Introducción al Evangelio de San Juan

EL
EVANGELIO
SEGÚN
¿QUÉ ES LA BIBLIA?
SAN JUAN
PÁGINA
1
PARROQUIA SAN ALFONSO MARÍA
DE LIGORIO
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Octubre 2014
2012
Ponente: Pablo Nicolás Cuadrado
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Un evangelio “diferente”, “enigmático”
El cuarto evangelio de la tradición cristiana siempre llamó la especial atención de los
creyentes y de los estudiosos de la Biblia. Algunos autores le consideraron el menos
histórico de los cuatro, una especie de novela cristiana, una visión místico-teológica de
Jesús sin mucha base histórica. Pero se ha descubierto que este evangelio no pocas
veces brinda ciertos elementos de relieve incluso más fidedignos desde el punto de vista
histórico que los sinópticos, como pueden ser las subidas a Jerusalén, la fecha de la
muerte de Jesús, algunos datos relacionados con la geografía de Israel, etc.
Actualmente se considera este evangelio como el más complejo y con una trabazón
donde se mezcla referencia histórica, teología y mística de manera sorprendente, que
combina un Jesús presentado como un Dios que se pasea esplendorosamente por la
tierra y a la vez un Jesús revelándose en las experiencias más humillantes de un hombre.
Aún hoy en día conserva mucho de enigmático, pues en su misma composición la
pretensión del autor es conservar cierto misterio que el lector podrá resolver en su propia
vivencia de fe compartida en comunidad.
En Juan encontramos “concentraciones de ideas” alrededor de ciertas situaciones y
personajes: Nicodemo (3,1-21), la Samaritana (4,1-42) y el funcionario real (4,46-54)
reflejan los tres tipos de personas que representaban a la humanidad en la época del
evangelista; un paralítico (5,1-9), un ciego (9,1-41) y un muerto (11,1-44) representan, a
su vez, las clases de personas curadas por Jesús. Este evangelio transmite una visión
poética de Jesús, cargada de simbolismos, pero no por ello una visión alejada de la
historia o “inventada”: cada símbolo, en este evangelio, remite a un soporte real. Así, en
este evangelio, la realidad de la persona de Jesús y su misterio transfigurados por la
experiencia pascual de los primeros cristianos han sido transcritos por Juan en una
literatura vibrante.
Algunos autores vieron en este evangelio el que reflejaba de mejor manera la
helenización de la figura de Jesús, siendo de profundo contenido gnóstico (la salvación
llega por el “conocimiento”, que Jesús revela de manera total). Otros, en cambio, postulan
todo lo contrario, que este evangelio es el más “judío” de los cuatro, y lo interpretan como
una especie de evangelio dirigido al judaísmo para que se convierta a Jesús. Hoy en día
se combinan ambas posiciones, en principio irreconciliables. Por un lado se afirma un
sabor mucho más semítico en la gnosis de lo que se pensaba, siendo este evangelio no
tanto influido por esta corriente, sino al revés, una especie de precursor de algunas
interpretaciones con cierto saber griego que más adelante “degeneraron” en las
posteriores herejías gnósticas, pero de las que este evangelio claramente se descarta
(por ejemplo, el docetismo). Por otro lado el sabor y contenido judeocristiano de este
evangelio es evidente, y pretende presentar de manera clara la ruptura entre el judaísmo
y los seguidores de Jesús, perfeccionando la corriente profética proveniente del judaísmo.
Autor, fecha y lugar de composición
La mayoría de los exegetas admite varios estratos en este evangelio. Esto quiere
decir que no lo compuso un único autor, sino que manos sucesivas han ido añadiendo
materiales nuevos a los ya existentes. Se habla de una escuela joánica como autora del
evangelio, pero con un evidente primer estrato apostólico que proviene sin duda del
mismo apóstol Juan. La pretensión de este autor no ha sido tanto una perspectiva
histórica o geográfica, sino más bien teológica o simbólica, aunque con una referencia
firme a la historia.
Los autores fechan la redacción que nos ha llegado actualmente de este evangelio
ente el 85 y el 95 d.C., siendo el más tardío de los cuatro. Pero se da la paradoja que se
descubren en este evangelio tradiciones que parecen más antiguas que las de los
sinópticos, dado su fuerte colorido semítico y algunos pequeños detalles que remiten de
manera más fidedigna al contexto contemporáneo a la predicación de Jesús. Parece que
las tradiciones que han llevado a la formación de este evangelio son en buena parte
distintas e independientes de los sinópticos, en algunos casos más antiguas, pero a la vez
transformadas profundamente por la iglesia de Juan, e incluso dando por sabidos algunos
relatos de los sinópticos.
Esta iglesia joánica también hay bastante consenso entre los exegetas de
identificarla con Éfeso, debido al parentesco evidente de este evangelio con el Apocalipsis
y las cartas de Juan que se relacionan directamente con las iglesias de Asia Menor
(actual Turquía), de la que Éfeso era la más importante. Por tanto no parece que haya
datos que contradigan la creencia tradicional de vincular este evangelio al apóstol Juan, a
finales del s.I d.C. y en Éfeso.
Estructura literaria del evangelio
Como hemos señalado la pretensión de este evangelio no es seguir un hilo histórico
o geográfico, sino un desarrollo teológico cargado de símbolos que jalonan el marco
histórico de la vida de Jesús. Así podríamos dividir este evangelio en las siguientes
partes:
A. El prólogo 1,1-18
B. El libro de los signos 1,19 – 12,50
B.1. Los días iniciales de la revelación de Jesús 1,19-51
B.2. De Caná a Caná 2,1 – 4,54
Las bodas de Caná 2,1-11
Primera estancia en Jerusalén: Nicodemo 2,12 – 4,3
Jesús en Samaría: la Samaritana 4,4-42
Jesús de vuelta en Caná de Galilea: curación del hijo del funcionario real
4,43-54
B.3. Jesús y las fiestas principales de los judíos 5,1 – 10,42
Jesús y el sábado: Curación de Betesda y discurso 5,1-47
Jesús y la fiesta de Pascua: Multiplicación de los panes y discurso 6,1-71
Jesús y la fiesta de los Tabernáculos: Escenas y consecuencias 7,1 – 10,21
Jesús y la fiesta de la dedicación 10,22-42
B.4. Jesús avanza hacia la hora de la muerte y la gloria 11,1 – 12,50
C. El libro de la gloria 13,1 – 20,31
C.1. La última cena 13,1 – 17,26
C.2. La pasión 18,1 – 19,42
C.3. La resurrección 20,1-31
D. Epílogo: 21