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PREGÓN DE LAS FIESTAS
PATRONALES 2015 DE BEDMAR
Autor: Fernando Viedma Fernández
Edita:
Multipress Jaén
Bedmar, Octubre 2015
Ilmo. Sr. Presidente
de la Diputación Provincial de Jaén, Sr.
Alcalde y miembros de la Corporación
Municipal, Sr. Alcalde del pueblo
hermano de Azagra, Sr. Juez de Paz,
Sr. Cura párroco, familiares, amigos y
amigas de Bedmar.
En primer lugar quiero agradecer
al Alcalde y a la Comisión de Festejos,
que hayan contado conmigo para ser
pregonero de las Fiestas Patronales del 2015.
Agradezco también a Juanfran la presentación que ha hecho. Es evidente que
se ha dejado llevar por la relación que nos une.
Es un honor ser el pregonero de las fiestas de mi pueblo, por lo que significan
para mí Bedmar y la Virgen de Cuadros. Al mismo tiempo, supone una gran
responsabilidad por el nivel de los pregoneros que me han precedido.
Quiero tener un recuerdo muy especial, para todos aquellos paisanos que no
pueden disfrutar de estos días de fiesta con nosotros. Me refiero, a los enfermos,
ancianos y a los que viven fuera y no pueden estar aquí.
Como ya soy mayor, me he jubilado recientemente, cuando me puse a preparar
el pregón no resistí la tentación de recordar y contar las batallitas que vivíamos en
las fiestas durante la infancia y la adolescencia.
Cuando éramos unos críos, una vez que había terminado el caluroso verano de
Bedmar, aliviado en parte por los chapuzones que nos dábamos en las distintas
albercas que recorríamos cada día, llegaba el mes de septiembre, y esperábamos
con verdadera ansiedad la llegada de las fiestas.
Recuerdo las vísperas, cuando empezaban a poner el alumbrado. Primero con
luces blancas y luego con bombillas de colores. Por cierto, el paso del alumbrado
blanco al de color fue todo un acontecimiento. Y es que, la capacidad de asombro
de los niños de aquella época era mucho mayor que la de los niños de ahora. A
nosotros nos quedaba todo por descubrir. Hoy, con las nuevas tecnologías, los
niños tienen acceso a una cantidad de información increíble y resulta mucho más
difícil sorprenderlos. Por eso creo que los niños de aquella época vivíamos las
fiestas con mayor ilusión e intensidad.
Junto con la instalación del
alumbrado, los feriantes empezaban
a montar las voladoras «Pedrín», el
carrusel, las cunicas, la tómbola
«Galduriense», las casetas de tiro, los
helados «Manolo», los carros del
turrón de «los Confiteros», las
churrerías….Ya empezaba a oler a
fiesta.
Todos los años había alguna
novedad en las atracciones. Recuerdo
la primera vez que vinieron los «coches locos», aquello fue otro acontecimiento.
En mi pandilla, mi amigo Francisco «el Tito», nos informaba puntualmente de
cómo iba el montaje de las atracciones y si había alguna novedad ese año.
Las fiestas, como ahora, empezaban con los primeros
cohetes y la «diana floreada». El programa, aunque con
variantes, todos los años tenía actividades fijas: el desfile
de cabezudos, la feria del ganado, el castillo de fuegos
artificiales, las cucañas, la carrera de sacos, el tiro al
plato, la carrera de cintas….. Esta última creaba todos los
años mucha expectación, especialmente entre las
muchachas, pues eran las que bordaban las cintas que
luego se utilizaban en la prueba. Al final de la carrera, las
hábiles bordadoras, querían saber quién se había llevado
su cinta.
Otra prueba muy esperada era la carrera ciclista, con el dramático duelo de
nuestro corredor local «Chisques» , que en inferioridad de condiciones, con su
pesada bicicleta, se batía el cobre con los bien equipados corredores forasteros,
que con bicicletas de carrera,
más ligeras y adaptadas a la
competición, participaban
cada año en esta prueba.
Al parecer, los rivales de
nuestro corredor, equipos que
venían de Jaén y de Linares ,
utilizaban, presuntamente,
malas artes para doblegar a
nuestro pundonoroso paisano «Chisques».
Los actos centrales del programa, como ahora, eran la entrada de la Virgen el
día veinticinco y, la fiesta religiosa y la procesión, al día siguiente.
Nuestros padres nos llevaban el día veinticinco por la tarde a ver la entrada de
la Virgen. Nos sorprendía la cantidad de gente que acudía al peñón de San José.
Había personas, que no veíamos de forma habitual, y que esa tarde estaban allí.
Nos llamaba la atención ver cómo había gente a la que se le saltaban las lágrimas
en el momento del encuentro. Este día tan significativo y emotivo, terminaba con
el castillo de fuegos artificiales amenizado con la banda de música.
Con la llegada de la adolescencia, nos empieza a interesar más la verbena.
Sin duda, una de las atracciones más populares de las fiestas durante muchos
años. Se hacía en el actual mercado de abastos y participaban jóvenes y matrimonios
de todas las edades.
Había tres sesiones, la sesión vermout, la sesión de tarde y la de la noche. En
esta última, la verbena se llenaba y era difícil encontrar una mesa libre. Las
muchachas reservaban sus mejores vestidos para las noches de verbena,
especialmente para el día 24, pues ese día, como ahora, se elegían la reina y las
damas de las fiestas.
Había dos pistas de baile, «Vallecas», que estaba situada detrás del escenario,
para los más jóvenes que se iniciaban en arte del baile, y la pista central, alrededor
de los puestos de venta de la plaza, para las parejas de novios y matrimonios.
Amenizaban aquellas noches de
verbena, las célebres orquestas del
momento como, «Los Alcázar», «Paquito
Rodríguez y los Megatones», Los Blondas»,
«Los Trinos», «Los Pekenikes» «Los Puntos»
y, sobre todo, el extraordinario grupo local
«Tempestad», integrado por Diego «el
Correo», Vicente «Chocolate», Francisco
«el de Concha» y Vicente «Sardina».
En estas etapas de la infancia y de la adolescencia,
las fiestas tenían, fundamentalmente, un sentido lúdico
y de diversión, sin duda componentes fundamentales
en cualquier tipo de fiestas, incluidas las patronales.
Seguramente, no nos interesaba mucho conocer la causa
que originaba estos días de alegría y de jolgorio.
Más adelante, conforme íbamos madurando, con
el testimonio de nuestro mayores y, sobre todo, con
las sensaciones que experimentábamos en el Peñón
se San José el día de la entrada de la Virgen,
descubrimos que, la verdadera razón de nuestras
fiestas, no es otra que la alegría de todos los
bedmareños al recibir a Nuestra Patrona y tenerla durante un mes en la Iglesia
Parroquial. Por eso, el pueblo en pleno, acude a recibirla junto con San José, su
esposo.
En el encuentro, cuando los dos se saludan, inclinándose, se produce un
momento que difícilmente se puede plasmar con palabras. Es algo que impresiona
no solo a los bedmareños, sino a todos aquellos que vienen de otros lugares a ver
el encuentro de la Virgen con San José, de la Virgen de Cuadros con su pueblo.
La gente aplaude y vitorea a la Virgen. En ese momento, ¡cuántas plegarias!,
con el absoluto convencimiento de que Ella, como Madre, nos está escuchando e
intercederá ante su Hijo para que estas peticiones sean atendidas.
Mi amigo Horacio describe poéticamente así el momento del encuentro:
EL ENCUENTRO
Veinticinco de septiembre;
Las campanas tocan a fiesta,
y sobre el olivar en calma,
sus alegres sonidos vuelan.
Un tenue y blanco resplandor
asoma por la Serrezuela
anunciando que sobre sus cumbres
asoma su cara la luna llena.
A lo lejos, sobre el horizonte,
cansada la tarde, cae muerta
en los tibios brazos del ocaso,
en sus celajes rojos de seda.
El tiempo se ha detenido.
La eternidad se ha hecho piedra.
Las verdes olas del olivar,
plácidamente mudas se quedan.
Todo sucede entre dos luces,
la de la luna que aligera,
y la del sol que no quiere irse,
por eso camina con pereza.
Junto al cansado y viejo almendro,
bajo sus ramas rotas y muertas,
los anderos se han parado
para poder reparar fuerzas.
Lentamente avanza la Virgen.
En la Pililla San José espera.
La gente se impacienta y mira.
La luna su salida acelera.
Sobre el Peñón negro y frío,
blancas palomas aletean;
y en mitad del estrecho camino,
José y María se abrazan y besan.
Para este año os propongo que mañana, en la entrada de la Virgen, entre las
peticiones que hagamos, pidamos por las necesidades de nuestro pueblo.
Bedmar vive actualmente un momento decisivo. Tenemos dos opciones,
quedarnos anclados en una economía de subsistencia, con escasas expectativas
para nuestros jóvenes, o por el contrario, hacer un Bedmar cuya economía crezca
lo suficiente como para dar empleo y bienestar a las generaciones venideras.
La crisis económica, que afecta a todos, la excesiva dependencia del olivar,
el bajo precio del aceite en los últimos años, la crisis de la conserva y el paro,
especialmente entre los más jóvenes, han supuesto que haya familias con
dificultades económicas y mucha gente joven sin perspectivas de futuro.
El remedio a esta situación ya no está en coger la maleta e irse a Navarra o a
otros destinos a los que tradicionalmente iba la gente de este pueblo. En esos
lugares ya no necesitan mano de obra.
Esta situación nos obliga a todos a buscar soluciones. Pero seamos optimistas,
este pueblo tiene potencial humano para hacer cosas importantes cuando se lo
propone.
Un ejemplo de ello es cuando, a mediados de los noventa, fuimos capaces de
terminar con el grave problema de la emigración temporera que sufrimos en Bedmar
durante más de treinta años.
Como bien sabéis, todos los años, al llegar el mes de
marzo, cerca de mil personas se iban a trabajar a Navarra
para volver en el mes de noviembre. Era muy doloroso
para todos, para los que se quedaban y especialmente
para los que se iban, ver los autobuses en la plaza
cargados de gente con sus enseres.
No les quedaba más remedio, aquí no había trabajo
y allí trabajaba toda la familia. Esto tenía unos costes,
la economía local se resentía buena parte del año, el
desarraigo de estas familias al no vivir en un sitio fijo, y
además, estaba el problema de la escolarización de los
hijos de estos temporeros.
El trabajo conjunto de todos,
Ayuntamiento, trabajadores, la iniciativa
privada, la Junta de Andalucía y las
entidades de crédito locales, hicieron
posible el milagro. Fuimos capaces de
invertir la situación. Se plantaron un buen
número de hectáreas de espárragos, y se
hicieron las fabricas de «Panci», «Ancove»
y «Congana». Pasamos de ser un pueblo de emigrantes a recibir trabajadores de
los pueblos vecinos.
Errores de gestión, de los que debemos aprender, y otras causas como los
bajos precios de los productos, debido a la desigual competencia con otros países
productores, hicieron que cerraran «Panci» y «Ancove». Como sabéis, continúa
«Congana» gracias al esfuerzo y al tesón de Antonio «Franchute»
También, gracias al esfuerzo de todos los agricultores, este pueblo fue de los
primeros de la provincia en modernizar los riegos existentes, y ampliar la superficie
de regadío a la mayor parte del olivar de nuestro término, con la creación de
nuevas e importantes comunidades de riego como las de «Carratraca», «Fique» y
«Virgen de Cuadros» que, junto con las ya existentes, han supuesto un aumento
considerable en la producción de aceituna.
La modernización de los riegos junto con la construcción de la nueva almazara
de la cooperativa de aceite, supuso una inversión próxima a los dos mil quinientos
millones de las antiguas pesetas. Este esfuerzo tiene más mérito si se tiene en
cuenta, que la economía de los agricultores, estaba al límite debido a los bajos
precios del aceite.
Con estos ejemplos y algunos más, como el trabajo que se hizo para la
restauración de la Iglesia de la Asunción, cerrada durante siete años por su estado
de ruina, pretendo hacer ver, que este pueblo tiene capacidad y personas para
hacer aquello que se proponga. Estas experiencias nos deben servir como estímulo
para encarar con optimismo los desafíos, que necesariamente debemos
proponernos, si queremos un futuro mejor para nuestro pueblo.
El Ayuntamiento, que jugó un importante papel en las experiencias
anteriormente mencionadas, debe seguir liderando y favoreciendo las iniciativas
que surjan, debe crear las condiciones adecuadas para que haya empresas dispuestas
a crear riqueza y generar empleo. Pero, para que esto se produzca, se necesitan
emprendedores que lo hagan posible.
Pienso que tenemos un alcalde y una corporación
capaces de afrontar estos retos. Juanfran, una persona
preparada, entusiasta y trabajadora, es consciente de la
situación y de la conveniencia de sentarse para ver qué
Bedmar queremos, y cómo conseguir las metas que nos
debemos proponer. Me consta que ya ha dado pasos en
este sentido.
Además, por qué no decirlo, tenemos a Paco Reyes,
concejal de este Ayuntamiento, recientemente reelegido
Presidente de La Diputación Provincial de Jaén, que ha
dado muestras de sobra, a lo largo de su ya dilatada
trayectoria política, de que siempre tiene presente a su
pueblo y a su gente para echar una mano cuando sea necesario.
A modo de sugerencia, algunos de los objetivos que se podrían proponer serían
los siguientes:
•Seguir apostando por la obtención de aceite de calidad y la mejora de su
comercialización.
•Buscar cultivos alternativos para evitar la excesiva dependencia del olivar.
•Ampliar las plantaciones de espárrago, porque a pesar de que su precio sea
bajo, es un complemento de renta necesario para muchas familias y además coincide
con el final de la recolección de la aceituna.
•Ayudar a «Congana» para que mantenga su actividad y pueda ampliar su
producción con la fabricación de otros productos.
•Bajo el paraguas de «Jaén Paraíso Interior», rentabilizar Cuadros y el Parque
Natural con un turismo sostenible y de calidad.
•Mejorar la imagen del pueblo para favorecer el turismo rural.
•Dar facilidades para que puedan venir empresas de fuera a instalarse en el
polígono industrial.
•Fomentar en nuestros jóvenes la cultura emprendedora y ayudarles para la
creación de empresas o el autoempleo. Tenemos jóvenes preparados que, si se
sienten apoyados, pueden dar un paso al frente.
Como sabéis, he sido Juez de Paz de Bedmar y Garciez durante algo más de
veinte años. Cuando Paco, entonces alcalde, me lo propuso, dudé si aceptarlo. No
me consideraba preparado para el cargo, no sabía cuáles eran mis competencias y
nunca había estado relacionado con temas judiciales. Acepté, porque consideré
que era una forma de prestar un servicio a mi pueblo.
Soy de los que piensan que, las
capacidades que Dios nos da y la formación
que la sociedad nos proporciona, son para
ponerlas al servicio de los demás.
La dedicación y responsabilidad que
conlleva el cargo de Juez de Paz de Bedmar,
no se concibe sin esa voluntad de servicio.
Nadie acepta este puesto por el sueldo, que
dicho sea de paso, y a modo de anécdota, les
diré que es de algo más de cien euros
mensuales.
He dejado el cargo con la satisfacción de haber cumplido con mis obligaciones
como juez, y además, creo que he sido útil a mi pueblo.
Aprovecho la ocasión para agradecer su ayuda inestimable a Inés, la secretaria,
por su trabajo prudente y eficaz. Y a los alcaldes y alcaldesas con los que he
coincidido: Paco, Loli, Rafa y Miki, porque me han facilitado el trabajo atendiendo
siempre las necesidades que les planteaba.
La mejor recompensa que me llevo es haber comprobado el respeto y la
consideración con que he sido tratado por las personas que han pasado por el
juzgado, y por el pueblo en general. Aprovecho este momento para dar las gracias
a todos.
Para mí ha sido una experiencia de vida extraordinaria, que me ha permitido
conocer mejor a la gente de nuestro pueblo. Esto me autoriza a decir que Bedmar
es un pueblo generoso y solidario. Lo ha demostrado en numerosas ocasiones,
tanto a nivel individual como colectivo.
De los casi trescientos actos de conciliación que hemos celebrado en el juzgado,
más del 95% han terminado con el acuerdo de las partes. Esto que no es algo
normal y que no pasa en otros municipios, ocurre porque, para que dos partes que
están en litigio se pongan de acuerdo, es necesaria la generosidad de alguna de las
partes, que cede o reconoce algo, y que sirve para facilitar ese acuerdo. Esto
permite que, además de superar el conflicto que los enfrentaba y evitar un pleito,
estas personas sigan manteniendo buenas relaciones de vecindad.
A nivel colectivo, Bedmar ha respondido siempre de forma muy generosa al
requerimiento de Cáritas, Manos Unidas, Juventudes Socialistas y otras
organizaciones en las campañas contra el hambre, recogida de ropa y de alimentos,
proyectos en el tercer mundo o cuando ha habido desastres en otros países.
El esfuerzo, la laboriosidad y el afán de
superación son también virtudes muy
arraigadas en nuestro pueblo. Estas han
permitido que muchas familias de origen
humilde, con su trabajo y sin que nadie les
haya regalado nada, gocen hoy de una
situación de bienestar, y les hayan podido dar
a sus hijos una vida mejor que la que ellos
tuvieron.
Estos valores, debemos mantenerlos y transmitirlos a nuestros hijos igual que
nuestros mayores hicieron con nosotros.
No todo son virtudes, somos humanamente imperfectos. Hay aspectos en los
que debemos mejorar y que afectan de manera clara a la convivencia.
Me refiero en primer lugar a la intolerancia, que no es otra cosa que no respetar
las ideas, pensamientos y opiniones de los demás. Es normal, y hasta enriquecedor,
que haya diferentes opiniones sobre un determinado asunto, pero lo que es
inadmisible es que la descalificación y la falta de respeto sean la manera de resolver
estas diferencias de criterio.
Hemos visto muestras de intolerancia en reuniones de las comunidades de
riego, en las de la cooperativa e incluso en las hermandades religiosas. Si
utilizáramos el diálogo y escuchásemos , con respeto, las diferentes propuestas,
además de evitar problemas de convivencia, estas asociaciones funcionarían mejor,
que es de lo que se trata.
Otro aspecto en el que debemos mejorar
afecta a la educación de nuestros jóvenes.
Este pueblo, se distinguió durante bastante
tiempo, por ser uno de los pueblos de la provincia
donde más alumnos continuaban estudios medios
y superiores, después de la enseñanza
obligatoria. Los institutos de Jódar se nutrían
de forma importante de alumnos procedentes
de Bedmar. Fruto de esta actitud y del valor que se le daba a la educación, es la
gran cantidad de personas con «carrera», que es como se dice aquí, que tiene
nuestro pueblo.
Esto no era por casualidad, se debía a que nuestros padres, hace tiempo, se
dieron cuenta de algo de lo que tanto se habla ahora, la importancia de la educación
como medio de promoción social de la persona. Todos los padres quieren ofrecer a
sus hijos una vida mejor que la que ellos tuvieron, especialmente si se parte de
una situación difícil. Lo que no tienen claro todos los padres es que, el mejor
instrumento para conseguirlo, sea la educación. Aquí en Bedmar nuestros padres
si lo tenían claro desde hace muchos años.
Desgraciadamente esta opción por la educación y que tan buenos resultados
había dado, se vio afectada gravemente, a mediados de los noventa, por la bonanza
económica que trajo el espárrago y las fábricas de conservas. Lo lógico era pensar
que, al tener las familias más recursos, eso supondría que los hijos iban a tener
más posibilidades de cursar estudios superiores, sin depender tanto de la beca.
Ocurrió lo contrario, buena parte de los alumnos que terminaban la enseñanza
obligatoria, se incorporaron a la vida laboral en el espárrago o en las fábricas.
Cuando llega la crisis de la conserva, nos encontramos con varias promociones de
jóvenes sin trabajo y sin formación. Los popularmente conocidos como «ni nis», ni
estudian, ni trabajan.
Estos jóvenes, son un caldo de cultivo idóneo para iniciarse en el consumo de
drogas y, como consecuencia, en la delincuencia juvenil.
Esto ha pasado en Bedmar. Recordad, hace dos años, la ola de robos que
sufrimos y que tanta alarma produjo en el municipio.
Un joven formado, tendrá siempre más posibilidades de encontrar trabajo o
de formar su propia empresa, que otro que ni si quiera ha terminado la enseñanza
obligatoria.
Un joven formado y culto, es más libre, y por ello está más preparado para
decir no en un momento determinado al consumo de drogas.
Por tanto, debemos invertir esta tendencia. Debemos apostar nuevamente
por la educación. Aprovechemos las posibilidades que se nos ofrecen. Hoy, tenemos
en Andalucía, una educación pública de calidad, sin duda mejorable, con unos
extraordinarios profesionales, y una amplia oferta educativa que puede satisfacer
las aspiraciones de cualquier joven que quiera formarse.
Existen ayudas para las familias con menos ingresos, gratuidad de los libros de
texto y del transporte escolar y diferentes tipos de becas, que garantizan algo tan
importante en democracia como es la igualdad de oportunidades.
Pidamos a la Virgen de Cuadros, Nuestra Patrona, que sea Luz y Guía que nos
permita llevar a buen puerto nuestros anhelos, perseverar en nuestras virtudes y a
mejorar en aquello que nos permita ser dignos hijos suyos.
Pidamos pues, por el bienestar de todos los bedmareños, de los que estamos
aquí y de los que están fuera.
Voy a ir terminando para dar paso a la segunda parte del concierto de esta
extraordinaria banda de música de la Asociación de Amigos de la Música Jerónimo
Caballero, dirigida por Paco Bernal, que el año pasado celebró su veinticinco
aniversario. Banda de la que me siento un poco partícipe. Formé parte durante
catorce años de la Junta Directiva que la puso en marcha en el año 1989, junto con
Paco «el Fontanero», Antonio Pérez, Lorenzo, Paco Reyes y Francisco «Alerta».
Como pregonero, os invito a todos a disfrutar en estos días de este magnífico
programa de fiestas que ha organizado la Comisión de Festejos de nuestro
Ayuntamiento, en el que tenemos actividades de todo tipo para niños, jóvenes y
menos jóvenes. Que aparquemos por unos días nuestras preocupaciones y nos
dispongamos a vivir, con intensidad, nuestras fiestas patronales en compañía de
familiares y amigos.
Gracias por vuestra atención.
¡Felices fiestas!
¡Viva la Virgen de Cuadros!
Fernando Viedma 2015