La organización de la biblioteca- Paione-Reinoso

La organización de la biblioteca1
Alejandra Paione,
María del Carmen Reinoso y
Yamila Wallace
“Tengo la suerte de haber vivido siempre entre libros que, lejos de separarme del sabor de las
cosas, frecuentemente me lo han develado”
Michèle Petit (2004)
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¿Cómo organizamos la biblioteca del aula?
¿Dónde la ubicamos?
¿Qué libros incluimos? ¿Cuántos?
¿Qué hay que tener en cuenta para seleccionar los materiales de lectura?
Estos suelen ser algunos interrogantes que nos planteamos cuando
decidimos armar nuestra biblioteca en el salón de clases. Son preguntas que
en su aparente simpleza, expresan un modo diferente de entender la enseñanza de
la lectura y la formación del lector en los más pequeños.
En este documento intentaremos dar respuesta a estas preguntas siempre
con el propósito de crear en el aula un espacio que proporcione un contacto
fructífero entre los niños, el maestro y los materiales de lectura.
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El presente documento pertenece a la Clase 3 “La organización de la biblioteca” del Módulo 1 “Libros y
lectores”. Curso Virtual Leer y escribir en la alfabetización inicial. Una propuesta a partir de la biblioteca del
aula. Alejandra Paione (coord.), María del Carmen Reinoso y Yamila Wallace (tutoras). CePA a Distancia.
Escuela de Capacitación Docente. Centro de Pedagogía de Anticipación. Ministerio de Educación del Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires, CABA, febrero 2011. http://campus.cepa.edu.ar/
¿Dónde ubicamos la biblioteca del aula?
¿Cómo exhibimos los libros?
Pensamos la biblioteca del aula como un espacio dinámico, vivo y
cambiante; un lugar de referencia al cual acudimos para explorar, consultar,
buscar información, profundizar sobre un tema, disfrutar, incluir nuevos títulos…
Para ello, es conveniente seleccionar un sector o rincón del aula
preferentemente luminoso, tranquilo, cómodo y ameno que posibilite el contacto
intenso de los niños con los materiales de lectura.
Para tener un acceso directo a los libros, es conveniente ubicarlos al
alcance y altura de los niños. Colocamos los libros con los lomos hacia el frente tal
como se disponen en toda biblioteca para obtener rápidamente información acerca
de los datos más importantes o bien, con las portadas hacia adelante, sobre todo
cuando incorporamos alguna novedad e intentamos promover su atención.
Una forma de exhibir los materiales consiste en ubicarlos en muebles con
estantes abiertos diseñados para este fin. El mobiliario puede estar hecho de
distintos materiales (ladrillo, madera, caña, cartón) y adoptar distintas formas.
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También podemos emplear revisteros móviles o colgados en la pared del aula.
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En el caso de no contar con algunos de estos mobiliarios podemos disponer
de cajas o canastas, apoyadas en una mesa o sillas, que permitan guardar,
revolver y elegir en función de lo que se pretende buscar y compartir.
Otra forma de exhibir los materiales de lectura en el aula consiste en instalar
cuerdas de material sintético a manera de sogas en los cuales se sostengan
los libros con broches de colgar la ropa. También podemos disponer de
“bolsilleros”, una banda de tela colgante con varios bolsillos de diferentes
tamaños que permiten visualizar una parte de la portada de los libros.
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Si bien forma parte de las actividades diarias del aula, el sector destinado a
la biblioteca puede adquirir cierto rasgo de privacidad y estar ambientado con
afiches pertinentes, panel de novedades, algunos almohadones u otros accesorios
que acompañen la práctica lectora2.
Cualquiera sea el lugar seleccionado y los recursos materiales que se
cuentan, se trata de crear en el aula un espacio genuino de
encuentro de los niños con la cultura escrita, un lugar en
donde se puede leer sentado o acostado e intercambiar con los
compañeros.
2 También es factible organizar “Bibliotecas móviles” o viajeras que a modo de carrito con una
cantidad variable de libros se fomenta la lectura en distintos espacios curriculares del aula y/o la
institución, incluso durante los momentos de pausas y recreación en el patio de la escuela.
¿Cuántos materiales incluimos?
Es muy difícil calcular la cantidad de volúmenes que debe reunir el corpus
de la biblioteca del aula. La magnitud de la colección depende de la
cantidad de niños que son usuarios del material, como así también, de las
comodidades del salón y recursos disponibles, de las posibilidades de establecer
redes con otros usuarios o instituciones para incrementar o renovar el inventario…
Según normas internacionales de las bibliotecas escolares establecidas por la
IFLA3 (2002), una colección razonable debe contar con diez libros por niños
para garantizar la variedad de materiales, aunque para comenzar con su
organización esa cantidad puede ser menor4.
Algunos autores (Colomer, 2008; Nemirovsky, 2008) proponen que en la
biblioteca circulen unos quinientos textos a lo largo del curso escolar. Esa cantidad
puede parecer inalcanzable en las condiciones materiales de algunas escuelas, sin
embargo, la fuente principal de donde se nutre la biblioteca del aula es la
biblioteca escolar a la que acuden niños y docentes en busca de aquellos libros
que deseen incorporar –aunque sea en un corto período de tiempo- en el espacio
del aula. Además, cuando se hace referencia a textos, se alude a todos los
materiales de lectura de uso social: tanto los libros de toda clase (de
Literatura y de ciencias, enciclopedias de arte, diccionarios) como recetas, folletos,
revistas, instrucciones de juegos y también todos los textos que producen los niños
en el marco de los proyectos didácticos.
Federación Internacional de las Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias.
El armado de la biblioteca puede iniciarse con una cantidad que duplique la cantidad de niños del
aula, o sea, dos libros por niño y luego incrementar gradualmente la colección.
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4
5
Más allá del número de libros con que se compone la biblioteca, la reflexión
que nos interesa promover es que la cantidad de textos puestos a
disposición no alcanza para lograr que la práctica lectora se desarrolle en los
niños si no se generan en torno a los materiales situaciones de lectura
con propósitos definidos y reales, que involucren a los alumnos
como lectores, incluso antes de que puedan leer convencionalmente.
¿Dónde conseguimos los libros?
¿Qué hacemos con los que ya tenemos?
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La biblioteca de la escuela constituye
la fuente permanente para disponer de
material en la biblioteca del aula. Este
aporte que realiza la biblioteca escolar en
calidad de préstamo promueve pedidos y
devoluciones y establece así, una relación
solidaria entre ambas bibliotecas.
También se organiza con materiales
que provee la institución, ya sea por
compra directa con el aporte de sus
cooperadoras y la valiosa colaboración de las familias, o a través de
distintos programas pertenecientes a los organismos estatales que
incluyen entre sus líneas de acción, la provisión de recursos materiales para
el aprendizaje y la enseñanza5.
Presentamos aquí, algunos programas:
Provisión de Libros: la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas (DNPS) del Ministerio
de Educación de la Nación Argentina provee a las escuelas y los estudiantes de materiales didácticos
y útiles escolares con el objetivo de diseñar políticas que garanticen una educación de calidad, con
igualdad de oportunidades y posibilidades para todos.
http://portal.educacion.gov.ar/primaria/provision-de-materiales-didacticos/
Programa Integral para la Igualdad Educativa (PIIE): propuesta nacional para dar
respuesta a las problemáticas educativas relacionadas con la fragmentación social y la desigualdad
de oportunidades educativas.
http://portal.educacion.gov.ar/primaria/programas/programa-integral-por-la-igualdad-educativa/
Plan LECTURA del Ministerio de Educación de la Nación Argentina (Programa Educativo
Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Lectura): propuesta nacional que trabaja en
todo el país para la formación de lectoras y lectores.
http://portal.educacion.gov.ar/plan-nacional-de-lectura/
Leer para crecer: programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que tiene como
objetivo fortalecer las competencias lectoras de los alumnos ofreciendo libros de Literatura Infantil
y Juvenil para la formación de las bibliotecas personales de los alumnos.
http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/leer_para_crecer/index.php?menu_id=30669
Escuelas lectoras: programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que a través de
sus proyectos y acciones busca potenciar la tarea de enseñanza de la lectura y la escritura que realiza
la escuela estimulando experiencias enriquecedoras y placenteras de contacto con el libro, la lectura
5
Asimismo, la biblioteca del aula se nutre con libros que se obtienen por
donación de algunos familiares y vecinos de la escuela, de entidades de
bien público y de los mismos docentes de la institución.
El material de la biblioteca del aula se renueva periódicamente para
sostener el interés, ampliar y profundizar el horizonte lector de los
niños. Los nuevos volúmenes también se pueden adquirir por compra, solicitar
por donación u obtener por préstamo a la biblioteca institucional u otras
bibliotecas escolares y públicas.
Otra vía para incrementar y renovar el material es el intercambio entre
docentes de distintas aulas: “Te presto esta obra de teatro y me pasás otro
cuento de Roldán porque estamos siguiendo al autor…”; “Te conseguí dos cuentos
de la misma colección ¿Me facilitás la antología de cuentos clásicos para leer otra
versión de Hansel y Gretel?”. Asimismo, las bibliotecas públicas, la de clubes o
centros de fomento e incluso la de los propios docentes, son otras fuentes que
contribuyen en la adquisición de materiales de lectura.
En suma, los materiales de la biblioteca del aula se pueden obtener y
renovar por compra, préstamo o donación. En el contexto de
estas posibilidades, se pueden generar diversas situaciones de
encuentro entre libros y lectores que propicien la participación
en prácticas letradas, entre las cuales, la lectura ocupa un lugar de
privilegio.
y la escritura que apunten al desarrollo integral del individuo como sujeto autónomo, creativo y
crítico. http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/escuelas_lectoras/index.php
Red de Bibliotecas escolares: proyecto del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que
promueve y facilita el uso de las TICs? en las Bibliotecas Escolares de las Escuelas Primarias del
GCBA.http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/niveles/primaria/programas/bibliotecas_e
scolares/index.php?menu_id=21569
ZAP (Zonas de Acción Prioritaria): programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA)
que tiene como responsabilidades el diseño, la ejecución, el monitoreo, seguimiento y la evaluación
de las políticas de igualdad de oportunidades educativas y mejoramiento de la calidad, en los
distritos y/o regiones educativas de la Ciudad de Buenos Aires con población de mayor
vulnerabilidad social. Cuenta con varias líneas de acción a través de los proyectos: Maestro +
Maestro, Grados de Nivelación y Aceleración, entre otros.
http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/niveles/primaria/programas/zap/index.php?men
u_id=20086
Plan Integral de Educación Digital (PIED): propuesta del Ministerio de Educación de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) que busca integrar los procesos de enseñanza y
aprendizaje de las instituciones educativas a la cultura digital.
http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/1a1/index.php?menu_id=32662
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¿Qué materiales de lectura incluimos?
Es fundamental que la biblioteca del aula sea lo más variada posible.
Para ello intentamos incluir:
Diversidad de géneros textuales
Es deseable que en la biblioteca del aula se encuentren representados los
diferentes géneros y subgéneros que permitan a los niños adentrarse a las
distintas maneras de saber sobre el mundo.
Se trata de incluir todo tipo de
textos de uso social para compartir con
otros la emoción de un poema, la magia
del clima creado en los cuentos,
involucrarnos en las aventuras y desdichas
del personaje de una novela u obra de
teatro; divertirnos con el humor gráfico
y las historietas; disfrutar del ritmo, la
musicalidad y la fuerza expresiva del
lenguaje con las coplas, canciones,
adivinanzas
y
trabalenguas;
actualizarnos acerca de diferentes hechos
locales o del mundo en periódicos y
revistas; indagar e informarnos sobre
temas de interés en enciclopedias,
libros
de
ciencias,
atlas
y
diccionarios; seguir las instrucciones de
recetarios de cocina y juegos; ingresar
a otros mundos con leyendas, fábulas y
mitos; etc.
Además de contar con materiales
que circulan fuera de la escuela, es
oportuno incluir los textos que los
niños producen en el marco de
proyectos áulicos, algunos de los cuales
permanecen
temporalmente
en
la
biblioteca del aula: cuentos que los niños
escriben, fascículos de enciclopedias sobre
temas estudiados, biografías de autores
cuyas obras han seguido, catálogo de
recomendaciones literarias, recopilación de
coplas o canciones conocidas, folletos y cartillas informativas, álbumes que
permiten guardar memoria de actividades interesantes colectivas, grupales o
individuales llevados a cabo durante el año escolar…
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Diversidad de autores
Recordemos que para muchos niños y
docentes, los materiales de la biblioteca son
modos de ingresar a otros mundos
posibles,
vivir
otras
vidas
y
comprender la propia desde otra
perspectiva. Para ello, es indispensable
que la biblioteca del aula incluya tanto
autores nacionales y contemporáneos
como
también
aquellos
autores
extranjeros y distantes de la geografía y
época que viven los niños.
Charles Perrault
Hmnos. Grimm Hans C. Andersen
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Gustavo Roldán Graciela Montes Laura Devetach
Dada la dificultad de establecer una
frontera entre la literatura infantil y la
literatura de adultos, también es importante
incluir textos de autores que han
Keiko Kasza Anthony Browne David McKee
escrito obras tanto para niños como
para adultos. Sabemos que muchos textos (literarios e informativos) no
necesariamente han sido escritos para un destinatario infantil, sin embargo los
niños pueden abordarlos solos o con ayuda del docente.
Se trata de seleccionar e incluir en la biblioteca materiales de lectura de
calidad (por lo que comunica, por cómo lo dicen y están editados, por las
posibilidades que ofrecen al lector) y evitar textos o versiones de textos
“simplificados” con el pretexto de ser “escritos para niños” y que muchas veces
deforman, empobrecen y no colaboran en la construcción del sentido.
Diversidad de ilustradores
Considerar el lenguaje de las ilustraciones es también relevante a la
hora de organizar nuestra biblioteca del aula. En los textos literarios la función de
las imágenes varía según el tipo de relación que se establece con el texto
narrativo. En algunas obras el texto lleva el peso de la historia y las imágenes no
modifican el desarrollo de la misma (aunque inevitablemente, el ilustrador siempre
plasma su interpretación de lo escrito). En otras, la importancia de las ilustraciones
es mayor ya que desempeñan un papel relevante en el desarrollo de la historia, tal
como sucede en los “libros álbumes” en donde la interacción entre texto e
imagen resulta un factor determinante para que los lectores construyan sentido.
También es pertinente incluir textos que contienen sólo imágenes para que
los niños puedan construir sus propias historias y asimismo, intercambiar con sus
pares las posibles interpretaciones que se pueden tejer a partir de una misma
imagen.
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En los libros informativos, denominados también libros de
conocimientos, de consulta, del saber, de referencia, documentales (Garralón,
2005), las ilustraciones configuran significaciones para los lectores aún antes de
leer convencionalmente, de
allí su importancia en
balancear su presencia con
los textos ficcionales en la
biblioteca del aula.
Se
trata
sistemas
multigráficos donde se
articula un texto escrito con
tipografías
variada,
disposición
espacial
fragmentada, alternancia de
títulos y subtítulos y una
iconografía que algunas
veces acompaña al texto y
otras debe leerse de manera
independiente, que juega con
el espacio y el color, y que se
presenta de variadas formas:
mapas,
fotos,
dibujos,
esquemas, infografías, etc.
Sin duda estos materiales
requieren un aprendizaje
para abordarlos y extraer
información y por ello es
fundamental su inclusión en
el
aula
desde
edades
tempranas.
Diversidad de temáticas
Cada lectura es un proceso individual que abre caminos, plantea desafíos,
permite entrar a nuevos mundo o recrear los conocidos. Por ello, es importante
garantizar espacios para que los niños puedan interactuar con textos que ofrezcan
variadas temáticas, textos que superen los estereotipos y mensajes cargados de
“moralinas” o intenciones didácticas que tienen por propósito moldear
comportamientos y sesgar la mirada frente a la diversidad.
Es nuestra responsabilidad como docentes incluir en la biblioteca,
materiales de lectura con propuestas literarias o informativas que resulten
abarcadoras, que den cabida a las situaciones ideales y finales felices pero
también a los conflictos y temas controvertidos actuales y/o locales, a los miedos, la
muerte, la pobreza, la discriminación.
Diversidad de extensiones
Sabemos que los lectores no sólo se forman
leyendo por sí mismos sino también escuchando leer a
otros e intercambiando opiniones sobre lo leído. Para
ello, es importante incluir en la biblioteca, textos a
los que los niños pueden acceder por sí solos6
como así también aquellos que por su extensión y
complejidad requieren ser mediados por la
lectura del docente.
En ambas situaciones -lectura por sí mismo y lectura por parte del docenteestamos enseñando a leer, a interactuar con los textos, a familiarizarse con el
Algunos programas estatales proveen a las escuelas varios ejemplares de un mismo título. Esto
permite diseñar en el aula situaciones de lectura y escritura específicas en torno a una obra en
particular.
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lenguaje que se escribe, a compartir con otros lo leído, a elaborar interpretaciones y
encontrar pistas en el texto que las avalen...
Diversidad de editoriales, colecciones y series
Incluir esta diversidad permite reflexionar sobre temas recurrentes, la
continuidad de una serie, la información provista por tapas y contratapas y
otros indicadores paratextuales que ofrecen pistas al lector y le permiten
realizar anticipaciones durante el acto de lectura.
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Colección Los Morochitos. Editorial Colihue
Títulos de la serie Federico crece. Editorial Primera Sudamericana
Colección de Comics de la Revista Genios
Diversidad de versiones
Es importante advertir que varios géneros textuales admiten distintas
versiones como los cuentos clásicos, las noticias periodísticas, los juegos y
canciones populares, las recetas de cocina, la biografías...
Antonio Machado
(1875-1939)
Poeta y prosista español, perteneciente al movimiento literario conocido como generación del 98.
Probablemente sea el poeta de su época que más se lee todavía. Vida Nació en Sevilla
y vivió luego en Madrid, donde estudió. En 1893 publicó sus primeros escritos en
prosa, mientras que sus primeros poemas aparecieron en 1901. Viajó a París en 1899,
ciudad que volvió a visitar en 1902, año en el que conoció a Rubén Darío, del que será
gran amigo durante toda su vida. En Madrid, por esas mismas fechas conoció a
Unamuno, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez y otros destacados escritores con los
que mantuvo una estrecha amistad. Fue catedrático de francés, y se casó con Leonor
Izquierdo, que morirá en 1912. En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia
Española de la lengua. Durante los años veinte y treinta escribió teatro en compañía
de su hermano, también poeta, Manuel, estrenando varias obras entre las que destacan
La Lola se va a los puertos, de 1929, y La duquesa de Benamejí, de 1931. Cuando estalló la Guerra Civil
española estaba en Madrid. Posteriormente se trasladó a Valencia, y Barcelona, y en enero de 1939 se exilió al
pueblo francés de Colliure, donde murió en febrero.
Fuente: http://www.los-poetas.com/a/biomach.htm
Fuente: Machado, Antonio, Qué fácil es volar. Buenos Aires,
Libros del malabarista, Ediciones Colihue, 2008.
Biografías de Antonio Machado
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Incluir esta diversidad promueve la consulta y la comparación de
distintas versiones acerca de un mismo texto. Este análisis permite no sólo
descubrir las semejanzas y diferencias en cuanto al contenido sino también en la
forma en que están enunciadas en las versiones de los diferentes tipos textuales, lo
que permite profundizar otros modos de leer y construir sentido (no es lo mismo
analizar las diferentes versiones de la canción tradicional “Arroz con leche” que las
de un hecho periodístico en distintos periódicos).
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Algunas versiones de “Arroz con leche”
(Martha Esquenazi Pérez, “Acerca de las rondas infantiles tradicionales” en: Perfiles de la Cultura Cubana.
Revista del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, 5, junio-octubre 2010).
Diversidad de soportes
En la biblioteca del aula incluimos la mayor variedad posible de
soportes escritos. Así, los textos se presentan en libros, revistas, folletos, afiches,
páginas de Internet, planos, mapas… A estos se pueden añadir cajas, carpetas o
“archivadores” que recopilen textos según el tema que nos interesa conservar
por algún motivo: recortes de artículos periodísticos, fotos, recetas de cocina,
instrucciones de juegos, coplas, adivinanzas, etc.
Incluimos además, ficheros o tarjeteros. Se trata de cajas pequeñas con
tarjetas que utilizamos para realizar diferentes anotaciones. Además del fichero de
nombres propios de los niños, contamos con aquellos que
son pertinentes a la organización y funcionamiento de la
biblioteca como el fichero donde registramos los títulos de
libros, los autores que vamos leyendo… También podemos
preparar otros ficheros con léxico específico en el marco de
secuencias y proyectos didácticos. Por ejemplo, un fichero con
palabras que refieren a elementos que usan las brujas de los
cuentos para hacer sus hechizos, un fichero de verbos
específicos que aparecen en las recetas de cocina…
Otros soportes los constituyen los CD con
grabaciones de textos leídos en voz alta: recopilación de
cuentos, leyendas, poemas, obras de teatro. Los mismos
pueden incluir el texto escrito, de tal manera que los niños
pueden seguir con la vista su lectura a medida que lo van
escuchando.
Diversidad de lenguas
Pensamos que una biblioteca
plurilingüe diversifica la mirada hacia
el mundo. Por ello, la interacción con
textos escritos en diferentes lenguas
puede contribuir al respeto por las
diferencias. Además, puede constituirse en
una fuente valiosa para ampliar la
competencia lingüística y en un punto de
partida para la reflexión metalingüística.
Por otra parte, esta diversidad promueve
comparaciones entre un texto que conocemos
en nuestra lengua materna con el mismo
texto
escrito
en
una
lengua
que
desconocemos,
posibilita
indagar
la
direccionalidad del sistema de escritura y la
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extensión del texto, permite localizar grafías frecuentes, palabras en común y otras
que son propias de la lengua que estamos conociendo…
En lo posible, estos textos publicados en diversas lenguas deben ser
mediados por el docente u otro lector experto que pueda compartir la lectura y
satisfacer dudas e inquietudes de los niños.
¿Cómo organizamos los materiales de lectura?
Organizar los materiales de la biblioteca del aula es una tarea que requiere
la participación de los niños y el docente para
pensar sobre la forma más conveniente, tomar
decisiones, acordar criterios y evaluar regularmente
su funcionalidad.
No hay una única manera de ordenar los
materiales de la biblioteca del aula. Una forma muy
utilizada en las escuelas es clasificar la colección en
libros de ficción (cuentos, novelas, mitos,
leyendas, fábulas, obras de teatro, historietas, poesías
y otras formas versificadas) y libros de no ficción (libros y enciclopedias de
ciencias naturales y sociales, textos sobre tecnología, diarios y revistas de
actualidad, diccionarios, almanaques…).
Otras formas de clasificarlos puede ser por temas: animales, plantas, el
universo, personas, lugares, etc.; por los tipos de experiencia humana que
formalizan los textos: formas fantásticas, cómicas, mítico fabulosas, realistas;
por tipos de géneros textuales: cuentos, adivinanzas, poesías, enciclopedias,
etc.; o bien por grupo editorial: series, colecciones, antologías…
Desde pequeños los niños pueden adoptar criterios de clasificación aunque
muchas veces no coinciden con los del adulto o los utilizados en librerías o
bibliotecas públicas. Algunas preguntas pueden orientar la definición de criterios:
“¿Cómo podríamos acomodar los libros? ¿Cuáles tendrían que estar juntos para
poder encontrar rápido el libro que buscamos? ¿Qué podemos ponerles para
distinguirlos de los otros?”. Así, regularmente y en pequeños grupos los niños
pueden rotar para asumir esta responsabilidad y ajustar gradualmente los criterios
de clasificación. Esta actividad requiere del análisis y revisión conjunta siempre con
la intervención del docente y en lo posible, contar con el asesoramiento del
bibliotecario de la escuela.
Los materiales pueden clasificarse desde criterios muy variados pero
cualquiera sea la forma elegida no siempre puede resultar una
clasificación operativa y esto es algo importante para reflexionar con
los niños.
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¿Con qué criterios seleccionamos y renovamos los materiales de
lectura?
La selección y renovación de materiales de lectura para la biblioteca del aula
es un proceso de valoración entre niños y docentes. Se trata de dar prioridad a
un conjunto de libros por sobre otros posibles respondiendo a determinados
criterios.
Reflexionemos sobre algunos de ellos:
Calidad y variedad
Se trata de ofrecer la máxima variedad posible de libros que permitan
experimentar las distintas funciones del escrito en nuestra cultura. Libros
que brinden oportunidades para iniciarse en la formación del lector literario
así como también prepararse como estudiantes y desenvolverse en la vida
ciudadana. Libros de consulta con un actualizado nivel y grado de
informatividad y libros literarios que resguarden equilibrio entre lo clásico y lo
actual. Libros vinculados al propio contexto cultural en el que se inscribe la
biblioteca, que muestren las culturas indígenas y recupere la riqueza simbólica del
lenguaje popular, y a su vez obras que permitan entrar al conocimiento del
mundo en general, que posibiliten acceder al patrimonio cultural que ha
acumulado la humanidad. Para ello, es indispensable valorar los materiales de
lectura como objetos culturales apreciando tanto el texto como las
imágenes y su diagramación de manera integral.
Adecuación a los intereses y prácticas lectoras de los usuarios
Es fundamental considerar los intereses y gustos lectores de los niños
sin dejar de lado los propósitos didácticos del docente; incluir libros que
atraen al mayor número de lectores y también aquellos que
posiblemente serán poco leídos porque sólo le gustan a un
grupo minoritario; libros que “seducen” por alguna
cualidad (tema, soporte, moda) y a su vez libros que pasan
inadvertidos sin la presencia del docente u otro lector
experto que haga observable el valor de su contenido.
Asimismo, es necesario tener en cuenta la
evolución de la competencia lectora de los niños
intentando
incluir
materiales
que
planteen
progresivamente nuevos desafíos lectores que van más allá
de la extensión del texto, la cantidad de imágenes o tamaño
de la letra. Se trata de incluir textos que en el marco de
situaciones con claros propósitos comunicativos y didácticos requieran un esfuerzo
del lector para avanzar en la complejidad y riqueza de su contenido.
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Diversidad de propósitos lectores
Los materiales de la biblioteca del aula deben considerar diversidad de
funciones para los lectores: libros para informarse, para estudiar sobre temas
específicos que se están trabajando, para hacer o preparar cosas (comidas, juegos),
para intercambiar con otros por la riqueza de interpretaciones o bien, para leer en
soledad, libros para debatir colectivamente sobre temas polémicos, libros para
divertirse, para entretenerse en horas perdidas, para resolver acertijos y misterios,
para no aburrirse en los días de lluvia…
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La selección de materiales de lectura debe ofrecer un amplio abanico
de experiencias lectoras, adecuarse a los gustos e intereses de los
niños, promover el desarrollo de prácticas lectoras cada vez más
avanzadas y resultar funcionales a los propósitos de lectura
planteados.
Para profundizar sobre los criterios de selección recomendamos
la lectura del siguiente artículo:
Siro, Ana (1999), “Materiales de lectura para bibliotecas de aula” en Castedo, Mirta;
Molinari, Claudia y Siro, Ana, Enseñar y Aprender a Leer. Jardín de Infantes y
Primer Ciclo de la Educación Básica. Buenos Aires-México, Novedades Educativas,
pág. 19-36.
En síntesis…
Para organizar la biblioteca del aula es importante ambientar un espacio
vivo, dinámico y cambiante con materiales de lectura que representen la cultura
letrada. Para ello, intentamos que la biblioteca del aula presente diversidad de:
- géneros textuales,
- autores e ilustradores,
- temáticas,
- extensiones,
- editoriales, series y colecciones
- versiones,
- soportes y
- lenguas
En muchos casos, las administraciones educativas ofrecen catálogos o
selecciones centralizadas; en otros, los docentes organizan el corpus por iniciativa
propia con la colaboración de las familias y la comunidad. Cualquiera sea la forma de
adquisición de los libros, debemos participar en un proceso de selección que
respondan al menos a los siguientes criterios:
- calidad y variedad de los libros,
-
adecuación a los intereses y prácticas lectoras de los usuarios, y
diversidad de propósitos lectores.
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Bibliografía consultada:
Colomer, Teresa (2008), “La constitución de acervos” en Bonilla, Elisa; Goldin,
Daniel y Salaberria Ramón (coord), Bibliotecas y escuelas. Retos y posibilidades en
la sociedad del conocimiento. México-España, Océano, pág.378-405.
DGC y E (2001), La biblioteca de aula. Buenos Aires, Dirección Provincial de
Educación de Gestión Estatal, Dirección de Educación General Básica, Gabinete
Psicopedagógico Curricular-Lengua.
Garralón, Ana (2005), “Taller libro informativo: qué, cómo, cuándo” en Revista
Educación y biblioteca, N°147.
Nemirovsky, Myriam (2008), “También una biblioteca en el aula” en Bonilla, Elisa;
Goldin, Daniel y Salaberria Ramón (coord), Bibliotecas y escuelas. Retos y
posibilidades en la sociedad del conocimiento. México-España, Océano, pág.239258.
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