Entrevista a Marta Ausona

1.- ¿Cómo se te ocurrió enfocar tu carrera hacia el ámbito de la maternidad y la lactancia?
La verdad es que empecé el Master que me llevaba al doctorado con otro tema de investigación.
Hasta que decidí cambiarlo y exponerme, ponerme en juego en este tema por la simple razón que
soy madre y he dado el pecho a mi hija durante tres años. Este hecho vivencial abría
apasionantes preguntas en mí y quise resolverlas a través de la Antropología social y
cultural. Preguntas sobre por qué la lactancia materna es por una parte ensalzada y, por la
otra, las madres que la practican reciben presiones para dejar de hacerlo como lo hacen. O
sobre cómo se situaban los diferentes feminismos delante de la maternidad y la lactancia. O
sobre cómo el control social se expresa en los cuerpos maternos, por ejemplo. ¿Qué podía
haber detrás de todo esto? Y ¿por qué muchas madres seguían lactando con todas las presiones
que expresaban recibir? ¿Qué sentido social y político les daban a sus lactancias?
Pienso que la maternidad es una matriz, un núcleo central que nos permite ver cómo nos situamos,
pensamos y organizamos como sociedad particular. Teniendo en cuenta que una cosa es la
maternidad como institución -un ideal de Buena Madre en concreto- y otra cosa son las
maternidades como experiencias.
La verdad es que no me arrepiento nada de haber tomado este camino de investigación, que, por
cierto, me ha llevado a conocer a otras dos antropólogas y madres -Laura Cardús y Serena Brigidicon las que hemos fundado la asociación MATER-Observatori de les Maternitats i Paternitats
Contemporànies)
https://www.facebook.com/materobservatorimpaternitatscontemporanies?fref=ts).
Pienso que se han de reivindicar maternidades distintas, alejadas de la idea de sacrificio y
abnegación y, sobre todo, alejadas de la culpa. La culpa es una forma de control sobre el
comportamiento y el cuerpo, en este caso, de las mujeres. Se ha de liberar a la maternidad y
darle un lugar, un reconocimiento pleno, dentro de la sociedad y del feminismo.
2.- ¿Por qué crees que la lactancia materna es un tema conflictivo en nuestra sociedad a pesar de
estar más que demostrada su importancia? ¿Es algo nuevo?
La pregunta es compleja, y a riesgo de sintetizar demasiado, intentaré responderla brevemente.
Creo que es conflictivo por diferentes razones. Por una parte, porque pone en cuestión
valores relacionados con un cierto tipo de individualismo, como el valor absoluto de la
independencia. La lactancia lo que muestra, justamente, son las interdependencias.
Por otra parte, el hecho de que la lactancia fuera instrumentalizada durante el régimen pronatalista de Franco como un aspecto de obligación y "sacrificio materno", ligado a un ideal
de la Buena Madre abnegada, provocó que un sector del feminismo de la
igualdad reaccionara en contra de ella. La leche de fórmula, en este sentido, se vio como una
liberación femenina moderna. No obstante, detrás de la leche de fórmula se ocultan, no sólo riesgos
reales a nivel de salud, sino grandes intereses comerciales que se enriquecen a través de la
desposesión de la capacidad nutricia del cuerpo femenino. Acumulación por desposesión: acumulan
riquezas desposeyendo, en este caso, capacidades. Si no hay lactancia, hay Nestlé. Cada madre
puede elegir legítimamente lo que desee pero sabiendo lo que hay detrás.
También está el hecho de que las lactancias sin restricciones se ven como lactancias sin
"disciplina" ni "mesura", que pueden "malcriar" o "malformar" a los hijos. Lo que se esconde
detrás es exigir a las madres que (se) impongan disciplinas corporales, que sus hij@s
incorporen un cierto control social que se manifiesta en el cuerpo y en su capacidad de
esperar y reprimir sus necesidades o deseos.
¿Si siempre ha sido así? Creo que la lactancia no siempre ha sido un tema conflictivo o, si lo
ha sido, no siempre lo ha sido desde los mismos parámetros. Depende de las estructuras
sociales, simbólicas, políticas y económicas donde se inserte.
Finalmente, está el hecho de que el pecho, en Occidente, se ha construido como símbolo
erótico, especialmente el pezón femenino. Lo erótico -sea un pecho femenino o una rodilla- es
aquello que se insinúa o esconde. Si se enseña demasiado pierde su capacidad visual de
"excitación". El hecho de que ese pecho erótico se muestre en público como pecho nutricio
crea ambivalencias -tabús-, y se puede acabar relacionando con la obscenidad.
3.- Nos gusta mucho cómo enfocas el valor al alza de la "individualidad humana". ¿Qué ha ocurrido
con la simbiosis, las relaciones humanas, la interdependencia con otras personas, por ejemplo
nuestros hijos?
Las interdependencias se ocultan. O se les quita el factor recíproco -el inter- y quedan en
dependencias. Se ocultan, aunque todos y cada uno de nosotros las sintamos, bajo la
ideología de un cierto tipo de individualismo: el del Hombre que se hace a sí mismo, sin
necesidad de nada ni nadie. Y digo Hombre con mayúscula con toda la intención del mundo.
Ese Hombre blanco simbólico moderno, modelo y patrón de la humanidad al que hemos de
asemejarnos. Absolutamente libre e independiente, pre-existente, que no necesita a nadie y a
nada y que se construye a sí mismo. Pero yo soy antropóloga social. Creo que somos y
existimos "en la relación con" y "en relación a" Otro. Son las relaciones las que nos dan
existencia y las que nos construyen, al mismo tiempo que construimos esas mismas
relaciones.
Confundimos los hechos de bi-presencia, la unidad dual (ser uno y ser el otro al mismo tiempo, pero
sabiendo que soy yo) con la disolución de la identidad. En lugar de ver esa bi-presencia como la
que genera, justamente, nuestras identidades múltiples y fragmentadas.
El amor nos da miedo porque es un hecho de bi-presencia. Nos da miedo "fundirnos con" el
otro y "con-fundirnos" con él o ella por miedo a dejar de "ser" en lugar de ver que ahí,
justamente, "somos". Es como si nos diera miedo depender de los otros cuando en el fondo
somos interdependientes, no sólo a nivel físico y emocional, sino también a nivel material y
económico. Confundimos la libertad con el aislamiento o la ausencia de vínculos en lugar de
verla, como decía Lia Cigarini, como una libertad relacional, contextual, que encuentra en el otro
vínculo, intercambio y mesura. Justamente, el mismo capitalismo es una estructura económica que
promueve grandes dependencias estructurales que se ocultan bajo la visión, como decía, de un tipo
de individualismo: el del "self-made man", del "hombre que se hace a si mismo". En cambio, hay
otras visiones individualistas, Kropotkin, por ejemplo, hablaba de la sociedad basada en las
interdependencias humanas y de la importancia de la ayuda mutua para la sobrevivencia de la
especie humana.
4.- ¿Crees que parte la población se ha olvidado de la propia biología humana, de que somos
mamíferos?
Pienso que el "ser humano" se ha construido, en parte, en oposición a las otras especies
animales. No como una continuidad sino como una escisión. Tenemos que reprimir "los
instintos" porque forman parte de la "animalidad humana" y no de la exaltada Razón ilustrada.
La modernidad radica en este intento, imposible, de escisión (y/o represión).
Al mismo tiempo, desde algunas vertientes de la socio-biología o la bio-psicología, se ha
instrumentalizado una cierta visión de la biología -a través de estudios etiológicos que escogían
unos mamíferos en detrimento de otros- para afirmar un orden social burgués, capitalista y
patriarcal. Este hecho hace que, dentro de las ciencias sociales, de miedo hablar de biología. Pero
como menciona Donna J. Haraway la biología es muy plástica, hay muchos modelos
diferentes dentro de las especies mamíferas -como el cuidado biparental de las crías- y no tiene
porqué ser, por lo tanto, determinista. Puede ser, incluso, una forma de romper o cuestionar
determinismos sociales. La biología afecta y es afectada por factores sociales y culturales, se
establecen continuums e imbricaciones, y pienso que se le ha de perder el miedo.