Ficha 3. Ética y moral.

Prof. Camila López
3ºBD. Colegio:_______________________________
Nombre del alumno:__________________________
Fecha de entrega:________________
En nuestra vida cotidiana, solemos usar los términos “moral” y “ética” en sentidos muy diversos, y muchas veces como
sinónimos. Sin embargo, es importante distinguir ambos conceptos.
Diariamente nos enfrentamos con problemas prácticos que nos obligan a enunciar juicios en base a ciertas normas que,
creemos, deben guiar nuestro comportamiento. Tal conjunto de normas y usos que concebimos como deberes, obligaciones que
debemos cumplir para alcanzar conductas “buenas”, es lo que llamamos “moral”.
La Ética es la rama de la Filosofía que reflexiona sobre la moral, es decir, sobre estos conjuntos de normas. De modo que la
moral se aplica a situaciones concretas, depende de determinado contexto espacio-temporal, y se desarrolla en la esfera de la
práctica, mientras que la ética aborda las cuestiones morales en sentido general, críticamente reflexivo, y en un ámbito más bien
teórico.
Moral
Ética
Consiste en el conjunto de normas, usos y leyes que
el hombre percibe como obligatorias en la
conciencia, y que por tanto guían su accionar,
indicándole qué conductas son correctas y cuáles
no lo son. Las principales manifestaciones de este
tipo de discurso son los imperativos (“debes hacer
X”), las normas y las valoraciones, o juicios de valor
(“X está mal”, “Y está bien”). Este compendio de
reglas está en gran medida determinado
socialmente, de modo que solemos adquirirlo sin
siquiera darnos cuenta.
La ética (también llamada “filosofía moral”) es la
disciplina filosófica que, ubicándose en otro nivel de
reflexión, estudia racionalmente el fundamento, las
condiciones de posibilidad y la razón de ser de
dichas normas. En otras palabras, siendo la
moralidad un hecho humano, la ética pretende dar
cuenta de este fenómeno mediante su análisis
racional.
Por ejemplo: Mientras la moral pregunta “¿Es
bueno robar?”, la ética se pregunta “¿Qué significa
“bueno”? ¿Qué es el bien? ¿En qué se fundamenta
la moral?
≠
Bibliografía de consulta sugerida:
Brandt, Richard. Teoría ética. Madrid: Alianza, 1982
Cortina, Adela. Ética mínima. Madrid: Tecnos, 1986
Cortina, Adela. Ética. Madrid: Akal, 1996
Frankena, William. Ética. México: Unión tipográfica Editorial Hispano-Americana, 1965
Sánchez Vázquez, Adolfo. Ética. Barcelona: Crítica, 1984
“La reflexión ética constituye un metalenguaje filosófico con respecto al lenguaje moral y, por tanto, no pretende
aumentar el número de las prescripciones morales; en palabras de Lorenzen, “nos encontramos con que ya hemos
aceptado algunas normas morales. La cuestión es ahora: "¿por qué las aceptamos?". Es, por tanto, con esta
pregunta con la que empieza la filosofía moral, y empieza, en consecuencia, como ética normativa.
La cuestión ética no es de modo inmediato «¿qué debo hacer?», sino «¿por qué debo?». La cuestión ética consiste
en hacer concebible la moralidad, en tomar conciencia de la racionalidad que hay ya en el obrar, en acoger
especulativamente en conceptos lo que hay de saber en lo práctico.”
Cortina, Adela. Ética mínima. Madrid: Tecnos, 1986
“La ética se encuentra con una experiencia histórico-social en el terreno de la moral, o sea, con una serie
de morales efectivas ya dadas, y partiendo de ellas trata de establecer la esencia de la moral, su origen, las
condiciones objetivas y subjetivas del acto moral, las fuentes de la valoración moral, la naturaleza y función de los
juicios morales, los criterios de justificación de dichos juicios, y el principio de que rige el cambio y sucesión de
diferentes sistemas morales.”
Sánchez Vázquez, Adolfo. Ética. Barcelona: Crítica, 1984
[5 p] Lee el siguiente fragmento y responde a las preguntas que se enuncian a continuación:
“En cada comunidad, incluso en la tripulación de un barco pirata, hay acciones obligadas y
acciones prohibidas, acciones loables y acciones reprobables. Un pirata tiene que mostrar valor
en el combate y justicia en el reparto del botín; si no lo hace así, no es un ‘buen’ pirata.
Cuando uno hombre pertenece a una comunidad más grande, el alcance de sus obligaciones y
prohibiciones se hace más grande; siempre hay un código al cual se ha de ajustar bajo pena
de deshonra pública.”
Bertrand Russell Sociedad humana: ética y política.
a) ¿Qué características de la moralidad podrías extraer del texto?
b) Imagina y describe algún tipo de reflexión moral que podría hacer un pirata luego de asaltar
un barco.
c) Imagina y describe algún tipo de reflexión ética que podría hacer un pirata luego de asaltar
un barco.
Evidentemente, este tipo de cuestionamientos acerca de los supuestos subyacentes y los fundamentos de los
juicios morales no es frecuente. No toda enunciación de un juicio moral va precedida de semejante reflexión; de hecho,
adquirimos nuestras concepciones morales inconscientemente por vía de la socialización, la transmisión de valores de
que somos objeto de parte de nuestra cultura. De modo que la reflexión ética se torna relevante en tanto nos ayuda a
tener una visión crítica de nuestra concepción moral y de las demás concepciones, posibilitando, gracias al análisis
reflexivo y razonado, una elección consciente de la concepción moral con la cual realmente queremos
comprometernos. El nivel reflexivo de la ética como disciplina filosófica es el medio para evitar el automatismo; nos
permite objetivarnos, mirar nuestros propios esquemas y los ajenos indagando su base, su raíz, su fundamento, los
presupuestos a partir de los cuales se erigen, sirviéndonos así de apoyo para actuar con una mayor libertad.
Las morales, puesto que forman parte de la vida humana concreta y tienen su fundamento en las costumbres,
son muchas y variadas (la cristiana, la musulmana, la moral de los indios hopi, etc.) y se aceptan tal como son, mientras
que la ética, que se apoya en un análisis racional de la conducta moral, tiende a cierta universalidad de conceptos y
principios y, aunque admita diversidad de sistemas éticos, o maneras concretas de reflexionar sobre la moral, exige su
fundamentación y admite su crítica, igual como han de fundamentarse y pueden criticarse las opiniones. En resumen, la
ética es a la moral lo que la teoría es a la práctica; la moral es un tipo de conducta, la ética es una reflexión filosófica
[Extraído de: Encyclopaedia Herder de Filosofía]
La ética como filosofía moral, según Adela Cortina1
Es cierto que la ética se distingue de la moral, en principio, por no atenerse a una imagen de hombre determinada,
aceptada como ideal por un grupo concreto; pero también es cierto que el paso de la moral a la ética no supone transitar
de una moral determinada a un eclecticismo, a una amalgama de modelos antropológicos; ni tampoco pasar
hegelianamente a la moral ya expresada en las instituciones: la ética no es una moral institucional. Por el contrario, el
tránsito de la moral a la ética implica un cambio de nivel reflexivo, el paso de una reflexión que dirige la acción de modo
inmediato a una reflexión filosófica, que sólo de forma mediata puede orientar el obrar; puede y debe hacerlo. A caballo
entre la presunta «asepsia axiológica» del científico y el compromiso del moralista por un ideal de hombre determinado,
la ética, como teoría filosófica de la acción, tiene una tarea específica que cumplir. En principio, la ética tiene que
habérselas con un hecho peculiar e irreductible a otros: el hecho de que nuestro mundo humano resulte incomprensible
si eliminamos esa dimensión a la que llamamos moral. Puede expresarse a través de normas, acciones, valores,
preferencias o estructuras, pero lo bien cierto es que suprimir o reducir la moral a otros fenómenos supone mutilar la
comprensión de la realidad humana. Y no será porque filósofos y científicos de todos los tiempos y colores no hayan
intentado empecinadamente dar cuenta de lo moral desde la biología, la psicología, la sociología o la economía;
cualquier ciencia que empieza a cobrar un cierto prestigio pretende absorber en sus métodos el hecho de la moralidad.
Sin embargo, los reiterados fracasos de tales intentos vienen dando fe de que «lo moral no se rinde», sino que vuelve
reiteradamente por sus fueros del modo más insospechado.
La ética, pues, a diferencia de la moral, tiene que ocuparse de lo moral en su especificidad, sin limitarse a una moral
determinada. Pero, frente a las ciencias empírico-analíticas, e incluso frente a las ciencias comprensivas que repudian
todo criterio de validez, tiene que dar razón filosófica de la moral: como reflexión filosófica se ve obligada a justificar
teóricamente por qué hay moral y debe haberla, o bien a confesar que no hay razón alguna para que la haya. Si es
importante ese primer momento que trata de detectar los caracteres específicos del fenómeno universal de la moralidad,
este segundo momento de sereno distanciamiento y elaboración filosófica nos sitúa en el ámbito de los argumentos que
pueden ser universalmente aceptados. Naturalmente, nadie pretende que tales argumentos se manejen, en la vida
cotidiana, como moneda corriente para influir en las decisiones diarias: ni la lectura de El Capital ni la de la Crítica de la
Razón práctica decidirán, probablemente, a un obrero socialista a sumarse a la huelga o a pasar por esquirol; en el
mundo de la vida son las preferencias, las tradiciones, los modelos que inspiran confianza o las instituciones fácticas
quienes mueven la actuación humana, y sólo en contadas ocasiones una reflexión explícitamente argumentada dirige el
obrar. Pero, si es cierto que en los asuntos morales el mundo de la vida ostenta el primado sustancial, si es cierto que la
reflexión filosófica sólo alza el vuelo al anochecer, no es menos cierto que únicamente un provisional distanciamiento
con respecto al mundo cotidiano, destinado a construir una fundamentación serena y argumentada, permite a los
hombres a la larga adueñarse de sí mismos, superar esa voluntad del esclavo que, según Hegel, «no se sabe aún como
libre y es por eso una voluntad desprovista de voluntad».
El quehacer ético consiste, pues, a mi juicio, en acoger el mundo moral en su especificidad y en dar reflexivamente razón
de él, con objeto de que los hombres crezcan en saber acerca de sí mismos, y, por tanto, en libertad. Semejante tarea no
tiene una incidencia inmediata en la vida cotidiana pero sí ese poder esclarecedor, propio de la filosofía, que es
insustituible en el camino hacia la libertad.
[7 p.] Mira el capítulo 13 de la Temporada 2 de Mentira la Verdad, titulado “El bien” (disponible en línea en
https://www.youtube.com/watch?v=Cf9i7-h9Eu4) y responde a las siguientes preguntas:
1- ¿Qué quiere decir el profesor al afirmar que la ética nos “extrae de la naturaleza”?
2- ¿Qué sostiene el relativismo moral?
3- ¿Cuáles son los problemas que se derivan de un relativismo extremo?
4- ¿Cuáles son los problemas que se derivan de un universalismo extremo?
5- ¿A qué se refiere con la expresión “el mal radical”?
6- ¿Qué quiere decir “hacer a los hombres superfluos”?
7- Afirma el filósofo, en relación a los actos de violencia que “hacen a los hombres más superfluos”,
que “en general esta privación es celebrada por las mayorías, amparándose en un supuesto derecho
territorial, o natural, o sanguíneo, e invisibilizan la exclusión”. Reflexiona y comenta dicha afirmación
vinculándola con el siguiente texto que alguien (en la actualidad, en nuestro país) escribió en su perfil
de una red social: “Tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro y matar un plancha...”.
8- ¿Qué quiere decir “banalidad”? ¿A qué refiere Arendt con la expresión “banalidad del mal”?
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Cortina, Adela. Ética mínima. Madrid: Tecnos, 1986