LA CAÍDA DE LOS PLANETAS Y SU RESCATE Por Rafael Gil Brand Abraham Ibn Ezra escribe en su libro introductorio de los juicios de las estrellas: “El planeta que se halla en Casa de su Honor es como un hombre que se encuentra encumbrado en honores”. Evoca la experiencia de alguien que ha alcanzado la cumbre de su éxito y su fama. El planeta en su honor o en su exaltación describe una condición insuperable, en la que se ha alcanzado lo óptimo. En la literatura antigua, encontramos también la imagen del planeta exaltado “en su carro”. Alude al carro triunfal con que el general o el césar victorioso entraba en la ciudad. Estas imágenes se correponden con la doctrina de la astrología védica según la cual un planeta en exaltación adquiere máxima fuerza zodiacal, por encima del domicilio. En la astrología árabe por lo general se considera a la exaltación como dignidad de segundo grado – después del domicilio – pero encontramos también la opinión de que en cuestiones que atañen al rey o al reinado habrá que considerarla como la dignidad mayor. En cualquier caso la exaltación y el domicilio son las mejores posiciones zodiacales que puede adoptar un planeta, llegando a comportarse como un benéfico. Quiere esto decir que las virtudes del planeta – sea cual fuere – podrán lucir mejor e influir de un modo positivo en el carácter y destino del nativo. A diferencia de las demás dignidades zodiacales, la exaltación es una dignidad eminentemente polar: a la exaltación le corresponde el punto opuesto de caída. En rigor, exaltación y caída no son meros signos zodiacales o espacios dentro de los signos, sino grados opuestos del zodiaco entre los que oscila el planeta en su movimiento orbital. Por tanto, la caida de un planeta es el lugar del zodiaco en la que su virtud y fuerza alcanza su máxima depresión. El correspondiente aforismo de Ibn Ezra reza: “El planeta que está en su Bajeza es como un hombre que ha caído de su señoría”, o de su “grandeza”, como traducen Raphael Levy y Francisco Cantera el manuscrito hebreo. Solo puede caer alguien que antes se hallaba en la cumbre. En el concepto de caída resuena la idea de humillación o vergüenza sufrida. Es la sombra de la exaltación. Allí el planeta poseía un poder que le tentaba a sentirse como alguien excepcional. El destino le había llevado a una situación sobresaliente. Pero al encumbramineto le sigue inevitablemente el declive. En la caída nos sentimos destituidos. Y sin embargo precisamente ahí despierta la reminiscencia – dolorosa o glorificada – de la grandeza perdida. Cuando el planeta alcanza su caída, se produce una inversión. Despierta la esperanza, aunque sea de modo vacilante e inconsciente, como en un ensueño. Con un planeta en caída el nativo siente la nostalgia por desarrollar esa virtud, por llevarla a la luz y a un nuevo resplandor. Aquí he de aclarar que un planeta en esta posición no es sinónimo de una falta de capacidad intrínseca: Mercurio en Piscis no significa falta de inteligencia, Venus en Virgo de por sí no niega el talento artístico, y a la Luna en Escorpio no podemos equipararla con una falta de empatía o de compasión. Sin embargo puede haber inseguridad o una sensación de inferioridad con respecto al desarrollo de estas virtudes, o bien el nativo cosecha poco aprecio por sus logros. Por lo general los temas representados por tal planeta se toparán con más dificultades. También las casas que rige tal planeta se verán menoscabadas, produciéndose a menudo pérdidas o deterioros en los asuntos relativos a las mismas. Tal condición puede incluso afectar a los planetas ubicados en el mismo signo/casa, a no ser que estos estén en domicilio o exaltación. Pero más allá de esto, como toda posición zodiacal, la posición en el signo de caída implica cierto potencial que surge precisamente de una aceptación de la presunta debilidad y de un ulterior desapego y una desidentificación positiva de los roles típicos asociados a ese planeta. En ciertas condiciones este potencial puede desarrollarse hasta el punto de transformar completamente la debilidad original. Tanto la astrología hermética como la védica están de acuerdo en que un planeta puede ser sacado y rescatado de su posición en caída. Así por ejemplo Abraham Ibn Ezra describe una condición que denomina “placer”: “Cuando un planeta se halla caído en el pozo, o en su mayor caída, y entonces se junta con un planeta amigo o que tenga alguna señoría en ese signo, en esos momentos se dice que tal planeta lo saca del pozo o de la caída, y lo llamamos placer”. Este “juntamiento” debemos entenderlo como conjunción o como aspecto mayor, como veremos en seguida. En otro lugar Ibn Ezra precisa: “si el significador se halla en Placer, significa que alguien le ha hecho bien”. El planeta amigo o receptor que se junta con el planeta caído, simboliza una persona o una virtud que ayudará a tal planeta a salir de su debilitación, y por tanto le hará bien. Esta regla la define el astrólogo persa Al-Biruni de un modo más preciso: „Si un planeta está en su caída o en el pozo o en un signo en el que no tiene dignidad alguna, es como si estuviera confinado en un lugar estrecho o en una cueva. Si en esto se le acerca un planeta amistoso o su dispositor y le estrecha una mano para salvarle de su situación penosa, esto es descrito como que le hace un favor, y (este planeta) es denominado un benefactor.” Al-Biruni expresa aqui la opinión de que este planeta rescatador debería hacer una conjunción o un aspecto aplicativos. En la astrología védica nos encontramos con un concepto muy parecido, en tanto que el dispositor del planeta en caída puede contribuir a neutralizar o a abolir la debilidad de este último. Solo que al juntamiento se le añade la posición del dispositor en casa angular, es decir en configuración dominante respecto al ascendente. En concreto se trata de las siguientes configuraciones: - El dispositor del planeta en caída se encuentra en una casa angular. - El regente del signo en que se exalta el planeta en caída (es decir el dispositor de su grado de exaltación), se halla en una casa angular. Estos son los dos yogas (combinaciones planetarias) expresados por la mayoría de los textos clásicos. La segunda configuración es muy interesante, porque implica que el grado de exaltación es considerado como una especie de representante fijo del planeta en cuestión. No puedo ahondar aquí en esta faceta peculiar del concepto de exaltación. Las posiciones angulares tienen que ser determinadas desde el signo ascendente, utilizando casas iguales a signos. Pero es reforzada si el planeta se halla además en casas angulares desde la Luna. Tal posición con respecto a la Luna es de por sí efectiva si el planeta rescatador se encuentra al mismo tiempo en una casa propicia (las casas 1, 4, 5, 7, 9, 10 y 11) y/o en una posición de fuerza. El autor medieval Mantreshwara añade las siguientes configuraciones: - El dispositor del planeta en caída y el dispositor de su grado de exaltación se hallan mutuamente en posición angular (es decir en conjunción, oposición o cuadratura por signo). - El dispositor del planeta en caída aspecta a este con un aspecto pleno o se halla con él en el mismo signo. Esta configuración se corresponde con el rescate que describen los astrólogos árabes. Solo que éstos tomarían en cuenta cualquier aspecto, siempre que fuera aplicativo. Podemos combinar ambas variantes de esta regla y decir que se efectúa una neutralización de la caída si el dispositor del significador en caída o bien le aspecta con un aspecto pleno según la doctrina védica, o bien forma un aspecto aplicativo mayor, sin ser interferido por otro planeta. Los aspectos plenos según la astrología védica se definen del siguiente modo (entre paréntesis el aspecto que corresponde a tal configuración, visto desde el lugar aspectado): - Todos los planetas aspectan a la casa 7 desde su posición (oposición) - Marte aspecta además a las casas 4 y 8 desde su posición (cuadratura diestra y quincuncio sinestro) - Júpiter aspecta además a las casasa 5 y 9 (ambos trígonos) - Saturno aspecta además a las casas 3 y 10 (sextil diestro y cuadratura siniestra) Clásicamente, cuando un planeta es aspectado por su dispositor hablamos de una recepción. Podemos por tanto extender la regla a la siguiente configuración: - El planeta en caída se halla en recepción mutua con su dispositor. También en el caso de tal recepción o recepción mutua es preferible que el dispositor del planeta debilitado se encuentre en casas productivas y no se halle a su vez debilitado. Por último la astrología védica considera una configuración que también viene implícita en el aforismo de Ibn Ezra: - El planeta en caída se halla en conjunción (es decir en el mismo signo) con el planeta exaltado en este signo. Es de suponer que el planeta exaltado pueda compensar la debilidad del otro, siempre y cuando tal conjunción se encuentre en una casa propicia. Los yogas aquí descritos son denominados niicha-bhanga-ralla-yogas, lo cual significa literalmente “combinación de realeza (ralla-yoga) por neutralización (bhanga) de la debilidad (niicha)”. En otras palabras, estas configuraciones son consideradas indicadoras de una posición social prominente y de una carrera exitosa. Sin embargo debemos ser cautelosos antes de emitir un juicio. Porque la probabilidad de encontrar alguna de estas configuraciones en una carta natal es bastante grande, y no es de suponer que en todos los casos prometan una posición destacada. Por tanto deberíamos de tener en cuenta lo siguiente a la hora de juzgar los niicha-bhanga-ralla-yogas: - Siempre debemos partir de que la debilidad del planeta se hará notar de un modo más o menos agudo, y que la neutralización o incluso el efecto “ralla-yoga” se manifestará con el tiempo. - Cuanto más fuerte esté el planeta que efectúa el rescate, menos se harán notar las facetas negativas del planeta debilitado. - La neutralización y transformación positiva del planeta debilitado se hará realmente patente si encontramos al menos dos o más de las configuraciones arriba indicadas. Solo en este caso, y con planetas bien dispuestos, podemos esperar una posición de “realeza”. - Por último, debemos tener en cuenta que el éxito prometido solo podrá manifestarse plenamente en el periodo planetario (dasha) del planeta que efectua el rescate. Para ello tendremos en cuenta el sistema védico de periodos planetarios, técnica altamente efectiva. Como corolario de esta última regla, podemos constatar que el dasha del planeta en caída suele poner bien de manifiesto las dificultades o debilidades de este planeta. Dos biografías ejemplares Rudolf Steiner Un ejemplo notable de niicha-bhanga es la carta natal de Rudolf Steiner, el fundador de la antroposofía (25 de Febrero de 1861 a las 22:56 en Kraljevica/Croacia; 14°34’E, 45°16’N)*. En esta carta Mercurio es regente de la casa 9 (filosofía y religión) y se encuentra en Piscis - su signo de caída - y en casa 6, por tanto en una posición muy débil. Teniendo en cuenta que Rudolf Steiner fue el fundador de una de las corrientes iniciáticas más importantes del siglo XX, y que desplegó una ingente productividad intelectual, esta posición de Mercurio resulta a primera vista extraña. Podemos constatar que en un principio sí se manifestó esta debilidad de Mercurio en la vida de Rudolf Steiner. Su padre – otra acepción de la casa 9 - fue un hombre responsable y liberal que dio sus hijos una educación decididamente no-cristiana. Llevó una vida humilde, trabajando mucho pero ganando lo justo para dar de comer a la familia y permitir que Rudolf Steiner pudiese ir a la escuela. Su trabajo en el ferrocarril supuso varios traslados con la familia de un lugar a otro, de modo que Steiner tuvo que cambiar varias veces de escuela. Más tarde, en Otoño de 1883 Steiner abandonó sus estudios en la universidad politécnica de Viena sin hacer el examen final, más que nada por falta de sustento. No fue hasta muchos años más tarde, en 1891, que consiguió doctorarse – con la nota “suficiente”. Tres años más tarde desistió en el intento de conseguir el título de catedrático. En resumen, su carrera escolar y académica transcurrió con altibajos, retrasos e interrupciones, aunque por lo demás Steiner fuera sin duda un estudiante aplicado e inteligente. Un motivo por el que dejó la universidad politécnica fué la oferta de producir una edición crítica de los estudios científicos de Goethe. Terminó el primer tomo en pocos meses (1884) y Steiner cosechó muchos elogios por este trabajo. Pero luego tardó 14 años en editar los dos tomos restantes, para gran resignación de su editor. Este trabajo además no tuvo una recepción tan benigna, entre otras cosas porque faltaban en parte las referencias a citas. Pero además su comentario de la obra científica de Goethe fue tachado de ser más bien una exposición de su propia filosofía natural (y un desafío al materialismo vigente). También su actividad filológica en el archivo de Goethe en Weimar (la ciudad natal del escritor) suscitó críticas negativas. Steiner – podría decirse: su Mercurio en Piscis – sufría cada vez más bajo las exigencias de su trabajo como archivero y filólogo (Mercurio en casa 6), y bajo la estrechez de miras que percibía en su entorno social y político. Pero durante todo este tiempo desarrolla más y más su propia filosofía, participa en numerosos círculos literarios e intelectuales, y en 1893 publica su “filosofía de la libertad”, la primera obra en que expone su propia epistemología, y que constituiría el germen de su posterior obra antroposófica. Cuando por fin consigue liberarse de su condición de archivero, se independiza como editor de una revista literaria, pero los crecientes problemas económicos le obligan a abandonar esta empresa en 1899. Aunque Steiner ya en los años 80 y 90 desplegara una actividad filosófica y literaria (significación de Mercurio) considerable, su éxito fue escaso, y su condición económica como mínimo precaria. Steiner promulgaba ya en aquella época un monismo individualista. Postulaba una cognición intuitiva que se hace manifiesta en la realidad percibida, pero que tiene un origen suprasensorial o transcendente. Sin embargo esta filosofía individualista negaba toda sumisión a una fe o incluso la noción de un más allá. Steiner llegó a ser un gran admirador de Nietzsche - el profeta del superhombre y del anticristo – aunque no comulgara con su visión dionisíaca del hombre. La actitud a veces abiertamente antirreligiosa de Steiner puede deducirse por un lado del regente de casa 9 debilitado, y por otro de la conjunción de Ketu (el nodo sur) con Júpiter, el significador de la religión. Ketu suele expresarse como abandono o incluso rechazo radical de las significaciones con las que está en contacto. Por otro lado, todo este periodo de la vida de Steiner (1984-1902) estaba regido por Rahu, el nodo norte, y este “planeta umbrío” suele promover la emancipación de toda ortodoxia y la ansiedad por encontrar satisfacción en “nuevas” experiencias. Esta inquietud característica de Rahu le impulsó a abandonar su tierra natal y trasladarse a Alemania, y en cierto modo culminó durante su actividad como editor literario en Berlin (a partir de Julio 1897). Se sabe que Steiner a finales de siglo frecuentaba los círculos literarios que cultivaban un modo de vida muy liberal - y muy entregado a los excesos de alcohol. Esto concuerda muy bien con la conjunción de Rahu y Venus, siendo este último planeta el regente del subperiodo (Agosto del 1895 - Agosto de 1898) cuando Steiner se traslada a Berlin y edita la revista literaria. Durante los años 1898 y 1899 Rudolf Steiner sufre una profunda crisis existencial, a la que posteriormente se referiría como “intensísima prueba espiritual” y como “bajada a los infiernos”. Más tarde Steiner aludiría a esta crisis personal en sus disertaciones sobre los “misterios crísticos”. Aunque se tratara de una experiencia interna, dejó huellas claras en la vida exterior de Rudolf Steiner: se distancia paulatinamente de las ideas de Nietzsche y de Haeckel, abandona más y más los círculos literarios, se hace abstemio, y en Enero de 1899 asume un puesto como profesor de historia en una escuela para obreros fundada por el partido socialista. A partir de entonces Steiner cumplirá puntualmente con sus compromisos, y en la escuela de obreros se convierte en uno de los profesores predilectos, destacando por su bondad, por su dedicación personal a los alumnos y por su gran capacidad para entusiasmarlos. El ascendente dirigido en la carta de Steiner se encontraba por aquella época en el signo de Escorpio, en pleno término de Mercurio, regente de casas 9 y 12. En 1898 el ascendente llegaría a la cuadratura de Saturno, activando la oposición cerrada entre Saturno y el Sol en la carta natal. Al mismo tiempo, dentro del periodo de Rahu Steiner vivía el subperíodo del Sol. Nuestro personaje tuvo que sufrir en aquel momento toda la tensión existencial entre un individualismo mundano y la responsabilidad que implica la toma de conciencia – desde la propia libertad - de una realidad espiritual transcendente, un tema central que en su carta viene representado por el Sol en Acuario en oposición y en recepción mutua con Saturno. En pocos años Rudolf Steiner se transformaría en el líder y fundador de uno de los movimientos espirituales más influyentes del siglo XX. Es de notar que después del breve subperíodo del Sol viene el subperíodo de la Luna (Julio 1899 a Enero 1901), en el cual Steiner resurge de su crisis, siendo la Luna dispositora de Júpiter. En Agosto de 1899 Steiner publicaría un pequeño estudio sobre “la revelación secreta de Goethe”, que muchos interpretan como una exposición en clave de su propia transformación. Podemos inferir que ya en este periodo de la Luna se prepara el escenario para el próximo periodo mayor, el de Júpiter. Hacia el final del dasha de Rahu ocurre algo singular. Con motivo de la muerte de Nietzsche el 25 de Agosto de 1900, Rudolf Steiner pronuncia tres discursos en conmemoración del filósofo. Una de las asistentes era miembro de un círculo teosófico, y propone invitarle a dar una conferencia sobre Nietzsche en dicho círculo. Su exposición causó tanto impacto que le pidieron dar más conferencias, primero sobre la revelación de Goethe, y luego toda una serie sobre los místicos cristianos, en las que Steiner desarrolla su doctrina sobre los pasos hacia el conocimiento de sí mismo. En todas estas exposiciones no habla de teosofía propiamente dicha, porque prácticamente desconocía la literatura y las ideas de Madame Blavatsky y sus seguidores. Sin embargo con sus discursos revitalizó los círculos teosóficos alemanes, y en invierno de 1901/02 le pidieron presentarse como presidente de la sociedad teosófica en Alemania. A pesar de su propia reticencia, poco menos que “le hicieron” socio de la Sociedad Teosófica, dirigida por Annie Besant, en Enero de 1902, justo en el momento de iniciar el periodo de Júpiter. Poco después era elegido presidente de la rama alemana. A partir de ahí Steiner se involucra en la teosofía y asume plenamente su “karma”, desplegando una intensa actividad organizativa – con ayuda de su futura mujer Marie von Sievers - literaria y sobre todo oratoria. Júpiter es regente del término ascendente y del término del Sol, además de ser primer regente de la triplicidad de la Luna, la luminaria del tiempo (nacimiento nocturno). Por tanto está en resonancia con los tres significadores principales de la personalidad. Pero sobre todo es dispositor de Mercurio. Júpiter se halla exaltado en la casa 10, en estrecha conjunción con el Medio Cielo. De modo que se cumple la primera de las reglas sobre la neutralización de la caída de Mercurio: su dispositor en posición angular. Además forma un aspecto pleno sobre Mercurio, cumpliéndose otra de las reglas, que además tienen en consideración los autores medievales. A partir del dasha de Júpiter, Steiner surge como una autoridad natural en cuestiones de autorrealización espiritual, desarrollando paso a paso su propia visión del hombre y de su iniciación, que en 1913 abocaría en la fundación de la sociedad antroposófica, independizada ya de la sociedad teosófica. Se podrá discutir sobre la filosofía de Rudolf Steiner y su significado, pero no cabe duda de que su productividad intelectual (que para él era ante todo vivencial), y literaria fue extraordinaria. Por poner un ejemplo: durante el año 1908 no solo escribiría “la ciencia oculta”, una de las obras fundamentales de la antroposofía, sino que desarrollaría seis ciclos temáticos de 12 charlas cada uno, aparte de pronunciar otras 180 conferencias en diferentes lugares. Todo ello sobre el transfondo de una serie de viajes que le llevarían a Holanda, Escandinavia, Italia y Hungría, aparte de varias estaciones en ciudades de Alemania. Astrológicamente toda esta actividad está íntimamente conectada con Mercurio y con la casa 9 (filosofía y viajes), de la cual es regente. Pero es a través del conocimiento intuitivo y de la capacidad visionaria – Júpiter exaltado como regente del signo de Piscis – y del liderazgo que se deriva de tal virtud – Júpiter en casa 10 junto a Ketu, significador de conocimientos ocultos – que Mercurio encuentra un canal para desplegar su potencial. El dispositor de Júpiter y regente de la casa 10 es la Luna, ubicada en casa 11. Esta posición explica cómo la maduración y el desarrollo de su labor filosófica e iniciática – Júpiter y Ketu en casa 10 – desembocan en la fundación de una sociedad (Luna regente de casa 10 en casa 11). De paso se fueron solucionando los problemas económicos de Steiner, otro aspecto de la casa 11. La conjunción de la Luna con Saturno forma un poderoso Ralla-yoga, al unirse los regentes de las casas 10, 4 y 5. Se trata de una “combinación regia” que promete éxito y una posición dirigente. Friedrich Nietzsche Otro caso muy interesante es el horóscopo del filósofo Friedrich Nietzsche (15 de Octubre de 1844 a las 10:11 en Röcken; 12°08’E, 51°15’N). Encontramos aquí a tres planetas en dignidad: Mercurio en plena exaltación, Saturno en domicilio y Júpiter también domiciliado. Son los planetas que rigen la triplicidad de Aire, el dominio del pensamiento y del juicio intelectual, y al mismo tiempo son regentes de la triplicidad del Sol situado en Libra. Mercurio y Júpiter se encuentran en casas productivas y cercanos al eje MC-BC. Mercurio además se encuentra en conjunción con la parte del espíritu, de la cual es regente. Por otro lado vemos a ambas luminarias en caída. El Sol se ve debilitado además por el aspecto pleno de Saturno y por su posición en casa 12, mientras la Luna en casa primera se convierte en uno de los planetas dominantes de la carta. Venus también se halla en una casa angular, y Marte, el segundo regente de la triplicidad de agua, se encuentra a su vez en una posición sobresaliente, cerca del Medio Cielo. En definitiva, parece haber dominado en Nietzsche el plano del pensamiento, pero en estrecha correspondencia con el plano astral relacionado con el elemento Agua. Nietzsche al fin y al cabo era filólogo, y la poesía y la música jugaron un papel muy importante en su vida y en su obra. El mismo escribió poemas e hizo algunas pequeñas composiciones musicales. La posición afligida de las luminarias, ante todo la del Sol, explican las graves enfermedades que padeció Nietzsche. La Luna en conjunción con Rahu trajo consigo además una afectividad emocional y una obsesividad que en última instancia degeneraron en megalomanía, antes implosionar y pasar los últimos once años de su vida en un estado de demencia total. Mercurio en exaltación y en estrecha conjunción con Marte, el regente del ascendente, sin duda explican la mente aguda y su acerba crítica de la cultura vigente. Al contrario que Steiner, este Mercurio contribuyó a una carrera escolar y académica meteórica, que desembocó en una cátedra extraordinaria a la tierna edad de 24 años. Pero no podemos entender la genialidad del filósofo sin tener en cuenta a su Luna, regente de la casa 9. Esta tormentosa Luna en Escorpio en conjunción con Rahu y con la estrella Antares es la que motivó su desazón con la cultura y su desmantelamiento de la moral cristiana. La filosofía de Nietzsche no es un edificio sistematizado, se nutre de pasiones, heridas emocionales y grandes nostalgias, de una ansiedad indomable por tirar abajo la fachada de la burguesía vigente, y revelar al hombre su poder genuino – un poder que en última instancia se demuestra en que puede soportar el mayor sufrimiento. Pero Nietzsche invocaba una grandeza que no formaba parte de su propia naturaleza. Psicológicamente podríamos interpretar que su invocación del superhombre fue una compensación de su Sol tan debilitado. En palabras de Rudolf Steiner: “Nietzsche supo presentarle a la humanidad al superhombre como ideal, supo hablar de él en los tonos más entusiastas, pero sentía el fuerte contraste cuando se comparaba él mismo con ese ideal. El sueño del superhombre es su filosofía; su verdadera vida anímica, con el profundo descontento ante la inpropiedad de su existencia frente a toda superhumanidad, produjeron los estados de ánimo de los cuales emanaron sus creaciones líricas.” Y sin embargo encontramos en esta carta natal un rescate, que al menos se manifestó temporalmente: Venus, dispositor del Sol, se halla en la casa 10 (angular) en recepción mutua con el, y es al mimso tiempo regente de Tauro, el signo de exaltación de la Luna. Por tanto, Venus forma un niicha-bangha tanto para el Sol como para la Luna. El planeta del amor, la poesía y la música podría darle a la tragedia personal un sentido y una forma, y sacar a la luz el genio del filósofo – aunque su fama fuera póstuma. Sin embargo Venus se halla peregrina y ella misma afligida. Tal vez por ello no tuvo la fuerza para transmutar el sufrimiento y la tragedia personal de Nietzsche a un final feliz. Aunque la recepción mutua con el Sol supone cierto fortalecimiento del Sol, la conexión del regente de la casa 10 con la casa 12 representa el retiro de la vida profesional y el creciente aislamiento y enajenamiento que experimentó Nietzsche frente a sus colegas. Sea como fuere, el llamamiento de Nietzsche a catedrático extraordinario de la universidad de Basilea ocurrió en el dasha y bhukti de Venus, es decir en la fase inicial de este periodo planetario, y la producción de gran parte de su obra, hasta su culminación en “Así hablaba Zaratustra”, se operó en los 20 años de este periodo de Venus. Aunque él mismo no pudiera degustar la fama, es durante la fase de este planeta clave que crearía una obra que le haría inmortal para la posteridad. Después vino el dasha del Sol, y dos meses después de comenzar la subfase de Saturno – el planeta que aflige al Sol – sufrió el 3 de Enero de 1889 en Torino el colapso psíquico del cual no volvería a recuperarse hasta su muerte. Su Sol progresado acababa de abandonar la conjunción con Rahu y se encontraba a medio camino entre el nodo y la Luna. La segunda parte del dasha del Sol, y casi todo el dasha de la Luna, es decir los periodos de ambas luminarias debilitadas, transcurrieron en la más profunda obscuridad mental. La carta natal de Nietzsche es un ejemplo muy notorio de cómo el planeta que rescata de la caída puede durante su fase planetaria neutralizar o transmutar positivamente la debilidad del planeta afligido, mientras el dasha del planeta caído hace manifiesta precisamente tal debilidad. Antes mencioné la aflicción de Venus, y tal vez os preguntéis donde percibo tal aflicción. Venus se encuentra justamente en el punto medio entre los nodos Rahu y Ketu, y tal posición siempre demuestra ser una gran tensión en la que se encuentra el planeta, una tensión entre ansia y redención, la cual puede manifestarse en experiencias de extremo desgarramiento. Venus no solo es el planeta del amor y de la sexualidad, sino en esta carta también el regente de la casa 7, en la cual a su vez se encuentra Ketu. Nietzsche tenía sin duda un gran anhelo de amor, pero así mismo grandes ideales a la par que un inconsciente desprecio por las mujeres. Y cuando en Lou Slome encontró a una mujer intelectualmente a su altura, fracasó en el intento de realizar este amor. Así, permaneció soltero toda su vida, y hasta hoy se discute si tuvo alguna vez la satisfacción de intimar erótica y sexualmente con una mujer. * Las cartas están calculadas con el zodiaco sidéreo (ayanamsha galáctico). A la izquierda la carta al modo occidental, en el centro al modo del Norte de la India. A la derecha están listados los dashas (periodos planetarios) y bhuktis (subperiodos) según la astrología védica. En la primera columna se lee la fecha en que comienza el periodo, en la segunda columna la edad del nativo, en la tercera columna el dasha y en la cuarta el bhukti. Rafael Gil Brand
© Copyright 2024