Sumario Órgano oficial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. SEPAR. Volumen 26, Número 4, Mayo 1990 editorial Inmunoterapia en el asma bronquial. F. Duce Gracia originales Traumatismos penetrantes de tórax: experiencia en 55 casos. L. López, J. Freixinet, W. Torre, J.M. Mentrida, L. Rivera y A. Várela Tratamiento del neumotorax espontáneo mediante drenajes de pequeño calibre. J.M. Gimferrer Garatera, P. Fernández-Retana, R. Rami Porta, J. Freixenet Gilart, M. Catalán Biel, E. Letang Capmajó, M.A. Callejas Pérez, M. Mateu Navarro y J . Sánchez-Lloret Segundo carcinoma primario de pulmón. G. Estrada, E. García Pachón, G. Gómez, C. León, G. Rodríguez Froján y E. Monroy colaboración especial Situación de oxigenoterapia domiciliaria en nuestro medio. J. Escarrabill Oxigenoterapia domiciliaria (OD) en Barcelona. R. Estopa, J. Escarrabill y F. Barbé Situación de la oxigenoterapia domiciliaria en el País Vasco. L. Marco Jordán, E. Garnacha López y J.I. Aguirregomezcorta Urquijo Oxigenoterapia continua domiciliaria en el área 12 de Salud de Valencia. J. Marín, E. Servera y L. Simó La oxigenoterapia de larga duración en Madrid. L. Sánchez Agudo, J.M. Calatrava Requena y M. Sebastián Gilabert La oxigenoterapia domiciliaria en la Comunidad de Castilla-León. J.L. Viejo Bañuelos Análisis de la oxigenoterapia continua en Navarra. J. Huelo, G. Tiberio, L. Borderias, M. Muñe, J. Sánchez, J.M. Pérez y A. Rivera Oxigenoterapia domiciliaria: Estudio de su utilización en el área sanitaria de Vigo. R. Bañares Gimeno, J. Díaz Pedreira, M. Cueto Baelo, J.M. Prieto de Paula, M. Suárez Rodríguez, N. González Alonso, M. Barreiro Barreiro, J.C. Barros Tizón y L. Piñeiro Amigo avances diagnósticos y terapéuticos Diagnóstico de la tuberculosis por serologia: situación actual y perspectivas futuras. V. Ausina y M. Luquin nota clínica Linfangiomiomatosis: actualización y presentación de un nuevo caso. J.A. Caballero Jiménez, J.A. Domingo Morera, J.A. Carretero Gracia, A. Cay Diarte, J.A. Giménez Mas y P. Val Adán cartas al director Pruebas de ejercicio y rehabilitación pulmonar. Algunos comentarios a R. Coll y J. Izquierdo. E. Servera y J. Marín Mesotelioma maligno en una paciente con derrame pleural benigno por asbesto. E. Garda Pachón, S. Hernández Flix y J. Rubio Gil información EDITORIAL INMÜNOTERAPIA EN EL ASMA BRONQUIAL F. Duce Gracia Servicio de Neumologia. Hospital Clínico. Zaragoza. La inmunoterapia es un método terapéutico basado en la administración de cantidades crecientes de antígeno (alérgeno), hasta llegar a una dosis de mantenimiento, con el fin de mejorar la tolerancia del paciente al alérgeno. Para conseguir un efecto adecuado, la dosis de mantenimiento debería ser óptima y administrada durante dos años como mínimo. La inmunoterapia (IT), cuando se usa de manera adecuada, es una forma de tratar una enfermedad alérgica mediada por IgE. Desde hace más de 70 años se viene utilizando la IT en el tratamiento del asma bronquial. Siempre ha sido cuestionado el uso y abuso de la IT en la práctica clínica diaria; diversos especialistas no alergologos han sido sumamente críticos con esta terapéutica. Últimamente las muertes producidas por este tratamiento en Europa y especialmente en Gran Bretaña han hecho más patente la necesidad de crear una guía con información práctica para fijar las indicaciones de los extractos alergénicos y controlar sus resultados y efectos secundarios'"3. El principal factor determinante del uso frecuente de la IT es la experiencia acumulada por numerosos clínicos desde su aplicación, pero ha sido en las dos últimas décadas cuando se han publicado informes de estudios controlados con placebo y que nos han permitido conocer con que alérgenos y metodología se podía realizar una IT correcta, siempre que estuviese precedida de una indicación precisa4"6, y con que productos se hacía una terapéutica sin el menor rigor científico5"7. Numerosos informes han permitido conocer las alteraciones inmunológicas inducidas por la inmunoterapia4'8"10. Sabemos que se produce un incremento inicial de anticuerpos IgE total y específica de alérgeno, seguido de una disminución progresiva, así como la supresión de la elevación transitoria durante la exposición alergénica estacional. Con respecto a los anticuerpos IgG se produce una elevación de los mismos frente al antígeno inyectado. Así mismo tiene lugar una disminución de la sensibilidad del basófilo al antígeno expuesto y se producen modificaciones sobre las subpoblaciones linfocitarias, disminuyendo la proliferación de linfocitos y linfoquinas frente al antígeno inmunizante. Pero todo ello no nos permite conocer la base inmunológica en que se funda la mejoría clínica del paciente tratado. Tampoco nos sirve para pronosticar si un paciente en concreto entrará en el grupo de los que responden bien a esta terapéutica o pertenece al grupo que no se beneficiará de ella, a pesar de que inicialmente esté bien indicada". En mi opinión, el gran debate en torno al uso de IT en el tratamiento del asma bronquial entre diversos grupos de especialistas radica en la interpretación de las indicaciones y tipos de extractos alergénicos usados en la práctica clínica. Podemos afirmar que la IT es un tratamiento efectivo en algunos casos concretos de asma bronquial si se utiliza en condiciones óptimas, que comprenden: a) enfermedad medida por IgE; b) extractos de gran calidad; c) dosis apropiadas. Podríamos decir que se ha realizado una correcta indicación de IT cuando ésta se basa en la demostración de que el alérgeno tiene una importancia relevante en los síntomas y severidad del asma bronquial (los clínicos sabemos la dificultad que esto entraña en numerosas ocasiones), así como la evaluación del riesgo relativo, inconvenientes y beneficios de lalT. La IT no se debería prescribir a menos que se haya intentado evitar el alérgeno y valorar si los síntomas mejoran cuando disminuye la exposición12"14. Con respecto a la edad del paciente en que queremos indicar IT, deberemos tener presente que antes de los cinco años implica más riesgo si se producen efectos secundarios y que la sensibilización definitiva a uno o varios alérgenos determinados no está establecida. Los niños a partir de esa edad serán los más beneficiados5, pero en los adultos, incluyendo hasta una edad media, se puede hacer una correcta indicación. En la senectud, tanto por menor frecuencia del componente alérgico, como por la alteración de la respuesta inmune por la edad y que las reacciones anafílácticas son más graves, es por lo que no se debería utilizar IT en edades avanzadas. La IT generalmente se realiza con aeroalergenos, como pólenes, ácaros, epitelios de animales. La IT con polvo de casa ha sido frecuentemente usada en el tratamiento del asma bronquial, pero en la actualidad, conociendo que el polvo doméstico se compone de 137 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 una mezcla heterogénea y no se puede estandarizar, no existe justificación para usarla5. Así mismo, los extractos bacterianos y de Cándida albicans fueron ampliamente usados de forma indiscriminada en el asma bronquial. No están estandarizados y estudios controlados han demostrado su ineficacia7. La IT con extractos de polvo doméstico, bacterianos y de candida están formalmente desaconsejados, a pesar de su aceptación por parte de numerosos médicos y sufridos pacientes. La alergia al polen produce normalmente rinoconjuntivitis, en el contexto de la polinosis. Cuando la clínica se intensifica progresivamente de primavera en primavera, nos encontraríamos con una clara indicación de IT, siempre y cuando la duración de la polinización fuese de varios meses y el paciente aceptase bien el tratamiento de IT. Las especies de pólenes en que se ha demostrado la eficacia han sido las gramíneas, ambrosía, abedul y cedro de la montaña5. En nuestro medio las gramíneas, olea y parietaria son las más indicadas. Progresivamente vamos disponiendo de nuevos extractos bien estandarizados de Plantago lanceolata. Artemisa vulgaris. Salsola kali y Chaenopodium albus. En bastantes estudios controlados, realizados con extractos de alta calidad e incluyendo placebo, se ha demostrado que el asma bronquial por ácaros mejora en pacientes tratados5. La severidad del asma es un factor importante. A mayor gravedad menor es el beneficio debido a la IT. Así mismo aumenta el riesgo de que, ante una reacción anafiláctica tras la administración de una dosis, el paciente muera por insuficiencia respiratoria al aumentar de forma brusca e intensa su obstrucción bronquial. En los dos últimos años, al menos cinco pacientes de tratamiento de ácaros han fallecido en España. Pocos minutos después de la inyección del extracto alergénico presentaron reacción anafiláctica y en el contexto de ella, la agudización grave de su asma bronquial determinó muy posiblemente su muerte. En los pacientes de asma bronquial de difícil manejo, que precisan corticoides tópicos diarios y frecuentes curas de corticoides por vía oral por sus numerosas agudizaciones, no se deberá prescribir IT5'14. En el tratamiento del asma por alergia a epitelios de animales, estudios controlados realizados con IT de epitelio de gato y perro sugieren que se produce una disminución de sensibilidad del órgano de choque7'15'16, pero no hay pruebas de que el asma pueda ser controlado cuando el animal permanece en el mismo ambiente que el paciente. En algunos asmas ocupacionales por epitelios de animales (veterinarios, granjeros, trabajadores de laboratorio) puede estar indicada. Además de estos casos muy concretos de asma ocupacional por epitelios de animales, cabría hacer IT en asma ocupacional por harina de trigo, el asma de los panaderos, siempre que se haya probado que la alergia a la harina de trigo es el hecho más importante después de una prueba de provocación. Con respecto a la realización de IT con hongos, existen estudios controlados con placebo y con extractos de alta calidad que han demostrado eficacia. En la actualidad, esta IT se restringirá a ensayos controlados. 138 No hay pruebas in vivo ni in vitro que puedan predecir el resultado individual de la IT y la eficacia clínica sólo puede ser determinada mediante un ordenado registro en las variaciones diarias o semanales de síntomas / medicación. Podemos decir que la valoración de la eficacia clínica descansa fundamentalmente en la autoevaluación del paciente. Se deberá disponer de una documentación escrita donde podamos realizar el seguimiento de la IT en cada paciente. El objetivo será controlar la eficacia y seguridad (evitar y tratar rápidamente efectos secundarios). La realización del seguimiento de un tratamiento de IT requiere una unidad especializada; la entrega de tablas donde el paciente registre síntomas y medicación, las numerosas entrevistas necesarias para el intercambio de información y conseguir un buen cumplimiento en el registro de la evolución clínica, los controles de seguridad antes de la administración de cada dosis, la realización de métodos de laboratorio, tanto in vivo como in vitro para aproximarnos al conocimiento de la eficacia, determinan la necesidad de que existan este tipo de unidad de tratamiento de IT con localización hospitalaria. El número de pacientes controlados no puede ser muy extenso. Esta es la metódica de realización de IT en los países nórdicos. La inyección de un material alergénico implica un riesgo potencial en los pacientes muy sensibilizados, por lo tanto hay que tomar ciertas medidas de precaución para reducir al mínimo este riesgo16'17. Gran interés tiene que el paciente esté bien informado y motivado, así como que el personal que administra IT esté adecuadamente formado y tenga experiencia para tratar de forma inmediata reacciones anfilácticas. Podemos concluir que la IT es clínicamente eficaz en asma bronquial siempre y cuando: a) La sensibilidad a un alérgeno sea lo más importante en el desencadenamiento de los síntomas clínicos. b) Se disponga de extractos de calidad en términos de potencia y composición (correcta estandarización, medida de la actividad alergénica y buena purificación). c) Se realice un seguimiento de la terapéutica para intentar que sea eficaz y segura. d) Se informe al paciente sobre su eficacia, duración y riesgos de padecer efectos secundarios. Está formalmente contraindicada en caso de enfermedad ínmunológica grave, tumoral, así como en pacientes poco colaboradores. Solamente se realizará de forma excepcional en ancianos, niños menores de cinco años y durante el embarazo. ' A medida que se obtengan mayor número de alérgenos bien estandarizados y la posibilidad de poder modificarlos para mejorar su tolerancia, podremos incrementar las dosis e intensificar la eficacia clínica disminuyendo los efectos secundarios. Con ello aumentará la posibilidad de indicar la IT en los enfermos alérgicos. Pero es fundamental la investigación sobre las modificaciones inmunológicas inducidas por la IT en relación con la eficacia clínica. Es necesario establecer parámetros predictivos que nos indiquen F. DUCE GRACIA.-INMUNOTERAPIA EN EL ASMA BRONQUIAL qué pacientes van a responder a esta terapéutica y cuales van a ser «no respondedores» y por lo tanto no estaría indicando su empleo. BIBLIOGRAFÍA 1. Grant IWB. 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En 42 casos (76,5 %) por arma blanca, en 12 (21,8 %) por arma de fuego y en uno por un fragmento de cristal. En 39 ocasiones (70,9 %), la herida ha sido torácica pura y en 9 (16,5 %) ha sido toracoabdominal. En 4 (7,2 %) ha habido afectación cardíaca y en 3 casos (5,4 %), se trataban de heridas cervicotorácicas. El hallazgo más frecuente ha sido el síndrome de ocupación pleural (neumotorax, hemotórax o hemoneumotórax), que se ha hallado en 50 ocasiones (90 %) y que en general ha respondido bien al tratamiento con drenaje pleural. En 13 ocasiones (23,6%) se ha indicado cirugía urgente. Los criterios para adoptar dicha postura han sido la llegada del paciente en situación de hipovolemia o taponamiento cardíaco, la presencia de un hemotórax masivo o débitos altos por el drenaje pleural, la sospecha de rotura de la vía aérea y la presencia de cuerpo extraño intratorácico. La morbilidad ha sido de 8 casos (14,5 %) y no ha habido mortalidad intraoperatoria. Ha fallecido una paciente a los 30 días de su ingreso por un cuadro catatónico psiquiátrico. La mayoría de heridas penetrantes responden correctamente al tratamiento con drenaje pleural. La. intervención quirúrgica se reserva para aquellos casos que llegan en mala situación clínica al hospital y cuando hay pérdidas aéreas y/o hemáticas importantes a través del tubo de drenaje pleural. Arch Bronchoneumol 1990; 26: 140-143. Introducción Las heridas torácicas son un tipo de traumatismo sobre el que se ha adquirido experiencia a través de los sucesivos conflictos bélicos. Sin embargo, en estos últimos años hemos asistido a un notable aumento de sus incidencias, que se ha destacado en anteriores publicaciones nacionales y extranjeras y que se relaciona con una mayor conflictividad social. Recibido el 4.9.89 y aceptado el 14.11.89 140 Penetrating thoracic trauma: experience in 55 cases The experience with the treatment of penetrating thoracic in trauma in the Hospital Nuestra Sra. del Pino in Las Palmas de Gran Canaria is reported for the years 1984 to 1989. During that time, 55 patients with penetrating thoracic wounds were seen. Forty-two patients (76,5 %) had stab wounds, 12 (21,8 %) had projectile wounds and in one the wound was caused by a glass fragment. In 39 instances (70,9 %) the wound was thoracic alone and it was thoracoabdominal in 9 (16,3 %). In 4 (7,2 %) there was cardiac involvement, and 3 (5,4 %) were cervicothoracic wounds. The most common finding was the pleural occupation syndrome (pneumothorax, hemothorax or hemopneumothorax), which was found in 50 instances (90 %) and, as a rule, showed a good responso to pleural drainage. In 13 instances (23,6%) emergency surgery was indicated. The criteria for this indication were hypovolemia or cardiac tamponade on presentation, massive hemothorax or high flow through pleural drainage, suspected airway rupture and the presence of an intrathoracic foreign body. Morbidity were 8 cases (14,5 %) and there was no intraoperative mortality. A patient died 30 days after admission from a catatonic psychiatric disorder. Most penetrating wounds have an adequate response to thoracic drainage therapy. Surgery shouid be reserved for those cases in a poor clinical condition on arrival to the hospital and when important air and/or blood leaks through the pleural drainage tube are present. Esta mayor experiencia se ha traducido en una actitud más conservadora en cuanto al enfoque diagnóstico y terapéutico. Con ello se logra evitar la toracotomía en la mayoría de las ocasiones. Desde este punto de vista inicial, presentamos la experiencia en este tipo de heridas atendidas en nuestro centro durante un período de cinco años. Material y métodos Se realiza el estudio sobre un total de 55 pacientes tratados entre 1984 y 1989 por presentar heridas torácicas penetrantes. 10 L. LÓPEZ ET AL.-TRAUMATISMOS PENETRANTES DE TÓRAX: EXPERIENCIA EN 55 CASOS Las edades han oscilado entre 15 y 84 años con una media de edad de 36,8a. En 50 ocasiones han sido varones y en 5 mujeres (relación 10:1). En todos los casos considerados para este estudio se ha seguido la misma metódica de diagnóstico y tratamiento. Se han incluido aquellos pacientes con una o más heridas torácicas penetrantes en cavidad pleural y/o mediastino, asociadas o no a otros traumatismos. Se han excluido aquellos casos con heridas torácicas no penetrantes. A su ingreso se ha realizado siempre un examen clínico inicial a fin de conseguir con rapidez una idea del alcance y gravedad del traumatismo y establecer un plan de actuaciones. Se ha efectuado una exploración física completa del tórax y un examen de la herida o heridas. Se ha determinado el grado de conciencia del traumatizado y la presencia o no de signos de hipovolemia, shock, taponamiento cardíaco e insuficiencia respiratoria. También se ha evaluado la existencia o no de lesiones asociadas y su gravedad para determinar la prioridad en el tratamiento. En el caso de heridas torácicas bajas (por debajo de las mamilas), se ha realizado siempre una exploración de la herida para determinar su penetración o no en la cavidad peritoneal. Las heridas de la región precordial y paraestemales, así como las producidas por arma de fuego, han merecido siempre una especial atención por la potencial gravedad que les acompaña. Se ha realizado en todos los casos un examen radiológico del tórax, salvo en aquellos en que por su grave estado clínico han requerido una actuación quirúrgica inmediata. En todos los pacientes se ha efectuado una determinación analítica básica. Otros medios diagnósticos más sofisticados, como la ecografía y la tomografía axial computarizada, se han utilizado de forma puntual para valorar lesiones concretas o localizar colecciones intrabdominales y/o torácicas. La presencia de un síndrome de ocupación pleural (hemotórax, neumotorax, hemoneumotórax), ha sido indicación de drenaje pleural. En el caso de un débito hemático importante en el momento de colocar el drenaje (aproximadamente unos 1.000 ce) o ante una pérdida persistente de sangre a través del mismo (unos 150-200 ce/ hora durante 3 horas), se ha indicado la toracotomía, considerando siempre el contexto general del paciente (localización de la herida, estado general, lesiones asociadas). La presencia de shock hipovolémico o taponamiento cardíaco han sido criterios para realizar la intervención quirúrgica con carácter inmediato. Resultados En 42 casos (76,3 %) las heridas han sido por arma blanca, en 12 (21,8 %) por arma de fuego y en un caso (1,8 %) por fragmentos de cristal. En 39 pacientes (70,9 %) las heridas han sido torácicas aisladas, en 9 ocasiones (16,3 %) las lesiones han sido toraco-abdominales, en 4 (7,2 %) ha existido afectación cardíaca y en 3 (5,4 %) han sido cervicotorácicas. En 46 casos (83,6 %) ha existido una única herida torácica, mientras que en 9 (16,3 %) han habido dos o más heridas. En cuanto a la localización, 33 (60%) han sido en el hemitórax izquierdo, 17 (30,9 %) en el hemitórax derecho y 4 (7,2 %) bilaterales. Una herida ha sido de localización esternal. La clínica en el momento del ingreso ha sido variable. En 28 ocasiones (50,9 %) ha existido únicamente sintomatología local en relación con la herida. En 12 casos (21,8 %) se ha detectado hipotensión y taquicardia, en 8 (14,5 %) enfisema subcutáneo evidente, en 7 (12,7%) disnea de mayor o menor grado y en 3 (5,4 %) expectoración hemoptoica. Dos pacientes han sido ingresados afectos de shock hipovolémico y uno con un cuadro de taponamiento cardíaco. Los cinco casos de heridas con afectación abdominal asociada han tenido también sintomatología en relación con su traumatismo abdominal. 15 TABLA I Heridas torácicas: tratamiento definitivo Drenaje pleural Tratamiento quirúrgico Toracotomía lateral Esternotomía media Cervicotomía Mediastinotomia anterior Tratamiento conservador 39(71,0%) 13(23,6%) 8 2 2 1 3 (5,4 %) TABLA II Hallazgos operatorios Heridas pulmonares Lesiones traqueales Cuerpos extraños Lesiones diafragmáticas Heridas cardíacas Sección arteria mamaria interna El diagnóstico clínico, complementado con los datos radiológicos, ha permitido comprobar de forma mayoritaria, en 50 casos (90 %), un síndrome de ocupación pleural. En 21 pacientes se trataba de un hemotórax, 16 hemoneumotórax y 13 neumotorax. En tres ocasiones la radiografía no ha demostrado lesiones evidentes y en tres se ha hallado la presencia de un cuerpo extraño intratorácico (un cristal, un perdigón y una bala). La ecografía en cuatro ocasiones (7,2 %), ha permitido localizar con precisión colecciones intraabdominales y torácicas. La tomografía axial computarizada se ha utilizado en dos pacientes para valorar lesiones residuales en un caso y para localizar el cuerpo extraño intrapulmonar (cristal) en otro. La mayoría de los casos han respondido bien al drenaje pleural. Tal tipo de tratamiento se ha instaurado inicialmente en 45 ocasiones (81,6%) y se ha conseguido una buena evolución con una expansión adecuada del parénquima pulmonar en 39 (86,6 %). En 13 ocasiones (23,6 %) se ha realizado una intervención quirúrgica. En siete casos en vista de la situación clínica del paciente y en seis por la cantidad de sangre que salía por el tubo de drenaje pleural. En tres pacientes (5,4 %), el tratamiento ha sido conservador en vista de la estabilidad clínica y de la ausencia de datos patológicos en las exploraciones complementarias que indicaban la intervención (tabla I). Las vías de acceso utilizadas en los pacientes intervenidos han sido en ocho ocasiones una toracotomía lateral, en dos una cervicotomía, en dos una estemotomía media y en un caso una mediastinotomía anterior. Los hallazgos intraoperatorios vienen resumidos en la tabla II, en la que se detallan el total de lesiones. Cabe decir que en varios casos han habido dos o más órganos afectos, como en las heridas diafragmáticas, en las que coexistía también una lesión pulmonar. La presencia de cuerpos extraños se ha acompañado también de una laceración en pulmón. 141 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 La morbilidad ha sido de ocho casos (14,5 %). Dos pacientes han presentado fugas aéreas persistentes postoracotomía, en otros dos se han evidenciado derrames pleurales residuales. En dos ocasiones han desarrollado atelectasias de pulmón y en dos, infecciones de la herida operatoria. No ha habido mortalidad intraoperatoria. En una paciente con antecedentes psiquiátricos en la que se siguió tratamiento conservador se produjo un cuadro catatónico que finalizó con exitus a los 30 días de su ingreso. Discusión Las lesiones traumáticas en general están sufriendo un notable incremento en los últimos años. Los traumatismos cerrados se asocian a los accidentes de tráfico y los abiertos a una situación social de mayor agresividad, tal y como señalábamos en la introducción de este trabajo. En nuestro medio, y al igual que en otros estudios, es 1 mucho más frecuente la agresión por arma blanca '2. En nuestra serie, este tipo de traumatismo se ha hallado en el 76,3 % de las ocasiones. Es por lo general una lesión más leve que la que generan las armas de fuego. No obstante y en dependencia de su localización pueden lesionar visceras mediastínicas, como el corazón y grandes vasos, que pueden provocar un grave cuadro hemorrágico o de taponamiento cardíaco. Es por ello importante estar atentos ante heridas de localización precordial o paraesternal que son las que pueden ocasionar este tipo de afectación1'4. Las heridas por arma de fuego van asociadas a un mayor potencial vulnerante. Con frecuencia las lesiones son múltiples, si bien ello viene lógicamente matizado por el tipo de arma, la trayectoria del proyectil y la distancia entre agresor y agredido5. En nuestra serie, un 54,5 % de los pacientes afectos de una herida por arma de fuego precisaron tratamiento quirúrgico y seis de las mismas eran toracoabdominales. El tratamiento de este tipo de traumatismos se inicia asegurando la permeabilidad de la vía aérea y colocando una o más vías centrales de perfusión venosa, al mismo tiempo que se valora la necesidad de la cateterización vesical y el control electrocardiográfico. Simultáneamente se realiza la evaluación de las lesiones. La decisión sobre la actuación quirúrgica inmediata o la colocación de un drenaje pleural viene en función del estado clínico del paciente y la radiología de tórax, tal y como hemos expuesto con anterioridad6. La colocación de un drenaje pleural suele ser una medida diagnóstica y terapéutica de capital importancia. Permite valorar más adecuadamente la necesidad de la intervención quirúrgica y en muchos casos es ya el tratamiento definitivo. Con él se solucionan aquellas heridas pulmonares poco importantes, con fuga aérea y hemorragia limitadas. En nuestra experiencia, el drenaje pleural se ha utilizado en 45 ocasiones (81,6 %) y en 39 (76,6 %) ha sido suficiente para resolver el cuadro clínico de ocupación pleural, dato que está de acuerdo con las cifras de otros autores117'8. 142 Las pérdidas hemáticas importantes a través del drenaje pleural constituyen indicación de cirugía urgente. La cuantificación de dichas pérdidas es motivo de controversia y se han dado cifras diversas para establecer el momento oportuno de la intervención quirúrgica. Nosotros damos las cifras de 1.000 ce en el momento de la colocación del drenaje pleural y 150200 ce/hora en el período posterior, si bien deben considerarse como datos orientativos que deben ser siempre individualizados en cada caso. La indicación de la intervención a la llegada del paciente al hospital se ve mediatizada por el estado del traumatizado, que puede hallarse en situación de shock hipovolémico o taponamiento cardíaco. En estas condiciones se considera justificado minimizar las medidas de asepsia y de anestesia con la finalidad de acceder al tratamiento con la mayor celeridad posible4'9'12. Este tipo de situación clínica es típico de las heridas cardíacas y colocan al paciente en una grave situación vital que conduce a la muerte si no media una actuación quirúrgica precoz. Por ello adquiere especial importancia la rapidez en el traslado, en las maniobras de reanimación y en la instauración del tratamiento quirúrgico. A pesar de ello, muchos pacientes mueren antes de llegar al hospital. En los casos en que se sospeche la muerte reciente se considera justificada la realización de una toracotomía urgente inmediata para2 4intentar reanimar al paciente y reparar las lesiones ' '9'12. La vía de abordaje idónea depende fundamentalmente de la sospecha diagnóstica que se haya formado en cuanto a la afectación visceral. La incisión mejor para tratar las lesiones pulmonares y esofágicas es sin duda la toracotomía posterolateral'-8. Para las lesiones cardíacas, la mayoría de trabajos aconsejan la toracotomía submamaria izquierda que permite un rápido acceso al corazón2"4'9"". No obstante, hayl2 autores que también utilizan la esternotomía media . Dicha vía, aunque permite una buena exposición del mediastino anterior, aconsejamos reservarla para el tratamiento de los traumatismos de los grandes vasos, dado que es un acceso que requiere más tiempo para ser llevado a cabo y en las heridas cardíacas el factor de tiempo tiene una importancia trascendental. Por otra parte, con la toractomía submamaria se consiguen óptimos resultados4'9"12. La incisión más adecuada para el tratamiento de las heridas traqueales es la cervicotomía. La esternotomía media se reserva para 10 aquellos casos con lesiones de la tráquea endotorácica . En cuanto a las heridas torácicas bajas, debe destacarse la absoluta necesidad de valorarlas o explorarlas, dado el peligro de traumatismo sobre alguna de las visceras intraabdominales'-13. Como conclusiones, las heridas torácicas penetrantes que ocasionan un síndrome de ocupación pleural suelen responder bien en la mayoría de ocasiones a la inserción de un tubo de drenaje. Para los casos tributarios de tratamiento quirúrgico es trascendental una actuación rápida, tanto en el traslado de los pacientes como en la instauración de medidas de reanimación y tratamiento quirúrgico. 16 L. LÓPEZ ET AL.-TRAUMATISMOS PENETRANTES DE TÓRAX: EXPERIENCIA EN 55 CASOS BIBLIOGRAFÍA 1. Freixinet J, Pera M, Lacy AM et al. Heridas torácicas. Experiencia en 126 casos. Rev Quir Esp 1987; 14: 63-68. 2. Arias J, Tejero E, Larroque M et al. Herdias cardiopericárdicas: estudio de 25 casos. Cir Urg 1986; 1: 15-22. 3. Feliciano DV, Bitondo CG, Mattox RL et al. Civilian trauma in the 1980s. A 1-year experience with 456 vascular and cardiac injuries. Ann Surg 1984; 199: 717-724. 4. Freixinet J, Catalán M, Mestres CA et al. Heridas penetrantes del corazón. Experiencia en 20 casos. Rev Quir Esp 1987; 14: 127131. 5. Besson A, Vecerina S y Steichen FM. Penetrating and perforating wounds of the chest. En: Chest trauma and associated injuries. Besson and Saegeser eds. Ltd Londres Wolfe Medical Publications 1982; 125. 6. Peters RM. Trauma to the chest wall, pleura and thoracic viscera. En: General thoracic surgery. Shields TW ed Filadelfia. Lea andFebiger 1983; 575. 17 7. Mattox KL. Thoracic injury requiring surgery. Worid J Surg 1983; 7: 49-55. 8. Robinson PD, Hannan PK, Irinkie JK y Grover PL. Management of penetrating lung injuries in civilian practice. J Thorac Cardiovasc Sang 1988; 95: 184-190. 9. Schwab CW, Adcock UT y Max MH. Emergency depañment thoracotomy (EUI). A 26-month experience using an «agonal» protocol. Am Surg 1986; 52: 20-29. 10. Demetriades D, Rabinowitz B, Sofianos C. Emergency room thoracotomy for stab wounds to the chest and neck. J Trauma 1987; 27: 483-485. 1 1 . Lavares S, Hankins JR, Moulton AL et al. Management of penetrating cardiac injuries: the role of emergency room thoracotomy. Ann Thorac Surg 1984; 38: 183-187. 12. Rhoman M, Ivatury RR, Steichen FM et al. Emergency room thoracotomy for penetrating cardiac injuries. J Trauma 1983; 23: 570-576. 13. Mariadason JG, Farsa MH, Ayuyao A, Freeman HP. Management of stab wounds to the thoracoabdominal región. A clinical approach. Ann Surg 1988; 207: 335-340. 143 ORIGINAL TRATAMIENTO DEL NEUMOTORAX ESPONTANEO MEDIANTE DRENAJES DE PEQUEÑO CALIBRE J.M. Gimferrer Garolera, P. Fernández-Retana*, R. Rami Porta**, J. Freixinet Gilart, M. Catalán Biel, E. Letang Capmajó, M.A. Callejas Pérez, M. Mateu Navarro y J. Sánchez-Lloret. Servicio de Cirugía Torácica (Unidad de Cirugía Cardio-Torácica) y •Servicio de Traumatología y Ortopedia. Hospital Clínico y Provincial de Barcelona. " Servicio de Cirugía General. Hospital de la Mutua de Tarrasa. Presentamos los primeros 100 pacientes afectos de neumotorax espontáneo que han sido tratados según un nuevo protocolo que incluye la sustitución de los drenajes convencionales de grueso calibre (20-40 F) por catéteres de menor calibre (2,7 mm 8 F). La efectividad de estos drenajes ha sido del 83 %; el promedio de días de drenaje fue de 4,43 días. En cuanto a las complicaciones cabe citar obstrucción del drenaje en el 4 % de casos y un 1 % de perforación parenquimatosa. Arch Bronconeumol 1990: 26: 144-146. Introducción La utilización de drenajes pleurales de pequeño calibre en el tratamiento de neumotorax espontáneo ha ido en aumento en los últimos años. En nuestro Servicio de Cirugía Torácica, se han utilizado tubos convencionales (calibre 20-40 francés) hasta abril de 1987. A partir de esta fecha, y coincidiendo con un cambio en el protocolo de tratamiento, los neumotorax espontáneos han sido drenados mediante catéteres de pequeño calibre (2,7 mm 8 F) (Pleurocath R). A continuación presentamos una revisión de los primeros 100 pacientes tratados con este nuevo protocolo. Material y métodos Se han revisado las historias de 100 pacientes diagnosticados de neumotorax espontáneo que precisaron la inserción de un catéter pleural entre enero de 1987 y enero de 1989. Los pacientes fueron atendidos en el Servicio de Urgencias de Cirugía Torácica del Hospital Clínico y Provincial de Barcelona. Se drenaron todos los neumotorax superiores al 20 % según la Rx de tórax o los inferiores al 20 % que presentaban sintomatología; 81 eran hombres y 19 mujeres. La edad media de presentación fue de 29 años oscilando entre 19 y 71 años. La localización fue derecha en 47 casos e izquierda en 53. Recibido el 7-9-89 y aceptado el 28.11.89 144 Treatment of spontaneous pneumothorax with small bore drainage We report the ¡nidal 100 patients with spontaneous pneumothorax which were treated following a new protocol including the substitution of higher bore catheters (20-40 F) for those of lower bore (2,7 mm 8F). The effectiveness of these drainages was 83 %. The average period of drainage were 4,43 days. The most significant complications were drainage obstruction in 4 and parenchymal perforation in 1 %. Todos los pacientes presentaron disnea y/o toracalgia. En el 20 % de los casos, existía además otra patología pleuropulmonar asociada: EPOC (8 %), asma (6 %), enfisema hulloso (4 %), hipeñensión pulmonar secundaria a cardiopatía congénita por ventrículo único (1 %). El 9 % de pacientes tenían historia de neumotorax contralateral. No se incluyeron en este protocolo los neumotorax yatrogénicos, traumáticos, recidivantes homolaterales (en este caso fueron intervenidos quirúrgicamente) y los hemoneumotórax espontáneos. El catéter utilizado fue de tipo Pleurocath R (fig. 1). Para su colocación se siguió la siguiente sistemática: bajo anestesia local se insertó el trocar a través del V espacio intercostal en su unión con la línea axilar anterior. Una vez colocado el trocar en la cavidad pleural se introdujo el catéter a través de él y posteriormente se retiró el trocar. El catéter se fijó a la piel y se conectó a un sistema de drenaje cerrado bajo sello de agua. En los neumotorax hipertensivos se procuró evitar el edema pulmonar ex vacuo por reexpansión pulmonar súbita abriendo el drenaje de forma intermitente. Se instauró una pauta analgésica según los requerimientos del paciente. En los casos en los que, aproximadamente al cabo de una hora, las pérdidas aéreas cesaron y la radiografía de tórax mostró una correcta reexpansión pulmonar, se colocó una válvula unidireccional de Heimiich de pequeño tamaño. A los 48-72 horas de hospitalización, previa comprobación radiológica de la correcta reexpansión pulmonar, se retiró el drenaje y el paciente fue dado de alta (fig. 2). Resultados El tratamiento mediante drenaje pleural bastó y fue efectivo en 83 de los 100 casos tratados. En relación a los 17 pacientes restantes, se estableció una indicación 18 J.M. GIMFERRER GAROLERA ET AL.-TRATAMIENTO DE NEUMOTORAX ESPONTÁNEO MEDIANTE DRENAJES DE PEQUEÑO CALIBRE Neumotó rax l.e' episodio o 2.° episodio contraíate al y superior al 20 % o inferior, con sintomatología t Drenaje pleur al pleuro-carh y conex ón a Buiau / / \ Persisten fugas y/o radiografía sin reexpansión Cesan las fugas y radiografía correcta con reexpansión t Conectar válvula 1 t Radiografía a las 48-72 horas n ^'v '-c3 r~ Buiau y aspiración continua \ Radiografía correcta con reexpansión t Retirar drenaje y alta Radiografía sin reexpansión Fugas aéreas o neumotorax al cabo de una semana = toracotomía Fig. 2. Esquema que muestra el protocolo seguido actualmente en el tratamiento del neumotorax espontáneo. quirúrgica en catorce de ellos (por presencia de fugas aéreas o persistencia del neumotorax en la exploración radiológica al cabo de una semana de instauración del drenaje), y en otros tres, debido a que tenían contraindicación quirúrgica, se realizó una pleurodesis con tetraciclinas acidas, instiladas a través del drenaje. El tiempo medio transcurrido entre la colocación del catéter y su retirada, fue de 4,43 días, variando entre 2 y 9 días. La hospitalización media fue de 5,44 días, oscilando entre 2 y 11 días. En 42 pacientes, el alta se produjo entre las primeras 48-72 horas de su ingreso. En cuatro pacientes, el catéter se obturó (dos de ellos precisaron la colocación de un nuevo catéter y en otros dos pudo repermeabilizarse inyectando suero fisiológico). Dos pacientes se extrajeron el catéter involuntariamente, aunque no por ello precisaron un nuevo drenaje, ya que la radiografía de comprobación no mostró neumotorax. En uno de los pacientes toracotomizados, se halló el catéter situado en posición intraparenquimatosa. 21 Discusión Los criterios para el tratamiento del neumotorax espontáneo han ido evolucionando a lo largo de los últimos 40 años. Serementis', en una larga serie de neumotorax espontáneos, comparó distintas formas de tratamiento. Comprobó que el porcentaje de recurrencias era menor en los pacientes tratados mediante drenaje pleural (38 %) que en los pacientes tratados únicamente mediante reposo en cama (49 %). No halló recurrencias en los casos tratados con toracotomía y pleurodesis. De estos hechos, algunos grupos quirúrgicos dedujeron la idea de que el drenaje pleural contribuiría de alguna forma a disminuir el índice de recidivas a través de la formación de sinequias pleurales inducidas por el propio drenaje. Esto condujo a la utilización de catéteres de calibre grueso (20-40 F) para crear de esta manera el mayor número posible de sinequias pleurales2. Sargent y Turner3 describieron en 1970 el empleo de catéteres de pequeño calibre en el tratamiento de neumotorax secundarios a punciones biopsia trans145 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 pulmonar. Estos autores utilizaban un catéter flexible de 2,08 mm de diámetro interno con un bajo coeficiente de fricción. La superficie era lisa, reduciendo de esta manera la tendencia a la coagulación. A partir de entonces se han publicado diversas series presentando los resultados de esta técnica4"9. La efectividad del drenaje pleural depende de la etiología del neumotorax: 96 % en los neumotorax yatrogénicos, como por ejemplo en los neumotorax secundarios a biopsias de nodulos pulmonares por punciones transtorácicas194, 66-90 % en los neumotorax espontáneos idiopáticos ' y 25 % en los neumotOrax espontáneos de pacientes con patología pulmonar asociada4. Diversos autores han indicado la utilización de catéteres de bajo calibre para el tratamiento de los neumotOrax espontáneos. Bevelaqua et al4 hallaron una efectividad del 66 % en neumotOrax espontáneos sin enfermedad pulmonar previa. La utilización de una válvula de Heimiich después de colocar el catéter ha facilitado la movilización inmediata de estos pacientes5-8-10. Cannon et al7 trataron ambulatoriamente 34 neumotOrax espontáneos mediante catéter y válvula de Heimiich. Únicamente el 12 % precisaron ingreso hospitalario. Los gastos se redujeron en un 80 % en los enfermos tratados ambulatoriamente. La única función del drenaje pleural en el tratamiento del neumotOrax es conseguir la reexpansión completa del parénquima pulmonar lo más precozmente posible y con la menor morbilidad. Los catéteres de pequeño calibre reexpanden el parénquima pulmonar con la misma eficacia y rapidez que los de mayor grosor y producen una menor morbilidad. Concretamente en nuestro grupo, la modificación del protocolo de tratamiento del neumotOrax espontáneo (utilización de este tipo de drenajes en lugar de los convencionales, así como mayor precocidad en la retirada de los mismos) ha reducido substar talmente el período de estancia hospitalaria de estos pacientes (13 vs 5,44 días)". Las ventajas que según nuestra experiencia presentan estos catéteres en relación a los drenajes convencionales, son las siguientes: 1) Las molestias y el dolor que producen en la colocación, y especialmente en el período de hospitalización, son mucho menores; durante el mismo hemos observado unos requerimientos analgésicos muy inferiores y en ningún caso el dolor ha motivado la realización de maniobras de movilización sobre el drenaje o infiltraciones anestésicas locales, como sucedía con relativa frecuencia con los drenajes convencionales. 2) Su colocación es rápida, fácil, poco traumática y bien tolerada por el paciente. Además, éste puede movilizarse con mayor facilidad, sobre todo si colocamos además una pequeña válvula de Heimiich. 3) La llave de tres pasos con la que están equipados estos catéteres, permite cerrar el drenaje fácilmente, sin la colocación siempre engorrosa de pinzas, método que se empleaba con los antiguos drenajes. Así mismo posibilita la cOmoda instilación endopleural de subs146 tancias sinfisantes, en el caso de que éstas sean precisas. 4) La maniobra de retirada del drenaje, que con los drenajes convencionales acostumbraba a resultar molesta para el paciente, es indolora. Por otro lado, la readmisión de aire durante la misma se hace mucho más improbable que con los drenajes de mayor calibre. En esta serie se presentan los neumotOrax espontáneos, si bien hemos iniciado también su utilización en los neumotOrax traumáticos, en los derrames pleurales y en el drenajes de las cámaras postneumonectomía. En cuanto a complicaciones, tan solo hemos observado un caso de colocación accidental intrapulmonar que fue descubierto al realizar la toracotomía (se apreciaron fugas persistentes durante más de una semana). Sin embargo, complicaciones de este tipo se han descrito en los drenajes convencionales. No hemos observado algunas desventajas que se les imputan, como por ejemplo: facilidad para obstruirse (tan solo 2 % de los casos en nuestra serie) o insuficiente calibre para procurar un flujo adecuado de aire. Esto último obviamente, tan sOlo se ha descrito en casos en los que el débito aéreo es más alto que la capacidad de drenaje de la sonda pleural. En resumen, con este nuevo protocolo de tratamiento del neumotOrax espontáneo, que consiste en síntesis en la utilización de sondas pleurales de pequeño calibre y en la retirada más precoz de las mismas, hemos obtenido los mismos resultados en cuanto a efectividad se refiere, minimizando sin embargo la morbilidad propia del drenaje. BIBLIOGRAFÍA 1. Seremetis MG. The management of spontaneous pneumothorax. Chest 1970, 57: 65-68. 2. De Vries WC, Wolfe WG. The management of spontaneous pneumothorax and bullous emphysema. Surg Clin North Am 1980; 60:851-866. 3. Sargent EN, Tumer AF. Emergency treatment of pneumothorax. A simple catheter technique for use in the radiology department. AJR 1970; 109: 531-535. 4. Bevelaqua FA, Aranda C. Management of spontaneous pneumothorax with small lumen catheter manual aspiration. Chest 1982; 81: 693-694. 5. Conces DJ, Tarver RD, Grau WC, Pearcy E. Treatment of pneumothorax utilizing small caliber chest tubes. Chest 1988; 94: 55-57. 6. Casóla G, Van Sonnenberg E, Keightiey AHM, Withers C, Lee AS. Pneumothorax. Radiologic treatment with small catheters. Radiology 1988; 166: 89-91. 7. Cannon WB, Mark JBD, Jamplis RW. Pneumothorax. A therapeutic update. Am J Surg 1981; 142: 26-29. 8. Peters JC, Kubitschek KR. Clinical evaluation of a pereutaneous pneumothorax catheter. Chest 1984; 86: 714-717. 9. Perlumtt LM, Braun SD, Newman GE. Transthoracic needle aspiration. Use of a small chest tube to treat pneumothorax. AJR 1987; 148: 849-851. 10. Heimiich HJ. Valve drainage ofthe pleural cavity. Dis Chest 1968; 53: 282-287. 11. Catalán M, Mateu M, Canalís E, Letang E, Callejas MA, Sánchez-Lloret J. Neumotorax espontáneo. Análisis de 150 casos consecutivos. Rev Esp Cir CTV 1980; 1: 35-39. 22 ORIGINAL SEGUNDO CARCINOMA PRIMARIO DE PULMÓN G. Estrada, E. García Pachón*, G. Gómez, C. León, G. Rodríguez Froján* y E. Monroy Unidad de Cirugía Torácica y •Servicio de Aparato Respiratorio. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona. Durante el seguimiento de 382 pacientes intervenidos de cáncer de pulmón con cirugía radical, se ha detectado en 13 casos un segundo carcinoma primario pulmonar (3,4 %) y en uno de ellos una tercera neoplasia de pulmón. La mayoría de los pacientes se hallaban asintomáticos, detectándose la neoplasia en una radiografía de tórax de control. La forma más frecuente de presentación del segundo tumor fue en el lado contralateral y con la misma estirpe histológica que el primero. El intervalo promedio desde el primer tratamiento hasta la aparición del segundo carcinoma fue de 37,3 meses. Once de los pacientes presentaron la segunda neoplasia en los 5 primeros años desde la intervención. Nueve de los 13 pacientes pudieron ser tratados del nuevo carcinoma, 5 mediante cirugía, 3 con radioterapia y 1 con radio y quimioterapia. Concluimos que el segundo carcinoma primario de pulmón no es un hallazgo excepcional y que los pacientes que lo presentan pueden ser tributarios de tratamiento radical, por lo que creemos necesario un control periódico e indefinido de estos pacientes. Second primary lung carcinoma During the follow up of 382 patients who had undergone radical surgery for lung cáncer, in 13 (3,4 %) a second primary lung carcinoma was detected, and in one patient even a third. Most patients were asymptomatic and the tumor was detected on a control chest radiogram. The most common type of presentation of the second carcinoma was in the contralateral side and with the same histológica! type as the first one. The mean interval since the first treatment was 37,7 months. Eleven patients had the second neoplasia within 5 years after the operation. Nine of the 13 patients couid be treated for their new carcinoma, 5 with surgery, 3 with radiotherapy and 1 with radiotherapy and chemotherapy. We conclude that the second primary lung carcinoma is not an exceptional occurrence and that patients may undergo radical treatment. Therefore, we think that these patients require periodical and indefinite follow up. Arch Bronconeumot 1990, 26: 147-150 Introducción Material y métodos Los pacientes intervenidos con finalidad curativa de carcinoma primario de pulmón pueden presentar una segunda y hasta una tercera neoplasia primaria pulmonar años después de la primera'. Esta posibilidad no debe sorprender, ya que presumiblemente todas las áreas tienen el mismo riesgo de desarrollar carcinoma si se acepta que todo el pulmón ha sido expuesto al mismo estímulo carcinogénico2. De hecho, Auerbach et al3 encuentran tumores pulmonares múltiples en el 3,5 % de las necropsias de los pacientes fallecidos por cáncer de pulmón. Los carcinomas primarios independientes pueden dividirse en sincrónicos, los que se diagnostican simultáneamente, y metacrónicos, los que son diagnosticados con posterioridad al primer tratamiento. Hemos revisado los carcinomas metacrónicos de pulmón detectados en el seguimiento de los pacientes intervenidos de neoplasia pulmonar primaria para establecer su incidencia y conocer sus características y pronóstico. Entre 1977 y 1986, en la Unidad de Cirugía Torácica, fueron tratados 382 pacientes afectos de carcinoma primario de pulmón mediante cirugía resectiva radical. Todos ellos fueron objeto de seguimiento en la propia Unidad a los 3 meses de la intervención, a los 6 meses, al año y posteriormente cada año. El paciente recibía instrucciones de acudir si presentaba síntomas relacionados con su patología, independientemente de la fecha prevista de visita. Estas visitas incluían anamnesis clínica, exploración física y radiografías de tórax (proyecciones posteroanterior y lateral) que se comparaban con las previas. Se han revisado retrospectivamente todas las historias clínicas de los pacientes intervenidos, recogiendo aquéllos que tras la primera intervención radical habían vuelto a presentar una neoplasia primaria de pulmón. Para considerar el segundo tumor como carcinoma primario se requería: 1) confirmación citohistológica de malignidad o características y evolución clínico-radiológica propias de cáncer de pulmón; 2) no evidencia de metástasis; y 3) localización en diferente lóbulo o pulmón sin afectación de los linfáticos comunes. Para considerar metacrónico al tumor, éste debía haber sido diagnosticado con posterioridad a la intervención quirúrgica radical y sin que existiera sospecha previa de su presencia. Recibido el 6-11-89 y aceptado el 9-1-90. 27 Resultados De los 382 pacientes intervenidos, 13 presentaron un segundo carcinoma primario de pulmón. Uno de los pacientes desarrolló una tercera neoplasia. Todos 147 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 TABLA I Características y localización de las neoplasias Primer primario Caso Segundo primario Intervalo (Meses) Edad (años) Localización Histología Localización 1 63 LSI Escamoso 13 LID 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 44 64 60 59 58 64 63 53 63 64 53 64 LSI LSD LID LSI LSD LSD LSD LSI LID LSD LSD LSD Escamoso Escamoso Escamoso Escamoso Escamoso Escamoso Adenocar. Escamoso Indiferenciado Indiferenciado Escamoso Escamoso 50 15 23 61 96 25 48 41 33 49 13 18 Bilateral LSI LSD LSD LSI LII LSI LSD LSI Hemitórax D Hemitórax D BPI Histología Oat-cell + indiferenciado Escamoso Atiplas Escamoso Escamoso Escamoso Indiferenciado Adenocar. Escamoso — Escamoso Escamoso LSI: lóbulo superior izquierdo; LSD: lóbulo superior derecho; LID: lóbulo inferior derecho; LII: lóbulo inferior izquierdo; BPI: bronquio principal izquierdo; D: derecho; Adenocar.: adenocarcinoma eran varones, de entre 44 y 64 años (x: 59) en el primer episodio. Siete de los pacientes eran fumadores de 40 cig/día y seis de 20 cig/día. Las características y localización de las neoplasias se expresan en la tabla I. Los primeros hallazgos que sugirieron la posibilidad del segundo carcinoma se relacionan en la tabla II. El paciente del caso 2 presentó como segundo carcinoma una neoplasia bilateral. El correspondiente al caso 5 desarrolló a los 37 meses del segundo tumor una nueva neoplasia en el lóbulo inferior izquierdo. En los pacientes sin confirmación citohistológica del segundo episodio, el diagnóstico se estableció por las características clínicas y radiológicas y por la evolución del proceso. El paciente del caso 9 presentó a los 41 meses de la primera neoplasia expectoración hemoptoica sin imagen radiológica. Se realizó broncofibroscopia sin encontrar lesión endobronquial, pero la citología del broncoaspirado fue positiva para células malignas. Se precisaron otras seis broncoscopias para localizar en TABLA II Primera manifestación de la segunda neoplasia Hallazgo radiológico Esputo hemoptoico Dolor torácico y disnea Síndrome paraneoplásico Total N.° de casos 7 4 1 1 13 el espolón lobar superior derecho la segunda neoplasia (a los 57 meses de la citología positiva). El intervalo desde la primera intervención al hallazgo de la segunda neoplasia osciló entre los 13 y los 96 meses (x: 37,3). Once de los pacientes presentaron la segunda neoplasia en los 5 primeros años desde la intervención. En nueve pacientes, la segunda neoplasia se localizó en el hemitórax contrario al primer episodio; en un caso fue bilateral y en los tres restantes en el mismo lado. La imagen radiológica más frecuente fue la de un nodulo periférico (8 casos). El diagnóstico citohistológico se obtuvo por broncoscopia en ocho pacientes, incluyendo el doble sincrónico (9 neoplasias, 3 por biopsia y 6 por broncoaspirado y/o legrado). En dos pacientes se precisó la toracotomía y en otros tres no se obtuvo confirmación citohistológica. En el paciente del caso 3 la citología mostraba atipias y tanto la radiología como la evolución fueron características de neoplasia de pulmón. En el caso 10 la citología de esputo fue negativa y no se realizó broncoscopia al no ser tributario de tratamiento. La imagen radiológica fue aumentando con deterioro clínico progresivo del paciente. En el caso 11 la citología y la broncoscopia fueron negativas pero se decidió realizar radioterapia ante la evidencia clínico-radiológica de la enfermedad. Sólo en dos casos la histología de los primarios sucesivos fue diferente. TABLA III Pacientes tratados y supervivencia Caso 1 4 5 6 7 8 9 11 12 148 1.° Tratamiento 2.° Tratamiento Estado actual (Tiempo desde tratamiento 2.' neoplasia) Lobectomía Lobectomía Lobectomía Lobectomía Lobectomía Lobectomía Neumonectomía Lobectomía Lobectomía RT y QT Completar neumonectomía Lobectomía Resección atípica Lobectomia Resección atipica RT RT RT Asintomático (22 meses) Defunción en postoperatorio inmediato Defunción (a los 64 meses con 3.a neoplasia no tratada) Asintomático (19 Ineses) Asintomático (12 meses) Asintomático (11 meses) Asintomático (34 meses) Mal estado general (16 meses) Asintomático (16 meses) 28 G. ESTRADA ET AL.-SEGUNDO CARCINOMA PRIMARIO DE PULMÓN Los tratamientos realizados en la primera neoplasia fueron: una neumonectomía, 10 lobectomías, 1 radioterapia preoperatoria con toracobilobectomía superior y media y una lobectomía con resección atípica. Los segundos carcinomas fueron tratados con cirugía en cinco casos, tres con radioterapia, y uno con quimio y radioterapia. En el resto de pacientes (4 casos) no se pudo realizar tratamiento. La supervivencia de los pacientes tratados y el tratamiento realizado se expresa en la tabla III. De los cuatro pacientes que no pudieron recibir tratamiento, dos habían fallecido al mes y a los seis meses del diagnóstico del segundo tumor (casos 2 y 13). Los otros dos pacientes (casos 3 y 10) se hallaban en fase terminal a los 11 y 13 meses, respectivamente. Discusión Las neoplasias primarias múltiples de pulmón tienen una incidencia promedio en las diversas series del 1,6 %4. Esta incidencia aumenta con el tiempo tras la resección de la primera lesión primaria5. De las neoplasias múltiples primarias de pulmón, los tumores metacrónicos constituyen el 66 %6. La incidencia de un segundo carcinoma primario metacrónico de pulmón entre supervivientes de la primera resección varía ampliamente, entre el 0,5 % de Wu et al4 y el 7,6 % de Shields y Robinette1. En nuestra serie, la incidencia se sitúa en el 3,4 % (13 de 382 pacientes). Estas diferencias pueden deberse, al menos en parte, a la dificultad para reconocer la enfermedad y a los diferentes criterios de su definición. Para algunos autores es necesario que dos tumores sean histológicamente diferentes para considerarlos primarios independientes,7 pero en general no se requiere este criterio8. Aún así, diferenciar un segundo primario de la metástasis del primer carcinoma no es siempre fácil. Se acepta como tumor primario diferente el que asienta en el pulmón contralateral o en un lóbulo ipsilateral diferente, aquéllos con histología diferente y los que se presentan con un intervalo prolongado9. Ocasionalmente, un paciente intervenido de segunda neoplasia puede desarrollar un tercer tumor metacrónico, como ocurre en uno de nuestros pacientes. Algunos autores obtienen buenos resultados con el tratamiento quirúrgico de las terceras neoplasias9. La incidencia de segunda neoplasia pulmonar parece tener una estrecha relación con el tabaquismo. Abbey Smith10 no encuentra ningún caso entre los pacientes no fumadores sometidos a resección por un primer carcinoma de pulmón y en otras series eran fumadores el 90 % de los que desarrollaron la segunda neoplasia4. Todos nuestros pacientes eran fumadores, la mayoría de más de 20 cig/día. En la mayor parte de los casos, el segundo primario es del mismo tipo histológico que el primero8'9 y éste es con más frecuencia de tipo escamoso". El desarrollo de un segundo carcinoma de pulmón tras un carcinoma de célula pequeña (oat-cell) es muy poco frecuente12. De nuestros 10 pacientes con confirmación anatomopatológica de la segunda neoplasia, sólo dos 29 tenían un tipo histológico diferente de la primera. En uno de ellos, el segundo tumor tenía características de dos estirpes diferentes, oat-cell e indiferenciado. Esta asociación de oat-cell con otros tipos histológicos, aunque infrecuente, no es un hallazgo excepcional13. La segunda neoplasia se localiza con más frecuencia en el hemitórax contrario a la primera8 como ocurrió en nueve de nuestros trece pacientes. El intervalo entre ambas neoplasias, en nuestra serie, fue de 37,3 meses de promedio. Hemos utilizado el intervalo entre la primera intervención y la aparición de las primeras imágenes radiológicas o la primera evidencia de malignidad por ser, a nuestro criterio, el más adecuado por el interés clínico. En la larga experiencia de Abbey Smith10 no encuentra ningún caso en que aparezca la segunda neoplasia después de los doce años de la resección de la primera. No obstante, se han descrito casos con un intervalo superior a los 17 años9, si bien considerando el tiempo entre dos intervenciones y sin que aporten datos de cuándo aparecieron las primeras imágenes radiológicas. En la serie de Salerno et al", la mayoría de segundas neoplasias aparecen en los tres primeros años y en la de Jensik et al14 el 75 % las presenta en los cinco primeros años. Nuestros datos coinciden con los anteriores, once de los trece pacientes desarrollaron el segundo carcinoma en los cinco primeros años tras la resección. La sospecha de la segunda neoplasia se produce en la mayoría de los pacientes por un hallazgo radiológico, sin que presenten síntomas9. Siete de los nuestros se diagnosticaron a partir de la radiografía obtenida en una visita de rutina. Cuatro acudieron alertados por presentar expectoración hemoptoica. Estos datos confirman la necesidad del seguimiento radiológico de estos pacientes. El diagnóstico se obtiene en la mayor parte de los casos con técnicas broncoscópicas, aunque en dos de nuestros pacientes fue necesaria la toracotomía. En aquéllos que no van a ser tributarios de tratamiento no se deben agotar las técnicas diagnósticas, que pueden ocasionarles molestias sin ofrecerles a cambio un mejor pronóstico. En tres de nuestros pacientes no se llegó a determinar el tipo histológico y el diagnóstico se estableció a partir de las características clínicas, radiológicas y por la propia evolución. En los tres se investigó la citología de esputo y en dos se realizó broncoscopia. Cinco pacientes pudieron ser intervenidos; uno de ellos falleció en el postoperatorio ¡mediato (tabla III). En los no candidatos a tratamiento quirúrgico debe valorarse la radioterapia'5. En cuatro casos se realizó esta terapéutica, con buen resultado. La supervivencia tras la segunda resección por carcinoma broncogénico se ha situado en alrededor de un 33 % a los 5 años y un 20% a los 10 años4'9'14. Algunas conclusiones merecen destacarse; los pacientes tratados de cáncer de pulmón y con larga supervivencia, los que precisamente pueden considerarse curados, presentan en un porcentaje no despreciable, una segunda y hasta una tercera neoplasia 149 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 maligna de pulmón. Estos nuevos tumores pueden ser tratados también con éxito. Las posibilidades de nuevo tratamiento en estos casos depende básicamente de la función respiratoria restante tras la primera intervención y de la cantidad de parénquima a extirpar en los nuevos episodios. Por ello es conveniente ajusfar las resecciones quirúrgicas a los límites oncológicos justos y efectuar un diagnóstico precoz de las segundas y terceras neoplasias, mediante un control periódico y prácticamente indefinido que incluya la radiografía de tórax. BIBLIOGRAFÍA 1. Shields TW, Robinette CD. Long term survivors after resection ofbronchial carcinoma. Surg Gynecol Obstet 1973; 136: 759-762. 2. Coffman B, Crum E, Forman WB. Two primary carcinomas of the lung: adenocarcinoma and a metachronus squamous cell carcinoma. Cáncer 1983; 51: 124-126. 3. Auerbach O, Stout AP, Hammond EC, Garfinkel L. Múltiple primary bronchial carcinomas. Cáncer 1967; 20: 699-705. 4. Wu SC, Lin ZQ, Xu CW, Koo KS, Huang OL, Xie DQ. Múltiple primary lung cancers. Chest 1987; 92: 892-896. 5. Chung TS. Múltiple primary carcinoma of the lung. J Surg Oncol 1983; 24: 124-128. 150 6. Bower S, Choplin R, Muss H. Múltiple primary carcinomas of lung. Am J Radiol 1983; 140: 253-258. 7. Rohwedder JJ, Weatherbee L. Múltiples primary bronchogenic carcinomas with a review ofthe literature. Am Rev Respir Dis 1974; 109: 435-445. 8. Abbey Smith R, Nigam BK, Thompson JM. Second primary lung carcinoma. Thorax 1976; 31: 507-516. 9. Mathisen DJ, Jensik RJ, Faber LP, Kittie CF. 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Impact of irradiation technique and tumor extent in tumor control and survival patients with unresectable non-oat cell carcinoma ofthe lung. Cáncer 1982; 50: 1091-1099. 30 COLABORACIÓN ESPECIAL Archivos de Bronconeumología tiene entre otras, la misión de ofrecer a sus lectores, especialmente a los miembros de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, toda la información acerca de los avances que en el campo de la especialidad tienen lugar en nuestro país. La oxigenoterapia continua domiciliaria es un tratamiento de reciente sistematización y organización de la que se benefician determinados pacientes con obstrucción crónica al flujo aéreo. El Comité de Redacción de Archivos consideró oportuno dar a conocer a sus lectores la situación actual de dicho tratamiento en diferentes ámbitos nacionales y para ello solicitó la elaboración de un dossier en el que se adelantase toda la información sobre su puesta en marcha en diferentes comunidades. Los artículos que siguen a continuación, recogidos y recopilados por el Dr. Joan Escarrabill, permiten ana- lizar el desarrollo en diferentes ciudades y áreas sanitarias de la organización, considerar los problemas sociales y médicos, adivinar las perspectivas de progreso a lo ancho de nuestro país. Al aceptar esta primicia informativa, el Consejo de Redacción de Archivos de Bronconeumología es consciente de los defectos de forma que aparecen en determinados manuscritos, pero la cantidad y la calidad de la información recogida justifica su presentación ya que es mayor el interés científico que el juicio de faltas. Para completar la información sería útil aprovechar la sección de Cartas al Director, ampliando la información recibida, puesto que todavía hay lagunas en el conocimiento de la oxigenoterapia en nuestro medio. El Director. Situación de la oxigenoterapia domiciliaria en nuestro medio J. Escarrabill Servei de Pneumologia. Hospital de Bellvitge. L'Hospitalet (Barcelona). La oxigenoterapia domiciliaria (OD) está ampliamente desarrollada en Europa Occidental y en Norteamérica. Sin embargo, la OD como parte del tratamiento ambulatorio de la insuficiencia respiratoria crónica (IRC) todavía no ha alcanzado un desarrollo paralelo en el estado español. No tenemos datos objetivos sobre la situación de la OD en España. Hay estudios parciales que sugieren graves defectos en la indicación de la OD y un escaso cumplimiento de la prescripción'"3. Sin embargo, el interés por el tratamiento ambulatorio de la IRC en nuestra Sociedad no es muy importante. En los últimos seis congresos de la SEPAR (1984-1989) se han presentado únicamente 18 comunicaciones relacionadas con la OD. Si tenemos en cuenta que el 55 % de estas comunicaciones se han presentado en los congresos de Málaga y Lisboa (1988-89) también podemos suponer que el interés por el tema es reciente. Los trabajos que aparecen en este mismo número aportan datos muy importantes para conocer mejor la situación actual de la OD en el estado español. Parece claro que hay una irregularidad en la distribución del número de pacientes con oxígeno domiciliario y que los medios técnicos disponibles son escasos. Así por 33 ejemplo, excepto en Navarra, el concentrador es una fuente de suministro poco extendida. No se han desarrollado programas amplios de asistencia domiciliaria y de momento los programas de control de las indicaciones son limitados. En la tabla I se resumen los datos cuantitativos de la OD. TABLA I Oxigenoterapia domiciliaria. Prevalencia por 1000.000 habitantes Ámbito Población Pacientes Prevalencia por 100.000 hab. Castilla-León Barcelona (Área de Gestió 5) Navarra País Vasco Valencia (Área 12) Madrid (Alcobendas y San Sebastian de los Reyes) 2.199.563 1.087.304 2.555 411 116,2 37,8 521.000 2.142.485 61.000 146 1.500 41 28,1 70,0 67,2 122.073 133 ) 108,9 151 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 La explicación de este retraso en el desarrollo de la OD en nuestro medio es muy compleja. Es habitual atribuir una parte considerable de la "culpa" de esta situación al poco interés de la administración hacia patologías crónicas como las que nos ocupan. Es muy posible que esa sea una causa importante, pero pensar que es la única seria una simplificación excesiva. Debemos considerar otros factores como el interés y el grado de conocimiento sobre el tema de los mismos profesionales, en estrecha relación con el grado de desarrollo de la neumología, o incluso la sensibilidad del conjunto de la sociedad hacia los conciudadanos que padecen algún tipo de incapacidad física. Cualquier propuesta que hagamos relacionada con el OD debe hacerse considerando los datos objetivos de que disponemos sobre el tema. Bases teóricas del uso del oxígeno a largo plazo Como ocurre en muchas ocasiones, el uso terapéutico empírico del oxígeno domiciliario ha precedido a la demostración objetiva de sus beneficios. El oxígeno domiciliario se ha venido usando durante una década sin ningún ensayo clínico controlado que avalase su eficacia. No es hasta la década de los 80 que los estudios del NOTT y del MRC demuestran que los pacientes con limitación crónica al flujo aéreo (LCFA) con una Pa0¡ inferior a 55 mmHg, presentan un aumento de la supervivencia si reciben el oxígeno durante más de 15 horas/día. Este aumento de la supervivencia es estadísticamente significativo a los dos años de iniciado el tratamiento con oxígeno4'5. No existe ningún estudio controlado que avale el tratamiento crónico con oxígeno en enfermedades distintas de las que cursan con LCFA, ni en otras situaciones sin hipoxemia en estado estable y cuando el paciente está despierto (por ejemplo, en pacientes con hipoxemia únicamente durante el esfuerzo o durante el sueño). A pesar de algunas críticas metodológicas6, los estudios del MRC y del NOTT son las bases teóricas de la OD y a partir de ellos se acepta que la OD únicamente puede indicarse a partir de los datos de la gasometría arterial, cuando el paciente se encuentra plenamente tratado y en situación estable. Estos criterios generales se recogen en los documentos de la mayoría de sociedades7'8, pero no siempre se aplican con rigor en nuestro medio. Tratamiento pleno La administración de oxígeno de una manera crónica debe ser el paso final en el tratamiento de los pacientes con LCFA. Pero la administración de oxígeno no debe hacemos olvidar dos acciones terapéuticas fundamentales: debemos hacer esfuerzos considerables para que los pacientes abandonen el hábito tabáquico y no debemos olvidar el tratamiento del proceso de base, la limitación al flujo aéreo, es decir, la obstrucción. Un porcentaje elevado de pacientes sigue fumando. En nuestro ambiente este porcentaje llega al 27 % de 152 los pacientes que tienen oxígeno en casa9. Por este motivo las preguntas relacionadas con el hábito tabáquico deben ser rutinarias en cada visita. Un paciente que no se esfuerza en dejar el tabaco no es buen candidato para realizar la OD. Respecto a la importancia de tratar la obstrucción debemos considerar las nuevas aportaciones en este campo. Es cierto que hasta hace poco ha habido un consenso generalizado en el sentido de aceptar que la administración de oxígeno, si bien no es capaz de disminuir la hipertensión arterial pulmonar (HAP), si que frena su incremento10. Esta opinión parece coherente con la teoría clásica que afirma que la hipoxia alveolar es el estímulo más importante de la vasoconstricción (y por lo tanto de la HAP). Sin embargo, recientemente se han publicado trabajos que sugieren otras interpretaciones a la HAP. Wilkinson et al" han estudiado la vascularización pulmonar en necropsias de pacientes con cor pulmonale hipóxico y relacionan los cambios en la pared arterial con alteraciones mecánicas (atrapamiento aéreo) más que con la vasoconstricción hipóxica. Estos autores sugieren que, dada la pobre, o cuando menos irregular, respuesta de la HAP al oxígeno, parece más razonable buscar una causa de larga evolución que explique la vasoconstricción del lecho vascular pulmonar. El atrapamiento aéreo, es decir, la obstrucción, sería la causa del estiramiento vascular y del desarrollo, a la larga, de cambios en la pared vascular12. La vasoconstricción hipóxica sería una factor tardío añadido a los efectos mecánicos. Por lo tanto, dadas las características de la OD, debemos extremar los criterios de indicación. Un incremento indiscriminado de pacientes no haría más que diluir los beneficios. Además, es preciso considerar que la mejoría del paciente no debe imputarse exclusivamente la OD. Es preciso esforzarse para que el paciente deje de fumar y es inexcusable tratar enérgicamente el atrapamiento aéreo. Paciente estable En ocasiones es difícil precisar cuando un paciente se encuentra en situación clínica estable. Se sabe que los pacientes presentan una mejoría gasométrica semanas después de una descompensación. En la actualidad se acepta que hay que esperar tres meses -por lo menos- antes de decidir el inicio de la OD'3'14. Estos datos confirman que la indicación de la OD no es una urgencia terapéutica. Por lo tanto no tiene demasiado sentido indicar la OD inmediatamente después de un ingreso hospitalario o en el transcurso de una visita en un servicio de urgencias. Además, la administración incontrolada de oxígeno en pacientes en plena descompensación no está exenta de riesgo15, más aún si el paciente es dado de alta y debe continuar el tratamiento en su domicilio. Formas de administración y suministro La preocupación por las formas de administración y suministro de oxígeno no son un problema estético, 34 J. ESCARRABILL.-SITUACIÓN DE LA OXIGENOTERAPIA DOMICILIARIA EN NUESTRO MEDIO técnico o simplemente académico. La necesidad de recibir oxígeno durante más de 15 horas cada día debe hacernos pensar en medios técnicos que faciliten el cumplimiento de la prescripción, desde una óptica que se preocupe de la comodidad, garantizando la máxima movilidad posible. Las decisiones referentes a las formas de administración y suministro de oxígeno juegan un papel importante para garantizar la efectividad del tratamiento. Las gafas nasales deben ser la forma habitual de administrar el oxígeno. Se trata de un procedimiento cómodo, no traumático y de una eficacia probada. El uso de mascarillas basadas en el efecto Venturi debe ser excepcional. Algunos pacientes muy seleccionados pueden beneficiarse del catéter transtraqueal, pero la necesidad de practicar una minitraqueostomía y de los cuidados que precisa, limitan una amplia utilización. Las formas de suministro de oxígeno, para facilitar el cumplimiento, deben considerarse en función de la movilidad que permiten. Las bombonas que almacenan el oxígeno a presión no tienen indicaciones específicas en la OD. Si usamos bombonas es porque hasta hace relativamente poco no había otra forma de suministro16 y porque aún ahora la disponibilidad de concentradores no está garantizada. El concentrador debería ser la forma básica de suministro de oxígeno en la OD, aunque no permite la movilidad fuera de casa. Por este motivo, es imprescindible disponer de pequeñas bombonas, ligeras, para hacer desplazamientos. Un complemento ideal para incrementar la autonomía de estas bombonas es la válvula ahorradora de oxígeno. Finalmente, hasta que no dispongamos de fuentes portátiles (oxígeno líquido o bombonas ligeras) no podremos completar la oferta terapéutica y veremos limitada cualquier estrategia para incrementar el cumplimiento de la prescripción. Contraindicaciones de la OD No todo paciente hipoxémico debe necesariamente ser un candidato a la OD. Todavía no conocemos exactamente los criterios que pueden orientarnos respecto a qué pacientes pueden beneficiarse más de la OD y este factor es determinante en el análisis de la efectividad17. Algunos pacientes con LCFA precisan ventilación mecánica más que OD18 pero esta indicación no está bien desarrollada todavía. En nuestro medio, los dos aspectos más conflictivos de la indicación de OD se refieren a la persistencia del hábito tabáquico y a la edad de los pacientes. Algunos autores proponen actitudes flexibles respecto a los fumadores hipoxémicos que se esfuerzan en abandonar el hábito tabáquico19, pero otros opinan que no deben hacerse demasiadas concensiones en este campo20. Quizás el punto clave de esta cuestión está en saber que ayuda podemos ofrecer al paciente fumador para que abandone el hábito. Si podemos disponer de medios de soporte bien estructurados será 35 más razonable adoptar posiciones más inflexibles respecto a los fumadores. Tampoco contribuye a aumentar la efectividad global del tratamiento el plantearse la administración crónica de oxígeno a pacientes de edad avanzada. Los beneficios de la OD no son inmediatos, y en el grupo de pacientes de mayor edad el incremento de la supervivencia queda muy diluido. El manejo de pacientes disnéicos es muy complejos, pero tenemos pocos datos respecto a los beneficios de la administración crónica de crónica de oxígeno como tratamiento sintomático de la disnea sin hipoxemia. El uso sistemático del oxígeno en la mayor parte de estos casos es un placebo caro. Conclusiones En definitiva, debemos considerar que la OD incrementa la supervivencia de los pacientes con LCFA, con pocos beneficios sintomáticos demostrados. Sin perder de vista las críticas metodológicas a los estudios clásicos sobre los beneficios de la OD, parece razonable proponer la administración crónica de oxígeno a pacientes bien seleccionados, cuanto más jóvenes mejor, con mpoxemia demostrada durante un período de observación largo (tres meses), con un tratamiento correcto de la obstrucción y que no fumen. En este grupo de pacientes la máxima preocupación debe centrarse en el cumplimiento de la prescripción. Bajo esta perspectiva, la OD no solo tiene sentido por si misma, además es una buena excusa para ocuparnos de las enfermedades respiratorias crónicas. De hecho, el volumen de pacientes que funcionalmente se encuentran a las puertas de la insuficiencia respiratoria crónica es muy elevado y en estos casos sabemos que la supresión del hábito tabáquico y el tratamiento de la obstrucción son fundamentales. En cualquier caso, en nuestro medio proponemos: 1. Control estricto de las indicaciones. 2. Integrar la OD en programas amplios que se ocupen de los pacientes con enfermedades pulmonares crónicas y que contemplen tanto la OD como la ventilación mecánica o la CPAP, con el soporte de la asistencia domiciliaria necesaria. 3. La dinamización de la OD, a través de un grupo de trabajo en el marco de nuestra Sociedad, podría tener los siguientes objetivos: - identificación y coordinación de los grupos interesados en el tema. - creación de un registro de pacientes a nivel estatal. - homogenización de los criterios de indicación y control. - promoción de estudios multicéntricos. Finalmente, debemos ser conscientes que la superación del retraso que padecemos en el campo de la asistencia de los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas sólo podrá superarse mediante esfuerzos conjuntos considerables. 153 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 199Ü BIBLIOGRAFÍA 1. Escarrabill J, Estopa R, Huguet M, Manresa F. Domiciliary Oxygen therapy. Lancet 1985: II: 779. 2. García Besada JA, Coll Artes R, Cubería Nicolás et al. Oxigenoterapia crónica domiciliaria: mal uso y abuso en nuestro medio. Med Clin (Barc) 1986; 86: 527-530. 3. Marco L, Labayen J, Furest I, Teller P et al. Oxigenoterapia domiciliaria. Análsis de la situación en Guipúzcoa. Arch Bronconeumol 1988; 24: 10-14. 4. Medical Research Council Working Pañy. Long term domiciliary oxygen therapy in chronic hypoxic cor pulmonale complicating chronic bronchitis and emphysema. Lancet 1981; 1: 681-686. 5. Nocturnal Oxygen Therapy Trial. 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(664.552 hab.): 71,0 OD/100.000 hab. - Área Centre (1.155.781 hab.): 49,8 OD/100.000 hab. - Área 5 (1.087.304 hab) 39,5 OD/100.000 hab. El suministro de oxígeno se realiza mediante concierto económico entre el Instituí Cátala de la Salut (ICS) y tres empresas suministradoras. La forma de suministro más extendida es la bombona que almacena el oxígeno a presión, siendo destacable el poco uso del concentrador. Los datos disponibles permiten afirmar que existe una falta de seguimiento especializado de los pacientes' y un escaso cumplimiento de la prescripción2. 154 Las especiales características de esta forma terapéutica permiten en ocasiones que el enfermo reciba una información insuficiente o únicamente a través de los empleados de las empresas suministradoras de oxígeno. Desde el año 1985, en el Área de Gestión 5 -Costa de Ponent- hemos desarrollado un programa de control de la OD. La situación inicial se caracterizaba por TABLA I Prevalencia de la OD en Barcelona (promedio del primer cuatrimestre de cada año) Ámbito Prevalencia por 100.000 hab Población Total Barcelona 4.609.449 Área de Gestio 5 1.087.304 1985 1986 1987 1988 52,7 51,5 56,8 50,5 59,4 41,9 38,8 39,5 36 L. MARCO JORDÁN ET AL.-SITUACIÓN DE LA OXIGENOTERAPIA DOMICILIARIA EN EL PAÍS VASCO ha desarrollado en nuestra área durante el último año, se basa en la visita domiciliaria mensual de una enfermera. Los datos preliminares de este proyecto ponen de manifiesto que la AD consigue reducir la estancia media de los pacientes en las reagudizaciones y que incrementa el cumplimiento de la prescripción3. Creemos que la OD debe estar bien caracterizada dentro de los servicios de neumología, con un programa que incluya la revisión de todos los casos, junto con la posibilidad de poder ofrecer AD. Los beneficios de este control no sólo deben verse desde un punto de vista económico, sino de una mejor asistencia debido a una relación más estrecha entre el equipo asistencial y el paciente bajo OD. un elevado número de pacientes con OD, más de la mitad de los cuales no reunían los criterios de indicación y el 66 % aceptaban que recibían el oxígeno menos de 5 horas/día2. El programa de control de la OD ha conseguido cambios cuantitativos destacables, manteniendo una tasa de prevalencia alrededor de las 40 prescripciones por 100.000 habitantes, cuando en el resto de Barcelona superan las 50 (tabla I). Se han detectado cambios cualitativos positivos en ciertos aspectos, como el incremento del control hospitalario, un mayor uso de las gafas nasales y posiblemente un mejor cumplimiento de la prescripción. Sin embargo, no hemos observado cambios en la edad de los pacientes, ya que un 23,3 % tienen más de 75 años y únicamente hemos logrado introducir nuevas formas de suministro de oxígeno que faciliten el cumplimiento de la prescripción en un pequeño grupo de pacientes. En 1988, en nuestra área el 88,3 % de los pacientes utilizaban bombonas que almacenan el gas a presión (4,5 % para realizar aerosolterapia y el resto para el suministro de oxígeno). Un 10% de los pacientes se sirven del concentrador y el 1,7 % de oxígeno líquido. El programa de asistencia domiciliaria (AD) a pacientes con insuficiencia respiratoria crónica que se BIBLIOGRAFÍA 1. Cornudella R. L'oxygénothérapie á domicile dans la región de Barcelone. Bull Eur Physiopathol Respir 1986; 22(suppl): 96s. 2. Escarrabill J, Estopa R, Huguet M, Manresa F. Domiciliary oxygen therapy. Lancet 1985; ii: 779. 3. Zapater J, Ferré MR, Escarrabill J, Elies T et al. Efectes a curt termini de 1'assisténcia domiciliaria (AD) en pacients amb oxigenoterápia crónica domiciliaria (OCD). Ann Med (Barc) 1989; 75: 8687. Situación de la oxigenoterapia domiciliaria en el País Vasco L. Marco Jordán, E. Garnacho López* y J.I. Aguirregomezcorta Urquijo** Hospital de Amara. San Sebastián, •Hospital de Cruces y "Hospital de Galdácano. Vizcaya. Se analiza la situación de la oxigenoterapia domiciliaria (OD) en el País Vasco. En esta comunidad viven un total de 2.142.485 habitantes (padrón de enero de 1988). Aunque el dato ha sido tomado en cada una de las tres provincias en período diferente, se puede considerar que un número aproximado de 1.500 pa- cientes reciben diariamente OD en esta comunidad (0,7/1.000 habitantes). La distribución domiciliaria del oxígeno está a cargo de 5 compañías (2 en Vizcaya, 2 en Guipúzcoa y 1 en Álava) a las que corresponde el reparto, mantenimiento e información del manejo del material. TABLA I Datos de la OD en el País Vasco Provincia Habitantes Vizcaya Guipúzcoa 1.179.150 695.607 Álava 267.728 Fecha 01/88 10/86 12/88 1988(») Casos OD totales/ revisados Uso de gafas nasales % 906/592 371/247 375/335 214(*) 99 65,9 77,5 90-95C) PC % ce AC % 46 72 38,9 23,8 50,6 27,5 10,1 % PC - prescripciones correctas CC " cumplimiento correcto AC - ausencia de controles médicos (•) datos aproximados referidos al promedio mensual de 1988 frutos suministrados por cada distribuidora de oxígeno) 41 155 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 Exceptuando el uso del concentrador en ocho casos, las balas fueron la forma de suministro de oxígeno empleada. En la actualidad no está disponible el oxígeno líquido para OD. La administración de oxígeno se hace casi siempre a través de gafas nasales. En ninguna de las tres provincias hay un sistema de asistencia domiciliaria a estos pacientes por parte del personal sanitario. Con fecha 22 de noviembre de 1988, a propuesta de una comisión de asistencia técnica de las especialidades de neumología y cirugía torácica, el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha puesto en marcha un protocolo institucional que regula la prescripción y control periódico de la OD. Esta medida se demanda- ba ya que importantes defectos tanto en la prescripción, control médico como cumplimiento por parte del paciente han sido evidenciados en análisis previos realizados en las provincias de Guipúzcoa' y Vizcaya2. En la tabla I se resumen los datos disponibles. BIBLIOGRAFÍA 1. Marco L, Labayen J, Furest I, Teller P et al. Oxigenoterapia domiciliaria. Análisis de la situación en Guipúzcoa. Arch Bronconeumol 1988; 24: 10-14. 2. Gamacho E, Amilibia J, Baranda F, Ansola P, Ciruelos E. Oxigenoterapia crónica domiciliaria (OCD) en Vizcaya. Are Bronconeumol 1989; 25 (supi): 11. Oxigenoterapia continua domiciliaría en el Área 12 de Salud de Valencia J. Marín, E. Servera y L. Simó Servicio de Neumología. Hospital Clínico Universitario y Área 12 de Salud. Valencia Nuestra relación protocolizada con la oxigenoterapia en el Área de Salud 12 (61.000 asegurados) comenzó a finales de 1986, cuando quisimos contabilizar el número de pacientes que disponían de fuente para este tratamiento: No conseguimos (pese a solicitarla con empeño) la información del Insalud, y fue la empresa suministradora quien nos proporcionó los datos: 41 pacientes. De los 31 que aceptaron una revisión para ver si eran tributarios de este tipo de terapéutica, sólo siete (23 %) precisaban Oxigenoterapia continua domiciliaria (OCD). Los 36 pacientes que en la actualidad hay en la zona con OCD reúnen los criterios clínicos y gasométricos oportunos'-2, aunque el cumplimiento en horas/día fue incorrecto, al menos durante un tiempo, en parte de ellos3. Salvo un corto período en que dispusimos de algunos concentradores cedidos por la casa fabricante, nuestros pacientes han tenido siempre botellas de oxígeno comprimido, única fuente que facilita la empresa concertada en Valencia (Oxiven) por el Servicio Valenciano de Salud. Esta empresa, que cobra una cantidad fija por paciente y día independiente de oxígeno consumido, se limita a proporcionar las botellas, los debímetros y las "gafas" o máscaras de forma correcta. No obstante, tres pacientes distintos nos han comunicado que "el repartidor les había dicho que llevaban demasiado oxígeno". Tres pacientes utilizan máscara por problemas de permeabilidad nasal; todos los demás emplean "ga156 fas". En dos pacientes bronquíticos nos planteamos la posibilidad de intentar la vía transtraqueal, pues los caudales que precisan para conseguir cifras de PaO; adecuadas son muy altos, pero nos frena, por el momento, la falta de resultados convincentes en la literatura4. Tres pacientes restrictivas (una ya con traqueostomía permanente) cumplen criterios para ventilación asistida nocturna, que esperamos comenzar cuando dispongamos de los medios necesarios. Desde abril de 1987 mantenemos un protocolo de cuidados a domicilio, en el que intervienen dos enfermeras que dedican dos horas diarias de su jornada laboral y un generalista sin retribución, con el apoyo del Servicio de Neumología del Hospital de Referencia y de un neumólogo en el Centro de Especialidades. Los resultados tras un año son, como cabía esperar, satisfactorios5. Dos profesoras de Facultad de Psicología colaboran en el seguimiento de la situación emocional de los pacientes6. Ya en 1986 intentamos el apoyo de un protocolo institucional para encargarnos (como en Francia hacen las delegaciones locales del ANTADIR7, de gestionar sin intermediarios unos servicios que pretenden ser algo más que una OCD "convencional". Hasta ahora, y a pesar del mantenido interés por nuestra parte, no hemos conseguido nada. Los proyectos presentados han sido considerados "de gran utilidad", pero no se nos proporciona, por el momento, el respaldo necesario para llevarlos a cabo. 42 L. SÁNCHEZ AGUDO ET AL.-LA OXIGENOTERAPIA DE LARGA DURACIÓN EN MADRID BIBLIOGRAFÍA 1. Grupo de Trabajo de la Separ. Normativa para la indicación y empleo de la oxigenoterapia crónica domiciliaria (OCD). DOYMA Barcelona; 1985. 2. Sadoul P, Duwoos H, Pretet S. Elude critique des indications de 1'oxigénothérapie á longterme. Rev Mal Resp 1988; 5: 3.63-372. 3. Servera E, Marín J, Vergara P, Simó L, Pérez ME. Continuous domiciliary oxygen therapy; real versus reported compliance in a group ofpulmonary patients, Worid Congress on Home Care. Rome, March 14-18 1989; 104 (abstr.) 4. Hoffman LA, Dauber JH, Ferson PF, Openbrier DR, Zullo TG. Patients response to transtracheal oxygen delivery. Am Rev Respir Dis 1987;135: 153-156. 5. Simó L, Servera E, Marín J, Cubells MC, Soler J, Vergara P. Home care in pulmonary patients with domiciliary oxygen therapy. One year hospitalitation rate and mortality. Worid Congress on Home Care. Rome, March 14-18, 1989, 1096 (abstr.) 6. Del Barrio V, Mestre V, Servera E, Simó L, Marín J. One year follo-up in a group of chronic respiratory patients with home care: Physical and psychological variables. Worid Congress on Home Care. Rome, March 14-18, 1989; 84 (abstr.) 7. Association Nationale pour le traitement a domicile de 1'insuffisance respiratoire chronique (ANTADIR) 11, rué de Solferino, 75007, París. La oxigenoterapia de larga duración en Madrid L. Sánchez Agudo, J.M. Calatrava Requena y M. Sebastián Gilabert Servicio de Neumologia. Centro de Investigación Clínica y Medicina Preventiva Instituto de Salud Carlos III. Madrid. Indudablemente el colectivo de neumólogos es perfectamente consciente de la eficacia y rentabilidad que el aumento de la FÍO; tiene en el mantenimiento de la insuficiencia respiratoria crónica'.2, como probablemente también lo sea de las innumerables dificultades que en nuestro medio plantea su utilización con todo el rigor que esta terapéutica requiere. Sin olvidar la indicación incorrecta, probablemente sea la mala cumplimentación de la terapéutica, constatada en diferentes estudios3, lo que suponga el principal defecto, con la consiguiente pérdida de rentabilidad económica. No es fácil conseguir que un tratamiento de larga duración y tan cargado de condiciones como este, aunque sea realizado con absoluta corrección; pero con toda seguridad si le dotásemos del máximo confort posible y pudiéramos ofertar una educación sanitaria y soporte psicológico adecuados al paciente, éste lo cumpliría de una forma más satisfactoria. Por ello es precisa la organización de la infraestructura asistencial con entidad propia, dedicada al tratamiento domiciliario de la insuficiencia respiratoria crónica, de la que lamentablemente carecemos en el área de Madrid, lo que nos obliga a realizar una atención conceptualmente multidisciplinaria en condiciones preciaras. Y no es que este tipo de enfermos sea tan poco frecuente que no merezca ser tomado en consideración. Una estimación, extrapolando la media de enfermos atendidos por tres empresas suministradoras, da una cifra de 4.500 a 5.000 pacientes sometidos a oxigenoterapia en el domicilio, sólo en el núcleo urbano de Madrid y municipios colindantes, los cuales están controlados por las diferentes instituciones sanitarias y especialistas de zona. Para ser más exacto, en los municipios de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes, con una población de 122.073 habitantes, hay 133 enfermos sometidos a oxigenoterapia domiciliaria, lo que supone una prevalencia de 108,9 por 100.000 habitantes", concordante con otros países5. 43 El suministro de oxígeno se realiza a través de siete empresas diferentes que actualmente tienen repartidas, por igual y de forma fija, las 14 sectoriales de INSALUD existentes en Madrid; hasta hace poco, el colmo de la incongruencia se mostraba en un reparto rotatorio de las zonas de suministro, con lo cual el paciente era atendido periódicamente por una empresa distinta. Un dato significativo es que, salvo excepciones, no existe contacto ni coordinación entre el equipo médico responsable de la atención del paciente y la empresa suministradora, lo que sin duda permitiría una mejor explotación de los recursos y mejor calidad de la asistencia al paciente. La disponibilidad práctica de oxígeno líquido es nula, más por razones económico-administrativas que técnicas y la utilización de concentradores no sobrepasa el 3 % de los casos. Por supuesto que la coordinación de la mayor parte de estas dificultades no está a nuestro alcance, pero al menos debiéramos considerar las posibilidades de ejercer la presión necesaria para que se conozcan y sean subsanadas. BIBLIOGRAFÍA 1. Nocturnal Oxygen Therapy Trial Group. Continuous or nocturnal oxygen therapy trial in hypoxemic chronic obstructive lung disease. Ann Intern Med 1980; 93: 391-398. 2. Repport ofthe Medical Researeh Council Working Pañy. Long term domiciliary oxygen therapy in chronic hypoxic cor pulmonale complicating chronic bronchitis and emphysema. Lancet, 1981; 1: 681-686. 3. Escarrabill J, Estopa R, Huguet M, Riera J, Manresa F. Oxigenoterapia continua domiciliaria: estudio de 344 pacientes. Arch Bronconeumol 1987; 23: 164-168. 4. Instituto Nacional de Estadística. Anuario estadístico español de 1988 (Avance). Ed Instituto Nacional de Estadística. Madrid 1988. 5. Williams BT, Nicholl JP. Prevalence of hypoxemic chronic obstructive lung disease with reference to long-term oxygen therapy. Lancet 1985; 2: 369-372. 157 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 La oxigenoterapia domiciliaria en la comunidad de Castílla-León J.L. Viejo Bañuelos Sección de Neumología. Hospital General Yagüe. Burgos. Los datos sobre la situación de la oxigenoterapia domiciliaria en nuestra Comunidad de Castilla-León se han obtenido a través de las compañías suministradoras y creo que son fiables de cara a valorar de forma global la situación. Existen dos compañías en nuestra región: Carburos Metálicos SA, que suministra a Valladolid, Falencia, Segovia, Salamanca, Avila, Soria y León, y Oximesa, que suministra a Burgos y Zamora. Ambas disponen de suministro de botellas y concentradores. La administración de oxígeno se hace siempre con gafas nasales. La media de los servicios mensuales se ha obtenido analizando los datos de los últimos seis meses del año 1988 (tabla I). En nuestra comunidad, la tasa de prevalencia de la OD por 100.000 habitantes es de 116,2. El 6,5 % de los pacientes reciben el oxígeno con concentrador. En Burgos hay una media de 550 pacientes/mes, con 200 altas en los seis meses de referencia y 220 bajas (20 % por fallecimiento). El consumo medio por TABLA I Provincia Total pacientes con OD Bombona Concentrador Tasa de prevalencia X 100.000 hab Valladolid Falencia Segovia Salamanca Soria León Burgos Total 400 290 175 160 230 750 550 2.555 370 250 140 120 210 750 550 2.390 30 40 35 40 20 79,3 153,9 115,5 43,6 235,7 141,9 151,3 116,2 165 paciente y mes es de 25 m. No hay instalados concentradores. No tenemos datos de Avila y Zamora. En general no hay programas de asistencia domiciliaria específicos para insuficientes respiratorios. Existen protocolos para el control de estos pacientes en varios centros de la región, que hacen el seguimiento de los pacientes en base a revisar su situación clínica y a la necesidad de continuar con la terapéutica de oxigenoterapia. Análisis de la oxigenoterapia continua en Navarra J. Hueto, G. Tiberio, L. Borderías, M. Murie, J. Sánchez, J.M. Pérez y A. Rivero Servicio de Medicina Interna. Hospital Virgen del Camino. Pamplona Se analizan 113 casos de pacientes con oxigenoterapia continua domiciliaria (OCD) en Navarra, con una prevalencia de 28,02/100.000 habitantes y una media de edad de 69,42 ± 10,2 años. La prescripción se consideró correcta en 60 pacientes; solamente el 29,2 % utilizaban el oxígeno 15 o más horas. A 55 pacientes (48,6 %) se les realizaba controles y únicamente al 33 % de ellos se les practicaba gasometría arterial. Se concluye insistiendo en la necesidad de un programa de OCD en nuestra comunidad. Arch Bronconeumol 1990; 26: 158-161. Analysis of continuous oxygen therapy in Navarra One hundred and thirteen patients with continuous oxygen therapy at home (COH) in Navarra were evaluated, with a prevalence of 28, 02/100000 and a mean age of 69,42 ± 10,2 years. The prescription was considered adequate in 60 patients; oniy 29,2 % used oxygen during 15 or more hours. Controls were being carried out in 55 patients (48,6 %) and arterial blood gases were being measured in oniy 33 %. It was concluded that a program for COH in our community is required. Este trabajo penence a un Proyecto-beca del FISS (Exp. n.c 88/2.067) y a una beca del Gobierno de Navarra ("Ortiz de Landázuri"). 158 44 J. HUETO ET AL.-ANÁLISIS DE LA OXIGENOTERAPIA CONTINUA EN NAVARRA Introducción Está bien establecido que la oxigenoterapia continua a domicilio contribuye a mejorar no sólo la calidad vida (referida al número de ingresos hospitalarios), sino también la supervivencia de los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica''3. En la práctica, sin embargo, el uso de la oxigenoterapia continua ambulatoria se ve limitada por incorrecciones en la prescripción, escaso cumplimiento y mala utilización, con la4 consiguiente repercusión sanitaria y económico-social "9. El objetivo de este estudio ha sido conocer: 1) la prevalencia de la oxigenoterapia continua a domicilio en la Comunidad Autónoma de Navarra, y 2) evaluar las indicaciones y características de dicha terapéutica en los pacientes con patología respiratoria. TABLA 1 Diagnósticos aportados por el enfermo EPOC EPOC + CPC BC Asma BQ Enfisema Otros (TBC res.) 57 25 7 5 4 2 13 50.44 22.12 6.19 4.42 3.53 1.7 11.5 60 50 40 La Delegación de Oxifar en Pamplona, nos proporcionó la lista de todos los pacientes a quienes en fecha 31 de diciembre de 1987 suministraban oxígeno para tratamiento a domicilio. Se procedió a la citación de estos pacientes por escrito (mediante un modelo estandarizado de carta) o por llamada telefónica. En la citación se indicaba la necesidad de aportar la documentación, que se tuviera, de la enfermedad que había motivado la indicación de la oxigenoterapia. Cuando el paciente no disponía de la misma se contactó con el cuerpo facultativo y el archivo de historias clínicas del centro donde se había hecho la prescripción. Con respecto al paciente, se cumplimentaron los datos siguientes: filiación; educación alcanzada (elemental, media, superior); superficie de la vivienda y número de convivientes; hábito tabáquico (paquetes/año y años de tabaquismo); diagnóstico de la patología respiratoria; y calidad de vida. Con respecto a la oxigenoterapia se investigó: el origen de la prescripción (extra o intrahospitalaria. y por qué especialidad); existencia o ausencia de gasometría en el momento de la indicación y si ésta se había realizado en fase de compensación o descompensación de la broncopatía; cuánto tiempo hacía que estaba en tratamiento y durante cuántas horas al día; utilización de bombona o concentrador, de cable largo supletorio de conexión al aparato, de mascarilla o gafas nasales; y existencia de control médico. Las valoraciones anteriormente citadas se llevaron a cabo básicamente en las Consultas Externas de Neumología, Hospital Virgen del Camino de Pamplona, de mayo a septiembre de 1988, por dos de los firmantes; asimismo, durante el mismo intervalo de tiempo, dichos profesionales se desplazaron al Centro de Salud de Tudela, así como a los domicilios de aquellos pacientes incapacitados. En el momento de la entrevista, se valoró la calidad de vida 10 antes y después de la oxigenoterapia según el índice de Kamofsky . Con respecto a la indicación de la oxigenoterapia, se consideró "adecuada" cuando el prescriptor había seguido los criterios de la Sociedad Española de Patología Respiratoria (SEPAR)", e "inadecuada" cuando la oxigenoterapia se había prescrito sin gasometría en casos de broncopatía compensada o bien, con o sin gasometría en fase de descompensación, y cuando no se habían seguido los criterios SEPAR. Se estimó que la terapia era insuficiente cuando el número de horas diarias era inferior a 15". La indicación de la oxigenoterapia por patología no respiratoria fue un criterio de exclusión. Para el análisis estadístico de los datos se utilizó la prueba del chi-cuadrado, admitiéndose un error alfa del 0,05. 30 47 % Número de casos Material y métodos Resultados Había un total de 146 pacientes que recibían oxígeno para tratamiento continuo a domicilio, lo que supone una prevalencia de 28,02/100.000 habitantes (la población de la Comunidad Autónoma de Navarra era de 521.000 habitantes en el censo de marzo de 1985). De los 146 pacientes, se pudo contactar con n 20 10 1 1 < 29 30-39 40-49 50-59 60-69 70-79 > 80 Décadas Fig. l. Distribución por décadas de edad. 144 (98,6%) y se excluyeron a 31 por los siguientes motivos: fallecimiento (25), indicación no respiratoria (3) y suspensión de la oxigenoterapia (3) antes de la valoración, de 31 de diciembre de 1987 a septiembre de 1988. Datos demográficos. La muestra analizada fue de 113 pacientes. Se trataba de 85 hombres y 28 mujeres, cuyas edades oscilaban de 26 a 89 años (media, 69,4 ± 10,2). La mayoría de pacientes tenían más de 60 años (fíg. 1). Con respecto al nivel educativo alcanzado, 98 pacientes tenían estudios elementales, 10 estudios medios, 2 superiores. Tres pacientes carecían de instrucción. La superficie media de la vivienda fue de 117,4 ± 72,3 m2 y el número medio de convivientes de 3,7 ± 2,2 personas. El dato del hábito tabáquico se cumplimentó en 109 pacientes; de ellos 100 (92%) no fumaban, porque eran exfumadores (62) o nunca habían fumado (38) y 9 (8,2 %) fumaban. En los nueve pacientes que fumaban, la media de paquetes/año por individuo era de 578 y el tiempo medio años de tabaquismo de 44,4. Las cifras correspondientes a los 62 exfumadores fueron de 527,4 paquetes/año y 40,2 ± 11,7 años. El diagnóstico sindrómico de broncopatía obstructiva crónica se documentó en todos los pacientes y en 56 (49,5 %) de ellos se pudo especificar el tipo de broncopatía (tabla I). En 110 pacientes se valoró la calidad de vida, constatándose que 66 habían mejorado, 41 no habían ex159 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 perimentado cambios y tres habían empeorado. Relacionando la calidad de vida con la toma de oxígeno mayor o menor a 15 horas al día, se observaron diferencias significativas (p < 0,05) en favor de un mayor número de mejorías con tomas de más de 15 horas. De los 33 pacientes con tomas iguales o superiores a 15 horas, 25 (75,7%) mejoraron frente a 41 (53,2%) de los 77 con tomas inferiores a 15 horas al día. Datos de la oxigenoterapia. En 105 pacientes, la oxigenoterapia se había prescrito en Navarra y en ocho en otras comunidades, realizándose en 95 (83,1 %) pacientes en el medio hospitalario y en 18 (16,9 %) en el extrahospitalario. Con respecto a quién había indicado la oxigenoterapia, los resultados fueron los siguientes: internistas, 74 (65,5 %) casos; neumólogo, 21 (18,6%); médico de cabecera, 7 (6,2%); especialista de pulmón y corazón, 5 (4,4 %); y otros (alergólogo, cardiólogo y servicio de urgencia), 6 (5,3 %). A la hora de la indicación de la oxigenoterapia, la prescripción se consideró "adecuada" en 60 (53 %) pacientes (cumplimiento de los criterios de la SEPAR). En los restantes 53 (47 %) pacientes con prescripción "inadecuada", en 24 no se había practicado ninguna gasometría, en 12 aún teniendo una P0¡ < 55 mmHg, la gasometría se había realizado en fase de descompensación clínica de la broncopatía y en los 17 restantes la P0¡ fue superior a 55 mmHg (media 68,2 mmHg). Relacionando la adecuación o inadecuación de la prescripción con el medio hospitalario o extrahospitalario y quién había efectuado la indicación, se hallaron diferencias significativas en favor de la prescripción hospitalaria (p < 0,001) y de internistas y neumólogos (p < 0,001) (figs. 2 y 3). El tiempo medio de oxigenoterapia fue de 12,8 ± 12,1 meses, y la media de utilización diaria fue de 10,4 ± 5,6 horas. En 33 (29,2 %) la utilización era superior a 15 horas, en 37 (32,7 %) de 10-15 horas, en 20 (17,6 %) de 5-9 horas y en 23 (20,3 %) menos de 5 horas. No se observaron diferencias significativas ni 160 entre el nivel de educación ni entre el mantenimiento del hábito de fumar con la toma de oxígeno de más de 15 horas. Con respecto a las fuentes de oxígeno, 83 pacientes utilizaban bombonas y 30 concentradores. Únicamente 30 pacientes usaban cable largo de conexión al aparato; 99 gafas nasales, 9 mascarilla y 5 ambas. Se habían realizado controles periódicos en 55 (48,6 %) pacientes y de ellos con gasometría en 38 (33,6 %) y sin gasometría en 17 (25 %). Discusión En nuestra comunidad la prevalencia de la oxigenoterapia continua a domicilio en pacientes con broncopatía obstructiva crónica ha sido de 28,02/100.000 habitantes, cifra inferior a las de 37,5/100.000 habitantes registrada en la comarca del Baix Llobregat, Barcelona12, y de 57,5/100.000 habitantes en la provincia de Guipúzcoa13. Consideramos que los datos del presente estudio son muy representativos de la situación real del uso de oxígeno a domicilio, ya que se contactó con el 98,7 % de la muestra. Este elevado porcentaje se consiguió por el desplazamiento personal de dos de los autores, facilitada además por la distribución y organización de las áreas de salud de Navarra. Los datos demográficos en cuanto al sexo (predominantemente varones) y edad media (de 66 a 69 años) son comparables a los de otros estudios9'12'13. Prácticamente la mitad de nuestros pacientes tenían más de 70 años y de ellos, una cuarta parte tenía más de 80 años. A pesar de que parece cuestionable el uso de oxigenoterapia en pacientes de edad avanzada, obtuvimos una mejoría del índice de calidad de vida en el 50 % del grupo de más de 70 años y también en el 50 % del grupo de más de 80 años. No hemos observado diferencias significativas entre el mantenimiento del hábito tabáquico y el cumplimiento de la toma de más de 15 horas diarias de oxígeno. El número de 9 (7,9 %) pacientes que conti48 J. HUETO ET AL.-ANÁLISIS DE LA OXIGENOTERAPIA CONTINUA EN NAVARRA nuaba fumando, con una media de 31,6 cigarrillos/día y 44,4 años de tabaquismo, es inferior a los 28 (11,3 %) de la serie de Marco Jordán et al13. En noventa y cinco (83,1 %) pacientes, la oxigenoterapia se había prescrito en el medio hospitalario, pero destaca que en 12 de ellos no existían datos gasométricos. Aunque la mayoría de prescripciones corrieron a cargo de internistas y neumólogos (82,2 % de los casos) y de que se comprobó una relación significativa entre la adecuación de la prescripción y el hecho de que el facultativo que la hiciera perteneciera a estas especialidades, en cifras totales la indicación fue "adecuada" únicamente en el 53 % de los casos (60 pacientes). Todos los autores hacen énfasis en los bajos porcentajes de indicaciones correctas y en el gran número de pacientes sin datos gasométricos, tanto a la hora de la institución del tratamiento, como del seguimiento7'9'12'13. Con respecto al número de horas de utilización de oxígeno, solamente 33 (29,2 %) pacientes tomaban un mínimo de 15 horas diarias. Esta falta de cumplimiento, no sólo es achacable al paciente, sino también al médico prescriptor, ya que no siempre se indicaban pautas de 15 horas o más. No obstante, esta cifra es algo superior a la obtenida por otros autores9'12. En este estudio, un 26,5 % de pacientes usaba concentradores de oxígeno en comparación al 1,3 % de la revisión de Escarrabill et al'2 y a la ausencia de utilización en el estudio de Marco Jordán et al13. Probablemente si ahora analizáramos este dato, obtendríamos porcentajes superiores. Sería deseable que el concentrador sustituyera a la clásica bombona con el fin de proporcionar al enfermo la máxima autonomía. También en esta línea, el uso de gafas nasales (87,8 %) en contraposición a la mascarilla (7,9 %) aporta mayor comodidad al paciente, lo que facilita un mejor cumplimiento de la terapia. Con la intención de evitar al máximo la subjetividad al analizar la calidad de vida, aplicamos el índice de Karnofsky. Esta prueba se aplica habitualmente en la valoración del enfermo oncológico, pero consideramos que existe cierta similitud entre este paciente y el broncrópata crónico en fase de insuficiencia respiratoria crónica, en cuanto a que se trata de enfermos con patología irreversible, deterioro progresivo y frecuentes complicaciones. Mediante este índice observamos que la mejoría de la calidad de vida tenía una relación significativa con la toma de oxígeno de más de 15 horas al día. A pesar de ello, no puede excluirse la influencia de otros factores ajenos al cumplimiento de la oxigenoterapia. Según la Dirección Provincial del INSALUD, el gasto total de la oxigenoterapia crónica a domicilio en Navarra en 1987, fue de 12.803.441 ptas, lo que supu- 49 so un coste por habitante/año de 24,57 ptas, cifra inferior a la calculada para España en 1983, que fue de 56 ptas, por habitante/año y mucho menor al de Toledo que fue de 224 ptas.14. Como conclusión, aunque existen criterios nacionales e internacionales1'2'" de la indicación del tratar miento continuo de oxígeno a domicilio en pacientes con insuficiencia respiratoria crónica, la realidad es que existe un elevado porcentaje de prescripciones inadecuadas. Asimismo, se constata un bajo cumplimiento y falta de rigor en el seguimiento. La inexistencia de un programa de oxigenoterapia continua a domicilio, por lo menos en la Comunidad de Navarra, origina una irracionalidad del consumo con las consiguientes implicaciones sanitarias y económico-sociales. Agradecimiento A la Dra. Pulido por su inestimable ayuda editorial. BIBLIOGRAFÍA 1. Levin BE, Bigelow DB, Mansira RD. The roles of long tenn continous oxygen administration in patients with chronic airway obstruction with hypoxemia. Ann Intem Med 1957; 66: 639-650. 2. Nocturnal Oxigen Therapy Trial Group. Continuous or nocturnal oxygen therapy in hypoxemic chronic obstructivo lung disease. 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Hospital Xeral de Vigo. Estudiamos 253 enfermos que suponen el 86 % de los incluidos en Oxigenoterapia crónica domicialiaria (OCD) en el Área Sanitaria de Vigo. Se les practicó una gasometría arterial basal y, a 192 de ellos, una espirometría. Se solicitaron informes médicos, y se les preguntó sobre el número de horas de uso del oxígeno, los años de OCD, y el número de veces que precisaron acudir a urgencias el año precedente. En 147 (58 %) se juzgo indicada la OCD en el momento del estudio. En 77 (52 %) de los 147 enfermos que precisaban OCD, la administración era superior a 12 horas diarias. Existían importantes diferencias funcionales entre los grupos con y sin necesidad de OCD, lo que indica que estaban formados por dos tipos de EPOC bien diferenciados. La administración de oxígeno superior a 12 horas se asoció a un mayor número de años con OCD. Se concluye con la necesidad de ajustar la prescripción a criterios gasométricos y estimular el correcto uso por parte del paciente. Home oxygen therapy: a study of its applications in the área of Vigo Arch Bronconeumol 1990; 26:162-165. We evaluated 253 patients representing 86 % of those included in chronic oxygen therapy at home (COH) in the Vigo Health Área. Basal blood gases were measured and 192 patients underwent a spirometric study. Medical records were requested, and the patients were asked about their number of hours on oxygen, the years of COH and the number of times that they required to attend a hospital emergency service in the preceding year. In 147 (58 %) COH was considered indicated at the time of study. In 77 (52%) of the patients requiring COH, the administration was for longer than 12 hours a day. There were marked functional differences between the groups needing and not needing COH, thus suggesting, that they were constituted by two well differentiated COLD groups. The administration of oxygen for longer than 12 hours was associated with a higher number of years on COH. It was concluded that it is necessary to adjust the prescription of COH to gasometric criteria and to encourage a correct use by the patient. Introducción Material y métodos La eficacia de la Oxigenoterapia domiciliaria a largo plazo (OCD) en el tratamiento de la EPOC cuando cursa con hipoxemia mantenida está bien establecida'. 2 . El oxígeno es un tratamiento costoso que con frecuencia se prescribe de forma indiscriminada. Además se ha detectado muy a menudo un deficiente cumplimiento por parte del enfermo. En nuestro país se han publicado hasta la fecha tres estudios del uso de la OCD que confirman estas aseveraciones3"5. El objetivo de nuestro estudio ha sido investigar el uso del oxígeno como terapia a largo plazo en el área sanitaria de Vigo. Se comparan los resultados con los trabajos antes mencionados. Estudiamos de forma prospectiva 253 enfermos sometidos a OCD que suponen el 86 % de la globalidad de individuos que figuraban inscritos en la Inspección de la Dirección Provincial del INSALUD, correspondientes al área sur de la provincia de Pontevedra, en un día del mes de abril tomado al azar (24-4-89). Fueron rechazados 18 por ser enfermos encamados o severamente imposibilitados para acudir al centro del estudio. A todos los enfermos se les pidió que aportaran informes médicos para determinar el diagnóstico que motivó la prescripción de OCD. Sólo en 108 (43 %) enfermos se pudo obtener informe médico. A todos los enfermos se les practicó una gasometría respirando aire ambiente, en posición sentada, extrayéndose una muestra de sangre de la arteria radial o humeral, con una jeringuilla con heparina. El procesamiento de la muestra se realizó en menos de diez minutos. Para el análisis de la gasometría arterial se utilizó un analizador Corning modelo 175 automático (Medfield, Massachussetts). La calibración del analizador se realiza automáticamente cada media hora (utilizando un lampón de pH 7,382 y un gas al 5 % de C0¡ y 12 % de 0¡), y cada dos horas (utilizando un lampón de pH 6,838 y 162 50 R. BANDRÉS GIMENO ET AL. • OXIGENOTERAPIA DOMICILIARIA: ESTUDIO DE SU UTILIZACIÓN EN EL ÁREA SANITARIA DE VIGO un gas al 10% de C0¡ y al 0% de 0¡). Asimismo se utilizan diariamente muestras patrón que chequean los niveles alto, medio y bajo de cada una de las determinaciones (General Diagnostics. Blood G.A.S. Control). En 192 (76 %) enfermos fue posible realizar una espirometría. Se realizaron un mínimo de tres maniobras espiratorias forzadas, escogiéndose la mejor (mayor valor de la suma de FVC y FEV|) de las reproducibles con una diferencia del 5 % o 100 ce de FVC6. Se utilizaron las tablas de valores de referencia aceptadas por la SEPAR7. Se realizó un cuestionario de preguntas para conocer el número de horas diarias de utilización del oxígeno, número de años con OCD, y número de veces que cada enfermo precisó acudir a un servicio de urgencias durante el año 1988. Indicación de OCD La indicación de OCD fue establecida con arreglo a los criterios gasométricos del ACCP8, ligeramente modificados: se consideró indicación de OCD en el momento del estudio cuando la Pa0¡ en la gasometría basal era menor o igual a 60 mmHg. Administración de OCD La administración se juzgó aceptable cuando el enfermo utilizaba el oxígeno un mínimo de 12 horas al día incluyendo las horas del sueño, según declaración propia. Se consideró administración inaceptable cuando el enfermo utilizaba el oxígeno menos de 12 horas al día o no incluía las horas del sueño. Análisis estadístico El análisis estadístico de los datos obtenidos se realizó utilizando para la comparación de las variables cuantitativas el test de comparación de medias, y de las variables cualitativas, el test de chi cuadrado. Resultados Los valores de los parámetros obtenidos de la espirometría, gasometría, el número de veces que acudieron a urgencias en 1988 y los años con OCD están reflejados en la tabla I. Ciento cuarenta y siete enfermos (58 %) necesitaban OCD, por tener una Pa0¡ menor o igual a 60 mmHg en el momento del estudio. En el 77 % de los enfermos que aportaron informe médico, el diagnóstico era EPOC (tabla II). En 77 (52 %) de los 147 enfermos que necesitaban OCD, la administración por parte del enfermo se consideró aceptable, por utilizarlo un mínimo de 12 horas diarias incluyendo las horas del sueño. Comparación de los grupos con y sin indicación de OCD El grupo de enfermos con indicación de OCD tenía una edad media de 66,49 años, frente a 69,77 del otro grupo (p < 0,05). FVC y FEV, en valores absolutos y porcentuales inferiores en el grupo con indicación de OCD. Asimismo la PaCO¡ era mayor en este grupo (51,29 frente a 43,13 mmHg; p < 0,001) (tabla III). El número de enfermos que usaban la OCD más de 12 horas al día, incluyendo las horas del sueño, era mayor en el grupo con OCD necesaria (77 frente a 29) (p < 0,001). Este grupo llevaba más años utilizando la OCD que el otro (3,36 frente a 2,54; p < 0,01) (tabla III). Comparación de grupos con administración mayor . menor de 12 h En el grupo en el que la OCD era necesaria, al comparar el grupo de administración aceptable y el 53 Tabla I Datos descriptivos de la muestra N Edad (años) Sexo FVC (ce) FVC % FEVi (ce) FE Vi % Pa02 (mmHg) PaC02 (mmHg) pH 253 68,14(10,19) 177 h; 76 m 1573 (561) (n FVC-192) 51,7 (18) 876 (354) 37 (16) 58 (12) 48 (8) 7,39 (0,04) 106 1,51 (1,48) 2,73 (2,75) AA VU Años de OCD FVC %: Valor porcentual de FVC respecto del teórico. FEV, %: Valor porcentual de FEV respecto del teórico. nFVC: número de enfermos sometidos a espirometría. AA: número de enfermos recibiendo más de 12 horas de OCD al día. VU: número de veces en urgencias en 1988. (): Desviación estándar. Tabla II Distribución de diagnósticos Diagnóstico OCD necesaria OCD innecesaria 86 7 10 4 1 — — — 39 55 4 1 — — 9 3 1 33 147 106 EPOC Fibrosis pulmonar Patología de caja torácica S. apnea del sueño HTPAsma Cardiopatía izquierda** Cáncer de pulmón No datos *HTP: Hipertensión pulmonar primaría. **Cardiopatia izquierda, incluye 1 enfermo con estenosis aórtica y 2 con cardiopatia isquémica. Tabla III Características de los enfermos distribuidos en dos grupos OCD necesaria Edad (años) FVC (ce) FVC% FVEi (ce) FVE, % PaO; (mmHg) PaCo; (mmHg) PH AA VU Aflos de OCD OCD innecesaria 69,77 (9,97) 66,49 nFVC-112 1453(541) nFVC=80 1742(545) 46,99 (15,7) 58,70(19,01) 976(349) 803 (339) 33,05 (14,03) 43,18(18,78) 70,06 (7,86) 48,93 (6,90) 51,29(8,37) 43,13 (6,47) 7,40 (0,03) 7,39 (0,03) 29 (27%) 77 (52%) 1,39 (1,30) 1,81 (1,70) 2,54 (2,48) 3,36 (2,92) SE ** *# * * id ** *** NS * NS « *« « nFVC: número de enfermos sometidos a espirometría. AA: número de enfermos recibiendo más de 12 horas de OCD al día. VU: número de veces en urgencias en 1988. (): Desviación estándar. SE: significación estadística. • - p < 0,05 " - p <0,01 ••• - p < 0,001 NS - No significativo. grupo de administración inaceptable, en cuanto a parámetros funcionales, no se encontraron diferencias significativas. Sin embargo, el primer grupo llevaba una media de 4 años con OCD, frente a 2 años el segundo (p < 0,001). Existía un ligero, aunque estadísticamente significativo, aumento del número de veces que los enfermos del primer grupo acudieron a urgencias en 1988 (1,73 frente a 1,05; p < 0,001) (tabla IV). 163 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 Tabla IV Enfermos que necesitaban OCD Administración Administración menor de 12 h SE 66,42 (8,82) 1446(513) 45,76 (14,82) 808 (331) 33,03 (14,37) 47,98 (6,45) 52,90 (7,27) 7,39 (0,04) 1,73 (1,51) 4,16 (3,10) 67,42 «(11,61) 1462 (572) 48,38 (16,69) 799 (347) 33,08 (13,61) 49,97 (7,22) 50,22 (7,20) 7,39 (0,03) 1,05 (0,93) 2,40 (2,35) NS NS NS NS NS NS NS NS ** »»« mayor de 12 h Edad (años) FVC (ce) FVC % FVE, (ce) FVEi % Pa02 (mmHg) PaCo2 (mmHg) PH VU Años de OCD nFVC: número de enfermos sometidos a espirometría. VU: número de veces en urgencias en 1988. (): Desviación estándar. SE: significación estadística. NS - No significativo " - p < 0,01 ••• - p < 0,001. Discusión Este estudio fue realizado para conocer cómo se realiza la OCD en el área sanitaria de Vigo, constituida por 540.000 enfermos asegurados. El oxígeno suministrado a domicilio es un tratamiento costoso económicamente y que sólo tiene sentido administrarlo de forma continua durante la mayor parte del día para que sea efectivo en la mejora de la supervivencia y de la calidad de vida, como ha sido demostrado en los grandes estudios de seguimiento de la OCD'.2. Los criterios para su administración están basados en la realización de gasometrías arteriales en situación estable de la enfermedad: existencia de una Pa0¡ en sangre arterial menor de 55 mmHg a nivel del mar, o entre 55 y 60 si además existe hipertensión arterial pulmonar, hematócrito mayor de 55, signos en el ECG de cor pulmonale, arritmias o disfunción del SNC8. También es necesario administrarlo durante el sueño, si existen hipoxemias nocturnas, o durante el ejercicio si éste provoca desaturaciones de la hemoglobina8. En nuestro estudio hemos modificado ligeramente los criterios de indicación de la OCD, considerándola necesaria cuando la Pa0¡ sea menor o igual a 60 mmHg en lugar de menor de 55 o entre 55 y 60 con los criterios clínicos antes mencionados, por las razones siguientes: 1. La saturación de la hemoglobina por el oxígeno a pH de 7,40, con una PaO;, de 60 mmHg es del 90 %, cifra considerada como uno de los objetivos de una adecuada administración de oxígeno. 2. Pequeños descensos de la Pa0¡ a partir de una cifra basal entre 55 y 60 mmHg, pueden ocasionar mayores descensos en la saturación de la hemoglobina. 3. Enfermos con EPOC tipo blue and bloated están más predispuestos a grandes descensos de saturación de hemoglobina durante el sueño10'". Estos episodios son improbables en enfermos no retenedores de CO^'2 y frecuentes en retenedores de C0¡. 164 En otro estudio realizado en nuestro país sobre el uso de la OCD, también se consideró indicación de administración de oxígeno a largo plazo a los enfermos con Pa0¡ entre 55 y 60 mmHg4. Aunque no se ha determinado con precisión cuál es el número mínimo de horas necesario para proporcionar el máximo beneficio, se ha aceptado que 15 horas diarias es mejor que 12 y que 18-24 horas mejor que 159. De acuerdo con estas condiciones, deberíamos limitar la OCD a aquellos pacientes que puedan beneficiarse de ella, ya que una vez indicada va a suponer al enfermo que la mayor parte de su tiempo, probablemente hasta su muerte, estará recibiendo oxígeno. Desgraciadamente carecemos de parámetros directos que nos indiquen el grado de hipoxia en los distintos tejidos. La gasometría arterial solamente nos indica la presión de 0¡ pero no nos vale para saber la cantidad de 0¡ que se envía a los tejidos ni su utilización por parte de ellos. Por lo tanto, para una indicación definitiva son necesarios controles gasométricos seriados, cada tres meses durante el primer año, según los criterios adoptados por la SEPAR13. En nuestro estudio hemos considerado administración correcta de oxígeno cuando el enfermo lo usaba cotidianamente durante 12 h efectivas, incluidas las horas del sueño. Este criterio es discutible por lo anteriormente dicho, pero lo consideramos más fiable de determinar por pregunta directa al enfermo, que el de 15 horas, lo que hubiera conllevado la suma de fracciones de administración, con más posibilidades de error. Realmente, eran una minoría los enfermos que realizaban más de 15 horas diarias. En nuestro estudio existían 12 enfermos que con PaO; entre 60 y 65 mmHg, no se les consideró candidatos a OCD, sin embargo ocho de ellos tenían PaCO¡ mayor de 50 mmHg, y los otros 4, episodios repetidos de fallo cardíaco derecho. Ello obliga a estricto control para descartar hipoxemias durante el sueño. Para confirmar esta sospecha se debería realizar en estos sujetos monitorización de la saturación de hemoglobina durante el sueño mediante oximetría. De los resultados obtenidos, se pone de manifiesto que existe un considerable número de enfermos (42 %) que no precisaban OCD en el momento del estudio. Nuestra impresión es que la mayoría de estos enfermos reciben el oxígeno para el alivio de la disnea. La disnea no acompañada de hipoxemia no justifica el uso de OCD8. Se ha sugerido que la reducción de disnea en pacientes con EPOC no hipoxémicos, por aplicación nasal de oxígeno es un efecto placebo14, y se ha comprobado que la estimulación facial con aire frío reduce la disnea sin modificar la ventilación15. Considerando a los enfermos que necesitaban OCD y la utilizaban más de 12 horas incluidas las horas del sueño, observamos que sólo el 30 % de los enfermos se podían beneficiar de su uso prolongado. Analizando los valores espirométricos y gasométricos de los grupos con y sin indicación de OCD, observamos que 54 R. BANDRÉS GIMENO ET AL.- OXIGENOTERAPIA DOMICILIARIA: ESTUDIO DE SU UTILIZACIÓN EN EL ÁREA SANITARIA DE VIGO corresponden a los dos tipos de EPOC: el tipo blue bloater y el pink puffer. Parece lógico que en el grupo con necesidad de OCD exista un porcentaje mayor de enfermos que administran el oxígeno más de 12 horas, como así ha resultado en nuestro estudio. También que lleven más tiempo con la OCD, puesto que el grupo sin necesidad de OCD probablemente tiene un trasiego de enfermos muy acusado, sin duda por falta de indicación. No parecen existir características espirométricas o gasométricas que se asocien con una administración mayor de 12 horas en los enfermos con indicación de OCD. Sin embargo parece que la administración mayor de 12 horas se asocia a un mayor número de años usando OCD, lo que sugiere que con el tiempo se van corrigiendo los malos usos del inicio de la terapia. Paradójicamente, existía un aumento del número de veces que acudieron a urgencias los enfermos con indicación de OCD y administración de oxígeno mayor de 12 horas. Este es un resultado difícil de explicar. Quizás el número de veces en acudir a urgencias no sea un parámetro útil para valorar el beneficio de un adecuado empleo de OCD. Comparando los resultados de nuestro estudio con los dos precedentes4'5 observamos valores muy próximos en cuanto al número de enfermos que precisaban OCD en el momento de los estudios: 51 % en el trabajo de Escarrabill et al, 64 % en el de Marco Jordán et al y 58 % en el nuestro. En cuanto a la correcta administración, existen diferencias notables entre los trabajos previos y el nuestro debido al criterio diferente (más de 15 horas de uso, frente a más de 12 horas en nuestro estudio): 32/158 (20 %) en el estudio de Escarrabill et al, 59/178 (33 %) en el de Marco Jordán et al, y 77/147 (52 %) en el nuestro. Estas diferencias notables nos sugieren que los enfermos sometidos a OCD pueden encontrar muchas dificultades, en la práctica, para utilizar el oxígeno más de 12 horas, posiblemente por no disponer de fuentes de administración portátiles que les permitan mayor autonomía. Concluimos afirmando que la OCD en nuestra área sanitaria se realiza incorrectamente, ya que sólo uno de cada tres enfermos podrá acceder a los beneficios de la misma. Hemos observado que, cuando la OCD es necesaria, la administración del oxígeno más de 12 horas es más frecuente. También que la administración mayor de 12 horas va asociada a un mayor número de años con OCD. Creemos recomendable que la prescripción de la OCD se ajuste a los criterios gasométricos, que deberían ser asumidos no sólo por el médico sino también por la administración. 55 Tan importante o más sería estimular la toma de conciencia por parte del enfermo para un mejor cumplimiento de la terapia, subrayando los beneficios que pueden derivarse de su correcto uso. Por último, consideramos necesario el desarrollo de nuevas fuentes de suministro de oxígeno que permitan al enfermo mayor autonomía e incrementar el número de horas diarias de administración de oxígeno. Agradecimientos Agradecemos la colaboración desinteresada que han prestado para que este estudio pudiera llevarse a cabo, las ATS Pilar Chamorro González, Regina Ramos Mosquera y Victoria Blanco Herrero. BIBLIOGRAFÍA 1. Nocturnal Oxygen Therapy Trial Group. Continuous or nocturnal oxygen therapy in hipoxemic chronic obstructive lung disease: a clinical trial. Ann Intern Med 1980; 93:391-398. 2. Medical Research Council Working Party. Long term domiciliary oxygen therapy in chronic hypoxic cor pulmonale complicating chronic bronchitis and emphysema. Lancet 1981; 1:681-685. 3. García Besada JA et al. Oxigenoterapia crónica domiciliaria: mal uso y abuso en nuestro medio. Med Clin (Barc) 1986; 86:527530. 4. Escarrabill J et al. Oxigenoterapia domiciliaria. Estudio de 344 pacientes. Areh Bronconeumol 1987; 23:164-168. 5. Marco L et al. Oxigenoterapia domiciliaria. Análisis de la situación en Guipúzcoa. Arch Bronconeumol 1988; 24:10-14. 6. ATS Statement. 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Liss HP, Grant BJB. The effect of nasal flow on breathlessness in patients with chronic obstructive pulmonary disease. Am Rev Respir Dis 1988; 137:1.285-1.288. 15. Schwartzstein RM et al. Cold facial stimulation reduces breathlessness induced in normal subjects. Am Rev Respir Dis 1987; 136:58-61. 165 AVANCES DIAGNÓSTICOS Y TERAPÉUTICOS DIAGNOSTICO DE LA TUBERCULOSIS POR SEROLOGIA: SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS FUTURAS V. Ausina y M. Luquin Departamento de Microbiololgía. Hospital de la Sta. Creu i Sant Pau. Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona Nuevas técnicas diagnósticas para una vieja enfermedad A diferencia de lo conseguido en quimioterapia, en el diagnóstico de la tuberculosis no se han producido cambios de relativa importancia hasta la última década. Las técnicas de diagnóstico directo de uso tradicional en micobacteriología han tenido, desde siempre, importantes limitaciones. Por un lado, la escasa sensibilidad de las técnicas de examen microscópico (ZiehI-Neelsen o su variante de tinción por fluorocromos) y por otro, el obligado tiempo de espera (a veces varios meses) que exige el cultivo en medios convencionales (Lüwenstein-Jensen o semisintéticos con agar tipo 7H10 de Middiebrook). El retraso en el desarrollo de técnicas más rápidas y sensibles que las traidicionales se ha debido probablemente, no solo a razones de tipo técnico más o menos insuperables hasta fechas recientes, sino también a que la tuberculosis, como en otras enfermedades infecciosas de marcado carácter social, la.» prioridades no han sido las mismas en los países técnicamente avanzados que en los países en vías de desarrollo". En los primeros, al ser la tuberculosis una enfermedad en franco declive no ha existido una presión excesiva para desarrollar técnicas de diagnóstico más eficaces que las tradicionales; se ha considerado que el número de enfermos que podrían beneficiarse de ellas sería relativamente escaso. En los segundos, aparte de carecer de la tecnología adecuada para el desarrollo de estas técnicas alternativas, la falta de recursos económicos ha determinado el establecimiento de otras prioridades, fundamentalmente la búsqueda y detección de nuevos casos mediante técnicas de examen microscópico y el establecimiento de tratamientos controlados bajo la supervisión de diferentes organismos internacionales2'3. A pesar de esto, el impacto actual de las nuevas tecnologías, la aparición del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), en el cual la tuberculosis es una de las infecciones asociadas más importantes4 y otros factores, han determinado que en los últimos años se haya hecho un considerable esfuerzo de inves166 ligación en la búsqueda de técnicas alternativas de diagnóstico microbiológico5. En este sentido, la introducción en la rutina diagnóstica de los sistemas radiométricos ha supuesto un avance importante6; con ellos se han venido a satisfacer algunas de las tradicionales demandas de la clínica. En estos sistemas se utiliza un medio de cultivo líquido semisintético que contiene sustratos (ácidos grasos) marcados con C14 y el crecimiento bacteriano se detecta midiendo automáticamente el ^CO^ producido por el catabolismo de los mismos. La experiencia acumulada, durante los diez años en los que estos han estado introducidos en la rutina diagnóstica de algunos laboratorios clínicos, nos permite hoy poder precisar con bastante exactitud que su principal ventaja reside en la mayor sensibilidad y rapidez para detectar el crecimiento micobac teriano en relación a los medios de cultivo tradicionales7. Otra ventaja de los mismos, a nuestra juicio muy importante, es la posibilidad de realizar estudios de sensibilidad in vitro a los fármacos antituberculosos cuyos resultados pueden obtenerse en tiempos medios de 3-6 días y tienen una excelente correlación con los obtenidos por métodos estándar8. Un avance reciente del sistema ha sido la incorporación de un medio líquido específicamente diseñado para el aislamiento de micobacterias de la sangre9. En nuestra experiencia, la sensibilidad de esta técnica de hemocultivo es similar a la obtenida con la de lisis-centrifugación, pero se evitan con ella muchas manipulaciones peligrosas e innecesarias por parte del personal técnico. Junto a los sistemas radiométricos, las dos líneas de investigación con las que se han obtenido resultados más esperanzadores de cara a un próximo futuro son: 1) la detección directa de marcadores en nuestras clínicas y, 2) la detección de una respuesta inmune específica mediante serología. Ambas líneas de investigación se han ido desarrollando de forma paralela aunque, como puede apreciarse en la tabla I y tendremos ocasión de precisar más adelante, la serología cubre objetivos algo distintos a los de las otras técnicas. 56 V. AUSINA Y M. LUQUÍN-DIAGNÓSTICO DE LA TUBERCULOSIS POR SEROLOGÍA: SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS FUTURAS TABLA I Métodos rápidos de diagnóstico de la tuberculosis. Importancia e indicaciones actuales o previsibles*. Indicaciones e importancia relativa Métodos Técnicas Diag. precoz reactivación Diagnóstico enfermedad Tratamiento y control Cultivo Radiométricas NA +++ ++ Detección directa de marcadores en muestras clínicas Adenosina desaminasa (ADA) Sondas genéticas Inmunológicas (Detección de antígenos) NA NA NA ++** +++ ++ NA NA NA Cromatografía de gases y espectrometría de masas (CG-EM) NA ++ NA Inmunológicas (Detección de anticuerpos) +++ ++ + Serología • Modificado de David H.L. Symposium on niycobacteria and methods for rapid diagnosis. Niza, Abril 1989. ** En determinadas formas de enfermedad tuberculosa (Ver texto). NA: No aplicable. Dentro de los métodos destinados a la detección de marcadores en nuestras clínicas, se han desarrollado dos tipos diferentes de técnicas de diagnóstico directo. En uno de ellos se utilizan técnicas sencillas que permiten establecer un diagnóstico presuntivo de determinadas formas de tuberculosis mediante determinación cuantitativa de adenosina desaminasa (ADA), una enzima derivada del metabolismo de las purinas, que está aumentada en los líquidos con abundantes linfocitos de la pleuritis, pericarditis, peritonitis y meningitis tuberculosas10-". En el otro, se trata de obtener un diagnóstico rápido y definitivo de enfermedad tuberculosa detectando antígenos específicos de M. tuberculosis mediante técnicas inmunológicas12, lípidos parietales género o especie-específicos mediante cromatografía de gases asociada a espectrometría de masas (CG-EM)13'14 o fragmentos específicos de cDNA por hibridación (sondas genéticas)15. Todas estas técnicas constituyen campos de gran actividad investigadora en la actualidad y, aunque no existe una introducción decisiva de ninguna de ellas en la rutina diagnóstica, poseen teóricamente un gran potencial y, a corto o medio plazo, podrían ser de gran ayuda en el diagnóstico rápido de la tuberculosis. Desde el descubrimiento del bacilo de la tuberculosis, hace ahora más de un siglo, han habido centenares de intentos de desarrollar pruebas diagnósticas basadas en la detección de respuestas inmunes (anticuerpos) específicas. En la mayoría de casos, técnicas que parecían prometedoras en estudios preliminares se mostraron decepcionantes en la práctica clínica16. Sin embargo, en los últimos años se ha progresado extraordinariamente en el conocimiento de la compleja estructura antigénica de M. tuberculosis y en la preparación de antígenos purificados específicos17'18. Con la utilización de estos antígenos en técnicas de enzimoinmunoanálisis (ELISA) se ha conseguido discriminar mejor entre pacientes y controles sanos tuberculin positivos, constituyendo esta la línea que parece más esperanzadora dentro de la investigación de una prueba inmunológica útil para el diagnóstico de la tuberculosis activa'6. 61 Condiciones y exigencias de la serología en el diagnóstico de la tuberculosis18'19 El objetivo principal de la serología en la tuberculosis es diagnosticar la enfermedad durante el período de tiempo que va desde el inicio del proceso de reactivación hasta la aparición de los síntomas clínicos. Así, si dispusiéramos de una prueba serológica lo suficientemente sensible y específica para ser aplicada en el diagnóstico de rutina de la tuberculosis, nos ofrecería las siguientes ventajas: por un lado, sería la única prueba diagnóstica entre las existentes con la que se podría realizar una búsqueda indiscriminada de casos, ya que su positividad sería independiente de la presencia o no de bacilos en las muestras y permitiría también un diagnóstico de la tuberculosis pulmonar en sus fases iniciales (tabla I). Por otro lado, podría ser útil en el diagnóstico de las formas de tuberculosis con examen microscópico negativo, principalmente en las formas de tuberculosis extrapulmonar. Finalmente, podría utilizarse como técnica de diagnóstico rápido en todas las formas de enfermedad tuberculosa. No cabe duda que una prueba diagnóstica de tal naturaleza sería de extraordinario interés clínico y epidemiológico. No obstante, dado que un resultado positivo de la misma condicionaría un tratamiento específico de varios meses de duración, el valor predictivo positivo (VPP) de esta debería ser muy alto y esto exigiría una elevada especificidad para cualquier prueba positiva12. Cuando se evalúa una prueba serológica para el diagnóstico de una enfermedad como la tuberculosis, los valores predictivos de la misma tienen gran importancia y estos varían con la prevalencia de la enfermedad en la población estudiada. Para determinada sensibilidad y especificidad de la prueba, una prevalencia baja determina pocos resultados falsos negativos y así se obtienen buenos valores predictivos negativos (VPN). De igual forma, una prevalencia elevada determina más resultados positivos verdaderos y por tanto, un mejor VPP. Cuando la prevalencia de la enfermedad es baja, el VPP está muy influenciado por 167 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 la especificidad de la prueba. Si la especificidad es muy alta, se reduce el número de falsos positivos y mejora el VPP18. Dicho en otras palabras, incluso con especificidades "aceptables", en poblaciones con baja prevalencia el número de reacciones falsamente positivas puede superar incluso las verdaderas reacciones positivas. Esto es particularmente importante en aquellas pruebas en las que como el ELISA no existe una clara separación entre resultados positivos y negativos, sino que estos se dan dentro de una amplia gama de valores numéricos. Por el contrario, en esta misma situación el VPN no está muy influenciado por la especificidad de la prueba18. Esto es así, porque los resultados falsos negativos serán solo una fracción muy pequeña del total de los negativos obtenidos. Las consideraciones y valoraciones que hacemos a continuación referidas a progresos y expectativas del diagnóstico serológico de la tuberculosis las haremos tomando en consideración todas estas premisas. Importancia de la técnica y de los antígenos utilizados En el diagnóstico serológico de una enfermedad infecciosa, y esto es también válido para la tuberculosis, la técnica utilizada tiene gran influencia en la sensibilidad de la prueba y el tipo de antígeno en la especificidad. El primer estudio sobre diagnóstico serológico de la tuberculosis fue publicado por Arloing y Courmant en 1898, solo 16 años después del descubrimiento del bacilo de la tuberculosis por Robert Koch. En este estudio inicial y mediante técnica de aglutinación, un 57 % de los pacientes con tuberculosis pulmonar y un 11 % de los controles sanos o con otras enfermedades dieron resultados positivos. Desde entonces, han sido evaluadas numerosas técnicas serológicas (hemaglutinación, fijación de copmlemento, inmunodifusión, inmunofluorescencia, radioinmunoanálisis, etc.). Por diversas razones, no siempre exclusivamente relacionadas con la técnica sino también con el tipo de antígenos utilizados, los índices la falsa positividad o negatividad eran excesivos para que estas técnicas pudieran utilizarse en el diagnóstico de rutina. En 1976, Nassau et al20 utilizaron una prueba de enzimoinmunoanálisis (ELISA) para detectar anticuerpos específicos frente a un antígeno crudo de M. tuberculosis y posteriormente Zeiss et al21, Kalish et al22 y otros 23'24, continuaron los estudios utilizando como antígeno PPD. Desde entonces, esta técnica ha sido utilizada por numerosos investigadores que, empleando una gran variedad de antígenos, han obtenido resultados de considerable interés. Daniel y Debanne18 han revisado y analizado recientemente de forma crítica los principales trabajos publicados que han utilizado esta técnica. Por las razones que a continuación señalamos, el ELISA parece ser la técnica serológica que ofrece mejores perspectivas. Se trata de una técnica rápida, sencilla, automatizable y que proporciona resultados reproductibles. Con ella se trabaja con sen168 sibilidades óptimas, similares a las del RÍA, sin la hipoteca del costoso instrumental e instalación que exige esta última. No obstante, a diferencia de otras pruebas serológicas cuyos resultados son positivos o negativos a determinadas diluciones de suero y su interpretación no plantea dificultades, en las pruebas de ELISA en las que los resultados vienen dados por un valor numérico, es necesario elegir un punto límite para separar positivos de negativos y esto plantea, con frecuencia, bastantes dificultades18. Utilizando esta técnica y trabajando con antígenos proteicos para la determinación de anticuerpos de la clase IgG, se obtienen sensibilidades entre 0,5-0,6 en áreas con baja prevalencia de tuberculosis y de 0,7-0,8 en países de alta prevalencia'2'25. Estas diferencias de sensibilidad están relacionadas probablemente con la extensión y cronicidad de la enfermedad en el momento de realizar el diagnóstico26. Diversos autores han coincidido en señalar que la detección de anticuerpos de la clase IgM e IgA es mucho menos útil, fundamentalmente por razones de baja sensibilidad27. Por desgracia, la respuesta inmune humoral durante las infecciones bacterianas determina un aumento del título de anticuerpos frente a muy diversos determinantes antigénicos del organismo responsable. Los anticuerpos variarán en cuanto a especificidad desde los que son específicos de especie bacteriana hasta los que son compartidos con bacterias totalmente distintas. Además, la respuesta de cada individuo frente a los diferentes componentes antigénicos del microorganismo puede ser variable debido a factores tales como el control genético, la cantidad del antígeno y, fundamentalmente las infecciones previas por microorganismos del medio ambiente. Como ya hemos señalado en otro lugar, el diagnóstico serológico de las enfermedades micobacterianas, y de la tuberculosis de forma particular, la especificidad es de extraordinaria importancia. La estructura antigénica de M. tuberculosis es enormemente compleja17'27 y la mayoría de reacciones inespecíficas a los antígenos micobacterianos se debe a que estos microorganismos contienen antígenos comunes a otras especies y géneros bacterianos. El hombre y los animales tienen contactos repetidos con micobacterias ambientales, y es más que probable que de estos resulten respuestas inmunológicas a diferentes determinantes antigénicos y niveles bajos de anticuerpos frente a los mismos. Si se quiere desarrollar una prueba serológica que sea realmente útil en el diagnóstico de rutina de la tuberculosis, en el sentido que se ha señalado anteriormente, debe conseguirse que las preparaciones antigénicas utilizadas sean especie-específicas y lo más purificadas posible; es decir, que estas no contengan o no permitan el reconocimiento de epitopos compartidos por microorganismos ambientales. En serología de tuberculosis se han utilizado múltiples tipos de preparaciones antigénicas, desde extractos celulares complejos hasta reactivos altamente purificados. Los antígenos que mejor se conocen y con los que más se ha trabajado en los últimos años son los de naturaleza proteica. Una observación interesan62 V. AUSINA Y M. LUQUÍN-DIAGNÓSTICO DE LA TUBERCULOSIS POR SEROLOGÍA: SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS FUTURAS te es que la especificidad de los mismos parece estar asociada a proteínas de bajo peso molecular, estables al calor y de elevada movilidad electroforética. Estas pequeñas proteínas están presentes en los preparados de PPD y como han sugerido Moulton et al28 y Nagai et al29 pueden ser responsables de la especificidad en las pruebas cutáneas de hipersensibilidad retardada. Varios autores han logrado purificar proteínas específicas de M. tuberculosis, la mayoría de ellas con actividad tuberculínica30'34. Recientemente se ha podido determinar la secuencia de aminoácidos de alguna de ellas35'36, e incluso se han obtenido de forma sintética37. La mayoría de estas investigaciones han estado orientadas a la obtención de proteínas purificadas para pruebas cutáneas que pudieran reemplazar al PPD y la utilidad potencial de muchos de estos antígenos en pruebas serológicas no ha sido estudiada o esta no ha sido tan satisfactoria como se esperaba19. Los antígenos proteicos más evaluados como reactivos en pruebas serológicas son los antígenos 5 y 6, purificados por cromatografía de afinidad en un proceso extraordinariamente laborioso por el grupo de Daniel et al38. La utilización de estos antígenos en técnicas de ELISA ha proporcionado resultados francamente interesantes en formas de tuberculosis extrapulmonar39'40 y en el diagnóstico de la tuberculosis pulmonar en áreas de alta prevalencia de enfermedad tuberculosa25'41'42. Así, en Argentina, Ballestrino et al25 utilizando antígeno 5 consiguieron sensibilidades de 0,64 y especificidades de 1,0, trabajando con diluciones de suero de 1:80. Sin embargo, no se han logrado resultados óptimos que permitan utilizarlos, como sería deseable, en zonas de baja prevalencia de tuberculosis en pruebas serológicas de escrining o en pacientes con lesiones pulmonares mínimas18'42. Este hecho, unido a la laboriosidad de su obtención, ha sido absolutamente determinante de que no se decidiera su obtención a gran escala con fines de comercialización. En poblaciones con prevalencia similar, utilizando la misma técnica y PPD como antígeno, la sensibilidad obtenida oscila alrededor de 0,72 y la especificidad no es nunca superior a 0,84 en grandes series12'18'19. Esta baja sensibilidad del PPD suele proporcionar, en determinados grupos de población; valores predictivos muy desfavorables. Los antígenos de naturaleza polisacárida y lipídica de la pared celular de M. tuberculosis también han sido muy investigados en los últimos años. Los primeros (arabinogalactanos y arabinomananos) están presentes también en las tuberculinas OT y PPD y aunque son capaces de inducir una respuesta inmune humoral, su estructura química es común a muchos actinomicetos aerobios, particularmente las cadenas laterales de arabinosa del arabinomanano que son los mayores determinantes antigénicos. Esto comporta problemas de especificidad y limita su utilidad en el diagnóstico serológico12'18. Reggiardo et al43'45 utilizando tres antígenos glicolipídicos diferentes, en técnicas serológicas de hemaglutinación pasiva y ELISA, lograron discriminar aceptablemente los individuos infectados de los grupos de es control. Pero ha sido realmente durante los últimos cinco años cuando se ha trabajado activamente en la caracterización y purificación de antígenos lipidíeos especie-específicos en M. leprae, M. Kansasii y M. tuberculosis*^9. Estos antígenos están situados en la superficie celular y son muy inmunógenos47; estructuralmente poseen una parte lipídica que está unida por un residuo fenólico a un trisacárido46. De la cepa Canetti de M. tuberculosis se han extraído seis fracciones glicolipídicas diferentes; dos de estas son glicolipídicos fenólicos50. El componente mayoritario es un triglicosil-fenotiocerol-dimicocerosato (PGL-Tbl) y el segundo un monoglicosil-diacil-fenotiocerol, idéntico al micósido B de M. bovis. Al igual que ha sucedido en el caso de la lepra46'47, trabajando con PGL-Tbl en técnica de ELISA para detección de anticuerpos de la clase IgG, se han obtenido resultados preliminares de extraordinaria sensibilidad y especificidad50'52. Es necesario aún confirmar estos resultados en series con grupos de control amplios y bien seleccionados, así como también en poblaciones con alta y baja prevalencia de tuberculosis. Igualmente es necesario evaluar comparativamente otros antígenos lipidíeos, tales como los sulfolípidos I y IV, que han sido purificados y han empezado a utilizarse recientemente como antígenos en el diagnóstico de esta enfermedad. Evaluación crítica de las pruebas comercializadas Recientemente se ha comercializado un ELISA (Anda-tb, Anda Biologicals, Strasbourg, Francia) para detectar en suero anticuerpos antimicobacterias de la clase IgG53. En esta prueba se utiliza el denominado antígeno A60, que representa el componente termoestable más importante de la tuberculina vieja de Koch (OT) y del derivado proteico purificado (PPD). Está localizado en el citoplasma y la membrana celular y es de naturaleza lipopolisacárida y lipoprotéica53. Ha sido purificado por cromatografía de afinidad y es fácilmente extraible a gran escala, lo que sin duda ha facilitado su explotación a nivel industrial. Se trata de un antígeno común a diferentes especies del género Mycobacterium. El análisis crítico de los primeros resultados obtenidos54'55 con la utilización de este antígeno no pueden considerarse excesivamente optimistas. Incluso con niveles de especificidad algo superiores a los que suelen obtenerse con la utilización de antígenos crudos y PPD, los niveles de sensibilidad y valores predictivos de la prueba no permiten recomendarla con niveles de seguridad diagnóstica aceptables en las formas de tuberculosis más difíciles de diagnosticar por otros métodos, ni tampoco como técnica de escrining en la población general, especialmente en áreas de baja prevalencia. Limitaciones estas que son también comunes, como ya ha sido señalado, a otros antígenos de naturaleza proteica. Consideraciones finales. Resumen y conclusiones Diversos factores han contribuido a que en los últimos años se haya avanzado extraordinariamente en el diagnóstico serológico de la tuberculosis. Lo que pare169 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 cía muy difícil de conseguir hace tan solo una década, es un objetivo realmente alcanzable a corto plazo. Una prueba serológica que tenga que asumir de forma positiva las deficiencias de las técnicas de diagnóstico tradicionales y ser aceptada universalmente debe permitir diagnosticar la tuberculosis de reactivación en sus fases iniciales, las tuberculosis pulmonares con baciloscopia negativa, las formas de tuberculosis extrapulmonar y la tuberculosis infantil. Dado que la tuberculosis es una enfermedad que suele presentarse precozmente en el curso del SIDA, es lógico suponer que el diagnóstico serológico también puede ser útil en estos enfermos. De las múltiples técnicas evaluadas, el enzimoinmunoanálisis cumple los principales requisitos (sencillez, sensibilidad, reproductibilidad y bajo coste) exigibles a una prueba diagnóstica que tiene que utilizarse a gran escala, especialmente en países en vías de desarrollo donde se concentra el mayor contingente de enfermos tuberculosos. Como se ha señalado repetidamente a lo largo de esta exposición, en serología de tuberculosis la especificidad de la prueba es esencial para obtener buenos valores predictivos y aquella depende del tipo de antígenos utilizados. Aunque los mejores resultados en grandes series se han obtenido cuando se han utilizado antígenos proteicos purificados, hay diferencias notables entre poblaciones con baja y alta prevalencia de tuberculosis. En el primer caso, los resultados obtenidos no pueden considerarse óptimos. Este hecho, unido a las dificultades técnicas de su obtención a gran escala, han sido determinantes de la búsqueda de antígenos alternativos. La única prueba comercializada hasta el momento actual (Anda-tbR), en la que se utiliza un antígeno de naturaleza lipopolisacárida y lipoproteica, no parece mejorar los resultados obtenidos utilizando antígenos proteicos purificados (antígenos 5 y 6). La purificación de antígenos lipidióos, especialmente glicolípidos fenólicos especie-específicos (PGL-Tbl), ha supuesto un avance reciente muy importante. En pruebas de ELISA utilizando estos antígenos se han obtenido resultados francamente optimistas, aunque estos exigen confirmación en series mucho más amplias en las que los grupos control estén perfectamente definidos; estos deben incluir inexcusablemente y como mínimo, vacunados con BCG y tuberculín positivos sin enfermedad activa. BIBLIOGRAFÍA 1. Fine P. Leprosy and tuberculosis-an epidemiológica! comparison. Tubercle 1984; 65: 137-154. 2. Intemational Unión Against tuberculosis/Worid Health Organization Study Group. Tuberculosis Control: Repon of a Joint IUAT/WHO Study Group. Geneva, Worid Health Organization, 1982. 3. American Thoracic Society: Treatment of tuberculosis and tuberculosis infection in adults and children. Am Rev Respir Dis 1986; 134: 355-363. 4. Sunderam G, McDonaId RJ, Maniatis T et al. 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Val Adán Unidad de Fisiología. Hospital General Royo Villanova. •Servicio de Anatomía Patológica. Hospital Miguel Servet. Zaragoza. La linfangiomiomatosis es una proliferación aberrante de músculo liso atípico que afecta al sistema linfático y que se da exclusivamente en mujeres, generalmente en edad fértil. Se presenta un caso de una mujer de 32 años de edad con expectoración hemoptoica cuyo único hallazgo radiológico fue un patrón intersticial bilateral difuso. Se discuten sus características clínicas, radiológicas, funcionales y patológicas y se revisan las posibilidades terapéuticas. Arch Bronconeumol 1990, 26: 172-175. Introducción La linfangiomiomatosis (LAM) es una rara enfermedad de origen desconocido que afecta casi exclusivamente a mujeres, generalmente en edad fértil', caracterizada por una hiperplasia de músculo liso atípico de los pulmones, tórax y abdomen, cuya consecuencia más seria es la afectación pulmonar con una supervivencia no superior a 10 años desde el comienzo de los síntomas2. Tiene ciertas similitudes con la esclerosis tuberosa (ET), llegándose a discutir si la LAM es una forma frustrada de la misma3. Presentamos un caso de LAM, que es el número 5 (s.e.u.o.) de los publicados en España4'5 y siendo en torno al centenar los de la literatura anglosajona. Caso clínico Mujer de 31 años de edad, fumadora de 30 cig/dia y bebedora de 48 g de etanol diarios con antecedentes de diabetes gestacional en su único embarazo hace 5 años, catarros de vías altas de repetición y en tratamiento anovulatorio desde hace 3 años. Cinco meses antes de su ingreso hospitalario presentó hiporexia y pérdida de peso con expectoración hemoptoica, radiografía de tórax con patrón intersticial micronodular bilateral, siendo el Mantoux no significativo y la baciloscopia directa de esputo y el cultivo de Lowenstein negativos. Pese a ello fue tratada con tuberculostáticos por sospecha de forma miliar. Al no apreciar mejoría radiológica es remitida a nuestro centro. Recibido el 27-11-89 y aceptado el 22-1-90. 172 Lymphagiomyomatosis: update and report ofanew case Lymphangiomyomatosis is an aberrant proliferation of atypical smooth muscle which involves the lymphatic system and is exclusively found in témales, usually in fertile age. We report a 32-year-old témale with bloodstained sputum in whom the oniy radiológica! finding was a diffuse bilateral interstitial pattern. The clinical, radiológica!, functional and pathological features are discussed, and the therapeutic possibilities are reviewed. A la exploración, crepitantes finos en ambas bases pulmonares. ECG: ritmo sinual 74 pm., BIRDHH. Analítica sanguínea de rutina normal excepto colesterol 294 mg/dl. Bioquímica y sedimento de orina normales. Radiografía de tórax con patrón intersticial retículonodular bilateral de predominio en campos medios e inferiores, sin pérdida aparente de volumen (fig. 1). En el estudio funcional respiratorio: FEV,: 79% pred, FEV,/FVC: 62,6%; MEF^..,^ pyo 40% pred; ITGV: 144 % pred; RV: 136 % pred; TLC: 119 % pred; ITGV/ TLC: 68 %; RV/TLC: 33,7 %. DLco: 45,8 %; K^y 42,7 %. Gasometría arterial en reposo: p0¡: 61 mmHg, pCO¡: 33,5 mmHg, pH: 7,43%, CC»3H: 21,9 mmoVÍ y D(A-a)0¡: 43. La investigación de BAAR y el cultivo de Lowenstein fueron negativos en esputo y aspirado bronquial. La gammagrafía pulmonar con Tc99M no mostró anomalías de perfusión. Fibrobroncoscopia y biopsias transbronquiales sin datos de interés. TAC torácica, abdominal y genital: Parénquima pulmonar con múltiples áreas quisticas de pared fina y contenido aéreo de tamaño no superior a 25-30 mm de diámetro, de predominio en campos básales (fig. 2). En abdomen: gruesa adenopatía a nivel crural y masa de adenopatias en cadena lumbar que desplaza psoas izquierdo y llega a pelvis menor (fig. 3). Órganos abdominogenitales sin alteraciones significativas. Se realizó toracotomia mínima apreciando múltiples vesículas subpleurales de pared fina y contenido aéreo de unos 3-4 mm de diámetro. No se evidenciaron adenopatias biliares ni mediastínicas. Se efectuó biopsia de língula: macroscópicamente, pleura visceral violáceo-parduzca de aspecto normal con mínimas áreas más amarillentas, parénquima de consistencia más aumentada. Microscópicamente, pequeños nodulos intersticiales (fig. 4), en estricta relación con vasos sanguíneos y linfáticos, constituidos por una proliferación de células fusiformes, con núcleos ovoideos y dispuestas en patrón paralelo o en pequeñas empalizadas. Destrucción de septos alveolares, oclusión parcial o completa de vénulas con hemorragia y macrófagos con hemosiderina (fig. 5). Vasos linfáticos dilatados (fig. 6). Hallazgos compatibles con LAM pulmonar. Las técnicas inmunohistoquimicas fueron positivas para la desmina, 66 J.A. CABALLERO JIMÉNEZ ET AL.-LINFANGIOMIOMATOSIS: ACTUALIZACIÓN Y PRESENTACIÓN DE UN NUEVO CASO negativas para receptores de estrógenos y progesterona y débilmente positivas para la vimentina, a pesar de lo cual se instauró tratamiento con acetato de medroxiprogesterona. Discusión La LAM, descrita por Enterline y Roberts en 19556 bajo el término de linfangiopericitoma adquirió su nombre actual en 1966 cuando Cornog y Enterline revisan 20 casos7. Silverstein et al, en 1974 clasifican la LAM en base a 32 casos publicados según la afectación pulmonar y ganglionar mediastínica y/o retroperitoneal y su asociación con la ET. En su patogenia se han barajado distintas teorías: rotura traumática del conducto torácico9, proliferación neoplásica de linfangiopericitos6, malformación hamartomatosa7, hamartomas formados por estímulo hormonal10 e incluso ser una forma frustrada de ET3. La clínica de la enfermedad está asociada con la localización y especialmente con la afectación pulmonar, siendo la disnea de mayor o menor grado el síntoma más frecuente, siguiéndole la tos, el dolor torácico y la hemoptisis". En nuestro caso, el signo princeps fue la expectoración hemoptoica. Los tres hallazgos radiológicos más comunes son: 1) Infiltrados intersticiales reticulonodulares finos distribuidos uniformemente por ambos pulmones incluso con áreas en panal. 2) Derrame pleural uni o bilateral, de tipo quiloso y 3) Neumotorax espontáneos de repetición12. El derrame pleural, para algunos autores, constituye la forma de presentación más frecuente13; probablemente la ausencia del mismo en nuestra paciente sea debida a un estadio evolutivo temprano, o bien a una menor afectación del tejido linfático. Otra característica radiológica de la LAM es la presencia de un patrón intersticial difuso sin pérdida de volumen (fig. 1) o con incluso insuflación pulmonar10, a diferencia de otras enfermedades intersticiales difusas como la tuberculosis (TBC) miliar, con la que haremos diagnóstico diferencial dada su frecuencia en nuestro me67 dio. La no respuesta al tratamiento con tuberculostáticos mantenidos durante más de 3 meses previos al ingreso hospitalario hacía remota la posibilidad de que se tratara de una TBC, al menos por Mycobacterium tuberculosis. Mediante TAC de alta resolución, Rappaport et al' 4 describen la presencia en cuatro casos de LAM de múltiples espacios aéreos quísticos con pared fina, desde unos milímetros hasta 5 centímetros de diámetro, delimitados por parénquima normal con áreas parcheadas de proliferación de músculo liso. Estas imágenes permiten diferenciar la LAM de otras enfermedades con espacios aéreos quísticos, tales como alveolitis fibrosante, neurofibromatosis y bronquiectasias, siendo más difícil diferenciarla del enfisema y del granuloma eosinófilo. Además, la TAC revela la posible afectación multisistémica (figs. 2 y 3) que 173 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 puede acompañar a esta enfermedad15 haciendo innecesarias exploraciones como la linfangiografía que, además, conlleva cierto riesgo en pacientes con insuficiencia respiratoria16. La afectación pulmonar intersticial bilateral difusa de predominio basal y la presencia de adenopatías a nivel crural y cadena lumbar encuadra el caso que presentamos en el grupo I de Silverstein. La asociación con la ET3'17 se descartó por la ausencia de neoformaciones renales (angiomiolipomas), componente hereditario y lesiones del SNC o dérmicas. Tampoco se evidenció proceso expansivo genital que sugiriera metastatización de un leiomioma benigno, entidad que presenta rasgos similares a la LAMÍ8'19. El patrón respiratorio en la LAM se caracteriza por una obstrucción al flujo aéreo a pesar de la afectación intersticial radiológica, obstrucción que según Sobonya puede deberse a la pérdida del soporte alveolar de las pequeñas vías aéreas más que al crecimiento excesivo de músculo liso en éstas20. Así, los aumentos de TLC, RV e ITGV objetivados en pletismografía y la disminución de la DLCO sugieren la presencia de enfisema; todo lo cual conlleva un deterioro gasométrico que en nuestro caso ya se evidenció en reposo. La LAM, desde un punto de vista anatomopatológico, es una proliferación irregular de células de músculo liso que producen lesiones nodulares (fig. 4) pudiendo obstruir bronquiolos vénulas y linfáticos2-". La obstrucción bronquiolar da lugar a rotura de septos alveolares con atrapamiento de aire intratorácico (RV/TLC e ITGV/TLC elevados) y formación de quistes aéreos (fig. 2) causantes de neumotorax repetidos. La obstrucción de vénulas ocasiona hemorragia intraalveolar con fagocitación de hemosiderina por los macró fagos (fig. 5) y por ello, como en esta paciente, expectoración hemoptoica. La proliferación de tejido muscular liso dilata los linfáticos (fig. 6) causando con el tiempo quilotórax, aunque en su patogenia se involucran distintos mecanismos8. El pronóstico de la LAM depende de: 1) localización del proceso, 2) edad de presentación y 3) respuesta a la terapéutica. Los pacientes con lesión pulmonar 174 progresan hacia la insuficiencia respiratoria (IR) en un plazo medio de 10 años desde el inicio de los síntomas2'. La sucesión de quilotórax conduce a la IR y a la desnutrición por las toracocentesis repetidas, necesitando incluso nutrición parenteral total22. Bhattacharyya y Balogh describen un caso de LAM retroperitoneal23 con 36 años de supervivencia en una paciente de 89 años. Las bajas tasas estrogénicas propias de la postmenopausia y la larga evolución apoyan la teoría hormonal en el curso de esta enfermedad. Por otra parte, la LAM puede exacerbarse por elevación de los niveles estrogénicos, bien sea de forma exógena en el tratamiento de la osteoporosis24 o anovulatorio2, bien endógena durante el embarazo8. Hechos éstos dos últimos presentes en los antecedentes del caso que nos ocupa. El tratamiento de las complicaciones de la LAM ha evolucionado desde la ligadura del conducto torácico para evitar quilotórax recidivantes25, hasta la actual pleurodesis química23. Para modular el influjo estrogénico se ha sugerido la ooforectomía26'27 y la terapia hormonal con antiestrógenos28 o progestágenos10 sien68 J.A. CABALLERO JIMÉNEZ ET AL.-LINFANGIOMIOMATOSIS: ACTUALIZACIÓN Y PRESENTACIÓN DE UN NUEVO CASÓ do su eficacia probablemente mayor en estadios precoces de la enfermedad, sobre todo de la afectación pulmonar. En diversos estudios se han demostrado receptores para progesterona y/o estrógenos29'30 en tejido pulmonar de pacientes con LAM. Su relación con el éxito o fracaso del tratamiento hormonal es controvertida31'32 ya que su presencia no implica que sean funcionantes33. Los casos terminales con IR crónica rebelde al tratamiento medicamentoso merecen ser valorados para técnicas de trasplante34. En resumen, la LAM es una enfermedad que entra en el diagnóstico diferencial de los derrames quilosos y neumotorax recurrentes en mujeres en edad fértil. Pensamos que es importante sospecharla también en pacientes jóvenes con disnea progresiva y/o expectoración hemoptoica junto con patrón retículo-nodular bilateral sin pérdida aparente de volumen en la radiografía de tórax y acompañados funcionalmente de una obstrucción al flujo aéreo, descenso de la DLCO e hipoxemia. Con estos datos, el diagnóstico se confirmará por la TAC y/o la biopsia pulmonar, exploraciones que no hay que demorar para iniciar un tratamiento precoz pese a sus escasas posibilidades de éxito. BIBLIOGRAFÍA 1. Fraser RG, Pare JAP. Diagnóstico de las enfermedades del tórax. 2.° ed. Barcelona: Salvat 1985; 1956, 2. Carrington CH, B, Cugell DW, Gaensler EA et al. Lymphangioleiomyomatosis. Physiologic-pathologic-radiologic correlations. Am Rev Respir Dis 1977; 116: 977-995. 3. Valensi QJ. Pulmonary lymphangiomyoma. A probable form frust oftuberous sclerosis. A case repon and survey ofthe literature. Am Rev Respir Dis 1973; 108: 1411-1415. 4. Gómez León N, Alvarez Sala R, Melero C, Molina A, Sánchez Toril F, Daimiel R. Sesión radiológica. Mujer en edad fértil con derrame pleural y patrón intersticial. Rev Clin Esp 1988; 183: 7172. 5. García García JM, Rojo Eyaralar O, Monte Colunga C, López Lagunas I. Linfangiomiomatosis. A propósito de un caso. Med Clin 1988; 90: 556. 6. 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Sólo seis minutos de caminar (aunque sea muy rápido), infravalorarían posiblemente algunos importantes beneficios referidos en la literatura2, a no ser (y esto habría que demostrarlo) que, como ocurría en el trabajo original con 12 min3, el recorrido se hiciera corriendo, circunstancia ésta que incapacitaría, por problemas de procedimiento, su realización en la mayoría de los casos. 2. Dicen R. Coll y J. Izquierdo que "la práctica de una gasometría arterial después de una prueba de esfuerzo no es útil, porque aún en presencia de hipoxemia durante la misma, la saturación de oxigeno puede normalizarse inmediatamente después de cesar el mismo". Expuestas las cosas de este modo, creemos pueden plantear problemas de interpretación. ¿Qué entienden los autores por "inmediatamente después"? Está claro que durante un ejercicio muscular de diferentes intensidades, la gasometría de un paciente puede variar (y no siempre empeorando) cuando aumenta la carga4 y también es evidente que si la extracción de la sangre no coincide aproximadamente con la detención de la prueba, los resultados pueden modificarse5. Pero la gasometría arterial realizada mediante una muestra obtenida a través de un catéter arterial cuando el sujeto interrumpe el ejercicio es absolutamente válida y asi lo admiten los comités de lectura de las revistas médicas. Además, cabe reseñar que en el trabajo referido5, las medidas efectuadas cuando la extracción se realizaba a 20 segundos después de la detención del ejercicio no tenían diferencia significativa con las obtenidas en el momento de la interrupción. Otra cosa bien distinta sería pronunciarse sobre la utilidad clínica de la gasometría al final de un ejercicio máximo en aquellos pacientes que no llevan a cabo, fuera del laboratorio de exploración funcional respiratoria, ejercicios de esta intensidad. 3. A diferencia de R. Coll y J. Izquierdo, creemos que el consumo máximo de oxígeno (V0¡ max) sí puede ser una guía segura también en pacientes con broncopatías, siempre que se realice de forma correcta. Aunque algunos con enfermedad avanzada no alcan- 176 cen un V0¡ máx sustentado por los mismos criterios exigidos a los sujetos normales6, el consumo máximo que obtienen es "su consumo máximo"7'8, perfectamente reproductible con protocolos de ejercicio idénticos a los empleados en sujetos normales9. Por otra parte, no todos los pacientes alegan disnea como motivo para detener el ejercicio. En un grupo de 26 broncópatas7, sólo ocho alegaron este síntoma como causa para interrumpir la ergometría. La mayoría de los pacientes y el grupo control de sanos refirieron el dolor en las piernas como motivo principal de su detención, que coincidió con su frecuencia cardíaca máxima (220-edad) y acidosis metabólica10. Dado que parece existir una relación semejante entre V0¡ y lactato arterial en pacientes y sujetos normales"-12, la acidosis láctica, que es más severa en los músculos que en la sangre durante el ejercicio13, podría explicar esta causa de detención. E. Servera y J. Marín* Escuela Universitaria de Fisioterapia y 'Servicio de Neumología. Hospital Clínico. Facultad de Medicina, Valencia 1 . Coll R, Izquierdo J. Rehabilitación pulmonar. Arch Bronconeumol 1989; 25: 224- 232. 2. Giménez M, Ponz JL, Rodríguez F et al. Effect of high and low intensity of endurance training in patients with chronic airway obstruction. Am Rev Respir Dis 1987; 135: A362. 3. Cooper KH. A means ofassessing maxi- mal oxygen intake: correlation between field and treadmill testing. 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Hemos observado el desarrollo de un MM en una paciente con derrame pleural recidivante de larga evolución y el antecedente de exposición a asbesto. Se trata de una mujer de 25 años remitida a nuestro servicio por recidiva de derrame pleural. Había ingresado en otro centro por derrame pleural izquierdo cuyo estudio, que incluyó citología y biopsia con aguja, fue negativo. Al parecer se resolvió espontáneamente y a los nueves meses recidivó en el mismo lugar por lo que decidieron iniciar tratamiento tuberculostático que se completó correctamente. Al persistir el derrame nos fue remitida. La paciente no era fumadora ni tenía antecedentes clínicos de interés. Vivía en un edificio próximo a una fábrica que utilizaba asbesto y ella había estado expuesta a este mineral al manejar habitualmente ropa de trabajo, muy polvorienta, de un familiar empleado en aquella empresa. Los análisis fueron normales y una nueva biopsia pleural con aguja fue de hiperplasia mesotelial reactiva. El liquido era un exudado serofibrinoso con CEA negativo y ADA de 7.80U/1. La citología fue negativa para células malignas. El derrame se resolvió con fisioterapia recidivando ipsilateralmente, por lo que se practicó una toracoscopia, obteniéndose varias biopsias con resultado de hiperplasia mesotelial reactiva con fibrosis pleural focal. El derrame persistió, hasta cumplir los criterios de DPBA: 1) exposición directa o indirecta al asbesto; 2) presencia confirmada de derrame; 3) ausencia de otra causa que justifique el derrame; y 4) ausencia de tumor maligno en los tres años siguientes al diagnóstico2. Posteriormente se realizó una toracotomía observándose tumoraciones pleurales de distinto tamaño y consistencia blanda, cuya biopsia demostró la existencia de un MM epitelial. La relación entre MM y DPBA no ha sido todavía suficientemente aclarada. Los MM pueden aparecer en pacientes con DPBA con 3 posibilidades: 1) que ambas alteraciones ocurran sin relación; 2) que las fibras de asbesto causen irritación mecánica y, eventualmente, mesotelioma, o 3) que el derrame 70 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 26, NÚM. 4, 1990 sea la primera manifestación del mesotelioma2. La posibilidad de que, en efecto, el derrame sea la primera manifestación del MM parece poco probable por varios motivos: la duración de los síntomas antes del diagnóstico, en casos de MM es de pocos meses3, la supervivencia del paciente suele ser inferior a un año4 y en la serie de Chailleux et al5, ningún paciente sobrevive a los 4 años del diagnóstico. El pronóstico del MM es infausto4-5 por lo que algunos autores proponen la realización de una toracotomía exploradora con pleurectomía en el caso de recidiva del derrame pleural por asbesto6. Probablemente, antes de adoptar esta actitud debería establecerse la verdadera incidencia de MM en pacientes con DPBA. Para ello es necesario indagar en la exposición a este mineral de los pacientes con derrame pleural "idiopático" y un largo seguimiento de los mismos. E. García Pachón, S. Hernández Flix* y J. Rubio Gil Servei d'Aparell Respiratori. Hospital de la Sta. Creu i Sant Pau. Barcelona. * Hospital de Sant Joan. Reus. 1. Hillerdal G, Ozesmi M. Benign asbestos pleural effusion: 73 exúdales in 60 patients. EurJ RespirDis 1987; 71: 113-121. 2. Epier GR, McLoud TC, Gaensler EA. Prevalence and incidence of benign asbestos pleural effusion in a working population JAMA 1982; 247: 617-622. 3. Bombi JA, Xaubet A, Letang E et al. Estudio clinicopatológico de 23 mesoteliomas malignos pleurales. Rev Clin Esp 1988; 182: 464-470. 4. Mañini N, McCormack PM, Bains MS, Kaiser LR, Burt ME, Hitaris BS. Pleural mesothelioma. Ann Thorac Surg 1987; 43: 113120. 5. Chailleux E, Dabouis G, Pioche D et al. Pronostic factors in diffuse malignant pleural mesothelioma. A study of 167 patients. Chest 1988; 93: 159-162. 6. Rodríguez Roisin R, Roca J, Xaubet A, Agustí-Vidal A. Pleuresía benigna por asbesto. Med Clin (Barc) 1986; 87: 809-811. INFORMACIÓN I CURSO IBEROAMERICANO DE NEUMOLOGIA Organizadores: R. Rodríguez-Roisin (UNIVERSITAT de BARCELONA) ESPAÑA Cosió MG (Me GILL UNIVERSITY de MONTREAL) CANADÁ Barcelona, España, Octubre 8-11, 1990. 50 Participantes (Canadá, Europa, Latinoamérica, USA). AGUSTÍ AGN ANCIC P ARTIGAS A BARBERA JA BENITO S BLANCH LL CELLI BR CORNUDELLA R COSIÓ MG ESCARRABILL J ESTOPA R FERNANDEZ E FERRER A FERRER P FIZJA GIMÉNEZ M GONZÁLEZ N (USA) (CHILE) (CANADÁ) (CANADÁ) (ESPAÑA) (ESPAÑA) (USA) (ESPAÑA) (CANADÁ) ESPAÑA) (ESPAÑA) (USA) (ESPAÑA) (FRANCIA) (ESPAÑA) (FRANCIA) (ESPAÑA) (CANADÁ) GRASSINO AE GUALA (ESPAÑA) (ESPAÑA) GUTIÉRREZ G IBAÑEZ J (ESPAÑA) JIMÉNEZ P (CHILE) JORDANA M (CANADÁ) (CHILE) LISBOA C LUPI-HERRERA E (MÉXICO) (ESPAÑA) MANCEBO J MANRESA F (ESPAÑA) MARCO V (ESPAÑA) MARTÍN ESCRIBANO P (ESPAÑA) MONTSERRAT JM (ESPAÑA) MORELL J (ESPAÑA) (CHILE) MORENO R (ESPAÑA) MORERA J OPPENHEIMER L (CANADÁ) OYARZUM M (CHILE) PERPIÑA M (ESPAÑA) (ESPAÑA) PICADO C QUERA-SALVA A (FRANCIA) (ESPAÑA) REYES A (ESPAÑA) ROCAJ (BÉLGICA) RODENSTEIN D RODRÍGUEZ-ROISIN R (ESPAÑA) (ESPAÑA) SANCHIS J SELMAN M (MÉXICO) SZNAJDER I (USA) SUNYER J (ESPAÑA) (ESPAÑA) TORRES A (ESPAÑA) USSETTI P XAUBET A (ESPAÑA) ZAMEL A (CANADÁ) Para información e inscripciones: I CURSO IBEROAMERICANO DE NEUMOLOGIA Servicio Neumología Hospital Clínic Villarroel, 170 08036 Barcelona Tel. 323 14 14, Ext. 2354 Conchi Gistau 2353 Felip Burgos 71 177
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