Primera edición: febrero de 2015 © María Aboal López (coord.), Sonia Pérez Castro y Rocío Arana Caballero, 2015. © de las Imágenes, iSotckphoto, Shutterstock. Reservados todos los derechos de esta edición para © Universidad Internacional de La Rioja, S. A. Gran Vía Rey Juan Carlos I, 41 26002 Logroño (La Rioja) www.unir.net ISBN: 978-84-16125-54-8 Depósito legal: LR-66-2015 Impreso en España – Printed in Spain También disponible en e-book Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la Ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47. Índice Presentación | Capítulo 1. ¿Qué es la Didáctica de la Lengua? (María Aboal) | 15 1.1. Lengua, lenguaje y habla 1.2. Funciones del lenguaje 1.3. Orientaciones teóricas y metodológicas 1.3.1. Teoría de las inteligencias múltiples 1.3.2. Trabajar por rincones 1.3.3. Constructivismo y aprendizaje significativo 1.3.4. Trabajar por proyectos Conclusiones Propuestas metodológicas Ideas fundamentales Capítulo 2. La adquisición del lenguaje (Sonia Pérez) Introducción 2.1. Teorías y estudios sobre la adquisición del lenguaje 2.1.1. Teoría conductista 2.1.2. Teoría innatista de Chomsky 2.1.3. Piaget y la teoría del desarrollo cognitivo 2.1.4. Teoría de Vygotsky y la escuela soviética 2.1.5. Últimas tendencias 2.2. Etapas 2.2.1. Etapa prelingüística Prebalbuceo. Vocalizaciones reflejas y gorjeo (0 a 2 meses) Balbuceo. Juego vocal (3 a 6 meses) Balbuceo reduplicativo. Imitación de sonidos (6 a 10 meses) 2.2.2. Etapa lingüística 2.3. El niño y el aula Conclusiones Propuestas metodológicas Ideas fundamentales | | | | | | | | | | 11 17 23 23 26 30 33 34 37 39 45 | 49 | | | | | | | | | 49 54 55 57 58 60 61 62 63 | 65 | 66 | | | | | | 67 68 74 76 77 83 Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario (Sonia Pérez) Introducción 3.1. Conceptos elementales 3.2. Clases de vocabulario 3.3. El vocabulario y el niño. ¿Qué enseñar y cómo enseñar? 3.3.1. Decroly y los Centros de Interés Doman y los bits de inteligencia Mapas conceptuales Pictogramas Conclusiones Propuestas metodológicas Ideas fundamentales Capítulo 4. La comunicación oral en el aula (María Aboal) 4.1. Lenguaje contextualizado 4.2. Lenguaje descontextualizado 4.3. Comprensión y expresión 4.4. Evaluación de la comunicación oral 4.5. El juego simbólico Conclusiones Propuestas metodológicas Ideas fundamentales Capítulo 5. Un acercamiento a la literatura infantil (Rocío Arana) 5.1. Concepto e importancia de la literatura infantil en el aula 5.1.1. Características de la literatura infantil 5.1.2. Funciones de la literatura infantil 5.1.3. Literatura infantil y fantasía: concepto y clasificación 5.1.4. Folklore, lectura oral y literatura ganada 5.2. Didáctica de la Literatura: enseñar a disfrutar leyendo 5.2.1. Enseñar a contemplar: la belleza como derecho y deber de todo alumno 5.2.2. Qué libros podemos utilizar en Educación Infantil: la mediación literaria Etapas lectoras Una clasificación: cuentos y poemas para niños de o a 6 años 5.2.3. Instrumentos para trabajar la literatura en el aula: el arte de contar cuentos Conclusiones Propuestas metodológicas Ideas fundamentales | 85 | | | | | | | | | | | 85 87 89 91 97 103 106 107 109 110 115 | 117 | | | | | | | | 119 121 123 132 136 140 142 152 | 155 | | | | | | 156 156 160 164 169 171 | 171 | 172 | 172 | 173 | | | | 178 179 180 187 Capítulo 6. Un acercamiento a la lectoescritura (Rocío Arana) | 189 6.1. Concepto, importancia y prestigio de la lectura | 190 6.1.1. Qué es y qué no es leer | 190 6.1.2. Qué es escribir: fases y relación entre escritura y grafomotricidad | 191 6.1.3. Importancia y prestigio de la lectoescritura en nuestros días | 192 6.1.4. A qué edad deben los alumnos empezar a leer: una discusión | 194 6.2. Procesos lectores: «Las cuatro muñecas rusas» | 195 6.3. Concepción biologista y conciencia fonológica | 198 6.4. Qué tipo de letra enseñar al alumno | 201 6.5. El inicio del aprendizaje lector en el aula de Infantil | 202 6.5.1. Métodos sintéticos | 204 Concepto y breve aproximación histórica | 204 Método alfabético | 206 Método fónico | 206 Métodos silábicos | 206 6.5.2. Métodos analíticos | 207 Concepto y antecedentes | 207 Y llegó Decroly | 209 El constructivismo en lectoescritura | 210 6.5.3. Métodos mixtos: concepto, tendencias, ventajas y algunos ejemplos | 214 6.6. ¿Se puede llegar a alcanzar la comprensión lectora en Infantil? Y ¿cómo evaluarla? | 215 6.6.1. Nuevo concepto de la lectura, nueva labor del docente | 216 6.6.2. La evaluación formativa | 218 6.7. Dificultades en el proceso lectoescritor | 219 6.7.1. Retraso lector versus dislexia | 219 6.7.2. Dislexias: una clasificación | 220 Conclusiones | 222 Propuestas metodológicas | 223 Ideas fundamentales | 226 Bibliografía | 229 Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario Sonia Pérez Castro Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. Benjamin Franklin Introducción Al hablar de la adquisición del vocabulario, los profesores no debemos pensar que estamos tratando un aspecto secundario dentro del aprendizaje de una lengua, sino todo lo contrario; aunque el estudio y uso del vocabulario se ha visto relegado a un segundo plano, tenemos que ser conscientes de que este será el punto de partida sobre el que se articule el buen desarrollo lingüístico de nuestros alumnos. El vocabulario debe entenderse como un elemento central del lenguaje; no solo un fin en sí mismo, sino un medio que nos conduce a afrontar con éxito las restantes áreas lingüísticas, como serán la lectura, la escritura o la conversación. Aunque en Educación Infantil lo importante sea la oralidad, no olvidemos que estamos preparando a los niños para que tengan capacidad de realizar otras formas de representación en el futuro. Cuando no mostramos un claro dominio del lenguaje, nuestro aprendizaje pierde sentido y funcionalidad, tanto si se trata de un lenguaje específico como general. Durante mucho tiempo se ha considerado al vocabulario como una parte de la lingüística carente de importancia, haciéndose más hincapié en las cuestiones que tienen que ver con la fonética o la gramática. Se partía de la idea de que el vocabulario está implícito en otras disciplinas lingüísticas y que cuando nos acercamos a estas el vocabulario va a llegar a nosotros, por ejemplo, a partir del trabajo con textos. El buen uso del vocabulario también va a mostrarnos la buena relación que tiene el individuo con el entorno que le rodea. Todo el conocimiento de cosas, hechos, sentimientos tiene su apoyo en el vocabula- 85 rio, el cual llega a nosotros a través de la palabra. En el libro Vocabulario básico de la E.G.B (1989) los autores señalaban los diferentes estadios sociales en los que podemos encontrar a nuestros niños, que van desde la familia a la escuela y, por lo tanto, el vocabulario al que necesitan tener acceso. Es necesaria una adquisición temprana de vocabulario, ya que el mismo está en íntima relación con el pensamiento y el aprendizaje. Así, el que nuestros estudiantes no cuenten con un vocabulario suficiente puede llevarles a la incomprensión. Será aquí donde el maestro de Educación Infantil, al que no siempre se le ha facilitado el trabajo, juegue un papel primordial, ya que tiene que ser capaz de despertar en los niños el interés ante palabras completamente nuevas, consiguiendo que lleguen a hacer un buen uso de estas; y que sean capaces de, una vez que controlen todo el abanico de las conocidas, buscar alternativas a estas. ¿De qué nos vamos dando cuenta? De que los niños son punto de partida y destino de todo este proceso de aprendizaje. Toda acción educativa que nos planteemos como docentes debe tenerlos siempre muy presentes. Si nos alejamos de esta premisa cualquier trabajo que realicemos carecerá de sentido y, en la mayor parte de las ocasiones, estará condenado al fracaso. Aunque se señale que el papel del educador es fundamental, no podemos olvidar que no es exclusivamente quien se encarga de educar, sino que tenemos que tener muy presente el entorno en el que se desarrolla el niño, ya que el lenguaje familiar, el social y, por supuesto, el escolar, constantemente lo están determinando. Según señalábamos en el capítulo anterior, en la mayor parte de las ocasiones el aprendizaje y buen uso del vocabulario está en relación con el entorno social en el que se desarrolle el niño. Es importante en un principio la buena comunicación entre la madre y el niño donde, lamentablemente, un ambiente lingüísticamente pobre perjudicará al menor. Algunos autores señalan que esto puede llevarlo hacia el fracaso escolar. José Luis Luceño (1994) y Pastora Herrero (1990) señalan cuáles son los objetivos de un adecuado aprendizaje del vocabulario: –– Perfeccionamiento y ampliación del vocabulario que conoce el niño antes de su incorporación al colegio. Esto permitirá al niño 86 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL –– –– –– –– expresar más ideas y más sentimientos. También tendrá posibilidad de elegir entre un mayor número de palabras, tanto a un nivel oral, fundamental al principio del proceso, como escrito. Al perfeccionarlo, el niño mejorará la pronunciación, por lo tanto su capacidad de ser entendido, y conocerá cada vez con mayor exactitud el sentido de la palabra. El niño convertirá su vocabulario comprensivo en expresivo. Adquirirá, en palabras de José Luis Luceño, «fluencia de vocabulario». Lo veremos más adelante, pero todos como hablantes somos capaces de comprender muchas más palabras de las que podemos de utilizar. Aumentar las posibilidades combinatorias de palabras por parte del niño. Lograr que los niños se interesen en adquirir nuevas palabras. Corregir cualquier error que se detecte en cuanto a pronunciación o uso. Cuando realicemos cualquier tipo de corrección a nuestros alumnos, tenemos que ser extremadamente cuidadosos con la forma de hacerlo, para evitar que estos puedan sentirse avergonzados y provoquemos en ellos el efecto contrario al que buscamos. 3.1. Conceptos elementales Como hablantes de una lengua todos nosotros tenemos a nuestra disposición un caudal de términos que se encuentra incluido en los diccionarios, que podemos denominar el léxico de una lengua. Este conjunto de palabras ni son conocidas por todos los hablantes, ni implica que todos empleen las mismas palabras. Teniendo en cuenta el volumen de palabras del que dispone el hablante, tenemos que empezar por aclarar los términos léxico y vocabulario, que en muchas ocasiones usamos como sinónimos, tal y como señala Fernando Lázaro Carreter (Morales Núñez, 2006). La Real Academia Española (RAE) define el término léxico en su tercera acepción como «vocabulario, conjunto de las palabras de un Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 87 idioma, o de las que pertenecen al uso de una región, a una actividad determinada, a un campo semántico dado, etc.». Por otro lado, define el término vocabulario como «conjunto de palabras de un idioma» y «conjunto de palabras que usa o conoce alguien». Genouvrier define el léxico como el conjunto de todos los vocablos que están a disposición de la persona en un acto de habla en concreto. Podríamos decir también que el término léxico hace referencia al conjunto de palabras que un hablante podría utilizar en su comprensión o en su expresión. Existen otro número de palabras de las que desconocemos incluso su existencia y que por lo tanto no han sido aprendidas y que forman parte del léxico general frente a este léxico individual que solo es una parte del anterior. El vocabulario que usamos es más reducido que el léxico que conocemos. El individuo comprende muchos más términos de los que pone en funcionamiento, tanto en un nivel oral como escrito. Vidal Lamíquiz (Morales Núñez, 2008) resume todo ello de la siguiente manera: Léxico de lengua o diccionario. Léxico de un individuo. Vocabulario de un individuo. Para el autor «tanto el léxico como el vocabulario de una persona están caracterizados por un valor cuantitativo o número de unidades léxicas que reúnen. Por otra parte, en el vocabulario puede obtenerse la frecuencia de empleo de una unidad; y en el léxico podrá calcularse la probabilidad de aparición» (Morales Núñez, 2008). Fernando Lázaro Carreter define el término «léxico» como el sistema de palabras que componen una lengua, y el término «vocabulario» para él será, por un lado, sinónimo del anterior y, por otro, las palabras que usa el hablante, un autor, etc. Como vemos, Lázaro Carreter utiliza ambos términos de la misma manera que la mayor parte de la comunidad educativa. 88 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL Tras la lectura de estas definiciones, nos damos cuenta de que el vocabulario que una persona usa es una pequeña parte del que encontramos en un diccionario. Así, percibimos que el vocabulario pasivo de una persona es mucho más amplio que el activo. Un hablante es capaz de entender e interpretar muchas más palabras de las que es capaz de producir. Partiendo de esta idea, hay que ser consciente de que el vocabulario y léxico que nuestros alumnos aprenden no depende solo del profesor sino que al niño le está condicionando su ambiente familiar, social y escolar. Esto debe tenerlo en cuenta el profesor a la hora de elaborar las programaciones, ya que su trabajo parte del niño y del entorno de este. Por ejemplo, cuando el niño llega a la escuela entra en contacto con un léxico específico, el escolar, que será necesario que integre en su léxico individual y termine dominándolo. 3.2. Clases de vocabulario Encontramos diferentes clasificaciones del vocabulario (podemos ver las propuestas de los citados anteriormente Luceño Campos o Pastora Herrero) que responden a diferentes objetivos. En primer lugar, la clasificación del vocabulario depende de su utilización en la comunicación oral o gráfica. El vocabulario oral será aquel que utilizamos en este tipo de comunicación. Podemos dividirlo a su vez en dos: vocabulario comprensivo, es decir, aquel que usamos cuando escuchamos, y vocabulario expresivo, que sería el que utilizamos al hablar. En cuanto al vocabulario gráfico, también podemos distinguir dos clases. Lo que denominamos vocabulario escrito, subdividido en comprensivo y expresivo. El primero, el comprensivo, hace referencia al vocabulario que usamos cuando leemos, y el expresivo el que utilizamos cuando escribimos. Dentro del vocabulario gráfico también podemos incluir el vocabulario icónico, con dos variantes como el anterior. La primera de ellas sería la comprensiva, que hace referencia a cuando leemos una imagen, y en segundo lugar la expresiva, que es cuando dibujamos. En cuanto a esta división, aquello que está en relación con la oralidad se organiza de manera más libre; no es tan normativo, todo lo con- Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 89 trario que el gráfico en su representación escrita, que está mucho más reglamentada. Aunque no podemos olvidar que cada uno de ellos tiene su propio código, y nosotros como docentes tenemos que intentar que nuestros alumnos logren la máxima perfección independientemente de cuál sea su representación. En la etapa en la que nosotros estamos trabajando nos referiremos fundamentalmente a lo que tiene que ver con la oralidad, ya que aún nuestros alumnos no saben ni leer ni escribir. Esta primera clasificación nos conduce a la explicación de los términos vocabulario activo y vocabulario pasivo. Por vocabulario activo entendemos aquel que el niño es capaz de entender y utilizar, a diferencia del que entiende pero no es capaz de poner en funcionamiento. Para muchos autores, al principio tenemos un mayor vocabulario pasivo, que se irá reduciendo según vaya avanzando nuestro proceso de aprendizaje y adquisición. También podríamos añadir que el conocimiento activo es aquel que usamos de manera espontánea, y el conocimiento pasivo, aquel que podemos comprender. Una segunda clasificación respondería a la finalidad del vocabulario en su utilización. A este respecto atendería a diferentes aspectos en cuanto a la ordenación del material: aspecto empírico, aspecto científico y aspecto estético. En lo referente al aspecto empírico el vocabulario puede ser considerado desde un punto de vista oral o desde uno gráfico. Cuando hablamos de lo oral, hacemos referencia a la conversación, donde encontramos los principios de comprensión y expresión. En lo referente al orden gráfico la lectura será la comprensión y la escritura la expresión. El aspecto científico del vocabulario haría referencia a la gramática y la literatura al aspecto estético. En tercer lugar, se puede tener en cuenta la frecuencia de uso. Así, nos damos cuenta de que las palabras que más usamos son las que tienen una menor extensión. Por otro lado, las palabras más utilizadas también son las más antiguas y las que tienen significado léxico, y por esta razón los niños aprenden en primer lugar los sustantivos, ya que tienen significado léxico, y deben dejarse para un momento posterior aquellas que no lo tienen, como son las preposiciones. En cuarto lugar, podemos clasificar el vocabulario atendiendo a su especialización. Aquí habría que distinguir entre vocabulario especí- 90 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL fico y vocabulario genérico. El primero hace referencia al vocabulario especializado, el utilizado por los especialistas en un tema, y que tiene mayor comprensión que extensión, difiriendo del genérico en que hay mayor extensión que comprensión. El vocabulario específico siempre va acompañado de una mayor exigencia y precisión. Existe un vocabulario usual, frecuente en cada país que, si seguimos la clasificación de García Hoz, podemos dividir en tres niveles: usual, común y fundamental. El usual sería el que utiliza el hombre medio de la calle. El común, donde se incluyen los aspectos familiares, sociales y culturales. Y, por último, el fundamental, que se refiere a aspectos de una mayor complejidad, por ejemplo, la ortografía, y que el niño debe aprender durante su estancia en el colegio. 3.3. El vocabulario y el niño. ¿Qué enseñar y cómo enseñar? Como se mencionaba en el capítulo anterior, el niño está expuesto al lenguaje desde antes de su nacimiento. De ahí que su proceso de adquisición de la lengua se realice de una manera natural. Otra cosa será el aprendizaje, donde se necesitará de la intervención de un agente externo, ya sea la familia o los profesionales de la educación, que ayuden al niño a mejorar su lenguaje y a utilizarlo de manera adecuada. Si los niños en este período que corresponde a la etapa de la Educación Infantil no reciben una estimulación lingüística suficiente repercutirá de manera negativa en su lenguaje en el futuro, pudiendo incluso tener problemas. Cuando el niño adquiere un vocabulario suficiente para poder hablar, se debe empezar a ampliar este a partir de vocabularios específicos de los centros de interés, aumentando y enriqueciendo así el vocabulario del niño (sobre estos centros temáticos se ampliará información más adelante en el capítulo). Con todo esto lo que se pretende es alcanzar un vocabulario funcional tanto en un nivel personal como social. Cuando en nuestra labor como profesionales de la educación tenemos que presentar nuevo vocabulario a nuestros alumnos, hay que tener en cuenta el vocabulario que los mismos ya han adquirido en la familia y a través de las relaciones Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 91 sociales. Es importantísimo que conozcamos los intereses de nuestros alumnos, por ejemplo sus dibujos animados preferidos, para que así el aprendizaje del vocabulario sea significativo dentro de un contexto, y no de forma aislada. Para obtener este tipo de información, podemos pasar una pequeña encuesta a los padres de nuestros alumnos antes del comienzo de las clases donde les preguntemos sobre sus juegos favoritos, qué dibujos animados ven, su muñeco preferido, etc. Esta información que recabemos nos será de gran utilidad en el planteamiento de nuestras actividades para la clase. Cuando acometemos la tarea de la enseñanza del vocabulario es importante al principio tener en cuenta estos dos conceptos que se ampliarán en el siguiente capítulo: comprensión y expresión. El vocabulario pasivo se adquiere a partir de la comprensión. Muchas palabras, que comprendemos, tanto adultos como niños, no las utilizamos ni en el lenguaje oral ni en el escrito. A través de la expresión, el niño además de la comprensión de las palabras adquiere el vocabulario activo. El vocabulario que el educador seleccione debe responder a diferentes criterios, tal y como recogen diversos autores (Pastora Herrero, 1989): •• •• 92 Criterio psicológico. Depende del momento de desarrollo en el que se encuentre el niño. No todas las palabras podemos presentárselas a nuestros niños, ya que según su madurez evolutiva pueden no tener los mecanismos suficientes para entenderlas. Cada momento evolutivo conduce a una selección determinada del vocabulario por parte del educador. Un ejemplo de ello podría ser la explicación de las horas, sin tener aún el concepto tiempo. Criterio filológico. Se tiene en cuenta su valor conceptual y semántico. Es importante que la palabra a enseñar muestre un lexema significativo, es decir, que a partir de ahí se facilite el aprendizaje de otros, ya que poseen un gran valor en la formación lingüística. Un ejemplo de esto sería el verbo «pintar,» palabra que forma parte de la realidad más cercana del niño. De ahí se deriva los sustantivos «pintura», «pintor», «pintada»; el adjetivo «pintado», etc. DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL •• •• •• Criterio pedagógico. Tiene en cuenta su valor educativo, rechazando en el proceso de aprendizaje aquellos que puedan resultar ofensivos. Sería conveniente, tal y como señala Pastora Herrero, decantarse por aquellos términos que llamen la atención del niño y tengan una transferencia tanto horizontal como vertical. Criterio social. Se tiene en cuenta la frecuencia con que se usa la palabra en el contexto en el que se desarrolla el niño. La frecuencia de uso será un criterio fundamental a la hora de seleccionar términos; cuanto más frecuente sea esta, mayor necesidad hay de enseñársela a nuestros estudiantes. Criterio científico. Tiene como referencia las diferentes áreas del currículo. Hay que tener en cuenta qué estudian los niños en distintas materias a la hora de enseñarles vocabulario. Pero estos no son los únicos criterios a tener en cuenta en la selección del vocabulario que vamos a enseñar a nuestros alumnos, sino también la distinción que se establece entre vocabulario activo o de expresión que, según se ha dicho, es más reducido que el vocabulario pasivo o de comprensión, aquel que entendemos cuando escuchamos o leemos pero que no producimos. Partiendo de esta diferenciación se distinguen, según Luceño Campos (1994), distintos tipos de palabra: •• •• •• •• Palabras absolutamente desconocidas, que nunca antes ha escuchado ni leído el estudiante. Palabras que en una primera impresión parecen conocidas pero que en realidad resultan desconocidas. Palabras de las que se tiene un conocimiento pasivo pero que no se usan ni al hablar ni al escribir. Palabras que resultan muy familiares, ya que se usan con mucha frecuencia. En cualquier caso debemos establecer las necesidades prioritarias del niño y para ello tenemos que conocer el vocabulario del que disponen, especialmente si son niños que no tienen como primera lengua la que se imparte en el centro educativo. Será importante enseñar, en primer lugar, vocabulario concreto en vez de abstracto, ya que Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 93 este último supone una mayor dificultad. Por otro lado, cuanto más frecuente sea una palabra más fácil será su aprendizaje. Atendiendo a esto será conveniente comenzar enseñando al niño palabras que formen parte de un vocabulario básico, incluyendo, aunque suponga una dificultad, aquel que forme parte de la organización del centro. En este principio, hay que intentar que el alumno ponga en funcionamiento todas las palabras que forman parte tanto de su vocabulario activo como pasivo. Cuando distintas palabras cuentan con el mismo índice de frecuencia podemos tener en cuenta, como señala López Morales (Pastora Herrero, 1990), los siguientes criterios a la hora de elegir una u otra: •• •• •• •• Mayor valor semántico: aquellas palabras que incluyan en sí otras de menor valor semántico. Ejemplo de esto puede ser casa antes que habitación, habitación antes que comedor… Mayor capacidad de reemplazo. Mayor posibilidad combinatoria. Mayor riqueza de sinónimos y antónimos. Atendiendo a esto, tenemos que establecer después la graduación de las palabras a enseñar, sin dejar al margen palabras que consideremos largas o que supongan una dificultad fonética. ¿Qué será importante a la hora de enseñar el vocabulario? Se deben tener en cuenta los siguientes aspectos: –– La inmersión en un ambiente lingüístico adecuado, apropiado y enriquecedor. –– El uso de una metodología que sea motivadora. –– Poner en funcionamiento las palabras recién adquiridas. Hay que intentar repasar las palabras que se han adquirido recientemente, para evitar que los niños la olviden. –– Será importante el uso de la creatividad, dejando incluso que los niños tomen la iniciativa. Por eso será deseable que el proceso de aprendizaje no solo se desarrolle en un nivel vertical, es decir, desde la relación profesor-niño, sino también en un nivel hori- 94 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL zontal, niño-niño. No podemos olvidar, como ya hemos mencionado en diversos momentos, que el niño es un agente activo en todo este proceso de aprendizaje. –– Hacer ver a nuestros alumnos las relaciones existentes entre las diferentes palabras, llevando a cabo, por ejemplo, prácticas de asociaciones. –– No trabajar solo con palabras aisladas, sino ponerlas en relación con una frase. ¿Qué podemos usar como profesores para poner en funcionamiento todo esto? Luceño Campos (1994) propone el siguiente tipo de ejercicios. En primer lugar, podemos poner en práctica la sinonimia y la antonimia. Sinonimia sería, según definición del DRAE, la «figura que consiste en usar intencionadamente voces sinónimas o de significación semejante, para amplificar o reforzar la expresión de un concepto»; y antonimia, o en su lugar antónimo, «se dice de las palabras que expresan ideas opuestas o contrarias». Ambos procesos ayudan al aprendizaje del vocabulario, siendo la antonimia el concepto que aparece en primer lugar, ya que los contrarios semánticos refuerzan el conocimiento de este. Algunos de los ejercicios que se pueden realizar en el aula son los siguientes: Leer listas de palabras y que los alumnos busquen su sinónimo o su antónimo. Ejemplo de esto puede ser: –– Busca el antónimo de las siguientes palabras: Feliz Gordo Simpático Blanco Delgado Triste Negro Antipático –– También podemos realizar este tipo de ejercicios usando imágenes, sobre todo cuando nos encontramos en los primeros cursos de la Educación Infantil. Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 95 TRISTE FELIZ ABIERTO CERRADO DÍA NOCHE GRANDE PEQUEÑO En segundo lugar, podemos recurrir a ejercicios asociativos de familia de palabras. Consiste en encontrar un grupo de palabras que poseen relación de forma y contenido con respecto a una palabra dada en un principio. Un ejemplo de esto podría ser: Casa Caserío Casero Monfort y Juárez (2013) señalan en El niño que habla que existen cuatro niveles progresivos de asociación: –– Asociación por identidad: unir cosas iguales usando, por ejemplo, dibujos. –– Asociación por similitud: no es necesario que los dibujos sean iguales pero sí que remitan a los mismos conceptos. –– Asociación por familias semánticas: dibujos de la misma familia que tiene que unir el niño. 96 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL –– Asociación por complementariedad: realizando ejercicios con las mismas características que el anterior pero con un nivel de dificultad mayor. Por ejemplo, relacionar gafas con ojos, jaula con pájaro, etc. En tercer lugar, ejercicios de composición de palabras que ayudan a comprender mejor los diferentes matices del significado de las palabras. Por último, podemos añadir, en cuarto lugar, la polisemia. Esta práctica ayudará a nuestros alumnos a usar la palabra en función del contexto. No siempre una misma palabra puede usarse en contextos variados. Además de los señalados por Luceño Campos, Monfort y Juárez (2013), añaden modelos de ejercicios para la manipulación de palabras: ejercicios de comprensión, donde los niños tienen que decir palabras de una misma familia léxica; análisis donde los niños tienen que nombrar elementos que forman parte de un concepto global, como podría ser su habitación, etc. ¿Qué y cómo se enseña hoy? Actualmente, en la etapa de Educación Infantil, y también en Primaria, ya que no es exclusiva de la primera, se trabaja tomando como punto de partida, tal y como se ha señalado anteriormente, los centros de interés, y a partir de ahí diferentes propuestas metodológicas, que no resultan incompatibles con los ejercicios propuestos anteriormente. 3.3.1. Decroly y los Centros de Interés Actualmente, la mayor parte de los centros educativos organizan su trabajo a partir del concepto de Globalización y de los Centros de Interés. Ambos conceptos parten del pedagogo belga Ovide Decroly (18711932), el cual inicia su experiencia profesional con niños que tienen deficiencia. Al trabajar con ellos, se da cuenta de que los métodos usados en la escuela no funcionan con este tipo de alumnado, elaborando así unos métodos basados en lo que él denomina Centros de Interés y en la individualización de la enseñanza. El punto de partida respeta todo lo que hay de original en cada uno de los niños, lo que les individualiza, para lograr a posteriori una mayor integración en la sociedad. Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 97 Según el autor, la escuela no es un ente independiente sino que debe desarrollarse metodológicamente en función del desarrollo del niño, el cual está en constante evolución, tanto física como mentalmente. Para lograr un desarrollo adecuado, la escuela tiene que ser un reflejo de lo que hay en la sociedad, ya que es en ella donde va a actuar. Decroly afirma que si no consigue esto, la escuela no habrá logrado su objetivo, perderá su funcionalidad. Además, el desarrollo adecuado del niño no depende exclusivamente de la escuela sino que también hay tener presente a la familia, siendo necesario mantener una relación estrecha que facilite el paso de niño a adulto correctamente. Para el autor belga hay tres elementos que deben desarrollarse: la inteligencia, la voluntad y el pensamiento. Decroly (Rodríguez, 1925), partiendo de su propia experiencia en el trabajo con niños, señala las características que debería tener la escuela: –– La escuela debe estar integrada en la sociedad, en la vida, para ser testigo directo de todo aquello que encontramos en la sociedad. Partiendo de esta premisa nos damos cuenta de que la escuela tiene que evolucionar al mismo ritmo que evoluciona y cambia la sociedad en la que el niño vive. –– Lo ideal sería que la escuela contara con un número reducido de niños. –– Los educadores serán personas activas, inteligentes, con gran capacidad creadora, con una gran imaginación. Tienen que ser capaces de descubrir los intereses del niño, siendo muy importante para ello la capacidad de observación que tenga el profesor. –– Las clases serán como pequeños talleres, no solo auditorios donde los niños sean meros oyentes. Predominará la espontaneidad y autonomía del niño. –– Será importante el trabajo que se realice fuera del aula, el cual permitirá al niño entrar en contacto directo con la realidad y fomentar su capacidad investigadora. –– Los padres tendrán un papel fundamental en todo este proceso, y se les hará partícipes del método empleado en la escuela. Además, tendrán un papel activo en estas a través de lo que Decroly denomina Comité. 98 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL –– Hay que desarrollar en el niño la iniciativa, la confianza y la solidaridad. Los temas a tratar en muchas ocasiones serán elegidos por ellos mismos, aunque deberán contar con la aprobación del profesor. –– Se necesita la colaboración constante del niño en las diferentes actividades del centro y de la clase. La acción educativa, según Decroly, se realiza en torno a dos puntos: •• •• Principio de globalización: según el autor las funciones intelectuales del niño actúan partiendo de un principio de globalización, es decir, las funciones mentales no actúan de manera analítica sino sintética. El niño en esta etapa percibe un todo completo y no las partes. Cuando algo en él llama la atención, para él es algo complejo en primer lugar, pasando después a analizar los elementos simples. Principio de interés: lo adecuado sería plantear la enseñanza en torno a temas atractivos y sugestivos para los niños. Un Centro de Interés tiene que ser un núcleo activador de aprendizaje donde el niño aprende una realidad de manera global, unitaria y completa. Partiendo de estas ideas, el autor funda en 1907 la «Escuela por la vida y para la vida» y pone en marcha lo que se denominan Centros de Interés. ¿Qué características tienen estos? ¿Cuáles son los principios psicofisiológicos que propone el autor? –– Tiene que tener en cuenta las necesidades del alumnado, tanto físicas como las que tienen que ver en su relación con el mundo, desde comer a cómo desenvolverse en una profesión. –– El educador tiene que conseguir que el niño adquiera el gusto por el trabajo y el estudio. Tenemos que lograr el entusiasmo de los estudiantes. –– Como educadores tenemos que hacer uso más de la práctica que del discurso teórico, que siempre es menos motivador a la hora de conseguir la atención de los niños. Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 99 –– La escuela está en todos los lugares, desde la cocina a la granja, pasando por el parque y terminando en el museo. –– Tenemos que enseñar métodos de trabajo adecuados para nuestros alumnos, de ahí que sea importante el aprendizaje de los recursos que tienen a su disposición. En definitiva, tal y como señalaba el autor, los centros de interés son un método de enseñanza que estudia la curiosidad del alumno por su entorno más inmediato y que generará todo el proceso educativo. Este será dinámico y vital, despertará la curiosidad del niño, estará perfectamente planificado por todos los componentes del grupo y será adecuado a sus necesidades. La escuela, para Decroly, debe preparar al niño para la vida social que le ha tocado vivir, comenzado por iniciarle en el conocimiento de su propia personalidad, de su yo, de sus necesidades, sin olvidar el conocimiento del medio natural y humano en el que vive, donde tiene que actuar. De aquí parten las ideas sobre las que trabajar: –– El ser vivo en general. –– El hombre en particular. –– La naturaleza y la sociedad. Todo esto se dividirá en dos tipos de actividades: las que están en relación con las funciones individuales y las que tienen que ver con las funciones sociales. Decroly establece cuatro necesidades primordiales de la actividad humana: –– –– –– –– Necesidad de alimentarse. Necesidad de protegerse. Necesidad de defenderse. Necesidad de trabajar, descansar, divertirse, crecer. El mundo exterior al que se enfrenta y en el que se tiene que integrar el niño es plural, y por ello Decroly establece los siguientes puntos de trabajo: el niño y la familia, el niño y la escuela, el niño y la sociedad, el niño y los animales, el niño y las plantas, etc. Cada punto hay que 100 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL tratarlo desde tres perspectivas: ventajas que tiene para el hombre, inconvenientes y medios para evitarlos, cómo debe actuar el niño. El estudio de cada una de estos aspectos, para Decroly, puede realizarse a partir de tres tipos de ejercicio: –– Ejercicios basados en la experiencia y usando los sentidos, es decir, de manera directa. Se proponen ejercicios basados en la observación, que ayuden al niño a conocer la forma, tamaño, color, etc., de las cosas, animales y demás. –– Ejercicios de asociación. –– Ejercicios de expresión, para comprobar la capacidad del niño para emitir juicios de valor, y que están en relación con la expresión oral y gráfica, los dibujos, trabajos manuales… Decroly tiene como primer principio pedagógico el de la globalización, en el que el desarrollo del niño se fundamenta en sus percepciones y estas se basan en el deseo de conocer, que le lleva a investigar y descubrir por sí solo lo que le rodea. No todos los alumnos son iguales, así que lo ideal sería separarlos por características y necesidades, adecuando los objetivos a estas, y realizando actividades necesarias para que el niño se adapte al ambiente que va a tener cuando sea adulto. El educador tiene que partir de las necesidades del niño, ya que para Decroly son seres activos y singulares, y a partir de ahí realizar una programación sacada de sus intereses y necesidades. El niño aprende lo que le interesa, aprende de sus necesidades. Nosotros, como educadores, tanto en esta etapa como en cualquier otra de la enseñanza, tenemos que buscar cuáles son las necesidades y a partir de ahí crear nuestros objetos de estudio. Partiendo de esto, en la Educación Infantil se comienza a trabajar teniendo en cuenta los centros de interés. El centro de interés es una unidad de trabajo que articula todos los aprendizajes que debe realizar el niño en torno a un núcleo operativo o tema, el cual está basado en las necesidades de este. Este método facilita al docente y a sus alumnos el tratamiento de un conjunto de contenidos que se agrupan según el tema central, elegido en función de sus necesidades. Los centros de interés deben partir de aquello que motiva o estimula al niño, de ahí que se deba investigar a Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 101 partir de preguntas y de la observación sobre los intereses propios del alumno. Los centros de interés reúnen las siguientes características: –– Como método, facilita al docente y a sus alumnos el tratamiento de un conjunto de contenidos que se agrupan según un tema central, elegido en función de las necesidades e intereses de los alumnos. Y hay que subrayar, según se ha dicho, que deben tenerse en cuenta necesidades como la alimentación, la higiene, la protección, etc. –– Es necesario que los centros de interés se planifiquen en cada etapa educativa. –– Los centros de interés se ubican en los distintos ciclos de la etapa educativa siguiendo una secuencia definida, garantizando la adecuada progresión y coherencia entre los aprendizajes. Los centros de interés permiten crear un ambiente propicio en el aula, puesto que el tema es del interés del grupo. Facilitan el aprendizaje activo, ya que el ser humano investiga, busca, analiza. Favorecen la autonomía del aprendizaje al tener un objetivo claro. Podemos usar fuentes de información muy diversas. Será fundamental el componente lúdico; son niños, no debemos olvidarlo, y el juego es una herramienta muy importante y necesaria que podemos utilizar para transmitir conocimiento. ¿Cuáles son los centros de interés que propone Decroly? Tenemos que pensar que parten del niño, de su vida, sus vivencias y necesidades: –– La escuela, para que conozca su funcionamiento desde el primer momento en el que se integra en ella. –– Las estaciones, como el otoño, prestando atención a los animales, plantas y trabajos que se relacionan con esta estación. –– Necesidad de alimentarse, respirar y mantener la limpieza. Como vemos, son necesidades fisiológicas elementales del ser humano. –– Fiestas, juegos y juguetes. Nosotros, como profesores, independientemente de la etapa en la que estemos trabajando, tenemos que conocer, necesariamente, cuáles son los intereses lúdicos del niño, cuáles son sus juguetes favoritos, qué dibujos anima- 102 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL –– –– –– –– –– –– –– dos ven. Tenemos que usar referentes conocidos por ellos si queremos que todo funcione. Necesidad de luchar contra las inclemencias del tiempo: el vestido, la habitación y el fuego. El invierno, enfocándose de la misma manera que el resto de las estaciones. Necesidad de luchar contra los peligros y animales diversos. La primavera. Necesidad de trabajar y de colaborar unos con otros. El sol. El verano. Una vez que hemos reconocido cuáles son los intereses de nuestros alumnos, podemos trabajar estos centros de interés de distintas maneras. Doman y los bits de inteligencia El uso de los bits de inteligencia es cada vez mayor en los centros educativos debido a la utilización que de ellos hacen las distintas editoriales de textos educativos. Están destinados a niños de 0 a 6 años, es decir, toda la etapa de Educación Infantil. Los bits de inteligencia o tarjetas de información visual son unidades de información visual que deben ser ofrecidas a los niños de una manera adecuada. El material que se presenta en principio potencia el estímulo visual, pero en la práctica va siempre acompañado de un estímulo auditivo, que consiste en enunciar en voz alta lo que aparece representado. Todo tiene que presentarse de una manera escueta y rápida, porque parece que los estímulos cortos son más eficaces que los largos. Deberíamos mostrarlos de manera repetida y en sesiones cortas, lo que ayudará a captar la atención del niño. Ayudan a mejorar la atención, facilitan la concentración y desarrollan y estimulan la memoria y el aprendizaje. Los niños aprenderán de una manera inconsciente palabras y conceptos nuevos. La primera persona que comenzó a trabajar con los bits de inteligencia fue el doctor Glenn Doman, un médico estadounidense que empezó a usarlos con niños que presentaban lesiones cerebrales. Tras Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 103 el trabajo con ellos se dio cuenta de que los niños, de cero a seis años, están en condiciones adecuadas para almacenar datos o bits. Los progresos que consigue con estos niños son alentadores, por lo que decide trasladar esta forma de trabajar al resto de los niños y así potenciar su capacidad de aprendizaje. Un bit de inteligencia es un método de estimulación temprana. Un bit de inteligencia es una aportación de información en base a una imagen que tenga una gran calidad para evitar la confusión en el niño. Puede ser cualquier estímulo visual, táctil o auditivo. Para ellos las características del bit tienen que ser las siguientes: •• •• •• •• Precisos, o lo que es lo mismo, exactos. Discretos, que quiere decir que solo puede aparecer un tema en un bit de inteligencia. No ambiguos, es decir, que solo pueda tener una etiqueta, un nombre. Nuevos, desconocidos para el niño. Los bits de inteligencia deben presentarse de manera precisa y no ambigua en un bloque de construcción de inteligencia básico que gire en torno a una categoría. Una categoría sería un grupo de aproximadamente diez bits de inteligencia relacionados entre sí. Un ejemplo de categoría sería el parque, y bits de inteligencia relacionados con él serían el tobogán, el columpio, el balancín, el arenero, el cubo, la pala, etc. Las categorías que nosotros, los profesores, podemos usar en Educación Infantil son muy diversas: comida, animales domésticos, animales de la granja, prendas de vestir, objetos redondos, mobiliario escolar, etc. Cuando el niño termina de conocer las categorías que están en relación con su entorno, podemos avanzar a categorías más generales y no tan concretas, como serían: la historia, hablando de los reyes, monumentos, retratos de personajes históricos; la música, incluyendo desde instrumentos a compositores; la geografía, con paisajes, montañas, banderas, etc.; la botánica, con frutas, verduras, árboles, flores… Cuando enseñemos los bits de inteligencia, podemos pasar a enseñar los llamados Programas de Inteligencia, que proporcionan una 104 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL magnitud superior, comenzando por la información más simple y terminando por lo más complejo o, como dice el autor, magnitudes. ¿Qué características tienen estos programas de inteligencia? Tiene que ser preciso, o lo que es lo mismo, claro, apropiado, delimitado, sin imágenes entremezcladas, y refiriéndose a un solo tema. Tenemos que dejar a un lado cualquier posible ambigüedad: –– Tiene que ser familiar. –– Tiene que ser interesante, con imágenes nuevas y llamativas, grandes de tamaño. –– Tiene que ser divertido, que consiga estimular a los niños. Para la elaboración de los bits de inteligencia no tenemos necesidad de recursos imposibles; con un panel en la pared, de cartón o cartulina, por ejemplo, un rotulador negro, que visualicen bien los niños, pegamento y, por supuesto, los bits seleccionados, podemos preparar nuestra clase. Una vez que hemos decidido sobre qué vamos a hablar, tenemos que encontrar y seleccionar una gran variedad de bits, así como organizarlos en categorías de inteligencia. A los niños tenemos que presentarles un grupo de bits que esté alrededor de 10, que entre sí tengan una relación, e intentando que los niños reconozcan los elementos a través de imágenes. Tenemos que esperar a que los niños se muestren receptivos, y repetir la secuencia como mucho tres veces al día. La información que el niño aprende debemos ir retirándola para evitar confusión, e iremos añadiendo un bit nuevo. Se insiste mucho en la sencillez y claridad del bit presentado, para que el alumno pueda conectar el conocimiento adquirido en clase con la realidad en la que vive. ¿Cuáles son los objetivos que se buscan mediante el uso de bits? •• •• •• •• •• Desarrollar la inteligencia. Mejorar la capacidad de atención. Fomentar la curiosidad y el interés. Obtener conocimientos sin esfuerzo y jugando. Aumentar el vocabulario. Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 105 Por último, conviene recordar que debemos intentar hacer siempre la presentación de los bits en un lugar acogedor dentro del aula (como en el rincón de la asamblea). Mapas conceptuales El uso de mapas conceptuales se desarrolla durante los años 70 del siglo pasado y son una respuesta a la teoría del aprendizaje desarrollada por Ausubel, especialmente en lo que se relaciona con aquel conocimiento previo que tiene el niño y que nos puede ayudar a transmitirle un conocimiento nuevo. Ausubel señala que el poder adquirir conocimientos nuevos depende fundamentalmente de los que ya tenemos. La labor del docente para él consiste en dar cierta información al estudiante que provoque su interés para adquirir un conocimiento nuevo. Como vemos, para Ausubel el alumno tiene un papel activo en todo el proceso educativo, algo que hemos mencionado con anterioridad y que consideramos fundamental. La idea y el desarrollo de los mapas conceptuales se debe al estadounidense Joseph Novak (Calvo Márquez, 2007), el cual lo define como «un método para captar lo más importante de un tema y un recurso esquemático para representar un conjunto de significados conceptuales, incluidos en una estructura de proposiciones». Un mapa conceptual cuenta con unos elementos básicos: •• •• •• Los conceptos, que se refieren a hechos, objetos, animales, etc. Palabras-enlace, que son las que unen conceptos y señalan la relaciones que existen entre ellos. Aquí habrá una variación en el uso de estas, tanto al hablar como al escribir, ya que dependerá de la edad de los niños. Niveles de jerarquización, que se refiere a la organización inclusiva de los conceptos que integran un mapa. Los elementos más generales tienen que situarse en la parte superior del mapa, pasando a situar los más específicos en un plano inferior. Los mapas conceptuales, cuando se trabajan en la etapa de Educación Infantil, se definen atendiendo, según Mérida Serrano (2001- 106 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL 2002), a los mapas preconceptuales, siguiendo a Piaget y sus preconceptos, es decir, las primeras nociones que el niño utiliza en su adquisición del lenguaje. Los mapas conceptuales están integrados por conceptos representados normalmente por palabras escritas. El alumno de Educación Infantil opera con preconceptos, con imágenes mentales que tienen un valor, un significado diferente, dependiendo del niño y de sus experiencias. La forma más adecuada para su representación será la imagen, y los nexos escritos, fundamentales en los mapas conceptuales, los sustituiremos por nexos orales. Cuando trabajamos con mapas preconceptuales con niños de 3 años, que aún no se han iniciado en la lectoescritura, y tenemos que relacionar un concepto con otro, usaremos pocas palabras o palabras que ellos conocen; la interpretación de los mapas se hará de manera oral y en asamblea con toda la clase. El mapa con el que trabajemos estará en relación con el centro de interés que se esté desarrollando en ese momento. Cuantos menos años tiene el alumnado, menos ítems aparecerán en él. Cuando trabajamos con niños de 3 años lo deseable es que no exceda el número 6 de ítems, que irán aumentando en la medida en que crece la edad del niño. Y también es aconsejable que el mapa sea de un solo nivel. Al principio seremos nosotros los que elaboremos los mapas conceptuales, pero a medida que avanza la edad del niño estos podrán ser creados por los propios niños. Es interesante que los padres estén al tanto de que estamos trabajando con este tipo de actividades, para que estos puedan colaborar desde casa con el profesor haciendo accesible el mapa conceptual cuando se encuentre allí. Pictogramas El uso de los pictogramas en el aula de Educación Infantil favorece la motivación y el desarrollo de la imaginación y de la memoria, y hace que aumente la capacidad de atención y concentración de los niños. Cuando usamos los pictogramas en clase hacemos que los niños participen en la lectura, sin la necesidad de saber leer, y todo ello gracias a la imaginación de nuestros pequeños. Además, captamos la atención de un alumnado que tiene limitada su capacidad de concentración. Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 107 Un pictograma es un signo claro que representa a un objeto real, una figura o un concepto. Es un recurso comunicativo de carácter visual que podemos encontrar en múltiples contextos de nuestro día a día. Los pictogramas son perceptibles, simples y permanentes, características que son de gran ayuda para facilitarnos la comprensión del mundo en el que vivimos. El uso de los pictogramas está extendido sobre todo cuando se trata del aprendizaje de la lectoescritura, haciendo uso para ello de cuentos o poesías. Lo que se busca con el uso de los pictogramas en clase es: •• •• •• Mejorar la atención de nuestros niños. Ayudar a construir conceptos. Ayudar a memorizar y favorecer la observación y la atención. En nuestras clases podemos usar cuentos con pictogramas, es decir, cuentos que sustituyen una palabra en la narración del mismo, generalmente un nombre, aunque no tenemos que descartar ni acciones ni nexos, y que los niños, con ayuda del profesor, tienen que descifrar. También podemos realizar actividades que simulen escenas que formen parte de la realidad más inmediata o de las rutinas de nuestros niños. Con este tipo de actividades los niños no solo aprenden conceptos aislados sino las relaciones entre ellos. Por otro lado, los iconos e imágenes que mostremos a nuestros estudiantes tienen que ser claros, deben evitar la confusión, y tienen que formar parte de la realidad sociocultural que ellos conocen. Es decir: tienen que partir de la experiencia previa de estos. Este tipo de ejercicios también podemos usarlos para favorecer el desarrollo cognitivo de niños que presenten necesidades especiales, como pueden ser trastornos en la comunicación o un retraso psico evolutivo. A este tipo de alumnado le resulta más fácil aprender y expresarse a través del uso de imágenes. Por ejemplo, es más fácil poder expresar la necesidad de querer beber agua a partir de la representación gráfica que a partir de la palabra. Algunos estudios señalan, por ejemplo, que los niños con autismo (TEA) son pensadores visuales y no verbales, de ahí la importancia del uso de este tipo de actividades en su proceso de aprendizaje. Cuando se 108 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL trabajen pictogramas con estos niños hay que prestar especial cuidado a las imágenes que seleccionamos: tienen que ser especialmente claras y con colores muy llamativos. Se puede recurrir a fotografías de cosas o personas que formen parte de su entorno para, a partir de ellas, enseñarles la palabra. Por ejemplo una fotografía de su madre, hermano, abuelos, para enseñar las palabras «mamá», «hermano» y «abuelos». CONCLUSIONES Después de todo lo expuesto en el capítulo, de lo que nos damos cuenta como profesionales de la educación es de que no estamos tratando, en lo referente a la enseñanza del vocabulario, con un aspecto marginal dentro de la lingüística y la enseñanza, sino todo lo contrario. Es un aspecto fundamental para completar el proceso educativo; sin un buen conocimiento y uso de este, difícilmente conseguiremos el éxito. Partiendo de esto, tenemos que considerarlo un elemento fundamental del lenguaje, sobre el que gira todo lo demás. Efectivamente, el volumen de palabras a las que podemos tener acceso es infinitamente mayor de las que usamos, pero esto no debe significar que nuestra compresión se vea afectada. Tenemos que recordar que todos como hablantes tenemos un vocabulario pasivo mucho más amplio que el activo. Cuando como profesores nos dedicamos en nuestras aulas a la enseñanza del vocabulario, o de cualquier otra materia, tenemos que partir siempre de los intereses de nuestros alumnos. Si conocemos estos, buena parte del trabajo lo tendremos hecho. Si decidimos alejarnos de ellos en la elaboración de nuestros materiales, difícilmente alcanzaremos el éxito. De ahí que sea tan importante conocer a nuestros alumnos, su entorno, familia, necesidades. Toda la información que podamos recabar irá en beneficio de nuestra actividad como docentes y de nuestros alumnos. Por esta razón desde hace algún tiempo se trabaja dentro del aula con lo que se denomina Centros de Interés, los cuales tienen como punto de partida y objetivo el beneficio del niño. Los Centros de Interés nos permitirán trabajar con aspectos cercanos a estos, como puede Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 109 ser la familia, el colegio, las estaciones del año, etc. En la elaboración de actividades que giren en torno a estos Centros de Interés fijados por Decroly podemos trabajar con: •• •• •• Bits de inteligencia. Mapas conceptuales. Pictogramas. Además, podemos proponer cualquier tipo de actividades como ejercicios de asociación, búsqueda de contrarios, etc. Todos estos ejercicios estarán fundamentados en la expresión y comprensión oral, que son el medio con el que se trabaja en Educación Infantil, aunque ya se les esté acercando a otras maneras de comunicación, la lectura y la escritura. En la enseñanza del vocabulario tenemos que partir de la enseñanza del que se considera más general para concluir en el más específico. Aunque esto suponga una dificultad no podemos ni debemos obviarlo, ya que forma parte de la realidad en la que se desarrolla el niño. Pensemos, por ejemplo, en ese lenguaje específico del colegio. PROPUESTAS METODOLÓGICAS Las propuestas que nosotros realizamos para la enseñanza del vocabulario giran en torno a los Centros de Interés y serán del tipo que ya hemos expuestos en el apartado «El vocabulario y el niño. ¿Qué enseñar y cómo enseñar?». Antes de la elaboración de nuestras actividades tenemos que conocer cuáles son los intereses de nuestros alumnos, pudiendo acceder a ellos de dos maneras diferentes; por un lado, y tal y como se mencionaba, realizando una pequeña encuesta a los padres de los niños; por otro, reuniendo a nuestros alumnos en Asamblea, momento en el que todos, profesor y alumnos, se reúnen. En un lugar acogedor dentro del aula realizaremos la asamblea, y este ambiente relajado, donde todos nuestros estudiantes exponen sus intereses e inquietudes, hacen preguntas al profesor y a sus compañeros, será el adecuado para conocer 110 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL los temas que motivan, que forman parte de la realidad de nuestros niños. Además del modelo de ejercicios que se proponen más adelante, podemos realizar ejercicios del siguiente tipo, aprovechando además que estamos en Asamblea: –– Decidir en grupo una familia de palabras con la que trabajar, por ejemplo, comidas. Una vez decidido esto, tendrán que ir diciendo todas las palabras que de esa familia conocen. –– Enumerar cosas que encontramos en el parque. –– Ejercicio de pregunta-respuesta: ¿dónde podemos encontrar muchos niños y profesores?, ¿dónde podemos encontrar el baño y el cepillo de dientes? –– Podemos hacer ejercicios en los que el profesor da instrucciones que el niño tiene que seguir. Por ejemplo: tócate la nariz, toca la nariz de… Una vez que tenemos fijados los intereses de nuestros alumnos, podemos trabajar las siguientes propuestas. Bits de inteligencia Tenemos que recordar que la edad de los niños con los que trabajaremos fundamentalmente irá de 3 a 6 años, y para ellos están pensadas las actividades que se proponen. Hay que subrayar que los bits de inteligencia tienen que ser claros, precisos, y deben ir acompañados en esta etapa, necesariamente, de un apoyo auditivo, que normalmente es la voz del profesor que pronuncia de manera clara el nombre de la imagen mostrada. Cuando nuestros alumnos, si es el caso, se han iniciado ya en la lectoescritura, podemos escribir de manera absolutamente legible el nombre de la imagen debajo de esta. Un ejemplo de actividad podría ser los animales de la granja. Para ello prepararemos una colección de bits que no tenga un número excesivo, que presentaremos a nuestros alumnos dos o tres veces a lo largo de la clase, en aquel momento en el que estos se muestren más Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 111 receptivos. Cuando el alumno asimila alguno de los bits, eliminamos estos y podemos añadir nuevos. Cuando el niño domina la categoría de bits presentada, podemos añadirle un grado de dificultad. A continuación desarrollaremos un modelo de actividad. Los bits que podemos presentar serán los siguientes: VACA CERDO GALLINA OVEJA CABALLO PATO Tenemos que intentar que las imágenes seleccionadas sean lo suficientemente claras para no confundir a los alumnos, intentando elegir aquellas que presenten exclusivamente el elemento a mostrar y que no estén acompañadas de nada que haga perder la atención de nuestros estudiantes. Cuando nuestros alumnos, tal y como se comentaba, logran conocer los bits seleccionados, podemos subir el grado de dificultad de la actividad. Por ejemplo, al mostrar una de las imágenes añadimos información auditiva del tipo: la vaca muge, la oveja bala, la gallina cacarea… O la vaca hace muú, el pato hace cuac-cuac, la oveja hace beé-beé… También partiendo de este tipo de imágenes podemos realizar juegos de memoria con los niños. Podemos presentar una colección de imágenes boca abajo compuesta de distintos pares, por ejemplo: animales de compañía. Los niños irán levantando la ficha donde está la imagen, una a una, y tendrán que ir formando parejas. Al principio les 112 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL costará un poco entender la dinámica del juego, pero poco a poco la irán interiorizando. Otra propuesta en la que no tengan que buscar iguales es la de poner imágenes con objetos y encontrar el lugar adecuado para ellos. Por ejemplo, objetos que se encuentran en diferentes partes de la casa: la bañera en el baño, la nevera en la cocina, el sofá en el salón… Mapas conceptuales o preconceptuales Se parte de las mismas premisas que en el caso anterior: resulta fundamental conocer los intereses de nuestros estudiantes y que los temas elegidos formen parte de la realidad del niño. Como ya hemos señalado, en esta etapa educativa algo fundamental es la oralidad, así que los nexos que unen las diferentes imágenes tenemos que darlos nosotros. Hemos de recordar que el mapa que presentamos debe tener solo un nivel de dificultad, que irá aumentando según vayan aumentando los conocimientos y edad de los alumnos. Un mapa conceptual que podemos realizar con nuestros estudiantes puede girar en torno al otoño: Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 113 Podemos seleccionar estos u otros ítems. En cualquier caso, cuando se los mostremos tenemos que acompañarlos oralmente de los nexos adecuados. Por ejemplo, en otoño llueve; como llueve, necesitamos el paraguas. En otoño se caen las hojas, en otoño hace frío y en otoño nacen las setas. Pictogramas Como ya hemos señalado, los pictogramas se usan fundamentalmente para el inicio de la lectoescritura. Aun así, podemos usarlo en la enseñanza del vocabulario en nuestra clase, mediante la lectura de cuentos, por ejemplo, donde los alumnos nos ayuden a la lectura de estos interpretando los dibujos que les presentemos. En lo que se refiere a pictogramas para la enseñanza de vocabulario, podemos utilizarlos para enseñarles palabras que se refieran a acciones del ámbito cotidiano. Ejemplo de esto puede ser: CEPILLARSE LOS DIENTES CORRER DORMIR No tenemos que mostrar necesariamente una imagen aislada para la expresión de acciones, como en los casos anteriores, sino la elaboración de frases completas a partir de una serie de imágenes que además nos permitan simular la lectura y así iniciar a nuestros niños en la lectoescritura, ya que son actividades que simulan la lectura al tener que ir «leyendo» las imágenes de izquierda a derecha, tal y como aprenderán a leer después. Un ejemplo de esto podría ser: LOS LOS 114 NIÑOS DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL RÍEN Podemos elaborar un pictograma contando una historia que forme parte de la realidad de nuestros alumnos. EL VERANO En verano hace baño en el , y cuando termina el colegio vamos a la , Juego en la con mi y mi . El verano me gusta mucho porque puedo comer muchos . Allí me , Y hago muchos ... IDEAS FUNDAMENTALES Bits de inteligencia: unidad de información visual que hay que presentar a los niños correctamente. Tienen que ser precisos, discretos, no ambiguos y nuevos. Centros de Interés: es una unidad de trabajo que articula todo el aprendizaje que tiene que realizar el niño en torno a un tema, que será seleccionado partiendo de las necesidades de aquel. Facilitan el aprendizaje activo y favorecen la autonomía en el aprendizaje. Comunicación gráfica: aquella que usamos cuando escribimos. Comunicación oral: hace referencia al vocabulario que usamos en la conversación, que puede ser comprensivo o expresivo. Léxico: conjunto de palabras de un idioma. Mapas conceptuales: recurso esquemático para representar un conjunto de significados. Vocabulario: conjunto de palabras de un idioma o conjunto de palabras que usa o conoce alguien. Capítulo 3. La enseñanza del vocabulario 115 Vocabulario activo: aquel que somos capaces de entender y utilizar. Vocabulario específico: aquel que usan los especialistas, más especializado. Vocabulario pasivo: aquel que somos capaces de entender pero no de utilizar. 116 DIDÁCTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN EDUCACIÓN INFANTIL Este libro se terminó de imprimir en Madrid el 24 de febrero de 2015, 178 años después del nacimiento de la escritora Rosalía de Castro.
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