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Lección 10 para el 5 de septiembre de 2015
En el Nuevo Testamento aparecen cuatro
personas con el nombre de Felipe:
1. El hijo de Herodes el Grande. Tetrarca de Iturea y
Tracónite desde el 4 a.C. hasta el 34 d.C. (Lucas 3:1).
2. Otro hijo de Herodes el Grande. Su esposa, Herodías,
fue acusada por Juan el Bautista por haber abandonado
a Felipe y haberse casado con Herodes (Marcos 6:17).
3. Uno de los apóstoles (Mateo 10:3).
4. Felipe, «el evangelista» (Hechos 21:8).
Éste último desempeñó
diversas funciones en la
iglesia:
Hospedador
(Hechos
21:8).
Evangelista
(Hechos
8:40).
Misionero
(Hechos
8:26).
Predicador
(Hechos
8:5).
Diácono
(Hechos
6:5).
«Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a
Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a
Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a
Nicolás prosélito de Antioquía» (Hechos 6:5)
Se dice de la iglesia de Jerusalén que «no había
entre ellos ningún necesitado» (Hechos 4:34-37).
No obstante, comenzaron a surgir problemas
sobre la manera en que se atendía a estos
necesitados. La acusación era seria:
discriminación entre viudas judías y griegas.
El problema se resolvió nombrando a siete
personas que sirvieran [en griego,
«diaconizaran»] a las mesas (Hechos 6:3).
«Cuanto más plenamente estemos imbuidos
con su Espíritu, más fervorosamente
trabajaremos por quienes nos rodean;
cuanto más hagamos por los demás, mayor
será nuestro amor por el trabajo, y mayor
nuestra delicia en seguir al Maestro»
E.G.W. (El colportor evangélico, pg. 48)
«Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad
de Samaria, les predicaba a Cristo» (Hechos 8:5)
Felipe descendió a Samaria a causa
de la persecución desatada por Saulo
tras la muerte de Esteban.
Sin tener en cuenta el odio entre
judíos y samaritanos, comenzó a
predicar el Evangelio con gran poder.
Como resultado, muchos aceptaron a
Jesús como su Salvador y fueron
bautizados (Hechos 8:12).
«No recae únicamente sobre el
pastor ordenado la responsabilidad
de salir a realizar la comisión
evangélica. Todo el que ha recibido
a Cristo está llamado a trabajar por
la salvación de sus prójimos»
E.G.W. (Hechos de los apóstoles, pg. 90)
«Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate
y ve hacia el sur, por el camino que desciende de
Jerusalén a Gaza, el cual es desierto» (Hechos 8:26)
Felipe cumplió la
comisión de Jesús en
Hechos 1:8 de ser testigo
en Judea (como diácono),
en Samaria (como
predicador) y hasta en lo
último de la tierra (como
misionero para el
tesorero Etíope).
Siguiendo el ejemplo de
Jesús en el camino de
Emaús (Lucas 24:27),
Felipe realizó un
completo estudio bíblico
con el eunuco de Etiopía.
Tras su bautismo, el tesorero siguió gozoso su camino, dispuesto a anunciar las
buenas nuevas en África.
«Este etíope simboliza una numerosa clase
de personas que necesita ser enseñada por
misioneros como Felipe, esto es por
hombres que escuchen la voz de Dios y
vayan adonde él los envíe. Muchos leen las
Escrituras sin comprender su verdadero
sentido. En todo el mundo, hay hombres y
mujeres que miran fijamente al cielo.
Oraciones, lágrimas e interrogaciones
brotan de las almas anhelosas de luz en
súplica de gracia y de la recepción del
Espíritu Santo. Muchos están en el umbral
del reino esperando únicamente ser
incorporados en él»
E.G.W. (Hechos de los apóstoles, pg. 89)
«Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando,
anunciaba el evangelio en todas las ciudades,
hasta que llegó a Cesárea» (Hechos 8:40)
El Espíritu Santo llevó a Felipe
a Azoto [Asdod], para que
siguiese con su labor
(Hechos 8:39).
Desde allí, recorrió 100 km
realizando una campaña
evangelística por todas las
ciudades de la costa
mediterránea de Israel.
«Los mensajeros del Señor deben estar
completamente consagrados a su servicio, para
que puedan comprender con presteza la labor
que deben realizar. Como sabios mayordomos
deben tomar ventaja de cada circunstancia que
se presenta para enseñar la gracia de Dios y
conducir a las personas a Cristo»
E.G.W. (El Cristo triunfante, 28 de octubre)
«Al otro día, saliendo Pablo y los que con él
estábamos, fuimos a Cesárea; y entrando en
casa de Felipe el evangelista, que era uno de los
siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas
doncellas que profetizaban» (Hechos 21:8-9)
El carácter cristiano de Felipe se muestra
especialmente en este pasaje: perdonador,
hospedador, evangelista y buen padre de
familia.
Pablo (el antiguo Saulo) había dado su voto
para matar a Esteban, su compañero en el
diaconado. Ahora, unos 25 años después, lo
recibió como su invitado, su huésped.
Recordado aún como uno de los primeros
siete diáconos, Felipe era conocido ahora
como «el evangelista» por su incansable
labor en la extensión del Evangelio.
Por otro lado, el hecho de tener cuatro hijas
profetisas indica que dedicó también tiempo
a ser evangelista en su propio hogar.
«Debemos ser conductos consagrados, por los cuales
la vida del Cielo se comunique a otros. El Espíritu
Santo debe animar e impregnar toda la iglesia,
purificando los corazones y uniéndolos unos a otros.
Los que han sido sepultados con Cristo por el
bautismo deben entrar en una nueva vida, y dar un
ejemplo vivo de lo que es la vida de Cristo. Una
comisión sagrada nos ha sido confiada. Esta es la
orden que hemos recibido: “Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:19-20. La
obra a la que os habéis consagrado consiste en dar a
conocer el Evangelio de la salvación. Vuestro poder
debe estar fundado en la perfección celestial»
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 9, pg. 18)