LA COLUMNA EDITORIAL Sin perder el timón del verano C OMO es tradicional, durante las vacaciones se acrecientan en niños, jóvenes y padres las ansias por disfrutar de opciones conformes al esparcimiento y la renovación de energías, luego de varios meses consagrados a aulas y centros laborales. Para responder a las cada vez más crecientes exigencias, las máximas direcciones políticas y gubernamentales a niveles nacional y territorial, de conjunto con la UJC, los CDR y el Inder, despliegan considerables recursos y esfuerzos para promover una gama de actividades que supere la del año anterior. El verano está en pleno apogeo. Pero más allá de la merecida recreación y la elevada temperatura características de este período, es primordial que no se acaloren los ánimos, que no se relajen el orden ni la disciplina. No debe perderse la brújula. El disfrute satisfactorio de la etapa estival pasa por la responsabilidad de todos, que a su vez proviene del compromiso de cada individuo a saber compartir en colectivo, y hacer honor al bienestar social y al crecimiento humano, ideales defendidos por nuestra Revolución. Por eso, no resulta ocioso enfatizar en la necesidad de alimentar conciencias, potenciar la cordura y el respeto a la legalidad, rechazar las manifestaciones de incultura, las negligencias; y fundamentalmente, otorgarle la adecuada importancia al cumplimiento de las normas de seguridad vial, para no salirse del rumbo correcto y terminar siendo víctima de un percance indeseado, que empañe el feliz transcurso de las jornadas veraniegas. Cuba, en lo que va de año, presenta índices de accidentalidad en tono alarmante. Prevalecen como principales causas el irrespeto al derecho de vía y las diferentes distracciones coligadas a conductas inapropiadas al volante, entre las que se incluye, por supuesto, la ingestión de bebidas alcohólicas. Las rutinas habituales de julio y agosto distinguen a dicha etapa como la más propicia para visitar lugares, amistades o parientes; disfrutar de la playa o el campismo; estar de fiesta. A lo largo y ancho de nuestra geografía se multiplica la cantidad de viajes y movimientos de personas, o lo que es lo mismo, la mayor circulación en las arterias urbanas o en rutas hacia diversos escenarios de interés público. Este ir y venir, está demostrado, incrementa la ocurrencia de accidentes de tránsito, de con- Año 108/No. 17 secuencias humanas y materiales siempre lamentables. Ello explica la prioridad que le otorga el Estado cubano, mediante el desempeño de las instituciones y autoridades pertinentes, a la salvaguardia del bien más preciado: la vida. Precisamente, entre las disposiciones implementadas por parte de los ministerios del Interior y del Transporte con el objetivo de asegurar la integridad de la familia, destaca la ubicación de puntos para el control de alcoholemia en los principales accesos a centros recreativos y zonas playeras del país. Estos cumplen el valioso trabajo de detectar de manera selectiva si el chofer conduce bajo los efectos del alcohol, incuestionable infracción del sentido común y de lo establecido por la Ley 109. Asimismo, esa medida se complementa con la habilitación de somatones móviles, encargados de inspeccionar las condiciones técnicas de los medios estatales; con especial atención en aquellos dedicados a la transportación masiva de pasajeros. Se impone que los choferes extremen la precaución, moderen la velocidad, presten más cuidado a la presencia de transeúntes; incluso de niños que juegan en las calles o de abuelos que demoran al cruzar. A los que ejercen la transportación masiva toca ser de los más concienzudos en tanto brindan un servicio social y asumen la responsabilidad de tener vidas ajenas en sus manos. El llamado a velar por la seguridad fuera de casa debe extenderse a los peatones, que en la prisa por llegar al destino actúan indebidamente en no pocas ocasiones. Llegue también la reflexión a los vacacionistas que trastocan el alborozo en libertinaje, olvidando que comparten espacios y travesías con un gran grupo de compatriotas que continúan inmersos en el trabajo para sustento de la economía. El mensaje de prevención y buen tino va dirigido a todos. En cualquiera de los casos, como dice el proverbio: precaver vale más que lamentar. No puede pasarse por alto el reconocimiento a las dotaciones de policías, ingenieros e inspectores que como parte del plan de aseguramiento operativo, bajo el sol inclemente y en distantes parajes, sacrifican el descanso y la diversión por cumplir con el deber. Sin duda, entre las claves para celebrar sin angustias los días que restan antes del ineludible retorno a las faenas escolares y laborales, está la actuación prudente y bienintencionada en la vía. A divertirse, como dice el lema del Verano 2016: Sumando Alegrías; pero sin perder el timón. 5
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