujerzuela barata.¿Querés enseñar todo, verdad? (Le baja el vestido y queda con los pechos al aire). Así querías estar? ¡Enseñándolo todo! ¿Así querías estar? MADRE.vos! (Llorando) ¡No Joaquín, no quería estar así! Quería estar linda para Oscuro 366 Antologia del Teatro Nicaragüense ESCENA V (Josefina se encuentra escribiendo en un papel viejo y arrugado, él camina de un lado a otro) ARMENIO.- Oiga, a propósito, ¿cómo es que no nos habíamos conocido? Su cara me resulta familiar, casi podría jurar que nos hemos visto pero no estoy seguro. Usted vive en San Juan de Atitlán? JOSEFINA.- Vivía hasta hace unos instantes que decidí subirme a este tren. ARMENIO.- ¿En la calle San Lorenzo? JOSEFINA.- ¡No soy la que está pensando! ARMENIO.- ¿Número 113? JOSEFINA.- Insisto, me está confundiendo. ARMENIO.- ¡Caramba! ¡Sí que es pequeño este mundo! Puesde pronto llegué a creer que habíamos sido vecinos durante años y que nos conocíamos. Que yo vivía justo enfrente de usted y todos los días nos cruzábamos cuando yo salía a tirar la basura. JOSEFINA.- (Ella cambia la intención, saca un papel en blanco, hace ruido con él) ¿No escucha ruidos? ARMENIO.- (En actitud de escuchar) Solo escucho el ruido del tren. JOSEFINA.- Ponga mucha atención, si lo hace descubrirá los sonidos que se ocultan. ARMENIO.- (Sigue escuchando) El ruido del tren, el del viento y el de un niño jugando a lo lejos, quizás. JOSEFINA.- Ponga mucha atención y lo escuchará. ARMENIO.- No escucho nada. JOSEFINA.- (Tapándose los oídos) Escuche bien, puede ser ensordecedor. (Ella lee el papel) “El vuelca toda su furia contra ella y ella siente que merece una paliza tras otra. No hay látigo ni tortura posible que calme su vergüenza de intentar ser ella misma, Créame, no lo hay. Cuando se queda sola con su desprecio, se desnuda, se limpia, se cambia de ropa, se peina, se maquilla, entonces está lista para volver 367 Antologia del Teatro Nicaragüense a recibir el castigo. Al otro día recorre sus propios pasos, recoge sus vergüenzas y se lanza al vacío. Ojalá algún día sus ojos recobren el brillo que algún día tuvieron”. ARMENIO.- Oiga, ¿de quién es ese texto? No se oye muy alegre que digamos. JOSEFINA.- Es un texto que acabo de escribir en mi pensamiento sobre ella. ARMENIO.- ¿Quién es ella? JOSEFINA.- Pues ella, su vecina. ARMENIO.- ¿Cuál vecina? ¿De qué me está hablando? JOSEFINA.- Pues de su vecina, la que vive en la calle San Lorenzo. ARMENIO.- ¿Pero que sabe usted de ella? JOSEFINA.- Pues nada y todo. Sólo es cuestión de apreciación ARMENIO.- La recuerdo perfectamente todos los días caminando sobre la misma acera, una y otra vez, llegaba a la esquina y se regresaba para volverse a ir. Pensé que estaba loca y le confieso que llegué a sentir repulsión hacia ella, y seguro era una buena persona, como usted. ¿Por qué caminaría de esa manera? JOSEFINA.- Tal vez estaba entrenándose. ARMENIO.- ¿Para qué? JOSEFINA.- Para agarrar fuerzas y poder escaparse de su marido. Armenio.- ¿Cuál marido? JOSEFINA.- El que seguramente tendría. Todas las mujeres cuando lavan los mismos platos una y otra vez, lo que es igual a decir que caminan y caminan sobre los mismos pasos, están deseando que el marido se muera para poder salir corriendo. ARMENIO.- Comprendo. JOSEFINA.- Siempre sueñan con ser corredoras profesionales. Oiga, ¿apareció el primer paisaje? ARMENIO.-(Asomándose por la ventana) Si. Puedo ver claramente un desierto color ocre con un árbol de algarrobo en el centro. Es curioso paisaje, pero al fin y al cabo es preferible cualquier paisaje a ninguno. 368 Antologia del Teatro Nicaragüense JOSEFINA.-(Ella también se acerca a la ventana. Los dos quedan frente al público viendo el paisaje. ) ¿Está usted loco? ¿Cómo puede ver un desierto donde hay una selva tropical? ARMENIO.- ¿Qué está insinuando? ¡Que soy miope, o qué! ¡Cuidado con ese cóndor! ¡Vuela tan cerca y con tanta perfección que parece que viene hacia nosotros! JOSEFINA.- ¡Pero si no es un cóndor sino una oropéndola con hermosos colores! Escuche el sonido que produce cuando alza vuelo. Difícil de describir, ¿no le parece? ARMENIO.-¡No, no me parece! No me parece porque no veo ninguna selva, ni oropéndola, y mucho menos escucho ese extraño sonido del que habla. JOSEFINA.-¡Me está diciendo mentirosa! ¡Eso sí no se lo puedo permitir! ¡Yo no soy una mentirosa! ARMENIO.- No le estoy diciendo mentirosa, tal vez un poco distraída, bueno no un poco, ¡bastante! ¡Cómo es posible que no vea esas tremendas montañas y ese paisaje desértico! JOSEFINA.-¡Desértica será su alma! En cambio ese hermoso pájaro da vueltas, hace piruetas, juega, se divierte, se pierde y vuelva aparecer entre las ramas. El viento no le estorba. ARMENIO.- Ahora usted me está diciendo mentiroso a mí. Pues sepa señora, o señorita, como usted quiera llamarse, que por mucho que lo pretenda no logrará confundirme. (Mirando nuevamente el paisaje, retándola) Ahora levanta vuelo, imponente con esas enormes alas y la mirada fija en lo que será su próxima presa. JOSEFINA.- (Desesperada) No busca una presa sino un árbol más alto para poder hacer esos hermosos nidos que cuelgan de las ramas como lágrimas congeladas o como brazos desencajados. Como brazos desencajados.... (Transición) Usted considera que cuando una no tiene un novio, un esposo, un amante, ¿está una desencajada? ARMENIO.-(Burlón) Se refiere a los amores, claro. Pues mire usted, si ve a los amores como ve a los paisajes, le aseguro que da igual que uno esté desencajado o no. No ha tenido suerte con ellos, ¿verdad? JOSEFINA.- No sé si es un problema de falta de suerte o un asunto deportivo. ARMENIO.- A qué se refiere 369 Antologia del Teatro Nicaragüense JOSEFINA.- No lo sémuy bien, a mi corazón lo han golpeado tanto que está confundido pensando que el mundo es solo un ring de boxeo. Oscuro ARMENIO.- Disculpe mi atrevimiento, pero ahora que me siento más en confianza, ¿podríamos imaginarnos como logró mi vecina decirle adiós a su marido? JOSEFINA.- ¿Y cómo sabe usted que le dijo adiós a su marido? ARMENIO.- En realidad no estoy seguro. JOSEFINA.- ¡Ve, es usted un entrometido! ¡Y yo diría que hasta chismoso! ARMENIO.- Cuando le conviene soy chismoso. Está bien, está bien, ahí la dejamos. (Silencio, visiblemente molesto) JOSEFINA.- (Después de un tiempo) Yo sí puedo imaginármela todos los días frente al espejo, a la misma hora, practicando una y otra vez la despedida. Escogiendo su ropa, lustrando sus zapatos gastados, suspirando con la partida. Sería bueno imaginársela, pero esta vez que al menos logre quebrar un plato. ARMENIO.- No cuente conmigo. Oscuro ESCENA VI Vuelven a la luz de las transiciones. Armenio hace el papel del marido, Josefina de la esposa. Sería interesante que el tipo de interpretación en esta escena sea al estilo de las películas de Hollywood de los años cuarenta, tipo Casablanca. La escena se desarrolla en la puerta del tren estacionado. ESPOSA.- Creo que llegó el momento. Esta es mi estación. Me voy MARIDO.-Que tevaya bien. ESPOSA.- Gracias. MARIDO.-No olvides el abrigo. ESPOSA.- No lo haré. Adiós. MARIDO.- Adios.Aún quedaron platos scios en el fregadero. 370 Antologia del Teatro Nicaragüense ESPOSA.- Gracias por recordármelo, pero se me hace tarde y no pienso regresar a casa. MARIDO.- Tenés razón. Vete ya¡ ESPOSA.- Si me voy. Adiós. MARIDO.- Adios. ESPOSA.- Tal vez algún día nos volvamos a ver. MARIDO.- Tal vez… ESPOSA.- Adios. MARIDO.- Adios, que te vaya bien. ESPOSA.- Gracias. MARIDO.- Adios. ESPOSA.- Avos también. MARIDO.- A mí también qué? ESPOSA.- Que te vaya bien. ESPOSO.- Gracias. ESPOSA.- Valió la pena, no es cierto? MARIDO.- Qué? ESPOSA.- Habernos conocido…y haber lavado tantas cuazuelas y ollas y tazas y… MARIDO.- Bueno, según como lo veas. La verdad que nunca aprendiste a lavarlos bien. ESPOSA.- Adios. MARIDO.- Pensemos que si. ESPOSA.- Si qué? 371 Antologia del Teatro Nicaragüense MARIDO.- Si valió la pena, especialmente cuando se volvían a usar y estaban limpios sobre el fregadero, para después volverse a ensuciar. ESPOSA.- si…(silencio) Adios. MARIDO.- Adios. ESPOSA.- (Sale) MARIDO.- Espera¡ ESPOSA.- Ya es tarde. Adios. (ruido del tren arracando) Oscuro ESCENA VII AMBOS.- ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Se fue, se fue! JOSEFINA.- (Percatándose) Pero ella no quebró ningún plato. ARMENIO.- Tiene usted razón. Tenemos que regresar. JOSEFINA.- No hace falta. (Saca de su saco un plato y lo quiebra con fuerza) Ya está, era lo que me quedaba de mi casa. Se escucha una voz en off que dice "Estación Cienfuegos". ARMENIO.- (Recogiendo sus cosas) Ha sido un placer conocerla. Le agradezco mucho su compañía. JOSEFINA.- (Desconcertada) ¿Cómo así? ¿Se baja usted? Pensé que continuaría el viaje conmigo. ARMENIO.- Lo siento mucho. Pero es preciso que prosiga mi camino. JOSEFINA.- O sea, seguir buscando y remendando su calcetín. ARMENIO.- Usted lo ha dicho. Le deseo que finalmente encuentre un lugar plácido y tranquilo que le permita tener muchos sueños. JOSEFINA.- Pues si no hay nada que hacer, que le vaya bien. (Armenio semarcha). ¡Armenio! Para mí también ha sido un gran placer conocerlo. Armenio se marcha. Ella está muy triste, muy triste, se asoma a la ventana. El tren se pone nuevamente en marcha. 372 Antologia del Teatro Nicaragüense Oscuro. ESCENA VIII Ella se sienta lentamente. Se percata que tiene unpequeño agujero en su media, se la quita, busca hilo y aguja en su saco de tela y empieza a coserla. Se escucha una voz en off de una anciana. Cambio de luz. ABUELA.-Con los hombres hay que tener mucho cuidado mi niña. Si uno se descuida a ellos le crece una cosa muy dura entre las piernas, una cosa tan dura de que no hay manera de hacerla entender. Te prsigue, te hostiga, te presiona, hasta que logran que una quede así, tatalmente con las carnes al aire, sin ninguna protección. Cuando a los hombres les agarra esa esecie de agitación, los hombres se vuelven malos, como diablos diría yo. Los ojos les brillan y les sale fuerza por todas partes, es tanta su fuerza que pareen caballos desbocados, no miran a nadie, ni nada, solo la mirada del deseo que te sigue persiguiendo. Lo sabré yo…que muchas veces fui presa de ese terrible mal. Ay mi niña¡, como podremos hacer para que vos no caigás en ese embrujo maldito de los hombres. Es que a vees no se sabe ni por qué, de pronto les agarra eso. Una puede estar tranquila, conversndo con ellos como personas decentes, pero de pronto el brilo en los ojos, la energía que te mat, el aliento que se acerca, la fuerza que les aparece, y la cosa esa dura, que empieza a crecer y crecer, cada vez más dura que parece que te va atravesar todita. Y eo que nos damos cuenta que cambia de color, si la vieras mi hijita, vos te morirías, se pone tanroja, tan roja, que parece sacada del mismosimo infierno. Oscuro. ESCENA IX Josefina suspira al terminar de recordar a su abuela. Ruido de freno del tren. Voz en off que dice “Estación San Bernardo”. Sube Armenio, pero ahora luce diferente. Viene cargando un par de maletines. Se le ve más animoso y distraído al mismo tiempo. ARMENIO.- ¿Le duele la cabeza? ¡Dolorelax es la solución! ¿Está cansado por la jornada Intensa de trabajo? No se preocupe, le tenemos su solución: “Vitaminas Forte-vida” solo basta un par de tomas y se sentirá como nuevo. ¿Le duelen las canillas? “Canillín” le alivia el dolor de manera instantánea. Tiene calenturas, está decaído, le ha picado un mosquito: “Denguín” le resuelve su problema de manera inmediata, solo necesita tres aplicaciones y usted estará reestablecido. (Hacia 373 Antologia del Teatro Nicaragüense Josefina) Señora, ¿necesita usted pomada para la alergia? ¿Desinflamatorio para las articulaciones?¿ Crema concha nácar para las manchas de la piel? JOSEFINA.- Armenio, ¿cómo le va? ARMENIO.- Disculpe, señora, pero creo que me está confundiendo. Digo, es que no han tenido la dicha de presentarnos. JOSEFINA.- ¡Ay Armenio! ¡No se haga el desentendido! ARMENIO.- Disculpe, ¿nos conocemos? JOSEFINA.- Pero si estuvimos conversando largamente hace un par de horas, antes de que usted se bajara en la estación Cienfuegos, ¿no lo recuerda? ARMENIO.- No señora, no lo recuerdo, creo que me está confundiendo. JOSEFINA.- No, no lo creo, hasta nos imaginamos juntos a su vecina cuando se despidió de su marido. ¿No lo recuerda? ARMENIO.- ¿Vecina? ¿Cuál vecina? Señora, lo que usted necesita son unas gotas matutinas que le ayudarán a limpiar su memoria. Con los años suele suceder que uno no solo tiende a olvidar ciertos capítulos importantes de su vida, sino que ante la ausencia de esos momentos desmemoriados uno los cubre con fantasías, con imágenes recreadas, con cosas que no vivimos pero que nos hubiera gustado vivir, con hazañas que no fuimos capaces de realizar, con impulsos que retuvimos por falta de coraje, con las ganas de darle continuidad a algo que no dijimos, que lo pensamos pero no lo dijimos, alguna palabra retenida justo ahí entre los dientes, pero que no fuimos capaces de decirla. Entonces inventamos la realidad y a veces hasta la soñamos. Pero no se preocupe señora, ¿cómo es que se llama? JOSEFINA.- (Muy seria) Josefina. ARMENIO.- ¡Josefina! Bien, muy bien, bonito nombre. José.... Fina, fina, finísima de José. ¿Algún pariente suyo se llamaba José? JOSEFINA.- (Continúa seria) Ninguno. ARMENIO.- ¡Tanto mejor! A usted le tocó el honor de estrenar el nombre, es usted una iniciadora, se ha ganado un gran premio: “Memoril” para que pueda combatir esos sueños que la atormentan y no esté cambiando tanto la realidad. ¡Tontona! ¡No vaya a confundirse usted, mire bien, que no estoy diciendo tetona! El respeto a la mujer es lo primero, lo primero, antes morirme que irrespetar a una mujer. A una mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa. Rosa de mis amores, rosa, rosita, color de rosa, (saca una pintura de labios) pintura de labios de color 374 Antologia del Teatro Nicaragüense rosa para sus labios rosados, le quedarán radiantes, carnosos, brillantes, aromáticos, antojadizos, suaves, esplendorosos. Por tan solo tres pesos cincuenta. JOSEFINA.- No me interesa. ARMENIO.- ¿Falta de interés? ¿Desgano? ¿Apatía? No pierda su tiempo: “Aceite de hígado de bacalao” excelente para levantar el ánimo en un dos por tres. Más tarda usted en tomarlo que el jarabe en levantarla como si fuera un milagro, todo le parecerá diferente, los colores serán más intensos, el sol calentará con mayor energía, tendrá ganas de comer, de brincar, de bailar... cha, cha, cha. JOSEFINA.- (Visiblemente molesta) Podría dejarme en paz, por favor. ARMENIO.- Paz... tranquilidad interior, tome... JOSEFINA.- (Gritándole) ¡O me deja en paz o llamaré a seguridad! ARMENIO.- Está bien, está bien, disculpe. Silencio JOSEFINA.- Le compro sus zapatos. Por favor enséñemelos. ARMENIO.- Señora, mis zapatos no están en venta, en cambio si lo que necesita usted son un par de pantuflas italianas... JOSEFINA.- No, necesito que me enseñe sus zapatos. (Él se los quita de mala manera. Al quitárselos nos percatamos de que uno de sus dedos sale del calcetín.) Tiene roto el calcetín, ¿ya se dio cuenta? ARMENIO.- ¿Cómo dice? JOSEFINA.- Que si ya se dio cuenta que uno de sus dedos ha roto su calcetín. ARMENIO.- (Percatándose) ¡Ay Dios mío! Tiene usted razón. JOSEFINA.- (Riéndose) Discúlpeme, ya se me pasará. ARMENIO.- Le parezco gracioso ¿verdad? ¿Es que acaso soy un payaso, qué o JOSEFINA.- No, no,discúlpeme (tratando decontrolar la risa) ya se me pasará. ¿Ya se acuerda usted de mí? ARMENIO.- ¿Vive usted en la calle San Lorenzo? 375 Antologia del Teatro Nicaragüense JOSEFINA.- No. ARMENIO.- ¡Casa número 113! JOSEFINA.- No. ARMENIO.- ¿De casualidad nosale usted a caminar todas las mañanas? JOSEFINA.- ¡Me está usted confundiendo! ARMENIO.- (Apenado) Por supuesto, usted es la mujer que se parece tanto a la que era mi vecina en la calle San Lorenzo. Es increíble, se parece tanto a usted. Si usted no me lo dice, casi podría jurar que usted es ella. JOSEFINA.- No me cambie de tema, por qué se hacía el que no me conocía. ARMENIO.- Bueno, no es exactamente así, loque sucede es que... (Voltea misterioso). ¿No hay nadie por aquí cerca? JOSEFINA.- No, ¿por qué? ARMENIO.- No, no por nada (continúa volteando, en susurro) Las instrucciones que hemos recibido es que entrar en confianza con los posibles clientes, oiga ¿no escuchó un ruido extraño? JOSEFINA.- No, ¿por qué? ARMENIO.- No, no, por nada. Le decía que entrar en confianza con los clientes puede ser muy peligroso. ¿Está segura? JOSEFINA.- ¡Que sí! ¡Que no hay nadie! ARMENIO.- Las instrucciones son muy precisas. JOSEFINA.- ¿Las instrucciones de quién? ARMENIO.- De los jefes, (bajito) están en todas partes. JOSEFINA.- Ah, ¿si? ARMENIO.- Sí. JOSEFINA.- ¿A qué se refiere con peligroso? 376 Antologia del Teatro Nicaragüense ARMENIO.- Al conocer digamos más... íntimamente a alguien, se corre el riesgo de que nos podamos ablandar, y entonces al estar ablandados no estaremos preparados para poder vender. Y aunque este vagón esté prácticamente vacío, nunca se sabe donde puede haber algún espía. Y eso de quedarse sin trabajo es algo muy serio. ¿No le parece? JOSEFINA.- Es por eso que usted pierde con frecuencia la memoria. ARMENIO.- Por eso y por otras cosas más. (Se escucha voz en off: “Pedimos disculpas, el tren ha sufrido un desperfecto y estará parado por tiempo indefinido”. Josefina se levanta muy inquieta, camina por todo el tren desesperada. De nuevo la voz: el trencontinúa su trayecto. Ella se tranquiliza) JOSEFINA.- (Asomándose por la ventana) Estos tejados aparecen arañados por la tarde. Y esa nibe de polvo parece arrastrar todo vestigio de.... ARMENIO.- (Interrumpiéndola) Esperanza. JOSEFINA.- ¿Dijo esperanza? ARMENIO.- Si, dije esperanza. Oscuro ESCENA X Mismo tren. Entra una mujer de unos cuarenta años corriendo por el pasillo, se le ve nerviosa y asustada. La acompaña un joven. MUJER.- ¡Vení rápido hijo! Sentáte aquí! JOVEN.- ¿Crees que nos encuentre? MUJER.- ¡Calláte! ¡Nos puede oír! (Se sientan en un rincón del tren) JOVEN.- ¡Ya verás mamá que todo será diferente! Cuando lleguemos, podremos empezar una nueva vida. Te haré galletas de avena por las tardes cuando regrese de la escuela, te contaré un cuento y te leeré mis poemas. Ya verás mamá, que todo va a ser diferente! Ya no tendrás que preocuparte por los gritos, ni los golpes sobre la mesa, ni los zapatos sucios sobre el pasillo, ni la mirada turbia y el aliento alcohólico. Estaré yo, madre, a tu lado, cuidándote. 377 Antologia del Teatro Nicaragüense MUJER.- Gracias hijo, escucharte me da una gran tranquilidad. La mujer se levanta con mucho cuidado, se asoma a la ventanita interior que colinda con el otro vagón, regresa corriendo a sentarse. MUJER.- ¡Ahí está! ¡Dios mío, ahí está! JOVEN.- ¡Pero cómo pudo subirse! ¡Ya había arrancado el tren! MUJER.- ¡No lo sé! ¡Esta vez me va a matar! JOVEN.-Tal vez se devuelve, mamá. MUJER.- ¡Ahí viene! ¡Tenés que hacer algo! ¡Se acerca! ¡Se acerca! Hijo, por favor no vayas a permitir que me vuelva a golpear. Tengo miedo, por favor hijo, ¡tenés que hacer algo! JOVEN.- ¡Llamaré a seguridad! MADRE.- No hay seguridad! ¡Dios mío, está acercándose!(Jala el freno de emergencia y hace parar el tren. Se baja corriendo. Al bajarse se le cae el sombrero) JOVEN.- (Gritandodesde la ventana, viendo la escena) ¡Dejála en paz cabrón! Dejála en paz! ¡No, por favor, no le hagas dañoooooooooooo! ¡Madre! ¡Corré mamá! ¡Corré! MADRE.- (Off) ¡¡¡Hijo, ayudáme, ayudámeü! ¡Ay! ¡ ¡Ay!! JOVEN.- Soltála, imbécil, soltála! (Sigue gritando a medida que va quedando paralizado). Oscuro ESCENA XI JOSEFINA.- ¿Qué pasó después de aquel día? ARMENIO.- Nunca más la volví a ver. JOSEFINA.- ¿Cómo así? ARMENIO.- Supe que estuvo muy enferma, que mipadremurió. Que ellatuvo que trabajar muy duro para asumir las deudas que él dejó. Que de tanto planchar y coser le dio una artritis primero en las manos, después en todo el cuerpo. Que está viviendo en un cuarto muy humilde y que está muy sola. 378 Antologia del Teatro Nicaragüense JOSEFINA.-¿Y por qué no la visitás? Debe estar esperando por vos. ARMENIO.- Si, lo sé, pero no puedo, no puedo. Siento tanta vergüenza que no puedo. JOSEFINA.-Eras muy joven, y estoy segura que ella lo va a entender. ARMENIO.- No lo sé, no lo sé. No puedo entender como me quedé parado sin hacer nada, mientras veía como mi padre la golpeaba brutalmente. Cada vez que lo recuerdo me detesto más. JOSEFINA.-A veces el miedo nos paraliza. ARMENIO.- No puedo borrar la imagen de sus ojos implorándome que hiciera algo, y yo ahí parado, solo observando cómo la humillaba y la golpeaba. No, no lo soporto. JOSEFINA.-No perdás el tiempo, Armenio. Corré en la próxima estación y ve junto a ella. Después puede ser muy tarde. (Se levanta, intenta jalar el freno de emergencia.) ARMENIO.- (Empujándola) ¡Qué hacés mujer! ¡Qué hacés! JOSEFINA.-Parando el tren para que podás bajarte a encontrarte con ella. ARMENIO.- No por favor, no lo hagás. JOSEFINA.-Es tu oportunidad. El único lugar donde uno puede recuperar su dignidad es en el lugar donde la perdió. ARMENIO.- Tengo miedo. Oscuro ESCENA XII JOSEFINA.- Cando era niña, odiab mis cumpleaños. Me sentaba en el sofá de la casa y pasaba horas esperando que alguien se acordara de felicitarme. El día se me iba con una lentitu difícil de discribir. Cerraba los ojos y los volvía abrircon la esperanza de que fuera otro día, pero el día seguía ahí ycon él mi cumpleaños. Con el tiempo me topé con el cuento “Alicia en el País de las maravillas” y desde entonces quedé fascinada, al descubrir que una podría celebrar su día de no cumpleaños. oscuro 379 Antologia del Teatro Nicaragüense ESCENA XIII Armenio se levanta, baja dos escalones y se regresa. Rpite la acción una y otra vez. ESCENA XIV Josefina intenta dormir, de varias maneras. A veces lo logra a veces no. ESCENA XV Se escucha el bolero “Ay amor ya no me quieras tanto”. Una mujer baila con un hombre de manera romántica. Hablan mientras bailan. MUJER- ¿Algún día dejarás de quererme? HOMBRE.- No, nunca dejaré de quererte. MUJER.- ¿Por qué me querés tanto? HOMBRE.- Nolo sé.... Quizá porque sos especial. MUJER.- ¿Especial? ¿Cómo así? HOMBRE.- Sos como sos. Auténtica, libre, sincera, independiente, segura. MUJER.- (Insegura) ¿Te parece? HOMBRE.- Nosolo me parece, sino que estoy completamente convencido. Me seduces cuando te veo trabajando en tus propios proyectos, cuando sueñas, cuando te sales por las noches a caminar libremente, cuando regresas de un viaje con una sonrisa dibujada en la cara y una pila de anécdotas en tu equipaje de mano. MUJER.- ¿De qué mujer estás hablando? ¿Estás soñando? HOMBRE.- ¿Por qué decís eso, mujer? MUJER.- Porque yo no trabajo sino en la cocina y en los baños de la casa, porque no camino por las noches porque si no me matarías, porque nunca he viajado más lejos que al supermercado y la dry’ clean. HOMBRE.-No jugués con mi amor, ni con mis sentimientos. 380 Antologia del Teatro Nicaragüense MUJER.- Pero si yo no estoy jugando, te estoy diciendo la puritita verdad. Además, soy tan insegura, todo me da miedo. Llevo años soñando con irme de tu lado y sin embargo sigo aquí, a tu lado. HOMBRE.- Por eso te quiero tanto mujer, ¡te quiero tanto! MUJER.- ¡Ay amor, ya no me quieras tanto! Oscuro ESCENA XVI Josefina sac diferentes cosas del saco, las observa y las tira poco a poco por la ventana. JOSEFINA.- Los golpes duelen, pero el agua limpia. Desde entonces me baño tres o cuatro veces al día y tomo agua sin parar. El agua elimina mis toxinas, sacude mis recuerdos y arranca las costras. Tengo la suerte de tener una excelente ducha, con chorro muy fuerte y agua bien fría, el agua fría es buena para la piel, te endurece los músculos y tonifica los nervios, también te ayuda a la buena circulación, impide que te salgan morados. Disimula las ojeras y levanta el ánimo, aplaca los malos pensamientos y los deseos de venganza. Los golpes duelen pero el agua limpia. Oscuro ESCENA XVIII ARMENIO.- Alguien decía que cada quien es dueño de su propio miedo, no recuerdo donde lo escuché, pero no tenía razón. Cuando uno tiene miedo, uno no es dueño de nada, ni siquiera de dejar de tenerlo. Uno se pregunta por qué tenemos miedo, o mejor dicho, a qué le tenemos miedo. Solo hasta ahora lo comprendo: Sencillamente es miedo a ser rechazados. Pero si uno ha vivido con el desprecio a cuestas, sin la palabra amiga, uno se vuelve a preguntar: ¿Es que acaso existe más rechazo que éste? Oscuro 381 Antologia del Teatro Nicaragüense ESCENA XVIII Armenio está tranquilo, entra Josefina y le entrega unas flores. JOSEFINA.-Tenga ARMENIO.- Gracias JOSEFINA.-¡Cómo que gracias! ¡Regálemelas! ARMENIO.- (Dándole por su lado) Tenga. JOSEFINA.- (Emocionada) Muchas gracias Armenio.(Transición) Ahora déme un beso. (Armenio le da un beso en la mejilla, ella se molesta) No, así no, así (le da un beso en la boca) ARMENIO.- (Aventándola) Pero que le pasa. ¿Está usted loca? JOSEFINA.- Pensé que con un beso suyo podría deshacermesin dolor de mi carga, pero no es así, ¿verdad? ARMENIO.- No, no es así. JOSEFINA.- Estoy apenada. Tendré que buscar otra manera de encontrar... ARMENIO.- El valor JOSEFINA.-¿Cómo dijo? ARMENIO.- Dije el valor, el primer paso hacia... LOS DOS.- ¿La libertad? ARMENIO.- Usted lo dijo. JOSEFINA.- Y usted también. Oscuro 382 Antologia del Teatro Nicaragüense ESCENA XIX Josefina entra. ARMENIO.- Sus ojos están cambiando,ahoratienen un cierto brillo. JOSEFINA.- (Coqueta) ¿Le parece? ARMENIO.- Sí, me parece. JOSEFINA.- ¿Le gusta? Es hermoso, ¿no? (Le enseña un sombrero antiguo) ARMENIO.-¿Dónde lo encontró? JOSEFINA.-Estaba aquí, entre estos asientos. Solo un sombrero se necesita para emprender el camino. Ponérselo sobre la cabeza acaricia los pensamientos, les da abrigo... Es cuando estamos listos para iniciar el viaje. Caminar ligeros de equipaje, fundirnos en el destino. ARMENIO.- ¿Por qué habla tan bonito? Como si uno leyera un libro de poesía o algo así. ¿Por qué no habla como en la vida real? JOSEFINA.-¿Por qué no hablo como en la vida real?... ¿Por qué no hablo como en la vida real?... Por qué?... (En la medida que va repitiendo la frase va recordando.) Oscuro ESCENA XX Josefina está inquieta, es de noche, no puede dormir. Se asoma permanentemente a una ventana. Entra su marido borracho. MARIDO DE JOSEFINA.- ¡Josefina! Josefina! ¡Vení para acá, que te quiero coger! JOSEFINA.- ¡Es muy noche y estoy muy cansada, estaba muy preocupada por vos! ¿Por qué no me avisaste que vendrías tan tarde?, pensé que habías tenido un accidente. MARIDO.- ¡Desde cuándo yo tengo que darte explicaciones a vos! ¡Solo eso me faltaba! ¡Vení para acá vieja charraluda! ¡Vení que te quiero coger! (La agarra por la fuerza y la restriega contra ella. Ella se deja hacer con repulsión. La situación se vuelve patética porque intenta tener relaciones y no puede por su borrachera). 383 Antologia del Teatro Nicaragüense JOSEFINA.- ¡Ahora no! ¡Ahora no! No estás en condiciones, José. Ahora necesitás descansar. Ya mañana será otro día. (Se va a acostar) MARIDO.-¡Mierda! ¡Levantáte de esa cama y dame de hartar! ¿O qué? ¿Querés que te pijée? ¿Eso es lo que te gusta, verdad? ¡Hijueputa! ¡Apuráte mujer! ¡Parecés una estúpida cuando caminás! ¡Ya te voy a dar tu verga! Eso es lo que querés, ¿verdad? ¡Que te dé por el culo! ¡Como una perra! ¡Limpiá esta mierda de casa, levantáte hijueputa, levantáte hijueputa! ¿Qué crees? ¿Que no me di cuenta que estabas hablando mal de mí con la putísima de tu amiga! ¿Quién sos vos para quejarte? ¿Quién sos vos? Si vos no vales ni mierda, ¿me oís? ¡Me cago de la risa imaginándote sola por la vida! ¡No llegarías ni a la esquina, cabrona! ¡Ni a la esquina, hijueputa! ¡Y tráeme una cerveza! ¡Y bien helada! Oscuro ESCENA XXI JOSEFINA.- ¿Por qué no hablo como en la vida real?.... (Cambiando de tema y entregándole el sombrero). Tenga Armenio, entrégueselo a ella, le dará gusto. ARMENIO.- Era de mi madre. Sí, creo que se lo entregaré. JOSEFINA.- Es una excelente idea, Armenio. No pierda el tiempo. Yo tendré que encontrar mi propio camino. Silencio. Se escucha una voz en off, “Ultima estación: Estación Pinos Nuevos”. ARMENIO.- Adiós. JOSEFINA.- Adiós. ARMENIO.- Es la despedida, ¿cierto? JOSEFINA.- Si, es la despedida. (Silencio) ¿Podrá bajarse sin volverse a subir? ARMENIO.- Al menos lo intentaré. Es la ventaja de los que no tenemos nada más que perder. ¿Y usted? JOSEFINA.- ¿Yo? Yo estoy aquí. ARMENIO.- ¿Y eso es bueno? JOSEFINA.- Creo que sí. Yo estoy aquí, mi antigua vida está allá. Al menos es un principio 384 Antologia del Teatro Nicaragüense Silencio ARMENIO.- (Asomándose por la ventana) ¿Vio la oropéndola pasar? JOSEFINA.- Sí, Armenio, la estoy viendo... la estoy viendo... La escena se va oscureciendo lentamente mientras que escuchamos el bolero “Ay Amor, ya no me quieras tanto. ” 385 Antologia del Teatro Nicaragüense PERDÓN Luis Harald Agurto 386 Antologia del Teatro Nicaragüense PERDÓN Luis Harold Agurto (Monologo para una mujer insegura de su seguridad o viceversa) Al empezar a entrar el público a la sala, una mujer joven está en las primeras filas, inquieta. Busca entre la multitud con impaciencia, sin embargo no con tanta notoriedad. Tomará asiento por breves momentos y al levantarse siempre dejara sobre su butaca una pequeña caja de cartón cuando considere necesario interpelara al público que ya la habrá empezado a notar. ¡Perdón! Sé que algunos de ustedes estaban buscando la campanilla para tirar de ella y que el actor en este caso la actriz, continúe como en el monologo de Becket. No hay campanilla, lo que ocurre es que me buscaban entre ustedes. Porque esta que está aquí; no está conforme, no del todo. Es curioso porque entre más lo observaba, más se escondían. Encontré en muchas miradas…! Nada! Bueno cansancio; no agotamiento físico que tiene remedio con unas cuantas horas de sueño. Sino… perdida de la identidad que es grave. Si yo hubiera entrado a lo mío; hubiera percibido a una masa, un tumulto difuso de seres que aparentemente no me importan; hubiera vaciado mi monologo y a casa todos contentos. Pero al verlos detenidamente me ha entrado una angustia. Angustia de no saber realmente en qué lugar, posición, parcela, o estación de la vida me encuentro. Entonces los he observado para transgredir las reglas, ya que en un monologo el observado es el actor… actriz en mi caso. ¿Qué se siente ser observado? ¿Saberse responsable de millares de parpadeos y aun así permaneces ajeno al fluir de la vida? Lo mismo me he preguntado, pero no tiene sentido puesto que mi trabajo es ser observada. Hubiera empezado mi monologo con la frase ¡perdón! Porque en serio, así comienza el texto. La actriz entra a escena, observa detenidamente al público y dice ¡perdón! Pero los he observado en serio… yo… la actriz. La memoria entonces me ha jugado una mala pasada preguntándome de repente ¿perdón por qué? Es decir… mi perdón del monologo no el perdón en serio. Después de pedir perdón el personaje abre la pequeña cajita; esta, y romperá en el transcurso de la pieza, las cartas que irán haciendo que el personaje libere de ese amor incorpóreo pero necesario para lograr encontrarse a si misma. Porque aquí entre nosotros y sin que lo vaya a saber el director, este monologo lo escribió una aguerrida feminista ¡Vaya! soy mujer y no tengo nada en contra del feminismo. Y todo este asunto de género, de tuyo y mío, de rosa y celeste, de fresa y chocolate, no están sencillo. 387 Antologia del Teatro Nicaragüense ¿Qué es la identidad? Será levantarnos una mañana cualquiera, vernos al espejo y repetirnos “esta soy yo” como si ayer no hubiera sido la misma. ? ¿se es una misma todos los días? O ¿lunes, miércoles y viernes nos enamoramos y los días restantes leemos los diarios, nos conectamos a internet y nos desamoramos, nos despegamos, cortamos el ombligo de la realidad? Esa es mi angustia. Mi angustia ahora, de momento, de aquí en este escenario frente a ustedes. Sé que están pensando que este es el monologo; que la realidad es debatirme entre la representación y la realidad. Que en alguno momento abandonare la escena y el personaje habrá muerto por unas horas, por unos días, por meses; hasta que vuelva una noche cualquiera, observe a otro público y diga ¡perdón! ¿Pero? ¿Las cartas? Las habré roto y serán otras. ¿Dirán siempre lo mismo? O en realidad son solo páginas en blanco, pretexto, utilería. Y ¿si es otra la actriz que asume el rol? Tendrá otros miedos, otras angustias. Otras soluciones…de haberlas. O quizá solo dirá su texto sin que le inquiete nada, sin que aparentemente el público le importe. A veces cierro los ojos para escucharme por dentro, para que me lleguen retazos de frases ya dichas, para que nada tenga sentido. Para que entre palabras y palabras alguna canción se entrometa y me lleve de un sitio a otros en segundos. Cierro los ojos y separo los sonidos de los ruidos, recorro la casa desde mi cama y la madrugada se hace más espesa, escucho el goteo de la llave del lava manos, siento el sereno sobre las láminas del zinc. ! Nada! Nada logra tranquilizarme. Es allí cuando siento el terrible vacío, la necesidad de que me falta “algo” la necesidad de saber quién soy realmente. Si mis pensamientos están en el cuerpo correcto, o se me ha gastado parte de mi vida dejándome ser. Es como salir a la calle y sentir que alguien nos busca y a la vez buscamos a ese alguien. No la otra mitad nuestra porque somos lo que somos; nadie vive a medias, bueno en realidad si, lo que quiero decir es que nadie vive partido por la mitad. Sino que simplemente nos buscamos nosotros mismo en otras personas. Es un poco complicado… ¿Alguien fuera de alguien? Es como el espejo en el cuento de Alicia. Es una realidad al otro lado nuestro, es el lado inconsciente que está en nosotros y a veces desea ser más que una inquietud o una necesidad. Entonces se asoma por nuestra mirada y hacemos las cosas más absurdas que normalmente no hacemos…ser vulnerable, escribir poesía, enamóranos todos los días…llorar…besar con los ojos cerrado…mirar con insistencia; lo opuesto a nosotros. Y nos odiamos, nos sabemos estúpidas, débiles, vulgares y cuanto sinónimo evoque rechazo a la supuesta normalidad… aunque sintamos un placer en el dolor, aunque luego nos embriague una sensación de agrado y paz. Aunque nos levantemos una mañana desconociendo el orden que nos rodea; que nada nos quede bien al momento de vestirnos; que nada parezca nuestro y sin embargo todo nos pertenezca; hasta esta terrible soledad de abandono; hasta las ganas tremendas de mandarlos todo a la mierda. 388 Antologia del Teatro Nicaragüense Porque no es lo mismo el abandono que la soledad; el abandono puede ser un castigo impuesto, ajeno a nosotros, en cambio la soledad es voluntaria. Aunque todo y nada nos signifique, que nos detengamos a observar a los otros… como lo hago yo con ustedes. Y les pido perdón por sentirme infeliz, les pido perdón por no encontrarme, perdón por sentirme vacía, por no ser capaz de interpretar este monologo, como voy a encarnar al personaje si ni siquiera he podido encarnarme yo. La verdad es aquí, esta noche, no va haber monologo. Lo que si va haber es una mujer preocupada por el tiempo. Angustiada por lo efímero de un gesto, por lo maravilloso de una mirada sincera, de estas que pareciera que el alma se nos escapara por los ojos. Que en las lágrimas otro ser opuesto al nuestro se hiciera líquido. ¿Alguna vez han despertado a las tres de la madrugada y pensado que el amor de sus vidas esta con la persona equivocada, y aun así han deseado que sea feliz? Dichosos, porque esta que esta frente a ustedes siente como el corazón golpea con insistencia en un tórax vacío mientras las manos se me vuelven cada vez más frías. A veces me llega con claridad el gesto y lo encuentro y lo dibujo tomándome por la cintura, arañándome la espalda, mojando m boca apenas entreabierta, para luego someterme a largos silencios y a atroces incertidumbres. He tratado de adivinar su rostro pero se me desdibuja en los amaneceres y se me hace más necesario en las tardes, tan necesario que ya en las noches me aferro a cualquier pretexto que tenga nombre y apellido, brazos y todo lo palpable posible; hasta que fracaso una vez más intentando en cada relación encontrar lo que no he perdido, sumándome en la desolación y volviéndome cada vez más mala e insensible, corriente y vulgar…aunque me agrade y no sepa el porqué. Ya me ven parada aquí frente a ustedes; sola y desprotegida, sin más recursos que mi voz y mi cuerpo. Como único punto de apoyo, esta pequeña cajita de cartón que ni siquiera ha tenido la curiosidad de abrir. Digo curiosidad, porque aún no se el efecto real que estas cartas provoquen en mí. Es decir, el efecto verdadero en esta que ahora soy, en la que me he convertido esta noche frente a ustedes. En otras palabras, en la mujer común y corriente que se ha sincerado y mostrado su soledad y su búsqueda, su aparente búsqueda, porque no sabe cuándo empezó a darse cuenta que hasta cierto punto absurdo interpretar otra vida, cuando siempre le ha huido a la propia, cuando ya no sabe si es texto aprendido o es su simple realidad tan parecida a la del personaje. 389 Antologia del Teatro Nicaragüense Asúmanos que esta rebeldía la debieran hacer todos los actores, actriz en mi caso, que se consideran honesta frente a un público que se ha pagado la entrada, que habrá dejado asuntos pendientes para venir al teatro a olvidarse un poco de sus contrariedades, y dejar atrapar por las luces y la magia de una aparente ficción. Y se encuentra al final de la noche frete a un actriz/ mujer que se debate entre la preocupación de asumir que una vez que la función termine, se verá sola por la avenida desierta; entonces todos ¡BRAVO! ¡GENIAL! Habrán sido como Ala-Seltzer en una copa de agua al tiempo. Pero ustedes han venido a ver teatro y eso va a ver. No soy quien para que egoístamente en un arrebato de desesperación, de querer contarles lo que me sucede, privarlos de un texto modesto pero bien escrito; tanto así que me he llevado a sumergirme en el existencialismo más brutal, escuchando una voz me llama y no sé de dónde. Esperar unos brazos que me estrechen y no logro reconocerlos entre tantos brazos que agitan por las calles, entre tantos brazos quietos, brazos dormidos, cruzados, cansados, incluyendo los brazos de ustedes ahí sentado, quietos como siempre. Desear unos labios entreabiertos, y buscar en ellos ese sabor que desconozco pero que sobre reconocer una vez que se posen en los míos. ¿No se está jodida si? Es grave el asunto, esperemos que esta caja con sus cartas me dé una luz, si acaso no las respuestas, de haberlas. ¡Ay! Si aparecieran un instante, pequeños. Si te asomaras con cautela a estas manos que te aguardan, si a ratos sintieras mi ausencia. Si te juraras por lo menos una y otra vez que no te inquieto, tendría por lo menos un puntito de mostaza, un apoyo, una vulnerabilidad. Tuya para entender de que estas hecho y así acercarme a vos. Si solamente me tocaras el corazón. Si solamente pusieras tu boca en mi corazón, tu fina boca, tus dientes. Si pusieras tu lengua carnosa y roja como vagina, allí donde mi corazón polvoriento golpea. Si soplaras en mi corazón cerca del mar, llorando… sonaría como aguas vacilantes, como a ojos tristes. Sonaría como a vos y yo. Sonaría como eso que somos, dos de antes, dos de ahora. Si posaras con tu mirada en mi cansado corazón, si tan solo lo palparas con tus tiernas pestañas no importaría el día de mañana, sé que están pensando que estoy loca, que nada tiene sentido. Que es imposible este amor del pecho, hacia adentro, incorpóreo. Pero a veces me siento yo misma mi amante, me hablo quedito para olor distinto al mío, un olor a café y sabanas recién estrenada, no es narcisismo lo mío, es soledad compartida. A veces me abandona y paso noches terribles buscando su olor entre las multitudes. Ahora mismo al entrar y pedirles perdón, creí haberlo visto entre ustedes. Hace semanas que no lo siento, que es como no sentirme. Lo evoque entonces en las madrugas frente a la enorme venta, enciendo mis cigarros con las estrellas, dejando escapa los suspiros en bocanadas, sumando lágrimas y cenizas. Empequeñeciendo para que mi gran amor no lo comprometiera, para que toso el siguiera siendo el. El horóscopo y las cartas del tarot le son indiferentes, son 390 Antologia del Teatro Nicaragüense augurios de malos amores. Entonces había que trazar una estrategia, sitiar una calle, una esquina. Observándolo desde todos los ángulos posibles, hurgar en las taza de café, es decir, dejar de ser para que no me notara., no por ahora. ¡Cuídate! Me dije entonces. Aprende a disimular la pena, el antojo, la sonrisa de gratitud. Asegurarte que tu abrazo no lo estruje demasiado. No celebres efusivamente el triunfo de otro día que acaba. Entonces quizás lo vuelvas tangible, palpable, capricho. Convencerlo que su imagen es ante todo la tuya. Entonces decidí observar los pájaros. Me distraje con los barcos a lo lejos. Las nubes acrecentaron el temor de que nada es para siempre. Fue así que para nada suyo le fuera exclusivo, para que sus adioses no sonaran notorios, ni sus llegadas pomposas, le escribí estas traiciones. (Muestras la caja hacia el público. Luego la coloca en el centro de la escena. Inicia e mutis pero regresa un poco) A veces sus palabras suelen parecerse a sus manos suaves, temerosas. Suelen ser hojas secas, temblor de espinas, suspiros amarillos en tardes sin color. ¡Perdón! Pero sus palabras que no dejan de ser las mías, me hieren todavía. (Sale. La pequeña cajita queda desprotegida en la escena vacía. Se produce el oscuro y se escucha en off: Lo que ocurre es que me busca entre ustedes, pero igual que la caja, nunca se abrieron hacia mí). TELÓN 391
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