Cómo rezar el Rosario de argolla en el dedo (o Decenario)

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios
R. Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de Cristo.
Oremos. Oh Dios, cuyo Hijo único, por su Vida,
Muerte y Resurrección, ha logrado para nosotros
las recompensas de la vida eterna, te imploramos
que nosotros que meditamos sobre estos misterios
del santo Rosario de la santísima Virgen María,
podamos imitar lo que contienen y obtener lo que
prometen. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Amén.
ROSARIO DE LA SANTISIMA VIRGEN
Misterios Gozosos (Lunes y Sábado)
Anunciación, Visitación, Natividad, Presentación, Hallazgo en el Templo.
Misterios Luminosos (Jueves)
El Bautismo en el Jordán; La autorevelación
de Jesús en las bodas de Caná; El anuncio
del Reino de Dios; La Transfiguración; La
institución de la Eucaristía.
Misterios Dolorosos (Martes y Viernes)
Agonía en el Huerto, Flagelación en la
Columna, Coronación de Espinas, Jesús con
la Cruz a Cuestas, Crucifixión.
Misterios Gloriosos (Miercoles y Domingo)
Resurrección, Ascensión, Venida del Espíritu
Santo, Asunción, Coronación de la Santísima
Virgen.
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Cómo rezar el
Rosario de
argolla en
el dedo
(o Decenario)
1. Coloque el Decenario alrededor de cualquier dedo.
2. Haga el signo de la cruz (persígnese) y entonces
rece el Credo de los Apóstoles y el Padre Nuestro
mientras sujeta la cruz del anillo.
3. Coloque su dedo en la tercera cuenta exterior de la
cruz. Diga una Ave María en esta cuenta, y repita,
moviéndose hacia la cruz. Así es como usted dirá las
tres primeras Ave Marías que ordinariamente diría
en la parte colgante de un rosario de 5 decenas.
4. En la cruz, rece la oración del Gloria y anuncie el
primer misterio.
5. Las 10 cuentas del Decenario son las cuentas de las
Ave Marías. Proceda alrededor del anillo (en la
dirección de las manecillas de reloj o bien al contrario) por cada una de las 10 Ave Marías que se
reza por cada misterio.
6. Haga una pausa en la cruz para la oración del Gloria
y la oración de Fátima.
7. Anuncie el próximo misterio. Rece el Padre Nuestro
(todavía sujetando la cruz), seguido por 10 Ave
Marías.
8. Después del quinto misterio, concluya el rosario con
la oración de La Salve, mientras sujeta la cruz.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu
Santo. Amén.
Credo de los Apóstoles
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo,
su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido
por obra del Espíritu Santo, y nació de Santa
María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio
Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó
de entre los muertos; subió a los cielos, y está
sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso, y desde allí ha de venir a juzgar a los
vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia Católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida perdurable. Amén.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad, así en la tierra como en el
cielo. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy,
y perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no
nos dejes caer en la tentación, más Líbranos del
mal. Amén.
Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el
Señor es contigo, bendita eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por
nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria al Padre
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén.
Oración de Fátima
Oh mi Jesús, perdónanos nuestros pecados,
sálvanos de las llamas del infierno, y lleva a
todas las almas al cielo, especialmente aquellas
que más necesitan de tu misericordia.
Dios te Salve, Reina
Dios te salve, reina y madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te
Salve. A tí clamamos los desterrados hijos de
Eva, a tí suspiramos gimiendo y llorando en este
valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesus, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh
clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!