Domingo 15 Noviembre 2015 BUENOS AIRES AÑO 6 - N°344 SUPLEMENTO JOVEN DE TIEMPO ARGENTINO A PALOS Además: Francisco Bitar | Los escarabajos | Del 8N al ballotage | Una Fábrica | La ruta del voto en blanco | La caja negra de Zambayonny | Conurbación | Feria Rotar | Estereotipos año 6 | nº 344 | 15 de noviembre de 2015 2 Caja Negra El embarazo Por Zambayonny Ilustración: Daniel Caporaletti Cuando la hermanita del Burdo quedó embarazada empezó la cacería. El Burdo quería matar a alguien sí o sí. El rumor de que el padre de la criatura era alguien del barrio andaba dando vueltas por los oídos de todos los vecinos y esto lo había transformado en una bestia peluda y sanguinaria que recorría las cuadras con una cuchilla enorme en la cintura, un revólver cargado en la sobaquera debajo de la axila y un palo astillado en las manos con un clavo oxidado en la punta. Para colmo la piba no quería decir quién podía ser el padre del bebé porque sabía que automáticamente lo condenaba a convertirse en hombre muerto. Esto mantenía la situación en un suspenso estresante. Como todos éramos sospechosos elegíamos mostrarnos tranquilos para alejar cualquier tipo de desconfianza. Por este motivo salíamos a la vereda a fumar como siempre, nos juntábamos en la esquina a tomar unas cervezas con los muchachos, lavábamos el auto en la calle de manera obsesiva con la radio a todo volumen mientras lo veíamos pasar al Burdo con sus ropas militares y su paso sigiloso de sicario en paritarias. Daban ganas de tirarle un churrasco para que lo atrapara en el aire con los dientes afilados. Pero no. Muy por el contrario todos nos acercábamos a él para saludarlo y conversar un poco sobre pavadas tratando de alejar la evidente necesidad de sangre que manifestaba el animal. Al Burdo lo conocíamos de toda la vida. Era uno más de la barra. De chico ya estaba un poco loco pero nada muy significativo. Sabíamos que coleccionaba armas, insignias, cascos y medallas de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial, que le gustaban demasiado los documentales acerca de batallas históricas y que sabía mucho sobre aviones de combate; sin embargo todo eso nunca interfirió en nuestra amistad. Alguna vez también se dijo que lo habían violado dos skinheads durante un rito de iniciación y que por eso estuvo internado, pero luego la versión cambió por completo y se explicó que fue al revés y que por eso el Burdo estuvo detenido tres días hasta que lo dejaron salir porque las víctimas no se animaron a denunciarlo por vergüenza aria. Obviamente estábamos al corriente de los celos que el Burdo poseía por su hermanita menor, la cual con el correr de los años se había convertido en una preciosa bomba sexual que enloquecía a todo el universo con sus curvas infernales, su sugestivo andar bamboleante y su eficaz mirada incendiara. Casi todos nos habíamos acostado con ella. Sobre todo en los últimos tiempos. Esa era la principal razón por la cual la paranoia ganaba terreno entre los muchachos del barrio como un reguero de pólvora que llegaba a la puerta de cada una de nuestras casas porque más o menos a todos nos daban los números como para creer que podíamos llegar a ser el posible responsable de la criatura. La confirmación de la paternidad significaba la muerte. La muerte lisa y llana a golpes de Estereotipos El que dice que no va a ver el debate Mandá tus ideas a [email protected] o vía Twitter a @niapalos así lo publicamos. puños con manopla, a fuerza de una balacera o a base de profundas puñaladas en el cuello y en la boca del estómago. Además el Burdo se jactaba de haber aprendido a desaparecer cadáveres cosa que según dijo había comprobado con perros y zorros. Encima desde que falleció su padre él se hizo un poco cargo de la casa y este asunto del embarazo le pegaba directamente en el imaginario del honor familiar ya que consideraba la situación como una deshonra a la memoria de su difunto progenitor y •Va al cine cuando Argentina juega el Mundial. •Se sintió hermanado con Beatriz Sarlo cuando contó que no pudo ir al museo porque estaba cerrado durante un partido de Argentina. •De hecho se sintió tan hermanado que la semana pasada mandó su adhesión a una lista de intelectuales. •No se la publicaron. •Compra estufas en enero. •Suele esgrimir ideas que se sostienen en premisas como “el ser humano es egoísta” como explicación última. •Le gustó mucho el spot de “Yo ya gané” de Margarita Stolbizer. por eso quería vengarlo. No existía manera de hacerle entender que a lo mejor en el cielo el viejo estaba muy feliz de ser abuelo. Era imposible, el Burdo quería hacer justicia en nombre de una presumida moralidad hogareña. Fueron los nueve meses más largos de la historia. Los relojes transpiraban. El más preocupado era Kin, el chino. Al igual que todos nosotros él también se había acostado con la chica, pero visiblemente corría con la gigantesca desventaja •Odia Twitter. •Puede ser el que dice que esté en contra de Facebook, en Facebook. •Obvio no le dice “Facebook” sino “Facebutt”, “Feisbuk” o “Caralibro”. •Prefiere pasar Navidad solo. •Dice con orgullo que no tiene tele. •No combina bien la ropa. •Empezó a ver El Show del Fútbol cuando se fue Fantino. •Dice que los políticos “de ahora” están todos “guionados”. •Todas las mañanas pegado a Radio Belgrano. •Vilouta, su referente de la vida. •Ari Paluch, otro. de poseer rasgos orientales. Si el pequeño nacía con los ojos rasgados el Burdo lo castraba con un taladro eléctrico. Durante esos días el chino lloraba mucho. Para colmo en extrañas circunstancias alguien le robó el pasaporte con los documentos y eso lo dejó más vulnerable. Todos los demás éramos más o menos parecidos entre nosotros, algunos tenían ojos claros, otros la piel un poco más oscura y alguno era rubio; pero el chino estaba complicado. Todo lo que ocurría en el barrio y sus alrededores parecía estar relacionado con la creciente panza de la muchacha. Hasta cuando cerró la carnicería de la esquina se dijo que el carnicero había metido la achura. Un chiste tonto que duró una tarde pero ilustraba la paranoia reinante. Llegó la semana previa al nacimiento del bebé sin que el Burdo pudiera descubrir la verdad. Poco a poco la idea de que el secreto jamás sería revelado fue ganando la calle hasta convertirse en un pacto de silencio perpetuo. En ese tiempo el Burdo ya no andaba armado y parecía haber entrado en razón porque se mostraba feliz con el inminente nuevo integrante de la familia. Es más, hasta fue a la casa de cada uno de los sospechosos a brindar por su futuro sobrino como una manera de pedir disculpas por el terror generado en esos últimos meses. Nadie hizo demasiadas preguntas y todos brindamos y bebimos con él. Cuando terminaba de brindar, el Burdo nos pedía el vaso en el cual habíamos bebido, lo guardaba meticulosamente en una bolsa y se lo llevaba.x •Toca bocina en los peajes para que abran y garronear 12 pesos. •Cree que en la selección hay que jugar con “los de acá” porque “tienen hambre”. •Odia a Riquelme. •En su versión jipi vegana dice que le parece un horror que la minería no sea tema de campaña. •“Vienen por el agua” es la calco del termo. •Puede tener bici con cajón de pollo atrás. •Puede tener un corte de pelo que no sirve para ir a laburar. •Puede no ir a laburar. •Puede no necesitarlo. 15 de noviembre de 2015 | año 6 | nº 344 3 Ruido de fondo La identidad es un arma caliente Por Nicolás Mavrakis @nmavrakis El conflicto central de Los escarabajos (Alto Pogo, 2015) está en esa distancia entre lo que algo es y lo que algo representa, lo cual en términos más precisos vendría a ser la distancia entre la cosa y su signo. Esto, que a primera vista parecería un conflicto solidario nada más que con las abstracciones de lingüistas o psicólogos, es aquello con lo que todas las bandas homenaje ‒y The Beatles, los “escarabajos” originarios, tiene muchas‒ tratan desde el momento mismo en que deciden poner un pie sobre cualquier escenario. Al fin y al cabo, ¿cuál es el objetivo de una banda homenaje? Si se trata de alcanzar un grado de imitación absoluta, entonces es la cosa la que deviene su signo -y eso es un problema, porque la cosa es aquello que, precisamente, no puede significarse-; pero si el objetivo, en cambio, es superar al original, lo que se deshace en ese movimiento es la fuente primordial, la base misma de la identidad, porque, ¿puede un signo ser superior a lo que representa? De una manera u otra, con uno u otro desenlace, la pregunta de Los escarabajos gira alrededor de lo que cualquier tributo conlleva como sacrificio. “Si me permiten una opinión”, dice Coco, uno de los personajes de la novela durante un ensayo, “yo les diría que no se pongan el nombre de otra banda. El nombre te define, es una identidad, un universo, y ustedes tienen que aprovechar que son nuevos...”. Ese es el problema universal desde el cual Macarena Moraña (Buenos Aires, 1977) ubica a sus propios “escarabajos” ‒con un Los escarabajos Macarena Moraña Alto Pogo 2015 Juan, un Pablo y un Ringo‒ lejos del Liverpool de los años cincuenta y sesenta y en una Buenos Aires periférica donde la sociabilidad barrial establece la medida de sus aspiraciones musicales e incluso románticas, y donde el único “verdadero beatle” es el John Lennon en un póster que Juan mira ‒y que, a su manera, devuelve la mirada‒ mientras fuma, toca la guitarra y se ocupa de los padecimientos de su abuela. Y es en el ir y venir de la banda, cuyo amateurismo musical está asumido, donde se proyectan al mismo tiempo los conflictos individuales de sus integrantes ‒la inestabilidad laboral, las drogas, el sexo, el ajedrez previsible de sus mundos familiares, la amenaza de la violencia‒ y la sombra canónica de la verdadera historia personal de The Beatles (Julia, la madre de Juan; la tía Martha, que habrá de ocuparse de su hijo). Pero entre los romances y los ensayos con los que la novela avanza ‒incluidas algunas excursiones en las que asoman versiones salvajes y hasta paródicas del “éxito”‒, lo que Moraña acierta en tematizar en Los escarabajos es la identidad. Y ese es un asunto que, en Liverpool o Buenos Aires, implica un mismo despliegue alrededor de aquello que establece una ley y una capacidad de nombrar: una referencia, un linaje narrativo y, finalmente, una historia (desde ahí, en tal caso, la novela podría leerse como una verdadera pregunta acerca de la cuestión del patriarcado). Sin coordenadas precisas ni marcos con los cuales establecer un dominio ante el legado, durante Los escarabajos cualquier aprendizaje parece estar siempre condicionado por la misma energía que lo funda. ¿Qué son The Beatles para estos escarabajos? ¿Qué es lo que ese John Lennon congelado en un póster hace o le impide hacer a Juan? A lo largo de esas preguntas, lo caótico por momentos se apodera de la identidad ‒y ahí encuentran su lugar las drogas, sustitutos trasparentes de cualquier estímulo imaginario‒ pero se apodera también del sexo y de su mito fundacional, el tabú del incesto, una delicada tentación para Pablo. × Adelantados a su tiempo Por Gonzalo Bustos @gjbustos En Currents, su tercer disco, los australianos de Tame Impala reconfiguraron la base de su sonido: pasaron de la psicodelia rocker de guitarras a un plano más pop con sintetizadores al frente y un pulso bailable. Podría trazarse un paralelismo entre el grupo de Kevin Parker y Una Fábrica. A cuatro años de su debut homónimo, el cuarteto porteño editó su segundo álbum transpolando los límites de su esencia indie folk psicodélica. Nuevas Reglas es un disco que explora -con buenos resultados- la electrónica pop más dancing y sensual. El primer gran gesto de la reconstrucción de Una Fábrica fue el cambio de baterías analógicas por electrónicas, lo que significó la ida de Tomas Bruno. Cada golpe que recorre las nueve canciones del LP parece un chasquido de dedos de metal que dispara luces. El siguiente movimiento fue la llegada como productores de Tuta Torres (el actual bajista de Babasonicos que estuvo detrás en los comienzos de Banda de Turistas) y el ex Victoria Mil Migue Castro. El dúo cargó de vanguardismo al grupo llenando todo de capas y atmósferas, así las canciones adquirieron una densidad mayor. El tercer elemento definitorio vino desde la lírica. Los relatos costumbristas quedaron atrás para dar lugar a estribillos universales que se incrustan en tu cabeza. “Principiantes” deja las cosas en claro desde el comienzo. Los golpes sintéticos del arranque y la voz de Francisco Ibarra en una cadencia sensual que lo para entre Miguel Abuelo y Federico Moura, impulsan una balada pop que tiene en la guitarra rítmica -y su delay- la pulsión motora. Desde la primera línea “Tantas noches” muestra una direccionalidad radial. Entre una melodía de atmósfera anestésica el estribillo entre coros ochentosos repi- te “tanto tiempo, perdiendo la cabeza por vos” y uno puede dejarse enamorar por la luna que ilumina la canción. Después de una suite electro a lo Depeche Mode (“Río”), la seguidilla que conforman “Nuevas reglas” y “Canción deforme” te ubica en el clímax del álbum. La canción que da nombre al disco cose pop y electrónica sobre un beat inquieto que sostiene capas de sintetizadores y estrofas que hacen combustión cuando el falsete de Ibarra parece perderse en el universo. Por su lado, “Canción...” (elegida por Adrián Dargelos para ser parte del compilado IV de Gesier Discos) son los cuatro minutos más elevados de Una Fábrica. Mientras que los acordes de guitarra del comienzo linkean al costado synth pop de Babasonicos, el transcurrir procesado de voz y melodía pinta una pieza acompasada del futuro compuesta en un presente que no le corresponde: estos pibes se adelantaron a su tiempo. Al igual que el inicio, el cierre deja hue- lla. “Televisión” es una canción de neto tinte orgánico construida encima de baterías marciales que se desplaza robóticamente y termina con una sentencia con aires de mantra: “vuelvo a renacer en mil amaneceres”. × Nuevas Reglas Una Fábrica unafabrica.bandcamp.com 4 año 6 | nº 344 | 15 de noviembre de 2015 Nota Se agita en los barrios En las últimas semanas, una vez confirmado el ballotage, comenzó a brotar una forma de participación política quizás inesperada para un tiempo donde la mentada politización pareció siempre atada a la centralidad de la organización y la conducción. Como una etapa superior de la parábola de estos años, apareció en la calle, en facebook, en los grupos de whatsapp, otro avatar, que muchos han llamado “militancia hormiga”, “micromilitancia” o simplemente una militancia casera, sin “línea”: carteles manuscritos, intervenciones callejeras, volantes que empiezan con un inverosímil “hola, soy Romi del 4to B” pegados en el espejo del ascensor, mensajitos por momentos delirantes, tipos solos con una mesita en la esquina, gente que grabó su propio discurso pidiendo el voto y lo subió a internet, pizarrones de bares que mezclaron ofertas de happy hour y consignas, y un larguísimo etc. Toda una efervescencia ciudadana que, más allá de errores y aciertos, de ingenuidades y urgencias, aportó quizás el dato más interesante de este mes de campaña y reconfiguraciones; una experiencia a través de la cual podría leerse, también, el balance político de estos años, la oscilación intestina de la campaña y la construcción de una identidad, y al mismo tiempo, y tal vez como nunca, una vitalidad y una iniciativa que la calle le ganó a la política más institucionalizada que, mientras lamía sus heridas y cobraba sus internas, asistía al extraño fenómeno de los ciudadanos de a pie que, como podían, se ponían la campaña al hombro. A pedido, levantado de los muros de facebook, descargado del damero de un tumblr, lo que sigue son solo algunos registros, textuales y visuales, de este mes de pánico, locura y minimilitancia. Movilizados Por Juan Rearte - La Paternal El diagnóstico del lunes 26 octubre era concluyente en el patio de la escuela. Bastaba con vernos las caras entre los padres de la comunidad educativa para determinar “conmoción”. Sin dudas había que digerir el mal trago de que un candidato declaradamente representante de los sectores más concentrados de la economía y de lo más rancio de la política hubiera logrado crear la posibilidad cierta de acceder al poder con el voto popular. Muchos nos preguntamos, cara a cara, por mail, por FB o con un rápido llamado, por el alcance real de la política de estado en estos doce años de gobierno kirchnerista. Algunos, con militancia partidaria, teníamos una mirada coincidente con otros compañeros y amigos que vieron en Macri la amenaza real de muchas conquistas colectivas, reales. Concluimos no sólo que valía la pena, sino que sentimos la obligación de no ser indiferentes. No nos da lo mismo el modelo de país en el que vivirán nuestros hijos. Con el paso de los primeros días, decidimos organizarnos y elaboramos un documento dirigido a los vecinos de las Comunas 11 y 15, las zonas aledañas a la escuela, y con el aporte de agrupaciones y comerciantes, pudimos imprimir esos volantes y pasar de la virtualidad a la calle. Algunos asistieron a la movilización de Parque Centenario, otros nos reunimos en la plaza 24 de septiembre y hablamos con vecinos y comerciantes, sumamos vecinos interesados en las actividades y docentes y estudiantes del Plan Fines de Paternal, amenazado por la ola neoliberal, hicimos una bandera que trata de reunir el sentido colectivo que tienen los logros individuales de estos años. Nuestra bandera lleva una consigna: “Elegís tu trabajo. Scioli Presidente!” Pensamos que no se trata de “votar en defensa propia”, uno de los slogans más graciosos que nos supo dar un político de efímera estrella, sino de que el trabajo de cada uno, aún con las dificultades y las demandas pendientes, permitió recomponer un tejido social que hace apenas doce años estaba sometido a una disgregación total. Algunos nos juntamos en la puerta de la escuela por la ma- ñana para pasarnos más volantes, combinamos la actividad del día, mientras planificamos la participación de la movilización del sábado. No nos preguntamos qué hacer luego con la fuerza movilizada porque hoy está orientada sólo al triunfo de Daniel Scioli.X 15 de noviembre de 2015 | año 6 | nº 344 5 “Un piquete de conversación ka en la puerta de Pigmento” Por Mariana Santangelo Hace un rato, resultados de la micromilitancia barrial... Me trenzo en una discusión con una joven con pechera Pro en una esquina. Veo que está conversando con una mujer de delantal docente que lleva a una nena chiquita de la mano. Desde el otro lado de la calle veo que la de delantal asiente demasiado. "¡Con los maestros no!", pienso y cruzo. Me voy apropincuando, pongo cara de "dale, buenísimo, contame también a mí". Ella sigue y me suma a su público. La otra se va. Yo hago mi primera pregunta: "¿qué pasó con la falta de vacantes escolares?" "Eso es mentira." "¿Qué pasó con el Cepa?" "No sé lo que es." "Claro, porque no existe más, ustedes lo vaciaron y ahora hicieron una escuelita de maestros con una oferta paupérrima." Seguimos un poco más. "¿Vos sos kirchnerista?" "Claro." "Entonces no tenemos nada de que hablar... No se trata de discutir" Me salta la térmica pero me contengo ante la claudiomariadomingueada que me lanza."¿Cómo? Te estoy preguntando para que me cuentes cuál es la plataforma de Macri a nivel nacional en esas cuestiones, estamos conversando bien y me parece genial que siendo tan joven estés militando, incluso bajo una bandera que no es la mía..." "Hola, ma." Una señora la abraza para sacarla de mi vista y comienza a hablar con ella. Me dejan pagando en la conversación. Salvada por mami. Antes de "finalizar" la charla, empieza a satelitarnos un adolescente con uniforme de colegio privado. Cuarto o quinto año. Se acerca, como yo hice antes, atento a lo que estábamos diciendo... Zás, me digo, ahora tengo que lidiar con dos niños Pro a la vez... El muchachito rompe el silencio: "¡Y sí, van a liberar todas las importaciones, y ya no va a haber industria nacional!". Pausa, se detiene la escena. Miro a cámara. Vuelvo, lo miro cuando salgo de mi sorpresa. El pibe le dice a la rubia un par de cosas más y después me mira a mí: "Dejá, no te preocupes, vení a la otra esquina, yo milito en la Cámpora". Magnífico. Voy a la otra esquina: mesita naranja a favor de Scioli. Tres militantes. "Che, muchachos, en el otro semáforo son miles, parecen zombies, salen de todos lados y están volanteando entre los autos". "Uh, sí, no te preocupes, ahora vamos para allá". Converso un poco más con uno de ellos, me dice que en esa zona de Urquiza es bien áspera porque mucha gente los agrede. Veo un pilón de volantes, le pregunto si me puedo llevar varios así los ayudo a repartir o dejo algunos en el edificio. "Sí, de una." Nos despedimos como quien se reconoce en el medio de otro país. Compro champú. La relojeo a la cajera, no me animo, está trabajando. Pero pago y ostensiblemente dejo los volantes sobre el mostrador. Mira un poco asombrada. Me da una bolsita. Allí pongo el champú y también mi piloncito de Sciolis. Se abre la puerta automática y me topo con una pareja de sesenti. Pienso: "macristas urquiceños; su camisa, su pantalón, el peinado de ella y esas caras". Saco una papeleta y les digo: "¿Les puedo dejar esto?" "Ya tenemos", serios y con malas perspectivas de seguir la charla. Veo el papel y leo un Macri al vo- leo. Insisto. Ven la foto de Dani. "Claaaaro, lo vamos a votar." La luz de mi detector de ironía no se enciende. Está hablando en serio. Me habla del 55, del 76, del 2001 y de cómo la privatización del correo se deshizo de 10 mil empleados cuando él trabajaba ahí. Continuamos un poco más, hacemos un piquete de conversación ka en la puerta de Pigmento. Simpatía a granel en el medio de un rosario de puteadas por la situación. Nos saludamos y nos deseamos mucha suerte. Hago más cuadras. Ya estoy cerca de casa. Quiero hacer otro intento. Paso por la rotisería de Álvarez Thomas. Cuatro pollos todavía pálidos dan vueltas en un asador "Poyín". Está cerrado pero abierto. Veo a un pibe cocinando atrás. Me mando. Le toco con la mano el vidrio. Tiene la música alta y me hace señas. Veo que viene, pasa por el equipo y baja el volumen. Uh, me va a matar, cuando vea para qué lo molesto. Me abre una ventanita. "¡Hola!, ¿te puedo dejar esto? ¿Ya estás decidido?". Él, con una sonrisa hermosa, "yo voto al frente". "¿En serio?" "Sí, claro, soy peronista." Sigue: "todo lo que sea peronista, te lo voy a votar." Pienso: "bueno, eso no está tan bueno, querido". Rectifico mi cabeza: "no seas boluda, es un groso". "Che, y acá tus compañeros ¿qué onda?" "Acá con los muchachos votamos todos a Scioli; ganamos, lo veo bien". Le cuento que yo vengo desanimada pero que le iba a creer. Le hablo de Urquiza, de no sabés cómo es más allá, de cómo están, etc. Me despido: "un alegrón me diste". Dejo pasar varios negocios. Llego a una peluquería. Está vacía y la que supongo la dueña está clavada mirando uno de los programas de chimento de la tarde. "Perfecta", me digo. Por lo menos me peleo un cacho, y le dejo la inquietud para que la disemine entre sus clientas mientras les hace los claritos. La puerta está cerrada. Golpecito para ver si me abre. "Hola, sí, perdón, ¿te puedo dejar un volante...? ¿Ya estás decidida?". Me mira un poco socarronamente, recibe el papel y medio que ya me está cerrando la puerta. Contesta: "sí, sí...". No parece muy interpelada por lo que ve en la foto, así que lanzo: "¿a Macri?". Dale, contestame que sí a ver si te puedo desplegar mi plétora de argumentos en contra. Detiene la puerta y habla: "Jajaja, noooo, te iba a decir que si me venías con un papel de Macri ya te estaba mandando a la mierda". Risas, amor. Charlamos un poco, me cuenta que es de Merlo, del bajón de Vidal, que hace tiempo vive en Capital y las cosas que escucha de sus clientas. Chau, ¡gracias! No se lo digo pero me lo prometo a mí misma: en la semana me hago el carré acá. En fin, no convencí a nadie, pero muchos me convencieron de que la pelea aún no ha terminado... (Párrafo aparte merece mi corazón kirchnerista, que aparentemente sólo busca a sus semejantes, flaco favor le hago a la campaña).X unidosydesorganizados.tumblr.com año 6 | nº 344 | 15 de noviembre de 2015 6 Entrevista mos. Con todo, el otro día pensaba que Acá había un río, desde el título, pero también desde el texto, podía verse también como el fin de toda esa cháchara, la panoplia juaneliana, que Saer compró, del texto como río. En Acá había un río es suficiente con paisajear el libro para comprobarlo: todo está guionado, dividido en escenas, seccionado, hecho, concretamente, pedazos. En Acá había un río, ese tipo de río, el río juaneliano, quedó seco, dejó de correr. No hay más río. En la inauguración del Festival de Literatura de Santa Fe (Felisa) de este año leíste una especie de manifiesto sobre las historias pequeñas. Decís que narrar lo pequeño es ir en contra de lo obvio. ¿Qué sería lo obvio? ¿Qué autores "de lo pequeño" te influyen más? francisco bitar «¿Cuál es el tipo de realismo que peor nos cae? El que cree que con un problema y algunos detalles es suficiente, un realismo puramente epigonal» Aquello que Francisco Bitar (Santa Fe, 1981) presentó en la nouvelle Tambor de arranque -ganadora del premio Ciudad de Rosario en 2012-, y se mantuvo en los relatos que conforman Luces de Navidad (Ediciones UNL, 2014), también se visibilizan en el reciente libro Acá había un río, editado por Nudista: un cuerpo de historias donde resuena la fragilidad de las relaciones entre pareja o entre padres e hijos, evidenciadas por karmas, distanciamientos e incomunicación. En los siete relatos que componen la edición, capta lo infinitesimal de los vínculos, y tal como lo recomendaba Chéjov, no describe los estados de ánimo, sino que se desprenden de las acciones. Francisco también es poeta, traductor y junto a Sergio Delgado participó de la edición de la poesía completa de Juan Manuel Inchauspe. En el dialogo que sigue cuenta sus preferencias a la hora de contar las historias y reflexiona acerca del realismo actual. Por Mariano Vespa @Siskador Pensando en una lectura muy general, los siete relatos tematizan por un lado el abandono y por otro la búsqueda de recuperar un tiempo perdido. Eso se ve en gran parte de las relaciones que lo conforman ¿Qué te motiva narrar de estos escenarios? Para estos personajes el pasado es el lugar adonde ir a buscar lo que en su presente falta. No son personajes que necesariamente están solos, al contrario, la mayoría de ellos cuenta con refuerzos. Pero no hace falta estar solo para caer. Entonces el pasado vuelve, vuelve el secreto. Esto tiene toda una serie de derivaciones narrativas, una amplia gama que ayuda a robustecer la pregunta que nos lleva adelante en la lectura: ¿cuál es el presente que está fallando?, ¿cuál es el pasado, el secreto, que el personaje va a buscar? y, sobre todo, ¿funcionará ir a su encuentro? Como me dijo un amigo, Sebastián González, después de leer el libro: es algo así como un Nadie nada nunca dos veces en el mismo río. Ya que traés a Saer, ¿cuánto influye en vos su obra, y en qué sentido? La de Saer es, entre otras cosas, una literatura de principios y es en esa clave en que todavía se pueden pensar algunos aspectos de su escritura. Entre todas, hay una idea fuerte que creo que todo escritor que viene del interior tiene presente y es la de evitar todo tipo de presión que venga desde afuera del texto, sobre todo el folclorismo, el color local. La respuesta que se dio el propio Saer fue radical: para evitar que lo tilden de provinciano, fue el más vanguardista de los escritores argentinos. Lo que le costó sudor y lágrimas. Pero es justamente esa parte, la abnegación, el sacerdocio de la novela, la que me parece, hoy, indeseable, expulsiva. La verdad es que hace años que no lo leo y es posible que no lo vuelva hacer. La sola posibilidad me resulta insoportable, aunque recuerdo partes de Cicatrices o de Responso con cierto aprecio. Si bien trato de ser disciplinado y creo que sin una rutina de escritura nada es posible, yo disfruto de escribir, no es para nada un sufrimiento: escribo para entretenerme y para entretener, y Acá había un río, creo, es el colmo de ese principio de placer, el relato donde la acción avanza a toda velocidad, el anti Limonero real, diga- El gran maestro, por supuesto, es Chéjov, y creo que ese texto, “En defensa de lo pequeño”, se encarga de rendirle tributo. Al contrario del río saeriano, digamos, Chéjov sigue siendo, para mí, una fuente inagotable. Chéjov es el maestro del matiz y ha demostrado que la observación -que, como todo el mundo sabe, es la herramienta fundamental del escritor- es puesta en juego a partir de un conflicto humano. Lo que significa que todos los elementos puestos en el relato darán cuenta de ese conflicto. ¿Cuál es el tipo de realismo que peor nos cae? El que cree que con un problema y algunos detalles es suficiente, un realismo puramente epigonal. Pero el conflicto chejoviano plantea algo completamente distinto que el mero problema, pone en juego algo más. El realismo epigonal cree que con una pareja que se grita y azota la vajilla contra la pared es suficiente. Chéjov, en cambio, te habla de un aspecto puntual de la separación: el peso que la rutina ejerció sobre esa pareja, por ejemplo, el papel que jugaron las tentaciones del mundo exterior, el hecho de que se conozcan y se correspondan, de que, capaz, no haya nadie en el mundo como el uno para el otro, pero que, a fuerza de mirar para otro lado, lo hubieran olvidado. Ese aspecto específico del conflicto humano, ese matiz, es lo contrario a lo obvio; es el deleite de la lectura de Chéjov y lo más difícil de llegar a realizar en un cuento de cinco páginas. Justamente, en el reciente libro de Maximiliano Crespi te ubica dentro de un corpus que él denomina realismo infame, donde dice traza algunas hipótesis destacables: “Lo que se narra es el día después del daño” y “el verosímil flaquea acusando el daño de esa herida”. El realismo con el que disputa, epigonal en tus términos, abunda en la narrativa local actual. ¿Por qué 15 de noviembre de 2015 | año 6 | nº 344 7 Acá había un río Francisco Bitar Nudista creés que las novelas hoy pasan por ahí, por la iniciación? Interior. Sí, Los infames es un libro increíble. Con Maxi Crespi somos beneficiarios del milagro crítico, alguien que recibe un marasmo de lecturas y te la devuelve redonda. Me pasa además lo que me pasa con los grandes del rubro: el buen crítico, me parece, el crítico movilizante, no está al final de un libro, floreando su paleta, sino en el comienzo de las lecturas, es el que te lleva a la librería. En este plano, Crespi es un artista, en el sentido en que a menudo se entiende el trabajo del artista hoy, cuando la cantidad de información es abrumadora: no es quien escribe (o no solamente) sino que es quien selecciona. Creo que toda mi generación está bailando al ritmo de lo que pone dj Crespi. En cuanto a los vicios de cierto realismo, creo que es la escritura autobiográfica la que está de moda o, en todo caso, el simulacro de la escritura autobiográfica. Lo que hace de esa escritura algo meramente gestual es el modo de frecuentarla: justamente, la novela de iniciación. Parecería ser la única posibilidad que tiene un escritor joven de hablar de sí mismo y de su tiempo, capaz porque la adolescencia es la única porción de vida, para un joven, que quedó en el pasado. Entre esos libros, hay algunos que me gustan por su elegancia, además del gancho que hay, para mí, en el plano generacional. Es el caso de El invierno con mi generación, de Mauro Libertella. En cuanto a las escrituras autobiográficas que escapan al género, me gusta mucho lo que hace Fabio Lo Presti en su diario crítico “Yo escribo mucho peor”, esa especie de columna hipocondríaca que lleva en La Voz del ¿Qué otros narradores de ese realismo infame te gustan o compartís algo? Obvio que Acá había un río no es solamente el resultado de mis propias búsquedas como escritor sino que es también el fruto del esfuerzo colectivo de toda una camada con preocupaciones parecidas. Me gustaría que mis libros se leyeran como parte del espíritu. En este sentido, mi deuda con algunos infames es innegable: Busqued (con quien todo empezó), Luciano Lamberti (y la precisión jugada a la frase), Federico Falco (un maestro de la proporción) y Pablo Natale (con su prosa medio alucinada, siempre sorprendente); son las cosas que me gustan y que subrayo en sus libros. Claro que también están los poetas: Julián Bejarano, Alfredo Jaramillo, Rosina Lozeco. La lista sigue. Creo que los dos grandes poetas de nuestra generación son Blatt y Bejarano porque los dos entendieron como nadie el habla de su tiempo: uno escribe la lengua provinciana, entrerriana, a lo Zelarayán; el otro la lengua porteña, la celebración de la juventud. Ya que planteás los relatos como “siete guiones para cuentos” ¿Qué director o géneros te influenciaron? Yo me crié viendo Volver al futuro, después me formé mirando cine de autor, como todo el mundo, y escribo, o me sale escribir, en una zona, me parece, intermedia. Me gustaría pensar mis libros como las películas de esos directores que están en una situación medio ambigua, que tuvieron conflictos para encontrar una productora porque, si bien la historia podía ser cauti- Falsa escuadra Por Romina Sanchez Scioli o Macri, Macri o Scioli, la polarización no es tal, según la izquierda, si lo que media entre los términos es la opción por el voto en blanco, con bastante prensa por estos días. La campaña por lo que llaman “la tercera posición”, así, ha ganado la calle, minutos de aire televisivo y radial, y también, por supuesto, espacio en las redes sociales. De acuerdo a semejante planteo, sin ahondar en las sondeos, con su historia de descrédito reciente, la posibilidad de que el voto en blanco engrose su porcentaje en la segunda vuelta responde, en principio, a que el abanico de alternativas en pugna se ha reducido a tan solo dos fórmulas que se enfrentarán en las urnas y a que, sobre todo, no habría diferencia sustancial entre las propuestas a considerar, sea porque implican una vuelta a los “Si bien trato de ser disciplinado y creo que sin una rutina de escritura nada es posible, yo disfruto de escribir, no es para nada un sufrimiento: escribo para entretenerme y para entretener, y Acá había un río, creo, es el colmo de ese principio de placer, el relato donde la acción avanza a toda velocidad, el anti Limonero real, digamos” vante, capaz la mirada, la selección de cada plano, su encuadre y su duración, no era del todo convencional sino más bien un poco corrida, caprichosa. Por eso, creo, me gustan tipos como John Ford, Peter Bogdanovich, Hal Artley. El otro día, medio dormido, escuchaba (sin ver) la voz en off de Historias extraordinarias de Mariano Llinás. Cualquiera, dije, es el narrador de Acá había un río. En tus relatos el peso del silencio es tan vital como lo que manifiestan tus personajes ¿Te imaginás a tus cuentos filmados? Es una fantasía que alguien filme tus cuentos. Y me encantaría pensar que algunos relatos del libro pueden funcionar como material preliminar para imaginar una película. Es que al momento de encarar el libro yo pensaba los fragmentos, los breves capítulos que componen cada uno de los cuentos, justamente, como capturas de un storyboard, ese cuadrito donde se fasetea la historia, donde el cuento aparece solamente en cuanto acción. Creo que la literatura representa, respecto del cine, ese tipo de información precaria a partir de la cual un director imagina una película. Lo mismo que al comienzo de un cuento hay una imagen, una conversación, una historia escuchada por encima, es decir, el germen de lo que será nuestra historia aunque en un estado muy elemental. Pero es la potencia de esos materiales lo que nos hace probar su resistencia, llevarlos hasta el final. Contame tus próximos proyectos Está por salir una Historia Oral sobre la cerveza, en la colección de crónicas de la Editorial Municipal de Rosario. Es un proyecto que armé en el año 2013, con el cual me dieron la beca del Fondo Nacional. Como la colección está anclada a un lugar, mi idea era hacerlo sobre la cervecería Santa Fe. Yo vivo en el barrio de la cervecería, y, en la medida que se acerca el verano, se empieza a sentir, a toda hora, el olor a los cereales que cocinan para el preparado. Acá la cerveza tiene una presencia muy fuerte, se consume el doble de la media del resto del país. Joe Gould tenía el proyecto de escribir una historia oral de New York, para eso escuchaba conversaciones pero también entrevistaba gente, consultaba archivos. Con ese modelo empecé a tomar grabaciones del celular, registré conversaciones de mis amigos, reuniones, encuentros lo meché con registros orales sobre Santa Fe desde los naturalistas (aparece el paso de Darwin) hasta el último gerente de la cervecería. Creo que una de las tesis del libro es que no hay conversación si no hay historia.X No es lo mismo 90, no explicitan todo lo –malo– que llevarán al plano de la gestión o porque, en definitiva, van contra los intereses de los trabajadores y las clases populares. Y ahí es, en ese punto, donde la izquierda, en todas sus variantes, ha encontrado su razón de ser de cara al 22 de noviembre: la defensa del sobre vacío. La pregunta es qué viene después de la propaganda del sobre vacío. Así estuvo la izquierda estos días, dando una conferencia de prensa para oficializar la campaña por “el voto en blanco o nulo”. "Cada voto en blanco o nulo reforzará la lucha del pueblo trabajador contra el ajuste que preparan Macri o Scioli", dicen también, sin ahondar en el carácter propositivo de la “tercera posición”. O sí, más bien, aunque parezca un sinsentido: ni Scioli, ni Macri. ¿Qué pasaría en un escenario en el que el voto en blanco o impugnado cumpliera un papel destacado? De eso, en la izquierda, de la responsabilidad por ese llamado, nadie ha- bló, habla ni hablará. “Para que el pueblo trabajador no caiga en esta trampa de estas dos opciones que en última instancia van contra sus intereses, no hay que darle el apoyo político a ninguna. Por eso, nos presentamos ante el Juzgado Federal número 1 con competencia electoral, a cargo de María Servini de Cubría, a fin de solicitar que se otorguen espacios de radio y televisión a las organizaciones políticas con personería jurídica que convocan a votar en blanco, y que se habilite legalmente a los fiscales del voto en blanco”, expuso hace poco Nicolás Del Caño, cara de la campaña. Ahora bien, qué responde cualquier militante de izquierda al que se le pregunte sobre las razones de la iniciativa. Dice, sin repetir y sin soplar: “Ni ‘Mauricio’ Scioli, ni ‘Daniel’ Macri. Hasta el día de hoy, Macri y Scioli niegan que vaya a tener lugar un ajuste. El primero dice que ya lo hizo el kirchnerismo; el segundo asegura que sería inocuo e in- cluso innecesario. Estamos ante un engaño. Aunque traten de ocultarlo bajo la alfombra, sus planes apuntan a la devaluación, tarifazos, arreglo con los buitres y un enorme reendeudamiento. Esto es incompatible con el derecho al trabajo, a la vivienda, al salario, al 82 por ciento móvil. ‘Mauricio’ Scioli, por lo tanto, no es una garantía de defensa del salario, como no lo fue el kirchnerismo durante una década. Por eso, la mitad de la población gana menos de 6.000 pesos, y un tercio de los trabajadores están en negro. Macri, que alberga talleres clandestinos en ‘su’ ciudad, tampoco. El voto en blanco expresará la conciencia popular acerca del golpe contra el pueblo que preparan ambos candidatos”. Ok. ¿Y después? Sur, paredón y después, eso responden desde la izquierda, a veces en sentido figurado y otras, con la literalidad más pura, como si fuera lo mismo meter bala a los pobres que incluir a los pobres: como si fuera lo mismo dar respuesta que no darla.X año 6 | nº 344 | 15 de noviembre de 2015 8 La mala leche La salidera Eventos, lanzamientos, recomendaciones A tres años de aquella lluvia de noviembre Por Martín Rodríguez Dijo Clarín en su tapa del 9 de noviembre de 2012: “Gigantesca protesta contra el gobierno”. Destacaba que la gente rechazó cuatro ejes: la re-reelección presidencial, la inseguridad, la alta inflación y la corrupción. ¿Qué había ocurrido? Ocurrió el 8N. Ya pasaron tres años de aquel día intenso. ¿Qué quedó? ¿Qué marcas urbanas, qué consignas, qué memoria pública aún invoca ese acto? Diría que su huella está en la política, en la representación política: este balotaje que se celebrará el 22 de noviembre entre el PRO (Cambiemos) y el FPV es en parte (sólo en parte) un reflejo de aquel día. ¿Quiénes convocaron? En primer lugar, fue a través de las redes sociales que desde junio de ese año (en cuentas de Facebook llenas de palabras como “kretina”, “clientelismo”, “populismo”) venían programando un gran cacerolazo; en segundo lugar la amplia cobertura de los medios opositores al gobierno, a quienes, un antecedente, el 13 S, un abultado cacerolazo del 13 de septiembre, tomó por sorpresa y apuntaron sus cañones a la marcha “espontánea” del 8; y por último, un conjunto de políticos opositores (Bullrich, Bergman, Carrió, etc.) que se ubicaron detrás de escena y movieron algunos hilos para guionar mejor la noche inolvidable. ¿Cuánta gente hubo aquel día? Digámoslo así: Nación (PFA) calculó 70 mil personas y la Ciudad (Metropolitana) calculó 700 mil. Rondará el promedio. Al otro día, la reacción de CFK fue viva y directa, en el marco de un discurso oficial junto a intendentes bonaerenses. Cristina eligió reescribir el 8N según dos ejes: los que marcharon lo hicieron en rechazo a la política de DDHH y a la AUH, la que, según CFK, subió el piso de negociación salarial para quienes son patrones en campos o fábricas. En su afán interpretativo, el gran Horacio González dijo aquellos días que “más allá de las expresiones que se utilizan, que se ven con mayor o menor animosidad o grado de crítica de lo ocurrido, creo que es un error pensar que la Presidenta no tomó nota de la protesta”. ¿Escuchó o no escuchó el gobierno la protesta? El lanzamiento de Precios Cuidados, el protagonismo público de Sergio Berni como el punitivista oficial, el congela- miento político de Boudou (símbolo de corrupción) o el acallamiento de cualquier voz que pidiera una Cristina eterna marcaron el porvenir del gobierno. A eso se agrega el impulso a la gestión de transporte, luego del accidente de Once, que desnudó el déficit material del transporte y la trama corrupta de subsidios. Pero a tres años, la inexistencia simbólica del 8N, su recuerdo casi insignificante (imaginemos los protocolos de memoria de las izquierdas, de los radicalismos y peronismos, con sus 29 de mayo, sus 26 de julio, sus 17 de octubre, sus 17 de noviembre, sus 20 de diciembre, etc.) supone muchas cosas. El kirchnerismo fue “resistido” por un movimiento ciudadano (el 2004 de Blumberg, el 2008 del campo) habitual y esporádico, las dos cosas a la vez, constituido por sectores de capas medias (y medias altas) sin tanta cultura política, que marcharon ese 8N convocados pero sin centro, sin discurso, sin una organización amplia, y que fueron comprendiendo a su vez que la calle era su lugar también. Muchos apolíticos, conservadores, liberales, liberales libertarios, usuarios activos de redes sociales, cultores de un fanatismo anti gobierno, tuvieron sus quince minutos de fama callejera; y con todo derecho. Así es la democracia. Y fueron oídos por todos: por la oposición fragmentada de aquel entonces y por la propia presidenta, que trató de ajustarlos discursivamente a un corte de clase, sin ver que desde principios de 2012 el kirchnerismo comenzó la sangría de su “mayoría”. No es forzado decir que la irrupción del 8N y la lenta desintegración de su huella (en la ciudad no quedan pintadas, eslóganes, imágenes, cánticos) nos hablan de la política: absorbe el conflicto. Mauricio Macri es un político de ese 8N aunque él no lo nombre, ni lo refleje. Doce días después del 8N, la CGT de Moyano convocó a un paro general. La inflación y el impuesto a las ganancias batían su parche ahí. El 20 de noviembre de 2012. Era la otra mitad de esas “clases medias”. ¿El paro de los recién llegados, de las nuevas clases medias o los nuevos trabajadores? Pero aunque la prensa oficial y opositora no lo hayan dicho: a ese 8N le siguió, lo completó, el 20N sindical. Esa otra mitad, esos otros millones, sobre los que debería reflejarse Scioli. Más claro echale agua.X El próximo miércoles 18 de noviembre, a las 19 hs., se inaugurará la muestra de pintura Conurbación, del artista plástico y fotógrafo Pablo Ruiz Diaz, en la Biblioteca del Congreso de la Nación. Sobre el artista y su obra, Miguel Ronsino dijo: “Ruiz Diaz intenta con su pintura un retrato del Conurbano. Intenta algo que a claras luces es difícil: aproximarse a ese entramado de múltiples y complejísimas diversidades con una cámara y un pincel. Lo intenta, consciente de lo irreductible y vasto que se ofrece el territorio. Lo intenta consciente de la aspereza de la empresa. Ruiz Diaz asume el desafío como algo inevitable. Va y le pone el cuerpo. Recorre calles, hace fotos, filma y dibuja. Mientras hace esto, repasa recuerdos. En su intento, funda una mirada. Y ahí vamos nosotros con él: tras la muestra, para dejarnos ver en este espejo espeso y conurbarnos. Es esta la acción. La acción fundante de nuestra sentida periferia vuelta centro, vuelta Conurbación”. La muestra se exhibirá en la Biblioteca del Congreso de la Nación, Adolfo Alsina 1835, hasta el 27 de noviembre, de lunes a viernes de 8 a 20 hs. Feria Rotar Este sábado 21 de noviembre, en Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, se celebrará la feria de editoriales y revistas independientes Rotar. Se trata de un encuentro cuyo objetivo es acercarle a la comunidad de Marcos Paz una serie de publicaciones literarias, con el eje puesto en la bibliodiversidad: un concepto que expresa la pluralidad cultural aplicada al mundo del libro y que hace referencia a “una necesaria pluralidad de las producciones editoriales puestas a disposición de los lectores”, según la Alianza Internacional de Editores Independientes, una red global que reúne a más de 400 editoras mundiales. Durante la feria participarán las editoriales Caja Negra, La Bestia Equilátera, Cactus, Mansalva, La Coop, Zindo y Gafuri, Metalúcida, Godot y Revista Nan entre otras. Staff Director Federico Scigliano Editor Diego Sanchez Redactores Martín Rodríguez Emiliano Flores Franco Dorio Mariano Vespa Julián Eyzaguirre Romina Sánchez Mariano Zamorano Arte Diego Paladino Fotografía Patrick Haar Con entrada libre y gratuita, también se realizarán lecturas en vivo y charlas sobre la gestión editorial independiente. La cita es en Casa Tomado, Paseo Independencia 167, de 16.30 a 19.30 Redacción: Amenabar 23 (C1426AYB) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Contacto: [email protected] Departamento comercial: Tel.: 4776-1779 Internos: 156 y 159 Venta de ejemplares atrasados: Azopardo 455. Tel.: 4342-8476 Impresión: Editorial AMFIN S.A. Paseo Colón 1196. Ciudad Autónoma de Buenos Aires Distribución en Capital Federal y Gran Buenos Aires:New Site. Baigorri 103, CABA Distribución en el interior: Inter Rev S.R.L. Av. San Martín 3442. Caseros Pcia. de Buenos Aires
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