C PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES 2016 DE BEDMAR (JAÉN) Autora: Mª Dolores Sanchez Chamorro Edita: Multipress Jaén www.noticiasdejaen.es Bedmar, Octubre 2016 Buenas noches Bedmareñas, Bedmareños, visitantes, familiares y amigos que os encontráis estos días entre nosotros. Voy a comenzar este pregón como antiguamente se pregonaba. por encargo de la corporación municipal de este ayuntamiento, os hago saber que han dado comienzo las ferias y fiestas de Bedmar 2016 y que mañana es el día mas esperado por todos los Bedmareños y Bedmareñas, el encuentro de Nuestra Santísima Virgen de cuadros con San José. ¡VIVA LA FERIA DE BEDMAR! Quisiera dar las gracias a todas las personas que han confiado en mí para dar el pregón de las Ferias 2016. Agradezco enormemente al Señor Alcalde Don Juan Francisco Serrano, a los concejales Catena, Trini, María, Gregorio, Mónica, Paco y al resto de la corporación municipal, a la comisión de Festejos, y a todas esas personas que han hecho posible para que esta noche, esté yo aquí. También agradezco la presencia del Presidente de la Diputación de Jaén, Paco Reyes, al párroco de nuestro pueblo, Don Juan y como no al señor Alcalde del pueblo hermano de Azagra, Don Ignacio Gutiérrez. Muchas gracias a todos. Es un privilegio estar en este balcón de nuestro ayuntamiento, al que me he asomado muchas veces para colocar el lazo morado por el día de la Mujer trabajadora o echar caramelos a los niños para el día de reyes. Pero jamás pensé que me asomaría para hablarle a la gente de mi pueblo. Es tan grande el sentimiento que tengo, que espero no emocionarme ni ponerme nerviosa para poder terminar bien mi cometido. Si me lo permitís,este pregón se lo voy a dedicar a mi padre. El que era un enamorado de su pueblo y sus gente, y como no de la Virgen de Cuadros. Mi padre que si me viera esta noche asomada a este balcón se sentiría muy orgulloso de mí. Él, cada vez que me implicaba en algo le decía a mi madre: “Esta chiquilla, no hace más que meterse en berenjenales”, pero luego, me decía a mí: “Si eres capaz, tira hacia delante paro cuando te vayas de los sitios, te vayas con la cabeza bien alta”. Así era mi padre. Él, que no se perdía ningún año el pregón ni el concierto de la banda de música que tanto le gustaba escuchar, y este año, si él estuviera aquí, estaría igual o más orgulloso de ver a su hija dando el pregón de las Fiestas. Y de mi madre que decir de ella, que con sus 85 años y con su dolor por la pérdida de mi padre, ha hecho un gran esfuerzo en estar acompañando a su hija en esta noche tan importante para mí. (Gracias madre). Mis padres, han sido un referente de respeto y humildad para mis hermanas y para mí. Han sido un ejemplo a seguir por el esfuerzo con el que siempre han buscado mejorar nuestras vidas. Él estaba muy orgulloso de sus cuatro hijas. (Padre, va por ti) Hace unos días el Señor Alcalde Don Juan Francisco Serrano me sorprendió pidiéndome que fuese la encargada de dar el pregón de las ferias y fiestas 2016 en honor a nuestra patrona. Me quede sin palabras, me surgieron muchas preguntas, pero sobretodo dos de ellas, ¿y porque yo? No encontraba motivos, no se hablar mucho en público, y no tengo títulos universitarios, ni creo que haya hecho nada especial para merecer tal honor. Y la otra fue, ¿y porque no? Al fin y al cabo soy una Bedmareña, implicada con el pueblo y sus gentes, hija del pueblo que me vio nacer y del cual me siento muy orgullosa. Es un honor y una responsabilidad el estar esta noche a qui Espero que mi humilde intervención, pueda estar a la altura de las pregoneras y pregoneros que me han precedido. Y hacerles pasar a todos los aquí presentes un rato agradable. Nací en el año 1954 en el seno de una familia humilde. A mi padre le decían Pedro el de Quiteria y a mi madre, Isabel la Tortera, mis hermanas son Quiteria, María Antonia e Isabel de las cuales, estoy muy orgullosa y las quiero mucho. Aparte de mis hermanas, están mis sobrinos: Angel, Silvia, Juan Manuel, Juan Pedro, Conchi, Pedro, Antonio, Rubén, y Antonio Jesus. Mis resobrinos Victor, Ulises e Iván a los que quiero un montón. Mi yerno Manolo que ha sido un apoyo muy grande en mi casa. Mis cuñados Cristóbal, Pedro, Conce, Juan y Antonio, Gracias por acompañarme. A mi suegro, Pedro Chamorrete, que por razones de salud no puede estar aquí. Y un recuerdo especial para mi suegra Juana María y para mi marido Rodrigo que ya no están entre nosotros. Y a todos los demás familiares gracias a todos ellos por estar siempre ahí. Algunos de los pregoneros, comienzan diciendo: “La mayoría de ustedes, no me conocen”, yo no puedo decir lo mismo. A mí me conocéis todos, sabéis quien soy, de dónde vengo, conocéis a mi familia, a qué me dedico y seguro que sabéis de lo que os voy a hablar esta noche. He pasado muchas horas pensando qué podía decir esta noche aquí para todos ustedes. Cuando me dijeron lo del pregón os aseguro que perdí hasta el sueño, no sabía qué decir, luego me dije, empezaré por mi niñez y después ya veremos cómo acabo. Aquellos fueron tiempos muy difíciles, los de mi niñez. Tanto para mayores y padres de familia, pero extraordinariamente divertidos y estimulantes para las niñas y niños que jugábamos casi todo el día en la calle, jugando con el diábolo, la comba, rayuela, y las muñecas que eran una piedra envuelta en un trapo, también jugábamos a las novias con las malvas y el pegamento para la corona, entonces los juguetes no se compraban, cada una se hacia el suyo. Mi padre se afanaba en trabajar todo lo que podía para que no nos faltara de nada y mi madre siempre estaba cuidándonos. Tendríamos 6 o 7 años, cuando mi padre se fue a Tarragona a trabajar y en alguna de las cartas que mandaba a mi madre metía algún billete de una peseta, para que nos compráramos un helado del confitero, aquel hombre que pasaba todas las tardes a la hora de la siesta, con las cántaras al hombro y parecía que se le iban a caer de un momento a otro. Todos los niños salíamos corriendo de tras de él, tenía unos helados que sabían a gloria. Hoy en día todavía puedo recordar ese sabor. Era una época de amistad, familiaridad, confianza, en la que todos los vecinos que vivíamos en la calle, sentíamos ser una gran familia, nos dábamos ayuda y favores, nos sentíamos arropados ante cualquier necesidad o desgracia. Pasábamos las noches de verano en las puertas al fresco y de una puerta a otra contando historias y cuentos de miedo, a veces hasta quedarnos dormidos en el suelo. Recuerdo la hora de la cena, no hacía falta mantel ni platos. En una mano el pan y en la otra pepino o un tomate de esos rosados que se criaban en las huertas del rio cuadros, seguro que muchos de vosotros lo recordareis. Como no teníamos ni edad, ni dinero en las noches de verano, nos subíamos al Peñón del Pelotar, para ver las películas de pistoleros o romanos que echaban en el Cine Chamorro (cuántos recuerdos de aquella sala de cine). Las butacas que allí teníamos eran las piedras más planas que nos encontrábamos por allí. Algunas noches había más gente en el pelotar que en el cine. Al vivir por la rambla nuestra zona de juego siempre era por allí arriba y sobre todo el Pelotar. Hoy en día es una zona de Bedmar casi sin movimiento, pero en aquellos años podíamos estar todo el día allí arriba, porque siempre había gente y más cuando llegaba la hora de trillar y las niñas y niños pedíamos a los hombres que nos dieran una vuelta en el trillo. Entonces sí nos divertíamos. En esos años difíciles era normal a la hora de pagar, oír la frase de “te lo dejo a deber o apúntame” y el tendero apuntaba. Pero cuando esos que compraban sacaban algo de dinero de la rebusca, o la siega, iban reli- giosamente a pagar la deuda que tenían. Hablando de tiendas quién no se acuerda de aquellas tiendas a las que mi madre me mandaba a comprar como la del Albanchurro en la calle terrero, Sebastián Pedrero en la Rambla, que iba con su motocarro a por la fruta, Paquita la de las gaseosas, María José la Cabrera y el pan de Magobierno. Cómo puede ser que esos olores tan peculiares de aquellas tiendas no se borren de nuestra mente. Será porque eran momentos agradables y nuestra mente se niega a perderlos. Yo, estuve en el colegio desde los 6 hasta los 9 años, pero faltando muy a menudo por tener que irnos a un cortijo a la aceituna. Tenía como maestras a Doña Rosario con la escuela en el pozuelo, Doña Antoñita la chocolata en la calle Jimenez y con Doña Tomasa Rodríguez en el que ahora es el colegio de infantil y desde entonces, no tuve oportunidad de volver al colegio. Recuerdo alguna de las anécdotas cuando Doña Rosario, haciendo punto se quedaba durmiendo y las niñas saltábamos por encima de los pupitres. También recuerdo cuando nos castigaban en el rincón con los brazos en cruz y los libros en cada palma de la mano. Por aquellos tiempos también viví la época de los tatuajes, esos que nos marcaba la zapatilla de mi madre cuando nos la tiraba, y si decías que tu no habías sido, te contestaba “pa cuando seas”. Tatuajes que no te dejaban huella en la piel, pero que no se te borraban nunca de la memoria. Creo que los que vivimos esa niñez tan difícil y tan sana, tan pobre en recursos estamos muy orgullosos de haber nacido en Bedmar. En esos años, las fiestas, las recuerdo vagamente, éramos pequeñas y no bajábamos a la plaza si no era con los padres. Recuerdo solo el carrusel en la plaza de abajo, la verbena en la plaza del mercado, la banda de música tocando en la plaza del ayuntamiento y la traca. Mi hermana y yo como le teníamos tanto miedo a los cohetes y éramos tan pequeñas, nos enganchábamos a las primeras piernas que encontrábamos y luego corríamos y nos metíamos en la casa de Aguedica, pero todo eso llorando a lágrima viva. Pero no teníamos ese sentimiento de fiesta, ya que con 9 y 10 años, sufrimos la emigración a distintas provincias de la geografía. Después de haber estado en otras comunidades, en el año 1969, como tantas familias de Bedmar, nos marchamos a un pequeño pueblo de Navarra llamado Azagra. La mayoría de los que estáis esta noche aquí, recordaréis aquellos primeros años donde nos llevábamos los colchones, y todo lo necesario para la casa. En la plaza de abajo, los autobuses nos esperaban y un trasiego de gente cargando de todo: bicicletas, perros, cajas llenas de platos y ollas. En la vaca del autobús un sinfín de pertenecías de todos los que nos íbamos, era tan grande, que parecía que el autobús, volcaría de un momento a otro. La gente lloraba por que no se quería ir; y otros, por que se dejaban algún familiar aquí. Los primeros años fueron los peores porque la adaptación tanto en Azagra como en Bedmar, no fue fácil. Porque si estabas en Azagra, eras la Andaluza y cuando venías a Bedmar, eras la Navarra. Sentíamos como que no encajábamos en ninguno de los dos sitios. Pero con el paso del tiempo las cosas fueron mejorando e hicimos muy buenas amistades, por eso cuando decidimos volver a Bedmar nos daba pena dejarnos a las amigas y vecinos. El pueblo de Azagra a día de hoy es el pueblo hermano de Bedmar,y es verdad que allí te sientes como en tu pueblo, lo comprobé cuando volví a el después de 30 años, tambien creo que los que vienen de Azagra a visitarnos se sentían igual de acogidos que nosotros allí. A partir del momento en el que empezamos a emigrar, perdí el contacto con los niños, niñas, compañeros de escuela y de juegos. Cada uno, tomamos distintos caminos y no volvimos a vernos ni a saber nada de casi ninguno. Pero la vida da muchas vueltas y después de mas de 40 años, nos volvimos a reencontrar este pasado año celebrando la quinta del 74. la mayoría no nos reconocíamos pero fue tan grande la emoción de lo vivido en ese día, que difícil mente se nos borrara de la memoria. Desde aquí les mando un abrazo a toda la quinta. También darles un aplauso grande a todos los emigrantes de nuestro pueblo que se encuentran fuera de España, y como no a todos los que emigraron a los pueblos de Navarra, Barcelona, Madrid, Vitoria y a muchos puntos de España, que estos días tienen la mirada puesta en nuestro pueblo, su pueblo al que tanto se añora cuando esta lejos Recuerdo, aquellas navidades de 1970 en las que conocí al que luego fue mi marido, Rodrigo Chamorrete. Teníamos 16 y 17 años y en aquel momento, tuvimos la suerte de que los dos emigrábamos al mismo sitio y podíamos estar juntos. Toda mi juventud transcurrido entre Bedmar y Azagra. ¿Quién no recuerda aquellas navidades en las que salíamos cantando aguilandos por las calles?, y los mantecados caseros, las cervezas en casa chicuelo, los chatillos en el sindicato, los bailes en el cine chamorro y tantas cosas que no terminaría de contar en toda la noche. Las fiestas de nuestro pueblo vividas fuera de él, se sienten con mucho dolor de ver que quieres estar en tu pueblo, con tu gente y estar en la entrada de nuestra patrona la Virgen de Cuadros, y no puedes estar. Por esas fechas, en las fábricas, solo se hablaba de la entrada de la virgen, pues la mayoría éramos gente de Bedmar. Pero el día 25 por la tarde, todos con lágrimas en los ojos, imaginábamos a la virgen entrando a Bedmar y llorando, cantábamos el “Gloria a ti oh virgen de cuadros”. Fueron años dolorosos, aún me emociono al recordarlo. Hoy en día, y gracias a las nuevas tecnologías, por muy lejos que te encuentres, puedes vivir el momento como si estuvieras aquí. Por todo esto, cuando tuve la oportunidad de quedarme en mi pueblo y no emigrar más, disfruté todo lo que pude de las ferias y de sus verbenas, la entrada de la virgen y todo lo que había, tal es así que mi hija nació un 15 de Septiembre y el día 24 de Septiembre estaba con ella en la verbena bailando para no perder ni un minuto más, todo lo que había perdido durante tantos años. En aquellos años en las verbenas sonaban las orquestas como las de ahora, pero con música de la época, después de la verbena y como sigue ocurriendo ahora, unos churrillos con chocolate siempre vienen bien antes de ir a dormir. Después de seis años de noviazgo, con 22 y 23 años Rodrigo y yo decidimos casarnos un 22 de diciembre del 1977 de la unión y el amor de mi matrimonio nació mi única hija Juana Mari a la que conocéis tanto como a mí. Mi hija es mi pilar fundamental para no caerme en muchos momentos duros de mi vida. Por ella y gracias a ella estoy esta noche aquí. (Te quiero hija) Estábamos muy felices con la familia que habíamos formado, hasta que en el año 1982 fallece mi marido y me quedo sola con una niña de cuatro años, aquí vuelvo a perder contacto con las fiestas y todo lo que suponía diversión durante años. Unos años que fueron muy duros para las dos. Comienzo a trabajar para sacar a mi hija adelante, haciendo limpiezas en las casas que me llamaban, en la farmacia de Doña Dolores estuve trabajando 17 años. En los años que estaba en la farmacia, me llamaron y me dijeron que si quería trabajar en una Guardería para Hijos de Emigrantes que el ayuntamiento iba a poner en marcha. Siempre estaré agradecida a las personas que en aquel momento se acordaron de mí. Trabajar en la guardería supuso para nosotras salir del bache en el que nos encontrábamos, fue una etapa de felicidad y estabilidad económica. Nunca olvidaré el día que se abrió la guardería para aquellos niños, fue en el año 1989 si la memoria no me falla, los padres se habían ido en esos autobuses que marchaban a Navarra para mejorar la situación económica de las familias, fue doloroso ver a los padres abrazados a sus hijos llorando de ver que se los dejaban con personas que apenas conocían, todos llorando porque tardarían meses en volver a verlos. Los educadores que por entonces contarían con la edad de 20 años más o menos, tuvieron gran valor en quedarse a cargo de los niños y niñas día y noche. Entre ellos y las cocineras tratábamos de hacerles los días más llevaderos para que se acordaran de los padres lo menos posible. Tenían mucha confianza con nosotras las cocineras, que por entonces estábamos Angelines la rumina y yo. La jornada era de las ocho de la mañana hasta las once de la noche, pero el estar allí con los niños era tan gratificante que se nos pasaba el tiempo volando. Los niños más pequeños entraban a la cocina y se abrazaban a nosotras, y los que eran un poco más mayorcillos que hoy la mayoría son padres de familia nos contaban sus cosas y nos pedían consejos. Seguro que algunos de vosotros estaréis por ahí sentados y os acordaréis de esos ratillos. Recuerdo esas carillas de niños de, Sergio Palop, Martín el romano, Sergio y Javi Serrano, Cati, Andrea ,Juanfra, Ilde los de la moto, sus primas Cati Pilar y Laura, Loli y Tere de las Teresitas, Manuel y Marisa de alforjas, Eva y Loli las hijas de pirri, Mari la de zumillo, Angel y Silvia mis sobrinos, Loli y Tere que estaban muy chicas y sus primos, Edurne, Jose Manuel María Teresa y Rubén, Richard , Raúl, Loli, Francis y Juan diego facho, así hasta casi 60 niños, ya que no los puedo nombrar a todos porque si no se haría demasiado largo. Los educadores y cocineras éramos una piña, en esos primeros años, estaban, Loli, Cati, Rosa e Iildefonso. Ellos, me ayudaron mucho en aquel tiempo. Después se fueron incorporando más niños, y como no, más educadores nuevos como, Marisa, Julia, Mariana, Amalia, Manolo, Mari Carmen, Manuel, Paco, y muchos más a lo largo de los años, y en la cocina, Isabel y Magdalena. A todos ellos les tengo que agradecer el apoyo que me dieron en los años de convivencia que tuvimos. Esos años quedarán siempre en mi memoria y los recordaré con mucha nostalgia y alegría me atrevo a decir que después de algunos años de emigración, Bedmar empezó a mejorar económicamente, cuando se hizo el polígono industrial y se abrieron las fabricas de conservas. Se plantó espárrago y los familiares empezaron a quedarse en Bedmar y esos niños que se quedaban en la guardería, pudieron estar con sus padres. El pueblo a ido evolucionando con el paso de los años y últimamente lo podemos apreciar con solo dar un paseo por sus calles. Eso es debido a que hay una persona implicada con el pueblo y sus gentes como es nuestro Alcalde. Después de estar trabajando unos 17 años en la guardería, tuve que dejarla por problemas de salud y desde entonces empecé a implicarme en todo lo que tuviera que ver con mi pueblo. Sería por el año 1993 cuando decidí entrar como socia en la Asociación de Mujeres Nuevo Renacimiento, antes llamada, Font grande. En el año 2001, y a pesar de los problemas que había dentro de dicha Asociación, decidimos coger las riendas 5 personas: Cristina, Loli (La Chavilla), Anita (La Corredora), Ana María la Chavilla y yo. En el año 2004 Cristina deja la Asociación y me proponen ser la nueva presidenta y desde entonces llevo más de 20 años en esta asociación. 11 años como socia y otros 12 como presidenta. Es una satisfacción poder trabajar y apostar por la igualdad de las mujeres de mi pueblo. La asociación es conocida en toda la comarca como la más participativa en todo lo que se organiza a nivel comarcal. Está activa durante todo el año. En ella, tenemos diferentes actividades como talleres, gimnasia, charlas, viajes culturales, y un sinfín de actividades a lo largo del año. Y un coro que Jerónimo Caballero, formó y dirigió durante muchos años. También hemos participado en distintas manifestaciones siempre reivindicando los derechos de la mujer los días 8 de Marzo, día de la Mujer trabajadora y el día 25 de Noviembre, día mundial contra la violencia de Género. Colaboramos activamente con el ayuntamiento siempre que nos necesita. Nos ofrecimos a restaurar los cabezudos de nuestras fiestas patronales y estuvimos 3 meses un grupo de 8 personas tanto de la Asociación de mujeres como de la Comisión de Festejos. Se quedaros tal como los pueden ver hoy. Por la Asociación de Mujeres han pasado una gran mayoría de las mujeres de nuestro pueblo de entre 35 y 80 años. Hoy en día contamos con unas 70 socias. Como no puedo nombrar a todas mis mujeres, desde aquí quiero darles las gracias porque sin ellas la asociación no funcionaría. También agradecerles a los alcaldes y alcaldesas que han pasado por este ayuntamiento ya que han sido generosos ayudando a la asociación en casi todo lo que hemos necesitado. Ya que tengo la oportunidad de estar esta noche aquí, quisiera dirigirme a la gente joven para animarlas a que se implique en el tejido asociativo y en las distintas comisiones que tiene nuestro pueblo, ya que son ellas y ellos los que tienen que coger las riendas de todo esto. También he participado en la comisión de Festejos del ayuntamiento durante 12 años, ayudado en las ferias de Septiembre, semana cultural, navidad, reyes, carnavales,... y en todo lo que me necesitaban. Por otro lado, y ya en la actualidad, pertenezco a la comisión de Cultura y a la comisión por la ciudadanía. Colaboro con Bedmar debate, con la escuela de adultos, con la iglesia cuando nuestro Párroco, Don Juan, necesita de mi ayuda. También con la Hermandad de la Virgen de Cuadros que hacen una gran labor para que los días 25 y 26 de Septiembre, todos podamos disfrutar de lo más importante de nuestras fiestas como es la llegada de la Santísima Virgen de Cuadros. Gracias a los hermanos mayores, antes Horacio y ahora Juanjo, por su dedicación en todo lo relacionado con nuestra patrona. No siendo suficiente con los cargos que ya tenía, en Abril de 2014, Micaela Valdivia, anterior alcaldesa y Juan Francisco Serrano como alcalde actual, me proponen coger las riendas del hogar del Jubilado. Como parece ser que me gustan los retos difíciles, no se me puso nada por delante y dije que sí, quería saber qué necesidades tenían nuestros mayores para poder poner en práctica algunas actividades, siempre de la mano del ayuntamiento y su alcalde. La junta directiva del hogar del jubilado la formamos Antonio Catena, Juana Amate, Juanita la Chicuela, Juan Pedro el Chinel, Cristobal Buscavidas y yo. Cogimos el hogar con algún que otro problema, pero a día de hoy, todo marcha bien aunque siempre hay cosas que mejorar. Es una satisfacción trabajar con la gente de mi pueblo y sobre todo con los mayores. Ellos que han sido nuestro ejemplo a seguir, necesitan que hoy le dediquemos nuestro tiempo. Mientras las fuerzas me lo permitan, trabajaré y estaré por los demás en la medida que pueda mi humilde persona. Todo lo hago por mi pueblo al que quiero, adoro sus calles y sus gentes, a nuestro paraje de Cuadros que es lo más bonito de Sierra Magina, a la Virgen de Cuadros, el castillo que es una seña de identidad para todo el que viene de fuera,y desde donde podemos ver esos atardeceres e inmortalizarlos en nuestra retina para que no se nos olvide nunca, y tantas cosas bonitas, que cuando me junto con gente de otros pueblos, no paro de hablarle de todo lo bonito que hay en Bedmar y con el tiempo terminan viniendo a ver si es verdad todo lo que les conté. Yo no pude decidir dónde iba a nacer, pero tuve la gran suerte de nacer y vivir en el mejor pueblo del mundo, mi querido Bedmar. ¡Viva Bedmar y su gente!. Voy a ir terminando, no sin antes, desearnos que pasemos una feria extraordinaria. Que nos encontremos con viejas amistades, con Bedmareños venidos de todas las partes del mundo, con forasteros a los que conoceremos y serán parte de nuestra vida. Que salgamos, bailemos, comamos en compañía de nuestras familias, amigos y con ellos disfrutemos, de todas las actividades que han organizado con tanto esfuerzo las comisiones de festejos y cultura. Las ferias de Bedmar han ido adaptándose a los cambios y al progreso y este año serán más intensas si cabe. Pero hay momentos de la feria que no cambiarán nunca como son las verbenas, las dianas floreadas y sobre todo el momento más emotivo de nuestras fiestas, cuando el 25 de Septiembre al caer la tarde, allí en el Peñón se produce, el encuentro de la Virgen de Cuadros y San José. Todos con lagrimas en los ojos disfrutamos año tras año de ese momento tan mágico y especial. En estos días hay que intentar dejar los problemas a un lado y disfrutar. Quiero volver a dar las gracias al Señor alcalde y todos los que esta noche me habéis acompañado. Muchísimas Gracias a todos. ¡FELICES FIESTAS! Y ¡VIVA LA VIRGEN DE CUADROS! Mª Dolores Sánchez Chamorro. Bedmar 24- 9- 2016
© Copyright 2024