Órgano oficial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. SEPAR. Volumen 30, Número 1, Enero 1994 Sumario Editoriales Neumotorax espontáneo G. Ramos Antibioterapia en la agudización de la EPOC: ¿si o no? R. Zalacain Jorge y M.R. de Celis Valeri Originales Actividad de adenosindesaminasa en líquido pleural. Estudio realizado en 64 casos R. Bañares Gimeno, J. Aba! Arca, J. Blanco Pérez, M.C. Gómez González, M. Cueto Baelo y L. Piñeiro Amigo Intervención mínima sobre el tabaquismo en la consulta neumológica extrahospitalaria E. Monsó, A. Rosell, E. Pujol, J. Ruiz, A. Fabregat y J . Morera 12 Descripción de un método para practicar toracocentesis evacuadoras repetidas en pacientes con derrame pleural maligno no tratable G. Várela 16 Síndrome de discinesia ciliar primaria. Una patología frecuente M.J. Barranco, M. Armengot, C. Carda, M.A. Ciscar, R. Peris, M. Ramón y G. Juan 19 Papel de tomografía computarizada (TC) de tórax en la definición de la extensión anatómica en el carcinoma broncogénico (CB) J. Duran Cantolla, M.A. Pagóla Hernández, R. Agüero Balbin, J.J. González Maclas, M. Carbajo Carbajo, F.J. Ortega Morales, M. Hernández Alonso y R. Ondiviela Gracia 23 Ventilación mecánica domiciliaria: perspectivas actuales J.F. Masa Jiménez 19 Resultados de las encuestas del Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón de la SEPAR. Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón de la SEPAR R. Rami Porta, J.L. Bravo Bravo, A. López Encuentra, F. París Romeu, J.L. Duque Medina, J . Astudillo Pombo y A. Alix Trueba 40 Afectación traqueobronquial en el linfona no hodgkiniano /. Padilla Navas, C. Shum, J.A. Carratalá, J.R. Sánchez, J.A. Ramos y E. García-Pachón 49 Seudotumor inflamatorio endobronquial. Presentación de un caso y revisión de la literatura J.F. Oteo Domínguez, M. Yebra Bango, A. Várela de Ugarte, E. Berrocal Valencia, M. Pérez Ramos y S. Ramón y Cajal 52 ¿Asma bronquial o síndrome del edificio enfermo? J.A. Díaz Pedreira, M. Suárez Rodríguez y J. Abal Arca 56 Lobectomía inferior izquierda por cirugía videoasistida L. Molins y G. Vidal 56 Silicosis en la industria del granito E. Úbeda, J.M. Sibón y M. Valle 57 Neumotorax y acupuntura M.L. Mateo Lázaro, P. V. Teller Juste y F. Berisa Losantes 57 Revisión Artículo especial Notas clínicas Cartas al director Información 58 EDITORIALES Neumotorax espontáneo G. Ramos Servicio de Cirugía Torácica. Hospital universitario. Valladolid. El neumotorax espontáneo -cuya incidencia parece haber aumentado en las últimas décadas- presenta sin duda aspectos controvertidos, de evidente interés práctico en cuanto se refieren a las indicaciones y perspectivas actuales de su tratamiento. Dos grandes tipos, primarios y secundarios, suelen ser considerados. Mientras los primeros se producen en sujetos jóvenes, por otro lado "sanos", los segundos ocurren con frecuencia en sujetos de mayor edad, como complicación de una lesión pulmonar previa bien definida. Esta distinción, importante por las correlaciones anatomopatológicas, clínicas, pronosticas y terapéuticas que pueden establecerse, no evita que la discusión comience ya a la hora de calificar los neumotorax primarios, tomados por lo común en virtud de su frecuencia (85 % del conjunto en nuestra casuística), como modelo de descripción. En este sentido, si el neumotorax puede ser estimado como simple cuando sus manifestaciones derivan expresamente de la acumulación de aire en el espacio pleural, en modo alguno puede aceptarse el calificativo de benigno, dada la gravedad de su repercusión en determinadas ocasiones. Los términos primario o idiopático, por su parte, tampoco resultan adecuados, si tenemos en cuenta que se necesitan presiones de hasta 200 mmHg para producir desgarros en una pleura normal, y que repetidamente se comprueba la existencia de alteraciones pleuropulmonares (p. ej., blebs y bullas) subyacentes a aquella condición'. La etiopatogenia de estas lesiones es, en todo caso, discutida2'4. Las peculiaridades anatómicas y fisiológicas del vértice pulmonar (isquemia relativa determinada por la discordancia de crecimiento entre el pulmón y sus propios vasos; presión transpulmonar elevada en los individuos altos; mayor incidencia de procesos inflamatorios, origen de cicatrices fibroelásticas que facilitan el atrapamiento aéreo), o la relación con el tabaquismo, sustentan algunas de las teorías que tratan de explicar su formación. Correspondencia: Dr. G. Ramos. Servicio de Cirugía Torácica. Hospital Universitario. Valladolid. (Arch Bronconeumol 1994: 30:1-4) 11 En lo que respecta a los neumotorax secundarios, aunque la enfermedad causal puede ser muy variada5, en nuestro medio predominan los que complican procesos obstructivos (2/3); siendo así que a menudo se presentan como factor agravante de una insuficiencia respiratoria ya establecida6. Por sus particulares connotaciones a pesar de su "todavía" limitada frecuencia, hemos de señalar que en los últimos tiempos cada vez son más los casos referidos en pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida 7 8. Mas el por qué esas lesiones pulmonares (en particular los blebs y bullas del neumotorax primario) se rompen en un determinado momento, dando lugar a la constitución del neumotorax, es algo que no se conoce con exactitud. Aunque el aumento brusco de presión intrapulmonar en el curso de un esfuerzo a glotis cerrada constituya una circunstancia favorecedora de la rotura, lo cierto es que el neumotorax surge habitualmente en ausencia de todo esfuerzo e incluso durante el sueño. Es de suponer que la sucesión de "esfuerzos fisiológicos" haga más frágil la pared externa de la lesión, facilitando con ello su rotura9. La temperatura del aire inspirado ha sido también incriminada, pues su aumento determina paralelamente el de la presión en el interior de las formaciones hullosas2. La relación con los cambios de la presión atmosférica es circunstancia así mismo referida por distintos autores10. La irrupción brusca de aire en la cavidad pleural determina el colapso, variable, del pulmón subyacente; colapso que puede quedar limitado por la existencia de adherencias pleurales, secuela de una patología previa. La obturación mecánica de la brecha fraguada, y en definitiva de la fístula broncopleural, por el parénquima de alrededor, supone un fenómeno de autolimitación del neumotorax (que, verosímilmente desempeña un papel primordial en las formas idiopáticas) y es el primer paso para la reparación anatómica de aquélla9. Las consecuencias fisiopatológicas vienen determinadas, empero, por la rotura del equilibrio en las presiones intratorácicas2; dependiendo la repercusión exacta no solo de la cuantía del neumotorax sino también, y en gran medida, del "estado pulmonar" anterior. Así, es frecuente que el episodio sea bien ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 tolerado cuando la función pulmonar previa es normal y, por el contrario, revista una gravedad indudable cuando afecta a un paciente con deterioro funcional ya acusado". Si la retracción elástica del pulmón no está alterada y la fístula broncopleural no es muy grande, el cierre de la brecha constituida ocurre pronto, y la desaparición del aire acumulado, que sigue las leyes de reabsorción de los gases, se acompaña de la reexpansión pulmonar9. Dicha reexpansión puede encontrarse perturbada en caso de neumopatía intersticial, infecciosa o proliferativa; en caso de trastornos de la ventilación propiciados por el colapso pulmonar, y, por supuesto, en caso de hidro o hemoneumotórax, en que la evacuación del "líquido" contenido en la cavidad pleural resulta imprescindible para el "retorno del pulmón a la pared"9. Algunos pacientes (hasta el 7 % en nuestra experiencia) presentan un neumotorax a tensión, cuyas consecuencias y gravedad son bien conocidas. La hipoxemia y la acidosis condicionadas parecen aquí más importantes que la caída del gasto cardíaco por disminución del retorno venoso. Los síntomas de insuficiencia cardiorrespiratoria presentes, son particularmente marcados si existe limitación de la reserva funcional previa, como ocurre cuando este tipo de neumotorax sobreviene en pacientes con un pulmón distrófico". Desde el punto de vista teórico, sin embargo, no ha sido aclarado todavía por qué el aire continúa pasando a la cavidad pleural, cuando la presión en ésta supera ya a la atmosférica y, por ende, a la alveolar'. En el neumotorax espontáneo -más frecuente en el sexo masculino (5-6/1) y en la segunda-tercera décadas de la vida (69 %)- el dolor torácico agudo es el primero de los síntomas (93 %). Si bien es preciso conocer la posibilidad de dolores atípicos y aun de formas asintomáticas2, capaces de inducir a error en la valoración clínica del problema. Junto al dolor, la disnea (67 %) es también manifestación frecuente. En el neumotorax primario depende de la intensidad del colapso pulmonar, y en el secundario ocupa a menudo el primer plano, apareciendo además como síntoma desproporcionado para el grado de ocupación pleural existente. La exploración física cuidadosa, en la que la disminución del murmullo vesicular es el signo más constante (91 %), puede ser difícil de interpretar en el neumotorax secundario, por confusión con la expresividad de la enfermedad de base. En el neumotorax a tensión es común encontrar la tríada cianosis, hipotensión y taquicardia, junto con signos derivados de la desviación mediastínica, que traducen la importancia del proceso'. La exploración radiológica del tórax es indispensable'- 2 , tanto para diagnosticar el cuadro con seguridad, como para valorar las posibles lesiones subyacentes y la patología pleuropulmonar asociada. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la apreciación correcta de lesiones parenquimatosas no es sencilla en el pulmón colapsado, aunque por contraste destaquen a menudo las bullas apicales9. La radiología convencional permite reconocer fácilmente los neumotorax a tensión y los hemoneumotórax, que deben ser sospechados de entrada cuando existe un "derrame" abundante9. Algunos autores aconsejan la tomografía computarizada para una más exacta valoración lesional12' '3; exploración que nosotros restringimos en principio al estudio de los neumotorax secundarios. Desde el punto de vista clínico, el diagnóstico diferencial ha de establecerse sobre todo con otros procesos causantes de dolor súbito, como el infarto de miocardio, el embolismo pulmonar, el aneurisma disecante de aorta o el abdomen agudo'. Desde el punto de vista radiológico, las bullas gigantes, los quistes aéreos a tensión, los neumatoceles postinfecciosos, los enfisemas congénitos e, incluso, las hernias diafragmáticas pueden prestarse a confusión. Pese a ello, la historia clínica minuciosa y el estudio radiológico detenido permiten en general establecer el diagnóstico de certeza. Aparte de las connotaciones particulares del neumotorax secundario y de la posibilidad de una patología evolutiva capaz de complicar el neumotorax no resuelto (la cual puede llegar en el peor de los casos a transformarlo en un piotórax crónico), la evolución "se confunde" a corto plazo con la puesta en marcha del tratamiento; de tal modo que, en ausencia de complicaciones, la evacuación del aire se acompaña del cierre de la fístula y de la reexpansión pulmonar. Tal ocurre habitualmente en el neumotorax primario. A medio plazo, la mayor parte de los neumotorax "simples" resueltos no muestran secuela alguna, a excepción si acaso de un pinzamiento aislado del seno costofrénico. Esa ausencia de secuelas expresa, no obstante, la falta de sínfísis pleural, circunstancia que favorece la presentación de recidivas. A largo plazo, en efecto, el problema es el de las recidivas, cuya frecuencia, difícil de estimar con precisión, se acerca al 50 % de los casos en algunas series. El momento justo y la forma en la que se producen son imprevisibles, lo cual pesa a la hora de plantear las indicaciones "operatorias"9. En nuestra casuística, las recidivas no tuvieron relación significativa con la existencia de bullas visibles en la radiología convencional previa o con el grado de neumotorax sufrido, y sí, en cambio, con el tiempo pasado desde el episodio inicial (más frecuentes en el primer año, 86 %; y sobre todo en los primeros 6 meses, 69 %, o con el tipo de tratamiento efectuado (más frecuentes tras reposo -32%- o drenaje cerrado -19%- que tras intervención -1 %-). En cuanto a la terapéutica se refiere, la misma orientación de comienzo resulta ya controvertida. Así, mientras muchos autores optan por el tratamiento más conservador posible en el primer episodio, otros -sin desechar el drenaje torácico inmediato para resolver el problema de la ocupación pleural- preconizan la toracotomía sistemática, salvo que existan contraindicaciones expresas a la misma2. No faltan, por otro 12 G. RAMOS.- NEUMOTORAX ESPONTÁNEO lado, quienes, adoptando una posición intermedia, propugnan el abordaje torácico precoz en los casos que estiman más proclives a recidivar; empleando para esa estimación la tomografía computarizada (el tamaño y/o el número de blebs visibles se correlacionarían con las recurrencias y, por tanto, con la necesidad de una toracotomía ulterior12), o la toracoscopia (la existencia de formaciones aéreas de 2-3 cm de diámetro o más, así como las adherencias múltiples, se acompañarían de una alta tasa de recidivas14'15). Sin embargo la mayoría está de acuerdo en que, con la excepción de los neumotorax mínimos, el drenaje torácico debe ser el gesto inicial, tanto más cuanto que ese drenaje puede muchas veces ser de fino calibre y en consecuencia muy bien tolerado, estableciendo las indicaciones "operatorias" -al margen, claro está, de las especiales de determinados procesos secundariosante los neumotorax recidivantes, irreductibles o complicados16'17. La cinesiterapia posterior tiene sin duda la mayor importancia. De este modo, en el neumotorax primario -nosotros, como otros muchos autores- planteamos la toracotomía en el segundo episodio homo o contralateral, en el hemoneumotórax, en la fuga aérea persistente con reexpansión incompleta tras 10 días de drenaje aspirativo, y en el neumotorax bilateral simultáneo. En este último indicamos la operación bilateral en uno o dos tiempos, según las circunstancias, procediendo de forma similar en casos seleccionados de neumotorax recidivante de un lado acompañado de lesiones hullosas radiológicamente visibles en el otro. La vía exacta de abordaje (lateral, axilar, submamaria), que creemos debe ser definida atendidas las características de la patología subyacente, ha de ser lo más limitada posible'8, sin que ello suponga una imprudente concesión a la estética que dificulte el logro de los objetivos operatorios: exéresis adecuada de las lesiones pulmonares e inducción, en su caso, de una sínfisis pleural que disminuya el riesgo de nuevos episodios de neumotorax. Para la operación bilateral en un tiempo, abogamos por el abordaje a través de esternotomía media, sin recurrir con posterioridad a la ventilación mecánica durante el primer día como practican algunas escuelas16. En el neumotorax secundario que ocurre en pacientes enfisematosos, la estrategia terapéutica básica es similar; si bien aquí creemos debe procederse con cautela, dada la mayor posibilidad de complicaciones postoperatorias, seguidas con frecuencia de cierta mortalidad. De otra manera, en pacientes muy deteriorados consideramos legítimo insistir con el drenaje torácico e intentar una pleurodesis química ulterior; lo cual, evidentemente, no excluye la necesidad de la cirugía resolutiva en caso de fracasar esas medidas. Con todo, no existe acuerdo unánime sobre el mejor método para inducir una sínfisis pleural. Aparte de la reacción inflamatoria originada por el propio drenaje torácico, los procederes varían desde la simple instilación de agentes esclerosantes'9'22 hasta la pleurectomía más o menos amplia16'23. En relación con ello, hemos de señalar distintos inconvenientes como -por 13 ejemplo- la disparidad de los resultados en la pleurodesis con tetraciclina, la gran reacción adhesiva a veces provocada por el talco, o el aumento de las complicaciones hemorrágicas en el postoperatorio inmediato de la pleurectomía. Por otro lado, hoy ha de tenerse en cuenta que una sínfisis pleural muy "acusada", que pueda dificultar posteriores actuaciones intratorácicas, no resulta deseable, sobre todo en aquellos neumotorax secundarios cuya lesión subyacente, evolutiva, puede ser tributaria a la larga de un trasplante pulmonar16. En la actualidad, pues, el objetivo inicial de conseguir una pleurodesis muy "firme" tiene sus limitaciones; idea que el cirujano debe tener siempre presente. En conjunto, la tasa de recidivas tras la toracotomía es, por lo com''n, inferior al 1-2 %. Esas escasas recurrencias (particularmente en los neumotorax primarios) suelen ser además de "extensión limitada" y no precisar terapéutica especial alguna. Mas los nuevos métodos de cirugía asistida por videotoracoscopia permiten tratar el neumotorax espontáneo sobre bases análogas a las de la cirugía convencional, con un menor traumatismo24. No existen todavía criterios generales ni modos de proceder uniformes; aunque los datos aportados en la literatura subrayan su interés al respecto. Mediante toracoscopia pueden tratarse las lesiones hullosas con ligadura, exéresis, electrofulguracion, etc., y puede propiciarse la sínfisis pleural, con abrasión mecánica, aplicación de láser, pleurectomía, etc.25"29. La tolerancia del procedimiento es en principio buena, la morbilidad limitada y la recuperación funcional rápida30. Las tasas de recidivas aportadas inicialmente son, sin embargo, algo más elevadas que tras la toracotomía. Así pues, será preciso contar todavía con una mayor experiencia, y con estudios más detallados sobre la exacta repercusión funcional, los resultados según el tipo de neumotorax, la tasa de recidivas de acuerdo a la técnica desarrollada, etc., a fin de estimar el verdadero valor de los nuevos métodos: ciertamente prometedores para extender con seguridad las ventajas de la acción quirúrgica -única reparadora potencial de las lesiones- a los enfermos más graves. BIBLIOGRAFÍA 1 . Padilla J, Casilla M. Neumotorax. Hemotórax. En: Balibrea Cantero JL, editor. Tratado de Cirugía. Barcelona: Ediciones Toray S.A., 1988; 9 8 : 1 . 1 3 7 - 1 . 1 4 4 . 2. Loscertales Abril J, Ayarra Jame FJ, García Díaz FJ, Arenas Linares C, Rico Álvarez A. Neumotorax espontáneo. Madrid: Elba S.A., 1988. 3. Deslauriers J, Piraux M. Diagnosis and management ofspontaneous pneumothorax in the young adult: role of parietal pleurectomy. En: Deslauriers J, Lacquet LK, editores. 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Zalacain Jorge y M^R. de Celis Valeri* Servicio de Neumología. Hospital de Cruces. Baracaldo. Vizcaya. * Servicio de Neumología. Hospital Clínic i Provincial. Barcelona. La utilización de la antibioterapia en la reagudización de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una cuestión controvertida por lo que es causa frecuente de polémica. El problema de las agudizaciones de los pacientes con EPOC es un hecho común y habitual en nuestra práctica clínica, y es bien conocido que los médicos tendemos habitualmente a dar antibióticos a todos o casi todos los pacientes que presentan una exacerbación de su EPOC. Parece evidente que lo más fácil y cómodo sería dar antibióticos, pero ante este planteamiento deberíamos contestar a las siguientes preguntas: ¿Está realmente demostrada la existencia de una infección?, ¿qué papel desempeña esa supuesta infección?, ¿se emplean los antibióticos para cubrirnos y quedarnos tranquilos?, ¿valoramos los posibles efectos perjudiciales de esos antibióticos? El gran problema del uso de antibióticos en la exacerbación del paciente con EPOC no sería a nivel hospitalario donde quizá, y debido al importante compromiso respiratorio, tendrían más justificación, sino que este problema estaría fundamentalmente en la comunidad. Los médicos nos vemos sometidos a un intenso bombardeo por parte de las empresas farmacéuticas, y también por parte de publicaciones' con recomendaciones bastantes dudosas, en que se aconseja el empleo de antibióticos en estos pacientes, antes incluso que los broncodilatadores. Todo esto conlleva un uso muy importante e indiscriminado de los antibióticos, que origina: a) un gasto elevado (en 2 años se ha casi triplicado en nuestro país el gasto de antibióticos orales administrados ambulatoriamente); b) aparición de resistencias (es conocido el alto porcentaje de neumococos resistentes a la penicilina 2 , así como el alto número de Haemophilus influenzae productores de betalactamasas3, existentes en España en relación con otros países de Europa y Estados Unidos), y c) empleo de antibióticos desproporcionados (los antibióticos no sólo se usan mucho, sino que se usan mal). Correspondencia: Dr. R. Zalacain JorgeServicio de Neumología. Hospital de Cruces. Baracaldo. Vizcaya. (Arch Bronconeumol IVV4: 30:5-7) Al valorar un paciente con EPOC agudizado, deberíamos tener en cuenta las siguientes premisas: a) causas de exacerbación; b) definición de exacerbación infecciosa; c) colonización de las vías aéreas inferiores, y d) tratamiento con antibióticos. Causas de exacerbación. Pese a la creencia generalizada de que la inmensa mayoría de las exacerbaciones están producidas por infecciones (virales o bacterianas), esto no es realmente así, y hemos de tener en cuenta que existen otras causas que también pueden originarlas tales como contaminación ambiental elevada, insuficiencia cardíaca izquierda, tromboembolismo pulmonar, depresión del centro respiratorio por fármacos, neumotorax o neumonía. Definición de exacerbación infecciosa. Parte de la problemática quizá sea debida a que no existe Una definición uniforme de exacerbación o reagudización de la EPOC, y en muchos casos es imprecisa. De entre las diversas definiciones, la más utilizada en la actualidad es la de Anthonisen 4 , que la describe en términos clínicos en función de un incremento en la disnea y cambios en el volumen y/o purulencia del esputo, es decir, en muchos casos se produce un deterioro de la sintomatología que ya presentan habitualmente muchos de estos pacientes. Pese a todo lo que se ha estudiado, el papel de la infección como causa de exacerbación no es bien conocido. Según los diferentes estudios5'7, parece tener un papel relevante únicamente en el 50 % de los casos. El gran problema es que no hay una correlación clinicobacteriológica; el diagnóstico de exacerbación está basado en síntomas clínicos, por lo que es difícil determinar si una exacerbación ha sido producida por una infección. Dada la poca rentabilidad del esputo, se han realizado algunos estudios, empleando técnicas invasivas, para conocer la causa de la exacerbación. Así, mediante la punción transtraqueal, Irwins encontró un agente bacteriano en un 78 % de los casos y Haas9 en un 87 %. Recientemente se ha empleado una técnica de más fíabilidad, el catéter telescopado con cepillo bacteriológico, haciendo cultivos cuantitativos; así Fagon10, en una serie de 54 pacientes bronquíticos crónicos que precisaban ventilación mecánica, únicamente encontró gérmenes en 27 (50 %), y de éstos, sólo en 24 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 (44 %) en concentraciones significativas (s» 103 UFC/ mi). Así mismo se han realizado diferentes estudios serológicos, preferentemente para virus, siendo los resultados muy dispares, ya que según las series""14, los virus serían responsables entre el 4,5 y 64 % de las exacerbaciones, pero hay que tener en cuenta también que un 40 % de las infecciones producidas por virus no originan exacerbación. Colonización de las vías aéreas inferiores. Habitualmente el tracto respiratorio inferior es estéril en los sujetos sanos no fumadores; sin embargo, entre el 50 y 100 % de los pacientes con EPOC albergan gérmenes en sus vías aéreas15. Ello es debido en buena parte a que estos pacientes tienen alterado uno de los mecanismos de defensa local inespecífico del árbol traqueobronquial como es el aclaramiento mucociliar. Estos gérmenes ahí ubicados aún deterioran más el aclaramiento mucociliar, pues pueden inhibir la función ciliar, lesionan el epitelio ciliado, estimulan la secreción de moco, y además la eliminación de secreciones se verá dificultada, por lo que se producirá un estancamiento de las mismas. La presencia de microorganismos induce una respuesta inflamatoria que incluye la afluencia de neutrófilos a la luz bronquial. Por otro lado, también se ha comprobado el efecto citotóxico de los virus, que puede infectar las células epiteliales de la mucosa bronquial; los Mycoplasma tienen un efecto ciliotóxico. Es posible tener las vías aéreas inferiores colonizadas y estar clínicamente estable. Además, hay que tener presente que la colonización no está necesariamente asociada con la presencia de una infección, y la infección no lleva necesariamente a una exacerbación clínica16. Se han realizado también estudios con EPOC estables empleando técnicas invasivas; así, con la punción transtraqueal, Irwin' 7 encontró gérmenes en el 50% de los casos y Bjkeustrand18 en el 85%. Otros autores19'2', empleando en estos pacientes estables el catéter telescopado con cepillado bacteriológico, observaron que entre el 30 y el 50 % tenían gérmenes en concentraciones significativas (5» 103 UFC/ml). Hay autores que cuestionan la implicación bacteriana en las exacerbaciones purulentas de la EPOC, porque encuentran los mismos gérmenes que en períodos de estabilidad, pero estas dos circunstancias son distintas, ya que la concentración habitual de los gérmenes en la vía aérea está incrementada en la exacerbación15. Tratamiento con antibióticos. Se han realizado diferentes estudios4'22"30 comparando antibióticos frente a placebo en EPOC agudizados, pero los criterios de inclusión, los antibióticos elegidos y la metodología han sido diferentes; la mayoría no muestra diferencias significativas. Sin embargo, quisiéramos destacar que el número de pacientes a veces es escaso y, en algunos casos, los antibióticos elegidos es posible que no alcancen unos niveles aceptables en el moco bronquial, lo cual puede falsear los datos obtenidos. La serie de Anthonisen4 es de las más amplias, ya que incluye 362 exacerbaciones registradas durante un período de 3 años y medio, y encuentra que los antibióticos tenían más éxito en la resolución de los síntomas que el placebo (68 frente a 55 %; p < 0,01), siendo el grado de deterioro menor con los antibióticos (9,9 frente a 18,9 %; p < 0,05). La mejoría con los antibióticos parece especialmente clara en los pacientes que tienen aumento de disnea, aumento del volumen de esputo y aumento de la purulencia del mismo, siendo la diferencia menor entre antibiótico y placebo cuando se cumplen sólo uno o dos de esos criterios; esto puede ser debido a que en estos casos no haya realmente una causa infecciosa de la exacerbación. Por el contrario, Jorgensen30, en una serie reciente de 270 exacerbaciones, comparando amoxicilina con placebo no encontró ningún tipo de diferencia y observó una mejoría de los síntomas con amoxicilina en el 63 % y del 64 % con placebo, con un deterioro del 6 % en ambos casos. El problema común en todas estas series es la ausencia de una confirmación bacteriológica, y destaca también el elevado número de casos, en todas ellas, que curan con placebo, lo que podría ser atribuible quizá en parte al aumento de los broncodilatadores (incluidos corticoides) o a que no fueran de causa infecciosa. Como reflexiones finales deberíamos destacar que el papel de la infección sigue muy cuestionado. Las exacerbaciones no influyen en la historia natural de la enfermedad pero no hay duda que en el momento agudo originan morbimortalidad. En las exacerbaciones, empleando técnicas invasivas de alta fiabilidad, no se han encontrado gérmenes en un número importante de casos, aunque no se han efectuado técnicas serológicas para objetivar la presencia de bacterias atípicas o virus. Por otro lado, con técnicas de alta fiabilidad, se han encontrado gérmenes en concentraciones significativas en pacientes EPOC estables. En ocasiones con los antibióticos no hay una mejoría clara o ésta es escasa frente a placebo, siendo muy importante en estos casos el empleo de broncodilatadores. Como recomendaciones para emplear antibióticos, sería conveniente analizar cada caso de forma individualizada. Por ello, creemos que no habría que dar de entrada antibióticos a "todos" los EPOC reagudizados a nivel ambulatorio, siendo conveniente descartar la presencia de alguna otra causa de exacerbación de etiología no infecciosa. La indicación parece clara cuando se cumplan los tres criterios de exacerbación dados por Anthonisen 4 , cuando haya severa insuficiencia respiratoria31, así como cuando haya confirmación bacteriológica por una técnica de alta fiabilidad. Pero no debemos olvidar el uso de otras medidas básicas tales como: los broncodilatadores, la humidificación y drenaje de secreciones, y también, en algunos casos, el uso de corticoterapia. La antibioterapia que prescribamos para tratar estos pacientes será empírica, y será recomendable la cobertura de los gérmenes más habitualmente implicados en la exacerbación infecciosa como Haemophilus influenzae, Streptococcus pneumoniae y Branhamella (Moraxella) catarrhalis32. Si bien Mycoplasma pneumoniae y Chiamydia pneumoniae11'14 son otros de los gérmenes que se pueden asociar con exacerbación. 16 R. ZALACAIN JORGE Y M.R. DE CELIS VALERA.- ANTIBIOTERAPIA EN LA AGUDIZACIÓN DE LA EPOC: ;SI O NO? Hay autores35 que nos hacen reflexionar que, en algunos casos en los que creemos estar tratando una exacerbación, nos encontramos en realidad delante de una fase inicial de neumonía. Pese a todo en nuestros días, el papel de la infección sigue sin ser bien conocido, y sería interesante el hacer un seguimiento clínico, funcional y bacteriológico pormenorizado durante un tiempo de estos pacientes. BIBLIOGRAFÍA 1. Petty TL, RaffMJ. EPOC: Exacerbación de la bronquitis. Atención Médica 1992; 7-19. 2. Pallares R. Neumonía causada por neumococos resistentes a la penicilina. Arch Bronconeumol 1989; 25:47-48. 3. Kaiser FH, Morenzoni G, Santanam P. Pattern of antibiotic resistance in fiaemophilus influenzae in Europe. Eur Respir Rev 1992; 2:176-181. 4. 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Calaer MA, Seaton S. Inorase in bronchopulmonary infection due to Branhamella catarrhalis. B Med J 1986; 292:1.103-1.105. 33. Blasi F, Legnani D, Lombardo VM, et al. Chiamydia pneumoniae infection in acute exacerbations of COPD. Eur Respir J 1993; 6:19-22. 34. Torres A, El-Ebiary M. Relevance of Chiamydia pneumoniae in community-acquired respiratory infections. Eur Respir J 1993; 6:7-8. 35. Hitt JA, Gerding DN. Sputum antimicrobial levéis and clinical outcome in bronchitis. Semin Respir Infect 1991; 6:122-128. ORIGINAL Actividad de adenosindesaminasa en líquido pleural. Estudio realizado en 64 casos R. Bandrés Gimeno, J. Abal Arca, J. Blanco Pérez, M.C. Gómez-González*, M. Cueto Baeloilc* y L. Piñeiro Amigo Servicio de Neumología. * Servicio de Análisis Clínicos. '"Servicio de Medicina Preventiva y Estadística. Complejo Hospitalario Xeral-Cíes. Vigo. Se han analizado retrospectivamente los datos clinicoanaliticos de los 64 enfermos con diagnóstico etiológico de certeza de derrame pleural en los que existía determinación de adenosindesaminasa (ADA) en líquido pleural, ingresados en un período de 40 meses. La actividad de ADA en líquido pleural se realizó por el método cinético de Blake y Berman. La actividad media de ADA del total de la muestra fue 32 U/l (DE:23,9). En los enfermos con derrame pleural tuberculoso la actividad de ADA fue más elevada que en el resto (47,7 [DE:21]; 4 frente a 15,5 [DE: 13,2]; p < 0,0001). En el grupo de enfermos con pleuritis tuberculosa diagnosticados por biopsia pleural (22 casos), la presencia de granulomas necrosantes se asoció con valores de actividad de ADA ligeramente superiores, aunque estadísticamente no significativos (49,2, DE: 10,1 frente a 41,3, DE: 8,9; p = 0,07). Considerando únicamente el grupo de pleuritis tuberculosa y el neoplásico, con líquido de tipo exudado linfocitario, un valor de ADA por encima de 23 U como punto de corte determinó sensibilidad de 0,96, especificidad de 1, valor predictivo positivo: 1, valor predictivo negativo: 0,94, e índice de seguridad: 0,97, en el diagnóstico de pleuritis tuberculosa. En conclusión, en nuestra población de enfermos con derrame pleural, y con el método cinético utilizado, un valor de actividad de ADA superior a 23 U, en un líquido pleural con características de exudado linfocitario, sugiere fuertemente tuberculosis pleural. Adenosine deaminase activity in pleural fluid. A study of 64 cases Clinical and analytic data of 64 patients with firm etiologic diagnosis of pleural effusion with adenosine deaminase (ADA) present, were analyzed retrospectively. The patients had entered our hospital over a 40-month period. ADA activity in pleural fluid was analyzed by the Blake and Berman kinetic method. Mean ADA activity of the total sample was 32 U/l (SD:23.9). In patients with tuberculous pleural effusion ADA activity was higher than in the remaining patients (47.7, SD:21.4, versus 15.5 SD: 13.2; p<0.0001). In the group of patients with tuberculous pleuritis diagnosed by pleural biopsy (22 cases) the presence of necrotizing granulomas was associated with slightiy higher ADA activity although the difference was not statistically significant (49.2 SD 10.1 versus 41.3 SD 8.9; p=0.07). Among oniy patients with tuberculous pleuritis or neoplasia with lymphocytic exúdate, a cut off point greater than 23 U for ADA predicted a diagnosis of tuberculous pleuritis with a sensitivity of 0.96, specificity of 1, positive predictive valué of 1, negative predictive valué of 0.94, and a confidence limit of 0.97. In conclusión, ADA activity greater than 23 U determined by the kinetic method in pleural fluid with signs of lymphocytic exúdate is strongly suggestive of pleural tuberculosis based on our sample of patients with pleural effusion. Arch Bronconeumol 1994: 30:8-11 Introducción La adenosindesaminasa (ADA) es una enzima que interviene en el catabolismo de las purinas, permitiendo el paso de adenosina a inosina'. La ADA se encuentra distribuida por las células de todo el organismo, pero es en el tejido linfoide donde su importancia es mayor ya que su actividad catalizadora permite la diferenciación linfbcitaria2. Correspondencia: Dr. R. Bandrés Gimeno. Torrecedeira, 32, 7.° C. 36202 Vigo. Recibido el 11-12-1992; aceptado para su publicación: 10-6-1993. La ADA se ha mostrado como determinación de gran valor en el diagnóstico diferencial del derrame pleural exudativo linfocitario3'8. En esas circunstancias los valores elevados en líquido pleural sugieren pleuritis tuberculosa, mientras que valores bajos tienen alto valor predictivo negativo. El valor discriminativo de la actividad de ADA, o punto de corte en la separación de los derrames tuberculosos del resto de las etiologías, es muy variable según los estudios y técnica empleados, y por lo tanto no pueden ser extrapolables las determinaciones realizadas. 18 R. BANDRES GIMENO ET AL.- ACTIVIDAD DE ADENOSINDESAMINASA EN LÍQUIDO PLEURAL ESTUDIO REALIZADO EN 64 CASOS Realizamos el estudio para: a) determinar la utilidad de la ADA en nuestra población, y b) identificar un valor discriminativo, como ayuda diagnóstica de la pleuritis tuberculosa. Material y métodos Se han analizado retrospectivamente los datos clinicoanalíticos de los 286 enfermos que presentaban derrame pleural como patología única o asociada a otra enfermedad, que habían sido ingresados en el Servicio de Neumología del Hospital Xeral de Vigo durante el período de tiempo comprendido entre el 1 de enero de 1989 y el 30 de abril de 1992. Se han incluido en el estudio exclusivamente a los 64 enfermos con diagnóstico etiológico de certeza de derrame pleural en los que existía determinación de ADA en el análisis bioquímico del líquido pleural. Los diagnósticos hallados han sido: pleuritis tuberculosa (en dos), TBC pulmonar asociada (33 casos); carcinomatosis pleural (16); empiema pleural (5); derrame pleural meta o paraneumónico no complicado (4), y fallo cardíaco (6). Tuberculosis pleural Criterios diagnósticos. Presencia de granulomas en una muestra de biopsia pleural o de un cultivo de Lowenstein positivo para M. tuberculosis en líquido o tejido pleural. Método diagnóstico. Biopsia (22 casos; granulomas necrosantes en 14); cultivo positivo en líquido pleural (22); biopsia más cultivo positivo en líquido (11); biopsia y cultivo en tejido pleural (1). En todos los casos el líquido pleural tenía características de exudado linfocitario. Fallo cardiaco izquierdo Criterios diagnósticos. Signos clinicorradiológicos de fallo cardíaco izquierdo con alteraciones en el ECG sugestivas de cardiopatía izquierda y criterios de trasudado10. Análisis bioquímico La actividad de la adenosindesaminasa se determinó por el método cinético de Blake y Berman n , adaptado por Boehringer Mannheim en el kit 125852 que básicamente consiste en la medición de la disminución de la absorbancia del NADH a 340 nm, a 37 °C, al pasar NADH a NAD en la cadena de reacciones siguientes: ADA Adenosina -^- Inosina+NH,, NADH NAD GLDH* NH3+ácido alfacetoglutárico Ácido glutámico Análisis estadístico La comparación de medias se ha realizado por el test de la t de Student. El valor de corte elegido ha sido el que ha proporcionado máxima sensibilidad y especificidad combinadas. La sensibilidad, especificidad, valores predictivos y seguridad diagnóstica han sido obtenidos a partir de la tabla de contingencia. Resultados Los valores de actividad de ADA están representados por grupos en la figura 1. La media de los valores Carcinomatosis pleural Criterios diagnósticos. Presencia de tejido neoplásico en una muestra de biopsia pleural o una citología positiva en líquido pleural. Origen primario. Pulmón (9 casos); mama (2); ovario (1); riñon (1); laringe (1); indeterminado (2). Tipo celular. Adenocarcinoma (10); epidermoide (3); microcítico (2); indiferenciado (1). Método diagnóstico. Citología de líquido pleural (13 casos); biopsia (10,2 de ellos por toracoscopia); citología más biopsia (7). En todos los casos el líquido pleural tenía características de exudado linfocitario. Empiema pleural Criterios diagnósticos. Presencia de uno o más de los siguientes: pus macroscópico; microorganismos en el Gram del líquido; pH < 7,00; glucosa en líquido pleural inferior a 40 mg/dl9. Microorganismos hallados. Staphylococcus aureus (1); Streptococcus constellatus (1); Haemophylus influenzae (1); Enterobacter kluyvera (1); Peptostreptococcus sp (1). de actividad de ADA del total de la muestra fue 32,1 (DE:23,9). ADA (U/l) • 150 - • • 706050- • • • 40- ? 30 - T• 20- • • V 10- Derrame pleural meta o paraneumónico no complicado Criterios diagnósticos. Se ha considerado derrame pleural para o metaneumónico al que se presenta concurrente o sucediendo a una neumonía, respectivamente, con una bioquímica del líquido concordante con exudado con predominio de polimorfonucleares, que no cumple criterios de empiema9. 19 • ——'—————-———————————*——————23 U/l » • • » • TBC* Neoplasia Empiema MPNNC FCI Fig. 1. Gráfica de distribución de valores de ADA. TBC: pleuritis tuberculosa. MPNNC: derrame pleural meta o paraneumónico no complicado. FCI: fallo cardíaco izquierdo. ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 30, NUM. 1, 1994 En el grupo de enfermos con derrame pleural tuberculoso la actividad de ADA fue significativamente más elevada que en el resto de los grupos tomados conjuntamente (47,7, DE: 21,4 frente a 15,5, DE: 13,2; p < 0,0001), o comparado con el grupo de enfermos con derrame pleural neoplásico (12,8, DE: 5,5; p < 0,0001). En el grupo de enfermos con TBC pleural diagnosticados por la presencia de granulomas en la biopsia pleural (22 casos), no se encontraron diferencias significativas al comparar los valores de actividad de ADA en los que tenían granulomas necrosantes (14) frente a los que tenían granulomas no necrosantes (8) en el tejido pleural (49,2, DE, 10,1 frente a 41,3, DE, 8,9; p = 0,07) (tabla I). Considerando únicamente el grupo de pleuritis tuberculosa y el neoplásico, con líquido de tipo exudado linfocitario, un valor de ADA por encima de 23 U como punto de corte determinó: sensibilidad de 0,96; especificidad de 1; valor predictivo positivo, 1; valor predictivo negativo, 0,94, e índice de seguridad, 0,97, en el diagnóstico de pleuritis tuberculosa. Discusión La actividad de la ADA en líquido pleural ha demostrado ser en la mayoría de los estudios un test de ayuda en el diagnóstico del derrame pleural de etiología tuberculosa3"8'". En tres estudios la ADA no fue de utilidad clínica, en uno probablemente por el método analítico empleado21, en otro por la baja incidencia de tuberculosis pleural en la población estudiada22 y en el tercero23, en el que no se menciona el método empleado en la medición de la actividad de la ADA, existía una imbricación importante de valores de ADA en los grupos de TBC y neoplasia. Además de la pleuritis tuberculosa se han descrito niveles elevados en líquido pleural asociados a otras enfermedades: empiema pleural, artritis reumatoide14, linfoma 7 - 12 , leucemia7, metástasis pleurales de hipernefroma, adenocarcinoma de pulmón7, de mama7, de origen desconocido13; lo cual impide que sea considerado como test diagnóstico. La biopsia pleural con aguja es el principal método diagnóstico de la pleuritis tuberculosa, con una rentabilidad en la obtención de granulomas del 70-80 %16-20. La muestra de 64 casos de nuestro estudio, al obtenerse de modo retrospectivo, con los criterios ya citados, no debe considerarse representativa en orden a determinar la prevalencia relativa de cada una de las entidades. La prevalencia de pleuritis tuberculosa en España es del 18,6°/o 15 . En nuestra casuística la tuberculosis pleural supone el 26 % de todos los derrames pleurales registrados (datos no publicados). Nuestros resultados, como en otros estudios, confirman la existencia de una elevada actividad de ADA en los derrames pleurales de etiología tuberculosa, muy superior al resto de la población estudiada ( p < 0,0001). A diferencia del método habitualmente utilizado24, nosotros usamos el método cinético de Blake y Ber10 man" que permite una cuantificación más precisa de la actividad de la ADA, por su carácter cinético, a diferencia del utilizado por Giusti que es colorimétrico. La media de los valores de actividad de ADA tanto en el grupo de pleuritis tuberculosa como en el de pleuritis neoplásica son similares a la del estudio de Blake y Berman (46 (DE, 13) en el grupo de pleuritis tuberculosa, 13 (DE, 9) en el grupo de neoplasia), aunque en nuestro estudio existe una mayor dispersión de valores dentro de cada grupo. Igualmente, el valor escogido como punto de corte, es similar al del estudio referido (30 U), aunque sensiblemente inferior al encontrado en otras publicaciones. Si se consideran exclusivamente los grupos de pleuritis tuberculosa y neoplásica, de características bioquímicas (criterios de exudado linfocitario) diferentes al resto de grupos, encontramos escasa superposición de valores de actividad de ADA, siendo 23 U el punto de corte que proporcionó la mayor sensibilidad y especificidad combinadas en el diagnóstico de pleuritis tuberculosa. Se analizaron también los valores de actividad de ADA en los derrames tuberculosos diagnosticados por biopsia pleural para determinar si la presencia de necrosis en los granulomas se asociaba a una mayor actividad de la enzima, y se consideró la necrosis como signo de una mayor respuesta inmunológica del huésped. A pesar de existir valores de actividad de ADA más elevados (tabla I), la diferencia nos alcanzó los límites de la significación estadística. En conclusión, en nuestra población de enfermos con derrame pleural de tipo exudado linfocitario, y con el método cinético de Blake y Berman, un valor de actividad de ADA en líquido pleural superior a 23 U sugiere fuertemente tuberculosis pleural. Agradecimiento A la enfermera María Teresa Abelleira Villalón por su desin- teresada colaboración en la búsqueda de los datos bacteriológicos de este trabajo. BIBLIOGRAFÍA 1. Martín DW, Gelfand EW. Biochemistry ofdiseases ofimmunodevelopment. Ann Rev Biochem 1981; 50:845-877. 2. Sullivan JL, Osborne WRA, Wedgwood RJ. Adenosine deaminase activity in lymphocytes. Br J Haematol 1977; 37:157-158. 3. Piras MA, Gakis C et al. Adenosine deaminase activity in pleural effusions: an aid to differential diagnosis. Br Med J 1978; 2:1.751-1.752. 4. Ocaña I, Martínez Vázquez JM. Adenosine deaminase in pleural fluids. Test for diagnosis of tuberculosis pleural effusion, Chest 1983; 84:51-53. 5. Borderias L, Mir J. 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Se fundamenta en el consejo médico a cada paciente fumador, con información complementaria de los efectos del tabaquismo sobre el organismo y las formas de abandonar el hábito tabáquico. La población de pacientes que consulta por enfermedad neumológica puede ser especialmente receptiva a la IM, ya que la frecuente relación entre su sintomatología y el hábito tabáquico puede aumentar la motivación para el abandono. Se ha aplicado un protocolo de IM sobre el tabaquismo en 285 fumadores visitados en una consulta extrahospitalaria de neumología. 208 fumadores (grupo A) recibieron consejo médico y educación sanitaria, con ofrecimiento de seguimiento ulterior. Setenta y siete fumadores (grupo B) recibieron la misma IM suplementada con el ofrecimiento de terapia farmacológica de soporte con chicle de nicotina 2 mg, y explicación de su forma de utilización. Al año de la IM los pacientes fueron contactados telefónicamente para precisar el número de abstinentes, y se corrigió la cifra obtenida según el índice de veracidad de la respuesta telefónica positiva a abstinencia (71,4 %). Un total de 71 (24,9 %) fumadores no fueron localizados telefónicamente por cambio de domicilio, teléfono erróneo, fallecimiento o ausencia de teléfono en el propio domicilio. El número estimado de abstinentes en el grupo A fue de 31,5/160 (19,7 %), y en el grupo B de 8,6/54 (15,9 %) (diferencia no significativa, test de la x2). El grupo B sólo utilizó el chicle de nicotina de forma terapéuticamente significativa en un 11,0 % de los casos. Se concluye que la eficacia de la IM en la consulta extrahospitalaria de neumología es elevada. El grado de utilización de la terapia de soporte con chicle de nicotina en una población no seleccionada es bajo, lo que sugiere que la utilización de chicle de nicotina probablemente debe reservarse para los fumadores con elevada motivación/dependencia. Brief intervention in smoking in consultation for respiratory symptoms in the clinical setting Brief intervention (BI) in smoking has been shown to be an effective way of stopping smoking in the general polulation. BI involves medical advice given to each smoking patient, with complementary information on the effects of smoking on the body and methods of giving up the habit. Patients who come to the clinic with respiratory disease may be especially receptivo to BI since the strong link between their symptoms and smoking may increase their motivation for cessation. A BI protocol on smoking was applied in 285 smokers seen in an outpatient pneumological clinic. Two hundred eight smokers (group A) received medical advice and health care education with the offer of follow up. Seventy-seven smokers (group B) received the same BI protocol, with the offer of support treatment with nicotine gum (2 mg) and an explanation as to its use. One year after BI the patients were contacted by telephone to determine the number of non-smokers, with the result adjusted according to the truth Índex (71.4 %) known for telephone response in this context. A total of 71 (24.9 %) smokers were not located by telephone due to change of address, wrong number, exitus or lack of telephone. The estimated number of non-smokers in group A was 31.5/160 (19.7%) and 8.6/54 (15.9%) (non significant difference, chi square test). Group B's use of nicotine gum was therapeutically significant in 11.0 % of the cases. We conclude that the efficacy of BI in the out-patient pneumological clinic is high. The rate of use of nicotine gum support therapy in an unselected population is low, thus suggesting that its use shouid probably be reserved for smokers with a high motivation/dependence. Arch Bronconeumol 1994; 30:12-15 Introducción El abandono del hábito tabáquico ha sido abordado con distintas formas de terapia desde que se demostraron de forma indiscutible los efectos nocivos del Correspondencia: Dr. Eduard Monsó. Servicio de neumología. Hospital Germans Trias i Pujol. Apdo. correos 72. 08916 Badalona. Barcelona. Recibido: 30-12-1992; aceptado para su publicación; 18-5-1993. 12 tabaquismo sobre el organismo'. El tratamiento en unidades específicas, aunque sólo aplicable a poblaciones seleccionadas y con motivación, se ha mostrado capaz de conseguir proporciones de abstinencias superiores al 30 % al año del inicio de la terapia2. Otra aproximación al tratamiento del tabaquismo, la intervención mínima (IM), se basa en el consejo puntual de abandonar el hábito tabáquico que el médico ofrece a su paciente, con o sin ulterior seguimiento. La 22 E. MONSÓ ET AL.- INTERVENCIÓN MÍNIMA SOBRE EL TABAQUISMO EN LA CONSULTA NEUMOLÓGICA EXTRAHOSPITALARIA aplicación de esta simple logística sobre grandes poblaciones de fumadores consigue un número de abstinentes al año muy significativo, aunque porcentualmente discreto. Diversos trabajos iniciales mostraron que la aplicación de los criterios de IM en el ámbito de la asistencia primaria conseguían un gran número de ex fumadores, al ser utilizados en toda la población que efectúa una consulta médica3. La IM sobre el tabaquismo ha sido hasta el presente insuficientemente estudiada en la consulta extrahospitalaria especializada. El colectivo de pacientes neumológicos presumiblemente podría ser especialmente receptivo a la IM, al ser su sintomatología fácilmente relacionable con el hábito tabáquico. De hecho, la percepción por parte del paciente de la asociación entre su enfermedad y el hábito tabáquico es una de las variables que se han mostrado predictivas de la probabilidad de dejar de fumar4. La IM se ha reforzado en diversos estudios con terapia de soporte con nicotina, pero hasta la actualidad no hay evidencia de la efectividad de este tipo de terapia sobre una población no seleccionada de pacientes neumológicos. Conocida la eficacia del consejo médico para inducir el abandono del hábito tabáquico en la población de pacientes fumadores que consultan a su médico de cabecera en nuestro medio (5,3 %), sensiblemente superior a la proporción de abstinencias espontáneas en una población no intervenida (2,3 °/o)5, el objetivo de este trabajo ha sido conocer el grado de efectividad de la IM aplicada en una población extrahospitalaria de pacientes neumológicos, presumiblemente más motivable al abandono del hábito, y el grado de aceptación de la terapia de soporte con chicle de nicotina añadida a la IM. Se ha aplicado consejo médico de abandono del hábito tabáquico, con ofrecimiento de seguimiento a un grupo de 285 fumadores visitados en una consulta extrahospitalaria de neumología, y se recomendó a un subgrupo de ellos la terapia de soporte con chicle de nicotina. Material y métodos El trabajo se realizó en la consulta de neumología de un centro de asistencia primaria del Barcelonés Norte. Se incluyeron en el estudio todos los pacientes fumadores habituales visitados consecutivamente por enfermedad respiratoria, con edades comprendidas entre los 15-70 años. Los motivos de consulta fueron asma bronquial, enfermedad pulmonar obstructiva crónica,6 bronquitis aguda, dolor torácico o examen preoperatorio . Se consideraron fumadores habituales todos los pacientes que habían consumido más de un cigarrillo/cigarro/pipa al día durante los 6 meses anteriores a la consulta. De entrada, en el protocolo de deshabituación por intervención mínima se consideraron criterios de exclusión toxicomanía, enfermedad terminal y psicopatía que requiriera tratamiento farmacológico regular. A un primer grupo (grupo A; enero-junio 1990; 208 pacientes, X 42,6 años; rango, 18-75; varones 182, mujeres 26; consumo de tabaco X 22,9 cigarrillos/día; rango 3-60, un paciente fumador de puros) se recomendó el abandono del hábito tabáquico en la consulta médica, sin apoyo farmacológico. Un segundo grupo (grupo B; enero-mayo 1991; 77 pacientes, X45,l años; rango 20-72; varones 64, mujeres 13; consumo de tabaco x 19,9 cigarrillos/día; rango, 12-40; 2 pacientes fumadores de puros) recibió el mismo consejo, con el ofrecimiento complementario de terapia farmacológica con chicle de nicotina. La IM en ambos grupos consistió en una entrevista informativa, inmediata al consejo médico, con una diplomada en enfermería especializada en el tratamiento del tabaquismo, en la que se explicaban los efectos del consumo de tabaco y las formas de abandono del hábito, y se ofrecía soporte psicológico ulterior. El mensaje se reforzaba con un folleto informativo facilitado al final de la entrevista. En el segundo grupo estudiado se añadió a la IM información de las ventajas de la utilización de chicle de nicotina 2 mg para el abandono del hábito, con explicación detallada de la forma de utilización de este tratamiento. Se valoraron embarazo, lactancia, cardiopatía isquémica, y arritmia como contraindicaciones para la utilización del chicle de nicotina como tratamiento de soporte. La pauta recomendada fue de un mínimo de 6 chicles de nicotina/día durante el primer mes, con adecuación individualizada de la dosis, y disminución progresiva posterior. Se ofreció al paciente la visita en cualquier momento de los meses inmediatos, para facilitar el manejo del abandono del hábito. Los pacientes fueron contactados telefónicamente al mes 12, para conocer su hábito tabáquico. La respuesta telefónica positiva a abstinencia a los 12 meses de la IM fue ajustada con un coeficiente de corrección, conociendo que en nuestro medio esta respuesta únicamente es verdadera en un 71,4% de los casos4. Los resultados obtenidos se compararon utilizando el test de la x2. Resultados El grupo A estaba formado por 208 pacientes, de los cuales 92 (49,2 %) se mostraron favorables al abandono del hábito tabáquico. Del total de pacientes visitados del grupo A y favorables al abandono del hábito 18/92 mantenían contacto regular con la consulta de neumología al año de la IM, y eran abstinentes. De los 74 restantes se pudo localizar telefónicamente a 53, de los que nueve se reconocieron abstinentes. Los pacientes a los que se había aplicado IM pero no mostraron interés en abandonar el hábito tabáquico también fueron contactados telefónicamente. De ellos, 89 fueron localizados y se reconocieron abstinentes 10. Las causas de no localización telefónica fueron cambio de domicilio, fallecimiento, número erróneo o paciente sin teléfono en su domicilio. Conociendo que la veracidad de la respuesta telefónica positiva al abandono del hábito tabáquico en nuestra población es de 71,4 %, en número real estimado de abstinentes al año de la IM en el subgrupo de pacientes contactados telefónicamente fue de 13,5. Así, el total de pacientes abstinentes en el grupo A, al que se aplicó IM en la consulta especializada de neumología fue de 31,5/160 (19,7%). El grupo B estaba formado por 77 pacientes a los que se aplicó IM con la misma pauta que en el grupo A, y a los que se ofreció tratamiento con chicle de nicotina 2 mg como soporte, con explicación del manejo de esta forma de terapia. Telefónicamente se localizaron 54 pacientes al año de la IM, y 12 se reconocieron como abstinentes. Utilizando el factor de corrección de veracidad de la respuesta telefónica 13 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 positiva a abstinencia, el número real estimado de abstinentes en el grupo B fue de 8,6/54 (15,9 %) (diferencia estadísticamente no significativa respecto al grupo A). Del total de pacientes a los que se recomendó la utilización de chicle de nicotina tan sólo utilizaron esta terapia de una forma clínicamente significativa (> 6 chicles de nicotina/día > 15 días) 6/54 pacientes (11,0%). Discusión El reconocimiento del efecto perjudicial del tabaquismo sobre la salud', y del poder adictivo de la nicotina presente en el humo del tabaco7, ha hecho imprescindible la iniciación de proyectos destinados a conseguir una disminución de la prevalencia del tabaquismo en la población. La combinación de medidas de ámbito social (legislación, campañas a través de los medios de comunicación, etc.)8"10 con la incorporación del tratamiento del tabaquismo a la red asistencial sanitaria"- 12 ofrece las mejores perspectivas para conseguir este objetivo. El tratamiento del tabaquismo en unidades especializadas ha demostrado que es capaz de conseguir abstinencias superiores al 30 % un año después del inicio del tratamiento 2 ' 13 . Sin embargo, las unidades de tratamiento del tabaquismo fundamentalmente son útiles para tratar al paciente motivado y con alta dependencia física y/o psíquica, y no están diseñadas para tratar a grandes poblaciones. Para tratar la población fumadora en el marco de la red sanitaria asistencial se ha creado el concepto de IM, cuyo pilar fundamental es el consejo médico en la consulta sanitaria, suplementado con educación sanitaria y ofrecimiento de soporte ulterior y seguimiento. Diversos estudios han demostrado la eficacia del consejo médico en la consulta de medicina general para el abandono del hábito tabáquico, con abstinencias entre el 4,4 y el 35 % al año de la IM 3 ' 14 ' 15 . En nuestro medio el consejo médico en la consulta de medicina familiar ha mostrado que puede conseguir un 5,3 % de abstinencias al año, respecto un 2,3 % de abstinencias espontáneas, sin aplicación de IM5. Estos resultados, aunque muy inferiores a los obtenidos en las unidades de tratamiento del tabaquismo, son extraordinariamente positivos. La IM se aplica sobre la población que efectúa una consulta sanitaria, y por lo tanto puede alcanzar a la gran mayoría de la población en algún momento. El paciente fumador que consulta por enfermedad al ámbito de la asistencia especializada puede beneficiarse también de la IM, ya que se ha estimado que puede conseguirse una proporción superior de abstinencias en esta población. En muchos casos la sintomatología o enfermedad que presenta el paciente es claramente relacionable con el hábito tabáquico, por lo que será más fácil conseguir motivar al paciente al abandono. En pacientes afectados de cardiopatía isquémica el consejo médico puede lograr un 63 % de abstinencias a los 3 años16. En pacientes neumológicos se ha notificado un 27 % de abstinencias a los 6 meses-7 años de la IM17. La población de pacientes dia14 béticos, sin embargo, se ha mostrado como muy refractaria a la IM, con sólo un 1 % de abstinencias al año del consejo médico18. De hecho, aunque la población afectada de enfermedad crónica hipotéticamente sería más fácil de motivar que la población general, Tonnessen et al, en 1988, únicamente pudieron conseguir un 16 % de abstinencias a los 22 meses de la IM en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, frente a un 45 % en la población general19. Es muy probable que la población de pacientes con enfermedad crónica relacionable con el tabaquismo represente en parte al grupo de fumadores que no han conseguido dejar de fumar en fases iniciales de la enfermedad, favoreciendo una cronificación de su sintomatología. Esta población podría ser especialmente refractaria al abandono del hábito tabáquico. La población que consulta por enfermedad neumológica en la consulta especializada es muy adecuada para la aplicación de IM. En nuestro medio se consigue una proporción de abstinencias del 19,7 % al año de la IM con ofrecimiento de seguimiento, proporción muy superior a la obtenida en el ámbito de la medicina familiar. Sobre la cifra de abstinentes obtenida por vía telefónica, se ha aplicado un factor de corrección que ajusta el dato considerando la veracidad de la respuesta telefónica positiva a abstinencia tabáquica en nuestra población. Nebot et al precisaron que la veracidad de esta respuesta positiva es del 71,4 %, utilizando como control la determinación de CO en aire espirado4. La sensibilidad de la determinación de CO en aire espirado para detectar tabaquismo actual es de alrededor del 90 %20 El soporte farmacológico se ha usado como adyuvante para aumentar la proporción de abstinentes con IM sobre el tabaquismo. La terapia con nicotina ha sido la única que se ha mostrado útil en este sentido 2 '' 22 . La forma de administración de nicotina más utilizada hasta la actualidad ha sido el chicle, que en diversas poblaciones ha sido eficaz para aumentar la proporción de abstinencias en los meses inmediatos a la IM' 8 ' 23 ' 26 . Sin embargo, el uso del chicle de nicotina, en algunos trabajos, no ha mostrado aumentos en la proporción de abstinentes al año de la IM cuando se ha aplicado en poblaciones no seleccionadas27'29. En nuestro medio la recomendación del uso de chicle de nicotina en una población no seleccionada que consulta por enfermedad neumológica no ha aumentado la proporción de abstinencias al año (15,9%). Este resultado sin duda viene en parte motivado por la baja aceptación de esta terapia de soporte en nuestra población, que utilizó escasamente el chicle de una forma terapéuticamente eficaz (11,0 %), hecho que ya ha sido observado en otras poblaciones extrahospitalarias30. Nuestros resultados sugieren que la terapia de soporte farmacológico con chicle de nicotina fundamentalmente es útil en poblaciones seleccionadas, con una motivación media/alta a abandonar el hábito19, como se ha evidenciado también en nuestro país con poblaciones fumadoras de trabajadores de la sanidad31. Nuestros resultados permiten concluir que la aplicación de IM sobre el tabaquismo en la población extra24 E. MONSÓ ET AL.- INTERVENCIÓN MÍNIMA SOBRE EL TABAQUISMO EN LA CONSULTA NEUMOLÓGICA EXTRAHOSPITALARIA hospitalaria que consulta por enfermedad neumológica da resultados muy positivos, con obtención de abstinencias superiores al 15 % al año de la IM. La utilización de terapia farmacológica complementaria con chicle de nicotina es aconsejable que se reserve para grupos seleccionados, a los que se pueda hacer un seguimiento estrecho en las semanas inmediatas a lalM. BIBLIOGRAFÍA 1. Sherman CB. Health effects of cigarette smoking. Clin Chest Med 1991; 12:643-658. 2. 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Arch Bronconeumol 1994; 30:16-18 Description of a method for performing repeated evacuating thoracocentesis in patients with untreatable malignant pleural effusion Repeated drainage by thoracocentesis may be carried out in patients with untreatable malignant pleural effusion by subcutaneous insertion of an access system initially designed for the peritoneum. The catheter is inserted into the pleural cavity through thoracic tissue, facilitating repeated drainage with minimum risk for the patient with recurring malignant pleural effusion who is no longer eligible for other therapeutic procedures. We describe our initial experience in three patients with untreatable advanced neoplasms who received symptomatic treatment for dysnea with this method on an out-patient basis for a period of between one to four months. No complications were observed except for partial obstruction of a catheter which was unblocked with urokinase. Introducción Material y métodos Aunque existen tratamientos sintomáticos eficaces para evitar la disnea en pacientes con derrame pleural recidivante producido por tumores malignos'' 2 , en algunos casos no es posible evitar la recidiva del derrame. En nuestra experiencia3, el 15 % de los enfermos a los que se intenta practicar pleurodesis con tetraciclina vuelven a presentar derrame. La práctica de toracocentesis repetidas conlleva el riesgo de producir neumotorax y no se puede hacer en el domicilio del enfermo ni por el personal de atención primaria. Con el método descrito en este trabajo, la realización de toracocentesis evacuadora es fácil incluso por personal mínimamente especializado y en el domicilio del enfermo. Descripción del método Correspondencia: Dr. G. Várela. Servicio de Cirugía Torácica. Hospital Universitario. 37007 Salamanca. Recibido: 13-3-1993; aceptado para su publicación: 18-5-1993. 16 Se localiza el derrame pleural por toracocentesis y, a través del trocar, se introduce una guía metálica en la cavidad pleural. Normalmente el lugar de punción está en el plano posterior y basal del tórax. Después se procede a implantar en el tejido subcutáneo, sobre la aponeurosis muscular, en línea axilar anterior y a la misma altura de la toracocentesis, un portal de polisulfona plástica* con una zona puncionable de silicona, conectado a un catéter multifenestrado, también de silicona, del calibre 14F (fig. 1). El catéter se tuneliza hasta el lugar de la toracocentesis y se introduce en la cavidad pleural, utilizando la técnica de Seldinger, con un introductor del calibre 15F. Una vez implantado el sistema, se comprueba que permite la aspiración de líquido pleural y se hepariniza con 5 mi de heparina sódica al 1 %. El portal se . fija con dos puntos de sutura a la fascia muscular. La disposición final del sistema se ilustra en la figura 2. •Macroport 14Fr (Infuse-A-Port) de Infusaid Inc., EE.UU. 26 G. VÁRELA.- DESCRIPCIÓN DE UN MÉTODO PARA PRACTICAR TORACOCENTESIS EVACUADORAS REPETIDAS EN PACIENTES CON DERRAME PLEURAL MALIGNO NO TRATABLE Fig. 1. Sistema implantablc de acceso pleural utilizado. La punción del sistema se efectúa con agujas de doble bisel del calibre 19-22G, que se conectan a un sistema de vacío o a jeringas de 50 mi. Después de cada extracción de líquido se practica lavado del sistema con 5 mi de heparina sódica al 1 %. Experiencia clínica Caso 1. Mujer de 69 años de edad, con diagnóstico de carcinoma bronquial en estadio III-b por derrame pleural con citología positiva y atelectasia pulmonar por obstrucción del bronquio principal derecho. Se colocó un drenaje pleural, a consecuencia de lo cual presentó un hidroneumotórax derecho no tratable. Se le implantó el sistema descrito previamente y continuó siendo atendida en consulta externa durante un mes hasta su fallecimiento con síndrome general constitucional muy severo, sin disnea de reposo. Caso 2. Mujer de 57 años, con carcinoma bronquial derecho en estadio III-b y derrame pleural recidivado a pesar de tratamiento con tetraciclina. Tras el implante del catéter subcutáneo fue seguida en consulta externa, donde se realizó evacuación una vez por semana si la enferma presentaba disnea. Fue necesario desobstruir el sistema con urocinasa en una ocasión, debido a obstrucción por coágulos de fibrina. La paciente falleció 3 meses después con derrame pleural contralateral y caquexia debida a su neoplasia. Debido al mal estado general de la enferma no se consideró indicado el tratamiento del derrame pleural izquierdo. Caso 3. Varón de 60 años de edad con mesotelioma pleural difuso maligno de estirpe epitelial. Tras el implante del sistema, en octubre de 1992, siguió revisiones en consulta externa y se efectuó una evacuación de líquido cada vez que el paciente refería disnea, sin que hasta el momento (febrero de 1993) haya presentado obstrucción del catéter. Discusión Aunque la pleurodesis con talco y tetraciclina obtiene resultados satisfactorios en un porcentaje elevado de casos'' 2 , en algunos, debido a las características citológicas o bioquímicas del derrame4 o al hecho de 27 Fig. 2. Explicación gráfica del sistema de acceso pleural, una vez implantado. que el paciente presenta un hidroneumotórax no drenable, la pleurodesis no es una buena solución para la disnea producida por el derrame pleural maligno. En estas circunstancias, se ha utilizado con éxito la derivación pleuroperitoneal5 aunque este procedimiento tiene la desventaja de que en un 10% de los casos produce implantes neoplásicos en peritoneo. Por otra parte, la derivación pleuroperitoneal no puede utilizarse en pacientes con líquido pleural contaminado, obesidad, intervenciones abdominales previas o ascitis. Para el grupo de enfermos en los que los procedimientos citados no están indicados, el implante de un sistema de acceso a la cavidad pleural permite la práctica repetida de toracocentesis evacuadoras sin riesgo de neumotorax y sin necesidad de efectuar estudios radiológicos para localizar el derrame antes de puncionarlo. Además, presenta la ventaja adicional de que la evacuación realizada de esta manera es mucho menos traumática para el paciente y puede llevarse a cabo, si es necesario, en un medio no hospitalario e incluso en el domicilio del enfermo si por su mal estado general no puede desplazarse a una consulta médica. El inconveniente experimentado con el sistema descrito es que el tiempo necesario para la evacuación de una cantidad apreciable de líquido (unos 1.000 mi) es 17 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 prolongado debido al calibre de las agujas de punción, que no puede ser mayor de 19 G, para evitar el desgarro de la silicona y la salida de líquido al tejido subcutáneo. En cualquier caso, el tiempo necesario para la evacuación se compensa por el alivio sintomático en pacientes que de otra manera no tienen posibilidad de tratamiento. 2. 3. 4. BIBLIOGRAFÍA i. Cantó A, Rivas J, Moya J, Saumench J, Poch J, Morera R, et al. Derrames pleurales de etiología maligna. Utilización del talco 18 5. mediante toracoscopia como método eficaz de pleurodesis. Med Clin (Barc) 1985; 84:806-808. Zaloznik AJ, Oswaid SG, Laugin M. Intrapleural tetracycline in malignan! pleural effusions. A randomized study. Cáncer 1983; 51:752-755. Várela G, De Pablo P, Ruiz MJ. Pleurodesis con tetraciclina en derrames neoplásicos. ¿Es necesario un pH ácido? Rev Med Univ Nav 1988; 32:143-146. Sahn SA. Cells, proteins and the acid-base status of pleural fluid in health and disease. En: Chrétien J, Hirsch A, editores. Diseases ofthe pleura. Nueva York: Masson Publishing, 1983; 120-130. Tsang V, Fernando HC, Goldstraw P. Pleuroperitoneal shunt for recurrent malignant pleural effusions. Thorax 1990; 45:369-372. 28 ORIGINALES Síndrome de discinesia ciliar primaria. Una patología frecuente M.J. Barranco, M. Armengot*, C. Carda**, M.A. Ciscar, R. Peris, M. Ramón y G. Juan Servicio de Neumología. * Servicio de ORL. Hospital General. ** Servicio de Anatomía Patológica. Hospital Clínico. Valencia. La prevalencia del síndrome de discinesia ciliar primaria (SDCP) en los Países Occidentales es de 1/40.000 y entre los pacientes con bronquiectasias es del 13 %. Con este estudio se pretende conocer la prevalencia del SDCP en pacientes con bronquiectasias y sinusitis y conocer si estos pacientes presentan características clínicas propias. Se han estudiado 18 pacientes con bronquiectasias y sinusitis a lo largo de 2 años, procedentes de un área de 750.000 habitantes en Valencia (España). Se estudiaron clínica y radiológicamente y también se les midió el transporte mucociliar con albúmina marcada con tecnecio radiactivo y la ultraestructura de los cilios de la mucosa nasal. Catorce de los 18 pacientes (77 %) tenían abolido el transporte mucociliar y 13 tenían alteraciones ultraestructurales típicas del SDCP. Sólo la infertilidad en el varón y el situs inversas fueron más frecuentes en los pacientes con SDCP, mientras que el resto de manifestaciones clínicas fueron igual de severas y frecuentes en los pacientes con SDCP y en los que no se encontró causa para las bronquiectasias y sinusitis. Se concluye que: a) la prevalencia del SDCP en los pacientes con bronquiectasias y sinusitis es del 77 %; b) que en estos pacientes basta determinar el transporte mucocicliar para diagnosticarlos y no es necesario el estudio ultraestructural; c) se sugiere que la prevalencia del SDCP en nuestra población es mayor a la descrita, y d) las manifestaciones clínicas son similares en los pacientes con SDCP y en los de causa criptogenética. Primary ciliary dyskinesia. A frequent disease The prevalence of primary ciliary dyskinesia syndrome (PCDS) in Western countries is of 1/40,000 but is 13% in patients "ith bronchiectasis. The aim of this study was to determine the prevalence of PCDS in patients with bronchiectasis and sinusitis, including whether or not these patients present specific clinical signs. Eighteen patients with these two conditions from an área with 750,000 inhabitants in Valencia (Spain), were studied for 2 years. Radiologic and clinical information was recorded and mucociliar motility was measured with albumin marked with radioactive technetium. The structure ofthe nasal mucosa cilia was aiso studied. In 14 patients (77 %) mucociliary motility was supressed and in 13 ultrastructural changes typical of PCDS were observed. Oniy male infertility and situs inversas were more frequent in patients with PCDS; other clinical signs were equally severe and frequent in patients with PCDS and in those in whom no cause for bronchiectasis and sinusitis couid be found. We conclude that 1) the prevalence of PCDS in patients with bronchiectasis and sinusitis is 77 %; 2) in these patients a test of mucociliary motility is sufficient for diagnosis (structural study not being required); 3) the prevalence of PCDS in our population seems to be greater than that described; and 4) clinical signs are similar in patients with PCDS and in those with bronchiectasis of unknown génesis. Arch Bronconeumol 1994; 30:19-22 Introducción La asociación de situs inversus, sinusitis y bronquiectasias fue descrita por primera vez por Siewert en 1904', aunque fue Kartagener2 quien la describió con más detalle posteriormente y adquirió su epónimo. La precisa naturaleza de esta enfermedad no se conoció hasta 1975 en que Cammer3 sugiere que las múltiples publicaciones que hacen referencia a esta patología, particularmente a los criterios diagnóstiCorrespondencia: Dra. M.J. Barranco. Servicio de Neumología. Hospital General de Valencia. Avda. Tres Cruces, s.n. 46014 Valencia. Recibido: 1-2-1993; aceptado para su publicación: 13-4-1993. 29 eos4, frecuencia y tipos de alteraciones ciliares5, tipo de herencia, asociación a alteraciones de la motilidad espermática6, etc., son pocas las que hablan de su frecuencia en la población, que hasta ahora se le supone7 de 1/40.0007 aunque se acepta una prevalencia mayor en algunas poblaciones como polinesios8 o habitantes del Norte de África9. La frecuencia con que este síndrome es responsable de bronquiectasias difusas ha sido descrita recientemente, estimándose una cifra del 13 %9, sorprendentemente alta para la frecuencia con que se suele dar este diagnóstico. Con el fin de conocer la prevalencia de este síndrome en nuestra población y tener unos datos clínicos más selectivos que orienten con más certeza hacia el diagnóstico de síndrome de discinesia ciliar primaria 19 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 (SDCP), se ha realizado un estudio seleccionando pacientes con bronquiectasias y sinusitis e investigando en ellos la presencia de SDCP o de otras enfermedades que también pueden producir bronquiectasias y sinusitis. Todos los pacientes proceden de un área sanitaria definida, en la costa mediterránea de España, con una población de 750.000 habitantes. Material y métodos Reclutamiento de pacientes. De enero de 1990 a diciembre de 1991 se estudiaron de forma prospectiva 18 pacientes. Todos ellos procedían de las áreas sanitarias del Hospital Clínico y del Hospital General de Valencia, que cubren una población de 750.000 habitantes. Todos eran referidos por el médico de cabecera por bronquitis o sinusitis de repetición. Después de un estudio clínico y radiológico eran incluidos en este estudio si se diagnosticaban de bronquiectasias difusas y sinusitis. Todos eran nacidos en el área de la costa mediterránea española. El estudio se hacía cuando el paciente estaba al menos 6 semanas sin sufrir reagudización de su enfermedad. Estudio clínico. En la historia clínica se hacía hincapié en los antecedentes familiares, la existencia de infecciones respiratorias de repetición, cantidad de esputo producido al día, cuándo inició las manifestaciones clínicas, hábito tabáquico, infertilidad en el varón (definida como 2 años de infertilidad después de 2 años de vida sexual activa sin protección) y sinusitis. Se investigaron antecedentes de tuberculosis o neumonía sarampionosa. Estudio funcional respiratorio. Se les practicó estudio funcional respiratorio que incluía volumen espiratorio máximo por segundo (VEMS) y capacidad vital forzada (CVF) por medio de un neumotacógrafo Jaeger Neumoscrin II. Los resultados se expresan en porcentaje de los valores predichos. Estudio radiológico. Las bronquiectasias se estudiaron por medio de TAC con técnicas de alta resolución (cortes de l , 5 m m de grosor). Se interpretaba como diagnóstico de bronquiectasias los hallazgos de niveles hidroaéreos en bronquios dilatados, imágenes quísticas o bronquios dilatados con engrosamiento de la pared en la periferia del pulmón. Las bronquiectasias se diagnosticaban como difusas cuando afectaban a los 2 pulmones o a más de 2 lóbulos distintos de un mismo pulmón. También se hizo estudio por TAC de senos paranasales, y se diagnosticó de sinusitis cuando los senos tenían nivel hidroaéreo, tenían engrosamiento de la mucosa o estaban totalmente ocupados. Estudio del transporte mucociliar. A los 18 pacientes incluidos en el estudio como paso siguiente se les hizo un estudio del transporte mucociliar usando albúmina marcada con "Te10. Los macroagregados de albúmina usados en este estudio tenían un diámetro de 10-60 u.. La cantidad de sustancia aplicada era de 0,01 mi con un peso de menos de 100 u^g. La radiactividad emitida por el isótopo fue de 25 microcuries en la superficie de la gota. Las mediciones se hicieron a temperatura ambiente de 25 °C y con una humedad relativa del 62 %. La velocidad de transporte se calculó midiendo la distancia recorrida por el isótopo en una película fotográfica impresionada en diferentes momentos. Estudio ultraestructural de la mucosa ciliar. A todos los pacientes se les tomaron biopsias de mucosa nasal por curetaje del tercio posterior del cornete inferior con ayuda de un microscopio y con anestesia tópica de lidocaína al 2 %. Las muestras siempre se tomaron al menos 6 semanas después de la última reagudización, sin tomar ningún fármaco ni 20 TABLA I Características clínicas de los pacientes con SDCP y en los que no se ha podido encontrar causa para las bronquiectasias y sinusitis (idiopática) SDCP (n=14) Clínica Varones Edad Edad de comienzo Broncorrea Infertilidad en varón Bronquiectasias saculares Cirugía sinusitis Situs inversus PFR CVF % VEMS % Idiopática (n=4) 8 1 24 ± 5 5± 2 7 3 32+3 7± 3 2 0 1 3 3 1 1 0 92 ± 6 76 ± 5 11 ±1 68 ± 7 La edad, edad de comienzo, CVF y VEMS se expresan como media de los valores obtenidos con sus desviaciones estándar. alcohol ni tabaco en las últimas 24 horas. Las muestras obtenidas se fijaron con glutaraldehído al 2,5 % en lampón fosfato 0,03 M, durante una hora. Posteriormente se lavaron con el mismo lampón y se volvieron a fijar con OsO^ al 1 % durante una hora. Las piezas se deshidrataron con concentraciones crecientes de acetona e incluidas en EPON se practicaron cortes semifinos de todas las muestras y se tifleron con azul de toluidina, seleccionándose las áreas más representativas para cortes ultrafinos (Ultrauwt, ReichertJung). Después de teñirlas con acetato de uranilo y citrato de plomo se estudiaron con un microscopio de 60 Kv Seol ROO B. Se magnificó la imagen hasta 60.000 veces y se estudiaron un mínimo de 25 cortes transversales y cinco longitudinales. Se estudiaron entre 50 y 90 cilios de cada sujeto con una media de 60 cilios por sujeto. Otros estudios. A todos los pacientes se les determinaron las concentraciones de alfa-1-antitripsina, inmunoglobulinas y se les practicó un test del sudor", con el objeto de determinar otras patologías asociadas. Análisis de los resultados. Los datos se expresan en media ± EEM. Las comparaciones entre los grupos de pacientes se hicieron usando el test de Mann-Whitney, y1 y análisis de variancia. Resultados De los 18 pacientes incluidos en el estudio, 14 (77 %) cumplían criterios diagnósticos de DCP (definidos por Afzelius 12 ). Ningún paciente tenía antecedentes familiares de interés. Las características clínicas y funcionales de los 2 grupos de pacientes vienen expresadas en la tabla I. Salvo en lo referente a la infertilidad en el varón y al situs inversus, que sólo se dio en los pacientes con SDCP, no se observaron diferencias significativas respecto a la presentación clínica o a la afectación funcional entre los dos grupos de pacientes (tabla I). El transporte mucociliar estaba totalmente ausente en todos los pacientes con SDCP (velocidad de transporte O mm/min) (fíg. 1), mientras que en los 4 pacientes 30 M.J. BARRANCO ET AL.- SÍNDROME DE DISCINESIA CILIAR PRIMARIA. UNA PATOLOGÍA FRECUENTE que no reunían criterios de SDCP estaba normal (mayor de 1 mm/min). El estudio ultraestructural de los cilios (tabla II) mostró que la alteración más frecuente en los pacientes con SDCP fue la ausencia de brazos de dineína en 8 pacientes (fig. 2) seguida de la ausencia repetida de cilios en zonas donde habitualmente los hay y sin metaplasia escamosa en 3 pacientes, ausencia de microtúbulos centrales en 3 pacientes y transposición de microtúbulos periféricos en un paciente. Un paciente con criterios de SDCP (ausencia de transporte mucociliar y situs inversas totalis) mostró una estructura ciliar normal. Todas estas alteraciones se daban en más del 50 % de los cilios estudiados. En los pacientes sin criterios de SDCP, 3 mostraban ausencia de cilios, pero con metaplasia escamosa y uno mostró una estructura ciliar normal (tabla II). Las determinaciones de alfa-1-antitripsina, inmunoglobulinas y test del sudor fueron normales. Discusión Aunque raras en los pacientes occidentales13, la bronquiectasia sigue siendo una patología relativaTABLA II Tipos de alteraciones ultraestructurales de los cilios Ausencia de brazos de dineína Ausencia de cilios sin metaplasia Alteración de los microtúbulos centrales Trasposición de microtúbulos periféricos Cilios normales Ausencia de cilios con metaplasia escamosa SDCP Idiopática 8 0 3 0 3 0 1 1 0 1 0 3 En 2 pacientes existían 2 tipos de alteraciones simultáneas. 31 mente frecuente en nuestro país. En este estudio se ha intentado demostrar que con más frecuencia de la descrita se deben al trastorno congénito SDCP, y que la prevalencia de este trastorno es muy alta (77 %) si se trata de pacientes con bronquiectasias y sinusitis. El hecho de que se hayan diagnosticado 14 casos a lo largo de 2 años para una población de 750.000 habitantes sugiere que la prevalencia de esta patología en nuestra población es superior a la aceptada de 1/40.000. En este sentido la prevalencia de nuestra población estaría más cercana a la del Norte de África9 y Polinesia8, donde se acepta que la prevalencia es mayor. Por otra parte la alta prevalencia en el caso de bronquiectasias y sinusitis (77 %) indicaría la conveniencia de hacer un estudio de transporte mucociliar en período estable de la enfermedad ya que con ello el diagnóstico se asegura y no es necesario hacer otras exploraciones sofisticadas y costosas como la microscopía electrónica. De hecho pensamos que la escasez de diagnósticos de SDCP en nuestro medio se debe a la dificultad de las técnicas requeridas para el diagnóstico14. El criterio seguido para el diagnóstico fue el de Afzelius' 2 de: signos de bronquitis y sinusitis desde la infancia combinados con uno de estos hechos: a) situs inversus o dextrocardia; b) espermatozoides vivos pero inmóviles; c) aclaramiento traqueobronquial ausente; y d) cilios en mucosa bronquial o nasal con alteraciones propias de esta patología. De hecho, en nuestra serie todos los que tuvieron ausencia de transporte mucociliar con bronquitis y sinusitis tuvieron alteraciones ultraestructurales propias de SDCP, salvo en una ocasión, precisamente en una paciente con síndrome de Kartagener, en la que la estructura ciliar fue normal. Este hecho está descrito10 y se supone que la lesión está localizada a nivel molecular y no puede ser detectada por las técnicas habituales. 21 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL, 30, NÚM. 1, 1994 La frecuencia de situs inversus en nuestra serie fue del 21 %, inferior a la descrita del 50 %12. Aunque el síndrome de Kartagener se ha asociado siempre a defectos en los brazos de dineína15, esta relación en nuestra serie no aparece ya que uno de los pacientes con síndrome de Kartagener tiene estructura ciliar normal y otros pacientes tiene defectos en los brazos de dineína y no tienen situs inversus. Salvo la infertilidad, que sólo se dio en 3 varones con SDCP, y el situs inversus totalis, que se dio en 3 pacientes con SDCP y en ninguno de los que el trastorno se supone criptogenético, el resto de las características clínicas: edad de comienzo, gravedad de la bronquitis y sinusitis, producción de moco y afectación pulmonar fueron idénticas, por lo que por estas características no se pueden diferenciar. Aunque la esterilidad se considera un signo de SDCP, no aparece en todos los casos. En publicaciones previas se acepta que el 20 % de los varones son fértiles16. En nuestra serie únicamente 3 varones adultos de los cinco que formaron parte del estudio son estériles y tiene ausencia de la motilidad de sus espermatozoides (60 %). La ultraestructura del axón del espermatozoide y de los cilios es idéntica, pero es diferente su composición polipeptídica. Hay casos en los que persiste la motilidad de los espermatozoides y no la de los cilios de la mucosa nasal y al revés, sugiriendo que el control genético de ambas estructuras es diferente 17 ' 18 . El no encontrar ningún caso de síndrome de Young, mucoviscidosis o déficit de inmunoglobulinas o déficit de alfa-1-antitripsina, nos hace pensar que estos trastornos congénitos son poco frecuentes en nuestro país. El estudio de SDCP debe hacerse paso a paso, de tal manera que después del estudio clinicorradiológico se debe estudiar el transporte mucociliar a través de técnicas radioisotópicas. Si el transporte está abolido y el paciente tiene bronquiectasias y sinusitis, como sucede en nuestra serie, el diagnóstico es ya seguro y no es necesario hacer estudio ultraestructural de cilios. Si sólo tiene estasis ciliar y bronquiectasias, otros estudios apuntan a una prevalencia del 26 %9, por lo que hay que completar el estudio con microscopía electrónica. El estudio de la ultraestructura ciliar es difícil. Aunque no está claramente fijado el número mínimo de cilios que es preciso estudiar, en general se acepta que por lo menos deben ser 50, aunque hay otros autores que exigen 100 cilios'5. De los cilios estudiados, al menos el 40 % deben tener la alteración que da el diagnóstico de SDCP7. En nuestra serie se estudiaron al menos 50 cilios (media de 60 cilios) y más del 60 % mostraban la alteración motivo del diagnóstico. Se aceptan como alteraciones el SDCP únicamente los defectos en los brazos externos de dineína, ausencia de radios, ausencia de brazos internos de dineína, ausencia de microtúbulos centrales y transposición de microtúbulos periféricos. El resto de alteraciones se consideran adquiridas y se han puesto en relación con el consumo del tabaco e infecciones virales sobre todo. 22 Se puede concluir, a partir de este trabajo, que la prevalencia del SDCP es alta en pacientes con sinusitis y bronquiectasias (77 %), que la prevalencia de esta patología en nuestra población es probablemente mayor a la descrita (1/40.000), no existiendo características clínicas diferenciales en el grado de afectación de bronquiectasias y sinusitis entre el SDCP y las de tipo criptogenético, debiéndose investigar esta patología paso a paso; y es suficiente demostrar la ausencia de transporte mucociliar en el caso de bronquiectasias y sinusitis (una vez excluido el síndrome de Young, fibrosis quística e hipogammaglobulinemia), mientras que hay que completarlo con microscopía electrónica en el caso de que el paciente sólo tenga bronquiectasias. BIBLIOGRAFÍA 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. Siewert AK. Uber einen Fall von Bronchektasie bei einen Patient mit Situs inversus viscerorun. Beri Klin Wochenschr 1904; 41:139-141. Kartagener M. Zur Pathologie der Bronchiektasien: Bronchiektasien bei Situs viscerun inversus. Beitr Klin Tuberk 1933; 83:489-501. Cammer P, Mossberg B, Afzelius B. Evidence for congenitally Nonfunctioning Cilia in the Tracheobronquial Trat in two subjects. Am Rev Respir Dis 1975; 112:807-809. Rubin BK. Immotile Cilia Syndrome (Primary Ciliary Dyskinesia) and inflamatory Lung Disease. Clinics in Chest Medicine 1988; 9:657-668. Rossman CM, Lee RM, Forrest JB, Newhouse MT. Nasal ciliary ultrasture and function in patients with primary ciliary dyskinesia compared with that in normal subjects with various respiratory diseases. Am Rev Respir Dis 1984; 129:161-167. Wilton U, Teichtahí H, Temple-Smith PD, Kretser DM. Kartagener's Syndrome with Motile Cilia and Inmotile Spermatozoa: Axonemal Ultrastructure and Funclion. Am Rev Respir Dis 1986; 134:1.233-1.236. 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Ortega Moralese, M. Hernández Alonsoe y R. Ondiviela Graciaf •'Servicio de Neumología. Hospital de Txagorritxu. Vitoria. ''Servicio de Radiología. '^Servicio de Neumología. <lServicio de Medicina Interna. ''Servicio de Cirugía Torácica. ^ei-vicio de Anatomía Patológica. Hospital General Marqués de Valdecilla. Santander. Se presenta una serie de 129 pacientes, portadores de un CB de células no pequeñas, en quienes se realizó una tomografía computarizada (TC) de tórax como parte del estudio preoperatorio. Los resultados de la TC se compararon con los hallazgos de la toracotomía y se expresaron en términos de sensibilidad (SEN), especificidad (ESP), valor predictivo positivo (VPP) y valor predictivo negativo (VPN). Pared torácica (prevalencia 0,18). La SEN, ESP, VPP y VPN fueron de 0,65, 0,92, 0,63 y 0,92, respectivamente. Para los tumores de localización periférica la SEN, ESP, VPP y VPN fueron de 0,85, 0,90, 0,69 y 0,96, respectivamente. Así, una TC que aparentemente invade la pared precisa confirmación, si de ello depende una actitud quirúrgica. Sin embargo, si la pared está respetada en la TC, podrá irse directamente a la cirugía. Adenopatías mediastínicas (prevalencia 0,36). La SEN, ESP, VPP y VPN fueron de 0,70, 0,89, 0,78, 0,84. Para los tumores de localización periférica la SEN, ESP, VPP y VPN fueron de 0,78, 0,93, 0,82, 0,91, respectivamente. Así, una TC que objetive adenopatías mediastínicas deberá confirmarse por mediastinoscopia. Por otra parte, si la TC no objetiva adenopatías mediastínicas sólo se podrá ir directamente a la toracotomía en los tumores de localización periférica; en los de localización central, la ausencia de adenopatías deberá ser confirmada por mediastinoscopia. Arch Bronconeumol 1994; 30:23-28 Introducción La introducción de la TC de tórax en el estudio de la extensión del CB ha proporcionado una técnica no invasiva de gran interés. Con la TC podemos valorar situaciones de difícil apreciación en la radiología convencional, como son la invasión directa del mediastino y su contenido, la invasión de la pared torácica y la Correspondencia: Dr. J. Duran Cantolla. Servicio de Neumología. Planta 6.a C. Hospital de Txagorritxu. -lose Achotegui, s/n. Vitoria-Gasteiz. Álava. Recibido: 30-11-1992; aceptado para su publicación: 31-3-1993. 37 The role of computed tomography (CT) of the thorax in evaluating the anatomical spread in bronchogenic carcinoma (BC) A series of 129 carriers of non-small cell bronchogenic carcinoma (BC), in whom computed tomography (CT) of the thorax was performed as part of the preoperative study, are presented. The results of CT were compared with those of thoracotomy in terms of sensitivity (SEN), specificity (SP), positive predictive valué (PPV) and negative predictive valué (NPV). Thoracic wall (prevalence 0.18): SEN, SP, PPV and NPV were 0.65, 0.92, 0.63 and 0.92, respectively. In peripheral tumors these valúes were 0.85, 0.90, 0.69 and 0.96, respectively. CT demonstrating invasión of the thoracic wall thus requires confirmation for the purpose of surgical staging. If CT reveáis an intact wall, however, surgery may take place immediately. Malignan! mediastinal lymph nodes: (prevalence 0.36): SEN, SP, PPV, and NPV were 0.70, 0.89, 0.78 and 0.84, respectively. For peripherial tumors these valúes were 0.78, 0.93, 0.82 and 0.91, respectively. CT demonstrating malignant mediastinal lymph nodes shouid be confirmed by mediastinoscopy. If mediastinal malignancy is not observed by CT, thoracotomy may be performed in peripherally located tumors; in centrally located tumors, however, the absence of adenopathy shouid be confirmed by mediastinoscopy. ausencia o presencia de metástasis ganglionares y su localización. Sin embargo, la revisión y análisis de las publicaciones sobre este tema evidencian una considerable controversia y, en muchos casos, opiniones contradictorias'' 12 . A pesar de ello se toman con frecuencia decisiones de resecabilidad basadas casi exclusivamente en los hallazgos de la TC. Esto es especialmente importante en la valoración de adenopatías mediastínicas que pueden condicionar la decisión quirúrgica. El objetivo de este trabajo es aportar nuestra experiencia en el tema. 23 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 TABLA I Valor de la TC en la pared torácica Material y métodos Durante un período de 18 meses consecutivos se estudiaron de forma prospectiva y longitudinal las TC de tórax de 129 pacientes con CB a los que se sometió a cirugía con intenciones curativas. Se excluyeron los carcinomas no primitivos de pulmón, de células pequeñas, bronquioloalveolares y adenomas bronquiales. También se excluyeron los pacientes con extensión preoperatoria T4, N3 o MI. Los hallazgos de la cirugía se utilizaron como estándar de comparación. La cirugía fue realizada por un mismo equipo de cirujanos disecándose toda adenopatía igual o superior a 1 cm. La TC se realizó con un GE CT/T 8800 con cortes de 1 cm. Se utilizó contraste yodado (160 mi al 60% y perfusión de una solución al 30 % durante la exploración). El tiempo de sean fue de 4,7 segundos. Las TC fueron estudiadas por un radiólogo experimentado al que no se le suministraba ninguna información sobre el paciente. Debía informar de forma concreta con respuestas "sí" o "no" sobre la infiltración de la pared torácica y de la región hiliomediastínica. Un tumor se consideró como central cuando su imagen en la TC estaba en contacto con la región hiliomediastínica, si no lo estaba se consideraba periférico. Pared torácica. Se consideró integrada por la pleura (incluida pleura mediastínica) y tejidos blandos de la pared (planos conjuntivos o grasa adyacente y músculos), la pared ósea y el diafragma. La invasión de cualquiera de ellas implicaba infiltración de la pared. Los criterios utilizados para la determinación de la invasión de estas estructuras fueron los señalados por Rendine et al' i (masa que aparentemente invade la pared torácica, presencia de un ángulo obtuso entre la masa y la pared torácica o aumento de la densidad de la grasa extrapleural). Región hiliomediastínica. Se consideró patológica toda adenopatía mayor de 1 cm. Los ganglios fueron divididos en dos grupos: a) "biliares" (N1), áreas ganglionares 10 y 11 de la ATS13, y b) mediastínicos (N2), correspondiente a las restantes áreas (2,4,6,7,8 y 9). La estadística se realizó mediante el análisis del rendimiento de una prueba diagnóstica expresándose en términos de sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo (VPP), valor predictivo negativo (VPN) (con sus intervalos de confianza al 95 % 14 - 15 ), tasa de falsos positivos (TFP) y tasa de falsos negativos (TFN). Resultados Pared torácica (tabla I). De los 129 pacientes, en 23 se detectó infiltración de la pared torácica (prevalencia 0,18), la sensibilidad fue de 0,65 y la especificidad de 0,92, con un VPP de 0,63 (0,47-0,76) y un VPN de 0,92 (0,90-0,94). La TFP (0,38) y TFN (0,08). El tumor tuvo una localización periférica en 63 pacientes. De ellos, 13 tenían invasión de la pared (prevalencia, 0,21). La sensibilidad se incrementó a 0,85 con una especificidad de 0,90. El VPP fue de 0,69 (0,510,82) y el VPN de 0,96 (0,92-0,98), con una TFP de 0,31 y TFN de 0,04. Adenopatias regionales (tabla II). Con la categoría de No se identificaron 73 pacientes (prevalencia 0,57). La sensibilidad fue de 0,85 y la especificidad de 0,77, 24 Totalidad de casos (n = 129) Tumores periféricos (n = 63) 0,65 0,92 0,87 0,63 0,92 0,85 0,90 0,89 0,69 0,96 Sensibilidad Especificidad Eficiencia Valor predictivo (+) Valor predictivo (-) TABLA II Valor de la TC en el factor N Sensibilidad Especificidad Eficiencia Valor predictivo (+) Valor predictivo (-) N» N| N, 0,85 0,77 0,81 0,83 0,80 0,44 0,93 0,90 0,33 0,96 0,70 0,89 0,82 0,78 0,84 TABLA III Valor de la TC en el N, Totalidad (n = 129) Centrales (n = 66) Periféricos (n = 63) 0,70 0,89 0,82 0,78 0,84 0,76 0,71 0,74 0,78 0,69 0,78 0,93 0,89 0,82 0,91 Sensibilidad Especificidad Eficiencia Valor predictivo (+) Valor predictivo (-) TABLA IV Valor de la TC en las áreas ganglionares Áreas 2Ry2L 4Ry4L lORyIOL HRyllL 7 5y6 8y9 Media Prevalencia Sensibilidad Especificidad Eficiencia VPP VPN 0,08 0,12 0,18 0,11 0,14 0,13 0,07 0,12 0,30 0,60 0,48 0,50 0,61 0,53 0,22 0,46 0.97 0.93 0,88 0,86 0,93 0.93 0.93 0,92 0,91 0,89 0,81 0,82 0,88 0,88 0,88 0,87 0.43 0,94 0.530,95 0.46 0,89 0,300,93 0,58 0,94 0,53 0,93 0,18 0,94 0,43 0,93 TABLA V Valor de la TC en el número de áreas ganglionares afectadas Número Única 2 áreas 3 áreas 4 o más 2 o menos 2 o más 3 o más Media Prevalencia Sensibilidad Especificidad Eficiencia VPP VPN 0,16 0,09 0,08 0,04 0,26 0,19 0,12 0,13 0,35 0,27 0,30 0,60 0,48 0,64 0,38 0,43 0,93 0,92 0,93 0,98 0,84 0,88 0,91 0,91 0,84 0,86 0,88 0,97 0,75 0,84 0,84 0,85 0,47 0,23 0,27 0,60 0,52 0,57 0,38 0,43 0,89 0,93 0,94 0,98 0,83 0,91 0,92 0,91 38 J. DURAN CANTOLLA ET AL.- PAPEL DE TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA (TC) DE TÓRAX EN LA DEFINICIÓN DE LA EXTENSIÓN ANATÓMICA EN EL CARCINOMA BRONCOGÉNICO (cb) con un VPP de 0,83 (0,77-0,87) y un VPN de 0,80 (0,71-0,86). La TFP fue de 0,17 y la TFN de 0,20. Con la categoría de N[ se identificaron 9 sujetos (prevalencia, 0,07). La sensibilidad fue de 0,44 y la especificidad de 0,93, con un VPP de 0,33 (0,16-0,57) y un VPN de 0,96 (0,94-0,97). La TFP fue de 0,67 y la TFN de 0,04. Con la categoría de N¡ se identificaron 46 pacientes (prevalencia, 0,36). La sensibilidad fue de 0,70 y la especificidad de 0,89, con un VPP de 0,78 (0,68-0,86) y un VPN de 0,84 (0,80-0,88). La TFP fue de 0,22 y la TFN de 0,16. La localización del tumor fue central en 66 sujetos (tabla III). De ellos, 32 pacientes se identificaron como N¡ (prevalencia 0,48). La sensibilidad fue de 0,76 y la especificidad de 0,71, con un VPP de 0,78 (0,69-0,86) y un VPN de 0,69 (0,56-0,80). Por otra parte, para los 63 casos con un tumor periférico, 14 fueron N¡ (prevalencia, 0,22), la sensibilidad fue de 0,78 y la especificidad de 0,93, con un VPP de 0,82 (0,67-0,92) y un VPN de 0,91 (0,870,94). Finalmente (tablas IV y V), los resultados de la TC para las áreas ganglionares y su número, aunque sólo orientativos dadas las bajas prevalencias individuales, deben considerarse poco satisfactorios. Discusión Pared torácica Aunque tradicionalmente se ha considerado la invasión de la pared torácica como un criterio de irresecabilidad, actualmente son varios los autores que han comunicado supervivencias, en casos seleccionados, de más del 30 %, mediante la resección combinada de pared torácica y pulmón 16 ' 17 . Sin embargo es, en general, un signo de mal pronóstico, en especial si se asocia a la presencia de la infiltración de las adenopatías regionales. De ahí la utilidad de su conocimiento, previo a la cirugía, especialmente en situaciones límite en cuanto a criterios de operabilidad o resecabilidad. Barón et al' y Ekholm et al7 sugirieron, a comienzo de la década de los ochenta, que la TC de tórax no era un sistema adecuado para la determinación de la invasión por el tumor de la pared torácica. No obstante, utilizaron como único criterio de infiltración la presencia de un engrosamiento pleural contiguo a la masa. En 1983 Wiliford et al8 obtuvieron resultados más optimistas al introducir como criterio la presencia de un ángulo obtuso entre la masa pulmonar y la superficie pleural adyacente. En el mismo sentido Pennes et al9, en 1985, estudiaron tumores en contacto con la pared, y ampliaron los criterios de infiltración (engrosamiento pleural, aumento de la grasa extrapleural, asimetría de los tejidos blandos extrapleurales, presencia de un ángulo obtuso entre la masa y la pared, masa pulmonar que invade la pared torácica o produce destrucción costal). Encontraron una sensibilidad de 0,38 y una especificidad de 0,40. Con estos pobres resultados nuevamente se afirmó que la TC de tórax tenía poco valor para el estudio de la invasión de la pared torácica. Rendine et al n , en 1987, analiza39 ron un grupo de 26 pacientes con tumores periféricos en contacto con la superficie pleural, encontrando una sensibilidad de 0,50 y una especificidad de 0,90. Nosotros, utilizando los mismos criterios que estos autores, obtuvimos resultados ligeramente mejores (tabla I). Se dividieron a los pacientes en dos grupos según se analizara la totalidad de los mismos o sólo aquellos cuyo tumor fuera de localización periférica. Los resultados mejoraban en los segundos respecto a los primeros al disminuir tanto la tasa de falsos positivos (TFP) como la tasa de falsos negativos (TFN). Esto se relacionó con la presencia de imágenes de solapamiento entre la masa y adenopatías, con invasión o no del mediastino, más frecuente en los tumores centrales y ocasional en los periféricos. Quizá por esto algunos autores 9 ''' sólo estudian tumores periféricos para la valoración de la pared. Sin embargo, la pleura mediastínica y el diafragma también forman parte de la pared torácica y debe conocerse la capacidad de la TC para identificar la invasión de esas estructuras. Con estos datos, y a pesar de que se observa una mejoría de los resultados de la TC de tórax en los estudios más recientes respecto a las primeras series, tanto por la mejor especificación de los criterios de infiltración como por las propias condiciones técnicas de los nuevos escáners, esta técnica aún debe considerarse con importantes limitaciones. Por otra parte, la introducción de la resonancia nuclear magnética, aunque prometedora, tampoco parece ser capaz de resolver el problema18'19. Por todo ello, nuestras conclusiones son las siguientes: a) la aparente invasión por el tumor de la pared torácica en la TC, sea el tumor de localización central o periférica, no permite afirmar co seguridad que esta estructura esté invadida (VPP de 0,63 para la totalidad y de 0,69 para los periféricos), respectivamente); por ello su confirmación, si es necesaria para decidir la cirugía, requiere la utilización de técnicas invasoras, y b) las imágenes de TC que muestran una pared torácica respetada son de suficiente fiabilidad como para ir directamente a la toracotomía (VPN de 0,92 para la totalidad y de 0,96 para los tumores periféricos). Adenopatías regionales La infiltración metastásica de los ganglios mediastínicos en el CB se ha considerado, con pocas excepciones como un criterio de irresecabilidad. Por tanto, sería de gran interés disponer de una técnica no invasora que permitiera conocer el estado ganglionar antes de la cirugía. Sin embargo, y a pesar de los estudios realizados 1-6 ' 10 ' 12 ' 20 - 29 , continúa siendo un tema discutido. Es evidente que la calidad de los escáners ha mejorado en los últimos años. Sin embargo, las discrepancias encontradas en la literatura no pueden explicarse solamente por este hecho. El estándar de referencia utilizado en los diversos trabajos ha variado de unos a otros. Así, no es lo mismo que la información con la que se comparen los hallazgos de la TC se haya obtenido en la toracotomía que por mediastinoscopia, que tiene áreas de difícil exploración. Sin embargo, 25 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 incluso cuando se comparan trabajos con técnica similar, existen importantes discrepancias en los resultados. Por otra parte, la TC ha tenido, desde su introducción, una importante limitación en el tamaño de la adenopatía como criterio de normalidad. La mayoría de los centros asumen 1 cm de diámetro como límite. Sin embargo, los ganglios pueden aumentar por cambios inflamatorios previos, hiperplasia reactiva, etc., causando falsos positivos. Este problema no se ha resuelto, y parece que las nuevas técnicas, como la resonancia magnética, tampoco se han mostrado satisfactorias30'31. Matthews et al10 revisaron 174 pacientes con CB que se sometieron a una TC como parte de la evaluación preoperatoria. La TC mostró una sensibilidad de 0,86, con una especificidad de 0,78, para identificar la presencia de metástasis mediastínicas. Distinguieron entre pacientes con CB de localización central y periférica. Estas diferenciaciones pueden ser importantes. Así, Barón et al' y Goldstraw et al2 incluyeron en sus series pacientes con tumores periféricos en el grupo TC negativo para invasión mediastínica. Con ello se sesga el estudio en una dirección positiva. Frederick et al5 no distinguen de forma específica entre una invasión mediastínica directa y un aumento de los ganglios causados por metástasis, lo que dificulta la interpretación de los resultados. Por otra parte, en muchos centros no se realiza la mediastinoscopia de rutina, por lo que aquellos pacientes que tengan una clara invasión del mediastino y su contenido por la TC y se consideren como no quirúrgicos no serán contrastados, con lo que se tenderá a hacer una selección de los grupos que influirá en los resultados. Dales et al 12 realizaron un estudio metaanálisis sobre el valor de la TC de tórax en las adenopatías mediastínicas. Estos autores estudiaron 42 trabajos sobre pacientes con CB de células no pequeñas que tenían suficientes datos para ser analizados estadísticamente. El período de estudio abarcó desde 1980 a 1988. La SEN y ESP media fueron de 0,79 y 0,78, con unos VPP y VPN medios de 0,71 y 0,86, respectivamente; sin embargo, estos resultados resultan difíciles de interpretar pues son afectados por la prevalencia, que varía extensamente en las diferentes series analizadas. Los autores se lamentan de que, a pesar de que seleccionaron los mejores y más complejos estudios publicados durante casi una década, se evidenciaban importantes limitaciones: a) ninguno de los trabajos contenía todas las variables que se aconseja estudiar en el análisis del rendimiento de una técnica diagnóstica; b) sólo 7 trabajos estratificaban los tumores según su localización como centrales y periféricos; c) la lectura "ciega" por parte del radiólogo sólo se mencionaba en tres trabajos; d) el 25 % de los estudios no definían con claridad cuáles fueron los criterios que utilizaron para considerar una invasión mediastínica por la TC, y e) con frecuencia no se describía el tiempo de sean. A pesar de ello, apreciaron una tendencia a mejorar los resultados con el uso de los modernos escáners; sin embargo, no alcanzó significación estadística. Por otra parte, los criterios para con26 siderar un ganglio como patológico variaban de 11 a 25 mm lo que por lo tanto introducía cierta variabilidad en los resultados. Los autores que han estudiado el tamaño idóneo a partir del cual una adenopatía debe considerarse como patológica25"27 consideran aceptable el límite superior de 10 mm como normalidad, sin perjuicio de que, en el futuro, deba añadirse algún otro criterio adicional. En nuestra serie la valoración de la ausencia de adenopatías (capacidad de la TC para diagnosticar No) presentó unos aceptables resultados (tabla II) con un VPP de 0,83 (prevalencia 0,57). Sin embargo, con un VPN de 0,80 se hace difícil la toma de decisiones sólo por la TC. La valoración de la capacidad de la TC para diagnosticar Ni (tabla II) arrojó unos malos resultados en cuanto a SEN y VPP. La prevalencia fue baja (0,07), y es conocido que cuanto menos probable es la presencia de enfermedad, más bajo es el VPP. Por otra parte, la baja SEN se justifica por las dificultades en la identificación por TC de estas adenopatías, que muchas veces tienen una localización intrapulmonar. La valoración de la TC para diagnosticar N3 (tablas I y III) es sólo regular. Así, la presencia de una VPP"de 0,78 y un VPN de 0,84 no permite tomar deciciones basadas exclusivamente en los hallazgos del escáner. Dentro de este mismo apartado, se dividió a los tumores entre aquellos con localización central y periférica. Los peores resultados se obtuvieron en los primeros con unos VPP y VPN bajos. Esto es lógico si consideramos el solapamiento existente entre la masa y las adenopatías que, a veces, forman un conglomerado en el que es fácil equivocarse en ambos sentidos. Por el contrario, en los tumores periféricos el VPN fue de 0,91. Esto sugiere que la ausencia de infiltración ganglionar en un tumor periférico probablemente sea cierta. A la vista de estos resultados no es posible afirmar que la TC pueda sustituir, en muchos casos, a la mediastinoscopia en la valoración de las metástasis mediastínicas. No obstante, Gross et al29 y Matthews et al 10 consideran que ante una TC que aparentemente no evidencia invasión de los ganglios del mediastino puede irse directamente a la toracotomía, sin realizar una mediastinoscopia previa. Daly et al 24 son más prudentes en sus manifestaciones y sostienen que solamente en presencia de un tumor periférico con una TC donde, aparentemente, el mediastino está respetado podría irse directamente a la toracotomía. Nuestros resultados apoyan este último punto de vista. Con un VPP de 0,78 y un VPN de 0,84, pensamos que no se pueden tomar decisiones basadas exclusivamente en los hallazgos del escáner. Esta situación empeora en los tumores de localización central. Sin embargo, es en los periféricos (VPP de 0,82 y VPN de 0,91) donde podría evitarse la mediastinoscopia cuando la TC es normal. No obstante, Mckenna et al23 encontraron un VPN que no les permitía tomar decisiones; un 13 % de sus pacientes con TC aparentemente normal tenían metástasis mediastínicas. En la misma línea, en 40 J. DURAN CANTOLLA ET AL.- PAPEL DE TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA (TC) DE TÓRAX EN LA DEFINICIÓN DE LA EXTENSIÓN ANATÓMICA EN EL CARCINOMA BRONCOGÉNICO (cb) el estudio de Dales et al12 había un 14% de falsos negativos. En estos estudios, además de las limitaciones técnicas de los TC, es posible que influyeran otros factores, como la posibilidad de metástasis en ganglios de tamaño normal. Así, en el estudio de McKenna et al23, de los 25 casos con metástasis mediastínicas probadas, 10 las tenían en ganglios de menos de 1 cm. Sin embargo, en el trabajo de Gross et al29 sobre 39 pacientes, sólo en el 7 % se encontraron metástasis mediastínicas en ganglios menores de 10 mm. Estos autores comprobaron que ninguno de ellos tuvo una infiltración extracapsular, por lo que pudieron ser resecados. Finalmente nuestras conclusiones sobre el valor de la TC en la investigación de las metástasis mediastínicas son: a) la presencia de una TC con aparente invasión ganglionar mediastínica debe confirmarse por técnicas invasoras (mediastinoscopia), dada la inaceptable tasa de falsos positivos, y b) la presencia de una TC donde el mediastino está aparentemente respetado sólo permite ir a la toracotomía en los tumores de localización periférica. En los tumores de localización central la ausencia de invasión mediastínica debe ser confirmada por técnicas invasoras. Mapas ganglionares de la ATS Los trabajos de la ATSn al desarrollar los mapas ganglionares, establecieron una sistemática para que éstos pudieran ser reconocidos en la TC de tórax. Es evidente que si se llega a demostrar que la infiltración de las diferentes áreas tiene importancia pronostica, su identificación por un método no invasor como la TC, antes de la cirugía, sería de gran utilidad. En la tabla IV se presentan nuestros resultados en la identificación de las diferentes áreas. La SEN es inaceptablemente baja, aunque con una buena ESP. La variabilidad encontrada en los valores predictivos está condicionada por la prevalencia (oscilando de 0,07 a 0,18). Así, en general, el VPN es elevado y por el contrario el VPP está reducido. Se encuentran pocos trabajos que aborden este tema 26 - 28 - 29 - 33 , y la mayoría de ellos sólo hacen comentarios marginales. Gross et al29 señalan que en la valoración de la región subcarinal, las características de la grasa y las estructuras adyacentes, puede dificultar la medida de estos ganglios (nosotros, por el contrario, es donde encontramos los mejores resultados, con menores dificultades de identificación que en otras áreas); en el mismo sentido, estos autores afirman que la TC infraestimó las regiones 2L, 4L y 10L en su serie. Scott et al33 afirman que la infiltración de la región 10R, cuando se asocia a atelectasia del lóbulo superior derecho, complica la interpretación de esta área. Buy et al26, aunque cuentan las áreas a la hora de hablar del drenaje linfático, no hacen referencia a ellas en sus resultados. Finalmente Staples et al25 son los únicos autores encontrados por nosotros que estudian el rendimiento de la TC para la identificación de las áreas; sus resultados (sensibilidad, 0,56; especificidad, 0,91, VPP 0,33, y VPN 0,97 con una prevalencia de 0,07) son superponibles a los nuestros. 41 En estos resultados, además de la limitación de la TC en la valoración del N¡, intervienen otros hechos relacionados con aspectos locales característicos de cada área. Además el comportamiento de las adenopatías de algunas áreas se ve influido por la localización del tumor. Así, hemos podido observar cómo a veces el radiólogo clasificaba un ganglio como perteneciente a una determinada región y el cirujano lo ubicaba en otra adyacente. Esto era especialmente frecuente en las zonas transicionales correspondientes a las áreas 4R, 4L, 5, 6, 10R y 10L. Además la región 2L en tumores de lóbulo superior izquierdo es difícil de caracterizar. En vista de ello nos pareció de interés estudiar si la TC podría al menos definir el número de áreas infiltradas, sin especificar su situación. Los resultados (tabla V) fueron igualmente desalentadores. En consecuencia, nuestras conclusiones respecto a las áreas ganglionares son: a) la identificación de las diferentes áreas depende de la capacidad de la TC para reconocer el N¡ y, mientras ésta no mejore, la utilidad en la valoración de las áreas ganglionares será escasa; b) no es posible tomar decisiones respecto a las áreas basadas en los hallazgos del escáner, no sólo para la identificación de las diferentes áreas sino para cuantifícar su número, y c) cuando la TC no evidencia infiltración de una determinada área, esto será cierto en más del 90 % de los casos. Finalmente, no quisiéramos terminar sin expresar dos mensajes: a) cada grupo, en su medio, debe conocer cuáles son los resultados de su escáner para la toma de decisiones, no siempre trasplantables de unos a otros, así como considerar con prudencia los hallazgos de una técnica de resultados discutidos, y b) la mediastinoscopia no puede sustituirse por la TC en muchos casos, especialmente en la afirmación de malignidad. BIBLIOGRAFÍA 1. Barón R. Levitt R, Sageis et al. Computed Tomography in the preoperative staging of lung cáncer. Radiology 1982; 145:727733. 2. Goldstraw F, Kurzer M, Edwards R. Preoperative staging of lung cáncer: Accuracy of computed tomography versus mediastinoscopy. Thorax 1983; 38:10-15. 3. Osborne DR, Korobkin M, Ravin C. Comparison ofplain radiography, conventional tomography and computed tomography in detecting intrathoracic lynphoide node metástasis from lung carcinoma. Radiology 1982; 142:157-161. 4. Kagan AR, Steckel RJ, Bein ME, Holmes EC. 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A prospective evaluation of magnetic resonance imaging, computed tomography, and mediastinoscopy in the preoperative assessment of mediastinal node status in bronchogenic carcinoma. J Thorac Cardiovasc Surg 1987; 94:679-684. 33. Scott IR, Müller N, Miller RR, Evans KG, Nelems B. Resectable stage III lung cáncer: CT surgical, and pathologic correlation. Radiology 1988: 166:75-79. 42 REVISIÓN Ventilación mecánica domiciliaria: perspectivas actuales J.F. Masa Jiménez Unidad de Neumología. Hospital San Pedro de Alcántara. Complejo Hospitalario. Cáceres. Introducción La ventilación mecánica ambulatoria o domiciliaria (VMP) no es un tratamiento actual. En 1832, John Dalziel describe una "caja hermética" en la que se introducía al paciente dejando fuera la cabeza y el cuello. En el interior se producía una presión negativa con un dispositivo operado manualmente'. En 1918, Steuart diseña un aparato similar pero cuya presión negativa intermitente era generada por un motor eléctrico. El primer prototipo impulsado eléctricamente del "pulmón de acero" fue diseñado por Drinkeer y Mekhana en 1928'. Durante las décadas siguientes, y motivado por las epidemias de poliomielitis de 1930, 1940 y 1950, este ventilador adquirió gran difusión y se fueron desarrollando aparatos más portátiles y confortables, consiguiendo disminuir la mortalidad pospoliomielitis en menos del 50 %. También se desarrollaron dispositivos que asistían la ventilación facilitando el movimiento diafragmático. En la severa epidemia de poliomielitis de Copenhague (1950-1953) se ensayó la efectividad de la ventilación mediante intubación endotraqueal con presión positiva y a partir de 1957 se dispuso de ventiladores de presión positiva intermitente para uso domiciliario por traqueostomía (TIPPV). Para evitar los inconvenientes, complicaciones y el pobre "efecto cosmético" de la traqueostomía se comenzó a utilizar ventilación a presión positiva intermitente liberada a través de la boca o nasooral2 (MIPV). Entre 1984 y 1986 derivado del uso de las mascarillas nasales para el tratamiento del síndrome de apneas de sueño3, Delaubier y Rideau 4 ' 5 introducen la ventilación positiva intermitente por vía nasal (NIPPV) siendo el sistema actual de mayor difusión. Ventiladores de presión negativa Son aparatos que asisten la ventilación generando una presión negativa sobre la pared torácica: 7. El pulmón de acero consta de un cilindro hermético donde se introduce el cuerpo del paciente del cuello a los pies. Es el más eficiente de los ventiladores de presión negativa6 pero desafortunadamente es Correspondencia: Dr. J.F. Masa Jiménez. Rafael Alberli, 12. 10001 Cáceres. Recibido: 1-3-1993; aceptado para su publicación: 16-3-1993. Arch Bronconeumol 1994: 30:29-39 47 voluminoso, pesado, lo que limita su transportabilidad y la aceptación es limitada, sobre todo en los pacientes con deformidad torácica que tienen que permanecer continuadamente en decúbito supino. 2. Los ventiladores "tipo poncho" consisten en un nailon impermeable que es supendido sobre el tórax y abdomen por un soporte rígido y unido a un generador de presión negativa intermitente7. Son más transportables que el pulmón de acero, pero menos efectivos, y obliga a mantener el decúbito supino. 3. Los ventiladores "tipo coraza" consisten en una concha rígida que se fija firmemente a la parte anterior del tórax y abdomen uniéndose a un generador de presión negativa intermitente 8 . Son los menos efectivos de los ventiladores de presión negativa al aplicarse ésta sobre una pequeña superficie y el ajuste puede ser difícil en pacientes con deformidades torácicas. Otros inconvenientes de estos ventiladores son la falta de autonomía de los pacientes en el manejo, reflujo gastroesofágico y apneas obstructivas durante el sueño9. Para solventar esto último es preciso tratamiento concomitante de presión en la vía aérea positiva continua (CPAP) o traqueostomía. Dispositivos que promueven el movimiento diafragmático /. El "cinturón neumático" (pneumobeit) consiste en un balón de caucho inflable fijado fuertemente contra el abdomen mediante un corsé10. Cuando el balón se hincha comprime el contenido abdominal desplazando el diafragma hacia arriba asistiendo de esta manera la espiración. Dado que para que se produzca la inspiración se necesita el concurso de la gravedad, este sistema de asistencia ventilatoria sólo es efectivo si el paciente permanece sentado al menos en un ángulo de 45°, limitando por tanto su uso nocturno. 2. La "cama basculante" (rocking bed) consiste en una cama que puede inclinarse hasta 45° y 12-26 veces por minuto. El contenido abdominal y el diafragma se deslizan hacia abajo y arriba con los movimientos de la cama y el paciente, asistiendo la ventilación". 3. El marcapasos del nervio frénico consiste en la estimulación eléctrica (radiofrecuencia) del nervio frénico mediante electrodos colocados en el cuello o el mediastino. Por esto, este sistema de asistencia ventilatoria se reserva para pacientes con nervio frénico intacto y adecuada contracción diafragmática cuando éste es estimulado, fundamentalmente en pacientes 29 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 con lesiones medulares altas y síndromes de hipoventilación alveolar central. Como complicaciones pueden aparecer: fatiga del nervio frénico (aunque la estimulación simultánea y de más baja frecuencia de ambos hemidiafragmas palia este problema) y obstrucción de la vía aérea alta, por lo que puede ser necesario uso concurrente de CPAP nocturna o traqueostomía12. La relativa facilidad de su implantación y la independencia del paciente son sus principales ventajas. Ventilación a presión positiva 7. Ventilación a presión positiva continua (CPAP). Se usa hoy de forma rutinaria en el domicilio a través de mascarilla nasal para el tratamiento del síndrome de apneas de sueño. La demostración de que este sistema de ventilación disminuye el trabajo de la respiración, incrementa la FRC, disminuye la resistencia de la vía aérea superior y el auto-PEEP en el caso del EPOC13 ' 4 ha animado a realizar algunas tentativas con este tratamiento en pacientes con estables insuficiencias respiratorias crónicas15"18. Los resultados son en general desalentadores excepto en el caso de coexistencia de apneas de sueño obstructivas. Ellis et al 15 describen mejoría en 2 pacientes con enfermedad toracógena restrictiva (ETR) e hipoventilación alveolar diurna (HAD) que presentaban un síndrome de apneas obstructivas de sueño. Sin embargo, el papel que puede desempeñar la CPAP en el subgrupo de pacientes con ERR sin síndrome de apneas de sueño (índice de apneas + hipopneas < 10 durante el tiempo total A+H SAO, PtcCOg (mmHg) POS Fig. 1. Resumen del estudio del sueño de un paciente con enfermedad toracógena restrictiva. De arriba abajo: índice de apneas + hipopneas; porcentaje de saturación de oxígeno; PCO¡ transcutánea; posición corporal (b = decúbito supino); etapas del sueño (W: vigilia, MT; movimientos); número de despertares (a = corto, w = largo); nivel de CPAP en cmH¡0. 30 48 J.F. MASA JIMÉNEZ.- VENTILACIÓN MECÁNICA DOMICILIARIA: PERSPECTIVAS ACTUALES TABLA I Indicaciones de VMD Enfermedades respiratorias restrictivas Enfermedades neuromusculares Cifoescoliosis Toracoplastias Espondilitis anquilosante Fibrotórax Síndrome de hipoventilación-obesidad Síndrome de hipoventilación alveolar central Síndrome de apneas de sueño centrales Síndrome de apneas de sueño obstructivas* Imposibilidad de "destete" de ventilación mecánica en UCI** ¿Hipoventilación alveolar nocturna sin HAD en ERR? ¿Enfermedad pulmonar obstructiva crónica? VMD: ventilación mecánica domiciliaria; HAD: hipoventilación alveolar diurna; ERR: enfermedad respiratoria restrictiva. * En caso de fracaso de la CPAP. ** Preferiblemente pacientes con ERR. de sueño), pero con apneas e hipopneas exclusiva o fundamentalmente en REM, permanece por aclarar. En la figura 1 puede observarse el efecto de la CPAP en el sueño de un paciente con ETR con índice de apneas + hipopneas de 3,9 en tiempo de sueño total pero de 25,4 en REM. En este paciente conforme sube el nivel de CPAP mejora la saturación de 0¡, disminuyen los despertares y la fragmentación del sueño en etapa REM, pero el índice de apneas exclusivamente centrales aumenta llamativamente y la PCO^ transcutánea no decrece. 2. Ventilación a presión positiva intermitente por vía bucal o nasobucal (MIPPV). Durante muchos años se ha usado para asistir la ventilación durante el día mediante una "pipeta" o mascarilla nasobucales. Durante la noche se ha utilizado con unos dispositivos que permiten la ventilación oral sellando los labios y manteniendo la pieza bucal en su lugar19'20. Sus inconvenientes radican en necesidad de humidificación, dificultades para tragar saliva, aerofagia, cansancio de mantener los labios alrededor de la pipeta y deformidades ortodónticas en el caso de los dispositivos nocturnos. 3. Ventilación a presión positiva intermitente vía traqueostoma (TIPPV). Es la técnica más eficaz de VMD y hasta 1988 era la técnica más empleada. Sus principales inconvenientes sin embargo son la morbimortalidad derivada de la traqueostomía permanente, la mala aceptabilidad psicológica del paciente y la necesidad de humidificación. 4. Ventilación a presión positiva intermitente por vía nasal (NIPPV). Es la VMD de más uso en la actualidad, habitualmente sólo durante la noche. Se ha demostrado tan eficaz como TIPPV 16 ' 21 y MIPPV22, más efectiva que la ventilación a presión negativa en normales23 24, EPOC24, pacientes con enfermedades neuromusculares 25 ' 26 y otros defectos toracógenos26' 27. Sus principales ventajas radican en aunar un método muy efectivo y a la vez no invasivo, 49 puede ser manejado por el propio paciente, permite libertad de movimientos durante el sueño y no necesita en general humidificación. Este método será objeto de revisión más amplia posteriormente. Indicaciones de VMD La indicación fundamental de la VMD es la insuficiencia respiratoria crónica con HAD, puesto que la terapia con oxígeno no es el método de tratamiento ideal, especialmente en pacientes con ETR. Sin embargo, no todas las enfermedades que provocan insuficiencia respiratoria crónica hipercápnica responden de igual manera a la VMD o han sido lo suficientemente probadas. En la tabla I se resumen aquellas entidades en las que la VMD se ha probado con éxito. En el caso de las enfermedades neuromusculares y cifoescoliosis existe la suficiente evidencia y experiencia para que este tratamiento sea recomendado. En las toracoplastias los resultados son en general más pobres y, según nuestra experiencia tanto peor en la medida que coexiste obstrucción de la vía aérea. Menos experiencia existe en fibrotórax (paquipleuritis), espondilitis anquilosante' 7 , síndrome de hipoventilación alveolar central y apneas de sueño centrales28, síndrome de apneas obstructivas de sueño resistentes a CPAP29 y síndrome de hipoventilación-obesidad, aunque los resultados parecen concluyentes. Dos indicaciones permanecen aún debatidas: EPOC y ETR con hipoventilación alveolar nocturna pero no diurna. Trabajos más antiguos en EPOC con ventilación a presión negativa30"32 mostraron buenos resultados. Sin embargo, estudios más recientes33'35 no encuentran mejoría en la capacidad de ejercicio, presiones musculares máximas, resistencia de los músculos ventilatorios ni en la medida de los gases arteriales. Con ventilación a presión positiva Robert et al36 no demostraron mejoría con TIPPV nocturna en EPOC con respecto al tratamiento con oxígeno. Más recientemente con NIPPV nocturna mediante respirador volumétrico se ha observado mejoría en el intercambio de gases en EPOC hipercápnicos en varios trabajos37'39, si bien en dos de ellos la mejoría fue muy discreta37'39. En otro estudio Piper et al40 han demostrado, en 4 pacientes con fibrosis quística propuestos para trasplante pulmonar, que la NIPPV nocturna mejora el fallo respiratorio hipercápnico y nosotros hemos podido revertir la hipoventilación alveolar diurna en un paciente con bronquiolitis obliterante sin neumonía organizativa. Carroll y Branthwaite4' han comparado la eficacia de la NIPPV nocturna en EPOC y ETR obteniendo mejoría en los gases arteriales diurnos de ambos grupos, pero siendo la mejoría apreciablemente menor en pacientes con EPOC. En este orden de cosas y aunque más estudios son necesarios, pudiera ser razonable probar VMD (NIPPV) nocturna a pacientes con EPOC hipercápnicos en los que haya sido demostrado que importantes alteraciones durante el sueño persisten a pesar de la terapia con oxígeno nocturno38. 31 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA, VOL. 30, NÚM. 1, 1994 Otra indicación no unánimemente aceptada es si puede usarse VMD nocturna con unas miras profilácticas. Es conocido, aunque poco estudiado, que algunos pacientes con ETR sin HAD y con relativamente pocos síntomas durante el día desarrollan importantes alteraciones del intercambio de gases, fundamentalmente durante el sueño REM42'44 y se supone que este comportamiento nocturno podría llevar a provocar HAD a través de una insensibilidad quimioceptora al C0¡ (ver patofisiología). Existen además pacientes con ERR que han sufrido un episodio agudo de HAD pero que posteriormente en fase estable su PCOz es normal durante el día, por lo que no tendrían una indicación estricta de VMD en el caso de que presentaran hipoventilación nocturna, ya que el principal objetivo de ésta es la HAD crónica. Nosotros creemos que debe tratarse de identificar a este grupo de pacientes e iniciar tratamiento porque, aunque es hipotético que puedan desarrollar una HAD, el efecto cardiocirculatorio de estas alteraciones nocturnas no debe despreciarse. En este sentido es verdad que no hay certeza de que los períodos de desaturación en sueño REM disminuyan la supervivencia, pero sí una mayor incidencia de muertes durante las primeras y últimas horas del sueño, donde la etapa REM aparece más uniformemente 45 . En estos episodios REM se ha demostrado un incremento de la presión de la arteria pulmonar 46 y se tiene la sospecha de que la reiteración de estos sucesos puede llevar a una mantenida hipertensión arterial pulmonar. Un estudio en animales47 ha podido observar que, con sólo 24 episodios de hipoxia intermitente, se produce un aumento del peso del ventrículo derecho. En pacientes con ETR sin HAD el efecto del oxígeno nocturno a bajo flujo ha sido poco evaluado. Smith et al48, en un grupo de pacientes con distrofia muscular, notaron una práctica abolición de la hipoxemia. Sin embargo, se produjo un aumento de la duración de las apneas e hipopneas, no hubo cambio en la arquitectura del sueño ni en el número de despertares con respecto al estudio sin O;. En este estudio no se monitorizó la PCOs nocturna. Nosotros estamos llevando a cabo un ensayo clínico con grupo control concurrente cruzado entre terapia con oxígeno y NIPPV, ambas nocturnas, cuyos resultados preliminares pueden verse en la tabla II. Se trata de 4 pacientes con ETR sin HAD y sin síndrome de apneas de sueño (índice de apneas + hipopneas de 6 ± 5 en tiempo de sueño total). Según estos resultados preliminares la NIPPV podría ser superior al tratamiento con oxígeno disminuyendo los despertares, el índice de apneas e hipopneas en REM y la PCO^ máxima. La SatO^ mínima y media del período REM se muestra ligeramente inferior con NIPPV, aunque esta última dentro de valores aceptables. Las alteraciones ventilatorias producidas con NIPPV correspondieron exclusivamente a hipopneas derivadas de fuga oral. Finalmente aunque la NIPPV pueda considerarse indicada en pacientes con ETR sin HAD, el problema radica en la oportuna selección de pacientes. En general, los pacientes más severos tienen más probabilidad 32 TABLA II Resultados de los estudios de sueño basal, con 0¡ y NIPPV de pacientes con ERR sin HAD* Basal 0, Despenares 134 ± 39 124 ± 39 Índice Ap + Hip REM 14 ± 10 12 ± 16 Saturación 0^ min (%) 65,5 ± 9 83 + 3 Saturación 0;, REM (%)•* 82 ± 7 96 ± 8 PCO^m^ (mmHg) 54 ± 1 55 ± 6 NIPPV 58 ± 36 1,4 ± 3 80 ± 5 93+3 50 ± 0,3 NIPPV: ventilación a presión positiva intermitente nasal. ERR: enfermedad respiratoria restrictiva. HAD: hipoventilación alveolar diurna. Ap + Hip: apneas + hipopneas. * Resultados expresados en valores medios ± DE. ** Saturación media de O, en REM. de presentar alteraciones nocturnas, pero no existen parámetros de exploración funcional unánimemente aceptados que discriminen los pacientes con alteraciones nocturnas. En este sentido se ha sugerido49 que un inexplicable aumento diurno del exceso de bases debe hacer pensar en la existencia de hipoventilación nocturna. Estudios con el objetivo de identificar a este grupo de pacientes son necesarios. Selección del método de VMD En la actualidad el método de elección de VMD es la NIPPV debido a que agrupa una alta eficacia, un método no invasivo, leves complicaciones y en general buena tolerancia. Su uso es fundamentalmente nocturno, pero puede asistir la ventilación diurna hasta un máximo de 16-18 h/día. Tiempos más prolongados causan problemas locales en relación con la presión de la mascarilla. Este apoyo ventilatorio diurno suele ser necesario en pacientes con enfermedades paralíticas severas e infrecuentes en el resto, aunque es conveniente individualizar en cada caso30. Las contraindicaciones absolutas de la NIPPV son aquellos supuestos en los que la traqueostomía sea imprescindible16. Contraindicaciones relativas son una edad inferior a 6 años por la dificultad de ajuste de las mascarillas nasales, edéntulos debido a la importante fuga oral producida y tiempo libre de ventilador inferior a 6 horas. En este último caso, TIPPV es lo más usado, pero en pacientes con lesiones medulares altas con integridad funcional del nervio frénico y diafragma, los marcapasos diafragmáticos deben valorarse. Combinaciones de varios métodos de VMD son posibles. Bach et al51 para evitar la morbilidad y mala tolerancia de la traqueostomía han alternado con éxito métodos de asistencia ventilatoria nocturna y diurna no invasivos (generalmente cinturón neumático diurno y MIPPV nocturna) en pacientes con menos de 15 minutos de tiempo libre de ventilador. Los fracasos de la NIPPV en pacientes con ETR suelen deberse a fuga oral incontrolable, coexistencia de importante obstrucción de la vía aérea o mala tolerancia. En estas situaciones, la elección del método o métodos alternativos debe individualizarse en cada caso en relación al tipo y severidad de la enfermedad y a las preferencias del paciente. Sin atender a 50 J.F. MASA JIMÉNEZ.- VENTILACIÓN MECÁNICA DOMICILIARIA: PERSPECTIVAS ACTUALES EMGst Sin NIPPV EKG EMG dfa Flujo EMGst Con NIPPV EKG EMG dfa Flujo 1 seg. Fig. 2. Registro parcial del estudio poligrafía! durante la vigilia de un paciente con enfermedad toracógena restrictiva. EMGst: electromiograma del esternocleidomastoideo. EKG: electrocardiograma. EMGdia: electromiograma diafragmático. Flujo: flujo oronasal. Sin NIPPV: a los 30 segundos de haberse conectado el respirador se para (flecha): Con NIPPV: el registro comienza después de 30 segundos de haberse conectado el respirador. Puede observarse cómo la actividad muscular desaparece progresivamente, la frecuencia cardíaca decrece y el flujo llega a ser regular y rítmico con el respirador conectado. este último factor, los métodos de presión positiva (TIPPV y MIPPV) son los más eficaces y tendrían más indicación en pacientes con alta impedancia elástica del sistema respiratorio (como en pacientes con deformidades torácicas). Por una razón inversa los métodos de ventilación a presión negativa (ponchos y corazas) y los dispositivos que facilitan el movimiento diafragmático (cinturón neumático y cama basculante) tendrían su principal uso en pacientes con menor impedancia elástica del sistema respiratorio (como los pacientes con enfermedades neuromusculares). No obstante, estos métodos de ventilación llegan a ser menos efectivos con el paso del tiempo y un cuidadoso seguimiento es necesario para cambiar a sistemas de ventilación a presión positiva cuando sea preciso52'53. Algunos pacientes con cifoescoliosis pueden tener problemas añadidos como la imposibilidad de realizar traqueostomía por la deformidad traqueal, mala adaptación de las corazas y la imposibilidad de mantener el decúbito supino en los ponchos debido a la deformidad torácica. Fisiopatología de la VMD nocturna Una interesante pregunta es ¿por qué mejora la ventilación alveolar diurna con la ventilación nocturna? Una hipótesis muy extendida sostiene que el reposo nocturno de los músculos respiratorios crónicamente fatigados produce una reducción de la energía "gastada" y durante el día son capaces de luchar más eficientemente contra la carga del sistema ventilatorio, mejorando la ventilación alveolar15'54. Aunque el reposo de los músculos respiratorios con la ventilación nasal ha sido demostrado en muchos trabaJOS"2 3 . 5 4 . 5 5 y nosotros mismos lo hemos podido com51 probar en nuestro laboratorio (fíg. 2), una mejoría en la presión ejercida por los músculos respiratorios se ha visto en algunos estudios15'60 pero no en otros56"59. Sin embargo, una mejoría de la resistencia (endurance) de estos músculos parece más consistentemente demostrada57. Puesto que en estos enfermos, una .fatiga crónica de los músculos respiratorios no ha sido firmemente evidenciada, la mejoría de la función muscular podría deberse a un más eficiente intercambio de gases obtenido con la ventilación nocturna por otros mecanismos. Otra teoría soporta que la ventilación nocturna consigue un incremento en el volumen y compliancia pulmonar diurna. Este incremento llevaría a una reducción del trabajo de la respiratoria y a un aumento de la ventilación espontánea diurna 57 - 61 . Pero el aumento de los volúmenes pulmonares durante el día ha sido probado de manera inconstante 15 ' 21 ' 41 ' 57 . Nosotros no hemos podido demostrar cambios significativos en los volúmenes pulmonares, ni en el gradiente alveolar-arterial en las medidas tomadas a las 12 h (después de 3-4 horas de retirada de la ventilación)56. Desconocemos si estos parámetros hubieran cambiado si las medidas se hubieran realizado más próximas a la retirada del ventilador. Una tercera hipótesis mantiene que la mejoría en la ventilación alveolar durante el sueño revierte la insensibilidad quimioceptora al CO^ 15 ' 62 . Esta teoría está reforzada por dos observaciones: a) la HAD asociada al síndrome de apneas de sueño desaparece con tratamiento de CPAP; en estos pacientes no se ha demostrado debilidad de los músculos respiratorios, ni mejoría postratamiento15; b) la hipoventilación alveolar central desaparece con ventilación nocturna28'63. Finalmente otra teoría sugiere que la mejoría de la fragmentación del sueño observada con la ventilación 33 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 nocturnal5 seria responsable no sólo de la mejoría de la somnolencia sino también del impulso ventilatorio, ya que ha podido demostrarse que con sólo una noche de deprivación de sueño disminuye la respuesta ventilatoria al COzM. Otro estudio, en cambio, no ha podido verificar este efecto sobre la fragmentación del sueño específicamente65. No obstante, aunque esta teoría füerta cierta, la causa de la fragmentación del sueño, los despertares, serían muy probablemente y en su mayor parte debidos a las alteraciones del intercambio de gases66. Nosotros hemos evaluado las repercusiones de una interrupción de la ventilación diurna (NIPPV) durante 15 días. El objetivo fue comprobar si pacientes con HAD que habían mejorado con NIPPV y en situación estable durante el seguimiento, podían hacer pausas en la ventilación sin deterioro, lo que permitiría poder realizar tratamiento a intervalos (o quizás sólo en situaciones de riesgo como infecciones respiratorias) o trasladarse por vacaciones sin necesidad de transportar el equipo. En este estudio después de los 15 días de retirada no existía empeoramiento clínico ni en sus gases arteriales diurnos. Sin embargo, durante el sueño, fundamentalmente en fase REM, encontramos un mayor número de despertares que producían un sueño más fragmentado y muy importantes alteraciones del intercambio de gases a diferencia del estudio con ventilación nocturna (fig. 3). Unos resultados similares han sido obtenidos por otros58 después de una semana de interrupción. Por consiguiente es razonable pensar que, de continuar el período de retirada, estos pacientes abocarían a la misma situación de antes de comenzar la ventilación nocturna en un tiempo no definido. Si a los resultados de estos estudios unimos que pacientes con ETR sin HAD pueden presentar alteraciones nocturnas (teóricamente en una fase más temprana de la enfermedad respiratoria), es fácil suponer que los mecanismos que dan lugar a la HAD comienzan durante el sueño y principalmente en fase REM. TABLA III Mejoría de signos y síntomas con la VMD Signos y síntomas Porcentaje Disnea Cefalea matutina Hipersomnolencia Disnea y taquicardia al despertar Dificultad de la concentración Pesadillas Irritabilidad y ansiedad Dolores musculares Disminución de la libido Excesiva pérdida de peso Depresión Eneuresis nocturna Edemas maleolares Pérdida de memoria VMD: ventilación mecánica domiciliaria. 100 100 100 100 100 100 100 83 75 75 69 66 56 55 En las enfermedades respiratorias crónicas, las alteraciones del intercambio de gases del sueño REM se deben a una disminución del impulso ventilatorio y a la inhibición de la actividad de los músculos intercostales, que a su vez causan hipoventilación alveolar y disminución del volumen pulmonar67. Esto último determina que muchos alveolos se localicen por debajo del volumen de cierre, causando alteración de la ventilación/perfusión e incluso microatelectasias, puediendo ser la causa más importante del descenso de la saturación de 0^. Otros condicionantes, como disminución del clearance bronquial y aumento de la resistencia de la vía aérea superior, pueden contribuir en menor medida al deterioro nocturno67. La reiteración de estos episodios de alteraciones respiratorias en REM, probablemente incida de una manera más directa sobre los quimioceptores (más importantemente del CO^) produciendo insensibili- 100 o 100 PCO; (mmHg) Saturación (%)0., Fig. 3. Registro de PCO¡ transcutánea, saturación de 0¡ y períodos de sueño del estudio de un paciente con enfermedad toracógena restrictiva, con y sin NIPPV. A la izquierda: con NIPPV. A la derecha: sin NIPPV. W: vigilia. MT: movimientos. 34 52 J.F. MASA JIMÉNEZ.- VENTILACIÓN MECÁNICA DOMICILIARIA: PERSPECTIVAS ACTUALES dad, siendo quizás ésta la principal causa de la HAD (fig. 4). Sin embargo, las diferentes teorías comentadas antes no deben ser mutuamente excluyentes y complejas interacciones pueden producirse entre la hipoxemia e hipercapnia diurna, la disminución del volumen del pulmón y una hipotética fatiga o disminución de la función muscular (fig. 4). La ventilación nocturna evita la hipoventilación y aumenta el volumen pulmonar durante el sueño, mejorando las alteraciones del intercambio de gases en REM. Debido a que la mejoría en el volumen pulmonar diurno se ha observado de una manera inconstante, es probable que este efecto tenga su principal contribución en mejorar el intercambio de gases sólo durante el sueño. Resultados de la VMD nocturna Clínicamente se ha descrito una gran variedad de síntomas y signos que mejoran con la ventilación nocturna' 6 (tabla III) y como consecuencia una mejoría en la calidad de vida56. Funcionalmente se ha encontrado de manera constante una mejoría en la gasometría arterial diurna, más evidente en la ventilación a presión positiva y en nuestra experiencia desde los 10 primeros días56. También se ha observado una mayor tolerancia al ejercicio58-62. Un aumento de los volúmenes pulmonares se ha visto en algunos estudios15, así como de las presiones musculares máximas 15 ' 60 y de la resistencia (endurance) de los músculos respiratorios57. No se ha encontrado cambio en los flujos ni en la resistencia de la vía aérea56. Durante el sueño la VMD nocturna, especialmente la ventilación a presión positiva, mejora el intercambio de gases evitando las importantes desaturaciones de 0^ y elevaciones de la PCO^ en sueño REM, la fragmentación del sueño 26 ' 58 ' 62 ' 68 (fig. 3) y una reducción de la hipertensión arterial pulmonar20. También reduce el trabajo de la respiración, produciendo reposo de los músculos respiratorios (fig. 2). Este efecto es más importante en ventilación a presión positiva sin trigger (véase posteriormente). Todos estos cambios redundan en que en muchos casos los pacientes pueden retornar a una completa actividad 58 ' 62 ' 70 . Hoeppner et al69 ha observado una reducción del número de días de estancia hospitalaria en pacientes con ventilación a presión negativa de 48 ± 121 a 6 ± 10. De nuestros pacientes, que actualmente siguen con NIPPV durante más de 12 meses (34 ± 13 meses) no se ha registrado ningún ingreso hospitalario y todos habían sufrido al menos uno por fallo respiratorio agudo antes del tratamiento. Ventilación a presión positiva intermitente por vía nasal (NIPPV) Método La ventilación nasal se realiza a través de mascarillas nasales como las habitualmente usadas en el trata53 1 CDD 1 1 •-"" 1 Sue ñoF^ern - v ^Volumen pulmonar ^Ventilación Sueño fragmentado <- -<-- - -NI PPV v ^ fPCO^ v Insensbilidad quimioceptora slumen Jimonar iL l£ 1 r i' v ——^ Fatiga Hipoxemia e hipercapnia diurna •^———i muscular - L Fig. 4. Posibles mecanismos que pueden llevar a hipoxemia e hipercapnia diurna y el supuesto lugar de actuación de la NIPPV nocturna (flecha de doble línea discontinua). ETR: enfermedad respiratoria restrictiva. miento de CPAP; mascarillas en las que sobre un soporte rígido se acopla una pasta de silicona moldeada a la superficie de la cara del paciente21, o bien a través del circuito de Adam (pillows). Las mascarillas CPAP tienen la ventaja de estar disponibles comercialmente por lo que no se pierde tiempo en su fabricación inicial ni en las reposiciones (alrededor de 3 meses) en el seguimiento. Son aconsejables aquellas que tengan la zona de inserción del tubo giratoria, de forma que diferentes posiciones de la cabeza durante la noche eviten que el tubo tire y desplace la mascarilla facilitando las fugas. Tienen la desventaja de que hay que fijarlas fuertemente sobre la cara y las erosiones nasales en los primeros días del tratamiento son frecuentes. También, y comparativamente con otros sistemas, una pequeña pérdida de presión por la propia compliancia de la mascarilla y un aumento del espacio muerto es inevitable. Este inconveniente es habitualmente de escasa importancia ya que puede aumentarse el Vt liberado, pero con algunas modalidades ventilatorias, presión en la vía aérea positiva intermitente binivel (BIPAP) y en enfermos muy severos puede ser una dificultad añadida (véase posteriormente). Las mascarillas de pasta de silicona tienen la ventaja de que, al acoplarse a la superficie de la cara, la presión necesaria para su fijación es menor, aunque fugas también se producen al subir la presión. No tienen apreciable pérdida de presión por la compliancia del sistema como las anteriores y menos espacio muerto. Su principal desventaja es el tiempo gastado en su fabricación inicial y en las reposiciones durante el seguimiento. Un inconveniente menor es la sensación de calor local al no transpirar la piel de la nariz70. 35 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 El circuito de Adam71, inicialmente diseñado para CPAP en el síndrome de apneas de sueño, se ha usado poco en NIPPV71 por lo que la experiencia es escasa. Dispone de tres tamaños de almohadillas (pillows) que se introducen en los orificios nasales. Su principal ventaja es la comodidad, ya que con poca presión de fijación se puede liberar la ventilación sin fugas. Su principal desventaja en mi experiencia es que mientras en las mascarillas los pequeños desajustes nocturnos provocan ligeras fugas con ventilación aún suficiente, el mismo suceso en el circuito de Adam da lugar a fugas intolerables para mantener la ventilación. Una excesiva presión de fijación provoca con el tiempo la aparición de ulceraciones en la mucosa nasal. La elección de las diferentes mascarillas o circuito de Adam dependerá de la confortabilidad individual de cada paciente, de la disponibilidad y experiencia de cada grupo en cada uno de los sistemas. La NIPPV es una ventilación con fugas bien a través de los ángulos de la mascarilla o por la boca. Pero esto último es infrecuente como única causa de fracaso de NIPPV excepto en pacientes edéntulos (en el caso de enfermos con prótesis dentaria es necesario que duerman con ella para minimizar las fugas). La razón por la que habitualmente la fuga oral es pequeña se debe a que la presión hace descender el paladar blando hasta contactar con la base de la lengua, sellando de esta manera la orofaringe72. Para paliar las fugas de la NIPPV, los ventiladores domiciliarios deben ser capaces de aportar entre 1,5-2 veces el volumen correspondiente al teórico (Vt de 10-15 ml/kg). Si la fuga oral es importante durante el sueño, el método más sencillo para obviarla parcialmente es evitar el efecto gravitatorio del maxilar inferior con una cinta elástica que puede ir unida al sistema de anclaje de la mascarilla7'. Otros sistemas como "fundas dentales" (similares a los protectores de los boxeadores) hechas a medida son engorrosas, mal toleradas y en mi experiencia los resultados no son mejores. Nosotros creemos necesario ingresar a los pacientes el tiempo necesario para acomodarse a la ventilación, solventar las complicaciones si surgen y que el paciente y/o los familiares sean autosuficientes en el uso de la NIPPV, así como el conocimiento del significado de las alarmas, especialmente la de presión baja que indica fugas en el sistema. Una complicación frecuente es la erosión nasal debida a la presión de la mascarilla cuando se usan las de CPAP. Para evitarlo es conveniente intercalar una pequeña gasa profilácticamente los primeros días del tratamiento. Otra complicación menos frecuente es distensión gástrica que habitualmente se resuelve de forma espontánea, pero es necesario chequear si el volumen liberado es excesivo y, en ocasiones, pasar a un modo de ventilación asistida, ya que esta complicación es más frecuente en modo controlado (véase "Tipos de ventilación y ventiladores"). Una vez que el paciente se ha acomodado a la ventilación y se han ajustado los parámetros ventilatorios, se realiza una gasometría arterial para ultimar 36 los ajustes. En algunos pacientes que mantienen en reposo una frecuencia respiratoria elevada, la completa normalización de la PCO¡ puede no conseguirse. Cuando el paciente se ha adaptado a la NIPPV y duerme aceptablemente, es necesaria una evaluación durante el sueño. Nosotros realizamos una completa polisomnografía con saturación de 0¡, PCO¡ transcutánea, electromiografía del esternocleidomastoideo y diafragmático. Con esto comprobamos la efectividad de la NIPPV, especialmente en sueño REM, así como si es necesario añadir 0¡. También hacemos los últimos ajustes ventilatorios para conseguir el máximo reposo muscular inspiratorio. Si este tipo de estudio no se puede realizar, es imprescindible una monitorización de saturación de 0¡ y PCO¡ (o sólo saturación de 0¡ en su defecto) durante el sueño. Tipos de ventilación y ventiladores Actualmente en nuestro país existen diferentes tipos de ventiladores para VMD volumétricos o de presión (fundamentalmente BIPAP), que proporcionan distintas modalidades de ventilación (controlada, asistida/ controlada, mandatoria intermitente sincronizada) y como consecuencia introducen variables cuya importancia no es en modo alguno despreciable. El primer aspecto a tener en cuenta, independientemente del tipo de ventilador, es si es preferible una ventilación asistida o controlada. En la primera, el paciente inicia la ventilación dominando de esta forma la frecuencia respiratoria, y en la segunda esto es gobernado por el ventilador. Se ha demostrado, tanto en respiradores de presión como de volumen, que cuando el paciente inicia la ventilación el trabajo de la ventilación continúa 73 ' 74 pudiendo aproximarse al ejercido en ventilación espontánea74. En este sentido y aunque el reposo nocturno de los músculos respiratorios no fuera el motivo más importante de la mejoría con NIPPV nocturna, un modo ventilatorio que proporcione el menor trabajo respiratorio y por tanto el menor consumo de oxígeno, es deseable. Sin embargo, la ventilación controlada puede ser mal tolerada y nosotros hemos observado "desacoplamientos" con el respirador que provocan despertares en sueño REM, donde se pierde el estímulo químico de la respiración y ésta es más rápida y anárquica. Por este motivo habitualmente empleamos el modo asistida/controlada, prefijando la frecuencia respiratoria del ventilador 1 o 2 respiraciones/min por encima de la tomada en condiciones de máximo reposo. Con esto conseguimos que la mayor parte de las respiraciones sean controladas, pero el paciente puede disponer de respiraciones asistidas por encima de esa frecuencia. En pacientes con alta impedancia elástica del sistema respiratorio es conveniente utilizar un patrón ventilatorio que aumente el tiempo inspiratorio. De esta forma, el flujo inspiratorio es menor y por tanto la presión en pico (en los respiradores volumétricos) reduciendo las fugas y manteniendo el pulmón más tiempo expandido, por lo que mejora el intercambio de gases. En estos pacientes con alta impedancia elás54 J.F. MASA JIMÉNEZ.- VENTILACIÓN MECÁNICA DOMICILIARIA: PERSPECTIVAS ANUALES tica el auto-PEEP es improbable y sólo debe tenerse en cuenta no usar este patrón ventilatorio en aquellos pacientes cuya frecuencia respiratoria espontánea sea muy elevada. La ventilación mandatoria intermitente sincronizada (SIMV) es un tipo de ventilación asistida que se ha usado durante mucho tiempo en el "destete" de pacientes ventilados en UCI. Su uso domiciliario no es recomendable porque permite respiraciones no asistidas por el ventilador (espontáneas) con el consiguiente incremento del trabajo ventilatorio. Por otra parte, los respiradores diseñados hasta la actualidad para VMD, no incluyen un sistema de demanda de flujo y, en estas respiraciones no asistidas, el paciente inspira desde el sistema de liberación de gas interno del ventilador, aumentando el trabajo inspiratorio75. La respiración a presión positiva intermitente (IPPB) de los antiguos respiradores ciclados por presión es hoy día de escaso uso y ha sido sustituida por la ventilación soportada por presión (PSV). Las diferencias estriban en que la PSV consigue un plato de presión en la vía aérea y un más largo flujo inspiratorio, en lugar de un corte de presión al alcanzar el límite prefijado como en el caso de IPPB. En PSV la frecuencia respiratoria (en modo de ventilación asistida), el flujo y el volumen son gobernados por el paciente. Es un tipo de ventilación muy confortable, que se ha mostrado muy útil para el "destete" de ventilación mecánica en UCI, que produce un reposo muscular y disminución del trabajo respiratorio a medida que se va aumentando la presión73. La ventilación en la vía aérea positiva intermitente binivel (BIPAP) libera una presión en la vía aérea positiva inspiratoria (IPAP) que básicamente es una PSV y una presión en la vía aérea positiva espiratoria (EPAP). Expresado bajo otro punto de vista, si el respirador funciona en IPAP + EPAP sería una presión en la vía aérea positiva continua binivel, siendo en el nivel más bajo donde se produce la espiración. De esta forma la BIPAP es similar a la ventilación liberada de presión en la vía aérea76. Cuando la BIPAP se libera en modo de ventilación asistida, el trigger inspiratorio no es de presión, a diferencia de otros ventiladores, sino de flujo (40 ± 7,5 ml/seg) al igual que el espiratorio (la presión se corta antes de que el flujo inspiratorio desaparezca con la finalidad de no provocar esfuerzo espiratorio suplementario). Este tipo de VMD puede usarse también en modo asistida/controlada o controlada posibilitando en este último que el respirador gobierne el tiempo inspiratorio. En estudios comparativos entre PSV y BIPAP, ambas nasales, no se han demostrado grandes diferencias en EPOC 7778 aunque en estos estudios no se hizo valoración nocturna. Sí se han encontrado diferencias en favor de la BIPAP en toracógenos78. Dos estudios comparativos entre ventiladores domiciliarios volumétricos y de presión BIPAP han mostrado leves discrepancias o no diferencias en parámetros ventilatorios durante su uso79-80. En ninguno de ellos se estudió el sueño por lo que no sabemos si existen diferencias durante la hipoventilación y au55 mento de la impedancia respiratoria en REM. En uno de ellos, sin embargo80, se muestra el resultado a largo plazo de los gases arteriales diurnos de 2 pacientes que no empeoraron con BIPAP. No obstante algunas dudas razonables subyacen de que ambos tipos de ventiladores sean igualmente efectivos en todos los pacientes: Strumpf et al80, evaluando BIPAP en modo de ventilación controlada sobre un modelo de pulmón, han encontrado que a medida que la compliancia desciende, la presión intrapulmonar sube más rápidamente, el pico de flujo es menor y desciende seguidamente siendo el V, bajo. Esta situación se hace crítica si la compliancia es muy baja. Unos hallazgos similares se han encontrado con PSV también sobre un modelo de pulmón 81 . En este estudio una presión de 24 cm de H¡0 fue necesaria para obtener un Vt adecuado y hasta 41 cm de H¡0 han sido precisos para el mismo propósito en otro estudio82. El rápido descenso del flujo inspiratorio condicionaría un aumento suplementario del trabajo ventilatorio, puesto que todavía el sistema respiratorio estaría en fase inspiratoria. Los ventiladores BIPAP disponibles para VMD tienen una limitación de presión de 20 ± 2 cm H¡0. Aunque el ventilador liberará 22 cm H¡0 la presión en la mascarilla sería de 17-18 cmH^O77 y podría ser menor en caso de ostensible fuga. En sistemas respiratorios de alta compliancia o alta resistencia de la vía aérea, tanto en BIPAP80 como en PSV81, el tiempo inspiratorio se alarga al no alcanzarse o alcanzarse tardíamente el límite de presión y el auto-PEEP se desarrolla. ^Teniendo en cuenta estas consideraciones y si puede elegirse el modelo de ventilador domiciliario, la BIPAP estaría más aconsejada en pacientes con no muy alta impedancia (ni alta compliancia) del sistema respiratorio. En los demás casos es un interesante modelo de VMD derivado de su confortabilidad. Seguimiento y evolución a largo plazo Durante el seguimiento, según nuestra experiencia los pacientes permanecen estables en su sintomatología clínica y en su gasometría arterial diurna, en general desde los 10 primeros días del tratamiento56. En las primeras semanas ambulatorias el seguimiento debe ser estrecho con contacto telefónico y visitas domiciliarias. Después de los primeros meses, las revisiones pueden espaciarse a cada 6 meses o incluso cada año. Como ya se ha comentado, la mayor parte de los pacientes con NIPPV nocturna no empeoran a lo largo del día, pero es conveniente individualizar en cada caso49. Por otra parte y también referido antes, en nuestra opinión no es aconsejable hacer interrupciones del tratamiento ya que, aunque no existe empeoramiento diurno, sí existe durante el sueño y probablemente desde la primera noche58. Hasta la actualidad hemos ensayado NIPPV en un total de 20 pacientes con ETR y uno con bronquiolitis obliterante sin neumonía organizativa, con un seguimiento medio de 12 ± 14 meses (R 44-1). De ellos un paciente (4,8 %) no toleró el procedimiento, en 2 pa37 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 cientes (9,5 %) se consideró un fracaso del tratamiento, ya que presentaron toracoplastia y obstrucción de la vía aérea concomitante, así como una importante fuga oral. Un paciente (4,8 %) abandonó NIPPV después de 3 meses a pesar de haber mejorado y permanecer estable. Otros 2 pacientes (9,5 %) murieron al cabo de 6 y 34 meses debido a insuficiencia respiratoria (uno de ellos agravado por una neumonía) aunque habían permanecido estables hasta ese momento. El resto de pacientes permanecen estables y no han reingresado desde que iniciaron NIPPV. Leger et al83 sobre un seguimiento a largo plazo (3-4 años) de 373 pacientes (118 EPOC y 255 ETR) tratados con NIPPV nocturna observaron los siguientes resultados: en el grupo de ETR un 12 % de muertes, un 7 % de fracaso con NIPPV que precisó TIPPV y un 4 % de interrupciones del tratamiento. En el grupo de EPOC hubo un 19 % de muertes, un 9 % de fracaso y traslado a TIPPV y un 8 % de interrupciones. Agradecimientos A Verónica Rodríguez Sánchez por su inestimable colaboración en la preparación del manuscrito. BIBLIOGRAFÍA 1 . Woollam CHM. 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Am Rev Respir Dis 1991; 143:(Supl) A73. 39 ARTÍCULO ESPECIAL Resultados de las encuestas del Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón de la SEPAR Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón de la SEPAR*. ANTEDECENTES. Tras su constitución, en junio de 1991, el Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón de la Sociedad Española de Neuniología y Cirugía Torácica elaboró una lista de temas prioritarios sobre los que se debía obtener una información básica a nivel nacional, que sirviera de punto de partida para la creación de futuros estudios multicéntricos. OBJETIVOS. 1) Obtener información sobre la forma de diagnosticar, tratar y tomar decisiones en pacientes con carcinoma broncogénico; 2) conocer las diferentes actitudes ante el carcinoma broncogénico con adenopatías mediastínicas homolaterales afectados (N¡); 3) sondear la predisposición de los cirujanos torácicos a participar en estudios colaborativos nacionales sobre el carcinoma broncogénico T3 y T4 y conocer sus opiniones sobre aspectos quirúrgicos concretos, y 4) conocer cómo se realiza el control postoperatorio de los enfermos. MATERIAL Y MÉTODO. El Comité Ejecutivo del Grupo de Trabajo, tomando en consideración las opiniones de los miembros del Grupo que aportaron comentarios, elaboró cuatro encuestas. Encuesta I: "Sistemática de estudio y tratamiento para tomar decisiones en pacientes con carcinoma broncogénico". Encuesta II: "Actitud diagnóstica y terapéutica ante el N¡". Encuesta III: "Carcinoma broncogénico T3-T4". Encuesta IV: Evaluación postoperatoria en el carcinoma broncogénico". Se recibieron 47, 41, 35 y 42 respuestas, respectivamente. El análisis de las respuestas valorables constituye la base de los resultados. RESULTADOS. Encuesta I: las 47 respuestas provenían de 32 centros hospitalarios; 21 de ellos remitieron copia del protocolo diagnóstico-terapéutico, de los que hay 19 modelos diferentes, de uso clínico (17) o de investigación (2). Encuesta II: las radiografías y la TAC torácicas son las pruebas no invasivas utilizadas por la mayoría de los encuestados: 39 (95 %). La mediastinoscopia es indicada selectivamente por 32 (78 %) encuestados y sistemáticamente por 7 (17 %). Veintiocho (68 %) encuestados confirman histológicaCorrespondencia: Dr. R. Rami Porta. Santa Filomena, 3, 2.a. 08017 Barcelona. *Redactado por el Comité Ejecutivo: Dres. Ramón Rami Porta, José Luis Bravo Bravo, Ángel López Encuentra. Francisco París Romeu. José Luis Duque Medina. Julio Astudillo Pombo y Amonio Alix Trueba. Arch Bronconeumol 1994: 30:40-48 40 mente los N¡ radiológicos y 9 (22 %) los intervienen directamente. Cinco (12 %) excluyen de la cirugía cualquier N¡ objetivado por mediastinoscopia o mediastinotomía y el resto matiza la exclusión dependiendo del tipo histológico, número y localización de los ganglios y tipo de afectación mediastínica. Tras quimioterapia de inducción, en pacientes excluidos inicialmente de la cirugía, 24 (59 %) indican la cirugía si ha habido algún tipo de remisión. Si el N3 se evidencia en la toracotomía, 25 (61 %) indican la resección pulmonar y la linfadenectomía mediastínica, aunque tienen en cuenta, antes de decidir, la operabilidad del paciente, si la resección puede ser completa, el tipo histológico, la invasión de la cápsula ganglionar y el número de adenopatías afectadas, fundamentalmente. Encuesta III: la mayoría de los encuestados, 27 (93 %) sobre un total de 29 respuestas valorables, se muestra partidario de tener un registro nacional de carcinoma broncogénico T3-T4, utilizaría una historia informatizada y seguiría un mismo protocolo terapéutico. Todos los que contestaron la encuesta creen de utilidad la resección de la pleura parietal y de la pared costal y espacio intercostal; y algo más de la mitad cree rentable extender la resección a tráquea y carina, vena cava superior o aurícula. Ocho (30 %), 11 (41 %) y 12 (44 %) se muestran partidarios de la resección del cuerpo vertebral, pared muscular del esófago y arteria pulmonar, respectivamente. Veinticuatro (83 %) no creen en la cirugía incompleta en estas situaciones T3 y T4. Encuesta IV: 30 (96 %), de los 31 cirujanos torácicos que contestaron esta encuesta, revisan a sus postoperados, mientras que sólo 7 (63 %), de 11 neumólogos, lo hacen. Treinta y cuatro (80 %) de los encuestados utilizan un protocolo de seguimiento postoperatorio y 29 (69 %) hacen referencia al intervalo libre de tumor. Veintitrés (54 %) realizan valoración funcional del paciente y 26 (62 %) solicitan analítica sanguínea, incluyendo bioquímica. Hay poca uniformidad en la utilización de marcadores tumorales y sólo 6 (14 %) realizan estudios de inmunidad ocasionalmente. Todos los encuestados utilizan las radiografías simples de tórax de forma sistemática; y la TAC, la ecografía abdominal y la gammagrafía ósea, en función de la clínica y de la exploración física. La mayoría, 36 (85 %), cree útil y estaría dispuesta a colaborar en un protocolo postoperatorio de seguimiento a nivel nacional. CONCLUSIONES. 1) Existen numerosos protocolos diagnóstico-terapéuticos y de toma de decisiones, algunos de los 58 R. RAM1 PORTA ET AL.- RESULTADOS DE LAS ENCUESTAS DEL GRUPO DE TRABAJO DE CÁNCER DE PULMÓN DE LA SEPAR cuales con hojas de recogidas de datos, que pueden aportar una gran experiencia de validez para futuros proyectos de un modelo único de registro de datos a nivel nacional, así como facilitar la comunicación multilateral para mejorar el contenido de los protocolos ya establecidos. 2) La diversidad caracteriza el manejo diagnóstico-terapéutico de los pacientes con carcinoma broncogénico N¡. Sin embargo, se observa una tendencia a perseguir la confirmación histológica de las alteraciones radiológicas sugestivas de N¡ y a matizar la contraindicación quirúrgica de los N¡ confirmados atendiendo al tipo histológico y al número y localización de los ganglios afectados. Si tras la quimioterapia de inducción se observa remisión total o parcial, se tiende a intervenir al paciente. Por regla general, en los N¡ confirmados intraoperatoriamente, se tiende a practicar resección pulmonar y linfadenectomía si la resección se considera que será completa. 3) Hay buena predisposición para realizar estudios multicéntricos sobre el carcinoma broncogénico T^ y T^. Se observa una tendencia entre los cirujanos a ampliar las resecciones a estructuras anatómicas incluidas en la categoría T,. 4) Sería posible llevar a cabo un protocolo de evaluación postoperatoria a nivel nacional, ya que la mayoría de los encuestados utiliza uno en su práctica clínica y se sienten dispuestos a la participación multicéntrica. Para su realización sería necesario un consenso en cuanto a la valoración funcional, oncológica y estudios endoscópicos e invasivos, cuya utilización es muy heterogénea. Results of the Spanish Pneumology and Thoracic Surgery Society (SEPAR) Lung Cáncer Task Forcé Surveys BAKGROUND. After its formation in 1991, the Lung Cáncer Task Forcé of the Spanish Pneumology and Thoracic Surgery Society (SEPAR) wrote a list of Spanish research priorities as a basis for future multi-center studies. OBJECTIVES. 1) To obtain information on ways of diagnosing, treating and inaking decisions regarding patients with bronchogenic carcinoma; 2) to identify different attitudes toward bronchogenic carcinoma with homolateral mediastinal adenopathy (N¡); 3) to sound out thoracic surgeons regarding their participation in natiomvide collaborative studies on bronchogenic T3 and T4 carcinoma and obtain their views on concrete surgical questions; and 4) to study protocols for postoperative surveillance. MATERIAL AND METHODS. The Executive Committee took into consideration the contributions of Task Forcé members in writing four survey questionnaires. Survey 1: "Ways of studying, treating and coming to decisions about patients with bronchogenic carcinoma." Survey II: "Diagnostic and therapeutic attitudes toward N¡." Survey III: "Bronchogenic T3-T4 carcinoma." Survey IV: Postoperative assessment in bronchogenic carcinoma." Forty-seven, 43, 35 and 42 replies, respectively, were received. Analysis of evaluable replies provide the basis of the results. RESULTS. Survey I: The 47 replies carne from 32 hospitals; 21 aiso sent copies of their diagnostic-therapeutic protocols, revealing 19 different modeis for clinical use (17) or research (2). Survey II: X-rays and computed tomography (CT) of the thorax are the non-invasive procedures used by most of the respondents (39 or 95 %). Mediastinoscopy is indicated selectively according to 32 (78 %) and routinely according to 7 (17 %). Twenty-eight (68 %) respondents confirm N¡ X-rays 59 histologically and 9 (22 %) resort immediately to surgery. Five (12 %) exclude from surgery any Ni found by mediastinoscopy or mediastinotomy, while the others may exclude such patients depending on histological type, number and location of ganglia and type of mediastinal involvement. After induction chemotherapy in patients excluded from surgery, 24 (59 %) may restore eligibility if some form of remission is observed. If N¡ is found during thoracotomy, 25 respondents (61 %) folio» with pulmonary resection and mediastinal lymphadenectomy, although they first take into account mainly patient operability, likelihood of a complete resection, tissue type, invasión of the gangliar capsule and the number of malignant nodes found. Survey III: Twenty-seven, or a 98 % majority of the 29 evaluable respondents, said that they wouid be in favor of a national register of T3-T4 carcinoma, wouid use a computerized system for recording case histories and wouid follow a standard therapeutic protocol. All believe that resection of the pleura and the costal wall and intercostal space is useful; slightiy more than half believe that it wouid be useful to extend resection to the trachea and carina, superior vena cava or atrium. Eight (30 %), 11 (41 %) and 12 (44 %) favor resection of the vertebral body, muscle wall of the esophagus and the pulmonary artery, respectively. Twenty-four (83 %) place no faith in partial surgery in cases of T3 and T4. Survey IV: Thirty (96 %) of the 31 thoracic surgeons who answered the questionnaire follow their patients after surgery, while oniy 7 (63 %) ofthe 11 pneumologists do so. Thirty-four (80 %) use a postoperative follow-up protocol and 29 (69 %) note the tumor-free interval. Twenty-three (54 %) make a functional assessment of the patient and 26 (62 %) order blood and biochemical work-ups. There is littie agreement on the use of tumoral markers and oniy 6 (14 %) do immunological studies occasionally. All use simple chest X-rays routinely; CT, abdominal sonograms and bone gammagrams may be used, depending on clinical data and physical examination. Most (36 or 85 %) believe that collaboration on a postoperative protocol for nationwide use wouid be useful. CONCLUSIONS. 1) A number of diagnostic-therapeutic protocols and decision-making processes exist, some with data collection sheets, and these can provide a great deal of valid experience for future efforts to establish a unified national model for recording data, as well as facilítate multi-faceted communication on improving the content of those protocols. 2) Diagnosis and therapeutic management of patients with bronchogenic N¡ carcinoma is diverse. Evident, however, is a tendency toward histological confirmation of X-rays that suggest N¡, as well as a tendendy to make subtie distinctions when surgery is contraindicated for confirmed N¡ based on histológica! type, number and site of affected ganglia. If total or partial remission occurs after induction chemotherapy, there is a tendency toward surgery. In N¡ confirmed intraoperatively, there is a general tendency to perform pulmonary resection and lymphadenectomy if complete resection is viable. 3) Physicians are well disposed to particípate in multicenter studies on bronchogenic T3 and T4 carcinoma. Surgeons tend to extend resections to anatomical structures classified as T4. 4) Drafting of a nationwide protocol for postoperative followup is feasible, given that most respondents use one in their clinical practice and feel disposed toward multicenter cooperation. For drafting such a protocol, consensus wouid have fo form functional and oncological assessment and on endoscopio and invasive studies, áreas in which practice is highiy heterogeneous at present. 41 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 INTRODUCCIÓN GENERAL El día 13 de junio de 1991, durante el XXIV Congreso de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, quedó constituido el Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón. El Comité Ejecutivo fue elegido entre los candidatos más votados, que fueron los Drs. Ángel López Encuentra, Ramón Rami Porta, José Luis Duque Medina, Francisco París Romeu, Julio Astudillo Pombo y José Luis Bravo Bravo. Posteriormente, la Junta Directiva de la Sociedad eligió al Dr. Antonio Alix Trueba como su representante en el Comité. Los Dres. Bravo Bravo y Rami Porta fueron encargados de la vicecoordinación y la coordinación, respectivamente, del Comité Ejecutivo. Las actividades realizadas durante el primer año de funcionamiento quedan reflejadas en la Memoria de Actividades, resumida en el número 24 de Separvisión(1992). Desde su constitución, el Comité Ejecutivo creyó prioritario obtener una información básica, a nivel nacional, de lo que se estaba haciendo en aspectos concretos del diagnóstico y del tratamiento del carcinoma broncogénico. Esta información básica serviría de punto de partida para desarrollar otros trabajos futuros. Para obtener esta información, el Comité Ejecutivo elaboró los borradores de estas cuatro encuestas: "Sistemática de estudio y tratamiento para tomar decisiones en pacientes con carcinoma broncogénico", "Actitud diagnóstica y terapéutica ante el N¡", "Carcinoma broncogénico T3-T4, y "Evaluación postoperatoria en el carcinoma broncogénico". Los borradores de estas encuestas se enviaron a todos los miembros del Grupo de Trabajo, a quienes se les solicitó su opinión. Aproximadamente una cuarta parte de los miembros del Grupo devolvieron los borradores con comentarios o correcciones, que fueron debidamente valorados y sirvieron para la redacción de los textos definitivos de las encuestas. Las encuestas se enviaron a todos los miembros de la Sociedad, con excepción de la encuesta "Carcinoma broncogénico T3-T4", que fue enviada a los cirujanos torácicos exclusivamente. Los servicios y hospitales que contestaron a todas o a alguna de las encuestas se especifican en el Apéndice. A continuación se exponen los resultados obtenidos. RESULTADOS DE LA ENCUESTA "SISTEMÁTICA DE ESTUDIO Y TRATAMIENTO PARA TOMAR DECISIONES EN PACIENTES CON CARCINOMA BRONCOGÉNICO" Informe elaborado por A. López Encuentra. Introducción El Comité Ejecutivo del Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón de la SEPAR decidió que podría ser de interés el intercambio de ideas sobre la sistemática enunciada en el título. 42 Los objetivos concretos que se propusieron alcanzar fueron: 1) incremento de la información colectiva sobre las estrategias de manejo de los pacientes con carcinoma broncogénico (CB); 2) favorecer el intercambio multilateral de información entre los diferentes grupos de trabajo, y 3) generar pautas de manejo para estos pacientes, que sean más eficaces y eficientes. Material y métodos Para el presente análisis se ha utilizado la información contenida en los protocolos recibidos por este Comité Ejecutivo. La solicitud de envío de estos documentos se efectuó, inicialmente, por medio de una nota enviada a todos los miembros de SEPAR coincidiendo con la remisión de una encuesta orientativa sobre el tema. Los resultados de esta encuesta fueron presentados en el Congreso de SEPAR de Granada, 1992. En algunas respuestas de la encuesta se indicaba la existencia de un protocolo de CB, pero no fue enviada una copia del mismo. En estos casos se les volvió a escribir solicitando una copia del documento original. Para los objetivos del presente análisis, se define como "protocolo en CB" al "documento escrito en donde figura la sistemática de estudio y tratamiento para tomar decisiones en pacientes con CB". Aunque este documento escrito sobre CB que se ha remitido no detalle exactamente una sistemática de estudio y tratamiento, ha sido admitido para clasificación. Inicialmente se han cuantificado las respuestas recibidas y posteriormente se ha procedido a la cualificación de los diferentes protocolos. La clasificación utilizada para esta cualificación se expone a continuación. Un protocolo puede ser clasificado de forma múltiple. La clasificación ha sido efectuada por un solo observador. Intentando una clasificación por objetivos, se han establecido las siguientes categorías: 1. Normas de clasificación de patología (extensión tumoral, estirpe, etc.). 2. Hojas de recogida de datos (por paciente): 2.1. Clínica; 2.2. Quirúrgica; 2.3. Clínico-Quirúrgica. 3. Exposición de decisiones: 3.1. Decisiones diagnósticas; 3.2. Decisiones terapéuticas; 3.3. Decisiones diagnóstico-terapéuticas: 3.3.1. Totalmente secuenciales; 3.3.2. Parcialmente secuenciales. 3.4. Otro tipo de decisiones. 4. Investigación. Resultados Se recibieron 47 encuestas contestadas, que representaban a 32 centros. Se remitieron en total 19 copias de los protocolos originales, que corresponden a los utilizados en 21 centros. Un mismo protocolo es presentado por 4 centros diferentes. En la tabla I se señalan los protocolos recibidos. La clasificación de estos protocolos se resume en la tabla II. Discusión Nueve protocolos, de los 19 disponibles, pueden ser clasificados bajo dos o más categorías. En 5 protocolos se exponen normas de clasificación (categoría 1); en 4, asociadas a exposición de decisiones (categoría 3) y en un protocolo también se asocia a una hoja de recogida de datos (categoría 2). De los cuatro pro60 R. RAMI PORTA ET AL. RESULTADOS DE LAS ENCUESTAS DEL GRUPO DE TRABAJO DE CÁNCER DE PULMÓN DE LA SEPAR tocólos restantes con múltiple clasificación, en dos la asociación consiste en la suma de categorías de hoja de recogida de datos (categoría 2) y de otro tipo de decisiones (categoría 3.4.) que se refieren a secuencias de estudios postratamiento. En los otros dos, la asociación es entre la categoría 2 referida y decisiones diagnóstico-terapéuticas (categoría 3.3.). En total, se trata de 10 protocolos en donde existen hojas de recogida de datos (categoría 2), la mayoría (9 protocolos) clinicoquirúrgica. Estos documentos TABLA I Lista de protocolos recibidos Hospital Número de orden Ciudad Bellvitge Virgen del Rocío Nuestra Señora del Pino Regional de Málaga Puerta de Hierro Reina Sofía Santiago Apóstol Del Aire Santa Creu i Sant Pau Nuestra Señora de Covadonga De la Princesa Complejo Hospitalario Miguel Servet Amara Nuestra Señora de Sonsoles 12 de Octubre Central de Asturias Juan Canalejo Mutua de Terrassa Fundación Jiménez Díaz Getafe Marqués de Valdecilla 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 Barcelona Sevilla Las Palmas Málaga Madrid Córdoba Vitoria Madrid Barcelona Oviedo Madrid León Zaragoza San Sebastián Ávila Madrid Oviedo La Coruña Terrassa Madrid Getafe Santander TABLA II Clasificación de los protocolos de CB Clasificación Número de orden 1 2.1 61 2.3 3.1 3.2 3.3.1 3.3.2 3.4 X 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 2.2 X X X X X X X X X X X X X Conclusiones La utilidad de esta documentación, depositada en este Grupo de Trabajo, puede ser doble: 7/Posibilidad de acceder a los documentos originales de otros centros, clasificados adecuadamente, facilitando la comunicación bilateral o multilateral, según objetivos, a fin de mejorar el contenido de los protocolos. 2) Facilitar la reflexión conjunta sobre los métodos o sistemas de trabajo asistenciales en relación a esta enfermedad. Resultados de la encuesta Actitud diagnóstica y terapéutica ante el N¡ Informe elaborado por J.L. Bravo Bravo. Introducción El tratamiento del carcinoma broncogénico con afectación de adenopatías mediastínicas homolaterales ha sido un tema muy debatido y discutido en los últimos años por diferentes grupos que defienden posturas contradictorias a este respecto. El Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón de la SEPAR ha llevado a cabo una encuesta entre todos los miembros de la sociedad con el objetivo de conocer las diferentes actitudes diagnósticas y terapéuticas que se adoptan ante esta enfermedad. 4 X X X X pueden aportar una gran experiencia de validez para futuros proyectos de un único modelo de registro de datos de ámbito estatal. Independientemente de haber recibido otras clasificaciones, en 11 protocolos se exponen decisiones (categoría 3), la mayoría (8 protocolos) de tipo diagnóstico y terapéutico, secuenciales (2 protocolos) o no (6 protocolos). Finalmente, dos protocolos son de investigación. Obviamente, deben existir más protocolos así clasificables, pero no han sido enviados dado el carácter clínico-asistencial de la definición de protocolo que figura al comienzo de este informe. Material y métodos El Comité Ejecutivo de este Grupo de Trabajo, en colaboración con todos sus miembros, elaboró una encuesta, que fue remitida tanto a neumólogos como a cirujanos torácicos, que consta de 8 preguntas básicas sobre diferentes aspectos del carcinoma broncogénico con adenopatías mediastínicas homolaterales afectadas. Respondieron 41 especialistas (25 cirujanos torácicos, 15 neumólogos y un oncólogo médico) de un total de 26 centros hospitalarios. X X X X X X X X X Resultados X X X Utilización de medios no invasivos para el estudio mediastínico Treinta y nueve (95 %) encuestados utilizan las radiografías posteroanterior y lateral de tórax y la TAC 43 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 torácica. Sólo uno utiliza las tomografías en lugar de la TAC y solamente uno utiliza las tres técnicas juntas. Dos encuestados usan, además de lo referido anteriormente, el esofagograma para un mejor estudio mediastínico (uno de ellos de forma rutinaria). Otro encuestado realiza la resonancia magnética nuclear ante la posibilidad de infiltración mediastínica. Indicación de la mediastinoscopia en candidatos quirúrgicos Treinta y dos (78 %) encuestados la indican de forma selectiva y 7 (17%) de forma sistemática. Dos encuestados no contestan. Los siete encuestados que realizan la mediastinoscopia sistemáticamente pertenecen a los servicios neumológicos y/o quirúrgicos de tres hospitales, sobre un total de 26 centros hospitalarios que han contestado la encuesta. Actuación frente a un paciente con carcinoma broncogénicOi-T3 de células no pequeñas con mediastino radiológicamente compatible con N¡ Ningún encuestado opina que un N¡ radiológico deba excluir al paciente de la cirugía. Veintiocho (68 %) encuestados opinan que se debe confirmar mediante mediastinoscopia y/o mediastinotomía paraesternal. Y nueve (22 %) creen que no se precisa la exploración instrumental y que se debe pasar directamente a cirugía. Hay cuatro respuestas no valorables. Además, cuatro encuestados aclaran que se puede prescindir de la exploración mediastínica instrumental y pasar a la cirugía en casos seleccionados, según la estirpe histológica, edad, etc. Hallazgos de la mediastinoscopia/mediastinolomía que contraindican la cirugía Cinco (12 %) encuestados excluyen la cirugía ante cualquier N3, independientemente del tipo histológico, localización de las adenopatías, afectación de la cápsula, número de estaciones ganglionares afectadas, etc. Hay una gran diversidad de opiniones en cuanto a la exclusión según la localización de las adenopatías afectadas. Las respuestas a este apartado se resumen en la tabla III. Además, uno de los encuestados basaría su decisión en el tipo histológico y la afectación del tejido mediastínico; y otro piensa que no está confirmado que la distinta localización de las adenopatías comporte peor pronóstico. Hubo 13 contestaciones no valorables. Por lo que respecta al tipo histológico, el carcinoma de célula pequeña sería excluyente de cirugía para 18 (44 %) encuestados; el carcinoma de célula pequeña, el adenocarcinoma y el carcinoma de células grandes lo serían para 6 ( 1 5 %), al igual que el carcinoma de célula pequeña y el carcinoma de células grandes. Para un (2,5 %) encuestado los tipos excluyentes serían el carcinoma de células pequeñas y el adenocarcinoma. Hay cinco respuestas no válidas en este aparta44 do. En la tabla IV se especifican otros criterios de exclusión de la cirugía. Actitud ante un paciente con CB N¡ diagnosticado mediante exploración mediastínica y que haya completado un tratamiento de inducción Ocho (19,5 %) no considerarían nuevamente el caso para cirugía. Once (27 %) indicarían la cirugía si hubiera habido remisión completa. Cuatro (10%), si hubiera habido remisión parcial. Y 9 (22 %), si hubiera habido algún tipo de remisión, bien parcial o completa. Un (2,5 %) encuestado repetiría la exploración mediastínica. En este apartado hay 8 respuestas no valorables. Actitud ante el N¡ descubierto durante la toracotomía Veinticinco (61 %) encuestados practicarían la exéresis pulmonar y linfadenectomía radical. Un (2,5 %) encuestado practicaría una resección atípica y linfadenectomía. Sin embargo, muchos encuestados tendrían en cuenta alguno de los factores especificados en la tabla V antes de decidirse a practicar la resección pulmonar. Tipo de exploración mediastínica realizada durante el acto quirúrgico Veinticinco (61 %) encuestados practican la resección de los territorios ganglionares homolaterales siempre. Tres (7 %) extirpan las adenopatías visibles. Y uno (2,5 %) practica la palpación del mediastino sin abrir la pleura mediastínica. Doce respuestas no son valorables. TABLA III Exclusión de la cirugía según la localización de las adenopatías afectadas encontradas en la mediastinoscopia/mediastinotomia Localización Paratraqueales ipsilaterales Paratraqueales ipsilaterales y adenopatía del vértice Paratraqueales ipsilaterales, mediastínicas anteriores, subcarínicas y del vértice Paratraqueales ipsilaterales, mediastínicas anteriores, subcarínicas, del vértice y aortopulmonares Subcarínicas Del vértice y subcarínica Paratraqueales ipsilaterales y mediastínicas anteriores Paratraqueales ipsilaterales, mediastínicas anteriores y del vértice Paratraqueales ipsilalerales, traqueobronquiales ipsilaterales y aortopulmonares Numero de encuestados (%) 9 (22) 2 (5) 1 (2,5) 2 (5) 1 (2,5) 1 (2,5) 3 (7,5) 1 (2,5) 1 (2,5) Trece contestaciones no son valorables. 62 R. RAMI PORTA ET AL.- RESULTADOS DE LAS ENCUESTAS DEL GRUPO DE TRABAJO DE CÁNCER DE PULMÓN DE LA SEPAR TABLA IV Otros hallazgos de la mediastinoscopia/mediastinotomia que contraindican la cirugía Hallazgo Número de encuestados (%) Masa ganglionar fija al mediastino Afectación de la cápsula ganglionar Afectación de varias estaciones ganglionares Más de dos adenopatías afectadas Adenopatías afectadas > 1 cm 21 (51) 18 (44) 10(24) 3 (7,5) 1 (2,5) Diez respuestas no son valorables. TABLA V Factores que se valoran antes de proceder a la resección en los casos N¡ descubiertos intraoperatoriamente Factores Número de encuestados (%) Resección teóricamente completa Operabilidad del paciente Tipo histológico Invasión de la cápsula ganglionar Número de adenopatías afectadas Número de estaciones ganglionares afectadas Situación de las adenopatías Tamaño del tumor Tamaño de las adenopatías 24 (59) 22 (54) 15 (37) 12(30) 10 (24) 9 (22) 6(15) 6(15) 5(12) Complicaciones de la linfadenectomía El drenaje hemático abundante es referido por cuatro (10 %) encuestados. La parálisis recurrencial, por 2 (5 %). La fístula bronquial, por 2 (5 %). Y la prolongación del tiempo quirúrgico, por uno (2,5 %). Doce respuestas no son valorables. Comentarios Los casos de adenopatías homolaterales afectadas en el contexto del carcinoma broncogénico suponen uno de los grandes problemas con que se enfrentan diariamente tanto neumólogos como cirujanos torácicos. Previamente a la realización de esta encuesta se preveía la existencia de diferentes actitudes ante estos pacientes. Resulta difícil valorar sus resultados debido a las diversas posibilidades que pueden adoptarse e incluso a la combinación de las mismas. Sin embargo, algunos aspectos de los resultados merecen ser comentados. Para el estudio no invasivo del mediastino, la mayoría de los encuestados utiliza las radiografías posteroanterior y lateral de tórax, junto con la tomografía axial computarizada. La utilización de otras técnicas es excepcional. La mediastinoscopia se utiliza habitualmente de forma selectiva, dependiendo de los hallazgos radiológicos. Estos hallazgos radiológicos, indicativos de N¡, no excluyen la cirugía. La mayoría de los encuestados se inclina por la confirmación histológica mediante mediastinoscopia y/o mediastinotomía. Un pequeño 63 grupo de ellos opina que se debe realizar la cirugía prevista sin otra exploración instrumental previa, en casos seleccionados. Ante los hallazgos de la mediastinoscopia, sólo un pequeño grupo excluye de la cirugía cualquier tipo de N¡, mientras que la mayoría de los encuestados matiza la exclusión según el tipo histológico, localización y número de estaciones ganglionares afectadas y tipo de afectación mediastínica. La presencia de afectación en varias localizaciones ganglionares, la histología diferente a carcinoma escamoso, la fijación ganglionar al tejido mediastínico y la afectación de la cápsula ganglionar son los criterios de exclusión más citados. Tras la quimioterapia de inducción, en los casos descartados inicialmente para la cirugía, la mayoría de los encuestados intervendrían al paciente en caso de objetivarse, al menos, remisión parcial. Un pequeño grupo de especialistas no consideraría nuevamente la cirugía. Es excepcional la repetición de la exploración mediastínica para valorar nuevamente el caso. Ante un N^ descubierto intraoperatoriamente, todos los encuestados practicarían resección pulmonar y linfadenectomía radical, siempre y cuando la resección se considerara completa y el paciente fuera funcionalmente apto para la resección prevista. Otros criterios que frecuentemente se valorarían antes de decidir la resección serían el tipo histológico, la invasión de la cápsula ganglionar, el número de adenopatías y el número de estaciones ganglionares afectadas. La mayoría de los encuestados siempre practica la resección de los ganglios mediastínicos homolaterales. Unos pocos extirpan solamente los ganglios visibles o palpables. Conclusión Aunque hay una gran variabilidad en los procedimientos diagnósticos y terapéuticos en los casos de CB-N^, de los resultados de esta encuesta podemos concluir que hay una actitud muy positiva tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de estos casos. Se persigue la confirmación histológica de las alteraciones observadas en los estudios radiológicos, pero la mera confirmación histológica de N¡ no es excluyente de cirugía, sino que la exclusión viene matizada por el tipo histológico y el número y localización de los ganglios. Los casos excluidos de cirugía no se abandonan, sino que son sometidos a quimioterapia de inducción y, si se observa remisión, al menos parcial, se intervienen quirúrgicamente. Además, en los N^detectados intraoperatoriamente, se practica exéresis pulmonar y linfadenectomía mediastínica homolateral completa, si se considera que, por el tipo de afectación y número de ganglios y estaciones afectadas, la resección que se va a practicar es completa. RESULTADOS DE LA ENCUESTA CARCINOMA BRONCOGÉNICO T3-T/' Informe elaborado por F. París Romeu y J.L. Bravo Bravo. 45 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. I, 1994 Introducción El Comité Ejecutivo del Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón de la SEPAR elaboró una encuesta con el objetivo de obtener información sobre la actitud terapéutica ante el carcinoma broncogénico con invasión de estructuras torácicas vecinas, incluidas en los grupos T3 y T4. Material y métodos La encuesta fue dirigida a los servicios quirúrgicos y se dividió en dos apartados. El primero recababa información sobre la utilidad y predisposición a realizar estudios prospectivos y/o retrospectivos multicéntricos nacionales, que serían la base de futuros proyectos de trabajos multicéntricos. En el segundo apartado se solicitó la opinión sobre determinados problemas puntuales en el cáncer de pulmón T3-T4, en vistas al tratamiento quirúrgico. Respondieron a la encuesta 35 facultativos pertenecientes a 28 servicios hospitalarios, siete de neumología u oncología y 21 de cirugía torácica. Al analizar las respuestas, se descartó una por no considerarse válida. Dos cirujanos de un mismo servicio dieron contestaciones diferentes y, por tanto, respuestas se tabulan por separado. En total se han valorado 29 respuestas válidas. En el análisis de los resultados se excluye el número y el porcentaje de las respuestas no valorables. Resultados Necesidad de un registro nacional Veintisiete (93 %) encuestados creen conveniente crear un registro nacional y 22 (76 %) aportaría sus casos para crear este registro. Además, 27 (93 %) seguirían una historia prospectiva informatizada de los casos de carcinoma broncogénico T3 y T4. Diez (34 %) de los encuestados excluirían de este estudio los tumores de Pancoast, mientras que otros 17 (59 %) los incluirían. Predisposición a la colaboración multicéntrica Veinticuatro (83 %) encuestados estarían dispuestos a colaborar en un estudio retrospectivo y 26 (90 %) seguirían un mismo protocolo terapéutico prospectivo. Definición del T¡ y del T^ Seis (21 %) encuestados mantendrían el actual criterio de definición del T3 y del T4, es decir, la definición basada en la estructura anatómica invadida. Sin embargo, 16 (62 %) opina que el criterio para esta definición debería ser la radicalidad de la cirugía: aquellos tumores clasificados T4, de acuerdo con la estructura anatómica invadida, si se han extirpado de forma completa, deberían ser clasificados con T3. Por el contrario, los tumores T3 resecados de forma incompleta deberían clasificarse como T4. Cinco encuestados (17 %) no manifiestan su opinión en este apartado. 46 Rentabilidad de las resecciones ampliadas El número total de respuestas en este apartado es de 27. La totalidad, 27 (100 %), de los encuestados considera rentable la extensión de la resección a la pleura parietal y a la pared torácica (costilla y espacio intercostal). El número de encuestados que apoya la extensión de la resección a otras estructuras es el siguiente: pericardio y nervio frénico 23 (85 %); tráquea o carina 17 (63%); vena cava superior 16 (59%); aurícula o venas pulmonares 15 (56%); arteria pulmonar 12 (44 %); pared muscular del esófago 11 (41 %); cuerpo vertebral 8 (30 %). Técnica quirúrgica empleada cuando hay infiltración de la pleura parietal, la disección extrapleural es posible y no parece haber afectación de la pared torácica En este apartado el número de contestaciones valorables es de 25. Catorce (56 %) encuestados practican resección extrapleural; 3(12 %) realizan una resección en bloque; 5 (20 %) deciden tras realizar biopsia intraoperatoria de la pleura y del músculo intercostal. Ante la duda, todos los encuestados se deciden por la resección en bloque y la mayoría marca la zona para administrar radioterapia postoperatoria. Técnica quirúrgica empleada cuando hay afectación del cuerpo vertebral. En este apartado se valoran 26 respuestas válidas. Diecisiete (65 %) encuestados practican una resección parcial del cuerpo vertebral. Ocho (31 %) consideran el caso irresecable. Uno (4 %) solicita la valoración de los neurocirujanos. La mayoría recurre a la radioterapia coadyuvante. Opinión sobre los resultados de la cirugía incompleta en el T¡ y T^. Veinticuatro (83 %) encuestados no creen que sea útil; dos (7 %) opinan que sí lo es, si se completa con terapia adyuvante. Otros dos encuestados la creen útil en sentido paliativo. Indicación de la terapia neo o coadyuvante en casos con afectación parietal, no Pancoast. Ocho encuestados la creen útil en sentido paliativo. Indicación de la terapia neo o coadyuvante en casos con afectación parietal, no Pancoast Ocho encuestados administran radioterapia pre y postoperatoriamente. Siete lo hacen en el postoperatorio. Cinco dan radioterapia postoperatoria si ha quedado poco margen de seguridad. Uno administra radioterapia preoperatoria. Y uno, preoperatoria y postoperatoria, si ha quedado poco margen de seguridad. Dos encuestados administran poliquimioterapia neoadyuvante. Dos opinan que este tratamiento no es válido. Conclusiones De los resultados de esta encuesta se puede concluir lo siguiente: 1) Sería posible la realización de estudios multicéntricos, tanto retrospectivos como prospectivos, siguiendo un mismo modelo de protocolo tera64 R. RAMI PORTA ET AL.- RESULTADOS DE LAS ENCUESTAS DEL GRUPO DE TRABAJO DE CÁNCER DE PULMÓN DE LA SEPAR péutico, ya que la mayoría de los encuestados manifiesta su buena predisposición a participar en ellos aportando sus casos. 2) Es aparente, además, la tendencia a resecar de forma radical y completa estos tumores, tanto los que invaden estructuras comprendidas dentro de la categoría T3 como de la T4; y la opinión de que el tipo de resección (completa o incompleta) debería ser el factor determinante del T y no la estructura anatómica afectada. 3) La mayoría de los encuestados no considera válida la cirugía incompleta en estos casos. 4) No hay un criterio uniforme para la administración de terapia neo o coadyuvante. RESULTADOS DE LA ENCUESTA "EVALUACIÓN POSTOPERATORIA EN EL CARCINOMA BRONCOGÉNICO» Informe elaborado por J.L. Duque Medina. Introducción Con el objetivo de conocer cómo se realiza el seguimiento postoperatorio de los pacientes tratados por carcinoma broncogénico, el Comité Ejecutivo del Grupo de Trabajo de Cáncer de Pulmón consideró enviar una encuesta sobre la forma de evaluación postoperatoria. La información obtenida a través de esta encuesta serviría de base para confeccionar un modelo de seguimiento postoperatorio consensuado que pudiera ser utilizado por todos los miembros de la Sociedad. Material y métodos Se recibieron 42 contestaciones a la encuesta: 31 de cirujanos torácicos (3 múltiples) y 11 de neumólogos. Se analizaron por separado las encuestas de unos y otros y no se encontraron diferencias apreciables en sus respuestas, por lo que la exposición de los resultados se hará globalmente. Resultados Aspectos generales. Los pacientes son revisados de forma sistemática, principalmente, por los cirujanos. Treinta (96 %) de ellos lo hacen, frente a 7 (63 %) neumólogos. En el primer año tras la intervención, la media de revisiones efectuadas oscila entre 3 y 4. En los siguientes 5 años, vienen a ser dos revisiones por año. Veintinueve (93 %) cirujanos torácicos y 4 (40 %) neumólogos revisan indefinidamente a estos pacientes. El resto de neumólogos lo hace hasta los 5 años. Situación clínica. Treinta y cinco (83 %) de los encuestados realizan una valoración clínica completa en estos pacientes, incluyendo la consideración de la calidad de vida. Un poco más de la mitad de los encuestados, 24 (57 %), utiliza la clasificación de Karnofski y la creen útil (64 %). La mayoría de los encuestados realiza sistemáticamente la exploración física, incluyendo la palpación de las regiones donde asientan ganglios linfáticos ac65 cesibles, 38 (90 %). Sin embargo, la exploración abdominal no la realizan todos: 31 (73 %). Valoración funcional. La valoración funcional la realiza poco más de la mitad de los encuestados: 23 (54 %). Se realiza, principalmente, en el postoperatorio inmediato y al año. El parámetro más utilizado es la espirometría, seguida del ECG y la gasometría. Veinticinco (59 %) de los encuestados consideran útil dicha valoración y seis (14 %) no necesaria. Valoración oncológica. Veintiséis (62 %) encuestados solicitan rutinariamente análisis de sangre y bioquímica sanguínea. Menos de la tercera parte de los encuestados (la mayoría neumólogos) solicita marcadores tumorales de forma sistemática. En función de las respuestas recibidas no se puede determinar su utilización a nivel clínico o de investigación. El marcador más utilizado es el CEA. Veintisiete (64 %) encuestados consideran de interés su estudio. Ningún grupo estudia de forma sistemática la inmunología en estos pacientes. Sólo seis (14 %) lo hacen ocasionalmente. Sin embargo, aproximadamente la mitad de los encuestados opina que su estudio puede tener interés. Estudios de imagen. Prácticamente todos los que han respondido a la encuesta solicitan radiografías de tórax. Solamente 9 (21 %) indican, ocasionalmente, tomografías. Sólo 6 ( 1 4 °/o) de los encuestados solicitan TAC de forma sistemática. Sin embargo, la mayoría, 33 (78 %), lo hacen en función de la clínica y la evolución del paciente. Por frecuencia, el estudio más solicitado es el torácico, seguido del abdominal y del craneal. En 25(59%) respuestas se especifica que el radiólogo y el cirujano torácico y/o el neumólogo utilizan esquemas de valoración semejantes. Tanto la ecografía como la gammagrafía ósea apenas son realizadas sistemáticamente; en cambio, se solicitan frecuentemente en función de la clínica o la exploración física: 36 (85 %) y 33 (78 %) encuestados, respectivamente, apoyan este último supuesto. La ecografía abdominal es la utilizada con mayor frecuencia. Con respecto a la gammagrafía ósea, es interesante reseñar que en la valoración de los resultados apenas son considerados buenos o malos. Treinta (71 %) de los encuestados los considera desconocidos y complementan esta exploración con otras. Además, 28 (66 %) de los encuestados realizan la confirmación histológica de las lesiones presuntamente positivas. Con respecto a otras exploraciones solicitadas en la evaluación postoperatoria, la gammagrafía con galio apenas se utiliza. El esofagograma es pedido por 13 (30 %) encuestados, en función de la clínica y/o evolución. En general, la broncoscopia es realizada sólo ante una anamnesis sospechosa (76 %). Menos frecuente es su práctica de forma sistemática (23 %), aunque aproximadamente la mitad de los neumólogos que respondieron a nuestra encuesta la realiza periódicamente. Por fin, existe una clara tendencia a conseguir la confirmación histológica ante una sospecha de recidi47 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 va: 24 (57 %) buscan siempre esta confirmación y 13 (31 %) lo hacen a veces. Preguntas finales. Treinta y cuatro (80 %) encuestados utilizan las exploraciones de forma protocolizada. Veintinueve (69 %) hacen referencia al intervalo libre de tumor. Veinticuatro (57 %) valoran la supervivencia en función de este último dato. Veinte (47 %) creen necesaria una clasificación que complemente la TNM en caso de recidiva. Treinta y cinco (83 %) creen útil un protocolo de seguimiento postoperatorio a nivel nacional. Treinta y seis (85 %) de los encuestados estarían dispuestos a colaborar activamente en él. Conclusiones 1. Sería factible un protocolo de evaluación postoperatoria que fuese aceptado y aplicado por la mayoría, dado que el 80 % de los encuestados utiliza ya los datos de forma protocolizada; el 83 % cree útil un protocolo postoperatorio de seguimiento a nivel nacional; y, además, estaría dispuesto a colaborar en él. 2. Dentro de este protocolo, los pilares básicos en los que sería relativamente fácil conseguir un acuerdo serían: periodicidad y mantenimiento de las revisiones; valoración clínica, y valoración oncológica a nivel radiológico. 3. Habría que intentar conseguir un consenso con respecto a: valoración funcional de estos postoperados; valoración oncológica a nivel de marcadores tumorales y estudios inmunológicos, y estudios endoscópicos y técnicas invasivas. 48 APÉNDICE Todas o algunas de las encuestas fueron contestadas por especialistas de Servicios de Cirugía Torácica (SCT), Servicios de Neumología (SN) y Servicios de Oncología (SO) de los hospitales (H) siguientes, a los que expresamos nuestro agradecimiento: SN, Hospital Nuestra Señora de Sonsoles (Ávila). SCT, Hospital de Bellvitge; SCT, Hospital Clínic i Provincial; SCT y SN, Hospital Mutua de Terrassa; SCT, Hospital Sagrado Corazón-QS Alianza; SCT, Hospital Santa Creu i Sant Pau, y SCT, Hospital Valí d'Hebron (Barcelona). SCT, Hospital Reina Sofía (Córdoba). SCT, Hospital Juan Canalejo (La Corufta). SN, Complejo Hospitalario (León). SCT y SN, Hospital del Aire; SCT y SN, Hospital 12 de Octubre; SCT, Fundación Jiménez Díaz; SO, Hospital Gregorio Marañen; SCT, Hospital La Paz; SCT, Hospital de la Princesa; SCT, Hospital Puerta de Hierro, y SN, Hospital Universitario de Getafe (Madrid). SCT, Hospital Carlos Haya (Málaga). SN, Hospital Álvarez-BuyIla (Mieres). SCT y SN, Hospital Central de Asturias y SCT, Hospital Nuestra Señora de Covadonga (Oviedo). SCT, Hospital Nuestra Señora del Pino (Las Palmas). SN, Hospital Virgen del Camino (Pamplona). SN, Hospital Camino de Santiago (Ponferrada). SN, Hospital Amara (San Sebastián). SCT, Hospital Marqués de Valdecilla (Santander). SN, Hospital Virgen de la Macarena y SCT, Hospital Virgen del Rocío (Sevilla). SCT, Hospital Univertari la Fe y SCT, Hospital General Universitario (Valencia). SCT, Hospital Clínico Universitario (Valladolid). SN, Hospital Xeral-Cies (Vigo), SN, Hospital Santiago Apóstol (Vitoria). SCT, Hospital Miguel Servet (Zaragoza). 66 NOTAS CLÍNICAS Afectación traqueobronquial en el linfoma no hodgkiniano I. Padilla Navas, C. Shum, J.A. Carratalá, J.R. Sánchez, J.A. Ramos* y E. García-Pachón'1'* Sección de Neumologia. * Servicio de Anatomía Patológica. Hospital General de Elche. Elche. Alicante. ** Sección de Neumologia. Hospital Vega Baja. Orihuela. Alicante. La afectación traqueobronquial por linfoma no hodgkiniano (LNH) se ha descrito en muy pocas ocasiones. Se presentan 2 pacientes con LNH y afectación endobronquial de características diferentes. En el primero se observó afectación difusa de la mucosa bronquial en el contexto de un LNH sistémico de 10 años de evolución. En el segundo paciente, la afectación endobronquial consistió en una masa que obstruía la tráquea y el bronquio principal derecho y fue en este caso la primera manifestación del linfoma. Arch Bronconeumol 1994; 30:49-51. Tracheo-bronchial involvement in non Hodgkin's lymphoma Tracheo-bronchial involvement in non Hodgkin's lymphoma (NHL) has been littie described. We present two patients with NHL and endobronchial involvement of different characteristics. In the first case diffuse involvement of the bronchial mucosa was observed in the context of a systemic NHL of 10 years' duration. In the second patient, endobronchial involvement consisted of a mass obstructing the trachea and the right main bronchus which was the first manifestation of lymphoma. Introducción Observaciones clínicas La afectación traqueobronquial por linfoma ha sido descrita en pocas ocasiones y, cuando se produce, ocurre con más frecuencia en la enfermedad de Hodgkin que en el linfoma no hodgkiniano. Así, en un estudio necrópsico clásico, Vieta y Craver' sólo encontraron afectación endobronquial en 5 de 51 pacientes con enfermedad de Hodgkin y en ninguno de los 55 pacientes con linfoma no hodgkiniano. Posteriormente, en un estudio en el que se realizaba broncofibroscopia en el momento de la estadificación de 25 pacientes con linfoma, se observó en 8 de ellos afectación endobronquial 2 , datos que sugieren que el hallazgo de este tipo de afectación es quizás más frecuente de lo que se sospecha por la clínica. No obstante, las descripciones de estos procesos siguen siendo muy escasas y, en general, de casos aislados. Presentamos 2 pacientes con afectación traqueobronquial por linfoma no hodgkiniano con características clínicas, radiológicas y endoscópicas distintas. Caso 1 Correspondencia: Dra. I. Padilla Navas. Avda. Novelda, 8, 5." 2.a. 03206 Elche. Alicante. Recibido el 22-3-1993; acoplado para su publicación el 20-4-1993. 67 Varón de 48 años que fue remitido para valoración de radiografía de tórax patológica. El paciente había sido diagnosticado 10 años antes de linfoma no hodgkiniano de bajo grado, originado en el anillo de Waldeyer. No se observó en el estudio de extensión afectación ganglionar, hepática ni de medula ósea. Recibió radioterapia local y múltiples ciclos de quimioterapia con remisión total de la enfermedad. A los 6 años del diagnóstico presentó tumoración en bíceps sural derecho, cuya biopsia demostró la recidiva del linfoma. En el seguimiento del paciente se apreció en la radiografía de tórax condensación basal derecha y pequeño derrame pleural, interpretado como neumonía; tratado con antibióticos tuvo buena evolución clínica inicial. En los controles posteriores observaron la progresión de las imágenes radiológicas, con aparición de un nuevo infiltrado pulmonar en lóbulo inferior izquierdo, añadido a las alteraciones previas (fig. 1), por lo que fue remitido a nuestra sección. Se realizó broncofibroscopia que mostró engrosamiento de la mucosa de los bronquios segmentarios de ambas pirámides básales, de superficie irregular con aspecto de infiltración neoplásica, que disminuía las luces bronquiales siendo casi total la obstrucción en el bronquio del segmento 6 izquierdo. La biopsia bronquial fue informada como infiltración por linfoma bien diferenciado, con diferenciación plasmocitoide, productor de IgM lambda monoclonal. El paciente refería ya en este momento astenia, anorexia, pérdida de más de 10 kg de peso 49 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 y hemoptisis. Se objetivó afectación subdiafragmática por el linfoma y, a pesar de reiniciar la quimioterapia, presentó una evolución clínica desfavorable, con deterioro progresivo y falleció 6 meses después. Caso 2 Mujer de 74 años que ingresó por disnea de reposo. Presentaba desde 4 meses antes tos con expectoración blanquecina, añadiéndose en los últimos 2 meses disnea de intensidad progresiva que aumentaba con el decúbito supino, sibilantes ocasionales y un esputo hemoptóico el día previo a su ingreso. No refería fiebre, anorexia ni pérdida de peso. La paciente no era fumadora ni tenía otros antecedentes de interés. En la exploración física destacaba taquipnea de 36 respiraciones/min. No había adenopatías periféricas ni ingurgitación yugular. La auscultación cardíaca fue normal, y en la auscultación respiratoria se apreciaba espiración alargada, con algunos sibilantes diseminados. En abdomen no había visceromegalias. No se observaron otras alteraciones. Los análisis practicados fueron normales, excepto leucocitosis (15,8 x 1 O9/! con 90 % de segmentados), VSG de 93 mm y glucemia de 21,07 mmol/1. La gasometría arterial con Fi0¡ 0,21 mostró pH 7,385, PaO;, 63 mmHg y PaCOz 46 mmHg. En la radiografía de tórax en el momento de su ingreso se observaba atelectasia-condensación del lóbulo superior derecho y elevación del hemidiafragma ipsilateral (fig. 2). Se realizó una broncofibroscopia detectándose en tráquea, a 8 cm de cuerdas vocales, una masa exofítica de superficie irregular, mamelonada, que obstruía el 80 % de la luz traqueal, que se extendía distalmente y afectaba el bronquio principal derecho, cuya obstrucción era casi total, sin permitir el paso del broncoscopio. Se realizó biopsia, cepillado y broncoaspirado con el resultado anatomopatológico de linfoma maligno no hodgkiniano difuso de células pequeñas y grandes. El estado clínico de la paciente no permitió la colaboración suficiente para realizar otras exploraciones. Presentó un rápido deterioro clínico, con colapso completo del pulmón derecho, insuficiencia respiratoria aguda, sin respuesta al tratamiento, y falleció al séptimo día de su ingreso. No se autorizó el estudio necrópsico. 50 Discusión Los 2 casos presentados muestran características clínicas, radiológicas y endoscópicas bien diferenciadas de afectación traqueobronquial por linfoma no hodgkiniano. Rose et al3, a partir del análisis de 3 casos propios y de la revisión de los casos publicados en la literatura, establecieron que el linfoma no hodgkiniano con afectación endobronquial puede presentarse siguiendo dos patrones clinicorradiológicos distintos. El más frecuente, que denominaron tipo 1, consistiría en la presencia de infiltración difusa submucosa en pacientes con evidencia clínica de linfoma sistémico. En el otro patrón, tipo 2, los hallazgos endoscópicos consisten en la presencia de masas endobronquiales localizadas. El primero de nuestros casos era un paciente diagnosticado 10 años antes de linfoma no hodgkiniano con remisión inicial y recidiva posterior, en el que se observó afectación endobronquial difusa, características que corresponden al tipo 1 de Rose et al3. En estos casos la alteración radiológica es constante, en forma de adenopatías regionales y/o infiltrados parenquimatosos3. En nuestro paciente la infiltración difusa de la mucosa había progresado hasta ocluir casi por completo la luz de un bronquio segmentario; sin embargo, este es un hallazgo infrecuente, pues los signos de obstrucción bronquial en la afectación tipo 1 sólo habían sido descritos previamente en dos casos4'5. En el contexto de un linfoma no hodgkiniano ya diagnosticado, la presencia de anormalidades en la radiología de tórax hace sospechar la posible afectación intratorácica por esta enfermedad, aun en ausencia de adenopatías mediastínicas o biliares, habituales cuando hay lesión parenquimatosa6. Menos frecuente y por lo tanto mayor dificultad diagnóstica supone el segundo de los casos apenados. 68 I. PADILLA NAVAS ET AL.- AFECTACIÓN TRAQUEOBRONQUIAL EN EL LINFOMA NO HODGKINIANO En nuestra paciente, la afectación traqueobronquial por el linfoma no hodgkiniano ocasionaba una intensa obstrucción de la vía aérea superior que le causó el fallecimiento antes de poder iniciar el tratamiento adecuado. Pero esta forma clínica tan dramática, aunque descrita con anterioridad7, no es frecuente. Este segundo caso, corresponde al tipo 2 de afectación endobronquial de la clasificación propuesta por Rose et al3, del que estos autores sólo habían recogido 8 casos en la literatura. Este tipo consiste en la presencia de masas endobronquiales localizadas y se asocia, en todos los casos, a signos clínicos de obstrucción como tos y sibilantes. La imagen radiológica que se observa consiste en grados diversos de atelectasia. Como ocurrió en nuestra paciente, en la afectación del tipo 2 los síntomas respiratorios pueden ser la forma de presentación del linfoma no hodgkiniano. La participación traqueal en la afectación endobronquial de nuestra paciente (caso 2) es otro hallazgo infrecuente, aunque ya ha sido descrita esta localización traqueal en linfomas sistémicos7 así como la existencia de linfomas primarios de tráquea8. En el caso que presentamos, la mala situación clínica de la paciente, que no posibilitó realizar otras exploraciones, y la falta de estudio necrópsico impiden especular sobre el origen y extensión del linfoma. Para considerar que un linfoma es primario de pulmón se requiere que no coexista afectación extratorácica al menos en los tres meses siguientes a su diagnóstico9. Los casos presentados responden a las dos formas de afectación endobronquial del linfoma no hodgki- 69 niano. Sus características diferentes traducen, probablemente, dos formas distintas de diseminación de la enfermedad. Debido a las pocas descripciones, la respuesta al tratamiento y el pronóstico en los casos de afectación endobronquial no están bien establecidos. BIBLIOGRAFÍA 1. Vieta JO, Craver LF. Intrathoracic manifestations ofthe lymphomatoid diseases. Radiology 1941; 37:138-157. 2. Gallagher CJ, Knowles GK, Habeshaw JA, Green M, Malpas JS, Lister TA. Early involvement of the bronchi in patients with Hodgkin's disease and non-Hodgking lymphoma. Br J Cáncer 1983; 48:777-781. 3. Rose RM, Grigas D, Strattemeir E, Harris NL, Linggood RM. Endobronchial involvement with non-Hodgkin's lymphoma. A clinical-radiologic analysis. Cáncer 1986; 57:1.750-1.755. 4. Kilgore TL, Chasen MH. Endobronchial non-Hodgkin's lymphoma. Chest 1983; 84:58-61. 5. Case records of the Massachusetts General Hospital. N Eng J Med 1984; 310:1.653-1.661. 6. North LB, Libshitz HI, Lorigan JG. Thoracic lymphoma. Radiol Clin N Am 1990; 28:745-762. 7. Hessen H, Houck J, Harvey H. Airway obstruction due to lymphoma ofthe larynx and trachea. Laryngoscope 1988; 98:176180. 8. Kaplan MA, Pettit CL, Zukerberg LR, Harris NL. Primary lymphoma ofthe trachea with morphologic and immunophenotypic characteristics of low-grade B-cell lymphoma of mucosaassociated lymphoid tissue. Am J Surg Pathol 1992; 16:71-75. 9. Saitzstein SI. Pulmonary malignant lymphomas and pseudolymphomas: classification, therapy, and prognosis. Cáncer 1963; 16:928-934. 51 NOTAS CLÍNICAS Seudotumor inflamatorio endobronquial. Presentación de un caso y revisión de la literatura J.F. Oteo Domínguez, M. Yebra Bango, A. Várela de Ligarte*, E. Berrocal Valencia, M. Pérez Ramos** y S. Ramón y Cajal** Servicio de Medicina Interna I. * Servicio de Cirugía Cardiovascular. ** Servicio de Anatomía Patológica. Clínica Puerta de Hierro. Madrid. El seudotumor inflamatorio endobronquial es una variante poco descrita de seudotumor inflamatorio pulmonar, cuyo crecimiento se dirige a la luz bronquial. Se presenta un caso y revisamos otros 17 bien documentados en la literatura médica. Se observa la frecuente asociación de dicha variante con clínica respiratoria obstructiva y atelectasias como patrón radiológico, lo que permite su detección en edades tempranas de la vida. La biopsia endomiocárdica no suele confirmar el diagnóstico por lo que se requiere el estudio tras resección de la pieza quirúrgica. Se comprueba la ausencia de recidivas tras la lobectomía. Endobronchial inflammatory pseudotumor. A case report and review of the literature The endobronchial inflammatory pseudotumor is a littie described variant of inflammatory lung pseudotumor, the growth of which is directed towards bronchial lumen. A case is presented and seventeen other well documented cases from the medical literature are reviewed. This variant has been frequently observed with clinical manifestations of obstructive respiration and athelectasia as a radiologic pattern allowing detection at an early age. Endoscopy does not usually confirm diagnosis; surgery and study of the specimen removed is therefore necessary. Arch Bronconeumol 1994; 30:52-55. Introducción El seudotumor inflamatorio (PI) hace referencia a un grupo de lesiones benignas, que morfológicamente simulan verdaderos tumores, cuya localización principal es la pulmonar. Se presenta un caso de seudotumor inflamatorio de localización endobronquial (PIE), variedad clínica rara y poco descrita en la literatura. Así mismo, se revisarán los casos de localización endobronquial publicados y sus aspectos clínicos más sobresalientes. El estudio radiológico de tórax mostró un infiltrado basal derecho, con signos de pérdida de volumen. La TC (fig. 1) reveló un aumento del hilio derecho con engrosamiento e irregularidad de la pirámide bronquial derecha y ausencia de adenopatías mediastínicas. El cultivo, Ziehí y Lowenstein de esputo fue negativo y la citología no mostró células tumorales. El paciente fue sometido a una broncoscopia, visualizándose una tumoración endobronquial en el bronquio intermediario con extensión al bronquio del lóbulo inferior derecho. Caso clínico Varón de 22 años de edad, no fumador, con antecedentes de bronquitis de repetición durante la primera década de su vida, que refería síntomas de un mes de evolución consistentes en tos con expectoración mucoide e hilos de sangre, febrícula y dolor paresternal de características pleuríticas, persistiendo dicha sintomatología a pesar del tratamiento con eritromicina. En la exploración física se objetivaron crepitantes y roncus en base derecha, sin otros datos de interés. La analítica elemental de sangre y orina fue normal. La inoculación con PPD y la serología a Mycoplasma, Influenza, psittacosis, Coxiella, Legionella y adenovirus fueron negativas. Correspondencia: Dr. M. Yebra. Servicio de Medicina Interna I. Clínica Puerta de Hierro 28035 Madrid. Recibido el 4-2-1993; aceptado para su publicación el 10-6-1993. 52 70 J.F. OTEO DOMÍNGUEZ ET AL.- SEUDOTUMOR INFLAMATORIO ENDOBRONQUIAL. PRESENTACIÓN DE UN CASO Y REVISIÓN DE LA LITERATURA Se realizaron 2 biopsias que mostraron lesiones benignas de carácter inflamatorio con histiocitosis e intenso infiltrado inflamatorio crónico. El estudio microbiológico y citológico del BAL y aspirado bronquial no arrojaron resultados concluyentes. Se realizó lobectomía inferior derecha con broncoplastia mediante anastomosis terminoterminal del bronquio inter- 71 mediario al bronquio del lóbulo medio. El estudio anatomopatológico macroscópico (fig. 2) evidenció una lesión endobronquial polipoide que afectaba el parénquima pulmonar adyacente, de 3 cm, de márgenes bien definidos. En el resto de la pieza se observaron bronquiectasias y abundante material mucoide. Microscópicamente (fig. 3a y b), la lesión estaba constituida por una proliferación linfoide e histiocitaria, difusa, bien delimitada del parénquima adyacente. Las células histiocitarias exhibían frecuentes linfofagocitosis. Se apreciaban células multinucleadas y abundantes células linfoides de pequeño tamaño y plasmáticas. En el estudio ultraestructural, las células histiocitarias exhibían frecuentes lisosomas y vacuolas lipofágicas. No se observaron granulos de Birbeck en ningún caso. En el estudio inmunohistoquímico se observó positividad con la proteína S 100 en las células histiocitarias y una proliferación linfoide predominantemente T (marcadores UCHL-1, MT) CD4 positivas. El OKT 6 (marcadores de células de Langerhans) fue negativo. El índice proliferativo (anticuerpo Ki 67) fue inferior al 3 %. Dadas las características morfológicas y fenotípicas de la lesión, el diagnóstico anatomopatológico fue seudotumor inflamatorio endobronquial de pulmón. En la evolución posquirúrgica cabe destacar la aparición de una fístula broncopleural con desarrollo de empiema que remitió tras drenaje y tratamiento antibiótico; un año después, el paciente se encuentra asintomático y la radiografía de tórax muestra sólo secuelas quirúrgicas. 53 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 Discusión El seudotumor inflamatorio representa el 0,7 % de las tumoraciones pulmonares1-3, aunque está descrita como la causa más frecuente de nodulo pulmonar solitario en pacientes menores de 16 años3'4. La variante endobronquial es una entidad poco frecuente, cuyos datos clínicos no han sido analizados independientemente del resto de los seudotumores inflamatorios parenquimatosos (PIP). Se revisan 17 casos de PIE (tablas I y II) y se comparan con los casos publicados de PIP. La localización fue específicamente endobronquial (15 casos) y endotraqueal (2 casos), con edades comprendidas desde 13 meses a 71 años (media 25 años), observándose la predilección de esta tumoración por edades tempranas de la vida (70 % en las 3 primera décadas); lo que contrasta con la edad media de los casos de PIP que es alrededor de los 40 años'- 3 ' 5 ' 6 . No existió predominio de sexo. De los 17 casos tan sólo uno no presentó clínica respiratoria, siendo un hallazgo radiológico casual; todos los demás en el momento de su diagnóstico referían uno o más síntomas de varias semanas de evolución, apareciendo por orden de frecuencia tos, fiebre, dolor torácico, disnea y hemoptisis. Los datos recogidos evidenciaron una elevada frecuencia de síntomas respiratorios (94 %) que contrasta con las grandes series de PIP, cuya presentación fue, en alrededor de un 50%, un hallazgo radiológico casual'' 5 ' 6 . Se encontraron antecedentes de neumonía en 3, siendo de repetición en 2, enfermedad pulmonar obstructiva crónica en 1 y bronquitis de repetición en 1, referenciándose por tanto en un 30 % de los casos patología respiratoria previa, porcentaje similar al recogido en las series de PIP'' 5 6. TABLA I Seudotumor inflamatorio endobronquial: características clínicas y epidemiológicas de 17 casos Autores 7 Umiker,1954 Bates, 19588 Mandani.1967 9 Gerami,1968i° Mazumbai-,1969" Bahadori.1973 4 Grossman,1973 12 Hakimi,1975i 3 Buell,1976i 4 Metha,1980 15 Vandeurzen,1990' 6 Valera,1992 17 Oteo, 1992 Edad Sexo 41 6 3 23 45 8 1 23 1 52 26 26 49 71 23 13 22 V V M M V M V M V M V M V V M M V Patrón radiológico Clínica Tos Tos + fiebre Tos + fiebre Tos + fiebre + dolor torácico Tos + hemoptisis Disnea + dolor torácico Fiebre Tos Disnea Asintomático Tos + hemoptisis + peso + debilidad Tos + disnea + dolor torácico Dolor torácico Tos + disnea Tos + disnea Febrícula + hemoptisis Tos + fiebre + dolor MH MH/atelectasia MH/atelectasia MH/consolidación MH Atelectasia Atelectasia Atelectasia Atelectasia MH MH Atelectasia Consolidación Atelectasia MH Consolidación Consolidación + atelectasia MH: masa homogénea. TABLA II Seudotumor inflamatorio endobronquial: localización, actitud terapéutica y evolución de 17 casos Autores Umiker, 1954 Bates, 1958 Mandani, 1967 Gerami, 1968 Mazumbar, 1969 Bahadori, 1973 Grossman, 1973 Hakimi, 1975 Buell, 1976 Metha, 1980 Vandeurzen, 1990 Valera, 1992 Oteo, 1992 Localización LID LID LII LID LID BPI BPI BPA Tráquea LSI Tráquea BPI LSI LII LII LII LID Tratamiento Resección endobronquial:lobectomía Neumonectomía Resección endobronquial:neumonectomia Lobectomía Lobectomía Resección endobronquial:neumonectomia Resección endobronquial Resección endobronquial Resección traqueal Lobectomía Resección traqueal Resección tras broncotomía Lobectomía Resección endobronquial:radioterapia Resección endobronquial Lobectomía Lobectomía Evolución SR Fallecimiento SR SR SR SR SR NE Fallecimiento SR SR SR SR R NE NE SR LlD:lóbulo inferior derecho. BPD: bronquio principal derecho. LII: lóbulo inferior izquierdo. SR: sin recurrencia. LSI: lóbulo superior izquierdo. NE: no especificado. BPI; bronquio principal izquierdo. R: recurrencia. BPA: bronquio principal anterior. 54 72 J.F. OTEO DOMÍNGUEZ ET AL.- SEUDOTUMOR INFLAMATORIO ENDOBRONQUIAL. PRESENTACIÓN DE UN CASO Y REVISIÓN DE LA LITERATURA En la evolución radiológica aparecen 3 tipos de imágenes: nodulo o masa homogénea bien circunscrita, atelectasias y masa con consolidación pulmonar y broncograma aéreo. (En 3 pacientes se describieron 2 patrones a lo largo de la evolución.) La localización en pulmón izquierdo fue la más frecuente, y en 2 casos, la localización fue endotraqueal. Se observó un alto porcentaje de atelectasias que difiere de la variante parenquimatosa como se deduce de su desarrollo endobronquial. Se tomaron biopsias endoscópicas de 12 tumoraciones llegando a un diagnóstico de presunción en 8 de ellas: reticuloendoteliosis (un caso)9, adenoma bronquial (un caso)12, tejido de granulación (2 casos)14, neurilemoma (un caso)4, xantoma fibroso (2 casos)9'16 y granuloma de células plasmáticas (un caso)15. El diagnóstico definitivo por toracotomía sólo confirmó el resultado de las biopsias endoscópicas en los tres últimos. Se deduce entonces que la principal arma diagnóstica es el estudio anatomopatológico de la pieza quirúrgica tras toracotomía. Anatomopatológicamente, el diagnóstico de estas lesiones se basa en la presencia de un componente celular heterogéneo con abundantes células linfoides, plasmáticas e histiocitos. Es preciso realizar el diagnóstico diferencial con la histiocitosis X que se caracteriza por la presencia de células de Langerhans, eosinóíilos y áreas fibrosas centrales; y de los procesos linfoproliferativos, que suelen mostrar una mayor homogeneidad y monoclonalidad en el estudio inmunohistoquímico. Los mejores resultados terapéuticos se obtuvieron tras la lobectomía, sin ninguna recidiva, siendo destacable que el 50 % de los pacientes que fueron tratados inicialmente con resección endoscópica presentó recidiva precisando otras alternativas terapéuticas. A los 2 pacientes de localización endotraqueal se les practicó resección traqueal y anastomosis, y uno de ellos falleció durante la intervención quirúrgica4. Se especifica la evolución en 14 pacientes, siendo el comportamiento habitual la ausencia de recurrencia; además del paciente que falleció en la cirugía, otro paciente lo hizo en 5 años tras neumomectomía, por neumonía del pulmón contralateral. Las posibilidades terapéuticas de PIP varían desde la vigilancia clínica, cuando el diagnóstico ha sido hecho tras biopsia endoscópica, hasta la cirugía radical; algunos autores'8 hacen referencia a la detección de invasión vascular en una biopsia, como condicionante para una resección mayor. En los PIE el elevado porcentaje de recidiva tras resección tumoral endoscópica junto con los buenos resultados tras lobectomía sugieren el no intentar ser ahorrativo en el tejido resecado. 73 La ausencia de recidivas en los pacientes tratados quirúrgicamente apoya la idea de la benignidad de esta tumoración. Concluimos que en los pacientes jóvenes con tumoración intrabronquial, además de la posibilidad de adenoma bronquial y otros tumores en menor medida19, debe tenerse presente la posibilidad de PIE y, ante las posibles complicaciones, una cirugía adecuada es curativa. BIBLIOGRAFÍA 1. Berardi RS, Lee SS, Chen HP, Stines GJ. Inflammatory pseudotumors ofthe lung. 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Mandani MA, Ross CA, Dafoe CS. Xanthomatous Tumors of the lung. A case report and review of the literature. Can J Surg 1967; 10:79-82. 10. Gerami S, Moseley TM, Miller EK. Inflammatory pseudotumors of the lung. A report of 2 cases and brief review of the literature. South Med J 1968; 61:395-399. 11. Mazumbar P, Abraham S, Damodaran VN, Saha NC. Pulmonary plasmocytoma. A case report. Am Rev Resp Dis 1969; 100:866-869. 12. Grossman RE, Bemis EL, Pemberton AH, Narodick BG. Fibrous histiocytoma or xanthoma of the lung with bronchial involvement. J Thorac Cardiovasc Surg 1973; 65:653-657. 13. Hakimi M, Pai RP, Fine G, Davila JC. Fibrous histiocytoma of trachea. Chest 1975; 68:367-368. 14. Burell R, Wang NS, Seemayer TA, Ahmed MN. Endobronchial plasma cell granuloma (xanthomatous pseudotumor). A light and electrón microscopic study. Human Pathol 1976; 7:411426. 15. Metha J, Desphandre S, Stauffer JL, Stanford R, Fernández E. Plasma cell granuloma of the lung. Endobronchial presentation and absence of response to radiation therapy. South Med J 1980; 73:1.198-1.201. 16. Vandeurzen R, Verschakelen JA. Case report: endobronchial histiocytoma. Roentgen-Bl 1990; 43:461-462. 17. Várela A, Ortega F, Borderas F, Montemayor T, Otero R. Pseudotumor inflamatorio de pulmón. Presentación de 2 casos, uno de ellos endobronquial. Rev Clin Esp 1992; 189:422-424. 18. Warter A, Satge D, Roeslin N. Angioinvasive plasma cell granulomas ofthe lung. Cáncer 1987; 59:435-443. 19. Yousem SA, Hochholzer L. Pulmonary hyalinizing granuloma. Am J Clin Pathol 1987; 87:1-6. 55 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA, VOL. 30, NÚM. 1, 1994 CARTAS AL DIRECTOR ¿Asma bronquial o síndrome del edificio enfermo? Sr. Director: Desde hace unos 20 años vienen describiéndose alteraciones en la salud de los trabajadores de oficinas atribuidas a los edificios y que se clasifican en dos categorías: las enfermedades relacionadas con los edificios (ERE) y el síndrome del edificio enfermo (SEE)'. Las ERE, entre las que se encuentran el asma, neumonitis por hipersensibilidad, sinusitis, fiebre del humidificador, ciertas enfermedades infecciosas y dermatitis, se producen en relación con la contaminación microbiana de los sistemas de acondicionamiento del aire y por la presencia de sustancias químicas irritantes ambientales'. El SEE es un conjunto de molestias inespecíficas que consisten en irritación ocular y de garganta, cefalea, irritabilidad, dificultad de concentración, mareos, rinitis, obstrucción nasal, irritación y sequedad cutáneas, hemorragias nasales y también síntomas similares al asma, éstos con una frecuencia2 entre 1,1 y 9,6 % y consistentes en tos, opresión torácica, dificultad respiratoria y sibilancias. Hay autores que consideran al SEE como un estadio evolutivo previo a una ERE'. Describimos el caso de una paciente que presentó un cuadro clínico compatible con SEE y síntomas similares al asma. Se trataba de una mujer de 41 años sin hábitos tóxicos ni antecedentes de atopia y sin criterios de bronquitis crónica. Enfermedad de Still tratada con AINE. Prótesis de cadera en 1982. Trabajaba como administrativa en un local de oficinas desde su inauguración en 1978. El local disponía de aire acondicionado desde 1988, carecía de ventilación e iluminación naturales, con ventanas selladas, y presentaba manchas de humedad. El sistema de acondicionamiento del aire no se limpiaba ni renovaba el aire adecuadamente. La paciente acudió a nuestra consulta por presentar episodios, cada vez más frecuentes e intensos, de tos irritativa acompañada de disnea, sibilantes y opresión torácica desde hacía 3 años y que se iniciaban siempre a los pocos minutos de acudir al lugar de trabajo y desaparecían al cabo de 8 a 10 horas, sin relación con las estaciones. Se encontraba asintomática durante los fines de semana y vacaciones. Refería además obstrucción nasal, rinorrea, irritación ocular, cefalea, mareos, astenia y molestias faríngeas con sensación de sequedad, todo ello relacionado con la jornada laboral y que mejoraba al salir a la calle. Desde que dejó hace varios meses su lugar de trabajo se encuentra mucho mejor. A la exploración presentaba roncus diseminados, siendo normal el resto de la exploración. El hemograma, VSG, elemental de orina e IgE total (13 kU/1) fueron normales. Factor reumatoide negativo. El prick-lest a aeroalergenos comunes, incluyendo Aspergillus fumigatus, fue negativo. El RAST frente a A. fumigatus y D. pteronyssinus fue también negativo lo mismo que las precipitinas frente a A. fumigatus, flavus, niger, nidulans y C. albicans. La radiografía de tórax fue normal. Tres espirometrías realizadas en di- 56 versos momentos fueron normales. Se monitorizó la medición del pico-flujo durante 12 días con tres mediciones diarias dentro y fuera de su lugar de trabajo sin que se obtuvieran variaciones significativas. Test de broncodilatación repetido en tres ocasiones: no significativo. Meses después se practicaron dos tests de metacolina que resultaron normales. Muchas de las molestias menores que presentaba la paciente las referían también sus compañeros de trabajo, a uno de los cuales hemos podido entrevistar, hasta el punto en que motivaron una inspección técnica del organismo laboral competente que informó de las malas condiciones ambientales del local. Aunque se han descrito casos de asma en relación con edificios3, la sintomatología de la paciente la hace encuadrable dentro del SEE, con la particularidad poco frecuente de que se asocia a un cuadro clínico típico de asma pero no se pudo demostrar en ningún momento obstrucción al flujo aéreo, variaciones significativas en el pico-flujo, sensibilización atópica ni hiperreactividad bronquial, por lo cual descartamos la existencia de asma bronquial. No se han identificado agentes etiológicos específicos del SEE aceptándose que contribuyen dos o más determinados agentes físicos, biológicos, químicos y psicosociales en relación con ventilación inadecuada de los edificios, contaminación microbiana de determinados materiales de las oficinas, la existencia de compuestos orgánicos volátiles provenientes de diversas fuentes y situaciones de estrés 1 ' 4 ' 5 . No se han establecido los criterios para hacer el diagnóstico en casos individuales del SEE, sin embargo, suele aparecer en grupos, afectando a varios trabajadores dentro de un determinado edificio o en un área del mismo, y los síntomas se relacionan con la semana laboral4. El interés de este caso radica en el hecho de que un cuadro clínico similar al asma podría llevarnos, como caso centinela 3 , a descubrir alteraciones en el medio laboral que requerirían su corrección, aunque difícil de realizar en muchos casos, para evitar tan molesta sintomatologia y su posible progresión. J.A. Díaz Pedreira, M. Suárez Rodríguez y J. Abal Arca Servicio de Neumologia. Complejo Hospitalario Xeral-Cies. Vigo. 1. Hodgson MJ. Calidad de! aire en espacios cerrados. Allergy Proceedings 1992; 6(3):25-38. 2. Samet JM, Marbury MC, Spengler JD. Health Effects and Sources of Indoor Air Pollution. Part II. State of Art. Am Rev Respir Dis 1988; 137:221-242. 3. Hoffman RE, Wood RC, K-reiss K. Building-Related Asthma in Denver Office Workers. Am J Public Health 1993 83:89-93. 4. American Thoracic Society. Environmental Controls and Lung Disease. Am Rev Respir Dis 1990; 142:915-939. 5. Bardana EJ Jr. Building-realted Illness. En: Bardana EJ Jr, Montanaro A, 0'Hollaren MT, editores. Occupational Asthma. Filadelfia: Hanley & Belfus, Inc 1992; 237-254. Lobectomía inferior izquierda por cirugía videoasistida Sr. Director: La videotoracoscopia ha revolucionado, en los últimos meses, el desarrollo de la cirugía torácica. Las biopsias pulmonares, la resección de bullas en los neumotorax y la extirpación de nodulos pulmonares periféricos son ya una práctica habitual mediante esta técnica videotoracoscópica'. Las resecciones pulmonares mayores -lobectomía y neumonectomía-, precisaban hasta hoy de una incisión de toracotomía posterolateral más o menos amplia. La aparición de la cirugía vídeo-asistida permite, en casos seleccionados, la resección pulmonar mediante una toracotomía mínima 2 . Presentamos el caso de un varón de 63 años de edad, portador de una masa pulmonar periférica de 5 cm en el lóbulo inferior izquierdo (fig. 1), con BAS positivo para carcinoma. Tras una estadificación y estudio preoperatorio sin contraindicación para la cirugía, bajo anestesia general e intubación orotraqueal con tubo de doble luz, se colocó al paciente en la misma posición requerida para una toracotomía izquierda clásica. Con ventilación selectiva derecha se practicó una incisión de I cm, dos espacios por debajo de la punta escapular, para la colocación de un trocar de 10 mm por donde se introduce la óptica conectada a una videocámara. La inspección de la cavidad torácica izquierda no reveló otras lesiones pleurales, mediastinicas ni pulmonares más que la conocida masa pulmonar en el lóbulo inferior izquierdo, paraaórtica. Mediante dos incisiones adicionales de 5 mm para la introducción de la pincería endoscópica, se secciona el ligamento pulmonar inferior hasta la vena pulmonar inferior y se libera de adherencias la cisura hasta identificar la arteria segmentaria del B6 y el tronco basal izquierdo. En ese momento se practicó una incisión posterior de 8 cm, preservando el serrato anterior, que permitía la introducción de dos dedos para asegurar las ligaduras de las arterias y vena pulmonar inferior, asi como la introducción de la máquina de autosutura endoscópica con la que suturamos el bronquio, extrayendo la pieza de lobectomía. Siempre con el apoyo visual del monitor, realizamos un muestreo de los ganglios periesofágicos, subcarinales, de la ventana aortopulmonar y del mediastino anterior. La anatomía patológica fue de un adenocarcinoma poco diferenciado de 6 cm de diámetro, metastásico a un ganglio hiliar y los mediastínicos libres de tumor -estadio II, T-> N[ Mo-. El curso postoperatorio no presentó complicaciones, precisando el paciente un analgésico habitual diario, y se retiró el drenaje torácico al tercer día y fue dado de alta al sexto día. La cirugía videotoracoscópica ha permitido plantearse la realización de intervenciones más complejas, a través de incisiones de toracotomia mínimas, con la ayuda de la videocámara y la instrumentación endoscópica3. La trepidante carrera hacia la cirugía mínimamente invasiva, junto a la cada vez mayor experiencia con la cirugía videotoracoscópica, ha hecho cambiar de opinión a varios autores, incluidos nosotros, en cuanto a la imposibilidad de una correcta resección pulmonar y estadificación sin una toracoto74 CARTAS AL DIRECTOR Fig. 1. TAC torácica. Masa pulmonar izquierda paraaórtica extirpada mediante lobectomía inferior por cirugía vídeoasistida. continuar los estudios en todos los lugares del país donde existe la industria de cantería para conocer la prevalencia de silicosis y, lo que a nuestro juicio tiene gran importancia, sensibilizar al trabajador para que ponga en marcha las medidas de prevención necesarias, como estamos intentando hacer en nuestra comarca. E. Úbeda, J.M. Sibón y M. Valle Hospital El Escorial (CAM). San Lorenzo del Escorial. Madrid. I . Úbeda E, Sibón JM, Valle M, Muñoz F. Epidemiología de la silicosis en la comarca del Escorial. Rev Clin Esp 1990; 187:275-279. mía clásica 1 - 4 . Nos atreveríamos a decir que la visión aumentada a través del monitor es incluso mejor que la visión directa, y que el muestreo ganglionar y la linfadenectomía es factible por esta técnica. Como en la cirugía videotoracoscópica, la reducción considerable del dolor y recuperación postoperatorios pueden hacer que, en el futuro, la cirugía videoasistida sea el primer paso en las resecciones pulmonares y, posiblemente, de la mayoría de procesos quirúrgicos intratorácicos. La evaluación endoscópica determinará entonces la necesidad de incisiones más amplias. L. Molins y G. Vidal Servicio de Cirugía Torácica. Hospital del Sagrado Corazón. Barcelona. 1. Molins L, Vidal G. Cirugía Videotoracoscópica. Arch Bronconeumol 1993; 29:7779. 2. Lewis RJ. Imaged thoracic surgery: a technique for minimally invasive thoracic surgery. Presentado en la Society of Thoracic Surgeons, 25th Postgraduate Program, Orlando, FL, febrero de 1992. 3. Lewis RJ, Caccavale RJ, Sisler GE. Imaged thoracoscopic surgery: a new thoracic technique for resection of mediastinal cysts. Ann Thorac Surg 1992; 53:318-320. 4. Lewis RJ, Sisler GE, Caccavale RJ. Imaged thoracic lobectomy: Shouid it be done? Ann Thorac Surg 1992; 54:80-83. simple y seis (3,2 %) FMP (uno de ellos síndrome de Caplan). Es decir, diagnosticamos silicosis en el 50,5 %. Posiblemente esta gran diferencia se deba a que nuestra muestra presentó estas tres características: 1) una exposición al riesgo pulvigeno más larga (el grupo no silicótico 24,5 ± 13,3 años y el grupo silicótico 34,1 ± 11 años); 2) todos fueron trabajadores autónomos (no trabajan en naves industriales con maquinaria moderna de corte y pulimento con agua); 3) un grupo muy importante de la muestra trabajó la labra, hace años, en las peores condiciones de hacinamiento, como queda reseñado en el estudio. Igual que a los referidos autores, nos sorprendió el resultado del análisis del polvo respirable en las diferentes labores de cantería por su alto contenido en Si0-> y polvo (tabla I), sobrepasando en mucho los límites recomendados por la CEE: cuando el polvo contenga más del 5 % de Si0¡, el límite de nivel pulvigeno que no se debe sobrepasar viene dado por el cociente 25/% de SiO;. Así en la labor de "arranque" el límite del polvo sería (25/17) de l,47mg/m 3 , en la labor de "labra con m a q u i n a r i a " (25/24,5) de 1,02 mg/m 3 y en la "labra a mano" (25/21,6) de 1,15 mg/m 3 (compárese estas cifras con las de la tabla I). Igualmente encontramos que las diferencias en la función pulmonar entre los grupos no silicótico y silicótico no eran estadísticamente significativas aunque en este último las cifras de FVC, FE VI y TLCO eran ligeramente inferiores. Por estos resultados, estamos de acuerdo con los autores citados, en que es necesario 75 Sr. Director: Los neumotorax se definen como la presencia de gas en el espacio pleural, calificándose en espontáneos, traumáticos o iatrógenos. Los primeros se subdividen en primarios o secundarios según exista o no patología subyacente'. Los neumotorax de cualquier tipo son más frecuentes en varones. El antecedente familiar en los espontáneos primarios existe en el 4,42 % de las mujeres y en el 2,29 % de los varones2. Presentamos el caso de una mujer de 48 años, sin antecedentes personales de interés. Como antecedentes familiares destacaba una hija de 18 años, que 2 años antes había sido sometida a pleurodesis quirúrgica por tres episodios de neumotorax izquierdos primarios. Esta paciente acudió al servicio de urgencias por notar durante las últimas 48 horas disnea progresiva hasta hacerse de reposo, acompañada de sensación de opresión en hemitórax izquierdo. La radiografía de tórax confirmó la sospecha clínica, demostrando la existencia de neumotorax izquierdo a tensión sin otros hallazgos. Se procedió a colocar tubo de drenaje torácico con expansión completa del pulmón, retirándose al tercer día y es dada de alta hospitalaria con el diagnóstico de neumotorax espontáneo primario. Remitida la paciente a consulta externa de neumología, en la búsqueda de un factor TABLA I Silicosis en la industria del granito Sr. Director: En la comunicación "Datos preliminares del estudio epidemiológico realizado en la industria del granito en la comunidad autónoma de Extremadura", presentada por C. Martínez et al en el XXVI Congreso SEPAR, sólo dan un 5,1 % de neumoconiosis simple en una muestra de 158 trabajadores del granito. Nosotros en una investigación sobre la incidencia de silicosis en los canteros de la comarca de El Escorial' encontramos que de una muestra de 186 trabajadores, 88 (47,3 %) presentaron silicosis Neumotorax y acupuntura Arranque (barrenos, etc.) Si02(%) Polvo(mg/m3 ) ,,,,.,, Nodulos Profusión 17 12,7-33 "p"57,l% "q" 10,7% "r"10,7% FMP 1 caso "1"89,2% "2" 10,7% "3" 0,0% Labra a máquina (radial, etc.) Labra a mano (puntero, etc.) 24,5 20-26 21,6 17-21 "p"36,9% "q" 39,1% "r"17,3% FMP 5 casos "1"73,9% "2" 15,2% "3" 10,8% 57 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL, 30, NÚM. 1, 1994 etiológico, se descubre que estaba siendo sometida a sesiones de acupuntura por dolores de espalda. Fue al colocar una de las agujas sobre la pared torácica izquierda cuando siente dolor brusco, acompañado de malestar y disnea leve, que fue haciéndose más intensa en las horas siguientes. Los efectos secundarios de la acupuntura son muy variados, e incluyen lesiones de órganos internos como perforación de visceras abdominales, lesiones de medula espinal, taponamiento cardíaco, etc.3 El neumotorax secundario a acupuntura ha sido descrito desde 1973. En general son unilaterales y se dan en pacientes sin enfermedad pulmonar de base, por lo que suelen tener buen pronóstico4, e incluso pasan horas o días hasta que se reclama atención médica5, como ocurrió en nuestro caso. Cuando es bilateral o afecta 58 a pacientes con enfermedad neumológica previa, las consecuencias pueden ser fatales6. La acupuntura como causa de neumotorax deberá ser tenida en cuenta, dada la creciente demanda de esta terapéutica en nuestro medio. El interrogar sobre este antecedente en neumotorax, presuntamente idiopático, puede evitar que esta causa pase inadvertida, como ocurrió en el caso que presentamos, y ahorrar exploraciones innecesarias. M.L. Mateo Lázaro, P.V. Teller Juste y F. Berisa Losantes Sección de Neumología. Hospital Obispo Polanco. Teruel. 2. Nakamura H, Konishiike T, Sugamura A, Takeno Y. Epidemiology of Sponteneus 3. 4. 5. 6. 1. Fishman AP. Tratado de Neumologia (2.a ed.). Vol. 3. Barcelona, Doyma, 1991. Pneumothorax in women. Chest 1986; 89:378-382. Carrón H, Epstein BS, Grand B. Complications of acupuncture. JAMA 1974; 228:1.552-1.554. Wright RS, Kupperman JL, Liebhaber MI. Bilateral tensión pneumothoraces after acupuncture. West J Med 1991; 154:102-103. Morrone N, Freiré JA, Ferreira AK, Dourado AM. latrogenic Pneumothorax caused by acupuncture. Rev Paul-Med 1990; 108:189-191. Henneghien C, Bruar J, Remacle P. A new iatrogenic pathology: Pneumothorax after acupuncture. Rev Pneumol Clin 1984; 40:197-199. 76 INFORMACIÓN Estudio clínico del programa de trasplante pulmonar J. ASTUDILLO POMBO Hospital Universitario Valí d'Hebron. Barcelona. Bolsa de viaje SEPAR 91 Objetivos: Ampliación de conocimientos en la modalidad del trasplante pulmonar unilateral. Puesta a punto del programa de trasplante pulmonar bilateral. Resumen: El trasplante pulmonar ha despertado durante los últimos 30 años un gran interés como método potencial de tratamiento de la enfermedad pulmonar en estadio terminal. Sin embargo, no ha sido hasta la década de los ochenta, cuando el trasplante pulmonar se ha consolidado como una alternativa terapéutica para algunos pacientes que presentaban una enfermedad pulmonar irreversible, tras el fracasado tratamiento médico convencional. Los cambios introducidos en la técnica quirúrgica, tanto en la extracción como en la implantación de los órganos, la mejoría en la conservación de éstos con las nuevas soluciones de preservación, el perfeccionamiento de las pautas de inmunosupresión, de los cuidados postoperatorios, el progreso en el diagnóstico y tratamiento de las complicaciones infecciosas y del rechazo, han permitido que se hayan mejorado los resultados espectacularmente, pasando de una supervivencia actuarial al primer año del 50 % para el período 1983-1988, a una supervivencia del 69% registrada en el bienio 1989-1990. Actualmente existe una considerable experiencia en tres modalidades de trasplante pulmonar, cardiopulmonar, unipulmonár y doble pulmonar. La indicación de una u otra modalidad de trasplante vendrá determinada por la enfermedad del receptor. También influirán en esta decisión la experiencia de cada grupo y la disponibilidad de órganos, optando, siempre que sea posible, por los tipos de trasplante que permitan un mejor aprovechamiento de los órganos de los donantes. Estudio de los factores predisponentes de la hemorragia alveolar en pacientes sometidos a trasplante de médula ósea C.AGUSTÍ Hospital Clinic i Provincial. Barcelona. Beca SEPAR 1990 Objetivos: Determinar cuáles son los factores predisponentes del desarrollo de hemorragia alveolar (HA) en pacientes con diversas hemopatías malignas sometidos a un trasplante de médula ósea (TMO). Resumen: Con el fin de averiguar cuáles son los factores que predisponen al desarrollo de hemorragia alveolar (HA) en pacientes con hemopatías malignas sometidos a trasplante de médula ósea (TMO), se han 77 revisado las muestras histológicas de pulmón procedentes del estudio necrópsico realizado a tres grupos de enfermos diferentes. Grupo A: 38 pacientes sometidos a TMO que fallecieron por causa pulmonar; grupo B: 17 pacientes con hemopatías malignas que fallecieron por causa pulmonar y grupo C: 10 pacientes sin hemopatía maligna que fallecieron por causa pulmonar. Veinte de los 38 pacientes del grupo A (53 %) presentaban hemorragia alveolar de grado variable; en 6 casos (30 %) la HA era aislada mientras que en 14 se asociaba a diversas patologías pulmonares (11, daño alveolar difuso [DAD]; 1, sepsis fúngica; 1, neumonía bacteriana y 1, neumonitis intersticial). Siete pacientes del grupo B presentaron igualmente HA (41 %). En 2 casos la HA fue aislada; en 2 se asoció a edema pulmonar severo, en uno a neumonitis intersticial, en uno a neumonía bacteriana y en 1 a neumonía organizativa. No existieron diferencias significativas en cuanto a frecuencia de aparición o severidad de la HA entre los grupos A y B. Igualmente, no se observaron alteraciones vasculares que pudieran justificar la presencia de HA. Los resultados obtenidos permiten concluir: 1) la HA es un hallazgo necrópsico habitual en pacientes hematológicos que fallecen por una complicación pulmonar hayan sido sometidos o no a un TMO, y 2) la HA se asocia frecuentemente a otras patologías pulmonares en estos pacientes. Capacidad de difusión pulmonar del monóxido de carbono (CO) por respiración única (DLco SB) en ratas: efectos del tiempo de apnea, volumen alveolar y del enfisema inducido con elastasa J.J. CABANILLOS MARTÍN Fundación Jiménez-Diaz. Hospital 12 de Octubre. Madrid. Beca SEPAR 1990 Objetivos: 1. Determinación de la DLco en ratas normales y con enfisema inducido, reproduciendo la maniobra realizada en adultos. 2. Analizar el efecto del tiempo de apnea y del volumen alveolar sobre la DLco. 3. Valoración mediante morfometría del grado de enfisema inducido, para compararlo con los resultados obtenidos en las pruebas de función pulmonar, utilizadas habitualmente. Resumen: Se midió la DLco en ratas normales y con enfisema inducido con elastasa pancreática, así como algunas de las variables que pueden influir en los resultados de la DLco, como son: el volumen alveolar (VA) y el tiempo de apnea (TA). Así mismo, se midieron los volúmenes pulmonares, flujos y la compliance cuasiestática (Crs), en ratas normales y con enfisema. Se estudiaron 36 ratas Wistar divididas en tres grupos: C = control; E 1 = enfisema ligero; E2 = enfisema moderado, según el grado de enfisema pulmonar inducido, mediante la instilación endotraqueal de elas59 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 30, NÚM. 1, 1994 tasa pancreática porcina a dosis variable (70-280), con el fin de inducir diferentes grados de enfisema. El grado de enfisema pulmonar se evaluó mediante la intersección lineal media (Lm), medida en 45 campos por cada rata. Se midió la DLco por respiración única, mediante análisis continuo del C^O por espectrometría de masas (técnica nunca utilizada en ratas), con 4 maniobras diferentes: 1) tiempo de apnea de 2 seg; 2) tiempo de apnea de 6 seg; 3) flujo inspiratorio lento (Fi-lento) con el fin de obtener un tiempo efectivo de apnea entre las dos maniobras anteriores (para determinar la influencia del comienzo del tiempo de apnea), y 4) menor volumen alveolar (60 %). Resultados y conclusiones: La DLco sólo presentó diferencias significativas entre el grupo de enfisema moderado con respecto a los grupos de enfisema ligero y control. Sin embargo, la K-co presentó diferencias significativas entre los tres grupos. La DLco disminuyó significativamente al disminuir el VA y al aumentar el TA, tanto en ratas normales como con enfisema. Los volúmenes pulmonares, los flujos y la compliance cuasiestática también presentaron diferencias significativas entre los tres grupos. solución exenta de CA24', verapamilo, amiloride y anticalmodulínicos (trifluoperazina y calmidazolium); c) construcción de CDR de histamina, acetilcolina (AC), serotonina, C1K y CL¡Ca en ausencia y presencia de PDA y H-7, y d) realización de CDR de H-7 en meseta contráctil de C1K, AC e histamina. Resultados: 1) el efecto máximo contráctil producido por PDA en los preparados procedentes de CS fue significativamente superior a los preparados de CN. La adición de H-7 produjo relajaciones dosis-dependiente que fueron también significativamente superiores en los CS; 2) existía una mayor dependencia del calcio extracelular en el efecto del PDA sobre CN que en los CS; 3) PDA únicamente produjo un aumento en el efecto máximo contráctil sobre tono inducido por agonistas broncomotores a 20 °C, y 4) el efecto de H-7 es mayor en los CS tanto en su acción antiespasmógeno como sobre la fase tónica de la contracción. Conclusiones: La sensibilización produce un aumento en la actividad de la PCC sobre las respuestas contráctiles y relajadoras del tono muscular de la vía aérea, tanto basal como inducido, que puede justificar, en parte, las alteraciones del sistema mensajero del calcio observadas en modelos animales de asma experimental. Mecanismos celulares en la patogenia de la hiperreactívidad bronquial inespecífíca: estudio de la vía proteincinasa C Contagio de la tuberculosis en los contactos de pacientes tuberculosos HIV(+) o HIV(-). Estudio de casos y controles A. DE DIEGO DAMIA Instituí Municipal de la Salut. Barcelona. Beca Merrell Dow-1990 Hospital La Fe. Valencia. BecaSEPAR 1990 Objetivos: El objetivo del presente trabajo ha sido analizar los efectos producidos por sustancias activadoras e inhibidoras específicas de la enzima proteincinasa C en el músculo liso de la vía aérea procedente de cobayos normales y cobayos sometidos a un modelo de asma experimental, así como investigar las modificaciones producidas por estas mismas sustancias en la hiperreactividad bronquial inespecífíca observada en los animales sensibilizados. Resumen: Investigar la función de la enzima proteincinasa C (PCC) del músculo liso de la vía aérea (MLVA) y su posible acción en los mecanismos celulares de hiperreactividad bronquial. Material y métodos: Estudio farmacomecánico comparativo en baño de órganos aislado de preparados de músculo liso traqueal procedente de cobayos control (CN) y sometidos a un modelo de asma experimental (CS) según el siguiente protocolo experimental: a) construcción de curvas dosis-respuesta (CDR) completas y acumulativas de activadores e inhibidores de la PCC (PDA y H-7, respectivamente); b) efecto del PDA en ausencia y presencia de H-7, salbutamol, 60 J.A. CAYLÁ y J.M. JANSA Objetivos: Evaluar si los pacientes tuberculosos bacilíferos HIV(+) y los HIV(-) se diferencian en su capacidad de contagiar. Para ello se estudiará si ambos grupos se diferencian en el número de casos secundarios generados. Pacientes y métodos: se realiza un estudio de casos y controles con los pacientes tuberculosos bacilíferos, diagnosticados entre el 1 -1 -1990 y el 31 -12-1991, residentes en Barcelona y que tuvieran realizado un estudio de contactos. Se han considerado "casos" los bacilíferos HIV(+) y "controles" los bacilíferos HIV(-). Cada "caso" ha sido apareado con un "control" de igual sexo, edad (± 3 años) y del mismo centro sanitario. Como medida de asociación se utilizó la Odas ratio (OR) con intervalos de confianza (IC) del 95 %. Resultados: se incluyeron 68 "casos" (el 82,4 % eran ADVP, el 5,9 % homosexuales, el 1,5 % ADVP y homosexuales y en el 10,3% no se pudo precisar el mecanismo de transmisión) que aportaban 225 contactos y 68 "controles" que aportaban 216 contactos. Se detectaron 18 casos de tuberculosis entre los 225 contactos de los HIV(+) y 7 entre los 216 contactos de los HIV(-). Esta mayor frecuencia de casos generada 78 INFORMACIÓN por los HIV(+) era estadísticamente significativa (OR=2;60; IC 95 %; 1,01-7,50). Todos los casos secundarios generados por los HIV(+) los ocasionaron los ADVP (no se detectaron diferencias entre ADVP y homosexuales probablemente por falta de poder estadístico). Es de destacar que mientras los bacilíferos (HIV)(-), si generaban casos de tuberculosis sólo ocasionaban uno, los bacilíferos HIV(+) podían generar varios (4 casos índices ocasionaron un caso cada uno, un cuarto caso dos, un quinto caso tres, un sexto caso cuatro y el séptimo generó cinco). Conclusiones: en nuestro medio los tuberculosos bacilíferos HIV(+) son más contagiosos que los HIV(-). Ello se debe probablemente a las características sociales de los ADVP (problemas de diagnóstico precoz, de cumplimiento del tratamiento y de estudio de contactos). Diagnóstico etiológico de la neumonía en pacientes ventilados. Utilidad de los cultivos cuantitativos y del recuento de células que contienen organismos intracelulares en muestras obtenidas por lavado broncoalveolar (LBA) B. BARREIRO LÓPEZ Hospital Princeps d'Espanya. L 'Hospitalet de Llobregat. Barcelona. Accésit Rousell-Ibérica 1990 Objetivos: 1) Estudio de la eficacia diagnóstica de los siguientes métodos en el diagnóstico de la neumonía nosocomial (NN) de los pacientes sometidos a ventilación mecánica; a) cultivos cuantitativos de muestras obtenidas por lavado broncoalveolar; b) recuento de células del LBA que contienen organismos intracelulares; 2) comparación entre los resultados obtenidos por ambos métodos, y los obtenidos por el 79 cepillado bronquial con catéter telescopado (CBCT), y 3) estudio de la rentabilidad de dichos métodos. Resumen: 1) conocer la utilidad de un catéter balón para la realización del lavado broncoalveolar protegido (LBA-P) en enfermos ventilados mecánicamente; y 2) estudio de la eficacia diagnóstica de los cultivos cuantitativos y de las células con bacterias intracelulares (ICO) del LBA-P en la neumonía de pacientes ventilados. Material y métodos. Se llevó a cabo un estudio observacional, prospectivo y diseño apareado en 74 pacientes intubados con sospecha de neumonía. En todos ellos se realizaron cultivos de aspirados traqueales y hemocultivos. Posteriormente se realizaron un cepillado bronquial protegido (CBCT) según la técnica habitual y un LBA-P, según la técnica de Meduri. Se aceptó un cut offpara las muestras del CBCT s» 103 y para el LBA-P s» 104. Las muestras del LBA-P fueron teñidas con Giemsa, estudiándose 300 células y determinándose posteriormente el porcentaje de ICO. Se aceptó un cut off^l % para ICO. Resultados: Se estableció el diagnóstico de neumonía en 24 pacientes. En 45 casos se descartó. En 5 casos el diagnóstico fue indeterminado. La media de material recuperado por el LBA-P fue del 30 %. En el grupo de neumonía, 21/24 cultivos de CBCT y 19/23 de LBA-P fueron positivos. En 19/24 casos el porcentaje de ICO fue s» 2 %. En el grupo de no neumonía 9/45 cultivos de CBCT y 6/45 de LBA-P fueron positivos. En 2/45 casos se observaron ICO. La eficacia diagnóstica fue: a) CBCT, sensibilidad 87 %, especificidad 80 %; b) cultivos del LBA-P, sensibilidad 82 %, especificidad 86 % y c) porcentaje ICO del LBA-P, sensibilidad 79 %, especificidad 95 %. Conclusiones: el LBA-P permite recuperar una suficiente cantidad de material. Los cultivos cuantitativos del CBCT y del LBA-P ofrecen una alta eficacia en el diagnóstico microbiológico de la neumonía en pacientes intubados; la detección de ICO 5» 2 % es un método muy específico para confirmar la presencia de neumonía. 61
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