JALAPA, viernes 9 diciembre 2016 Elecciones caras, inequitativas y restrictivas Jorge Fernández Menéndez “ P ara los amigos justicia y gracia, para los enemigos la justicia a secas”, decía Benito Juárez, quizás por eso las dos consejeras propuestas por el Partido Revolucionario Institucional y que son parte de la muy criticada comisión de Quejas del Instituto Nacional Electoral, Adriana Favela y Beatriz Galindo, fueron tan duras con Rafael Moreno Valle prohibiéndole hablar hasta de sus cualidades personales, sus logros de gobierno, sus aspiraciones y llegando, incluso, a ordenar retirar una entrevista concedida por Moreno Valle de una página de internet y han sido tan indulgentes con otros participantes. Todos los que de alguna forma son aspirantes al 2018 han dado multitud de entrevistas y ocupado espacios de radio y televisión para promocionarse, incluso, con recursos públicos claramente destinados a otro fin: los spots con cargo al erario que ha emitido Andrés Manuel López Obrador equivalen a 31 días ininterrumpidos y consecutivos de anuncios, sin, por ejemplo, la obligatoriedad que tuvieron todos los candidatos de todos los niveles de Morena de colocar en su publicidad electoral de este año, la imagen de Andrés Manuel en toda su publicidad o la innumerable cantidad de entrevistas y mítines donde el líder de Morena habla de sus legítimas aspiraciones para el 2018. Si en su caso hubiera justicia a secas tendría que tener fuertes sanciones por actos anticipados de campaña, pero con él hay justicia y gracia, incluso, indulgencias plenarias. Pero lo mismo sucede con todos los demás aspirantes aunque, salvo Ricardo Anaya, ningún otro puede acceder a spots de radio y televisión. Pero allí están desde Margarita Zavala hasta Ivonne Ortega, desde Mancera hasta Castañeda o Ferriz, haciendo su lucha y hablando de sus aspiraciones. ¿Por qué el Instituto Nacional Electoral se ha ensañado con Moreno Valle? Las explicaciones son tan confusas como discrecionales las decisiones: la más extendida es que como él es funcionario público podría estar utilizando recursos públicos para ello. Lo dicen sin pruebas pero si fuera así todos los dirigentes partidarios (en este caso Anaya y López Obrador) usan recursos públicos con ese objetivo. Se dijo, también, que esas entrevistas podrían ser pagadas, sin mostrar una prueba de ello. Si fuera así ¿ninguno de los otros aspirantes sería sospechoso de lo mismo? Es una suma de barbaridades que demuestra, simplemente, que la actual ley electoral no sirve, resulta inequitativa y, precisamente, por eso es discrecional, no se aplica de acuerdo con lo que saben y tienen comprobado los consejeros, sino con lo que creen o piensan. Es el reino de la posverdad. Y toda esta discrecionalidad tiene origen en la reforma del 2007, que prohibió a los ciudadanos y organizaciones contratar publicidad, que le regaló a los partidos millones de pesos y de spots que fueron creciendo geométricamente año con año, y que terminó estableciendo regímenes diferenciados sobre quién puede acceder a publicidad y Margarita no se divorcia de Felipe L José Buendía Hegewisch a FIL de Guadalajara, la más importante cita con el libro en el país, ha sido también escenario de deslices y situaciones bochornosas para personajes públicos y políticos que aspiran al poder. Pareciera funcionar como espacio y pausa para ayudar a entender lo que pasa y aclarar, con sus reflectores, lo que puede venir. Por ejemplo, recordar la importancia que tendría para el país saber que tiene un Presidente que no lee, como ahí dejó ver Peña Nieto en la campaña y, por tanto, de su impreparación. También ahora el recordatorio que le hicieron a Margarita Zavala de su esposo en la feria cuando un estudiante le mostró un cartel con el mensaje: “Su esposo le arrebató la vida a mi padre, ¿usted quiere arrebatármela a mí?” La aspirante presidencial panista, puntera en las encuestas presidenciales, presentaba su libro Margarita, mi historia, precisamente con el que trata de mostrar una carrera propia y diferente a la de su marido, para construir una candidatura que no se perciba como continuidad dinástica de Calderón. El voto contra la transmisión del poder entre parejas presidenciales y el statu quo que, entre otras razones, influyó en la derrota de Hillary Clinton, es una buena señal de alerta sobre el peso en las urnas de las historias familiares. Su paso por la FIL seguramente le recordó lo difícil que sería no subir a la campaña a su marido, si decidía buscar regresar a Los Pinos. Zavala demostró buen manejo y privilegió el diálogo para persuadir la protesta, pero la atención sobre el perfil inédito que quiere contar en su libro —incluidas dos diputaciones plurinominales— se desplazó a la década de violencia que encendió la “guerra contra las drogas” de Calderón al llegar Opinión quién no: los presidentes de los partidos pueden hacerlo, los funcionarios quién sabe, los ciudadanos que no son una cosa ni otra, no pueden. Los criterios para televisión y radio son unos, para prensa escrita otros, para redes ninguno. Los partidos tienen derechos, los ciudadanos no. Con las reformas del 2007 un grupo de intelectuales y periodistas nos amparamos, precisamente, contra este despropósito. El tema llegó, luego de un largo recorrido legal, hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La solución es relativamente sencilla, pero afecta demasiados intereses. En principio, los partidos deben recibir mucho menos dinero: este 2017, sólo del ámbito federal, recibirán más de cuatro mil millones de pesos, más cientos de miles de spots gratuitos, prerrogativas de todo tipo, instalaciones y oficinas, recursos legislativos y estatales. Es una afrenta. Como en otros países los partidos deben recibir una cantidad mínima de recursos federales y nada más. Se deben financiar de sus militantes y de aportaciones privadas. ¿Que es inequitativo? Sí, la política lo es. Los partidos deben vivir de su trabajo, no del fisco. Deben tener una mínima cantidad de anuncios gratis para todos y el resto de la publicidad deben pagarla. Todo ciudadano u organización debe tener derecho a participar, opinar y pagar publicidad política: desde un sindicato hastaun empresario o un grupo de ciudadanos. Todos debemos tener el mismo derecho de expresar públicamente nuestras opiniones de la misma forma que todo político que aspire a un cargo está en su derecho a hacerlo. ¿Qué es lo que debe hacer, entonces, la autoridad? Cuidar que en eso no se utilicen recursos públicos, y que los recursos que lleguen a candidatos o partidos sean legítimos y transparentes, como en cualquier otra democracia. Hoy estamos en el peor de los mundos posibles: con una política electoral cara hasta la ofensa, alejada y prohibida para los ciudadanos, por ende inequitativa. Los partidos y los funcionarios electorales olvidan lo principal: ellos son un simple instrumento, no el fin de la democracia. a la Presidencia. Ésa sería la marca del sexenio y hoy hasta su sucesor reconoce que la forma como se metió el Estado en esa guerra contribuyó no sólo a la espiral de violencia, sino que fue una onda expansiva para la crisis de representatividad y confianza hacia el poder público. En efecto, nadie duda de la necesidad de combatir el crimen, recuperar seguridad y legalidad en el país, pero cómo olvidar la responsabilidad de la política contra las drogas en la irrupción del mayor problema que enfrenta el país en derechos humanos con la suma de cerca de 30 mil desapariciones forzadas desde 2006. Desde entonces, la violencia ha sido atroz, pero no menores los estragos en la fractura entre la sociedad y clase política que lleva, al primero a dar la espalda al poder público y, al segundo, a secuestrar la representación popular. Ante la CIDH, el subsecretario de Gobernación, Roberto Campa, reconocía esta semana que el problema más grande de México en derechos humanos son las desapariciones forzadas y uno de los objetivos de la iniciativa de Ley General de Personas Desaparecidas es que las autoridades nunca más 15 Prosa aprisa La UPAV, cinco años después E l siguiente texto lo publiqué en “Prosa aprisa” del 18 de julio de 2011, hace poco más de cinco años. Porque lo considero vigente y porque el tema está en el centro de la polémica mediática de nuevo, lo retomo: “Entre tantas malas noticias –lluvias, inundaciones y damnificados, carreteras destrozadas, hechos de violencia, despido de trabajadores, aumento desmesurado en los precios de productos básicos, aumento al precio de las gasolinas, la crisis económica en el Estado, etc.– una buena que se produjo la semana pasada, sin duda alguna, fue la creación de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz. Tan pronto se supo que sería creada esta institución educativa surgió la polémica. Varias voces se pronunciaron en contra. Creo que más que por los fines en sí, por la sospecha de que pudiera ser refugio de políticos en el desempleo o refugio del gobierno para pagar favores colocando ahí a personas con las que quisiera saldar algún compromiso. Acaso alguna desconfianza procediera también del recuerdo de la que creó en 2001 en el Distrito Federal el entonces jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador –la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)–, que igual generó polémica muy parecida a la que se dio aquí –capricho de gobernante, sin la debida planeación, con nivel académico dudoso, populista, etc.–, universidad que, como se temía, hoy es rehén de los intereses de las tribus del PRD. Yo soy de los que creen que todo lo que tenga que ver con la educación debe ser bienvenido y que a la sociedad corresponde vigilar que programas, instituciones, en verdad cumplan con los objetivos para los que son creados y que se logre y mantenga un buen nivel académico, una buena calidad educativa. Si nuestros políticos y nuestras autoridades gastan, despilfarran, desvían, hacen mal uso de los recursos públicos en cosas que sólo son de provecho para ellos, para sus grupos o intereses o para sean “parte de una violación de derechos humanos tan grave como este delito”. Y es que, en efecto, lo que empezó como una crisis de derechos humanos, la “guerra contra las drogas”, se extendió a una crisis de la política y mostró también los nexos con el crimen y la incrustación del narco en instituciones, como en el caso Iguala. Ahí mismo en la FIL, familiares de personas desaparecidas, entre ellos Tita Radilla, hija de Rosendo Radilla, caso paradigmático de condena de la CIDH al Estado mexicano por su desaparición, acusaron que en la búsqueda de desaparecidos los esfuerzos han sido “cosméticos”. Si la localización de personas es imprescindible para recuperar confianza en la autoridad, el abismo sigue abierto y en el Congreso ni siquiera han logrado sacar la ley desde hace un año. Y, ante ello, hay una pregunta obligada: ¿algún aspirante a la presidencial de 2018 puede pensar que la sociedad soportará con indiferencia y pasividad la impunidad con los desaparecidos? La respuesta puede ser el mejor indicador de las posibilidades en las urnas, mejor que las encuestas de opinión. Arturo Reyes Isidoro sus partidos políticos, entonces, que se utilicen para una buena causa como es la creación de una universidad debe ser bien recibido y aprobado. Esta vez debe aplaudirse que en su totalidad los diputados locales votaron a favor –de 46 nadie se opuso y nadie se abstuvo, de todos los partidos. Una de las cosas que hicieron bien al aprobar la Ley que creó la nueva Universidad fue que al desaparecer el Instituto Veracruzano de Educación Superior, sus alumnos salvan sus derechos al ser incorporados a la nueva institución. También que, por el contenido de la nueva disposición legal, las bases parecen serias, sólidas, sin denotar improvisación. La UPAV –se dice– nace como un organismo público descentralizado, con partición pública y privada y sectorizada a la Secretaría de Educación de Veracruz, y la educación que impartirá se hará con respeto a los principios de libertad de cátedra e investigación así como de libre examen y discusión de ideas. Llaman la atención sus modalidades educativas: será abierta, semiescolarizada, a distancia y ‘las que sean necesarias’ para dar cumplimiento a los objetivos; sus horarios serán flexibles. Esto me hace imaginar que fue creada para acabar en su totalidad con el problema de los jóvenes que no pueden ingresar a la Universidad Veracruzana (UV) (este año, de 34 mil 500 aspirantes no fueron admitidos 19 mil) y para dar oportunidad también a quienes no pueden ir al sistema escolarizado, tradicional, ni a vivir a la gran ciudad. El hecho de que sea a distancia habla de que han pensado en las nuevas tecnologías de la información y creo que de esa forma ya no podrá estudiar una carrera universitaria quien no quiera. Sobre el estatus del rector, es algo parecido a la UV: El dictamen aprobado establece que el rector de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz durará en su desempeño cuatro años, pudiendo ser designado para un segundo; para ocupar ese cargo es necesario ser veracruzano, mayor de 35 años de edad; poseer título de licenciatura expedido por autoridad o institución legalmente facultada para ello y contar, preferentemente, con estudios de posgrado y obra reconocida. Con la aprobación de la ley se crea la Junta de Gobierno, que a la brevedad deberá expedir la normatividad interior que reglamente las disposiciones de la ley. También se creará el Consejo Técnico Académico, Direcciones, Subdirecciones y Jefaturas de Departamento o equivalentes; el domicilio de la UPAV estará en la capital del estado y podrá contar con las sedes necesarias para el cumplimiento de su objetivo. O sea, que se está pensando también en descentralizarla. Sin ningún prurito de mi parte, si no deja de hacerme ruido por qué Universidad Popular. Acaso sea porque se pretende que sea para jóvenes del ‘pueblo’, es decir, de las clases menos favorecidas, aunque ello marcaría ya una distinción frente a otras de élite. No importa si eso sólo son elucubraciones mías, lo importante, creo, es que no sea populista en el sentido peyorativo que le conocemos”. El miércoles el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares declaró que viajaría a la Ciudad de México para entrevistarse con el Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, para, entre otras cosas, abordar el caso de la UPAV ya que la propia SEP le había informado de la emisión de 100 mil certificados “dudosos”. Sé de muchos casos de jóvenes, incluso profesionistas, que de la mejor buena fe y con la mejor intención de superarse se inscribieron y estudiaron en la UPAV y han cursado carreras en forma, pero también sé de muchos casos de quienes no se les ha entregado la documentación que los acredita como egresados, aparte de los cien mil a los que habrían entregado algún certificado “dudoso”. No se sabe qué decidieron al respecto en el encuentro en la capital del país, pero sería deseable que no se lastimara más a quienes viven en la incertidumbre y el riesgo de haber perdido tiempo y dinero y haber hecho esfuerzos inútilmente cuando lo único que deseaban era tener una carrera profesional que los insertara en el mundo laboral para ganarse la vida honradamente. Ojalá y tanto en la SEV como en la SEP encuentren la forma de acreditar a quienes hicieron estudios y los certifiquen con todas las de la ley, los que verdaderamente demuestren que estudiaron, muchos, creo que la inmensa mayoría, jóvenes y personas que no pueden pagar una universidad privada y que en su esfuerzo dejaron hasta parte de su vida. El nuevo gobierno les haría justicia, acabaría con la incertidumbre en que viven y los alentaría a empeñarse en ser mejores ciudadanos, mejores veracruzanos. Yo soy de los que opinan que se debe corregir lo que esté mal pero que a la UPAV se le debe rescatar. Investigan ya el caso de la CDI Entre los delegados federales –según me comentó uno de ellos– daban ayer doble contra sencillo que tanto Irais Maritza Morales Juárez como Shariffe Osman Flores tienen sus horas contadas en la delegación estatal de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). Esto luego de que desde la oficina central en la Ciudad de México se inició una “supervisión interna” del caso, según publicó el portal informativo animalpolitico. com, que denunció el lunes pasado tráfico de influencia o –como se le llama ahora– conflicto de interés, consistente en que Osman Flores, administrativa de la dependencia, ha beneficiado con contratos millonarios a sus familiares con el visto bueno de su jefa y amiga Morales Juárez (Léase “Prosa aprisa” del miércoles “Hombres y mujeres, la corrupción por igual”). “La CDI ya está supervisando el caso para deslindar responsabilidades sobre el comportamiento de los servidores públicos”, apuntó la dependencia, que subrayó que están obligados “técnica y moralmente a aplicar los recursos federales con transparencia y a evitar el posible conflicto de interés”, según publicó el portal. Ahora podrían inhabilitarlas por prácticas corruptas o enfrentar a la justicia federal si se hubieran desviado recursos.
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