Cortés, Hernán, "Segunda carta de relación"

Segunda carta de relación
HERNÁN CORTÉS
Antes de leer
conspira contra el ensalzamiento de los propios hechos
destacados.
Cortés desarrolla una fina estrategia discursiva para
presentarse favorablemente ante los ojos del monarca, a
partir de la construcción de un temperamento
ecuánime, justiciero y sensato, y de esta manera se
revela, imprevistamente, como un escritor consumado.
Las cartas de Cortés, en el aspecto literario,
responden al modelo de crónica epistolar, ejercicio
que, lejos de perseguir una expresión artística, era un
deber para los conquistadores. En cumplimiento de
un mandato real, por actuar en representación del
rey en los hechos de conquista, se obligaban a
«hacer dellos entera relación» al soberano1.
Las cartas de Cortés destacan por su sobriedad y
elegancia, que ponen de manifiesto no sólo la
formación recibida en la Universidad de Salamanca
durante su juventud, sino su agudo genio político y
su talento literario.
Cortés debe convencer de la veracidad de su
relato a un rey con quien no tiene trato, que está a
miles de kilómetros de distancia, que no posee
ningún conocimiento directo del mundo recién
descubierto y de quien necesita obtener aprobación
tras haber desacatado una orden de su superior en
Cuba. Necesita describirle ese mundo con maestría
para ganar su apoyo, sin el cual nada de lo que haga
tendrá validez, en cuyo caso deberá enfrentar duras
sanciones. Su versión será contrastada con la de
otros interesados en los descubrimientos, intrigantes
de la corte, aventureros ambiciosos e
inescrupulosos, y la propia desconfianza del
emperador Carlos V, un austríaco que se sentía
extranjero en España, ya advertido de los intereses
contrapuestos que animaban a los participantes de la
empresa de conquista.
Por si esto no fuera ya un completo desafío a su
capacidad de elocuencia y persuasión, Cortés sólo
cuenta con la herramienta escrita de formato
epistolar, que le impone severas limitaciones:
coincidirán en su persona el autor, el narrador y el
personaje, protagonista de las hazañas relatadas. La
utilización de la primera persona es incómoda
porque exige modestia, y una modestia excesiva
1
Vocabulario
admiración—asombro.
apearse—desmontar; bajarse del caballo.
apercibido—preparado; sobre aviso.
calzada—camino elevado que atraviesa una laguna o
pantano.
carámbano—pedazo de hielo delgado y puntiagudo.
estera—tapete; alfombra pequeña.
hábito—vestidura de sacerdote, fraile o monja.
merced (f.)—favor; acto bondadoso.
mezquita—templo musulmán, término que Cortés aplica a
los templos aztecas.
nao (f.)—nave; navío; barco.
pesquisa—indagación; investigación.
primogénito—primer hijo (en nacer).
primor (m.)—belleza.
prolijo—verboso; palabrero.
recio—fuerte.
soler—acostumbrar.
topar—encontrar.
torbellino—remolino de viento.
trecho—distancia.
vasallo—súbdito; persona que recibe la protección de un
rey o señor a cambio de rendirle determinados
servicios.
viga—soporte de madera.
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Cortés, Hernán, Cartas de relación, Cuarta Carta.
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2
Después de leer
perdurado de manera casi excluyente en la historia
hasta hoy.
Conviene saber que Cortés parte hacia México
desde Cuba, donde ha organizado la expedición en
sociedad con Diego Velázquez, gobernador de la
isla. Pero rápidamente se indispone con él y
desconoce su autoridad, tomando decisiones en
beneficio propio. Esta circunstancia lo coloca en una
situación comprometida, al borde de una legalidad
institucional todavía precaria en el Nuevo Mundo.
Desde esa posición desfavorable enfrentará la
necesidad de construir su imagen sobre valores
caballerescos que todavía en la temprana Edad
Moderna eran condiciones imprescindibles en el
funcionario real: lealtad, fe católica, valor y rectitud.
Conviene saber que Cortés, en el comienzo de la
«Segunda carta de relación», hace referencia a
hechos que ya habían sido expuestos en una carta
anterior, remitida a Carlos V por intermedio de los
procuradores Portocarrero y Montejo, quienes eran
sus portadores y responsables de la entrega en
manos reales.
Lo cierto es que esa primera carta fue
interceptada por Diego Velázquez cuando los
mensajeros tocaron tierra en Cuba para
aprovisionarse, y posteriormente se extravió,
quedando así perdida esta información inicial. Es
importante ser cuidadoso al investigar, ya que una
supuesta Primera carta que se atribuye a Cortés no
es de su autoría, sino del Cabildo de Villarica de
Veracruz2.
La ausencia de esa primera carta, que nunca llegó
a su destino, altera muy significativamente el corpus
de las Cartas de relación desde el punto de vista
literario. Aunque muy lejos de cualquier intención
estética de Cortés en ese sentido, por la
circunstancia referida, el relato se inicia in medias
res.
Conviene saber que la descripción de los
pueblos originarios mexicanos, su sociedad, su
cultura y sus prácticas religiosas dada por Cortés y
enfatizada posteriormente por sucesivos cronistas
como Bernal Díaz del Castillo y Bernardino de
Sahagún, produjo una visión que es la que ha
Bibliografía
Díaz del Castillo, Bernal. Historia verdadera de la
conquista de la Nueva España. 1568. México:
Porrúa, 1973.
Sahagún, Fray Bernardino de. Historia general de las
cosas de Nueva España. Porrúa, México, 1979.
León-Portilla, Miguel. El destino de la palabra.
México, 1996.
de las Casas, Bartolomé. Brevísima relación de la
destruición de las Indias. Madrid, 1982 (Ediciones
Cátedra)
Salvadorini, Vittorio, Las «Relaciones» de Hernán
Cortés, en Thesaurus, T. XVIII, 1, pág. 77, 1963
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