La Indumentaria y la sociedad vista a través de

La Indumentaria y la sociedad vista a través de la Edad De la Inocencia.
Obra Literaria.
Ficha técnica.
La edad de la inocencia es una novela de género romántico escrita por Edith
Wharton, publicada en 1920 y galardonada en 1921 con el Premio Pulitzer.
Fue publicada dos veces: primero como folletín en la revista Pictorial Review y
posteriormente como libro por D. Appleton and Company, tanto en Nueva York como
en Londres. Fue la novela más solicitada en bibliotecas públicas y un best seller en
librerías.
Sobre la autora.
Esta escritora y diseñadora estadounidense creó La edad de la inocencia a sus
cincuenta y ocho años de edad. Situándose para ese entonces en la segunda década del
1900, momento en el cual la mujer asume un papel distinto al concebido en épocas
anteriores. A partir de ese momento se irán generando gradualmente mayores
aspiraciones por parte de ésta, despliegue de emociones, libertades y compromisos que
antes no tenían lugar en lo personal. La evolución desde estos aspectos permite pensar
que no es casualidad que haya producido su obra para ese entonces; no hay que dejar de
lado que desde un contexto histórico esto podría vincularse con la proximidad a la
culminación de la Primera Guerra Mundial, momento en que se vive en Estados Unidos
una atmósfera de plenitud inimaginable: los denominados “locos años veinte”. Este
cambio de concepción permite que muchos aspectos de la vida cotidiana que apuntan a
disfrutar la vida se expandieran hacia lo más intrínseco de los individuos, lugar desde
donde puede generar pensamientos propios, aceptar los ajenos y hasta criticar la vida
social de hasta ese entonces. Warthon tenía una personalidad transgresora para el común
denominador de las mujeres que, de por sí, le permitía la libre producción de sus
historias. Más allá de todos estos cambios que se habían generado en la mujer ella ya se
asumía diferente, pero era necesaria la apertura mental que se prestó en la época para
que tuviera el éxito que significó esta obra, su obra más comercializada.
Nacida en una aristócrata familia neoyorquina, la autora fue instruida desde muy
pequeña para llegar a ser una distinguida dama de la alta sociedad. Pero su apasionante
vida la desvincula completamente de ese destino. Casada por conveniencia, mantuvo
una relación amorosa clandestina que invita a pensar que fue la inspiración de esta
novela. Un relato que explora la hipocresía social de dicho período histórico en Nueva
York, la doble moral de sus miembros más privilegiados, y las normas no escritas que
aprisionaban y que terminaban por diluir cualquier rasgo de individualismo. A través de
la ironía ella era capaz de mostrar sutilmente su postura frente a cuestiones sociales.
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Adaptaciones.
En 1924 se realizó una primera adaptación cinematográfica,
una película muda producida por Warner Brothers, dirigida por
Wesley Ruggles y con Beverly Bayne y Elliott Dexter en los
papeles protagonistas.
En 1928 fue convertida en obra de teatro por Margaret Ayer
Barnes y estrenada en Broadway ese mismo año. Tanto la novela
como su adaptación teatral fueron la base de una segunda
adaptación a la gran pantalla en 1934, protagonizada por Irene
Dunne y John Boles.
En 1993 la tercera adaptación cinematográfica de la novela fue
dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por importantes
figuras como Michelle Pfeiffer, Daniel Day-Lewis, Winona
Ryder, Richard E. Grant y Miriam Margolyes. Optamos para
desarrollar nuestra investigación basarnos en esta última
adaptación realizada por Columbia Pictures, la cual ganó el Oscar
al Mejor Diseño de Vestuario y fue nominada al Oscar a la Mejor
Actriz de Reparto (Winona Ryder), Mejor guion Adaptado, Mejor
Música Original y Mejor Dirección de Arte.
Película
Antecedentes y contexto histórico.
En la segunda mitad del siglo XVIII, Gran Bretaña poseía en el norte de América 13
colonias dentro de las cuales se encuentra Rhode Island, en la región de Nueva
Inglaterra del noreste de los Estados Unidos (lugar donde se desarrolla la película). Las
colonias del norte vivían del comercio y la industria, y se encontraban dominadas por la
burguesía. Las colonias del sur desarrollaron la agricultura, controlada por los
terratenientes.
En la primera mitad del siglo XIX, la población de Estados Unidos aumentó desde
los 5 a los 23 millones de habitantes. Éste fuerte aumento se debió a la llegada de
inmigrantes, sobre todo del Reino Unido. La enorme expansión territorial, tuvo una
fuerte disputa de pensamiento, que sostenían el norte y el sur acerca de la esclavitud, la
más grave de las divisiones en la historia norteamericana.
Cada estado tenía competencia para permitirla o abolirla. Los estados del sur la
mantuvieron como mano de obra para sus plantaciones de algodón y tabaco ellos tenían
una inclinación a las formas aristocráticas.; mientras que los del norte y oeste la fueron
aboliendo. Esta diferencia de criterio fue creando un enfrentamiento entre ambas partes.
H.C. Allen (2009) entiende que hacia 1860, período anterior al desarrollo de la
película, había en el sur cerca de 4 millones de esclavos, cuya enorme mayoría se
utilizaba en la producción agrícola, esto es tabaco en el bajo sur, arroz en Carolina del
Sur, azúcar en Louisiana y, sobre todo, algodón casi por doquier en el bajo Sur. Gracias
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a la demanda de algodón sin precedentes, de la industria de Lancashire (Inglaterra), las
plantaciones se expandieron con.
Debido a estas marcadas diferencias de pensamiento, el país no había logrado
constituirse en una nación sólidamente unificada.
Cuando en 1860 fue elegido presidente Abraham Lincoln, se opuso rotundamente a
la extensión de la esclavitud. Marcando un claro pensamiento Racional y Humanista.
Partidario de la Unión entre todos los Estados Norteamericanos.
Los enfrentamientos duraron cuatro años y triunfaron los federales, culminando con
la disolución de la Confederación del Sur y el reingreso de los Estados cesionistas a la
Unión (1865).
La derrota de la formación político-social sureña implicó la consolidación del poder
de la burguesía industrial del norte.
El sur resultó devastado en términos materiales y humanos, de forma tal que la
reconstrucción conducida por el Norte impidiera al sur constituirse en poder industrial,
en términos políticos y económicos el sur quedo subordinado a las necesidades del
norte.
Fabio Nigra (2000) sostiene que el inicio del despegue económico norteamericano se
produjo con posteridad a la guerra civil, el norte industrial, como formación económico
–social, dinámica y progresista en términos de desarrollo tras la guerra, se inicia el
período conocido como la “Reconstrucción”, una época de gran prosperidad
económica que terminaría convirtiendo a los Estados Unidos en la primera potencia
económica mundial desde inicios del siglo XX. Las raíces de la industrialización
norteamericana pueden hallarse en la Revolución Industrial británica. Por un lado la
rápida expansión de la industria textil inglesa le abrió un gigantesco mercado a la
expansión de la industria textil estadounidense, marcado por consecuencia del cultivo de
algodón del sur. Para dicho autor resulta lógico pensar que las regiones más
íntimamente vinculadas con el Atlántico y, por lo tanto con Europa tuvieran un
crecimiento y un intercambio mercantil que no podían desarrollar otros territorios
norteamericanos (como por ejemplo la costa oeste). Las imposibilidades técnicas hacían
que los transportes fueran muy deficientes a fines del siglo XVIII, por lo que la
integración de los mercados se efectuaron solamente cuando el desarrollo del ferrocarril
y el de los barcos a vapor se aceleraron.
Uno de los principales problemas para el
desarrollo productivo como sucede en todo país
joven, lo constituyó el abastecimiento de mano de
obra. Este comenzó a ser resuelto gracias al impulso
provisto por la inmigración. Como consecuencia de
esta fuerte construcción y reconstrucción del estado
un inmigrante llamado Levi Strauss viajó en 1853 a
los E.E.U.U. En poco tiempo, estaba administrando
su propio negocio en San Francisco, vendiendo ropa
y telas para los mineros y los ciudadanos locales. En
1872 fundó la empresa Levi Strauss & Co. La
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empresa se enfocó en la elaboración de ropa de trabajo, ya que los primeros usuarios
fueron, trabajadores. Lo que transforma al Jean en pieza fundamental para trabajos
forzados y símbolo del progreso.
Ficha técnica.
Sobre el director.
En 1993, Scorsese logró desarrollar este nuevo género para él -Romántico- y, tras
incorporarlo a su historial cinematográfico, logró consagrarse como uno de los
directores más influyentes de su generación. Posicionándose en la mitad de su carrera
artística se animó a correr su enfoque cinematográfico más relacionado con el drama
para expandir sus horizontes y experimentar con dicho género. Además de dirigir el film
también actuó en éste.
Trabajando por primera vez en el guion con Jay Cocks, adaptaron esta novela,
reelaborando algunos modismos de la época para llevarla al cine. Asesorado por una
especialista en historia de Nueva York, Robin Standeferd, que recopilaría una enorme
cantidad de volúmenes imprescindibles para la recreación visual, Scorsese contó por
primera vez con el diseño de producción de Dante Ferreti, que desde entonces sería un
colaborador fijo y esencial en sus proyectos. Para la crucial elaboración del vestuario se
contrató a diseñadora Gabriella Pescucci, quien con esta película ganaría su único Oscar
(y el único Oscar para la película).
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Sinopsis argumental.
Se desarrolla en Nueva York y en la ciudad de Newport, región de Nueva
Inglaterra del noreste de los Estados Unidos, hacia 1870; en un ambiente burgués donde
todos los personajes están relacionados por parentesco y normados por reglas sociales
estrictas. Newland Archer (Daniel Day-Lewis) es un joven abogado que está
comprometido con May Welland (Winona Ryder), una dama ingenua, miembro de una
de las familias más importantes y acaudaladas de los Estados Unidos y que fue educada
para aprender a reprimir sus sentimientos y a realizar los actos que su entorno social
espera de ella. El escenario cambia cuando regresa a la ciudad su prima, la ahora
condesa Ellen Olenska (Michelle Pfeiffer), que acaba de abandonar Europa tras haberse
separado de su abusivo esposo, para refugiarse con su familia paterna de Nueva York,
los Mingott. Este personaje despierta el interés de Newland, quien gradualmente se
enamora de la rebeldía, cuestionamientos y aspiraciones que ella representa, los cuales
rompen con la estructura social vigente. Éste es un sentimiento que termina siendo
mutuo y que, lejos de ser vivido libremente por ambos, esconden y reprimen, por una
cuestión social y no por miedo a herir la susceptibilidad de su esposa. El protagonista
intenta continuar su relación con May y recorren juntos Francia e Inglaterra en su boda,
asisten a bailes y reuniones, y se muestran en sociedad en actividades al aire libre; pero
tras no poder sobrellevar más tal situación, y en un fugaz momento de valentía,
Newland intenta separarse de su esposa pero ella lo interrumpe sorprendiéndolo con la
noticia de que será padre, por lo éste elige continuar con su monótona vida marital. Esta
situación acompaña a los personajes por el resto de su juventud y, al tiempo de fallecer
May ya en la vejez, el espectador es sorprendido con la certeza de que realmente no era
la ingenua esposa que hacía parecer, sino más bien una víctima de los mismos mandatos
sociales que oprimían al resto. Ella no desconocía la realidad amorosa de su marido
como hacía pensar, y la había compartido con uno de sus hijos, quien fue el responsable
de reunir nuevamente a los amantes en un encuentro cuyo desenlace resultó fallido, ya
que Newland termina por desaprovechar y reprimir por el resto de su vida.
Análisis de la película.
Constituyendo disparadores en ciertos aspectos de nuestro análisis de La edad de la
inocencia el trabajo elaborado Reconstrucción de una sociedad perdida, de Huguet y
Gloria Camarero (2000), doctora en Historia Contemporánea en la Universidad Carlos
III de Madrid y doctora en Historia del Arte y Profesora Titular de Historia del Cine en
la Universidad Carlos III de Madrid, respectivamente, desarrollamos una síntesis de los
aspectos que creemos más significativos para la posterior comprensión y análisis de la
vestimenta allí observada.
Edición.
Al comienzo del film se pueden observar detalles que nos cuentan parte de la historia
sin haber esta empezado. La creación de Elaine y Saul Bass, diseñadores de los créditos,
presentan una propuesta de flores y textiles que se relacionan para dar a entender tal vez
cómo el lujo puede oprimir los intereses y valores personales.
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La banda sonora desde un principio proporciona cierto suspenso y se vincula con las
escenas siguientes de un modo armónico. La voz en off de Joanne Woodward, presente
a lo largo del film, atrapa de manera cálida y cercana al espectador tratando de
conectarlo con la historia, a través de un ameno hilo conductor que se articula y fluye
junto con la música que termina por envolver al espectador.
Sorprende cómo la cámara filma ocasionalmente en primera persona,
constituyéndose tal vez como un personaje más, aunque sin identidad y, en otros de un
modo más estático y ajeno a las situaciones, denotando esto la estabilidad que se vive en
ese momento.
Personajes principales.
Newland Archer: abogado que personifica al perfecto
caballero neoyorquino, perteneciente a la burguesía de 1970. A
punto de casarse con su prometida, May Welland, se enamora
de la condesa Olenska, la prima de ésta. A pesar de que ella
también se enamora de él, le incita a casarse con May. Pero esta
relación clandestina continuará adelante a través de los años, de
un modo casi obsesivo.
Este personaje se debate entre el peso de la tradición y el
deseo de romper con los convencionalismos de su grupo social
que, sin embargo, respeta y defiende profundamente. Su opción
es seguir siendo uno más del grupo y mantener su conservadurismo. Se plantea asuntos
que ningún otro hombre de su clase afrontaría y llega a cuestionarse sobre la libertad de
las mujeres, afirmando que ésta debería ser tan libre como un hombre, pero si siempre
lo hace en privado. En la intimidad de su hogar mantiene inquietudes y fascinaciones
como contemplar estampas japonesas; con ello se suma a la moda despertada en Europa
tras abrirse los puertos del Japón en 1854, pero resulta curioso el desarrollo de estos
hábitos en privado por no considerar positivo que los demás conozcan sus intereses
personales y, por ende, sobresalir de algún modo del resto.
May Welland: representa lo más puro de la sociedad neoyorquina, enquistada en la
tradición y resistente al cambio. Sus rasgos son los de la perfección y la pureza, pero su
apariencia ingenua y débil es fingida, y en momentos hasta aparenta carecer de
inteligencia. Sigue los modelos tradicionales de comportamiento que sus mayores le
inculcan para resultar atractiva a los ojos de los hombres y del resto de la sociedad.
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La luz se vuelve más clara en sus apariciones. Su
marco natural son los exteriores luminosos, los
jardines con flores, entre las que el lirio, su flor,
simboliza la inocencia. Sus gustos estéticos resultan
de lo más conservadores: vestidos blancos y crudos,
siempre recatados, siguen el estilo romántico de la
época.
Ellen Olenska: prima de la protagonista principal.
Es un personaje particular que se presenta ajena a los
valores que las clases más altas sostenían; separada
de su marido europeo, libre, y con mayores intereses
culturales que el denominador común. Esto lo
observamos al encontrar piezas artísticas en su hogar,
las cuales informan sobre parte de su pasado, que
había transcurrido en Italia, lugar donde también se
había relacionado en círculos intelectuales y artísticos
avanzados. A diferencia de Newland, Ellen no se
presenta como espectador pasivo ante el arte y
transgrede la norma que dicta que la inquietud por
dicha facultad es propia de lo masculino. La casa que habita Olenska habla también de
su personalidad diferenciada e indomable, por motivos tales como que el barrio en el
que vive no es el adecuado a su status social, ya que está constituido por habitantes de
clase media: los vecinos más cercanos son modistas, taxidermistas de pájaros y
escritores. También se codea sin problema con artistas, considerados en aquél momento
como pobres.
Ella representa todo lo que Newland desea, y viceversa. Para él, Ellen simboliza la
libertad absoluta, por su valentía y su desprecio a las normas burguesas.
Mrs. Mingott: es una figura excéntrica que
resume la idea de ascenso social permitiéndose
habitar en las inmediaciones del Central Park. La
disposición y decoración de su hogar en Nueva
York son testigos mudos de su personalidad
excéntrica. Ella habita en un único espacio de la
planta baja, con el dormitorio y la sala de estar, ya
que su extrema obesidad le impide movilizarse
libremente, por lo que es también continuamente atendida por un sequito de sirvientes
que denota su alto rango social. Su rol principal en la película es el de orientar y avalar
el accionar de los personajes principales mas jóvenes. Elige una ornamentación con
motivos chinescos y rococós, lo que a los ojos de su grupo resulta frívolo e inmoral. El
color predominante es el rosa, absolutamente inadecuado a su edad y condición, y que
viene a reafirmar su carácter rebelde. Las imágenes reales de los animales que la
acompañan se superponen a las de los retratos que ambientan el lugar, remitiendo
directamente al espectador a un período histórico anterior (Rococó), característica
propia del Romanticismo.
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Escenografía.
La puesta en escena de la película resultó especialmente complicada y llevó más de
dos años de trabajo.
Se pueden observar múltiples niveles narrativos, además de los visuales, de los que
están compuestas las escenas más importantes, por la sutileza con que elementos como
los cuadros o la ornamentación afectan anímicamente al espectador mientras cuentan
algo de los personajes. Así podemos observar entonces que los detalles figurativos, lo
pictórico, cualquier elemento o rasgos del vestuario o de la dirección artística,
constituyen una parte fundamental de la mirada y la cámara de Scorsese.
El diseño de las escenas es de total relevancia, ya que gracias a estas se logra
destacar, por ejemplo, la ostentación de unos privilegiados frente a la miseria económica
del resto. Observándose esto en escenas que muestran cómo los sirvientes con cierta
obsesión acomodan y presentan la vajilla y la variedad de alimentos, se aprecia la
opulencia desmedida de la clase más afortunada.
En cuanto a la iluminación se observa que durante la exposición a ambientes
exteriores abunda pero, en lugares cerrados, está proporcionada a través de velas y
pocos artefactos lumínicos que en realidad están reservados para ocasiones eventuales,
como fiestas. Esto pudo haberse dado por la reciente invención inglesa de la lámpara
incandescente de Joseph Wilson Swan y Thomas Edison, la cual demoró algún tiempo
en popularizarse en E.E.U.U.
Cada ambiente, decorado y situación informan dan cuenta al espectador de las
características de la burguesía neoyorquina de 1870 y de la psicología de los personajes
que forman parte de la misma. Se busca describir minuciosamente los ambientes de
representación del burgués: los banquetes, los bailes o los espectáculos, recurriendo a
los planos en picado y cenitales, para mostrarlos con el distanciamiento debido.
Cristalerías, vajillas, centros de mesa de flores y frutas definen el prestigio de clase. Los
objetos se acumulan en las imágenes pero no hay exceso ni desorden. Se impone la
simetría. La música recrea el estado de ánimo de los personajes.
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Los paisajes urbanos tienden a mostrarse mediante las pinturas impresionistas, donde
la luz y el color son plasmados en el acto, con la intención de congelar un momento.
Los cielos tempestuosos y los edificios ruinosos, entre muchos otros aspectos, logran
captarse gracias a la atmósfera que la luz y el dramatismo aportan. El impresionismo
refleja la distensión y momentos de ocio de las personas que constituyen la burguesía.
La reiteración de las escenas de teatro y de ópera, de los ambientes como escenario,
plantea otra idea, que se comprende cada vez que la cámara se detiene para captar la
caída del telón. Es el símbolo del comportamiento de esa sociedad, empeñada en tapar y
en no descubrir todo lo que transgreda sus convencionalismos.
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Las obras pictóricas tienen también un valor representativo. Los géneros o estilos
artísticos se asocian a los personajes o a situaciones en que se nos presentan. Así, un
cuadro muy especial preside la escena en la que se produce una de las transgresiones del
código burgués más significativas de la narración. La obra está presente en la secuencia
en la que Archer visita a Olenska en su casa por tercera vez. El espacio no es
específicamente femenino ni masculino y ambos personajes comparten, en plano de
igualdad, el calor que proporciona la chimenea y el rito del tabaco. En el espacio se
distingue “La caricia”, de Fernand Khnopff, pintada en 1896, es decir con
posterioridad al tiempo en el que transcurre la acción de la película ya que se permiten
ciertas licencias. La esfinge es el símbolo del enigma y también el de la mujer de
sexualidad agresiva.
Este período romántico, donde se observan rasgos propios del Rococó se plasma no
sólo con la adopción de este primer estilo mencionado por parte de uno de los
personajes, sino en escenas que muestran la vajilla más lujosa, el valor de la tela de
encaje y la adopción de posturas físicas que se asimilan a las de las miniaturas de
porcelana china.
En cuanto a los hábitos, se impone la vida al aire libre
sobre todo: pasear, comer, fumar. Las costumbres se
convierten en algo central. Así, la larga duración del
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noviazgo, por ejemplo, enviar flores o usar el traje de boda en algún acontecimiento
posterior a la ceremonia.
Se observa la existencia de dos espacios delimitados por la diferencia de sexo: el
mundo de las mujeres que en la casa ocupan el menor de los espacios, como puede ser
la sala de estar, donde hacen costura, y el mundo de los hombres, en el otro extremo,
siendo su presencia preponderante frente a estas últimas, ya que su espacio específico es
mayor, generalmente situado en la planta superior de la vivienda. La biblioteca es un
lugar masculino donde se desarrolla el hábito de fumar y las conversaciones en las que
las mujeres no tienen participación. Y no casualmente es aquí donde las nuevas
tecnologías, como la fotografía o el teléfono, se instalan. La indumentaria en estas
situaciones exclusivas adopta un papel relevante ya que acompaña la actitud e impronta
masculina, sea para cerrar negocios o para transmitir simplemente su postura.
A pesar de las duras condiciones que la Revolución Industrial impuso en el mundo,
la ciencia y la tecnología avanzaron intensamente en el siglo XIX. Se incorporan nuevas
tecnologías en la vida del momento, que influirán en el comportamiento de la sociedad
newyorquina. Algunos de éstos se pueden apreciar durante el rodaje del film, tales como
el retrato fotográfico (Cámara de cajón), el teléfono, telégrafo y las lámparas, la pluma
estilográfica, el ascensor -Elisha Graves Otis, en 1853-, el tranvía, el automóvil, se
observan en el film. Todo esto posible por la existencia de nuevos materiales como el
hierro y el cristal, entre otras cosas.
Otra invención interesante durante el siglo XIX, y que vemos en la película, es el
concepto de joyería de marca. Popularizándose, hacia 1837, Tiffany la marca presentada
por Charles Lewis Tiffany. En 1846, Isaac Singer inventó y patentó la máquina de
coser, gran aporte a la industria de la indumentaria, ya que a partir de ese momento el
vestir se democratiza y todas las clases sociales tienen la posibilidad de confeccionar
sus propias prendas y de constituirse como un oficio industrializado.
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Este período en el tiempo se denominó “Victoriano” por la ascensión al trono
británico, en 1837, por parte de la reina Victoria, personaje reinó durante sesenta y tres
años y quien impulsó la Gran exposición de Londres de 1851, la cual fue la primera
exposición internacional que se realizaba para mostrar los grandes logros del siglo. Así
se dio la gran catarata de invenciones que surgieron para mejorar y beneficiar la vida de
una sociedad.
En esta imagen se puede observar cómo los trabajadores se dirigen en grandes
grupos a su sitio de trabajo. Situación que comienza a darse a partir de la Revolución
Industrial, momento en el que se abren fábricas para la producción de productos
masivos. Todos en apariencia uniformados, impresión que otorga el vestir una misma
tipología, la misma gama de color y los mismos accesorios como es la pajarita de
formalidad media y el sombrero bombín. A partir de esta observación el espectador
puede comprender que en esta sociedad no hay destaques, todos pertenecen a una
misma clase socio-cultural y buscan no dejar de serlo.
Vestuario.
Ideado por Gabriela Pescucci, diseñadora italiana que llevó a cabo un trabajo de
diseño impecable en la película, por lo que fue premiada con un Oscar en 1993.
También es la creadora de del vestuario de películas como Ágora 1 (Alejandro
Amenábar, 2009), Charlie y la fábrica de chocolates (Tim Burton, 2005), Los
Miserables (Tom Hooper, 2012), El nombre de la rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986), El
Gran Hotel Budapest (Wes Anderson, 2014) y óperas como, La Traviata (Giuseppe
Verdi, 2008), La bohème (Daniel Oren, 2005) y Don Pascuale (Nello Santi, 2006).
Podemos observar su amplia versatilidad de estilos, de época y más actuales, y su
precisión y minuciosidad a la hora de plantear la confección.
La elección y diseño de las prendas que realiza la vestuarista y su equipo resultan
fieles al período histórico tratado, teniendo en cuenta que atraviesa diversas épocas y
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que por ello debe abordar varios estilos en simultáneo. Así observamos la existencia del
estilo romántico sobre todo, que incluye períodos anteriores como el Rococó y el
Neoclasicismo y, para la ópera, indumentaria de la Edad Media. Se realizó un arduo
trabajo desde lo comunicacional, es decir, desde lo que debe transmitir la personalidad
de cada personaje. La diseñadora atiende tanto las características constitutivas de los
personajes de la alta sociedad, de los cuales se observa generalmente mayor y mejor
desarrollo, hasta los de clases menos pudientes. Esto le brinda al espectador un contraste
interesante entre unos y otros que permite mostrar las diferencias con más claridad y el
rol que cada uno asume en la sociedad.
Diseñó indumentaria pertinente para la ópera que se muestra como espectáculo
dentro de la película. Recurriendo a recursos constructivos medievales –prenda cosida,
abierta y ajustada-, rasgos –manga acuchillada-, materialidades –terciopelo y textiles de
lujo- o prendas características de dicho período – jubón con calzas y cotardía-.
A través de la indumentaria observamos el lujo y la sofisticación, pero Pescucci
logra que también se comprenda la realidad en la que está sumergida la sociedad. Nadie
se destaca, todos visten según lo convenido por norma, nadie tiene un lugar diferente
dentro de la homogeneidad de la clase a la que pertenece, todos marchan conformes a su
lugar dentro del grupo.
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Junto con el director su trabajo se centró en el destaque de diversas figuras, logrado a
partir no sólo de la actuación sino de la personalidad que proporciona la indumentaria,
tejidos, siluetas. Según apreciaciones de Marta Belluschio (1999) “Cuando la condesa
Olenska cruza el salón en La Edad de la inocencia, está realizando una poderosa
declaración. Por lo tanto, figurinista y director dejaron quietos o sentados a los demás
comensales para que aquel cruce de su vestido rojo se expresara por sí sólo en su
cadencia, porque no era costumbre en la Nueva York de fin de siglo que una dama se
levantara, separándose de su caballero, para buscar la compañía de otro.”
Indumentaria de la época.
Aspectos generales de la indumentaria femenina.
François Boucher (2000) sostiene que la Revolución Industrial determina el
abandono de textiles cotosos. Francia impone el uso de tejidos como el algodón, el linón
y gasas. Esto es porque se busca volver a la pureza, a la racionalidad y lo simple que se
había perdido en el período anterior. Se comienza a utilizar el tul de seda, tejido con
telares, como innovación desde lo textil.
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La figura de la mujer en este período es muy cuidada, sofisticada e impecable. Hasta
el más mínimo detalle es atendido por las damas de las clases altas y, como es habitual,
lo que las mujeres de clases menos afortunadas aspiran alcanzar.
La sociedad que se muestra en la película abarca muchos momentos que la
indumentaria femenina atraviesa, por lo que podemos distinguir varios estilos
dependiendo la edad del personaje: están los que quedaron anclados en épocas
anteriores como el Rococó y su extravagancia y frivolidad - Mrs. Mingott- o las más
aggiornadas y atentas a la moda como May y Ellen, con la notable diferencia que
determina su país de procedencia. Por otro lado es preciso indicar que prendas sastreras
conforman el vestuario de ambos sexos, influenciadas tal vez por la moda inglesa que es
la más conservadora.
Las prendas son sumamente decoradas con cintas, moños, diferentes tejidos,
superposiciones, volúmenes, encajes, con el fin de embellecer a la mujer y darle un
aspecto muy femenino.
La silueta es adherida en la parte superior de cuerpo, siendo el talle en la cintura,
determinada por una suerte de corset que la marca sutilmente a diferencia de períodos
anteriores, con la intención de estilizar las formas y darle verticalidad a la silueta. En la
zona inferior se observa el volumen propio del polisón y capas de tela, que revelan las
formas naturales de las caderas pero que se vuelve voluptuoso en la parte trasera del
cuerpo, magnificando las verdaderas líneas del mismo. Se destaca también la
importancia en el decoro de las piezas, como mencionábamos anteriormente.
Recurriendo a terminaciones que completan el estilo recargado de las prendas,
guardas confeccionadas minuciosamente en materiales lujosos y luego aplicadas,
calzado que se confecciona a la par del vestido, con textiles similares, dejando de lado
su funcionalidad y enfocándose en lo estético. Nada se libra al azar, cada conjunto es un
sistema armónico desde la combinación. Marta Belluschio (1999), ilustra la imagen de
la escena aquí presente “Una cámara arrebatadoramente lírica revela los frágiles y
tímidos escarpines bajo la falda larga de Michelle Pfeiffer en La edad de la inocencia.
Daniel Day-Lewis, refinado y elegante, se inclina hasta el suelo. Besa los pies calzados
de la grácil condesa. Con ese gesto romántico-masoquista, Scorsese quiere simbolizar el
erotismo enmarcado en la renuncia (…)”.
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Aspectos particulares. Indumentaria femenina en la película.
Alta Burguesía.
Tocados: peinado Apolo y raya en medio. Se completa con sombreros
de ala ancha decorados –capota, entre otros, más relacionados con la
estética romántica-, cuyo objetivo es la protección de la piel de la mujer
al salir al exterior y se viste en situación sociales eventuales. Foto
extraída del Museo del Traje.
Traje de corte: son atuendos que se visten una única vez. Suntuosos, de seda y otros
tejidos exclusivos y se llevan en situaciones formales, para bailes o reuniones de gala.
Presentan un escote amplio, que permite la visualización de accesorios o diversos
elementos que complementan el estilo. Indumentaria reservada para eventos sociales en
salones de baile o para óperas, mayormente con una situación de uso nocturna. La
silueta estilizada por el ajuste que proporciona el corset permite que las formas
femeninas sean más vistosas ya que la situación lo permite.
Abrigo: la prenda que se utiliza para eventos es el chal de cachemir. A final del siglo
XVIII, Europa occidental importó por primera vez esta medio prenda. Sostiene Ahiko
Fukai (2004) que durante el segundo imperio (1852-1870) los vestidos con miriñaque
adquirieron tanto volumen que resultaba imposible ponerse un abrigo encima, por lo
que se popularizaron los chales de cachemira de gran tamaño. Melissa Leventon (2009)
destaca el abrigo pelliza largo forrado de piel, entre los de la época, ya que sigue la línea
del vestido y muestra una incipiente manga abullonada y ceñida (Manga jamón).
Vestido con volantes: prenda característica del
Romanticismo. Existe una superposición de capas
ligeras, que permiten un mayor movimiento y
fluidez a la hora de llevar a cabo una actividad
física, por ejemplo. Enfatiza el aspecto femenino
y sensualidad por el contraste con las otras
prendas del conjunto y, a su vez, las diferencias
que proporcionan los textiles que las constituyen.
Llevan polisón para armar aún más la silueta.
Este vestido se complementa con una prenda inferior que
cumple la función íntima de ropa interior y que permite
movimientos más despreocupados. Imagen extraída del Instituto del
traje, Museo Metropolitano de Nueva York.
Cuellos: simulan gorgueras de influencia isabelina, almidonados y confeccionados
en pieles para invierno o en encajes para su uso en verano, tipo canesú. Estos pueden
estar incorporados a las prendas o ser heredados por su alto valor económico y
exclusividad.
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Falda con polisón: a partir de 1860 y hasta
1880 fue la prenda más característica. En la
película es la protagonista de la mayoría de las
escenas. Gracias al armazón que lleva al dorso,
el polisón, que abarcan la zona del trasero y deja
plana la del frente, la silueta de la mujer se ve
menos exagerada que en períodos anteriores,
pero sigue no siendo fiel a las formas
femeninas. Éste está conformado por un
armazón con almohadillas que se colocaban
sobre las nalgas y se enmarcaban con varias capas de material textil. Gracias a esto se
logra enfatizar la nueva silueta que se proponía para ese entonces, “S”. Con dicha
estructura interna del vestido se simplifica y reemplazaba la crinolina, utilizada en
períodos anteriores. La falda está confeccionado en tejidos en combinación de seda y
algodón principalmente -como lo ya mencionado- y con motivos florales y pastorales
que siguen apoyando la influencia oriental. Se observa un raport de figuras distanciadas
y de considerable escala, y de colores pasteles, como sucedía en períodos anteriores.
Este tipo de prendas generalmente se utilizaba durante períodos vespertinos y en
situaciones de ocio.
Armazones: polisón. Dichas estructura que enfatizaba
y hasta deformaba la silueta femenina. Exhibidos en el
Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla.
Accesorios: Guantes, chal, manguitos, pequeñas sombrillas de
sol caladas y talladas artesanalmente (duquesas o marquesas), bolso
pequeño (Ridícula) como la que se observa en la imagen.
La escena donde Newland encuentra una duquesa que cree que es propiedad de
Olenska es metáfora del anhelo que éste tenía de encontrarla. La contempla, la toma con
delicadeza, siente su perfume y, en su abstracción, la hace parte a dicha mujer de ese
momento y pareciera que toda la pasión contenido finalmente tomará rumbo.
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Calzado: ballerinas confeccionadas en tela, blandos. Sin
taco y en punta para verano, y botas con la misma terminación
para períodos invernales.
May Welland.
Desde una postura más juvenil representa pureza y virginidad. Siendo un personaje
fresco presenta versatilidad para la selección de su vestuario. La paleta de colores
seleccionada para su confección apoya esta idea pero, al madurar este personaje y
atravesar diversos estados anímicos, se ve reflejado también en su estilo y variantes de
color. En un principio capta y adopta las nuevas modas extranjeras por estar
influenciada por su prima Olenska, pero al continuar el rodaje se vuelve mucho más
estable y selectiva con su indumentaria.
La simpleza que lleva al vestir permite proporcionar acentos con textiles
decorativos en sectores del vestido como mangas, extremos inferiores de la falda, en
volados, escote, que no recargan las prendas sino, más bien, las sofistica.
Las sombrillas de sol, duquesas y marquesas, también son decoradas y
confeccionadas por artesanos ya que son personalizadas (los mangos se tallan con finos
diseños victorianos y el tejido que bloquea el sol se cala).
Al momento de llevar a cabo la actividad deportiva la indumentaria se simplifica,
tiene la necesidad de adaptarse, masculinizarse en determinadas zonas como la superior
-por la exigencia de movimiento y confortabilidad-. Los colores son claros, ya que son
actividades al aire libre y eligen el algodón u otras fibras naturales que proporcionan
buenas condiciones para evacuar la transpiración.
Su maquillaje es abordado de un modo muy sutil, para lograr la frescura e inocencia
que exige el personaje. Originariamente algunas mujeres románticas iban a cara lavada,
aquí se resignifica entonces de un modo muy fiel. Por lo que podemos decir que este
personaje es quien más encaja con la intención de otorgar juventud, inocencia y
naturalidad a quien lo lleva. Sus mejillas son suavemente coloreadas con tonos pálidos
como rosados, su piel se conserva en la más extrema palidez y sus labios son levemente
coloreados también, siendo la mirada la única intención de destaque en el rostro. En
algunas escenas observamos rasgos del orientalismo que se había popularizado en el
período anterior, a través de la blancura y el alargamiento de los ojos.
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La imagen de este vestido fue extraída de Museo de Artes y
Costumbres Populares de Sevilla. Observamos que esta pieza
original conserva una línea bien característica del Romanticismo, lo
que está dado por la necesidad del personaje que llevará estas
tipología en la película de transmitir por su personalidad formas no
tan duras como en períodos posteriores. Se observa una prenda
superior más bien sastrera y una falda con polisón que da volumen
al área inferior del cuerpo.
En este retrato de Eugenia de Montijo, se logra ver el escote Berta impuesto por ella,
además de líneas más blandas que en el conjunto anterior. May viste en muchas
ocasiones vestidos que conservan texturas y silueta similares a los de dicha emperatriz
francesa, seguramente por la influencia que Europa tenía sobre este personaje de la
película.
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Condesa Ellen Olenska.
Vuelve de Europa separada de su marido, decisión fuera de lo común en esta época.
Se muda a Newport, Nueva York, nada habitual para una mujer soltera.
La decoración de su hogar, con tonos anaranjados y rojizos, condice con su
personalidad única, independiente. Más vinculada a la estética y los placeres permitidos
para los hombres. Teniendo una sala de estar con un “sinnúmero” de obras de arte (la
adquisición de obras pictóricas está más vinculado a una actividad masculina, al
desarrollo del intelecto) en donde se reunía con sus invitados y fumaba, a la par de los
hombres.
Este período es atravesado y, por ende, influenciado por movimientos artísticos que
se daban en otras partes del mundo, gracias a la posibilidad que prestaba entonces el
intercambio entre naciones. Europa está en el foco de América, puntualmente en países
como Francia e Inglaterra y adoptaban de ellos aspectos como la indumentaria, por la
importancia en la sofisticación e impecable apariencia.
El uso de los colores rojo, azul oscuro, negro o verde inglés en sus prendas denotan
su deseo de libertad y desinhibición, además de estar habitualmente vestida por la
última moda europea.
Dicha influencia europea también se percibe desde los accesorios: anillos, colgantes,
prendedores, aros y hebillas son algunas de las piezas de joyería suntuosa que se
observa; abanicos y guantes terminan de otorgarles lujo al conjunto. Todos éstos son
testigos a su vez del Rococó.
En cuanto a su maquillaje, observamos una gran diferencia con respecto a las demás
protagonistas. A partir de la Revolución Francesa los cuidados de la belleza resurgen, y
no sólo por la influencia europea de la condesa sino más bien para definir rasgos de la
personalidad, el maquillaje aquí se vuelve indispensable. Las características
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transgresoras se reflejan perfectamente a través de sombras ubicadas en sus ojos, del
enmarcado del rostro a través de alguna base o rubor, del perfilado de cejas y de sus
labios que, en tonos medios, logra contrastar del resto. Todo esto refleja también la edad
de la condesa, diferenciándose así de su joven prima y adquiriendo mayor impronta. El
cabello lo lleva recogido pero menos estructurado que otros personajes.
Este personaje comparte rasgos
generales con la indumentaria de
May, pero existe cierta sofisticación
y exclusividad que se lee desde el
tejido hasta la silueta. La paleta de
colores resulta ser más saturada y con
mayores contrastes dado tanto por
color como por materialidades encajes o puntillas en color crema o
negro-. La silueta que viste la
condesa en general es más bien
sastrera, propia de líneas inglesas, lo
que denota una personalidad que se asimila a la masculina en muchos casos, la cual
apoya la idea de fortaleza y rebeldía del personaje.
Mrs. Mingott.
Este personaje adopta el papel de la excéntrica matriarca perteneciente al clan de la
burguesía comercial holandesa que participó de la independencia de los Estados Unidos.
Estéticamente se la vincula con la apariencia recargada del Rococó, lo cual muestra
que al ser un personaje edad, se ancla con el pasado ya sea por afinidad o por algo más
psicológico. Se observa una obsesión por lo oriental, desde lo textil de lujo –sedas,
terciopelos, encajes- hasta la paleta de colores pasteles, acentuada con algún color más
vibrante que seducen al espectador. Se la observa en un ambiente recargado que rompe
con la estabilidad de la sociedad del momento. La silueta es voluptuosa, característica
del vestido flotante o a la francesa, y se completa con la postura despreocupada
adoptada en cada escena.
El maquillaje elegido para la representación de este personaje
está también asociado con el Rococó, aunque más lavado tal vez
por ser una persona de edad. Se observan rasgos determinantes
como la piel pálida, gracias al polvo blanco que se aplicaban
sobre la misma, mejillas rosadas y labial que ayuda al contraste.
Al ser una persona mayor tal vez recurra también a parches en la
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piel para disimular imperfecciones, algo que se popularizó en dicha época.
Podemos asociar la silueta de este personaje con el vestido a
la francesa, del SXIII, donde se expandía el Rococó. El cuadro
tomado de referencia para mostrar las características de dicho
vestido pertenece a François Boucher (1756) y muestra a la
Duquesa de Pompadour vistiendo un volumen exacerbado en la
parte inferior del mismo, textiles muy recargados y lazos
ubicados en la superficie en forma de moños y en el cuello como
una suerte de gargantilla. Este indumento consta de un peto
triangular en el frente, mangas pagoda y una falda que se deja
ver debajo de una sobrefalda; es largo y abierto por delante. El
tocado no es exagerado como el resto del indumento y tan
característico del momento.
Proletariado.
Ésta, constituida en el caso de la película por las mujeres de
servidumbre de la burguesía, quienes visten prolijamente y con
textiles modestos como lino, algodón y puntillas, si deben estar
en contacto directo con este grupo, pero si no deben hacerlo,
como es el caso de cocineras, sus prendas se observan raídas y
sin ningún tipo de uniformidad. Para el primer grupo el talle y
calce de las prendas es el requerido para cada empleado, sin
embargo para el segundo grupo la desatención de sus patrones se
refleja en sus prendas que suelen ser holgadas y pasadas de
moda, por supuesto.
Esto muestra el lugar que les otorgan a estos personajes dentro de la sociedad en
general y lo importante de conservar las apariencias.
Aspectos generales de la indumentaria masculina.
La influencia inglesa siguió dominando las modas masculinas tras el final de las
guerras napoleónicas, esto se observa en la película en la devoción de Archer por los
trajes que adquiere en Inglaterra. El traje no atravesó significativos cambios
estructurales como el de la mujer, pero sí se pulieron terminaciones y modos de
producción. El impecable vestir masculino es de etiqueta por lo que debe adaptarse a
cada evento y situación del día a la que se acude.
A medida que el jubón entallado y a menudo acolchonado iba
pasando de moda fue evolucionando la indumentaria hasta llegar al
traje de 3 piezas. Este terno podía constituirse por textiles del
mismo color –comunmente se optaba por esto-, generalmente
oscuros, o combinarse chaleco y pantalón del mismo color y género
y que la variante estuviese en el saco y al camisa. Si no sucedían
estas combinaciones el conjunto carecería de formalidad.
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Durante este período los hombres buscaron la elegancia en su atuendo apoyándose
tanto en un corte preciso como en colores discretos y materiales de calidad. Se trata de
una época que fue testigo de varios avances claves en la costura, tales como la
invención de la cinta métrica a principios del siglo XIX, lo cual permitió a los sastres
ajustar más que antes las prendas del cuerpo.
También resultó importante el desarrollo de los abrigos entallados, que aparecieron
en las islas británicas hacia 1810 y que, diez años más tarde, se habían convertido ya en
un emblema del estilo inglés por todo el continente.
Los sacos y abrigos de línea sastrera requieren tejidos firmes, de trama ajustada y
fuertes que resalten y permitan de elementos particulares como solapas y bolsillos. En
cuanto a materiales variaban dependiendo la época del año: para verano dril o lino
grueso, con colores claros y para temporadas más frías paño o lana. Se observan
texturas como líneas finas y el principio de cuadros, en contrastes de color no tan
marcados.
Aspectos particulares. Indumentaria masculina en la película.
Alta burguesía.
Newland Archer.
Como típico hombre burgués prioriza su bienestar económico y la pertenencia a su
posición social. Este aspecto es determinantes a la hora de idear el vestuario, ya que se
habla de un conservadurismo que determina su formalidad y elegancia clásica al vestir.
Es un personaje que presenta múltiples cambios no sólo desde lo vestimentario sino
desde lo psicológico por lo que, al variar su estado anímico, se ve reflejado en su
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aspecto estético. Al ser parte de una clase social alta, tiene la posibilidad de vestir
atuendos que mantienen una misma tipología pero varía en cuanto a textiles y
accesorios, dependiendo la situación de uso. Teniendo en cuenta que el vestir masculino
no presenta importantes cambios con respecto a períodos anteriores, la riqueza en los
observados en la película está dada por la permanente propuesta por parte de la
vestuarista para que no quede relegado con respecto al rico vestuario femenino.
Tocado: sombrero de copa, que se utilizaba para el vestir formal
cotidiano –se muestra en la imagen-. Bombín, para ocasiones menos
formales, realizado en fieltro. Se llevaban con levitas y hasta con el
saco americano. Y sombrero de ala angosta, achatado en la copa del
mismo.
Camisa: blanca para cualquier tipo de ocasión, podía tener alforzas al frente pero lo
que más la caracteriza era su cuello alto y rígido de tipo Mao –influencia oriental-, con
una suerte de pequeñas solapas que se completan perfectamente con la pajarita.
Traje de tres piezas (Terno): Saco y chaleco derecho, pantalón tiro alto, ajustado.
Complementado con camisa y pajarita. Este sistema se observa tanto en momentos
informales como en eventuales, reservando la utilización de la pajarita, por ejemplo,
para estos últimos. También se observa un terno con chaleco derecho menos escotado,
como el que se observa en la imagen y solapas redondeadas tipo smoking.
Pantalones ajustados: surgieron en la época neoclásica precedieron a unos años a los
pantalones actuales y se utilizaban en la película durante fiestas, cocteles o teatro.
Pantalones holgados: de uso diario, se utilizaban en ocasiones informales.
Levita: cae suelta y abierta al frente, ocultando una silueta
casi femenina (pecho y caderas), enfatizada además por el
corte del traje de cola y los pantalones.
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Saco americano: originariamente confeccionado en
Inglaterra. Se adaptó y su acceso tradicional se modificó
para pasar a tener dos botones en el frente, de los cuales sólo
el superior se abotona. En un principio se limitaba como
prenda para deportes y paseos al campo pero hacia 1860 se
la comenzó a usar en actividades a horarios tempranos por la
ciudad.
Frac: saco derecho. Constituye un escenario de uso más formal para el hombre en
celebraciones nocturnas. Lleva dos colas, determinando una longitud mayor que la
delantera.
Abrigo para Frac: para ocasiones formales de día. Largo
hasta media pierna o tobillos y el cierre generalmente es
cruzado. Podía tener la solapa forrada total o parcialmente
en piel, así como los puños.
Capa: fue una buena alternativa al sobretodo, la levita o el gabán. Se busca soltar la
silueta con respecto a períodos anteriores para una mayor confortabilidad. Esta es de
lana, cuello amplio, y solapas. Los bastones se complementaban con dicha pieza de
moda masculina a lo largo de todo el siglo.
Accesorios: botonier -flor en el ojal de la solapa
del saco americano o del frac, se reserva para
ocasiones formales como bodas o ceremonias-,
bastón, sombrero y pajarita estilo Straight- alargada
y estrecha, recta; se coloca sobre una camisa de igual
cuello rígido y varía de tamaño generalmente, aunque
no de forma y materialidad, raso liso y estampado-,
cravat –suerte de corbata-, guantes y reloj de bolsillo.
La pajarita con el correr del tiempo fue modificando su forma y variando su uso para
diversas situaciones menos formales. Hacia 1880 la corbata se populariza, por lo que la
vemos en el final de la película. Esta es una incorporación que proviene de la moda
inglesa y se dio en vista de la poca variación en tipologías masculinas durante años.
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Observamos que en la indumentaria de las personas más jóvenes, como es el caso del
hijo de Newland, el cuello de la camisa se reconfigura, contando ahora con un pie de
cuello que la estructura mejor para la incorporación de la corbata. Newland, mantiene su
cuello tipo Mao, perteneciente ahora a un período anterior, lo cual lo ancla a su
juventud. Seguimos observando la poca variación que atraviesa el traje masculino aún
en el S.XX.
Calzado: zapato de lengüetas y medias ¾.
Proletariado.
Conformado por la servidumbre que atiende las necesidades de la clase más alta.
Asume las mismas características que la indumentaria femenina de esta clase.
Se puede observar que los lacayos que sirven en eventos tales como los bailes
guardan una estética similar al vestir de corte del período del Rococó. Peluca y cravat
como accesorios, y chaleco, calzón y medias altas completan el estilo cortesano. Se
observan textiles lujosos porque constituyen dentro de la servidumbre un escalafón más
alto por servir en dichos eventos y ameritar suntuosidad.
En el caso de los cocheros la utilización del abrigo Inverness, proveniente de
Escocia, era suelto y largo –hasta medio muslo-. Era una suerte de capa, ya que las
mangas eran sueltas y su límite se desdibujaba. Su situación de uso en este caso era para
recibir a la clase alta proveniente de la ópera y demás actividades sociales, por lo que al
ser una actividad nocturna se optaba por el largo mencionado y colores oscuros,
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mayormente negro. Esta es una prenda que requiere de
funcionalidad, a diferencia de la mayoría de las
mencionadas, ya que busca abrigar al cochero que está
expuesto a las inclemencias del tiempo en el exterior del
carruaje, y deja las extremidades superiores libres para
ejecutar movimientos para el cumplimiento de sus
tareas.
Arquitectura.
Hacia el comienzo de la película se empiezan a vislumbrar las primeras casas,
grandes mansiones, de la alta burguesía. Se evidencia que la ciudad logra levantarse en
este momento gracias a la prosperidad económica que se vive. El crecimiento en todos
los aspectos productivos es tan importante a partir de la Revolución Industrial que en
pocos años dio lugar a diversas invenciones que posibilitaron la fabricación de materia
prima para la construcción, nuevos materiales, mayor fuerza de trabajo y, por ende la
concreción de una ciudad más homogénea. Las escenas finales de La edad de la
inocencia dejan ver que dicha evolución arquitectónica en Francia, que viene de la
mano con importantes cambios sociales.
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Conclusiones
En la película se aborda fielmente la indumentaria romántica, la cual como
observamos anteriormente, recupera rasgos del Rococó y del Neoclasicismo. Cada
detalle es cuidadosamente abordado por Gabriella Pescucci, vestuarista de la adaptación
cinematográfica de Scorsese, para lograr sumergirnos a través de su trabajo, en el
S.XIX.
El espectador está en continua presencia de la riqueza tipológica que propone esta
diseñadora y, gracias a ello, es capaz de vivenciar los rasgos constitutivos del carácter y
esencia de cada personaje, factores que se completan con maquillaje y tocados -cada
cual logra destacar ciertas características imprescindibles como la mirada,
permitiéndose éstos mayores licencias que la indumentaria-.
La indumentaria que se observa en la película refleja sobre todo el crecimiento
económico norteamericano de fines del S.XIX. Capaz de importar textiles y estilos,
gracias a las nuevas rutas de comercio, E.E.U.U. logra incorporar influencias europeas
en el vestir masculino y femenino local; a partir de lo cual será capaz de lograr
distinción entre clases sociales y naciones, además de mayor sofisticación.
En cuanto a indumentaria masculina no se observan importantes cambios con
respecto a períodos anteriores, por lo cual Pescucci trabaja desde tipologías, textiles y
accesorios sobre todo, otorgando mayor impronta y determinando que éste no se vea
opacado por el rigor de lo femenino. De esta manera la indumentaria de la mujer, a
pesar de ser más compleja en volúmenes, paleta de color, textiles y estructuras, convive
armoniosamente con las prendas de los caballeros burgueses.
Pero no sólo la indumentaria permite dar cuenta del accionar de una sociedad, por
supuesto. Encontramos otros aspectos importantes, tales como la edición y la
escenografía –lo cual decidimos también analizar-, que consta a su vez de lo pictórico,
la paleta de color predominante, la iluminación, los créditos y la música. Con el análisis
de todos estos factores el director busca mostrar las costumbres y hábitos de la sociedad
del momento, dejando en evidencia el acatamiento de las normas sociales burguesas
frente a todo.
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https://www.youtube.com/watch?v=dOpCVpEo4AU
Trabajo de investigación realizado para la materia “Historia 1”, por María
Alejandra Bernal y Denis Jara, ayudantes de la Cátedra del Lic. Alfredo
Marino. Carrera de Diseño de Indumentaria y Textil, de la Universidad de
Buenos Aires, año 2015.
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