Cuidados paliativos Eusebio Pérez Flores y Ana Lorena Espadas Vargas datos son estimados y probablemente fuera de la realidad si se toma en cuenta que aunque hay muchos fumadores no se fuma tanto como en otros países. Sólo entre 10 y 13% de todos los casos de cáncer de pulmón tiene una supervivencia mayor de cinco años. La supervivencia de los casos tratados con cirugía en estadios I y II es de 50 a 60% a cinco años. Estos datos demuestran que en la actualidad el cáncer de pulmón es considerado un problema de salud pública muy importante. Existen pocas estadísticas de supervivencia a largo plazo. Todo indica que hay un largo camino por recorrer en los aspectos de prevención, diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado. Ya no aplica el “ya no hay nada qué hacer” con quienes que ya padecen esta enfermedad, pues se pueden utilizar los recursos de la medicina paliativa para ayudar a estar bien el tiempo que sea necesario, y eso es mucho qué hacer. A partir del diagnóstico, los pacientes con cáncer pulmonar pueden presentar síntomas leves. Sin embargo, en las fases más avanzadas, éstos son más aparentes y modifican en mucho la “calidad de vida”, obviamente la empeoran. La aparición de los síntomas se relaciona con el cuadro clínico que antecedió al diagnóstico de la enfermedad, y pueden agruparse en seis grupos: © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. INTRODUCCIÓN Los cuidados paliativos representan la mejor opción para ayudar a tratar los síntomas de enfermedades que no pudieron ser curadas. Sin embargo, en este caso sólo se tratarán los síntomas en pacientes con cáncer de pulmón. Cabe mencionar que los cuidados paliativos son la aplicación de los recursos de la medicina paliativa, pero en el domicilio. Como preámbulo al tema principal es importante puntualizar algunos conceptos epidemiológicos y conceptos generales sobre el cáncer de pulmón que a continuación se detalla. Los datos epidemiológicos en México muestran que el cáncer pulmonar es un tumor cuya frecuencia va en aumento. Las estadísticas demuestran que en la actualidad ocupa el segundo lugar como causa de mortalidad general; por neoplasias, en 1993 ya ocupaba el primer lugar como causa de muerte por tumores en la población del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En el Instituto Nacional de Cancerología, institución de concentración de enfermos con tumores, de 1980 a 1985 representaron 2.77% del total de ingresos, y de 1989 a 1994 fue de 4.33%; es decir, el porcentaje prácticamente se duplicó. La mayor parte de los casos nuevos de cáncer de pulmón se encuentran en un estadio avanzado, y con síntomas que necesitan ser paliados; además, éstos muestran poca posibilidad de curación debido a falta de diagnóstico adecuado en estadios tempranos, por ignorancia de médicos y pacientes y mal manejo en el primer nivel de atención. Se calcula que en México existen 15 millones de fumadores, y alrededor de 10% de desarrollan cáncer de pulmón, esto representa 15 mil casos al año. Estos 1. Asintomáticos, existe una lesión pulmonar descubierta en la radiografía del tórax tomada como estudio de rutina. 2. Con síntomas respiratorios, la tos es el síntoma más común, y aqueja hasta la muerte de los pacientes. También puede haber estridor o sibilan cia, así como neumonitis distal con o sin infección agregada; la tos puede ser seca o con ex- 1 2 Diagnóstico y tratamiento en neumología 4. 5. 6. 7. par la tumoración; en las metástasis suprarrenales el síndrome de Addison, los ganglios supraclaviculares aumentados de tamaño generalmente se deben a metástasis de tumores intratorácicos. Los síntomas en estos pacientes se van presentan en forma paulatina, pero sin seguir un orden, incluso hay quienes casi no presentan pero son mínimos. En el caso donde la enfermedad ha ido avanzando, el organismo va resintiendo estos cambios. El proceso de vivir se lleva a cabo por medio de fases o etapas, no tendría que ser diferente en el proceso de morir, por lo que al aumento progresivo de síntomas que condicionan la muerte física se le denomina “fase terminal” secundaria a una enfermedad terminal. Durante la enfermedad terminal aparecen una serie de características importantes no sólo para definirla, sino también para establecer adecuadamente la terapéutica. Los elementos fundamentales son: 1. Una enfermedad avanzada, progresiva, incurable. 2. Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico. 3. De numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes. 4. Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, relacionado con la presencia explícita o no de muerte. 5. Pronóstico de vida inferior a seis meses. Esta situación compleja produce una gran demanda de atención y de soporte, y se debe responder adecuadamente. Existen otras enfermedades que condicionan una fase Terminal, como el SIDA o alguna enfermedad que condicione insuficiencia de un órgano para continuar funcionando de manera adecuada. La atención del enfermo de cáncer en fase terminal ha constituido la razón de ser de los cuidados paliativos, pero es fundamental no etiquetar de enfermo terminal y conocer la diferencia de que pueda ser terminal. Partiendo de las bases anteriores, es necesario definir cuáles son los objetivos de estos cuidados. OBJETIVOS DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS Objetivo de confortabilidad Hay que recordar las fases evolutivas de la historia natural de la enfermedad en donde se busca recobrar la salud © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. 3. pectoración escasa y mucosa, mucopurulenta cuando existen infección o hemoptisis por sangrado directo del tumor. El dolor torácico lo presenta la mitad de los pacientes cuando acuden a la primera consulta; se debe a invasión de la pared y por lo general es de mal pronóstico. Cuando existe respiración silbante o estridor se debe a obstrucción parcial de tráquea o bronquios, y se acompaña de disnea debido al atrapamiento de aire por mecanismo de válvula. La disnea es un síntoma frecuente, se puede presentar por atelectasia, derrame pleural o parálisis del hemidiafragma por invasión del nervio frénico. Síntomas producidos por la extensión del tumor a las estructuras vecinas. La disfonía y voz bitonal se deben a invasión del recurrente, sobre todo del lado izquierdo. En el tumor de Pancoast existe dolor continuo, y por invasión del ganglio estelar del simpático cervical se produce síndrome de Horner, que se identifica por enoftalmos, ptosis palpebral, falta de sudoración en la hemicara del mismo lado; el dolor de hombro se debe a compresión de la octava raíz cervical, primera y segunda torácicas del plexo braquial. El síndrome de vena cava superior es secundario a compresión e invasión de la vena por el tumor, se observa edema de cara y cuello, brazos y antebrazo hasta las manos, red venosa colateral en la cara anterior del tórax, e ingurgitación de las venas yugulares. La disfagia se debe a compresión del esófago por adenomegalia o a la invasión directa; secundariamente puede producirse broncoaspiración de comida por alteraciones en el mecanismo de deglución. Síndromes paraneoplásicos u hormonales. Son producidos por metástasis del tumor en el sistema endocrino: síndrome de Cushing; osteoartropatía con edema subungueal y dedos en palillo de tambor; polimiositis, miastenia, neuritis periférica; manifestaciones cutáneas como dermatomiositis, anemia, agranulocitosis y tromboflebitis venosa migratoria. Síntomas generales: anorexia, astenia, adinamia, pérdida de peso y fiebre. Indican que se encuentra en estadio avanzado. Síntomas por metástasis extratorácica como primera manifestación clínica. En algunos casos son la primera manifestación clínica, como las metástasis cerebrales, en ocasiones semejando un accidente cerebrovascular; metástasis óseas con dolor persistente e intenso, fractura espontánea de huesos largos; las metástasis hepáticas dan alteraciones en las pruebas funcionales hepáticas, hepatomegalia y en ocasiones se puede pal- Cuidados paliativos o ausencia de enfermedad. Sin embargo, si no se pudo curar se fijarán otros objetivos terapéuticos encaminados a brindar tratamiento paliativo conforme la enfermedad avanza. Los tratamientos curativos y paliativos no son mutuamente excluyentes, sino que son una cuestión de énfasis. Así, se aplicará gradualmente un mayor número y proporción de medidas paliativas cuando avanza la enfermedad y el paciente deja de responder al tratamiento específico. En algunos tipos de cáncer esto sucede antes que en otros (p. ej., cáncer escamoso de pulmón en comparación con algunos tumores hematológicos). En el momento de agotamiento de tratamiento específico, una vez agotados de forma razonable aquellos que se disponen, se enfrenta una situación de progresión de enfermedad, dirigiéndose los objetivos terapéuticos a la promoción de la confortabilidad del paciente y su familia. El único papel del tratamiento específico será ayudar en este sentido; por ejemplo, la radioterapia en las metástasis óseas. Asimismo, el objetivo fundamental de estos cuidados es disminuir el sufrimiento que ocasionan lo síntomas y ayudar a disminuir el miedo a la muerte y a los deudos a disminuir las fases del duelo. Fundamentos del tratamiento © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Las bases del tratamiento en pacientes terminales serán: 1. Atención integral, tomar en cuenta los aspectos físicos, emocionales, sociales y espirituales. Se trata de una atención individualizada y continuada. 2. El paciente y la familia son la unidad a tratar. La familia es el núcleo fundamental del apoyo al enfermo, adquiriendo una relevancia especial en la atención domiciliaria. La familia requiere medidas específicas de ayuda y educación. 3. La promoción de la autonomía y la dignidad al paciente tienen que regir en las decisiones terapéuticas. Este principio sólo será posible si se elaboran con el enfermo los objetivos terapéuticos. 4. Concepción terapéutica activa, incorporando una actitud rehabilitadora y activa que nos lleve a superar el “no hay nada más qué hacer”. Nada más lejos de la realidad y que demuestra un desconocimiento y actitud negativa ante esta situación. 5. Importancia del ambiente. Una atmósfera de respeto, confortabilidad, soporte y comunicación influyen de manera decisiva en el control de síntomas. La creación de este ambiente depende de las actitudes de los profesionales de la salud y de la familia, así como de medidas organizativas que den seguridad y promocionen la comodidad del enfermo. 3 Principios básicos La calidad de vida y confortabilidad de nuestros pacientes antes de su muerte pueden mejorarse considerablemente mediante la aplicación de los conocimientos actuales de los cuidados paliativos, cuyos instrumentos básicos son: 1. Control de síntomas: saber reconocer, evaluar y tratar adecuadamente los numerosos síntomas que aparecen y que inciden directamente sobre el bienestar de los pacientes. Mientras algunos se podrán controlar (dolor, disnea, etc.), en otros será preciso promocionar la adaptación del paciente a los mismos (debilidad, anorexia, etc.). 2. Apoyo emocional y comunicación con el paciente, familia y equipo terapéutico, estableciendo una relación franca y honesta. 3. Cambios en la organización que permitan el trabajo interdisciplinar y una adaptación flexible a los objetivos cambiantes de los pacientes. 4. Equipo interdisciplinar, ya que es muy difícil plantear los cuidados paliativos sin un trabajo en equipo que disponga de espacios y tiempos específicos para ello. PRINCIPIOS GENERALES DEL CONTROL DE SÍNTOMAS Es necesario evaluar antes de tratar para evitar atribuir los síntomas sólo al hecho de tener cáncer, y preguntarse el mecanismo fisiopatológico concreto (p. ej., disnea por infiltración del parénquima, derrame pleural o anemia, etc.). Además de la causa, hay que evaluar la intensidad, impacto físico y emocional y factores que provoquen o aumenten cada síntoma. Es importante explicar las causas de estos síntomas en términos que el paciente pueda comprender, asicomo las medidas terapéuticas a aplicar, sin olvidar que el paciente está preocupado y quiere saber por qué tiene los síntomas. Explicar también, la etiología de los síntomas y la estrategia terapéutica a la familia. La estrategia terapéutica a aplicar siempre será mixta, general de la situación de enfermedad terminal y específica para cada síntoma que comprende a su vez medidas farmacológicas y no farmacológicas. Además, deben fijarse los plazos para conseguir los objetivos y contemplar la prevención de nuevos síntomas o situaciones que puedan aparecer. Se requiere vigilancia de los síntomas mediante instrumentos de medida estandarizados (escalas de pun- 4 Diagnóstico y tratamiento en neumología USO DE ANALGÉSICOS ● ● ● ● ● Para empezar, se debe emplear el aforismo de “cuando el enfermo dice que le duele, quiere decir que le duele”, por lo que hay que creer en su dolor. Es frecuente infravalorar el dolor que el paciente refiere, hay que recordar que el médico no está para juzgar al paciente sino para ayudar a aliviarle. El uso de los analgésicos, debe formar parte de un control multimodal del dolor, pero es necesario evitar la polifarmacia. Aunque los analgésicos son el eje del tratamiento del dolor en los pacientes con cáncer, siempre deben administrarse dentro del contexto de “cuidados globales”, de “atención integral” al enfermo, prestando mucha atención a las necesidades psicológicas del paciente, escucharle y hablarle, y también tomar en cuenta todo su entorno. El uso de los analgésico debe ser lo más simple posible, y recordar que la mejor vía de administración es la oral. ● ● ● La Organización Mundial de la Salud recomienda utilizar tres grupos de fármacos para el control del dolor: antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los coadyuvantes y opioides. Ahora se conocen combinaciones analgésicas más útiles que realmente potencializan su efecto, tal es el caso del diclofenaco con codeína o con tramadol, y pueden ser muy necesarias, pero hay que considerar que en las personas mayores los miligramos de estas combinaciones pueden potenciar también efectos secundarios, como náuseas, vomito y sedación. Y en este mismo sentido nunca se deben mezclar dos opioides, menos agonistas-antagonistas con un agonista, por ejemplo, nalbufina con tramadol, ya que el primero antagoniza o quita el efecto del segundo. Algunos son compatibles entre sí (p. ej., codeína y morfina). Sin embargo, es farmacológicamente absurdo utilizarlos juntos. No tiene ningún sentido y hace difícil su dosificación. Muchas ocasiones son incompatibles entre sí (p. ej., morfina y pentazocina, morfina y bupremorfina), anulando uno el efecto del otro. Lo mejor es no mezclarlos nunca. Las dosis serán reguladas individualmente y se debe vigilar intensidad del dolor. Son tantos los factores capaces de modificar el umbral del dolor en este tipo de pacientes, que con frecuencia las dosis varían de un paciente a otro. En otros tipos de dolor (p. ej., en el dolor posoperatorio), las dosis necesarias son muy similares y se puede hacer un promedio. Sin embargo, en el paciente con de cáncer hay que regularlas con frecuencia, por lo que es necesario avisar tanto al encargado principal como al paciente que el tratamiento del dolor puede cambiar en forma constante, y que los rescates o dosis extras son necesarias y siempre serán del opioide de la misma potencia que se utilice; si se usa clorhidrato de tramadol se debe rescatar con tramadol o con morfina nunca con un AINE, ya que no hay compatibilidad farmacológica. A pesar de los esfuerzos para utilizar opioides que por su efectividad son los más adecuados para el control del dolor de estos pacientes, específicamente el sulfato de morfina, que es el más recomendado, en México todavía existen mitos que obstaculizan su uso. La mayoría de los pacientes con cáncer sufren dolor de diversa intensidad porque no se les suministran los analgésicos que precisan, tanto cualitativamente como cuantitativamente. Ello se debe en gran medida a que tanto los médicos como la población general, tienen una serie de prejuicios acerca de los analgésicos opioides, de forma que no se utilizan o se utilizan de forma inadecuada e insuficiente. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. tuación o escalas analógicas) y esquemas de registro adecuados (esquema corporal del dolor, tablas de síntomas, etc.). La correcta vigilancia ayudará a clarificar los objetivos, sistematizar el seguimiento, y mejorar el trabajo al poder comparar los resultados. Es necesaria la validación previa por el equipo del instrumento de medida. Es necesario atender los detalles para optimizar el grado de control de los síntomas y minimizar los efectos secundarios adversos de las medidas terapéuticas que se aplican. Las actitudes y conductas adecuadas por parte del equipo (escuchar, risa, terapia ocupacional, contacto físico, etc.), contribuyen no sólo a disminuir la sensación de abandono e impotencia del paciente, sino que además elevan el umbral de percepción del dolor por parte del éste. La rigurosidad y minuciosidad de la actuación del médico tendrá una traducción clínica evidente en los pacientes sobre su nivel de confortalidad, siendo necesario conjuntar una gran experiencia clínica en el manejo de estos pacientes con un alto nivel de sentido común al momento de tomar decisiones, evitando las medidas de diagnóstico que no vayan a alterar la estrategia de forma notable, así como no retrasando el tratamiento por el hecho de no disponerlas. Es imprescindible que el equipo terapéutico completo elabore, asuma, practique y evalúe los objetivos terapéuticos en cada síntoma y en especial en el caso del dolor. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Cuidados paliativos A continuación se mencionan algunos de los mitos más frecuentes. La morfina es peligrosa porque causa depresión respiratoria. Es extremadamente raro que la morfina oral provoque una depresión respiratoria cuando se utiliza para neutralizar el dolor provocado por el cáncer. El dolor es un potente antagonista de la depresión respiratoria provocada por los narcóticos. Por este motivo, se debe tener precaución cuando un paciente recibe morfina para controlar su dolor, y se realiza alguna técnica antiálgica específica, por ejemplo un bloqueo nervioso neurolítico. Al desaparecer el dolor por el bloqueo, se debe disminuir la dosis de morfina. La morfina no es peligrosa. No hay riesgo que si se ajusta la dosis —paciente individualmente y asegurándose de que el dolor a tratar es sensible a este analgésico. La morfina por vía oral es ineficaz. Desde hace más de 20 años, miles de enfermos de cáncer han controlado su dolor por medio de la morfina por vía oral en las instituciones inglesas llamadas Hospice, y su uso se está extendiendo a muchos países. La morfina por vía oral se absorbe mal, por eso hay que administrar del doble al triple de la cantidad que se usaría por vía parenteral. Desconocer esto hace que algunos miembros del personal de salud se asusten cuando ven que a un paciente se le aplican 200 ó 300 mg de morfina cada 4 h. La morfina provoca euforia. Generalmente se confunde la euforia con la sensación de bienestar que experimenta el paciente al aliviar su dolor. Esta creencia se deriva en parte de las obras literarias de escritores que consumían opio o sus derivados, como Quincy y Cobridge, y de los estudios clínicos realizados con fármaco dependientes. Ninguna de estas circunstancias son aplicables a los pacientes que consumen morfina para controlar su dolor. La morfina provoca acostumbramiento. A este fenómeno actualmente se le denomina farmacodependencia, y la OMS lo define así: “Un estado psíquico y a veces también físico, que resulta de la interacción de un organismo vivo y de un fármaco, caracterizado por reacciones comportamentales y de otro tipo que incluyen siempre una pulsión a ingerir el fármaco de manera continua y periódica para experimentar el efecto psíquico y/o evitar el sufrimiento causado por su ausencia. Puede o no haber tolerancia”. Respecto a esta definición, el Comité de Expertos en Drogodependencia de la OMS, no ha comunicado ningún caso de drogodependencia iatrógena en pacientes con cáncer. La experiencia diaria lo demuestra cuando a un paciente que ya no precisa la morfina se le suprime sin ningún problema (con la precaución de hacerlo progresivamente si la tomaba desde hace 3 a 4 semanas o más). Sin embargo, hay que tener precaución con los 5 pacientes que tienen antecedentes de abuso de fármacos. Con ellos se corre el riesgo de infravalorar el dolor y no suministrarle las dosis suficientes (“es un drogadicto”), o por el contrario, no su situación y suministrárselo en exceso. La tolerancia a la morfina se desarrolla rápidamente. Aunque, en efecto, se produce el fenómeno de tolerancia, cuanto más largo es el tratamiento con morfina, menos importante es el fenómeno. Por este motivo muchos médicos tienen el miedo infundado de que a largo plazo la morfina no será efectiva. La mayor parte de las veces en que la dosis de morfina debe aumentarse de forma importante, se debe al progresivo crecimiento del tumor. Este hecho provoca un aumento del dolor que, lógicamente, requiere aumentar de las dosis de analgésicos. Si a un paciente de cáncer le han prescrito morfina, quiere decir que está muriendo. Desafortunadamente, esta observación con frecuencia cierta es, en el contexto en que está formulada. Al enfermo sólo se le concede el beneficio de un analgésico potente cuando está moribundo. En tales circunstancias, la morfina (por lo general, por vía parenteral), parece precipitar la muerte del paciente, ya agotado y desmoralizado. Si el paciente tiene morfina en casa, se la robarán. Hasta el momento no se ha comunicado ni un solo caso en este sentido. Siempre que se habla de la morfina, pensamos en el submundo de la droga asociada a la delincuencia. Este mundillo está muy lejos de un hogar anónimo donde un enfermo de cáncer tiene un frasquito con solución de morfina. El paciente usará la morfina para suicidarse. El suicidio entre los pacientes con cáncer no es más frecuente que en la población general. De todas maneras, cuando un individuo decide quitarse la vida, utiliza otros métodos. No se ha reportado ningún caso de alguien que haya utilizado la solución de morfina con este fin. Es una especie de muerto que vive. En realidad, quienes están condenados a ser “una especie de muerto que vive”, son quienes no se les suministran los analgésicos adecuados. El uso correcto de la morfina, si no se demora hasta que sea un moribundo, le permite vivir una vida más normal de cuanto sería posible de otra manera. Una visita a cualquier Unidad de Cuidados Paliativos demuestra la verdad de esta afirmación. TRATAMIENTO DEL DOLOR De los pacientes con cáncer avanzado, 60 a 80% tiene dolor de moderado a severo. La mayor frecuencia la presentan los cánceres óseos y la menor las leucemias. 6 Diagnóstico y tratamiento en neumología ACTUACIÓN CON EL PACIENTE Se define una escalera de analgésicos según su potencia progresivamente mayor. En primer lugar se prescriben (ácido acetilsalicílico) los analgésicos del primer escalón (ácido acetilsalicílico. Si no mejora, se pasará a los analgésicos del segundo escalón (codeína o dihidrocodeína), combinados con los del primer escalón más algún coadyuvante si es necesario. Si el paciente no mejora, se pasará a los opioides potentes (morfina), combinados con los del primer escalón (ácido acetilsalicílico), más algún coadyuvante si es necesario. Escalera analgésica de la OMS Opioides potentes (morfina) +/- coanalgésicos Opioides débiles (codeína, Dihidrocodeína) +/Coanalgésicos Analgésicos periféricos (paracetamol, AAS, AINE) +/- coanalgésicos IMPORTANTE: No mezclar nunca los opioides débiles (codeína) con los opioides potentes (morfina), ni tampoco los opioides potentes entre sí. Escalera analgésica Primer escalón Analgésicos periféricos: ● ● ● Ácido acetilsalicílico. Paracetamol. AINE. Segundo escalón Analgésicos centrales opioides débiles: ● ● Codeína. Dihidrocodeína. Tercer escalón Analgésicos centrales opioides centrales: ● Morfina. Medicamentos del primer escalón Ácido acetilsalicílico Actúa mediante la inhibición de la síntesis de prostaglandinas. Su vida media es de 3 a 6 h. Es muy efectiva en los dolores óseos. Efectos secundarios: Irritación gástrica. Dolor epigástrico. Hipoacusia. Prurito. Dosis máxima: 500 a 1000 mg cada 4 h. Paracetamol No tiene actividad antiinflamatoria. Es la alternativa cuando por alguna causa no se puede usar ácido acetilsalicílico. Su vida media es de 3 a 4 h. Dosis máxima: 1 000 mg cada 4 h. Antiinflamatorios no esteroideos (AINE) Constituido por un grupo numeroso de fármacos, con diferencias en farmacocinética y uso clínico, pero perfiles analgésicos similares. Medicamentos del segundo escalón Codeína Efectos secundarios: Estreñimiento. Náuseas. Vómito. Mareos. Dosis máxima: 0 mg cada 4 h. Dihidrocodeína: Efectos secundarios: Ídem anterior. Dosis habitual: 1 comprimido cada 12 h. Los comprimidos deben tragarse completos y sin masticar. Dosis máxima: 3 comprimidos cada 12 h. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La prevalencia del dolor aumenta a medida que progresa la enfermedad, y éste va a ser uno de los factores que más afecte la calidad de vida del paciente. Cuidados paliativos Medicamentos del tercer escalón Morfina: Es el fármaco de elección. Efectos secundarios: Estreñimiento. Boca seca. Náuseas y vómitos. Astenia. Sudoración. Confusión con obnubilación; puede producirse sobre todo al comenzar el tratamiento. Usos: Dolor. Disnea. Tos. Diarrea. Vida media: ¡4 h¡ Presentaciones, vías de administración y dosificación © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Forma oral soluble: No está comercializada y la tiene que preparar el farmacéutico. Cuando se use, recordar que las dosis deben darse cada 4 h Forma oral sólida: Preparado de morfina de liberación continúa. Administración: cada 12 h. Presentaciones: 10, 30, 60 y 100 mg. Esquema de dosificación: en un paciente que esté tomando codeína a dosis máxima (60 mg cada 4 h), o dihidrocodeína a dosis máxima (180 mg cada 12 h) sin que haya alivio del dolor, se comenzará con 30 mg cada 12 h. Si a las 24 a 48 h, la analgesia es insuficiente, se aumentará la dosis en 50%. El aumento de dosis se hará en función de la respuesta del paciente. Los comprimidos se deben de tragar enteros y no se pueden masticar. La dosis media diaria suele oscilar entre 120 y 240 mg. La morfina no tiene tope terapéutico (no existe dosis máxima). Vía rectal: No está comercializada y la tiene que preparar el farmacéutico. Puede ser útil en situaciones de intolerancia oral, oclusión intestinal, o agonía. Debe administrarse cada 4 h en dosis equivalentes o iguales a la vía oral. 7 Vía parenteral-subcutánea: Es una buena alternativa en casos de oclusión intestinal, intolerancia oral o agonía. Debe administrarse cada 4 h o en perfusión continua, en dosis equivalentes a 50% de la vía oral. Coanalgésicos Son una serie de medicamentos que se pueden utilizar con los analgésicos de los escalones, alguno de ellos es el tratamiento de elección en ciertos tipos de dolor. Corticoides, antidepresivos, anticonvulsivos, fenotiazinas. Uso en cuidados paliativos ● Uso general: aumenta la sensación de bienestar. ● Uso como analgésicos: en el aumento de la presión intracraneana, en la compresión nerviosa, y medular, en grandes masas tumorales. Efectos secundarios: ● Digestivos (hemorragias). ● Insomnio (por eso es conveniente darlos por la mañana y al mediodía). ● Candidiasis oral. Dosis orientativas: En procesos menores, como la fiebre, sudoración, anorexia, etc., se pueden utilizar de 2 a 4 mg/día de dexametasona. En procesos mayores, como el síndrome de compresión medular o el síndrome de vena cava superior, se pueden dar de 16 a 24 mg día. Antidepresivos, anticonvulsivos y fenotiazinas Pueden ser de utilidad en algunos casos de dolor neuropático (por afectación de un nervio) y dolores resistentes de cabeza y cuello. Algunos ejemplos de coanalgésicos: Invasión ósea o de tejidos blandos AINE Compresión neurológica Corticoides Espasmo muscular Diazepam, masaje, calor Espasmo digestivo Hioscina, escopolamina Dolor neuropático Antidepresivos, anticonvulsivos, anestésicos locales y sistémicos, etc. Otras medidas relevantes ● ● Pensar siempre en la posible indicación de tratamiento oncológico específico. En algunos casos pueden ser de utilidad otras medidas, como el uso de bloqueos, morfina por vía espinal o radioterapia. 8 Diagnóstico y tratamiento en neumología En caso de duda o dolor no controlado, consultar a servicios especializados, como clínicas del dolor, unidad de cuidados paliativos o servicios de oncología. MANEJO DE SÍNTOMAS DIGESTIVOS Anorexia Es la incapacidad del paciente para comer normalmente. La causa principal es la propia carga tumoral, pero también influyen el miedo al vómito, la saciedad precoz, disfunción autonómica, estreñimiento, dolor y fatiga, alteraciones en la boca, hipercalcemia, ansiedad y depresión, y efectos secundarios del tratamiento. Tratamiento: Medidas generales: ● Preparación adecuada de los alimentos. ● Platos pequeños. ● Raciones pequeñas. ● Medidas farmacológicas. Dexametasona (2 a 4 mg/día). Acetato de megestrol. La dosificación es de 160 mg, 2 a 3 veces al día. Estreñimiento El estreñimiento es un síntoma frecuente, alrededor de 60% en enfermos terminales, y causa preocupación al paciente y a sus familiares debido a una serie de molestias que puede ocasionar, así como por diversos factores culturales bien conocidos. Por otra parte, también es cierto que a veces se observa una adaptación a la situación con el razonamiento de que “al no comer mucho, es natural que no haya evacuaciones”, cuando se sabe que al menos tiene que haber una deposición cada 3 o 4 días, incluso en estos casos. Llega un momento en la evolución de la enfermedad en que el estreñimiento deja de ser un problema, cuando el individuo presenta ya un estado general extremadamente deteriorado fácil de identificar. Las causas del estreñimiento, como la mayor parte de los síntomas, son multifactoriales. Así, se pueden sistematizar en: ● Causas ocasionadas por la enfermedad de base: disminución de la ingesta de sólidos y líquidos, patología intraabdominal por cáncer o asociada, paraplejía, etc. ● ● ● Causas asociadas a tratamientos farmacológicos: opiáceos, anticolinérgicos, fenotiacinas, antidepresivos tricíclicos, etc. Causas asociadas a debilidad: encadenamiento, imposibilidad de llegar al baño cuando se presenta el estímulo, confusión, etc. Causas intercurrentes: hemorroides, fisuras anales, habituación a laxantes, etc. Las molestias que puede ocasionar el estreñimiento son sensación de distensión abdominal, flatulencia, mal sabor de boca, lengua saburral, retortijones o incluso náuseas y vómito en casos extremos. En pacientes muy deteriorados puede presentarse inquietud o estado confusional. Es necesaria una exploración abdominal completa, que incluirá tacto rectal si lleva más de tres días sin deposiciones, con el objetivo de descartar impactación rectal. La estrategia terapéutica adecuada, después de haberse realizado la valoración de posibles etiologías, comprenderá la aplicación de una serie de medidas generales combinadas con el uso de laxantes y, en su caso, medidas rectales para conseguir una deposición cada 1 a 3 días. Así, se intentará estimular la ingesta de líquidos (agua y zumos de fruta) ya que, por razones obvias, difícilmente podrá aumentarse el aporte de fibras, que incluso puede estar contraindicado si hay oclusión o suboclusión intestinal; se debe responder rápidamente al deseo de evacuación, estudio de las posturas (adaptación del sanitario, evitar cuñas, etc.), y por último, revisión del tratamiento farmacológico para valorar posibles cambios si se están tomando varios fármacos que producen estreñimiento. En cuanto al uso de laxantes, hay que decir que no hay un único laxante o combinación de éstos que se prefiera a los demás por varias razones, que van desde su efecto individual hasta su forma de administración y, gusto del mismo (hay algunos jarabes que provocan náuseas). Generalmente, el tratamiento se iniciamos con un laxante estimulante (aumenta el peristaltismo), por lo común senósidos (12 a 72 mg/día) y/o lactulosa (20 a 90 cm3/día), pudiéndose asociar según la respuesta observada, hecho frecuente en pacientes que siguen tratamiento con opiáceos. Así, el 80% de éstos precisarán laxantes de forma regular, es importante adelantarse al estreñimiento severo. El siguiente paso será añadir un agente humidificador de superficie para potenciar los anteriores, como la parafina líquida (15 a 45 mg/día). Pueden añadirse medidas rectales (supositorios de glicerina o de bisacodilo, o micralax) si la ampolla rectal está llena o mientras se espera el efecto de los laxantes por vía oral (de 1 a 4 días) y siempre que sea necesario, según el efecto de aquéllos; casi 40% seguirán necesitando tratamiento. En caso de requerirse, se © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. ● Cuidados paliativos administrarán enemas con sonda rectal para aumentar su eficacia, aunque son especialmente molestos en pacientes muy debilitados. Una situación especial es la impactación fecal a nivel del recto o sigma, aunque a veces es más alto, pudiendo ocasionar obstrucción parcial y, en su caso, un síndrome rectal con secreción rectal y retención vesical ocasional. Si la impactación es alta requerirá la administración de uno o varios enemas de limpieza (enemas fosfatados), y si es rectal será necesario diferenciar si es dura o blanda. Si es blanda: ● Supositorios de bisacodilo diario hasta que responda (es necesario que entre en contacto con la mucosa rectal para su absorción). Si es dura: ● Enema de aceite (100 a 200 cm3) la noche anterior. ● Valorar posible sedación del paciente. ● Aplicación de compresas calientes para favorecer la dilatación anal y lubricación con lubricante anestésico. ● Movilizar en impactación, fraccionamiento y extracción. ● Seguir con enemas fosfatados hasta su total eliminación. ● En cualquier caso, es muy importante la prevención de la impactación fecal, ya que supone un sobreesfuerzo muy importante y a menudo muy doloroso para estos pacientes ya debilitados. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Náuseas y vómitos Las náuseas y vómito son frecuentes en el cáncer avanzado y terminal —40 y 30%, respectivamente— y pueden deberse a varias causas, es esencial el análisis de las mismas para una correcta selección de los antieméticos, ya que es común prescribir siempre el mismo fármaco. Etiología Las náuseas y vómito pueden tener su origen en diversos factores, que además pueden asociarse. Una correcta valoración del paciente conducirá a identificar la causa principal, la más común es el uso de opioides, obstrucción intestinal parcial y estreñimiento. Otras causas a considerar son la hipercalcemia en casos de metástasis óseas masivas, y la hipertensión endocraneana si concurren metástasis cerebrales. Naturalmente, no se pueden olvidar los casos de gastritis por lo general iatrógenas (AINE, sobre todo). Vómito de gran volumen sugiere estasis gástrica, y se acompaña de otros síntomas como reflujo esofágico, plenitud epigástrica o hipo. Las causas son reduc- 9 ción de la motilidad gástrica por fármacos u obstrucción parcial intrínseca o extrínseca (tumor gástrico, hepatomegalia, ascitis). En aquellos casos de sospecha o en los que no sean explicables clínicamente, puede estar indicado determinar el nivel de calcio, urea y electrólitos. Estrategia terapéutica: ● Medidas generales: se centran básicamente en adecuación de la dieta (blanda fraccionada, predominio de líquidos, infusiones, etc.). ● Corrección de causas reversibles: hipercalcemia, gastritis, fármacos irritantes de la mucosa gástrica. Tratamiento farmacológico: A nivel práctico, los principales antieméticos recomendados son: ● ● ● ● ● Dimenhidrinato (VO, rectal, 50 mg c/4 a 6 h). Haloperidol (VO, SC, 1.5 a 3 mg por la noche, hasta 15 mg/día). Metoclopramida (VO, SC, 10 a 20 mg c/6 a 8 h). Domperidona (VO, rectal, 10 a 20 mg. c/6 a 8 h< vía rectal, 30 a 60 mg c/8 h). Escopolamina (SC, sublingual, 0.30 a 1:2 mg/día infusión SC o c/8 h repartido). A veces es necesario administrar la primera dosis del antiemético por vía parenteral (SC) para romper el círculo vicioso, prolongando su administración 24 a 48 h más si el vómito es justo después de tomar la medicación o hay mucho vómito durante el día. En algunos pacientes (5 a 30%) será necesario administrar dos antieméticos si coexisten varias causas de vómito (p. ej., metoclopramida y haloperidol). En caso de infusión subcutanéa, se puede disponer del haloperidol, metoclopramida y escopolamina, es necesario revisar su tolerancia y estabilidad si se mezclan con otros fármacos. Las indicaciones de sonda nasogástricas por vómito son muy escasas y se reducen a los casos de obstrucción gástrica total, y en casos de atonía gástrica muy severa que no responda a otras medidas. MANEJO DE SÍNTOMAS RESPIRATORIOS Disnea La disnea es una sensación subjetiva que se define como la percepción desagradable de dificultad o necesidad de incrementar la ventilación, por lo que sólo el Diagnóstico y tratamiento en neumología paciente puede cuantificar su intensidad y características. Conviene tener presente que la taquipnea no implica disnea necesariamente y que, en caso de dificultades de comunicación, el uso de la musculatura respiratoria accesoria es el signo más evidente de disnea. La disnea se presenta en 30 a 40% de todos los cánceres avanzados y terminales, y en 65 a 70% de los broncogénicos, en los que es el síntoma principal en la fase de enfermedad avanzada. La disnea puede aparecer en los últimos días o semanas de la evolución de diferentes enfermedades en el contexto de un fracaso multiorgánico, comportándose entonces como factor de mal pronóstico a muy corto plazo. La sensación de disnea es pluridimensional, pues, además de la percepción de esfuerzo ventilatorio, comprende una dimensión emocional y cognitiva en función de experiencias previas, significado, nivel de impacto, etc. Es frecuente conocer pacientes con bronquitis crónicas adaptados a grados de disnea incluso incapacitantes para muchas actividades de la vida diaria. Etiología y valoración. Destacar que la disnea será de difícil control en casos de infiltración masiva del parénquima pulmonar, linfagitis pulmonar y derrames pleurales que no respondan a toracocéntesis o pleurodesis. En la valoración de estos pacientes es básico descartar aquellas etiologías de la disnea que, en función del pronóstico inmediato, sean susceptibles de tratamiento causal, como en el caso de anemia, infección, insuficiencia cardiaca u obstrucción bronquial reversible. En este sentido, es imprescindible una exploración clínica exhaustiva en busca de signos clínicos de hipoxemia, anemia, debilidad, ansiedad, insuficiencia cardiaca, etc., así como el acceso a una serie de exploraciones complementarias básicas, como son radiología de tórax, determinación de hemoglobina, electrocardiograma y, de ser posible, oximetría transcutánea. Estrategia terapéutica 1. Modificación del proceso patológico de base: ● Quimioterapia. ● Hormonoterapia. ● Radioterapia. ● Toracocentesis. ● Pleurodesis. ● Antibióticos. ● Transfusión, etc. 2. Tratamiento sintomático: a) Medidas no farmacológicas o generales. – Compañía tranquilizadora. – Aire fresco sobre la cara. – Ejercicios respiratorios (respiración diafragmática y espiración con labios semiocluidos). – Técnicas de relajación. – Posición confortable. – Adaptación del estilo de vida (actividades vida diaria, barreras arquitectónicas, etc.). b) Medidas farmacológicas: ● Sulfato o clorhidrato de morfina por via oral: 5 a 15 mg cada 4 h. Es el tratamiento farmacológico básico de la disnea en el paciente terminal. No altera los parámetros gasométricos ni de función pulmonar. En ausencia de dolor, las dosis superiores a 15 mg cada 4 h no aportan beneficios. En pacientes que ya tomaban morfina para tratamiento del dolor, se aconseja aumentar la dosis hasta 50% para el control de la disnea. ● Fenotiazinas: clorpromazina 25 mg por la noche. A menudo se asocia a la morfina como tratamiento adyuvante.Tiene efecto ansiolítico y sedante y algunos autores sugieren que puede actuar directamente sobre el nivel de percepción de la disnea. ● Corticoides: dexametasona 2 a 4 mg/día cada/6 a 8 h, o prednisona 10 a 40 mg/día mejoran la sensación de disnea que se asocia a obstrucción de la vía aérea, linfangitis carcinomatosa, (Síndrome de compresión de vena cava superior) y bronquitis crónica. – Oxigenoterapia: precisa de la objetivación previa de hipoxemia severa y de mejoría de los síntomas. No es imprescindible en estas situaciones. ● Benzodiazepinas: diazepam, 2 a 10 mg/día, puede usarse por su efecto ansiolítico. No actúan sobre el mecanismo de la disnea. El uso de morfina inhalada es controversial. Eduardo Bruera, en el MD Anderson, en Houston, confirma su desuso en pacientes con disnea por la EPOC. Sin embargo, en la práctica paliativa 20 mg aforados a 5 mL, de solución fisiológica y micronebulizar cada 4 h, puede ser muy útil y recomendado para disminuir la sensación de la disnea en este tipo de pacientes. ATENCIÓN A LOS DETALLES La alimentación es un símbolo de salud y actividad. En la situación de enfermedad terminal es frecuente que pacientes y/o familiares refieran problemas relacionados con ésta. La elevada frecuencia de anorexia, sequedad de boca, náuseas, vómitos, sensación de repleción precoz, estreñimiento, trastorno del gusto, odinofagia, problemas obstructivos del tracto digestivo alto (disfagia) o © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. 10 Cuidados paliativos bajo (suboclusiones) o infecciones orofaríngeas hace que con frecuencia se tenga que adaptar la dieta. En primer lugar, queremos recordar que, según nuestra opinión, la nutrición y la hidratación no son objetivos en sí mismos en la atención de enfermos terminales de cáncer, sobre todo cuando la desnutrición se relaciona con la progresión de una enfermedad sistémica no susceptible de respuesta al tratamiento específico. Por otra parte, no hay que olvidar el principio de confortabilidad como objetivo. En seguida se presentan varios principios generales y algunas situaciones concretas. ● © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. ● Debe comentarse con el enfermo y sus familiares los aspectos específicos referidos a la alimentación; la educación de la familia y la adecuación a los gustos individuales previos del paciente son fundamentales. Como normas generales, y considerando la anorexia, debilidad y sensación de repleción gástrica precoz, es recomendable fraccionar la dieta en 6 a 7 tomas y flexibilizar los horarios según el deseo del paciente. Las dietas semiblandas o blandas suelen tolerarse mejor. La cantidad de cada ingesta debe adaptarse al paciente, sin presiones para una ingesta mayor, que inducen más sensación de fracaso (“Dado que ahora está encamado muchas horas, no es preciso que tome tantos alimentos”, “Está débil porque la enfermedad avanza, no por falta de alimentación”). El gusto debe mejorarse según el deseo de cada individuo y es aconsejable la adición de algunas salsas. En cuanto a la composición, se cree que no se debe insistir en nutriciones hipercalóricas o hiperproteínicas, que no tienen mucho sentido en esta situación, ni tampoco en las dietas específicas ricas en fibras para la prevención y tratamiento del estreñimiento (porque deben tomarse en cantidades importantes que los enfermos no toleran, y porque se dispone de tratamientos específicos más eficaces). La adición de complejos vitamínicos o hierro por vía oral es de dudosa eficacia en enfermos terminales, excepto en situaciones muy específicas. La presentación de la dieta y la adecuación del tamaño del plato a la cantidad de comida son aspectos importantes, y con frecuencia olvidados para mejorar la tolerancia. En la enfermedad terminal, el uso de sonda nasogástrica u otras formas intervencionistas debe quedar restringido a la presencia de problemas obstructivos altos (orofaringe, esófago) que originan disfagia u odinofagia importantes, fístulas o disfunciones epiglóticas, en los casos 11 en los que la obstrucción es el elemento fundamental para explicar la desnutrición, la debilidad o la anorexia. En todo caso, debe valorarse bien con el paciente y sus familiares. Cuando la debilidad y la anorexia se deben al síndrome sistémico de progresión de enfermedad, la sonda no resolverá ninguno de estos problemas. Como se ha dicho, la hidratación no es un objetivo en sí mismo en la atención de enfermos terminales. Para los autores, el uso fraccionado de líquidos (agua, infusiones, etc.), junto con cuidados frecuentes de la boca son muy eficaces. La sensación de sed se asocia a la sequedad de boca ocasionada por la enfermedad o al tratamiento (radiación, morfina, etc.) responden mejor a este tipo de cuidados que a la hidratación oral o parenteral forzada. El uso de sueroterapia se reduce a 5 a 10% de pacientes en el hospital cuando se aplican estos principios, y en el domicilio su uso es prácticamente nulo. En la agonía, la dieta debe limitarse a pequeñas ingestas de líquidos y a cuidados de la boca; la hidratación o nutrición parenterales no mejoran el estado de los enfermos agónicos, y la mayor parte de la medicación puede administrarse por vía subcutánea o rectal. Otro detalle valioso es establecer una comunicación abierta con el paciente en situación terminal, un escollo difícil de salvar en la práctica diaria para los profesionales de la salud. La muerte y el proceso de morir evocan en los cuidadores reacciones psicológicas que conducen directa o indirectamente a evitar la comunicación con el paciente y su familia. Para conseguir una comunicación adecuada es necesario vencer la ansiedad que en los cuidadores genera dar malas noticias, el miedo a provocar en el interlocutor reacciones emocionales no controlables, la posible sobreidentificación y el desconocimiento de algunas respuestas como: ¿Cuánto me queda de vida?¿Cómo voy a morir? ¿Por qué a mí? La comunicación es una herramienta terapéutica esencial que da acceso al principio de autonomía, al consentimiento informado, a la confianza mutua, a la seguridad y a la información que el enfermo necesita para ser ayudado y ayudarse a sí mismo. También permite la imprescindible coordinación entre el equipo cuidador, la familia y el paciente. Una buena comunicación en el equipo sanitario reduce ostensiblemente el estrés generado en la actividad diaria. Una familia con acceso fácil a la información cuida mejor al paciente crea menos problemas. A. Definición Comunicar es hacer partícipe o transmitir a otra persona algo que se tiene: información, sentimientos, pensamientos o ideas. Lo que no se tiene no se puede transmitir. 12 Diagnóstico y tratamiento en neumología Informar Orientar. Apoyar. C. Componentes de la comunicación a) b) c) d) e) Mensaje: algo que transmitir. Emisor. alguien que lo transmita. Receptor: alguien que lo reciba. Código: lenguaje. Canal: oral, escrito, telefónico, no verbal. D. Lenguaje no verbal (lenguaje del cuerpo) Un 93% de la comunicación es no verbal. Es primordial analizar e interpretar los flujos de comunicación que se manifiestan mediante las expresiones faciales, gestuales, posturales, contacto físico, tono de voz y dirección e intensidad de la mirada. Los profesionales de la salud subestiman el poder del contacto físico como forma de comunicación. No puede valorarse en todo su contenido la importancia que para el paciente tiene sujetar su mano, tocar su hombro, colocar bien su almohada o secar su frente. El lenguaje no verbal incluye: ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● Posición de pie o sentado. Lugar (un pasillo o una habitación privada). Dirección de la mirada. Atención y escucha. Tiempo dedicado. Actitud. Contacto físico. Contacto ocular. La expresión facial. Los movimientos de la cabeza. Postura y porte. Proximidad y orientación. Apariencia y aspecto físico. E. Escuchar La actitud adecuada de escucha es sentado al lado o en la cama del paciente, nunca de pie ni con los brazos cruzados. Escuchando se conocerá mejor las respuestas que el enfermo tiene que recibir y si está en condiciones de hacerlo. Hay que escuchar lo que dicen, cómo lo dicen y lo que además implican esas palabras. Escuchar implica una atención despierta, activa, que formula preguntas y sugiere respuestas. El mismo silencio a veces es más elocuente que las propias palabras. F. Habilidades en la comunicación ● ● Escuchar de manera activa. Empatía. ● ● ● ● Evitar paternalismo. Evaluar grado de información. Identificar: lo que el paciente sabe, lo que quiere saber, lo que le preocupa. Evitar excesiva emoción. CONOCIMIENTO DE LA VERDAD ¿Decir o no decir la verdad? Pregunta siempre presente en los profesionales de la salud. Antes de contestarla se deben haber resuelto las siguientes interrogantes: ¿Quiere el paciente más información?, ¿qué es lo que quiere saber?, ¿está preparado para recibir la información? El conocimiento de la verdad supone para la persona: ● ● ● ● Conciencia de la propia mortalidad. Separación del pasado. El presente debe vivirse intensamente. El futuro es una incertidumbre. La información de la verdad por parte del médico supone: ● ● ● Legitimación de su desconocimiento. Se ve como un “verdugo”. Tiene que hacer frente a las nuevas demandas: - Apoyo psicoemocional permanente. - Receptor de angustias y agresiones. - Solicitud de protección y no abandono. - Conocimientos del control de síntomas. La comunicación de la verdad no se alcanza en una única entrevista, sino en múltiples. No es instantánea ni inmediata. Se produce a través de un proceso continuo de maduración. La información debe darse de forma lenta, continuada y paulatina, respetando el ritmo y las condiciones personales del paciente. Importante: nunca quitar la esperanza. Preguntas clave en la atención al moribundo: 1. 2. 3. 4. ¿Qué es lo que más le molesta? ¿Qué es lo que más le preocupa? ¿Necesita más información? ¿Cuáles son sus deseos? La información de la verdad por parte del Médico supone: ● ● Legitimación de su desconocimiento. Se ve como un “Verdugo”. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. B. Objetivos de la comunicación Cuidados paliativos ● Tiene que hacer frente a las nuevas demandas: Apoyo psicoemocional permanente. Receptor de angustias y agresiones. Solicitud de protección y no abandono. Conocimientos del control de síntomas. - La comunicación de la verdad no se alcanza en una única entrevista sino en múltiples. No es instantánea ni inmediata. Se produce a través de un proceso continuo de maduración. La información debe darse de forma lenta, continuada y paulatina, respetando el ritmo y las condiciones personales del enfermo. Importante: nunca quitar la esperanza por mucha información que demos. Preguntas claves en la atención al moribundo: 1. 2. 3. 4. ¿Qué es lo que más le molesta? ¿Qué es lo que más le preocupa? ¿Necesita más información? ¿Cuáles son sus deseos? PREGUNTAS DIFÍCILES © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. ¿Tengo cáncer? ¿Voy a morir? ¿Cuánto tiempo me queda de vida? ¿No le dirá la verdad? El paciente no podrá soportarlo. Dar un límite es irreal, inseguro e inútil. Las familias deben aprender a vivir con la duda. Asegurar al paciente cuidado y apoyo continuado por todo el tiempo restante. El miedo al futuro puede empañar el presente. ¿Cómo contestar? ● ● ● ● Sólo el paciente puede indicar lo que quiere. Devolverle la pregunta: “¿por qué lo pregunta?” Evaluar las razones de por qué lo pregunta. Valorar si está en condiciones de poder escuchar. URGENCIAS EN CUIDADOS PALIATIVOS En este sentido, resulta difícil aceptar lo contrario a lo que se enseña en la facultad de medicina salvar vidas, pero en este caso, dejar que la historia natural de la enfermedad continúe y termine con el proceso de la 13 vida y se inicie el proceso de la muerte es otro objetivo fundamental que se debe aprender en la facultad. La muerte digna puede ser una paradoja, ya que cada quien la tiene en el sentido necesario y no es abandono, pero por ejemplo, si se dice que muerte digna es morir dormido ¿qué sucede para quien no muere en su cama durmiendo y muere en un accidente de avión, acaso ya no es digna esa muerte? Morir es un solo instante y hay que preparase, ¿cómo? Aceptando que todos vamos a morir y no luchar contra eso, aunque no hay que pensar en ella todo el día, ya que podríamos caer en el error de olvidar vivir, que resulta una maravilla. Sin embargo, en cuidados paliativos hay algunas urgencias que ayudan a aumentar la calidad del proceso de la muerte, y son: SOFOCACIÓN (OBSTRUCCIÓN O COMPRESIÓN AGUDA IRREVERSIBLE DE VÍAS RESPIRATORIAS ALTAS) 1. Es imprescindible la presencia física del profesional médico junto al paciente y la familia hasta el fallecimiento. 2. Sedación hasta conseguir la desconexión/inconsciencia del paciente: ● Diazepam, 5 a 20 mg vía rectal o IV; midazolam, 20 a 40 mg via IM o IV. ● Pueden asociarse además escopolamina y morfina por vía parenteral. 3. Soporte emocional inmediato a los familiares. HEMORRAGIAS MASIVAS (CON COMPROMISO VITAL INMEDIATO) PROTOCOLO DE ACTUACIÓN IDÉNTICO AL ANUNCIADO EN EL APARTADO ANTERIOR Es conveniente tener preparadas toallas o sábanas de color verde o rojo si se prevé este tipo de desenlace. CONVULSIONES La primera crisis convulsiva produce siempre un gran impacto en la familia, por lo que es importante conseguir su control lo más rápidamente posible. 14 Diagnóstico y tratamiento en neumología ● ● ● Diazepam vía IV 5 a 10 mg, lento. Midazolam vía IV o IM, 10 mg, luego 10 mg vía IM o SC cada hora si persisten las crisis. Posteriormente se administran anticonvulsivos en dosis suficientes para mantener niveles plasmáticos terapéuticos (p. ej., difenilhidontoína, valproato de sodio, midazolam). CRISIS DE FRACTURA FAMILIAR Como se ha apuntado ya en varias ocasiones, en el transcurso de la enfermedad pueden aparecer crisis de descompensación del paciente o de sus familiares, en las que se acentúan los problemas o su impacto. Se trata de un desajuste de la adaptación, originado por una situación nueva o por la reaparición de problemas, que es importante saber reconocer porque dan lugar a muchas demandas de intervención médica o técnica, siendo la primera causa de ingreso hospitalario. Las causas más frecuentes de estas descompensaciones son: ● ● ● ● Síntomas mal controlados o aparición de nuevos (especialmente dolor, disnea, hemorragia y vómito). Sentimientos de pérdida, miedos, temores o incertidumbre. Depresión, ansiedad, soledad. Dudas sobre el tratamiento previo o la evolución. La respuesta terapéutica se orienta en el sentido de: ● Instaurar medidas de control de síntomas. ● Mostrar disponibilidad (sentarse en lugar tranquilo, sin prisa). ● Revisar los últimos acontecimientos, esclarecer dudas sobre la evolución y el tratamiento. ● Volver a recordar los objetivos terapéuticos. ● No debe sorprender tener que repetir las mismas cosas en situaciones parecidas varias veces durante la evolución de la enfermedad. CONCLUSIONES Este apartado no es una guía estricta ni un dictamen final y categórico de lo que se debe hacer con el cuidado de los pacientes que no pudieron ser curados por el cáncer de pulmón, ya que la elasticidad de estos cui- dados depende del cuidador, del médico y del enfermo, que son una tríada pero individualizada, aunque siempre debe existir el buen juicio y aprender a seguir las indicaciones, y lo más importante, no aferrarse a la agonía ni subirse al carrusel del encarnizamiento terapéutico, ya que si sucediesen estos dos, el resultado sólo sería sufrimiento. Por lo anterior, no se pueden dar conclusiones, ya que se trata sólo de recomendaciones comprobadas por medio del sustento científico de la medicina. Por último, cabe mencionar que si el lector tiene un familiar y no conoce la mejor forma de manejar los síntomas de una enfermedad terminal, es conveniente acercarse a quien sí conoce las bases de la medicina paliativa para sufrir menos y no hacer sufrir a otros. Asimismo, se debe disponer de toda lo necesario y enfocarse a atender los detalles en forma asertiva, sensible y compasiva, sólo hay que calzar los zapatos del paciente, ésta es la verdadera forma de apoyar, sentir como si fuera nuestra propia enfermedad o nuestra propia muerte. NUTRICIÓN EN CÁNCER DE TÓRAX ETIOLOGÍA DE LA DESNUTRICIÓN EN CÁNCER La desnutrición en el paciente con cáncer es un fenómeno frecuente que constituye un problema clínico. La incidencia varía dependiendo del tipo de tumor, el estadio clínico del mismo, así como el tratamiento que reciba el paciente. Su etiología es multifactorial. Dentro de sus casusas se encuentran la misma alteración metabólica, el hipermetabolismo propio de la patología, la secreción de mediadores inflamatorios (IL-1, IL-6, TNF-α) que interfieren en el centro hambre-saciedad, lo cual favorece la anorexia, y los cambios metabólicos derivados del crecimiento tumoral como es el factor de inducción de proteólisis (PIF por sus siglas en inglés) que induce la degradación de proteínas en el músculo esquelético y el factor movilizador de lípidos (LMF por sus siglas en inglés) que promueve la degradación del tejido adiposo en ácidos grasos libres. Asimismo, contribuye la sintomatología relacionada con los tratamientos antineoplásicos que tienen un impacto nutricional como disgeusia, disfagia, mucositis, xerosotomía, náuseas, vómitos, esofagitis, estenosis esofágica, diarreas, entre otros; frecuentes en quimioterapia y radioterapia; y aquellos derivados de la cirugía. Estos efectos secundarios varían entre pa- © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Para controlar la primera crisis pueden emplearse: Cuidados paliativos cientes y deberán tomarse en cuenta en el tratamiento nutricional. Dentro de los cambios metabólicos en el paciente con cáncer se encuentra el aumento en gluconeogénesis a partir de aminoácidos, glicerol y lactato, resistencia a la insulina, incremento en la lipólisis, mayor recambio de glicerol y ácidos grasos, alteraciones en la oxidación de lípidos, lipogénesis disminuida, actividad disminuida de la lipoproteina lipasa, catabolismo proteico incrementado, mayor recambio proteínico, producción hepática de proteínas incrementada, y disminución de la síntesis proteica en músculo. Todos los anteriores contribuyen a la desnutrición en el paciente oncológico. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. EVALUACIÓN DEL ESTADO DE NUTRICIÓN EN CÁNCER Debido a que la frecuencia de desnutrición llega a ser hasta de un 80 a 90% en etapas avanzadas de la enfermedad, es de suma importancia llevar a cabo una evaluación del estado de nutrición certera, se pueden utilizar herramientas de escrutinio nutricional como la Minievaluación Nutricional, aunque actualmente no validada en paciente oncológico, o la Evaluación Global Subjetiva. Aún más precisa se encuentra la Evaluación Global Subjetiva Generada por el Paciente, la cual incluye historia clínica (cambios en peso, cambios en consumo de alimentos, síntomas gastrointestinales y cambios en capacidad funcional) y exploración física (pérdida de grasa subcutánea, pérdida muscular, edema, entre otros), datos de pérdida de peso, historia clínica y datos de toxicidad y sintomatología asociada. De forma más concreta se deben evaluar cambios en peso (comparar el peso actual contra el peso habitual). El índice de masa corporal (IMC) puede ser una herramienta útil; sin embargo edemas y el crecimiento tumoral limitan el uso del peso como indicador. La evaluación de la composición corporal (evaluación de masa grasa y masa muscular) por medio del panículo adiposo tricipital y circunferencia media de brazo tienen un efecto limitado en edema. Dentro de la evaluación bioquímica puede tomarse en cuenta valoraciones de albúmina, valores inferiores a 2.5 mg/dL se relacionan con un mal pronóstico, así como transferrina y proteína fijadora del retinol. También deben monitorearse signos clínicos de deficiencias nutricionales, así como una valoración completa del estado hídrico. La bioimpedancia eléctrica ha sido validada para valoración nutricional y del estado hídrico en el paciente oncológico con enfermedad avanzada. 15 Tratamiento nutricional Los requerimientos energéticos deben cubrirse, se recomienda utilizar una calorimetría indirecta para tener una medición certera del gasto, en caso de no ser posible, pueden emplearse ecuaciones predictivas agregando un factor de estrés de 0.9 a 1.3 al cálculo. Los carbohidratos se conservan en una proporción del 60% de las kilocalorías no proteínicas, deberán tomarse consideraciones especiales y cuidar el aporte de azúcares simples en pacientes que presenten hiperglucemias. Se debe favorecer un balance de nitrógeno, se recomienda un rango de 1.2 a 2.0 g/kg/día en paciente oncológico (15 al 20% de proteínas de alto valor biológico), con una relación de kilocalorías no proteínicas/nitrógeno de 150:1, pero en pacientes en estrés metabólico pueden necesitarse menores relaciones, de 100:1 o 80:1. De igual manera deberá cuidarse el aporte de micronutrimentos cubriendo las recomendaciones. En caso de presentarse sintomatología gastrointestinal deberán manejarse recomendaciones para disminuir las molestias y evitar que éstas tengan un impacto en la hipofagia y por tanto, en la desnutrición del paciente. En caso de neutropenia, deberá extremarse las medidas higiénicas en los alimentos. En el manejo de la esofagitis inducida por radioterapia, muy común en cáncer de pulmón, sobre todo cuando involucra al mediastino se deberá seguir una dieta suave, libre de alimentos fibrosos o ácidos; en caso de no cubrir requerimientos se deberá colocar una gastrostomía percutánea (PEG por sus siglas en inglés) para evitar la pérdida de peso, las sondas nasoenterales están contraindicadas por la inflamación. El uso de suplementos nutricionales queda indicado cuando el paciente no cubre sus necesidades energéticas, tiene riesgo de desnutrición por disgfagia, o tenga un IMC menor a 18 o una pérdida de peso del 5% en 6 meses, en el paciente con cáncer se eligen fórmulas densamente energéticas e hiperproteínicas para detener las pérdidas de peso. El uso de ácidos grasos omega 3 se ha estudiado en cáncer, por sus efectos antiinflamatorios parece tener efectos positivos en la conservación de peso ya que disminuye la producción de PIF y LMF, así como la disminución de citosinas proinflamatorias que tienen relación con la anorexia. Por otro lado, el ácido eicosapentaenóico (EPA) ha demostrado disminuir la metástasis y angiogénesis por diversos mecanismos, así como una mejor tolerancia a los tratamientos antineoplásicos. Dosis terapéuticas de 1.5 a 2 gramos al día han demostrado buenos efectos de acuerdo con una revisión de Colomer et al. Estos resultados han sido controversiales, ya que en una revisión Cochrane no se Diagnóstico y tratamiento en neumología demostraron diferencias significativas respecto a dietas hiperproteínicas y fármacos orexigénicos ya en uso. La suplementación de glutamina ha demostrado efectos positivos en la disminución de enteritis y mucositis secundaria a quimioterapia y radioterapia. Su uso ha sido controversial en cáncer, ya que las células tumorales también la consumen, una revisión sistemática que incluyó 36 estudios demostró que la suplementación mejora el metabolismo y las condiciones clínicas, sin incrementar el crecimiento tumoral. La dosis terapéutica en neoplasias va de 0.3 a 0.57 g/kg/día mientras que en mucositis 0.1 a 0.2 g/kg extras. Apoyo nutricio en el paciente oncológico Los criterios para iniciar nutrición enteral son a) el riesgo de desnutrición, disfagia severa o anorexia que cubra el 50% o menos de los requerimientos en 5 a 10 días, b) cuando hay pérdidas significativas de peso (10% del peso en 6 meses). En cuanto a la nutrición parenteral, usualmente se utiliza cuando hay mucositis o enteritis severa o en pacientes con desnutrición por periodos cortos de tiempo. Tanto la Sociedad Americana de Nutrición Enteral y Parenteral (ASPEN), como la Sociedad Europea para Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) no recomiendan el uso rutinario de soporte nutricio en radioterapia o quimioterapia, mientras que ambos recomiendan el uso de soporte de nutricio en pacientes con desnutrición que se prevé no recibirán un aporte adecuado (mínimo 60%) en siete días. En términos de nutrición enteral, ESPEN recomienda que en el paciente quirúrgico con riesgo de desnutrición se administre nutrición enteral 7 a 14 días previos a la intervención, en especial el uso de inmunonutrición (uso de nutrimentos específicos como ácidos grasos n-3, nucleótidos, arginina, etc.); en cuanto a la vía de acceso recomienda el uso de gastrostomías percutáneas en casos de mucositis y esofagitis severa. En lo que respecta a nutrición parenteral (NP), ESPEN recomienda su uso en paciente que no cubren sus requerimientos (mínimo 60%) por vía oral o enteral; en el paciente quirúrgico sólo recomienda su uso previo a la cirugía en pacientes desnutridos que no puedan utilizar la vía enteral; en pacientes con la vía enteral imposibilitada puede usarse por periodos largo mientras se estime un tiempo de sobrevida de 2 a 3 meses y se prevea que la NP mejorará la calidad de vida. En lo referente al crecimiento tumoral, cuya consideración ha causado controversia, menciona que la NP no ha demostrado efectos deletéreos por lo cual dichas consideraciones no deberán tomarse en cuenta (nivel de evidencia C). Uso de stents esofágicos en el soporte nutricio El uso de stents (o también conocidas como endoprótesis) esofágicos ha sido una alternativa a la colocación de yeyunostomías en pacientes con cáncer de esófago, ya que su colocación vía endoscópica es sencilla y resultan en un alivio rápido a la disfagia que frecuentemente enfrentan estos pacientes. La decisión del material del stent dependerá de los fines con que se coloque el mismo; por lo general se utilizan de acero inoxidable o nititol en tratamientos neoadyuvantes, y stents de poliuretano o silicona en manejos paliativos. Una revisión Cochrane demostró que los stents de nitiol son una buena opción para la paliación de la disfagia en cáncer. Cuando se coloca un stent con fines paliativos, la finalidad es mejorar la calidad de vida por lo que sólo se dará orientación alimentaria al paciente. Si dan líquidos durante las primeras 24 horas de la colocación y después se puede llevar una dieta a libre demanda, evitando alimentos con hojas grandes, y se orienta al paciente a que coma trozos pequeños de alimentos, que mastique muy bien de modo que se eviten obstrucciones del stent. Cuando el stent es colocado con fines neoadyuvantes a un tratamiento antineoplásico con intento curativo, se deberá cubrir los requerimientos mediante una dieta hiperenergética de poco volumen, se puede valorar el uso de inmunonutrición, suplementación de n-3; muchos pacientes pueden cubrir sus requerimientos vía oral con estas estrategias. Apoyo nutricio paliativo En el paciente terminal de cáncer se presentan problemas para la alimentación por diferentes causas. Si bien existe alguna evidencia de que el soporte nutricio (NE y NP) puede mejorar la calidad de vida de estos pacientes, existe poca evidencia de que así sea en casos terminales. Siempre se debe considerar el costo-beneficio que puede ofrecer, así como los innumerables riesgos que pueden existir de dicho soporte; del mismo modo también existen inconformidades a las que se pueden someter a un paciente mediante la colocación de una sonda, ostomía o catéter para una nutrición parenteral. La literatura dice que en pacientes en cuidados paliativos, en los cuales la expectativa de vida es menor a tres meses, el uso de este soporte hace poca diferencia. Otro punto a tomar en cuenta es el factor psicológico que se enfrenta el paciente y su familia ante una pérdida como ésta, puede ser que psicológicamente, el proveer de nutrimentos al paciente les ayude. Sin embargo, es importante hacerle saber a la familia y al paciente el enfoque de la terapia, que entiendan © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. 16 Cuidados paliativos que si bien puede mantenerlo más cómodo, difícilmente cambiará el curso de la enfermedad. Otro punto controversial ha sido el tratamiento nutricio, sobre todo NP en contra de la hidratación del paciente con cáncer terminal, ya que algunos autores han demostrado poca diferencia en la calidad de vida con un manejo u otro. Para ello se requiere más investigación en este aspecto. CONCLUSIONES El manejo nutricio del paciente con cáncer de tórax es de suma importancia, ya que la desnutrición constituye una complicación frecuente que tiene un efecto negativo en la evolución de los pacientes y dificulta el avance de los tratamientos antineoplásicos; es por ello que se recomienda tener herramientas de evaluación certeras e intervenciones tempranas que funcionen como neoadyuvantes en el manejo del paciente oncológico. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. BIBLIOGRAFÍA Gómez BX, Borras JM, Fontanais,MD, Stjernsword J, Trias X: Palliative Care in Catalonia 1990-95. Palliative Medicine 1992;6 :321-327. Gómez SM, et al.: Control de Síntomas en el Enfermo de Cáncer Terminal. Ed. ASTA Médica. (1992). Gómez SM, Ojeda MM, Darío G R, Navarro M, MA: Organización de los Cuidados del enfermo de cáncer terminal en Las Palmas-Norte. Farmacoterapia, Vol IX, N.° 4: 1992; 203-210. OMS. Cancer Pain Relief and Palliative Care. 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