Adriana Allen1 Ecología Política y Teoría de la Sustentabilidad Urbana 4. INTEGRACIÓN DE LA PLANIFICACIÓN URBANA Y LA TEORÍA DE LA SUSTENTABILIDAD Este capítulo examina un conjunto de desafíos y enfoques para la integración de la teoría de sustentabilidad ambiental y la teoría de la planificación. Por un lado, la literatura en planificación ecológica no aborda de manera consistente y detallada un enfoque institucional y de planificación coherente a su postura epistemológica radical postmoderna centrada en la participación de las instituciones locales. Por otra parte, los modelos teóricos de planificación prevalecientes no abordan el concepto de sustentabilidad ambiental como marco sistémico para el tratamiento de la problemática ambiental, ni proveen en términos generales una combinación de estrategias de gestión concordantes con las concepciones actuales de un nuevo realismo biofísico. Como consecuencia del enfoque de planificación del desarrollo modernizante que ha predominado por décadas como paradigma de intervención, la separación entre la planificación socioeconómica y la planificación ambiental es significativa. La articulación de ambos campos está limitada por continuos, frecuentemente violentos e irresolubles conflictos que involucran problemas de propiedad (crecimiento económico vs. equidad), recursos (crecimiento económico vs. preservación ambiental), y desarrollo (equidad vs. conservación ambiental) (Koorten, 1990; Norgaard, 1994). Hasta el momento muy pocos gobiernos nacionales han introducido cambios y políticas hacia el desarrollo sustentable. Sin embargo se verifican indicios de un cambio de paradigma en el creciente número de iniciativas locales, aspecto que se analizará en el próximo capítulo. Este capítulo analiza una selección de aportes de la literatura contemporánea desde las ciencias biofísicas, las ciencias sociales y la teoría de la planificación, incluyendo los aportes de la planificación ecológica. La selección de textos considerados intenta representar posiciones de punta dentro de cada campo. Sobre la base de dicho análisis sugeriremos finalmente una nueva síntesis con relación a los siguientes temas: las implicancias más amplias de la epistemología postmoderna; la relación sociedadambiente en un contexto de pluralismo cultural; el rol de la comunidad en la sociedad; y finalmente una reevaluación de los conceptos de progreso y desarrollo a la luz del concepto de sustentabilidad. 4.1 La sustentabilidad en la perspectiva de una selección de disciplinas. A partir de los aportes de un conjunto de disciplinas relevantes, la revisión de la literatura sobre el concepto de sustentabilidad revela cambios recientes en la comprensión científica de los sistemas naturales y sociales, así como de su interacción. Los nuevos enfoques científicos son más holísticos, dinámicos, complejamente iterativos, no lineales y coevolucionarios. Asimismo, se registra una convergencia creciente sobre el desarrollo de lo que podría denominarse un conocimiento de base común que transvasa a las ciencias sociales y naturales. Dicho 1 Documentos de clase Maestría en Gestión Ambiental Metropolitana, FADU – UBA, 2010. conocimiento es en gran medida resultante de la emergencia de una epistemología post-Newtoniana y de perspectivas metodológicas que se centran en el análisis iterativo de sistemas complejos y no lineales, reconociendo el impacto que cada subsistema produce y recibe. Nuevas perspectivas de planificación resultan de una comprensión de la interacción entre sistemas naturales y sociales que no es mecánica, predecible o controlable. Desde el campo de la biología, Daniel Botkin plantea, en su libro Armonías Discordantes: Una Nueva Ecología para el Siglo 212 (1990), que dos presupuestos modernistas han limitado un manejo más eficiente y sustentable de la problemática ambiental. El primero consiste en la visión estática que los modernistas han aplicado al análisis y manejo de la biósfera, caracterizado en realidad por el cambio continuo. El segundo, consiste en el fracaso modernista para tratar el funcionamiento de la biosfera y sus complejos sistemas como una entidad global. A partir de la comprensión de que el mundo no puede ser pensado como un „reloj mecánico‟ cuyo cambio es regular y repetitivo, los sistemas de planificación y gestión deben también diferir del enfoque moderno. Marc Lappé (1994) en su Medicina Evolucionaria3 argumenta que la práctica contemporánea de la medicina tiende a olvidar que todas las enfermedades humanas tienen un origen evolucionario y esto significa que: (1) enfermedades y humanos coevolucionan a lo largo de la historia de la humanidad; (2) el tratamiento de las enfermedades es un proceso evolucionario; y (3) tales tratamientos poseen el poder de exacerbar los mismos problemas que pretenden controlar, tal como en el caso de los antibióticos que han causado la evolución de patógenos para cuyo tratamiento no existen remedios conocidos. Además, la evolución de tales enfermedades ocurre de manera mucho más acelerada que la evolución de la resistencia humana a las mismas. Consecuentemente, la estrategia de intervención más apropiada debería consistir en: (1) tomar las mejores precauciones para no perturbar el balance ecológico; (2) abandonar la modalidad meramente reactiva para el tratamiento de enfermedades y; (3) adoptar un enfoque científico coevolucionario diseñado para restablecer el balance de relaciones naturales que han mantenido enfermedades infecciosas bajo control por siglos. Desde la economía ecológica, Noorgard (1994) utiliza el término „coevolucionario‟ para referirse al continuo proceso de retroalimentación positiva que existe, sin necesidad de influencias externas, entre componentes de sistemas evolutivos sociales y naturales. En contraste con los modelos mecánicos Newtonianos de funcionamiento de la tierra, que emplean una retroalimentación negativa para mantener el equilibrio entre las partes (entendidas como estáticas en sí y en su relación), el modelo de Noorgard no asume que el equilibrio existe o que puede ser necesariamente predicho y/o prescripto. Este enfoque contrasta en consecuencia con los modelos que dominan el modo de operación y las creencias tradicionales de tecnócratas Original en inglés: Botkin, D., 1990, Discordant Harmonies: A New Ecology for the Twenty-First Century, Oxford University Press, Oxford. 3 Original en inglés: Lappé, M, 1994, Evolutionary Medicine: rethinking the origins of disease, Sierra Club, San Francisco. 2 modernistas, incluyendo a economistas neoclásicos, planificadores de políticas e ingenieros ambientales. Por ejemplo, los economistas modernistas generalmente argumentan que la estructura de precios del mercado es, en términos generales, suficiente para controlar el agotamiento de recursos – substituibles en último caso por innovaciones tecnológicas - restableciendo en consecuencia una situación de equilibrio con respecto a nuestra base de recursos. Noorgard discute esta concepción, argumentando que la base de recursos ambientales sólo puede ser explotada en tanto se garanticen retroalimentaciones positivas al sistema, mecanismo de manejo ambiental que frecuentemente se verifica en comunidades tradicionales. Desde la geografía, Karl Zimmerer (1994) señala que, durante la década de los ‟80, la sub-disciplina de la ecología ambiental ha provocado una significativa reorientación disciplinar en la geografía. La denominada „nueva ecología‟ hace referencia a una nueva apreciación del cambio caótico, inestabilidad y desequilibrio característicos de los ambientes biofísicos en contraste con la visión prevaleciente de estabilidad persistente de los sistemas ambientales. Siguiendo este enfoque, los geógrafos humanos han reformulado ciertos postulados ecológicos utilizados desde los 1970s, incluyendo: (1) la capacidad de carga global; (2) la diversidad biológica como función de una determinada área geográfica; y (3) la estabilidad ecológica como función de biodiversidad. Esta nueva perspectiva demanda estrategias de gestión más flexibles que articulen y den respuesta simultáneamente al cambio, riesgo, complejidad y desarrollo local participativo. Anna Hersperger (1994) caracteriza el campo de la ecología de paisaje en términos de su amplia orientación interdisciplinaria hacia una verdadera síntesis de las ciencias sociales y naturales. Los conceptos y hallazgos de la ecología de paisajes son utilizados en la planificación del uso del suelo en forma distintiva a la planificación ambiental tradicional, a través del análisis centrado en cambios espaciales que involucran procesos interactivos coevolucionarios biofísicos y sociales. Este enfoque establece una dinámica coevolucionaria del cambio que puede ser evaluada a través del tiempo y el espacio. A pesar de que dichos conceptos están aún en un proceso incipiente de desarrollo, los mismos reflejan una dinámica de cambio constante y sugieren que el proceso de planificación debería ser participativo para optimizar la interacción sociedad-naturaleza. En ciencias políticas, la contribución de John Dryzek (1987) profundiza el enfoque de Noorgard, analizando el tamaño, forma y carácter de las estructuras sociales apropiadas para una gestión del cambio coevolucionario. Dryzek argumenta que ni el mercado ni los sistemas centralizados de gobierno y administración abordan con éxito el tratamiento de la problemática ambiental caracterizada por condiciones de incertidumbre, espontaneísmo, complejidad y límites cambiantes. En contraposición propone un conjunto de cinco criterios (retroalimentación positiva, coordinación, fortaleza, flexibilidad y resiliencia) para la evaluación y diseño de estructuras sociales que poseen (al igual que los sistemas naturales no lineales), la capacidad de sustentar sistemas de soporte de vidas. Dryzek plantea la necesidad de priorizar una racionalidad ecológica por sobre racionalidades políticas, económicas, sociales y legales, argumentando que dicha racionalidad ecológica es condición necesaria para la existencia de otro tipo de racionalidades. En un trabajo más reciente, Dryzek (1990) desarrolla un enfoque hacia la complejidad utilizando múltiples secuencias de análisis basándose en modelos que combinan razonamiento científico y los valores sobre los cuales se basan diferentes modos de regulación de la relación sociedad - naturaleza. Este enfoque requiere un proceso democrático y descentralizado basado en una comprensión de la realidad compartida, el fortalecimiento de la gente, la revitalización de la comunidad y la democratización del Estado y su aparato burocrático, factores conciliados bajo el concepto de Habermas de „racionalidad comunicativa‟. Esto significa que la racionalidad debe basarse en discursos no coercitivos ni distorsionados entre los actores competentes. Dryzek se encuentra entre los pocos teóricos sociales que consideran las implicancias de la complejidad ambiental en términos de una interacción coevolucionaria y no lineal de la relación entre sistemas sociales y ecológicos, complejidad que se incrementa, debido al crecimiento económico y poblacional, la urbanización, el traslado, la tecnología y los cambios consecuentes en los sistemas naturales. En síntesis, es posible observar que todos los autores cuyas ideas fueron presentadas relacionan el concepto de sustentabilidad a enfoques epistemológicos postmodernos desde y hacia sus respectivas disciplinas, así como también a enfoques institucionales críticos que van más allá de la las teorías y métodos de la planificación y gestión modernos. Estos nuevos enfoques postulan la devolución del poder y autoridad de los sectores público y privado a las comunidades locales, la gestión participativa de problemáticas socio-ambientales locales y la reactivación del sector civil como base para un enfoque más productivo hacia la sustentabilidad ambiental. 4.2 Modos de planificación: definiciones y escuelas de pensamiento. Consideraremos a continuación las posturas dominantes en la teoría de la planificación a partir de las tipologías que han sido establecidas por John Friedmann (1987, 1995). Este teórico de la planificación propone una tipología estructurada en torno a cuatro modalidades básicas de planificación caracterizadas como: reforma social, análisis de políticas, aprendizaje social y movilización social. Dichas categorías surgen de la observación de diferentes modalidades de conocimiento para la acción. En un trabajo reciente Friedmann (1995) suma a dichas categorías una quinta que identifica como enfoques de comportamiento y prácticas comunicativas. Sin embargo, es importante notar que ninguna de las cinco categorías considera al desarrollo sustentable como punto de partida y la sustentabilidad ambiental aparece simplemente como una de las posibles funciones de especialización de la planificación y no como un paradigma diferente. En cambio, el punto de partida en la categorización propuesta por Friedmann es, en todos los casos, función de la organización social. Aún cuando no todos los teóricos de la planificación acuerdan con este enfoque, el trabajo de Friedmann en este campo ha sido y continúa siendo de gran influencia en la teoría de la planificación. Friedmann define a su primer categoría como „reforma social‟ o „guía u orientación social‟. La segunda categoría –análisis de políticas‟- es también definida como „racionalidad aplicada‟. Ambos modos de planificación se basan en estructuras de poder jerárquicas con procesos de implementación de arriba hacia abajo. Estas categorías representan los modos de planificación más tradicionales, basados en la ideología modernizante y no poseen, en términos generales, puntos de articulación con la literatura sobre la planificación y gestión para un desarrollo sustentable. El tercer modo, aprendizaje social, comprende una concepción del conocimiento que es adquirida durante el curso de las transacciones y prácticas que involucran a los planificadores y a otros actores. Dichas transacciones subsumen temas de poder, escasez de recursos, resistencia y estrategia que convierten a la planificación en sí misma en un tipo de acción estratégica. La interpretación de otros autores sobre este modo de planificación (Michael, 1993) toma como punto de partida del aprendizaje social las condiciones de complejidad, incertidumbre y turbulencia generadas por los límites cambiantes de los problemas abordar y el constante incremento de flujos de información. El enfoque epistemológico de Michael denota un paralelo con la literatura sobre la sustentabilidad discutida con anterioridad, a excepción de que el medio ambiente no es abordado de forma explícita. La „movilización social‟ propuesta como la cuarta categoría de Friedmann, avanza normativamente sobre la emancipación de aquellos que están excluidos en el sistema de planificación. Contribuciones recientes a la comprensión de este modo de planificación provienen de fuentes feministas, post-colonialistas y postmodernas pero son limitadas en número e impacto práctico (Bauregard 1991; Milroy 1991). Sin embargo, la argumentación de Bauregard acerca de la encrucijada actual que enfrenta la planificación difícilmente puede ser ignorada. Dicho autor argumenta que la “planificación está actualmente suspendida entre una responsabilidad modernista cuya validez es problemática y una realidad postmoderna que plantea serios desafíos a las hipótesis subyacentes en la planificación” (1991:189). Friedmann sugiere que el principal tema compartido por los teóricos de la movilización social (también denominada planificación radical o de emancipación) consiste en su oposición al Estado, conduciendo a acciones organizadas para facilitar el fortalecimiento colectivo de los marginados a través de las organizaciones comunitarias y los movimientos sociales urbanos. Sin embargo otros autores centran su preocupación no en el Estado, sino en el predominio del mercado global. Korten (1995) plantea que la restauración de la primacía del sector civil (primer sector) debería constituir la base socio-política fundacional para la operación de la gobernabilidad (segundo sector) que a su vez debe estructurar al mercado (tercer sector). Sin embargo, el proceso de globalización del capitalismo ha invertido este orden y destruido el balance entre dichos sectores. Este autor identifica la emergencia de un cuarto sector, denominado „la organización de la gente‟, que contrarresta la tendencia de los otros tres sectores a actuar en representación de los intereses de terceros, a través de organizaciones de acción directa y mutua ayuda. El quinto modo, enfoques de comportamiento y prácticas comunicativas, se deriva de la naturaleza de las interacciones comunicativas experimentadas en la práctica de la planificación y se basa de manera significativa en el trabajo de Habermas, particularmente su Theory of Communicative Action (1984). Uno de los temas centrales a este nuevo campo de la teoría de la planificación, es el diseño de nuevas formas institucionales para facilitar de manera proactiva la participación interactiva de actores clave en el proceso de toma de decisiones. Otra dimensión importante de este modo de entender y ejercer la planificación es el rol atribuido a las normas éticas y valores en el diseño institucional, la representación política y los procesos comunicativos. Estos intereses son consistentes con algunos de los principios esbozados en el debate sobre la sustentabilidad. Centrales a esta posición son las contribuciones al análisis de discurso entendido como un modo de facilitar el aprendizaje social. 4.3 Planificación ecológica Aberley (1994) define a la planificación ecológica como la vinculación entre cambios sociales y ambientes ecológicos que aplican acciones holísticas y sustentables en comunidades locales y regionales. Los enfoques conceptuales desarrollados por varios autores en este campo pueden caracterizarse a partir de la tipología de paradigmas de gestión ambiental propuesta por Colby (1989) Los primeros dos paradigmas, denominados „Economía de Frontera‟ y „Protección ambiental‟ representan las primeras instancias de la gestión ambiental basadas fundamentalmente en la ideología moderna e ideas institucionales que no se vinculan con el enfoque de la sustentabilidad. El tercer paradigma, denominado „Gestión de recursos‟ toma la noción de sustentabilidad como limitación necesaria para el crecimiento y el desarrollo. McHarg plantea en su conocido libro Design with Nature (1969), una poderosa formulación dentro de dicho paradigma que ha sido de gran influencia en la definición de un nuevo modo de gestión ambiental. El titulo mismo de su libro sugiere un punto de vista menos antropocéntrico en la gestión ambiental que los paradigmas anteriores. El trabajo de Frederick Steiner es parte de este enfoque, su trabajo The Living Landscape (1991) intenta desarrollar una síntesis pragmática que combina elementos de planificación ecológica e ideas y conceptos institucionales modernistas acerca de la participación ciudadana y la implementación de planes a través del auspicio del gobierno en todos los niveles. También dentro de este paradigma, Kozlowski (1986) propone la aplicación de metodologías de evaluación del costo de límites al desarrollo en contextos regionales y ambientales para tratar racionalmente las causas y no los síntomas de los problemas socio-ambientales. El cuarto paradigma, „Ecodesarrollo‟, representa un nuevo tipo de pensamiento acerca del co-desarrollo humano y natural y responde a la incertidumbre ecológica a partir de modelos de gestión localizada. Rees (1995) contribuye a esta tradición, demandando una reevaluación radical del paradigma expansionista de crecimiento global como una condición necesaria para la sustentabilidad socio-ambiental. El enfoque del canadiense Rees se basa en el cambio de comportamiento y valores más que en el cambio tecnológico. De acuerdo a dicho autor, la planificación ecológica depende fundamentalmente de la eficacia de los planificadores para comunicar el mensaje de la sustentabilidad frente al escepticismo político y popular, el descreimiento y la inercia frente al cambio. En este planteamiento se verifican ciertas similitudes con el trabajo de Dryzek, Noorgard y Korten, así como con los tres últimos modos de planificación discutidos en la tipología de Friedmann. Si embargo ninguno de dichos modos de planificación es mencionado explícitamente por Rees y su enfoque estratégico no parece ser conmensurable con la escala de la revolución sociopolítica que anticipa en su análisis, particularmente porque no aborda el problema de como cambiar la racionalidad instrumental arraigada en las instituciones existentes. Si comparamos estas contribuciones con los modos de planificación planteados por Friedmann, las mismas pueden encuadrarse dentro del modo de aprendizaje social, que no demanda una reestructuración institucional radical ni de movilización social. El quinto paradigma, „Ecología Profunda‟, es más biocéntrico que el ecodesarrollo con una fuerte orientación anti-crecimiento y defiende la aplicación de un tipo de planificación y gestión ambiental descentralizado pero integrado. El movimiento bioregional, iniciado entre otros por Peter van Dresser (1972), constituye un buen ejemplo de este enfoque. El mismo postula a la bioregión como unidad básica de planificación en base a principios de economía local autosuficiente y control político junto a relaciones institucionales federadas desde el nivel regional al global. Es posible identificar varias similitudes entre este enfoque y el trabajo de Noorgard y Naveh y Lieberman (1984/1994). Basado en un pensamiento sistémico, su trabajo Ecología de Paisaje, plantea la búsqueda de una nueva simbiosis entre la humanidad y la naturaleza a partir del concepto de „Ecosistema Humano Total‟, que consiste en el reconocimiento y análisis de una causalidad mutua entre la humanidad, la biosfera y la geoesfera. Metodológicamente este trabajo enfatiza el trabajo transdisciplinario, la aplicación de enfoques holísticos y el uso de sistemas sensores remotos y sistemas de información geográfica. Sin embargo, en términos metodológicos dicho enfoque es tecnocéntrico y no considera la concepción modernista subyacente en las estructuras institucionales y procesos de planificación preexistentes. Sintetizando, en términos generales la planificación ecológica aparece sólo débilmente articulada a los modos de planificación de movilización social y prácticas de comunicación. A su vez, dichos modos de planificación tampoco han internalizado la base emergente para el conocimiento planteada en el debate sobre la sustentabilidad, ni aún articulando la epistemología para la acción de la racionalidad ambiental con las racionalidades política y socioeconómica prevalecientes. Sin embargo, dadas las similitudes y complementariedades epistemológicas que inspiran a estas escuelas de pensamiento, su articulación con los principios planteados por la planificación ecológica podría ser altamente fructífera para un cambio de paradigma en la planificación y gestión ambiental del desarrollo. 4.4 Hacia una epistemología postmoderna para la planificación sustentable Las contribuciones analizadas en el debate sobre la sustentabilidad se basan sin excepción, en una perspectiva epistemológica postmoderna con algunas diferencias en la terminología adoptada. Dentro de la planificación ecológica, el paralelo más próximo a dicha perspectiva puede identificarse en el trabajo de Naveh y de manera menos explícita y consistente en el trabajo de Rees. La articulación entre un nuevo modo de conocer y un nuevo tipo de planificación es clara en el modo de planificación radical, y particularmente en las elaboraciones de Beauregard (1991) y Milroy (1991). Estos principios podrían ser fructíferamente aplicados a la teoría y metodología de la planificación ecológica, pero ninguno de los principios y trabajos analizados vincula a la sociedad y el medio ambiente a través del principio de coevolución, que constituye uno de los mecanismos de articulación más potentes para una nueva epistemología de la planificación sustentable. 1. Coevolución y Pluralismo Cultural Noorgard plantea como puntos de partida de una crítica a la noción moderna de desarrollo los conceptos de coevolución y pluralismo cultural. El pluralismo cultural permea al sistema global a través de la coevolución de componentes de conocimiento, organización, valores, tecnología y medio ambiente. En otras palabras, es imposible aislar cualquiera de estos componentes de la cultura en la cual son operacionales. Desde esta perspectiva Noorgard propone el concepto de coevolución de comunidades sociales y sistemas ecológicos a partir de una nueva visión o perspectiva del progreso definido como “un proceso de divergencia económica y cultural hacia un „patchwork‟ de culturas en coevolución” (1994:121). El principio de pluralismo cultural esta también presente en las contribuciones de Dryzek y Hersperger a través del énfasis que plantean en un discurso de democracia descentralizada y desarrollo local participativo. Visiones pluralistas similares son evidentes en algunas de las contribuciones analizadas en la planificación ecológica, así como en los modos de planificación sustentados en el aprendizaje social y acción comunicativa. Sin embargo estos últimos no abordan la relación sociedad-naturaleza como componente de análisis e intervención. A pesar de ello, Friedmann analiza la cuestión de las diversidades y diferencias culturales en su discusión sobre la planificación radical, discusión que también está presente en las contribuciones postmodernas a este modo de planificación aportadas por Milroy (1991) y Bauregard (1991). En síntesis, diferentes enfoques de pluralidad cultural representan respuestas coadaptativas necesarias a diferentes contextos ambientales, así como el reconocimiento de los limites e inadecuación de la actitud modernista centrada en el control del medio ambiente. 2. Comunidad en sociedad El establecimiento de nuevas perspectivas de vida en comunidad es central a los argumentos de la mayoría de los autores que tratan el concepto de sustentabilidad. Entre aquellos autores que provienen del campo de la planificación, Korten (1990:156162) pronostica el „fin del Estado dominante‟, argumentando que el principio de soberanía debería originarse en la gente y no en el Estado, señala que este principio está presente en la Declaración Universal sobre Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Articulo 21, sección 3) y argumenta que dicho principio postula y defiende el rol de la sociedad civil como agente primario del desarrollo. Noorgard (1994) es sumamente crítico del mal uso de la ciencia por parte de tecnócratas de escasa visión que reciben demasiado poder en la sociedad moderna en relación a sus limitaciones para resolver conflictos entre valores y hechos. Al igual que Korten, postula la restauración del control democrático de la comunidad sobre problemas sociales y ambientales complejos. El rol de las comunidades locales también es central en la argumentación de otros autores tales como Zimmerer, Dryzek y Lappe. La mayoría de los planificadores ecológicos también ponen en valor el rol de la comunidad y su liderazgo para el cambio. Entre los teóricos de la planificación, aquellos interesados en la planificación radical y comunicativa están más próximos a esta orientación hacia la comunidad local. El énfasis sobre el rol de las comunidades locales constituye un factor central en los enfoques coevolucionarios y culturalmente pluralistas discutidos con anterioridad. 3. Nuevas concepciones de progreso y desarrollo Desafiando la noción de planificación del desarrollo prevaleciente, Noorgard (1994) no establece ninguna distinción entre las nociones de crecimiento económico y desarrollo, atribuyendo a ambas una concepción modernista que ha „traicionado‟ la posibilidad de un progreso coevolucionario. Otros autores como Zimmerer, Botkin y Dickens (1992) comparten la crítica de Noorgard pero desde una postura antimodernista menos radical y ofrecen visiones complementarias a la perspectiva de cambio coevolucionario basadas en diferentes interpretaciones que analizan la complejidad, inestabilidad y caos de la relación sociedad-naturaleza. Korten (1990) argumenta que el crecimiento económico como prioridad central del desarrollo no constituye ya una opción posible debido a que beneficia menos a los más necesitados y no da respuesta al desafío de la sustentabilidad ambiental. En términos generales el resto de los autores en este campo solo cuestionan la validez del paradigma moderno de desarrollo y progreso en términos de redistribución social. Las ideas discutidas con anterioridad plantean nuevos desafíos, en términos de contenido y enfoque, a la práctica profesional de la planificación en un mundo postmoderno: (1) el conocimiento e información de base necesarios para un nuevo tipo de planificación, (2) la revisión de métodos de planificación, (3) las estrategias de implementación y (4) su síntesis en la práctica. En realidad la delimitación entre dichas categorías o componentes deben entenderse como permeables entre sí. 1. El problema del conocimiento Las principales ideas estructurales que surgen de la discusión anterior consisten en (1) la necesidad de promover múltiples modos de conocimiento; (2) la necesidad de desarrollar desde la planificación profesional enfoques analíticos sintéticos y claros para el uso e interpretación de la información a nivel del medio ambiente local. La concepción de Noorgard sobre la coevolución de la comunidad y la ecología plantea un enfoque atractivo para evitar el peligro de determinismos sociales y/o ambientales, problema frecuente en la planificación. En función de lo expuesto la planificación (y los planificadores) deberían ampliar su base de conocimiento en las ciencias sociales y naturales y en los diferentes lenguajes del discurso profesional y no profesional. La teoría de la planificación es un punto de partida crítico para el cambio en las tradiciones y prácticas de la planificación ya que se ocupa del análisis de que necesitamos conocer, como conocemos y que hacemos con dicho conocimiento. Los gráficos 4.1 y 4.2 (Turner 1997) ilustran, respectivamente, el problema de la perspectiva de conocimiento del planificador moderno dividida entre teorías universales y prácticas únicas y un marco para la articulación de dicha perspectiva. El análisis previo sugiere que existe un vacío significativo entre la teoría que informa a la planificación ecológica y la teoría que informa a otros modos de planificación predominantes. Por un lado, este vacío responde a la falta de primacía de consideraciones sobre la sustentabilidad ambiental en comparación con el peso que la planificación otorga a consideraciones legales, administrativas, sociales y económicas. Por otra parte, las estrategias que informan la implementación del principio de sustentabilidad ambiental, también deben revisarse a la luz de la redefinición del rol que juegan diferentes actores a nivel comunitario e intercomunitario. Los principios de sustentabilidad y coevolución tienen varias implicaciones interrelacionadas para la ciudadanía y los profesionales. Una de ellas es que cada ciudadano podría ser un planificador, en una sociedad basada en organizaciones comunitarias probablemente existiría poco lugar para el desempeño de profesionales tecnocráticos. En un cambio de paradigma, el profesional debería estar más estrechamente consustanciado con la experiencia de vida de la comunidad en que actúa. Su rol sería menos tecnocrático, más democrático y fundamentalmente se debería basar en la información e ideas únicas a su comunidad y región, así como a las ideas que informan a la ciudadanía desde el nivel local al global. El formato organizacional de este tipo de rol está presente por ejemplo en las organizaciones intermedias, que median entre los intereses de grupos locales y niveles superiores en la estructura de poder económica, técnica y política. 2. Relación Sociedad-Medio Ambiente y Métodos de Planificación ¿Cómo traducir los principios de pluralismo cultural y coevolución en métodos de análisis y síntesis de la realidad desde la planificación y la gestión?. En términos cuantitativos, es necesario centrar mayor atención en métodos de análisis no lineal incluyendo la teoría de la complejidad y el caos, a partir, por ejemplo de nociones tales como la interpenetración, emergencia, autorregulación y dinamismo de los ecosistemas. En términos cualitativos es necesario examinar métodos de análisis que permitan cuestionar la validez universal de definiciones convencionales de problemas y respuestas; y métodos de síntesis que permitan alcanzar una mayor sabiduría en la elección de criterios y parámetros para la resolución de problemas. Los planificadores necesitan desarrollar una profunda comprensión de las diferentes perspectivas socioculturales y disciplinares sobre las que operan revisando presupuestos básicos tales como las nociones de progreso, crecimiento, desarrollo, comunidad, etc. Estos son los valores básicos que informan y guían los modos en que aprendemos, qué aprendemos y cómo usamos lo que aprendemos. En este sentido es particularmente importante identificar los vínculos que existen entre la comprensión actual occidental del mundo y su relación con las tradiciones judeocristiana y la emergencia del Iluminismo científico y modernista, así como entender que la misma representa solo una de las muchas tradiciones histórico-culturales en la comprensión de la relación sociedad-naturaleza. 3. Estrategias de implementación basadas en la comunidad El análisis previo acerca de la sustentabilidad, la planificación ecológica y las ideas sobre movilización social de Korten señala con claridad la importancia otorgada a la sociedad civil en comunidades específicas. Esto sugiere la necesidad de una reestructuración significativa de nuestras ideas acerca de cómo se relacionan las instituciones de los sectores publico, privado y social (o tercer sector) para dar respuesta a las necesidades de comunidades pluralistas. Desde la práctica profesional de la planificación es necesario reflexionar sobre estos temas para desarrollar proposiciones prácticas para la implementación de los cambios estructurales discutidos. Al respecto Korten (1995) sugiere y enfatiza la necesidad de implementar estrategias que permitan reclamar los espacios político y económico del dominio de las corporaciones transnacionales a través del poder de la movilización social y reforma gubernamental desde el nivel local al global. La diversidad, superposición y 'patchwork' de prácticas de intervención que regulan la interacción sociedad – medio ambiente demandan una mayor atención a un conjunto emergente de temas locales e interlocales relacionados entre sí, incluyendo el estado actual de las comunicaciones, las practicas y procedimientos administrativos, mecanismos presupuestarios y marcos legales. 4. Síntesis para la sustentabilidad Desarrollo sin crecimiento, coevolución de la comunidad y el medio ambiente son nociones de „progreso‟ tan extrañas al pensamiento compartimentalizado moderno y al enfoque de la mayoría de las instituciones sociales, que colicionan con la poderosa resistencia de aquellos que poseen un claro rol en la continuidad de viejos enfoques. Sin embargo, los profesionales necesitan exponerse a estas y a otras nuevas concepciones del desarrollo, no porque representen soluciones completamente satisfactorias sino porque apuntan en la dirección de enfoques que prometen una mayor chance para la sustentabilidad ambiental y socioeconómica de largo plazo. La práctica transformativa de la planificación y gestión ambiental demanda significativos cambios institucionales que probablemente se originaran en una nueva síntesis de consideraciones y valores morales, políticos, económicos, tecnológicos, sociales, culturales y ambientales que han probado su validez y funcionamiento en la práctica. Referencias bibliográficas Aberley, D., 1994, Weeds in the cartesian garden, in D. Aberley (de) Futures by Design: the practice of ecological planning, New Society Publishers, Philadelphia. Beauregard, R.A., 1991, „Without a net: modernist planning and the postmodern abyss‟, Journal of Planning Education and Research, 10 (3), 189-94. Botkin, D., 1990, Discordant Harmonies: A New Ecology for the Twenty-First Century, Oxford University Press, Oxford. Colby, M.E., 1989, The Evolution of Paradigms of Environmental management in Development, Discussion paper, SPR No 1, World Bank, Washington. 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