PADRES SOBREPROTECTORES Para que los niños tengan un buen desarrollo emocional, necesitan sentirse queridos y cuidados por sus padres; sin embargo, un exceso de protección puede traer más problemas que ventajas. Los estudios de la historia de la infancia destacan que hasta bien entrado el siglo xvii una de las principales causas de mortandad infantil era el infanticidio. sin embargo, desde hace unas pocas décadas el niño ha pasado de tener un escaso valor a ser su majestad el bebé, convirtiéndose -de este modo- en el centro de atención del núcleo familiar y generando, a nivel social, todo un mundo de consumo del que resulta difícil de escapar. por tanto, hablar de padres sobreprotectores sólo tiene sentido en nuestras modernas sociedades industrializadas. No existe un manual para criar a los hijos, pero está claro que el amor es la premisa que guía a los padres. No obstante, en nombre de ese enorme afecto, muchos progenitores creen, erróneamente, que la mejor fórmula es sobreprotegerlos, llegando incluso a vivir parte de la vida de sus hijos con tal de resguardarlos de las dificultades que deben afrontar. La línea entre el cuidado y la sobreprotección puede ser fácilmente flanqueada por un padre temeroso o una madre ansiosa. Es así que muchos niños, que ya han salido de la educación parvularia son vestidos por sus padres, y otros chicos, que ya están a punto de entrar a la adolescencia, continúan siendo bañados por ellos. Hay otros casos en que los menores llegan al colegio con tareas perfectamente realizadas, con un solo “pero”: fueron hechas por adultos. Existen muchos ejemplos similares que parecen asombrosos, pero que a ojos de algunos padres corresponden a la rutina que todo progenitor debiera efectuar con su hijo. La conducta de estos adultos puede responder a muchos factores, dependiendo del caso. Cada vez que les sobreprotegemos, les quitamos los anticuerpos para su futuro. Para Virginia Urrutia, magíster en docencia universitaria y estudiante de doctorado en psicología en la universidad del país vasco, la actitud de sobreprotección de los padres puede tener múltiples orígenes. Muchas veces el vínculo sobreprotector “tiene un carácter simbiótico”, es decir, “se pierde el límite entre la vida de la madre y la del hijo; el lugar que ocupa el niño, lo que representa para la madre, puede ser la continuidad de su propio deseo”. Según Urrutia, quien es además académica de la universidad Arturo Prat, el comportamiento de cuidado desmesurado por parte de un progenitor podría entenderse también como una manera de “resarcir sus frustraciones personales en el hijo. Para la madre o el padre, el hijo ideal lleva una enorme carga de ser exitoso. Tratan de vivir la vida a través del niño, bloqueando su capacidad de tomar decisiones”. La terapeuta familiar Eliana Carmona, en tanto, explica que este actuar puede darse en situaciones en que las madres “han tenido problemas en el embarazo o se trate de un hijo nacido prematuramente o con alguna complicación al nacer, entonces los padres sienten que tienen que cuidarlos demasiado para que puedan sobrevivir”. Carmona agrega que también hay “madres que son muy ansiosas y que temen que pueda ocurrirles algo a sus hijos, por experiencias anteriores o porque se juntan con otros padres aprehensivos”. TIPOS DE PADRES SOBREPROTECTORES Padres que han recibido una educación autoritaria: Algunos de estos padres educan de manera sobreprotectora y consienten todo al niño porque ellos han recibido una educación autoritaria y restrictiva, por lo que quieren ser totalmente diferentes para sus hijos puesto que han desarrollado temor a la autoridad. Pasan del autoritarismo que han vivido, a la permisividad total. La sobreprotección de los padres a los hijos no es una educación. Solo impide a que aprendan a valerse por si mismos. Padres inmaduros: “Posiblemente éste sea el caso más frecuente hoy, por la edad de los padres actuales. Esa superprotección lo que esconde realmente es una falta de autoridad para no tener conflictos”, dice la psicóloga. Les resulta más cómodo no luchar contra el niño y permitirle que haga lo que quiera sin ponerle demasiadas impedimentos. A veces esa misma inmadurez les lleva a pensar que pueden “traumatizar” al niño, o frustrarle, pero en realidad esconden una importante irresponsabilidad para la paternidad. Es mucho más fácil comprar de todo, consentir, así no tienen conflictos Padres sin tiempo: un factor que convierte a los padres en superprotectores es la falta de tiempo. Estos padres delegan la educación en los colegios. “Ellos simplemente se dedican a pasar con ellos buenos ratos, y su propio sentimiento de culpa hace que caigan en la trampa de no poner límites ni reglas, puesto que como en el caso de los padres separados, también tratan de compensar la falta de tiempo, de afectividad hacia sus hijos, con un exceso de permisividad”, dice la psicóloga Isabel Menéndez. Padres con hijos discapacitados: por supuesto, cualquier niño que haya sufrido algún tipo de problema físico, o lo tenga, o por ejemplo, los padres han tardado en tenerlo, tiene muchas más posibilidades de que sus padres le superprotejan, igual que sucede con algunos hijos únicos, cuyos padres no tienen otra meta en la vida que facilitársela al único niño que tienen y para el que disponen de todo el tiempo del mundo. No es el mundo, eres tu que lo haces mas indefenso. PONER LÍMITES SIN SOBREPROTEGER Se debe aplicar autoridad con cariño y a la vez firmeza: hay que saber distinguir entre autoridad y autoritarismo. “La palabra autoridad proviene del verbo latino augere que quiere decir “ ayudar a crecer” y eso es lo que se consigue cuando se ponen límites con sentido común, poniendo esos límites desde pequeños (no cuando empiezan a rebelarse en la adolescencia)”, explica la psicóloga. El hecho de mantenerse firmes ante su oposición, crear normas claras y responsabilidades claras, hace que ellos tengan un camino marcado y se sientan más seguros. Límites adecuados a cada edad: (No podemos pedirle a un chico de 15 años que llegue a las ocho a casa), aplicar las consecuencias inmediatas cuando se traspasen esos límites, pero siempre facilitando el diálogo, pudiendo ceder, pactar con ellos, siempre que sean responsables. Pero la mejor forma de conseguir el equilibrio, es con nuestro ejemplo. “Si ellos han visto siempre que nosotros como padres, tenemos responsabilidades y las cumplimos, que les damos amor y confianza, pero sin superproteger, dejando que vayan adquiriendo independencia porque no son “ nuestros”, porque son personas a las que debemos enseñar a volar, sabiendo, por supuesto, que siempre estaremos ahí... Haciendo que sientan nuestros pasos, pero no nuestro peso”, aconseja Isabel Menéndez. Clínica de psicología "Isabel Menéndez Benavente” (Psicóloga) PARA FINALIZAR. 1. 2. Desarrolla el test. Observa el video “ la taza” https://www.youtube.com/watch?v=XDfDA-kBKvE (Que clase de Alfarero estamos siendo para nuestros hijos) Nota: el taller debe ser desarrollado y enviado antes del 31 de marzo. Al correo Electrónico [email protected]
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