planificacion comunicacion

PLANIFICACION
y
COMUNICACION
MODELO
COMUNITARIO
Por: Dr. Luis Eladio Proaño.
Quito - Ecuador
IX-1980
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Pág.
INTRODUCCION
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CAPITULO 1:
LA COMUNICACION: MARCOFREFERENCIAL CRITICO
Símbolos' y Lenguaje
Expresión no-verbal
Curso evolutivo de la comunicación
MEDIOS DE COMUNICACION COLECTIVA, IMPORTANCIA
Y LIMITACIONES
Definición
Funciones y Tipologías
Elementos
Proceso de la Comunicación
Behaviorismo y Comunicación Persuasiva
Modelos
El Comunicador
El Interlocutor
El Mensaje
El Medio
Crítica
Influjo Funcionalista
Empirismo y Behaviorismo
Enfoques nuevos: Sociología, Antropología, Cibernética
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INTERPRETACION MARXISTA DE LA COMUNICACION
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ESTRUCTURA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION EN AIVIERICA LATINA
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Radio y Televisión: cobertura
I nf raestructu ra
Estructu ra
Programación
Prensa: Caracter ísticas generales
El Derecho a la Información
Conclusiones
Notas
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CAPITULO 11:
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PLANIFICACION: MARCO REFERENCIAL CRITICO
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Planificación: Evolución del Concepto
Papel Tradicional del Planificador
Estructura social y Planificación
Poder poi ítico y Planificación
Origen de la Planificación impositiva-vertical
Neocolonialismo y Planificación
Elementos de la Planificación
Aclaración terminológica
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ELEMENTOS DEL PROCESO DE PLANIFICACION
Métodos cualitativos
Alternativas
Objetivos
Programación y Cronogramación
Tipología de los Planes
Poi íticas y Toma de decisiones
El Método Delphi
Planificación por sistemas
Conclusiones
Notas
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CAPITULO I1I:
MODELO PARTICIPATIVO DE PLANIFICACION y COMUNICACION
MARCO REFERENCIAL CONCEPTUAL
Comunicación
Planificación
Comunidad planificadora
Proceso
Objetivos
Limitaciones
Descripción del Modelo
Entrenamiento Propedéutico
Características de entrenamiento
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INTRODUCCION
El propósito de este trabajo es el de definir un marco teórico-conceptual de la planificación de la
comunicación y el disedo de un modelo, necesariamente tentativo, que recoja y sistematice, en unidad dinámica,
los elementos esenciales que se sitúen en dicho análisis. El modelo de la planificación de la comunicación es el ob­
jetivo; el análisia conceptual deümita su entorno referencial.
Al separar los ingredientes que se amalgaman para configurar los límites de nuestra tarea, dos tér­
minos se destacan por su medular importancia: Comunicación y Planificaci6n.
La centralidad predominante de estos conceptos, nos obligará, como paso previo a la consecuci6n
de nuestro objetivo, a decantar el sentido en que se empleará el término "comunicaci6n" y el término "planifica­
ción". En otras palabras, es imprescindible comenzar por matizar cómo la comunicaci6n puede.afectar la planifi­
cación y eémo, a su vez, la planificación puede afectar la comunicaci6n.
La tecnología de la planificación parece haber alcanzado un considerable nivel de confiabilidad. El
conocimiento científico de la comunicaci6n ha superado, al menos, los estrechos límites del empirismo e intui­
ción de pasadas generaciones. Sin embargo, la claridad relativa de las dos disciplinas disminuye notablemente
cuando se entrelazan y emergen, en unidad funcional, como planificaci6n de la comunicación.
EfllCtivamente, para algunos, planificaci6n de la comunicación significa la racionalizaci6n del uso
de los medios de comunicación colectiva,. principalmente la radio, televisi6n y prensa, para despertar en la pobla­
ci6n actitudes favorables a una determinada política de desarrollo o para conseguír Iaecopereeíón y movilización
popular en la ímplantación de un programa específico a nivel sectorial.
Para otros, en cambio, la planificaci6n de la comunicación supone el crear condiciones sociopolíti­
cas que faciliten la participación de la población en todo el proceso de la planificaci6n.
Los primeros consideran a la comunicaci6n como apoyo de la planificación; los segundos como
parte integrante de ella. El primer concepto círeunseríbe la comunicaci6n a la utilización de los medios de comu­
nicaci6n colectiva para enviar un mensaje elaborado en el aislamiento de los centros de decisión hacia un perce~
tor pasivo; el sequndo, engloba toda la gama de la comunicación humana que se inicia en el diálogo interpersonal
y termina en la difusión de un menSéije colectivo, fruto de un flujo constante y bilateral intercambio de informa­
ci6n.
La tarea se torna todavía más árdua si consideramos las divergencias existentes en torno a otro tér­
mino base del triángulo en cuyo vértice rematan los dos anteriores: El término desarrollo.
Mientras para unos el desarrollo es la totalidad de las acciones emprendidas para orientar a una so­
ciedad hacia la consecuci6n de un conjunto ordenado de condiciones de vida colectivas e individuales, que se esti­
man deseables con respecto a determinados valores que integran a la persona humana, para otros el desarrollo es
un proceso espontáneo o dirigido de crecimiento económico permanente, que genera una mayor producción ~
bienes y servicios; que facilita su máxima distribución; que incentiva el consumo y motiva el ahorro y la inver­
sión a un ritmo constantemente acelerado. Clave para este modelo de desarrollo es la inversión, la tecnología
avanzada, la sofisticación en la estructura y técnica de mercado. Su éxito se mide por el incremento en la produc­
ción, la distribuci6n y el consumo.
Para los países en vías de desarrollo esta segunda definición es cuestionable. En ellos; la marginali­
dad, a veces alcanza y, otras, supera el 50 010 de su población. Pero como una de las notas características del
marginado es su .incapacidad de ahorro y, en consecuencia, su incapacidad de inversión, la definición en cuestión
se aplicaría sólo a los estratos más altos de la población, acentuando aún más la acumulaci6n de la riqueza e impi­
diendo la nivelación del ingreso.
Se acepte o no al mérito de esta crítica, lo cierto es que en torno al desarrollo, cabe ofrecer dífe­
rentes alternativas que redundarán, necesariamente, en diferentes concepciones de planificación y comunicación.
Por últímo;: la planificación, si no ha de perderse en vano alarde teorético, se ve obligada a encar­
narse en un determinado tipo de sociedad, sea para apuntalar su estructura, sea para cambiarla.
Las sociedades latinoamericanas sufren y se debaten bajo una doble polaridad constrictiva: La
. una, hacia afuera, que marca la dependencia externa, signo del neocolonialismo; la otra hacia adentro, que subra­
ya la dominación y explotación económica de la gran mayoría de su población.
La decisión por el cambio o la conservación de esta estructura social delimita el alcance y sentido
de la planificación y obstaculiza o libera el flujo de la comunicación. La decisión por la conservación parece ínolí­
narse más a un modelo de planificación y comunicación directivo, monádico, enclaustrado y vertical; la decisión
por el cambio encaja mejor con un modelo pluridimensional, participativo,diádic0,abierto y horizontal.
En el plano existencial y fenomenológico, múltiples son las contradicciones y conflictos que causa
el desarrollo tecnológico de la comunicación.
Se dice, por ejemplo, que el derecho a la libertad de información puede convertirse en invasión la­
cerante de la vida privada; que el excesivo énfasis en el consumo de objetos suntuarios puede desvirtuar una polí­
tica coherente y realista de desarrollo autogestionado; que la dedicación casi exclusiva a proveer entretenimiento
degenera fácilmente en escapismo improductivo con mengua de una educación permanente; que como los siste­
mas de comunicación colectiva requieren, cada vez más, ingentes capitales para montar su infraestructura y mano
tener su operación se produce un lógico fen6meno de propiedad monopólica que suscita la pasividad y frustración
de los perceptores frente al mensaje interesado de una minoría que posee los recursos para bombardear actitudes
y valores de una mayoría silenciosa; que como las ideas, expresadas en palabras e imágenes vivas, pueden dar la
vuelta al mundo instantáneamente, el derecho de dispensar y recibir información se transforma, en los pueblos desti·
tuídos de instrumentos tecnológicos avanzados y recursos humanos especializados, en s610 libertad para recibirla,
convirtiéndolos en el blanco de un sutil neocolonialismo cultural que erosiona su cohesión nacional.
El riesgo que paraliza la acción conduce al estancamiento o a sucumbir inerme ante las amenazas
del medio. Urge, por lo tanto, el configurar una visión global de la comunicación, examinando sus políticas actua­
les y futuras para traducirlas en planes dirigidos a conseguir una mayor participación de la población en los asun­
tos políticos, económicos y sociales; a acrecentar sus conocimienos teóricos y prácticos; a hacerle consciente de
sus propios valores para cimentar su identidad cultural y nacional.
Como la comunicación es órgano de la integración social, no basta censurar lo que ocurre dentro
de los medios de comunicación colectiva. Los medios no son sino un elemento del proceso total de la comuni­
cación. No están pre-determinados a una sola y única manera de actuar. Todo sistema, por hermético que pa­
rezca, deja intersticios por los que se filtra la libertad para modificar, en mayor o menor grado, las prácticas co­
rrespondientes,
A pesar de haber crecido gigantescamente, la ciencia de la comunicación se halla en grave desam­
paro frente a la claridad y eficiencia metodológica de la planificación. Su forma de conocimieno tiene la pecu­
liaridad de no llevar a consecuencias directa o claramente útiles. Se podría decir que es un conocimiento estric­
to pero no exacto.
Quizá por eso la comunicación y planificación flotan distantes la una de la otra, moviéndose cada
cual según su propia deriva.
Las consideraciones que anteceden nos han obligado a concebir nuestro trabajo como una tarea
de inventario, de crítica y sistematizaci6n que nos obligue a poner, en su contingente pluralidad, una articula­
ción y, bajo su conjunto, un cimiento que sustente la unidad armónica de la comunicación y planificaci6n.
Comenzaremos con un inventario terminológico de la comunicación: Deimición; elementos
esenciales, procesos que los agrupan y modelos que los explican.
En el análisis critico destacaremos aquellos factores que en los primeros intentos de elaboración
teorética de la comunicación, determinaron que se la examinara casi exclusivamente como instrumento de per­
suaci6n y que tuvjeron como col1lllCU8Jlcia un afianramiento de la verticalidad del mensaje. En concreto, estu­
diaremos, así sea de paso, el influjo del funcionalismo, behaYiorilmo y empiJismo y la crítica que ese infjujo
suscita.
Entre las corrientes que seempeiiaron en ampliar la óptica estrecha de la teoria clásica de la co­
municación hemos escogido dos, por parecemos las más .significativas: La corriente extensionista y la· difusio­
nista.
Para completar el marco referencial resumiremos en sus puntos más esenciales la crítica más radi­
cal Ysistemática que de la teoría tradicional de la comunicación se ha hecho: La crítica marxista.
El planteamiento de la teoría tradicional y su crítica nos ayudará a comprender mejor la estruc­
tura de los medios de comunicación colectiva en América Latina y nos servirá como punto de arranque para
plantear la problemática del derecho a la información y para presentar una tentativa respuesta fundamentada en la
comunicación participativa.
En el capítulo segundo analizaremos el concepto tradicional de planificación que se orienta, a tra­
vés de su peculiar metodología, hacia la consecución de un objetivo, prescindiendo en su formulación del aporte
crítico de la población, que en principio es su beneficiaria.
Comprendidas las coincidencias de las tradicionales concepciones de planificación y comunica­
ción y demostradas sus limitaciones, nos será más fácil emprender la construcción de un modelo que se empeil.e
en superarlas.
No está por demás añadir una palabra de precaución. Las páginas que siguen son fruto del esfuer­
zo de una persona, en apretadas horas de trabajo. No puede esperarse de ellas una obra deimitiva. Creo sufi­
ciente ofrecer una primera aproximación que pueda servir de arranque a una ulterior tarea de profundizaci6n.
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CAPITULO
'f.. LA COMUNICAClON:
PRIMERO
MARCO REFERENCIAL carneo
Se ha dicho insistentemente que la sociedad no puede existir sin comunicación
y que la comunicación no puede entenderse fuera de un sistema social.1
La comunicación es el tensor que une y condiciona al hombre y la sociedad. La
calidad de vida del ser humano, su productividad, su identidad personal, el deterioro y mejo­
ramiento de sus relaciones sociales dependen de la comunicación.
El primer impulso que arrancó al hombre de la soledad y aislamiento incitándo­
lo a asociarse con sus semejantes, se inicia con la comunicación que, al calzar las grietas ins­
tintivas de la agresividad, esboza los rasgos de la agrupación primitiva y marca, desde all í, las
sucesivas etapas de desarrollo y complejidad de las organizaciones humanas hasta el devenir
de la tecnología.
El lenguaje precedió a la historia y el alfabeto se plasmó al principio de ella. Pe­
ro aún antes que se concretara el lenguaje y se inventara el alfabeto, ya el hombre hab ía des­
cubierto ingeniosos métodos de acumular conocimientos y difundir información.
SIMBOLOS y LENGUAJE
Las señales, los signos y los símbolos apuntan a un género de comunicación co­
nocida en todas las culturas. Las bocanadasde humo intermitente, el entrecortado golpe del
tambor, las flechas clavadas a lo largo de un sendero, el rostro de un animal pintado en la
corteza de un árbol, denuncian la presencia del hombre.
Cuando las señales, los signos y los símbolos sirven de instrumentos de interac­
ción humana, poseen las siguientes comunes características: (1) son ideados por el hombre;
(2) adquieren un sentido artificialmente dado por los seres humanos; (3) son lncomprensi­
bies por quien los percibé, a condición de conocer, previamente, su significado; (4) se utili­
zan para estructurar situaciones de comunicación en las cuales tiene un común interés las
partes Que interaccionan.
M's provechoso Que perden;e en la discusión semántica sobre las diferencias
entre las señales, signos y símbolos, es el.subrayar que el hombre los aprovecha como medios
para relacionarse con sus semejantes, interpretar la realidad y orientar su 8Kistencia.
Aunque mucho se ha especulado sobre el lenguaje, su origen permanece en la
obscuridad. Sin embargo, se puede afirmar con verosimilitud que el hombre nace con instin­
tiva inclinación a hablar. Algunos antropólogos sostienen que el primitivo experimentó va­
rias e ingeniosas aproximaciones antes de estructurar el lenguaje, urgido por la pungente ne­
cesidad de comunicarse con otros miembros de su especie, para nutrirse del acervo de los re­
cursos intelectuales y físicos de la colectividad.
.
Del estudio de las lenguasde las sociedades primitivas, en 1920 Edward Sapir y,
más tarde, Benjamín Lee Whorf,2 dedujeron que el lenguaje reflejaba sutilmente los contenl­
dos de mayor importancia para el sistema de valores de su particular cultura. En otras pala­
bras, el lenguaje trasluce la cultura en la que nace y, por consiguiente, la gente siempre en­
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cuentra cómo decir lo que necesita decir.
Se descubrió además que no existe ninguna lengua que no pueda traducir lo que
cualquier otra exprese, aunque para ello, se requiera echar mano de circunlocuciones y sig­
nos no verbales. Los más complejos avances de la moderna tecnología pueden hacerse com­
prensibles al primitivo, y sus concepciones esotéricas pueden describirse adecuadamente en
términos de las lenguas más desarrolladas.
El lenguaje debe, pues, considerarse como un medio universal de comunicación
al que se acogen todos los hombres para encontrar puntos de contacto que fraguan su soli­
daridad.
Toda la gama de la comunicación verbal representa la cima de la evolución fío
sica e intelectual del hombre y de ella depende el ritmo, acelerado o lento, de la evolución
de sus civilizaciones.
Pero el lenguaje no es sino uno de los tantos medios que usufructúa el ser hu­
mano para expresar sus ideas y sentimientos: A menudo se matiza y modifica por la risa, el
llanto y el gesto.
EXPRESION NO - VERBAL
Birdwhistell estudió la expresión del rostro y de los movimientos de las manos
y de los brazos. 3 Hall en su libro, The Silent Language, catalogó una variedad de formas de
expresar actitudes: La distancia que se guarda como señal de respeto o intimidad, cuando
las personas se encuentran en un intercambio social; los minutos de espera antes de una en­
trevista que, según la longitud temporal, pueden ser interpretados como insulto, aceptación
normal o deferencia. 4 Argyle nota que los movimientos de la cabeza refuerzan la conversa­
ción al dar a entender a la otra persona que se está de acuerdo con ella y se le está prestando
atención. 5 Vine indica el significado de los movimientos de la boca y de las cejas como ma­
nifestación de sorpresa, placer, desacuerdo, asentimiento e interrogaci6n.6 Otros investiga­
dores han sorprendido, mediante cámaras infrarojas, la correlación existente entre los moví­
mientas corporales y el interés despertado en los que miran televisión o cine, y han desente­
rrado el sentido recóndito de la arman ía y movimiento que se oculta detrás de la danza y ca­
IIsténica.
En el ambiente urbano de nuestro tiempo, las luces cambiantes del semáforo,
la señal del policía de tránsito, las agujas del tablero de control de un automóvil, las flechas
de las calles, los avisos que conjugan luz, color y movimiento, la moda que encarna provoca­
ción alejan ía, la distribución de los puestos de mesa en una recepción, etc., transmiten
mensajes múltiples de comunicación inagotable.
La gente puede comunicarse en muchos niveles, por muchas razones, con mu­
chas personas, en muchas formas.
CURSO EVOLUTIVO DE LA COMUNICACION
De la comunicación arrancan dos vectores: El uno, impulsa al hombre a unirse
a sus semejantes y a asociarse con ellos para superar los obstáculos del medio ambiente; el
otro, estimula a la sociedad, así creada, a desarrollar métodos nuevos y más perfectos de co­
- 11 ­
municaci6n que posibilitan, a su vez, la configuraci6n de nuevas y más perfectas estructuras
sociales.
la comunicación humana supone siempre un acercamiento que se logra o por el
contacto interpersonal directo o inmediato, por la utilizaci6n de un medio físico (la carre­
tera, el curso fluvial, marítimo o aéreo) o un instrumento tecnolóqieo (la prensa, la radio y
la televisi6n).
Por eso, en buena parte, se tiende a suponer que el progreso en los medios de
comunicación, automáticamente significa progreso en la comunicación de dudoso acontecer.
Por siglos la comunicación dependió de dos factores: El lenguaje y la memoria.
El intercambio de información y su ulterior uti lización depend ía de la capacidad de reten­
ción del cerebro humano. El poder de las castas sacerdotales y de los consejos de ancianos
radicaba superlativamente en su capacidad retentiva que acumulaba experiencias pasadas e
interpretaba, bajo su luz, las contingencias presentes. La valla que proteqía la dispersi6n de
ese poder era la iniciaci6n y el secreto que necesariamente reducía el número de iniciados a
una élite.
la imprenta es el primer gran invento que conspira para la ruptura del enclaus­
tramiento y elitismo de la información.
Posteriores descubrimientos, jalonados a lo largo del siglo XIX y principios del
siglo XX como el estereotipo, la prensa de cilindro, la fotografía, el telégrafo, el cable trans­
atlántico, la máquina de escribir, el fotograbado, la telefotografía yel linotipo conducen al
esplendor del peri6dico y la revista.
El siglo XX, si se lo compara con los anteriores, puede llamarse sin exageración
el siglo de las comunicaciones.
En él se perfeccionaron o inventaron descubrimientos que pueden unir al hom­
bre, por remota que sea su ubicación, con el resto de la humanidad, instantáneamente o en
el lapso de unos cuantos minutos.
El telégrafo, el teletipo, telex y teléfono; el uso múltiple del espectro radiofó­
nico a partir de los primeros éxitos de Marconi hasta perforar la ionósfera y adentrarse en el
espacio exterior; los satélites geoestacionarios a 36.000 kilómetros de la tierra, capaces de
transmitir simultáneamente miles de mensajes; la aplicación de la tecnología de las compu­
tadoras a las telecomunicaciones; la transmisión de sonidos e imágenes por fibras ópticas y
rayos laser; la proliferación de aparatos magnetosc6picos y la televisión numérica, abruman
al hombre con increíbles posibilidades de intercomunicarse.
Hay suficiente evidencia para creer que el hombre de nivel cultural medio, gas­
ta el 70 0/0 de sus horas de vigilia comunicándose: Escuchando, hablando, leyendo yescri­
biendo, en ese orden de importancia. Querría decir que emplea de 10 a 11 horas de las ho­
ras hábiles en comunicaci6n verbal.
Los futuróloqos aseguran que habrá de 20 a 80 canales disponibles en el hogar,
según se perfeccione la óptica de las fibras; que se dispondrá en la casa, mediante un sistema
de computación de la información de todos los periódicos; que se podrá ver, las veces que se
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'':1
quiera, los programas predilectos de televisión y las pel ículas más reclentes: que se desa­
rrollará Un sistema de comunicación personalizada según los intereses individuales, que se
perfeccionarán a través de computadoras los servicios de información respecto a la econom ía,
la protección policial, el cuidado de la salud, la marcha de la vida poi ítica; la educación
permanente y abierta será una realidad, empleando mejor las horas de ocio en el contacto
con profesores, la recepción de sus clases, la consulta a bibliotecas, la presentación de exá­
menes que permitirán graduarse desde el hogar}
MEDIOS DE COMUNlCACION COLECTIVA
IMPORTANCIA Y LIMITACIONES
El impacto y variedad de los medios han hecho olvidar al hombre que a la raíz
de ellos, dándoles finalidad y sentido, se encuentra la comunicación humana.
Por eso no se habla del poder de la comunicación sino del poder de los medios,
en un caso típico, tan recurrente en la historia, de apropiación del todo por la parte, de la
esencia por el accidente, de lo menos importante pero espectacular por lo más trascendental
pero opaco.
Se puede pensar, erróneamente, que la popular aceptación de la onrnipotencia
de los medios colectivos de comunicación, para difundir conocimientos y crear, a voluntad,
nuevos valores y actitudes fue el único ingrediente que volvió dominante el vertical estilo de
comunicación. Sin despreciar el atributo taumatúrgico a ellos adosado, no es difícil puntua­
lizar otros condicionantes que, de grado o por fuerza, conspiraron a exasperar la comunica­
ción unidimensional.
El hombre tiende, por naturaleza, a intercomunicarse. Los medios de comuni­
cación colectiva, por esencial dependencia a un diseño tecnológico que los capacita para im­
partir un mensaje, de hecho o en potencia, perceptible por multitud de persona, suprimen la
intercomunicación. Tecnológicamente está asegurada la emisión para un destino multitudi­
nario, pero la tecnología no ha sido capaz, hasta el momento, de recoger la réplica que susci­
ta en la masa dispersa de los perceptores del mensaje. La palabra pronunciada en la conver­
sación directa e inmediata, propende al diálogo; la que se materializa a través de los medios
de comunicación colectiva, difícilmente no se aísla en el monólogo.
El segundo condicionamiento se deprende de lo que apuntábamos al principio
de este capítulo: La sociedad no puede existir sin comunicación pero la comunicación, recí­
procamente, no puede darse ni entenderse fuera de un sistema social determinado. En efec­
to, paralelamente al desarrollo de la comunicación colectiva, el avance industrial y tecnológi­
co configura un tipo de sociedad que necesita el consumo masivo de los productos que gene­
ra. En consecuencia, existe una natural convergencia de los medios de difusión que llegan a
un público multitudinario y anónimo y el lanzamiento masivo de productos que exige un
número depersonificado e ingente de consumidores. La práctica vertical en el manejo de la
comunicación colectiva obedece a un simple y espontáneo razonamiento: Los medios de co­
municación colectiva llegan a un público multitudinario. La producción tecnológico indus­
trial demanda un número ingente de consumidores. Los medios de comuniciación colectiva
son omnipotentes para afirmar, modificar o reemplazar actitudes. Luego deben ser utiliza­
dos para obligar a la gente al consumo. Utilizarlos en vender: ignorarlos, perecer.
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-13­
Si nos acercamos a la brbita del poder descubrimos otra corriente de pensamien­
to que impulsa al aprovechamiento de la verticalidad congénita de los medios de comunica­
ci6n colectiva. En los países subdesarrollados de estructura capitalista, los gobiernos gozan
de escasa adhesi6n popular. Su supervivencia está asegurada o por la descarada imposición
de la fuerza o por la falta de conciencia de la ciudadan fa respecto a la necesidad y posibili­
dad del cambio. La utilización de la verticalidad de la comunicaci6n colectiva garantiza el
control ideol6gico en beneficio del sistema imperante.
Por último, hay un perjuicio cultural que inclina la balanza aún más en favor de
la comunicaci6n vertical. Se supone, sin tomarse el esfuerzo para medif"~. vigarde
mentos, que el ejercicio crítico del entendimiento es patrimonio exclusivo de la educaci6n
formal. Por consiguiente, la gran masa de la poblaci6n latinoamericana que está compuesta
de campesinos, obreros y ahalfabetos, tradicionalmente exclu ídos de los centros de educa­
ción, son incapaces de un juicio crítico que merezca tomarse en cuenta. Las élites cultas es­
tán destinadas a descubrir lo que esa muchedumbre ignara necesita. Todo diálogo es impro­
ductivo y estéril. Los medios de comunicación deben empeñarse en sacudir la apatía de la
población en función de los planes de desarrollo elaborados en los centros de decisi6n.
'OI.rgu­
Concluyamos este análisis sacando una inmediata consecuencia. La desor­
bitada importancia otorgada a los medios de comunicaci6n colectiva se debe a la confluen­
cia de una disposici6n estructural de los medios de comunicaci6n colectiva a gravitar hacia la
comunicación dirigida y vertical y las neéeSidades poi ítico econ6micas de una sociedad que,
al no querer cambiar, aprovecha esa disposici6n, temerosa de lo que pudiera acontecer si se
permitiera a esos medios, míticamente juzgados todopoderosos, actuar con plena libertad.
Antes de continuar, se impone una aclaraci6n, si hemos de evitar un malenten­
dido.
Los medios de comunicación colectiva propenden a la comunicaci6n vertical,
por incapacidad congénita y estructural de recibir la réplica inmediata, masiva y simultánea
de la audiencia. Esta deficiencia tecnológica que coarta el dinamismo de la intercomunica­
ci6n puede ser corregido siempre y cuando existan políticas gubernamentales que aseguren
en ellos la libre expresi6n de todas las corrientes de opini6n y la libre discusión de todas las
alternativas de acción. Es decir, siempre y cuando, los opuestos intereses de todos los gru­
pos humanos que aglutina la sociedad tengan genuina representaci6n en los contenidos del
mensaje.
Esto, sin embargo, no es suficiente. Habríamos asegurado el pluralismo en la
emision del mensaje. De detenernos all í, el proceso de intercomunicaci6n quedaría trunco.
Toda comunicaci6n que merezca el nombre de tal supone, en su mínima expresi6n, un hom­
bre que actúa y otro que responde. Es en realidad una acción contínua -flujo y reflujo­
en que intervienen dos sujetos agentes de ella -yo y el otro-; acci6n en que va inserta, in­
terpretada e involucrada la del otro y que es, por tanto, interacción, reciprocidad. Los me­
dios de comunicación colectiva son incapaces de recibir la recíproca respuesta, en forma di­
recta, inmediata y masiva. En consecuencia, para no desvirtuar su labor comunicadora, hace
falta estructurar formas y modos de recogerla, así sea indirecta y comulativamente.
Como las dos condiciones son difíciles de cumplir, los medios de cornunícaclón
colectiva, han sido, casi exclusivamente, utilizados en forma unilateral. Si a la era industrial
se la lIam6 la era de la manipulaci6n de las cosas, a la era postindustrial se la puede llamar la era:
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de la manipulación de los símbolos.
A la comunicación vertical acompaña, como la sombra al cuerpo, la tentación de
la propaganda, que por ahora basta definirla como información interesada cuya finalidad se
concentra en ganar adeptos para un producto o una ideolog ra. La propaganda, por peculiar
estrategia, canaliza el curso de la comunicación a la formación de una imagen, que exagera
las cualidades del objeto vendible -ideología o producto- y oculta o desvirtúa susdeficien­
cias.
La ingenua creencia en la omnipotencia de los medios de comunicación colecti­
va unida. a su disposición para el control del mensaje, convenció a empresarios, poi íticos y
gobernantes de la necesidad de convertirlos en agentes de sus intereses. La manía de la ima­
gen invadió la administración privada y pública y precipitó al auge de los peritos en publici­
dad y los consejeros de relaciones públicas.
Pronto se dejó sentir la necesidad de un nuevo tipo de profesional que midiera
el impacto de las campañas publicitarias. Este vacío fue llenado por toda la gama de investi­
gadores de opinión pública, de actitudes, valores y aspiraciones de la gente. Todos por igual
estaban atados a una dominante preocupación: Llegar a un conocimiento científico de có­
mo elaborar un mensaje y por qué medio canalizarlo para lograr el efecto deseado.
Hasta ahora hemos loqrado unas cuantas precisiones. Sabemos que el hombre
nace con instintivo impulso a comunicarse. Que el medio más universal y perfecto esel len­
guaje. Que el lenguaje gravita hacia la intercomunicación. Que los medios colectivos de co­
municación tienden a mutilar el tráfico circular de la comunicación humana. Que esa defl­
ciencia unida a factores concomitantes del orden económico, social y poi ítico facilitó el au­
ge de la comunicación vertical y predeterminada en función de un objetivo específico.
Nos toca ahora dar un paso adelante para desentrañar el verdadero significado
de la comunicación. Para conseguir nuestro propósito, estudiaremos el marco teorético con­
ceptual que seelaboró bajo el influjo preponderante de los condicionamientos mencionados.
Nuestra faena deberá tener por resultado la desmitificación de los medios en beneficio de la
comunicación. Sólo así será dable el construir un modelo de planificación de la comunica­
ción, -tal vez, más acertadamente de comunicación y planificación,- que responda mejor a
la satisfacción de las necesidades del hombre.
DEFINICION
Desde el primer intento de los griegos por llegar a la esencia de la comunicación
y definir su íntimo significado, hasta el desborde incontenible de la tecnología de los medios
de comunicación colectiva que arranca de la década de los 20, incontables especialistas han
comprometido su talento en deslindar aquellos aspectosde ella que parecían más afines a sus
intereses profesionales. Sicólogos y siquiatras acentuaron los efectos nocivos que las quie­
bras de la comunicación ocasionaban en el comportamiento y las profundidades del yo, sugi­
riendo diferentes caminos de terapia. Los sociólogos identificaron las rutas variadas de co­
municación transitadas por los mitos, costumbres, tradiciones y creencias en su paso de una
generación a otra, de un segmento social a otro. Los politólogos y economistas descu­
brieron una correlación necesaria entre distintas configuraciones del poder económico y po­
I ítico y ciertas formas de comunicación. Los matemáticos e ingenieros, con el devenir de la
informática, se empeñaron en cuantificar los elementos de la información y en traducir los
-15 ­
contenidos de los mensajes a cantidades manejables por las computadoras. Una es la comu­
nicaci6n para el artista, otra para el artesano o arquitecto, el escritor y el poeta, el filósofo
y el místico.
Muchos investigadores, escrutando la comunicaci6n desde su peculiar punto de
vista, han consagrado intensas horas de trabajo a la búsqueda de teorías que armonicen yex­
pliquen los diferentes efectos que causan ciertos tipos de comunicación en aparentes e idén­
ticas circunstancias.
Cuando el siquiatra americano Jurgen Ruesch B identificó no menos de 40 po­
sibles maneras de mirar a la comunicación, comenzó a cuestionarse la racionalidad del empe­
ño por arribar a una soJa y universal definici6n de comunicación.
Desde la década del 50 Marshall MCLuhan, prescindiendo del trillado método
de análisis de la tradici6n universitaria, fij6 su mira en los medios de comunicación para
extraer una teoría que, de ser válida, podría revolucionar la tradicional concepci6n de la co­
municaci6n humana.
Su teoría trata de explicar el cambio histórico del individuo, la cultura y las so­
ciedades como una consecuencia esencial de los medios de comunicaci6n predominantes a lo
largo de la historia.
Divide la historia en tres etapas: La tribal o pregutenbergiana, con el predo­
minio de la comunicación cara a cara; la gutenbergiana con el predominio de la comunica­
ci6n escrita; la actual y futura, con el predominio de la comunicación electr6nica.
McLuhan afirma que el papel impreso cre6 el individualismo, la privacidad, la
eSpecializaci6n, la producción en masa, el nacionalismo, el militarismo y el embotamiento de
la sensibilidad.
El horrbre tribal, sumergido en la cultura oral, vive de la conversación, en un
ambiente sensorial constante que activa su vista, olfato y tacto que le permite sentir a la gen­
te con la que se comunica.
El horrbre de la imprenta es unidimensional y mutilado: Adquiere informaci6n
paralizando los otros sentidos, excepto la vista, que se concentra en líneas impresas de pala­
bras aprisionadas en el alfabeto. El hombre tribal aplicaba todos sus sentidos en equilibrio
arm6nico y saludable.
Los medios de comunicaci6n electrónicos vuelven anticuada la comunicación
impresa, restituyen al hombre el goce pleno de sus sentidos y fundamentan el nacimiento de
una nueva sociedad y una nueVa clase de hombres. La nueva sociedad será una "aldea glo­
bal" con individuos emocionalmente integrados, no extraños a lo que sucede en otras partes;
fraternalmente unidos, no individualistas sino comunitarios. Su predicción se afirma en las
relaciones sensoriales yel efecto, especialmente de la televisi6n, que exige la colaboraci6n del
espectador para completar el contenido escueto con el esfuerzo de la imaginación, mientras
el papel impreso, entrega todo claro y definido, imponiendo una actitud pasiva en el lector.
Los medios de comunicación electrónica no pueden ser comprendidos si no se
-16 ­
desvía la atención del contenido del mensaje, hacia su forma y sus efectos en relación con
los sentidos. Por eso, el medio es el mensaje. 9
La teor ía de MC Luhan, dejando a un lado la polémica entre susdetractores y cie­
gos admiradores, acentúa aún más la dificultad de definir la comunicación en términos úni­
cos y unlversales, No creo injusto inferir que para el educador canadiense son más importan­
tes los medios que la comunicación. Por consiguiente, la definición de comunicación se de­
bería dar en función de los medios. Parodiando su tan conocida frase "el medio es el mensa­
je" podríamos decir, "el medio es la comunicación".
Desde los finales de la década de los 60, el foco de interés sobre la comunica­
ción parece irse alejando, progresivamente, de las concepciones de MCLuhan, para centrarse
en estos aspectos: (1) Las empresas de comunicación colectiva, su sistema de propiedad y
control y los efectos que de ese sistema se derivan; (2) alcance y uso de la comunicación
persuasiva para influir en los valores y actitudes de la gente; (3) papel de la comunicación
interpersonal como mediadora de la aceptación o rechazo del mensaje; (4) importancia de
los medios de comunicación colectiva para el desarrollo, la educación, la cultura, la cohesión
nacional y las relaciones internacionales.
Sería vano insistir en la elaboración de una definición que sea aceptada por to­
dos. En función de nuestra tarea, trataremos de llegar a una definición, que sin aspiraciones
de universalidad, sea coherente con el modelo de planificación, objeto de este trabajo.
Principiemos por escrutar una breve muestra, aunque significativa, por provenir
de prestigiosos investigadores de definiciones sobre la comunicación.
Wilbur Schramm apunta al origen latino de la palabra comunicación que provie­
ne de communis, común, "Cuando nos comunicamos, dice, estamos tratando de establecer
algo común con alguien. Esto es, tratamos de compartir información, una idea o una acti­
tud."10
"En su definición más simple, la comunicación es el arte de transmitir informa­
ción, ideas y sentimientos de una persona a otra," explica Edwin Emery.11
Para Charles H. Cooley, comunicación significa el mecanismo por el cual las re­
laciones humanas existen y se desarrollan: Todos los símbolos de la mente, conjuntamente
con los medios de transmitirlos a través del espacio y de preservarlos en el tiempo. Eso in­
cluye la expresión del rostro, actitud y gesto, los tonos de la voz, palabras, imprimir, escri·
bir, ferrocarriles, telégrafos, teléfonos y cualquier otra cosa que pueda ser el último logro en
la conquista del espacio y del tiempo."12
"La comunicación, según Robert E. Park, es un proceso o forma de interacción
que es interpersonal, social en un estrecho sentido. El proceso se completa sólo cuando re­
sulta en alguna forma de entendimiento. En otras palabras, nunca es un mero caso de estí­
mulo y respuesta en el sentido en el que esos términos son usados en la sicología individual.
Es más bien expresión, interpretación y respuesta."13
C.1. Hovland define la comunicación como "el proceso por medio del cual el
individuo (comunicador) transmite estímulos (generalmente símbolos verbales) para modi­
ficar el comportamiento de otros individuos (perceptores)."14
-17 ­
H.D. Lasswell establece que un acto de comunicación entre dos personas suce­
de cuando "estas entienden del mismo modo." 15
C.E. Osgood, sitúa la comunicación dentro de la teoría general de sistemas:
"Tenemos comunicación, dice, siempre que un sistema influencia los estados o acciones de
otros sistemas, el destinatario o perceptor seleccionado entre las diversas alternativas aque­
llas señales que puedan ser transmitidas por el canal que los conecta. Al tratar desistemas
de comunicación humanos, generalmente nos referimos a grupos de señales en forma de
mensajes, y estos son en la mayor parte de los casos, aunque no necesariamente, mensajes
Iingu ísticos."16
"Comunicación, según C. R. Wright, es el proceso de transmitir expresiones sig­
nificativas entre los hombres." 17
"EI concepto de comunicación, para J. Ruesch, incluiría todos aquellos proce­
sos por los cuales las gentesse influencian unas a otras." 18
De acuerdo a estas definiciones, podríamos decir que en la comunicación se
trasmite, se interactúa, se comparte y se influye. Si de estos verbos, nos decidiéramos a es­
coger aquel o aquellos de los que en ninguna manera puede prescindir la comunicación, nos
decidiríamos por dos: Trasmitir e interactuar.
En toda comunicación, por lo tanto, siempre se informa e interactúa; de acuer­
do a las circunstancias se puede.además compartir e influir. Si el contenido de la comunica­
ción se acepta, se compartirá y/o se influirá; si se rechaza, al menos, se informará e interac­
tuará.
Lo que se transmite y se comparte y aquello sobre lo cual versa la interacción e
influencia es ideas, actitudes, sentimientos. Es decir, algo exclusivamente humano.
Pero las ideas, sentimientos y actitudes deben expresarse de alguna forma com­
prensible, por señales, o, preferentemente, símbolos lingüísticos que al ser captados susci­
tan una respuesta.
Tres elementos esenciales de la comunicación se desprenden de este análisis:
Una persona que expresa algo en alguna forma comprensible.
Lo expresado o el mensaje.
Una persona que percibe lo expresado y reacciona de alguna manera.
Aunque el mínimo de la comunicación se pueda reducir a un trasmitir e interac­
tuar su plenitud no puede darse sin un compartir y reciprocidad.
Aquello inescapable a todo tipo de comunicación por diferente que sea, consti­
tuye lo genérico de la comunicación: Es decir, transmitir e interactuar.
Aquello que la diversifica, sería la primera diferencia específica, esto es: Com­
partir e influir.
Una ulterior diferenciación estaría dada por la finalidad de la comunicación.
-18 ­
En el caso nuestro la comunicación para la planificación del desarrollo.
Teniendo en cuenta los elementos esenciales de una definición genérica y aña­
diendo los elementos específicos en función de la planificación para el desarrollo, podríamos
proponer la siguiente definición:
Comunicación es un proceso de interacción y mutua información entre los cen­
tros de planificación y decisión gubernamentales y la población, utilizando un sistema sim­
bólico comprensible, por el que se intercambia experiencias y conocimientos; se expresan ac­
titudes, valores, necesidades y aspiraciones para superar los obstáculos del medio ambiente
que se oponen a la satisfacción de esas necesidades y aspiraciones personales y colectivas.
Esta definición obedece a una clara y definitiva convicción en contra de la
manipulación de la comunicación.
Cuando se trata de imponer desde arriba una decisión materializada en un plan,
programa o proyecto de desarrollo no se intercambia información para un conocimiento pre­
vio de hs reales necesidades y aspiraciones de la gente; se las interpreta intuitivamente; no
hay participación de las bases para fijar objetivos; la comunicación se reduce a informar so­
bre objetivos preestablecidos, para hacerlos aceptar por la población y conseguir su ejecu­
ción.
La comunicación vertical puede controlar el contenido de la información, la
forma de emisión y, con obvias limitaciones, el destino que se le dé. Pero escapa a su capa­
cidad de control, el obtener la respuesta preestablecida, el efecto de aceptación del mensa­
je y consecuente movilización de I.a población para conseguir el objetivo propuesto.
FUNCIONES Y TIPOLOGIAS
Tres fueron las funciones que se asignaron, a la comunicación, principalmente
la llevada a término por los canales de comunicación colectiva: Informar, entretener y per­
suadir. Más tarde se añadió otra: Educar.
De las cuatro funciones fue fácil derivar cuatro divisiones de comunicación que
dieron origen a la primera tipología: Comunicación informativa, persuasiva, recreativa y
educativa.
La comunicación informativa, de acuerdo con esta nomenclatura, es aquella
que refiriéndose a eventos de toda índole (económicos, poi íticos, sociales, culturales, artís­
ticos, deportivos, etc.) se difunde en forma factual y objetiva, al margen de toda coloración
interpretativa. El prototipo de esta comunicación debería ser la noticia.
La comunicación persuasiva, por el contrario. lleva el sello de la interpretación
personal o de una agrupación específica, formulada en base a sus actitudes, valores, opinio­
nes o ideología y tiene por finalidad el conseguir adeptos. Su prototipo es la propaganda.
La comunicación recreativa, como su nombre lo indica, entretiene y divierte.
Su prototipo podría ser la narración deportiva o la comedia de situación.
La comunicación educativa, busca impartir educación, ampliando, reemplazan­
do o completando la labor de las instituciones educativas.
-19 Esta tipología, atractiva en un principio, no resistió el escrutinio analítico y fue
desechada por inútil.19
Efectivamente, la noticia, por exigencia de esta tipología, debería difundir he­
chos, dando por descontado que los hechos son neutros. Aún concediendo que haya casos
en que esta presuposici6n sea verdadera, no es menos cierto que hay)hechos que por objetiva
y escuetamente que se presenten, llevan en sí tal carga emotiva que bastan para acentuar una
actitud previa, modificarla o reemplazarla por otra. La narración de los crímenes y torturas
cometidas por un gobierno, por más factualmente que se describan, poseen una tendencia a
despertar el rechazo de ese régimen.
Por otra parte, quien intente persuadir, da muchas veces amplia información so­
bre el objeto de la persuaci6n, precisamente para comprometer, no solamente la zona emoti­
va del perceptor, sino también su inteligencia. Por lo demás, un orador elocuente, perito en
el arte de la persuasión, suele ser un notable entretenedor.
No se puede sostener que de la educación esté ausente la informaci6n. Sobre
ella, en buena parte se fundamenta. Tampoco se puede pretender que no entretenga, como
si la educación fuera sin6nimo de aburrimiento y aridez.
Por último, a nadie se le ocurre negar que el teatro entretiene. Sin embargo,
hay piezas de teatro que educan y piezas de teatro que van dirigidas a atacar o exaltar una
ideología y, en consecuencia, intentan persuadir.
Si tomamos como referencia el modo como se realiza la comunicación, encon­
tramos una veta más provechosa y aplicable para la conformación de una tipología.
En este tenor, la comunicación puede ser (1) Inmediata, si se realiza cara a cara,
sin intermediario de ninguna especie; (2) Mediata, si entre quienes se comunican hace falta
un medio que los ponga en contacto; (3) Recíproca, si las personas comunicantes emiten y
reciben mensajes entre sí; (4) Unilateral, cuando una persona o grupo de personas emiten
mensajes y otra u otras los reciben; (5) Privada, si la comunicaci6n está destinada a una o
más personas con exclusi6n del resto; (6) Pública, si se destina a un número ilimitado y cual­
quier persona puede tener acceso a ella.
Entresacando algunos elementos de esta tipología, construyamos la nuestra.. En
función de la planificaci6n, se consideran dos términos interactuantes: Los centros de deci­
si6n y planificaci6n, por un lado; la población, beneficiaria de la planifícación, por otro.
Hecha esta necesaria precisión, la comunicaci6n, en el contexto de la planifica­
ción puede ser (1) vertical y (2) dialogal.
Comunicaci6n vertical es aquella que informa a la población pertinente sobre
'1., determinado plan, programa o proyecto de desarrollo, elaborados por los centros de de­
cisi6n y planificaci6n, sin que medie la participación de los ejecutores o beneficiarios de
ellos, para lograr el apoyo y movilizaci6n popular con miras al logro de los objetivos prefija­
dos.
Se la suele llamar, de acuerdo con la terminología empleada, monádica, autori·
taria, unidimensional, unilateral.
-20­
Comunicación dialogal es un proceso de interacción y mutua información entre
los centros de planificación y decisi6n gubernamentales y la población por el que se inter­
cambia experiencias y conocimientos; se expresan actitudes, valores, necesidades y aspiracio­
nes para establecer objetivos que las satisfagan y organizar mecanismos de ejecución 'Y con­
trol que aseguren su consecución.
Se la llama también, diádica, horizontal, abierta, circular, democrática.
La comunicaci6n que se efectúa a través de los medios electr6nico-eolectivos, es
mediata, unilateral y pública.
Si aceptamos la validez de esta tipología, podríamos definir la comunicaci6n de
los medios de comunicaci6n colectiva como aquella en la cual una o más personas utilizan
un medio tecnológicamente condicionado para transmitir mensajes, pública, mediata, unila­
teral y simultáneamente a un público disperso, potencialmente numeroso, heterogéno y an6­
nimo.
Si confrontamos esta definición con la adelantada en función de la planifica­
ción nos percatamos de inmediato de un radical contraste. 'La definici6n de la comunicación
en función de la planificaci6n carga el acento en la interacción, la mutua informaci6n, el in­
tercambio de experiencias y conocimientos. Supone la apertura, la aceptación, la reciproci­
dad.
La definici6n de la comunicaci6n llevada a cabo a través de los medios de co­
municaci6n colectiva es unilateral, indirecta, desprovista de interacción y reciprocidad.
El contraste es tan crudo que plantea de inmediato una pregunta: En qué sen­
tido cabe la utilizaci6n de los medios colectivos de comunicaci6n para la planificaci6n?
Para no atropellar el curso de la investigaci6n propuesta, debemos satisfacernos
con una respuesta apretada.
La utilización de los medios de comunicaci6n colectiva y la orientaci6n que a
ella se le dé, dependerá del método de planificación que se prefiera. Si la planificación es
vertical y autoritaria, la comunicaci6n será también vertical, monádica y autoritaria. Si por
el contrario la planificaci6n es dialogal, y democrática, la comunicaci6n que la asista será
dialogal, diádica, circular.
En el contexto de una planificaci6n vertical, los medios de comunicaci6n colec­
tiva serán usados con mayor profusi6n, por prestarse estructuralmente mejor a ese tipo de
planificaci6n y por haber suprimido, en principio, la comunicaci6n dialogal.
En el contexto de la planificaci6n dialogal, su uso será menor y el énfasis recae­
rá en la comunicaci6n cara a cara.
Contentémonos por ahora con dejar incompleta la respuesta, sin depurar ni ana­
lizar por menudo el contenido de lasexpresiones confrontadas, para que en breve y rudo es­
quema se entrevea donde viene a caer el radical sentido de la comunicación y, de paso, para
que se vislumbre cual puede ser la nueva trayectoria cuando abordemos el tema de la planifi­
caci6n.
- 21­
Antes de adentrarnos en el estudio del proceso de la comunicación y los mode­
los que lo describen, es imprescindible aislar y definir los elementos que se traban para dar­
les forma.
ELEMENTOS
En toda comunicación hay alguien, que en un momento dado, toma la iniciatl­
va de comunicarse, se lo llama: Comunicador, fuente, emisor, codificador, transmisor, inter­
locutor.
En el acto de comunicarse, se comunica algo que se denomina: Contenido,
mensaje, señal, signo, símbolo, comunicado, producto, declaración, referente.
lo que se comunica se transmite a través de algo que asumeel nombre de canal,
medio.
El que recibe el producto de la transmisión Sé llama: Receptor, perceptor, deci­
frador, destinatario, intérprete, consumidor, interlocutor.
la consecuencia de la comunicación adopta el nombre de efecto, respuesta,
réplica, reacción, resultado.
El contexto en el que se desarrolla la comunicación se denomina: Situación,
medio, ambiente, campo.
la disminución de la integridad de la comunicación y la posible distorsión en la
percepción del mensaje debidas a influencias de fuera toma el nombre de entropía, estática
o ruido.
la repetición de diversos elementos del mensaje que previene la disminución de
integridad y la consecuente distorsión de su percepción se denomina redundancia.
Cuando se quiere evitar errores de entropía e innecesaria redundancia, se usa
como mecanismo correctivo la retroalimentación. la retroalimentación es un proceso cir­
cular y de retorno al punto de partida por el que se corrigen las desviaciones que hayan ocu­
rrido durante él, la retroalimentación puede ser interna y sujeta al sistema de' control;
externa o independiente del mecanismo de control.
PROCESO DE LA COMUNICACION
las relaciones interdisciplinares han originado un amplio margen de discusión
respecto a la forma en la que ocurre la comunicación y al proceso que genera.
la explosión electrónica cautivó la atención de los estudiosos y la fijó, casi ex­
clusivamente, en el análisis de la comunicación como proceso de los medios de comunica­
ción colectiva. Pero como la verticalidad es pertenencia substantiva de estos medios, la efi­
ciencia en su manejo -natural consecuencia de la verticalidad- se convirtió en preocupa­
-22­
ción obsesiva de los investigadores.
Se peraltó en exceso el influjo nivelador de la sociedad de consumo y se popula­
nzo la opinión, irreflexivamente y por generación espontáneo, del hombre masificado, sin
individualidad ni personalidad en sus pensamientos, gustos y estilos de vida; sin iniciativa ni
capacidad crítica.
Del hombre masificado a la creencia del poder omnímodo de los medios de co­
municación colectiva no quedaba sino un paso. No había para qué investigar las necesidades
y aspiraciones individuales; se las conocía de antemano por ser comunes. Se podría, por tan­
to, establecer el objetivo de la comunicación, elaborar el mensaje en consonancia con él,
echar a andar el proceso comunicativo y recoger graciosamente los frutos de la manipula­
ción. La comunicación se convirtió en instrumento de eficiencia. Su proceso y modelos, apo­
yados en cualquier tipo de evidencia que se pudiera conseguir, se encauzaron, casi en su tota­
lidad, a descubrir y trabar en un armónico conjunto las leyes científicas de la comunicación
eficaz.
BEHAVIORISMO y COMUNICACION PERSUASIVA
Veamos, por ejemplo, cómo se utilizan los hallazgos del behaviorismo en los
procesos del aprendizaje verbal para sentar las bases del modelo de la comunicación eficaz.
De la impotencia para encauzar sus emociones y dominar sus órganos motores,
dice Berlo, el infante pasa a un estadio de producción de sonidos desarticulados y movimien­
tos corporales que lo aproximan a lo deseado y lo alejan de lo desagradable.20
En el curso del aprendizaje verbal descubre el poder de la palabra. Cae en la
cuenta que ciertos sonidos influyen la conducta de la gente que le rodea provocando una res­
puesta que, a veces,satisface sus necesidades y otras las frustra.
Sus errores y aciertos en el manejo rudimentario del lenguaje despiertan en él la
urgencia de escoger y ajustar su mensaje en función del efecto que intenta lograr.
Descubre así la importancia de preguntar y responder en forma adecuada a la sl­
tuación en la que se encuentra inmerso.
Aprende a analizar la conducta de otras personas, a comprender la naturaleza
del medio físico y social, a tomar decisiones, a dar y recibir órdenes, a aceptar y rechazar los
requirimientos de los otros.
La escuela, donde se le enseña a leer, ampl ía el horizonte de su comprensión sis­
tematizando, paulatinamente, sus mecanismos de razonamiento.
Conforme progresa su maduración participa, cada vez más activamente, en todo
tipo de organizaciones hurnanzs: La familia, los grupos de amigos, las asociaciones religiosas
y poi íticas, la sociedad y la nación.
En esta variada gama de relaciones humanas hay un elemento esencial: La in­
teracción cuyo fundamento es la comunicación. Pero al comunicarnos e interactuar, nuestro
-23­
radical propósito consiste en reducir a un mínimo tolerable, la posibilidad de convertirnos
solamente en blanco de las fuerzas externas y acrecentar al máximo la probabilidad de
influir en los otros.
Nos comunicamos para influir --en los otros o en el medio ambiente- y satisfa­
cer así nuestras necesidades.
Nuestra capacidad comunicativa se mide por nuestra habilidad para conseguir la
respuesta esperada como resultado del mensaje enviado a un destinatario determinado.
Desde la infancia hemos aprendido a poner en juego una serie de técnicas ver­
bales y no verbales para manipular el medio ambiente. Estas pautas de comportamiento pe­
netran a tal punto nuestra textura personal que a veces escapan el nivel de la conciencia y se
diría que el hombre las desconoce o las olvida.
La ventaja de este análisis behaviorista radica en la claridad que vierte sobre to­
do el proceso comunicativo y el aislamiento sistemático de los elementos esenciales que lo
conforman.
Su defecto, más que el de la esquematización -la ciencia no puede librarse de
ella- hay que ubicarlo en el énfasis arbitrario otorgado a la necesidad de influir que condi­
ciona, como camisa de fuerza, todo el proceso comunicativo a la manipulación del mensaje
en aras de la obtención de un efecto prefijado. La comunicación puede ser, en ocasiones lo
es, instrumento de manipulación; pero no es sólo manipulación. Por consiguiente, la capaci­
dad comunicativa del indivlduose medirá por su capacidad de recibir la respuesta que espe­
raba, sólo en condiciones de manipulación e imposición; en situaciones en las que la comu­
nicación quiere ser utilizada como instrumento de un conocimiento más auténtico de la rea­
lidad para satisfacer las necesidades comunitarias, no individualistas, de la sociedad, la capa­
cidad comunicativa estará dada por la capacidad de aceptar la realidad que surge de la confron­
tación honrada de múltiples intereses y el establecimiento de un objetivo Que satisfaga el
conjunto de individuos entrelazados en la interacción comunicativa.
El peligro de una extraña congelación del proceso de maduración comunicativo,
amenaza este tipo de análisis behaviorista Apenas cabe discusión sobre la-propenslón del in­
fante a hacer girar el mundo que le rodea en su exclusivo beneficio. Pero el normal proceso
de maduración exige -como consecuencia de la socialización- la aceptación de los intereses,
aspiraciones y necesidades de los demás que limita el alcance que a la satisfacción de mis in­
tereses, aspiraciones y necesidades quiera dar. Esta es la diferencia que media entre infanti­
lismo y madurez. El hombre maduro sabe influir y ser influido; el inmaduro, quiere sólo in­
fluir.
Congelar el proceso de la comunicación en el estadio incoactivo de la infancia y
de all í deducir que su única finalidad es influir, implica una mutilación injustificada que re­
duce el crecimiento hacia la madurez a una abreviatura de sí mismo.
MODELOS
Siendo la comunicación, por esencia, dinámica, se la ha descrito siempre como
un "proceso" cuyos connotados son: Continuidad en unidad de tiempo e interacción entre
los elementos que lo constituyen.
- 24 ­
Aislar los elementos esenciales del proceso comunicativo, especificar sus fun­
ciones y describir sus mutuos condicionamientos y relaciones, es la tarea primordial del mo­
delo.
"EI estudio científico del proceso de la comunicación dice Lasswell, tiende a
concentrarse en una u otra de estas preguntas:
Quién
dice qué
en qué canal
a quién
con qué efecto?"21
Las preguntas de este cuestionario delimitan los diferentes campos de la investi­
gación: El "quién" se refiere a los factores que inician y guían el acto de la comunicación,
objeto' del análisis de control; el "qué" señala el campo del análisis de contenido; el "qué
canal" demarca el análisis de los medios de comunicación; el Ita quién" implica el análisis de
la audiencia, el "con qué efecto" esestudiado por el análisis de los efectos.
Uno de los modelos esquemáticos que registró un éxito inmediato fue el diseña­
do por los matemáticos Claude Shannon y Warren Weaver a finales de la década del 40. La
simplicidad y claridad del modelo y la posibilidad que ofrecía de poder ser ~neralizado a di­
versidad de circunstancias de comunicación explica su atractiva popularidad. 22
El modelo se estructura alrededor de cinco elementos: (1) Fuente; (2) trans­
misor; (3) señal; (4) receptor y (5) destino, ordenados todos en orden lineal:
FUENTE
I
TRANSMISOR
SEÑAL
RECEPTOR
DESTINO
H:> O <1-1_
FIGURA
I
Para la comunicación de tipo electrónico el modelo era casi perfecto. Con el
tiempo los 5 elementos fueron rebautizados para especificar componentes de otras clases de
comunicación.
-25­
La fuente se desdobló en dos: (1) Fuente y (2) codificador; el transmisor se
llamó (3) canal; la señal se transformó en (4) mensaje; el receptor se cambió a (5) descifra­
dor y el destino a (6) receptor.
En algunos casos el modelo encajaba bastante bien: Substitúyase, por ejemplo,
micrófono por codificador y auricular por decifrador y tendríamos la comunicación telefó­
nica. Si, por el contrario, se considera que la fuente y el codificador son la misma persona y
el descifrador y receptor, otra, y el lenguaje el canal, nos encontramos con la comunicación
cara a cara.
Una mirada rápida al modelo nos es suficiente para imaginar la forma en la que
funciona y la concepción que implica.
Toda comunicación humana se inicia desde una fuente, persona o grupo de
personas con un propósito, una finalidad, una razón para comunicarse. La intención de la
fuente se materializa en el contenido del mensaje que se torna inteligible al ser vertido en un
código, un conjunto sistemático de símbolos. La traducción a un código exige un codifica­
dor que expresa las ideas y sentimientos de la fuente. El mensaje es enviado a través de un
medio que lo conduce y lleva a un destino espec ífico. Pero para que haya comunicación se
necesita de otro elemento que cierre el circuito, la persona o personas que son el blanco de
la comunicación, el receptor. Más de la misma manera que la fuente, necesita un descifrador
que lo haga esequible al receptor.
El modelo de Shannon y Weaver que despertara tanto interés, perdió populari­
dad al exteriorizar sus obvias limitaciones.
A pesar de los esfuerzos por adaptarlo a todo género de comunicación, pronto
se notó que todo conato por rehabilitarlo y generalizarlo terminaba fatalmente o complicán­
dolo en demas-ía o abandonando elementos esenciales de un tipo de comunicación en benefi­
cio de otros.
No se le puede negar mérito relativo siempre y cuando se trate de formas de
comunicación cuantificables y mecánicas.
Le falta vigor predictivo e ignora facetas importantes de la interacción entre in­
dividuos yelmedio.
El modelo capta en parte substancial el proceso de ida pero ignora la respuesta.
La posible distorsión en la percepción del mensaje, el influjo de la situación en la que se
desarrolla el proceso comunicativo que implica: Medio ambiente físico-social, experiencias,
valores, actitudes, expectativas, aspiraciones, status y afiliaciones de grupo de Jos intercomu­
nicadores, son factores extraños al modelo.
No figuran tampoco los factores de entropía y redundancia y su natural correc­
tivo, la retroalimentación.
Este modeJo podría ser de utilidad para la planificación vertical que, por defini­
ción, prescinde de la interacción, fiel a su tendencia impositiva. No posee ninguna utilidad
para la planificación dialogal, en la cual se establece el objetivo, luego de una concienzuda
interacción y un análisis prolijo de la situación.
-26­
Con el objeto de corregir estas omisiones de los modelos lineares se diseñaron
otros, tratando de captar la parte dinámica del proceso de la comunicación.
Se añadió así el principio de la retroalimentación bajo el influjo de los modelos
cibernéticos de Wiener, algunos de los cuales sirvieron para desarrollar la tecnología de las
computadoras. Esos modelos están diseñados para responder a su propio comportamiento,
fiscalizándolo matemática o electrónicamente, con el fin de evitar errores producidos por la
entropía o redundancia y otros simples azares.
El siguiente modelo propuesto por Wilbur Schramm, se aleja del modelo linear
e integra la respuesta cerrando el círculo de la comunicación: 23
FIGURA
2
Schramm,describe la retroalimentación de esta manera:
I
--
- - - -RE';;ALlMENTACION
FIGURA
3
W DESTINO
1
-27­
El autor citado hace notar que la retroalimentación juega importante papel:
Nos indica cómo nuestros mensajes son interpretados. Obviamente, conozco la reacción del
perceptor o de mi interlocutor por el mensaje que él, a su turno, me envía. Siendo el conte­
nido del mensaje la parte más importante de la retroalimentación, no es el único elemento
que la constituye. La falta de respuesta, los silencios, las desviaciones a otros tópicos duran­
te la conversación; el tono de la voz, la expresión del rostro, la secuencia y énfasis de las
palabras y sentencias, también son elementos importantes de la retroalimentación. Como la
fidelidad en la interpretación del mensaje depende, en buena parte, de las experiencias de
cada uno de los intercomunicadores, Schramm recoge esteelemento en el siguiente modelo :24
CAMPO DE LA EXPERIENCIA
I
DESTINO
~-4
FIGURA
4
Muchos son los autores que se han empeñado en diseñar modelos de comunica­
ción. 25 Algunos como Schramm han preferido presentar diversos aspectos del proceso co­
municativo sirviéndose de diversos esquemas, renunciando a formular un solo modelo que a
todos los agrupe. Otros, como Gerbner se han esforzado en configurar un modelo generali- .
zado que pueda servir a cualquier situación de comunicación. 26 Pierre Schaeffer, diseñó en
1970 el "triángulo de la comunicación", con el mediador en uno de los vértices del cual se
generan otros triángulos entrelazando los elementos "diagonal-profesional y diagonal-del­
poder" en la dinámica de la comunicación; Jean Clutier en 1.973 se centra en el hombre, el
quién y el a quién, con la formulación EMIREC (emisor-receptor); Abraham Moles (1.967)
elabora el ciclo sociocultural con los siguientes elementos: creador, micromedio, mass-me­
dia, macromedio. En el micromedio sitúa a los especialistas o sociedad intelectual, en el macro­
medio está la sociedad global; E. Katz y P. Lazarsfeldtratande determinar la influencia de
los líderes de opinión; Richard Braddock (1.958) arnpl ía el modelo de Lasswell; B.H. Westley
V M.S. MCLean subrayan la importancia de la retroalimentación. 27
En los modelos fragmentarios se gana en claridad pero se pierde en globabilidad
y unidad; en los modelos generalizados se logra la globalidad pero se reduce su utilidad y
aplicabilidad.
1
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-28­
~
1
Por suerte, la naturaleza de nuestro trabajo nos facilita el superar los dos opuestos
escollos. Como no es nuestro propósito el diseñar un modelo abstracto y generalizado de co­
municación sino el integrar los principios y elementos esenciales de la comunicación a la pla­
nificación, estamos obligados a circunscribir nuestra labor a un modelo concreto y aplicable
dentro de los límites, más modestos, de esta tarea. En breves palabras, el modelo nuestro no
es aplicable a toda clase de comunicación, sino únicamente a la que llamamos "dialogal"; tam­
poco es aplicable a cualquier tipo de planificación sino a la que por igual denominamos "dialo­
gal". Por último el proceso descrito en el modelo no podrá ser entendido sino en el contex­
to de la implicación de la comunicación y planificación.
El curso crítico de este estudio exige que fijemos nuestra atención en aquellos ele­
mentos que son atributo esencial de la comunicación y que, hasta el momento, han sido tra­
tados tangencial mente.
Las variables que analizaremos son: El comunicador, el interlocutor (percep­
tor) el mensaje y el medio de comunicación.
EL COMUNICADOR
Llamamos comunicador al que inicia el proceso de la comunicación sea una per­
sona o un grupo de personas.
El comunicador que quiere tener éxito en el acto de comunicarse debe esmerar­
se en conseguir la máxima fidelidad en la codificación del mensaje, de tal manera que expre­
se con exactitud su intención y propósito. Esto depende de algunos ingredientes, el primero
de los cuales es su aptitud y pericia comunicativa.
Cuando se trata de la comunicación verbal, su aptitud comunicativa está en re­
lación directa con su capacidad de razonar, su dominio de la palabra escrita o hablada, su pe­
ricia en el manejo del medio de transmisión y su habilidad interpretativa de la respuesta que
recibe.
Las actitudes del comunicador respecto de sí mismo, de la materia sobre la que
versa la comunicaci6n, el medio y lenguaje que utilice afectan la calidad de la comunicación.
¿Se cree competente para llevar adelante la tarea que tiene entre manos? ¿Su actitud es
crítica frente a los valores tradicionales o de pasiva aceptación de ellos? ¿Considera la co­
municación instrumento de manipulación de los demás y de imposición de sus puntos de
vista o está persuadido del valor de la interacción dialogal? ¿Espera que aquellos a quienes
se dirige pueden aportar positivamente para la soluci6n de los problemas o temas propuestos
o los juzga incapaces de ello?
Actitudes frente a los medios de comunicaci6n: ¿Son empresa o son servicio;
tienen poder para formar nuevas actitudes, valores, opiniones o su poder es relativo? ¿Son
verdaderamente libres o su libertad está condicionada a múltiples factores de orden poi ítico,
social y económico?
No se puede comunicar lo que no se sabe ni lo que no se entiende o se puede
comunicar mal lo que mucho se sabe. La ignorancia o competencia sobre la materia de la
comunicaci6n, o sea, el nivel de conocimiento del comunicador, es otro factor que asegura el
éxito o fracaso de la comunicación.
Las actitudes, valores, opiniones del comunicador y en consecuencia el mensaje
que envía depende de sus referentes socioculturales que responden al medio en el cual está
'1\
-29­
inserto. El comunicador no vive aislado sino forma parte de diferentes grupos humanos que
conforman el sistema social. La posición que ocupa dentro de ese sistema, el rol que desem­
peña, el prestigio que goza; las creencias, valores, actitudes dominantes, normas de compor­
tamiento reputadas'aceptables o no en los grupos a los que pertenece o desea pertenecer in­
fluyen en la persepción del lugar y rango que ocupa en la sociedad y condicionan su actitud
como comunicador. Su ubicación en el sistema social determina, en buena parte, el que mi­
re a la sociedad como justa o injusta; el que desee su cambio o permanencia estructural; el
que mire el gobierno, la religión, sindicatos, cooperativas, asociaciones profesionales, buro­
cracia gubernamental, organizaciones de beneficencia, partidos poi íticos, grupos de presión,
instituciones culturales y educativas, bajo un signo positivo o negativo; el que juzgue el des­
tinatario de su acción comunicativa como ignorante, pasivo, apático, informado, crítico o
activo.
Los miembros de diferente clase social se comunican diferentemente; esdiver­
so su estilo de hablar y pensar, su vocabulario, el sentido que da a las palabras, los medios de
comunicación que utiliza y la audiencia que prefiere. Como diferentes son sus actitudes y
valores, diferentes son también sus necesidades y aspiraciones.
Si el comunicador no se percata de las discrepanciasque brotan de la pertenen­
cia a un medio sociocultural diverso, fracasará en su intento de comunicarse.
EL INTERLOCUTOR
Ai polo opuesto del comunicador se sitúa el interlocutor. Nuestra preferencia
por estetérmino se basa en lasventajasobvias que ofrece.
Efectivamente, el término interlocutor connota de inmediato interdependenciae
igualdad entre quienes se enlazan en un proceso de comunicación. En función de la" planifi­
cación estas dos cualidades del término interlocutor subrayan de inmediato la interdepen­
dencia entre el organismo planificador y la población, alejando toda connotación de imposi­
ción por parte del pirmero y acentuando el propósito de una búsqueda de objetivos a través
del mutuo intercambio de información.
Hemos desechado el término receptor por su connotación de pasividad manipu­
lación e imposición.
El término perceptor, si bien evita la connotación de imposición y subordina­
ción, apunta solamente a una de las muchas actividades que la comunicación supone, la ac­
ción de percibir, acción que por sí mismo no indica si el proceso continúa o se paraliza en la
mera percepción.
El éxito del interlocutor está por igual condicionado, como en el caso del co­
municador, por su capacidad de razonar, su habilidad en el manejo de los símbolos que uti­
lice y el medio de que se sirva, su capacidad interpretativa; las actitudes que posee respecto
a sí mismo, la materia de la comunicación, y el comunicador; su nivel de conocimientos y
su ubicación en determinado ambiente sociocultural.
La situación específica de la comunicación cara a cara o de la comunicación co­
lectiva modifica el papel que desempeña el interlocutor.
-3)­
En la comunicación directa y cara a cara la posibilidad de evadir el mensaje, dis­
minuye; los interlocutores pueden aclarar con relativa facilidad, mediante preguntas y res­
puestas, el sentido del mensaje; el razonamiento, argumentación y fundamento de la posi­
ción mantenida están siempre al alcance de la réplica y explicación, lo que permite una ma­
yor profundización de su contenido y una mejor adaptación a la personalidad y capacidades
de los interlocutores.
En la comunicación colectiva, el interlocutor puede con mayor facilidad evadir
el mensaje, al no escucharlo o leerlo, cambiando de estación, no comprando el periódico o re­
vista o, simplemente, ignorándolo.
La imposibilidad del diálogo impide, a su vez, la profundización del tema, la so­
lución a las dudas que puedan ocurrir en la mente del interlocutor y en consecuencia dismi­
nuye la probabilidad de su aceptación.
En la comunicación cara a cara es relativamente fácil conocer si se ha tenido
éxito o no; en la comunicaci6n colectiva es difícil, si no imposible, conocer su efecto con
precisi6n.
El interlocutor en situación de contacto inmediato o disperso, arrastra la carga
de las normas, valores, actitudes y aspiraciones de los grupos a los que pertenece o desea per­
tenecer.
Las normas de estos grupos, al ser interiorizadas, sirven al individuo para juzgar­
se a sí mismo y a los demás; para mantener cierto tipo de actitudes y rechazar otras; para
normar su comportamiento y analizar el de otros.
El grupo, sobre todo primario, restringe la libertad, autonom ía e independencia
individuales, pero al mismo tiempo le compensa dándote seguridad, protecci6n, aprecio de
sí mismo y sentido de pertenencia.
Los efectos del mensaje no dependen únicamente del medio que se utilice y la
claridad en su percepci6n, sino de las predisposiciones existentes en el interlocutor que echan
profundas raíces en su asociación grupal.
Cuando el individuo se identifica plenamente con un grupo sus normas son
aceptadas sin sentimiento de imposición, y, por lo mismo, las actitudes y "Opiniones que de
all í se derivan son difíciles de cambiar. Los mensajes de la comunicación serán más fácil­
mente aceptados cuando concuerden con las normas del grupo; poseen escasa probabilidad
de aceptación si de ellas se apartan. 28
No se debe descuidar el papel mediador que en la comunicación parecetener el
líder de opinión, aquel individuo que influye mediante el contacto personal en las opiniones
y conducta de los demás.29
El líder de opinión está más en contacto con los mensajes de los medios de co­
municación colectiva, los interpreta, se impone por su conocimiento sobre temas en los que
se especializa y pasa su interpretaci6n a grupos de población menos enterados, menos acti­
vos y menos dominantes.
- 31­
Este principio tien mayor aplicabilidad cuando se trata de personasque dispo­
nen de escasos medios de comunicación para mantenerse informados, como es el caso de los
habitantes del campo.
EL MENSAJE
El mensaje es aquello que codificado por el comunicador se hace asequible a
uno o más individuos con el objeto de desencadenar un proceso comunicativo que guarde re­
lación con lo expresado.
La codificación supone la elección de símbolos adecuados para traslucir con fi­
delidad el sentido y objeto del mensaje y para asegurarsu inteligibilidad por parte del inter­
locutor.
El objetivo del mensaje apunta a crear, reforzar, modificar o reemplazar: Cre­
encias, valores, actitudes, opiniones o comportamientos del interlocutor. 30
Aunque es imposible predecir con absoluta certitud el efecto que un mensaje
sujeto a un tratamiento cuidadoso pueda obtener, debe al menos reunir ciertas condiciones
sin las cuales el efecto se torna aún más impredecible. 31
En primer lugar, el mensaje debe estar en tal forma estructurado y debe ser en
tal forma comunicado que capte la atención del destinatario.
El mensaje debe elegir aquellos símbolos que estén más de acuerdo con las ex­
periencias del intelocutor para evitar el peligro de no ser comprendido o ser comprendido a
medias.
El mensaje debe despertar las necesidades y estimular las expectativas del inter­
locutor sugiriendo, al mismo tiempo, alternativas para su satisfacción, coherentes con su ubi­
cación social y de grupo.
El comunicador posee un margen más amplio en la variación del mensaje que en
la modificación de los otros elementos del proceso de comunicación: El interlocutor y el
medio.
La estructura cognoscitiva que primero se forma respecto a una idea debe ser
removida antes que pueda fundamentarse otra nueva.
Un mensaje más reciente tiene, en igualdad de circunstancias, más probabilidad
de jugar papel importante en el proceso de decisión de la persona, que un mensaje remoto.
Para que una persona pase de la etapa cognoscitiva a la motivacional y de ésta
a la de un comportamiento coherente es indispensable que sea expuesta a un número con­
veniente de mensajes que la afirmen en la decisión tomada. En otras palabras, como es deci­
siva la iniciación de la comunicación así lo es su mantenimiento.
Por último, si el interlocutor cree que la materia del mensaje no es confiable no
podrá jamás lograr el flujo y reflujo de una comunicación constructiva.
-32­
ELMEDIO
El medio es el vehículo de la comunicaci6n del mensaje. Antes de decidir cuál
es el más apropiado para el fin en cuesti6n, el comunicador debe conocer qué medios están
disponibles, cuánto puede gastar en ellos, cuáles son los preferidos por el interlocutor, cuá­
les poseen mayor alcance e impacto y se adaptan mejor al contenido del mensaje.
El contenido del mensaje y su codificaci6n; el interlocutor -no se puede utili­
zar la prensa con los analfabetos-; el comunicador puede ser inepto para el diálogo interper­
sonal y competente en la comunicaci6n colectiva- son factores que determinan la selección
del medio.
CRITICA
El estudio de las definiciones, las tipologías, modelos, proceso y elementos de
la comunicación contenido en las páginas que anteceden, dan una idea bastante completa de
la teoría clásica y tradicional que sobre la comunicación se elaborara a comienzos de esta
nueva ciencia, bajo el indiscutible influjo del mundo académico norteamericano.
La teoría tradicional posee méritos innegables. Su empeño en descubrir los
factores de la influencia en la comunicación sin duda permanecerán como hallazgos merito­
rios de la investigaci6n. Sin embargo al describir el proceso de lacomunicaci6n como un sis­
tema que interconecta al transmisor y receptor en una red de circuitos cuyo afán es el de lo­
grar un efecto determinado que sirve de retroalimentación para su contínuo funcionamien­
to, lo reduce a un sistema que se expone a ser tachado de excesivamente mecanicista y que
prescinde de factores tan importantes como la estructura social y los intereses opuestos de
sus clases.
La teoría clásica de la comunicaci6n parece haber nacido bajo el signo de una
triple corriente: El funcionalismo, el behaviorismo y el empiricismo.
INFLUJO FUNCIONALlSTA
Contrariamente a lo popularmente aceptado, el funcionalismo no es monol íti­
ca. Cabe distinguir en él, al menos, tres vertientes: El funcionalismo absoluto de Malinows­
ki, el funcionalismo de Merton y el funcionalismo estructural, cuyo máximo exponente es
Talcott Parsons.
Según Malinowski cada sociedad se caracteriza y distingue de las demás por una
cultura específica. Lo peculiar de cada cultura está dado por la ordenación propia que con­
fiere a sus partes, el lugar que ocupa cada elemento y la manera como los elementos se entre­
lazan entre sí. Cada cultura forma un conjunto coherente, integrado y por eso no puede ser
entendido sino como totalidad. No se debe, por tanto, aislar un rasgo cultural o institución
para estudiarlos separadamente en su evoluci6n, porque sólo cobran sentido por el lugar que
ocupan en el conjunto y por los vínculos que mantienen con los otros elementos culturales
e institucionales. En cualquier tipo de civilizaci6n, cada costumbre, cada objeto material,
cada idea y cada creencia desempeña una función vital, tiene una tarea que llevar a cabo den­
tro de una totalidad orgánica.
-33­
Aunque Merton se declara partidario del funcionalismo, trata de flexibilizar la
concepci6n de Malinowski por considerarla demasiado absoluta. Merton admite que toda
sociedad deba poseer cierto grado de integración pero rechaza la unidad funcional de la so­
ciedad en virtud de la cual toda actividad o creencia desempeñe una función tanto para el
conjunto como para cada uno de los miembros de ella. Igualmente rechaza el funcionalismo
universal por el que todo elemento cultural o social desempeñe una función y que sea indis­
pensable. Merton afirma que así como un solo elemento puede tener varias funciones, igual­
mente una sola función puede ser desempeñada por elementos intercambiables.
Para flexibilizar el funcionalismo demasiado rígido de Malinowski, Merton in­
troduce la noci6n de disfunci6n. Las funciones contribuyen a la adpataci6n dentro de un
sistema dado; las disfunciones son aquellas que obstaculizan la adaptaci6n de un sistema.
Por último distingue entre las funciones manifiestas que son comprendidas y deseadas por
los miembros de un sistema y las latentes que ni son comprendidas ni deseadas.
El funcionalismo estructural no analiza los elementos culturales o sociales sino
que, en forma abstracta y global, indaga cuales son las funciones esenciales que deben ser de­
sempeñadas para que la sociedad exista, se mantenga y perpetúe. Es decir, trata de identifi·
car los prerrequisitos o imperativos funcionales de la sociedad. Talcott Parsons señala cuatro
imperativos: 1) Prosecusi6n de fines (Goal Attalnrnent): 2) estabilidad normativa (pattern­
maintenance; 3) adaptación al medio ambiente físico y social; 4) integración de los miem­
bros en el sistema.
El funcionalismo supone que la sociedad es un sistema de interacci6n tendiente
a mantener un equilibrio y continuidad social por la coherencia y buen funcionamiento de
sus elementos. La sociedad se configura de acuerdo a funciones ejercidas por instituciones,
grupos estructurados, acciones sociales y el proceso contínuo que es el resultado de su ar­
mónica interacción.
Las instituciones son funcionales en tanto en cuanto contribuyen al ajuste y
adaptación del sistema social. Se produce el cambio no por conflictos internos del sistema
sino por presiones externas que logran penetrar sus defensas y causan diverso género de dis­
funciones. El funcionalismo, por fuerza de su planteamiento teorético propende al manteni­
miento del sistema social y se opone al cambio.
Estas premisas del funcionalismo sin duda influyeron en la concepci6n Clásica
del modelo de la comunicación que extensamente hemos expuesto. Los medios de comuni­
cación constituyen un subsistema del sistema social en el que operan. Su rol no es el de
cuestionar la sociedad y sus instituciones para generar una corriente de cambio; si así lo
hicieran se convertirían en disfuncionales.
Su rol es el de estimular el equilibrio funcional de los elementos sociales para
asegurar su permanencia.
Aplicando los imperativos Parsonsianos, los medios de comunicación deberían
fomentar el logro de los fines de la sociedad, corroborar a la estabilidad de sus normas; es­
timular la adaptaci6n al medio ambiente físico y social; procurar la integración de los miem­
bros en el sistema.
Como el conflicto no es un hecho inherente a la sociedad que brota de la opo­
-34­
sición de los intereses de sus clases sociales, sino una disfunción externa al sistema, no hace
falta tomarla en cuenta a no ser para combatirla. En la visión funcionalista, la audiencia y
los medios de comunicación conforman una unidad armónica ya que funcionan dentro de
una sociedad uniforme. En una sociedad industrial cuya masiva producción requiere un con­
sumo igualmente masivo, los contenidos de la comunicación colectiva que lo incentivan son
funcionales al sistema.
Es igualmente claro que el funcionalismo al cimentar teóricamente la perma­
nencia de la sociedad no estimula el estudio de los factores del cambio social y los conflictos
que lo producen.
Los estudios de investigación de la comunicación se centraron por eso en anali­
zar tos factores del proceso comunicativo en un esquema aconflictivo: Fuente, medio, men­
saje, destino, efecto.
En el contexto de la civilización industrial, los medios de comunicación colecti­
va se agrupan en empresas. Buscar el denominador común que asegure un consumo masivo
de sus productos es un requisito funcional. Para encontrarlo el empirismo y behaviorismo
resultaron ser connaturales aliados.
EMPIRISMO Y BEHAVIORISMO
El empirismo sostiene que el conocimiento científico es aquel que se deriva de
la observación y la experimentación. En su forma más benigna no rechaza la teoría. Puede
ayudar al conocimiento científico, siempre y cuando se convalide con la observación yexpe­
rimentación. En su forma más rígida, prescinde de todo planteamiento teorético y se fía
sólo de la observación y experimentación.
La aceptación de los principios del empirismo encauzó gran parte de la investi­
gación de la comunicación al almacenar datos cuantificables mediante el uso de instrumen­
tos estad ísticos, sondajes de opinión y otros similares mecanismos de mensurabilidad.
El modelo clásico "fuente-medio-mensaje-destino-efecto" se enriqueció con una
serie de datos que giraban en torno a medir la fuente, el medio y el mensaje respecto del re­
ceptor, dejando a un lado todos aquellos aspectos no sujetos a la mensurabilidad de dichos
instrumentos.
Cuando en la década del 50 cobra prestigio el behaviorismo, los métodos empí­
ricos se centran en el estudio de las actitudes, los valores, la motivación, el comportamiento
individual y grupal utilizando las técnicas imperantes de sondajes de opinión, cuestionarios,
entrovistas. tests, etc.
La teoría behaviorista aplicada a la comunicación colectiva subrayó la necesi­
ciad de buscar gratificaciones y estímulos congruentes con los valores y actitudes prevale­
cientes en la sociedad para lograr así la aceptación del mensaje.
De esta manera, el funcionalismo con su visión de continuidad y equilibrio den­
tro de los componentes del sistema social quedó reforzado con los métodos empiricistas que
descubr ían, dentro de la corriente behaviorista, las necesidades de una sociedad hipotética­
-35­
mente uniforme.
Pero si la sociedad estaba unificada en torno a unos mismos valores y actitudes,
bastaba escoger de ellos los potencialmente más eficaces para motivar un determinado com­
portamiento para luego utilizar los medios de comunicación colectiva con la máxima efecti­
vidad.
El modelo clásico de la comunicación, al encerrarse en el círculo demasiado es­
trecho del funcionalismo, empirismo y behaviorismo terminó entrampado en una visión de­
masiado generalizada y exageradamente estandarizada de la sociedad, las correlaciones exis­
tentes entre los medios de comunicación colectiva y la audiencia en base a los intereses anta­
gónicos de sus clases sociales y el poder económico y poi ítico que poseyeran dentro de una
determinada estructura social.
ENFOQUES NUEVOS: SOCIOLOGIA, ANTROPOLOGIA, CIBERNETICA
La crítica a la teoría tradicional de la comunicación sirvió para aminorar el pre­
dominio de los planteamientos sicológicos y dar mayor importancia al estudio de los factores
sociológicos, antropológicos y cibernéticos, en un esfuerzo por encontrar un marco referen­
cial más amplio que solucionara las dificultades no resueltas por los esquemas derivados de la
motivación y el cambio de actitudes.
La sociolog ía siempre se ha preocupado por detectar las grandes corrientes del
cambio social y descubrir los principios que lo normano Para los pa íses latinoamericanos, el
problema del cambio cobró medular importancia cuando se buscó cerrar la brecha existente
con los países desarrollados o, al menos, impedir que se acentuara.
De esta manera el estudio de la comunicación pasó a ser parte integrante del es­
tudio del desarrollo integral de las sociedades. Desde entonces el problema no fue tanto, có­
mo utilizar la comunicación para producir el cambio de las sociedades, sino cómo descubrir
las causas que lo suscitan, los factores que impiden el desarrollo integral o lo estimulan,
puesto que la comunicación dependería de ellos y no los causaría.
Aunque las teorías de los padres de la sociología no se aplican en la actualidad
al estudio de los problemas sociales de América Latina, mantienen vigencia algunos de sus
principios generales y su influjo en los pensadores contemporáneos es imposible ocultar.
Quizá por eso, valga la pena mencionarlos, aún corriendo el riesgo de simplificarlos en dema­
sía.
Para los sociólogos del siglo XIX el proceso evolutivo de las sociedades sigue un
paradigma lineal-ascendente o una pauta cíclica circular.
Para Herbert Spencer las sociedades recorren un curso evolutivo de compleji­
dad, diferenciación estructural e interdependencia funcional siempre creciente, en modo
análogo a la evolución orgánica. 32
Augusto Cornte percibía el cambio de las sociedades como un proceso de evolu­
ción progresiva paralelo al avance del pensamiento humano que en un principio es teológi­
co, luego metafísico y finalmente positivista. 33
-36­
Oswald Spengler, por el contrario, concibe la historia de la humanidad como la
historia de la aparici6n y decadencia de las grandes culturas que al igual de los organismos vi­
vos, nacen, cruzan el período de la infancia, llegan a la madurez, envejecen y mueren. Los
ciclos hist6ricos de una determinada cultura no conforman una espiral sino, más bien, un
círculo que se cierra en sí mismo; en tal manera que su desaparición deja a la humanidad en el
mismo sitio en el que antes de su nacimiento se encontraba. 34
Marx ve la historia como el progreso constante hacia una sociedad sin clases me­
diante el. choque violento entre las clases dominantes y dominadas. El progreso de la huma­
nidad, sin embargo, no es indefinido. El punto final de la evoluci6n se da con el triunfo del
proletariado que hará nacer la sociedad sin clases y, por consiguiente, sin posibilidades de
conflicto. 35
Para Marx Weber, cuando se agota la legitimidad de una vieja estructura, surge
un jefe carismático antag6nico a ella que con sus seguidores capta el poder y la suplanta por
una nueva estructura cuya legitimidad se logra mediante la "rutinizaci6n del carisma".. Esta
nueva estructura, tarde o temprano, se enfrentará a su propia pérdida de legitimizaci6n que
provocará otra subversi6n carismática y su consecuente rutinizaci6n en un proceso indefi­
nido e intermitente. 36
Junto al proceso cíclico, Weber adjunta un proceso lineal.
La cultura sufre un constante crecimiento de la racionalidad que le da una con­
vergencia y coherencia internas cada vez mayores.
El incremento de racionalidad afecta los diferentes períodos carismáticos en la
organizaci6n de la nueva estructura.
Ferdinand Toennies, sigue a Spencer en el progreso lineal de la sociedad y su
creciente complejidad, pero le supera en profundidad e influencia sobre la sociología con­
temporánea. Las estructuras pequeñas y simples se tornan grandes y complejas. De la
comunidad (Gemeinschaft) primitiva, tradicional, fuertemente cohesionada se pasa a la so­
ciedad (Gesellschaft) industrial, grande urbanizada en la que las relaciones humanas son im­
personales e instrumentales. Esta tendencia es clara e irreversible. La ascensi6n lineal es,
sin embargo, una mezcla de pérdidas y ganancias: La sociedad brinda al hombre más liber­
tad, conocimiento más amplio y mayor bienestar material pero, al mismo tiempo, provoca
enajenaci6n, atomizaci6n e impersonalidad. 37
Los clásicos de la sociología poseen, sin duda, la fascinaci6n de los primeros in­
tentos de sistematizaci6n de conocimiento sobre la evoluci6n y perfeccionamiento de las so­
ciedades. Su notable grado de generalizaci6n y abstracci6n de origen a innumerables aplica­
ciones, pero sus atisbos, si se quiere geniales, difícilmente se prestan a la comprobaci6n cien­
tífica y han tenido que ser revisados, adaptados, reformulados y matizados.
Aunque para el caso concreto de la comunicaci6n ofrecen escasa perspectiva y
utilidad a excepci6n de ciertos principios de la teoría marxista que estudiaremos con mayor
atención más adelante, la tendencia innata de las sociedades hacia el progreso y evolución
estructural y hacia una complejidad orgánica cada vez mayor, sea que se realicen en forma
cíclica o lineal, constituye un aporte permanente de los clásicos de la sociología y su influjo
-'5]­
es notable en autores como Rostow y su teoría del despegue. La primada del conocimiento
como factor primordial del progreso, enunciada por Comte, está presente, entre otras con­
cepciones modernas, en el difusionismo y extensionismo mientras el estudio del funciona­
miento orgánico se hace sentir en la cibernética.
Entre los sociólogos modernos vale la pena fijar la atención en aquellos cuyas
teorías pueden tener mayor aplicabilidad a la comunicación.
Vimos anteriormente cómo el funcionalismo parsoniano con su énfasis en la
reintegración de la diferenciación mediante un sistema normativo, instituciones de enlace o
mecanismos para el arreglo de los conflictos, fue criticado por un latente prejuicio en favor
de la estabilidad que no explicaba suficientemente la necesidad de cambio social.
El ataque no sólo proviene de la escuela marxista sino también de otros soció­
logos como Ralf Dahrendorf que considera un fracaso el empeño estructural·funcional de
formular una teoría general de la sociedad, porque si bien explica los factores que mantienen
unidas las diferentes células sociales no puede explicar adecuadamente las fuerzas que las de­
sintegran y generan conflicto.
Anteriormente nos referimos al influjo que puede tener la visión personiana en
hacer de los medios de comunicación instrumentos del mantenimiento del orden social vi­
gente. En contraposición, Dahrendorf al recalcar el conflicto como elemento del cambio so­
cial, se acercaría más a la interpretación marxista que atribuye a la comunicación colectiva el
rol de agudizadora del conflicto existente entre los opuestos intereses de las clases socia­
les.38
Las viejas teorías de la sociología evolucionista han sido rechazadas, en su ma­
yor parte, por los antropólogos modernos quienes han demostrado que la historia humana
no sigue una tendencia universal e inescapable hacia una ilustración cada vez mayor y un
progreso lineal ascendente, ya que hay sociedades que sufren un retroceso y otras no salen
de su estancamiento. Igualmente han demostrado que diferentes sectores de una sociedad
pueden desarrollarse a ritmos diferentes y en diferentes direcciones (la ciencia puede avan­
zar vertiginosamente y las normas morales sufrir un retroceso; la tecnología puede desarro­
llarse aceleradamente y las artes plásticas pueden agostarse en el estancamiento) y que socie­
dades diferentes persiguen normas diferentes de progreso y se orientan hacia diversas
concepciones de madurez.
Uno de los autores mássensibles a los datos de la antropología esJulian H. Ste­
ward. Para él el progreso y evolución de las sociedades no tiene que seguir necesariamente
un único camino. La evolución es multilineal, pero el número de tipos posibles es limitado y
por lo tanto toca a la investigación el señalar en qué condiciones seguirá una sociedad una u
otra ruta de desarrollo. Admitiendo Steward que las sociedades recorren caminos diferen­
tes a ritmos diferentes y en pos de destinos diversos, insiste sin embargo en que es posible
detectar en esos recorridos, por dispares que sean puntos de analogía y similitud: A pesarde
los estancamientos, de los vaivenes cíclicos de ascenso y decadencia, lassociedades parecen
progresar de lo pequeño y simple a lo grande y complejo.39
El enfoque de Steward encarna una fresca posibilidad para el estudio de la co­
municación en América Latina. Nuestros países, como la mayoría del Tercer Mundo, se em­
-38­
peñan en encontrar su propio destino y delinear sus propias poi íticas de desarrollo. El mar­
co referenc;:ial de Steward deja un campo abierto de exploración y permite el que no se acep­
ten a priori modelos de desarrollo importados de otras sociedades. El papel de la comunica­
ción sería en este contexto de exploración de las posibilidades autóctonas, de afianzamiento
en la búsqueda de un destino propio y de elaboración de un proyecto común mediante ta
participación de todos, proyecto que sea el fruto.de la determinación nacional y no de la
imposición extranjera o la imposición de los grupos dominantes internos.
En contraste al enfoque de Steward, el difusionismo, de claras raíces antropo­
lógicas, tiende a explicar el cambio de una cultura derivando su origen de otra. En su plan­
teamiento extremo el difusionismo sostiene que todo tipo nuevo de conducta o de actividad
cultural procede de una sola fuente originaria, planteamiento difícil de aceptar por los so­
ciólogos modernos. 40 Si bien es verdad que existe un tráfico de ideas entre las sociedades
contemporáneas, especialmente por el progreso de las comunicaciones, no se puede negar
que de la inmensa variedad de contenidos culturales que se difunden en las diferentes socie­
dades, sólo unos pocos se adoptan. Su recepción o rechazo depende no sólo de la comunica­
ción, (el impacto del mensaje, su repetición yabundancia) sino de las aspiraciones, intereses
y receptividad de la estructura vigente.
Por lo demás, cualquier mensaje no puede ser interpretado de manera un ívoca
sino diferentemente por sociedades diferentes. La difusión de las ideas nuevas y de las inno­
vaciones tecnológicas es una de las variables del cambio. El error consiste en hacer de ella la
piedra angular que lo explica y casi exclusivamente lo motiva.
Sea que se reconozca o se niegue, la afinidad del difusionismo con el extensio­
nismo es más que una mera coincidencia. El fracaso en sus intentos de dinamizar el cambio
en el área del cultivo agrícola garantizan la justeza de la crítica a la teoría demasiado simplis­
ta que se asentaba sobre las premisas de que el cambio se suscitaba por la sola difusión de
nuevas ideas y nuevas tecnologías. En teoría, el atraso de la explotación agrícola se debía al
atraso de la información. El campesino "ignorante" de los progresos de la ciencia, puesto
en contacto con los avances de la nueva tecnología, diseminada por los técnicos del extensio­
nismo, no pod ía menos que cambiar sus métodos primitivos y rutinarios. Cuando el exten­
sionismo craso fracasó y se trató de reformularlo con las teorías de la dinámica de grupos y
las concepciones filosóficas del respeto a la persona humana se descubrió que el disfraz no po­
día redimirlo. En el fondo, el extensionismo remozado, fue incapaz de esconder su radical
intento patrocinador que se acercaba al campesino "ignorante", vestido del ropaje del diálo­
go democrático, para hacerle aceptar a través de ese mecanismo algo que de otra suerte no
admitiría. Pero el campesino, en contra de las espectativas del extensionismo, reaccionó con
indiferencia o, en el mejor de los casos, con fluctuante convencimiento. En consecuencia,
el difusionismo dejó al descubierto la necesidad de delinear sistemas de comunicación inter­
social que se relacionen mejor a la investigación de las condiciones, en la que las innovacio­
nes venidas de fuera o generadas dentro dinamicen el proceso evolutivo de la sociedad y res­
pondan mejor a las reales necesidades y expectaciones de la gente.
La aplicación de la cibernética al campo de la comunicación, que parecía abrir
nuevas perspectivas, pronto fue objeto de parecidas objeciones levantadas contra el funcio­
nalismo. Efectivamente, el énfasis que la cibernética da al equilibrio y al mantenimiento de
la estabilidad, le confiere una limitación respecto al estudio del cambio social y la hace sos­
pechosa de perjuicio en favor de la tradición. Además, los modelos cibernéticos y su corres­
-:J}­
pondiente marco conceptual, entresacado del estudio de las máquinas y circuitos eléctricos,
reduce el campo de su utilidad a unos cuántos fenómenos sociales mientras otros quedan
fuera de su óptica. Concebir, por ejemplo, la estructura social como una red de comunica­
ciones; prescindiendo de la estructura de poder y reduciendo la comunicación a informa­
ción, equivale a abreviar arbitrariamente la realidad social, en la que no necesariamente coin­
cide la abundancia de la información con la capacidad real de decisión, y no se analiza aque­
lla forma de comunicación humana que cimenta lo normativo y emocional que en determi­
nadas circunstancias tiene más influjo en los asuntos humanos que la mera y escueta infor­
mación.
Esta rápida visión de las diferentes corrientes sociológicas y de algunas tenden­
cias de la antropología y cibernética, no tienen otro propósito que el de recordar que la cien­
cia de la comunicación se encuentra en un período de crítica y evaluación que no le permite
aún presentar una síntesis coherente que solucione las objeciones que contra ella se presen­
tan, siei npre que se la requiere circunscribir a una específica escuela de sicología, sociología,
antropolog ía, cibernética, etc.
En América Latina, ha cobrado especial interés, el estudio de la comunicación
dentro de una visión global de la sociedad. Como el marxismo ofrece un instrumeto de aná­
lisis para la totalidad de la sociedad, los estudiosos de la comunicación demuestran, cada vez
más; un interés en estudiarla desde la perspectiva marxista. Por esta razón queremos añadir
algunas palabras sobre la concepción que, basándose en algunos de los principios del marxis­
mo, resultan de la comunicación.
INTERPRETACION MARXISTA DE LA COMUNICACION
El marxismo define a cualquier sociedad por su modo de producción que se
refleja en una recíproca estructura de clases. En una sociedad capitalista las personas perte­
necen, ya sea a la clase dominante que es la que posee los medios de producción, o a la cla­
se trabajadora que vende su capacidad de trabajo. En la concepción marxista no hay lugar
para la sociedad uniforme y atomizada en individuos. Las relaciones vigentes en la sociedad
capitalista son relaciones de producción, de explotación de una clase por otra. Esta relación
genera el conflicto y lucha de clases que, en su tiempo, produce el cambio social.
La visión marxista de la sociedad rechaza la noción funcionalista del equilibrio
y la permanencia. En la sociedad capitalista no hay equilibrio sino contradicciones internas.
La estabilidad de la sociedad capitalista está impuesta por la clase dominante que quiere con­
servar sus intereses a través del aparato represivo del Estado.
Josiane Jouet al examinar los conceptos más relevantes del marxismo para el es­
tudio de las comunicaciones señala dos: La noción de infraestructura y superestructura. (41 )
La infra y superestructura conforman un edificio vertical. En la base se encuen­
tra la infraestructura: Medios de producción (recursos naturales, materia prima, maquinaria,
etc.) más capacidad de trabajo y las relaciones de producción entre los dueños de los medios
de producción y los que venden su capacidad de trabajo.
-40­
La infraestructura determina la superestructura a la qtrepertenecen el Estado
(gobierno, fuerzas armadas, polic ía, prisiones, cortes, etc.) y la ideolog ía religiosa, legal,
poi ítica, etc., situadas en el vértice superior del edificio.
La ideología prevalente en la sociedad refleja el grado de desarrollo de las rela­
ciones de producción y expresa las ideas e intereses de la clase dominante. El Estado está al
servicio de la clase dominante para imponer su poder sobre el proletariado dominación que,
de acuerdo con Gramsci, se convierte en hegemon ía.
Los medios de comunicación colectiva pertenecen a la superestructura y tam­
bién a la infraestructura. En cuanto son una industria, pertenecen a la infraestructura; en
cuanto dan forma a una conciencia determinada, la de la clase dominante, pertenecen a la
superestructura..
La comunicación colectiva supone el uso de varios medios de producción tales
como (materia prima, máquinas, equipos, etc.l y el trabajo de seres humanos que prestan sus
servicios a través de sus conocimientos, su talento específico, su fuerza física, etc.
La relación entre los profesionales de los medios de comunicación y los dueños
de las respectivas empresas son un reflejo de las relaciones de producción existentes en la sa­
ciedad capitalista.
El producto que se vende es diferente de otros productos industriales. Es un
producto no material que toma la forma de información, entretenimiento o educación. Está
dirigido a la conformación de una conciencia y es, por lo tanto, un componente latente o
manifiesto de la ideología prevalente. En los medios de comunicación colectiva se trasluce
claramente la relación entre infraestructura y superestructura.
En esta perspectiva, el descubrimiento de la imprenta y los avances de la elec­
trónica no produjeron una democratización de la comunicación sino al contrario sirvieron
para acentuar la hegemonía de la clase dominante para proteger sus intereses y para desarro­
llar las relaciones de producción, pasando de la libre competencia al monopolio capitalista
post-industrial. La concentración de la propiedad de los grandes medios que se detecta en
el mundo capitalista y que aparece en la estructura latinoamericana se explicaría por la nece­
sidad de la evolución de los medios de producción que va de la libre competencia al mono­
polio.
En el plano internacional, detrás de la mitificación de los medios de comunica­
ción como factores del desarrollo, se oculta el imperialismo económico en su doble papel de
aprovechar un mercado de infraestructura, por la venta de equipos, y el control ideológico
por la distribución de información y todo tipo de- programas configurantes de la ideología
capitalista.
Los medios de comunicación colectiva sirven además de apoyo a la infraestruc­
tura económica. Sus productos pertenecen a una clase de bienes de consumo que pueden ser
vendidos dos veces: A las agencias de publicidad y al público consumidor. La venta de es­
-41­
pacios publicitarios sirve para financiar el funcionamiento de los medios y a la vez induce al
público a comprar productos cuyas ganancias mantienen viva la publicidad.
Los medios de comunicación colectiva no solamente están ligados a los intere­
ses económicos de la publicidad sino a otras ramas de la econom ía. Abren nuevos mercados
y proporcionan información acerca del estado de la economla y de la industria y se utilizan,
como es el caso de las computadoras, en la toma de decisiones de las corporaciones.
Los medios de comunicación colectiva al funcionar como industria en un mun­
do capitalista deben sujetarse a las normas del mercado: La oferta y la demanda.
la norma de la oferta y la demanda exige la estandarización de los productos
(mensajes) para asegurar una distribución masiva, para lo cual se utilizan símbolos "universa­
les", que captan la atención de la audiencia a despecho de los antagonismos de clase.
la producción de los medios de comunicación colectiva no refleja la diferen­
cias culturales de la sociedad aunque exista diversidad de mensajes y contenidos.
Dentro de la teoría del libre mercado se pretende que la audiencia es "Iibre" por­
que puede escoger el medio y los mensajes y puede aceptar (consumir) uno u otro contenido.
La respuesta favorable o desfavorable respecto a determinados productos de losmediosde co­
municación sirve de regulación ycontrol de las instituciones de comunicación colectiva, ya que
si permanecen sobradas a las reacciones de laaudiencia y no satisfacen sus necesidades termina­
rán por desaparecer. Pero la presión popular tiene impacto sólo respecto de los productos de
consumo material. No produce efecto para cambiar el contenido de los mensajes ideológicos.
El marxismo puntualiza los puntos débiles de la teorfa liberal. La división del
trabajo entre dueños de los medios de producción y asalariados, se manifiesta en el rrgido
papel que se adjudica a quienes confeccionan los mensajes y Jos difunden y quienes, al final
de la cadena del sistema de producción, los consumen. Los primeros tienen el poder de acuñar
los mensajes siempre en concordancia con sus intereses de explotación y los segundos pasiva­
mente y, sin ninguna posibilidad de expresar sus intereses, los consumen.
La gran masa de los que no poseen los medios de producción necesarios para
montar las empresas de comunicación no gozan tampoco de libertad de expresión. La liber­
tad de prensa se reduce, en el mundo capitalista, a libertad de empresa.
La estandarización de los mensajes no es solamente exigencia técnica de la pro­
ducción industrial masiva para lograr una distribución más amplia que rompa las barreras de
clase, sino un método de difusión de los valores dominantes y de mantenimiento de la es­
tructura social.
-42­
Como toda empresa capitalista cuyo objetivo es la inversión rentable, las em­
presas de comunicación colectiva establecen una división del trabajo según la cual el comuni­
cador (trabajador) tiene que someterse a un proceso de producción de acuerdo a las normas
establecidas en la organización. Una de esas normas es la estandarización no sólo del rnén­
.saje sino de la misma manera de producción. La presión que significa producir diariamente,
con horario fijo y contenidos para el consumo masivo obliga a estandizar el procedimiento
respecto a la selección, verificación, forma y presentación del producto que de evento se
convierte en noticia.
Todas estas actividades requieren un número considerable de gente que coordi­
nan su esfuerzo para el logro del producto final y están sujetos a la presión que sobre el indi­
viduo ejerce la organización.
Los dueños de las empresas de comunicación -individuos o corporaciones- se
apropian de la plusval ía que resulta del trabajo del productor de los mensajes. La relación
prevaleciente de producción entre el capital y el trabajo -relación de explotación- se en­
cuentra también en las empresas de comunicación colectiva.
El trabajador-ecornunlcador elabora un producto que no le pertenece y que es
controlado y aún corregido antes de difundirse. Esa situación genera alienación. La satisfac­
ción de identificarse con su creación se sumerge en el anonimato en forma similar a la del
trabajador industrial. Esta alieñación objetiva se suaviza por la necesidad que tiene el traba­
jador-comunicador por compartir los valores de la organización y puede aún no sentir sub­
jetivamente la alienación que padece.
La ideología liberal de la libertad de prensa ayuda al trabajador-comunicador,
a través del mito de la objetividad, a percibirse como un profesional autónomo que reali­
za una tarea digna.
El liberalismo y la democracia son dos instrumentos que la clase dominante ma­
nipula para ejercer libremente su poder. La ideología de la democracia liberal, la libertad de
expresión y la igualdad de oportunidades para todos se reduce a un hueco formalismo por­
que para las masas la libertad de expresión esencialmente es una ficción porque nunca pose­
yeron los medios de producción para practicar la libertad de expresión.
"La categoría medios de comunicación de masas -tal eorno la manipula la bur­
guesía y el imperialismo- se ha erigido en un mito," dice Armand Mattelart. 42 Se los con­
sidera como una entidad dotada de autonomía, de voluntad y alma propias, ajena al sistema
en el cual se inscribe. La función de este mito es la "sitiar a las fuerzas capaces de contrariar
o desenmascarar la impostura de la clase dominante y sus sistemas.',43
En la sociedad capitalista los medios de comunicación tienen, por lo tanto, una
función desorganizadora y desmovilizadora de las clases dominadas, "disgrega los elementos
de solidaridad entre los explotados no sólo difundiendo modelos de comportamiento y aspi­
raciones competitivas e individualistas, sino organizando, en función de los intereses de la
dominación todo el esquema transmisor de la comunicación." 44
-
43 ­
En este contexto, la "objetividad" significa fijar un espacio autónomo extraso­
cial para obligar al periodista a una neutralidad aséptica como si no influyeran en la realidad
los juicios de valor y la ideoloqfa. "Si el periodista no quiere ser cómplice de la reactualiza­
ci6n cotidiana de la opresi6n y explotación, precisa superar esta noción de realidad mani­
fiesta y vincular la noticia con el acontecer histórico, vale decir, reconectarla con la realidad
contradictoria y conflictual donde precisamente estas contradicciones y conflictos niegan la
imagen armónica de la sociedad que subtienden la verdad y la veracidad que impone una
clase." 45
Dos son las actitudes que reclama el marxismo frente a los medios de comuni­
cación: La una para los países capitalistas y la otra los países en los que ha triunfado el mar­
xismo.
En los países capitalistas no hay que dejarse llevar de la ilusión de pretender
combatir la estructura de dominaci6n de los medios de comunicación recurriendo a las cate­
gorías burguesas de la libertad de expresi6n y objetividad. Su labor debe ser la de denunciar
los mitos de la libertad, la estructura de poder de los grandes medios, las contradicciones del
sistema capitalista.
Su empeño debe centrarse en devolver el habla al pueblo convirtiendo a las cla­
ses explotadas en protagonistas de la historia y gestoras de sus propios mensajes para evitar
que los grandes medios actúen como disgl'egadores 'i desmovilizadores de los oprimidos. 46
En los países marxistas, los medios de producción están en manos del Estado Y
pertenecen al pueblo. Los medios de comunicaci6n por lo tanto no pueden sino pertenecer
al Estado y su dirección debe estar en el Partido Comunista. Los eventos se interpretan de
acuerdo con la doctrina marxista. Los medios de comunicaci6n son instrumentos para mano
tener el nuevo orden social y preparar a la población para la recepción positiva y activa de
los cambios estructurales introducidos por la acci6n del gobierno. 47 Como el Estado de­
fiende los intereses del pueblo encarnados en la revoluci6n socialista su obligación es velar
por su permanencia y pureza doctrinaria evitando desviaciones nocivas y penetraciones peli­
grosas que amenacen su existencia. La libertad para atacar al sistema socialista es inconcebi­
ble: Sería permitir algo que pondría en peligro las conquistas del pueblo. Aunque no se di.
ga expl ícitamente, para los marxistas es de hecho válido aquel principio: "El error no tiene
derecho a propagarse sino sólo la verdad:' Pero como la única verdad es la marxista, es la
única Que tiene derecho a la libertad de difusi6n.
, Para finalizar, no se puede negar el vigor de la crítica marxista al sistema de los
medios de comunicaci6n en la sociedad capitalista. Sin embargo, su peculiar forma de con­
cebir la libertad de expresión es objeto de serias objeciones de quienes, aceptando la justeza
de esa crítica no están dispuestos a caer en manos del dogmatismo estatal. La alternativa no
puede ser librarse de la dominación empresarial para sucumbir a la dominación de un partido
que ejerce el poder nacional.
-44­
;'lt
Para comprender mejor la aceptabilidad de la crítica marxista vale la pena echar
una mirada, así sea rápida, a la estructura de los medios de comunicación en América Latina,
entresacando los datos más decidores de los autores que la han investigado.
ESTRUCTURA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION
EN AMERICA LATINA
RADIO Y TELEVISION: COBERTURA
Aunque no contamos con datos últimos que garanticen una visión actual de la
realidad, utilizaremos los más recientes y más confiables que hemos podido encontrar, con la
seguridad de que no se han producido cambios notables en las tendencias y general estructu­
ra de los medios de comunicaci6n colectiva que esos estudios revelan.
En una primera aproximación global podríamos decir con Mario Kaplún que los
medios electr6nicos -radio y televisión- son los más poderosos y difundidos en América
Latina. Efectivamente, mientras la prensa llega a un 21 % de la población, la radio alcanza
ál 61 % Y la televisi6n al 34 0/0. 48
Desglosando los porcentajes de los medios electrónicos nos encontramos con las
siguientes cifras: Existían en América Latina en 1.975, 60 millones de radioreceptores que,
para la poblaci6n entonces estimada de 289 millones, señalaba un índice de 205 receptores
para cada mil habitantes. 49 El índice latinoamericano de penetración estaría en franca des­
ventaja frente a los índices de los países altamente industrializados, como Estados Unidos
que contaba 1695 receptores por cada mil habitantes. Relativamente, sin embargo, se en­
cuentra Latinoamérica mejor que otros países en vías de desarrollo como la India con 21 y
.Egipto con los receptores por cada mil habitantes.
La televisión es un medio de casi explosivo crecimiento en América Latina. De
1.968 a 1.975 la cantidad de receptores de televisión aumentó en 76 por ciento.
-46­
Basándose en cifras establecidas por la UNESCO, el World Radio TV Handbook
y CIESPAL, para el año 1.975 se calculaba que existían 6B receptores de TV para cada 1.000
habitantes de América Latina. 50 Los Estados Unidos, el mismo año, contaban con 472 tele­
visores para cada mil habitantes, Alemania Federal 455, Canadá 334, Francia 244, Italia
201, la Uni6n Soviética 185. Si bien es verdad que la ventaja de los países altamente indus­
trializados respecto a América Latina es notable, sin embargo comparando nuestros países,
tomados en conjunto, con otros de parecido desarrollo nos encontramos en un grado de ma­
yor desenvolvimiento: Irán contaba con 33 televisores por cada mil habitantes, Egipto 15,
Filipinas 11 y Nigeria 1.
Pese a este mayor desarrollo relativo, en América Latina de cada 100 habitan­
tes 66 quedarían exclu idos de acceso a la televisi6n.
INFRAESTRUCTlI RA
Al estudiar las radioemisoras de América Latina descubrimos dos característi·
cas que merecen nuestra atenci6n: Su número elevado y su concentración en las grandes
ciudades.
El grado de saturaci6n de las radioemisoras se destaca mediante el siguiente
cuadro comparativo: América Latina tiene una radioemisora pro cada 17.000 receptores.
En cambio en Canadá, al tiempo del estudio al que nos estamos refiriendo, existía una ra-.
dioemisora por cada 77.500 receptores; en Estados Unidos una por cada 82.200; en
Alemania Federal una por cada 680.000.
Uno de los factores decisivos para esta proliferaci6n de redloernisoras es, sin
duda, el que la mayoría de las 3.500 estaciones son de poca potencia y escasos recursos eco­
n6micos y técnicos. Quizá el caso más típico sea el de Panamá que de 75 emisoras en fun­
cionamiento sólo 22 sobrepasaban la potencia de un kilovatio.
La proliferaci6n de radioemisoras no sería inconveniente si con ellas se asegura­
ra una cobertura nacional. Desgraciadamente no existe una racional distribución de las ra­
dioemisoras sino más bien una concentraci6n excesiva de servicios en las capitales y grandes
ciudades. Algunos ejemplos bastarán para apreciar suficientemente este fen6meno. En 1972,
de 121 emisoras que existían en Argentina, 61 se concentraban en s610cuatro provincias y,
sobre todo, en sus respectivas capitales. En 1.971, en Colombia, un 46 por ciento de las emiso­
ras se concentraban en s610 5 departamentos con una clara ventaja de Bogotá con 31 radiodifu­
soras. Más de una tercera parte de todas las emisoras AM chilenas se concentraban en cuatro
principales ciudades: Santiago 25 Valpara(so 13, Concepci6n 10 y Antofagasta 6. La Ciudad
de México poseía 47 estaciones; Guadalajara 27, Monterrey 19. EI17 por ciento de las emiso­
ras de Ecuador se agrupan en Quito. Lima poseía el 60 por ciento de la pobla~i6ñ instalada
en todo el sistema de radiodifusi6n del país. 51
En 1.975 se calculaba que existían en América Latina 222 canales de TV. Igual
que con el caso de las "estaciones de radio se nota una excesiva saturaci6n .respecto de las
grandes ciudades. Nontevideo con un mill6n de habitantes, Tegucigalpa con 400.000, Mana­
gua con 400.000, Quito con 600.000 poseen 4 canales cada una. En el Distrito Federal de
México se concentraba el 54 por ciento de todos los hogares que ten ían TV.
La saturaci6n de las emisoras de Radio y TV en las ciudades se debe a múlti­
ples causas. La concentración de la población en las grandes ciudades ofrecen el aliciente co­
-46­
mercial de encontrar una audiencia que torna rentables las inversiones de las estaciones.
Los habitantes, por su dispersión y escaso acceso al comercio de las grandes ciu­
dades ofrecen un blanco poco rentable a la publicidad. Como además, en las zonas rurales es
donde se registran los más bajos ingresos y donde se asienta la población marginada con po­
co poder adquisitivo, la empresa privada encuentra casi nada atrayente de cubrir esas zonas
que cuentan con pocos receptores y escasa participación en el consumo de bienes y servicios.
Esto, a su vez, explica por qué en algunos países como Chile, Colombia, Perú y
Ecuador los canales que cubren buena parte del territorio nacional funcionan con repetido­
ras o retransmisores de programas originados exclusivamente en la capital y no se los trate de
equipar para que puedan transmitir programas regionales y locales.
ESTRUCTURA
El diferente régimen de propiedad y utilización de los canales de TV y radio de
América Latina podría agruparse en tres sectores principales que configuran el sistema:
Emisoras estatales, privadas comerciales y de instituciones universitarias o culturales.
Si aceptamos esta división, para el año 1.975 encontraríamos que en América
Latina existían 190 radioemisoras estatales (5 olo), 75 universitarias o de instituciones cul­
turales (2 ok», 3.237 (93 o/o) privadas comerciales.
Respecto a la TV, había 50 canales estatales y un estatal privado (23 %), 4
universitarios (2 olo), 166 privados comerciales y un mixto (75 olo), 52
Cuando se investiga las fuentes económicas de apoyo para el funcionamiento
de las emisoras de radio y TV, encontramos que el 94 % de los servicios de radiodifusión y
el 95 % de los servicios de TV se financian y dependen de la publicidad lo que explica por
qué el contenido de la programación sea preponderantemente comercial.
La radio y televisión, en América Latina no se han incrementado en función del
desarrollo y las necesidades de la región sino de los intereses comerciales. La concentración
urbana es el lógico resultado de este criterio.53
Una de las notas más caracterfstlcas de la radio y teledifusión privada es la de su
concentración en grandes cadenas que ponen en peligro la existencia de las pequeñas y me­
dianas empresas y, sin duda, impiden su mejoramiento en su doble aspecto de equipa­
miento y programación como en el tan importante de la libertad de acceso e información.
Unos cuantos ejemplos servirán para destacar este hecho. En 1.971, en Colom­
bia, tres radiocadenas Caracol, Todelar y RCN reun ían 68 emisoras propias y 116 asociadas
en un total de 184 radioemisoras o sea que controlaban el 54 % del número total del pa ís.
En televisión tres empresas productoras de programas Caracol, Punch y R.T.!. utilizando el
sistema nacional, monopolizan el 90 % de la programación. 54 En México, siete radiocade­
nas controlaban en 1.971, entre propias y afiliadas 264 emisoras de las 600 existentes, o sea
el 44 ot». Telesistema, Telecadena y Televisión Independiente del total de 61 estaciones po­
seían 58 o sea el95 % de todo el país. 55
-47 -
Según Lane la mitad de las estaciones de T. V. en Brasil pertenecían a una sola
compañía. 56 En la Argentina, hacía notar Murare que la producción y distribución de pro­
gramas estaban concentradas en tres cornpañ ías. 57
Otra de las características de la radio y televisión latinoamericanas es la de su
concentración en pocos dueños, vinculados estrechamente a la clase dominante.
Peter Schenkel señalaba en uno de los mejores y más informados estudios sobre
el tema, la estrecha vinculaci6n de los tres magnates de fa televisión argentina Alejandro Ro­
may, Héctor R. García y Goar Mestre con el mundo de las finanzas y de las grandes empre­
sas;58 en Colombia, las radiocadenas Caracol, Todelar y R.C.N. eran controladas en un
55 % de las acciones por un grupo de adinerados empresarios, entre los que se destacaban
Alfonso López Michelsen y Alvaro H. Caicedo; en Chile, la identificaci6n de los clanes
Edwars, Plraña, SOPESUR, Yarur y Sumar con grandes intereses oligárquicos; en México,
los vínculos de Gutberto Navarro, Clemente Serna Martínez y Guillermo Salas, propietarios
de tres grandes radiocadenas -RCN, RMP y Núcleo Radio Milcon Emilio Ascárraga, repre­
sentante de poderosos grupos económicos y poi íticos dominantes; en el Perú el nexo estre­
cho entre los grupos oligárquicos y los Delgado Lindley y los González Umbet, grandes em­
presarios de la televisión y de la radio. 59
La televisión comercial Venezolana pertenece a dos grupos relacionados con
grandes industriales.
Por desgracia las estaciones de radio y televisión estatales no se diferencian ma­
yormente de las privadas en su afán por la comercializaci6n, lejos de distinguirse por su em­
peño en la labor educativa y cultural. Este hecho es más lastimoso cuando se observan casos
como el del Perú que en 1.971, a través de la Ley General de Telecomunicaciones, declaró a
la radio y televisión instrumento de "educación", y el caso de Colombia en donde la televi­
sión es 100 % estatal y, sin embargo, un solo canal de los tres, el de menor cobertura e im­
pacto se dedica a educaci6n popular.
Las emisoras universitarias adolecen de otro defecto: Una programación eli­
tista, a veces, como la de México, demasiado preocupada con problemas de poi ítica univer­
sitaria o planteamientos de minorías selectas de difícil comprensión para públicos no lnlcie­
dos y populares.
PROGRAMACION
Los investigadores concuerdan en atribuir a la programación radial una tenden­
cia marcada a girar en torno a discos, noticias y publicidad. Esta tendencia garantiza pro­
gramas de bajo costo, escaso personal y mejor rentabilidad.
Mario Kaplún indica los siguientes porcentajes: De 36 a un 45 por ciento de
grabaciones de música con predominio de ritmos americanos y música romántica; de un 20 a un
30 por ciento de informaci6n general y deportiva y de un 30 a un 40 por ciento de publici­
dad.60
Hay emisoras que se dedican a transmisiones deportivas o a radio-novelas. En
algunas ciudades como México, Bogotá, Caracas, Maracaibo se encuentran emisoras que di­
funden 12, 16 y hasta 22 radionovelas por día.
-48­
Los programas culturales, educativos y de estímulo al desarrollo obtienen m ínl­
mos espacios. En ~rgentina, mientras la programación de entretenimiento alcanzaba el 62
por ciento de los ~spacios, los programas educativos lograban sólo un 1.27 por ciento y los
culturales el 1.04 por ciento. 61
En la televisión latinoamericana, los seriales, telenovelas, shows de variedades,
concursos, pel ículas y comerciales dominan los espacios disponibles en tanto que los progra­
mas culturales, educativos y de desarrollo logran sólo un índice bajo de difusión.
Según un estudio de UNDA/AL de diciembre de 1.970, la publicidad se llevaba
el 25.7 por ciento del total de la transmisión, la información 4.7 por ciento. Totalizados los
espacios de publicidad y entretenimiento, el promedio para la televisión latinoamericana al­
canzaba el 85 por ciento del espacio disponible.
Luego de estudiar los géneros de entretenimiento, los informativos, los progra­
mas culturales y los contenidos de la publicidad, Mario Kaplún concluía: que en la televi­
sión y radiodifusión latinoamericana se encuentra un predominio de programas de entreteni­
miento de baja calidad que, en muchos casos, inculcan pautas de comportamiento y valores
negativos al desarrollo y en otros les son ajenos e indiferentes.
Igualmente, el autor advertía la casi total ausencia de programas educativos y
promotores del desarrollo en tal forma que se pod ía afirmar que la radio y televisión habían
sido indiferentes a las necesidades culturales latinoamericanas.
PRENSA:
CARACTERISTICAS GENERALES
Luego de estudiar la estructura de poder de los medíos de comunicación en Ar­
gentina, Chile, Colombia, México y Perú, Peter Schenkel encontraba una pauta común para
la prensa que se caracterizaba por los siguientes rasgos:
1)
En los cinco países, los diarios de mayor prestigio y cobertura nacional, pertenecen re­
gularmente a la oligarqu ía de extracción latifundista, expandida, con el correr del tiem­
po, a otros sectores de !a economía: Banca, industria, comercio, bienes raíces, etc.
2)
Estas familias no sólo se encuentran vinculadas por intereses comunes o parentesco a
poderosos grupos económicos sino también a los grupos poi íticos dominantes: El clan
Edwards en Chile, propietario de tres grandes diarios capitalinos y 7 en provincias esta­
ba vinculado al grupo Matte-Alessandri, al que pertenece Jorge Alessandri, Presidente
de Chile de 1.958 a 1.964, figura dominante del partido Nacional de tendencia ultra­
conservadora; el clan de los Miró Quesada a través de sus 28 familias, amigos y colabo­
radores de El Comercio mantenía en la Universidad, ejército, clero y mundo artístico"
literario una influencia política extraordinaria, acentuada por su relación de parentesco
con la familia del ex-presidente Prado; en México, Rómulo Q'Farrill Silva, propietario
de una cadena de diarios encabezada por Novedades, mantenía vínculos estrechos con
el ex-presidente Miguel Alemán y José García Valseca que dirigía un imperio de 34
diarios ultraconservadores, mantenía relaciones estrechas con los personeros más influ­
yentes del ala más conservadora del partido oficial PR 1; en Colombia, siete familias
que monopolizan la gran prensa Colombiana han dado 5 presidentes en los últimos 40
años e integran los cuadros dirigentes del partido Conservador y Liberal. 62
-49 ­
3)
4)
Existe entre las familias que dominan el mundo de la prensa y los representantes de
poderosos intereses extranjeros relaciones muy estrechas que determinan una depen­
dencia externa notable. La dependencia externa se afianza en el uso de agencias noti­
ciosas internacionales, sobre todo la AP y la- UPI y la vinculación a agencias de publici­
da¿ en sran parte filiales de agencias internacionales como la J. Walter Thompson y
MCCann Erickson que manejan los intereses publicitarios de grandes empresas naciona­
les y transnacionales.
Esta dependencia se acentúa aún más por la utilización de
equipos y materia prima y tecnología extranjera. 63
En la prensa --como en los otros medios- hay un alto grado de concentración geográfi­
ca y de propiedad que configuran grandes monopolios y aligopolios, dominados por un
grupo minúsculo de propietarios. 64
5)
La estructura de poder de la prensa impide una auténtica libertad de expresión ya que
los periodistas, cronistas, redactores, etc., están obligados a reflejar y propagar la línea
poi ítica seguida por los dueños de los diarios. 65
.
6)
El resultado final es el que los propietarios de la prensa lejos de utilizar sus periódicos
para propiciar el cambio ros ponen al servicio de los intereses de las clases dominantes a
las que se pertenecen. 66
Mujica advierte que varios de los diarios principales de Argentina, Uruguay y
Chile pertenecen a familias. tradicionales, conectadas a los intereses de negados de los
Estados Unidos de América. 67 Igual evidencia proveen los estudios de Roca, Brunner
y Matterlart, para México, América Central, Perú y Chile. 68
EL DERECHO A LA INFORMACION
La visión sintética de la estructura de los medios de comunicación en América
latina, torna indispensable un análisis frío del derecho a la información, su alcance y sig­
nificado como sus actuales restricciones para comprender mejor la necesidad de implantar
los mecanismos que conduzcan a un ejercicio más pleno de ese derecho.
Históricamente el derecho a la información se encuentra vinculado a la Decla­
ración de los Derechos del Hombre que sirve de preámbulo a la Constitución de Francia de
1.971. Efectivamente, en el artículo 11 se dice: ';La libre comunicación de pensamiento y
de las opiniones es uno de los más preciosos derechos del hombre. Todo ciudadano puede,
por lo tanto, hablar, escribir, imprimir libremente, salvo la responsabilidad por etabuso de
esta libertad en los casos determinados por la Ley". A nadie escapará que el pleno ejercicio
de la libertad de comunicación exige radicalmente la libertad de información.
Aunque, impl ícita y potencialmente, el derecho a la información se encuentra
en la Declaración de los Derechos del Hombre; su formulación expl ícita y clara data de
febrero de 1945, cuando en la Conferencia de Chapultepec, prenuncio de la de San Francis­
co, en la que se organizó la ONU, se expresa: "Se debe garantizar a los pueblos (de América
Latina y Estados Unidos de Norte América), acceso libre e imparcial a las fuentes de informa­
ción" .
-50­
En 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la Resolución 59,
confiere a este derecho garantía y reconocimiento internacional: "La libertad de informa­
ción, dice la resolución anotada, es un derecho humano fundamental y es la piedra angular
de todas las libertades a las cuales se consagran las Naciones Unidas".
El contenido de este derecho sólo quedará mejor explicado en 1948, en el ar­
tículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Todos tienen derecho a la
libertad de opinión y expresión; este derecho incluye la libertad para mantener opiniones sin
interferencia y para buscar, recibir e impartir información e ideas a través de cualquier me­
dio y sin restricción de fronteras".
La preocupación de este derecho se torna más aguda y dominante en 1974
cuando en la Conferencia sobre el Nuevo Orden Económico, los países del Tercer Mundo co­
mienzan a comprender que la justa distribución de la riqueza entre todas las naciones va
unida significativamente a una justa distribución de la información.
El derecho a la información en su medular contenido se refiere y tiene como su­
jeto al hombre. El hombre informa y se informa para compartir con los demás todo aquello
que es necesario para dominar la naturaleza y superar los obstáculos que se oponen al desa­
rrollo integral del individuo y al bienestar social.
La información puede ser privada o pública; se genera cara a cara o a través de
estos medios de comunicación colectiva. Sin embargo, es talla importancia de estos medios
para la difusi6n de informaci6n que en no pocas mentes se crea la impresión que es un dere­
cho privativo de ellos o de las empresas cuya ocupaci6n es informar y no un derecho del
hombre, sea o no parte de esas empresas. Por consiguiente, el derecho a la información com­
prende el derecho del comunicador profesional para buscar información, difundirla sin tra­
bas gubernamentales o empresariales y el derecho de la población a ser informado verazmen­
te y a tener acceso a las fuentes, si así lo decide, para rectificar o ratificar la información im­
partida. El derecho es igual para el periodista y el usuario del períodico, radio o televisión.
Estos antecedentes nos sirven para concretar el fundamento y objeto del de­
recho a la informaci6n. Lo podríamos definir como aquel derecho que responde a la necesi­
dad que tiene el hombre de conocer todo aquello que le es necesario para su supervivencia,
su bienestar, su desarrollo integral, su vida como ser social y que protege el ejercicio pleno
de la libertad en la expresión de sus ideas y opiniones como en su búsqueda de las ideas y
opiniones de los demás.
Las restricciones a la libertad de información surgen de múltiples factores. El
Estado; grupos de presión económica y poi ítica; estructura de los medios de comunicación
colectiva; incapacidad tecnológica y profesional para recoger y difundir la información; fal­
ta de acceso del individuo a los medios de difusi6n para expresar su opinión y falta de acceso
a los medios de recepción, etc.
Del estudio de la estructura de los medios de comunicación colectiva y el reco­
nocimiento internacional del derecho a la información es fácil deducir que es menester im­
plantar poi íticas y establecer un sistema de planificaci6n sistemática que evite los graves vi­
cios de esa estructura que restringe considerablemente el ejercicio de ese derecho.
-51 -
Por lo tanto, las poi íticas deberían dirigirse a impedir la concentración de los
medios de comunicación colectiva en pocas manos; a garantizar la libertad de expresión no
sólo a los dueños de las empresas de comunicación sino también a los comunicadores que en
ellas trabajan como a todos los sectores de opinión de la ciudadan ía; a evitar el cuasimono­
polio de la información por parte de las agencias extranjeras; a procurar que no exista discri­
minación entre el acceso que tienen los habitantes de la ciudad a los medios de comunica­
ción y los habitantes del campo.
En la práctica, los países de América latina deberían incentivar y auspiciar la
creación de al menos una agencia de noticias propia y plantas de producción de programas
de Televisión y Radio para consumo regional.
Igualmente deberían exigir a las agencias internacionales la utilización de co­
municadores latinoamericanos en los puestos directivos y de mayor responsabilidad. Esto
requiere la implantación de una poi ítica de mejoramiento tecnológico y profesional de los
comunicadores latinoamericanos.
CONCLUSIONES
Una mirada panorámica del desarrollo de la comunicación humana desde la pa­
labra a la explosión electrónica nos muestra:
1. El hombre nace con instintiva inclinación a comunicarse para relacionarse
con sus semejantes, interpretar la realidad, orientar su existencia y superar los obstáculos que
se oponen a la satisfacción de sus necesidades.
2. Para comunicarse utiliza señales, signos símbolos que culminan en el lengua­
je.
3. Por siglos la comunicación humana depende de la palabra hablada y la "me­
moria.
4. El elitismo y enclaustramiento de la comunicación comienza a romperse con
el alfabeto.
5. la imprenta marca el comienzo de la comunicación multitudinaria, anóni­
ma y dispersa.
6. la explosión electrónica convierte al siglo XX en el siglo de la comunicación
colectiva.
7.. El impacto de los medios de comunicación colectiva -en especial prensa, ra­
dio, televisión- crea el mito de su omnipotencia para difundir conocimientos e implantar, a
voluntad, nuevos valores y actitudes.
8. Los medios de comunicación colectiva aseguran la emisión para un destino
multitudinario pero son incapaces de recoger la respuesta de la masa dispersa de los percep­
tores del mensaje.
-52­
9. Esta deficiencia, que mutila el tráfico circular de la comunicación humana,
unida a factores concomitantes del orden económico, social, poi ítico y cultural facilitó el
auge de la comunicaci6n vertical, canalizada al logro de un efecto predeterminado.
10. La investigaci6n gravit6 excesivamente hacia el estudio de los factores y
elementos de la comunicaci6n en función de su eficiencia para lograr un efecto preestableci­
do.
11. Pese al énfasis dado a la eficacia de la comunicación, en las múltiples de­
finiciones elaboradas por científicos de diferentes disciplinas, es posible aislar de todas ellas
dos notas esenciales que nunca están ausentes de cualquier tipo de comunicación humana:
Transmitir e interactuar.
12. La tipología más clara y provechosa parece ser aquella que divide la comu­
nicaci6n en inmediata y mediata; recíproca y unilateral; privada y pública.
13. En el contexto de la planificación la comunicación se podría tipificar como
vertical y dialogal.
14. La comunicaci6n vertical es aquella que informa a la población de un de­
terminado plan, proyecto o programa de desarrollo, elaborados por los centros de decisión y
planificaci6n, para lograr el apoyo y movilizaci6n popular con miras al logro de los objeti­
vos, prefijados sin que en ellos haya mediado la participación de quienes, en principio, serán
sus ejecutores o beneficiarios.
15. Comunicación dialogal es un proceso de interacción y mutua informaci6n
entre los centros de planificaci6n y decisi6n gubernamentales y la población por el que se in­
tercambie experiencias y conocimientos; se expresan actitudes, valores, necesidades yaspira­
ciones para establecer objetivos que las satisfagan y organizar mecanismos de ejecución y
control que aseguren su consecuci6n.
16. En el contexto de una planificación vertical, los medios de comunica­
ción colectiva serán usados con mayor profusión, por prestarse estructuralmente mejor a ese
tipo de planificaci6n y por suprimirse en elta la comunicación dialogal.
En el contexto de la planificación dialogal, su uso será menor y el énfasis recae­
rá en la comunicación cara a cara.
17. El proceso de la comunicaci6n ha sido descrito en modelos lineares y cir­
culares.
18. Los modelos lineares- poseen mérito relativo para formas de comunicación
cuantificable y mecánica. Captan el proceso de ida pero ignoran la respuesta. Prescinden de
factores tan importantes como la posible distorsi6n en la percepción del mensaje, el influjo
del medio ambiente físico y social de los intercomunicadores, sus experiencias, valores, acti­
tudes, expectativas, aspiraciones, status y afiliaciones de grupo. Tampoco toman en cuenta
las variables de la entropía, redundancia y retroalimentación.
19. Los modelos circulares tratan de englobar los elementos y variables analiza­
dos por los modelos lineares y los elementos y variables por ellos ignorados.
-53­
20. Los modelos lineares pueden utilizarse en la planificación vertical, que, por
deficlón, prescinde de la interacci6n, fiel a su tendencia impositiva. No poseen utilidad para
la planificaci6n dialogal, en la cual se establecen los objetivos, luego de una concienzuda in­
teracci6n y un análisis prolijo de la situaci6n.
La comunicaci6n abarca un área ampl ísima de la actividad humana. Unos po­
nen énfasis en aquella que se genera a través de los medios de comunicación colectiva dando
preponderancia al desarrollo de su infraestructura tecnológica o cargando el acento en la ca­
lidad del convenido de los mensajes que difunden; otros subrayan la comunicación cara a ca­
ra y directa en todas sus posibles variaciones.
Al hablar de planificación de la comunicación nos topamos de golpe con una
primera incógnita que urge despejar: Qué comunicación es planificable?
Si aceptamos que la comunicaci6n brota, connatural, de la necesidad del indi­
viduo de asociarse con sus semejantes para vencer los obstáculos del medio ambiente y satis­
facer sus necesidades básicas, la respuesta, al menos en abstracto, no ofrece mayor dificul­
tad:
La comunicación planificable será toda aquella que, estructurada de alguna for­
ma, puede promover el bienestar colectivo y puede ser eficaz instrumento de la realización
de las aspiraciones de la comunidad, convirtiéndose así en un recurso nacional.
En concreto se pueden señalar dos puntos que delimiten el área de la planifica­
ción: Dejando a un Jado redes de comunicación física que más claramente pertenecen al de­
sarrollo del transporte, objeto de planificación pueden ser los medios de comunicación co­
lectiva y la comunicación directa, cara a cara que sea posible estructurar como medio de in­
teracción con los diversos segmentos de la población cuyas necesidades y aspiraciones se
quiere satisfacer.
En los medios de comunicación colectiva además de la radio, prensa, televisión
y cine se debería incluir libros, discos, video y audio-cassettes.
Luego de un análisis crítico de la situación, del grado de desarrollo de la infraes­
tructura de la comunicación, de un inventario de recursos a ella referentes, de las necesida­
des de la nación en materia comunicativa se puede pasar a establecer los principios y normas
que regulen elcomportamiento de los sistemas de comunicación.
Las poi íticas que se establezcan deberán referirse, al desarrollo infraestructural,
a la propiedad, utilización, contenido, covertura territorial, funciones, libertad de acceso a
fuentes de información y libertad de expresión que evite la manipulación tanto por parte del
Estado como parte de los dueños de las empresas de comunicación, remuneración profesio­
nal, sistemas de contratación de trabajo, recursos tecnológicos y humanos,
Respecto a la comunicación directa, cara a cara, se deberán crear condiciones
sociopol íticas que favorezcan la expresión de las necesidades de los diferentes grupos, clases
sociales, asociaciones, sindicatos, cooperativas, pueblos, provincias y regiones que conforman
la nación.
Establecidas las poi íticas se procederá a la fijación de los objetivos.
-54­
Estos aspectos serán tratados más detalladamente cuando lleguemos a la estruc­
turaci6n de nuestro modelo de planificaci6n. Los hemos mencionado para delimitar un
poco másel objeto de nuestro trabajo, dando tina idea aproximada del qué y c6mo de la pla­
nificación de la comunicación y para que se entienda mejor el alcance de la pregunta que nos
plantearemos inmediatamente.
Los párrafos anteriores trataron de dar una visión global de lo planificable en
materia de comunicaci6n. No se puede planificar sin saber qué es lo que se puede y luego se
quiere planificar.
Esto es perfectamente lógico cuando se trata de planificación de la comuni­
cación, pero se torna confuso e impreciso cuando se habla de la comunicación en la planifi­
cación.
Los sistemas de planeamiento se prestan, si prescindimos de las combinaciones
que caben entre ellos, a dos tipos de comunicación: La una encerrada en los centros de de­
cisión y planificación' y la otra abierta para que la población participe en el proceso planifi­
cador. Como los medios de cqmunciación colectiva no tienen capacidad para absorber una
retroalimentación inmediata, su utilidad para la planificación abierta disminuye y se acre­
cienta la importancia de la comunicación directa y cara a cara.
La utilización de los medios de comunicación colectiva, en un sistema de plani­
ficación cerrada y vertical podría describirse de la siguiente forma:
CENTRO
PLANIFICADOR
TRANSMISffi
INFORMACION
FIGURA
5
RECEPTOR
POBLAcrON
-56­
El centro planificador, utilizando los medios de comunicación colectiva (trans­
misor), envía información sobre los planes, proyectos y programas para lograr el apoyo de la
población que recibe el mensaje y no posee ningún medio de hacer conocer su reacción res­
pecto de él.
Cuando presentemos nuestro modelo indicaremos las razones que nos asisten
para preferir el tipo de planificación abierta y las ventajas que ofrece sobre la planificación
cerrada para cierta clase de proyectos y programas sectoriales. Al momento, si queremos re­
coger los elementos dispersos que aparecen en los 20 puntos anteriormente especificados,
que creo concentran los aspectos más inexcusables para una visi6n panorámica iy concep­
tual de la comunicaci6n, proponemos el siguiente modelo tentativo, anticipo del modelo
más detallado, que ofreceremos en el último capítulo.
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SlTUACION
OBJETIVOS
EJECUCION
CONT~OL
EVALUACION
FIGURA
6
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I
I
I
-56­
Este modelo, en forma esquemática y clara capta los elementos esenciales de la
comunicación dialogal en el proceso de la planificación.
Se supone que la iniciativa de comunicación arranca del centro planificador. Po­
see, este centro, información sobre las necesidades de la población.
Esa visión inicial es alimentada a la poblaci6n mediante diferentes formas de
contacto personal y directo.
La poblaci6n reacciona, descifra el mensaje y codifica su respuesta.
Ambos polos de la comunicaci6n poseen una peculiar visi6n de la realidad, con­
dicionada por el medio ambiente físico, social, cultural, etc., en el que respectivamente se
encuentran inmersos.
De la confrontaci6n de las dos visiones y de la interacción 'comunicativa nace el
consenso sobre la situación (necesidades, aspiraciones, prioridades, posibilidades, etc.) que
sirve de base para una nueva fase de comunicaci6n respecto a los objetivos y demás pasos de
la planificaci6n en un constante flujo de Intercomunicaci6n.
La intercornunlcaclón, como revela a simple vista, el modelo, termina en el cua­
drado que encierra las fases del proceso de planificaci6n y que al situarse equidistantemente
del centro planificador y de la población procura subrayar el aspecto dialogal, democrático
de la planificación y la falta de Imposición autoritaria por parte del organismo central.
El estudio que antecede sobre la comunicación, al dejar al descubierto las defi·
ciencias de los modelos tradicionales y de la teoría que los sustenta junto a los intentos de
revitalizarla o sustituirla con otras provenientes de diferentes escuelas de las ciencias sociales,
nos afirma en la convicción de que respecto a la comunicación queda por hacerse la síntesis
final que recoja lo valedero, sea cual fuere el origen de donde viniere. La comunicación es
una realidad social que invade toda la actividad humana.
No cabe, por eso, estudiarla desde el reducto de una sola disciplina y peor desde
la óptica estrecha de una escuela. Todo intento de imponer una teoría desde una visión par­
cializada está condenada de antemano al fracaso.
Sea cual fuere la teoría de la comunicación que nos depare el futuro, para que
tenga validez y afiance su vigencia deberá estructurarse en torno a un principio que, de no
respetarse, torna vano cualquier esfuerzo: La comunicación humana sólo cobra sentido en
un marco estructural que asegure su plena libertad.
Como está lejos del objeto de este trabajo el elaborar una nueva teoría de la co­
municación V, por otra parte, no contamos con algo que nos convenza adecuadamente, cree­
mos que nos es lícito optar por un modelo de acción que trate de evitar los errores y defi­
ciencias señaladas y que, al ponerse en práctica, pueda servir para acumular datos reales que
eventualmente contribuyan a la mejor comprensión y ulterior elaboración de una aceptable
Vcomprensiva visión de la comunicación humana.
El capítulo tercero intentará responder a este propósito.
-57 ­
NOTAS
1.
Harold Mendelsohn, "Sociological Perspectives on the Study of Mass Communication", en Lewis Anthony Dexter
and David Manning White (ed.) People, Society, and Mass Communications (The Free Press of Glencoe, New York,
1964), P. 30.
2.
Sapir Edward, "The status oflinguistics as a science", en Languago:, 1929, S, p. 207-214.
Benjamín L. Whorf, "The relation of habitual thought and behavior to lenguage", en J.B. Carrol! (ed.) Language,
thought, and reality (Wiley, New York, 1956).
3.
Birdwhistel! Ray, "Kinesics and communication", en Explorations, 1954,3.
4.
Hall Edward T., The SiJent Languago:. Doubleday, New York, 1959.
5.
"Non-verbal communication in human social interaction", en R. Hinde (ed.) Non-verbal communication. Cambrid­
ge Univenity Press, New York, 1972.
6.
"Communication by facial-visual signals", en J.H. Crook (ed.)
rress, Ltd., London, 1970, p. 279-354.
Social behavior in birds and Mamma1s Academic
7.
UNESCO, "Hacia una política realista de la Comunicación", Estudios y Documentos de la Comunicación Social,
1976, 76, P. 8
8.
Non-verbal communicatioll, Berkeley, 1957.
9.
McLuhan: Pro & Con. Raymond Rosenthal (ed.) Funk & Wagnalls, 1968. Serie de artículos a favor yen contra de
McLuhan. Obra de sumo interés para conocer la reacción del mundo académico sobre las teorías del escritor cana­
diense.
10. The Proceu and Effects of Mus Communication. (Urbana, Illinois, 1965). p. 3.
11. Introduction to Mass Communications (Dodd, Med & Company, Inc., New York, 1965). p.3.
12. uThe Sígníficance of Communication", en Bernard Berelson and Monis Janowitz (ed.) Reader Üt Public Opinion and
Communication (The Free Press, New York, 1966,) p.147.
13. "Reflections on Communication and Culture", Ibid p. 170-71.
14. Citado por Gerhard Maletzke en Sicología de la Comunicación Social (CIESPAL, Quito, 1976) p. 21.
15. Ibid, p.21.
16. The Measurement ofMeaning. (Urbana, Illinois, 1957).11. 272.
17. Maletzke Gerhard, OP. cit. Pg. 22.
18. Ruesch Jurgen (et al!) Communication: The Matrix of Psychíatry (W.W. Norton Company, Inc., New York, 1951)
p.6.
19. Llama la atención que la UNESCO parezca insistir todavía en esta tipología. Ver Op. cit. Pg, 14.
20. David K. Berlo, The Process ofCommunication (Holt, Rinehart and Winston, New York, 1960) 10-13.
21. Reader Üt Public Opínion and Communication Op. cito p. 178.
22. Shannon Claude E., (et. all) The Mathematical Theory of Communication. (Urbana, Illinoís, 1949).
23. Op. cito p. 8.
24. Ibid p. 9 y 6.
25. Entre otros: WalIace, Braddock, Berbner,
26. Hacia un Modelo Generalizado de Comunicación. Universidad Católica, Quito, 1969, traducción privada).
-58­
27. Jean Clutier, La Communication audio-lCripto-visueUe. Presses Universitaires, Montreal, 1973.
P. Scheaffer, Machines á communiquer, Seuil, París, 1970.
B.H. Westley y M.S. MacLean, "A conceptual model for Communications Research, "Joumalism Quaterly, 34 (1957)
N.L
Moles Abraham, Sociodynamoque de la cultme. La Haya, París, 1967.
Buhler Michael, "Esquemas de estudio y modelos de comunicación",
Cuadernos de ComuDicadón, año 2, N. 16, México.
28. Pio Sbandi, Psicología de Grupos (Herder, Barcelona, 1977), Pp, 136-38.
29. El ihu Katz, "The Two-Step Flow of Communication", en Mass Communicationa,
359-365.
(Urbana, illinois, 1960), Pp,
30. \Klapper Joseph T., The Effects oí Mass Communication. (The Free Press of Glencoe, lllinois, 1960), p. 15, 53, 62.
31. Berlo, Op. coto p. 59 - 63.
32. Sociology (Appleton and Co., New York, 1892).
33. Syskm of Positive PoUty. (Longmans, Green and Co., London, 1877).
34. La Decadencia de Occidente. (Espasa-Calpe, Madrid, 1944).
35. AContribution lo the Critique ofPoUtical ECODomy. (Charles H. Kerr, Chicago, 1904).
36. Tbe Protestant Etbic and the Spirit of Capitaliam (Charles Scribner's Sons, New York, 1958).
37. Tbe Tbeory of Social and Economic Organization. (Oxford University Press, New York, 1947).
Community and Society. (Michigan State University Press, East Lansing, Mich., 1957).
38. "Toward a Theory of Social Conflict",-en Tbe Joumal of ConfUct Resolution, VoL XI, (1958).
39. "Cultural Evolution", en Scientific American, CXCIV, (1956).
40. A. L. Kroeber, "Diffusionism", en The Encyclopedia ofthe Social Sciences, Macmi1lan Company, 1937).
41.
~
review of the Critical Literature in Mass Communication Research and PrOPOSitiODl for a MarxiIt Conceptual Fla'
mework In the Afta. (Mimeógrafo), pág. 30.
42. Armand Mattelart, Patricio Biedma, Santiago Funes, Comunicación Masiva y Revoludón SodaUstL (prensa Lati­
noamericana S. A. Santiago de Chile, sin fecha). pág. 23.
43. lbid. pág. 27.
44. lbid. pág. 48.
45. lbid. págs. 63-65.
46. Ibid., págl. 83-123.
47. Ibid. pág. 113.
48. Mario Kaplún (et all) Radio, T.V. Y Cultura en América Latina. (ClESPAL, Quito), pág.15.
49. Ibid. pág. 10.
50. Ibid. pág. 11.
51. lbid. pág. 17-19.
52. Ibid. pág. 25.
53. Ibid. pág. 26.
-59­
54. Ibid.
P4 2~2"
55. Ibid.
P4 37.
56. Lane, Jonathan P. "Functiona of the masa media in Brasil's 1964 c:riais"Joamal
'uutedy, voL XLIV, pág. 7­
297-306.
57. Muraro, Heriberto "Loa dueños de la te1eYisibn ugentiDa", CMsis (Buenos Aires),J...
1973, pág. 52-60.
58. Com1UliClld6n y Cambio SocIal (ILDIS-ClESPAL, 1975) pág. 15.
59. Ibid. pá¡. 22, 29-30; 37; 43.
60. Radio, T.V. YCultura en Amériea Latina, (Quito, CIESPAL 1976). Pg. 36.
61. Ibid.
P4 36.
62. Comunic:ad6n y Cambio Social, pá¡. 50.
63. Ibid. pág. 50-51.
64. Ibid
65. Ibid,
66. Ibid. pág. 51-52.
67. MU]ICA, Héctor, El Imperio de la Noticia, Algunos Problemas de la Información en el Mundo Contemporáneo. Uni­
versidad Central de Venezuela, Caracas, 1967.
68. BRUNER, José Joaquín, El Mercurio, La Educ:adón y d Orden \'ÍFnte. Mensaje (Chile) No. 181,
P4 329.
MATI'ELART, Armand et, Los Mcdios de ComUlliadón de masas: Laldeologiacle la prauallbcn1 en Chile. Cuad_
nos de la Realidad Nadoul (Chile) No. , pág. 3-37. Marzo 1970.
-61 ­
CAPITULO
SEGUNDO
11 PLANIFICACION: MARCO REFERENCIAL CRITICO
Después de la Segunda Guerra Mundial, se despierta en América Latina el deseo
de desarrollar su economía para acortar, en lo posible, la brecha persistente progresiva
entre sus países y aquellos Estados de luperior desarrollo tecnológico.
La realidad deprimente y el anhelo por superarla determinó el auge de la
planificación.
A la euforia de los años de postguerra ha sucedido un general escepticismo res­
pecto a la planificación como instrumento eficaz de desarrollo y no faltan autores que la ca­
Iifican como una huída hacia un mundo rltualv un universo de fantasía)
Como es censurable el alegre optimismo que precipitadamente cree que la utili­
zación de un instrumento conduce inescapablemente a la obtención del objetivo para el'cual
se lo emplea, no es menos censurable el pesimismo que lo descarta sin analizar las causas de
su ineficacia.
Al hablar de las comunicaciones situábamos su radical naturaleza en !a necesidad
del ser humano por asociarse con sus semejantes para vencer los obstáculos que se le atravie­
san en la satisfacción de sus necesidades y aspiraciones.
En el cumplimiento de esta connatural tarea y solidaria actividad, cabe señalar
dos actitudes que situadas a los extremos de un contínuo nos ayudan a desentrañar el senti­
do de la planificación.
Todos los hombres tienen conciencia -más o menos ex pi ícita- de sus necesida­
des y su recíproca capacidad para satisfacerlas. Pero mientras unos se esfuerzan en alcanzar
sus vitales objetivos espontáneamente, solucionando al paso las dificultades emergentes y
aprovechando las coyunturas favorables que surjan imprevistamente, otros trazan más cuida­
dosamente su ruta, eligiendo entre variadas alternativas de acción, anticipando probables ano
tagonismos, asegurando una sistemática y ordenada ejecución en función de 10$ recursos
que poseen o pueden obtener para el logro de la meta establecida.
En los primeros juega papel dominante la improvisación e intuición; en los se­
gundos, el razonamiento y la previsión.
La planificación se afianza en el razonamiento y la previsión y se aleja, en lo pa­
sible, de la intuición e improvisación.
Si aceptamos este preliminar planteamiento, podríamos definir la planificación
como el proceso lógico y sistemático que partiendo del frío análisis de la situación trata de
dar la mayor eficiencia a la actividad humana para alcanzar, en un plazo determinado, un
conjunto de metas y objetivos establecidos.
Cuando [a planificación se sitúa en el contexto nacional, la dificultad no está
tanto en el método anal ítico que remata en la fijación de determinados objetivos sino en la
-63­
-62­
visión de la sociedad que los justifica. 'En otras palabras, la planificación no se da en el aire
ni los objetivos se fijan asépticamente. Si el planificador está satisfecho con la estructura so­
cial existente, los objetivos serán fijados para mantenerla; si el planificador la juzga inacep­
table, los objetivos serán fijados para cambiarla.
Aún a riesgo de simplificación vale la pena trazar a grandes rasgos la evolución
del concepto de planificación como medida profiláctica que nos inmunice de pasados erro­
res.
PLANIFICACION: EVOLUCION DEL CONCEPTO
Sin entrar en discusiones demasiado prolijas de paternidad, Frederick Winslow
Taylor aparece, a fines del siglo pasado, como el iniciador del management que más que
ciencia de la administración sería ciencia de la planificación.
No es propósito de este trabajo elaborar una crítica sistemática a los diferentes
autores que se han ocupado de planificación. Sin duda habría que añadir una lista casi ina­
gotable que no podría prescindir de nombres como los de Joseph Schumpeter, Karl Mann­
heim, Frank Knight, Peter Drucker, Henri Fayol, Jay Galbraith, Robert Blake y otros.
Escog í los autores citados porque en ellos aparecen en forma descarnada y cro­
nológica los rasgos esenciales de la planificación y las raíces del conflicto. Efectivamente,
Taylor pronuncia la necesidad de la organización y eficiencia; Tugwell presiente la lucha en­
tre el interés público y el interés político y privado; Banfield duda de la capacidad de las so­
ciedades para solucionar sus problemas por la intervención central de sus autoridades; Per­
loff se refugia en el pragmatismo y en la fría toma de decisiones, peraltando la importancia
de las políticas y estrategias. Ninguno, sin embargo, encuentra solución a la antinomía entre
el orden teorético Y la práctica.
PAPEL TRADICIONAL DEL PLANIFICADOR
Taylor vive en un mundo convencido de las tesis de Darwin y Spencer del pro­
greso indefinido de la sociedad. El progreso se med ía por el crecimiento de la producción
que a su vez podía ser racionalmente optimizada en función de la naturaleza y calidad de
los medios empleados, el cálculo que redujera al mínimo los gastos y la distribución eficiente
de los productos. El éxito dependería de un plan y de la voluntad empeñada en llevarlo a
cabo.
El énfasis excesivo dado por los pioneros del management científico al frío aná­
lisis conceptual yal raciocinio sistemático y descamado junto a su incapacidad por solucionar
los conflictos provenientes del cambio social, del choque de ideologías opuestas, de intereses
antagónicos de clases y grupos de presión, gestó el nacimiento muy conveniente del planifi­
cador funcional que de acuerdo a la terminología weberiana es un profesional de la racionali­
dad, es decir, de la eficiente conjugación de los medios para el logro de fines preestablecidos.
A mediados de este sigo, cobra especial interés la Escuela de Chicago, cuyos má­
ximos representantes son Rexford G. Tugwell, Edward C. Banfield y Harvery S. Perloff.
Este nuevo tipo de experto se especializa en dar soluciones a los problemas que
se le ofrecen; no es su tarea cuestionarlos sino satisfacer las necesidades de su cliente, con­
virtiendo a la eficiencia en la única norma para medir su competencia.
Para Tugwellla complejidad orgánica de la sociedad debía ser gobernada por una
especie de cuarto poder del Estado, análogo en funciones al cerebro humano, concebido co­
mo "una institución coyuntural que a través de un cambio gradual y experimental" impidie­
ra el que marchara a la deriva. 2
La previsión, el pronóstico y la delimitación de objetivos precisos y alcanzables
tornan el futuro significativo en relación a las acciones tomadas en el presente.
Banfield concibe la planificación como un modelo racional de toma de decisio­
nes. Al planificador se le presentan determinados objetivos y él se encarga de encontrar di­
ferentes alternativas de acción y de señalar las consecuencias más probables que de ellas se
deriven. 3
Perloff asumió una actitud más pragmática y dió énfasis a la estrategia y políti­
cas de planificación. 4
El primer país que aplicó los principios de planificación, fue la Unión Soviética
y sus planes quinquenales cobraron el aura de la leyenda al impulsar la industrialización y
producción en forma espectacular.
Los principios de orden ideológico distan mucho de ser los del mundo capita­
lista de los escritores americanos, ingleses y alemanes pero la metodología de la planificación
se asentaba sobre la base idéntica del raciocinio, la predicción, la elección entre alternativas,
diferente sólo en el férreo control de la ejecución.
Para desempeñar su tarea, acepta tácitamente los juicios de valor implícitos en
los objetivos y poi íticas de quien demanda sus servicios. Más aún, recalca que la ciencia de
la planificación, como toda ciencia, no tiene ideología. En la soledad incontaminada de su
oficina, el planificador calcula, sopesa alternativas, analiza y proyecta. Mientras más lejano
se encuentra del conflicto poi ítico, más airosamente combina costos y beneficios, extrae
conclusiones, distribuye recursos, diseña planes y programas, redacta informes, hasta hacer
surgir del caos el orden que, por el camino del bajo costo, satisfará las necesidades de la
sociedad.
Aún en los paises de avanzada tecnología en los que priva la especificación de
funciones y la especialización de roles, se levantaron serias objeciones a la concepción asép­
tica de la planificación.
se temía que al reducirla a instrumentó de optimización del crecimiento y la
producción se la condenaría a diseñar proyectos poi íticamente oportunos Y rentables; a so­
lucionar problemas críticos inmediatos, mientras la planificación a largo plazo que e.xigiera
cambios estructurales se reputaría un lujo especulativo propio del planificador teórico en es­
pera de una oportunidad de influir los centros decisión.
De ser esto verdad la planificación sólo recibiría respaldo gubernamental bajo
condiciones de crisis. Por consiguiente, la teoría debería adaptarse pragmáticamente a estas
circunstancias sacrificando la visión global de la sociedad a la urgencia por solucionar pro­
blemas específicos. En otras palabras, la planificación más que orientarse a objetivos socia­
les debería orientarse a solución de problemas inmediatos.·
.
-63­
-62­
visión de la sociedad que los justifica. 'En otras palabras, la planificación no se da en el aire
ni los objetivos se fijan asépticamente. Si el planificador está satisfecho con la estructura so­
cial existente, los objetivos serán fijados para mantenerla; si el planificador la juzga inacep­
table, los objetivos serán fijados para cambiarla.
Aún a riesgo de simplificación vale la pena trazar a grandes rasgos la evolución
del concepto de planificación como medida profiláctica que nos inmunice de pasados erro­
res.
PLANIFICACION: EVOLUCION DEL CONCEPTO
Sin entrar en discusiones demasiado prolijas de paternidad, Frederick Winslow
Taylor aparece, a fines del siglo pasado, como el iniciador del management que más que
ciencia de la administración sería ciencia de la planificación.
No es propósito de este trabajo elaborar una crítica sistemática a los diferentes
autores que se han ocupado de planificación. Sin duda habría que añadir una lista casi ina­
gotable que no podría prescindir de nombres como los de Joseph Schumpeter, Karl Mann­
heim, Frank Knight, Peter Drucker, Henri Fayol, Jay Galbraith, Robert Blake y otros.
Escog í los autores citados porque en ellos aparecen en forma descarnada y cro­
nológica los rasgos esenciales de la planificación y las raíces del conflicto. Efectivamente,
Taylor pronuncia la necesidad de la organización y eficiencia; Tugwell presiente la lucha en­
tre el interés público y el interés político y privado; Banfield duda de la capacidad de las so­
ciedades para solucionar sus problemas por la intervención central de sus autoridades; Per­
loff se refugia en el pragmatismo y en la fría toma de decisiones, peraltando la importancia
de las políticas y estrategias. Ninguno, sin embargo, encuentra solución a la antinomía entre
el orden teorético Y la práctica.
PAPEL TRADICIONAL DEL PLANIFICADOR
Taylor vive en un mundo convencido de las tesis de Darwin y Spencer del pro­
greso indefinido de la sociedad. El progreso se med ía por el crecimiento de la producción
que a su vez podía ser racionalmente optimizada en función de la naturaleza y calidad de
los medios empleados, el cálculo que redujera al mínimo los gastos y la distribución eficiente
de los productos. El éxito dependería de un plan y de la voluntad empeñada en llevarlo a
cabo.
El énfasis excesivo dado por los pioneros del management científico al frío aná­
lisis conceptual yal raciocinio sistemático y descamado junto a su incapacidad por solucionar
los conflictos provenientes del cambio social, del choque de ideologías opuestas, de intereses
antagónicos de clases y grupos de presión, gestó el nacimiento muy conveniente del planifi­
cador funcional que de acuerdo a la terminología weberiana es un profesional de la racionali­
dad, es decir, de la eficiente conjugación de los medios para el logro de fines preestablecidos.
A mediados de este sigo, cobra especial interés la Escuela de Chicago, cuyos má­
ximos representantes son Rexford G. Tugwell, Edward C. Banfield y Harvery S. Perloff.
Este nuevo tipo de experto se especializa en dar soluciones a los problemas que
se le ofrecen; no es su tarea cuestionarlos sino satisfacer las necesidades de su cliente, con­
virtiendo a la eficiencia en la única norma para medir su competencia.
Para Tugwellla complejidad orgánica de la sociedad debía ser gobernada por una
especie de cuarto poder del Estado, análogo en funciones al cerebro humano, concebido co­
mo "una institución coyuntural que a través de un cambio gradual y experimental" impidie­
ra el que marchara a la deriva. 2
La previsión, el pronóstico y la delimitación de objetivos precisos y alcanzables
tornan el futuro significativo en relación a las acciones tomadas en el presente.
Banfield concibe la planificación como un modelo racional de toma de decisio­
nes. Al planificador se le presentan determinados objetivos y él se encarga de encontrar di­
ferentes alternativas de acción y de señalar las consecuencias más probables que de ellas se
deriven. 3
Perloff asumió una actitud más pragmática y dió énfasis a la estrategia y políti­
cas de planificación. 4
El primer país que aplicó los principios de planificación, fue la Unión Soviética
y sus planes quinquenales cobraron el aura de la leyenda al impulsar la industrialización y
producción en forma espectacular.
Los principios de orden ideológico distan mucho de ser los del mundo capita­
lista de los escritores americanos, ingleses y alemanes pero la metodología de la planificación
se asentaba sobre la base idéntica del raciocinio, la predicción, la elección entre alternativas,
diferente sólo en el férreo control de la ejecución.
Para desempeñar su tarea, acepta tácitamente los juicios de valor implícitos en
los objetivos y poi íticas de quien demanda sus servicios. Más aún, recalca que la ciencia de
la planificación, como toda ciencia, no tiene ideología. En la soledad incontaminada de su
oficina, el planificador calcula, sopesa alternativas, analiza y proyecta. Mientras más lejano
se encuentra del conflicto poi ítico, más airosamente combina costos y beneficios, extrae
conclusiones, distribuye recursos, diseña planes y programas, redacta informes, hasta hacer
surgir del caos el orden que, por el camino del bajo costo, satisfará las necesidades de la
sociedad.
Aún en los paises de avanzada tecnología en los que priva la especificación de
funciones y la especialización de roles, se levantaron serias objeciones a la concepción asép­
tica de la planificación.
se temía que al reducirla a instrumentó de optimización del crecimiento y la
producción se la condenaría a diseñar proyectos poi íticamente oportunos Y rentables; a so­
lucionar problemas críticos inmediatos, mientras la planificación a largo plazo que e.xigiera
cambios estructurales se reputaría un lujo especulativo propio del planificador teórico en es­
pera de una oportunidad de influir los centros decisión.
De ser esto verdad la planificación sólo recibiría respaldo gubernamental bajo
condiciones de crisis. Por consiguiente, la teoría debería adaptarse pragmáticamente a estas
circunstancias sacrificando la visión global de la sociedad a la urgencia por solucionar pro­
blemas específicos. En otras palabras, la planificación más que orientarse a objetivos socia­
les debería orientarse a solución de problemas inmediatos.·
.
-64­
Por desgracia, en especial en América Latina, se impuso cada vez más, en vir­
tud de una práctica sistemática, la planiflcación como arte de lo agible en desmedro de la
planificaci6n como conductora del cambio. La ra Iz de esta mutilaci6n no debe buscarse
en el campo de la teoría. Obedece, más bien, a factores de tipo estructural.
Tanto la planificación como la comunicaci6n dependen de la estructura del po­
der político y económico de la sociedad.
No es mi intenci6n hacer un análisis exhaustivo de las estructuras económico­
sociales de América Latina. Quisiera tan s610 aislar algunos elementos, los más comunmen­
te aceptados y menos expuestos a controversia para desencarnar el medular problema que al
no ser resuelto convierte a la planificación en vano juego teorético.
ESTRUCTURA SOCIAL Y PLANIFICACION
Tres son los factores que confluyen a la configuraci6n social latinoamericana y
que ningún autor desconoce: La tierra, el comercio y la industria. Prescindiendo de su apa­
rici6n cronol6gica y del grado de preponderancia que uno de ellos pueda tener en determina­
do momento de- la historia, todos están vigentes en nuestro mundo social y su mezcla o im­
bricaci6n constituye un fen6meno insobornable del cual no se puede prescindir para enten­
der su íntima textura.
La vasta posesi6n de la tierra que se remonta a los orígenes de la colonizaci6n,
fundamenta un orden social cuyos resabios son aún detectables e influyen, en forma y ma­
tices diversos, en el comportamiento y estructura de poder de nuestras sociedades.
La posesi6n de la tierra configura un tipo de organización social fuertemente je­
rarquizado entre poseedores y desposeídos. Protegido por la Iglesia y el Estado este orden
justifica su origen en las exigencias de la ley natural lo que le daba la categoría de designio
divino.
Esta creencia fatalista rodeaba a los poseedores de la tierra de un aura de m Isti­
ca supremacía que los situabá aparte y, por derecho, encima, de los desposeídos. La Iglesia
y el Estado eran considerados guardianes de este ordenamiento y de grado o por fuerza sus
servidores. Como por otra parte, de sus rangos provenían los miembros de la alta jerarquía
gubernamental, religiosa y militar, su mantenimiento estaba en demasía garantizado.
En el orden jurídico, la posesión-de la tierra fundamentaba el derecho y la falta
de ella daba ocasi6n a la caridad y misericordia. Por nacimiento y herencia se lograba la ubi­
caci6n social y el status. En política, la clase dominante, tendía al conservadorismo. En re­
Iigi6n al utilitarismo de la fe en beneficio propio. En educación a las profesiones human ísti­
cas y liberales.
El comercio, cuyo incremento se hace sentir desde las últimas décadas del siglo
XIX, da origen a un nuevo tipo de comunidad, la mercantil.
En contraste con la anterior que se asienta en el campo, ésta domina la ciudad.
No tiene la seguridad de la posesión pasiva de la tierra que brinda status cuando se la trabaja
como cuando se la deja bald ía. El mercantilismo, no s610 supone la iniciativa personal yel
-66­
trabajo individual sino también el riesgo de un eventual fracaso. La recompensa de la socie­
dad se guarda para el éxito en los negocios y la acumulaci6n consiguiente de poder econ6mi­
co. Los que fracasan no tienen a quien culpar sino a sí mismos. Como las reglas del juego se
aplican por igual, el fracaso es indicador de incompetencia, el éxito de capacidad. Los valo­
res son' de orden secular y pragmático. Se prescinde de concepciones religiosas y principios
de una ética sistemática. Su dinamismo engendra mayor movilidad social. E-I fatalismo que
impera en la constelación de actividades de la comunidad agraria es reemplazado por la idea
del progreso y perfectibilidad de la sociedad por el esfuerzo del hombre. Poiíticamente
esta comunidad gravita hacia la democracia liberal como sistema que garantiza la libertad
individual dentro del marco de la libre competencia. En educación se inclina a las profe­
siones útiles que se relacionan con el progreso material.
El advenimiento de la industria introduce un nuevo tipo de- comunidad, la in­
dustrial. En ella predomina una relación de dependencia entre el empresario y el obrero que
ofrece su trabajo a cambio de un salario determinado en el mercado fluctuante de la dema­
da. En contraste con la visi6n fatalista y estática de la comunidad agrícola y el individualis­
mo atomizado de la comunidad mercantil, el obrero industrial lucha por el establecimiento
de un orden en el que sus miembres -empresarios y trabajadores- compartan con igualdad
y justicia el fruto del desarrollo material.
Para el obrero industrial, el trabajo es la clave del ordenamiento social y la liber­
tad no radica tanto en la capacidad del hombre para hacer lo que a bien tuviera sino en un
conjunto de condicones sociales que impiden la explotación del trabajo en beneficio del ca­
pital.
El trabajador industrial tiene conciencia que su labor posibilita el progreso em­
presarial y tecnol6gico y exige que se lo ponga al Servicio de los intereses de todos los miem­
bros de la sociedad y no al de un grupo de privilegiados que cada vez se enriquecen rnás., Es­
to no será posible mientras los medios de producción estén en manos privadas.
Estas tres comunidades conviven, con mayor o menor predominio de una sobre
las otras, en cualquier sociedad latinoamericana. Las tres se identifican en una oposición
dialéctica: Los que poseen la tierra y los que la trabajan; los que montan la industria y los
que prestan su fuerza laboral; los que venden y los que compran.
.
Esta dicotomía culmina en dos extremos: Los que poseen en demasía (muy
pocos) y los que apenas tienen para subsistir (gran parte de la población). Las clases domi­
nantes ocupan el un extremo; las clases oprimidas, el otro. Entre los dos extremos se sitúan
sectores de poblaci6n intermedios y subalternos según se aproximen más a las clases domi­
nantes o a las clasesoprimidas. 5
.
No hace falta que entremos ahora a un análisis minucioso de la diversidad de
intereses, necesidades, aspiraciones, actitudes y valores de las diferentes clases y estratos de
la sociedad.
Sólo nos basta con subrayar lo obvio: Son diferentes y opuestos. Del grado de
conciencia que sobre ellos se tenga dependerá el grado y naturaleza del conflicto.
-66­
Cuando se menciona esta configuración con diferente tipo de comunidades e in­
tereses pero coincidentes en la dicotom ía explotador-explotado, mi propósito no esconvale­
cer la teoría de la modernización, cuanto dar un marco referencial al hecho de una sociedad
en pugna, que por debajo de la apariencia de una diversidad de intereses provenientes de la
tierra, el comercio y la industria, plantea una radical solución de justicia entre la posesión
opresiva de la riqueza y la inopia que permite una precaria supervivencia. El papel de la pla­
nificación no puede situarse fuera de este contexto estructural porque su eficiencia como
instrumento racional cobra dimensión de profundidad solamente cuando se la emplea en
función de la liberación humana y catalizadora y orientadora del cambio social.
PODER POLlTICO y PLANIFICACION
Una primera conclusión parece inobjetable: Si la planificación, en substancial
manera, es un proceso racional de toma de decisiones y quien, en último término, decide es
el Estado, el rumbo que tome en función del cambio o permanencia estructural de la socie­
dad dependerá de la capacidad decisoria del Estado, es decir, de su poder político.
En principio, al menos, el Estado debería estar en condiciones de convertirse,
si lo demanda el bien de la nación, en promotor del cambio social y económico.
Como los interesese instituciones tradicionales se encuentran de ordinario fuer­
temente arraigados y tenazmente se oponen a toda modificación que amenace su domina­
ción, el Estado debería comenzar por propiciar un desplazamiento del poder hacia los agen­
tes de cambio, lo que implicaría su redistribución dentro del sistema poi ítico imperante.
La asimilación de los grupos sociales con una nueva visión de la sociedad y un
proyecto de cambios estructurales, depende de la receptividad del sistema y de la adaptabili­
dad de los grupos que ingresan, es decir, de su disposición a abandonar algunos de sus valores
y reivindicaciones. Los dos factores se condicionan recíprocamente: la receptividad del sis­
tema estimula la adaptabilidad de los grupos sociales.
La impermeabilidad del sistema a los procesos de cambio y la intransigencia de
los grupos que lo promueven, agudizan el enfrentamiento y desencadenan la polarización de
las fuerzas sociales. La alternativa es clara: Cuando se conjugan la receptividad del sistema
y la adaptabilidad de los grupos en pugna con la tradición, se generael reformismo gradual;
en caso contrario, se afianza el movimiento revolucionario.
El poder poi ítico se caracteriza por su concentración, su expansión o su disper­
si6n.
El primer desafío de un Estado frente a un sistema feudal, disperso, débilmente
organizado y articulado, consiste en acumular el poder necesario para producir cambios en la
economía tradicional; el segundo, en ampliar las zonas de poder para asimilar a los nuevos
grupos movilizados por el cambio económico y darle permanente vigencia; el tercero, ante el
peligro de sucumbir a la dispersi6n, en establecer frenos y controles recíprocos entre los
nuevos grupos e instituciones. Este parece haber sido el curso de la revolución mexicana y
cubana.
En América Latina, por simbiosis estructural entre el poder poi ítico y el poder
- 67­
econ6mico, los Estadosse han caracterizado por servir a los intereses tradicionales de las cla­
ses dominantes. Su sistema poi ítico social, si dejamos a un lado los casos de la revolución
mexicana y cubana, oscila entre el hermetismo y esporádicos ensayos de reformismo.
La inicial concentración del poder para desencadenar cambios en el sistema eco­
nómico sólo ha servido para acumular la riqueza en la clase dominante y ensanchar la distan­
cia entre los poderosos y los débiles. Consiguientemente no se ha llegado a la segunda etapa
de expansión del poder.
En Estados Unidos, los polltóloqos enmarcan la teoría del poder en una simple
fórmula matemática: La ganancia de poder de un grupo está en relación directa a la pérdi­
da de poder de otro.
El marxismo señala el aspecto colectivo y expansivo del poder. El poder no se
reparte, se moviliza, desarrolla y organiza. En otras palabras, sobre todo en condiciones de
dominación alienante, el poder se crea.
En América Latina no se puede aplicar la fórmula americana. Los grupos oli­
gárquicos siempre han tenido el dominio exclusivo del poder. Es indispensable, por lo tanto
movilizar, organizar y crear un nuevo poder.
Precisamente por no existir un poder real de las fuerzas del cambio, los Estados
de América Latina enfocan su poi ítica con miras al mantenimiento del sistema. Esto ha afir­
mado el rol funcional del planificador que se reduce a la prestación de servicios tecnocrátl­
cos para beneficio de una clientela. Privado de libertad, el planificador no es motor del cam­
bio social sino, a menudo, estabilizador del sistema.
A este propósito, las palabras de John Friedmann cobran medular significado:
"La planificación es conservadora y los planificadores son burócratas ordinarios que buscan,
como todo empleado público, la seguridad de su carrera, la promesa de la promoción regu­
lar, y el premio de una eventual pensión de retiro. .. La acción poi ítica consuetudinaria­
mente es oportunista en su designio. Toma en cuenta el interés público en la medida míni­
ma que se requiere para el mantenimiento de la organización (planificadora) o cuando los
objetivos son simples, claros y ampliamente aceptados. .. Desde la perspectiva de las oficio
nas de planificación, la visión que supone que el planificar es instrumento para conseguir el
desarrollo histórico del hombre bajo la guía e influjo de metas racionalmente formuladas y
racionalmente escogidas, es reputada pura tontería... El planificador técnico está obligado
a mirar la mayor parte de la realidad, incluída la realidad potencial, como dada, no puede
aventurarse a cambiarla aunque lo quisiera. En consecuencia, (el Planificador) se mira a sí
mismo como ocupante de una posición más bien modesta en la jerarquía organizacional, in­
capaz y, ciertamente, sin inclinación a influir en los destinos humanos ya tomar, en verdad,
"grandes" decisiones". 6
.
ORIGEN DE LA PLANIFICACION IMPOSITIVA-VERTICAL
El planificador está satisfecho si puede encontrar soluciones generales; el eluda­
dano procura responder al reto inmediato de problemas concretos.
El planificador mira al pasado y defiende el presente; el ciudadano impugna el
-68­
presente y se orienta al futuro.
El planificador toma el tiempo como una variable sin consecuencias; el ciudada­
no se frustra ante el escape del tiempo.
El planificador encuentra satisfacci6n en el reconocimiento de su pericia tec­
nológica; el ciudadano la encuentra si su esfuerzo se corona en dividendos tangibles de
adquisici6n económica e influencia social.
Las restricciones a la planificación provienen de las limitaciones del poder poi íti­
co resultante de fuerzas internas al sistema social y también de agentes externos que influ­
yen en su estructura. Tal esel caso de la dependencia proveniente del neocolonialismo.
NEOCOLONIALlSMO y PLANIFICACION
Para que exista neocolonialismo se necesitan tres requisitos: (1) Naciones eco­
n6mica y tecnológicamente poderosas; (2) naciones tecnológica y econ6micamente atra­
sadas y vulnerables; (3) relaciones de dependencia y dominaci6n entre-las poderosas y las
débiles:7
Ordinariamente, la situaci6n neocolonialista requiere la dominación impues­
ta por una minoda extranjera, racial y cultural mente diferente, en nombre de una superiori­
dad afirmada dogmáticamente, sobre una mayoría autóctona considerada inferior. La na­
ci6n neocolonizadora se inserta en la colonizada bajo el pretexto de ayudarle a mejorar sus
condiciones de vida,. activar su desarrollo con el apoyo econ6mico y tecnol6gico pero, en
realidad, sólo persiguiendo su propio provecho. La ayuda crea nuevas expectaciones y aspi­
raciones pero, al mismo tiempo, su dinamismo dependiente implanta condiciones que frenan
el desarrollo e impiden la autonomía porque está en interés de la nación dominante la per­
manencia de la dominada en el atraso relativo que condiciona su explotación.
El neocolonialismo es una forma enmascarada de usurpar la autonomía, evitan­
do gastos y antagonismos abiertos que suscitan las tropas de ocupación y los gobiernos con­
sulares del decrépito colonialismo, mientras se impide en provecho de la metrópoli el desa­
rrollo autogestionado de los países dependientes.
Cuatro son los controles indirectos aplicados por el neocolonlallsrno: (1) Se
permite el desarrollo siempre que se lo limite a ciertos recursos y a ciertos sectores. El Es­
tado dependiente no puede, por eso, planificar un desarrollo global sino sólo sectorial. El
precipitado último de este mecanismo es la econom ía de subsistencia, en todos aquellos sec­
tores que un desarrollo tecnol6gico aut6nomo desencadenaría la pérdida del mercado neo­
colonial y el riesgo de la competencia; (2) la materia prima extraída del país neocoloniza­
do es procesada y convertida en producto manufacturado en el país neocolonizador, impi­
diendo cualquier avance tecnol6gico significativo. El procesamiento autóctono es permitido
en rubros sin importancia; (3) los salarios pagados a la mano de obra autóctona son marca­
damente inferiores a los que se paga en la metrópoli, afirmando la tendencia y prácticas de
las oligarquías locales que propenden a la explotación laboral; (4) los empleados locales so­
lo pueden aspirar a puestos subalternos siempre debajo de los teénicos y administradores ex­
tranjeros.
-69­
La esencia del neocolonialismo radica en que el Estado sometido es teórica y
externamente independiente, pero en realidad su econom ía y en consecuencia su poI ítica es­
tán manipuladas desde afuera.
El sistema neocolonialista de dependencia encuentra sus aliados connaturales en
los miembros del grupo oligárquico que se benefician económicamente sirviendo de interme­
diarios a sus intereses.
Esta imbricación con los grupos oligárquicos sirve de apoyo a la supervivencia
de un sistema cerrado y estático. La falta de dinamismo es resultado de la dominación que
ejerce una nación extranjera, poderosa y avanzada sobre una sociedad atrasada.
Esta dominación bloquea la posibilidad del cambio impidiendo la formación de
grandes capitales locales; limitando la mano de obra calificadaa un sector o a unos pocos
sectores de producción y manteniendo a la sociedad dominada en niveles inferiores de capa­
citación y responsabilidad; desalentando la iniciativa, la aceptación del riesgo y la confianza
en sí misma.
La sociedad que nace del neocolonialismo es periférica, desequilibrada e inhibi­
da.
La sociedad dependiente se sitúa en la periferie de un círculo cuyo centro ocu­
pa la sociedad dominante. 8
Alejada del centro no se beneficia de su actividad, tecnología y pericia. Su acti­
tud es de total pasividad respecto al centro metropolitano del que nacen las iniciativas y de­
cisiones, y 'de completa supeditación a las necesidades e intereses de la metrópoli.
El desequilibrio es otra característica esencial de la sociedad dependiente. Al­
gunos sectores explotados. por el pa ís neocolonizador se desarrollan desmesuradamente,
mientras el resto continúa sumido en la inmovilidad y en niveles de subsistencia. Explota los
recursos naturales en detrimento de la industria secundaria, tenuemente existente.
El desequilibrio impositivo se destaca más todavía cuando se trata de la venta
de la materia prima y la compra de productos y maquinaria para incrementar el desarrollo
dependiente. La materia prima es comprada de acuerdo a los precios que fija la metrópoli;
los productos industrializados y la tecnología a precios impuestos, no fijados ni negociados
por la sociedad dependiente. Los primeros bajos y casi estables; los segundos altos y en
constante incremento.
La sociedad dependiente, víctima de la manipulación internacional, alberga sen­
timientos de incapacidad e inferioridad, con tendencia marcada al inmovilismo, que el país
dominante aprovecha como justificación de su presencia y atribuye a pereza y congénita me­
diocricidad.
La sociedad dependiente, distendida entre la duda y la esperanza, sometida a la
explotación interna y a la dominación extranjera, es por natural inclinación conflictiva. Su
potencial amenaza, desencadena la represión desbozada o la violencia institucionalizada.
- 71 ­
-70­
De esta manera se imposibilita todo sentido de identidad nacional, al debatirse
el país entre opuestas tendencias que lo impulsan al dirigismo neocolonialista o la liberación
autogestionada.
Nace así un doble sistema reivindicativo que de acuerdo con Mannheim conver­
ge hacia la ideología o la utopía.
Si se acepta en sus líneas generales esta descripción de la estructura de las so­
ciedades latinoamericanas, se comprenderá mejor por qué es imposible una planificación glo­
bal y porqué 91 planificador ha optado por jugar el cómodo papel de tecnócrata funcional.
No es que el planificador latinoamericano se distienda angustiado entre las concepciones
opuestas que asignan a su rol los pensadores americanos y europeos. No es que se angustie
por el peligro que una planificación central encarna para la democracia. No es que esté con­
vencido que a él no le toca detectar las corrientes del cambio y armonizarlas en un proyecto
que eche abajo estructuras caducas y genere una nueva sociedad más justa y humana.
Es que está maniatado por la estructura del sistema que se opone a las modifi­
caciones que ponen en peligro los intereses para los que está diseñado.
El planificador se enfrenta a una doble e hipotética alternativa: Una sociedad
de estructura más o menos estática, justificada por la ideología de la clase dominante o una
sociedad empeñada en el cambio estructural en función de un pensamiento revolucionario
que ha desplazado del poder a la primera.
Mas por desgracia, es suficientemente conocido por la sociología que el pensa­
miento utópico revolucionario, una vez instaurado en la estructura de poder de una nación se
convierte en ideología justificativa del presente, que bloquea cualquier cambio posterior.
Consiguientemente, el planificador termina jugando el papel de mantenedor del nuevo orden
establecido.
El planificador, al menos en el marco referencial latinoamericano, jugará el pa­
pel que le asigne el poder poi ítico del Estado. Su grado de influencia dependerá de su cer­
canía a los centros de decisión y a su capacidad de ofrecer soluciones a los problemas más
urgentes o a la elaboración de proyectos que justifiquen la presencia de un grupo poi ítico
en la conducción del gobierno.
Cuando se trate de un gobierno conservador, su.influencia dependerá de su ca­
pacidad para planificar en función de la estructura social vigente; cuando se trate de un go­
bierno reformista, de su talento para ofrecer alternativas de cambio gradual y tangencial.
nariamente, responden a exigencias urgentes de los grupos de presión ya problemas sociales
que no pueden ser ignorados sin alterar la convivencia pacífica o a promesas de campañas o
plataformas partidistas. Tienen la ventaja de poder ser aisladas y fijarse en función de un so­
lo problema liberando al gobierno de la necesidad de introducir cambios substanciales que
afecten el conjunto de la organización social.
Hasta el momento, se puede afirmar, sin temor a incurrir en error, que la plani­
ficación no se ha convertido ni se convertirá en el inmediato futuro en el cuarto poder del
Estado, en ese organismo científicamente preparado y políticamente poderoso para com­
prender las corrientes del cambio social y para armonizarlas en función de un futuro no deja­
do al azar.
Si las investigaciones de quienes se dedican a la exploración de los sistemas so­
ciales, como por ejemplo Jay W. Forrester, resultan valederas, se podría esperar que el pla­
nificador desempeñe un papel más airoso. Según este autor, los sistemassociales complejos
son notablemente insensibles al cambio en la mayoría de sus parámetros.
Pero poseen gran sensibilidad al cambio en unos pocos parámetros y para esca­
sos cambios estructurales que pueden causar un impacto rnuv grande en la organizaci6n so­
cial. 9
Descubrir estos puntos. permeables al cambio y convertirlos en blanco de las
poi íticas de planificación, debería ser el papel del planificador. Aunque esto no lo torne en
rector del cambio social pueden al menos, trocarlo en acelerador del mismo.
Antes de pasar al estudio sistemático de los principales elementos de la plani­
ficación, esta preliminar discusión sobre el papel del planificador y las limitaciones estruc­
turales de la planificación nos servirán para adoptar una actitud fría y pragmática en elebo­
ración del modelo de planificación de la comunicación. Fieles a lo expuesto, trataremos de
situar aquellos puntos permeables a poi íticas de comunicación que puedan desencadenar un
proceso de cambio en el sistema social.
ELE~.1ENTOS
DE LA PLANI FICACION
Históricamente la planificación se ocupó de solucionar problemas concretos y
relativamente sencillos relacionados con el medio ambiente físico. Más tarde se cay6 en la
cuenta que la planificación podía tener validez e implicaciones para el futuro y que, por lo
tanto, el planificador debería anticiparse a las necesidades venideras.
La planificación en sus incipientes comienzos suponía cuatro pasos fundamen­
El planificador tendrá un marco de acción relativamente más amplio en su
papel de consejero yen el establecimiento de poi íticas.
Como consejero, está alejado de las. trabas de la función burocrática y su grado
de influencia en la toma de decisiones dependerá más de su personal habilidad que del car­
go que ocupe.
Las políticas gozan de mayor probabilidad de ser implantadas que un plan com­
prensivo que toque los nervios de la organización global de la sociedad. Las poi íticas ordi­
tales:
(1)
(2)
(3)
(4)
Identificación de un objetivo.
Análisis cel medio en el que se realizaría el objetivo.
Predicción de resultados.
Diseño físico.
1\1 poseer los planificadores técnicas más sofisticadas de análisis, el que se adop­
tara uno a otro plan depend ía de la buena voluntad de los tomadores de decisión.
- 71 ­
-70­
De esta manera se imposibilita todo sentido de identidad nacional, al debatirse
el país entre opuestas tendencias que lo impulsan al dirigismo neocolonialista o la liberación
autogestionada.
Nace así un doble sistema reivindicativo que de acuerdo con Mannheim conver­
ge hacia la ideología o la utopía.
Si se acepta en sus líneas generales esta descripción de la estructura de las so­
ciedades latinoamericanas, se comprenderá mejor por qué es imposible una planificación glo­
bal y porqué 91 planificador ha optado por jugar el cómodo papel de tecnócrata funcional.
No es que el planificador latinoamericano se distienda angustiado entre las concepciones
opuestas que asignan a su rol los pensadores americanos y europeos. No es que se angustie
por el peligro que una planificación central encarna para la democracia. No es que esté con­
vencido que a él no le toca detectar las corrientes del cambio y armonizarlas en un proyecto
que eche abajo estructuras caducas y genere una nueva sociedad más justa y humana.
Es que está maniatado por la estructura del sistema que se opone a las modifi­
caciones que ponen en peligro los intereses para los que está diseñado.
El planificador se enfrenta a una doble e hipotética alternativa: Una sociedad
de estructura más o menos estática, justificada por la ideología de la clase dominante o una
sociedad empeñada en el cambio estructural en función de un pensamiento revolucionario
que ha desplazado del poder a la primera.
Mas por desgracia, es suficientemente conocido por la sociología que el pensa­
miento utópico revolucionario, una vez instaurado en la estructura de poder de una nación se
convierte en ideología justificativa del presente, que bloquea cualquier cambio posterior.
Consiguientemente, el planificador termina jugando el papel de mantenedor del nuevo orden
establecido.
El planificador, al menos en el marco referencial latinoamericano, jugará el pa­
pel que le asigne el poder poi ítico del Estado. Su grado de influencia dependerá de su cer­
canía a los centros de decisión y a su capacidad de ofrecer soluciones a los problemas más
urgentes o a la elaboración de proyectos que justifiquen la presencia de un grupo poi ítico
en la conducción del gobierno.
Cuando se trate de un gobierno conservador, su.influencia dependerá de su ca­
pacidad para planificar en función de la estructura social vigente; cuando se trate de un go­
bierno reformista, de su talento para ofrecer alternativas de cambio gradual y tangencial.
nariamente, responden a exigencias urgentes de los grupos de presión ya problemas sociales
que no pueden ser ignorados sin alterar la convivencia pacífica o a promesas de campañas o
plataformas partidistas. Tienen la ventaja de poder ser aisladas y fijarse en función de un so­
lo problema liberando al gobierno de la necesidad de introducir cambios substanciales que
afecten el conjunto de la organización social.
Hasta el momento, se puede afirmar, sin temor a incurrir en error, que la plani­
ficación no se ha convertido ni se convertirá en el inmediato futuro en el cuarto poder del
Estado, en ese organismo científicamente preparado y políticamente poderoso para com­
prender las corrientes del cambio social y para armonizarlas en función de un futuro no deja­
do al azar.
Si las investigaciones de quienes se dedican a la exploración de los sistemas so­
ciales, como por ejemplo Jay W. Forrester, resultan valederas, se podría esperar que el pla­
nificador desempeñe un papel más airoso. Según este autor, los sistemassociales complejos
son notablemente insensibles al cambio en la mayoría de sus parámetros.
Pero poseen gran sensibilidad al cambio en unos pocos parámetros y para esca­
sos cambios estructurales que pueden causar un impacto rnuv grande en la organizaci6n so­
cial. 9
Descubrir estos puntos. permeables al cambio y convertirlos en blanco de las
poi íticas de planificación, debería ser el papel del planificador. Aunque esto no lo torne en
rector del cambio social pueden al menos, trocarlo en acelerador del mismo.
Antes de pasar al estudio sistemático de los principales elementos de la plani­
ficación, esta preliminar discusión sobre el papel del planificador y las limitaciones estruc­
turales de la planificación nos servirán para adoptar una actitud fría y pragmática en elebo­
ración del modelo de planificación de la comunicación. Fieles a lo expuesto, trataremos de
situar aquellos puntos permeables a poi íticas de comunicación que puedan desencadenar un
proceso de cambio en el sistema social.
ELE~.1ENTOS
DE LA PLANI FICACION
Históricamente la planificación se ocupó de solucionar problemas concretos y
relativamente sencillos relacionados con el medio ambiente físico. Más tarde se cay6 en la
cuenta que la planificación podía tener validez e implicaciones para el futuro y que, por lo
tanto, el planificador debería anticiparse a las necesidades venideras.
La planificación en sus incipientes comienzos suponía cuatro pasos fundamen­
El planificador tendrá un marco de acción relativamente más amplio en su
papel de consejero yen el establecimiento de poi íticas.
Como consejero, está alejado de las. trabas de la función burocrática y su grado
de influencia en la toma de decisiones dependerá más de su personal habilidad que del car­
go que ocupe.
Las políticas gozan de mayor probabilidad de ser implantadas que un plan com­
prensivo que toque los nervios de la organización global de la sociedad. Las poi íticas ordi­
tales:
(1)
(2)
(3)
(4)
Identificación de un objetivo.
Análisis cel medio en el que se realizaría el objetivo.
Predicción de resultados.
Diseño físico.
1\1 poseer los planificadores técnicas más sofisticadas de análisis, el que se adop­
tara uno a otro plan depend ía de la buena voluntad de los tomadores de decisión.
-nCuando a mediados de este siglo se aquilataron mejor las técnicas anal íticas; en
especial en lo referente a costos y beneficios, el planificador logró presentar un abanico ma­
yor de posibles alternativas, medidas de evaluacion y predicciones que pod ían ser sujetas a
ciertos estándares de mensurabilidad. Minimizar costos y optimizar el rendimiento se con­
virtió en la regla de oro de la planificación.
Al presente se ha comenzado hablar de costos sociales, de necesidades y aspira­
ciones de la población, de indentificación de las corrientes de cambio, de anticipación del fu­
turo, factores que obligan al planificador a pensar en un sentido global y no parcial y atomi­
zado de pasadas generaciones.
El planeamiento, en su metodología más sofisticada como en la más rudlmenta­
ria, siempre se conceptuó como un proceso racional, lógico, anal ítico y sintético que par­
tiendo de un análisis de la realidad fija un objetivo u objetivos hacia los cuales se encamina
una acción coordinada para lograrlos en un tiempo determinado y con la mayor eficacia po­
sible; Ese proceso podría sintetizarse en las siguientes preguntas:
(1) Qué debo hacer; (2) cómo hacerlo; (3) cuán o hacerlo; (4) cuánto cos­
tará; (5) qué medidas establezco de ejecución satisfactoria; (6) cuánto se ha progresado y (7)
qué medidas correctivas se deben aplicar.
Estas preguntas se articulan en varias operaciones: Una de planificación propia­
mente tal y otras que miran más a procesos administrativos y consecuentes a la primera que
son: Organización, dirección y control. Veámoslas más detalladamente.
Planificación: Determinación de lo que debe ser realizado.
(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
(7)
(8)
(9)
(10)
(11)
Análisis de la situación.
Identificación y definición de los problemas, sus interrelaciones y sus relaciones con
el medio ambiente.
Diaqnóstico y pronóstico.
Apreciación de las políticas existentes.
Formulación de alternativas.
Determinación de costos y beneficios.
Fijación de metas y objetivos.
Fijación de políticas y procedimientos.
Asignación de recursos.
Programación.
Cronogramación o especificación de los requisitos de tiempo para los objetivos y
programas.
11
Organización: División del trabajo y asuntos de personal relacionados con la capaci­
dad y disponibilidad para su ejecución.
(1)
Estructuración: Distribución y armonización del trabajo para la ejecución progresiva
y eficiente.
(2)
Apreciación de las necesidades de personal: Exigencias del trabajo y capacidades co­
rrespondientes al personal.
-73 ­
(3)
Selección:
Jdentificación y nombramiento de las personas para las diferentes
posiciones y ocupaciones dentro de la organización.
(4)
Capacitación:
Entrenamiento específico para el mejoramiento del personal y me­
jor rendimiento en las tareas a realizarse.
III
Dirección:
Orientación del comportamiento para el desempeño eficiente de las
diferentes funciones y actividades.
(1)
Delimitación de roles: Asignación de responsabilidades y autoridad en la ejecución
del trabajo.
(2)
Motivación:
(3)
Comunicación: Delineamiento de las redes de comunicación que permitan. un fácil
flujo de información y el intercambio constante de ideas entre la co­
munidad de dirigentes y trabajadores.
(4)
Coordinación:
Consecución de la armonización de los esfuerzosindividuales parael
logro d.e los objetivos del grupo.
IV
Control:
Implantación de mecanismos que aseguren la obtención de íos ob­
jetivos.
(1)
Fijación de estándares:
(2)
Evaluación:
(3)
Acciones correctivas: En base a la confrontación detectar lasdesviaciones y asegurar
los medios para enmendarlas.
(4)
Obtención de objetivos.
Estimular a las personas para el rendimiento máximo en su trabajo.
Establecimiento de medidas operacionales de calidad.
Confrontación de la ejecución real con la deseada.
ACLARACION TERMINOLOGICA
La esquematizaci6n anterior requiere algunas distinciones que la aclaren. La
primera es la distinción entre planificación en sentido estricto y en sentido amplio.
Planificación en sentido estricto es aquella operación racional, analítica y sintética,
que se dirige esencialmente a la fijación de objetivos, partiendo del análisis de la realidad.
Planificación en sentido amplio es aquella que no sólo establece los objetivos sino
además diseña la ejecución, los mecanismosde control y evaluación.
Si se acepta esta distinci6n se comprende mejor por qué en nuestra esquematización
de las diferentes etapas, sólo la primera, que gira alrededor del establecimiento de los objeti­
vos es caracterizada como planificación.
Hemos dicho que la planificación es un proceso. Hay dos maneras de entenderlo.
Proceso quiere decir, bien el paso sistemático y ordenado de una etapa a otra de la planifica­
-74 ­
ción o bien señala la necesidad de no conceptuar la planificación como una operación que
comienza en un tiempo dado y termina en otro, sino que contínuamente está en trance de
revisión y reajuste.
Si aislamos los elementos esenciales de la planificación tomada en sentido es­
tricto, tendríamos el siguiente modelo:
o
PLANIFICACION
EN
SENTIDO
FIGURA
ESTRICTO
I
Los números significan:
o
2
3
4
5
6
7
Análisis de la situación. Se la marca con el cero por ser un antecedente de la planifi­
cación, un prerequisito de ella.
Identificación y definición de los problemas que incluiría el diagnóstico, pronósti­
co y apreciación de las poi íticas existentes.
Formulación de alternativas.
Determinación de costos y beneficios.
Fijación de metas y objetivos.
Determinación de poi íticas y procedimientos.
Asignación de recursos.
Programación y cronogramación.
Como la planificación en sentido amplio, incorpora lasoperaciones de ejecución
y control, el modelo anterior se ampliaría en la forma siguiente:
-75 ­
MEDIO
AMBIENTE
CRITICA
Y
DISCUSION
EJECUCION
----------------~--------------CONTROL
PLANIFICACION, EJECUCION
FIGURA
y
CONTROL
2
Todos 105 números tienen el mismo significado que en el modelo anterior, añadién­
dose 105 números 8 y 9 que corresponden a la ejecución (8) y control (9) situado en el
centro de una línea que abarca todo el proceso y que termina en el punto de partida, para
sugerir la confrontación de lo ejecutado con la realidad.
El aspecto dinámico de la planificación que encarna un constante ejercicio de
revisión y reajuste se destaca en el siguiente modelo típico de la "planificación por obje­
tivos":
-76­
CAPl\C,IDAO Il€CISO~
RIA DEL GOBIERNO E
INSTITUCION PLANI.
FICADORA.
l.
o
U
I
1
I
,¡,
~IENTO
DE
UTA NOARES
~
~
ID
'"
EVALUACION
ACCIONES <:0_1---­
DE LA
r--------lRRECTIVA$
EJECUCION
I
y
EJECUCION
12
It
N
J
CONTROL
L
OBTENCION DE
OBJETIVOS
FI GURA
3
ELEMENTOS DEL PROCESO DE PLANIFICACION
Para no apartarnos de la metodología anticipada en la introducción y seguidaen el
capítulo anterior, abordemos el análisis de los principales elementos que determinan el pro­
ceso de la planificación.
El proceso de la planificación supone como antecedente el análisis de la sltua­
eton, Por este término se entiende el estudio del medio ambiente y los factores que lo afec­
tan y configuran: estado relativo del desarrollo, crecimiento de población, cambios en las
actividades económicas y distribución del ingreso, grado de influencia de la tecnología, mo­
dificaciones en el sistema de valores de las diferentes clases sociales, estructura de poder,
marginalismo, etc.
De esta suerte,el planificador debe detectar las necesidades y tendencias de la
sociedad y en base a ellas formular el diagnóstico (estado actual de la sociedad) yel pronós­
tico. (estado futuro de la sociedad),
-77­
El pronóstico, como el término sugiere, es una previsión o predicción del futu­
ro. Se distingue del acto impulsivo y de la adivinanza. Trata de prevenir la improvisación
visualizando, por un análisis factual y sistemático, aquellas cosas que pueden ocurrir en el
futuro y que tendrían efecto notable sobre la ejecución del plan y los objetivos que quieran
alcanzarse. Por el pronóstico se anticipa no solamente la evolución de las tendencias actua­
les, sino también de las consecuencias de las decisiones adoptadas en la planificación.
El establecimiento de los objetivos y la determinación de las etapas de ejecu­
ción no pueden prescindir del pronóstico.
El pronóstico, por ser una estimación del futuro, supone el riesgo de la equivo­
En general, cuando más corto es el tiempo sobre el que versa el pronóstico más pro­
babilidades tiene de no errar. En períodos largos como de 5 a 10 años, el riesgo de inexac­
titud aumenta. Consiguientemente la predicción a largo plazo y la programación que fluya
de ella está sujeta a reajustes y modificaciones para adaptarse a circunstancias imprevistas.
cacron.
En la estimación del futuro los planificadores suelen preguntarse: Qué es lo
que más probablemente acontecerá sino se interviene en el estado actual de las cosas? Qué
debería acontecer? Cómo lograr que suceda lo que debería acontecer?
La respuesta a la primera pregunta es propia del análisis científico. La segunda
depende de la decisión política: La tercera es el patrimonio del planificador. La incertidum­
bre planteada por la primera pregunta es enfrentada por el científico por una doble metodo­
logía: La una cualitativa V la otra cuantitativa.
El método cuantitativo ordinariamente se basa en el estudio de las tendencias
históricas. Una de las técnicas más conocidas es la del análisis regresivo que reduce los datos
a ecuaciones lineares y de ellas extrae las predicciones.
METOOOS CUALITATIVOS
Entre los métodos cualitativos el más reciente es el Oelphi, del que hablaremos
detalladamente más tarde. Ahora basta con describir, en forma condensada, tres: Análisis de
sensibilidad, análisis de contingencias; y análisis a tortlorl.l O
El análisis de sensibilidad está diseñado para medir, grosso modo, el impacto
que en diferentes alternativas pueden producir elementos inciertos. El analista trata de de­
terminar una serie de valores anticipados respecto a los parámetros inciertos y a los otros pa­
rámetros. Como los valores son hipotéticos, el analista conjuga una variedad de ellos (unos
optimistas y otros pesimistas) procurando calibrar la sensibilidad de los resultados en cone­
xión con los parámetros inciertos.
El análisis de contingencia trata de deducir los efectos en las diferentes alterna­
tivas cuando se introduce un cambio significativo en los criterios de su evaluación. Por ejem­
plo, qué sucedería si se cambiara un elemento importante del medio ambiente físico? Más
concretamente: Qué sucedería al tráfico urbano si se quitara el subterráneo?
El análisis a fortiori consiste en favorecer lo más posible una alternativa para luego
medirla frente a otras alternativas. El analista, frente a un abanico de alternativas, escoge
-78­
una, digamos la alternativa B y resuelve todas las incertidumbres que la rodean, hasta hacerla
parecer la mejor. Luego compara a B con las otras a las que no se ha dado este tratamiento
preferencial. Si efectuada la comparación aparece otra alternativa en mejor luz que B se des­
carta a B y se prefiere la que sin el tratamiento preferencial luce mejor.
ALTERNATIVAS
Decíamos que toca al poi ítico responder a la pregunta: "¿Oué deber ía aconte­
cer?".
En el futuro sitúa el hombre el campo de la esperanza y el cambio. La frustra­
ción del presente se convierte en la aspiración del mañana. En América Latina el presente
encierra el ámbito de la frustración y el futuro abre la perspectiva de la transformación.
Decíamos anteriormente que la ideología se afirma en las oportunidades del or­
den encarnado en el presente. Lo defiende como bueno y cree que puede perfeccionarse a
través de graduales reformas. En este sentido, la ideología es eminentemente defensiva y, en
el mejor de los casos, reformista.
El pensamiento utópico, por el contrario, se proyecta al futuro y cree en la ne- .
cesidad de una ruptura drástica con el presente. Su blanco de ataque es la totalidad del sis­
tema. Cuando el pensamiento utópico no se vacía en la acción sirve de acicate a la reforma
de la sociedad. Cuando se encauza en la acción se concentra en la destrucción del orden es­
tablecido por el medio de la subversión y rechaza cualquier modificaci6n del sistema como
insuficiente.
El poi ítico, que define su función como el arte de lo posible, se orienta hacia el
compromiso pragmático.
Si se toma en cuenta lo dicho anteriormente sobre la estructura de poder en
América Latina es fácil deducir quea la pregunta de lo que deberá ser la sociedad en el futu­
ro, la respuesta se inclinará a un pronóstico de permanencia estructutal con modificaciones
tangenciales.
A la pregunta: "¿Cómo lograr que-suceda lo que debería acontecer?" el pla­
nificador responde con una serie de alternativas.
Las alternativas son cursos de acción para solucionar los problemas identifica­
dos y definidos en el análisis de la situación.
Para cada problema identificado y definido se deben formular varias alternati­
vas.
Fácilmente se puede caer en la elaboración pareada por la cual se sugiere una al­
ternativa a la que se opone su contradictoria. Un abanico de posibilidades facilita el proceso
de decisión; el enfrentamiento de dos canaliza en demasía el curso de acción y mutila arbi­
trariamente la realidad.
-79­
La primera formulaci6n de las alternativas suele pecar de imprecisi6n y vague­
dad. Se las debe, por eso, sujetar a un tratamiento crítico y reflexivo. Las observaciones
provenientes de este análisis las purifican progresivamente de su imprecisi6n, las adaptan me­
jor a la soluci6n del problema y este curso de aquilitamiento despierta, a su vez, observacio­
nes más precisas y concretas.
Una vez que se ha llegado a la formulaci6n deseada es preciso identificar las
consecuencias e implicaciones de cada alternativa respecto a las demás. No se debe estudiar
cada alternativa en si misma porque el que se adopte una en lugar de otra compromete la
planificaci6n a un curso de acci6n que necesariamente afectará a las demás que constituyan
un conjunto operacional.
Las alternativas no son declaraciones abstractas sino cursos concretos de acci6n
y, por lo tanto, eminentemente operacionales. Este continuo esfuerzo por reducirlas a un
estado máximo de concreci6n y operacionalidad puede a veces desembarcar en la acepta­
ci6n, rechazo o modificación de ideas que en un principio se juzgaron valiosas, se puede lle­
gar hasta la decisi6n de no hacer nada respecto de un problema dado. Tal decisión no debe
considerarse como una pérdida de tiempo. Puede reforzar un nuevo estudio de las necesi­
dades y un nuevo planteamiento más adecuado a una situación presente.
No es raro que se produzca un impasse entre dos o mas alternativas que pueden
conducir a replanteamientos de.los problemas y aún a modificaciones de los objetivos.
OBJETIVOS
El análisis de la realidad converge hacia la identificación y definición de los pro­
blemas. En un paso siguiente se formulan las alternativas que señalan rutas de acci6n para
su solución. Con estos antecedentes se pasa a la fijación de los objetivos.
Esta etapa es la más importante de todo el proceso de planificación y es la que
le da sentido y garantiza la coherencia de sus partes.
Respecto a los objetivos existe una señalada confusión y falta de acuerdo común
entre los diferentes autores. Se habla de objetivos particulares, objetivos primarios y secun­
darios; objetivos políticos y objetivos sociales, etc.
Para nosotros, objetivos son descripciones concretas y operacionales de los re­
sultados que se quieren obtener para la soluci6n de los problemas identificados y definidos
en el análisis de la situación.
La mayor o menor dificultad que se encuentre para la fijación de objetivos de­
penderá del rigor, diversidad, claridad y concreci6n que se haya tenido en la identificaci6n y
formulaci6n de alternativas.
No se debe creer que el objetivo no es otra cosa que la alternativa elegida. Las
alternativas señalan cursos de acción para la solución de los problemas identificados, el obje­
tivo es la solución de esos problemas.
Si por ejemplo uno de los problemas detectados es el decrecimiento en la pro­
-00­
ducción agrícola el objetivo sería el lograr el incremento de la producción tal, en un tiem­
po X. Una de las alternativas podría ser mejorar el precio de los artículos agrícolas mediante
la supresión del intermediario; otra alte-natlva podría ser garantizar un precio estable me­
diante un subsidio gubernamental, etc.
Muchas veces la alternativa no se reduce a una sola medida sino que conforma
un "paquete" de medidas. Para el caso de la disminución de la producción agrícola, por
ejemplo se agruparía las siguientes medidas: Supresión del intermediario; garantía guberna­
mental de precios estables; exención de impuestos para fertilizantes y maquinaria agrícola;
créditos ventajosos para la producción, etc.
La planificación se orienta a satisfacer las necesidades de la población. El aná­
lisis de la situación hace aflorar al campo de lo consciente aquellas necesidades que al no ser
satisfechas se convierten en problemas. Solucionarlos constituye la esencia de los objetivos
en una planificación nacional.
En la fijación de los objetivos el radical problema consiste en determinar los cri­
terios para definir las necesidades y reducir los objetivos que apunten a su satisfacción a tér­
minos técnicos y operacionales.
Uno de los sistemas másen boga, entre los planificadores, para concretar los ob­
jetivos en términos operacionales,es el denominado "reducción de los objetivos".
Se parte de un primer nivel de abstracción que se verbaliza como "necesidades
generales de la sociedad"; el segundo es el de los "objetivos principales"; el tercer nivel esde
los "objetivos subsidiarios"; el quinto son las "metas" y el sexto las "acciones".
El primer nivel es un enunciado abstracto, no concebido en términos operacio­
nales, como "procurar el bienestar económico de la sociedad". El último nivel es totalmente
concreto y operacional: "Eximir de impuesto a la renta a todo ciudadano cuyos ingresos no
lleguen a tal cantidad".
La pirámide truncada de la fiqura 4 graficala reducción de los objetivos:
NE CESIDADES GENERALES
DE LA SOCIEDAD
OBJETIVOS PRINCipALES
OBJETIVOS SUBSIDIARIOS
OBJETIVOS
METAS
ACCIONES
REDUCCION DE OBJETIVOS
FIGURA 4
- 81 ­
El primer nivel ocupa el espacio más estrecho y superior de la pirámide para in­
dicar el grado de abstracción: El más alto; y el campo de acción: Prácticamente nulo.
El último nivel, en cambio, ocupa el espacio postrero inferior para indicar el grado de con­
creción: Máximo; y el campo de acción: Igualmente máximo.
Friedmann censura él método de la reducción de objetivos notando, entre otras
razones, que "en planificación no es suficiente predecir el resultado de una acción cuando el
contexto (de la sociedad) no cambia",11 De su argumentación, sin embargo, se deduce que
la planificación debe ser el instrumento guía del cambio social, en lo cual estamos plenamen­
te de acuerdo. Pero el caso es que la planificación, especialmente en los países latinoameri­
canos no es instrumento de cambio estructural sino de permanencia del sistema social vigen­
te. Es ese caso, la reducción de objetivos tiene todavía alto grado de aplicabilidad.
Las necesidades de la sociedad son múltiples y múltiples son los problemas que
su insatisfacción genera. Por consiguiente, las soluciones y en consecuencia los objetivos se­
rán también múltiples. Pero como no todos pueden llevarse a la práctica, el siguiente paso es
el de establecer prioridades, determinando los objetivos que deben recibir mayor atención y
deben procurarse preferencial mente respecto de otros menos importantes o postergables.
En función de las prioridades los objetivos podrían catalogarse de la siguiente
manera: (1) Necesarios; (2) indispensables; (3) deseables.
Los objetivos necesarios son aquellos que de no cumplirse se vería amenazada
la supervivencia de la sociedad; los indispensables son aquellos sin los cuales se provocaría
serias tensiones sociales: los deseables, son aquellos que al alcanzarse mejorarían las condi­
ciones de la sociedad pero que en rigor podrían posponerse sin ocasionar mayores trastornos
sociales.
NECESARIOS
INDISpENSABLES
FIGURA
DESEABLES
5
El proceso de establecimiento de prioridades provoca, con frecuencia, reajustes
parciales o totales entre los objetivos. Una reducción en el alcance de un objetivo puede,
por ejemplo, permitir la inclusión de otro. La jerarquización de los objetivos permite pues
la modificación o eliminación de algunos y brinda una orientación segura para canalizar los
esfuerzos institucionales, para elaborar programas y proyectos y para evaluar los resultados.
Antes de terminar esta breve explicación sobre los objetivos, urge una ulterior
-82­
aclaraci6n. Muchas veces, el lector de los libros de planificaci6n se queda perplejo ante la fal­
ta de claridad que se nota entre el concepto de'objetivo y meta.
Algunos autores usan ambos términos en forma intercambiable: Metas yobje­
tivos vienen a ser prácticamente lo mismo.
En nuestro estudio, por razones de claridad y sin ningún deseo de entablar polé­
mica, entenderemos estos términos de la siguiente manera:
Objetivos: Son descripciones concretas y operacionales de los resultados que se
quieren obtener para la soluci6n de los problemas identificados y definidos en el análisis de la
situaci6n.
Metas: Los pasos intermedios que llevan a la consecuci6n del objetivo.
Aunque hemos evitado entrar en una catalogaci6n de objetivos, por juzgarla
innecesaria, queremos hacer una excepción indicando la diferencia que media entre ellos en
funci6n del tiempo que se- les haya señalado para su consetuci6n. Según esta norma los ob­
jetivos pueden ser de corto plazo, si se espera cumplirlos de uno a dos años; de mediano pla­
zo de tres a siete y 'de largo plazo de 10 a 20' años.
Generalmente se habla de planificaci6n a corto, mediano y largo plazo. Esta ca­
racterizaci6n preferimos adjudicarla a los objetivos por cuanto un plan encierra una gran va­
riedad de ellos que no necesariamente se deben cumplir en igual espacio de tiempo. Por lo
tanto mal se puede hablar de un plan a corto, mediano y largo plazo. 12·
Dejamos para más tarde la exposici6n y crítica de dos aspectos de la planifica­
ci6n que se encuentran íntimamente relacionados: Procesos de decisi6n y poi íticas.
El proceso de decisi6n está latente a lo largo de todas las etapas de la planifica­
ción y, por lo tanto, no se lo puede adscribir a ninguna fase en especial. Metodol6gicamente
es mejor estudiar su peculiar problemática por separado.
Respecto a las poi íticas, que no son sino formas específicas de decisión, se las
estudia aisladamente por la polémica que existe sobre si su objeto constituye una ciencia
aparte de la planificaci6n o no.
PROGRAMACION y CRONOGRAMACION
Una vez logradas las etapas anteriores y establecidas las poi íticas, se da paso a
la programación.
La programaci6n, .en sus líneas más generales se puede describir como el esta·
blecimiento de un plan acoplado de acci6n para la consecuci6n de los objetivos.
Cuando se trata de planificaci6n nacional los términos "programa", "activi­
dades", "funciones", se usan intercambiablemente. A veces, también, se atribuye la desig­
nación de programa a la investigaci6n se conceptúa parte del análisis de la situación. La pro­
gramación, la investigaci6n y la organizaci6n son partes interdependientes de la planifica­
ción pero no son idénticas.
Otras interpretaciones conspiran a la confusión existente: se llama fase de pro­
gramación al proceso de elaboración del plan. Mas algunos consideran que los programas
son subdivisiones del plan que permiten agrupar un conjunto de decisiones por áreas de ac­
ción similares y bajo un mismo título.
Para nosotros programa será el establecimiento de un plan acoplado de acción
para la consecución de los objetivos.
En la planificación nacional se tratará de lograr una estructura programática
analizando cada programa como una unidad, prescindiendo del número de agencias guberna­
mentales que puedan estar vinculadas en su implantación; los programas estarán enmarcados
en un tiempo y espacio determinado y supondrán la asignación presupuestaria correspon­
diente; conllevarán el análisis de alternativas en función de la existencia y demanda potencial
de recursos como de su mayor o menor efectividad; finalmente mantendrá procedimientos
de crítica y reajuste contínuos para introducir las modificaciones que fueren necesarias.
Una distinción es oportuna: El programa de acción es necesario para identificar
los resultados que se pretenden lograr en función de los objetivos y en un tiempo determi­
nado; el .programa financiero proyecta el costo de cada programa de acuerdo con sus espe­
cificaciones. El costo debe ser más detallado y preciso en lo que respecta a las actividades
del año en curso.
El programa permite evaluar los métodos que se emplearán en la consecución
de los objetivos antes de comprometerse con un curso definido de acción. Aunque el progra­
ma no garantiza la ausencia de errores, disminuye notablemente su probabilidad. La progra­
mación constituye el último filtro para evitar errores de estimación en los recursos y brinda
la oportunidad de una rectificación de los objetivos antes de comprometerse a la ejecución.
Si este descubrimiento se hiciera cuando se encuentra la acción demasiado adelantada po­
drían causarse graves pérdidas en tiempo y recursos económicos.
Los métodos de programación son innumerables, La naturaleza del objetivo, la
disponibilidad de recursos, la urgencia del tiempo, la creatividad del planificador y su expe­
riencia obligan a utilizar uno u otro método de programación.
La metodología de planificación se orienta a solucionar diferentes problemas:
El desarrollo sistemático, secuencial y acoplado de las actividades; agrupación de esfuerzos
para acciones similares; identificación de costos de trabajo directo, indirecto y de subcon­
tratos; calendarios de utilización de equipos; condiciones ambientales; condicionamientos po­
I íticos, sanciones e incentivos; asignación de recursos; estudio de coherencia entre las metas
y recursos a ellas asignados; establecimientos de organismos ejecutores, etc.
Una vez seleccionado el método de programación se procede a su elaboración.
Inmediatamente viene la etapa de discusión y crítica (análisis de coherencia). Luego la pre­
sentación del programa a los organismos decisorios y la búsqueda de apoyo.
En ciertas circunstancias se lo pone a prueba en forma tentativa por medio de
un programa piloto o pretest y por último se procede a la implantación y control.
La estimación del tiempo está presente en la fijación de los objetivos y a lo lar­
-84­
go..de la programaci6n. Una operación, que nosotros aislamos por motivos de claridad paro
que se puede llevar adelante simultáneamente con la programaci6n y que en rigor es parte
esencial de ella, es la cronogramación.
La cronogramación se relaciona específicamente al tiempo-ealendario, a núme­
ro de días requeridos para las etapas que llevan a la consecuci6n del objetivo.
Las nociones anteriores nos enfrentan a la necesidad de explicar las diferencias
entre plan, programa y proyecto.
El plan es un documento final que agrupa los objetivos que se pretenden alcan­
zar en los diversos sectores de la economía nacional, para solucionar los problemas que el
análisis de la situaci6n hizo emerger, conjugando asignaci6n de recursos, poI fticas, cursos de­
finidos de acción, metas y plazos establecidos, mecanismos de ejecuci6n y control.
El programa es una parte integrante del plan cuya funci6n es armonizar las de­
cisiones referentes a determinadas áreas de acci6n y unidades productivas.
El proyecto restringe aún más el ámbito de acción. Su finalidad es la de lograr,
mediante la utilización racional de los recursos, la producci6n de un bien o de un servicio.
TIPOLOGIAS DE LOS PLANES
Tradicionalmente los planes toman diferentes denominaciones de acuerdo al
modo, al objeto, al espacio, al tiempo y a la mayor o menor participaci6n de la poblaci6n
en su elaboraci6n.
Cuando se procede a la confecci6n del plan partiendo de una teoría o modelo
global de desarrollo y por la aplicación sistemática de pruebas de coherencia se conforman
programas y proyectos sectoriales, se denomina plan descendente.
Si, por el contrario, se prescinde de planteamientos te6ricos y luego de efectua­
do un censo de los diferentes proyectos existentes del sector privado y público, se trata de
armonizarlos en un conjunto mediante medidas de optirnlzación que garanticen el rendi­
miento máximo de los recursos disponibles, el plan toma el nombre de ascendente
De ordinario, se usa una combinaci6n de ambos procedimientos en la elabora­
ción de los planes.
Por áreas de implantaci6n, los planes pueden ser educacionilles, agropecuarios,
industriales,1!tc.
Si se tiene en cuenta el espacio, los planes serán municipales, provinciales, re­
gionales, naelenales, etc.
Si se considera el tiempo de ejecuci6n, los planes serán anuales, bienales, quin­
quenales, etc., o también, de corto, mediano y largo plazo. A este respecto n6tese, sin em­
bargo, lo dicho respecto de los objetivos.
'-85­
Cuando la poblaci6n participa de alguna forma en su elaboración, el plan se lla­
ma dialogal; cuando s610 depende de los centros de decisión y planificaci6n, toma el nombre
de.vertical.
Indicábamos anteriormente que la planificación puede concebirse como instru­
mento de mantenimiento o cambio estructural de la sociedad.
Frente a este dilema los planificadores pueden elaborar dos tipos de planes:
Reactivo, el uno; e innovativo, el otro.
Los planes reactivos e innovativos difieren en la intención (cambio o manteni­
miento estructural) y en los medios que utilizan.
El plan reactivo responde a las demandas del medio e-intereses de la población
fijando objetivos que amortiguen las presiones sociales y moderen las exigencias de los diver­
sos grupos de interés. Es por naturaleza acomodaticio y tiene como mecanismo de opera­
ción la negociaci6n. Como las soluciones no eliminan las causas y raíces de los problemas,
con frecuencia son s610 temporales.
El plan reactivo sigue una ruta secuencial. Los centros de decisi6n gubernamen­
tales establecen los valores que quieren conservar y los objetivos que desean alcanzar. Los
planificadores se dedican a optimizar alternativas que estén de acuerdo con los centros de
decisión. El gobierno escoge aquellos cursos de acción que sintonizan mejor en el orden es­
tablecido. Elaborado el plan, se lo comunica a los cuadros administrativos y burocráticos pa­
ra que se lo lleve a término. La burocracia administrativa sirve de enlace para comunicar al
centro decisorio gubernamental la marcha de la ejecución, la reacción de la población y los
efectos producidos.
En el plan reactivo los roles están claramente definidos en ámbitos diferencia­
dos y aislados: Los planificadores analizan y proyectan; los centros de poder gubernamental
deciden y escogen; los burócratas implantan la ejecución del plan. Para las funciones respec­
tivas ninguno de estos grupos necesita de los otros. Las relaciones son de tipo autoritario e
impositivo; la comunicación es vertical y autoritaria.
Cuando las necesidades de la población se quieren solucionar por planes reacti­
vos, los reajustes son pequeños y conocidos y, en consecuencia, caeh en la rutina y matan la
creatividad propia de la planificaci6n.
Los planes reactivos no elevan el nivel de aspiraci6n de la gran mayoría de la
poblaci6n. Más bien engendran frustraci6n.
El plan innovativo enfrenta los problemas de la sociedad introduciendo cambios
substanciales en su estructura. Por intrínseca necesidad es comprensivo, es decir, abarca la
totalidad de la sociedad mediante una jearquizaci6n de objetivos que tocan los nervios del
poder económico y político del sistema imperante.
Como la decisi6n innovadora acarrea la reacci6n confabulada de los grupos de
poder tradicionalménte dominantes, el plan innovativo procura afianzarse en la poblaci6n
mediante la movilizaci6n popular y el diálogo cont inuo que unifica en el propósito de cambio
-86­
a la mayoría oprimida y al poder central del gobierno. La intercomunicación, al menos en
principio, es máxima y su método de implantación doblemente democrático: Por estar
orientado a satisfacer las necesidades de la mayoría de la población frente a los intereses de
las élites dominantes y por el modo dialogal de configurar el nuevo orden social.
En la práctica no hay sociedad que haya producido planes innovativos en gra­
do de total pureza. En aquellos planes que más se acercan al modelo innovativo brilla por su
ausencia la participaci6n deliberativa de la poblaci6n.
El tipo de plan máscomún en América Latina es el reactivo, yen los países do­
minados por la violencia armada como Brasil y Chile, se acerca peligrosamente a un grado de
casi total pureza.
Esta tipología sirve para entender mejor, si no la práctica de la planificación,
si al menos sus limitaciones y tal vez futuras posibilidades.
POLlTICAS y TOMA DE DECISIONES
Dentro del marco referencial de la planificación, entendemos por políticas el
conjunto de principios y normas respecto a las diferentes áreas de la producción, recursos
naturales, vida política, cultural y económica de la nación que guían al planificador en la
búsqueda de soluciones adecuadas para la satisfacción de las necesidades y aspiraciones de
la poblaci6n.
La relación entre poi íticas y planificación es intrincada y confusa. Sin po­
Iíticas no es posible la planificación pero, a su vez, sin tener en cuenta los objetivos dela pla­
nificaci6n no se pueden establecer poi íticas.
De ordinario, cuando se inicia el proceso de la planificación, se cuenta con poi í~
ticas existentes. De all í la necesidad de analizarlas como parte del estudio inicial de la situa­
ción. Identificados y definidos los problemas puede que emerja la necesidad de establecer
nuevas políticas que aseguren la implantación de una u otra de las alternativas propuestas.
Las políticas encarnan un tipo específico de toma de decisiones. Cuando se ha­
bla de la formulación de políticas como de una ciencia diferente y auxiliar de la planifica­
ción, se la debe entender dentro del proceso científico de toma de decisiones.
El análisis sistemático dé la planificaci6n descubrió la necesidad de llegar a un
método racional y científico en la toma de decisiones que asegura el éxito de su implanta­
ción.
Pronto se esclareció que para lograr un control eficaz de las operaciones era me­
nester diseñar un método analítico que respondiera a las siguientes preguntas: ¿Cómo se de­
ben tomar las decisiones? ¿Cómo se deben adquirir y procesar datos e información que ga­
ranticen la eficacia de las decisiones y su ulterior evaluación una vez implantadas?
Se encontró respuesta a estas preguntas haciendo uso extenso de disciplinas tan
antiguas como la 16gica, las matemáticas, las estadísticas y utilizando técnicas nuevasentre­
sacadas de la cibernética, las ciencias de la conducta, la teoría general de sistemas, la dinámi­
ca de grupos y las teorías de la comunicación y organización empresarial.
-ffl-
La toma de decisiones racional resulta de un flujo de datos, circunstancias y po­
sibilidades que apuntan a la consecuci6n de un fin o fines entre sí relacionados.
Este proceso racional sedistingue de la toma de decisionesespontánea e inmedia­
ta que se hace en el curso de los acontecimientos. Las decisiones inmediatas no se relacio­
nan entre sí necesariamente, ni tienen por qué preocuparse de una meta final, más allá de
los acontecimientos presentes. En cambio, el proceso racional de la toma de decisiones re­
quiere un procedimiento ordenado y sistemático de planificación que mira al futuro.
Se debe notar, sin embargo, que a veces, situaciones de emergencia pueden exi­
gir toma de decisiones inmediatas por no haber posibilidad de un procesamiento racional.
El proceso de toma de decisiones no se utiliza para todo tipo de ellas. No todas
. las decisiones abarcan igual magnitud, tienen idéntica trascendencia o suponen riesgos simi­
lares. Hay decisiones rutinarias, relativamente simples y hay decisiones que implican un cui­
dadoso ejercicio de razonamiento, buen juicio e imaginaci6n.
Las respuestas rutinarias se refieren a acontecimientos suficientemente conoci­
dos y situaciones ya experimentadas para las cuales se tiene respuesta automática. El proce­
so racional de toma de decisiones se aplica en circunstancias que exigen una soluci6n hasta el
momento no existente, por lo que se genera una natural discusión y falta de acuerdo respec­
to a la mejor respuesta para lograr determinados objetivos.
Aunque las técnicas del proceso de toma de decisiones se pueden aplicar a la
soluci6n de problemas, en espeeial cuando las alternativas no presentan una obvia y preferi­
ble respuesta, se emplean sobre todo cuando se trata de elaboraci6n de estrategias.
A nivel nacional, el proceso de toma de decisiones suele iniciarse por la-exigen­
cia de soluciones por parte de diferentes segmentosde la población ante la insatisfacci6n de
sus necesidades.
Las necesidades consideradas en sí mismas pueden ser pequeñas, específicas, fá­
ciles de satisfacer o, por el contrario, imprecisas, vagas, complejas, generalizadas. La supre­
sión de un impuesto es ejemplo de las primeras; el mejoramiento de las condiciones de vida,
la desaparici6n de la pobreza, etc., son ejemplos de las segundas.
Cuando los centros de decisi6n (individuos, grupos, instituciones) perciben las
exigencias de soluci6n surge la duda y la incertidumbre que, a veces, brota de la confronta­
ción de los datos obtenidos mediante el objetivo análisis de la situación y lo que se esperaba
encontrar.
La incertidumbre que sirve de detonador del proceso de decisión puede recibir
cuatro posibles respuestas, según Catanese y Steiss: (1) Ignorar la situación incierta deci­
diendo no hacer nada. Esta determinaci6n mata de raíz el proceso decisorio. (2) Estudiar
mejor la situaci6n incierta y ver si puede ser solucionada mediante una respuesta programa­
da. Si se encuentra 1á respuesta programada yse.decide aplicarla, el proceso de decisión
también se suspende. (3) Analizar la situaci6n para'descubrir si ella encarna un problema ge­
nérico que para su solución requerirá una decisi6n de adaptación o (4) para saber si ella en­
carna un problema no genérico sino único que demanda una decisión innovativa.13
-88­
Una vez que se han completado estas fases de tamización, clasificación y deñni­
ción del problema, el siguiente paso trata de establecer claramente lo que la decisión debe lo­
grar. Los autores citados señalan preguntas que para esta finalidad deben ser cuidadosa­
mente respondidas: (1) Cuáles son las limitaciones impuestas (existentes o potenciales) pa­
ra la solución efectiva del problema? (2) Cuáles son los objetivos y las metas mínimas que
la decisión debe lograr? (3) Qué' medidas de eficiencia pueden ser usadas en relación con
cada objetivo propuesto? (4) Qué estándares se deben aplicar para la evaluación de los posi­
bles cursos de acción? (5) Qué definición se debe utilizar para juzgar la solución más efecti­
va entre las que se propongan como solucionesde los problemas?14
Estas preguntas deslindan las limitaciones inherentes a la decisión. Una vez que
éstas han sido establecidas se pasa a la siguiente fase, la de la formulación de alternativas.
Téngase en cuenta lo dicho anteriormente sobre la necesidad de formular varias alternativas,
anticipar las consecuenclas de cada una y de definirlas operacionalmente.
El estudio crítico de las alternativas posibilita la elección de la mejor solución.
Cuando se trata de una decisión de adaptación el trabajo es relativamente fácil.
El criterio para escoger la mejor solución será el que la alternativa elegida satisfaga, al menos,
las mínimas expectaciones sancionadas por el sistema y que cause el mínimo de conflictos
posibles.
Si se quiere una solución innovativa que siempre supone una substitución o mo­
dificación substancial de las expectativas sancionadas por el sistema, se necesita un análisis
más riguroso para el que se señalan cuatro criterios:
Se debe sopesar, antes que nada, el riesgo que encama la solución innovativa en
una confrontación con los beneficios que de ella se esperan. Si ninguna alternativa torna
atractivo el riesgo en función de los beneficios que puede generar, hay necesidad de volver a
formular y defirnr otras alternativas que se ajusten a este criterio.
La segunda regla es la de escoger aquella alternativa que garantice los mejores
resultados con el menor esfuerzo posible.
La tercera tiene que ver con la oportunidad temporal: Cuándo y en qué se·
cuencia de lentitud o aceleramiento se debe implantar la decisión.
La última, pero no la menos importante, es la limitación de los recursos: Se tie­
ne o no los medios para llevar adelante tal alternativa?
Entre los medios los más importantes son los del personal preparado y compe­
tente. La falta de recursos humanos puede obligara que se abandone un curso de acción a
pesar de los méritos que pueda tener en otros aspectos.
Dos fases ulteriores cierran el circuito del proceso decisorio propiamente dicho:
lograr que la decisión calificada como la mejor sea aceptada para luego convertirla en acción
d~
,
La aceptación se I'ogrará cuando la solución satisfaga las expectativas; si en cam­
-89­
bio, despierta hostilidad o reacción ambivalente, habrá que modificarla de acuerdo a las exi­
gencias de la estructura de poder.
La conversión de la decisión en acción supone un claro conocimiento de su al­
cance, una consistencia operacional y una cabal comprensión de ella por parte.de quienes en
una u otra forma deben llevarla a término.
En el proceso de decisión se debe tomar precauciones para que el flujo de la re­
troalimentación proceda sin interferencias.
EL METODO DELPHI
En el proceso racional de toma de decisiones es imprescindible el contar con in­
formación objetiva y precisa para identificar los problemas y elaborar alternativas pertinen­
tes. En los países latinoamericanos la crónica falta de datos cientfficamente confiables por
la ausencia de la investigación sistemática puede ser, al menos en parte, sustituída por la apli­
cación del método Delphi. 15
El Delphi fue diseñado por 0181 Helmer como un método de conseguir una
opinión calificada de los expertos en determinada materia,16 Tres son sus características
esenciales: a) Interrogación estructurada a un grupo de expertos; b) retroalimentación pro­
cesada en función de las respuestas obtenidas y e) anonimidad de los participantes.
El procedimiento puede sintetizarse en los siguientes pasos:
(1)
Elaboración de un cuestionario sujeto a una prueba previa de validez con preguntas
cuantitativas y cualitativas sobre un problema específico y solicitud que se sugieran
preguntas que el interrogado cree se deben añadir.
(2)
Selección del grupo de expertos.
(3)
Administración del cuestionario por entrevista o correo.
(4)
Tabulación de las respuestas indicando la desviación media y"la desviación semi-ínter­
cuartilar.
(5)
Segundo envío del mismo cuestionario, que incluye las nuevas preguntas sugeridas y
una información estadística de los resultados de la primera contestación.
(6)
Se pide a los expertos que para las respuestas de esta segunda vuelta consideren cui­
dadosamente los datos de la retroalimentación. Si sus respuestas cayeren fuera de la
desviación intercuartilar, se les pide que expliquen las razones que las sustentan.
(7)
(B)
Las respuestas vuelven a sufrir el tratamiento indicado en el número 4.
Se envía una tercera vez el cuestionario con una síntesis de las razones dadas por los
expertos para aquellas respuestas que no caen dentro del alcalice de las medidas pre­
vias.
Se hace la computación final según el método indicado en el número 4. Esta tabula­
(9)
-90­
ción final es presentada como el consenso de los expertos o su falta de consenso.en
caso de una distribución bimodal.
La falta o logro del consensosirve de información para quien o quienes van a to­
mar una decisión.
PLANIFICACION POR SISTEMAS
Antes de decidir sobre la conveniencia o inconveniencia de incorporar los prin­
cipios de la Teoría General de Sistemas a la planificación de la comunicación, es indispensa­
ble analizar, así sea brevemente, los elementos esenciales que la conforman.
Generalmente, se define al sistema como una entidad conceptual o física cuyas
partes son interdependientes. El principio medular de la teoría radica en su afirmación que
el comportamiento de cualquier parte del sistema afecta la totalidad de su comportamiento
y aunque un componente individual funcione bien, no necesariamente se sigue que todo el
sistema funcione iguahnente bien. Se podría pensar, por ejemplo, en recoger de diferentes
marcas de refrigeradoras las partes mejores de cada una de ellas y sin embargo no se podría
ensamblar uno solo que funcione porque esas partes no se adaptarían las unas a las otras. La
interacción de las partes y no la acción aislada de ninguna de ellas, es la que determina el
funcionamiento bueno o malo del sistema.
Por consiguiente, la Teoría General de Sistemastrata de evaluar el elcw~" de los
cambios en cualquier parte del sistema respecto a su funcionamiento como un todo y trata
de localizar las causas de un problema que surge en una parte por un análisis de las otras o de
las interrelaciones que median entre ellas.
Esta teoría por preocuparse de la estructura de los conjuntos a la vez que sub­
raya la globalidad e interdependencia de los problemas permite su desmenuzamiento en uni­
dades más pequeñas y manejables sin aislarlas de tal forma que se ignore el factor de su lnte­
rrelación.
Todo sistema tiene como características comunes las siguientes: Una estructura
que articula las partes entre sí y coordina sus funciones específicas.
Un ambiente en el cual opera el sistema y del cual extrae los recursos que
necesita para su funcionamiento.
Estos recursos toman el nombre de entrada porque son introducidos en la
. estructura del sistema y a través de un proceso de conversión se logran los resultados que se
persiguen.
Los resultados finales o los beneficios se llaman salida.
La salida sirve de retroalimentación generando nuevas entradas para cada nuevo
ciclo y proveyendo la información necesaria para la modificación en la estructura o en el
proceso que sea más conducente a la mayor eficacia y el mejor funcionamiento del sistema.
-91 ­
AMBIENTE
CONVERSION _ _......
' - - - - - - - - ­ RETROALIMENTACION - - - - _....
AMBIENTE
ELEMENTOS
ESCENCIALES
FIGURA
DE UN SISTEMA
6
Adentrémonos un poco más en algunos términos de esta síntesis. Todo
sistema supone un proceso, es decir, una actividad que transforma un insumo en producto y
que tiene como punto de arranque la entrada y como punto de remate la salida.
En todo proceso se distinguen. fases entrelazadas y coordinadas en función del
objetivo u objetivos del sistema, ya que los productos de cada fase pueden afectar los
insumos o entradas de la fase anterior, generando una actividad reguladora de retroalimenta­
ción, y pueden afectar las fases subsiguientes convirtiéndose en insumos o entradas de ellas.
Como cada fase es el fruto de la actividad mecánica o humana se debe dotar al
sistema de una organización que entrelace las unidades operativas y complejos funcionales
en una red de cargos y posiciones (roles) que delimitan los grados de responsabilidad y au­
toridad dentro de ella. Todos estos elementos configuran la-estructura del sistema.
Una estructura se diferencia de otra por el grado mayor o menor de centrali­
zación o descentralización; de rigidez o flexibilidad; de formalidad o informalidad.
Dentro del sistema cada parte u órgano se caracteriza por el desempeño de fun­
ciones diferenciadas y expecíficas que en el contexto de la planificación pueden ser el sná­
-92­
lisis de la situación, la identificación de los problemas, la formulación de alternativas, la
toma de decisiones, la fijación de objetivos, el control y ejecución, etc.
Estas funciones se dirigen a objetivos propios que, a su vez, se entrelazan para el
logro del objetivo y objetivos comunes, globales, que son los que determinan la existencia
del sistema.
Cuando los objetivos son fijados por un agente exógeno al sistema y' no pueden
ser cambiados o modificados sin contar con dicho agente, el sistema es heterónomo.
Si está en capacidad de establecer los objetivos con independencia y por sí solo,
el sistema es autónomo.
Si puede modificar su funcionamiento sin cambiar los objetivos, el sistema es
autocorrectivo.
El análisis de sistemas se aplicó con gran éxito a las ciencias naturales, en
especial, a la biología, química, física.
En estas ciencias los insumas eran fácilmente cuantificables y los modelos
sistemáticos que describían los procesos para su transformación en resultados preestableci­
dos mantenían un estado de equilibrio predecible entre las entradas y salidas. Este estado
no se alteraba debido al aislamiento de los sistemas del medio. A estos sistemas, por su
característico aislamiento, se los llamó cerrados.
Cuando el análisis de los sistemas comenzó a aplicarse a organismos vivos u
organizaciones humanas que se desarrollan y funcionan en un constante intercambio con el
medio no se pudo aplicar más el modelo mecánico y cuantificable, rigurosamente predecible
de la termodinámica.
La interacción constante con el medio, en agudo contraste con el aislamiento
de los sistemas cerrados, obligó a que se los distinguiera por un término opuesto y se llaman
por eso sistemas abiertos.
Los sistemas abiertos no pueden existir en un estado de equilibrio sino más bien
en un estado de estabilidad que se logra por una constante readpatación al ambiente.
Los sistemas cerrados dieron énfasis al principio mecanicista de la casualidad
eficiente.
El mecanicismo suponía que todo lo que sucede en el mundo se debía a leyes
inexorables de causalidad. Una vez encontrada la causa se conocía el efecto que de ella se
seguiría y, por lo tanto, la ciencia debía tratar de descubrir las causas. Pero la causalidadi
eficiente, extrapolada de la causa final, sobre todo cuando se trata de un agente libre, no es
suficiente para explicar la realidad. Esto es el caso de los fenómenos sociales en los cuales
no se puede prescindir de factores como la motivación, el orden, teleología, adaptabilidad,
búsqueda de realización personal, etc.
Los sistemas abiertos se alejan de la simplicidad de la causalidad eficiente y dan
-93­
énfasis a todos aquellos parámetros que dentro de ellos generan los cambios y que exigen
adaptabilidad e ihtencionalidad.
Se entiende por parámetros a aquellas constantes del sistema a las que se les
puede atribuir cierto tipo de propiedades y valores.
Son ejemplos de parámetros: Las entradas, salidas, procesos, restricciones, con­
trol, realimentación.
Un sistema abierto engendra dos tipos de relaciones: Una~ internas, entre los
componentes y partes del sistema; otras externas, con otros sistemas y el ambiente.
Ambiente es todo aquello que rodea al sistema y cuya existencia no depende de
él; que influye sobre el funcionamiento y objetivos del sistema imponiéndole determinadas
restricciones. El alcance y efectividad de los objetivos, a su vez, dan la medida de la influen­
cia del sistema sobre el ambiente.
Todo sistema opera dentro de un conjunto de peculiares restricciones. Se po­
drían describir las restricciones como todo aquello que limita el objetivo de un sistema y en
consecuencia define su funcionamiento. Las restricciones son internas y externas: Si nacen
del interior del sistema, son internas; si las impone el ambiente, son externas.
El Gobierno Nacionál, con su estructura de poder y estructura administrativa
constituye un sistema. Los objetivos que se proponga alcanzar están limitados por las res~
tricciones externas del medio, es decir, de la sociedad, de su infraestructura económica, de
los intereses opuestos de las clases sociales, de los partidos poi íticos, de los grupos de pre­
sión, de las élites de poder, de la opinión pública, etc.
Las restricciones, descritas en forma operacional, tienen que ver con el suminis­
tro de insumos valorativos o de materia prima y con las relaciones de apoyo con otros siste­
mas o subsistemas. Internamente, los factores restrictivos se concretan en la estructura del
sistema, su ideología, liderazgo, políticas, recursos. Sus relaciones de apoyo se refieren a to­
do aquello que habilita al sistema en el orden jurídico, legal y financiero; a todo aquello que
lo vincula funcionalmente con la clientela poi ítica y sistemas originarios de normas y valores.
En el contexto más apretado de la planificación por sistemas, las restricciones
dependerán de la disponibilidad y flujo de la información; del grado de flexibilidad de las
disposiciones legales para las operaciones gubernamentales; de la competencia técnica yacti­
tud racional o emotiva de los planificadores y de la actitud democrática o autoritaria de tos
centros de decisión.
Muchas veces parte del proceso metodológico deberá ser modificado y aún su­
primido por falta de las condiciones netesarias en el plano poi ítico-administrativo. Depen­
de de -la capacidad de los planificadores su adaptación a las circunstancias para suplir las res­
tricciones internas o del ambiente con formas más aceptables de planificación.
Por la inserci6n·del sistema en el ambiente se puede comprender por qué cobra
importancia preponderante el proceso de informaci6n y retroalimentación.
la retroalimentación informa sobre el ambiente,
SUS
necesidades, restricciones
-94­
y efectos de la actividad del sistema, detonando una acci6n correctiva.
Al ser el ambiente un elemento esencial del funcionamiento de los sistemas, la
comunicaci6n cobra el valor del recurso y el derecho a informarse e informar adquiere una
dimensi6n operativa y viable en beneficio de la poblaci6n que, al menos en principio, debe
ser la beneficiaria de la planificaci6n.
Las redes de informaci6n que comunican entre sí-los diferentes elementos de
un sistema y comunican al sistema total con el ambiente conforman diferentes nódulos de in­
fornaci6n. El flujo informativo está sujeto a pasar por filtros, es decir factores humanos que
en el sistema o en el ambiente, consciente o incoscientemente dejan pasar o bloquean cierto
tipo de informaciones.
De la forma como funcionen los filtros dependerá que se conozcan con mayor
o menor precisi6n los insumos que se están procesando, las actividades que echan a andar el
proceso de transformaci6n, la calidad y efecto de los productos, los errores, desviaciones,
mal funcionamiento del sistema y la reacción del ambiente.
Explicados, siquiera sea brevemente, los elementos fundamentales de la Teoría
General de Sistemas, podemos analizar la conveniencia o inconveniencia de aplicarla a la pla­
nificaci6n.
Una de las objeciones en contra de la adopci6n de la Teoría de Sistemas a la Pla­
nificación parte de su clara tendencia cuantificable y matemática que la sitúa dentro de un
cierto marco de rigidez mientras los elementos sociales y humanos que debe tomar en cuen­
ta la planificaci6n se caracterizan por la fluidez que bordea en lo impredecible.
El análisis de sistemas, se dice, tiene definida orientaci6n a la soluci6n de proble­
mas concretos y específicos mientras la planificaci6n trata de prevenirlos aunque no descui­
de el remediarlos si existen. El primero gravita hacia lo inmediato, la segunda hacia el futu­
ro.
El análisis de sistemas es muy eficaz cuando se aplica a programas de corto pla­
zo pero no poseen igual grado de confiabilidad respecto a programas de largo plazo.
El énfasis del análisis de sistemas en las medidas de costos y beneficios se pres­
ta a no tomar en cuenta variables de tipo valorativo social que no se pueden medir solamente
en funci6n de gánancias inmediatas sino maS bien en su capacidad de generar cambios que
eventualmente redunden en el bien general de la sociedad.
Antes de despejar estas dificultades, notemos que a pesar de todas las objecio­
nes el uso cada vez más extenso de modelos descriptivos y predictivos, de simulación y jue­
gos, de análisis de costos-beneficios-efectividad, y de modelos de toma de decisiones en la
metodología moderna de la planificaci6n demuestra con los hechos la validez y utilidad de la
Teoría General de Sistemas.
La convergencia de la Teoría General de Sistemas y de la planificación es toda­
vía más notoria cuando se comparan esquemáticamente ambos procedimientos, en la página
130 presentamos un esquema de la planificaci6n. Enla figura 8 enfrentamos visualmente las
dos concepciones y las coincidencias aparecen con más vigor que las divergencias.
-95­
RESTRIC
DEL
ENTRADA
CONVERSION
AMBIENTE
RETROALIMENT CION
PLANIFICACION
POR
FIGURA
SALIDA
---é
SISTEMAS
8
Comparemos los contenidos de los números en el modelo de planificación (Fig.
8) yel modelo de sitemas:
.
SISTEMAS
PLANIFICACION
Ambiente
Identificación y definición
de los problemas.
Determinación de metas y objetivos
en relación a problemas en sí y tota­
lidad.
Situación
Diagnóstico, pronóstico y apreciación
de poi íticas existentes.
Formulación de alternativas.
3
Apreciación de poi íticas para lograr
metas y objetivos.
Determinación de costos y beneficios.
4
Formulación de alternativas.
Fijación de metas y objetivos.
5
Evaluación de alternativas:
a) Identificación de efectos
b) Costos y beneficios.
Determinación de poJíticas y procedi­
mientos.
6
Recomendación de alternativas.
Asignación de recursos.
o
1
2
-00­
7
Retroalimentaci6n (reacción a re­
comendaciones).
Programaci6n y cronogramación.
En ambos planteamientos hay una notable coincidencia en los factores operati­
vos aunque el orden del proceso y la denominación de los términos registre variaciones me­
nores. En ambos se estudia una situaci6n determinada, se identifican los problemas y se tra­
ta de solucionarlos a través de un análisis racional.
Sinembargo, la planificaci6n por sistemas ofrece claras ventajas respecto a la
planificación tradicional, no tanto en el propósito y finalidad cuanto en la metodología y
concepción general.
Mientras la planificaci6n toma en cuenta la situaci6n como paso inicial de todo
el proceso, en la Teoría General de Sistemas, el ambiente no s610 sirve de arranque a la
identificación de los problemas y la final proposici6n de alternativas de solución sino que
además pone como elemento esencial el flujo continuo t:e retroalimentaci6n con el medio,
factor que permite evitar tanto la comunicación vertical como la planificación cerrada.
La Teoría General de Sistemas entrelaza todos los elementos y subsistemas en
un análisis de totalidad. El problema fundamental de América Latina esel de la estructura
global de sus sociedades que no puede remediarse con soluciones de tipo reactivo, inmedia­
tista y parcial. La planificación por sistemas responde mejor a esta necesidadque la metodo­
logía tradicional de planificaci6n.
Por último, la Teoría General de Sistemas cuenta con instrumentos de análisis
propios y cientrficamente diseñados para el análisis del futuro, la elaboraci6n de alternativas
y la toma de decisiones que pueden ser utilizados máscoherentemente dentro del marco re­
ferencial sistemático que como adaptaci6n a la planificaci6n tradicional.
Respecto a las objeciones presentadas anteriormente cabe s610 indicar que toda
planificaci6n trata de solucionar problemas inmediatos --especialmente en los países del Ter­
cer Mundo- sin descuidar la proyección al futuro. En este sentido la planificación proyecta
y remedia. Aunque el análisis de sistemas se enfocó en un principio a problemas concretos
e inmediatos, no existe ningún condicionamiento metodol6gico que le impida la planifica­
ci6ncon miras al futuro.
El énfasis del análisis de sistemas en la comunicación con el ambiente lejos de
ser estorbo para tomar en cuenta los factores humanos obliga al planificador a no descartar­
los pese a la dificultad que muchos de ellos ofrecen para su cuantificación. N6tese además
que este tipo de dificultad es común en la planificación por sistemas, como en la planifica­
ci6n tradiconal.
CONCLUSIONES
l.
Aunque paulatinamente se ha cobrado conciencia de las ventajas de la planificación,
no se ha convertido ni se convertirá en el inmediato futuro en el Cuarto Poder del
Estado: Un organismo científicamente competente y poi íticamente poderoso para
detectar las corrientes del cambio social y para armonizarlas en funci6n de un futu­
ro no dejado al azar. (Lo cual de lograrse lo convertiría en el primero y único poder
del Estado).
-97 ­
2.
Cuando la planificación sesitúa en el contexto nacional, la dificultad principal no es­
tá tanto en el método analítico que remata en la fijaci6n de determinados objetivos
sino en la visión de la sociedad que los justifica: Una sociedad de estructura más o
menos estática justificada por la ideología de la clase dominante y los centros de de­
pendencia externa o una sociedad empeñada en el cambio estructural que la conduz­
ca a una mayor autonomía ya una justa distribución de los bienes que genera.
3.
En América Latina, por simbiosis estructural entre el poder poi ítico y económico, el
Estado se ha distinguido por servir los intereses tradicionales de las clases dominan­
tes. Su sistema poi ítico social oscila entre el inmovilismo y esporádicos ensayos de
reformismo.
4.
El planificador, al menos en el marco referencial latinoamericano, jugará el papel que
le asigne el poder poi ítico del Estado. Su grado de infl uencia dependerá de su cer­
canía a los centros de decisi6n y a su capacidad de ofrecer soluciones a los problemas
más urgentes o a la elaboración de proyectos que justifiquen la presencia de un de­
terminado grupo poi ítico en la conducción del gobierno.
5.
La antinomia entre la concepción teorética de la planificación como instrumento
frío de toma de decisiones racionales y de eficiente organizaci6n, y su incapacidad
práctica para solucionar los conflictos sociales provenientes del choque de ideologías
opuestas, de intereses antagónicos de clases y grupos de presión reduce al planifica­
dor al papel de experto en SOIUCKlnar los problemas que se le ofrecen, cuya tarea no
es cuestionar sino satisfacer las necesidades de quien demanda sus servicios, aceptan­
do los juicios de valor impl ícitos en sus objetivos y poi íticas.
6.
La decisión de los Estados por mantener la estructura social vigente ha determinado
que el sistema de planificación sea reactivo y no innovativo, cerrado y no abierto,
impositivo y no democrático.
7.
Este sistema de planificación a su vez bloquea la comunicación dialogal con la po­
blaci6n y utiliza la comunicación vertical.
8.
Al excluirse la población del proceso planificador, el Estado no ha sentido la necesi­
dad de crear condiciones sociopol íticas que faciliten su organización para la partici­
paci6n en la fijaci6n de objetivos y los mecanimos de ejecución y control.
9.
Este aislamiento ha acentuado la concepción elitista de la planificación por la que se
juzga capaces de planificar únicamente a los técnicos mientras se atribuye a la pobla­
ci6n incapacidad crítica y decisoria relegándola, por eso, al papel de mera ejecutora
de lo planificado.
10.
En este contexto, la comunicaci6n se convierte en mera información o propaganda y
el hombre pasa a ser objeto de manipulación y no sujeto de transformación del me­
dio.
11.
La retroalimentaci6n se reduce a saber si la información sobre programas y proyec­
tos ha sido bien recibida y ha logrado el apoyo de la población en lugar de estable­
cerla como medida de una crítica mutua y sistemática entre el Estado y el pueblo.
-98­
12.
La divisi6n entre tecn6cratas planificadores y poblaci6n desemboca en una superim­
posici6n de dos marcos referenciales culturales diferentes: Una es la visión del técni­
co sobre las necesidades, alternativas, prioridades y posibilidad de realizaciones y
otra la visión de la poblaci6n. Cuando la una visi6n trata de prevalecer sobre la otra
por el simple ejercicio del poder decisorio, se genera frecuentemente .la apatía Que
hace fracasar la planificaci6n o mengua notablemente sus resultados.
13.
Si bien se acepta la fuerza de estos razonamientos a un nivel teorético, no parece via­
ble un sistema que englobe a la poblaci6n cuando se trata de planificación nacional
por los condicionamientos estructurales e ideol6gicos como por la inexistencia de
mecanismos poi ítico-sociales que faciliten la participación.
14.
Por el momento, un modelo partlcipatorlo de planificaci6n s610 puede ser experi­
mentado y convalidado a nivel sectorial y en proyectos de reducido alcance pobla­
cional,
15.
La planificaci6n por sistemas o sistemática se adapta mejor a la planificación parti­
cipatoria que la planificaci6n tradicional por su énfasis en la inserci6n y estudio
constante del ambiente y por su insistencia en la retroalimentaci6n como medida
crítica de efectividad.
NOTAS
1.
André-Ciement Decouftt!. "De quelques précautions prábles a une prospective du développement". en Revue
TIe....Monde. Vol. XII. 47, (1911). pág. 628 Ysigo
2.
"The Superpolitical", Joom" oCSoc:faJ PhUosophy, Vol. V. 2 (1940), pág. 97.
3.
PoUtle.. PlannlnlJo and the Publle Inten:.t:
1955) pá•• 303-30.
4.
Puerto Rico'. Economlc Future:
1950).
5.
Darcy Ribeiro, El DUema de Amérlca Latina (Siglo XXI, México, 1976) pág. 121-216.
6.
Retrack.lng Ammca (Anchor Press/Doubleday. New York, 1973) pág. 12.
7.
Georges Balandier, SocIologle actualJe de L'ACrlque nolre, (PUF, París, 1963).
R.
Guy Rocher.lntroducdón a la SocIología General, (Herder, Barcelona. 1973) pág. 617.
9.
Urban Dymanic•• (M.I.T. Pre... Cambridge. M.., 1969) pág 110-111.
10.
Dan ]. Wedemeyer, Cornmunlcatfon PoUcy and PlannlnlJo (Eaat-West-Center. Honolulu, 1976) pág. 95; 98-117.
11.
Op. cit. pág. 125.
12.
Horácio Martins de Carvalho, Introducao a Teoria do ~mto, (Editora Brasilense, SaoPaulo, 1976) pág. 47.
13.
Sy.kmle Plannlng: Theory and AppUcatfon. Lexingtoh Books, (Lexington, Mass. May, 1972) pág. 313
14.
Ibidem. pág. 311.
15.
Dan J. Wedemeyer, Communication Policy and Planning (Eaat-West Center, Honolulu, 1976), pág. 95; 98-117.
16.
Ibidern,
The Cate of PubUc Houalng In Chleago (Free Press, Glencoe 11I.
A Study In PIumed Developmmt
University oí Chicago Presa. Chicago,
-
99 ­
CAPITULO
TERCERO
MODELO PARTICIPATNO DE PLANIFICACION
y COMUNICACION
En el capítulo primero indicábamos, entre otras cosas, cómo el auge de la
civilización industrial y el advenimiento de la sociedad de consumo dieron excesivo énfasis a
la comunicación como instrumento de persuasión, convirtiéndola preponderante mente en
propaganda y manipulación y cómo los condicionamientos de tipo económico, unidos a las
limitaciones de la tecnología actual de los medios de comunicación colectiva, acentuaron
aún más su tendencia a la verticalidad del mensaje y a una escasa o ninguna participación de
la población en el proceso de comunicación.
Igualmente anotamos cómo la estructura de los medios de comunicación colecti­
va manifestaba una serie de problemas relacionados con la desproporción en la atención de
las necesidades y el casi abandono de los sectores rurales; el dominio de criterios casi exclu­
sivamente comerciales de la programación; la renuencia de los Estados a utilizar los medios
de comunicación colectiva como instrumentos de educación, cultura y desarrollo integral; el
predominio de contenidos triviales y de entretenimiento de poca calidad en los que abundan
el sentimentalismo barato, la violencia, la fuga de la realidad y el crimen; la dependencia
extranjera respecto a la información y entretenimiento que recalcan estereotipos y valores
extranjeros e impiden un conocimiento más profundo de la realidad nacional; la escasez de
técnicos y profesionales de la comunicación; la ausencia de intercomunicación entre los di­
ferentes países latinoamericanos respecto a su cultura, historia, arte, costumbres y progreso;
la concentración de la propiedad de los medios de comunicación colectiva en las manos de
pocos empresarios, vinculados a las clases dominantes; la falta genuina de libertad de expre­
sión en beneficio de la libertad de empresa.
Por otra parte, veíamos cómo todos estos problemas no recibían solución acep­
table en los planteamientos y teorías diversas que las ciencias sociales presentan respecto a la
comunicación.
Privados de una teoría que abarque la totalidad de los factores que conforman
el proceso de la comunicación humana y los integre dentro del único marco referencial que
le confiere autenticidad esencial, el libre diálogo, conlu ímos que una opción valedera po­
día ser la de elaborar un modelo de acción que intentara solucionar los problemas plantea­
dos y, en modesto aporte, sirviera para acumular datos que pudieran contribuir a la elabora­
ción de una teoría y práctica de la comunicación y su respectiva planificación, más en conso­
nancia con la libertad humana.
De lo expuesto en el capítulo segundo se desprende con claridad que existe una
brecha considerable entre la exigencia teorética de fría racionalidad en el proceso de la pla­
nificación y la práctica actual en el mundo sociopol ítico latinoamericano, cuya doble dimen­
sión de dominación interna y dependencia externa limita y condiciona la toma de decisiones
y la fijación de poi íticas gubernamentales.
En un principio se supuso que el papel del planificador era el de identificar las
necesidades y problemas nacionales y el de sugerir alternativas que llevaran al establecimien­
to de poi íticas y objetivos que los solucionaran. Igualmente, al menos en teoría, se dio por
descontado que el Gobierno ten ía como misión peculiar la de velar por el bien global de la
-100­
sociedad, por encima de los intereses particulares. En tal contexto, el organismo planifica­
dor se apropió el rol de árbitro en el discernimiento de lo que era el interés nacional y se
consideró capacitado, sin más, para fijar la ruta, mediante un plan comprensivo que condujera
a la solución de los problemas inmediatos y futuros.
Esta visión optimista del papel de la planificación ha sufrido constante deterio­
ro y en América Latina es altamente cuestionable por las siguientes razones: 1) Los gobier­
nos latinoamericanos han servido y siguen sirviendo, en forma mayor o menor, a intereses
particulares de grupos de poder internos y externos y no a los intereses de la totalidad de la
población; 2) los recursos para solucionar los problemas identificados son escasos; 3} no se
dispone de información suficiente para diagnosticar el presente y pronosticar el futuro con
márgenes aceptables de error; 4} arbitrariamente se elige un conjunto de valores normativos
que no responden a las necesidades de la gran mayoría de la población; 5) los métodos de
planificación no han logrado los resultados apetecidos; 6) aun en el caso que los planifica­
dores sugieran poi íticas y objetivos que puedan conducir a la satisfacción de las necesidades
de la mayoría de la población, no poseen el poder poi ítico suficiente para lograr la acepta­
ci6n del gobierno central; 1} fuera de consultas esporádicas a determinados grupos de pre­
sión, el proceso de planificaci6n se realiza sin la partlcipaclón de la población.
De esto se deduce que en la planificación el problema fundamental esel de en­
contrar un método adecuado de trabajo que incorpore a la población al proceso de decisión
con el objeto de satisfacer mejor sus necesidades y expectaciones, evitando al mismo tiempo,
en cuanto sea posible la indebida ingerencia de los grupos dominantes.
Difícil será que un modelo de planificación de esta índole sea aceptado por los
grupos de poder econ6mico y poi ítico que dominan la estructura social latinoamericana.
Por esta razón parece mejor el elaborar un modelo aplicable a un ámbito más reducido que
el de la planificación nacional. Si el modelo tiene éxito, es previsible que se lo vaya aquila­
tando y mejorando de acuerdo a sucesivas experiencias y que eventualmente genere un con­
senso mayoritario que conduzca a la adopción de sus principios en un modelo nuevo de
planificación nacional.
Como la máxima preocupaci6n del modelo que tratamos de diseñar se centra en
la participación de la comunidad, lo denominamos MODELO PARTICIPATIVO DE PLANI·
FICACION DE LA COMUNICACION.
Antes de llegar a la descripci6n del modelo, daremos los siguientes pasos: 1}
Marco referencial conceptual; 2) Objetivos; 3) Limitaciones; 4) Descripción.
MARCO REFERENCIAL CONCEPTUAL
COMUNICACION
Para nosotros, la comunicaci6n es un proceso de interacción y mutua informa­
ci6n entre los centros de planificaci6n y decisi6n gubernamentales y la población por el que
se intercambian experiencias y conocimientos, se expresan actitudes, valores, necesidades y
aspiraciones para establecer objetivos que las satisfagan y organizar mecanismos de ejecución
y control que aseguren su consecuci6n.
En la planificaci6n tradicional, la comunicación queda encerrada dentro del or­
ganismo planificador y desligada de la poblaci6n; se utiliza como apoyo, mediante el uso de
-101 ­
los.medios colectivos de comunicación, para motivar a la población a la aceptación de pla­
nes, programas y proyectos diseñados por dicho organismo; la retroalimentación sirve para
descubrir en qué grado han sido aceptados y llevados a cabo; fácilmente se convierte en pro­
paganda y manipulación.
La definición nuestra evita la unilateralidad vertical y carga el acento en la inte­
racción, la mutua información, el intercambio de experiencias y conocimientos. Supone la
apertura, la aceptación mutua, la reciprocidad y el bilateral enriquecimiento. La participa­
ción de la comunidad se engloba a lo largo de todo el proceso de planificación desde el aná­
lisis de la situación y definición de objetivos hasta la ejecución, control y evaluación. En
este contexto, la utilización de los medios de comunicación, sirve para afirmar la decisión to­
mada en una labor de cogestión entre población y organismo planificador y para informar de
la marcha de los programas adoptados y la consecución de los objetivos. El contenido de los
mensajes difundidos nacen de la población y vuelven a ella en un ininterrúmpido proceso de
retroali rnentación.
PLANIFICACION
La adopción de este concepto de comunicación nos obliga, de inmediato, a
aclarar el otro que en función de este trabajo le es complementario, planificación.
Cuando la planificación apunta a la comunicación, tradicionalmente, tres son
los tipos que emergen de ella, consecuencia del énfasis que se pretenda dar tanto al objeto de
la planificación como a la modalidad vertical o dialogal que se le quiera imprimir:
1) Planificación infraestructural: tiene como objeto el desarrollo sistemático de una infraes­
tructura que posibilite la mejor y más moderna implanta­
ción de los medios de comunicación colectiva, en especial, prensa, radio y televisión, dejan­
do su utilización a la libre iniciativa y competencia privada.
2) Planificación instrumental: tiene por objeto no sólo el desarrollo de la infraestructura si­
no además su utilización en función del desarrollo nacional
mediante la racionalización de los espacios y contenidos de los medios de comunicación co­
lectiva.
3) La Planificación integral: tiene por objeto todo aquello que se refiere a la comunicación
humana: Infraestructura de los medios de comunicación de
alta y baja tecnología; utilización racionalizada de espacios y contenidos en función del de­
sarrollo integral de la nación; régimen de propiedad; desarrollo de mecanismos de comunica­
ción que canalicen las necesidades y aspiraciones de la población, mediante la creación de
condiciones sociopol íticas que permitan la expresión grupal, comunitaria y asociativa de los
ciudadanos para que sean cogestores, con el gobierno nacional, de los cambios que requiere
la sociedad y no meros ejecutores de lo establecido en los centros de poder y decisión.
Las tipologías tienen como objeto destacar ciertos aspectos de la realidad, me­
diante un proceso de abstracción que al aislarlos los torna más claramente perceptibles. En
el mundo real los factores aislados se encuentran entremezclados y se acercan o aleja') mása
uno u otro término de la tipología que nunca se realiza en total pureza. En América Latina
ha dominado una tendencia a insistir en la planificación de la infraestructura aunque no se
-102 ­
hayan olvidado ciertos aspectos de la utilización de ella. Sin embargo, como se ha descui­
dado la creación de condiciones sociopol íticas que faciliten la cogestión de la población en
función del desarrollo, la planificación integral ha sido prácticamente inexistente.
En el modelo nuestro, el término "planificación" será usado baja el concepto
descrito como "planificación integral".
La adopción del concepto de comunicación y planificación que hemos expues­
to, nos conduce necesariamente a explicar un punto de metodología que esa adopción exige.
En nuestro modelo, el análisis de la situación, paso indispensable en el proceso
de planificación, roo se centra en el estudio de losdiferentes factores de la comunicación: Sis­
tema de propiedad de los medios de comunicación social, recursos económicos que los sus­
tentan, fuentes de información que utilizan, estructura de decisión emptesarial, valores de
los comunicadores y propietarios, tipos de programación, amplitud de cobertura y estrati­
ficación de audiencias, etc., etc.
Partiremos más bien del estudio concreto de las necesidades de la población
participante en el diálogo de planificación con los representantes gubernamentales. Identifi­
cadas las necesidades, la cornunlcaclón, en sus dimensiones diversas de comunicación colecti­
va y comunicación cara a cara, tendrá ya delimitada la materia sobre la que versarán los con­
tenidos.
De esta forma se evita el planificar la infraestructura de la comunicación sin sa­
ber para qué se la va a destinar y, en consecuencia, qué instrumentos de comunicación se de­
ben procurar para la utilización de la comunidad en función del logro de sus objetivos. En
lugar de planificar medios de comunicación, se planifica la satisfacción de las necesidades de
la población y de acuerdo con ellas se planifica la utilización de los medios de comunicación
que llevarán los contenidos necesarios para satisfacerlas alcanzando objetivos prestablecisos.
La partieipación de la comunidad y los representantes gubernamentales en el
proceso de planificación de como resultado la conformación de una comunidad específi­
ca, la comunidad planificadora.
COMUNIDAD PLANIFICADORA
En el modelo se entenderá por "comunidad planificadora" a la reunión de re­
presentantes genuinos de la población y representantes gubernamentales que aportan sus co­
nocimientos, capacidades y esfuerzos en búsqueda de soluciones para la satisfacción de las
necesidades de dicha población.
Es por lo tanto una comunidad en diálogo, por el cual sus componentes se be­
nefician y enriquecen mutuamente a través del intercambio de sus peculiares conocimientos.
Este mutuo enriquecimiento y complementariedad se podría describir en la si­
guiente manera.
Los representantes gubernamentales, técnicos en planificación, aportan datos
extra ídos en función de una teoría que influye en su procesamiento y en las conclusiones
MODELO COMUNITARIO
~-~----- .....
l'
RESTRICCIONES:
físicas
económicas
sicosociales
temporales.
,
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SITUACION
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I
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CION
CION
SECUENCIAl. DE
DE ALTER_
ROLES
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...
DISENO DE
EJEClXION
y CONTROL
pr~rama _
ciá1
g~ogroma_
i
,1'
I
I
1
ANALlSIS
DE LA
I
CRITERIOS DE SELECCION:
poUticas
efectividad
I costos
oportunidcd
riesgos
RE~SOS ACTUALES Y POTEN.
CIALES:
~
financieros
hlmanos
físicos
de comunicación
RETROALIMENTACION
EVALUACION :
Confrontación de obje.
tivos y realizaciones.
I
-
103 ­
que de ellos se derivan. La poblaclón aporta un conocimiento directo, fruto de la experien­
cia personal y colectiva, arraigado en la tradición-especialmente cuando del sector rural se
trata- y reforzado por el diálogo interpersonal. Su grado de concreción y diferenciación
no se presta a fáciles generalizaciones, en las que puede incurrir el planificador y cobra sen­
tido más que en el marco teorético con el contexto ambiental en el que nace.
Esta intercomunicación directa entre planificadores y población, tan apta pa­
ra la constante retroalimentación,· impide que el marco referencial del técnico y el marco re­
ferencial experimental se afiancen en dos lenguajes diferentes, con mensajes cuyo contenido
relevante escape al interlocutor no iniciado. Cuando este diálogo no se establece, el lenguaje
del planificador, conceptualmente especializado y matemático, busca una objetividad men­
surable que puede ser verificada por cualquier otro planificador y aunque parte de datos
cocretos, estos sufren una transformación interpretativa en base a una determinada teoría
que procura darles coherencia, expresándolos en derivaciones matemáticas, inferencias es­
tadísticas y modelos de difícil, por no decir, imposible comprensión para la población.
Por su parte, la población, utiliza Un lenguaje nacido del contacto con la realidad circundan­
te.
Para el hombre común existe hechos cuyo impacto se mide por las consecuen­
cias inmediatas que inciden en su diario vivir, a los que no intenta darles sentido recurrien­
do a una formulación teórica ni sujetándolos a un análisis sistemático en busca de solución.
Esta brecha comunicativa que impide la armonización de la tecnolog ía y la ac­
ción popular; que provoca un antagonismo innecesario entre el grupo planificador y la po­
blaci6n; que implanta una divisi6n del trabajo según la cual se otorga primaria y superior im­
portancia a la tarea del tecn6crata por ser fruto de la actividad intelectual y se relega al pa­
pel de mera ejecuci6n del ciudadano común, no puede solucionarse sino con el mutuo acer­
camiento que valora la contribución recíproca de las partes conjugadas en el diálogo partí­
cipativo de la planificación.
La Comunidad Planificadora, da mayores garantías para que se evite la inope­
rancia y apatía que oe ordinario se registra respecto a los planes gubernamentales o a los pro­
gramas de agencias e instituciones, nacionales e internacionales, que se dedican a labores de
desarrollo.
En la Comunidad Planificadora,el técnico planificador, cuando interpreta los
datos y les da coherencia mediante el uso aquilatado de hipótesis, modelos, esquemas con­
ceptuales, estad rsticas y demás instrumentos anal íticos no puede olvidar que su final inter­
pretación está sujeta a múltiples variables y a condiciones concretas que pueden obstaculi­
zar la realizaci6n de sus designios.
PROCESO
En el modelo, el proceso de la planificación de la comunicación cobra énfasis
substancial. Se inicia bajo la premisa de la no manipulaci6n sino de la aceptación que todos
tienen algo que aprender y que el resultado de la interacción comunicativa será la única de­
terminante para el establecimiento de los objetivos y no ninguna agenda secreta que hábil­
mente, utilizando técnicas de persuasión, se trate de imponer. El énfasis no recae en la dico­
-104 ­
tomía transmisor-receptor y tratamiento experto del contenido para lograr un efecto preesta­
blecido. Los participantes son interlocutores que expresan libremente sus conocimientos,
actitudes, valores, necesidades y aspiraciones. Los contenidos de Jos mensajes transmitidos
sea utilizando el diálogo interpersonal o medios de comunicación colectiva -periódico mu­
ral, afiches, grabaciones,- emisiones radiales, publicaciones de cualquier índole- salen del
diálogo que se mantiene a lo largo del ejercicio de planificaci6n; informan sobre todo ese
proceso, desde el análisis de la situaci6n hasta el establecimiento de los objetivos; dan cuenta
de la marcha de la ejecución coadyuvan al control y sirven de instrumentos de mantenimien­
to de las decisiones y de constante retroalimentaci6n para detectar las reacciones, críticas y
realizaciones de toda la comunidad.
OBJETIVOS
Los objetivos son los siguientes:
1) Hacer de la comunicación instrumento de libre intercambio de ideas para lo­
grar el establecimiento de metas adecuadas que permitan a la población vencer los obstácu­
los que se oponen a su progreso, mejoramiento y desarrollo integral.
2) Dar plena viqencia al derecho a informar y recibir informaci6n evitando, en
lo posible, la discriminaci6n que en su ejercicio práctico existe entre los ciudadanos que pa­
seen medios económicos para acumular informaci6n y difundir sus propios valores y
aquellos otros que por carecér de esos recursos se ven privados de ejercer ese derecho.
3) Lograr que los medios de comunicaci6n sean utilizados en funci6n de las ne­
cesidades de la población y que en los mensajes haya la mayor participaci6n de la población
evitando la unilateralidad de la comunicaci6n vertical.
4) Diseñar un modelo que en términos de fácil comprensi6n recoja los pasos
fundamentales de la planificación que facilite una metodología que sea a la vez flexible y or­
denada, evitando el rigor de una tecnología demasiado especializada que paralice el inter­
cambio dialogal con la poblaci6n no iniciada.
5) Acumular experiencias y datos que puedan ayudar a la conformación de una
teoría de la planificaci6n y comunicación más armónica con las neéesidades de la poblaci6n
y su derecho a ser gestora de su propio destino.
LIMITACIONES
1) El modelo está diseñado para poblaciones pequeñas de hasta 5.000 habitan­
tes como máximo poblacional.
La adopci6n de la planificaci6n participativa a nivel nacional supondría, en una
u otra forma, una tarea previa de reorganización del Estado en el campo administrativo; una
redefinici6n de los roles del gobierno central, gobierno provincial y gobierno municipal, de
los organismos planificadores y de sus técnicos; exigiría la incorporación de una nueva con­
cepción democrática que busque la más amplia expresi6n de las aspiraciones de los diferen­
tes grupos humanos para encontrar, a través de un diálogo institucionalizado, las soluciones
más justas que beneficien al mayor número de ciudadanos; requeriría la creación anteceden­
-::" de condiciones socio poi íticas que permitan la organizaci6n de los diferentes segmentos de
-1(E ­
la población en función de una estructura partlclpativa: exigiría un cambio radical en el pro­
ceso de decisión y en la elaboración de leyes, decretos, poi íticas y reglamentos para la im­
plantación y control de la planificación, tarea ingente que supone un cambio de mentalidad
tan notable que no es dable esperar que suceda por la simple recomendación de los críti­
cos de la planificación actualmente en vigencia.
Como esto es imposible, hace falta desencadenar un proceso demostrativo que
convalide en la práctica lo que hastaahora, en buena parte, perteneceal campo de la teoría.
Debemos, por lo tanto, comenzar con proyectos reducidos y modestos, que vayan afinando
los planteamientos teoréticos y que al comprobar su validez contribuyan a la conformación
de un modelo aplicable y operacional a nivel de planificación nacional.
Del éxlto de las experiencias parciales y limitadas dependerá la aceptación, ca­
da vez más amplia, de la teoría de la planificación participativa y su posible aplicación a ni­
vel nacional.
2) El modelo excluye la utilización de técnlcas sofisticadas altamente matemá­
ticas, procedimientos de decisión complejos. El modelo se centra en una metodología sen­
cilla, claramente experimental, cuya intención es la de echar a andar un proceso de partici­
pación, observar su desarrollo y medir su efectividad en la consecución de objetivos fijados
a través de un consenso, fruto del mútuo aporte del grupo gubernamental y de la población.
Si el planificador ha de desempeñar el rol de catalizador y coordinador, que no
lleva una agenda secreta, su actitud es no-directiva, participa como un elemento más que
contribuye con sus conocimientos peculiares, dispuesto a colaborar en la fijación de objeti­
vos que solucionen los problemas de la comunidad.
3) El modelo es tentativo. Los resultados que se obtengan en su aplicación de­
terminarán los reajustes que convengan hacerse sea para las poblaciones pequeñas o para po­
blaciones mayores que necesitarán una estructura dialogal más compleja.
4) la validez relativa del modelo estará dada por el grado en el que la pobla­
ción partícipe y los objetivos sean alcanzados.
DESCRIPCION DEL.MODELO
Comunidad Planificadora:
Está formada por técnlcos gubernamentales de pla­
nificación y grupos representativos de la población. La conformación de la comunidad pla­
nificadora será mejor comprendida cuando expliquemos, más adelante, las I (neas generales
del adiestramiento que habrá que impartirse para que tanto los tácnicos en planificación
como los I(deres de la comunidad comprendan el método del mutuo aprendizaje no directi­
vo que supone el modelo partlcipativo de comunicación y planificación.
Análisis de la situación:
Conformada la comunidad planificadora, se inicia el
proceso de la planificación con un estudio de los problemas, las necesidades-y las aspiracio­
nes de la población.
Muchos son los aspectos que se pueden explorar.
manera de ejemplo:
Anotamos aqu í algunos, a
-100­
Actividades a las que se dedican.
'ngreso familiar anual y fuentes de ese ingreso.
Capacidad de ahorro.
Indices alimenticios, mortalidad infantil, deserci6n escolar.
Estratificaci6n social: Diferencias socioecon6micas y educativas.
Flujo de la comunicaci6n entre los estratos sociales.
Pautas culturales de comportamiento: Valores, actitudes.
Grado de organizaci6n de la cornunldad.
Debe ser medible y verificable.
Debe ser fácilmente comprensible
Debe ser realista y alcanzable.
Debe ser coherente con los recursos disponibles.
Estas condiciones se cumplirán si se efectúa una concienzuda confrontaci6n
con las restricciones y el potencial de superaci6n de la población.
Los objetivos pueden clasificarse -para lograr una jerarquizaci6n- en objetivos má­
ximos, medios y mínimos.
Asignación de prioridades: Cuando se jerarquizan los objetivos en máximos, media­
nos y mínimos se mira al rendimiento en la ejecuci6n. Pero entre los objetivos hay unos
que son de más vital importancia que otros. La asignaci6n de prioridades jerarquiza los ob­
jetivos en orden de la importancia que poseen para la soluci6n de las necesidades más urgen­
tes. En tal forma que de no poder cumplirse todos por limitaciones de recursos u otros fac­
totes, los que se descartan son los menos urgentes y necesarios. La asignación de prioridades
está en funci6n, igualmente, de las restricciones y el potencial de superaci6n.
Potencial de superación: Todos los pasos de este modelo tienen que darse en con­
frontaci6n con el potencial de superación con el que puede contar la comunidad planifica­
dora, sus recursos actuales, potenciales y más específicamente, debidoa su importancia, sus
recursos de comunicáción.
Liderazgo de la comunidad: Rol de las autoridades políticas, religiosas, comunita­
rias.
Migraci6n: Temporal y definitiva. Causas.
Canales de comunicación: A nivel comunitario, con autoridades locales, con el Go­
bierno Central, Cantonal y Municipal.
Indice de analfabetismo: Participaci6n en los programas de nuclearizaci6n yalfabe­ tizaci6n.
Comunidad educativa: Grado de lntercomuntcactén entre escuela, colegio y comu­
nidad.
Expectativas de mejoramiento econ6mico, educativo y cultural.
Diagnóstico: Una vez acumulados los datos por el análisis de la situación, se puede
formular un diagnóstico, es decir, una detállada descripci6n del estado actual de la poblaci6n
tomando en cuenta las restricciones de tipo físico, socioeconómico y temporal, yenfrentan­
do esas restricciones al potencial que la poblaci6n tiene que superar sus problemas en fun­
ci6n de sus recursos actuales o potenciales.
-107 -
Objetivos: Elaborado el diagn6stico se pasa a la fljaci6n· de los objetivos, que
son descripciones concretas y operacionales de los resultados que se quieren obtener para la
solución de los problemas identificados y definidos, tanto en el análisis de la situaci6n como
en el diagn6stico.
Para que un .objetivo está debidamente redactado hay que guardar las siguientes
normas:
El objetivo debe especificar en forma concreta el resultado que sequiere lograr.
Este es el punto clave del modelo, lo que lo diversifica de otros y lo que,'.a nues­
tro juicio, recoge la experiencia e investigación de los comunicadores profesionales.
Como resultado de nuestra incursión en laslteorías, modelos, categorías y análisis de
la comunicaci6n y planificaci6n nos hemos afirmado en la idea de tratar a la comunicaci6n
como un recurso y, como consecuencia práctica, el rehusar sistemáticamente hacer un mode­
lo más de planificaci6n de la comunicaci6n.
La comunicaci6n en su íntima esencia responde a una necesidad vital del hombre y
apunta a una finalidad inescapable: Ser un medio, instrumento y "recurso" para superar los
obstáculos que el ser social encuentra en su camino para el dominio de la naturaleza, para su
progreso, su desarrollo integral y autorealizaci6n. De aquí nace, en forma inescapable, el de­
recho a la libre informaci6n.
.
En este contexto no parece tan adecuado el planificar la comunicación porque, al
planificarla, el énfasis recae en crear medios de comunicación (estaciones de radio o televi­
sión, revistas, periódicos, etc.) y en la práctica se prescinde del uso que a esos medios se de­
be dar.
Nosotros hemos tomado una ruta opuesta: procurar que afloren las necesidades de
la población mediante el diálogo interpersonal para luego saber qué tipo de comunicación y
qué medios de comunicación se deben utilizar para dinamizar a la población, informar de las
actividades y mantener la decisi6n de llegar a objetivos determinados.
Al enfrentar las necesidades de la población y su urgencia por satisfacerlas,estaremos
en mejor posición de decidir las redes y medios de comunicación que necesitamos para lo­
grar los objetivos. De esta forma, Iacomunicación está integrada, tiene un propósito defini­
do y no podrá ser extrapolada de la realidad. Tanto los medios como los contenidos de la
comunicaci6n responderán a necesidades vitales de la población.
En concreto, las necesidades de la poblaci6n decidirán si se debe tener o no una esta­
ción de radio, un peri6dico comunitario, reuniones ampliadas o de grupo, pulsaciones de
opini6n, murales, afiches, asambleas abiertas, utilizaci6n de técnicas de bajo costo producti­
va, hojas sueltas, panfletos, etc.
Al hacer la apreciaci6n de la situaci6n señalábamos que debía estudiarse los sistemas
de comunicación -masiva y cara a cara- que existían en la comunidad. Este pasoes el pri­
mero para tomar nota del aislamiento social que puede existir entre las diferentes capasso­
ciales de la poblaci6n y la primera oportunidad para caer en cuenta de la necesidad de inter­
-100 ­
comunicación.
Más importante aún que los mismos medios son los contenidos. Cabalmente, en el
análisis de las estructuras de comunicación existentes en América Latina notaban los investi­
gadores su impacto alienante, su falta de vinculación a los programas de desar-rollo, su inca­
pacidad estructural para expresar, motivar y estimular la reivindicación de los sectores mar­
ginados. Igualmente, señalaban esos investigadores la imposibilidad de hacer que los grandes
medios incorporen a sus contenidos las aspiraciones y conflictos de las clases sociales despo­
seídas, como un mecanismo de perpetuación de un sistema benéfico para las clases dominan­
tes. Ese sistema deberá ser cambiado desde la base.
Por eso, es utópico pensar que con decretos y leyes se conseguirá que quienes deten­
tan el poder económico presten sus medios para menguar su influencia o limitar su poder.
Es al menos plausible pensar que un pueblo pequeño, descubriendo sus necesidades de inter­
comunicación, diseñe los medios adecuados que necesita para intercomunicarse --cara a cara
o masivamente- y, cuando los tenga, los utilice de acuerdo con sus necesidades.
La utilización de medios más sofisticados de comunicación no será superimpuesta
por un mimetismo snobistá, sino por las necesidades de la comunidad, en consonancia con el
grado de desarrollo que alcance y en correlación con las metas y objetivos que se imponga.
Por último, la inclusión de la comunicación como recurso acentúa su papel de instru­
mento de superación comunitaria; no se planifica aisladamente de las necesidades y aspira­
ciones de la población y, en consecuencia, se impide que sea utilizado como mecanismo de
manipulación. Medio.' mensaje y contenido son de la población y están por ella controlados.
Formulación de Alternativas: Para cada problema identificado y definido en el diag­
nóstico suele haber diferentes cursos de acción que se
pueden adoptar para solucionarlos. Estos cursos de acción concretos son las alternativas.
Las alternativas no deben elaborarse siguiendo un sistema pareado por el que se en­
frente a cada alternativa su contradictoria.
Se debe más bien, indicar todas las posibilidades de acción para evitar una mutila­
ción arbitraria .de la realidad y una canalización poco flexible del proceso de decisión.
Para que las alternativas no pequen de imprecisión y falta de concreción esindispen­
sable sujetarlas a un tratamiento crítico, confrontándolas con las restricciones y potencial
de superación.
Cuando se haya logrado la formulación de alternativas es preciso identificar las
consecuencias e implicaciones que cada alternativa pueda tener respecto a las otras. De otra
manera se corre el riesgo de adoptar una alternativa que dificulte el desarrollo de las otras,
comprometiendo el curso de la planificación.
Las alternativas no son declaraciones abstractas sino cursos concretos de acción. El
esfuerzo por reducirlas a un estado máximo de concreción puede, a veces, desembocar en la
aceptación, rechazo o modificación de ideas que en un comienzo se juzgaron valiosas y hasta
se puede llegar a 'la decisión de no hacer nada respecto a un problema dado.
-100 -
Referente a las alternativas, objetivos, análisis de la situación, etc., no estará por de­
más revisar lo que sobre estos términos apuntamos en el capítulo dedicado a la crítica de la
planificación.
Evaluación y selección de alternativas: Este paso debe darse no solamente teniendo
en cuenta las restricciones y el potencial de superación, que depende de los recursos actua­
les y potenciales de la población, sino también en función de ciertos criterios de selección,
tales como las poi íticas, la efectividad, los costos, los riesgos y las oportunidades. Estos tér­
minos quedan suficientemente explicados en el capítulo anterior.
Distribución secuencial de las alternativas: Una vez que se han escogido las alterna­
tivas, el paso siguiente es el de ordenarlas en forma secuencial. Obviamente habrá algunas al­
ternativas que podrán llevarse a cabo simultáneamente y habrá algunas q-ue no se podrán im­
plementar sino después de otras. Por consiguiente, su ordenamiento secuencial es indispen­
sable.
Adjudicación de roles: Una vez que se han establecido los objetivos y se han ordena­
do secuencialmente Jos caminos concretos de acción que llevarán a su consecución (alterna­
tivas), es necesario determinar quién hará qué y con qué grado de autoridad y responsabili­
dad. Esto se logra mediante la adjudicación de roles con la que se da cuerpo a la organiza­
ción de las diferentes tareas a ejecutarse.
Diseño de ejecución y control: El diseño de ejecución se concreta en la programa­
ción y cronogración. La programación no es otra cosa que el establecimiento de un plan de
acción para obtener los objetivos deseados. Por la programación las alternativas se concretan
en etapas, división que ayuda para tomar el pulso a la ejecución y evaluar los métodos
empleados en la consecución de los objetivos, lo que evita que se tomen acciones precipita­
das que tengan que rectificarse más tarde con la consecuente pérdida de tiempo, energías
y recursos,
Una buena programación asegura que las etapas estén perfectamente armonizadas, de
tal forma que de cada una dependa el éxito de la anterior; detalla las necesidades concretas
de recursos materiales y humanos; agrupa esfuerzos para evitar su duplicación innecesaria;
calcula los costos; anticipa dificultades que pueden nacer de diferentes factores como los
ambientales; estructura los mecanismos de decisión y comunicación; especifica informes,
reuniones, visitas, etc., que tienden a lograr un máximo rendimiento y mantener el entusias­
mo colectivo.
Cronogramación: Este paso se refiere a los requisitos de tiempo para el logro de los
objetivos. Como las etapas del orograma se habrán .ordenado por prioridades, a cada una,
sea comenzando de la primera y terminando en la última, o comenzando por la última etapa
y retrocediendo a la primera, se le señala un tiempo determinado.
Para lograr una cronogramación adecuada se debe detallar cada etapa del programa
en una serie de sucesos o puntos claves. Por ejemplo, para el entrenamiento propedéutico
del que hablaremos más tarde los puntos claves podrían ser:
1)
Determinar contenido y propósito del curso propedéutico.
-110 ­
2)
3)
4)
5)
Determinar método de reclutamiento de personas participantes.
Hacer el reclutamiento.
Determinar inicio del entrenamiento.
Terminación del entrenamiento.
Cuando a cada uno de estospasos se adjudican un tiempo determinado se tiene la ero­
nogramación.
Para la cronogramación hay factores importantes que no se pueden barajar con lige­
reza. Los más importantes son: Fecha de iniciación y fecha de terminación de cada etapa;
disponibilidad de personal; horas-hombre estimadas; armonización de las tareas para evitar
conflictos, interrupciones y desperdicio de esfuerzos por duplicación innecesaria de trabajos;
diponibilidad de equipos y materiales; reemplazos en caso de accidentes o enfermedad; esti­
maci6n de costos y aseguramiento de la respectiva financiación.
Control: Esta operación tiene como finalidad el proporcionar una visión factual y pe­
ri6dica de la ejecución de los programas para asegurar el máximo rendimiento, en el menor
tiempo y con el menor costo posible. En la práctica, el control va dirigido a lograr que se
cumpla la cronogramación, no se malgasten los recursos y se cumplan requisitos establecidos
previamente de calidad y cantidad.
Para que el control sea eficaz es indispensable el establecimiento de medidas de ren­
dimiento o indicadores de una ejecución aceptable. Para esto hay que determinar qué es lo
que se va a medir y cómo se lo va a medir.
Las medidas sirven para aquilatar el rendimiento individual y colectivo; para mejorar
la organización del trabajo; para corregir desviaciones; para innovar e incentivar; para
predecir ejecución en forma realista.
Los métodos de medición varían según las tareas propuestas y los objetivos a alcan­
zar. Se utilizan entre otros los siguientes: La observación personal; cuestionarios sobre ren­
dimiento, liderazgo, satisfacción en el trabajo, cooperación administrativa, etc.; instruccio­
nes de trabajo; informes diarios semanales, mensuales sobre problemas, errores, quejas, reu­
niones periódicas, gráficos, etc.
Cuando se aplican los mecanismos de control se detectan errores y desviaciones que
deben ser corregidas con medidas de reajuste oportunas.
Los reajustes pueden referirse a posibles cambios de liderazgo, a ampliación de pla­
zos de ejecuci6n, a la agilitaci6n en el suministro de materiales, a cambios de diseño adminis­
trativo, a aclaraciones en el campo de las responsabilidades y autoridad, etc.
Evaluación: Suele ser el último paso en el proceso de planificación y consiste en la
cofrontación de lo logrado al término de la ejecución de la programación y lo que se estable­
ci6 en su comienzo, tratando de identificar las fallas y errores que se hubieren cometido en
todas las fases de la planificación, ejecuci6n y control.
Obviamente la evaluación será tanto más fácil cuanto más eficaz haya sido el meca­
nismo de control que se haya implantado a lo largo de la ejecuci6n.
-
111 ­
Los métodos de evaluación que se sigan dependerán de la naturaleza de los objeti­
vos. Tratándose, como es el caso nuestro,de un modelo particlpatlvo de planificación y co­
municación, el énfasis estará en descubrir el grado de participación de la población; su inte­
gración con los técnicos gubernamentales; la eficacia del método para lograr superar los obs­
táculos del medio y desarrollar una actitud de compromiso solidario entre los diferentes
miembros de la población; la conciencia de que el individuo esel responsable primario de su
destino y que su cooperación en un trabajo de la colectividad redunda en beneficio de todos.
Igualmente la evaluación estará destinada a medir la capacidad de la comunidad para
intercomunicarse, para producir sus propios mensajes y emplear diferentes medios de comu­
nicación al alcance de sus recursos que les sirvan para incentivar el deseo de superar sus pro­
blemas por el esfuerzo y cooperación colectiva.
Retroalimentación: Aunque el concepto queda suficientemente explicado en el ca­
pítulo sobre la comunicación, es menester indicar, así sea breve­
mente, en qué sentido ese término es utilizado en el modelo propuesto.
Aunque la línea sobre la que está el término retroalimentación arranca del último
apartado del modelo que lleva el título de "evaluación", sin embargo, abarca mucho más
que el mero contenido de la evaluación.
La retroalimentación es un proceso constante a lo largo de toda la planificación. Los
grupos diferentes de la población y técnicos.al dialogar constantemente entre sí, reciben y
envían retroalimentación y, por eso, la planificación no es vertical. Al evaluar el trabajo que
han realizado en la ejecución de la planificación acumulan, igualmente, inforrnación de to­
dos los participantes en el proyecto que los capacita para planificar de nuevo, aprovechando
las experiencias y crítica de todos. Por eso, el término "retroalimentación" está situado en
una línea que se une a la evaluación y se extiende a lo largo de todas/las etapas de la planifi­
cación.
ENTRENAMIENTO PROPEDEUTICO
Obviamente el modelo así explicado no podrá aplicarse sin un entrenamiento previo,
una preparación que tanto a los técnicos que van a participar como a los líderes de la pobla­
ción los familiarice con la metodología de trabajo a emplearse.
Esto supone un plan cuyas etapas esenciales podrían ser las siguientes:
Identificación de los técnicos participantes.
Identificación de la población donde se va a realizar la planificación. Para este paso
habría que tomar en cuenta las diferentes características de número de habitantes,
cercanía o aislamiento de la población respecto de las ciudades, tipo de labores que
realizan los pobladores, nivel educativo y económico, composición racial, etc.
Identificación de los líderes de esa población que representen sus agrupaciones e in­
tereses.
Explicación a esos líderes y técnicos de lo que se pretende hacer, para lograr su par­
ticipación voluntaria.
-112 -
Determinación del lugar y tiempo del entrenamiento propedéutico.
CARACTERISTICAS DEL ENTRENAMIENTO
Este entrenamiento debe estar concebido no como un curso intensivo en planifica­
ci6n. Se deberá explicar el modelo como el resultado de un proceso 16gico y sencillo que re­
fleja lo que todo ser humano previsivo trata de hacer cuando se propone alcanzar un objeti­
vo que viene a satisfacer alguna necesidad.
El entrenamiento debe enfatizar el significado de la comunidad planificadora en la
que se combinan los conocimientos de los técnicos y los conocimientos de los ciudadanos en
un mutuo enriquecimiento y mutua complementaci6n para llevar adelante una tarea que be­
neficie a todos. Debe quedar totalmente claro que no se trata de imponer a través de la dis­
cusi6n ningún programa preconcebido, que el diálogo planificador no supone ningúl1aagen­
da secreta ni parte de ningún principio paternalista, impositivo, manlpulador.
Si la participación de la población no se quiere que sea formal sino real, se debe insis­
tir en que no se debe utilizar técnicas sofisticadas, elaboraciones altamente matemáticas,
procedimientos de decisión complejos. El modelo se centra en una metodología sencilla,
claramente experimental, cuya principal intención es la de echar a andar un proceso de par­
ticipación, observar su desarrollo, medir su efectividad en la consecusión de objetivos fijados
a través de un consenso, fruto del aporte bilateral de la poblaci6n y los teénicos y que, en es­
te primer ensayo, pretende acumular experiencias, decantarlas y aprovecharlas como leccio­
nes que hagan posible llegar a una realización cada vez mejor, de un proceso participativo
de planificación.
De all í que sea indispensable, en el entrenamiento propedéutico, caer en la cuenta de
las complejidades que pueden encarnar diferentes tipos de decisión.
Puede haber decisiones que están de acuerdo con los valores aceptados por la pobla­
ción; hay otras que son controve....tidas; hay otras que son neutras. Será relativamente fácil
llegar a un consenso cuando las decisiones están de acuerdo con los valores tradicionales de la
población o son neutras; será mucho más difícil si se trata de decisiones que están en contra
de ellos.
Otro factor de importancia es el alcance que puede tener una decisi6n: A cuántos be­
neficia? Cuántos se sentirán estimulados y satisfechos y cuántos amenazados e inconfor­
mes? Mientras más amplio sea el alcance de una decisión más difícil será el consenso y
. mayor el grado de compromiso al que habrá que llegar.
El tiempo es otro factor que debe ser tomado en cuenta: La decisión puede apuntar
a un cambio permanente o temporal y, en general, habrá mayor consenso cuando la decisión
verse sobre algo transitorio que sobre alto permanente.
La complejidad del proceso decisorio dependerá de la complejidad de la organización
de la comunidad planificadora y de la simplicidad en la ejecución y control.
Las propuestas que tienen un alto grado de incertidumbre sobre su viabilidad y bene­
ficio, despiertan mayor resistencia que las que son fácilmente ejecutables y ventajosas.
-113 ­
La dificultad de llegar a un consenso puede provenir de dos causas: La una nace de
las necesidades e intereses de los diferentes grupos sociales que enmarcan en un determinado
sistema de valores; la otra proviene de los participantes en el proceso de decisión, autoridades,
empleados públicos, técnicos, grupos de presión, instituciones, élites, etc., que buscan impo­
ner su punto de vista y que se preocupan, más que de llegar a un consenso que beneficie a
todos, en evitar cualquier decisión que amenace su posición.
En el entrenamiento propedéutico se procurará que todos los partrcrpantes com­
prenda principios básicos del funcionamiento de grupos y los principios básicos de la comuni­
cación dialogal.
Para la elaboración de los contenidos de este entrenamiento propedéutico se deberá
conformar un grupo interdisciplinario de comunicadores y planificadores que comprendan la
problemática que el modelo de planificación y comunicación quiere solucionar.