La organización de la biblioteca1 Alejandra Paione, María del Carmen Reinoso y Yamila Wallace “Tengo la suerte de haber vivido siempre entre libros que, lejos de separarme del sabor de las cosas, frecuentemente me lo han develado” Michèle Petit (2004) 1 ¿Cómo organizamos la biblioteca del aula? ¿Dónde la ubicamos? ¿Qué libros incluimos? ¿Cuántos? ¿Qué hay que tener en cuenta para seleccionar los materiales de lectura? Estos suelen ser algunos interrogantes que nos planteamos cuando decidimos armar nuestra biblioteca en el salón de clases. Son preguntas que en su aparente simpleza, expresan un modo diferente de entender la enseñanza de la lectura y la formación del lector en los más pequeños. En este documento intentaremos dar respuesta a estas preguntas siempre con el propósito de crear en el aula un espacio que proporcione un contacto fructífero entre los niños, el maestro y los materiales de lectura. 1 El presente documento pertenece a la Clase 3 “La organización de la biblioteca” del Módulo 1 “Libros y lectores”. Curso Virtual Leer y escribir en la alfabetización inicial. Una propuesta a partir de la biblioteca del aula. Alejandra Paione (coord.), María del Carmen Reinoso y Yamila Wallace (tutoras). CePA a Distancia. Escuela de Capacitación Docente. Centro de Pedagogía de Anticipación. Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, CABA, febrero 2011. http://campus.cepa.edu.ar/ ¿Dónde ubicamos la biblioteca del aula? ¿Cómo exhibimos los libros? Pensamos la biblioteca del aula como un espacio dinámico, vivo y cambiante; un lugar de referencia al cual acudimos para explorar, consultar, buscar información, profundizar sobre un tema, disfrutar, incluir nuevos títulos… Para ello, es conveniente seleccionar un sector o rincón del aula preferentemente luminoso, tranquilo, cómodo y ameno que posibilite el contacto intenso de los niños con los materiales de lectura. Para tener un acceso directo a los libros, es conveniente ubicarlos al alcance y altura de los niños. Colocamos los libros con los lomos hacia el frente tal como se disponen en toda biblioteca para obtener rápidamente información acerca de los datos más importantes o bien, con las portadas hacia adelante, sobre todo cuando incorporamos alguna novedad e intentamos promover su atención. Una forma de exhibir los materiales consiste en ubicarlos en muebles con estantes abiertos diseñados para este fin. El mobiliario puede estar hecho de distintos materiales (ladrillo, madera, caña, cartón) y adoptar distintas formas. 2 También podemos emplear revisteros móviles o colgados en la pared del aula. 3 En el caso de no contar con algunos de estos mobiliarios podemos disponer de cajas o canastas, apoyadas en una mesa o sillas, que permitan guardar, revolver y elegir en función de lo que se pretende buscar y compartir. Otra forma de exhibir los materiales de lectura en el aula consiste en instalar cuerdas de material sintético a manera de sogas en los cuales se sostengan los libros con broches de colgar la ropa. También podemos disponer de “bolsilleros”, una banda de tela colgante con varios bolsillos de diferentes tamaños que permiten visualizar una parte de la portada de los libros. 4 Si bien forma parte de las actividades diarias del aula, el sector destinado a la biblioteca puede adquirir cierto rasgo de privacidad y estar ambientado con afiches pertinentes, panel de novedades, algunos almohadones u otros accesorios que acompañen la práctica lectora2. Cualquiera sea el lugar seleccionado y los recursos materiales que se cuentan, se trata de crear en el aula un espacio genuino de encuentro de los niños con la cultura escrita, un lugar en donde se puede leer sentado o acostado e intercambiar con los compañeros. 2 También es factible organizar “Bibliotecas móviles” o viajeras que a modo de carrito con una cantidad variable de libros se fomenta la lectura en distintos espacios curriculares del aula y/o la institución, incluso durante los momentos de pausas y recreación en el patio de la escuela. ¿Cuántos materiales incluimos? Es muy difícil calcular la cantidad de volúmenes que debe reunir el corpus de la biblioteca del aula. La magnitud de la colección depende de la cantidad de niños que son usuarios del material, como así también, de las comodidades del salón y recursos disponibles, de las posibilidades de establecer redes con otros usuarios o instituciones para incrementar o renovar el inventario… Según normas internacionales de las bibliotecas escolares establecidas por la IFLA3 (2002), una colección razonable debe contar con diez libros por niños para garantizar la variedad de materiales, aunque para comenzar con su organización esa cantidad puede ser menor4. Algunos autores (Colomer, 2008; Nemirovsky, 2008) proponen que en la biblioteca circulen unos quinientos textos a lo largo del curso escolar. Esa cantidad puede parecer inalcanzable en las condiciones materiales de algunas escuelas, sin embargo, la fuente principal de donde se nutre la biblioteca del aula es la biblioteca escolar a la que acuden niños y docentes en busca de aquellos libros que deseen incorporar –aunque sea en un corto período de tiempo- en el espacio del aula. Además, cuando se hace referencia a textos, se alude a todos los materiales de lectura de uso social: tanto los libros de toda clase (de Literatura y de ciencias, enciclopedias de arte, diccionarios) como recetas, folletos, revistas, instrucciones de juegos y también todos los textos que producen los niños en el marco de los proyectos didácticos. Federación Internacional de las Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias. El armado de la biblioteca puede iniciarse con una cantidad que duplique la cantidad de niños del aula, o sea, dos libros por niño y luego incrementar gradualmente la colección. 3 4 5 Más allá del número de libros con que se compone la biblioteca, la reflexión que nos interesa promover es que la cantidad de textos puestos a disposición no alcanza para lograr que la práctica lectora se desarrolle en los niños si no se generan en torno a los materiales situaciones de lectura con propósitos definidos y reales, que involucren a los alumnos como lectores, incluso antes de que puedan leer convencionalmente. ¿Dónde conseguimos los libros? ¿Qué hacemos con los que ya tenemos? 6 La biblioteca de la escuela constituye la fuente permanente para disponer de material en la biblioteca del aula. Este aporte que realiza la biblioteca escolar en calidad de préstamo promueve pedidos y devoluciones y establece así, una relación solidaria entre ambas bibliotecas. También se organiza con materiales que provee la institución, ya sea por compra directa con el aporte de sus cooperadoras y la valiosa colaboración de las familias, o a través de distintos programas pertenecientes a los organismos estatales que incluyen entre sus líneas de acción, la provisión de recursos materiales para el aprendizaje y la enseñanza5. Presentamos aquí, algunos programas: Provisión de Libros: la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas (DNPS) del Ministerio de Educación de la Nación Argentina provee a las escuelas y los estudiantes de materiales didácticos y útiles escolares con el objetivo de diseñar políticas que garanticen una educación de calidad, con igualdad de oportunidades y posibilidades para todos. http://portal.educacion.gov.ar/primaria/provision-de-materiales-didacticos/ Programa Integral para la Igualdad Educativa (PIIE): propuesta nacional para dar respuesta a las problemáticas educativas relacionadas con la fragmentación social y la desigualdad de oportunidades educativas. http://portal.educacion.gov.ar/primaria/programas/programa-integral-por-la-igualdad-educativa/ Plan LECTURA del Ministerio de Educación de la Nación Argentina (Programa Educativo Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Lectura): propuesta nacional que trabaja en todo el país para la formación de lectoras y lectores. http://portal.educacion.gov.ar/plan-nacional-de-lectura/ Leer para crecer: programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que tiene como objetivo fortalecer las competencias lectoras de los alumnos ofreciendo libros de Literatura Infantil y Juvenil para la formación de las bibliotecas personales de los alumnos. http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/leer_para_crecer/index.php?menu_id=30669 Escuelas lectoras: programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que a través de sus proyectos y acciones busca potenciar la tarea de enseñanza de la lectura y la escritura que realiza la escuela estimulando experiencias enriquecedoras y placenteras de contacto con el libro, la lectura 5 Asimismo, la biblioteca del aula se nutre con libros que se obtienen por donación de algunos familiares y vecinos de la escuela, de entidades de bien público y de los mismos docentes de la institución. El material de la biblioteca del aula se renueva periódicamente para sostener el interés, ampliar y profundizar el horizonte lector de los niños. Los nuevos volúmenes también se pueden adquirir por compra, solicitar por donación u obtener por préstamo a la biblioteca institucional u otras bibliotecas escolares y públicas. Otra vía para incrementar y renovar el material es el intercambio entre docentes de distintas aulas: “Te presto esta obra de teatro y me pasás otro cuento de Roldán porque estamos siguiendo al autor…”; “Te conseguí dos cuentos de la misma colección ¿Me facilitás la antología de cuentos clásicos para leer otra versión de Hansel y Gretel?”. Asimismo, las bibliotecas públicas, la de clubes o centros de fomento e incluso la de los propios docentes, son otras fuentes que contribuyen en la adquisición de materiales de lectura. En suma, los materiales de la biblioteca del aula se pueden obtener y renovar por compra, préstamo o donación. En el contexto de estas posibilidades, se pueden generar diversas situaciones de encuentro entre libros y lectores que propicien la participación en prácticas letradas, entre las cuales, la lectura ocupa un lugar de privilegio. y la escritura que apunten al desarrollo integral del individuo como sujeto autónomo, creativo y crítico. http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/escuelas_lectoras/index.php Red de Bibliotecas escolares: proyecto del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que promueve y facilita el uso de las TICs? en las Bibliotecas Escolares de las Escuelas Primarias del GCBA.http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/niveles/primaria/programas/bibliotecas_e scolares/index.php?menu_id=21569 ZAP (Zonas de Acción Prioritaria): programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que tiene como responsabilidades el diseño, la ejecución, el monitoreo, seguimiento y la evaluación de las políticas de igualdad de oportunidades educativas y mejoramiento de la calidad, en los distritos y/o regiones educativas de la Ciudad de Buenos Aires con población de mayor vulnerabilidad social. Cuenta con varias líneas de acción a través de los proyectos: Maestro + Maestro, Grados de Nivelación y Aceleración, entre otros. http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/niveles/primaria/programas/zap/index.php?men u_id=20086 Plan Integral de Educación Digital (PIED): propuesta del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) que busca integrar los procesos de enseñanza y aprendizaje de las instituciones educativas a la cultura digital. http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/1a1/index.php?menu_id=32662 7 ¿Qué materiales de lectura incluimos? Es fundamental que la biblioteca del aula sea lo más variada posible. Para ello intentamos incluir: Diversidad de géneros textuales Es deseable que en la biblioteca del aula se encuentren representados los diferentes géneros y subgéneros que permitan a los niños adentrarse a las distintas maneras de saber sobre el mundo. Se trata de incluir todo tipo de textos de uso social para compartir con otros la emoción de un poema, la magia del clima creado en los cuentos, involucrarnos en las aventuras y desdichas del personaje de una novela u obra de teatro; divertirnos con el humor gráfico y las historietas; disfrutar del ritmo, la musicalidad y la fuerza expresiva del lenguaje con las coplas, canciones, adivinanzas y trabalenguas; actualizarnos acerca de diferentes hechos locales o del mundo en periódicos y revistas; indagar e informarnos sobre temas de interés en enciclopedias, libros de ciencias, atlas y diccionarios; seguir las instrucciones de recetarios de cocina y juegos; ingresar a otros mundos con leyendas, fábulas y mitos; etc. Además de contar con materiales que circulan fuera de la escuela, es oportuno incluir los textos que los niños producen en el marco de proyectos áulicos, algunos de los cuales permanecen temporalmente en la biblioteca del aula: cuentos que los niños escriben, fascículos de enciclopedias sobre temas estudiados, biografías de autores cuyas obras han seguido, catálogo de recomendaciones literarias, recopilación de coplas o canciones conocidas, folletos y cartillas informativas, álbumes que permiten guardar memoria de actividades interesantes colectivas, grupales o individuales llevados a cabo durante el año escolar… 8 Diversidad de autores Recordemos que para muchos niños y docentes, los materiales de la biblioteca son modos de ingresar a otros mundos posibles, vivir otras vidas y comprender la propia desde otra perspectiva. Para ello, es indispensable que la biblioteca del aula incluya tanto autores nacionales y contemporáneos como también aquellos autores extranjeros y distantes de la geografía y época que viven los niños. Charles Perrault Hmnos. Grimm Hans C. Andersen 9 Gustavo Roldán Graciela Montes Laura Devetach Dada la dificultad de establecer una frontera entre la literatura infantil y la literatura de adultos, también es importante incluir textos de autores que han Keiko Kasza Anthony Browne David McKee escrito obras tanto para niños como para adultos. Sabemos que muchos textos (literarios e informativos) no necesariamente han sido escritos para un destinatario infantil, sin embargo los niños pueden abordarlos solos o con ayuda del docente. Se trata de seleccionar e incluir en la biblioteca materiales de lectura de calidad (por lo que comunica, por cómo lo dicen y están editados, por las posibilidades que ofrecen al lector) y evitar textos o versiones de textos “simplificados” con el pretexto de ser “escritos para niños” y que muchas veces deforman, empobrecen y no colaboran en la construcción del sentido. Diversidad de ilustradores Considerar el lenguaje de las ilustraciones es también relevante a la hora de organizar nuestra biblioteca del aula. En los textos literarios la función de las imágenes varía según el tipo de relación que se establece con el texto narrativo. En algunas obras el texto lleva el peso de la historia y las imágenes no modifican el desarrollo de la misma (aunque inevitablemente, el ilustrador siempre plasma su interpretación de lo escrito). En otras, la importancia de las ilustraciones es mayor ya que desempeñan un papel relevante en el desarrollo de la historia, tal como sucede en los “libros álbumes” en donde la interacción entre texto e imagen resulta un factor determinante para que los lectores construyan sentido. También es pertinente incluir textos que contienen sólo imágenes para que los niños puedan construir sus propias historias y asimismo, intercambiar con sus pares las posibles interpretaciones que se pueden tejer a partir de una misma imagen. 10 En los libros informativos, denominados también libros de conocimientos, de consulta, del saber, de referencia, documentales (Garralón, 2005), las ilustraciones configuran significaciones para los lectores aún antes de leer convencionalmente, de allí su importancia en balancear su presencia con los textos ficcionales en la biblioteca del aula. Se trata sistemas multigráficos donde se articula un texto escrito con tipografías variada, disposición espacial fragmentada, alternancia de títulos y subtítulos y una iconografía que algunas veces acompaña al texto y otras debe leerse de manera independiente, que juega con el espacio y el color, y que se presenta de variadas formas: mapas, fotos, dibujos, esquemas, infografías, etc. Sin duda estos materiales requieren un aprendizaje para abordarlos y extraer información y por ello es fundamental su inclusión en el aula desde edades tempranas. Diversidad de temáticas Cada lectura es un proceso individual que abre caminos, plantea desafíos, permite entrar a nuevos mundo o recrear los conocidos. Por ello, es importante garantizar espacios para que los niños puedan interactuar con textos que ofrezcan variadas temáticas, textos que superen los estereotipos y mensajes cargados de “moralinas” o intenciones didácticas que tienen por propósito moldear comportamientos y sesgar la mirada frente a la diversidad. Es nuestra responsabilidad como docentes incluir en la biblioteca, materiales de lectura con propuestas literarias o informativas que resulten abarcadoras, que den cabida a las situaciones ideales y finales felices pero también a los conflictos y temas controvertidos actuales y/o locales, a los miedos, la muerte, la pobreza, la discriminación. Diversidad de extensiones Sabemos que los lectores no sólo se forman leyendo por sí mismos sino también escuchando leer a otros e intercambiando opiniones sobre lo leído. Para ello, es importante incluir en la biblioteca, textos a los que los niños pueden acceder por sí solos6 como así también aquellos que por su extensión y complejidad requieren ser mediados por la lectura del docente. En ambas situaciones -lectura por sí mismo y lectura por parte del docenteestamos enseñando a leer, a interactuar con los textos, a familiarizarse con el Algunos programas estatales proveen a las escuelas varios ejemplares de un mismo título. Esto permite diseñar en el aula situaciones de lectura y escritura específicas en torno a una obra en particular. 6 11 lenguaje que se escribe, a compartir con otros lo leído, a elaborar interpretaciones y encontrar pistas en el texto que las avalen... Diversidad de editoriales, colecciones y series Incluir esta diversidad permite reflexionar sobre temas recurrentes, la continuidad de una serie, la información provista por tapas y contratapas y otros indicadores paratextuales que ofrecen pistas al lector y le permiten realizar anticipaciones durante el acto de lectura. 12 Colección Los Morochitos. Editorial Colihue Títulos de la serie Federico crece. Editorial Primera Sudamericana Colección de Comics de la Revista Genios Diversidad de versiones Es importante advertir que varios géneros textuales admiten distintas versiones como los cuentos clásicos, las noticias periodísticas, los juegos y canciones populares, las recetas de cocina, la biografías... Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español, perteneciente al movimiento literario conocido como generación del 98. Probablemente sea el poeta de su época que más se lee todavía. Vida Nació en Sevilla y vivió luego en Madrid, donde estudió. En 1893 publicó sus primeros escritos en prosa, mientras que sus primeros poemas aparecieron en 1901. Viajó a París en 1899, ciudad que volvió a visitar en 1902, año en el que conoció a Rubén Darío, del que será gran amigo durante toda su vida. En Madrid, por esas mismas fechas conoció a Unamuno, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez y otros destacados escritores con los que mantuvo una estrecha amistad. Fue catedrático de francés, y se casó con Leonor Izquierdo, que morirá en 1912. En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española de la lengua. Durante los años veinte y treinta escribió teatro en compañía de su hermano, también poeta, Manuel, estrenando varias obras entre las que destacan La Lola se va a los puertos, de 1929, y La duquesa de Benamejí, de 1931. Cuando estalló la Guerra Civil española estaba en Madrid. Posteriormente se trasladó a Valencia, y Barcelona, y en enero de 1939 se exilió al pueblo francés de Colliure, donde murió en febrero. Fuente: http://www.los-poetas.com/a/biomach.htm Fuente: Machado, Antonio, Qué fácil es volar. Buenos Aires, Libros del malabarista, Ediciones Colihue, 2008. Biografías de Antonio Machado 13 Incluir esta diversidad promueve la consulta y la comparación de distintas versiones acerca de un mismo texto. Este análisis permite no sólo descubrir las semejanzas y diferencias en cuanto al contenido sino también en la forma en que están enunciadas en las versiones de los diferentes tipos textuales, lo que permite profundizar otros modos de leer y construir sentido (no es lo mismo analizar las diferentes versiones de la canción tradicional “Arroz con leche” que las de un hecho periodístico en distintos periódicos). 14 Algunas versiones de “Arroz con leche” (Martha Esquenazi Pérez, “Acerca de las rondas infantiles tradicionales” en: Perfiles de la Cultura Cubana. Revista del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, 5, junio-octubre 2010). Diversidad de soportes En la biblioteca del aula incluimos la mayor variedad posible de soportes escritos. Así, los textos se presentan en libros, revistas, folletos, afiches, páginas de Internet, planos, mapas… A estos se pueden añadir cajas, carpetas o “archivadores” que recopilen textos según el tema que nos interesa conservar por algún motivo: recortes de artículos periodísticos, fotos, recetas de cocina, instrucciones de juegos, coplas, adivinanzas, etc. Incluimos además, ficheros o tarjeteros. Se trata de cajas pequeñas con tarjetas que utilizamos para realizar diferentes anotaciones. Además del fichero de nombres propios de los niños, contamos con aquellos que son pertinentes a la organización y funcionamiento de la biblioteca como el fichero donde registramos los títulos de libros, los autores que vamos leyendo… También podemos preparar otros ficheros con léxico específico en el marco de secuencias y proyectos didácticos. Por ejemplo, un fichero con palabras que refieren a elementos que usan las brujas de los cuentos para hacer sus hechizos, un fichero de verbos específicos que aparecen en las recetas de cocina… Otros soportes los constituyen los CD con grabaciones de textos leídos en voz alta: recopilación de cuentos, leyendas, poemas, obras de teatro. Los mismos pueden incluir el texto escrito, de tal manera que los niños pueden seguir con la vista su lectura a medida que lo van escuchando. Diversidad de lenguas Pensamos que una biblioteca plurilingüe diversifica la mirada hacia el mundo. Por ello, la interacción con textos escritos en diferentes lenguas puede contribuir al respeto por las diferencias. Además, puede constituirse en una fuente valiosa para ampliar la competencia lingüística y en un punto de partida para la reflexión metalingüística. Por otra parte, esta diversidad promueve comparaciones entre un texto que conocemos en nuestra lengua materna con el mismo texto escrito en una lengua que desconocemos, posibilita indagar la direccionalidad del sistema de escritura y la 15 extensión del texto, permite localizar grafías frecuentes, palabras en común y otras que son propias de la lengua que estamos conociendo… En lo posible, estos textos publicados en diversas lenguas deben ser mediados por el docente u otro lector experto que pueda compartir la lectura y satisfacer dudas e inquietudes de los niños. ¿Cómo organizamos los materiales de lectura? Organizar los materiales de la biblioteca del aula es una tarea que requiere la participación de los niños y el docente para pensar sobre la forma más conveniente, tomar decisiones, acordar criterios y evaluar regularmente su funcionalidad. No hay una única manera de ordenar los materiales de la biblioteca del aula. Una forma muy utilizada en las escuelas es clasificar la colección en libros de ficción (cuentos, novelas, mitos, leyendas, fábulas, obras de teatro, historietas, poesías y otras formas versificadas) y libros de no ficción (libros y enciclopedias de ciencias naturales y sociales, textos sobre tecnología, diarios y revistas de actualidad, diccionarios, almanaques…). Otras formas de clasificarlos puede ser por temas: animales, plantas, el universo, personas, lugares, etc.; por los tipos de experiencia humana que formalizan los textos: formas fantásticas, cómicas, mítico fabulosas, realistas; por tipos de géneros textuales: cuentos, adivinanzas, poesías, enciclopedias, etc.; o bien por grupo editorial: series, colecciones, antologías… Desde pequeños los niños pueden adoptar criterios de clasificación aunque muchas veces no coinciden con los del adulto o los utilizados en librerías o bibliotecas públicas. Algunas preguntas pueden orientar la definición de criterios: “¿Cómo podríamos acomodar los libros? ¿Cuáles tendrían que estar juntos para poder encontrar rápido el libro que buscamos? ¿Qué podemos ponerles para distinguirlos de los otros?”. Así, regularmente y en pequeños grupos los niños pueden rotar para asumir esta responsabilidad y ajustar gradualmente los criterios de clasificación. Esta actividad requiere del análisis y revisión conjunta siempre con la intervención del docente y en lo posible, contar con el asesoramiento del bibliotecario de la escuela. Los materiales pueden clasificarse desde criterios muy variados pero cualquiera sea la forma elegida no siempre puede resultar una clasificación operativa y esto es algo importante para reflexionar con los niños. 16 ¿Con qué criterios seleccionamos y renovamos los materiales de lectura? La selección y renovación de materiales de lectura para la biblioteca del aula es un proceso de valoración entre niños y docentes. Se trata de dar prioridad a un conjunto de libros por sobre otros posibles respondiendo a determinados criterios. Reflexionemos sobre algunos de ellos: Calidad y variedad Se trata de ofrecer la máxima variedad posible de libros que permitan experimentar las distintas funciones del escrito en nuestra cultura. Libros que brinden oportunidades para iniciarse en la formación del lector literario así como también prepararse como estudiantes y desenvolverse en la vida ciudadana. Libros de consulta con un actualizado nivel y grado de informatividad y libros literarios que resguarden equilibrio entre lo clásico y lo actual. Libros vinculados al propio contexto cultural en el que se inscribe la biblioteca, que muestren las culturas indígenas y recupere la riqueza simbólica del lenguaje popular, y a su vez obras que permitan entrar al conocimiento del mundo en general, que posibiliten acceder al patrimonio cultural que ha acumulado la humanidad. Para ello, es indispensable valorar los materiales de lectura como objetos culturales apreciando tanto el texto como las imágenes y su diagramación de manera integral. Adecuación a los intereses y prácticas lectoras de los usuarios Es fundamental considerar los intereses y gustos lectores de los niños sin dejar de lado los propósitos didácticos del docente; incluir libros que atraen al mayor número de lectores y también aquellos que posiblemente serán poco leídos porque sólo le gustan a un grupo minoritario; libros que “seducen” por alguna cualidad (tema, soporte, moda) y a su vez libros que pasan inadvertidos sin la presencia del docente u otro lector experto que haga observable el valor de su contenido. Asimismo, es necesario tener en cuenta la evolución de la competencia lectora de los niños intentando incluir materiales que planteen progresivamente nuevos desafíos lectores que van más allá de la extensión del texto, la cantidad de imágenes o tamaño de la letra. Se trata de incluir textos que en el marco de situaciones con claros propósitos comunicativos y didácticos requieran un esfuerzo del lector para avanzar en la complejidad y riqueza de su contenido. 17 Diversidad de propósitos lectores Los materiales de la biblioteca del aula deben considerar diversidad de funciones para los lectores: libros para informarse, para estudiar sobre temas específicos que se están trabajando, para hacer o preparar cosas (comidas, juegos), para intercambiar con otros por la riqueza de interpretaciones o bien, para leer en soledad, libros para debatir colectivamente sobre temas polémicos, libros para divertirse, para entretenerse en horas perdidas, para resolver acertijos y misterios, para no aburrirse en los días de lluvia… 18 La selección de materiales de lectura debe ofrecer un amplio abanico de experiencias lectoras, adecuarse a los gustos e intereses de los niños, promover el desarrollo de prácticas lectoras cada vez más avanzadas y resultar funcionales a los propósitos de lectura planteados. Para profundizar sobre los criterios de selección recomendamos la lectura del siguiente artículo: Siro, Ana (1999), “Materiales de lectura para bibliotecas de aula” en Castedo, Mirta; Molinari, Claudia y Siro, Ana, Enseñar y Aprender a Leer. Jardín de Infantes y Primer Ciclo de la Educación Básica. Buenos Aires-México, Novedades Educativas, pág. 19-36. En síntesis… Para organizar la biblioteca del aula es importante ambientar un espacio vivo, dinámico y cambiante con materiales de lectura que representen la cultura letrada. Para ello, intentamos que la biblioteca del aula presente diversidad de: - géneros textuales, - autores e ilustradores, - temáticas, - extensiones, - editoriales, series y colecciones - versiones, - soportes y - lenguas En muchos casos, las administraciones educativas ofrecen catálogos o selecciones centralizadas; en otros, los docentes organizan el corpus por iniciativa propia con la colaboración de las familias y la comunidad. Cualquiera sea la forma de adquisición de los libros, debemos participar en un proceso de selección que respondan al menos a los siguientes criterios: - calidad y variedad de los libros, - adecuación a los intereses y prácticas lectoras de los usuarios, y diversidad de propósitos lectores. 19 Bibliografía consultada: Colomer, Teresa (2008), “La constitución de acervos” en Bonilla, Elisa; Goldin, Daniel y Salaberria Ramón (coord), Bibliotecas y escuelas. Retos y posibilidades en la sociedad del conocimiento. México-España, Océano, pág.378-405. DGC y E (2001), La biblioteca de aula. Buenos Aires, Dirección Provincial de Educación de Gestión Estatal, Dirección de Educación General Básica, Gabinete Psicopedagógico Curricular-Lengua. Garralón, Ana (2005), “Taller libro informativo: qué, cómo, cuándo” en Revista Educación y biblioteca, N°147. Nemirovsky, Myriam (2008), “También una biblioteca en el aula” en Bonilla, Elisa; Goldin, Daniel y Salaberria Ramón (coord), Bibliotecas y escuelas. Retos y posibilidades en la sociedad del conocimiento. México-España, Océano, pág.239258. 20
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