41 Restricción del crecimiento intrauterino del feto ARTÍCULO ORIGINAL Restricción del crecimiento intrauterino del feto Intrauterine growth restriction Dr. Eduardo Reyna-Villasmil1 Dr. Joel Santos-Bolívar1 Dr. Carlos Briceño-Pérez2 Resumen Desde hace ya más de una década se señala la importancia de la identificación de los fetos con retardo del crecimiento intrauterino, no solo por su morbimortalidad prenatal, sino por las secuelas que se pueden manifestar en su vida como adulto y que aparecen como enfermedades posnatales que surgen a lo largo de toda la vida del individuo. El efecto omega, es la aparición tardía de enfermedades en el adulto, secundarias a los efectos residuales de la adaptación fetal y que puede ser especialmente relevante en el feto con retardo del crecimiento, sin embargo como los pacientes sobre los cuales se realizó el estudio nacieron en las décadas de 1930 y 1940, cuando la supervivencia de los prematuros era evidentemente mucho menor que la de hoy, solo es posible deducir que los sujetos con bajo peso que desarrollan enfermedades tardías del adulto no eran prematuros en el nacimiento, sino recién nacidos con retardo del crecimiento intrauterino. Más recientemente se relacionó este antecedente en los hombres con 50 o más años de edad, el bajo peso al nacimiento con un aumento del riesgo de diabetes del adulto, resistencia a la insulina y enfermedad vascular periférica, concluyéndose que la intervención temprana en un feto con retardo del crecimiento no solo va a tener un impacto perinatal, sino en la vida a futuro del individuo. Palabras clave: Restriccion del crecimiento; Efecto omega. Reoria de Bakker. ABSTRACT From more than a decade ago the importance of identifying fetuses with intrauterine growth retardation states conditions not only for their prenatal morbidity and mortality, but by the consequences these intrauterus defects can manifest several disorders in adult life. The omega effect is delayed occurrence of adult diseases secondary to and may be particularly relevant as residual adaptation effects of the fetus with growth retardation, however as these study patients were born in the 1930s and 1940s, when the survival of preterm was obviously much lower than today, it is only possible to conclude that subjects with low weight of individuals with chronic adult diseases were not premature birth, but intrauterine growth retardation newborns. More recently this history was associated in men with 50 or more years of age, low birth weight with an increased risk of adult-onset diabetes, insulin resistance and peripheral vascular disease, concluding that early intervention in a fetus with growth retardation will not only have a perinatal impact, but in the future life of the individual. Keywords: Growth Restriction; Omega Effect. Bakker Reoria INTRODUCCIÓN Un objetivo importante de los perinatologos es asegurarse, con un esfuerzo razonable, la identificación y correcto manejo de los embarazos complicados con la restricción del crecimiento intrauterino del feto (RCIU). Mientras que la mayoría de los casos que son descubiertos en el tercer trimestre se deben a cierto grado de insuficiencia placentaria y tienen un buen pronóstico perinatal, se debe prestar especial atención a los factores de riesgos maternos, fetales y placentarios que se muestran en la tabla 1. La determinación de la posible etiología durante el periodo pre-parto es importante para reducir la tasa de muertes perinatales prevenibles, especialmente de la muerte de fetos sin malformaciones (1). Los factores de riesgo para la RCIU incluyen la edad materna y problemas médicos coexistentes (2). El 1 Servicio de Obstetricia y Ginecología. Hospital Central “Dr. Urquinaona”. 2 Departamento de Obstetricia y Ginecología. Hospital Chiquinquirá. Universidad del Zulia. Maracaibo. Estado Zulia, Venezuela Rev. Latin. Perinat. 18 (1) 2015 42 efecto de la mortalidad en neonatos pretérminos y a términos se incrementa en forma significativa en los fetos con diagnóstico de RCIU (3). La morbilidad potencial puede ser clasificada en problemas de corto TABLA 1 FACTORES DE RIESGO PARA RESTRICCIÓN DE CRECIMIENTO INTRAUTERINO DEL FETO. MATERNOS Antecedentes de embarazos con RCIU o PEG. Bajo peso materno previo al embarazo. Deficiente ganancia de peso durante el embarazo. Bajo nivel socio-económico. Habito tabaquico o alcohólico, Uso de drogas ilícitas. Edad extrema materna (< 16 años ó > 35 años). Embarazo por técnicas de reproducción asistida. Teratogénos (anticonvulsivantes, metrotexato, warfarina). Enfermedad vascular: hipertensión crónica, diabetes pre-gestacional, síndrome anti-fosfolípidos, enfermedades auto inmunes (lupus eritematoso sistémico, trombofilia, enfermedades renales, enfermedad de Crohn, colitis ulcerativa). Hipoxia Anemia: hemoglobinopatías FETALES Infecciones congénitas: citomegalovirus, sífilis, rubeola, varicela, toxoplasmosis, tuberculosis, virus de inmunodeficiencia humana, malaria congénita. Aneuploidias: triploidias, trisomia 13, 18 o 21. Microdelecciones: 4p-. Síndrome de Russell-Silver. Síndromes genéticos o anomalías fetales. Crecimiento discordante en embarazos múltiples. PLACENTARIAS Insuficiencia vascular placentaria. Separación crónica (desprendimiento parcial, hematoma). Infarto extenso de las vellosidades. Inserción marginal o velamentosa del cordón (regresión del corión). Malformaciones uterinas mayores (útero unicorne). Mosaicismo placentario confinado. Maduración placentaria avanzada. TABLA 2 COMPLICACIONES PERINATALES Y PEDIÁTRICAS DE LA RESTRICCIÓN DEL CRECIMIENTO INTRAUTERINO DEL FETO PREPARTO Mortinato. Prematuridad iatrogénica. Desprendimiento prematuro de placenta. Enfermedad cerebrovascular perinatal INTRAPARTO Sufrimiento fetal agudo. Asfixia. Cesárea de emergencia Resucitación neonatal activa. Enfermedad cerebrovascular perinatal NEONATAL Hipotermia. Hipoglicemia. Hipocalcemia. Policitemia. Sepsis. Coagulopatía. Disfunción hepatocelular. Síndrome de dificultad respiratoria, enterocolitis necrotizante, hemorragia intraventricular, especialmente en neonatos prematuros. Encefalopatía hipóxico-isquémica. PEDIÁTRICAS Aumento en el riesgo de: talla baja, parálisis cerebral, retardo en el desarrollo, problemas conductuales y emocionales, valores bajos de índice intelectual, enfermedades pulmonares crónicas, enfermedades cardiovasculares e hipertensión. y largo plazo, los cuales se muestran en la tabla 2. Se han producido avances considerables en esta área por el aumento en el diagnóstico de embarazos con RCIU en el periodo prenatal y fetos que sobreviven con monitoreo intensivo, partos coordinados y cuidados neonatales (4). La terminología utilizada para describir el crecimiento fetal anormal es inconsistente y confusa. Los obstetras y perinatologos deben identificar la subpoblación de fetos con RCIU patológico al mismo tiempo que intentar disminuir los riesgos de embarazos normales de resultados falso-positivos. La mejoría de las técnicas ecográficas, incluyendo la evaluación anatómica detallada, evaluación placentaria y estudios Doppler de los vasos placentarios y fetales, han permitido distinguir en forma más precisa entre la RCIU patológico por una variedad de causas fetales y placentarias de embarazos con fetos pequeños pero saludables cuyo crecimiento es apropiado por las características maternas. Debido a que el riesgo de morbilidad se incrementa en los recién nacidos a término por debajo del percentil 10, un estimado de peso fetal menor de este percentil se ha utilizado para definir a los fetos pequeños para su edad gestacional (PEG) (5). Esta definición es recomendada por la mayoría de las sociedades nacionales (6). La RCIU es diferente a la denominación de PEG, en la que actúan procesos patológicos en el cual uno o más factores inhiben el crecimiento genético potencial pre-programado (7). Esta distinción es importante, debido a que los neonatos con diagnóstico prenatal de RCIU tienen una mayor morbilidad perinatal que los neonatos que cumplen los criterios de PEG, que incluye un ambiente intrauterino saludable (8). Por lo tanto, El diagnóstico de RCIU es clave para diferenciar a los fetos PEG cuando la biometría por ultrasonido está por debajo del percentil 10. El hallazgo patológico más común al momento del parto en los fetos con RCIU severo y en las muertes perinatales “sin explicación” en el tercer trimestre es la evidencia macro y microscópica de insuficiencia vascular placentaria (9). No solo la evaluación ecográfica de la anatomía fetal puede excluir las causas más raras de RCIU, sino también se puede observar en forma directa las anomalías en la formación placentaria y el flujo sanguíneo. Los estudios Doppler de las arterias uterinas y umbilical, junto con la evaluación ecográfica de la morfología placentaria, puede ser usada para establecer el diagnóstico de insuficiencia placentaria (10). Rev. Latin. Perinat. 18 (1) 2015 43 La evaluación de la simetría fetal por biometría (talla relativa de la cabeza, abdomen y fémur) fue utilizada por más de 30 años como una herramienta para distinguir los problemas intrínsecos de crecimiento fetal (RCIU simétrico) de los problemas extrínsecos debido a insuficiencia placentaria (RCIU asimétrico) en el tercer trimestre (11). Estudios posteriores de la simetría fetal en una variedad de causas fetales de RCIU (aneuploidias, infecciones congénitas) demuestran que este es un concepto valido pero no debe ser utilizado para determinar la causa subyacente (12). En la práctica actual, con el aumento del uso de la ecografía, es posible identificar los fetos con RCIU en el segundo trimestre (13). Estas formas más tempranas y severas son en su mayoría asimétricas. Los fetos con esta forma presentan longitudes del fémur desproporcionadamente cortas, por lo que la inclusión de la longitud del fémur en las ecuaciones biométricas puede subestimar significativamente el peso fetal (14). Por lo tanto, la revisión de la biometría fetal es un método valioso para distinguir los fetos con RCIU que tienen adaptaciones a la insuficiencia vascular úteroplacentaria de los fetos PEG sanos y simétricos. DETECCIÓN DE LA RESTRICCIÓN DEL CRECIMIENTO INTRAUTERINO DEL FETO. No existe en la actualidad una prueba precisa para el diagnóstico de RCIU y no se recomienda la evaluación de poblaciones de bajo riesgo con ecografía de rutina (15). Las pruebas de detección útiles son: antecedentes, examen físico, exámenes bioquímicos, pruebas no estresantes y evaluación ecográfica de la paciente. Antecedentes: La detección de RCIU por factores de riesgo clínicos es realizada generalmente por los obstetras en la consulta prenatal. Estos factores de riesgo pueden ser divididos en tres grandes categorías: maternos, fetales y placentarios (tabla 1). La edad gestacional precisa es un prerrequisito para los cuidados maternos y el seguimiento del crecimiento fetal. Se debe establecer en forma cuidadosa los antecedentes y correlacionarlos con los resultados de la ecografía temprana en el primer y segundo trimestre. Examen físico: El crecimiento fetal es estimado durante el examen prenatal rutinario o por la determinación de la altura uterina (distancia de la sínfisis del pubis al fondo uterino). La palpación abdominal detecta solo 30% - 50% de los fetos con RCIU (16) y ha sido reemplazada por la determinación de la altura uterina seguido por la ecografía anatómica fetal (después de las 20 semanas). La precisión de la altura uterina para la determinación del crecimiento fetal es limitada por: situación fetal anómala, miomas, obesidad materna y al final del embarazo, por el encajamiento de la cabeza fetal. Dentro de estas limitaciones, una diferencia mayor de 3 centímetros es una guía clínica razonable para la realización inmediata de la ecografía para estimar el peso fetal. Se ha reportado un amplio rango de sensibilidad (de 27% a 86%) y especificidad (de 80% a 96%) para la detección de RCIU usando la altura uterina (17, 18). Un meta-análisis comparó las mediciones de la altura uterina con la palpación abdominal y no recomendó el uso de esta medición (19). Además, estas mediciones no están asociadas con mejoría de la resultante perinatal (20). Se puede utilizar junto con la evaluación ecográfica en embarazos con factores de riesgo adicionales (obesidad, comorbilidades médicas) debido a la poca confiabilidad en estas condiciones. Exámenes bioquímicos: La detección en el primer trimestre con el cuádruple marcador sérico materno en el segundo trimestre o las pruebas perinatales integradas han sido utilizados para establecer el riesgo de embarazos simples para trisomía 21 y para defectos estructurales como los del tubo neural (21). Estas pruebas determinan las concentraciones maternas (expresados como múltiplos de la media para el embarazo) de la proteína A plasmática asociada al embarazo, alfafetoproteína, inhibina A dimérica y gonadotropina coriónica total o libre. Los resultados son reportados en el contexto de la posibilidad de riesgo para trisomía 21 o anomalías estructurales. Sin embargo, es importante hacer notar que los valores con desviaciones significativas de lo normal pueden ser un marcador de aparición temprana de insuficiencia placentaria. Las concentraciones bajas de proteína A plasmática asociada al embarazo (22) y elevadas de alfafetoproteína, inhibina A dimérica y gonadotropina coriónica (23, 24) están asociadas con RCIU, preeclampsia y complicaciones perinatales. La selección de los valores de corte varía de acuerdo a la capacidad del uso de la ecografía. La precisión predictiva para el diagnóstico de RCIU para un solo marcador es muy baja para realizar vigilancia fetal intensiva sin pruebas diagnósticas adicionales. Una excepción incluye valores de mayores de 10 múltiplos de la media para alfafetoproteína o gonadotropina coriónica (24). El riesgo de RCIU y de la mortalidad perinatal asociada es mayor cuando dos pruebas Rev. Latin. Perinat. 18 (1) 2015 44 son anormales (22, 25). En un grupo poblacional, dos o más valores anormales pueden identificar aproximadamente un tercio de los partos antes de las 32 semanas (21). Pruebas no estresantes: Las pruebas no estresantes de cardiotocografia, son valoraciones simples y accesibles de monitoreo fetal. Sin embargo, los metaanálisis para evaluar las condiciones fetales concluyeron que la cardiotocografia prenatal no tiene efecto significativo sobre la resultante perinatal en condiciones con el parto electivo temprano (26). La tasa de falsos positivos en la interpretación de las pruebas no estresantes puede reducirse con el uso de interpretación electrónica (26). Sobre la base de la evidencia actual, ninguna prueba no estresante debe ser utilizada en forma aislada en el contexto de la RCIU. Estas pruebas ofrecen mejores resultados cuando se utilizan en forma selectiva; por ejemplo puede ser utilizada para vigilancia cuando el perfil biofísico indica la ausencia de movimientos respiratorios y para el monitoreo intensivo dos veces al día en embarazadas hospitalizadas con RCIU de menos de 32 semanas. Evaluación ecográfica Edad gestacional: La importancia de la determinación de la edad gestacional en el primer trimestre o temprano en el segundo trimestre es evidente. Varios parámetros han sido investigados para los propósitos de la edad gestacional, incluyendo el volumen del hígado fetal, longitud del humero, grosor del tejido subcutáneo y diámetro transverso del cerebelo, (27, 28), que es el más fácil de medir (28). Anatomía fetal: El examen ecográfico anatómico fetal a las 19 – 20 semanas incluye varios componentes que son relevantes para el riesgo del desarrollo de RCIU. Estos son la biometría fetal (asimetría con fémur corto), abdomen fetal (intestinos ecogénicos), líquido amniótico (oligohidramnios) y evaluación de la placenta y el cordón umbilical (29). Las instrucciones para la realización de esta valoración requieren la documentación de la localización de la placenta, descripción de anomalías mayores (hemorragia) y la consideración de la invasión placentaria en embarazadas de alto riesgo. El examen y evaluación del número de vasos en el cordón es opcional (30). Biometría fetal: La determinación ecográfica de la circunferencia cefálica, diámetro bi-parietal, longitud del fémur y circunferencia abdominal puede ser usada para calcular el peso estimado fetal usando una de las diferentes fórmulas disponibles (31, 32). La fórmula de Hadlock es el método más ampliamente aceptado (33), aunque las mediciones de la circunferencia abdominal en forma exclusiva son precisas y de importancia en la práctica clínica si el polo cefálico esta encajado o es difícil de visualizar (por ejemplo, embarazos múltiples) (5). Es importante comprender que todos los métodos de biometría para la determinación del peso fetal tienen errores significativos en el rango del 10% al 15% (34). En general, las determinaciones del peso fetal estimado dentro del rango normal (del percentil 10 al percentil 90) excluyen el RCIU con una tasa de falsos-negativos de menos del 10% (35). Mediciones repetidas del peso fetal estimado: La información obtenida de una única evaluación ecográfica puede ser útil para hacer el diagnóstico de RCIU, pero el crecimiento es un proceso longitudinal. Cuando no existen preocupaciones sobre la salud fetal, la precisión de la estimación del peso fetal para el diagnóstico de RCIU puede ser mejorado con mediciones seriales. No tiene valor repetir la evaluación antes de 14 días, debido a las limitaciones en la precisión ecográfica en la tasa de crecimiento fetal (12). Cuando el peso fetal puede ser evaluado con este método, se puede establecer el diagnóstico de RCIU con el cambio de percentil (por ejemplo, del 25 al 10) junto con otros hallazgos como cambios en las ondas del Doppler de la arteria umbilical. Líquido amniótico: La determinación del líquido amniótico es una parte integral en cualquier evaluación ecográfica del crecimiento fetal. El volumen puede ser reportado como el máximo pozo vertical o el índice de líquido amniótico de cuatro cuadrantes. El índice de líquido amniótico tiene una amplia distribución y varía con la edad gestacional (36). A pesar de sus limitaciones, el volumen bajo puede ser definido, en forma razonable, después de las 37 semanas como un índice de líquido amniótico menor de 5 centímetros o como un bolsillo vertical máximo menor de 2 centímetros. El oligohidramnios aislado no está asociado con complicaciones perinatales (37). Sin embargo, la combinación de RCIU con oligohidramnios está asociada con sufrimiento fetal (38, 39). Cuando se encuentra oligohidramnios y se sospecha la presencia de RCIU, está indicada la realización del Doppler de la arteria umbilical. Se deben realizar estudios adicionales si el Doppler de la arteria umbilical es anormal, para definir el diagnóstico (Doppler de las arterias uterinas) o el pronóstico (Doppler arterial y venoso del feto). En contraste, la combinación de RCIU y polihidramnios (índice de líquido amniótico > 25 centímetros) sugiere Rev. Latin. Perinat. 18 (1) 2015 45 causas no placentarias. En tales casos se debe hacer una cuidadosa revisión de la anatomía fetal en busca de anomalías congénitas y considerar la posibilidad de aneuploidias (40). Perfil biofísico: El perfil biofísico es un método para determinar la presencia de asfixia fetal y / o hipoxia crónica (41). Se basa en cinco variables: movimientos respiratorios, movimientos fetales, tomo muscular fetal, frecuencia cardiaca fetal y determinación semicuantitativa del volumen de líquido amniótico. Cada una de estas variables tiene 2 puntos si está presente y 0 puntos si está ausente. Las primeras 4 variables son para evaluar la salud fetal inmediata y la última es una medición a largo plazo. El tiempo promedio que un feto con hipoxia crónica desarrolla un oligohidramnios severo a partir de valores normales es de 23 días. La tasa de falsos negativos varia de 0,7 a 2,3 / 1000 (42). Su uso tiene un buen valor predictivo negativo en poblaciones de alto riesgo y puede ser considerado una prueba a corto plazo de bienestar fetal, principalmente en embarazos cercanos al término. Doppler de la arteria umbilical: En contraste con la determinación del líquido amniótico, los estudios Doppler no son una parte integral de la ecografía fetal. En la actualidad, no existe evidencia que sugiera la detección rutinaria en los embarazos de bajo riesgo disminuya la mortalidad perinatal o la severidad de la morbilidad debida a insuficiencia placentaria (15). Sin embargo, en el contexto del feto con diagnóstico de RCIU por biometría, el Doppler de la arteria umbilical ayuda en el diagnóstico de la causa de RCIU y la posterior necesidad de vigilancia fetal que puede reducir la morbilidad y mortalidad perinatal (43). Doppler de las arterias uterinas: El uso del Doppler de las arterias uterinas de las 19 a las 23 semanas ha sido evaluado como una herramienta de detección de RCIU en la población obstétrica general. Este no se recomienda como una herramienta de búsqueda aislada para RCIU en embarazos de bajo riesgo (44), pero datos más recientes ilustran el potencial valor de esta prueba en los embarazos con riesgo de mortinatos debido a RCIU y alteración placentaria antes de las 36 semanas (45). Doppler arterial y venoso del feto: Cuando ocurren los cambios en la arteria umbilical, la hipoxemia fetal produce vasodilatación cerebral (46). La evaluación de la circulación cerebral fetal puede ser realizada por la medición de la arteria cerebral media fetal, observándose disminución del índice de pulsatilidad sugiriendo redistribución al cerebro. Este es un fenómeno adaptativo que puede ser observado por algún tiempo. Las mediciones Doppler seriadas incluyen la velocidad sanguínea pico que puede ser de valor pronóstico. La determinación del índice de pulsatilidad de la arteria cerebral media fetal antes de la inducción del parto en fetos a término con RCIU divide a un subgrupo de alto riesgo (más del 50%) de cesárea por sufrimiento fetal que se puede beneficiar de una intervención planificada (47). El Doppler de la circulación venosa está indicado cuando el feto con RCIU muestra redistribución cerebral (46). Ondas A profundas progresivas en el ducto venoso son indicativas de alteraciones en la circulación venosa al corazón del feto con acidosis metabólica fetal al momento del parto (48). El parto está generalmente indicado en los fetos con RCIU que tienen anomalías en las ondas de la arteria cerebral media fetal y ducto venoso en presencia de anomalías en el Doppler de la arteria umbilical (49). Ecografía integrada del tercer trimestre: La ecografía integrada y rutinaria del tercer trimestre en embarazos de bajo riesgo, en el que se evalúa la anatomía fetal, presentación y crecimiento es un concepto atractivo con varios beneficios potenciales (5). Sin embargo, una revisión de diferentes estudios en embarazadas de bajo riesgo no encontró evidencias que esta forma de evaluación reduciría la morbilidad y la mortalidad en el RCIU (50, 51). TRATAMIENTO DE LA RESTRICCIÓN DEL CRECIMIENTO INTRAUTERINO DEL FETO. Una vez que la etiología del RCIU ha sido identificada y el bienestar fetal está establecido, varios investigadores han evaluado las modalidades terapéuticas potenciales con la esperanza de extender la edad gestacional hasta el parto o incrementar el eventual peso fetal. Sin embargo, ninguno tratamiento ha sido exitoso y la evidencia ha sido determinada por varias revisiones. Los potenciales tratamientos incluyen: administración de oxigeno materno, suplementos adicionales de nutrientes, hospitalización y reposo en cama, bloqueadores de los canales de calcio, hormonas, beta-miméticos, expansión del volumen plasmático, ácido acetilsalicílico en bajas dosis y heparina (52, 53). El diagnóstico temprano y tratamiento de patologías coexistentes puede contribuir a reducir la mortalidad materna. La hipertensión es la comorbilidad materna más común en el RCIU y frecuentemente supera el bienestar fetal en la determinación del momento del parto Rev. Latin. Perinat. 18 (1) 2015 46 El uso de bajas dosis de ácido acetil-salicílico es poblaciones de alto riesgo, como en aquellas pacientes con alteraciones del Doppler de las arterias uterinas, es controversial (52, 54). Un gran estudio no demostró beneficios del ácido acetil-salicílico (55), aunque un meta-análisis de varios estudios previos indico algunos beneficios (54). Sin embargo, dosis bajas de ácido acetilsalicílico son comúnmente indicadas para prevenir el RCIU y / o la preeclampsia a pesar de no tener impacto sobre la morbilidad y mortalidad perinatal. Varios estudios han evaluado la efectividad de los regímenes profilácticos de heparina para mejorar la resultante perinatal, incluyendo la prevención de RCIU, en mujeres con o sin alteraciones trombofilicas detectables. Un estudio sistemático no demostró beneficios claros de la heparina para esta indicación, aunque el uso de heparina de bajo peso molecular puede disminuir significativamente el riesgo de preeclampsia severa (53). Debido a que la heparina de bajo peso molecular es una droga parenteral cara con implicaciones para la seguridad anestésica, su uso debe ser restringido. Cuidados hospitalarios: La importancia de tomar la decisión de ingresar a una embarazada para su hospitalización debido al RCIU (especialmente acompañada de preeclampsia) no debe ser subestimada. Los cuidados hospitalarios resuelven problemas de las visitas frecuentes al hospital, se puede monitorear la presión arterial y practicar las pruebas no estresantes. Debido al grado de acidosis metabólica pre-existente en los fetos con RCIU, Se debe tener cuidado con la administración prenatal de corticosteroides para la maduración pulmonar en presencia de ausencia o reversión del flujo diastólico final en las arterias umbilicales antes de las 32 semanas (56). Los corticosteroides normalmente mejoran las ondas Doppler de la arteria umbilical por más de una semana, pero en este subgrupo de fetos puede producir deterioro (57). A menos que sea reconocido, este fenómeno tiene el potencial de confundir la interpretación ecográfica en los días siguientes a la administración. Momento y forma de parto: El momento óptimo del parto es actualmente una fuente de variadas controversias, debido a que varios factores clínicos y ecográficos deben ser considerados además de la preferencia de la embarazada. Restricción del crecimiento intrauterino del feto de aparición tardía: Para el escenario más común de RCIU leve o de aparición tardía, los datos publicados aportan algunas guías (58). No se han publicado diferencias en la tasa de cesárea o en la morbilidad neonatal compuesta entre las pacientes manejadas en forma activa y expectante. Sin embargo, un tercio de los fetos seleccionados no presentaron RCIU después del parto (diagnóstico falso positivo) (47). Este hallazgo ilustra las dificultades del diagnóstico de RCIU de aparición tardía. Por otra parte, el monitoreo fetal en el grupo de manejo expectante no incluyo la evaluación Doppler de la arteria cerebral media fetal, lo cual aportan resultados más relevantes que el Doppler de la arteria umbilical. La maduración placentaria avanzada, identificada por el sistema de clasificación de Grannum, es un objeto de discusión en el manejo de RCIU (59). Un factor de riesgo mayor para la maduración placentaria avanzada (grado 3) es el hábito tabáquico, pero la ausencia de este antecedente, una placenta grado 3 al final del tercer trimestre está asociado con una alta tasa de RCIU diagnosticado en el periodo post-natal (60). La evaluación fetal posterior a la observación de una placenta grado Grannum 3 a las 36 semanas reduce el riesgo de muerte perinatal (61). Los fetos PEG con perfil biofísico y pruebas no estresantes normales pueden permanecer in utero luego de las 37 semanas si presentan las siguientes observaciones ecográficas: fenotipo simétrico, ondas Doppler de las arterias uterina / umbilical / cerebral media fetal normal, volumen de líquido amniótico normal y maduración de la placenta normal (grado Grannum 0 a 2) Más del 50% de las mujeres tratadas de forma expectante son sometidas a inducción por indicaciones maternas o fetales, demostrando la importancia de la vigilancia cercana en el RCIU de aparición tardía (47) . Los resultados demuestran que la inducción del parto es una alternativa a la vigilancia materno-fetal. La inducción puede ser especialmente relevante en términos prácticos para las embarazadas con difícil acceso al monitoreo materno-fetal (60). Restricción del crecimiento intrauterino del feto de aparición temprana: En el contexto de las formas más tempranas y severas de la RCIU, no se encontraron diferencias en la resultante perinatal cuando el parto en fetos con RCIU fue retrasado usando monitoreo fetal intensivo. Sin embargo se observó que los estudios de Doppler fetal no fueron incorporados al manejo del grupo expectante. La importancia de la centralización de los cuidados perinatales en la RCIU de origen temprano es reconocida, ya que se pueden realizar estudios Rev. Latin. Perinat. 18 (1) 2015 47 ecográficos integrando los estudios Doppler fetales (arteria cerebral media fetal y ducto venoso) con las pruebas ecográficas convencionales (Doppler de la arteria umbilical y perfil biofísico), pruebas no estresantes y parámetros clínicos (49). El puntaje del perfil biofísico tradicional no fue preparado para RCIU extrema, ya que datos observacionales han demostrado que pueden estar comprometidos en forma significativa, basado en el Doppler fetal y la determinación de la función cardiaca (46, 49). Además, su actividad física puede ser suprimida por drogas usadas en forma común, especialmente por los anti-hipertensivos y los corticosteroides. CUIDADOS POSPARTO Se debe garantizar la vigilancia cuidadosa de la hipertensión coexistente debido a que esta puede presentarse de novo posterior al parto y puede necesitar tratamiento y un plan de seguimiento después del alta. Las embarazadas sometidas a cesárea con factores de riesgo como obesidad, edad mayor de 40 años o preeclampsia severa pueden recibir heparina subcutánea profiláctica hasta el alta para evitar los trombo-embolismos venosos (62). Se debe examinar la placenta al momento del parto y enviarla a estudios histológicos. El examen macroscópico puede revelar una placenta pequeña, generalmente con un cordón excéntrico (por regresión del corión en el embarazo temprano) y / o lesiones macroscópicas (infartos, hemorragias, trombosis intervellosa, depósitos masivos de fibrina perivellosa). Se pueden encontrar hallazgos microscópicos que confirman lo anterior como: falta de transformación o aterosis de porciones deciduales de los vasos placentarios, formación defectuosa de las vellosidades (hipoplasia vellosa distal), anomalías del trofoblasto velloso (necrosis focal o apoptosis del sinciciotrofoblasto) o patología vascular fetal (vasculopatía trombótica fetal). Generalmente se consiguen múltiples anomalías que sugieren en muchos casos la aparición de la RCIU que se origina en el embarazo temprano. Las pruebas de trombofilia son comúnmente realizadas posterior a la identificación de patología trombótica, pero esta es menos común (ocurre en aproximadamente 10% de los casos) que los defectos estructurales subyacentes (70%) que son sugestivos de desarrollo anormal (9). El riesgo de recurrencia de RCIU severa (con Doppler anormal de la arteria umbilical) y aparición temprana de preeclampsia severa es aproximadamente del 10% en ausencia de comorbilidades maternas mayores como enfermedad renal crónica, trombofilia e hipertensión crónica. BIBLIOGRAFÍA 1. McClure EM, Saleem S, Pasha O, Goldenberg RL. Stillbirth in developing countries: a review of causes, risk factors and prevention strategies. J Matern Fetal Neonatal Med. (2009)22:183-90. 2. Schoen C, Rosen T. Maternal and perinatal risks for women over 44-a review. Maturitas. (2009)64:10913. 3. Lackman F, Capewell V, Richardson B, daSilva O, Gagnon R. 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Dirección del Autor Dr. Eduardo Reyna Villasmil email: [email protected] Zulia. Maracaibo. Venezuela Rev. Latin. Perinat. 18 (1) 2015
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