Decía Marilyn Monroe: «Una mujer inteligente siempre deja ir a quien no se quiere quedar». Y el poeta polaco Andrzej Sapkowski: «Y a nosotros no nos queda más que la venganza. Una venganza terrible y cruel, de la que todavía circularán leyendas dentro de cien años. Leyendas que la gente temerá escuchar cuando caiga la noche». MARILYN + SAPKOWSKI = ESA SOY YO, EN VERSIÓN ESPAÑOLA Me llamo y desde hace meses (sí, cinco) contemplo pocos objetivos en mi vida más allá de humillar a mi . Que no digo yo que no me esté obsesionando un poco, posibilidad sobre la que debo reflexionar íntimamente, pero qué puedo hacer si solo soy capaz de Valentina ex encontrar placer en la como si fuera la hija de un miembro numerario de la yakuza. VENGANZA para la sutileza r a iz il t u a o He aprendid ivo, hundirle v , dé cuenta sin que se cia y la pacien propia piel u s n o c r rle paga para hace ecesario si fuera n . e me hizo todo lo qu SU ERROR ¿Pero qué fue lo que me hizo? Decirme en mi propia cocina: «NECESITO UN TIEMPO», mientras una compi yogui de máster le esperaba en el bar de abajo. Cuando aún hacía uso de ese tiempo que yo le había concedido ingenua y candorosamente, me lo encontré por la calle con ella y sus garras pintadas de un morado Lost my bikini in Molokine, de OPI, tonalidad que conozco porque siempre me pareció de putón. Ni reparé en eso, ni en que Salva utilizaba su tiempo de reflexión para reflexionar cuerpo a cuerpo con ella. El caso es que yo, vestida con un traje de ignorancia GRIS OSCURO e instalada MÁS ARRIBA de la parra, salí esa mañana a comprar pomada para el orzuelo que me acababa de salir en el ojo izquierdo y… Habitantes del planeta Tierra: Más de 7.000 millones. ¡Joder, que ya es casualidad que me los tuviera que encontrar a ellos dos! Ante la dificultad para maquillarme por mi infección en el ojo, esa mañana había salido a las bravas a la calle, sin ningún tipo de red de protección, a lo loco e inconscientemente. Nos saludamos y, mientras le daba dos besos, entendí que la compi yogui no había perdido el bikini en Molokine, si no en la cama de Salva, y probablemente mientras yo le hacía la compra o le llevaba los pantalones del curro a la china del barrio para cogerles el dobladillo. Entré en una zona de de la que, lo reconozco, aún no he salido. Mientras le preguntaba por u oc rr í a pre clu guntar, in ra l aquel men e to se m ta n am ab le, mo Gas Natu es e r el reviso am ye n do ,s ilia am el trabajo, su f us de en igo e u s y por todo el q ocurrió una de esas cosas que, también, son casualidad y solo pasan una vez en la vida. * Que la línea del eyeliner te salga igual en los dos ojos. * Que a la cajera del Zara se le pase cobrarte lo más caro que has comprado, pero te quite la alarma. * Que en el asiento de al lado en el tren se siente alguien con el móvil sin sonido. * Que tu madre te diga que tu chico es tu alma gemela. * Que tengan tu talla en una zapatería de muestrario. * Que mi amiga Lúa llegue tarde. * Que te regalen dos entradas para el Sónar y que James Blake cante una estrofa de «Our love comes back» señalándote con el dedo. * Que un pedazo de maromo se fije en ti, sobrio y con la luz cenital del mediodía, en la playa de Tarifa. * Que adelgaces con una ruptura sentimental. * Que cuando te ponen los cuernos con otra te los encuentres por la calle y a la otra le cague una paloma en su pelo perfectamente planchado. Sí, como os lo cuento. Suena imposible, pero os juro que puede pasar. A mí me pasó. De la entrega de Salva a la limpieza del pelo de la compi yogui deduje que allí había, más que tema, un Y empecé mi cruzada. Y aquí estoy con ella para aportaros todo mi expertise, que es una palabra que está muy de moda, pero que odio profundamente. Pongo mi experiencia a vuestro servicio y toda mi sabiduría sobre la mesa porque sí, sé cómo puedes destrozar a tu ex y colocarle en el pozo de donde nunca debió salir. Ya depende de ti si quieres que caiga solo al abismo o prefieres empujarle suavemente.
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