Treintaycincopretendientes.Unaprincesa.UnanuevaSelecciónhacomenzado. La princesa Eadlyn ha crecido escuchando interminables anécdotas sobre cómo se conocieron sus padres.Haceveinteaños,AmericaSingerentróenlaSelecciónyconquistóelcorazóndelpríncipe Maxon,yvivieronfelicesparasiempre. Eadlyncreequeestahistoriaesdemasiadoromántica,ynotieneningúninterésentratarderepetirla. Sifueraporella,nosecasaríanunca.Perolavidadeunaprincesanoesenteramentesuya,yEadlyn nopuedeescapardesupropiaSelección,sinimportarcuánfervientementeseopongaysabiendoque estanoserácomoelapasionadocuentodehadasquevivieronsuspadres… Empezará la competición, y Eadlyn descubrirá que alcanzar la felicidad no es tan imposible como ellapensaba. KieraCass LaHeredera LaSelección-4 ePubr1.0 Titivillus 11.06.15 Títulooriginal:TheHeir KieraCass,2015 Traducción:MaríaAnguloFernández Editordigital:Titivillus ePubbaser1.2 AJimyJennieCass, porunmontónderazones, perosobretodoporcrearCallaway. Capítulo1 Noeracapazdeaguantarlarespiracióndurantesieteminutosseguidos.Dehecho,nopodíallegarni auno.Enciertaocasión,tratédecorrerunkilómetroymedioensieteminutos,despuésdeenterarme dequealgunosatletaslohacíanencuatro,peroamediocaminountremendopinchazoenelabdomen meparalizóy,porsupuesto,noalcancémiobjetivo. Sin embargo, sí hubo algo que conseguí hacer en siete minutos y que muchos tildarían de impresionante:meconvertíenreina. En siete insignificantes minutos, vencí a mi hermano Ahren, que acababa de nacer, así que el tronoquesupuestamenteibaaocuparélfuemío.Dehabernacidounageneraciónantes,nohabría importado.Ahreneraelvarónysoloporesodeberíahabersidoelheredero. Mamáypapásenegabanaaceptarqueasuprimervástagoseledespojaradeuntítuloporculpa deundesafortunadoperoalavezhermosopardepechos.Yesefueelmotivoporelquecambiaron laley.Elpueblolocelebróportodoloalto,yyo,pocoapoco,fuiformándomeparaserlapróxima soberanadeIlléa. Sinembargo,nadieentendíaquesusintentosparahacerquemividafueramásjustaeran,enmi opinión,muyinjustos. Intentabanoquejarmedemasiadoporque,enelfondo,sabíaqueeraunaafortunada.Perohabía días,avecesinclusomeses,enquesentíaqueelpesoconelquecargabaerademasiadoparaunasola persona. Echéunaojeadaalperiódicoyleíquesehabíaproducidootrodisturbio,estavezenZuni.Veinte añosatrás,elmismodíaenquepapáfueproclamadorey,tomóunadecisión:disolverlascastas.Y conello,elviejosistemasocialfuedesapareciendodeformagradual.Todavíameseguíapareciendo disparatadoquehubieraexistidounaépocaenquelagentevivierasegúnesasetiquetastanrestrictivas yarbitrarias.MamáeraunaCinco;papá,unUno.Mecostabacreerlo,yaqueapenashabíaindicios evidentesdetalesdivisiones.¿CómosesuponíaquesabríasiestabacaminandojuntoaunSeisoal ladodeunTres?¿Yquéimportanciatenía? Cuandopapádecretólaeliminacióndelascastas,loshabitantesdetodoslosrinconesdelpaísse mostrarondeacuerdo. MipadrealbergabalaesperanzadequeloscambiosqueentonceshabíaintroducidoenIlléase notaríanpasadaunageneración,esdecir,ahora. Pero,adecirverdad,esonoestabaocurriendo,yesenuevoproblemaeratansolounamuestra delmalestarylainquietuddenuestrapoblación. —Café,alteza—anuncióNeena,ydejólatazasobrelamesa. —Gracias.Puedesllevartelosplatos. Decidí leer el artículo de principio a fin. En esta ocasión habían incendiado un restaurante porqueelpropietariosehabíanegadoaascenderaunodesusempleados.Pretendíanquenombrara chefauncamarero.Eltrabajadoraseguróquesujefelehabíaprometidoelascenso,peroestejamás cumplióconsupalabra.Yelcamareroestabaconvencidodequetodoeraporsupasadofamiliar. Tras mirar la fotografía del restaurante carbonizado, lo cierto era que no sabía en qué bando posicionarme.Elpropietarioteníatodoelderechoaascenderoadespediraquienquisiera,peroel trabajadortambiénteníaderechoaquenoleconsiderarancomoalgoque,entérminostécnicos,ya noexistía. Cerréelperiódico,lodejéaunladoycogílatazadecafé.Apapáleibaaafectarmuchísimo. Seguro que a estas alturas ya le estaba dando vueltas al asunto, tratando de encontrar un modo de compensar a los afectados. El problema radicaba en que, aunque solucionáramos un problema, no disponíamos de las armas necesarias para frenar todos los casos de discriminación por casta. Realizar un seguimiento exhaustivo de cada caso era demasiado complicado, ya que sucedían con másfrecuenciadelodeseado. Meacabéelcaféyabríelarmariodeparenpar.Yaibasiendohoradeempezareldía. —Neena—llamé—,¿sabesdóndeestáelvestidodecolorciruela?¿Elquetieneunfajín? Entornólosojosconungestodeconcentraciónyseacercóparaecharmeunamano. Neena era relativamente nueva en palacio. Tan solo llevaba seis meses trabajando para mí, despuésdequemiúltimadoncellacayeraenferma.Apesardequesehabíarecuperado,lociertoera queNeenasiempreseadelantabaamisnecesidadesymeresultabamuyagradabletenerlacerca,así quedecidímantenerlaconmigo.Tambiénlaadmirabaporqueteníamuybuenojoparalamoda. Neenasequedóobservandomiinmensovestidor. —Quizádeberíamosreorganizarlaropa. —Sitienestiempo,adelante.Noesunproyectoquedespiertemiinterés. —Claro,porquesoyyoquienseleccionoycolocotodasuropa—bromeó. —¡Hasdadoenelclavo! Setomabamihumorconfilosofía,yesomegustaba.Sepusoarebuscarentrelainfinidadde vestidosypantalonesqueabarrotabanelarmario. —Megustacómotehaspeinadohoy—observé. —Gracias. Todaslasdoncellasllevabangorro,pero,aunasí,Neenaselasarreglabaparasercreativacon sus peinados. A veces lucía una cabellera rizada envidiable y otras se recogía todo el pelo en un moño precioso. Ese día se había hecho unas trenzas que después había enrollado alrededor de la cabeza.Mefascinabaquesiempreencontraraunamaneradedarleuntoquepersonalasuuniforme. —¡Ah!Aquíestá. Neenasacóelvestido,conlafaldahastalarodilla,ymelomostró.Parasersincera,elcolor resaltabasutezoscura. —¡Genial!¿Sabesdóndeestáelblazergris?¿Eldemangatrescuartos? Memiródetenidamente,concaradepóquer. —Reorganizaréelarmario,decidido. Soltéunarisita. —Mientraslobuscas,empezaréavestirme. Mepuseelvestido,mecepilléelpeloymepreparéparaenfrentarmeaunnuevodíacomoel futurorostrodelamonarquía. Elmodelitoeralobastantefemeninocomoparadulcificarmiimagen,perolobastanteatrevido comoparaquemetomaranenserio.Cadadíameesforzabamásparaconseguireseequilibrio. Clavélamiradaenelespejoymedirigíamipropioreflejo. —Eres Eadlyn Schreave. Según la línea sucesoria, serás la próxima gobernante de este país. Además,seráslaprimerareinaquelohacesola.NadiesobrelafazdelaTierra—medije—esmás poderosoquetú. Papáyaestabaensudespacho,conelceñofruncidoyelgestotorcidoporlasnoticias.Salvoen losojos,nomeparecíaennadaaél.Niamamátampoco,todoseadicho. Había heredado todos mis rasgos, cabello oscuro, cara ovalada y una piel ligeramente bronceada,demiabuela.Enelpasillodelcuartopisohabíaunretratosuyo,deldíadesucoronación. Cuandoeraniña,solíaestudiarelcuadroeimaginarenquémepareceríaaellacuandocreciera.A juzgarporlafecha,miabueladebíadetenermásomenosmimismaedadcuandolaretrataron.Y, aunquenoéramoscomodosgotasdeagua,avecessentíaqueyoerasueco. Atravesélaestanciaylediunbesoamipadreenlamejilla. —Buenosdías. —Buenosdías.¿Hasleídolosperiódicos?—preguntó. —Sí.Almenosestaveznohamuertonadie. —YdoygraciasaDiosporello. Esos sucesos eran los peores. Cada vez que me enteraba de que alguien había muerto o desaparecido en una revuelta, se me encogía el corazón. Leer que algunos jóvenes habían muerto asesinados tan solo por mudarse a un vecindario mejor, o que algunas mujeres sufrían ataques violentosportratardeconseguirunempleoque,enelpasado,hubierasidoinalcanzableporlacasta alaquepertenecían,meparecíaterrible. Aveces,lapolicíaaveriguabaelmotivoylapersonaqueseescondíantrasloscrímenesenun periquete,pero,amenudo,nostopábamosconvariosdedosacusatoriosquenoapuntabananinguna respuestaconcluyente.Aquellasinjusticiasmedejabanexhausta,ysabíaquepapálopasabapeor. —No lo entiendo —murmuró. Se quitó las gafas de lectura y se frotó las sienes—. Querían eliminar el sistema de castas. Invertimos tiempo y esfuerzos para erradicarlo y para que todos pudieranadaptarse.Yahoraestánquemandoedificiosenteros. —¿Hay algún modo de regularlo? ¿Podríamos crear una junta que supervisara este tipo de agravios? —propuse, y eché otro vistazo a la fotografía. En la esquina se veía al joven hijo del propietariodelrestaurante,quellorabadesconsolado:lohabíaperdidotodo. Enelfondosabíaquelasquejasnotardaríanenllegar,perotambiéneraconscientedequepapá nosoportabaquedarsedebrazoscruzadosynohacernadaalrespecto. Memiró. —¿Esoharíastú? Esbocéunasonrisa. —No,yolepediríaconsejoamipadre. Soltóunsuspiro. —Esa no siempre será una opción, Eadlyn. Debes ser fuerte, decidida. ¿Qué solución propondríasparaesteincidenteenparticular? Vacilé. —No creo que la haya. No tenemos forma de demostrar que el camarero no consiguió el ascensoporlacastaalaquepertenecíasufamiliaenelpasado.Loúnicoquepodemoshaceresabrir unainvestigaciónparaaveriguarquiénprovocóelincendio.Esafamiliahaperdidosunegocio,su única fuente de ingresos. Alguien debe asumir la responsabilidad. Un incendio provocado exige justicia. Sacudiólacabeza. —Creoquetienesrazón.Megustaríaayudarlos.Pero,ademásdeeso,deberíamosencontrarun mododeevitarquealgoasívolvieraaocurrir.Losdisturbioscadavezsonmásincontrolables,yeso measusta. Papátiróelperiódicoalapapelera,selevantóycaminóhaciaelventanal.Susandaresdenotaban suestrés,suangustia.Aveces,sulaborleproporcionabagrandesalegrías,comocomprobarquelas escuelas que él mismo había ayudado a construir mejoraban día a día, o ver cómo ciertas comunidadesprosperabanenaquelambientelibredeguerraqueél,comorey,habíapropiciado.Sin embargo,esasvisitascadavezeranmenosfrecuentes.Lamayoríadelosdíasparecíapreocupadopor elestadodelpaís;siemprequeseacercabanlosperiodistas,fingíaunasonrisaconlaesperanzade quesuademántransmitieratranquilidadatodalasociedad.Mamátratabadeayudarle,pero,alfinal deldía,eldestinodelpaísdependíasolodeél.Y,algúndía,loharíademí. Apesardeserunapreocupaciónegoístayvanidosa,noqueríaquemecrecierancanasantesde tiempo. —Apuntaesto,Eadlyn.RecuérdamequedeboescribiralgobernadorHarpen,deZuni.Ah,y,por favor,anotaquelacartadebeestardirigidaaJoshuaHarpen,noasupadre.Cadadosportresolvido quefueélquienganólasúltimaselecciones. Escribítodassusinstruccionesconesacaligrafíacursivayelegantequeapapátantolegustaba. Cuandoeraniña,siempreinsistíaenlaimportanciadetenerunabonitacaligrafía. Estaba orgullosa de mí misma, pero, cuando miré a mi padre, la sonrisa se me borró de inmediato. Estaba rascándose la frente, estrujándose los sesos para encontrar una solución a todos esosproblemas. —¿Papá? Segiróy,deformacasiinstintiva,cuadróloshombros,comosisevieraobligadoaaparentar fortalezainclusodelantedesupropiahija. —¿Porquécreesqueocurrenestascosas?Elpaísnosiemprefueasí. Arqueólascejas. —Desde luego que no —murmuró—. Al principio, todos parecían satisfechos. Cada vez que eliminábamosunanuevacasta,eraunafiesta.Losdisturbiossonmuyrecientes.Empezaronencuanto retiramostodaslasetiquetasdeformaoficial.Apartirdeentonces,aumentaronlosincidentes. Fijólamiradaenlaventana. —Sinembargo,laspersonasquesecriaronenelantiguosistemadecastasdebenserconscientes decuántohamejoradolasociedad.Entérminoscomparativos,esmásfácilcasarse…,oconseguirun empleo. La economía familiar ya no está limitada a una única profesión. Y, en lo referente a la educación, tienen más opciones. Sin embargo, los que han nacido en esta nueva era, sin ninguna etiqueta,vanendireccióncontraria…Supongoquenosabenquémáshacer. Memiróyencogióloshombros. —Necesito tiempo —farfulló—. Debo poner el sistema en modo «pausa», arreglar ciertos asuntosy,después,pulsarel«play»denuevo. Nopudeevitarfijarmeencómoarrugabalafrente. —Papá,creoqueesoesimposible. Serioentredientes. —Yalohemoshechoantes.Todavíarecuerdo… De pronto, algo en su mirada cambió. Me observó durante unos segundos, como si estuviera haciéndomeunapregunta,perosinarticularpalabra. —¿Papá? —Dime. —¿Estásbien? Parpadeóvariasveces. —Sí, cariño. Estoy bien. ¿Por qué no empiezas a trabajar en esos recortes de presupuesto? Comentaremostussugerenciasporlatarde.Ahoranecesitocharlarcontumadre. —Porsupuesto. Noteníauntalentonaturalparalasmatemáticas,porloqueteníaqueinvertirmuchashoraspara elaborar propuestas de recortes de presupuesto o planes financieros. Pero me negaba en rotundo a que alguno de los consejeros de papá me echara una mano con su calculadora mágica e hiciera el trabajo por mí. Aunque tuviera que trabajar día y noche en ello, siempre procuraba entregar un trabajoexcelente. AAhren,encambio,lasmatemáticasseledabandemaravilla,peronuncaleobligabanaasistir areunionessobrepresupuestos,recalificacionesosaludpública.Porsieteestúpidosminutos,selibró deesosengorrosysefuederositas. Papámediounapalmaditaenlaespaldaantesdeirsedeldespacho.Tardémásdelohabitualen centrarmeenaquelbailedenúmeros.Nopodíadejardepensarenlopreocupadoyangustiadoque habíavistoapapá.Algúndía,esaresponsabilidadrecaeríaenmí. Capítulo2 Despuésdevariashorastrabajandoenelinformepresupuestario,decidíquemerecíaundescanso, asíquemeretiréamihabitacióndispuestaapedirleaNeenaquemedieraunmasajeenlasmanos. Me encantaba poder disfrutar de esos pequeños lujos durante el día. Trajes y vestidos hechos a medida,postresexóticosquepodíadegustarunjuevescualquierayunsinfíndecosaspreciosaseran algunasdelasventajas;yesosdetalleseran,sinlugaradudas,lomejordemitrabajo. Mihabitaciónteníavistasalosjardines.Amedidaquepasabaeldía,laluzquesefiltrabaporlos ventanales iba cambiando. Ahora la estancia de techos altos estaba iluminada por una luz cálida y preciosadecolormiel.MeconcentréenesacalideztanespecialyenlosdedosdeNeena. —Elcasoesquelecambióelrostroderepente.Enciertomodo,fuecomosi,porunmomento, desaparecieraporcompleto. Intentabaexplicarleelextrañocomportamientoquehabíatenidopapáesamismamañana,pero me costaba una barbaridad encontrar las palabras para hacerlo. Ni siquiera sabía si había podido hablarconmamá,yaquenovolvióaaparecerporeldespacho. —¿Creequeestáenfermo?Últimamenteparececansado—dijoNeena,mientrashacíamagiacon susmanos. —¿Tú crees? —pregunté. Cansado no era la palabra exacta—. Lo más probable es que esté estresado.¿Cómonoestarlocontodaslasdecisionesquedebetomar? —Y algún día será usted quien se ocupe de eso —comentó con una mezcla de preocupación genuinaydiversiónjuguetona. —Loquesignificaquenecesitaréeldobledemasajes. —Quiénsabe—dijo—.Quizádentrodeunosañosquieraprobaralgonuevo. Torcíelgesto. —¿Yaquétededicarías?Dudoqueencuentresunempleomejorqueeste. Alguienllamóalapuerta,asíquenopudoresponder.Melevanté,meajustéelblazerparaestar máspresentableyasentíconlacabezaaNeena,indicándolequepodíaabrirlapuerta. Mamáapareciótraslapuerta,conunasonrisadeorejaaorejayconpapáenlaretaguardia.Las cosas siempre funcionaban así. En los eventos estatales o cenas importantes, mamá siempre se colocabajuntoapapá,oinclusodetrásdeél.Perocuandoestabanenpalaciocomomaridoymujer,y nocomoreyyreina,eraélquienlaseguíaatodaspartes. —Hola,mamá—saludé,ylediunabrazo. Mamámeretiróunmechóndetrásdelaorejaymeregalóotrasonrisa. —Megustacómotequedaesteconjunto. Diunpasoatrásymealisélafaldadelvestidoconlasmanos. —Laspulserassonelcomplementoideal,¿nocrees? Soltóunasrisitas. —Veoquetefijasenlosdetalles,excelente. Muydevezencuando,mamámedejabaescogeralgunasjoyasyzapatosparasucolección,pero lociertoeraqueaellanoleparecíatandivertidocomoamí.Noconsiderabalamodacomoalgo básicopararesaltarsubelleza,aunque,ensucaso,nolonecesitaba.Preferíaunestiloclásico,yeso megustaba. MamásevolvióytocóelhombrodeNeena. —Te puedes retirar —dijo en voz baja, y casi de inmediato Neena hizo una reverencia y nos dejóasolas. —¿Algoandamal?—pregunté. —No, cielo. Tan solo queríamos hablar en privado —respondió papá, y me invitó a sentarme juntoalamesa. —Senoshapresentadounaoportunidadynosgustaríacomentarlacontigo. —¿Oportunidad?¿Nosvamosdeviaje?—Adorabaviajar—.Porfavor,decidmequenosvamos alaplaya.¿Podemosirsololosseis? —Noexactamente.Nopodemoshacerlasmaletas,porqueesperamosvisita—explicómamá. —¡Oh!¡Compañía!¿Quiénviene? Intercambiaronunamiradacómplice,ymamátomólasriendasdelaconversación. —Ya sabes que la situación ahora mismo es bastante inestable, frágil. El pueblo se muestra inquieto,insatisfecho,ynosabemosquémáshacerpararelajarlastensiones. Suspiré. —Losé. —Estamosbuscandolamaneradelevantarlamoraldelagente—añadiópapá. Me animé al instante. Levantar la moral era sinónimo de celebración. Y yo era de las que me apuntabaatodaslasfiestas. —¿Qué tenéis in mente? —pregunté mientras, en mi cabeza, ya estaba diseñando un nuevo vestidoparalaocasión,peropreferícentrarmeyposponereldiseñoparamástarde.Ahoramismo debíaprestartodamiatenciónamispadres. —Bueno —empezó papá—, el público siempre responde bien a las noticias positivas relacionadasconnuestrafamilia.Cuandotumadreyyonoscasamosfueunadelasmejoresépocas del país. ¿Recuerdas cuántas fiestas se organizaron en la calle cuando se enteraron de que Osten estabaencamino? Sonreí.YoteníaochoañoscuandoOstennació;jamásolvidaríacuántoemocionóelanuncioal pueblo.Desdemihabitaciónoíamúsicadecelebraciónhastaelamanecer. —Fuemaravilloso. —La verdad es que sí. Ahora, el pueblo tiene los ojos puestos en ti. No tardarás mucho en convertirteenreina.—Papáhizounabrevepausa—.Consideramosquequizáteapeteceríahaceralgo públicamente,algoqueseainteresanteparalagente,perotambiénbeneficiosoparati. Entrecerrélosojos.Noentendíaelrumboqueestabatomandolaconversación. —Soytodaoídos. Mamáseaclarólagarganta. —Sabesque,enelpasado,lasprincesassecasabanconpríncipesdeotrospaísesparaconsolidar lasrelacionesinternacionales. —Tehasdadocuentadequehasutilizadountiempoverbalenpasado,¿verdad? Ellaserio,peroamínomehizoniunapizcadegracia. —Sí. —Perfecto, porque el príncipe Nathaniel parece un muerto viviente, el príncipe Hector baila fatal, y si el príncipe de la Federación Alemana no aprende a seguir una higiene personal más rigurosaantesdelafiestadeNavidad,nodeberíamosinvitarle. Mamáseacariciólassienes,frustrada. —Eadlyn,siemprehassidomuyquisquillosa. Papáseencogiódehombros. —Esonotieneporquéseralgomalo—apuntó,ymiródereojoamamá. Fruncíelceño. —¿Dequédiablosestáishablando? —Yaconoceslahistoriadecómonosconocimostumadreyyo—empezópapá. Puselosojosenblanco. —Comotodoelmundo.Vuestrahistoriaescomouncuentodehadas. Al oír esa comparación, los dos suavizaron el gesto y no pudieron ocultar una sonrisa. Se mirarony,deformacasiinstintiva,seacercaronunoscentímetros.Papásemordióellabio. —Perdonad.Vuestrahijaestádelante,¿osimporta? Amamáselesonrojaronlasmejillas;papáseaclarólagargantaantesdeproseguir. —El proceso de la Selección fue todo un éxito en nuestro caso. Y, aunque mis padres tenían ciertasdesavenencias,lociertoesquetambiénlesfuncionó.Asíque…esperábamosque…—vaciló, ymemiróalosojos. Fui lenta y no pillé la indirecta enseguida. Sabía en qué consistía la Selección, pero jamás, en ningunaocasión,senoshabíaofrecidotalopción,niamishermanosniamí. —No. Mamáalzólasmanosenunintentodeadvertirme. —Tansoloescúchanos… —¿UnaSelección?—exclamé—.¡Esdelocos! —Eadlyn,estássiendomuyirracional. Lefulminéconlamirada. —Meprometisteis,mejurasteis,quenuncameobligaríaisacasarmeconalguienparaestablecer alianzas.¿Noesesoloquemeestáispidiendoahora? —Atiendearazones,porfavor—rogó. —¡No!—grité—.Nopiensohacerlo. —Cálmate,cariño. —Nomehablesasí.¡Nosoyunacría! Mamásuspiró. —Peroestásactuandocomotal. —¡Mequeréisarruinarlavida! Mepasélosdedosporelpeloyrespiréhondovariasveces.Necesitabapensarconclaridad.Eso nopodíaestarocurriendo.Ymenosamí. —Esunagranoportunidad—insistiópapá. —¡Estáisintentandoencadenarmeaundesconocido! —Yatedijequeesdemasiadocabezota—lesusurrómamáapapá. —Mepreguntodequiénlohabráheredado—replicóconunasonrisasocarrona. —¡Nohabléisdemícomosinoestuvieraescuchándoos! —Losiento—sedisculpópapá—.Peroconsidéralo,porfavor. —¿YAhren?¿Porquénolohaceél? —Ahrennoseráelfuturoreydelpaís.Además,tieneaCamille. LaprincesaCamilleeralaherederadeltronodeFrancia.Unosañosatrás,hizounacaídadeojos amihermanoyélseenamoróperdidamente. —¡Entoncesorganizasuboda!—supliqué. —Camille será nombrada reina a su tiempo, y ella, al igual que tú, tendrá que pedirle matrimonioasupareja.SiAhrenpudieraescoger,selopropondríamos;perolascosasnosonasí. —¿YquéhaydeKaden?¿Nopodéisconvencerleaél? Mamáseriosingraciaalguna. —¡Tienecatorceaños!Notenemostantotiempo.Elpueblonecesitaalgoqueleentusiasme,ylo necesitaya.—Melanzóunamiradacasiasesina—.Y,parasersinceros,¿nocreesqueyavasiendo horadequebusquesaalguienquegobierneatulado? Papáasintió. —Esverdad.Noesunalaborquedeberíasdesempeñarsola. —¡Pero yo no quiero casarme! —protesté—. Por favor, no me obliguéis a hacerlo. Acabo de cumplirlosdieciocho. —Lamismaedadqueyoteníacuandomecasécontupadre—sentenciómamá. —Noestoypreparada—añadí—.Noquierounmarido.Osloruego,nomehagáisesto. Mamáalargóelbrazoymeacariciólamano. —Nadie te obligará a hacer nada que no quieras, pero deberías sacrificarte por tu pueblo y ofrecerlesunregalo. —¿Terefieresafingirunasonrisacuandoloquequieroesllorar? Mamáarrugóelceño. —Esoformapartedenuestrotrabajo. Lamirédetenidamente,exigiéndoleensilenciounamejorrespuesta. —Eadlyn,¿porquénotetomasunosdíasparapensártelo?—propusopapácontonocalmado—. Soyconscientedequeteestamospidiendomucho. —¿Acasotengootraopción? Papácogióaireymeditólarespuesta. —Enrealidad,cariño,tienestreintaycincoopciones. Melevantédelasilladeunbrincoyseñalélapuertaconundedo. —¡Fuera!—ordené—.¡Fueradeaquí! Y,sinmediarpalabra,salierondemihabitación. ¿Acasonomeconocían?¿Paraquémehabíanpreparado?EraEadlynSchreave.Nadiesobrela fazdelaTierraeramáspoderosoqueyo. Sicreíanquemeibaarendirsinluchar,estabanmuyequivocados. Capítulo3 Decidícenarenmihabitación.Nomeapetecíaveranadiedemifamilia.Estabafuriosacontodos ellos;conmispadresporserlaparejafeliz,conAhrenpornohabercumplidolamayoríadeedad antesqueyo,yconKadenyOstenporsertodavíaunoscríos. Neenaseinclinóparallenarmelacopa. —¿Creequetendráqueclaudicar,alteza? —Encontraréunmododelibrarmedeeso. —¿Porquénoleshadichoqueestabaenamoradadealguien? Meneélacabezayclavéeltenedorenelsalmón. —Insultéalosmejorescandidatosensusnarices. Dejóunabandejitaconbombonesenelcentrodelamesa.Meadivinóelpensamiento.Preferíael chocolateantesqueelsalmónconguarnicióndecaviar. —¿Yunguardiadeseguridad?Lamayoríadelascriadascaenrendidasasuspies—sugiriócon unasonrisilla. Mezampéunbombón. —Quizáellasseconformenconeso.Peroyonoestoytannecesitada. Susonrisasedesvanecióenseguida. De inmediato me percaté de que la había ofendido, pero era la pura y cruda realidad. No me resignaría a casarme con cualquiera, y mucho menos con un guardia de seguridad. Además, no queríaperdereltiempopensandoeneso.Necesitabaencontrarunasoluciónrápidaalproblema. —Nomemalinterpretes,Neena.Peroelpuebloesperaciertascosasdemí. —Desdeluego. —Yaheacabado.Puedesirte.Dejaréelcarritoenelpasillo. Asintióconlacabezaysemarchósinpronunciarniunapalabra. Picoteé algunos bombones, pero no quise comer nada más. Me puse el pijama, dispuesta a meterme en la cama. En aquel instante no podía mantener una charla razonable con mis padres, y Neena no me comprendía. Necesitaba hablar de ese tema con la única persona que compartiría mi puntodevista,lapersonaque,aveces,sentíaqueeramimediamitad:Ahren. —¿Estásocupado?—preguntéalabrirlapuerta. Estaba sentado frente a su escritorio, escribiendo. Tenía su cabellera rubia algo alborotada despuésdeunlargodíadetrabajoyunamiradacansada.Eraclavaditoapapádejoven,locualme poníalospelosdepunta. Todavíallevabaeltrajedelacena,aunquesehabíaquitadolachaquetaylacorbata. —Llamaantesdeentrar,porelamordeDios. —Losé,losé,peroesunaemergencia. —Entoncesbuscaaunguardia—espetó,yvolvióacentrarseenlospapelesqueabarrotabanla mesa. —Noereselprimeroquelosugiere—murmuréparamí—.Habloenserio,Ahren,necesitotu ayuda. Memiróporencimadelhombroeintuíqueacabaríaporrendirse.Derepente,empujóunasilla quehabíaasulado,invitándomeasentarme. —Pasaamidespacho. Mesentéyresoplé. —¿Aquiénescribes? Recogió todos los papeles y los apiló sobre la carta que estaba redactando, para impedirme verla. —ACamille. —Sabesquepuedesllamarlaporteléfono,¿verdad? Éldibujóunaampliasonrisa. —Oh,yloharé.Perotambiénleenviarélacarta. —Es absurdo. ¿Se puede saber qué tienes que contarle como para emplear una carta y una llamadatelefónica? Ladeólacabeza. —Para tu información, la carta y la llamada tienen propósitos muy distintos. El teléfono sirve para ponernos al día y explicarnos cosas más superficiales. En cambio, en las cartas escribo cosas quenosiempredigoenvozalta. —Oh,¿deveras?—dije,ymeinclinésobreelescritorioparabuscarlacartaencuestión. Pero,antesdequepudieraacercarmeaella,Ahrenmeagarróporlamuñeca. —Temataré—juró. —Bien—contesté—,asítúseráselherederoytendrásquesometertealaSelección,loquete obligaráadespedirtedetuqueridayamadaCamille. Mihermanoarrugólafrente. —¿Qué? Medejécaersobrelasilla. —Mamáypapánecesitanlevantarelánimodelagente,asíquehandecidido,porelbiendeIlléa, porsupuesto—dijeconfingidopatriotismo—,quedebopasarporlaSelección. Esperabaquemihermanosehorrorizara.Quizásinclusoapoyaríasumanoenmihombrocomo gestodeconsuelo.PeroAhrenechólacabezahaciaatrásyempezóareírseacarcajadas. —¡Ahren! Él continuó desternillándose de risa, golpeándose la rodilla y balanceándose hacia delante y atrás. —Vasaarrugarteeltraje—leadvertí,perosolosirvióparaqueserieratodavíamás—.Madre mía,¡paraya!¿Quésesuponequedebohacer? —¡Ni que yo lo supiera! No puedo creer que nuestros padres piensen que eso funcionará — añadiótodavíaconunasonrisa. —¿Aquéterefieres? Seencogiódehombros. —No sé. Desde siempre creí que, si alguna vez te casabas, sería más adelante. Y, la verdad, pensabaquetodoslohabíanasumido. —¿Yquésignificaesoexactamente? Esegestoamableyfamiliarque,enrealidad,habíavenidoabuscarporfinllegó.Mecogiódela manoy,contonocariñoso,dijo: —Vamos,Eady.Túsiemprehassidomuyindependiente.Poresoeresperfectaparaserreina.Te gusta tener la sartén por el mango, hacer las cosas a tu manera. Y por eso nunca creí que te emparejaríasconalguienhastadespuésdehabergobernadoelpaísduranteunosaños. —Nomehandadoesaopción,laverdad—balbuceé,ybajélacabeza. Ahrenhizounmohín. —Pobreprincesita.¿Esquenoquieresdirigirelmundo? Leapartélamanoconbrusquedad. —Sieteminutos…yhabríassidotú.Enesecaso,mededicaríaagarabatearcartasdeamor,en lugardeocuparmedetodoeseestúpidopapeleofinanciero.¡YencimaesaestúpidaSelección!¿Note dascuentadeloespantosoqueesesto? —¿Se puede saber cómo te han embaucado para hacerlo? Por lo que tenía entendido, ese procesofueeliminado. Puselosojosenblancootravez. —Ni siquiera me han pedido mi opinión. Y eso es lo peor de todo. Papá se enfrenta a la oposición pública y pretende distraer a los ciudadanos —expliqué, y negué con la cabeza—. Las cosas se están poniendo muy feas, Ahren. La gente destroza hogares, negocios. Incluso ha habido muertos.Papánoestámuysegurodedóndesurgeesainsatisfacción,perosospechaquesetratade gentejoven,denuestraedad.Creequeelpuebloquecreciósincastasestáprovocandolamayoríade losdisturbios. Hizounamueca. —Peroesonotienesentido.¿Cómoesposiblequecrecerenunpaíssinrestriccionesseaalgo negativo? Hiceunapausaparameditarlarespuesta.¿Cómoexplicaralgoquetansolointuíamos? —Bueno, yo crecí con la certeza de que, algún día, sería reina. Nunca me ofrecieron una alternativa. Tú, en cambio, creciste sabiendo que tenías varias opciones. Podías hacer la carrera militar,sernombradoembajador,viajardeaquíparaallá.Pero¿ysiesanofueralaverdad?¿Ysi,en realidad,nohastenidotodasesasoportunidades? —Ajá—murmuró—.Entonces,¿notienenlasmismasoportunidadeslaborales? —Nilaborales,niacadémicas,nieconómicas.Heoídoquehayquienprohíbeasushijoscasarse porlacastaalaquepertenecían.Estáocurriendoloquepapájamáscreyóquepodríasuceder,yes casiincontrolable.¿Sepuedeobligaralagenteaserjustaysensata? —¿Yesoesloquepapáestáintentandoarreglar?—preguntócontonoescéptico. —Sí,yyosoylacortinadehumoquepretendeutilizarparadesviarsuatención,almenoshasta queseleocurraunplan. Serioporlobajo. —Eso cuadra más. Que de la noche a la mañana te conviertas en una romanticona no te pega nada. Inclinélacabezadenuevo. —Déjalo ya, Ahren. El matrimonio no me interesa. Además, ¿qué importa? Hay mujeres que puedenpermitirseellujodeseguirsiendosolteras. —Peronadieesperaqueesasmujeresdenaluzaunheredero. Lesoltéunbofetóncariñoso. —¡Ayúdame!¿Quéhago? Me levantó la barbilla y me miró directamente a los ojos. Con Ahren no había secretos: nos conocíamostantoque,aligualquepodíaleercualquieremociónensusojos,éladivinóqueestaba aterrorizada.Noestabamolestanienfadada.Tampocoofendidaodisgustada. Estabaasustada. Muchosesperabandemíquefuerareina,quesostuvieraelpesodemillonesdepersonassobre mi espalda. En eso consistía mi trabajo. Podía tachar tareas de una lista, delegar. Pero lo que me estabanexigiendoahoraeraalgomuchomáspersonal,unpedazodemividaque,enteoría,debíaser solomío,peroque,alparecer,noloera. Susonrisajuguetonasedesvaneció.Ahrenacercósusillaalamía. —Si lo que pretenden es distraer al pueblo, quizá deberías sugerir otras… posibilidades. Una posible boda no es la única opción. Ahora bien, dicho esto, si mamá y papá han llegado a esta conclusión,esporquehandescartadocualquierotraopción. Enterrélacaraentremismanos.Noqueríaconfesarlequehabíaintentadoofrecerleaélcomo una alternativa, ni que había propuesto a Kaden como posible candidato. Algo me decía que mi hermanollevabarazón,quelaSelecciónerasuúltimaesperanza. —Seamossinceros,Eady.Seráslaprimerachicaquesesienteenesetronoporderechopropio. Ylagentetienemuchasesperanzaspuestasenti. —Lodicescomosinolosupiera. —Pero—continuó—esotambiénteotorgaunpoderdenegociacióninmenso. Levantélacabeza,algoconfundida. —¿Quéquieresdecir? —Siesverdadquenecesitanquehagaseso,negocia. Mereacomodéenlasillayempecéadarlevueltasaesaidea,aquépodíapediracambio.Debía dehaberalgúnmodorápidodepasarporello,sinnisiquieraacabarconunapeticiónformal. ¡Sinunapeticióndematrimonio! Si me adelantaba a los acontecimientos, lo más seguro era que convenciera a papá de casi cualquiercosa,siempreycuandoélconsiguierasuridículaSelección. —¡Negociar!—murmuré. —Esomismo. Mepuseenpie,cogíaAhrenporlasorejasyleplantéunbesoenlafrente. —¡Eresmihéroe! Nopudoocultarunasonrisa. —Atuservicio,mireina. Mereíyleempujéconternura. —Gracias,Ahren. —A trabajar se ha dicho —dijo, y me acompañó hasta la puerta, aunque sospechaba que, en realidad,estabamásimpacienteyentusiasmadoporacabarsucartadeamorqueporqueyoelaborara unplan. Salí disparada hacia mi habitación. Necesitaba pensar, volcar todas mis ideas. Al doblar la esquina,choquéconalguienymecaídebrucessobrelaalfombra. —¡Au!—mequejé. CuandolevantélamiradaviaKileWoodwork,elhijodelaseñoritaMarlee. LosaposentosdeKileydelrestodelafamiliaWoodworkestabanenelmismopisoquelosde nuestra familia, un honor excepcional. O irritante, dependiendo de la relación que uno mantuviera conlosWoodwork. —¿Teimporta?—lesolté. —Noerayoquiencorríaporelpasillo—respondióélmientrasrecogíaunoslibrosdelsuelo—. Unodebemirarpordóndeva. —Uncaballeroofreceríasumanoahoramismo—lerecordé. Unosmechonesdecabellosedeslizaronsobresusojos.Necesitabadesesperadamenteuncorte depelo…yafeitarse.Además,lacamisaleibademasiadogrande.Nosabíaquémeavergonzabamás: si él por parecer un tipo desaliñado y descuidado, o si mi propia familia por estar obligada a codearseconundesastrecomoese. Lo que más me fastidiaba del asunto era que él no siempre iba hecho un desastre. ¿Tanto le costabapasarseuncepilloporelpelo? —Eadlyn,túnuncamehasconsideradouncaballero. —Cierto—murmuré. Meincorporésinsuayudaymesacudíelvestido. Porsuerte,durantelosúltimosseismeses,mehabíalibradodelaapasionantecompañíadeKile. Se había mudado a Fennley para realizar un curso intensivo…, o algo así; su madre lamentó su ausencia desde el mismo día en que se marchó. No sabía qué había estado estudiando y, a decir verdad,meimportababienpoco.Peroahorahabíavueltoysupresenciaeraotrofactorestresantede unalistaquenoparabadecrecer. —¿Yquéasuntoempujaríaaunadamacomotúacorrerdeesemodoporlospasillos? —Asuntosqueunmentecatocomotúnolograríacomprender. Serio. —Claro,porquesoyunsimplón.Esunmilagroqueseacapazdeducharmesolito. Estuveapuntodepreguntarlesirealmenteseduchaba,pues,porsuaspecto,habríajuradoque eraalérgicoaljabón. —Esperoquealgunodeesoslibrosseaunmanualbásicosobreprotocolo.Necesitasunrepaso, enserio. —Todavíanoeresreina,Eadlyn.Quenosetesubanloshumosalacabeza—dijo,ysemarchó. Mepusefuriosa.¿Quéqueríadecirconeso? Decidí dejarlo pasar. Ahora mismo tenía problemas mucho más importantes que la falta de modales de Kile. No podía perder el tiempo discutiendo por nimiedades ni preocupándome por asuntosquenopusieranengravepeligrolaSelección. Capítulo4 Q — uierodejarbienclaro—dijedespuésdetomarasientoeneldespachodepapá—quenotengo ningúndeseodecasarme. Élasintióconlacabeza. —Entiendoquenoquierascasartehoymismo,peronoolvidesquealgúndíadeberáshacerlo, Eadlyn.Estásobligadaacontinuarlaestirpereal. Odiaba que mi padre hablara así de mi futuro; por su culpa consideraba el amor, el sexo y la descendencia como obligaciones con las que debía cumplir para que el país siguiera adelante. Así pues,laperspectivanoeraenabsolutoatractiva. ¿Acaso esos no eran los verdaderos placeres de la vida? ¿Lo más valioso? Deseché ese desasosiegoymecentréenelasuntoqueteníaentremanos. —Soyconscientedeello.Yestoydeacuerdoenqueesimportante—respondícondiplomacia—. Perorespóndemeaesto:durantetuSelección,¿enningúnmomentotepreocupóquenohubieranadie queencajaracontigo?¿Nodudastedelverdaderomotivoquellevóaesaschicasapresentarse? Esbozóunatímidasonrisa. —Todoslosdías.Inclusocuandodormía. Relató un puñado de anécdotas bastante difusas sobre una chica tan dócil y sumisa que apenas podía soportarla, y sobre otra jovencita que había intentado manipular el proceso en varias ocasiones. No recordaba la mayoría de los nombres, ni todos los detalles, pero no me importaba. Nuncamegustóimaginarmeapapáenamorándosedeotramujerquenofueramamá. —¿Y no crees que, al ser la primera mujer en ocupar el trono, deberíamos establecer… una seriedenormasparaaquelquegobierneamilado? Élladeólacabeza. —Continúa. —Supongo,yesperonoequivocarme,quesellevaacabounestudioexhaustivoyrigurosode loscandidatosparacerciorarnosdequeunpsicópatanosecueleenpalacio,¿verdad? —Desdeluego—contestó,ymeregalóunasonrisaparatranquilizarme. —Aunasí,nomefiaríadenadieparahacerestetrabajoconmigo.Yporeso—inspiréhondo— doy mi brazo a torcer. Estoy dispuesta a pasar por esta ridiculez siempre y cuando tú cumplas con unaspromesassinimportancia. —Noesningunaridiculez.Lahistorianosdemuestraqueesunéxitoasegurado.Pero,porfavor, cariño,dimecuálessontuscondiciones. —Primero, quiero que los participantes tengan plena libertad para abandonar la Selección. Detestaría que alguien se sintiera obligado a seguir si yo o la vida que les espera a mi lado en palacio,lesimportamosuncomino. —Enesoestamoscompletamentedeacuerdo—dijoconcontundencia.Aunquelasensaciónfue quehabíatocadounpuntosensible. —Excelente.Y,aunquesédeantemanoqueestonotevaagustarnadadenada,tepidoque,sial final no logro encontrar a alguien que encaje conmigo, suspendamos la Selección. Ni príncipe ni boda. —¡Ah!—exclamó.Seinclinósobreelescritorioymeseñalóconundedoacusador—.Siacepto esacondición,daráscalabazasatodoslospretendienteselprimerdía.¡Nisiquieralointentarás! Mequedécallada,pensando. —¿Y si te garantizo un tiempo? Alargaré la Selección durante unos tres meses, por ejemplo. Después,sopesarémisopcionesduranteotrostresmeses,comomínimo.Luego,sinoheencontrado alapersonaidónea,todoslosconcursantespodránirse. Sepasólamanoporlabocayserevolvióenlasilla. —Eadlyn,sabesloimportantequeesesto,¿verdad? —Claro que sí —respondí de inmediato; era un tema muy serio. Presentía que cualquier movimientoenfalsopodíacambiarelrumbodemividaparasiempre. —Tienesquehaceresto,yhacerlobien.Porelbiendetodos.Nuestrasvidas,lasdetodanuestra familia,estánalserviciodelpueblo. Apartélamirada.Medabalasensacióndequemamá,papáyyorepresentábamoslatrinidaddel sacrificio,mientrasqueelrestodelmundopodíahacerloquelevinieraengana. —Notedecepcionaré—prometí—.Hazloquedebashacer.Organízate,encuentraelmodode apaciguaranuestropueblo;teofrezcovariosmesesdedistracciónparaidearunbuenplan. Desviólamiradahaciaeltecho. —¿Tresmeses?¿Ymejurasquelointentarás? Alcélamanoderecha. —Tienesmipalabra.Inclusofirmaréuncontratosiquieres,peronopuedoprometertequeme enamoraré. —Yoentulugarnoestaríatansegura—añadióporexperiencia. Sinembargo,yonoeranimipadrenimimadre.Pormuchoqueinsistieranenelromanticismo delasituación,solopodíapensarenlostreintaycincochicosgritones,repulsivosymalolientesque estabanapuntodeinvadirmicasa.Yesonoteníanadademágico. —Tratohecho. Melevanté;lospiesprácticamentemebailabansolos. —¿Deveras? —¿Deveras? Extendílamanoysellémifuturoconunsoloapretón. —Gracias,papá. Salídeldespachoantesdequeélpudierapercatarsedemisonrisa.Micabezayahabíaempezado a funcionar; necesitaba idear diversas fórmulas para conseguir que la mayoría de los chicos decidierairseporvoluntadpropia.Podíaadoptarunaactitudamenazanteointimidatoria,oincluso convertirelpalacioenunlugarhostilydespreciable.Tambiéncontabaconunarmasecreta,Osten,el mástraviesodetodosloshermanos.Nomecostaríapersuadirleparaquemeayudara. Admirabaqueunmuchachoquenohubieracrecidoenpalaciotuvieraelcorajenecesariocomo paraafrontareldesafíodeserelpróximopríncipedelpaís. Sinembargo,noibaadejarquenadiemeencadenaradeporvidahastaqueestuvierapreparada, ypensabaencargarmeyomismadequeesospobresincautossupieranmuybienquélesesperaba… Intentabanmantenerelestudiofrío,pero,cuandoencendíanlasluces,lasalaseconvertíaenun horno.YademuypequeñaaprendíaelegirunavestimentauntantovaporosayligeraparaelReport. Por tal motivo, esa noche me había decantado por un vestido que me dejaba los hombros al aire. Lucíaunestiloclásico,comosiempre,peropocoabrigado,puesnoqueríasufrirungolpedecalor delantedetodoelmundo. —Haselegidoelvestidoperfecto—observómamá,ypasóeldedoporencimadelospliegues delasmangas—.Estáspreciosa. —Gracias.Tútambién. Esbozóunasonrisaymealisóelvestido. —Gracias,cariño.Séquetodoesteasuntotehaabrumadounpoco,perocréeme:laSelección nosbeneficiaráatodos,empezandoporti.Pasasmuchotiemposolayelmatrimonioesalgoque,un díauotro,tehabríasplanteado… —Ylagentesepondrácomolocadecontenta.Yalosé. Traté de disimular lo triste que estaba. En términos técnicos, las familias reales actuales no subastabanasushijas,alassucesorasdelacorona,aunque…paramíesonoeramuydistinto.¿Por quémimadrenoloentendía? Mamádejódeadmirarelvestidoymemiróalosojos.Fueentoncescuandomedicuentadeque tambiénestabaapenada. —Séquecreesqueestáshaciendoungransacrificio;esciertoquecuandounollevaunavida dedicadaasupueblodebehacercosasnoporplacer,sinoporobligación.—Hizounapausa—.Pero asífuecomoencontréatupadreyamismejoresamigas.GraciasalaSelecciónaprendíasermás fuerte. Me he enterado del acuerdo al que has llegado con papá; si al final del proceso, no has conocido a nadie especial, no pondré objeciones, lo prometo. Pero, por favor, disfruta de la experiencia.Supérate,aprendealgo.Eintentanoodiarnosporhabértelopedido. —Noosodio. —Cuantotelopropusimos,notegustónada—dijoconunasonrisa—.¿Meequivoco? —Tengodieciochoaños.Estoygenéticamenteprogramadaparadiscutirconmispadres. —Unabuenadiscusiónmerecelapenasi,alfinal,noolvidascuántotequiero. Laabracé. —Yotambiéntequiero,mamá.Teloprometo. El abrazo apenas duró un suspiro. Se apartó para arreglarme el vestido y asegurarse de que estuvieraimpecable;luegofueabuscarapapá.MesentéjuntoaAhren,quien,alverme,arqueólas cejasenungestocómico. —Quéguapaestás,hermanita.Deaquíalaltar. Merecogíunpocolafalday,conelegancia,mesenté. —Unapalabramásyteafeitarélacabezamientrasduermes. —Yotambiéntequiero. Intentécontenerlarisa,peromeresultóimposible.Meconocíademasiadobien. Laestanciasefuellenandopocoapoco.LaseñoritaLucyestabasola,yaqueelgeneralLeger estaba haciendo su ronda habitual, y el señor y la señora Woodwork se acomodaron detrás de las cámaras,juntoconKileyJosie,sushijos.SabíaquemamáapreciabamuchísimoalaseñoritaMarlee, asíquepreferíguardarmeloquepensabadesushijos.KilenoeratanestiradoyodiosocomoJosie, pero,entodoslosañosquellevabaviviendoenpalacio,jamáshabíamosmantenidounaconversación interesante. Aunque podría serme de gran ayuda: si algún día sufría insomnio, le contrataría para sentarsealospiesdemicamayhablarme.Problemasolucionado.YJosie…Noteníapalabraspara describirlomezquinaqueeraesachica. Losconsejerosdepapáentraronenfilaindiaylesaludaronconunacordialreverencia.Enel gabinete de papá solo había una mujer, la señorita Bryce Mannor. Era una persona encantadora y menuda. Me sorprendía que alguien tan modesto y recatado lograra sobrevivir en aquel circo político. Nunca le había oído alzar la voz ni la había visto enfadarse, pero la gente siempre le prestaba atención. A mí, en cambio, los hombres no me escuchaban, a menos que diera un golpe sobrelamesa. Supresenciadespertómicuriosidad.¿Quépasaríasi,unavezproclamadareina,decidieraque todoelconsejoestuvieraformadopormujeres? Podríaserunexperimentointeresante. Losconsejerosexplicaronlasúltimasnoticiasylasdecisionesquesehabíantomado.Alacabar, Gavrilsegiróhaciamí. GavrilFadayesiempreseengominabalacabelleraplateadahaciaatrás,peromeparecíaguapo. Llevabamesesinsinuandoquequeríajubilarse,peroalgomedecíaque,cuandoescucharaloqueiba aanunciar,sequedaríarondandoporpalaciountiempomás. —Estanoche,Illéa,acabaremoselprogramaconunagrannoticia.Yquiénmejorparadarlaque nuestrafuturareina,labellísimaprincesaEadlynSchreave. Hizoungestountantopomposoysolemnehaciamí.Deinmediato,dibujéunaampliasonrisay meencaminéhaciaelescenarioalfombrado,rodeadadeaplausosdecortesía. Gavrilmesaludóconunabrazomuycastoyunbesoencadamejilla. —PrincesaEadlyn,bienvenida. —Gracias,Gavril. —DeboconfesarquemeparecequefueayercuandoanunciéquesuhermanoAhrenysualteza habíannacido.¡Nopuedocreerqueyahayanpasadodieciochoaños! —Tienes razón: los años no pasan en vano —comenté, y regalé una mirada llena de cariño a todamifamilia. —Estáapuntodehacerhistoria.Creoquetodoelpaísestáimpacienteporsaberquéharádentro deunosaños,cuandoseareina. —Nomecabelamenordudadequeserántiemposapasionantes,peronosésiquieroesperar tantotiempoparahacerhistoria—añadíy,conademánbromista,leasestéunsuavecodazo,aloque élrespondióconungestodramáticountantoexagerado. —¿Porquénonoscuentaquétieneinmente,alteza? Cuadréloshombros,erguílaespalda,medirigíalacámaraCysonreí. —A lo largo de los últimos años, Illéa ha pasado por muchos cambios. De hecho, durante el reinadodemispadres,todoshemospresenciadolacasiextincióndelasfuerzasrebeldes,y,aunque todavía se producen ciertas hostilidades, el sistema de castas ya no divide a nuestro pueblo con límitesimaginarios.Estamosviviendounaeradelibertadextraordinariaynossentimosansiosospor veranuestranacióncreceryprosperarcomonuncaanteslohahecho. Nomeolvidédesonreírnidehablarconclaridadyfluidez.Hacíayamuchosañosquerecibía clases para aprender a dirigirme al gran público. A decir verdad, había desarrollado una buena técnica.Asípues,durantemidiscurso,noignoréningúndetalle,porinsignificantequefuera. —Yesoesfabuloso…Peromegustaríarecalcarqueacabodecumplirlamayoríadeedad— proseguí, y los invitados y consejeros que conformaban el público se rieron—. Tengo que admitir quemeresultaunpocoaburridopasarlamayorpartedeldíaencerradaenundespachoconmipadre. Sinánimodeofender,majestad—añadí,ymevolvíhaciapapá. —Tranquila—respondióél. —Yporellohetomadounadecisión.Hallegadoelmomentodecambiaresarutina.Pretendo encontraraalguienconquiennosolocompartirestetrabajotanexigente,sinoqueseauncompañero devida.Y,paraello,esperoqueIlléameconcedamideseomásanhelado:tenerunaSelección. Losconsejerospresentesahogaronungritoyempezaronacuchichear.Mepercatédelacarade asombro del personal de palacio. Era evidente que la única persona que estaba al corriente de esa decisióneraGavril,locualmesorprendiómucho. —Mañana mismo, los candidatos elegibles de Illéa recibirán una carta. Tendrán dos semanas paradecidirsiquierencompetirpormimano.Soyplenamenteconscientedequenosadentramosen unterritorioinexplorado.NuncaantessehacelebradounaSelecciónmasculina.Sinembargo,aunque tengo tres hermanos, estoy impaciente por conocer al próximo príncipe de Illéa. Y albergo la esperanzadequetodoelpaíslocelebreconmigo. Hiceunapequeñareverenciaymeretiréamiasiento.Papáymamámesonreíanconorgullo. Aunquenoesperabaotrareacción,sentíaquelasangresemehabíahelado.Teníaelpresentimiento de que había olvidado algo, que la red que había tendido para sostenerme, en realidad, tenía un agujero. Peronohabíanadaquepudierahacer.Acababadelanzarmealabismo. Capítulo5 Sabíaqueenpalaciotrabajabaunarsenaldeempleados,perohabríajuradoque,hastaesedía,había permanecidoocultoenalgúntipodeescondrijo.EncuantoanunciéesaSeleccióntaninesperada,los pasillos se llenaron de las doncellas y los mayordomos de siempre, pero también de decenas de personasquejamáshabíavisto. Mitrabajodiario,quebásicamenteconsistíaenleerinformesyasistirainfinidaddereuniones, cambiódeformaradical,puestoque,delanochealamañana,meconvertíenelcentrodeatenciónde todaslaspreparacionesdelaSelección. —Estaesunpelínmenoscara,alteza,peroesincreíblementecómodayencajaríaalaperfección conladecoraciónactual—anuncióeltipoquehabíaextendidounagigantescamuestradetelasobre lasdosopcionesprevias. Acariciélatela;meencantabapalparlatexturadelaropa,aunqueeseretalnoestabadestinadoa confeccionarningúntraje. —Noacabodeentenderelporquédetodoesto—confesé. Aquelhombre,unodelosdecoradoresdepalacio,apretóloslabios. —Sehainsinuadoquealgunasdelashabitacionesdeinvitadossonalgofemeninas,porloque suspretendientessesentiránmáscómodosconalgoasí—contestó,ydesplegóotraopción—.Una simplecolchapuedecambiarporcompletounahabitación—aseguró. —De acuerdo —dije. Seguía pensando que era innecesario dar tantas vueltas a la elección de unassábanas—.Pero¿deboseryoquientomeestasdecisiones? Esbozóunaamablesonrisa. —EstaSelección,alteza,llevarásusellopersonal.Aunquenoseaustedquienelijalosdetalles,la gentepensaráquesí.Detodosmodos,necesitamossuvistobuenoparatodo. Observé las distintas telas; me agobiaba un poco pensar que todas esas nimiedades estúpidas dependíanúnicamentedemí. —Esta—dije,ymedecantéporlaopciónmáseconómica.Eradecolorverdeoscuro,másque aceptableparaunaestanciadetresmeses. —Sabia elección, alteza —me felicitó el decorador—. Y ahora pasemos al siguiente paso. Cambiar los cuadros. —Dio una palmada y, de repente, empezaron a desfilar varias doncellas con cuadros. Suspiré:todaunatardeperdida. Aldíasiguiente,aprimerahoradelamañana,meconvocaronenelsalón.Mamámeacompañó, peropapánopodíadescuidarsutrabajo. Untipo,queasumíqueeraelchefprincipaldelascocinas,hizounareverencia,aunquesutripón leimpedíainclinarsedemasiado.Teníalacaramásbienroja,aunquenoestabasudando,loqueme hizopensarquetantosañosenlacocinalehabíancocidounpoco. —Graciasporvenir,majestad,alteza.Elpersonaldecocinallevadíaynochetrabajandoenla elaboración de una cena perfecta para la primera noche de los candidatos en palacio. Pretendemos servirsieteplatos,obviamente. —¡Desdeluego!—respondiómamá. Elchefsonrió. —Comoesnatural,nosgustaríaqueaprobaraiselmenúfinal. Gruñí para mis adentros. Una cena de siete platos se alargaría al menos seis horas, desde el primersorbodelcócteldebienvenidahastaelúltimobocadodechocolate.¿Cuántotardaríamosen probarlasdistintasopcionesdecadaplato? Alfinalduróochohoras,nadamásynadamenos.Tuveelestómagorevueltoduranteelresto deldía,asíque,cuandosemeacercóuntipoapedirmelaselecciónmusicalparalaprimeracena,no meentusiasmé. Lospasillosdepalacioseconvirtieronencallejuelasconcurridas.Encadarincónsecelebraban reunionesespontáneasparaadelantarpreparativos. Sobreviví lo mejor que pude a todo ese sinfín de decisiones, hasta que un día papá me pilló desprevenidaenmitaddelpasillo. —Nos hemos planteado diseñar una habitación especial para los seleccionados. ¿Qué te parecería…? —¡Basta!—exclamé,exasperada—.Medaigual.Notengonilamásremotaideadecómoesel espacio perfecto para un joven de hoy en día, así que te sugiero que se lo preguntes a alguien con testosterona.Simenecesitan,estaréeneljardín. Papá se percató de que estaba a punto de perder los estribos, así que me dejó marchar sin discutir.Memoríaportomarmeunrespiro. Decidíponermeelbikiniytomarunpocoelsolenlapartemásalejadadeljardín,justoenel lindero del bosque. Siempre había querido tener una piscina, y ahora más que nunca. Ya de muy pequeña solía salirme con la mía, pero nunca conseguí que papá incluyera una piscina en el presupuestodepalacio.Perocuandofueramío,esoseríaloprimeroquepediría. Dibujé un par de bocetos de vestidos en una libreta, para intentar relajarme. A medida que pasabanlosminutos,elsolmeibacalentandolapielyeltrazorápidodellápizsefuemezclandocon elsonidodelashojas,loqueprovocabauntonososegadoyencantador.Añorabalapazque,hasta entonces, había reinado en mi vida. Tres meses, pensé. Tres meses, y luego todo volverá a la normalidad. Depronto,unarisaagudaestropeólaquietuddeljardín. —Josie—murmuré. Megiréyviqueveníahaciamí.Estabaconunadesusamigas,unachicadeclasealtaconquien habíahechobuenasmigasporque,ensuopinión,lacompañíaenpalacioerainsuficiente. Cerrélalibreta,puesnoqueríacompartirmisdiseñosconellasymetumbébocaarriba. —Será una experiencia positiva para todos —dijo Josie—. La verdad es que aquí no tengo oportunidaddehablarconmuchoschicos;ahora,almenos,podréconoceraalguno.Así,eldíaen queseorganicemiboda,habréaprendidoaentablarconversación. Puselosojosenblanco.Sihubieratenidolamásmínimailusiónporconoceraesosmuchachos, mehabríamolestadomuchísimoqueJosiecreyeraquehabíanvenidoporella.Eratantípicodeesa chica.Josiesiempresecreíaelombligodelmundo.Ylaideadequeseconsideraratanimportante comoparaquesubodatuvieraqueorganizarseensunombremeparecíacómica.Podíacasarsecon cualquiermuchachodelacalleyanadieleimportaría. —OjalápuedaveniravisitartedurantelaSelección—respondiósuamiga—.¡Serátandivertido! —¡Por supuesto, Shannon! Ya me encargaré de que todas mis amigas vengan de visita. Tú tambiénpodrássacarprovechodelasituación. Qué considerado por su parte era ofrecer mi casa y mi agenda a todas sus amiguitas. Respiré hondo.Necesitabacentrarmeyrelajarme. —¡Eadlyn!—gritóJosiealverme. Solté un gruñido y levanté la mano con la esperanza de que el silencio bastara para que adivinaranquenomeapetecíatenercompañía. —¿EstásemocionadaporlaSelección?—chilló. No quería ponerme a gritar como una verdulera, así que opté por el silencio. Pero Josie y su amiganosedieronporvencidasyseacercaronhastamí,tapándomeelsolporcompleto. —¿Nomehasoído,Eadlyn?¿NoestáslocadealegríaporlaSelección? Josienuncahabíabrilladoporsusbuenosmodales. —Claroquesí. —¡Yotambién!Estoydeseandotenercompañía. —Peronoserástúquientengacompañía—recalqué—.Esoschicosseránmisinvitados. Inclinólacabeza,comosiloqueacababadedecirfueraunaobviedad. —¡Yalosé!Perolaideadequehayamásgenterondandoporpalaciometieneeufórica. —Josie,¿cuántosañostienes? —Quince—respondióorgullosa. —Esoimaginaba.Estoyseguradequeconesaedad,siquisieras,podríassaliryconoceragente portupropiacuenta. Sonrió. —Creoqueno.Esonoseríaapropiado. Noqueríaenzarzarmeenesadiscusiónotravez.Yoeralaúnicapersonaentodoelpaísqueno podíahacerlasmaletasysalirdepalaciosinavisar.Antesinclusodequepudieraplantearlaidea,se activabaunprotocoloqueincluíadeclaracionesyundesplieguedeseguridadexhaustivo. Además, debía ser muy cuidadosa con la compañía que elegía. No podía dejarme ver con cualquiera. No solo podían tomar una fotografía poco favorecedora, sino que además la documentarían, la guardarían y la sacarían a la luz en todos los medios de comunicación cuando quisierancriticarme.Nopodíapermitirmeellujodedespistarme.Debíadetenerlospiessiempreen latierrayevitarcualquiercosa,opersona,quepudieraempañarmiimagen,lademifamiliaolade todalanación. Josieeraunaplebeyay,comotal,noteníatalesrestricciones. Sinembargo,ellaactuabacomosilastuviera. —Bueno,almenoshoytienescompañía.Sinoosimporta,megustaríadescansar. —Desdeluego,alteza—susurrósuamiga,ybajólacabeza.Alfinyalcabo,nolohizotanmal. —¡Nosvemosenlacena!—sedespidióJosiecontonodemasiadoentusiasta. Intenté serenarme, pero seguía oyendo la voz de pito de Josie a lo lejos. Al final, me harté, recogílatoallaymisesbozos,ymemetíencasa.Sinopodíadisfrutardeunosmomentosdecalma ahífuera,lomejorseríaaprovecharloquequedabadetarde. DespuésdeeseratitoexpuestaalbrillantesoldeAngeles,entrarenpalaciofuecomometerme en la boca del lobo. Tuve que esperar unos instantes a que mis ojos se ajustaran a la oscuridad. Parpadeévariasveceshastareconoceralapersonaqueveníahaciamíatodaprisa.EraOsten. Meentregóunpardelibretas. —Escóndelasentuhabitación,¿vale?Y,sialguientepregunta,nomehasvisto. Y se esfumó. Solté un suspiro exasperado, a sabiendas de que intentar comprender lo que acababadeocurrirseríaabsurdo.Avecesnosoportabalapresiónalaqueestabasometidaporserla hermana mayor, pero, por el amor de Dios, menos mal que fui yo y no Osten. Cada vez que le imaginabaaltimóndelbarcomeentrabadolordecabeza. Hojeé las libretas; no pude resistir la tentación. ¿Qué estaría tramando esta vez? No tardé en averiguarquelaslibretasnoeransuyas,sinodeJosie.Reconocísucaligrafíainfantildeinmediatoy, aunquelaletranolahubieratraicionado,lohabríaadivinadoporloscorazonesquehabíadibujado con su nombre y el de Ahren escritos en el interior. Las páginas del final delataban que estaba enamoradadeloscuatromiembrosdeChoosingYesterday,unabandademúsicamuyfamosa,yenla última confesaba que se había prendado de un actor. Por lo visto, Josie caía rendida a los pies de cualquieraconunpocodecarisma. Dejélaslibretasenelsuelo,juntoalaspuertasquedabanaljardín.Fueseloquefueseloque Osten hubiera planeado, sin duda alguna no sería más divertido que ver a Josie topándose con sus propiosdiariosalvolverapalacio.Sevolveríalocapensandoencómohabríanllegadohastaallíy enquémanoshabríancaído. Alguienquefanfarroneabatantoporestartancercadelafamiliarealdeberíahaberaprendido unaodosleccionessobrediscreciónaestasalturas. Cuando entré en mi habitación, Neena ya estaba preparada. Enseguida cogió la toalla para ponerla a lavar. Me puse cualquier cosa; no estaba de humor para poner mi armario patas arriba. Cuandomesentéparaarreglarmeelpelo,mefijéenlapiladearchivosquehabíasobreelescritorio. —LaseñoritaBryceloshadejadoparausted—explicóNeena. Mirédereojolascarpetas.Nopodíaenfadarmeporque,enrealidad,eraelúnicotrabajoserio quemehabíanencargadoentodalasemana. —Me ocuparé de eso después —prometí, aunque en el fondo sabía que no lo haría. Quizá le echaraunvistazoaldíasiguiente.Esedíaqueríadedicármelosoloamí. Opté por un recogido sencillo, me retoqué el maquillaje un par de veces y salí en busca de mamá.Meapetecíaestarconellay,másimportanteaún,confiabaenquenomepediríaqueescogiera mueblesocomida. LaencontrésolaenlaSaladelasMujeres.Laplacaquecolgabajuntoalapuertaasegurabaque aquellaestancia,enrealidad,sehabíabautizadocomoBibliotecaNewsome,peronuncahabíaoídoa nadie referirse a ella como tal, salvo a mamá en ciertas ocasiones. Era un espacio donde solían congregarselasmujeres,porloquelaetiquetaoriginalmeparecíamásadecuada. Supequemamáestabaallíinclusoantesdeabrirlapuerta,puesalguienestabatocandoelpiano, y su forma de hacerlo era inconfundible. A mamá le encantaba narrar la historia de cómo papá le hizo comprar cuatro pianos nuevos, cada uno con características distintas, después de casarse. Los repartieron por todo el palacio. Uno estaba en su habitación; otro, en los aposentos de papá; un tercero,aquí;yelúltimo,enunsalóndelcuartopisoqueapenasseutilizaba.Envidiabalafacilidad conquémovíalasmanosporencimadelasteclas.Todavíarecordabaeldíaenquemedijoqueel tiempo acabaría por robarle la destreza. Entonces solo podría pulsar una o dos teclas al mismo tiempo.Hastaelmomento,lehabíaganadolabatallaaltiempo. Intenténohacerruido,peromeoyónadamásentrar. —Hola,cariño—dijo,yapartólosdedosdelteclado—.Ven,siéntateaquí,conmigo. —Nopretendíainterrumpirte—medisculpé,yatravesélahabitaciónparasentarmeenelbanco. —Nolohashecho.Necesitabadesconectar.Ahoramesientomuchomejor. —¿Algoandamal? Sonrióalgodistraídaymeacariciólaespalda. —No.Eldíaadíaenpalaciodesgasta,yalosabes. —Séaquéterefieres—comenté,yacariciélasteclasdelpiano,perosinpulsarninguna. —Cada día me levanto pensando que ya lo he visto todo, que he aprendido todo lo necesario para ser reina. Pero luego todo cambia. Hay… Da lo mismo, no quiero abrumarte con mis preocupaciones,yahastenidobastanteporhoy.Hablemosdeotracosa. LecostóDiosyayudaesbozarunasonrisay,aunquemeapetecíasaberquéasuntolepreocupaba tanto—porque,alfinal,todosesosproblemastambiénmeafectabanamí—,llevabarazón.Esedía nopodríalidiarconello. Y,alparecer,ellatampoco. —¿Alguna vez te has arrepentido? —pregunté. A pesar de sus esfuerzos, mi madre no logró ocultarsutristeza—.DeentrarenlaSelecciónyacabarsiendoreina,quierodecir. Agradecí que, en lugar de responder sí o no de inmediato, se tomara unos segundos para meditarlapregunta. —No me arrepiento de haberme casado con tu padre. No te negaré que, a veces, me pregunto quévidahabríatenidosinohubieraentradoenlaSelección,osihubieraperdido.Creoquehabría salidoadelante.Noseríainfeliz,perotampocoseríaconscientedequémáspodríahaberconseguido. Reconozcoqueelcaminoquemellevóhastatupadrefueduro,sobretodoporque,enunprincipio, meopuseaello. —¿Teopusiste? Ellanegóconlacabeza. —EntrarenlaSelecciónnofueideamía. Mequedéboquiabierta.Mamájamásmelohabíadicho. —Yentonces,¿dequiénfue? —Esonoimporta—seapresuróadecir—.Poresoentiendotusreservas.Creoqueelprocesote enseñaráaspectosdetimismaquedesconoces.Confíaenmí. —Me resultaría mucho más fácil confiar en ti si hiciera esto por voluntad propia, y no para darosapapáyatiunosmesesdepazenelpaís. Laspalabrassalierondemibocamásafiladasdeloquepretendía. Mamárespiróhondo. —Séquecreesqueesunactoegoísta,peroalgúndíanosdaráslarazón.Encuestióndeaños,el bienestardelpaísdependeráúnicamentedeti,yentoncestedaráscuentadehastadóndeerescapazde llegar para evitar que se desmorone. Nunca pensé que volveríamos a celebrar otra Selección, pero losplanespuedencambiarsiasíloexigelasituación. —Puesestasituaciónmeestáexigiendodemasiado—solté. —Uno,vigilaeltono—advirtió—.Ydos,túsolotefijasenunapartedeltrabajo,lapartequete incumbe,ypunto.Noimaginaslapresiónqueestásoportandotupadre. Permanecí ahí sentada, en silencio. Quería huir de allí. Si no le gustaba mi tono, ¿por qué me presionabatanto? —Eadlyn—empezócontonoconciliador—,séquequizánoeselmomentomásoportunopara esto.Pero,conelcorazónenlamano,tardeotempranotehabríadadountoquedeatención. —¿Aquéterefieres? —Enciertomodo,medalasensacióndequeestásdesconectadadetupropiopueblo.Séquete preocupanlasexigenciasqueconllevaserreina,peroyavasiendohoradequetambiénvaloreslas necesidadesdelosdemás. —¿Ycreesquenolohago?—repliqué.¿Acasonosabíaloquehabíaestadohaciendodurante todoeldía? Ellaapretólamandíbula. —No,cielo.Nuncaloanteponesatupropiacomodidad. Deseabagritarle,aellayapapá.Eraevidenteque,aveces,merefugiabaenmihabitación;podía pasarmehorasenlabañeraoacompañarlacenaconunacopitadevino.Esospequeñoscaprichosno me parecían en absoluto exagerados, teniendo en cuenta el sacrificio que me estaban obligando a hacer. —Mesorprendequeveastantosdefectosenmí—sentencié. Despuésmelevanté,dispuestaamarcharmedelasala. —Eadlyn,yonohedichoeso. —Lo has insinuado. No pasa nada —murmuré, y empecé a caminar hacia la puerta. Aquella acusaciónmeenfurecióhastalímitesinsospechados. —Eadlyn,cariño,loúnicoquequeremosesqueteconviertasenunagranreina,esoestodo— suplicó. —Yloseré—respondí,conunpieyaenelpasillo—.Y,pordescontado,nonecesitoqueningún tipomeenseñeahacereltrabajo. Tratédecalmarmeantesdecerrarlapuerta.Sentíaquetodoelmundoestabaenmicontra,queel mismísimo universo había preparado una conspiración para hundirme… Y entonces oí a alguien llorar. —¿Estássegura? PoreltonodevozsospechéquesetratabadelgeneralLeger. —He hablado con ella esta misma mañana. Ha decidido quedárselo —respondió la señorita Lucy,convozentrecortada. —¿Lehasdichoquepodríamosdarleaesebebétodoloquepudieranecesitar?¿Quetenemos más dinero del que seremos capaces de gastar en toda una vida? ¿Que lo querríamos incondicionalmente?—bisbiseóelgeneral. —Esoymás—insistiólaseñoritaLucy—.Sabíaquelasprobabilidadesdequeelbebénaciera contrastornosmentaleseranaltas.Leprometíquelaayudaríamosentodo,quelamismísimareinase aseguraríadequenolefaltaradenada.Mecontestóqueyahabíahabladoconsufamilia,queestaban dispuestosaayudarlayquejamáshabíaconsideradolaopcióndeentregaralbebé.Tansolovaloróla adopciónporquecreyóqueestaríasola.Pidiódisculpas,comosiconesoarreglaraalgo. LaseñoritaLucyestaballorando.Meacerquéconsigilohacialaesquinadelpasilloparaseguir laconversación. —Losientomucho,Lucy. —Notienesporquésentirlo.Noesculpatuya—respondióconvozamableyvaliente—.Creo que ha llegado el momento de aceptarlo. Años de tratamientos, infinidad de abortos naturales, tres adopcionesfrustradas…Necesitamospasarpágina. SeprodujounlargosilencioantesdequeelgeneralLegervolvierahablar. —Sicreesqueesoeslomejor. —Sí —dijo ella con decisión, y luego volvió a romper a llorar—. No puedo creer que nunca serémadre. Unsegundomástarde,oíqueelsonidodelllantoquedabaamortiguado.Sumaridolasostenía entresusbrazos,consolándolalomejorquepodía. DurantetodosestosañoshabíacreídoquelosLegereranunaparejaquehabíanelegidonotener descendencia.LosproblemasdeLucyjamáshabíansalidoarelucirenningunaconversación;adecir verdad,cuandoéramosniños,siempreparecíadispuestaajugarconnosotrosenlugardeenviarnosa freírespárragos.Poresonuncasospechéqueestuvierasufriendounacircunstanciatandesafortunada. ¿Teníamimadrerazón?¿Noeratanobservadoranisolidariacomocreía?LaseñoritaLucyera unadelaspersonasquemásapreciabaenelmundo.¿Nodeberíahabersidocapazdepercatarmede lotristequeestaba? Capítulo6 Eneldespachohabíandejadotreintaycincocestasdistintas,repletasdelosdatospersonalesdediez mil personas distintas. Los sobres estaban bien sellados para así proteger el anonimato de los caballeros. Traté de aparentar emoción por el bien de las cámaras, pero sentía que, en cualquier momento,vomitaríaenalgunadeaquellascestas. Seríaunabuenaformadereducirelnúmerodepretendientes. Papáapoyóunamanosobremihombro. —Deacuerdo,Eady.Ahoraacércateacadacestaycogeunsobre.Estaréatulado.Amedidaque losvayasescogiendo,dámelos.LosabriremosenelReportdeestanoche,envivoyendirecto.Asíde fácil. Paraseralgotansencillo,meestabaresultandosobrecogedor.Desdeelmismomomentoenque anunciamoslaSelección,mesentíaabrumada,asíquenodeberíahabermesorprendido. Me coloqué bien mi tiara preferida y me atusé la falda del vestido gris iridiscente. Quería cerciorarme de que estaba radiante. Al observar mi reflejo antes de bajar al salón, debo reconocer quelamuchachaquememirabameintimidó. —Así pues, ¿elijo cada sobre? —murmuré, confiando en que las cámaras no estuvieran grabandoenesemomento. Élmededicóunaminúsculasonrisayhablóenvozbaja: —Esunprivilegioqueyonotuve.Adelante,cariño. —¿Quéquieresdecir? —Luego.Ahora,ve—susurróy,conlamano,meinvitóaentrarenaquelsalónabarrotadode pilasypilasdeinscripciones. Cogí aliento. Podía hacerlo. Las expectativas de la gente me traían sin cuidado; yo había elaboradounplan.Unplanapruebadebombas.Saldríadeeseaprietoilesa.Unpuñadodemesesno eranada.Ydespués,nuevamente,podríacentrarmeenlalabordeconvertirmeenreina.Ysola. Entonces,¿porquémeestabaahogando? «Cierraelpico»,pensé. MeaproximéalaprimeracestaencuyaetiquetaleíquetodoslosparticipanteserandeClermont. Saquéunsobre,losflashesdelascámarasmecegaronylaspocaspersonasqueestabanenelsalón aplaudieron. Mamá abrazó a Ahren, emocionada; me hizo una mueca sin que nadie más se diera cuenta.LaseñoritaMarleesuspiróaliviada.FueentoncescuandoreparéenquelaseñoritaLucyno estaba. Osten tampoco había venido, lo cual no fue ninguna sorpresa. Kaden sí había aparecido y observabaaquelparipéconinterés. Utilicé una técnica distinta con cada cesta. De una, escogí el sobre de la parte superior. En la siguiente enterré el brazo y pesqué otro sobre. Los testigos se entusiasmaron cuando llegué a Carolina, la provincia donde mamá había crecido; cogí dos sobres, los sostuve durante unos segundosyluegodevolvíunoalazarasucorrespondientecesta. Entregué la última inscripción a mi padre y, acto seguido, recibí otra avalancha de aplausos y flashes. Fingí una sonrisa de felicidad antes de que los reporteros se escabulleran de la sala para redactarsusartículos.AhrenyKadenabandonaronlaestanciaentrebromas,ymamásedespidiócon unbesoenlafrenteantesdeirse.Papáyyoempezamosahablar,aunquenoteníamuchoquedecir. —Lohashechodefábula—mefelicitócuandonosquedamosasolas.Suasombroeragenuino —. Hablo en serio. Entiendo mejor que nadie que esto puede ser estresante, pero has estado maravillosa. —¿Ycómolosabes?—cuestioné,yapoyélasmanossobrelascaderas—.¿Cómolosabessino fuistetúquienescogiólasinscripciones? Éltragósaliva. —Ya conoces, a grandes rasgos, la historia de cómo conocí a tu madre. Sin embargo, hay detallesquehemospreferidoguardarenuncajón.Tecuentoestoporquecreoqueteayudaráadarte cuentadelasuertequetienes. Asentí,aunquenosabíaquédireccióntomaríalaconversación. Élrespiróprofundo. —MiSelecciónnofueunafarsa,peronoestuvolejosdeserlo.Mipadreseencargódeelegira dedo a todas las participantes; seleccionó a jovencitas con quienes se podían establecer alianzas políticas, familias influyentes o con un encanto natural capaces de hacer que todo el país besara el suelopordondeandaban.ElreysabíaquelaSeleccióndebíaservariadaparaparecerlegítima,así que añadió tres Cincos para disimular. Las Cincos se consideraban candidatas que eran para hacer bulto,quecaeríanenseguida,peroasílagentenosospecharíaquetodoeraunapantomima. Mequedédepiedra. —¿Mamá? —Se suponía que debía descartarla casi de inmediato. Te seré sincero. Mi padre trató de persuadirme por todos los medios para que la eliminara enseguida. Y fíjate en ella ahora. —De pronto,suexpresióncambió—.Aunquejamáslohubieraimaginado,elpueblolaadoracomoreina, inclusomásqueamimadre.Hadadoaluzacuatrohijosfuertes,hermososeinteligentes.Hesido felizgraciasaella. Deformadistraída,jugueteóconlossobres. —Nosésieldestinoexisteono.Pero,aveces,aquelloquellevasañosanhelandoapareceporla puerta, decidido a eludirte, a huir de ti. Y, sin embargo, al final te das cuenta de que siempre hay alguienparati. Hastaentoncesjamáshabíatenidomotivosparadudardelahistoriadeamordemispadres.Pero despuésdeoíramipadreconfesarquemamánisiquieraeraunaopción,yamimadrerevelarqueno pretendía entrar a formar parte de la Selección, me pregunté cómo se las habían ingeniado para encontrarseelunoalotro. Porlaexpresióndemipadre,intuíquenisiquieraélseexplicabacómosehabíanenamorado. —Lovasahacermuybien—dijoconorgullo. —¿Yquétehacepensareso? —Eres clavadita a tu madre… y a la mía. Eres una chica decidida. Y, más importante todavía, detestaselfracaso.Séqueestofuncionará,amenosquetúloimpidas. Estuve a punto de contárselo, de confesarle que había llenado páginas enteras con ideas para ahuyentaratodosesoschicos.Habíadadoenelclavo:noqueríafracasar.Pero,paramí,elfracaso significabapermitirqueotrapersonadirigieramivida. —Estoyseguradequetodosaldrábien—dije,conunapizcadearrepentimientoenmivoz. Papámeacariciólamejillaconlosdedos. —Comosiempre. Capítulo7 Cuando entré en el estudio, me di cuenta de que el plató había sufrido algunos cambios. Normalmente,Ahrenyyoéramoslosúnicosquenossentábamosfrentealacámara,juntoanuestros padres,peroesanocheKadenyOstentambiénestabansobreelescenario. Losoficialesdepapásehabíanapiñadoalotroladodelcuadrilátero;elcentroestabareservado aunrecipientecontodoslossobresquehabíaseleccionadoesamismatarde.Juntoaél,uncuenco vacío en el que debía depositar las inscripciones después de abrir los sobres. Leer los nombres en vozaltaeraunatradición.Noqueríameterlapata,asíquemepropusehacerloconmuchacautela; queríadarlaimpresióndequecontrolabalasituación.Yesomegustaba. Tras las cámaras se habían acomodado otros miembros del personal de palacio. Distinguí al general Leger; besó a la señorita Lucy en la frente y después le susurró algo al oído. Ya habían pasadovariosdíasdesdeaquellaconversaciónqueoíaescondidasenmitaddelpasillo,peroseguía sintiéndome fatal por ella. No se me ocurría nadie mejor que los Leger para ser padres. Por otro lado,losSchreavehabíandemostradoserlaspersonasmásdiestrasparasolucionarproblemas. Estabaperdida.Noteníanilamásremotaideadecómoayudarlos. LaseñoritaMarleeinstabaaJosieacallarsedeunavezportodas,seguramenteporquesereíade unchistequeellamismahabíasoltadoyquecarecíadegracia.Nuncaentenderíacómoalguientan maravillosohabíapodidotraeralmundoagentetandespreciable.¿Mitiarafavorita?¿Laquellevaba puesta?Puesbien,nosiemprefuemifavorita.Josietorciólaprimeratiaradelaquemeenamoréy perdiódospiedraspreciosasdelasegunda.Nadielehabíadadopermisoniparaacercarseaellas.Y muchomenosparatocarlas. AsuladoestabaKile.Estabaleyendounlibroporque,cómono,todoloquepasabaennuestro paíserademasiadoaburridoparaél.Quéingrato. Levantólavistadellibroymepillóobservándole.Hizounamuecayvolvióapegarlosojosen lapágina.¿Paraquéhabíavenido? —¿Cómo estás? —preguntó mamá, que apareció de repente a mi lado. Después me rodeó el hombroconelbrazo. —Bien. Dibujóunasonrisa. —Esimposiblequeestésbien.Estoesaterrador. —Bueno,puesyaquelodices,sí,síloes.Todoundetalleobligarmeapasarporestecalvario. Serioporlobajoparaversisemehabíapasadoelenfado. —Cariño,nocreoquetengastantosdefectos—susurró—.Tusvirtudessoninfinitasy,algúndía, sabráscuántosesufreporloshijos.Mepreocupoporti,inclusomásqueportushermanos.Noeres unachicacualquiera,Eadlyn.Ereslachica.Ysoloquierolomejorparati. Nosupequécontestar.Loúltimoquequeríaeraponermeadiscutirenmitaddelescenario.Ella seguíaabrazándome,asíqueledevolvíelgestoyellamebesóenlacabeza. —Mesientomuyincómoda—admití. —No olvides cómo se deben de estar sintiendo esos muchachos. Para ellos, esto también es importantísimo.Elpaísosloagradecerá. Meconcentréenlarespiraciónparanodelatarme.Tresmeses.Lalibertad.Pancomido. —Estoymuyorgullosadeti—murmuró,ymediounúltimoachuchón—.Buenasuerte. Sefueasaludarapapá.Ahrenaprovechóesemomentoparaacercarseamí. —Nopuedocreerqueestoestéocurriendodeverdad—comentóconemoción—.Memuerode ganasportenercompañía. —¿Quépasa?¿Kilenoessuficienteparati?—espeté. MiréaKiledenuevo.Seguíaconlanarizmetidaenaqueldichosolibro. —NoséquétienescontraKile.Esuntipomuylisto. —¿Esuneufemismodeaburrido? —¡No!Peromeapetececonoceragentedistinta. —Pues a mí no —farfullé. Me crucé de brazos, en parte por impotencia, en parte para protegerme. —Oh,vamos,hermanita.Estoserámuydivertido—meanimó.Escudriñótodalasalaysusurró —:Estoyimpacienteporverquéhasplaneadoparaesospobresdiablos. Tratédeaguantarlarisa.Nadiemeconocíamejorquemihermano. Cogióunodelossobresymediounsuavegolpecitoenlanariz. —Yahoraprepárate.Sidominaselidioma,estaparteteresultarábastantefácil. —Erescomoundolordemuelas—murmuré,yleasestéungolpeenelbrazo—,perotequiero. —Losé.Notepreocupes.Loharásgenial. Nosindicaronqueocupáramosnuestrosasientos,asíqueAhrendejóelsobreenellugarquele correspondía,mecogiódelamanoymeacompañóhastamisitio.Lascámarasempezaronafilmar. Papá inauguró el Report del día anunciando un posible acuerdo comercial con Nueva Asia. Trabajábamos codo con codo con ese país, por lo que me costaba imaginar que, antaño, habíamos estadoenguerra.Mencionólasleyesdeinmigraciónytodossusconsejeroshicieronsusdiscursos, incluidalaseñoritaBryce.Aquellosminutosmeparecieroneternosalavezqueefímeros. Cuando Gavril pronunció mi nombre, tardé unos segundos en recordar qué debía hacer exactamente.Sinembargo,melevanté,crucéelescenarioymecoloquédelantedelmicrófono. Esbocéunatímidasonrisaymirédirectamenteacámara.SabíaqueesanochetodaIlléaestaba sentadafrenteasutelevisor. —Estoy convencida de que todos estáis tan emocionados como yo, así que por qué no nos saltamoselprotocoloyvamosalgrano.Damasycaballeros,aquíestánlostreintaycincojóvenes invitadosaparticiparenestarevolucionariaSelección. Metílamanoenelrecipienteyextrajeelprimersobre. —DesdeLikely—leí,ehiceunapausamientrasloabría—,elseñorMacKendrickShepard. Mostré la fotografía del joven candidato y todos los presentes aplaudieron. Deposité el contenidodelsobreenelrecipientevacíoycogíotrosobre. —YprocedentedeZuni…,elseñorWinslowFields. Trascadanombrequepronunciaba,lasalaestallabaenaplausos. HoldenMessenger.KesleyTimber.HaleGarner.EdwinBishop. Alfinal,cuandoalcancéelúltimosobredelrecipiente,creíhaberabiertoalmenosuncentenar de ellos. Me dolían las mejillas de tanto sonreír. Esperaba que mamá no se llevara una decepción cuandoledijeraquepreferíacenarasolasenmihabitación.Enmiopinión,eralomínimoqueme merecía. —¡Ah! Y desde Angeles —anuncié; rasgué el sobre y saqué la última inscripción. Esta vez mi sonrisanofuecapazdeocultarmidesasosiego,ytodoelmundosepercatódeello—,elseñorKile Woodwork. Lasreaccionesnosehicieronesperar.Variosgritosahogados,unpuñadodecarcajadas…,pero laquemásmeimpactófueladelpropioKile.Dejócaerellibroalsuelo. Apenaspodíarespirar. —Puesbien,esoestodo.Mañanalosconsejerosiniciarántodoslospreparativosparaformara estostreintaycincocandidatosparalaaventuraquelesespera.Y,dentrodemenosdeunasemana,se instalaránenpalacio.Hastaentonces,mimássinceraenhorabuena. Empecéaaplaudirytodalasalamesiguió.Regreséamiasientoytratédedisimularlomolesta queestaba. VerelnombredeKileescritoenlasolicitudnodeberíahabermeafectadotanto.Alfinyalcabo, ningunodeesoschicosteníaposibilidadesdeganar.Perohabíaalgoquenoencajaba. EncuantoGavrilcerrólatransmisión,muchosfueronlosqueentraronencólera.Mamáypapá sedirigieronhacialosWoodworkdeinmediato.Decidíunirmeaellosparaaclararelasunto.Josie, quenoparabadereírsecomounaboba,mepisabalostalones. —¡Yonohesido!—insistióKile. Encuantolemiréalosojos,adivinéqueestabatanfuriosocomoyo. —¿Quéimportaeso?—dijomamá—.Todoaquelquehayacumplidolamayoríadeedadpuede ponersunombreenlainscripción. Papáasintióconlacabeza. —Escierto.Y,aunquereconozcoquelasituaciónesuntantoextraña,notienenadadeilegal. —Peroyonoquieroformarpartedeesto—lesuplicóKileapapá. —¿Quiénescribiótunombre?—pregunté. Kilesacudiólacabeza. —Nolosé.Tienequeserunerror.¿Porquéibaainscribirmesinisiquieraquierocompetir? Mamá miró al general Leger y, por un instante, creí que estaban sonriéndose. Me negaba a creerlo,puesaquellasituaciónnoeraparanadadivertida. —¡Perdonad!—protesté—.Estoesinaceptable.¿Nadiepiensahaceralgoalrespecto? —Escogeaotrocandidato—sugirióKile. ElgeneralLegernegóconlacabeza. —Eadlynanunciótunombredelantedetodoelpaís.TúereselcandidatodeAngeles. —Esverdad—coincidiópapá—.Alleerlosnombrespúblicamente,yaesoficial.Nopodemos encontrarteunsustituto. Kilepusolosojosenblanco,algoquehacíamuyamenudo,porcierto. —Bueno,Eadlynpuedeeliminarmeelprimerdía. —¿Yenviarteadónde?—cuestioné—.Túvivesaquí. Ahrenserioporlobajo. —Perdón—murmuróalpercatarsedemimiradaasesina. —Esonosentaríabienalrestodelosparticipantes. —Échame—propusoKile. —Porenésimavez,Kile,¡noteirásdeaquí!—gritólaseñoritaMarlee. Eralaprimeravezquelaoíautilizaruntonotanestricto.Sellevóunamanoalasienyelseñor Cartertratódeconsolarla.Lesusurróaloídoalgoquenofuicapazdecomprender. —¿Prefieres vivir en otro lugar? —pregunté incrédula—. ¿Acaso un palacio no es lo bastante buenoparati? —Noesmío—dijo,alzandoeltonodevoz—.Y,francamente,yanolosoportomás.Estoyharto delasnormas,hartodesentirmeunhuéspedenestacasa.Y,sobretodo,estoyhartodetuactitudde niñamalcriadayconsentida. Resolléy,actoseguido,laseñoritaMarleelesoltóunacollejaasuhijo. —¡Discúlpate!—ordenó. Kileapretólamandíbulayclavólamiradaenelsuelo.Mecrucédebrazos,indignada.Noestaba dispuesta a permitir que se fuera de rositas. Me debía una disculpa. Y pensaba obtenerla por las buenasoporlasmalas. Alfinal,trassacudirlacabeza,murmuróun«losiento»apenascomprensible. Miréhaciaotrolado.Podíahaberseesforzadounpocomás. —Seguiremos adelante según lo planeado —sentenció papá—. Esto es una Selección, y todos conocemoselproceso.Setratadeelegir.Hoyporhoy,Kileesunodelospretendientes.Desdeluego, Eadlynloharíamuchopeor. «Gracias, papá». Comprobé la expresión de Kile. Seguía con la mirada pegada en el suelo; estabaavergonzadoyenfadado. —Yahoradeberíamoscomeralgoycelebrarlo.Hoyesundíamuyespecial. —Tienesrazón—añadióelgeneralLeger—.Cenemosjuntos. —Estoycansada—dije,ymedimediavuelta—.Estaréenmihabitación. Nisiquieraesperéaquemedieranpermiso.Nodebíanadaanadie.Habíahechotodoloqueme habíanpedido. Capítulo8 Duranteelfindesemanaevitétodacompañía,pero,porlovisto,anadieleimportó,nisiquieraa mamá.Unavezanunciadoslosnombres,laSelecciónyaeraunarealidad.Sabíaqueseacercabandías desoledadabsoluta,yesomeentristecía. El lunes antes de que aterrizaran los candidatos en palacio, por fin me reencontré con la humanidad. Hice de tripas corazón y entré en la Sala de las Mujeres. La señorita Lucy estaba ahí; igualquesiempre,alegreysonriente.Mehabríaencantadopoderayudarla.Obviamente,uncachorro noeraunbebé,peroregalarleunamascotaeralaúnicaideaquesemehabíaocurrido. MamáconversabaconlaseñoritaMarlee;encuantocrucéelumbral,lasdosmesaludaronyme invitaronaunirmeaellas. MesentéylaseñoritaMarleemecogiódelamano. —Quiero explicarme. La razón por la que Kile quiere marcharse no eres tú. Lleva mucho tiempo sopesando la idea de mudarse y, con el corazón en la mano, pensé que pasar un trimestre fueradecasabastaríaparaquitarleesaideadelacabeza.Nosoportaríavivirlejosdeél. —Tarde o temprano, él tomará una decisión y no te quedará más opción que aceptarla — aconsejó mamá, lo cual me pareció hasta gracioso teniendo en cuenta que ella era quien pretendía casarasupropiahijaconuncompletodesconocido. —Peronoloentiendo.Josie,encambio,nuncasehaplanteadoirse. Puselosojosenblanco.Desdeluegoqueno. —Pero ¿qué puedes hacer? No puedes obligarle a quedarse aquí —insistió mamá. Después sirvióunatazadetéyladejófrenteamí. —Yahecontratadoaotrotutor.Tienemuchísimaexperiencia.Kileaprenderámásdeélquede unlibro.Asíganaréunpocodetiempo.Noquieroperderlaesperanza… La tía May apareció de repente en la sala; parecía recién sacada de una revista de moda. Salí disparadahaciaellaylediunabrazodeoso. —Alteza—saludó. —Cierraelpico. Soltóunacarcajada,meagarróporloshombrosymemiródirectamentealosojos. —QuierosaberlotodosobrelaSelección.¿Cómoestás?Mefijéenlasfotografías.Algunosson bastantemonos.¿Yatehasenamorado? —Quéva—respondíconunarisotada. —Bueno,dalesunosdías. LatíaMayeraasí.Cadavezqueveníaapalacioteníaunnuevoamor.Puestoquenuncahabía sentado la cabeza para formar una familia, solía tratarnos, a los cuatro hermanos y a nuestros primos,AstrayLeo,comosifuéramossushijos.Y,adecirverdad,susvisitashacíanqueviviren palaciofueramuchomásemocionante. —¿Cuántotiempoestarásporaquí?—preguntómamá. LatíaMaymecogiólamanoy,juntas,cruzamoslaestancia. —Memarchoeljueves. Ahoguéungrito. —Ya lo sé. ¡Me voy a perder lo más divertido! —Lloriqueó haciendo pucheros—. Pero Leo tieneunpartidoelviernesporlatardeyelrecitaldedanzadeAstraeselsábado.Lesprometíque estaría allí. Está haciendo grandes progresos —le comentó a mamá—. Se nota que es hija de una artista. Compartieronunasonrisa. —Ojalápudieraasistir—selamentómamá. —¿Yporquénovamos?—sugerí,ycogíunasgalletitasparaacompañarelté. LatíaMaymemiróperpleja. —Eres consciente de que este fin de semana tienes planes, ¿verdad? ¿Grandes planes? ¿Planes quetecambiaránlavida? Meencogídehombros. —Nomepreocupaperdérmelos. —Eadlyn—mereprendiómamá. —¡Losiento!Peroesqueestoesagobiante.Prefierolascosastalycomoestánahora. —¿Dóndeestánlasfotografías?—preguntóMay. —En mi habitación, sobre el escritorio. Llevo días tratando de memorizar los nombres, pero todavíanomelosheaprendido. Mayalzólamanoyllamóaunadelasdoncellas. —Querida,¿teimportaríasubiraldormitoriodelaprincesaytraernoslosformulariosdelos candidatosalaSelección?Estánensuescritorio. Ladoncellasonrióehizounareverencia.Presentíaque,encuantolostuvieraentrelasmanos, caeríaenlatentaciónylesecharíaunvistazo. Mamáseinclinóhaciasuhermana. —Permítemequeterecuerdeunpardecosas.Uno,esosformulariossonconfidenciales;y,dos, aunquenolofueran,lesdoblaslaedad. Marleeyyonosechamosareír,mientrasquelaseñoritaLucyselimitóasonreír.Eramucho másindulgenteconlatíaMayquenosotras. —No le tomen el pelo —protestó la señorita Lucy—. Estoy convencida de que lo hace con la mejorintención. —Gracias,Lucy.Nolohagopormí,¡sinoporEadlyn!—juró—.Entretodaslaayudaremosa adelantarunpocoeltrabajo. —No es así como funciona —se quejó mamá, y dio un sorbo a su té con cierto aire de superioridad. LaseñoritaMarleesoltóunatremendayruidosacarcajada. —¡Miraquiénhabla!¿Acasodebemosrefrescartelamemoria? —¿Qué? —pregunté, atónita. ¿Cuántos detalles de su historia de amor habían omitido mis padres?—.¿Aquéserefiere? Mamádejólatazasobrelamesitaylevantóunamanoparadefenderse. —La noche antes de que empezara la Selección, me topé con tu padre por accidente y, para vuestrainformación—dijo,aunquemiróalaseñoritaMarlee—,podríanhabermeechadoporello. Noesprecisamentelaprimeraimpresiónquepretendíacausar. Mequedéhelada. —Mamá,¿puedesabersecuántasnormastesaltastealatorera? Miróhaciaeltechoyguiñóunojo,comosiestuvieracontándolasmentalmente. —Deacuerdo,¿sabéisqué?,miradlasfotografíascuantoqueráis.Merindo. Mi tía sonrió con satisfacción. Intenté grabar aquel gesto en mi memoria: con una elegancia innata, ladeó la cabeza y, de pronto, percibí un brillo embaucador en sus ojos. Todo en ella era glamuroso,natural.Adorabaaaquellamujer,elamorquedespertabaenmíeraparecidoalquesentía pormimadre.SibienJosie,micompañeradejuegosdurantemiinfanciayadolescencia,habíasido unverdaderoincordio,elcírculodeamistadesdemamánoteníaprecio.Sinlugaradudas,eranlas mujeresmásmaravillosasdelmundo. La doncella regresó con la pila de formularios y fotografías, y las dejó sobre la mesa. La señorita Marlee no esperó ni dos segundos a coger un primer puñado de solicitudes, lo cual me sorprendióbastante.LasegundaenecharunvistazoaloscandidatosfuelatíaMay;aunquemamáno seatrevióatocarniunasolafotografía,síasomólacabezaporencimadelhombrodelaseñorita Marlee para conocer a los muchachos. Al principio, la señorita Lucy hizo como si no sintiera curiosidadalguna,peroalfinaltambiénacabóconunapiladepapelessobreelregazo. —Ah,estepromete—comentólatíaMay,ymemostróunafotografía. Contemplé al joven de mirada penetrante y oscura, de tez de ébano. Tenía el pelo rapado y mostrabaunasonrisabrillante. —BadenTrains,diecinueveaños,deSumner. —Esguapo—dijomamácondemasiadoentusiasmo. —Bueno, a la vista está —añadió May—. Y con un apellido como Trains, apuesto a que su familiaesdeSevens.Segúnloquediceaquí,estáestudiandoprimerodePublicidad.Esosignificaque él,oalguiendesufamilia,esdeideasfijas. —Cierto—coincidiólaseñoritaMarlee—.Todaunahazaña. Apartéunpardeformulariosparaecharunvistazo. —Ybien,¿cómoestás?—preguntólatíaMay—.¿Yaestátodolisto? —Esocreo—murmuré,yleíporencimaunadelassolicitudes.Escaneétodalainformaciónen buscadealgoquepudieraresultarmeremotamenteinteresante.Peronoencontrénadaquellamarami atención—.Alprincipio,lagenteestabamuyalborotada,albordedeunataquedenervios.Penséque nuncaacabaría.Porloquetengoentendido,lashabitacionesdeloscandidatosyaestándispuestas,los cocinerosyahanelaboradocadamenú.Sinomeequivoco,ahoraquelalistayaesoficial,mañana mismosereservaránlosviajes. —Seteveemocionadísima—bromeóMay,ymediounsuavegolpecitoconelcodo. Suspiréyluegolancéunamiradaacusatoriaamamá. —Supongoquetambiénestaréisalcorrientedequetodoesteasuntonohasidoideamía. —¿Quéquieredecir,querida?—preguntólaseñoritaLucy.Dejósupiladesolicitudessobreel regazoymemiróconsternada. —Pordescontado,todostenemoslosdedoscruzados;queremosqueEadlynencuentreaalguien especial, a un chico que merezca la pena —empezó mamá con perspicacia—. Pero, mientras eso ocurre,aprovecharemosestosmesesparaelaborarunplanquecalmeelmalestardelapoblaciónpor laeliminacióndecastas. —¡Ames!—exclamóMay—.¿Tuhijaesunseñuelo? —¡No! —Sí—mascullé. LatíaMaymeacariciólaespaldaparaconsolarme;saberqueestabaahímetranquilizaba. —Tarde o temprano habríamos tenido que buscar el pretendiente adecuado. Además, la Selección no es vinculante. Eadlyn llegó a un acuerdo con Maxon: si no se enamora, adiós muy buenas al proceso. Dicho esto, Eadlyn, como miembro de la familia real, está cumpliendo con su cometido, creando un poco de… diversión. Así se calmarán un poco los ánimos y nosotros podremostantearelterreno.Ymeatrevoadecirqueyaestáfuncionando. —¿Ah,sí?—pregunté. —¿Nohasleídolosperiódicos?Tehasconvertidoenlaestrelladelpaís.Losmedioslocalesya hanempezandoaentrevistarasuscandidatos,ymuchassonlasprovinciasqueyahanorganizadouna fiestaconlaesperanzadequesupretendienteseaelelegido.Lasrevistashancomenzadoahacersus apuestasconlosfavoritos.Anocheviunreportajeenlatelevisiónsobrejovencitasquehanformado clubsdefansyllevancamisetasconlosnombresdesuspretendientespredilectos.Todoelpaístiene losojospuestosenlaSelección. —Esverdad—confirmólaseñoritaMarlee—.QueKileviveenpalacioyahadejadodeserun secreto. —¿Tambiénsehanenteradodequenotieneintenciónalgunadeparticipar?—pregunté,aunque sonémásirritadadeloquepretendía. LaseñoritaMarleenoteníalaculpadeaquelladebacle. —No—contestóentrerisas—.Puedesestartranquila,noesporti. Ledevolvílasonrisa. —Marlee,yahasoídoamamá.Notienedequépreocuparse.TantoKilecomoyosabemosde sobraquenoestamoshechoselunoparaelotro.Además,existelaposibilidaddequepuedalibrarme de este enredo sin un prometido. —Un cien por cien de posibilidades para ser más exacta—. No sufras,nomeromperáelcorazón—contesté.Yamehabíaacostumbradoalaideadetenerunmontón dechicosdispuestosapedirmimano—.Noestoymolesta. —PerotúmismahasdichoquelaSelecciónsehaconvertidoenelfocodeatención—recordó May,algoalarmada—.¿Creesquedurarámucho? —Creoquemantendráalagenteocupadaeltiemposuficientecomoparaqueelmalestarylas protestasquecopantodaslasportadaspasenaunsegundoplanoynosotrosencontremosunmodode abordarlosproblemassivuelvenasurgir—respondiómamáconseguridad. —Cuandovuelvanasurgir—corregí—.Puedequemividalesentretengaunrato,perotenpor seguroque,enalgúnmomento,volveránacentrarseensupropiavida. Mirédereojolasfotografías;compadecíaaesosmuchachos.Estabancondenadosaperderyni sospechabanqueformabanpartedeunteatromontadoparadistraeralpúblico. —Quéraro—observéalleerunadelassolicitudes—.Nopretendoparecercrítica,perofijaos enesto.Heencontradotresfaltasdeortografíaenelformulario. Mamámeloarrebatódelasmanos. —Quizáestabanervioso. —Oesunidiota—propuse. Mayserioentredientes. —No seas tan dura, cariño. Ellos también deben de estar asustados. —Mamá me devolvió el formularioylosujetéconunclipalafotografíadeuntipoconcaradeinocenteyunacabellerarubia derizossalvajes. —Unsegundo,¿estásasustada?—preguntólatíaMayconlavozentrecortada. —No,desdeluegoqueno. Relajólaexpresiónyvolvióaadoptareseademánbelloydespreocupado. —Noconciboquealgopuedadartemiedo.—Meguiñóunojo. Metranquilizabasaberquealmenosunadelasdoslocreyera. Capítulo9 Cuandomeenterédequehabíanempezadoallegarapalacio,huidespavoridaamisaposentosyme puse a garabatear bocetos en el balcón, a la luz del sol. Demasiadas risas escandalosas y saludos excesivamenteentusiastas.Mepreguntécuántotiempoduraríaesacamaradería.Despuésdetodo,se trataba de una competición. Tomé una nota mental de inmediato: «añadir “encontrar formas de enemistarles”amilistadeobjetivos». —Creoquedeberíamosdarmásvolumenalpelo,Neena.Hoyquieroparecerunachicamadura. —Excelenteelección,alteza—comentómientrasmearreglabalasuñas—.¿Algunaideaparael vestidodeestanoche? —Hepensadoenunvestidodegala.Negro,apoderser. Soltóunarisita. —¿Intentaasustarlos? Nopudecontenerlasonrisa. —Solounpoquito. Ambasnosreímos.Mealegrédetenerlaamilado.Seavecinabansemanasdifícilesenlasque necesitaríasusmensajesreconfortantes. Después de secarme el pelo, lo trenzó y lo sujetó con horquillas formando una especie de corona para que así la tiara destacara todavía más. Conseguí encontrar el vestido negro que había lucidoenlaúltimafiestadeAñoNuevo.Erauntrajedeencajepreciosoquemarcabamisiluetahasta larodilla.Apartirdeahí,latelaeramásvaporosaycaíahastaelsuelo.Teníalaespaldadescubierta, formandounóvalo,ymangasmurciélagoquemerozabanloshombros.Paraserhonesta,elvestido eramásbonitoaplenaluzdeldíaquealaluzdelasvelas. Elrelojmarcólauna,horadebajarlasescaleras.Habíamosconvertidounadelasbibliotecas delcuartopisoenunSalóndeHombres,demodoquelosseleccionadospudieranreunirseyrelajarse durante su estancia en palacio. Era, más o menos, del mismo tamaño que la Sala de las Mujeres y teníavariossofásysillonesdondesentarse,infinidaddelibrosydostelevisores. Ahoramismomedirigíaaesazonadepalacio.Habíamosacordadoquelospretendientesirían entrando de uno en uno para presentarse y que después los escoltarían hasta el Salón de Hombres para así poder conocerse entre ellos. Advertí un grupito de gente al fondo del pasillo entre el que reconocíamispadresyalgeneralLeger,ymeencaminéhaciaellos.Tratédequenadienotaraque teníalosnerviosaflordepiel.Alverme,papásequedóestupefactoymamásellevóunamanoala boca. —Eadlyn…, pareces tan mayor —exclamó mamá. Suspiró y luego me acarició la mejilla, el hombroyelcabello.Todoestabaenorden. —Seguramenteporquelosoy. Asintióensilencioyselellenaronlosojosdelágrimas. —Estásdivina.Enmiopinión,nuncaparecíunareina,perotú…estásperfecta. —Déjaloya,mamá.Elpuebloteadora.Vosotrostrajisteislapazalpaís.Yonohehechonadaen absoluto. Mealzólabarbillaconundedo. —Todavía.Peroeresdemasiadolistaytercacomoparanoconseguirnada. Yantesdequepudierareplicar,papáseacercóanosotrasynosinterrumpió. —¿Preparada? —Sí —contesté, y me puse seria. Aquel no había sido el discursito motivacional que había imaginado—.Notengointencióndeeliminaraningúncandidato,almenosporahora.Enmiopinión, todoelmundomereceunaoportunidad. Papáesbozóunasonrisa. —Muysabioportuparte. Cogíaire. —Deacuerdo.Empecemos. —¿Prefieresquenosquedemosotedejamossola?—preguntómamá. Sopeséambasopciones. —Podéisiros. —Como desees —murmuró papá—. El general Leger y varios guardias estarán vigilando las puertas. Si necesitas algo, cualquier cosa, no dudes en decirlo. Queremos que pases un día maravilloso. —Gracias,papá. —No—susurró,ymeestrechóentresusbrazos—.Graciasati. Después, ofreció el brazo a mamá y se marcharon. Tan solo mirando sus andares intuí que estabandichosos,felices. —Alteza—dijoelgeneralLegerenvozbaja.Algirarme,viqueestabasonriente—.¿Nerviosa? Neguéconlacabeza,enparteparaconvencermeamímisma. —Queentreelprimero. Inclinó la cabeza y luego lanzó una mirada a un mayordomo que había frente a una de las puertasdelsalón.Derepente,dedetrásdeunaestanteríarepletadelibros,surgióunchico.Comprobó que se había colocado bien los gemelos, estiró los puños de la camisa y se acercó a mí. Era delgaduchoymásbienbajito,peroteníacaradesimpático. Sedetuvofrenteamíehizounareverencia. —FoxWesley,alteza. Ladeélacabezaamododesaludo. —Unplacer. Respiróhondoantesdecontinuar. —Quéhermosa. —Esomehandicho.Yapuedesretirarte—añadí,yleseñaléelSalóndeHombresconlamano. Foxarrugóelentrecejoantesdevolverainclinarseysemarchó. Unsegundomástarde,aparecióotromuchachoantemí.Este,enlugardeunareverencia,optó porbajarlacabeza. —Garner,alteza. —Bienvenido. —Muchas gracias por habernos invitado a su casa, alteza. Espero demostrarle que soy merecedordesumanodíatrasdía. Inclinélacabeza,mostrandoasímicuriosidad. —¿Deveras?¿Ycómopiensashacerlohoy? Sonrió. —Puesbien,hoymegustaríacontarlequeprovengodeunafamiliaexcelente.Mipadresolíaser unDos. —¿Esoestodo? Aquelcomentarionobastóparadisuadirleycontinuó: —Enmiopinión,esbastanteimpactante. —NotanimpactantecomotenerunpadrequesolíaserunUno. Creíqueseibaadesmayar. —Puedesirte. Estavezsíhizounareverenciaysedispusoamarcharse.Trasvariospasos,miróatrás. —Sientohaberlaofendido,alteza. Parecíatantristeyarrepentidoqueapuntoestuvededecirlequenolohabíahecho,peroesono formabapartedemiplandeldía. Antemídesfilóunsinfíndejóvenesindignosdeserrecordados.Yahabíaconocidoalamitadde mispretendientescuandoKileseplantóantemí.Porunavezensuvidasehabíapeinadodetalforma quepodíaverlelosojos. —Alteza—saludó. —Caballero,túpuedesllamarme«incordioreal». Élserioentredientes. —Ybien,¿cómotehantratado?Tumadremehacontadoquevariosperiódicoshandesvelado quevivesenpalacio. Sacudiólacabeza,asombradoportalrevelación. —Creíque,aldescubrirlo,esepuñadodecabezasdechorlitomedaríaunapalizamemorable, peroresultaquelamayoríadeellosmeconsideranunrecursonecesario. —¿Cómo? —Suponen que ya lo sé todo sobre ti. Se han pasado toda la mañana bombardeándome a preguntas. —¿Ysepuedesaberquéleshascontado? Kiledibujóunasonrisadesuperioridad. —Queeresunencanto,porsupuesto. —Sí,claro—contesté.Obviamente,nolecreí—.Puedesseguir… —Porcierto,queríapedirtedisculpasotravez.Porhabertellamadomalcriadayconsentida. Encogíloshombros. —Estabasenfadado. Asintió,aceptandoasíesaexcusa. —Pero,aunasí,fuiinjusto.Aver,nomemalinterpretes,teconsiderounaprincesamuymimada —recalcó—, pero eres fuerte. Vas a ser reina y, aunque he sido testigo de muchos cambios y decisionestomadasenpalacio,lociertoesquenuncahecargadoconelpesodetutrabajosobremis hombros.Asíquenosoynadieparajuzgarte. Suspiré.Locorrecto,yeducado,habríasidoagradecerleelgesto,asíque,muyamipesar,hice galademieducación. —Gracias. —Denada. Seprodujounsilencioincómodo. —Bueno…,elSalóndeHombresestáporahí—dije,yseñaléunapuerta. —Muybien.Hastaluego,supongo. Alvolverse,mepercatédequellevabaunalibretaescondidatraslaespaldayesbocéunasonrisa. Graciasaesecambioradical,que,porcierto,lehacíafalta,habíamejoradosuaspecto,peroseguía siendounamolestaratadebiblioteca. Elcandidatoqueapareciódespuéseratodolocontrario. Se había peinado el cabello color caramelo hacia atrás y caminaba con las manos en los bolsillos,comosillevaratodalavidapaseandoporlossalonesdepalacio.Susandaresmedejaron sinpalabras.¿Quiénhabíavenidoaconoceraquién? —Majestad—saludóconvozdeseda,alavezquerealizabaunaelegantereverencia. —Alteza—lecorregí. —No,no.PuedellamarmeEan. Ydibujóunasonrisasocarrona. —Quéchistetanmalo—dijetrassoltarunacarcajada. —Eraunriesgoquedebíacorrer.Compitocontratreintaycuatropretendientesmás.¿Cómo,si no,ibaaconseguirquemerecordara? Teníaunamiradaprofunda;denohabermecodeadocontantospolíticosalolargodemivida, habríacaídorendidaasuspies. —Encantadadeconocerle,señor. —Lomismodigo,alteza.Esperovolverlaavermuypronto. A Ean le siguió un chico que apenas articulaba las palabras y a quien me costó Dios y ayuda entenderloquedecía.Otromepreguntócuándorecibiríaelchequeconeldinero.Hubounoquesudó detalmaneraque,trasdespedirme,tuvequepediraunmayordomoquemetrajeraunatoallapara secarme la mano. Y cómo olvidar al descarado que me estuvo mirando el pecho durante toda la entrevista.Fueunaprocesióndedesastres. ElgeneralLegerentróenelsalón. —Porsihaperdidolacuenta,esteeselúltimo. Echélacabezahaciaatrás,aliviada. —Gracias.¡PorelamordeDios! —No creo que sus padres pretendan pedirle un exhaustivo informe de cada candidato, pero le aconsejoquevayaaverloscuandoacabe. Lelancéunamiradaasesina. —Siinsistes. Serioporlobajo. —Tengapacienciaconellos.Supadreestáenunasituaciónmuydelicadaahoramismo. —¿Élestáenunasituacióndelicada?¿Acasonohasvistoaltipoquesudaba? —¿Yleculpa?Alteza,esustedlaprincesa.Siquisiera,podríacondenarloamuerte. ElgeneralLegerteníalosojosverdesdeunpillo.Eraunodeesoshombresque,amedidaque pasabaeltiempo,sevolvíamásatractivo.Ylosabíadebuenatintaporque,enunaocasión,laseñorita Lucymemostróunafotografíadesuboda.Aquelhombreeracomoelvino,mejorabaconlosaños. A veces, cuando estaba cansado o hacía mal tiempo, cojeaba un poco, pero eso no le impedía moversedeunladoparaotro.Quizáfueraporquesabíacuántoleamabasuesposa,perolociertoera queelgeneraltransmitíaseguridad.Sinosehubieraposicionadodelladodepapáymamá,lehabría pedidoconsejoparaconseguirqueesoschicossuplicaranvolveracasa.Habíaalgoensumiradaque mehacíapensarqueélsabríacómohacerlo. —Algunos de esos chicos me hacen sentir incómoda —confesé. Tanta palabrería barata, esas miradas lascivas. Aunque había crecido sabiendo que era especial, no me gustaba que me vieran comountrofeo. Suexpresiónsevolviócompasiva. —Esunasituaciónuntantoextraña,yalosé.Peronuncadebequedarseasolasconalguienque desprecia; tiene todo el derecho a echar a uno de esos muchachos, no tiene ni que inventarse un motivo.Además,nielmásestúpidodetodosellosseatreveríaahacerledaño.Créame:sialguienle pusieraunamanoencima,yomismomeencargaríadequenovolvieraacaminarnuncamás. Meguiñóunojoydespuésindicóasusguardiasquetrajeranalúltimoparticipante. Elhechodenoveraunapersona,sinoados,meconfundióunpoco.Elprimeroibavestidocon trajeycorbata,peroelsegundotansolosehabíapuestounacamisa.Caminabaconlosojosclavados enelsuelo,aunosmetrospordetrásdesucompañero.Elprimerosededicóaregalarmetodotipode sonrisas.Dabalasensacióndequealguienhabíaintentadodomaraquellasalvajecabellera,peroera másqueevidentequenolohabíaconseguido. —Hola,alteza—saludóconunacentoquenologréidentificar—.¿Cómoestá? Confundidaperoalavezdesarmadaporaquellabonitasonrisa,respondí: —Bien.Hasidoundíamuylargo.Seguroqueparavosotrostambién. A su espalda, el otro muchacho se inclinó hacia delante y murmuró algo que no fui capaz de comprender. Elprimeroasintió. —Ah,sí,sí,pero…eesunplacerconocertú—dijo.Utilizabalasmanosmientrashablaba,como silosgestosleayudaranaexpresarsemejor. Me eché hacia delante, pues apenas le entendía. Pensé que, si me acercaba un poco, captaría mejorelacento. —¿Perdón? Elchicoquesehabíamantenidoensegundoplanoporfinhablóaltoyclaro. —Dicequeesunplacerconocerla. Entornélosojos,aúndesconcertada. —MeellamoHenri—sepresentóyrealizóunareverencia.Ajuzgarporsuexpresión,adiviné que,apesardehabersepreparadolapresentación,habíaolvidadodecirlaalentrar. Noqueríasergrosera,asíqueasentíconlacabeza. —Hola,Henri. Aloírsunombreseleiluminóelrostro.Despuéssequedóensilenciomirandoalcaballeroque seguíadetrásdeél. —Lo siento, pero no he podido evitar fijarme en tu acento —dije con tono amistoso—. ¿De dóndevienes? —Umm…Swend…—empezó,yluegosevolvióhaciasuacompañante. EsteasintióconlacabezaycontinuóennombredeHenri. —ElseñorHenrinacióenSwendway.Poresotieneunacentofinlandésmuymarcado. —Ah—contesté—.¿Yentiendeelinglés? Henriintercedió. —Inglés,no,no.—Aunque,porlovisto,noseavergonzabadeello.Dehecho,parecíadivertirle. —¿Ycómosesuponequevamosaconocernos? ElintérpretesegiróhaciaHenri. —Mitensaattuntemaantoisensa? Henriseñalóaltraductorconeldedo. —Atravésdemí,oesoparece. —Deacuerdo.Bien.Vaya. No estaba preparada para eso. ¿Habría sido desconsiderado por mi parte echarle de buenas a primeras? Interactuar con cada uno de los candidatos ya era raro de por sí. No estaba dispuesta a incluiraunatercerapersonaenelproceso. En ese instante, la solicitud de Henri me vino a la cabeza. Por eso había escrito palabras con erroresortográficos. —Gracias.Paramítambiénesunplacerconocerte,Henri. Sonrióalreconocersunombreysentíquesobrabanlaspalabras.Nofuicapazdeenviarleasu casa. —ElSalóndeHombresestájustoahí. Henriseinclinómientrassuintérpretebalbuceabalasindicacionesysemarcharonjuntos. —GeneralLeger—llamé,yhundílacaraenmismanos. —Sí,alteza. —Dileapapáquelepondréalcorrientedentrodeunahora.Ahoranecesitodespejarmeunpoco. Capítulo10 Sobrevivimosalprimerdía,alaprimeracenayalaprimeranochesinincidentes.Lascámarasya habíanempezadoarodarenelcomedorylosoperariosbostezabandeaburrimiento.Noledirigíla palabra a nadie del grupo. Hasta los propios candidatos estaban tan nerviosos que no se atrevían a charlarentreellos. Intuí lo que papá podía estar pensando: «¡Esto es soporífero! ¡Nadie querrá ver esto! Si no conseguimosdistraerlesniunsegundo,¿cómovamosahacerlodurantetresmeses?». Me miró de reojo varias veces, rogándome que hiciera algo, cualquier cosa, para alegrar un pocoelambiente.Teníasentimientosencontrados.Porunlado,noqueríafallarle,perosimostraba unápicedecordialidad,sentaríaunmalprecedente.Queríaquetodosellossupieranquenopensaba bailarleselagua. Tratédeconvencermedequenoteníadequépreocuparme.Porlamañana,todocambiaría. Al día siguiente, todos los chicos se pusieron sus mejores galas, listos para el desfile. Un ejércitodeguardiasymayordomospululabanporeljardínprincipalesperandoansiososelmomento deabrirlaspuertas. Papáestabamuyorgullosodemiingeniosaidea,que,dichoseadepaso,habíasidomimayor contribución a la Selección hasta el momento. Creí que sería interesante hacer un pequeño desfile, algoquejamásantessehabíahecho.Estabaseguradequeseríalacomidilladurantealmenosunpar dedías. —Buenosdías,alteza—saludóunodelosmuchachos. MeacordédeEanalinstante.Despuésdesucuriosapresentación,noeradeextrañarquefuerael primeroendirigirseamí. —Buenosdías—respondí,sindejardecaminar,sinnisiquieraaminorarelpaso. Tampocomedetuvecuandoviaotroshacerreverenciasantemíodecirminombre.Tansolo parécuandounodelosguardias,elencargadodeliderarelproceso,seacercóamilado. —Esunavueltamuycorta,alteza.Aunosquincekilómetrosporhora,calculoquetardaremos entre veinte y treinta minutos. Los guardias están marcando la ruta para asegurarnos, pero todo el mundoestáemocionadísimo.Serádivertido. Entrelacélasmanoscongestocalmado. —Gracias, oficial. No sabe cuánto valoro el trabajo que estás haciendo para que esto salga adelante. Élapretóloslabiosenunintentodedisimularunasonrisadesatisfacción. —Estoyasudisposición,alteza. Se dio media vuelta, dispuesto a marcharse, pero le pedí que se quedara. El oficial estaba tan contento de que le necesitara que hinchó el pecho. Eché un fugaz vistazo a aquella plaga de hombrecitos.Todavíanodabacréditoaquehubieratantos. Advertí la melena desgreñada de Henri y no pude evitar sonreír. Estaba junto a un grupo de chicos, escuchando atentamente lo que decían y asintiendo, aunque habría jurado que no estaba entendiendo ni una sola palabra. No vi a su intérprete por ningún lado y me pregunté si Henri le habríadadoeldíalibre. Escudriñé al resto de los pretendientes… y por fin encontré a uno que sí sabía cómo lucir un traje.Noeramodelo,obviamente,peroentendíaquelacosturaeratodounarteyhabíaordenadoasu mayordomo arreglarle el traje para que le quedara como un guante. Tampoco me pasaron desapercibidossuszapatosbicolor.GraciasaDios,recordésunombre. —Cuandomesubaahí,megustaríateneralseñorGarneraunladoyalseñorJaakoppialotro, porfavor. —Porsupuesto,alteza.Meocuparédeello. Me giré y observé la carroza. Habían aprovechado la estructura de una de las carrozas de Navidad y la habían adornado con millones de flores veraniegas. Simbolizaba la festividad, la belleza. El perfume de las flores impregnaba el aire y, cuando respiré hondo, aquel aroma dulce y limpiocalmótodosmisnervios. Al otro lado de los muros de palacio se oían los gritos de aquellos que se habían agolpado alrededordepalacioparapresenciarlotodo.Despuésdehoy,olvidaríancualquiererrorquehubiera cometidolanocheantes. —De acuerdo, caballeros. —La voz del general Leger retumbó en el jardín—. Necesito que formenunafilasiguiendoelcamino.Después,iránsubiendounoauno. Mamá estaba en la parte de atrás, escoltada por papá. Había cogido unas cuantas flores que se habíancaídodelacarrozaporculpadelvientoyselashabíacolocadoentreelpelo.Cuandoélsacó lacámarayselevantó,lemiróconabsolutaadmiración.Papárodeóalgrupoyempezóadisparar fotografías. Retrató a los chicos, tomó un par de instantáneas de la fuente y, cómo no, también me fotografióamí. —¡Papá!—murmuré,untantoabochornada. —Alteza—interrumpióelgeneralLeger,yapoyóunamanosobremiespalda—.Serálaúltima ensubir.MehancomentadoquequiereaHenriyaHaleasulado,¿esesocierto? —Sí. —Buena elección. Son dos chicos educados. De acuerdo, estaremos listos dentro de un momento. Se acercó a mi madre y le comunicó algo. Ella pareció incomodarse, pero el general Leger empezó a mover las manos para intentar tranquilizarla. Desde mi posición, me costó mucho más interpretarlareaccióndepapá.Olainformaciónnolehabíamolestadoenabsoluto,olodisimulaba muybien. Loscandidatosdesaparecieronporunaescalerillaescondida.Estabahistéricaynopodíadejar decaminardeunladoparaotro.Depronto,entreeltumultodeguardiasyhuéspedes,apoyadosobre el muro, advertí al intérprete de Henri. Ahí estaba, de brazos cruzados, contemplando la escena mientrassemordíalasuñas.Sacudílacabezaytratédeconcentrarme. —Nohagaseso—empecé.Pretendíaserfirme,sinresultardesagradable—.Noquerrásquelas cámarastepillenconlosdedosenlaboca,¿verdad? Deinmediato,bajólamano. —Perdón,alteza. —¿Nosubirásahí?—preguntérefiriéndomealagigantescacarroza. Élsonrió. —No, alteza. Creo que Henri puede saludar con la mano a la multitud sin necesidad de un intérprete.—Sinembargo,presentíaquetodavíaseguíanervioso. —Estaráamilado—informé—.Meencargarédequesepaquéestápasando. Elintérpretedejóescaparunsuspirodealivio. —Bueno, entonces no tengo por qué preocuparme. Y él estará más que encantado. No deja de hablardeusted. Mereí. —Apenaslleváisaquíundía.Yaselepasará. —Permítamequelodude.Estáanonadadoconusted;contodo,enrealidad.Laexperienciayaes todounmundoparaél.Sufamiliahatenidoquetrabajarmuyduroparallegarhastaaquí,yahoraél seencuentraenunlugardondepuederobarleunsegundodesutiempo…Sesientecomounniñocon zapatosnuevos. AlcélamiradaybusquéaHenri.Estabaarreglándoselacorbata,esperándomeenlacarroza. —¿Esoesloquetehadicho? —Noconestaspalabras.Esconscientedeloafortunadoqueesysolovevirtudesenusted.La verdadesquenocalla. Dibujé una sonrisa triste. Me habría gustado que él mismo me hubiera dicho todo eso en persona. —¿TútambiénnacisteenSwendway? Élnegóconlacabeza. —No. Fui la primera generación que nació en Illéa. Pero mis padres han querido mantener nuestrascostumbres,asíquevivimosenunapequeñacomunidadrodeadosdegentesdeSwendway, enKent. —¿ComoHenri? —Sí. Cada vez son más habituales. Cuando Henri fue seleccionado, su familia publicó un anuncio en el que solicitaban los servicios de un intérprete con experiencia, así que envié el currículo,voléhastaSotayahoratengountrabajonuevo. —¿AsíqueconocesaHenridesde…? —Haceunasemana.Perohemospasadolamayorpartedeltiempojuntosy,adecirverdad,nos llevamostanbienquemedalasensacióndequeleconozcodetodalavida—explicó.Hablabacon muchocariñodeHenri,casicomosifueraunhermano. —Quégrosera…,nisiquierasécómotellamas. Seinclinó. —SoyErik. —¿Erik? —Sí. —Ah.Esperabaalgodistinto. Encogióloshombros. —Bueno,esaeslatraducciónmásfiel. —¿Alteza?—dijoelgeneralLeger.Habíallegadomiturno. —Nolequitaréojodeencima—prometí,ymeescabullíhacialacarroza. Laescalerarepresentabatodoundesafío.Llevabaunostaconesdeagujaaltísimosy,parasubir cada peldaño, tenía que remangar un poco la falda del vestido con una mano. Así que no tuve más remedio que ir ascendiendo escalón a escalón. Lograr esa hazaña sin ayuda me hizo sentir muy orgullosademímisma. Comprobéqueseguíaimpecableantesdetomarasiento.Henrisegiróhaciamídeinmediato. —Hola hoy, alteza —saludó con una sonrisa de oreja a oreja. La brisa le alborotaba aquellos rizosdorados. Poséunamanosobresuhombro. —Buenosdías,Henri.PuedesllamarmeEadlyn. Torcióelgesto,untantoconfundido. —¿DecirleEadlyn? —Sí. Alzóelpulgar,asíqueasumíquelohabíaentendido.Nomehabíaequivocadoalelegirlecomo acompañante.Apenashabíatardadounossegundosensacarmeunasonrisa.MequedédetrásdeHenri ybusquéentrelamuchedumbreaErik.Cuandoleavisté,lehiceungestoconlabarbilla.Élsonrióy secolocóunamanosobreelcorazón,comosiesolehubieraaliviado. DespuésmedirigíaHale. —¿Quétalestáshoy? —Bien—respondióuntantoindeciso—.Alteza,queríavolverapedirleperdónporlodeayer. Nopretendía… Levantélamanoparasilenciarle. —No,no.Comosupongoquepodrásimaginar,estoesunpocoestresanteparamí. —Sí.Noquerríaestarensuszapatos. —¡Amímeencantaríaestarenlostuyos!—exclamé,ybajélamirada—.¡Meencantan! —Gracias. ¿Cree que combinan bien con la corbata? Me gusta experimentar, pero no me convencen. —No.Conjuntanalaperfección. Halesuspiró,contentoporhabercausadounabuenaprimeraysegundaimpresión. —Bueno,fuistetúquienaseguróqueintentaríasganartemimanodíaadía,¿meequivoco? —Tienetodalarazón—contestó,satisfechodequemeacordaradeesedetalle. —¿Ycómopiensashacerlohoy? Élmeditólarespuesta. —Siporunmomentocreequevaaperderelequilibrio,leofrezcomimano.Leprometoqueno dejaréquesecaiga. —Esomegusta.Sicreesquetehasequivocadodecalzado,tesugieroquetecalcesestostacones. —¡Abrimospuertas!—gritóalguien—.¡Agarraos! Medespedídemamáydepapá,yluegomeaferréalabarraquerodeabalapartesuperiordela carroza. No era demasiado alta, así que, aunque alguien resbalara y se cayera, seguramente se levantaríaconunparderasguñosyvariosmoratones.Sinembargo,loscincoqueestábamosenla parte delantera corríamos el riesgo de caer y ser atropellados por la propia carroza. Hale y Henri permanecían serios y tranquilos, pero, en cuanto hice mi aparición estelar, casi todos los demás pretendientesempezaronaaplaudiryagritarmepalabrasdeánimo.Burke,pormencionarauno,no dejabadechillar: —¡Vamos,podemoshacerlo! Aunque,enrealidad,loúnicoquedebíahacereraestarahíysaludaralosespectadoresconla mano. Encuantoabrieronlaspuertas,elpúblicogritó.Alrodearlaesquina,distinguíelprimersector de cámaras. Lo estaban grabando todo. Algunos mostraban carteles para apoyar a su seleccionado favoritoyotrosondeabanlabanderadeIlléa. —¡Henri,mira!—dije,yleseñaléuncartelconsunombreescrito. Tardóunosinstantesencomprenderloy,cuandoalfinreconociósunombre,ahogóungrito. —¡Ala! Estaba emocionadísimo. De pronto, me cogió de la mano y la besó. Si cualquier otro pretendientesehubieraatrevidoahaceralgoasí,mehabríafastidiado,ymucho,peroviniendodeél, elgestomeresultódelomásinocente. —¡Laqueremos,princesaEadlyn!—gritóalguien,ysaludéconlamano. —¡Largavidaalrey! —¡Quedioslabendiga,princesa! Articulévariasveceslapalabra«gracias».Nomeesperabatantasmuestrasdeapoyo.Mesentía pletórica.Dehecho,hastaesedía,nuncahabíatenidolaoportunidaddemirarcaraacaraamipueblo, de oír sus voces. Jamás imaginé que nos necesitaran tanto. Desde luego, sabía que me apreciaban porque,alfinyalcabo,algúndíaseríasureina.Pero,hastaentonces,siemprequehabíasalidode palacio,quieneshabíanacaparadotodaslasmiradashabíansidomamáypapá.Vertantasmuestrasde cariñodedicadasamipersonameconmocionó.Quizásalgúndíamequerríantantocomoapapá. Eldesfilefueavanzando;lagenteovacionabanuestrosnombresyarrojabafloresalacarroza. Por lo visto, había logrado mi cometido: dar un auténtico espectáculo. Aquella exhibición estaba yendomejordeloprevisto,hastaquellegamosalúltimotramodelaruta. Algo me golpeó y, claramente, no fue una flor. Advertí una cáscara de huevo y una tremenda manchaenelvestido.Despuésrecibíelimpactodeuntomate.Yluegoalguienmearrojóunobjeto quenologréidentificar. Meagachéymecubríconlosbrazos. —¡Necesitamostrabajar!—exclamóalguien. —¡Lascastasnohandesaparecido! Alargué el cuello y vi a un grupo de personas que protestaban a la vez que lanzaban comida podridaalacarroza.Algunosselashabíaningeniadoparaentrarcartelesconmensajesofensivossin quelosguardiassedierancuenta.Otrosmededicabanpalabrasdesagradables,llamándomecosasque jamásmehabríafigurado. Haleseinclinóamiladoymerodeóelhombro. —Nosepreocupe,latengo. —Noloentiendo—farfullé. Henri se arrodilló e hizo de escudo humano, protegiéndome de cualquier objeto volador que amenazara con caer sobre mí. A Hale tampoco le tembló el pulso y se convirtió en un escolta. De repente,leoígruñirydoblarsededolorcuandoalgograndeypesadolegolpeó. Reconocí la voz del general Leger enseguida. Estaba ordenando a los seleccionados que se agacharan. En cuanto todo el mundo estuviera a cubierto, la carroza aceleraría y, probablemente, avanzaríaamásvelocidaddelapermitida.Losespectadoresquesehabíanacercadoadisfrutardel desfile empezaron a abuchearnos. Les estábamos arrebatando la oportunidad de ver en vivo y en directoatodoelséquitoreal. En cuanto la carroza empezó a rodar por la gravilla de la entrada de palacio, me tranquilicé; cuando el conductor echó el freno, aparté a Hale y me puse de pie de un brinco. Corrí hacia la escalerillaybajéatodaprisa. —¡Eadlyn!—gritómamá. —Estoybien. Papáestabapálido. —Cariño,¿quéhapasado? —Ojalá lo supiera —contesté, y me marché echando humo por las orejas, humillada. Lo que acababa de suceder había sido bochornoso, pero las miradas de pena y lástima que veía a mi alrededortodavíamehicieronsentirpeor. Todas sus expresiones parecían gritar «pobrecita». Detestaba su compasión incluso más que a losquecreíanqueaquelloeraaceptable. Echéacorrerporlospasillosdepalacio,conlacabezagachaylaesperanzadequenadieme detuviera.Noeramidíadesuerte,desdeluego,porque,encuantolleguéalrellanodelsegundopiso, metopéconJosie. —¡Ecs!¿Quétehapasado? Nolecontesté.Aceleréaúnmáselpaso.¿Porqué?¿Quéhabíahechoparamerecereso? Neenaestabalimpiandolahabitacióncuandoentré. —¿Señorita? —Ayúdame—gimoteé,yluegorompíallorar. La muchacha vino corriendo y me abrazó con fuerza; sin querer, le manché su prístino e impolutouniformedecriada. —Ahora, tranquilícese. Entre las dos arreglaremos este desaguisado. Mientras se desviste, iré preparandoelbaño. —¿Porquéquerríanhacermeesto? —¿Quiénes? —¡Mipropiagente!—respondí,frustrada—.Missúbditos.¿Porqué? Neenatragósaliva. —Nolosé. Mepaséunatoallaporlacara.Semecorriótodoelmaquillajey,derepente,advertíalgoverde enlamano.Laslágrimasvolvieronabrotar. —Enunossegundoslabañeraestarálista. Neena se escabulló hacia el cuarto de baño; yo me quedé ahí quieta, sintiéndome impotente y desamparada. Sabíaqueelaguasellevaríatodalamugre,elhedordepodredumbredelasverdurasqueme habíanarrojado,peronohabíajabónenelmundocapazdeborrareserecuerdo. Horasmástarde,meacomodéenunadelassillasdelasaladeestardepapá;mehabíaabrigado con el jersey más suave y cómodo que tenía. A pesar del calor, la ropa era mi única armadura, de modoquellevarvariascapasderopamehacíasentirmássegura.Papáymamásehabíanservidouna copa; el licor era fuerte, sin lugar a dudas. Podía contar con los dedos de una mano las veces que habíavistoamispadrestomarseunacopa.Sinembargo,aquellicortampocoestabacalmandosus nervios. Ahren llamó a la puerta y entró sin esperar una respuesta. En cuanto cruzamos las miradas, atravesécorriendolasalaymelancéasusbrazos. —Losientomucho,Eady—susurró,ymediounbeso. —Gracias. —Mealegrodequeestésaquí,Ahren—comentópapá,queestabamirandoalgunasinstantáneas deldesfilequelosfotógrafoslehabíanentregado.Después,lasdejósobrelosperiódicosdeldía. —Desdeluego—contestómihermano,quemerodeóelhombroconelbrazoymeacompañó hastamiasiento.Meenrosquécomoungatoyélsecolocójuntoapapá. —Todavía no doy crédito a lo ocurrido —murmuró mamá, y se acercó la copa a la boca. Titubeóy,alfinal,decidiónotomarotrosorbodelicor. —Yotampoco—farfullé;seguíadolidaporaquelarrebatodeodiodemipropiopueblohacia mipersona—.¿Quéhehecho? —Nada—asegurómamá,ysesentóamilado—.Estánfuriososconlamonarquía,nocontigo. Hoy, el único rostro que han visto es el tuyo, y por eso te han atacado. Podríamos haber sido cualquieradelafamilia. —EstabaconvencidodequeunaSeleccióncalmaríalosánimos.Penséqueestaríanencantados depresenciaralgoasí—añadiópapá,conlamiradaaúnclavadaenlasfotografías. Todosnosquedamosensilencioduranteunosinstantes.Eraevidentequepapáhabíacometido unerrordecálculo. —Enfin—empezóAhren—.QuizáloestaríansiEadlynnofueralaprotagonista. Todoslemiramosboquiabiertos. —¿Disculpa? —musité. Aquellas palabras tan crueles me habían llegado al corazón. Estaba a punto de romper a llorar por tercera vez en un día—. Mamá acaba de decir que podría haber sido cualquieradelafamilia.¿Porquémeculpasamí? Apretóloslabiosymiróasualrededor. —Deacuerdo.Hablemosdeestoaltoyclaro.SiEadlynfueraunachicanormal,unajovencita quenosecrioaprendiendoacontrolarcadaemoción,cadagesto,cadapalabra,esto,probablemente, seríadistinto.Peroabrecualquieradeesosperiódicos—dijo,señalandolamesilla.Papáobedeciósin rechistar—.Nonosengañemos.Muestraunapersonalidaddistante.Mirarlasfotografíasdelacena deanocheresultahastaincómodo.Fíjatebien:losmirasenfurruñada,comositemolestarasumera presencia. —Siestuvierasenmilugar,sabríaslodifícilqueesestoparamí. Ahrenpusolosojosenblanco.Élmejorquenadiesabíaquemiintenciónnoera,nidelejos, conoceralhombredemivida. Mamáselevantóyechóunvistazoalasfotografías. —Tiene razón. Has levantado un muro entre tú y los pretendientes. Es evidente que no hay química…niromanticismo. —Escuchadmebien:nopiensohacerunpapel.Meniegoenredondoaactuarcomounapetarda delantedeungrupodechicosparaentreteneralagente—sentencié,ymecrucédebrazos. Tansolohabíanpasadodosdíasdesdeelpistoletazodesalida,yyaeraundesastre.Supedesde del principio que no funcionaría y, para colmo, me sentía humillada. ¿Se atreverían a pedirme que pasaraotravezporunasituacióntanbochornosaporelbiendelamonarquíacuandoeraevidenteque noibaaayudar? Elsalónvolvióaenmudecer.Ilusademí,porunmomentocreíquehabíaganadolabatalla. —Eadlyn—dijopapá;lemiréeintentéqueaquellamiradasuplicantenomeconmoviera—.Me prometistetresmeses.Estamossopesandolasdiversasvíasquetenemospararedirigirelpaís,pero no podemos centrarnos en apagar un fuego si cada dos por tres aparecen más. Necesito que lo intentes. En ese instante, me percaté de algo que jamás antes me había planteado: su edad. Papá no era viejo,enelsignificadoliteraldelapalabra,peroalolargodesuvidahabíarealizadomásproezas que la mayoría de la gente que le doblaba la edad. Siempre se había sacrificado, por mamá, por nosotros,porsupaís,yestabaagotado. Agachélacabeza.DebíaencontrarunmododedaraentenderquelaSelecciónmeimportaba, aunquesolofueraporelbiendemipadre. —Supongoquetienestuscontactosenlaprensa,¿verdad? Élasintió. —Contamosconfotógrafosyperiodistasdeconfianza. —QuehayavariascámarasaprimerahoradelamañanaenelSalóndeHombres.Yomeocupo deesto. Capítulo11 Aldíasiguiente,decidínotomareldesayunojuntoamifamiliaparaevitarponermenerviosa.No quería que nadie se percatara de que la conversación de anoche me había dejado completamente desarmada; sentía que, con cada respiración, estaba construyendo una especie de armadura a mi alrededor. Neena canturreaba una melodía mientras ordenaba el dormitorio. Era otra de sus virtudes. Cuandomeretiréamisaposentoslanocheanterior,nosolofuedulceycariñosaconmigo,sinoque además no hizo ninguna pregunta ni volvió a sacar el tema. No tenía que preocuparme por ella y, justamenteporeso,lapobrenopodíaabandonarelpalacioniunsolodía.¿Yyo? —Hoyesundíaparallevarpantalones,Neena—dije. Elladejódetatarearlacanción. —¿Negrootravez? —Almenosunpoco. Compartimosunasonrisaybuscóunpardepantalonesnegrosmuyajustadosquecombinécon unostaconesdeinfarto.Sabíaque,almediodía,yanopodríadarunpaso,peromediolomismo.Me puse una camisa un tanto vaporosa y un chaleco. Encontré una tiara con piedras preciosas que conjuntabaconlacamisaperfectamente.Yaestabalista. Toméunadecisión:seguirlospasosdepapá.ÉltambiénhabíavividounaSelección.Elprimer día, envió a seis chicas a su casa. Mi plan, para empezar, era eliminar al doble. Pretendía hacer un pocodelimpiezaydespediraloscandidatosalosquejamásbesaría.Enciertomodo,demostraría cuánenseriometomabaelprocesoyqueelresultadomeimportaba. Recéporqueexistieraunamaneradehacerlosincámarasdelante,peroeranunmalnecesario. Teníaunalistamentalpreparaday,vagamente,sabíaquéibaadecir;perosicometíaalgúnerrorcon todoslosreporterosahídelante,dudabadequepudieraenmendarlo…,loquesignificabaquedebía saliralaperfección. Puesto que la Sala de las Mujeres se consideraba propiedad de la reina, todo hombre que quisieraentrarestabaobligadoapedirpermiso.ElSalóndeHombressehabíaimprovisadoporque asílohabíapedidoyo,y,porlotanto,noexistíatalformalidad.Fueunaentradatriunfal:empujélas puertasdoblesyunaráfagadevientomealborotóelcabello. Todos los candidatos me miraron, algunos se pusieron de pie al instante, otros dejaron a los reporterosconlosquecharlabanconlapalabraenlaboca. Pasé junto a Paisley Fisher y le oí tragar saliva. Me detuve, dibujé una sonrisa encantadora y apoyéunamanoensuhombro. —Yapuedesirte. Miródereojoatodoslosquelerodeaban. —¿Irme? —Sí,irte.Muchasgraciasporhaberparticipado,perotupresenciaenpalacioyanoesnecesaria. Elmuchachoseresistíaamarcharse,asíquemeacerquéylesusurrélasinstruccionesaloído. —Cuánto más tiempo te quedes merodeando por aquí, más embarazoso se volverá. Deberías marcharte. Meapartéy,casiacámaralenta,eljovensefuealejandohacialapuertadelasala,conlosojos inyectadosensangre. Nolograbaentenderporquésehabíaenojadotanto.Noselohabíadichogritandonilehabía echadoapatadas.Mefelicitéporhabermelibradodealguientaninfantilytratéderecordarlalista. ¿Quiéneraelsiguiente?Ah…,esteselomerecía. —Blakely,¿verdad? —Sí…,sí—tartamudeó.Seaclarólagarganta,yvolvióahablar—:Sí,alteza. —Cuandonosconocimos,nodejastedemirarmeelpecho.—Sequedópálido.Alparecer,creyó quehabíasidomuysutilyquenomehabíadadocuenta—.Noteolvidesdemirarmeelculoalirte. Measegurédehablarlelobastantealtocomoparaquelascámarasyelrestodelospretendientes pudieranoírlo.Consuerte,suhumillaciónserviríaparaquelosdemásaprendieranlalecciónynose comportaranigual.Blakelybajólacabezaysemarchóconelraboentrelaspiernas. ContinuéconmidecapitaciónparticularymeparéfrenteaJamal. —Puedesirte. Asulado,Connorempezóasudar. —Ytúpuedesacompañarle. Semiraronuntantoconfundidosydespués,sacudiendolacabeza,semarcharonjuntos. MecrucéconKile.Adiferenciadelosdemás,noesquivómimirada,sinotodolocontrario;me mirófijamentealosojosymerogóquepusierapuntofinalaesatorturayleexpulsaradeinmediato. Le habría eliminado si no hubiera sabido que su madre me habría matado (además, le estaría invitandoadejarelpalacioymudarseaotrositio)yporqueeldíaanterior,duranteeldesfile,había leídosunombreenlamayoríadeloscarteles.Kileeraelcandidatodelaciudad,yquizáporesoel pueblosehabíaposicionadoasufavor.Nopodíalibrarmedeél.Almenosporahora. A su lado, Hale tenía un nudo en la garganta. Recordé cómo me había protegido durante el alborotodeldesfile,recibiendolosgolpesdeverduraspodridasqueestabandestinadasamí. Meacerquéy,envozbaja,ledije: —Muchasgraciasporlodeayer.Fuistemuyvaliente. —Nofuenada—aseguró—.Aunqueeltrajenosehasalvado. Lodijodebroma,paraquitarlehierroalasunto. —Quélástima. Desvié la mirada y seguí mi camino. No creía que las cámaras hubieran grabado la conversación,peroestabaconvencidadequehabríancaptadonuestrassonrisas.Mepreguntési,araíz deeso,seinventaríantodotipodehistorias. —Issir —llamé. Iba como siempre: desgarbado y con el pelo engominado hacia atrás—. No. Gracias. Nisiquieralocuestionó.Sesonrojóyhuyóatodaprisadelsalón. Oí cuchicheos y me pregunté quién sería tan poco cauto como para hablar justo en aquel momento.MegiréyadvertíalintérpretedeHenri,explicándoleaHenriquéestabasucediendoenel salón. El muchacho parecía inquieto, nervioso, pero, cuando el traductor acabó de hablar, alzó la miradaymeregalóunasonrisa.Eraunasonrisadivertida,cómica.Dabalasensacióndeque,apesar deestarinmóvil,estuvierajugandoaalgo. Puf.Habíapensadoacabarconsusufrimientoyenviarleacasa,peroparecíaencantadodeestar ahí.Alfinyalcabo,nopodíaeliminaratodoslospretendientes,yHenrierainofensivo. AlpasarjuntoaNolan,tansolodiuncapirotazoconlamanoparaecharle.BusquéaJamieyle anunciéqueexigirsushonorarioshabíasidoelmodomásofensivodepresentarse. Diotravueltaporelsalónparacerciorarmedequenomehabíadejadoanadiedelalista.Las reacciones de los candidatos que se habían salvado de aquella escabechina iban de interesantes a estrafalarias. Holden seguía histérico, como si creyera que la bomba fuera a caerle en cualquier momento. Jack sonreía de una forma extraña; al parecer, todo aquello le parecía entretenido y emocionante.AlfinalmecrucéconEan,que,enlugardeapartarlamirada,meguiñóunojo. Me llamó la atención que estuviera solo, con un diario encuadernado en cuero y un bolígrafo comoúnicacompañía.Porlovisto,nohabíavenidoaquíahaceramigos. —Guiñarelojoesungestoaudaz,¿nocrees?—preguntéenvozbaja. —¿Quéprincesanoquerríaaunhombreasuladoquefueraaudaz? Arqueéunaceja. —¿Ynotepreocupaquedarcomounarrogante? —No.Yosoyasí.Ynopretendoocultarnada. Supresenciameintimidabaunpoco,peromegustabaquetuvieralasagallasdesertalycomo era.Medicuentadequeunacámaranosseguíaparacapturarmiexpresión.Miréhaciaotroladoy meaguantélarisa.SeguíadelanteyañadíaArizona,aBrady,aPaulyyaMacKendrickalalistade desahuciados.Siloscálculosnomehabíanfallado,habíaeliminadoaonce. Esperéaquetodoslosdescartadoshubierandesaparecido.Luego,meencaminéhacialapuerta, mevolvíymedirigíaloscandidatosrestantes. —Si seguís aquí, es porque habéis hecho algo entre nuestra primera reunión y hoy para impresionarme o porque, al menos, habéis tenido el sentido común de no ofenderme —anuncié. Algunos sonrieron, probablemente pensando en Blakely, y otros se quedaron pasmados—. Quiero pediros a todos que seáis prudentes, porque yo me tomo este asunto muy en serio. Esto no es un juego,caballeros.Esmivida. Cerré las puertas y escuché un frenesí de actividad en la sala. Algunos soltaban carcajadas nerviosas,otrossuspirabanaliviadosyhuboalguienquenodejabaderepetirunayotravez: —Oh,Diosmío.Oh,Diosmío. Lasvocesdelosreporterosseoíansobrelasdemás;losanimabanarelatarsussensacionestras la primera eliminación. Solté un suspiró y me alejé muy segura de mí misma. Había dado un paso decisivo.Ahorapodíadormirtranquila,pueslaSelecciónseguíasurumboyyonoibaadefraudarle. Paracompensareldesastredelaprimeranocheylacompletafaltadeinteraccióndespuésdel desfile,invitamosalospretendientesauntéantesdecenarparaqueasípudieranconoceratodoel servicio y, por descontado, hablar conmigo, su ansiada prometida. Papá y mamá estaban allí, junto conAhren,KadenyOsten.JosieacudióconlosWoodwork,quetratabandenoatosigardemasiadoa su hijo. La señorita Lucy no paraba de pasearse por el salón, tan hermosa y encantadora como siempre,aunquenocharlóconnadie.Lasmultitudesnoeranlosuyo. Paralacena,escogíunvestidodegalayunostaconesquemedejaríanlospiesdestrozados.Los nervios de la expulsión todavía no habían desaparecido, pero me alegraba saber que por fin había hechoalgoparaayudarapapá.Sinembargo,esaalegríasedesvanecióencuantoAhrenseacercóa míconunamiradadealarma. —¿Quédiabloshashecho?—preguntócontonoacusatorio. —Nada —juré—. He convocado una eliminación. Quería demostrar a todo el mundo que la Selecciónmeimporta.Aligualquehizopapá. Ahrensellevólasmanosalacabeza. —¿Esquenohashechonadamásqueleerinformesentodoeldía? —Puesno—repliqué—.Quizánotehayasdadocuenta,peroeseesmitrabajo. Mihermanoseinclinóybajólavoz. —Lasnoticiastepintancomounaviudanegra.Lesechasteconcaradeengreída.Yexpulsastea casiunterciodelospretendientes,Eadlyn.Laverdad,noparecequeteimporten,sinoquelosutilizas atuantojo—contestó.Sentíquemequedabasinoxígenoenlospulmones.YAhrenprosiguió—:Dos deloseliminadoshanpreguntado,delmodomásdiscretoyprudenteimaginable,sieraposibleque prefirierasalasmujeres. Soltéungemido. —Ah,yaloentiendo.Parademostrarquemegustanloshombres,¿quétengoquehacer?¿Besar elsueloporelquepisan? —Noeselmomentoparaponerteenpiedeguerra,Eadlyn.Debessermásamableyatentacon ellos. —Disculpe,alteza. Ahrenyyonosgiramosalmismotiempo.Eraunareporteraque,ajuzgarporsumiradaysu sonrisa,estabaalbordedeunataquedehisteria. —Odiointerrumpirle,peromepreguntabasiseríaposiblerealizarunaentrevistaalaprincesa antes de entregar mi artículo. —La desconocida volvió a sonreír y, por un momento, temí que me engulleraviva,tantoentérminosfiguradoscomoliterales. —Estaráencantadadehacerlo—respondióAhren. Despuésmebesólafrenteyseesfumó. Depronto,semeaceleróelpulso.Aquellonoentrabaenmisplanes.Perodetodoloqueenese momentopudieraocurrir,loquemásmeaterrorizabaeraqueelpúblicomevierasudar. —Alteza, hoy ha eliminado a once candidatos. ¿No cree que la expulsión ha sido un poco drástica? Erguílaespaldaydibujélamásdulcedelassonrisas. —Comprendo que haya quien piense eso —contesté con diplomacia—, pero ha sido una decisióncrucial.Enmiopinión,noseríajustonisensatopormiparteconoceramuchachosgroseros oirrespetuosos.Albergolaesperanzadeque,alserungrupomásreducido,tendrélaoportunidadde conoceraesoscaballerosmuchomejor. Repetí cada palabra en mi cabeza. No había dicho nada que pudiera parecer humillante o incriminatorio. —Sí,pero¿porquéhasidotansevera?Aalgunostansololesdijo«no»,onisiquieraeso. Traté de disimular mi preocupación. Con el tiempo, aquello quedaría como una anécdota divertida. —Cuandomipadreesestricto,nadielecritica,asíquenomeparecejustoque,cuandoactúode formasimilar,semetachedecruel.Voyatomarunadecisiónimportantísimayporesometomola Selecciónmuyenserio.—Mehabríaencantadogritarle,perorespondíconesetonodevozquetanto habíapracticadoparadarentrevistas.Inclusomelasingeniéparamantenerlasonrisa. —Unoinclusohalloradodespuésdequeustedsemarchara—informó. —¿Qué?—exclamé;temíaquelareporterasepercataradequemeestabaponiendomáspálida porsegundos. —Unodelosseleccionadossehaechadoallorardespuésdelaeliminación.¿Creequeesuna reacciónnormaloque,alsertanseveraconellos,ustedmismalahaprovocado? Traguésaliva,perosabíaquenopodíaquedarmecallada. —Tengo tres hermanos. Todos lloran y le aseguro que las razones no siempre tienen mucho sentido. Ellaserioporlobajo. —Entonces,¿nocreehabersidodemasiadoduraconellos? Sabíaperfectamentequépretendía:estabarepitiendolamismapregunta,esperandoasacarmede miscasillasy,adecirverdad,estabaconsiguiéndolo. —No logro imaginarme cómo debe de ser estar al otro lado del proceso de Selección y ser eliminadatanpronto.Pero,salvomipadre,nadiedelospresentessabequésesienteestandoeneste lado.Quierohacertodoloposibleparaencontraraunmaridonobleyrespetable.Y,siesehombreno puedeaguantaruncomentariountantosevero,claramentenopodráserpríncipe.¡Confíeenmí!— comenté,yletoquéelbrazo,comosifuerauncotilleo…ounabroma.Ladesarméporcompleto—. Yhablandodepretendientes,esperoquemedisculpe,peronecesitopasartiempoconellos. Abrió la boca para hacer otra pregunta, pero di media vuelta con la cabeza bien alta. Tuve un momentodeindecisión.Nopodíairdesesperadaalabarraapedirunrefrigerio,nidesahogarme,ni tampocosoltartodaslaspalabrotasquesemeestabanocurriendoy,desdeluego,nopodíacorrera losbrazosdepapáymamá.Debíaaparentarnormalidad,asíquediunavueltaporelsalón.Cadavez quemecruzabaconunodemispretendientes,pestañeabaysonreíacomounaboba. Me llamó la atención que un detalle tan insignificante pudiera provocar sonrisas. En lugar de evitarme, todos suavizaron sus expresiones. También me fijé en que esos breves instantes de consideración y ternura estaban borrando los recuerdos de esa misma mañana en el Salón de Hombres.Recéporqueelpúblicotambiénolvidaraesahistoriatanrápidocomoellos. Sospechabaque,deunmomentoaotro,algunodeellossearmaríadevaloryvendríaahablar conmigo.YesapersonaresultóserHale. —Ybien,pareceserqueestoesunamerienda—dijo,ysecolocóamilado—.¿Quéprefierela princesa? Diounsorboasutazaysonriócontimidez. Haleteníauncarismanaturalyespontáneo,igualquelaseñoritaMarlee,yporesoeramuyfácil charlarconél.Enaquelmomento,agradecíquefueraélelprimeroenacercarseacharlarconmigo. Eralasegundavezquemerescataba. —Depende de mi estado de ánimo. O del mes. En invierno soy incapaz de disfrutar de un té blanco,porejemplo.Perounténegromesentaríademaravilla. —Deacuerdo—dijo,yasintióconlacabeza. —Mehadichounpajaritoqueestamañana,traslaexpulsión,alguiensehaechadoallorar.¿Es esocierto? Haleabriólosojoscomoplatosysoltóunsilbido. —Sí, fue Leeland. Pensé que se había roto un hueso… o algo así. Tardamos casi una hora en tranquilizarle. —¿Quéocurrió? —¿Quéocurrió?¡Usted,alteza!Entrayseponeaeliminaragenteadiestroysiniestro.Supongo queesunchicotímido,yquelehabrácohibido. Localicé a Leeland de inmediato. Estaba en una esquina, solo. Si de veras estuviera buscando marido,yalehabríadescartado. Dehecho,mesorprendióquenomehubierarogadoquelepermitieravolveracasa. —Nopretendíasertandespiadada. Haleserio. —Notienequeserdespiadada.Todossabemosquiénes,yquépuedehacer.Ylorespetamos. —Esodíseloaltíoquemepreguntócuándolepagarían—murmuré. ParaesoHalenoteníarespuesta.Mesentículpabledehaberdesviadolaconversaciónhaciaese tema. —Ybien,¿quétocahoy?—pregunté,yrecuperélacompostura. —¿Perdón? —¿Cómopiensasdemostrarmehoyquemerecesmimano? Yconunasonrisa,contestó: —Hoy,prometoquejamásleserviréuntéblancoeninvierno. Nomedijoadiósnihizoreverenciaalguna,perosemarchóconaireoptimista. Badensevolvióymemiróporencimadelhombro.Laprimeraimpresiónquemecausónada teníaqueverconnuestracharladepresentación.Leveíacomoelmuchachoque,segúnlatíaMay, prometía,ymucho. Era evidente que estaba titubeando; no sabía si acercarse a mí y entablar una conversación o darsemediavuelta.Bajélamiraday,pestañeandocomounaadolescentesincerebro,medirigíhacia él.Actuarasímehacíasentirestúpida,perolociertoesquefuncionó:encuestióndesegundos,Baden se plantó frente a mí. Por un instante, pensé en la entrevista que me había hecho la reportera; me resultabacurioso,inclusodivertido,quefueraunaexpertaentécnicasparadesarmaraunperiodista oaunpolítico,pero,cuandosetratabadechicos,nadiemehabíaenseñadonada. Alparecer,Badenestabaimpacienteporhablarconmigo,perolosdosnosquedamospasmados cuando,depronto,enaquelprecisoinstante,seacercóotroseleccionado. —Gunner—saludóBaden—,¿quéteestápareciendolafiesta? —Excelente.Dehecho,hevenidoaagradeceralaanfitrionaquelahayaorganizado.Hasidoun verdaderoplacerconocerasushermanospequeños. —Oh,madre.¿Quéhanhecho? BadensoltóunacarcajadayGunnertratódeaguantarunataquederisa. —Ostenesmuy…enérgico. Suspiré. —Laculpaesdemispadres.Porlovisto,cuandoyahascriadotreshijosytienesuncuarto,tiras todoslosvaloresporlaventana. —Peromehacaídobien.Esperoverleporaquí. —No sé si tendrás esa suerte. Es muy escurridizo. Ni siquiera su niñera, a la que, por cierto, desprecia,escapazdecontrolarle.Siempreestáarmandoalborotooescondidoenalgunamadriguera depalacio. De repente, Baden nos interrumpió. Me pregunté si pretendía coquetear conmigo o parecer valiente. —¡Quécaráctertancontradictorio!¿Todosensufamiliasonasí? No me costó adivinar qué pretendía preguntar en realidad: ¿era la clase de chica que buscaba consuelooqueprovocabaunescándaloporcualquiernimiedad? —Sinduda. Badenasintió. —Esbuenosaberlo.Mecompraréunescudoyunpardebinoculares. Soltéunarisatonta,cosadelaquemearrepentídeinmediato.Semehabíaescapado.Tratédeno enfadarme,nidisgustarme,porhaberbajadolaguardia. Con suerte, habría sido una escena perfecta para tomar un par de fotos. Hice una breve reverenciaycontinuéconelpaseo. VislumbréaHenrialotroladodelasala.Eriknoseapartabadeél.Cuandonuestrasmiradasse cruzaron,nodudóenaproximarseamíconpasodecididoyconunasonrisadeorejaaoreja. —¡Hola! ¡Hyvää iltaa! —exclamó, y me dio un beso en la mejilla, lo que, una vez más, me habríasorprendidosihubierasalidodecualquierotropretendiente. —Ledalasbuenasnoches. —Oh,ejem…,¿heevateelah?—murmuré,tratandodereproducirsuspalabras. Aloírmedestrozarsupropioidioma,seechóareír. —¡Bien,bien! ¿Siempreestabatancontento? MegiréhaciaErik. —Sésincero.¿Hasonadomal? Elintérpretenomementiría. —Sientodecirlo,peroniencienañoshubieraadivinadoloquehadicho,alteza—contestócon tonoamable. Dibujé una sonrisa genuina. Aquella pareja era modesta y sencilla. Y, teniendo en cuenta que seguramenteHenrisesentíauntantomarginado,aquellahumildaddecíamuchodeellos. Antesdequepudieraproseguirlaconversación,Josieaparecióamilado. —Unafiestagenial,Eadlyn.TúeresHenri,¿verdad?Hevistotufotografía—dijo,yenseguida extendiólamanoparasaludarle. Apesardeestaruntantodesorientado,elmuchacholeestrechólamanoeducadamente. —SoyJosie.Eadlynyyosomoscomohermanas—comentóentusiasmada. —Aunquenosomosfamilia—añadí. Erik se apresuró a traducirle aquel intercambio de palabras a Henri, de una forma rápida y mediosilenciosa,locualdistrajoaJosie. —¿Quiéneres?—preguntó—.Norecuerdohabervistotufotografía. —SoyelintérpretedelseñorHenri.Élsolohablafinlandés. Josie pareció completamente decepcionada. Y entonces caí en la cuenta de que solo se había inmiscuidoennuestraconversaciónporqueHenrileparecíaatractivo.Sinlugaradudas,parecíamás joven que el resto de los candidatos, y además tenía un aire despreocupado que encandilaba a cualquiera.SeguroqueJosiehabíacreídoqueencajaríamásconellaqueconmigo. —Ybien…—empezó—,¿cómodemonios…vive? SinconsultarnadaaHenri,Erikcontestó: —Sideverasesprácticamentelahermanadelaprincesa,estoyconvencidodequeenpalaciole habránproporcionadounaeducaciónbrillante.Y,porlotanto,sabrátanbiencomonosotrosquelas relaciones entre Illéa y Swendway son fuertes y ancestrales, lo que ha permitido que muchos de nuestrosciudadanosseestablezcanaquí,yquehayancreadopequeñascomunidades…,yviceversa. Noesdifícil. Memordílalengua.HabíapuestoaJosieensulugar.Nopodíaestarmássatisfechaporello. Lamuchachabajólacabeza. —Ah,porsupuesto.Ejem…—balbuceóy,aunquelecostóDiosyayuda,alfinalsedisculpó—: Perdón. —Losiento—susurréunavezquesehubomarchado—.Notienenadaqueverconvosotrosdos. Josieeshorrible,simplemente. —Nomehaofendido—contestóErikconhonestidad.Ydespuésempezóahablarenfinlandés conHenri.Supusequequerríaexplicarleloqueacababadesuceder. —Disculpadme.Tengounacharlapendienteconalguien,peroosveréenlacena—dijey,tras hacerunareverencia,repasétodoelsalónenbuscadealgúntipoderefugio. Aquella entrevista me había descolocado por completo, pero me sentía orgullosa por haber recuperadolacomposturadespuésdeldesastre.Sinembargo,Josieteníaeldondesacarmedequicio. Viquemamáestabasolaycasicorríhaciaella;necesitabaunhombrosobreelquellorar.Pero, enlugarderecibirmeconlosbrazosabiertos,melanzólamismamiradaasesinaqueAhrenmehabía dedicadonadamásentrarenlasala. —¿Por qué no nos contaste lo que habías planeado hacer? —preguntó en voz baja. Para que nadiepudierasospechardequéestábamoshablando,noborrólasonrisaqueteníapegadaenlacara. Imitélasonrisaycontesté: —Creíqueseríabuenaidea.Dehecho,papáhizolomismo. —Sí, pero a una escala menor y de forma privada. Les has avergonzado en público. Nadie te admiraráporello. Resoplé. —Losiento.Decorazón.Nomedicuenta. Ellamerodeóconelbrazo. —Nopretendíasertanintransigente.Séqueloestásponiendotododetuparte. Yjustoentoncesseaproximóunfotógrafoparacapturaresemomentocándidodemadreehija charlando.¿Cuálseríaeltitular? Talvezalgosobrelaseleccionadainstruyendoalaseleccionadora. —¿Quésesuponequedebohacerahora? Escudriñóelsalónparacerciorarsedequenadiepudieraescucharnos. —Tansolo…plantéateunpequeñoromance.Nadaescandaloso,porelamordeDios—añadió —.Perovercómoteenamoras…Esoesloquerealmentequierepresenciartodoelmundo. —Peronopuedoprovocarlo.Nopuedo… —America,mivida—mellamópapá. Ostensehabíaderramadoelzumosobrelacamisa,asíquemamáfueaayudarleyacambiarle demuda. Habríaapostadotodosmisahorrosynohabríaperdidoniunsolocéntimo.Loqueacababade sucedernohabíasidomásqueunintentointencionadoporpartedemihermanoparasalirdeaquella estancia. Mequedéinmóvil,sola.Registrélasalaconlamiradatratandodenollamarlaatención.Estaba atestada de demasiados rostros desconocidos. Había demasiados ojos extraños observándome, esperandoquerealizaraalgúnmovimiento.Sihubieradependidodemí,hubierapuestopuntofinala la Selección cuatro horas antes. Inspiré hondo. Tres meses y me habría ganado la libertad. Podía hacerlo.Noteníaalternativa. Crucé la sala con paso decidido; sabía con quién debía hablar. Le localicé, me acerqué y le susurréaloído: —Nosvemosenmidormitorio.Ochoenpunto,niunminutomás.Noselodigasanadie. Capítulo12 Laesperasemehizoeterna.Duranteaquellosminutosnopudeparardecaminardeunladoaotrode mihabitación.Enrealidad,Kileeralaúnicapersonaaquienpodíaconfiarleesatarea,perodetestaba tenerquepedírselo.Estabapreparadaparaproponerleuntratoirrechazable,perotodavíanoestaba seguradequépodíaofrecerleacambio.Seguroqueélsabríadarmealgunaqueotraidea. Apenasoíquellamabaalapuerta;lapreguntaqueseintuíaeralasiguiente:¿quéestoyhaciendo aquí? AbrílapuertayahíestabaKile,máspuntualqueunreloj. —Alteza—saludó,yrealizóunareverenciacómica—.Hevenidoahacerteperderlacabeza. —Ja,ja.Anda,entra. Kileobedecióyexaminócadaunademisestanterías. —Laúltimavezqueestuveentuhabitación,coleccionabasponisdemadera. —Esoyaestásuperado. —¿Ylodeserunatiranamandonatodavíano? —Puesno,igualquetútampocohassuperadoserunainsufribleratadebiblioteca. —¿Esasícomoconquistasatodastuscitas? Sonreíconsuficiencia. —Másomenos.Siéntate.Tengounapropuestaparati. Kileadvirtiólabotelladevinosobrelamesaynodudóenservirseunacopa. —¿Quieresunacopa? Suspiré. —Porfavor.Creoquelosdoslonecesitamos. Élsequedómudo. —Ahorasímehaspuestonervioso.¿Quéquieres? Cogílacopaeintentérecordareldiscursoquemehabíapreparadoparaexplicarlelaideaquese mehabíaocurrido. —Túsabescómosoy,Kile.Meconocesdesdesiempre. —Cierto.Dehecho,justoayer,enunataquedenostalgia,rebusquéenmimemoriayencontréun recuerdomuyespecial.Túcorriendoporelpasilloconnadamásqueunpañal.Estabasguapísima. Puselosojosenblancoycontuvelarisa. —Enfin.Creoqueentiendesmipersonalidad,quesabescómosoycuandolascámarasnome estánenfocando. Éltomóunsorbodevinoyreflexionósobremispalabras. —Tambiénteentiendocuandoteestángrabando,oesocreo,pero,porfavor,continúa. Nunca me había planteado eso, el cómo me habría visto a lo largo de la infancia, de la adolescencia, tanto dentro como fuera de la pantalla. Delante de una cámara, había algo en mí que cambiaba,yéltambiénlosabía. —La Selección no fue idea mía, pero estoy obligada a invertir todos mis esfuerzos para que salgabien.Personalmente,piensoqueloestoyhaciendo.Peroelpúblicoesperaveraunajovencita conmariposasenelestómagoquecaigarendidaalospiesdesuspretendientes.Y,siquieresquesea sincera,nomeveocapazdehacerlo.Nopuedoactuarcomounatonta. —Bueno,dehecho… —¡Cierraelpico! Sonrióconmaliciaytomóotrosorbodevino. —Erescansino.Noséniporquémemolestoenintentarlo. —No,porfavor,sigue.Noactúescomounatonta. Dejólacopasobrelamesayseinclinóhaciadelante,comoparamostrarsuinterés. Cogíaireybusquédenuevolaspalabrasmásapropiadas. —Quieren ser testigos de un romance, pero no estoy preparada para comportarme así públicamente,sobretodocuandotodavíanoheconectadoconnadie.Pero,aunasí,tengoquedarles algo. Agachélacabeza,pestañeévariasvecesyluegolemirécontimidez. —¿Algocomoqué? —Unbeso. —¿Unbeso? —Uno casto. Eres el único pretendiente al que puedo pedírselo; tú sabes de antemano que no seríareal,quelascosasnosecomplicarían.Además,estoydispuestaadartealgoacambio. Kilearqueólascejas. —¿Qué? Meencogídehombros. —Enrealidad,loquequieras.Siempreycuandosearazonable.Nopuedoofrecerteunpaís…o algoparecido. —¿Teimportaríahablarconmimadre?¿Podríasayudarmeaescapardeaquí? —¿Eiradónde,exactamente? —Acualquiersitio—respondióuntantodesesperado—.Mimadre…Noséquédebiódeocurrir paraquelesjuraratallealtadatuspadres.Ahoraselehametidoentrecejaycejaqueelpalacioes nuestrohogar,quejamásnosmudaremos.¿Sabescuántomecostóconvencerladequemepermitiera realizaresecursoaceleradoyvivirfueradeaquíunatemporada? »Quieroviajar,quieroconstruir,quierohaceralgomásqueleerlibros.Avecesinclusopienso queundíamásencerradoentreestasparedespuedematarme. —Hecaptadoelmensaje—murmurésinpensar.Erguílaespaldayañadí—:Puedoecharteuna mano.Encuantosepresenteunabuenaoportunidad,convenceréatuspadresdequelomejorparati esabandonarelpalacio. Sequedócalladounossegundosy,trasvaciarlacopadevino,preguntó: —¿Unbeso? —Solouno. —¿Cuándo? —Estanoche.Habráunfotógrafoesperandoenelpasilloalasnueveenpunto.Esperoqueesté bienescondidoporquetemoque,sileveo,arruinarémiactuación. Kileasintióconlacabeza. —Deacuerdo.Unbeso. —Gracias. Nosquedamossentados,ensilencio,observandolasmanillasdelreloj.Despuésdetresminutos, yanolosoportémás. —¿Aquétereferíasconconstruircosas? Aélseleiluminóelrostro. —Es lo que estudio. Diseño y arquitectura. Me gusta idear estructuras, averiguar cómo puedo diseñarlasy,aveces,intentoquelasformasseanhermosas. —Eso…suenamuyinteresante,Kile. —Losé—dijo,ydibujólamismasonrisatorcidadesupadre.Mellamólaatenciónqueeltema leentusiasmaratantísimo—.¿Quieresverlos? —¿Verelqué? —Algunosdemisdiseños.Lostengoenmihabitación.Enmihabitacióndesiempre,claroestá, noenlaquemehanotorgadocomoseleccionado.Yasabes,estáaquíallado. —Claro—murmuré. Toméunúltimosorbodevinoyleseguí.Elpasilloestabadesierto.Tansoloavistéaunparde guardias,asíqueKileyyonosescabullimoshaciasudormitorio. Abriólapuerta,encendiólaslucesy…mequedédepiedra. Era…un…absoluto…¡desastre! Lacamaestabadeshecha,habíaunapiladeropaenunaesquinay,sobrelamesitadenoche,un montóndeplatossucios. —Séloqueestáspensando.¿Cómodiabloslamantienetanimpecable? —Me acabas de leer la mente —dije. No quería que se diera cuenta de que su habitación me repugnaba,asíquetratédedisimular.Almenosnoapestaba. —Hace cuestión de un año le pedí al personal que dejara de limpiar mi dormitorio. Y, desde entonces, yo me ocupo de eso. Pero la Selección me pilló algo desprevenido, así que la dejé tal y comoestaba. Empezóapatearcosasbajolacamayaordenartodoloqueteníaalalcance. —¿Porquénodejasqueseanellosquienesordenentuscosas? —Soyunadulto.Puedohacerlosolito. Kilenolodijocomounacríticahaciamí,pero,enaquelmomento,lotomécomounataque. —Cambiandodetema,vamosamiestudio. Enlaotrapuntadelahabitación,laparedestabaforradadefotografíasypósteresdetodotipo deedificios,desderascacieloshastacabañasdebarro.Sobresuescritoriohabíacentenaresdedibujos queélmismohabíadiseñadoymaquetasconstruidascontrozosdemaderaydemetal. —¿Has hecho tú todo esto? —pregunté, y, con sumo cuidado, cogí una estructura cuya punta parecíaretorcerse. —Sí. El concepto, el diseño. Me encantaría construir edificios de verdad algún día. Estoy estudiando, pero no puedo aprenderlo todo si no me implico e intento hacer algo con las manos, ¿sabes? —Kile… —murmuré. Contemplé cada detalle: los colores, las líneas… Y me imaginé la cantidaddetiempoyesfuerzoquehabríadedicadoacadaunodesusdiseños—.Esmaravilloso. —Sonsolotonteríasquemegustan. —No,para.Nodesmerezcastodoestetrabajo.Yojamáspodríahaceralgoasí. —Claro que sí —respondió. Se agachó y rebuscó en un cajón una regla con forma de T que luego colocó sobre uno de sus diseños—. ¿Ves? Es cuestión de observar las líneas y hacer los cálculos. —Buff,másmatemáticas.Estoyaburridadehacernúmeros. Élsoltóunacarcajada. —Peroestosonmatemáticasdivertidas. —Matemáticasdivertidasesunoxímoron. Nossentamosenelsofáyhojeamosvarioslibrosdesusarquitectosfavoritos.Comentamossus obras,estudiamossusestilos.Élestabaespecialmenteinteresadoenelmodoenquealgunosjugaban conloselementosquerodeabanlaedificación. —¡Fíjateenesto!—exclamabacongranentusiasmoalgirarcadapágina. No podía creer que hubiera tardado tantísimos años en descubrir ese lado de su personalidad. Kilesehabíaencerradoenuncaparazónparaaislarsedetodoelmundoporqueelpalaciolehabía atrapado. Detrás de todos esos libros y comentarios afilados se escondía una persona curiosa, interesantey,aveces,encantadora. Medabalasensacióndequehabíavividoengañada.Solofaltabaquealguienasomaralacabecita porelmarcodelapuertayjuraraqueJosieeraunasanta. Kileechóunvistazoalrelojporpuracasualidad. —Sonlasnueveydiez. —Ah. Deberíamos irnos —dije, aunque lo que más me apetecía era quedarme en ese sofá. La habitacióndeKile,pormuydesordenadaqueestuviera,eraelrincónmáscómodoenelquejamás habíaestado. —Sí—murmuróKile;cerróellibroyvolvióaguardarloenlaestantería. Aunqueelestudioestabatanpatasarribacomoelrestodelaestancia,eraevidentequeKilelo tratabaconuncuidadomuyespecial. Leesperéjuntoalapuertay,derepente,mepusenerviosa. —Ven—dijo,ymeofreciólamano—.Lacitaestáapuntodeacabar,¿cierto? Entrelacémisdedosconlossuyos. —Gracias.Porenseñarmetutrabajoyporhaceresto.Teprometoquetedevolveréelfavor. —Losé. Abriólapuertayempezamosaavanzarporelpasillo. —¿Cuándocreesquefuelaúltimavezquenosdimoslamano?—pregunté. —Supongoquecuandoéramosniños,enalgúnjuego. —Supongoquesí. Avanzamos hasta mi habitación sin mediar palabra. Al llegar a la puerta, me giré y vi que tragabasaliva. —¿Nervioso?—susurré. —Qué va —respondió con una sonrisa, pero la voz le traicionó—. Bueno, pues…, buenas noches. Kile se inclinó, tan solo un puñado de milímetros separaban nuestros labios. Por fin me besó. Fue un beso tierno, largo, apasionado. Cada vez que él separaba los labios, yo aprovechaba para cogeraire,rogandoatodoslosdiosesquevolvieraabesarme.Jamásantesunchicomehabíabesado así,ydeseabaquenopararanunca. Hasta entonces, las oportunidades que había tenido para besar a un chico habían sido muy escasasy,paracolmo,enmomentosapresuradosypocorománticos,comoenunguardarropaotras unaestatua.Peroestavez,conlatranquilidaddequenadievendríaainterrumpirme…,fuedistinto. Me dejé llevar, le atraje hacia mí y él me acarició la mejilla con la mano que tenía libre. Se humedecióloslabiosymedioelquesospechabaseríaelúltimobeso. Se apartó, pero lo hizo con delicadeza, rozándome la nariz con la suya. Estaba tan cerca que, cuandohabló,distinguíelaromaavinoensualiento. —¿Creesqueconesobastará? —Yo…,bueno…,nolosé. —Pueshayqueestarseguros. Y,derepente,volvióabesarme.Esearranquedepasiónmepillótanporsorpresaque,porun momento,temíqueloshuesossemefueranaderretir.Leacariciéelpelo,lanuca,laespalda,cada partedesucuerpoqueteníaalalcance.Habríapagadoporpasarmetodalanocheasí,locualjamás habríaesperadodemímisma. Seapartóporsegundavez,sindejardemirarmealosojos.¿Éltambiénestabasintiendoquele subíalatemperaturadetodoelcuerpo? —Gracias—musité. —Cuandoquieras.Quierodecir…—sacudiólacabeza,riéndosedesímismo—,yasabesloque quierodecir. —Buenasnoches,Kile. —Buenasnoches,Eadlyn. Me dio un beso inocente en la mejilla y, en un abrir y cerrar de ojos, desapareció por las escalerasqueconducíanasuhabitacióndecandidato. Observé cómo se marchaba y me repetí varias veces que el único motivo por el que estaba sonriendoasíeraporquelascámarasestabanocultasenalgúnlugar,noporloqueKileWoodwork habíahecho. Capítulo13 B — ueno, creo que he conseguido entretener a todo el mundo durante un rato —presumí mientras paseabacogidadelbrazodeAhrenporlosjardinesdepalacio. —Eso parece —murmuró, y me miró con una sonrisa pícara. Sentí la imperiosa necesidad de pegarle,peromecontuve—.¿Yquétalhaido? Aquella preguntita colmó el vaso de mi paciencia y esta vez sí que le asesté un golpecito cariñoso. —¡Seráscerdo!UnaseñoritacomoDiosmandajamáscomparteesosdetallesdesuintimidad. —Claro,¿ysesuponequeunaseñoritacomoDiosmandadejaquelehaganfotosbesandoasu pretendienteenlaoscuridad? —Encualquiercaso,hafuncionado—contestéencogiéndomedehombros. MisfotografíasconKilesaciaronelhambrevorazdelanación,talycomohabíamosprevisto. Aunquereconozcoquemeasombródescubrirqueesoeraloque,enrealidad,elpuebloansiabaver; peromientrasestuviesensatisfechos,noimportabatanto.Sinembargo,lasreaccionesanteelfamoso besofueronmuyvariadas:unpuñadoderevistaspublicóqueeraalgobonitoyromántico,perola mayoríacriticóelhechodequeyotuviesetantasganasderegalarunbesoenunpuntoinicialdela competición. Unadelasrevistassensacionalistasdelpaísinclusomantuvoundebatecondosdesusreporteros más importantes sobre si yo era una chica fácil por dar un beso así, o si por el contrario era una monería,yaquelosdosnosconocíamosdesdepequeños.Tratédeignorarlo;prontotendríanotros temasdelosquehablar. —Heechadounvistazoalaprensadehoy—comenté—.Nohanredactadoniunsoloartículo dedicadoaladiscriminacióndelaépocadespuésdelascastas. —¿Yquéplanestienesparahoy?¿Hacerlloraraloschicosotravez? —Solohasidouno—protestéponiendolosojosenblanco—.Puesnolosé,puedequemetome eldíalibre. —Ni en broma —espetó Ahren mientras tomábamos otro sendero—. Ayúdame, Eadlyn, por favor. Si tengo que arrastrarte de los pelos, créeme que lo haré. Asúmelo de una vez. No tienes elección,debesparticiparenlaSelección. Dejéquemibrazosesoltasedelsuyo. —NomeentraenlacabezaquelaSelecciónfueratandifícilparapapá. —¿Selohaspreguntado? —No, y no me siento capaz. Últimamente, mamá y él han empezado a desvelarme algunos detalles sobre su historia de amor. Opinan que pueden resultarme útiles. Pero, por algún motivo, siemprehanreservadopequeñasanécdotasparasí,ymeparecedesconsideradopreguntar.Además, cualquierotraparejaenlamismasituaciónactuaríadeformadiferente;enrealidad,noquierosaber siapapáleinteresóalguienmásapartedemamá. —¿Nosetehaceraropensarlo?—preguntóAhrentrassentarseenunbancocercano—.¡Otra mujerpodríahabersidonuestramadre! —No—respondíenseguida—.Nosotrossoloexistimosporqueellosseencontraron.Cualquier otracombinaciónnonoshubiesecreado. —Vasahacerquemeestallelacabeza,Eady. —Losiento,estasituaciónmeestávolviendoloca—admití,yempecéaacariciarlapiedracon eldedo—.Porunlado,entiendoqueelconceptopuedaresultaratractivo:quemimedianaranjaesté ahí fuera, esperándome en algún lugar, y que por casualidad pueda sacar su nombre y nos enamoremos locamente. Pero también está la sensación de ser un trofeo y de estar sometida a un juiciopermanente.Cuandomiroatodosesosmuchachos,meparecentandiferentesaltipodegente conlaquemesuelocodear…Creoquenomegusta.Todoestetemameinquieta. Ahrensequedócalladounmomentoymeditóescrupulosamentelaspalabrasqueibaautilizar, locualmepusonerviosa. Nosabíasieraalgoentremellizosotansolounvínculoexclusivoentreélyyo,perocuandono nos poníamos de acuerdo se notaba casi de forma física. Parecía que una banda elástica estuviese tirandodelosdos. —Escucha, Eady, sé que quizás esta no haya sido la mejor forma de hacerlo, pero realmente creoqueesbuenoquetengasaalguienentuvida.LlevomuchotiempoconCamillee,inclusosilo dejásemosmañana,yoseríaunamejorpersonagraciasaella.Hayciertascosasqueunonoaprende desímismohastaqueotrapersonaentraenelrincónmásíntimodesucorazón. —Pero¿vosotroscómoconseguíseso?Ospasáislamayorpartedeltiemposeparados. —Ellaesmialmagemela.Simplemente,losé—contestóconunasonrisapegadaenlacara. —Yonocreoenlasalmasgemelas—sentenciémirándomeloszapatos—.Porcasualidadesdela vida, conociste a una princesita francesa. Y eso, por supuesto, porque solo te relacionas con la realezainternacional.Detodaslaschicasquehasconocido,ellaeslaquemástegusta.Tuverdadera almagemelapodríaestarordeñandounavacaahoramismoyniteenterarías. —Siempre eres tan dura con ella… —musitó. Su tono de voz hizo que la banda invisible se tensaseaúnmásentrenosotros. —Solodigoquetienesmásopciones. —Y,mientrastanto,tútienesdecenasdeopcionesdelantedetusnaricesyteniegasatenerlasen cuenta. —¿Papátehapedidoqueteinvolucresenesto?—resoplé. —¡Claro que no! Deberías vivir esta experiencia con una mente más abierta. Eres una de las personas más protegidas e inaccesibles del país, pero eso no significa que no puedas derribar ese muroinfranqueablequehanconstruidoatualrededor.Dateelcaprichoypermítetetenerunarelación romántica,aunqueseaunavezentuvida. —Oye,¡yahetenidorelacionesrománticas! —Unafotoenunarevistanocuentacomorelación—replicóuntantoacalorado—.Ytampoco elhechodeliarteconLeronTroyesenaquelbailedeNavidadenParís. —¿Cómotehasenteradodeeso? —Todoelmundolosabe. —¿Inclusopapáymamá? —Papáno.Bueno,amenosquemamáselohayacontado.Meconstaqueellaestáalcorriente. Tuvequeescondermicarayahogarunlamentoparadisimularmiabsolutahumillación. —Loúnicoquetedigoesqueestopuedeserbuenoparati. Esecomentarioborrótodorastrodevergüenza,quedejósulugaramirabia. —Todosdecíslomismo:puedeserbuenoparati…Pero¿quésignificaeso?Soylista,guapay fuerte;nonecesitoquenadiemerescate. Ahrenseencogiódehombros. —Puedequeno.Peronosabessialgunodeellosquizásílonecesite. Mequedémirandoelcésped,rumiandoaquelcomentario. —¿Quéestáshaciendo,Ahren?—preguntémeneandolacabeza—.¿Aquésedebeesterepentino cambiodeactitud?Pensabaquemeapoyaríascontodoesto. Meparecióverundestellodeemociónensusojos,perolocontuvomientrasmerodeabaconsu brazo. —Y estoy contigo, Eadlyn. Tú, mamá y Camille sois las mujeres más importantes de mi vida. Asíque,porfavor,ponteenmilugar.Entiéndeme.Mepreocupatufelicidad. —Soyfeliz,Ahren.Soylaprincesa.Puedotenertodoloquequiera. —Creoqueestásconfundiendocomodidadconfelicidad. Suspalabrasmerecordaronlarecienteconversaciónquehabíamantenidoconmamá. Ahrenmeacaricióelbrazo,selevantóyseatusóeltraje. —Le prometí a Kaden que le ayudaría con los deberes de francés. Tú solo piensa un poco en todo esto, ¿de acuerdo? Quizá me equivoque; de hecho, no sería la primera vez… —puntualizó, y ambossonreímos. Asentíconlacabeza. —Loharé. Meguiñóunojoyañadió: —Tenunacitaoalgoasí.Ydisfrutadelosplaceresdelavida. MequedéalaspuertasdelSalóndeHombres.Estabahistéricaynodejabadecaminardeunlado a otro, preocupada por estar perdiendo mi valioso tiempo. Después de la charla con Ahren tendría quehaberidodirectaaldespachoparaponermealdíaconeltrabajoatrasado.Adecirverdad,estaba deseando volver a la monotonía de clasificar documentos. Pero sus palabras, por encima de las de cualquierotrapersona,mehicieronreplantearmelascosas.Decidíque,almenos,debíaintentarlo.Y nolimitarmeafingirantelascámaras,comohabíahechohastaahora. Merepetívariasvecesque,detodasformas,tendríaqueconcertar,comomínimo,unacitacon todosellos.Eralomenosquesemeexigía.Yesonoimplicabaquealfinalmedecantaraporalguno deloscandidatosylenombrarapríncipeconsorte,desdeluego;tansolocumplíaconlapromesaque lehabíahechoapapáyactuabatalycomoelpuebloesperabademí. Suspiréyentreguéelsobrealmayordomo. —Venga,adelante. Antesdeentrarenelsalón,hizounareverenciayyomequedéesperandofuera. Había decidido no volver a irrumpir en el Salón de Hombres nunca más. Pretendía que los candidatosestuvieransiempreatentos,peroenelfondosabíaque,devezencuando,semerecíanun respiro.Quiénmejorqueyoparasaberlo. ElmayordomovolvióunmomentodespuésysostuvolapuertaparaqueHalesaliera.Cuandose acercó,semepasarondoscosasporlacabeza:primeromepreguntéquéhabríapensadoKile,locual meresultóbastanteraro.YdespuésmeimpactóqueHaleestuvieratandesconcertado;semostrómuy cautoyprecavido.Sequedóaunmetrodedistancia,hizounareverenciay,entresusurros,dijo: —Alteza. —¿PorquénonostuteamoslosdosymellamasEadlyn?—lecontestédandounapalmada. Meparecióverunatisbodesonrisaensusojos. —Eadlyn. «NohaynadiesobrelafazdelaTierramáspoderosoqueyo». —Mepreguntabasiteapeteceríaquedarconmigodespuésdecenarparatomarelpostre. —¿Asolas? Suspiréyledije: —¿Acasoquieresinvitaraalguienmás?¿Tambiénnecesitasunintérprete? —¡No,claroqueno!—contestóconunasonrisadeorejaaoreja—.Esque…hasidounagrata sorpresa,esoestodo. —Ah, vale —farfullé. Fue una respuesta muy mediocre ante una confesión tan dulce, pero me habíapilladoporsorpresa. Hale se quedó ahí de pie, sonriendo y con las manos en los bolsillos. Me costaba bastante imaginármelocomoaotromásaquienenviaríaacasa. —Bueno, de todas formas me pasaré por tu cuarto unos veinte minutos después de cenar e iremosaunodelossalonesdelúltimopiso. —Suenagenial,nosvemosestanoche. —Sí,hastaluego—medespedí,ycomencéacaminar. Memolestóunpocodarmecuentadequemeapetecíateneresacita.Sureacciónhabíaresultado ser bastante tierna. De todas formas, lo peor no fue ese sentimiento que la Selección estaba empezando a generar en mí, sino la mirada triunfante de Hale cuando me pilló girándome para mirarle. Capítulo14 S ¿ eríararocambiarmedevestidoentrelacenayelpostre?¿Élpretendíaponerseotrotraje?Durante laúltimasemanahabíalucidomismejorestiaras,pero¿seríapocoapropiadollevaruncomplemento tancaracterísticoparaunacita? Unacita. Estaba muy lejos de mi zona de confort. Me sentía vulnerable y no entendía el por qué. Había conocidoacentenaresdejóvenesapuestos.Dehecho,habíadisfrutadodeuninterludioespectacular conLeronenlacenadeNavidadyhabíacomidofresasconJamisonAkersdetrásdeunárboldurante unpícnic.InclusohabíasobrevividoaunacitaconKile,aunque,enrealidad,nisiquierafueunacita contodaslasletras. Mehabíanpresentadoalostreintaycincocandidatosseleccionadosy,enningúnmomento,me habíaexasperado.Nisiquieramehabíatembladoelpulso.Pornomencionarqueayudabaagobernar todounpaís.Asípues,¿porquéunacitaconunchicomeestabaangustiandotanto? Alfinaldecidíquesí,quemecambiaría.Elegíunvestidoamarilloconlafaldamáslargapor detrás que por delante y lo combiné con un cinturón de color azul marino. Aquel atuendo era más propiodeun«salgamosacenar»quedeun«estoylistaparaunafiestaeneljardín».Ah,ymequitéla tiara.¿Porquélohabíadudadoenunprincipio? Memirédearribaabajoenelespejoyrecordéqueeraélquienestabatratandodeconquistarme, ynoalrevés. Llamaron a la puerta y me sobresalté. ¡Todavía tenía cinco minutos! ¡Y habíamos quedado en queyoiríaarecogerle!Estabatirandoportierratodamiestrategiadepreparación.Siarruinabamis planes,leecharíadeallíyvolveríaaempezar. Sin esperar a que le abriera la puerta, la tía May asomó la cabeza. Detrás de ella vi la inconfundiblesonrisademamá. —¡TíaMay!—exclamé,ymelancéasusbrazos—.¿Quéestáshaciendoaquí? —Imaginéquenecesitaríasunpocodeapoyo,asíqueaquímetienes. —Yyohevenidoparaañadirunpocomásdeincomodidadatodoelasunto—bromeómamá. Mereíconnerviosismo. —Noestoyacostumbradaaesto.Noséquéhacer. LatíaMayarqueóunaceja. —Segúnlosperiódicos,loestáshaciendodemaravilla. Mesonrojédeinmediato. —Esofuedistinto.Nofueunacitadeverdad.Nosignificónada. —Pero…¿estasí?—preguntócondulzura. Encogíloshombros. —Noeslomismo. —Séquetodoelmundodicelomismo—empezómamá,ymeapartóunmechóndecabello—, peroelmejorconsejoquepuedodartees:sétúmisma. Eramásfácildecirloquehacerlo,desdeluego.Porque¿quiénerayoenrealidad?Unachicacon un hermano mellizo. La heredera de un trono. Una de las personas más poderosas del mundo. La mayordistraccióndetodounpaís. Nuncafuiunahijanormal.Unachicanormal. —No te lo tomes demasiado en serio —comentó la tía May mientras se arreglaba el pelo—. Deberíasdisfrutardelacita,pasártelobien. Asentíconlacabeza. —Tiene razón —acordó mamá—. No queremos que escojas a tu futuro marido hoy mismo. Tienestiempo,asíqueconocegentenuevaydisfrutaunpoco.Diossabequenosueleshacerlomuya menudo. —Cierto.Meresultaextraño.Voyaestarasolasconél.Séquedespuésselocontaráalosdemás pretendientesy,porlotanto,tendremosquecomentarloentelevisión. —Suena peor de lo que en realidad es. La mayor parte del tiempo es divertido —prometió mamá. Intenté imaginármela de adolescente, comentando ruborizada sus encuentros románticos con papá. —Entonces,¿atinoteimportó? Apretóloslabiosyclavólamiradaeneltechodeldormitorio,sopesandosurespuesta. —Bueno,alprincipiofuecomplicado.Serelcentrodeatenciónmefastidiababastante.Perotú eres brillante en eso; imagina que estás en una fiesta, o en un acontecimiento social sobre el que despuésteharánvariaspreguntas. Maymiróamamádereojo. —Nopuedecompararseconunbanquetedebienvenida—puntualizó,yluegosedirigióamí—, perotumadrellevarazón.Dominaslascámaras.Atuedad,aellaseledabadepena. —Gracias,May—contestómamá. —Denada. Mereíentredientes.Eneseinstantedeseétenerunahermana.Laotrahermanademamá,latía Kenna,habíafallecidoañosatrásporunaenfermedadcardiaca.EltíoJameserauntiposencillo;no quería criar a Astra y a Leo en palacio, a pesar de que se lo habían ofrecido varias veces. Manteníamos el contacto, por supuesto, pero Astra y yo no nos parecíamos en nada. Todavía recordaba como si fuera ayer el día en que Kenna murió. Mamá se pasó una semana metida en la cama,consolandoaMayyalaabuelaSinger.Hacíatiempoquemerondabaunaideaporlacabeza; quizá, para mi madre, perder a una hermana fue como perder una parte de sí misma. Sabía que, si algolesucedíaaAhren,yomesentiríaigual. LatíaMaylediounsuavecodazoamamáysesonrieronconcomplicidad.Nuncadiscutíannise peleabanporcosasimportantes.Alfinal,consiguieronsuobjetivo:calmarmisnervios. Llevabanrazón.Noeranada. —Lovasabordar—dijomamá—.Túnoconoceselfracaso—añadió.Meguiñóunojoy,de inmediato,mesentímásvaliente,mássegurademímisma. Comprobélahora. —Deberíairme.Graciasporvenir—dije,yacariciélamanodelatíaMay. —Ningúnproblema. Meestrechóentresusbrazos.Luegoabracéamamá. —Diviértete—murmuró. LatíaMayymamásemarcharonendirecciónopuestaalamía,asíquemealiséelvestidoyme dirigíhacialaescalera. AlllegaralahabitacióndeHale,respiréhondoymetoméunosinstantesantesdellamarala puerta.Él,ynosumayordomo,fuequienmeabriólapuerta.Alparecer,estabaencantadodeverme. —Estásfantástica—dijo. —Gracias—respondíconunasonrisa—.Tútambién. Sehabíacambiadoderopa,loquemehizosentirmuchomáscómoda.Dehecho,elcambiome gustó,ymucho. Se había quitado la corbata y se había desabrochado el botón de la camisa. Entre eso y el chaleco,estaba…,paraquémentir,estabaguapo. Halesemetiólasmanosenlosbolsillos. —Ybien,¿adóndevamos? Señaléelpasillo. —Poraquí,alcuartopiso. Sebalanceóy,untantoindeciso,meofrecióelbrazo. —Túmandas. —Deacuerdo—empecémientrasavanzábamoshacialasescaleras—.Conozcolobásico.Hale Garner.Diecinueveaños.Belcourt.Losformulariossonconcisosybastantesosos.Asípues,¿cuáles tuhistoria? Élserioporlobajo. —Bueno,soyelmayordelafamilia. —¿Deveras? —Sí.Treshermanos. —Buff,nosabescuántocompadezcoatumadre. Esbozóunasonrisa. —Bueno,aellanoleimporta.Lerecordamosapapá,asíquecuandoalgunodenosotroslevanta unpocolavozoseríedealgo,ellasuspiraynosdicequesomosclavaditosaél. Noqueríaparecerindiscreta,peroqueríasaberlaverdad. —¿Tuspadresestándivorciados?—pregunté,aunquedudabaqueesefueraelcaso. —No.Élmurió. —Losiento—murmuré.Mesentíaavergonzadaporhaberinvocadosurecuerdo. —Nopasanada.Eraimposiblequelosupieras. —¿Puedopreguntartecuándomurió? —Hará ya unos siete años. Sé que esto te sonará un poco raro, pero a veces envidio a mi hermanopequeño.Beauteníaseisañoscuandosucedió.Recuerdaapapá,peronotanbiencomoyo, ¿entiendes?Ojaláfueramásfácilnoecharletantodemenos. —Apuestoaqueélteenvidiajustoporlocontrario. Meregalóunasonrisatriste. —Nuncasemehabíaocurrido,laverdad. Empezamos a subir la escalinata principal. Cuando alcanzamos el rellano del cuarto piso, reanudélaconversación. —¿Aquésededicatumadre? Haletragósaliva. —Ahora mismo trabaja como secretaria en la universidad local. Ella…, bueno, le ha costado muchoconseguiruntrabajodigno.Peroestelegustay,sinomefallalamemoria,yallevavarios meses trabajando allí. Acabo de darme cuenta de que he empezado con un «ahora mismo». Antes cambiabadetrabajocomodecamisa,pero,adecirverdad,esteempleoparecebastanteestable. »Comoyatedijecuandonosconocimos,mipadreeraunDos.Eraunatletadeélite.Duranteuna operaciónderodilla,seformóuncoáguloquelellegóalcorazón.Mamánohabíatrabajadoniun solo día en su vida, porque, entre sus padres y su marido, tenía las necesidades más que cubiertas. Cuandoélfalleció,loúnicoquesabíahacereraserlaesposadeunjugadordebaloncesto. —Oh,no. —Sí. Cuando por fin llegamos al salón, lo agradecí. ¿Cómo lo había logrado papá? ¿Cómo se las había ingeniado para conocer a fondo a todas las seleccionadas y encontrar a su esposa? No llevábamosnicincominutosdecita,yyaestabaagotada. —Vaya—exclamóHale.Lasvistaseranimpresionantes. Desdelossalonesdelcuartopisoquedabanaljardíndelantero,sepodíaapreciarlaciudadque se extendía más allá de la muralla. Por la noche, Angeles desprendía un resplandor hermoso. Además,habíapedidoquebajaranlaintensidaddelaluzdelsalónparapoderadmirarlapanorámica. Sehabíadispuestounapequeñamesaenelcentrodelasalaconvariospastelesdistintos.Allado nosesperabaunvinodepostre.Jamáshabíaintentadoorganizarunanocheromántica,pero,paraser laprimeravez,habíahechounbuentrabajo. Hale,enungestocaballeroso,meapartólasillaparaquemesentara. —Nosabíaquétegustaba,asíquehepedidovarios.Estossondechocolate,aunqueesobvio— dijeseñalandolospastelitos—.Yestossondelimón,devainillaydecanela. Elmuchachoobservabaconlabocaabiertatodaslastartasquenoshabíanpreparado. —Escucha, no pretendo parecer maleducado —dijo—, pero, si quieres algo, cógelo ahora, porquemuchometemoquedevorarétodosestospostres. Soltéunacarcajada. —Puessírvete. Semetióunpastelitodechocolateenteroenlaboca. —Mmmmmmmm. —Pruebaeldecanela.Tecambiarálavida. Estuvimos un buen rato degustando aquellas exquisiteces y preferí dejar su vida personal al margen, al menos por esa noche. Así que nos trasladamos a territorio seguro; ¡podía hablar de postresdurantehoras!Peroluego,sinprevioaviso,Haleempezóacharlardesuvidadenuevo. —Mimadretrabajaenlauniversidad,yyo,enunasastreríadelpueblo. —¿Ah,sí? —Sí. La ropa es mi debilidad. Bueno, ahora. Cuando papá falleció, no podíamos comprarnos muchas cosas, así que aprendí a zurcir los rotos de las camisetas de mis hermanos, o a bajar el dobladillo de los pantalones para que no se notara que habían crecido. Mamá tenía un montón de vestidos para vender y sacar algo de dinero, así que cogí un par de prendas y las combiné para regalarle un conjunto nuevo. No era perfecto, desde luego, pero se me daba bien. Gracias a eso, conseguíelempleo. »Por eso leo y estudio todo lo que Lawrence hace. Es mi jefe. De vez en cuando me deja encargarmedealgúnproyecto.Supongoqueesoesloqueharéenelfuturo. Esbocéunasonrisa. —Nomecabelamenordudadequeeresunodeloschicosmásespabiladosdetodoelgrupo.Te hashechoatimismo. Élsonriócontimidez. —Nomehaquedadomásremedio,laverdad.Mimayordomoesgenial,siempremeayudaaque todoestéimpecable.Nosésivaloramiestilo,elmodoenquecombinolaropa,peroquieroparecer todouncaballerosinperdermiesencia.Nosésimeexplico. Asentíconentusiasmomientrasmordisqueabaundeliciosopastelito. —¿Tehacesunaideadelodifícilqueesserprincesacuandotepirranlosvaqueros? Dejóescaparunarisita. —¡Perotúhasencontradoelequilibrioperfecto!Aver,llenanrevistascontodoslosmodelitos que luces dentro y fuera de palacio, así que te aseguro que he visto varios. Tienes un estilo muy particular. —¿Tú crees? —pregunté, animada. Últimamente, solo me llovían críticas, así que aquel cumplidofuemásquebienvenido. —¡Por supuesto! —insistió—. Vistes como una princesa, pero con estilo propio. No me sorprenderíasiahorameconfesarasqueereslacabecilladeunamafiademujeres. Escupíelvinoymanchéelmantel.Haleestallóenunacarcajada. —¡Lo siento mucho! —me apresuré a decir. Las mejillas me quemaban—. Si mamá hubiera presenciadoesto,meecharíaunsermónmemorable. Halesesecólaslágrimasdelosojosyseinclinósobrelamesa. —¿Deverastedansermones?Entretúyyo,¿nodirigeselpaís? Meencogídehombros. —En realidad, no. Papá se encarga de la mayor parte del trabajo. Él, en cierto modo, me instruye. —Peroespuraformalidad,¿no? —¿Aquéterefieres?—pregunté.Mispalabrassonaronmásafiladasdeloquepretendíaporque, derepente,lecambiólaexpresión. —Noqueríacriticarleninadaporelestilo,perohaymuchosqueaseguranqueestácansado.He oídoamuchosclientesespecularsobrecuándoascenderásaltrono. Bajélamirada.¿Seríaverdadqueelpueblocomentabaquepapáestabaagotado? —Eh—dijoHale,captandodenuevomiatención—.Milperdones.Tansolopretendíaentablar conversación.Teprometoquenoqueríaofenderte. —Notepreocupes.Essoloquenomeimaginogobernandoelpaíssinpapáamilado. —Mehacegraciaoírtehablardelreycomo«papá». —¡Peroesél!—protesté,ysonreíunavezmás. Halehablabadetalmodoquehacíaquetodoparecieramástranquilo,máspacífico.Yesome gustaba. —Losé,losé.Deacuerdo,charlemosdeti.Ademásdeserlamujermáspoderosadelplaneta, ¿quéhacesparadivertirte? Mordíotratartaletaparadisimularmisonrisa. —Tesorprenderásaber,oquizáno,quesoyunaapasionadadelamoda. —¿Qué?—contestócontonosarcástico. —Hago bocetos. Es mi pasión. Por otro lado, también comparto algunas aficiones con mis padres.Séunpocodefotografíaytocoelpiano.Pero,alfinaldeldía,siemprevuelvoamilibreta. Sabíaqueestabasonriendocomounaboba.Aquellaspáginas,repletasdegarabatosdecolores, eranmirefugio,ellugarmássegurodelmundo,miremansodepaz. —¿Podríaverlos? —¿Qué?—pregunté,ydeinmediatoerguílaespalda. —Tusesbozos.¿Podríaecharlesunvistazoalgúndía? Nadie había visto mis bocetos. Tan solo enseñaba mis diseños a las doncellas por obligación, porqueellaseranlasencargadasdecoserlos.Sinembargo,porcadadibujoqueenseñaba,escondía una docena, porque, en el fondo, sabía que jamás me pondría esos vestidos. De vez en cuando pensabaenaquellasprendas;todasellasestabanguardadasenmicabezaoencarpetas.Mantenerlas ensecretoeraelúnicomododequefueransolomías. Hale no comprendió mi repentino silencio, ni por qué me agarré a los brazos del sillón. El hecho de que me hiciera esa pregunta, asumiendo que era bienvenido a ese mundo, me hizo sentir vulnerable.Esonomegustóunpelo. —Discúlpame—dije,ymepuseenpie—.Creoquemehepasadoconelvino. —¿Quieresqueteacompañe?—seofreció,ytambiénselevantó. —No,porfavor.Quédate,disfrutadeestosmanjares—respondí,ymedirigíhacialapuertaa todaprisa. —¡Alteza! —Buenasnoches. —Eadlyn,¡espera! Cuandolleguéalpasillo,echéacorrer.Alcomprobarquenomeseguía,sentíungranalivio. Capítulo15 Sabíaquenoeraculpamía.Niporasomo.Dehecho,sabíamuybienaquiénseñalarconeldedo:a todoslosqueseapellidabanSchreave.Culpabaamispadrespornosercapacesdecontrolaralpaísy porforzarmeaestasituación.RecriminabaamihermanoAhrenhaberintentadoconvencermedeque metomaraenserioaaquellapandadechicos. Midestinoeraserlareina.Yunareinapodíasermuchascosas…,exceptovulnerable. LacharlaconHaledelanocheanteriormehizoabrirlosojos.Habíaestadoenlociertodesdeel principio. Era imposible que pudiera encontrar al hombre de mi vida en tales circunstancias. Me parecíaunverdaderomilagroquealguien,enelpasado,lohubieraconseguido.Abrirseaunpuñado dedesconocidosnopodíaserbuenoparaelalma. Segundo,sialgúndíacontraíamatrimonio,lasposibilidadesdeconoceraalguienaquienamar incondicional y eternamente me parecían remotas. El amor podía desarmar las defensas de cualquiera,yesonoeraalgoquepudierapermitirme.Adorabaamifamiliay,porello,elloseranmi debilidad,sobretodopapáyAhren.Noestabadispuestaaexponermedeesemodo. Ahrensabíaquesuspalabraspodíaninfluirme,sabíacuántolequería.Yjustamenteporeso,tras huirdespavoridademicita,quiseestrangularlemásquealresto. Bajéadesayunar.Caminéconpasodecidido,comosinadahubieracambiado.Seguíateniendola sarténporelmango;ungrupodejovencitosestúpidosnoibaaarruinarmelavida.Esamañaname habíalevantadoconunúnicoobjetivo:ponermealdíaconeltrabajo. Había tenido demasiadas distracciones en los últimos días y tenía que centrarme. En algún momento,papádejócaerquecontrataríaaalguienparaquemeecharaunamanoconeltrabajo,pero todosequedóeneso,enunapromesa. Ahren y Osten estaban sentados junto a mamá. Tomé mi asiento, entre papá y Kaden. Aunque estabaalotroextremodelamesa,oíaaOstenmasticar. —¿Estás bien, hermanita? —me preguntó Kaden, que se estaba comiendo los cereales a cucharadas. —Desdeluego. —Parecesunpocoestresada. —Sielfuturodelpaísestuvieraentusmanos,atitepasaríalomismo—respondí. —A veces lo pienso —dijo, y se puso serio—. ¿Y si una plaga asolara Illéa y todos vosotros (papá,mamá,Ahrenytú)cayeraisenfermosymurierais?Entoncesestaríaacargodelpaísytendría quetomardecisionesyosolito. Porelrabillodelojoadvertíquepapáseinclinabaligeramentehaciadelanteparaescucharasu hijo. —Esoesunpocomacabro,Kaden. Élseencogiódehombros. —Mejorprevenirquecurar. Apoyélabarbillasobreunamanoypregunté: —¿Ycuálseríatuprimeradecisión,reyKaden? —Vacunas,claroestá. Soltéunarisita. —Bienvisto.¿Ydespués? Meditólarespuesta. —Creo que intentaría conocer la opinión del pueblo. Me entrevistaría con gente, a poder ser sana,paraasíaveriguarquénecesitan.Estoysegurodequelavidasevedistintaahífuera. Papáasintió. —Muyinteligente,Kaden. —Lo sé —murmuró, y volvió a zamparse una cucharada de cereales. Su rey imaginario desapareciódeinmediato.Quésuerte. Jugueteéconlacomidaqueteníaenelplatomientras,condisimulo,observabaapapádereojo. Sí, anoche yo también me había dado cuenta de que parecía cansado. Pero había sido algo puntual. Eraevidentequelosañosnopasabanenvano,quenecesitabagafasyqueselehabíaarrugadolapiel, peroesonosignificabaqueestuvieraagotado.¿QuésabíaHale? Miréamialrededor.Loschicosestabancharlandoentreellosenvozbaja.Eanconversabacon Baden.Burkesehabíamanchadolacorbata.Conunadiscreciónenvidiabletrató,sinéxitoalguno,de borrarellamparón.TambiénviaHale,ymealegrédequeeneseinstantenoestuvieramirándome. EnelotroextremodelamesaestabanHenriyKile.Eriktraducíalaconversaciónconunapaciencia infinitay,ajuzgarporsusgestos,intuíqueeltemadebíadesermásqueinteresante. Estabacompletamentecautivada.Duranteunminutotratédeimaginardequéestaríanhablando, pero de nada sirvió. Observé a Kile y no pude evitar fijarme en sus manos. Me gustaba ver cómo gesticulaba con ellas o cogía un tenedor. Con ellas dibujaba. Y, mejor todavía, con ellas me había acariciadolamejillamientrasmebesaba. Depronto,Kilesepercatódequelosestabavigilandoymesaludóconunasonrisa.AHenrino le pasó desapercibido el gesto y enseguida se volvió y levantó una mano. Incliné la cabeza con la esperanzadequenadiehubieranotadoquemehabíapuestocomountomate.Deinmediato,Henrise giróparadecirlealgoaErik,que,asuvez,selotradujoaKile.Estearqueóunacejayasintióconla cabeza. Era fácil de suponer que estaban hablando de mí. Me pregunté si Kile habría compartido ciertosdetallesdenuestrobeso. LatíaMayeralaúnicapersonasobrelafazdelaTierraaquienpodíaconfesarleesebesocon pelosyseñalessinqueseescandalizara.Mentiríasidijeraquenohabíarememoradoaquelmomento enelpasillounascuantasveces. Ahrenselevantó,diounbesoamamáenlamejillaysedispusoamarcharse. —Ahren,espera.Necesitohablarcontigo—dije,ymepuseenpie. —¿Nosvemosahora,cariño?—preguntópapá. —Subiréaldespachoenseguida.Loprometo. Ahrenmeofrecióelbrazoymeacompañóhastalapuerta.Llamamoslaatencióndetodoslos presentes.Alládondefuera,meseguíaunaespeciedeenergía.Eraunasensaciónagradable. —¿Dequéquiereshablar? Sinborrarlasonrisa,susurré. —Telodirécuandolleguemosalpasillo. Depronto,élsetambaleó. —Cielosanto. Cuandodoblamoslaesquina,mesoltédelbrazoyleasestéungolpeenelhombro. —¡Ay! —Anochetuveunacita.Fuehorrible.¡Ytodoportuculpa! Ahrensemasajeóelbrazo. —¿Quéocurrió?¿Seportómalcontigo? —No. —¿Esque…?¿Sepropasó?—dijoenvozbaja. —No—repetí,ymecrucédebrazos. —¿Fuegrosero?¿Irrespetuoso? Resoplé. —Noexactamente,perofue…raro. Exasperado,alzólosbrazosamododerendición. —Bueno,¿yquéesperabas?Situvierasunasegundacitaconél,iríamuchomejor.Esaeslaidea. Conoceraalguienrequieretiempo…ypaciencia. —¡Peronoquieroquemeconozca!Dehecho,¡meniegoaquetodosesoschicosmeconozcan! Élmemiróconelceñofruncido. —De todas las personas del mundo, siempre creí que tú serías la única a quien comprendería fuese cual fuese la situación. Pensé que sería recíproco. Pero te burlas de mí porque estoy enamorado. Y ahora, cuando se te presenta la oportunidad de conocer a alguien especial, te pones histérica. Leseñaléconundedoacusatorioypregunté: —¿Nofuistetúquiendijoquetodoestoeraabsurdo?¿Acasonoerastúelquesemoríadeganas deverlossufrir?Sinomefallalamemoria,losdosestábamosdeacuerdoenqueestoeraunabroma. Yahoraresultaque,delanochealamañana,ereselpresidentedelclubdefansdelaSelección. Elsilencioquereinabaenelpasilloeraapabullante.EsperabaqueAhrenmerebatieraoqueal menosseexplicara. —Sientohabertedecepcionado.Perocreoquetuenfadonoesporunasimplecita.Siquieresun consejo,averiguaquéteasustatanto. Erguílaespaldaylevantélabarbillatodoloquepude. —SerélapróximareinadeIlléa.Nomeasustaabsolutamentenada. Ahrenretrocedióvariospasos. —Siguerepitiéndoteeso,Eadlyn.Aversiasísolucionaselproblema. Y,sinmediarpalabra,mediolaespaldaysemarchó.Sinembargo,nollegómuylejos.Josie habíainvitadoaunasamigasapalacio.Alverleenmitaddelpasillo,sederritieron.Reconocíauna de ellas del día en que salí a tomar el sol al jardín. La recordaba porque fue la única que se había dirigidoamíconeducación. Lasobservédesdeladistancia.Todasbajaronlacabezaylededicaronunasonrisatímida.Ahren seportócomouncaballero,comosiempre. —Josiedicequesudominiodelaliteraturaesimpresionante—comentóunadelaschicas. Ahrenapartólamirada. —Exagera. Me gusta leer, cierto, y escribo de vez en cuando, pero nada es lo bastante bueno comoparacompartirlo. OtradelasamigasdeJosiesemetióenlaconversación. —Permítamequelopongaenduda,alteza.Apuestoaquenuestrotutorestaríaencantadodeque vinieraadarnosclasealgúndía.Megustaríasabersuopiniónsobrealgunosdeloslibrosquehemos leído. Josieentrelazóambasmanos. —Ah,sí,porfavor,Ahren.¿Porquénovienesadarnosclase? Todo su séquito se echó a reír. Josie le había llamado por su nombre de pila, algo habitual porquesehabíacriadoasulado. —Metemoquetengomuchísimotrabajoacumulado.Quizásenotromomento.Quetenganun díamaravilloso,señoritas. Hizounapequeñareverenciaycontinuósucamino.Nisiquieratuvieronladecenciadeesperara quesehubieraalejadoparaestallarareírcomounasidiotas. —Estanguapo—opinóuna,queestabaapuntodedesmayarse. Josiesuspiró. —Losé.Estandulceconmigo.Elotrodíasalimosadarunpaseojuntosy…¿Sabéisquéme dijo?Quesoyunadelaschicasmáshermosasquehaconocido. Nopudesoportarloniunsegundomás.Salídisparadahaciaellas. —Eresdemasiadopequeñaparaél,Josie.Y,además,tienenovia.Déjalodeunavez. Rodeélaescaleraymedirigíhaciaeldespacho.Sabíaque,sihacíaalgoútil,algoquepudiera tachardeunalista,mesentiríamuchomejor. —¿Lo veis? —oí decir a Josie, que no se molestó ni en bajar la voz—. Ya os dije que es una bruja. Capítulo16 Trabajarnomejorómiestadodeánimo.Seguíamuydesconcertadaporloocurridoenlacitacon Hale.Además,cadavezquediscutíaconmihermanomellizo,perdíamiequilibrio.Elplanetadejaba de girar sobre su eje. Y, como guinda del pastel, no podía quitarme de la cabeza aquel ridículo comentariodeJosie. Enmimentesearremolinabanpalabrasajenas,comentarios,dudas,preguntas,eintuíaqueeldía soloharíaqueempeorar. —¿Quieressaberalgo?—dijopapá,ylevantólavistadeunadocumentación—.Yotambiénme preocupéalprincipio.Amedidaqueelgrupodepretendientesvamenguando,todosehacemásfácil. Sonreí.«Estábien,dejaquepiensequehetenidounflechazo»,medije. —Losiento,papá. —Enabsoluto.¿Quieresquemeocupedetutrabajohoy?¿Necesitastomartelatardelibre? Coloquébienmispapeles. —No,claroqueno.Soyperfectamentecapazdecompaginarambascosas. —Ynomecabelamenorduda,cariño.Yosolo… —La Selección ya me ha robado demasiado tiempo de mi trabajo. No quiero desatender mis obligaciones.Estoybien. Nopretendíasertanbruscaconél. —Deacuerdo—murmuró;seajustólasgafasyreanudósulectura. Yo,pormiparte,tratédehacerlomismo. ¿QuéhabíaqueridodecirAhrenconquenoestabaenfadadasoloporlacita?Yosabíamuybien porquéestabamolesta.¿YenquémomentomehabíamofadodeélporsurelaciónconCamille?No hablabaconellamucho,enesollevabarazón,perosoloeraporqueapenasteníamoscosasencomún. Perolachicanomecaíamal. Sacudílacabezaymecentréenelpapeleo. —Notesientasculpableporquererairearteunpoco—insistiópapá—.Podríasirabuscarauno delosseleccionadosydisfrutardesucompañía.Vuelvedespuésdelalmuerzo.Asítendrásalgoque comentarenelReport. Meinvadióunsinfíndeemociones.Meaterrabareconocerque,despuésdemicitaconHale,me sentía demasiado expuesta… o que el apasionado beso con Kile me había dejado aturdida. Intentar comprender aquellos sentimientos tan opuestos ya era bastante abrumador por sí solo; no quería añadirunnúmeromásalaecuación. —Anochetuveunacita,papá.¿Noessuficiente? Sequedópensativo. —Tienesqueempezaraavisarnosdetuscitas.Atodosnosiríabienteneramanolasfotografías deunpuñadodepretendientes.Y,enmihumildeopinión,deberíasteneralmenosunacitamásantes delviernes. —¿Hablasenserio?—lloriqueé. —Planeaalgodivertido.Ydejadeconsiderarlocomountrabajo. —¡Peroesqueloes!—protestéconunacarcajadadeincredulidad. —Tambiénpuedeseragradable,Eadlyn.Daleunaoportunidad—añadió.Memiróporencima desusgafasy,poruninstante,penséquemeestabadesafiando. —Deacuerdo.Unacita.Estodoloquepiensodarte,abuelo—bromeé. Elcomentariolepareciógracioso. —Abuelo,esomegusta. Papá se centró de nuevo en el trabajo, satisfecho. Yo, en cambio, me quedé ahí sentada, observándoledesdemiescritorio.Estirabalosbrazoscadadosportres,sefrotabalanucay,apesar dequeaqueldíanohabíatareasurgentes,nodejódepasarselosdedosporelpelo,comosiestuviera intranquilo. NopodíaquitarmeaHaledelacabeza,asíqueibaaestarvigilándolemuydecerca. Decidí que Baden sería mi próximo objetivo. Quizá la tía May se había olido algo, porque el muchachonosemostrópresuntuoso,nitampocotratódeesconderse.Cuandoalguienlearrebatósu momento de gloria, no montó ninguna escena. Y, cuando me acerqué a él para pasar un tiempo a solas,centrótodasuatenciónenmí. —Tocaelpiano,¿verdad?—preguntóBadencuandolepropuseunacita. —¿Porquénometuteas?Ysí.Notanbiencomomimadre,peronosemedamal. —Lomíoeslaguitarra.Quizátúyyopodríamoscomponeralgodemúsicajuntos. Jamássemehabríaocurridotalcosa.Lamúsicapodríacomprometermemenosqueunalarga conversación,asíqueaceptésinpensármelodosveces. —Claro.ReservarélaSaladelasMujeresparanosotros. —¿Semepermiteentrarahí?—murmuróconciertoescepticismo. —Siestásconmigo,sí.Measegurarédequenovenganadiemás.Mipianofavoritodepalacio estáahí.¿Necesitasunaguitarra? Élrespondióconunasonrisadesuperioridad. —Quéva.Mehetraídolamía. Baden se pasó una mano por el cabello. Parecía muy relajado. Yo seguía empecinada en aparentarserunamuchachadistanteeinescrutable,pero,aunasí,habíaungrupitodecandidatosalos quemiactitudnolesachicabaenabsoluto.Badeneraunodeellos. —¿Quéposibilidadeshaydequelasalaestévacíaahoramismo?—preguntó. Aquelentusiasmomesacóunasonrisa. —Muchísimas,dehecho.Perotengotrabajoquehacer. Bajólacabezayadvertíunamiradatraviesa. —Siempre hay trabajo que hacer. Apuesto a que trabajarías hasta las tres de la madrugada si fueranecesario. —Cierto,pero… —Eltrabajoseguiráahícuandoregreses. Juntélasmanosymeditélapropuesta. —Sesuponequenodebosaltarme… Yél,envozbaja,empezóacanturrear: —¡Sáltatelo!¡Sáltatelo!¡Sáltatelo! Camuflé una sonrisa incipiente. Para ser honesta, debería habérselo comunicado a alguien. Estabaapuntodetenerotroencuentroclandestino…,peroquizámemerecíaunomás.«Lasemana queviene»,regateéconmigomisma.«DespuésdelReportdehoy,yamepreocuparédelascámaras», concluí. —¿Dóndeestátuguitarra?—exclamé,cediendoasíalatentación. —¡Damedosminutos!—respondióél,ysaliócomounabalahaciaelpasillo. Meneélacabezayrecéparaquenolecontaraatodoelmundoquelaprincesaera,enrealidad, unserpusilánime,manejable. Entré en la Sala de las Mujeres con la esperanza de que estuviera despejada. Pensé que solo estaríalaseñoritaMarlee,sentadaenunaesquina,leyendo.Ydienelclavo. —Alteza —saludó. Era uno de esos detalles curiosos que siempre me habían llamado la atención.Muchísimagentemellamabaasí,perocuandolohacíanlasamigasdemamá,sabíaque,en cualquiermomento,podíanreferirseamícomoCalabaza,NenaoCariño.Nomeimportaba,perome extrañaba. —¿Dóndeestámamá? Cerróellibrodegolpe. —Migraña.Fuiaverlaymeobligóairme.Cualquiersonidoleresultainsoportable. —Ah.Enprincipio,ibaatenerunacita,peroquizáseríamásprudentecomprobarqueestábien. —No—insistió—.Necesitadescansar.Además,tuspadresestaránmásquedichosossisabenque hasplaneadounacita. Pensé en ello durante unos instantes. Si de veras se encontraba tan mal, quizá lo más sensato fueraesperarunpoco. —Emm, de acuerdo. Por cierto, ¿te importaría que utilizara este salón? Baden y yo vamos a componermúsica—expliqué—.Enelsentidoliteraldelapalabra,claroestá. Ellasoltóunarisitayselevantó. —Ningúnproblema. —¿Setehaceraro?—preguntéderepente—.¿ElhechodequeKileformepartedeesto?¿Saber quevoyatenerunacitaconalguienquenoesél?¿Temolesta? —Reconozco que me quedé de piedra cuando os vi en la portada de todos los periódicos — comentó,ysacudiólacabeza,comosinolograraimaginarcómohabíaocurridotalcosa.Despuésse acercóamí.Sialguiennoshubieraestadoespiando,habríapensadoqueestábamosrevelándonosun gransecreto—.PeroteolvidasdequetuspadresnosonlosúnicosquehanpasadoporunaSelección. Aquellomecayócomounjarrodeaguafría.Quéidiota.¿Porquénosemehabíaocurrido? —Recuerdoatupadrehaciendomalabaresparaencontrartiempoparatodoelmundo,tratando decomplaceratodoslosquelerodeabanmientrasbuscabaasumedianaranja.Tusituaciónesaún más complicada, porque la Selección implica mucho más que eso. Estás haciendo historia y, al mismotiempo,estásintentandocaptarlaatencióndelpueblo.Decirqueestemomentoes«duro»es uneufemismo. —Llevasrazón—admití. Enesemomento,notéelpesodelaresponsabilidadsobremishombros. —No tengo ni la más remota idea de cómo Kile y tú acabasteis…, bueno…, en esa situación, peronomeasombraríaqueestuvieraenlomásaltodelalista.Encualquiercaso,muchasgracias. Esosíquemepillóporsorpresa. —¿Porqué?Nohehechonada. —Oh, claro que sí —me contradijo—. Estás dando tiempo a tus padres, todo un gesto de generosidadportuparte.Peroyotambiénmeestoybeneficiandodeeso.Nosécuántotiempomás podréretenerleaquí. Alguienllamóalapuerta. Mevolví. —DebedeserBaden. Apoyóunamanosobremihombro. —Tranquila,quédateaquí.Ahoralehagopasar. —¡Oh!—soltóBadencuandolaseñoritaMarleeleabriólapuerta. Ellaserioporlobajo. —Notepreocupes,yameiba.Laprincesateestáesperando. Badenalargóelcuelloymevioalfondodelasala.Noperdiólasonrisaenningúnmomento. Entrótriunfante,felizdeestarconmigoyconnadiemás. —¿Esese?—preguntó,yseñalódetrásdemí. Megiréyvielpiano. —Sí.Eltonoesmaravillosoyestahabitacióntieneunaacústicaespectacular. Serpenteóentreaquellaberintodeasientos,conlafundadelaguitarragolpeándolelapiernacon cadapaso,hastallegaralpiano. Sin preguntar, cogió una silla sin reposabrazos y la arrastró junto a la banqueta. Acaricié las teclasytoquéunaescalarápida. Badenafinólaguitarra;lamaderaestabaviejayseveíausada. —¿Cuándoaprendisteatocar?—preguntó. —Nolorecuerdo.Mimadresiempremesentabaasuladocuandotocabaelpiano,asíquecreo queaprendíporimitación. —Siempre he oído que tu madre es una pianista fantástica. Me parece que la oí tocar en la televisiónunavez,paraunprogramadeNavidad…,oalgoasí. —CadaañodaunconciertoparaNavidad. —¿Essuépocapreferidadelaño?—quisosaber. —Porunlado,sí;porotro,no.Además,casisiempretocacuandoestápreocupadaotriste. —¿Aquéterefieres?—insistiómientrastensabaunacuerda. —Bueno,yasabes—respondí—.Lasvacacionespuedenserestresantes. Me sentía incómoda contando cosas de mamá; perdió a su padre y a su hermana durante esa épocadelaño,pornomencionaraquelhorribleataquequeapuntoestuvodearrebatarleasumarido. —MecuestaimaginarmeunasNavidadestristesaquí.Sifuerapobre,entenderíasuansiedad. —¿Porqué? Sonrióparasí. —Porque ver a tus amigos recibir montones de regalos cuando tú tienes las manos vacías es muyduro. —Oh. Mellamólaatenciónquesetomaranuestradiferenciasocialcontantafilosofía;muchosotros sehabríanenfadado,omehabríantildadodeesnob.ExaminéaBadenparaaprendermássobreél.La guitarraeravieja,peromeresultabaimposiblevalorarsuestadofinancieromientrasllevaralaropa queelpropiopalaciolehabíaproporcionado.EntoncesrecordéloquelatíaMayhabíacomentado sobresuapellido. —Estudiasenlauniversidad,¿verdad?—pregunté. Élasintió. —Bueno, mis estudios ahora están en el aire. Algunos de mis profesores se quedaron descolocadoscuandolesdilanoticia,perolamayoríadeellosmedejaenviarlosproyectosparaasí poderacabarelsemestredesdeaquí. —Esimpresionante. Encogióloshombros. —Séloquequieroyestoydispuestoahacertodoloqueestéenmimanoparaconseguirlo. Lemiréconciertacuriosidad. —¿YcómoencajalaSeleccióneneseplan? —Vaya,yaveoquenodaspuntadasinhilo. Unavezmás,nirastrodeira.Casitratabaaquelasuntocomounabroma. —Enmiopinión,esunapreguntajusta—añadí. Empecé a tocar una de las melodías clásicas que mamá me había enseñado. Baden conocía la canciónynotardóenunirse.Jamásmehabíaparadoapensarencómosonaríaacompañadaporel sonidodeunaguitarra. Lamúsicaganólabatallaalaconversación.Peronodejamosdecomunicarnos.Élmemirabaa losojosyyoestudiabasusdedos.Nuncaanteshabíatocadoconalguienquenofueramamáy,adecir verdad,estabadisfrutandocomonunca. Seguimostocandolacanción;apenastuvimosunpardetropiezos.Aunoídopocoafinadosele habrían pasado por alto. Sonó la última nota y alcé la mirada; la sonrisa de Baden transmitía pura felicidad. —Soloconozcounpuñadodeclásicos.LamayoríadeBeethovenyDebussy. —¡Quétalentotienes!Nuncaimaginéqueestascancionespudierantocarseconunaguitarra. —Gracias—murmuróconciertatimidez—.Y,pararesponderalapregunta,estoyaquíporque quierocasarme.Nohesalidoconmuchaschicas,loreconozco.Asíquecuandosemepresentóesta oportunidad,penséquevalíalapenaintentarlo.¿Quesiestoyenamoradodeti?Hoyporhoy,no.Pero megustaríaaveriguarsi,algúndía,podríaestarlo. Había algo en su tono de voz que me inspiraba confianza. Parecía un tipo transparente. Su intencióneraencontrarunaparejaestabley,denohabermetidosunombreenelconcurso,jamásme habríaconocidoenpersona. —Megustaríahacerteunapromesa,sinoteimporta—seofreció. —¿Quétipodepromesa? Punteóvariascuerdas. —Unapromesasobrenosotros. —Sivasajurarmedevociónincondicional,creoquetodavíaesdemasiadopronto. Badenmeneólacabeza. —No,noeseso. —De acuerdo. Soy toda oídos —dije. De pronto, empezó a tocar una melodía ligeramente familiar;noeraunclásico,peroconocíaaquellacanción…Sinembargo,nofuicapazdeubicarla. —Losdossabemosque,enelmomentoenquedecidasqueyanosoyunaopciónrazonable,me enviarás a casa para así poder centrarte en los demás candidatos. Ahí va mi promesa: si me doy cuenta de que no eres la mujer que estoy buscando, te lo diré. No quiero que ninguno de los dos perdamoseltiempo. Asentí. —Teloagradezco. —Bien —respondió con tono alegre, y luego empezó a vociferar—: «Y ella entra en la habitación con esa sonrisa, sonrisa, sonrisa y con esas piernas que a mí me ¡eclipsan, eclipsan, eclipsan!¡Todaslasmiradasdelahabitaciónbuscanunpocodediversión!». Al fin reconocí aquella balada. Era una canción de Choosing Yesterday que solía cantar en la duchamásvecesdelasqueestabadispuestaaadmitir. —«No puedo dejar de mirarla, mirarla, mirarla, hasta que suena esa canción y ella empieza a ¡bailarla,bailarla,bailarla!Nopuedoevitarlo,¡esachicaesúnica!». MeuníaBadenconelpianoy,conunarisitanerviosa,tratédetatarearelestribillo.Depronto, ambos nos pusimos a cantar a pleno pulmón, destrozando por completo la melodía, pero nos lo estábamospasandotanbienquenisiquieranosmolestamosenafinar. —«Oh,notienemásdediecisieteaños,peroesmadura,túyyosabemosaquémerefiero.Esla chicamásguapaquejamásheconocido,sí,ellaesmía,ellaesmi,¡ellaesmireina!». SeguíelritmodelacanciónjuntoconBaden,aunque,adecirverdad,durantetodamividasolo habíatocadopiezasclásicas. —¿Quéhacesenlauniversidad?Deberíasestardegira—comenté. —Ese es mi plan alternativo si lo de ser príncipe no cuaja —respondió. Era un chico tan cándido,tandeverdad—.Graciasporhaberhechonovillospormí. —Ningúnproblema,perodeberíavolveraltrabajo. —¡Hasidolacitamáscortadelahistoria!—protestó. Meencogídehombros. —Habríasdisfrutadodemástiemposihubierasesperadohastaestanoche. Resopló. —Deacuerdo.Lecciónaprendida. Tapéeltecladoyélguardólaguitarraenlafunda. —¿Porquénolesenseñaslacanciónalosdemás?—propuso—.Apuestoaquenosoncapaces deaprenderla. —¿Qué?¿Miguitarra?No,no,no.¡Esminiña!—sequejóy,consumaternura,acariciólafunda desgastada y raída—. Si alguien la rompiera, me daría un infarto. Me la regaló papá, y tuvo que esforzarsemuchoparacomprarla.Lacuidocomosifuerauntesoro. —Amímepasalomismoconlastiaras. —¡Pffff!—exclamóél,riéndoseabiertamentedemí. —¿Qué? Setapólosojosysacudiólacabeza. —¡Tiaras!—Suspiró—.Todaunaprincesa,¿eh? —¿Creíasqueestetrabajonotienesurecompensa? —Megusta,¿sabes?Queprotejastustiarascomoyomiguitarra.Megustaqueseantutalónde Aquiles. Empujélapuertaysalimosalpasillo. —Bien.Porquesonpreciosas. Élsonrió. —Graciasporpasaresteratoconmigo. —Graciasati.Hasidounplacer. Depronto,sehizounsilencioincómodo. —¿Nosestrechamoslamano,nosabrazamosoqué? —Puedesbesarmelamano—contesté,yalarguéelbrazo. Badenmetomólamanoenseguida. —Hastalapróxima. Mebesólamano,seinclinóysedirigióhaciasudormitorio.MemarchépensandoenlatíaMay. Encuantolecontaraloocurrido,estaríaencantadaderecordarmequeyameloadvirtió. Sabía que sería el foco de atención del Report. En general, dar discursos o informaciones de últimahoranomefastidiaba.Perosabíaqueesanocheibaaserdistinta.Porunlado,seríalaprimera vezquemeenfrentabaalpúblicodesdeelaltercadodeldesfiley,porotro,intuíaquequerríansaber algomásdeKile. Optéporunvestidorojo.Esecolormedabaconfianza,seguridad.Tambiénmerecogíelpeloen unmoñoaltoparaparecermásmadura. AvistéalatíaMaypululandoporelfondo.Alverme,meguiñóunojo.Mamáestabaayudandoa papá a anudarse la corbata. Oí a uno de mis hermanos pequeños aullar y, al girarme, vi que Alex sujetaba algo afilado en la mano. Se estaba palpando el trasero, como si le doliera. Escudriñé el estudioyencontréaOstenescondidoenunrincón,desternillándosederisa. Contantagente,elplatóparecíaestardemasiadoabarrotado,loquesolohizoqueaumentarami desasosiego.Oíminombrey,aunquenofuemásqueunsusurro,mesobresalté. —Losiento,alteza—sedisculpóErik. —Tranquilo,esqueestoyunpoconerviosa.¿Enquépuedoayudarte? —Nopretendíamolestarla,peronoséaquiénpreguntárselo.¿Dóndedebosentarmeparapoder traduciraHenrisudiscurso? Sacudílacabeza. —Quédesconsideradopormiparte.Nolohabíapensado.Ven,sígueme. EscoltéaErikhastaeldirectordeescenarioycolocamosaHenrienlaúltimafiladelasgradas. AErikleasignaronunasientojustodetrásdeél;eraunasientolosuficientebajoparaquenadiele vieramientrastraducíaaHenrilosdistintosdiscursos. No me moví de su lado hasta que todos los presentes ocuparon sus correspondientes asientos. HenrilevantóelpulgaryErikseacercóamíparadarmelasgracias. —La próxima vez que me surja una duda, acudiré al director de escenario. No volveré a importunarla.Perdóneme. —Nopasanada,deveras.Quieroquelosdosestéiscómodos. Erikinclinólacabezay,conademántímido,sonrió: —Nosepreocupepormicomodidad,alteza.Nosoyunpretendiente. —¡Eadlyn!Eadlyn,¿dóndeestás?—mellamómamá. Megirédeinmediato. —Mamá,aquí. Ellasellevóunamanoalcorazón,comosiestuvieraapuntodedarleunataque. —Noteencontraba.Porunmomentopenséquetehabíasechadoatrás—farfulló. —Cálmate, mamá —respondí, y le sujeté de la mano—. No soy perfecta, pero tampoco una cobarde. Las mujeres iban a ser las protagonistas del Report de esa noche. Mamá anunció que algunas provincias se encargaban de la gestión de los sistemas de ayuda y animó a las demás a seguir el ejemplodelastresprovinciasnorteñasqueestabansocorriendoalosindigentes,proporcionándoles un plato caliente de comida y cuatro nociones básicas sobre finanzas y entrevistas laborales. La señoritaBryceexplicóunapropuestadeperforaciónqueafectaríaaunabuenapartedeIlléacentral. Beneficiaría a todo el país, pero antes las seis provincias tendrían que aprobar la propuesta por votación.Ydespués,comoeradeesperar,todaslasmiradasseposaronenloschicos. Gavril subió al escenario. Era todo un galán y esa noche estaba particularmente elegante. Caminabacomosituvieraundiminutomuelleeneltacóndeloszapatos.EstaeralaquintaSelección queIlléahabíavivido,yélhabíapresenciadotresdeellas.Todossabíamosque,cuandoelproceso acabara,buscaríaaalguienquelereemplazara.Nopodíaestarmásorgullosodelaúltimatareaque lafamiliareallehabíaencargado. —Por supuesto, damas y caballeros, dedicaremos varias horas de emisión a los encantadores jóvenesqueconformanlaSelección.Demomento,¿porquénosaludamosaalgunosdeellos? Gavril cruzó el escenario en busca de alguien en particular. Me pregunté si le habría costado tantocomoamímemorizartodoslosnombres. —Señor Harrison —empezó, y se detuvo frente a un joven de expresión dulce y cabellera grasienta. —Buenasnoches—saludóHarrison.Sonrióyadvertíunosdivertidoshoyuelos. —¿Quétaltuexperienciaenpalacio? —Fantástica.SiemprequisevisitarAngeles,asíqueestaraquíescomounsueñohechorealidad. —¿Algúnproblemahastaelmomento?—lepinchóGavril. Harrisonseencogiódehombros. —Mepreocupabaquenosenzarzáramosenpeleasdesdeelalbahastaelanochecer,disputando la mano de la princesa —dijo, y me señaló. Esbocé una sonrisa de inmediato, porque sabía que la cámaraestaríasacandounprimerplanodemicara—.Perolaverdadesquetodoslospretendientes sehanportadogenial. Gavrilpasóelmicrófonoalchicoqueestabaasulado. —¿Yquémedicesdeti?¿Merecuerdastunombre? —Fox. Fox Wesley —respondió. Tenía la tez bronceada, pero, a diferencia de mí, no había nacidoasí.Supusequedebíadepasarmuchotiempoalairelibre—.Parasersincero,yesperonoser elúnicoaquíaquienleestépasandoesto,elgrandesafíoessentarsealamesa.Tenemosmásdedoce tenedorescadauno. Algunosdelospresentessoltaronunarisita.Gavrilasintió: —Lomásinquietantedetodoesdóndepuedenalmacenartantoscubiertos. —Esunalocura—balbuceóeltipoquehabíadetrásdeFox. —Oh,señorIvan,¿verdad?—preguntóGavril,yleacercóelmicro. —Sí,señor.Mealegrodeconocerle. —Lomismodigo.¿Quétaltelasarreglasdurantelascomidas? Ivanalzólasmanos,comosielasuntofueradesumaimportancia. —Ahoramededicoautilizaruntenedorparacadabocado.Losvoydejandoenelcentrodela mesa,formandounapila.Demomento,funciona. Toda la sala se echó a reír ante aquella respuesta tan ridícula. Gavril se alejó del grupo y se dirigióalascámaras. —Esmásqueevidentequetenemosaungrupodecandidatoslamardedivertidos.Asíque,¿por qué no charlamos con la jovencita que ha logrado deshacerse de todas sus rivales? Damas y caballeros,sualtezareal,laprincesaEadlynSchreave. —Aporellos—susurróAhrenencuantomelevantédemiasiento.Caminéhastaelcentrodel escenarioyrecibíalqueridoGavrilconunabrazo. —Siempreesunplacerverla,alteza—dijo,ymeacomodéenelsillónquehabíajustodelantede él,enelcentrodelescenario. —Igualmente,Gavril. —Bueno, aquí estamos. Ya hace una semana que se dio el pistoletazo de salida a la primera Selecciónmasculina.¿Cuálessuvaloración? Ledediquéunasonrisadignadeunpremiocinematográfico. —Creo que está yendo bien. Tengo mucho trabajo que hacer, así que podría decirse que está siendouniniciotranquilo. Gavrilmiróhaciaatrásporencimadelhombro. —Ajuzgarporelnúmerodepretendientes,yonocalificaríaesteiniciocomotranquilo. Pestañeéysoltéunarisatonta. —Sí, tienes razón. Eliminé a casi un tercio de todos los caballeros que fueron invitados a palacio.Soyunamujerqueconfíaensuinstintoy,entrelapresentacióninicialylainformaciónque mefacilitaronsobreellos,toméunadecisión. Gavrilinclinólacabeza. —Alparecer,esusteddelasquesedejaguiarporlacabeza,noporelcorazón. Noqueríaruborizarmedelantedelascámaras,asíquetratédeserenarme,peronomeatrevía comprobarsimehabíapuestocomountomate. —¿Estássugiriendoquemeenamoredelostreintaycincocandidatosalavez? Élarqueólascejas. —Dichoasí… —Exacto.Solotengouncorazón,yquieroreservarlo. Oí gritos ahogados en la sala; me había salido con la mía. ¿Cuántas frases cursis tendría que memorizardurantelossiguientesmesesparaentreteneralpúblico?Yfueentoncescuandocaíenla cuentadeque,enrealidad,nohabíaplaneadoesaspalabras.Eraloquesentía.Semehabíanescapado sinquerer. —Porlovisto,avecestambiénsedejaguiarporelcorazón—dijomaliciosamente—.Ytengo unafotoquelodemuestra. Proyectaron una gigantesca fotografía donde se nos veía a Kile y a mí. El estudio estalló en gritosyaplausos. —¿Podríamosinvitarleabajar?¿DóndeestáelseñorKile? Élselevantódeunbrincodelasientoysesentóamilado. —Estaesunasituaciónmuycuriosaparamí—empezóGavril—.Lesconozcodesdepequeños. Kileserio. —Elotrodíaestabapensandolomismo.Mimadremecontóqueunavezentrégateandoenel estudio.MecogisteenbrazosydespedisteelReport. Gavrilabriólosojosdeparenpar. —¡Escierto!¡Semehabíaolvidadoporcompleto! MiréaKile.Aquellaanécdotamepareciódivertida.Debiódeocurrirantesdequeyonaciera. —Ybien,porloquereflejanestasfotografías,todoapuntaaquevuestraamistaddeinfanciase haconvertidoenalgomás,¿ono? Kilememirófijamente,peroyoneguéconlacabeza.Nopensabaserlaprimeraencomentar esainstantánea. Alfinal,éldiosubrazoatorcer. —Te seré sincero. Nunca creímos que pudiéramos ser algo más hasta que nos obligaron a hacerlo. Nuestrasfamiliassecarcajearondeformaescandalosa. —Aunque reconozco que, si se hubiera cortado el pelo hace años, quizá sí me lo hubiera planteado—bromeé. Gavrilnodabacréditoaloqueestabasucediendo. —Bueno,todoelmundosemuereporsaberlo:¿cómollegóesebeso? Sabíaque,tardeotemprano,esapreguntallegaría,peroestabamuertadevergüenza.Exponermi vidaprivadadeesemodoerapeordeloquehabíaimaginado. Porsuerte,Kileseencargódeencauzareltema. —Fuetodaunasorpresa,ycreoquehabloporlosdos.Fueunmomentoespecial,peronohay queconfiarse.Hecompartidounasemanaconestoschicosysédebuenatintaquemuchospodrían serunpríncipeestupendo. —¿En serio? ¿Está de acuerdo con eso, princesa? ¿Ha tenido algún otro encuentro romántico estasemana? LaspalabrasdeGavrilseperdieronporelcamino.Dehecho,nolasoíhastahaberprocesado todo lo que Kile acababa de decir. ¿Hablaba en serio? ¿No sentía nada en absoluto? ¿O tan solo pretendíamantenersuprivacidad? Aterricédenuevoenlacrudarealidadyasentíconfingidoentusiasmo. —Sí,varios. Gavrilmefulminóconlamirada. —¿Y? —Yhansidomaravillosos. No estaba de humor para chismorreos y, además, las declaraciones de Kile me habían hecho dudardesidebíacompartircadapasoquedabaconelrestodelmundo. —Hmm —murmuró Gavril, y se volvió hacia el grupo de seleccionados—. Quizá podremos sonsacar algo más de información a estos caballeros. Kile, regresa a tu asiento, por favor. Y bien, ¿quiéneshansidolosafortunados? Badenfueelprimeroenlevantarlamano,seguidoporHale. —Bajadalescenario,caballeros. Gavril empezó a aplaudir y toda la sala vitoreó a los candidatos. Hale y Baden, un tanto ruborizados, se levantaron y se acercaron al centro. Me consideraba una chica bastante inteligente, peronolobastantecomopararogarlesquemantuvieranelpicocerradosinquelospresentesnilas cámarasmepillaran. Y solo entonces me di cuenta de algo. Kile me había leído el pensamiento. Quizá porque nos conocíamosdesdequeéramosunoscríos. —¿Puedesrecordarmetunombre,porfavor?—preguntóGavril. —HaleGarner—respondió,yseapretóelnudodelacorbata,aunquelociertoeraquelatenía perfecta. —Ah,sí.Ybien,¿quénospuedesdesvelardetucitaconlaprincesa? HalemeregalóunasonrisauntantocohibidayluegosedirigióaGavril. —Bueno, puedo decir que nuestra princesa es tan lista, atenta y refinada como esperaba. Bueno…yquetenemosvariascosasencomún.Ambostenemosvarioshermanospequeñosy,para sersincero,megustópoderhablardemitrabajocomosastreconunajoventancoquetaycontanto estilo.Valeunimperio. Agachélacabezaeintentétomarmeelcumplidoenbroma,perosinbajarlaguardia. —Pero, más allá de eso, espero que me perdone, prefiero guardarme los detalles para mí — añadióHale. Gavrilhizounamueca. —¿Novasacontarnosnada? —Estarádeacuerdoconmigoenqueelamoresunasuntoprivado.Meincomodahablardeesto sobreunescenario. —Puede que el caballero que tengo a mi derecha nos dé más información —dijo Gavril con picardíaymirandoalascámaras—.¿Cómotellamabas? —BadenTrains. —¿Yquéhicisteconlaprincesa? —Tocamosmúsica.LaprincesaEadlynhaheredadoeltalentodesumadre. Amamálesalióun«oh»delcorazón. —¿Y? —Yademásesunabailarinaexcelente,inclusosentada.Y,porsialguiennolosabía,laprincesa estáaldíadelamúsicaactual—añadió. Badensoltóunacarcajada,comootrosmuchos. —¿Y?—presionóGavril. —Ylabeséenlamano…yesperopoderdarlemásbesosenunfuturo. Tierra, trágame. Por algún motivo, que Baden hubiera pedido un beso me provocó más bochornoquecomentarelmomentodeintimidadconKile. Todoelplatóestallóengritosdeánimoporsegundavez.Y,porsiesofuerapoco,Gavrilno dejó de añadir más leña al fuego. Por desgracia para él, mis pretendientes no dieron ningún otro detalle jugoso. Kile era el único que podía haber desvelado algo remotamente interesante, pero ya habíamoscambiadodetema. —Parecesdecepcionado,Gavril—remarqué. Élhizopucheros. —Alteza, estoy tan emocionado por usted que quiero saber todo lo que está ocurriendo. Y, si pudiéramospreguntárseloanuestrosespectadores,creoquetodosestaríandeacuerdoconmigo. —Bueno,nohaydequépreocuparse.Mañanaorganizaréunpequeñoguatequeenhonordelos seleccionados.Todoslosmiembrosdepalacioestáninvitados.Lascámarasinmortalizaránelevento paraqueasítodaIlléapuedasertestigodelprocesodeSelección. Elplatósepusoaaplaudirdenuevo.Josieestabaprácticamenteflotandodefelicidad. Gavril despachó a Hale y a Baden, que volvieron a sus asientos, junto con el resto, y después prosiguióconlaentrevista. —¿Yquémáspuedecontarnossobreeseguateque,alteza? —Se celebrará en los jardines. Disfrutaremos del sol y aprovecharemos para conocernos un pocomás. —Suenamaravilloso.Muyrelajante. —Sí,salvoporunpequeñodetalle—comenté. —¿Ycuáles? —Traslafiestahabráunaeliminación. Los murmullos y cuchicheos fueron inmediatos. Era consciente de que aquella bomba habría despertadolacuriosidaddeloschicos. Continuéparaasíacallartodosloscomentarios. —Podríaseruno,podríansertres…Nolosé.Asíque,caballeros—anuncié,ymevolvíhacia losseleccionados—,venganpreparados. —Quénervios,porfavor.Memueroporsabercómoacabaesto,yestoyconvencidodequeserá unactofantástico.Unaúltimapreguntaantesdedarporacabadoelprograma. Erguílaespalda. —Dispara. —¿Québuscaenunmarido? ¿Québuscaba?Miindependencia.Paz,libertad…ylafelicidadquecreíatenerhastaqueAhren lacuestionó. Meencogídehombros. —Nocreoquenadiesepaloquebuscahastaqueloencuentra. Capítulo17 C ¿ ómoeraposiblequeJosiesehubieraatrevidoaponersusmanazasenunademistiaras?Estaba deellahastalacoronilla.Pretendíapasearsedelantedelascámarasconsumejorvestidoymitiara, comosiformarapartedelarealeza,porenésimavezensuvida. Sonreíaalosinvitadosalpasarporsulado,peronomeparéahablarconnadieenparticular, hasta toparme con Kile. Estaba con Henri, otra vez, tomando té helado mientras se disputaba un partidodebádminton.Henrimesaludóconunareverencianadamásverme. —Buenosdíashoy,alteza—dijoconeseacentotanalegre. —Buenosdías,Henri.Kile. —Hola,Eadlyn. Quizáfueranimaginacionesmías,peronotéaKiledistintoy,quizáporprimeravezenmivida, deseéoírlehablar.Sacudílacabeza;nopodíadespistarme. —Kile,¿teimportaríahablarcontuhermana,porfavor? Sualegríainicialsetransformóenfrustración. —¿Porqué?¿Quéhahechoestavez? —Havueltoacogerotrademistiaras. —Perositienes…¿cuántas?¿Miltiaras? Resoplé. —Esenoeseltema.Esmíaynodeberíacogérmela.Cuandosepavoneaasí,daaentenderque forma parte de la familia real, y no es así. Es inapropiado. ¿Podrías hablar con ella sobre su comportamiento? —¿Cuándomeheconvertidoenlapersonaaquienlepidestodoslosfavores? MiréaHenriyaErik,que,porsupuesto,nosabíannadasobreelacuerdoqueseescondíatras nuestrobeso.Aprimeravista,noseestabanenterando. —¿Porfavor?—insistíamediavoz. Élsuavizólamiraday,porunsegundo,reconocíalchicoquehabíaconocidoensuhabitación, alchicodulceeinteresante. —Deacuerdo.Josiesoloquierellamarlaatención.Nocreoquelohayahechoparamolestarte. —Gracias. —Ahoravuelvo. Semarchóconpasodecidido.ErikleexplicóaHenriloqueestabasucediendo. Henriseaclarólagargantaantesdehablar. —¿Quétalestáhoy,alteza? No sabía si responder dirigiéndome a Erik o no…, y al final opté por contestar a Henri directamente. —Muybien,¿ytú? —Bien, bien —contestó con jovialidad—. Yo disfrutar…, ejem… —Se volvió y transmitió el restodelarespuestaasuintérprete. —Creequelafiestaesfabulosa,yestádisfrutandodelacompañía. NosabíasisereferíaaKileoamí,pero,detodasformas,meparecióuncomentarioacertado. —¿CuándotemudastedeSwendway? Henri asintió con la cabeza, como si confirmara que Swendway era su tierra natal, pero sin contestar la pregunta. Al percatarse de que no había comprendido mis palabras, Erik le tradujo al oídolapregunta.Henriseexplayóconsurespuesta. —HenriemigróaIlléaelañopasado,trascumplirlosdiecisieteaños.Provienedeunafamilia decocineros,queesaloquesededica.Cocinaplatostípicosdesupaísy,engeneral,serelacionacon otrosdeSwendwayyporesosolohablafinlandés.Tieneunahermanapequeñaqueestáaprendiendo inglés,perolepareceunidiomamuycomplicado. —Vaya.Cuántainformación—ledijeaErik. Estehizoungestoconlamano. —Losé. El trabajo de Erik debía de ser muy duro, pero apreciaba que fuera tan modesto. Y luego me dirigíaHenri: —Me apetece que pasemos un rato juntos. Pero en algún lugar que nos permita charlar más fácilmente. ErikselotradujoaHenri,queasintióconentusiasmo. —¡Sí,sí! Mereíporlobajo. —Hastaentonces. En el jardín estaban todos los seleccionados. El general Leger y la señorita Lucy, que no se separaronniunmomento,conversabanconungrupodepretendientesjuntoalafuente.Papáestaba haciendosurondadereconocimiento;devezencuando,dabaunapalmaditaenlaespaldadealguien y le saludaba con un mísero «hola». Mamá, en cambio, estaba sentada bajo una sombrilla. Varios candidatosestabanpululandoasualrededor,locualmeparecíainquietanteyencantadoralavez. Era una fiesta deliciosa. Muchos se entretenían con los juegos, las mesas estaban a rebosar de comiday,bajountoldo,uncuartetodecuerdaanimabaelguateque.Lascámarasrondabanportodo eljardínparanoperderdetalle.Crucélosdedos.Ojaláaquellobastaraparacalmarlosánimos.No sabíasipapáyahabíatrazadounplanparatranquilizaralpaísdeformapermanente. Mientrastanto,teníaqueencontrarelmododeeliminaralmenosauncandidatodespuésdehoy, yunarazónlobastantebuenaparaquetodosselocreyeranapiesjuntillas. Conelsigilodeunfelino,Kileseacercóamí. —Aquítienes—dijo,ymediolatiara. —Peroquévenmisojos.Noesperabaqueselaquitaras. —Mehacostadoconvencerla,dehechohetenidoqueamenazarla:simontabaunnumeritoenla fiesta,mamánoladejaríaasistiraningunamás.Esohabastadoparaquecediera.Asíquetoma. —Nopuedocogerla—dije,conlasmanosentrelazadas. —Perosimelahaspedido—protestó. —No quiero que la lleve puesta, pero tampoco puedo pasearla por toda la fiesta. Tengo cosas quehacer. Seestabaenfadando.Sinembargo,megustóque,porunavez,fueraélquienseexasperara,yno yo. —Ah,muybien.¿Entoncesqué?¿Melatengoquequedaryotodoeldía? —Notodoeldía.Solohastaqueentremosenpalacio. Kilesacudiólacabeza. —Eresincreíble. —Calla.Disfrutadelafiesta,anda.Peroantes,esperaunmomento,tenemosquehaceralgocon estacorbata. —¿Quétienedemalomicorbata? —Todo—dije—.Estacorbataeshorrenda.Apuestoaqueconseguiríamoslapazmundialsila quemáramos. Deshiceelnudoyselaquité. —Muchomejor—comenté,yleentreguéaquelmontóndetela.Despuéslearrebatélatiarayse lacoloquéenlacabeza—.Tefavorecemuchísimo. Élsonrióconciertachuleríaymemiródivertido. —Ya que me tengo que quedar con tu tiara por ahora, ¿qué te parece si te la devuelvo esta noche?Podríapasarmeportuhabitación,siquieres—susurró.Kilesemordióellabioyrecordélo carnososysuavesqueeran. Sabíaleerentrelíneas. —Perfecto—contesté,yrecépornoruborizarme. —¿Sobrelasnueve? —Alasnueve. Kileasintióysemarchó. Entonces, durante el Report, ¡tan solo había sido discreto! Fruncí el ceño, pensativa. Quizá pretendía matar el tiempo besándome. O puede que desde que fuera un crío estuviera enamorado hasta los huesos de mí, pero hasta ahora no hubiera reunido el coraje suficiente para dejar de tomarmeelpeloydecírmelo.Aunquealomejor… Eanmepillódesprevenida. —¡Oh!—exclamécuandomecogiódelbrazo. —Parecestriste.Noséquétehadichoesejovencitoparaofenderte,peronoledesmásvueltas. —SeñorEan—saludé.Measombrabaquemipresencianoleintimidaraenlomásmínimo—. ¿Enquépuedoayudarte? —Puesenacompañarmeadarunavuelta,desdeluego.Todavíanohetenidolaoportunidadde charlarcontigoasolas. Bajo la luz del sol, la cabellera de color caramelo de Ean cobraba un tono dorado hermoso. AunquenoteníaelestilopersonaldeHale,eltrajelefavorecíamásquealresto.Habíahombresalos que,sencillamente,nolessentababienuntraje. —Bueno,ahoraestamosasolas.¿Dequétegustaríacharlar? Sonrióconsuperioridad. —Parasersincero,sientocuriosidad.Siempreteheconsideradounachicamuyindependientey me sorprendió que quisieras encontrar un marido tan joven. Basándome en las veces que te había vistoenelReport,yentodoslosespecialessobretufamilia,creíquetetomaríastutiempo. Lo sabía. Me hablaba con una calma fuera de lo común. Estaba convencida de que se había enteradodequeaquelloerapuroteatro. —Esverdad.Miplaninicialeraesperar.Peromispadresestántanenamoradosquepenséque merecíalapenaintentarlo. Eanmeobservócondetenimiento. —¿Deverascreesquealgunodeloscandidatostenemosloquehacefaltaparasertupareja? Abrílosojoscomoplatos. —¿Tanpocotevaloras? Éldejódecaminarysecolocódelantedemí. —No,peropodríadecirsequetetengoenunpedestal.Ynoteimaginoresignándoteaunavida enparejaantesdehabervividolatuyapropia. Mecostabacreerquealguienpudieratenertantaintuición,queundesconocidofueracapazde leermispensamientos,sobretodoteniendoencuentaladistanciaquesiemprehabíamantenido.¿Con quéinteréshabíaestadoEanobservándometodosestosaños? —Lagentecambia—contesté. Élasintió. —Supongo que sí. Pero si en algún momento te sientes… perdida en esta especie de competición,estarémásqueencantadodeayudarte. —¿Ycómopiensasayudarmeexactamente? Eanmeacompañóhacialamultitud. —Creoquedejaremosestaconversaciónparaotromomento.Perorecuerdaqueestoyaquípor ti,alteza. Meatravesóconlamirada;tuvelaimpresióndequeestabaesperandoaquetodosmissecretos másprohibidossalierandisparadosdemispropiosojos.Cuandoalfinapartólavista,respiréhondo variasvecespararecuperarlacompostura. —Haceundíaprecioso. Levanté la vista y vi a uno de mis pretendientes. Me quedé con la mente en blanco. ¿Cómo se llamaba? —Sí,laverdadesquesí.¿Teloestáspasandobien? Oh,porfavor.Noteníaniunasolapista. —Mucho —respondió. Su expresión era amable, y su voz, cariñosa—. Acabo de ganar una partidadecróquet.¿Ustedjuega,alteza? —Unpoco.—¿Cómoibaasalirdeesa?—.¿Ytú?¿Eresungranaficionado? —Quéva.Enrealidad,no.Enelnorte,enWhites,practicamosdeportesdeinvierno. ¡Whites!…Peronada,seguíasinacordarme. —Parasersincera,soyunachicamásbiendeinterior. —En ese caso, ¡le encantará Whites! —exclamó con una gran sonrisa—. Solo salgo de casa cuandoesestrictamentenecesario. —Perdón. ElchicodeWhitesyyonosvolvimoshaciaelreciénllegado.Porsuerte,estesímesonaba. —Losiento,alteza,peroesperabapoderrobarleunosminutos. —Desde luego, Holden —respondí, y le rodeé el brazo—. Me ha gustado hablar contigo —le dijealpretendientedeWhites,quesequedóunpocomustio. —Noeramiintenciónserdescortés—murmuróHoldenunavezquenoshubimosalejado. —Notepreocupes. Caminamos despacio. Él parecía cómodo, como si hubiera paseado cogido de una princesa docenasdeveces. —Noquieroentretenerla.Tansoloqueríafelicitarla.Mequedéboquiabiertocuandoeliminóa todosesoschicoslasemanapasada. Mequedédepiedra. —¿Deveras? —¡Absolutamente!Admiroalasmujeresquesabenmuybienloquequieren,ymegustaquesea tandecidida.MimadretrabajacomojefadelaboratorioenBankston.Sémuybienlodifícilquele resulta gestionar una empresa así de pequeña, así que no quiero ni imaginarme la presión a la que debedeestarsometida.Peroloestáhaciendobien,yesomegusta.Soloqueríaquelosupiera. Diunpasoatrás,atónita. —Gracias,Holden. Élinclinólacabezaysediomediavuelta.Mequedéabsortaenmispensamientos. Aquella situación solo confirmó mis sospechas: si aparentaba ser una chica tierna y amable, nadie me tomaría en serio. ¿Acaso si hubiera dado palmaditas en el hombro o repartido abrazos a diestroysiniestroHoldenmehabríaadmiradotanto?Todoaquelloera… —¡Ah! Tropecéconalguien,perologrésalvarmedeunridículoespantosograciasaunpardebrazos fuertes,ademásdeoportunos. —Alteza—dijoHale,sujetándomeporlacintura—.Losiento,notehevisto. Escuchéeldisparadordeunacámarafotográficaydibujéunasonrisa. —Ríete—farfulléentredientes. —¿Eh? —Ayúdameyríete—repetí. Soltéunparderisasbobaliconasy,trasunsegundo,Haletambiénseechóareír. —¿Aquéhavenidoeso?—preguntósinborraraquellaestúpidasonrisadesucara. Mealisélafaldadelvestidoyseloexpliqué. —Losequiposdetelevisiónestánenfocándonos. Echóunvistazoanuestroalrededor. —Para—ordené. —Caramba,¿siempreestástanatentaatodoloqueocurre? Estavezmicarcajadafueauténtica. —Básicamente,sí. Susonrisasedesvaneció. —¿Poresolaotranochetemarchastedeformatanrepentina? Mepuseseriadenuevo. —Perdona.Nomeencontrabadeltodobien. —Primerohuyes,yluegomientes—dijo,ysacudiólacabeza,decepcionado. —No. —Eadlyn—murmuró—.Nofuenadafácilparamí.Teserésincero.Nomegustahablardela muerte de mi padre ni explicar que a mi madre le ha costado Dios y ayuda mantener un trabajo estable,nitampocoquejarmedelapérdidadeestatussocialdemifamilia.Fuedifícilcompartirtodo esocontigo.Y,justocuandoempezamosahablardeti,medejastetirado. Yunavezmásnotélaextrañasensacióndeestardesnudafrenteaél. —Tepidodisculpas,Hale,detodocorazón. Élmeestudióelrostro. —Nosésidetodocorazón—comentó,nervioso—,peromegustasdetodosmodos. Aloíreso,lemiréalosojos.Laposibilidaddequepudieraserciertomeencantaba. —Cuando estés preparada para hablar, para hablar de verdad, recuerda que aquí me tienes. A menos, desde luego, que te vuelvas a poner el disfraz de ninja y me elimines, como hiciste con aquelloschicos. Mereíconnerviosismo. —Dudoquealgoasívuelvaasuceder. —Esperoqueno. Halesequedómirándomefijamente.Sentíquepodíaatravesarmelapielyobservarmiinterior, yesonomegustabaenabsoluto. —Mealegrodequenosehayamanchadoelvestido.Habríasidounalástima. Sediomediavueltaparairse,peroleagarrédelbrazo. —Eh.Gracias.PorhabersidotanprudenteenelReport. Élsonrió. —Algocadadía,¿lorecuerdas? Capítulo18 — Deacuerdo,alteza,cuandoquiera. Lamaquilladoramediolosúltimosretoquesycorregímiposturamientrasrepasabatodoslos nombresmentalmente.Asentíconlacabezaylalucecitadeunacámaraseiluminóderojo.Esaerala señalinequívocadequelacámaraestabagrabando. —El guateque ha sido todo un éxito; le habrán dicho que la comida estaba exquisita y estoy convencido de que se fijó en los impresionantes trajes que lucieron los candidatos. Pero, dígame algo,¿quiéncreequedeberíaquedareliminado? »Sí,elseñorKileperdióunápicedehombríaalponersemitiaraynocabedudadequeelseñor Halecasimetiraalsuelo—concluíconunasonrisa—.Pero,despuésdemuchadeliberación,losdos seleccionados que nos dejarán hoy mismo son Kesley Timber, de Whites, y Holden Messenger, de Bankston. »¿Quétalloestánhaciendovuestrosfavoritos?¿Estáisdeseandoconocermásafondoalresto de los concursantes? ¿Os morís por saber todavía más de la Selección? Pues sintonizad el Report cada viernes por la noche para estar a la última de todas las noticias relacionadas con estos caballeros. Y estad pendientes de nuestros programas especiales dedicados a la Selección, en exclusivaúnicamenteenelcanalpúblico. Sostuvelasonrisaunossegundosmás. —¡Corten! —ordenó el director—. Excelente. En mi opinión, la toma ha sido perfecta, pero grabemosotra,soloporsiacaso. —Claro.¿Cuándoseemitirá? —Esta noche editarán el reportaje, incluida la fiesta de esta tarde; calculo que mañana ya tendremoselvídeo,asíqueellunespodríaemitirse. Asentí. —Genial.¿Unavezmás? —Sí,alteza,sinoesdemasiadopedir. Respiréhondoyrecitédenuevomidiscurso,adoptandolamismaposedeantes. A las nueve y diez, oí que alguien llamaba a mi puerta. Salté de la cama y corrí a abrir. Ahí estabaKile,apoyadoenelmarcodelapuertayconmitiaraenlamano. —Mehadichounpajaritoquehasperdidoesto—dijoenbroma. —Andaentra,tonto. Alentrarenmidormitorio,miróasualrededor,comosicreyeraqueseredecorabalaestanciaa diario. —¿Ybien?¿Mehasechado? Sonreí. —No, hoy ha sido el turno de Kesley y Holden. Pero no te vayas de la lengua, por favor. No puedocomunicárselohastaqueemitanlafiestadeljardíndeestatarde. —Ningúnproblema.Detodasformas,ningunodelosdosmedirigelapalabra. —¿Ah,no?—pregunté. Élmeentrególatiara. —Mehanllegadorumores.CreenqueesinjustoqueparticipeenlaSelección.Y,comoerade esperar,vernosbesándonosentodaslasportadasdelasrevistasnohahechomásqueconsolidaresa opinión. Coloquélatiarasobrelaestantería,juntoamicolección. —Miactuaciónfuebrillante,¿nocrees? Élserioentredientes. —Ah,porcierto,tehetraídootroregalo. —¡Meencantanlosregalos! —Este lo odiarás, confía en lo que te digo —dijo. Después, se metió la mano en el bolsillo y sacóunacorbatahechaunabola—.Imaginéque,sihabíastenidounmaldía,teencantaríaquemarla eneljardín.Desahógatesilonecesitas,peropágaloconalgoque,almenos,nollore.Ynocomohas hechoconLeeland. —Nopretendíahacerlellorar. —No,claroqueno. Esbocéunasonrisaylearrebatéaquelovillodetela. —De hecho, me gusta el regalo. Es un modo de asegurarme que nadie volverá a llevar esto jamás. Lemiréporelrabillodelojoyadvertíunatímidasonrisa.Yeneseinstantetodalapresiónse desvaneció.MeolvidédelaSelección.Éleraunapersonanormalycorriente,igualqueyo.Yloque másmeapetecíaenesemomentonoeracharlar. Dejécaerlacorbataalsueloyapoyéunamanoensupecho. —KileWoodwork,¿quieresbesarme? Éldejóescaparunsilbido. —Niunapizcadetimidez,¿eh? —Cállate.¿Síono? Torcióloslabios,comosiestuvierapensándoselo. —Nomeimportaría. —¿Eres consciente de que este beso no significa que me gustas y, ni por asomo, que quiera casarmecontigo? —GraciasaDios. —Respuestacorrecta. Lerodeéelcuelloconelbrazo,leatrajehaciamíy,deinmediato,notésusbrazosalrededorde micintura. Fue el bálsamo perfecto para poner punto final a ese día tan largo. Los besos de Kile eran directosperosuaves.Eraunaformadedesconectardemisproblemasydenopensarennadamás. Nosdesplomamossobrelacama,sinsoltarnosenningúnmomento. —Detodoloquesemepasóporlacabezacuandopronunciaronminombre,jamásmeimaginé quellegaríaabesarte. —Yyojamásmeimaginéquesetedaríatanbien. —Eh—dijo—.Hepracticadounpoco. Meapoyésobreuncodo. —¿Aquiénbesasteporúltimavez? —Caterina.Cuandolafamiliaitalianavinodevisitaenagosto,justoantesdeirme. —Laverdadesquenomesorprende. Kileencogióloshombros;noparecíaavergonzado. —¿Quépuedodecir?Yasabescómosonlositalianos:cariñosos. —Cariñosos—repetí,ypuselosojosenblanco—.Claro. Élsoltóunarisillapícara. —¿Ytú? —PregúntaseloaAhren.Porlovisto,todoelmundolosabe. —¿LeronTroyes? —¿Ycómodemoniostehasenterado? Nosquedamostumbadosenlacama,mondándonosderisa.Nosfundimosdenuevoenunlargo beso. Yo jugueteaba con un botón de su camisa mientras él se enroscaba mechones de mi cabello entrelosdedos.Sentíqueelmundoanuestroalrededorseesfumaba.Tansoloexistíamosnosotros. —Nuncatehabíavistoasí—comentó—.Nopenséqueseríatanfácilhacertereír. —Ynoloes. Kilemeestrechóentresusbrazos. —¿Cómoestás?Supongoquetodoestodebedeserunalocuraparati. —No—susurré. —¿Noqué? —No arruines el momento. Me gusta que estés aquí, pero no necesito un hombro en el que llorar.Asíque,otecallasymebesas,opuedesirte. Seapartóligeramenteysequedócalladounosinstantes. —Losiento.Soloqueríacharlar. —Ypodemoscharlar.Peronodetinidemí.Y,porsupuesto,tampocode«nosotros». —Peromedalasensacióndequetesientesmuysola.¿Cómodemoniospuedescontodoesto? Resoplé,untantoexasperada,ymepusedepie. —Si necesito consejo, hablo con mis padres. Si necesito desahogarme, acudo a Ahren. Tú me estabasayudandoadesconectar,hastaquehasempezadocontodastuspreguntitas. Lecogídelbrazo,tirédeélyleempujéhacialapuerta. —¿Tedascuentadeldañoqueteestáshaciendo?—preguntó. —¿Acaso eres tú un modelo de comportamiento maduro? No eres capaz de despegarte de las faldasdetumadre. Kile se volvió y me atravesó con la mirada. Estaba furioso, al igual que yo. Sabía que su reprimendanotardaríaenllegar.Asíhabíamoscrecido,discutiendoportodo.Peroestavezsuavizó laexpresióny,antesdequemedieracuenta,meagarróporlaespaldaymellevóhaciaél. Noté sus labios acariciando los míos. Le despreciaba, pero también le adoraba. Solo podía pensarenlosmovimientosdesuboca,desulengua,desuslabios.Ensusbrazosmetransformabaen una chica frágil, vulnerable. La pasión se fue apagando y los besos se volvieron tan tiernos que inclusomehacíancosquillas. CuandoKileporfinseapartó,continuórozándomelamejilladeformadistraída. —Eresunajovencitaconsentida,enocasionesinclusoodiosa…,peroaquímetienes. Y,trasunúltimobeso,abriólapuertaysemarchó. Mequedéahíplantada,mirandofijamentelapuerta,confundida.¿Porquéseempeñabaenque confiara en él cuando era evidente que no me soportaba? ¡A mí tampoco me caía bien él! A veces podíallegarasertanmaleducadocomosuhermanaJosie. Abríelarmarioparaponermeelpijamayadvertísuhorripilantecorbatatiradaenelsuelo.Sila tirabaahora,estaríahaciendoungranfavoralahumanidad. Quizá,lapróximavezquevolvieraatenerundíadesastroso,laquemaría.Pero,porahora,la guardaríaenuncajón. Alamañanasiguiente,melevantéconlacabezahechaunlío.Nolograbaexplicarmelaactitud deKileenmihabitación.¿Cuálhabíasidosupropósito?Hale,trasaquelbombardeodepreguntas, tambiénmehabíahechosentirasí.Erandoschicosque,aprimeravista,noteníannadaencomúny cuya opinión sobre mí era completamente opuesta y, sin embargo, tanto Kile como Hale habían conseguidoquequisieraalejarmedeellos. ¿Acasotodosloshombreseranasí?¿Esquetodossabíancómodesarmaraunamujer? —¿Neena?—llamé. Me pasé el cepillo por el pelo en un intento de desenredar los nudos. Advertí la silueta de mi doncellaentreelvaho,conelpijamaquehabíadejadoenelsuelominutosantes. —¿Sí,alteza?—respondió,ymemiróatravésdelespejo. —Me da la sensación de que hace una eternidad que no hablamos de tu novio. ¿Cómo se llamaba? Esolesacóunasonrisa. —Mark.¿Porquélopregunta? —Amialrededorrevoloteandecenasdechicos.Y,bueno,avecesmepreguntocómoeslavida enpareja. Ellasacudiólacabeza. —Enamorarte de alguien… y ser correspondido es lo mejor que te puede pasar —contestó. Debíareconocerquemecontagiósufelicidad—.Nosvamuybien,laverdad.Porfinhaentradoenla universidad,ysepasaeldíaestudiando.Mesuelellamarunaodosvecesporsemana.Noesmucho, perolosdostenemoslasagendasbastanteapretadas. —Yasabesquenecesitounasupervisiónconstante—dije,yleguiñéunojo. —Amén. —¿Aélleimporta?Merefieroaquevivastanlejos,aqueestéssiempretanocupada. Neenaestirólaropaquellevabasobreelbrazo. —No.Lafacultadleexigemuchísimo,asíque,porahora,inclusoesútil. Ladeélacabezayseguípeinándome. —Interesante.¿Quéestudia? —Markesquímico. Casisemesalenlosojosdelasórbitas. —¿Deveras?Encuantoaltrabajo,sepuededecirquesoiscomolanocheyeldía. Ellaarrugólafrente. —Elsistemadecastasdesaparecióhacetiempo,alteza.Ahoratodoelmundopuedecasarsecon quienleplazca. Mevolvíparamirarladirectamentealacara. —Nomereferíaaeso.Tansolomeintrigaladinámicaquelleváis.Enesteinstante,tútienesmi ropalimpiasobreelbrazo,y,probablemente,élestécurandounaenfermedad.Sondospapelesmuy distintosenelmundo. Neenatragósalivaydejócaertodalaropaalsuelo. —No pienso encargarme de su colada hasta el fin de los días. Yo misma tomé la decisión de veniraquí.Puedoirmecuandoquiera. —¡Neena! —Nomeencuentrobien—espetóconbrusquedad—.Haréquesubaalguienparaquelaayude. Nisiquierahizounareverencia. —Neena,¡hablabaporhablar! Oíunportazoysalídelcuartodebaño.Measombróquesemarcharacontaldescaroysinpedir permiso. No pretendía ofenderla. Solo sentía curiosidad y, a decir verdad, ese pequeño comentario nadateníaqueverconloqueenrealidadmehabríagustadoaveriguar. Unavezqueacabédepeinarme,empecéamaquillarme.Cuandoaparecióladoncellasuplente,la despaché. Que Neena se hubiera despertado con un humor de perros no significaba que pudiera librarse de sus tareas. Podía ocuparme de mi imagen, y ella podía ordenar mis aposentos al día siguiente. Cogí las solicitudes de los pretendientes que se habían salvado de mi guillotina particular. Me gustara o no, sabía lo que se esperaba de mí. Lo único que necesitaba era crear situaciones que pudieranparecerlomásrealesposible. Eanera,sinlugaradudas,cautivador,perosucarismameabrumaba.Nomeveíapreparadapara estarasolasconél.Edwineratotalmenteinofensivo.BusquéelformulariodeApselparaecharleun vistazo. No había nada de extraordinario en él. Estuve tentada a echarle y enviarle a casa por ser tan desabrido, pero tras la reacción que provocó la primera eliminación, no lo creí conveniente. El siguiente formulario era el de Kile; pasé de largo. Winslow era, y odiaba admitirlo, muy poco atractivo. Cuánto más lo miraba, más me acostumbraba a esas facciones monstruosas. No tenía un prototipodechico,peroélmehizodudardesiteníaunantiprototipo,porasídecirlo.EIvan…¿era elcandidatoqueolíaacloro? Al final de todo aquel papeleo apareció la fotografía de Jack Ranger. En la fiesta le pillé observándomevariasveces,peronoentablamosconversación,loquemehacíasuponerquetodavía leintimidaba.¡Bingo!Unacitaconél,adiferenciadeconotros,nomedejaríamalsabordeloca. Escribíunanota,invitándoleaverunapelículaconmigoesamismanoche.Eraunacitafácil.No tendríamos que cruzar palabra, a menos que fuera necesario. Cuando Jack estuviera rodeado de pretendientes, enviaría a un mayordomo a entregarle mi propuesta. Tenía la intención de anunciar miscitasporcarta.Así,laSelecciónseríamásinteresante. Desayuné a toda prisa, lista para empezar a trabajar. Examinar aquel sinfín de solicitudes, facturas,presupuestosypropuestasnoeramitareafavorita,peromeentreteníay,además,prefería tenerlamenteocupadaduranteeldía. Durante los próximos tres meses, iba a dedicar todas las noches y los fines de semana a esos chicos.Asíqueelrestodeltiempodebíacentrarmeenmitrabajo. —Eadlyn, cariño —dijo papá, que se tomó un descanso para tomar un té—. No he tenido la oportunidad de decírtelo, pero la fiesta en el jardín fue todo un éxito. Esta mañana he leído varias crónicasenlosperiódicos.Hanllenadopáginas,laverdad. —Yotambiénlosheojeado.Dehecho,unarevistahapublicadounespecial.Lasfotografíasson excelentes—apunté. Medesperecé;llevabamuchotiemposentada. Papásonrió. —Tienestodalarazón.Creoquedeberíasorganizaruneventoparecidopronto,algoquereúna atodoslospretendientesyquelosespectadoresdeseenver. —¿Algoqueincluyaunaeliminaciónposterior? —Sicreesqueservirádealgo. Meacerquéasuescritorioymeservíunatazadeté. —Tiene su punto. La gente mostrará más interés en la Selección si su favorito sigue en el partido. Sequedópensativounosinstantes. —Interesante.¿Yasetehaocurridoalgo? —No,perohepensadoque,puestoquesesuponequeestamosbuscandoaunpríncipe,noestaría mal poner a prueba sus conocimientos. Todo príncipe debe saber de historia o de política, por ejemplo.Podríamoshacerlodeunmodolúdico.¿Unconcursoquizá? Papáseechóareír. —Temeterásalpúblicoenelbolsillo. Toméunsorbodeté. —¿Ves?Tengobuenasideas.Nonecesitounpríncipe. —Eadlyn, podrías dirigir el mundo tú solita si fuese necesario…, pero no se trata de eso — añadió. —Yaveremos. Capítulo19 Despuésdelacena,meencaminéhacialahabitacióndeJack.Estabaesperándomejuntoalapuerta, locualmeextrañó.Supusequelosnervioslehabíansuperado. —Buenasnoches,Jack—saludé. —Alteza—respondióconunaeducadareverencia. —PuedesllamarmeEadlyn,ytutearme. Élsonrió. —Genial.Eadlyn. Se produjo un silencio un tanto incómodo. Esperé a que me ofreciera el brazo, pero el pobre muchachoestabatanexaltadoquenisiquieralopensó.Meparecíaqueforzabaunpocolasonrisa, perosusojosdestilabanilusión.Alfinal,merendíyseñalélaescalinata. —Esporahí. —Súper —dijo, y se marchó. Caminaba varios pasos por delante de mí, aunque no tenía ni la menorideadeadóndeíbamos. —No,Jack.Ahoraalaizquierda—leindiqué. Serpenteamos por los pasillos de palacio; cada dos por tres me veía obligada a decirle por dóndeteníaqueir,yenningúnmomentomepidiódisculpas.Selimitabaaseguirmisinstrucciones, como si eso fuera de lo más normal. Traté de no tenerle en cuenta ese tropiezo porque ya había elaboradounalistadelossiguienteseliminados,ynoqueríaañadirelnombredeJack. Elpalacioconstabadecuatropisos,perolossótanoseranprofundos.ElReportsegrababaenla primera planta inferior. En la cripta también había un almacén inmenso, además de un teatro. Las habitaciones del personal y de los guardias de seguridad también estaban situadas ahí, distribuidas entrelasdosprimerasplantasinferiores.Sinembargo,esosaposentosnoestabanconectadosconel teatro.Y,enlomásprofundo,sehabíaconstruidounbúnkermonstruoso.Tansolohabíapisadoesa salaunpardevecesenmivida:laprimeravezfueduranteunsimulacroytansoloteníatresaños,y lasegundaocurriópocodespués,cuandounosrebeldestratarondeatacarnos. Me resultaba extraño pensar en ello. Los rebeldes se habían esfumado, pero todavía teníamos quehacerfrenteagruposdeopositoresquedespreciabanlamonarquía.Enciertomodo,deseabaque los insurgentes hubieran seguido en pie de guerra. Al menos así podríamos ponerles nombre y sabríamosaquénosestábamosenfrentando. Sacudílacabezayregreséalpresente.Estabaenmitaddeunacitay,alrecordarlo,meamonesté. Papámehabríaaconsejadoteneruncámaraporahí.Ah,bueno.Lapróximavez. —Enfin,esperoquetegustenlaspelículas. —¡Puessí!—contestóJackcongranentusiasmo. —Bien. A mí también, pero no siempre puedo escaparme al cine. En palacio solemos tener acceso a las últimas novedades, aunque las opciones son limitadas. Seguro que encontramos algo bueno. —Fantástico. Suformadeactuarmeparecíarara.Caminabasobreesafinalíneaqueseparabalagroseríayla buenaeducación.Mepreguntésiseharíaunaideadetodosloserroresqueestabacometiendo. Unmayordomonoshabíapreparadopalomitas.Utilicéelmandoadistanciaparaverellistado depelículas. —¿QuétepareceOjosqueteacechan?—sugerí.Ladescripciónqueacompañabalaimagende lacarátuladabaaentenderqueseríaunamezcladeromanceydrama. —Suenabien.¿Creesquehabráescenasdeacción? —Lo dudo mucho. También tenemos Diamantes negros. —La fotografía era oscura, siniestra, conlasiluetadeuntipodeperfilyconunapistolaenlamano.Nunca,bajoningúnconcepto,habría escogidoesapelícula. —¡Sí!Tienebuenapinta. —Bueno,haymáspelículas—dije,ytratédevolveralmenúprincipal. —Peroyoquieroveresta.Yaverás,nodamiedo.Y,siteasustas,puedesabrazarteamí. Hice una mueca y me pregunté si había subestimado a Apsel. Los asientos del teatro eran amplios y muy cómodos. Si quería acurrucarme junto a alguien, no me quedaría más remedio que levantarmeyestrujarmeensuasiento,locualnoibaasuceder.Además,antesmuertaquereconocer queteníamiedo. Sin embargo, eso no era lo que me preocupaba de la película. Sencillamente creía que verla seríaunaenormepérdidadetiempo. Suspiré; aquella situación me estaba sobrepasando. Al parecer, aquel pobre chico no era conscientedesupatéticayridículaactitud.Dejédedarlevueltasalasuntoylleguéalaconclusiónque debía comunicarle a papá que, en conjunto, todos mis pretendientes necesitaban, y con carácter de urgencia,unasclasesdeprotocoloyetiqueta. Empezólapelícula.Enpocaspalabras:elpadredelprotagonistaesasesinadoporeltipomalo. Elprotagonistasepasalavidapersiguiendoaltipomalo,peroeltipomalosiemprelograescaparse. El protagonista se acuesta con la rubia de escándalo. La rubia de escándalo desaparece. El protagonistamataaltipomaloylarubiadeescándalovuelveaaparecerenescena.Ah,yexplotan variascosas. Jackseloestabapasandobomba,peroyonopodíaestarmásaburrida.Silarubiadeescándalo hubieramatadoaalguien,quizálatramamehubierainteresadounpocomás. Peroalmenosasínoteníamosquehablar. Cuando acabó la película y empezaron a salir los créditos, encendí las luces con el mando a distancia. —Ybien,¿quétehaparecido?—preguntó,conlosojostodavíabrillantesdelaemoción. —Haestadobien.Aunquehevistopelículasmejores,sinduda. Lehabíaencantado. —¡Perolosefectossonincreíbles! —Ya,perolahistoriaesdemasiadoprevisible. Élentornólosojos. —Amímehagustado. —Puesperfecto. —¿Acasotemolesta? Torcíelgestoanteaquellapregunta. —No.Solosignificaquetienesmalgusto. Seechóareír,perosuscarcajadassonaronmássiniestrasquedivertidas. —Meencantacuandohacesesto. —¿Hacerelqué?—pregunté.Melevantéydejémiboldepalomitassobreelmostradorparaque elpersonallorecogiera. —Llevotodalanocheesperandoaquememuestresunápicedecarácter. —¿Perdón? —Teníalaesperanzadequeteenfadaras,otepusierasdemalhumor—explicó,ytambiéndejó subolsobreelmostrador—.¿RecuerdaseldíaenqueprácticamentevaciasteelSalóndeHombres? ¿Justo después del desfile? Me pareció genial. A ver, no me malinterpretes, no quiero irme a casa, perosimeecharasagritos,nomequedaríahechopolvo. Lemirécondetenimiento. —Jack,¿tedascuentadeloqueacabasdedecir?Apenashemoscruzadocuatropalabrasy,enla primeraconversación,mesueltasquemiirateexcita.¿Nocreesquealomejortehasexcedido? Esbozóunapequeñasonrisa. —Pensé que agradecerías que fuera sincero. Me parece que eres una chica irascible, que se molestaporcualquiernimiedad,ysoloqueríaquesupierasquenomeimporta.Dehecho,megusta. Jacktratódecogermelamano,peronoledejé. —Puestehasequivocado.Sehaacabadolacita.Buenasnoches. Mesiguióeintentófrenarme.Menegabaareconocerqueestabaaterrorizada.Elfríodelmiedo habíaempezadoaapoderarsedemí.Jackeramáscorpulentoqueyoy,porlovisto,lasdiscusiones eransupasatiempofavorito. —No huyas —ordenó con voz de seda—. Solo intento demostrarte que podría ser tu media naranja,quepodríamosencajaralaperfección—dijo.Meacariciólamejillayfuebajandopocoa poco, hasta llegar al cuello. Se le estaba acelerando la respiración y sabía que no podía perder un segundomás.Teníaquehuirdeallíloantesposible. Lelancéunamiradaasesina. —Y yo solo intento decirte que, si no apartas la mano, estarás muerto antes de encontrar a tu medianaranja. —Quémorbo—susurróconunasonrisadesuficiencia,comosideverascreyeraqueyoestaba disfrutandocontodoeso—.Estejuegomeestáencantando. —Suél-ta-me. Jackapartólamano,peroensumiradatodavíaquedabaalgodeemoción. —Melohepasadobien.Repitamospronto. Fuihacialasescalerasyroguéquenomesiguiera.Yentoncesdecidíque,apartirdeesemismo momento,habríacámarasentodasycadaunadelascitas. Cuandolleguéalprimerpiso,casisinaliento,vislumbréaunpardeagentesycorríhaciaellos comosielmismísimodemoniomehubieraposeído. —Alteza—exclamóelprimero,ymeabalancésobresusbrazos. —¡Sacadledeaquí!—supliqué,yseñalélasescaleras—.¡Jack!¡Echadlodemicasa! Los guardias salieron disparados para capturarle; me encogí en un rincón, donde me quedé comopetrificada. —¿Eadlyn? EraAhren.Dejéescaparungritoycorríasusbrazos. —¿Quéhaocurrido?¿Estásherida? —Jack—tartamudeé—.Mehacogidodelbrazo.Mehatocado—expliqué. Sacudí la cabeza e intenté aclarar mis ideas. Todo había ocurrido demasiado rápido. Y fue entoncescuandocaíenlacuentadequenohabíasidotanrápido. Jack siempre me vigilaba, nunca daba el paso de acercarse a mí y, como un felino, esperaba sigilosamente su momento. Incluso esa noche, su estrategia había sido muy cautelosa: había observadomifrustraciónconunaemocióncontenida,disfrutandodelatensiónhastaelmomentode liberarla. —Nohadejadodedecirmecosasmuyextrañas,yelmodoenquememiraba…Ahren,nunca habíapasadotantomiedo. El alboroto que se oía desde las escaleras nos interrumpió. Los dos guardias estaban forcejeandoconJackparaalcanzarelrellano.Cuandomevio,empezóarugir. —¡Tehagustado!—insistió—.¡Hasdisfrutadotantocomoyo! Ahrenmesujetóporlacinturay,nicortoniperezoso,meempujóhaciaJack,aunquemiinstinto megritabaqueecharaacorrerendirecciónopuesta.MihermanomeplantódelantedeJack. —Daleunabuenapaliza,Eadlyn—meordenóAhren. Le miré un tanto confundida; pensé que se trataba de una broma. Pero sus ojos destilaban una rabiagenuina. Estuve a punto de caer en la tentación. No podía permitirme tomar represalias contra las personas que me insultaban…, o contra las que criticaban mi vestuario… Ni tampoco podía retrocedereneltiempoyvolveraldesfileparaamonestaratodoslosquesehabíancomportadomal. Pero,eneseinstante,porunavezenlavida,podíavengarmedealguienquemehabíahechodaño. YlohabríahechodenoserporlasonrisasocarronaymalvadadeJack;estabadeseandoquelo hiciera, como si lo hubiera estado soñando durante días. En su cabeza, los conceptos de sexo y violenciaestabanestrechamenterelacionados,asíquedarleunosignificabadarleelotro. —Nopuedo—murmuré. Jackfingióunmohín. —¿Estássegura,cielito?Amínomeimp… Nunca había visto a Ahren darle un puñetazo a alguien. Me asombró tanto como ver a Jack retorcersededolordespuésdeencajarelgolpe. Ahrengruñóysemirólosnudillos. —¡Quédaño!¡Au,quédaño! —Tellevaremosalhospitaldepalacio—comenté. —Alteza,¿quieresquelellevemosalmédico? Jackapenaspodíacaminarylecostabarespirar. —No.Subidleaunavión,estéconscienteono. Me acurruqué en la cama de Ahren y traté de hacerme un sitio. Tenía a Ahren a un lado y a Kadenenelotro.Ahrenflexionabalosdedos,amoratadosyrecubiertosdegasasytiritas. —¿Teduele?—preguntóKaden,másalegrequepreocupado. —Unpoco,perovolveríaahacerlo. Sonreíamihermano,agradecidaportenerleamilado. —Sihubieraestadoahí—dijoKaden—,lehabríaretadoaunduelo. Mereíentredientes.Ahrenlealborotóelcabello. —Losiento,colega,perohapasadotandeprisaquenisiquieralohepensado. Kadensacudiólacabeza. —Tantosañosdeclasesdeesgrimaparanada. —Siemprehassidomejorespadachínqueyo—dijoAhren. Ostenentróeneldormitoriosintansiquierallamaralapuerta,conelteléfonopegadoaloído. —¡Haberpracticadomás!—replicóKaden. Ostenaterrizóenlacamasindejardeparlotearporteléfono. —Sí,sí.Deacuerdo,unmomento—dijo;tapóelauricularymedijo—:Eady,¿dedóndeeraese talJack? Tratédevisualizarsuformulariodeinscripción. —Paloma,creo. Kadenasintió. —EradePaloma. —Genial —murmuró Osten, y prosiguió con la conversación telefónica—. ¿Lo has oído? Estamosencontacto. Colgólallamadayguardóelteléfonomóvilenelbolsillo.Todosleestábamosobservandoen silencio. —Encondicionesnormalesintentaríaimpedirloqueestástramando,peroestaveznisiquiera quierosaberlo. —Eslomássensato. Miré a mi alrededor, a todos mis hermanos. Se preocupaban por mí, y eran tan listos como traviesos.Muchasvecesmeenfadabaconellospornosermayoresqueyo,porobligarmeaasumir unpapelquejamáshabíaansiado.Esanoche,quizáporprimeravez,medicuentadequelesquería deformaincondicional.Kadenmeestabaayudandoadistraerme,Ahrenmehabíadefendidoacapay espadayOsten…,bueno,éltambiénestabaponiendosugranitodearena. Osten había dejado la puerta entreabierta, así que cuando papá y mamá pasaron por delante, encontraronatodossushijosjuntos,apretujadosenlamismacama. Mamáparecíafelizdeveratodasufamiliaasalvo,peropapásequedópálido,casiperturbado. —¿Estáistodosbien? —Unpocoasustados—admití. —Yunpocomagullados—añadióAhren. Papátragósaliva,apenado. —Eadlyn, lo siento mucho. No entiendo cómo consiguió colarse y pasar todos nuestros controles.Creíquelassolicitudesserevisabanconlupa,ynoteníalamenoridea… Nofuecapazdeacabarlafrase;estabaapuntodeecharseallorar. —Estoybien,papá. Élasintió,peronodijonada. Mamádiounpasoalfrenteytomólasriendasdelaconversación. —Nosgustaríaestablecerciertaspautasydirectrices.Apartirdeahora,quizáseríabuenaidea ponerteunguardapersonalqueteacompañeatodastuscitas;oeso,oestablecercomonormaque debenserenzonaspúblicas. —Ocontratarafotógrafos.Creoqueesotambiénserviría—propuse,ymereprendídenuevo pornohaberlopensadoantes. —Unaideaexcelente,cariño.Noqueremosquecorrasningúnpeligro. —Ahora que lo dices —intervino papá, que ya se había recuperado—, ¿cómo quieres que procedamos con Jack? ¿Encubrimos el asunto y hacemos como si nada? ¿Presentamos cargos formales?Personalmente,meencantaríapartirlelaspiernas,peroladecisiónestáentusmanos. Sonreí. —Nadadecargos,perotampocoquierotaparelescándalo.Informemosatodoelmundodela clasedepersonaquees.Esoserácastigosuficiente. —Sabiadecisión—comentóAhren. Papásecruzódebrazosysopesómipropuesta. —Si eso es lo que deseas, adelante. Me han asegurado que ya está de camino a casa, que podemosdarelasuntoporacabado. —Gracias. Papárodeóamamáporlacinturaysevolvieron,dispuestosamarcharse.Mamámiródereojoa todossusretoñosantesdeirse. —Por cierto —dijo papá, mirándonos por encima del hombro—, aunque entiendo por qué le dejaste ahí tirado sin comprobar si había recuperado el conocimiento, no olvides que, si hubiera perdidolavida,lascosassehabríanpuestomuymuyfeas. Contuvelarisa,perosabíaquemimiradameestabadelatando. —Deacuerdo.Novolveráaocurrir.Nadieserádesterradodepalaciodemalamanera. —¡Ymáscombatesconespadas!—gritóKaden. Ahrenyyonosechamosareír,peronuestrospadresmenearonlacabeza. —Buenasnoches.Noosquedéisdespiertoshastatarde—avisómamá. Y,aunqueesanohabíasidonuestraintención,alfinalacabamoscharlandohastaaltashorasdela madrugada.MequedédormidaabrazadaaKaden,conelbrazodeAhrenbajomicabezayconOsten agarradoaunodemispies. Al día siguiente me levanté a primera hora de la mañana, bastante más pronto que los demás. Contempléamishermanos,amisprotectores.LaEadlynhermanadeseabaquedarse,perolaEadlyn princesadebíaprepararseparaunnuevodíaenpalacio. Capítulo20 Por la mañana, mientras tomábamos el desayuno, repasé a cada uno de los pretendientes. Quería averiguarsi,entreaquelloschicos,podíahaberunsegundoJack.Nodejabadepensarque,sihubiera prestado más atención durante los primeros días de concurso, quizá me habría dado cuenta de que aquelmuchachoeraunpocoraro. Luegoobservéaloscandidatosquehabíaconocidounpocomásafondo,comoHaleyHenri. AgradecílapresenciadeErikylleguéalaconclusióndequenopodíapermitirqueunsolochicome hicieradudardetodoslosdemás.Y,además,nopodíapermitirmetenermiedo. Asíquerespiréhondo,recuperélacomposturayrecordéquiénera.Nadieapoyaríaaunareina conmiedo. La hora del desayuno estaba a punto de tocar a su fin; me levanté para llamar la atención de todoslospresentes. —Caballeros, tengo una sorpresa para vosotros. Por favor, dentro de quince minutos, reuníos conmigoenelestudioparaunjueguecito. Algunos se rieron, otros aplaudieron, pero ninguno sabía la sorpresa que les aguardaba. Me sentíunpococulpable.Abandonéelsalónantesqueelrestoparacerciorarmedequeestabaperfecta paralascámaras. Poco después, los pretendientes empezaron a llenar el plató. El decorado les dejó un poco aturdidos. Me senté al frente, como si fuera una maestra de colegio; cada uno de ellos tenía un tabureteasignadoy,sobreél,unapizarrablanca,unrotuladoryunaetiquetaenormeconsunombre, clavaditaalaquehabíavistoenalgunosconcursostelevisivos. —¡Bienvenidos,caballeros!—anuncié—.Porfavor,tomadasiento. Lascámarasyaestabangrabando,capturandolassonrisasnerviosasyexpresionesdeconfusión delospretendientesmientrasbuscabansutabureteyseponíanlaetiqueta. —Hoy os vamos a someter a un examen sorpresa sobre Illéa. Hablaremos de historia, de relaciones exteriores y de política doméstica. Si la respuesta es correcta, una de las doncellas — expliqué,yseñaléalasseñoritasdeuniforme—,ospondráunapegatinadoradaenelpecho.Perosi esincorrecta,recibiréisunacruzdecolornegro. Loschicosserieronporlobajo,ansiososyemocionados,yconlamiradapegadaenlascestas depegatinas. —No os preocupéis, será divertido. Pero estoy segura de que esta información me ayudará a decidir mi próxima eliminación. Equivocarse en la mayoría de respuestas no se traducirá en una expulsión automática…, pero estaré muy atenta —bromeé, y les señalé con el dedo—. Primera pregunta—anuncié—.¡Ymuyimportante!¿Cuándoesmicumpleaños? Oívariascarcajadas;muchoscandidatosagacharonlacabezaygarabatearonsurespuestaenla pizarra.Advertíquealgunosestirabanelcuelloparaintentarleerlafechaqueescribíaelcompañero. —Deacuerdo,levantadlaspizarras—ordené,ymiréboquiabiertatodaslasfechas. Kile,porsupuesto,sabíaqueerael16deabrily,aunquemuchoslecopiaronlarespuesta,tan solounpuñadodeellossabíaelañodeminacimiento. —¿Sabéis qué? Voy a hacer una excepción; todo aquel que haya acertado el mes, recibirá un puntopositivo. —¡Deacuerdo!—exclamóFoxconalegría. LodgeyCalvinsedieronunapalmaditaenlaespalda.Lasdoncellascruzaronelescenariocon las etiquetas; los chicos que obtuvieron una cruz se pusieron a llorar cómicamente, y aceptaron la etiquetasinenfurruñarse. —Ahoravieneunapreguntaconmultitudderespuestasposibles.Envuestraopinión,¿quiénesel mayoraliadodeIlléa? Algunos adivinaron la respuesta correcta: Francia, Italia y Nueva Asia. Henri escribió «Swendway»convariossignosdeexclamación. La pizarra de Julian tenía varias flechas señalando hacia arriba y la palabra «YO» escrita en mayúsculas. Leseñalé: —¡Espera,espera,espera!¿Quésignificaeso?—pregunté,tratandodecontenerlarisa. Conunasonrisadeorejaaoreja,élseencogiódehombros. —Sencillamente,creoquepodríaserungranamigo. Sacudílacabeza. —Quéridiculez—espeté,peronosonóareproche. Unadoncellaalzólamano. —Entonces,¿semereceunacruzo…? —Oh,¡unacruz,desdeluego!—aseguré,ytodosloschicossepusieronareír,inclusoJulian. ElpaísfuerebautizadocomoAugustIlléaporeltipoqueayudóapapáaerradicarlasfuerzas rebeldes; todos conocían los acontecimientos de la Cuarta Guerra Mundial. Llegamos al final del concursoymealegródescubrirquelamayoríademispretendientesestabaaldíadenuestrahistoria. —Aver.¿Quiéntienemásetiquetasdoradas? Las doncellas me ayudaron a contar los puntos positivos, lo cual fue muy eficaz, pues habían sidoellasquienesloshabíanrepartido. —Haletieneseis.AligualqueRaoulyEan.¡Bravo,caballeros! Aplaudíytodosmesiguieron,hastaquesepercatarondeloqueveníadespués. —Deacuerdo,yahora,¿quiénsehaganadomáscruces? De inmediato, todas las doncellas señalaron un rincón oscuro, donde el pobre Henri estaba cubiertodepegatinasnegras. —¡Oh,no,Henri!—lamentéconunacarcajada;noqueríaquepensaranquemetomabaeljuego demasiadoenserio. Adecirverdad,teníalaesperanzadepodereliminaraalguientraselconcurso,perosabíaquela falta de información de Henri estaba justificada; tan solo llevaba un año viviendo en el país y, además,eramásqueprobablequehubieramalinterpretadoalgunasdelaspreguntas. —¿Quiénmás?BurkeeIvan…Bueno,tampocoesunacatástrofe. Habíanfalladovariasrespuestas,pero,aunasí,sehabíanganadotrespuntosdoradosmásque Henri.AlmenoseljuegosirvióparaconfirmarmifaltadeinterésporIvan. —Graciasatodosporhaberparticipado.Guardarétodaestainformacióny,quiénsabe,quizáme sirva para hacer una criba y eliminar a algunos pretendientes durante las próximas semanas. ¡Enhorabuenaporsertaninteligentes!—felicité,ylesdediquéunsonoroaplauso. Los pretendientes también se felicitaron, dándose palmaditas en la espalda, estrechándose la mano,ypocoapocolascámarassefueronapagando. —Antesdedespedirnos,caballeros,tengounaúltimapreguntaparavosotros;yestárelacionada conlahistoriamásrecientedeIlléa,asíquemásosvaleacertarla. Losnerviosestabanaflordepiel,ytodosempezaronamurmurar,preparándoseparaelreto. —Sisabéislarespuesta,nodudéisengritarla.¿Listos?¿Cuándoseconsideraaceptableponerme lasmanosencimasinpedirpermiso? Miré a cada uno de los seleccionados con detenimiento. Se miraron perplejos y sin saber qué decir.Halefueelúnicovalientequeseatrevióacontestar. —Nunca—contestó. —Respuesta correcta. Os aconsejo que lo tengáis siempre presente. Jack Ranger ha sido expulsado de palacio; se ha marchado con un puñetazo en la nariz de Ahren, humillado. Si alguno intentatocarmesinmiconsentimiento,serácastigado.¿Haquedadoclaro? Elestudioquedóensilencio. —Melotomarécomounsí. Memarché,confiadaenquemispalabrashubierancaladohondo.Eljuegohabíaacabado. Después del almuerzo, me extrañó que papá no estuviera en el despacho. Llegar tarde no era típicodeél.AsíquecuandolaseñoritaBrycellamóalapuerta,meencontrósola. —Alteza—saludó—,¿supadretodavíanohallegado? —No.Noséquéasuntoletendráentretenido. —Hmm —murmuró, y echó un vistazo a la pila de papeles que sujetaba entre los brazos, pensativa—.Necesitohablarconél. Aveces,laseñoritaBryceparecíaunajovencita.Eramayorqueyo,porsupuesto,perotampoco era de la edad de papá. Era una mujer impredecible. No me era antipática, ni mucho menos, pero siempremehabíallamadolaatenciónquefueralaúnicamujerconlaquepapáaceptabatrabajar. —¿Puedoayudarteenalgo?—ofrecí. Bajólamiradaylomeditó. —Noestoyseguradequesupadrequieraqueestainformaciónsedivulguedemasiado,asíque creoqueno.Losiento. Esbocéunasonrisaeintuíqueestabadiciendolaverdad. —Ningún problema. Señorita Bryce, ¿puedo hacerte una pregunta? Eres una mujer lista y cariñosa.¿Porquénotehascasadonunca? Ellanopudoocultarunasonrisa. —Estoycasada.¡Conestetrabajo!Significamuchoparamíy,laverdad,prefierocumplirconél queencontrarunmarido. Puselosojosenblanco. —Amén. —Sé que me entiende. Los únicos hombres que veo a diario son los demás consejeros, y, sinceramente, no me apetecería mantener una relación amorosa con ninguno de ellos. Así que me centroenmitrabajo,yyaestá. Asentí. —Ylorespeto.Lamayoríadelagenteasumequeunamujernopuedeserfelizsinunmarido, sinunoshijos,pero,enmiopinión,parecessatisfechacontuvida. Encogióloshombros. —Aveceslopienso.Quizáalgúndíaadopteuncrío.Creoquelamaternidadestodounhonor.Y notodoelmundolosabehacer. Aqueltonodeamarguramehizopensarsiseestabarefiriendoasupropiamadre,peropreferí nohurgarenlaherida. —Losé.Ymesientoafortunadaportenerunamadretanmaravillosa. Ellasuspiró. —Su madre es un ejemplo para todos. En cierto modo, cuando era niña, fue como una madre paramí.Aprendímuchísimodeella. Entrecerrélosojos. —Vaya,nosabíaquellevabastantosañosviviendoenpalacio—musité. Tratéderecordarunaépocaenquenolahubieravistomerodeandoporlospasillosdepalacio. Aunque lo cierto era que, hasta que no cumplí los trece y empecé a colaborar con papá en ciertos asuntos,nuncamefijéensusconsejeros.Asíque,alomejor,nohabíareparadoensupresencia. —Sí, alteza. Llevo aquí casi tanto tiempo como usted —contestó entre risas—. El adjetivo «generosos»sequedacortoparadescribirasuspadres. Dieciocho años era mucho tiempo para no perder un puesto de trabajo en palacio, sobre todo como consejero. Papá solía relevar a la mayoría del personal de palacio cada cinco u ocho años, basándosesiempreenrecomendacionesyenelánimodelpaís.Entonces,¿quéteníalaseñoritaBryce paraconservarsutrabajodurantetantotiempo? Estudié a aquella mujer; se retiró un mechón de pelo detrás de la oreja y dibujó una sonrisa. ¿Papásenegabaasubstituirlaporqueeraatractiva?No.Mesentímalporhaberpensadoquepodría sertansuperficialyegoísta. —Bueno,sientonopoderayudarte.Lediréapapáquehaspasadoporaquí. —Gracias,alteza.Noesurgente,asíquenohayprisa.Quetengaunbuendía. —Tútambién. Se marchó no sin antes despedirse con una elegante reverencia. Me quedé mirando la puerta, meditabunda;sentíacuriosidadporesamujer.Alparecer,meconocíadesdequeeraunaniña,pero nuncamehabíapercatadodeello.Mecentrédenuevoenmispapeles.EntrelaSelecciónyeltrabajo, nopodíaentretenermecontonterías,niconlaseñoritaBryce. Capítulo21 Esanoche,lacenafueagradable.Lospretendienteshabíantomadonotayhabíanaprendidodelerror deJack.Cuandoentré,todosirguieronlaespalday,alpasarpordelantedeellos,nohuboninguno que no asintiera con la cabeza en señal de respeto. Tenía la sensación de que, por fin, había recuperadoelcontroldelasituación. Papá también parecía un poco más tranquilo, aunque sabía que, en el fondo, seguía inquieto. Ahrenseinclinósobrelamesay,conaireconspiratorio,meguiñóelojo.Loquehabíapasadocon Jackhabíasidoterrible,pero,almenos,habíaservidodealgo. Papámehabíasugeridoqueprobaraaentablarconversaciónconlosseleccionadosdurantela cena,peromeparecíapococortéspormiparte.Además,nomeveíacapazdeponerlesentalaprieto, almenosnodeformanatural.Sabíaque,apesardelosucedido,todalanaciónesperabaquesiguiera conlaSelección.Barajémisopciones… Deloschicosquequedaban,Eaneraelquemásmeintimidaba.Noporquesospecharaquefuera violento, sino por esa aura de orgullo y calma que le rodeaba; ni siquiera un terremoto podía desestabilizarle. Quizá salir y coquetear con él me ayudaría a dominar el miedo. Era imposible que fuera tan insensiblecomoparecía.Deberíaorganizarunacitaalairelibreyasegurarmedequehubieraalgún fotógrafoporahícerca. Comosimehubieraleídolamente,eneseprecisoinstante,Eanmemiró.Tratédedisimulary fingíestarbromeandoconmihermano. MefijéenKaden,queestabaleyendounperiódicopordebajodelamesa. —¿Dequévaelartículo?—pregunté. Mi hermano contestó sin apartar la mirada del artículo; al parecer, necesitaba leerlo antes de acabarlacena. —SobreunactobenéficoqueseestácelebrandoenMidston.Estánrecaudandodineroparaque unachicapuedamatricularseenunaescueladearte.Tienemuchotalento,peronopuedepermitirse losestudios.Diceque…,espera.Ah,aquíestá:«ProvengodeunafamiliadeTreses.Aunquelascastas yanoexisten,elloscreenqueestudiararteesalgoindigno.Siemprelesrecuerdoquelareinanació como una Cinco, y que es brillante. Se niegan a pagarme la matrícula, y por eso pido ayuda, para perseguirmissueños».Fíjateensuscuadros.Noestánnadamal. Habíacrecidorodeadadeartey,porlotanto,loapreciabamuchísimo.Aunquesuobranoerade migustopersonal,eraevidentequeteníaungrantalento. —Sonbuenos.Quéestupidez.Elobjetivodesuprimirlascastaseraquelagentepudieraelegir libremente la profesión a la que se quería dedicar, pero son muchos los que todavía se sienten coaccionados.Escomosinoquisieranquefuncione. —Establecerunsistemaquepermitaalgonosignificaquelagenteobedezcasinmás. —Obviamente—contestécontonoglacial,ytoméunsorbodeagua. —Laclaveesconseguirqueloentiendan.¿Teacuerdasdecuandomamánosmostrabaaquellos viejos libros de historia y nos explicaba cómo Estados Unidos había redactado ese papel… —hizo unapausaeintentórecordarelnombre—…laDeclaracióndeIndependencia?Graciasaél,elpueblo se ganó la libertad de perseguir la felicidad. Sin embargo, las personas que escribieron ese documentonopodíandarlafelicidad. Sonreí. —Eresdemasiadolisto. —Melotomaríacomouncumplido,perolasemanapasadatepillaronbesandoaKile. —Oh,ja,ja,ja—meburlé,yresistílatentacióndearrancarlelalengua. —¿VasacasarteconKile? Casimeatraganto. —¡No! Kadensedesternillóderisaytodosloscomensalessegiraronhacianosotros. —Lo retiro —farfullé mientras me mojaba los labios con agua—. ¡Eres un idiota de campeonato! Melevantéylediuncapirotazoenlaoreja. —¡Au! —Graciasporapoyarme,Kaden.Eresungranhermano. Élsefrotólaoreja,sindejardesonreír. —Esointento. «CasarmeconKile»,pensé.Estabaapuntodeexplotarareír.Siseguíaactuandocondiscreción, las posibilidades de que pudiera besarme con él de nuevo eran muy, pero que muy altas… No obstante,nopodíaimaginarmecasadaconél. Dehecho,mecostabamuchovermecasadaconalgunodeesoschicos. Enrealidad,nomeimaginabaconunaalianzaeneldedoanular… Aminoré el paso y escudriñé sus rostros. ¿Cómo me sentiría durmiendo junto a Hale? ¿O dejandoqueBadenmeentregaraunanillodepedida? Traté de visualizar esos momentos, pero no pude. Me acordé de algo que Ahren había mencionado. Algunos de los seleccionados habían preguntado si cabía la posibilidad de que me gustaranlaschicas.Quétontería.Sabíaqueesonoeraloquemeimpedíaconectarconunchico… Ahora, por fin, había comprendido cuál era ese obstáculo. No era simplemente el deseo de ser independiente;habíaconstruidounmuroamialrededor,ynosabíamuybienporqué. Muroono,habíahechounapromesa. CuandolleguéaEan,medetuve. —¿SeñorCabel? Élselevantóehizounareverencia. —Sí,alteza. —¿Montasacaballo? —Sí. —¿Tegustaríadarunpaseoacaballomañana? Aquellapropuestaleiluminólamirada. —Claro. —Excelente.Teveomañanaentonces. Optéporponermeunvestidoymontaralmáspuroestiloamazona.Noeramiposturafavorita paramontaracaballo,peroasíledaríauntoquedefeminidadalacita. Cuandosalídelosestablos,Eanyaestabaesperándomeensillandosucaballo. —¡Ean!—llaméalacercarme. Élalzólacabezaymesaludóconlamano.Erauntipoatractivo,eltipodepersonaqueelpaís esperabaveramilado.Ningunodesusmovimientoseracasualnidistraído.Decidíqueharíacomo él:aparentarseguridadynodejarquelaansiedadpudierainfluenciarme. —¿Estáspreparada?—preguntó.Nostuteábamos. —Casi.Solonecesitocogermisilla—comenté,yentréenunadelascasetas. —¿Piensasmontarasívestida? Mevolvídegolpe. —Encomparaciónconlamayoríadeloshombresconpantalones,puedohacermuchomásen diezminutosquetodosellosdurantetodoundía. Élsoltóunacarcajada. —Nolodudo. Butterscotch estaba al fondo del establo, en una caseta un poco más amplia que las demás. El caballodelaprincesamerecíaunpocodeespacioybuenasvistas. Preparéamipreciosayegua,ymereunídenuevoconEan. —Sinoteimporta,primerotomaremosalgunasfotografíaseneljardín. —Ah.No,estábien. Sujetamos las riendas de los caballos y los paseamos alrededor del jardín. Vi a un fotógrafo agazapadoentrelosarbustos,tomandoinstantáneasdelcieloydelosárboles,matandoeltiempo.Al vernos,vinodirectoanosotros. —Alteza—saludó,ymeestrechólamano—,soyPeter.Creíqueseríabuenaideateneralgunas fotografíasdeustedesdosjuntos. —Gracias—comentésindejardeacariciaraButterscotch—.¿Dóndenosponemos? Peterechóunvistazoaljardín. —Puedendejarloscaballosjuntoaunárbolyposardelantedelafuente.Quedaránestupendos. SoltéaButterscotchasabiendasdequenoecharíaacorrer. —Vamos—dijeconvozmelosa,ytomélamanodeEan. Élatólasriendasdesucaballoaunaramaymesiguió.Peternoperdióniunsolosegundo.Ean me sonrió y yo aparté la mirada con aire tímido. Todo aquel numerito quedó documentado en imágenes.Noscolocamosdelantedelafuente,nossentamosalospiesdeunsaucelloróneincluso tomóunpardefotografíasdelantedeloscaballos. CuandoPeternosaseguróqueteníasuficientematerialparaelreportaje,apuntoestuvedeagitar losbrazosparacelebrarlo. El fotógrafo recogió sus cosas bastante rápido, no sin antes revisar la cámara. Miré a mi alrededory,talcomosemehabíaprometido,comprobéquenoestábamossolos.Vislumbrévarios guardias de seguridad patrullando por los muros de palacio, y a un buen número de trabajadores pululandoporlosjardines,arreglandolossenderosylasflores. —¡Aquí,Butterscotch!—exclamé. Meaproximéaellay,deinmediato,moviólacola. Eaneratodounexpertoenelartedelahípica;mealegrédequefueratanhábilcomomehabía hechocreer. —Perdóname, pero esa sesión de fotos ha sido puro teatro —opinó Ean mientras trotábamos haciaellinderodeljardín. —Lo sé. Pero si les permito capturar momentos sobreactuados, puedo disfrutar de momentos másprivadosysincerosconmispretendientes. —Interesante.Entonces,¿esaescenitaconKileerasimuladaoprivada? Sonreíconunapizcadesoberbia.Vaya,erarápido. —Laúltimavezquehablamos,mediolasensacióndequequeríasdecirmealgo—lerecordé. —Yasíes.Quieroserhonestocontigo,peroparaellonecesitoquetútambiénloseasconmigo. ¿Loserás? Lemiréalosojosytitubeé,puesnoestabaseguradepoderofrecerleloquemeestabapidiendo. Almenosesedía. —Esodepende. —¿Dequé? —Demuchascosas.Nopretendoabrirmicorazónaalguienqueconozcodesdehaceunparde semanas. Trotamosensilencioduranteunosminutosmás. —¿Platofavorito?—preguntóconexpresiónsatisfecha. —¿Cuentanlasmimosas? Élserioentredientes. —Claro.¿Quémás…?¿Ellugarmáshermosoenquehayasestado? —Italia.Porlacomida,perotambiénporlacompañía.Sivienendevisita,nodejesescaparla oportunidaddeconoceratodoslosmiembrosdelafamiliareal.Sonmuydivertidos. —Meencantaría.Muybien,¿colorpreferido? —Rojo. —Uncolorpotente.Bien. Eanmediounatreguaydejódeinterrogarme.Continuamosnuestropaseoalrededordepalacio. Fueunmomentodelicioso.Atravesamoslaentradaprincipalylosjardinerosdejarondetrabajarpara saludarnos con una efusiva reverencia. Ean se aseguró de que no podían oírnos para acercar su caballoalmío. —Quizámetolapata,perovoyaintentaradivinaralgunascosassobreti. —Adelante—desafié. Élvaciló. —Espera.Paremosaquí. Enlosjardinesquebordeabanelpalaciotansolohabíaunbancodepiedra,esebancodepiedra. BajédeButterscotchdeunbrincoymeacomodéenaqueldiminutoasientojuntoaEan. —Alteza. —Eadlyn. —Eadlyn—repitió.Notéqueletemblabalamandíbula,mostrandoasíunapequeñagrietaensu armaduradehierro—.Avecesmedalaimpresióndeque,enrealidad,nodeseabasquesecelebrara laSelección. Norespondí. —Si de veras ansiabas este momento, quizá estés algo decepcionada, y ahora te veas en una situación poco agradable. La mayoría de las mujeres mataría por tener docenas de hombres a su enteradisposición,perotúhasoptadoporponermuchadistancia. Sonreí. —Yatelohedicho.Nosueloabrirmeconquienacabodeconocer. Élnegóconlacabeza. —LlevoviéndoteenelReportmuchísimosaños.Parecesestarporencimadealgoasí. Respiréhondo,sinsaberquédecir. —Quierohacerteunaoferta.Quizánolanecesites,pero,detodosmodos,quieropresentartemi opción. —¿Yquépodríaofrecerunchicocomotúaunafuturareina? Recuperóeseademándeseguridaddenuevo. —Unasalida. Tirardelhiloeraarriesgado,peromepicabalacuriosidad. —¿Cómo? —Nuncatepresionaré.Nuncaseréunlastreparati.Nisiquieratepediréquemequieras.Sime escoges, podrás disfrutar de un matrimonio libre de las restricciones convencionales. Conviérteme enturey,ypodrásreinarlibremente. Mesacudíelpolvodelvestido. —Nuncaserásrey. Élladeólacabezaenungestocómico. —¿Nosoytutipo? Apartélamirada. —Esonotienenadaquever.Seacualseaelhombrequesecaseconmigo,jamásserárey.Seráel príncipeconsorte,puestoquenadiepuedeostentaruntítulomayorqueelmío. —Tambiénloaceptaría. Apoyélaespaldaenelbanco. —Porpuracuriosidad,¿quétehallevadoahacermetalpropuesta?Eresunchicocarismáticoy bastanteguapo.Podríasdisfrutardeunmatrimoniollenodefelicidad,loquemellevaapreguntarme porquétecomprometeríasconalguienquesabes,acienciacierta,quejamástequerrá. Asintióconlacabeza. —Unplanteamientomuysensato.Enmiopinión,elamorestásobrevalorado. Nopudecontenerunasonrisa. —Vengo de una familia muy numerosa: seis hijos. He aprendido a vivir con lo justo, pero no quierovivirasíparasiempre.Laoportunidaddellevarunavidacómodajuntoaunamujeragradable esmuchomásdeloquepuedoaspiraraconseguirahífuera. —¿Agradable?—preguntéarqueandounaceja—.¿Yyaestá? Élserioporlobajo. —Megustas.Nuncaescondestuformadeser.Desdeluego,laideadecasarmeconunamujer poderosa,hermosaylistanomeparecedisparatada.Yo,acambio,teofrezcounmododeterminarla Selección en caso de que no encuentres el chico perfecto para ti. Con el corazón en la mano, la mayoríadeestostíossonunhazmerreír.Túpuedesdarmealgoquejamáshetenido. Sopesélaproposición.Hastaelmomento,laSelecciónnohabíacumplidomisexpectativas.La gente me había abucheado y me había arrojado comida podrida, se había quejado por la primera eliminaciónysehabíaatrevidoajuzgarmibesoconKile.Y,aunquetodoesonohubieraocurrido,la verdaderaquelaideadecasarmenomeatraíaenabsoluto.Avecesmepreguntabasielegiríaauno de los candidatos sencillamente para hacer feliz a papá. Cada vez que le miraba a los ojos me percatabadeloagotadoqueestaba. Queríaapapá. Perotambiénmequeríaamímisma. Yseguramentetendríaqueconvivirconmigomástiempoqueconél. —Notienesquedarmeunarespuestaahora—comentóEan,obligándomeavolveralarealidad —.Solodigoque,simenecesitas,aquíestoy. Asentí. —No puedo garantizarte que considere tu oferta —espeté, y me levanté—. Por ahora, continuemosconelpaseo.HacíatiempoquenodisfrutabadelacompañíadeButterscotch. Seguimostrotandoduranteunbuenratomás,aunqueapenascruzamoscuatropalabras.Encierto modo, me sentí aliviada por no tener que entablar conversación. Algo me decía que Ean habría agradecido mi silencio. Me pregunté si una relación así podría durar, o si él, al final, se acabaría cansandodeesetipodevida. Durante ese tiempo me dediqué a estudiarle. Era guapo, un tanto presuntuoso y sincero. No contemplabaqueyopudieracensurarsuseguridadensímismo,loquemehacíaintuirqueélnunca mereprocharíanada.Asípues,podríaestarcasadasin«tenerlasensación»deestarlo… Afindecuentas,Eanpodíaseruncandidatointeresante. Capítulo22 Poco después di la cita por terminada. Él no protestó, quizá para demostrarme que podía ser el compañero dócil y sumiso que yo necesitaba. Era, sin lugar a dudas, una propuesta interesante, aunquetodavíaquedabamuchoprocesopordelantey,portanto,erademasiadoprontoparasabersi laaceptaríaano. El tiempo pasó volando y, antes de que me diera cuenta, ya era la hora de cenar. Dejé a Butterscotchensucasetaycepillélasbotasdemontar.Porsuerte,nolashabíaensuciadodemasiado. —Buenasnoches—suspiréamicaballo,yleregaléunterróndeazúcarantesdevolveracasa. —¡Eadlyn!—llamóalguienencuantocrucélapuertaprincipaldepalacio. Era Kile. Estaba charlando con Henri, Erik, Fox y Burke. Les pidió que le esperaran con un gestoycruzóelpasillocorriendohastaalcanzarme. —Hola—saludóconsuyatípicasonrisatorcida.Parecíaalgonervioso. —¿Quétalestás? —Bien.Heestadohablandoconalgunosdeloschicos,yqueremoshacerteunaproposición. Suspiré. —¿Otra? —¿Eh? —Nada—dije,ysacudílacabezaparaolvidareseúltimocapítuloeneljardín—.¿Meestabais esperandoparacomentármelo? —Bueno,sí,peroantesqueríapreguntartealgo. —Claro. Kilehundiólasmanosenlosbolsillos. —¿Todovabienentrenosotros? Estrechélosojos. —Kile,supongoqueeresconscientedequenoeresminovio,¿verdad? Serioenvozbaja. —Sí,claroquesí.Pero,nosé…,meencantóenseñartemisdiseños,reírcontigoy,despuésde enterarmedeloocurridoconJack,quisepasaraverte,asegurarmedequeestabasbien,perotemíque noquisierashablardeelloconmigo.Enfin,mepreocupabaquetehubierasmolestadopornohaberte dichonada.¿Tedascuentadelocomplicadaqueeres? —Sueloolvidarlo,perotengolagransuertedequetúmelorecuerdascasiadiario—bromeé. Kileestabainquieto. —Aflojaréunpoco.Pero,hablandoenserio,¿todobien? Se mordió el labio inferior y tuve que pellizcarme para evitar soñar con esa boca. Me había prometidoquemeapoyaríaentodomomento,asíquealbergabalaesperanzadepodervolverabesar esoslabiosotravez. —Sí,Kile.Todobien.Notepreocupestanto. —Deacuerdo.Acompáñame.Presientoquetevaagustarestaidea. Nos dimos media vuelta y nos dirigimos hacia el grupito de pretendientes que estaba esperándonos.Henrimebesólamanodeinmediato. —Buenosdíashoy—saludó,sacándomeunasonrisa. —Hola,Henri.Burke,Fox.Buenosdías,Erik. —Alteza—empezóBurke—.Quizánuestrasugerenciaestéunpocofueradetono,perocreemos quelaSelecciónesunprocesomuyexigenteyarduo. Soltéunarisa. —Noteimaginashastaquépunto. Foxesbozóunasonrisa. —Debedeserunalocura:tenerqueocuparsedeltrabajoademásdeencontrartiempoparacitas individualesconlospretendientesyparaorganizarfiestas.Pareceagotador. —Así que se nos ha ocurrido una idea —anunció Kile—. ¿Qué tal si planeáramos algo todos juntosparaestasemana? Eraunaideabrillante. —¡Sí!—exclamé—.Seríafantástico.¿Enquéhabíaispensado? —Podríamos cocinar algo juntos —respondió Burke, que estaba loco de contento. No podía negarme,aunquenoeraloquemásmeapetecíahacerconellos. —¿Cocinar?—repetíconunafalsasonrisapegadaenlacara. —Vamos—animóKile—.Serádivertido. Resoplé. —Deacuerdo.Cocinar.¿Quéosparecemañanaporlatarde? —¡Genial!—gritóFoxenseguida,comosilepreocuparaquepudieracambiardeopinión. —Bien.Jueves,alasseisenpuntodelatarde.Podemosquedarenelvestíbuloyluegoiralas cocinastodosjuntos.—Aquelloestabadestinadoaserunapesadilla—.Simedisculpáis,tengoque arreglarmeparalacena. Subíamisaposentosatodaprisa;dudabadequeesacitapudierasalirbien. —Neena—llaméalentrarenmihabitación. —¿Sí,señorita? —¿Podríasllenarlabañera?Necesitounbañoantesdecenar. —Desdeluego. Medescalcé,dejandolasbotastiradasporelsuelo,ymequitéelvestido.Apartededaryrecibir órdenes,apenashabíamoshabladoúltimamente.Y,aunquemecostabaadmitirlo,meestabaafectando muchísimo. Mi dormitorio era mi refugio, el lugar donde podía descansar, dibujar bocetos y esconderme del mundo. Neena formaba parte de ese pequeño mundo, y el hecho de que estuviera enfadadaconmigomehacíasentirmal. EntréenelcuartodebañoymealegréalverqueNeenahabíaañadidobolsitasdelavandaenla bañerasinhabérselopedido. —Neena,mehasadivinadoelpensamiento. —Gracias—murmurócontimidez. Memovíaconprudencia,puesloúltimoquequeríaeravolveraenojarla. —¿HastenidonoticiasdeMarkenestosúltimosdías? Ellanopudoocultarunasonrisa. —Sí,justoayer. —¿Qué estudiaba? —pregunté, y me sumergí en aquella bañera de agua templada. Me sentí mejorcasideinmediato. —Química.Bioquímica,enconcreto—respondió,ybajólamirada—.Admitoquecuandome habladeltemautilizamuchaspalabrasquenoentiendo,peropillolaideageneral. —No pretendía insinuar que eres estúpida, Neena. Solo sentía curiosidad. No pensé que podía darlugaraequívoco. Bioquímica.Aloírlapalabrasemeencendióunabombillita. Neenasuspiróyarrojómássobrecitosdelavandaalabañera. —Puesnohasonadoasí. —Ahora me codeo con chicos de distintos estratos sociales. A veces no soporto estar en la mismasalaqueellos.Poresomeintrigabasabercómooslasarreglabaisparaencontrarpuntosen común,apesardetenertrabajostandiferentes. Neenasacudiólacabeza. —Con esfuerzo. Pero no es algo que se pueda explicar tan fácil. Hay personas que están destinadasaestarjuntas. Metumbéenlabañera.Sinohabíaunaexplicación,¿porquéinquietarme?Recordéunavezmás la oferta de Ean y pensé en la preocupación que había mostrado Kile. También repasé todas las preguntas de Hale. Me costaba creer cómo se habían torcido las cosas. Ya ni siquiera entendía mis propiossentimientos.Sabíaqueansiabamiindependencia,ylasimpleideadequeunhombrepudiera intentarhacermitrabajomeparecíainaceptable.Peroluegorecordélascanasdepapá,cadavezmás numerosas,ymepreguntéhastadóndeseríacapazdellegarparafacilitarlelavida. Era extraño. Básicamente, todos los candidatos podían ser una opción factible a la hora de la verdad. Y cada uno de ellos podía poner mi mundo patas arriba, lo cual no me gustaba nada en absoluto. Quería ser la dueña de mi propia vida. Quizá por eso había construido ese muro infranqueableamialrededor,porquemeaterrorizabaquealguienpudieraatravesarloyarrebatarme elcontrol. Sinembargo,almismotiempo,esecontrolpodíaserunamerailusión.Sirechazabaatodoslos seleccionados,¿algunavezconoceríaaunchicoquemehicieraolvidarmedelcontrol?¿Aquiénse loentregaríaporpropiavoluntad? Meparecíaimposibley,sinduda,noeraunacuestiónquemehubieseplanteadovariassemanas atrás. Nopodíapermitirmeellujodebajarlaguardia,ymejurénohacerlo.Sinembargo,dudabaque pudieraignorarmuchomástiempocómomehacíansentiresoschicos. Capítulo23 Estabahechaunmanojodenervios.Habíallegadopuntualalacitaenelvestíbulodelpalacio.No estaba segura de lo que me había puesto, ¿qué solía llevar la gente para cocinar? No sabía cómo aparentarsertodaunaexpertaenlacocina,nicómodividirlaatenciónentreloscuatropretendientes. Y,aunqueestabaseguradequetenerunfotógraforevoloteandoanuestroalrededorseríabueno tantoporlapublicidadcomoporlaseguridadpersonal,laideadequealguiendocumentaraesacita nolograbatranquilizarme. Meatuséunpocoelpeloymeestirélacamisa.Habíaoptadoporunadecolorlisa,porsime manchaba. El reloj dejaba claro que los chicos llegaban con cuatro minutos de retraso. Estaba empezandoaimpacientarme. Justocuandoestabaapuntodeenviaraunmayordomoabuscarlos,escuchéelecodesusvoces porelpasillo.Kilefueelprimeroendoblarlaesquina.Burkeibaasulado;enseguidacomprendísu estrategia.Burkepretendíahacerbuenasmigasconelsupuestolíderdelequipo.Foxapareciójuntoa Henri, ambos muy sonrientes. Y, a unos pocos metros, les seguía Erik, con las manos entrelazadas detrásdelaespalda.Erikeraimprescindible,perointuíaquesesentíaunpocofueradelugar,pues eraelúnicodelgrupoquenoformabapartedelaSelección. Kilesefrotólasmanos. —¿Preparadaparacomer? —Paracomer,sí.¿Paracocinar?Yaveremos—respondíeintentéocultarmipreocupacióntras unasonrisa,perocreoqueKilelosospechaba. —Entonces,¿esciertoqueosconocéisdesdequeeraisniños?—preguntóBurke. Fuetanbruscoeinesperadoquenosupequéresponder. —Confíaenmí.Lahasconocidoensumejormomento—contestóKileconsumanaturalidad,y lediounsuavecodazoenlascostillas. —Es verdad —confirmé—. Tal y como ha dicho Kile en el Report: hasta ahora, nunca le considerécomounposiblenovio.Esdelafamilia. Todosseecharonareíryfueentoncescuandoreparéenqueeracompletamentecierto.Odiaba queJosiefueradiciendoporahíqueeracomomihermana,perolociertoeraqueconocíamásalos hermanosWoodworkqueamispropiosprimos. —Lacocinaestáporaquí—dije,yseñaléelcomedor—.Yaheinformadoalpersonaldequeles ocuparemoslacocina,asíque,¡manosalaobra! Kilenosetragóaquelentusiasmo,peronohizoningúncomentarioalrespecto. Nos dirigimos hacia el comedor y rodeamos una pared divisoria. Junto a la escalera había un gigantesco montaplatos que el personal utilizaba para subir bandejas de comida a los pisos superioresyqueconducíahastalacocinaprincipal.Burkenotardóenalcanzarmeparaofrecermesu brazoyasíayudarmeadescenderlaescalinata. —¿Quéleapetececocinarestanoche?—preguntó. Me quedé atónita. Ojalá no se hubiera dado cuenta. Esperaba que alguien se encargara de proponerlasideas. —Ah,cualquiercosamevabien—dije. —Hagamosvariosplatos—sugirióKile—.Unaperitivo,unplatoprincipalyunpostre. —Esosuenabien—apuntóFox. Erik,quehastaentoncesnohabíamusitadopalabra,asomólacabeza. —Henriyyonosencargamosdelpostre,siosparecebien. —Perfecto—respondióKile. Ajuzgarporelaromaquesalíadelacocina,supusequeestabanpreparandolacenaoficialpara elrestodelpalacio.Nologrédistinguircadaingredienteentrelosoloresqueflotabanenelaire,pero sínotéunsuaveoloraajo.Semeocurrióotromotivomásparaaborreceresacita:tendríaquecenar mástardedelohabitual. Trasunaspuertasdoblesseextendíaunasegundacocinadetechobajo.Porahípululabanunas diezpersonas,todasconelpelorecogido,obienocultobajoungorro.Pelabanverduras,removían enormescazuelasyrepasabanlosaliñosylassalsas. Peseaqueloscocinerostodavíanohabíanacabadodeprepararelmenúdelacena,tuvieronel detalledecedernoslamitaddelespacio. Untipoconunaltísimogorrodechefseacercóanosotros. —Alteza.¿Tendréissuficienteespacio? —Desdeluego,muchasgracias. Yentonceslerecordé.Eraelmismococineroque,semanasatrás,mehabíapresentadosusideas paralaprimeracenaconjunta.Aqueldíaestabatanenfadadaqueamamánolequedómásremedio queencargarseelladelaelección.Dehecho,nisiquieraledilesgracias. Alvertodoeltrabajoquecomportabaunasolacena,mesentíavergonzada. —¿Missäpidäthiivaa?—preguntóHenriconsumaeducación. MiréaErik. —Perdóneme,señor,pero¿dóndeguardáislalevadura? Fox y Burke no pudieron contener la risa. Recordé algo que Erik me había confesado y que, además,estabaescritotoscamenteensusolicitud:eracocineroprofesional. ElchefhizoseñasconlasmanosyHenriysuintérpretelesiguieron.Eraevidentequenuestro chef estaba emocionadísimo por compartir su territorio con alguien con amplia experiencia. Los demáschicos…nolehicierontantagracia. —Deacuerdo,pues…veamosquéhayenlanevera—decidióFox,que,conademánvacilante,se encaminóhaciaunadelasgigantescasneveras. Eché un vistazo a los recipientes, perfectamente ordenados; distintas carnes con sus correspondientesetiquetas,cuatroclasesdistintasdeleche,unsinfíndesalsasyvariosaperitivosque habíanpreparadoconantelación.Mesentíinútil. Oíunchasquidoymevolví.Lafotógrafaacababadellegar. —¡Actuadcomosinoestuvieraaquí!—murmuró. Kilecogiólamantequilla. —Siempresenecesitamantequilla—aseguró. Asentí. —Esbuenosaberlo. Burkesefijóenunacosararaquehabíasobrelaencimera.Segiróhaciaelchef: —¿Quées? —Pastafilo.Puedesprepararunadecenadeplatosconella.Derriteunpocodeesamantequilla, yahoratetraigoalgunasrecetas. Kilememiróporelrabillodelojo. —¿Ves? —¿Cómoorganizamoslosequiposdetrabajo?—preguntóBurkeconlaesperanzadequeyole suplicaratrabajarconél. —¿Piedra,papel,tijera?—propusoFox. —Meparecejusto—dijoKile. Fox y Kile fueron los primeros en enfrentarse y, aunque nadie lo dijo en voz alta, todos supusimosquelosperdedoresformaríanunequipopropio. Kile venció tanto a Fox como a Burke. Fox se lo tomó con filosofía, pero Burke tenía mal perderynosemolestóniendisimularlo.Losdosescogieronunaperitivo:espárragosenrolladosen una loncha de prosciutto y todo envuelto en pasta filo. Kile y yo observábamos detenidamente un pollo,tratandodeaveriguarquéhacerconél. —Ybien,¿cuáleselprimerpaso?—pregunté. —Cociné varios platos con pollo cuando estuve en Fennley, pero necesito una receta como mínimo.Esoslibrosnosdaránalgunaidea. Nosacercamosalaestantería,queestaballenaarebosardelibrosdecocina.Lamayoríatenía marcasendiversaspáginas,ytambiénhabíavariaspilasdetarjetitasconmejorasparacadaplato. Mientras Kile hojeaba un libro, empecé a juguetear con los frascos de especias. La cocina guardabaciertoparecidoconunlaboratoriocientífico,peroconcomida.Abríalgunosfrascospara disfrutardesuaromaytextura. —Hueleesto—murmuré. —¿Quées? —Azafrán.Hueledelicioso,¿nocrees? Kileesbozóunasonrisayfuedirectoalíndicedellibroquesostenía. —¡Ajá!—exclamó,ybuscóunapáginaenparticular—.Polloalazafrán.¿Teapeteceintentarlo? —Claro—dije,orgullosademigrancontribución. —Deacuerdo.Polloalazafrán…Loprimeroesprecalentarelhorno. Mequedéahíplantada,observandoimpávidatodoslosbotonesylasruedecillas.Loshornosque solíatenerlagentedeapienoeranasí,desdeluego;medabalasensacióndeque,sipulsabaelbotón equivocado,aquelmonstruoindustriallanzaríaunsatélite. Pensamosquesiesperábamoslosuficiente,elcachivacheacabaríapordarnoslasinstrucciones necesarias. —¿Necesitamosmásmantequilla?—pregunté. —Cállate,Eadlyn. Elchefpasópornuestroladoybalbuceó: —Ruedecilladelaizquierda,cientocincuentagrados. Kileobedecióyencendióelhorno,aparentandosaberloqueestabahaciendo. MiréaFoxyaBurkedereojo.Burkehabíaadoptadoelpapeldelíderygritabaórdenestodoel tiempo.Alparecer,aFoxnoleimportaba,yaquesereíayletomabaelpelo,perosinofenderle.Los dossevolvieronvariasvecesparacomprobarquéhacíamos;cuandonuestrasmiradassecruzaban, Burke me guiñaba el ojo. Al otro extremo de la cocina, Erik y Henri trabajaban tranquilos y en silencio;ErikhacíalomínimoysoloayudabaaHenricuandoesteselopedía. Henri se había arremangado la camisa y tenía los pantalones manchados de harina; no se molestóensacudírselos,locualmegustó.Eriktambiéneraunpocomanazas,perotampocoparecía importarletenerharinaportodoslados. Kileestabaabsortoenellibrodecocina. —Ahoravuelvo. —Vale—musitó. Trasdarunpardepasos,leoíllamaralchefenvozbaja. —Tienemuybuenapinta,chicos—dije,ymecoloquéalladodeFox. —Gracias.Laverdadesqueestodecocinaresmuyrelajante.Encasanosuelococinar,ymucho menosalgoparecidoaesto.Perotengomuchasganasdeaprender—confesóFox,aquienlasmanos letemblabanunpoco. —Seráelmejorespárragoquejamáshayaprobado—prometióBurke. —Nopuedoesperar—contesté,ymedirigíhaciaelextremodelaencimera. Eriklevantólavistaymesaludóconunasonrisa. —Alteza.¿Quétalvasuplato? —Fatal,paraquéengañaros—admití. ÉlserioentredientesyleexplicóaHenrielpaupérrimoestadodelplatoprincipal. Teníalasmanoscubiertasdeunamasapegajosa;viunoscuencosconcanelayazúcar,esperando sumomento. —Peroelpostrepromete.¿Tútambiéncocinas,Erik? —Oh, pero no profesionalmente. Vivo solo, así que tengo que cocinar por obligación. Me encantalacomidatradicionaldenuestratierranatal.Estepostreesunodemisfavoritos. EriksegiróhaciaHenriy,apesardenoentenderunasolapalabra,intuíqueestabanhablandode comida,porqueaHenriseleiluminóelrostro. —¡Ah,sí!Henriacabadeacordarsedelasopaquetomasiemprequeestáenfermo.Esmuytípica deSwendwayyllevapatatasypescado.Oh,consolopensarloyaechodemenosamimadre. Sonreíytratédeimaginármelos:Erikensucocina,soloycocinandolasrecetasdesumadre,y Henri,entrelosfogonesdeunrestaurante,presumiendodesudominiodelosplatosfamiliares.Me preocupaba que Erik se sintiera como un paria. Se esforzaba por mantenerse al margen de los seleccionados;vestíadiferente,siempresequedabaenlaretaguardiadelgrupoeinclusocaminaba conlabarbillabaja.Peroalverleahí,interactuandoconHenri—untipotanagradablequemeera imposible echarle—, agradecí que estuviera en palacio. Había traído un pedacito de su hogar hasta aquí. Decidídejarlestrabajarenpazyregreséamirincón.Enmiausencia,Kilehabíacogidovarios ingredientes.Estabatroceandoundientedeajosobreunatablademadera;teníaasuladouncuenco repletodealgoqueparecíayogur. —Aquíestás—dijo—.Deacuerdo,machacalashebrasdeazafránydespuésañádelasalcuenco. Tras un momento de incertidumbre, cogí un mortero diminuto que asumí que servía para machacarazafrányempecéapresionar.Fueextraño,peromesentísatisfecha.Kileseencargódecasi todo el trabajo: bañar el pollo con la mezcla de yogur y meterlo en el horno. Los demás equipos seguíanelaborandosusplatosy,alfinal,elpostrefueelprimeroensalir,seguidoporelaperitivo.El platoprincipal,delquenosocupábamosnosotros,fueelúltimoenestarlisto. Alservirelpollo,Kileyyonosdimoscuentadequedeberíamoshaberpensadoenalgopara acompañarelplato,peroyaerademasiadotarde,asíquedecidimosutilizarelrollitodeespárrago comoguarnición.Todosnosreímosdenuestrafaltadeprevisión. Loscinconossentamosenelextremodeaquellamesainfinita.YoestabaatrapadaentreBurkey Kile, con Henri justo enfrente. Fox, en cambio, prefirió presidir la mesa. Erik se había alejado un poco,peroeraevidentequedisfrutabadelacompañía. Y,adecirverdad,yotambién.Cocinarmeponíadelosnerviosporquenoteníanilamásremota ideadehacerlo.Nosabíacortarlosingredientesnisaltearunasverduras.Además,odiabaelfracaso oquedarcomounaestúpida.Perolamayoríadenosotroscarecíadeexperiencia,asíque,enlugarde volversealgoestresante,seconvirtióenunjuegodivertido.Alfinalacabósiendounadelascenas mástranquilasydicharacherasdemivida. Ni cubertería de plata ni asientos asignados; y, puesto que toda la vajilla de porcelana estaba utilizándose, optamos por servir la cena en platos sencillos que parecían del siglo pasado. No me explicabacómopodíanseguirahí,asíquesupusequeseríaporrazonessentimentales. —Bueno, ya que los espárragos iban a ser el aperitivo, creo que deberíamos degustarlos primero—sugirióKile. —Vale—comentóBurke,quepinchóelespárragoylediounmordisco. Todoshicimoslomismo,aunquelasopinionesfuerondiferentes.Henriasintióconaprobación, pero,desdemipuntodevista,aquelrollitodeespárragoeranauseabundo.Ajuzgarporlamuecaque Foxtratódedisimular,adivinéqueelsuyoeraigualdeasqueroso. —Esto…eslopeorqueheprobadoentodamivida—balbuceó,tratandodetragarseelbocado. —¡El mío está bueno! —replicó Burke un tanto a la defensiva—. Quizá es porque no estás acostumbradoacomerplatosdetanbuenacalidad. Foxagachólacabeza.Fueentoncescuandodedujealgoquejamásmehabríafigurado:Foxera pobre. —¿Puedoprobarunbocadodetuplato?—lesusurréaHenriehiceungestoconlasmanos.No necesitólaayudadeErikparaentendermipregunta,yesomealegró. —¿Perdona? —respondió Fox en voz baja. Fingí no oírle; el espárrago de Henri estaba delicioso—.¿Yquiéndicequenoesporqueeresmalcocinero? —Bueno,sihubieratenidounmejorcompañero—espetóBurke. —¡Eh,eh,eh!—intercedióKile—.Esimposiblequevuestroplatosepapeorqueelnuestro. Mereíentredientesenunintentoderomperaquellarepentinatensión.LarabiadeBurkecasi podíapalparseyrecéporrecuperarlacomodidaddelinicio. —De acuerdo —dije tras un suspiro—. Creo que lo primero que debemos hacer es cortar el polloporlamitadparaasegurarnosdequenoestécrudo.Osjuroquenopretendomataranadie. —¿Dudasdemí?—preguntóKile,ofendido. —¡Porsupuesto! Conciertomiedo,probéunbocado…ymegustó.Noestabacrudo;dehecho,laspartesqueKile nohabíacubiertodeyogurestabanunpocosecas.¡Perosepodíacomer!Teniendoencuentaquesolo habíacolaboradoenunapartedeltrabajo,quizámeexcedíalcelebrarmivictoria. Cenamos y compartimos los rollitos de espárrago que sabían mejor, aunque sabía que los retortijonesnotardaríanenllegar. —¡Estoylistaparaelpostre!—exclamécuandohubeacabado. Henrisoltóunarisitayfuealotroextremodelarepisa,dondeseestabaenfriandoelpostre.Con suma cautela y utilizando tan solo las puntas de los dedos, colocó todos los pastelitos sobre una bandejadeporcelana. —Es korvapuusti —anunció. Después me cogió de la mano y entonó un discurso muy importante;lebrillabanlosojos.Enesemomentohubierapagadoporpoderentendersuidioma. Cuandoacabó,Eriksonrióysevolvióhaciamí. —KorvapuustiesunadelasrecetasfavoritasdeHenri.Leencantaprepararlaydegustarla.Dice quesinoesdesuagrado,alteza,puedeenviarleacasaestamismanoche,puestoqueestáconvencido dequesurelaciónnosobreviviríasinoseenamoradeesteplato. Foxsedesternillóderisaalvermicaradeasombro,peroHenriasintió,confirmandoasíloque suintérpretehabíadicho. Respiréhondoycogíunodeesosdelicadospastelitos. —Vamosallá. Enseguidadistinguílacanela.Tambiénnotéunligerosaborapomelo…,perosabíaquenoera eso. Era un postre dulzón, pero nada empalagoso; sin embargo, más que una receta fantástica, era obvioqueloquesucedíaeraqueaquelpostrelohabíapreparadouncheffantástico.Henrisehabía entregadoalmáximo.Ysabíaque,enparte,lohabíahechopormí…,perosobretodoporélmismo: nopodíapermitirsecocinaralgoquenofueraincreíble. Henrimehabíadeslumbrado. —Esperfecto,Henri. Losdemáschicossemetieronelpostreenteroenlabocayemitieronungruñidodesatisfacción. —Mimadresemoriríaporprobarlo.¡Esmuygolosa!—dije. Kilepusolosojoscomoplatos.Sabíaqueamamálospostreslavolvíanloca. —Estáexquisito,Henri.Habéishechounbuentrabajo.Tútambién,Erik. Elintérpretenegóconlacabeza. —Apenasheayudado. —¿Estabaamañado?—preguntóderepenteBurke,conlabocatodavíallena.Todoslemiramos un tanto confusos—. A ver, a mí se me ocurre la idea, Henri nos convence para participar y acaba dejándonosenevidencia. Empezóaponerserojoy,unavezmás,elambientevolvióatensarse. Foxlediounasuavepalmaditaenelhombro. —Cálmate,tío.Noesmásqueunrollitodecanela. Yactoseguido,Burkecogióelpastelitoyloarrojócontralapared. —¡Lohabríahechomuchomejorsinohubierasmetidolapatatantasveces! Foxhizounamueca. —Eh,erastúelqueestabaahíparloteandosobreloatractivaqueeraenlugardevigilar… Pero Fox no pudo finalizar la frase: Burke le asestó un puñetazo en la nariz. Me quedé petrificada.Foxarremetiócontraély,cuandoBurkequisodevolverleelgolpe,meempujóymetiró alsuelo. —¡Basta! —exclamó Kile, que saltó por encima de mí para sujetar a Burke. Henri empezó a gritarleaFoxenfinlandés. TraselincidenteconJack,sentíelimpulsodelevantarmeydevolverleelguantazo.Nadieibaa hacermedañoeirsederositas.Y,lohabríaintentado,denoserporunacosa. Erik,elsilenciosoobservador,sedeslizóporencimadelamesayaterrizóamilado. —Venga—murmuró. No me gustaba obedecer órdenes, la verdad, pero lo dijo tan angustiado que le seguí sin rechistar. Capítulo24 Erikmecondujorápidamentehacialasescalerasyluegohaciaelcomedor.Todoelpalacioestaba disfrutandodelacena,asíqueenlasalahabíabastantebullicio. —¿Eadlyn? —llamó papá al verme, pero Erik me instó a seguir corriendo; no sé cómo, pero adivinóquenosoportaríaquedarmeahí.Tansoloparócuandoalcanzamoselpasillo. —Perdón,oficial.Variosseleccionadossehanenzarzadoenunapeleaenlacocina.Hanllegado alasmanosyestoysegurodequeiráamás. —Gracias—respondióelguardia,quehizoungestoadosdesuscompañerosysaliódisparado hacialasescaleras. Meabracélacintura,entreasustadayfuriosa.Consumacaballerosidad,Erikapoyóunamano enmiespaldaymeguioporellaberintodepasadizos.Oíquemispadresmellamaban,peroenese momentonomeveíacapazderespondersuspreguntas. Aminoróelpasoy,envozbaja,mepreguntó: —¿Adóndequieresir? —Amihabitación. —Tesigo. Enningúnmomentometocó,salvoporunaligeracariciaenlaespaldaenunaocasión,loque me hizo darme cuenta de que había mantenido la mano a pocos centímetros de mi espalda todo el tiempo,porsiacaso.EmpujélapuertademihabitaciónyviaNeenadentro,sacandobrilloalamesa demaderaconunvaporizadorconaromadelimón. —¿Señorita? Alcéunamano. —Quizálesientebienunatazadeté—propusoErik. Neenaasintióysaliódeldormitorio. Mesentéalospiesdelacamaeinspiréhondo.Eriksequedóahídepie,tranquiloyensilencio. —Nuncahabíapresenciadoalgoasí—confesé.Searrodillófrenteamí,paraestaramimisma altura—. Mi padre jamás me ha puesto la mano encima, y siempre nos ha enseñado a buscar solucionespacíficasanuestrasdiferencias.Kileyyodejamosdepelearnosantesinclusodeaprender ahablar. Alrecordarlosemeescapóunasonrisa. —Ahí abajo he revivido el episodio con Jack. Burke me ha tirado al suelo. Esta vez pretendía hacérselopagar,peroentonceshecaídoenlacuentadequenotengoniideadecómohacerlo. Erikesbozóunasonrisa. —Henri siempre dice que cuando uno está furioso, la mirada cobra la misma fuerza que un puñetazo.Noeresvulnerable. Agachélacabezaypenséentodaslasvecesquemehabíarepetidounayotravezquenohabía nadieenelmundotanpoderosocomoyo.Yhabíapartedeverdadenello.PerosiJackmehubiera acorralado en un rincón o Burke me hubiera amenazado con sus puños de acero, la corona no me habríaservidodenada.Podíacastigar,desdeluego,peronopodíaprevenir. —Unaagresión,deunhombreodeunamujer,esunaseñaldedebilidad.Laspersonascapaces deresolverunproblemamediantelapalabrasemerecentodosmisrespetos—declaró.Mefijéque susojoshabíanviajadoaotraépoca—.Quizáporesolalenguaestanimportanteparamí.Mipadre siempresolíadecir:«Eikko,laspalabrassonarmas.Sontodoloquenecesitas». —¿Ayco?—pregunté. Esbozóunasonrisa,untantoavergonzado. —E-I-K-K-O.Comoyaledije,Erikeslomásparecidoeninglés. —Megusta.Deveras. Centrósuatencióndenuevoenmí;sefijóenmisbrazos. —¿Estáherida? —Ah…,bueno,creoqueno—dije.Medolíaunpocoeltrompazo,peronadaimportante—.No puedocreerlorápidoquehapasado. —Nopretendojustificaraningunodeellos,hasidounactoinaceptable,perolesoigohablar,y estánestresados.Todosquierenimpresionarla,peronotienenlamásremotaideadecómohacerlo. Algunos traman sabotear a otros pretendientes sin que los pillen. Un puñado de pretendientes aprovechacadaminutodesutiempolibreparahacerejercicioyasíserfísicamentesuperioresalos demás.Sesientenmuypresionados,yquizáporesemotivoBurkehaexplotado.Peroesonodisculpa sucomportamiento. —Lamentoquetengasquepasarportodoeso. Élencogióloshombros. —Nopasanada.NosuelodespegarmedeHenri,quehahechobuenasmigasconKile,ytambién con Hale. Me gusta su compañía. No piense que quiero influir en su decisión final, pero me dan muchaconfianza. Sonreí. —Creoquellevasrazón. Aunque todavía no me había reunido a solas con todos los candidatos, sabía que Hale era un buenchico.Yestanoche,alveraHenritanemocionadoconsupostre,conesapartedesuvida,pude vislumbrar al hombre que se escondía tras esa mirada tan penetrante. Y Kile…, en fin, no podía describiraKile,peroeramejorcompañerodeloquejamáshabríaimaginado. —¿Te importaría decirle a Henri de mi parte que el postre estaba maravilloso? Sé cuánto le importasutrabajo,yadmirolapasiónquelepone. —Loharéencantado. Extendílamanoyéllaaceptó. —Muchísimasgracias.Estanochetehasjugadoelcuellopormí,ynosabescuántoagradezco queestuvierasahí. —Eslomenosquepodíahacer. Ladeélacabezayloobservé.Notéquealgoacababadeocurrir,peronopudeidentificarelqué. Sin conocerme, Erik había acertado en todas sus decisiones. Impidió que empeorara una situación ya de por sí peligrosa, se ocupó de que no perdiera el control de mis emociones y permanecióamilado,escuchandomispreocupacionesydándomesabiosconsejos.Teníaadecenas depersonasamiservicio,dispuestasahacertodoloquelespidiera. Meresultógraciosoque,asulado,nohubieranecesitadollamaranadie. —Noloolvidaré,Eikko.Nunca. Aloírsunombreoriginal,advertíunatímidasonrisaymeapretólamanoligeramente. RecordélaimpresiónquetuvetrasmiprimeracitaconHale.Aldespedirmedeél,sentíqueme habíaarrancadovariascapasdepielyhabíaconocidoamiverdaderayo.Enestaocasión,mevial otro lado de la barrera: olvidé el rango social que nos separaba y el protocolo de palacio y vi el corazóndeunapersona. Yelsuyoerahermoso. Neenaregresóconunabandejaentremanos.Erikseparósumanodelamía. —¿Estábien,señorita? —Sí,Neena—contesté,ymepuseenpie—.Unospretendientessehanpeleadoenlacocina,pero Erik me ha sacado de ahí sana y salva. Estoy segura de que los guardias me explicarán enseguida cómohaacabado.Hastaentonces,todoloquenecesitoestranquilizarme. —Una infusión le sentará de maravilla. Le he preparado una camomila; ahora le traigo algo cómodo—dijo.Yasí,sinmás,meplanificólanoche,cosaqueagradecímuchísimo. Me volví hacia Erik, que estaba junto a la puerta. Realizó una pomposa reverencia antes de despedirse. —Buenasnoches,alteza. —Buenasnoches. Sedesvanecióenunabrirycerrardeojos.Neenameacercólainfusión.Loquemeextrañófue notenerlasmanosfrías. Unahoramástarde,mereuníconmamáypapáeneldespacho,paradiscutirsobrelosucedido. —El señor Fox está bastante magullado —informó un guardia—. El señor Henri trató de disuadir al señor Burke, pero le fue imposible. Tanto el señor Henri como el señor Kile tienen arañazosymoratonesentodoelcuerpoporhaberintentadosepararlos. —¿Podríassermásespecífico?—pregunté. —ElseñorHenritieneuncardenalenormeenelpechoyuncorteenunaceja.ElseñorKileha acabado con el labio partido y, aunque no presenta más cicatrices, tiene el cuerpo entumecido por tratardeconteneralseñorBurke. —¡Deja de llamarlo «señor»! —ordenó papá—. Burke se marcha de palacio, ¡ahora mismo! ¡Foxcorrerálamismasuerte! —Maxon,piénsalobien.Foxnohahechonada—intercediómamá—.Estoydeacuerdoenque hasidoinapropiado,peronotomesladecisiónporEadlyn. —¡No!—gritó—.OrganizamoslaSelecciónparacomplaceranuestropueblo,paraquenuestra hijatuvieralaoportunidaddeserfeliz,comonosotros.Y,desdequeempezóelproceso,¡yalahan asaltadoendosocasiones!¡Nopiensopermitirqueesetipodemonstruosmerodeenpormicasa! Finalizósudiscursoconuntremendopuñetazosobrelamesa;unatazadetéalsuelo.Mequedé depiedra. —Papá,para—supliquécontemoraempeorartodavíamáslascosas. Me miró por encima del hombro, como si no se hubiera dado cuenta de que mamá y yo seguíamosenlahabitación.Suavizólaexpresióndeinmediatoydespuésbajólacabeza. Cogióalientoyseaflojólacorbata.Despuéssedirigióalguardia: —Quiero que estudiéis concienzuda y meticulosamente a cada uno de los seleccionados. Hacedlocondiscreción,porfavor.Tenéispermisoparautilizartodoslosmediosquenecesitéis.Si algúncandidatoarmóunfollónosemetióenunapelea,aunquefueraenlaguardería,loquierofuera depalacio. Recuperólacalmaysesentóalladodemamá. —Burkeseva,ynoesnegociable. —¿YquéhaydeFox?—preguntómamá—.Alparecer,noinstigóladiscusión. Papásacudiólacabeza. —Nolosé.LaideadequeFoxsequede,apesardehaberestadoinvolucradoenunapelea,no meparecejusta. Mamáapoyólacabezasobreelhombrodesumarido. —Cariño, no olvides que, durante nuestra Selección, yo también me metí en una tremenda discusión,yfuistetúquiénpermitióquemequedara.Imagínatecómohabríancambiadolascosassi hubierasdecididolocontrario. —Mamá,¿tepeleasteconotraaspirante?—pregunté,perpleja. —Asíes—confirmópapá. Mamádibujóunasonrisita. —Dehecho,sueloacordarmedeesachica.Resultóserencantadora. —Deacuerdo—dijo,yresopló—.Foxpuedequedarse,perosolosiEadlyncreequepodríaser felizasulado. Posaronsusmiradasenmí.Mesentíaabrumada;seguroquemicaramedelataba. Megiréhaciaelguardia. —Graciasporlainformación.EscoltadaBurkehastalaspuertasdepalacioydecidleaFoxque hablaréconélenbreve.Ahora,puedesretirarte. Cuandosaliódeldespacho,melevantédelasillaytratédeordenarmispensamientos. —No pienso hacer ninguna pregunta sobre esa pelea, pero, por más que lo intento, no logro entenderporquémehabéisocultadotantosdetallessobrevuestraSeleccióndurantetodamivida,y ahora,derepente,mecontáisestetipodeanécdotas.Yjustodespuésdehaberpasadoporalgoque vivisteisenvuestrapropiapiel. Sesintieronculpables. —Mamáteconocióantesdeloprevisto—acusé,yseñaléapapáconeldedo—.Tupadreeligió atodastuscandidatas…Hubierasidotodoundetalleportupartehabermedadounpardeconsejos sobrecómoevitarunapelea. Mecrucédebrazos,cansada. —Te prometí tres meses, y eso es lo que voy a darte —dije, ignorando su mirada de preocupación—.Concertarécitas,dejaréquelaprensatomefotografíasentodomomentoparaque los periódicos puedan llenar sus páginas y hablaré de mis avances durante el Report. Pero, por lo visto,losdospensáisque,simeimplicoenesto,meenamorarécomoporartedemagia. Mequedéahídepie,sacudiendolacabeza. —Peroesonovaapasar.Almenos,noamí. —Podría—susurrómamáconsumaternura. —Séqueosestoydecepcionando,peronoesloquequiero.Loschicossonsimpáticos,pero… algunos me incomodan un poco, y no sé si serán capaces de soportar la presión de este cargo. No piensocomprometermeporunsimpletitularenlosperiódicos. Papáselevantódelasilla. —Eadlyn,nosotrostampocoqueremosesoparati. —Entonces,porfavor—yalcélasmanosamododeescudo—,dejaddepresionarmeparaque meenamore;nisiquieraheelegidoaloscandidatos. Entrelacélasmanos. —La Selección está siendo una experiencia traumática. Me han arrojado fruta podrida en público,mehanjuzgadoporunbeso.Unodelospretendientesmetocócontramipropiavoluntady otro me arrojó al suelo. Gracias a todo el esfuerzo que estoy invirtiendo en este proceso, los periódicosestánhaciendosuagosto,humillándomecadadosportres. Mispadressemiraronalgointranquilos. —Cuando os prometí que ayudaría a distraer a la gente, no pensé que podría llegar a ser tan degradante. —Cariño, nunca quisimos hacerte daño —murmuró mamá, compungida, como a punto de echarseallorar. —Losé.Ynoestoyenfadada.Tansoloquieromilibertad.Y,siestoesloquedebohacerpara conseguirla, lo haré. ¿Queréis un pasatiempo? Yo os lo daré. Pero, por favor, no pongáis tantas expectativasenmí.Noquierofallarosotravez. Capítulo25 LlaméalapuertadeFoxconlaesperanzadequeestuvierasumidoenunprofundosueñoynome oyera.Habíasidounanocheagotadora;loúnicoquequeríaerametermeenlacamayesconderme bajolassábanas. Pero, por supuesto, su mayordomo particular abrió la puerta. No hizo falta que el lacayo me anunciara.Foxmevio. El guardia no había exagerado al decir que había salido malherido de la pelea. Tenía un ojo hinchadoymediacarateñidadedistintastonalidadesdemorado.Tambiénadvertíunvendajeenun costadodelacabezayalrededordelosnudillosdelamanoderecha. —¡Eadlyn!—exclamó,yselevantódelacamadeunbrinco.Deinmediato,hizounamuecade dolorysepalpólascostillas—.Losiento.Alteza. —Puedes retirarte —le murmuré al mayordomo, y me acerqué a Fox—. Siéntate —le pedí—. ¿Nodeberíasestarenelhospital? Sacudiólacabezayvolvióaacomodarseenlacama. —Mehandadolamedicaciónquedeboseguiryhemosconsideradoquedescansaríamejoren mihabitación. —¿Cómoestás?—pregunté,aunqueeraevidentequeeldolordebíadeserinsoportable. —¿Apartedelasmagulladuras?—respondió—.Humillado. —¿Teimporta?—dije,yseñaléelotroladodelacama. —Claroqueno. Mesentéenelbordedelacama,sinsabercómoempezar.Noqueríaexpulsarleyenviarleacasa enesemomento,enparteporcaridad.Antesdereunirmeconpapá,decidíecharunúltimovistazoa las inscripciones de Burke y Fox. Descubrí que Fox me había dado muchas pistas sobre su vida familiarenelformularioquepresentó.Porunacuestióndeconveniencia,siemprebuscabaintereses mutuosotemasdelosquecharlar,asíque,ensucaso,habíadescuidadodetallesmuyimportantes. VivíaenClermontytrabajabacomosocorristaenlaplaya,loqueexplicabaesatezbronceaday la cabellera rubia. Intuí que el sueldo no le llegaba para mantener al resto de su familia, aunque tampocolohabíadejadomuyclaroenelpapel.Sumadrenovivíaencasa,peronologréaveriguarsi habíafallecidooseguíaviva.Supadrepadecíaunaenfermedadterminal,demodoquedudabadeque pudieracontribuiralaeconomíadoméstica. Esmás,silehubieraprestadolamásmínimaatención,mehabríapercatadodeque,desdeque estabaenpalacioycomíacomoeradebido,selehabíansuavizadoaquellospómulostanafilados.En lafotografíaparecíauncadáver. Queríaquesequedara,quesiguierarecibiendosuestipendio.Dehecho,inclusodeseéque,antes deirse,robaraloselementosdecorativosdesuhabitaciónparapodervenderlosensupueblo. Sinembargo,pedirlequepermanecieraenlaSeleccióneraalimentarsuilusión. —Escuche—empezó—,sidebosereliminadodelproceso,loentiendo.Noquieroirme,pero conozco las normas. Es solo que… no quiero marcharme con la sensación de que la princesa me consideraunchicocomoBurkeoJack.Nomerecuerdecomoalguiendespreciable,¿deacuerdo? —Noloharé.Teloprometo. Foxapartólamiradayesbozóunasonrisallenadetristeza. —Nohetenidolaoportunidaddedecirle,alteza,todoloquepienso.Meencantaríaaprendera ganarmealpúblicoasumanera.Esimpresionante.Nuncaolvidarécómolebrillanlosojoscuando gastaunabroma. —¿Ah,sí?Espera,¿yogastobromas? Élserioentredientes. —Sí. Son comentarios muy sutiles, pero su mirada siempre la delata. Y creo que le encanta tomarnoselpelo.Comoduranteelconcursodepreguntasdelotrodía. Sonreí. —Fuedivertido.Yestanoche,salvoelfinal,tambiénhasidoinolvidable. —Siemprerecordarélacaraquepusocuandomordióeseespárrago. Apretéloslabios,convencidadequeaéllehabíadisgustadotantocomoamí.Enciertomodo, me cautivó el hecho de que, a pesar de todo el esfuerzo invertido, Fox no se mostrara ofendido o molesto.Loúnicoqueledolíaylepreocupabaeraquelerecordaracomoundonnadiedesalmadoy violento. —Fox,voyahacertealgunaspreguntas.Necesitoqueseassinceroconmigo.Si,porloquefuera, creyeraqueestásmintiendo,seacabó.Tendrásunahorapararecogertuscosaseirte. Selehizounnudoenlagargantay,derepente,lecambiólacara. —Tienemipalabra. Asentí.Lecreía. —Deacuerdo.¿Quépuedescontarmedetupadre? Dejóescaparunsuspiro;noesperabaquelaconversaciónfueraatomareserumbo. —Bueno,estáenfermo,aunquesupongoqueesoyalosabe.Tienecáncer,perolollevabastante bien. Ahora mismo solo puede trabajar media jornada porque necesita muchas horas de sueño. Cuandocayóenfermo,mimadrenosabandonó,demodoque…Enrealidad,preferiríanohablarde ella. —Estábien. Clavólamiradaenelsueloyprosiguió: —Tengounhermanoyunahermana;nodejandepensarenmamáporqueestánconvencidosde quealgúndíaregresará,peroyoséqueesonovaaocurrir.Dehecho,siseatrevieraavolver,me marcharía. —Notienesquehablardeella,Fox,deveras. —Losiento.Cuandovineaquí,penséquelopeorseríaladistancia,peroestabaequivocado.Lo queverdaderamentemeparteelalmaesverlaconsufamilia—admitió,yserascólacabeza—.Sus padres siguen enamorados, sus hermanos la miran como si fuera su paraíso terrenal particular. La envidio.Mifamiliaylasuyasondospolosopuestos. Apoyéunamanoensuespalda. —No somos perfectos, créeme. Y, por cómo hablas de él, intuyo que mantienes una relación muyespecialcontupadre. —Laverdadesquesí—susurró,ymemiróporelrabillodelojo—.Nopretendíaponermeasí. Nosuelohablardemifamilia. —Nopasanada.Tengootraspreguntas. Seincorporóy,alhacerlo,sedoblegódedolor.Apartélamanoyentrecerrélosojos. —Meacabodedarcuentadequequizánosealomásoportunoahoramismo. Foxdibujóunasonrisa. —Adelante. —Deacuerdo…¿Vinisteaquípormíoparaalejartedeellos? Foxsequedócalladounossegundos. —Ambascosas.Adoroamipadre.Esunpilarfundamentalenmivida.Nomeimportacuidarde él, lo juro. Pero es un trabajo muy fatigoso. Reconozco que la estancia aquí ha sido como unas vacaciones.Creoquemishermanosempiezanavalorartodoloquehagoporlafamilia,yesome reconforta.Yluego,bueno,luegoestáusted,alteza—dijomeneandolacabeza—.Yovivoaldía,con lojusto.Vengodeunafamiliadesestructurada.Nohacefaltasermuyastutoparadarsecuentadeque soydelmontón—añadió,yluegosellevóunamanoalpecho;derepente,leasaltólatimidez—.Pero llevoobservándolatodamivida.Siemprehecreídoqueesunachicaingeniosa,ademásdebella.No sésitengolamásmínimaposibilidaddequeestemosjuntos…,peroteníaqueintentarlo.Penséque, siveníaapalacioylaconocíaenpersona,encontraríaelmododedemostrarquevalgolapena.Y entonces, torpe de mí, me enzarzo en una pelea —murmuró, y se encogió de hombros—. Así que puedoimaginarmecómoacabalahistoria. Odiabaoíresavozdedecepción.Noqueríaquemeafectaraporquesabíaque,sidejabaqueFox meconociera,aquellonoacabaríabien.Nolograbaexplicarmeporqué,peroestabaseguradequesi algunodemispretendientescruzabaesafinalíneadeintimidad,seríauncompletodesastre.Entonces, ¿porqué—porqué—nopodíaimpedirlo? —Tengootrapregunta. —Adelante—respondiódándoseporvencido. —¿Cómoestrabajarenlaplayatodoeldía? Nopudocontenerlasonrisa. —Es maravilloso. El océano tiene algo que me fascina. A veces me da la sensación de que, dependiendodeldía,tieneunhumordistinto.Haydíasenqueelaguaestátranquilaypareceunabalsa deaceite;otros,sevuelvesalvaje.YnosabecuántoagradecíqueenAngelessiemprehicieracalor. Delocontrario,creoquenolohabríasoportado. —Amítambiénmeencantaeltiempoquehaceaquí,aunquenosueloiralaplaya.Mispadresno son grandes amantes del mar; si voy con Ahren, al final siempre acabamos rodeados de gente que nosatosiga.Esunincordio,laverdad. Mediounsuaveempujónconelhombro. —SialgunavezvieneaClermont,búsqueme.Puedealquilarunaplayaprivadaynadar,ytomar elsoltodoloqueleapetezca. Suspirécomosiestuvierasoñando. —Suenaperfecto. —Habloenserio.Eslomínimoquepuedohacer. MiréaFox,queparecíanorendirse. —Tepropongountrato.Siconsiguesser,pordeciralgo,unodelostresfinalistas,podríamos viajarhastaallí,alquilarunaplayay,¿porquéno?,conoceratupadre. Supoleerentrelíneasysequedóestupefacto. —¿Notengoquehacerlasmaletas? —Loquehapasadoestanochenohasidoculpatuya.Yvaloroquehayassidosinceroalhablar detusmotivaciones.Ybien,¿quéteparecesitequedasunpocomásyvemoscómova? —¿Dóndetengoquefirmar? —Perfecto, entonces —dije, y me puse en pie. Sentí un torbellino de emociones distintas. Fox siempre me había parecido el típico chico guapo, sin más. Pero ahora, tras esa conversación, me moríadeganasdeverloporpalacio—.Perdóname,perotengoqueirmepitando.Todavíamequedan asuntosporatender,cosasquenopuedenesperaramañana. —Me lo imagino —respondió, y me acompañó hasta la puerta—. Gracias, alteza, por esta oportunidad. —Esloquequerías,¿verdad?—lerecordéconunasonrisa—.YtutéameyllámameEadlyn,por favor. Élesbozóunagransonrisaymecogiódelamano.Medioelmásdelicadodelosbesos. —Buenasnoches,Eadlyn.Ygraciasunavezmás. Asentíymeescabullídesuhabitaciónatodaprisa.Eseeraunodelosasuntosquerequeríami atención…,perosabíaqueporlamañanahabríaunmillónmás. Lafotógrafahabíahechountrabajoexcepcional;habíalogradomimetizarsealaperfeccióncon lacocinay,adecirverdad,nisiquieramefijéensiseguíaahícuandoestallóladiscusión.Burkey Foxcolmabanlasportadasdetodoslosperiódicos;lostitularespregonabanquesehabíaexpulsado al primero de ellos; al segundo se le había perdonado. Por suerte, había otras fotografías. En una aparecía yo, junto a Kile, moliendo el azafrán; en otra, estaba junto a Erik, que parecía traducirle algo a Henri. Pero todas esas instantáneas quedaban eclipsadas por la cara de rabia de Burke al abalanzarsesobreFox. Traté de evitar mirar esa foto; me centré en las otras. Las arranqué para guardarlas y documentarlas. Sin embargo, intuía que acabarían tiradas en el mismo cajón donde estaba la horripilantecorbatadeKile. Fui a desayunar y sentí el peso de todas las miradas sobre mis espaldas. En circunstancias normales, eso no me habría supuesto un problema. Pero los candidatos estaban locos por conocer todos los detalles de la pelea y mis padres no dejaban de observarme con preocupación. Aquel silenciotácitoacabóporabrumarme. Me pregunté si la noche anterior había hablado demasiado, o si había sonado demasiado amenazante.HabíaprocuradoexplicarloagotadoraehirientequeestabaresultandolaSelecciónyno culparles por ello. Sin embargo, aunque hubiera preferido no participar, sabía que había hecho lo correcto.LospuñosdeBurkehabíanensombrecidocualquierotranoticiadelpaís,almenosdurante esedía. —¿Quéhaocurrido?—preguntóKadenenvozbaja. —Nada. —Mentirosa.Papáymamáestánhechospolvo. Losmirédereojo.Papánodejabademasajearselassienes;mamáestabajugandoconlacomida queteníasobreelplato,intentandodisimularsutristeza. Suspiré. —Soncosasdeadultos.Noloentenderías. Kadenpusolosojosenblanco. —Nomehablesasí,Eadlyn.Tengocatorceaños,nocuatro.Leolosperiódicosadiarioypresto atenciónatodoslosReport.Hablomásidiomasquetúyestudioinfinidaddetemasdistintossinque nadiemeobligueahacerlo.Noactúescomosifuerasmejorqueyo.Soyunpríncipe. Suspirédenuevo. —Sí,peroyoseréreina—corregí,ytoméunsorbodecafé.Loquemenosmeapetecíaenaquel momentoeradiscutirconmihermano. —Algúndía,tunombreapareceráenloslibrosdehistoria.Seguramente,losniñosdediezaños notendránmásremedioquememorizarloparaunexamenydespuésseolvidarándetiparasiempre. Tienes un trabajo, como cualquier otra persona del mundo, así que deja de comportarte como si fuerasmejorqueelrestodelplaneta. Medejósinpalabras.¿EsoeraloqueKadenpensabademí? ¿Esaeralaopiniónquemipropiopuebloteníademí? Esedíamehabíapropuestoserfuerte,demostraramispadresqueibaaseguiradelanteconel proceso y dar a entender a los candidatos que incidentes como el del día anterior no podían romperme.Sinembargo,laspalabrasdemihermanoKadenecharonportierratodosmispropósitos ymehicieronsentirvulnerable. Me levanté dispuesta a marcharme. Elaboré una lista mental del material que necesitaba del despacho,pues,derepente,semehabíanquitadolasganasdetrabajarahí. —Hola,Eadlyn,espérame. EraKile,quecorríadetrásdemíintentandoalcanzarme.Nisiquieralehabíavistoalentrarenel comedor a primera hora de la mañana. Tenía el labio ligeramente hinchado, pero, por lo demás, parecíaestarsanoysalvo. —¿Estásbien?—preguntó. Asentíconlacabeza…yluegorecapacité. —Laverdad,nolosé. Apoyólasmanossobremishombros. —Todoestábien. Estabatanagobiada,tanhastiada,quesolofuicapazdeverunavíadeescape:sinprevioaviso,le besé.Enelfondo,sabíaque,duranteesosmomentos,elmundodejaríadegirar. —¡Au!—gritó,yretrocedió. —¡Losiento!Yosolo… YentoncesKilemesujetóporlacinturaymellevóhastalahabitaciónmáscercana.Cerródeun portazoymeempujóhacialapared.Mebesóconpasión,conintensidad.Porlovisto,ellabionole dolíatantocomoparecía. —¿Dequévatodoesto?—jadeó. —Noquieropensar.Bésame. Sinmediarpalabra,Kilemeatrajohaciasíysusmanosseperdieronentremicabello.Leagarré delacamisayleestrechéentremisbrazos. Y funcionó. Mientras balanceábamos nuestros cuerpos, todo a nuestro alrededor se detuvo y todasmispreocupacionessedesvanecieron.Suslabiosmebesabanlamejilla,elcuello.Pocoapoco, los besos fueron cambiando. Se volvieron más salvajes, más exigentes. Perdí la concentración por completo.Y,sinpensármelodosveces,ledesabrochélacamisa.Sinapartarseniuncentímetro,Kile soltóunacarcajadamaliciosa. —Deacuerdo,siempezamosaquitarnoslaropa,quizádebamosmeternosenundormitorio.Y noestaríamalquesupierascuálesmisegundonombre. —¿EsAshton?¿Arthur?MesuenaqueempiezaporA. —Frío,frío. Suspiréybajélosbrazos. —Deacuerdo. Élseseparó,perosinsoltarmelacintura,ymesonrióconsuficiencia. —¿Estásbien?Lodeanochefueespantoso. —No lo vi venir. Fue el espárrago… Burke le dio un puñetazo a ese pobre muchacho por un míseroespárrago. Kileserio. —¿Ves?Poresotúteencargastedelamantequilla. —Oh, tú y tu estúpida mantequilla —protesté, y le acaricié el pecho—. Siento mucho lo de tu labio.¿Teduelealgomás? —Elestómago.Mientraslesujetaba,mediovarioscodazos,perolociertoesquepensabaque seríapeor.AHenriledebededolermuchoelojo.Menosmalquenolegolpeóuncentímetromás abajo. Hiceunmohínalimaginarhastaquépuntosehabríanpodidotorcerlascosas. —Kile,siestuvierasenmilugar,¿leshabríasechadodeunapatadaalosdos? —CreoqueinclusoHenriyyohabríamospendidodeunhilo—contestó. —Perovosotrosdostratasteisdepararlapelea. Éllevantóundedo. —Cierto.Túlosabesporqueestuvisteahíylopresenciastetodo.Perolosdemáscandidatoshan leído los periódicos. Todas las fotografías dan a entender que todos estábamos involucrados en la discusión. —Entonces,alverqueFox,Henriytúoshabéisquedadoaquícreenqueoshabéissalidoconla vuestra,¿meequivoco? —Ynosoloeso,tambiéncreenqueotrospodríanhabersezafadodelaexpulsión. —Este día no hace más que empeorar —farfullé. Me pasé los dedos por el pelo y apoyé la espaldaenlapared. —¿Tanmalbeso? MeechéareíryrecordélaúltimanocheenqueKilevinoavermeamidormitorio.Meextrañó muchísimo que quisiera charlar conmigo. Pero ¿por qué pensaba en eso ahora? Durante todo ese tiempo,podríahabertenidounanuevaperspectiva. —¿Porquéantesapenasnosdirigíamoslapalabra?Hablarcontigoestanfácil. Élseencogiódehombros. —Túereslaquemandaaquí.¿Quécrees? Apartélamiradaporquemeavergonzabareconocerlo. —Creo que, en cierto modo, te reprochaba tener una hermana como Josie. Esa constante imitaciónmeponedelosnervios. —Yyocreoqueterecriminabatenerquevivirenpalacio.Séqueesculpademispadres,node lostuyos,perodesdequeanunciaronqueseríaslafuturareina,teacusédetodasmismiserias. —Teentiendo. —YséquenosoportasaJosie.Peropiensaqueparaellaesmuyduroestarsiempreatusombra. NoqueríaañadiraJosiealacadavezmáslargalistadecosasquemehacíansentirculpable.Me recoloquélaropa;centrarmeenmitrabajomeayudaríaadistraerme. —Hagamosalgounodeestosdías.Nadadecitas.Pasemosunbuenratojuntos. Esolesacóunasonrisadeorejaaoreja. —Meencantaría. Seabotonólacamisay,derepente,semesonrojaronlasmejillas.¿Cómohabíapodidoperderel control? —Y, escucha —dijo—, no permitas que todo esto te desanime. Tú eres mucho más que la Selección. —Gracias,Kile—susurréy,antesdeirme,lediunbesoenlamejilla. Recordéeldíaenqueleísunombreenlapapeleta.Mepusefuriosaporquesentíque,encierto modo, alguien me había tendido una trampa. Ahora me daba igual averiguar o no por qué su formulariohabíaacabadoahí;tansolomealegrabadequehubierasidoasí. Yesperabaqueélsintieralomismo. Capítulo26 Laentrevistadeesanocheibaasertodounreto.Sí,lasfotografíasjuntoaEanerandepostal,ysí, los vídeos del concurso de preguntas habían cautivado a los espectadores, pero sospechaba que GavrilpudierasentirseobligadoapreguntarmesobrelasrecientesexpulsionesdeJackyBurkeen lugardecentrarseenloscandidatosqueseguíanenpalacio. Sinembargo,loquemásmeangustiabaeraquenosabíaquéinformaciónpodíarevelarycuál debíaocultar.Papáhabíapuestoenmarchatodoundispositivodeseguridad,asíque,amenosquelos guardias se movieran a la velocidad del rayo, esa semana no tendría ninguna cita…, lo que significaba que, en el Report de la semana siguiente, no tendría nada interesante que contar. Esta noche debía marcar un antes y un después, pero no estaba segura de cómo hacerlo. Tenía la impresióndequealgonoencajaba,dequemefaltabaunapiezadelrompecabezasparaqueaquello pudierafuncionardeunavezportodas. Enmiopinión,eldesastrenoeratanabsoluto,yaquehabíatenidolaoportunidaddeconocerun poco más a Kile, Henri, Hale y Fox. Sin embargo, a ojos del público, la Selección se estaba desmoronandopormomentos. Esedía,preferínoleerlosperiódicos.Aunasí,recordélasportadasdeldíadeldesfile:entodas aparecía una princesa asustada y vulnerable. Tampoco lograba quitarme de la cabeza a todas esas personasquemeseñalabanconeldedomientrasseburlabandemí.Estasemanahabíamosexpulsado adoscandidatospormalaconductaperosumarchasolohabíaservidoparaeclipsartodoslosgestos románticos. Aquelloteníamuy,peroquemuymalapinta. Me encerré en mi habitación y empecé a hacer un boceto para organizar mis ideas. Tenía que haberunmododedarlelavueltaalaSelecciónysacaralgobuenodeella. El lápiz bailaba sobre el papel; cada vez que trazaba una línea, resolvía un dilema. Lo más sensatoseríanocomentarnadasobrelascitasquehabíatenidoesasemana,pues,sidescribíauna,no tendríamásremedioquehablardetodas,ynoqueríarecordarotravezelepisodioconJack. Quizás, en lugar de explicar los acontecimientos de la semana, podía explicar lo que sabía de mis candidatos. A todos los admiraba por algo; si fingía estar enamorada de todos sus talentos y virtudes,elpúblicocreeríaqueestabaconfundida,quetodavíanoteníaniideadeaquiénelegir.La Selecciónnoestabaviniéndoseabajo;sencillamente,lasopcioneserandemasiadobuenas. Cuandoporfintramélaestrategia,medicuentadequehabíadibujadoundiseñoprecioso:un vestido palabra de honor, muy ajustado y un pelín corto, pero encima había dibujado una falda abombada para que pareciera más recatado. Utilicé un color borgoña para el vestido y un marrón doradoparalafalda,loqueledabaunaireotoñaldelicioso. Yapodíaimaginarmeelpeinadoqueluciríaconesevestido.Inclusosabíaquéjoyasresaltarían másconelmodelo. Sinembargo,cuántomásmirabaelboceto,másmedabacuentadequeeramásapropiadopara unaestrelladelaalfombrarojaqueparaunaprincesa. Eraunvestidomaravilloso,peromepreocupabaloquepudieraopinarlagente.Ahora,másque nunca,suscríticaseranfundamentalesparamí. —¡Oh,señorita!—exclamóNeenaalvislumbrareldibujo. —¿Tegusta? —Eselvestidomásglamurosoquehevistoenmivida. Observéeltraje. —¿CreesquepodríaponermealgoasíparaelReport? Hizounamueca,comosiacabaradehacerleunapreguntaobvia. —Es un vestido que la tapa de pies a cabeza. A menos que pretenda cubrirlo de diamantes de imitación,noveoporquéno. Acariciéelboceto. —¿Quieresquemepongaconello?—seofrecióNeenaconunapizcadeemociónenlavoz. —De hecho, ¿te importaría que te acompañara al taller? Me encantaría echarte una mano con este.Loquieroparaestamismanoche. —Desdeluegoquesí—contestóNeena. Cerrélalibretaylaseguíporelpasillo;nuncahabíaestadotanilusionada. Aquellamaratóndepatronesycosturasmereciólapena.Cuandoentréenelplató,loprimero que vi es a Josie, que enseguida se puso verde de envidia. Me había calzado unos zapatos de tacón dorados.Neenamehabíaonduladoelpelo.Mesentíalamujermásbelladeluniverso.Lasmiradasde descaro de los seleccionados confirmaron que esa noche estaba despampanante. Me quedé tan sorprendidaquetuvequedarleslaespaldaparacontenerlasonrisa. Y fue entonces cuando noté que algo andaba mal. Se respiraba una tensión extraña en el ambiente,másfuertequeelorgulloconelquelucíamivestidoolaadmiraciónquetransmitíanlos pretendientes.Sentíunescalofrío. Miréamialrededorenbuscadepistas.Papáymamásehabíanretiradoaunaesquinaparapasar desapercibidos.Advertíquemipadreteníaunacejaarqueada;además,mimadrehaciaunosgestos muy poco típicos de ella. Ahí estaba pasando algo. Pero no sabía si debía hablar con ellos. Llevábamosunpardedíassindirigirnoslapalabra.¿Eraelmomentoderetomarlarelación? —Eh—saludóBaden,quelogróacercarsehastamí. —Hola. —Perdona,¿teheasustado? Recuperélacompostura. —No,tranquilo.Estabapensandoenotracosa.¿Puedohaceralgoporti? —Bueno…,queríainvitarteacenaroapasarunratoasolasestasemana.¿Quétepareceotra jamsession?—propuso,ysepusoatocarunaguitarrainvisiblemientrassemordíaellabioinferior. —Todoundetalleportuparte,perolatradicióndictaquesoyyoquienproponelascitas. Encogióloshombros. —¿Y?¿Nopreparasteislafamosacenaenlacocinaporqueellostelopropusieron? Entornélosojosehicememoria. —Técnicamente,sí. —Entonces,comonomecrieenunpalacionopuedoinvitarte,peroKilesí. —Te aseguro que Kile no recibe ningún trato de favor por mi parte, sino más bien todo lo contrario—respondíconunasonrisa,yrememorétodosesosañosdemalascaras. Badenoptóporelsilencio,perosuexpresióneradeincredulidad. —Ya,claro. Me quedé estupefacta; Baden se dio media vuelta, con las manos en los bolsillos, y paso decidido.¿Habíadichoalgoofensivo?Tansolohabíaqueridosersincera.Y,enrealidad,tampocole habíarechazado. Traté de restar importancia al desaire de Baden y me concentré para cumplir con mi labor de hoy: ser una chica encantadora y refinada e intentar convencer a todo el mundo de que me estaba enamorando. Papápasópormiladoy,consumadiscreción,leagarréporelbrazo. —¿Quéocurre? Élsacudiólacabezaymediounasuavepalmaditaenlamano. —Nada,cariño. AquellamentirameimpactómásqueeldesdénquehabíamostradoBaden.Lagentepululabapor todo el estudio, dando órdenes, comprobando libretas de notas. Oí a Josie reírse, pero alguien la mandócallardeinmediato.Loscandidatoscuchicheabanentresí,quizámásaltodelonormal.Baden sehabíasentadoalladodeHenri.Estabaenfurruñadoeignorabaatodoelmundo.Apoyélasmanos enelestómagoytratédecalmarme. Junto a Henri, entre bambalinas, advertí una mano que me saludaba. Era Erik. Estaba, como siempre, en segunda fila, esperando a que se apagaran las luces para tomar su asiento. Cuando se percatódequehabíallamadomiatención,levantóambospulgares;sinembargo,porlaexpresiónde surostro,nosupediscernirsieraunaseñaldeánimoounapregunta.Encogíloshombrosyélapretó loslabiosantesdearticularlaspalabras«losiento».Ledediquéunasonrisa,locualnofuelomás apropiado dadas las circunstancias, pero era la único que podía hacer. Erik meneó la cabeza; sorprendentemente, me sentí consolada. Al menos había alguien que parecía entender cómo me sentía. Respiréhondoytomémiasiento,entremamáyAhren. —Algoandamal—lemurmuréamihermano. —Losé. —¿Sabesdequésetrata? —Sí. —¿Melodirás? —Después. Resoplé.¿Cómosesuponíaqueibaaaguantarahísentadaconesabombaenlacabeza? Anunciarontodaslasactualizacionesypapádiounbrevediscurso,aunquenooíniunadesus palabras.Solomefijéensuexpresiónangustiada:algolepreocupaba. En un momento dado, Gavril se colocó en el centro del escenario y declaró que tenía varias preguntas para los seleccionados. Todos se ajustaron las corbatas y los puños de la camisa, preparándoseparaloqueseavecinaba. —Entonces,veamos…¿SeñorIvan? Ivan,queestabasentadoenprimerafila,alzólamanoyGavrilsedirigióhaciaél. —¿QuéteestápareciendolaSelecciónhastahoy? Eljovenserioporlobajo. —Bien,perocreoque,silograraquelaprincesameconcedieraunacitaasolas,estaríamucho mejor—contestó,ymeguiñóunojo. Mepusecomountomate. —Supongoquealaprincesalecuestaunabarbaridadhacerunhuecoensuapretadaagendapara todossuspretendientes—replicóGavrilcongentileza. —¡Porsupuesto!Nomequejo.Todavíanoheperdidolaesperanza—añadiócontonojocoso. —Enfin,quizásestanochetengaslaoportunidaddeconvencerasualtezarealparaquetedeuna cita. Cuéntanos: en tu opinión, de las funciones que debería desempeñar el futuro príncipe, ¿cuál consideraslamásimportante? Ivansepusoserio. —Nolosé.Creoqueserunbuencompañeroesimportante.Porsutrabajo,laprincesaEadlynse veobligadaacodearseconmuchísimaspersonas.Y,justoporeso,seríagenialquemevieracomo alguien con quien merece la pena compartir muchos momentos. Aunque solo sea, no sé, por pura diversión. Fingíunasonrisa.«Túentrasenelsacodelasrelacionesporobligación,cariño». —Interesante—comentóGavril—.¿QuéopinaelseñorGunner? AlladodelcorpulentoIvan,Gunnerparecíapocacosa.Cuadróloshombrosparanoparecertan enjuto,peronosirviódenada. —Creo que el futuro príncipe debería estar disponible siempre. Usted mismo ha mencionado que la princesa está muy ocupada, así que, en mi opinión, la gente de su entorno debería ayudarla. Desdeluego,nopuedohacermeunaideadecómodebedeserlavidaenpalacio,peroesimportante empezarapensarencómopuedecambiarmivida…ymisprioridades. Gavril le miró con aprobación y, de repente, papá se puso a aplaudir, seguido de todos los presentes.Yotambiénaplaudí,peronoestabaconvencida. Era una pregunta importante y no me gustó que las respuestas se tomaran como un puro entretenimiento. —Kile, llevas toda la vida viviendo en palacio —dijo Gavril, y se dirigió de nuevo hacia el centrodelescenario—.¿Cómocreesquecambiaríatudíaadíasi,porcasualidad,fueraselelegido? —Tendríaquecuidarmuchomásmihigiene,esoestáclaro. —¡Pfffft!—solté,ymecubrílaboca.Estabaabochornadaynopodíaparardereír. —¡Oh!Alparecernoereselúnicoquelopiensa. Detrás de Kile, Henri se estaba desternillando de risa. No había pillado el chascarrillo de inmediato,peroencuantoErikselotradujo,explotóareír.Gavrilenseguidalelocalizóyseacercóa él. —EresHenri,¿verdad? Élasintió,perosumiradaledelataba.Estabaaterrado. —¿Quépiensasdetodoesto?¿Cuáleslafunciónmásimportantedeunfuturopríncipe? Tratódedisimularelmiedoyladeóligeramentelacabezaparaoírlatraducción.Alcomprender lapregunta,asintió. —Ah,ah,sí.Elpríncipeeeeedeberíaestandoparaprincesaaaaa…Ejem… Mepuseenpieporquenopodíasoportarloniunsegundomás. —¿Henri? —llamé. Todos me miraron un tanto atónitos y le indiqué que se levantara y se reunieraconmigoenelcentrodelplató.Élcomprendióelgestoalaprimera—.¿Erik?Tútambién. Henriesperóaquesuintérpretesalieradedetrásdelescenario.Erikparecíanervioso;noestaba acostumbradoaserelcentrodeatención.Henrilesusurróalgoaloídoparatranquilizarle;lostres, conGavrilalacabeza,llegaronamilado. EntrelacémibrazoconeldeHenri.Eriksequedóenlaretaguardia,convirtiéndose,denuevo, enunasombrainvisible. —Gavril, Henri creció en Swendway. Su lengua materna es el finlandés; por eso necesita un traductor—aclaré,yseñaléaErik,queasintióligeramenteconlacabezayluegodiounpasoatrás—. EstoyseguradequeaHenrileencantaríaresponderatupregunta,peroseríamuchomásfácilsiErik dejaradeescondersetraslatarima. HenridibujóunasonrisayErikletradujoelmensaje.Alargóelbrazoymeacariciólamano;un gestoque,paramiasombro,meagradó. Se tomó unos segundos para meditar la respuesta. Estaba rumiando qué palabras escoger y, aunque la cuestión le hubiera descolocado un poco, al hablar lo hizo de forma serena y prudente. Cuandoacabó,todaslasmiradassefijaronenErik. —Asegura que el futuro príncipe debería ser consciente de que no solo debe cumplir una función,sinovarias:marido,asesor,amigoyunlargoetcétera.Deberíaestarpreparadoparaestudiar ytrabajardíaynoche,comosualteza,ysaberque,tardeotemprano,tendráquedejarsuorgullode ladoparaservirasupueblo—declaróErik,ysecolocólasmanosdetrásdelaespalda.Mepercatéde queestabarepasandolasúltimaspalabrasdeHenri—.Y,segúnHenri,tambiéndeberíacomprender quelaprincesasoportaunacargamuypesadayque,enocasiones,tansolodebeserunpayaso. MereíentredientescuandoadvertílaenormesonrisadeHenri.Todoslospresentesestallaron enaplausosyaprovechéelmomentoparaponermedepuntillasysusurrarlealoído: —Bien,bien. AHenriseleiluminóelrostro. —¿Bien,bien? Asentíconlacabeza. —Alteza,queelseñorHenrinocomprendanuestroidiomadebedeserunagrancomplicación enelprocesodelaSelección—comentóGavril——.¿Cómopuedecomunicarseconél? —Ahoramismo,graciasadoscosas:pacienciayErik. Elpúblicoseechóareír. —Pero¿cómopodríafuncionaralgoasí?Enalgúnmomento,algotendríaquecambiar. Fue la primera vez en mi vida que, en mitad de un Report, deseé coger la silla y lanzársela a GavrilFadaye. —Sí,seguramentetienesrazón,perohaycosasmuchísimopeoresqueunabarreralingüística. —¿Podríasdarnosalgunosejemplos? Sin articular palabra, indiqué a Henri y a Erik que volvieran a sus asientos. Al ver con qué rapidez Erik atravesaba el escenario, tuve que contenerme para no soltar una carcajada. Henri me regalóunasonrisallenadecariño,yesomesirvióparainspirarme. —Bueno,yaquelapreguntahavenidoporHenri,déjamequeleutilicecomoejemplo.Escierto que nos cuesta comunicarnos, pero es una persona extraordinaria, amable y educada. Por su parte, Jack y Burke hablaban mi idioma con perfecta fluidez y se comportaron como seres mezquinos y desagradecidos. —Sí,todoshemosleídoenlosperiódicosloquepasóconBurkey,simepermitedecirlo,me alegrodequesalieraintactadeaquellahorriblepelea. ¿Ilesa?Desdeluego.¿Intacta?Esoeracuestionable,peronoquiseprofundizareneltema. —Sí, pero Burke es la excepción, no la norma. Podría presumir de la mayoría de mis pretendientes. —¿Ah,sí?¡Pueshazlo,porfavor! Esbocéunasonrisaymirédereojoaloschicos. —ElseñorHaletieneungustoincreíbleytrabajaenunasastrería.Nomeextrañaríaveratodas lasmujeresdeIlléaluciendosusdiseñosalgúndía. —¡Meencantaesevestido!—exclamódesdelagrada. —¡Lohehechoyo!—contesté,incapazdecontenerloorgullosaquemesentía. —Espuraperfección. —¿Lo ves? —dije, dirigiéndome de nuevo a Gavril—. Ya te he dicho que tenía buen gusto — añadí, y me di la vuelta—. Ya he comentado en alguna ocasión el talento musical del señor Baden, desdeluego,peromerecelapenavolverarepetirlo.Tieneundonparalamúsica. Badenasintióy,aunqueseguíauntantoenojadoconmigo,tuvoladeferenciadedisimularlo. —Durante estos días también he descubierto que el señor Henri es un cocinero estupendo. Y créeme cuando digo que no es fácil impresionarme; como tú bien sabes, los chefs de palacio no tienenrivalenelmundo.Confíaenmí,Gavril.Sisupieraslasexquisitecesqueprepara,lepediríasde rodillasquetecocinaraalgo. Elestudiosellenódecarcajadasy,porelrabillodelojo,vislumbréapapáenunmonitor.Estaba lamardecontento. —ElseñorFox…,aver,muypocagentevaloraestavirtud,peroélescapazdesacarlomejor decadasituación.LaSelecciónpuedeserestresante;sinembargo,élsiempresemuestraoptimistay alegre.Esunplacertenerlecerca. Miré a Fox con sumo cariño; a pesar del vendaje que le cubría parte de la cabeza y del ojo amoratado,nosuponíaningunaamenaza.Dehecho,mealegrédehaberpermitidoquesequedaraen palacio. —¿Alguienmás?—preguntóGavril,yescudriñéatodoslospretendientes. Sí,habíaunomás. —AmuchagentelecuestacreerqueapenasconozcoalseñorKileporquehemosvividobajoel mismotechodesdequenacimos,peroesverdad.GraciasalaSelección,hetenidolaoportunidadde conocerle de verdad. He descubierto que es un arquitecto prometedor. Si algún día me veo en la obligacióndeconstruirunsegundopalacio,nodudaréencontratarleaél. Ante la idea de que dos amigos de la infancia pudieran enamorarse, a muchos de los espectadoresselesenterneciólamirada. —Aunque confirmo sus palabras: necesita una ayudita en el tema de la higiene —añadí, provocandounsinfíndecarcajadas. —Por lo que cuenta, alteza, entre nuestros candidatos hay jóvenes maravillosos —resumió Gavril,ylesdedicóunaplauso. —Desdeluego. —Puestoqueestárodeadadetantoscaballerosdecuento,déjemequelepreguntealgo:¿alguno delosseleccionadosleharobadounpedacitodesucorazón? Empecéajuguetearconunmechóndecabello. —Nosé. —¡Uy,uy,uy! Mereícomounatonta,conlamiradaclavadaenelsuelo.Esonopodíaestarpasándomeamí. —¿Quizásalguienqueacabademencionar? —¡Oh,porelamordeDios,Gavril!—exclamé,ylediungolpecitoenelbrazo. El presentador soltó una risita, como la mayoría del público. Me abaniqué con la mano para sofocarelcalor. —Reconozco que me cuesta una barbaridad hablar de estos temas en público, pero espero podertecontaralgomásenunfuturo. —Quénoticiatanmaravillosa,alteza.TodosloshabitantesdeIlléa,yyoentreellos,ledeseamos todalasuertedelmundo. —Gracias—susurréy,enunactodemodestia,agachélacabeza. Porcasualidad,atisbéapapá.Suexpresióneradeescepticismo,peromediolasensacióndeque quería creerse lo que acababa de oír. Fue una sensación agridulce; por un lado, dudaba de que mi estrategia pudiera funcionar; por otro, me alegraba que aquella mínima posibilidad aliviara a mi padre. Porahora,yahabíatenidosuficiente. Capítulo27 — Nopintabien. MetumbéenlacamadeAhrenymehiceunovillo.Élsequedósentadoalospiesdelacama, dispuestoacontarmetodoloquemamáypapánohabíanqueridodesvelarme. —Escúpelodeunavez. Éltragósaliva. —Porlovisto,haempezadoenlasprovinciasmáspobres.Noseestánrebelando,comocuando papáymamáeranniños…,perosíqueseestánsublevando. —¿Ycuálesladiferenciaexactamente? —Pretenden acabar con la monarquía. La disolución de las castas no ha servido de nada y muchoscreenqueanosotrosnosimportaunrábano. —¿Deverdad?—pregunté,atónita—.Papáseestádejandolapielparaencontrarunasolución. ¡Yyotengocitasadiarioconunmontóndedesconocidos!¡Ytodo,porellos! —Losé.Porcierto,notengonilamásremotaideadecómoseteocurriólodehoy,peroha sidoespectacular. Arqueéunacejayaceptéelcumplido.Sinembargo,empezabaadudardesitodoloquehabía pasadoduranteelReporthabíasidoplaneado,auténticooespontáneo. —Pero,entonces,¿quésesuponequedebemoshacer?¿Actuardeporvida? —¡Ajá!—memofé—.Lodicescomosihubierastenidoqueactuaralgunavez.Deesosiempre meheencargadoyoy,adecirverdad,estoyharta. —Podríamos abdicar —sugirió—. ¿Y qué ocurriría después? ¿Quién tomaría las riendas del país?Ysioptamosporaferrarnosaltrono,¿creesqueacabaránporecharnos? —¿Losvescapacesdellegaraeseextremo?—preguntéconunnudoenelestómago. —Nolosé,Eady—respondióconlamiradaperdida—.Lagente,cuandotienehambre,oestá agotada,oviveenlapobrezamásextrema,notienelímites. —Pero no podemos alimentar a todo el mundo. Ni tampoco hacer que todos ganen el mismo sueldo.¿Quéesperanquehagamos? —Nada —respondió con un suspiro—. Solo quieren más. Y no los culpo, la verdad. Están desconcertados.Creenquesusvidasdependendenosotros,peroseequivocan. —Dependendesímismos. —Exacto. Nos quedamos en silencio un buen rato, rumiando nuestro futuro. Si el pueblo seguía rebelándose, sabía que yo sufriría más que el resto de la familia, que mi figura quedaría en entredicho. No lograba comprender qué empujaba a la gente a hacer este tipo de cosas, pero los Gobiernos cambiaban. Los reinos pasaban por mejores o peores momentos. Aparecían nuevas ideologíasquearrasabancontodaslasdemás. ¿Seríancapacesdearrojarmealosleones? Meestremecí. —Yamehantiradocomidapodrida—murmullé. —¿Qué? —He sido tan estúpida —contesté meneando la cabeza—. He crecido creyendo que Illéa me adoraba…, pero no es así, no me quieren. Cuando papá y mamá abdiquen, no habrá nada que les impidalibrarsedemí. Eraterrible.Desdebienpequeña,todoshabíantratadodeocultármelo.Ahorayasabíaquetodo eramentira. Ahrenparecíapreocupado.Esperabaquemecontradijera,peronopudo. —Nopuedesobligarlosaquetequieran,Eadlyn. —No soy tan encantadora como tú, ni tan ingeniosa como Kaden, ni tampoco tan revoltosa y adorablecomoOsten.Nohaynadadeespecialenmí. Sinquerersediouncabezazocontraelcabecerodelacama. —Eadlyn, estás de broma, ¿verdad? Eres la primera mujer que heredará el trono. Y, solo por eso,yaeresdiferente.Tansolodebesaprenderautilizaresoatufavoryrecordarlesquiéneres. «SoyEadlynSchreave,ynadiesobrelafazdelaTierraesmáspoderosoqueyo». —Dudoque,sirealmentemeconocieran,mequisieran. —Sivasaponertealloriquearcomounaniña,tendréquedarteunabuenatunda. —Sabesquesaldríasperdiendo.Tedaríaunapaliza. —Llevasamenazándomeconesodesdequeteníamosseisaños. —Eldíallegará.Hazmecaso. Ahrensoltóunarisita. —No te preocupes, Eady. Las posibilidades de que el pueblo se organice para derrocarte son ínfimas. Están desahogándose, eso es todo. Cuando logren deshacerse de ese viejo y anticuado sistemadecastas,todovolveráalanormalidad,hazmecaso. Asentí con la cabeza. Quizás estaba atormentándome por nada, pero seguía oyendo los desagradablesgritosquemededicaronduranteeldesfileynolograbaolvidarloscomentariosque suscitómibesoconKile.Sabíaquenoeralaprimeranilaúltimavezquesalíaalaluzlaideade abolirlamonarquía. —Nolescuentesapapáyamamáquesétodoesto,¿deacuerdo? —Siinsistes. Melevantédelacamaylediunbesoenlamejilla.Sentícompasiónporlaschicasquenotenían hermanoscomoAhren. —Hastamañana. —Intentadormirunpoco—contestóconunagransonrisa. Salídesudormitorioconlaclaraintencióndeencerrarmeenelmío.Peromientrasavanzaba porelpasillo,mepercatédequemerugíaelestómago.Mivisitaalascocinasmedejóunbuensabor deboca.Recordéhabervistoalgodefrutayunaampliavariedaddequesosenlanevera.Eratardey elpersonalhacíahorasquesehabíaacostado,asíquebajélasescalerascorriendo. Mi lógica me falló; la cocina no estaba desierta. Había un puñado de jóvenes trabajando a destajo: mientras unos estiraban una masa con el rodillo, otros cortaban verduras. Me quedé observando aquella escena durante unos momentos, embelesada por la eficiencia con la que trabajaban. A pesar de la hora que era, todos parecían despiertos y contentos. Charlaban con sus compañeros;cadadosportres,alguiensoltabaunabromaqueprovocabalasrisasdelosdemás. Loqueestabapresenciandomeresultótaninteresantequetardévariosminutosenpercatarmede esos rizos rubios que se meneaban en una de las esquinas de la habitación. Henri había colgado la camisa en un gancho y tenía la camiseta interior manchada de harina. Caminé con sigilo, pero, en cuanto el personal me reconoció, dejó lo que estaba haciendo para realizar una reverencia, lo que alertóaHenridemipresencia. Alverme,tratódesacudirselaharina,perolefueimposible.Seretiróunoscuantostirabuzones ymededicólamejordesussonrisas,comosiempre. —¿NoestáErik? —Éldormir. —¿Yquéhacesdespiertoaestashoras? Henribizqueólosojosytratódedescifrarmipregunta. —Umm.Losiento.¿Yococinar? Asentí. —¿Puedococinaryotambién? Élmeseñalóunmontóndemanzanasyunabolademasaquereposabasobrelaencimera. —¿Túquerer?¿Túcocinar? —Sí. Merepasódepiesacabezaysequedópensativo.Luegocogiósuelegantecamisa,melacolocó alrededordelascaderasyanudólasmangasamiespalda.Undelantal.Acababadeconfeccionarme undelantal. Sonreíparamisadentros.Despuésdetodo,noeramásqueunvestidodecóctelque,contoda probabilidad, no volvería a ponerme jamás. Sin embargo, nuestro vocabulario no nos permitía discutirsobrealgoasí. Henricogióunamanzanaylapeló.Quedóunaespiralperfecta.Despuésdejólafrutasobrela encimeraytomóuncuchillodistinto. —Pidäveitsi näin —dijo, y me señaló el modo en que sujetaba el mango del cuchillo—. Pidäomenahuolellisesti—añadió. Encogiólosdedosdelamanoquelequedabalibremientrassosteníalamanzana. Ytrasesabrevedemostración,empezóacortarlaenláminasmuyfinas. A pesar de mi inexperiencia en la cocina, me fijé en que apenas tenía que hacer fuerza para cortarlamanzana.Yentoncescomprendíporquéhabíaencogidolosdedos,paraprotegerlos. —Tú—ordenó,ymeofrecióelcuchillo. —Deacuerdo.¿Así?—pregunté,ydoblélosdedos,talycomoélhabíahecho. —Bien,bien. No conseguí cortar la manzana con la misma agilidad que Henri y las láminas no eran ni la mitaddeuniformesquelassuyas,pero,ajuzgarporcómomemiraba,cualquierahabríapensadoque estabaelaborandounplatoexquisito. Henriseencargódelamasa:añadióunpocodecanelayazúcaryencendióunadelasfreidoras quehabíaenelfondodelacocina. Me pregunté si, en su casa, él se ocupaba de todos los postres o si, simplemente, le chiflaba prepararlos.Ayudéarellenarlamasademanzanay,aunqueelaceitehirviendomeaterrorizaba,me traguéelmiedoysumergíunodelossaquitos.Chillécuandoelaceiteempezóachisporrotearpor todalacocina.Henrisecontuvoyapenasseburlódemí;todoundetalleporsuparte. Finalmente, Henri colocó los saquitos de manzana en una bandeja. Para entonces, ya estaba muriéndome de hambre e impaciente. Pero mantuve la compostura y esperé a que dispusiera la bandejadelantedemí.Meinvitóaprobarunoconungesto,asíque,sinmásdilaciones,cogíunode esospastelitosfritosylediunbocado. Fuecomosubiralséptimocielo.Aqueldulceestabainclusomásbuenoquelosrollitosdecanela quepreparóelotrodía. —¡Oh,quérico!—exclamémientrassaboreabaelpostre. Tras una carcajada, el experto no dudó en probar el resultado. Parecía satisfecho, aunque, a juzgarporsumirada,algohabíafallado. Enmiopinión,elpostreeraperfecto. —¿Cómosellaman? —¿Eh? —Umm,¿nombre?—dije,señalandolospasteles. —Ah,omenalörtsy. —¿Ohmenalortsii? —¡Bien! —¿Seguro? —Bien. Sonreíparamisadentros.AldíasiguientebuscaríaaKadenparaexplicarlequeyadominabalos nombresdevariospostresfinlandeses. Me comí dos saquitos más; reconozco que, al acabar el segundo, sentí un ligero ardor de estómago.LuegoHenripasólabandejaalrestodelpersonaldecocinaparaquesaborearanaquella exquisitez. Todos le felicitaron y le dedicaron varios elogios. Sentí una punzada de rabia al darme cuenta de que Henri apenas entendía nada de lo que le estaban diciendo: «Delicioso. Un postre magistral.Laperfecciónhechapastel». Enciertomodo,intuíaquesiHenricomprendieranuestroidioma,leshabríadichoqueestaban siendo muy generosos. Aunque tampoco lo sabía a ciencia cierta. Esa era mi percepción, pero, en realidad,noestabasegura. «Y—merecordéunavezmás—noquieresestarlo». Habíamomentosenquemeolvidabadeesoymedejaballevarporlasituación. Henriacabósurondaporlascocinasyregresóconlabandejavacía,salvoporalgunasmigas. Lesonreícontimidez. —Deberíairmeadormir. —¿Túdormir? —Sí. —Bien,bien. —Ejem.¿Estanoche?¿EnelReport?—pregunté,tratandodeutilizarpalabrassencillas. Élasintió. —Report,sí. Apoyéunamanoensupecho. —Hasestadomuydulce. —¿Dulce?Mmmm,¿azúcar? Nopudecontenerlarisa. —Sí.Comoelazúcar. Henrimeenvolviólamanoconlasuya.Bajomipalmanotabaellatidodesucorazón.Memiró fijamente y, poco a poco, su sonrisa fue desapareciendo. Me apretó la mano con más fuerza para alargaresemomento. Advertí que estaba pensando; quizá estaba repasando todo el vocabulario que había aprendido duranteestosdíasparadarconlaspalabrasmásadecuadas… Perosequedócallado. QueríadecirleaHenriquesabíaloquesentíapormí.Mehabíadadocuentadequeleimportaba por cómo me miraba, por cómo me sonreía. Y, aunque me había empeñado en lo contrario, él también significaba algo para mí. Solo había un modo de expresar ese sentimiento, aunque me preocupabaqueluegopudieraarrepentirmedeello. Acorté la distancia que nos separaba y le acaricié la mejilla. Él me seguía mirando con detenimiento, como si acabara de descubrir algo valioso, algo mágico que quizá jamás volviera a ver.Entrecerrélosojos,invitándoleabesarme. Henriestabaasustado.Lopresentía.Leaterrorizabatocarme,abrazarme,hacerunmovimiento enfalso.Quizáfueraporqueyoeraunaprincesa,oporquenuncasehabíaencontradoenesatesitura, peroaquelbesofuevulnerable. Yjustamenteporesomegustómuchomás. Alargué el beso porque quería decirle, sin utilizar palabras, que se tranquilizara, que podía abrazarme. Al fin, tras unos momentos de vacilación, Henri respondió. Me sostuvo como si fuera una figurita de cristal. Sus besos seguían siendo delicados, pero esta vez, en lugar de transmitirme su miedo,metratóconveneración.Sentíuncariñocasidemasiadohermosocomoparaserreal. Me aparté. El beso me había dejado un poco mareada. Le miré y me percaté de que parecía dolido,perotambiénapreciéunapequeñasonrisa. —Deberíairme—murmuré. Élasintióconlacabeza. —Buenasnoches. —Buenasnoches. Memarchélentamentey,cuandomeasegurédequenopodíaverme,echéacorrer.Enmicabeza sehabíaarremolinadounsinfíndepensamientosquenolograbacomprender.¿Porquémemolestó tantoqueGavrileligieraaHenri?¿PorquédecidímanteneraFoxenpalaciosilasnormasdictaban que debía marcharse? ¿Por qué no podía quitarme a Kile —¡Kile, por el amor de Dios!— de la cabeza? ¿Yporquémeaterrabatantohacermeesaspreguntas? Cuandolleguéamihabitación,metiréenlacama.Estabadesorientada.Yestabafuriosa;furiosa conGavrilporhabermeobligadoahablardeltema,pornosercapazdemantenerunaconversación normalconHenri,pornopodercomunicarmeconélyporloincómodoquedebíadesentirseErik cada día. Y, aunque la situación me exasperaba, en el fondo sabía que, si quería contarle a alguien algopersonal,seguramenteseríaaHenri.Asuladomesentíaasalvo;sabíaqueeraunchicolisto,y admirabalapasiónqueleponíaalascosasquehacía.Henrieraunbuenchico. Peronohablabaniunapalabradefinlandés.Yesonoerabueno. Frustrada,diunpardevueltasenlacama;derepente,notéquealgosemeclavabaenlaespalda. EraelnudodelacamisadeHenri.Seguíallevándolapuesta. Desatéelnudoy,aunquesabíaqueeraunaridiculez,mellevélacamisaalanariz.Porsupuesto. Porsupuestoqueolíaacanela,amielyavainilla.Olíaarepostería. Eseestúpidopastelerofinlandésconsusestúpidasespecias. ¡Meestabavolviendounanecia! Seconfirmaronmissospechas;siemprehabíacreídoqueelamortevolvíamásvulnerable;por esoenamorarseeraunterribleerror. Además,nadiesobrelafazdelaTierraeramáspoderosoqueyo. Capítulo28 Duranteeldesayunomepercatédevariascosas.Primero,Henriseencargódeponerasuintérprete al día de los últimos acontecimientos. Erik no dejaba de lanzarme miraditas mientras trataba de calmarelentusiasmodeHenri.Este,porsulado,estabaeufórico,exultante.Yesquesehabíaganado eltítulodeserelsegundopretendientedelaSelecciónenrecibirunbeso. Kile,queestabajustoenfrentedeHenri,parecíaaturdido.Sospechabaquehabíaocurridoalgo, pero no sabía suficiente finlandés como para comprender la conversación. A una velocidad de tortuga,ibametiéndosecucharadasdecerealesenlabocaparaevitarinterrumpirlos. TambiénmefijéenBaden,quehizomilmaniobrasparallamarmiatención.Mesaludóconla manoyseñalólapuerta.Articulélapalabra«luego»eintentéquesufaltadeprotocolonomeirritara enlomásmínimo. Sinembargo,lospeoresfueronpapáymamá.Memirabandereojoycuchicheabanentreellos. Nisiquieratuvieronladecenciademostrardiscreción.Nomecostóadivinarquéeraloquesetraían entremanos:pretendíanaveriguarquésabíaacercadelosdisturbios. Meaclarélagarganta. —Ybien,¿quéosparecíanoche? Papádibujóunasonrisa. —Quedé impresionado, Eadlyn. Pese a la semana tan ajetreada y abrumadora que tuviste, te mostraste serena, tranquila. Fue maravilloso verte tan generosa con Henri. Me alegra saber que algunosdeloscandidatoste…resultanatractivos.Esomedaesperanzas. —Yaveremoscómoacabatodoesto—espeté—.Teprometítresmeses,ycreoqueesjustolo quetardaréentomarunadecisión. —Séaquéterefieres—comentó,comosilehubieraninvadidomilesderecuerdos—.Gracias. —Denada—suspiré.Observéaquellasonrisatiernaymelancólica.LaSelecciónhabíasido,y seguíasiendo,algomuyimportanteparaél—.Sipasadoslostresmeses,nohayningúncompromiso alavista,¿tehabréfallado? —No, cielo. No me fallarás —respondió, pero hubo algo en su tono de voz que no me convencióy,derepente,mepreocupé. Suponiendoqueeseplazodetresmeseshubieravencidoyyosiguierasiendounamujersoltera, ¿qué sucedería? El Gobierno no solo intentaba resolver la confusión creada por la eliminación de castas,sinoquetambiénpretendíasofocarunarebeliónabierta,asíquetresmesesnobastaríanpara lograrlo.Dehecho,lasdosúltimassemanashabíanpasadovolando. LaSelecciónnoseríasuficienteparaarreglarlosproblemasdelpaís. Y entonces comprendí por qué se empeñaban tanto en ocultarme cualquier información que pudiera inquietarme: si pensaba que la Selección sería inútil, ¿para qué continuar? Y, si decidía dejarlesenlaestacada,yanolesquedaríanada. —Notepreocupes,papá—dije,yleacariciélamano—.Todosaldrábien. Élmecogiódelamanoylaapretó. —Estoysegurodequetienesrazón,cariño—respondió.Respiróhondoytomóunsorbodecafé —.Ah,queríacomentartealgo.Hemosrevisadotodoslosantecedentesdeloschicos.Sihubiéramos realizadounpardellamadasantesdelaSelección,habríamossabidoqueaBurkelecuestacontrolar su ira y que, en una ocasión, a Jack le denunció una compañera de clase por comportamiento inapropiado.TambiénhemosaveriguadoqueEanpasalamayorpartedeltiemposolo.Nocreoque seaunmotivodepesoparaexpulsarleya,peronodeberíamosquitarleelojodeencima. —Dehecho,Eanmehaparecidountipobastantegeneroso. —¿Oh? —Sí. Ya he notado que es un chico un poco solitario, aunque no sé por qué; es muy buen conversador. PapádejólatazadecaféencimadelamesaymiróaEan. —Quéraro. —¿Alguien más por quien deba preocuparme? —pregunté; no quería que papá se obsesionara conEan.Solitarionoerasinónimodeproblemáticooalborotador. —Hayunocuyoexpedienteacadémicodejamuchoquedesear,peronadaescandaloso. —Deacuerdo.Lopeoryahapasado—añadíconciertooptimismo. —Esoespero,aunquehecontratadoaunequipoespecialparaquecontinúeinvestigando.Nofui tanprecavidocomodebía,ylosientomucho—confesó. —Miremos el lado positivo de esto. Si no hay ningún lunático más, podría concertar algunas citasyasíteneralgodequehablarelviernes. Mipadreserioentredientes. —Cierto. Quizá deberías verte con los pretendientes que apenas conoces. Tendrás tiempo de quedarcontodosellos,teloprometo. Repaséatodosmiscandidatos. —Puedequeestasemananomeveasmuchoporeldespacho. Élsacudiólacabeza. —Ningúnproblema.Conócelos.Confíoenquepuedasencontraraalguienespecial,aunqueati teparezcaabsurdo. —Permítemequeterecuerdeque,cuandomepropusistelaSelección,esenoeraelobjetivo. —Dalomismo. —Peroesquesonmuchísimos.¿Hayalgunoquetedémalaespina? Papárepasóalosseleccionadosunoauno. —Dehecho…—murmuróy,conlosojosentornados,buscóaunoenparticular. —Ese.Eldelacamisaverde. —¿Ycabellooscuro? —Sí. —SellamaJulian.¿Quétienedemalo? —Puedequeparezcaunatrivialidad,peroanoche,mientrasalababasalosdemáscandidatos,no sonrióenningúnmomento,nisiquieraaplaudió.Noeslaactitudmásadecuada.Sinopuedesoportar que un puñado de chicos le hagan sombra durante unos días, ¿cómo aguantará vivir en la sombra duranteelrestodesuvida? Llevabaañospreguntándomesimipadreerasinceroalasegurarqueseríaunalíderestupenda. Menudapérdidadetiempo.Mipadreconfiabaciegamenteenmí. —Y esto también puede parecer otra trivialidad, pero creo que vuestros hijos no serían muy guapos. —¡Papá!—grité,loqueprovocóunpequeñorevuelo. Avergonzada,mecubrílacaraconlasmanosypapáseechóareíracarcajadas. —¡Deberíastenerloencuenta! —Deacuerdo.Mevoy.Muchasgracias. Ojaláhubierapodidodesaparecerdelcomedorsinmás.Crucéelsalónlomásrápidoquepude, pero sin perder mi feminidad. Cuando doblé la esquina, salí disparada como un rayo hacia mis aposentos.Meencerréenmihabitaciónydecidímirartodaslassolicitudesconlupa.Tratédebuscar algo que despertara mi interés, mi entusiasmo. Al ver la fotografía de Julian, hice una pausa. Papá teníarazón.Dabaigualcómocombinarasunariz,miboca,mislabiososusmejillas;enmicabeza, todaslasvariacioneseranhorrendas. Peropocoimportaba. Le enviaría a casa tarde o temprano, aunque quizá esperaría a tener varias citas para que se marcharaacompañado.Todaslaseliminacionesensolitariohabíansidodesastrosas.Porahora,debía trazar un plan. Diez citas. Ese era mi objetivo hasta el próximo Report. Y, además, tres de ellas deberíanaparecerenlosperiódicos.¿Cómoibaaconseguirlo? MamáestabaenlaSaladelasMujeresconlaseñoritaLucy.Estabanreunidasconunaalcaldesa. Puestoquelasmujeresnosolíanocuparesetipodecargos,alaspocasquehabíalasconocíamuy bien.MillaWarren,alcaldesadeCalgary,habíavenidoahonrarnosconsupresencia.Miagendadel díanohabíaprevistoningunavisitaoficial,peronotuveelección.Hiceunareverenciaparaanunciar queestabaahíysaludarlas. —¡Alteza!—exclamólaseñoraWarren,yselevantóparadarmelabienvenidaconunapomposa reverencia—.Esunverdaderoplacerverla,¡ymásenestemomentotanemocionante! —Nosalegramuchotenerlaporaquí.Porfavor,siéntese. —¿Cómoestás,Eadlyn?—preguntómamá. —Bien.Luegomegustaríahacerleunpardepreguntas—añadíenvozbaja. —¿Necesitaunosconsejossobrechicos?—bromeólaSra.Warren,ymeguiñóelojo. MamáylaseñoritaLucylerieronlagracia,peroyomelimitéasonreír. Yluegorecapacité:aquellamujerdeberíasaberlaverdad. —Créame,laSelecciónnoesloqueseimagina. Arqueólascejas,atónita. —Porfavor,¡regálemeundíacontreintaycincohombrespeleándosepormí! —Paraserhonesta,esmásbienunasuntodetrabajo—prometí—.Leponemosmuchaemoción, perolociertoesqueestodoundesafío. —Yolocorroboro—intercediómamá—.Daigualenquéladodelprocesoestés;esmuyduro. Haydíasquesetehaceneternosyaburridos,yotrosenlosqueapenastienestiempoderespirar— explicó—.Mecansoconsolopensarlo. Mamá reposó la cabeza sobre la mano y me miró de reojo. Percibí algo en ella, en aquella mirada maternal e indulgente, que me hizo sentir apoyada y comprendida. Sin embargo, también vislumbréunápicedeinquietud,unrastrodelestrésqueesamismamañanahabíaabrumadoapapá. Depronto,parpadeóycentrótodasuatenciónenlaseñoraWarren. —Ybien,Milla,segúnloquetengoentendido,lascosasvanmuybienporCalgary. —Ah,sí.Bueno,esquesomosmuytranquilos. Por lo visto, la alcaldesa tan solo había venido a socializar un poco, así que me quedé ahí sentada,manteniendounaposturaperfecta,hastaquedecidiómarcharse.Ytodograciasamí,porque había pasado una nota a una doncella pidiéndole que entrara en la sala y le dijera a mamá que la necesitabanconurgencia. EncuantolaseñoraWarrensalióporlapuerta,mamáseestiróelvestido. —Déjameiraverquéhasucedido. —Relájate,hesidoyo—confesé,ymeestudiélasuñas.Necesitabaunamanicuraurgente. MamáylaseñoritaLucymeobservabanfijamente. —Queríatenerunaconversacióncontigo,yellanodejabadeparlotear,asíqueheconcertado unacita.Oalgoparecido—comenté,yesbocéunasonrisainsolente. Mamásacudiólacabeza. —Eadlyn,avecespuedesserunpocomanipuladora—dijo,ysuspiró—.Yavecesestodauna suerte.Uf,nocreoquehubierapodidoaguantarlamuchomás. Lastresnospusimosareírconcomplicidad. —Me siento un poco culpable —declaró mamá—. No sale mucho, y para ella es muy difícil desempeñarsutrabajosola.Peronomehagustadoelmodoenquesehadirigidoati. Hiceunamueca. —Lashaypeores. —Cierto—murmuró—.¿Dequéqueríashablarme? MiréalaseñoritaLucyporelrabillodelojo. —Desdeluego—susurró,respondiendoasíamipeticióntácita—.Simenecesitan,andarépor aquí. Mebesóenlafrentey,trasunareverencia,nosdejóasolas.Fueungestomuycariñosoporsu parte. —Estanbuenaconmigo—dije—.Yconmishermanostambién.Avecesmedalasensaciónde quetengodosmadres. Sonreíymamáasintió. —Megustamanteneralagentequequierocercademí;laverdadesquehacuidadodetidesde elmomentoenquevinistealmundo. —Ojaláhubierapodidotenerhijos—lamenté. —A mí también me habría gustado —confesó mamá—. Supongo que, a estas alturas, todo el mundo sabe que lo ha intentado por todos los medios, pero no ha funcionado. Haría todo lo que estuvieraenmimanoparaayudarla. —¿Lohasintentado? MedabalaimpresióndequenohabíanadaquelosSchreavenopudieranconseguir. Mamápestañeóvariasveces;estabaalbordedelaslágrimas. —Nodeberíacontarteestoporqueesprivado.Perosí,hehechotodoloposible.Inclusolleguéa ofrecerme como vientre de alquiler, para que así pudiera tener un bebé —confesó, y apretó la mandíbula—.Fueelúnicomomentoenmividaenquemereproché,einclusomearrepentídeser reina.Alparecer,micuerponomepertenece,asíquehaycosasquenosemepermitenhacer. —¿Quiénlodice? —Todo el mundo, Eadlyn. No es algo muy tradicional, y nuestros consejeros pensaron que el pueblo de Illéa no lo comprendería. Incluso hubo quien aseguró que todo bebé que creciera en mi vientredeberíaserincluidoenlalíneadesucesiónaltrono.Eraridículo,asíquetuvequeretirarmi oferta. Me quedé en silencio durante unos instantes, observando a mi madre; todavía no se había recuperadodeundisgustodehacíavariosaños,unpesarque,además,eradeotrapersona. —¿Cómolohaces? —¿Elqué? —Nunca me dejas indiferente. ¿Cómo es posible que todavía haya historias de tu vida que no conozca?Medalasensacióndequesiemprehassidounamujerentregadaalosdemás. Ellasonrió. —Cuandoestásrodeadadegentealaqueadoras,dartubrazoatorcer,resignarteodartepor vencidanosepercibecomounsacrificio.Haypersonasporlasquedaríamividasinpensármelodos veces.SinolvidaralpueblodeIlléa,nuestrossúbditos,porlosque,enciertosentido,tambiéndimi vida. Bajólacabezaysearreglóelvestido,aunqueestabaperfecto. —Estoyconvencidadequehaygenteporlaquemorirías,perotodavíanolosabes.Algúndíate daráscuentadeello,yaverás. Por un momento, temí que no fuéramos familia. Las personas a las que mamá podía estar refiriéndose—papá,Ahren,laseñoritaLucy,latíaMay—tambiéneranunpilarmuyimportanteen mivida,yprecisamenteporesonecesitabaquemeayudaran,ynoalrevés. —Detodasformas—resumió—,¿dequéqueríashablarme? —Ah, sí. Bueno, ahora que papá se ha cerciorado de que los candidatos que quedan no están chiflados,hedecididocentrarmeenlascitas—contesté,ymeinclinéhaciadelante—.Necesitoideas sencillas,peroque,enpantalla,seveanmagníficas. —Oh—suspiró,yclavólamiradaeneltecho,pensativa—.Nosésipodréecharteunamanocon esetema.CasitodaslascitasquetuvecontupadredurantelaSelecciónfueronpaseosporeljardín. —¿Deveras?¿Cómoesposiblequeosenamorarais?¡Quéaburrimiento! Mamásoltóunacarcajada. —Bueno, era la oportunidad perfecta para charlar. O para discutir, claro. Siempre que nos quedábamosasolas,hacíamoslounoolootro. Entornélosojos. —¿Ospeleabais? —Todo…el…tiempo—respondió,yluegodibujóunasonrisa. —En serio, cuantas más cosas me explicas sobre tu Selección, menos os entiendo. Ni siquiera puedoimaginartediscutiendoconpapá. —Lo sé. Tuvimos que trabajar muchos aspectos de nuestra relación para conseguir que funcionara,perolaverdadesquefueunasuerteconocernos;porfinambosencontramosaalguien quenosapreciaba,queerasinceroconnosotros,quenosfelicitabacuandolomerecíamos,peroque tambiénnosamonestabaoreprendíacuandonosequivocábamos. Nomenegabaacompartirmividaconalguienquefuerasinceroconmigo—dadoelcasode quealgúndíadecidieracasarme—,pero,siunchicoqueríaconquistarme,debíaaprenderamedirsus palabras.Delocontrario,noduraríauntelediario. —Deacuerdo,citas—dijo,yvolvióaacomodarseensuasiento,meditabunda—.Nuncaseme ha dado bien el tiro con arco, pero si alguno de tus pretendientes es un experto en ese arte, la cita podríaserunéxito. —Creoquepuedohacerlo.Oh,yyahemontadoacaballo,asíquedescartemosesaopción. —Vale. Y cocinar tampoco —añadió. Sonrió, dándome a entender que no podía creerse que hubierapermitidoesacita. —Peroacabósiendoundesastre. —Bueno,¡KileyHenrilohicieronfenomenal!YFoxtampocolohizotanmal. —Es verdad —corregí. Y, de repente, recordé ese momento en que cociné a solas con Henri. Nadiesehabíaenteradodeesacita. —Cariño,creoque,enlugardebuscarunacitatanllamativayvistosa,deberíasprobaralgomás sencillo.Tomaunté,paseaporlosjardines.Unacenaounalmuerzoenbuenacompañíasiempreson bienvenidos;peronopuedescomerdiezvecesaldía.Enmiopinión,lascitasmássimplessonmás bonitasquelasostentosas. Habíatratadodeevitarcualquierencuentroquepudieraserdemasiadopersonal.Peroesetipode citastransmitíancercanía,algoqueelpúblicoansiaba.Quizámimadrellevabarazón.Sielaboraba unalistacontemasypreguntassuperficiales,reduciríaelriesgodequelacitasevolvierademasiado íntima. —Gracias,mamá.Creoqueloprobaré. —Denada,cariño.Yasabesqueaquímetienes. —Losé—murmurémientrasjugueteabaconelvestido—.Séqueestosdíashesidopeorqueun dolordemuelas,ylosiento. Mamáalargóelbrazoymecogiódelamano. —Eadlyn,estássometidaamuchoestrés.Tecomprendemos.Y,amenosquetetransformesen unaasesinaquedescuartizaasusvíctimasconunhacha,siempretequerré. Meechéareír. —¿Unaasesinaquedescuartizaasusvíctimasconunhacha?¿Eseestulímite? —Bueno…,tequerríadetodasformas—dijo,ymeguiñóelojo—.Anda,vete.Sipiensastener tantascitasestasemana,deberíasorganizarte. Asentíy,porrazonesqueaúnnologrocomprender,medeslicéymesentéensuregazo. —¡Uuuf!—sequejóencuantonotómipesosobrelasrodillas. —Tequiero,mamá. Ellameabrazóporlacintura. —Yotambiéntequiero.Másdeloqueimaginas. Lediunbesoenlamejillaymelevantédeunsalto.Penséenlasemanaquemeesperabaydeseé que mi plan calmara los ánimos. Sin embargo, en cuanto salí al pasillo, desapareció mi alegría. Badenestabaahí,esperándome. Capítulo29 Badenirguiólaespaldayseacercóamí.Elsoldemediodíasecolabaporlasventanas,asíqueel palacio estaba sumido en una luz cálida que teñía todas las habitaciones de un dorado precioso. Inclusosutezoscuraparecíamásclarabajoaquelresplandor. —¿Mepersigues?—preguntéconciertaironía. Sinembargo,almirarlealosojos,medicuentadequenoestabaparabromas. —Nosabíacómodarcontigo.Eresmuydifícildeencontrar. Mecrucédebrazos. —Yaveoqueestásmolesto.¿Porquénomedicesquéocurreylosolucionamosdeunavezpor todas? Badenhizounamueca,disconformeconmioferta. —Quieroirme. Fuecomodarmedebrucescontraunapared. —¿Perdón? —Lodeanochefuevergonzoso.Tepedíunacita,ytúmerechazaste. Levantéunamano. —Si no me falla la memoria, en ningún momento dije que no. De hecho, no me dejaste ni contestarte. —¿Acasoibasaaceptar?—preguntóconescepticismo. Alcélasmanosyluegolasdejécaer. —Puesnolosé,porquedegolpeyporrazotepusistedemorrosyluegotemarchastesinmás. —¿Deveraspiensasdarmeleccionesdecomportamiento? Ahoguéungrito.¿Cómoseatrevíaahablarmeasí? Meacerquéaély,apesardeponermedepuntillas,asuladoparecíaenana. —Sabesquepuedocastigartepordirigirteamíenesostérminos,¿verdad? —¿Ahora pretendes intimidarme? Primero me rechazas, luego me utilizas como un títere duranteelReport…Yhoymehepasadotodalamañanabuscándoteporelpalacio.Fuistetúquienme prometióquenosveríamosduranteeldesayuno. —¡Noestássolo!¡Soisveintecandidatos!¡Tengomuchotrabajoquehacer!¿Cómopuedesser tanegocéntrico? Losojosestabanapuntodesalírseledelasórbitas. —¿Yo?¿Egocéntrico?—repitióseñalándoseelpecho. Intentéprotegermicorazón;noqueríaqueesechicomehicieradaño. —¿Sabes?, eras uno de mis favoritos. Quería conocerte, mantenerte en la Selección durante variassemanasmás.Mifamiliateadoraba,ysabesquesientoadmiraciónportutalento. —No necesito la aprobación de tu familia. Durante una hora, fuiste encantadora conmigo. Después,desaparecisteyempezasteaactuarcomosinohubieraocurridonada.Tengoelderechoyla libertaddeirme,yestoylisto. —¡Entoncesvete! Medimediavuelta.Noteníaporquésoportareso. Desdeelpasillo,élmelanzóunaúltimapuñalada: —¡Todosmisamigosmeloadvirtieron!¡Medijeronqueestabaloco!¡Teníantodalarazón! Seguíavanzando,sinmiraratrás. —¡Eresprepotente!¡Yegoísta!¿Enquéestaríapensando? Dobléunaesquinaalazar;obviamente,noeraelcaminomáscortoamihabitación,peromedio lomismo.Seguíadelante,conlabarbillabienaltayconesaexpresiónvalientequetantasveceshabía practicado.NadiepodíaimaginarsecuántomehabíadolidoladespedidadeBaden. Trasunlargorodeo,porfinlleguéaltercerpiso.Empecéallorarencuantopuseunpieenel rellano;nofuicapazdemantenerlacomposturaniunsegundomás.LaspalabrasdeBadenseguían retumbando en mi cabeza; me abracé la cintura y me doblé de dolor porque notaba un pinchazo horribleenelestómago. Antes de que los pretendientes desembarcaran en palacio, había elaborado una lista con ideas para librarme de ellos. Planeé varias estrategias para ofenderlos, para que se enfadaran; había pensadoqueasímediríancosasparecidasalasqueBadenmehabíasoltado…Sinembargo,teníala sensacióndequenohabíahechonadaparaprovocarle. Y, aun así, las dijo. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Por qué me habían dado calabazas, por ser yo misma? Consufrasededespedidahabíaconseguidoloquesehabíapropuesto.Hacíaunmes,cuandoleí los nombres de los seleccionados, creí que tenía un millón de posibilidades. Pero ¿cuántos muchachosdeIlléanohabíanparticipadoporquemedespreciaban? ¿Lagentemeconsiderabaunaniñamimadaymalcriada?¿Egoísta?Mepreguntéquépartedela Selecciónestabadeleitandomásalpúblico:¿losmomentostiernosyrománticosolosmomentosen queparecíaunapatéticafracasada? Respiré hondo y decidí resguardarme en mis aposentos. Erik estaba esperándome junto a la puerta,asíquemehabíavistosollozar. Mesequélaslágrimasparadisimularquehabíaestadollorando,peronopudeocultaraquellos ojoshinchadosolarojezdelasmejillas.ElhechodequeErikmevieraeneseestadotanlamentable medoliótantocomolaspalabrasdeBaden,peroelúnicomododerestarleimportanciaeraaparentar totalnormalidad. Alacercarmeaélmepercatédequemeobservabacontristeza. —Quizánohevenidoenelmejormomento—dijoconunápicedesarcasmo. Sonreí. —¿Porquélodices?—respondítambiénentonojocoso—.Perosipuedoayudarteenalgo,por favor,dímelo.Loharéencantada. Eriksequedópensativo. —Quería hablarle sobre Henri. ¡Pero él no sabe nada! —añadió—. Él vendría a verla personalmente si pudiera desenvolverse en su idioma. Pero le da vergüenza —reconoció—. Él…, bueno,mecontólodelbeso. Asentí. —Nomesorprende. —Teme haber cruzado una línea. Según su versión, él la estaba abrazando y quizá no debió hacerlo,perolohizo,yentonces… Sacudílacabeza. —Talycomoloestáscontando,parecemuchopeordeloquefue.Él…Nosotros…—farfullé —.Intentamoscomunicarnosy,cuandonosquedamossinpalabras,enfin,nosbesamos. Poralgúnmotivo,meabochornabaadmitirlodelantedeErik,aunqueeraconscientedequeya sabíatodalahistoria. —Entonces,¿novaaexpulsarlo? Abrílosojoscomoplatosyapuntoestuvedeecharmeareír.Enningúnmomentosemehabía pasadotalcosaporlacabeza. —No.Esunadelaspersonasmásamablesytiernasqueconozco.Noestoy,enabsoluto,molesta conél. Erikasintió. —¿SeríainapropiadoqueletransmitierasuopiniónaHenri? —Desdeluegoqueno—respondí.Mesequélosojosdenuevo,aunqueestavezdejéunrastrode lápiznegroportodalaojera—.Buf. —¿Estábien,alteza?—preguntóErikconternuray,afortunadamente,sincompasión. Me apetecía contarle todo lo ocurrido, pero confesarle mis penas rozaba lo inapropiado. Una cosa era hablarle sobre Henri; otra muy distinta explicarle mis reparos y temores respecto a los demáscandidatos. —Loestoy.Oloestaré.Notepreocupespormí;cuidadeHenriyvelaporél. Notéunligerocambioensuexpresión. —Hagotodoloquepuedo. Leobservéduranteunosinstantes. —IntuyoqueHenriestádeseandovolverarepetirlo,¿verdad? Eriknegóconlacabeza. —Noseequivoque,alteza.Éllaquiere. Tras la despedida de Baden, que me rompió el corazón, no concebía que algo así pudiera ser posible,peroErikmeloconfirmó: —Habladeustedsinparar.Cadamañana,enelSalóndeHombres,letraduzcolibrosdeciencias políticas porque se ha empeñado en entender las diferencias entre la monarquía absoluta que reina aquíylamonarquíaconstitucionalconlaquecrecióenSwendway.Incluso…—Erikhizounapausa para reírse entre dientes—. Incluso estudia los andares y el ademán de sus hermanos. Quiere ser merecedordesumano,alteza. Tragué saliva. Me sentía un poco abrumada. Traté de dibujar una sonrisa para encubrir mis verdaderossentimientos. —Peronisiquierapuedehablarconmigo. —Losé—respondióconsolemnidad—.Yporesomeasombra… —¿Elqué? Seacariciólabarbillauntantodubitativo. —Aprenderunalenguaextranjerasiempreesmásfácilcuandoseesunniño.Cualquierapuede intentar aprenderla de mayor, por supuesto, pero el acento siempre le delatará. A Henri le cuesta retener el vocabulario y, al ritmo que va, tardará años en ser capaz de mantener una conversación básica. Por no mencionar los matices que puede tomar un idioma, como la jerga y los coloquialismos.¿Entiendeloquesignificaeso? Que no lograría comunicarme con Henri durante quién sabe cuánto tiempo. Que, con toda probabilidad,cuandoacabaralaSelección,apenasnosconoceríamos. —Sí,loentiendo.—Trespalabrasquesentícomounmazazo,queretumbaronenelpasilloyque meaplastaroncomoaunamosca. —Creíaquedebíasaberlo.Alteza,yosoloqueríaquefueraconscientedecómopuedeavanzarla relaciónsiustedtambiénsientealgoporél. —Gracias—susurré. —¿Y?—preguntóderepente—.¿Sientealgoporél? Aquellapreguntamecayócomounjarrodeaguafría. —Conelcorazónenlamano,Erik,noséloquesiento. —Eh —murmuró, y apoyó una mano sobre mi hombro—. Lo siento. Ha sido un comentario inapropiado.Noesasuntomíoyesevidentequenoestáteniendounbuendía.Québobo. Mesorbílanariz. —No.Tansoloestássiendounbuenamigo.TantodeHenricomomío.Nopasanada. Élentrelazólasmanostraslaespalda. —Bueno,esquelosoy,¿onolosabía? —¿Eh? Eriksuspiróy,depronto,selesonrojaronlasmejillas. —Suamigo.Sinecesitauno. Fueunaofertamuysencillay,sinembargo,muygenerosa. —Nosemeocurrenadiemejor. Élsonriósatisfecho,peronodijonada.Siempredisfrutabadeesosmomentosdesilenciocon Erik. Pasadosunosinstantes,seaclarólagarganta. —Estoysegurodequetienemuchotrabajoporhacer,peronomegustaríadejarlasolasiestá triste. —No.Dehecho,loprefiero. Mededicóunasonrisauntantocohibida. —Siesloquedesea—musitó,yseinclinóantemí—.Esperoquesudíamejore. —Yalohahecho—prometí,ylerodeéparapoderentrarenmidormitorio. —¿Señorita?—llamóNeenaencuantoabrílapuerta. Debíadetenerunaspectoterrible. —Hola,Neena. —¿Estábien? —No, pero lo estaré. ¿Puedes pasarme los formularios de la Selección, por favor? Tengo un montóndetrabajo. Aunque Neena se quedó un poco desconcertada, obedeció sin rechistar. Además del papeleo, tambiénmetrajounacajitadepañuelos. —Gracias. Penséquelopeoryahabíapasado,pero,cuandovilasfotografíasdelospretendientes,nopude contenerlaslágrimas.Dudédetodos.¿Quiénseguiríaconcursando,luchandopormimano,apesar deodiarme? —Neena,¿podríastraermepapelenblanco? Encuestióndesegundosteníaunatazadetéyunalibretasobreelescritorio.Eraunadoncella maravillosa,laverdad. Intentéorganizarmelasemana.EnelformulariodeApseldecíaquetocabaelpiano,asíqueal día siguiente por la mañana me reuniría con él para tocar algún dueto; a primera hora de la tarde, daría un paseo por los jardines con Tavish. El lunes tomaría el té con Gunner y luego saldría con Harrisonadarunavuelta;algúnfotógraforetrataríaelmomento.Apapáleencantaríalaidea. Acabédeelaboraraquelminuciosohorarioydejélapiladepapelesaunlado.Sincruzaruna solapalabra,Neenaempezóaprepararmeunbaño.Meacabéeltéydejélatazasobrelamesaque habíaalladodelatetera,paraqueluegonotuvieraquebuscarlaportodalahabitación. Elcuartodebañoestabaenvueltoenunanubedevaho.Meplantédelantedelespejoyempecéa quitarmetodaslashorquillasdelcabello.LapresenciadeNeenasiempreeracomounbálsamopara mí.Despuésdeaquelbañotanrelajante,casihabíalogradolibrarmedelasduraspalabrasdeBaden. —¿Quierehablardeltema?—preguntóNeenaenvozbaja,yempezóacepillarmeelpelo. —Nohaymuchoquedecir.Lagenteseguiráarrojándomecomidapodrida,lanzándomepalabras hirientes,asíque,siquierosobrevivir,tendréqueaprenderasermásfuerte. Seleescapóunsuspirodedesaprobación.Atravésdelreflejo,observéqueteníaunaexpresión afligida. —¿Qué? Neenadejódepeinarmeymemirócompungida. —Pormuycomplicadosqueseanmisproblemas,nuncaloscambiaríaporlossuyos.Losiento. Erguílaespalda. —Nolosientas,Neena.Nacíconestacruz,esteesmidestino. —Peroesinjusto,¿nocree?Elhechodequeyanovivamossegúnunsistemadecastassignifica quenadienaceconundestinomarcado,niconunacruz.¿Acasoesonolaincluyeausted? —Esoparece. PocoimportóqueApselfueraunpianistaimpecable,otodosloselogiosqueleregalé.Tampoco sirvió de nada que las fotografías que tomaron de Tavish paseando a mi lado en el jardín fueran propias de una revista de moda. A pesar del trabajo y los esfuerzos que dediqué a aquellas citas, ningunaaparecióenlostitularesdellunesporlamañana. Sobrelasinstantáneasdemiscitas,lahistoriaquesenarrabaeracompletamentedistinta. «¡ES TRABAJO!», exclamaba el titular que acompañaba una fotografía en que aparecía yo bostezando. Por lo visto, una «fuente de primera mano» había compartido con los medios de comunicaciónmiopiniónsobreelprocesodelaSelección,asegurandoqueera«másbienunasunto detrabajo»yque«leponemosmuchaemoción».Solodeseabaunacosa:mataraMillaWarren. Aunquetampocopodíaculparla.ElhechodequeBadenhubierasacadoalaluzquelaSelección eraunparipénoesquehubieraayudadoennada. Según su descripción, yo era una chica fría, hipócrita y distante. Reveló nuestro único y encantadormomentoasolasyaseguróque,apartirdeentonces,mehabíaalejadodeél.Yesafuela gotaquecolmóelvaso.Repitióvariasvecesquenoeracapazdequedarseenpalacioycontribuira esamentira.Sabíaquelehabíanpagadounacantidadexorbitadadedineroporaquellasdeclaraciones eintuíaqueaBadenlepreocupaba,ymucho,ladeudaacadémicaquehabíaacumuladoalolargode losúltimosaños.Aunque,porotrolado,estabaconvencidadequetambiénlohabríahechogratis. Compararesasnoticiasconmiscitasdefindesemanaeraabsurdo,yaquehabíaneclipsadopor completo cualquier momento romántico. Había sido una total pérdida de tiempo y, peor aun, papá estabasufriendotodaslasconsecuencias.Yahabíanpasadovariassemanasytodavíanoselehabía ocurridoningunaideapararedirigirelproblemadelascastasniparacalmaralosalborotadoresque exigíanelfindelamonarquía. Noestabalograndoningunodemiscometidos. Después de desayunar decidí aislarme en mi habitación. Eché un vistazo a mis planes del día. ¿Merecíalapenaacudiralascitas?¿Habíaalgúnmododemejorarlaperspectiva? Oíquealguienllamabaalapuerta.Alvolverme,advertílasiluetadeKile.Sinpensármelodos veces,melancéasusbrazos. —Eh—murmuró,ymeestrechóconfuerza. —Noséquéhacer.Lascosasnohacenmásqueempeorar. Élseapartóunpocoymemiróalosojos. —Algunos pretendientes están confundidos. No saben si los estás utilizando, Eadlyn —dijo, y luegocontinuóenvozbaja,paraqueNeenanopudieraoírle—.Séquenuestroprimerbesofueuna pantomima.Sésincera,¿todoesunapantomima?Siloes,debesserhonestaydecirlo. Leobservésinpestañear.¿Cómopodíahaberestadotanciega?NuncacreíqueKilepudieraser unchicotanlisto,divertido,guapoycariñoso.Noqueríamantenerunaconversaciónentresusurros, así que le pedí a Neena que nos dejara a solas. Cuando cerró la puerta, volví a centrarme en mi respuesta. —Esmuycomplicado,Kile. —Soyunapersonainteligente.Explícamelo. Estabasereno,asíquesuspalabrassonaronmáscomounainvitaciónquecomounaexigencia. —Simelohubieraspreguntadoeldíaantesdequelospretendientesllegaranapalacio,tehabría dichoquetodoerapuroteatro.Peroyanoloes,almenosparamí—dije. Había intentado por todos los medios que las citas no me afectaran y, de hecho, me aterraba romper esas distancias. En ese momento, Kile estaba a punto de salir de mi zona de confort y adentrarseenmimundomásíntimo.Nosabíacómoreaccionaríasicruzabaesalínea. —Túmeimportas—confesé—.Muchosmeimportáis—corregí—.¿Sicreoquevoyaacabar casándomeconunodevosotros?Nopuedoasegurarlo—murmuré,encogiendoloshombros. —Esonotienesentido.Esunacuestióndeblancoonegro. —Noseastaninjusto.Cuandooístetunombre,¿queríasparticipar?¿Diríaslomismoahora? Nomepercatédelotensoqueestabahastaquesoltóunsuspiroycerrólosojos. —Deacuerdo.Esopuedoentenderlo. —Estassemanashansidomásdifícilesdeloquepensaba.Dehecho,hanresultadodesastrosas. Aunqueseaunachica,nosemedamuybienexpresarmisemociones,asíqueavecesmuchosasumen quealgonomeimporta,cuando,enrealidad,síquemeimporta.Megustaguardarmeciertascosas paramí.Séquenoesbueno,perosoyasí. Kilellevabamuchosañosviviendoenpalacioysabíaqueestabadiciendolaverdad. —Eadlyn,tienesquetomarcartasenelasuntoyhaceralgunadeclaraciónalaprensa—insistió sinpestañear. Memasajeélassienes. —Nosésiesbuenaidea.¿Ysimetolapata? Élmedioungolpecitoenelestómago,algoquenohacíadesdequeéramoscríos. —Sésincera.Esonuncafalla. Aquelloconfirmótodasmispreocupaciones.Admitirquemehabíaencariñadodemuchosdelos candidatosyqueesoeralomásimportantequeteníaahoramismoentremanossignificabarevelarel puntodepartidadeesaSelecciónenparticular.Ytalycomoibanlascosas,conesaconfesiónnome ganaríasusimpatía. Depronto,Kilesegiróymeseñalóelescritorio. —Ven.Sentémonosunminuto. Meacomodéasuladoyapartéalgunosbocetosdevestidosenlosquehabíaestadotrabajando últimamente. —Sonimpresionantes,Eadlyn—destacó. Dibujéunatímidasonrisa. —Gracias,peronosonmásquecuatrogarabatos. —Nohagaseso—dijo—.Nodesmerezcastutrabajo. Recordéesaspalabrasymetranquilicé. Kilecogióunpuñadodelápicesyempezóahacerunesbozopropio. —¿Quéestásdibujando?—preguntétrasdistinguirunascajaspequeñas. —Unaideaquellevotiempoqueriendoprobar.Heestadoleyendomuchísimosartículossobre lasprovinciasmáspobresdelpaís.Ahoramismo,sumayorproblemaeslavivienda. —¿Porelboomindustrial? —Sí—murmuró,ycontinuótrazandolíneasprácticamenteperfectas. Papáhabíahechotodoloqueestabaensumanoparafomentarelcrecimientoindustrialenlas provinciasmásagrícolas.Siloqueproducíaunazonapodíafabricarseallímismo,todoelmundo saldríaganando.Peroencuantoempezólaindustrialización,muchagentesetrasladóaesaszonas,a pesardequenohabíaviviendasparaalojaratodoslosreciénllegados. —Meheinformadounpocosobreelcostedelossuministrosy,simiscálculosnomefallan, creoqueseríaviableconstruirestaspequeñascabañas.Entérminosbásicos,soncubículosfamiliares ybastanteasequibles.Llevovariassemanasjugandoconestaidea.Sipudieraexplicarleeldiseñoa alguien,quizápodríanimplementarse. Eché una ojeada a aquella diminuta estructura, del mismo tamaño que mi cuarto de baño y adosadaaotracajaidéntica.Cadaunateníaunapuertayunaventanalateral.Sobreeltejadoadvertíun tubodestinadoarecogerelaguadelluviaqueluegoseacumulabaenuncuboquehabíafrenteala puerta. También había pensado en los conductos de ventilación y, justo en la parte frontal, había diseñadounpequeñotoldoparadisfrutardeunpocodesombra. —Perosonmicroscópicas. —Paraunsintechoserácomovivirenunamansión. Exhalé.Kilellevabarazón. —Esimposiblequehayasuficienteespacioparauncuartodebaño. —Sí,perolamayoríadelostrabajadoresutilizalasinstalacionesdelafábrica.Esoesloquehe leído.Estaschozasseríancomounalbergue;asílagentepodríadescansarmejor,nocaeríaenferma tanamenudo…,atodosnosgustatenernuestropropiohogar,porpequeñoquesea. ObservéaKile.Teníalosojospegadosenelpapelyseguíaañadiendodetallesalboceto.Sabía que aquello le había tocado la fibra sensible; él siempre había añorado tener un hogar que le perteneciera.Consumadelicadeza,dejóelpapelsobrelapilademisdiseños. —Noestanemocionantecomounvestidodenoche,peroesloúnicoquesédibujar—concluyó conunarisa. —Ylohacesdemaravilla. —Eh.Solopretendíadistraerteunpoco.Noséquémáspuedohacerporti. Meacerquéaélylecogídelamano. —Elhechodequeestésaquíessuficiente.Enlugardeofuscarmeyponermedemorros,debería elaborarunplandeacción. —¿Teapetecehablardeello? Encogíloshombros. —Quizá,peroantesdeberíacomentarloconmipadre. Kiledebiódepensarqueeraunaestúpida,peronosabíaloqueestabasucediendo.Y,aunquese olieraalgo,eramuydifícildecomprender. —Graciasporhabervenidoaverme,Kile.Tedebouna. —Medebesdos.Todavíaestoyesperandoaquetengasesacharlaconmimadre—puntualizó,y meguiñóelojo. Porsuerte,nosonóareproche. Nohabíaolvidadolapromesaquelehicey,adecirverdad,habíatenidomásdeunaoportunidad de sacar el tema con la señorita Marlee. El problema ahora no era ella, sino yo. No quería imaginarmeelpalaciosinKile. —Desdeluego.Lotengoinmente. Mesoltóotrogolpecitoenelestómagoymereícomounatonta. —Losé. —Voyahablarconmispadresahoramismo.Necesitosolucionarestetema. —Deacuerdo.—Merodeólacinturaconelbrazoymeacompañóhastalapuerta. Cuando llegamos a las escaleras, nuestros caminos se separaron. Fui directa al despacho, un tantonerviosaporcómomerecibiríapapáalentrar. Antesdecruzarelumbral,meaclarélagarganta.Éllevantólanarizdeunmontóndepapelesy enseguidalosrecogióylosguardóenuncajón,bajollave,paraevitarquepudieraverlos. —Hola,cielo.PenséqueestasemanatecentraríasúnicamenteenlaSelección. —Bueno,esaeralaintención,perosemehaocurridoquequizápodríaecharteunamano. Papáparecíaalicaído. —Todavíanomeexplicocómohapodidoocurrir,Eadlyn.Losiento. —Yosoyquiendeberíapedirdisculpas.Badenexagerólascosas,peronoesunembustero.No hadichoningunamentira.Yreconozcoquesoltéesascosasdelantedelaalcaldesa.Tansolodijeque laSelecciónsuponíamuchotrabajo.Pregúntaseloamamá;ellatambiénestabaallí.Mispalabrasse malinterpretaron. —Yahehabladoconella,cariño,ynoestoyenfadado.PeronoentiendoquéhallevadoaMillaa haceralgoasí.Medalasensacióndequesomoselblancodetodaslascríticas…—murmuró.Abrió laboca,dispuestoadeciralgomás,peroestabatanperplejo,tanconfusoporlainsatisfaccióndesu propiopueblo,quenosupopordóndeempezar. —Lo estoy poniendo todo de mi parte, papá, pero no es suficiente. He pensado que quizá deberíamosprobaralgodistinto. Élseencogiódehombros. —Estoydispuestoacasicualquiercosa. —Desviemos la atención. Ahora mismo, la gente ha perdido la confianza en mí, así que invitemos a Camille a pasar unos días a palacio. Ahren está perdidamente enamorado de ella y, además,dominalosmediosdecomunicación.Laadoran,nonosengañemos.Despuéspodríadecir que tenerles revoloteando por aquí me ha marcado y me ha hecho recapacitar. Y, a partir de ahí, podemosretomarlaSeleccióneintentarqueesahistoriadeamordépasoaotra. Papáteníalosojosclavadosensuescritorio. —Nosédedóndesacasesasideas,Eadlyn,perosonbrillantes.YcreoqueaAhrenleencantará lapropuesta.Déjamehacerunpardellamadasparaversipuedeviajarhastaaquí,antesdehacerlo oficial,¿deacuerdo? —Porsupuesto. —Tambiénquieroqueorganicesunafiestaensuhonor.Simepermiteslaindiscreción,deberías intentarconocerlamás. Comosinotuvierabastantespreocupaciones. —Mepondréconelloenseguida. Papálevantóelteléfonoyvolvíamihabitación.Albergabalaesperanzadequeaquellobastara paraencauzarlascosas. Capítulo30 Dosdíasdespués,estabaenlapistadeaterrizaje,juntoamihermano,queestabahechounmanojo denervios.Sosteníaungigantescoramodefloresentresusmanos. —¿Porquénuncameregalasramosasí? —Porquenopretendoimpresionarte. —Eres peor que los candidatos —dije, sacudiendo la cabeza—. Será la próxima reina de Francia.Noesfácilsorprenderachicascomonosotras. —Losé—murmuró.Seleveíatanfelizqueparecíaidiota—.Supongoquetengosuerte. La escalerilla del avión no tardó en descender. Primero bajaron dos guardias de seguridad y, después, Camille. Era una jovencita esbelta y grácil de cabellera rubia; su expresión transmitía serenidadyemoción.Jamáslahabíavistoconunatuendoindiscretooinapropiado,yesoquehabía vistoinfinidaddefotografíassuyaspublicadasenrevistassensacionalistas. Habíaunprotocoloqueseguir,desdeluego,peroAhrenyCamilleselosaltaronalatoreraal fundirseenuntiernoabrazo.Éllaestrechóentresusbrazosmientraslebesabacadacentímetrodel rostro. El ramo de flores quedó destrozado. Camille se reía y Ahren seguía acribillándola a besos. Mesentíunpocofueradelugar,peroesperéaquepararanantesdesaludarla. —¡Te he echado tanto de menos! —exclamó ella. Su acento francés hacía que cada palabra sonaracomounasorpresa. —Tengotantascosasqueenseñarte.Lepedíamispadresquereservaranunasuitesoloparati, asísiemprequevengastendráslamejorhabitacióndepalacio. —¡Oh,Ahren!¡Erestangenerosoconmigo! Élsediolavuelta,conunasonrisadeorejaaorejay,derepente,recordóqueyoseguíaallí. —Estoysegurodequenotehasolvidadodemihermana. Nossaludamosconunareverencia.Aquellachicaeralapersonificacióndelaelegancia. —Alteza,mealegrodevolveraverte.Hetraídoalgunosregalosparati. —¿Paramí? —Sí. Ven, deja que te cuente un secreto —murmuró, y se inclinó hacia delante—. Te sentarán comounguante,yaloverás. Aquellanoticiameanimóenseguida. —¡Maravilloso! Quizá pueda estrenar algo hoy mismo. Te he preparado una fiesta para esta noche. Camilleahogóungritoysellevólasmanosalpecho. —¿Enmihonor?—preguntó,ydesviósusojosazuleshaciasuprometido—.¿Deveras? —Deveras. Ahrenestabairreconocible.MirabaaCamillecomosilavenerara,comosiestuvierapreparado parasacrificarcualquiercosasiesocomplacíaasuamada. —Tufamiliametratamuybien.Vamos.Estoydeseandoveratumadre. Devueltaapalacio,tratédeseguirlaconversación,peroAhrenoptóporhablarenfrancéspara que Camille se sintiera más cómoda y, puesto que yo me había decantado por el español, no me estaba enterando de nada. Llegamos a casa y, como era de esperar, mamá, papá, Kaden y Osten estaban esperándonos a los pies de la escalinata principal. Detrás de las columnas, y claramente queriendopasardesapercibidos,advertílapresenciadevariosfotógrafos. Ahrenfueelprimeroenapearsedelcoche.Comobuencaballero,sehizoaunladoyofreciósu mano para ayudar a Camille. Sin embargo, cuando busqué su mano para bajar del vehículo, me percatédequehabíapreferidoacompañarasuamada.Alveramimadre,laprincesaselanzóasus brazos. Mamá, papá y Kaden hablaban un francés impecable y le dieron una cálida bienvenida. Me acerquéaOsten,elculoinquietodelafamilia.Estabaimpacienteporhaceralgunadesustravesuras. —¿Quéhastramadoparahoy? —Nohepensadoennada. —Veabuscaralosseleccionadosyhazlespreguntasraras.Ymantenmeinformada. Élseechóareírmaliciosamenteysemarchócorriendo. —¿Adóndevatandeprisa?—preguntópapáenvozbaja. —Aningúnlado. —Entremos —dijo mamá—. Deberías dormir un poco antes de esta noche. Eadlyn lleva días organizandoestafiesta;serámaravillosa. Habíapensadoentodo.Habríamúsicaendirecto,perfectaparabailarenpareja,yloscocineros habían elaborado una suerte de fusión gastronómica, mezclando recetas de Illéa y de Francia. Los reposteros habían preparado aquellos deliciosos saquitos de manzana con los que Henri nos había deleitado.Memoríadeganasdequelosviera. Mamá estaba radiante, como siempre, y papá no parecía tan agotado como en las últimas semanas.Josiesesentíacomopezenelaguay,alverla,mealegróque,porunavezensuvida,nome hubiera robado una tiara. Kaden era como un pequeño embajador; se paseaba por el salón estrechandolamanoatodoelmundo. Mepeguécomounalapaalaparejafeliz;resultabacautivadoralaparqueextenuante.Ahren mirabaaCamillecomosigraciasaellasalieraelsolcadamañana.Erabonitoverleasí,hechizado por aquella jovencita. Y eso hizo que me diera cuenta de que nunca nadie me había mirado de ese modo. EstabacelosadeCamille.Noporhaberseganadoelamordemihermano—unadelaspersonas másfirmesdelmundo—,sinoporquehacíaquetodofuerafácil.¿Quéhabíahecholareinafrancesa paraeducarlaasí?Camilleeraunachicadelicadaydulce,pero,almismotiempo,nadieseatreveríaa pisotearla. Estaba al día de los asuntos internacionales y sabía que su pueblo la adoraba. El año pasado,eneldíadesucumpleaños,lascallessellenarondefiestasimprovisadasensuhonor.Las celebracionesdurarontresdías.¡Tresdías! Consideraba que había recibido una buena educación, lo que me llevó a una conclusión: no podíaseguirechandolaculpademisdefectosacómomehabíaneducado.Laculpaerasolomía. Al darme cuenta de eso, me aparté un poco de Ahren y de Camille, porque estar cerca de esa chicasolomehacíasentirpeor. Sinembargo,antesdequepudieradarotropaso,Eanseplantódelantedemíymeofreciósu brazo. —Dichososlosojos. Menudatontería. —Teveocadadía—respondí,peroentrelacémibrazoconelsuyodetodasformas. —Peroapenaspodemoshablar.¿Quétalestás? —Genial.¿Cómonoestarlo?Voycorriendocomounalocadeunapuntaaotradepalaciopara poderdisfrutardeunmomentoasolasconvosotrosparaqueluegomeacusendequetodoestoesun montaje. Y, por si fuera poco, mi hermano se ha enamorado de la chica perfecta. Sé que, en algún momento,melorobaráyselollevará. —¿Telorobará? Asentí. —Cuando se casen, después de que su madre dé el visto bueno a la boda y tras un tedioso y eternocompromisoparapoderplanearloqueserálabodamáslujosadelahistoria,Ahrentendrá quemudarseaFrancia. —Hmm—masculló.Luego,mellevóhastalapistadebaileymerodeólacintura—.Nopuedo hacer nada respecto a tu hermano, pero si acaba mudándose al país vecino, recuerda que siempre podráscontarconalguien. —¿Yconese«alguien»noestarásrefiriéndoteati,verdad?—bromeé,yempecéabalancearme alritmodelamúsica. —Porsupuesto—respondió—.Miofertasigueenpie. —Noloheolvidado. Miréamialrededor;elsalónestabaabarrotadodepersonasdeprestigioyconocidas,peroesoa Eannoparecíaamedrentarle,sinomásbientodolocontrario.Seleveíacómodo;cualquierahabría jurado que se había criado en un palacio. Desde su llegada, mostraba una elegancia y una desenvolturaquepocagentetenía.Denohabersabidosusorígenes,hastayomismahabríapuestola manoenelfuegodequepertenecíaaalgunacortereal. —Aunqueloquediganlosperiódicosseacierto,notetortures.Esoscríosnolomerecen.Yo puedo ser el marido perfecto. Seré fiel, amable y un buen asistente. Jamás te exigiré que me ames. Estaratuladoesloúnicoquenecesitoparaserfeliz. Mecostabaentendersumotivaciónporque,enciertomodo,sabíaquepodíaaspiraraunavida másplacentera. —Muchasgraciasportuoferta.Perotodavíanomeherendido. Eanladeólacabeza,conciertatimidez,ysonrió. —Ah,puesyocreíaquesí. —¿Yporqué?—respondíconsumismaactituddesabelotodo. —Porquesigoaquí.Y,sideverasesperabasencontrarelamorenlaSelección,noentiendopor quémemantienestodavíaporaquí. Antetalosadía,dejédebailaryapartélasmanosdesushombros. —Podríamandarteacasaahoramismo,ylosabes. —Peronoloharás—sentencióconaquellapícarasonrisa—.Túsabesquepuedodarteloque necesitas,y,además,ereslaúnicapersonaquepuededarmeloqueyonecesito. —¿Yquées? —Comodidad.Comodidadacambiodelibertad—resumió,yseencogiódehombros—.Creo queesuntratojusto—susurró,einclinólacabeza—.Hastamañana,alteza. NopodíasoportarqueEanfueramáscalculadorqueyo.Unascuantassemanaslehabíanbastado para adivinar qué quería y cuán lejos estaba dispuesta a llegar para conseguirlo. Eso me irritaba sobremanera. Advertíunapuertalateralamiderecha,asíquemedeslicéalpasillo.Necesitabaunmomentoa solas.Mefrotélasmejillasporquemedolíandetantosonreír.Ahífueracorríaunasuavebrisaque meayudabaapensarconmásclaridad. —¿Alteza? Erik apareció por el pasillo; nunca le había visto tan elegante. Se había peinado de una forma distinta y, a decir verdad, le favorecía. Parecía más alto, más imponente. Me quedé boquiabierta. Estabamuy,peroquemuyguapo. —Hoytehasarregladomucho—lefelicitéeintentédisimularmiasombro. —Ah—susurró,ybajólamirada—.Noqueríameterlapata. —Pueshasdadoenelclavo—insistí,ymeacerquéaél. —¿Túcrees?Halemehaaconsejadoqueutilicecorbatasmásestrechas. Mereíporlobajo. —Bueno,Haletieneundonconelestilo;estásestupendo. Eriknocabíaensídecontento. —Ybien,¿estádisfrutandodelafiesta? Porelrabillodelojoechéunvistazoalsalóndebaile. —Está siendo un éxito, ¿no crees? Una comida exquisita, una música excelente, un montón de invitados…,quizásealamejorfiestaquejamáshayaorganizado. —Muydiplomática—añadió. MevolvíhaciaErikysonreí. —Medalasensacióndequeestanocheestoycompitiendo. —¿Contraquién?—preguntó,atónito. —ContraCamille,claro. Volví a asomarme al salón e intenté esconderme tras las puertas para que nadie me pillara espiando. Erik se colocó a mi lado y los dos observamos a Camille y a Ahren, que se deslizaban delicadamentedeunladoaotrodelapistadebaile. —Esridículo. —Notemolestes.Ellaencarnalaperfecciónqueyopretendoalcanzar—musité.Eralaprimera vez que admitía algo así delante de alguien. Erik siempre se las ingeniaba para que le revelara ese tipodeconfidencias. —Pero¿porquéseempeñaenimitarla?Hadeserustedmisma,alteza:esoserásuficiente. Megiréconbrusquedad;nodabacréditoaloqueacababadeoír.Nuncapodíabajarlaguardia, siempreteníaquedarmásdemí;seryomismanoerasuficiente. LaspalabrasdeErikmerompieronlosesquemas.Estabaapuntodeecharmeallorarybusqué sumano,talycomohabíahechoenmidormitorionohacíatantotiempo. —Me alegro muchísimo de haberte conocido. Da lo mismo cómo acabe todo esto; siempre estaréagradecidadequenuestroscaminossehayancruzado. Nopudocontenerlasonrisa. —Nuncaencontrarélaspalabrasparaexpresarelprivilegioquehasidoconocerla. Sihubieraseguidoelprotocoloalpiedelaletra,deberíahaberleestrechadolamano,peronos quedamosahídepie,conectadosensilencioduranteunosinstantes. —¿Teinscribiste?—preguntédeformasúbita—.AlaSelección,quierodecir. Élsonrióynegóconlacabeza. —No. —¿Yporquéno? Sequedómeditabundounossegundos. —Por…Porserquiensoy. —EresEikko. Sequedópasmadoaloírmellamarleporsunombredepila. —Sí,soyEikko.Peroapenasmeconoce. —ConozcoaEikkotanbiencomoélconoceaEadlyn.Y,permítemequetediga,quetútambién eressuficiente—añadíconsarcasmo. Notéquemeacariciabalapalmadelamano.Fueungestodelicado,casiimperceptible.Ambos estábamos haciéndonos la misma pregunta: ¿qué habría ocurrido si su nombre hubiera estado en aquellascestas?Quizásahoraseríaunodelospretendientes,opuedequelasuertenohubierajugado asufavor…Eraimposiblepredecirsielriesgohabríamerecidolapena. —Deberíavolveralafiesta—murmuré. —Porsupuesto.Hastapronto. Meconcentréenmantenerunaposturarígida,perográcilalavez,locualresultabamásfácil subida en aquellos tacones que Camille me había regalado. Entré en el salón y saludé a todos los invitados con una inclinación de cabeza. Podría haberme parado una decena de veces, pero preferí continuarybuscaraHenri. —Hola—saludó. Esasemanahabíapensadoenélunmontóndeveces,pero,entreorganizarlafiesta,valorarlos dañosdelasúltimasdeclaracionesyelcúmulodecitas,nohabíatenidoniunminutoparahablarcon él.Parecíaunpocoansioso,aunqueconfiabaenqueEriklehubieraexplicadotodoloquelehabía confesado.Pero,aunasí,necesitabahablarconél,yasolas. —¿Estásbien?—pregunté. Asintióconlacabeza. —¿Bien? Asentí. Resopló,aliviado.Porfinselibródeaquellaexpresióndeansiedadyrecuperóeloptimismoque lecaracterizaba.Intentépensarentodoslosdesacuerdosymalentendidosylleguéalaconclusiónde queeraimposibleresolverlosconmenosdecincopalabras.Sinembargo,conHenricompartíauna complicidadespecialynonecesitabamáspalabrasparasaberquetemíahabermeofendido. QuizásErikestuvieraequivocadoypodíacomunicarmeconHenriperfectamente. —¿Bailamos?—leinvité,señalandolapista. —¡Porfavor! Con esos tacones de infarto era casi tan alta como él. Y, aunque no era un buen bailarín, compensabasufaltadedestrezaconsuentusiasmo.Mediovariasvueltaseinclusohicimosalguna pirueta. Estaba siendo el mejor baile de mi vida. Y, de repente, advertí la presencia de Erik. Estaba justodetrásdeHenri. Quizálemalinterpreté,peroaquellasonrisatímidadesprendíaciertatristeza. Capítulo31 Camille acaparó todas las portadas de los periódicos y de las revistas del corazón que solían equipararnos a estrellas de cine y cantantes. Y en todas salía espectacular. Su presencia bastó para animar el ambiente de la Sala de las Mujeres. La tía May vino de visita únicamente para ver a la princesafrancesa. Sabía por qué no soportaba a Josie. Era una jovencita consentida e infantil que hacía todo lo posibleporparecerseamí,asíque,cuandoellarondabacerca,siempreteníaqueestaralerta.Pero con Camille era más complicado. Era perfecta, pero no presumía de ello. Así que por mucho que desearaodiarla,nopodía,puesesomeharíaquedaralaalturadelbetún. —¿Cómoestátumadre?—lepreguntómamáaCamille.Ajuzgarporeltonoqueutilizó,intuí quesehabíasentidoobligadaapreguntarporlareinaDaphne.Alparecer,erauntemadelicado. Mamá le ofreció una taza de té que Camille aceptó encantada. Tardó unos segundos en responder. —Muybien.Leenvíarecuerdos. —Últimamentesalemuchoenlasrevistas.Yentodaslasfotografíasselavemuycontenta— prosiguiómamá.Apoyólasmanosensuregazoysonrióconcordialidad.Aquellosonómássincero queloanterior. —Yloestá—acordóCamille—.Noséquélehapasado,peronuncahaestadomásradiante.Me encantaverlaasídefeliz. Alhablardesumadre,suexpresiónsevolviómástierna,másdulce.Yesomehizopensaren cómoseríalavidaenelpalaciofrancés. —Ybien—irrumpióJosie,ysecruzódepiernasconungestodramático—.¿Oiremoscampanas debodapronto? Camillesesonrojóyapartólamirada.Todasnosechamosareír. —Quizá—contestó—.SéqueAhreneselelegido,peronoqueremosapresurarnos.Preferimos esperaralmomentoapropiado. LaseñoritaMarleesuspiró. —Ysupongoqueahora,enelpuntomásálgidodelaSelección,noloes. —¡Claro que no! —exclamó Camille, y apoyó una mano sobre mi regazo—. ¡Nunca le arrebataríaesemomentotanespecialaunaamiga! LaseñoritaMarleeylaseñoritaLucysepusieronaaplaudir. —Loquemerecuerda…—continuóCamille—.Eadlyn,todavíanomehascontadonada.¿Qué tallospretendientes? Soltéunarisita. —Metraenmuchosquebraderosdecabeza. —Ah,para—bromeómamá. —¡Por favor, no me cuentes nada de Kile! ¡Ecs! —protestó Josie, que no tardó en recibir una palmaditaenlapiernacomoreprimenda. —¡Tienesqueponermealdía!—insistiólatíaMay—.Meheperdidounmontóndecosas.¡He leídoquehubounapelea! —Asíes—dije,ypuselosojosenblanco—.Laverdadesquetodavíalesestoyconociendo— admití—.Hayunpuñadoquedestacasobrelosdemás,perolascosascambiancadadía,asíqueme cuestaelegirunfavorito. —¿Elegir? —repitió Camille con tono triste—. El amor no se elige. ¿No hay ningún pretendientequetehayarobadoelcorazón?¿Alguienenquiennopuedesdejardepensar? Encuantoformulósupregunta,unnombremevinoalacabeza.Elmerohechodequealguien pudieracumplirtalesrequisitosmedejótanasombradaquenisiquierapudeasimilarquiénera. Meobliguéacentrarmeenlaconversación. —Supongoquenosoytanromántica. —Esoesevidente—murmuróJosieentredientes. ObienCamillenolaoyó,obienprefirióignorarla. —Estoy convencida de que encontrarás a un marido maravilloso. ¡Estoy impaciente por conocerle! Laconversacióntomóotrorumboymelimitéaescucharensilencio.Nosabíasiquedarmecon ellastodoeldíaositrabajarunpoco.Alparecer,últimamentenohabíahechomásquemeterlapata ynopretendíaañadirotratorpezaamilistadeerrores. Me gustaban las charlas de chicas, pero necesitaba un descanso. Me disculpé y salí al pasillo. Quince minutos. Me prometí que, pasado ese tiempo, regresaría a la Sala de las Mujeres llena de energíayoptimismo. Porcasualidad,viaHale.Sedirigíahacialosjardinesyarrastrabauncarritorepletodegarrafas deagua.Alverme,dibujóunasonrisaenorme. —¿Adóndevas?—preguntó. —Aningunaparte,enrealidad.Estabatomándomeunrespiro,esoestodo. —Algunoschicosestamosjugandoalbéisboleneljardín,porsiteapetecevenir. Measoméporlaventanaycomprobéquehabíaunosochochicostratandodebatearlapelota. —¿Dedóndehansacadotodoelmaterial? —Osten. Desdeluego.Ostenteníadetodo.Todossehabíandescalzadoysehabíanenrolladoelbajode lospantalones. —Nuncahejugadoalbéisbol—admití. —Razóndemásparaapuntarte. —¿Sabesjugar? —Semedamásbienhacerdepitcherquedebateador,peromedefiendobastantebien.Puedo enseñarte—propusoHale.Sabíaque,sisalíaaljardín,mecuidaríaentodomomento. —Deacuerdo.Peropiensaquenodaréniuna.Soyunpocopatosa. —¿Desdecuándoerespatosa?—bromeó,ymeacompañóhastalapuerta. Kile también estaba ahí, junto a Apsel, Tavish y Harrison. Vi a Alex y, aunque me negaba a admitirlo, desde que Milla se había ido de la lengua con ciertos periodistas, había estado tentada a enviarleaCalgary.Dehecho,todavíameloestabaplanteando. HenriestabahaciendoflexionesjuntoaLindey,deformainstintiva,busquéaErik.Enseguidale encontré;estabasentadoenunodelosbancosdepiedra. —¡Alteza!—llamóEdwin—.¿Havenidoaverelpartido? —No,señor.Quierojugar. Lamayoríadeloschicosmevitoreóyaplaudió,aunquedudabaquealgunodeellosmequisiera ensuequipo. —De acuerdo, de acuerdo —grité, alzando los brazos—. Recordad que tengo que volver ahí dentrodeunosminutosyqueeslaprimeravezquejuegoalbéisbol.Peromeapeteceprobarloantes devolveraltrabajo. —¡Serápancomido!—aseguróTavish—.Quíteseloszapatos,alteza.Losdejaréalladodelos míos. Mequitélostaconesyselosentreguécomosideuntesorosetratara. —Vaya,cómopesan.¿Debedecostarhastalevantarlospies? —Hacefaltatenerunaspiernasfuertes. Élsoltóunascarcajadasysemarchóconmiszapatosenlamano. —Deacuerdo,empezaráEadlyn—decidióKile. Entérminosgenerales,conocíalasnormasdeljuego.Tresintentos,cuatrobases.Peroencuanto alamecánica,estabaperdida. Hale se colocó en el centro del diamante y empezó a practicar sus lanzamientos con Apsel. Raoul,queseríaelreceptor,aparecióamisespaldas. —Esto es lo que tiene que hacer —dijo. Tenía un acento español bastante marcado, pero le agradecí que me explicara la dinámica del juego de una forma fácil y clara—. Se ha de agarrar el bate por aquí… y por aquí. —Me hizo una pequeña demostración y sujetó el bate por la base—. Separeligeramentelaspiernasynomuevaelpiededelante,¿deacuerdo? —Deacuerdo. —Yobservelabola,alteza. —Observarlabola…,vale. Raoulmeentregóelbate.Pesabamuchomásdeloqueparecía. —Buenasuerte. —Gracias. MecoloquésobreaquellabaseimprovisadaeintentéhacertodoloqueRaoulmehabíaindicado. Puesto que Hale era el pitcher, asumí que estábamos en equipos distintos. Aunque, al verme ahí plantada,nopudocontenerlasonrisa. —Telalanzarésuave,¿vale? Asentí. Éllanzólabolayfallé.Lomismoocurriólasegundavez.Nosémuybienquépasólatercera, peroacabégirandocomounapeonza. Hale se echó a reír, al igual que Raoul. Aunque en otras circunstancias me hubiera sentido abochornada,melotoméabroma. —¡Eadlyn!¡Eadlyn! Reconocí la voz de mi madre de inmediato. Los ventanales de la Sala de las Mujeres estaban abiertos de par en par. Todo el mundo estaba mirándome. Mamá no tardaría en ordenarme que volvieradentro. —¡Aporellos!—chilló—.¡Bateaconfuerza! LatíaMaynodejabademoverlosbrazos. —¡Vamos,Eady! Elrestodelaschicastambiénsepusoagritaryaaplaudir.Soltéunacarcajadaymevolvíhacia Hale. Élasintióconlacabeza. Agarréelbateconfuerzaymepreparé. Porfinlogrébatearlabola.Laenviéhacialaizquierda.Chilléenloquecida,dejécaerelbate,me arremanguélafaldadelvestidoysalídisparadahacialaprimerabase. —¡Corre,Eady,corre!—animóKile. ViaHenricorrerdetrásdelapelota,asíquedecidíintentaralcanzarlasegundabase,sinquitarle elojodeencima.Noibaalograrlo,asíquemepropulséhaciadelanteyaterricésobrelabase. ¡Lohabíaconseguido! Todoelpúblicoestallóenvítores.Nohabíaganado,peromesentímuysatisfecha.Depronto, Edwinmelevantódelsueloymeabrazóconfuerza. Unminutodespués,mamá,Josieylasdemásmujeressalieronaljardín.Todassequitaronlos zapatosyexigieronserlassiguientesenbatear. Alguiendebiódeavisarapapáyamishermanosdeaquelpartidoespontáneo.Kadenaprovechó la ocasión para demostrar el gran atleta que era. Mis padres prefirieron quedarse como meros espectadores.Losseleccionadosseanimabanlosunosalosotros,dándosepalmaditasenlaespalda. Ahren,alverasuamadaeneljardín,seescabullóhaciaella,cubriéndoladebesos. —¡Vamos,Henri!—gritécuandoviquecogíaelbate. Eriksedeslizóamiladoparacontemplarelespectáculo. A ambos nos dio un poco de reparo empezar a saltar por el jardín, así que, sin perder la dignidad,chocamoslospuños. —¿Noesgenial?—dije—.Meencantaquepuedajugarsintenerquepreocuparseporelidioma. —Amítambién—acordóErik—.¡Nopuedocreerquehayabateadoesabola,alteza! Meechéareír. —¡Losé!Hamerecidolapenamancharmeelvestido. —Todalarazón.¿Hayalgodeloquenoseacapaz?—preguntódivertido. —Unmontóndecosas—respondí,yrepasétodamilistadedefectos. —¿Porejemplo? —Umm…¿Hablarfinlandés? Erikserio. —Deacuerdo.Solounacosa.Sepuedeperdonar. —¿Ytú? Élmiróasualrededor. —Noseríacapazdegobernarunpaís. —Créeme,siyoheaprendidoahacerlo,todoelmundopuede. Mamávinocorriendoymeabrazóporlaespalda. —Quéideatanmaravillosa. —Seleshaocurridoaloschicos—expliqué—.Hasidopuracasualidad.Mehaninvitadoporque mehanvistosolaenelpasillo. Depronto,viquepapásecolocabasobrelabase. —¡Ánimo,papá! Éllevantólamanoysaludóasuqueridaesposa.Mamásacudiólacabeza. —Nolovaaconseguir—murmuró. Ytalcomomamáhabíapredicho,papáfallólaprimerabola.Leaplaudimosdetodasformas, celebrandoqueelpartidoseguíavivo,aunquenadiehubieraconseguidounacarrera. Durante ese breve instante solo se respiró felicidad. Estaba rodeada de mi familia, de mis amigos; todos estábamos disfrutando del partido, del sol, de las bromas. Mi madre volvió a abrazarme, me besó en la cabeza y me aseguró que estaba muy orgullosa de cómo había bateado. Osten no dejaba de correr en círculo, arrasando con todo lo que encontraba en su camino y provocando las risas de todos los presentes. Josie se había apropiado de una camisa de los pretendientes y la llevaba desabrochada sobre el vestido. A pesar de que parecía una auténtica estúpida,selaveíafeliz. Eracomounaburbujadepuraalegría. Nohabíacámaraspululandoporeljardínparacapturarelmomento,nireporterosquepudieran describiraquellafelicidadalmundoentero.Y,poralgúnmotivo,esohizoquefueraaúnmásespecial. Capítulo32 Noqueríaqueesaburbujaexplotara;así,podríaolvidarmedetodoslosproblemasquehostigabana mifamilia.Perolapaznoperdurómuchotiempo.Durantelacena,algunosdelospretendientesque se habían perdido el partido de béisbol empezaron a quejarse, ya que consideraban que alguien debería haberlos avisado. Sostenían que era injusto que un puñado de sus compañeros hubieran podidopasaruntiempoasolasconmigo,asíquereclamabanunacitagrupalparaellos. Eligieron a Winslow como representante, así que él fue el encargado de transmitirme su descuerdo.Sepresentóantemíconcaradecorderodegolladoymecomunicólasquejasdelgrupo. Esperóaquesalieradelcomedorparapoderhablarconmigo. —Tansolopedimosunacitagrupalparaequilibrarlabalanza. Memasajeélassientes. —Técnicamentenofueunacita.Nadieloplaneó,ymifamiliatambiénestuvoahí,incluidosmis hermanospequeños. —Loentendemosy,siaceptaelofrecimiento,alteza,estamosdispuestosaorganizarlacita. Suspiré,frustrada. —¿Cuántagenteseríamos? —Tansoloocho.Eansemantienealmargen. Sonreíparamisadentros.Porsupuesto,Eannoqueríaqueselerelacionaraconungrupitode chicosquesearrastrabaporunosminutitosconmigo.Esomellevóapreguntarmesideberíatenderle una emboscada y pillarle a solas para dejarle cuatro cosas bien claras. Aunque, por otro lado, sospechabaqueesehabíasidosuplandesdeelprincipio. —Vosotrosorganizadlacita,yyoyameencargarédeencontrarunhueco. Winslowsonrió. —Muchasgracias,alteza. —Pero—meapresuréaañadir—,porfavor,coméntalesatuscompañerosqueestaspataletasno mejoran la opinión que tengo sobre vosotros. De hecho, lo considero un comportamiento algo infantil.Asíqueosaconsejoquepreparéislamejorcitadelahistoria. Medimediavuelta,nosinantesadvertirlaexpresióndeterrorenelrostrodeWinslow. Dos meses más. Podía hacerlo. Había tenido altibajos, pero presentía que lo peor ya había pasado. Después del partido, ya no me sentía tan intimidada por los chicos. De hecho, estaba convencidadequedaríaapapáeltiempoquenecesitaba. Deloquenoestabatanseguraeradequéhacerconmicorazón. SubílasescalerashastaeltercerpisoyviqueAhrensalíadesuhabitación.Sehabíacambiado detraje;supusequedebíadeiravisitaraCamilleasunuevasuite. —¿Algunavezdejasdesonreír?—pregunté.Meparecíaincreíbleestarasítantosdíasseguidos. —No,siellaestáporaquí—dijo,yseestiróelchalecodeltraje—.¿Estoybien? —Claro que sí. Estoy segura de que Camille te ve guapo de cualquier forma. Está loca por ti, Ahren. Élsuspiró. —Esocreo.Yesoespero. En cierto modo, Ahren ya había volado del nido. En su mente, estaba en París, cubriendo a Camilledebesosydiscutiendoelnombredesushijos.Sentíqueestabaapuntodeabandonarme…y noestabapreparada. Traguésalivaymearmédevalorparadecirloquellevabamuchotiemporumiandoyquenunca mehabíaatrevidoaconfesarle. —Ahren,Camilleesfantástica.Nopuedonegarlo.Peroquizánosealachicaperfectaparati. Susonrisasedesvaneció. —¿Aquéterefieres? —Quizá deberías considerar otras opciones. Hay muchísimas chicas solteras en Illéa que has ignoradoporcompleto.Esunasuntomuydelicado,ynodeberíasprecipitarte.Piensaquesiundía Camille y tú rompierais vuestro matrimonio y decidierais divorciaros, pondríais en peligro las alianzasentrelosdospaíses. Ahrenmeobservabasinpestañear. —Eadlyn, sé que tienes tus reservas respecto al amor, pero sé muy bien lo que siento por Camille.Queatiteasuste… —¡No estoy asustada! —grité—. Tan solo pretendo ayudarte. Te quiero más que a nadie en el mundo.Haríacualquiercosaporti,ypensabaqueeraalgorecíproco. Aquelcomentariolellegóalalma. —Sabesquesí. —Entoncespiénsalo,porfavor.Esloúnicoquetepido. Asintió.Sepasólosdedosporlaboca,porlasmejillas,preocupado,nervioso…,casiperdido. Derepente,memiró,mededicóunapequeñasonrisayextendiólosbrazos,invitándomeasía abrazarle. Me sostuvo entre sus brazos durante un buen rato, como si necesitara ese abrazo como aguademayo. —Tequiero,Eady. —Yyoati. Mediounbesoenlacabeza,yluegosemarchóalahabitacióndeCamille. Neenaestabaesperándome,conelcamisónpreparado. —¿Algúnplanparaestanoche?¿Oprefierevestirseparameterseenlacama? —Cama—respondí—.Perovasaalucinarcuandotecuentelaúltima. Leexpliquéquealgunoscandidatosmehabíanpropuestounacitaengrupo,sinolvidareldetalle dequeEanhabíapreferidomantenersealmargen. —Chicolisto—comentómidoncella. —Losé.Creoquesehaganadounacitaespecialporello. —¿Unacitarealounacitadedespecho? Mereí. —Niidea.Puf,¿quésesuponequedebohacerconesoschicos? —¡Echarlosatodos!¡Ajá!Heencontradootrotrozodecéspedenelvestido—dijo,ymemostró unpuñadodebriznasantesdetirarlasalapapelera. —El partido ha sido tan divertido —dije—. Nunca olvidaré la cara que puso mamá cuando se asomóporelventanalymeanimóabatear.¡Penséqueibaaregañarme! —Ojaláhubierapodidoestarahí. —Neena,notienesquequedarteencerradaenmihabitacióntodoeldía.Siempreestáimpolutay notardotantotiempoenvestirmeporlamañana.Deberíasacompañarmealossitiosyconoceralgo másdepalacio. Ellaencogióloshombros. —Quizá. Perodistinguíunanotadeentusiasmoensuvoz.Meplanteélaposibilidaddeformarlaparaque pudiera viajar conmigo. Me encantaría que Neena pudiera acompañarme en mi próximo viaje. Sin embargo, hacía semanas había dejado caer que, tarde o temprano, dejaría el palacio, así que no merecíalapena.Sabíaquenopodíamanteneraunadoncellaparasiempre,peromeaterrabapensar queundíaNeenanoestaríaamilado. Aldíasiguiente,cuandobajéadesayunar,mellamólaatenciónqueAhrennoestuvieraahí.Me preocupabaquesehubieraenfadadoconmigo.Nosoportabadiscutirconél.Eramihermanomellizo, ycompartíamosalgoespecial,algoinexplicable. TardéunpocomásendarmecuentadequeCamilletampocoestaba.Solopodíanhaberocurrido dos cosas: o Ahren había recuperado la cordura y le había dicho que quería considerar otras opciones y, por tanto, estaban evitando encontrarse…, o habían pasado la noche juntos y todavía seguíanenlacama. Mepreguntéquéopinaríapapásobreeso. Y entonces me fijé en que varios de mis pretendientes tampoco habían bajado a desayunar. Quizás Ahren y Camille no estuvieran retozando bajo las sábanas. A lo mejor todos se habían contagiado de algún virus estomacal. Sí, sería eso. Era más probable… y bastante menos emocionante. Al salir del comedor, me topé con Leeland y con Ivan, que estaban esperándome. Los dos me saludaronconunagranreverencia. —Alteza—murmuróIvan—,serequieresupresenciaenelGranSalón.Leesperalamejorcita desuvida. Sonreíconciertasuperioridad. —¿Ah,deveras? Leelandserioporlobajo. —Hemosestadotrabajandoenellatodalanoche.Nohemospegadoojo.Asíque,porfavor,no nosdigaqueestáocupada,alteza. Comprobélahoraenelrelojdelapared. —Tengounahora,másomenos. Ivanparecióanimarse. —Esoesmuchotiempo.Vamos—dijo. Losdosmeofrecieronelbrazo.AceptéylespermitíquemeescoltaranhastaelGranSalón. En la pared del fondo habían dispuesto un pequeño escenario que habían cubierto con lo que parecíanserlosmantelesdeNavidad.Enelcentrodelescenariovilosfocosquesolíamosutilizaren las fiestas. En cuanto cruzamos el umbral, todos los candidatos se quedaron en silencio y se colocaronenfilaindia. Meguiaronhaciaelúnicosillónquehabíafrentealescenario.Toméasiento,untantocuriosay confusa. Winslowextendiólosbrazosdeparenpar. —BienvenidaalprimerespectáculodevariedadesdelaSelección,protagonizadoporunpuñado deperdedoresquecompitenporllamarlaatencióndelaprincesa. Mereíacarcajadas. Calvinaparecióderepenteysesentóanteelpiano;empezóatocarunacancióndejazzy,acto seguido,todosabandonaronelescenario,salvoWinslow. Hizo una pomposa reverencia y, cuando se levantó, esbozó una amplia sonrisa y mostró tres pelotasdesemillas.Yempezóahacermalabares.Eraunnumeritotanabsurdoquenopudecontener larisa.Winslowsehizoaunladoyalguien,desdebambalinas,lelanzóunacuartapelota.Seguidade una quinta y una sexta. Se las apañó bastante bien durante dos segundos; después, todas se desplomaronsobreelsuelo,menosuna,quelegolpeólacabeza. Todoslamentamosaquelfinal,peroleaplaudimosporelesfuerzo. Lodge apareció con un arco y varias flechas, y deslizó una especie de tronco recubierto de globos. Empezó a lanzar flechas; cuando un globo estallaba, se producía una lluvia de purpurina. Durantetodoesetiempo,Calvinnodejódetocarelpiano.Ibaalternandolascanciones,tratandode encontrarlamejormelodíaparacadaacto. Foxfueelsiguienteensubiralescenario.Mecostócreerquesehubieradejadoenredar,pero ahí estaba. Se puso a pintar. Estaba segura de que Osten dibujaba mejores monigotes que él, pero, puestoqueelespectáculoconsistíaenresaltarsuscualidadesdeunaformadivertidaoenmostrarsus flaquezas en forma de parodia, al final resultó ser algo gracioso. Me habría encantado robarle el retratoquehabíahechodemí:unacabezaenformadehuevoconunasondasmarronesquehacíanlas vecesdemicabello.Mehabíanretratadounmillóndeveces…,perojamásdeunaformatandulce. Leelandcantó.Julianbailóconunhula-hoop.Ivanestuvounmontóndetiempososteniendouna pelotadefútbolsobrelapuntadelpie.Gunnerleyóunpoema. —QueridaprincesaEadlyn,nohaypalabraquerimeconsunombrey,aunquenosenfadamos muchoconsualteza,laquerremoseterna. Medesternilléderisa,aligualquelamayoríadeloscandidatos. Para el número final, los ocho pretendientes se reunieron en el escenario para bailar. Bueno, para intentar bailar. En realidad, se dedicaron a mover los brazos y a menear las caderas, aunque hubomomentosenqueinclusoyomeruboricé.Estabaimpresionada.Habíanorganizadotodoaquel showenunanoche.Ytodoparaentretenermey,enciertomodo,pedirmeperdón. Habíasidotodoundetalleporsuparte. Aplaudíhastaelfinal.Mepusodepieparahacerlo. —De acuerdo, debería volver al trabajo… Pero ¿qué tal si nos tomamos algo y charlamos un rato? Atodoslesparecióunaideaestupenda,asíquemandétraeralgodeté,aguayrefrescos. Nonosmolestamosencolocarlasmesasensulugaryoptamosporsentarnosenelsuelo.Debía reconocerque,aveces,esosplastaspodíanserunverdaderoencanto. Ahren tampoco vino a cenar. Me fijé en todos los candidatos, en los invitados… Mamá llegó unosminutostarde,peronohabíarastrodemihermano. Papáseacercóymesusurróaloído: —¿DóndeestáAhren? Encogíloshombrosypinchéuntrozodepolloconeltenedor. —Nolosé.Nolehevistoentodoeldía. —Noesalgopropiodeél. Echéunvistazoalamesadondeestabansentadoslosdiecinueveseleccionados.Kilemeguiñó un ojo y Henri me saludó con la mano. Cada vez que miraba a Gunner, recordaba aquel poema ridículoymeechabaareír.Foxasintióconlacabezacuandocruzamoslasmiradas.AlveraRaoul desperezarse,mevinoalamemorialadelicadezaconquemehabíatratadoalenseñarmeaagarrarel bate. Oh,no. Había ocurrido. Aunque había candidatos con los que aún no había compartido momentos a solas, todos, a su manera, habían logrado hechizarme. Sabía que algunos se habían ganado un pedacito de mi temeroso corazón, pero ¿cómo era posible que me hubiera encariñado de los diecinueve? Sentíunafuerteopresiónenelpecho.Alfinal,acabaríaechandodemenosaesapandadechicos gritonesyestrafalarios.Yesque,aunquepormilagrodivinoacabaraencontrandoalamordemivida entreellos,nopodíaquedarmecontodos. Penséenlopreocupadaquehabíaestadosemanasatrás.Meapenabaperderlatranquilidadquese respirabaencasa.Derepente,Gavrilentróenelcomedor,conunodelosreporterosquehabíamos contratadoparaelReport. Sedetuvofrentealamesaprincipalymiróapapá. —Sientomolestarte,majestad. —Enabsoluto.¿Quéocurre? Gavrilmiróasualrededor. —Esunasuntoprivado.¿Puedoacercarme? PapáasintióyGavrillemurmuróalgoaloído. Lareaccióndemipadrenosehizoesperar:entornólosojosconunaexpresiónincrédula. —¿Casado? —preguntó en voz baja, pero mamá y yo lo escuchamos. Se apartó para poder miraraGavrilalosojos. —Su madre les ha dado el consentimiento. Ya está hecho… y de forma legal. Ahren se ha marchado. Mequedépetrificada.Encuantosalídemiestupor,salícorriendodelcomedor. —No,no,no—farfullémientrassubíalospeldañosdedosendos. Primero comprobé la habitación de Ahren. Nada. Estaba en perfecto orden. No había indicio alguno de que hubiera hecho las maletas o de que se hubiera ido de forma apresurada. Y lo más importantedetodo:nohabíarastrodemihermano. DespuésmedirigíhacialasuitedeCamille.Confiesoqueeldíaantesmeasoméyvilasmaletas abiertas de par en par, con todos los modelitos que había traído desde Francia bien expuestos. Las maletasseguíanenlahabitación,aexcepcióndelasmáspequeñas.Peroningunaseñaldelaprincesa francesa. Meapoyéenlapareddelpasillo;estabatanconmocionadaqueapenaspodíaentenderquéhabía pasado.Ahrensehabíaido.Sehabíafugadoconsuamadaymehabíaabandonadoamisuerte. Estabaaturdidayeraincapazdepensarconclaridad.¿Quédebíahacer?¿Rogarlequevolviera? Gavril mencionó algo sobre que era legal. ¿Qué significaba eso? ¿Había algún modo de deshacer aquellío? Elmundosemevinoencima.¿CómoibaaseguirconmividasinAhrenamilado? Derepente,aparecíenmidormitorio,aunquenorecuerdohabercaminadohastaallí.Neename entregóunsobre. —Haceunamediahora,elmayordomodeAhrenmehadadoesto. Learranquéelpapeldelasmanos. Eadlyn: Supongo que te habrás enterado de la noticia antes de leer esta carta, pero, aun así, déjame explicarme. Me he marchado a Francia, junto a Camille y, aunque estamos pendientesdelaaprobacióndesuspadres,pretendocasarmeconelladeinmediato.Siento habermeidosintiytepidoperdónporhaberteexcluidodelquesiemprepenséqueseríael díamásfelizdemivida.Peronohetenidootraopción. Despuésdelaconversaciónquemantuvimosanoche,porfinlosúltimosañoscobraron sentido. Siempre asumí que despreciabas a Camille porque las dos estabais en la misma situación.Soisdoschicasjóvenesyhermosasque,enbreve,heredaréisuntrono.Perolas dosmanejáisesasituacióndeunaformabiendistinta.Ellaesextrovertida,ytú,encambio, prefieres mantener las distancias. Camille ejerce su poder con humildad, y tú proteges el tuyoconunaespadaafilada.Odiosertandirectoycontundente,perointuyoquetútambién tehabíasdadocuentadeesto.Aunque,nomegustadecirlo. Sinembargo,esenoeselmotivoporelquedespreciasaCamille.Notegustaporque sabesqueeslaúnicapersonaenelmundocapazdesepararnos. Nosabescuántomedueledeciresto,Eadlyn.Siemprehecreídoenti.Soytuhermanoy poresotengoencuentatusconsejos,tusideas.Perotambiénséque,silohago,algúndía acabarásporconvencermeylodejarétodoporti. Así que antes de que me pidas que te entregue mi vida, he decidido entregársela a Camille. Ojalá un día encuentres el amor, Eadlyn. Deseo que conozcas ese amor temerario, insensatoeimplacablequeteconsumepordentro.Quizásentoncesmecomprendas.Espero quealgúndíalohagas. SolohayunacosaquepuedemancillarmifelicidadconCamille:quenomeperdonesy, porlotanto,quenuestroscaminosseseparenparasiempre.Nopodríasoportarlo. Todavía no me he ido y ya te echo de menos. No puedo imaginar mi vida sin ti. Por favor,encuentraelmododeperdonarmeyrecuerdaquetequiero.Quizánodelmodoenque tegustaría,perotequiero. Yparademostrartemiapoyoincondicional,noquierodespedirmesindecirtealgoque puedesertedegranayudaenlospróximosmeses. Másprovinciasdelasqueimaginassehanunidoalaprotestacontralamonarquía.No sontodas,perosílamayoría.Aunquemeduelemuchísimodecirteesto,merecessaberlo.El paíspretendeacabarconlamonarquíaporqueodiaaunaúnicapersona:ati. Nologroentenderporqué;quizáseaporqueeresjoven,porqueeresunamujeropor motivos que no imaginamos, pero tu pueblo está preocupado. Papá está envejeciendo a marchasforzadas.Estásufriendounapresiónterrible,apesardetodosloséxitoslogrados. LosciudadanosdeIlléacreenquenotardarásenascenderaltrono,ynoestánpreparados. Odiodecirtetodoesto,perocreoqueyalosospechabas.Sinotelohecontadoanteses porque no quería que te obsesionaras o que te culparas. Pero estoy convencido de que puedes hacerles cambiar de opinión. No seas tan estricta con quienes te rodean, Eadlyn. Puedes ser valiente sin dejar de ser femenina. Puedes dirigir un país y que te gusten las flores.Y,lomásimportante,puedesserreinayesposa. Teponesunacorazaynopermitesquelagenteteconozcatanbiencomoyo.Perosé que,alfinal,esoschicoscaptaránundestellodeloqueseescondeentuinterior.Quizáme equivoco,peroporsiestaeslaúltimavezquehablamos,eseesmiconsejo. Esperoquepuedasperdonarme. Tuhermano,tumellizo,tuotramitad, AHREN Capítulo33 Releí aquella carta de despedida varias veces. Me había abandonado. Me había dejado por ella. Cuandoporfindigerísuspalabras,sentíunarabiasalvajeeincontrolable.Cogíloprimeroquevi quepudieraromperseyloarrojécontralaparedcontodasmisfuerzas. OíqueNeenaahogabaungritocuandoelcristalsehizoañicos,yesomedevolvióalarealidad. Habíaolvidadoporcompletoqueellatambiénestabaahí. Entrejadeos,logrébalbucear: —Losiento. —Yomeencargo. —Noqueríaasustarte.Esque…sehaido.Ahrensehamarchado. —¿Qué? —SehafugadoconCamille—leaclaré,ymepasélosdedosporelcabello.Lanoticiamehabía dejado trastornada—. No logro entender cómo la reina de Francia ha autorizado algo así, pero es evidentequelohahecho.ElmismoGavrilhacomentadoquehasidounabodalegal. —¿Yquéquieredecireso? Traguésaliva. —PuestoqueCamilleeslaherederaaltronodeFranciayAhrenyaessupríncipeconsorte,su obligaciónesvivirenFrancia.Illéayanoesmásqueelpaísenelquenació. —¿Suspadreslosaben? Asentíconlacabeza. —Aunquenosésitambiénleshaescritounacarta.Deberíairaverlos. Neenaseacercóparaarreglarmeelpeloyatusarmeelvestido.Tambiénmepasóunpañuelopor elrostroparalimpiarcualquierimperfección. —Ahora.Asíescomomifuturareinadeberíaestar. Nopudecontenerme,ylaabracé. —Erestanbuenaconmigo,Neena. —Chis.Vayaabuscarasuspadres.Lanecesitan. Me sequé las lágrimas que amenazaban con caer. Bajé al vestíbulo y llamé a la puerta de los aposentosdepapá,quesolíacompartirconmamá. Nadierespondió,pero,aunasí,mearriesguéyasomélacabeza. —¿Papá?—llamé,ymeadentréenaquelgigantescosalón. Hacíamuchísimotiempoquenoentrabaahí,quizádesdequeeraniña;nolograbarecordarsi siemprehabíatenidoaquelaspecto.Medabalasensacióndequemamáhabíatenidoalgoqueveren ladecoración.Lasparedesestabanpintadasencolorescálidosyhabíalibrosportodaspartes.Siese erasurefugioparticular,¿porquénoloreconocía? Pulular por ese salón sin papá ni mamá me hacía sentir como una intrusa, así que decidí dar media vuelta e irme. Pero hubo algo que me detuvo: detrás de mí advertí varias fotografías enmarcadasquecubríantodaunapared. Enunaaparecíanmispadresamiedad;élconuntrajeeleganteyunfajín;ellaconunvestidode colorcremaexquisito.Eraeldíadesubodayteníanlacaramanchadadenatadelpastel.Enotravia mamá, cubierta en sudor, y con dos bebés entre los brazos. Papá le besaba la frente y reparé en la lágrimaquesedeslizabaporsumejilla.Tambiénhabíainstantáneasmáscándidas,llenasdebesosy sonrisas,quehabíanreveladoenblancoynegroparahacerlasparecermásclásicas. En aquel momento, me percaté de dos cosas. No reconocía a mi padre en aquella habitación porquenoerasuya.Lahabíatransformadoenunsantuariodedicadoamamá,omejordicho,enun santuariodedicadoalprofundoamorqueseprofesaban. Los veía a diario, pero me chocó observar todas las imágenes que, con toda probabilidad, miraban cada noche antes de irse a dormir. Estaban hechos el uno para el otro. A pesar de los obstáculos,lesgustabarecordarlo. También me sirvió para darme cuenta de por qué Ahren se había desentendido de mí… y de todos nosotros: por amor. Si conseguía encontrar un amor como el de mis padres, su fuga estaría másquejustificada. DebíaencontraramispadresycontarlesloqueAhrendecíaensucarta.Ellosentenderíanmejor quenadiequélehabíaempujadoairse.Sindudaalguna,locomprenderíanmejorqueyo. Nolesencontréenelcomedor,nieneldespachodepapá,nitampocoenlosaposentosdemamá. Dehecho,lospasillosestabandesiertos,locualnoerahabitualaesashoras.Noviniunsologuardia deseguridad. —¿Hola?—llamécuandolleguéalvestíbulo—.¿Hola? Porfin,dosguardiasdoblaronlaesquinayvinieroncorriendohaciamí. —GraciasaDios—dijouno—.Avisaalreydequelahemosencontrado. Elsegundoguardiasaliódisparadocomounaflecha.Elotrorespiróprofundoyseacercóamí. —Debeacompañarmealhospital,alteza.Sumadrehasufridouninfarto. Cadapalabrasonócomounbombazoenmicabeza.Sentíquesemenublabalamente.Nosabía quédecirniquéhacer,peronecesitabaverla.Apesardellevarunostaconesdeaguja,echéacorrer lomásrápidoquepude. Solopodíapensarenunacosa:enlasvecesquemehabíaequivocadoyenlogroseraquehabía sido con ella cuando había querido salirme con la mía. Estaba segura de que mamá sabía que la quería,peronecesitabadecírselounavezmás. Delantedelapuertadelhospital,latíaMayestabasentadajuntoalaseñoritaMarlee.Teníalos ojos cerrados y farfullaba algo, como si estuviera rezando. Osten, por suerte, no estaba allí, pero Kadensí.Estabahaciéndoseelvaliente,perointuíaque,encualquiermomento,romperíaallorar.La señorita Bryce también había venido. No podía estarse quieta y caminaba de un lado al otro del pasillo.Sinembargo,elmásaterrorizadodetodoserapapá. SehabíaaferradoalgeneralLeger,comosisuvidadependieradeello:leagarrabadelamanga deluniforme.Llorabadesconsoladamente.Nuncahabíaoídounsonidoquetransmitieratantodolor. Yesperabanovolveraoírlonunca. —Nopuedoperderla.Nolosé…No… ElgeneralLegerlecogióporloshombros. —Nopiensesenesoahora.Debemosconfiarenquesevaarecuperar.Ypiensaentushijos. Papáasintió,peronoseveíacapaz. —¿Papá?—llaméconvoztemblorosa. Élsegiróyabriólosbrazos.Melancésobreélyleabracécontodasmisfuerzas.Porunavezen mivida,dejémiorgullodeladoyrompíallorar. —¿Quéhaocurrido? —Nolosé,cariño.Creoquelamarchadetuhermanohasidodemasiadoparaella.Ensufamilia hayantecedentesdeproblemascardiacos…Llevavariosmesesansiosa.—Depronto,suvozcambió y caí en la cuenta de que ya no estaba hablando conmigo—. Debería haberla obligado a descansar. Últimamenteleexigíademasiado.Hatenidoqueaguantarmucho…ytodopormí. ElgeneralLegerlesacudióelbrazo. —Yasabeslotestarudaquees—dijocontonoamable—.¿Deverascreesquehabríapermitido quenolaincluyerasentodostusasuntos? Losdoscompartieronunasonrisallenadetristeza. Papáagachólacabeza. —Deacuerdo,ahoratocaesperar. Elgenerallesoltó. —Debovolveracasa.LediréaLucyqueostraigaropalimpia.Llamaréasumadre,siesque todavíanolohashecho. Papásuspiró. —Nisiquieralohepensado. —Yomeencargo.Estarédevueltadentrodeunahora.Paraloquenecesites,aquímetienes. PapáabrazóalgeneralLegerunaúltimavez. —Muchasgracias. Mealejédeaquellaimprovisadasaladeesperaymeacerquéalapuerta.Mepreguntésipodía percibirqueestabacerca.Estabafuriosa.Contodoelmundo…ytambiénconmigomisma.Silagente nolahubieraatosigadotanto…Noestabapreparadaparaperderamimadre. Seguíapensandoquenopodíavivirlavidaporyparalosdemás,yqueelamor,alfinyalcabo, conllevabaunascadenasinquebrantables.Pero,porDios,necesitabaesascadenasmásquenadaenel mundo.NomeveíacapazdesoportarelpesodelaausenciadeAhren,eldelaspreocupacionesde papáy,másimportantetodavía,eldelavidademimadre,queenesosmomentospendíadeunhilo. Esascosasnomeconvertíanenunamujerdébil;memanteníanviva.Asíquedecidíquenohuiríade ellasnuncamás. Oívariaspisadasymedilavuelta.Alveralosdiecinueveseleccionadosdoblarlaesquina,me quedésinpalabras,emocionada. Kilefueelprimeroenhablar. —Hemosvenidoarezar. Los ojos se me llenaron de lágrimas. Los candidatos se fueron dispersando, algunos se quedaronenunaesquinayotrossesentaronenlosbancos.Todosbajaronlacabezayempezarona murmurar oraciones. Esos chicos habían puesto mi vida patas arriba… y no podía estarles más agradecida. Hale no dejaba de morderse los nudillos y movía el pie con nerviosismo. Ean, como era de esperar,niseinmutó.Secruzódebrazos,sumidoensuspensamientos.Henri,quesehabíasentadoen un banco, estaba inclinado hacia delante, los rizos le tapaban los ojos. Me alegré al ver que Erik tambiénhabíavenido,apesardenoestarobligado. Kile buscó a su madre y se fundieron en un tierno abrazo. Aquella tragedia también le había conmocionado.Porextrañoquepudieraparecer,aquellaternuramehizosentirmásfuerte. Observé a Kile y al resto de los pretendientes. Todos se habían ganado un pedacito de mi corazón… Luego miré a papá. Tenía la cara roja de tanto llorar: su traje estaba completamente arrugado.Cadapartedesucuerpodejabaveresaangustia,eseterrorporperderasuesposa. Papáhabíaestadoenmilugary,deeso,nohacíatantotiempo.Poraquelentonces,mamánoera más que otra chica que debía conocer antes de decidir su futuro. Y, sin embargo, a pesar de los impedimentosydelosaños,seguíanenamoradoshastaloshuesos. Y ese amor era palpable; se veía en la habitación que compartían, en cómo se preocupaban el uno por el otro, en cómo coqueteaban incluso después de tanto tiempo casados. Si un mes atrás alguien me hubiera dicho que tendría esa posibilidad, le habría ignorado y tomado por lunático. ¿Ahora? Bueno, no me parecía una idea tan descabellada. No esperaba encontrar el amor que compartían mis padres, o lo que Ahren sentía por Camille. Pero… quizá podía conocer a alguien especial. Una persona que deseara besarme incluso cuando tuviera un resfriado o que estuviera dispuesta a darme un masaje después de un largo día de reuniones. A lo mejor podía encontrar a alguienquenomeasustara,aquienpudieraabrirlelaspuertasdemialma.Peroesoyaseríapedir demasiado. Detodosmodos,ahoranopodíapermitirmeellujodeecharmeatrás.Pormipropiobienypor eldemifamilia,teníaqueacabarlaSelección. Y,cuandolohiciera,tendríaunanilloeneldedo. Agradecimientos Graciasati,porserunapersonatanmaravillosa,pero,sobretodo,porhabercompradouncuarto librocuandocreíasquesolohabríatres. GraciasaCallaway,portodo,peroenespecialporencargartedelosplatosydelasmatemáticas. GraciasaGuydenyaZuzu,porserlosniñosmásfabulososdelmundoentero,perosobretodo porabrazarmecuandosabéisquenohetenidounbuendía. Graciasamamá,apapáyaJody,portodovuestroapoyo,pero,sobretodo,porserunosbichos raros,comoyo. GraciasaMimi,PapayChris,poranimarmeentodomomento,y,enespecial,porcuidardelos niñosdurantelasvacacionesdeNavidadparaqueyopudieradormir. GraciasaElana,porserunagentetanincreíble,yporconvencermedequesialguienintentara ridiculizarme,túteencargaríasdedarlesunapaliza. GraciasaErika,porserunaeditoracontantotalento,pero,sobretodo,pordejarquetellamara unasdieciochovecesalasemanaynoquejarte. GraciasaOlivia,aChristina,aKara,aStephanie,aErin,Alison,Jonyatropecientaspersonas másdeHarperTeenporsertanencantadoras,y,enespecial,porhacermelavidamásfácil,aunque nuncahemostenidolaoportunidaddevernoscaraacara. Gracias a Dios, por ser Dios, pero, sobre todo, por haber creado un mundo en el que cosas comolosgatitosconpajaritasonunarealidad. Ygraciasatodoelmundoaquienheolvidado—sindudadebendesermuchísimaspersonas— porquesoyunpocodespistada,pero,sobretodo,porqueestoyagotadayestoytecleandoestoconlos ojoscerrados. ¡Osquieroatodos! KIERACASS(EEUU,1981).NacióycrecióenCarolinadelSur.Segraduóporlauniversidadde RadfordenHistoriayenlaactualidadviveenBlacksburg,Virginia,consufamilia. KieraCassesconocidaporsuslibrosdedicadosalaliteraturaparajóvenesadultos,principalmente porlasnovelasdelaserieLaSelección. También autopublicó la novela de fantasía The Siren (2009), que todavía no ha sido traducida al castellano. Ensutiempolibrelegustaleer,bailar,hacervideosycomergrandescantidadesdepastel. TableofContents LaHeredera Capítulo1 Capítulo2 Capítulo3 Capítulo4 Capítulo5 Capítulo6 Capítulo7 Capítulo8 Capítulo9 Capítulo10 Capítulo11 Capítulo12 Capítulo13 Capítulo14 Capítulo15 Capítulo16 Capítulo17 Capítulo18 Capítulo19 Capítulo20 Capítulo21 Capítulo22 Capítulo23 Capítulo24 Capítulo25 Capítulo26 Capítulo27 Capítulo28 Capítulo29 Capítulo30 Capítulo31 Capítulo32 Capítulo33 Agradecimientos Autora
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