EL ANÁLISIS DE LA INSERCIÓN DEL AMBIENTE Y LA SUSTENTABILIDAD EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR A PARTIR DE LA IDENTIFICACIÓN DE DISCURSOS Y SU RECONTEXTUALIZACIÓN. Ricardo Noyola Cherpitel Pedro Medellín Milán Luz María Nieto Caraveo Eje Temático: EAS en las instituciones educativas. Noviembre 2016 1 EL ANÁLISIS DE LA INSERCIÓN DEL AMBIENTE Y LA SUSTENTABILIDAD EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR A PARTIR DE LA IDENTIFICACIÓN DE DISCURSOS Y SU RECONTEXTUALIZACIÓN. Ricardo Noyola Cherpitel, Pedro Medellín Milán, Luz María Nieto Caraveo Programas Multidisciplinarios de Posgrado en Ciencias Ambientales Universidad Autónoma de San Luis Potosí Línea Temática: EAS en las instituciones educativas. Resumen. Este trabajo propone una discusión sobre una de las propuestas teóricas de la Sociología de la Educación y cómo puede aportar al análisis de la integración del ambiente y la sustentabilidad en la educación superior. Basil Bernstein (1924-2000) desarrolló un modelo teórico con un lenguaje descriptivo particular para los procesos de transmisión-adquisición de conocimientos con el que es posible caracterizar las relaciones entre discursos que han sido recontextualizados al interior del campo educativo. Se utiliza el ejemplo de los discursos sobre ambiente y sustentabilidad que se introducen en los currículos de algunas carreras profesionales para explicar cómo la orientación de los discursos a los que se expone a los estudiantes podrían ser de utilidad para identificar puntos de articulación débiles y fuertes entre los contenidos sobre ambiente y sustentabilidad y el resto de los conocimientos que se incluyen en los planes de estudio. A partir de esto considerar la posibilidad de modificar el proceso de formación profesional a un nivel ideológico y las implicaciones de realizar tales cambios. Palabras clave: Discursos, recontextualización, educación ambiental, sustentabilidad, educación superior. Introducción y planteamiento del problema. En las últimas décadas se ha reconocido el papel de las universidades como agencias claves para la producción y promoción del conocimiento sobre el ambiente y la sustentabilidad (Disterheft et al., 2013; Tillbury, 2013). Debido a que la educación superior está en estrecha relación con los campos de 2 producción y el gubernamental (Brunner 2007), es de particular importancia para promover la transición hacia modelos económicos y sociales sustentables. Por lo tanto, es necesario preguntarse también en qué dirección van dirigidos tales aportes y si desde sus funciones sustantivas se podría hacer más para enfrentar la crisis ambiental. En este contexto, es importante reconocer que otras agencias sociales, como la industria, el gobierno y las organizaciones internacionales, ejercen poder e influyen sobre la universidad en diferentes niveles y producen respuestas educativas específicas a sus prioridades e intereses. Las universidades también se caracterizan por ser un campo de confluencia de otras agencias que controlan áreas específicas del conocimiento a través de las disciplinas (Clark, 1991; Gibbons, 2000). En la actualidad existen diversas tendencias de Educación Ambiental (EA) que cubren un amplio espectro, que va desde los que dan a conocer los problemas ambientales y promueven soluciones tecnológicas, hasta los que la conciben como una práctica social crítica (Caride y Meira 2000). Durante la última década, tanto la EA como la sustentabilidad y otros conceptos afines han sido adoptados como principios importantes en diversos contextos educativos de nuestro país y es posible identificarlos en los campos curricular, pedagógico y académico. Esto es de particular interés en la educación superior en donde, de acuerdo con los registros de ANUIES (2016), se observa una reciente expansión en el número de programas relacionados con el ambiente y la sustentabilidad. Estas propuestas se insertan en el contexto altamente especializado de las carreras profesionales y su vinculación con el mercado (Yarime et al. 2012, Leeuw et. al. 2012, Brunner 2007, Leff 2002, De Sousa Santos 1998). En consecuencia, los estudiantes quedan ligados desde un inicio al proceso educativo y a las relaciones de poder que le son intrínsecas, lo cual difícilmente conducirá a que formen un pensamiento crítico como el que se requiere para repensar los problemas más apremiantes de la crisis ambiental (Leff 1996, 2002). 3 A pesar de los desafíos que representa transformar el conocimiento y dirigirlo hacia valores más cercanos a los ambientales, diversas universidades de nuestro país han expresado su compromiso por crear y modificar currículos que, además de proporcionar conocimientos y habilidades de una profesión, permitan prevenir o corregir problemas ambientales, transitando hacia la interdisciplina como un paso necesario para la conceptualización, el diagnóstico, la planeación y la evaluación de la formación ambiental profesional (ANUIES 2002). Sin embargo, para González (2012) la transformación del currículo hacia los temas de ambiente y sustentabilidad (AyS) en las últimas décadas no ha trascendido las limitaciones de los currículos tradicionales y en la mayor parte de los casos no se pasa de la inserción de contenidos discretos que no producen cambios substanciales, ni alteran el status quo de las disciplinas; situación aún más marcada en el ámbito de la educación superior, donde la formación profesional continua siendo gobernada por los avances de las disciplinas e influenciada por el mercado de trabajo. No obstante estas limitaciones, en la educación superior se han intentado los rediseños curriculares hacia la sustentabilidad, con resultados que se alinean con alguna de las siguientes acciones: agregar contenidos (respuesta débil), construir sobre lo existente (enverdecimiento), o rediseñar (respuesta fuerte, si se hace de manera integral) (Chambers 2013). Independientemente de la forma que toma el rediseño curricular, el problema fundamental de la educación superior, desde el punto de vista de la incorporación de la perspectiva ambiental, tiene que ver con una combinación de factores hasta hace poco bien arraigados en sus funciones de investigación y docencia. Estos factores han sido resumidos por diversos autores en los siguientes: la existencia de una articulación de los conocimientos ya existentes con el sistema económico, falta de cuestionamiento de los paradigmas dominantes, el conocimiento fraccionado y disciplinario, que no permite pensar en la complejidad de los problemas ambientales, la ausencia de problematización del conocimiento y contextualización en cada región (Leff 2002, Complexus 2006). Con base en lo anterior es posible preguntarse qué tanto estas problemáticas son 4 omisiones, resistencias y costumbres propias de las áreas de conocimiento y las especialidades en la educación superior, o si obedecen a necesidades legítimas de las diferentes agencias sociales cuyos intereses convergen en las universidades. Por lo tanto, para aclarar los alcances que pueden tener en la educación superior los debates sobre sustentabilidad que se dan en el campo social, consideramos necesario trabajar con propuestas teóricas que nos permitan analizar los procesos por los que discursos de diferentes agencias, incluidas las que promueven la perspectiva de AyS, son integrados en la educación superior y los resultados que desde sus diferentes trincheras promueven. Esto nos permitirá mejorar la manera en que se construye la perspectiva de AyS y su articulación con el resto de los discursos especializados en el currículo. La propuesta de la sociología de la educación. A Bernstein le preocupaban los dispositivos de transmisión, es decir, la manera en que el conocimiento se pasa a través de modalidades simbólicas de práctica y cómo esto construye diferentes formas de conciencia y, por lo tanto, de identidad para diferentes sujetos (Bourne 2008). A nivel profesional esta identidad surge del contacto entre las carreras profesionales individuales y un determinado orden social, por lo que no se da en aislamiento y por esfuerzo único del sujeto. Se origina en una finalidad colectiva que es negociada entre la identidad individual y otras identidades colectivas (Bernstein 1998 p. 88). El concepto de discurso es central en la teoría de Bernstein, y se define como el conocimiento legítimo de carácter científico o ideológico, producido por agencias de los campos sociales y recontextualizado al interior de la educación en el discurso pedagógico (Troiano et al. 2010, Grazier y Navas 2011). Esto significa que los discursos son portadores de significados asignados desde un campo social, mismos que son adquiridos por quienes adquieren esos discursos en el contexto de su formación (Grazier y Navas 2011). Por lo tanto, estos discursos mantienen una relación importante con las racionalidades de las agencias que los producen y las necesidades de los campos sociales. Una característica del conocimiento es que este es el producto de una compleja red de relaciones sociales en la que se articulan relaciones de poder y control 5 (Díaz 2014). La implicación de estas relaciones es que si una agencia social logra posicionar su discurso al interior del proceso educativo, entonces estaría en una posición más favorable para distribuir ciertas formas de conciencia que aquellas agencias que no se logran insertar en él (Bernstein 1998). La recontextualización, entendida como la interpretación y adaptación de discursos, produce un discurso pedagógico (Troiano et al. 2010), el cual sintetiza los conocimientos particulares y las habilidades que deben adquirirse, así como las formas en que se relacionan profesores y aprendientes. Pero de manera más importante, influye en las identidades sociales y la orientación de los significados para los aprendientes al transmitir las relaciones entre lo dominante y lo dominado (Bernstein 1990). Para conceptualizar estas relaciones y conectar los procesos pedagógicos con procesos sociales, la teoría utiliza los conceptos de poder y control, expresados por Bernstein como principios comunicativos de clasificación y enmarcamiento (Grazier y Navas 2011). Ambos principios comunicativos permiten definir los códigos que caracterizan los significados que se transmiten en los discursos y también cómo se relacionan con otros discursos. Los códigos son una manera de establecer relaciones, ya que operan a nivel ideológico (Bernstein 1998). Permiten conectar significados entre los niveles macro de los procesos sociales (principalmente referentes al campo económico y sus agencias) y los niveles micro de la prácticas pedagógicas (campo de control simbólico) (Grazier y Navas 2011). La interpretación que se deriva de esta manera de entender a los códigos es que no explican el contenido del discurso, sino su potencial de relacionarse con otros discursos. Estos principios son centrales para la educación formal ya que explican los alcances de qué es lo que se incluye para ser enseñado y también de cómo se enseña dependiendo de diferentes tipos de teorías (Lilliedahl 2015), acotados en gran medida por los valores internos del conocimiento disciplinar en el que se inscriben (Díaz 2014). 6 Con base en lo anterior se plantea que a nivel conceptual el currículo mantiene relaciones de dos tipos: extrínsecas, con los intereses ideológicos de grupos sociales que tienen injerencia en el currículo de manera simbólica, en la estructura y en el control, e intrínsecas, que se refieren a qué es lo que cuenta como conocimiento(s), cómo son integrados en el currículo y cuáles son sus características distintivas (Lilliedahl 2015). Una propuesta para el análisis de la relación entre Educación Ambiental para las Sustentabilidad y educación superior. La utilidad del modelo de Bernstein reside en que nos permite pensar en cómo en el currículo se establecen las relaciones entre los discursos sobre AyS, el campo de especialidad de la carrera y el campo económico. A partir de ello sería posible determinar si existe una coherencia o compatibilidad entre la orientación de dichos discursos y los significados que transmiten. Esto abre la posibilidad de reducir inconsistencias y contradicciones conceptuales, por ejemplo en los planes de estudio y programas de materias, pero también tiene el potencial de establecer cambios a nivel ideológico, identificando las agencias que han logrado insertar su discurso en el discurso pedagógico y cuáles tienen poca representación. Adaptando el planteamiento de Lilliedahl (2015), la teoría de Bernstein nos proporciona un lenguaje para describir, hacia el interior de los currículos, como se construyen las relaciones entre los discursos sobre AyS y los discursos especializados del campo de conocimiento y, hacia el exterior, describir las relaciones que los discursos sobre AyS mantienen con los discursos que circulan en los campos sociales y sus agencias (sector económico, gobierno, organismos internacionales, etc.). Al trabajar estas descripciones a partir del concepto de código, es posible encontrar de manera consistente las relaciones entre significados con orientaciones compatibles y aquellos que no lo son. De esta manera, la función del código permite establecer si los significados se mantienen o no al ser introducidos al campo educativo. En el caso de los discursos sobre AyS permiten identificar cuáles pueden ser compatibles con campos de conocimiento específicos y bajo qué condiciones podrían integrarse nuevos discursos con orientaciones diferentes. 7 Es necesario considerar que, independientemente de que un currículo tenga un énfasis en AyS, en la educación superior los estudiantes adquieren discursos sobre AyS principalmente vinculados a un discurso técnico-científico especializado y a partir del cual se producen las principales herramientas de su campo profesional. La orientación de los significados que transmiten estos discursos especializados tendría una influencia importante en los alcances de los discursos sobre AyS. Es decir, en su viabilidad para integrarse a las prácticas del profesionista. De no integrarse su significado, se convierten en un objeto que se conoce, pero sin posibilidades de realizarse. Esos significados y su orientación pueden ser reconocidos en los códigos que transmiten los diferentes discursos que circulan en la institución educativa y en particular en el currículo profesional, en donde es posible identificar los principios de clasificación y enmarcamiento. Con base en este planteamiento, tenemos por ejemplo un currículo de una carrera del área de ciencias, que transmite un principio ideológico basado en principios fuertes de clasificación del conocimiento, es decir, marcado por la capacidad o preferencia por realizar contenidos con límites claros entre categorías (Bernstein 1998), mucho más independientes del contexto y con mayor integración teórica (Díaz 2014). En este se incluyen contenidos basados en perspectivas de producción del conocimiento sobre AyS los cuales, por la diversidad de elementos que ponen en juego y por su necesaria contextualización, tienden hacia una clasificación y enmarcamiento débil. Como resultado podemos esperar una cierta contraposición en las orientaciones de los significados transmitidos y, en consecuencia, poca integración de los contenidos de AyS en la jerarquía estructural de conocimientos de esta carrera. Debido a que la relación principal de la carrera con el campo económico proviene de los discursos especializados, para que el resto de los discursos recontextualizados puedan mantener su relevancia, requerirían compartir la orientación de los discursos especializados establecidos en el currículo. Al no identificarse con la orientación del discurso de AyS, los estudiantes no son capaces de conectarse con este a nivel 8 ideológico. Esto abre la posibilidad para que tanto profesores como estudiantes reconozcan su rol como agentes de discursos especializados, y como estos pueden influir en su asimilación del ambiente y la sustentabilidad en su quehacer profesional. Las implicaciones de este análisis para la EA es que sería necesario reforzar los procesos de reflexión sobre cómo los discursos sobre AyS transmiten significados con orientaciones distintas a las que dominan los discursos especializados de los planes de estudio. En consecuencia, los discursos sobre AyS podrían estar siendo valorados principalmente en función de su utilidad para complementar los conocimientos técnicos que ya han probado tener valor en el campo económico. Pero su valor también podría derivarse de su compatibilidad con discursos producidos por las mismas agencias que dominan ese campo, reforzándose cada vez más la reproducción de la base ideológica en la que está basada su organización. Referencias Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior ANUIES (2002) Acciones ambientales de las instituciones de educación superior en México en la perspectiva del desarrollo sustentable: Antecedentes y situación actual, CECADESU/SEMARNAT-ANUIES. 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