ALDEA TAÍNA Evocando ancestros Por JOSÉ DOS SANTOS L. Fotos: DAVID D.S. E L turismo de naturaleza se combina con el conocimiento de la cultura precolombina antillana en un paraje singular de la geografía matancera. Ideada por la gran escultora cubana Rita Longa, la Aldea Taína enclavada en la sureña Ciénaga de Zapata, muestra hábitos y destrezas de los habitantes de Cuba a la llegada de los conquistadores españoles, hace más de 500 años. El asentamiento aborigen forma parte de Villa Guamá, cuya edificación se debe a un programa diseñado por Fidel para el desarrollo turístico de la región, luego del ataque mercenario por Playa Girón, en 1961. Está enclavado en uno de los extremos de la Laguna del Tesoro, paraje rico en flora y fauna, al cual se accede por uno de los canales fluviales construidos con ese fin o por puentes de madera, de pilares de júcaro procedentes de la propia Ciénaga. Rodeada de una naturaleza peculiar, de bosques vírgenes, pantanos y ciénagas, manglares y playas, en el mayor humedal del Caribe, Reserva de la Biosfera desde el año 2000, se levanta un virtual homenaje a los primeros pobladores de origen arahuaco, que habitaron las Bahamas, las Antillas Mayores y el norte de las Menores. Procedían de la desembocadura del río Orinoco y se habían impuesto a otros aborígenes como guanajatabeyes y los ciguayos. En 1492, los mayores asentamientos podían llegar hasta 3 000 personas. La vestimenta de los taínos era ajustada al medio tropical donde crecían. Los invasores españoles hallaron a los hombres cubiertos con un simple taparrabos y a las mujeres casadas con un delantal de paja, algodón u hojas llamado naguas. Las solteras andaban desnudas. Confeccionaban cestas, cacharros de cerámica, tallaban la madera, hilaban redes y manufacturaban el oro. Su principal actividad económica era la agricultura: construían sembrados que llamaban conucos y cultivaban mandioca o yuca, maíz, cacahuete, pimienta, piña, batata, algodón y tabaco. Cazaban pequeños roedores como las jutías, iguanas, algunas variedades de pájaros como la higuaca, y serpientes, pescaban con anzuelos, redes y veneno, e incluso a mano. Las reproducciones en la Aldea Taína cubana evocan esa vida hoy añorada por los que viven angustiados por las urgencias de la modernidad. 16 Entrada al actual centro turístico Guamá Rita Longa Aróstegui L AS 25 estatuas de la Aldea Taína fueron modeladas en piedra fundida (polvo de mármol, arena y cemento) por quien muchos consideran la figura cimera de la escultura cubana en el siglo XX. Las réplicas del entorno, desde la casa del cacique a los instrumentos de caza y pesca, se deben a las laboriosas manos de esa habanera nacida el 14 de junio de 1912 y que en sus casi 88 años de vida dejó una inmensa obra. A este Premio Nacional de Artes Plásticas en 1995 se deben figuras muy familiares a los cubanos desde hace muchos años como el conjunto de venados a la entrada del Parque Zoológico de la calle 26, la Ballerina de Tropicana, la imagen de la Virgen del Camino y la escultura que identifica el hotel Riviera, todas en la capital del país. Luego del triunfo revolucionario su quehacer fue incansable. La Aldea Taína, la primera más notable, la realizó de 1961 a 1964. También se pueden mencionar, entre otras, el Monumento a la solidaridad, en Bauta; el Memorial a Marcelo Salado, en la Escuela de Natación, en La Habana; El Bosque de los Héroes, en la Avenida de las Américas de Santiago de Cuba; el Monumento a José Martí erigido en el Centro Internacional de Pioneros, en Tarará, y El gallo de Morón. 11 de noviembre de 2016 Entre los primeros en recibir al visitante de la Aldea está Elay, joven encargado de acarrear agua. Makay parece a punto de pescar un manjuarí, hoy casi extinguido. Guacoa, en primer plano, enciende el fuego. Colay siembra yuca, parte de nuestro menú también por estos días. Año 108/No. 23 Yaima, niña que juega, es un nombre muy común hoy en Cuba. Abey muestra la destreza taína en cazar cocodrilos, abundantes en la zona. 17
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