HISTORIA DEL TEATRO bueno

Origen y evolución
TEATRO GRIEGO
El teatro clásico griego (siglos VI y V a. C.)
tiene como primer marco de representación
cualquier lugar cercano al altar de Dionisos,
dios del vino y de la fecundidad.
Eran las fiestas
dionisíacas o
bacanales, en las
cuales los hombres se
cubrían con pieles de
macho cabrío y
cantaban y bailaban.
En el curso del siglo V a C, se establecieron los modelos tradicionales de la
tragedia y la comedia, y los dramaturgos Esquilo y Sófocles añadieron
respectivamente un segundo y tercer actor a la acción, lo que dio a ésta una
complejidad que hacía necesaria la creación de mayores escenarios.
.
Para ello se erigieron grandes teatros de piedra, entre los que cabe citar el aún
conservado de Epidauro en el siglo V a.C., capaz de albergar unas 12.000
personas. Se trataba de estructuras de piedra semicirculares asentadas sobre la
falda de una colina
El lugar de la representación se encontraba en la parte inferior de la
construcción. La orkestra estaba destinada a los danzantes y tenía
una forma circular interrumpida por la skene, con forma de rectángulo
alargado. El escenario, normalmente de madera, se elevaba tres o
cuatro metros sobre la orkestra.
TEATRO ROMANO
En el teatro romano
(siglos I a. C – I d. C.) se
produce la ampliación del
escenario a costa de la
orquesta, que pierde
importancia, y se mejoran
los aspectos técnicos
referentes a la visibilidad
y a la acústica, aunque la
estructura del teatro
continúa siendo
prácticamente la misma,
con la única diferencia de
que ya no se aprovechan
las laderas de las colinas,
sino que los teatros son
edificios exentos.
Teatro de Mérida
Tras la decadencia de Roma, en Occidente
sobrevienen varios siglos de inactividad
teatral y decadencia.
Entramos en la
EDAD MEDIA
En este tiempo destaca la labor de los juglares
Un juglar era un artista del entretenimiento en la Europa
medieval, dotado para tocar instrumentos, cantar, contar
historias o leyendas.
Se diferenciaban de los trovadores por sus orígenes más
humildes, por tener como fin entretener y no ser autores de
sus versos
En la Edad Media, poco a poco, gracias al impulso de la liturgia católica, el
teatro reaparece como conmemoración divina en los altares
de las iglesias
En aquella época, era habitual la representación en las iglesias de misterios
y moralidades, cuyo objeto era presentar de forma sencilla la doctrina
cristiana a los fieles.
Se trataba de representaciones muy sencillas, sin ningún tipo de
escenografía, en las cuales eran los propios oficiantes, o los monaguillos,
los que representaban
pasajes de la Biblia relacionados con
festividades religiosas (principalmente Navidad, Semana Santa y
Corpus Christi)
Conservamos El
Auto de los
Reyes Magos como muestra de
este teatro religioso medieval.
NACIMIENTO DE UN TEATRO MEDIEVAL PROFANO
Poco a poco van introduciéndose en estas escenas religiosas
elementos profanos, pasando a ser representadas en los atrios de
las iglesias. Finalmente los elementos profanos superan a los
religiosos y el teatro se convierte en un espectáculo para el pueblo,
representándose ya en las plazas públicas (a partir del siglo XIV).
Los actores del teatro profano iban de lugar en lugar por la ciudad y
repetían sus interpretaciones. Viajaban en carros donde llevaban sus
decorados. En cada parada, los carros eran llevados frente a una
plataforma sobre la cual los actores interpretaban las escenas más
importantes.
LA CELESTINA (1499)
La obra atribuida a Fernando de Rojas es uno de los grandes tesoros de la
literatura española. Aunque pertenece al género dramático, originariamente
fue una escrita para ser leída y no representada.
Narra una historia de amor y las artimañas de una alcahueta
universalmente conocida, Celestina. Calisto, Melibea y sus criados se
ven inmersos en una tragedia que fue pionera no sólo en las letras, sino
que sigue inspirando a los grandes creadores del teatro universal.
RENACIMIENTO
Durante el Renacimiento italiano, el arte teatral se vuelve a desarrollar,
y en las representaciones se incorporan decoraciones pintadas, además
de una pared al fondo del escenario con puertas y ventanas
En el s. XVI llegaron a nuestro país compañías teatrales italianas
profesionalizadas, que actuaron ante la corte y, después, ante el
pueblo. Las más populares fueron las de los actores de la commedia
dell’arte, que recurrían a la expresión corporal y al mimo más que a
la palabra, en representaciones improvisadas sobre el escenario a
partir de un esquema previamente acordado y elaborado.
LOS CORRALES DE COMEDIAS: LUGARES FIJOS DE REPRESENTACIÓN
Eran patios de vecinos en los que, de manera más o menos habitual, se realizaban representaciones
En las
galerías
laterales se
situaban los
espectadores
de más
categoría
social,
sentados.
En el escenario apenas hay decorados, pero las
palabras de los cómicos transportan al espectador al
lugar de la acción
En las
galerías
laterales se
situaban los
espectadores
de más
categoría
social,
sentados.
De pie (mosqueteros) o sentados, delante del escenario,
se encontraban los hombres pertenecientes al pueblo llano.
Frente al escenario, en el primer piso de la galería, se encontraba la
cazuela, ocupada por las mujeres
Y en el segundo piso, la tertulia, donde se situaban los religiosos y los
hombres de letras.
Algunos Corrales de Comedias, como los
de Almagro, o Alcalá de Henares aún
mantienen su actividad hoy. Otros como
el de la Cruz y el del Príncipe, en
Madrid, han desaparecido.
EL OFICIO DE ACTOR EN EL BARROCO
La consideración social de los actores y actrices nunca fue muy buena:
formaban un grupo un tanto al margen de la sociedad de su tiempo. De hecho,
la Iglesia no permitía que fuesen enterrados en sagrado.
Al principio, los papeles femeninos en
España, los representaban niños. Uno de
los mitos con más éxito en el teatro de la
época era el de la mujer vestida de
hombre o la mujer varonil. Muchas
comedias incluían escenas en las que las
mujeres habían de travestirse para realizar
hazañas de hombre.
María Calderón, la Calderona,
fue amante célebre de Felipe IV con el que tuvo un hijo, Juan José
de Austria-.
EN LOS SIGLOS DE ORO
Florece el llamado teatro nacional y los corrales se
llenan con las obras de los grandes dramaturgos de
este siglo de Oro:
LOPE DE VEGA
CERVANTES
CALDERÓN DE LA BARCA
TIRSO DE MOLINA
CERVANTES , EL CREADOR DE LOS ENTREMESES
Los entremeses son obras breves que se representaban entre
los distintos actos de la comedia
El Retablo de las Maravillas
Lope de Vega, el creador de la comedia barroca
CALDERÓN DE LA BARCA, EL MEJOR AUTOR DE DRAMAS DE HONOR
EN INGLATERRA, SHAKESPEARE, EL CREADOR DEL TEATRO INGLÉS
Hamlet
Romeo y
Julieta
SIGLO XVIII LA ILUSTRACIÓN
El afán reformista que caracteriza la acción de los ilustrados en todos los
órdenes de la vida se lleva también al teatro.
Otra de sus grandes aportaciones fue la
búsqueda de la naturalidad en escena,
aplicada en España por el mejor
dramaturgo del siglo, Leandro
Fernández de Moratín.
Escribió, entre
otras obras, El sí
de las niñas, La
comedia nueva o
el café.
EL SIGLO XIX Y EL ROMANTICISMO
Se desarrolló, sobre todo, la tragedia y el melodrama.
Es un teatro de intrigas complicadas, de fantasmas, de
bosques encantados, de ruinas grandiosas, de venenos,
de claros de luna, y, por supuesto, de amor y de muerte.
Dos exponentes de este teatro son:
Don Álvaro o la fuerza del
sino, del Duque de Rivas
Don Juan Tenorio, de Zorrilla
En el teatro romántico se buscan los efectos escénicos más sensacionales: Se
representan tormentas, incendios, erupciones volcánicas. Los decoradores y
tramoyistas se convierten en las verdaderas estrellas.
A fines del siglo XIX y en los primeros años del XX,
el teatro permanece alejado de los grandes cambios.
Desde 1898 hasta 1936, los mayores éxitos teatrales corresponden a tres
géneros muy populares: La comedia costumbrista (Jacinto Benavente), el
sainete madrileño ( Carlos Arniches) o andaluz (Los Hermanos Álvarez Quintero)
y el humor disparatado (Pedro Muñoz Seca).
Pero también en el siglo XX se producen importantes
movimientos de renovación teatral
VALLE-INCLÁN
GARCÍA LORCA
Finalizada la guerra civil, destacan:
M
I
G
U
E
L
M
I
H
U
R
A
HISTORIA DE UNA ESCALERA