V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Oremos. Oh Dios, cuyo Hijo único, por su Vida, Muerte y Resurrección, ha logrado para nosotros las recompensas de la vida eterna, te imploramos que nosotros que meditamos sobre estos misterios del santo Rosario de la santísima Virgen María, podamos imitar lo que contienen y obtener lo que prometen. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén. ROSARIO DE LA SANTISIMA VIRGEN Misterios Gozosos (Lunes y Sábado) Anunciación, Visitación, Natividad, Presentación, Hallazgo en el Templo. Misterios Luminosos (Jueves) El Bautismo en el Jordán; La autorevelación de Jesús en las bodas de Caná; El anuncio del Reino de Dios; La Transfiguración; La institución de la Eucaristía. Misterios Dolorosos (Martes y Viernes) Agonía en el Huerto, Flagelación en la Columna, Coronación de Espinas, Jesús con la Cruz a Cuestas, Crucifixión. Misterios Gloriosos (Miercoles y Domingo) Resurrección, Ascensión, Venida del Espíritu Santo, Asunción, Coronación de la Santísima Virgen. 10242-S 7/15 Cómo rezar el Rosario de argolla en el dedo (o Decenario) 1. Coloque el Decenario alrededor de cualquier dedo. 2. Haga el signo de la cruz (persígnese) y entonces rece el Credo de los Apóstoles y el Padre Nuestro mientras sujeta la cruz del anillo. 3. Coloque su dedo en la tercera cuenta exterior de la cruz. Diga una Ave María en esta cuenta, y repita, moviéndose hacia la cruz. Así es como usted dirá las tres primeras Ave Marías que ordinariamente diría en la parte colgante de un rosario de 5 decenas. 4. En la cruz, rece la oración del Gloria y anuncie el primer misterio. 5. Las 10 cuentas del Decenario son las cuentas de las Ave Marías. Proceda alrededor del anillo (en la dirección de las manecillas de reloj o bien al contrario) por cada una de las 10 Ave Marías que se reza por cada misterio. 6. Haga una pausa en la cruz para la oración del Gloria y la oración de Fátima. 7. Anuncie el próximo misterio. Rece el Padre Nuestro (todavía sujetando la cruz), seguido por 10 Ave Marías. 8. Después del quinto misterio, concluya el rosario con la oración de La Salve, mientras sujeta la cruz. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo. Amén. Credo de los Apóstoles Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra del Espíritu Santo, y nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso, y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida perdurable. Amén. Padre Nuestro Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy, y perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no nos dejes caer en la tentación, más Líbranos del mal. Amén. Ave María Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Gloria al Padre Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Oración de Fátima Oh mi Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos de las llamas del infierno, y lleva a todas las almas al cielo, especialmente aquellas que más necesitan de tu misericordia. Dios te Salve, Reina Dios te salve, reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te Salve. A tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a tí suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesus, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!
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