Reforma de la Educación Médica en El Salvador, 1954

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Enero-Junio 2015 Vol. 5(1)
Reforma de la Educación Médica en El Salvador, 1954-1972.
Rafael Antonio Cedillos (1) y Mélida Arteaga (2)
1. Consejo de Investigaciones Científicas, Universidad de El Salvador (CICUES), 2. Ex - Directora de la Biblioteca de la Facultad de Medicina,
Universidad de El Salvador, San Salvador, Centro América.
Los estudios de medicina en la Universidad de El Salvador se iniciaron durante la
Presidencia del Licenciado y Médico Don Eugenio Aguilar (1846-1848), mediante el
decreto firmado el 18 de noviembre de 1847, en el que se acordó el establecimiento
de la cátedra de Anatomía en el Colegio La Asunción. La cátedra estuvo a cargo del Lic.
Rafael Pino, y comenzó el 2 de febrero de 1848.
La educación médica en América Latina se desarrolló bajo la influencia europea,
particularmente de España y Francia. En las postrimerías del siglo XIX y la primera
mitad de del siglo XX, fue preponderante la influencia de la escuela francesa en la
formación del médico. Después de la Segunda Guerra Mundial surgió la influencia de
los Estados Unidos de América en la educación médica, facilitada por el acceso a la
literatura en español e inglés.
A mediados del siglo XX, la enseñanza de la medicina en América Latina enfrentaba
múltiples problemas, muchos de los cuales fueron identificados por Juan César García,
del Departamento de Desarrollo de Recursos Humanos de la OPS/OMS, en el estudio
publicado en 1970 (1). Se citan a continuación los problemas más relevantes:
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“Estructuras administrativas muy rígidas, con tendencia a separar los
estudios en áreas más o menos aisladas,
Planes de estudio y estructura administrativa estrechamente
interdependientes. La rigidez de esta última convierte los planes de estudio
en demasiado estáticos, y cualquier cambio, por pequeño que sea, se hará a
costa de grandes esfuerzos, convirtiéndolo a su vez en inmodificable,
Escasez de profesores y de recursos materiales. En su mayoría los
profesores son de tiempo parcial y con compromisos vitales fuera de la
actividad universitaria,
Como consecuencia del punto anterior, la enseñanza es fundamentalmente
teórica y basada en mera transmisión del conocimiento, no siempre al día,
Inadecuada comunicación entre profesores y alumnos,
Número de aspirantes a estudiar medicina muy por encima de la capacidad
real de las escuelas, lo que obliga a la limitación de ingreso y produce un
excedente estudiantil con los subsecuentes problemas sociales y políticos,
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Alta proporción de estudiantes irregulares (repetidores o inscritos con
asignaturas pendientes de cursos anteriores), lo cual prolonga la carrera de
muchos y aumenta proporcionalmente el costo de producción de
profesionales,
Registro deficiente de datos y ausencia de autoevaluación,
Deficiente incorporación de recursos humanos a los planes nacionales de
salud, y falta de coordinación entre los instrumentos de formación de
recursos y las necesidades de la comunidad.
El estudio de Juan César García fue realizado en el período 1962-1967, época en la
cual ya había sido iniciada la reforma de la educación médica en El Salvador. Sin
embargo, los problemas identificados reflejaban la situación de la Facultad de
Medicina del país antes de 1954, cuando comenzó la reforma. La Facultad de Medicina
de la Universidad de El Salvador no tenía personal docente especializado en todas las
áreas de estudio con alguna excepción, la enseñanza básica no se apoyaba con
prácticas de laboratorio y la enseñanza clínica en el Hospital Rosales se impartía sin
asistencia profesional requerida. En 1967, según lo informa García, El Salvador
aparecía, junto con Colombia, en tercer lugar entre los países de América Latina y el
Caribe con más de 55% de los profesores de medicina dedicados a tiempo completo,
superado solo por Cuba con 80% y Jamaica con 72%.
Por otra parte, EL Salvador enfrentaba el problema de la escasez de médicos; en
1955 solo había 360, lo que significaba un médico por cada 8 000 habitantes. En la
Facultad de Medicina solamente se graduaba el 10% de los alumnos que ingresaban.
Inicio de la Reforma de la Educación Médica
Un grupo de médicos, bajo la dirección del Dr. Fabio Castillo Figueroa, Jefe del
Departamento de Fisiología a tiempo integral, estudiaron el problema que confrontaba
la educación médica en la Universidad de El Salvador. El proyecto de reformar la
enseñanza de la medicina se basó en los estudios realizados por Abraham Flexner en
1909, quien analizó el problema en 155 escuelas de medicina de los Estados Unidos y
Canadá y lo publicó en 1910 (2). Los fundamentos básicos reportados por este autor,
establecieron que la educación universitaria debería integrarse en dos años de
formación científica e innovación y dos años de experiencia clínica, afirmando que la
investigación científica y el descubrimiento, no las tradiciones pasadas y prácticas
tradicionales, deberían plantear el futuro de ambas, es decir de la medicina y la
educación médica.
Flexner y otros educadores lograron detectar problemas fundamentales
relacionados con la poca flexibilidad de la capacitación clínica, excesivamente larga y
desorganizada, con personal clínico con poco tiempo para enseñar y delegando la
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enseñanza en los residentes, y hospitales sin personal ni recursos económicos para
atender la enseñanza clínica. Los cambios fundamentales en la educación médica
señalaron la necesidad de un nuevo currículo, nuevas pedagogías y formas de
evaluación (3).
Para solventar los problemas de la enseñanza de esta disciplina, la Comisión de
Estudio creada en la Facultad de Medicina elaboró un proyecto de reorganización
general del plan de estudios y el Reglamento Interno correspondiente. Este proyecto
fue presentado a las autoridades de la Facultad, a la Universidad de El Salvador y al
Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública (SCISP) en junio de 1956 (4). El
proyecto comprendía:
- Reorganización administrativa de la Escuela de Medicina con personal capacitado
para desempeñar adecuadamente sus función académica en el Área Básica y
Clínica,
- Elaboración y aprobación de un reglamento como base de todas las reformas
Administrativas y docentes,
- Respecto a lo docente, se organizó un curso preparatorio o de premédica,
- Inscripción de los estudiantes a tiempo completo,
- Organización de los Departamentos de Ciencias Básicas,
- Mejoramiento de la calidad docente, con el nombramiento de profesores de
Tiempo Completo e incorporación de la enseñanza de laboratorio en las
Asignaturas básicas de la carrera.
Uno de los aspectos más importantes de la reforma de la Escuela de Medicina fue
asegurar la formación de docentes altamente calificados, lo cual se logró inicialmente
mediante un plan de becas formulado por el Servicio Cooperativo Interamericano de
Salud Pública, con el respaldo del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, el
Ministerio de Cultura, el Instituto de Asuntos Interamericanos, la Fundación
Rockefeller, la Fundación Kellog y la Universidad de El Salvador. Además de contratar
profesionales extranjeros altamente calificados, se otorgaron becas de estudio a
profesionales jóvenes.
La reforma se completó en dos etapas, iniciándose la primera en 1954, con la
reorganización de los departamentos de las áreas básicas o preclínicas, que
comprendía los siguientes departamentos de enseñanza:
Departamento de Fisiología. Fue organizado a inicios de 1954 bajo la dirección
del Dr. Fabio Castillo Figueroa, primer Profesor de Tiempo Completo y Jefe del
departamento desde mayo de 1955 hasta 1962. A partir de julio de 1955, la Dra.
María Isabel Rodríguez se incorporó como Profesora Asistente, trabajando 8
horas semanales durante el período de realización de los laboratorios. Ella fue
designada posteriormente Profesora Asociada del departamento y en 1962 fue
nombrada Jefe del Departamento. Luego se incorporaron los Drs. Ricardo
Martínez y Pedro Urquilla, becados para realizar estudios de posgrado en
Fisiología y Farmacología respectivamente, en los Estados Unidos de América.
Formaron parte del Departamento los Drs. Pedro Sánchez García, Profesor
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Español Visitante, Alfonso Bernal Jansana, Alfonso Moncada, Celia Cuevas,
Francisco Demestres y la Profesora de Física Ethelvina Murillo de Escobar.
Departamento de Anatomía. Organizado bajo la dirección del Dr. Orlando Aidar,
Profesor Visitante de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, contratado por el CISP. Los
Drs. Juan Héctor Berríos, Juan Ramón Alvarenga y Manuel F. Sigarán fueron
seleccionados para proseguir estudios de especialización en los Estados Unidos de
América. También formaron parte del Departamento la Dra. Gloria Pacheco de Arauz
y el Dr. Tito M. Alvarenga.
Departamento de Bioquímica. Organizado bajo la dirección del Dr. Miguel A.
Molina. En julio de 1957 se hizo cargo del departamento el Dr. H. Bernett, Profesor
Visitante de la Universidad de Texas, contratado por el CISP. El Dr. Julio Ruiz fue
becado a los Estados Unidos para realizar estudios de posgrado en Bioquímica,
asumiendo a su regreso la jefatura del departamento. Formaron parte del
departamento los doctores Carlos Ascencio, Profesor Español Visitante, y los
salvadoreños Mario M. Santos, Ivette Sagastume, Lucille Vides de Santos y Doris
Lemus Valiente.
Departamento de Microbiología. Este departamento fue organizado bajo la
dirección del Dr. Mauricio Ponce, designados sucesivamente como jefes del
departamento el Dr. Luis Manual Peñalver, Profesor Visitante de Venezuela y el Dr.
Alfonso Trejos Willis, Profesor Visitante de Costa Rica. Siendo becados los Drs. Rafael
A. Cedillos y Gerardo A. Godoy para proseguir estudios de posgrado en la Universidad
de Louisiana y en Duke University, Carolina del Norte, respectivamente. Formaron
parte del Departamento el Dr. Milton Thiago de Mello, Profesor Visitante de
Microbiología de origen Brasileño, el Dr. José Llerena Gamboa, el Profesor Jorge A.
Lagos, la Dra. Ortrud Schuster de Schweser, de origen alemán, el Dr. Charles Grenblatt,
de los Institutos Nacionales de la Salud (INH), Bethesda, Maryland. Realizaron
estudios de posgrado en la Universidad de Tulane, Nueva Orleans el Lic. Ricardo
Rosabal, de origen Costarricense, en Entomología Médica, la Dra. Bettsy Murillo de
Linares en Micología Médica y el Dr. Mauricio Sauerbrey en Parasitología Médica.
También formaron parte del Departamento, las Licenciadas en Tecnología Médica
Ángeles Berríos, Diana Platero de Dimas , María A. Flores de Urquilla, Ana Yolanda de
Hernández, y Profesora Gilda Grimaldi de Jiménez, Bióloga.
En la segunda etapa se organizaron los siguientes Departamentos:
Departamento de Anatomía Patológica. Organizado bajo la dirección del Dr.
Roberto Masferrer. En diciembre de 1956 fue contratado el Dr. Nicolás Astacio,
médico salvadoreño, quien fue becado por la Fundación Kellog para proseguir estudios
de posgrado en Patología en los Estados Unidos, así como los Drs. Félix Raúl
Betancourt , Francisco A. Velásquez e Hilda Herrera de Pinto.
Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública. Creado a partir del 1 de
marzo de 1957 bajo la dirección del Dr. Juan Allwood Paredes. En este departamento
se organizó también el Centro Sanitario. El Dr. Lucio Fernández fue nombrado
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Profesor Asociado del departamento, así como el Dr. David Noel Burlesson, Profesor
Visitante de los Estados Unidos de América, el Profesor Humberto Velásquez, el Ing.
José Francisco Molina y los Drs. Eduardo Suárez Mendoza, Roberto Saprissa, Alberto
Aguilar Rivas, Roberto Pacheco Araujo, Tomás Calvo Marroquín, Tomás Pineda
Martínez, José Pacheco Araujo, Arístides Palacios y los Ing. J Alonso Valdivieso y
Francisco Santana, todos ellos funcionarios del Ministerio de de Salud Pública, lo que
indicaba la importancia que tenía la enseñanza de la salud pública en esa época.
Departamento de Medicina. Este departamento se organizó a partir de 1958 bajo
la dirección del Dr. Luis Edmundo Vásquez y posteriormente del Dr. Juan José
Fernández, quien además fungió como Director de Enseñanza del mismo
departamento. Entre los docentes estaban los Drs. José Simón Basagoitia, José
Benjamín Mancía, Gustavo Oriani, Adela Cabezas de Allwood, Donaldo Moreno,
Miguel Parada Castro, Luis Jiménez Escalante, Andrés Amador, Fernando Villalobos, ,
y los especialistas Drs. José Molina Martínez, Ángel Estévez Ulloa, José Pacheco
Araujo, y Carlos Romero Hernández (Psiquiatría). , Alberto Ávila Figueroa, Ricardo S.
Quezada y Julio Zamora (Cardiología), Antonio Ramírez Amaya y José Kuri
(Neurocirugía), Mario Romero Albergue (Neurología), Humberto Escapini y Roberto
Bracamonte (Oftalmología), Juan José Rodríguez (Dermatología), Mario Sosa
(Radiología), José Antonio Saldaña (Tisiología), Guillermo Rivera Palomo (Medicina
Interna), Max Bloch (Laboratorio Clínico), José Corrales Valle y Mauricio Ponce
(Hematología).
Departamento de Cirugía. El Dr. Salvador Infante Díaz fungió como Jefe del
departamento en 1962. Eran miembros del personal docente los Drs. Carlos Gozález
Bonilla, Luis A. Macías, Fernando Alvarado Pizza, Manuel Morán hijo, Mario Reni
Roldán, Juan Hasbún, Alejandro Gamero Orellana, Roberto Ávila Moreira, Jorge
Sánchez Araúz y Victor M. Pino. Además, colaboraban los siguientes especialistas: Drs.
Victor M. Nubleou, Héctor Ramón Silva, Daniel Alfredo Alfaro, y Salvador Mixco Pinto
(Retino-laringología), el Dr. José Francisco Valiente (Tisiología), los Drs. Dymas Funes
Hartman, Rómulo Colindres, Roberto Porras, y Melitón Barba (Ortopedia y
Traumatología), los Drs José Kuri A. y Antonio Ramírez Amaya (Neurocirugía), los Drs.
Victor González Suvillaga, Salvador Rivera Godoy y Luis Carlos Alfaro (Urología); y los
Drs. Joaquín Coto, Manuel Enrique Aguilar y Horacio Guillermo Aquino (Anestesiología)
y los Médicos Residentes Drs. Daniel A. Olivares y Guillermo Rodríguez Pacas.
Departamento de Obstetricia y Ginecología. Este Departamento fue organizado en
1959 bajo la dirección del Dr. Roberto Orellana V. Formaron parte del cuerpo docente
los Drs. Antonio Lazo Guerra, Salvador Batista Mena, Jorge Bustamante, José Isaías
Mayén, Raúl Arguello Escolán, Ricardo Burgos, Tomás Mariano Cáceres, Antonio
Mateu Llort, Benjamín Valdez, Narciso Días Bazán (Oncología), Gregorio Ávila Agacio
(Endocrinología), Humberto Escapini (Oftalmología), Victor N. Esquivel (Radiología),
Joaquín Coto (Anestesiología) y Eduardo Barrientos (Dermatología), y los Médicos
Residentes Drs. Armando Vaquerano y Jorge Alberto Escobar.
Departamento de Pediatría. Organizado en 1960 bajo la dirección del Dr. Roberto
Cáceres Bustamante, quien además fue Director de Enseñanza de Pediatría. Parte del
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personal docente fueron los Drs. Juan Llort, Carlos Pérez de la Cotera, Guillermo
Guillén Álvarez, José Gurdián de Nueda, Alfonso Jiménez Castillo, Salvador Calles,
Amadeo Cortés h., Buenaventura Nuila y Nuila, Rolando Domínguez Parada, Francisco
Rodríguez Porth, Arturo Álvarez Borja y Joaquín Santos.
El desarrollo del nuevo plan de estudios requirió de una cuantiosa inversión
monetaria, sobre todo si se considera que la enseñanza de la medicina era la más
costosa de las carreras universitarias. La Comisión designada pudo solucionar con
éxito el problema económico, debido a la magnífica cooperación externa y a la
viabilidad del plan de reorganización elaborado. El proyecto fue aceptado por las
autoridades de la Facultad de Medicina y de la Universidad de El Salvador, cuyo Rector
era el Dr. Romeo Fortín Magaña (1955-1959); al inicio, fue importante la colaboración
del gobierno de El Salvador, representado por el Presidente Oscar Osorio (1950-1956),
y luego por el gobierno de Julio Rivera que asignó a la Universidad de El Salvador en
1963 un presupuesto inicial de 3,810.000 colones, incrementado a 9,186.675 colones
en 1966.
Desde un inicio la reforma de la educación médica fue apoyada por varios
organismos internacionales, entre ellos el Servicio Cooperativo Interamericano de
Salud Pública (CISP) o Punto Cuarto (ICA), creado en 1942 por el gobierno de los
Estados Unidos de América (4), la Fundación Rockefeller y la Fundación Kellog del
mismo país. Asimismo, se recibió la colaboración de las Fundaciones nacionales:
Freund, De Sola y la Sociedad Pro-Educación Médica.
Por medio del Ministerio de Cultura, el gobierno de El Salvador firmó un convenio con el
CISP y el Punto Cuarto, para obtener un donativo de ambos por US$ 7,000 y US$ 14,000
respectivamente, para cubrir sueldos del personal de tiempo completo y compra de equipo.
Tal contrato se hizo efectivo y renovado en el período del 1 de junio de 1956 al 30 de junio
de 1958.
En 1957, el Decano de la Facultad de Medicina Dr. Saturnino Cortez y el Rector de la
Universidad Dr. Romeo Fortín Magaña, discutieron con el Dr. John Weir, representante de la
Fundación Rockefeller, el plan de ayuda solicitado para la reorganización administrativa y
académica de la Facultad de Medicina. El 21 de junio de ese año, la Fundación comunicó al
Rector la aceptación del plan de desarrollo propuesto, aportando un donativo de US$171,000
para la compra de equipo y financiamiento durante el primer año de los departamentos del
área básica. El Dr. Weir también se reunión con el personal de los departamentos del área
clínica para apoyar su reorganización. La Fundación otorgó una beca de viaje al Dr. Juan José
Fernández, miembro del Departamento de Medicina, para visitar los hospitales Charity
Hospital de Nueva Orleans y Belleveau de Nueva York. En los últimos meses de 1957, el Dr.
Scott participó como consultor de la Fundación Rockefeller para contribuir a la organización de
los departamentos del área clínica. El CISP y el ICS aportaron para ello US$ 180,000.
El desarrollo moderno y científico de la Biblioteca de su Facultad de Medicina fue también el
resultado de la reorganización integral de su Facultad desde 1954 a 1972, a lo que contribuyó
la Lic. Mélida Arteaga en su calidad de Jefe de la Biblioteca (5)
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Así mismo, en 1959-1960 se otorgó beca al Dr. Fabio Castillo Figueroa para realizar estudios
en el Instituto de Investigaciones de Cardiología, Universidad de California, San Francisco; al
Dr. Joaquín Coto se le encargó realizar estudios sobre la organización de la Escuela de
Tecnología Médica en la ciudad de Chicago. En 1957-1959 fueron becados el Dr. Félix Raúl
Betancourt para estudiar Patología, el Dr. Ernesto Argüello Loucel (Obstetricia y Ginecología),
Dr. Nicolás Astacio (Patología), Dr. Juan Héctor Berríos (Anatomía), Dr. Julio César Ruiz
(Bioquímica), Dr. Rafael A. Cedillos (Micrpbiología Médica). En 1963-1964, fueron becados el
Dr. El Dr. Manuel F. Sigarán (Anatomía), Dr. Juan A. Alvarenga (Anatomía), Dr. Gerardo A.
Godoy (Microbiología Médica e Inmunología) en Duke University, Carolina del Norte, Dr.
Mario Antonio Santos (Bioquímica), Dr. Ovidio Antonio Duarte Escalante (Neurología) en Sao
Paulo, Brasil, Dr. Romeo Fortín Magaña (Pediatría) en la Universidad de California, Estados
Unidos, y otros profesionales en los años siguientes.
Durante el inicio de la reforma, la Facultad de Medicina ocupaba su propio edificio,
conocido como “La Rotonda”, ubicado en la Calle Arce No. 1419, enfrente del Hospital Rosales.
Este edificio había sido inaugurado el 1 de marzo de 1913, destruido por el terremoto ocurrido
el 7 de junio de 1917 y terminado de reconstruir el 1 de marzo 1936. En esta fecha fue
inaugurado por el Presidente General Maximiliano Hernández Martínez, cuando era Decano el
Dr. Guillermo Trigueros.
En 1970, la Facultad de Medicina y su Biblioteca se trasladaron a su nuevo edificio de siete
pisos de 16,534 m2, construido en el campus de la Universidad al final de la 25 Avenida Norte.
La biblioteca quedó ubicada en la planta principal y el sótano, con una extensión de 1,500 m2,
apta para 300 lectores y más de 50,000 volúmenes de materiales bibliográficos (5).
En resumen, los elementos más importantes de la reforma educativa fueron:
a) Establecimiento de la figura de Profesor de Tiempo Integral, Profesor de Tiempo
Completo (8 horas) en el Área Básica, y Tiempo Parcial (4 horas) en el Área Clínica,
todos con responsabilidad de la enseñanza y la investigación en la Facultad de
Medicina, e incremento salarial anual según el costo de vida en el país,
b) Integración de las funciones de enseñanza e investigación y de proyección social
ligadas al quehacer investigativo,
c) Contratación de profesores extranjeros especializados, varios de ellos asignados a la
Jefatura de los Departamentos del Área Básica,
d) Capacitación en el extranjero (Estados Unidos, Brasil y Europa) de profesionales
jóvenes seleccionados por sus méritos y vocación para la enseñanza y la investigación
e) Intercambio de profesores visitantes e intercambio estudiantil,
f) Reforma curricular en el Área Básica, con énfasis en la enseñanza teórica (40%) y
enseñanza práctica (60%),
g) Desarrollo de la Biblioteca de la Facultad de Medicina para apoyar las necesidades
académicas y de investigación,
h) Aprobación del Año Sabático para estimular la formación de posgrado e investigación,
i) Salarios adecuados al costo de vida del profesional médico en el país,
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Estímulo a la investigación y asistencia a reuniones científicas para presentar
resultados de investigaciones.
En esa época, la Escuela de Medicina de la Universidad de El Salvado se posicionó entre
las tres mejores en América Latina, junto con la Universidad de Sao Pablo, Brasil y la
Universidad del Valle, Cali, Colombia.
El cupo de admisión estudiantil en 1956 fue de 40 alumnos. La Facultad tenía un total de 240
estudiantes distribuidos en el área clínica y básica. En 1957-1958, el cupo anual se elevó a 60
alumnos.
La limitación del cupo estudiantil al primer año de medicina y la condición exigida al
alumno de dedicarle “tiempo completo” a los estudios, tuvo fuertes críticas en el ámbito
académico-estudiantil, sobretodo del grupo revolucionaria de izquierda, así lo expresó
Mauricio Carías Delgado, en su Tesis de graduación de 1962 (6), aduciendo que ello favorecía
la formación elitista de médicos con elevada capacitación técnico-científica, poca “sensibilidad
social” y un número limitado para satisfacer las necesidades de este recurso en el país. La
Facultad de Medicina graduaba un promedio de 16 médicos anuales y el país tenía un
promedio de 1.5 médicos por 10.000 habitantes, en vez de uno por 1,000 habitantes, como lo
recomendaba la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, durante el siguiente
quinquenio, la Facultad llegó a graduar a más del 95% de la admisión estudiantil.
Carías Delgado también sugirió la necesidad de formar profesionales para el área rural
salvadoreña, con estudios de solo cuatro años, para resolver la falta de médicos a nivel
nacional. Las autoridades de la Facultad de Medicina argumentaban que la incapacidad de
formar un mayor número de médicos se relacionaba con la ausencia de planificación de la
salud en el país. Planes y programas fueron discutidos por la Facultad de Medicina con el
Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social y el Instituto Salvadoreño del Seguro Social, con
el fin de aumentar el cupo de admisión estudiantil y su graduación, sin obtener respuesta
alguna. Por otra parte, la graduación de médicos con cuatro años de estudio significaba el
sacrificio de la calidad profesional, en un país pequeño y sin autoridad competente para
regular el ejercicio de profesionales de primera y segunda categoría.
Todo el proceso de la reforma de los estudios de medicina terminó en 1972, cuando la
Universidad de El Salvador fue intervenida por la Fuerza Armada. Como lo refiere el Dr.
Adolfo Bonilla, historiador de la Universidad, la Unión Nacional Opositora ganó las elecciones
al Partido de Conciliación Nacional , partido gobernante, pero no se aceptó la derrota e impuso
al Coronel Arturo Armando Molina, cerrando la posibilidad de entendimiento político pacífico
en el país y alimentando un conflicto armado en su etapa de incubación. La Universidad no era
ajena a ese conflicto y en su seno se agudizaron las divisiones en cuanto al rumbo de la
reforma y las prioridades políticas o académicas. La intervención militar dio origen a la época
más difícil de la Universidad de El Salvador (7).
La Universidad tenía recursos académicos y científicos que le permitieron mantener un buen
nivel, a pesar de la pérdida de destacados profesores e investigadores. Varios profesores
especialistas del Área Clínica emigraron a los Estados Unidos de América, país en el cual
habían obtenido su especialización de posgrado. Asimismo, varios profesores del Área Básica
(Matemáticos, Biólogos, Químicos, Microbiólogos, Farmacólogos, Nutricionista e Ingenieros)
fueron contratados por el gobierno de Venezuela, a sugerencia del Dr. Luis Manuel Peñalver,
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Ministro de Educación de ese país, para reforzar varias universidades en desarrollo en el
interior de Venezuela, incluyendo, además, a varios profesores extranjeros (Argentinos,
Peruanos y Mexicanos) expulsados de El Salvador.
El aumento del cupo de admisión, sin tomar en cuenta la capacidad académica real de la
Institución, no aseguraba ni el aumento de las graduaciones ni la calidad profesional del
médico. La historia se encargó de constatar este hecho en el período de 1973 a 1994, cuando
se implantó la política de “admisión de puertas abiertas” (ingresos masivos de 1,000 a 1,500
alumnos en el primer año de medicina), catalogada como un logro revolucionario por los
estudiantes universitarios Salvadoreños. El impacto desastroso de esta medida administrativa
de las autoridades universitarias designadas por el gobierno interventor, fue evidente en la
formación del médico, pues no aumentó la graduación anual de médicos. En cambio,
disminuyó el número y calidad de su formación profesional y patrocinó el fracaso de cientos de
estudiantes. En el año 2005, el Consejo Superior Universitario, a propuesta del Rector Dr. Fabio
Castillo Figueroa y el Decano Dr. Eduardo Espinoza de la Facultad de Medicina, aprobó reducir
el ingreso a 300 estudiantes con el fin de facilitar la enseñanza.
Necesidad actual de reformar la educación en la Universidad
Cuatro décadas después de la intervención militar de la Universidad, la Facultad de
Medicina necesita replantear la formación académica actual del médico a nivel básico y
clínico, para mejorar la formación del médico y su responsabilidad profesional. Para ello, es
necesario desarrollar las siguientes actividades:
Revisar el currículo, actualmente sobrecargado de asignaturas complementarias
que vuelven la carrera excesivamente repetitiva en el Área Básica;
Identificar nuevas técnicas pedagógicas que estimulen la autoformación del
estudiante, enfatizando en el Área Básica, la correlación entre la enseñanza
teórica (40%) y la enseñanza práctica (60%); y en el Área Clínica, fomentando la
participación del estudiante en discusiones clínicas con pacientes para entender
el rol fundamental del médico en el ejercicio profesional;
Estimular la capacitación del personal docente del Área Básica a nivel local e
internacional (Diplomados, Maestrías), necesidad persistentemente exigida por el
personal docente actual;
Incorporar médicos especializados en ciencias básicas al personal docente, para
mejorar la calidad de la enseñanza que depende fundamentalmente del
conocimiento y habilidades de estos educadores;
Integrar la investigación científica como parte del quehacer docente y estudiantil;
Diseñar nuevos métodos de evaluación participativa del estudiante, a nivel básico
y clínico.
Asimismo, la Universidad de El Salvador debe construir un proceso educativo de mejor
calidad. Es urgente diseñar la reforma académica y administrativa que promueva la enseñanza
de la ciencia, tecnología e innovación, como parte esencial de la estrategia nacional, orientada
a la formación del recurso humano con habilidad y liderazgo para promover el desarrollo del
país. Esta nueva estructura académica deberá permitir al estudiante avanzar en sus estudios
de pregrado y posgrado, según su propio interés y rendimiento, en base a las Unidades
Valorativas y el Coeficiente de Unidades de Mérito (CUM) obtenidas.
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Elemento esencial de esta reforma será la conformación de un nuevo sistema de admisión
estudiantil, el cual podría ser realizado en dos etapas. En la primera, dado el avance
tecnológico actual del país, el ingreso del estudiante a la Universidad puede basarse en el
promedio de las notas obtenidas en los dos o tres años de bachillerato, más la calificación de
la PAES. Para ello, el estudiante deberá presentar la constancia electrónica de su rendimiento
escolar y de la PAES, extendidas por el Ministerio de Educación. El proceso de selección sería
más equitativo que el actual, promovería el rendimiento, responsabilidad y competitividad del
estudiante en el bachillerato; y además, sería más económico para la familia, pues pagarían
la inscripción en la Universidad únicamente los estudiantes seleccionados.
En la segunda etapa, todos los no aceptados de conformidad con su rendimiento en el
bachillerato, tendrían que registrarse en un Plan de Estudios Generales o Bachillerato
Universitario de dos años de duración, integrado por diversas asignaturas obligatorias y
optativas – ciencias naturales, Idiomas, sociología y humanidades -- como prerrequisito para
avanzar por la vía de equivalencias en las carreras técnicas y profesionales de su elección. Si el
estudiante no llenara los requisitos en dos años, podría cursar otras asignaturas ofrecidas por
la Universidad para ampliar sus créditos de ingreso y aplicar a estudios más avanzados,
respaldados por los créditos obtenidos y la moderna legislación académica y administrativa de
la Institución, tal como ocurre en Universidades de países desarrollados..
Referencias
1. García JC. Características generales de la educación médica en América
Latina. Serie Desarrollo de Recursos Humanos para Educación Médica
No.7, 1970. Organización Panamericana de la Salud, Washington D.C.
2. Flexner A. Medical Education in the United States and Canadá 1910.
3. Cooke M, Irby DM, O’ Brain BC. Educating Physicians: A call for Reform of
Medical School and Residency. A Summary. The Carnegie Foundation for
the Advancement of Teaching. www. carnegiefoundation.org
4. Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, creación Decreto
Ejecutivo No. 10 del 24 de junio de 1942, Diario Oficial del 25 de junio de
1942.
5. Arteaga Mélida. Historia de la Biblioteca de la Universidad de El Salvadoir,
1841-1961. Editorial Universitaria, 1999, p. 90
6. Carías Delgado M. Presencia y perspectiva de la Facultad de Medicina. Tesis
Doctoral, previa a la opción al Doctorado en Medicina, Universidad de El
Salvador, octubre de 1962.
7. Bonilla A. Breve reseña de la investigación en la Universidad de El Salvador
1944-2000. En: Handal-Vega E, Cedillos RA, Bonilla A, Gómez-Escoto R,
Portillo LR, Suárez-Castaneda E. “Estado de la investigación científica de la
Universidad de El Salvador”. Informe elaborado para la creación del Consejo
de Investigaciones Científicas de la Universidad de El Salvador (CIC-UES),
mayo 2001.
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