Lectura - Parroquia de San José

Lectura del libro de Jeremías 1, 4-5.17-19
En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el
vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te
nombré profeta de los gentiles. Tú ciñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo
te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.
Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de
bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los
sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán,
porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.
Palabra de Dios.
Salmo 70
R/. MI BOCA CONTARÁ TU SALVACIÓN, SEÑOR.
A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo,
líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R/.
Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi
alcázar eres tú, Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi
juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me
sostenías. R/.
Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste
desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R/.
Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando
venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un
niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre
acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo;
entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré
conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el
amor: estas tres. La más grande es el amor.
Palabra de Dios.
Aleluya Lc 4, 18
El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a
los cautivos la libertad.
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+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 21-30
En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta
Escritura que acabáis de oír.» Y todos le expresaban su aprobación y se
admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían:
« ¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel
refrán: “Médico, cúrate a ti mismo haz también aquí en tu tierra lo que hemos
oído que has hecho en Cafarnaún.» Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta
es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en
tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo
una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado
Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos
leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de
ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo
empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su
pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se
alejaba. Palabra del Señor.
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Decir la verdad siempre ha sido problemático y peligroso porque se tocan
los intereses de muchas personas y de ciertas estructuras sociales. El temor
no es ajeno a la vocación profética; lo importante es no abandonar la
vocación porque entonces sería Dios el que podría asustarnos, es decir,
dejar de llamarnos, de elegirnos, de consagrarnos y dejar de confiar en
nosotros.
La promesa de Dios no plantea su intervención para salvar al profeta en
tiempos difíciles, sino que a él, personalmente, lo fortalecerá internamente
como un “pilar de hierro”, y externamente lo consolidará como una
“muralla de bronce”. La palabra será su fuerza en su lucha contra los que
han olvidado la alianza de Yahvé, oprimiendo y marginando a su propio
pueblo. La fortaleza, también, la encuentra el profeta en la obediencia a la
palabra que recibe y anuncia. Esto le asegura la compañía permanente de
Yahvé.
Este bello canto al amor, tiene como contexto la discusión de los corintios
en torno a los carismas. Con el texto de hoy, Pablo afirma categóricamente
que el único “carisma” absoluto es el del amor. El amor al que se refiere
el autor es el amor cristiano que se recibe, se entrega, se sirve y hasta
da la vida por los hermanos. Sin amor, no tiene sentido ni el mejor de los
carismas; sin amor, la palabra profética queda en el vacío; sin amor, el amor
de Dios pasa de largo en nuestras vidas.
Santo de la Misericordia:
“Misericordiosos como el Padre”
Lunes, 1:
19:30h. PLAN DE EVANGELIZACION 2015-16 L
Martes, 2:
18:00h. Equipo de CÁRITAS
19:00h. PLAN DE EVANGELIZACIÓN M
Miércoles, 3:
19:30h. Oración R. Carismática
Jueves, 4:
17:00 y 18:00h. CATEQUESIS
20:00h. Oración de la comunidad
Viernes, 5:
17:00 y 18:00h. CATEQUESIS
21:00h. Turno de la Adoración nocturna
Sábados mes de febrero: Cursillo prematrimonial
Días 20 y 21: Peregrinación al Rocío
¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida!
Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del
mundo, las heridas de tantos privados de dignidad.
(Cfr. P. Francisco. Misericordiae vultus. 15)
El amor, que puede cambiarlo todo, es el único que será el mismo
eternamente. Entre la fe, la esperanza y el amor, este último es el mayor,
quedando clara, para los cristianos de todos los tiempos, la superioridad del
amor sobre cualquier otro carisma.
El verdadero profeta no se deja acaparar ni mucho menos presionar para
satisfacer a un auditorio interesado sólo por el espectáculo o por intereses
individuales, aunque sean los de sus familiares o su propio pueblo. La
historia de Elías y Eliseo recuerda a los nazarenos cómo éstos tuvieron que
irse a tierra de paganos porque su propio pueblo no quería escucharlos. La
característica de la mujer de Sarepta es su confianza en Dios, confiando su
vida y la de su propio hijo en un extraño como Elías; y característico del
sirio Naamán es que depone su orgullo y soberbia ante las palabras de
Eliseo.
La misma Iglesia reconocerá, en este texto, su misión de anunciar la Buena
Noticia a los más alejados, es decir, que la Palabra echa sus primeras
raíces en las personas, pero ése no es su destino final, tiene que ser
Día 1 – Cecilio, Brígida de Kildare, Bto. Andrés Carlos Ferrari
2Sam15, 13-14.30; 16,5-13a – Sal 3 – Marcos 5, 1-20
Día 2 – PRESENTACIÓN DEL SEÑOR. Nª Sra. de Candelaria,
JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA
Juana de Lestonnac, Aida.
Mal 3, 1-4 – Sal 23 – Heb 2, 14-18 – Lucas 2, 22-40
Día 3 – Blas y Oscar, Claudina Thèvenet, Azarías, Olivia.
2Sam 24, 2-9-17 – Sal 31 – Marcos 6, 1-6
Día 4 – Andrés Corsini, Juana de Valois.
1Re2, 1-4.10-12 – Sal 1Cron 29, 10.12 – Marcos 6, 7-13
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