Rastreando las representaciones Sociales Jhon Jairo Cardozo

Rastreando las representaciones Sociales
Jhon Jairo Cardozo Cardona
Claudia Andrea Paredes Rosales
La reflexión en torno a la representación social se ha constituido en una unidad
de estudio que integra lo individual y lo colectivo, lo simbólico y lo social,
dejando fuertes tensiones epistémicas motor de las ciencias sociales y
humanas.
Moscovici (1984) la define como “un modo de entender y comunicarse
particular, propio de una sociedad o de un grupo social determinado, mediante
el cual se construye la realidad y el conocimiento de la vida cotidiana”
(Moscovici, 1984, p.15).
A su vez, Jodelet (1988) dice: “las representaciones sociales constituyen
modalidades de pensamiento práctico, orientadas hacia la comunicación, la
comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal” (p.474).
Para entender mejor lo que son las representaciones sociales, sería importante
acudir a otro concepto sin el cual sería muy difícil definirlas, este concepto es el
de sentido común.
El sentido común es un conocimiento social dado que se encuentra
socialmente elaborado, al tiempo que se convierte en principio y forma de
percibir, razonar y actuar; incluye contenidos de diverso orden como los
cognitivos, afectivos y simbólicos que tienen repercusiones dentro de las
conductas de las personas tanto en su vida cotidiana, pero además también lo
tienen en las formas de organización y comunicación, tanto en sus relaciones
individuales como dentro de los grupos sociales en los que emergen.
Jacob(1999) dice que las representaciones sociales poseen tres ejes: un
portador (un grupo social); un objeto (un referente); y un contenido.
Constructos conceptuales
Araya (2002) nos dice: en definitiva las representaciones sociales, constituyen
sistemas cognitivos en los que es posible reconocer la presencia de
estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas que suelen tener una
orientación actitudinal positiva o negativa. Se constituyen a su vez como
sistemas de códigos, valores, lógicas clasificatorias, principios interpretativos y
orientadores de prácticas, que definen la llamada conciencia colectiva, la cual
se rige con fuerza normativa en tanto instituye los límites y las posibilidades de
la forma en que las mujeres y los hombres actúan en el mundo.
Por otro lado, iniciar estudios alrededor de las representaciones de un objeto
social, permite reconocer los diversos modos y procesos que constituyen el
pensamiento social, a través de los cuales las personas construyen y son
construidas por la realidad social, pero además nos da la posibilidad de
entender lo que los diversos grupos tienen como “visión del mundo”; es decir,
podríamos decir que el campo de estudio del pensamiento social son las
representaciones sociales.
La realidad social
Aunque la construcción social de la realidad es una idea tratada de antaño por
la sociología, ya fuera desde Durkheim y posteriormente Schutz, cabe señalar
que es este último quien trae para la sociología los aportes filosóficos de la
fenomenología de Husserl.
Partiendo de esto y de lo que sería unos de los conceptos fundamentales de la
fenomenología, se acuña de alguna manera la propuesta de “Mundo de la vida”
de Husserl, que se establece como aquel que se da por establecido como
realidad. Pues la construcción social de la realidad está en estrecha relación
con la tendencia fenomenológica de las personas a considerar los procesos
subjetivos como realidades objetivas.
Si bien la realidad se forma a partir de la opinión propia de cada persona y ella
es la que da una visión particular de la realidad, la asociación a diversos grupos
se convierte en fuentes “ricas” que inciden dentro de la elaboración individual
de la realidad social, de ahí que se empiecen a compartir “cosmovisiones” de la
realidad e interpretaciones en torno a lo que nos pasa diariamente.
A partir de esto, puede decirse que la realidad que nos da la vida cotidiana es
una construcción intersubjetiva, un mundo compartido. Esto significa la entraña
necesidad lingüística del ser humano y su capacidad de interactuar con otros,
capacidad que se va desarrollando o incluso “legando” de generación en
generación.
De esta manera, todo el tejido a partir del cual nos establecemos como seres
humanos, el medio cultural, el lugar que ocupamos en la estructura social, las
experiencias concretas con “las que nos vemos”, la identidad social y la manera
como percibimos la realidad social son representaciones sociales; no obstante,
también es interesante reconocer que existen realidades plurales, es decir,
reconocer que las realidades tienen manifestaciones diversas de acuerdo a la
persona y que estas realidades son variables y cambiantes.
Las raíces teóricas de las representaciones sociales
De acuerdo con Moscovici, existen cuatro fuentes sobre las cuales gravita el
concepto de representaciones sociales en términos teóricos. El primero de ellos
es el expuesto por Emile Durkheim con su concepto de representaciones
colectivas; por otro lado está Lucien Lévy Bruhl y su conocido estudio sobre las
funciones mentales en las sociedades primitivas; J. Piaget y sus estudios sobre
la representación del mundo en los y las niñas y las teorías de Sigmund Freud
sobre la sexualidad infantil.
En la base, como ya ha quedado explicito está en la obra de Moscovici la
noción de representación trabajada por Emile Durkheim, pero más todavía
sobre el concepto de representaciones colectivas para designar así el
fenómeno social a partir del que se construyen las diversas representaciones
individuales. Mientras que las primeras son dinámicas y fugaces, las segundas
podrían considerarse como universales, impersonales y estables en las que se
pueden identificar por ejemplo: los mitos, las religiones, el folclore, las artes e
incluso el lenguaje.
Las representaciones sociales son para Durkheim una especie de
producciones mentales de tipo social, una especie de construcción colectiva
con cierta fijación y objetividad; mientras que las representaciones individuales
son variables y poco estables o si se quiere rupturas y versiones personales de
la objetividad.
Para Moscovici, quien se aleja un poco de la definición de Durkheim por su
determinismo sociológico, al identificar que la sociedad es algo que se le
impone de afuera al individuo; las representaciones colectivas se corresponden
con fenómenos ligados con una manera especial de adquirir y comunicar
conocimiento, una manera que crea la realidad y el sentido común (Moscovici,
cfr. Banchs, 2000:8-9).
En cuanto a Lucien Lévy-Bruhl y sus estudios en torno a los mitos y las formas
de pensamiento de las sociedades primitivas que tienen dos vertientes en la
antropología y la sociología, Lévy-Bruhl llama la atención por cuanto considera
de vital importancia centrar la observación sobre el conjunto de creencias que
tiene un grupo, superando o tratando de superar la dialéctica entre lo individual
y lo colectivo y propone en su lugar una oposición de mecanismos psicológicos
y lógicos en dos tipos de sociedades: la primitiva y la civilizada; las cuales se
orientan hacia lo sobrenatural, las primeras y sobre siglos de reflexión y
desarrollo, las segundas.
Si bien es con las representaciones colectivas que se revela el elemento
simbólico con Durkheim, es con Lévy Bruhl que se ingresa a un segundo
estudio de la representación, desplazándose así la atención de lo adjetivo a lo
sustantivo, y es ahí donde la representación se dinamiza y empieza a tener un
carácter que sobrepasa el carácter colectivo.
Al igual que Moscovici, Jean Piaget también fue influenciado por el
pensamiento de Lévy-Bruhl. De la misma forma que este, consideraba que ni el
pensamiento primitivo ni el de los niños era inferior al de los adultos, pero sí
diferente. Según esto y de acuerdo con Moscovici es Piaget quien establece la
especificidad de las representaciones en términos psíquicos y en particular la
relevancia del lenguaje en los procesos de construcción de la inteligencia,
aunque un poco insuficientes, pues la construcción de la representación desde
Piaget solamente se desplegó desde su desarrollo individual-social y no desde
lo social-grupal, lo cual lleva a pensar que posiblemente en las fuentes de
Moscovici también se encontraban algunas de las propuestas de Vygotsky.
Las representaciones sociales y la Subjetividad Social
De otra parte el proceso de generación de las representaciones sociales al
igual que su apropiación, está vinculado a la subjetividad individual y social, ya
que el individuo es co-creador de ellas en los espacios en los que interactúa.
Desde la perspectiva histórico-cultural, la subjetividad permite integrar lo
individual y lo social, en una unidad de lo simbólico-emocional, generada en el
desarrollo de la experiencia.
González, (2008) explica esta unidad desde el planteamiento de Vygotsky en
“ K voprocu o psikhologii tvorchestva aktera ( Hacia la cuestión de la Psicología
del actor creativo), en la cual señaló:
En el proceso de vida socioetal [...] las emociones entran en nuevas relaciones
con otros elementos de la vida psíquica, nuevos sistemas aparecen, nuevos
conjuntos de funciones psíquicas; unidades de un orden superior emergen,
gobernadas por leyes especiales, dependencias mutuas, y formas especiales
de conexión y movimiento (1984, p. 328)”
Se observa la dinámica que se genera al entrar en interacción, la emoción con
otros elementos de la experiencia vital del individuo.
Integrar la subjetividad en la comprensión de las representaciones sociales
permite entender el papel del individuo en la generación de las mismas, lo que
facilitará visualizar la relación entre los factores sociales e individuales
implicados en su conformación.
Es necesario comprender cómo se asocian las representaciones sociales a un
determinado fenómeno, como expresión de una producción subjetiva,
identificando su sentido en un determinado contexto relacional.
De este modo González, (2008) comprende la subjetividad social como un
sistema de sentidos subjetivos y configuraciones subjetivas que se instala en
los sistemas de relaciones sociales, con una multiplicidad de efectos de todas
las esferas de la vida social, se actualiza en los patrones que caracterizan las
relaciones entre personas que comparten un mismo espacio social.
González, (2008) plantea también la categoría de “sentido subjetivo” que
representa una unidad simbólico-emocional que se organiza en la experiencia
social de la persona, en la cual la emergencia de una emoción estimula una
expresión simbólica y viceversa, en un proceso en que se definen complejas
configuraciones subjetivas sobre lo vivido, que representan verdaderas
producciones subjetivas. Los sentidos subjetivos no son exclusivos de las
experiencias individuales, sino que caracterizan las relaciones diferenciadas
que ocurren en los diferentes espacios de vida social del sujeto.
Estos sentidos subjetivos
expresan las producciones simbólicas y
emocionales, configuradas en las dimensiones histórica y social de las
actividades humanas.
De este modo se puede asociar la subjetividad social e individual, para
comprender
como hacen parte y construyen los procesos psíquicos,
constituyendo un sistema dinámico.
De esta manera las representaciones sociales constituyen producciones
simbólico-emocionales compartidas, que se expresan de forma diferenciada en
la subjetividad individual, y desde ahí representan una importante fuente de
sentido subjetivo de toda producción humana, González (2008).
Las emociones en las representaciones sociales, se asocian a los sentidos
subjetivos, ayudando por tanto a constituirlas desde procesos subjetivos
implicados con esferas diferentes de la subjetividad social.
La emoción tiene un papel activo para crear y reconfigurar lo simbólico en las
representaciones sociales.
De este modo toda representación social tiene como parte de sus elementos
constitutivos, reflejando un sujeto activo en el desarrollo de las
representaciones sociales.
Se puede comprender entonces la definición de Representaciones sociales
propuesta por (Moscovici, 1988). “Las representaciones sociales se sitúan en
la encrucijada de lo psicológico y lo social, articulando relaciones sociales con
aspectos afectivos y cognitivos, que orientan la conducta y la comunicación de
los individuos en el mundo social.
Cabe la meditar como aporta el concepto de representaciones sociales con los
elementos antes señalados
para comprender en una comunidad,
la
construcción de un sentido comunitario base necesaria probablemente, para
generar vínculos que posibiliten la acción conjunta, a favor del bienestar
colectivo, ya que como plantea Jacob (1999) “las representaciones sociales
son parte de la memoria social, de las comunidades y con ello posibilitan la
continuidad histórica a las culturas locales” (p-44),tienden un puente para
establecer un lenguaje un código común que permite vincular los diferentes
aspectos de la vida, lo social, la cultura, las identidades colectivas, todo ello a
través de la generación de sentido de los espacios compartidos.
BIBLIOGRAFÍA
Gonzalez , R. (2008) Social subjectivity, subject and social representation.
Diversitas, 4(2), 225-243.
Araya, S. (2002).Las representaciones sociales: Ejes teóricos para su
discusión. Cuaderno de ciencias sociales 127. Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales (FLACSO), 3-84.
Moscovici,S. (1984).The phenomenon of social representations. En R.M Farr &
S.Moscovici(Eds.) social representations(pp, 3-69). Cambridge: University
Press.
Jodelet,D.(1988).La representación social: Fenómenos, conceptos y teoría. En
S. Moscovici(Ed.)Psicología social Vol. II pensamiento y vida social(pp469494). Barcelona: Paidós
Krause Jacob, M.(1999).Representaciones sociales y psicología comunitaria.
Psykhe,
8(1),
41-45.
Recuperado
en
http://www.psykhe.cl/index.php/psykhe/article/view/392/372