Índice Portada Cita Capítulo1 Capítulo2 Capítulo3 Capítulo4 Capítulo5 Capítulo6 Capítulo7 Biografía Créditos TedamoslasgraciasporadquiriresteEBOOK VisitaPlanetadelibros.comydescubreunanuevaformadedisfrutar delalectura ¡Regístrateyaccedeacontenidosexclusivos! Próximoslanzamientos Clubsdelecturaconautores Concursosypromociones Áreastemáticas Presentacionesdelibros Noticiasdestacadas Compartetuopiniónenlafichadellibro yennuestrasredessociales: ExploraDescubreComparte Aveceslossueñossonpremonitorios, seconviertenenrealidad… MattCampbell 1 Bajodelcocheenelquehoy,ycomovienesiendohabitualdesdehacedías, soy el copiloto. Casi no me sostengo en pie, mis músculos han perdido fuerza,elagotamientosehavueltomigranamigo. Miro a mi derecha, la entrada de mi casa, nuestra casa. El refugio de Giseleymío.Unintensonudosemeformaenlagarganta.Esmuydifícil asimilarquecruzarélaspuertasyellanoestará… Sientounamanoenmihombro,dándomeelempujónquenecesito.Es Scott Stone, el hermano de mi mujer, que conoce lo dura que está siendo estanuevaetapa,puesdesdequeellasefue,lasemanaanterior,esmigran apoyo. YaestamosenlaprovinciadeMálaga.Volvemosdelpsicoterapeuta,al quehemosidoparaasegurarnosdequeeltratamientoseaelcorrecto,tras haberlo retomado en Madrid y ahora seguir haciéndolo, frente a esta enfermedad que está a punto de acabar con lo que más quiero en la vida: GiseleStone. —Tranquilo, todo va a salir bien —me dice mi cuñado, colocándose delantedemí—.Anochesuvozeramásalegre,¿notelopareció? —Legustaqueyoestéaquí…—reconozcocompungido—.Sabeque nopodíaseguirenMadrid,tampocoencasademispadresyelRefugioes lomásnuestroquetenemos. Entoncesmevengoabajo. —¿Quévoyahacersinella,Scott? —Vaavolverpronto—merecuerda,tantristecomoyo—.Aprovechad este tiempo, recomponeos. —Me da el llavero, que cojo con manos temblorosas—.¿Necesitasalgo…? Juego con las llaves, con la mirada perdida en ninguna parte, sin el valorsuficienteparadarelpasoyentrarencasa.Hoylanochedebodases el recuerdo que más me duele, aquella noche nos amamos locamente y ahoraelvacíofrenteaesasimágenesesdemoledor. —Déjameunosminutosasolas,porfavor—lepido,caminando. —Estaréaquí. Abro la puerta exterior y cruzo la zona del jardín. El suelo está húmedo,hallovidobastanteestosdías,recordándomelofríaytristequees estaépocadelaño.Elinvierno,enplenomesdeenero.Noquieronimirara míalrededor,nopuedosoportartantosrecuerdoscompartidos. —Joder,joder.—Mesobresaltéantesusquejidos.Almirarla,viquese estabariendo;teníaelcabelloalborotado,apenasseleveíalacara.Deun manotazoseloapartó.Susojosgrisescasicerrados.Hermosayatrevida—. ¿¡Teríes!?¡Hemosperdidoelvuelo! Lamiréceñudo,soñoliento. —¡Eslauna,Matt,launa!—Putamierda.Medejécaerdenuevohacia atrás—.¡Levántate! Desnuda,conaspectosalvaje;miperdición.Meimaginédeslizándome entresusmuslos... —Anda,acurrúcateaquíconmigo—lepedí,alzandolamano—.Más tardecogeremosotro. —¿Otro? ¡Yo me quiero ir ya! —Me incorporé para verla mejor, con susbrazosenjarras—.Tantojugaranoche...ymiraahora. Soltéunacarcajada. —Venconmigo—lepedídenuevo—.Unpocomás. Con osadía, se recogió el cabello en un moño alto y corrió hacia mí, haciéndonos caer bruscamente hacia atrás. Su emoción por viajar era evidente.Laharíadisfrutarcomonunca. —¿Cómohasamanecido,esposo? Peronodisfrutócomomelopropuse,lajodítambiénennuestraluna demiel. Hoy tengo miedo, miedo de no saber recuperarla, de que no vuelva nunca.Apesardelasllamadasdiariasdesdesumarcha,suvozsuenamuy apagada. Sé que no es feliz estando lejos de mí, pero tampoco conmigo. Las constantes y absurdas peleas, mi negativa a tratarme, mintiéndole… y mi comportamientoenloquecidolahanagotado. Noséquererlacomomerece. Temoquepierdalasfuerzas,lailusiónylasganasdeluchar. Inspiroalllegaracasa,sonlascincodelatarde,peronosésidonde ellaestáesdedía…odenoche…Nohaqueridodecirmesuparadero,sabe que la buscaré, pese a haberle prometido lo contrario. No soy tan fuerte comopiensa. Justoantesdeabrir,suenamiteléfono.Nervioso,rebuscoenelbolsillo delpantalónoscuroquellevopuesto.Ungruñidoescapadelomásprofundo demiser.Migargantaseabredenuevo.Laenergíayelairequenecesito melleganinmediatamente. Esella,Gisele. —¿Cariño?—preguntoconagonía. —Hola,Matt. —Hola,preciosa. —¿Quétal…? La noto cansada, habla en un tono poco audible. Me siento en la entrada, en los escalones. No puedo más, desconocer tantos detalles de su vidaesunsinvivir.Medueledemasiadoestadistancia. —¿Cómoestás,nena?—susurro. —¿Y tú? —La oigo suspirar—. Recuerda que si tú estás bien, yo tambiénloestaré.HehabladoconCarlos…Megustaesedoctor. —Esamable,sí—digosinganas,deloquemenosmeapetecehablar esdeél—.Estoyenlapuertadecasa,mefaltavalor,Gisele. Hayunprecariosilencio,crudo. —Te quiero mucho, mi vida. Estoy muy orgullosa de ti —musita—. ¿Entramosjuntos? Unadesusocurrencias.Sonrío,negandoconlacabeza. —Solonopuedo. —Noloestás…Estoycontigo,venga,ábremelapuerta. Con más ánimo, me levanto y me encamino hacia la puerta. La llave entra a la primera y no dudo en cruzar la sala, su voz es el empujón que necesito.Ahí,fotosdeGiselerodeanlaestancia. Tambiénnuestras,dándoleluzaesterincóntanespecial.Haymuchas imágenes,sobretodolasdenuestralunademiel. Unaquemehacesonreíresenlaqueellaestáconsubrazoalrededor demicuello,sentadaenmisrodillasyhaciendoburla.Micaravaríaentrela diversiónylasorpresa.Juguetón. —Matt—mellamapreocupada—.Dimealgo,cuéntamecosas. Carraspeo. —Estoyhaciendotodoslostrámitesnecesariosycuandoregreses… —Nos quedaremos en Málaga —acaba enseguida, consciente de que mealterosinohabladeunaprontavuelta—.¿Hascomido? —Algo… En casa de mis padres. Tengo algún que otro mareo, náuseas…Estoesmuydifícil,cariño. Otrolargosuspiro,estácontenida,cambiada. —Carlosmehacontadoque,aunquelaspastillassonimprescindibles para el estado de ánimo, la depresión y los episodios… tienen sus reacciones.—Caminoporlasala,rozandosuimagenconlosnudillos—.Sé quealprincipiocuesta,meacuerdodecuandoempezastelaotravez…— murmuraincómoda—,peroahoracuentasconelapoyodetodos. Yelquemásnecesitoestálejosynisiquieraséporcuántotiempo. —Te extraño, nena, a veces siento que me voy a volver loco si no te acaricio, si no vuelves pronto. Me haces falta —confieso, mal—. ¿Podré enmendaralgunaveztantoserrores? —Loestáshaciendoya… —Nosévivirsinti,Gisele. Me gustaría decirle que no volveré a dejar el tratamiento, que no volveremosapelearnosportonteríasyquenocontrolarécadapasoquedé. Peroséqueesprontoyquepensaráqueseráotrapromesarota. Hedeserprudente. —¿¡Nena!? —Dime… —¿Notieneslamismanecesidaddeabrazarme? —Matt —implora con voz quebrada, finalmente rompe a llorar. Domino el maldito impulso de dar un puñetazo en la mesa, pues odio lastimarla—.Dimequeestoyhaciendobien,porfavor.Dimequesinome hubieraidotúnohabríasdecididodarelpaso…Dimealgoparanopensar queestoysiendoegoísta. Cierrolosojos,nopuedoevitarderramarunasagriaslágrimas. —Nena… Siento defraudarte, pero tienes razón. Chis, no llores, chis —trato de calmarla y cierro los puños. Quisiera tanto abrazarla, besarle la frente y decirle que todo va a salir bien…—. Si no hubiéramos llegado a esta situación, no habría conocido el dolor, la angustia que ahora me atraviesay,seguramente,nohubiesevaloradoloquepuedoperder. —¿Perder? Sí. —Hago una pausa. No quiero presionarla, pero tampoco sé cómo llevar esto a cabo—. Tengo miedo de perderlo todo. A ti, que eres mi mundo. —Noloharás,Matt.—Mepellizcolanariz—.Túereselmío. Besolaalianzaquenosunióysusurro: —Estoyenfermo,loheasumido. —Teamoigual.—Sedesgarraconelllanto. —Yomás,nena,duele.Noloolvides. —Losé…Descansa,¿vale?—gimotea,tratandodehacerselafuerte. Noquieroquecortelallamada,luegonadatendrásentido—.Tellamoesta noche. —Aquí.¿Yallíquéserá,día,tarde,madrugada…? Se calla, negándose a decirme su paradero. Algo que no termino de entender.Esmimujer,¿porquénopuedosaberquéesdeella?Sihacefrío o calor, si llueve o va a la playa… igual con mis llamadas la estoy molestandoenmitaddelanocheynotengoformadesaberlo. —Está bien —cedo, roto. Hoy haría cualquier cosa que me pidiera y aceptarécadaunadesuscondiciones—.Teespero. Cuelgasinquemedespida. Memolesto,aunasíhagoloposibleporentenderla,porponermeensu piel.Intuyoqueesporquenoquierequelasigaoyendotanderrotada,pero suvozesmiúnicoconsuelo. Suspromesassonmisesperanzas. Dejo el teléfono en el sofá y, con los dientes apretados, busco la manera de relajarme para no caer en el error de terminar destrozando los muebles, que cuando ella vuelva quiero que siga viendo intactos. Sin mi puñomarcadoenellos,comotantasotrasveces. —¡Scott! —Un segundo después, aparece éste, pálido—. ¿Y si no encuentramotivosparavolver?¿¡Cómoharéparasoportarlo!? —No pienses más, Matt. Joder… necesitáis esta separación para recapacitaryquecuandovolváisnocaigáisenlomismo. —Estámalysola. —Porcabezona.Hellamadoamispadresy… —Nomehablesdeellos. Noquierooírunamíserapalabradelapersonaquehaayudadoaque llegáramosaesto.Supadrehahecholoquehapodidoporalejarlademíy ahoraquelohaconseguidonoquieroniverlo. NohayenmíningúnsentimientopositivohaciaMichaelStone,esun malditocerdo.¡Unegoísta! —TuhermanaRoxannevieneparaacá. —Excúsame con ella, por favor. —Me toco la cabeza, me duele. No me encuentro bien, ¡estoy harto!—. Voy a echarme un rato… Si Gisele llama,nodudesenavisarme. —Tranquilo. —¿¡Quieres dejar de decirme «tranquilo»!? Me haces sentir como el enfermo que quiero olvidar que soy. —Scott asiente, aguantando otro chaparrón—.Nopuedoestartranquilosinsaberacuántoskilómetrosestá,si estácompletamentesola…Siotrolamira.¿Cómosehace,Scott? —Confiandoensupalabra,igualqueGiseleestáconfiandoenlatuya. —¡Quéfácilsevecuandonoesaunomismoaquienlepasa! —Tratodeayudarte.Estoyaquíparaloquenecesites. Avergonzado,ledoylaespaldayavanzoescalerasarriba.Segúnllego, más desesperación al contemplar la habitación en la que tantas noches hemosdormido. Medoyuncabezazocontralapared,quemeproducevértigos.Quiero estamparme hasta caer inconsciente al ver nuestra cama tan vacía, sin las sábanas tiradas por el suelo, sin el desorden que formábamos al hacer el amor. —Vuelvepronto—susurrodesesperado. Toco el cobertor buscando su aroma, anhelando destrozado su recuerdo.Lacamaestáfría,nohayrastrodesusonrisa,laseñaldequeme falta a mi lado. Tengo un mal presentimiento, uno que no me abandona desdequelavipartirlejosdeaquí. 2 Me remuevo inquieto en la cama, me quiero despertar sin conseguirlo. Sé queesunsueñoelquemetieneatrapadocomoaunrecluso.Éstaeslaúnica salidaparamí,laquesuelobuscarparaencontrarmeconella,paratenerla cerca. Fantaseando, recordando, pero hoy es diferente. Lo presiento por la escenaquesevaformando. VeoaGiseleymeveoyoennuestracasadeMadrid.Sucabellosuelto, iluminado por los mechones rubios. Al darse la vuelta, quedamos cara a cara. ¡No! Sus ojos están tristes, su mirada gris apenas brilla. Lucho, me debatoparanoentrarenlapesadilla. Depronto,mesumerjoenella,ahogándome. —Necesito hacerte el amor como mereces, no brusco —le susurré—. Nohoyquetedespides.Siempredebícuidarteyadorarteasí. TanteébajosumontedeVenus,estabamojadasinuntoqueprevio. —Gisele.Teamo,eresmivida. Calló, percibí que apenas respiraba. La cubrí con mi cuerpo, estremeciéndomeconelcontactotanardientedelsuyo.Seabrazóamipiele inspiré antes de abrirme paso dentro de ella, que me recibía con la misma pasióndesiempre,laquenosdesbordaba. —Tanmía. Enredólasmanosenmipelo,callada. —Recuerdatuspalabras.Notardesenvolver... Necesitaba perderme en ella hasta saciarme, aunque realmente nunca sucediera: «Satisfecho siempre, saciado nunca», le repetía cada vez que podía,ynomentía. —Háblame,dimealgo,Gisele.—Lacubrídebesos,sinolvidarmede ningunapartedesutersayníveapiel—.Yateextraño. —Matt,no.Déjalo...sabesquevoyavolver. —Nolosé,hoyyahoranolosé. La arropé con leves caricias, me dejé el alma en mimar su cuerpo. Delineandomarcasinvisiblesparaquenoseolvidarademí.Giseletembló, deseándomeconlapasióninsaciableeirrefrenabledeaquelprimerdíaque nostocamos,cuandoellaeralachicadeservicio. —Promételo,nena. —Confíaenmí. —Nopuedo—susurré—,tengomiedo. —Bésame... Le rocé el cuello, la clavícula, el lóbulo de la oreja. Me detuve en el contornodesuslabios,hastaquelaagoníamevencióyprofundicéenellos. Lapenetrédespacio,moviendolapelvisdeunamaneratanlentaqueincluso dolía.Giseleseuníaamígimiendo,mirándome. —Teamo,Gisele.Teamodemasiado. Sentíqueperdíaelcontrolcuandoellasalióabuscarme,levantandolas caderas.Meatrapó,estabamuyhúmeda,caliente. —Déjameamí,Matt. Sindejardebesarla,lecedímisitioysepusoencimademí.Sucuerpo y el mío se rozaban, nuestras pieles se buscaban. Mi mujer se movió de manera seductora, como es ella, descarada. Y con la palma de su mano empezóadibujarmecaminosporlapiel. —Ereshermoso. Mepuseasualtura,rodeandosucintura.Amándoladesesperadamente, necesitándola hasta querer morir en ella. Justo allí, en medio de nuestra intimidad,dentrodelaburbujaenlaqueestábamos. —Cariño,recuerdaquelassensacionesquetúmecausasningunaotra lasprovocadonunca—clamé,gruñendo—.Nadie…hastaquetúllegastea mividayteconvertisteenella. —Medueleirme... —Nolohagas—musitésinpresión—.Nena...Quédate. —Teamo,Matt,yesduroamarte.Estancomplicado…quenecesito huir.Pensar… Arrastró las manos por mis músculos… Tenía marcas, en mí había señalesquedemostrabanmispérdidasdecontrol,elmotivodesuinminente huida. Cerró los ojos y yo hice lo mismo, quise dejarme llevar, fundiéndome,presadeeseamortaninseguroquesetransformabaenmiedo ydolor. —Lléname —suplicó, volviendo a mirarme y a buscar mi boca. Caí contralaalmohadaymeaferréasunuca—.Matt,porfavor... Eltrotardesuspechosmevolvióloco,semovíananuestrocompás.El momentonopodíasermásapasionadoeintenso.Duro. —Senostanperfectosyredondos,tanhechosparamí. —MásMatt…Más...Más...—Salí,entré.Grité,casisupliquécuando irrumpíporúltimavezensuser—.Dios...Matt... La llené de mi esencia mientras nos sacudíamos con incesantes espasmos.Entonces,algoqueyotemíasucedió:susmanosmetocaron,su lengua me recorrió sin reparos y sus ojos no me abandonaron. Supe que memorizabacontristezalaunión,mipiel.Amí. —Nena,medestrozas. Gisele calló y yo aullé, entendí que con cada roce su alma sangraba comolamía,enmediodeesesilenciosoadiós.Laimpotenciameconsumió ysusurré: —Tedespides. —¡No!—gritoymeincorporo. Estoy sudando, tengo la frente, el cuello y el torso empapados por gruesas gotas de sudor. Miro al frente, topándome con la cruel realidad. Scott y Roxanne me observan angustiados desde la otra punta de la habitación. —Asínolaayudas—meregañamihermana—.Ellasehaidoparaque estésbien,nosigassiendotannegativo,¿quieres? Nolescuentodequéhatratadoesaespeciedepremonición. —Venga,levántatequesonlasdiezdelanoche.—Ymássuave,añade —:Tienesquetomarelmedicamento… —Nopodríaolvidarlo—replico. Me levanto y me meto en el baño, cerrando de un portazo. Trato de mirar hacia el futuro, de hacer frente a los problemas. A mí mismo. A los fantasmasdelpasado. Dos días después, creo que estoy consiguiendo mi objetivo. Adaptarme, enfrentándome a esta difícil situación. Sin negar lo evidente: queellasehaido,peroestamosenplenoprocesoderecuperación. Bajo a desayunar, con un pantalón largo y sin camisa, ya que está encendidalacalefacción.Scottmeguiñaunojoamododesaludo.Mesitúo enfrentedeél.Séquetampocoloestápasandobien,duermepocoalestar pendientedemíytenerlejosasuhermana,«supequeña»,comoéllallama. —Tuhermanahapreparadoeldesayunoysehamarchado—comenta yasiento.Roxanneyélsonungranequipo—.¿Quétalhasdormido? —Bien.—Omitoeldetalledelapesadilla—.Sitienescosasquehacer, sal.Mimadrevienehaciaaquí. Mesirvozumodenaranjareciénexprimidoytratodereforzarmecon unabuenatostada,cubiertademantequillaymermelada. —Giselehallamado—suelta.Furioso,leechounamiradacargadade reproche—.Nohemosqueridodespertarte. Doyunsutilgolpeenlamesa. —Estoy harto, estoy cansado de tener normas e imposiciones para hablarconmimujer.Absurdoshorariosquevanaacabarconmigo.¿¡Nadie entiendequeestoespeor!? —Queríavercómoestabasantesdequehablarasconella.Giseleestá hoymuyoptimistaypretendoqueestéisenlamismalínea. —Pues me lo dices y finjo —le espeto, tirando la tostada contra el plato—.Voyallamarla. Mebeboelzumodeuntrago,melimpioconlaservilletaymelevanto de la mesa. Decido subir y cubrirme el torso con un grueso jersey y, de regreso,medirijoaljardín. Vuelvoaestarnerviosoalllamarla.Noséquéesperar,cadaconexión esunanuevaangustia,yenlallamadadepositoesperanzassobresuvuelta. Confiadodequenosetuerzanmáslascosasniseenfríenporsuparte. Dospitidos,tres…¿¡Porquénomelocoge!? Caminodeunladoaotro,dandopatadasalaire.Estoymuyagobiado, me altero si no está tan pendiente de mis llamadas como yo de las suyas. Casinovivoesperándola. Despuésdetresminutosdereloj,medevuelvelallamada. —¿Matt? —Sí.—Simulotranquilidad,agonizandopordentro. —Perdona,estabaenladucha. Laimaginoenvueltaenelalbornoz,conelpeloempapado. Suspiroruidosamente. —¿Cómoestás?—pregunta. Esciertoqueparecemásanimada. —Muchomejor—miento—.¿Ytú? —Compartircontigolasterapiasmehacebien.—Oigoruidodebolsas —.Ayerestabasguapísimoconcorbata. Merío. —Ytúconesevestidoverde. —¿Quieressaberquéestoyhaciendo?—lanzajuguetona. Mipulsoseacelerafrenteasualegría. —Porfavor. —Tras el baño, estoy echada en la cama, con un libro a mi lado, escuchandomúsicaycomiendopatatasfritas,pero…—Seríeacarcajadas. Yo me siento al borde de la mesa, cautivado por su tono de voz. Risueño, coqueto—.Desnuda,sinnadaderopa. —Gisele…—laregaño. —¿Hmm? Resoplo. —Nomedigasestascosas,meenloqueces,losabes. —Ajá… —Eres perversa —me burlo. Con la mano en el bolsillo, me pongo a caminarporeljardín—.Cuéntamemás. —¿Tedascuenta?Nodiscutimos… Me tenso, no me gusta nada el comentario. ¿Trata de decirme que estandolejossomosmásestables?Nomeresultaagradablequepienseasí. Discutir con ella, con intensidad, me encanta, porque las reconciliaciones sonigualdeapasionadas. —Matt—susurraconincomodidad—,¿teapetecejugar? Alzounaceja,curioso. —¿Aqué,cariño? —Alasadivinanzas.Yotecuento…túmecuentas… —Eresmilocura.—Empiezaalloveryentroencasa.NoveoaScott cerca—.Pideylotendrás.Nomecansarédedecírtelo. —Hablemos de mi etapa como chica de servicio. Yo pregunto y si respondesbien,podrásordenar…Sitúnoaciertas,tequitasunaprenda. —Hecho —digo entusiasmado subiendo a la habitación, el único rincónqueahorameconsuela—.Gisele…teamomuchísimo. —Campbell…Yyoati.Ahoramásqueantes. —Merelajas—musito—.Graciasporhacerlomásfácil. Laoigotragaryenseguidaentroensujuego.Loquemenosquieroes crisparestemomento.Durantemásdedoshorashacemoseltonto.Reímos, recordamos. Me pregunta, respondo y viceversa. Terminamos desnudos, calientesysinculminarconun«finalfeliz». Prefiero esperar a tenerla en mi cama, aunque me esté muriendo de ganasdepedirlebarbaridadesatravésdelteléfono. Lacharlasealargaapesardelosvariosminutoscallados,jadeantespor lacontenciónalaquenoshemossometido.Hastanoscontamosquéhemos comido. Todoporestarjuntosdealgunamanera. Alterminardehablarconella,sigosonriendo…Elcaminoesmenos doloroso,ahorasevislumbramásllevadero. Séquepodremos. Oigo el sonido del ¿despertador? Trato de apagarlo de un manotazo, peroinsiste.Caigoenlacuentadequemeestánllamandoy,casicayéndome delacama,respondoconunasonrisa. —Hola —canturrea Gisele—. Me he adelantado, ¿eh? Scott dice que dormías. —Buenosdías,cariño. —¡Enpie!,nosvamosacorrer. —¿A correr? —pregunto, comprobando el tiempo. La lluvia ha dado pasoalviento,conalgunostenuesrayosdesolentrelasnubes. —Sí,Carlosdicequeesbuenoquetesigasmanteniendoenforma.Te acompaño,¿teparece? —Meencantaría,dameunosminutos.Nocuelgues. —No,paraalgotenemostarifaplana. No dejo de reírme mientras busco entre mis prendas un chándal gris queséqueaGiseleleencanta.Mepeinofrentealespejodelbaño,hoymi cabelloestábastanterebeldeytengoquemojármelo.Mecepillolosdientes yvuelvoaldormitorio. Mecalzolasdeportivasy,conelteléfonoenlamano,ledigoaScott porseñasquevoyasalir.Asientesonriendo,trabajandodesdeelordenador portátilenlasala. Yaenlacocina,mebebounvasodelecheymetomolasdospastillas quemecorresponden…Hedejadodeverlascomosifueranmisenemigas. Cojo una mochila y echo dentro lo justo para cubrir mis necesidades al hacerdeporte. Melacuelgoalaespalda. —Nena,yaestoyenlacalle.—Cojolasllavesycierro—.Porcierto, no me has dicho cómo has amanecido hoy. Has irrumpido con mucha energía. —Nada como un buen café y una llamada a mi señor Campbell —se regodea. Empiezo a correr, me cuesta, hace días que no practico ningún deporte—.¿Cómovamos?¡Un,dos,undos! —Noteoigocorrer.—Entroensujuego. —¿No? Enseguida se oye cómo trota, el sonido de sus pisadas en un mismo lugar.Nosécómolohace,peroconsiguequeolvidelasituaciónenlaque estamos.Mehagoalaideadequeestáviajandoporcuestionesdetrabajo. —¡Cuántagenteenlacalle!—gritaacelerada.Malditasea,meencanta estaGisele—.¿Ponemosmúsica? —Aver… Teníaelalmadeshechapordentro Porunamorquemedejóseco. Tardéencurarlaheridaquemehizobajomipecho. Estabaindefenso,perollegastetúlanzándomeunbeso. Agitastelossentidosdemicuerpo. Fundistetuslabiosconlapuntadetodosmisdedos Tómamedelospiesalacabeza. Porquequieroserlalavaquederramatuvolcándemiel. Bésame,tápamelaboca,contubocaporquequieroarder. —Ohhhh,ohhhh,ohhh—tarareaaplenopulmón. —Hoy estás muy feliz —comento asfixiado, confuso, dándome más caña—.¿Puedosaberporqué? —Porque he soñado contigo, porque poco a poco veo que vamos encontrandoloqueperdimos…Porquetequiero,Matt. Un soplo de vida me levanta otro poquito hoy. Sigo sonriendo, embobado por la gran mujer que tengo conmigo. Hay grandes avances en nuestrarelaciónenescasosdías. —Yonohedejadodesoñarcontigodesdequetefuiste—confieso. —Losé…—Seapaga,aunqueporpocotiempoyañade—:Hmm,¿no seránsueñosguarros? —Aveces… —Esto se pone caliente —dice y dejo de oír cómo corre—. ¡A beber aguaparaenfriarnos! «Yalonecesito.» Tengo el pene exaltado, durísimo, al recordar sus curvas femeninas. Encendido, hago una parada y me agacho, con las manos en las rodillas, recuperandoelaire,yaqueheperdidolapráctica. —Gisele,nomesueltes. —Jamás. «Ahoralosé.» Durantelassiguientestressemanas,enesosebasamivida.Conella. De su mano. En ir a terapias en las que Gisele está presente a través de videoconferencias.Cadadíamesientoconmásánimo,meadaptoalácido valproico,alaquetiapina:sonalgunasdelaspastillasquetomo. Otra vez duermo y me alimento mejor, mi cuerpo no reacciona con tantorechazoylosefectossecundarioshandisminuido,casidesaparecido. Pero, sobre todo, mi humor mejora, porque el tiempo se acorta y la vuelta de Gisele se acerca. Hablamos a diario, le permito que controle el tratamiento, que se involucre. Las conversaciones son menos serias, suele haberrisas,algunaqueotrabromasubidadetono. Aunquesigohechopedazospornotenerlaaquí. Por otro lado, las pesadillas se han vuelto parte de mi vida, con una palabraqueserepiteencadaunadeellas:«Quédate».Giselenuncameoye yterminamarchándoseparanovolver. A pesar de ese miedo, mi confianza en mi mujer se ha reforzado, ya queestácumpliendosupalabradenoabandonarme,inclusoconladistancia quenossepara. Noescomomimadrebiológica,jamásloharía. —¿Adóndevas,cielo?—mepreguntaKaren,mimadreadoptiva. Hoytodamifamiliaestáencasa. —Aterapia,Giseleyameesperaporlavideoconferencia. —Ayerhabléconella,mándalebesos. Seaproximaymeponebienelcuellodelacamisa,lacorbata. —Estásmuyguapo,hijo. —Yaquedapoco.—Leguiñounojo,animado—.¿Vamos,Scott? —Sí,tuhermanadicequetambiénviene. Miro a ambos, en este mes han hecho muy buenas migas. Jamás lo hubiese creído: ella, la chica pija; él, el tío más campechano de la tierra. Totalmenteincompatibles. Noa,lamejoramigadeGisele,sonríeamihermanomayor,sumarido, antelacomplicidaddeRoxanneyScott. MisojosnaveganporelvientredeNoa,quevacreciendo.Medacierta pena. No veo el momento de ser padre, de que Gisele me regale algo tan grandeymaravillosoquenosunadeporvida. —Comoqueráis—digofinalmente. Poco tiempo después estamos con Carlos, les pido que me esperen fuera.Cuandolapuertadelaconsultaseabre,élmepidequemesiente. —Quémecuentas—empieza,conlalibretaasuladoparaanotar. —Estoymuchomejor,lascosassonmásllevaderas. —Hoyteenfrentasaunaterapiacomplicada. Cruzolosdedosdebajodemimentónyasiento. —AGiseletambiénlanotomásentera—medice,preocupándome.Se colocarecto,alertadopormicomportamiento—.¿Quépiensas? —¿Aquécreesquesedebe?—Meseñalaconelbolígrafo—.Aveces los celos vienen para atormentarme. La imagino cerca de otro, sin poder hacernada.—Tragosaliva. —Matt… —Estoy muerto de celos —lo interrumpo—, aunque ella no lo sabe, porsupuesto.—Yañado—:Noquieropensarcosasmalas,malditasea,pero esimposible. —Loestáshaciendomuybien—meelogia. Mástranquilo,sevuelveasuizquierdayenciendeelordenador.Tras varios segundos de espera, la primera visión en la pantalla es Gisele sonriéndome. El corazón se me acelera, me inflama el alma y, sin importarmelapresenciadelmédico,mepongoderodillas. Leacariciolacaraenlapantalla. —¿Cómo estás? —pregunto. Va de marrón, ropa fina y larga, sé que conlaintencióndedespistarme—.Estáspreciosa,nena. —Te extraño, me encanta tu corbata —ronronea y mueve el dedo índice. Me acerco—. Tengo algo que contarte —baja el tono—. Es muy importante. MiroaCarlosporencimadelhombro,estamosjustoantesdeempezar unanuevasesiónenlaqueabordaremoseltemademispadresbiológicos,el reencuentro que tuvimos hace poco más de un mes, y adivino que Gisele intentacalmarme. —Osdejounosminutos—diceCarlos,riendo. —¿Quépasa?—leinsistoaGisele,cautivadoalverla. —Mañana,túyyosolosharemosestoencasa,¿teapetece? Supícarasonrisaysuvozcoquetamearrancanunacarcajada. —Seráunplacer,señoraCampbell. 3 —¿¡Queréis iros!? —Echo a Roxanne, a Scott y también a Noa y a Eric. Mis padres sonríen, empujándolos como yo—. Gisele me espera, joder. ¡Fuera! —Venga,daremosunavueltaycenamoscontigo—dicemipadre. Scottsepartederisayseburla: —Asaberquéharánparaquenosestéechando. Terminoriéndomeconellosy,comounquinceañeroensuprimeracita, subo corriendo la escalera. Es la primera vez que Gisele y yo estaremos solos,sinnadie.Merecuerdaacuandotuvimosnuestroencuentrosexualvía ordenador,siendoyoaúnsujefeyellamiempleada. Estanochehedormidomuybiengraciasasupropuestadeayer.Mehe afeitadoymehearregladocomoaGiselelegusta,serésuseñorCampbell. Mesientoennuestracamaparaquenoolvideloqueleaguardaasu vuelta:nosaldrádeella.Nohastaquesientaqueyanopodemosmás.Que hemosrecuperadolosdíasperdidos. Cuandoapareceenlapantalla,resplandecemisonrisa. Nohaynadiemásperfectaqueellayselohagosaber. —Eresmilocura,misensualdiosa,esposa. Curvaloslabiosy,apasionada,sealejayentraenladucha.¿Quéhace ahí? Sufro una convulsión. Está completamente desnuda. Reaparece mi Gisele,viva,alegre,lamujerdelaquemeenamoré. Me pongo cardíaco, mañana hará un mes que no nos tocamos y es imposiblenosentirmehambriento.Meajustoelmiembro. —Supongoquemeextrañas.—Searrodilla.Mierecciónaumenta.Me quedoimpactadoconsusorpresa—.Quierocomplacerteenloquemepidas, nosaciarte,losé. Sólopuedogruñir,sonreír,amarla.Estoytancalientequecreoquevoy aestallar.Estiroelbrazo,fantaseandoconquelaestoyacariciando. —Te necesito tanto… —susurro—. Te amo más que nunca. Porque, aunque duele, estás cada día. No me abandonas… Es complicado hacerte pasarportodoesto,peroséquenosestáconsolidando. Desde ese momento se mueve con posturas eróticas, tocándose, pidiendoquemetoque.Volvemosacaerenestejuego,morbosoydiferente, calentándonos frente a una pantalla. Nos entregamos en medio de confesionesyunadeGiselemeimpacienta. —Quiero verte gozar, pronto estaré en casa y quiero que recuerdes cómonoshemosamadoigualmente,sinimportarnada. La complicidad entre nosotros aumenta, la pasión nos desborda. La intensidadnossigueconsumiendo,enfrentándonosaestalejanía. Mesonríe,estápreciosa,alegre. Lanecesito,mevaaexplotarelpechodelomuchoquelaamo. Al acabar, estamos eufóricos, satisfechos, no saciados. Nos hemos corridojuntos,desesperados.Unavezmás,laintensidadsemanifiestaentre nosotrosconlapasión. —Matt… salgo en el primer vuelo disponible de mañana, no puedo más —dice de pronto, ilusionada—. Te quiero abrazar y que me mimes, quieroquetusbrazosmerodeencadanoche.Teañoromucho… Mimundovuelveacobrarsentido,lavistasemenubla. Aguanto el tipo, pues no quiero romperme. Lo haré cuando la tenga entremisbrazos,sinpermitirlequevuelvaaescapar. Giseleseríeacarcajadas,contagiándomesufelicidad.Memuevohacia unladoparacogerelpantalóneintentardejaraunladolaconmoción.Al incorporarme, algo cambia. Hay un momento en que esa sonrisa se desvanece,preocupándome,ymusita: —Mañanatellamo…Tequiero. La conexión se corta tras yo bromear. Me quedo extrañado por su aceleradadespedida,perodecidonodarlemásimportanciadelaquetiene. Mañanaestaráaquíytengomuchotrabajopordelante. Inspiro,temblando. «Nopuedocreerlo.» Entroenladuchayvuelvoarecordarloincreíblequehasidoloque hemos vivido hace unos segundos. Sin querer, estoy tocándome solo, pensando en ella. Regalándole cada sucio pensamiento, cada desgarrador suspiro. Esextrañoentrenosotrosnotocarnosendíasylasituaciónhadurado semanas. Después de lo que ha sucedido, si hubieran pasado más días sin quevolviera,estaríarecorriendoelmundohastaencontrarlayestrecharla. —Dios…—gimoymevacío,conlacabezaechadahaciaatrás. Me convulsiono durante unos minutos, casi gritando, sin contenerme. Esaellaaquientengoenmimentemientrasculminoelmomento. Me quedo pensativo, en estado de shock. Cuando salgo, soy otro hombre,queirradiafelicidadporcadaporodesupiel. Le mando un mensaje a Scott pidiéndole que venga lo antes posible. Norecibocontestación.Hoypreparolaspastillasquehedetomarconotra clasedepensamientos,máspositivosaún. Nosénipordóndeempezar.Cojoelteléfonoparaencargarflores,pero unnúmerodesconocidosereflejaenlapantalla. —¿Sí?—pregunto,buscandolasllavesdelcochequenosregalarony queGiselequerráveralllegar.Estásinestrenar,paraella. —SoyAmanda… «¡Putamierda!» —Niseteocurrajoderme—laamenazo,sincontrolarmisemociones. Nohaytreguaestavez—.Mividaestácambiando,tedeseétodolomejor, perotequierolejosdemí. —¿Cómoestás? —¿Me estás oyendo? Amanda, estoy recuperando a mi mujer. No quieroserbrusco,perodéjaloestar. —Algúndíapodríasnecesitarmeyparatiestarésiempre. Se me cae un cajón lleno de objetos por los nervios. Me maldigo, valorando si cortar la llamada sin más explicaciones. Sin embargo, en el fondonosoytanfrío.Séqueellahasufridomucho. —Enesecaso,tellamaré—lehagocreer—.Adiós. Cuelgo el teléfono y recojo las cosas del suelo. Al levantarme, me encuentroconlosgolpesquehayenlapared.Míos,mecuestaverloscada vezqueabrolosojosaldespertar. Tendríaqueavergonzarmeporhaberpermitidoquemipuñosesoltara durante las noches… pero lo hago en pleno sueño, inconsciente, atontado por las pastillas. También agobiado por las pesadillas y, sobre todo, al tantearlacamaysentirlavacía. SinelcalordeGiselefundidoenelmío. «Nosoyelresponsable»,medigo,recordandolaspalabrasdeCarlos. Además,yahaceunosdíasquenolohevueltoahacer. —¿Quépasa?—diceScott.Mesobresaltoconsuirrupción.Elrestode mifamilialoacompaña.Sonunapiña—.Perobueno…esacaraesladeun hombrefeliz. «Serácapullo.» —Vuelvemañana—anunciosobrexcitado.Eufórico—.Quieroatodo el mundo trabajando, flores, el perro. Necesito prepararle una inolvidable veladadeSanValentín,¿mehabéisoído? —¡Québuenanoticia!—gritaRoxanne,mirandodereojoaScott. Noaseñalaconlamiradalapared. —No he querido preocuparla —le explico—. En cuanto llegue, le contaréenquécondicioneshasucedido,quenolehefallado. —¿Nos ponemos manos a la obra? —Karen cambia de tema—. Esto hayquecelebrarlo.¡Quetodoquedeperfecto! —Quiero rosas rojas, la casa preparada como la noche de bodas. Cubrid el jardín, allí quiero que esté cada detalle, la cama. Encargad una cenaparaqueestélistasobrelasnueve.—Ylespido,omásbienexijo—: Séquetenéismuchasganasdeverla,peroosagradeceríaquemañananos dejéissolos. —Claro—contestanalunísono. Tengotantasideas.Velas,yaquedeprontosemeocurrequenopueden faltar.Seráeldíamásespecialquevivamosjuntos,porqueyanohabrámás separaciones. Empezaremosdecero. —Iré un momento a la empresa de paso que voy a comprar algunas cosas personalmente, estaré de vuelta enseguida —les aviso, sonriente. Todavía sigo impactado por la noticia—. He de decirle a Denis que estaré más tiempo ausente aún, ya que quiero regalarle a Gisele un viaje y perdernosunpoco. Roxannecarraspeaydejacaer: —Detodasformas,todavíanoeraprudentevolveraltrabajo.Recuerda elconsejodeCarlos. —Sé lo que tengo que hacer. Ahora que mi mujer vuelve, no voy a destruirladenuevo—advierto,cansadodelaputaenfermedad. MientrascaminoconDenis,minecesidaddefundirlatarjetadecrédito me alarma. Son signos de debilidad que denotan un nuevo episodio de bipolaridad. Peronoseloexplicohastaqueencuentroloquebusco. —¿Tendríados?—lepidoaladependienta. —Claroquesí,¿selaspongo? —Sí,deseprisa,porfavor. Son dos velas anaranjadas con forma de corazón, en un recipiente de cristaltransparente.Quieroqueseaunsímbolonuestro,quelasdosllamas esténencendidascomoloseguimosestandonosotros. Las manos empiezan a escocerme, la ansiedad de querer malgastar dineromeasusta.Eselsíntomadeunanuevacrisisy,aterrorizadoantela posibilidaddecagarladeestamanera,selocuentoaDenis. Salimos de inmediato y nos detenemos en una cafetería próxima, en plenocentrodeMarbella. —Nosabescuántomealegrodequevuelva—comentaélypidedos Coca-Colas. No debo beber alcohol—. Yo en la oficina lo tengo todo controlado. —Losé.—Miroelteléfono,queacabodeencender.Haytresllamadas perdidas.Mierda—.Denis,Amandamehallamado. —Matt… —Mañana,encuantoGiselellegueselocontaré,noquierosecretos.— Sonrío melancólico—. Hoy estaba preciosa, era ella, Denis. Sonriente, tierna.¿Cómopodríanovalorarlaahora? —Quizáprontotehagapadre. —Laconvenceré—bromeo. —Aporello. Brindamosconlosvasos.Noquepoenmídealegría.Estoyexaltado, peronocomomesucedíaantes,sincontrol,ahoraenelbuensentido. —Sabes que me muero por ella, con ese error caí en las redes de Amanda. Ella quería ser madre y yo ya no sabía cómo suplicarle a Gisele paraconvencerladequetuviéramosunhijo… «Pornohablardelastrampasquelepuse»,mecallo. —Tenéistiempo. —Ahoranossobra.—Mepellizcolanariz—.DileaDiegoqueGisele regresa, por si quiere ofrecerle algún reportaje… —Denis abre los ojos comoplatos—.Sóloquierohacerlafeliz,apoyarlaensucarrera. —Tucambioimpresiona. Si supiera lo duro que está siendo, lo que estoy sufriendo para estabilizarme, para controlar los cambios de humor. Las pastillas no son mágicasyparaquefuncionenserequiereunprocesodeaprendizajeenlas terapias,poresonodejodeacudiraCarlosdosvecesporsemana. Másadelanteserácadasemanaocadaquincedías,peroahoramismo estoymuyvulnerableynodebobajarlaguardia.Cualquiersucesoqueme impactepodríaderrotarme. —Mequedamuchoaún—murmuro—,estoyretomando,peroconlas cosasclaras. —Mealegro. —Bueno,mevoy,quehedeprepararleaGiseleunabienvenidacomo semerece.Nosearrepentirádehabervuelto. Losdosnosreímos. —Teacompañoatucasa—dice,mientraspagalacuenta.Alejándome delatentación.Seloagradezcoensilencio—.Habráquecolaborarconla sorpresaalaseñora. Yaencasa,seguimosfestejandolanovedaddeldíasiguiente.Cuento lasputashoras,quepasanlentamente.Estoymuycansado,semecierranlos ojos,ycuandoKarenlonota,mepidequelosdejeseguiraellos. Meniego,porqueestanespecialparamívolveraverlaquenoquiero que nada salga mal. Estoy dispuesto a involucrarme hasta en el último detallequemañana,aestashoras,estaremosdisfrutandolosdossolos. —Nopuedocreerlo—repitounayotravez,radiante. Cuando por fin puedo irme a la cama, no tardo en dormirme. La pesadillaserepite,hoyespeor.Misúplicasevuelveagónicaconlapalabra: «Quédate». —Basta—imploro,moviéndomeenlacama—.¡Basta! —¿¡Qué pasa…!? —Hoy es Roxanne la que se encarga de ahuyentar losmiedosquemepresionancadanoche—.Duerme,Matt. «Esloquequiero.» Con el amanecer, dejo atrás el maldito espejismo que se empeña en acosarme. Soñoliento, cojo el móvil, que está sonando. La cama está muy desordenada,parecequehayamosdormidocuatroocincopersonasenella. Sonrío,seránlasganasdedarleduroamidescaradaesposa. —Matt... ayer me precipité. Necesito un poco más de tiempo. Me sientobienaquí,megustaesto. 4 Doy vueltas por la habitación con las manos en la cabeza, a punto de destrozar cada rincón del Refugio. Mi mente me dice que adelante, mi corazóngritaprudencia.Hiperventilo,sinaire. No sé qué está pasando, la estoy perdiendo. Tras la angustiosa conversación, le he colgado sin entender su actitud, sus palabras. Ha dado marchaatrás,seniegaavolverhoy,comohabíaprometido. —¡No tiene las cosas claras! —le grito a su hermano, que está descompuesto—.¿Acasoestájugandoconmigo?¡Ayermeprometevolver, letratodedarelcieloy,sinmás…! —Tienequehaberunmotivo—insisteél. —No me la creo, me habla de espacio, de inmadurez. ¡Que se ha sentido utilizada! ¿¡A qué coño viene esto!? —Me tapo la cara sin saber cómoactuar.Estoyrotopordentro—.Noestápreparada…¿Quémásquiere demí,Scott?¿¡Qué!?Siseloestoydandotodo. —Volverá,telohadicho. —Pero ¿¡cuándo!? —Levanto la mirada, presionándome los ojos—. Mepidequeluche,¿¡enquésentido!?Másnopuedohacer,¡estoysiguiendo suspautas! —Voyallamarla. Enfadado, me arranca el teléfono. Serio y pálido, se queda callado esperandounarespuestaquenollega. No pierdo la esperanza, Gisele me ha pedido tiempo, ha insistido en quevaavolver,perocasicortandolacomunicaciónquehastaahorahemos tenido. Estoesunpaloenorme,decepcionante. Jamás hubiese esperado una conversación tan tensa, tan llena de reproches justo hoy. Ha destrozado mis ilusiones, las que ella misma creó duranteelencuentrosexual.¡Noquierocreerlo! —Noresponde—maldiceScottenvozbaja. —¿Quéestápasando?—Lapreguntaesmásparamímismoquepara él—. Alguien le está comiendo la cabeza, Scott, ¡son excusas porque ha dejadodequererme! —Escúchate, Matt. —Me aprieto la sien, intento recapacitar—. ¿La creescapazdejugardeestaformacontigo?Mipequeñadaríasuvidaporti. Tranquilízate,vamosaaveriguarporquéposponelavuelta. El aire me abandona, me estoy asfixiando y Scott, que se da cuenta, correamilado.Abrelaventanaymeayudaarecuperarmedeesteprincipio deataquedeansiedad. SientoquesiGiselemedejavoyaperderlacabeza,nodudoqueme volveré loco. Sin ella no soy nada ni nadie. Es la única persona que ha sabido quererme tal como era, con mis virtudes, mis defectos y mis problemas. Melevantócuandoestabahundidoenlamiseria.Hesidoposesivo,a vecesdestructivo,peroporlosmiedosquemeaplastabanaquefueracomo todas.¿Cómohepensadotanmaldemimujer?«Sehaagobiado»medigo. Tienequehaberunasolución. «Recapacita.» Hellegadoaunaconclusiónrápida,confusa.Voyadarletiempo,todo elquequiera,peroquemelopida.Quemehable.Quemedérazonesyme calme. —Scott —susurro, estático, mirando al vacío—. ¿Y si le ha pasado algo?¿¡Ysilaestánobligandoadejarme!? Mesirveunvasodeagua,alterado. —Matt…—intentaadvertirme. —¡No!¿Laoísteayer?¡PorDios,Scott,erafeliz! —Ya…peronoteengañes,hasidoclara.—Bajalavoz. Mebeboelaguaquemedaymequemalagargantaporlosecaquela tengo. Me atraganto, ni siquiera el líquido me entra. No entiendo por qué Giseleestáactuandodeestaforma,nohadejadodeanimarme,debuscarun entretenimientodiario. —¿Quéhago?—digo,soltandoelvasoydandopequeñosgolpescon mipuñoizquierdoenlapalmaderecha—.¿¡Quéhago!? —Tranquilo,Matt,ellaestábien…Essudecisión. —¡Nolaacepto! —Habla con ella. —La decepción también se hace presente en sus facciones—.Nopuedeser,¿deacuerdo? —¡Losé…! Tristeylloroso,vuelvoallamarla. 5 —Nomedaunarepuesta—lecuentoaScott—.Hacontestadolallamada sin hablar. Estaré aquí, estaré aquí… —consigo decir, angustiado—. La esperaré,tienequevolver. —Matt,labuscaremos,sihayquellegaraeseextremo. —Lloraba, Scott, ¡lloraba destrozada! —Lo miro, tan dolido como la heoídoaella—.Sisesienteasí,¿porquénoregresa? —Yotampocoloentiendo. ¿Ysi…?Dejovagarlavistaporlacasa,respirandoaduraspenas. —¿¡DóndeestáÁlvaro!?—grito,descomponiéndomeamedidaquemi cabeza se monta películas—. Habla con tus padres, Scott, ¡dime que no estáncerca! Scottnoescapazdepronunciarpalabra.Comolosmejoresamigosque somos,nosmiramosalosojos.Enlossuyosexistenlasmismasdudasque enlosmíos.Haypánico,incertidumbre. —Dimelaverdad,Scott.—Rompoallorarcomounniñopequeño—. Medestrozalavidasinovuelve. —Vamos a esperar. Iré a Lugo, hablaré con mis padres. Olvida lo de Álvaro,yanoexistenadaentreellos. —Nopuedo,nopuedo,¡nopuedo!—repitosincesar.Losescalofríos measaltan.Medejocaerenelsuelo,resbalandolaespaldaporlapared—. Localízala,noquieropresionarla…Meestoymuriendo. —Llama a tu familia —murmura, arrodillándose a mis pies—. Explícales.Saldrémañanaporlamañana.Vamosadejarlaquepiensebien lascosasduranteeldíadehoy. —¿Quéhapasado?—Nodejodepreguntarme—.Ayerellareía,ayer compartimosmomentosinolvidables.¿¡Quéleestánhaciendo!? Notounaopresiónenelpecho,unsabortanamargoenelpaladarque me cuesta tragar. Veo un poco borroso, la imagen de Scott se difumina al enfocarlo.Trasunosangustiosossegundos,recuperolavisión. —Matt,medueledecirteesto,perometemoquenohaynadiequele estéinfluyendo.Hadichoquenoestabapreparada. —¿¡Entonces!? —Esalgosuyo…Estoytanconfusocomotú. —Déjamesolo,porfavor.Noquieroveranadie. Meincorporo,tambaleándome.Micuerpoespuroplomo,mimenteun laberintoenelquenohallounasalida.Meniegoacreerquenohayasido sincera,quemehayaestadoengañando. Susojos,queconozcotanbien,desprendíanfelicidad.Esciertoquese le empañaron al terminar la conexión. Mientras subo al dormitorio, rememorolosucedido,necesitandolocalizareldetonantedesudecisión.No encuentronada,nosésiesquenolohayoqueyosigoestandociego… Melanzoenlacamayahídesgarrolaropaquellevopuesta.Metomo unapastillaparadormir,deseandodespertaryquetodoquedeenunamala pesadilla. Me despierto alterado y recorro con la mirada la habitación. Estoy a oscuras,laslucesestánapagadasyfuerayaesdenoche.Melevantodela cama y salgo como una bala hacia abajo, adormilado como estoy, me tropiezoenelpenúltimoescalón,peroconsigoestabilizarme. Voyenbóxers,fuerallueve,peronisiquierameimporta. Mispadres,queestánsolosycuchicheando,semequedanmirando.Se los ve apenados, no saben qué decirme. Sé que no hay consuelo para este dolorquemeestádesgarrandoelcorazón. —¿Nohallamado?—preguntoconvozpastosa. —No…—contestamipadre—,tampocorespondealasllamadas. —¿Tieneshambre,cielo?—preguntamimadre. Ledigoqueno. Sientounpesarenelalmaymeescuecenlosojos,quetengohinchados detantocomomehedesahogadojustoantesdedormir.Hoylapesadillame ha dado una tregua y temo que el motivo sea que se ha convertido en realidad. —Estaréfuera—lescomunico—.Nomemolestéis,porfavor. —Hijo… —¡Ahorano,papá!—lointerrumpoysalgoaljardín. Hoyestácubierto,comoennuestraprimeranochejuntos,trasdarnosel sí.Lamesapreparada,sólofaltalacena,quenuncaseservirá.Lospétalos dibujanuncaminoy,sobreelcristal,lasdosvelasqueayercompré. Apagolaluz,dejandounambienteíntimo. Sinhacermealaideadequeestoestésucediendo,enciendolamúsica y prendo las velas. Como lo hubiese hecho de estar Gisele aquí. Hay una fotodelosdos,besándonos.Elreflejodeloquequieroquesigamossiendo. Fueeldíadesuveinticincocumpleaños,quecelebramosaquímismo portodoloalto,solos,antesdequesedesataralalocuraenmí. Sueltoungruñidoalcielo,desgarrado. —Vuelve… —suplico, acariciando en la imagen su pelo, su cara—. ¿Dóndeestás?Porfavor,cariño,vuelveacasa. Oigosuvoz,aunquenoestá, sigotratandodeaceptarquemefaltaelruido. Suspasosporlacasasiempreruido. Surisarecorriendolospasillos. Lavidasemeantojaeterna, nomesientocapazdeserfelizsiellanoestá. Simefaltaelruido. Sifaltaruido. Dondequieraqueestés. Cierro los ojos, apretando los párpados. Trato de buscarla, de oír su voz.PeroyanoquedanadadelaGiseleStonequeamo,sucobardíaseha negadoadarmemásexplicaciones. Almirarhacialamesa,empiezanatemblarmelosdedos. Una de las llamas de las velas, la que está próxima a la imagen de Gisele, se apaga. La que en teoría es mía, se aviva aún con más impulso. Llenodemalasvibraciones,vuelvoaencenderla… Unarepentinaráfagadeairesecuelaenesteespaciocerrado…Lavela noescapazderesistirdossegundos,cuandolaoscuridadseciernesobreel apagadocorazón.Noquieropensar,¡meniegoacreerquelallamadelamor deGiselepormísehayaextinguido! —Ayermequería—susurro—.¡Melojuró! Conmanosflácidas,cojoelteléfonodecasa,queestásobrelamesa,y marco… Lo tiene encendido, pero los intentos que hago son fallidos. No obtengonadaporsuparte.Niunapalabradealiento,dearrepentimientoo deesperanza. —¡Hijo!—Oigoamimadrejustoantesdeestamparunvasocontrala radio—.Matt,porfavor. —¡Dilequevuelva! —LlamaaCarlos—lepidemipadreamimadre—.Rápido. Levantolasmanosycaigoderodillassobreelcésped. —¡No voy a dejar el tratamiento…! No recaeré esta vez —me convenzo—.PorqueGiselevaavolverynovoyadefraudarla—balbuceo entrelágrimas—.Nomeharíaesto,¡meama! —Lo sabemos —murmura mi padre, tratando de levantarme. He perdidolafuerza—.EsperemosnoticiasdeScott. —Decía que había perdido la calma —recuerdo en voz alta, atormentado, meciéndome hacia delante y hacia atrás—. Que se la he robado.¿Porquéahora?¿¡Porqué!? —Confíaensupalabra… Transcurreunasemanamás.Mehanaumentadoladosisparaconciliar el sueño, ya no duermo si no es con pastillas. Estoy como drogado, no sé quéestásucediendomásalládemihabitación. Acepto el tratamiento para que los días sigan pasando y acabe este dolorque,concadasegundo,abreunabrechamásprofundaenmipecho,un dolorqueyanoaguanto. Esdemasiado,meestápartiendoendos. —¿Scott? —pregunto entre sueños. Creo ver su silueta, hace una semana que se fue a Lugo buscando noticias—. ¿Y Gisele? Dime que la traesdevuelta,hedejadodecreerentodo…Lanecesito,porfavor. Seaclaralavozymurmura: —No consigo localizar a mis padres, me consta que Gisele les ha pedidoayuda,peropidentiempo.Ellaestámuytocadasentimentalmente. ElperrodeGiseleladra…Loarropoconlasábanaysusurro: —Pero¿porqué?—Meincorporo,sientomareos.Asulado,Roxanne llora,acariciándomeelpie—.¿Quéhehechoestavez? —Nolosé—admite. —Dilequesimeheequivocadoenalgo,quemeperdone.—Oigootro llanto, que se suma a mi voz ronca. Mi madre y Noa lloran juntas en la puerta—.Nomeengañéis,porfavor. —No sabemos nada —consigue decir Noa—. De un día a otro he perdidoamiamigayatiteveotanmal…Yanosabemosquéhacer. —Llamad a Carlos. —La ansiedad regresa, es eterna. Se ha instalado conmigo—.Notengofuerzasynecesitolevantarme…Buscarla. MihermanoEricapoyalasmanosenloshombrosdesumujer. —Quelevuelvanaregularlaspastillas—diceconunaamargamueca —.Nopuedeseguirasí.Debelevantarse.Estonoessano.Quelabusquey elladélacara. Scottbajalamirada,aunqueessuhermanadelaquehablan,élopina igual…Yyovuelvoacaerenunprofundosueñoenelqueunanocheoun díamás,lepidoquesequede. 6 Heperdidolanocióndeltiempo. Aestasalturastodosestánesperandoqueabandoneeltratamiento,que pierdalarazón.Yescierto,avecesflaqueo. Pero me mantengo constante en ese pensamiento. No caer es mi objetivo, me estoy volviendo más flexible que nunca en cuanto a Gisele, permitiéndole que haga lo que quiera, comiéndome mis celos… ya que continúasindarseñalesdevida. Ya son demasiados días. Miro el colgante del medio corazón que me regaló en las Navidades y estoy a punto de arrancármelo de un tirón. Me hagomuchaspreguntasquesiguensintenerrespuestas. Mesientomuysolo,inclusorodeadodegente. Miimagenenelespejoesladeunhombrequehaperdidolailusión, sinvidaenlosojos.Yanodistingoelverdequeantesbrillaba,porqueella no está. Sigo persiguiendo la idea de que vuelva, para poder seguir y mantenermedepie.Estoyhechounaauténticamierda. Abroelarmario,llenoconlaropadeambos.Lanostalgiamevisitacon frecuencia, hoy tampoco desiste de estar aquí. Mi mundo se está derrumbando,noconsigoremontar. —Matt.—Sinhablar,miroamihermana—.¿Quévasahacer?Hoyte vemosmásconscienteynospreocupa. —Mevoy,Roxanne. —¿Qué?—Correamiladoyvelasmaletas. —Voyabuscarla,nomeresignoaperderla.Esundolortangrandeel que tengo por su ausencia, que son como puñales por todo el cuerpo y no aguantomás. —Yanoséquépensar… —Nohablesmaldeella—leordenoymiroalfrente.Rozounodesus jerséis. Su camisón de dormir. Hundo la nariz en la tela, reconociendo su aroma. Gruño, contenido—. Siempre he sabido que no era suficiente para Gisele. —Nodigaseso. Hundolosdedosenotradesusropas,laaplasto.Merefugioenloque mequedademimujer.Estasituaciónescomoestarenmediodeundesierto sinagua.Semevalavida. —¿Puedopasar?—EsScott.Asiento,sinpermitirquelossentimientos afloren—.Déjameasolascontuhermano,porfavor. RoxannecruzalahabitaciónyScottsesientaenlacama,mepideque tomeasientoasulado.ConelcamisóndeGiseleenlamano,meacomodoa su izquierda. También está agotado, tiene muy marcadas las ojeras, que antesnoexistíanensurostro. —¿Adóndevamos?—pregunta. —¿Vamos? —Voy contigo. —Me muerdo el labio y aprieto la mandíbula—. Te estáshaciendodemasiadodaño. Noséquédecir.Ysí,meestoydestruyendo. —Gracias,Scott. —Noseasidiota.—Meempuja,quitándolehierroalasunto.Noquiere emocionarse y saca su coraza. Yo la mía, parpadeando repetidas veces—. Hagamos una cosa, insistamos hoy y si mañana no nos ha contestado, iremosaLugo,aMadrid…Dondequieras. Gimo,asintiendo.Otroplazo. —Dame el teléfono. —Scott lo saca del bolsillo y lo deposita en la palmademimano,queestámoradadeapretarlatela. —Tedejosolo. Espero que salga y, decaído, dominando las emociones, lo vuelvo a intentar.Elfríocontestadoresquienhoymeresponde.Yanosénicuántos mensajes le he mandando, mucho menos las llamadas que le he hecho, y optoporestavía. Jugarlasúltimascartasantesdebuscarla. —Cariño… —susurro tembloroso—, supongo que no estás leyendo mismensajes,delocontrarioestaríasaquí.Estoymuymal,teechotantode menosqueprefieromoriraseguirasí.Nena—imploroconvozquebrada. Barajolaposibilidaddequemeescucheytomeelprimervuelo.Que meabraceyolvidemosesto.Séqueesdifícil…peroalmenospodríaacabar conestamalditacongoja. —No sé qué está pasando —retomo, cada vez con menos voz—. Vuelve,prometonohacerpreguntas,perovenacasa…Yanoséquéhacer. Nosabesloduroqueesdespertaryquetúnoestés,quenomerespondas… Cariño,porfavor,nopuedomás. Misheridasempiezanasangrarpordentro. —Te amaré siempre, Gisele, sé que estás con tus padres, no te lo reprocho,sólodimequéhehechomal.Estoyperdido,mivida.Sinecesitas mástiempo,sólopídemelo,telodaré,peronomeprivesdeti.¿Quieresque vayaabuscarte? »Sinecesitasvermepararecordarloquetehagosentir,háblameeiré dondemepidas.Mividaestávacía,nohaynadaquememantengaenpie. Quiéremecomoantes,porfavor.Nomedejesasí. Metirodelcabello,observándomeamímismoenelespejo.Soycasi otro,nomereconozco.Heperdidopeso,demacrado.Metiemblantantolas manosqueelteléfononosefijaenmioído. —Estoyrozandolalocura—continúo,abriéndolemialma—.Lacasa estáintacta,todoestápreparadoparacuandovengas.Tomy…Tomy...—No soy capaz de seguir—. Llámame, por favor. Acaba con esta eterna agonía queyanoessoportable. Me rindo y lanzo el teléfono contra el espejo, el cristal salta por los aires.Simecortonolosiento,noduelenlasheridasquenoseancausadas porGiseleCampbellStone. —¡¡¡Vuelve!!! —Matt,Matt—mesusurraban.Metapélosoídos—.Mírame. —¿Nena? MeincorporéylosojosdeGiseleseclavaronenlosmíos.Miprimer impulsofuearrastrarlaconmigoalacama,peroellanegabaconlacabeza. ¿Reía? —Hola,mivida. —Nena,porDios,abrázame. Meabalancéylatiréalsuelo,sujetándolelasmanosporencimadela cabeza.Intentébesarla,peroGiselegirólacara.Micuerposebloqueó.Esta vezfueellaquientomólainiciativa,mebesó.Subocaseamoldóalamía. Grité,gruñí,reconociendosusabor. —MiMatt—susurraba—,miMatt. —Nomedejes,tequierodemasiado. —DéjamesertuGisele... Incrédulo,meretiré,dejándolaenlibertad.Unasonrisapícaraapareció ensuslabios.Entrecerrélosojos,sopesandosucomportamiento.¿Noestaba emocionadacomoyo? Eradeseoloquepercibíaensumirada,noamor. —Quiero sorprenderte una vez más —enumeró con el dedo—. Ven aquí,Campbell. —¿Quémeestáshaciendo? —Volver… —Tenecesito.—Abriólosbrazosy,sinpensarnada,corríhaciaellos. Laaplastécontramicuerpo,lebeséelcabello.Llorécontralosmechones desupelo—.Estásaquí. —Tómame,Matt…demuéstramelocontrariodeloque… Mebesóloslabios,memordióyluegomesoltó.Abrióelcajónycogió el consolador que compramos y que estaba ahí. Sonrió y, contoneándose, empezóadesnudarse. Mirespiraciónaumentóderitmo,metensédepiesacabeza. No se detuvo, se quedó completamente desnuda. Debajo no llevaba ropa interior. Se tocó el pezón y se pasó el vibrador por allí. Sentí que temblaba,lavisióneraimpactante. Siemprehabíasidounadescarada,perohoymesorprendía. —Mírame—pidióysemetióelconsolador,apoyandounpiesobrela cama. Gimió, levantando una mano para que no me acercara—. Espera… aúnno… Medicuentadequeyanolaconocía.Noparecíafeliz,nodisfrutaba conloqueestabahaciendo. —Gisele,basta. —Quierocomplacerte…satisfacerte. Abrió la boca haciendo un puchero, cerró los ojos y siguió con las penetraciones,forzándose.¿Quélesucedía?¿Porquéseobligabaasentir? Creí que en cualquier momento se echaría a llorar. Había amargura y no placerensusemblante. Nodabacréditoasuformadeactuar,¿porquénomedejabatocarla? ¿Quépretendía?Estallando,fuiylequitéelputocacharro. Tragó,mirándomealosojos.Algoserompió. —¿Qué está pasando contigo? —le reproché duramente—. Deja de jugar,meestáslastimandoalsentirtetanlejos. —Matt.—Sesentósobrelacama,llevándoselasmanosalacabezay negandosincesar—.Ya…Yanosientolomismo… —¡No!¿Quiéneres? —Tehedejadodequerer.—Lloraba—.Losiento,¡losiento! —Mentira,¡mentira! Se enfrentó a mi ira, con las lágrimas cayendo sin compasión por su belloypálidorostro.Meabracéasuspiernas,apoyandolacabezaenellas. Llorando. —Lejos lo he entendido… —Me acariciaba el pelo llena de agonía. Deseaba quererme, yo lo sentía, y le dolía no poder hacerlo—. Quería intentarlo,sorprenderte…Comportarmecomoantes,satisfacerte…Peroya nopuedo… —Gisele —imploré, levantando una mano. Negaba cerrando los ojos, de los que caían las dolorosas lágrimas—. Nena, por favor, no vuelvas a irte…Quédate. 7 Abro los ojos, arropado por unos cálidos brazos que me mecen como cuando era un niño. Tengo el rostro empapado, las lágrimas corren angustiosamentepormicaramojandoelpechodelamujerquemediceque metranquilice. Ynoesella,¡séquenoesella! —Matt,porfavor—mepide.EsKaren,mimadre—.Meduelemucho verteasí,tetienesquecuidar. —¡Laodio! —Nodigasesascosas. A veces los sueños son premonitorios, se convierten en realidad… Aunque no sean positivos. Es lo único que puedo pensar, me está sucediendo. —Memuestraensueñosloquenohaceconlasllamadas,alasqueno responde.Hadesaparecido,¿notedascuenta?¡Nohayotraexplicación!Me complacióporpena…¡Intentóvenirynolosentía! —Cielo…—Meacariciaelpelo. —¡Sehadadocuentaestandolejos!—gritocontrasupecho. Me siento como si lo hubiera perdido todo. Un día se entregó, diciéndome cuánto me quería y al siguiente vinieron los reproches con aquellallamada,cuandohabíaprometidovolver. Aunquemeduele,hedeasumirqueGiseleya…¡No! Me levanto e intento arremeter contra todo lo que hay sobre el escritorio,peroScottymipadre,queestánahí,mesujetanpordetrás.Soy unabestia,luchando,peleandopordestrozarlacasa. —¡Nomequiere!¡Mehaolvidado!—Mecrujeelcuerpoyclamo—: ¡No me ama! ¡Fingía por mí, para no hacerme daño! ¡Lo intentaba! Lo intentóenaquelencuentro… —Matt,ya—meregañamipadre. —Porfavor,porfavor,quealguienmedespierte.Quemeladevuelvan. Si ha cometido un error… ¡la perdonaré! —lloro entre lamentos. Se me desangraelalma,mortificadoporloscelos—.¡Porfavor! Mi hermana Roxanne entra descompuesta. Al verme gruñe herida, sacandosuinstintodeprotecciónhaciamí. Sinpensarlo,señalaaScottylegrita: —¡Nopiensotolerárselomás! Laveoconelteléfonoenlamano.Depronto,lahabitaciónsequeda congeladaalaesperadelarespuestadeGisele.Noséporqué,creoqueha llegadoeldíaenqueelladélacara.Haceunmesymedioquesefue,más dedossemanasdesdequesehaesfumado. —Gis,¿quédemoniosestápasando…? No oigo qué más dice, porque sale escopetada de la habitación y yo sólo quiero escuchar a Gisele. Mi madre, delante de mí y agarrándome la caraconlasmanos,meacaricia.Estamalditarealidadnotienefinal. —Dejaquehablen…Daleunapequeñatregua. —¡Yanoesuna,sonmuchas!Suausenciaesdemasiadodura.¿¡Noos daiscuentadequevivosumidoensueñosypesadillasportenerla!?¿Quese me está acabando la vida por su partida y ella no me ayuda, me está derrotandomás? —Hijo…—intentadecirmipadre. —Noquieroolvidarla.¡Meniegoaolvidaramimujer! Abroelcajóndondeestánlosreportajesquehahechohastaahora.La posesión se manifiesta y araño su imagen, en la que está sonriendo y cautivandoalacámara.Destrozocadahoja…AmiGisele. «¿Dóndeestás,cariño?» LogritosdeRoxanneseelevan,alterada. Me inquieto, mi familia se agarrota como yo. Aun así, me siguen pidiendoprudencia.Deprontosehaceelsilencio. Mihermanayanogritanihabla. Cinco minutos después, aparece en la puerta con los hombros hundidos.Niego,melevantocaminandohaciaatrás,resquebrajándomepor dentro. Me da miedo que hable, que pronuncie la maldita palabra que no quierooír. Sinacercase…sollozayconfiesaloqueGiselelehadicho: —Matt…novaavolver... Si quieres saber más y descubrir cada emocionante detalle de la historia entreMattyGisele,descúbreloenLachicadeservicio,I.Tiéntame.YenLa chicadeservicio,II.Poséeme.LasnovelaspublicadasporEsencia,enlas queconocerásyvivirásdesdedentroelintensoamorqueconsumeaestos apasionadosprotagonistas. Enenerollega…latercerayúltimapartedelatrilogía. Lachicadeservicio,III.Yríndete. Biografía Patricia Geller nació en un municipio de Cádiz, donde reside actualmente. Estácasadayesmadrededoshijos.Desdesiemprehasidounaapasionada de la lectura, hasta que decidió iniciarse de forma no profesional en el mundodelasletrasconalgúnrelato.LatrilogíaLachicadeservicioessu primeranovela,yyatieneenmarchanuevosproyectoseditoriales. Encontrarásmásinformacióndelaautoraysuobraen: www.facebook.com/patricia.gr.980 librolachicadelservicio.blogspot.com.es Quédate PatriciaGeller Nosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisuincorporaciónaunsistema informático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaésteelectrónico, mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodeleditor. Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedad intelectual(Art.270ysiguientesdelCódigoPenal). DiríjaseaCEDRO(CentroEspañoldeDerechosReprográficos)sinecesitareproduciralgún fragmentodeestaobra.PuedecontactarconCEDROatravésdelawebwww.conlicencia.comopor teléfonoenel917021970/932720447. ©delaimagendelaportada,©Shutterstock ©PatriciaGeller,2014 ©EditorialPlaneta,S.A.,2014 Av.Diagonal,662-664,08034Barcelona(España) www.edicioneszafiro.com www.planetadelibros.com Lospersonajes,eventosysucesospresentadosenestaobrasonficticios.Cualquiersemejanzacon personasvivasodesaparecidasespuracoincidencia. Primeraedición:diciembrede2014 ISBN:978-84-08-13548-7 Conversiónalibroelectrónico:VíctorIgual,S.L. www.victorigual.com
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