En su memoria Glenda Libier Madrigal Trujillo Página 8 No se muere de haber nacido, ni de haber vivido, ni de vejez. Se muere de algo. Simone de Beauvoir L a muerte es lo único seguro que tenemos al nacer los seres humanos, y tenemos que vivir con eso, entendiéndolo y aceptándolo. Lo que sin duda nos causa más inquietud es no saber cómo es que terminará nuestra existencia. Dirección General: ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA Coordinación: GLENDA LIBIER MADRIGAL TRUJILLO Las opiniones expresadas aquí son exclusivas de sus autoras y no representan necesariamente la opinión de esta casa editora. Las fotos que aquí se publican son de apoyo para ilustrar los textos. Las seguimos invitando para que nos acompañen los miércoles y nos hagan llegar sus comentarios al correo: [email protected] Actualmente, a nivel global las mujeres enfrentamos un grave problema de violencia, que todos los días se refleja en estadísticas nacionales y locales, y que, por su incidencia, nos está pidiendo a gritos que volteemos a verlo, que lo visualicemos. Por supuesto, hablo del feminicidio. Pero, como sociedad civil, ¿lo estamos percibiendo? ¿Nos importa? ¿Nos impacta? ¿Nos afecta? ¿O le pondremos atención hasta que nos pase? En este Día de Muertos (y de muertas también) quiero hablar de Susana Chávez, una mujer que nació en Ciudad Juárez, Chihuahua, el 5 de noviembre de 1974. Ella se convirtió en poeta en su tierra, donde fue precursora de las lecturas poéticas. Transmitía sus creaciones literarias en radiodifusoras y periódicos locales; daba lecturas para invidentes, para prostitutas, y también y sobre todo, para recordar a las mujeres desaparecidas y asesinadas en esa ciudad fronteriza. Participó como directora en cortometrajes y como modelo para la portada de la película 16 en la lista, que aborda la desaparición y crímenes de mujeres en Juárez. El 6 de enero de 2011, Susana Chávez dejó este mundo, víctima de feminicidio, ese gran mal social al que ella se enfrentó y combatió a través de su activismo cultural y social. “Susana murió el jueves, abatida por tres adolescentes que conoció dos horas antes y quienes la invitaron a beber dentro de un domicilio cercano. Luego de bailar y reír, de platicar y discutir, la escritora sucumbe, dentro de un cuarto de baño, asfixiada por sus irascibles anfitriones”, resume una nota del portal electrónico Animal Político. “De 36 años, apenas cumplidos el 5 de noviembre pasado, y tras más de una década involucrada en la lucha contra los feminicidios en su natal Ciudad Juárez, el cadáver de la poeta es hallado de madrugada, unos minutos después de que sus atacantes la arrojaron a la esquina de Cristóbal Colón y Ramón Corona (…) Susana estaba bocabajo. Le falta una mano, los jóvenes se la han serruchado”, agrega el reporte periodístico. “Tras abandonar el cadáver, los adolescentes asesinos partieron, cada cual de vuela a casa. Horas después, fueron capturados”, concluye la nota. Susana se convirtió en el primer caso de feminicidio de Ciudad Juárez del año 2011, donde no para la violencia extrema contra las mujeres, pese a la intervención reciente y definitiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para que el gobierno mexicano atienda, resuelva y frene los crímenes de mujeres, a partir de la resolución a la sentencia Campo Algodonero. En su obra poética, Susana solía abordar esa violencia feminicida que habitaba a su alrededor. Ocaso, que a continuación se cita, lo escribió en mayo de 2004. He perdido la cuenta de tus huesos/ introdu- ciendo mi palabra al tiempo/ entonces me fui a alguna parte/ con el apetito dormido. Fuiste tú el sitio del crimen,/ quién me volvió clandestina melodía,/ a quien contemplo mezclada de imágenes/ sentada en una butaca del cine/ para ver mi sombra./ Nos enredamos en el vacío/ y de la nada surge tu boca/ a desprenderme a Dios del aliento/ en un espejismo que me brota/ por un rumor indefinido./ Surges despuntando tu lengua/ liberando a Sofía de tu interior./ Aquí estás, embalsamada,/ casi real entre los árboles./ Pareces un chacal,/ un alebrije que me conquista/ más allá de lo intocable./ Te veo desatada en una ventana/ alrededor de mi otra parte/ dándole a mis ojos el cierre final./ A veces, también te veo/ atrapada en un secreto/ que duele entre mi carne./ Así voy avanzando paso a paso/ tomando de una mano tu ruptura/ y acariciando con la otra/ los cabellos de alguien/ por quien toco la magnánima vehemencia./ Así voy en mí misma/ perdiendo la cuenta de tus huesos. Por Susana y por todas nuestras mujeres asesinadas y desaparecidas, involucrémonos en la lucha contra la violencia de género, para que no nos falte ni una más. Año 22 2 • Miércoles 2 de noviembre de 2016 • Número 1167 Plan b ¿Prostituidores o empresarios? Lydia Cacho 3 SENDEROS VIOLETA Matilde Montoya, la primera médica mexicana Rossy Villarruel Figueroa 4 QUINTO PODER El feminicidio-suicidio, el desprecio por la vida Argentina Casanova 5 ¿Hasta cuándo las mujeres dejaremos de vivir con miedo? Sara Elizabeth Cernas Verduzco 6 MONEDERO Forjando la igualdad Carmen R. Ponce Meléndez 7 Mujeres de primer mundo 8 En su memoria Lourdes Carrillo de Calvario Glenda Libier Madrigal Trujillo Fotografías de Daniela Martínez Badillo, realizadas en el Panteón Municipal de Colima. Plan b* Mujeres de primer mundo ¿Prostituidores o empresarios? Lourdes Carrillo de Calvario* P E ntre las mujeres del primer mundo y las tercermundistas hay una enorme diferencia y una herencia cultural que sigue subyugando a éstas últimas. Mientras la canciller alemana, Ángela Merkel, encabeza a la poderosa Unión Europea, Hillary Clinton, hija de un ex militar de la Marina, se prepara para ser la primera Presidenta de los Estados Unidos. rostitución o “trabajo sexual”, forma de explotación o independencia laboral. La discusión sobre la posible legalización del comercio sexual que se da en este momento en la Constituyente de la Ciudad de México ha despertado, nuevamente, discusiones infructuosas y debates indispensables, a la vez que insultos, descalificaciones y una poderosa marea de cabildeo al interior del gobierno de Miguel Ángel Mancera, a fin de que se considere la legalización del comercio sexual de seres humanos como un trabajo regulado. Hillary es considerada paradigma de la mujer moderna que triunfa por méritos propios, aunque desde que era la primera dama estadunidense (esposa de Bill Clinton) consiguió ser fuente de inspiración también para las mujeres de ideas conservadoras, enfrentó escándalos y superó obstáculos que moldearon su temple, adquiriendo experiencia política y del acontecer mundial. Patricia Mercado, secretaria de Gobierno de la capital mexicana, defendió recientemente la legalización de la prostitución para reconocerla constitucionalmente como “trabajo sexual”. Esto significa que las personas en el comercio sexual deben estar registradas y bajo supervisión gubernamental, pagar impuestos, recibir seguridad social, etcétera. Este debate atrajo ya la atención de legisladores de otros estados de la República que esperan resultados para plantear en sus propios congresos la legalización. Debo decir que durante 5 años viajé por el mundo entrevistando a cientos de mujeres, niñas, jóvenes, heterosexuales, gays, queer, transexuales, involucradas en el comercio sexual, en la trata de personas, bajo las garras de la delincuencia organizada, regenteadas, administradas por novios, padres, hermanos y o empresariado de bares, agencias de “edecanes” y burdeles especializados en proveer de sexo de pago a las élites. El resultado de esa larga investigación es mi libro Esclavas del Poder. Gracias a esas cientos de entrevistas de largo aliento logré comprender las diversas formas en que personas de todo el mundo normalizan y naturalizan casi todas las violencias, incluidas la estructural que causa la feminización de la pobreza; ellas asimilan la discriminación como un hecho irremediable. Algunas famosas actrices porno, que me dieron entrevistas e incluso escribieron sus biografías, me contaron historias desgarradoras sobre cómo construyeron su narrativa erótica, plagada de discriminación, abusos, explotación, enfermedades. En 2016, el Parlamento europeo determinó que la prostitución, como forma de consumo sexual de mujeres por un precio, constituye una práctica de desigualdad. Richard Poulin profesor emérito del departamento de sociología y antropología de la Universidad de Ottawa, autor del libro Sexo, capitalismo y crítica del valor, estudió científicamente a los países que han legalizado o regulado el comercio sexual. Además investigó a los hombres, que son 95 por ciento de consumidores de sexo comercial del mundo. Algunos resultados de sus investigaciones son útiles para el debate: “La prostitución no es un acto individual, no es una elección ni una relación de compra-venta en igualdad. Los hombres compran sexo para sentirse superiores y esto no afecta sólo a las prostituidas, sino a todas las mujeres”, (yo añadiría que lo mismo sucede en el sexo comercial con transexuales, la virulencia de los ataques y el creciente asesinato por parte de clientes no es casualidad). Poulin asegura que la sociedad responsabiliza a las mujeres por estar en el mercado sexual; los hombres, en cambio, son denominados clientes o empresarios cuando en realidad son prostituidores. Sus investigaciones han probado que la legalización del comercio sexual incrementa la desigualdad y favorece tres veces más a los dueños de los burdeles en que se puede ejercer legalmente, muchos de ellos pertenecientes a la delincuencia organizada. El experto propone que se analice la industria del sexo como un todo: la trata, el turismo sexual y la industria pornográfica como un corpus cultural y comercial que banaliza las relaciones mercantiles de los cuerpos de las mujeres y profundiza la normalización de la discriminación. La trampa, según él, consiste en argumentar que se defenderán los Derechos Humanos de las “trabajadoras sexuales”, pero si los derechos de las otras mujeres están en constante y creciente riesgo, la dinámica no cambiará por decreto legal. Habrá que imaginar a la Ciudad de México con sus ventanas iluminadas que exhiban mujeres en venta, a los turistas sexuales fascinados con sus paseos. La ideología neoliberal imperante, según el profesor, es que cada cual es responsable de su suerte, el fracaso económico es un problema individual, se exime al Estado y al sistema de toda responsabilidad en el reforzamiento de las desigualdades y violencias. Lo que se ha demostrado es que con la legalización hay una expansión del comercio sexual y se multiplica el número de prostituidores extranjeros que verán a las mexicanas como mujeres fáciles de comprar gracias a un decreto constitucional. *Plan b es una columna cuyo nombre se inspira en la creencia de que siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá/Cimacnoticias Este 8 de noviembre será crucial para su triunfo. Los analistas recomiendan: “Hay que tomar con pinzas los discursos de dientes afuera que dicen solidarizarse con la creciente situación límite de millones de mujeres en el mundo. Este mundo que a partir de noviembre será dirigido por el feminismo masculino de Hillary Clinton, o la misoginia homofóbica de Donald Trump”. Numerosas mujeres son gobernantes en Europa. Muy simbólico es que una mujer sea la Alcaldesa de Roma, antigua capital del mundo occidental. También, en el Fondo Monetario Internacional, la señora Christine Lagarde es quien dicta los ordenamientos para la economía mundial. El mejor mundo para las mujeres lo están viviendo las mujeres de países nórdicos, en donde ya casi alcanzan la igualdad con los hombres, aunque aún hay rezago en ingreso laboral y obligaciones familiares igualitarias. En Latinoamérica, las naciones hermanas y de mayores recursos en el cono sur, Argentina y Brasil, con las presidentas Cristina Fernández y Dilma Rousseff, respectivamente, brindaron una opción democrática y de gobierno con acento en el bienestar social, pero fueron sometidas por fuerzas neoliberales para arrebatarles los gobiernos que costaron décadas de esfuerzo y sacrificio popular bajo dictaduras, y ahora vuelve a encumbrarse la ultraderecha criolla, aliada a los intereses extranjeros, que son apuntalados por la manipulación mediática de los periodistas de La Nación y Clarin. Renacerá la inequidad y la subyugación del pueblo, las mujeres perderán muchos logros por los que lucharon décadas. Como señal de lo que viene en Argentina, un “periodista” (Lanata) en el programa televisivo Periodismo para todos, referente a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, expresó: “Ojalá la historia la juzgue como la mierda que fue”, en clara violencia verbal y violencia de género, que son la antesala del feminicidio que incuba engendros, como el que ese día en Mendoza, Argentina, mató a cuchilladas a la ex mujer, tía y abuela, y una niña de nueve meses fue herida de gravedad. El niño de 11 años se salvó porque se escondió en el baúl de un auto y desde un teléfono celular alcanzó a denunciar: “Papá mató a mamá”. Hace unos días, en Rosario, Argentina, se reunieron 70 mil mujeres en el 31 Encuentro Nacional de Mujeres (Enam) bajo la consigna “Ni una más” y el gobierno de Mauricio Macri, impuesto por EU, las reprimió con armas de fuego (José Steinsleger, La Jornada 26-10-16). En la pasada colaboración apunté el asesinato de Lucía, la adolescente que fue violada, torturada y asesinada en Mar del Plata, Argentina. El miércoles pasado, aún bajo la lluvia se movilizaron 400 mil mujeres vestidas de negro y en el colmo de la manipulación mediática y el cinismo, la “primera dama” esposa de Macri, Julia Awada, quien es dueña de una red de talleres textiles donde trabajan en semiesclavitud mujeres y niñas inmigrantes, también envió tuits “a favor de la demostración”. Todo nos devuelve al inicio. Así, estudios sobre los 65 siglos de “civilización” declaran que se erigió sobre los cuerpos de millones de esclavos, y por debajo los de millones de mujeres. Seguimos igual. La designación peñista de Raúl Cervantes Andrade en la PGR nos ubica a las mujeres mexicanas en la total indefensión. Cervantes fue denunciado por su ex esposa por violencia intrafamiliar (casi la ahorca) y quedó impune, padece alcoholismo y más. Fruto del amiguismo su designación se aprobó en sólo 24 horas por sólo 82 senadores, a su toma de protesta acudieron 42. Expone su futurismo político para ser nominado Primer Fiscal de la Nación (chamba por nueve años con mega sueldo) “La iglesia en manos de Lutero”. ¿Esto nos ofrece Enrique Peña Nieto contra la violencia de género y la impunidad? *Ex presidenta de la ACPE Página 7 Página 2 Lydia Cacho QUINTO PODER ¿Hasta cuándo las mujeres dejaremos de vivir con miedo? El feminicidio-suicidio, el desprecio por la vida Sara Elizabeth Cernas Verduzco* A U la memoria de las compañeras asesinadas, acosadas, violentadas de diferentes maneras; a nuestras muertas, desaparecidas, a las sin nombre que se encuentran hechas pedazos o cenizas; a las que extrañamos, esperamos y seguimos buscando; a las familias que en pausa esperan el regreso de una miembro de su familia; a cada uno y una de ustedes, que han sufrido violencia o los crímenes de género. n factor de riesgo que es posible detectar constantemente cuando las mujeres acuden a los centros para denunciar la violencia es que el esposo-pareja manifiesta deseos suicidas, y esto se convierte en un elemento indicativo del nivel de violencia que puede llegar a ejercer contra ella y los hijos, dado el poco valor que reconoce a la vida. Poca atención se pone a este factor de riesgo, y eso lo vemos en las persistentes noticias de feminicidio-suicidios. Hoy, 2 noviembre, bajo la consigna NI UNA MENOS, la sociedad colimense volverá a salir para manifestar su dolor y repudio frente al incremento de casos de feminicidios y transfeminicidios en todo el país. Sin embargo, estos casos que aparecen en las páginas de los diarios, abordadas con coberturas que suelen naturalizar el poder que tiene el hombre de decidir en la vida de otra persona, no sólo invisibilizan el hecho al publicar que “muere una mujer y su esposo”, cuando se trata de un feminicidio-suicidio, sino que contribuyen con este enfoque a normalizar que él pueda disponer de la vida de ella. En las instituciones que reciben las quejas o denuncias no se toma en cuenta este criterio para mirar las acciones preventivas que podrían evitar el asesinato de mujeres a manos de sus compañeros que han decidido poner fin a su vida, pero antes acabar con la de quien consideran “su propiedad”. El acto mismo del feminicidio-suicidio tiene implicaciones de soberbia egocéntrica, en la que un sujeto que decide poner fin a su vida, cree tener derecho a terminar también con la vida de quien le rodea, de su familia, a la que en gran medida considera su propiedad, la extensión de su cuerpo y de su vida. Como un común denominador latente en todo el país, así como en países en los que prevalece la misoginia y el machismo, los casos de feminicidio-suicidio ocupan un día o dos, un encabezado de los medios, sin embargo, no ocupan la atención de sociólogos, antropólogos o de otras áreas, y son pocos los espacios que se conceden a estos hechos más allá de la nota roja. No se advierte como un problema que enmascara la violencia del poder, porque al final quien decide acabar con la vida de otra persona -antes de acabar con la propia-, siente que puede y tiene derecho a hacerlo, porque no le importa, no escucha, ni le interesan los deseos de vivir de la otra persona. Hay también un deseo de llevar a este nuevo De una generación a otra se han transmitido tradiciones, costumbres y roles machistas sumamente normalizados. Desde siempre, las mujeres hemos sido relegadas y omitidas de ciertas tareas asignadas solamente a los hombres, debido a que las mujeres también tenemos tareas propias de nosotras, pero que sencillamente nos oprimen, nos discriminan y nos violentan. espacio de muerte a quien considera como una extensión de su propio cuerpo. Ahí radica la creencia que desde la antigüedad se traducía en incinerar a los muertos junto a una esposa, o sus bienes. Creencia que tiene su origen en un mito de la vida más allá de la muerte y la necesidad de llevar consigo los bienes o propiedades que son suyos, pero también que “le harán falta”. En septiembre se cometió un feminicidio-suicidio en el municipio de Carmen, Campeche. Hace un par de fines de semana lo cometió un sujeto en el norte del país, en Sonora. ¿Qué tienen en común dos hombres en contextos sociales diferentes, en geografías distantes, en modos de vida distintos? El patriarcado. Eso es lo que ambos tienen en común. El sistema social en el que viven, independientemente de sus niveles de ingreso, cultural o profesional. Uno era un hombre rural y el otro un docente de inglés, ambos crecieron en un sistema de permisibilidad que les ha hecho creer que pueden tomar la vida de quien consideran “su mujer, su pareja”, y extender este control y posesión “más allá de la vida”. Como cada una de las aristas en torno al feminicidio, ésta constituye por sí misma un tema de estudio, análisis y reflexión para saber lo que hay detrás, para mirar qué mueve a una persona no sólo a privarse de la vida porque ya no puede sobrellevar su realidad, sino a sentir el poder y tener el control para decidir también acabar con la vida de otra persona. El sistema social en el que vivimos nos ha hecho creer y sentir que la muerte de un hombre es una tragedia, un hecho lamentable, pero las mujeres mueren. Mueren todos los días y a todas horas, mueren porque quienes se creen “sus dueños” han decidido que la necesitan ahí, acompañándolo en la muerte, igual que ayer, cuando no había posibilidad de la viudez sino morir quemadas o sepultadas vivas junto al esposo. A fin de cuentas la única diferencia entre ese ayer y el hoy, es que antes “otros las mataban” para ellos, hoy son ellos mismos –dado el control que tienen sobre su contexto- quienes pueden decidir acabar con la vida de ellas. *Integrante de la Red Nacional de Periodistas y del Observatorio de Feminicidio en Campeche/ Cimacnoticias Miedo cuando bebemos, miedo cuando usamos falda o short, cuando salimos tarde, cuando caminamos por una calle oscura, cuando nos quedamos en casa de amigos, cuando aceptamos bailar. Nosotras siempre con miedo a que nos violen y nos asesinen... ¿Hasta cuándo las mujeres dejaremos de vivir con miedo? No sabemos hasta cuándo. Lo que sí sabemos es que ya no podemos seguir viviendo con este miedo que nos carcome día con día y cruzadas de brazos viendo como asesinan a una mujer más. Nos merecemos una ciudad segura y que se escuchen nuestros reclamos ante la insensibilidad de este gobierno. Duelen los asesinatos de siete mujeres cada 24 horas, a manos de sus parejas, esposos, familiares, amigos o desconocidos. Duele que México sea primer lugar en asesinatos a transexuales y segundo lugar mundial en crímenes por homofobia. Nos duelen las mujeres encontradas recientemente en Colima atadas de pies y manos, envueltas en sábanas o con un tiro en la cabeza, quienes han perdido su nombre e identidad y continúan en calidad de desconocidas. Salimos de nuestras casas también este 2 de noviembre para exigir que no nos sigan violentando ni asesinando. El punto de reunión será la entrada a la Feria de Todos los Santos, a las 6 de la tarde; además realizaremos un performance y un altar de asesinadas, en memoria de las que ya no están con nosotras nosotros. Marchemos sin miedo por las que nos faltan, pero también por las que aún quedamos; por las que han sido abusadas física y sexualmente; por las que han sufrido acoso callejero y acoso laboral; por las estigmatizadas; por las no encontradas, las desaparecidas y las violentadas. Saldremos de las fosas, los canales, los ríos, los tiraderos, las brechas, las maletas... Nos quitaremos las bolsas negras de basura en las que fuimos emplasticadas después de que nos mataron, y tomaremos la vida que nos quitaron. Aunque sabemos que una marcha no resuelve el problema, es un mecanismo de visibilización y sensibilización. Por tal motivo, es de vital importancia salir por quienes ya no pudieron estar con nosotras. Convocamos a todas las mujeres a que se sumen a esta concentración en las instalaciones de la Feria; a todas las familias que han quedado destrozadas por estos crueles delitos; a la sociedad colimense para que salga a manifestar su rechazo ante el incremento de los casos de feminicidios en la entidad, y transfeminicidios en todo el país y, para exigir que no nos sigan asesinando. Este 2 de noviembre no sólo será el Día de Todos los Santos; será el día de las muertas, de las asesinadas, de las que siguen siendo esperadas o buscadas; de nuestras muertas que se unen a la lucha y a las que llevamos en nuestros pasos diarios. Para que ninguna agresión se quede sin respuesta: Nosotras por nosotras. *Impulsora del Colectivo Calle sin Acoso Colima e integrante de Mujeres en Alerta. Politóloga Página 5 Página 4 Argentina Casanova* MONEDERO SENDEROS VIOLETA Forjando la igualdad Matilde Montoya, la primera médica mexicana Rossy Villarruel Figueroa* “ E l pasado 20 de octubre se festejó el Día del Médico y la Médica, por lo que vale la pena recordar a la primera mujer en ostentar ese grado académico, no sin bastantes obstáculos sociales y culturales. Nació el 14 de marzo de 1857 en la Ciudad de México, época en la cual era impensable que una mujer siquiera accediera a saber leer y escribir, pues toda la instrucción que recibía era para dedicarse a labores propias de su género, es decir, a criar y cuidar hijos, casa y marido. Sin embargo, Matilde rompió las reglas y, apoyada por su madre, principalmente, siguió adelante en sus propósitos. El cuidado es un bien público esencial para el funcionamiento de las sociedades, un derecho fundamental y una necesidad en diversos momentos del ciclo de vida. En América Latina, la forma en que es provisto origina desigualdades profundas. Estas se expresan en una organización social que asigna a las mujeres el trabajo de cuidado remunerado y no remunerado, con frecuencia, a expensas de su bienestar, oportunidades laborales y protección social, bajo la ausencia de respuestas públicas suficientes y adecuadas para quienes requieren de cuidado y sus cuidadoras, y una oferta de mercado sumamente segmentada”. Es uno de los planteamientos del documento: “Políticas de cuidado en América Latina. Forjando la igualdad”, de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal). Este tema es particularmente importante en México –uno de los países más desiguales de América Latina- las mujeres dedican 28.8 horas semanales al trabajo no remunerado de cuidado, en tanto que los hombres únicamente 12.4 horas. Una brecha de género que tiene graves consecuencias económicas, civiles y políticas para las mujeres. Esta desigualdad está muy marcada por la maternidad, ya que en el cuidado a personas de 0 a 5 años se aprecia la brecha de género más alta, las más afectadas son las mujeres pobres, las indígenas y las afrodescendientes. No existe ningún reglamento, decreto o ley que establezca que esta actividad debe recaer exclusivamente en las mujeres, sin embargo, la cultura patriarcal así lo establece. Es el llamado “suelo pegajoso” o carga de género. Romper con esto es parte de la luchas de las mujeres por la igualdad, pero requiere el compromiso del Estado, mediante políticas públicas. Cerrar las brechas de género en aras del desarrollo. Forjando la igualdad, mediante la construcción de políticas públicas para la igualdad. ¿QUÉ IMPLICACIONES TIENE? Es una limitante muy importante en el desarrollo económico, político y profesional de la sociedad y de las mujeres, una de las causas de la pobreza femenina, porque no les permite acceder a un ingreso, limita su autonomía económica. Según datos de la Cepal, en México para 2010 la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral (trabajo remunerado) fue de 44.2. En contraste, en Perú alcanza 60.7 puntos porcentuales, incluso en Guatemala es más alta (45.1). La tasa de participación masculina es prácticamente del doble, 75.9 por ciento. Datos de Enoe-Inegi (2015). Con el nivel de ingresos sucede lo mismo, el porcentaje de mujeres que ganan más de cinco salarios mínimos apenas es de 4.9 (el equivalente a más de 11 mil pesos mensuales), datos de Enoe-Inegi, tercer trimestre 2015. Por eso la proporción de mujeres con un ingreso inferior a la línea de bienestar es superior a la masculina (31.5 –versus- 29.1 en los hombres). Datos de Coneval, 2012. Para forjar la igualdad, la Cepal plantea tres aspectos centrales para el debate regional sobre estas políticas. “En primer lugar, las políticas de cuidado deben articularse a los sistemas de protección social en expansión en los países. En segundo lugar, estas políticas públicas deben responder a un enfoque de igualdad de género con un diseño que articule una oferta para personas que requieren cuidados y los proveen y que promueva cambios en la división sexual del trabajo vigente y mayor corresponsabilidad. En tercer lugar, debido a su naturaleza multidimensional, es necesario avanzar en respuestas integradas y no fragmentadas y sectoriales frente a los derechos que se busca garantizar. Para ello los Mecanismos para el Adelanto de la Mujer deben participar activamente en su institucionalidad. El estudio indica que América Latina y México enfrentan una oportunidad histórica para abordar integralmente las desigualdades que conlleva la actual organización social del cuidado, transversalizando un enfoque de igualdad de género y de derechos desde la génesis de las políticas de cuidado. Aprovechar esta oportunidad permitirá impulsar el avance hacia la igualdad en la región de manera sostenible, inclusiva y universal, fomentando sociedades democráticas y orientadas a consolidar garantías universales para el ejercicio de la ciudadanía y el goce del bienestar”. *Economista especializada en temas de género/ Cimacnoticias Twitter: @ramonaponce Fue criada como hija única, ya que su hermana mayor falleció a muy temprana edad; en ese tiempo las madres sólo se dedicaban al hogar. Su madre, que sabía leer y escribir, desde chiquita le enseñó el arte de las letras, situación favorable para ella, pues le encantaba leer libros y todo el tiempo libre le dedicaba a eso, con la extrañeza de su padre, quien no entendía el por qué una mujer debía saber tanto y casi de todo. Cuando la inscribieron en la escuela primaria superior no la recibieron porque sólo contaba con 11 años de edad; entonces decidieron pagarle clases particulares para hacer el examen oficial de maestra de primaria, lo cual logró exitosamente a los 13 años, pero la traba seguía existiendo porque era muy joven para trabajar. Fue entonces que su padre decidió ya no apoyar las aspiraciones de su hija, ya que su conservadurismo era más fuerte que el deseo de su única hija de seguir una carrera académica exclusiva de varones. Su padre falleció poco tiempo después, y madre e hija se trasladaron a vivir a la ciudad de Puebla, donde se establecieron, y Matilde entró a trabajar como auxiliar de cirugía con unos médicos que confiaron en ella, por lo que se asevera que fue ahí donde afianzó su deseo de convertirse en médica también. Primeramente se inscribió en la Escuela de Obstetricia y Partería, que dependía de la Escuela Nacional de Medicina, pero como el dinero que había sólo ajustaba para seguir viviendo, no fue posible pagar las cuotas escolares, viéndose en la necesidad de abandonar las clases, pero no el deseo de seguir adelante, por lo que se inscribió en la Casa de Maternidad, donde sólo pudo obtener el título de Partera cuando tan sólo contaba con 16 años de edad. Esa profesión la ejerció hasta los 18 años, cuando ella y su madre tuvieron que regresar a la Ciudad de México. Ya instaladas en la capital del país, decidió volver a solicitar su ingreso a la Escuela Nacional de Medicina, presentó los exámenes correspondientes y fue aceptada, no sin pasar por grandes dolores de cabeza, debido a las críticas constantes que se hacían a su persona, algunas en tonos bastante fuertes, como esta: “Debía ser perversa la mujer que quiere estudiar Medicina, para ver cadáveres de hombres desnudos”. Aun siendo aceptada debido a los excelentes resultados en todos los exámenes presentados, volvió a surgir la gran traba: por un lado, no había cursado algunas materias formalmente y, por otro, el reglamento interno de la escuela señalaba claramente que era para “alumnos” y no “alumnas”. Fue cuando Matilde, en su desesperación redactó una carta al general Porfirio Díaz, presidente de la Republica, explicándole su situación y, éste, a través de las instancias correspondientes le permitió cursar las materias en conflicto. Por otro lado, el mismo Presidente envió un decreto de reforma a la Cámara de Diputados, para modificar el reglamento de la escuela y que ella pudiera acceder a la instrucción que deseaba sin traba alguna, al menos de esa índole, porque para muchas mentes depredadoras, Matilde se tituló por decreto y no por méritos propios. sus pacientes. Fundó, junto con otra colega, la Asociación de Médicas Mexicanas, pero jamás fue invitada a pertenecer a alguna agrupación aparte, pues la mayoría estaban conformadas por hombres y tenían prohibido el ingreso a mujeres, aun siendo profesionalmente iguales. Nunca se casó, pero adoptó cuatro hijos, de los cuales le sobrevivieron dos, hembra y varón. Indudablemente, la doctora Montoya fue un ejemplo para las miles de mujeres que le siguieron en su propósito de conseguir un título de profesiones consideradas exclusivas para hombres, y hoy día la brecha está casi zanjada y el acceso es casi totalmente libre. Matilde ejerció por casi 50 años como médica, y falleció el 26 de enero de 1938, a la edad de 79 años. *Feminista [email protected] Cel. 3121324714 El 24 de agosto de 1887, Matilde Montoya estaba dispuesta a presentar su examen profesional cuando llegó una nota avisando que el mismísimo Presidente de la República salía de Palacio para dirigirse a la Escuela Nacional de Medicina, a presenciar el examen profesional de la señorita Matilde Montoya. Cambiaron el escenario, para que fuera digno del personaje en cuestión y Matilde respondió todas y cada una de las preguntas, sin titubeos y con la seguridad que siempre la caracterizó. Ejerció su carrera de forma privada, atendiendo dos consultorios y cobrando las consultas según las posibilidades de Matilde Montoya Página 3 Página 6 Carmen R. Ponce Meléndez*
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