A veces una paja – por Juan Tallón – Sumario de contenidos Jot Down #13 «Aquí me tienen —señala Lester Burnham al comienzo de American Beauty—, cascándomela en la ducha. Para mí, el mejor momento del día. A partir de aquí, todo va a peor». Y pudiera ser cierto. La paja es un momento álgido y eléctrico, y al concluir, la vida decae levemente. Después te vas a trabajar, envías algunos mails, llamas a tu padre, haces cosas, y cuando te parece, te masturbas de nuevo, para recuperar el pulso. En cierto sentido, la existencia del individuo transcurre entre pajas. Especial pecado Su lujuriosa majestad El pecado de Borges –por Lara Hermoso – – por José Antonio Montano – Cumplidos los setenta y tres, es el Stone políticamente correcto, el de la cabeza fría, el que se codea con la jet set. La mente que ha hecho de los Rolling una de las empresas más exitosas del siglo XX. Su Satánica Majestad rebautizada como sir Mick Jagger es todo eso y en realidad es una sola cosa: la lujuria. En una obra tan pudorosa como la de Borges, llama la atención El remordimiento, un soneto enfático, patético, autocompasivo (cualidades que Borges detestaba) y decididamente confesional: «He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz». 288 páginas · 6 entrevistas · 15 € Un paseo por los siete grandes pecados de la mano de Marta Fernández, Juan Tallón, José Antonio Montano, Jenn Díaz, Ander Izagirre, Jorge Galindo y Rafa Cabeleira, entre otras firmas habituales de Jot Down, y la compañía de seis entrevistados de excepción: Sigrid Kraus, J. R. Moehringer, Fernando Arrabal, Luc Steels, Christina Rosenvinge y Nacho Azofra. Ya disponible en la Jot Down Store y en la red de librerías Jot Down. Consulta nuestro sumario de contenidos en vídeo. Entrevista La envidia como una de las Bellas Artes Sigrid Kraus – por Marta Fernández – – por Toni García Ramón – Pocos editores en España pueden presumir de haber construido una carrera tan completa empezando desde abajo. Puso en marcha Salamandra en «una habitación oscura», según confiesa, y publicando todo tipo de libros, empujada por su deseo de sobrevivir. Pero un día recibió la llamada de un amigo de Londres: le ofrecía a una escritora llamada J. K. Rowling. «No hay amistades, parentescos, calidades, ni grandezas que se opongan al rigor de la envidia». Lo decía Cervantes con la autoridad de quien sabe de lo que habla. La envidia española no intenta hacer de más, le basta con hacer de menos al envidiado. Es el arte de convencerse, a fuerza de repetirlo ante otros oídos, de que el listo brilla con un fulgor prestado. «Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: es envidiable». Hasta Borges supo verlo. Él, que ni veía, ni sentía, ni envidiaba. Deporte Adiós, Señor, me voy a California – por Ander Izagirre – En el invierno de 1878, los periódicos de California y Nevada publicaron historias espantosas sobre el poblado minero de Bodie. En pocos meses, miles de personas se habían instalado en una ladera desértica de la Sierra Nevada, atraídos por un filón de oro. Se despidieron de Dios y de las normas sociales para buscar fortuna en una tierra de promesas fabulosas. El oro prometía paraísos y escondía infiernos. o cuando en el pecado se lleva la penitencia – por Rafa Cabeleira – El pastor Juan Carlos Berrios Urbina es el líder y fundador del ministerio La Última Trompeta, con sede en Salt Lake City. Nacido en primera instancia el 5 de enero de 1969 en Nicaragua, afirma haber vuelto a nacer en los Estados Unidos de América en 1992, también un 5 de enero, tras admitir a Jesús como su rey y salvador. «Son ya veintitrés los años transitando por el Camino Angosto», escribió en su muro de Facebook para celebrar su último cumpleaños. Sus opiniones son muy claras en cuanto a la naturaleza pecaminosa del deporte. Para él no existe la menor duda de que ofende al creador, Breve historia de la vanidad Pecar es de pobres – por Javier Bilbao – – por Grace Morales – Son muchos quienes destruyeron parte de su obra o, a la manera de Kafka, solicitaron a alguien que lo hiciera tras su muerte. ¿Fue por autodesprecio o por considerar a la humanidad indigna de su obra? Esa pretensión de escapar de la posteridad tiene algo en común con la firma que empleaba el dictador Obiang Nguema: «Mi Humilde Persona». Así, con mayúsculas. Los siete pecados capitales fue la última colaboración entre Bertolt Brecht y Kurt Weill, en 1933, mismo año en que ambos huyeron de Alemania hacia París, y es un reflejo de la situación personal de sus creadores, del mundo artístico y, por extensión, una alegoría sobre la condición humana en aquellos tiempos que, sin embargo, encaja a la perfección con la actualidad. «Enfermedad, desenfreno, locura, infierno» Del amor y la melancolía en los tiempos antiguos – por Ignacio Peyró – Desafío y perdición de Nina Simone Entrevista J. R. Moehringer – por Diego E. Barros – – por Kiko Amat – En 1969, Nina Simone había decidido colocarse en primera línea de la lucha. De alguna manera, su sacrificio acabó con su carrera en Estados Unidos pero también la convirtió en mito universal. Porque aquella decisión, la de alzar la voz y gritar basta más alto que nadie, fue la segunda de las tres afrentas cometidas por la niña que un día, en un mísero pueblo del profundo sur estadounidense, había soñado en convertirse en la primera pianista clásica afroamericana sin sospechar que la vida nunca es como una la sueña Es premio Pulitzer y reportero estrella de The New York Times, biógrafo de Andre Agassi y autor de El bar de las grandes esperanzas, las memorias del autor: la historia de un niño sin padre adoptado por un bar entero. Hablamos con él de bares y deportes, de mito y realidad, de masculinidad y traumas, del sentimiento de pertenencia, de padres ausentes e hijos geniales, de llorar en público y el 11S. Y de Andre Agassi. La materia amorosa, con su capacidad de alteración de los caracteres más moderados, fue permanente objeto de disquisición para sanar o encauzar esos afectos. A tales fines se iban a consagrar pensadores del Medievo islámico y cristiano hasta alcanzar su eclosión con compiladores como Burton, Bright, Alonso de Santa Cruz y Jacques Ferrand a partir del siglo XVI, gentes cuya erudición pasma y cuya lucidez sorprende, al tiempo que no dejan de movernos hoy a una cierta hilaridad. Un himno para la URSS – por Fernando Olalquiaga – Es una buena canción; un «acorazado» que hace mención a la gran Rusia, a Lenin, a ti mismo, Stalin, y a la elección del pueblo. Tachas esto último con tu temido lápiz bicolor. A ver, qué coño, si ni siquiera has sido candidato en una sola elección. Nunca, jamás, en la vida o en la muerte que la siga. Y, ya puestos, suprimamos también esta palabreja, griadushchee (futuro), pues es poco probable que los campesinos la entiendan. Así sea. Tachada. Y ahora que le pongan música. I'll be your sinner, baby El arquitecto siempre tiene la razón Canciones que cantan los muertos – por Pedro Torrijos – – por Bárbara Ayuso – Dice William J. R. Curtis, y de esto sabe un rato, que en la absurda competición por el podio de la egolatría solo un escritor es más detestable que un arquitecto. No tiene razón. Los arquitectos siempre hemos estado a la vanguardia del pensamiento occidental, somos los más conscientes y más preocupados por las necesidades del ciudadano, somos los más estudiosos de la problemática social, sabemos de literatura, de música, de artes plásticas, cine, fotografía y fútbol. En definitiva, somos los mejores en todo. En todo. También en ego. Si la muerte tiene banda sonora, no es la que creemos. Hollywood ha añadido a la violación del quinto mandamiento una pátina de sofisticación por vía sinfónica. Lejos de la ficción, las canciones que cantan los muertos son otras. Las que sus asesinos llevaban adheridas en los labios mientras les acechaban. Porque el camino de la inspiración es de ida y vuelta, y si hoy muchos grupos cantan a los homicidas en sus letras hubo un día en el que fue al revés. Ellos cantaban y él mataba. Tú mataste a mi padre, prepárate a morir Las mejores películas de venganza El «Seven» olímpico – por Cristian Campos – – por Guillermo Ortiz – Decía Confucio que quien pretenda embarcarse en un viaje de venganza debe cavar antes dos tumbas. Es una idea magnífica. En la primera tumba entierras a tu víctima y en la segunda a su mujer e hijos. A poder ser, vivos. Más ideas brillantes como la de Confucio, en las veinte películas que conforman esta lista. Donde hay competición hay pecado. Parece casi una obviedad. De todas las competiciones deportivas, con sus casos de dopaje, apuestas, trampas, peleas... echamos un vistazo a siete historias de los Juegos Olímpicos que parecen sacadas de la mente de un enfermo Kevin Spacey. Entrevista Fernando Arrabal – por Carlos Mayoral – Bailar en la cuerda No le gusta que le cuelguen la etiqueta de dramaturgo, de poeta, de novelista, de ensayista o de cineasta, pero sabe que le preceden allí donde se estrena su obra, es decir, en todo el mundo. Se ha codeado con las personalidades más especiales del siglo XX, es el autor vivo más representado del planeta, ha recibido la insignia de Caballero de la Legión de Honor en Francia, la Medalla de Oro de las Bellas Artes en España e incluso ha sonado para el Nobel de Literatura. A lo largo de la tarde, por el patio de Madrid donde nos ha citado, pasarán Houellebecq, Jodorowski, Dalí, Picasso, Miró, Vargas Llosa, Tzara, Neruda, Tirso, Cervantes, Sófocles y Platón. – por Jenn Díaz – Aunque la horca es aún un método legal de ejecución en algunos países, los suicidas que la utilizan por voluntad propia buscan es una muerte rápida. De la lista de posibles suicidios, el ahorcado es, quizá, el que menos material necesita. Una cuerda de cortina, por ejemplo, y listos. ¿Quién no tiene una cortina a mano? Acerca de la muerte del ahorcado hay muchas teorías. La mandrágora, por ejemplo, que es la planta que crece donde ha caído el semen de los ahorcados. Porque sí, el ahorcado, en las últimas convulsiones, eyacula. Y a esas convulsiones se las llamaba bailar en la cuerda. Napoleón y el ajedrez – por E. J. Rodríguez – Entrevista El mejor general de todos los tiempos sentado ante un tablero... ¿acaso no suena temible? El emperador de Francia fue aficionado desde muy joven y dejó su impronta en la historia de los escaques, pues tiene su nombre la apertura Napoleón y también una variante de la apertura escocesa. Si usted nunca ha jugado al ajedrez, estos hechos, por sí solos, podrían sugerirle que fue un buen ajedrecista. Pero, ¿lo fue realmente? Luc Steels – por José Valenzuela y Luis Marcelino – El purgatorio está en Nueva York Siete pecados capitales del lenguaje periodístico Definirle solo como científico sería quedarnos cortos. Este lingüista belga que viajó a los Estados Unidos a estudiar Informática e Inteligencia Artificial en el MIT es también fundador y primer director del Sony Computer Science Laboratory, donde trata de identificar y comprender los orígenes del lenguaje a través de modelos teóricos y simulaciones donde distintos robots desarrollan de forma autónoma su propio sistema de comunicación. – por Emilio de Gorgot – Cuando usted pensaba que el prototipo de médico drogadicto, soberbio e insociable se había agotado con el famoso doctor House, llega el doctor John W. Thackery, cirujano jefe del Knickerboker y protagonista de la serie The Knick. – por Álvaro de Prado – Poner en la calle una publicación sin que se cuele ningún gazapo es una tarea digna de admiración. Parir un diario inmaculado se antoja una utopía. Aun así, se debe exigir al periodista la excelencia en lo formal y gramatical al tener cierta responsabilidad transversal educativa y formativa. Hoy en día la situación en los diarios editados en lengua española es la contraria. Anillos, trofeos, medallas olímpicas y balones de oro La versión deportiva de las treina monedas de plata – por Arturo Peñalba – Brujas, jueces y actores Dios en una mano y el demonio en la otra – por Alfonso Vila Francés – Nadie se topa dos veces con la Inquisición y sale ileso. De hecho, lo normal es que nadie se tope dos veces: con una basta. Pero Goya lo hizo, dos veces. El Veronés, doscientos años antes, se las había tenido que ver con la Inquisición italiana por ser demasiado imaginativo. Y Caravaggio, y Rubens, y Courbet y hasta la Capilla Sixtina de Miguel Ángel se las vieron con la Iglesia. La sombra más allá de Lovecraft – por Ricardo Jonás G. – Desde hace ocho décadas Lovecraft y su legado han estado advirtiéndolo. Disfrazándolo de ficción para no ser tomados por locos, pero ¿no es la mayor locura pensar que la existencia del ser humano tiene algún sentido y propósito ante la inmensidad salvaje y lóbrega del cosmos? Las treinta monedas de plata de Judas, junto con las presuntas veintitrés puñaladas a Julio César, son tal vez los mayores ejemplos históricos de uno de los pecados más fotogénicos: la traición. En un primer momento, cuando la traición en sí ya se ha producido pero aún no se ha descubierto el pastel, la única víctima parece ser la conciencia del traidor. Pero cuando sale a la luz la vil verdad, siempre hay algún afectado que se siente dolorosamente engañado. Y en el deporte hay notables ejemplos. Diez hombres amotinados en Hollywood – por Carlos Zúmer – Es una porción de la historia de la guerra fría algo menos conocida que el cuadro general de persecuciones políticas y sociales; y, en cualquier caso, rica en nombres y circunstancias, chismes y desgracias en el morboso mundo del cine. La primera lista negra la formaban diecinueve personas, aunque al final solo once fueron llamados a declarar. Para 1955, la lista negra de Hollywood había crecido hasta alcanzar una cifra cercana a las doscientas cincuenta personas. Pecado y expiación en el año 1000 O el lado cómico de la fiebre bubónica, la herejía y el apocalipsis en la Edad Media –por Kiko Amat – Entrevista Christina Rosenvinge – por Holden Caulfield – Lleva años subiendo y bajando las calles de Madrid en su bici. Solo usa el coche cuando tiene que llevar los trastos de los conciertos. Y es una firme defensora de ir por la ciudad sin casco. «Está probado en varios estudios que los conductores se comportan de forma menos agresiva e imprudente cuando ven a ciclistas sin casco». Mientras habla, mueve las manos de forma acompasada, como si estuviera tejiendo. Y te va envolviendo, sin que te des cuenta, en su red de palabras. Es bien sabido que Gregorio Magno, papa romano del siglo VI, fue el primer piernas en hablar de siete pecados capitales: los mundialmente conocidos gula, avaricia, lujuria, vanagloria (hoy orgullo), ira, pereza y envidia. Poco antes eran también pecado la ebriedad y la tristeza. Quizás incluso más atrás (en el siglo III, pongamos) existían seiscientos cincuenta y un pecados capitales, y era un endiablado tormento llevar la cuenta de todos tus actos pecaminosos. ¿Tener sabañones? Pecado. ¿Silbar fragmentos de Annie? Pecado. ¿Agarrar mal el lápiz? Pecado, y encima mortal. ¿Qué demonios? – por Diego Cuevas – El problema con el que se suelen encontrar los recién llegados al mundo de lo diabólico se presenta cuando la mitificación glamurosa choca de frente y sin cinturón de seguridad contra la insipidez de la realidad. Y realmente la Biblia no mencionaba pies de cabra, ni colas con forma de flecha, ni tridentes ni pieles rojas, ni siquiera cuernos. Revuelto de gula – por Toni García Ramón – Comer, abusar de la comida, parece haber sido sustituido por la fatigosa persecución de un estilo de vida saludable. Ahora se pide a los clientes que adopten la posición de la flor de loto (lejos quedan aquellos gloriosos tiempos de los romanos cuando los comensales se acomodaban tumbados, apoyados sobre su codo izquierdo) y consuman verduras crudas, dulces sin azúcar y productos mínimamente proteínicos. Belcebú se sentiría defraudado por las nuevas tendencias gastronómicas: el kilómetro cero, la cocina de sostenibilidad, los veganos. El rumbo de la civilización occidental ha virado hacia la salud y abandonado los malos hábitos; por suerte nos queda la fast food, la bollería industrial, los kebabs y los malos hábitos. El gran Lebowski, el indiscreto (des)encanto de la pereza – por Jordi Bernal – Poco podía imaginarse Paul Lafargue, yerno de Marx, cuando escribió en las últimas décadas del siglo XIX El derecho a la pereza que al cabo de un siglo su vindicación socialista del ocio obrero produciría uno de los grandes personajes de culto del cine contemporáneo. Truman Capote o cómo acabar de una vez por todas con tu talento – por Iker Zabala – Capote fue víctima de la gran acogida crítica de su deslumbrante debut literario y entonces quiso convertirse en el rey de los mundanos, en el alma de las mayores y más exclusivas fiestas de su ciudad de adopción, reservándose el poder de aguarlas a su conveniencia. Y lo consiguió. Pero no hubo redención final para él: ya en sus días de mayor triunfo su sendero vital dibujaba una curva hacia su propia tumba. SALIGIA Icopnografía románica del pecado – por Silvia Castellanos y relajaelcoco – Entrevista Italia: la política como pecado Nacho Azofra – por Jorge Galindo – – por Álvaro Corazón Rural y Guillermo Ortiz – Peccato es una de las interjecciones más habituales en el día a día de Italia. Es un «qué pena», un «vaya por Dios», un «ay, no». La palabra junto a otras atrae irremediablemente las lenguas de los italianos, que se enredan en torno a ella independientemente del tema que se esté tratando en ese momento. En el último siglo, su uso escrito en libros se ha duplicado. Sea de manera seria, irónica, cuestionable, humorística o meramente religiosa, el pecado es un concepto omnipresente en la vida del país. Y la política no es una excepción. Más de un cuarto de siglo estuvo jugando en la ACB. Vivió todos los cambios que se produjeron en este deporte, los años gloriosos, en los que el baloncesto español rivalizaba con el fútbol, la etapa en la que entraron millonadas en los equipos y la de la ruina posterior. Fue un jugador enloquecido, valiente, era capaz de dar el mejor pase de la historia, pero también de perder el balón decisivo en la última jugada. Cuando se retiró quiso hacerlo vestido de torero. Algo de matador sí tenía, porque nunca se amilanó ante nadie. © Jot Down 2015, todos los derechos reservados. Hágase tu voluntad – por Josep Lapidario – Hace cinco minutos charlaban y reían en pie de igualdad, pero cuando ella se quita la ropa la actitud de ambos cambia sutilmente. Hay aún respeto mutuo y buen ambiente, pero también una cierta seriedad, una tensión que empieza a acumularse. Fotografías: Deporte, o cuando en el pecado se lleva la penitencia – Marc Dalmulder (CC). Tú mataste a mi padre, prepárate a morir – The Princess Bride, 1987. Fotografía: Twentieth Century Fox. Bailar en la cuerda – Il buono, il brutto, il cattivo, 1966. Fotografía: PEA / Arturo González / Constantin / United Artists. La sombra más allá de Lovecraft – Eric Kilby (CC). El purgatorio está en Nueva York – The Knick, 2014. Fotografía: Movistar +. ¿Qué demonios? – El día de la bestia, 1995. Imagen: Canal+ España / Iberoamericana Films Producción / Sogetel. El gran Lebowski, el indiscreto encanto de la pereza – The Big Lebowsky, 1998. Fotografía: Polygram Filmed / Working Title / Universal. Hágase tu voluntad – Jesús Llaria.
© Copyright 2024