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Treintaycincopretendientes.Unaprincesa.UnanuevaSelecciónhacomenzado.
La princesa Eadlyn ha crecido escuchando interminables anécdotas sobre cómo se conocieron sus
padres.Haceveinteaños,AmericaSingerentróenlaSelecciónyconquistóelcorazóndelpríncipe
Maxon,yvivieronfelicesparasiempre.
Eadlyncreequeestahistoriaesdemasiadoromántica,ynotieneningúninterésentratarderepetirla.
Sifueraporella,nosecasaríanunca.Perolavidadeunaprincesanoesenteramentesuya,yEadlyn
nopuedeescapardesupropiaSelección,sinimportarcuánfervientementeseopongaysabiendoque
estanoserácomoelapasionadocuentodehadasquevivieronsuspadres…
Empezará la competición, y Eadlyn descubrirá que alcanzar la felicidad no es tan imposible como
ellapensaba.
KieraCass
LaHeredera
LaSelección-4
ePubr1.0
Titivillus 11.06.15
Títulooriginal:TheHeir
KieraCass,2015
Traducción:MaríaAnguloFernández
Editordigital:Titivillus
ePubbaser1.2
AJimyJennieCass,
porunmontónderazones,
perosobretodoporcrearCallaway.
Capítulo1
Noeracapazdeaguantarlarespiracióndurantesieteminutosseguidos.Dehecho,nopodíallegarni
auno.Enciertaocasión,tratédecorrerunkilómetroymedioensieteminutos,despuésdeenterarme
dequealgunosatletaslohacíanencuatro,peroamediocaminountremendopinchazoenelabdomen
meparalizóy,porsupuesto,noalcancémiobjetivo.
Sin embargo, sí hubo algo que conseguí hacer en siete minutos y que muchos tildarían de
impresionante:meconvertíenreina.
En siete insignificantes minutos, vencí a mi hermano Ahren, que acababa de nacer, así que el
tronoquesupuestamenteibaaocuparélfuemío.Dehabernacidounageneraciónantes,nohabría
importado.Ahreneraelvarónysoloporesodeberíahabersidoelheredero.
Mamáypapásenegabanaaceptarqueasuprimervástagoseledespojaradeuntítuloporculpa
deundesafortunadoperoalavezhermosopardepechos.Yesefueelmotivoporelquecambiaron
laley.Elpueblolocelebróportodoloalto,yyo,pocoapoco,fuiformándomeparaserlapróxima
soberanadeIlléa.
Sinembargo,nadieentendíaquesusintentosparahacerquemividafueramásjustaeran,enmi
opinión,muyinjustos.
Intentabanoquejarmedemasiadoporque,enelfondo,sabíaqueeraunaafortunada.Perohabía
días,avecesinclusomeses,enquesentíaqueelpesoconelquecargabaerademasiadoparaunasola
persona.
Echéunaojeadaalperiódicoyleíquesehabíaproducidootrodisturbio,estavezenZuni.Veinte
añosatrás,elmismodíaenquepapáfueproclamadorey,tomóunadecisión:disolverlascastas.Y
conello,elviejosistemasocialfuedesapareciendodeformagradual.Todavíameseguíapareciendo
disparatadoquehubieraexistidounaépocaenquelagentevivierasegúnesasetiquetastanrestrictivas
yarbitrarias.MamáeraunaCinco;papá,unUno.Mecostabacreerlo,yaqueapenashabíaindicios
evidentesdetalesdivisiones.¿CómosesuponíaquesabríasiestabacaminandojuntoaunSeisoal
ladodeunTres?¿Yquéimportanciatenía?
Cuandopapádecretólaeliminacióndelascastas,loshabitantesdetodoslosrinconesdelpaísse
mostrarondeacuerdo.
MipadrealbergabalaesperanzadequeloscambiosqueentonceshabíaintroducidoenIlléase
notaríanpasadaunageneración,esdecir,ahora.
Pero,adecirverdad,esonoestabaocurriendo,yesenuevoproblemaeratansolounamuestra
delmalestarylainquietuddenuestrapoblación.
—Café,alteza—anuncióNeena,ydejólatazasobrelamesa.
—Gracias.Puedesllevartelosplatos.
Decidí leer el artículo de principio a fin. En esta ocasión habían incendiado un restaurante
porqueelpropietariosehabíanegadoaascenderaunodesusempleados.Pretendíanquenombrara
chefauncamarero.Eltrabajadoraseguróquesujefelehabíaprometidoelascenso,peroestejamás
cumplióconsupalabra.Yelcamareroestabaconvencidodequetodoeraporsupasadofamiliar.
Tras mirar la fotografía del restaurante carbonizado, lo cierto era que no sabía en qué bando
posicionarme.Elpropietarioteníatodoelderechoaascenderoadespediraquienquisiera,peroel
trabajadortambiénteníaderechoaquenoleconsiderarancomoalgoque,entérminostécnicos,ya
noexistía.
Cerréelperiódico,lodejéaunladoycogílatazadecafé.Apapáleibaaafectarmuchísimo.
Seguro que a estas alturas ya le estaba dando vueltas al asunto, tratando de encontrar un modo de
compensar a los afectados. El problema radicaba en que, aunque solucionáramos un problema, no
disponíamos de las armas necesarias para frenar todos los casos de discriminación por casta.
Realizar un seguimiento exhaustivo de cada caso era demasiado complicado, ya que sucedían con
másfrecuenciadelodeseado.
Meacabéelcaféyabríelarmariodeparenpar.Yaibasiendohoradeempezareldía.
—Neena—llamé—,¿sabesdóndeestáelvestidodecolorciruela?¿Elquetieneunfajín?
Entornólosojosconungestodeconcentraciónyseacercóparaecharmeunamano.
Neena era relativamente nueva en palacio. Tan solo llevaba seis meses trabajando para mí,
despuésdequemiúltimadoncellacayeraenferma.Apesardequesehabíarecuperado,lociertoera
queNeenasiempreseadelantabaamisnecesidadesymeresultabamuyagradabletenerlacerca,así
quedecidímantenerlaconmigo.Tambiénlaadmirabaporqueteníamuybuenojoparalamoda.
Neenasequedóobservandomiinmensovestidor.
—Quizádeberíamosreorganizarlaropa.
—Sitienestiempo,adelante.Noesunproyectoquedespiertemiinterés.
—Claro,porquesoyyoquienseleccionoycolocotodasuropa—bromeó.
—¡Hasdadoenelclavo!
Setomabamihumorconfilosofía,yesomegustaba.Sepusoarebuscarentrelainfinidadde
vestidosypantalonesqueabarrotabanelarmario.
—Megustacómotehaspeinadohoy—observé.
—Gracias.
Todaslasdoncellasllevabangorro,pero,aunasí,Neenaselasarreglabaparasercreativacon
sus peinados. A veces lucía una cabellera rizada envidiable y otras se recogía todo el pelo en un
moño precioso. Ese día se había hecho unas trenzas que después había enrollado alrededor de la
cabeza.Mefascinabaquesiempreencontraraunamaneradedarleuntoquepersonalasuuniforme.
—¡Ah!Aquíestá.
Neenasacóelvestido,conlafaldahastalarodilla,ymelomostró.Parasersincera,elcolor
resaltabasutezoscura.
—¡Genial!¿Sabesdóndeestáelblazergris?¿Eldemangatrescuartos?
Memiródetenidamente,concaradepóquer.
—Reorganizaréelarmario,decidido.
Soltéunarisita.
—Mientraslobuscas,empezaréavestirme.
Mepuseelvestido,mecepilléelpeloymepreparéparaenfrentarmeaunnuevodíacomoel
futurorostrodelamonarquía.
Elmodelitoeralobastantefemeninocomoparadulcificarmiimagen,perolobastanteatrevido
comoparaquemetomaranenserio.Cadadíameesforzabamásparaconseguireseequilibrio.
Clavélamiradaenelespejoymedirigíamipropioreflejo.
—Eres Eadlyn Schreave. Según la línea sucesoria, serás la próxima gobernante de este país.
Además,seráslaprimerareinaquelohacesola.NadiesobrelafazdelaTierra—medije—esmás
poderosoquetú.
Papáyaestabaensudespacho,conelceñofruncidoyelgestotorcidoporlasnoticias.Salvoen
losojos,nomeparecíaennadaaél.Niamamátampoco,todoseadicho.
Había heredado todos mis rasgos, cabello oscuro, cara ovalada y una piel ligeramente
bronceada,demiabuela.Enelpasillodelcuartopisohabíaunretratosuyo,deldíadesucoronación.
Cuandoeraniña,solíaestudiarelcuadroeimaginarenquémepareceríaaellacuandocreciera.A
juzgarporlafecha,miabueladebíadetenermásomenosmimismaedadcuandolaretrataron.Y,
aunquenoéramoscomodosgotasdeagua,avecessentíaqueyoerasueco.
Atravesélaestanciaylediunbesoamipadreenlamejilla.
—Buenosdías.
—Buenosdías.¿Hasleídolosperiódicos?—preguntó.
—Sí.Almenosestaveznohamuertonadie.
—YdoygraciasaDiosporello.
Esos sucesos eran los peores. Cada vez que me enteraba de que alguien había muerto o
desaparecido en una revuelta, se me encogía el corazón. Leer que algunos jóvenes habían muerto
asesinados tan solo por mudarse a un vecindario mejor, o que algunas mujeres sufrían ataques
violentosportratardeconseguirunempleoque,enelpasado,hubierasidoinalcanzableporlacasta
alaquepertenecían,meparecíaterrible.
Aveces,lapolicíaaveriguabaelmotivoylapersonaqueseescondíantrasloscrímenesenun
periquete,pero,amenudo,nostopábamosconvariosdedosacusatoriosquenoapuntabananinguna
respuestaconcluyente.Aquellasinjusticiasmedejabanexhausta,ysabíaquepapálopasabapeor.
—No lo entiendo —murmuró. Se quitó las gafas de lectura y se frotó las sienes—. Querían
eliminar el sistema de castas. Invertimos tiempo y esfuerzos para erradicarlo y para que todos
pudieranadaptarse.Yahoraestánquemandoedificiosenteros.
—¿Hay algún modo de regularlo? ¿Podríamos crear una junta que supervisara este tipo de
agravios? —propuse, y eché otro vistazo a la fotografía. En la esquina se veía al joven hijo del
propietariodelrestaurante,quellorabadesconsolado:lohabíaperdidotodo.
Enelfondosabíaquelasquejasnotardaríanenllegar,perotambiéneraconscientedequepapá
nosoportabaquedarsedebrazoscruzadosynohacernadaalrespecto.
Memiró.
—¿Esoharíastú?
Esbocéunasonrisa.
—No,yolepediríaconsejoamipadre.
Soltóunsuspiro.
—Esa no siempre será una opción, Eadlyn. Debes ser fuerte, decidida. ¿Qué solución
propondríasparaesteincidenteenparticular?
Vacilé.
—No creo que la haya. No tenemos forma de demostrar que el camarero no consiguió el
ascensoporlacastaalaquepertenecíasufamiliaenelpasado.Loúnicoquepodemoshaceresabrir
unainvestigaciónparaaveriguarquiénprovocóelincendio.Esafamiliahaperdidosunegocio,su
única fuente de ingresos. Alguien debe asumir la responsabilidad. Un incendio provocado exige
justicia.
Sacudiólacabeza.
—Creoquetienesrazón.Megustaríaayudarlos.Pero,ademásdeeso,deberíamosencontrarun
mododeevitarquealgoasívolvieraaocurrir.Losdisturbioscadavezsonmásincontrolables,yeso
measusta.
Papátiróelperiódicoalapapelera,selevantóycaminóhaciaelventanal.Susandaresdenotaban
suestrés,suangustia.Aveces,sulaborleproporcionabagrandesalegrías,comocomprobarquelas
escuelas que él mismo había ayudado a construir mejoraban día a día, o ver cómo ciertas
comunidadesprosperabanenaquelambientelibredeguerraqueél,comorey,habíapropiciado.Sin
embargo,esasvisitascadavezeranmenosfrecuentes.Lamayoríadelosdíasparecíapreocupadopor
elestadodelpaís;siemprequeseacercabanlosperiodistas,fingíaunasonrisaconlaesperanzade
quesuademántransmitieratranquilidadatodalasociedad.Mamátratabadeayudarle,pero,alfinal
deldía,eldestinodelpaísdependíasolodeél.Y,algúndía,loharíademí.
Apesardeserunapreocupaciónegoístayvanidosa,noqueríaquemecrecierancanasantesde
tiempo.
—Apuntaesto,Eadlyn.RecuérdamequedeboescribiralgobernadorHarpen,deZuni.Ah,y,por
favor,anotaquelacartadebeestardirigidaaJoshuaHarpen,noasupadre.Cadadosportresolvido
quefueélquienganólasúltimaselecciones.
Escribítodassusinstruccionesconesacaligrafíacursivayelegantequeapapátantolegustaba.
Cuandoeraniña,siempreinsistíaenlaimportanciadetenerunabonitacaligrafía.
Estaba orgullosa de mí misma, pero, cuando miré a mi padre, la sonrisa se me borró de
inmediato. Estaba rascándose la frente, estrujándose los sesos para encontrar una solución a todos
esosproblemas.
—¿Papá?
Segiróy,deformacasiinstintiva,cuadróloshombros,comosisevieraobligadoaaparentar
fortalezainclusodelantedesupropiahija.
—¿Porquécreesqueocurrenestascosas?Elpaísnosiemprefueasí.
Arqueólascejas.
—Desde luego que no —murmuró—. Al principio, todos parecían satisfechos. Cada vez que
eliminábamosunanuevacasta,eraunafiesta.Losdisturbiossonmuyrecientes.Empezaronencuanto
retiramostodaslasetiquetasdeformaoficial.Apartirdeentonces,aumentaronlosincidentes.
Fijólamiradaenlaventana.
—Sinembargo,laspersonasquesecriaronenelantiguosistemadecastasdebenserconscientes
decuántohamejoradolasociedad.Entérminoscomparativos,esmásfácilcasarse…,oconseguirun
empleo. La economía familiar ya no está limitada a una única profesión. Y, en lo referente a la
educación, tienen más opciones. Sin embargo, los que han nacido en esta nueva era, sin ninguna
etiqueta,vanendireccióncontraria…Supongoquenosabenquémáshacer.
Memiróyencogióloshombros.
—Necesito tiempo —farfulló—. Debo poner el sistema en modo «pausa», arreglar ciertos
asuntosy,después,pulsarel«play»denuevo.
Nopudeevitarfijarmeencómoarrugabalafrente.
—Papá,creoqueesoesimposible.
Serioentredientes.
—Yalohemoshechoantes.Todavíarecuerdo…
De pronto, algo en su mirada cambió. Me observó durante unos segundos, como si estuviera
haciéndomeunapregunta,perosinarticularpalabra.
—¿Papá?
—Dime.
—¿Estásbien?
Parpadeóvariasveces.
—Sí, cariño. Estoy bien. ¿Por qué no empiezas a trabajar en esos recortes de presupuesto?
Comentaremostussugerenciasporlatarde.Ahoranecesitocharlarcontumadre.
—Porsupuesto.
Noteníauntalentonaturalparalasmatemáticas,porloqueteníaqueinvertirmuchashoraspara
elaborar propuestas de recortes de presupuesto o planes financieros. Pero me negaba en rotundo a
que alguno de los consejeros de papá me echara una mano con su calculadora mágica e hiciera el
trabajo por mí. Aunque tuviera que trabajar día y noche en ello, siempre procuraba entregar un
trabajoexcelente.
AAhren,encambio,lasmatemáticasseledabandemaravilla,peronuncaleobligabanaasistir
areunionessobrepresupuestos,recalificacionesosaludpública.Porsieteestúpidosminutos,selibró
deesosengorrosysefuederositas.
Papámediounapalmaditaenlaespaldaantesdeirsedeldespacho.Tardémásdelohabitualen
centrarmeenaquelbailedenúmeros.Nopodíadejardepensarenlopreocupadoyangustiadoque
habíavistoapapá.Algúndía,esaresponsabilidadrecaeríaenmí.
Capítulo2
Despuésdevariashorastrabajandoenelinformepresupuestario,decidíquemerecíaundescanso,
asíquemeretiréamihabitacióndispuestaapedirleaNeenaquemedieraunmasajeenlasmanos.
Me encantaba poder disfrutar de esos pequeños lujos durante el día. Trajes y vestidos hechos a
medida,postresexóticosquepodíadegustarunjuevescualquierayunsinfíndecosaspreciosaseran
algunasdelasventajas;yesosdetalleseran,sinlugaradudas,lomejordemitrabajo.
Mihabitaciónteníavistasalosjardines.Amedidaquepasabaeldía,laluzquesefiltrabaporlos
ventanales iba cambiando. Ahora la estancia de techos altos estaba iluminada por una luz cálida y
preciosadecolormiel.MeconcentréenesacalideztanespecialyenlosdedosdeNeena.
—Elcasoesquelecambióelrostroderepente.Enciertomodo,fuecomosi,porunmomento,
desaparecieraporcompleto.
Intentabaexplicarleelextrañocomportamientoquehabíatenidopapáesamismamañana,pero
me costaba una barbaridad encontrar las palabras para hacerlo. Ni siquiera sabía si había podido
hablarconmamá,yaquenovolvióaaparecerporeldespacho.
—¿Creequeestáenfermo?Últimamenteparececansado—dijoNeena,mientrashacíamagiacon
susmanos.
—¿Tú crees? —pregunté. Cansado no era la palabra exacta—. Lo más probable es que esté
estresado.¿Cómonoestarlocontodaslasdecisionesquedebetomar?
—Y algún día será usted quien se ocupe de eso —comentó con una mezcla de preocupación
genuinaydiversiónjuguetona.
—Loquesignificaquenecesitaréeldobledemasajes.
—Quiénsabe—dijo—.Quizádentrodeunosañosquieraprobaralgonuevo.
Torcíelgesto.
—¿Yaquétededicarías?Dudoqueencuentresunempleomejorqueeste.
Alguienllamóalapuerta,asíquenopudoresponder.Melevanté,meajustéelblazerparaestar
máspresentableyasentíconlacabezaaNeena,indicándolequepodíaabrirlapuerta.
Mamáapareciótraslapuerta,conunasonrisadeorejaaorejayconpapáenlaretaguardia.Las
cosas siempre funcionaban así. En los eventos estatales o cenas importantes, mamá siempre se
colocabajuntoapapá,oinclusodetrásdeél.Perocuandoestabanenpalaciocomomaridoymujer,y
nocomoreyyreina,eraélquienlaseguíaatodaspartes.
—Hola,mamá—saludé,ylediunabrazo.
Mamámeretiróunmechóndetrásdelaorejaymeregalóotrasonrisa.
—Megustacómotequedaesteconjunto.
Diunpasoatrásymealisélafaldadelvestidoconlasmanos.
—Laspulserassonelcomplementoideal,¿nocrees?
Soltóunasrisitas.
—Veoquetefijasenlosdetalles,excelente.
Muydevezencuando,mamámedejabaescogeralgunasjoyasyzapatosparasucolección,pero
lociertoeraqueaellanoleparecíatandivertidocomoamí.Noconsiderabalamodacomoalgo
básicopararesaltarsubelleza,aunque,ensucaso,nolonecesitaba.Preferíaunestiloclásico,yeso
megustaba.
MamásevolvióytocóelhombrodeNeena.
—Te puedes retirar —dijo en voz baja, y casi de inmediato Neena hizo una reverencia y nos
dejóasolas.
—¿Algoandamal?—pregunté.
—No, cielo. Tan solo queríamos hablar en privado —respondió papá, y me invitó a sentarme
juntoalamesa.
—Senoshapresentadounaoportunidadynosgustaríacomentarlacontigo.
—¿Oportunidad?¿Nosvamosdeviaje?—Adorabaviajar—.Porfavor,decidmequenosvamos
alaplaya.¿Podemosirsololosseis?
—Noexactamente.Nopodemoshacerlasmaletas,porqueesperamosvisita—explicómamá.
—¡Oh!¡Compañía!¿Quiénviene?
Intercambiaronunamiradacómplice,ymamátomólasriendasdelaconversación.
—Ya sabes que la situación ahora mismo es bastante inestable, frágil. El pueblo se muestra
inquieto,insatisfecho,ynosabemosquémáshacerpararelajarlastensiones.
Suspiré.
—Losé.
—Estamosbuscandolamaneradelevantarlamoraldelagente—añadiópapá.
Me animé al instante. Levantar la moral era sinónimo de celebración. Y yo era de las que me
apuntabaatodaslasfiestas.
—¿Qué tenéis in mente? —pregunté mientras, en mi cabeza, ya estaba diseñando un nuevo
vestidoparalaocasión,peropreferícentrarmeyposponereldiseñoparamástarde.Ahoramismo
debíaprestartodamiatenciónamispadres.
—Bueno —empezó papá—, el público siempre responde bien a las noticias positivas
relacionadasconnuestrafamilia.Cuandotumadreyyonoscasamosfueunadelasmejoresépocas
del país. ¿Recuerdas cuántas fiestas se organizaron en la calle cuando se enteraron de que Osten
estabaencamino?
Sonreí.YoteníaochoañoscuandoOstennació;jamásolvidaríacuántoemocionóelanuncioal
pueblo.Desdemihabitaciónoíamúsicadecelebraciónhastaelamanecer.
—Fuemaravilloso.
—La verdad es que sí. Ahora, el pueblo tiene los ojos puestos en ti. No tardarás mucho en
convertirteenreina.—Papáhizounabrevepausa—.Consideramosquequizáteapeteceríahaceralgo
públicamente,algoqueseainteresanteparalagente,perotambiénbeneficiosoparati.
Entrecerrélosojos.Noentendíaelrumboqueestabatomandolaconversación.
—Soytodaoídos.
Mamáseaclarólagarganta.
—Sabesque,enelpasado,lasprincesassecasabanconpríncipesdeotrospaísesparaconsolidar
lasrelacionesinternacionales.
—Tehasdadocuentadequehasutilizadountiempoverbalenpasado,¿verdad?
Ellaserio,peroamínomehizoniunapizcadegracia.
—Sí.
—Perfecto, porque el príncipe Nathaniel parece un muerto viviente, el príncipe Hector baila
fatal, y si el príncipe de la Federación Alemana no aprende a seguir una higiene personal más
rigurosaantesdelafiestadeNavidad,nodeberíamosinvitarle.
Mamáseacariciólassienes,frustrada.
—Eadlyn,siemprehassidomuyquisquillosa.
Papáseencogiódehombros.
—Esonotieneporquéseralgomalo—apuntó,ymiródereojoamamá.
Fruncíelceño.
—¿Dequédiablosestáishablando?
—Yaconoceslahistoriadecómonosconocimostumadreyyo—empezópapá.
Puselosojosenblanco.
—Comotodoelmundo.Vuestrahistoriaescomouncuentodehadas.
Al oír esa comparación, los dos suavizaron el gesto y no pudieron ocultar una sonrisa. Se
mirarony,deformacasiinstintiva,seacercaronunoscentímetros.Papásemordióellabio.
—Perdonad.Vuestrahijaestádelante,¿osimporta?
Amamáselesonrojaronlasmejillas;papáseaclarólagargantaantesdeproseguir.
—El proceso de la Selección fue todo un éxito en nuestro caso. Y, aunque mis padres tenían
ciertasdesavenencias,lociertoesquetambiénlesfuncionó.Asíque…esperábamosque…—vaciló,
ymemiróalosojos.
Fui lenta y no pillé la indirecta enseguida. Sabía en qué consistía la Selección, pero jamás, en
ningunaocasión,senoshabíaofrecidotalopción,niamishermanosniamí.
—No.
Mamáalzólasmanosenunintentodeadvertirme.
—Tansoloescúchanos…
—¿UnaSelección?—exclamé—.¡Esdelocos!
—Eadlyn,estássiendomuyirracional.
Lefulminéconlamirada.
—Meprometisteis,mejurasteis,quenuncameobligaríaisacasarmeconalguienparaestablecer
alianzas.¿Noesesoloquemeestáispidiendoahora?
—Atiendearazones,porfavor—rogó.
—¡No!—grité—.Nopiensohacerlo.
—Cálmate,cariño.
—Nomehablesasí.¡Nosoyunacría!
Mamásuspiró.
—Peroestásactuandocomotal.
—¡Mequeréisarruinarlavida!
Mepasélosdedosporelpeloyrespiréhondovariasveces.Necesitabapensarconclaridad.Eso
nopodíaestarocurriendo.Ymenosamí.
—Esunagranoportunidad—insistiópapá.
—¡Estáisintentandoencadenarmeaundesconocido!
—Yatedijequeesdemasiadocabezota—lesusurrómamáapapá.
—Mepreguntodequiénlohabráheredado—replicóconunasonrisasocarrona.
—¡Nohabléisdemícomosinoestuvieraescuchándoos!
—Losiento—sedisculpópapá—.Peroconsidéralo,porfavor.
—¿YAhren?¿Porquénolohaceél?
—Ahrennoseráelfuturoreydelpaís.Además,tieneaCamille.
LaprincesaCamilleeralaherederadeltronodeFrancia.Unosañosatrás,hizounacaídadeojos
amihermanoyélseenamoróperdidamente.
—¡Entoncesorganizasuboda!—supliqué.
—Camille será nombrada reina a su tiempo, y ella, al igual que tú, tendrá que pedirle
matrimonioasupareja.SiAhrenpudieraescoger,selopropondríamos;perolascosasnosonasí.
—¿YquéhaydeKaden?¿Nopodéisconvencerleaél?
Mamáseriosingraciaalguna.
—¡Tienecatorceaños!Notenemostantotiempo.Elpueblonecesitaalgoqueleentusiasme,ylo
necesitaya.—Melanzóunamiradacasiasesina—.Y,parasersinceros,¿nocreesqueyavasiendo
horadequebusquesaalguienquegobierneatulado?
Papáasintió.
—Esverdad.Noesunalaborquedeberíasdesempeñarsola.
—¡Pero yo no quiero casarme! —protesté—. Por favor, no me obliguéis a hacerlo. Acabo de
cumplirlosdieciocho.
—Lamismaedadqueyoteníacuandomecasécontupadre—sentenciómamá.
—Noestoypreparada—añadí—.Noquierounmarido.Osloruego,nomehagáisesto.
Mamáalargóelbrazoymeacariciólamano.
—Nadie te obligará a hacer nada que no quieras, pero deberías sacrificarte por tu pueblo y
ofrecerlesunregalo.
—¿Terefieresafingirunasonrisacuandoloquequieroesllorar?
Mamáarrugóelceño.
—Esoformapartedenuestrotrabajo.
Lamirédetenidamente,exigiéndoleensilenciounamejorrespuesta.
—Eadlyn,¿porquénotetomasunosdíasparapensártelo?—propusopapácontonocalmado—.
Soyconscientedequeteestamospidiendomucho.
—¿Acasotengootraopción?
Papácogióaireymeditólarespuesta.
—Enrealidad,cariño,tienestreintaycincoopciones.
Melevantédelasilladeunbrincoyseñalélapuertaconundedo.
—¡Fuera!—ordené—.¡Fueradeaquí!
Y,sinmediarpalabra,salierondemihabitación.
¿Acasonomeconocían?¿Paraquémehabíanpreparado?EraEadlynSchreave.Nadiesobrela
fazdelaTierraeramáspoderosoqueyo.
Sicreíanquemeibaarendirsinluchar,estabanmuyequivocados.
Capítulo3
Decidícenarenmihabitación.Nomeapetecíaveranadiedemifamilia.Estabafuriosacontodos
ellos;conmispadresporserlaparejafeliz,conAhrenpornohabercumplidolamayoríadeedad
antesqueyo,yconKadenyOstenporsertodavíaunoscríos.
Neenaseinclinóparallenarmelacopa.
—¿Creequetendráqueclaudicar,alteza?
—Encontraréunmododelibrarmedeeso.
—¿Porquénoleshadichoqueestabaenamoradadealguien?
Meneélacabezayclavéeltenedorenelsalmón.
—Insultéalosmejorescandidatosensusnarices.
Dejóunabandejitaconbombonesenelcentrodelamesa.Meadivinóelpensamiento.Preferíael
chocolateantesqueelsalmónconguarnicióndecaviar.
—¿Yunguardiadeseguridad?Lamayoríadelascriadascaenrendidasasuspies—sugiriócon
unasonrisilla.
Mezampéunbombón.
—Quizáellasseconformenconeso.Peroyonoestoytannecesitada.
Susonrisasedesvanecióenseguida.
De inmediato me percaté de que la había ofendido, pero era la pura y cruda realidad. No me
resignaría a casarme con cualquiera, y mucho menos con un guardia de seguridad. Además, no
queríaperdereltiempopensandoeneso.Necesitabaencontrarunasoluciónrápidaalproblema.
—Nomemalinterpretes,Neena.Peroelpuebloesperaciertascosasdemí.
—Desdeluego.
—Yaheacabado.Puedesirte.Dejaréelcarritoenelpasillo.
Asintióconlacabezaysemarchósinpronunciarniunapalabra.
Picoteé algunos bombones, pero no quise comer nada más. Me puse el pijama, dispuesta a
meterme en la cama. En aquel instante no podía mantener una charla razonable con mis padres, y
Neena no me comprendía. Necesitaba hablar de ese tema con la única persona que compartiría mi
puntodevista,lapersonaque,aveces,sentíaqueeramimediamitad:Ahren.
—¿Estásocupado?—preguntéalabrirlapuerta.
Estaba sentado frente a su escritorio, escribiendo. Tenía su cabellera rubia algo alborotada
despuésdeunlargodíadetrabajoyunamiradacansada.Eraclavaditoapapádejoven,locualme
poníalospelosdepunta.
Todavíallevabaeltrajedelacena,aunquesehabíaquitadolachaquetaylacorbata.
—Llamaantesdeentrar,porelamordeDios.
—Losé,losé,peroesunaemergencia.
—Entoncesbuscaaunguardia—espetó,yvolvióacentrarseenlospapelesqueabarrotabanla
mesa.
—Noereselprimeroquelosugiere—murmuréparamí—.Habloenserio,Ahren,necesitotu
ayuda.
Memiróporencimadelhombroeintuíqueacabaríaporrendirse.Derepente,empujóunasilla
quehabíaasulado,invitándomeasentarme.
—Pasaamidespacho.
Mesentéyresoplé.
—¿Aquiénescribes?
Recogió todos los papeles y los apiló sobre la carta que estaba redactando, para impedirme
verla.
—ACamille.
—Sabesquepuedesllamarlaporteléfono,¿verdad?
Éldibujóunaampliasonrisa.
—Oh,yloharé.Perotambiénleenviarélacarta.
—Es absurdo. ¿Se puede saber qué tienes que contarle como para emplear una carta y una
llamadatelefónica?
Ladeólacabeza.
—Para tu información, la carta y la llamada tienen propósitos muy distintos. El teléfono sirve
para ponernos al día y explicarnos cosas más superficiales. En cambio, en las cartas escribo cosas
quenosiempredigoenvozalta.
—Oh,¿deveras?—dije,ymeinclinésobreelescritorioparabuscarlacartaencuestión.
Pero,antesdequepudieraacercarmeaella,Ahrenmeagarróporlamuñeca.
—Temataré—juró.
—Bien—contesté—,asítúseráselherederoytendrásquesometertealaSelección,loquete
obligaráadespedirtedetuqueridayamadaCamille.
Mihermanoarrugólafrente.
—¿Qué?
Medejécaersobrelasilla.
—Mamáypapánecesitanlevantarelánimodelagente,asíquehandecidido,porelbiendeIlléa,
porsupuesto—dijeconfingidopatriotismo—,quedebopasarporlaSelección.
Esperabaquemihermanosehorrorizara.Quizásinclusoapoyaríasumanoenmihombrocomo
gestodeconsuelo.PeroAhrenechólacabezahaciaatrásyempezóareírseacarcajadas.
—¡Ahren!
Él continuó desternillándose de risa, golpeándose la rodilla y balanceándose hacia delante y
atrás.
—Vasaarrugarteeltraje—leadvertí,perosolosirvióparaqueserieratodavíamás—.Madre
mía,¡paraya!¿Quésesuponequedebohacer?
—¡Ni que yo lo supiera! No puedo creer que nuestros padres piensen que eso funcionará —
añadiótodavíaconunasonrisa.
—¿Aquéterefieres?
Seencogiódehombros.
—No sé. Desde siempre creí que, si alguna vez te casabas, sería más adelante. Y, la verdad,
pensabaquetodoslohabíanasumido.
—¿Yquésignificaesoexactamente?
Esegestoamableyfamiliarque,enrealidad,habíavenidoabuscarporfinllegó.Mecogiódela
manoy,contonocariñoso,dijo:
—Vamos,Eady.Túsiemprehassidomuyindependiente.Poresoeresperfectaparaserreina.Te
gusta tener la sartén por el mango, hacer las cosas a tu manera. Y por eso nunca creí que te
emparejaríasconalguienhastadespuésdehabergobernadoelpaísduranteunosaños.
—Nomehandadoesaopción,laverdad—balbuceé,ybajélacabeza.
Ahrenhizounmohín.
—Pobreprincesita.¿Esquenoquieresdirigirelmundo?
Leapartélamanoconbrusquedad.
—Sieteminutos…yhabríassidotú.Enesecaso,mededicaríaagarabatearcartasdeamor,en
lugardeocuparmedetodoeseestúpidopapeleofinanciero.¡YencimaesaestúpidaSelección!¿Note
dascuentadeloespantosoqueesesto?
—¿Se puede saber cómo te han embaucado para hacerlo? Por lo que tenía entendido, ese
procesofueeliminado.
Puselosojosenblancootravez.
—Ni siquiera me han pedido mi opinión. Y eso es lo peor de todo. Papá se enfrenta a la
oposición pública y pretende distraer a los ciudadanos —expliqué, y negué con la cabeza—. Las
cosas se están poniendo muy feas, Ahren. La gente destroza hogares, negocios. Incluso ha habido
muertos.Papánoestámuysegurodedóndesurgeesainsatisfacción,perosospechaquesetratade
gentejoven,denuestraedad.Creequeelpuebloquecreciósincastasestáprovocandolamayoríade
losdisturbios.
Hizounamueca.
—Peroesonotienesentido.¿Cómoesposiblequecrecerenunpaíssinrestriccionesseaalgo
negativo?
Hiceunapausaparameditarlarespuesta.¿Cómoexplicaralgoquetansolointuíamos?
—Bueno, yo crecí con la certeza de que, algún día, sería reina. Nunca me ofrecieron una
alternativa. Tú, en cambio, creciste sabiendo que tenías varias opciones. Podías hacer la carrera
militar,sernombradoembajador,viajardeaquíparaallá.Pero¿ysiesanofueralaverdad?¿Ysi,en
realidad,nohastenidotodasesasoportunidades?
—Ajá—murmuró—.Entonces,¿notienenlasmismasoportunidadeslaborales?
—Nilaborales,niacadémicas,nieconómicas.Heoídoquehayquienprohíbeasushijoscasarse
porlacastaalaquepertenecían.Estáocurriendoloquepapájamáscreyóquepodríasuceder,yes
casiincontrolable.¿Sepuedeobligaralagenteaserjustaysensata?
—¿Yesoesloquepapáestáintentandoarreglar?—preguntócontonoescéptico.
—Sí,yyosoylacortinadehumoquepretendeutilizarparadesviarsuatención,almenoshasta
queseleocurraunplan.
Serioporlobajo.
—Eso cuadra más. Que de la noche a la mañana te conviertas en una romanticona no te pega
nada.
Inclinélacabezadenuevo.
—Déjalo ya, Ahren. El matrimonio no me interesa. Además, ¿qué importa? Hay mujeres que
puedenpermitirseellujodeseguirsiendosolteras.
—Peronadieesperaqueesasmujeresdenaluzaunheredero.
Lesoltéunbofetóncariñoso.
—¡Ayúdame!¿Quéhago?
Me levantó la barbilla y me miró directamente a los ojos. Con Ahren no había secretos: nos
conocíamostantoque,aligualquepodíaleercualquieremociónensusojos,éladivinóqueestaba
aterrorizada.Noestabamolestanienfadada.Tampocoofendidaodisgustada.
Estabaasustada.
Muchosesperabandemíquefuerareina,quesostuvieraelpesodemillonesdepersonassobre
mi espalda. En eso consistía mi trabajo. Podía tachar tareas de una lista, delegar. Pero lo que me
estabanexigiendoahoraeraalgomuchomáspersonal,unpedazodemividaque,enteoría,debíaser
solomío,peroque,alparecer,noloera.
Susonrisajuguetonasedesvaneció.Ahrenacercósusillaalamía.
—Si lo que pretenden es distraer al pueblo, quizá deberías sugerir otras… posibilidades. Una
posible boda no es la única opción. Ahora bien, dicho esto, si mamá y papá han llegado a esta
conclusión,esporquehandescartadocualquierotraopción.
Enterrélacaraentremismanos.Noqueríaconfesarlequehabíaintentadoofrecerleaélcomo
una alternativa, ni que había propuesto a Kaden como posible candidato. Algo me decía que mi
hermanollevabarazón,quelaSelecciónerasuúltimaesperanza.
—Seamossinceros,Eady.Seráslaprimerachicaquesesienteenesetronoporderechopropio.
Ylagentetienemuchasesperanzaspuestasenti.
—Lodicescomosinolosupiera.
—Pero—continuó—esotambiénteotorgaunpoderdenegociacióninmenso.
Levantélacabeza,algoconfundida.
—¿Quéquieresdecir?
—Siesverdadquenecesitanquehagaseso,negocia.
Mereacomodéenlasillayempecéadarlevueltasaesaidea,aquépodíapediracambio.Debía
dehaberalgúnmodorápidodepasarporello,sinnisiquieraacabarconunapeticiónformal.
¡Sinunapeticióndematrimonio!
Si me adelantaba a los acontecimientos, lo más seguro era que convenciera a papá de casi
cualquiercosa,siempreycuandoélconsiguierasuridículaSelección.
—¡Negociar!—murmuré.
—Esomismo.
Mepuseenpie,cogíaAhrenporlasorejasyleplantéunbesoenlafrente.
—¡Eresmihéroe!
Nopudoocultarunasonrisa.
—Atuservicio,mireina.
Mereíyleempujéconternura.
—Gracias,Ahren.
—A trabajar se ha dicho —dijo, y me acompañó hasta la puerta, aunque sospechaba que, en
realidad,estabamásimpacienteyentusiasmadoporacabarsucartadeamorqueporqueyoelaborara
unplan.
Salí disparada hacia mi habitación. Necesitaba pensar, volcar todas mis ideas. Al doblar la
esquina,choquéconalguienymecaídebrucessobrelaalfombra.
—¡Au!—mequejé.
CuandolevantélamiradaviaKileWoodwork,elhijodelaseñoritaMarlee.
LosaposentosdeKileydelrestodelafamiliaWoodworkestabanenelmismopisoquelosde
nuestra familia, un honor excepcional. O irritante, dependiendo de la relación que uno mantuviera
conlosWoodwork.
—¿Teimporta?—lesolté.
—Noerayoquiencorríaporelpasillo—respondióélmientrasrecogíaunoslibrosdelsuelo—.
Unodebemirarpordóndeva.
—Uncaballeroofreceríasumanoahoramismo—lerecordé.
Unosmechonesdecabellosedeslizaronsobresusojos.Necesitabadesesperadamenteuncorte
depelo…yafeitarse.Además,lacamisaleibademasiadogrande.Nosabíaquémeavergonzabamás:
si él por parecer un tipo desaliñado y descuidado, o si mi propia familia por estar obligada a
codearseconundesastrecomoese.
Lo que más me fastidiaba del asunto era que él no siempre iba hecho un desastre. ¿Tanto le
costabapasarseuncepilloporelpelo?
—Eadlyn,túnuncamehasconsideradouncaballero.
—Cierto—murmuré.
Meincorporésinsuayudaymesacudíelvestido.
Porsuerte,durantelosúltimosseismeses,mehabíalibradodelaapasionantecompañíadeKile.
Se había mudado a Fennley para realizar un curso intensivo…, o algo así; su madre lamentó su
ausencia desde el mismo día en que se marchó. No sabía qué había estado estudiando y, a decir
verdad,meimportababienpoco.Peroahorahabíavueltoysupresenciaeraotrofactorestresantede
unalistaquenoparabadecrecer.
—¿Yquéasuntoempujaríaaunadamacomotúacorrerdeesemodoporlospasillos?
—Asuntosqueunmentecatocomotúnolograríacomprender.
Serio.
—Claro,porquesoyunsimplón.Esunmilagroqueseacapazdeducharmesolito.
Estuveapuntodepreguntarlesirealmenteseduchaba,pues,porsuaspecto,habríajuradoque
eraalérgicoaljabón.
—Esperoquealgunodeesoslibrosseaunmanualbásicosobreprotocolo.Necesitasunrepaso,
enserio.
—Todavíanoeresreina,Eadlyn.Quenosetesubanloshumosalacabeza—dijo,ysemarchó.
Mepusefuriosa.¿Quéqueríadecirconeso?
Decidí dejarlo pasar. Ahora mismo tenía problemas mucho más importantes que la falta de
modales de Kile. No podía perder el tiempo discutiendo por nimiedades ni preocupándome por
asuntosquenopusieranengravepeligrolaSelección.
Capítulo4
Q
— uierodejarbienclaro—dijedespuésdetomarasientoeneldespachodepapá—quenotengo
ningúndeseodecasarme.
Élasintióconlacabeza.
—Entiendoquenoquierascasartehoymismo,peronoolvidesquealgúndíadeberáshacerlo,
Eadlyn.Estásobligadaacontinuarlaestirpereal.
Odiaba que mi padre hablara así de mi futuro; por su culpa consideraba el amor, el sexo y la
descendencia como obligaciones con las que debía cumplir para que el país siguiera adelante. Así
pues,laperspectivanoeraenabsolutoatractiva.
¿Acaso esos no eran los verdaderos placeres de la vida? ¿Lo más valioso? Deseché ese
desasosiegoymecentréenelasuntoqueteníaentremanos.
—Soyconscientedeello.Yestoydeacuerdoenqueesimportante—respondícondiplomacia—.
Perorespóndemeaesto:durantetuSelección,¿enningúnmomentotepreocupóquenohubieranadie
queencajaracontigo?¿Nodudastedelverdaderomotivoquellevóaesaschicasapresentarse?
Esbozóunatímidasonrisa.
—Todoslosdías.Inclusocuandodormía.
Relató un puñado de anécdotas bastante difusas sobre una chica tan dócil y sumisa que apenas
podía soportarla, y sobre otra jovencita que había intentado manipular el proceso en varias
ocasiones. No recordaba la mayoría de los nombres, ni todos los detalles, pero no me importaba.
Nuncamegustóimaginarmeapapáenamorándosedeotramujerquenofueramamá.
—¿Y no crees que, al ser la primera mujer en ocupar el trono, deberíamos establecer… una
seriedenormasparaaquelquegobierneamilado?
Élladeólacabeza.
—Continúa.
—Supongo,yesperonoequivocarme,quesellevaacabounestudioexhaustivoyrigurosode
loscandidatosparacerciorarnosdequeunpsicópatanosecueleenpalacio,¿verdad?
—Desdeluego—contestó,ymeregalóunasonrisaparatranquilizarme.
—Aunasí,nomefiaríadenadieparahacerestetrabajoconmigo.Yporeso—inspiréhondo—
doy mi brazo a torcer. Estoy dispuesta a pasar por esta ridiculez siempre y cuando tú cumplas con
unaspromesassinimportancia.
—Noesningunaridiculez.Lahistorianosdemuestraqueesunéxitoasegurado.Pero,porfavor,
cariño,dimecuálessontuscondiciones.
—Primero, quiero que los participantes tengan plena libertad para abandonar la Selección.
Detestaría que alguien se sintiera obligado a seguir si yo o la vida que les espera a mi lado en
palacio,lesimportamosuncomino.
—Enesoestamoscompletamentedeacuerdo—dijoconcontundencia.Aunquelasensaciónfue
quehabíatocadounpuntosensible.
—Excelente.Y,aunquesédeantemanoqueestonotevaagustarnadadenada,tepidoque,sial
final no logro encontrar a alguien que encaje conmigo, suspendamos la Selección. Ni príncipe ni
boda.
—¡Ah!—exclamó.Seinclinósobreelescritorioymeseñalóconundedoacusador—.Siacepto
esacondición,daráscalabazasatodoslospretendienteselprimerdía.¡Nisiquieralointentarás!
Mequedécallada,pensando.
—¿Y si te garantizo un tiempo? Alargaré la Selección durante unos tres meses, por ejemplo.
Después,sopesarémisopcionesduranteotrostresmeses,comomínimo.Luego,sinoheencontrado
alapersonaidónea,todoslosconcursantespodránirse.
Sepasólamanoporlabocayserevolvióenlasilla.
—Eadlyn,sabesloimportantequeesesto,¿verdad?
—Claro que sí —respondí de inmediato; era un tema muy serio. Presentía que cualquier
movimientoenfalsopodíacambiarelrumbodemividaparasiempre.
—Tienesquehaceresto,yhacerlobien.Porelbiendetodos.Nuestrasvidas,lasdetodanuestra
familia,estánalserviciodelpueblo.
Apartélamirada.Medabalasensacióndequemamá,papáyyorepresentábamoslatrinidaddel
sacrificio,mientrasqueelrestodelmundopodíahacerloquelevinieraengana.
—Notedecepcionaré—prometí—.Hazloquedebashacer.Organízate,encuentraelmodode
apaciguaranuestropueblo;teofrezcovariosmesesdedistracciónparaidearunbuenplan.
Desviólamiradahaciaeltecho.
—¿Tresmeses?¿Ymejurasquelointentarás?
Alcélamanoderecha.
—Tienesmipalabra.Inclusofirmaréuncontratosiquieres,peronopuedoprometertequeme
enamoraré.
—Yoentulugarnoestaríatansegura—añadióporexperiencia.
Sinembargo,yonoeranimipadrenimimadre.Pormuchoqueinsistieranenelromanticismo
delasituación,solopodíapensarenlostreintaycincochicosgritones,repulsivosymalolientesque
estabanapuntodeinvadirmicasa.Yesonoteníanadademágico.
—Tratohecho.
Melevanté;lospiesprácticamentemebailabansolos.
—¿Deveras?
—¿Deveras?
Extendílamanoysellémifuturoconunsoloapretón.
—Gracias,papá.
Salídeldespachoantesdequeélpudierapercatarsedemisonrisa.Micabezayahabíaempezado
a funcionar; necesitaba idear diversas fórmulas para conseguir que la mayoría de los chicos
decidierairseporvoluntadpropia.Podíaadoptarunaactitudamenazanteointimidatoria,oincluso
convertirelpalacioenunlugarhostilydespreciable.Tambiéncontabaconunarmasecreta,Osten,el
mástraviesodetodosloshermanos.Nomecostaríapersuadirleparaquemeayudara.
Admirabaqueunmuchachoquenohubieracrecidoenpalaciotuvieraelcorajenecesariocomo
paraafrontareldesafíodeserelpróximopríncipedelpaís.
Sinembargo,noibaadejarquenadiemeencadenaradeporvidahastaqueestuvierapreparada,
ypensabaencargarmeyomismadequeesospobresincautossupieranmuybienquélesesperaba…
Intentabanmantenerelestudiofrío,pero,cuandoencendíanlasluces,lasalaseconvertíaenun
horno.YademuypequeñaaprendíaelegirunavestimentauntantovaporosayligeraparaelReport.
Por tal motivo, esa noche me había decantado por un vestido que me dejaba los hombros al aire.
Lucíaunestiloclásico,comosiempre,peropocoabrigado,puesnoqueríasufrirungolpedecalor
delantedetodoelmundo.
—Haselegidoelvestidoperfecto—observómamá,ypasóeldedoporencimadelospliegues
delasmangas—.Estáspreciosa.
—Gracias.Tútambién.
Esbozóunasonrisaymealisóelvestido.
—Gracias,cariño.Séquetodoesteasuntotehaabrumadounpoco,perocréeme:laSelección
nosbeneficiaráatodos,empezandoporti.Pasasmuchotiemposolayelmatrimonioesalgoque,un
díauotro,tehabríasplanteado…
—Ylagentesepondrácomolocadecontenta.Yalosé.
Traté de disimular lo triste que estaba. En términos técnicos, las familias reales actuales no
subastabanasushijas,alassucesorasdelacorona,aunque…paramíesonoeramuydistinto.¿Por
quémimadrenoloentendía?
Mamádejódeadmirarelvestidoymemiróalosojos.Fueentoncescuandomedicuentadeque
tambiénestabaapenada.
—Séquecreesqueestáshaciendoungransacrificio;esciertoquecuandounollevaunavida
dedicadaasupueblodebehacercosasnoporplacer,sinoporobligación.—Hizounapausa—.Pero
asífuecomoencontréatupadreyamismejoresamigas.GraciasalaSelecciónaprendíasermás
fuerte. Me he enterado del acuerdo al que has llegado con papá; si al final del proceso, no has
conocido a nadie especial, no pondré objeciones, lo prometo. Pero, por favor, disfruta de la
experiencia.Supérate,aprendealgo.Eintentanoodiarnosporhabértelopedido.
—Noosodio.
—Cuantotelopropusimos,notegustónada—dijoconunasonrisa—.¿Meequivoco?
—Tengodieciochoaños.Estoygenéticamenteprogramadaparadiscutirconmispadres.
—Unabuenadiscusiónmerecelapenasi,alfinal,noolvidascuántotequiero.
Laabracé.
—Yotambiéntequiero,mamá.Teloprometo.
El abrazo apenas duró un suspiro. Se apartó para arreglarme el vestido y asegurarse de que
estuvieraimpecable;luegofueabuscarapapá.MesentéjuntoaAhren,quien,alverme,arqueólas
cejasenungestocómico.
—Quéguapaestás,hermanita.Deaquíalaltar.
Merecogíunpocolafalday,conelegancia,mesenté.
—Unapalabramásyteafeitarélacabezamientrasduermes.
—Yotambiéntequiero.
Intentécontenerlarisa,peromeresultóimposible.Meconocíademasiadobien.
Laestanciasefuellenandopocoapoco.LaseñoritaLucyestabasola,yaqueelgeneralLeger
estaba haciendo su ronda habitual, y el señor y la señora Woodwork se acomodaron detrás de las
cámaras,juntoconKileyJosie,sushijos.SabíaquemamáapreciabamuchísimoalaseñoritaMarlee,
asíquepreferíguardarmeloquepensabadesushijos.KilenoeratanestiradoyodiosocomoJosie,
pero,entodoslosañosquellevabaviviendoenpalacio,jamáshabíamosmantenidounaconversación
interesante. Aunque podría serme de gran ayuda: si algún día sufría insomnio, le contrataría para
sentarsealospiesdemicamayhablarme.Problemasolucionado.YJosie…Noteníapalabraspara
describirlomezquinaqueeraesachica.
Losconsejerosdepapáentraronenfilaindiaylesaludaronconunacordialreverencia.Enel
gabinete de papá solo había una mujer, la señorita Bryce Mannor. Era una persona encantadora y
menuda. Me sorprendía que alguien tan modesto y recatado lograra sobrevivir en aquel circo
político. Nunca le había oído alzar la voz ni la había visto enfadarse, pero la gente siempre le
prestaba atención. A mí, en cambio, los hombres no me escuchaban, a menos que diera un golpe
sobrelamesa.
Supresenciadespertómicuriosidad.¿Quépasaríasi,unavezproclamadareina,decidieraque
todoelconsejoestuvieraformadopormujeres?
Podríaserunexperimentointeresante.
Losconsejerosexplicaronlasúltimasnoticiasylasdecisionesquesehabíantomado.Alacabar,
Gavrilsegiróhaciamí.
GavrilFadayesiempreseengominabalacabelleraplateadahaciaatrás,peromeparecíaguapo.
Llevabamesesinsinuandoquequeríajubilarse,peroalgomedecíaque,cuandoescucharaloqueiba
aanunciar,sequedaríarondandoporpalaciountiempomás.
—Estanoche,Illéa,acabaremoselprogramaconunagrannoticia.Yquiénmejorparadarlaque
nuestrafuturareina,labellísimaprincesaEadlynSchreave.
Hizoungestountantopomposoysolemnehaciamí.Deinmediato,dibujéunaampliasonrisay
meencaminéhaciaelescenarioalfombrado,rodeadadeaplausosdecortesía.
Gavrilmesaludóconunabrazomuycastoyunbesoencadamejilla.
—PrincesaEadlyn,bienvenida.
—Gracias,Gavril.
—DeboconfesarquemeparecequefueayercuandoanunciéquesuhermanoAhrenysualteza
habíannacido.¡Nopuedocreerqueyahayanpasadodieciochoaños!
—Tienes razón: los años no pasan en vano —comenté, y regalé una mirada llena de cariño a
todamifamilia.
—Estáapuntodehacerhistoria.Creoquetodoelpaísestáimpacienteporsaberquéharádentro
deunosaños,cuandoseareina.
—Nomecabelamenordudadequeserántiemposapasionantes,peronosésiquieroesperar
tantotiempoparahacerhistoria—añadíy,conademánbromista,leasestéunsuavecodazo,aloque
élrespondióconungestodramáticountantoexagerado.
—¿Porquénonoscuentaquétieneinmente,alteza?
Cuadréloshombros,erguílaespalda,medirigíalacámaraCysonreí.
—A lo largo de los últimos años, Illéa ha pasado por muchos cambios. De hecho, durante el
reinadodemispadres,todoshemospresenciadolacasiextincióndelasfuerzasrebeldes,y,aunque
todavía se producen ciertas hostilidades, el sistema de castas ya no divide a nuestro pueblo con
límitesimaginarios.Estamosviviendounaeradelibertadextraordinariaynossentimosansiosospor
veranuestranacióncreceryprosperarcomonuncaanteslohahecho.
Nomeolvidédesonreírnidehablarconclaridadyfluidez.Hacíayamuchosañosquerecibía
clases para aprender a dirigirme al gran público. A decir verdad, había desarrollado una buena
técnica.Asípues,durantemidiscurso,noignoréningúndetalle,porinsignificantequefuera.
—Yesoesfabuloso…Peromegustaríarecalcarqueacabodecumplirlamayoríadeedad—
proseguí, y los invitados y consejeros que conformaban el público se rieron—. Tengo que admitir
quemeresultaunpocoaburridopasarlamayorpartedeldíaencerradaenundespachoconmipadre.
Sinánimodeofender,majestad—añadí,ymevolvíhaciapapá.
—Tranquila—respondióél.
—Yporellohetomadounadecisión.Hallegadoelmomentodecambiaresarutina.Pretendo
encontraraalguienconquiennosolocompartirestetrabajotanexigente,sinoqueseauncompañero
devida.Y,paraello,esperoqueIlléameconcedamideseomásanhelado:tenerunaSelección.
Losconsejerospresentesahogaronungritoyempezaronacuchichear.Mepercatédelacarade
asombro del personal de palacio. Era evidente que la única persona que estaba al corriente de esa
decisióneraGavril,locualmesorprendiómucho.
—Mañana mismo, los candidatos elegibles de Illéa recibirán una carta. Tendrán dos semanas
paradecidirsiquierencompetirpormimano.Soyplenamenteconscientedequenosadentramosen
unterritorioinexplorado.NuncaantessehacelebradounaSelecciónmasculina.Sinembargo,aunque
tengo tres hermanos, estoy impaciente por conocer al próximo príncipe de Illéa. Y albergo la
esperanzadequetodoelpaíslocelebreconmigo.
Hiceunapequeñareverenciaymeretiréamiasiento.Papáymamámesonreíanconorgullo.
Aunquenoesperabaotrareacción,sentíaquelasangresemehabíahelado.Teníaelpresentimiento
de que había olvidado algo, que la red que había tendido para sostenerme, en realidad, tenía un
agujero.
Peronohabíanadaquepudierahacer.Acababadelanzarmealabismo.
Capítulo5
Sabíaqueenpalaciotrabajabaunarsenaldeempleados,perohabríajuradoque,hastaesedía,había
permanecidoocultoenalgúntipodeescondrijo.EncuantoanunciéesaSeleccióntaninesperada,los
pasillos se llenaron de las doncellas y los mayordomos de siempre, pero también de decenas de
personasquejamáshabíavisto.
Mitrabajodiario,quebásicamenteconsistíaenleerinformesyasistirainfinidaddereuniones,
cambiódeformaradical,puestoque,delanochealamañana,meconvertíenelcentrodeatenciónde
todaslaspreparacionesdelaSelección.
—Estaesunpelínmenoscara,alteza,peroesincreíblementecómodayencajaríaalaperfección
conladecoraciónactual—anuncióeltipoquehabíaextendidounagigantescamuestradetelasobre
lasdosopcionesprevias.
Acariciélatela;meencantabapalparlatexturadelaropa,aunqueeseretalnoestabadestinadoa
confeccionarningúntraje.
—Noacabodeentenderelporquédetodoesto—confesé.
Aquelhombre,unodelosdecoradoresdepalacio,apretóloslabios.
—Sehainsinuadoquealgunasdelashabitacionesdeinvitadossonalgofemeninas,porloque
suspretendientessesentiránmáscómodosconalgoasí—contestó,ydesplegóotraopción—.Una
simplecolchapuedecambiarporcompletounahabitación—aseguró.
—De acuerdo —dije. Seguía pensando que era innecesario dar tantas vueltas a la elección de
unassábanas—.Pero¿deboseryoquientomeestasdecisiones?
Esbozóunaamablesonrisa.
—EstaSelección,alteza,llevarásusellopersonal.Aunquenoseaustedquienelijalosdetalles,la
gentepensaráquesí.Detodosmodos,necesitamossuvistobuenoparatodo.
Observé las distintas telas; me agobiaba un poco pensar que todas esas nimiedades estúpidas
dependíanúnicamentedemí.
—Esta—dije,ymedecantéporlaopciónmáseconómica.Eradecolorverdeoscuro,másque
aceptableparaunaestanciadetresmeses.
—Sabia elección, alteza —me felicitó el decorador—. Y ahora pasemos al siguiente paso.
Cambiar los cuadros. —Dio una palmada y, de repente, empezaron a desfilar varias doncellas con
cuadros.
Suspiré:todaunatardeperdida.
Aldíasiguiente,aprimerahoradelamañana,meconvocaronenelsalón.Mamámeacompañó,
peropapánopodíadescuidarsutrabajo.
Untipo,queasumíqueeraelchefprincipaldelascocinas,hizounareverencia,aunquesutripón
leimpedíainclinarsedemasiado.Teníalacaramásbienroja,aunquenoestabasudando,loqueme
hizopensarquetantosañosenlacocinalehabíancocidounpoco.
—Graciasporvenir,majestad,alteza.Elpersonaldecocinallevadíaynochetrabajandoenla
elaboración de una cena perfecta para la primera noche de los candidatos en palacio. Pretendemos
servirsieteplatos,obviamente.
—¡Desdeluego!—respondiómamá.
Elchefsonrió.
—Comoesnatural,nosgustaríaqueaprobaraiselmenúfinal.
Gruñí para mis adentros. Una cena de siete platos se alargaría al menos seis horas, desde el
primersorbodelcócteldebienvenidahastaelúltimobocadodechocolate.¿Cuántotardaríamosen
probarlasdistintasopcionesdecadaplato?
Alfinalduróochohoras,nadamásynadamenos.Tuveelestómagorevueltoduranteelresto
deldía,asíque,cuandosemeacercóuntipoapedirmelaselecciónmusicalparalaprimeracena,no
meentusiasmé.
Lospasillosdepalacioseconvirtieronencallejuelasconcurridas.Encadarincónsecelebraban
reunionesespontáneasparaadelantarpreparativos.
Sobreviví lo mejor que pude a todo ese sinfín de decisiones, hasta que un día papá me pilló
desprevenidaenmitaddelpasillo.
—Nos hemos planteado diseñar una habitación especial para los seleccionados. ¿Qué te
parecería…?
—¡Basta!—exclamé,exasperada—.Medaigual.Notengonilamásremotaideadecómoesel
espacio perfecto para un joven de hoy en día, así que te sugiero que se lo preguntes a alguien con
testosterona.Simenecesitan,estaréeneljardín.
Papá se percató de que estaba a punto de perder los estribos, así que me dejó marchar sin
discutir.Memoríaportomarmeunrespiro.
Decidíponermeelbikiniytomarunpocoelsolenlapartemásalejadadeljardín,justoenel
lindero del bosque. Siempre había querido tener una piscina, y ahora más que nunca. Ya de muy
pequeña solía salirme con la mía, pero nunca conseguí que papá incluyera una piscina en el
presupuestodepalacio.Perocuandofueramío,esoseríaloprimeroquepediría.
Dibujé un par de bocetos de vestidos en una libreta, para intentar relajarme. A medida que
pasabanlosminutos,elsolmeibacalentandolapielyeltrazorápidodellápizsefuemezclandocon
elsonidodelashojas,loqueprovocabauntonososegadoyencantador.Añorabalapazque,hasta
entonces, había reinado en mi vida. Tres meses, pensé. Tres meses, y luego todo volverá a la
normalidad.
Depronto,unarisaagudaestropeólaquietuddeljardín.
—Josie—murmuré.
Megiréyviqueveníahaciamí.Estabaconunadesusamigas,unachicadeclasealtaconquien
habíahechobuenasmigasporque,ensuopinión,lacompañíaenpalacioerainsuficiente.
Cerrélalibreta,puesnoqueríacompartirmisdiseñosconellasymetumbébocaarriba.
—Será una experiencia positiva para todos —dijo Josie—. La verdad es que aquí no tengo
oportunidaddehablarconmuchoschicos;ahora,almenos,podréconoceraalguno.Así,eldíaen
queseorganicemiboda,habréaprendidoaentablarconversación.
Puselosojosenblanco.Sihubieratenidolamásmínimailusiónporconoceraesosmuchachos,
mehabríamolestadomuchísimoqueJosiecreyeraquehabíanvenidoporella.Eratantípicodeesa
chica.Josiesiempresecreíaelombligodelmundo.Ylaideadequeseconsideraratanimportante
comoparaquesubodatuvieraqueorganizarseensunombremeparecíacómica.Podíacasarsecon
cualquiermuchachodelacalleyanadieleimportaría.
—OjalápuedaveniravisitartedurantelaSelección—respondiósuamiga—.¡Serátandivertido!
—¡Por supuesto, Shannon! Ya me encargaré de que todas mis amigas vengan de visita. Tú
tambiénpodrássacarprovechodelasituación.
Qué considerado por su parte era ofrecer mi casa y mi agenda a todas sus amiguitas. Respiré
hondo.Necesitabacentrarmeyrelajarme.
—¡Eadlyn!—gritóJosiealverme.
Solté un gruñido y levanté la mano con la esperanza de que el silencio bastara para que
adivinaranquenomeapetecíatenercompañía.
—¿EstásemocionadaporlaSelección?—chilló.
No quería ponerme a gritar como una verdulera, así que opté por el silencio. Pero Josie y su
amiganosedieronporvencidasyseacercaronhastamí,tapándomeelsolporcompleto.
—¿Nomehasoído,Eadlyn?¿NoestáslocadealegríaporlaSelección?
Josienuncahabíabrilladoporsusbuenosmodales.
—Claroquesí.
—¡Yotambién!Estoydeseandotenercompañía.
—Peronoserástúquientengacompañía—recalqué—.Esoschicosseránmisinvitados.
Inclinólacabeza,comosiloqueacababadedecirfueraunaobviedad.
—¡Yalosé!Perolaideadequehayamásgenterondandoporpalaciometieneeufórica.
—Josie,¿cuántosañostienes?
—Quince—respondióorgullosa.
—Esoimaginaba.Estoyseguradequeconesaedad,siquisieras,podríassaliryconoceragente
portupropiacuenta.
Sonrió.
—Creoqueno.Esonoseríaapropiado.
Noqueríaenzarzarmeenesadiscusiónotravez.Yoeralaúnicapersonaentodoelpaísqueno
podíahacerlasmaletasysalirdepalaciosinavisar.Antesinclusodequepudieraplantearlaidea,se
activabaunprotocoloqueincluíadeclaracionesyundesplieguedeseguridadexhaustivo.
Además, debía ser muy cuidadosa con la compañía que elegía. No podía dejarme ver con
cualquiera. No solo podían tomar una fotografía poco favorecedora, sino que además la
documentarían, la guardarían y la sacarían a la luz en todos los medios de comunicación cuando
quisierancriticarme.Nopodíapermitirmeellujodedespistarme.Debíadetenerlospiessiempreen
latierrayevitarcualquiercosa,opersona,quepudieraempañarmiimagen,lademifamiliaolade
todalanación.
Josieeraunaplebeyay,comotal,noteníatalesrestricciones.
Sinembargo,ellaactuabacomosilastuviera.
—Bueno,almenoshoytienescompañía.Sinoosimporta,megustaríadescansar.
—Desdeluego,alteza—susurrósuamiga,ybajólacabeza.Alfinyalcabo,nolohizotanmal.
—¡Nosvemosenlacena!—sedespidióJosiecontonodemasiadoentusiasta.
Intenté serenarme, pero seguía oyendo la voz de pito de Josie a lo lejos. Al final, me harté,
recogílatoallaymisesbozos,ymemetíencasa.Sinopodíadisfrutardeunosmomentosdecalma
ahífuera,lomejorseríaaprovecharloquequedabadetarde.
DespuésdeeseratitoexpuestaalbrillantesoldeAngeles,entrarenpalaciofuecomometerme
en la boca del lobo. Tuve que esperar unos instantes a que mis ojos se ajustaran a la oscuridad.
Parpadeévariasveceshastareconoceralapersonaqueveníahaciamíatodaprisa.EraOsten.
Meentregóunpardelibretas.
—Escóndelasentuhabitación,¿vale?Y,sialguientepregunta,nomehasvisto.
Y se esfumó. Solté un suspiro exasperado, a sabiendas de que intentar comprender lo que
acababadeocurrirseríaabsurdo.Avecesnosoportabalapresiónalaqueestabasometidaporserla
hermana mayor, pero, por el amor de Dios, menos mal que fui yo y no Osten. Cada vez que le
imaginabaaltimóndelbarcomeentrabadolordecabeza.
Hojeé las libretas; no pude resistir la tentación. ¿Qué estaría tramando esta vez? No tardé en
averiguarquelaslibretasnoeransuyas,sinodeJosie.Reconocísucaligrafíainfantildeinmediatoy,
aunquelaletranolahubieratraicionado,lohabríaadivinadoporloscorazonesquehabíadibujado
con su nombre y el de Ahren escritos en el interior. Las páginas del final delataban que estaba
enamoradadeloscuatromiembrosdeChoosingYesterday,unabandademúsicamuyfamosa,yenla
última confesaba que se había prendado de un actor. Por lo visto, Josie caía rendida a los pies de
cualquieraconunpocodecarisma.
Dejélaslibretasenelsuelo,juntoalaspuertasquedabanaljardín.Fueseloquefueseloque
Osten hubiera planeado, sin duda alguna no sería más divertido que ver a Josie topándose con sus
propiosdiariosalvolverapalacio.Sevolveríalocapensandoencómohabríanllegadohastaallíy
enquémanoshabríancaído.
Alguienquefanfarroneabatantoporestartancercadelafamiliarealdeberíahaberaprendido
unaodosleccionessobrediscreciónaestasalturas.
Cuando entré en mi habitación, Neena ya estaba preparada. Enseguida cogió la toalla para
ponerla a lavar. Me puse cualquier cosa; no estaba de humor para poner mi armario patas arriba.
Cuandomesentéparaarreglarmeelpelo,mefijéenlapiladearchivosquehabíasobreelescritorio.
—LaseñoritaBryceloshadejadoparausted—explicóNeena.
Mirédereojolascarpetas.Nopodíaenfadarmeporque,enrealidad,eraelúnicotrabajoserio
quemehabíanencargadoentodalasemana.
—Me ocuparé de eso después —prometí, aunque en el fondo sabía que no lo haría. Quizá le
echaraunvistazoaldíasiguiente.Esedíaqueríadedicármelosoloamí.
Opté por un recogido sencillo, me retoqué el maquillaje un par de veces y salí en busca de
mamá.Meapetecíaestarconellay,másimportanteaún,confiabaenquenomepediríaqueescogiera
mueblesocomida.
LaencontrésolaenlaSaladelasMujeres.Laplacaquecolgabajuntoalapuertaasegurabaque
aquellaestancia,enrealidad,sehabíabautizadocomoBibliotecaNewsome,peronuncahabíaoídoa
nadie referirse a ella como tal, salvo a mamá en ciertas ocasiones. Era un espacio donde solían
congregarselasmujeres,porloquelaetiquetaoriginalmeparecíamásadecuada.
Supequemamáestabaallíinclusoantesdeabrirlapuerta,puesalguienestabatocandoelpiano,
y su forma de hacerlo era inconfundible. A mamá le encantaba narrar la historia de cómo papá le
hizo comprar cuatro pianos nuevos, cada uno con características distintas, después de casarse. Los
repartieron por todo el palacio. Uno estaba en su habitación; otro, en los aposentos de papá; un
tercero,aquí;yelúltimo,enunsalóndelcuartopisoqueapenasseutilizaba.Envidiabalafacilidad
conquémovíalasmanosporencimadelasteclas.Todavíarecordabaeldíaenquemedijoqueel
tiempo acabaría por robarle la destreza. Entonces solo podría pulsar una o dos teclas al mismo
tiempo.Hastaelmomento,lehabíaganadolabatallaaltiempo.
Intenténohacerruido,peromeoyónadamásentrar.
—Hola,cariño—dijo,yapartólosdedosdelteclado—.Ven,siéntateaquí,conmigo.
—Nopretendíainterrumpirte—medisculpé,yatravesélahabitaciónparasentarmeenelbanco.
—Nolohashecho.Necesitabadesconectar.Ahoramesientomuchomejor.
—¿Algoandamal?
Sonrióalgodistraídaymeacariciólaespalda.
—No.Eldíaadíaenpalaciodesgasta,yalosabes.
—Séaquéterefieres—comenté,yacariciélasteclasdelpiano,perosinpulsarninguna.
—Cada día me levanto pensando que ya lo he visto todo, que he aprendido todo lo necesario
para ser reina. Pero luego todo cambia. Hay… Da lo mismo, no quiero abrumarte con mis
preocupaciones,yahastenidobastanteporhoy.Hablemosdeotracosa.
LecostóDiosyayudaesbozarunasonrisay,aunquemeapetecíasaberquéasuntolepreocupaba
tanto—porque,alfinal,todosesosproblemastambiénmeafectabanamí—,llevabarazón.Esedía
nopodríalidiarconello.
Y,alparecer,ellatampoco.
—¿Alguna vez te has arrepentido? —pregunté. A pesar de sus esfuerzos, mi madre no logró
ocultarsutristeza—.DeentrarenlaSelecciónyacabarsiendoreina,quierodecir.
Agradecí que, en lugar de responder sí o no de inmediato, se tomara unos segundos para
meditarlapregunta.
—No me arrepiento de haberme casado con tu padre. No te negaré que, a veces, me pregunto
quévidahabríatenidosinohubieraentradoenlaSelección,osihubieraperdido.Creoquehabría
salidoadelante.Noseríainfeliz,perotampocoseríaconscientedequémáspodríahaberconseguido.
Reconozcoqueelcaminoquemellevóhastatupadrefueduro,sobretodoporque,enunprincipio,
meopuseaello.
—¿Teopusiste?
Ellanegóconlacabeza.
—EntrarenlaSelecciónnofueideamía.
Mequedéboquiabierta.Mamájamásmelohabíadicho.
—Yentonces,¿dequiénfue?
—Esonoimporta—seapresuróadecir—.Poresoentiendotusreservas.Creoqueelprocesote
enseñaráaspectosdetimismaquedesconoces.Confíaenmí.
—Me resultaría mucho más fácil confiar en ti si hiciera esto por voluntad propia, y no para
darosapapáyatiunosmesesdepazenelpaís.
Laspalabrassalierondemibocamásafiladasdeloquepretendía.
Mamárespiróhondo.
—Séquecreesqueesunactoegoísta,peroalgúndíanosdaráslarazón.Encuestióndeaños,el
bienestardelpaísdependeráúnicamentedeti,yentoncestedaráscuentadehastadóndeerescapazde
llegar para evitar que se desmorone. Nunca pensé que volveríamos a celebrar otra Selección, pero
losplanespuedencambiarsiasíloexigelasituación.
—Puesestasituaciónmeestáexigiendodemasiado—solté.
—Uno,vigilaeltono—advirtió—.Ydos,túsolotefijasenunapartedeltrabajo,lapartequete
incumbe,ypunto.Noimaginaslapresiónqueestásoportandotupadre.
Permanecí ahí sentada, en silencio. Quería huir de allí. Si no le gustaba mi tono, ¿por qué me
presionabatanto?
—Eadlyn—empezócontonoconciliador—,séquequizánoeselmomentomásoportunopara
esto.Pero,conelcorazónenlamano,tardeotempranotehabríadadountoquedeatención.
—¿Aquéterefieres?
—Enciertomodo,medalasensacióndequeestásdesconectadadetupropiopueblo.Séquete
preocupanlasexigenciasqueconllevaserreina,peroyavasiendohoradequetambiénvaloreslas
necesidadesdelosdemás.
—¿Ycreesquenolohago?—repliqué.¿Acasonosabíaloquehabíaestadohaciendodurante
todoeldía?
Ellaapretólamandíbula.
—No,cielo.Nuncaloanteponesatupropiacomodidad.
Deseabagritarle,aellayapapá.Eraevidenteque,aveces,merefugiabaenmihabitación;podía
pasarmehorasenlabañeraoacompañarlacenaconunacopitadevino.Esospequeñoscaprichosno
me parecían en absoluto exagerados, teniendo en cuenta el sacrificio que me estaban obligando a
hacer.
—Mesorprendequeveastantosdefectosenmí—sentencié.
Despuésmelevanté,dispuestaamarcharmedelasala.
—Eadlyn,yonohedichoeso.
—Lo has insinuado. No pasa nada —murmuré, y empecé a caminar hacia la puerta. Aquella
acusaciónmeenfurecióhastalímitesinsospechados.
—Eadlyn,cariño,loúnicoquequeremosesqueteconviertasenunagranreina,esoestodo—
suplicó.
—Yloseré—respondí,conunpieyaenelpasillo—.Y,pordescontado,nonecesitoqueningún
tipomeenseñeahacereltrabajo.
Tratédecalmarmeantesdecerrarlapuerta.Sentíaquetodoelmundoestabaenmicontra,queel
mismísimo universo había preparado una conspiración para hundirme… Y entonces oí a alguien
llorar.
—¿Estássegura?
PoreltonodevozsospechéquesetratabadelgeneralLeger.
—He hablado con ella esta misma mañana. Ha decidido quedárselo —respondió la señorita
Lucy,convozentrecortada.
—¿Lehasdichoquepodríamosdarleaesebebétodoloquepudieranecesitar?¿Quetenemos
más dinero del que seremos capaces de gastar en toda una vida? ¿Que lo querríamos
incondicionalmente?—bisbiseóelgeneral.
—Esoymás—insistiólaseñoritaLucy—.Sabíaquelasprobabilidadesdequeelbebénaciera
contrastornosmentaleseranaltas.Leprometíquelaayudaríamosentodo,quelamismísimareinase
aseguraríadequenolefaltaradenada.Mecontestóqueyahabíahabladoconsufamilia,queestaban
dispuestosaayudarlayquejamáshabíaconsideradolaopcióndeentregaralbebé.Tansolovaloróla
adopciónporquecreyóqueestaríasola.Pidiódisculpas,comosiconesoarreglaraalgo.
LaseñoritaLucyestaballorando.Meacerquéconsigilohacialaesquinadelpasilloparaseguir
laconversación.
—Losientomucho,Lucy.
—Notienesporquésentirlo.Noesculpatuya—respondióconvozamableyvaliente—.Creo
que ha llegado el momento de aceptarlo. Años de tratamientos, infinidad de abortos naturales, tres
adopcionesfrustradas…Necesitamospasarpágina.
SeprodujounlargosilencioantesdequeelgeneralLegervolvierahablar.
—Sicreesqueesoeslomejor.
—Sí —dijo ella con decisión, y luego volvió a romper a llorar—. No puedo creer que nunca
serémadre.
Unsegundomástarde,oíqueelsonidodelllantoquedabaamortiguado.Sumaridolasostenía
entresusbrazos,consolándolalomejorquepodía.
DurantetodosestosañoshabíacreídoquelosLegereranunaparejaquehabíanelegidonotener
descendencia.LosproblemasdeLucyjamáshabíansalidoarelucirenningunaconversación;adecir
verdad,cuandoéramosniños,siempreparecíadispuestaajugarconnosotrosenlugardeenviarnosa
freírespárragos.Poresonuncasospechéqueestuvierasufriendounacircunstanciatandesafortunada.
¿Teníamimadrerazón?¿Noeratanobservadoranisolidariacomocreía?LaseñoritaLucyera
unadelaspersonasquemásapreciabaenelmundo.¿Nodeberíahabersidocapazdepercatarmede
lotristequeestaba?
Capítulo6
Eneldespachohabíandejadotreintaycincocestasdistintas,repletasdelosdatospersonalesdediez
mil personas distintas. Los sobres estaban bien sellados para así proteger el anonimato de los
caballeros. Traté de aparentar emoción por el bien de las cámaras, pero sentía que, en cualquier
momento,vomitaríaenalgunadeaquellascestas.
Seríaunabuenaformadereducirelnúmerodepretendientes.
Papáapoyóunamanosobremihombro.
—Deacuerdo,Eady.Ahoraacércateacadacestaycogeunsobre.Estaréatulado.Amedidaque
losvayasescogiendo,dámelos.LosabriremosenelReportdeestanoche,envivoyendirecto.Asíde
fácil.
Paraseralgotansencillo,meestabaresultandosobrecogedor.Desdeelmismomomentoenque
anunciamoslaSelección,mesentíaabrumada,asíquenodeberíahabermesorprendido.
Me coloqué bien mi tiara preferida y me atusé la falda del vestido gris iridiscente. Quería
cerciorarme de que estaba radiante. Al observar mi reflejo antes de bajar al salón, debo reconocer
quelamuchachaquememirabameintimidó.
—Así pues, ¿elijo cada sobre? —murmuré, confiando en que las cámaras no estuvieran
grabandoenesemomento.
Élmededicóunaminúsculasonrisayhablóenvozbaja:
—Esunprivilegioqueyonotuve.Adelante,cariño.
—¿Quéquieresdecir?
—Luego.Ahora,ve—susurróy,conlamano,meinvitóaentrarenaquelsalónabarrotadode
pilasypilasdeinscripciones.
Cogí aliento. Podía hacerlo. Las expectativas de la gente me traían sin cuidado; yo había
elaboradounplan.Unplanapruebadebombas.Saldríadeeseaprietoilesa.Unpuñadodemesesno
eranada.Ydespués,nuevamente,podríacentrarmeenlalabordeconvertirmeenreina.Ysola.
Entonces,¿porquémeestabaahogando?
«Cierraelpico»,pensé.
MeaproximéalaprimeracestaencuyaetiquetaleíquetodoslosparticipanteserandeClermont.
Saquéunsobre,losflashesdelascámarasmecegaronylaspocaspersonasqueestabanenelsalón
aplaudieron. Mamá abrazó a Ahren, emocionada; me hizo una mueca sin que nadie más se diera
cuenta.LaseñoritaMarleesuspiróaliviada.FueentoncescuandoreparéenquelaseñoritaLucyno
estaba. Osten tampoco había venido, lo cual no fue ninguna sorpresa. Kaden sí había aparecido y
observabaaquelparipéconinterés.
Utilicé una técnica distinta con cada cesta. De una, escogí el sobre de la parte superior. En la
siguiente enterré el brazo y pesqué otro sobre. Los testigos se entusiasmaron cuando llegué a
Carolina, la provincia donde mamá había crecido; cogí dos sobres, los sostuve durante unos
segundosyluegodevolvíunoalazarasucorrespondientecesta.
Entregué la última inscripción a mi padre y, acto seguido, recibí otra avalancha de aplausos y
flashes. Fingí una sonrisa de felicidad antes de que los reporteros se escabulleran de la sala para
redactarsusartículos.AhrenyKadenabandonaronlaestanciaentrebromas,ymamásedespidiócon
unbesoenlafrenteantesdeirse.Papáyyoempezamosahablar,aunquenoteníamuchoquedecir.
—Lohashechodefábula—mefelicitócuandonosquedamosasolas.Suasombroeragenuino
—. Hablo en serio. Entiendo mejor que nadie que esto puede ser estresante, pero has estado
maravillosa.
—¿Ycómolosabes?—cuestioné,yapoyélasmanossobrelascaderas—.¿Cómolosabessino
fuistetúquienescogiólasinscripciones?
Éltragósaliva.
—Ya conoces, a grandes rasgos, la historia de cómo conocí a tu madre. Sin embargo, hay
detallesquehemospreferidoguardarenuncajón.Tecuentoestoporquecreoqueteayudaráadarte
cuentadelasuertequetienes.
Asentí,aunquenosabíaquédireccióntomaríalaconversación.
Élrespiróprofundo.
—MiSelecciónnofueunafarsa,peronoestuvolejosdeserlo.Mipadreseencargódeelegira
dedo a todas las participantes; seleccionó a jovencitas con quienes se podían establecer alianzas
políticas, familias influyentes o con un encanto natural capaces de hacer que todo el país besara el
suelopordondeandaban.ElreysabíaquelaSeleccióndebíaservariadaparaparecerlegítima,así
que añadió tres Cincos para disimular. Las Cincos se consideraban candidatas que eran para hacer
bulto,quecaeríanenseguida,peroasílagentenosospecharíaquetodoeraunapantomima.
Mequedédepiedra.
—¿Mamá?
—Se suponía que debía descartarla casi de inmediato. Te seré sincero. Mi padre trató de
persuadirme por todos los medios para que la eliminara enseguida. Y fíjate en ella ahora. —De
pronto,suexpresióncambió—.Aunquejamáslohubieraimaginado,elpueblolaadoracomoreina,
inclusomásqueamimadre.Hadadoaluzacuatrohijosfuertes,hermososeinteligentes.Hesido
felizgraciasaella.
Deformadistraída,jugueteóconlossobres.
—Nosésieldestinoexisteono.Pero,aveces,aquelloquellevasañosanhelandoapareceporla
puerta, decidido a eludirte, a huir de ti. Y, sin embargo, al final te das cuenta de que siempre hay
alguienparati.
Hastaentoncesjamáshabíatenidomotivosparadudardelahistoriadeamordemispadres.Pero
despuésdeoíramipadreconfesarquemamánisiquieraeraunaopción,yamimadrerevelarqueno
pretendía entrar a formar parte de la Selección, me pregunté cómo se las habían ingeniado para
encontrarseelunoalotro.
Porlaexpresióndemipadre,intuíquenisiquieraélseexplicabacómosehabíanenamorado.
—Lovasahacermuybien—dijoconorgullo.
—¿Yquétehacepensareso?
—Eres clavadita a tu madre… y a la mía. Eres una chica decidida. Y, más importante todavía,
detestaselfracaso.Séqueestofuncionará,amenosquetúloimpidas.
Estuve a punto de contárselo, de confesarle que había llenado páginas enteras con ideas para
ahuyentaratodosesoschicos.Habíadadoenelclavo:noqueríafracasar.Pero,paramí,elfracaso
significabapermitirqueotrapersonadirigieramivida.
—Estoyseguradequetodosaldrábien—dije,conunapizcadearrepentimientoenmivoz.
Papámeacariciólamejillaconlosdedos.
—Comosiempre.
Capítulo7
Cuando entré en el estudio, me di cuenta de que el plató había sufrido algunos cambios.
Normalmente,Ahrenyyoéramoslosúnicosquenossentábamosfrentealacámara,juntoanuestros
padres,peroesanocheKadenyOstentambiénestabansobreelescenario.
Losoficialesdepapásehabíanapiñadoalotroladodelcuadrilátero;elcentroestabareservado
aunrecipientecontodoslossobresquehabíaseleccionadoesamismatarde.Juntoaél,uncuenco
vacío en el que debía depositar las inscripciones después de abrir los sobres. Leer los nombres en
vozaltaeraunatradición.Noqueríameterlapata,asíquemepropusehacerloconmuchacautela;
queríadarlaimpresióndequecontrolabalasituación.Yesomegustaba.
Tras las cámaras se habían acomodado otros miembros del personal de palacio. Distinguí al
general Leger; besó a la señorita Lucy en la frente y después le susurró algo al oído. Ya habían
pasadovariosdíasdesdeaquellaconversaciónqueoíaescondidasenmitaddelpasillo,peroseguía
sintiéndome fatal por ella. No se me ocurría nadie mejor que los Leger para ser padres. Por otro
lado,losSchreavehabíandemostradoserlaspersonasmásdiestrasparasolucionarproblemas.
Estabaperdida.Noteníanilamásremotaideadecómoayudarlos.
LaseñoritaMarleeinstabaaJosieacallarsedeunavezportodas,seguramenteporquesereíade
unchistequeellamismahabíasoltadoyquecarecíadegracia.Nuncaentenderíacómoalguientan
maravillosohabíapodidotraeralmundoagentetandespreciable.¿Mitiarafavorita?¿Laquellevaba
puesta?Puesbien,nosiemprefuemifavorita.Josietorciólaprimeratiaradelaquemeenamoréy
perdiódospiedraspreciosasdelasegunda.Nadielehabíadadopermisoniparaacercarseaellas.Y
muchomenosparatocarlas.
AsuladoestabaKile.Estabaleyendounlibroporque,cómono,todoloquepasabaennuestro
paíserademasiadoaburridoparaél.Quéingrato.
Levantólavistadellibroymepillóobservándole.Hizounamuecayvolvióapegarlosojosen
lapágina.¿Paraquéhabíavenido?
—¿Cómo estás? —preguntó mamá, que apareció de repente a mi lado. Después me rodeó el
hombroconelbrazo.
—Bien.
Dibujóunasonrisa.
—Esimposiblequeestésbien.Estoesaterrador.
—Bueno,puesyaquelodices,sí,síloes.Todoundetalleobligarmeapasarporestecalvario.
Serioporlobajoparaversisemehabíapasadoelenfado.
—Cariño,nocreoquetengastantosdefectos—susurró—.Tusvirtudessoninfinitasy,algúndía,
sabráscuántosesufreporloshijos.Mepreocupoporti,inclusomásqueportushermanos.Noeres
unachicacualquiera,Eadlyn.Ereslachica.Ysoloquierolomejorparati.
Nosupequécontestar.Loúltimoquequeríaeraponermeadiscutirenmitaddelescenario.Ella
seguíaabrazándome,asíqueledevolvíelgestoyellamebesóenlacabeza.
—Mesientomuyincómoda—admití.
—No olvides cómo se deben de estar sintiendo esos muchachos. Para ellos, esto también es
importantísimo.Elpaísosloagradecerá.
Meconcentréenlarespiraciónparanodelatarme.Tresmeses.Lalibertad.Pancomido.
—Estoymuyorgullosadeti—murmuró,ymediounúltimoachuchón—.Buenasuerte.
Sefueasaludarapapá.Ahrenaprovechóesemomentoparaacercarseamí.
—Nopuedocreerqueestoestéocurriendodeverdad—comentóconemoción—.Memuerode
ganasportenercompañía.
—¿Quépasa?¿Kilenoessuficienteparati?—espeté.
MiréaKiledenuevo.Seguíaconlanarizmetidaenaqueldichosolibro.
—NoséquétienescontraKile.Esuntipomuylisto.
—¿Esuneufemismodeaburrido?
—¡No!Peromeapetececonoceragentedistinta.
—Pues a mí no —farfullé. Me crucé de brazos, en parte por impotencia, en parte para
protegerme.
—Oh,vamos,hermanita.Estoserámuydivertido—meanimó.Escudriñótodalasalaysusurró
—:Estoyimpacienteporverquéhasplaneadoparaesospobresdiablos.
Tratédeaguantarlarisa.Nadiemeconocíamejorquemihermano.
Cogióunodelossobresymediounsuavegolpecitoenlanariz.
—Yahoraprepárate.Sidominaselidioma,estaparteteresultarábastantefácil.
—Erescomoundolordemuelas—murmuré,yleasestéungolpeenelbrazo—,perotequiero.
—Losé.Notepreocupes.Loharásgenial.
Nosindicaronqueocupáramosnuestrosasientos,asíqueAhrendejóelsobreenellugarquele
correspondía,mecogiódelamanoymeacompañóhastamisitio.Lascámarasempezaronafilmar.
Papá inauguró el Report del día anunciando un posible acuerdo comercial con Nueva Asia.
Trabajábamos codo con codo con ese país, por lo que me costaba imaginar que, antaño, habíamos
estadoenguerra.Mencionólasleyesdeinmigraciónytodossusconsejeroshicieronsusdiscursos,
incluidalaseñoritaBryce.Aquellosminutosmeparecieroneternosalavezqueefímeros.
Cuando Gavril pronunció mi nombre, tardé unos segundos en recordar qué debía hacer
exactamente.Sinembargo,melevanté,crucéelescenarioymecoloquédelantedelmicrófono.
Esbocéunatímidasonrisaymirédirectamenteacámara.SabíaqueesanochetodaIlléaestaba
sentadafrenteasutelevisor.
—Estoy convencida de que todos estáis tan emocionados como yo, así que por qué no nos
saltamoselprotocoloyvamosalgrano.Damasycaballeros,aquíestánlostreintaycincojóvenes
invitadosaparticiparenestarevolucionariaSelección.
Metílamanoenelrecipienteyextrajeelprimersobre.
—DesdeLikely—leí,ehiceunapausamientrasloabría—,elseñorMacKendrickShepard.
Mostré la fotografía del joven candidato y todos los presentes aplaudieron. Deposité el
contenidodelsobreenelrecipientevacíoycogíotrosobre.
—YprocedentedeZuni…,elseñorWinslowFields.
Trascadanombrequepronunciaba,lasalaestallabaenaplausos.
HoldenMessenger.KesleyTimber.HaleGarner.EdwinBishop.
Alfinal,cuandoalcancéelúltimosobredelrecipiente,creíhaberabiertoalmenosuncentenar
de ellos. Me dolían las mejillas de tanto sonreír. Esperaba que mamá no se llevara una decepción
cuandoledijeraquepreferíacenarasolasenmihabitación.Enmiopinión,eralomínimoqueme
merecía.
—¡Ah! Y desde Angeles —anuncié; rasgué el sobre y saqué la última inscripción. Esta vez mi
sonrisanofuecapazdeocultarmidesasosiego,ytodoelmundosepercatódeello—,elseñorKile
Woodwork.
Lasreaccionesnosehicieronesperar.Variosgritosahogados,unpuñadodecarcajadas…,pero
laquemásmeimpactófueladelpropioKile.Dejócaerellibroalsuelo.
Apenaspodíarespirar.
—Puesbien,esoestodo.Mañanalosconsejerosiniciarántodoslospreparativosparaformara
estostreintaycincocandidatosparalaaventuraquelesespera.Y,dentrodemenosdeunasemana,se
instalaránenpalacio.Hastaentonces,mimássinceraenhorabuena.
Empecéaaplaudirytodalasalamesiguió.Regreséamiasientoytratédedisimularlomolesta
queestaba.
VerelnombredeKileescritoenlasolicitudnodeberíahabermeafectadotanto.Alfinyalcabo,
ningunodeesoschicosteníaposibilidadesdeganar.Perohabíaalgoquenoencajaba.
EncuantoGavrilcerrólatransmisión,muchosfueronlosqueentraronencólera.Mamáypapá
sedirigieronhacialosWoodworkdeinmediato.Decidíunirmeaellosparaaclararelasunto.Josie,
quenoparabadereírsecomounaboba,mepisabalostalones.
—¡Yonohesido!—insistióKile.
Encuantolemiréalosojos,adivinéqueestabatanfuriosocomoyo.
—¿Quéimportaeso?—dijomamá—.Todoaquelquehayacumplidolamayoríadeedadpuede
ponersunombreenlainscripción.
Papáasintióconlacabeza.
—Escierto.Y,aunquereconozcoquelasituaciónesuntantoextraña,notienenadadeilegal.
—Peroyonoquieroformarpartedeesto—lesuplicóKileapapá.
—¿Quiénescribiótunombre?—pregunté.
Kilesacudiólacabeza.
—Nolosé.Tienequeserunerror.¿Porquéibaainscribirmesinisiquieraquierocompetir?
Mamá miró al general Leger y, por un instante, creí que estaban sonriéndose. Me negaba a
creerlo,puesaquellasituaciónnoeraparanadadivertida.
—¡Perdonad!—protesté—.Estoesinaceptable.¿Nadiepiensahaceralgoalrespecto?
—Escogeaotrocandidato—sugirióKile.
ElgeneralLegernegóconlacabeza.
—Eadlynanunciótunombredelantedetodoelpaís.TúereselcandidatodeAngeles.
—Esverdad—coincidiópapá—.Alleerlosnombrespúblicamente,yaesoficial.Nopodemos
encontrarteunsustituto.
Kilepusolosojosenblanco,algoquehacíamuyamenudo,porcierto.
—Bueno,Eadlynpuedeeliminarmeelprimerdía.
—¿Yenviarteadónde?—cuestioné—.Túvivesaquí.
Ahrenserioporlobajo.
—Perdón—murmuróalpercatarsedemimiradaasesina.
—Esonosentaríabienalrestodelosparticipantes.
—Échame—propusoKile.
—Porenésimavez,Kile,¡noteirásdeaquí!—gritólaseñoritaMarlee.
Eralaprimeravezquelaoíautilizaruntonotanestricto.Sellevóunamanoalasienyelseñor
Cartertratódeconsolarla.Lesusurróaloídoalgoquenofuicapazdecomprender.
—¿Prefieres vivir en otro lugar? —pregunté incrédula—. ¿Acaso un palacio no es lo bastante
buenoparati?
—Noesmío—dijo,alzandoeltonodevoz—.Y,francamente,yanolosoportomás.Estoyharto
delasnormas,hartodesentirmeunhuéspedenestacasa.Y,sobretodo,estoyhartodetuactitudde
niñamalcriadayconsentida.
Resolléy,actoseguido,laseñoritaMarleelesoltóunacollejaasuhijo.
—¡Discúlpate!—ordenó.
Kileapretólamandíbulayclavólamiradaenelsuelo.Mecrucédebrazos,indignada.Noestaba
dispuesta a permitir que se fuera de rositas. Me debía una disculpa. Y pensaba obtenerla por las
buenasoporlasmalas.
Alfinal,trassacudirlacabeza,murmuróun«losiento»apenascomprensible.
Miréhaciaotrolado.Podíahaberseesforzadounpocomás.
—Seguiremos adelante según lo planeado —sentenció papá—. Esto es una Selección, y todos
conocemoselproceso.Setratadeelegir.Hoyporhoy,Kileesunodelospretendientes.Desdeluego,
Eadlynloharíamuchopeor.
«Gracias, papá». Comprobé la expresión de Kile. Seguía con la mirada pegada en el suelo;
estabaavergonzadoyenfadado.
—Yahoradeberíamoscomeralgoycelebrarlo.Hoyesundíamuyespecial.
—Tienesrazón—añadióelgeneralLeger—.Cenemosjuntos.
—Estoycansada—dije,ymedimediavuelta—.Estaréenmihabitación.
Nisiquieraesperéaquemedieranpermiso.Nodebíanadaanadie.Habíahechotodoloqueme
habíanpedido.
Capítulo8
Duranteelfindesemanaevitétodacompañía,pero,porlovisto,anadieleimportó,nisiquieraa
mamá.Unavezanunciadoslosnombres,laSelecciónyaeraunarealidad.Sabíaqueseacercabandías
desoledadabsoluta,yesomeentristecía.
El lunes antes de que aterrizaran los candidatos en palacio, por fin me reencontré con la
humanidad. Hice de tripas corazón y entré en la Sala de las Mujeres. La señorita Lucy estaba ahí;
igualquesiempre,alegreysonriente.Mehabríaencantadopoderayudarla.Obviamente,uncachorro
noeraunbebé,peroregalarleunamascotaeralaúnicaideaquesemehabíaocurrido.
MamáconversabaconlaseñoritaMarlee;encuantocrucéelumbral,lasdosmesaludaronyme
invitaronaunirmeaellas.
MesentéylaseñoritaMarleemecogiódelamano.
—Quiero explicarme. La razón por la que Kile quiere marcharse no eres tú. Lleva mucho
tiempo sopesando la idea de mudarse y, con el corazón en la mano, pensé que pasar un trimestre
fueradecasabastaríaparaquitarleesaideadelacabeza.Nosoportaríavivirlejosdeél.
—Tarde o temprano, él tomará una decisión y no te quedará más opción que aceptarla —
aconsejó mamá, lo cual me pareció hasta gracioso teniendo en cuenta que ella era quien pretendía
casarasupropiahijaconuncompletodesconocido.
—Peronoloentiendo.Josie,encambio,nuncasehaplanteadoirse.
Puselosojosenblanco.Desdeluegoqueno.
—Pero ¿qué puedes hacer? No puedes obligarle a quedarse aquí —insistió mamá. Después
sirvióunatazadetéyladejófrenteamí.
—Yahecontratadoaotrotutor.Tienemuchísimaexperiencia.Kileaprenderámásdeélquede
unlibro.Asíganaréunpocodetiempo.Noquieroperderlaesperanza…
La tía May apareció de repente en la sala; parecía recién sacada de una revista de moda. Salí
disparadahaciaellaylediunabrazodeoso.
—Alteza—saludó.
—Cierraelpico.
Soltóunacarcajada,meagarróporloshombrosymemiródirectamentealosojos.
—QuierosaberlotodosobrelaSelección.¿Cómoestás?Mefijéenlasfotografías.Algunosson
bastantemonos.¿Yatehasenamorado?
—Quéva—respondíconunarisotada.
—Bueno,dalesunosdías.
LatíaMayeraasí.Cadavezqueveníaapalacioteníaunnuevoamor.Puestoquenuncahabía
sentado la cabeza para formar una familia, solía tratarnos, a los cuatro hermanos y a nuestros
primos,AstrayLeo,comosifuéramossushijos.Y,adecirverdad,susvisitashacíanqueviviren
palaciofueramuchomásemocionante.
—¿Cuántotiempoestarásporaquí?—preguntómamá.
LatíaMaymecogiólamanoy,juntas,cruzamoslaestancia.
—Memarchoeljueves.
Ahoguéungrito.
—Ya lo sé. ¡Me voy a perder lo más divertido! —Lloriqueó haciendo pucheros—. Pero Leo
tieneunpartidoelviernesporlatardeyelrecitaldedanzadeAstraeselsábado.Lesprometíque
estaría allí. Está haciendo grandes progresos —le comentó a mamá—. Se nota que es hija de una
artista.
Compartieronunasonrisa.
—Ojalápudieraasistir—selamentómamá.
—¿Yporquénovamos?—sugerí,ycogíunasgalletitasparaacompañarelté.
LatíaMaymemiróperpleja.
—Eres consciente de que este fin de semana tienes planes, ¿verdad? ¿Grandes planes? ¿Planes
quetecambiaránlavida?
Meencogídehombros.
—Nomepreocupaperdérmelos.
—Eadlyn—mereprendiómamá.
—¡Losiento!Peroesqueestoesagobiante.Prefierolascosastalycomoestánahora.
—¿Dóndeestánlasfotografías?—preguntóMay.
—En mi habitación, sobre el escritorio. Llevo días tratando de memorizar los nombres, pero
todavíanomelosheaprendido.
Mayalzólamanoyllamóaunadelasdoncellas.
—Querida,¿teimportaríasubiraldormitoriodelaprincesaytraernoslosformulariosdelos
candidatosalaSelección?Estánensuescritorio.
Ladoncellasonrióehizounareverencia.Presentíaque,encuantolostuvieraentrelasmanos,
caeríaenlatentaciónylesecharíaunvistazo.
Mamáseinclinóhaciasuhermana.
—Permítemequeterecuerdeunpardecosas.Uno,esosformulariossonconfidenciales;y,dos,
aunquenolofueran,lesdoblaslaedad.
Marleeyyonosechamosareír,mientrasquelaseñoritaLucyselimitóasonreír.Eramucho
másindulgenteconlatíaMayquenosotras.
—No le tomen el pelo —protestó la señorita Lucy—. Estoy convencida de que lo hace con la
mejorintención.
—Gracias,Lucy.Nolohagopormí,¡sinoporEadlyn!—juró—.Entretodaslaayudaremosa
adelantarunpocoeltrabajo.
—No es así como funciona —se quejó mamá, y dio un sorbo a su té con cierto aire de
superioridad.
LaseñoritaMarleesoltóunatremendayruidosacarcajada.
—¡Miraquiénhabla!¿Acasodebemosrefrescartelamemoria?
—¿Qué? —pregunté, atónita. ¿Cuántos detalles de su historia de amor habían omitido mis
padres?—.¿Aquéserefiere?
Mamádejólatazasobrelamesitaylevantóunamanoparadefenderse.
—La noche antes de que empezara la Selección, me topé con tu padre por accidente y, para
vuestrainformación—dijo,aunquemiróalaseñoritaMarlee—,podríanhabermeechadoporello.
Noesprecisamentelaprimeraimpresiónquepretendíacausar.
Mequedéhelada.
—Mamá,¿puedesabersecuántasnormastesaltastealatorera?
Miróhaciaeltechoyguiñóunojo,comosiestuvieracontándolasmentalmente.
—Deacuerdo,¿sabéisqué?,miradlasfotografíascuantoqueráis.Merindo.
Mi tía sonrió con satisfacción. Intenté grabar aquel gesto en mi memoria: con una elegancia
innata, ladeó la cabeza y, de pronto, percibí un brillo embaucador en sus ojos. Todo en ella era
glamuroso,natural.Adorabaaaquellamujer,elamorquedespertabaenmíeraparecidoalquesentía
pormimadre.SibienJosie,micompañeradejuegosdurantemiinfanciayadolescencia,habíasido
unverdaderoincordio,elcírculodeamistadesdemamánoteníaprecio.Sinlugaradudas,eranlas
mujeresmásmaravillosasdelmundo.
La doncella regresó con la pila de formularios y fotografías, y las dejó sobre la mesa. La
señorita Marlee no esperó ni dos segundos a coger un primer puñado de solicitudes, lo cual me
sorprendióbastante.LasegundaenecharunvistazoaloscandidatosfuelatíaMay;aunquemamáno
seatrevióatocarniunasolafotografía,síasomólacabezaporencimadelhombrodelaseñorita
Marlee para conocer a los muchachos. Al principio, la señorita Lucy hizo como si no sintiera
curiosidadalguna,peroalfinaltambiénacabóconunapiladepapelessobreelregazo.
—Ah,estepromete—comentólatíaMay,ymemostróunafotografía.
Contemplé al joven de mirada penetrante y oscura, de tez de ébano. Tenía el pelo rapado y
mostrabaunasonrisabrillante.
—BadenTrains,diecinueveaños,deSumner.
—Esguapo—dijomamácondemasiadoentusiasmo.
—Bueno, a la vista está —añadió May—. Y con un apellido como Trains, apuesto a que su
familiaesdeSevens.Segúnloquediceaquí,estáestudiandoprimerodePublicidad.Esosignificaque
él,oalguiendesufamilia,esdeideasfijas.
—Cierto—coincidiólaseñoritaMarlee—.Todaunahazaña.
Apartéunpardeformulariosparaecharunvistazo.
—Ybien,¿cómoestás?—preguntólatíaMay—.¿Yaestátodolisto?
—Esocreo—murmuré,yleíporencimaunadelassolicitudes.Escaneétodalainformaciónen
buscadealgoquepudieraresultarmeremotamenteinteresante.Peronoencontrénadaquellamarami
atención—.Alprincipio,lagenteestabamuyalborotada,albordedeunataquedenervios.Penséque
nuncaacabaría.Porloquetengoentendido,lashabitacionesdeloscandidatosyaestándispuestas,los
cocinerosyahanelaboradocadamenú.Sinomeequivoco,ahoraquelalistayaesoficial,mañana
mismosereservaránlosviajes.
—Seteveemocionadísima—bromeóMay,ymediounsuavegolpecitoconelcodo.
Suspiréyluegolancéunamiradaacusatoriaamamá.
—Supongoquetambiénestaréisalcorrientedequetodoesteasuntonohasidoideamía.
—¿Quéquieredecir,querida?—preguntólaseñoritaLucy.Dejósupiladesolicitudessobreel
regazoymemiróconsternada.
—Pordescontado,todostenemoslosdedoscruzados;queremosqueEadlynencuentreaalguien
especial, a un chico que merezca la pena —empezó mamá con perspicacia—. Pero, mientras eso
ocurre,aprovecharemosestosmesesparaelaborarunplanquecalmeelmalestardelapoblaciónpor
laeliminacióndecastas.
—¡Ames!—exclamóMay—.¿Tuhijaesunseñuelo?
—¡No!
—Sí—mascullé.
LatíaMaymeacariciólaespaldaparaconsolarme;saberqueestabaahímetranquilizaba.
—Tarde o temprano habríamos tenido que buscar el pretendiente adecuado. Además, la
Selección no es vinculante. Eadlyn llegó a un acuerdo con Maxon: si no se enamora, adiós muy
buenas al proceso. Dicho esto, Eadlyn, como miembro de la familia real, está cumpliendo con su
cometido, creando un poco de… diversión. Así se calmarán un poco los ánimos y nosotros
podremostantearelterreno.Ymeatrevoadecirqueyaestáfuncionando.
—¿Ah,sí?—pregunté.
—¿Nohasleídolosperiódicos?Tehasconvertidoenlaestrelladelpaís.Losmedioslocalesya
hanempezandoaentrevistarasuscandidatos,ymuchassonlasprovinciasqueyahanorganizadouna
fiestaconlaesperanzadequesupretendienteseaelelegido.Lasrevistashancomenzadoahacersus
apuestasconlosfavoritos.Anocheviunreportajeenlatelevisiónsobrejovencitasquehanformado
clubsdefansyllevancamisetasconlosnombresdesuspretendientespredilectos.Todoelpaístiene
losojospuestosenlaSelección.
—Esverdad—confirmólaseñoritaMarlee—.QueKileviveenpalacioyahadejadodeserun
secreto.
—¿Tambiénsehanenteradodequenotieneintenciónalgunadeparticipar?—pregunté,aunque
sonémásirritadadeloquepretendía.
LaseñoritaMarleenoteníalaculpadeaquelladebacle.
—No—contestóentrerisas—.Puedesestartranquila,noesporti.
Ledevolvílasonrisa.
—Marlee,yahasoídoamamá.Notienedequépreocuparse.TantoKilecomoyosabemosde
sobraquenoestamoshechoselunoparaelotro.Además,existelaposibilidaddequepuedalibrarme
de este enredo sin un prometido. —Un cien por cien de posibilidades para ser más exacta—. No
sufras,nomeromperáelcorazón—contesté.Yamehabíaacostumbradoalaideadetenerunmontón
dechicosdispuestosapedirmimano—.Noestoymolesta.
—PerotúmismahasdichoquelaSelecciónsehaconvertidoenelfocodeatención—recordó
May,algoalarmada—.¿Creesquedurarámucho?
—Creoquemantendráalagenteocupadaeltiemposuficientecomoparaqueelmalestarylas
protestasquecopantodaslasportadaspasenaunsegundoplanoynosotrosencontremosunmodode
abordarlosproblemassivuelvenasurgir—respondiómamáconseguridad.
—Cuandovuelvanasurgir—corregí—.Puedequemividalesentretengaunrato,perotenpor
seguroque,enalgúnmomento,volveránacentrarseensupropiavida.
Mirédereojolasfotografías;compadecíaaesosmuchachos.Estabancondenadosaperderyni
sospechabanqueformabanpartedeunteatromontadoparadistraeralpúblico.
—Quéraro—observéalleerunadelassolicitudes—.Nopretendoparecercrítica,perofijaos
enesto.Heencontradotresfaltasdeortografíaenelformulario.
Mamámeloarrebatódelasmanos.
—Quizáestabanervioso.
—Oesunidiota—propuse.
Mayserioentredientes.
—No seas tan dura, cariño. Ellos también deben de estar asustados. —Mamá me devolvió el
formularioylosujetéconunclipalafotografíadeuntipoconcaradeinocenteyunacabellerarubia
derizossalvajes.
—Unsegundo,¿estásasustada?—preguntólatíaMayconlavozentrecortada.
—No,desdeluegoqueno.
Relajólaexpresiónyvolvióaadoptareseademánbelloydespreocupado.
—Noconciboquealgopuedadartemiedo.—Meguiñóunojo.
Metranquilizabasaberquealmenosunadelasdoslocreyera.
Capítulo9
Cuandomeenterédequehabíanempezadoallegarapalacio,huidespavoridaamisaposentosyme
puse a garabatear bocetos en el balcón, a la luz del sol. Demasiadas risas escandalosas y saludos
excesivamenteentusiastas.Mepreguntécuántotiempoduraríaesacamaradería.Despuésdetodo,se
trataba de una competición. Tomé una nota mental de inmediato: «añadir “encontrar formas de
enemistarles”amilistadeobjetivos».
—Creoquedeberíamosdarmásvolumenalpelo,Neena.Hoyquieroparecerunachicamadura.
—Excelenteelección,alteza—comentómientrasmearreglabalasuñas—.¿Algunaideaparael
vestidodeestanoche?
—Hepensadoenunvestidodegala.Negro,apoderser.
Soltóunarisita.
—¿Intentaasustarlos?
Nopudecontenerlasonrisa.
—Solounpoquito.
Ambasnosreímos.Mealegrédetenerlaamilado.Seavecinabansemanasdifícilesenlasque
necesitaríasusmensajesreconfortantes.
Después de secarme el pelo, lo trenzó y lo sujetó con horquillas formando una especie de
corona para que así la tiara destacara todavía más. Conseguí encontrar el vestido negro que había
lucidoenlaúltimafiestadeAñoNuevo.Erauntrajedeencajepreciosoquemarcabamisiluetahasta
larodilla.Apartirdeahí,latelaeramásvaporosaycaíahastaelsuelo.Teníalaespaldadescubierta,
formandounóvalo,ymangasmurciélagoquemerozabanloshombros.Paraserhonesta,elvestido
eramásbonitoaplenaluzdeldíaquealaluzdelasvelas.
Elrelojmarcólauna,horadebajarlasescaleras.Habíamosconvertidounadelasbibliotecas
delcuartopisoenunSalóndeHombres,demodoquelosseleccionadospudieranreunirseyrelajarse
durante su estancia en palacio. Era, más o menos, del mismo tamaño que la Sala de las Mujeres y
teníavariossofásysillonesdondesentarse,infinidaddelibrosydostelevisores.
Ahoramismomedirigíaaesazonadepalacio.Habíamosacordadoquelospretendientesirían
entrando de uno en uno para presentarse y que después los escoltarían hasta el Salón de Hombres
para así poder conocerse entre ellos. Advertí un grupito de gente al fondo del pasillo entre el que
reconocíamispadresyalgeneralLeger,ymeencaminéhaciaellos.Tratédequenadienotaraque
teníalosnerviosaflordepiel.Alverme,papásequedóestupefactoymamásellevóunamanoala
boca.
—Eadlyn…, pareces tan mayor —exclamó mamá. Suspiró y luego me acarició la mejilla, el
hombroyelcabello.Todoestabaenorden.
—Seguramenteporquelosoy.
Asintióensilencioyselellenaronlosojosdelágrimas.
—Estásdivina.Enmiopinión,nuncaparecíunareina,perotú…estásperfecta.
—Déjaloya,mamá.Elpuebloteadora.Vosotrostrajisteislapazalpaís.Yonohehechonadaen
absoluto.
Mealzólabarbillaconundedo.
—Todavía.Peroeresdemasiadolistaytercacomoparanoconseguirnada.
Yantesdequepudierareplicar,papáseacercóanosotrasynosinterrumpió.
—¿Preparada?
—Sí —contesté, y me puse seria. Aquel no había sido el discursito motivacional que había
imaginado—.Notengointencióndeeliminaraningúncandidato,almenosporahora.Enmiopinión,
todoelmundomereceunaoportunidad.
Papáesbozóunasonrisa.
—Muysabioportuparte.
Cogíaire.
—Deacuerdo.Empecemos.
—¿Prefieresquenosquedemosotedejamossola?—preguntómamá.
Sopeséambasopciones.
—Podéisiros.
—Como desees —murmuró papá—. El general Leger y varios guardias estarán vigilando las
puertas. Si necesitas algo, cualquier cosa, no dudes en decirlo. Queremos que pases un día
maravilloso.
—Gracias,papá.
—No—susurró,ymeestrechóentresusbrazos—.Graciasati.
Después, ofreció el brazo a mamá y se marcharon. Tan solo mirando sus andares intuí que
estabandichosos,felices.
—Alteza—dijoelgeneralLegerenvozbaja.Algirarme,viqueestabasonriente—.¿Nerviosa?
Neguéconlacabeza,enparteparaconvencermeamímisma.
—Queentreelprimero.
Inclinó la cabeza y luego lanzó una mirada a un mayordomo que había frente a una de las
puertasdelsalón.Derepente,dedetrásdeunaestanteríarepletadelibros,surgióunchico.Comprobó
que se había colocado bien los gemelos, estiró los puños de la camisa y se acercó a mí. Era
delgaduchoymásbienbajito,peroteníacaradesimpático.
Sedetuvofrenteamíehizounareverencia.
—FoxWesley,alteza.
Ladeélacabezaamododesaludo.
—Unplacer.
Respiróhondoantesdecontinuar.
—Quéhermosa.
—Esomehandicho.Yapuedesretirarte—añadí,yleseñaléelSalóndeHombresconlamano.
Foxarrugóelentrecejoantesdevolverainclinarseysemarchó.
Unsegundomástarde,aparecióotromuchachoantemí.Este,enlugardeunareverencia,optó
porbajarlacabeza.
—Garner,alteza.
—Bienvenido.
—Muchas gracias por habernos invitado a su casa, alteza. Espero demostrarle que soy
merecedordesumanodíatrasdía.
Inclinélacabeza,mostrandoasímicuriosidad.
—¿Deveras?¿Ycómopiensashacerlohoy?
Sonrió.
—Puesbien,hoymegustaríacontarlequeprovengodeunafamiliaexcelente.Mipadresolíaser
unDos.
—¿Esoestodo?
Aquelcomentarionobastóparadisuadirleycontinuó:
—Enmiopinión,esbastanteimpactante.
—NotanimpactantecomotenerunpadrequesolíaserunUno.
Creíqueseibaadesmayar.
—Puedesirte.
Estavezsíhizounareverenciaysedispusoamarcharse.Trasvariospasos,miróatrás.
—Sientohaberlaofendido,alteza.
Parecíatantristeyarrepentidoqueapuntoestuvededecirlequenolohabíahecho,peroesono
formabapartedemiplandeldía.
Antemídesfilóunsinfíndejóvenesindignosdeserrecordados.Yahabíaconocidoalamitadde
mispretendientescuandoKileseplantóantemí.Porunavezensuvidasehabíapeinadodetalforma
quepodíaverlelosojos.
—Alteza—saludó.
—Caballero,túpuedesllamarme«incordioreal».
Élserioentredientes.
—Ybien,¿cómotehantratado?Tumadremehacontadoquevariosperiódicoshandesvelado
quevivesenpalacio.
Sacudiólacabeza,asombradoportalrevelación.
—Creíque,aldescubrirlo,esepuñadodecabezasdechorlitomedaríaunapalizamemorable,
peroresultaquelamayoríadeellosmeconsideranunrecursonecesario.
—¿Cómo?
—Suponen que ya lo sé todo sobre ti. Se han pasado toda la mañana bombardeándome a
preguntas.
—¿Ysepuedesaberquéleshascontado?
Kiledibujóunasonrisadesuperioridad.
—Queeresunencanto,porsupuesto.
—Sí,claro—contesté.Obviamente,nolecreí—.Puedesseguir…
—Porcierto,queríapedirtedisculpasotravez.Porhabertellamadomalcriadayconsentida.
Encogíloshombros.
—Estabasenfadado.
Asintió,aceptandoasíesaexcusa.
—Pero,aunasí,fuiinjusto.Aver,nomemalinterpretes,teconsiderounaprincesamuymimada
—recalcó—, pero eres fuerte. Vas a ser reina y, aunque he sido testigo de muchos cambios y
decisionestomadasenpalacio,lociertoesquenuncahecargadoconelpesodetutrabajosobremis
hombros.Asíquenosoynadieparajuzgarte.
Suspiré.Locorrecto,yeducado,habríasidoagradecerleelgesto,asíque,muyamipesar,hice
galademieducación.
—Gracias.
—Denada.
Seprodujounsilencioincómodo.
—Bueno…,elSalóndeHombresestáporahí—dije,yseñaléunapuerta.
—Muybien.Hastaluego,supongo.
Alvolverse,mepercatédequellevabaunalibretaescondidatraslaespaldayesbocéunasonrisa.
Graciasaesecambioradical,que,porcierto,lehacíafalta,habíamejoradosuaspecto,peroseguía
siendounamolestaratadebiblioteca.
Elcandidatoqueapareciódespuéseratodolocontrario.
Se había peinado el cabello color caramelo hacia atrás y caminaba con las manos en los
bolsillos,comosillevaratodalavidapaseandoporlossalonesdepalacio.Susandaresmedejaron
sinpalabras.¿Quiénhabíavenidoaconoceraquién?
—Majestad—saludóconvozdeseda,alavezquerealizabaunaelegantereverencia.
—Alteza—lecorregí.
—No,no.PuedellamarmeEan.
Ydibujóunasonrisasocarrona.
—Quéchistetanmalo—dijetrassoltarunacarcajada.
—Eraunriesgoquedebíacorrer.Compitocontratreintaycuatropretendientesmás.¿Cómo,si
no,ibaaconseguirquemerecordara?
Teníaunamiradaprofunda;denohabermecodeadocontantospolíticosalolargodemivida,
habríacaídorendidaasuspies.
—Encantadadeconocerle,señor.
—Lomismodigo,alteza.Esperovolverlaavermuypronto.
A Ean le siguió un chico que apenas articulaba las palabras y a quien me costó Dios y ayuda
entenderloquedecía.Otromepreguntócuándorecibiríaelchequeconeldinero.Hubounoquesudó
detalmaneraque,trasdespedirme,tuvequepediraunmayordomoquemetrajeraunatoallapara
secarme la mano. Y cómo olvidar al descarado que me estuvo mirando el pecho durante toda la
entrevista.Fueunaprocesióndedesastres.
ElgeneralLegerentróenelsalón.
—Porsihaperdidolacuenta,esteeselúltimo.
Echélacabezahaciaatrás,aliviada.
—Gracias.¡PorelamordeDios!
—No creo que sus padres pretendan pedirle un exhaustivo informe de cada candidato, pero le
aconsejoquevayaaverloscuandoacabe.
Lelancéunamiradaasesina.
—Siinsistes.
Serioporlobajo.
—Tengapacienciaconellos.Supadreestáenunasituaciónmuydelicadaahoramismo.
—¿Élestáenunasituacióndelicada?¿Acasonohasvistoaltipoquesudaba?
—¿Yleculpa?Alteza,esustedlaprincesa.Siquisiera,podríacondenarloamuerte.
ElgeneralLegerteníalosojosverdesdeunpillo.Eraunodeesoshombresque,amedidaque
pasabaeltiempo,sevolvíamásatractivo.Ylosabíadebuenatintaporque,enunaocasión,laseñorita
Lucymemostróunafotografíadesuboda.Aquelhombreeracomoelvino,mejorabaconlosaños.
A veces, cuando estaba cansado o hacía mal tiempo, cojeaba un poco, pero eso no le impedía
moversedeunladoparaotro.Quizáfueraporquesabíacuántoleamabasuesposa,perolociertoera
queelgeneraltransmitíaseguridad.Sinosehubieraposicionadodelladodepapáymamá,lehabría
pedidoconsejoparaconseguirqueesoschicossuplicaranvolveracasa.Habíaalgoensumiradaque
mehacíapensarqueélsabríacómohacerlo.
—Algunos de esos chicos me hacen sentir incómoda —confesé. Tanta palabrería barata, esas
miradas lascivas. Aunque había crecido sabiendo que era especial, no me gustaba que me vieran
comountrofeo.
Suexpresiónsevolviócompasiva.
—Esunasituaciónuntantoextraña,yalosé.Peronuncadebequedarseasolasconalguienque
desprecia; tiene todo el derecho a echar a uno de esos muchachos, no tiene ni que inventarse un
motivo.Además,nielmásestúpidodetodosellosseatreveríaahacerledaño.Créame:sialguienle
pusieraunamanoencima,yomismomeencargaríadequenovolvieraacaminarnuncamás.
Meguiñóunojoydespuésindicóasusguardiasquetrajeranalúltimoparticipante.
Elhechodenoveraunapersona,sinoados,meconfundióunpoco.Elprimeroibavestidocon
trajeycorbata,peroelsegundotansolosehabíapuestounacamisa.Caminabaconlosojosclavados
enelsuelo,aunosmetrospordetrásdesucompañero.Elprimerosededicóaregalarmetodotipode
sonrisas.Dabalasensacióndequealguienhabíaintentadodomaraquellasalvajecabellera,peroera
másqueevidentequenolohabíaconseguido.
—Hola,alteza—saludóconunacentoquenologréidentificar—.¿Cómoestá?
Confundidaperoalavezdesarmadaporaquellabonitasonrisa,respondí:
—Bien.Hasidoundíamuylargo.Seguroqueparavosotrostambién.
A su espalda, el otro muchacho se inclinó hacia delante y murmuró algo que no fui capaz de
comprender.
Elprimeroasintió.
—Ah,sí,sí,pero…eesunplacerconocertú—dijo.Utilizabalasmanosmientrashablaba,como
silosgestosleayudaranaexpresarsemejor.
Me eché hacia delante, pues apenas le entendía. Pensé que, si me acercaba un poco, captaría
mejorelacento.
—¿Perdón?
Elchicoquesehabíamantenidoensegundoplanoporfinhablóaltoyclaro.
—Dicequeesunplacerconocerla.
Entornélosojos,aúndesconcertada.
—MeellamoHenri—sepresentóyrealizóunareverencia.Ajuzgarporsuexpresión,adiviné
que,apesardehabersepreparadolapresentación,habíaolvidadodecirlaalentrar.
Noqueríasergrosera,asíqueasentíconlacabeza.
—Hola,Henri.
Aloírsunombreseleiluminóelrostro.Despuéssequedóensilenciomirandoalcaballeroque
seguíadetrásdeél.
—Lo siento, pero no he podido evitar fijarme en tu acento —dije con tono amistoso—. ¿De
dóndevienes?
—Umm…Swend…—empezó,yluegosevolvióhaciasuacompañante.
EsteasintióconlacabezaycontinuóennombredeHenri.
—ElseñorHenrinacióenSwendway.Poresotieneunacentofinlandésmuymarcado.
—Ah—contesté—.¿Yentiendeelinglés?
Henriintercedió.
—Inglés,no,no.—Aunque,porlovisto,noseavergonzabadeello.Dehecho,parecíadivertirle.
—¿Ycómosesuponequevamosaconocernos?
ElintérpretesegiróhaciaHenri.
—Mitensaattuntemaantoisensa?
Henriseñalóaltraductorconeldedo.
—Atravésdemí,oesoparece.
—Deacuerdo.Bien.Vaya.
No estaba preparada para eso. ¿Habría sido desconsiderado por mi parte echarle de buenas a
primeras? Interactuar con cada uno de los candidatos ya era raro de por sí. No estaba dispuesta a
incluiraunatercerapersonaenelproceso.
En ese instante, la solicitud de Henri me vino a la cabeza. Por eso había escrito palabras con
erroresortográficos.
—Gracias.Paramítambiénesunplacerconocerte,Henri.
Sonrióalreconocersunombreysentíquesobrabanlaspalabras.Nofuicapazdeenviarleasu
casa.
—ElSalóndeHombresestájustoahí.
Henriseinclinómientrassuintérpretebalbuceabalasindicacionesysemarcharonjuntos.
—GeneralLeger—llamé,yhundílacaraenmismanos.
—Sí,alteza.
—Dileapapáquelepondréalcorrientedentrodeunahora.Ahoranecesitodespejarmeunpoco.
Capítulo10
Sobrevivimosalprimerdía,alaprimeracenayalaprimeranochesinincidentes.Lascámarasya
habíanempezadoarodarenelcomedorylosoperariosbostezabandeaburrimiento.Noledirigíla
palabra a nadie del grupo. Hasta los propios candidatos estaban tan nerviosos que no se atrevían a
charlarentreellos.
Intuí lo que papá podía estar pensando: «¡Esto es soporífero! ¡Nadie querrá ver esto! Si no
conseguimosdistraerlesniunsegundo,¿cómovamosahacerlodurantetresmeses?».
Me miró de reojo varias veces, rogándome que hiciera algo, cualquier cosa, para alegrar un
pocoelambiente.Teníasentimientosencontrados.Porunlado,noqueríafallarle,perosimostraba
unápicedecordialidad,sentaríaunmalprecedente.Queríaquetodosellossupieranquenopensaba
bailarleselagua.
Tratédeconvencermedequenoteníadequépreocuparme.Porlamañana,todocambiaría.
Al día siguiente, todos los chicos se pusieron sus mejores galas, listos para el desfile. Un
ejércitodeguardiasymayordomospululabanporeljardínprincipalesperandoansiososelmomento
deabrirlaspuertas.
Papáestabamuyorgullosodemiingeniosaidea,que,dichoseadepaso,habíasidomimayor
contribución a la Selección hasta el momento. Creí que sería interesante hacer un pequeño desfile,
algoquejamásantessehabíahecho.Estabaseguradequeseríalacomidilladurantealmenosunpar
dedías.
—Buenosdías,alteza—saludóunodelosmuchachos.
MeacordédeEanalinstante.Despuésdesucuriosapresentación,noeradeextrañarquefuerael
primeroendirigirseamí.
—Buenosdías—respondí,sindejardecaminar,sinnisiquieraaminorarelpaso.
Tampocomedetuvecuandoviaotroshacerreverenciasantemíodecirminombre.Tansolo
parécuandounodelosguardias,elencargadodeliderarelproceso,seacercóamilado.
—Esunavueltamuycorta,alteza.Aunosquincekilómetrosporhora,calculoquetardaremos
entre veinte y treinta minutos. Los guardias están marcando la ruta para asegurarnos, pero todo el
mundoestáemocionadísimo.Serádivertido.
Entrelacélasmanoscongestocalmado.
—Gracias, oficial. No sabe cuánto valoro el trabajo que estás haciendo para que esto salga
adelante.
Élapretóloslabiosenunintentodedisimularunasonrisadesatisfacción.
—Estoyasudisposición,alteza.
Se dio media vuelta, dispuesto a marcharse, pero le pedí que se quedara. El oficial estaba tan
contento de que le necesitara que hinchó el pecho. Eché un fugaz vistazo a aquella plaga de
hombrecitos.Todavíanodabacréditoaquehubieratantos.
Advertí la melena desgreñada de Henri y no pude evitar sonreír. Estaba junto a un grupo de
chicos, escuchando atentamente lo que decían y asintiendo, aunque habría jurado que no estaba
entendiendo ni una sola palabra. No vi a su intérprete por ningún lado y me pregunté si Henri le
habríadadoeldíalibre.
Escudriñé al resto de los pretendientes… y por fin encontré a uno que sí sabía cómo lucir un
traje.Noeramodelo,obviamente,peroentendíaquelacosturaeratodounarteyhabíaordenadoasu
mayordomo arreglarle el traje para que le quedara como un guante. Tampoco me pasaron
desapercibidossuszapatosbicolor.GraciasaDios,recordésunombre.
—Cuandomesubaahí,megustaríateneralseñorGarneraunladoyalseñorJaakoppialotro,
porfavor.
—Porsupuesto,alteza.Meocuparédeello.
Me giré y observé la carroza. Habían aprovechado la estructura de una de las carrozas de
Navidad y la habían adornado con millones de flores veraniegas. Simbolizaba la festividad, la
belleza. El perfume de las flores impregnaba el aire y, cuando respiré hondo, aquel aroma dulce y
limpiocalmótodosmisnervios.
Al otro lado de los muros de palacio se oían los gritos de aquellos que se habían agolpado
alrededordepalacioparapresenciarlotodo.Despuésdehoy,olvidaríancualquiererrorquehubiera
cometidolanocheantes.
—De acuerdo, caballeros. —La voz del general Leger retumbó en el jardín—. Necesito que
formenunafilasiguiendoelcamino.Después,iránsubiendounoauno.
Mamá estaba en la parte de atrás, escoltada por papá. Había cogido unas cuantas flores que se
habíancaídodelacarrozaporculpadelvientoyselashabíacolocadoentreelpelo.Cuandoélsacó
lacámarayselevantó,lemiróconabsolutaadmiración.Papárodeóalgrupoyempezóadisparar
fotografías. Retrató a los chicos, tomó un par de instantáneas de la fuente y, cómo no, también me
fotografióamí.
—¡Papá!—murmuré,untantoabochornada.
—Alteza—interrumpióelgeneralLeger,yapoyóunamanosobremiespalda—.Serálaúltima
ensubir.MehancomentadoquequiereaHenriyaHaleasulado,¿esesocierto?
—Sí.
—Buena elección. Son dos chicos educados. De acuerdo, estaremos listos dentro de un
momento.
Se acercó a mi madre y le comunicó algo. Ella pareció incomodarse, pero el general Leger
empezó a mover las manos para intentar tranquilizarla. Desde mi posición, me costó mucho más
interpretarlareaccióndepapá.Olainformaciónnolehabíamolestadoenabsoluto,olodisimulaba
muybien.
Loscandidatosdesaparecieronporunaescalerillaescondida.Estabahistéricaynopodíadejar
decaminardeunladoparaotro.Depronto,entreeltumultodeguardiasyhuéspedes,apoyadosobre
el muro, advertí al intérprete de Henri. Ahí estaba, de brazos cruzados, contemplando la escena
mientrassemordíalasuñas.Sacudílacabezaytratédeconcentrarme.
—Nohagaseso—empecé.Pretendíaserfirme,sinresultardesagradable—.Noquerrásquelas
cámarastepillenconlosdedosenlaboca,¿verdad?
Deinmediato,bajólamano.
—Perdón,alteza.
—¿Nosubirásahí?—preguntérefiriéndomealagigantescacarroza.
Élsonrió.
—No, alteza. Creo que Henri puede saludar con la mano a la multitud sin necesidad de un
intérprete.—Sinembargo,presentíaquetodavíaseguíanervioso.
—Estaráamilado—informé—.Meencargarédequesepaquéestápasando.
Elintérpretedejóescaparunsuspirodealivio.
—Bueno, entonces no tengo por qué preocuparme. Y él estará más que encantado. No deja de
hablardeusted.
Mereí.
—Apenaslleváisaquíundía.Yaselepasará.
—Permítamequelodude.Estáanonadadoconusted;contodo,enrealidad.Laexperienciayaes
todounmundoparaél.Sufamiliahatenidoquetrabajarmuyduroparallegarhastaaquí,yahoraél
seencuentraenunlugardondepuederobarleunsegundodesutiempo…Sesientecomounniñocon
zapatosnuevos.
AlcélamiradaybusquéaHenri.Estabaarreglándoselacorbata,esperándomeenlacarroza.
—¿Esoesloquetehadicho?
—Noconestaspalabras.Esconscientedeloafortunadoqueesysolovevirtudesenusted.La
verdadesquenocalla.
Dibujé una sonrisa triste. Me habría gustado que él mismo me hubiera dicho todo eso en
persona.
—¿TútambiénnacisteenSwendway?
Élnegóconlacabeza.
—No. Fui la primera generación que nació en Illéa. Pero mis padres han querido mantener
nuestrascostumbres,asíquevivimosenunapequeñacomunidadrodeadosdegentesdeSwendway,
enKent.
—¿ComoHenri?
—Sí. Cada vez son más habituales. Cuando Henri fue seleccionado, su familia publicó un
anuncio en el que solicitaban los servicios de un intérprete con experiencia, así que envié el
currículo,voléhastaSotayahoratengountrabajonuevo.
—¿AsíqueconocesaHenridesde…?
—Haceunasemana.Perohemospasadolamayorpartedeltiempojuntosy,adecirverdad,nos
llevamostanbienquemedalasensacióndequeleconozcodetodalavida—explicó.Hablabacon
muchocariñodeHenri,casicomosifueraunhermano.
—Quégrosera…,nisiquierasécómotellamas.
Seinclinó.
—SoyErik.
—¿Erik?
—Sí.
—Ah.Esperabaalgodistinto.
Encogióloshombros.
—Bueno,esaeslatraducciónmásfiel.
—¿Alteza?—dijoelgeneralLeger.Habíallegadomiturno.
—Nolequitaréojodeencima—prometí,ymeescabullíhacialacarroza.
Laescalerarepresentabatodoundesafío.Llevabaunostaconesdeagujaaltísimosy,parasubir
cada peldaño, tenía que remangar un poco la falda del vestido con una mano. Así que no tuve más
remedio que ir ascendiendo escalón a escalón. Lograr esa hazaña sin ayuda me hizo sentir muy
orgullosademímisma.
Comprobéqueseguíaimpecableantesdetomarasiento.Henrisegiróhaciamídeinmediato.
—Hola hoy, alteza —saludó con una sonrisa de oreja a oreja. La brisa le alborotaba aquellos
rizosdorados.
Poséunamanosobresuhombro.
—Buenosdías,Henri.PuedesllamarmeEadlyn.
Torcióelgesto,untantoconfundido.
—¿DecirleEadlyn?
—Sí.
Alzóelpulgar,asíqueasumíquelohabíaentendido.Nomehabíaequivocadoalelegirlecomo
acompañante.Apenashabíatardadounossegundosensacarmeunasonrisa.MequedédetrásdeHenri
ybusquéentrelamuchedumbreaErik.Cuandoleavisté,lehiceungestoconlabarbilla.Élsonrióy
secolocóunamanosobreelcorazón,comosiesolehubieraaliviado.
DespuésmedirigíaHale.
—¿Quétalestáshoy?
—Bien—respondióuntantoindeciso—.Alteza,queríavolverapedirleperdónporlodeayer.
Nopretendía…
Levantélamanoparasilenciarle.
—No,no.Comosupongoquepodrásimaginar,estoesunpocoestresanteparamí.
—Sí.Noquerríaestarensuszapatos.
—¡Amímeencantaríaestarenlostuyos!—exclamé,ybajélamirada—.¡Meencantan!
—Gracias. ¿Cree que combinan bien con la corbata? Me gusta experimentar, pero no me
convencen.
—No.Conjuntanalaperfección.
Halesuspiró,contentoporhabercausadounabuenaprimeraysegundaimpresión.
—Bueno,fuistetúquienaseguróqueintentaríasganartemimanodíaadía,¿meequivoco?
—Tienetodalarazón—contestó,satisfechodequemeacordaradeesedetalle.
—¿Ycómopiensashacerlohoy?
Élmeditólarespuesta.
—Siporunmomentocreequevaaperderelequilibrio,leofrezcomimano.Leprometoqueno
dejaréquesecaiga.
—Esomegusta.Sicreesquetehasequivocadodecalzado,tesugieroquetecalcesestostacones.
—¡Abrimospuertas!—gritóalguien—.¡Agarraos!
Medespedídemamáydepapá,yluegomeaferréalabarraquerodeabalapartesuperiordela
carroza. No era demasiado alta, así que, aunque alguien resbalara y se cayera, seguramente se
levantaríaconunparderasguñosyvariosmoratones.Sinembargo,loscincoqueestábamosenla
parte delantera corríamos el riesgo de caer y ser atropellados por la propia carroza. Hale y Henri
permanecían serios y tranquilos, pero, en cuanto hice mi aparición estelar, casi todos los demás
pretendientesempezaronaaplaudiryagritarmepalabrasdeánimo.Burke,pormencionarauno,no
dejabadechillar:
—¡Vamos,podemoshacerlo!
Aunque,enrealidad,loúnicoquedebíahacereraestarahíysaludaralosespectadoresconla
mano.
Encuantoabrieronlaspuertas,elpúblicogritó.Alrodearlaesquina,distinguíelprimersector
de cámaras. Lo estaban grabando todo. Algunos mostraban carteles para apoyar a su seleccionado
favoritoyotrosondeabanlabanderadeIlléa.
—¡Henri,mira!—dije,yleseñaléuncartelconsunombreescrito.
Tardóunosinstantesencomprenderloy,cuandoalfinreconociósunombre,ahogóungrito.
—¡Ala!
Estaba emocionadísimo. De pronto, me cogió de la mano y la besó. Si cualquier otro
pretendientesehubieraatrevidoahaceralgoasí,mehabríafastidiado,ymucho,peroviniendodeél,
elgestomeresultódelomásinocente.
—¡Laqueremos,princesaEadlyn!—gritóalguien,ysaludéconlamano.
—¡Largavidaalrey!
—¡Quedioslabendiga,princesa!
Articulévariasveceslapalabra«gracias».Nomeesperabatantasmuestrasdeapoyo.Mesentía
pletórica.Dehecho,hastaesedía,nuncahabíatenidolaoportunidaddemirarcaraacaraamipueblo,
de oír sus voces. Jamás imaginé que nos necesitaran tanto. Desde luego, sabía que me apreciaban
porque,alfinyalcabo,algúndíaseríasureina.Pero,hastaentonces,siemprequehabíasalidode
palacio,quieneshabíanacaparadotodaslasmiradashabíansidomamáypapá.Vertantasmuestrasde
cariñodedicadasamipersonameconmocionó.Quizásalgúndíamequerríantantocomoapapá.
Eldesfilefueavanzando;lagenteovacionabanuestrosnombresyarrojabafloresalacarroza.
Por lo visto, había logrado mi cometido: dar un auténtico espectáculo. Aquella exhibición estaba
yendomejordeloprevisto,hastaquellegamosalúltimotramodelaruta.
Algo me golpeó y, claramente, no fue una flor. Advertí una cáscara de huevo y una tremenda
manchaenelvestido.Despuésrecibíelimpactodeuntomate.Yluegoalguienmearrojóunobjeto
quenologréidentificar.
Meagachéymecubríconlosbrazos.
—¡Necesitamostrabajar!—exclamóalguien.
—¡Lascastasnohandesaparecido!
Alargué el cuello y vi a un grupo de personas que protestaban a la vez que lanzaban comida
podridaalacarroza.Algunosselashabíaningeniadoparaentrarcartelesconmensajesofensivossin
quelosguardiassedierancuenta.Otrosmededicabanpalabrasdesagradables,llamándomecosasque
jamásmehabríafigurado.
Haleseinclinóamiladoymerodeóelhombro.
—Nosepreocupe,latengo.
—Noloentiendo—farfullé.
Henri se arrodilló e hizo de escudo humano, protegiéndome de cualquier objeto volador que
amenazara con caer sobre mí. A Hale tampoco le tembló el pulso y se convirtió en un escolta. De
repente,leoígruñirydoblarsededolorcuandoalgograndeypesadolegolpeó.
Reconocí la voz del general Leger enseguida. Estaba ordenando a los seleccionados que se
agacharan. En cuanto todo el mundo estuviera a cubierto, la carroza aceleraría y, probablemente,
avanzaríaamásvelocidaddelapermitida.Losespectadoresquesehabíanacercadoadisfrutardel
desfile empezaron a abuchearnos. Les estábamos arrebatando la oportunidad de ver en vivo y en
directoatodoelséquitoreal.
En cuanto la carroza empezó a rodar por la gravilla de la entrada de palacio, me tranquilicé;
cuando el conductor echó el freno, aparté a Hale y me puse de pie de un brinco. Corrí hacia la
escalerillaybajéatodaprisa.
—¡Eadlyn!—gritómamá.
—Estoybien.
Papáestabapálido.
—Cariño,¿quéhapasado?
—Ojalá lo supiera —contesté, y me marché echando humo por las orejas, humillada. Lo que
acababa de suceder había sido bochornoso, pero las miradas de pena y lástima que veía a mi
alrededortodavíamehicieronsentirpeor.
Todas sus expresiones parecían gritar «pobrecita». Detestaba su compasión incluso más que a
losquecreíanqueaquelloeraaceptable.
Echéacorrerporlospasillosdepalacio,conlacabezagachaylaesperanzadequenadieme
detuviera.Noeramidíadesuerte,desdeluego,porque,encuantolleguéalrellanodelsegundopiso,
metopéconJosie.
—¡Ecs!¿Quétehapasado?
Nolecontesté.Aceleréaúnmáselpaso.¿Porqué?¿Quéhabíahechoparamerecereso?
Neenaestabalimpiandolahabitacióncuandoentré.
—¿Señorita?
—Ayúdame—gimoteé,yluegorompíallorar.
La muchacha vino corriendo y me abrazó con fuerza; sin querer, le manché su prístino e
impolutouniformedecriada.
—Ahora, tranquilícese. Entre las dos arreglaremos este desaguisado. Mientras se desviste, iré
preparandoelbaño.
—¿Porquéquerríanhacermeesto?
—¿Quiénes?
—¡Mipropiagente!—respondí,frustrada—.Missúbditos.¿Porqué?
Neenatragósaliva.
—Nolosé.
Mepaséunatoallaporlacara.Semecorriótodoelmaquillajey,derepente,advertíalgoverde
enlamano.Laslágrimasvolvieronabrotar.
—Enunossegundoslabañeraestarálista.
Neena se escabulló hacia el cuarto de baño; yo me quedé ahí quieta, sintiéndome impotente y
desamparada.
Sabíaqueelaguasellevaríatodalamugre,elhedordepodredumbredelasverdurasqueme
habíanarrojado,peronohabíajabónenelmundocapazdeborrareserecuerdo.
Horasmástarde,meacomodéenunadelassillasdelasaladeestardepapá;mehabíaabrigado
con el jersey más suave y cómodo que tenía. A pesar del calor, la ropa era mi única armadura, de
modoquellevarvariascapasderopamehacíasentirmássegura.Papáymamásehabíanservidouna
copa; el licor era fuerte, sin lugar a dudas. Podía contar con los dedos de una mano las veces que
habíavistoamispadrestomarseunacopa.Sinembargo,aquellicortampocoestabacalmandosus
nervios.
Ahren llamó a la puerta y entró sin esperar una respuesta. En cuanto cruzamos las miradas,
atravesécorriendolasalaymelancéasusbrazos.
—Losientomucho,Eady—susurró,ymediounbeso.
—Gracias.
—Mealegrodequeestésaquí,Ahren—comentópapá,queestabamirandoalgunasinstantáneas
deldesfilequelosfotógrafoslehabíanentregado.Después,lasdejósobrelosperiódicosdeldía.
—Desdeluego—contestómihermano,quemerodeóelhombroconelbrazoymeacompañó
hastamiasiento.Meenrosquécomoungatoyélsecolocójuntoapapá.
—Todavía no doy crédito a lo ocurrido —murmuró mamá, y se acercó la copa a la boca.
Titubeóy,alfinal,decidiónotomarotrosorbodelicor.
—Yotampoco—farfullé;seguíadolidaporaquelarrebatodeodiodemipropiopueblohacia
mipersona—.¿Quéhehecho?
—Nada—asegurómamá,ysesentóamilado—.Estánfuriososconlamonarquía,nocontigo.
Hoy, el único rostro que han visto es el tuyo, y por eso te han atacado. Podríamos haber sido
cualquieradelafamilia.
—EstabaconvencidodequeunaSeleccióncalmaríalosánimos.Penséqueestaríanencantados
depresenciaralgoasí—añadiópapá,conlamiradaaúnclavadaenlasfotografías.
Todosnosquedamosensilencioduranteunosinstantes.Eraevidentequepapáhabíacometido
unerrordecálculo.
—Enfin—empezóAhren—.QuizáloestaríansiEadlynnofueralaprotagonista.
Todoslemiramosboquiabiertos.
—¿Disculpa? —musité. Aquellas palabras tan crueles me habían llegado al corazón. Estaba a
punto de romper a llorar por tercera vez en un día—. Mamá acaba de decir que podría haber sido
cualquieradelafamilia.¿Porquémeculpasamí?
Apretóloslabiosymiróasualrededor.
—Deacuerdo.Hablemosdeestoaltoyclaro.SiEadlynfueraunachicanormal,unajovencita
quenosecrioaprendiendoacontrolarcadaemoción,cadagesto,cadapalabra,esto,probablemente,
seríadistinto.Peroabrecualquieradeesosperiódicos—dijo,señalandolamesilla.Papáobedeciósin
rechistar—.Nonosengañemos.Muestraunapersonalidaddistante.Mirarlasfotografíasdelacena
deanocheresultahastaincómodo.Fíjatebien:losmirasenfurruñada,comositemolestarasumera
presencia.
—Siestuvierasenmilugar,sabríaslodifícilqueesestoparamí.
Ahrenpusolosojosenblanco.Élmejorquenadiesabíaquemiintenciónnoera,nidelejos,
conoceralhombredemivida.
Mamáselevantóyechóunvistazoalasfotografías.
—Tiene razón. Has levantado un muro entre tú y los pretendientes. Es evidente que no hay
química…niromanticismo.
—Escuchadmebien:nopiensohacerunpapel.Meniegoenredondoaactuarcomounapetarda
delantedeungrupodechicosparaentreteneralagente—sentencié,ymecrucédebrazos.
Tansolohabíanpasadodosdíasdesdeelpistoletazodesalida,yyaeraundesastre.Supedesde
del principio que no funcionaría y, para colmo, me sentía humillada. ¿Se atreverían a pedirme que
pasaraotravezporunasituacióntanbochornosaporelbiendelamonarquíacuandoeraevidenteque
noibaaayudar?
Elsalónvolvióaenmudecer.Ilusademí,porunmomentocreíquehabíaganadolabatalla.
—Eadlyn—dijopapá;lemiréeintentéqueaquellamiradasuplicantenomeconmoviera—.Me
prometistetresmeses.Estamossopesandolasdiversasvíasquetenemospararedirigirelpaís,pero
no podemos centrarnos en apagar un fuego si cada dos por tres aparecen más. Necesito que lo
intentes.
En ese instante, me percaté de algo que jamás antes me había planteado: su edad. Papá no era
viejo,enelsignificadoliteraldelapalabra,peroalolargodesuvidahabíarealizadomásproezas
que la mayoría de la gente que le doblaba la edad. Siempre se había sacrificado, por mamá, por
nosotros,porsupaís,yestabaagotado.
Agachélacabeza.DebíaencontrarunmododedaraentenderquelaSelecciónmeimportaba,
aunquesolofueraporelbiendemipadre.
—Supongoquetienestuscontactosenlaprensa,¿verdad?
Élasintió.
—Contamosconfotógrafosyperiodistasdeconfianza.
—QuehayavariascámarasaprimerahoradelamañanaenelSalóndeHombres.Yomeocupo
deesto.
Capítulo11
Aldíasiguiente,decidínotomareldesayunojuntoamifamiliaparaevitarponermenerviosa.No
quería que nadie se percatara de que la conversación de anoche me había dejado completamente
desarmada; sentía que, con cada respiración, estaba construyendo una especie de armadura a mi
alrededor.
Neena canturreaba una melodía mientras ordenaba el dormitorio. Era otra de sus virtudes.
Cuandomeretiréamisaposentoslanocheanterior,nosolofuedulceycariñosaconmigo,sinoque
además no hizo ninguna pregunta ni volvió a sacar el tema. No tenía que preocuparme por ella y,
justamenteporeso,lapobrenopodíaabandonarelpalacioniunsolodía.¿Yyo?
—Hoyesundíaparallevarpantalones,Neena—dije.
Elladejódetatarearlacanción.
—¿Negrootravez?
—Almenosunpoco.
Compartimosunasonrisaybuscóunpardepantalonesnegrosmuyajustadosquecombinécon
unostaconesdeinfarto.Sabíaque,almediodía,yanopodríadarunpaso,peromediolomismo.Me
puse una camisa un tanto vaporosa y un chaleco. Encontré una tiara con piedras preciosas que
conjuntabaconlacamisaperfectamente.Yaestabalista.
Toméunadecisión:seguirlospasosdepapá.ÉltambiénhabíavividounaSelección.Elprimer
día, envió a seis chicas a su casa. Mi plan, para empezar, era eliminar al doble. Pretendía hacer un
pocodelimpiezaydespediraloscandidatosalosquejamásbesaría.Enciertomodo,demostraría
cuánenseriometomabaelprocesoyqueelresultadomeimportaba.
Recéporqueexistieraunamaneradehacerlosincámarasdelante,peroeranunmalnecesario.
Teníaunalistamentalpreparaday,vagamente,sabíaquéibaadecir;perosicometíaalgúnerrorcon
todoslosreporterosahídelante,dudabadequepudieraenmendarlo…,loquesignificabaquedebía
saliralaperfección.
Puesto que la Sala de las Mujeres se consideraba propiedad de la reina, todo hombre que
quisieraentrarestabaobligadoapedirpermiso.ElSalóndeHombressehabíaimprovisadoporque
asílohabíapedidoyo,y,porlotanto,noexistíatalformalidad.Fueunaentradatriunfal:empujélas
puertasdoblesyunaráfagadevientomealborotóelcabello.
Todos los candidatos me miraron, algunos se pusieron de pie al instante, otros dejaron a los
reporterosconlosquecharlabanconlapalabraenlaboca.
Pasé junto a Paisley Fisher y le oí tragar saliva. Me detuve, dibujé una sonrisa encantadora y
apoyéunamanoensuhombro.
—Yapuedesirte.
Miródereojoatodoslosquelerodeaban.
—¿Irme?
—Sí,irte.Muchasgraciasporhaberparticipado,perotupresenciaenpalacioyanoesnecesaria.
Elmuchachoseresistíaamarcharse,asíquemeacerquéylesusurrélasinstruccionesaloído.
—Cuánto más tiempo te quedes merodeando por aquí, más embarazoso se volverá. Deberías
marcharte.
Meapartéy,casiacámaralenta,eljovensefuealejandohacialapuertadelasala,conlosojos
inyectadosensangre.
Nolograbaentenderporquésehabíaenojadotanto.Noselohabíadichogritandonilehabía
echadoapatadas.Mefelicitéporhabermelibradodealguientaninfantilytratéderecordarlalista.
¿Quiéneraelsiguiente?Ah…,esteselomerecía.
—Blakely,¿verdad?
—Sí…,sí—tartamudeó.Seaclarólagarganta,yvolvióahablar—:Sí,alteza.
—Cuandonosconocimos,nodejastedemirarmeelpecho.—Sequedópálido.Alparecer,creyó
quehabíasidomuysutilyquenomehabíadadocuenta—.Noteolvidesdemirarmeelculoalirte.
Measegurédehablarlelobastantealtocomoparaquelascámarasyelrestodelospretendientes
pudieranoírlo.Consuerte,suhumillaciónserviríaparaquelosdemásaprendieranlalecciónynose
comportaranigual.Blakelybajólacabezaysemarchóconelraboentrelaspiernas.
ContinuéconmidecapitaciónparticularymeparéfrenteaJamal.
—Puedesirte.
Asulado,Connorempezóasudar.
—Ytúpuedesacompañarle.
Semiraronuntantoconfundidosydespués,sacudiendolacabeza,semarcharonjuntos.
MecrucéconKile.Adiferenciadelosdemás,noesquivómimirada,sinotodolocontrario;me
mirófijamentealosojosymerogóquepusierapuntofinalaesatorturayleexpulsaradeinmediato.
Le habría eliminado si no hubiera sabido que su madre me habría matado (además, le estaría
invitandoadejarelpalacioymudarseaotrositio)yporqueeldíaanterior,duranteeldesfile,había
leídosunombreenlamayoríadeloscarteles.Kileeraelcandidatodelaciudad,yquizáporesoel
pueblosehabíaposicionadoasufavor.Nopodíalibrarmedeél.Almenosporahora.
A su lado, Hale tenía un nudo en la garganta. Recordé cómo me había protegido durante el
alborotodeldesfile,recibiendolosgolpesdeverduraspodridasqueestabandestinadasamí.
Meacerquéy,envozbaja,ledije:
—Muchasgraciasporlodeayer.Fuistemuyvaliente.
—Nofuenada—aseguró—.Aunqueeltrajenosehasalvado.
Lodijodebroma,paraquitarlehierroalasunto.
—Quélástima.
Desvié la mirada y seguí mi camino. No creía que las cámaras hubieran grabado la
conversación,peroestabaconvencidadequehabríancaptadonuestrassonrisas.Mepreguntési,araíz
deeso,seinventaríantodotipodehistorias.
—Issir —llamé. Iba como siempre: desgarbado y con el pelo engominado hacia atrás—. No.
Gracias.
Nisiquieralocuestionó.Sesonrojóyhuyóatodaprisadelsalón.
Oí cuchicheos y me pregunté quién sería tan poco cauto como para hablar justo en aquel
momento.MegiréyadvertíalintérpretedeHenri,explicándoleaHenriquéestabasucediendoenel
salón. El muchacho parecía inquieto, nervioso, pero, cuando el traductor acabó de hablar, alzó la
miradaymeregalóunasonrisa.Eraunasonrisadivertida,cómica.Dabalasensacióndeque,apesar
deestarinmóvil,estuvierajugandoaalgo.
Puf.Habíapensadoacabarconsusufrimientoyenviarleacasa,peroparecíaencantadodeestar
ahí.Alfinyalcabo,nopodíaeliminaratodoslospretendientes,yHenrierainofensivo.
AlpasarjuntoaNolan,tansolodiuncapirotazoconlamanoparaecharle.BusquéaJamieyle
anunciéqueexigirsushonorarioshabíasidoelmodomásofensivodepresentarse.
Diotravueltaporelsalónparacerciorarmedequenomehabíadejadoanadiedelalista.Las
reacciones de los candidatos que se habían salvado de aquella escabechina iban de interesantes a
estrafalarias. Holden seguía histérico, como si creyera que la bomba fuera a caerle en cualquier
momento. Jack sonreía de una forma extraña; al parecer, todo aquello le parecía entretenido y
emocionante.AlfinalmecrucéconEan,que,enlugardeapartarlamirada,meguiñóunojo.
Me llamó la atención que estuviera solo, con un diario encuadernado en cuero y un bolígrafo
comoúnicacompañía.Porlovisto,nohabíavenidoaquíahaceramigos.
—Guiñarelojoesungestoaudaz,¿nocrees?—preguntéenvozbaja.
—¿Quéprincesanoquerríaaunhombreasuladoquefueraaudaz?
Arqueéunaceja.
—¿Ynotepreocupaquedarcomounarrogante?
—No.Yosoyasí.Ynopretendoocultarnada.
Supresenciameintimidabaunpoco,peromegustabaquetuvieralasagallasdesertalycomo
era.Medicuentadequeunacámaranosseguíaparacapturarmiexpresión.Miréhaciaotroladoy
meaguantélarisa.SeguíadelanteyañadíaArizona,aBrady,aPaulyyaMacKendrickalalistade
desahuciados.Siloscálculosnomehabíanfallado,habíaeliminadoaonce.
Esperéaquetodoslosdescartadoshubierandesaparecido.Luego,meencaminéhacialapuerta,
mevolvíymedirigíaloscandidatosrestantes.
—Si seguís aquí, es porque habéis hecho algo entre nuestra primera reunión y hoy para
impresionarme o porque, al menos, habéis tenido el sentido común de no ofenderme —anuncié.
Algunos sonrieron, probablemente pensando en Blakely, y otros se quedaron pasmados—. Quiero
pediros a todos que seáis prudentes, porque yo me tomo este asunto muy en serio. Esto no es un
juego,caballeros.Esmivida.
Cerré las puertas y escuché un frenesí de actividad en la sala. Algunos soltaban carcajadas
nerviosas,otrossuspirabanaliviadosyhuboalguienquenodejabaderepetirunayotravez:
—Oh,Diosmío.Oh,Diosmío.
Lasvocesdelosreporterosseoíansobrelasdemás;losanimabanarelatarsussensacionestras
la primera eliminación. Solté un suspiró y me alejé muy segura de mí misma. Había dado un paso
decisivo.Ahorapodíadormirtranquila,pueslaSelecciónseguíasurumboyyonoibaadefraudarle.
Paracompensareldesastredelaprimeranocheylacompletafaltadeinteraccióndespuésdel
desfile,invitamosalospretendientesauntéantesdecenarparaqueasípudieranconoceratodoel
servicio y, por descontado, hablar conmigo, su ansiada prometida. Papá y mamá estaban allí, junto
conAhren,KadenyOsten.JosieacudióconlosWoodwork,quetratabandenoatosigardemasiadoa
su hijo. La señorita Lucy no paraba de pasearse por el salón, tan hermosa y encantadora como
siempre,aunquenocharlóconnadie.Lasmultitudesnoeranlosuyo.
Paralacena,escogíunvestidodegalayunostaconesquemedejaríanlospiesdestrozados.Los
nervios de la expulsión todavía no habían desaparecido, pero me alegraba saber que por fin había
hechoalgoparaayudarapapá.Sinembargo,esaalegríasedesvanecióencuantoAhrenseacercóa
míconunamiradadealarma.
—¿Quédiabloshashecho?—preguntócontonoacusatorio.
—Nada —juré—. He convocado una eliminación. Quería demostrar a todo el mundo que la
Selecciónmeimporta.Aligualquehizopapá.
Ahrensellevólasmanosalacabeza.
—¿Esquenohashechonadamásqueleerinformesentodoeldía?
—Puesno—repliqué—.Quizánotehayasdadocuenta,peroeseesmitrabajo.
Mihermanoseinclinóybajólavoz.
—Lasnoticiastepintancomounaviudanegra.Lesechasteconcaradeengreída.Yexpulsastea
casiunterciodelospretendientes,Eadlyn.Laverdad,noparecequeteimporten,sinoquelosutilizas
atuantojo—contestó.Sentíquemequedabasinoxígenoenlospulmones.YAhrenprosiguió—:Dos
deloseliminadoshanpreguntado,delmodomásdiscretoyprudenteimaginable,sieraposibleque
prefirierasalasmujeres.
Soltéungemido.
—Ah,yaloentiendo.Parademostrarquemegustanloshombres,¿quétengoquehacer?¿Besar
elsueloporelquepisan?
—Noeselmomentoparaponerteenpiedeguerra,Eadlyn.Debessermásamableyatentacon
ellos.
—Disculpe,alteza.
Ahrenyyonosgiramosalmismotiempo.Eraunareporteraque,ajuzgarporsumiradaysu
sonrisa,estabaalbordedeunataquedehisteria.
—Odiointerrumpirle,peromepreguntabasiseríaposiblerealizarunaentrevistaalaprincesa
antes de entregar mi artículo. —La desconocida volvió a sonreír y, por un momento, temí que me
engulleraviva,tantoentérminosfiguradoscomoliterales.
—Estaráencantadadehacerlo—respondióAhren.
Despuésmebesólafrenteyseesfumó.
Depronto,semeaceleróelpulso.Aquellonoentrabaenmisplanes.Perodetodoloqueenese
momentopudieraocurrir,loquemásmeaterrorizabaeraqueelpúblicomevierasudar.
—Alteza, hoy ha eliminado a once candidatos. ¿No cree que la expulsión ha sido un poco
drástica?
Erguílaespaldaydibujélamásdulcedelassonrisas.
—Comprendo que haya quien piense eso —contesté con diplomacia—, pero ha sido una
decisióncrucial.Enmiopinión,noseríajustonisensatopormiparteconoceramuchachosgroseros
oirrespetuosos.Albergolaesperanzadeque,alserungrupomásreducido,tendrélaoportunidadde
conoceraesoscaballerosmuchomejor.
Repetí cada palabra en mi cabeza. No había dicho nada que pudiera parecer humillante o
incriminatorio.
—Sí,pero¿porquéhasidotansevera?Aalgunostansololesdijo«no»,onisiquieraeso.
Traté de disimular mi preocupación. Con el tiempo, aquello quedaría como una anécdota
divertida.
—Cuandomipadreesestricto,nadielecritica,asíquenomeparecejustoque,cuandoactúode
formasimilar,semetachedecruel.Voyatomarunadecisiónimportantísimayporesometomola
Selecciónmuyenserio.—Mehabríaencantadogritarle,perorespondíconesetonodevozquetanto
habíapracticadoparadarentrevistas.Inclusomelasingeniéparamantenerlasonrisa.
—Unoinclusohalloradodespuésdequeustedsemarchara—informó.
—¿Qué?—exclamé;temíaquelareporterasepercataradequemeestabaponiendomáspálida
porsegundos.
—Unodelosseleccionadossehaechadoallorardespuésdelaeliminación.¿Creequeesuna
reacciónnormaloque,alsertanseveraconellos,ustedmismalahaprovocado?
Traguésaliva,perosabíaquenopodíaquedarmecallada.
—Tengo tres hermanos. Todos lloran y le aseguro que las razones no siempre tienen mucho
sentido.
Ellaserioporlobajo.
—Entonces,¿nocreehabersidodemasiadoduraconellos?
Sabíaperfectamentequépretendía:estabarepitiendolamismapregunta,esperandoasacarmede
miscasillasy,adecirverdad,estabaconsiguiéndolo.
—No logro imaginarme cómo debe de ser estar al otro lado del proceso de Selección y ser
eliminadatanpronto.Pero,salvomipadre,nadiedelospresentessabequésesienteestandoeneste
lado.Quierohacertodoloposibleparaencontraraunmaridonobleyrespetable.Y,siesehombreno
puedeaguantaruncomentariountantosevero,claramentenopodráserpríncipe.¡Confíeenmí!—
comenté,yletoquéelbrazo,comosifuerauncotilleo…ounabroma.Ladesarméporcompleto—.
Yhablandodepretendientes,esperoquemedisculpe,peronecesitopasartiempoconellos.
Abrió la boca para hacer otra pregunta, pero di media vuelta con la cabeza bien alta. Tuve un
momentodeindecisión.Nopodíairdesesperadaalabarraapedirunrefrigerio,nidesahogarme,ni
tampocosoltartodaslaspalabrotasquesemeestabanocurriendoy,desdeluego,nopodíacorrera
losbrazosdepapáymamá.Debíaaparentarnormalidad,asíquediunavueltaporelsalón.Cadavez
quemecruzabaconunodemispretendientes,pestañeabaysonreíacomounaboba.
Me llamó la atención que un detalle tan insignificante pudiera provocar sonrisas. En lugar de
evitarme, todos suavizaron sus expresiones. También me fijé en que esos breves instantes de
consideración y ternura estaban borrando los recuerdos de esa misma mañana en el Salón de
Hombres.Recéporqueelpúblicotambiénolvidaraesahistoriatanrápidocomoellos.
Sospechabaque,deunmomentoaotro,algunodeellossearmaríadevaloryvendríaahablar
conmigo.YesapersonaresultóserHale.
—Ybien,pareceserqueestoesunamerienda—dijo,ysecolocóamilado—.¿Quéprefierela
princesa?
Diounsorboasutazaysonriócontimidez.
Haleteníauncarismanaturalyespontáneo,igualquelaseñoritaMarlee,yporesoeramuyfácil
charlarconél.Enaquelmomento,agradecíquefueraélelprimeroenacercarseacharlarconmigo.
Eralasegundavezquemerescataba.
—Depende de mi estado de ánimo. O del mes. En invierno soy incapaz de disfrutar de un té
blanco,porejemplo.Perounténegromesentaríademaravilla.
—Deacuerdo—dijo,yasintióconlacabeza.
—Mehadichounpajaritoqueestamañana,traslaexpulsión,alguiensehaechadoallorar.¿Es
esocierto?
Haleabriólosojoscomoplatosysoltóunsilbido.
—Sí, fue Leeland. Pensé que se había roto un hueso… o algo así. Tardamos casi una hora en
tranquilizarle.
—¿Quéocurrió?
—¿Quéocurrió?¡Usted,alteza!Entrayseponeaeliminaragenteadiestroysiniestro.Supongo
queesunchicotímido,yquelehabrácohibido.
Localicé a Leeland de inmediato. Estaba en una esquina, solo. Si de veras estuviera buscando
marido,yalehabríadescartado.
Dehecho,mesorprendióquenomehubierarogadoquelepermitieravolveracasa.
—Nopretendíasertandespiadada.
Haleserio.
—Notienequeserdespiadada.Todossabemosquiénes,yquépuedehacer.Ylorespetamos.
—Esodíseloaltíoquemepreguntócuándolepagarían—murmuré.
ParaesoHalenoteníarespuesta.Mesentículpabledehaberdesviadolaconversaciónhaciaese
tema.
—Ybien,¿quétocahoy?—pregunté,yrecuperélacompostura.
—¿Perdón?
—¿Cómopiensasdemostrarmehoyquemerecesmimano?
Yconunasonrisa,contestó:
—Hoy,prometoquejamásleserviréuntéblancoeninvierno.
Nomedijoadiósnihizoreverenciaalguna,perosemarchóconaireoptimista.
Badensevolvióymemiróporencimadelhombro.Laprimeraimpresiónquemecausónada
teníaqueverconnuestracharladepresentación.Leveíacomoelmuchachoque,segúnlatíaMay,
prometía,ymucho.
Era evidente que estaba titubeando; no sabía si acercarse a mí y entablar una conversación o
darsemediavuelta.Bajélamiraday,pestañeandocomounaadolescentesincerebro,medirigíhacia
él.Actuarasímehacíasentirestúpida,perolociertoesquefuncionó:encuestióndesegundos,Baden
se plantó frente a mí. Por un instante, pensé en la entrevista que me había hecho la reportera; me
resultabacurioso,inclusodivertido,quefueraunaexpertaentécnicasparadesarmaraunperiodista
oaunpolítico,pero,cuandosetratabadechicos,nadiemehabíaenseñadonada.
Alparecer,Badenestabaimpacienteporhablarconmigo,perolosdosnosquedamospasmados
cuando,depronto,enaquelprecisoinstante,seacercóotroseleccionado.
—Gunner—saludóBaden—,¿quéteestápareciendolafiesta?
—Excelente.Dehecho,hevenidoaagradeceralaanfitrionaquelahayaorganizado.Hasidoun
verdaderoplacerconocerasushermanospequeños.
—Oh,madre.¿Quéhanhecho?
BadensoltóunacarcajadayGunnertratódeaguantarunataquederisa.
—Ostenesmuy…enérgico.
Suspiré.
—Laculpaesdemispadres.Porlovisto,cuandoyahascriadotreshijosytienesuncuarto,tiras
todoslosvaloresporlaventana.
—Peromehacaídobien.Esperoverleporaquí.
—No sé si tendrás esa suerte. Es muy escurridizo. Ni siquiera su niñera, a la que, por cierto,
desprecia,escapazdecontrolarle.Siempreestáarmandoalborotooescondidoenalgunamadriguera
depalacio.
De repente, Baden nos interrumpió. Me pregunté si pretendía coquetear conmigo o parecer
valiente.
—¡Quécaráctertancontradictorio!¿Todosensufamiliasonasí?
No me costó adivinar qué pretendía preguntar en realidad: ¿era la clase de chica que buscaba
consuelooqueprovocabaunescándaloporcualquiernimiedad?
—Sinduda.
Badenasintió.
—Esbuenosaberlo.Mecompraréunescudoyunpardebinoculares.
Soltéunarisatonta,cosadelaquemearrepentídeinmediato.Semehabíaescapado.Tratédeno
enfadarme,nidisgustarme,porhaberbajadolaguardia.
Con suerte, habría sido una escena perfecta para tomar un par de fotos. Hice una breve
reverenciaycontinuéconelpaseo.
VislumbréaHenrialotroladodelasala.Eriknoseapartabadeél.Cuandonuestrasmiradasse
cruzaron,nodudóenaproximarseamíconpasodecididoyconunasonrisadeorejaaoreja.
—¡Hola! ¡Hyvää iltaa! —exclamó, y me dio un beso en la mejilla, lo que, una vez más, me
habríasorprendidosihubierasalidodecualquierotropretendiente.
—Ledalasbuenasnoches.
—Oh,ejem…,¿heevateelah?—murmuré,tratandodereproducirsuspalabras.
Aloírmedestrozarsupropioidioma,seechóareír.
—¡Bien,bien!
¿Siempreestabatancontento?
MegiréhaciaErik.
—Sésincero.¿Hasonadomal?
Elintérpretenomementiría.
—Sientodecirlo,peroniencienañoshubieraadivinadoloquehadicho,alteza—contestócon
tonoamable.
Dibujé una sonrisa genuina. Aquella pareja era modesta y sencilla. Y, teniendo en cuenta que
seguramenteHenrisesentíauntantomarginado,aquellahumildaddecíamuchodeellos.
Antesdequepudieraproseguirlaconversación,Josieaparecióamilado.
—Unafiestagenial,Eadlyn.TúeresHenri,¿verdad?Hevistotufotografía—dijo,yenseguida
extendiólamanoparasaludarle.
Apesardeestaruntantodesorientado,elmuchacholeestrechólamanoeducadamente.
—SoyJosie.Eadlynyyosomoscomohermanas—comentóentusiasmada.
—Aunquenosomosfamilia—añadí.
Erik se apresuró a traducirle aquel intercambio de palabras a Henri, de una forma rápida y
mediosilenciosa,locualdistrajoaJosie.
—¿Quiéneres?—preguntó—.Norecuerdohabervistotufotografía.
—SoyelintérpretedelseñorHenri.Élsolohablafinlandés.
Josie pareció completamente decepcionada. Y entonces caí en la cuenta de que solo se había
inmiscuidoennuestraconversaciónporqueHenrileparecíaatractivo.Sinlugaradudas,parecíamás
joven que el resto de los candidatos, y además tenía un aire despreocupado que encandilaba a
cualquiera.SeguroqueJosiehabíacreídoqueencajaríamásconellaqueconmigo.
—Ybien…—empezó—,¿cómodemonios…vive?
SinconsultarnadaaHenri,Erikcontestó:
—Sideverasesprácticamentelahermanadelaprincesa,estoyconvencidodequeenpalaciole
habránproporcionadounaeducaciónbrillante.Y,porlotanto,sabrátanbiencomonosotrosquelas
relaciones entre Illéa y Swendway son fuertes y ancestrales, lo que ha permitido que muchos de
nuestrosciudadanosseestablezcanaquí,yquehayancreadopequeñascomunidades…,yviceversa.
Noesdifícil.
Memordílalengua.HabíapuestoaJosieensulugar.Nopodíaestarmássatisfechaporello.
Lamuchachabajólacabeza.
—Ah,porsupuesto.Ejem…—balbuceóy,aunquelecostóDiosyayuda,alfinalsedisculpó—:
Perdón.
—Losiento—susurréunavezquesehubomarchado—.Notienenadaqueverconvosotrosdos.
Josieeshorrible,simplemente.
—Nomehaofendido—contestóErikconhonestidad.Ydespuésempezóahablarenfinlandés
conHenri.Supusequequerríaexplicarleloqueacababadesuceder.
—Disculpadme.Tengounacharlapendienteconalguien,peroosveréenlacena—dijey,tras
hacerunareverencia,repasétodoelsalónenbuscadealgúntipoderefugio.
Aquella entrevista me había descolocado por completo, pero me sentía orgullosa por haber
recuperadolacomposturadespuésdeldesastre.Sinembargo,Josieteníaeldondesacarmedequicio.
Viquemamáestabasolaycasicorríhaciaella;necesitabaunhombrosobreelquellorar.Pero,
enlugarderecibirmeconlosbrazosabiertos,melanzólamismamiradaasesinaqueAhrenmehabía
dedicadonadamásentrarenlasala.
—¿Por qué no nos contaste lo que habías planeado hacer? —preguntó en voz baja. Para que
nadiepudierasospechardequéestábamoshablando,noborrólasonrisaqueteníapegadaenlacara.
Imitélasonrisaycontesté:
—Creíqueseríabuenaidea.Dehecho,papáhizolomismo.
—Sí, pero a una escala menor y de forma privada. Les has avergonzado en público. Nadie te
admiraráporello.
Resoplé.
—Losiento.Decorazón.Nomedicuenta.
Ellamerodeóconelbrazo.
—Nopretendíasertanintransigente.Séqueloestásponiendotododetuparte.
Yjustoentoncesseaproximóunfotógrafoparacapturaresemomentocándidodemadreehija
charlando.¿Cuálseríaeltitular?
Talvezalgosobrelaseleccionadainstruyendoalaseleccionadora.
—¿Quésesuponequedebohacerahora?
Escudriñóelsalónparacerciorarsedequenadiepudieraescucharnos.
—Tansolo…plantéateunpequeñoromance.Nadaescandaloso,porelamordeDios—añadió
—.Perovercómoteenamoras…Esoesloquerealmentequierepresenciartodoelmundo.
—Peronopuedoprovocarlo.Nopuedo…
—America,mivida—mellamópapá.
Ostensehabíaderramadoelzumosobrelacamisa,asíquemamáfueaayudarleyacambiarle
demuda.
Habríaapostadotodosmisahorrosynohabríaperdidoniunsolocéntimo.Loqueacababade
sucedernohabíasidomásqueunintentointencionadoporpartedemihermanoparasalirdeaquella
estancia.
Mequedéinmóvil,sola.Registrélasalaconlamiradatratandodenollamarlaatención.Estaba
atestada de demasiados rostros desconocidos. Había demasiados ojos extraños observándome,
esperandoquerealizaraalgúnmovimiento.Sihubieradependidodemí,hubierapuestopuntofinala
la Selección cuatro horas antes. Inspiré hondo. Tres meses y me habría ganado la libertad. Podía
hacerlo.Noteníaalternativa.
Crucé la sala con paso decidido; sabía con quién debía hablar. Le localicé, me acerqué y le
susurréaloído:
—Nosvemosenmidormitorio.Ochoenpunto,niunminutomás.Noselodigasanadie.
Capítulo12
Laesperasemehizoeterna.Duranteaquellosminutosnopudeparardecaminardeunladoaotrode
mihabitación.Enrealidad,Kileeralaúnicapersonaaquienpodíaconfiarleesatarea,perodetestaba
tenerquepedírselo.Estabapreparadaparaproponerleuntratoirrechazable,perotodavíanoestaba
seguradequépodíaofrecerleacambio.Seguroqueélsabríadarmealgunaqueotraidea.
Apenasoíquellamabaalapuerta;lapreguntaqueseintuíaeralasiguiente:¿quéestoyhaciendo
aquí?
AbrílapuertayahíestabaKile,máspuntualqueunreloj.
—Alteza—saludó,yrealizóunareverenciacómica—.Hevenidoahacerteperderlacabeza.
—Ja,ja.Anda,entra.
Kileobedecióyexaminócadaunademisestanterías.
—Laúltimavezqueestuveentuhabitación,coleccionabasponisdemadera.
—Esoyaestásuperado.
—¿Ylodeserunatiranamandonatodavíano?
—Puesno,igualquetútampocohassuperadoserunainsufribleratadebiblioteca.
—¿Esasícomoconquistasatodastuscitas?
Sonreíconsuficiencia.
—Másomenos.Siéntate.Tengounapropuestaparati.
Kileadvirtiólabotelladevinosobrelamesaynodudóenservirseunacopa.
—¿Quieresunacopa?
Suspiré.
—Porfavor.Creoquelosdoslonecesitamos.
Élsequedómudo.
—Ahorasímehaspuestonervioso.¿Quéquieres?
Cogílacopaeintentérecordareldiscursoquemehabíapreparadoparaexplicarlelaideaquese
mehabíaocurrido.
—Túsabescómosoy,Kile.Meconocesdesdesiempre.
—Cierto.Dehecho,justoayer,enunataquedenostalgia,rebusquéenmimemoriayencontréun
recuerdomuyespecial.Túcorriendoporelpasilloconnadamásqueunpañal.Estabasguapísima.
Puselosojosenblancoycontuvelarisa.
—Enfin.Creoqueentiendesmipersonalidad,quesabescómosoycuandolascámarasnome
estánenfocando.
Éltomóunsorbodevinoyreflexionósobremispalabras.
—Tambiénteentiendocuandoteestángrabando,oesocreo,pero,porfavor,continúa.
Nunca me había planteado eso, el cómo me habría visto a lo largo de la infancia, de la
adolescencia, tanto dentro como fuera de la pantalla. Delante de una cámara, había algo en mí que
cambiaba,yéltambiénlosabía.
—La Selección no fue idea mía, pero estoy obligada a invertir todos mis esfuerzos para que
salgabien.Personalmente,piensoqueloestoyhaciendo.Peroelpúblicoesperaveraunajovencita
conmariposasenelestómagoquecaigarendidaalospiesdesuspretendientes.Y,siquieresquesea
sincera,nomeveocapazdehacerlo.Nopuedoactuarcomounatonta.
—Bueno,dehecho…
—¡Cierraelpico!
Sonrióconmaliciaytomóotrosorbodevino.
—Erescansino.Noséniporquémemolestoenintentarlo.
—No,porfavor,sigue.Noactúescomounatonta.
Dejólacopasobrelamesayseinclinóhaciadelante,comoparamostrarsuinterés.
Cogíaireybusquédenuevolaspalabrasmásapropiadas.
—Quieren ser testigos de un romance, pero no estoy preparada para comportarme así
públicamente,sobretodocuandotodavíanoheconectadoconnadie.Pero,aunasí,tengoquedarles
algo.
Agachélacabeza,pestañeévariasvecesyluegolemirécontimidez.
—¿Algocomoqué?
—Unbeso.
—¿Unbeso?
—Uno casto. Eres el único pretendiente al que puedo pedírselo; tú sabes de antemano que no
seríareal,quelascosasnosecomplicarían.Además,estoydispuestaadartealgoacambio.
Kilearqueólascejas.
—¿Qué?
Meencogídehombros.
—Enrealidad,loquequieras.Siempreycuandosearazonable.Nopuedoofrecerteunpaís…o
algoparecido.
—¿Teimportaríahablarconmimadre?¿Podríasayudarmeaescapardeaquí?
—¿Eiradónde,exactamente?
—Acualquiersitio—respondióuntantodesesperado—.Mimadre…Noséquédebiódeocurrir
paraquelesjuraratallealtadatuspadres.Ahoraselehametidoentrecejaycejaqueelpalacioes
nuestrohogar,quejamásnosmudaremos.¿Sabescuántomecostóconvencerladequemepermitiera
realizaresecursoaceleradoyvivirfueradeaquíunatemporada?
»Quieroviajar,quieroconstruir,quierohaceralgomásqueleerlibros.Avecesinclusopienso
queundíamásencerradoentreestasparedespuedematarme.
—Hecaptadoelmensaje—murmurésinpensar.Erguílaespaldayañadí—:Puedoecharteuna
mano.Encuantosepresenteunabuenaoportunidad,convenceréatuspadresdequelomejorparati
esabandonarelpalacio.
Sequedócalladounossegundosy,trasvaciarlacopadevino,preguntó:
—¿Unbeso?
—Solouno.
—¿Cuándo?
—Estanoche.Habráunfotógrafoesperandoenelpasilloalasnueveenpunto.Esperoqueesté
bienescondidoporquetemoque,sileveo,arruinarémiactuación.
Kileasintióconlacabeza.
—Deacuerdo.Unbeso.
—Gracias.
Nosquedamossentados,ensilencio,observandolasmanillasdelreloj.Despuésdetresminutos,
yanolosoportémás.
—¿Aquétereferíasconconstruircosas?
Aélseleiluminóelrostro.
—Es lo que estudio. Diseño y arquitectura. Me gusta idear estructuras, averiguar cómo puedo
diseñarlasy,aveces,intentoquelasformasseanhermosas.
—Eso…suenamuyinteresante,Kile.
—Losé—dijo,ydibujólamismasonrisatorcidadesupadre.Mellamólaatenciónqueeltema
leentusiasmaratantísimo—.¿Quieresverlos?
—¿Verelqué?
—Algunosdemisdiseños.Lostengoenmihabitación.Enmihabitacióndesiempre,claroestá,
noenlaquemehanotorgadocomoseleccionado.Yasabes,estáaquíallado.
—Claro—murmuré.
Toméunúltimosorbodevinoyleseguí.Elpasilloestabadesierto.Tansoloavistéaunparde
guardias,asíqueKileyyonosescabullimoshaciasudormitorio.
Abriólapuerta,encendiólaslucesy…mequedédepiedra.
Era…un…absoluto…¡desastre!
Lacamaestabadeshecha,habíaunapiladeropaenunaesquinay,sobrelamesitadenoche,un
montóndeplatossucios.
—Séloqueestáspensando.¿Cómodiabloslamantienetanimpecable?
—Me acabas de leer la mente —dije. No quería que se diera cuenta de que su habitación me
repugnaba,asíquetratédedisimular.Almenosnoapestaba.
—Hace cuestión de un año le pedí al personal que dejara de limpiar mi dormitorio. Y, desde
entonces, yo me ocupo de eso. Pero la Selección me pilló algo desprevenido, así que la dejé tal y
comoestaba.
Empezóapatearcosasbajolacamayaordenartodoloqueteníaalalcance.
—¿Porquénodejasqueseanellosquienesordenentuscosas?
—Soyunadulto.Puedohacerlosolito.
Kilenolodijocomounacríticahaciamí,pero,enaquelmomento,lotomécomounataque.
—Cambiandodetema,vamosamiestudio.
Enlaotrapuntadelahabitación,laparedestabaforradadefotografíasypósteresdetodotipo
deedificios,desderascacieloshastacabañasdebarro.Sobresuescritoriohabíacentenaresdedibujos
queélmismohabíadiseñadoymaquetasconstruidascontrozosdemaderaydemetal.
—¿Has hecho tú todo esto? —pregunté, y, con sumo cuidado, cogí una estructura cuya punta
parecíaretorcerse.
—Sí. El concepto, el diseño. Me encantaría construir edificios de verdad algún día. Estoy
estudiando, pero no puedo aprenderlo todo si no me implico e intento hacer algo con las manos,
¿sabes?
—Kile… —murmuré. Contemplé cada detalle: los colores, las líneas… Y me imaginé la
cantidaddetiempoyesfuerzoquehabríadedicadoacadaunodesusdiseños—.Esmaravilloso.
—Sonsolotonteríasquemegustan.
—No,para.Nodesmerezcastodoestetrabajo.Yojamáspodríahaceralgoasí.
—Claro que sí —respondió. Se agachó y rebuscó en un cajón una regla con forma de T que
luego colocó sobre uno de sus diseños—. ¿Ves? Es cuestión de observar las líneas y hacer los
cálculos.
—Buff,másmatemáticas.Estoyaburridadehacernúmeros.
Élsoltóunacarcajada.
—Peroestosonmatemáticasdivertidas.
—Matemáticasdivertidasesunoxímoron.
Nossentamosenelsofáyhojeamosvarioslibrosdesusarquitectosfavoritos.Comentamossus
obras,estudiamossusestilos.Élestabaespecialmenteinteresadoenelmodoenquealgunosjugaban
conloselementosquerodeabanlaedificación.
—¡Fíjateenesto!—exclamabacongranentusiasmoalgirarcadapágina.
No podía creer que hubiera tardado tantísimos años en descubrir ese lado de su personalidad.
Kilesehabíaencerradoenuncaparazónparaaislarsedetodoelmundoporqueelpalaciolehabía
atrapado. Detrás de todos esos libros y comentarios afilados se escondía una persona curiosa,
interesantey,aveces,encantadora.
Medabalasensacióndequehabíavividoengañada.Solofaltabaquealguienasomaralacabecita
porelmarcodelapuertayjuraraqueJosieeraunasanta.
Kileechóunvistazoalrelojporpuracasualidad.
—Sonlasnueveydiez.
—Ah. Deberíamos irnos —dije, aunque lo que más me apetecía era quedarme en ese sofá. La
habitacióndeKile,pormuydesordenadaqueestuviera,eraelrincónmáscómodoenelquejamás
habíaestado.
—Sí—murmuróKile;cerróellibroyvolvióaguardarloenlaestantería.
Aunqueelestudioestabatanpatasarribacomoelrestodelaestancia,eraevidentequeKilelo
tratabaconuncuidadomuyespecial.
Leesperéjuntoalapuertay,derepente,mepusenerviosa.
—Ven—dijo,ymeofreciólamano—.Lacitaestáapuntodeacabar,¿cierto?
Entrelacémisdedosconlossuyos.
—Gracias.Porenseñarmetutrabajoyporhaceresto.Teprometoquetedevolveréelfavor.
—Losé.
Abriólapuertayempezamosaavanzarporelpasillo.
—¿Cuándocreesquefuelaúltimavezquenosdimoslamano?—pregunté.
—Supongoquecuandoéramosniños,enalgúnjuego.
—Supongoquesí.
Avanzamos hasta mi habitación sin mediar palabra. Al llegar a la puerta, me giré y vi que
tragabasaliva.
—¿Nervioso?—susurré.
—Qué va —respondió con una sonrisa, pero la voz le traicionó—. Bueno, pues…, buenas
noches.
Kile se inclinó, tan solo un puñado de milímetros separaban nuestros labios. Por fin me besó.
Fue un beso tierno, largo, apasionado. Cada vez que él separaba los labios, yo aprovechaba para
cogeraire,rogandoatodoslosdiosesquevolvieraabesarme.Jamásantesunchicomehabíabesado
así,ydeseabaquenopararanunca.
Hasta entonces, las oportunidades que había tenido para besar a un chico habían sido muy
escasasy,paracolmo,enmomentosapresuradosypocorománticos,comoenunguardarropaotras
unaestatua.Peroestavez,conlatranquilidaddequenadievendríaainterrumpirme…,fuedistinto.
Me dejé llevar, le atraje hacia mí y él me acarició la mejilla con la mano que tenía libre. Se
humedecióloslabiosymedioelquesospechabaseríaelúltimobeso.
Se apartó, pero lo hizo con delicadeza, rozándome la nariz con la suya. Estaba tan cerca que,
cuandohabló,distinguíelaromaavinoensualiento.
—¿Creesqueconesobastará?
—Yo…,bueno…,nolosé.
—Pueshayqueestarseguros.
Y,derepente,volvióabesarme.Esearranquedepasiónmepillótanporsorpresaque,porun
momento,temíqueloshuesossemefueranaderretir.Leacariciéelpelo,lanuca,laespalda,cada
partedesucuerpoqueteníaalalcance.Habríapagadoporpasarmetodalanocheasí,locualjamás
habríaesperadodemímisma.
Seapartóporsegundavez,sindejardemirarmealosojos.¿Éltambiénestabasintiendoquele
subíalatemperaturadetodoelcuerpo?
—Gracias—musité.
—Cuandoquieras.Quierodecir…—sacudiólacabeza,riéndosedesímismo—,yasabesloque
quierodecir.
—Buenasnoches,Kile.
—Buenasnoches,Eadlyn.
Me dio un beso inocente en la mejilla y, en un abrir y cerrar de ojos, desapareció por las
escalerasqueconducíanasuhabitacióndecandidato.
Observé cómo se marchaba y me repetí varias veces que el único motivo por el que estaba
sonriendoasíeraporquelascámarasestabanocultasenalgúnlugar,noporloqueKileWoodwork
habíahecho.
Capítulo13
B
— ueno, creo que he conseguido entretener a todo el mundo durante un rato —presumí mientras
paseabacogidadelbrazodeAhrenporlosjardinesdepalacio.
—Eso parece —murmuró, y me miró con una sonrisa pícara. Sentí la imperiosa necesidad de
pegarle,peromecontuve—.¿Yquétalhaido?
Aquella preguntita colmó el vaso de mi paciencia y esta vez sí que le asesté un golpecito
cariñoso.
—¡Seráscerdo!UnaseñoritacomoDiosmandajamáscomparteesosdetallesdesuintimidad.
—Claro,¿ysesuponequeunaseñoritacomoDiosmandadejaquelehaganfotosbesandoasu
pretendienteenlaoscuridad?
—Encualquiercaso,hafuncionado—contestéencogiéndomedehombros.
MisfotografíasconKilesaciaronelhambrevorazdelanación,talycomohabíamosprevisto.
Aunquereconozcoquemeasombródescubrirqueesoeraloque,enrealidad,elpuebloansiabaver;
peromientrasestuviesensatisfechos,noimportabatanto.Sinembargo,lasreaccionesanteelfamoso
besofueronmuyvariadas:unpuñadoderevistaspublicóqueeraalgobonitoyromántico,perola
mayoríacriticóelhechodequeyotuviesetantasganasderegalarunbesoenunpuntoinicialdela
competición.
Unadelasrevistassensacionalistasdelpaísinclusomantuvoundebatecondosdesusreporteros
más importantes sobre si yo era una chica fácil por dar un beso así, o si por el contrario era una
monería,yaquelosdosnosconocíamosdesdepequeños.Tratédeignorarlo;prontotendríanotros
temasdelosquehablar.
—Heechadounvistazoalaprensadehoy—comenté—.Nohanredactadoniunsoloartículo
dedicadoaladiscriminacióndelaépocadespuésdelascastas.
—¿Yquéplanestienesparahoy?¿Hacerlloraraloschicosotravez?
—Solohasidouno—protestéponiendolosojosenblanco—.Puesnolosé,puedequemetome
eldíalibre.
—Ni en broma —espetó Ahren mientras tomábamos otro sendero—. Ayúdame, Eadlyn, por
favor. Si tengo que arrastrarte de los pelos, créeme que lo haré. Asúmelo de una vez. No tienes
elección,debesparticiparenlaSelección.
Dejéquemibrazosesoltasedelsuyo.
—NomeentraenlacabezaquelaSelecciónfueratandifícilparapapá.
—¿Selohaspreguntado?
—No, y no me siento capaz. Últimamente, mamá y él han empezado a desvelarme algunos
detalles sobre su historia de amor. Opinan que pueden resultarme útiles. Pero, por algún motivo,
siemprehanreservadopequeñasanécdotasparasí,ymeparecedesconsideradopreguntar.Además,
cualquierotraparejaenlamismasituaciónactuaríadeformadiferente;enrealidad,noquierosaber
siapapáleinteresóalguienmásapartedemamá.
—¿Nosetehaceraropensarlo?—preguntóAhrentrassentarseenunbancocercano—.¡Otra
mujerpodríahabersidonuestramadre!
—No—respondíenseguida—.Nosotrossoloexistimosporqueellosseencontraron.Cualquier
otracombinaciónnonoshubiesecreado.
—Vasahacerquemeestallelacabeza,Eady.
—Losiento,estasituaciónmeestávolviendoloca—admití,yempecéaacariciarlapiedracon
eldedo—.Porunlado,entiendoqueelconceptopuedaresultaratractivo:quemimedianaranjaesté
ahí fuera, esperándome en algún lugar, y que por casualidad pueda sacar su nombre y nos
enamoremos locamente. Pero también está la sensación de ser un trofeo y de estar sometida a un
juiciopermanente.Cuandomiroatodosesosmuchachos,meparecentandiferentesaltipodegente
conlaquemesuelocodear…Creoquenomegusta.Todoestetemameinquieta.
Ahrensequedócalladounmomentoymeditóescrupulosamentelaspalabrasqueibaautilizar,
locualmepusonerviosa.
Nosabíasieraalgoentremellizosotansolounvínculoexclusivoentreélyyo,perocuandono
nos poníamos de acuerdo se notaba casi de forma física. Parecía que una banda elástica estuviese
tirandodelosdos.
—Escucha, Eady, sé que quizás esta no haya sido la mejor forma de hacerlo, pero realmente
creoqueesbuenoquetengasaalguienentuvida.LlevomuchotiempoconCamillee,inclusosilo
dejásemosmañana,yoseríaunamejorpersonagraciasaella.Hayciertascosasqueunonoaprende
desímismohastaqueotrapersonaentraenelrincónmásíntimodesucorazón.
—Pero¿vosotroscómoconseguíseso?Ospasáislamayorpartedeltiemposeparados.
—Ellaesmialmagemela.Simplemente,losé—contestóconunasonrisapegadaenlacara.
—Yonocreoenlasalmasgemelas—sentenciémirándomeloszapatos—.Porcasualidadesdela
vida, conociste a una princesita francesa. Y eso, por supuesto, porque solo te relacionas con la
realezainternacional.Detodaslaschicasquehasconocido,ellaeslaquemástegusta.Tuverdadera
almagemelapodríaestarordeñandounavacaahoramismoyniteenterarías.
—Siempre eres tan dura con ella… —musitó. Su tono de voz hizo que la banda invisible se
tensaseaúnmásentrenosotros.
—Solodigoquetienesmásopciones.
—Y,mientrastanto,tútienesdecenasdeopcionesdelantedetusnaricesyteniegasatenerlasen
cuenta.
—¿Papátehapedidoqueteinvolucresenesto?—resoplé.
—¡Claro que no! Deberías vivir esta experiencia con una mente más abierta. Eres una de las
personas más protegidas e inaccesibles del país, pero eso no significa que no puedas derribar ese
muroinfranqueablequehanconstruidoatualrededor.Dateelcaprichoypermítetetenerunarelación
romántica,aunqueseaunavezentuvida.
—Oye,¡yahetenidorelacionesrománticas!
—Unafotoenunarevistanocuentacomorelación—replicóuntantoacalorado—.Ytampoco
elhechodeliarteconLeronTroyesenaquelbailedeNavidadenParís.
—¿Cómotehasenteradodeeso?
—Todoelmundolosabe.
—¿Inclusopapáymamá?
—Papáno.Bueno,amenosquemamáselohayacontado.Meconstaqueellaestáalcorriente.
Tuvequeescondermicarayahogarunlamentoparadisimularmiabsolutahumillación.
—Loúnicoquetedigoesqueestopuedeserbuenoparati.
Esecomentarioborrótodorastrodevergüenza,quedejósulugaramirabia.
—Todosdecíslomismo:puedeserbuenoparati…Pero¿quésignificaeso?Soylista,guapay
fuerte;nonecesitoquenadiemerescate.
Ahrenseencogiódehombros.
—Puedequeno.Peronosabessialgunodeellosquizásílonecesite.
Mequedémirandoelcésped,rumiandoaquelcomentario.
—¿Quéestáshaciendo,Ahren?—preguntémeneandolacabeza—.¿Aquésedebeesterepentino
cambiodeactitud?Pensabaquemeapoyaríascontodoesto.
Meparecióverundestellodeemociónensusojos,perolocontuvomientrasmerodeabaconsu
brazo.
—Y estoy contigo, Eadlyn. Tú, mamá y Camille sois las mujeres más importantes de mi vida.
Asíque,porfavor,ponteenmilugar.Entiéndeme.Mepreocupatufelicidad.
—Soyfeliz,Ahren.Soylaprincesa.Puedotenertodoloquequiera.
—Creoqueestásconfundiendocomodidadconfelicidad.
Suspalabrasmerecordaronlarecienteconversaciónquehabíamantenidoconmamá.
Ahrenmeacaricióelbrazo,selevantóyseatusóeltraje.
—Le prometí a Kaden que le ayudaría con los deberes de francés. Tú solo piensa un poco en
todo esto, ¿de acuerdo? Quizá me equivoque; de hecho, no sería la primera vez… —puntualizó, y
ambossonreímos.
Asentíconlacabeza.
—Loharé.
Meguiñóunojoyañadió:
—Tenunacitaoalgoasí.Ydisfrutadelosplaceresdelavida.
MequedéalaspuertasdelSalóndeHombres.Estabahistéricaynodejabadecaminardeunlado
a otro, preocupada por estar perdiendo mi valioso tiempo. Después de la charla con Ahren tendría
quehaberidodirectaaldespachoparaponermealdíaconeltrabajoatrasado.Adecirverdad,estaba
deseando volver a la monotonía de clasificar documentos. Pero sus palabras, por encima de las de
cualquierotrapersona,mehicieronreplantearmelascosas.Decidíque,almenos,debíaintentarlo.Y
nolimitarmeafingirantelascámaras,comohabíahechohastaahora.
Merepetívariasvecesque,detodasformas,tendríaqueconcertar,comomínimo,unacitacon
todosellos.Eralomenosquesemeexigía.Yesonoimplicabaquealfinalmedecantaraporalguno
deloscandidatosylenombrarapríncipeconsorte,desdeluego;tansolocumplíaconlapromesaque
lehabíahechoapapáyactuabatalycomoelpuebloesperabademí.
Suspiréyentreguéelsobrealmayordomo.
—Venga,adelante.
Antesdeentrarenelsalón,hizounareverenciayyomequedéesperandofuera.
Había decidido no volver a irrumpir en el Salón de Hombres nunca más. Pretendía que los
candidatosestuvieransiempreatentos,peroenelfondosabíaque,devezencuando,semerecíanun
respiro.Quiénmejorqueyoparasaberlo.
ElmayordomovolvióunmomentodespuésysostuvolapuertaparaqueHalesaliera.Cuandose
acercó,semepasarondoscosasporlacabeza:primeromepreguntéquéhabríapensadoKile,locual
meresultóbastanteraro.YdespuésmeimpactóqueHaleestuvieratandesconcertado;semostrómuy
cautoyprecavido.Sequedóaunmetrodedistancia,hizounareverenciay,entresusurros,dijo:
—Alteza.
—¿PorquénonostuteamoslosdosymellamasEadlyn?—lecontestédandounapalmada.
Meparecióverunatisbodesonrisaensusojos.
—Eadlyn.
«NohaynadiesobrelafazdelaTierramáspoderosoqueyo».
—Mepreguntabasiteapeteceríaquedarconmigodespuésdecenarparatomarelpostre.
—¿Asolas?
Suspiréyledije:
—¿Acasoquieresinvitaraalguienmás?¿Tambiénnecesitasunintérprete?
—¡No,claroqueno!—contestóconunasonrisadeorejaaoreja—.Esque…hasidounagrata
sorpresa,esoestodo.
—Ah, vale —farfullé. Fue una respuesta muy mediocre ante una confesión tan dulce, pero me
habíapilladoporsorpresa.
Hale se quedó ahí de pie, sonriendo y con las manos en los bolsillos. Me costaba bastante
imaginármelocomoaotromásaquienenviaríaacasa.
—Bueno, de todas formas me pasaré por tu cuarto unos veinte minutos después de cenar e
iremosaunodelossalonesdelúltimopiso.
—Suenagenial,nosvemosestanoche.
—Sí,hastaluego—medespedí,ycomencéacaminar.
Memolestóunpocodarmecuentadequemeapetecíateneresacita.Sureacciónhabíaresultado
ser bastante tierna. De todas formas, lo peor no fue ese sentimiento que la Selección estaba
empezando a generar en mí, sino la mirada triunfante de Hale cuando me pilló girándome para
mirarle.
Capítulo14
S
¿ eríararocambiarmedevestidoentrelacenayelpostre?¿Élpretendíaponerseotrotraje?Durante
laúltimasemanahabíalucidomismejorestiaras,pero¿seríapocoapropiadollevaruncomplemento
tancaracterísticoparaunacita?
Unacita.
Estaba muy lejos de mi zona de confort. Me sentía vulnerable y no entendía el por qué. Había
conocidoacentenaresdejóvenesapuestos.Dehecho,habíadisfrutadodeuninterludioespectacular
conLeronenlacenadeNavidadyhabíacomidofresasconJamisonAkersdetrásdeunárboldurante
unpícnic.InclusohabíasobrevividoaunacitaconKile,aunque,enrealidad,nisiquierafueunacita
contodaslasletras.
Mehabíanpresentadoalostreintaycincocandidatosseleccionadosy,enningúnmomento,me
habíaexasperado.Nisiquieramehabíatembladoelpulso.Pornomencionarqueayudabaagobernar
todounpaís.Asípues,¿porquéunacitaconunchicomeestabaangustiandotanto?
Alfinaldecidíquesí,quemecambiaría.Elegíunvestidoamarilloconlafaldamáslargapor
detrás que por delante y lo combiné con un cinturón de color azul marino. Aquel atuendo era más
propiodeun«salgamosacenar»quedeun«estoylistaparaunafiestaeneljardín».Ah,ymequitéla
tiara.¿Porquélohabíadudadoenunprincipio?
Memirédearribaabajoenelespejoyrecordéqueeraélquienestabatratandodeconquistarme,
ynoalrevés.
Llamaron a la puerta y me sobresalté. ¡Todavía tenía cinco minutos! ¡Y habíamos quedado en
queyoiríaarecogerle!Estabatirandoportierratodamiestrategiadepreparación.Siarruinabamis
planes,leecharíadeallíyvolveríaaempezar.
Sin esperar a que le abriera la puerta, la tía May asomó la cabeza. Detrás de ella vi la
inconfundiblesonrisademamá.
—¡TíaMay!—exclamé,ymelancéasusbrazos—.¿Quéestáshaciendoaquí?
—Imaginéquenecesitaríasunpocodeapoyo,asíqueaquímetienes.
—Yyohevenidoparaañadirunpocomásdeincomodidadatodoelasunto—bromeómamá.
Mereíconnerviosismo.
—Noestoyacostumbradaaesto.Noséquéhacer.
LatíaMayarqueóunaceja.
—Segúnlosperiódicos,loestáshaciendodemaravilla.
Mesonrojédeinmediato.
—Esofuedistinto.Nofueunacitadeverdad.Nosignificónada.
—Pero…¿estasí?—preguntócondulzura.
Encogíloshombros.
—Noeslomismo.
—Séquetodoelmundodicelomismo—empezómamá,ymeapartóunmechóndecabello—,
peroelmejorconsejoquepuedodartees:sétúmisma.
Eramásfácildecirloquehacerlo,desdeluego.Porque¿quiénerayoenrealidad?Unachicacon
un hermano mellizo. La heredera de un trono. Una de las personas más poderosas del mundo. La
mayordistraccióndetodounpaís.
Nuncafuiunahijanormal.Unachicanormal.
—No te lo tomes demasiado en serio —comentó la tía May mientras se arreglaba el pelo—.
Deberíasdisfrutardelacita,pasártelobien.
Asentíconlacabeza.
—Tiene razón —acordó mamá—. No queremos que escojas a tu futuro marido hoy mismo.
Tienestiempo,asíqueconocegentenuevaydisfrutaunpoco.Diossabequenosueleshacerlomuya
menudo.
—Cierto.Meresultaextraño.Voyaestarasolasconél.Séquedespuésselocontaráalosdemás
pretendientesy,porlotanto,tendremosquecomentarloentelevisión.
—Suena peor de lo que en realidad es. La mayor parte del tiempo es divertido —prometió
mamá.
Intenté imaginármela de adolescente, comentando ruborizada sus encuentros románticos con
papá.
—Entonces,¿atinoteimportó?
Apretóloslabiosyclavólamiradaeneltechodeldormitorio,sopesandosurespuesta.
—Bueno,alprincipiofuecomplicado.Serelcentrodeatenciónmefastidiababastante.Perotú
eres brillante en eso; imagina que estás en una fiesta, o en un acontecimiento social sobre el que
despuésteharánvariaspreguntas.
Maymiróamamádereojo.
—Nopuedecompararseconunbanquetedebienvenida—puntualizó,yluegosedirigióamí—,
perotumadrellevarazón.Dominaslascámaras.Atuedad,aellaseledabadepena.
—Gracias,May—contestómamá.
—Denada.
Mereíentredientes.Eneseinstantedeseétenerunahermana.Laotrahermanademamá,latía
Kenna,habíafallecidoañosatrásporunaenfermedadcardiaca.EltíoJameserauntiposencillo;no
quería criar a Astra y a Leo en palacio, a pesar de que se lo habían ofrecido varias veces.
Manteníamos el contacto, por supuesto, pero Astra y yo no nos parecíamos en nada. Todavía
recordaba como si fuera ayer el día en que Kenna murió. Mamá se pasó una semana metida en la
cama,consolandoaMayyalaabuelaSinger.Hacíatiempoquemerondabaunaideaporlacabeza;
quizá, para mi madre, perder a una hermana fue como perder una parte de sí misma. Sabía que, si
algolesucedíaaAhren,yomesentiríaigual.
LatíaMaylediounsuavecodazoamamáysesonrieronconcomplicidad.Nuncadiscutíannise
peleabanporcosasimportantes.Alfinal,consiguieronsuobjetivo:calmarmisnervios.
Llevabanrazón.Noeranada.
—Lovasabordar—dijomamá—.Túnoconoceselfracaso—añadió.Meguiñóunojoy,de
inmediato,mesentímásvaliente,mássegurademímisma.
Comprobélahora.
—Deberíairme.Graciasporvenir—dije,yacariciélamanodelatíaMay.
—Ningúnproblema.
Meestrechóentresusbrazos.Luegoabracéamamá.
—Diviértete—murmuró.
LatíaMayymamásemarcharonendirecciónopuestaalamía,asíquemealiséelvestidoyme
dirigíhacialaescalera.
AlllegaralahabitacióndeHale,respiréhondoymetoméunosinstantesantesdellamarala
puerta.Él,ynosumayordomo,fuequienmeabriólapuerta.Alparecer,estabaencantadodeverme.
—Estásfantástica—dijo.
—Gracias—respondíconunasonrisa—.Tútambién.
Sehabíacambiadoderopa,loquemehizosentirmuchomáscómoda.Dehecho,elcambiome
gustó,ymucho.
Se había quitado la corbata y se había desabrochado el botón de la camisa. Entre eso y el
chaleco,estaba…,paraquémentir,estabaguapo.
Halesemetiólasmanosenlosbolsillos.
—Ybien,¿adóndevamos?
Señaléelpasillo.
—Poraquí,alcuartopiso.
Sebalanceóy,untantoindeciso,meofrecióelbrazo.
—Túmandas.
—Deacuerdo—empecémientrasavanzábamoshacialasescaleras—.Conozcolobásico.Hale
Garner.Diecinueveaños.Belcourt.Losformulariossonconcisosybastantesosos.Asípues,¿cuáles
tuhistoria?
Élserioporlobajo.
—Bueno,soyelmayordelafamilia.
—¿Deveras?
—Sí.Treshermanos.
—Buff,nosabescuántocompadezcoatumadre.
Esbozóunasonrisa.
—Bueno,aellanoleimporta.Lerecordamosapapá,asíquecuandoalgunodenosotroslevanta
unpocolavozoseríedealgo,ellasuspiraynosdicequesomosclavaditosaél.
Noqueríaparecerindiscreta,peroqueríasaberlaverdad.
—¿Tuspadresestándivorciados?—pregunté,aunquedudabaqueesefueraelcaso.
—No.Élmurió.
—Losiento—murmuré.Mesentíaavergonzadaporhaberinvocadosurecuerdo.
—Nopasanada.Eraimposiblequelosupieras.
—¿Puedopreguntartecuándomurió?
—Hará ya unos siete años. Sé que esto te sonará un poco raro, pero a veces envidio a mi
hermanopequeño.Beauteníaseisañoscuandosucedió.Recuerdaapapá,peronotanbiencomoyo,
¿entiendes?Ojaláfueramásfácilnoecharletantodemenos.
—Apuestoaqueélteenvidiajustoporlocontrario.
Meregalóunasonrisatriste.
—Nuncasemehabíaocurrido,laverdad.
Empezamos a subir la escalinata principal. Cuando alcanzamos el rellano del cuarto piso,
reanudélaconversación.
—¿Aquésededicatumadre?
Haletragósaliva.
—Ahora mismo trabaja como secretaria en la universidad local. Ella…, bueno, le ha costado
muchoconseguiruntrabajodigno.Peroestelegustay,sinomefallalamemoria,yallevavarios
meses trabajando allí. Acabo de darme cuenta de que he empezado con un «ahora mismo». Antes
cambiabadetrabajocomodecamisa,pero,adecirverdad,esteempleoparecebastanteestable.
»Comoyatedijecuandonosconocimos,mipadreeraunDos.Eraunatletadeélite.Duranteuna
operaciónderodilla,seformóuncoáguloquelellegóalcorazón.Mamánohabíatrabajadoniun
solo día en su vida, porque, entre sus padres y su marido, tenía las necesidades más que cubiertas.
Cuandoélfalleció,loúnicoquesabíahacereraserlaesposadeunjugadordebaloncesto.
—Oh,no.
—Sí.
Cuando por fin llegamos al salón, lo agradecí. ¿Cómo lo había logrado papá? ¿Cómo se las
había ingeniado para conocer a fondo a todas las seleccionadas y encontrar a su esposa? No
llevábamosnicincominutosdecita,yyaestabaagotada.
—Vaya—exclamóHale.Lasvistaseranimpresionantes.
Desdelossalonesdelcuartopisoquedabanaljardíndelantero,sepodíaapreciarlaciudadque
se extendía más allá de la muralla. Por la noche, Angeles desprendía un resplandor hermoso.
Además,habíapedidoquebajaranlaintensidaddelaluzdelsalónparapoderadmirarlapanorámica.
Sehabíadispuestounapequeñamesaenelcentrodelasalaconvariospastelesdistintos.Allado
nosesperabaunvinodepostre.Jamáshabíaintentadoorganizarunanocheromántica,pero,paraser
laprimeravez,habíahechounbuentrabajo.
Hale,enungestocaballeroso,meapartólasillaparaquemesentara.
—Nosabíaquétegustaba,asíquehepedidovarios.Estossondechocolate,aunqueesobvio—
dijeseñalandolospastelitos—.Yestossondelimón,devainillaydecanela.
Elmuchachoobservabaconlabocaabiertatodaslastartasquenoshabíanpreparado.
—Escucha, no pretendo parecer maleducado —dijo—, pero, si quieres algo, cógelo ahora,
porquemuchometemoquedevorarétodosestospostres.
Soltéunacarcajada.
—Puessírvete.
Semetióunpastelitodechocolateenteroenlaboca.
—Mmmmmmmm.
—Pruebaeldecanela.Tecambiarálavida.
Estuvimos un buen rato degustando aquellas exquisiteces y preferí dejar su vida personal al
margen, al menos por esa noche. Así que nos trasladamos a territorio seguro; ¡podía hablar de
postresdurantehoras!Peroluego,sinprevioaviso,Haleempezóacharlardesuvidadenuevo.
—Mimadretrabajaenlauniversidad,yyo,enunasastreríadelpueblo.
—¿Ah,sí?
—Sí. La ropa es mi debilidad. Bueno, ahora. Cuando papá falleció, no podíamos comprarnos
muchas cosas, así que aprendí a zurcir los rotos de las camisetas de mis hermanos, o a bajar el
dobladillo de los pantalones para que no se notara que habían crecido. Mamá tenía un montón de
vestidos para vender y sacar algo de dinero, así que cogí un par de prendas y las combiné para
regalarle un conjunto nuevo. No era perfecto, desde luego, pero se me daba bien. Gracias a eso,
conseguíelempleo.
»Por eso leo y estudio todo lo que Lawrence hace. Es mi jefe. De vez en cuando me deja
encargarmedealgúnproyecto.Supongoqueesoesloqueharéenelfuturo.
Esbocéunasonrisa.
—Nomecabelamenordudadequeeresunodeloschicosmásespabiladosdetodoelgrupo.Te
hashechoatimismo.
Élsonriócontimidez.
—Nomehaquedadomásremedio,laverdad.Mimayordomoesgenial,siempremeayudaaque
todoestéimpecable.Nosésivaloramiestilo,elmodoenquecombinolaropa,peroquieroparecer
todouncaballerosinperdermiesencia.Nosésimeexplico.
Asentíconentusiasmomientrasmordisqueabaundeliciosopastelito.
—¿Tehacesunaideadelodifícilqueesserprincesacuandotepirranlosvaqueros?
Dejóescaparunarisita.
—¡Perotúhasencontradoelequilibrioperfecto!Aver,llenanrevistascontodoslosmodelitos
que luces dentro y fuera de palacio, así que te aseguro que he visto varios. Tienes un estilo muy
particular.
—¿Tú crees? —pregunté, animada. Últimamente, solo me llovían críticas, así que aquel
cumplidofuemásquebienvenido.
—¡Por supuesto! —insistió—. Vistes como una princesa, pero con estilo propio. No me
sorprenderíasiahorameconfesarasqueereslacabecilladeunamafiademujeres.
Escupíelvinoymanchéelmantel.Haleestallóenunacarcajada.
—¡Lo siento mucho! —me apresuré a decir. Las mejillas me quemaban—. Si mamá hubiera
presenciadoesto,meecharíaunsermónmemorable.
Halesesecólaslágrimasdelosojosyseinclinósobrelamesa.
—¿Deverastedansermones?Entretúyyo,¿nodirigeselpaís?
Meencogídehombros.
—En realidad, no. Papá se encarga de la mayor parte del trabajo. Él, en cierto modo, me
instruye.
—Peroespuraformalidad,¿no?
—¿Aquéterefieres?—pregunté.Mispalabrassonaronmásafiladasdeloquepretendíaporque,
derepente,lecambiólaexpresión.
—Noqueríacriticarleninadaporelestilo,perohaymuchosqueaseguranqueestácansado.He
oídoamuchosclientesespecularsobrecuándoascenderásaltrono.
Bajélamirada.¿Seríaverdadqueelpueblocomentabaquepapáestabaagotado?
—Eh—dijoHale,captandodenuevomiatención—.Milperdones.Tansolopretendíaentablar
conversación.Teprometoquenoqueríaofenderte.
—Notepreocupes.Essoloquenomeimaginogobernandoelpaíssinpapáamilado.
—Mehacegraciaoírtehablardelreycomo«papá».
—¡Peroesél!—protesté,ysonreíunavezmás.
Halehablabadetalmodoquehacíaquetodoparecieramástranquilo,máspacífico.Yesome
gustaba.
—Losé,losé.Deacuerdo,charlemosdeti.Ademásdeserlamujermáspoderosadelplaneta,
¿quéhacesparadivertirte?
Mordíotratartaletaparadisimularmisonrisa.
—Tesorprenderásaber,oquizáno,quesoyunaapasionadadelamoda.
—¿Qué?—contestócontonosarcástico.
—Hago bocetos. Es mi pasión. Por otro lado, también comparto algunas aficiones con mis
padres.Séunpocodefotografíaytocoelpiano.Pero,alfinaldeldía,siemprevuelvoamilibreta.
Sabíaqueestabasonriendocomounaboba.Aquellaspáginas,repletasdegarabatosdecolores,
eranmirefugio,ellugarmássegurodelmundo,miremansodepaz.
—¿Podríaverlos?
—¿Qué?—pregunté,ydeinmediatoerguílaespalda.
—Tusesbozos.¿Podríaecharlesunvistazoalgúndía?
Nadie había visto mis bocetos. Tan solo enseñaba mis diseños a las doncellas por obligación,
porqueellaseranlasencargadasdecoserlos.Sinembargo,porcadadibujoqueenseñaba,escondía
una docena, porque, en el fondo, sabía que jamás me pondría esos vestidos. De vez en cuando
pensabaenaquellasprendas;todasellasestabanguardadasenmicabezaoencarpetas.Mantenerlas
ensecretoeraelúnicomododequefueransolomías.
Hale no comprendió mi repentino silencio, ni por qué me agarré a los brazos del sillón. El
hecho de que me hiciera esa pregunta, asumiendo que era bienvenido a ese mundo, me hizo sentir
vulnerable.Esonomegustóunpelo.
—Discúlpame—dije,ymepuseenpie—.Creoquemehepasadoconelvino.
—¿Quieresqueteacompañe?—seofreció,ytambiénselevantó.
—No,porfavor.Quédate,disfrutadeestosmanjares—respondí,ymedirigíhacialapuertaa
todaprisa.
—¡Alteza!
—Buenasnoches.
—Eadlyn,¡espera!
Cuandolleguéalpasillo,echéacorrer.Alcomprobarquenomeseguía,sentíungranalivio.
Capítulo15
Sabíaquenoeraculpamía.Niporasomo.Dehecho,sabíamuybienaquiénseñalarconeldedo:a
todoslosqueseapellidabanSchreave.Culpabaamispadrespornosercapacesdecontrolaralpaísy
porforzarmeaestasituación.RecriminabaamihermanoAhrenhaberintentadoconvencermedeque
metomaraenserioaaquellapandadechicos.
Midestinoeraserlareina.Yunareinapodíasermuchascosas…,exceptovulnerable.
LacharlaconHaledelanocheanteriormehizoabrirlosojos.Habíaestadoenlociertodesdeel
principio. Era imposible que pudiera encontrar al hombre de mi vida en tales circunstancias. Me
parecíaunverdaderomilagroquealguien,enelpasado,lohubieraconseguido.Abrirseaunpuñado
dedesconocidosnopodíaserbuenoparaelalma.
Segundo,sialgúndíacontraíamatrimonio,lasposibilidadesdeconoceraalguienaquienamar
incondicional y eternamente me parecían remotas. El amor podía desarmar las defensas de
cualquiera,yesonoeraalgoquepudierapermitirme.Adorabaamifamiliay,porello,elloseranmi
debilidad,sobretodopapáyAhren.Noestabadispuestaaexponermedeesemodo.
Ahrensabíaquesuspalabraspodíaninfluirme,sabíacuántolequería.Yjustamenteporeso,tras
huirdespavoridademicita,quiseestrangularlemásquealresto.
Bajéadesayunar.Caminéconpasodecidido,comosinadahubieracambiado.Seguíateniendola
sarténporelmango;ungrupodejovencitosestúpidosnoibaaarruinarmelavida.Esamañaname
habíalevantadoconunúnicoobjetivo:ponermealdíaconeltrabajo.
Había tenido demasiadas distracciones en los últimos días y tenía que centrarme. En algún
momento,papádejócaerquecontrataríaaalguienparaquemeecharaunamanoconeltrabajo,pero
todosequedóeneso,enunapromesa.
Ahren y Osten estaban sentados junto a mamá. Tomé mi asiento, entre papá y Kaden. Aunque
estabaalotroextremodelamesa,oíaaOstenmasticar.
—¿Estás bien, hermanita? —me preguntó Kaden, que se estaba comiendo los cereales a
cucharadas.
—Desdeluego.
—Parecesunpocoestresada.
—Sielfuturodelpaísestuvieraentusmanos,atitepasaríalomismo—respondí.
—A veces lo pienso —dijo, y se puso serio—. ¿Y si una plaga asolara Illéa y todos vosotros
(papá,mamá,Ahrenytú)cayeraisenfermosymurierais?Entoncesestaríaacargodelpaísytendría
quetomardecisionesyosolito.
Porelrabillodelojoadvertíquepapáseinclinabaligeramentehaciadelanteparaescucharasu
hijo.
—Esoesunpocomacabro,Kaden.
Élseencogiódehombros.
—Mejorprevenirquecurar.
Apoyélabarbillasobreunamanoypregunté:
—¿Ycuálseríatuprimeradecisión,reyKaden?
—Vacunas,claroestá.
Soltéunarisita.
—Bienvisto.¿Ydespués?
Meditólarespuesta.
—Creo que intentaría conocer la opinión del pueblo. Me entrevistaría con gente, a poder ser
sana,paraasíaveriguarquénecesitan.Estoysegurodequelavidasevedistintaahífuera.
Papáasintió.
—Muyinteligente,Kaden.
—Lo sé —murmuró, y volvió a zamparse una cucharada de cereales. Su rey imaginario
desapareciódeinmediato.Quésuerte.
Jugueteéconlacomidaqueteníaenelplatomientras,condisimulo,observabaapapádereojo.
Sí, anoche yo también me había dado cuenta de que parecía cansado. Pero había sido algo puntual.
Eraevidentequelosañosnopasabanenvano,quenecesitabagafasyqueselehabíaarrugadolapiel,
peroesonosignificabaqueestuvieraagotado.¿QuésabíaHale?
Miréamialrededor.Loschicosestabancharlandoentreellosenvozbaja.Eanconversabacon
Baden.Burkesehabíamanchadolacorbata.Conunadiscreciónenvidiabletrató,sinéxitoalguno,de
borrarellamparón.TambiénviaHale,ymealegrédequeeneseinstantenoestuvieramirándome.
EnelotroextremodelamesaestabanHenriyKile.Eriktraducíalaconversaciónconunapaciencia
infinitay,ajuzgarporsusgestos,intuíqueeltemadebíadesermásqueinteresante.
Estabacompletamentecautivada.Duranteunminutotratédeimaginardequéestaríanhablando,
pero de nada sirvió. Observé a Kile y no pude evitar fijarme en sus manos. Me gustaba ver cómo
gesticulaba con ellas o cogía un tenedor. Con ellas dibujaba. Y, mejor todavía, con ellas me había
acariciadolamejillamientrasmebesaba.
Depronto,Kilesepercatódequelosestabavigilandoymesaludóconunasonrisa.AHenrino
le pasó desapercibido el gesto y enseguida se volvió y levantó una mano. Incliné la cabeza con la
esperanzadequenadiehubieranotadoquemehabíapuestocomountomate.Deinmediato,Henrise
giróparadecirlealgoaErik,que,asuvez,selotradujoaKile.Estearqueóunacejayasintióconla
cabeza. Era fácil de suponer que estaban hablando de mí. Me pregunté si Kile habría compartido
ciertosdetallesdenuestrobeso.
LatíaMayeralaúnicapersonasobrelafazdelaTierraaquienpodíaconfesarleesebesocon
pelosyseñalessinqueseescandalizara.Mentiríasidijeraquenohabíarememoradoaquelmomento
enelpasillounascuantasveces.
Ahrenselevantó,diounbesoamamáenlamejillaysedispusoamarcharse.
—Ahren,espera.Necesitohablarcontigo—dije,ymepuseenpie.
—¿Nosvemosahora,cariño?—preguntópapá.
—Subiréaldespachoenseguida.Loprometo.
Ahrenmeofrecióelbrazoymeacompañóhastalapuerta.Llamamoslaatencióndetodoslos
presentes.Alládondefuera,meseguíaunaespeciedeenergía.Eraunasensaciónagradable.
—¿Dequéquiereshablar?
Sinborrarlasonrisa,susurré.
—Telodirécuandolleguemosalpasillo.
Depronto,élsetambaleó.
—Cielosanto.
Cuandodoblamoslaesquina,mesoltédelbrazoyleasestéungolpeenelhombro.
—¡Ay!
—Anochetuveunacita.Fuehorrible.¡Ytodoportuculpa!
Ahrensemasajeóelbrazo.
—¿Quéocurrió?¿Seportómalcontigo?
—No.
—¿Esque…?¿Sepropasó?—dijoenvozbaja.
—No—repetí,ymecrucédebrazos.
—¿Fuegrosero?¿Irrespetuoso?
Resoplé.
—Noexactamente,perofue…raro.
Exasperado,alzólosbrazosamododerendición.
—Bueno,¿yquéesperabas?Situvierasunasegundacitaconél,iríamuchomejor.Esaeslaidea.
Conoceraalguienrequieretiempo…ypaciencia.
—¡Peronoquieroquemeconozca!Dehecho,¡meniegoaquetodosesoschicosmeconozcan!
Élmemiróconelceñofruncido.
—De todas las personas del mundo, siempre creí que tú serías la única a quien comprendería
fuese cual fuese la situación. Pensé que sería recíproco. Pero te burlas de mí porque estoy
enamorado. Y ahora, cuando se te presenta la oportunidad de conocer a alguien especial, te pones
histérica.
Leseñaléconundedoacusatorioypregunté:
—¿Nofuistetúquiendijoquetodoestoeraabsurdo?¿Acasonoerastúelquesemoríadeganas
deverlossufrir?Sinomefallalamemoria,losdosestábamosdeacuerdoenqueestoeraunabroma.
Yahoraresultaque,delanochealamañana,ereselpresidentedelclubdefansdelaSelección.
Elsilencioquereinabaenelpasilloeraapabullante.EsperabaqueAhrenmerebatieraoqueal
menosseexplicara.
—Sientohabertedecepcionado.Perocreoquetuenfadonoesporunasimplecita.Siquieresun
consejo,averiguaquéteasustatanto.
Erguílaespaldaylevantélabarbillatodoloquepude.
—SerélapróximareinadeIlléa.Nomeasustaabsolutamentenada.
Ahrenretrocedióvariospasos.
—Siguerepitiéndoteeso,Eadlyn.Aversiasísolucionaselproblema.
Y,sinmediarpalabra,mediolaespaldaysemarchó.Sinembargo,nollegómuylejos.Josie
habíainvitadoaunasamigasapalacio.Alverleenmitaddelpasillo,sederritieron.Reconocíauna
de ellas del día en que salí a tomar el sol al jardín. La recordaba porque fue la única que se había
dirigidoamíconeducación.
Lasobservédesdeladistancia.Todasbajaronlacabezaylededicaronunasonrisatímida.Ahren
seportócomouncaballero,comosiempre.
—Josiedicequesudominiodelaliteraturaesimpresionante—comentóunadelaschicas.
Ahrenapartólamirada.
—Exagera. Me gusta leer, cierto, y escribo de vez en cuando, pero nada es lo bastante bueno
comoparacompartirlo.
OtradelasamigasdeJosiesemetióenlaconversación.
—Permítamequelopongaenduda,alteza.Apuestoaquenuestrotutorestaríaencantadodeque
vinieraadarnosclasealgúndía.Megustaríasabersuopiniónsobrealgunosdeloslibrosquehemos
leído.
Josieentrelazóambasmanos.
—Ah,sí,porfavor,Ahren.¿Porquénovienesadarnosclase?
Todo su séquito se echó a reír. Josie le había llamado por su nombre de pila, algo habitual
porquesehabíacriadoasulado.
—Metemoquetengomuchísimotrabajoacumulado.Quizásenotromomento.Quetenganun
díamaravilloso,señoritas.
Hizounapequeñareverenciaycontinuósucamino.Nisiquieratuvieronladecenciadeesperara
quesehubieraalejadoparaestallarareírcomounasidiotas.
—Estanguapo—opinóuna,queestabaapuntodedesmayarse.
Josiesuspiró.
—Losé.Estandulceconmigo.Elotrodíasalimosadarunpaseojuntosy…¿Sabéisquéme
dijo?Quesoyunadelaschicasmáshermosasquehaconocido.
Nopudesoportarloniunsegundomás.Salídisparadahaciaellas.
—Eresdemasiadopequeñaparaél,Josie.Y,además,tienenovia.Déjalodeunavez.
Rodeélaescaleraymedirigíhaciaeldespacho.Sabíaque,sihacíaalgoútil,algoquepudiera
tachardeunalista,mesentiríamuchomejor.
—¿Lo veis? —oí decir a Josie, que no se molestó ni en bajar la voz—. Ya os dije que es una
bruja.
Capítulo16
Trabajarnomejorómiestadodeánimo.Seguíamuydesconcertadaporloocurridoenlacitacon
Hale.Además,cadavezquediscutíaconmihermanomellizo,perdíamiequilibrio.Elplanetadejaba
de girar sobre su eje. Y, como guinda del pastel, no podía quitarme de la cabeza aquel ridículo
comentariodeJosie.
Enmimentesearremolinabanpalabrasajenas,comentarios,dudas,preguntas,eintuíaqueeldía
soloharíaqueempeorar.
—¿Quieressaberalgo?—dijopapá,ylevantólavistadeunadocumentación—.Yotambiénme
preocupéalprincipio.Amedidaqueelgrupodepretendientesvamenguando,todosehacemásfácil.
Sonreí.«Estábien,dejaquepiensequehetenidounflechazo»,medije.
—Losiento,papá.
—Enabsoluto.¿Quieresquemeocupedetutrabajohoy?¿Necesitastomartelatardelibre?
Coloquébienmispapeles.
—No,claroqueno.Soyperfectamentecapazdecompaginarambascosas.
—Ynomecabelamenorduda,cariño.Yosolo…
—La Selección ya me ha robado demasiado tiempo de mi trabajo. No quiero desatender mis
obligaciones.Estoybien.
Nopretendíasertanbruscaconél.
—Deacuerdo—murmuró;seajustólasgafasyreanudósulectura.
Yo,pormiparte,tratédehacerlomismo.
¿QuéhabíaqueridodecirAhrenconquenoestabaenfadadasoloporlacita?Yosabíamuybien
porquéestabamolesta.¿YenquémomentomehabíamofadodeélporsurelaciónconCamille?No
hablabaconellamucho,enesollevabarazón,perosoloeraporqueapenasteníamoscosasencomún.
Perolachicanomecaíamal.
Sacudílacabezaymecentréenelpapeleo.
—Notesientasculpableporquererairearteunpoco—insistiópapá—.Podríasirabuscarauno
delosseleccionadosydisfrutardesucompañía.Vuelvedespuésdelalmuerzo.Asítendrásalgoque
comentarenelReport.
Meinvadióunsinfíndeemociones.Meaterrabareconocerque,despuésdemicitaconHale,me
sentía demasiado expuesta… o que el apasionado beso con Kile me había dejado aturdida. Intentar
comprender aquellos sentimientos tan opuestos ya era bastante abrumador por sí solo; no quería
añadirunnúmeromásalaecuación.
—Anochetuveunacita,papá.¿Noessuficiente?
Sequedópensativo.
—Tienesqueempezaraavisarnosdetuscitas.Atodosnosiríabienteneramanolasfotografías
deunpuñadodepretendientes.Y,enmihumildeopinión,deberíasteneralmenosunacitamásantes
delviernes.
—¿Hablasenserio?—lloriqueé.
—Planeaalgodivertido.Ydejadeconsiderarlocomountrabajo.
—¡Peroesqueloes!—protestéconunacarcajadadeincredulidad.
—Tambiénpuedeseragradable,Eadlyn.Daleunaoportunidad—añadió.Memiróporencima
desusgafasy,poruninstante,penséquemeestabadesafiando.
—Deacuerdo.Unacita.Estodoloquepiensodarte,abuelo—bromeé.
Elcomentariolepareciógracioso.
—Abuelo,esomegusta.
Papá se centró de nuevo en el trabajo, satisfecho. Yo, en cambio, me quedé ahí sentada,
observándoledesdemiescritorio.Estirabalosbrazoscadadosportres,sefrotabalanucay,apesar
dequeaqueldíanohabíatareasurgentes,nodejódepasarselosdedosporelpelo,comosiestuviera
intranquilo.
NopodíaquitarmeaHaledelacabeza,asíqueibaaestarvigilándolemuydecerca.
Decidí que Baden sería mi próximo objetivo. Quizá la tía May se había olido algo, porque el
muchachonosemostrópresuntuoso,nitampocotratódeesconderse.Cuandoalguienlearrebatósu
momento de gloria, no montó ninguna escena. Y, cuando me acerqué a él para pasar un tiempo a
solas,centrótodasuatenciónenmí.
—Tocaelpiano,¿verdad?—preguntóBadencuandolepropuseunacita.
—¿Porquénometuteas?Ysí.Notanbiencomomimadre,peronosemedamal.
—Lomíoeslaguitarra.Quizátúyyopodríamoscomponeralgodemúsicajuntos.
Jamássemehabríaocurridotalcosa.Lamúsicapodríacomprometermemenosqueunalarga
conversación,asíqueaceptésinpensármelodosveces.
—Claro.ReservarélaSaladelasMujeresparanosotros.
—¿Semepermiteentrarahí?—murmuróconciertoescepticismo.
—Siestásconmigo,sí.Measegurarédequenovenganadiemás.Mipianofavoritodepalacio
estáahí.¿Necesitasunaguitarra?
Élrespondióconunasonrisadesuperioridad.
—Quéva.Mehetraídolamía.
Baden se pasó una mano por el cabello. Parecía muy relajado. Yo seguía empecinada en
aparentarserunamuchachadistanteeinescrutable,pero,aunasí,habíaungrupitodecandidatosalos
quemiactitudnolesachicabaenabsoluto.Badeneraunodeellos.
—¿Quéposibilidadeshaydequelasalaestévacíaahoramismo?—preguntó.
Aquelentusiasmomesacóunasonrisa.
—Muchísimas,dehecho.Perotengotrabajoquehacer.
Bajólacabezayadvertíunamiradatraviesa.
—Siempre hay trabajo que hacer. Apuesto a que trabajarías hasta las tres de la madrugada si
fueranecesario.
—Cierto,pero…
—Eltrabajoseguiráahícuandoregreses.
Juntélasmanosymeditélapropuesta.
—Sesuponequenodebosaltarme…
Yél,envozbaja,empezóacanturrear:
—¡Sáltatelo!¡Sáltatelo!¡Sáltatelo!
Camuflé una sonrisa incipiente. Para ser honesta, debería habérselo comunicado a alguien.
Estabaapuntodetenerotroencuentroclandestino…,peroquizámemerecíaunomás.«Lasemana
queviene»,regateéconmigomisma.«DespuésdelReportdehoy,yamepreocuparédelascámaras»,
concluí.
—¿Dóndeestátuguitarra?—exclamé,cediendoasíalatentación.
—¡Damedosminutos!—respondióél,ysaliócomounabalahaciaelpasillo.
Meneélacabezayrecéparaquenolecontaraatodoelmundoquelaprincesaera,enrealidad,
unserpusilánime,manejable.
Entré en la Sala de las Mujeres con la esperanza de que estuviera despejada. Pensé que solo
estaríalaseñoritaMarlee,sentadaenunaesquina,leyendo.Ydienelclavo.
—Alteza —saludó. Era uno de esos detalles curiosos que siempre me habían llamado la
atención.Muchísimagentemellamabaasí,perocuandolohacíanlasamigasdemamá,sabíaque,en
cualquiermomento,podíanreferirseamícomoCalabaza,NenaoCariño.Nomeimportaba,perome
extrañaba.
—¿Dóndeestámamá?
Cerróellibrodegolpe.
—Migraña.Fuiaverlaymeobligóairme.Cualquiersonidoleresultainsoportable.
—Ah.Enprincipio,ibaatenerunacita,peroquizáseríamásprudentecomprobarqueestábien.
—No—insistió—.Necesitadescansar.Además,tuspadresestaránmásquedichosossisabenque
hasplaneadounacita.
Pensé en ello durante unos instantes. Si de veras se encontraba tan mal, quizá lo más sensato
fueraesperarunpoco.
—Emm, de acuerdo. Por cierto, ¿te importaría que utilizara este salón? Baden y yo vamos a
componermúsica—expliqué—.Enelsentidoliteraldelapalabra,claroestá.
Ellasoltóunarisitayselevantó.
—Ningúnproblema.
—¿Setehaceraro?—preguntéderepente—.¿ElhechodequeKileformepartedeesto?¿Saber
quevoyatenerunacitaconalguienquenoesél?¿Temolesta?
—Reconozco que me quedé de piedra cuando os vi en la portada de todos los periódicos —
comentó,ysacudiólacabeza,comosinolograraimaginarcómohabíaocurridotalcosa.Despuésse
acercóamí.Sialguiennoshubieraestadoespiando,habríapensadoqueestábamosrevelándonosun
gransecreto—.PeroteolvidasdequetuspadresnosonlosúnicosquehanpasadoporunaSelección.
Aquellomecayócomounjarrodeaguafría.Quéidiota.¿Porquénosemehabíaocurrido?
—Recuerdoatupadrehaciendomalabaresparaencontrartiempoparatodoelmundo,tratando
decomplaceratodoslosquelerodeabanmientrasbuscabaasumedianaranja.Tusituaciónesaún
más complicada, porque la Selección implica mucho más que eso. Estás haciendo historia y, al
mismotiempo,estásintentandocaptarlaatencióndelpueblo.Decirqueestemomentoes«duro»es
uneufemismo.
—Llevasrazón—admití.
Enesemomento,notéelpesodelaresponsabilidadsobremishombros.
—No tengo ni la más remota idea de cómo Kile y tú acabasteis…, bueno…, en esa situación,
peronomeasombraríaqueestuvieraenlomásaltodelalista.Encualquiercaso,muchasgracias.
Esosíquemepillóporsorpresa.
—¿Porqué?Nohehechonada.
—Oh, claro que sí —me contradijo—. Estás dando tiempo a tus padres, todo un gesto de
generosidadportuparte.Peroyotambiénmeestoybeneficiandodeeso.Nosécuántotiempomás
podréretenerleaquí.
Alguienllamóalapuerta.
Mevolví.
—DebedeserBaden.
Apoyóunamanosobremihombro.
—Tranquila,quédateaquí.Ahoralehagopasar.
—¡Oh!—soltóBadencuandolaseñoritaMarleeleabriólapuerta.
Ellaserioporlobajo.
—Notepreocupes,yameiba.Laprincesateestáesperando.
Badenalargóelcuelloymevioalfondodelasala.Noperdiólasonrisaenningúnmomento.
Entrótriunfante,felizdeestarconmigoyconnadiemás.
—¿Esese?—preguntó,yseñalódetrásdemí.
Megiréyvielpiano.
—Sí.Eltonoesmaravillosoyestahabitacióntieneunaacústicaespectacular.
Serpenteóentreaquellaberintodeasientos,conlafundadelaguitarragolpeándolelapiernacon
cadapaso,hastallegaralpiano.
Sin preguntar, cogió una silla sin reposabrazos y la arrastró junto a la banqueta. Acaricié las
teclasytoquéunaescalarápida.
Badenafinólaguitarra;lamaderaestabaviejayseveíausada.
—¿Cuándoaprendisteatocar?—preguntó.
—Nolorecuerdo.Mimadresiempremesentabaasuladocuandotocabaelpiano,asíquecreo
queaprendíporimitación.
—Siempre he oído que tu madre es una pianista fantástica. Me parece que la oí tocar en la
televisiónunavez,paraunprogramadeNavidad…,oalgoasí.
—CadaañodaunconciertoparaNavidad.
—¿Essuépocapreferidadelaño?—quisosaber.
—Porunlado,sí;porotro,no.Además,casisiempretocacuandoestápreocupadaotriste.
—¿Aquéterefieres?—insistiómientrastensabaunacuerda.
—Bueno,yasabes—respondí—.Lasvacacionespuedenserestresantes.
Me sentía incómoda contando cosas de mamá; perdió a su padre y a su hermana durante esa
épocadelaño,pornomencionaraquelhorribleataquequeapuntoestuvodearrebatarleasumarido.
—MecuestaimaginarmeunasNavidadestristesaquí.Sifuerapobre,entenderíasuansiedad.
—¿Porqué?
Sonrióparasí.
—Porque ver a tus amigos recibir montones de regalos cuando tú tienes las manos vacías es
muyduro.
—Oh.
Mellamólaatenciónquesetomaranuestradiferenciasocialcontantafilosofía;muchosotros
sehabríanenfadado,omehabríantildadodeesnob.ExaminéaBadenparaaprendermássobreél.La
guitarraeravieja,peromeresultabaimposiblevalorarsuestadofinancieromientrasllevaralaropa
queelpropiopalaciolehabíaproporcionado.EntoncesrecordéloquelatíaMayhabíacomentado
sobresuapellido.
—Estudiasenlauniversidad,¿verdad?—pregunté.
Élasintió.
—Bueno, mis estudios ahora están en el aire. Algunos de mis profesores se quedaron
descolocadoscuandolesdilanoticia,perolamayoríadeellosmedejaenviarlosproyectosparaasí
poderacabarelsemestredesdeaquí.
—Esimpresionante.
Encogióloshombros.
—Séloquequieroyestoydispuestoahacertodoloqueestéenmimanoparaconseguirlo.
Lemiréconciertacuriosidad.
—¿YcómoencajalaSeleccióneneseplan?
—Vaya,yaveoquenodaspuntadasinhilo.
Unavezmás,nirastrodeira.Casitratabaaquelasuntocomounabroma.
—Enmiopinión,esunapreguntajusta—añadí.
Empecé a tocar una de las melodías clásicas que mamá me había enseñado. Baden conocía la
canciónynotardóenunirse.Jamásmehabíaparadoapensarencómosonaríaacompañadaporel
sonidodeunaguitarra.
Lamúsicaganólabatallaalaconversación.Peronodejamosdecomunicarnos.Élmemirabaa
losojosyyoestudiabasusdedos.Nuncaanteshabíatocadoconalguienquenofueramamáy,adecir
verdad,estabadisfrutandocomonunca.
Seguimostocandolacanción;apenastuvimosunpardetropiezos.Aunoídopocoafinadosele
habrían pasado por alto. Sonó la última nota y alcé la mirada; la sonrisa de Baden transmitía pura
felicidad.
—Soloconozcounpuñadodeclásicos.LamayoríadeBeethovenyDebussy.
—¡Quétalentotienes!Nuncaimaginéqueestascancionespudierantocarseconunaguitarra.
—Gracias—murmuróconciertatimidez—.Y,pararesponderalapregunta,estoyaquíporque
quierocasarme.Nohesalidoconmuchaschicas,loreconozco.Asíquecuandosemepresentóesta
oportunidad,penséquevalíalapenaintentarlo.¿Quesiestoyenamoradodeti?Hoyporhoy,no.Pero
megustaríaaveriguarsi,algúndía,podríaestarlo.
Había algo en su tono de voz que me inspiraba confianza. Parecía un tipo transparente. Su
intencióneraencontrarunaparejaestabley,denohabermetidosunombreenelconcurso,jamásme
habríaconocidoenpersona.
—Megustaríahacerteunapromesa,sinoteimporta—seofreció.
—¿Quétipodepromesa?
Punteóvariascuerdas.
—Unapromesasobrenosotros.
—Sivasajurarmedevociónincondicional,creoquetodavíaesdemasiadopronto.
Badenmeneólacabeza.
—No,noeseso.
—De acuerdo. Soy toda oídos —dije. De pronto, empezó a tocar una melodía ligeramente
familiar;noeraunclásico,peroconocíaaquellacanción…Sinembargo,nofuicapazdeubicarla.
—Losdossabemosque,enelmomentoenquedecidasqueyanosoyunaopciónrazonable,me
enviarás a casa para así poder centrarte en los demás candidatos. Ahí va mi promesa: si me doy
cuenta de que no eres la mujer que estoy buscando, te lo diré. No quiero que ninguno de los dos
perdamoseltiempo.
Asentí.
—Teloagradezco.
—Bien —respondió con tono alegre, y luego empezó a vociferar—: «Y ella entra en la
habitación con esa sonrisa, sonrisa, sonrisa y con esas piernas que a mí me ¡eclipsan, eclipsan,
eclipsan!¡Todaslasmiradasdelahabitaciónbuscanunpocodediversión!».
Al fin reconocí aquella balada. Era una canción de Choosing Yesterday que solía cantar en la
duchamásvecesdelasqueestabadispuestaaadmitir.
—«No puedo dejar de mirarla, mirarla, mirarla, hasta que suena esa canción y ella empieza a
¡bailarla,bailarla,bailarla!Nopuedoevitarlo,¡esachicaesúnica!».
MeuníaBadenconelpianoy,conunarisitanerviosa,tratédetatarearelestribillo.Depronto,
ambos nos pusimos a cantar a pleno pulmón, destrozando por completo la melodía, pero nos lo
estábamospasandotanbienquenisiquieranosmolestamosenafinar.
—«Oh,notienemásdediecisieteaños,peroesmadura,túyyosabemosaquémerefiero.Esla
chicamásguapaquejamásheconocido,sí,ellaesmía,ellaesmi,¡ellaesmireina!».
SeguíelritmodelacanciónjuntoconBaden,aunque,adecirverdad,durantetodamividasolo
habíatocadopiezasclásicas.
—¿Quéhacesenlauniversidad?Deberíasestardegira—comenté.
—Ese es mi plan alternativo si lo de ser príncipe no cuaja —respondió. Era un chico tan
cándido,tandeverdad—.Graciasporhaberhechonovillospormí.
—Ningúnproblema,perodeberíavolveraltrabajo.
—¡Hasidolacitamáscortadelahistoria!—protestó.
Meencogídehombros.
—Habríasdisfrutadodemástiemposihubierasesperadohastaestanoche.
Resopló.
—Deacuerdo.Lecciónaprendida.
Tapéeltecladoyélguardólaguitarraenlafunda.
—¿Porquénolesenseñaslacanciónalosdemás?—propuso—.Apuestoaquenosoncapaces
deaprenderla.
—¿Qué?¿Miguitarra?No,no,no.¡Esminiña!—sequejóy,consumaternura,acariciólafunda
desgastada y raída—. Si alguien la rompiera, me daría un infarto. Me la regaló papá, y tuvo que
esforzarsemuchoparacomprarla.Lacuidocomosifuerauntesoro.
—Amímepasalomismoconlastiaras.
—¡Pffff!—exclamóél,riéndoseabiertamentedemí.
—¿Qué?
Setapólosojosysacudiólacabeza.
—¡Tiaras!—Suspiró—.Todaunaprincesa,¿eh?
—¿Creíasqueestetrabajonotienesurecompensa?
—Megusta,¿sabes?Queprotejastustiarascomoyomiguitarra.Megustaqueseantutalónde
Aquiles.
Empujélapuertaysalimosalpasillo.
—Bien.Porquesonpreciosas.
Élsonrió.
—Graciasporpasaresteratoconmigo.
—Graciasati.Hasidounplacer.
Depronto,sehizounsilencioincómodo.
—¿Nosestrechamoslamano,nosabrazamosoqué?
—Puedesbesarmelamano—contesté,yalarguéelbrazo.
Badenmetomólamanoenseguida.
—Hastalapróxima.
Mebesólamano,seinclinóysedirigióhaciasudormitorio.MemarchépensandoenlatíaMay.
Encuantolecontaraloocurrido,estaríaencantadaderecordarmequeyameloadvirtió.
Sabía que sería el foco de atención del Report. En general, dar discursos o informaciones de
últimahoranomefastidiaba.Perosabíaqueesanocheibaaserdistinta.Porunlado,seríalaprimera
vezquemeenfrentabaalpúblicodesdeelaltercadodeldesfiley,porotro,intuíaquequerríansaber
algomásdeKile.
Optéporunvestidorojo.Esecolormedabaconfianza,seguridad.Tambiénmerecogíelpeloen
unmoñoaltoparaparecermásmadura.
AvistéalatíaMaypululandoporelfondo.Alverme,meguiñóunojo.Mamáestabaayudandoa
papá a anudarse la corbata. Oí a uno de mis hermanos pequeños aullar y, al girarme, vi que Alex
sujetaba algo afilado en la mano. Se estaba palpando el trasero, como si le doliera. Escudriñé el
estudioyencontréaOstenescondidoenunrincón,desternillándosederisa.
Contantagente,elplatóparecíaestardemasiadoabarrotado,loquesolohizoqueaumentarami
desasosiego.Oíminombrey,aunquenofuemásqueunsusurro,mesobresalté.
—Losiento,alteza—sedisculpóErik.
—Tranquilo,esqueestoyunpoconerviosa.¿Enquépuedoayudarte?
—Nopretendíamolestarla,peronoséaquiénpreguntárselo.¿Dóndedebosentarmeparapoder
traduciraHenrisudiscurso?
Sacudílacabeza.
—Quédesconsideradopormiparte.Nolohabíapensado.Ven,sígueme.
EscoltéaErikhastaeldirectordeescenarioycolocamosaHenrienlaúltimafiladelasgradas.
AErikleasignaronunasientojustodetrásdeél;eraunasientolosuficientebajoparaquenadiele
vieramientrastraducíaaHenrilosdistintosdiscursos.
No me moví de su lado hasta que todos los presentes ocuparon sus correspondientes asientos.
HenrilevantóelpulgaryErikseacercóamíparadarmelasgracias.
—La próxima vez que me surja una duda, acudiré al director de escenario. No volveré a
importunarla.Perdóneme.
—Nopasanada,deveras.Quieroquelosdosestéiscómodos.
Erikinclinólacabezay,conademántímido,sonrió:
—Nosepreocupepormicomodidad,alteza.Nosoyunpretendiente.
—¡Eadlyn!Eadlyn,¿dóndeestás?—mellamómamá.
Megirédeinmediato.
—Mamá,aquí.
Ellasellevóunamanoalcorazón,comosiestuvieraapuntodedarleunataque.
—Noteencontraba.Porunmomentopenséquetehabíasechadoatrás—farfulló.
—Cálmate, mamá —respondí, y le sujeté de la mano—. No soy perfecta, pero tampoco una
cobarde.
Las mujeres iban a ser las protagonistas del Report de esa noche. Mamá anunció que algunas
provincias se encargaban de la gestión de los sistemas de ayuda y animó a las demás a seguir el
ejemplodelastresprovinciasnorteñasqueestabansocorriendoalosindigentes,proporcionándoles
un plato caliente de comida y cuatro nociones básicas sobre finanzas y entrevistas laborales. La
señoritaBryceexplicóunapropuestadeperforaciónqueafectaríaaunabuenapartedeIlléacentral.
Beneficiaría a todo el país, pero antes las seis provincias tendrían que aprobar la propuesta por
votación.Ydespués,comoeradeesperar,todaslasmiradasseposaronenloschicos.
Gavril subió al escenario. Era todo un galán y esa noche estaba particularmente elegante.
Caminabacomosituvieraundiminutomuelleeneltacóndeloszapatos.EstaeralaquintaSelección
queIlléahabíavivido,yélhabíapresenciadotresdeellas.Todossabíamosque,cuandoelproceso
acabara,buscaríaaalguienquelereemplazara.Nopodíaestarmásorgullosodelaúltimatareaque
lafamiliareallehabíaencargado.
—Por supuesto, damas y caballeros, dedicaremos varias horas de emisión a los encantadores
jóvenesqueconformanlaSelección.Demomento,¿porquénosaludamosaalgunosdeellos?
Gavril cruzó el escenario en busca de alguien en particular. Me pregunté si le habría costado
tantocomoamímemorizartodoslosnombres.
—Señor Harrison —empezó, y se detuvo frente a un joven de expresión dulce y cabellera
grasienta.
—Buenasnoches—saludóHarrison.Sonrióyadvertíunosdivertidoshoyuelos.
—¿Quétaltuexperienciaenpalacio?
—Fantástica.SiemprequisevisitarAngeles,asíqueestaraquíescomounsueñohechorealidad.
—¿Algúnproblemahastaelmomento?—lepinchóGavril.
Harrisonseencogiódehombros.
—Mepreocupabaquenosenzarzáramosenpeleasdesdeelalbahastaelanochecer,disputando
la mano de la princesa —dijo, y me señaló. Esbocé una sonrisa de inmediato, porque sabía que la
cámaraestaríasacandounprimerplanodemicara—.Perolaverdadesquetodoslospretendientes
sehanportadogenial.
Gavrilpasóelmicrófonoalchicoqueestabaasulado.
—¿Yquémedicesdeti?¿Merecuerdastunombre?
—Fox. Fox Wesley —respondió. Tenía la tez bronceada, pero, a diferencia de mí, no había
nacidoasí.Supusequedebíadepasarmuchotiempoalairelibre—.Parasersincero,yesperonoser
elúnicoaquíaquienleestépasandoesto,elgrandesafíoessentarsealamesa.Tenemosmásdedoce
tenedorescadauno.
Algunosdelospresentessoltaronunarisita.Gavrilasintió:
—Lomásinquietantedetodoesdóndepuedenalmacenartantoscubiertos.
—Esunalocura—balbuceóeltipoquehabíadetrásdeFox.
—Oh,señorIvan,¿verdad?—preguntóGavril,yleacercóelmicro.
—Sí,señor.Mealegrodeconocerle.
—Lomismodigo.¿Quétaltelasarreglasdurantelascomidas?
Ivanalzólasmanos,comosielasuntofueradesumaimportancia.
—Ahoramededicoautilizaruntenedorparacadabocado.Losvoydejandoenelcentrodela
mesa,formandounapila.Demomento,funciona.
Toda la sala se echó a reír ante aquella respuesta tan ridícula. Gavril se alejó del grupo y se
dirigióalascámaras.
—Esmásqueevidentequetenemosaungrupodecandidatoslamardedivertidos.Asíque,¿por
qué no charlamos con la jovencita que ha logrado deshacerse de todas sus rivales? Damas y
caballeros,sualtezareal,laprincesaEadlynSchreave.
—Aporellos—susurróAhrenencuantomelevantédemiasiento.Caminéhastaelcentrodel
escenarioyrecibíalqueridoGavrilconunabrazo.
—Siempreesunplacerverla,alteza—dijo,ymeacomodéenelsillónquehabíajustodelantede
él,enelcentrodelescenario.
—Igualmente,Gavril.
—Bueno, aquí estamos. Ya hace una semana que se dio el pistoletazo de salida a la primera
Selecciónmasculina.¿Cuálessuvaloración?
Ledediquéunasonrisadignadeunpremiocinematográfico.
—Creo que está yendo bien. Tengo mucho trabajo que hacer, así que podría decirse que está
siendouniniciotranquilo.
Gavrilmiróhaciaatrásporencimadelhombro.
—Ajuzgarporelnúmerodepretendientes,yonocalificaríaesteiniciocomotranquilo.
Pestañeéysoltéunarisatonta.
—Sí, tienes razón. Eliminé a casi un tercio de todos los caballeros que fueron invitados a
palacio.Soyunamujerqueconfíaensuinstintoy,entrelapresentacióninicialylainformaciónque
mefacilitaronsobreellos,toméunadecisión.
Gavrilinclinólacabeza.
—Alparecer,esusteddelasquesedejaguiarporlacabeza,noporelcorazón.
Noqueríaruborizarmedelantedelascámaras,asíquetratédeserenarme,peronomeatrevía
comprobarsimehabíapuestocomountomate.
—¿Estássugiriendoquemeenamoredelostreintaycincocandidatosalavez?
Élarqueólascejas.
—Dichoasí…
—Exacto.Solotengouncorazón,yquieroreservarlo.
Oí gritos ahogados en la sala; me había salido con la mía. ¿Cuántas frases cursis tendría que
memorizardurantelossiguientesmesesparaentreteneralpúblico?Yfueentoncescuandocaíenla
cuentadeque,enrealidad,nohabíaplaneadoesaspalabras.Eraloquesentía.Semehabíanescapado
sinquerer.
—Porlovisto,avecestambiénsedejaguiarporelcorazón—dijomaliciosamente—.Ytengo
unafotoquelodemuestra.
Proyectaron una gigantesca fotografía donde se nos veía a Kile y a mí. El estudio estalló en
gritosyaplausos.
—¿Podríamosinvitarleabajar?¿DóndeestáelseñorKile?
Élselevantódeunbrincodelasientoysesentóamilado.
—Estaesunasituaciónmuycuriosaparamí—empezóGavril—.Lesconozcodesdepequeños.
Kileserio.
—Elotrodíaestabapensandolomismo.Mimadremecontóqueunavezentrégateandoenel
estudio.MecogisteenbrazosydespedisteelReport.
Gavrilabriólosojosdeparenpar.
—¡Escierto!¡Semehabíaolvidadoporcompleto!
MiréaKile.Aquellaanécdotamepareciódivertida.Debiódeocurrirantesdequeyonaciera.
—Ybien,porloquereflejanestasfotografías,todoapuntaaquevuestraamistaddeinfanciase
haconvertidoenalgomás,¿ono?
Kilememirófijamente,peroyoneguéconlacabeza.Nopensabaserlaprimeraencomentar
esainstantánea.
Alfinal,éldiosubrazoatorcer.
—Te seré sincero. Nunca creímos que pudiéramos ser algo más hasta que nos obligaron a
hacerlo.
Nuestrasfamiliassecarcajearondeformaescandalosa.
—Aunque reconozco que, si se hubiera cortado el pelo hace años, quizá sí me lo hubiera
planteado—bromeé.
Gavrilnodabacréditoaloqueestabasucediendo.
—Bueno,todoelmundosemuereporsaberlo:¿cómollegóesebeso?
Sabíaque,tardeotemprano,esapreguntallegaría,peroestabamuertadevergüenza.Exponermi
vidaprivadadeesemodoerapeordeloquehabíaimaginado.
Porsuerte,Kileseencargódeencauzareltema.
—Fuetodaunasorpresa,ycreoquehabloporlosdos.Fueunmomentoespecial,peronohay
queconfiarse.Hecompartidounasemanaconestoschicosysédebuenatintaquemuchospodrían
serunpríncipeestupendo.
—¿En serio? ¿Está de acuerdo con eso, princesa? ¿Ha tenido algún otro encuentro romántico
estasemana?
LaspalabrasdeGavrilseperdieronporelcamino.Dehecho,nolasoíhastahaberprocesado
todo lo que Kile acababa de decir. ¿Hablaba en serio? ¿No sentía nada en absoluto? ¿O tan solo
pretendíamantenersuprivacidad?
Aterricédenuevoenlacrudarealidadyasentíconfingidoentusiasmo.
—Sí,varios.
Gavrilmefulminóconlamirada.
—¿Y?
—Yhansidomaravillosos.
No estaba de humor para chismorreos y, además, las declaraciones de Kile me habían hecho
dudardesidebíacompartircadapasoquedabaconelrestodelmundo.
—Hmm —murmuró Gavril, y se volvió hacia el grupo de seleccionados—. Quizá podremos
sonsacar algo más de información a estos caballeros. Kile, regresa a tu asiento, por favor. Y bien,
¿quiéneshansidolosafortunados?
Badenfueelprimeroenlevantarlamano,seguidoporHale.
—Bajadalescenario,caballeros.
Gavril empezó a aplaudir y toda la sala vitoreó a los candidatos. Hale y Baden, un tanto
ruborizados, se levantaron y se acercaron al centro. Me consideraba una chica bastante inteligente,
peronolobastantecomopararogarlesquemantuvieranelpicocerradosinquelospresentesnilas
cámarasmepillaran.
Y solo entonces me di cuenta de algo. Kile me había leído el pensamiento. Quizá porque nos
conocíamosdesdequeéramosunoscríos.
—¿Puedesrecordarmetunombre,porfavor?—preguntóGavril.
—HaleGarner—respondió,yseapretóelnudodelacorbata,aunquelociertoeraquelatenía
perfecta.
—Ah,sí.Ybien,¿quénospuedesdesvelardetucitaconlaprincesa?
HalemeregalóunasonrisauntantocohibidayluegosedirigióaGavril.
—Bueno, puedo decir que nuestra princesa es tan lista, atenta y refinada como esperaba.
Bueno…yquetenemosvariascosasencomún.Ambostenemosvarioshermanospequeñosy,para
sersincero,megustópoderhablardemitrabajocomosastreconunajoventancoquetaycontanto
estilo.Valeunimperio.
Agachélacabezaeintentétomarmeelcumplidoenbroma,perosinbajarlaguardia.
—Pero, más allá de eso, espero que me perdone, prefiero guardarme los detalles para mí —
añadióHale.
Gavrilhizounamueca.
—¿Novasacontarnosnada?
—Estarádeacuerdoconmigoenqueelamoresunasuntoprivado.Meincomodahablardeesto
sobreunescenario.
—Puede que el caballero que tengo a mi derecha nos dé más información —dijo Gavril con
picardíaymirandoalascámaras—.¿Cómotellamabas?
—BadenTrains.
—¿Yquéhicisteconlaprincesa?
—Tocamosmúsica.LaprincesaEadlynhaheredadoeltalentodesumadre.
Amamálesalióun«oh»delcorazón.
—¿Y?
—Yademásesunabailarinaexcelente,inclusosentada.Y,porsialguiennolosabía,laprincesa
estáaldíadelamúsicaactual—añadió.
Badensoltóunacarcajada,comootrosmuchos.
—¿Y?—presionóGavril.
—Ylabeséenlamano…yesperopoderdarlemásbesosenunfuturo.
Tierra, trágame. Por algún motivo, que Baden hubiera pedido un beso me provocó más
bochornoquecomentarelmomentodeintimidadconKile.
Todoelplatóestallóengritosdeánimoporsegundavez.Y,porsiesofuerapoco,Gavrilno
dejó de añadir más leña al fuego. Por desgracia para él, mis pretendientes no dieron ningún otro
detalle jugoso. Kile era el único que podía haber desvelado algo remotamente interesante, pero ya
habíamoscambiadodetema.
—Parecesdecepcionado,Gavril—remarqué.
Élhizopucheros.
—Alteza, estoy tan emocionado por usted que quiero saber todo lo que está ocurriendo. Y, si
pudiéramospreguntárseloanuestrosespectadores,creoquetodosestaríandeacuerdoconmigo.
—Bueno,nohaydequépreocuparse.Mañanaorganizaréunpequeñoguatequeenhonordelos
seleccionados.Todoslosmiembrosdepalacioestáninvitados.Lascámarasinmortalizaránelevento
paraqueasítodaIlléapuedasertestigodelprocesodeSelección.
Elplatósepusoaaplaudirdenuevo.Josieestabaprácticamenteflotandodefelicidad.
Gavril despachó a Hale y a Baden, que volvieron a sus asientos, junto con el resto, y después
prosiguióconlaentrevista.
—¿Yquémáspuedecontarnossobreeseguateque,alteza?
—Se celebrará en los jardines. Disfrutaremos del sol y aprovecharemos para conocernos un
pocomás.
—Suenamaravilloso.Muyrelajante.
—Sí,salvoporunpequeñodetalle—comenté.
—¿Ycuáles?
—Traslafiestahabráunaeliminación.
Los murmullos y cuchicheos fueron inmediatos. Era consciente de que aquella bomba habría
despertadolacuriosidaddeloschicos.
Continuéparaasíacallartodosloscomentarios.
—Podríaseruno,podríansertres…Nolosé.Asíque,caballeros—anuncié,ymevolvíhacia
losseleccionados—,venganpreparados.
—Quénervios,porfavor.Memueroporsabercómoacabaesto,yestoyconvencidodequeserá
unactofantástico.Unaúltimapreguntaantesdedarporacabadoelprograma.
Erguílaespalda.
—Dispara.
—¿Québuscaenunmarido?
¿Québuscaba?Miindependencia.Paz,libertad…ylafelicidadquecreíatenerhastaqueAhren
lacuestionó.
Meencogídehombros.
—Nocreoquenadiesepaloquebuscahastaqueloencuentra.
Capítulo17
C
¿ ómoeraposiblequeJosiesehubieraatrevidoaponersusmanazasenunademistiaras?Estaba
deellahastalacoronilla.Pretendíapasearsedelantedelascámarasconsumejorvestidoymitiara,
comosiformarapartedelarealeza,porenésimavezensuvida.
Sonreíaalosinvitadosalpasarporsulado,peronomeparéahablarconnadieenparticular,
hasta toparme con Kile. Estaba con Henri, otra vez, tomando té helado mientras se disputaba un
partidodebádminton.Henrimesaludóconunareverencianadamásverme.
—Buenosdíashoy,alteza—dijoconeseacentotanalegre.
—Buenosdías,Henri.Kile.
—Hola,Eadlyn.
Quizáfueranimaginacionesmías,peronotéaKiledistintoy,quizáporprimeravezenmivida,
deseéoírlehablar.Sacudílacabeza;nopodíadespistarme.
—Kile,¿teimportaríahablarcontuhermana,porfavor?
Sualegríainicialsetransformóenfrustración.
—¿Porqué?¿Quéhahechoestavez?
—Havueltoacogerotrademistiaras.
—Perositienes…¿cuántas?¿Miltiaras?
Resoplé.
—Esenoeseltema.Esmíaynodeberíacogérmela.Cuandosepavoneaasí,daaentenderque
forma parte de la familia real, y no es así. Es inapropiado. ¿Podrías hablar con ella sobre su
comportamiento?
—¿Cuándomeheconvertidoenlapersonaaquienlepidestodoslosfavores?
MiréaHenriyaErik,que,porsupuesto,nosabíannadasobreelacuerdoqueseescondíatras
nuestrobeso.Aprimeravista,noseestabanenterando.
—¿Porfavor?—insistíamediavoz.
Élsuavizólamiraday,porunsegundo,reconocíalchicoquehabíaconocidoensuhabitación,
alchicodulceeinteresante.
—Deacuerdo.Josiesoloquierellamarlaatención.Nocreoquelohayahechoparamolestarte.
—Gracias.
—Ahoravuelvo.
Semarchóconpasodecidido.ErikleexplicóaHenriloqueestabasucediendo.
Henriseaclarólagargantaantesdehablar.
—¿Quétalestáhoy,alteza?
No sabía si responder dirigiéndome a Erik o no…, y al final opté por contestar a Henri
directamente.
—Muybien,¿ytú?
—Bien, bien —contestó con jovialidad—. Yo disfrutar…, ejem… —Se volvió y transmitió el
restodelarespuestaasuintérprete.
—Creequelafiestaesfabulosa,yestádisfrutandodelacompañía.
NosabíasisereferíaaKileoamí,pero,detodasformas,meparecióuncomentarioacertado.
—¿CuándotemudastedeSwendway?
Henri asintió con la cabeza, como si confirmara que Swendway era su tierra natal, pero sin
contestar la pregunta. Al percatarse de que no había comprendido mis palabras, Erik le tradujo al
oídolapregunta.Henriseexplayóconsurespuesta.
—HenriemigróaIlléaelañopasado,trascumplirlosdiecisieteaños.Provienedeunafamilia
decocineros,queesaloquesededica.Cocinaplatostípicosdesupaísy,engeneral,serelacionacon
otrosdeSwendwayyporesosolohablafinlandés.Tieneunahermanapequeñaqueestáaprendiendo
inglés,perolepareceunidiomamuycomplicado.
—Vaya.Cuántainformación—ledijeaErik.
Estehizoungestoconlamano.
—Losé.
El trabajo de Erik debía de ser muy duro, pero apreciaba que fuera tan modesto. Y luego me
dirigíaHenri:
—Me apetece que pasemos un rato juntos. Pero en algún lugar que nos permita charlar más
fácilmente.
ErikselotradujoaHenri,queasintióconentusiasmo.
—¡Sí,sí!
Mereíporlobajo.
—Hastaentonces.
En el jardín estaban todos los seleccionados. El general Leger y la señorita Lucy, que no se
separaronniunmomento,conversabanconungrupodepretendientesjuntoalafuente.Papáestaba
haciendosurondadereconocimiento;devezencuando,dabaunapalmaditaenlaespaldadealguien
y le saludaba con un mísero «hola». Mamá, en cambio, estaba sentada bajo una sombrilla. Varios
candidatosestabanpululandoasualrededor,locualmeparecíainquietanteyencantadoralavez.
Era una fiesta deliciosa. Muchos se entretenían con los juegos, las mesas estaban a rebosar de
comiday,bajountoldo,uncuartetodecuerdaanimabaelguateque.Lascámarasrondabanportodo
eljardínparanoperderdetalle.Crucélosdedos.Ojaláaquellobastaraparacalmarlosánimos.No
sabíasipapáyahabíatrazadounplanparatranquilizaralpaísdeformapermanente.
Mientrastanto,teníaqueencontrarelmododeeliminaralmenosauncandidatodespuésdehoy,
yunarazónlobastantebuenaparaquetodosselocreyeranapiesjuntillas.
Conelsigilodeunfelino,Kileseacercóamí.
—Aquítienes—dijo,ymediolatiara.
—Peroquévenmisojos.Noesperabaqueselaquitaras.
—Mehacostadoconvencerla,dehechohetenidoqueamenazarla:simontabaunnumeritoenla
fiesta,mamánoladejaríaasistiraningunamás.Esohabastadoparaquecediera.Asíquetoma.
—Nopuedocogerla—dije,conlasmanosentrelazadas.
—Perosimelahaspedido—protestó.
—No quiero que la lleve puesta, pero tampoco puedo pasearla por toda la fiesta. Tengo cosas
quehacer.
Seestabaenfadando.Sinembargo,megustóque,porunavez,fueraélquienseexasperara,yno
yo.
—Ah,muybien.¿Entoncesqué?¿Melatengoquequedaryotodoeldía?
—Notodoeldía.Solohastaqueentremosenpalacio.
Kilesacudiólacabeza.
—Eresincreíble.
—Calla.Disfrutadelafiesta,anda.Peroantes,esperaunmomento,tenemosquehaceralgocon
estacorbata.
—¿Quétienedemalomicorbata?
—Todo—dije—.Estacorbataeshorrenda.Apuestoaqueconseguiríamoslapazmundialsila
quemáramos.
Deshiceelnudoyselaquité.
—Muchomejor—comenté,yleentreguéaquelmontóndetela.Despuéslearrebatélatiarayse
lacoloquéenlacabeza—.Tefavorecemuchísimo.
Élsonrióconciertachuleríaymemiródivertido.
—Ya que me tengo que quedar con tu tiara por ahora, ¿qué te parece si te la devuelvo esta
noche?Podríapasarmeportuhabitación,siquieres—susurró.Kilesemordióellabioyrecordélo
carnososysuavesqueeran.
Sabíaleerentrelíneas.
—Perfecto—contesté,yrecépornoruborizarme.
—¿Sobrelasnueve?
—Alasnueve.
Kileasintióysemarchó.
Entonces, durante el Report, ¡tan solo había sido discreto! Fruncí el ceño, pensativa. Quizá
pretendía matar el tiempo besándome. O puede que desde que fuera un crío estuviera enamorado
hasta los huesos de mí, pero hasta ahora no hubiera reunido el coraje suficiente para dejar de
tomarmeelpeloydecírmelo.Aunquealomejor…
Eanmepillódesprevenida.
—¡Oh!—exclamécuandomecogiódelbrazo.
—Parecestriste.Noséquétehadichoesejovencitoparaofenderte,peronoledesmásvueltas.
—SeñorEan—saludé.Measombrabaquemipresencianoleintimidaraenlomásmínimo—.
¿Enquépuedoayudarte?
—Puesenacompañarmeadarunavuelta,desdeluego.Todavíanohetenidolaoportunidadde
charlarcontigoasolas.
Bajo la luz del sol, la cabellera de color caramelo de Ean cobraba un tono dorado hermoso.
AunquenoteníaelestilopersonaldeHale,eltrajelefavorecíamásquealresto.Habíahombresalos
que,sencillamente,nolessentababienuntraje.
—Bueno,ahoraestamosasolas.¿Dequétegustaríacharlar?
Sonrióconsuperioridad.
—Parasersincero,sientocuriosidad.Siempreteheconsideradounachicamuyindependientey
me sorprendió que quisieras encontrar un marido tan joven. Basándome en las veces que te había
vistoenelReport,yentodoslosespecialessobretufamilia,creíquetetomaríastutiempo.
Lo sabía. Me hablaba con una calma fuera de lo común. Estaba convencida de que se había
enteradodequeaquelloerapuroteatro.
—Esverdad.Miplaninicialeraesperar.Peromispadresestántanenamoradosquepenséque
merecíalapenaintentarlo.
Eanmeobservócondetenimiento.
—¿Deverascreesquealgunodeloscandidatostenemosloquehacefaltaparasertupareja?
Abrílosojoscomoplatos.
—¿Tanpocotevaloras?
Éldejódecaminarysecolocódelantedemí.
—No,peropodríadecirsequetetengoenunpedestal.Ynoteimaginoresignándoteaunavida
enparejaantesdehabervividolatuyapropia.
Mecostabacreerquealguienpudieratenertantaintuición,queundesconocidofueracapazde
leermispensamientos,sobretodoteniendoencuentaladistanciaquesiemprehabíamantenido.¿Con
quéinteréshabíaestadoEanobservándometodosestosaños?
—Lagentecambia—contesté.
Élasintió.
—Supongo que sí. Pero si en algún momento te sientes… perdida en esta especie de
competición,estarémásqueencantadodeayudarte.
—¿Ycómopiensasayudarmeexactamente?
Eanmeacompañóhacialamultitud.
—Creoquedejaremosestaconversaciónparaotromomento.Perorecuerdaqueestoyaquípor
ti,alteza.
Meatravesóconlamirada;tuvelaimpresióndequeestabaesperandoaquetodosmissecretos
másprohibidossalierandisparadosdemispropiosojos.Cuandoalfinapartólavista,respiréhondo
variasvecespararecuperarlacompostura.
—Haceundíaprecioso.
Levanté la vista y vi a uno de mis pretendientes. Me quedé con la mente en blanco. ¿Cómo se
llamaba?
—Sí,laverdadesquesí.¿Teloestáspasandobien?
Oh,porfavor.Noteníaniunasolapista.
—Mucho —respondió. Su expresión era amable, y su voz, cariñosa—. Acabo de ganar una
partidadecróquet.¿Ustedjuega,alteza?
—Unpoco.—¿Cómoibaasalirdeesa?—.¿Ytú?¿Eresungranaficionado?
—Quéva.Enrealidad,no.Enelnorte,enWhites,practicamosdeportesdeinvierno.
¡Whites!…Peronada,seguíasinacordarme.
—Parasersincera,soyunachicamásbiendeinterior.
—En ese caso, ¡le encantará Whites! —exclamó con una gran sonrisa—. Solo salgo de casa
cuandoesestrictamentenecesario.
—Perdón.
ElchicodeWhitesyyonosvolvimoshaciaelreciénllegado.Porsuerte,estesímesonaba.
—Losiento,alteza,peroesperabapoderrobarleunosminutos.
—Desde luego, Holden —respondí, y le rodeé el brazo—. Me ha gustado hablar contigo —le
dijealpretendientedeWhites,quesequedóunpocomustio.
—Noeramiintenciónserdescortés—murmuróHoldenunavezquenoshubimosalejado.
—Notepreocupes.
Caminamos despacio. Él parecía cómodo, como si hubiera paseado cogido de una princesa
docenasdeveces.
—Noquieroentretenerla.Tansoloqueríafelicitarla.Mequedéboquiabiertocuandoeliminóa
todosesoschicoslasemanapasada.
Mequedédepiedra.
—¿Deveras?
—¡Absolutamente!Admiroalasmujeresquesabenmuybienloquequieren,ymegustaquesea
tandecidida.MimadretrabajacomojefadelaboratorioenBankston.Sémuybienlodifícilquele
resulta gestionar una empresa así de pequeña, así que no quiero ni imaginarme la presión a la que
debedeestarsometida.Peroloestáhaciendobien,yesomegusta.Soloqueríaquelosupiera.
Diunpasoatrás,atónita.
—Gracias,Holden.
Élinclinólacabezaysediomediavuelta.Mequedéabsortaenmispensamientos.
Aquella situación solo confirmó mis sospechas: si aparentaba ser una chica tierna y amable,
nadie me tomaría en serio. ¿Acaso si hubiera dado palmaditas en el hombro o repartido abrazos a
diestroysiniestroHoldenmehabríaadmiradotanto?Todoaquelloera…
—¡Ah!
Tropecéconalguien,perologrésalvarmedeunridículoespantosograciasaunpardebrazos
fuertes,ademásdeoportunos.
—Alteza—dijoHale,sujetándomeporlacintura—.Losiento,notehevisto.
Escuchéeldisparadordeunacámarafotográficaydibujéunasonrisa.
—Ríete—farfulléentredientes.
—¿Eh?
—Ayúdameyríete—repetí.
Soltéunparderisasbobaliconasy,trasunsegundo,Haletambiénseechóareír.
—¿Aquéhavenidoeso?—preguntósinborraraquellaestúpidasonrisadesucara.
Mealisélafaldadelvestidoyseloexpliqué.
—Losequiposdetelevisiónestánenfocándonos.
Echóunvistazoanuestroalrededor.
—Para—ordené.
—Caramba,¿siempreestástanatentaatodoloqueocurre?
Estavezmicarcajadafueauténtica.
—Básicamente,sí.
Susonrisasedesvaneció.
—¿Poresolaotranochetemarchastedeformatanrepentina?
Mepuseseriadenuevo.
—Perdona.Nomeencontrabadeltodobien.
—Primerohuyes,yluegomientes—dijo,ysacudiólacabeza,decepcionado.
—No.
—Eadlyn—murmuró—.Nofuenadafácilparamí.Teserésincero.Nomegustahablardela
muerte de mi padre ni explicar que a mi madre le ha costado Dios y ayuda mantener un trabajo
estable,nitampocoquejarmedelapérdidadeestatussocialdemifamilia.Fuedifícilcompartirtodo
esocontigo.Y,justocuandoempezamosahablardeti,medejastetirado.
Yunavezmásnotélaextrañasensacióndeestardesnudafrenteaél.
—Tepidodisculpas,Hale,detodocorazón.
Élmeestudióelrostro.
—Nosésidetodocorazón—comentó,nervioso—,peromegustasdetodosmodos.
Aloíreso,lemiréalosojos.Laposibilidaddequepudieraserciertomeencantaba.
—Cuando estés preparada para hablar, para hablar de verdad, recuerda que aquí me tienes. A
menos, desde luego, que te vuelvas a poner el disfraz de ninja y me elimines, como hiciste con
aquelloschicos.
Mereíconnerviosismo.
—Dudoquealgoasívuelvaasuceder.
—Esperoqueno.
Halesequedómirándomefijamente.Sentíquepodíaatravesarmelapielyobservarmiinterior,
yesonomegustabaenabsoluto.
—Mealegrodequenosehayamanchadoelvestido.Habríasidounalástima.
Sediomediavueltaparairse,peroleagarrédelbrazo.
—Eh.Gracias.PorhabersidotanprudenteenelReport.
Élsonrió.
—Algocadadía,¿lorecuerdas?
Capítulo18
—
Deacuerdo,alteza,cuandoquiera.
Lamaquilladoramediolosúltimosretoquesycorregímiposturamientrasrepasabatodoslos
nombresmentalmente.Asentíconlacabezaylalucecitadeunacámaraseiluminóderojo.Esaerala
señalinequívocadequelacámaraestabagrabando.
—El guateque ha sido todo un éxito; le habrán dicho que la comida estaba exquisita y estoy
convencido de que se fijó en los impresionantes trajes que lucieron los candidatos. Pero, dígame
algo,¿quiéncreequedeberíaquedareliminado?
»Sí,elseñorKileperdióunápicedehombríaalponersemitiaraynocabedudadequeelseñor
Halecasimetiraalsuelo—concluíconunasonrisa—.Pero,despuésdemuchadeliberación,losdos
seleccionados que nos dejarán hoy mismo son Kesley Timber, de Whites, y Holden Messenger, de
Bankston.
»¿Quétalloestánhaciendovuestrosfavoritos?¿Estáisdeseandoconocermásafondoalresto
de los concursantes? ¿Os morís por saber todavía más de la Selección? Pues sintonizad el Report
cada viernes por la noche para estar a la última de todas las noticias relacionadas con estos
caballeros. Y estad pendientes de nuestros programas especiales dedicados a la Selección, en
exclusivaúnicamenteenelcanalpúblico.
Sostuvelasonrisaunossegundosmás.
—¡Corten! —ordenó el director—. Excelente. En mi opinión, la toma ha sido perfecta, pero
grabemosotra,soloporsiacaso.
—Claro.¿Cuándoseemitirá?
—Esta noche editarán el reportaje, incluida la fiesta de esta tarde; calculo que mañana ya
tendremoselvídeo,asíqueellunespodríaemitirse.
Asentí.
—Genial.¿Unavezmás?
—Sí,alteza,sinoesdemasiadopedir.
Respiréhondoyrecitédenuevomidiscurso,adoptandolamismaposedeantes.
A las nueve y diez, oí que alguien llamaba a mi puerta. Salté de la cama y corrí a abrir. Ahí
estabaKile,apoyadoenelmarcodelapuertayconmitiaraenlamano.
—Mehadichounpajaritoquehasperdidoesto—dijoenbroma.
—Andaentra,tonto.
Alentrarenmidormitorio,miróasualrededor,comosicreyeraqueseredecorabalaestanciaa
diario.
—¿Ybien?¿Mehasechado?
Sonreí.
—No, hoy ha sido el turno de Kesley y Holden. Pero no te vayas de la lengua, por favor. No
puedocomunicárselohastaqueemitanlafiestadeljardíndeestatarde.
—Ningúnproblema.Detodasformas,ningunodelosdosmedirigelapalabra.
—¿Ah,no?—pregunté.
Élmeentrególatiara.
—Mehanllegadorumores.CreenqueesinjustoqueparticipeenlaSelección.Y,comoerade
esperar,vernosbesándonosentodaslasportadasdelasrevistasnohahechomásqueconsolidaresa
opinión.
Coloquélatiarasobrelaestantería,juntoamicolección.
—Miactuaciónfuebrillante,¿nocrees?
Élserioentredientes.
—Ah,porcierto,tehetraídootroregalo.
—¡Meencantanlosregalos!
—Este lo odiarás, confía en lo que te digo —dijo. Después, se metió la mano en el bolsillo y
sacóunacorbatahechaunabola—.Imaginéque,sihabíastenidounmaldía,teencantaríaquemarla
eneljardín.Desahógatesilonecesitas,peropágaloconalgoque,almenos,nollore.Ynocomohas
hechoconLeeland.
—Nopretendíahacerlellorar.
—No,claroqueno.
Esbocéunasonrisaylearrebatéaquelovillodetela.
—De hecho, me gusta el regalo. Es un modo de asegurarme que nadie volverá a llevar esto
jamás.
Lemiréporelrabillodelojoyadvertíunatímidasonrisa.Yeneseinstantetodalapresiónse
desvaneció.MeolvidédelaSelección.Éleraunapersonanormalycorriente,igualqueyo.Yloque
másmeapetecíaenesemomentonoeracharlar.
Dejécaerlacorbataalsueloyapoyéunamanoensupecho.
—KileWoodwork,¿quieresbesarme?
Éldejóescaparunsilbido.
—Niunapizcadetimidez,¿eh?
—Cállate.¿Síono?
Torcióloslabios,comosiestuvierapensándoselo.
—Nomeimportaría.
—¿Eres consciente de que este beso no significa que me gustas y, ni por asomo, que quiera
casarmecontigo?
—GraciasaDios.
—Respuestacorrecta.
Lerodeéelcuelloconelbrazo,leatrajehaciamíy,deinmediato,notésusbrazosalrededorde
micintura.
Fue el bálsamo perfecto para poner punto final a ese día tan largo. Los besos de Kile eran
directosperosuaves.Eraunaformadedesconectardemisproblemasydenopensarennadamás.
Nosdesplomamossobrelacama,sinsoltarnosenningúnmomento.
—Detodoloquesemepasóporlacabezacuandopronunciaronminombre,jamásmeimaginé
quellegaríaabesarte.
—Yyojamásmeimaginéquesetedaríatanbien.
—Eh—dijo—.Hepracticadounpoco.
Meapoyésobreuncodo.
—¿Aquiénbesasteporúltimavez?
—Caterina.Cuandolafamiliaitalianavinodevisitaenagosto,justoantesdeirme.
—Laverdadesquenomesorprende.
Kileencogióloshombros;noparecíaavergonzado.
—¿Quépuedodecir?Yasabescómosonlositalianos:cariñosos.
—Cariñosos—repetí,ypuselosojosenblanco—.Claro.
Élsoltóunarisillapícara.
—¿Ytú?
—PregúntaseloaAhren.Porlovisto,todoelmundolosabe.
—¿LeronTroyes?
—¿Ycómodemoniostehasenterado?
Nosquedamostumbadosenlacama,mondándonosderisa.Nosfundimosdenuevoenunlargo
beso. Yo jugueteaba con un botón de su camisa mientras él se enroscaba mechones de mi cabello
entrelosdedos.Sentíqueelmundoanuestroalrededorseesfumaba.Tansoloexistíamosnosotros.
—Nuncatehabíavistoasí—comentó—.Nopenséqueseríatanfácilhacertereír.
—Ynoloes.
Kilemeestrechóentresusbrazos.
—¿Cómoestás?Supongoquetodoestodebedeserunalocuraparati.
—No—susurré.
—¿Noqué?
—No arruines el momento. Me gusta que estés aquí, pero no necesito un hombro en el que
llorar.Asíque,otecallasymebesas,opuedesirte.
Seapartóligeramenteysequedócalladounosinstantes.
—Losiento.Soloqueríacharlar.
—Ypodemoscharlar.Peronodetinidemí.Y,porsupuesto,tampocode«nosotros».
—Peromedalasensacióndequetesientesmuysola.¿Cómodemoniospuedescontodoesto?
Resoplé,untantoexasperada,ymepusedepie.
—Si necesito consejo, hablo con mis padres. Si necesito desahogarme, acudo a Ahren. Tú me
estabasayudandoadesconectar,hastaquehasempezadocontodastuspreguntitas.
Lecogídelbrazo,tirédeélyleempujéhacialapuerta.
—¿Tedascuentadeldañoqueteestáshaciendo?—preguntó.
—¿Acaso eres tú un modelo de comportamiento maduro? No eres capaz de despegarte de las
faldasdetumadre.
Kile se volvió y me atravesó con la mirada. Estaba furioso, al igual que yo. Sabía que su
reprimendanotardaríaenllegar.Asíhabíamoscrecido,discutiendoportodo.Peroestavezsuavizó
laexpresióny,antesdequemedieracuenta,meagarróporlaespaldaymellevóhaciaél.
Noté sus labios acariciando los míos. Le despreciaba, pero también le adoraba. Solo podía
pensarenlosmovimientosdesuboca,desulengua,desuslabios.Ensusbrazosmetransformabaen
una chica frágil, vulnerable. La pasión se fue apagando y los besos se volvieron tan tiernos que
inclusomehacíancosquillas.
CuandoKileporfinseapartó,continuórozándomelamejilladeformadistraída.
—Eresunajovencitaconsentida,enocasionesinclusoodiosa…,peroaquímetienes.
Y,trasunúltimobeso,abriólapuertaysemarchó.
Mequedéahíplantada,mirandofijamentelapuerta,confundida.¿Porquéseempeñabaenque
confiara en él cuando era evidente que no me soportaba? ¡A mí tampoco me caía bien él! A veces
podíallegarasertanmaleducadocomosuhermanaJosie.
Abríelarmarioparaponermeelpijamayadvertísuhorripilantecorbatatiradaenelsuelo.Sila
tirabaahora,estaríahaciendoungranfavoralahumanidad.
Quizá,lapróximavezquevolvieraatenerundíadesastroso,laquemaría.Pero,porahora,la
guardaríaenuncajón.
Alamañanasiguiente,melevantéconlacabezahechaunlío.Nolograbaexplicarmelaactitud
deKileenmihabitación.¿Cuálhabíasidosupropósito?Hale,trasaquelbombardeodepreguntas,
tambiénmehabíahechosentirasí.Erandoschicosque,aprimeravista,noteníannadaencomúny
cuya opinión sobre mí era completamente opuesta y, sin embargo, tanto Kile como Hale habían
conseguidoquequisieraalejarmedeellos.
¿Acasotodosloshombreseranasí?¿Esquetodossabíancómodesarmaraunamujer?
—¿Neena?—llamé.
Me pasé el cepillo por el pelo en un intento de desenredar los nudos. Advertí la silueta de mi
doncellaentreelvaho,conelpijamaquehabíadejadoenelsuelominutosantes.
—¿Sí,alteza?—respondió,ymemiróatravésdelespejo.
—Me da la sensación de que hace una eternidad que no hablamos de tu novio. ¿Cómo se
llamaba?
Esolesacóunasonrisa.
—Mark.¿Porquélopregunta?
—Amialrededorrevoloteandecenasdechicos.Y,bueno,avecesmepreguntocómoeslavida
enpareja.
Ellasacudiólacabeza.
—Enamorarte de alguien… y ser correspondido es lo mejor que te puede pasar —contestó.
Debíareconocerquemecontagiósufelicidad—.Nosvamuybien,laverdad.Porfinhaentradoenla
universidad,ysepasaeldíaestudiando.Mesuelellamarunaodosvecesporsemana.Noesmucho,
perolosdostenemoslasagendasbastanteapretadas.
—Yasabesquenecesitounasupervisiónconstante—dije,yleguiñéunojo.
—Amén.
—¿Aélleimporta?Merefieroaquevivastanlejos,aqueestéssiempretanocupada.
Neenaestirólaropaquellevabasobreelbrazo.
—No.Lafacultadleexigemuchísimo,asíque,porahora,inclusoesútil.
Ladeélacabezayseguípeinándome.
—Interesante.¿Quéestudia?
—Markesquímico.
Casisemesalenlosojosdelasórbitas.
—¿Deveras?Encuantoaltrabajo,sepuededecirquesoiscomolanocheyeldía.
Ellaarrugólafrente.
—Elsistemadecastasdesaparecióhacetiempo,alteza.Ahoratodoelmundopuedecasarsecon
quienleplazca.
Mevolvíparamirarladirectamentealacara.
—Nomereferíaaeso.Tansolomeintrigaladinámicaquelleváis.Enesteinstante,tútienesmi
ropalimpiasobreelbrazo,y,probablemente,élestécurandounaenfermedad.Sondospapelesmuy
distintosenelmundo.
Neenatragósalivaydejócaertodalaropaalsuelo.
—No pienso encargarme de su colada hasta el fin de los días. Yo misma tomé la decisión de
veniraquí.Puedoirmecuandoquiera.
—¡Neena!
—Nomeencuentrobien—espetóconbrusquedad—.Haréquesubaalguienparaquelaayude.
Nisiquierahizounareverencia.
—Neena,¡hablabaporhablar!
Oíunportazoysalídelcuartodebaño.Measombróquesemarcharacontaldescaroysinpedir
permiso. No pretendía ofenderla. Solo sentía curiosidad y, a decir verdad, ese pequeño comentario
nadateníaqueverconloqueenrealidadmehabríagustadoaveriguar.
Unavezqueacabédepeinarme,empecéamaquillarme.Cuandoaparecióladoncellasuplente,la
despaché. Que Neena se hubiera despertado con un humor de perros no significaba que pudiera
librarse de sus tareas. Podía ocuparme de mi imagen, y ella podía ordenar mis aposentos al día
siguiente.
Cogí las solicitudes de los pretendientes que se habían salvado de mi guillotina particular. Me
gustara o no, sabía lo que se esperaba de mí. Lo único que necesitaba era crear situaciones que
pudieranparecerlomásrealesposible.
Eanera,sinlugaradudas,cautivador,perosucarismameabrumaba.Nomeveíapreparadapara
estarasolasconél.Edwineratotalmenteinofensivo.BusquéelformulariodeApselparaecharleun
vistazo.
No había nada de extraordinario en él. Estuve tentada a echarle y enviarle a casa por ser tan
desabrido, pero tras la reacción que provocó la primera eliminación, no lo creí conveniente. El
siguiente formulario era el de Kile; pasé de largo. Winslow era, y odiaba admitirlo, muy poco
atractivo. Cuánto más lo miraba, más me acostumbraba a esas facciones monstruosas. No tenía un
prototipodechico,peroélmehizodudardesiteníaunantiprototipo,porasídecirlo.EIvan…¿era
elcandidatoqueolíaacloro?
Al final de todo aquel papeleo apareció la fotografía de Jack Ranger. En la fiesta le pillé
observándomevariasveces,peronoentablamosconversación,loquemehacíasuponerquetodavía
leintimidaba.¡Bingo!Unacitaconél,adiferenciadeconotros,nomedejaríamalsabordeloca.
Escribíunanota,invitándoleaverunapelículaconmigoesamismanoche.Eraunacitafácil.No
tendríamos que cruzar palabra, a menos que fuera necesario. Cuando Jack estuviera rodeado de
pretendientes, enviaría a un mayordomo a entregarle mi propuesta. Tenía la intención de anunciar
miscitasporcarta.Así,laSelecciónseríamásinteresante.
Desayuné a toda prisa, lista para empezar a trabajar. Examinar aquel sinfín de solicitudes,
facturas,presupuestosypropuestasnoeramitareafavorita,peromeentreteníay,además,prefería
tenerlamenteocupadaduranteeldía.
Durante los próximos tres meses, iba a dedicar todas las noches y los fines de semana a esos
chicos.Asíqueelrestodeltiempodebíacentrarmeenmitrabajo.
—Eadlyn, cariño —dijo papá, que se tomó un descanso para tomar un té—. No he tenido la
oportunidad de decírtelo, pero la fiesta en el jardín fue todo un éxito. Esta mañana he leído varias
crónicasenlosperiódicos.Hanllenadopáginas,laverdad.
—Yotambiénlosheojeado.Dehecho,unarevistahapublicadounespecial.Lasfotografíasson
excelentes—apunté.
Medesperecé;llevabamuchotiemposentada.
Papásonrió.
—Tienestodalarazón.Creoquedeberíasorganizaruneventoparecidopronto,algoquereúna
atodoslospretendientesyquelosespectadoresdeseenver.
—¿Algoqueincluyaunaeliminaciónposterior?
—Sicreesqueservirádealgo.
Meacerquéasuescritorioymeservíunatazadeté.
—Tiene su punto. La gente mostrará más interés en la Selección si su favorito sigue en el
partido.
Sequedópensativounosinstantes.
—Interesante.¿Yasetehaocurridoalgo?
—No,perohepensadoque,puestoquesesuponequeestamosbuscandoaunpríncipe,noestaría
mal poner a prueba sus conocimientos. Todo príncipe debe saber de historia o de política, por
ejemplo.Podríamoshacerlodeunmodolúdico.¿Unconcursoquizá?
Papáseechóareír.
—Temeterásalpúblicoenelbolsillo.
Toméunsorbodeté.
—¿Ves?Tengobuenasideas.Nonecesitounpríncipe.
—Eadlyn, podrías dirigir el mundo tú solita si fuese necesario…, pero no se trata de eso —
añadió.
—Yaveremos.
Capítulo19
Despuésdelacena,meencaminéhacialahabitacióndeJack.Estabaesperándomejuntoalapuerta,
locualmeextrañó.Supusequelosnervioslehabíansuperado.
—Buenasnoches,Jack—saludé.
—Alteza—respondióconunaeducadareverencia.
—PuedesllamarmeEadlyn,ytutearme.
Élsonrió.
—Genial.Eadlyn.
Se produjo un silencio un tanto incómodo. Esperé a que me ofreciera el brazo, pero el pobre
muchachoestabatanexaltadoquenisiquieralopensó.Meparecíaqueforzabaunpocolasonrisa,
perosusojosdestilabanilusión.Alfinal,merendíyseñalélaescalinata.
—Esporahí.
—Súper —dijo, y se marchó. Caminaba varios pasos por delante de mí, aunque no tenía ni la
menorideadeadóndeíbamos.
—No,Jack.Ahoraalaizquierda—leindiqué.
Serpenteamos por los pasillos de palacio; cada dos por tres me veía obligada a decirle por
dóndeteníaqueir,yenningúnmomentomepidiódisculpas.Selimitabaaseguirmisinstrucciones,
como si eso fuera de lo más normal. Traté de no tenerle en cuenta ese tropiezo porque ya había
elaboradounalistadelossiguienteseliminados,ynoqueríaañadirelnombredeJack.
Elpalacioconstabadecuatropisos,perolossótanoseranprofundos.ElReportsegrababaenla
primera planta inferior. En la cripta también había un almacén inmenso, además de un teatro. Las
habitaciones del personal y de los guardias de seguridad también estaban situadas ahí, distribuidas
entrelasdosprimerasplantasinferiores.Sinembargo,esosaposentosnoestabanconectadosconel
teatro.Y,enlomásprofundo,sehabíaconstruidounbúnkermonstruoso.Tansolohabíapisadoesa
salaunpardevecesenmivida:laprimeravezfueduranteunsimulacroytansoloteníatresaños,y
lasegundaocurriópocodespués,cuandounosrebeldestratarondeatacarnos.
Me resultaba extraño pensar en ello. Los rebeldes se habían esfumado, pero todavía teníamos
quehacerfrenteagruposdeopositoresquedespreciabanlamonarquía.Enciertomodo,deseabaque
los insurgentes hubieran seguido en pie de guerra. Al menos así podríamos ponerles nombre y
sabríamosaquénosestábamosenfrentando.
Sacudílacabezayregreséalpresente.Estabaenmitaddeunacitay,alrecordarlo,meamonesté.
Papámehabríaaconsejadoteneruncámaraporahí.Ah,bueno.Lapróximavez.
—Enfin,esperoquetegustenlaspelículas.
—¡Puessí!—contestóJackcongranentusiasmo.
—Bien. A mí también, pero no siempre puedo escaparme al cine. En palacio solemos tener
acceso a las últimas novedades, aunque las opciones son limitadas. Seguro que encontramos algo
bueno.
—Fantástico.
Suformadeactuarmeparecíarara.Caminabasobreesafinalíneaqueseparabalagroseríayla
buenaeducación.Mepreguntésiseharíaunaideadetodosloserroresqueestabacometiendo.
Unmayordomonoshabíapreparadopalomitas.Utilicéelmandoadistanciaparaverellistado
depelículas.
—¿QuétepareceOjosqueteacechan?—sugerí.Ladescripciónqueacompañabalaimagende
lacarátuladabaaentenderqueseríaunamezcladeromanceydrama.
—Suenabien.¿Creesquehabráescenasdeacción?
—Lo dudo mucho. También tenemos Diamantes negros. —La fotografía era oscura, siniestra,
conlasiluetadeuntipodeperfilyconunapistolaenlamano.Nunca,bajoningúnconcepto,habría
escogidoesapelícula.
—¡Sí!Tienebuenapinta.
—Bueno,haymáspelículas—dije,ytratédevolveralmenúprincipal.
—Peroyoquieroveresta.Yaverás,nodamiedo.Y,siteasustas,puedesabrazarteamí.
Hice una mueca y me pregunté si había subestimado a Apsel. Los asientos del teatro eran
amplios y muy cómodos. Si quería acurrucarme junto a alguien, no me quedaría más remedio que
levantarmeyestrujarmeensuasiento,locualnoibaasuceder.Además,antesmuertaquereconocer
queteníamiedo.
Sin embargo, eso no era lo que me preocupaba de la película. Sencillamente creía que verla
seríaunaenormepérdidadetiempo.
Suspiré; aquella situación me estaba sobrepasando. Al parecer, aquel pobre chico no era
conscientedesupatéticayridículaactitud.Dejédedarlevueltasalasuntoylleguéalaconclusiónque
debía comunicarle a papá que, en conjunto, todos mis pretendientes necesitaban, y con carácter de
urgencia,unasclasesdeprotocoloyetiqueta.
Empezólapelícula.Enpocaspalabras:elpadredelprotagonistaesasesinadoporeltipomalo.
Elprotagonistasepasalavidapersiguiendoaltipomalo,peroeltipomalosiemprelograescaparse.
El protagonista se acuesta con la rubia de escándalo. La rubia de escándalo desaparece. El
protagonistamataaltipomaloylarubiadeescándalovuelveaaparecerenescena.Ah,yexplotan
variascosas.
Jackseloestabapasandobomba,peroyonopodíaestarmásaburrida.Silarubiadeescándalo
hubieramatadoaalguien,quizálatramamehubierainteresadounpocomás.
Peroalmenosasínoteníamosquehablar.
Cuando acabó la película y empezaron a salir los créditos, encendí las luces con el mando a
distancia.
—Ybien,¿quétehaparecido?—preguntó,conlosojostodavíabrillantesdelaemoción.
—Haestadobien.Aunquehevistopelículasmejores,sinduda.
Lehabíaencantado.
—¡Perolosefectossonincreíbles!
—Ya,perolahistoriaesdemasiadoprevisible.
Élentornólosojos.
—Amímehagustado.
—Puesperfecto.
—¿Acasotemolesta?
Torcíelgestoanteaquellapregunta.
—No.Solosignificaquetienesmalgusto.
Seechóareír,perosuscarcajadassonaronmássiniestrasquedivertidas.
—Meencantacuandohacesesto.
—¿Hacerelqué?—pregunté.Melevantéydejémiboldepalomitassobreelmostradorparaque
elpersonallorecogiera.
—Llevotodalanocheesperandoaquememuestresunápicedecarácter.
—¿Perdón?
—Teníalaesperanzadequeteenfadaras,otepusierasdemalhumor—explicó,ytambiéndejó
subolsobreelmostrador—.¿RecuerdaseldíaenqueprácticamentevaciasteelSalóndeHombres?
¿Justo después del desfile? Me pareció genial. A ver, no me malinterpretes, no quiero irme a casa,
perosimeecharasagritos,nomequedaríahechopolvo.
Lemirécondetenimiento.
—Jack,¿tedascuentadeloqueacabasdedecir?Apenashemoscruzadocuatropalabrasy,enla
primeraconversación,mesueltasquemiirateexcita.¿Nocreesquealomejortehasexcedido?
Esbozóunapequeñasonrisa.
—Pensé que agradecerías que fuera sincero. Me parece que eres una chica irascible, que se
molestaporcualquiernimiedad,ysoloqueríaquesupierasquenomeimporta.Dehecho,megusta.
Jacktratódecogermelamano,peronoledejé.
—Puestehasequivocado.Sehaacabadolacita.Buenasnoches.
Mesiguióeintentófrenarme.Menegabaareconocerqueestabaaterrorizada.Elfríodelmiedo
habíaempezadoaapoderarsedemí.Jackeramáscorpulentoqueyoy,porlovisto,lasdiscusiones
eransupasatiempofavorito.
—No huyas —ordenó con voz de seda—. Solo intento demostrarte que podría ser tu media
naranja,quepodríamosencajaralaperfección—dijo.Meacariciólamejillayfuebajandopocoa
poco, hasta llegar al cuello. Se le estaba acelerando la respiración y sabía que no podía perder un
segundomás.Teníaquehuirdeallíloantesposible.
Lelancéunamiradaasesina.
—Y yo solo intento decirte que, si no apartas la mano, estarás muerto antes de encontrar a tu
medianaranja.
—Quémorbo—susurróconunasonrisadesuficiencia,comosideverascreyeraqueyoestaba
disfrutandocontodoeso—.Estejuegomeestáencantando.
—Suél-ta-me.
Jackapartólamano,peroensumiradatodavíaquedabaalgodeemoción.
—Melohepasadobien.Repitamospronto.
Fuihacialasescalerasyroguéquenomesiguiera.Yentoncesdecidíque,apartirdeesemismo
momento,habríacámarasentodasycadaunadelascitas.
Cuandolleguéalprimerpiso,casisinaliento,vislumbréaunpardeagentesycorríhaciaellos
comosielmismísimodemoniomehubieraposeído.
—Alteza—exclamóelprimero,ymeabalancésobresusbrazos.
—¡Sacadledeaquí!—supliqué,yseñalélasescaleras—.¡Jack!¡Echadlodemicasa!
Los guardias salieron disparados para capturarle; me encogí en un rincón, donde me quedé
comopetrificada.
—¿Eadlyn?
EraAhren.Dejéescaparungritoycorríasusbrazos.
—¿Quéhaocurrido?¿Estásherida?
—Jack—tartamudeé—.Mehacogidodelbrazo.Mehatocado—expliqué.
Sacudí la cabeza e intenté aclarar mis ideas. Todo había ocurrido demasiado rápido. Y fue
entoncescuandocaíenlacuentadequenohabíasidotanrápido.
Jack siempre me vigilaba, nunca daba el paso de acercarse a mí y, como un felino, esperaba
sigilosamente su momento. Incluso esa noche, su estrategia había sido muy cautelosa: había
observadomifrustraciónconunaemocióncontenida,disfrutandodelatensiónhastaelmomentode
liberarla.
—Nohadejadodedecirmecosasmuyextrañas,yelmodoenquememiraba…Ahren,nunca
habíapasadotantomiedo.
El alboroto que se oía desde las escaleras nos interrumpió. Los dos guardias estaban
forcejeandoconJackparaalcanzarelrellano.Cuandomevio,empezóarugir.
—¡Tehagustado!—insistió—.¡Hasdisfrutadotantocomoyo!
Ahrenmesujetóporlacinturay,nicortoniperezoso,meempujóhaciaJack,aunquemiinstinto
megritabaqueecharaacorrerendirecciónopuesta.MihermanomeplantódelantedeJack.
—Daleunabuenapaliza,Eadlyn—meordenóAhren.
Le miré un tanto confundida; pensé que se trataba de una broma. Pero sus ojos destilaban una
rabiagenuina.
Estuve a punto de caer en la tentación. No podía permitirme tomar represalias contra las
personas que me insultaban…, o contra las que criticaban mi vestuario… Ni tampoco podía
retrocedereneltiempoyvolveraldesfileparaamonestaratodoslosquesehabíancomportadomal.
Pero,eneseinstante,porunavezenlavida,podíavengarmedealguienquemehabíahechodaño.
YlohabríahechodenoserporlasonrisasocarronaymalvadadeJack;estabadeseandoquelo
hiciera, como si lo hubiera estado soñando durante días. En su cabeza, los conceptos de sexo y
violenciaestabanestrechamenterelacionados,asíquedarleunosignificabadarleelotro.
—Nopuedo—murmuré.
Jackfingióunmohín.
—¿Estássegura,cielito?Amínomeimp…
Nunca había visto a Ahren darle un puñetazo a alguien. Me asombró tanto como ver a Jack
retorcersededolordespuésdeencajarelgolpe.
Ahrengruñóysemirólosnudillos.
—¡Quédaño!¡Au,quédaño!
—Tellevaremosalhospitaldepalacio—comenté.
—Alteza,¿quieresquelellevemosalmédico?
Jackapenaspodíacaminarylecostabarespirar.
—No.Subidleaunavión,estéconscienteono.
Me acurruqué en la cama de Ahren y traté de hacerme un sitio. Tenía a Ahren a un lado y a
Kadenenelotro.Ahrenflexionabalosdedos,amoratadosyrecubiertosdegasasytiritas.
—¿Teduele?—preguntóKaden,másalegrequepreocupado.
—Unpoco,perovolveríaahacerlo.
Sonreíamihermano,agradecidaportenerleamilado.
—Sihubieraestadoahí—dijoKaden—,lehabríaretadoaunduelo.
Mereíentredientes.Ahrenlealborotóelcabello.
—Losiento,colega,perohapasadotandeprisaquenisiquieralohepensado.
Kadensacudiólacabeza.
—Tantosañosdeclasesdeesgrimaparanada.
—Siemprehassidomejorespadachínqueyo—dijoAhren.
Ostenentróeneldormitoriosintansiquierallamaralapuerta,conelteléfonopegadoaloído.
—¡Haberpracticadomás!—replicóKaden.
Ostenaterrizóenlacamasindejardeparlotearporteléfono.
—Sí,sí.Deacuerdo,unmomento—dijo;tapóelauricularymedijo—:Eady,¿dedóndeeraese
talJack?
Tratédevisualizarsuformulariodeinscripción.
—Paloma,creo.
Kadenasintió.
—EradePaloma.
—Genial —murmuró Osten, y prosiguió con la conversación telefónica—. ¿Lo has oído?
Estamosencontacto.
Colgólallamadayguardóelteléfonomóvilenelbolsillo.Todosleestábamosobservandoen
silencio.
—Encondicionesnormalesintentaríaimpedirloqueestástramando,peroestaveznisiquiera
quierosaberlo.
—Eslomássensato.
Miré a mi alrededor, a todos mis hermanos. Se preocupaban por mí, y eran tan listos como
traviesos.Muchasvecesmeenfadabaconellospornosermayoresqueyo,porobligarmeaasumir
unpapelquejamáshabíaansiado.Esanoche,quizáporprimeravez,medicuentadequelesquería
deformaincondicional.Kadenmeestabaayudandoadistraerme,Ahrenmehabíadefendidoacapay
espadayOsten…,bueno,éltambiénestabaponiendosugranitodearena.
Osten había dejado la puerta entreabierta, así que cuando papá y mamá pasaron por delante,
encontraronatodossushijosjuntos,apretujadosenlamismacama.
Mamáparecíafelizdeveratodasufamiliaasalvo,peropapásequedópálido,casiperturbado.
—¿Estáistodosbien?
—Unpocoasustados—admití.
—Yunpocomagullados—añadióAhren.
Papátragósaliva,apenado.
—Eadlyn, lo siento mucho. No entiendo cómo consiguió colarse y pasar todos nuestros
controles.Creíquelassolicitudesserevisabanconlupa,ynoteníalamenoridea…
Nofuecapazdeacabarlafrase;estabaapuntodeecharseallorar.
—Estoybien,papá.
Élasintió,peronodijonada.
Mamádiounpasoalfrenteytomólasriendasdelaconversación.
—Nosgustaríaestablecerciertaspautasydirectrices.Apartirdeahora,quizáseríabuenaidea
ponerteunguardapersonalqueteacompañeatodastuscitas;oeso,oestablecercomonormaque
debenserenzonaspúblicas.
—Ocontratarafotógrafos.Creoqueesotambiénserviría—propuse,ymereprendídenuevo
pornohaberlopensadoantes.
—Unaideaexcelente,cariño.Noqueremosquecorrasningúnpeligro.
—Ahora que lo dices —intervino papá, que ya se había recuperado—, ¿cómo quieres que
procedamos con Jack? ¿Encubrimos el asunto y hacemos como si nada? ¿Presentamos cargos
formales?Personalmente,meencantaríapartirlelaspiernas,peroladecisiónestáentusmanos.
Sonreí.
—Nadadecargos,perotampocoquierotaparelescándalo.Informemosatodoelmundodela
clasedepersonaquees.Esoserácastigosuficiente.
—Sabiadecisión—comentóAhren.
Papásecruzódebrazosysopesómipropuesta.
—Si eso es lo que deseas, adelante. Me han asegurado que ya está de camino a casa, que
podemosdarelasuntoporacabado.
—Gracias.
Papárodeóamamáporlacinturaysevolvieron,dispuestosamarcharse.Mamámiródereojoa
todossusretoñosantesdeirse.
—Por cierto —dijo papá, mirándonos por encima del hombro—, aunque entiendo por qué le
dejaste ahí tirado sin comprobar si había recuperado el conocimiento, no olvides que, si hubiera
perdidolavida,lascosassehabríanpuestomuymuyfeas.
Contuvelarisa,perosabíaquemimiradameestabadelatando.
—Deacuerdo.Novolveráaocurrir.Nadieserádesterradodepalaciodemalamanera.
—¡Ymáscombatesconespadas!—gritóKaden.
Ahrenyyonosechamosareír,peronuestrospadresmenearonlacabeza.
—Buenasnoches.Noosquedéisdespiertoshastatarde—avisómamá.
Y,aunqueesanohabíasidonuestraintención,alfinalacabamoscharlandohastaaltashorasdela
madrugada.MequedédormidaabrazadaaKaden,conelbrazodeAhrenbajomicabezayconOsten
agarradoaunodemispies.
Al día siguiente me levanté a primera hora de la mañana, bastante más pronto que los demás.
Contempléamishermanos,amisprotectores.LaEadlynhermanadeseabaquedarse,perolaEadlyn
princesadebíaprepararseparaunnuevodíaenpalacio.
Capítulo20
Por la mañana, mientras tomábamos el desayuno, repasé a cada uno de los pretendientes. Quería
averiguarsi,entreaquelloschicos,podíahaberunsegundoJack.Nodejabadepensarque,sihubiera
prestado más atención durante los primeros días de concurso, quizá me habría dado cuenta de que
aquelmuchachoeraunpocoraro.
Luegoobservéaloscandidatosquehabíaconocidounpocomásafondo,comoHaleyHenri.
AgradecílapresenciadeErikylleguéalaconclusióndequenopodíapermitirqueunsolochicome
hicieradudardetodoslosdemás.Y,además,nopodíapermitirmetenermiedo.
Asíquerespiréhondo,recuperélacomposturayrecordéquiénera.Nadieapoyaríaaunareina
conmiedo.
La hora del desayuno estaba a punto de tocar a su fin; me levanté para llamar la atención de
todoslospresentes.
—Caballeros, tengo una sorpresa para vosotros. Por favor, dentro de quince minutos, reuníos
conmigoenelestudioparaunjueguecito.
Algunos se rieron, otros aplaudieron, pero ninguno sabía la sorpresa que les aguardaba. Me
sentíunpococulpable.Abandonéelsalónantesqueelrestoparacerciorarmedequeestabaperfecta
paralascámaras.
Poco después, los pretendientes empezaron a llenar el plató. El decorado les dejó un poco
aturdidos. Me senté al frente, como si fuera una maestra de colegio; cada uno de ellos tenía un
tabureteasignadoy,sobreél,unapizarrablanca,unrotuladoryunaetiquetaenormeconsunombre,
clavaditaalaquehabíavistoenalgunosconcursostelevisivos.
—¡Bienvenidos,caballeros!—anuncié—.Porfavor,tomadasiento.
Lascámarasyaestabangrabando,capturandolassonrisasnerviosasyexpresionesdeconfusión
delospretendientesmientrasbuscabansutabureteyseponíanlaetiqueta.
—Hoy os vamos a someter a un examen sorpresa sobre Illéa. Hablaremos de historia, de
relaciones exteriores y de política doméstica. Si la respuesta es correcta, una de las doncellas —
expliqué,yseñaléalasseñoritasdeuniforme—,ospondráunapegatinadoradaenelpecho.Perosi
esincorrecta,recibiréisunacruzdecolornegro.
Loschicosserieronporlobajo,ansiososyemocionados,yconlamiradapegadaenlascestas
depegatinas.
—No os preocupéis, será divertido. Pero estoy segura de que esta información me ayudará a
decidir mi próxima eliminación. Equivocarse en la mayoría de respuestas no se traducirá en una
expulsión automática…, pero estaré muy atenta —bromeé, y les señalé con el dedo—. Primera
pregunta—anuncié—.¡Ymuyimportante!¿Cuándoesmicumpleaños?
Oívariascarcajadas;muchoscandidatosagacharonlacabezaygarabatearonsurespuestaenla
pizarra.Advertíquealgunosestirabanelcuelloparaintentarleerlafechaqueescribíaelcompañero.
—Deacuerdo,levantadlaspizarras—ordené,ymiréboquiabiertatodaslasfechas.
Kile,porsupuesto,sabíaqueerael16deabrily,aunquemuchoslecopiaronlarespuesta,tan
solounpuñadodeellossabíaelañodeminacimiento.
—¿Sabéis qué? Voy a hacer una excepción; todo aquel que haya acertado el mes, recibirá un
puntopositivo.
—¡Deacuerdo!—exclamóFoxconalegría.
LodgeyCalvinsedieronunapalmaditaenlaespalda.Lasdoncellascruzaronelescenariocon
las etiquetas; los chicos que obtuvieron una cruz se pusieron a llorar cómicamente, y aceptaron la
etiquetasinenfurruñarse.
—Ahoravieneunapreguntaconmultitudderespuestasposibles.Envuestraopinión,¿quiénesel
mayoraliadodeIlléa?
Algunos adivinaron la respuesta correcta: Francia, Italia y Nueva Asia. Henri escribió
«Swendway»convariossignosdeexclamación.
La pizarra de Julian tenía varias flechas señalando hacia arriba y la palabra «YO» escrita en
mayúsculas.
Leseñalé:
—¡Espera,espera,espera!¿Quésignificaeso?—pregunté,tratandodecontenerlarisa.
Conunasonrisadeorejaaoreja,élseencogiódehombros.
—Sencillamente,creoquepodríaserungranamigo.
Sacudílacabeza.
—Quéridiculez—espeté,peronosonóareproche.
Unadoncellaalzólamano.
—Entonces,¿semereceunacruzo…?
—Oh,¡unacruz,desdeluego!—aseguré,ytodosloschicossepusieronareír,inclusoJulian.
ElpaísfuerebautizadocomoAugustIlléaporeltipoqueayudóapapáaerradicarlasfuerzas
rebeldes; todos conocían los acontecimientos de la Cuarta Guerra Mundial. Llegamos al final del
concursoymealegródescubrirquelamayoríademispretendientesestabaaldíadenuestrahistoria.
—Aver.¿Quiéntienemásetiquetasdoradas?
Las doncellas me ayudaron a contar los puntos positivos, lo cual fue muy eficaz, pues habían
sidoellasquienesloshabíanrepartido.
—Haletieneseis.AligualqueRaoulyEan.¡Bravo,caballeros!
Aplaudíytodosmesiguieron,hastaquesepercatarondeloqueveníadespués.
—Deacuerdo,yahora,¿quiénsehaganadomáscruces?
De inmediato, todas las doncellas señalaron un rincón oscuro, donde el pobre Henri estaba
cubiertodepegatinasnegras.
—¡Oh,no,Henri!—lamentéconunacarcajada;noqueríaquepensaranquemetomabaeljuego
demasiadoenserio.
Adecirverdad,teníalaesperanzadepodereliminaraalguientraselconcurso,perosabíaquela
falta de información de Henri estaba justificada; tan solo llevaba un año viviendo en el país y,
además,eramásqueprobablequehubieramalinterpretadoalgunasdelaspreguntas.
—¿Quiénmás?BurkeeIvan…Bueno,tampocoesunacatástrofe.
Habíanfalladovariasrespuestas,pero,aunasí,sehabíanganadotrespuntosdoradosmásque
Henri.AlmenoseljuegosirvióparaconfirmarmifaltadeinterésporIvan.
—Graciasatodosporhaberparticipado.Guardarétodaestainformacióny,quiénsabe,quizáme
sirva para hacer una criba y eliminar a algunos pretendientes durante las próximas semanas.
¡Enhorabuenaporsertaninteligentes!—felicité,ylesdediquéunsonoroaplauso.
Los pretendientes también se felicitaron, dándose palmaditas en la espalda, estrechándose la
mano,ypocoapocolascámarassefueronapagando.
—Antesdedespedirnos,caballeros,tengounaúltimapreguntaparavosotros;yestárelacionada
conlahistoriamásrecientedeIlléa,asíquemásosvaleacertarla.
Losnerviosestabanaflordepiel,ytodosempezaronamurmurar,preparándoseparaelreto.
—Sisabéislarespuesta,nodudéisengritarla.¿Listos?¿Cuándoseconsideraaceptableponerme
lasmanosencimasinpedirpermiso?
Miré a cada uno de los seleccionados con detenimiento. Se miraron perplejos y sin saber qué
decir.Halefueelúnicovalientequeseatrevióacontestar.
—Nunca—contestó.
—Respuesta correcta. Os aconsejo que lo tengáis siempre presente. Jack Ranger ha sido
expulsado de palacio; se ha marchado con un puñetazo en la nariz de Ahren, humillado. Si alguno
intentatocarmesinmiconsentimiento,serácastigado.¿Haquedadoclaro?
Elestudioquedóensilencio.
—Melotomarécomounsí.
Memarché,confiadaenquemispalabrashubierancaladohondo.Eljuegohabíaacabado.
Después del almuerzo, me extrañó que papá no estuviera en el despacho. Llegar tarde no era
típicodeél.AsíquecuandolaseñoritaBrycellamóalapuerta,meencontrósola.
—Alteza—saludó—,¿supadretodavíanohallegado?
—No.Noséquéasuntoletendráentretenido.
—Hmm —murmuró, y echó un vistazo a la pila de papeles que sujetaba entre los brazos,
pensativa—.Necesitohablarconél.
Aveces,laseñoritaBryceparecíaunajovencita.Eramayorqueyo,porsupuesto,perotampoco
era de la edad de papá. Era una mujer impredecible. No me era antipática, ni mucho menos, pero
siempremehabíallamadolaatenciónquefueralaúnicamujerconlaquepapáaceptabatrabajar.
—¿Puedoayudarteenalgo?—ofrecí.
Bajólamiradaylomeditó.
—Noestoyseguradequesupadrequieraqueestainformaciónsedivulguedemasiado,asíque
creoqueno.Losiento.
Esbocéunasonrisaeintuíqueestabadiciendolaverdad.
—Ningún problema. Señorita Bryce, ¿puedo hacerte una pregunta? Eres una mujer lista y
cariñosa.¿Porquénotehascasadonunca?
Ellanopudoocultarunasonrisa.
—Estoycasada.¡Conestetrabajo!Significamuchoparamíy,laverdad,prefierocumplirconél
queencontrarunmarido.
Puselosojosenblanco.
—Amén.
—Sé que me entiende. Los únicos hombres que veo a diario son los demás consejeros, y,
sinceramente, no me apetecería mantener una relación amorosa con ninguno de ellos. Así que me
centroenmitrabajo,yyaestá.
Asentí.
—Ylorespeto.Lamayoríadelagenteasumequeunamujernopuedeserfelizsinunmarido,
sinunoshijos,pero,enmiopinión,parecessatisfechacontuvida.
Encogióloshombros.
—Aveceslopienso.Quizáalgúndíaadopteuncrío.Creoquelamaternidadestodounhonor.Y
notodoelmundolosabehacer.
Aqueltonodeamarguramehizopensarsiseestabarefiriendoasupropiamadre,peropreferí
nohurgarenlaherida.
—Losé.Ymesientoafortunadaportenerunamadretanmaravillosa.
Ellasuspiró.
—Su madre es un ejemplo para todos. En cierto modo, cuando era niña, fue como una madre
paramí.Aprendímuchísimodeella.
Entrecerrélosojos.
—Vaya,nosabíaquellevabastantosañosviviendoenpalacio—musité.
Tratéderecordarunaépocaenquenolahubieravistomerodeandoporlospasillosdepalacio.
Aunque lo cierto era que, hasta que no cumplí los trece y empecé a colaborar con papá en ciertos
asuntos,nuncamefijéensusconsejeros.Asíque,alomejor,nohabíareparadoensupresencia.
—Sí, alteza. Llevo aquí casi tanto tiempo como usted —contestó entre risas—. El adjetivo
«generosos»sequedacortoparadescribirasuspadres.
Dieciocho años era mucho tiempo para no perder un puesto de trabajo en palacio, sobre todo
como consejero. Papá solía relevar a la mayoría del personal de palacio cada cinco u ocho años,
basándosesiempreenrecomendacionesyenelánimodelpaís.Entonces,¿quéteníalaseñoritaBryce
paraconservarsutrabajodurantetantotiempo?
Estudié a aquella mujer; se retiró un mechón de pelo detrás de la oreja y dibujó una sonrisa.
¿Papásenegabaasubstituirlaporqueeraatractiva?No.Mesentímalporhaberpensadoquepodría
sertansuperficialyegoísta.
—Bueno,sientonopoderayudarte.Lediréapapáquehaspasadoporaquí.
—Gracias,alteza.Noesurgente,asíquenohayprisa.Quetengaunbuendía.
—Tútambién.
Se marchó no sin antes despedirse con una elegante reverencia. Me quedé mirando la puerta,
meditabunda;sentíacuriosidadporesamujer.Alparecer,meconocíadesdequeeraunaniña,pero
nuncamehabíapercatadodeello.Mecentrédenuevoenmispapeles.EntrelaSelecciónyeltrabajo,
nopodíaentretenermecontonterías,niconlaseñoritaBryce.
Capítulo21
Esanoche,lacenafueagradable.Lospretendienteshabíantomadonotayhabíanaprendidodelerror
deJack.Cuandoentré,todosirguieronlaespalday,alpasarpordelantedeellos,nohuboninguno
que no asintiera con la cabeza en señal de respeto. Tenía la sensación de que, por fin, había
recuperadoelcontroldelasituación.
Papá también parecía un poco más tranquilo, aunque sabía que, en el fondo, seguía inquieto.
Ahrenseinclinósobrelamesay,conaireconspiratorio,meguiñóelojo.Loquehabíapasadocon
Jackhabíasidoterrible,pero,almenos,habíaservidodealgo.
Papámehabíasugeridoqueprobaraaentablarconversaciónconlosseleccionadosdurantela
cena,peromeparecíapococortéspormiparte.Además,nomeveíacapazdeponerlesentalaprieto,
almenosnodeformanatural.Sabíaque,apesardelosucedido,todalanaciónesperabaquesiguiera
conlaSelección.Barajémisopciones…
Deloschicosquequedaban,Eaneraelquemásmeintimidaba.Noporquesospecharaquefuera
violento, sino por esa aura de orgullo y calma que le rodeaba; ni siquiera un terremoto podía
desestabilizarle.
Quizá salir y coquetear con él me ayudaría a dominar el miedo. Era imposible que fuera tan
insensiblecomoparecía.Deberíaorganizarunacitaalairelibreyasegurarmedequehubieraalgún
fotógrafoporahícerca.
Comosimehubieraleídolamente,eneseprecisoinstante,Eanmemiró.Tratédedisimulary
fingíestarbromeandoconmihermano.
MefijéenKaden,queestabaleyendounperiódicopordebajodelamesa.
—¿Dequévaelartículo?—pregunté.
Mi hermano contestó sin apartar la mirada del artículo; al parecer, necesitaba leerlo antes de
acabarlacena.
—SobreunactobenéficoqueseestácelebrandoenMidston.Estánrecaudandodineroparaque
unachicapuedamatricularseenunaescueladearte.Tienemuchotalento,peronopuedepermitirse
losestudios.Diceque…,espera.Ah,aquíestá:«ProvengodeunafamiliadeTreses.Aunquelascastas
yanoexisten,elloscreenqueestudiararteesalgoindigno.Siemprelesrecuerdoquelareinanació
como una Cinco, y que es brillante. Se niegan a pagarme la matrícula, y por eso pido ayuda, para
perseguirmissueños».Fíjateensuscuadros.Noestánnadamal.
Habíacrecidorodeadadeartey,porlotanto,loapreciabamuchísimo.Aunquesuobranoerade
migustopersonal,eraevidentequeteníaungrantalento.
—Sonbuenos.Quéestupidez.Elobjetivodesuprimirlascastaseraquelagentepudieraelegir
libremente la profesión a la que se quería dedicar, pero son muchos los que todavía se sienten
coaccionados.Escomosinoquisieranquefuncione.
—Establecerunsistemaquepermitaalgonosignificaquelagenteobedezcasinmás.
—Obviamente—contestécontonoglacial,ytoméunsorbodeagua.
—Laclaveesconseguirqueloentiendan.¿Teacuerdasdecuandomamánosmostrabaaquellos
viejos libros de historia y nos explicaba cómo Estados Unidos había redactado ese papel… —hizo
unapausaeintentórecordarelnombre—…laDeclaracióndeIndependencia?Graciasaél,elpueblo
se ganó la libertad de perseguir la felicidad. Sin embargo, las personas que escribieron ese
documentonopodíandarlafelicidad.
Sonreí.
—Eresdemasiadolisto.
—Melotomaríacomouncumplido,perolasemanapasadatepillaronbesandoaKile.
—Oh,ja,ja,ja—meburlé,yresistílatentacióndearrancarlelalengua.
—¿VasacasarteconKile?
Casimeatraganto.
—¡No!
Kadensedesternillóderisaytodosloscomensalessegiraronhacianosotros.
—Lo retiro —farfullé mientras me mojaba los labios con agua—. ¡Eres un idiota de
campeonato!
Melevantéylediuncapirotazoenlaoreja.
—¡Au!
—Graciasporapoyarme,Kaden.Eresungranhermano.
Élsefrotólaoreja,sindejardesonreír.
—Esointento.
«CasarmeconKile»,pensé.Estabaapuntodeexplotarareír.Siseguíaactuandocondiscreción,
las posibilidades de que pudiera besarme con él de nuevo eran muy, pero que muy altas… No
obstante,nopodíaimaginarmecasadaconél.
Dehecho,mecostabamuchovermecasadaconalgunodeesoschicos.
Enrealidad,nomeimaginabaconunaalianzaeneldedoanular…
Aminoré el paso y escudriñé sus rostros. ¿Cómo me sentiría durmiendo junto a Hale? ¿O
dejandoqueBadenmeentregaraunanillodepedida?
Traté de visualizar esos momentos, pero no pude. Me acordé de algo que Ahren había
mencionado. Algunos de los seleccionados habían preguntado si cabía la posibilidad de que me
gustaranlaschicas.Quétontería.Sabíaqueesonoeraloquemeimpedíaconectarconunchico…
Ahora, por fin, había comprendido cuál era ese obstáculo. No era simplemente el deseo de ser
independiente;habíaconstruidounmuroamialrededor,ynosabíamuybienporqué.
Muroono,habíahechounapromesa.
CuandolleguéaEan,medetuve.
—¿SeñorCabel?
Élselevantóehizounareverencia.
—Sí,alteza.
—¿Montasacaballo?
—Sí.
—¿Tegustaríadarunpaseoacaballomañana?
Aquellapropuestaleiluminólamirada.
—Claro.
—Excelente.Teveomañanaentonces.
Optéporponermeunvestidoymontaralmáspuroestiloamazona.Noeramiposturafavorita
paramontaracaballo,peroasíledaríauntoquedefeminidadalacita.
Cuandosalídelosestablos,Eanyaestabaesperándomeensillandosucaballo.
—¡Ean!—llaméalacercarme.
Élalzólacabezaymesaludóconlamano.Erauntipoatractivo,eltipodepersonaqueelpaís
esperabaveramilado.Ningunodesusmovimientoseracasualnidistraído.Decidíqueharíacomo
él:aparentarseguridadynodejarquelaansiedadpudierainfluenciarme.
—¿Estáspreparada?—preguntó.Nostuteábamos.
—Casi.Solonecesitocogermisilla—comenté,yentréenunadelascasetas.
—¿Piensasmontarasívestida?
Mevolvídegolpe.
—Encomparaciónconlamayoríadeloshombresconpantalones,puedohacermuchomásen
diezminutosquetodosellosdurantetodoundía.
Élsoltóunacarcajada.
—Nolodudo.
Butterscotch estaba al fondo del establo, en una caseta un poco más amplia que las demás. El
caballodelaprincesamerecíaunpocodeespacioybuenasvistas.
Preparéamipreciosayegua,ymereunídenuevoconEan.
—Sinoteimporta,primerotomaremosalgunasfotografíaseneljardín.
—Ah.No,estábien.
Sujetamos las riendas de los caballos y los paseamos alrededor del jardín. Vi a un fotógrafo
agazapadoentrelosarbustos,tomandoinstantáneasdelcieloydelosárboles,matandoeltiempo.Al
vernos,vinodirectoanosotros.
—Alteza—saludó,ymeestrechólamano—,soyPeter.Creíqueseríabuenaideateneralgunas
fotografíasdeustedesdosjuntos.
—Gracias—comentésindejardeacariciaraButterscotch—.¿Dóndenosponemos?
Peterechóunvistazoaljardín.
—Puedendejarloscaballosjuntoaunárbolyposardelantedelafuente.Quedaránestupendos.
SoltéaButterscotchasabiendasdequenoecharíaacorrer.
—Vamos—dijeconvozmelosa,ytomélamanodeEan.
Élatólasriendasdesucaballoaunaramaymesiguió.Peternoperdióniunsolosegundo.Ean
me sonrió y yo aparté la mirada con aire tímido. Todo aquel numerito quedó documentado en
imágenes.Noscolocamosdelantedelafuente,nossentamosalospiesdeunsaucelloróneincluso
tomóunpardefotografíasdelantedeloscaballos.
CuandoPeternosaseguróqueteníasuficientematerialparaelreportaje,apuntoestuvedeagitar
losbrazosparacelebrarlo.
El fotógrafo recogió sus cosas bastante rápido, no sin antes revisar la cámara. Miré a mi
alrededory,talcomosemehabíaprometido,comprobéquenoestábamossolos.Vislumbrévarios
guardias de seguridad patrullando por los muros de palacio, y a un buen número de trabajadores
pululandoporlosjardines,arreglandolossenderosylasflores.
—¡Aquí,Butterscotch!—exclamé.
Meaproximéaellay,deinmediato,moviólacola.
Eaneratodounexpertoenelartedelahípica;mealegrédequefueratanhábilcomomehabía
hechocreer.
—Perdóname, pero esa sesión de fotos ha sido puro teatro —opinó Ean mientras trotábamos
haciaellinderodeljardín.
—Lo sé. Pero si les permito capturar momentos sobreactuados, puedo disfrutar de momentos
másprivadosysincerosconmispretendientes.
—Interesante.Entonces,¿esaescenitaconKileerasimuladaoprivada?
Sonreíconunapizcadesoberbia.Vaya,erarápido.
—Laúltimavezquehablamos,mediolasensacióndequequeríasdecirmealgo—lerecordé.
—Yasíes.Quieroserhonestocontigo,peroparaellonecesitoquetútambiénloseasconmigo.
¿Loserás?
Lemiréalosojosytitubeé,puesnoestabaseguradepoderofrecerleloquemeestabapidiendo.
Almenosesedía.
—Esodepende.
—¿Dequé?
—Demuchascosas.Nopretendoabrirmicorazónaalguienqueconozcodesdehaceunparde
semanas.
Trotamosensilencioduranteunosminutosmás.
—¿Platofavorito?—preguntóconexpresiónsatisfecha.
—¿Cuentanlasmimosas?
Élserioentredientes.
—Claro.¿Quémás…?¿Ellugarmáshermosoenquehayasestado?
—Italia.Porlacomida,perotambiénporlacompañía.Sivienendevisita,nodejesescaparla
oportunidaddeconoceratodoslosmiembrosdelafamiliareal.Sonmuydivertidos.
—Meencantaría.Muybien,¿colorpreferido?
—Rojo.
—Uncolorpotente.Bien.
Eanmediounatreguaydejódeinterrogarme.Continuamosnuestropaseoalrededordepalacio.
Fueunmomentodelicioso.Atravesamoslaentradaprincipalylosjardinerosdejarondetrabajarpara
saludarnos con una efusiva reverencia. Ean se aseguró de que no podían oírnos para acercar su
caballoalmío.
—Quizámetolapata,perovoyaintentaradivinaralgunascosassobreti.
—Adelante—desafié.
Élvaciló.
—Espera.Paremosaquí.
Enlosjardinesquebordeabanelpalaciotansolohabíaunbancodepiedra,esebancodepiedra.
BajédeButterscotchdeunbrincoymeacomodéenaqueldiminutoasientojuntoaEan.
—Alteza.
—Eadlyn.
—Eadlyn—repitió.Notéqueletemblabalamandíbula,mostrandoasíunapequeñagrietaensu
armaduradehierro—.Avecesmedalaimpresióndeque,enrealidad,nodeseabasquesecelebrara
laSelección.
Norespondí.
—Si de veras ansiabas este momento, quizá estés algo decepcionada, y ahora te veas en una
situación poco agradable. La mayoría de las mujeres mataría por tener docenas de hombres a su
enteradisposición,perotúhasoptadoporponermuchadistancia.
Sonreí.
—Yatelohedicho.Nosueloabrirmeconquienacabodeconocer.
Élnegóconlacabeza.
—LlevoviéndoteenelReportmuchísimosaños.Parecesestarporencimadealgoasí.
Respiréhondo,sinsaberquédecir.
—Quierohacerteunaoferta.Quizánolanecesites,pero,detodosmodos,quieropresentartemi
opción.
—¿Yquépodríaofrecerunchicocomotúaunafuturareina?
Recuperóeseademándeseguridaddenuevo.
—Unasalida.
Tirardelhiloeraarriesgado,peromepicabalacuriosidad.
—¿Cómo?
—Nuncatepresionaré.Nuncaseréunlastreparati.Nisiquieratepediréquemequieras.Sime
escoges, podrás disfrutar de un matrimonio libre de las restricciones convencionales. Conviérteme
enturey,ypodrásreinarlibremente.
Mesacudíelpolvodelvestido.
—Nuncaserásrey.
Élladeólacabezaenungestocómico.
—¿Nosoytutipo?
Apartélamirada.
—Esonotienenadaquever.Seacualseaelhombrequesecaseconmigo,jamásserárey.Seráel
príncipeconsorte,puestoquenadiepuedeostentaruntítulomayorqueelmío.
—Tambiénloaceptaría.
Apoyélaespaldaenelbanco.
—Porpuracuriosidad,¿quétehallevadoahacermetalpropuesta?Eresunchicocarismáticoy
bastanteguapo.Podríasdisfrutardeunmatrimoniollenodefelicidad,loquemellevaapreguntarme
porquétecomprometeríasconalguienquesabes,acienciacierta,quejamástequerrá.
Asintióconlacabeza.
—Unplanteamientomuysensato.Enmiopinión,elamorestásobrevalorado.
Nopudecontenerunasonrisa.
—Vengo de una familia muy numerosa: seis hijos. He aprendido a vivir con lo justo, pero no
quierovivirasíparasiempre.Laoportunidaddellevarunavidacómodajuntoaunamujeragradable
esmuchomásdeloquepuedoaspiraraconseguirahífuera.
—¿Agradable?—preguntéarqueandounaceja—.¿Yyaestá?
Élserioporlobajo.
—Megustas.Nuncaescondestuformadeser.Desdeluego,laideadecasarmeconunamujer
poderosa,hermosaylistanomeparecedisparatada.Yo,acambio,teofrezcounmododeterminarla
Selección en caso de que no encuentres el chico perfecto para ti. Con el corazón en la mano, la
mayoríadeestostíossonunhazmerreír.Túpuedesdarmealgoquejamáshetenido.
Sopesélaproposición.Hastaelmomento,laSelecciónnohabíacumplidomisexpectativas.La
gente me había abucheado y me había arrojado comida podrida, se había quejado por la primera
eliminaciónysehabíaatrevidoajuzgarmibesoconKile.Y,aunquetodoesonohubieraocurrido,la
verdaderaquelaideadecasarmenomeatraíaenabsoluto.Avecesmepreguntabasielegiríaauno
de los candidatos sencillamente para hacer feliz a papá. Cada vez que le miraba a los ojos me
percatabadeloagotadoqueestaba.
Queríaapapá.
Perotambiénmequeríaamímisma.
Yseguramentetendríaqueconvivirconmigomástiempoqueconél.
—Notienesquedarmeunarespuestaahora—comentóEan,obligándomeavolveralarealidad
—.Solodigoque,simenecesitas,aquíestoy.
Asentí.
—No puedo garantizarte que considere tu oferta —espeté, y me levanté—. Por ahora,
continuemosconelpaseo.HacíatiempoquenodisfrutabadelacompañíadeButterscotch.
Seguimostrotandoduranteunbuenratomás,aunqueapenascruzamoscuatropalabras.Encierto
modo, me sentí aliviada por no tener que entablar conversación. Algo me decía que Ean habría
agradecido mi silencio. Me pregunté si una relación así podría durar, o si él, al final, se acabaría
cansandodeesetipodevida.
Durante ese tiempo me dediqué a estudiarle. Era guapo, un tanto presuntuoso y sincero. No
contemplabaqueyopudieracensurarsuseguridadensímismo,loquemehacíaintuirqueélnunca
mereprocharíanada.Asípues,podríaestarcasadasin«tenerlasensación»deestarlo…
Afindecuentas,Eanpodíaseruncandidatointeresante.
Capítulo22
Poco después di la cita por terminada. Él no protestó, quizá para demostrarme que podía ser el
compañero dócil y sumiso que yo necesitaba. Era, sin lugar a dudas, una propuesta interesante,
aunquetodavíaquedabamuchoprocesopordelantey,portanto,erademasiadoprontoparasabersi
laaceptaríaano.
El tiempo pasó volando y, antes de que me diera cuenta, ya era la hora de cenar. Dejé a
Butterscotchensucasetaycepillélasbotasdemontar.Porsuerte,nolashabíaensuciadodemasiado.
—Buenasnoches—suspiréamicaballo,yleregaléunterróndeazúcarantesdevolveracasa.
—¡Eadlyn!—llamóalguienencuantocrucélapuertaprincipaldepalacio.
Era Kile. Estaba charlando con Henri, Erik, Fox y Burke. Les pidió que le esperaran con un
gestoycruzóelpasillocorriendohastaalcanzarme.
—Hola—saludóconsuyatípicasonrisatorcida.Parecíaalgonervioso.
—¿Quétalestás?
—Bien.Heestadohablandoconalgunosdeloschicos,yqueremoshacerteunaproposición.
Suspiré.
—¿Otra?
—¿Eh?
—Nada—dije,ysacudílacabezaparaolvidareseúltimocapítuloeneljardín—.¿Meestabais
esperandoparacomentármelo?
—Bueno,sí,peroantesqueríapreguntartealgo.
—Claro.
Kilehundiólasmanosenlosbolsillos.
—¿Todovabienentrenosotros?
Estrechélosojos.
—Kile,supongoqueeresconscientedequenoeresminovio,¿verdad?
Serioenvozbaja.
—Sí,claroquesí.Pero,nosé…,meencantóenseñartemisdiseños,reírcontigoy,despuésde
enterarmedeloocurridoconJack,quisepasaraverte,asegurarmedequeestabasbien,perotemíque
noquisierashablardeelloconmigo.Enfin,mepreocupabaquetehubierasmolestadopornohaberte
dichonada.¿Tedascuentadelocomplicadaqueeres?
—Sueloolvidarlo,perotengolagransuertedequetúmelorecuerdascasiadiario—bromeé.
Kileestabainquieto.
—Aflojaréunpoco.Pero,hablandoenserio,¿todobien?
Se mordió el labio inferior y tuve que pellizcarme para evitar soñar con esa boca. Me había
prometidoquemeapoyaríaentodomomento,asíquealbergabalaesperanzadepodervolverabesar
esoslabiosotravez.
—Sí,Kile.Todobien.Notepreocupestanto.
—Deacuerdo.Acompáñame.Presientoquetevaagustarestaidea.
Nos dimos media vuelta y nos dirigimos hacia el grupito de pretendientes que estaba
esperándonos.Henrimebesólamanodeinmediato.
—Buenosdíashoy—saludó,sacándomeunasonrisa.
—Hola,Henri.Burke,Fox.Buenosdías,Erik.
—Alteza—empezóBurke—.Quizánuestrasugerenciaestéunpocofueradetono,perocreemos
quelaSelecciónesunprocesomuyexigenteyarduo.
Soltéunarisa.
—Noteimaginashastaquépunto.
Foxesbozóunasonrisa.
—Debedeserunalocura:tenerqueocuparsedeltrabajoademásdeencontrartiempoparacitas
individualesconlospretendientesyparaorganizarfiestas.Pareceagotador.
—Así que se nos ha ocurrido una idea —anunció Kile—. ¿Qué tal si planeáramos algo todos
juntosparaestasemana?
Eraunaideabrillante.
—¡Sí!—exclamé—.Seríafantástico.¿Enquéhabíaispensado?
—Podríamos cocinar algo juntos —respondió Burke, que estaba loco de contento. No podía
negarme,aunquenoeraloquemásmeapetecíahacerconellos.
—¿Cocinar?—repetíconunafalsasonrisapegadaenlacara.
—Vamos—animóKile—.Serádivertido.
Resoplé.
—Deacuerdo.Cocinar.¿Quéosparecemañanaporlatarde?
—¡Genial!—gritóFoxenseguida,comosilepreocuparaquepudieracambiardeopinión.
—Bien.Jueves,alasseisenpuntodelatarde.Podemosquedarenelvestíbuloyluegoiralas
cocinastodosjuntos.—Aquelloestabadestinadoaserunapesadilla—.Simedisculpáis,tengoque
arreglarmeparalacena.
Subíamisaposentosatodaprisa;dudabadequeesacitapudierasalirbien.
—Neena—llaméalentrarenmihabitación.
—¿Sí,señorita?
—¿Podríasllenarlabañera?Necesitounbañoantesdecenar.
—Desdeluego.
Medescalcé,dejandolasbotastiradasporelsuelo,ymequitéelvestido.Apartededaryrecibir
órdenes,apenashabíamoshabladoúltimamente.Y,aunquemecostabaadmitirlo,meestabaafectando
muchísimo. Mi dormitorio era mi refugio, el lugar donde podía descansar, dibujar bocetos y
esconderme del mundo. Neena formaba parte de ese pequeño mundo, y el hecho de que estuviera
enfadadaconmigomehacíasentirmal.
EntréenelcuartodebañoymealegréalverqueNeenahabíaañadidobolsitasdelavandaenla
bañerasinhabérselopedido.
—Neena,mehasadivinadoelpensamiento.
—Gracias—murmurócontimidez.
Memovíaconprudencia,puesloúltimoquequeríaeravolveraenojarla.
—¿HastenidonoticiasdeMarkenestosúltimosdías?
Ellanopudoocultarunasonrisa.
—Sí,justoayer.
—¿Qué estudiaba? —pregunté, y me sumergí en aquella bañera de agua templada. Me sentí
mejorcasideinmediato.
—Química.Bioquímica,enconcreto—respondió,ybajólamirada—.Admitoquecuandome
habladeltemautilizamuchaspalabrasquenoentiendo,peropillolaideageneral.
—No pretendía insinuar que eres estúpida, Neena. Solo sentía curiosidad. No pensé que podía
darlugaraequívoco.
Bioquímica.Aloírlapalabrasemeencendióunabombillita.
Neenasuspiróyarrojómássobrecitosdelavandaalabañera.
—Puesnohasonadoasí.
—Ahora me codeo con chicos de distintos estratos sociales. A veces no soporto estar en la
mismasalaqueellos.Poresomeintrigabasabercómooslasarreglabaisparaencontrarpuntosen
común,apesardetenertrabajostandiferentes.
Neenasacudiólacabeza.
—Con esfuerzo. Pero no es algo que se pueda explicar tan fácil. Hay personas que están
destinadasaestarjuntas.
Metumbéenlabañera.Sinohabíaunaexplicación,¿porquéinquietarme?Recordéunavezmás
la oferta de Ean y pensé en la preocupación que había mostrado Kile. También repasé todas las
preguntas de Hale. Me costaba creer cómo se habían torcido las cosas. Ya ni siquiera entendía mis
propiossentimientos.Sabíaqueansiabamiindependencia,ylasimpleideadequeunhombrepudiera
intentarhacermitrabajomeparecíainaceptable.Peroluegorecordélascanasdepapá,cadavezmás
numerosas,ymepreguntéhastadóndeseríacapazdellegarparafacilitarlelavida.
Era extraño. Básicamente, todos los candidatos podían ser una opción factible a la hora de la
verdad. Y cada uno de ellos podía poner mi mundo patas arriba, lo cual no me gustaba nada en
absoluto. Quería ser la dueña de mi propia vida. Quizá por eso había construido ese muro
infranqueableamialrededor,porquemeaterrorizabaquealguienpudieraatravesarloyarrebatarme
elcontrol.
Sinembargo,almismotiempo,esecontrolpodíaserunamerailusión.Sirechazabaatodoslos
seleccionados,¿algunavezconoceríaaunchicoquemehicieraolvidarmedelcontrol?¿Aquiénse
loentregaríaporpropiavoluntad?
Meparecíaimposibley,sinduda,noeraunacuestiónquemehubieseplanteadovariassemanas
atrás.
Nopodíapermitirmeellujodebajarlaguardia,ymejurénohacerlo.Sinembargo,dudabaque
pudieraignorarmuchomástiempocómomehacíansentiresoschicos.
Capítulo23
Estabahechaunmanojodenervios.Habíallegadopuntualalacitaenelvestíbulodelpalacio.No
estaba segura de lo que me había puesto, ¿qué solía llevar la gente para cocinar? No sabía cómo
aparentarsertodaunaexpertaenlacocina,nicómodividirlaatenciónentreloscuatropretendientes.
Y,aunqueestabaseguradequetenerunfotógraforevoloteandoanuestroalrededorseríabueno
tantoporlapublicidadcomoporlaseguridadpersonal,laideadequealguiendocumentaraesacita
nolograbatranquilizarme.
Meatuséunpocoelpeloymeestirélacamisa.Habíaoptadoporunadecolorlisa,porsime
manchaba. El reloj dejaba claro que los chicos llegaban con cuatro minutos de retraso. Estaba
empezandoaimpacientarme.
Justocuandoestabaapuntodeenviaraunmayordomoabuscarlos,escuchéelecodesusvoces
porelpasillo.Kilefueelprimeroendoblarlaesquina.Burkeibaasulado;enseguidacomprendísu
estrategia.Burkepretendíahacerbuenasmigasconelsupuestolíderdelequipo.Foxapareciójuntoa
Henri, ambos muy sonrientes. Y, a unos pocos metros, les seguía Erik, con las manos entrelazadas
detrásdelaespalda.Erikeraimprescindible,perointuíaquesesentíaunpocofueradelugar,pues
eraelúnicodelgrupoquenoformabapartedelaSelección.
Kilesefrotólasmanos.
—¿Preparadaparacomer?
—Paracomer,sí.¿Paracocinar?Yaveremos—respondíeintentéocultarmipreocupacióntras
unasonrisa,perocreoqueKilelosospechaba.
—Entonces,¿esciertoqueosconocéisdesdequeeraisniños?—preguntóBurke.
Fuetanbruscoeinesperadoquenosupequéresponder.
—Confíaenmí.Lahasconocidoensumejormomento—contestóKileconsumanaturalidad,y
lediounsuavecodazoenlascostillas.
—Es verdad —confirmé—. Tal y como ha dicho Kile en el Report: hasta ahora, nunca le
considerécomounposiblenovio.Esdelafamilia.
Todosseecharonareíryfueentoncescuandoreparéenqueeracompletamentecierto.Odiaba
queJosiefueradiciendoporahíqueeracomomihermana,perolociertoeraqueconocíamásalos
hermanosWoodworkqueamispropiosprimos.
—Lacocinaestáporaquí—dije,yseñaléelcomedor—.Yaheinformadoalpersonaldequeles
ocuparemoslacocina,asíque,¡manosalaobra!
Kilenosetragóaquelentusiasmo,peronohizoningúncomentarioalrespecto.
Nos dirigimos hacia el comedor y rodeamos una pared divisoria. Junto a la escalera había un
gigantesco montaplatos que el personal utilizaba para subir bandejas de comida a los pisos
superioresyqueconducíahastalacocinaprincipal.Burkenotardóenalcanzarmeparaofrecermesu
brazoyasíayudarmeadescenderlaescalinata.
—¿Quéleapetececocinarestanoche?—preguntó.
Me quedé atónita. Ojalá no se hubiera dado cuenta. Esperaba que alguien se encargara de
proponerlasideas.
—Ah,cualquiercosamevabien—dije.
—Hagamosvariosplatos—sugirióKile—.Unaperitivo,unplatoprincipalyunpostre.
—Esosuenabien—apuntóFox.
Erik,quehastaentoncesnohabíamusitadopalabra,asomólacabeza.
—Henriyyonosencargamosdelpostre,siosparecebien.
—Perfecto—respondióKile.
Ajuzgarporelaromaquesalíadelacocina,supusequeestabanpreparandolacenaoficialpara
elrestodelpalacio.Nologrédistinguircadaingredienteentrelosoloresqueflotabanenelaire,pero
sínotéunsuaveoloraajo.Semeocurrióotromotivomásparaaborreceresacita:tendríaquecenar
mástardedelohabitual.
Trasunaspuertasdoblesseextendíaunasegundacocinadetechobajo.Porahípululabanunas
diezpersonas,todasconelpelorecogido,obienocultobajoungorro.Pelabanverduras,removían
enormescazuelasyrepasabanlosaliñosylassalsas.
Peseaqueloscocinerostodavíanohabíanacabadodeprepararelmenúdelacena,tuvieronel
detalledecedernoslamitaddelespacio.
Untipoconunaltísimogorrodechefseacercóanosotros.
—Alteza.¿Tendréissuficienteespacio?
—Desdeluego,muchasgracias.
Yentonceslerecordé.Eraelmismococineroque,semanasatrás,mehabíapresentadosusideas
paralaprimeracenaconjunta.Aqueldíaestabatanenfadadaqueamamánolequedómásremedio
queencargarseelladelaelección.Dehecho,nisiquieraledilesgracias.
Alvertodoeltrabajoquecomportabaunasolacena,mesentíavergonzada.
—¿Missäpidäthiivaa?—preguntóHenriconsumaeducación.
MiréaErik.
—Perdóneme,señor,pero¿dóndeguardáislalevadura?
Fox y Burke no pudieron contener la risa. Recordé algo que Erik me había confesado y que,
además,estabaescritotoscamenteensusolicitud:eracocineroprofesional.
ElchefhizoseñasconlasmanosyHenriysuintérpretelesiguieron.Eraevidentequenuestro
chef estaba emocionadísimo por compartir su territorio con alguien con amplia experiencia. Los
demáschicos…nolehicierontantagracia.
—Deacuerdo,pues…veamosquéhayenlanevera—decidióFox,que,conademánvacilante,se
encaminóhaciaunadelasgigantescasneveras.
Eché un vistazo a los recipientes, perfectamente ordenados; distintas carnes con sus
correspondientesetiquetas,cuatroclasesdistintasdeleche,unsinfíndesalsasyvariosaperitivosque
habíanpreparadoconantelación.Mesentíinútil.
Oíunchasquidoymevolví.Lafotógrafaacababadellegar.
—¡Actuadcomosinoestuvieraaquí!—murmuró.
Kilecogiólamantequilla.
—Siempresenecesitamantequilla—aseguró.
Asentí.
—Esbuenosaberlo.
Burkesefijóenunacosararaquehabíasobrelaencimera.Segiróhaciaelchef:
—¿Quées?
—Pastafilo.Puedesprepararunadecenadeplatosconella.Derriteunpocodeesamantequilla,
yahoratetraigoalgunasrecetas.
Kilememiróporelrabillodelojo.
—¿Ves?
—¿Cómoorganizamoslosequiposdetrabajo?—preguntóBurkeconlaesperanzadequeyole
suplicaratrabajarconél.
—¿Piedra,papel,tijera?—propusoFox.
—Meparecejusto—dijoKile.
Fox y Kile fueron los primeros en enfrentarse y, aunque nadie lo dijo en voz alta, todos
supusimosquelosperdedoresformaríanunequipopropio.
Kile venció tanto a Fox como a Burke. Fox se lo tomó con filosofía, pero Burke tenía mal
perderynosemolestóniendisimularlo.Losdosescogieronunaperitivo:espárragosenrolladosen
una loncha de prosciutto y todo envuelto en pasta filo. Kile y yo observábamos detenidamente un
pollo,tratandodeaveriguarquéhacerconél.
—Ybien,¿cuáleselprimerpaso?—pregunté.
—Cociné varios platos con pollo cuando estuve en Fennley, pero necesito una receta como
mínimo.Esoslibrosnosdaránalgunaidea.
Nosacercamosalaestantería,queestaballenaarebosardelibrosdecocina.Lamayoríatenía
marcasendiversaspáginas,ytambiénhabíavariaspilasdetarjetitasconmejorasparacadaplato.
Mientras Kile hojeaba un libro, empecé a juguetear con los frascos de especias. La cocina
guardabaciertoparecidoconunlaboratoriocientífico,peroconcomida.Abríalgunosfrascospara
disfrutardesuaromaytextura.
—Hueleesto—murmuré.
—¿Quées?
—Azafrán.Hueledelicioso,¿nocrees?
Kileesbozóunasonrisayfuedirectoalíndicedellibroquesostenía.
—¡Ajá!—exclamó,ybuscóunapáginaenparticular—.Polloalazafrán.¿Teapeteceintentarlo?
—Claro—dije,orgullosademigrancontribución.
—Deacuerdo.Polloalazafrán…Loprimeroesprecalentarelhorno.
Mequedéahíplantada,observandoimpávidatodoslosbotonesylasruedecillas.Loshornosque
solíatenerlagentedeapienoeranasí,desdeluego;medabalasensacióndeque,sipulsabaelbotón
equivocado,aquelmonstruoindustriallanzaríaunsatélite.
Pensamosquesiesperábamoslosuficiente,elcachivacheacabaríapordarnoslasinstrucciones
necesarias.
—¿Necesitamosmásmantequilla?—pregunté.
—Cállate,Eadlyn.
Elchefpasópornuestroladoybalbuceó:
—Ruedecilladelaizquierda,cientocincuentagrados.
Kileobedecióyencendióelhorno,aparentandosaberloqueestabahaciendo.
MiréaFoxyaBurkedereojo.Burkehabíaadoptadoelpapeldelíderygritabaórdenestodoel
tiempo.Alparecer,aFoxnoleimportaba,yaquesereíayletomabaelpelo,perosinofenderle.Los
dossevolvieronvariasvecesparacomprobarquéhacíamos;cuandonuestrasmiradassecruzaban,
Burke me guiñaba el ojo. Al otro extremo de la cocina, Erik y Henri trabajaban tranquilos y en
silencio;ErikhacíalomínimoysoloayudabaaHenricuandoesteselopedía.
Henri se había arremangado la camisa y tenía los pantalones manchados de harina; no se
molestóensacudírselos,locualmegustó.Eriktambiéneraunpocomanazas,perotampocoparecía
importarletenerharinaportodoslados.
Kileestabaabsortoenellibrodecocina.
—Ahoravuelvo.
—Vale—musitó.
Trasdarunpardepasos,leoíllamaralchefenvozbaja.
—Tienemuybuenapinta,chicos—dije,ymecoloquéalladodeFox.
—Gracias.Laverdadesqueestodecocinaresmuyrelajante.Encasanosuelococinar,ymucho
menosalgoparecidoaesto.Perotengomuchasganasdeaprender—confesóFox,aquienlasmanos
letemblabanunpoco.
—Seráelmejorespárragoquejamáshayaprobado—prometióBurke.
—Nopuedoesperar—contesté,ymedirigíhaciaelextremodelaencimera.
Eriklevantólavistaymesaludóconunasonrisa.
—Alteza.¿Quétalvasuplato?
—Fatal,paraquéengañaros—admití.
ÉlserioentredientesyleexplicóaHenrielpaupérrimoestadodelplatoprincipal.
Teníalasmanoscubiertasdeunamasapegajosa;viunoscuencosconcanelayazúcar,esperando
sumomento.
—Peroelpostrepromete.¿Tútambiéncocinas,Erik?
—Oh, pero no profesionalmente. Vivo solo, así que tengo que cocinar por obligación. Me
encantalacomidatradicionaldenuestratierranatal.Estepostreesunodemisfavoritos.
EriksegiróhaciaHenriy,apesardenoentenderunasolapalabra,intuíqueestabanhablandode
comida,porqueaHenriseleiluminóelrostro.
—¡Ah,sí!Henriacabadeacordarsedelasopaquetomasiemprequeestáenfermo.Esmuytípica
deSwendwayyllevapatatasypescado.Oh,consolopensarloyaechodemenosamimadre.
Sonreíytratédeimaginármelos:Erikensucocina,soloycocinandolasrecetasdesumadre,y
Henri,entrelosfogonesdeunrestaurante,presumiendodesudominiodelosplatosfamiliares.Me
preocupaba que Erik se sintiera como un paria. Se esforzaba por mantenerse al margen de los
seleccionados;vestíadiferente,siempresequedabaenlaretaguardiadelgrupoeinclusocaminaba
conlabarbillabaja.Peroalverleahí,interactuandoconHenri—untipotanagradablequemeera
imposible echarle—, agradecí que estuviera en palacio. Había traído un pedacito de su hogar hasta
aquí.
Decidídejarlestrabajarenpazyregreséamirincón.Enmiausencia,Kilehabíacogidovarios
ingredientes.Estabatroceandoundientedeajosobreunatablademadera;teníaasuladouncuenco
repletodealgoqueparecíayogur.
—Aquíestás—dijo—.Deacuerdo,machacalashebrasdeazafránydespuésañádelasalcuenco.
Tras un momento de incertidumbre, cogí un mortero diminuto que asumí que servía para
machacarazafrányempecéapresionar.Fueextraño,peromesentísatisfecha.Kileseencargódecasi
todo el trabajo: bañar el pollo con la mezcla de yogur y meterlo en el horno. Los demás equipos
seguíanelaborandosusplatosy,alfinal,elpostrefueelprimeroensalir,seguidoporelaperitivo.El
platoprincipal,delquenosocupábamosnosotros,fueelúltimoenestarlisto.
Alservirelpollo,Kileyyonosdimoscuentadequedeberíamoshaberpensadoenalgopara
acompañarelplato,peroyaerademasiadotarde,asíquedecidimosutilizarelrollitodeespárrago
comoguarnición.Todosnosreímosdenuestrafaltadeprevisión.
Loscinconossentamosenelextremodeaquellamesainfinita.YoestabaatrapadaentreBurkey
Kile, con Henri justo enfrente. Fox, en cambio, prefirió presidir la mesa. Erik se había alejado un
poco,peroeraevidentequedisfrutabadelacompañía.
Y,adecirverdad,yotambién.Cocinarmeponíadelosnerviosporquenoteníanilamásremota
ideadehacerlo.Nosabíacortarlosingredientesnisaltearunasverduras.Además,odiabaelfracaso
oquedarcomounaestúpida.Perolamayoríadenosotroscarecíadeexperiencia,asíque,enlugarde
volversealgoestresante,seconvirtióenunjuegodivertido.Alfinalacabósiendounadelascenas
mástranquilasydicharacherasdemivida.
Ni cubertería de plata ni asientos asignados; y, puesto que toda la vajilla de porcelana estaba
utilizándose, optamos por servir la cena en platos sencillos que parecían del siglo pasado. No me
explicabacómopodíanseguirahí,asíquesupusequeseríaporrazonessentimentales.
—Bueno, ya que los espárragos iban a ser el aperitivo, creo que deberíamos degustarlos
primero—sugirióKile.
—Vale—comentóBurke,quepinchóelespárragoylediounmordisco.
Todoshicimoslomismo,aunquelasopinionesfuerondiferentes.Henriasintióconaprobación,
pero,desdemipuntodevista,aquelrollitodeespárragoeranauseabundo.Ajuzgarporlamuecaque
Foxtratódedisimular,adivinéqueelsuyoeraigualdeasqueroso.
—Esto…eslopeorqueheprobadoentodamivida—balbuceó,tratandodetragarseelbocado.
—¡El mío está bueno! —replicó Burke un tanto a la defensiva—. Quizá es porque no estás
acostumbradoacomerplatosdetanbuenacalidad.
Foxagachólacabeza.Fueentoncescuandodedujealgoquejamásmehabríafigurado:Foxera
pobre.
—¿Puedoprobarunbocadodetuplato?—lesusurréaHenriehiceungestoconlasmanos.No
necesitólaayudadeErikparaentendermipregunta,yesomealegró.
—¿Perdona? —respondió Fox en voz baja. Fingí no oírle; el espárrago de Henri estaba
delicioso—.¿Yquiéndicequenoesporqueeresmalcocinero?
—Bueno,sihubieratenidounmejorcompañero—espetóBurke.
—¡Eh,eh,eh!—intercedióKile—.Esimposiblequevuestroplatosepapeorqueelnuestro.
Mereíentredientesenunintentoderomperaquellarepentinatensión.LarabiadeBurkecasi
podíapalparseyrecéporrecuperarlacomodidaddelinicio.
—De acuerdo —dije tras un suspiro—. Creo que lo primero que debemos hacer es cortar el
polloporlamitadparaasegurarnosdequenoestécrudo.Osjuroquenopretendomataranadie.
—¿Dudasdemí?—preguntóKile,ofendido.
—¡Porsupuesto!
Conciertomiedo,probéunbocado…ymegustó.Noestabacrudo;dehecho,laspartesqueKile
nohabíacubiertodeyogurestabanunpocosecas.¡Perosepodíacomer!Teniendoencuentaquesolo
habíacolaboradoenunapartedeltrabajo,quizámeexcedíalcelebrarmivictoria.
Cenamos y compartimos los rollitos de espárrago que sabían mejor, aunque sabía que los
retortijonesnotardaríanenllegar.
—¡Estoylistaparaelpostre!—exclamécuandohubeacabado.
Henrisoltóunarisitayfuealotroextremodelarepisa,dondeseestabaenfriandoelpostre.Con
suma cautela y utilizando tan solo las puntas de los dedos, colocó todos los pastelitos sobre una
bandejadeporcelana.
—Es korvapuusti —anunció. Después me cogió de la mano y entonó un discurso muy
importante;lebrillabanlosojos.Enesemomentohubierapagadoporpoderentendersuidioma.
Cuandoacabó,Eriksonrióysevolvióhaciamí.
—KorvapuustiesunadelasrecetasfavoritasdeHenri.Leencantaprepararlaydegustarla.Dice
quesinoesdesuagrado,alteza,puedeenviarleacasaestamismanoche,puestoqueestáconvencido
dequesurelaciónnosobreviviríasinoseenamoradeesteplato.
Foxsedesternillóderisaalvermicaradeasombro,peroHenriasintió,confirmandoasíloque
suintérpretehabíadicho.
Respiréhondoycogíunodeesosdelicadospastelitos.
—Vamosallá.
Enseguidadistinguílacanela.Tambiénnotéunligerosaborapomelo…,perosabíaquenoera
eso. Era un postre dulzón, pero nada empalagoso; sin embargo, más que una receta fantástica, era
obvioqueloquesucedíaeraqueaquelpostrelohabíapreparadouncheffantástico.Henrisehabía
entregadoalmáximo.Ysabíaque,enparte,lohabíahechopormí…,perosobretodoporélmismo:
nopodíapermitirsecocinaralgoquenofueraincreíble.
Henrimehabíadeslumbrado.
—Esperfecto,Henri.
Losdemáschicossemetieronelpostreenteroenlabocayemitieronungruñidodesatisfacción.
—Mimadresemoriríaporprobarlo.¡Esmuygolosa!—dije.
Kilepusolosojoscomoplatos.Sabíaqueamamálospostreslavolvíanloca.
—Estáexquisito,Henri.Habéishechounbuentrabajo.Tútambién,Erik.
Elintérpretenegóconlacabeza.
—Apenasheayudado.
—¿Estabaamañado?—preguntóderepenteBurke,conlabocatodavíallena.Todoslemiramos
un tanto confusos—. A ver, a mí se me ocurre la idea, Henri nos convence para participar y acaba
dejándonosenevidencia.
Empezóaponerserojoy,unavezmás,elambientevolvióatensarse.
Foxlediounasuavepalmaditaenelhombro.
—Cálmate,tío.Noesmásqueunrollitodecanela.
Yactoseguido,Burkecogióelpastelitoyloarrojócontralapared.
—¡Lohabríahechomuchomejorsinohubierasmetidolapatatantasveces!
Foxhizounamueca.
—Eh,erastúelqueestabaahíparloteandosobreloatractivaqueeraenlugardevigilar…
Pero Fox no pudo finalizar la frase: Burke le asestó un puñetazo en la nariz. Me quedé
petrificada.Foxarremetiócontraély,cuandoBurkequisodevolverleelgolpe,meempujóymetiró
alsuelo.
—¡Basta! —exclamó Kile, que saltó por encima de mí para sujetar a Burke. Henri empezó a
gritarleaFoxenfinlandés.
TraselincidenteconJack,sentíelimpulsodelevantarmeydevolverleelguantazo.Nadieibaa
hacermedañoeirsederositas.Y,lohabríaintentado,denoserporunacosa.
Erik,elsilenciosoobservador,sedeslizóporencimadelamesayaterrizóamilado.
—Venga—murmuró.
No me gustaba obedecer órdenes, la verdad, pero lo dijo tan angustiado que le seguí sin
rechistar.
Capítulo24
Erikmecondujorápidamentehacialasescalerasyluegohaciaelcomedor.Todoelpalacioestaba
disfrutandodelacena,asíqueenlasalahabíabastantebullicio.
—¿Eadlyn? —llamó papá al verme, pero Erik me instó a seguir corriendo; no sé cómo, pero
adivinóquenosoportaríaquedarmeahí.Tansoloparócuandoalcanzamoselpasillo.
—Perdón,oficial.Variosseleccionadossehanenzarzadoenunapeleaenlacocina.Hanllegado
alasmanosyestoysegurodequeiráamás.
—Gracias—respondióelguardia,quehizoungestoadosdesuscompañerosysaliódisparado
hacialasescaleras.
Meabracélacintura,entreasustadayfuriosa.Consumacaballerosidad,Erikapoyóunamano
enmiespaldaymeguioporellaberintodepasadizos.Oíquemispadresmellamaban,peroenese
momentonomeveíacapazderespondersuspreguntas.
Aminoróelpasoy,envozbaja,mepreguntó:
—¿Adóndequieresir?
—Amihabitación.
—Tesigo.
Enningúnmomentometocó,salvoporunaligeracariciaenlaespaldaenunaocasión,loque
me hizo darme cuenta de que había mantenido la mano a pocos centímetros de mi espalda todo el
tiempo,porsiacaso.EmpujélapuertademihabitaciónyviaNeenadentro,sacandobrilloalamesa
demaderaconunvaporizadorconaromadelimón.
—¿Señorita?
Alcéunamano.
—Quizálesientebienunatazadeté—propusoErik.
Neenaasintióysaliódeldormitorio.
Mesentéalospiesdelacamaeinspiréhondo.Eriksequedóahídepie,tranquiloyensilencio.
—Nuncahabíapresenciadoalgoasí—confesé.Searrodillófrenteamí,paraestaramimisma
altura—. Mi padre jamás me ha puesto la mano encima, y siempre nos ha enseñado a buscar
solucionespacíficasanuestrasdiferencias.Kileyyodejamosdepelearnosantesinclusodeaprender
ahablar.
Alrecordarlosemeescapóunasonrisa.
—Ahí abajo he revivido el episodio con Jack. Burke me ha tirado al suelo. Esta vez pretendía
hacérselopagar,peroentonceshecaídoenlacuentadequenotengoniideadecómohacerlo.
Erikesbozóunasonrisa.
—Henri siempre dice que cuando uno está furioso, la mirada cobra la misma fuerza que un
puñetazo.Noeresvulnerable.
Agachélacabezaypenséentodaslasvecesquemehabíarepetidounayotravezquenohabía
nadieenelmundotanpoderosocomoyo.Yhabíapartedeverdadenello.PerosiJackmehubiera
acorralado en un rincón o Burke me hubiera amenazado con sus puños de acero, la corona no me
habríaservidodenada.Podíacastigar,desdeluego,peronopodíaprevenir.
—Unaagresión,deunhombreodeunamujer,esunaseñaldedebilidad.Laspersonascapaces
deresolverunproblemamediantelapalabrasemerecentodosmisrespetos—declaró.Mefijéque
susojoshabíanviajadoaotraépoca—.Quizáporesolalenguaestanimportanteparamí.Mipadre
siempresolíadecir:«Eikko,laspalabrassonarmas.Sontodoloquenecesitas».
—¿Ayco?—pregunté.
Esbozóunasonrisa,untantoavergonzado.
—E-I-K-K-O.Comoyaledije,Erikeslomásparecidoeninglés.
—Megusta.Deveras.
Centrósuatencióndenuevoenmí;sefijóenmisbrazos.
—¿Estáherida?
—Ah…,bueno,creoqueno—dije.Medolíaunpocoeltrompazo,peronadaimportante—.No
puedocreerlorápidoquehapasado.
—Nopretendojustificaraningunodeellos,hasidounactoinaceptable,perolesoigohablar,y
estánestresados.Todosquierenimpresionarla,peronotienenlamásremotaideadecómohacerlo.
Algunos traman sabotear a otros pretendientes sin que los pillen. Un puñado de pretendientes
aprovechacadaminutodesutiempolibreparahacerejercicioyasíserfísicamentesuperioresalos
demás.Sesientenmuypresionados,yquizáporesemotivoBurkehaexplotado.Peroesonodisculpa
sucomportamiento.
—Lamentoquetengasquepasarportodoeso.
Élencogióloshombros.
—Nopasanada.NosuelodespegarmedeHenri,quehahechobuenasmigasconKile,ytambién
con Hale. Me gusta su compañía. No piense que quiero influir en su decisión final, pero me dan
muchaconfianza.
Sonreí.
—Creoquellevasrazón.
Aunque todavía no me había reunido a solas con todos los candidatos, sabía que Hale era un
buenchico.Yestanoche,alveraHenritanemocionadoconsupostre,conesapartedesuvida,pude
vislumbrar al hombre que se escondía tras esa mirada tan penetrante. Y Kile…, en fin, no podía
describiraKile,peroeramejorcompañerodeloquejamáshabríaimaginado.
—¿Te importaría decirle a Henri de mi parte que el postre estaba maravilloso? Sé cuánto le
importasutrabajo,yadmirolapasiónquelepone.
—Loharéencantado.
Extendílamanoyéllaaceptó.
—Muchísimasgracias.Estanochetehasjugadoelcuellopormí,ynosabescuántoagradezco
queestuvierasahí.
—Eslomenosquepodíahacer.
Ladeélacabezayloobservé.Notéquealgoacababadeocurrir,peronopudeidentificarelqué.
Sin conocerme, Erik había acertado en todas sus decisiones. Impidió que empeorara una
situación ya de por sí peligrosa, se ocupó de que no perdiera el control de mis emociones y
permanecióamilado,escuchandomispreocupacionesydándomesabiosconsejos.Teníaadecenas
depersonasamiservicio,dispuestasahacertodoloquelespidiera.
Meresultógraciosoque,asulado,nohubieranecesitadollamaranadie.
—Noloolvidaré,Eikko.Nunca.
Aloírsunombreoriginal,advertíunatímidasonrisaymeapretólamanoligeramente.
RecordélaimpresiónquetuvetrasmiprimeracitaconHale.Aldespedirmedeél,sentíqueme
habíaarrancadovariascapasdepielyhabíaconocidoamiverdaderayo.Enestaocasión,mevial
otro lado de la barrera: olvidé el rango social que nos separaba y el protocolo de palacio y vi el
corazóndeunapersona.
Yelsuyoerahermoso.
Neenaregresóconunabandejaentremanos.Erikseparósumanodelamía.
—¿Estábien,señorita?
—Sí,Neena—contesté,ymepuseenpie—.Unospretendientessehanpeleadoenlacocina,pero
Erik me ha sacado de ahí sana y salva. Estoy segura de que los guardias me explicarán enseguida
cómohaacabado.Hastaentonces,todoloquenecesitoestranquilizarme.
—Una infusión le sentará de maravilla. Le he preparado una camomila; ahora le traigo algo
cómodo—dijo.Yasí,sinmás,meplanificólanoche,cosaqueagradecímuchísimo.
Me volví hacia Erik, que estaba junto a la puerta. Realizó una pomposa reverencia antes de
despedirse.
—Buenasnoches,alteza.
—Buenasnoches.
Sedesvanecióenunabrirycerrardeojos.Neenameacercólainfusión.Loquemeextrañófue
notenerlasmanosfrías.
Unahoramástarde,mereuníconmamáypapáeneldespacho,paradiscutirsobrelosucedido.
—El señor Fox está bastante magullado —informó un guardia—. El señor Henri trató de
disuadir al señor Burke, pero le fue imposible. Tanto el señor Henri como el señor Kile tienen
arañazosymoratonesentodoelcuerpoporhaberintentadosepararlos.
—¿Podríassermásespecífico?—pregunté.
—ElseñorHenritieneuncardenalenormeenelpechoyuncorteenunaceja.ElseñorKileha
acabado con el labio partido y, aunque no presenta más cicatrices, tiene el cuerpo entumecido por
tratardeconteneralseñorBurke.
—¡Deja de llamarlo «señor»! —ordenó papá—. Burke se marcha de palacio, ¡ahora mismo!
¡Foxcorrerálamismasuerte!
—Maxon,piénsalobien.Foxnohahechonada—intercediómamá—.Estoydeacuerdoenque
hasidoinapropiado,peronotomesladecisiónporEadlyn.
—¡No!—gritó—.OrganizamoslaSelecciónparacomplaceranuestropueblo,paraquenuestra
hijatuvieralaoportunidaddeserfeliz,comonosotros.Y,desdequeempezóelproceso,¡yalahan
asaltadoendosocasiones!¡Nopiensopermitirqueesetipodemonstruosmerodeenpormicasa!
Finalizósudiscursoconuntremendopuñetazosobrelamesa;unatazadetéalsuelo.Mequedé
depiedra.
—Papá,para—supliquécontemoraempeorartodavíamáslascosas.
Me miró por encima del hombro, como si no se hubiera dado cuenta de que mamá y yo
seguíamosenlahabitación.Suavizólaexpresióndeinmediatoydespuésbajólacabeza.
Cogióalientoyseaflojólacorbata.Despuéssedirigióalguardia:
—Quiero que estudiéis concienzuda y meticulosamente a cada uno de los seleccionados.
Hacedlocondiscreción,porfavor.Tenéispermisoparautilizartodoslosmediosquenecesitéis.Si
algúncandidatoarmóunfollónosemetióenunapelea,aunquefueraenlaguardería,loquierofuera
depalacio.
Recuperólacalmaysesentóalladodemamá.
—Burkeseva,ynoesnegociable.
—¿YquéhaydeFox?—preguntómamá—.Alparecer,noinstigóladiscusión.
Papásacudiólacabeza.
—Nolosé.LaideadequeFoxsequede,apesardehaberestadoinvolucradoenunapelea,no
meparecejusta.
Mamáapoyólacabezasobreelhombrodesumarido.
—Cariño, no olvides que, durante nuestra Selección, yo también me metí en una tremenda
discusión,yfuistetúquiénpermitióquemequedara.Imagínatecómohabríancambiadolascosassi
hubierasdecididolocontrario.
—Mamá,¿tepeleasteconotraaspirante?—pregunté,perpleja.
—Asíes—confirmópapá.
Mamádibujóunasonrisita.
—Dehecho,sueloacordarmedeesachica.Resultóserencantadora.
—Deacuerdo—dijo,yresopló—.Foxpuedequedarse,perosolosiEadlyncreequepodríaser
felizasulado.
Posaronsusmiradasenmí.Mesentíaabrumada;seguroquemicaramedelataba.
Megiréhaciaelguardia.
—Graciasporlainformación.EscoltadaBurkehastalaspuertasdepalacioydecidleaFoxque
hablaréconélenbreve.Ahora,puedesretirarte.
Cuandosaliódeldespacho,melevantédelasillaytratédeordenarmispensamientos.
—No pienso hacer ninguna pregunta sobre esa pelea, pero, por más que lo intento, no logro
entenderporquémehabéisocultadotantosdetallessobrevuestraSeleccióndurantetodamivida,y
ahora,derepente,mecontáisestetipodeanécdotas.Yjustodespuésdehaberpasadoporalgoque
vivisteisenvuestrapropiapiel.
Sesintieronculpables.
—Mamáteconocióantesdeloprevisto—acusé,yseñaléapapáconeldedo—.Tupadreeligió
atodastuscandidatas…Hubierasidotodoundetalleportupartehabermedadounpardeconsejos
sobrecómoevitarunapelea.
Mecrucédebrazos,cansada.
—Te prometí tres meses, y eso es lo que voy a darte —dije, ignorando su mirada de
preocupación—.Concertarécitas,dejaréquelaprensatomefotografíasentodomomentoparaque
los periódicos puedan llenar sus páginas y hablaré de mis avances durante el Report. Pero, por lo
visto,losdospensáisque,simeimplicoenesto,meenamorarécomoporartedemagia.
Mequedéahídepie,sacudiendolacabeza.
—Peroesonovaapasar.Almenos,noamí.
—Podría—susurrómamáconsumaternura.
—Séqueosestoydecepcionando,peronoesloquequiero.Loschicossonsimpáticos,pero…
algunos me incomodan un poco, y no sé si serán capaces de soportar la presión de este cargo. No
piensocomprometermeporunsimpletitularenlosperiódicos.
Papáselevantódelasilla.
—Eadlyn,nosotrostampocoqueremosesoparati.
—Entonces,porfavor—yalcélasmanosamododeescudo—,dejaddepresionarmeparaque
meenamore;nisiquieraheelegidoaloscandidatos.
Entrelacélasmanos.
—La Selección está siendo una experiencia traumática. Me han arrojado fruta podrida en
público,mehanjuzgadoporunbeso.Unodelospretendientesmetocócontramipropiavoluntady
otro me arrojó al suelo. Gracias a todo el esfuerzo que estoy invirtiendo en este proceso, los
periódicosestánhaciendosuagosto,humillándomecadadosportres.
Mispadressemiraronalgointranquilos.
—Cuando os prometí que ayudaría a distraer a la gente, no pensé que podría llegar a ser tan
degradante.
—Cariño, nunca quisimos hacerte daño —murmuró mamá, compungida, como a punto de
echarseallorar.
—Losé.Ynoestoyenfadada.Tansoloquieromilibertad.Y,siestoesloquedebohacerpara
conseguirla, lo haré. ¿Queréis un pasatiempo? Yo os lo daré. Pero, por favor, no pongáis tantas
expectativasenmí.Noquierofallarosotravez.
Capítulo25
LlaméalapuertadeFoxconlaesperanzadequeestuvierasumidoenunprofundosueñoynome
oyera.Habíasidounanocheagotadora;loúnicoquequeríaerametermeenlacamayesconderme
bajolassábanas.
Pero, por supuesto, su mayordomo particular abrió la puerta. No hizo falta que el lacayo me
anunciara.Foxmevio.
El guardia no había exagerado al decir que había salido malherido de la pelea. Tenía un ojo
hinchadoymediacarateñidadedistintastonalidadesdemorado.Tambiénadvertíunvendajeenun
costadodelacabezayalrededordelosnudillosdelamanoderecha.
—¡Eadlyn!—exclamó,yselevantódelacamadeunbrinco.Deinmediato,hizounamuecade
dolorysepalpólascostillas—.Losiento.Alteza.
—Puedes retirarte —le murmuré al mayordomo, y me acerqué a Fox—. Siéntate —le pedí—.
¿Nodeberíasestarenelhospital?
Sacudiólacabezayvolvióaacomodarseenlacama.
—Mehandadolamedicaciónquedeboseguiryhemosconsideradoquedescansaríamejoren
mihabitación.
—¿Cómoestás?—pregunté,aunqueeraevidentequeeldolordebíadeserinsoportable.
—¿Apartedelasmagulladuras?—respondió—.Humillado.
—¿Teimporta?—dije,yseñaléelotroladodelacama.
—Claroqueno.
Mesentéenelbordedelacama,sinsabercómoempezar.Noqueríaexpulsarleyenviarleacasa
enesemomento,enparteporcaridad.Antesdereunirmeconpapá,decidíecharunúltimovistazoa
las inscripciones de Burke y Fox. Descubrí que Fox me había dado muchas pistas sobre su vida
familiarenelformularioquepresentó.Porunacuestióndeconveniencia,siemprebuscabaintereses
mutuosotemasdelosquecharlar,asíque,ensucaso,habíadescuidadodetallesmuyimportantes.
VivíaenClermontytrabajabacomosocorristaenlaplaya,loqueexplicabaesatezbronceaday
la cabellera rubia. Intuí que el sueldo no le llegaba para mantener al resto de su familia, aunque
tampocolohabíadejadomuyclaroenelpapel.Sumadrenovivíaencasa,peronologréaveriguarsi
habíafallecidooseguíaviva.Supadrepadecíaunaenfermedadterminal,demodoquedudabadeque
pudieracontribuiralaeconomíadoméstica.
Esmás,silehubieraprestadolamásmínimaatención,mehabríapercatadodeque,desdeque
estabaenpalacioycomíacomoeradebido,selehabíansuavizadoaquellospómulostanafilados.En
lafotografíaparecíauncadáver.
Queríaquesequedara,quesiguierarecibiendosuestipendio.Dehecho,inclusodeseéque,antes
deirse,robaraloselementosdecorativosdesuhabitaciónparapodervenderlosensupueblo.
Sinembargo,pedirlequepermanecieraenlaSeleccióneraalimentarsuilusión.
—Escuche—empezó—,sidebosereliminadodelproceso,loentiendo.Noquieroirme,pero
conozco las normas. Es solo que… no quiero marcharme con la sensación de que la princesa me
consideraunchicocomoBurkeoJack.Nomerecuerdecomoalguiendespreciable,¿deacuerdo?
—Noloharé.Teloprometo.
Foxapartólamiradayesbozóunasonrisallenadetristeza.
—Nohetenidolaoportunidaddedecirle,alteza,todoloquepienso.Meencantaríaaprendera
ganarmealpúblicoasumanera.Esimpresionante.Nuncaolvidarécómolebrillanlosojoscuando
gastaunabroma.
—¿Ah,sí?Espera,¿yogastobromas?
Élserioentredientes.
—Sí. Son comentarios muy sutiles, pero su mirada siempre la delata. Y creo que le encanta
tomarnoselpelo.Comoduranteelconcursodepreguntasdelotrodía.
Sonreí.
—Fuedivertido.Yestanoche,salvoelfinal,tambiénhasidoinolvidable.
—Siemprerecordarélacaraquepusocuandomordióeseespárrago.
Apretéloslabios,convencidadequeaéllehabíadisgustadotantocomoamí.Enciertomodo,
me cautivó el hecho de que, a pesar de todo el esfuerzo invertido, Fox no se mostrara ofendido o
molesto.Loúnicoqueledolíaylepreocupabaeraquelerecordaracomoundonnadiedesalmadoy
violento.
—Fox,voyahacertealgunaspreguntas.Necesitoqueseassinceroconmigo.Si,porloquefuera,
creyeraqueestásmintiendo,seacabó.Tendrásunahorapararecogertuscosaseirte.
Selehizounnudoenlagargantay,derepente,lecambiólacara.
—Tienemipalabra.
Asentí.Lecreía.
—Deacuerdo.¿Quépuedescontarmedetupadre?
Dejóescaparunsuspiro;noesperabaquelaconversaciónfueraatomareserumbo.
—Bueno,estáenfermo,aunquesupongoqueesoyalosabe.Tienecáncer,perolollevabastante
bien. Ahora mismo solo puede trabajar media jornada porque necesita muchas horas de sueño.
Cuandocayóenfermo,mimadrenosabandonó,demodoque…Enrealidad,preferiríanohablarde
ella.
—Estábien.
Clavólamiradaenelsueloyprosiguió:
—Tengounhermanoyunahermana;nodejandepensarenmamáporqueestánconvencidosde
quealgúndíaregresará,peroyoséqueesonovaaocurrir.Dehecho,siseatrevieraavolver,me
marcharía.
—Notienesquehablardeella,Fox,deveras.
—Losiento.Cuandovineaquí,penséquelopeorseríaladistancia,peroestabaequivocado.Lo
queverdaderamentemeparteelalmaesverlaconsufamilia—admitió,yserascólacabeza—.Sus
padres siguen enamorados, sus hermanos la miran como si fuera su paraíso terrenal particular. La
envidio.Mifamiliaylasuyasondospolosopuestos.
Apoyéunamanoensuespalda.
—No somos perfectos, créeme. Y, por cómo hablas de él, intuyo que mantienes una relación
muyespecialcontupadre.
—Laverdadesquesí—susurró,ymemiróporelrabillodelojo—.Nopretendíaponermeasí.
Nosuelohablardemifamilia.
—Nopasanada.Tengootraspreguntas.
Seincorporóy,alhacerlo,sedoblegódedolor.Apartélamanoyentrecerrélosojos.
—Meacabodedarcuentadequequizánosealomásoportunoahoramismo.
Foxdibujóunasonrisa.
—Adelante.
—Deacuerdo…¿Vinisteaquípormíoparaalejartedeellos?
Foxsequedócalladounossegundos.
—Ambascosas.Adoroamipadre.Esunpilarfundamentalenmivida.Nomeimportacuidarde
él, lo juro. Pero es un trabajo muy fatigoso. Reconozco que la estancia aquí ha sido como unas
vacaciones.Creoquemishermanosempiezanavalorartodoloquehagoporlafamilia,yesome
reconforta.Yluego,bueno,luegoestáusted,alteza—dijomeneandolacabeza—.Yovivoaldía,con
lojusto.Vengodeunafamiliadesestructurada.Nohacefaltasermuyastutoparadarsecuentadeque
soydelmontón—añadió,yluegosellevóunamanoalpecho;derepente,leasaltólatimidez—.Pero
llevoobservándolatodamivida.Siemprehecreídoqueesunachicaingeniosa,ademásdebella.No
sésitengolamásmínimaposibilidaddequeestemosjuntos…,peroteníaqueintentarlo.Penséque,
siveníaapalacioylaconocíaenpersona,encontraríaelmododedemostrarquevalgolapena.Y
entonces, torpe de mí, me enzarzo en una pelea —murmuró, y se encogió de hombros—. Así que
puedoimaginarmecómoacabalahistoria.
Odiabaoíresavozdedecepción.Noqueríaquemeafectaraporquesabíaque,sidejabaqueFox
meconociera,aquellonoacabaríabien.Nolograbaexplicarmeporqué,peroestabaseguradequesi
algunodemispretendientescruzabaesafinalíneadeintimidad,seríauncompletodesastre.Entonces,
¿porqué—porqué—nopodíaimpedirlo?
—Tengootrapregunta.
—Adelante—respondiódándoseporvencido.
—¿Cómoestrabajarenlaplayatodoeldía?
Nopudocontenerlasonrisa.
—Es maravilloso. El océano tiene algo que me fascina. A veces me da la sensación de que,
dependiendodeldía,tieneunhumordistinto.Haydíasenqueelaguaestátranquilaypareceunabalsa
deaceite;otros,sevuelvesalvaje.YnosabecuántoagradecíqueenAngelessiemprehicieracalor.
Delocontrario,creoquenolohabríasoportado.
—Amítambiénmeencantaeltiempoquehaceaquí,aunquenosueloiralaplaya.Mispadresno
son grandes amantes del mar; si voy con Ahren, al final siempre acabamos rodeados de gente que
nosatosiga.Esunincordio,laverdad.
Mediounsuaveempujónconelhombro.
—SialgunavezvieneaClermont,búsqueme.Puedealquilarunaplayaprivadaynadar,ytomar
elsoltodoloqueleapetezca.
Suspirécomosiestuvierasoñando.
—Suenaperfecto.
—Habloenserio.Eslomínimoquepuedohacer.
MiréaFox,queparecíanorendirse.
—Tepropongountrato.Siconsiguesser,pordeciralgo,unodelostresfinalistas,podríamos
viajarhastaallí,alquilarunaplayay,¿porquéno?,conoceratupadre.
Supoleerentrelíneasysequedóestupefacto.
—¿Notengoquehacerlasmaletas?
—Loquehapasadoestanochenohasidoculpatuya.Yvaloroquehayassidosinceroalhablar
detusmotivaciones.Ybien,¿quéteparecesitequedasunpocomásyvemoscómova?
—¿Dóndetengoquefirmar?
—Perfecto, entonces —dije, y me puse en pie. Sentí un torbellino de emociones distintas. Fox
siempre me había parecido el típico chico guapo, sin más. Pero ahora, tras esa conversación, me
moríadeganasdeverloporpalacio—.Perdóname,perotengoqueirmepitando.Todavíamequedan
asuntosporatender,cosasquenopuedenesperaramañana.
—Me lo imagino —respondió, y me acompañó hasta la puerta—. Gracias, alteza, por esta
oportunidad.
—Esloquequerías,¿verdad?—lerecordéconunasonrisa—.YtutéameyllámameEadlyn,por
favor.
Élesbozóunagransonrisaymecogiódelamano.Medioelmásdelicadodelosbesos.
—Buenasnoches,Eadlyn.Ygraciasunavezmás.
Asentíymeescabullídesuhabitaciónatodaprisa.Eseeraunodelosasuntosquerequeríami
atención…,perosabíaqueporlamañanahabríaunmillónmás.
Lafotógrafahabíahechountrabajoexcepcional;habíalogradomimetizarsealaperfeccióncon
lacocinay,adecirverdad,nisiquieramefijéensiseguíaahícuandoestallóladiscusión.Burkey
Foxcolmabanlasportadasdetodoslosperiódicos;lostitularespregonabanquesehabíaexpulsado
al primero de ellos; al segundo se le había perdonado. Por suerte, había otras fotografías. En una
aparecía yo, junto a Kile, moliendo el azafrán; en otra, estaba junto a Erik, que parecía traducirle
algo a Henri. Pero todas esas instantáneas quedaban eclipsadas por la cara de rabia de Burke al
abalanzarsesobreFox.
Traté de evitar mirar esa foto; me centré en las otras. Las arranqué para guardarlas y
documentarlas. Sin embargo, intuía que acabarían tiradas en el mismo cajón donde estaba la
horripilantecorbatadeKile.
Fui a desayunar y sentí el peso de todas las miradas sobre mis espaldas. En circunstancias
normales, eso no me habría supuesto un problema. Pero los candidatos estaban locos por conocer
todos los detalles de la pelea y mis padres no dejaban de observarme con preocupación. Aquel
silenciotácitoacabóporabrumarme.
Me pregunté si la noche anterior había hablado demasiado, o si había sonado demasiado
amenazante.HabíaprocuradoexplicarloagotadoraehirientequeestabaresultandolaSelecciónyno
culparles por ello. Sin embargo, aunque hubiera preferido no participar, sabía que había hecho lo
correcto.LospuñosdeBurkehabíanensombrecidocualquierotranoticiadelpaís,almenosdurante
esedía.
—¿Quéhaocurrido?—preguntóKadenenvozbaja.
—Nada.
—Mentirosa.Papáymamáestánhechospolvo.
Losmirédereojo.Papánodejabademasajearselassienes;mamáestabajugandoconlacomida
queteníasobreelplato,intentandodisimularsutristeza.
Suspiré.
—Soncosasdeadultos.Noloentenderías.
Kadenpusolosojosenblanco.
—Nomehablesasí,Eadlyn.Tengocatorceaños,nocuatro.Leolosperiódicosadiarioypresto
atenciónatodoslosReport.Hablomásidiomasquetúyestudioinfinidaddetemasdistintossinque
nadiemeobligueahacerlo.Noactúescomosifuerasmejorqueyo.Soyunpríncipe.
Suspirédenuevo.
—Sí,peroyoseréreina—corregí,ytoméunsorbodecafé.Loquemenosmeapetecíaenaquel
momentoeradiscutirconmihermano.
—Algúndía,tunombreapareceráenloslibrosdehistoria.Seguramente,losniñosdediezaños
notendránmásremedioquememorizarloparaunexamenydespuésseolvidarándetiparasiempre.
Tienes un trabajo, como cualquier otra persona del mundo, así que deja de comportarte como si
fuerasmejorqueelrestodelplaneta.
Medejósinpalabras.¿EsoeraloqueKadenpensabademí?
¿Esaeralaopiniónquemipropiopuebloteníademí?
Esedíamehabíapropuestoserfuerte,demostraramispadresqueibaaseguiradelanteconel
proceso y dar a entender a los candidatos que incidentes como el del día anterior no podían
romperme.Sinembargo,laspalabrasdemihermanoKadenecharonportierratodosmispropósitos
ymehicieronsentirvulnerable.
Me levanté dispuesta a marcharme. Elaboré una lista mental del material que necesitaba del
despacho,pues,derepente,semehabíanquitadolasganasdetrabajarahí.
—Hola,Eadlyn,espérame.
EraKile,quecorríadetrásdemíintentandoalcanzarme.Nisiquieralehabíavistoalentrarenel
comedor a primera hora de la mañana. Tenía el labio ligeramente hinchado, pero, por lo demás,
parecíaestarsanoysalvo.
—¿Estásbien?—preguntó.
Asentíconlacabeza…yluegorecapacité.
—Laverdad,nolosé.
Apoyólasmanossobremishombros.
—Todoestábien.
Estabatanagobiada,tanhastiada,quesolofuicapazdeverunavíadeescape:sinprevioaviso,le
besé.Enelfondo,sabíaque,duranteesosmomentos,elmundodejaríadegirar.
—¡Au!—gritó,yretrocedió.
—¡Losiento!Yosolo…
YentoncesKilemesujetóporlacinturaymellevóhastalahabitaciónmáscercana.Cerródeun
portazoymeempujóhacialapared.Mebesóconpasión,conintensidad.Porlovisto,ellabionole
dolíatantocomoparecía.
—¿Dequévatodoesto?—jadeó.
—Noquieropensar.Bésame.
Sinmediarpalabra,Kilemeatrajohaciasíysusmanosseperdieronentremicabello.Leagarré
delacamisayleestrechéentremisbrazos.
Y funcionó. Mientras balanceábamos nuestros cuerpos, todo a nuestro alrededor se detuvo y
todasmispreocupacionessedesvanecieron.Suslabiosmebesabanlamejilla,elcuello.Pocoapoco,
los besos fueron cambiando. Se volvieron más salvajes, más exigentes. Perdí la concentración por
completo.Y,sinpensármelodosveces,ledesabrochélacamisa.Sinapartarseniuncentímetro,Kile
soltóunacarcajadamaliciosa.
—Deacuerdo,siempezamosaquitarnoslaropa,quizádebamosmeternosenundormitorio.Y
noestaríamalquesupierascuálesmisegundonombre.
—¿EsAshton?¿Arthur?MesuenaqueempiezaporA.
—Frío,frío.
Suspiréybajélosbrazos.
—Deacuerdo.
Élseseparó,perosinsoltarmelacintura,ymesonrióconsuficiencia.
—¿Estásbien?Lodeanochefueespantoso.
—No lo vi venir. Fue el espárrago… Burke le dio un puñetazo a ese pobre muchacho por un
míseroespárrago.
Kileserio.
—¿Ves?Poresotúteencargastedelamantequilla.
—Oh, tú y tu estúpida mantequilla —protesté, y le acaricié el pecho—. Siento mucho lo de tu
labio.¿Teduelealgomás?
—Elestómago.Mientraslesujetaba,mediovarioscodazos,perolociertoesquepensabaque
seríapeor.AHenriledebededolermuchoelojo.Menosmalquenolegolpeóuncentímetromás
abajo.
Hiceunmohínalimaginarhastaquépuntosehabríanpodidotorcerlascosas.
—Kile,siestuvierasenmilugar,¿leshabríasechadodeunapatadaalosdos?
—CreoqueinclusoHenriyyohabríamospendidodeunhilo—contestó.
—Perovosotrosdostratasteisdepararlapelea.
Éllevantóundedo.
—Cierto.Túlosabesporqueestuvisteahíylopresenciastetodo.Perolosdemáscandidatoshan
leído los periódicos. Todas las fotografías dan a entender que todos estábamos involucrados en la
discusión.
—Entonces,alverqueFox,Henriytúoshabéisquedadoaquícreenqueoshabéissalidoconla
vuestra,¿meequivoco?
—Ynosoloeso,tambiéncreenqueotrospodríanhabersezafadodelaexpulsión.
—Este día no hace más que empeorar —farfullé. Me pasé los dedos por el pelo y apoyé la
espaldaenlapared.
—¿Tanmalbeso?
MeechéareíryrecordélaúltimanocheenqueKilevinoavermeamidormitorio.Meextrañó
muchísimo que quisiera charlar conmigo. Pero ¿por qué pensaba en eso ahora? Durante todo ese
tiempo,podríahabertenidounanuevaperspectiva.
—¿Porquéantesapenasnosdirigíamoslapalabra?Hablarcontigoestanfácil.
Élseencogiódehombros.
—Túereslaquemandaaquí.¿Quécrees?
Apartélamiradaporquemeavergonzabareconocerlo.
—Creo que, en cierto modo, te reprochaba tener una hermana como Josie. Esa constante
imitaciónmeponedelosnervios.
—Yyocreoqueterecriminabatenerquevivirenpalacio.Séqueesculpademispadres,node
lostuyos,perodesdequeanunciaronqueseríaslafuturareina,teacusédetodasmismiserias.
—Teentiendo.
—YséquenosoportasaJosie.Peropiensaqueparaellaesmuyduroestarsiempreatusombra.
NoqueríaañadiraJosiealacadavezmáslargalistadecosasquemehacíansentirculpable.Me
recoloquélaropa;centrarmeenmitrabajomeayudaríaadistraerme.
—Hagamosalgounodeestosdías.Nadadecitas.Pasemosunbuenratojuntos.
Esolesacóunasonrisadeorejaaoreja.
—Meencantaría.
Seabotonólacamisay,derepente,semesonrojaronlasmejillas.¿Cómohabíapodidoperderel
control?
—Y, escucha —dijo—, no permitas que todo esto te desanime. Tú eres mucho más que la
Selección.
—Gracias,Kile—susurréy,antesdeirme,lediunbesoenlamejilla.
Recordéeldíaenqueleísunombreenlapapeleta.Mepusefuriosaporquesentíque,encierto
modo, alguien me había tendido una trampa. Ahora me daba igual averiguar o no por qué su
formulariohabíaacabadoahí;tansolomealegrabadequehubierasidoasí.
Yesperabaqueélsintieralomismo.
Capítulo26
Laentrevistadeesanocheibaasertodounreto.Sí,lasfotografíasjuntoaEanerandepostal,ysí,
los vídeos del concurso de preguntas habían cautivado a los espectadores, pero sospechaba que
GavrilpudierasentirseobligadoapreguntarmesobrelasrecientesexpulsionesdeJackyBurkeen
lugardecentrarseenloscandidatosqueseguíanenpalacio.
Sinembargo,loquemásmeangustiabaeraquenosabíaquéinformaciónpodíarevelarycuál
debíaocultar.Papáhabíapuestoenmarchatodoundispositivodeseguridad,asíque,amenosquelos
guardias se movieran a la velocidad del rayo, esa semana no tendría ninguna cita…, lo que
significaba que, en el Report de la semana siguiente, no tendría nada interesante que contar. Esta
noche debía marcar un antes y un después, pero no estaba segura de cómo hacerlo. Tenía la
impresióndequealgonoencajaba,dequemefaltabaunapiezadelrompecabezasparaqueaquello
pudierafuncionardeunavezportodas.
Enmiopinión,eldesastrenoeratanabsoluto,yaquehabíatenidolaoportunidaddeconocerun
poco más a Kile, Henri, Hale y Fox. Sin embargo, a ojos del público, la Selección se estaba
desmoronandopormomentos.
Esedía,preferínoleerlosperiódicos.Aunasí,recordélasportadasdeldíadeldesfile:entodas
aparecía una princesa asustada y vulnerable. Tampoco lograba quitarme de la cabeza a todas esas
personasquemeseñalabanconeldedomientrasseburlabandemí.Estasemanahabíamosexpulsado
adoscandidatospormalaconductaperosumarchasolohabíaservidoparaeclipsartodoslosgestos
románticos.
Aquelloteníamuy,peroquemuymalapinta.
Me encerré en mi habitación y empecé a hacer un boceto para organizar mis ideas. Tenía que
haberunmododedarlelavueltaalaSelecciónysacaralgobuenodeella.
El lápiz bailaba sobre el papel; cada vez que trazaba una línea, resolvía un dilema. Lo más
sensatoseríanocomentarnadasobrelascitasquehabíatenidoesasemana,pues,sidescribíauna,no
tendríamásremedioquehablardetodas,ynoqueríarecordarotravezelepisodioconJack.
Quizás, en lugar de explicar los acontecimientos de la semana, podía explicar lo que sabía de
mis candidatos. A todos los admiraba por algo; si fingía estar enamorada de todos sus talentos y
virtudes,elpúblicocreeríaqueestabaconfundida,quetodavíanoteníaniideadeaquiénelegir.La
Selecciónnoestabaviniéndoseabajo;sencillamente,lasopcioneserandemasiadobuenas.
Cuandoporfintramélaestrategia,medicuentadequehabíadibujadoundiseñoprecioso:un
vestido palabra de honor, muy ajustado y un pelín corto, pero encima había dibujado una falda
abombada para que pareciera más recatado. Utilicé un color borgoña para el vestido y un marrón
doradoparalafalda,loqueledabaunaireotoñaldelicioso.
Yapodíaimaginarmeelpeinadoqueluciríaconesevestido.Inclusosabíaquéjoyasresaltarían
másconelmodelo.
Sinembargo,cuántomásmirabaelboceto,másmedabacuentadequeeramásapropiadopara
unaestrelladelaalfombrarojaqueparaunaprincesa.
Eraunvestidomaravilloso,peromepreocupabaloquepudieraopinarlagente.Ahora,másque
nunca,suscríticaseranfundamentalesparamí.
—¡Oh,señorita!—exclamóNeenaalvislumbrareldibujo.
—¿Tegusta?
—Eselvestidomásglamurosoquehevistoenmivida.
Observéeltraje.
—¿CreesquepodríaponermealgoasíparaelReport?
Hizounamueca,comosiacabaradehacerleunapreguntaobvia.
—Es un vestido que la tapa de pies a cabeza. A menos que pretenda cubrirlo de diamantes de
imitación,noveoporquéno.
Acariciéelboceto.
—¿Quieresquemepongaconello?—seofrecióNeenaconunapizcadeemociónenlavoz.
—De hecho, ¿te importaría que te acompañara al taller? Me encantaría echarte una mano con
este.Loquieroparaestamismanoche.
—Desdeluegoquesí—contestóNeena.
Cerrélalibretaylaseguíporelpasillo;nuncahabíaestadotanilusionada.
Aquellamaratóndepatronesycosturasmereciólapena.Cuandoentréenelplató,loprimero
que vi es a Josie, que enseguida se puso verde de envidia. Me había calzado unos zapatos de tacón
dorados.Neenamehabíaonduladoelpelo.Mesentíalamujermásbelladeluniverso.Lasmiradasde
descaro de los seleccionados confirmaron que esa noche estaba despampanante. Me quedé tan
sorprendidaquetuvequedarleslaespaldaparacontenerlasonrisa.
Y fue entonces cuando noté que algo andaba mal. Se respiraba una tensión extraña en el
ambiente,másfuertequeelorgulloconelquelucíamivestidoolaadmiraciónquetransmitíanlos
pretendientes.Sentíunescalofrío.
Miréamialrededorenbuscadepistas.Papáymamásehabíanretiradoaunaesquinaparapasar
desapercibidos.Advertíquemipadreteníaunacejaarqueada;además,mimadrehaciaunosgestos
muy poco típicos de ella. Ahí estaba pasando algo. Pero no sabía si debía hablar con ellos.
Llevábamosunpardedíassindirigirnoslapalabra.¿Eraelmomentoderetomarlarelación?
—Eh—saludóBaden,quelogróacercarsehastamí.
—Hola.
—Perdona,¿teheasustado?
Recuperélacompostura.
—No,tranquilo.Estabapensandoenotracosa.¿Puedohaceralgoporti?
—Bueno…,queríainvitarteacenaroapasarunratoasolasestasemana.¿Quétepareceotra
jamsession?—propuso,ysepusoatocarunaguitarrainvisiblemientrassemordíaellabioinferior.
—Todoundetalleportuparte,perolatradicióndictaquesoyyoquienproponelascitas.
Encogióloshombros.
—¿Y?¿Nopreparasteislafamosacenaenlacocinaporqueellostelopropusieron?
Entornélosojosehicememoria.
—Técnicamente,sí.
—Entonces,comonomecrieenunpalacionopuedoinvitarte,peroKilesí.
—Te aseguro que Kile no recibe ningún trato de favor por mi parte, sino más bien todo lo
contrario—respondíconunasonrisa,yrememorétodosesosañosdemalascaras.
Badenoptóporelsilencio,perosuexpresióneradeincredulidad.
—Ya,claro.
Me quedé estupefacta; Baden se dio media vuelta, con las manos en los bolsillos, y paso
decidido.¿Habíadichoalgoofensivo?Tansolohabíaqueridosersincera.Y,enrealidad,tampocole
habíarechazado.
Traté de restar importancia al desaire de Baden y me concentré para cumplir con mi labor de
hoy: ser una chica encantadora y refinada e intentar convencer a todo el mundo de que me estaba
enamorando.
Papápasópormiladoy,consumadiscreción,leagarréporelbrazo.
—¿Quéocurre?
Élsacudiólacabezaymediounasuavepalmaditaenlamano.
—Nada,cariño.
AquellamentirameimpactómásqueeldesdénquehabíamostradoBaden.Lagentepululabapor
todo el estudio, dando órdenes, comprobando libretas de notas. Oí a Josie reírse, pero alguien la
mandócallardeinmediato.Loscandidatoscuchicheabanentresí,quizámásaltodelonormal.Baden
sehabíasentadoalladodeHenri.Estabaenfurruñadoeignorabaatodoelmundo.Apoyélasmanos
enelestómagoytratédecalmarme.
Junto a Henri, entre bambalinas, advertí una mano que me saludaba. Era Erik. Estaba, como
siempre, en segunda fila, esperando a que se apagaran las luces para tomar su asiento. Cuando se
percatódequehabíallamadomiatención,levantóambospulgares;sinembargo,porlaexpresiónde
surostro,nosupediscernirsieraunaseñaldeánimoounapregunta.Encogíloshombrosyélapretó
loslabiosantesdearticularlaspalabras«losiento».Ledediquéunasonrisa,locualnofuelomás
apropiado dadas las circunstancias, pero era la único que podía hacer. Erik meneó la cabeza;
sorprendentemente, me sentí consolada. Al menos había alguien que parecía entender cómo me
sentía.
Respiréhondoytomémiasiento,entremamáyAhren.
—Algoandamal—lemurmuréamihermano.
—Losé.
—¿Sabesdequésetrata?
—Sí.
—¿Melodirás?
—Después.
Resoplé.¿Cómosesuponíaqueibaaaguantarahísentadaconesabombaenlacabeza?
Anunciarontodaslasactualizacionesypapádiounbrevediscurso,aunquenooíniunadesus
palabras.Solomefijéensuexpresiónangustiada:algolepreocupaba.
En un momento dado, Gavril se colocó en el centro del escenario y declaró que tenía varias
preguntas para los seleccionados. Todos se ajustaron las corbatas y los puños de la camisa,
preparándoseparaloqueseavecinaba.
—Entonces,veamos…¿SeñorIvan?
Ivan,queestabasentadoenprimerafila,alzólamanoyGavrilsedirigióhaciaél.
—¿QuéteestápareciendolaSelecciónhastahoy?
Eljovenserioporlobajo.
—Bien,perocreoque,silograraquelaprincesameconcedieraunacitaasolas,estaríamucho
mejor—contestó,ymeguiñóunojo.
Mepusecomountomate.
—Supongoquealaprincesalecuestaunabarbaridadhacerunhuecoensuapretadaagendapara
todossuspretendientes—replicóGavrilcongentileza.
—¡Porsupuesto!Nomequejo.Todavíanoheperdidolaesperanza—añadiócontonojocoso.
—Enfin,quizásestanochetengaslaoportunidaddeconvencerasualtezarealparaquetedeuna
cita. Cuéntanos: en tu opinión, de las funciones que debería desempeñar el futuro príncipe, ¿cuál
consideraslamásimportante?
Ivansepusoserio.
—Nolosé.Creoqueserunbuencompañeroesimportante.Porsutrabajo,laprincesaEadlynse
veobligadaacodearseconmuchísimaspersonas.Y,justoporeso,seríagenialquemevieracomo
alguien con quien merece la pena compartir muchos momentos. Aunque solo sea, no sé, por pura
diversión.
Fingíunasonrisa.«Túentrasenelsacodelasrelacionesporobligación,cariño».
—Interesante—comentóGavril—.¿QuéopinaelseñorGunner?
AlladodelcorpulentoIvan,Gunnerparecíapocacosa.Cuadróloshombrosparanoparecertan
enjuto,peronosirviódenada.
—Creo que el futuro príncipe debería estar disponible siempre. Usted mismo ha mencionado
que la princesa está muy ocupada, así que, en mi opinión, la gente de su entorno debería ayudarla.
Desdeluego,nopuedohacermeunaideadecómodebedeserlavidaenpalacio,peroesimportante
empezarapensarencómopuedecambiarmivida…ymisprioridades.
Gavril le miró con aprobación y, de repente, papá se puso a aplaudir, seguido de todos los
presentes.Yotambiénaplaudí,peronoestabaconvencida.
Era una pregunta importante y no me gustó que las respuestas se tomaran como un puro
entretenimiento.
—Kile, llevas toda la vida viviendo en palacio —dijo Gavril, y se dirigió de nuevo hacia el
centrodelescenario—.¿Cómocreesquecambiaríatudíaadíasi,porcasualidad,fueraselelegido?
—Tendríaquecuidarmuchomásmihigiene,esoestáclaro.
—¡Pfffft!—solté,ymecubrílaboca.Estabaabochornadaynopodíaparardereír.
—¡Oh!Alparecernoereselúnicoquelopiensa.
Detrás de Kile, Henri se estaba desternillando de risa. No había pillado el chascarrillo de
inmediato,peroencuantoErikselotradujo,explotóareír.Gavrilenseguidalelocalizóyseacercóa
él.
—EresHenri,¿verdad?
Élasintió,perosumiradaledelataba.Estabaaterrado.
—¿Quépiensasdetodoesto?¿Cuáleslafunciónmásimportantedeunfuturopríncipe?
Tratódedisimularelmiedoyladeóligeramentelacabezaparaoírlatraducción.Alcomprender
lapregunta,asintió.
—Ah,ah,sí.Elpríncipeeeeedeberíaestandoparaprincesaaaaa…Ejem…
Mepuseenpieporquenopodíasoportarloniunsegundomás.
—¿Henri? —llamé. Todos me miraron un tanto atónitos y le indiqué que se levantara y se
reunieraconmigoenelcentrodelplató.Élcomprendióelgestoalaprimera—.¿Erik?Tútambién.
Henriesperóaquesuintérpretesalieradedetrásdelescenario.Erikparecíanervioso;noestaba
acostumbradoaserelcentrodeatención.Henrilesusurróalgoaloídoparatranquilizarle;lostres,
conGavrilalacabeza,llegaronamilado.
EntrelacémibrazoconeldeHenri.Eriksequedóenlaretaguardia,convirtiéndose,denuevo,
enunasombrainvisible.
—Gavril, Henri creció en Swendway. Su lengua materna es el finlandés; por eso necesita un
traductor—aclaré,yseñaléaErik,queasintióligeramenteconlacabezayluegodiounpasoatrás—.
EstoyseguradequeaHenrileencantaríaresponderatupregunta,peroseríamuchomásfácilsiErik
dejaradeescondersetraslatarima.
HenridibujóunasonrisayErikletradujoelmensaje.Alargóelbrazoymeacariciólamano;un
gestoque,paramiasombro,meagradó.
Se tomó unos segundos para meditar la respuesta. Estaba rumiando qué palabras escoger y,
aunque la cuestión le hubiera descolocado un poco, al hablar lo hizo de forma serena y prudente.
Cuandoacabó,todaslasmiradassefijaronenErik.
—Asegura que el futuro príncipe debería ser consciente de que no solo debe cumplir una
función,sinovarias:marido,asesor,amigoyunlargoetcétera.Deberíaestarpreparadoparaestudiar
ytrabajardíaynoche,comosualteza,ysaberque,tardeotemprano,tendráquedejarsuorgullode
ladoparaservirasupueblo—declaróErik,ysecolocólasmanosdetrásdelaespalda.Mepercatéde
queestabarepasandolasúltimaspalabrasdeHenri—.Y,segúnHenri,tambiéndeberíacomprender
quelaprincesasoportaunacargamuypesadayque,enocasiones,tansolodebeserunpayaso.
MereíentredientescuandoadvertílaenormesonrisadeHenri.Todoslospresentesestallaron
enaplausosyaprovechéelmomentoparaponermedepuntillasysusurrarlealoído:
—Bien,bien.
AHenriseleiluminóelrostro.
—¿Bien,bien?
Asentíconlacabeza.
—Alteza,queelseñorHenrinocomprendanuestroidiomadebedeserunagrancomplicación
enelprocesodelaSelección—comentóGavril——.¿Cómopuedecomunicarseconél?
—Ahoramismo,graciasadoscosas:pacienciayErik.
Elpúblicoseechóareír.
—Pero¿cómopodríafuncionaralgoasí?Enalgúnmomento,algotendríaquecambiar.
Fue la primera vez en mi vida que, en mitad de un Report, deseé coger la silla y lanzársela a
GavrilFadaye.
—Sí,seguramentetienesrazón,perohaycosasmuchísimopeoresqueunabarreralingüística.
—¿Podríasdarnosalgunosejemplos?
Sin articular palabra, indiqué a Henri y a Erik que volvieran a sus asientos. Al ver con qué
rapidez Erik atravesaba el escenario, tuve que contenerme para no soltar una carcajada. Henri me
regalóunasonrisallenadecariño,yesomesirvióparainspirarme.
—Bueno,yaquelapreguntahavenidoporHenri,déjamequeleutilicecomoejemplo.Escierto
que nos cuesta comunicarnos, pero es una persona extraordinaria, amable y educada. Por su parte,
Jack y Burke hablaban mi idioma con perfecta fluidez y se comportaron como seres mezquinos y
desagradecidos.
—Sí,todoshemosleídoenlosperiódicosloquepasóconBurkey,simepermitedecirlo,me
alegrodequesalieraintactadeaquellahorriblepelea.
¿Ilesa?Desdeluego.¿Intacta?Esoeracuestionable,peronoquiseprofundizareneltema.
—Sí, pero Burke es la excepción, no la norma. Podría presumir de la mayoría de mis
pretendientes.
—¿Ah,sí?¡Pueshazlo,porfavor!
Esbocéunasonrisaymirédereojoaloschicos.
—ElseñorHaletieneungustoincreíbleytrabajaenunasastrería.Nomeextrañaríaveratodas
lasmujeresdeIlléaluciendosusdiseñosalgúndía.
—¡Meencantaesevestido!—exclamódesdelagrada.
—¡Lohehechoyo!—contesté,incapazdecontenerloorgullosaquemesentía.
—Espuraperfección.
—¿Lo ves? —dije, dirigiéndome de nuevo a Gavril—. Ya te he dicho que tenía buen gusto —
añadí, y me di la vuelta—. Ya he comentado en alguna ocasión el talento musical del señor Baden,
desdeluego,peromerecelapenavolverarepetirlo.Tieneundonparalamúsica.
Badenasintióy,aunqueseguíauntantoenojadoconmigo,tuvoladeferenciadedisimularlo.
—Durante estos días también he descubierto que el señor Henri es un cocinero estupendo. Y
créeme cuando digo que no es fácil impresionarme; como tú bien sabes, los chefs de palacio no
tienenrivalenelmundo.Confíaenmí,Gavril.Sisupieraslasexquisitecesqueprepara,lepediríasde
rodillasquetecocinaraalgo.
Elestudiosellenódecarcajadasy,porelrabillodelojo,vislumbréapapáenunmonitor.Estaba
lamardecontento.
—ElseñorFox…,aver,muypocagentevaloraestavirtud,peroélescapazdesacarlomejor
decadasituación.LaSelecciónpuedeserestresante;sinembargo,élsiempresemuestraoptimistay
alegre.Esunplacertenerlecerca.
Miré a Fox con sumo cariño; a pesar del vendaje que le cubría parte de la cabeza y del ojo
amoratado,nosuponíaningunaamenaza.Dehecho,mealegrédehaberpermitidoquesequedaraen
palacio.
—¿Alguienmás?—preguntóGavril,yescudriñéatodoslospretendientes.
Sí,habíaunomás.
—AmuchagentelecuestacreerqueapenasconozcoalseñorKileporquehemosvividobajoel
mismotechodesdequenacimos,peroesverdad.GraciasalaSelección,hetenidolaoportunidadde
conocerle de verdad. He descubierto que es un arquitecto prometedor. Si algún día me veo en la
obligacióndeconstruirunsegundopalacio,nodudaréencontratarleaél.
Ante la idea de que dos amigos de la infancia pudieran enamorarse, a muchos de los
espectadoresselesenterneciólamirada.
—Aunque confirmo sus palabras: necesita una ayudita en el tema de la higiene —añadí,
provocandounsinfíndecarcajadas.
—Por lo que cuenta, alteza, entre nuestros candidatos hay jóvenes maravillosos —resumió
Gavril,ylesdedicóunaplauso.
—Desdeluego.
—Puestoqueestárodeadadetantoscaballerosdecuento,déjemequelepreguntealgo:¿alguno
delosseleccionadosleharobadounpedacitodesucorazón?
Empecéajuguetearconunmechóndecabello.
—Nosé.
—¡Uy,uy,uy!
Mereícomounatonta,conlamiradaclavadaenelsuelo.Esonopodíaestarpasándomeamí.
—¿Quizásalguienqueacabademencionar?
—¡Oh,porelamordeDios,Gavril!—exclamé,ylediungolpecitoenelbrazo.
El presentador soltó una risita, como la mayoría del público. Me abaniqué con la mano para
sofocarelcalor.
—Reconozco que me cuesta una barbaridad hablar de estos temas en público, pero espero
podertecontaralgomásenunfuturo.
—Quénoticiatanmaravillosa,alteza.TodosloshabitantesdeIlléa,yyoentreellos,ledeseamos
todalasuertedelmundo.
—Gracias—susurréy,enunactodemodestia,agachélacabeza.
Porcasualidad,atisbéapapá.Suexpresióneradeescepticismo,peromediolasensacióndeque
quería creerse lo que acababa de oír. Fue una sensación agridulce; por un lado, dudaba de que mi
estrategia pudiera funcionar; por otro, me alegraba que aquella mínima posibilidad aliviara a mi
padre.
Porahora,yahabíatenidosuficiente.
Capítulo27
—
Nopintabien.
MetumbéenlacamadeAhrenymehiceunovillo.Élsequedósentadoalospiesdelacama,
dispuestoacontarmetodoloquemamáypapánohabíanqueridodesvelarme.
—Escúpelodeunavez.
Éltragósaliva.
—Porlovisto,haempezadoenlasprovinciasmáspobres.Noseestánrebelando,comocuando
papáymamáeranniños…,perosíqueseestánsublevando.
—¿Ycuálesladiferenciaexactamente?
—Pretenden acabar con la monarquía. La disolución de las castas no ha servido de nada y
muchoscreenqueanosotrosnosimportaunrábano.
—¿Deverdad?—pregunté,atónita—.Papáseestádejandolapielparaencontrarunasolución.
¡Yyotengocitasadiarioconunmontóndedesconocidos!¡Ytodo,porellos!
—Losé.Porcierto,notengonilamásremotaideadecómoseteocurriólodehoy,peroha
sidoespectacular.
Arqueéunacejayaceptéelcumplido.Sinembargo,empezabaadudardesitodoloquehabía
pasadoduranteelReporthabíasidoplaneado,auténticooespontáneo.
—Pero,entonces,¿quésesuponequedebemoshacer?¿Actuardeporvida?
—¡Ajá!—memofé—.Lodicescomosihubierastenidoqueactuaralgunavez.Deesosiempre
meheencargadoyoy,adecirverdad,estoyharta.
—Podríamos abdicar —sugirió—. ¿Y qué ocurriría después? ¿Quién tomaría las riendas del
país?Ysioptamosporaferrarnosaltrono,¿creesqueacabaránporecharnos?
—¿Losvescapacesdellegaraeseextremo?—preguntéconunnudoenelestómago.
—Nolosé,Eady—respondióconlamiradaperdida—.Lagente,cuandotienehambre,oestá
agotada,oviveenlapobrezamásextrema,notienelímites.
—Pero no podemos alimentar a todo el mundo. Ni tampoco hacer que todos ganen el mismo
sueldo.¿Quéesperanquehagamos?
—Nada —respondió con un suspiro—. Solo quieren más. Y no los culpo, la verdad. Están
desconcertados.Creenquesusvidasdependendenosotros,peroseequivocan.
—Dependendesímismos.
—Exacto.
Nos quedamos en silencio un buen rato, rumiando nuestro futuro. Si el pueblo seguía
rebelándose, sabía que yo sufriría más que el resto de la familia, que mi figura quedaría en
entredicho. No lograba comprender qué empujaba a la gente a hacer este tipo de cosas, pero los
Gobiernos cambiaban. Los reinos pasaban por mejores o peores momentos. Aparecían nuevas
ideologíasquearrasabancontodaslasdemás.
¿Seríancapacesdearrojarmealosleones?
Meestremecí.
—Yamehantiradocomidapodrida—murmullé.
—¿Qué?
—He sido tan estúpida —contesté meneando la cabeza—. He crecido creyendo que Illéa me
adoraba…, pero no es así, no me quieren. Cuando papá y mamá abdiquen, no habrá nada que les
impidalibrarsedemí.
Eraterrible.Desdebienpequeña,todoshabíantratadodeocultármelo.Ahorayasabíaquetodo
eramentira.
Ahrenparecíapreocupado.Esperabaquemecontradijera,peronopudo.
—Nopuedesobligarlosaquetequieran,Eadlyn.
—No soy tan encantadora como tú, ni tan ingeniosa como Kaden, ni tampoco tan revoltosa y
adorablecomoOsten.Nohaynadadeespecialenmí.
Sinquerersediouncabezazocontraelcabecerodelacama.
—Eadlyn, estás de broma, ¿verdad? Eres la primera mujer que heredará el trono. Y, solo por
eso,yaeresdiferente.Tansolodebesaprenderautilizaresoatufavoryrecordarlesquiéneres.
«SoyEadlynSchreave,ynadiesobrelafazdelaTierraesmáspoderosoqueyo».
—Dudoque,sirealmentemeconocieran,mequisieran.
—Sivasaponertealloriquearcomounaniña,tendréquedarteunabuenatunda.
—Sabesquesaldríasperdiendo.Tedaríaunapaliza.
—Llevasamenazándomeconesodesdequeteníamosseisaños.
—Eldíallegará.Hazmecaso.
Ahrensoltóunarisita.
—No te preocupes, Eady. Las posibilidades de que el pueblo se organice para derrocarte son
ínfimas. Están desahogándose, eso es todo. Cuando logren deshacerse de ese viejo y anticuado
sistemadecastas,todovolveráalanormalidad,hazmecaso.
Asentí con la cabeza. Quizás estaba atormentándome por nada, pero seguía oyendo los
desagradablesgritosquemededicaronduranteeldesfileynolograbaolvidarloscomentariosque
suscitómibesoconKile.Sabíaquenoeralaprimeranilaúltimavezquesalíaalaluzlaideade
abolirlamonarquía.
—Nolescuentesapapáyamamáquesétodoesto,¿deacuerdo?
—Siinsistes.
Melevantédelacamaylediunbesoenlamejilla.Sentícompasiónporlaschicasquenotenían
hermanoscomoAhren.
—Hastamañana.
—Intentadormirunpoco—contestóconunagransonrisa.
Salídesudormitorioconlaclaraintencióndeencerrarmeenelmío.Peromientrasavanzaba
porelpasillo,mepercatédequemerugíaelestómago.Mivisitaalascocinasmedejóunbuensabor
deboca.Recordéhabervistoalgodefrutayunaampliavariedaddequesosenlanevera.Eratardey
elpersonalhacíahorasquesehabíaacostado,asíquebajélasescalerascorriendo.
Mi lógica me falló; la cocina no estaba desierta. Había un puñado de jóvenes trabajando a
destajo: mientras unos estiraban una masa con el rodillo, otros cortaban verduras. Me quedé
observando aquella escena durante unos momentos, embelesada por la eficiencia con la que
trabajaban. A pesar de la hora que era, todos parecían despiertos y contentos. Charlaban con sus
compañeros;cadadosportres,alguiensoltabaunabromaqueprovocabalasrisasdelosdemás.
Loqueestabapresenciandomeresultótaninteresantequetardévariosminutosenpercatarmede
esos rizos rubios que se meneaban en una de las esquinas de la habitación. Henri había colgado la
camisa en un gancho y tenía la camiseta interior manchada de harina. Caminé con sigilo, pero, en
cuanto el personal me reconoció, dejó lo que estaba haciendo para realizar una reverencia, lo que
alertóaHenridemipresencia.
Alverme,tratódesacudirselaharina,perolefueimposible.Seretiróunoscuantostirabuzones
ymededicólamejordesussonrisas,comosiempre.
—¿NoestáErik?
—Éldormir.
—¿Yquéhacesdespiertoaestashoras?
Henribizqueólosojosytratódedescifrarmipregunta.
—Umm.Losiento.¿Yococinar?
Asentí.
—¿Puedococinaryotambién?
Élmeseñalóunmontóndemanzanasyunabolademasaquereposabasobrelaencimera.
—¿Túquerer?¿Túcocinar?
—Sí.
Merepasódepiesacabezaysequedópensativo.Luegocogiósuelegantecamisa,melacolocó
alrededordelascaderasyanudólasmangasamiespalda.Undelantal.Acababadeconfeccionarme
undelantal.
Sonreíparamisadentros.Despuésdetodo,noeramásqueunvestidodecóctelque,contoda
probabilidad, no volvería a ponerme jamás. Sin embargo, nuestro vocabulario no nos permitía
discutirsobrealgoasí.
Henricogióunamanzanaylapeló.Quedóunaespiralperfecta.Despuésdejólafrutasobrela
encimeraytomóuncuchillodistinto.
—Pidäveitsi näin —dijo, y me señaló el modo en que sujetaba el mango del cuchillo—.
Pidäomenahuolellisesti—añadió.
Encogiólosdedosdelamanoquelequedabalibremientrassosteníalamanzana.
Ytrasesabrevedemostración,empezóacortarlaenláminasmuyfinas.
A pesar de mi inexperiencia en la cocina, me fijé en que apenas tenía que hacer fuerza para
cortarlamanzana.Yentoncescomprendíporquéhabíaencogidolosdedos,paraprotegerlos.
—Tú—ordenó,ymeofrecióelcuchillo.
—Deacuerdo.¿Así?—pregunté,ydoblélosdedos,talycomoélhabíahecho.
—Bien,bien.
No conseguí cortar la manzana con la misma agilidad que Henri y las láminas no eran ni la
mitaddeuniformesquelassuyas,pero,ajuzgarporcómomemiraba,cualquierahabríapensadoque
estabaelaborandounplatoexquisito.
Henriseencargódelamasa:añadióunpocodecanelayazúcaryencendióunadelasfreidoras
quehabíaenelfondodelacocina.
Me pregunté si, en su casa, él se ocupaba de todos los postres o si, simplemente, le chiflaba
prepararlos.Ayudéarellenarlamasademanzanay,aunqueelaceitehirviendomeaterrorizaba,me
traguéelmiedoysumergíunodelossaquitos.Chillécuandoelaceiteempezóachisporrotearpor
todalacocina.Henrisecontuvoyapenasseburlódemí;todoundetalleporsuparte.
Finalmente, Henri colocó los saquitos de manzana en una bandeja. Para entonces, ya estaba
muriéndome de hambre e impaciente. Pero mantuve la compostura y esperé a que dispusiera la
bandejadelantedemí.Meinvitóaprobarunoconungesto,asíque,sinmásdilaciones,cogíunode
esospastelitosfritosylediunbocado.
Fuecomosubiralséptimocielo.Aqueldulceestabainclusomásbuenoquelosrollitosdecanela
quepreparóelotrodía.
—¡Oh,quérico!—exclamémientrassaboreabaelpostre.
Tras una carcajada, el experto no dudó en probar el resultado. Parecía satisfecho, aunque, a
juzgarporsumirada,algohabíafallado.
Enmiopinión,elpostreeraperfecto.
—¿Cómosellaman?
—¿Eh?
—Umm,¿nombre?—dije,señalandolospasteles.
—Ah,omenalörtsy.
—¿Ohmenalortsii?
—¡Bien!
—¿Seguro?
—Bien.
Sonreíparamisadentros.AldíasiguientebuscaríaaKadenparaexplicarlequeyadominabalos
nombresdevariospostresfinlandeses.
Me comí dos saquitos más; reconozco que, al acabar el segundo, sentí un ligero ardor de
estómago.LuegoHenripasólabandejaalrestodelpersonaldecocinaparaquesaborearanaquella
exquisitez. Todos le felicitaron y le dedicaron varios elogios. Sentí una punzada de rabia al darme
cuenta de que Henri apenas entendía nada de lo que le estaban diciendo: «Delicioso. Un postre
magistral.Laperfecciónhechapastel».
Enciertomodo,intuíaquesiHenricomprendieranuestroidioma,leshabríadichoqueestaban
siendo muy generosos. Aunque tampoco lo sabía a ciencia cierta. Esa era mi percepción, pero, en
realidad,noestabasegura.
«Y—merecordéunavezmás—noquieresestarlo».
Habíamomentosenquemeolvidabadeesoymedejaballevarporlasituación.
Henriacabósurondaporlascocinasyregresóconlabandejavacía,salvoporalgunasmigas.
Lesonreícontimidez.
—Deberíairmeadormir.
—¿Túdormir?
—Sí.
—Bien,bien.
—Ejem.¿Estanoche?¿EnelReport?—pregunté,tratandodeutilizarpalabrassencillas.
Élasintió.
—Report,sí.
Apoyéunamanoensupecho.
—Hasestadomuydulce.
—¿Dulce?Mmmm,¿azúcar?
Nopudecontenerlarisa.
—Sí.Comoelazúcar.
Henrimeenvolviólamanoconlasuya.Bajomipalmanotabaellatidodesucorazón.Memiró
fijamente y, poco a poco, su sonrisa fue desapareciendo. Me apretó la mano con más fuerza para
alargaresemomento.
Advertí que estaba pensando; quizá estaba repasando todo el vocabulario que había aprendido
duranteestosdíasparadarconlaspalabrasmásadecuadas…
Perosequedócallado.
QueríadecirleaHenriquesabíaloquesentíapormí.Mehabíadadocuentadequeleimportaba
por cómo me miraba, por cómo me sonreía. Y, aunque me había empeñado en lo contrario, él
también significaba algo para mí. Solo había un modo de expresar ese sentimiento, aunque me
preocupabaqueluegopudieraarrepentirmedeello.
Acorté la distancia que nos separaba y le acaricié la mejilla. Él me seguía mirando con
detenimiento, como si acabara de descubrir algo valioso, algo mágico que quizá jamás volviera a
ver.Entrecerrélosojos,invitándoleabesarme.
Henriestabaasustado.Lopresentía.Leaterrorizabatocarme,abrazarme,hacerunmovimiento
enfalso.Quizáfueraporqueyoeraunaprincesa,oporquenuncasehabíaencontradoenesatesitura,
peroaquelbesofuevulnerable.
Yjustamenteporesomegustómuchomás.
Alargué el beso porque quería decirle, sin utilizar palabras, que se tranquilizara, que podía
abrazarme.
Al fin, tras unos momentos de vacilación, Henri respondió. Me sostuvo como si fuera una
figurita de cristal. Sus besos seguían siendo delicados, pero esta vez, en lugar de transmitirme su
miedo,metratóconveneración.Sentíuncariñocasidemasiadohermosocomoparaserreal.
Me aparté. El beso me había dejado un poco mareada. Le miré y me percaté de que parecía
dolido,perotambiénapreciéunapequeñasonrisa.
—Deberíairme—murmuré.
Élasintióconlacabeza.
—Buenasnoches.
—Buenasnoches.
Memarchélentamentey,cuandomeasegurédequenopodíaverme,echéacorrer.Enmicabeza
sehabíaarremolinadounsinfíndepensamientosquenolograbacomprender.¿Porquémemolestó
tantoqueGavrileligieraaHenri?¿PorquédecidímanteneraFoxenpalaciosilasnormasdictaban
que debía marcharse? ¿Por qué no podía quitarme a Kile —¡Kile, por el amor de Dios!— de la
cabeza?
¿Yporquémeaterrabatantohacermeesaspreguntas?
Cuandolleguéamihabitación,metiréenlacama.Estabadesorientada.Yestabafuriosa;furiosa
conGavrilporhabermeobligadoahablardeltema,pornosercapazdemantenerunaconversación
normalconHenri,pornopodercomunicarmeconélyporloincómodoquedebíadesentirseErik
cada día. Y, aunque la situación me exasperaba, en el fondo sabía que, si quería contarle a alguien
algopersonal,seguramenteseríaaHenri.Asuladomesentíaasalvo;sabíaqueeraunchicolisto,y
admirabalapasiónqueleponíaalascosasquehacía.Henrieraunbuenchico.
Peronohablabaniunapalabradefinlandés.Yesonoerabueno.
Frustrada,diunpardevueltasenlacama;derepente,notéquealgosemeclavabaenlaespalda.
EraelnudodelacamisadeHenri.Seguíallevándolapuesta.
Desatéelnudoy,aunquesabíaqueeraunaridiculez,mellevélacamisaalanariz.Porsupuesto.
Porsupuestoqueolíaacanela,amielyavainilla.Olíaarepostería.
Eseestúpidopastelerofinlandésconsusestúpidasespecias.
¡Meestabavolviendounanecia!
Seconfirmaronmissospechas;siemprehabíacreídoqueelamortevolvíamásvulnerable;por
esoenamorarseeraunterribleerror.
Además,nadiesobrelafazdelaTierraeramáspoderosoqueyo.
Capítulo28
Duranteeldesayunomepercatédevariascosas.Primero,Henriseencargódeponerasuintérprete
al día de los últimos acontecimientos. Erik no dejaba de lanzarme miraditas mientras trataba de
calmarelentusiasmodeHenri.Este,porsulado,estabaeufórico,exultante.Yesquesehabíaganado
eltítulodeserelsegundopretendientedelaSelecciónenrecibirunbeso.
Kile,queestabajustoenfrentedeHenri,parecíaaturdido.Sospechabaquehabíaocurridoalgo,
pero no sabía suficiente finlandés como para comprender la conversación. A una velocidad de
tortuga,ibametiéndosecucharadasdecerealesenlabocaparaevitarinterrumpirlos.
TambiénmefijéenBaden,quehizomilmaniobrasparallamarmiatención.Mesaludóconla
manoyseñalólapuerta.Articulélapalabra«luego»eintentéquesufaltadeprotocolonomeirritara
enlomásmínimo.
Sinembargo,lospeoresfueronpapáymamá.Memirabandereojoycuchicheabanentreellos.
Nisiquieratuvieronladecenciademostrardiscreción.Nomecostóadivinarquéeraloquesetraían
entremanos:pretendíanaveriguarquésabíaacercadelosdisturbios.
Meaclarélagarganta.
—Ybien,¿quéosparecíanoche?
Papádibujóunasonrisa.
—Quedé impresionado, Eadlyn. Pese a la semana tan ajetreada y abrumadora que tuviste, te
mostraste serena, tranquila. Fue maravilloso verte tan generosa con Henri. Me alegra saber que
algunosdeloscandidatoste…resultanatractivos.Esomedaesperanzas.
—Yaveremoscómoacabatodoesto—espeté—.Teprometítresmeses,ycreoqueesjustolo
quetardaréentomarunadecisión.
—Séaquéterefieres—comentó,comosilehubieraninvadidomilesderecuerdos—.Gracias.
—Denada—suspiré.Observéaquellasonrisatiernaymelancólica.LaSelecciónhabíasido,y
seguíasiendo,algomuyimportanteparaél—.Sipasadoslostresmeses,nohayningúncompromiso
alavista,¿tehabréfallado?
—No, cielo. No me fallarás —respondió, pero hubo algo en su tono de voz que no me
convencióy,derepente,mepreocupé.
Suponiendoqueeseplazodetresmeseshubieravencidoyyosiguierasiendounamujersoltera,
¿qué sucedería? El Gobierno no solo intentaba resolver la confusión creada por la eliminación de
castas,sinoquetambiénpretendíasofocarunarebeliónabierta,asíquetresmesesnobastaríanpara
lograrlo.Dehecho,lasdosúltimassemanashabíanpasadovolando.
LaSelecciónnoseríasuficienteparaarreglarlosproblemasdelpaís.
Y entonces comprendí por qué se empeñaban tanto en ocultarme cualquier información que
pudiera inquietarme: si pensaba que la Selección sería inútil, ¿para qué continuar? Y, si decidía
dejarlesenlaestacada,yanolesquedaríanada.
—Notepreocupes,papá—dije,yleacariciélamano—.Todosaldrábien.
Élmecogiódelamanoylaapretó.
—Estoysegurodequetienesrazón,cariño—respondió.Respiróhondoytomóunsorbodecafé
—.Ah,queríacomentartealgo.Hemosrevisadotodoslosantecedentesdeloschicos.Sihubiéramos
realizadounpardellamadasantesdelaSelección,habríamossabidoqueaBurkelecuestacontrolar
su ira y que, en una ocasión, a Jack le denunció una compañera de clase por comportamiento
inapropiado.TambiénhemosaveriguadoqueEanpasalamayorpartedeltiemposolo.Nocreoque
seaunmotivodepesoparaexpulsarleya,peronodeberíamosquitarleelojodeencima.
—Dehecho,Eanmehaparecidountipobastantegeneroso.
—¿Oh?
—Sí. Ya he notado que es un chico un poco solitario, aunque no sé por qué; es muy buen
conversador.
PapádejólatazadecaféencimadelamesaymiróaEan.
—Quéraro.
—¿Alguien más por quien deba preocuparme? —pregunté; no quería que papá se obsesionara
conEan.Solitarionoerasinónimodeproblemáticooalborotador.
—Hayunocuyoexpedienteacadémicodejamuchoquedesear,peronadaescandaloso.
—Deacuerdo.Lopeoryahapasado—añadíconciertooptimismo.
—Esoespero,aunquehecontratadoaunequipoespecialparaquecontinúeinvestigando.Nofui
tanprecavidocomodebía,ylosientomucho—confesó.
—Miremos el lado positivo de esto. Si no hay ningún lunático más, podría concertar algunas
citasyasíteneralgodequehablarelviernes.
Mipadreserioentredientes.
—Cierto. Quizá deberías verte con los pretendientes que apenas conoces. Tendrás tiempo de
quedarcontodosellos,teloprometo.
Repaséatodosmiscandidatos.
—Puedequeestasemananomeveasmuchoporeldespacho.
Élsacudiólacabeza.
—Ningúnproblema.Conócelos.Confíoenquepuedasencontraraalguienespecial,aunqueati
teparezcaabsurdo.
—Permítemequeterecuerdeque,cuandomepropusistelaSelección,esenoeraelobjetivo.
—Dalomismo.
—Peroesquesonmuchísimos.¿Hayalgunoquetedémalaespina?
Papárepasóalosseleccionadosunoauno.
—Dehecho…—murmuróy,conlosojosentornados,buscóaunoenparticular.
—Ese.Eldelacamisaverde.
—¿Ycabellooscuro?
—Sí.
—SellamaJulian.¿Quétienedemalo?
—Puedequeparezcaunatrivialidad,peroanoche,mientrasalababasalosdemáscandidatos,no
sonrióenningúnmomento,nisiquieraaplaudió.Noeslaactitudmásadecuada.Sinopuedesoportar
que un puñado de chicos le hagan sombra durante unos días, ¿cómo aguantará vivir en la sombra
duranteelrestodesuvida?
Llevabaañospreguntándomesimipadreerasinceroalasegurarqueseríaunalíderestupenda.
Menudapérdidadetiempo.Mipadreconfiabaciegamenteenmí.
—Y esto también puede parecer otra trivialidad, pero creo que vuestros hijos no serían muy
guapos.
—¡Papá!—grité,loqueprovocóunpequeñorevuelo.
Avergonzada,mecubrílacaraconlasmanosypapáseechóareíracarcajadas.
—¡Deberíastenerloencuenta!
—Deacuerdo.Mevoy.Muchasgracias.
Ojaláhubierapodidodesaparecerdelcomedorsinmás.Crucéelsalónlomásrápidoquepude,
pero sin perder mi feminidad. Cuando doblé la esquina, salí disparada como un rayo hacia mis
aposentos.Meencerréenmihabitaciónydecidímirartodaslassolicitudesconlupa.Tratédebuscar
algo que despertara mi interés, mi entusiasmo. Al ver la fotografía de Julian, hice una pausa. Papá
teníarazón.Dabaigualcómocombinarasunariz,miboca,mislabiososusmejillas;enmicabeza,
todaslasvariacioneseranhorrendas.
Peropocoimportaba.
Le enviaría a casa tarde o temprano, aunque quizá esperaría a tener varias citas para que se
marcharaacompañado.Todaslaseliminacionesensolitariohabíansidodesastrosas.Porahora,debía
trazar un plan. Diez citas. Ese era mi objetivo hasta el próximo Report. Y, además, tres de ellas
deberíanaparecerenlosperiódicos.¿Cómoibaaconseguirlo?
MamáestabaenlaSaladelasMujeresconlaseñoritaLucy.Estabanreunidasconunaalcaldesa.
Puestoquelasmujeresnosolíanocuparesetipodecargos,alaspocasquehabíalasconocíamuy
bien.MillaWarren,alcaldesadeCalgary,habíavenidoahonrarnosconsupresencia.Miagendadel
díanohabíaprevistoningunavisitaoficial,peronotuveelección.Hiceunareverenciaparaanunciar
queestabaahíysaludarlas.
—¡Alteza!—exclamólaseñoraWarren,yselevantóparadarmelabienvenidaconunapomposa
reverencia—.Esunverdaderoplacerverla,¡ymásenestemomentotanemocionante!
—Nosalegramuchotenerlaporaquí.Porfavor,siéntese.
—¿Cómoestás,Eadlyn?—preguntómamá.
—Bien.Luegomegustaríahacerleunpardepreguntas—añadíenvozbaja.
—¿Necesitaunosconsejossobrechicos?—bromeólaSra.Warren,ymeguiñóelojo.
MamáylaseñoritaLucylerieronlagracia,peroyomelimitéasonreír.
Yluegorecapacité:aquellamujerdeberíasaberlaverdad.
—Créame,laSelecciónnoesloqueseimagina.
Arqueólascejas,atónita.
—Porfavor,¡regálemeundíacontreintaycincohombrespeleándosepormí!
—Paraserhonesta,esmásbienunasuntodetrabajo—prometí—.Leponemosmuchaemoción,
perolociertoesqueestodoundesafío.
—Yolocorroboro—intercediómamá—.Daigualenquéladodelprocesoestés;esmuyduro.
Haydíasquesetehaceneternosyaburridos,yotrosenlosqueapenastienestiempoderespirar—
explicó—.Mecansoconsolopensarlo.
Mamá reposó la cabeza sobre la mano y me miró de reojo. Percibí algo en ella, en aquella
mirada maternal e indulgente, que me hizo sentir apoyada y comprendida. Sin embargo, también
vislumbréunápicedeinquietud,unrastrodelestrésqueesamismamañanahabíaabrumadoapapá.
Depronto,parpadeóycentrótodasuatenciónenlaseñoraWarren.
—Ybien,Milla,segúnloquetengoentendido,lascosasvanmuybienporCalgary.
—Ah,sí.Bueno,esquesomosmuytranquilos.
Por lo visto, la alcaldesa tan solo había venido a socializar un poco, así que me quedé ahí
sentada,manteniendounaposturaperfecta,hastaquedecidiómarcharse.Ytodograciasamí,porque
había pasado una nota a una doncella pidiéndole que entrara en la sala y le dijera a mamá que la
necesitabanconurgencia.
EncuantolaseñoraWarrensalióporlapuerta,mamáseestiróelvestido.
—Déjameiraverquéhasucedido.
—Relájate,hesidoyo—confesé,ymeestudiélasuñas.Necesitabaunamanicuraurgente.
MamáylaseñoritaLucymeobservabanfijamente.
—Queríatenerunaconversacióncontigo,yellanodejabadeparlotear,asíqueheconcertado
unacita.Oalgoparecido—comenté,yesbocéunasonrisainsolente.
Mamásacudiólacabeza.
—Eadlyn,avecespuedesserunpocomanipuladora—dijo,ysuspiró—.Yavecesestodauna
suerte.Uf,nocreoquehubierapodidoaguantarlamuchomás.
Lastresnospusimosareírconcomplicidad.
—Me siento un poco culpable —declaró mamá—. No sale mucho, y para ella es muy difícil
desempeñarsutrabajosola.Peronomehagustadoelmodoenquesehadirigidoati.
Hiceunamueca.
—Lashaypeores.
—Cierto—murmuró—.¿Dequéqueríashablarme?
MiréalaseñoritaLucyporelrabillodelojo.
—Desdeluego—susurró,respondiendoasíamipeticióntácita—.Simenecesitan,andarépor
aquí.
Mebesóenlafrentey,trasunareverencia,nosdejóasolas.Fueungestomuycariñosoporsu
parte.
—Estanbuenaconmigo—dije—.Yconmishermanostambién.Avecesmedalasensaciónde
quetengodosmadres.
Sonreíymamáasintió.
—Megustamanteneralagentequequierocercademí;laverdadesquehacuidadodetidesde
elmomentoenquevinistealmundo.
—Ojaláhubierapodidotenerhijos—lamenté.
—A mí también me habría gustado —confesó mamá—. Supongo que, a estas alturas, todo el
mundo sabe que lo ha intentado por todos los medios, pero no ha funcionado. Haría todo lo que
estuvieraenmimanoparaayudarla.
—¿Lohasintentado?
MedabalaimpresióndequenohabíanadaquelosSchreavenopudieranconseguir.
Mamápestañeóvariasveces;estabaalbordedelaslágrimas.
—Nodeberíacontarteestoporqueesprivado.Perosí,hehechotodoloposible.Inclusolleguéa
ofrecerme como vientre de alquiler, para que así pudiera tener un bebé —confesó, y apretó la
mandíbula—.Fueelúnicomomentoenmividaenquemereproché,einclusomearrepentídeser
reina.Alparecer,micuerponomepertenece,asíquehaycosasquenosemepermitenhacer.
—¿Quiénlodice?
—Todo el mundo, Eadlyn. No es algo muy tradicional, y nuestros consejeros pensaron que el
pueblo de Illéa no lo comprendería. Incluso hubo quien aseguró que todo bebé que creciera en mi
vientredeberíaserincluidoenlalíneadesucesiónaltrono.Eraridículo,asíquetuvequeretirarmi
oferta.
Me quedé en silencio durante unos instantes, observando a mi madre; todavía no se había
recuperadodeundisgustodehacíavariosaños,unpesarque,además,eradeotrapersona.
—¿Cómolohaces?
—¿Elqué?
—Nunca me dejas indiferente. ¿Cómo es posible que todavía haya historias de tu vida que no
conozca?Medalasensacióndequesiemprehassidounamujerentregadaalosdemás.
Ellasonrió.
—Cuandoestásrodeadadegentealaqueadoras,dartubrazoatorcer,resignarteodartepor
vencidanosepercibecomounsacrificio.Haypersonasporlasquedaríamividasinpensármelodos
veces.SinolvidaralpueblodeIlléa,nuestrossúbditos,porlosque,enciertosentido,tambiéndimi
vida.
Bajólacabezaysearreglóelvestido,aunqueestabaperfecto.
—Estoyconvencidadequehaygenteporlaquemorirías,perotodavíanolosabes.Algúndíate
daráscuentadeello,yaverás.
Por un momento, temí que no fuéramos familia. Las personas a las que mamá podía estar
refiriéndose—papá,Ahren,laseñoritaLucy,latíaMay—tambiéneranunpilarmuyimportanteen
mivida,yprecisamenteporesonecesitabaquemeayudaran,ynoalrevés.
—Detodasformas—resumió—,¿dequéqueríashablarme?
—Ah, sí. Bueno, ahora que papá se ha cerciorado de que los candidatos que quedan no están
chiflados,hedecididocentrarmeenlascitas—contesté,ymeinclinéhaciadelante—.Necesitoideas
sencillas,peroque,enpantalla,seveanmagníficas.
—Oh—suspiró,yclavólamiradaeneltecho,pensativa—.Nosésipodréecharteunamanocon
esetema.CasitodaslascitasquetuvecontupadredurantelaSelecciónfueronpaseosporeljardín.
—¿Deveras?¿Cómoesposiblequeosenamorarais?¡Quéaburrimiento!
Mamásoltóunacarcajada.
—Bueno, era la oportunidad perfecta para charlar. O para discutir, claro. Siempre que nos
quedábamosasolas,hacíamoslounoolootro.
Entornélosojos.
—¿Ospeleabais?
—Todo…el…tiempo—respondió,yluegodibujóunasonrisa.
—En serio, cuantas más cosas me explicas sobre tu Selección, menos os entiendo. Ni siquiera
puedoimaginartediscutiendoconpapá.
—Lo sé. Tuvimos que trabajar muchos aspectos de nuestra relación para conseguir que
funcionara,perolaverdadesquefueunasuerteconocernos;porfinambosencontramosaalguien
quenosapreciaba,queerasinceroconnosotros,quenosfelicitabacuandolomerecíamos,peroque
tambiénnosamonestabaoreprendíacuandonosequivocábamos.
Nomenegabaacompartirmividaconalguienquefuerasinceroconmigo—dadoelcasode
quealgúndíadecidieracasarme—,pero,siunchicoqueríaconquistarme,debíaaprenderamedirsus
palabras.Delocontrario,noduraríauntelediario.
—Deacuerdo,citas—dijo,yvolvióaacomodarseensuasiento,meditabunda—.Nuncaseme
ha dado bien el tiro con arco, pero si alguno de tus pretendientes es un experto en ese arte, la cita
podríaserunéxito.
—Creoquepuedohacerlo.Oh,yyahemontadoacaballo,asíquedescartemosesaopción.
—Vale. Y cocinar tampoco —añadió. Sonrió, dándome a entender que no podía creerse que
hubierapermitidoesacita.
—Peroacabósiendoundesastre.
—Bueno,¡KileyHenrilohicieronfenomenal!YFoxtampocolohizotanmal.
—Es verdad —corregí. Y, de repente, recordé ese momento en que cociné a solas con Henri.
Nadiesehabíaenteradodeesacita.
—Cariño,creoque,enlugardebuscarunacitatanllamativayvistosa,deberíasprobaralgomás
sencillo.Tomaunté,paseaporlosjardines.Unacenaounalmuerzoenbuenacompañíasiempreson
bienvenidos;peronopuedescomerdiezvecesaldía.Enmiopinión,lascitasmássimplessonmás
bonitasquelasostentosas.
Habíatratadodeevitarcualquierencuentroquepudieraserdemasiadopersonal.Peroesetipode
citastransmitíancercanía,algoqueelpúblicoansiaba.Quizámimadrellevabarazón.Sielaboraba
unalistacontemasypreguntassuperficiales,reduciríaelriesgodequelacitasevolvierademasiado
íntima.
—Gracias,mamá.Creoqueloprobaré.
—Denada,cariño.Yasabesqueaquímetienes.
—Losé—murmurémientrasjugueteabaconelvestido—.Séqueestosdíashesidopeorqueun
dolordemuelas,ylosiento.
Mamáalargóelbrazoymecogiódelamano.
—Eadlyn,estássometidaamuchoestrés.Tecomprendemos.Y,amenosquetetransformesen
unaasesinaquedescuartizaasusvíctimasconunhacha,siempretequerré.
Meechéareír.
—¿Unaasesinaquedescuartizaasusvíctimasconunhacha?¿Eseestulímite?
—Bueno…,tequerríadetodasformas—dijo,ymeguiñóelojo—.Anda,vete.Sipiensastener
tantascitasestasemana,deberíasorganizarte.
Asentíy,porrazonesqueaúnnologrocomprender,medeslicéymesentéensuregazo.
—¡Uuuf!—sequejóencuantonotómipesosobrelasrodillas.
—Tequiero,mamá.
Ellameabrazóporlacintura.
—Yotambiéntequiero.Másdeloqueimaginas.
Lediunbesoenlamejillaymelevantédeunsalto.Penséenlasemanaquemeesperabaydeseé
que mi plan calmara los ánimos. Sin embargo, en cuanto salí al pasillo, desapareció mi alegría.
Badenestabaahí,esperándome.
Capítulo29
Badenirguiólaespaldayseacercóamí.Elsoldemediodíasecolabaporlasventanas,asíqueel
palacio estaba sumido en una luz cálida que teñía todas las habitaciones de un dorado precioso.
Inclusosutezoscuraparecíamásclarabajoaquelresplandor.
—¿Mepersigues?—preguntéconciertaironía.
Sinembargo,almirarlealosojos,medicuentadequenoestabaparabromas.
—Nosabíacómodarcontigo.Eresmuydifícildeencontrar.
Mecrucédebrazos.
—Yaveoqueestásmolesto.¿Porquénomedicesquéocurreylosolucionamosdeunavezpor
todas?
Badenhizounamueca,disconformeconmioferta.
—Quieroirme.
Fuecomodarmedebrucescontraunapared.
—¿Perdón?
—Lodeanochefuevergonzoso.Tepedíunacita,ytúmerechazaste.
Levantéunamano.
—Si no me falla la memoria, en ningún momento dije que no. De hecho, no me dejaste ni
contestarte.
—¿Acasoibasaaceptar?—preguntóconescepticismo.
Alcélasmanosyluegolasdejécaer.
—Puesnolosé,porquedegolpeyporrazotepusistedemorrosyluegotemarchastesinmás.
—¿Deveraspiensasdarmeleccionesdecomportamiento?
Ahoguéungrito.¿Cómoseatrevíaahablarmeasí?
Meacerquéaély,apesardeponermedepuntillas,asuladoparecíaenana.
—Sabesquepuedocastigartepordirigirteamíenesostérminos,¿verdad?
—¿Ahora pretendes intimidarme? Primero me rechazas, luego me utilizas como un títere
duranteelReport…Yhoymehepasadotodalamañanabuscándoteporelpalacio.Fuistetúquienme
prometióquenosveríamosduranteeldesayuno.
—¡Noestássolo!¡Soisveintecandidatos!¡Tengomuchotrabajoquehacer!¿Cómopuedesser
tanegocéntrico?
Losojosestabanapuntodesalírseledelasórbitas.
—¿Yo?¿Egocéntrico?—repitióseñalándoseelpecho.
Intentéprotegermicorazón;noqueríaqueesechicomehicieradaño.
—¿Sabes?, eras uno de mis favoritos. Quería conocerte, mantenerte en la Selección durante
variassemanasmás.Mifamiliateadoraba,ysabesquesientoadmiraciónportutalento.
—No necesito la aprobación de tu familia. Durante una hora, fuiste encantadora conmigo.
Después,desaparecisteyempezasteaactuarcomosinohubieraocurridonada.Tengoelderechoyla
libertaddeirme,yestoylisto.
—¡Entoncesvete!
Medimediavuelta.Noteníaporquésoportareso.
Desdeelpasillo,élmelanzóunaúltimapuñalada:
—¡Todosmisamigosmeloadvirtieron!¡Medijeronqueestabaloco!¡Teníantodalarazón!
Seguíavanzando,sinmiraratrás.
—¡Eresprepotente!¡Yegoísta!¿Enquéestaríapensando?
Dobléunaesquinaalazar;obviamente,noeraelcaminomáscortoamihabitación,peromedio
lomismo.Seguíadelante,conlabarbillabienaltayconesaexpresiónvalientequetantasveceshabía
practicado.NadiepodíaimaginarsecuántomehabíadolidoladespedidadeBaden.
Trasunlargorodeo,porfinlleguéaltercerpiso.Empecéallorarencuantopuseunpieenel
rellano;nofuicapazdemantenerlacomposturaniunsegundomás.LaspalabrasdeBadenseguían
retumbando en mi cabeza; me abracé la cintura y me doblé de dolor porque notaba un pinchazo
horribleenelestómago.
Antes de que los pretendientes desembarcaran en palacio, había elaborado una lista con ideas
para librarme de ellos. Planeé varias estrategias para ofenderlos, para que se enfadaran; había
pensadoqueasímediríancosasparecidasalasqueBadenmehabíasoltado…Sinembargo,teníala
sensacióndequenohabíahechonadaparaprovocarle.
Y, aun así, las dijo. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Por qué me habían dado calabazas, por ser yo
misma?
Consufrasededespedidahabíaconseguidoloquesehabíapropuesto.Hacíaunmes,cuandoleí
los nombres de los seleccionados, creí que tenía un millón de posibilidades. Pero ¿cuántos
muchachosdeIlléanohabíanparticipadoporquemedespreciaban?
¿Lagentemeconsiderabaunaniñamimadaymalcriada?¿Egoísta?Mepreguntéquépartedela
Selecciónestabadeleitandomásalpúblico:¿losmomentostiernosyrománticosolosmomentosen
queparecíaunapatéticafracasada?
Respiré hondo y decidí resguardarme en mis aposentos. Erik estaba esperándome junto a la
puerta,asíquemehabíavistosollozar.
Mesequélaslágrimasparadisimularquehabíaestadollorando,peronopudeocultaraquellos
ojoshinchadosolarojezdelasmejillas.ElhechodequeErikmevieraeneseestadotanlamentable
medoliótantocomolaspalabrasdeBaden,peroelúnicomododerestarleimportanciaeraaparentar
totalnormalidad.
Alacercarmeaélmepercatédequemeobservabacontristeza.
—Quizánohevenidoenelmejormomento—dijoconunápicedesarcasmo.
Sonreí.
—¿Porquélodices?—respondítambiénentonojocoso—.Perosipuedoayudarteenalgo,por
favor,dímelo.Loharéencantada.
Eriksequedópensativo.
—Quería hablarle sobre Henri. ¡Pero él no sabe nada! —añadió—. Él vendría a verla
personalmente si pudiera desenvolverse en su idioma. Pero le da vergüenza —reconoció—. Él…,
bueno,mecontólodelbeso.
Asentí.
—Nomesorprende.
—Teme haber cruzado una línea. Según su versión, él la estaba abrazando y quizá no debió
hacerlo,perolohizo,yentonces…
Sacudílacabeza.
—Talycomoloestáscontando,parecemuchopeordeloquefue.Él…Nosotros…—farfullé
—.Intentamoscomunicarnosy,cuandonosquedamossinpalabras,enfin,nosbesamos.
Poralgúnmotivo,meabochornabaadmitirlodelantedeErik,aunqueeraconscientedequeya
sabíatodalahistoria.
—Entonces,¿novaaexpulsarlo?
Abrílosojoscomoplatosyapuntoestuvedeecharmeareír.Enningúnmomentosemehabía
pasadotalcosaporlacabeza.
—No.Esunadelaspersonasmásamablesytiernasqueconozco.Noestoy,enabsoluto,molesta
conél.
Erikasintió.
—¿SeríainapropiadoqueletransmitierasuopiniónaHenri?
—Desdeluegoqueno—respondí.Mesequélosojosdenuevo,aunqueestavezdejéunrastrode
lápiznegroportodalaojera—.Buf.
—¿Estábien,alteza?—preguntóErikconternuray,afortunadamente,sincompasión.
Me apetecía contarle todo lo ocurrido, pero confesarle mis penas rozaba lo inapropiado. Una
cosa era hablarle sobre Henri; otra muy distinta explicarle mis reparos y temores respecto a los
demáscandidatos.
—Loestoy.Oloestaré.Notepreocupespormí;cuidadeHenriyvelaporél.
Notéunligerocambioensuexpresión.
—Hagotodoloquepuedo.
Leobservéduranteunosinstantes.
—IntuyoqueHenriestádeseandovolverarepetirlo,¿verdad?
Eriknegóconlacabeza.
—Noseequivoque,alteza.Éllaquiere.
Tras la despedida de Baden, que me rompió el corazón, no concebía que algo así pudiera ser
posible,peroErikmeloconfirmó:
—Habladeustedsinparar.Cadamañana,enelSalóndeHombres,letraduzcolibrosdeciencias
políticas porque se ha empeñado en entender las diferencias entre la monarquía absoluta que reina
aquíylamonarquíaconstitucionalconlaquecrecióenSwendway.Incluso…—Erikhizounapausa
para reírse entre dientes—. Incluso estudia los andares y el ademán de sus hermanos. Quiere ser
merecedordesumano,alteza.
Tragué saliva. Me sentía un poco abrumada. Traté de dibujar una sonrisa para encubrir mis
verdaderossentimientos.
—Peronisiquierapuedehablarconmigo.
—Losé—respondióconsolemnidad—.Yporesomeasombra…
—¿Elqué?
Seacariciólabarbillauntantodubitativo.
—Aprenderunalenguaextranjerasiempreesmásfácilcuandoseesunniño.Cualquierapuede
intentar aprenderla de mayor, por supuesto, pero el acento siempre le delatará. A Henri le cuesta
retener el vocabulario y, al ritmo que va, tardará años en ser capaz de mantener una conversación
básica. Por no mencionar los matices que puede tomar un idioma, como la jerga y los
coloquialismos.¿Entiendeloquesignificaeso?
Que no lograría comunicarme con Henri durante quién sabe cuánto tiempo. Que, con toda
probabilidad,cuandoacabaralaSelección,apenasnosconoceríamos.
—Sí,loentiendo.—Trespalabrasquesentícomounmazazo,queretumbaronenelpasilloyque
meaplastaroncomoaunamosca.
—Creíaquedebíasaberlo.Alteza,yosoloqueríaquefueraconscientedecómopuedeavanzarla
relaciónsiustedtambiénsientealgoporél.
—Gracias—susurré.
—¿Y?—preguntóderepente—.¿Sientealgoporél?
Aquellapreguntamecayócomounjarrodeaguafría.
—Conelcorazónenlamano,Erik,noséloquesiento.
—Eh —murmuró, y apoyó una mano sobre mi hombro—. Lo siento. Ha sido un comentario
inapropiado.Noesasuntomíoyesevidentequenoestáteniendounbuendía.Québobo.
Mesorbílanariz.
—No.Tansoloestássiendounbuenamigo.TantodeHenricomomío.Nopasanada.
Élentrelazólasmanostraslaespalda.
—Bueno,esquelosoy,¿onolosabía?
—¿Eh?
Eriksuspiróy,depronto,selesonrojaronlasmejillas.
—Suamigo.Sinecesitauno.
Fueunaofertamuysencillay,sinembargo,muygenerosa.
—Nosemeocurrenadiemejor.
Élsonriósatisfecho,peronodijonada.Siempredisfrutabadeesosmomentosdesilenciocon
Erik.
Pasadosunosinstantes,seaclarólagarganta.
—Estoysegurodequetienemuchotrabajoporhacer,peronomegustaríadejarlasolasiestá
triste.
—No.Dehecho,loprefiero.
Mededicóunasonrisauntantocohibida.
—Siesloquedesea—musitó,yseinclinóantemí—.Esperoquesudíamejore.
—Yalohahecho—prometí,ylerodeéparapoderentrarenmidormitorio.
—¿Señorita?—llamóNeenaencuantoabrílapuerta.
Debíadetenerunaspectoterrible.
—Hola,Neena.
—¿Estábien?
—No, pero lo estaré. ¿Puedes pasarme los formularios de la Selección, por favor? Tengo un
montóndetrabajo.
Aunque Neena se quedó un poco desconcertada, obedeció sin rechistar. Además del papeleo,
tambiénmetrajounacajitadepañuelos.
—Gracias.
Penséquelopeoryahabíapasado,pero,cuandovilasfotografíasdelospretendientes,nopude
contenerlaslágrimas.Dudédetodos.¿Quiénseguiríaconcursando,luchandopormimano,apesar
deodiarme?
—Neena,¿podríastraermepapelenblanco?
Encuestióndesegundosteníaunatazadetéyunalibretasobreelescritorio.Eraunadoncella
maravillosa,laverdad.
Intentéorganizarmelasemana.EnelformulariodeApseldecíaquetocabaelpiano,asíqueal
día siguiente por la mañana me reuniría con él para tocar algún dueto; a primera hora de la tarde,
daría un paseo por los jardines con Tavish. El lunes tomaría el té con Gunner y luego saldría con
Harrisonadarunavuelta;algúnfotógraforetrataríaelmomento.Apapáleencantaríalaidea.
Acabédeelaboraraquelminuciosohorarioydejélapiladepapelesaunlado.Sincruzaruna
solapalabra,Neenaempezóaprepararmeunbaño.Meacabéeltéydejélatazasobrelamesaque
habíaalladodelatetera,paraqueluegonotuvieraquebuscarlaportodalahabitación.
Elcuartodebañoestabaenvueltoenunanubedevaho.Meplantédelantedelespejoyempecéa
quitarmetodaslashorquillasdelcabello.LapresenciadeNeenasiempreeracomounbálsamopara
mí.Despuésdeaquelbañotanrelajante,casihabíalogradolibrarmedelasduraspalabrasdeBaden.
—¿Quierehablardeltema?—preguntóNeenaenvozbaja,yempezóacepillarmeelpelo.
—Nohaymuchoquedecir.Lagenteseguiráarrojándomecomidapodrida,lanzándomepalabras
hirientes,asíque,siquierosobrevivir,tendréqueaprenderasermásfuerte.
Seleescapóunsuspirodedesaprobación.Atravésdelreflejo,observéqueteníaunaexpresión
afligida.
—¿Qué?
Neenadejódepeinarmeymemirócompungida.
—Pormuycomplicadosqueseanmisproblemas,nuncaloscambiaríaporlossuyos.Losiento.
Erguílaespalda.
—Nolosientas,Neena.Nacíconestacruz,esteesmidestino.
—Peroesinjusto,¿nocree?Elhechodequeyanovivamossegúnunsistemadecastassignifica
quenadienaceconundestinomarcado,niconunacruz.¿Acasoesonolaincluyeausted?
—Esoparece.
PocoimportóqueApselfueraunpianistaimpecable,otodosloselogiosqueleregalé.Tampoco
sirvió de nada que las fotografías que tomaron de Tavish paseando a mi lado en el jardín fueran
propias de una revista de moda. A pesar del trabajo y los esfuerzos que dediqué a aquellas citas,
ningunaaparecióenlostitularesdellunesporlamañana.
Sobrelasinstantáneasdemiscitas,lahistoriaquesenarrabaeracompletamentedistinta.
«¡ES TRABAJO!», exclamaba el titular que acompañaba una fotografía en que aparecía yo
bostezando. Por lo visto, una «fuente de primera mano» había compartido con los medios de
comunicaciónmiopiniónsobreelprocesodelaSelección,asegurandoqueera«másbienunasunto
detrabajo»yque«leponemosmuchaemoción».Solodeseabaunacosa:mataraMillaWarren.
Aunquetampocopodíaculparla.ElhechodequeBadenhubierasacadoalaluzquelaSelección
eraunparipénoesquehubieraayudadoennada.
Según su descripción, yo era una chica fría, hipócrita y distante. Reveló nuestro único y
encantadormomentoasolasyaseguróque,apartirdeentonces,mehabíaalejadodeél.Yesafuela
gotaquecolmóelvaso.Repitióvariasvecesquenoeracapazdequedarseenpalacioycontribuira
esamentira.Sabíaquelehabíanpagadounacantidadexorbitadadedineroporaquellasdeclaraciones
eintuíaqueaBadenlepreocupaba,ymucho,ladeudaacadémicaquehabíaacumuladoalolargode
losúltimosaños.Aunque,porotrolado,estabaconvencidadequetambiénlohabríahechogratis.
Compararesasnoticiasconmiscitasdefindesemanaeraabsurdo,yaquehabíaneclipsadopor
completo cualquier momento romántico. Había sido una total pérdida de tiempo y, peor aun, papá
estabasufriendotodaslasconsecuencias.Yahabíanpasadovariassemanasytodavíanoselehabía
ocurridoningunaideapararedirigirelproblemadelascastasniparacalmaralosalborotadoresque
exigíanelfindelamonarquía.
Noestabalograndoningunodemiscometidos.
Después de desayunar decidí aislarme en mi habitación. Eché un vistazo a mis planes del día.
¿Merecíalapenaacudiralascitas?¿Habíaalgúnmododemejorarlaperspectiva?
Oíquealguienllamabaalapuerta.Alvolverme,advertílasiluetadeKile.Sinpensármelodos
veces,melancéasusbrazos.
—Eh—murmuró,ymeestrechóconfuerza.
—Noséquéhacer.Lascosasnohacenmásqueempeorar.
Élseapartóunpocoymemiróalosojos.
—Algunos pretendientes están confundidos. No saben si los estás utilizando, Eadlyn —dijo, y
luegocontinuóenvozbaja,paraqueNeenanopudieraoírle—.Séquenuestroprimerbesofueuna
pantomima.Sésincera,¿todoesunapantomima?Siloes,debesserhonestaydecirlo.
Leobservésinpestañear.¿Cómopodíahaberestadotanciega?NuncacreíqueKilepudieraser
unchicotanlisto,divertido,guapoycariñoso.Noqueríamantenerunaconversaciónentresusurros,
así que le pedí a Neena que nos dejara a solas. Cuando cerró la puerta, volví a centrarme en mi
respuesta.
—Esmuycomplicado,Kile.
—Soyunapersonainteligente.Explícamelo.
Estabasereno,asíquesuspalabrassonaronmáscomounainvitaciónquecomounaexigencia.
—Simelohubieraspreguntadoeldíaantesdequelospretendientesllegaranapalacio,tehabría
dichoquetodoerapuroteatro.Peroyanoloes,almenosparamí—dije.
Había intentado por todos los medios que las citas no me afectaran y, de hecho, me aterraba
romper esas distancias. En ese momento, Kile estaba a punto de salir de mi zona de confort y
adentrarseenmimundomásíntimo.Nosabíacómoreaccionaríasicruzabaesalínea.
—Túmeimportas—confesé—.Muchosmeimportáis—corregí—.¿Sicreoquevoyaacabar
casándomeconunodevosotros?Nopuedoasegurarlo—murmuré,encogiendoloshombros.
—Esonotienesentido.Esunacuestióndeblancoonegro.
—Noseastaninjusto.Cuandooístetunombre,¿queríasparticipar?¿Diríaslomismoahora?
Nomepercatédelotensoqueestabahastaquesoltóunsuspiroycerrólosojos.
—Deacuerdo.Esopuedoentenderlo.
—Estassemanashansidomásdifícilesdeloquepensaba.Dehecho,hanresultadodesastrosas.
Aunqueseaunachica,nosemedamuybienexpresarmisemociones,asíqueavecesmuchosasumen
quealgonomeimporta,cuando,enrealidad,síquemeimporta.Megustaguardarmeciertascosas
paramí.Séquenoesbueno,perosoyasí.
Kilellevabamuchosañosviviendoenpalacioysabíaqueestabadiciendolaverdad.
—Eadlyn,tienesquetomarcartasenelasuntoyhaceralgunadeclaraciónalaprensa—insistió
sinpestañear.
Memasajeélassienes.
—Nosésiesbuenaidea.¿Ysimetolapata?
Élmedioungolpecitoenelestómago,algoquenohacíadesdequeéramoscríos.
—Sésincera.Esonuncafalla.
Aquelloconfirmótodasmispreocupaciones.Admitirquemehabíaencariñadodemuchosdelos
candidatosyqueesoeralomásimportantequeteníaahoramismoentremanossignificabarevelarel
puntodepartidadeesaSelecciónenparticular.Ytalycomoibanlascosas,conesaconfesiónnome
ganaríasusimpatía.
Depronto,Kilesegiróymeseñalóelescritorio.
—Ven.Sentémonosunminuto.
Meacomodéasuladoyapartéalgunosbocetosdevestidosenlosquehabíaestadotrabajando
últimamente.
—Sonimpresionantes,Eadlyn—destacó.
Dibujéunatímidasonrisa.
—Gracias,peronosonmásquecuatrogarabatos.
—Nohagaseso—dijo—.Nodesmerezcastutrabajo.
Recordéesaspalabrasymetranquilicé.
Kilecogióunpuñadodelápicesyempezóahacerunesbozopropio.
—¿Quéestásdibujando?—preguntétrasdistinguirunascajaspequeñas.
—Unaideaquellevotiempoqueriendoprobar.Heestadoleyendomuchísimosartículossobre
lasprovinciasmáspobresdelpaís.Ahoramismo,sumayorproblemaeslavivienda.
—¿Porelboomindustrial?
—Sí—murmuró,ycontinuótrazandolíneasprácticamenteperfectas.
Papáhabíahechotodoloqueestabaensumanoparafomentarelcrecimientoindustrialenlas
provinciasmásagrícolas.Siloqueproducíaunazonapodíafabricarseallímismo,todoelmundo
saldríaganando.Peroencuantoempezólaindustrialización,muchagentesetrasladóaesaszonas,a
pesardequenohabíaviviendasparaalojaratodoslosreciénllegados.
—Meheinformadounpocosobreelcostedelossuministrosy,simiscálculosnomefallan,
creoqueseríaviableconstruirestaspequeñascabañas.Entérminosbásicos,soncubículosfamiliares
ybastanteasequibles.Llevovariassemanasjugandoconestaidea.Sipudieraexplicarleeldiseñoa
alguien,quizápodríanimplementarse.
Eché una ojeada a aquella diminuta estructura, del mismo tamaño que mi cuarto de baño y
adosadaaotracajaidéntica.Cadaunateníaunapuertayunaventanalateral.Sobreeltejadoadvertíun
tubodestinadoarecogerelaguadelluviaqueluegoseacumulabaenuncuboquehabíafrenteala
puerta. También había pensado en los conductos de ventilación y, justo en la parte frontal, había
diseñadounpequeñotoldoparadisfrutardeunpocodesombra.
—Perosonmicroscópicas.
—Paraunsintechoserácomovivirenunamansión.
Exhalé.Kilellevabarazón.
—Esimposiblequehayasuficienteespacioparauncuartodebaño.
—Sí,perolamayoríadelostrabajadoresutilizalasinstalacionesdelafábrica.Esoesloquehe
leído.Estaschozasseríancomounalbergue;asílagentepodríadescansarmejor,nocaeríaenferma
tanamenudo…,atodosnosgustatenernuestropropiohogar,porpequeñoquesea.
ObservéaKile.Teníalosojospegadosenelpapelyseguíaañadiendodetallesalboceto.Sabía
que aquello le había tocado la fibra sensible; él siempre había añorado tener un hogar que le
perteneciera.Consumadelicadeza,dejóelpapelsobrelapilademisdiseños.
—Noestanemocionantecomounvestidodenoche,peroesloúnicoquesédibujar—concluyó
conunarisa.
—Ylohacesdemaravilla.
—Eh.Solopretendíadistraerteunpoco.Noséquémáspuedohacerporti.
Meacerquéaélylecogídelamano.
—Elhechodequeestésaquíessuficiente.Enlugardeofuscarmeyponermedemorros,debería
elaborarunplandeacción.
—¿Teapetecehablardeello?
Encogíloshombros.
—Quizá,peroantesdeberíacomentarloconmipadre.
Kiledebiódepensarqueeraunaestúpida,peronosabíaloqueestabasucediendo.Y,aunquese
olieraalgo,eramuydifícildecomprender.
—Graciasporhabervenidoaverme,Kile.Tedebouna.
—Medebesdos.Todavíaestoyesperandoaquetengasesacharlaconmimadre—puntualizó,y
meguiñóelojo.
Porsuerte,nosonóareproche.
Nohabíaolvidadolapromesaquelehicey,adecirverdad,habíatenidomásdeunaoportunidad
de sacar el tema con la señorita Marlee. El problema ahora no era ella, sino yo. No quería
imaginarmeelpalaciosinKile.
—Desdeluego.Lotengoinmente.
Mesoltóotrogolpecitoenelestómagoymereícomounatonta.
—Losé.
—Voyahablarconmispadresahoramismo.Necesitosolucionarestetema.
—Deacuerdo.—Merodeólacinturaconelbrazoymeacompañóhastalapuerta.
Cuando llegamos a las escaleras, nuestros caminos se separaron. Fui directa al despacho, un
tantonerviosaporcómomerecibiríapapáalentrar.
Antesdecruzarelumbral,meaclarélagarganta.Éllevantólanarizdeunmontóndepapelesy
enseguidalosrecogióylosguardóenuncajón,bajollave,paraevitarquepudieraverlos.
—Hola,cielo.PenséqueestasemanatecentraríasúnicamenteenlaSelección.
—Bueno,esaeralaintención,perosemehaocurridoquequizápodríaecharteunamano.
Papáparecíaalicaído.
—Todavíanomeexplicocómohapodidoocurrir,Eadlyn.Losiento.
—Yosoyquiendeberíapedirdisculpas.Badenexagerólascosas,peronoesunembustero.No
hadichoningunamentira.Yreconozcoquesoltéesascosasdelantedelaalcaldesa.Tansolodijeque
laSelecciónsuponíamuchotrabajo.Pregúntaseloamamá;ellatambiénestabaallí.Mispalabrasse
malinterpretaron.
—Yahehabladoconella,cariño,ynoestoyenfadado.PeronoentiendoquéhallevadoaMillaa
haceralgoasí.Medalasensacióndequesomoselblancodetodaslascríticas…—murmuró.Abrió
laboca,dispuestoadeciralgomás,peroestabatanperplejo,tanconfusoporlainsatisfaccióndesu
propiopueblo,quenosupopordóndeempezar.
—Lo estoy poniendo todo de mi parte, papá, pero no es suficiente. He pensado que quizá
deberíamosprobaralgodistinto.
Élseencogiódehombros.
—Estoydispuestoacasicualquiercosa.
—Desviemos la atención. Ahora mismo, la gente ha perdido la confianza en mí, así que
invitemos a Camille a pasar unos días a palacio. Ahren está perdidamente enamorado de ella y,
además,dominalosmediosdecomunicación.Laadoran,nonosengañemos.Despuéspodríadecir
que tenerles revoloteando por aquí me ha marcado y me ha hecho recapacitar. Y, a partir de ahí,
podemosretomarlaSeleccióneintentarqueesahistoriadeamordépasoaotra.
Papáteníalosojosclavadosensuescritorio.
—Nosédedóndesacasesasideas,Eadlyn,perosonbrillantes.YcreoqueaAhrenleencantará
lapropuesta.Déjamehacerunpardellamadasparaversipuedeviajarhastaaquí,antesdehacerlo
oficial,¿deacuerdo?
—Porsupuesto.
—Tambiénquieroqueorganicesunafiestaensuhonor.Simepermiteslaindiscreción,deberías
intentarconocerlamás.
Comosinotuvierabastantespreocupaciones.
—Mepondréconelloenseguida.
Papálevantóelteléfonoyvolvíamihabitación.Albergabalaesperanzadequeaquellobastara
paraencauzarlascosas.
Capítulo30
Dosdíasdespués,estabaenlapistadeaterrizaje,juntoamihermano,queestabahechounmanojo
denervios.Sosteníaungigantescoramodefloresentresusmanos.
—¿Porquénuncameregalasramosasí?
—Porquenopretendoimpresionarte.
—Eres peor que los candidatos —dije, sacudiendo la cabeza—. Será la próxima reina de
Francia.Noesfácilsorprenderachicascomonosotras.
—Losé—murmuró.Seleveíatanfelizqueparecíaidiota—.Supongoquetengosuerte.
La escalerilla del avión no tardó en descender. Primero bajaron dos guardias de seguridad y,
después, Camille. Era una jovencita esbelta y grácil de cabellera rubia; su expresión transmitía
serenidadyemoción.Jamáslahabíavistoconunatuendoindiscretooinapropiado,yesoquehabía
vistoinfinidaddefotografíassuyaspublicadasenrevistassensacionalistas.
Habíaunprotocoloqueseguir,desdeluego,peroAhrenyCamilleselosaltaronalatoreraal
fundirseenuntiernoabrazo.Éllaestrechóentresusbrazosmientraslebesabacadacentímetrodel
rostro. El ramo de flores quedó destrozado. Camille se reía y Ahren seguía acribillándola a besos.
Mesentíunpocofueradelugar,peroesperéaquepararanantesdesaludarla.
—¡Te he echado tanto de menos! —exclamó ella. Su acento francés hacía que cada palabra
sonaracomounasorpresa.
—Tengotantascosasqueenseñarte.Lepedíamispadresquereservaranunasuitesoloparati,
asísiemprequevengastendráslamejorhabitacióndepalacio.
—¡Oh,Ahren!¡Erestangenerosoconmigo!
Élsediolavuelta,conunasonrisadeorejaaorejay,derepente,recordóqueyoseguíaallí.
—Estoysegurodequenotehasolvidadodemihermana.
Nossaludamosconunareverencia.Aquellachicaeralapersonificacióndelaelegancia.
—Alteza,mealegrodevolveraverte.Hetraídoalgunosregalosparati.
—¿Paramí?
—Sí. Ven, deja que te cuente un secreto —murmuró, y se inclinó hacia delante—. Te sentarán
comounguante,yaloverás.
Aquellanoticiameanimóenseguida.
—¡Maravilloso! Quizá pueda estrenar algo hoy mismo. Te he preparado una fiesta para esta
noche.
Camilleahogóungritoysellevólasmanosalpecho.
—¿Enmihonor?—preguntó,ydesviósusojosazuleshaciasuprometido—.¿Deveras?
—Deveras.
Ahrenestabairreconocible.MirabaaCamillecomosilavenerara,comosiestuvierapreparado
parasacrificarcualquiercosasiesocomplacíaasuamada.
—Tufamiliametratamuybien.Vamos.Estoydeseandoveratumadre.
Devueltaapalacio,tratédeseguirlaconversación,peroAhrenoptóporhablarenfrancéspara
que Camille se sintiera más cómoda y, puesto que yo me había decantado por el español, no me
estaba enterando de nada. Llegamos a casa y, como era de esperar, mamá, papá, Kaden y Osten
estaban esperándonos a los pies de la escalinata principal. Detrás de las columnas, y claramente
queriendopasardesapercibidos,advertílapresenciadevariosfotógrafos.
Ahrenfueelprimeroenapearsedelcoche.Comobuencaballero,sehizoaunladoyofreciósu
mano para ayudar a Camille. Sin embargo, cuando busqué su mano para bajar del vehículo, me
percatédequehabíapreferidoacompañarasuamada.Alveramimadre,laprincesaselanzóasus
brazos.
Mamá, papá y Kaden hablaban un francés impecable y le dieron una cálida bienvenida. Me
acerquéaOsten,elculoinquietodelafamilia.Estabaimpacienteporhaceralgunadesustravesuras.
—¿Quéhastramadoparahoy?
—Nohepensadoennada.
—Veabuscaralosseleccionadosyhazlespreguntasraras.Ymantenmeinformada.
Élseechóareírmaliciosamenteysemarchócorriendo.
—¿Adóndevatandeprisa?—preguntópapáenvozbaja.
—Aningúnlado.
—Entremos —dijo mamá—. Deberías dormir un poco antes de esta noche. Eadlyn lleva días
organizandoestafiesta;serámaravillosa.
Habíapensadoentodo.Habríamúsicaendirecto,perfectaparabailarenpareja,yloscocineros
habían elaborado una suerte de fusión gastronómica, mezclando recetas de Illéa y de Francia. Los
reposteros habían preparado aquellos deliciosos saquitos de manzana con los que Henri nos había
deleitado.Memoríadeganasdequelosviera.
Mamá estaba radiante, como siempre, y papá no parecía tan agotado como en las últimas
semanas.Josiesesentíacomopezenelaguay,alverla,mealegróque,porunavezensuvida,nome
hubiera robado una tiara. Kaden era como un pequeño embajador; se paseaba por el salón
estrechandolamanoatodoelmundo.
Mepeguécomounalapaalaparejafeliz;resultabacautivadoralaparqueextenuante.Ahren
mirabaaCamillecomosigraciasaellasalieraelsolcadamañana.Erabonitoverleasí,hechizado
por aquella jovencita. Y eso hizo que me diera cuenta de que nunca nadie me había mirado de ese
modo.
EstabacelosadeCamille.Noporhaberseganadoelamordemihermano—unadelaspersonas
másfirmesdelmundo—,sinoporquehacíaquetodofuerafácil.¿Quéhabíahecholareinafrancesa
paraeducarlaasí?Camilleeraunachicadelicadaydulce,pero,almismotiempo,nadieseatreveríaa
pisotearla. Estaba al día de los asuntos internacionales y sabía que su pueblo la adoraba. El año
pasado,eneldíadesucumpleaños,lascallessellenarondefiestasimprovisadasensuhonor.Las
celebracionesdurarontresdías.¡Tresdías!
Consideraba que había recibido una buena educación, lo que me llevó a una conclusión: no
podíaseguirechandolaculpademisdefectosacómomehabíaneducado.Laculpaerasolomía.
Al darme cuenta de eso, me aparté un poco de Ahren y de Camille, porque estar cerca de esa
chicasolomehacíasentirpeor.
Sinembargo,antesdequepudieradarotropaso,Eanseplantódelantedemíymeofreciósu
brazo.
—Dichososlosojos.
Menudatontería.
—Teveocadadía—respondí,peroentrelacémibrazoconelsuyodetodasformas.
—Peroapenaspodemoshablar.¿Quétalestás?
—Genial.¿Cómonoestarlo?Voycorriendocomounalocadeunapuntaaotradepalaciopara
poderdisfrutardeunmomentoasolasconvosotrosparaqueluegomeacusendequetodoestoesun
montaje. Y, por si fuera poco, mi hermano se ha enamorado de la chica perfecta. Sé que, en algún
momento,melorobaráyselollevará.
—¿Telorobará?
Asentí.
—Cuando se casen, después de que su madre dé el visto bueno a la boda y tras un tedioso y
eternocompromisoparapoderplanearloqueserálabodamáslujosadelahistoria,Ahrentendrá
quemudarseaFrancia.
—Hmm—masculló.Luego,mellevóhastalapistadebaileymerodeólacintura—.Nopuedo
hacer nada respecto a tu hermano, pero si acaba mudándose al país vecino, recuerda que siempre
podráscontarconalguien.
—¿Yconese«alguien»noestarásrefiriéndoteati,verdad?—bromeé,yempecéabalancearme
alritmodelamúsica.
—Porsupuesto—respondió—.Miofertasigueenpie.
—Noloheolvidado.
Miréamialrededor;elsalónestabaabarrotadodepersonasdeprestigioyconocidas,peroesoa
Eannoparecíaamedrentarle,sinomásbientodolocontrario.Seleveíacómodo;cualquierahabría
jurado que se había criado en un palacio. Desde su llegada, mostraba una elegancia y una
desenvolturaquepocagentetenía.Denohabersabidosusorígenes,hastayomismahabríapuestola
manoenelfuegodequepertenecíaaalgunacortereal.
—Aunqueloquediganlosperiódicosseacierto,notetortures.Esoscríosnolomerecen.Yo
puedo ser el marido perfecto. Seré fiel, amable y un buen asistente. Jamás te exigiré que me ames.
Estaratuladoesloúnicoquenecesitoparaserfeliz.
Mecostabaentendersumotivaciónporque,enciertomodo,sabíaquepodíaaspiraraunavida
másplacentera.
—Muchasgraciasportuoferta.Perotodavíanomeherendido.
Eanladeólacabeza,conciertatimidez,ysonrió.
—Ah,puesyocreíaquesí.
—¿Yporqué?—respondíconsumismaactituddesabelotodo.
—Porquesigoaquí.Y,sideverasesperabasencontrarelamorenlaSelección,noentiendopor
quémemantienestodavíaporaquí.
Antetalosadía,dejédebailaryapartélasmanosdesushombros.
—Podríamandarteacasaahoramismo,ylosabes.
—Peronoloharás—sentencióconaquellapícarasonrisa—.Túsabesquepuedodarteloque
necesitas,y,además,ereslaúnicapersonaquepuededarmeloqueyonecesito.
—¿Yquées?
—Comodidad.Comodidadacambiodelibertad—resumió,yseencogiódehombros—.Creo
queesuntratojusto—susurró,einclinólacabeza—.Hastamañana,alteza.
NopodíasoportarqueEanfueramáscalculadorqueyo.Unascuantassemanaslehabíanbastado
para adivinar qué quería y cuán lejos estaba dispuesta a llegar para conseguirlo. Eso me irritaba
sobremanera.
Advertíunapuertalateralamiderecha,asíquemedeslicéalpasillo.Necesitabaunmomentoa
solas.Mefrotélasmejillasporquemedolíandetantosonreír.Ahífueracorríaunasuavebrisaque
meayudabaapensarconmásclaridad.
—¿Alteza?
Erik apareció por el pasillo; nunca le había visto tan elegante. Se había peinado de una forma
distinta y, a decir verdad, le favorecía. Parecía más alto, más imponente. Me quedé boquiabierta.
Estabamuy,peroquemuyguapo.
—Hoytehasarregladomucho—lefelicitéeintentédisimularmiasombro.
—Ah—susurró,ybajólamirada—.Noqueríameterlapata.
—Pueshasdadoenelclavo—insistí,ymeacerquéaél.
—¿Túcrees?Halemehaaconsejadoqueutilicecorbatasmásestrechas.
Mereíporlobajo.
—Bueno,Haletieneundonconelestilo;estásestupendo.
Eriknocabíaensídecontento.
—Ybien,¿estádisfrutandodelafiesta?
Porelrabillodelojoechéunvistazoalsalóndebaile.
—Está siendo un éxito, ¿no crees? Una comida exquisita, una música excelente, un montón de
invitados…,quizásealamejorfiestaquejamáshayaorganizado.
—Muydiplomática—añadió.
MevolvíhaciaErikysonreí.
—Medalasensacióndequeestanocheestoycompitiendo.
—¿Contraquién?—preguntó,atónito.
—ContraCamille,claro.
Volví a asomarme al salón e intenté esconderme tras las puertas para que nadie me pillara
espiando. Erik se colocó a mi lado y los dos observamos a Camille y a Ahren, que se deslizaban
delicadamentedeunladoaotrodelapistadebaile.
—Esridículo.
—Notemolestes.Ellaencarnalaperfecciónqueyopretendoalcanzar—musité.Eralaprimera
vez que admitía algo así delante de alguien. Erik siempre se las ingeniaba para que le revelara ese
tipodeconfidencias.
—Pero¿porquéseempeñaenimitarla?Hadeserustedmisma,alteza:esoserásuficiente.
Megiréconbrusquedad;nodabacréditoaloqueacababadeoír.Nuncapodíabajarlaguardia,
siempreteníaquedarmásdemí;seryomismanoerasuficiente.
LaspalabrasdeErikmerompieronlosesquemas.Estabaapuntodeecharmeallorarybusqué
sumano,talycomohabíahechoenmidormitorionohacíatantotiempo.
—Me alegro muchísimo de haberte conocido. Da lo mismo cómo acabe todo esto; siempre
estaréagradecidadequenuestroscaminossehayancruzado.
Nopudocontenerlasonrisa.
—Nuncaencontrarélaspalabrasparaexpresarelprivilegioquehasidoconocerla.
Sihubieraseguidoelprotocoloalpiedelaletra,deberíahaberleestrechadolamano,peronos
quedamosahídepie,conectadosensilencioduranteunosinstantes.
—¿Teinscribiste?—preguntédeformasúbita—.AlaSelección,quierodecir.
Élsonrióynegóconlacabeza.
—No.
—¿Yporquéno?
Sequedómeditabundounossegundos.
—Por…Porserquiensoy.
—EresEikko.
Sequedópasmadoaloírmellamarleporsunombredepila.
—Sí,soyEikko.Peroapenasmeconoce.
—ConozcoaEikkotanbiencomoélconoceaEadlyn.Y,permítemequetediga,quetútambién
eressuficiente—añadíconsarcasmo.
Notéquemeacariciabalapalmadelamano.Fueungestodelicado,casiimperceptible.Ambos
estábamos haciéndonos la misma pregunta: ¿qué habría ocurrido si su nombre hubiera estado en
aquellascestas?Quizásahoraseríaunodelospretendientes,opuedequelasuertenohubierajugado
asufavor…Eraimposiblepredecirsielriesgohabríamerecidolapena.
—Deberíavolveralafiesta—murmuré.
—Porsupuesto.Hastapronto.
Meconcentréenmantenerunaposturarígida,perográcilalavez,locualresultabamásfácil
subida en aquellos tacones que Camille me había regalado. Entré en el salón y saludé a todos los
invitados con una inclinación de cabeza. Podría haberme parado una decena de veces, pero preferí
continuarybuscaraHenri.
—Hola—saludó.
Esasemanahabíapensadoenélunmontóndeveces,pero,entreorganizarlafiesta,valorarlos
dañosdelasúltimasdeclaracionesyelcúmulodecitas,nohabíatenidoniunminutoparahablarcon
él.Parecíaunpocoansioso,aunqueconfiabaenqueEriklehubieraexplicadotodoloquelehabía
confesado.Pero,aunasí,necesitabahablarconél,yasolas.
—¿Estásbien?—pregunté.
Asintióconlacabeza.
—¿Bien?
Asentí.
Resopló,aliviado.Porfinselibródeaquellaexpresióndeansiedadyrecuperóeloptimismoque
lecaracterizaba.Intentépensarentodoslosdesacuerdosymalentendidosylleguéalaconclusiónde
queeraimposibleresolverlosconmenosdecincopalabras.Sinembargo,conHenricompartíauna
complicidadespecialynonecesitabamáspalabrasparasaberquetemíahabermeofendido.
QuizásErikestuvieraequivocadoypodíacomunicarmeconHenriperfectamente.
—¿Bailamos?—leinvité,señalandolapista.
—¡Porfavor!
Con esos tacones de infarto era casi tan alta como él. Y, aunque no era un buen bailarín,
compensabasufaltadedestrezaconsuentusiasmo.Mediovariasvueltaseinclusohicimosalguna
pirueta. Estaba siendo el mejor baile de mi vida. Y, de repente, advertí la presencia de Erik. Estaba
justodetrásdeHenri.
Quizálemalinterpreté,peroaquellasonrisatímidadesprendíaciertatristeza.
Capítulo31
Camille acaparó todas las portadas de los periódicos y de las revistas del corazón que solían
equipararnos a estrellas de cine y cantantes. Y en todas salía espectacular. Su presencia bastó para
animar el ambiente de la Sala de las Mujeres. La tía May vino de visita únicamente para ver a la
princesafrancesa.
Sabía por qué no soportaba a Josie. Era una jovencita consentida e infantil que hacía todo lo
posibleporparecerseamí,asíque,cuandoellarondabacerca,siempreteníaqueestaralerta.Pero
con Camille era más complicado. Era perfecta, pero no presumía de ello. Así que por mucho que
desearaodiarla,nopodía,puesesomeharíaquedaralaalturadelbetún.
—¿Cómoestátumadre?—lepreguntómamáaCamille.Ajuzgarporeltonoqueutilizó,intuí
quesehabíasentidoobligadaapreguntarporlareinaDaphne.Alparecer,erauntemadelicado.
Mamá le ofreció una taza de té que Camille aceptó encantada. Tardó unos segundos en
responder.
—Muybien.Leenvíarecuerdos.
—Últimamentesalemuchoenlasrevistas.Yentodaslasfotografíasselavemuycontenta—
prosiguiómamá.Apoyólasmanosensuregazoysonrióconcordialidad.Aquellosonómássincero
queloanterior.
—Yloestá—acordóCamille—.Noséquélehapasado,peronuncahaestadomásradiante.Me
encantaverlaasídefeliz.
Alhablardesumadre,suexpresiónsevolviómástierna,másdulce.Yesomehizopensaren
cómoseríalavidaenelpalaciofrancés.
—Ybien—irrumpióJosie,ysecruzódepiernasconungestodramático—.¿Oiremoscampanas
debodapronto?
Camillesesonrojóyapartólamirada.Todasnosechamosareír.
—Quizá—contestó—.SéqueAhreneselelegido,peronoqueremosapresurarnos.Preferimos
esperaralmomentoapropiado.
LaseñoritaMarleesuspiró.
—Ysupongoqueahora,enelpuntomásálgidodelaSelección,noloes.
—¡Claro que no! —exclamó Camille, y apoyó una mano sobre mi regazo—. ¡Nunca le
arrebataríaesemomentotanespecialaunaamiga!
LaseñoritaMarleeylaseñoritaLucysepusieronaaplaudir.
—Loquemerecuerda…—continuóCamille—.Eadlyn,todavíanomehascontadonada.¿Qué
tallospretendientes?
Soltéunarisita.
—Metraenmuchosquebraderosdecabeza.
—Ah,para—bromeómamá.
—¡Por favor, no me cuentes nada de Kile! ¡Ecs! —protestó Josie, que no tardó en recibir una
palmaditaenlapiernacomoreprimenda.
—¡Tienesqueponermealdía!—insistiólatíaMay—.Meheperdidounmontóndecosas.¡He
leídoquehubounapelea!
—Asíes—dije,ypuselosojosenblanco—.Laverdadesquetodavíalesestoyconociendo—
admití—.Hayunpuñadoquedestacasobrelosdemás,perolascosascambiancadadía,asíqueme
cuestaelegirunfavorito.
—¿Elegir? —repitió Camille con tono triste—. El amor no se elige. ¿No hay ningún
pretendientequetehayarobadoelcorazón?¿Alguienenquiennopuedesdejardepensar?
Encuantoformulósupregunta,unnombremevinoalacabeza.Elmerohechodequealguien
pudieracumplirtalesrequisitosmedejótanasombradaquenisiquierapudeasimilarquiénera.
Meobliguéacentrarmeenlaconversación.
—Supongoquenosoytanromántica.
—Esoesevidente—murmuróJosieentredientes.
ObienCamillenolaoyó,obienprefirióignorarla.
—Estoy convencida de que encontrarás a un marido maravilloso. ¡Estoy impaciente por
conocerle!
Laconversacióntomóotrorumboymelimitéaescucharensilencio.Nosabíasiquedarmecon
ellastodoeldíaositrabajarunpoco.Alparecer,últimamentenohabíahechomásquemeterlapata
ynopretendíaañadirotratorpezaamilistadeerrores.
Me gustaban las charlas de chicas, pero necesitaba un descanso. Me disculpé y salí al pasillo.
Quince minutos. Me prometí que, pasado ese tiempo, regresaría a la Sala de las Mujeres llena de
energíayoptimismo.
Porcasualidad,viaHale.Sedirigíahacialosjardinesyarrastrabauncarritorepletodegarrafas
deagua.Alverme,dibujóunasonrisaenorme.
—¿Adóndevas?—preguntó.
—Aningunaparte,enrealidad.Estabatomándomeunrespiro,esoestodo.
—Algunoschicosestamosjugandoalbéisboleneljardín,porsiteapetecevenir.
Measoméporlaventanaycomprobéquehabíaunosochochicostratandodebatearlapelota.
—¿Dedóndehansacadotodoelmaterial?
—Osten.
Desdeluego.Ostenteníadetodo.Todossehabíandescalzadoysehabíanenrolladoelbajode
lospantalones.
—Nuncahejugadoalbéisbol—admití.
—Razóndemásparaapuntarte.
—¿Sabesjugar?
—Semedamásbienhacerdepitcherquedebateador,peromedefiendobastantebien.Puedo
enseñarte—propusoHale.Sabíaque,sisalíaaljardín,mecuidaríaentodomomento.
—Deacuerdo.Peropiensaquenodaréniuna.Soyunpocopatosa.
—¿Desdecuándoerespatosa?—bromeó,ymeacompañóhastalapuerta.
Kile también estaba ahí, junto a Apsel, Tavish y Harrison. Vi a Alex y, aunque me negaba a
admitirlo, desde que Milla se había ido de la lengua con ciertos periodistas, había estado tentada a
enviarleaCalgary.Dehecho,todavíameloestabaplanteando.
HenriestabahaciendoflexionesjuntoaLindey,deformainstintiva,busquéaErik.Enseguidale
encontré;estabasentadoenunodelosbancosdepiedra.
—¡Alteza!—llamóEdwin—.¿Havenidoaverelpartido?
—No,señor.Quierojugar.
Lamayoríadeloschicosmevitoreóyaplaudió,aunquedudabaquealgunodeellosmequisiera
ensuequipo.
—De acuerdo, de acuerdo —grité, alzando los brazos—. Recordad que tengo que volver ahí
dentrodeunosminutosyqueeslaprimeravezquejuegoalbéisbol.Peromeapeteceprobarloantes
devolveraltrabajo.
—¡Serápancomido!—aseguróTavish—.Quíteseloszapatos,alteza.Losdejaréalladodelos
míos.
Mequitélostaconesyselosentreguécomosideuntesorosetratara.
—Vaya,cómopesan.¿Debedecostarhastalevantarlospies?
—Hacefaltatenerunaspiernasfuertes.
Élsoltóunascarcajadasysemarchóconmiszapatosenlamano.
—Deacuerdo,empezaráEadlyn—decidióKile.
Entérminosgenerales,conocíalasnormasdeljuego.Tresintentos,cuatrobases.Peroencuanto
alamecánica,estabaperdida.
Hale se colocó en el centro del diamante y empezó a practicar sus lanzamientos con Apsel.
Raoul,queseríaelreceptor,aparecióamisespaldas.
—Esto es lo que tiene que hacer —dijo. Tenía un acento español bastante marcado, pero le
agradecí que me explicara la dinámica del juego de una forma fácil y clara—. Se ha de agarrar el
bate por aquí… y por aquí. —Me hizo una pequeña demostración y sujetó el bate por la base—.
Separeligeramentelaspiernasynomuevaelpiededelante,¿deacuerdo?
—Deacuerdo.
—Yobservelabola,alteza.
—Observarlabola…,vale.
Raoulmeentregóelbate.Pesabamuchomásdeloqueparecía.
—Buenasuerte.
—Gracias.
MecoloquésobreaquellabaseimprovisadaeintentéhacertodoloqueRaoulmehabíaindicado.
Puesto que Hale era el pitcher, asumí que estábamos en equipos distintos. Aunque, al verme ahí
plantada,nopudocontenerlasonrisa.
—Telalanzarésuave,¿vale?
Asentí.
Éllanzólabolayfallé.Lomismoocurriólasegundavez.Nosémuybienquépasólatercera,
peroacabégirandocomounapeonza.
Hale se echó a reír, al igual que Raoul. Aunque en otras circunstancias me hubiera sentido
abochornada,melotoméabroma.
—¡Eadlyn!¡Eadlyn!
Reconocí la voz de mi madre de inmediato. Los ventanales de la Sala de las Mujeres estaban
abiertos de par en par. Todo el mundo estaba mirándome. Mamá no tardaría en ordenarme que
volvieradentro.
—¡Aporellos!—chilló—.¡Bateaconfuerza!
LatíaMaynodejabademoverlosbrazos.
—¡Vamos,Eady!
Elrestodelaschicastambiénsepusoagritaryaaplaudir.Soltéunacarcajadaymevolvíhacia
Hale.
Élasintióconlacabeza.
Agarréelbateconfuerzaymepreparé.
Porfinlogrébatearlabola.Laenviéhacialaizquierda.Chilléenloquecida,dejécaerelbate,me
arremanguélafaldadelvestidoysalídisparadahacialaprimerabase.
—¡Corre,Eady,corre!—animóKile.
ViaHenricorrerdetrásdelapelota,asíquedecidíintentaralcanzarlasegundabase,sinquitarle
elojodeencima.Noibaalograrlo,asíquemepropulséhaciadelanteyaterricésobrelabase.
¡Lohabíaconseguido!
Todoelpúblicoestallóenvítores.Nohabíaganado,peromesentímuysatisfecha.Depronto,
Edwinmelevantódelsueloymeabrazóconfuerza.
Unminutodespués,mamá,Josieylasdemásmujeressalieronaljardín.Todassequitaronlos
zapatosyexigieronserlassiguientesenbatear.
Alguiendebiódeavisarapapáyamishermanosdeaquelpartidoespontáneo.Kadenaprovechó
la ocasión para demostrar el gran atleta que era. Mis padres prefirieron quedarse como meros
espectadores.Losseleccionadosseanimabanlosunosalosotros,dándosepalmaditasenlaespalda.
Ahren,alverasuamadaeneljardín,seescabullóhaciaella,cubriéndoladebesos.
—¡Vamos,Henri!—gritécuandoviquecogíaelbate.
Eriksedeslizóamiladoparacontemplarelespectáculo.
A ambos nos dio un poco de reparo empezar a saltar por el jardín, así que, sin perder la
dignidad,chocamoslospuños.
—¿Noesgenial?—dije—.Meencantaquepuedajugarsintenerquepreocuparseporelidioma.
—Amítambién—acordóErik—.¡Nopuedocreerquehayabateadoesabola,alteza!
Meechéareír.
—¡Losé!Hamerecidolapenamancharmeelvestido.
—Todalarazón.¿Hayalgodeloquenoseacapaz?—preguntódivertido.
—Unmontóndecosas—respondí,yrepasétodamilistadedefectos.
—¿Porejemplo?
—Umm…¿Hablarfinlandés?
Erikserio.
—Deacuerdo.Solounacosa.Sepuedeperdonar.
—¿Ytú?
Élmiróasualrededor.
—Noseríacapazdegobernarunpaís.
—Créeme,siyoheaprendidoahacerlo,todoelmundopuede.
Mamávinocorriendoymeabrazóporlaespalda.
—Quéideatanmaravillosa.
—Seleshaocurridoaloschicos—expliqué—.Hasidopuracasualidad.Mehaninvitadoporque
mehanvistosolaenelpasillo.
Depronto,viquepapásecolocabasobrelabase.
—¡Ánimo,papá!
Éllevantólamanoysaludóasuqueridaesposa.Mamásacudiólacabeza.
—Nolovaaconseguir—murmuró.
Ytalcomomamáhabíapredicho,papáfallólaprimerabola.Leaplaudimosdetodasformas,
celebrandoqueelpartidoseguíavivo,aunquenadiehubieraconseguidounacarrera.
Durante ese breve instante solo se respiró felicidad. Estaba rodeada de mi familia, de mis
amigos; todos estábamos disfrutando del partido, del sol, de las bromas. Mi madre volvió a
abrazarme, me besó en la cabeza y me aseguró que estaba muy orgullosa de cómo había bateado.
Osten no dejaba de correr en círculo, arrasando con todo lo que encontraba en su camino y
provocando las risas de todos los presentes. Josie se había apropiado de una camisa de los
pretendientes y la llevaba desabrochada sobre el vestido. A pesar de que parecía una auténtica
estúpida,selaveíafeliz.
Eracomounaburbujadepuraalegría.
Nohabíacámaraspululandoporeljardínparacapturarelmomento,nireporterosquepudieran
describiraquellafelicidadalmundoentero.Y,poralgúnmotivo,esohizoquefueraaúnmásespecial.
Capítulo32
Noqueríaqueesaburbujaexplotara;así,podríaolvidarmedetodoslosproblemasquehostigabana
mifamilia.Perolapaznoperdurómuchotiempo.Durantelacena,algunosdelospretendientesque
se habían perdido el partido de béisbol empezaron a quejarse, ya que consideraban que alguien
debería haberlos avisado. Sostenían que era injusto que un puñado de sus compañeros hubieran
podidopasaruntiempoasolasconmigo,asíquereclamabanunacitagrupalparaellos.
Eligieron a Winslow como representante, así que él fue el encargado de transmitirme su
descuerdo.Sepresentóantemíconcaradecorderodegolladoymecomunicólasquejasdelgrupo.
Esperóaquesalieradelcomedorparapoderhablarconmigo.
—Tansolopedimosunacitagrupalparaequilibrarlabalanza.
Memasajeélassientes.
—Técnicamentenofueunacita.Nadieloplaneó,ymifamiliatambiénestuvoahí,incluidosmis
hermanospequeños.
—Loentendemosy,siaceptaelofrecimiento,alteza,estamosdispuestosaorganizarlacita.
Suspiré,frustrada.
—¿Cuántagenteseríamos?
—Tansoloocho.Eansemantienealmargen.
Sonreíparamisadentros.Porsupuesto,Eannoqueríaqueselerelacionaraconungrupitode
chicosquesearrastrabaporunosminutitosconmigo.Esomellevóapreguntarmesideberíatenderle
una emboscada y pillarle a solas para dejarle cuatro cosas bien claras. Aunque, por otro lado,
sospechabaqueesehabíasidosuplandesdeelprincipio.
—Vosotrosorganizadlacita,yyoyameencargarédeencontrarunhueco.
Winslowsonrió.
—Muchasgracias,alteza.
—Pero—meapresuréaañadir—,porfavor,coméntalesatuscompañerosqueestaspataletasno
mejoran la opinión que tengo sobre vosotros. De hecho, lo considero un comportamiento algo
infantil.Asíqueosaconsejoquepreparéislamejorcitadelahistoria.
Medimediavuelta,nosinantesadvertirlaexpresióndeterrorenelrostrodeWinslow.
Dos meses más. Podía hacerlo. Había tenido altibajos, pero presentía que lo peor ya había
pasado. Después del partido, ya no me sentía tan intimidada por los chicos. De hecho, estaba
convencidadequedaríaapapáeltiempoquenecesitaba.
Deloquenoestabatanseguraeradequéhacerconmicorazón.
SubílasescalerashastaeltercerpisoyviqueAhrensalíadesuhabitación.Sehabíacambiado
detraje;supusequedebíadeiravisitaraCamilleasunuevasuite.
—¿Algunavezdejasdesonreír?—pregunté.Meparecíaincreíbleestarasítantosdíasseguidos.
—No,siellaestáporaquí—dijo,yseestiróelchalecodeltraje—.¿Estoybien?
—Claro que sí. Estoy segura de que Camille te ve guapo de cualquier forma. Está loca por ti,
Ahren.
Élsuspiró.
—Esocreo.Yesoespero.
En cierto modo, Ahren ya había volado del nido. En su mente, estaba en París, cubriendo a
Camilledebesosydiscutiendoelnombredesushijos.Sentíqueestabaapuntodeabandonarme…y
noestabapreparada.
Traguésalivaymearmédevalorparadecirloquellevabamuchotiemporumiandoyquenunca
mehabíaatrevidoaconfesarle.
—Ahren,Camilleesfantástica.Nopuedonegarlo.Peroquizánosealachicaperfectaparati.
Susonrisasedesvaneció.
—¿Aquéterefieres?
—Quizá deberías considerar otras opciones. Hay muchísimas chicas solteras en Illéa que has
ignoradoporcompleto.Esunasuntomuydelicado,ynodeberíasprecipitarte.Piensaquesiundía
Camille y tú rompierais vuestro matrimonio y decidierais divorciaros, pondríais en peligro las
alianzasentrelosdospaíses.
Ahrenmeobservabasinpestañear.
—Eadlyn, sé que tienes tus reservas respecto al amor, pero sé muy bien lo que siento por
Camille.Queatiteasuste…
—¡No estoy asustada! —grité—. Tan solo pretendo ayudarte. Te quiero más que a nadie en el
mundo.Haríacualquiercosaporti,ypensabaqueeraalgorecíproco.
Aquelcomentariolellegóalalma.
—Sabesquesí.
—Entoncespiénsalo,porfavor.Esloúnicoquetepido.
Asintió.Sepasólosdedosporlaboca,porlasmejillas,preocupado,nervioso…,casiperdido.
Derepente,memiró,mededicóunapequeñasonrisayextendiólosbrazos,invitándomeasía
abrazarle. Me sostuvo entre sus brazos durante un buen rato, como si necesitara ese abrazo como
aguademayo.
—Tequiero,Eady.
—Yyoati.
Mediounbesoenlacabeza,yluegosemarchóalahabitacióndeCamille.
Neenaestabaesperándome,conelcamisónpreparado.
—¿Algúnplanparaestanoche?¿Oprefierevestirseparameterseenlacama?
—Cama—respondí—.Perovasaalucinarcuandotecuentelaúltima.
Leexpliquéquealgunoscandidatosmehabíanpropuestounacitaengrupo,sinolvidareldetalle
dequeEanhabíapreferidomantenersealmargen.
—Chicolisto—comentómidoncella.
—Losé.Creoquesehaganadounacitaespecialporello.
—¿Unacitarealounacitadedespecho?
Mereí.
—Niidea.Puf,¿quésesuponequedebohacerconesoschicos?
—¡Echarlosatodos!¡Ajá!Heencontradootrotrozodecéspedenelvestido—dijo,ymemostró
unpuñadodebriznasantesdetirarlasalapapelera.
—El partido ha sido tan divertido —dije—. Nunca olvidaré la cara que puso mamá cuando se
asomóporelventanalymeanimóabatear.¡Penséqueibaaregañarme!
—Ojaláhubierapodidoestarahí.
—Neena,notienesquequedarteencerradaenmihabitacióntodoeldía.Siempreestáimpolutay
notardotantotiempoenvestirmeporlamañana.Deberíasacompañarmealossitiosyconoceralgo
másdepalacio.
Ellaencogióloshombros.
—Quizá.
Perodistinguíunanotadeentusiasmoensuvoz.Meplanteélaposibilidaddeformarlaparaque
pudiera viajar conmigo. Me encantaría que Neena pudiera acompañarme en mi próximo viaje. Sin
embargo, hacía semanas había dejado caer que, tarde o temprano, dejaría el palacio, así que no
merecíalapena.Sabíaquenopodíamanteneraunadoncellaparasiempre,peromeaterrabapensar
queundíaNeenanoestaríaamilado.
Aldíasiguiente,cuandobajéadesayunar,mellamólaatenciónqueAhrennoestuvieraahí.Me
preocupabaquesehubieraenfadadoconmigo.Nosoportabadiscutirconél.Eramihermanomellizo,
ycompartíamosalgoespecial,algoinexplicable.
TardéunpocomásendarmecuentadequeCamilletampocoestaba.Solopodíanhaberocurrido
dos cosas: o Ahren había recuperado la cordura y le había dicho que quería considerar otras
opciones y, por tanto, estaban evitando encontrarse…, o habían pasado la noche juntos y todavía
seguíanenlacama.
Mepreguntéquéopinaríapapásobreeso.
Y entonces me fijé en que varios de mis pretendientes tampoco habían bajado a desayunar.
Quizás Ahren y Camille no estuvieran retozando bajo las sábanas. A lo mejor todos se habían
contagiado de algún virus estomacal. Sí, sería eso. Era más probable… y bastante menos
emocionante.
Al salir del comedor, me topé con Leeland y con Ivan, que estaban esperándome. Los dos me
saludaronconunagranreverencia.
—Alteza—murmuróIvan—,serequieresupresenciaenelGranSalón.Leesperalamejorcita
desuvida.
Sonreíconciertasuperioridad.
—¿Ah,deveras?
Leelandserioporlobajo.
—Hemosestadotrabajandoenellatodalanoche.Nohemospegadoojo.Asíque,porfavor,no
nosdigaqueestáocupada,alteza.
Comprobélahoraenelrelojdelapared.
—Tengounahora,másomenos.
Ivanparecióanimarse.
—Esoesmuchotiempo.Vamos—dijo.
Losdosmeofrecieronelbrazo.AceptéylespermitíquemeescoltaranhastaelGranSalón.
En la pared del fondo habían dispuesto un pequeño escenario que habían cubierto con lo que
parecíanserlosmantelesdeNavidad.Enelcentrodelescenariovilosfocosquesolíamosutilizaren
las fiestas. En cuanto cruzamos el umbral, todos los candidatos se quedaron en silencio y se
colocaronenfilaindia.
Meguiaronhaciaelúnicosillónquehabíafrentealescenario.Toméasiento,untantocuriosay
confusa.
Winslowextendiólosbrazosdeparenpar.
—BienvenidaalprimerespectáculodevariedadesdelaSelección,protagonizadoporunpuñado
deperdedoresquecompitenporllamarlaatencióndelaprincesa.
Mereíacarcajadas.
Calvinaparecióderepenteysesentóanteelpiano;empezóatocarunacancióndejazzy,acto
seguido,todosabandonaronelescenario,salvoWinslow.
Hizo una pomposa reverencia y, cuando se levantó, esbozó una amplia sonrisa y mostró tres
pelotasdesemillas.Yempezóahacermalabares.Eraunnumeritotanabsurdoquenopudecontener
larisa.Winslowsehizoaunladoyalguien,desdebambalinas,lelanzóunacuartapelota.Seguidade
una quinta y una sexta. Se las apañó bastante bien durante dos segundos; después, todas se
desplomaronsobreelsuelo,menosuna,quelegolpeólacabeza.
Todoslamentamosaquelfinal,peroleaplaudimosporelesfuerzo.
Lodge apareció con un arco y varias flechas, y deslizó una especie de tronco recubierto de
globos. Empezó a lanzar flechas; cuando un globo estallaba, se producía una lluvia de purpurina.
Durantetodoesetiempo,Calvinnodejódetocarelpiano.Ibaalternandolascanciones,tratandode
encontrarlamejormelodíaparacadaacto.
Foxfueelsiguienteensubiralescenario.Mecostócreerquesehubieradejadoenredar,pero
ahí estaba. Se puso a pintar. Estaba segura de que Osten dibujaba mejores monigotes que él, pero,
puestoqueelespectáculoconsistíaenresaltarsuscualidadesdeunaformadivertidaoenmostrarsus
flaquezas en forma de parodia, al final resultó ser algo gracioso. Me habría encantado robarle el
retratoquehabíahechodemí:unacabezaenformadehuevoconunasondasmarronesquehacíanlas
vecesdemicabello.Mehabíanretratadounmillóndeveces…,perojamásdeunaformatandulce.
Leelandcantó.Julianbailóconunhula-hoop.Ivanestuvounmontóndetiempososteniendouna
pelotadefútbolsobrelapuntadelpie.Gunnerleyóunpoema.
—QueridaprincesaEadlyn,nohaypalabraquerimeconsunombrey,aunquenosenfadamos
muchoconsualteza,laquerremoseterna.
Medesternilléderisa,aligualquelamayoríadeloscandidatos.
Para el número final, los ocho pretendientes se reunieron en el escenario para bailar. Bueno,
para intentar bailar. En realidad, se dedicaron a mover los brazos y a menear las caderas, aunque
hubomomentosenqueinclusoyomeruboricé.Estabaimpresionada.Habíanorganizadotodoaquel
showenunanoche.Ytodoparaentretenermey,enciertomodo,pedirmeperdón.
Habíasidotodoundetalleporsuparte.
Aplaudíhastaelfinal.Mepusodepieparahacerlo.
—De acuerdo, debería volver al trabajo… Pero ¿qué tal si nos tomamos algo y charlamos un
rato?
Atodoslesparecióunaideaestupenda,asíquemandétraeralgodeté,aguayrefrescos.
Nonosmolestamosencolocarlasmesasensulugaryoptamosporsentarnosenelsuelo.Debía
reconocerque,aveces,esosplastaspodíanserunverdaderoencanto.
Ahren tampoco vino a cenar. Me fijé en todos los candidatos, en los invitados… Mamá llegó
unosminutostarde,peronohabíarastrodemihermano.
Papáseacercóymesusurróaloído:
—¿DóndeestáAhren?
Encogíloshombrosypinchéuntrozodepolloconeltenedor.
—Nolosé.Nolehevistoentodoeldía.
—Noesalgopropiodeél.
Echéunvistazoalamesadondeestabansentadoslosdiecinueveseleccionados.Kilemeguiñó
un ojo y Henri me saludó con la mano. Cada vez que miraba a Gunner, recordaba aquel poema
ridículoymeechabaareír.Foxasintióconlacabezacuandocruzamoslasmiradas.AlveraRaoul
desperezarse,mevinoalamemorialadelicadezaconquemehabíatratadoalenseñarmeaagarrarel
bate.
Oh,no.
Había ocurrido. Aunque había candidatos con los que aún no había compartido momentos a
solas, todos, a su manera, habían logrado hechizarme. Sabía que algunos se habían ganado un
pedacito de mi temeroso corazón, pero ¿cómo era posible que me hubiera encariñado de los
diecinueve?
Sentíunafuerteopresiónenelpecho.Alfinal,acabaríaechandodemenosaesapandadechicos
gritonesyestrafalarios.Yesque,aunquepormilagrodivinoacabaraencontrandoalamordemivida
entreellos,nopodíaquedarmecontodos.
Penséenlopreocupadaquehabíaestadosemanasatrás.Meapenabaperderlatranquilidadquese
respirabaencasa.Derepente,Gavrilentróenelcomedor,conunodelosreporterosquehabíamos
contratadoparaelReport.
Sedetuvofrentealamesaprincipalymiróapapá.
—Sientomolestarte,majestad.
—Enabsoluto.¿Quéocurre?
Gavrilmiróasualrededor.
—Esunasuntoprivado.¿Puedoacercarme?
PapáasintióyGavrillemurmuróalgoaloído.
Lareaccióndemipadrenosehizoesperar:entornólosojosconunaexpresiónincrédula.
—¿Casado? —preguntó en voz baja, pero mamá y yo lo escuchamos. Se apartó para poder
miraraGavrilalosojos.
—Su madre les ha dado el consentimiento. Ya está hecho… y de forma legal. Ahren se ha
marchado.
Mequedépetrificada.Encuantosalídemiestupor,salícorriendodelcomedor.
—No,no,no—farfullémientrassubíalospeldañosdedosendos.
Primero comprobé la habitación de Ahren. Nada. Estaba en perfecto orden. No había indicio
alguno de que hubiera hecho las maletas o de que se hubiera ido de forma apresurada. Y lo más
importantedetodo:nohabíarastrodemihermano.
DespuésmedirigíhacialasuitedeCamille.Confiesoqueeldíaantesmeasoméyvilasmaletas
abiertas de par en par, con todos los modelitos que había traído desde Francia bien expuestos. Las
maletasseguíanenlahabitación,aexcepcióndelasmáspequeñas.Peroningunaseñaldelaprincesa
francesa.
Meapoyéenlapareddelpasillo;estabatanconmocionadaqueapenaspodíaentenderquéhabía
pasado.Ahrensehabíaido.Sehabíafugadoconsuamadaymehabíaabandonadoamisuerte.
Estabaaturdidayeraincapazdepensarconclaridad.¿Quédebíahacer?¿Rogarlequevolviera?
Gavril mencionó algo sobre que era legal. ¿Qué significaba eso? ¿Había algún modo de deshacer
aquellío?
Elmundosemevinoencima.¿CómoibaaseguirconmividasinAhrenamilado?
Derepente,aparecíenmidormitorio,aunquenorecuerdohabercaminadohastaallí.Neename
entregóunsobre.
—Haceunamediahora,elmayordomodeAhrenmehadadoesto.
Learranquéelpapeldelasmanos.
Eadlyn:
Supongo que te habrás enterado de la noticia antes de leer esta carta, pero, aun así,
déjame explicarme. Me he marchado a Francia, junto a Camille y, aunque estamos
pendientesdelaaprobacióndesuspadres,pretendocasarmeconelladeinmediato.Siento
habermeidosintiytepidoperdónporhaberteexcluidodelquesiemprepenséqueseríael
díamásfelizdemivida.Peronohetenidootraopción.
Despuésdelaconversaciónquemantuvimosanoche,porfinlosúltimosañoscobraron
sentido. Siempre asumí que despreciabas a Camille porque las dos estabais en la misma
situación.Soisdoschicasjóvenesyhermosasque,enbreve,heredaréisuntrono.Perolas
dosmanejáisesasituacióndeunaformabiendistinta.Ellaesextrovertida,ytú,encambio,
prefieres mantener las distancias. Camille ejerce su poder con humildad, y tú proteges el
tuyoconunaespadaafilada.Odiosertandirectoycontundente,perointuyoquetútambién
tehabíasdadocuentadeesto.Aunque,nomegustadecirlo.
Sinembargo,esenoeselmotivoporelquedespreciasaCamille.Notegustaporque
sabesqueeslaúnicapersonaenelmundocapazdesepararnos.
Nosabescuántomedueledeciresto,Eadlyn.Siemprehecreídoenti.Soytuhermanoy
poresotengoencuentatusconsejos,tusideas.Perotambiénséque,silohago,algúndía
acabarásporconvencermeylodejarétodoporti.
Así que antes de que me pidas que te entregue mi vida, he decidido entregársela a
Camille.
Ojalá un día encuentres el amor, Eadlyn. Deseo que conozcas ese amor temerario,
insensatoeimplacablequeteconsumepordentro.Quizásentoncesmecomprendas.Espero
quealgúndíalohagas.
SolohayunacosaquepuedemancillarmifelicidadconCamille:quenomeperdonesy,
porlotanto,quenuestroscaminosseseparenparasiempre.Nopodríasoportarlo.
Todavía no me he ido y ya te echo de menos. No puedo imaginar mi vida sin ti. Por
favor,encuentraelmododeperdonarmeyrecuerdaquetequiero.Quizánodelmodoenque
tegustaría,perotequiero.
Yparademostrartemiapoyoincondicional,noquierodespedirmesindecirtealgoque
puedesertedegranayudaenlospróximosmeses.
Másprovinciasdelasqueimaginassehanunidoalaprotestacontralamonarquía.No
sontodas,perosílamayoría.Aunquemeduelemuchísimodecirteesto,merecessaberlo.El
paíspretendeacabarconlamonarquíaporqueodiaaunaúnicapersona:ati.
Nologroentenderporqué;quizáseaporqueeresjoven,porqueeresunamujeropor
motivos que no imaginamos, pero tu pueblo está preocupado. Papá está envejeciendo a
marchasforzadas.Estásufriendounapresiónterrible,apesardetodosloséxitoslogrados.
LosciudadanosdeIlléacreenquenotardarásenascenderaltrono,ynoestánpreparados.
Odiodecirtetodoesto,perocreoqueyalosospechabas.Sinotelohecontadoanteses
porque no quería que te obsesionaras o que te culparas. Pero estoy convencido de que
puedes hacerles cambiar de opinión. No seas tan estricta con quienes te rodean, Eadlyn.
Puedes ser valiente sin dejar de ser femenina. Puedes dirigir un país y que te gusten las
flores.Y,lomásimportante,puedesserreinayesposa.
Teponesunacorazaynopermitesquelagenteteconozcatanbiencomoyo.Perosé
que,alfinal,esoschicoscaptaránundestellodeloqueseescondeentuinterior.Quizáme
equivoco,peroporsiestaeslaúltimavezquehablamos,eseesmiconsejo.
Esperoquepuedasperdonarme.
Tuhermano,tumellizo,tuotramitad,
AHREN
Capítulo33
Releí aquella carta de despedida varias veces. Me había abandonado. Me había dejado por ella.
Cuandoporfindigerísuspalabras,sentíunarabiasalvajeeincontrolable.Cogíloprimeroquevi
quepudieraromperseyloarrojécontralaparedcontodasmisfuerzas.
OíqueNeenaahogabaungritocuandoelcristalsehizoañicos,yesomedevolvióalarealidad.
Habíaolvidadoporcompletoqueellatambiénestabaahí.
Entrejadeos,logrébalbucear:
—Losiento.
—Yomeencargo.
—Noqueríaasustarte.Esque…sehaido.Ahrensehamarchado.
—¿Qué?
—SehafugadoconCamille—leaclaré,ymepasélosdedosporelcabello.Lanoticiamehabía
dejado trastornada—. No logro entender cómo la reina de Francia ha autorizado algo así, pero es
evidentequelohahecho.ElmismoGavrilhacomentadoquehasidounabodalegal.
—¿Yquéquieredecireso?
Traguésaliva.
—PuestoqueCamilleeslaherederaaltronodeFranciayAhrenyaessupríncipeconsorte,su
obligaciónesvivirenFrancia.Illéayanoesmásqueelpaísenelquenació.
—¿Suspadreslosaben?
Asentíconlacabeza.
—Aunquenosésitambiénleshaescritounacarta.Deberíairaverlos.
Neenaseacercóparaarreglarmeelpeloyatusarmeelvestido.Tambiénmepasóunpañuelopor
elrostroparalimpiarcualquierimperfección.
—Ahora.Asíescomomifuturareinadeberíaestar.
Nopudecontenerme,ylaabracé.
—Erestanbuenaconmigo,Neena.
—Chis.Vayaabuscarasuspadres.Lanecesitan.
Me sequé las lágrimas que amenazaban con caer. Bajé al vestíbulo y llamé a la puerta de los
aposentosdepapá,quesolíacompartirconmamá.
Nadierespondió,pero,aunasí,mearriesguéyasomélacabeza.
—¿Papá?—llamé,ymeadentréenaquelgigantescosalón.
Hacíamuchísimotiempoquenoentrabaahí,quizádesdequeeraniña;nolograbarecordarsi
siemprehabíatenidoaquelaspecto.Medabalasensacióndequemamáhabíatenidoalgoqueveren
ladecoración.Lasparedesestabanpintadasencolorescálidosyhabíalibrosportodaspartes.Siese
erasurefugioparticular,¿porquénoloreconocía?
Pulular por ese salón sin papá ni mamá me hacía sentir como una intrusa, así que decidí dar
media vuelta e irme. Pero hubo algo que me detuvo: detrás de mí advertí varias fotografías
enmarcadasquecubríantodaunapared.
Enunaaparecíanmispadresamiedad;élconuntrajeeleganteyunfajín;ellaconunvestidode
colorcremaexquisito.Eraeldíadesubodayteníanlacaramanchadadenatadelpastel.Enotravia
mamá, cubierta en sudor, y con dos bebés entre los brazos. Papá le besaba la frente y reparé en la
lágrimaquesedeslizabaporsumejilla.Tambiénhabíainstantáneasmáscándidas,llenasdebesosy
sonrisas,quehabíanreveladoenblancoynegroparahacerlasparecermásclásicas.
En aquel momento, me percaté de dos cosas. No reconocía a mi padre en aquella habitación
porquenoerasuya.Lahabíatransformadoenunsantuariodedicadoamamá,omejordicho,enun
santuariodedicadoalprofundoamorqueseprofesaban.
Los veía a diario, pero me chocó observar todas las imágenes que, con toda probabilidad,
miraban cada noche antes de irse a dormir. Estaban hechos el uno para el otro. A pesar de los
obstáculos,lesgustabarecordarlo.
También me sirvió para darme cuenta de por qué Ahren se había desentendido de mí… y de
todos nosotros: por amor. Si conseguía encontrar un amor como el de mis padres, su fuga estaría
másquejustificada.
DebíaencontraramispadresycontarlesloqueAhrendecíaensucarta.Ellosentenderíanmejor
quenadiequélehabíaempujadoairse.Sindudaalguna,locomprenderíanmejorqueyo.
Nolesencontréenelcomedor,nieneldespachodepapá,nitampocoenlosaposentosdemamá.
Dehecho,lospasillosestabandesiertos,locualnoerahabitualaesashoras.Noviniunsologuardia
deseguridad.
—¿Hola?—llamécuandolleguéalvestíbulo—.¿Hola?
Porfin,dosguardiasdoblaronlaesquinayvinieroncorriendohaciamí.
—GraciasaDios—dijouno—.Avisaalreydequelahemosencontrado.
Elsegundoguardiasaliódisparadocomounaflecha.Elotrorespiróprofundoyseacercóamí.
—Debeacompañarmealhospital,alteza.Sumadrehasufridouninfarto.
Cadapalabrasonócomounbombazoenmicabeza.Sentíquesemenublabalamente.Nosabía
quédecirniquéhacer,peronecesitabaverla.Apesardellevarunostaconesdeaguja,echéacorrer
lomásrápidoquepude.
Solopodíapensarenunacosa:enlasvecesquemehabíaequivocadoyenlogroseraquehabía
sido con ella cuando había querido salirme con la mía. Estaba segura de que mamá sabía que la
quería,peronecesitabadecírselounavezmás.
Delantedelapuertadelhospital,latíaMayestabasentadajuntoalaseñoritaMarlee.Teníalos
ojos cerrados y farfullaba algo, como si estuviera rezando. Osten, por suerte, no estaba allí, pero
Kadensí.Estabahaciéndoseelvaliente,perointuíaque,encualquiermomento,romperíaallorar.La
señorita Bryce también había venido. No podía estarse quieta y caminaba de un lado al otro del
pasillo.Sinembargo,elmásaterrorizadodetodoserapapá.
SehabíaaferradoalgeneralLeger,comosisuvidadependieradeello:leagarrabadelamanga
deluniforme.Llorabadesconsoladamente.Nuncahabíaoídounsonidoquetransmitieratantodolor.
Yesperabanovolveraoírlonunca.
—Nopuedoperderla.Nolosé…No…
ElgeneralLegerlecogióporloshombros.
—Nopiensesenesoahora.Debemosconfiarenquesevaarecuperar.Ypiensaentushijos.
Papáasintió,peronoseveíacapaz.
—¿Papá?—llaméconvoztemblorosa.
Élsegiróyabriólosbrazos.Melancésobreélyleabracécontodasmisfuerzas.Porunavezen
mivida,dejémiorgullodeladoyrompíallorar.
—¿Quéhaocurrido?
—Nolosé,cariño.Creoquelamarchadetuhermanohasidodemasiadoparaella.Ensufamilia
hayantecedentesdeproblemascardiacos…Llevavariosmesesansiosa.—Depronto,suvozcambió
y caí en la cuenta de que ya no estaba hablando conmigo—. Debería haberla obligado a descansar.
Últimamenteleexigíademasiado.Hatenidoqueaguantarmucho…ytodopormí.
ElgeneralLegerlesacudióelbrazo.
—Yasabeslotestarudaquees—dijocontonoamable—.¿Deverascreesquehabríapermitido
quenolaincluyerasentodostusasuntos?
Losdoscompartieronunasonrisallenadetristeza.
Papáagachólacabeza.
—Deacuerdo,ahoratocaesperar.
Elgenerallesoltó.
—Debovolveracasa.LediréaLucyqueostraigaropalimpia.Llamaréasumadre,siesque
todavíanolohashecho.
Papásuspiró.
—Nisiquieralohepensado.
—Yomeencargo.Estarédevueltadentrodeunahora.Paraloquenecesites,aquímetienes.
PapáabrazóalgeneralLegerunaúltimavez.
—Muchasgracias.
Mealejédeaquellaimprovisadasaladeesperaymeacerquéalapuerta.Mepreguntésipodía
percibirqueestabacerca.Estabafuriosa.Contodoelmundo…ytambiénconmigomisma.Silagente
nolahubieraatosigadotanto…Noestabapreparadaparaperderamimadre.
Seguíapensandoquenopodíavivirlavidaporyparalosdemás,yqueelamor,alfinyalcabo,
conllevabaunascadenasinquebrantables.Pero,porDios,necesitabaesascadenasmásquenadaenel
mundo.NomeveíacapazdesoportarelpesodelaausenciadeAhren,eldelaspreocupacionesde
papáy,másimportantetodavía,eldelavidademimadre,queenesosmomentospendíadeunhilo.
Esascosasnomeconvertíanenunamujerdébil;memanteníanviva.Asíquedecidíquenohuiríade
ellasnuncamás.
Oívariaspisadasymedilavuelta.Alveralosdiecinueveseleccionadosdoblarlaesquina,me
quedésinpalabras,emocionada.
Kilefueelprimeroenhablar.
—Hemosvenidoarezar.
Los ojos se me llenaron de lágrimas. Los candidatos se fueron dispersando, algunos se
quedaronenunaesquinayotrossesentaronenlosbancos.Todosbajaronlacabezayempezarona
murmurar oraciones. Esos chicos habían puesto mi vida patas arriba… y no podía estarles más
agradecida.
Hale no dejaba de morderse los nudillos y movía el pie con nerviosismo. Ean, como era de
esperar,niseinmutó.Secruzódebrazos,sumidoensuspensamientos.Henri,quesehabíasentadoen
un banco, estaba inclinado hacia delante, los rizos le tapaban los ojos. Me alegré al ver que Erik
tambiénhabíavenido,apesardenoestarobligado.
Kile buscó a su madre y se fundieron en un tierno abrazo. Aquella tragedia también le había
conmocionado.Porextrañoquepudieraparecer,aquellaternuramehizosentirmásfuerte.
Observé a Kile y al resto de los pretendientes. Todos se habían ganado un pedacito de mi
corazón… Luego miré a papá. Tenía la cara roja de tanto llorar: su traje estaba completamente
arrugado.Cadapartedesucuerpodejabaveresaangustia,eseterrorporperderasuesposa.
Papáhabíaestadoenmilugary,deeso,nohacíatantotiempo.Poraquelentonces,mamánoera
más que otra chica que debía conocer antes de decidir su futuro. Y, sin embargo, a pesar de los
impedimentosydelosaños,seguíanenamoradoshastaloshuesos.
Y ese amor era palpable; se veía en la habitación que compartían, en cómo se preocupaban el
uno por el otro, en cómo coqueteaban incluso después de tanto tiempo casados. Si un mes atrás
alguien me hubiera dicho que tendría esa posibilidad, le habría ignorado y tomado por lunático.
¿Ahora? Bueno, no me parecía una idea tan descabellada. No esperaba encontrar el amor que
compartían mis padres, o lo que Ahren sentía por Camille. Pero… quizá podía conocer a alguien
especial. Una persona que deseara besarme incluso cuando tuviera un resfriado o que estuviera
dispuesta a darme un masaje después de un largo día de reuniones. A lo mejor podía encontrar a
alguienquenomeasustara,aquienpudieraabrirlelaspuertasdemialma.Peroesoyaseríapedir
demasiado.
Detodosmodos,ahoranopodíapermitirmeellujodeecharmeatrás.Pormipropiobienypor
eldemifamilia,teníaqueacabarlaSelección.
Y,cuandolohiciera,tendríaunanilloeneldedo.
Agradecimientos
Graciasati,porserunapersonatanmaravillosa,pero,sobretodo,porhabercompradouncuarto
librocuandocreíasquesolohabríatres.
GraciasaCallaway,portodo,peroenespecialporencargartedelosplatosydelasmatemáticas.
GraciasaGuydenyaZuzu,porserlosniñosmásfabulososdelmundoentero,perosobretodo
porabrazarmecuandosabéisquenohetenidounbuendía.
Graciasamamá,apapáyaJody,portodovuestroapoyo,pero,sobretodo,porserunosbichos
raros,comoyo.
GraciasaMimi,PapayChris,poranimarmeentodomomento,y,enespecial,porcuidardelos
niñosdurantelasvacacionesdeNavidadparaqueyopudieradormir.
GraciasaElana,porserunagentetanincreíble,yporconvencermedequesialguienintentara
ridiculizarme,túteencargaríasdedarlesunapaliza.
GraciasaErika,porserunaeditoracontantotalento,pero,sobretodo,pordejarquetellamara
unasdieciochovecesalasemanaynoquejarte.
GraciasaOlivia,aChristina,aKara,aStephanie,aErin,Alison,Jonyatropecientaspersonas
másdeHarperTeenporsertanencantadoras,y,enespecial,porhacermelavidamásfácil,aunque
nuncahemostenidolaoportunidaddevernoscaraacara.
Gracias a Dios, por ser Dios, pero, sobre todo, por haber creado un mundo en el que cosas
comolosgatitosconpajaritasonunarealidad.
Ygraciasatodoelmundoaquienheolvidado—sindudadebendesermuchísimaspersonas—
porquesoyunpocodespistada,pero,sobretodo,porqueestoyagotadayestoytecleandoestoconlos
ojoscerrados.
¡Osquieroatodos!
KIERACASS(EEUU,1981).NacióycrecióenCarolinadelSur.Segraduóporlauniversidadde
RadfordenHistoriayenlaactualidadviveenBlacksburg,Virginia,consufamilia.
KieraCassesconocidaporsuslibrosdedicadosalaliteraturaparajóvenesadultos,principalmente
porlasnovelasdelaserieLaSelección.
También autopublicó la novela de fantasía The Siren (2009), que todavía no ha sido traducida al
castellano.
Ensutiempolibrelegustaleer,bailar,hacervideosycomergrandescantidadesdepastel.
TableofContents
LaHeredera
Capítulo1
Capítulo2
Capítulo3
Capítulo4
Capítulo5
Capítulo6
Capítulo7
Capítulo8
Capítulo9
Capítulo10
Capítulo11
Capítulo12
Capítulo13
Capítulo14
Capítulo15
Capítulo16
Capítulo17
Capítulo18
Capítulo19
Capítulo20
Capítulo21
Capítulo22
Capítulo23
Capítulo24
Capítulo25
Capítulo26
Capítulo27
Capítulo28
Capítulo29
Capítulo30
Capítulo31
Capítulo32
Capítulo33
Agradecimientos
Autora