El libro de Santiago La epístola de Santiago es un manual para la vida cristiana, o sea “cómo ser un buen cristiano” O “cómo se debe comportar el cristiano” y “cómo tener una creencia correcta de Dios”. Porque una fe verdadera es vital para producir acciones espirituales y especificas en la persona cristiana. Es por esto, que ¡agudiza con estilo enérgico! “Cree en Dios” entonces “sígame a la iglesia”, tambien hace grandes afirmaciones, sobre la conducta del creyente, que afirma confiar en la verdad de Dios, pues aferrarse a los valores del mundo no es la respuesta correcta, sino que contradice el evangelio del señor Jesucristo. Ya que la fe produce buenas obras, y buenos consejos mediante un discurso teológico, porque la fe cristiana garantice la felicidad en la vida terrenal y espiritual. Ahora está epístola que contiene 5 capítulos y 108 versículos, tambien exhorta al creyente, y lo llama a que sea un hacedor de la palabra de Dios. Así que “Dios elogia la fe que obra”. Destinatarios: Aparentemente a los judíos convertidos que vivían fuera de Tierra Santa; también es posible que a los judíos fervorosos de la Dispersión. Tema Principal: La religión práctica, manifestada en las buenas obras, en contraste con la sola profesión de la fe. Una doctrina de Pablo y Santiago Está carta de Santiago, tiene un parecido a la que escribió el apóstol Pablo a los romanos. Cuando estaba acosado por los maestros del judaísmo, pues le dio un gran énfasis a la justificación de la fe, la confianza y las observancias ceremoniales de la iglesia. Sin embargo, cuando le escribió la Epístola a Tito, el tema principal de su carta fue: La importancia de las buenas obras. Mostrando una armonía perfecta en las enseñanzas de Santiago. Es evidente, cuando parece despreciar la fe, Pablo se refiere a la verdad intelectual y no, a la “fe salvadora”. Objetivo de la epístola El autor de este escrito, revela como una persona practicar la realidad de la fe en Cristo, demostrando con sus hechos y actitudes que profesa. Así que la Epístola de Santiago no está dedicada a adoctrinar acerca de los asuntos teológicos, sino a exhortar a los creyentes a que sean “hacedores de la palabra y no tan solamente oidores” (1.22). Además, la redacción se caracteriza por el énfasis que pone sobre los aspectos basados en la conducta cristiana y fijando su atención en ella. O sea, que esta carta es un escrito de carácter impersonal, y una instrucción ética dirigida a las comunidades cristianas, “las doce tribus que están en la dispersión” (1:1), título que fue tomado de la historia judía y significa al nuevo Israel convocado por Cristo. Aunque es sorprendente que en Santiago se mencione el nombre de Jesús solo en dos ocasiones (1:1; 2:1); también que no se diga nada acerca de su vida, muerte y resurrección. Sin embargo, la fe del autor se hace manifiesta en todo el discurso hace referencia al “buen nombre que fue invocado sobre vosotros” la proximidad de la “venida del Señor” (5:7-8), y de la expectativa fervorosa de la iglesia primitiva. Es por ello, que la epístola es la intensidad que resuena en la literatura del AT. Pero el tema de la sabiduría y el don que procede de Dios, ocupan un lugar en el pensamiento de Santiago (1:5; 3:13-18), porque ser sabio no consiste en poseer grandes conocimientos científicos, humanos o teológicos, sino en conducirse con rectitud (4:17), “en sabia mansedumbre” (3:13), de acuerdo con la voluntad de Dios. Así que las exhortaciones que hace Santiago, se basan en la ética de la fe personal, donde recuerda los discursos de Jesús “como el Sermón del Monte” (Mateo 5-7). Así sucede con Santiago, pues él se refiere a la sinceridad de la fe (1:22-25; 2:14-16; 3:13-18), pues hay que resistir las pruebas con paciencia (1:2-4, 12-15; 5:7-11), y no, juzgar a los demás (2:12-13; 4:11-12), ha refrenar la lengua (1:26; 3:1-12), no jurar (5:12) y perseverar en la oración (5:13-18). Es decir, que todas estas enseñanzas del Señor se hallan en la epístola de Santiago, en todo el NT y en la metodología de los judíos. Su método general: fueron sus temas, dirigidos a cómo llevar una vida cristiana y las exhortaciones dirigidas al buen carácter. Porque los cristianos Judíos dependían de la fe, y no tocaban la practica (obras de fe). Por esta razón, Santiago escribe para corregir algunos detalles relacionados con enriquecerse. Sus palabras claves: Fueron los hermanos, la fe, perfecto decir, juez (juzgar, juicio), obras, condenado (condenación), lengua y la ley. Su tema: La Fe y las obras, las pruebas y la tentación, los ricos y los pobres, la lengua y la paciencia. Su vaso de honra: Los creyentes en Cristo que estaban entre los judíos. Su pero ocasión: Cuando muestra su preocupación por la condición en que se encontraba la iglesia, cómo las pruebas, disensiones, el enojo, las palabras de juicio, y el abuso de los ricos con los pobres. Su énfasis: La fe práctica en los creyentes; el gozo y la paciencia en medio de las pruebas; la verdadera sabiduría cristiana; las actitudes de los ricos hacia los pobres; el uso y el abuso inapropiado de la lengua. Versículos claves “sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándose a vosotros mismos”, (1:22). " La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo”. (1:27). “Así también la fe si no tienes obras esta muerta en sí misma, pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras, muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostrare mi fe por mis obras”. (2:17-18). Pero éste título: Contiene los “principios prácticos de la Fe”. " Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, también la fe sin obras está muerta”. (2:26). Autor y fecha Cómo se puede observar, en el Nuevo Testamento hay cuatro personajes con el nombre de Jacobo. Jacobo el hijo menor de Alfeo (Mateo 10:3; Hechos 1:13), Jacobo el padre de Judas, (no el Iscariote) (Lucas 6:16; Hechos 1:13). Jacobo el hijo de Zebedeo y hermano de Juan (Mateo 4:21), pero él fue martirizado demasiado pronto para haberla escrito (Hechos 12:2). Pero Jacobo, llamado por Pablo “el hermano del Señor” (Gálatas 1:19), fue el autor de la carta. Que ahora se llama Santiago, considerado el medio hermano de Jesús (Marcos 6:3) y hermano de Judas (Mateo 13:55). Aunque inicialmente Santiago rechazo a Jesús como el Mesías (Juan 7:5), pero más adelante creyó (1 Corintios 15:7). Y se convirtió en el líder clave de la iglesia de Jerusalén (Hechos 12:17; 15:13; 21:18; Gálatas 2:12), y fue llamado las “columnas” de esa iglesia, junto con Pedro y Juan (Gálatas 2:9). También conocido como Santiago el justo por su devoción a la justicia, y fue martirizado en el año 62 d.C., de acuerdo al historiador judío del primer siglo Josefo. Comparando el vocabulario de Santiago con la carta registrada en Hechos 15, esto corrobora que el autor de la epístola fue Santiago y la escribió probablemente en el año 49 d. C. antes del concilio de Jerusalén realizado en 50 a. D. Sobre su época se ha especulado mucho en torno a la personalidad del autor de la carta. Pero los datos históricos conocidos no son suficientes para establecer conclusiones definitivas al respecto. Lo que sabemos es que el redactor de la Epístola de Santiago dominaba la lengua griega con inusual maestría. Como una obra literaria, este texto es el más sobresaliente del NT, por su corrección gramatical, la amplitud de su léxico, la riqueza de sus metáforas y por los ejemplos símiles a los diálogos retóricos. Por otra parte, la redacción contiene huellas evidentes de una mentalidad semítica. Lo que indica, que Santiago fue un hebreo palestino, poseedor de una amplia formación helenística, que escribió para cristianos de origen judío que vivían desde la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. Su recomendación principal Tened: Por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas. (1:2). Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios. (1:5). Pero pida con fe (1:6). Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. (1:19). Pero sed hacedores de la palabra (1:22). Que vuestra fe sea sin acepción de personas. (2:1). Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. (2:12). Hermanos míos no os hagáis maestros. (3:1). Someteos, pues a Dios, purificad vuestros corazones (4:7). No murmuréis (4:11). ¿Quien eres par que juzgues a otro? (4:12). Tened paciencia. Y afirmad vuestros corazones. (5:7). No os quejéis (5:9). Tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas (5:10). No juréis (5:12). Haga oración…cante alabanzas…. llame a los ancianos... Y oren por él. (5:13). Confesaos vuestras ofensas…y orad. (5:16). Su genialidad 1). La inequívoca naturaleza Judía. 2). Su caracterizado énfasis sobre la conducta cristiana, las buenas obras y la fe que obra, que debe estar acompañada de un estilo de vida consecuente. 3). Su sencilla organización. 4). La familiaridad con las enseñanzas de Jesús a lo largo de la carta. (2:5; Mateo 5:3-3:10; 7:15-20-3:18; 5:9-5:2-3; 6:19-20-5:12 y 5:33-37). 5). La similitud de sus escritos sobre la sabiduría con el libro de Proverbios, pues tiene conexiones literales que hacen una “carta de ensayo” que se asemeja a los ciertos escritos antiguos. 6). Su excelente griego, que ha puesto en tela de juicio que el autor es el hermano de Jesús. Sin embargo, está objeción es débil, en vista de la amplia difusión del idioma y la cultura griega de Palestina. Sus desafíos Por lo menos dos textos retan al intérprete: 1). La relación entre la fe y las obras (2:14-26), ¿cuál? Contradice con el énfasis de de Pablo en la fe, y el enfoque de Santiago en las obras. 2). Las promesas de sanidad que se refieren a la esfera espiritual y no, a la física (5:13-18). Su tema teológico Ahora bien, Santiago con su devoción afirma directamente que la vida del creyente debe se sabia, ya que recuerda al libro de Proverbios. Que tiene un énfasis práctico, que destaca no el conocimiento teórico, sino la conducta piadosa y un deseo pasional a la obediencia de la palabra de Dios, sin reserva alguna. Ya que él usó tres referencias de la naturaleza como la “onda del mar” 1:6; la “serpiente” 3:7; y el “cielo dio lluvia” 5:18), refiriéndose ha aquel que pasó un tiempo fuera. Pablo tambien hace su propio énfasis demostrando fe verdadera, la justificación por la fe y el fruto espiritual. Ahora le sugiero que analices el siguiente contenido: 1). La salutación de Santiago (1:1). 2). La sabiduría que viene de Dios (1:2-11). 3). La victoria en la prueba (1:12-18). 4). Los hacedores de la palabra (1:19-27). 5). Las amonestación contra la parcialidad (2:1-13). 6). La fe sin obras está muerta (2:14-26). 7). La lengua enemigo mortal (3:1-12). 8). La sabiduría de lo alto (3:13-18). 9). La amistad con el mundo (4:1-10). 10). Quién eres tú para que juzgues (4:11-12). 11). No os gloriéis del día de mañana (4:13-17). 12). Los ricos opresores (5:1-6). 13). Sed pacientes y orad (5:7-20). Así que la epístola de Santiago es la contraparte del Nuevo Testamento, la tradición judía de la sabiduría y las enseñanzas de Jesús. Aunque Santiago se lee en contraste con Pablo, pues de hecho, están absolutamente juntos a lo largo de la carta, es decir, que lo primero que el creyente debe hacer, es “vivir” la fe (5:6). Porque las palabras no bastan, ya que usted puede creer que todas las cosas que haces están correctas y las haces correctamente, y, aun así, estar totalmente equivocado. Por lo tanto, sea un hacedor de la palabra de Dios y no, solamente un oidor olvidadizo que se esta engañando asimismo.
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