PAGINA COMMENTI 8 L’ITALIANO MERCOLEDÌ 30 MARZO 2016 Europa, Israel y grupos extremistas Cuando los errores se repiten Por FRANCO FIUMARA La Segunda Guerra Mundial, la más devastadora contienda bélica conocida hasta la actualidad, significó, además de los mayores crímenes organizados en la historia de la humanidad, la movilización de millones de personas en busca de un destino. El continente sudamericano recibió el mayor porcentaje de emigrantes provenientes de Europa, en especial de Italia y sobre todo del “meridione” (sur de la península) en mi caso particular de Calabria (mi padre) y Molise (familia materna). Luego de la destrucción y desolación, tuvo lugar la reconstrucción, bajo la visión y estatura moral de algunos dirigentes políticos europeos, como Adenauer, De Gasperi, Monet, Schumann y otros, que llevaron inteligentemente la simple idea de trabajar juntos en pos de la paz, que hizo a través de los años a construir una Unión Europea, basada en igualdad, libertad de pensamiento y libre circulación. Paralelamente a la idea de la Comunidad, nació el Estado de Israel, con el apoyo de los dirigentes mencionados y sus respectivos Estados, cuyo país en Medio Oriente es la única democracia con sistema político europeo, que puede tener las mismas virtudes o defectos de los países referidos, es decir, Alemania, Italia, Francia y Bélgica (sede del ejecutivo europeo), y cuyo mandato puede variar de acuerdo a la voluntad del electorado. Si bien podemos hablar de una kehila judía con 5776 años de historia, como Estado tiene paradójicamente casi la misma cantidad de años que la República de Italia. Ambos Estados tomaron definitivamente forma de las cenizas de la Segunda contienda bélica reconstruyéndose democráticamente. Italia padece un antisemitismo camuflado de antiisraelísmo, que algunos dirigentes y estructuras políticas no han logrado superar. Y estos hechos abarcan a variados sectores ideológicos político (Leyes Raciales de 1938, y actualmente neonazis o extrema derecha xenófoba), o grupos de izquierda que peligrosamente están al límite de la apología criminal. Una cabal muestra que no puedo dejar pasar por alto, y cuya situación me impactó profundamente, Franco Marcelo Fiumara, Juez en lo Criminal, Doctor en Ciencias Jurídicas, Doctor en Ciencias Políticas, Becario Yad Vashem (Israel), Posgrado niversidad de Bari (Italia), Cursos en Francia, Polonia, Alemania, Docente, Investigador y Consejero UNLaM es un film certeramente anti israelí llamado "Israel - El cáncer", que recibió financiación y divulgación por algunos dirigentes políticos italianos de izquierda, que lejos están de imitar a las acciones realizadas por los visionarios europeos mencionados o por los magníficos y eternos “Justos entre las Naciones” italianos. Bajo mi punto de vista, este impactante documental tiene una fuerte impronta ideológica y distorsiona en el contexto general la realidad de los acontecimientos, lo cual se torna mucho más grave aún, si esto tiene que ver con algún tipo de uso o aprovechamiento político partidario. Días después de propagarse esta filmación en varios municipios y entes políticos italianos, Mushir al Masri, miembro activo de Hamas, convocó a desencadenar un “día de ira” llamando a cometer atentados suicidas contra ciudadanos israelíes, alegando cierta violencia policial en Jerusalén. Secuencialmente en paralelo, en una manifestación en la Franja de Gaza, el líder de la Jihad Islámica, Khaled al Batsh, dijo en alusión a Israel: “la mejor manera de frenar al enemigo es mantenerlo ocupado con atentados suicidas de alta calidad”. La cineasta y activista Samantha Comizzoli, productora de la película "Israel - El cáncer", en una entrevista luego de la proyección del pseudo film dijo: “…Espero que Israel se hunda en la tierra y luego en el infierno desde dónde vino…". Luego de este verdadero y peligroso desatino, preocupantemente avalado por autoridades públicas, se produjo una serie de protestas sobre este pseudo documental contando con el apoyo de numerosas personalidades de distintos ámbitos, entre ellos el poeta Umberto Piersanti, quien contundentemente dijo: “…Un país serio no puede patrocinar un film anti-israelí con un nombre tan horrible como Israel-un cáncer…”. Continuó el escritor: “Según tengo entendido, ni esta mujer ni en los lugares en los que proyectó el film se realizaron protestas para condenar las atrocidades del Estado Islámico o de otras organizaciones terroristas”. Para concluir: “Emplear el término ‘nazi’ contra aquellas personas que padecieron aquella brutal persecución es un signo de antisemitismo”. En solo la primera frase esgrimida inteligentemente por Piersanti, puede verse con total nitidez el contexto delictivo encuadrado en el título, como así también el alto contenido explosivo jurídicamente hablando de la tendencia/orientación antisemita de la filmación, ayudando y avalando estos hechos los mismos dichos de la productora, Samantha Comizzoli, cuando refiere que Israel se hunda en la tierra y luego en el infierno (sic). Es dable destacar que durante el año 2015 la Cámara de Diputados italiana dio media sanción a la ley que castiga el negacionismo de la Shoá. Actualmente espera la aprobación del Senado de la República. La Corte Europea de Derechos Humanos (caso “Garaudy c/ Francia”), ente rector supranacional ya se refirió al respecto, al igual que la Ley Gayssot utilizada como derecho comparado en el marco europeo, y el artículo 19.3 del Pacto de los Derechos Civiles y Políticos que protege los intereses de la comunidad en general, otorgan un amplio marco legal como apoyo técnico, a las autoridades judiciales y políticas italianas para que puedan intervenir a tiempo y conforme a la ley, condenar la difusión de un film altamente antisemita y denunciar a los autores y cómplices por este hecho criminal, antes de que sea demasiado tarde y debamos como italianos sentir nuevamente vergüenza por permitir difundir propaganda antisemita o hechos de notoria apología criminal, como en su momento lo hiciera el Ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, que en 1940 difundió en la sociedad alemana la película “El judío eterno”, que ayudó a impregnar con la ideología nazi de supremacía racial a los considerados “ciudadanos arios” en detrimento del colectivo judío, para que poco tiempo después ocurriera lo que todos conocemos como la Shoá. Vemos que hay remedios judiciales para intentar detener estos constantes embates antisemitas, pero a su vez es desconcertante observar cuanto lejos están varios dirigentes políticos de la Unión Europea, de los padres fundadores. Tal es así, que apoyaron un boicot contra la compra de productos o cuestiones científicas o deportivas de Israel, que va de la mano con el movimiento de Boicot, desinversión y sanciones “B.D.S.”, cuyo fundador Omar Barghouti dijo: “Nosotros nos oponemos a un Estado judío en cualquier lugar de Palestina… Ningún palestino podrá nunca aceptar un Estado judío en Palestina”. Estas premisas son utilizadas por Hamas que propugna la destrucción del Estado democrático judío, y la eliminación del mismo, y como consecuencia la de sus nacionales del mismo origen. Sin pecar de soberbia, sería más inteligente, poder enviar emisarios en materia de educación a la franja de Gaza y en Cisjordania, para supervisar el contenido de los programas educativos y colaborar en el desarrollo de los mismos, impregnando un alto contenido de derechos humanos fundamentales y de sobremanera el valor único de la vida. Hamas, encontraría la horma de su zapato, y se desbarataría su doble estándar de atacar a ciudadanos de Israel, además de utilizar a palestinos como escudos humanos, y dejar de instigar y “enseñar” en sus estructuras escolares el odio hacia sus vecinos judíos. Esto es lo que la Unión Europea debe realizar, y sentar a los actores a dialogar francamente bajo un manto de protección de los organismos supranacionales que otorguen garantías de supervivencia a Israel, en momentos en que Medio Oriente está en llamas, y las células terroristas jihadistas son impiadosas atacando a ciudadanos europeos en pleno corazón del viejo continente. Hay que recordar, porque siempre la memoria de la historia parece fallar, que en la década de 1930, los grafiti de las paredes europeas decían “¡Judíos a Palestina!”, pero a partir de 1948 fueron cambiados a “¡Judíos fuera de Palestina!”. Es decir, no los quieren ni aquí ni allá. Lo que realmente quieren es: ¡Que no estén!; cuya traducción literal significa la eliminación. Por eso es extremadamente peligroso el juego político tanto en Europa como en Italia, de hacer caldo de cultivo con políticas de Boicot, desinversión y sabotaje. Quiero cerrar este artículo con palabras de un admirado autor israelí, Amos Oz, quien escribió: “Muchos fueron los judíos que erróneamente pensaron que la restauración de nuestra tierra natal (o al menos parte de ella) en Israel, y nuestra independencia nacional, traerían el fin del antisemitismo, o al menos su disminución. Pero la realidad es todo lo contrario. Los europeos no nos quieren ni en Europa ni en el Medio Oriente”.
© Copyright 2024