141 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. Alimentación y manejo del ternero, objeto de investigación en el Instituto de Ciencia Animal R. Ybalmea Instituto de Ciencia Animal, Apartado Postal 24, San José de las Lajas, Mayabeque, Cuba Correo electrónico: [email protected] Para lograr una ganadería productiva y estable, se precisa de buenos resultados en la cría de terneros y su reemplazo, pues las pérdidas que ocurren durante este proceso, debido a las bajas tasas de ganancia de peso vivo no se recuperan. La garantía del crecimiento y desarrollo adecuado del ternero depende de numerosos factores, que tienen que ver con la alimentación y el manejo. En esta reseña se discuten algunos de los resultados de estudios realizados en esta temática por parte de investigadores del Instituto de Ciencia Animal de la República de Cuba, publicados en la Revista Cubana de Ciencia Agrícola durante el período 1970-2014. Estos estudios constituyen una fuente importante de conocimiento para el desarrollo de la ganadería en Cuba y en el trópico. Los resultados de las investigaciones aquí referidas se pueden aplicar en sistemas de bajos insumos, comunes en el trópico húmedo. El uso de alimentos lácteos como el calostro, yogurt, leche fresca y reemplazantes lecheros en sistemas de cría artificial y amamantamiento restringido constituyen las principales temáticas. También se comentan algunos resultados obtenidos en la elaboración y utilización de piensos de inicio y raciones integrales, el uso de pastos y forrajes y la suplementación mineral a animales jóvenes. Se tratan además, asuntos relacionados con la conducta y el bienestar animal en terneros jóvenes, como herramienta para reducir la susceptibilidad a las enfermedades y mejorar el comportamiento productivo. Palabras clave: ternero, alimentación, cría artificial, amamantamiento, conducta y bienestar INTRODUCCIÓN El éxito de cualquier sistema de producción ganadero depende de la capacidad de criar satisfactoriamente los animales que servirán de reemplazo. La etapa de cría se caracteriza por ser improductiva, ya que se inicia con la vaca seca gestante y termina con el primer parto de la novilla. En muchas ocasiones, no se le presta la adecuada atención a este período, especialmente a los recursos financieros y de trabajo. A largo plazo, se harán notar los efectos negativos en la baja eficiencia y productividad del sistema, el escaso desarrollo de la ubre y los bajos índices de producción de leche. Para alcanzar buenos resultados en esta etapa, es imprescindible garantizar el crecimiento del ternero, para lo que se precisa garantizar el consumo del calostro en el momento y cantidades adecuadas, disponer de alimentos concentrados y voluminosos, apropiados para su estómago en desarrollo, así como asegurar el manejo y protección adecuados para lograr un desempeño productivo correcto y mejorar la utilización de los alimentos que se ofrecen. El objetivo de esta revisión es informar acerca de los principales resultados obtenidos en el Instituto de Ciencia Animal, publicados en la Revista Cubana de Ciencia Agrícola, con el propósito de estimular el desarrollo de sistemas de alimentación del ternero, como sustento de un rebaño altamente productivo y eficiente. ATENCIÓN A LA VACA GESTANTE, EL CALOSTRO, SU USO Y CONSERVACIÓN Durante el último mes de gestación, la vaca presenta un balance energético negativo, debido al incremento de la demanda de nutrientes del ternero, al aumento de la movilización de nutrientes para la síntesis del calostro y a la reducción de la capacidad de ingestión de MS, que limita la ingestión de nutrientes necesarios para esta etapa. Esta situación se puede extender hasta la segunda semana postparto y, aunque las vacas tienen la capacidad de movilizar reservas, su exceso podría causar problemas patológicos y reproductivos (Ybalmea 2011a). Trabajos realizados por García y González (2003) demostraron la importancia del nivel de alimentación de la vaca gestante en el período preparto. Los terneros, hijos de vacas con plano de alimentación bajo en el período preparto, fueron más débiles al nacer, y más susceptibles a enfermedades respiratorias y diarreicas. Esto se relaciona con la cantidad de inmunoglobulinas (Ig) del calostro y la magnitud de su absorción intestinal. Para reducir los efectos deletéreos de la nutrición de la madre en la salud y vitalidad del ternero y en los indicadores reproductivos de las madres, se recomendó la oferta de 1 o 3 kg.vaca-1d-1 en el último tercio de la gestación (Reyes et al. 1998), lo que garantiza mayor acumulación y disponibilidad de reservas corporales. A partir de estos resultados, se sugirió en este período GPV de 500 g.vaca -1d-1, aproximadamente, para mantener niveles productivos de 20 L.vaca -1d-1 y criar un ternero con peso vivo y vitalidad adecuados. Los resultados de Pérez (2012) sustentan este planteamiento, pues a medida que los terneros fueron más pesados, obtuvieron mayor GPV durante su etapa de lactante. 142 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. USO DEL CALOSTRO FRESCO Y CONSERVADO El calostro es el alimento ideal para el ternero recién nacido, contiene las cantidades apropiadas de nutrientes para los primeros días de vida. Su aporte de inmunoglobulinas (Ig), que pasan intactas a través de las aberturas de la membrana intestinal del ternero, es esencial. El calostro de buena calidad contiene 50 g de Ig.L-1, que proporcionan al recién nacido la inmunidad pasiva suficiente (10 mg.mL-1 de suero) y alta viabilidad. Aunque es común la oferta de 4 L.d-1, divididos en dos tomas, durante las primeras 12 h de nacido, se evaluó la oferta de diferentes cantidades de calostro y su respuesta en la salud y crecimiento de los terneros. Plaza et al. (2009a) recomendaron el uso de cinco litros con esa misma frecuencia y la utilización de todo el calostro que se produjo en la finca, lo que permitió reducir la mortalidad a solo 1.38 %. Sin embargo, con la utilización de 6 o 7 Ld-1 se logran GPV superiores a los 500 g/ternero/d-1 (Santos et al. 1984). Estos resultados demostraron que es conveniente la utilización del calostro que se produce en la vaquería para alimentación del ternero, por ser este una fuente importante de nutrientes (proteínas, grasas, vitaminas y minerales) que garantiza, incluso, mejores resultados que la leche comercializable. Cada vaca de mediano potencial (8 L.d-1) puede producir 30 L de calostro como promedio. Para utilizar todo el que se produce, es necesaria su conservación. Aunque existen varios métodos, el que mejor resultado ofreció fue el ácido propiónico al 1 % (V/V), que produjo alimento con mejores características organolépticas y estabilidad, fue mejor consumido por los terneros y promovió menos pérdidas en el proceso de conservación (Vera 1988). CRIANZA DE TERNEROS EN SISTEMAS DE AMAMANTAMIENTO En estudios de Ugarte y Preston (1973), los sistemas de amamantamiento restringido bien manejados mostraron incremento de 30 % en la producción total de leche, así como mayor GPV, debido a la utilización de la leche residual, de mayor contenido en grasa y sólidos totales (Ugarte 1977). Este aspecto, unido a la reducción de la incidencia de mastitis, han sido dos elementos fundamentales del desarrollo de los sistemas de amamantamiento restringido. En otros trabajos de Ugarte y Preston (1975a), el amamantamiento restringido redujo en 12 % la incidencia de mastitis clínica, sobre todo en las diez primeras semanas después de parto. La presencia del ternero y la extracción eficiente de la leche residual parece tener efecto beneficioso en este sentido. Amamantar puede ser tan efectivo, que seis días después de provocar de forma experimental la infección de la ubre con Stafilococos aureus (1x109 bacterias. mL-1), desapareció de la infección inicial (Rigby et al. 1976). Sin embargo, es necesario controlar el tiempo que permanece el ternero alimentándose, ya que al ternero estar más tiempo con la vaca se incrementa el parasitismo (Ugarte et al. 1974a), debido a que está expuesto a mayor exposición a fuentes de infección (heces y pastoreo). Influye también la deficiente rotación de los potreros para romper el ciclo de vida de los parásitos internos. El control del PV de los terneros es indicador del consumo de leche y permite establecer un equilibrio entre la leche para la venta y la que consume el ternero. Con este objetivo, se realizaron varios experimentos y se demostró que las vacas de mayor proporción de genes Bos indicus producen más leche, lo que permite destinar mayor volumen para la venta y para el consumo del ternero, con GPV más elevadas (Ugarte y Preston 1972a). Asimismo, se comprobó que amamantar durante 15 min., después de cada ordeño, fue suficiente para garantizar consumos de 5.2 L.ternero-1 y ventas de 6.5 L.vaca-1d-1 en vacas de mediano potencial (Veitía y Simón 1972). Todo lo contrario sucedió cuando el amamantamiento se inició dos horas después del ordeño, ya que se redujo la producción de leche comercializable e incrementó el consumo de leche por parte del ternero (Ugarte y Preston 1972b). Se evaluó la posibilidad de eliminar el amamantamiento a partir del primer mes de edad, cuando la vaca alcanzó el pico productivo (Ugarte y Preston 1973). Sin embargo, no se alcanzaron los resultados esperados, ya que se redujo el consumo de leche, de 6.83 a 2.56 L.ternero-1 y los terneros no lograron reponerse en períodos posteriores, a pesar del incremento del consumo de pienso de inicio, lo que encareció el sistema (Ugarte 1976b). El incremento del destete, más allá de los 56 d de edad, redujo la producción de leche en el ordeño sin que ello condujera al incremento de las GPV, posiblemente debido al menor consumo de concentrados por la prolongación del período lactante, que promueve menor desarrollo ruminal (Ugarte 1976a y Ugarte et al. 1974). En un trabajo de Ugarte (1978) se evidenció que las GPV de los terneros criados en amamantamiento restringido con destete a los 70 d, fue similar a los terneros en cría artificial, con destete a los 35 d de edad y ambos fueron superiores al sistema de amamantamiento con vacas nodrizas. Se precisó que el sistema con estas últimas requiere un manejo y conocimiento de la producción de las nodrizas para garantizar la cantidad de leche a los terneros que alimenta. A pesar de los beneficios del amamantamiento restringido, este puede afectar los indicadores reproductivos del rebaño, al incrementar el tiempo de contacto de la madre con los terneros. Debido al 143 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. incremento de la estimulación hipotalámica, se reduce la producción de β-endorfinas y de hormonas de liberación de gonadotropinas (GnRH), lo que resulta en una actividad ovárica con ciclos reproductivos menos estables. Se evidenció incremento en el intervalo partoprimera inseminación y el período de servicio en el sistema de amamantamiento tradicional, aunque no hubo variaciones en el sistema de amamantamiento restringido (Lima et al. 2009). Sin embargo, Pérez (2012), al comparar sistemas de amamantamiento restringido y de cría artificial, constató deterioro de los indicadores reproductivos en las vacas en amamantamiento restringido, con repercusión en el total de leche comercializada, en las ventas y la economía del rebaño. ALIMENTOS LÍQUIDOS PARA EL TERNERO EN SISTEMAS DE CRÍA ARTIFICIAL Uso de leche fresca. Debido a la disponibilidad de recursos para la ganadería, durante varios años se utilizó leche fresca en la alimentación de terneros. Se estudiaron varios sistemas y formas de suministro, y los mejores resultados se obtuvieron con el sistema de oferta diferido, 6 L.d-1, hasta los 30 d de edad y 3 L.d-1, de 31 d al destete (Plaza et al. 1986) o cuatro litros en similar período (Zarragoitía et al. 1989). Los resultados de este sistema de alimentación se sustentan en el incremento del consumo de leche en el primer mes de edad, momento crítico para el ternero por su susceptibilidad a las enfermedades, dependencia del alimento y bajo consumo de piensos de inicio. Al reducir el consumo de leche a partir de los 30 d de edad, se produce un estímulo al consumo de alimentos concentrados, necesarios para acelerar el desarrollo del rumen y permitir el destete en mejor condición fisiológica y menos estresante. Uso del yogurt. Aunque no se hallaron diferencias en los indicadores sanguíneos de terneros alimentados con diferentes niveles de yogurt (Chongo et al. 1988), el uso de 240 L, ofrecidos de forma diferida (6 L de 11 a 30 d y 4 de 31 a 60 d) permitió obtener mejores resultados, con ganancias superiores a los 600 g.ternero-1 (Castillero 1988 y Plaza et al. 1988). De manera general, el uso del yogurt ofrece resultados similares a los de la leche fresca, y reduce los desórdenes digestivos. Incluso, la oferta de 200, 240, 280 y 320 L de yogurt a edades de destete de 50, 60, 70 y 80 d, respectivamente, no produjo diferencias entre tratamientos, debido a la oferta diferida del alimento lácteo y el consumo de piensos de inicio en las edades más tempranas de destete (Plaza y Fernández 1991 y Plaza y Fernández 1999a). Si bien los terneros ingieren poco alimento concentrado durante el primer mes de edad, presentan avidez por el consumo de alimentos lácteos. Esta circunstancia se utilizó por Plaza y Fernández (1999b) para ahorrar, aproximadamente 80 L de yogurt.ternero-1, con uso de 14 kg de alimento concentrado, distribuido entre los 21 y 60 d de edad. Este método permitió utilizar el yogurt como vehículo de alimentos concentrados que pasan directamente al abomaso, vía canal reticular, y escapan de la fermentación ruminal. Estos alimentos son eficientemente digeridos por las enzimas digestivas intestinales, sin incrementar la incidencia de diarreas digestivas. Desarrollo y uso de reemplazantes lecheros para terneros. A pesar de los buenos resultados obtenidos con el uso de leche fresca o yogurt, el precio de la leche en polvo en el mercado internacional se incrementó con el tiempo y se hizo costoso el uso de los alimentos lácteos para alimentar los terneros. Además, aumentó la demanda de leche para cubrir las necesidades del consumo humano, por lo que el desarrollo de los reemplazantes lecheros fue una labor estratégica para la institución y el país. Inicialmente se evaluó el uso de la miel de caña como candidato para su incorporación en los reemplazantes lecheros. Sin embargo, no se recomendó su utilización, debido a la escasa utilización digestiva y al incremento de las diarreas, a medida que aumentó la oferta a los terneros (Chongo y Thivend 1982). Otros carbohidratos, como la glucosa y la fructosa, presentaron mayores niveles de absorción intestinal, sin afectar la salud de los terneros. Se realizaron también un grupo de trabajos para evaluar otros alimentos disponibles en Cuba para elaborar reemplazantes lecheros. Se logró sustituir hasta 38 % de la proteína láctea por levadura torula (Candida utilis) (Chongo y Suau 1983), pero al igual que los alimentos no lácteos, fue mayor el tránsito intestinal del nitrógeno no proteico con niveles superiores a 25 %, sin que se afectara el consumo de reemplazante lechero ni otros indicadores fisiológicos en estudio. La utilización de 20 % de levadura torula produjo similar digestibilidad de nutrientes y se elaboró el primer reemplazante lechero, denominado “Setolac-20”, que contenía además, 50 % de leche descremada en polvo y 20 % de sebo bovino, y permitió obtener ganancias entre 500 y 550 g.ternero-1 (González et al. 1993). Además, se estudiaron las características físico-químicas del alimento reconstituido en agua y el reengrase del producto. Este alimento no se pudo utilizar extensamente, debido a su elevada composición de leche en polvo, 50 % de la MS. Sin embargo, los trabajos realizados permitieron identificar a la levadura torula como un alimento factible para ser utilizado en la alimentación de terneros lactantes y sentaron las bases para estudios futuros, relacionados con la dosis de inclusión. Debido a las limitaciones tecnológicas para la elaboración de reemplazantes lecheros, en aquel momento se evaluó el uso de la levadura torula, suplementada a la leche fresca del ternero (González 1990), y se demostró 144 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. que es posible sustituir dos litros de leche fresca por 200 g de levadura torula, después de los 21 d de edad, sin afectar el comportamiento de los terneros, pero hubo exceso de proteína en la dieta. Esto se aplicó en miles de terneros, en condiciones de producción, durante varios años, con excelentes resultados. Sobre la base de estos estudios, se evaluó un reemplazante lechero, que contenía suero de leche, levadura torula, azúcar crudo y maíz molido (Plaza y Fernández 1994), ofrecido en cantidades de 720 g o 1440 g.ternero-1, a partir de los 31 d de edad. Este alimento tuvo un resultado similar con respecto a la leche fresca y GPV superiores a 600 g.d-1, sin afectaciones por diarreas. Esto demostró las posibilidades de formular reemplazantes lecheros sin alimentos lácteos, y abrió una perspectiva para el uso de estos alimentos en el país. Plaza y Hernández (1996a) trabajaron en la inclusión de levadura torula hasta niveles de 57 %, 10 % de azúcar de crudo (Plaza y Hernández 1996b), 5 % de sebo bovino (Plaza y Hernández 1996c) y harina de boniato (Hipomea batatas), en sustitución de la harina de maíz (Plaza y Fernández 1997). Se demostró la posibilidad de obtener GPV superiores a 560 g.d-1 y se identificó el sabor dulce del azúcar, como un estimulante al consumo de estos alimentos, con bajos niveles de alimentos lácteos. Es así que surge el reemplazante lechero “RELAC”, como marca registrada por el Instituto de Ciencia Animal. En este período se elaboró un concentrado proteico de chícharo (Pisum sativum) para su inclusión en los reemplazadores lecheros destinados a terneros, debido a su buena composición en aminoácidos. También se recomendó para la alimentación humana (Madrigal et al.1992). La obtención y uso de este tipo de alimentos, como los concentrados proteicos, proteínas y almidones hidrolizados, entre otros, será uno de los temas a tratar en estudios posteriores, puesto que permitirá fabricar reemplazadores lecheros apropiados, desde la primera semana de edad. Los buenos resultados obtenidos con el “RELAC” obedecen a la oferta de cantidades de leche adecuadas en el primer mes de edad, que garantizan GPV apropiadas para esta etapa y el uso de alimentos no lácteos, cuando el ternero presenta elevada disponibilidad de enzimas digestivas para su utilización. Igualmente, se incluye la presencia de lactosa, ya sea en forma de leche o de suero de leche, que estimula el consumo de alimento por el ternero y la utilización de una ración integral de inicio, apropiada para el consumo y desarrollo temprano del rumen. A partir de estos resultados, se diseñó un sistema de alimentación con reemplazadores lecheros no lácteos, en el que se ofrecieron de 4 a 5 L de leche.ternero-1, durante los primeros 20 d de edad, 4 L más 100 g de reemplazador lechero, de 21 a 30 d, y 1 L de leche más 500 g de reemplazador, a terneros de 31 d al destete (90 d). Además de ofrecer las raciones integrales de inicio y agua a voluntad durante todo el período. Esta tecnología se aplicó en 106 000 terneros, en condiciones de producción, y permitió obtener GPV por encima de los 450 g.d-1, sin detrimento de los indicadores de salud de los terneros (Ybalmea 2011b) . Con la inclusión de 20 % de suero de leche reengrasado en la composición del RELAC (Ybalmea et al. 2004), fue posible incrementar el potencial de sustitución de leche y eliminar el litro de leche fresca que aún se utilizaba después de los 30 d de edad, corregir la dispersión de la grasa en el producto, reducir el tamaño de partícula y mejorar su solubilidad en agua. Además, permitió la industrialización del producto, en condiciones de bajos recursos y equipamiento. Con este alimento se sustituyó 70 % de la leche que consume el ternero y se liberan 250 L de leche para el consumo humano, por cada ternero que se cría. A partir de resultados que demostraron la elevada utilización digestiva del concentrado proteico de soya por el ternero, y debido al incremento de los costos de la levadura torula, esta se sustituyó satisfactoriamente por el concentrado proteico de soya, y se obtuvo un reemplazador lácteo de buena digestibilidad, con GPV superiores a 550 g.d-1, sin diferencias con respecto a la utilización de leche en polvo (Ybalmea 2011b). Otro trabajo demostró que no es posible utilizar reemplazadores lecheros importados, con bajos niveles de alimentos lácteos, antes del primer mes de edad (Barbosa 2010). Esto, unido a resultados similares, obtenidos por Ybalmea (2011b), referidos a los reemplazadores lecheros de producción nacional, hicieron necesario acarrear la leche a las recrías para el consumo de los terneros en los primeros 30 d de edad. Sin embargo, cuando se evaluó un reemplazador lácteo de mayor calidad (Plaza e Ybalmea 2008), se sustituyó toda la leche que consume el ternero, y se liberó para el consumo humano, aproximadamente, 360 L de leche por ternero criado, con costos inferiores a 50 % con respecto al uso de leche. Todas estas investigaciones propiciaron un grupo de reemplazadores lácteos que constituyen una opción para la alimentación del ternero en el trópico, y que pueden ser formulados en condiciones de producción, a menor costo que los comerciales y con menor dependencia del mercado internacional. Estas contribuciones mostraron el camino para la continuación de estudios, a partir de nuevos alimentos disponibles en las industrias productoras y procesadoras de alimento. DESTETE TEMPRANO DE TERNEROS CON LECHE Y ALIMENTOS CONCENTRADOS Con la aplicación del destete temprano, se reduce el consumo de leche y se utilizan las posibilidades que ofrece el desarrollo precoz del rumen para la transformación eficiente de los alimentos, una vez 145 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. que se realiza el destete. Quiñones y Preston (1968) comprobaron que es posible obtener GPV superiores a los 530 g.d-1, al aplicar el destete temprano, entre 35 y 42 d de edad, en terneros Holstein, con peso vivo inicial entre 36 y 37 kg y consumo de leche entre 96 y 120 L. Sin embargo, en la actualidad, el promedio de peso de los terneros al nacer, es aproximadamente 32 kg (Pérez 2012), por lo que se reduce la capacidad de ingestión de pienso de inicio, y se obtienen GPV moderadas. Esto limita la aplicación del destete temprano, pues pudiera retardar el desarrollo de los terneros. No obstante, se diseñan investigaciones para estudiar nuevas formulaciones de alimentos de inicio de alta calidad, en las que se establezca el adecuado equilibrio de los nutrientes digeribles en rumen e intestino, que incrementen la digestibilidad y el consumo de nutrientes, principal limitación del destete temprano en las condiciones actuales de la ganadería comercial. PIENSOS DE INICIO PARA TERNEROS. USO DE RACIONES INTEGRALES El uso de los piensos de inicio para terneros jóvenes lactantes es importante para la obtención de resultados satisfactorios. Este alimento, unido a otros líquidos (leche, yogurt y reemplazantes lácteos) y voluminosos (heno, forrajes, pastos), proporcionan los nutrientes necesarios para el crecimiento de los terneros. Se demostró que la oferta de alimentos lácteos apropiados durante el primer mes de edad y la utilización de piensos de inicio hasta consumo de 2.4 kg.ternero-1 es suficiente para alimentar terneros en las condiciones del trópico y de Cuba (Plaza et al. 1988). Uso de cereales. Los cereales son el principal componente energético de los piensos de inicio de los terneros. Debido a la disponibilidad de trigo, se evaluó como sustituto del maíz. Se comprobó que es posible emplear hasta el 40 % de trigo, en combinación con 20 % de maíz (Marrero et al. 1986), sin afectar el pH ruminal y el consumo de alimento. Aunque con el empleo de 9 % de bentonita, producto regulador del pH (Marrero et al. 1987) o 20 % de heno molido en forma de ración integral (Plaza et al. 1993), se logró incorporar hasta 60 % de trigo molido. El heno, groseramente molido, redujo la velocidad de digestión de los carbohidratos del grano de trigo, el pasaje y estabilidad del pH ruminal, y dio como resultado mayor GPV y reducción de la incidencia de diarreas. Un alimento disponible en el trópico, y de excelente utilización por los rumiantes, es la pulpa deshidratada de cítrico (Citrus sinensis). Esta se produce al deshidratar los residuos de la producción de jugos de cítricos. Se demostró que es posible incluir en los piensos de inicio, 46 % de pulpa de cítrico deshidratada, en sustitución de 100 % de maíz (Santos y Aguilera 1981) y 70.5 % en sustitución de sorgo (Michelena et al. 1983). Los indicadores de fermentación ruminal, consumo, conversión alimenticia, retención de nitrógeno e incidencia de diarreas fueron similares al empleo de cereales. El patrón de fermentación de la pulpa de cítrico deshidratada es similar al de los granos y presenta baja acción abrasiva ruminal. La inclusión de elevados niveles de este alimento sin alimentos fibrosos produce paraqueratosis ruminal severa. Se demostró que, en estos casos, el empleo de forrajes puede solucionar el problema, aunque las GPV pueden ser menores cuando estos constituyen la dieta base (Rodríguez et al. 1974). Uso de henos y harinas de forrajes. Aunque los forrajes pueden constituir una alternativa para la alimentación del ternero, existe la contradicción entre su elevado volumen y la escasa capacidad de ingestión, con respecto a la exigencia de nutrientes de elevada digestibilidad del ternero joven. Para solucionar estos problemas, se diseñan las raciones integrales, formuladas con la inclusión de alimentos voluminosos, picados o groseramente molidos, unidas al resto de los componentes del pienso de inicio. Así, coexisten los concentrados proteicos y energéticos con los alimentos voluminosos, que ofrecen los nutrientes necesarios para el ternero, y que contribuyen al desarrollo de las papilas ruminales, necesarias para garantizar la motilidad, el desarrollo muscular y la reducción de la incidencia de enfermedades metabólicas ruminales, como la paraqueratosis e hiperqueratosis. En las raciones integrales se pueden emplear múltiples alimentos, Bacvanski et al. (1975) utilizaron la cáscara de semilla de girasol, y consiguieron las mejores GPV (802 g.ternero-1), con valores de FB de 5.6 %, superiores a los alcanzados en las dietas con 0 y 10 % de inclusión. Estos autores demostraron el equilibrio necesario que debe existir entre los alimentos concentrados y fibrosos en las raciones integrales. La utilización de 15 % de heno molido de bermuda cruzada (Cynodon dactylon) mezclado con el pienso de inicio, en forma de harina o pellet, permitió mejorar los indicadores de consumo y conversión alimentaria y desarrollo ruminal (papilas.cm 2) y reducir las enfermedades metabólicas ruminales (Plaza et al. 1983 y Plaza et al. 1984). Sin embargo, cuando se ofrecen las raciones integrales, los niveles de heno molido pueden ascender hasta 20 %, (Plaza et al. 1990), y hasta 30 % si son peletizadas. Aunque Plaza et al. (1985) recomendaron la utilización de raciones integrales con niveles de heno molido hasta 40 %, sin deterioro de la GPV y reducción del costo de alimentación del ternero (Plaza et al. 2011). La oferta de niveles crecientes de alimento fibroso, según la edad del ternero, es una forma de atenuar los efectos que hacen disminuir el consumo y la GPV. Se demostró que la utilización de raciones integrales con 20 % de heno molido hasta 90 d y 30 %, de 91 a 180 d, 146 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. fue mejor con respecto al heno largo y a los alimentos concentrados, administrados a voluntad y separados (Plaza et al. 2009 b). Sobre la base del mismo sistema de alimentación, con el uso de raciones integrales se evaluaron dietas para terneros futuros sementales (Plaza et al. 1989). Se recomendó usar 660 L leche diferida, hasta los 120 d de edad y raciones integrales con relación concentrado:forraje de 80:20, hasta consumo de 4.08 kg.ternero-1, y ocho meses de edad. Con respecto al momento en que se realizó el experimento, los costos de incremento de PV fueron aceptables. No obstante, en la actualidad, el consumo de volúmenes similares de leche solo se justifica para este propósito. A partir de las posibilidad que ofrece la incorporación de alimentos no convencionales en la elaboración de piensos de inicio, Ybalmea et al. (1995) formularon un pienso basado en harina de hojas, tubérculo de yuca (Manihot sculenta) y residuos de cosecha de col (Brassica oleracea capitata). A pesar del bajo consumo de leche, estos autores obtuvieron GPV de 472 g.d-1. Asimismo, se prepararon raciones integrales con la inclusión de 28 % de harina de hojas de Califa (Acalipha hispida) y 15 % de harina de hojas de yuca (Manihot sculenta), y se obtuvieron también resultados satisfactorios (Ybalmea y García López 1998). Martínez (2009) incorporó hasta 30 % de una mezcla de 50:50 de heno molido y harina de follaje de tithonia (Tithonia diversifolia), en sustitución de parte del maíz y de la torta de soya, con ganancias superiores a los 750 g.ternero-1. Estos trabajos permitieron conocer las potencialidades de los alimentos fibrosos molidos en las raciones integrales sobre todo en el área tropical, donde se cuenta con amplia disponibilidad de especies arbustivas de alto valor nutritivo, que se pueden emplear en sustitución de los alimentos concentrados de importación y de mayor costo, lo que hace factible esta tecnología para los sistemas de bajos insumos. El estudio de nuevas formulaciones de raciones integrales, correctamente formuladas para diferentes propósitos y categorías, constituye un tema de gran importancia para desarrollar en períodos ulteriores. Sobre todo es de interés para aquellas formulaciones que acompañen los reemplazadores lecheros con baja cantidad de alimentos lácteos, formulados en Cuba, que permitan la aplicación del destete temprano en los terneros de talla y peso vivo disponibles en el país. Utilización de productos de la caña de azúcar en las raciones de terneros jóvenes. La Sacharina, alimento obtenido por vías biotecnológicas a partir de la caña de azúcar (Elías et al. 1990), se utilizó satisfactoriamente en raciones integrales destinadas a terneros. Este producto permitió sustituir hasta 33 % de los cereales (Marrero et al. 1992a) y se incluyó en 35 % de la ración integral (Marrero et al. 1992b). El uso de proporciones mayores (Marrero et al. 1993) produjo menor peso de sacrificio del cuerpo vacío y del retículo-rumen vacío al final del período experimental, lo que se asoció al mayor contenido fibroso de la ración, menor nivel energético e incremento del lastre fibroso de las dietas altas en fibra. El uso del 30 % de bagazo de caña molido en las raciones integrales favoreció el incremento de FND y FAD, hasta 25.53 y 2158 %, respectivamente. Esto promovió más tiempo de rumia, menos de descanso e inferior GPV, lo que se relaciona con el exceso de fibra en la dieta (Ybalmea et al. 2008). Estos resultados indican que, si bien la utilización de alimentos fibrosos es una necesidad en las dietas de terneros, no es conveniente que presenten alto contenido de fibra. Similares resultados se obtuvieron con el uso de raciones integrales y semejantes niveles de sacharina (Marrero et al. 1993). No obstante a los buenos resultados obtenidos con la Sacharina, se evaluó el uso de caña seca y molida (Solicaña) en las raciones integrales de terneros entre 90 y 210 d de edad (González et al. 1992). Se comprobó que usar hasta 30 % ofreció buenos resultados y redujo el costo de las dietas, al sustituir una parte de los cereales. Incluso, en la ceba temprana de terneros, al utilizar 25 % de este alimento en animales de 91 a 180 d, y 50 % de 181 a 360 d (Plaza et al. 2000a) permitió GPV superiores a 1 kg.animal-1 como promedio hasta el año de edad. En estos trabajos se obtuvieron rendimientos de canal y carne comestible de 56 y 40 %, respectivamente. Además, se comprobó que el sacrificio de los terneros debe ocurrir entre los 270 y 360 d de edad, para mejorar los indicadores de la canal (Plaza et al. 2000b). El uso de la miel proteica casera, alimento obtenido por la fermentación anaeróbica de las mieles de caña, en proporción 50:50 (V/V) con la miel final, demostró ser una alternativa viable con respecto al empleo del sistema miel-urea al 3 %, en terneros destetados con 120 d de edad. Esta tecnología incluye además, forraje, 460 g de harina de girasol y sales minerales a voluntad (Plaza et al. 1999a). USO DE LOS PASTOS Y FORRAJES EN LA ALIMENTACIÓN DE TERNEROS. Los pastos son para el ganadero el alimento de menor costo. Sin embargo, aproximadamente 90 % de la infestación parasitaria de los terneros, se produce en pastoreo. El trópico garantiza altas temperaturas, humedad relativa y rápido crecimiento del pasto, lo que proporciona las condiciones ideales para su proliferación. Al conjugarse estas condicionantes con la aplicación incorrecta de la rotación del pastoreo, la baja calidad nutricional y tolerancia de los terneros al parasitismo, así como el estrés por exceso de movimiento y temperaturas extremas, conllevan a bajas tasas de GPV y a la muerte de los terneros. Al evaluar la edad de entrada al pasto (5 o 42 d), Ugarte et al. (1975) constataron que no hubo Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. diferencias en el comportamiento de los terneros, debido, posiblemente, a que ambos grupos aún eran muy jóvenes para pastorear. Esto se confirmó en estudios de Saavedra et al. (1980), quienes lograron mejor GPV cuando los terneros pastorean pangola (Digitaria decumbens Stent) a los 60 o 90 d de edad, con respecto al acceso a los 30 d. Asimismo, el pastoreo de pangola, en terneros destetados de 90 d de edad, produjo bajas GPV (277 g.d-1), aún con la oferta de 400 g.ternero-1 de un suplemento de 56.2 % de PB y 2.13 MJ de EM.kg de MS-1. Si bien no hubo mortalidad en el período de pastoreo, los resultados se relacionaron con la baja calidad del pasto, con máximo de 4.2 % de PB, y mínimo de 53 % de FB. Indudablemente, los pastos de esta calidad, no pueden mantener el consumo de nutrientes necesarios para los terneros en crecimiento (Veitía et al. 1975). A partir de estos estudios, se concluyó que era necesario suplementar los terneros jóvenes en pastoreo durante los primeros meses de vida, debido al limitado consumo de pasto y su baja calidad, sobre todo cuando no se maneja adecuadamente y envejece (Benítez 1980). Una opción para incrementar la calidad del pasto fue evaluar el efecto de la fertilización. Se comprobó que aplicar 100 o 200 kg de N.ha-1.año-1 al pasto bermuda cruzada (Cynodon dactylon vc. Coast Cross 1) aumentó la PB de 8 a 11 %, mejoró la digestibilidad en 6 %, la EM en 0.22 Mcal.kg MS-1 y por consiguiente, las GPV estimadas (Valdés et al. 1982). En otro experimento se aplicó 300 kg N.N.ha-1.año-1 y se obtuvieron valores similares de PB y digestibilidad de MS. Con pastos de esta calidad, no hubo diferencias en la utilización de piensos con niveles de PB de 8.81 a 21.25 % en terneras entre 70 y 196 d de edad (González et al. 1990), además se garantiza el nivel de proteína digestible en intestino (PDI) para las ganancias obtenidas. Sin embargo, se debe tener presente el aporte energético de la ración, pues el empleo de proteína sobrepasante del pescado y la elevada solubilidad ruminal de la proteína del pasto, pueden provocar, en este caso, desbalances en la relación proteína:energía y ganancias inferiores al potencial. El empleo del concentrado con 8.81 % de PB, formulado con cereales, mieles y un complemento vitamínico-mineral, y solo 2 % de harina de pescado, fue suficiente para alcanzar GPV superiores a los 550 g.ternera.d-1. Sin embargo, Geerken et al. (1980a) comprobaron que ofrecer 400 g.d-1 de un suplemento de 60:40 % de NP:NNP a terneros que consumen forraje de bermuda cruzada con 8.31 % de PB, mejoró el consumo de MS total, MS del forraje y digestibilidad de MS. De manera similar ocurrió con el N y la energía (Geerken et al. 1980b), ya que se incrementó la retención de N de 32.9 % a 49.2 %, debido a la suplementación. Todo ello obedece a la acción primaria de la suplementación energético-proteica en la síntesis microbiana ruminal. En otro experimento se confirmó la importancia de suplementar con alimentos concentrados a terneros que 147 consumen forrajes y leche solamente (Plaza y Hernández 1994). Ambos grupos de alimento no se complementan: los forrajes pasan al rumen y la leche va directamente al abomaso, vía canal reticular. Este estudio tiene importancia práctica, pues muchos productores utilizan solo leche y pastos como alimento para terneros jóvenes. Al caer en el rumen alimentos fibrosos de baja calidad, se produce una fermentación poco eficiente. Se reduce la celulolisis y el pasaje ruminal, y se producen bajos niveles de AGV propiónico y butírico, además se retarda el desarrollo de las papilas ruminales. En cambio, la presencia de concentrado en rumen, unido a los pastos, mejora los indicadores de la fermentación ruminal y con ello, la celulolisis, el pasaje ruminal, el consumo de forraje, la producción de AGV y el desarrollo papilar. Se realizó un estudio para evaluar el efecto de la edad de corte en el consumo y digestibilidad de pastos, fertilizados y regados en época seca (400 kg de N.N.ha-1. año-1 y 500 m3 cada 15 d), con respecto a la utilización de pangola, con cualquier edad de corte, aplicada entre 30 y 60 d de rebrote, en terneros estabulados, de 120 kg de PV (Ruiz y Cairo 1991). Se determinó que el incremento de la edad de corte afectó el consumo de los forrajes, lo que confirma la importancia de la calidad del pasto en rumiantes jóvenes. Asimismo, Geerken et al. (1977) comprobaron que, en lluvia como en seca, fue mayor el consumo de bermuda, debido a la mayor digestibilidad de MS, EM y N, y mayor contenido de N. También fue superior la retención de N con la bermuda. Las GPV estimadas fueron de 800 y 400 g.d-1 para ambas especies de pasto, respectivamente. Se demostró que en terneros entre tres y cinco meses de edad, en pasto pangola, es posible sustituir hasta 100 % del heno por el ensilaje de gramínea, aunque la GPV no superó los 300 g.d-1 y el consumo de MS (330 g.d-1) con ensilado, con respecto a 1.1 kg de MS de heno. Sin embargo, en terneros con más de cinco meses, las GPV fueron cercanas a los 500 g.d-1, con 100 % de sustitución. Esto demuestra la posibilidad de su utilización en terneros de esta edad. No obstante, es necesario incrementar el contenido de nutrientes y la digestibilidad del ensilado para mejorar los resultados y mantener la suplementación con 1.2 kg de alimento concentrado por ternero (Santos et al. 1980). Sin embargo, fue mejor el pastoreo restringido de pangola (2 h.d-1), en lugar de 1 kg de heno como dieta base, para suplementar con miel-urea al 2 % a terneros de edad similar (Ugarte y Preston 1974). Los bancos de proteína constituyen una variante económica para la alimentación de terneros jóvenes. Se alcanzaron resultados similares con la utilización de 270 kg de alimento concentrado o solo 150 kg, más 12 h de pastoreo en bermuda cruzada, y 4 h en bancos de proteína de glycine (Neonotonia wightii). El uso del banco de proteína permitió ahorrar 120 kg de alimentos concentrados por ternera, sin diferencias en la energía retenida y mayor eficiencia de utilización de la EM para 148 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. el engorde, a los cinco como a los 12 meses (Marrero et al. 1989). No se encontraron beneficios al suplementar con miel-urea al 2 % a terneras de seis meses de edad (Ugarte y Preston 1975b). Las GPV y conversiones obtenidas con la miel como suplemento al pasto, sugieren que no existe ventaja para su uso si hay disponibilidad de pasto, ya que actúa como alimento sustitutivo del pasto y puede reducir la celulolisis ruminal por la presencia de carbohidratos de fácil fermentación. No obstante, los buenos resultados obtenidos en los últimos años en la alimentación de terneros en pastoreo con suplementación, se ha recomendado su estabulación hasta las seis semanas de edad, con el empleo de raciones integrales, a fin de reducir el efecto estresante que implica el pastoreo de terneros jóvenes en la zona tropical húmeda. De no contar con henos de buena calidad o raciones integrales, se recomienda el uso de forrajes de buena calidad (gramíneas, leguminosas o una mezcla de ellos), frescos y molidos, más la suplementación con alimentos concentrados, hasta alcanzar consumos de 2.5 kg.ternero-1 (Plaza e Ybalmea 2004). Más allá del destete, el empleo de dietas con niveles de 50:50 de concentrado y forraje, no afectó el comportamiento de los terneros, con respecto a niveles superiores de alimentos concentrados (Plaza et al. 1999b). Estos resultados sirvieron como base para crear sistemas de alimentación con raciones integrales para la producción de carne de ternera (Plaza et al. 2000b). SUPLEMENTACIÓN MINERAL Y USO DE LA UREA EN TERNEROS JÓVENES. Se estudió la suplementación de calcio y fósforo como fosfato dicálcico. Se comprobó la conveniencia de suplementar entre 5 y 3.5 g.d-1 y 8 y 5 g.d-1 para ambos minerales, respectivamente, a terneros de 75 kg de PV, alimentados con forraje de bermuda cruzada como alimento base. La suplementación permitió incrementar la digestibilidad y retención de Ca y P, aunque estos indicadores variaron de acuerdo con la concentración de estos minerales en las fuentes forrajeras utilizadas (Gutiérrez et al. 1984). Se evaluó el superfosfato natural como alternativa nacional al fosfato dicálcico importado. A pesar del contenido de flúor, se lograron retenciones de ambos minerales superiores al 80 % y se recomendó el uso de esta fuente natural de minerales, siempre que no se exceda el consumo de 40 ppm de flúor (Gutiérrez et al. 1983). Otro trabajo se realizó con el objetivo de evaluar la zeolita modificada (se transformó su conductividad eléctrica de superficie y sus propiedades hidrofóbicas) en la reducción de los efectos dañinos de la zearalenona. Sin embargo, solo se produjo incremento del pH ruminal, pero no se comprobó su efecto destoxificante (Nešic et al. 2010). Asimismo, se logró reducir la incidencia de diarreas e incrementar las GPV acumuladas a los 90 d de edad en terneros alimentados con yogurt, suplementado con 20 g.d-1 de turba seca y finamente molida (Plaza et al. 1999c). Al parecer, los efectos combinados en la reducción de las diarreas del yogurt, unido a las cualidades antisépticas y antiinflamatorias de la turba hicieron posibles estos resultados. A partir de estudios realizados por González y Elías (1984), no se recomendó el uso de urea en los piensos destinados a terneros jóvenes, aunque después del tercer mes de edad los resultados resultaron satisfactorios. Se reconoce que el uso de la urea no solo depende de la edad del ternero sino, de la disponibilidad de carbohidratos de fácil fermentación, que permitan la asimilación de los niveles de amoníaco que se producen en el rumen por la hidrólisis de la urea. ESTUDIO DE LA CONDUCTA Y BIENESTAR ANIMAL EN LA CRIANZA DE TERNEROS Para el desarrollo de estos estudios, se tuvieron en cuenta algunos indicadores que permiten conocer la influencia de los sistemas de manejo y alojamiento en la conducta, bienestar y productividad animal. La conducta es la manifestación externa de la satisfacción de una necesidad básica de la vida animal. La conducta alimentaria es la expresión de dos requerimientos indispensables: el hambre y la sed. La ingestión voluntaria de alimentos es el factor más importante en la manifestación del potencial productivo de toda especie animal, y constituye la limitación principal de la producción en el trópico, al depender de numerosos factores relacionados entre sí, todos en función de satisfacer las necesidades nutritivas del animal. Se demostró que las terneras de cruces 5/8 Holstein - 3/8 Cebú, entre uno y cuatro meses, desarrollan su actividad ingestora principalmente durante el día, relacionado con las horas de oferta de alimentos (Quincosa et al. 2005). Estos estudios permitieron establecer una relación entre el incremento del tiempo de consumo a medida que se incrementa la capacidad de ingestión y empeora la calidad del pasto. Estos resultados confirman la necesidad de ofrecer forrajes de buena calidad y alimentos concentrados para el rumiante joven. Se recomendó el empleo de cunas individuales metálicas, solo en el primer mes de edad, cuando los terneros son más susceptibles a las enfermedades, y se insistió en que es fundamental el control individual del veterinario. Asimismo se facilitaría la asimilación del consumo de alimentos concentrados. Sin embargo, a medida que crecen, experimentan estrés, que se 149 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. manifiesta con la aparición de estereotipias orales no relacionadas con la ingestión (Ybalmea et al. 2007), debido a las limitaciones de contacto con otros animales, reducción del espacio vital, ausencia de contactos con la madre y otros congéneres, así como la falta de vida libre. En los terneros alojados en grupos sobre el piso no se constató la ocurrencia de estereotipias. Sin embargo, en este caso los problemas se relacionaron con el incremento de la succión mutua de diferentes partes del cuerpo, lo que facilita el contagio de enfermedades, el estrés por reducción del tiempo de descanso y el incremento del tiempo que permanecen de pie, a causa de la humedad del piso, luego de la limpieza con agua. La humedad del piso también trajo consigo el incremento de enfermedades respiratorias. Para reducir el efecto de la humedad del suelo, en combinación con bajas temperaturas y alta humedad relativa, y su efecto en el incremento de las afecciones respiratorias, se recomendó la utilización de camas de heno para el alojamiento de terneros en grupos, sobre todo en el período invernal. Los terneros que utilizaron camas experimentaron menos estrés, al dedicar más tiempo al descanso y al consumo de alimentos, con GPV de 509 g.d-1, con respecto a los 440 g.d-1 obtenidos en terneros sin cama (Ybalmea y Benítez 2011). CONSIDERACIONES FINALES La información compilada en este material muestra la labor de años de estudio, que permitió solucionar aspectos prácticos relacionados con la crianza del ternero en las condiciones de trópico cubano. Se obtuvieron resultados importantes que indicaron el nivel de suplementación y las ganancias de la vaca gestante, como preámbulo del nacimiento de un ternero sano y vigoroso, la producción de calostro de calidad y la seguridad de una lactancia más productiva. Otros trabajos permitieron confirmar la necesidad y oportunidad de utilizar todo el calostro producido en unidades lecheras, por su aporte de Ig y nutrientes altamente asimilables por el ternero. El desarrollo de investigaciones en sistemas de amamantamiento permitió conocer la potencialidad de estos, si se manejan adecuadamente el par vaca-ternero, de forma tal que se reduzca al mínimo su contacto, ya que esto puede afectar los indicadores reproductivos que reducen la productividad del rebaño. Los trabajos para hacer más eficiente la utilización de alimentos lácteos (leche, yogurt y reemplazadores lecheros) demostraron el beneficio de sistemas diferidos, seis litros hasta 30 d y tres o cuatro hasta el destete. Esto garantiza GPV elevadas en esta etapa y destetes menos estresantes. Los trabajos para la evaluación de nuevos reemplazadores permitieron disponer de un grupo de estos alimentos más baratos que sus similares importados y que la leche fresca, lo que permite sustituir más del 70 % de la leche que consume el ternero, para destinarla al consumo humano. Continuar trabajos en este tema es fundamental, porque aún no se cuenta con los reemplazadores lecheros elaborados en Cuba, que permitan sustituir toda la leche que consume el ternero. Es importante también continuar estudios en busca de las posibilidades de nuevos alimentos, factibles para incluir en la fabricación de dichos reemplazadores. Un trabajo intenso se desarrolló en el estudio de los pastos y forrajes en la alimentación del ternero. Aunque los resultados muestran la posibilidad pastorear terneros durante el primer mes de edad, se demostró que a medida que se incrementa la edad de entrada al pasto, se favorece al animal. Se recomienda la estabulación hasta los seis meses de edad. También se conoció la importancia de la suplementación de los pastos y forrajes, sobre todo aquellos sin riego y fertilización, debido a su bajo contenido de PB y elevados valores de fibra. La utilización de raciones integrales aparece como una opción útil, por sus ventajas en la alimentación del ternero, apropiada para las condiciones de bajos insumos, ya que permite incluir productos y subproductos agroindustriales, así como harinas de forrajes proteicos, entre otros alimentos disponibles en el trópico. La creación de nuevas formulaciones, adaptadas a cada etapa del crecimiento del ternero y propósito productivo, se deben atender en el futuro. Otros temas como la utilización de probióticos, prebióticos y otros, tendrán que ser incluidos en los estudios que se desarrollen en los próximos años, pues se conoce que pueden representar importantes aportes a la nutrición y salud de los terneros en las condiciones de trópico. Aunque el tema del bienestar animal ha sido poco tratado en nuestras investigaciones, se deben realizar estudios acerca del efecto del estrés y el bienestar en la productividad animal. Cuba no escapa de la globalización mundial, por lo que es necesario cumplir con ciertas normas y estándares para la producción animal. Por ello, será totalmente necesaria la aplicación de los resultados de estudios acerca del bienestar animal y abordar este tema desde las condiciones que impone el trópico y el cambio climático que toma fuerza y se interpone cada vez más en la producción de alimentos. REFERENCIAS Bacvanski, S., Vucetic, S., Cobic, T. & Fabjan, M. 1975. Sunflower seed hulls as a source of fiber in complete rations for feeding calves. Cuban J. Agric. Sci 9:5 Barbosa, M. 2010. Edad de inicio del consumo del 150 reemplazador lechero Isilac eco en la alimentación del ternero. Master. Thesis. Instituto de Ciencia Animal. 50 pp. Benítez, D. 1980. Estudio de algunos factores que afectan el comportamiento de terneros en pastoreo. PhD. Thesis. ISCAH, La Habana. Chongo, B., Ramírez, M. & Compte, X. 1988. Blood indices in calves fed fermented milk. Cuban J. Agric. Sci. 22:157. Castillero, V.R. 1988. Efecto de la cantidad de yogurt en el comportamiento de los terneros. Graduated.Thesis. ISCAH, La Habana. Chongo, B & Thivend, P. 1982. Digestion of final molasses carbohydrates in the small intestine of pre-ruminant calves. Cuban J. Agric. Sci. 16:28. Chongo, B. & Suau, E. 1983. Digestibility of nutrients in calves fed different levels of torula yeast (Torulopsis utilis) in the milk. Cuban J. Agric. Sci. 17:137. Elías, A., Lezcano, O., Lezcano, P., Cordero, J. & Quintana, L. 1990.Development of a protein sugar cane enrichement technology through solid state fermentation. (Saccharina). Cuban J. Agric. Sci. 24: l. García R. & González M.R. 2003. Analysis of critical periods in the feeding of pregnant Holstein cows and their influence on calf performance. Technical note. Cuban J. Agric. Sci 37: 365. Geerken, C. M., Díaz, A. & González, R. 1977. Energy and nitrogen metabolism in calves fed Coast cross bermuda grass (Cynodon dactylon) and pangola grass (Digitaria decumbens Stent) forages. Cuban J. Agric. Sci. 11:175. Geerken, C.M., Díaz, A. & González, R. 1980a.A note on the effect of nitrogenous supplementation on the digestibility and consumption of Coats Cross No. 1 bermuda grasss (Cynodon dactylon) in calves. Cuban J. Agric. Sci 14:39. Geerken, C.M., Díaz, A. & González, R. 1980b.Effect of nitrogen supplementation on the energy and nitrogen metabolism in calves fed Coast Cross 1 bermuda grass (Cynodon dactylon Pers.) forage . Cuban J. Agric. Sci 14:153. González, F., Chongo, B. & Rivas, J.L. 1993. Effect of the reconstitution level of the SETOIAC-20 milk replacer and weaning age on calf performance. Cuban J. Agric. Sci. 27:149. González, F. & Elías, A. 1984.The performance of calves fed different urea levels in the concentrate. Cuban J. Agric. Sci.18:269. González, F., Elías, A. & Urquiza, V. 1990.Effect of different protein levels on the feed of grazing calves. Cuban J. Agric. Sci. 24:159. González, F., Muñoz, E. & Mayda Páez. 1992. Effect of cereal substitution by Solicaña in the feed of growing calves. Cuban J. Agric. Sci 26:151. González, I. 1990. Método de utilización de la levadura torula, Torulopsis utilis, en la alimentación del ternero. PhD Thesis. Universidad de Matanzas. Gutiérrez, O., Geerken, C. M. & Díaz, A. 1983.A note on the P balance of calves fed natural superphosphate supplemented diets. Cuban J. Agric. Sci. 17:51. Gutiérrez, O., Geerken, C.M. & Díaz, A.1984. Apparent digestibility and retention of Ca and P in calves fed forage diets alone or supplemented with dicalcium phosphate. Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. Cuban J. Agric. Sci. 18:157. Lima, R., Hernández, M.A., Janhad L. Rodríguez, A. & Betancourt, J. A. 2009. Behavior of dairy cows in different calf rearing systems in the period 2001-2006. Cuban J. Agric. Sci 43:21. Madrigal, L., Morales-Meinders, M., Baez-Fernandez, M.F., Reyes-Vega, M. C. & Ortega-Cerrilla, E. 1992. Preparation of a pea (Pisum sativum, L) protein concentrate as milk replacer for calves. Cuban J. Agric. Sci. 26:189. Marrero, D., Elías, A. & Macías, R. 1992a.The utilization of Saccharina in calf feeding. 1. Substitution of cereals by Saccharina in the concentrates. Cuban J. Agric. Sci. 26:17. Marrero, D., Elías, A. & Macías, R. 1992b.The utilization of Saccharina in calves feeding. 2. Integral diets. Cuban J. Agric. Sci. 26:23. Marrero, D., Elías, A. & Macías, R. 1993.The utilization of Saccharina in calf feeding. 3. Ruminal development. Cuban J. Agric. Sci. 27:281. Marrero, D., Martínez, R. O & Rivas, J. L. 1986.Substitution levels of maize by wheat in concentrates for calves. Cuban J. Agric. Sci. 20:245. Marrero, D., Martínez, R.O & Rivas, J.L. 1987. Effect of the inclusion of bentonite on the performance and ruminal fermentation of calves fed wheat. Cuban J. Agric. Sci 21:253. Marrero, D., Ruiz, R. & Macías, R.1989. Energy balance in grazing female Holstein calves supplemented with glycine (Neonotonia wightii) or concentrate. Cuban J. Agric. Sci. 23:157. Martínez, Y. 2009. Efecto de la inclusión de harina de Tithonia diversifolia en la dieta integral para terneros.Master Thesis. Instituto De Ciencia Animal. La Habana, Cuba. Michelena, J., Ly J., & Pereiro. M. 1983.Evaluation of dehydrated citrus pulp as a substitute for grain sorghum in diets for ruminants. Cuban J. Agric. Sci. 17:33. Mir, P.S., Burton, J.H. & Buchanan-Smith, J.G. 1991. Nutritional performance of calves fed milk replacers containing processed soybean products. Can. J. Anim. Sci. 71:97. Nešic, S. Grubic, G, Adamovic, M. Ðorðevic, N., Stojanovic, B. & Boickovic, A. 2010. The use of zeolite as zearalenone adsorbent in the nutrition of calves. Cuban J. Agric. Sci 44:221. Pérez, O. 2012. Uso del amamantamiento o la cría artificial del ternero y su efecto en algunos indicadores productivos, reproductivos y económicos de una vaquería comercial. Master Thesis. Instituto de Ciencia Animal. Plaza, J., Abreu, M. & Fernández, E. 1986. The effect of the amount and form of milk supply on calf performance. Cuban J. Agric. Sci. 20:33 Plaza, J., Castillo E. & Fernández. E. 1989.Comparison of three feeding systems for young dairy bulls. Cuban J. Agric. Sci. 23:275. Plaza, J., Castillo, E. & Fernández, E. 1999b. Concentrate: forage ratio on the performance of bull calves. Cuban J. Agric. Sci. 33:141. Plaza, J., Elías, A & Hernández, J. L. 1999a. The use of final molasses (FM) and homemade protein molasses (HPM) in calf feeding. Cuban J. Agric. Sci 33:41. Plaza, J., Elías, A. & Ruiz, R. 1983. The effect of the level of hay on the rumen development of calves. Cuban J. Agric. Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. Sci. 17:41. Plaza, J. & Fernández, E. 1991. The effect of the amount of yogourt supplied and weaning age on the performance of female Holstein calves. Cuban J. Agric. Sci. 25:171. Plaza, J. & Fernández, E. 1994. Effect of whole milk substitution by a milk replacer (MR) on calf performance. Cuban J. Agric. Sci. 28:49. Plaza, J. & Fernández, J.L. 1997. Artificial rearing of calves in dairy farms. Cuban J. Agric. Sci. 31:23. Plaza, J. & Fernández, E. 1999a. Weaning weight and feed consumption on performance of female Holstein calves. Cuban J. Agric. Sci. 33:39. Plaza, J. & Fernández, E. 1999b. Utilización de pienso preiniciador mezclado con yogurt en la alimentación de ternero. Rev. Cubana Cien. Agric. 33: 267 Plaza, J., Fernández, E. Merino, N., Rodríguez, M.E. & Peraza, R. 1990.The effect of the level of ground hay in starter concentrates on calf performance. Cuban J. Agric. Sci. 24:291. Plaza, J., Fernández, E. & Quintana, A. 1993. Effect of an integral wheat or maize concentrate on calf performance. Cuban J. Agric. Sci. 27:285. Plaza, J., Garcia, N. & Fernández, E. 1988. Effect of the feed management on the performance of calves until 4 months of age. Cuban J. Agric. Sci. 22:265. Plaza, J. & Hernández, J.L. 1994. Effect of the feeding system on calf performance. Cuban J. Agric. Sci. 28:169. Plaza, J. & Hernández, J. L. 1996a. Milk replacers for calves. 1. The utilization of torula yeast. Cuban J. Agric. Sci. 30: 21. Plaza, J. & Hernández. J.L 1996b. Milk replacers for calves. 2. Utilization of sugar cane. Cuban J. Agric. Sci. 30: 27. Plaza, J. & Hernández, J.L. 1996c. Milk replacers for calves. 3. Utilization of bovine tallow. Cuban J. Agric. Sci. 30: 33. Plaza, J. & Ibalmea, R. 2008. Effect of whole milk and milk replacers on the behavior of replacement female calves. Cuban J. Agric. Sci. 42:353. Plaza, J., Ibalmea, R. & Y. Martínez, Y. 2011. Levels of forage meal in integral meals for calves. Cuban J. Agric Sci. 45:1. Plaza, J., Martínez, R.O. & Fernández, E. 1999c.A note on the use of peat mixed with yogurt in Holstein female calf performance. Cuban J. Agric. Sci. 33:397. Plaza, J., Martínez, Y. & Ibalmea, R. 2009b. Roughage handling in the feeding of reposition female calves . Cuban J. Agric. Sci. 43:17. Plaza, J., Martínez, Y. & Ibalmea, R. 2009 a. Response to the efficient use of colostrum in calves in a dairy unit. Cuban J. Agric. Sci. 43:13. Plaza, J., Ruiz, R. & Elías, A. 1984. Effect of the level and physical form of the fibrous feed on calves performance. Cuban J. Agric. Sci. 18:125. Plaza, J., Ruiz, R. & Elias, A. 1985.The effect of integral pelleted diets with different levels of forage meal on the performance of calves. Cuban J. Agric. Sci. 19:169. Plaza, J & Ybalmea, R. 2004. ¿Que debe saber un criador de ternero en las condiciones de Cuba? Material impreso. EDICA. 16 pp. Plaza, J., Ybalmea, R. & Enríquez, A. V. 2000a. Feeding systems in calves fattening. Cuban J. Agric. Sci. 34:21. Plaza, J., Ybalmea, R. & Enríquez, A. V. 2000b. Effect of 151 slaughter on performance of fattening calves. Cuban J. Agric. Sci. 34:207. Quincosa, J., Álvarez, A. & Senra, A. 2005. Ingestive behavior in Siboney de Cuba calves during the rainy and dry season. Cuban J. Agric. Sci. 39:535. Quiñones, M & Preston, T. R. 1968. Early weaning of dairy calves with different amounts of whole milk and with or without alfalfa in the concentrate. Cuban J. Agric. Sci. 2:191 Rigby, C, Ugarte, J. & Bocourt, R. 1976. Rearing dairy calves by restricted suckling. VII. Effect on mastitis developement caused by Staphylococcus aureus. Cuban J. Agric. Sci. 10:35 Reyes, J., Garcia, R. & Jordán, H. 1998.Effect of pre- calving live weight gain on post calving performance of commercial Holstein cows. Cuban J. Agric. Sci. 32:239. Rodríguez, V., Rodríguez, B. & Perón, N. 1974.Effect of the addition of green forage to an integral diet of citrus pulp on the performance of young calves. Cuban J. Agric. Sci. 8:137. Ruiz, R. & Cairo, J. 1991. Consumption and digestibility of Coast cross bermuda grassNo. 1 (Cynodon dactylon Coast cross No. 1) and pangola grass (Digitaria decumbens Stent) by calves. Cuban J. Agric. Sci. 25:37. Saavedra, L., Rodríguez, J. & Ugarte, J. 1980.Relationship between initial grazing age, gastrointestinal nematodes and growth in Holstein calves. Cuban J. Agric. Sci. 14:29. Santos, A. & Aguilera, E. 1981. Substitution levels of maize meal by dehydrated citrus pulp in concentrates for calves. Effects on performance and health. Cuban J. Agric. Sci. 15:145. Santos, A., Martínez, M., Pantoja, A., Andrade, R. & Diallo, S. 1984. A study on the amount and the way of supplying calostrum to Holstein calves. Effects on the performance and animal’s health. Cuban J. Agric. Sci. 18:119. Santos, A., Ugarte, J., González, F & Aguilera, E. 1980. Effect of partial or total substitution of hay by grass silages on grazing dairy calves. Cuban J. Agric. Sci. 14:263. Ugarte J. 1976a.Rearing dairy calves by restricted suckling. 8. Effect of weaning age on milk production and calves performance. Cuban J. Agric. Sci. 10:137. Ugarte, J. 1976b.Rearing dairy calves by restricted suckling. 9. Effect of suckling on milk production and calf growth after the morning or afternoon milking. Cuban J. Agric. Sci 10:241 Ugarte, J. 1977.Rearing dairy calves by restricted suckling. 10. Residual milk in cows suckling or not their calves after milking. Cuban J. Agric. Sci. 11:253. Ugarte, J. 1978.Rearing dairy calves with restricted suckling. 11. Performance of calves reared by restricted suckling or with nurse cows supplemented with molasses/ urea or concentrates from 1 week of age to 150 kg weight. Cuban J. Agric. Sci. 12:17. Ugarte, J., Díaz, I. & Preston, T.R. 1975. Effect of early weaning on pastures on pens on Holstein calves performance. Cuban J. Agric. Sci. 9:27. Ugarte, J. Prieto, R. & Preston, T. R. 1974. Rearing dairy calves by restricted suckling. IV. Development of parasitic infestation in calves raised by different systems. Cuban J. Agric. Sci 8:145. Ugarte, J. & Preston, T.R. 1972a.Rearing dairy calves by 152 restricted suckling. 1. Effect of suckling once or twice daily on milk production and calf growth. Cuban J. Agric. Sci. 6:173. Ugarte, J. & Preston, T. R. 1972b.Rearing dairy calves by restricted suckling. 2. Milk production and calf growth as affected by the length of the interval between milking and suckling. Cuban J. Agric. Sci. 6:331. Ugarte, J. & Preston, T.R. 1974a. Hay or restricted grazing as roughage for Holstein steers fed molasses /urea. Cuban J. Agric. Sci. 8:151 Ugarte, J. & Preston, T. R. 1973. Rearing dairy calves by restricted suckling. III.The effect of reducing suckling frequency to once daily, after the fourth week, on milk yield and the growth of the calf. Cuban J. Agric. Sci. 7:147. Ugarte, J. & Preston, T.R. 1975a.Rearing suckling. VI. Effects on milk production, reproductive performance and incidence of clinical mastitis throughout the lactation. Cuban J. Agric. Sci. 9:15. Ugarte, J. & Preston, T. R. 1975b. Effect of molasses/ urea supplementation on Hosltein calves grazing pangola grass. Cuban J. Agric. Sci. 9:109 Ugarte J., Perón, L. N. & Preston, T. R. 1974a.Rearing dairy calves by restricted suckling. V. Carcass composition and ruminal development of calves reared by restricted suckling. Cuban J. Agric. Sci. 8:219 Valdes, G., Ruiz, R., Molina, A. & Cairo, A. J. 1982. Protein – energy balance of calves consuming Coast cross 1 Bermuda grass with three levels of N fertilization. Cuban J. Agric. Sci 16:7. Veitía, J.L., Menéndez, A. & Pereiro, M. 1975. A note on the growth of dairy calves grazing pangola grass from 90 to 180 days of age during the dry season. Cuban J. Agric. Sci. 9:283. Veitía, J. L. & Simón, L. 1972. Effect of two restricted suckling systems of calf rearing on milk production and calf growth. Cuban J. Agric. Sci. 6:189 Vera, A.M. 1988. Efecto del método de conservación, en la composición química del calostro. Graduated Thesis, Unidad Docente, “Rubén Martínez Villena”, Centro Politécnico Villena- Revolución. La Habana. Ybalmea, R. 2011a. Manejo y Alimentación de la Vaca en Transición. “Maestría producción animal para la zona tropical”, Instituto de Ciencia Animal, Mayabeque. Ybalmea, R. 2011b. Contribución al estudio de los reemplazadores lecheros de producción nacional en las condiciones de Cuba. PhD Thesis. en Ciencias veterinarias. ICA. Mayabeque. Cuba. Ybalmea, R. & Benítez, A. J. 2011. Efecto del sistema de alojamiento en la conducta, bienestar y comportamiento de terneros durante la época invernal. VII Congreso Internacional de Ciencias Veterinarias. Palacio de las Convenciones, la Habana. Cuba. Ybalmea, R., Chongo, B., Plaza, J., Zamora, A., Vera, A. M., Tuero,O. & Hernández, J. L. 2008. Effect of the proportion and quality of the fibrous fraction of complete diets (CD) on the performance of young calves. Cuban J. Agric. Sci. 42:241. Ybalmea, R. & Garcia López, R. 1998. A note on the utilization of Califa (Acalipha hispida) in the formulation of calf concentrates from home raw materials . Cuban J. Agric. Sci. 32:399. Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 2, 2015. Ybalmea, R., García López, R. & Vázquez F. 1995. Possibilities of elaboration of an initial feeding supplement with home raw materials. Cuban J. Agric. Sci. 29:39. Ybalmea, R., Plaza, J., Contreras, L.M. & Vera, A. M. 2007. Effect of age on the behavior of young calves allocated individually or in groups. Cuban J. Agric. Sci. 41:299. Ybalmea, R. Plaza, J. & Vera, A. V. 2004. Effect of the introduction of high fat milk solids (HFMS) on the formulations of non- conventional milk replacers (MR). Cuban J. Agric. Sci 38:23 Zarragoitía, L. García, R. & Melo, V. 1989. Effect of energy level on the performance of female Holstein calves from 7 to 90 days of age. Cuban J. Agric. Sci. 23:49. Recibido: 3 de octubre de 2014
© Copyright 2024