Los peligros de los escogidos, parte I Apóstol Sergio Enríquez O. Primer servicio Cuando meditamos acerca de los acontecimientos a nivel mundial y regional, podemos darnos cuenta de que la venida de nuestro Señor Jesucristo está cada vez más cerca; razón por la cual, nosotros como llamados y escogidos del Señor, debemos estar preparados para ese gran acontecimiento. Ahora bien, así como el pueblo de Israel tuvo que enfrentarse a un sin número de enemigos mientras habitaron en el desierto, y aun cuando entraron a Canaán; igualmente sucederá con nosotros, el Israel espiritual; por tanto, debemos estar apercibidos acerca de los peligros con los que nos encontraremos en nuestro peregrinar sobre esta Tierra, y saber que los mismos se irán intensificando en la medida en que nos acercamos al encuentro con el Amado. La Biblia nos revela que nosotros hemos sido conocidos por Dios de antemano y que fuimos predestinados a ser hechos conforme a la imagen de Su hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, también los llamó, los justificó y glorificó. También nos deja ver que somos llamados, escogidos y fieles. A este respecto hemos explicado que para pasar del grupo de los llamados al grupo de los fieles; existe un vínculo, y es el ser escogido. Es decir que no se puede pasar de un punto al otro, si primero no pasamos por ese punto de enlace. En las Escrituras leemos que a partir de la reconstrucción de la comunión con Dios, se establecieron tres tipos de ofrenda que el pueblo debía presentar al Señor, veamos en qué consistían cada una de ellas: -La ofrenda presentada en el Atrio era de tipo animal. Aquí eran sacrificados machos cabríos, corderos, etc. -La ofrenda presentada en el Lugar Santo era de tipo vegetal. Aquí se ofrecía aceite, panes, olivos, esencias, etc. -La ofrenda presentada en el Lugar Santísimo era de tipo mineral. Aquí era donde se encontraba el Arca del Pacto, la cual estaba cubierta de oro. Cuando Abel y Caín presentaron sus ofrendas a Dios, Él se agradó de la ofrenda de Abel, la cual fue de tipo animal; sin embargo, no aceptó la ofrenda de Caín, la cual era de tipo vegetal. Notemos entonces que Caín lo que presentó fue una ofrenda de Lugar Santo sin haber pasado antes por el Atrio; él se sentía apto para dar ese tipo de ofrenda y por ende no siguió el orden establecido por Dios. Sabemos que Cristo Jesús es el Cordero inmolado, cuyo sacrificio nos ha dado redención; por tanto, al ver la sombra y figura de lo que había hecho Caín al momento de presentar su ofrenda, podemos concluir que lo que él hizo fue menospreciar la ofrenda de Dios. Nosotros para poder ser aptos para dar ofrenda al Señor, primeramente debemos recibir la ofrenda de Dios. Esto nos muestra que el vínculo juega un papel muy importante en nuestro caminar como creyentes, por Guatemala, 23 de agosto del Año de la Misericordia tanto, no podemos evadirlos. También hemos aprendido que el vínculo entre lo bueno y lo perfecto, es lo agradable; según leemos en Rom 12:2 LBLA. Si no agradamos a Dios no puede haber perfección. La lectura bíblica en el pasaje de Ap 17:14 LBLA nos permite ver que aquellos que vienen con el Cordero son llamados, escogidos y fieles. Entonces nadie puede llegar a la fidelidad sino es escogido, y nadie puede haber sido escogido si no fue llamado primeramente. Los que llenen estas tres facetas son quienes se irán con el Señor Jesucristo en Su parusía. Si permanecemos, seremos arrebatados en las nubes al encuentro del Señor, conforme vemos en 1Ts 4:17 LBLA. Ahora bien, para poder pasar del grupo de los escogidos al grupo de los fieles, primeramente debemos vencer los enemigos que nos encontraremos en el camino. Veamos quienes son estos: -El no estar preparados al momento de ser llamados (Lc 1:9 LBLA): Vemos que entre el pueblo de Israel y conforme a la costumbre del ministerio sacerdotal, se llevaba a cabo un sorteo para escoger al sacerdote que entraría al templo del Señor a quemar incienso. Nosotros somos reyes y sacerdotes al servicio de Dios y debemos estar preparados para el momento en que seamos llamados. Es necesario predicar la palabra en tiempo y fuera de tiempo. A este respecto, vemos que uno de los peligros a los que se enfrentarán los escogidos es a creer estar preparados pero en realidad no estarlo. Ahora, no solo debemos estar preparados para el momento en que Dios nos llame, sino también para servirle, para predicar Su palabra, y aun para cuando se presente el tiempo malo; pues ciertamente a todos nos ha de llegar, como vemos en Ecl 9:11 LBLA. El antídoto para cuando lleguen los tiempos malos es el haber hecho misericordia con el débil y el pobre, según leemos en Sal 41:1 DHH. -No clamar como se debe (Lc 18:7 LBLA): Otro de los peligros es el no clamar al Señor de la forma debida. Nosotros debemos buscar el rostro del Señor en todo tiempo, sin importar si estamos pasando por momentos difíciles o no. Dios quiere que aprendamos a clamar de la forma correcta y para ello debemos examinar lo que la Biblia dice a este respecto. Los tiempos que vivimos son tiempos finales y peligrosos. Muchos son los enemigos que se han levantado contra los escogidos de Dios, mas debemos confiar, pues de todos nos librará el Señor. Redactado por: Hna. Patricia Villagrán 1 Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo. www.ebenezer.org.gt
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