INTRODUCCIÓN Durante los semestres anteriores, a través de los cursos del Área Acercamiento a la Práctica Escolar, se ha buscado que los futuros profesores conozcan cada vez con mayor profundidad las características de la organización y del trabajo en el aula y en la escuela secundaria y, especialmente, que desarrollen las competencias necesarias para ejercer la docencia con grupos de adolescentes al enseñar la asignatura de la especialidad en la cual se forman. Para lograr este propósito los programas de cada una de las asignaturas de esta área han combinado actividades de estudio, observación y práctica; en dichas actividades se ha procurado que los alumnos normalistas, al mismo tiempo que estudian las características del trabajo docente y de la organización escolar, experimenten los múltiples e imprevisibles desafíos que, en condiciones reales, enfrenta todo profesor de secundaria en su trabajo cotidiano. Así, después de realizar actividades de exploración y conocimiento del trabajo docente durante los dos primeros semestres, a partir del tercero la práctica docente cobra especial importancia en el proceso formativo de los futuros profesores, pues se inician en el trabajo didáctico con actividades que preparan en la escuela normal. Con el mismo sentido —y en congruencia con los propósitos y las orientaciones establecidas en el Plan de Estudios 1999 para la Licenciatura en Educación Secundaria— durante el quinto y sexto semestres la práctica docente que realiza cada uno de los estudiantes adquiere mayor intensidad y profundidad: por una parte, aumentan el tiempo dedicado a esta actividad, el número de grupos por atender y los contenidos de enseñanza que deben ser abordados; por otra parte crece también la exigencia, pues se espera que los estudiantes manifiesten, durante el trabajo con los grupos de la escuela secundaria, los conocimientos adquiridos y las habilidades desarrolladas en los semestres precedentes. Al terminar este ciclo escolar (quinto y sexto semestres) los estudiantes normalistas enfrentarán el reto de atender a varios grupos —de distintos grados— de alumnos de la escuela secundaria durante periodos más prolongados y a lo largo de un año escolar; este hecho exige que tanto la preparación de las jornadas de observación y práctica como el análisis posterior se organicen de tal modo que permita a los estudiantes obtener orientaciones precisas para mejorar continuamente su desempeño en el grupo escolar. La asignatura Observación y Práctica Docente III contribuye a superar los retos que los estudiantes enfrentan en este tramo de su formación profesional. Es importante que a partir de ella se busque la relación con otras asignaturas que se cursan en el semestre, en particular con aquellas que tratan asuntos relacionados con la enseñanza de contenidos de la especialidad en la educación secundaria; además, en las jornadas de observación y práctica que se organizan en esta asignatura, los futuros profesores realizarán las actividades que demanda el curso Atención Educativa a los Adolescentes en Situaciones de Riesgo. En los siguientes apartados se presentan las orientaciones didácticas generales para el desarrollo del curso, se precisan sus propósitos y la organización de los contenidos; además, se describen los propósitos de cada bloque de actividades y se incluye un conjunto de sugerencias específicas. ORIENTACIONES DIDÁCTICAS GENERALES 1. Observación y Práctica Docente III es una asignatura de especialidad. Para que los estudiantes cuenten con el apoyo que requieren para preparar, realizar y analizar los resultados de su experiencia de trabajo con contenidos de la especialidad en la cual se forman, es indispensable que quien imparta este curso sea un profesor de la misma especialidad. 2. Durante este semestre los estudiantes realizarán dos jornadas de observación y práctica, organizando las actividades de la siguiente manera: a) En la primera jornada, con duración de una semana, observarán y practicarán en un grupo de tercer grado (las especialidades de Geografía y Biología en segundo grado), aplicando secuencias de actividades con contenidos de la especialidad, acordados previamente con el profesor de secundaria que los recibirá en su grupo. 1 b) En la segunda jornada, con duración de dos semanas continuas, los estudiantes observarán en tres grupos: el mismo de la jornada anterior, uno de primero y otro de segundo grado, permaneciendo en un grupo durante el turno completo. La práctica docente se realiza en tres grupos de distinto grado aplicando secuencias de clase con los temas acordados previamente con el profesor de secundaria. (En las especialidades de Geografía y Biología se observará y se practicará en dos grupos de primero y dos de segundo.) 3. La organización de las jornadas es responsabilidad del profesor titular de esta asignatura. Para lograr los propósitos previstos, es necesario que el profesor de Observación y Práctica Docente III organice el trabajo de tal manera que, con la colaboración de los profesores de otras asignaturas del semestre, se lleve a cabo la elección de las secundarias donde observarán y practicarán los estudiantes. Además, es necesario que establezca comunicación con las autoridades de la escuela secundaria para tomar los acuerdos necesarios con ellas y con los maestros que recibirán a los estudiantes normalistas en sus grupos. 4. El programa de la asignatura se organiza en función de las jornadas señaladas: el conjunto de actividades sugeridas en el curso está destinado a apoyar la preparación, el desarrollo y, posteriormente, el análisis de la experiencia obtenida en ellas. Por esta razón el programa no incluye una secuencia de temas de estudio con su correspondiente bibliografía, sino una secuencia de actividades previsibles y una propuesta de lecturas que podrían resultar útiles al preparar o analizar la experiencia obtenida en cada jornada; en consecuencia, tanto la propuesta de actividades como el orden en que se estudien los textos sugeridos en la bibliografía son susceptibles de modificación, en el caso de que el profesor y el grupo lo consideren necesario. 5. Los textos incluidos en la bibliografía básica de este programa tienen la intención de aportar a los estudiantes normalistas los elementos necesarios para propiciar en ellos la reflexión. En virtud de que la formación para la docencia reflexiva es propósito fundamental del Área Acercamiento a la Práctica Escolar en todas las especialidades de la Licenciatura, en este curso se pone especial énfasis en la importancia de la reflexión sobre la práctica, tanto para la toma de decisiones como para el mejoramiento permanente del desempeño profesional, cualquiera que sea la especialidad del futuro profesor. 6. El análisis de la experiencia es una actividad central que se promueve en este curso. Para que este análisis tenga sentido formativo y no se reduzca sólo a la narración anecdótica, es indispensable tomar como referentes los aspectos centrales sobre los que hay que reflexionar y discutir en relación con la especialidad. Entre las cuestiones más importantes que deben analizarse en cada especialidad se encuentran las siguientes: a) El dominio de contenidos. En este aspecto, más que examinar al estudiante normalista acerca de los conocimientos específicos que posee sobre los temas de enseñanza, conviene analizar cómo se manifestó esta competencia durante la clase; es decir, si el estudiante normalista comprende el contenido y es capaz de explicarlo, ejemplificar, y plantear actividades de demostración y problemas para fomentar la reflexión en los adolescentes. b) Estrategias de enseñanza. En este aspecto es necesario revisar si las actividades realizadas por el normalista promueven la participación de los alumnos del grupo de secundaria, si permiten lograr los propósitos previstos, si son adecuadas a los intereses de los adolescentes y congruentes con la naturaleza de la asignatura que se enseña. 7. La preparación y el análisis de las jornadas de observación y práctica tienen como finalidad principal contribuir al perfeccionamiento del desempeño de cada uno de los estudiantes normalistas al trabajar con grupos de educación secundaria; esto es, que obtengan elementos para superar los problemas específicos que enfrentan cuando tratan de que los adolescentes adquieran o “consoliden” algunos conocimientos (es decir, que comprendan y sean capaces de explicar conceptos, hechos o procesos), o avancen en el desarrollo de ciertas habilidades o actitudes. Los problemas o retos que cada estudiante enfrenta al trabajar con las alumnas y los alumnos de un grupo son —como los de todo profesor de educación secundaria— necesariamente diversos y dependen de varios factores: a) las características del grupo, b) el dominio de los contenidos a tratar y de las estrategias de trabajo, c) las habilidades para comunicarse con los adolescentes. Por estas razones, el programa de la asignatura tiene un 2 carácter abierto. Esta característica implica que, si bien pueden organizarse actividades que sean provechosas para todo el grupo, es necesario diseñar actividades específicas según el avance y las dificultades que enfrenta cada estudiante normalista; es decir, implica atender a las necesidades generales y, especialmente, a las necesidades individuales. La detección de estas necesidades es tarea conjunta del profesor y de cada uno de los estudiantes. Un momento especialmente importante para evaluar la evolución de las competencias didácticas es el inicio del curso; con base en las conclusiones que los estudiantes y el maestro obtengan al realizar las actividades iniciales, definirán con mayor precisión las adaptaciones que requiere el programa. 8. Las actividades que los estudiantes realizan en Observación y Práctica Docente III se pueden articular con los temas de otras asignaturas que se cursan en el mismo semestre en la especialidad. Durante las jornadas de observación y práctica los normalistas se enteran y se enfrentan a múltiples situaciones y desafíos, tanto los que refieren a la enseñanza de contenidos específicos, como los que refieren a la organización del trabajo, la comunicación y el mantenimiento del orden durante la clase; por esta razón, el aprovechamiento de las experiencias obtenidas es una tarea que debe ser impulsada en todas las asignaturas, especialmente las relacionadas con estrategias y recursos para la enseñanza y con Atención Educativa a los Adolescentes en Situaciones de Riesgo. Aunque los procesos que ocurren en el aula no se presentan en forma separada, para aprovechar al máximo la experiencia obtenida por los estudiantes es conveniente que las cuestiones relativas a la enseñanza de contenidos específicos (dominio del tema, diseño de actividades congruentes con el enfoque, uso del libro de texto y de otro tipo de materiales) se analicen con detalle en cada una de las asignaturas que se imparten en este semestre y que corresponden al campo de formación específica. 9. La elaboración de los planes de clase es una responsabilidad compartida entre el profesor de Observación y Práctica Docente III y los profesores de las otras asignaturas de especialidad. Cuando los temas de estudio de las demás asignaturas del semestre tengan relación con el trabajo didáctico, es conveniente que en ellas se oriente a los estudiantes para la elaboración de los planes de clase. En el curso de Observación y Práctica Docente III se elabora el plan de trabajo para articular el conjunto de actividades de la jornada y se analizan aquellos aspectos generales relativos al desempeño de los alumnos, la organización del grupo, las reacciones de los adolescentes, etcétera, de acuerdo con lo que se sugiere en cada bloque de actividades del programa. 10. Tomando en cuenta los retos y propósitos de este semestre, las actividades de observación se realizan al mismo tiempo que se efectúa el trabajo con el grupo escolar de la escuela secundaria, y se concentran principalmente en las clases desarrolladas por los propios estudiantes normalistas, en el conjunto de actividades que llevan a cabo los adolescentes y en sus actitudes y reacciones ante las actividades que se les proponen. De este modo, los estudiantes analizan el trabajo de los adolescentes y sus maestros, así como su propio desempeño al tratar contenidos de enseñanza. CRITERIOS PARA LA EVALUACIÓN DEL CURSO Para evaluar el aprendizaje de los estudiantes se deberá tomar en cuenta, de manera permanente, el trabajo que realizan durante el semestre. Es importante que desde el principio del curso los estudiantes tengan claros los criterios y los productos que se van a considerar en la evaluación. Tomando en cuenta los rasgos del perfil de egreso señalados en el plan de estudios, así como los propósitos y las actividades propuestas en los bloques del programa, se sugieren algunos aspectos a evaluar que serán ampliados por el maestro responsable de la asignatura y por los estudiantes: • • • Capacidad para planear actividades de enseñanza, acordes con los propósitos de la educación secundaria y con los enfoques para la enseñanza propuestos en el plan y programas de estudio. Habilidad para poner en marcha actividades de enseñanza que sean congruentes con los propósitos formativos y con las características del grupo escolar. Competencia para reconocer y atender las situaciones imprevistas y de conflicto en el aula, así como para hacer uso óptimo del tiempo y de los espacios. 3 1. Capacidad para analizar las experiencias adquiridas en la escuela secundaria y para obtener de • ellas aprendizajes que les permitan proponerse nuevos retos. Habilidad para interpretar y relacionar los textos estudiados con las situaciones que experimentan en la escuela secundaria, así como para expresar su opinión en las sesiones de clase y en los grupos de trabajo. Un recurso importante para valorar los avances logrados en este semestre es el expediente que iniciaron en Escuela y Contexto Social y continuaron en las siguientes asignaturas del Área Acercamiento a la Práctica Escolar; el expediente es una herramienta útil tanto para los estudiantes como para los maestros. La actividad de análisis “El desarrollo de la competencia didáctica” permite a los estudiantes valorar sus progresos al identificar aquellos rasgos del perfil de egreso que han consolidado, los que lograron en este semestre y las dificultades que aún enfrentan. Es importante propiciar que los maestros de las asignaturas de la especialidad de la escuela secundaria participen en la evaluación del desempeño del estudiante. Las recomendaciones que hacen y las opiniones que vierten acerca de sus logros y desaciertos aportan elementos para valorar la práctica. ORGANIZACIÓN DE LOS CONTENIDOS Atendiendo a las razones expuestas en los puntos anteriores el programa se organiza en bloques de actividades destinadas a apoyar los distintos momentos de observación y de práctica: la preparación, el desarrollo y el análisis de la experiencia. En cada bloque se incluyen sugerencias de actividades y sugerencias bibliográficas; sin embargo, es necesario tomar en cuenta que ambos elementos deben enriquecerse, tratando en todo momento de satisfacer los requerimientos derivados de la práctica docente: dudas de los estudiantes, dificultades observadas por los profesores durante el trabajo con el grupo, etcétera. El programa consta de cuatro bloques de actividades. El primer bloque se dedica a la sistematización del aprendizaje adquirido hasta el momento por los alumnos, con el propósito de que identifiquen sus logros y, sobre todo, los retos en su formación profesional. En el segundo bloque se sugieren actividades previas a las jornadas de observación y práctica, y se presta atención especial a la preparación de las secuencias de clases para los grados escolares y el número de grupos que se atenderán en cada jornada. El tercer bloque señala las actividades que se van a realizar en las jornadas de observación y práctica. El cuarto bloque incluye actividades para analizar detalladamente las experiencias y los avances, así como los retos que los estudiantes deben superar en el trabajo con grupos escolares. Tanto las actividades de preparación como las de análisis varían en función de la jornada (primera o segunda), con el propósito de que en la segunda se aproveche la experiencia obtenida en la primera. En este sentido, el programa plantea que algunas actividades se realicen en ambas jornadas; sin embargo, al trabajarlas en la escuela normal adquieren una perspectiva distinta, porque se planean y analizan situaciones diferentes en cada jornada. PROPÓSITOS GENERALES Al concluir las actividades propuestas en el curso se espera que los estudiantes normalistas: 1. Continúen desarrollando las habilidades para planificar y poner en marcha actividades didácticas congruentes con los propósitos de la educación secundaria, con el enfoque para la enseñanza de las asignaturas de la especialidad y con las características y condiciones de los grupos escolares. 4 2. Desarrollen la capacidad para aprender de las experiencias obtenidas y para proponerse nuevos retos, mediante el análisis de las actividades realizadas en la escuela secundaria. 3. Fortalezcan sus habilidades de observación y reflexión para establecer relaciones entre las actividades didácticas y los aprendizajes de los adolescentes, así como para mantener un ambiente de trabajo en el salón de clase. 4. Valoren la práctica en la escuela secundaria como la experiencia formativa que les permite desarrollar la competencia didáctica en situaciones reales de trabajo con los adolescentes y conformar su estilo propio de docencia. BLOQUE I SISTEMATIZACIÓN Y EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE. LOGROS Y RETOS PROPÓSITO: Este bloque tiene el propósito de que los estudiantes reflexionen acerca de sus avances en el desarrollo o adquisición de habilidades, conocimientos y actitudes para tratar contenidos escolares con grupos de adolescentes; asimismo, les ofrece elementos para definir, junto con el profesor de Observación y Práctica Docente III, las actividades que conviene desarrollar durante el curso, que respondan a las necesidades de los estudiantes del grupo o de alguno(s) de ellos en particular. Se espera que los futuros profesores aprovechen los aprendizajes adquiridos en los cuatro semestres que han cursado como parte de su formación profesional y formulen retos y acciones que les permitan atender las dificultades que enfrentan. ACTIVIDADES SUGERIDAS Una mirada retrospectiva: mi formación docente 1. Sistematizar los conocimientos y experiencias adquiridos en la formación docente mediante un ensayo en el que expresen sus ideas y experiencias sobre los siguientes puntos: Las tareas y habilidades del profesor al trabajar con grupos de adolescentes. Los retos que implica el trabajo docente en la escuela secundaria. La influencia de la organización de la escuela en el trabajo con los grupos. • • Para realizar este escrito se sugiere revisar el expediente que han conformado desde el primer semestre y los programas de Escuela y Contexto Social, Observación del Proceso Escolar, Observación y Práctica Docente I y II, así como los programas de las demás asignaturas de especialidad de la licenciatura que les hayan aportado aprendizajes en relación con estos temas. 2. Con base en las ideas expuestas en el ensayo, discutir en plenaria sobre las preguntas: ¿qué aprendimos durante esos cursos?, ¿cómo han influido en nuestro trabajo con los adolescentes? y ¿qué cambios han provocado en nuestra formación docente? ¿Qué hemos aprendido al tratar contenidos de enseñanza con los grupos de adolescentes? 1. A partir del ensayo elaborado en la actividad anterior, analizar los problemas que han enfrentado al tratar contenidos de enseñanza con los adolescentes, en particular para: planear las actividades, organizar al grupo, establecer un ambiente de trabajo, comunicarse con los alumnos, dominar y manejar los contenidos y propósitos de la asignatura de la especialidad y del enfoque para su enseñanza, desarrollar actividades didácticas, seleccionar y usar recursos y materiales educativos, evaluar los aprendizajes, conocer a los adolescentes de los grupos en que se ha trabajado, atender imprevistos y conflictos, así como usar el tiempo. 5 2. Mediante un esquema como el que se presenta a continuación, organizar los problemas detectados a fin de diferenciar las causas que los provocaron y cómo repercutieron en el aula, e identificar los retos que plantea a los estudiantes darles atención adecuada. Problemas s Causas s Repercusiones s Retos s Logros y retos en mi formación docente 1. Leer los textos “El tacto pedagógico” y “El tacto y la enseñanza”, de Van Manen, y discutir por qué razones las habilidades docentes sólo se desarrollan en el trabajo directo con los alumnos en la escuela y, asimismo, permiten al maestro actuar con sensibilidad y de forma adecuada en diversas situaciones del trabajo con los grupos escolares. 2. Con los referentes anteriores, discutir sobre las cuestiones siguientes: ¿qué apreciación tengo acerca de mi formación como futuro docente de educación secundaria?, ¿por qué considero que he avanzado o no?, ¿qué me falta por hacer? BIBLIOGRAFÍA BÁSICA • • • Expediente de cada estudiante 1º a 4º semestres. Área de Acercamiento a la Práctica Escolar de la Licenciatura en Educación Secundaria. Programas de estudio del 1º al 4º semestres de la Licenciatura en Educación Secundaria. Van Manen, Max (1998), “El tacto pedagógico” y “El tacto y la enseñanza”, en El tacto en la enseñanza. El significado de la sensibilidad pedagógica, Barcelona, Paidós (Paidós Educador), pp. 159-214. BLOQUE II PREPARACIÓN DE LAS JORNADAS DE OBSERVACIÓN Y PRÁCTICA PROPÓSITO: En este bloque los estudiantes analizan aspectos fundamentales que es necesario tomar en cuenta en la planeación del trabajo que realizarán en la escuela secundaria, cuidando que las actividades de estudio respondan a las necesidades del trabajo con los adolescentes, a los propósitos de las asignaturas de la especialidad y al enfoque para su enseñanza. Las actividades de este bloque, relativas a la planeación de las actividades didácticas, requieren de una estrecha comunicación con los profesores titulares de los demás cursos de la especialidad y con los profesores responsables de los grupos en que los estudiantes realizan las actividades de observación y práctica. ACTIVIDADES SUGERIDAS Un gran reto: mantener un ambiente de trabajo en la clase 1. En equipo, discutir en torno de las siguientes cuestiones: • ¿Cómo lograr y mantener el interés de los alumnos en la clase? • ¿Qué tipo de actividades plantear para lograr la participación de los alumnos? • ¿Qué formas de organización del grupo son efectivas para establecer una atmósfera de trabajo y aprendizaje en el aula? • ¿Cómo valorar los resultados de la clase? Ampliar sus respuestas con los planteamientos de Jere Brophy en el texto “La enseñanza”. 6 2. De forma individual, a partir de la información de su diario de trabajo del semestre anterior, seleccionar experiencias concretas que muestren sus avances y dificultades para lograr y mantener un ambiente adecuado al realizar las actividades didácticas. Pueden organizar la información en un cuadro como el siguiente: Actividad didáctica Actitudes alumnos s s de Estrategia que se los utilizó para lograr y Resultados mantener el interés obtenidos de los alumnos s s 3. En equipo, compartir la información del cuadro anterior e identificar las estrategias que han dado buenos resultados; además, comentar cuáles han sido las actitudes asumidas por los estudiantes que han permitido lograr y mantener un ambiente de trabajo en la clase. 4. Elaborar un ensayo en el que analicen cuestiones como: a) la necesidad de establecer un ambiente de trabajo para conseguir buenos resultados en el aprendizaje, b) las estrategias para prevenir un comportamiento inadecuado de los adolescentes, c) la participación de los alumnos en el establecimiento de normas y, d) la relación entre las actividades de enseñanza y el interés de los alumnos por la clase. La elaboración del diario de trabajo 1. En equipo, seleccionar el diario de trabajo de algún estudiante con las actividades de la última jornada de observación y práctica. Leer las actividades de un día y argumentar de qué manera esos relatos permiten o no al autor recordar, reflexionar y valorar su desempeño con el grupo escolar. 2. Leer los textos “Cómo empezar el diario: de lo general a lo concreto”, de Porlán y Martín — revisado en Observación del Proceso Escolar— y “Los instrumentos de recogida de datos”, de Santos Guerra, y en equipo discutir sobre los aspectos que es necesario tomar en cuenta al relatar, en el diario de trabajo, los sucesos de la jornada de observación y práctica. 3. Con base en los comentarios y los elementos producto de la lectura señalar de qué manera se puede enriquecer el diario de trabajo que leyeron. Presentar al grupo las producciones obtenidas en cada equipo. Organización de las actividades de observación y práctica de la primera jornada 1. Con base en la experiencia que se tuvo el semestre anterior en la visita para preparar la jornada de observación y práctica, comentar sobre los siguientes puntos: • Acuerdos establecidos con el maestro de la secundaria responsable de la(s) asignatura(s) de la especialidad. • Aspectos tratados con los demás maestros del grupo. • Aspectos en los que se fijaron sobre las características y condiciones del grupo. Explicar la forma en que aprovecharon esta información para la preparación y desarrollo de su trabajo en la escuela secundaria. Con base en los elementos anteriores, discutir acerca de los aspectos que es necesario tratar con el maestro de la asignatura de la especialidad y con los demás maestros, así como los aspectos en que pondrán atención durante la próxima visita a la escuela secundaria: el horario del grupo, las características y condiciones del salón de clase y de otros espacios donde trabajan los alumnos, las formas en que se organiza a los alumnos para el trabajo con la asignatura de la 7 especialidad, los materiales y recursos educativos disponibles en el aula y en la escuela, entre otros. 2. Realizar una visita breve a un grupo de tercer grado de la escuela secundaria —un grupo de segundo grado para el caso de las especialidades de Geografía y Biología— para establecer acuerdos con los maestros sobre las actividades de observación y de práctica que van a desarrollar durante la primera jornada y el tiempo que requieren para aplicar actividades didácticas. 3. Elaborar, en equipo, los siguientes instrumentos que aplicarán en la primera jornada de observación y práctica. • Una guía de observación que incluya los aspectos que permitan tener un mayor conocimiento de los adolescentes y del trabajo de los maestros que atienden asignaturas distintas a la de la especialidad. Para diseñarla conviene revisar las guías de los semestres anteriores e identificar los aspectos que han orientado sus observaciones y que pueden enriquecer en este semestre. • Una relación de temas que orienten tanto la charla con algunos adolescentes, para conocerlos con mayor profundidad, como el diálogo con los maestros, para ampliar la información acerca de sus alumnos. 4. Elaborar de manera individual el plan de trabajo para una semana de labores; establecer en él la distribución del tiempo y seleccionar los espacios destinados para las actividades de observación y las actividades de práctica. En equipo, analizar los planes de trabajo que elaboraron, argumentando los criterios que emplearon en su diseño. 5. De acuerdo con su experiencia al diseñar planes de clase en los semestres anteriores, discutir en equipo acerca de las previsiones que deben tomar en cuenta para elaborar el plan, o los planes, de clase que aplicarán en la primera jornada y de las acciones que es necesario desarrollar con el fin de atender dichas previsiones. Los puntos siguientes pueden apoyar esta discusión: • El propósito de la clase o de la secuencia de clases. ¿Tengo claridad acerca del propósito de la actividad? ¿Qué conocimientos, habilidades o actitudes pretendo que adquieran o desarrollen los alumnos? • El dominio y manejo del contenido de enseñanza. ¿El conocimiento que tengo del contenido propicia que lo pueda “modelar” con los alumnos de distintas maneras —explicación, ejemplificación, demostración, etcétera? ¿Podré atender a las preguntas de los estudiantes en relación con el contenido? • El desarrollo de las actividades. ¿De qué manera iniciaré la clase? ¿Qué instrucciones de trabajo formularé? ¿Qué preguntas haré a los alumnos para propiciar la reflexión? ¿Qué secuencia tendrán las actividades? • Las formas de organización del grupo. ¿Qué actividades realizarán los alumnos de forma individual? ¿Cuáles en equipo? ¿Qué criterios tomaré en cuenta para formar los equipos? • Los recursos y materiales didácticos. ¿Qué recursos o materiales conviene utilizar? ¿Cómo apoyarán el desarrollo de la actividad y la participación de los alumnos? ¿De qué manera van a interactuar los alumnos con ellos? ¿En qué momentos los utilizaré? • La distribución del tiempo y de los espacios. ¿Cuánto tiempo destinaré a la actividad? ¿Estoy tomando en cuenta las características de los alumnos para prever el tiempo? ¿En qué espacios se desarrollarán las actividades? Con estos elementos y con los productos de las actividades anteriores diseñar el plan, o los planes de clase que van a aplicar durante la jornada. 6. Revisar y corregir en conjunto sus planes de clase. A partir de la valoración sobre la congruencia entre las actividades didácticas y los propósitos de la educación secundaria, definir las modificaciones que es necesario hacer. Los puntos siguientes son un referente importante para la revisión; se espera que los estudiantes, junto con sus maestros, amplíen los criterios de valoración que les posibiliten la autocorrección 8 [El plan de clase] • Ayuda a clarificar el sentido de lo que enseñamos y de los aprendizajes que pretendemos potenciar. • Permite tomar en consideración las capacidades y los conocimientos previos del alumnado y adaptarse a ellos. • Aclara las actividades de enseñanza que quieren realizarse. • Permite detectar las posibles dificultades de cada [alumno] y orienta la ayuda que deberá proporcionarse. • Prepara y prevé los recursos necesarios. • Conduce a la organización del tiempo y del espacio. • Ayuda a concretar las observaciones que deben realizarse para la evaluación y prever los momentos más adecuados para llevarla a cabo. Tomado de Eulália Bassedas, Teresa Huguet e Isabel Solé (1998), Aprender y enseñar en educación Infantil, Barcelona, Graó, p. 123. 7. Leer el cuadernillo “Las actividades de observación y práctica docente en las escuelas secundarias” y comentar el contenido de este documento con el fin de conocer la información que tienen los maestros de educación secundaria en relación con las actividades de observación y práctica que realizan los estudiantes que cursan la Licenciatura en Educación Secundaria, Plan 1999. Organización de la segunda jornada de observación y práctica4 1. Visitar nuevamente el grupo en que practicaron en la primera jornada y dos más, uno de primer grado y otro de segundo —en el caso de las especialidades de Geografía y Biología, a dos grupos de primer grado y dos de segundo. Comentar con los maestros las actividades de observación y práctica que pretenden desarrollar durante dos semanas consecutivas e intercambiar puntos de vista sobre las formas de trabajo que podrán en marcha. 2. Comentar en equipo los puntos que se presentan a continuación, con la intención de aprovechar la experiencia de la jornada anterior al planear las actividades que desarrollarán en la segunda jornada: • A partir de los planes de la primera jornada analizar qué componentes del plan es necesario modificar porque obstaculizaron el trabajo o resultaron inútiles. • Leer los escritos producto del análisis de la primera jornada sobre “Los adolescentes del grupo”, “Mis experiencias al tratar contenidos de enseñanza” y “¿Qué aprendí en esta jornada y qué hacer para la próxima?”, y tomar nota de los aspectos que conviene considerar al diseñar las actividades didácticas. 3. Diseñar y evaluar el plan de trabajo y los planes de clase. Para ello pueden apoyarse en las actividades de este bloque relativas a la “Organización de las actividades de observación y práctica de la primera jornada”. BIBLIOGRAFÍA BÁSICA • • • • • • Brophy, Jere (2000), La enseñanza, México, SEP (Biblioteca para la actualización del maestro. Serie: Cuadernos). Santos Guerra, Miguel Ángel (1995), “Los instrumentos de recogida de datos”, en La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora, Málaga, Aljibe (Biblioteca de educación), pp. 175180 y 184-186. Porlán, Rafael y José Martín (2000), “Cómo empezar el diario: de lo general a lo concreto”, en El diario del profesor. Un recurso para la investigación en el aula, Sevilla, Díada (Investigación y enseñanza. Serie: Práctica, núm. 6), pp. 25-41. SEP (1994), Plan y programas de estudio 1993. Educación Básica. Secundaria. México. Libros de texto para educación secundaria (de las asignaturas de la especialidad). Libros para el maestro de educación secundaria de las asignaturas de la especialidad. SEP (2001), Las actividades de observación y práctica docente en las escuelas secundarias, México. 9 BLOQUE III DESARROLLO DE LAS JORNADAS DE OBSERVACIÓN Y PRÁCTICA PROPÓSITO: Las actividades de este bloque se llevan a cabo en los planteles de educación secundaria en dos jornadas de observación y práctica. En ambas jornadas las actividades fundamentales son: • Poner en marcha las actividades de enseñanza. • Observar el trabajo de los adolescentes y de los profesores de las asignaturas distintas a las de la especialidad. • Observar las actitudes y reacciones de los adolescentes durante las actividades didácticas que proponga el estudiante. • Revisar los planes para hacer los ajustes que se consideren necesarios, de acuerdo con el conocimiento que se va teniendo de los alumnos del grupo y con el desarrollo de las actividades. • Tomar notas breves acerca del desarrollo de las actividades. • Compartir puntos de vista con los maestros de la escuela secundaria para intercambiar apreciaciones acerca de su desempeño docente y de las características de los alumnos. • Anotar en el plan de clase los logros y dificultades en el trabajo con los alumnos. • Recolectar evidencias de las producciones de los alumnos en las actividades. Con esta información a la vista, al finalizar las actividades del día, relatar de manera detallada en el diario de trabajo los aspectos más relevantes sobre las actitudes de los alumnos, sus logros y dificultades, así como las propias en el dominio de la competencia didáctica. BLOQUE IV ANÁLISIS DE LAS EXPERIENCIAS OBTENIDAS EN LAS JORNADAS DE OBSERVACIÓN Y PRÁCTICA PROPÓSITO: En este bloque los estudiantes analizan las experiencias que tuvieron al observar y practicar en los grupos de educación secundaria, reconocen los factores que intervienen en el trabajo docente y adquieren herramientas para adaptar ese conocimiento sobre el aula y los procesos de enseñanza a la realidad concreta del trabajo con los adolescentes. Actividades sugeridas Mi trabajo con los grupos escolares 1. Comentar, en grupo, las impresiones más relevantes que se obtuvieron durante la jornada, acerca de los alumnos del grupo, su propio desempeño docente y el diálogo con los maestros. Con base en la información del diario de trabajo, de forma individual elaborar esquemas que describan las tareas desarrolladas con el grupo escolar. Confrontar la información de los esquemas con el plan de trabajo y con el plan de clase, a fin de tener una visión de conjunto sobre su desempeño. Pueden apoyarse en preguntas como las siguientes: • ¿Qué actividades despertaron el interés de los alumnos? ¿Cómo se dieron cuenta de ello? • ¿Cómo organizaron el tiempo para llevar a cabo las tareas previstas? ¿Fue suficiente? ¿Se aprovechó de manera efectiva? Argumentar sus respuestas. • ¿Qué dificultades enfrentaron? ¿Qué habilidades docentes será necesario desarrollar para atenderlas? 10 2. Comentar al grupo los resultados de este balance general de la jornada y tomar nota de las preocupaciones, alcances y dificultades que se identifican a partir de esta revisión panorámica. ¿Por qué es necesaria una docencia reflexiva? 1. Leer el texto de John Dewey, “¿Qué es pensar?”, y de manera individual contestar por escrito la pregunta: ¿qué es el pensamiento reflexivo? Intercambiar sus puntos de vista con el grupo. 2. Leer el texto de Zeichner y Liston, “Raíces históricas de la enseñanza reflexiva” y realizar las actividades siguientes: • Explicar a qué se refiere el concepto de reflexión en la labor docente y qué desafíos enfrentan los maestros para incorporar la reflexión en su práctica educativa. • Elaborar un cuadro en el que se muestren los momentos en que puede darse la reflexión y las características de cada momento. • En equipo, responder a las siguientes preguntas: a. ¿Por qué se considera que la mente abierta, la responsabilidad y la honestidad son actitudes necesarias para la reflexión? b. ¿De qué manera se han manifestado o no en usted estas actitudes al analizar sus experiencias obtenidas en la escuela secundaria?, ¿cómo han repercutido en sus aprendizajes c. De acuerdo con Dewey, ¿por qué es importante lograr un equilibrio entre el pensamiento y la acción? 3. Con base en sus conclusiones anteriores analizar y discutir en grupo los siguientes puntos: • ¿Por qué se considera a la reflexión como una competencia que debe desarrollar el profesor? • ¿Qué aporta la reflexión sobre la práctica a la formación de los futuros docentes? • ¿Cómo contribuye la reflexión a la toma de decisiones para la siguiente práctica? Los adolescentes del grupo 1. En plenaria, comentar las situaciones que más llamaron su atención durante las actividades de observación en relación con las características de los adolescentes del grupo o grupos en que practicaron. Analizar en equipo el conocimiento que lograron de los alumnos, teniendo como referente la información del diario de trabajo y del diálogo con los maestros de la escuela secundaria, así como las ideas de los autores que han revisado en los cursos Desarrollo de los Adolescentes I, II, III y IV. Para este análisis se proponen los aspectos siguientes: • Las formas de relación que establecen los adolescentes entre sí y con sus maestros. • Las actitudes de los alumnos durante la clase. • Las explicaciones que los alumnos dan y las preguntas que plantean. • Las reacciones de los alumnos ante el trabajo y las tareas encomendadas. Registrar de forma individual los resultados del análisis. 2. Elaborar un escrito con el tema “Los alumnos del grupo: sus ideas, actitudes y relaciones”, para dar cuenta de las características y necesidades de los adolescentes, qué les gusta o disgusta, sus comportamientos y actitudes en las clases, sus intereses, sus ritmos de aprendizaje, las relaciones que establecen con los maestros y entre ellos. Mis experiencias al tratar contenidos de enseñanza 1. A partir de la información del diario de trabajo, los planes y las producciones de los alumnos, reconstruir de forma individual una de las actividades didácticas que propusieron a los alumnos durante la jornada. 2. En equipo, teniendo como referentes los propósitos que se plantearon en cada actividad y el enfoque para la enseñanza de la asignatura, reflexionar sobre las cuestiones que se proponen a continuación y sobre otras que tanto el maestro titular del curso como los estudiantes formulen 11 durante el desarrollo de la actividad y que atiendan a cuestiones específicas del trabajo con las asignaturas de la especialidad: • • • ¿La forma en que inicié la clase fue acorde con el enfoque para la enseñanza de la asignatura? ¿Cómo iniciar las clases para que sean congruentes con los enfoques de enseñanza? • ¿La organización del grupo propició que los alumnos confrontaran sus ideas? ¿Qué ventajas tiene esto para su aprendizaje? ¿Pude atender a todos los alumnos a partir de la forma en que los organicé para el trabajo? ¿De qué manera conviene organizar al grupo para propiciar el aprendizaje de los alumnos y atender las dificultades que manifiestan? ¿Cómo inicié la clase? ¿De qué manera organicé al grupo para las diferentes tareas? ¿Qué hicieron los adolescentes y qué hice en las distintas tareas? • • • ¿Cuáles fueron las tareas que realicé • para tratar el contenido? • • • • • ¿Cuáles fueron los recursos y materiales que utilicé? • ¿Cómo utilicé el libro de texto? ¿De qué forma se reflejó el dominio que tengo del campo disciplinario en el tratamiento de los contenidos? ¿Qué estrategias utilicé para mantener en el aula un ambiente de trabajo? • ¿Qué tareas domiciliarias encargué? • ¿Cómo evalué a los alumnos? ¿De qué manera se vinculan las tareas realizadas? ¿Se trata el contenido con estas tareas? ¿Qué es lo que aprenden los alumnos con ellas? ¿Cómo contribuyeron los recursos y materiales utilizados para el logro de los propósitos? ¿En qué casos se dificultaron las actividades y el logro de los propósitos? ¿Qué habrá que tomar en cuenta en un futuro para la selección de recursos y materiales que contribuyan al aprendizaje de los alumnos? • ¿De qué manera el dominio del contenido permitió atender a las preguntas de los alumnos? ¿Qué hice cuando no fue así? A partir de esta experiencia ¿qué retos me planteo para preparar la clase? • ¿Qué estrategias resultaron más eficaces? ¿En qué ocasiones el movimiento frecuente y el diálogo entre los alumnos contribuyeron de mejor manera al logro de sus aprendizajes? ¿En qué ocasiones el trabajo individual fue más adecuado? ¿Qué dificultades tuve para mantener interesados a los alumnos en la actividad? ¿Cómo contribuyeron las actividades y los recursos utilizados para mantener un ambiente de orden y trabajo en el aula? • • ¿Qué dificultades enfrentaron los alumnos para su realización? ¿Cómo contribuyeron al logro del propósito de la actividad? • ¿La evaluación permitió aprendizajes de los alumnos? ver los 3. Analizar en el grupo la experiencia de tres estudiantes, anotar sus reflexiones y discutir alternativas posibles para mejorar las prácticas que identificaron como inadecuadas; señalar 12 cómo pueden aprovechar aquellas que son congruentes con los propósitos formativos de la educación secundaria y con el enfoque para la enseñanza de las asignaturas de la especialidad. Qué aprendí en esta jornada y qué hacer para la próxima5? 1. Con base en las reflexiones obtenidas en las actividades anteriores, de manera individual, establecer semejanzas y diferencias entre las explicaciones iniciales que formuló en la actividad “Mi trabajo con los grupos escolares” y las que obtuvo después de realizar el análisis de la experiencia, así como los desafíos que se plantean. Para facilitar esta confrontación se pueden apoyar en el esquema que se presenta enseguida. 2. Mi trabajo con los grupos escolares s Situación inicial Conocimiento de alumnos del grupo. los Comunicación alumnos. los Situación actual Retos s s s s s s s s s s s s Dominio y manejo de los propósitos de la educación secundaria y s de los contenidos de enseñanza. s s Atención a la diversidad del grupo y a las s situaciones imprevistas o de conflicto en el aula. s s Establecimiento de un clima de respeto, orden s y trabajo. s s Planeación actividades. Uso de didácticas. con de las estrategias 2. Elaborar un escrito en el que dé respuesta a las cuestiones: ¿qué fortalecer?, ¿qué corregir? y ¿qué nuevas cosas intentar?, con el fin de ir asumiendo un compromiso profesional acorde con los principios fundamentales de la educación secundaria. ANÁLISIS DE LAS EXPERIENCIAS OBTENIDAS EN LA SEGUNDA JORNADA DE OBSERVACIÓN Y DE PRÁCTICA Mi experiencia de trabajo con grupos escolares durante dos semanas Para analizar la segunda jornada de observación y práctica, realizar nuevamente las actividades de este bloque: “Mi trabajo con los grupos escolares”, “Los adolescentes del grupo”, “Mis experiencias al tratar contenidos de enseñanza” y “¿Qué aprendí en esta jornada y qué hacer para la próxima?”. Confrontar los resultados con los obtenidos en la primera jornada y reflexionar acerca de los retos que implica el trabajo con los adolescentes durante dos semanas contínuas de trabajo. 13 El desarrollo de la competencia didáctica 1. Con base en las reflexiones y los escritos realizados durante el semestre, identificar logros y dificultades en relación con los rasgos del perfil de egreso señalados en el Plan de Estudios de la Licenciatura en Educación Secundaria, referentes a: 2. La habilidad para reconocer la diversidad del grupo y para atender esas diferencias. • La competencia para planear y poner en práctica actividades congruentes con las necesidades e intereses de los adolescentes del grupo y con los propósitos de la educación secundaria. • La habilidad para establecer un clima de trabajo en donde se promuevan actitudes de respeto, autoestima y colaboración entre los alumnos. • La capacidad de percepción y respuesta a las situaciones imprevistas o de conflicto en el aula, a las actitudes de los adolescentes en los diferentes momentos del trabajo diario y, en particular, a sus preguntas e inquietudes. • La capacidad para valorar los logros o dificultades de los alumnos y de retroalimentar su práctica a partir de esos resultados. 3. Leer el texto de Darling-Hammond, “Qué es lo que realmente importa en la enseñanza” y discutir sobre la siguiente pregunta: ¿qué caracteriza la eficacia de los profesores? 4. A partir de las conclusiones de las actividades anteriores, elaborar un escrito en el que resalten los aspectos de la competencia didáctica que van definiendo su propio estilo de docencia y los propósitos que se plantean alcanzar en las prácticas docentes que llevarán a cabo en el próximo semestre. BIBLIOGRAFÍA BÁSICA • • • • • • 14 Dewey, John (1998), “¿Qué es pensar?”, en Cómo pensamos. Nueva exposición de la relación entre pensamiento reflexivo y proceso educativo, Barcelona, Paidós (Cognición y desarrollo humano), pp. 21-31. Zeichner, Kenneth M. y Daniel P. Liston (1996) [“Raíces históricas de la enseñanza reflexiva”], “Historical roots of reflective teaching”, en Reflective teaching. An Introduction, New Jersey, Lawrence Erlbaum Associates, pp. 8-18. SEP (1994), Plan y programas de estudio 1993. Educación Básica. Secundaria. México. Libros de texto para educación secundaria. Libros para el maestro de educación secundaria. Darling-Hammond, Linda (2001), “Qué es lo que realmente importa en la enseñanza”, en El derecho a aprender. Crear buenas escuelas para todos, Fernando Marhuenda Fluixá y Antonio Portela Pruaño (trads.), Barcelona, Ariel (Educación), pp. 115-133. MATERIAL DE APOYO 15 16 EL TACTO EN LA ENSEÑANZA. EL SIGNIFICADO DE LA SENSIBILIDAD PEDAGÓGICA Como profesora me enfadé muchísimo y estuve a punto de responder con un comentario insidioso y de amonestarla con una falta de disciplina, Pero, en lugar de eso, me volví hacia Melanie y le pregunté: «¿Estás bien?» «Sí», me contestó, pero era evidente que le ocurría algo esa mañana. La rodeé con mi brazo y le pregunté si necesitaba ayuda Melanie volvió a decir que ya estaba bien, pero pude notar que estaba a punto de llorar. Evité hacerle cualquier comentario a Cornelia, y en ese momento sonó el timbre para comenzar la clase siguiente. Más tarde, cuando ya casi había olvidado el incidente, los alumnos de cuarto curso entraron en clase.Melanie estaba en ese grupo Cuando pasó a mi lado, mi primera intención fue preguntarle cómo estaba. Pero hubo algo que me hizo contenerme. Observé discretamente cómo se comportaba. Durante la clase que siguió, Melanie se comportó como si no hubiera ocurrido nada, por lo que tuve la corazonada de que debía dejarlo correr y no preguntar más sobre el tema. Es significativo que desde entonces Melanie se ha comportado en mi clase de forma completamente diferente. Antes del incidente solía comportarse de forma áspera, poco participativa y, generalmente, poco comunicativa. Pero desde que demostré mi preocupación por ella, parece como si hubiera surgido entre nosotras una comprensión tácita.Esta nueva actitud ha tenido un efecto positivo en su aprendizaje. Por lo tanto, el tacto incluye una sensibilidad de saber cuando dejar pasar algo, cuando evitar hablar, cuando no intervenir o cuando hacer como que no nos damos cuenta de algo. Una forma especial de contenerse es la paciencia, la facultad de esperar una ecuanimidad.De hecho, la paciencia ha sido descrita como una virtud fundamental que todo profesor y todo padre deben poseer. La paciencia permite al educador integrar al niño en el curso de las cosas necesario para crecer y aprender. Cuando las expectativas y las metas han alcanzado niveles adecuados, la paciencia nos permite no preocuparnos cuando aquéllas no son alcanzadas todavía porque es necesario más tiempo o porque es necesario seguir intentándolo. En nuestra cultura occidental, los padres y los profesores suelen estar orgullosos y felices de que sus hijos progresen más allá de lo previsto y de que aprendan cosas mucho antes, y mucho más rápido o mejor que lo que normalmente se prevé. Forma parte de la naturaleza de la infancia que el niño quiera crecer y volverse más independiente Y forma parte de la naturaleza de la pedagogía que los padres y profeso re- quieran que el niño crezca, progrese y aprenda. En consecuencia, en lugar de contenerse, el adulto suele a veces empujar y forzar un poco las cosas. Resulta difícil saber cuando hay que contenerse y esperar. Por ejemplo, los adultos saben que la mayoría de los niños aprenderán a leer con bastante facilidad cuando tengan la edad escolar adecuada. Pero el adulto también sabe que, si se les fuerza un poco, muchos niños pueden ser capaces de leer antes, y que si se les fuerza mucho pueden incluso leer a una edad sorprendentemente temprana. Hay muchas cosas en el desarrollo del niño que no pueden forzarse y para las que se requiere paciencia por parte de los adultos. Pero, como existe la posibilidad de acelerar en cierta medida el ritmo con que los niños aprenden y maduran, es muy tentador acelerar cosas a las que se debería dar su propio tiempo y espacio. A veces resulta muy difícil para los adultos contenerse cuando el niño parece no saber cómo hacer algo, cuando la persona joven se equivoca de entrada, o cuando el alumno hace las cosas con una lentitud desesperante. El adulto se suele exasperar y se siente tentado a intervenir, para «ayudar, cuando el niño debería o podría querer resolver la situación por sí mismo. A veces el adulto se ofrece a hacerlo él mismo («¡Ven, déjame que te ate los zapatos!), cuando en realidad el niño debería pensar sobre ello, aprender y practicar. Por supuesto, desde el punto de vista del niño, los adultos siempre tienen prisa Y el adulto no puede entender cómo el niño parece deambular cuando hay otras muchas cosas importantes que precisan atención. Lo mismo ocurre en la clase .Aunque unos cuantos niños no han acabado de entender o dominar un concepto o una habilidad, el profesor no puede esperar, quiere avanzar y pone una prueba, con lo que muchos niños aprenderán el significado del fracaso, de hacer mal las cosas y de la falta de autoestima. 17 El hecho de comprender cuándo hay que contenerse y esperar cuándo hay que dejar correr las cosas, cuándo hay que esperar, cuándo conviene «no darse cuenta, cuándo dar un paso atrás en lugar de intervenir, cuándo prestar atención o interrumpirla, es un don para él desarrollo personal del niño. Naturalmente, existen situaciones en las que la correcto e idóneo es actuar de forma inmediata y directa; por ejemplo, no siempre cuando una clase se descontrola, o cuando en una situación concreta existe demasiado riesgo o peligro, resulta adecuado contenerse, pasar las cosas por alto, como cuando un niño necesita enfrentarse a algo directamente, o cuando necesita, con toda claridad, ayuda o consejo. Además, sería un error pasarlo todo por alto, negarse a intervenir. Cuando se necesita la responsabilidad activa del adulto. A algunos profesores y padres les es prácticamente indiferente la que hagan sus hijos. Tienen tendencia a evitar la responsabilidad directa, y, por lo tanto, a quedarse completamente fuera de la relación pedagógica con la gente joven. Por ejemplo, hay profesores que se sienten orgullosos de dejar que sus alumnos tomen todas las decisiones por sí solos Igual que hay padres «permisivos que simplemente se niegan a reconocer la necesidad de cualquier guía, dirección, compromiso restricción exigencia u obligación por su parte en la que respecta a las experiencias cotidianas o las decisiones importantes para la vida de sus hijos. Se sienten orgullosos de dar a sus hijos «Libertad» total.Pero la libertad que no conoce fronteras o normas no es verdadera libertad. El tacto se manifiesta como receptividad a las experiencias del niño En primer lugar, siempre hay que preguntarse ¿como vive el niño esta experiencia? Durante el día, Willy, un niño de siete años, es un mago con el monopatín y hace piruetas arriesgadas a pesar de que ya se ha hecho varios maratones y magulladuras. Sus amigos le admiran por su valentía y su habilidad. No es miedoso en absoluto.Pero durante la noche, cuando oscurece, Willy tiene miedo de subir solo a su habitación para ponerse el pijama. Sus padres se han dado cuenta Y aunque desean que supere su miedo a la oscuridad, se muestran pacientes y comprensivos. Son padres con tacto y saben que el miedo de Willy a la oscuridad es, objetivamente, infundado pero que, 18 subjetivamente, la experiencia es real para el niño. Los padres no quieren cerrarse a la posibilidad de entender la experiencia de su hijo.Además se han dado cuenta de que también para muchos adultos la oscuridad tiene efectos amenazadores. Por lo tanto, les toca a los padres decidir como actuar para ayudar a Willy a enfrentarse a sus miedos y a superar los conflictos que le ocasionan.Para esto tienen que permanecer atentos al significado que tiene para Willy su experiencia del miedo a la oscuridad. No siempre resulta fácil ser abierto con la gente joven.La profesora de lengua de Lauri se quedo sorprendida por las imágenes oscuras, la rebeldía, el odio profundo y la culpabilidad que dominan todas sus redacciones creativas.La mayoría de los profesores no dan nada por Lauri, que viste de forma convencional y que desafía la prohibición escolar de no fumar en los lavabos Pero la profesora de lengua no puede evitar sentir que esa actitud con Lauri es un error. De alguna forma, Lauri parece sentir que su profesora de lengua si le importaría leer sus poesías. La profesora le dice que estará encantada de hacerlo y que evidencian el pesimismo y los conflictos de la adolescencia, pero los poemas son excepcionalmente elocuentes y poderosos.Se trata de una chica que escribe porque necesita escribir, tanto por razones personales como por razones artísticas. Aunque la profesora no entiende realmente a Lauri, sin embargo sabe que debe apoyarla, ser abierta y comprensiva con ella. Los padres de Hank han solicitado una entrevista con su tutor y con el director de la escuela. Están preocupados porque Hank, que sólo tiene diez años, muestra mucha más predisposición por los amigos que ya conocen a algunas chicas, y por su vida en la calle, que por sus trabajos de la escuela.Explican que Hank está muy preocupado por su apariencia que le afecta que sus amigos no le consideren legal y enrollado porque no les parecen adecuadas o que son maduras para su edad, como deambular por las calles durante la tarde gastándose el dinero en las máquinas, colgándose al teléfono con las chicas o viendo videos que contienen material violento y explícitamente sexual.El tutor y el director de la escuela saben perfectamente a que se refieren los padres de Hank conocen bien las presiones que los grupos de adolescentes ejercen sobre los niños.En este caso es muy significativo que el padre y la madre de Hank no estén simplemente rechazando su comportamiento. Los padres deben intenta mantener una relación abierta con él y por ello el tutor les recomienda que hablen con Hank con frecuencia para que puedan explorar y establecer contacto entre sus sentimientos respectivas Hank es un chico sensible que no quiere hacerse daño a sí mismo ni a sus padres.Si se mantienen abiertos a la experiencia de Hank, haciendo algo más que criticar y censurar su comportamiento, los padres pueden tratar de favorecer las amistades positivas. Como también sería útil implicar más a Hank en la vida familiar, y que pasen más tiempo juntos y hagan más cosas en familia. Estar abierto a la experiencia del niño significa que hay que evitar tratar las situaciones de una manera estándar y convencional. Significa que uno tiene que tratar de ver más allá de las perspectivas que tiene el adulto el profesor y el padrerespecto a las experiencias del niño. El tacto se manifiesta siendo sensible a la subjetividad Intentar tratar al otro como a un sujeto en lugar de cómo a un objeto. Una profesora habla sobre el efecto que tiene la ratio de alumnos en las clases para poder adaptarse a la diversidad de cada niño. Empecé en septiembre con veintidós alumnos en mi clase de sexto, ahora tengo treinta y uno y la diferencia se nota muchísimo.Mientras que antes podía controlar las payasadas de Chrissy, una de las alumnas con dificultades de comportamiento y aprendizaje, ahora, con la cantidad de alumnos que tengo en clase, soy menos tolerante con ella. Tengo menos tendencia a considerar sus necesidades y a ver cómo puedo hacer que sea más participativa y tenga relaciones más productivas en clase. En lugar de eso sé que me muestro menos tolerante. Suelo ver y tratar su comportamiento en términos de la más pura gestión de la clase Mi preocupación ahora se ha convertido en : ¿Qué hacer para que esté tranquila? Por ejemplo, sé que ayer algo le preocupaba y supongo que tiene que ver con el problema que tiene en casa .Pero, en lugar de intentar hablar con ella un momento aparte, todo lo que puedo hacer ahora es disciplinaria. Me hace sentirme mal porque sé que, con un poco de comprensión, puede hacerlo mejor…» Un estudiante se queja: «¿Por qué tengo que estudiar todo este rollo? .Quiero ir a ingeniería y no veo el porqué de aprender gramática.No aspiro a ser escritor ¡Esto sólo es una tortura!» Otro alumno también se queja: «¿Por qué estamos haciendo estos problemas de matemáticas? No les veo absolutamente ningún sentido a estos ejercicios. Incluso mi padre dice que se ha olvidado de las matemáticas de la escuela secundaria».Para los profesores puede resultar frustrante oír:«¿Por qué tenemos que aprender esto?». Algunos de ellos contestan:«Tenemos que hacerlo porque forma parte del currículo ya es obligatorio» O bien: «Tenéis que saberlo porque puede salir en el examen», o «Lo necesitáis para ir a la universidad».Estas respuestas son convencionales, pero son débiles porque simplemente hacen referencia a la autoridad del currículo, al examen o a la selectividad para entrar en la universidad. Estas respuestas no tienen en cuenta el hecho de que, para estos estudiantes, parte de su experiencia del aprendizaje todavía no tiene sentido ya veces incluso resulta frustrante. Algunos profesores pueden tratar de justificar las reglas gramaticales o las cuestiones matemáticas apelando a su aplicabilidad o a su relevancia para el ideal de convertirse en una persona educada.Pero incluso las respuestas pragmáticas e idealistas pueden no satisfacer a los alumnos reacios. En cierto sentido, todas estas respuestas son insensibles a la experiencia subjetiva que tienen los estudiantes del currículo. Por el contrario, el tacto pedagógico trataría de ayudara los estudiantes a desarrollar un interés intrínseco en todos los aspectos de la lengua a las matemáticas.Pero en el caso de que eso no fuera posible, una respuesta con tacto a la pregunta de «¿por qué tenemos que estudiar todo este rollo?» debería, al menos, ser receptivo a la experiencia subjetiva del propio aprendizaje del alumno. Una metáfora subyacente para la enseñanza sugiere que, para venir a la escuela y aprender cosas nuevas, los estudiantes tienen que cruzar barreras (por ejemplo, una calle) para llegar aliado del profesor (la escuela).Pero un profesor que vive de cerca la experiencia del niño puede no ser consciente de que el estudiante está todavía intentando comprender las cosas «desde el otro lado de la calle».Muchos profesores esperan simplemente que los estudiantes crucen hasta donde él se encuentra.Éstos son los profesores que se sitúan frente a su clase explicando cosas; su actitud es la de que depende de los alumnos «captar» las explicaciones. Si no las captan, ¡pues mala suerte! Sin embargo, los estudiantes pueden tener dificultades, falta de interés, o sencillamente pueden no saber cómo cruzar aliado del profesor. El profesor parece tener una cierta perspectiva, pasión concepción de 19 la materia, y parece esperar que el estudiante tenga idéntica experiencia. Pero lo que el profesor olvida es que el aprendizaje es siempre una cuestión individual y personal. Un educador que tenga tacto se da cuenta de que no es el niño sino el profesor quien tiene que cruzar la calle para llegar aliado del niño. El profesor tiene que saber «donde está el niño,«cómo ve el niño las cosas, cómo es que este estudiante tiene dificultad en cruzar la calle para así entrar en los dominios del aprendizaje. El profesor tiene que estar aliado del niño y ayudarle a localizar los lugares por donde cruzar y encontrar los medios para que consiga llegar al otro lado, a este otro mundo, con éxito. De hecho, en este gesto es donde yace el significado de educare, «conducir hacia» el mundo, el mundo de la conciencia, la responsabilidad, la madurez y la comprensión. El tacto se influencia sutil manifiesta como una Estamos siempre bajo influencia. Jason es un tipo corpulento. Cuando entra en clase parece fuera de lugar, como si la clase fuera un bar o una sala de billar. Su paso jactancioso y su físico musculado sugieren una madurez por encima de su edad. No hay duda de que Jason cultiva una imagen «enrollada" de sí mismo. A la profesora de lengua le gusta Jason, aunque a veces se pregunta cómo este niño duro puede soportar las clases de poesía y las discusiones algunas veces debates emocionalmente conmovedores que se provocan. La profesora empuja a Jason a participar pero con cautela, para no forzarlo a representar su personaje. Generalmente, Jason se sienta tranquilamente en el pupitre, que le queda pequeño, no se muestra comunicativo pero tampoco ocasiona problemas. Por su comportamiento, distanciado a veces, la profesora de lengua al principio. había sospechado que Jason estaba tomando drogas. Pero mantuvieron una charla y Jason le explicó que había estado trabajando hasta muy tarde como cocinero de platos rápidos en un restaurante local. Hablaron un poco más y también le explicó que necesitaba ese trabajo de tiempo parcial para ahorrar dinero para una moto. Pero, según otros profesores Jason no hace nada fuera de la escuela, casi nunca hace los deberes y tan pronto como pueda abandonará la escuela para hacerse camionero. Un día, Jason entra en clase antes de hora y merodea con torpeza alrededor de la 20 profesora. Es obvio que tiene algo en mente «Mira, he escrito esto», dice, dejando un trozo de papel en la mesa de la profesora. Es un poema. La profesora se sorprende de la calidad del escrito .«Es muy bueno, Jason, me gustan las imágenes que usas». «Bueno, me gusta escribir poesía, dice Jason, lo he estado haciendo durante algún tiempo… desde que empecé a asistir a tu clase.Y luego añade, como con indiferencia: quizás puedas colgarlo. La profesora ha estado colocando el trabajo seleccionado de algunos alumnos en un tablero grande del vestíbulo. Como antes había sido profesora de una escuela elemental, le ha complacido ver cómo les gusta a los alumnos de secundaria ver expuestos sus trabajos. No es sólo prerrogativa de los alumnos de la escuela primaria. Pero que Jason le sugiera que exponga su poema le sorprende.Le sorprende que le preocupen cosas de este tipo, pero le complace poder hacerlo. Más tarde, ese mismo día, se da cuenta de que Jason está enseñando el tablero a un amigo. Éste poema de allí es mío. Algunas veces, los profesores no nos damos cuenta de cómo influimos en nuestros alumnos, incluso en aquellos que menos imaginamos. La influencia es tan sútil que en la rutina de la vida diaria no llegamos a notarlo, hasta que, una vez en casa, nos damos cuenta por un sorprendente incidente o reconocimiento ¿A qué se debe esta influencia? ¿Fue la charla personal que mantuvo la profesora con Jason? ¿Fue su sensibilidad y la forma como lo trató en las clases de poesía? ¿Fue el clima que creó entre los estudiantes el hecho de exponer los trabajos en público? Quizás fue todo al mismo tiempo o quizás alguna otra cosa. Se aprecia el tacto en el estilo de esta profesora y su respuesta a Jason Incluso cuando Jason le da el poema te llega así, inesperadamente, se tiene que coger con alegría. No es el momento de decir: bien Jason, pero has cometido errores de ortografía o Jason, el final no es demasiado bueno, deberías cambiar las últimas líneas. La profesora sabe que habrá oportunidad más adelante para ayudar a Jason a mejorar su poesía. Para comenzar, puede intentar darle algunos consejos sobre la manera de acabar los poemas, tratándolo como un tema general en clase. De esta forma puede volver a influir sutilmente en Jason para que desarrolle su habilidad y comprensión de la poesía sin señalar su trabajo y criticarlo prematuramente. Jason también nos muestra qué fácil es juzgar mal a un niño o a una persona joven . Siempre hay formas de tocar a alumnos que otros pueden haber dado por perdidos. El tacto se manifiesta como seguridad en las diferentes situaciones Existe un buen tono para cada situación. «¡Qué envidia me dá!», le dice una profesora a otra, de alguna forma, ella siempre encuentra el tono adecuado con todos alumnos y con todos los grupos. Este comentario encubre tanto un sentimiento de inseguridad como de incompetencia. No importa lo bien que los profesores se hayan preparado para una clase o una situación siempre existe un elemento de incerteza en cualquier situación de enseñanza. La clase está trabajando en diferentes proyectos en el laboratorio de ciencias. El profesor se mueve entre los alumnos, haciendo una pregunta aquí, animando allá y proporcionando ayuda al grupo que se la pide. Hay un agradable rumor de actividad productiva en la clase. La profesora se siente contenta… hasta que Jack entra en clase haciendo ruido. Llega tarde pero no intenta ser discreto. Al poco rato ha interrumpido a varios grupos Toma, Kathy, te he traído tus deberes, grita mientras le tira un condón en el regazo, te ayudaré con el sexo si tú me ayudas con las mates Kathy le grita y el preservativo acaba en medio de otro grupo de alumnos. Hay risas y el objeto vuelve a volar, expelido como un globo que se desinfla. Es sorprendente la rapidez con que una situación de aprendizaje puede deteriorarse y convertirse en un caos. La profesora dice: ¡Ya basta, un poco de orden!, pero no sirve de nada. Este tipo de situación es, probablemente, el terror de muchos profesores que empiezan (y de algunos experimentados también). Saber controlar con seguridad las situaciones impredecibles es todo un reto. Las posibilidades son numerosas: un alumno que réplica de manera provocadora e irrespetuosa; una clase entera descontrolada; estudiantes que se niegan a hacer lo que se le pide; un niño que reacciona con un ataque de histeria. Es en situaciones como éstas cuando el profesor tiene que ser capaz de demostrar seguridad y tacto. Un profesor que generalmente actúa con tacto ha aprendido a confiar en sí mismo en situaciones y circunstancias siempre cambiantes. Y, lo que es más importante, este tipo de profesor sabe comunicar esta seguridad a sus alumnos. Naturalmente existen profesores que parece que tengan seguridad en su capacidad para tratar las situaciones difíciles, pero los estudiantes saben que esta seguridad es falsa. La falsa seguridad es frágil y se rompe con facilidad ante cualquier conflicto o resistencia seria. La falsa seguridad es infundada porque necesita sustancia donde hay un vacío. Resulta difícil para un profesor falsear la seguridad o mantenerla a flote durante mucho tiempo. En cualquier caso, la sustancia que falta es el tacto solícito que garantiza la confianza de un profesor en sí mismo, y la confianza de los alumnos. Por supuesto, existen formas de manejar situaciones sociales mediante la intimidación, la dominación y el ejercicio autoritario del poder. Los profesores que tratan estas situaciones sobre estas bases puede que tengan confianza en sí mismos, pero no reciben la confianza de sus alumnos. Y las relaciones entre los adultos y la gente joven que no se construyen sobre la confianza han renunciado, al no hacerlo, a su legitimación pedagógica. El tacto se manifiesta como el don de saber improvisar Enseñar es improvisar. «Esto es lo que le haré si veo a mi padre alguna vez» dice Martin, y lanza al aire unos puñetazos. «Odio a mi padre».Cuando Martín vino a la guardería en septiembre tenía cara de enfadado y se le veía un niño nervioso. La profesora se enteró, por algunos comentarios, de que el padre de Martín había dejado a su mujer ya la familia por otra mujer, y que, poco después, la madre de Martin había buscado refugio para su soledad en un grupo religioso muy cerrado. Sin embargo, su recién adquirida fe ya no le permitía realizar celebraciones de cumpleaños, festividades especiales ni ceremonias navideñas y la vida en casa se había vuelto difícil en el plano económico y emocional mente agotadora. Parece ser que Martín culpa a su padre por todo lo que va mal en su vida Incluso en la escuela, Martin se muestra a menudo resentido cuando las cosas no van como él desearía. La profesora sabe que Martin es vulnerable, y se sale de la norma para hacer que su vida en la escuela sea útil y relevante para los intereses de Martin. Dentro de unos pocos días será el día del padre y los niños están haciendo tarjetas de felicitación y regalos para ellos. Las celebraciones de este tipo suelen crear problemas a las profesoras porque siempre 21 hay varios niños que no viven con sus padres. Sin embargo, Martín ha decidido hacer una tarjeta del día del padre para alguien. Más tarde, ese mismo día, la profesora se sorprende al encontrar una persona desconocida que se identifica como el padre de Martin y que pregunta si le permitirían pasar la tarde con él en la escuela. La profesora le explica que la escuela valora el hecho de que los padres se involucren en la educación y la lleva a la sala de juegos, donde Martín está ocupado jugando. Internamente la profesora está preocupada por su reacción ante el padre, pero cree que la experiencia puede ser buena para él. Cuando Martín vé a su padre se pone en pié de repente, luego se queda helado y se pone muy pálido. El padre se queda allí, sorprendido, ya no muy seguro de si su presencia es buena .Hola, Martin», le dice con suavidad, «quería verte». Pero Martin continúa inmóvil. La tensión parece irrompible. Entonces, la profesora susurra en el oído de Martin: ¿Dónde está la bonita tarjeta para el día del padre que has estado haciendo?» Martín se gira, coge la tarjeta y se la tiende a su padre. Éste la recoge de la mano de Martín, quien al poco se abraza a su padre. Hay muchas emociones mezcladas, pero toda la angustia parece haber desaparecido del pequeño cuerpo de Martín. Evidentemente, la profesora no quiere engañarse. Esta historia no es una simple historia con final feliz ¿Cómo reaccionará la madre de Martin cuando sepa que el padre de Martin le ha visitado? , y ¿será el padre fiable para el hijo? Pero la profesora ha decidido llamar a la madre y hablar con ella sobre la necesidad de Martin y quizás pueda sugerirle que el padre podría volver a tener una presencia constante en la vida de Martín. La intención de la profesora es tratar de resolver esta situación. Quizás pueda invitar al padre de Martín a que lo visite en la escuela con regularidad. Todo depende de cómo se desarrolle su conversación con la madre para lo cual la profesora tendrá que volver a utilizar su habilidad para improvisar y decidir sobre la marcha qué decir, cómo decirlo, y qué hacer. La enseñanza de niños y jóvenes es difícil no simplemente por el hecho de que los profesores están siempre ocupados y tienen que actuar; es difícil porque los profesores tienen que actuar constantemente con mucho tacto pedagógico. Un profesor que sea algo más que un mero instructor necesita saber constantemente lo que es pedagógicamente correcto hacer o decir. En otras palabras, como el músico de jazz que sabe improvisar cuando está tocando una composición musical 22 (y de esta forma ganarse a la audiencia), el profesor sabe cómo improvisar sobre el currículo con un efecto pedagógico (por el bien de los estudiantes). Los criterios del músico de jazz son estéticos, mientras que los del educador son pedagógicos. Y, por supuesto otra diferencia entre el jazz y la educación es que la música es actuación artística y la enseñanza es actividad pedagógica1 ¿QUÉ SE CONSIGUE CON EL TACTO PEDAGÓGICO? El tacto pedagógico es una forma de actuar en la educación .Se refiere a las formas en que los padres y madres pueden actuar con los niños. Describe las formas en que los educadores pueden actuar en las relaciones de enseñanza/aprendizaje. El tacto pedagógico representa las diversas formas en que cualquier adulto puede actuar de manera pedagógica con la gente joven. Si se actúa con criterio pedagógico se influye sobre el estudiante, pero si esta influencia se realiza con tacto, entonces no será autoritaria, controladora, dominante ni manipuladora respecto al niño y no creará en la persona joven la sensación de dependencia o impotencia. El tacto no es un término neutro Y el tacto pedagógico también está gobernado por sensibilidades normativas. Sea lo que sea lo que hagamos como padres o educadores, nuestras acciones pedagógicas están siempre informadas por nuestros propósitos normativos: siempre pretendemos actuar en el bien de los niños o de la gente joven de los que somos responsables. ¿Qué se logra con el tacto pedagógico? El tacto pedagógico hace lo que es correcto o bueno para el niño Pero ¿cómo sabemos qué es lo bueno o lo correcto? Si uno no puede ir al nivel abstracto de la teoría moral crítica para responder a esta pregunta de manera general, entonces tiene que ir al nivel concreto de la experiencia diaria para observar lo que consigue el tacto en las situaciones o circunstancias concretas. Sabemos, por nuestra propia experiencia de la 1 Es bastante común referirse al «arte» de enseñar (en contraposición a la «ciencia» de enseñar), pero probablemente éste es un concepto poco afortunado Si enseñar fuera un «arte» ,la clase seria una «obra de teatro, un acto o algún tipo de realización o producción artística Pero los profesores no enseñan para ser vistos y admirados por su habilidad artística de «actuar» El objetivo de enseñar radica en el intento de la relación pedagógica entre el adulto y el niño, o el profesor y el estudiante convivencia con niños, qué tipo de acciones se corresponden con la esfera del tacto pedagógico. En los apartados siguientes se sugiere que el tacto pedagógico permite lo siguiente: preservar un espacio para el niño, proteger lo vulnerable, evitar que se haga daño, recomponer lo que se ha roto, reforzar lo que es bueno, resaltar lo que es único y favorecer el crecimiento personal. El tacto preserva el espacio del niño El crecimiento personal necesitan espacio. y el aprendizaje Corey perdió completamente su atractivo y su seguridad cuando presentaba los resultados del experimento de ciencias delante de toda la clase en décimo curso, ahora sienta tanta vergüenza que quiere que se la trague la tierra para no tener que volver a enfrentarse a su clase. Los otros niños se han dado cuenta de su lucha interior y algunos se han empezado a reír disimuladamente, mientras que otros se han sentido tan avergonzados por Corey que hacen como que no lo han notado, lo que contribuye a hacer la situación aún más difícil Corey se ha quedado de pie paralizada.Se le crispa la cara. El silencio se hace insoportable. Pero la profesora rompe el hielo dándole a Corey un trozo de tiza y pidiéndole si podría resumir sus descubrimientos en dos o tres puntos Corey tiene la oportunidad de ponerse cara a la pizarra y recomponerse sin que los demás le vean la cara. Mientras tanto, la profesora hace algunos comentarios para toda la clase que ayudan a Corey a retomar el hilo. Corey acaba por hacer una presentación decente y la profesora al final le dice: “Gracias, Corey, has pasado por un momento difícil. Pero todos tenemos momentos así Lo has resuelto bien”. Lo que ha hecho la profesor de Corey ha sido hacer que una experiencia difícil y embarazosa sea llevadera.Su intervención ha hecho que la experiencia de Corey sea más suave, llevadera, que sólo sea un momento difícil del que Corey no se sentirá orgullosa, pero que, sin embargo, puede aceptar. La profesora intervino para rescatarla de la situación, pero en lugar de hacer que la posición de Corey como presentadora fuera imposible (por ejemplo, si hubiera sugerido que se sentara), le ayudó a preservar su espacio, como así fue, dándole pie a que controlara la situación. Después de su intervención, se retiró rápidamente para poner de nuevo la situación en sus manos. El tacto significa retirarse cuando sea posible, pero mantenerse disponible para cuando las situaciones se vuelven problemáticas. Al retirarse, el adulto crea el espacio en el que al joven se le permite tomar decisiones y actuar por sí mismo y a su manera. Sin embargo, hay una diferencia entre retirarse con tacto y alejarse completamente solo con sus propios recursos. Este enfoque educativo de laissez faire a veces se confunde con el progresismo democrático centrado en el niño. A un niño se le debe dar la libertad de cometer errores y aprender de forma autónoma. Pero abandonar la relación pedagógica totalmente y dejar al niño libre para que tome decisiones y elecciones para las que puede que no esté preparado es falso tacto. En muchas familias los adultos pueden estar demasiado preocupados con sus propios asuntos para ser conscientes de lo que ocurre en la vida interior del niño. La buena comunicación mantiene un nivel de intimidad sin sofocar la necesidad del niño de su espacio personal. En la mayoría de las familias los adultos probablemente se comunican demasiado poco con sus hijos, pero el lado positivo de esta situación es que les permite desarrollar una vida interior. Los padres sobre protectores o entrometidos se comunican demasiado con su hijo entrometiéndose en los pensamientos, los sueños, la imaginación y los sentimientos del niño. Una relación comunicativa equilibrada potencia una mayor oportunidad para el conocimiento de uno mismo, mientras que la humana satisfacción de proximidad e intimidad fomenta la sensibilidad Pero en la mayoría de las familias la falta de comunicación es probablemente más normal que el exceso de comunicación. Los padres entrometidos suelen sospechar de sus hijos y, por lo tanto, esos niños pueden tener una mayor necesidad de guardar algunas cosas en secreto sin decírselas a sus padres. De esta manera se desarrolla una lucha silenciosa entre la necesidad de autonomía del niño y el deseo de los padres de controlar sus asuntos. Naturalmente, una forma de descubrir el secreto de alguien es buscar la evidencia de la supresión que nos dirá alguna vez la naturaleza o localización del secreto (por ejemplo, el preadolescente que, de repente, evita desnudarse delante de sus padres). Los profesores no sólo deberían ser conscientes de la necesidad que tiene el niño de apoyo de espacio personal, también tienen que ser conscientes tanto del exceso como de la falta de comunicación en casa. La forma en que el niño se comunica en casa puede afectar 23 a su preparación para compartir sus pensamientos y sentimientos y su disposición a correr riesgos en la escuela. El tacto protege lo que es vulnerable La vulnerabilidad del niño debilita al adulto. El profesor de educación física ha llevado a su clase a nadar. La mayoría de niños está disfrutando, ya algunos les tiene que ayudar a mejorar su estilo. Ve que Stephen, un buen nadador, está encima del trampolín Stephen se queda allí de pie durante un rato, calculando la distancia a la superficie de la piscina. Quiere con todas sus fuerzas seguir el ejemplo de algunos de sus amigos y hacer un buen salto Pero simplemente no puede superar su miedo. Los amigos le gritan que salte y que vaya a jugar al agua, pero Stephen sacude la cabeza y simula que le gusta estar allá arriba, en el trampolín "¡Luego!», les contesta "Estoy descansando » .Al final, cuando nadie le mira, Stephen se baja del trampolín y salta al agua para unirse al juego. El profesor, que ha presenciado su lucha, se da cuenta de que hubiera sido un error intervenir para animar a Stephen a superar su miedo y de esta forma llamar la atención de sus compañeros. Más tarde, encuentra una oportunidad discreta para darle a Stephen un consejo o dos, y ayudarle a hacer su primer salto. Antes de que acabe la clase de natación, Stephen se aventura de nuevo a subir al trampolín y al final consigue saltar. Después de eso, intenta unos pocos saltos más. Es evidente que Stephen está rebosante de alegría por su recién adquirida valentía y habilidad. El profesor se da cuenta y lo elogia: "iMuy bien, Stephen! Me gusta la forma que tienes de estirar los brazos y las piernas al saltar» Un educador que tenga tacto es capaz de discernir las cualidades en un niño que son positivas pero que al principio puede parecer debilidades. En lugar de hacer caso omiso de esas situaciones, el tacto requiere que uno evite o deje pasar las situaciones tratándolas como vistas-pero-sin-prestarles-atención» o como "secretos compartidos». A los adultos, a veces, les resulta difícil hacer esto Por ejemplo, los profesores que vuelven a trabajar a la escuela para obtener alguna calificación extra o para promocionarse, suelen experimentar una vulnerabilidad extrema en los exámenes o cuando tienen que actuar delante de sus compañeros en las clases de la universidad. 24 Sin embargo, estos mismos profesores adultos pueden ser bastante insensibles a la vulnerabilidad y a la debilidad de sus alumnos. Sin embargo, generalmente, los adultos suelen sentirse receptivos y compasivos cuando se dan cuenta de lo vulnerables que son los niños. La indefensión y la relativa debilidad del niño hacen que el adulto sea tierno, bueno. Podríamos decir que la debilidad y la vulnerabilidad del niño debilitan al adulto y le exigen que se sienta responsable de él. Son pocos los adultos que no sienten el poder del llamamiento que les hace un niño pequeño. En la misma medida en que el niño es vulnerable; el adulto experimenta una petición inmediata que procede de la indefensión y vulnerabilidad del niño. No es mediante su poder, sino debido a su vulnerabilidad, por la que el niño consigue transformar la brusquedad y desconsideración del adulto en amabilidad y consideración. De alguna forma, es la falta de poder del niño y su desprotección la que le hace peculiarmente independiente del adulto.El niño hace una demanda al adulto que evita la arbitrariedad y el abuso de poder intencionado por su parte. El adulto que abusa de su poder contra un niño sufre una derrota moral. El tacto evita el dolor El dolor debe poder relegarse al olvido. Cuando Sheila vuelve a casa de la escuela, vé a su novio pasar con su moto nueva Ella le dice: No te olvides de mañana». Le hace un gesto y sonríe pensando en su cita. Él se marcha con su ruidosa moto. Sheila todavía mantiene la sonrisa en la cara cuando, de repente, aparece un coche en la carretera. La motocicleta vira bruscamente y gira en el aire. Como un muñeco, Tom cae rodando, golpea a otro coche y, finalmente, queda tendido en la carretera.Esa noche Sheila se despierta gritando. Tenía una pesadilla. Su madre entra en la habitación. Sabe que no tiene ningún sentido decirle a Sheila que debe olvidarse del accidente. Continúo viéndolo, mamá, una y otra vez ¿Qué puedo hacer para dejar de verlo?". Su madre simplemente se sienta a su lado, abrazándola, de la forma en que solía hacerlo cuando Sheila todavía era pequeña.Es una suerte que Tom esté vivo", le dice a Sheila «Necesitará tu amistad ahora, mientras esté convaleciente. Tú puedes ayudarle con sus deberes». Se quedan así sentadas, juntas madre e hija, en la oscuridad de la noche. La madre de Sheila trata de ayudarla a combatir ese recuerdo. No ha olvidarlo en un sentido absoluto, porque no se puede borrar lo que nos ocurre. Pero sí se puede intentar hacerlo más llevadero, y por tanto olvidarlo en el sentido de que el trauma se borra de la memoria de la experiencia. Una experiencia que se puede olvidar es una experiencia que no se vuelve discontinua con las demás experiencias y, por lo tanto, no es discontinua con el sentido de nuestra propia identidad. Las experiencias discontinuas son las experiencias que han dejado heridas profundas y dolor en la historia personal de un sujeto. Por ejemplo, un niño pierde a uno de sus padres por muerte o por divorcio. Esta pérdida puede convertirse en un recuerdo traumático que debe ser reprimido por la persona para poder seguir viviendo. Sin embargo, los recuerdos perjudiciales se olvidan sólo en apariencia .Aunque no como una falta de confianza puede reaccionar de forma más pasiva puede crecer inseguro o desconfiando de sus propias habilidades. La falta de confianza o la sospecha hacen que la verdadera pedagogía sea casi totalmente imposible. Los adultos que no son capaces de tener y mostrar confianza en los niños son incapaces de ser verdaderos pedagogos, sea como profesores o como padres. Ésta puede ser la circunstancia de aquellos adultos que han perdido su confianza en el mundo y en los demás. Si yo no confío en los demás, si estoy bajo sospecha y no puedo vivir con seguridad y esperanza, entonces no puedo ser capaz de apreciar la confianza por el bien del niño. La sospecha provoca negatividad, maldad, perversidad, incluso el mal. Suele provocar sospecha y desconfianza en los niños: «¿Por qué has tenido que volver a hacerlo?, «¿No puedes hacerlo nunca bien?", «¿Por qué voy a creerte esta vez?, «Sé que no serás capaz de hacerlo!, «¡Ya sé que no puedo confiar en ti!, «¿Qué has hecho ahora? Un niño que oye o siente a un adulto decirle: «¡Sabía que no podía confiar en ti!, queda atrapado en una esfera en la que es difícil encontrar el tono adecuado. Esto puede provocar en el niño miradas furtivas tartamudeo pausas extrañas, una mirada abatida o una propensión a pedir siempre disculpas o a decir las cosas que se supone que el adulto quiere oír y el adulto verá confirmadas sus sospechas y pronto su relación pedagógica se convertirá en una relación de poder y manipulación, una relación en que el aprendizaje se convierte en una farsa. El tacto resalta lo que es único Hay que estar siempre singularidad del niño. atentos a la El otro día pensé de nuevo en Henry. Henry podía parecer un niño corriente. Al menos eso es lo que los comentarios de sus profesores reflejaban en sus informes. Era el tipo de niño que apenas se deja notar, aunque se sentara en la primera fila en mi clase de quinto curso. Físicamente Henry parecía una persona mayor con sus gafas bifocales. Estaba un poco rellenito, andaba como un pato y tenía dificultades en la clase de educación física. Sin embargo, Henry tenía una buena disposición y naturaleza y una extraña madurez en su forma de hablar que todavía se destacaba más por su acento judeo-británico. Henry tenía un nivel bajo en casi todas las asignaturas. En matemáticas tenía serias dificultades. Pero me quedé realmente sorprendido por su misteriosa afición por el pensamiento y el lenguaje poético. Resulta sorprendente que un niño que aparentemente es tan mediocre en prácticamente todas las asignaturas pueda escribir poemas tan buenos y bien construidos. De hecho, los demás profesores de la escuela primaria de Henry también se sorprendieron cuando se enteraron de la oculta habilidad de este chico, que tampoco estaba entre los preferidos de sus compañeros. Pero este curso ha sido un año increíblemente productivo para Henry iSe siente tan especial! Con algo de aliento y preparación, Henry escribió poemas sobre acontecimientos importantes de su joven vida. Incluso publicó en una revista literaria regional. Sus padres se mostraban ambiguos sobre el talento recién descubierto de Henry Hubieran estado más satisfechos si hubiera sacado mejores notas en matemáticas. Henry estaba haciéndolo lo mejor que podía, pero no podía satisfacer las ambiciones que tenían para él. Cuando Henry pasó a sexto y luego a la secundaria, sus padres sin dudan sintieron un gran alivio de que su fascinación por el lenguaje poético cesara de repente. Fue en noveno curso cuando por casualidad me encontré con Henry. Estaba visitando la escuela donde estudiaba «Bueno, Henry», le dije, «me ha encantado verte, me preguntaba a menudo qué habría sido del poeta». Henry admitió tímidamente que durante los últimos cuatro años había abandonado sus actividades como poeta iY eso fue todo! Además, escribir poesía ya no era verdaderamente su fuerte Creo que le lancé una mirada de asombro y luego nos dimos la 'mano y nos despedimos. 25 Pero antes de que se acabara el día, el director de la escuela me entregó un sobre «iDe parte de Henry!» Dentro había tres poemas. Sonaban como una inequívoca promesa, a pesar de tener un título muy poco original: «Odas a un profesor» Me sobrecogí y pensé: «Un poeta después de todo». El tacto descubre lo que es único y diferente de un niño e intenta resaltar su singularidad. En cambio, un profesor sin tacto es incapaz de ver las diferencias entre los niños. Un profesor que no tiene tacto trata a todos los niños de la misma manera, en la falsa creencia de que ese tipo de aproximación sirve al principio de justicia equitativa ya la coherencia. Por supuesto, todos los niños no son iguales en temperamento, habilidad ni antecedentes. Preocuparse por la igualdad entre los niños todavía puede significar que uno es capaz de ver la singularidad y la diferencia entre ellos. El tacto pedagógico sabe cómo discernir y evaluar la singularidad. El tacto pedagógico pretende realzar la diferencia, esa «diferencia» que marca en un niño el crecimiento personal y la evolución. Todos los pedagogos deberían hacerse constantemente estas preguntas: ¿en qué sentido se diferencia este niño de mí y de los demás?, ¿cómo puede este niño ser diferente?, ¿en qué quiere ser diferente? , ¿Qué puedo hacer para ayudar a este niño a que se dé cuenta de su singularidad? El tacto favorece el crecimiento personal y el aprendizaje El crecimiento personal es un aprendizaje profundo. En una clase de lengua del undécimo curso, se asigna a cada alumno una historia corta que deberán discutir e interpretar. La profesora trata de transmitir a todos los estudiantes lo importante que es leer todas las historias: No querréis discutir una historia que no haya leído nadie más de la clase. Leedlas porque son interesantes, y también por respeto a los compañeros. Esto lo entendieron todos los alumnos. (Parecen desconcertados durante un momento cuando la profesora menciona de pasada la frecuencia con que los profesores se preparan y discuten sobre algo que los estudiantes no se han molestado en leer). Llega el momento en que todos han leído cada una de las historias y varias veces la que se encargan de presentar. Las discusiones se animan a veces, las interpretaciones son solícitas y personales. Como todos los lectores, los estudiantes tienen la tendencia a 26 interpretar las historias en el contexto de su propia experiencia. Cuando Stefan busca las palabras adecuadas para explicar que la historia que ha presentado Laurie, aunque es entretenida, no le aporta nada a él, la profesora le pide permiso para parafrasear su profesión. Utilizando las palabras de Stefan, muestra con habilidad la distinción entre literatura de evasión, que fundamentalmente entretiene, y la literatura interpretativa, que profundiza nuestra comprensión. Ambas formas de literatura son valiosas .Y, por supuesto, ocurre que lo que para una persona es literatura interpretativa es literatura de evasión para otra a la que sólo le divierte pero no le afecta. Como consecuencia de la mediación de la profesora, tanto Stefan como Laurie encuentran su respuesta personal a este texto literario confirmada por los conceptos literarios que la profesora ha empleado. La firmada por los conceptos literarios que la profesora ha empleado. La profesora está contenta porque, para ayudar a clarificar las muy diferentes reacciones al texto de Stefan y Laurie, ha conseguido anclar su aprendizaje de una forma que probablemente será difícil de olvidar. Entenderán que la literatura interpretativa es el tipo de literatura que cautiva a una persona aunque pueda dejar indiferente a otra. Todos hemos leído alguna vez un libro que, como una melodía persistente, no nos permite escapar. Debemos darle un sentido, interpretarlo. Recomendamos el texto a nuestros amigos con la esperanza de poder discutirlo con ellos. La literatura interpretativa es la literatura que me permite interpretar el texto mientras que, de alguna forma, el texto me interpreta a mí. La literatura de evasión, por el contrario, puede ser valorada por la experiencia o la emoción que me proporciona. Pero la experiencia de leer literatura de evasión es breve, y se olvida pronto, como una taza de café que tomamos porque la necesitamos un domingo por tarde. En la clase de al lado, del curso duodécimo, otra profesora, dicta una definición de literatura interpretativa. Todos los alumnos están tomando nota en sus libretas. No están personalmente involucrados con estos términos. No hay tiempo en esta clase para utilizar el método del debate entre los estudiantes porque la profesora siente la presión de preparar a los alumnos para los exámenes finales. Ella confía en que los alumnos respondan adecuadamente a una pregunta de elección múltiple sobre el concepto de literatura interpretativa. Sin embargo, no es probable que este concepto les ayude a dar sentido a su experiencia personal de leer literatura. Los alumnos de undécimo, tienen un a experiencia de su aprendizaje completamente diferente a los de duodécimo curso. En realidad, éstos últimos no poseen de verdad las historias y los conceptos que están empollando para los exámenes, no pueden convertir este aprendizaje en algo que les es propio. Evidentemente, el método más indirecto de enseñar literatura mediante el debate en clase parece mucho menos eficaz en términos temporales, mientras que el enfoque aparentemente más eficaz de dictar apuntes y empollar para los exámenes ahorra mucho tiempo e incluso permite incluir más contenido en el currículo. Sin embargo, el enfoque más eficaz falla finalmente porque los estudiantes sólo logran un conocimiento superficial que se olvida con mucha mayor facilidad. Esta contraposición ilustra varios puntos. El método de enseñar/aprender una materia concreta tiene consecuencias por la forma en que se aprende el contenido. No sólo está sobre el tablero la eficacia y la efectividad. También las relaciones entre el profesor y los estudiantes presentan una calidad pedagógica diferente: más dialéctica en la clase de undécimo. En la primera, la profesora se deja guiar por las consideraciones de eficacia temporal. En la otra, la profesora se deja guiar por las consideraciones de relevancia que puede tener para las vidas de sus alumnos. Toda educación es normativa. La cuestión es si el profesor será o no capaz de optar por las normas pedagógicas antes que por las normas no pedagógicas. El aprendizaje es un proceso de explicación y de clarificación desarrollado progresivamente a partir de experiencias que inicialmente son más o menos prerreflexivas. Los niños y los jóvenes aprenden a vivir en el mundo y a interactuar con algunos de sus aspectos significativos, como la lectura o la literatura. Luego aprenden a reflexionar sobre el mundo, y concretamente sobre sus experiencias respecto a él, siendo capaces, por ejemplo, de distinguir entre la literatura recreativa y la literatura que se disfruta por las percepciones que nos proporciona. Tenemos que dejar de considerar las cualidades superficiales de una clase para fijarnos en la forma en que el profesor la presenta a los estudiantes. Veremos que tanto la selección del contenido del tema como la forma y el tacto con que el profesor enfoca la enseñanza de ese contenido casi siempre tienen consecuencias para el desarrollo personal y el aprendizaje y que pueden afectar al carácter del niño ya la capacidad de reflexionar y formarse un sentido crítico del mundo. El tacto pedagógico favorece la responsabilidad personal para el estudio y el aprendizaje en la gente joven. ¿CÓMO CONSIGUE EL TACTO PEDAGÓGICO LO QUE CONSIGUE? El tacto pedagógico consigue lo que consigue ejercitando una cierta sensibilidad perceptiva, así como practicando una preocupación afectiva por el niño activa y expresamente. Por una parte, el tacto pedagógico confía en nuestra habilidad para detectar las necesidades de un niño y también sus posibilidades concretas. Esto significa que el tacto pedagógico sólo puede funcionar cuando los ojos y los oídos del pedagogo buscan de una forma afectiva y receptiva el potencial del niño, e intentan saber hasta dónde puede llegar. Esto requiere una percepción orientada hacia la singularidad del niño, y utilizar una multiplicidad de perspectivas, consideraciones y estrategias ventajosas con el objeto de obtener una visión y una interpretación pedagógica del niño. Es importante contrastar la receptividad de la sensibilidad para el tacto, con la tendencia a ver y oír sólo lo que uno quiere ver y oír sobre un niño. Esta tendencia puede llevar a la formación de juicios, estereotipos y clasificaciones inflexibles, a ver sólo el comportamiento externo de los niños y no su vida interior y sus intenciones y proyectos individuales. Por otra parte la mirada sensible del tacto nos devuelve el reflejo de su mirada afectiva. El tacto hace lo que hace utilizando los ojos, el lenguaje, el silencio y los gestos como recursos para mediar su trabajo afectivo. Podemos comparar la mirada analítica y distante que observa y juzga fríamente desde arriba, con la mirada compasiva que establece un contacto y busca la comprensión pedagógica en el diálogo con los niño. El ojo que sólo observa el comportamiento de los niños los convierte en objetos, mientras que el ojo que logra establecer un contacto con ellos hace que las relaciones personales sean posibles. Sabemos la diferencia que existe en estos dos tipos de miradas cuando pensamos en las ocasiones en que, interactuando con otra persona, tenemos la sensación de que no está conversando con nosotros de verdad, sino que nos está estudiando. En este último caso, la otra persona no me está mirando sino que está mirando mi cuerpo, mis manos mi cara, 27 mis piernas: el otro «me está analizando» y, por consiguiente, «pasando por alto» quién es mi cuerpo. La mirada objetiva no puede mediatizar mi acción si quiero tener tacto, de la misma forma que mi oído objetivo no puede pedirle a mi boca que mediatice la respuesta solícita de un discurso realizado con tacto. Si no puedo oír los sonidos de la vida interior del niño que me habla, me resultará imposible realizar un discurso con tacto. En los apartados siguientes haré algunas sugerencias sobre cómo el tacto puede estar mediatizado por nuestro discurso, nuestro silencio, nuestros ojos, nuestros gestos, el ambiente en que nos desenvolvemos y nuestro ejemplo. El tacto trabaja con el habla El tacto crea un clima positivo en el habla. La profesora dice: «Ahora quiero que saquéis el libro y lo abráis por la página 87 iNo quiero oír hablar a nadie! Primero leeréis las instrucciones de la lección catorce y luego respondéis a las preguntas sobre la lectura». Otra profesora dice: «Parece que Kathy está preparada para un cambio de ritmo ¿Estamos los demás preparados también como Kathy? ¿No os parece que es un buen momento para que discutamos la poesía que ayer nos pareció tan intrigante? Vayamos a la página 87 y lo vemos». Ambos tipos de discurso suelen darse con frecuencia en las aulas ¿Cuáles son algunas de las implicaciones de la forma en que estas dos profesoras tratan a sus alumnos? La diferencia entre la primera profesora y la segunda es que la primera se coloca a sí misma en el centro («Quiero que abráis el libro por la página 87»), y la segunda parte de la situación de los alumnos, apelando a la relación que los estudiantes mantienen con el texto «Vayamos a la página 87»). Aun cuando no sepamos nada más sobre estas dos profesoras, notamos una diferencia en el tono en que cada una se dirige a los niños. En el caso de la primera existe una cierta distancia entre la profesora y los alumnos; la forma de hablar de la profesora parece reflejar una actitud hacia la clase de «haced esto, haced aquello».Por el contrario, la segunda profesora parece que establece un contacto con los niños; su forma de hablarles refleja compromiso, conexión, relación Mientras que la primera habla utilizando con dureza el pronombre de la primera persona, "Yo» , la ironía es que es la segunda profesora la que, al evitar usarlo con demasiada frecuencia en 28 su charla, logra crear un clima en el habla que corresponde al contacto personal. El tipo de discurso que gobierna un aula o una escuela puede evitar, o contribuir a, una sensación de contacto entre los profesores y los niños. Este clima está en función de la relativa presencia o ausencia de un cierto tacto en la forma en que, por ejemplo, el profesor llama a un estudiante, le da instrucciones, le hace sugerencias, le ofrece explicaciones, etcétera. Todos notamos la diferencia entre el clima que crea un profesor que se dirige a sus alumnos por el nombre propio y el que crea otro que siempre se dirige a ellos por los apellidos; o el profesor que dice: «¿No puedes sujetar bien el boli?», en contraposición con un profesor que pregunta: «¿Puedes coger el bolígrafo como yo lo hago?»; un profesor que manda: «iPracticadlo!», frente a un profesor que dice: «¿Estamos preparados para practicarlo?»; un profesor que después de la intervención de un alumno ordena: «Vale, ahora ya te puedes sentar!», y un profesor que dice: "iGracias por tu aportación!». Para bien o para mal, la mayoría del tiempo escolar se llena con la voz del profesor, y, evidentemente, la voz es un medio fundamental de contacto entre los seres humanos. Eso es por lo que es tan importante darse cuenta dé la gran variedad de inflexiones timbres y calidades del tono de los que la voz es capaz. Una voz puede resultar áspera o suave, arrogante o modesta, degradante o alentadora indiferente o afectiva deprimente o que levante el ánimo, agria o feliz, nerviosa o tranquila. Después de muchos años, puede que todavía recordemos la sensación especial que nos produjo un comentario importante hecho con tacto por nuestra madre padre profesor, amigo o amante, aun cuando no podamos recordar las palabras exactas que nos dijeron. Es el tono lo que nos marcó, y la atmósfera que se creó con la voz que recordamos. Todos hemos vívido situaciones en que nos hemos enfadado por un tono de voz descontento crispan te o quejumbroso. Ese tono de voz nos estimula a rebelamos o a resistimos. Por el contrario, un comentario suave y con tacto puede hacer que nos mostremos más agradables y que veamos las cosas bajo una perspectiva diferente. En ambos casos el efecto que provoca no es sólo cuestión de las palabras que se utilizan. Es también el clima que crea la voz lo que marca la diferencia. Las mismas palabras, dichas de forma diferente pueden producir el efecto opuesto. Un buen profesor sabe que los niños que están nerviosos o hiperactivos se pueden llegar a calmar utilizando con ellos un tono de voz tranquilo. Las personas tienen tendencia a subir el tono de la voz cuando quieren disciplinar a un niño o a un grupo de niños Pero un profesor que tenga tacto sabe la útil eficacia de la menor inflexión del tono de tristeza. La voz utilizada con tacto favorece el contacto. Cuando existe un contacto genuino entre el adulto y el niño (y no me refiero, por supuesto al tipo de voz de santo remilgada y excesivamente comedida), deja poco espacio a la negatividad ya la necesidad de «disciplina y castigo». Es difícil sobrestimar la relevancia de la voz y el clima del discurso en las relaciones pedagógicas dentro de la clase. Si vivir con los niños es una cuestión de tacto, tenemos que tener en cuenta el tono de nuestra voz, la forma en que les hablamos. Nuestra primera reacción debería ser sustituir el discurso sin tacto por un discurso con tacto. No parece demasiado difícil aprender a utilizar tipos de expresiones, fórmulas, tonos de voz y formas de hablar que favorezcan una relación de contacto. Pero, probablemente, las fórmulas estereotipadas de un discurso que aparenta reflejar un comportamiento con tacto tienen poco en común con el tipo de discurso que genera la propia solicitud. La táctica de una persona especialmente entrenada para realizar ventas constituye un buen ejemplo de ello. El comercial se ha entrenado en el empleo de ciertos gestos (saludar, por ejemplo, estrechando la mano del posible cliente) y de técnicas verbales (por ejemplo, dirigirse al cliente por su nombre propio), para crear una relación instantánea de «cercanía», "cordialidad» y "amistad». Pero mucha gente nota rápidamente que esta relación instantánea no es auténtica sino falsa. No se consigue establecer una sensación de conexión, mediante una serie de prácticas de discurseo, porque ninguna serie fija de modelos y fórmulas permitirá hablar con tacto en cada situación específica. El tacto trabaja con el silencio El tacto crea un clima positivo en el habla. Kenny está completamente exaltado Ha acabado su redacción a toda prisa pero la profesora le señala que no ha acabado del todo. Se ha saltado varios apartados, no ha comprobado bien la ortografía y su letra es horrorosa. La profesora intenta que Kenny sea razonable ¿No crees que puedes hacerlo mucho mejor?», le pregunta la profesora. Pero Kenny no está de acuerdo. Probablemente, le parece poco razonable la pretensión de la profesora de que sea razonable " Yo no lo vuelvo a repetir todo otra vez» , dice Kenny enfáticamente. Pero su profesora insiste en que ella no puede aceptar un trabajo que está por debajo de su nivel y, por lo tanto, que no está realmente acabado. Le dice a Kenny: «Mira, si rió pudieras hacerlo mejor de lo que este trabajo sugiere, te lo aceptaría. Pero yo te conozco, Kenny respeto tu inteligencia y tu capacidad. En mi opinión eres un buen estudiante» Kenny vuelve a su sitio enfadado y de forma ostentosa se niega a rehacer el trabajo. Se queda ahí sentado, desafiante, con los brazos colgando, los libros cerrados, mirando directamente hacia adelante, murmurando que ya ha hecho bastante. Algunos niños lo miran con curiosidad Kenny está intentando exhibir su confrontación y su resistencia. Seguramente va a tener problemas con la profesora. Pero ella parece totalmente ajena. Ha dirigido su atención hacia otros niños. Conoce a Kenny. Tiene un gran sentido del orgullo y un fuerte sentimiento de su propia valía. A Kenny no le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Sin embargo, para la profesora, aceptar su desafío no beneficiaría a nadie, ni a Kenny, ni al ambiente de la clase. La profesora sabe que la vida familiar de Kenny está muy degradada. Quiere animarle y, en cierto sentido, le está pidiendo que se comprometa completamente, demostrando totalmente y de forma positiva su capacidad. La profesora se niega a entrar en la dinámica de confrontación de Kenny. Permanece en silencio e ignora su postura. A Kenny le cuesta un rato enfriarse. Pero algo más tarde la profesora nota, por el rabillo del ojo, que Kenny ya ha abierto los libros y se ha puesto a trabajar Kenny es tozudo; también es bastante brillante. Está aprendiendo lo que significa un trabajo acabado de verdad, y ese nivel está relacionado con lo que significa para su profesora. Lo más probable es que la próxima vez que se lo enseñe su trabajo sea mucho mejor. Jim se acerca a su profesora después de clase ¿Me podrías dedicar algo de tiempo a mediodía? Tengo un problema con los deberes de lengua que nos pusiste ayer y me preguntaba si podrías hacerme alguna sugerencia sobre cómo enfocarlo. La profesora le dice “Claro, Jim, ¿por qué no te sientas aquí conmigo mientras comemos? Podemos comer y charlar a la vez”. En cuanto empiezan a comer Jim ya está hablando a toda prisa. Se siente inseguro sobre algunas cosas, pero 29 tiene unas cuantas ideas. La profesora casi no hace más que escuchar, asiente dando ánimos y sólo de vez en cuando hace alguna pregunta Jim es quien habla todo el tiempo. Al final parece satisfecho. Ha redondeado cuidadosamente la idea de su proyecto y luego se inclina hacia atrás. La profesora sonríe y se quedan callados durante un momento, hasta que la profesora se levanta Vamos, es hora de ir a clase Y Jim le dice: Muchas gracias, siempre eres de gran ayuda. Pero la profesora sabe que, mucho más que ideas y sugerencias, lo que Jim necesitaba era su aprobación silenciosa. El silencio es con toda seguridad uno de los mediadores más poderosos del tacto. En la interacción, el silencio puede funcionar de diferentes formas. Por ejemplo, existe el silencio que habla. Éste es el tacto de la conversación silenciosa en la que la charla queda desplazada o en la que las preguntas impertinentes sólo pueden molestar o herir. La raíz etimológica de conversación significa vivir juntos, asociación, compañía, conocimiento. El ruido de las palabras puede hacer que resulte difícil oír lo que la mera conversación del compañerismo puede producir. En la buena conversación los silencios son tan importantes como las palabras que se emplean. El tacto conoce el poder de la calma, y cómo permanecer en silencio. En otro caso, establecer silencio significa dejar un espacio para que el niño pueda recobrarse. Este tipo de silencio no sólo está marcado por la ausencia de discurso. Más bien, es el silencio de la espera paciente, de estar allí mientras se mantiene una atmósfera de confianza abierta y expectante. Puede significar una aprobación confiada (sin interrogar o poner a prueba el humor del niño), o un resuelto desinterés (sin serlo en realidad), o un tranquilo pasar por alto (que no es negligencia), o una presencia discreta (sin dar la sensación de que se está allí a propósito por el niño). Por supuesto, el silencio del tacto no debería confundirse con el silencio negativo que hace el vacío, como en un castigo de adulto o en el silencio del niño desafiante y vengativo. Por último, existe el silencio del oído capaza de escuchar. Ésta es una atención incondicional a los pensamientos y sensaciones de la persona joven. El silencio en el tacto no significa que uno se niegue sistemáticamente a hablar; sino que uno se da cuenta de que hay momentos en que es más importante no dar opiniones, puntos de vista personales, consejos o hacer cualquier otro comentario. 30 El tacto trabaja con la mirada Cuando la boca y los ojos se contradicen mutuamente, el niño tiende a hacer caso de los ojos. Es el momento de escribir en el diario. Tres veces a la semana los niños y la profesora de cuarto pasan unos veinte minutos de la mañana escribiendo en sus diarios. Aunque la mayoría de ellos comparten el diario con la profesora, no están obligados a hacerlo. Aún así, muchos de ellos colocan sus diarios en la mesa de la profesora, que los lee y los devuelve con un comentario verbal. Tanto los niños como la profesora han llegado a apreciar este tiempo de reflexión y la oportunidad que ofrece decir cosas y expresar sentimientos que, de no ser por el diario, serían más difíciles de expresar. A través de los diarios la profesora se ha enterado de muchas cosas de las vidas de los niños fuera de esta escuela de barrio marginal. Sabe quiénes viene a la escuela por sus propios medios, sin desayuno decente o una comida nutritiva. Conoce las incidencias del abuso y del abandono, el alcoholismo en varias casas, los efectos del conflicto físico, de la ausencia paterna o materna, del divorcio, del desempleo, de la falta de hogar y del ciclo de bienestar. La vida de cada niño es una historia que debe tenerse en cuenta al valorar su funcionamiento escolar. Mientras la profesora está escribiendo en su diario sobre sus propios hijos, levanta la vista momentáneamente y sus ojos se detiene en Nicole. Nicole tiene una especial relación con esta profesora (como ocurre con muchos de los niños). La profesora sabe que para Nicole es difícil hablar de sus sentimientos, de los problemas que vive en su casa. La madre y el padre de Nicole no se llevan bien.Tanto la madre como la hija viven con miedo a un marido y a un padre agresivo. Cuando Nicole ha entrado en clase esta mañana la profesora le ha preguntado: «¿Van bien las cosas?» y Nicole le ha respondido: «Sí». Pero por la cara de Nicole la profesora sabe que las cosas no van bien. Pero lo que Nicole no puede expresar hablando, ha aprendido a escribirlo en su diario. En cierto sentido la profesora debería estar contenta. He aquí una niña de barrio marginal, una alumna de cuarto curso, que hace cuatro meses apenas sabía escribir una frase completa. Ahora, esta alumna está escribiendo de verdad para poder expresarse. Pero el contenido de lo que escribe Nicole es demasiado serio para que la profesora se sienta victoriosa. Nicole levanta la vista de su papel y se encuentra con los ojos de la profesora «¿Van bien las cosas, Nicole?» parecen preguntar los ojos de la profesora otra vez. En esta mirada comprensiva, en estos ojos sabedores Nicole encuentra la posibilidad de expresar su necesidad: «Nos matará si se entera de que nos vamos a trasladar», escribe y añade: «Pero echaré de menos a mi padre y echaré de menos a mi profesora. Ella significa tanto para mí. De vez en cuando, los profesores y los niños leen en las caras y en los ojos lo que es importante, interesante, molesto, conmovedor, aburrido, emocionante, inquietante. A través de los ojos el adulto y el niño se conocen inmediatamente el uno al otro. Cuando la cara y la voz se contradicen mutuamente, los niños creen antes a los ojos que a la de la boca.Los buenos profesores, en este sentido, son como los niños. Al contrario que a muchos adultos que han olvidado esta verdad, no se les puede engañar con simples palabras. Un buen profesor puede leer en la cara de un niño, igual que un padre o una madre atentos pueden leer en la cara de sus hijos. La forma más sorprendente de experimentar la presencia de otra persona es, sin duda, a través de los ojos. A través de los ojos podemos sentir el ser más interior de la persona, su alma. Literalmente, los ojos proporcionan una visión de la esencia de la otra persona Y a través de los ojos la otra persona también tiene acceso a mi ser.El contacto cara acara es un contacto de ser a ser, y a través de los ojos somos capaces de hablarnos mutuamente sobre las cosas que las palabras no pueden expresar de forma adecuada. No importa tanto lo que se diga sino cómo se diga: la receptividad o vulnerabilidad hace posible que ese contacto cara a cara sea un encuentro genuino, un encuentro en que sé que me dirijo al corazón de mi existencia. Sabemos que los ojos son capaces de expresar emociones ambiguas. Estos ojos son ¿de amor o de odio?, ¿de entusiasmo o de abatimiento?, ¿de honestidad o de decepción?, ¿de confianza o de miedo?, ¿de esperanza o de desesperación?, ¿de afecto o de indiferencia? La mirada puede expresar todo esto y mucho más. Lo podemos ver en los niños con los que vivimos Y, ¿qué es lo que ven lo niños? ¿De qué hablan nuestros propios ojos? ¿Sabemos cuándo contradice nuestra mirada lo que nuestra boca está tratando de decir? Es importante ser capaz de interpretar los sentimientos en las caras de los niños, estar atentos. Los ojos sólo pueden mediatizar el tacto cuando existe un contacto cara a cara. También aquí nos damos cuenta de que hablar de tacto es hablar de contacto, de estar en unión. En última instancia, ser capaz de estar atento a lo que expresa la cara, los ojos, del otro, es ser capaz de ver e interpretar el alma del otro, ver a través de su mirada, a través de los ojos, entender lo que da expresión a su mirada concreta. De esta forma, el gusto del tacto, la mirada afectuosa, derrite la mirada descorazonada o hace mover el ceño fruncido. La mirada comprensiva o conocedora se da cuanta de que en lo más profundo de los ojos, en el cambio constante de la cara, yace la vulnerabilidad de cada persona. ¿Cómo consigue el tacto lo que consigue? El tacto sabe cómo funcionan los ojos. Esto significa, por una parte, que uno debe saber interpretar lo que ocurre en los ojos de los demás y por la otra, que uno debe aprender a expresarse a través de los propios ojos .Esto puede sonar extraño ¿No vivimos a través de nuestros ojos con naturalidad? Sí, por supuesto. Pero igual que un gran actor aprende a interpretar el lenguaje de la cara para que hable en nombre de todo el cuerpo con más autenticidad, muchos de nosotros podemos acercarnos por medio de los ojos. Para ser capaces de actuar solícitamente con os niños tenemos que estar inducidos por el amor y el cariño que hacen posible una relación pedagógica. Puede que quiera elogiar y animar a un niño difícil, que da guerra porque necesita llamar la atención y que se le anime. En ese caso puedo expresar palabras de apoyo correctas, pero mis ojos traicionan mi verdadero sentimiento de disgusto. Sólo si puedo ver más allá de la dificultad del niño y ver su vulnerabilidad podré concertar de verdad mis ojos con mis intenciones pedagógicas respecto a él. Por lo tanto, es importante darse cuenta de que la mirada de los ojos normalmente no se puede conformar y manipular con tanta facilidad como las palabras que pronunciamos. Un gesto de ánimo, una mirada comprensiva, un gesto significativo, una cara abierta y que invita, no simplemente una serie de habilidades del comportamiento que uno pueda aprender en un taller sobre gestión del aula. Un profesor que llama con tacto a un niño con una mirada afectuosa y de apoyo debe sentirse atraído afectivamente por el niño. El profesor debe ser la propia mirada que intercambia con él.2 2 Véase también Van manen (1986) 31 El tacto trabaja con el gesto Nos conocemos el uno al otro, en primer lugar, a través del cuerpo y del gesto. En una clase de tercero todos los niños están en silencio trabajando en sus ejercicios de matemáticas. Mark está sentado en el borde de la silla. Está muy concentrado en su trabajo. Apenas es consciente de que la profesora se está paseando entre las filas de la clase. Entonces se produce un momento de confusión. La repentina subida de adrenalina por su cuerpo va seguida de la risa de los otros niños. La profesora ha tirado de la silla de Mark; él se ha caído al suelo «Así aprenderás a sentarte bien en la silla», le dice la profesora en tono jocoso. Pero Mark apenas oye sus palabras. Tímidamente se vuelve a sentar. Pasa un rato hasta que consigue ignorar las risas de sus compañeros y volver a su trabajo de matemáticas. En otra clase de tercero los niños están realizando sus ejercicios de matemáticas en silencio Michael está medio tirado en la silla. Está ensimismado con sus ejercicios de matemáticas. Apenas es consciente de que la profesora se está paseando entre las filas de la clase. De repente, la cara de la profesora aparece junto a la suya, mirando su trabajo «iBuen trabajo, Michael!», le dice «Me gusta tu forma ordenada de alinear los números. No tienes ni un solo fallo». Michael casi puede sentir la calidez de la cara de la profesora mientras ella le susurra estas palabras. Siente como una caricia, se pone recto y endereza su posición en la silla. Apenas había notado que la mano de la profesora en su espalda mal colocada era en parte una caricia de ánimo y simultáneamente un gesto eficaz para enderezar su postura y hacer que se sentara correctamente. Por una parte, el gesto corporal es sintomático del humor de una persona, de manera que un profesor perceptivo puede detectar el estado psicológico y emocional de un estudiante por la manera en que se coloca o se mueve. Por ejemplo, un estudiante que está repantigado en el asiento puede que esté cansado, aburrido o que sea un vago. En cambio, otro estudiante que se sienta en el borde de la silla puede que esté totalmente absorto en su trabajo. Por otra parte, el gesto del profesor puede crear un clima, una relación, una comprensión o un humor determinado. En ambos sentidos, el gesto corporal es una especie de lenguaje que puede infundir significado o importancia a una situación determinada. 32 Desde el momento en que los seres humanos se encuentran e interactúan, lo primero que ocurre es que están presentes el uno respecto al otro a través de sus cuerpos y de su comportamiento corporal. Por ejemplo, me acerco al señor Brown con una pregunta o un comentario y, conforme hablamos, me siento de alguna forma fortalecido y confirmado en mi intención de expresarle mis pensamientos. Más tarde, me encuentro involucrado en una conversación parecida con el señor Smith, pero esta vez me siento totalmente consciente de mí mismo, dudo, y mi discurso se vuelve incomprensible y vacilante ¿Cuál es la diferencia? Parece que la diferencia reside en la receptividad gestual de las dos personas.Me siento más fuerte en compañía del señor Brown, porque su cuerpo y su cara se muestran abiertos y en actitud de escucharme. Me siento débil con el señor Smith porque no le da importancia a lo que le digo y parece tener prisa por huir de mí. La diferencia está en la composición gestual de las conversaciones. Algunas de estas diferencias tienen que ver con conductas gestuales evidentes, como la forma de colocar las manos o el hecho de que haya o no un sentimiento amistoso, una sonrisa etcétera; otras diferencias pueden haber sido más sutiles: una mirada desinteresada o solícita, una forma atenta o rígida de ladear la cabeza o todo el cuerpo. El profesor de ciencias está haciendo una demostración de un experimento físico. La profesora de lengua está presentando un poema. La profesora de arte está explicando el significado de la arquitectura griega. Si estuviéramos presentes en estas situaciones, a menos que prestáramos una especial atención, ni siquiera podríamos darnos cuenta cómo los gestos y las palabras se funden en el espacio interpersonal entre el profesor y los alumnos. La palabra es gesto, y el gesto es palabra y es mediante este lenguaje como se configura la realidad compartida. De alguna forma, la calidad gestual funciona dejando a los alumnos entrar con naturalidad en la realidad significativa de la física, la literatura y el arte. A través de los gestos los estudiantes se fijan corporalmente en el terreno de las significaciones a las que los gestos dan vida. Esto no significa, por supuesto, que los profesores deban estar moviendo frenéticamente brazos y cuerpo. De hecho, la profesora de lengua apenas se mueve Mientras lee el poema está de pie, sin moverse, recta, tranquila, concentrada en las palabras de la página que tiene delante.Todo su ser resuena esa quietud que las palabras del poema van desgranando. Sin embargo, de manera casi imperceptible, este cuerpo aparentemente tenso de la lectora del poema parece temblar O, ¿es el oyente quien tiembla, mirando ahora atentamente este cuerpo poetizado? Quizás es la voz original, la forma original del propio lenguaje poético lo que sacude profundamente tanto al lector como a los que están escuchando. ¿Qué podemos aprender del carácter gestual de la enseñanza? Podemos aprender que el lenguaje es como el gesto y el gesto es como el lenguaje y que la enseñanza con tacto sabe cómo convertir los gestos en realidades de la naturaleza, la literatura, el arte, las matemáticas, etcétera, de manera que los estudiantes puedan entrar en ellas con naturalidad. El tacto trabaja con el ambiente Para los seres humanos todo tiene un cierto ambiente Una profesora acaba de terminar el último capítulo de un libro que lee a diario a su clase. Tranquilamente cierra las tapas; algunos niños suspiran. Hay un cierto dolor, una sensación de pérdida, cuando un buen libro se termina. Uno desea que la historia continúe: no quiere que se acabe. La profesora conoce esa sensación y con sutileza cultiva el poder del clima existente “A lo mejor algunos queréis tomar prestado el libro para leerlo a solas”. Varias manos se disparan Mientras tanto, dice la profesora: “podemos ver qué otros libros ha escrito este autor A ver por dónde empezamos…” La profesora que lee una historia en clase para todos, en el tono adecuado, crea un sentido de comunidad, así como una experiencia de narrativa compartida. Algunos profesores creen que leer en clase es algo que sólo se hace en la escuela primaria. Pero en la secundaria se puede crear un clima o un ambiente especial leyendo a los alumnos y ello puede contribuir a revalorizar la historia y la literatura, a la vez que a crear un valor compartido. Los profesores crean un clima especial no sólo por lo que dicen sino por la forma en que se presentan a los alumnos. Provocan un cierto clima por la forma en que trabajan con las dimensiones espaciales y temporales de su aula. Este clima se crea mediante la distribución del mobiliario y el tratamiento de las paredes y los pasillos. El aula de cada profesor y de cada escuela tiene un determinado carácter. La cuestión no es si debe crear un ambiente, sino qué tipo de ambiente conduce más hacia las relaciones pedagógicas. Los niños son bastante sensibles al ambiente en el que comparte las experiencias. Un profesor que les lee por obligación, o para mantenerlos tranquilos hasta la hora de acabar, o un padre que lo hace hasta la hora de dormir, o simplemente para cumplir una promesa, probablemente no disfrutan de lo que leen. No crean un verdadero clima narrativo. Una experiencia de lectura en que tanto el padre como el niño están involucrados en la historia que están leyendo, y en la que el niño puede sentir que existe un sentimiento y una experiencia compartidos, es muy diferente. No sólo el adulto y el niño disfrutan de la historia, sino que disfrutan del placer que se proporcionan mutuamente. Una profesora de escuela secundaria les dice a sus alumnos de octavo: “Tengo una bonita historia, titulada “Mil grullas de papel”, que me gustaría compartir con vosotros para conmemorar el Día de los caídos, en que se recuerda a los que perdieron la vida como resultado del conflicto y la guerra”. La profesora ya ha proporcionado un contexto para la historia. Son las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. La bomba atómica ha forzado a Japón a acabar la guerra, pero todavía hay gente que muere La profesora empieza a la lectura. La clase se instala. Pero conforme se desarrolla la historia, los alumnos se dan cuenta de que la propia profesora reacciona con dificultad a la historia. Su voz tiembla, y no de manera artificial, para crear una sensación de drama. Está emocionada de verdad. Lo que los alumnos detectan es la vulnerabilidad de la profesora a la fuerza de la narrativa. Pero también reconocen esa reacción de la profesora en ellos mismos Y resulta interesante que ninguno de estos adolescentes se aproveche de la situación para burlarse de la profesora ¿Por qué no? Sería fácil reírse del sentimentalismo. Pero quizás estos sentimientos no fueran sólo sentimentalismo. La historia revela verdades universales. Todos los estudiantes están afectados por la historia. La profesora cree que es mejor parar, y le dice a uno de los alumnos: “¿Puedes continuar leyendo? Me parece que esta historia siempre me sobrecoge un poco”. Cuando la lectura se acaba la profesora es consciente de que a unos cuantos alumnos les ha conmovido la historia.Alguno se frota un ojo rápidamente con un dedo y otros mantienen sus cabezas bajas para evitar que 33 se les note cómo les ha afectado. Nadie habla. El silencio que se palpa no es un silencio de atención, de espera o de obediencia. Es la quietud que permite que la historia se dilate para invitar a la reflexión, al juicio, a la aceptación de que es algo profundo y poderoso. El tacto trabaja con el ejemplo Lo único que podemos hacer es ser un ejemplo para las nuevas generaciones. La profesora de lengua está descontenta por la calidad de la escritura de su clase de undécimo. Tiene graves problemas para leer algunas de las redacciones porque la caligrafía es ilegible. Se asegura de que la suya sea impecable en sus comentarios a las redacciones. En clase realiza un esfuerzo extra para producir una caligrafía perfecta en la pizarra. Procura dejar que los estudiantes reacciones mostrando cómo una escritura clara hace que un texto sea más agradable y personal ¿No nos sorprende y nos gusta recibir una carta de un amigo y reconocer su característica y bonita caligrafía? Es como reconocer la agradable voz de una persona conocida. Muchos profesores creen que enseñar poniendo ejemplo, o mejor, siendo el ejemplo que los estudiantes deberían emular, puede ser sutil a corto plazo pero al finar resulta muy eficaz. La profesora de inglés que acabamos de describir está dando un ejemplo sin concederla una especial atención. Por supuesto, a veces uno puede querer ser más explícito. Pero incluso en esas ocasiones el profesor puede mantener el tacto: la profesora de lengua acaba de escribir en la pizarra con estilo fluido y bonito. Para los alumnos es evidente que no está simplemente escribiendo algo deprisa. Luego se aleja un poco de la pizarra y, mientras contempla su escritura desde el lugar de los alumnos, dice: «Espero que os deis cuenta de que estoy intentando cambiar mi vida. De ahora en adelante espero que seáis capaces de leer lo que escriba para vosotros» y añade: «Sabéis, presentar un texto a otras personas es como ir a una cita y ponerse presentables y agradables para la persona con la que hemos quedado. Me temo que algunas veces mi escritura tiene "halitosis" A partir de ahora estoy decidida a cambiar mi vida» Naturalmente, no se puede influir en todos los grupos ni en todos los alumnos con el ejemplo y el estímulo sutil. Pero, desde luego, no tiene mucho sentido devolver una redacción a un 34 alumno con tono enfadado o quejumbroso. Es mejor decir, por ejemplo: «Me gusta el contenido de tu redacción, se nota que has trabajado, pero por la letra parece que lo has hecho demasiado deprisa». Algunos profesores parece que pretendan enseñar mediante ejemplos negativos, como los que insisten en exigir una buena letra a sus alumnos aunque la suya resulte sencillamente abominable. Otros profesores aconsejan a sus alumnos no fumar pero son incapaces de dejar el tabaco. Por supuesto, los buenos profesores no temen mostrar que tienen dificultades con algunas cosas. Pero les muestran lo que significa hacer una verdadero esfuerzo. Actuar con tacto utilizando el propio ejemplo positivo como forma de enseñar desvía al niño del enfoque negativo. Es importante darse cuenta de que, tanto si les gusta como si no, los adultos sólo pueden enseñar mediante el ejemplo a las generaciones más jóvenes. Mostramos a los niños ya los jóvenes lo que hacemos de nuestro mundo, cómo vivimos en él, y lo que este mundo significa para nosotros. En este sentido, todos somos profesores, aun cuando algunos no tengamos el más mínimo deseo de ser educadores .Todos somos profesores en la medida en que enseñamos a los niños y a los jóvenes, a través de nosotros mismos, de nuestras formas culturales de vida ya través de nuestras vidas individuales, cómo se debe vivir. EL TACTO Y LA ENSEÑANZA LA IMPORTANCIA DEL TACTO EN LA ENSEÑANZA El estudio del tacto nos permite centrarnos en algunos elementos de la situación de enseñanza/aprendizaje que la mayoría de las teorías, modelos y métodos no han querido o podido tratar: el elemento animador de la pedagogía que otorga una calidad especial al mundo del padre y el niño o de los profesores y los estudiantes; el elemento de la persona del profesor sin el cual la situación pedagógica no puede existir; y el elemento de contingencia omnipresente en todas las situaciones pedagógicas ¿Cómo se preparan los pedagogos para su tarea de educar niños y gente joven? La respuesta a esta pregunta ha sido: cultivando o desarrollando un cierto grado de solicitud y de tacto pedagógicos en su convivencia con niños. La solicitud y el tacto pedagógicos son las habilidades conscientes que permiten a un profesor actuar de manera improvisada en las situaciones educativas, que siempre están cambiando. Las situaciones educativas son siempre variables porque los estudiantes no son nunca los mismos, el profesor no es nunca el mismo, el ambiente no es siempre el mismo, el tiempo no es siempre el mismo. En otras palabras, el profesor está siempre sometido al reto de dar una forma positiva a situaciones imprevistas. Es esta capacidad de ver las posibilidades pedagógicas en los incidentes ordinarios, y convertir aparentemente los incidentes sin importancia en significación pedagógica, lo que promete el tacto en la enseñanza. En realidad, la esperanza de todo profesor debería ser que el tacto no deje al alumno intacto en lo fundamental de su ser. El tacto proporciona una forma nueva e inesperada a las situaciones imprevistas El tacto da un significado a lo accidental. Puede que escuchemos a un profesor decir: «Esta mañana la clase ha funcionado bien aunque ha sido diferente de lo que había planeado».Esto demuestra que la planificación del curso y de las clases no es irreconciliable con la posibilidad de actuar con tacto. No hay duda de que la planificación cuidadosa y detallada de las clases contribuye a una buena enseñanza. Esto contradice a aquellos que creen que la planificación crea inflexibilidad en la aproximación del profesor a la clase ya los alumnos. Este punto de vista se basa en una interpretación inadecuada de la importancia de planificar. Preparar una clase no consiste en programar un guión inflexible. Planificar es considerar detenidamente, anticipar, imaginar cómo pueden ir las cosas, cómo pueden experimentar o ver las cosas los niños. Cuando el profesor considera concienzudamente las cosas que quiere decir y hacer con los alumnos durante los minutos de clase, está preparando una estructura deliberada para la situación pedagógica. Cuanto más cuidadosamente un educador considere las interacciones con los niños, más capaz será de improvisar sobre el guión planificado para ser más receptivo a las contingencias que puedan surgir. Un buen profesor planifica totalmente las clases para poder improvisar su enseñanza sobre esas bases. En situaciones imprevistas el profesor tiene que saber instantáneamente qué decir o hacer para poder, con tacto, modificar o reorientar la clase de forma responsable y receptiva desde un punto de vista pedagógico. Pero hay profesores que pueden considerar que los momentos de improvisación suponen una interrupción o desviación de lo que debería haber ocurrido. Un profesor puede haber planificado una clase de matemáticas o lengua con una cuidadosa secuencia pero descubre, durante la primera fase, que los niños no se involucran de la manera que esperaba. Un mal profesor no atenderá a los signos que revelan la escasez de respuesta de sus alumnos y simplemente intentará forzar la secuencia estructurada con anterioridad o abandonará la clase substituyéndola con material de relleno para matar el tiempo que queda para acabar la hora de clase. Un buen profesor nota que la experiencia que tienen sus alumnos de la clase determina la significación última de lo que se está aprendiendo. Quizás algunas de las habilidades que eran un requisito imprescindible para que funcionara la clase no estaban tan claras como el profesor había supuesto; quizás la clase que han tenido en la hora anterior les haya provocado alguna inquietud especial o haya creado un interés que tienda a distraerlos de la asignatura que en ese momento se está impartiendo; tal vez el clima de la clase en general no permitiera suscitar la atención que se requería 5 para esa clase tal y como estaba planificada; o quizás los niños tienen una concepción y una interpretación del tema muy diferentes de lo que el profesor suponía. 35 Por lo tanto, el tacto le permite a uno discernir el elemento significativo de un momento pedagógico. Es probable que un profesor que tiene un sentido completo de lo que es valioso desde un punto de vista pedagógico sobre una clase concreta de matemáticas o poesía porque él o ella ha considerado detenida y cuidadosamente la esencia y la estructura de la clase sea capaz, con tacto, de adaptar el plan para adecuarse a la disposición o las circunstancias de sus alumnos. Un profesor que no se ha preparado las clases a conciencia, o que sólo tiene una programación externa, no está en contacto con la finalidad primordial y la importancia de la clase .Un profesor así sólo puede funcionar a trancas y barrancas. Un gesto de tacto deja huella en el niño Un gesto puede hacer maravillas. Suena el teléfono Una persona joven responde: «¿Es usted la señora Walker, la profesora que daba lengua en la escuela secundaría? Soy Peter Lemarsh Usted me dió clases hace casi diez años y me publicó un poema en una revista. Probablemente no lo sepa, pero esa poesía cambió completamente mi actitud hacia la escuela en general y hacia mis estudios. En aquel entonces yo creía que era un estúpido y un perdedor. Había dejado prácticamente mis estudios. Su forma de enseñar me proporcionó el orgullo y el coraje de pensar que quizás podía hacerlo mejor Desde la secundaría he estado estudiando lengua y otros cursos en otras academias locales por las tardes, y he disfrutado muchísimo y como ya me he graduado necesito su consejo. Me gustaría matricularme en la universidad, ser profesor ¿Cree que puedo hacerlo? Necesito saber si podré hacerlo. Usted es la única persona a la que creo que puedo pedir consejo" Evidentemente, no son sólo los padres, los profesores y otros educadores los que dejan huella en el niño. Son muchas las experiencias de una persona que está madurando las que contribuyen positiva o negativamente en el carácter y la personalidad. Pero sólo los adultos que mantienen una relación pedagógica con la gente joven y que se acercan a ellos con intenciones pedagógicas hacen de la formación del carácter el proyecto de sus acciones. El verdadero aprendizaje tiene lugar cuando el conocimiento, los valores y las aptitudes que adquirimos tienen algo que ver con la persona en que nos 36 estamos convirtiendo. El carácter es identidad distintiva que marca al individuo. la La palabra griega kharakter se refiere a un instrumento utilizado para marcar un objeto con una muesca o una impresión que lo distingue. De una persona decimos que «tiene carácter»: queremos decir que existe una unidad y consistencia esencial en la forma de ser, de actuar y de hablar de esa persona y no hay que confundirlo con la «personalidad». Una persona que «tenga personalidad» puede deslumbrar a los demás por la forma en que se comporta o se desenvuelve. Tener «mucha personalidad, puede no suponer necesariamente un buen carácter. La personalidad es lo que a uno le preocupa cuando tiene que actuar delante de los demás. Una personalidad formada de manera artificial suele resultar irritante para otras personas. Pero una personalidad basada de verdad en el carácter de la persona tiene una cualidad atractiva. Los niños suelen apreciar y admirar al profesor que tiene estilo o personalidad, siempre que esta apariencia sea auténtica. Algunas veces, la gente joven adopta el comportamiento de su profesor favorito. En este sentido, un profesor puede influir en la personalidad del niño. Pero, desde un punto de vista pedagógico, la personalidad generalmente queda fuera influencia del educador. La formación del carácter, por el contrario, es esencial en la tarea de la educación Bollnow dijo que: La educación que verdaderamente merece denominarse así es, es esencia, la educación del carácter.3 Y otros muchos que han reflexionado profundamente sobre la educación creen que no puede limitarse a transmitir a los niños ciertos conocimientos y capacidades. La pedagogía siempre concierne al individuo: quién es el niño y en quién se está convirtiendo. Por una parte, se puede ser escéptico sobre si los profesores pueden influir significativamente sobre el carácter de un niño Para asegurarse, las guías de muchos manuales del profesor, que proporcionan los departamentos y ministerios de educación, contienen frases majestuosas: El educador debe enseñar a los niños los valores positivos, como la honestidad, la sinceridad, el respeto a las personas y a la propiedad, la voluntad de cooperar con los demás, la responsabilidad, el deseo de aprender, la tolerancia, la crítica y la imparcialidad, etcétera. En contraposición, existen escépticos y minimalistas que 3 OF Bollnow(1982) «On silence- findings of philosophico pedagogical anthropology» Universitas, vol 24 no 1 pág 57 mantienen que no se puede esperar que las escuelas hagan todas estas cosas Creen que las escuelas deberían ceñirse a los básico: leer, escribir, matemáticas y no mucho más; en la secundaria algo de historia básica, ciencias, geografía y posiblemente una segunda lengua. Siendo razonable, eso es todo lo que se puede conseguir en la escuela según argumentan los escépticos. Pero los escépticos y minimalistas son realistas a un coste muy elevado: la esencia de su relación pedagógica ya no se preocupa por la persona, entonces la educación se reduce a una empresa en la que la escuela se ha convertido en el mercado, los niños y sus padres son sus clientes y consumidores, los profesores sus gestores de aula y el director el ejecutivo de la escuela. Éste es, algunas veces, el lenguaje de la teoría educativa moderna que permite poner en boca del director de un centro escolar que en realidad él se considera un director ejecutivo de una fábrica, en nada diferente al gerente de una cadena de supermercados». En este esquema la enseñanza se equipara a la «distribución» y el currículo a los «sistemas de distribución" de los «productos educativos. Lo que ocurre en este tipo de enfoque es que la disciplina de la educación queda reducida a algo construído imitando las transacciones del mercado. La educación se transforma en una ecuación económica para hacer que las escuelas sean lugares de producción más «eficaces» y «efectivos». La pedagogía no se puede adaptar a este tipo de esquema, puesto que la pedagogía siempre se cuestiona primero: ¿hacia dónde?, e inmediatamente: ¿por qué es esto importante? .Y a menudo ocurre que los métodos de aprendizaje más «eficaces» no son siempre los más deseables desde un punto de vista pedagógico. LA PRIMICIA DE LA PRÁCTICA La teoría pedagógica es, en última instancia, una cuestión práctica. Sea cual sea el conocimiento pedagógico que adquiramos las ideas sobre enseñanza, educación paterna o cuidado de los niños que tengamos, este conocimiento tiene que tener consecuencias sobre nuestra convivencia con los niños Podemos darle la vuelta a esto y decir: nuestra vida cotidiana con los niños, nuestra práctica es el punto de partida para la reflexión y la teorización sobre la pedagogía. Sin embargo, sería erróneo asumir que lo que es esencial para una buena enseñanza se puede encontrar en la práctica Igual que la teoría suele estar separada y es intrascendente para la práctica de una buena enseñanza, la práctica también se queda alejada y se olvida de la que es esencial para una buena enseñanza. En nuestra convivencia con los niños en casa o en la escuela, solemos olvidar cosas que son esenciales. Por ejemplo como padres algunas veces estamos tan ocupados que no tenemos tiempo para nuestros hijos. O puede que estemos tan frustrados por nuestro trabajo o por nuestros problemas personales que nos resulte difícil escucharles cuando estamos en casa. En este caso, lo que es esencial para una buena educación paterna tener tiempo para escuchar a nuestros hijos se olvida en la práctica. En las escuelas, también la práctica suele ocultar lo que es esencial para una buena enseñanza. Mediante un proceso de reflexión, es posible recordar y restaurar a la actividad de la vida cotidiana en las escuelas y en las clases aquello que es esencial. En cierta medida, nos hacemos de manera natural esa reflexión en la vida diaria. Cuando vivimos con niños nos vemos inducidos, cada vez con más frecuencia, a reflexionar sobre nuestra vida y nuestras acciones: «¿Debería haber hecho esto?». A veces nos sentimos culpables por cómo hemos tratado a los niños. Y cuando reflexionamos sobre nuestros logros nuestros fallos nos sentimos confusos sobre lo que espera de nosotros y sobre lo deberíamos esperar de nosotros mismos. En el mundo de la enseñanza y el aprendizaje algunos temas son recurrentes en nuestras experiencias cotidianas. Son temas como la dificultas, el interés, la disciplina y el humor. En los apartados siguientes examinaremos la importancia de algunos estos temas en relación a la solicitud y tacto pedagógicos. Los profesores tienen tacto hacen que lo resulte fácil Los profesores tienen que ser capaces de asumir que es probable que no se entienda o que se malinterprete o que se entienda de manera diferente ¿Hay que ser inteligente para entendernos entenderlo? ¿Es una ventaja que los profesores no hayan sido buenos estudiantes para puedan identificar con los alumnos que tienen dificultades? Sería absurdo argumentar (aunque algunos lo hacen) que ser inteligente y ser entendido en la materia que se imparte es un inconveniente para proporcionar una buena enseñanza. Pero 37 la inteligencia por si misma no garantiza que uno sea un profesor excelente. Por supuesto no es cierto que aquellos que han experimentado dificultades escolares sean necesariamente buenos profesores, igual que haber resultado un fracaso con el violín no hace qua uno sea un buen profesor de violín probablemente los profesores excelentes son aquellos que son inteligentes que sin embargo entienden la dificultad. Los profesores tienen que ser expertos en puntos de vista, perspectivas, actitudes, inclinaciones para inclinaciones alternativas. Tienen que ser capaces de ver las cosas desde el punto de vista del niño. Y los niños suelen percibir las cosas de forma bastante diferente a los adultos. Además un niño puede mirar algo de forma muy diferente de como lo pueda hacer otro niño. Sin embargo cuando existen malentendidos, falta de comunicación mala interpretación normalmente no se considera que es el profesor el que sufre dificultades si no el niño. Los niños pueden tener dificultad en ver algo de la forma que lo ve el profesor o en que lo explica el libro de texto. No siempre resulta fácil diferenciar con claridad entre aquellas dificultades de aprendizaje que se asocian con las estructuras psicológicas o con lógica de la asignatura. Los investigadores de educación emplean con frecuencia el término proceso cognitivo o estrategias cognitivas para referirse a la forma en que los niños consideran detenidamente cuestiones o problemas. Es necesario darse cuenta de que estos términos representan a menudo nociones extremadamente deductivas abstractas generalizadas de como piensan los niños en realidad. Cuando se llega a situaciones concretas, el asesoramiento metodológico referido a, por ejemplo, «estrategias cognitivas de enseñanza instructiva», sólo puede tener un valor limitado. Ni siquiera resulta útil decir a veces que «estos estudiantes necesitan tener experiencias más "concretas" antes de hacer ejercicios más "formales" o "abstractos"». En las situaciones concretas es importante notar qué dificultades específicas tiene un alumno en particular son, por ejemplo, el concepto y el uso del valor posicional de los números en las matemáticas ¿Ha entendido este alumno el significado decimal? ¿Qué imagen tiene el niño del número decimal? ¿Es su idea borrosa o efímera? ¿Qué tipo de interpretación está formándose el niño? Los libros de texto de matemáticas suelen tratar cuidadosamente de simplificar y secuenciar las estructuras lógicas 38 de las matemáticas en estructuras psicológicas que se puedan enseñar.Pero los procesos psicológicos y los ejemplos y ejercicios que proporciona el autor del libro de texto hacen algunas veces los conceptos incluso más difíciles de entender para el niño. Los profesores de matemáticas experimentados lo saben y tratan de ser comprensivos con respecto a los significados que pueden formarse los niños sobre las nociones y las operaciones matemáticas. Por tanto, en las situaciones de clase, los profesores tienen que saber cómo conectar con la interpretación del niño, cuándo presionar para que se comprenda, cuándo enseñar la simple habilidad de resolver los problemas matemáticos, o cuándo enseñar el método más corto. El tacto significa ser sensible a la interpretación del niño, a su estado mental. Sólo cuando un profesor ha captado la interpretación de un niño, puede saber cómo transmitir el concepto nuevo a este niño, en lugar de dejar que el niño se imagine como pueda lo que el profesor quiere decir y cómo esforzarse por conseguirlo. Sólo cuando el profesor permanece junto al niño, como si él mismo fuera también niño, puede saber a dónde deben dirigirse juntos y cómo pueden llegar hasta allí. Cualquiera que sea la complejidad del aprendizaje de un alumno, el profesor tiene que tratar de percibir el significado y la importancia que tiene la experiencia de la dificultad para el estudiante. Un buen profesor encuentra la dificultad fácil de comprender. O para decirlo de otra forma, un profesor inteligente comprende el dolor de un niño cuando experimenta alguna dificultad. La inteligencia en la enseñanza no es la inteligencia intelectual pura, la inteligencia en la enseñanza es sensibilidad solícita. Un profesor es inteligente cuando es capaz de detectar qué es lo que impide que el niño sea inteligente. Algunas veces el aprendizaje es doloroso De hecho, se podría argumentar que todo aprendizaje trascendente implica una cierta dosis de ansiedad, estrés o dificultad En realidad, el hecho de vivir es, en cierto sentido, vivir en dificultad. Más que hacer que todo sea fácil en la vida, podemos necesitar restituir parte de la dificultad de la vida para dar paso a desafíos positivos, riesgos, aventuras, encuentros y para aceptar las cuestiones trascendentes y los problemas humanos. Pero si los niños experimentan demasiada ansiedad, dificultad y estrés en la escuela, el efecto será negativo en lugar de positivo.Los profesores saben, por ejemplo, que una cierta dosis de ansiedad puede ayudar a los estudiantes a realizar mejor una actividad de aprendizaje o una prueba, siempre que en el fondo la ansiedad contenga un sentimiento de seguridad personal respecto a la propia y fundamental habilidad. La ansiedad negativa es una ansiedad que no hace al niño más fuerte sino que socava su fuerza vital. La dificultad negativa es la dificultad que no ayuda a que el aprendizaje resulte más significativo sino que contribuye a que lo que se exige al niño pierda sentido. El estrés negativo es aquel que no profundiza el sentido del self sino que simplemente menoscaba los recursos del niño. La ansiedad, la dificultad y el estrés negativos le hacen daño al niño en vez de fortalecerlo, formarlo y contribuir a su crecimiento personal y madurez. Una pedagogía con tacto, por tanto, trata de evitar las circunstancias y los factores que hagan la experiencia dolorosa para los niños. Sin embargo, esto significa que cuando un educador prepara desafíos y crea actividades de aprendizaje para los niños, tiene que comprender el significado de la ansiedad, la dificultad y el estrés en las vidas de los estudiantes. Algunas formas de ansiedad (como la que ocasionan los exámenes) son estimulantes y desafiantes para algunos estudiantes, mientras que el mismo tipo de ansiedad puede paralizar a otros y hacer que su rendimiento baje considerablemente e incluso ocasionarles malestar físico. Por una parte, los profesores y los educadores de profesores generalmente parecen asumir que es una misión de la educación hacer que el aprendizaje y el currículo resulten fáciles para todos los niños ¿Qué se puede hacer para que las matemáticas, la escritura, las lenguas extranjeras y las ciencia resulten fáciles? Ésa es la pregunta que se plantea como punto de partida en muchas de las investigaciones educativas. Por otra parte, los profesores algunas veces asignan tareas poco preparadas o adoptan una línea dura que no presta la atención necesaria a los alumnos en la creencia errónea de que así se les fuerza a ser responsables de su propio aprendizaje. Evidentemente, un «profesor duro» no es necesariamente un buen profesor. Como tampoco es necesariamente deseable desde un punto de vista pedagógico un «profesor blando». Un buen profesor sabe cómo y cuándo una experiencia de aprendizaje concreta es demasiado difícil o demasiado fácil y si esta dificultad, o la ausencia de dificultad, es positiva desde un punto de vista pedagógico. Además, un buen profesor sabe que cualquier situación de aprendizaje se experimenta de forma diferente según el tipo de alumnos. Lo que es negativo para un alumno puede significar un desafío positivo para otro. Por eso, cuando dos estudiantes, cada uno por su cuenta, le piden ayuda al profesor para que les explique una tarea o un problema de características similares, el profesor puede tranquilamente sugerir a uno de ellos que lo vuelva a considerar detenidamente mientras que igual de tranquilamente puede animar al otro sin separarse de él, ayudándole en su presencia a resolver el problema. Por supuesto, sería un error concluir de la discusión anterior que la enseñanza no es difícil. Enseñar bien es difícil, especialmente porque no existen soluciones técnicas ni recetas preparadas o mágicas para las diferentes situaciones a las que se enfrentan los educadores. El tacto se interesa por el interés del niño «!Hay que tomárselo con interés!», dicen los profesores a los estudiantes a los que les falta motivación o voluntad de participar en las clases. Los informes escolares normalmente contienen mensajes para los padres y el niño del tipo de: «iDebería poner más interés en sus trabajos escolares!» Por su parte, los alumnos se quejan a su vez de que el profesor tendría que «hacer las clases más amenas», el profesor debería «ayudarnos a interesarnos». Casi todos los profesores coincidirían en que ese interés es un requisito fundamental para el aprendizaje, especialmente en el difícil medio que es la escuela. Pero el interés no es un estado de la mente que se pueda requerir o producir a voluntad. El «interés» es más bien una palabra que describe la forma que tiene una persona de estar en el mundo Interesarse por algo es estar en medio (inter esse) de algo, tomar parte en algo o mantener una relación afectiva con algo. Estar interesado es estar intensamente entregado a algo o a alguien. Estando totalmente entregado a algo experimento la materia que me interesa de una forma muy centrada. Experimento mi orientación personal de una forma también más definida. Mientras me centro en un tema de mi interés, mi centro de atención me permite. Concentrarme y estar atento Por lo tanto, al estar intensamente con algo o con alguien adquiero conciencia de las posibilidades, la indefinición, las repercusiones de la asignatura. Una asignatura que me interesa es una asignatura que me importa. 39 Desgraciadamente, el desinterés, el aburrimiento, la indiferencia, pueden ser las condiciones imperantes entre muchos niños y jóvenes en edad escolar, especialmente en aquellos que han acabado los primeros cursos de primaria. Sin embargo ¿qué podría ser más importante y esencial para que el niño pueda aprender, que el interés incluso el embeleso en la asignatura que el profesor imparte? El interés es uno de los aspectos fundamentales de la relación entre la persona y el conocimiento, la reflexión y la vida. Sin interés, interés auténtico, todo lo que ocurre en la escuela corre el peligro de convertirse en una fachada vacía, una ilusión, una importancia fingida y simulada. La súplica del profesor ¡mostrad interés!, puede ser en realidad una petición al estudiante de que finja tener interés para poder cooperar en un juego de ilusión.4 Cuando el profesor pide a sus alumnos que muestres interés, éstos piensan a lo mejor que se les pide que lo simulen, que finjan un cierto comportamiento, que representen un papel, que muestren una fachada que cubra sus verdaderos sentimientos. El problema es que ni los profesores ni los estudiantes quieren reconocer la gran ilusión de la demostración de interés. Sin embargo, para los estudiantes, la escuela resulta a menudo aburrida. La experiencia del aburrimiento o el hastío significa tedio, adormecimiento, letargo y pasividad. En ese ambiente no puede tener lugar ningún aprendizaje significativo Por contraposición, el interés va acompañado de atención, esfuerzo, disciplina, concentración y rendimiento: todos los valores que los profesores consideran esenciales para el aprendizaje. Pero la atención, el esfuerzo, la disciplina, la concentración y el rendimiento tienen que estar en una relación directa y primordial respecto al interés. La atención forzada y que no procede del impulso del interés es sólo una atención fugaz. El esfuerzo arrancado, que no se ha activado por la realidad del interés, es sólo un esfuerzo poco entusiasta. El esfuerzo que resulta de la insistencia del otro que no procede de la fascinación estimulada por el interés es un esfuerzo falso. La disciplina que se impone mediante amenazas, y que no se convierte en deseo de seguir sistemáticamente los senderos del interés, es disciplina cuartelaria. La concentración 4 En este apartado he sacado ideas de Cornelis Verhoeven (1980), Tractaat over her spieken: Het onderwijs als producent van schijn, Baarn, Ambo 40 obligada, que no es una respuesta interior al interés personal es, probablemente, una concentración distraída. El rendimiento adquirido a coste de tedio y no como resultado del interés comprometido probablemente es un rendimiento superficial y de vida breve. ¿Qué ocurre cuando no logramos entender que existe una relación primordial entre el aprendizaje y el interés? En las escuelas y en las aulas en que el aprendizaje tiene que ser forzado debido a la ausencia de interés, se sustituye el poder intrínseco del deseo y del interés por la motivación extrínseca de la seducción camuflada o la obligatoriedad coercitiva. Esto significa que llegamos a esperar y exigir del niño que exhiba laboriosidad, diligencia, buenos hábitos de trabajo y voluntad de aplicarse obedientemente, para realizar unas tareas y actividades de clase que los alumnos tienden a experimentar como desagradables, sosas, molestas y aburridas. Por supuesto, se trata de exaltar los valores positivos de la diligencia y el trabajo. Cuando los niños ya no se relacionan con interés con la asignatura, apenas existe otra alternativa para los profesores que insistir en el esfuerzo, la laboriosidad, los hábitos de trabajo, la diligencia y la buena voluntad generada de manera artificial. Sin embargo, esto no equivale a asumir que debamos sustituir rutinariamente el valor instrumental del trabajo por el valor natural del deseo que acompaña al verdadero interés por aprender. En cierto sentido, la noción del interés indica que uno tiene participación en algo. Éste es el significado más materialista y financiero de «interés», ya que significa tener un derecho legal respecto de algo.«Tener un interés» en algo, en este sentido, significa que se tiene un derecho sobre ello, que se tiene algún tipo de control. Pero, ¿qué significa tener un control sobre algo si ese algo no tiene un control sobre nosotros? En otro sentido más profundo, tener interés en algo significa que se tiene participación.Por ejemplo, algo que es de interés general debería servir al bien común.El interés define nuestra relación con el mundo en que vivimos y llegar a interesarse en algo es sentirse atraído por ese aspecto en concreto del mundo Un profesor puede llamar mi atención hacia algo y por tanto despertar mi interés. El profesor sabe que nos resulta interesante cuando tiene el poder de atraer, de llamar nuestra atención, de incumbirnos. Sería difícil pensar en un niño que ha perdido todo interés por las cosas. Veo a un niño en la playa totalmente cautivado por los tesoros que deja la marea entre las rocas y en la arena ¿Seguiría siendo un niño si estuviera completamente hastiado entre todos estos «tesoros», como les ha pasado a algunos adultos? Ser niño significa vivir con interés. El término activo de interés es «asombroso», que es lo contrario de tedioso, de aburrido, de lo que sea por supuesto. Un educador con tacto mantendrá viva y fortalecerá la capacidad de asombro que produce la actividad del niño. La disciplina autodisciplina con tacto genera La disciplina, especialmente la disciplina en el aula, no es solamente el orden que imponen los adultos respecto al comportamiento de los niños. La actitud de una persona hacia la disciplina es la medida de la propia disposición de esa persona a mandar. Se ha constatado a menudo que, cuando se pregunta a la gente joven que está acabando la enseñanza primaria por lo que valoran de sus profesores, suelen mencionar el sentido del mando, la claridad y la justicia. Especialmente los jóvenes adolescentes se muestran a favor de los profesores bien formados en su materia, que saben organizar la asignatura, enfocar las situaciones de aprendizaje, distribuir las tareas y examinar de forma clara, resuelta y segura. Los profesores que no están bien preparados, confusos, indecisos, inseguros y contradictorios crean sin darse cuenta situaciones en las que la gente joven se puede volver desordenada, inconstante y distraída, y puede sentir pocas ganas de aprender. Aquí tenemos, por tanto la causa de que un profesor tenga problemas de disciplina. Cuando la disciplina se convivirte en una preocupación por encima de las reglas, la cuestión de la disciplina se convierte en un problema de gestión: cómo controlar el comportamiento alborotado de los estudiantes y cómo realizar las rutinas cotidianas de la clase. El término disciplina está relacionado con la noción de discípulo (alguien que sigue a un gran profesor o un gran ejemplo) y también la noción de docere (que significa enseñar), y con el término doctor (una persona docta). Una persona disciplinada está dispuesta a aprender y a ser conducida al orden. Crear disciplina en los estudiantes o en uno mismo es crear las condiciones para el verdadero aprendizaje. Naturalmente, los profesores se encuentran con frecuencia en situaciones en las que algunos estudiantes parecen estar completamente alborotados y totalmente desmotivados para involucrarse seriamente en el aprendizaje. Por la razón que sea, esos estudiantes utilizan cualquier oportunidad para interrumpir o estropear una clase o un debate. Una profesora acaba de leer una historia corta y les pide a sus alumnos que reflexionen sobre la razón por la que el personaje principal de la historia actúo de la forma en que lo hizo. Inmediatamente, Rodney dice: “Esta historia es una tontería Nadie en su sano juicio haría algo tan estúpido No creo que tengamos que dedicarnos a hablar de tonterías”. El profesor se enfada porque en la clase anterior esta historia ha generado discusiones reflexivas y animadas, pero ahora la rápida descalificación de Rodney parece haber creado, en un instante, un ambiente de descaro. Los alumnos, que si no hubiera ocurrido esto hubieran participado activamente, se muestran ahora desinteresados o contagiados por la misma actitud de burla de su compañero de clase. El profesor le lanza a Rodney una mirada de pocos amigos. No tengo la intención de debatir contigo el valor de esta clase porque me molesta mucho tu actitud negativa con respecto a cualquier cosa que hagamos. Es una pena que no puedas ser más positivo con respecto a la clase de lengua, pero como de cualquier forma parece que vas a suspender esta asignatura, ¿por qué no te buscas un trabajo de basurero? El profesor puede sentirse comprensiblemente resentido hacia este alumno que parece no dejar pasar ninguna ocasión de criticar, molestar y alborotar. Pero combatir el desafío con el ridículo y la amenaza del suspenso no contribuye a crear la atmósfera necesaria para seguir con la clase y no hace que Rodney encare la asignatura de manera más positiva. Por supuesto, si el profesor consigue manejar la clase con mano dura, podrá intimidar a Rodney y conseguir su sumisión. Los niños tienen mucho miedo a hacer el ridículo o a ser humillados delante de sus compañeros. En vista de la rigurosa regla de la disciplina formal impuesta, Rodney podría en realidad sentirse desafiado de practicar técnicas subversivas más sutiles. Sin embargo, si el profesor hubiera previsto que Rodney podía salir con una respuesta que no le había pedido, podría haber tratado, con tacto, de impedir que hablara antes de que le tocara el turno y podría haber dado primero la palabra a los alumnos que hubieran ayudado a 41 establecer un tono de debate productivo. Por ejemplo, podría haber dicho a la clase: «Quiero, por favor, que dediquéis un momento a reflexionar sobre el tema del texto… Anotad los puntos que consideréis importantes y, dentro de un momento, os pediré a algunos de vosotros que leáis vuestra respuesta en voz alta para toda la clase». Por tanto, existe una clase formal de disciplina que generalmente se mantiene mediante el dominio del miedo: miedo al fracaso, miedo al castigo, miedo a hacer el ridículo en público, miedo al sarcasmo, miedo a ser rechazado, miedo a ser humillado.5 Este tipo de administración del miedo en el aula es una falsa disciplina. La reacción típica, especialmente de los adolescentes, a este tipo de disciplina en las escuelas se traduce en conflicto o rebeldía o en sumisión y conformismo. El profesor que confía en la disciplina formal, en general no consigue representar algo para los adolescentes a los que trata de enseñar. Los estudiantes perciben a esta clase de profesor como un mero instructor, como alguien que exige, aunque tenga unos conocimientos excelentes de la asignatura y enseñe esta materia con encomiable claridad y efectividad y con procedimientos eficaces. Pero el profesor que necesita disciplina del miedo (como ocurre con los entrenadores de algunos animales) es un mero instructor de la asignatura en cuestión, no un educador de niños. En última instancia, el niño o el joven experimentan los conocimientos aprendidos de manera totalmente externa y sin ninguna relación con su propia vida. Sólo cuando la presencia de un profesor encarna la materia de forma personal, y cuando es capaz de mostrar a sus alumnos que existe una relación viva entre la asignatura y sus propias vidas, sólo entonces el ambiente de la clase puede cambiar de la disciplina autoritaria de la coacción formal al dinamismo vivo y a la animación apasionada. Pero la imposición que no es personal, el orden que es impuesto y está conformado con reglas rígidas, frustrará, al final, el aprendizaje. Por tanto, la disciplina significativa desde el punto de vista pedagógico tiene que surgir de una orientación personal fuerte, una orientación que surja, desde dentro de uno mismo, como una pasión disciplinada o como una disciplina 5 Véase M J Langeveld (1953) «De pubescent en het orde probleem: enkele aspecten» Paedagosche Studien 30 pags 369-388. 42 apasionada No existe mejor disciplina para un niño que este sentido de autodisciplina. El tacto humorístico posibilidades crea nuevas La escuela acaba de empezar después de las vacaciones de verano. La clase del décimo curso se reúne en su aula y el profesor está escribiendo unas instrucciones en la pizarra. Se notan algunas tensiones y ansiedades típicas del primer día de clase Larry le pregunta a su nuevo profesor: «¿La palabra "ocurrir" no va con dos r?», señalando la palabra en la pizarra. El profesor, durante un momento, parece confundido, y luego dice: «Tienes razón», y añade sonriendo con la boca torcida: "Sólo os estaba probando» Pero Larry no es muy fino y le dice: «iY usted va a enseñarnos ortografía este año!», como si quisiera decir: «¿Qué clase de profesor es usted?». Luego se queda un poco sorprendido de su propio atrevimiento Varios niños han empezado a burlarse por lo bajo. Sin embargo, el profesor se toma el ataque con calma: Bueno, esperaba mantener el secreto durante un poco más de tiempo, pero ya lo habéis descubierto: ¡no soy perfecto! Pero, naturalmente, eso no me impedirá esperar que todos vosotros seáis perfectos». El humor a veces se manifiesta en una persona que se encuentra de alguna forma en una situación en la que tiene que hacer frente a sus propias deficiencias, fallos, fracasos, debilidades o a su falta de adecuación.6. El humor es especialmente eficaz cuando las relaciones son desiguales, como entre los alumnos y el profesor. Cuando uno se encuentra en una situación delicada, normalmente la reacción suele ser cómica, graciosa, ridícula o divertida si se ha dado cuenta de cómo es en realidad la situación, lo que se esperaba, o cuál hubiera sido el comportamiento más adecuado. En este tipo de situaciones el humor hace acto de presencia por el giro inesperado de la situación, por el asombro del momento o por la sorpresa de la persona desprevenida. Algunas veces, por el contrario, la reacción es de enfado, enojo, vergüenza o rabia. Generalmente, en este caso, la situación se vuelve incluso más delicada o agria Pero si la reacción aparece como una respuesta divertida, la tensión generalmente se rompe. 6 En este apartado he aprovechado ideas de MJ Langeveld (1954) «Humor in de paedadogische ontmoeting» DUX, vol 1, no 5 pags 230-233. El humor puede abrir posibilidades insospechadas en situaciones tensas, desagradables, ceremoniosas, densas o atascadas. Nuestra convivencia con los niños está llena de momentos opresivos o agobiantes en los que las cosas se enredan, los acontecimientos resultan embarazosos, un apuro parece irreversible, una situación resulta incomprensible o una relación genera una tensión que resulta incómoda e insegura. El humor puede suavizar o hacer menos duras estas situaciones. El humor es un medio humano a nuestra disposición para aflojar, disolver, liberar o restablecer situaciones que se han vuelto improductivas desde el punto de vista pedagógico. Además, en este tipo de situaciones el humor nos puede ayudar a mantener la compostura. Un ejemplo extremo es el de Thomas Moore de quien se dice que, camino de ser decapitado le dijo a su verdugo: «¿Me ayudará a levantarme? De agacharme ya soy capaz» A Jason, un niño de diez años, le cuesta cepillarse los dientes por las noches. Cuando está a punto de meterse en la cama sin haberlo hecho su padre le dice: «Sólo cepíllate los que quieras conservar» El humor con tacto es una forma de decirle al niño la verdad sin hacerla menos verdadera. El niño no experimenta la verdad que se le proporciona con humor como una sentencia que machaca, denigra o condena. El humor con tacto desarma, mientras que el humor burlón o la verdad pura y dura podría provocar que la persona se distancie, sea hostil sienta vergüenza o se aleje. Para el niño, el humor puede ser el medio de redefinir las relaciones con el adulto. Para el adulto, el humor del niño puede significar que al adulto se le ofrezca una nueva perspectiva. En realidad el humor es un mecanismo maravilloso para mantener un ambiente relajado, amistoso abierto solidario entre el profesor y los alumnos. El humor es bueno cuando la risa viene del afecto, de la compenetración o del amor. Cuando el grupo entero se ríe junto, la risa parece caldear el espacio compartido con un sentido de comunidad, de unión. El buen humor une a la gente relajando el ambiente. Un buen comediante dice: «Nunca hago chistes sobre las personas vulnerables, o sobre las minorías oprimidas.Pero está bien que nos riamos de nosotros mismos o de aquellos que tienen poder y que deberían acordarse de la relatividad de ese poder». Evidentemente, los profesores, en virtud de su posición, pueden ser figuras de poder para los alumnos. El hecho de que los estudiantes cuenten chistes o hagan bromas sobre sus profesores puede ser su forma de reducir o igualar un poder que tiene más que ver con la burocracia o la autocracia que con la pedagogía. Los profesores tienen que saber que el hecho de convertirse en objetos del humor de los niños no es una amenaza real para su persona o su autoridad pedagógica. El humor puede ser una fuerza beneficiosa para restablecer y equilibrar las buenas relaciones entre profesores y alumnos. Por supuesto, tener sentido del humor no es necesariamente lo mismo que bromear o hacer reír a la gente, sino que más bien es tener la habilidad de aligerar las cosas y hacerlas más llevaderas cuando podrían resultar pesadas. Generalmente podemos distinguir dos tipos de humor: existe un humor con tacto que es positivo y que crea actitudes abiertas y posibilidades y existe un humor burlón que generalmente es negativo y nihilista. El humor burlón se mofa y se ríe de las personas a las que se está ridiculizando. El humor burlón puede expresarse como cinismo frío, desprecio odioso, sarcasmo hiriente, ironía amarga, burla hostil o provocación polémica. Como el humor positivo, el humor burlón expone las cosas, pero en este caso rompiéndolas. Existe un humor con el que no se sabe qué hacer y que se convierte en inteligencia tonta. Se puede ejemplificar con una persona que constantemente intenta hacerse el gracioso, el espabilado y el juguetón. Sabemos el efecto de este humor cuando intentamos mantener una conversación con una persona que trata de sacarle punta a todo lo que decimos. No existe la posibilidad de mantener una conversación. Al final nos sentimos fracasados, exasperados y decepcionados. De igual forma, un profesor «que siempre intenta forzar chistes tontos», como dicen los alumnos, es un profesor que suele hacer que el aprendizaje profundo y la implicación seria en la asignatura sea difícil. El humor es importante para aquel educador que se siente presionado y abrumado por la tensión cotidiana de las expectativas que parecen ir de desilusión en desilusión. El humor positivo induce nuestra orientación pedagógica hacia nuestra vocación y nuestros niños y también nos induce a ver la relatividad de los problemas prácticos sin perder nuestro sentido de los valores y del compromiso. Esto último es importante porque nuestra tendencia a ver la relatividad de la situación nos lleva a veces a la falsa creencia de que todos los valores tienen la misma importancia 43 o lo que es peor, que nuestros valores no tienen ningún valor en absoluto. El humor positivo sabe cómo transmitirnos a todos nosotros una cierta humildad, virtud que tiene el poder de ayudamos a ser más fuertes en lugar de rompemos ante las dificultades y decepciones de la vida cotidiana. El humor positivo significa que, como educadores, sabemos cómo aceptar el modesto papel que jugamos en la educación de nuestros niños a la vez que vemos que nuestra influencia es indispensable en sus vidas. Para los profesores, especialmente para los novatos, a veces es difícil no contagiarse del humor negativo del desencanto que reina en las salas de profesores de algunas escuelas. En algunas ciudades, la lucha diaria de preparar a los niños para una vida sana y constructiva puede parecer desesperante ante las fuerzas sociales del mal y de la destrucción. En algunas escuelas los profesores se resienten de la ausencia de apoyo administrativo o acaban agotados por el acoso y la crítica constante de los padres o bien por la alta incidencia del desinterés, el abandono o el abuso paterno. Los propios niños pueden ser cínicos sobre si vale la pena la vida y los ideales que tratan de mejorar las cosas para ellos y para el mundo. Ante tanta negatividad, el poder del humor es un recurso milagroso. Los niños necesitan profesores y padres que no hayan perdido la fe en que los milagros, de hecho, ocurren en la vida y en la educación, y no son tan raros. El propio aprendizaje es un milagro .Quizás sea un milagro el hecho de que para cada niño y para cada adulto haya habido alguna vez una madre, un padre o un profesor que asumió la responsabilidad de dedicarle muchos años de su vida, para que pudiera desarrollarse personalmente hasta ser adulto. Todos los educadores deberían tener sentido del humor. El humor es probablemente una disposición adquirida, es el fruto de la sabiduría reflexiva más que un legado gen ético o un don. Aprendemos a mirar la vida con sentido del humor cuando somos capaces de ignorar las imperfecciones y fricciones que acompañan los acontecimientos de la existencia diaria. Nuestra seguridad y fe en los niños y en la bondad de la vida hace que sea posible preservar un sentido del humor sobre las cosas que, al final, resultan ser menos importantes. Esto no significa que el humor consista en ser tolerante con las cuestiones equivocadas o perniciosas, que el humor deba iluminar los problemas que requieren una atención seria, sino que el humor nos permite tratar con tacto a lo niños 44 en las situaciones en que necesitan de nuestra orientación. Los niños nos necesitan incluso (o especialmente) cuando no parecen necesitarnos, o como cuando se rebelan o nos rechazan. Los adultos que tienen tacto pueden tener la esperanza de que tendrán un efecto sobre los niños o la gente joven aunque al principio el esfuerzo parezca desperdiciado. El humor que utiliza alegremente el pedagogo que tiene una confianza profunda en su propia importancia para los niños beneficia a ambos, tanto al pedagogo como al niño. Ayuda al educador ya la persona joven a sentir la profundidad de su inversión afectiva mutua, y el alcance de su relación con el resto del mundo. La estructura del tacto de la acción solícita Muchos profesores no paran de contar anécdotas e historias sobre sus experiencias cotidianas con los niños.7. Podríamos decir que contar anécdotas es una forma de teorizar cotidiana que permite al que las cuenta verbalizar la experiencia. De esta forma podemos aceptar, como profesores, que algo es significativo, que merece la pena contarlo, que hay algo importante en la anécdota. También los padres suelen contarse mutuamente historias y anécdotas sobre las vidas de sus hijos. Algunas de ellas se cuentan con orgullo, otras con curiosidad y otras con una sensación de duda o perplejidad (De hecho, para la gente que no tiene hijos puede algunas veces resultar insoportable estar en medio de un grupo de padres intercambiando historias sobre hijos). Contar anécdotas es útil porque permite que la gente sepa cómo analizar una experiencia o un acontecimiento, cómo interpretar lo que es importante en estas situaciones desde un punto de vista pedagógico y, posiblemente, qué hacer al respecto. Una madre soltera comentaba que éste era el aspecto más difícil de las familias monoparentales: no tienes a alguien para contarle las historias, alguien que se preocupe tanto por tu hijo como lo haces tú mismo. Anteriormente he sugerido que el momento pedagógico es ese momento en que cualquier educador o el padre hace algo correcto en su relación interactiva con el niño. También he sugerido que los datos, los valores, y un 7 Para una ampliación sobre este tema vease Van Manen (1989) conocimiento de los métodos de enseñanza y de las filosofías de la educación no pueden decirnos con exactitud qué hacer en una situación concreta con un niño o con un grupo de niños. Los diferentes datos, valores, métodos y filosofías pueden orientar nuestras acciones de una forma instrumental Pero es un error supones que nos pueden proporcionar un terreno seguro para nuestra acción pedagógica. En nuestra convivencia con los niños nunca, o muy rara vez, es posible llevar a cabo una acción con precisión técnica o mecánica. Más bien, en la convivencia social y pedagógica con niños primero actuamos y luego confiamos en haber actuado con solicitud. Las acciones prácticas cotidianas están más determinadas por nuestra orientación general de vida que por una serie concreta de habilidades y aptitudes técnicas.8. Al actuar con tacto demuestro sin darme cuenta lo que puedo hacer como pedagogo con los niños En la reflexión solícita descubro lo que he hecho, la solicitud que soy capaz de demostrar. Cuando reflexiono desde un punto de vista pedagógico sobre mi vida cotidiana con niños, descubro mi naturaleza pedagógica, sus límites y sus posibilidades. La reflexión solícita descubre si una acción ha sido no solícita, si se ha realizado sin el tacto necesario. Por lo tanto, la experiencia de reflexionar sobre la experiencia pedagógica pasada me permite enriquecerme, hacer más solícita mi futura experiencia pedagógica. Esto no es sólo un ejercicio intelectual sino una cuestión de salud pedagógica de la persona completa. Lo que podríamos denominar preparación pedagógica es una preparación cognitiva y emocional, moral, armónica y física. De hecho, como ya he sugerido anteriormente, el hecho de actuar con tacto es sobre todo una cuestión de la persona completa e incluye el corazón, la mente y el cuerpo. Podemos referirnos a la solicitud pedagógica como una forma de conocimiento; y, sin embargo, la solicitud pedagógica no es tanto un bloque de conocimientos como una conciencia orientada hacia los niños. Debemos pensar que la solicitud, como una conciencia orientada, puede hacernos recordar la conexión etimológica entre pensamiento y 8 Véase también M Van Manen (1977) «Linking wqays of knowing with ways of being practical», Curriculum inquiry, vol 6 no 3 pag 205-228. palabra; la palabra mente tiene la misma raíz que hombre y humano. Originalmente la palabra hombre no se refería exclusivamente a la mitad masculina de la especie humana El diccionario etimológico de Klein sugiere que las raíces de mente (mind en inglés) y hombre (man en inglés) significaban el que piensa, el que recuerda. El término mente también tiene relación con minne, que originalmente significaba recuerdos afectivos, mientras que la etimología griega del término incluye deseo, ardor, espíritu y pasión. Ahora bien, si la solicitud tiene una cualidad espiritual de pensar en alguien, entonces el tacto es su equivalente concreto. Como ya hemos visto anteriormente, el término tacto tiene una referencia física de tocar, cuerpo, táctil Tener tacto es ser físicamente consciente de la persona hacia la que nos orientamos; tener tacto es encarnar la propia solicitud en situaciones concretas. Si tuviéramos que definir de forma epistemológica la relación entre la reflexión solícita y el tacto, podríamos decir que el tacto es la encarnación, el trabajo corporal de la solicitud. Al recalcar la cualidad corpórea del tacto no es que quiera sugerir que la mente esté implicada en este conocimiento, sino más bien que el tacto es más que un conocimiento intelectual. A menudo existe una gran diferencia entre lo que sabemos intelectual o técnicamente y nuestras acciones prácticas. Por ejemplo, puede que con el intelecto sepa que fumar es malo por continúo haciéndolo. Puedo saber teóricamente que los niños aprenden mejor si se les anima pero continúo criticándolos. Por contraposición, el tacto integra de una forma más intima la mente y el cuerpo, el intelecto y el corazón, la razón y el sentimiento. Por ejemplo, un profesor alza espontáneamente la voz de forma que los elogios a un estudiante que no suele hacer las cosas muy bien puedan ser oídos por toda la clase. El éxito llena de orgullo a este estudiante. Un padre tiende, de forma automática, a desviar la atención del niño de una situación que podría perturbarle emocionalmente. Un profesor reacciona inmediatamente y lanza una mirada de advertencia al alumno que está a punto de ridiculizar a otro en clase. Estos gestos llenos de tacto, que tienen el objeto de animar, proteger y advertir a los niños, son solícitos, aún cuando los gestos sean repentinos, imprevistos, impulsivos o espontáneos. Esto demuestra que la solicitud es una cualidad que puede caracterizar a la 45 acción inmediata, así como a la reflexión meditativa. Podemos volvernos más solícitos en nuestro tacto a través de la reflexión solícita sobre la importancia pedagógica de las experiencias de los niños. Existe una diferencia entre la solicitud artificial creada por la aplicación mecánica de una técnica o método externo y la solicitud auténtica del tacto verdadero. El tacto no es una habilidad que podamos utilizar, es algo que somos. Por consiguiente, cuando hablamos de la solicitud, la conciencia y la consideración del tacto nos referimos a la manera de ser de la persona en cuerpo y mente. El tacto es una especie de conocimiento encarnado que se asemeja a las habilidades y los hábitos corporales Todos sabemos que el cuerpo humano adquiere o aprende ciertas habilidades y hábitos corporales que se convierten en una especie de segunda naturaleza en nuestra vida. Cuando tengo sed cojo una taza de su sitio de siempre, abro el grifo y luego, inconscientemente cierro el grifo. De alguna forma dejo el comportamiento rutinario para que lo lleve a cabo mi cuerpo, hábil y habituado a realizar esta tarea. Esto no significa que yo no sea consciente de lo que estoy haciendo, sino que puedo hacer las cosas a conscientemente. Probablemente en el caso de que el grifo no funcionara o de que el agua tuviera algún olor extraño, interrumpiría mi comportamiento automatizado. En la vida solemos confiar a menudo en el conocimiento de nuestro cuerpo para la realización de ciertas tareas ¿Dónde está el interruptor de la luz? ¿Cómo se ata un nudo? ¿En qué dirección se abre el grifo? Puede que tengamos que simular el gesto para descubrir lo que nuestro cuerpo sabe .También diversas tareas intelectuales confían en esta especie de habilidad corporal: ¿cómo se escribe la palabra garaje? .A veces tenemos que escribir la palabra sobe el papel para descubrí lo que nuestros dedos saben. Nuestra habilidad corporal también nos permite realizar acciones que requieren flexibilidad y espontaneidad, como, por ejemplo, cuando conducimos un coche o una bicicleta por la ciudad. Una vez que llegamos a nuestro destino apenas recordamos las paradas que hemos hecho: nuestro habilidoso cuerpo nos ha guiado a través del intenso tráfico. La solicitud y el tacto no son idénticos a las habilidades y los hábitos, pero sin embargo, son como esta serie de habilidades y hábitos que se han convertido en una segunda naturaleza y determinan en cierta medida quiénes somos, en qué nos hemos convertido, 46 qué somos capaces de percibir, entender y hacer. Según Klein la palabra habilidad (skill en inglés) está relacionada con el término skilja, la capacidad de discriminar, de diferenciar, de separar las cosas que marcan la diferencia. Etimológicamente, habilidad significa entender, ver la diferencia. Por tanto, la noción de habilidad corporal es un aliado inesperado en nuestra exploración de la naturaleza de la percepción pedagógica solícita. Cuando doy clases a un grupo de niños y me doy cuenta de que algunos sienten timidez, euforia, frustración, aburrimiento, asombro, curiosidad, perplejidad, confusión o perspicacia, lo que veo no es debido a una habilidad instructiva y técnica que pueda haber aprendido en un taller sobre la eficacia del profesor, sino más bien debido a una habilidad pedagógica integrada que he adquirido a través de la experiencia y de la reflexión.9. Sin embargo, esta capacidad de percibir (de comprender; por ejemplo, lo que una situación puede significar para el niño, es algo que no puedo , practicar, como sí puedo, por ejemplo preparar la clase, planificar el funcionamiento del aula, o incluso aprender a contar historias. La percepción pedagógica confía en parte en un conocimiento tácito e intuitivo que el profesor puede aprender de su experiencia personal o mediante la realización de prácticas con un profesor más experimentado. La mayoría de las actividades humanas que dependen del conocimiento y de las habilidades suponen ideas complejas tácitas de intuitivas Por ejemplo, los médicos que se enfrentan a ciertos síntomas pueden saber intuitivamente lo que está mal en el paciente, sobre la base de esta interpretación tácita, aunque los síntomas puedan no ser fáciles de establecer o articular.10 De la misma forma, 9 Véase la argumentación sobre la habilidad de orientar en M van Manen (1977). 10 Michael Polanyi ha argumentado que aprendemos todo tipo de detalles sobre cosas normales, pero que estos detalles forman un conocimientos silencioso o tácito Es difícil expresar cómo llegamos a saber estas cosas Por ejemplo, reconozco el rostro de un amigo entre la multitud, pero me sería difícil decir que tiene de especial la cara de mi amigo para que yo pueda identificarlo Polanyi argumenta que esto prueba que sabemos más de lo que podemos decir De alguna forma somos capaces de integrar muchas de nuestras impresiones y experiencias particulares en intuiciones holistícas; a estas intuiciones Polanyi las denomina conocimiento personal y cada individuo lo debe adquirir para tener capacidad en la realización de ciertas tareas Por ejemplo, un médico no puede aprender sólo de un libro cómo reconocer ciertos síntomas Tiene que un profesor que cree que un niño tiene ciertas dificultades para resolver un problema puede no ser capaz de identificar exactamente cuáles son las claves en que se ha basado para su interpretación perceptiva. La naturaleza tácita o intuitiva de nuestra habilidad corporal y el conocimiento corporal se aprenden de forma sutil sintonizándonos con las condiciones concretas de las situaciones. La habilidad de la percepción pedagógica es inherente a la solicitud y al tacto que aprendemos mediante la práctica de la enseñanza pero no simplemente enseñando. Llegamos a incorporar en nosotros el tacto por medio de experiencias pasadas seguidas de las consiguientes reflexiones solícitas sobre esas experiencias pasadas. Reflexionando adquirimos la sensibilidad y la perspicacia de diferentes maneras, como a través de la litera ruta, el cine, las historias de los niños, las historias sobre niños y las reminiscencias de la infancia. La reflexión solícita es en sí misma una experiencia. Es una experiencia que confiere importancia o que la percibe en la experiencia sobre la que reflexiona. Por tanto, la importancia que atribuimos mediante la reflexión solícita a las experiencias pasadas deja un recuerdo vivo que es un conocimiento tan incorporado a nosotros como el de las habilidades físicas y los hábitos que aprendemos y adquirimos de manera menos reflexiva. Sin embargo, este conocimiento corporal adquirido mediante la reflexión que nos permite actuar con tacto añade la cualidad de cociente e intencionada a la conciencia ordinaria de nuestras acciones y experiencias cotidianas. aprender esta habilidad, a menudo sútil, de diagnosticar mediante la experiencia o el aprendizaje en prácticas El conocimiento personal es el proceso de ir de una conciencia subsidiaria de cosas concretas a una conciencia del todo integrado Polanyi distingue cuatro estructuras análogas de conocimiento tácito: entendimiento de fisionomías, realización de destrezas, el uso de los sentidos y el dominio de las herramientas Aunque el análisis de Polanyi del conocimiento personal como una función desde lo particular al todo puede resultar de algún modo mecánica, su noción del conocimiento tácito es empíricamente atractivo Es similar a la idea del conocimiento personalizado y las capacidades corporales que resaltan la importancia de la naturaleza personalizada del conocimiento personal Véase Polanyi (1958) Personal Knowledge, Chicago, University of Chicago Press. 47 LA EVALUACION UN PROCESO DE DIALOGO COMPRENSIÓN Y MEJORA LOS INSTRUMENTOS DE RECOGIDA DE DATOS La evaluación permite emitir juicios de valor sobre la actividad educativa que se realiza Pero esos juicios pueden ser arbitrarios o fundamentados. El rigor de los mismos procede, fundamentalmente, de las evidencias recogidas en el decurso de la actividad. Será necesario, además, aplicar criterios de valor a lo comprobado, y eso dependerá de los valores educativos que se defienden. En ese sentido, podríamos hablar de zonas más o menos abiertas a la subjetividad axiológica La adquisición de una destreza, la comprensión de un fenómeno, la manifestación de una actitud solidaria… puede encerrar un grado menor de subjetividad. Otras zonas están más abiertas al criterio de valor. El momento de la adquisición, también está marcado por un amplio margen de subjetividad ¿Es éste el momento crítico, el momento preciso para la adquisición de un conocimiento, para el desarrollo de una destreza, para el cultivo de una actitud…? De cualquier modo, recoger datos de calidad (rigurosos, precisos, matizados…) exige una habilidad y, al mismo tiempo, un criterio. Todo los individuos saben observar, pero no todos son capaces de interpretar atinadamente, de atribuir sentido y significado a los hechos y a las actitudes. Una persona que entre en un aula de EP y observe el comportamiento de los niños y del profesor sin tener idea alguna de qué es lo que allí se está pretendiendo conseguir, verá las mismas cosas que un especialista, pero no será capaz de atribuirles significado. Existen diversos modos de acercarse a la realidad con el fin de conseguir datos fidedignos que faciliten la comprensión de lo que se hace.No todos tienen el mismo rigor ni valen para obtener datos del mismo tipo. Será preciso utilizar diversos modos de recogida y, posteriormeme, contrastar las diferencias habidas entre los datos ofrecidos por unos y por otros. De ahí que el profesor tendrá un gran apoyo si es ayudado a recoger esas evidencias por otras personas ajenas al proceso (o cercanas al mismo, pero no implicadas en el trabajo). Esta ayuda puede recibirse también en el 48 momento de hacer la interpretación de los datos Los instrumentos para la recogida de datos han de ser sensibles a la complejidad de la actividad que se desea evaluar. Por eso hablamos de instrumentos abiertos y flexibles y por eso también planteamos una diversificación de métodos de exploración de la realidad. El hecho de que sean varios permite contrastar las evidencias recogidas a través de ellos, cruzando el análisis, y hacer un tratamiento circular de los mismos, utilizando uno al servicio de la profundización de lo que se ha descubierto con otro. Cuando hablamos de instrumentos para la recogida de información nos referimos, en general, a todos los contenidos de la evaluación: procedimientos y destrezas, actitudes y valores, hábitos y conocimientos. Es cierto que unos instrumentos pueden ser más apropiados que otros para cada una de estas facetas. Será el profesor el encargado de adaptar la exploración a la peculiar naturaleza del ámbito evaluado. Planteamos aquí de forma genérica los instrumentos de recogida de información, sin especificar su aplicación concreta a cada una de las áreas de la EP: Conocimiento del medio, educación artística, educación física, lengua y literatura, lenguas extranjeras y matemáticas. También en este caso será el profesor el que introducirá los matices que exige la peculiaridad del área en la que trabaja. Lo mismo debemos decir sobre la evaluación de aquellos ámbitos de carácter general, que atraviesan todo el quehacer del Centro: educación del consumidor, para la igualdad de oportunidades de ambos sexos, educación para la paz, educación ambiental, educación para la salud, educación sexual y educación europea. Contemplar atentamente la realidad La observación es un proceso de búsqueda (Postic y De Ketele, 1992). Para observar, no basta mirar, es preciso escudriñar.El significado de muchas de las acciones educativas no está en la superficie de los hechos. La observación del aula y de la Escuela tiene importantes ventajas para explorar la dinámica educativa, ya que: a. Permite contemplar la realidad directamente, no a través de intermediarios o de informantes. b. Recoge la realidad en su escenario natural y no en la artificiosa reproducción de un laboratorio. 1. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Qué hacen los individuos del grupo o de la escena y qué se dicen entre sí? a) ¿Qué comportamientos son repetitivos y cuáles anómalos? ¿En qué actividades o rutinas están implicados los niños? ¿Qué recursos se emplean en dichas actividades y cómo son asignados? ¿Qué contextos diferentes se pueden identificar en el aula? b) ¿Cómo se comportan las personas del grupo recíprocamente? ¿Cuál es la naturaleza de la participación y de la interacción? ¿Quién toma las decisiones y por qué? ¿Qué organización subyace en todas las interacciones? ¿Qué alianzas se establecen y por qué? c) ¿Cuál es el contenido de las conversaciones? ¿Qué temas son comunes y cuáles son poco frecuentes? ¿Qué relatos, anécdotas o bromas intercambian? ¿Qué lenguajes verbales y no verbales utilizan? ¿Qué estructura tienen sus conversaciones? ¿Qué procesos reflejan? ¿Quién habla y quién escucha? 2. ¿Dónde está situado el grupo o la escena? ¿Cómo se asigna el espacio y los objetos físicos? ¿Qué sentimientos se detectan en las comunicaciones? elementos de sesgo para el recuerdo y la interpretación. LOS ESCENARIOS DE LA ACCIÓN La actividad de los niños se desenvuelve en diferentes escenarios dentro de la escuela El auto es sólo uno de ellos Veamos algunos de los escenarios, entre los diversos en que se desarrolla la acción escolar. La dinámica del aula En el aula se desarrolla toda una serie de relaciones y de procesos de comunicación entre los alumnos y entre éstos y el profesor Las evoluciones por el aula, las relaciones con el profesor, los contactos con los demás niños, son elementos importantes que nos hablan de la actividad Las tareas que realizan los alumnos: de repetición, de expresión, de manipulación, de opinión, de creación permitirán al profesor conocer cómo está evolucionando cada niño Los recreos Los itinerarios por los que circulan los alumnos y los profesores están marcados por la autoridad o por la tradición Lo cierto es que se transita por el espacio escolar siguiendo una serie de caminos trazados por la accesibilidad, por la territorialidad o por la inercia Algunos caminos conducen al patio del recreo En él se producen un sinnúmero de relaciones entre los niños, Que se agrupan de diversas formas para jugar; hablar o vagabundear por los distintos rincones El comedor 3. ¿Qué reglas, normas o costumbres rigen en la organización social del aula? El registro es complicado porque el profesor tiene que atender a los alumnos y no puede dedicarse intensamente a la redacción de notas de campo. Puede, eso sí, tomar algunas referencias de manera ocasional y ampliar el registro al finalizar el trabajo del aula. No conviene posponer para muy tarde el registro, ya que la memoria dejará en el camino muchos detalles (precisamente aquellos que más estorban al observador). Las interferencias deformarán los contenidos e introducirán El comedor es un lugar privilegiado de interacciones y de aprendizajes. El niño muestra su grado de autonomía, sus destrezas en el manejo de utensilios, su discriminación de momentos, su comprensión de las reglas, sus actitudes ante los otros. Pensar que el aprendizaje sólo se realiza en el aula es un grave error. Las posibilidades educativas de una actividad compartida (habitualmente realizada en la familia en un ambiente privilegiado) ponen de manifiesto unas posibilidades de avance y de comprobación inusitadas. 49 LOS MODOS DE REGISTRO La relación con las cosas El niño se relaciona constantemente con los objetos: con su propia ropa, con los materiales de trabajo, con los juguetes suyos y de los otros niños, con el mobiliario de la escuela. Estas relaciones están teñidas de sentimientos, de motivaciones, de expectativas. El observador estará atento a este diálogo permanente de los niños y las cosas. Veamos con un ejemplo, las preguntas que hacen los alumnos en el aula, cómo puede utilizarse la observación para conocer un aspecto de la vida del aula. 1. Focalizar el objeto de la observación: Su frecuencia, naturaleza, formulación, autoría, momento, interés, importancia, oportunidad. Se puede observar si se dan tiempos y oportunidades para que surja la interrogación o si, más bien, se intenta evitar las preguntas porque producen una identificación en los procesos. En ese sentido, el profesor tratará de analizar sus reacciones ante las preguntas de los alumnos. Algunas de esas reacciones pueden ser facilitadoras y otras represoras. 2. Registrar lo observado que resulte significativo acerca de las preguntas que formulan los alumnos en varias sesiones de trabajo: qué constantes se producen (¿siempre preguntan los mismos? , ¿se suelen producir sólo al final de las clases?), qué calidad conceptual tienen las preguntas (¿tienen lógica?, ¿son fruto de la falta de atención?), qué finalidad las inspira (¿llamar la atención? , ¿precisar un concepto? , ¿ampliar los contenidos?), qué forma de presentación tienen (¿se formulan con claridad? , ¿se dirigen siempre al profesor?). El registro manual La observación exige un registro de los comportamientos que, siempre que sea posible, debería ser inmediato. Dejar el registro para tiempos muy alejados de la actividad encierra peligros evidentes: a. La fugacidad de muchos hechos hace que desaparezcan de la memoria matices ricos y sugerentes. b. Las interferencias que se incorporan a la mente entre los hechos y su registro pueden ser tan fuertes que distorsionen el significado de los hechos. c. La inevitable tendencia a confirmar las teorías previas mediante procesos de atribución que expliquen los hechos a través de significados subjetivos, hace que algunos hechos sean interpretados desde una óptica excesivamente sesgada. La fotografía La fotografía puede ser un instrumento rico para recogerla realidad, ya que capta muchos detalles que sería prolijo describir a través del registro manual. Además, permite interpretar con los protagonistas el sentido de algunos comportamientos. El profesor puede estudiar lo que dicen las fotografías y, además, puede trabajar dichos documentos con los alumnos; Cuenta John Elliott que, en una investigación sobre un aula de educación infantil habían realizado diversas fotografías de la actividad del aula Estudiando detenidamente las fotografías observan que la profesora aparece con una hilera de niños a la espalda. En varias fotografías aparecen juntas dos niñas. 3. Interpretar los datos a la luz del conocimiento que tiene el profesor tanto del contexto como de cada alumno. Llaman a las dos pequeñas y con ellas contemplan la fotografía. 4. Tomar decisiones coherentes sobre la forma de plantear el proceso de enseñanza/aprendizaje: Sise ha observado que no se atreven a formular preguntas, que hay núcleos que no han sido comprendidos, que sólo se entiende el aprendizaje con sentido vertical (el que procede del conocimiento del profesor) se podrán tomar las decisiones pertinentes para remediar estas situaciones. Las niñas se ríen de forma cómplice Ante la insistencia de los investigadores, una de las niñas dice: 50 - Siempre estáis juntas en el tren que forma la seño. - Mira, nosotras somos muy amigas, y como somos muy amigas, cuando estamos en clase, la seño nos separa, pero cuando queremos hablar un ratito, yo le hago una seña, ella viene corriendo detrás de mí, hablamos un poquito y volvemos al puesto. ANALIZAR LAS PRODUCCIONES Los niños hacen cosas Las producciones permiten saber cómo trabajan y qué son capaces de hacer. Los materiales que los alumnos crean pueden ser realizados a petición del profesor, con indicaciones pertinentes sobre lo que se pretende, por iniciativa de los propios niños. a. Producciones requeridas Los alumnos realizan actividades programadas por el profesor. La evaluación de estas actividades permite conocer cómo avanza el alumno, qué dificultades encuentra, qué particularidades tiene su trabajo en comparación con el de los compañeros… Los llamados controles exigen una preparación por parte del profesor: no crear un clima de tensión, preguntar lo esencial, no potenciar la memorización sino la comprensión, incorporar a los alumnos a la elaboración y corrección de estas pruebas, descargarlas de competitividad, corregirlas con ellos, facilitarles la explicación de los errores, felicitarles por los aciertos, variar los modos de interrogación, ayudará a convertir esas pruebas en un medio de aprendizaje. Hay otro tipo de producciones que permiten realizar la evaluación, como pequeñas investigaciones, exploraciones en libros, resúmenes de trabajos, etc. que tienen una mayor potencia pedagógica que las pruebas llamadas objetivas, ya que éstas favorecen un aprendizaje fragmentario, anecdótico y con escasas posibilidades de hacer relaciones, comentarios, críticas, etc. Cuando los trabajos se acumulan en cuadernos, es posible analizar la diacronía del desarrollo. Pueden ser estudiados los progresos desde el punto de vista del tiempo y de la programación realizada. b. Producciones espontáneas El alumno realiza en el aula algunas tareas que no son demandadas por el profesor. El alumno toma la iniciativa, sea porque el profesor concede márgenes de libertad para la acción, sea porque él mismo prescinde de las prescripciones externas y realiza aquello que le gusta o interesa. Esos trabajos permiten comprobar cuáles son los intereses del alumno, qué es lo que le llama la atención, qué contrastes ofrecen esas tareas con las que impone la acción reglada. c. Las correcciones El tratamiento del error. El profesor, se dice, corrige los trabajos de los alumnos y sobre ellos hace indicaciones. Corregir, según el diccionario, es enmendar lo errado y también: Advertir, amonestar, reprender. El profesor hace anotaciones en los trabajos, destacando aquello que está bien hecho, alentando al alumno por los logros, subrayando los aciertos, y también indicando los errores, haciendo notar los defectos para que puedan ser superados. "El error se debe entender como un elemento del proceso de aprendizaje y que forma parte de éste Así, no parece recomendable la corrección sistemática y mecánica del error Habría que tender más bien a exponer al alumno a situaciones en las que apareciera la versi6n correcta, de modo que evidenciara la no interrupción de la comunicación" (DCB de Educación Primaria). Pero el profesor también puede hacer elogios y subrayar los aspectos positivos y los logros relevantes, de tal manera que el alumno pueda hallar en la evaluación una fuente no sólo de comprensión sino de confianza en sí mismo y de estímulo para el aprendizaje futuro. Siguiendo con el ejemplo que planteábamos en los apartados anteriores, podríamos pedirles a los alumnos que escribiesen, de forma anónima, por qué han preguntado o por qué no han preguntado algo durante la sesión. El profesor podrá descubrir algunos aspectos imprevisibles sobre la forma de sentir, de pensar o de actuar de los alumnos respecto a las preguntas que formulan en el aula. Ese material, obviamente, servirá para comprender lo que sucede con su práctica y para tomar decisiones racionales sobre la cuestión. Vivir la realidad El profesor puede recoger en un diario aquellas impresiones que en la vida del aula, la relación con los alumnos, con los compañeros o con los padres… hayan tenido una especial relevancia para él. El seguimiento riguroso de la actividad conduce no sólo a saber qué hay que cambiar sino, sobre todo, a saber por qué hay que hacerlo. Si hablamos aquí de vivir la realidad es porque pensamos que el diario debe recoger lo que el profesor piensa, siente y hace en la actividad preactiva y proactiva del aula. 51 El diario recoge todo aquello que por su naturaleza, su repetición o su intensidad es relevante en el acontecer de la experiencia o en el marco referencial en que se desarrolla. El diario debería contener anotaciones, interpretaciones, reflexiones, suposiciones, hipótesis y explicaciones" (Kemmis, 1981). Muchos profesores no hacen el diario porque consideran que lo que ellos van a escribir no tiene relevancia, porque creen que no saben escribir o bien porque piensan que no sirva para nada. Sin embargo, el diario ayuda a reflexionar sobre la práctica, somete el pensamiento errático sobre la educación a la disciplina de la composición escrita, permite el contraste de lo escrito con otros compañeros y facilita elementos y criterios para la evaluación del proceso y de los alumnos. El diario es una guía para la reflexión sobre la práctica, favoreciendo la toma de conciencia del profesor sobre su proceso de evolución y sobre sus modelos de referencia. Favorece, también, el establecimiento de conexiones significativas entre conocimiento práctico y conocimiento disciplinar, lo que permite una toma de decisiones más fundamentada. A través del diario se pueden realizar focalizaciones sucesivas en la problemática que se aborda, sin perder las referencias al contexto. Por último propicia también el desarrollo de los niveles descriptivos, analítico-explicativos y valorativos del proceso de investigación y reflexión del profesor" (Porlán y García, 1991). También aquí puede ser útil focalizar en algunas jornadas la atención para seguir el rastro de un problema o de un aspecto. Concreto de la vida del aula. El profesor puede anotar sus impresiones sobre la forma en que sus alumnos le preguntan, sobre los silencios ante cuestiones problemáticas, sobre reacciones de compañeros ante preguntas de alguno de ellos, sobre las etiquetas que profesores y alumnos se colocan". Otros instrumentos Existen numerosos instrumentos de evaluación que el profesor puede utilizar adaptándolos y contextualizándolos a su peculiar situación. Una evaluación que puede tener como objeto la actividad de un sólo alumno la del conjunto de los componentes de una clase la evaluación en el aula no tiene como única finalidad comprobar el rendimiento de un alumno sino analizar cómo funciona el proceso de aprendizaje del grupo Por ejemplo: 52 • La correspondencia escolar, que permite disponer de una valoración externa que avive la reflexión y el contraste sobre lo que se realiza en el aula: "Si enviamos a otras clases nuestras investigaciones y solicitamos que nos envíen sus opiniones, y las comentamos en clase, tendernos una evaluación externa sumamente interesante" (Olvera, 1993). • La aplicación de cuestionarios que faciliten la obtención de una información rápida y abundante sobre algunos aspectos del aprendizaje o de la vida del aula. • La realización de talleres que permita poner en marcha actividades didácticas de interés y que facilite la observación de los alumnos en diferentes procesos de intervención. • Los contratos o planes de trabajo son otra interesante ayuda a la evaluación Mediante su seguimiento podremos obtener importante información sobre la evolución de las investigaciones a lo largo del tiempo" (Olvera, 1993). • La realización de una asamblea de revisión, en la que los alumnos opinen sobre la marcha del curso, sobre el interés de las actividades, sobre los conocimientos adquiridos… El profesor puede diseñar y poner en marcha instrumentos creados por él mismo y luego contrastar su resultado con el de otros ya conocidos La imaginación y la creación de medios nuevos de evaluación le ayudará a pensar en la naturaleza de este peculiar fenómeno de la enseñanza. LA AUTO EVALUACION DE LOS ALUMNOS La auto evaluación es un proceso en el que el sujeto en formación participa en su propia evaluación. La auto evaluación es posible y deseable. El individuo piensa sobre aquello que hace ¿Es capaz de realizar auto evaluación un niño de Primaria? Sí , a su nivel “Es preciso favorecer la participación del propio alumno en este momento del proceso de aprendizaje, valorando conjuntamente con el profesor los progresos y las dificultades encontradas. El alumno no ha de ser sujeto pasivo en ese proceso sino que hay que promover su participación activa mediante la auto evaluación y el análisis conjunto del trabajo realizado" (DCB de Educación Primaria. Para hacer la valoración personal el niño necesitará disponer de las informaciones necesarias para apreciar su progreso con referencia a la meta.Para ello los objetivos deberán fraccionarse en etapas fáciles de captar y accesibles en lapsos de tiempo que no sean muy prolongados. Los módulos temporales que utiliza en niño son muy diferentes a los que usa el adulto. Para que el niño disponga de referencias, el profesor puede presentarle criterios que le permitan emitir un juicio sobre su propio avance: a. Presentación de modelos que le permitan ver cómo pueden hacerse las cosas de forma precisa. b. La comparación con la obra realizada por algunos compañeros, sin que ello signifique una emulación o un establecimiento de rivalidad. c. La presentación de ejemplos a través de videos o de explicaciones del profesor, podrá servir al alumno. d. La comparación con tareas suyas realizadas en etapas anteriores, de modo que pueda verse claramente la diferencia en los logros. El profesor deberá estimular al niño para que emita su opinión sobre lo que ha realizado y deberá estimularle a que explique el por qué. Las apreciaciones globales son de mucha utilidad. Esta apreciación sobre la propia actividad deberá separase de la del profesor, de manera que el alumno no se identifique totalmente con la referencia de la autoridad como criterio único de valoración. 53 EL DIARIO DEL PROFESOR UN RECURSO PARA LA INVESTIGACIÓN EN EL AULA Rafael Porlán José Martin EL DIARIO COMO INSTRUMENTO PARA DETECTAR PROBLEMAS Y HACER EXPLÍCITAS LAS CONCEPCIONES Cómo empezar el diario: de lo general a lo concreto Al comenzar el diario se suele tener una visión simplificada y poco diferenciada de la realidad. Las situaciones y acontecimientos de la clase se perciben como hechos aislados sin que la mayoría de las veces se establezcan relaciones entre sus diferentes elementos. Así, por ejemplo, se suele pensar que las personas aprenden más o menos según sus capacidades innatas, olvidando otros aspectos como el interés, la motivación, el nivel de accesibilidad de la información, el momento y la forma de su presentación, la organización del espacio, la distribución del tiempo, el tipo de tareas, etc. Esta percepción simplificadora conduce a que el diario se centre inicialmente en aspectos superficiales y anecdóticos de la realidad, olvidando otros menos evidentes. Se suele atribuir a los alumnos determinados patrones de comportamiento, pensando que la conducta que manifiestan es el resultado exclusivo de su personalidad, olvidando las variables del contexto, la influencia de, las otras personas, etc. En términos similares se expresa profesora que inicia su propio diario: una "La percepción que uno tiene de lo que ocurre en la clase y de su propia actuación es siempre muy subjetiva y no siempre coincide con la realidad. Además hay multitud de factores que influyen, que se nos escapan de esta percepción cotidiana, por lo que se tiene una visión deformada de lo que realmente es la clase y de lo que ocurre en ella…" (Diario de Ma. Jesús). El diario ha de propiciar, en este primer momento, el desarrollo de un nivel más profundo de descripción de la dinámica del aula a través del relato sistemático y pormenorizado de los distintos acontecimientos y situaciones cotidianas. El hecho mismo de reflejarlo por escrito favorece 54 el desarrollo de capacidades de observación y categorización de la realidad, que permiten ir más allá de la simple percepción intuitiva .Así, se puede comenzar con narraciones sobre las tareas de enseñanza y los momentos de aprendizaje de los alumnos: "Vamos al patio y recogemos de los árboles hasta diez hojas distintas, las etiquetamos con números del uno al diez, repartimos por grupos varias de cada grupo de hojas. Vamos a observarlas utilizando todos nuestros sentidos. Recordamos nuestros sentidos Yo sugiero dos criterios más: medidas y lupa. Elaboraremos un cuaderno de observación como el que sigue…" (Diario de J. Martín). Reflejando los tipos de actividades y las diferentes secuencias que son más frecuentes en la clase: Actividad 1: recogida y etiquetado de hojas de árbol es del patio del colegio. Actividad 2: reparto y observación por grupos de las hojas usando los sentidos, midiéndolas, usando la lupa. Actividad 3: elaboración del cuaderno de observaciones. Simultáneamente, se pueden describir los acontecimientos más significativos de la dinámica psicosocial: "El ambiente de trabajo es bueno, se va consiguiendo cada vez un ritmo más homogéneo. El tono de voz se mantiene dentro de un nivel donde nos sentimos a gusto y los equipos se van configurando de manera diferente a como se empezó" (J. Martín). Este último párrafo refleja, por ejemplo, la preocupación del autor por lo que él mismo denomina un "buen ambiente de trabajo"; lo que está relacionado, probablemente, con el deseo de conseguir un nivel adecuado de implicación de los alumnos y con mantener el control y la disciplina. Esto se refleja en la satisfacción que parece sentir por el silencio conseguido durante la tarea. Estas descripciones iniciales pueden recoger otros acontecimientos de la vida del aula, como los siguientes: "Surge la necesidad de nombrar un encargado de material, vista la experiencia negativa al respecto del curso anterior. Sale un grupo de voluntarios… Decidimos que hay un cuaderno-inventario del material y un diario del uso de los mismos. La biblioteca de aula se encargará de organizarla Gloria y Eva. Se llevará un cuaderno de biblioteca" (J. Martín). Como se puede observar, el párrafo anterior describe aspectos relativos a la organización del espacio y del material, así como ciertos procesos de negociación para el establecimiento de pautas y normas que regulen algunos aspectos de la convivencia escolar. En todo caso, no debemos olvidar que el objetivo en esta fase debe centrarse en ofrecer inicialmente una panorámica general y significativa de lo que, desde nuestro punto de vista, sucede en la clase, describiendo las actividades, relatando procesos y categorizando, en lo posible, las distintas observaciones que se van recogiendo Así, por ejemplo, una posible clasificación podría ser (Grupo Investigación en la Escuela 1991): a) Las referidas al profesor Tipos de comportamientos instruccionales: actividades y secuencias más frecuentes que plantea. Conductas normativas, sancionadoras y reguladoras. Otras conductas de carácter más afectivo. b) Las referidas a los alumnos Comportamientos individuales, implicación y grado de participación en las actividades Ideas y concepciones más frecuentes. Comportamientos relacionados con otros alumnos y con el profesor. c) Las referidas a la comunicación didáctica Características físicas de la clase. Organización y distribución del espacio y el tiempo Cronograma de la dinámica de la clase. Tareas más frecuentes que se dan “de hecho" en la clase. Acontecimientos generales relacionados con las tareas. Otros no directamente relacionados, que suceden en paralelo con las mismas. El análisis de estas observaciones puede orientarse a identificar y aislar los diferentes elementos que las configuran, buscando establecer relaciones entre los mismos haciendo preguntas problematizadoras, como por ejemplo: ¿qué conductas suelen manifestar los alumnos cuando se proponen determinados tipos de actividades?, cuando el profesor mantiene un determinado comportamiento, ¿cuál es la respuesta de los alumnos?, si el espacio de la clase está organizado de una forma determinada, ¿cómo ha influido en el desarrollo de las actividades?, etc. Todo ello permite focalizar progresivamente nuestras observaciones, llevándolas de lo general a lo concreto, sin perder las referencias del contexto. Problemas y concepciones Aunque decíamos que en este primer momento el objetivo del diario es la descripción de la dinámica general de la clase, puede resultar difícil diferenciar dicha descripción de las interpretaciones y valoraciones espontáneas, precisamente por la carga de subjetividad que impregna toda actividad escolar. "Por otra parte está la dificultad de separar lo que se ve de lo que se piensa Rápidamente emitía juicios o incluso observaba, movida o guiada por esos juicios, lo que ya me estaba haciendo deformar la realida. Ocurre también que te fijas en unos problemas o situaciones dejando al margen otros que pueden ser tanto o más importantes, pero simplemente no los veo" (Mª Jesús). Esta dificultad, tal como se manifiesta en el caso anterior, se puede ir superando sí se comienza a incorporar poco a poco un cierto grado de diferenciación consciente entre lo que se describe espontáneamente y el análisis más sosegado, sistemático y racional que posteriormente, o paralelamente, podemos hacer de ello. De esta forma comenzarán a aflorar los problemas prácticos y los dilemas conceptuales que más nos preocupan y condicionan .A medida que se van diferenciando las incidencias, las valoraciones y las interpretaciones, se van perfilando los núcleos problemáticos de la dinámica general de la clase Veamos a continuación algunos textos relacionados con problemas prácticos: "Me preocupa bastante cómo comenzar Primero, para afianzar el método y dominarlo hay que seguir los pasos ordenadamente, Sistematizar y estructurar. Lo que más me preocupa es la sistematización, incido en ello a través de la propuesta de nuevos ejercicios de observación, ordenación y clasificación" "Lo que más cuesta es mantener un volumen de ruido adecuado al trabajo, el revuelo y el tono de voz. No están acostumbrados a manipular y observar sistemáticamente". "Después de 1 h y 1/2 de trabajo, se plantea el problema de los que terminan antes (no saben que hacer)". "Unos terrarios que había en clase, comienzan arreglarlos. Es una actividad que propongo yo y se acepta gustosamente (manipulativa, 55 entretenida; serrar, cortar, clavar, pintar, etc). Hay una completa desorganización del espacio de la clase y del uso del material…" (J. Martín). Como se puede observar, las situaciones descritas son percibidas como fuentes de conflictos y de problemas que hay que enfrentar y resolver diariamente. El diario facilita la posibilidad de reconocer esos problemas y de asumir la realidad escolar como compleja y cambiante, favoreciendo su tratamiento a través del análisis y seguimiento de los mismos. Los problemas no tienen por qué ser preguntas explícitamente formuladas, aunque en último término pueden ser reductibles a alguna modalidad de pregunta. Se aclaran y delimitan en la medida que van siendo investigados. En este sentido se puede decir que el problema es un “proceso" que se va desarrollando, reformulando y diversificando. Como hemos dicho en otras ocasiones: "Los problemas existentes en la realidad educativa deben funcionar como punto de partida y como hilo conductor en el proceso… El tratamiento de problemas posibilita el cuestionamiento de las concepciones facilitando un proceso gradual y continuo de cambio de las mismas trabajar con problemas es un proceso intelectual complejo que ofrece multitud de posibilidades de aprendizaje y de encadenamiento de nuevas cuestiones, de forma que, en torno al eje que constituye el tratamiento del problema, se articulan nuevos problemas y nuevas temáticas que pueden guiar el proceso de aprendizaje del profesor… En términos sencillos podemos considerar como "problema" algo (un hecho, una situación, un planteamiento, etc) que no puede resolverse automáticamente mediante los mecanismos que normalmente utilizamos, sino que exige la movilización de diversos y variados recursos intelectuales" (Porlán y García 1990). Veamos al hilo de algunos párrafos de un diario cómo podría ser el proceso de investigación y tratamiento de un problema práctico. La constatación de diversos hechos y acontecimientos en la clase pone en evidencia, en el caso que vamos a analizar, el surgimiento de una problemática asociada a la escasa participación de la mayoría de los alumnos en algunas de las actividades que se proponen. 56 En un primer momento se formula una descripción muy genérica y poco reflexiva: "Cuesta trabajo empezar las puestas en común. No parecen muy interesados Sólo un grupo completo muestra verdadero interés, así como algunos niños de otros grupos Otros pasan e intentan incordiar. Empezamos, y al momento, ante este panorama, paro y digo que si no interesa hoy la hacemos otro día Silencio Decido seguir" (J. Martín). Progresivamente va apareciendo una mayor focalización y un mayor nivel de análisis de la problemática, determinando sus posibles causas, orígenes y consecuencias: "Creo que se deberían dirigir mejor los debates porque los niños hay muchas veces que se pierden y no saben a qué están respondiendo o qué postura están defendiendo o atacando. Otro problema es que siempre participan los mismos, mientras que hay niños que no hablan jamás. Sé que esto es normal en una puesta en común en la que participa mucha gente, pero lo que sí es cierto es que el número de niños que participan es menor que el de los que no lo hacen. Con todo esto se consigue que el maestro tenga que estar continuamente haciendo preguntas que susciten el interés. Concretamente hoy observé que había demasiados niños con síntomas de estar aburriéndose" (J. Martin). En el párrafo anterior, aparece ya un problema. Foco perfectamente delimitado: "La falta de participación de una mayoría de niños en las puestas en común". Al mismo tiempo se describe la solución que el maestro adopta "sobre la marcha": hacer preguntas que susciten el interés. Sin embargo, no se plantea aún claramente que la falta de interés por la actividad puede ser la causa de la poca participación, aunque se insinúa. "Hay que despertar mucho más el interés, cambiar las formas de las puestas en común para que no se hagan tan monótonas como puede ser una clase magistral. Creo que esto se podría solucionar utilizando técnicas de dinámica de grupo" (J. Martín). En efecto, parece que la causa se asocia más a problemas de tecnología didáctica, relacionados con una adecuada orientación y dirección de las tareas, que al hecho de que los alumnos no estén interesados realmente por lo que están haciendo. La solución que se propone es la utilización de ciertas "técnicas" que podrían asegurar, según el profesor en cuestión, el interés y la participación de los niños. A medida que se van centrando las observaciones en el problema, se va ampliando y extendiendo a otras actividades donde aparecen evidencias semejantes: "Reparto el guión de trabajo Lo leo en voz alta y aclaro las dudas (referidas a las instrucciones de trabajo). Se pueden discutir y trabajar los guiones en los grupos, pero hay que anotar en los cuadernos, individualmente. No despiertan demasiado interés general Se habla de fútbol, de profesiones, de otras cosas… Realmente pocos están centrados en el guión" (J. Martin). En este último párrafo comienzan a perfilarse las dos tramas de acontecimientos que habitualmente se superponen en la escuela Por un lado, una trama académica que configura la estructura y la dinámica de tareas escolares y que refleja los objetivos e intereses de la escuela a través de una serie de principios del tipo: necesidad de "dar" el programa, de trabajar un cierto número de contenidos, de guardar una cierta apariencia de control homogéneo, etc. Por otro, una trama oculta, de relaciones informales que refleja, como en este caso, el auténtico trasfondo de intereses, conocimientos y aprendizajes reales. Generalmente, en una clase suele haber un grupo de alumnos que "aceptan" el juego de adaptarse a las apariencias que la escuela impone, casi siempre a cambio de ciertas “prebendas" sociales que la misma ofrece: felicitaciones, buenas notas, etc. Pero también nos solemos encontrar con otros que no se adaptan y que ponen en evidencia las contradicciones del sistema en el que están inmersos. "Puesta en común de órganos internos y externos de la cabeza. Sosa, Palmero y Willi cuando se plantean interrogantes y se tratan de dar explicaciones, no están con la clase. A Sosa y Palmero les digo que se den un paseo. Se van, pues me están poniendo nervioso. Vuelven y empiezan a trabajar como los demás. En todo lo que no sea trabajo mecánico, son incapaces de centrarse” (J. Martin). Una tendencia que suele manifestarle en situaciones como la anterior es la de proyectar en los propios alumnos la responsabilidad de la problemática: “no poseen las capacidades suficientes”; “suelen distraerse”; “no muestran interés por nada”, etc. Sin embargo, un análisis más detallado de estas manifestaciones nos lleva a plantear que, a veces, la dificultad para solucionar determinados problemas del aula estriba en el hecho de que los profesores tenemos por cierto lo que no son más creencias y suposiciones. Veamos lo que se dice a continuación: “A partir del problema de la distracción llegué al no menos problema de la curiosidad. Curiosidad entendida, no sólo como interés más o menos grande por los trabajos de clase o por el tema de ese momento, sino como capacidad de asombrarse, de ver, de descubrir problemas, de plantearse preguntas. Mi pregunta es: ¿por qué hay niños que se asombran, que se fijan en las cosas y son capaces de ver problemas y otros no?, ¿por qué ante una misma situación hay niños que plantean dudas y otros no? , ¿Es cuestión de inteligencia, de un mayor grado de desarrollo?, ¿Es fruto de un ambiente más rico en estímulos?" (J. Martín). Todos estos dilemas son fruto de la contradicción que manifiesta el autor del diario entre el hecho de creer que lo deseable es que los alumnos tengan un nivel similar de interés, participación y conocimientos, lo que facilitaría que se pudiera llevar a la práctica una estrategia de trabajo única y una labor rápida y eficaz, y la evidencia que nos muestra la diversidad de la propia realidad. Probablemente, siempre que juntemos al azar un número de 25 ó 30 personas de la misma edad, sean de la edad que sean, encontraremos una diversidad importante de niveles de desarrollo, niveles de conocimiento, tipos de personalidad, diversidad de expectativas, intereses, etc Y, precisamente por eso, una de las características más significativas de la enseñanza es la de tener que realizarse en un ambiente "complejo" y "diverso"; y que, por tanto, una de las condiciones que debe reunir cualquier estrategia didáctica, si quiere ser eficaz, es la de poder adaptarse a dicha diversidad y complejidad. Llegados aquí podríamos decir que, desde nuestro punto de vista, detectamos en el caso concreto que estamos analizando dos problemas claramente interrelacionados y delimitando en la medida que van siendo trabajados. En este sentido, insistimos en la idea de que todo problema es "un proceso continuo" que se va desarrollando, reformulando y diversificando en sucesivas 57 aproximaciones que van desde lo general a lo concreto, desde la descripción al análisis, desde la explicación a la valoración, y al contrario. Esto puede y debe permitir al profesor el cuestionamiento de sus concepciones implícitas, pues, como ya hemos indicado en otro lugar (Grupo Investigación en la Escuela 1991), constituyen la información que hay que movilizar en un proceso de 58 desarrollo profesional, y son el punto de partida sobre el que se deben realizar las nuevas construcciones del saber profesional. En el siguiente cuadro sistematizamos el camino seguido hasta ahora: Descripción general de acontecimientos y situaciones significativas Progresiva separación. CÓMO PENSAMOS. NUEVA EXPOSICIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE PENSAMIENTO Y PROCESO EDUCATIVO John Dewey DIFERENTES SIGNIFICADOS DEL PENSAMIENTO La mejor manera de pensar Nadie puede decirle a otra persona cómo debe pensar, del mismo modo que nadie debe instruirlo en cómo ha de respirar o hacer que circule su sangre. No obstante, es posible indicar y describir a grandes rasgos las distintas maneras en que los hombres piensan realmente. Algunas de ellas son mejores que otras y se pueden enunciar las razones por las cuales son mejores. Quien comprende cuáles son las mejores maneras de pensar y por qué son mejores puede, si lo desea, modificar su propia manera de pensar para que resulte más eficaces decir, para realizar mejor el trabajo que el pensamiento es capaz de realizar y que otras operaciones mentales no pueden llevar a cabo con la misma eficacia. La corriente de la conciencia Siempre que estamos despiertos, y a veces también cuando estamos dormidos, hay algo – como solemos decir- que nos viene a la mente. Si ocurre cuando dormimos, a este tipo de secuencias las llamamos soñar. Pero también experimentamos ensoñaciones, ensimismamientos, construimos castillos en el aire y somos asaltados por corrientes mentales aún más vanas y caóticas. A veces a esta incontrolada corriente de ideas que pasan por nuestra mente se le da el nombre de pensamiento. Es automático y no está regulado. Más de un niño ha intentado detener el pensamiento, es decir, detener ese proceso de estados mentales. Pero es inútil Una parte de nuestra vigilia, mayor que la que casi todos estaríamos dispuestos a admitir, la pasamos en este ocioso vagabundeo por escenas mentales, recuerdos fortuitos, placenteras pero infundadas esperanzas, revoloteos constantes e impresiones a medio desarrolladas. De aquí que quien ofrece a penny for your thougts11 no espera un arduo regateo en caso de que su oferta sea aceptada; sólo se encontrará con lo que transita por la mente, y lo que así pasa difícilmente deja tras de sí algo que realmente valga la pena El pensamiento reflexivo es una cadena En este sentido, la gente simple y los necios piensan. Se cuenta la historia de un hombre, en realidad poco inteligente, que, puesto que aspiraba a que lo eligiesen administrador municipal de su ciudad en Nueva Inglaterra, se dirigió así a un grupo de vecinos: «He oído decir que no creéis que yo sepa lo suficiente como para ocupar el cargo. Quiero que sepáis que casi todo el tiempo estoy pensando en una u otra cosa». Ahora bien, el pensamiento reflexivo se asemeja a ese fortuito tránsito de cosas por la mente en el sentido de que consiste en una sucesión de cosas acerca de las cuales se piensa, pero se diferencia de él en que no basta la mera ocurrencia casual en una sucesión irregular de «cualquier cosa». La reflexión no implica tan sólo una secuencia de ideas, sino una consecuencia, esto es, una ordenación consecuencial en la que cada una de ellas determina la siguiente como su resultado, mientras que cada resultado, a su vez, apunta y remite a las que le precedieron. Los fragmentos sucesivos de un pensamiento reflexivo surgen unos de otros y se apoyan mutuamente; no aparecen y desaparecen súbitamente en una masa confusa y alborotada. Cada fase es un paso de algo hacia algo. En lenguaje técnico, es un término del pensamiento. Cada término deja un residuo que es utilizado en el término siguiente. La corriente o flujo se convierte en un tren o cadena. En todo pensamiento reflexivo hay unidades definidas ligadas entre sí, de modo que acaba produciéndose un movimiento sostenido y dirigido hacia un fin común. La usual restricción del pensamiento a lo que no se percibe directamente El segundo significado que se da a pensar limita esta actividad a las cosas que no se perciben directamente a través de los sentidos, es decir, que no se ven, no se oyen, ni se tocan, ni se saborean, ni se huelen. Si a 11 Frase con la que, se pide a alguien que permanece en silencio y con aspecto meditabundo, que diga lo que piensa Literalmente significa «un penique por tus pensamientos» 59 una persona que nos narra una historia le preguntamos si ha visto cómo sucedía algún incidente en particular, es posible que nos responda: “No, sólo lo pensé”. Encontramos aquí una nota de invención, algo bien distinto del fiel registro de la observación Lo más importante en este terreno son las sucesiones más o menos coherentes de incidentes y episodios imaginativos, unidos sin rupturas de continuidad entre sí, que, por tanto, están a medio camino entre las fugaces impresiones caleidoscópicas de la fantasía y las consideraciones deliberadamente utilizadas para establecer una conclusión. Las narraciones imaginativas que cuentan los niños abarcan todos los grados de coherencia interna: algunas son caóticas; otras, articuladas. Cuando guardan conexión interna, tienen la apariencia del pensamiento reflexivo; en realidad, normalmente tienen lugar en mentes de capacidad lógica. Estas empresas imaginativas suelen preceder al pensamiento homogéneo y le preparan el camino. En este sentido, un pensamiento o idea es una imagen mental de algo que está presente en la realidad; y el hecho de pensar es la sucesión de tales imágenes. El pensamiento reflexivo apunta a una conclusión Por el contrario, el pensamiento reflexivo tiene un propósito que trasciende la mera diversión que procura la cadena de agradables invenciones e imágenes mentales. La cadena debe conducir a algún sitio; ha de tender a una conclusión que se pueda enunciar al margen del discurrir de imágenes. La narración acerca de un gigante puede satisfacer simplemente por sí misma. Pero una conclusión reflexiva según la cual un gigante ha habitado la tierra pero en una cierta época y en un determinado lugar, debe tener una justificación ajena a la cadena de ideas si ha de ser una conclusión valida o sólida. Probablemente este elemento diferenciador quede mas claro en la expresión común: «Piensatelo despacio», que sugiere un embrollo que ha de ser desenmarañado, algo oscuro que ha de aclararse mediante la aplicación del pensamiento Hay una meta que se debe conseguir, y esta meta se impone una tarea que controle la secuencia de ideas. «Pensar» como sinónimo de «creer» Un tercer significado que se da al término pensamiento lo considera casi como un 60 sinónimo de creencia “Pienso que mañana hará más frío” o “Pienso que Hungría es más grande que Yugoslavia” son equivalentes a “Creo tal o cual cosa”. Cuando decimos “Los hombres pensaban que la tierra era plana”, nos referimos, sin lugar a dudas, a una creencia de nuestros antepasados. Esta acepción de pensamiento es más restringida que las que hemos mencionado antes. Una creencia se refiere a algo que la trasciende y que al mismo tiempo certifica su valos; la creencia realiza una afirmación acerca de una cuestión de hecho, de un principio o una ley se aceptan o se rechazan, que se trata de algo que merece ser afirmado, o, al menos, contar con nuestro consentimiento. No es necesario insistir en la importancia de la creencia. Abarca todas las cuestiones acerca de las cuales disponemos de un conocimiento seguro, pero en las que confiamos lo suficiente como para actuar de acuerdo con ellas, y también cuestiones que ahora aceptamos como indudablemente verdaderas, como conocimiento, pero que pueden ser cuestionadas en el futuro, de la misma manera que ocurrió con lo que en el pasado se tenía por conocimiento y hoy ha quedado relegado al limbo de la mera opinión o del error. Concebido como idéntico a la creencia, no hay nada en el pensamiento que pueda revelar si la creencia está bien fundada o no. Un hombre puede decir: “Creo que el mundo es esférico” Y cuando se le discute la idea puede no ser capaz de dar una buena prueba de por qué piensa tal cosa. Se trata de una idea que ha heredado de otros y que acepta porque es una idea común, pero no porque haya examinado la cuestión, no porque su propia mente haya tomado alguna parte activa en el logro y plasmación de la creencia. Tales pensamientos se dan inconscientemente. Son simplemente acogidos, no sabemos cómo. De oscuras fuentes y por canales desconocidos se insinúan en la mente y, de manera inconsciente, se convierten en parte de nuestra estructura mental. De ellos son responsables la tradición, la instrucción y la imitación, todas las cuales dependen de alguna manera de la autoridad, o bien redundan en nuestro beneficio personal o van acompañadas de una intensa pasión. Esos pensamientos son prejuicios; es decir, ideas preconcebidas, no conclusiones a las que haya llegado como resultado de la actividad mental personal, como la observación, el recuerdo y el examen de la evidencia. Aún cuando sean correctos, su corrección es puramente causal, al menos en lo que concierne a la persona que los sostiene El pensamiento investigación reflexivo impulsa la De esta manera, y a modo de contraste, nos vemos otra vez enfrentados al tipo particular de pensamiento que estudiaremos en este volumen: el pensamiento reflexivo. En los dos primeros sentidos que hemos mencionado, el pensamiento puede ser nocivo para la mente, porque distrae la atención del mundo real y porque puede constituir una pérdida de tiempo. Por otro lado, si nos entregamos a ellas con sensatez, tales formas de pensamiento pueden proporcionarnos auténtico goce y ser incluso una fuente de necesario recreo. Pero, ni en uno ni en otro caso, han de aspirar a la verdad; no pueden proponerse como algo que la mente deba aceptar, afirmar y considerar como base de la acción. Pueden suponer un tipo de compromiso emotivo, pero nunca compromiso intelectual y práctico Las creencias, por otro lado, han de superar justamente ese compromiso y, más tarde o más temprano, como es lógico, exigir nuestra investigación para encontrar los fundamentos sobre los que se sostienen. Que alguien piense en una nube como si fuera una ballena o un camello en el sentido de fantasear no obliga a nadie a sacar la conclusión de que la persona que tiene esa idea querría cabalgar en el camello o extraer aceite de la ballena. Pero cuando Colón pensó que el mundo era redondo, en el sentido de que creyó que así era, él y sus seguidores se comprometieron con otra serie de creencias y acciones: con creencias acerca de las rutas hacia la India, acerca de qué pasaría si las carabelas viajaban por el Atlántico hacia el Oeste, etc, precisamente de la misma manera en que el hecho de pensar que el mundo era plano había llevado a quienes sostenían tal cosa a creer en la imposibilidad de la circunnavegación y en que la tierra terminaba en las regiones de la pequeña parte civilizada que los europeos ya conocían, etc El pensamiento anterior, la creencia en la naturaleza plana de la tierra, no carecía de fundamento en la evidencia; se basaba en lo que los hombres podían ver dentro de los límites de su visión. Pero no se examinó más atentamente esta evidencia, no se buscaron nuevas evidencias. En última instancia, la creencia se apoyaba en la pereza, la inercia, la costumbre, la ausencia de valor y energía para la investigación La creencia posterior se apoya en el estudio cuidadoso y amplio, en la voluntaria ampliación del área de observación, en el razonamiento sobre las conclusiones a partir de concepciones alternativas con el fin de averiguar qué sucedería en caso de adoptar una u otra creencia. A diferencia del primer tipo de pensamiento, hay en éste un encadenamiento ordenado de ideas, a diferencia del segundo, una voluntad de control y una finalidad, a diferencia del tercero, examen, análisis e investigación personales. Porque no aceptó ciegamente la teoría tradicional en boga, porque dudó e investigó, precisamente por eso, llegó Colón a ratificar su pensamiento escéptico respecto a todo lo que, por un hábito, se consideraba lo más seguro, y teniendo fe en lo que parecía imposible, continuó pensando hasta que pudo deducir alguna prueba, tanto de su confianza como de su incredulidad. Aun cuando su conclusión terminara por ser errónea, habría sido un tipo de creencia diferente a aquella a la que se oponía, pues se había llegado a ella por un método distinto. Lo que constituye el pensamiento reflexivo es el examen activo, persistente y cuidadoso de toda creencia o supuesta forma de conocimiento a la luz de los fundamentos que la sostienen y las conclusiones a las que tiende. Cualquiera de las tres primeras clases de pensamiento puede evocar este último tipo; pero, una vez en marcha, éste incluye un esfuerzo voluntario y consciente para establecer la creencia sobre una firme base de evidencia empírica y de racionalidad. EL FACTOR CAPITAL DEL PENSAMIENTO La sugerencia de algo no observado Sin embargo, entre las operaciones que se acaban de esbozar no hay líneas divisoras tajantes. El problema relativo a la adquisición de hábitos de reflexión correctos sería mucho más sencillo si las diferentes modalidades de pensamiento no estuvieran imperceptiblemente relacionadas entre sí Hasta aquí hemos tenido en cuenta ejemplos más bien extremos de cada clase, a fin de desbozar el camino. Invitamos ahora la operación y consideremos un caso de pensamiento rudimentario, entre el cuidadoso examen de la evidencia y un mero e irresponsable flujo de fantasías. Imaginemos un hombre que camina un hombre que camina en un día caluroso. El cielo estaba claro la última vez que él lo había observado; pero ahora advierte, a pesar de estar más atento a otras cosas, que el aire es más fresco.Se le 61 ocurre que probablemente llueva; al levantar la vista, ve una nube negra que está ocultando el sol y a continuación aprieta el paso ¿A qué se puede llamar pensamiento en esta situación, si es que hay algo que merezca tal nombre? Ni el acto de caminar, ni la percepción del frío, son pensamiento. Caminar es una orientación de la actividad; mirar y percibir son otras modalidades de la actividad. Sin embargo, la probabilidad de lluvia es algo sugerido. El caminante siente frío; primero piensa en las nubes, luego mira y las percibe, y más tarde piensa en algo que no ve: una tormenta. Esta posibilidad sugerida es la idea, el pensamiento. Si se cree en ella como en una auténtica posibilidad, estamos en presencia de la clase de pensamiento que se incluye en el ámbito del conocimiento y que requiere consideración reflexiva. Hasta cierto punto, se produce la misma situación cuando alguien que mira una nube recuerda una cara o una figura humana. En ambos casos –el de la creencia y el de la fantasía. el hecho de pensar implica el de advertir o percibir, seguido de algo más que no se observa, pero que viene a la mente, sugerido por lo percibido. Una cosa, como suele decirse, nos lleva a la otra. Sin embargo, junto a este factor de acusada discrepancia. No creemos en la cara que la nube sugiere, no tenemos en modo alguno en cuenta la probabilidad de que se trate de un hecho concreto. No hay pensamiento reflexivo. El peligro de lluvia, por el contrario, se nos presenta como una auténtica posibilidad, pues es un hecho de la misma naturaleza que el frío experimentado. Dicho de otra manera, no consideramos que la nube signifique o indique una cara, sino que simplemente, la sugiere, mientras que sí consideramos que el frío puede significar lluvia. En el primer caso, al ver un objeto, nos limitamos a pensar, como suele decirse, en algo más; en el segundo caso consideramos la posibilidad y la naturaleza de la conexión entre el objeto percibido y el objeto sugerido. La cosa percibida es considerada en cierto modo como el fundamento o la base de la creencia en la cosa sugerida; posee la cualidad de evidencia. La función de significar Esta función, por la cual una cosa significa o indica otra y nos conduce así a considerar hasta qué punto puede concebirse como garantía de la creencia en la otra, es, pues, el factor capital de todo pensamiento reflexivo o característicamente intelectual. Recordando 62 distintas situaciones en que se aplican términos como significa e indica, el estudiante puede aprender por sí mismo los hechos realices denotados. Son sinónimos de estos términos: «señala», «habla de», «anuncia», «pronostica», «representa», «simboliza», «implica»12 .También decimos que una cosa augura otra, o es un síntoma, o bien una clave de ella, o (si la conexión es muy oscura) que da un indicio, contiene una insinuación o una sugerencia. La reflexión comienza cuando comenzamos a preguntarnos por la veracidad, por el valor, de una indicación cualquiera; cuando tratamos de probar su autenticidad y de ver qué garantías hay de que los datos existentes señalen realmente la idea sugerida, de modo tal que justifique la aceptación de esta última. La reflexión implica la creencia en la evidencia La reflexión, por tanto, implica que se cree en algo (o no se cree en algo), no por ese algo en sí mismo, sino a través de otra cosa que sirve de testigo, evidencia, prueba, aval, garante; esto es, fundamento de la creencia. En una ocasión, se siente realmente o se experimenta directamente la lluvia; en otra oportunidad, inferimos que ha llovido a partir de la apariencia del césped y los árboles, o de que está a punto de llover, por el aspecto del aire o el estado del barómetro. En una ocasión vemos a un hombre –o suponemos verlo- sin ningún hecho que sirva de intermediario; en otra, no estamos demasiado seguros de lo que vemos y nos lanzamos a la caza de hechos concomitantes que sirvan como signos, indicaciones o anuncios de lo que hemos de creer. En consecuencia, y en lo que se refiere a nuestra investigación, se define el pensamiento como la operación en la que los hechos presentes sugieren otros hechos (o verdades) de tal modo que induzcan a la creencia en lo que sugiere sobre la base de la relación real entre las cosas mismas, relación entre lo que sugiere y lo sugerido. Una nube sugiere una comadreja o una ballena; no significa estas últimas, porque no hay conexión o vínculo real entre lo que se ve y lo que se sugiere. Las cenizas no sólo sugieren el fuego previo, sino que significan que ha habido fuego, pues las cenizas son producidas 12 El termino «implica» se unas mas a menuda cuando un principio o verdad general produce la creencia en alguna otra verdad; las otras expresiones se usan mas para denotar los casos en que un hecho o acontecimiento nos conduce a algún otro hecho o acontecimiento nos conduce a algún otro hecho o ley. por combustión y, si son cenizas auténticas, sólo por combustión. Es una conexión objetiva, el eslabón entre las cosas reales, lo que hace que una cosa sea el fundamento, la garantía, la evidencia, de la creencia en otra cosa. tanto, en la medida en que el acto de mirar fue un acto deliberado, esto es, que se realizó con la intención de conseguir una base externa sobre la cual apoyar la creencia, ejemplifica de manera elemental la operación de caza, de busca, de investigación implícita en toda operación reflexiva. FASES DEL PENSAMIENTO REFLEXIVO Otro ejemplo, también de orden común, aunque no tan trivial, puede reforzar esta impresión. Supongamos un hombre que viaja por una región que no conoce y se encuentra con una bifurcación del camino. Como no tiene conocimiento seguro sobre el que apoyarse, queda paralizado para la vacilación y la duda ¿Qué camino es el correcto? ¿Cómo ha de resolver su perplejidad. Hay dos alternativas: o bien lanzarse a ciegas por alguno de los dos camino, confiando en la suerte, o bien descubrir fundamentos que le permitan concluir que uno de los caminos es el correcto. Todo intento de decidir la cuestión a través del pensamiento implicará la averiguación de otros hechos, ya acudan a la mente a través de la memoria, ya mediante la observación, ya a partir de ambas cosas. El absorto viajero ha de examinar cuidadosamente lo que tiene delante y exprimirse la memoria. Busca evidencias que puedan apoyar la creencia a favor de uno u otro de los caminos, evidencias que provoquen una sugerencia. Puede trepar un árbol, puede encaminarse primero en una dirección y luego en la otra, en busca, en cada caso, de signos, señales, indicaciones. Necesita algo así como un cartel o un mapa, y su reflexión tiende al descubrimiento de hechos que sirvan a este objetivo. Podemos proseguir la exposición con la observación de que el pensamiento reflexivo, a diferencia de otras operaciones a las que se aplica la denominación de pensamiento, implica: 1) un estado de duda, de vacilación, de perplejidad, de dificultad mental, en la que se origina el pensamiento, y 2) un acto de busca, de caza, de investigación, para encontrar algún material que esclarezca la duda, que disipe la perplejidad. La importancia de la incertidumbre y de la investigación. En nuestro ejemplo, la bocanada de aire fresco provocó confusión y suspendió la creencia, al menos momentáneamente. Por ser inesperado, fue una sacudida o una interrupción que requería explicación, identificación o ubicación. Decir que el cambio brusco de temperatura constituye un problema puede sonar forzado y artificial; pero si acordamos extender el significado de la palabra problema a todo aquello –por trivial y tópica que sea su índole- que asombra y desafía el espíritu hasta el punto de volver incierta la creencia, no cabe duda de que toda experiencia de cambio repentino lleva implícita un problema o un interrogante. Volver la cabeza, levantar la vista, escrutar el cielo, son actividades destinadas a traer al conocimiento hachos que respondan al interrogante que el frío súbito suscitó Los hechos, tal como se presentaron en el primer momento, eran sorprendentes; sin embargo, sugerían la presencia de nubes. El acto de mirar tenía la finalidad de descubrir si esta explicación sugerida se sostenía como válida. Otra vez podría parecer forzado hablar de esta mirada, casi automática, como si se tratara de un acto de investigación o de búsqueda. Pero, una vez más, si generalizamos nuestras concepciones acerca de nuestras operaciones mentales de modo que incluyan lo trivial y ordinario la lado de lo técnico y recóndito, no hay razón para rehusar esta categorización del acto de mirar En efecto, la consecuencia de dicho acto es traer a la mente hechos que capaciten a una persona para alcanzar una conclusión basándose en la evidencia. Por El ejemplo anterior puede generalizarse. El pensamiento tiene su arranque en una situación que muy bien podría denominarse bifurcación de caminos, en una situación ambigua, que presenta un dilema, que propone alternativas. En tanto nuestra civilización pasa insensiblemente de una cosa a otra, o en tanto permitimos a la imaginación alimentar fantasías a su antojo, no se apela a la reflexión. Sin embargo, la dificultad o la obstrucción del camino que conduce a una creencia nos impone una pausa. En el suspense de la incertidumbre, trepamos metafóricamente a un árbol, tratamos de encontrar algún cartel a partir del cual podamos obtener indicios adicionales y así, con una visión más amplia de la situación, decidir cómo se relacionan los hechos unos con otros. 63 La regularización del pensamiento por su objetivo La exigencia de solución de un estado de perplejidad es el factor orientador y estabilizador de todo el proceso de reflexión. Allí donde no se trata de resolver un problema o de superar una dificultad, las sugerencias se suceden al azar; en tal caso, estamos ante el primer tipo de pensamiento descrito. Si la corriente de sugerencias queda simplemente bajo el control de su coherencia emotiva, de su agradable adaptación a una imagen o un relato en particular, estamos ante el segundo tipo. Pero un interrogante al que hay que responder, una ambigüedad que debemos despejar, nos imponen una finalidad y conducen la corriente de ideas por un canal definido. Toda conclusión sugerida es puesta a prueba por sus referencias con esta finalidad reguladora, por su pertinencia al problema en cuestión. Esta necesidad de disipar una perplejidad también condiciona el tipo de investigación que se emprenda. Un viajero cuya finalidad sea el sendero más hermoso bucará signos de otra clase y someterá a pruebas sugerencias sobre una base muy distinta de la que utilizará si desea descubrir el camino hacia una ciudad determinada. La naturaleza del problema determina la finalidad del pensamiento, y la finalidad controla el proceso de pensar. RESUMEN Podríamos resumir diciendo que el origen del pensamiento se encuentra en una perplejidad, una confusión, una duda. El pensamiento no es una cuestión de combustión espontánea; no se produce sólo sobre principios generales. Algo debe provocarlo y evocarlo. Los llamamientos generales al pensamiento dirigidos a un niño (o a un adulto), sin tener en cuenta si tiene experiencia directa de alguna dificultad que lo inquiete y le turbe, son tan inútiles como aconsejarle que salga adelante por su propio esfuerzo. Dada una dificultad, el paso siguiente es la sugerencia de algún camino, esto es, la elaboración de algún plan provisional o proyecto, la adopción de alguna teoría que explique las peculiaridades en cuestión, la consideración de alguna solución al problema. Los datos disponibles no pueden proporcionar la solución; sólo pueden sugerirla. Entonces, ¿cuáles son las fuentes de la sugerencia? Sin ninguna duda, la experiencia anterior y un fondo de conocimiento adecuado a disposición del sujeto. Si la persona ha conocido 64 situaciones similares, si ha tratado material del mismo tipo con anterioridad, seguramente surgirán sugerencias más o menos idóneas y útiles. Pero a menos que haya tenido alguna experiencia semejante, la confusión no se disipa. Aun cuando un niño –o un adultotenga un problema, es completamente inútil urgirle a pensar cuando no tiene experiencias anteriores que incluyan algunas de las condiciones presentes. Sin embargo, puede existir un estado de perplejidad e incluso de experiencia anterior del cual emanen sugerencias, sin que por ello el pensamiento tenga que ser reflexivo, pues la persona puede no ser lo suficientemente crítica acerca de las ideas que se le ocurren. Puede alcanzar una conclusión sin cuestionar los fundamentos sobre los cuales se apoya; puede prolongar o abreviar excesivamente el acto de caza, de indagación; puede aceptar la primera respuesta o solución, que le venga a la cabeza, sea por pereza e indiferencia mental, sea por impaciencia. Sólo se puede pensar reflexivamente cuando se está dispuesto a soportar el suspense y proseguir con la fastidiosa búsqueda.A muchas personas. Tanto la suspensión del juicio como la búsqueda intelectual les producen malestar, y quieren terminar con ellas lo antes posible. Por tanto, cultivan un hábito mental superpositivo y dogmático, o tal vez sienten que la duda puede considerarse como una prueba de inferioridad mental. Cuando el examen y la prueba se convierten en investigación, precisamente entonces, aparecen las diferencias entre pensamiento reflexivo y pensamiento defectuoso. Para ser auténticos seres pensantes, debemos estar dispuestos a mantener y prolongar ese estado de duda que constituye el estímulo de la investigación rigurosa, así como a no aceptar ninguna idea ni realizar ninguna afirmación positiva de una creencia hasta que no se hayan encontrado razones que la justifiquen QUÉ ES LO QUE REALMENTE IMPORTA EN LA ENSEÑANZA Por encima de todo, lo que procuro es que los niños se lo pasen bien en la escuela; que disfruten aprendiendo y pensando e investigando por su cuenta, y creciendo para convertirse en gente decente de verdad Sin embargo, probablemente el sistema escolar está en desacuerdo con esto y entiende que yo debiera dedicarme a dar clases sobre un sinfín de objetivos. En cualquier caso, también me ocupo de esto, aunque dudo mucho de si los niños guardarán un buen recuerdo de todo ello UN PROFESOR DE ESCUELA PRIMARIA La investigación educativa describe la enseñanza como una actividad compleja caracterizada por la simultaneidad, multidimensionalidad e imprevisibilidad (Jackson, 1968; Lortie, 1975; Clandinin, 1986). En el aula se negocian objetivos contradictorios y múltiples tareas a un ritmo ; continuamente se realizan intercambios, y surgen obstáculos u oportunidades imprevistas Cada hora y cada día los profesores han de hacer malabarismos ante la necesidad de crear un entorno seguro y de apoyo para el aprendizaje, presionado por el rendimiento académico, la necesidad de satisfacer la individualidad de cada estudiante y demandas grupales, así como por llevar adelante múltiples itinerarios de trabajo, de modo que todos los estudiantes, en momentos distintos de aprendizaje, puedan avanzar y ninguno se quede rezagado. Realidades como éstas contradicen la visión burocrática de la enseñanza como una tarea dirigida a un número limitado de metas y objetivos simples y predeterminados, organizados en un conjunto secuental de actividades y lecciones uniformes para todos los estudiantes de una misma clase o de clases distintas, que les sean planteados, en general, sin tomar en cuenta a los sujetos como personas particulares. Estas concepciones diferentes de la enseñanza tienen repercusiones importantes para las políticas educativas y sus efectos. Aquellas que no concuerden adecuadamente con la realidad de la enseñanza y del aprendizaje, sencillamente no tendrán éxito. Aunque los políticos piensan que los educadores aplican sus directrices, lo que suele suceder, de hecho, es un proceso de redefinición, y en ocasiones hasta de subversión. Las respuestas de los profesores a las políticas dependen del grado en que éstas permitan flexibilidad o impongan barreras a su capacidad de satisfacer lo que los docentes consideran que son las necesidades de sus alumnos Lee Shulman (1983) se pregunta: «¿por qué suele ser un problema la relación entre la “enseñanza” y la “política”? Somos propensos a pensar que la enseñanza es una actividad esencialmente clínica, artística e individual Dado que la instrucción es interactiva, pues las acciones de los profesores son dependientes de las respuestas o las dificultades de los alumnos, parece ridículo, en principio, promulgar mandatos que determinen cómo han de realizar su trabajo los profesores» (p 488). Si queremos desarrollar políticas educativas sensatas es imperativo comprender cómo los profesores responden a distintos enfoques empeñados en regular los centros, así como mejorar sustancialmente la formación del profesorado y la gestión de las escuelas Richard Elmore (1979-1980) sugiere que los proyectos políticos en materia de educación debieran partir mucho más del reconocimiento de los contextos donde hayan de aplicarse que de las buenas intenciones de sus actores, los políticos. Una vez que hayamos comprendido mejor los efectos de la política, podríamos desarrollarla de modo más provechoso y echar mano para ello de procesos de «planificación retrospectiva». Las preguntas acerca de cómo conjugar los controles del currículum de arriba abajo y otras pretensiones de dirigir la educación con las iniciativas que surgen en los centros y aulas han sido problemas recurrentes en cualquier momento de reforma. También representa uno de los asuntos centrales de nuestro tiempo, toda vez que una nueva ola de reformas basadas en los estándares y el rendimiento recorre todo el escenario actual de la educación. ¿Cómo responden los profesores a distintos tipos de iniciativas políticas? ¿Qué es lo que dicen sobre lo que facilita o dificulta su enseñanza? En este capítulo, para contestar a estas preguntas, utilizó información que procede de la investigación que Arthur Wise y yo misma realizamos sobre los efectos de las políticas sobre la enseñanza. Los profesores que entrevistamos fueron seleccionados al azar en dos grandes distritos residenciales conocidos desde hace tiempo como escuelas excelentes, así como en un gran distrito urbano que tenía que hacer frente a una 65 amplia gama de desventajas financieras y educativas. El estudio se realizó durante los primeros años de los ochenta, cuando los intentos estatales de legislar la práctica educativa estaban en plena efervescencia. Estos tres distritos habían comenzado a poner en práctica planes como la rendición de cuentas, definidos por el Estado y la administración local, y suponían también un currículum aún más prescrito y una evaluación más frecuente de los estudiantes que la que existía con anterioridad. El Programa de Estudios (POS) de uno de los distritos definía lo que los profesores tenían que enseñar en cada materia. En algunos grados y materias permitía ciertos márgenes de flexibilidad por parte del profesorado, pero en otros, prácticamente ninguna. En el segundo distrito se habían diseñado paquetes curriculares secuenciados y organizados por niveles, principalmente para la educación primaria y de manera más concreta aún para la enseñanza de las matemáticas. En la escuela primaria y en la secundaria obligatoria, los estudiantes debían trabajar sobre centenares de destrezas específicas, y superar satisfactoriamente las pruebas correspondientes a cada una antes de pasar a la siguiente. El currículum basado en la competencia del tercer distrito (CBC) proporcionaba libretas escolares repletas de temas secuenciados, planes específicos para las lecciones o unidades didácticas y también los exámenes que los profesores habían de aplicar en cada una de las materias. Al analizar la situación, aprendimos directamente de los profesores muchas cosas sobre el modo en que las políticas, en muchas ocasiones, sirven de apoyo a la práctica, pero también que, con mucha más frecuencia, lo que hacen es dificultarla. Igualmente aprendimos sobre lo que realmente es importante para el profesorado: el valor de la flexibilidad para una enseñanza adaptada, la importancia de las relaciones con los estudiantes para conocerlos y motivarlos, como es debido, y la necesidad radical de centrarse en el aprendizaje, más que en la puesta en práctica de normativas. Son éstos los temas que analizo en este capítulo. Muchas otras investigaciones también han destacado la importancia de estas condiciones para la enseñanza (ver, por ejemplo, Johnjson, 1990; MacNeil,1986; Lee y Smith, 1944; Newmann y Wehlage, 1990) Destacarlas y llamar la atención sobre las mismas debiera servir a los políticos para adoptar estrategias que apoyen y orienten 66 pero que no limiten el proceso de enseñanza y aprendizajes. 1. La flexibilidad necesaria A pesar de un siglo de esfuerzos por racionalizar la enseñanza, los profesores siguen hablando de su trabajo como algo muy difícil e impredecible; no como una tarea rutinaria y bien pautada Un profesor de música de secundaria lo decía de esta manera: “Nunca sabes dónde te metes cuando entras en una clase supongo que esto es lo que hace de este trabajo algo excitante, porque estás haciendo algo que es incluso un poco peligroso… Nunca sabes lo que la confluencia de tantas personas va a provocar1. La mayoría de profesores a los que entrevistamos, un 65%, caracterizaba la enseñanza, más como un arte que como una ciencia; querían significar con ello que, aunque hay principios importantes para una buena enseñanza, siempre es necesario hacer uso de la creatividad y el juicio personal. Enseñar una materia y desarrollar capacidades, al mismo tiempo tratan con sujetos diferentes y sus respectivas personalidades, es algo que requiere una gran habilidad. Ser capaz de hacer ambas cosas a la es, a fin de cuentas, un arte [] A diferencia de un abogado que esté , tanto con un cliente o de un médico que lo haga con un paciente, los profesores realizamos nuestro trabajo con grupos de 30 o 35 Hay que ha (frente, por lo tanto, a problemas múltiples; si no eres capaz de realizar cinco cosas a la vez, mejor sería que abandonaras la clase, porque en ella tienes que tratar con un montón de variables al mismo tiempo. Muchos estudios han demostrado consistentemente que la flexibilidad, adaptabilidad y creatividad son determinantes muy importan de la eficacia de los profesores (Schalock, 1979; Darling-Hammori Wise y Pease, 1983). Sin embargo, las políticas que se empeñan en plantar una instrucción a prueba de profesores socavan esas cualidades. La multidimensionalidad de la enseñanza y la vasta gama de diferencias entre los estudiantes son realidades que las regulaciones d la práctica no pueden tener en cuenta. Una y otra vez, los profesor manifiestan que si no pueden conectar con los intereses y necesidad experiencias y motivaciones de sus estudiantes, no es posible que ocurra una enseñanza efectiva y capaz de implicar a los estudiantes en las tareas y en el aprendizaje: «He de tener en cuenta los intereses de lo , estudiantes [y] permanecer en sintonía con lo que están pensando , haciendo Podría sacar algo a colación y ellos no tendrían ni idea de lo que estoy hablando Si lo que hago no conecta con su mundo, habré perdido toda la clase». 2. La planificación de la enseñanza La investigación ha demostrado que los profesores que planifican teniendo en cuenta las capacidades y necesidades de sus estudiantes. Y que además son flexibles mientras enseñan, son más eficaces, especialmente en estimular el pensamiento más complejo, que aquellos otros que realizan una planificación programada con todo detalle, centrada en objetivos operativos y en la enseñanza de datos. Los profesores que van a clase con la idea de poner en práctica planes detallados basados en objetivos de ese tipo probablemente serán menos sensibles a las ideas y acciones de los estudiantes (Zahonk, 1970), o no ajustarán sus estrategias de enseñanza a las pistas que les van suministran o sus estudiantes (Peterson y Clark, 1978). Esto disminuye la cantidad de razonamiento de alto nivel y el aprendizaje ocasional que va pareciendo en el de venir de una clase (Duchastel y Menil, 1977; Yelon y Schmidt, 1973; Melton, 1978). En pocas palabras, los profesores que siguen con mayor fidelidad esquemas cuniculares racionales son los que menos posibilidad tienen de lograr la comprensión. Debido a que las experiencias previas de los estudiantes y sus motivaciones e intereses son cruciales para el aprendizaje, la planificación e muchos profesores se centra en cómo conectar sus metas con las necesidades de los alumnos y, por consiguiente, no tanto en cómo «dispensarles la ración de contenido correspondiente» de acuerdo con un modelo racional. Cuando preguntamos a los profesores qué era lo que toman en cuenta sobre todo a la hora de planificar su trabajo, el 67 % mencionaba a los estudiantes en primer lugar, y casi todos los demás mencionaron a los estudiantes en el siguiente lugar, justo por detrás de as metas del cuniculum. También destacaron la importancia que tiene el descubrir cuáles pueden ser los puntos de conexión entre los estudiantes y la materia que se ha de enseñar: Pienso en los niños para los que hago la planificación. Pienso sobre qué es lo que en realidad quiero que aprendan de la materia Procuro poner en relación todo lo que intento enseñar, y también pienso en el grupo clase en su conjunto. De ese modo planteo mi planificación de forma tal que se acomode a los alumnos para quienes estoy planificando: Mi principal preocupación es cuáles son las características del grupo, que tengo ese año. Creo que nunca he impartido una clase dos veces de la misma manera a lo largo de once años, porque el grupo clase nunca es el mismo. Aunque, en los distritos más fuertemente regulados, los profesores tenían que seguir, para empezar, el currículum establecido, la mayoría ellos se centraba inmediatamente en cómo podían alterarlo para satisfacer las necesidades de sus estudiantes. Una profesora creativa le dio vueltas a la cabeza sobre este asunto, y diseñó su propia guía curricular con la finalidad de propiciar diversas alternativas a sus estudiantes: Hemos elaborado tantos materiales de apoyo como para detener a un caballo. Por ejemplo, en una de las subáreas el material llena ocho libretas, cada una de cuatro pulgadas de grosor [] Les digo a los estudiantes: «Éstas son las cosas que nos indican aquí A ver, ¿cuáles de ellas os interesan a vosotros?» Y entonces elegimos. Cada uno elige aquello que le gusta en especial, entonces trabajan sobre ello y se lo cuentan al resto de la clase. Muchos profesores de nuestro estudio describieron su planificación como una actividad que no sólo comenzaba con los estudiantes sin que volvía continuamente sobre los mismos, y de ese modo podían irse haciendo eco de temas y preocupaciones emergentes: En primer lugar y sobre todo, tengo en cuenta lo que les pueda interesar a mis alumnos, resultarles familiar, de modo que puedan compararlo con las nuevas ideas; parto de lo familiar y voy llevándoles hacia lo nuevo Pienso igualmente en sus habilidades y los materiales disponibles, me pregunto en qué grado serán capaces de utilizarlos adecuadamente. Trato de introducir algo de variedad en una clase, quizá cambiando las actividades dos o tres veces durante el curso de la lección para ayudarles conectar con sus intereses. En primer lugar pienso dónde están mis chicos, lo que ya saben, y las capacidades que tienen ¿Cómo podría presentarles el contenido de modo que les resulte interesante? ¿Cómo aprende mejor este grupo en particular? ¿Es mejor la explicación del profesor, o aprenden más de un montón de preguntas y de la 67 interacción con otros estudiantes? ¿Aprenden más de actividades de clase en las que tienen que participar? ¿Les vendría bien hablar menos y hacer más?Cada grupo es distinto y los estudiantes pueden variar mucho de una actividad a otra. Pueden trabajar bien de otro modo en una actividad de ciencias, pero necesitar un tipo distinto de explicación en otra de ortografía. Así que realmente tienes que conocer a tus niños y saber cómo aprenden. 3. Conectar con los estudiantes Hubo un tiempo en el que se pensó que si los profesores procuraban estar atentos a las experiencias, intereses y conocimiento previo de sus estudiantes, eso significaba que tenían un corazón pedagógico blando y desconsideraban los contenidos y métodos científicos. Ahora, sin embargo, una exigencia como esa se sustenta sobre la investigación cognitiva más rigurosa que ha demostrado que el aprendizaje es un proceso de construcción de significados a partir de contenidos nuevos o no familiares que han de relacionarse con las ideas o experiencias disponibles de los estudiantes. Éstos construyen el conocimiento a medida que van elaborando mapas cognitivos que les permiten ir organizando e interpretando las nuevas ideas. Los profesores que son eficaces ayudan a que sus alumnos construyan esos mapas de modo que establezcan conexiones entre distintos conceptos, entre las nuevas ideas y sus conocimientos previos (Calfee, 1981; Curtid y Glaser, 1981; Good y Brophy, 1986; Resnik, 1987). Los sistemas de evaluación del profesorado de muchos estados, sin embargo, todavía tratan la enseñanza como mera transmisión de información, sin tener en cuenta el pensamiento y las experiencias previas de los estudiantes (Darling-Hammond y Sclan, 1992), En el Sistema de Florida para la Evaluación de la Enseñanza (SFEE), por ejemplo, un programa adoptado en una docena de estados aproximadamente durante los años 80, se valoraba negativamente actuaciones de los profesores que plantearan preguntas en sus clases referidas a cualquier cosa que tenga que ver con su opinión personal o que constituya una respuesta desde su punto de vista». En el manual correspondiente afirmaba que tales preguntas pueden tener buenas intenciones y ser incluso necesarias, pero debían anotarse en la columna de ineficaces dado que no hacen progresar el trabajo de la clase en el terreno 68 académico (Departamento de Educación de Florida, 1989, p, AB). Como muchos otros instrumentos de evaluación docente, el de Florida, asume y define como eficaces actividades de enseñanza uniformes, a menudo triviales pero fáciles de medir (tales como «mantener un ritmo pautado en la enseñanza, gestionar rutinas», y describir objetivos de conducta), sin referencia alguna a los contenidos, el currículo, o al aprendizaje del estudiante. Con frecuencia, tales evaluaciones refuerzan una enseñanza pobre, y socavan la perspectiva de una buena educación. El Profesor del Año 1986 en Florida, que también destacó en un programa de la NASA titulado un Profesor en el Espacio, decía que con este sistema no habría conseguido pasar una evaluación de su enseñanza que la acreditara para recibir un incremento en su salario, pues director de su centro no sería capaz de hallar en una de sus clases de laboratorio observada las conductas docentes requeridas. El esquema.de evaluación SFEE, en efecto exigía puntuar como una práctica incorrecta el hecho de responder a una pregunta con otra nueva; se prohibía, así, un modo de enseñar tan popular como el que utilizó Sócrates y tantos otros buenos profesores. Este tratamiento de la enseñanza, que puede observarse en el sistema de Florida y otros semejantes, es una buena muestra de instrumentos claramente deficientes para desarrollar estrategias de pensamiento crítico con los estudiantes, y da la espalda a la mayoría de las investigaciones sobre el proceso a través del cual los alumnos construyen el conocimiento. Estos programas, en tanto que formas de articular «rendición de cuentas» por parte de los profesores en relación con su enseñanza, refuerzan un tipo de prácticas ineficaces, pues no tienen en cuenta la naturaleza experiencial del aprendizaje y el carácter de la enseñanza, que es también de esa misma naturaleza.Los estudiantes necesitan abordar las ideas de forma que puedan relacionarlas con sus motivaciones y su conocimiento previo, y los profesores, por lo tanto, han de responder a los retos y preguntas que aquéllos les puedan plantear (Brown, 1994). Del mismo modo que el éxito en la composición musical, en el juego de ajedrez, en e] diseño arquitectónico, y en otros campos creativos, el de la enseñanza requiere un proceso interactivo: los profesores evalúan la información disponible sobre sus alumnos y materia, anticipan operaciones alternativas y van revisando sus planificaciones al prestar atención a lo que realmente va ocurriendo en el aula (Níger, 1978). Muchos de los profesores que entrevistamos nos manifestaron que no sólo necesitan tener en cuenta el conocimiento previo y los intereses de sus estudiantes a la hora de planificar de qué forma encarar lección, sino que también han de prestar suma atención al desarrollo de sus conocimientos durante las clases, pues es así como pueden ir ajustando su planificación sobre la marcha: «Puedes hacer todos los planes que quieras comentaba una profesora., pero si, por al razón, comienzas algo que no funciona, tienes que cambiarlo al instante, pues has de adaptarte a los niños» Otra profesora describía por qué no seguía, de hecho, las programaciones de clase tan detalladas como la administración de su distrito le exigía: ¿Cómo vas a predecir lo que los niños van a decir o lo que van a entender o preguntarte? Es sencillamente ridículo Necesitas saber lo que vas a presentarles, ya partir de ahí empezar a trabajar. Muchos días piensas que vas a presentar algo, y los niños no están preparados para ello, así que te lo saltas. O puede que verdaderamente lo capten y entonces te encuentres con un tiempo extra, y tienes que hacer algo más. 4. Los efectos prescriptivo del currículum De los profesores también aprendimos que las prescripciones curriculares influían en su trabajo de formas distintas, dependiendo de lo específica que fuera la guía, cuán rígidamente estuviera prescrita, y en qué medida tuviera en cuenta a los estudiantes Las directrices en cuestión se percibían como menos molestas cuando eran lo suficientemente generales como para permitir la posibilidad de que cada cual tomara sus opciones, o, dicho de otro modo, cuando no estaban absolutamente cerradas por parte de la administración. En aquellos casos en que las guías curriculares ofrecían sólo una orientación amplia y general, con márgenes suficientes para su adaptación por parte de los docentes en razón de los estudiantes, los profesores las percibían en términos más positivos. Esto sucedía con más frecuencia en zonas escolares más ricas y en las materias menos afectadas por la evaluación estandarizada: es decir, en humanidades, ciencia, y arte con más frecuencia que en lectura y matemáticas Cuando las orientaciones curriculares son más abiertas y generales, los docentes valoran su contribución porque permiten un marco común y, al mismo tiempo, abren márgenes a la creatividad y flexibilidad en la clase. Cuando el currículum está muy cerrado, los profesores, como digo, no se sienten cómodos en su mayoría, aunque reaccionan a este de maneras diferentes. Algunos reducen los requisitos planteados por la administración a una suerte de juego consistente en rellenar impresos. Como señalaba una profesora: «Muchas de las metas del distrito escolar pueden ser atendidas poniendo algunas palabras sobre el papel, mientras que, luego, haces lo que piensas que has de hacer». Otra decía: «Escribir [los objetivos] es un trabajo que lleva tiempo, pero eso es lo que quieren, y si eso les hace felices, pues vamos a dárselo». Sólo un número escaso de profesores (por debajo del 10% en nuestra muestra) eran partidarios de seguir con alto grado de fidelidad las guías, asumiendo con ello menos independencia a la hora de reflexionar y planificar la propia práctica. Una profesora se hacía eco de los puntos de vista de Franklin Bobbitt citados en el capítulo 2, cuando explicaba la satisfacción que le provocaba una guía curricular de ese tipo: «[El currículum] se planifica por el sistema educativo. Nos exige hacer ciertas Cosas y enseñar determinadas habilidades, y así es fácil, porque sabemos qué es lo que se pide de nosotros » A lo largo de la entrevista pudimos apreciar que las preocupaciones de esta profesora en torno al currículum se limitaban a cubrir el temario; apenas se refería al aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, la mayoría de los profesores declaraba que el sentido de su eficacia quedaría en entredicho si las pautas curriculares les dijeran exactamente lo que tienen que hacer cada día en cada clase, y qué tipo de materiales han de utilizar: Cuando a los profesores se les exige que se limiten a seguir los libros de texto, o a enseñar de acuerdo con programas basados en la competencia específica, sienten que las pautas curriculares reducen su capacidad para adaptar la enseñanza a sus estudiantes. La mayoría rechazaba estas limitaciones de una u otra manera: Fui a una escuela para realizar una entrevista, y allí existía un patrón de enseñanza tan rígido que cada profesor a cargo de una materia tenía que ir cubriendo cada día una página del libro. Si alguien me planteara a mí este tipo de rigideces, me negaría. Cualquiera que haya tenido experiencia en la enseñanza sabe que puedes enseñar cierto contenido un día en particular y quizás tener que continuar 69 con lo mismo el día siguiente ir así como que algunos temas que había previsto para cinco días, a lo mejor los acabas en tres .No siempre tienes certezas sobre una clase en particular, y, si tuviera que ceñirme a unos límites tan rígidos, no me quedaría en la enseñanza y me iría a hacer otra cosa. Cuando estás enseñando a los niños y éstos tienen ciertas necesidades que no puedes satisfacer, como los materiales específicos que el Condado ha aprobado, como el manual de lectura o lo que sea, te podías salir y usar otros materiales. Pero en la escuela a la que me he trasladado, el director me dijo que no podía usar más que esa serie de libros para lectura. Entonces sentí que no podía satisfacer las necesidades de los niños [J [Este distrito escolar solía hacer burla de eso de satisfacer las necesidades de los niños algo en lo que yo creo firmemente pero parece que solamente les preocupaba la «vuelta a lo básico» y en ocasiones no favorecen la buena enseñanza. Bueno justo ahora estamos en un programa llamado CBC y su empeño está en que todos los profesores se hagan eco de esas pautas. Resulta difícil porque interfiere en tu enseñanza. Tengo que admitir que no siempre lo cumplo. Cuando veo que no casa con las necesidades de clase particular lo que hago es cerrar los ojos. Algunos de los profesores que entrevistamos se mostraban tan convencidos de sus metas en la enseñanza de la importancia del aprendizaje y la necesidad de centrarse en los alumnos que «pasaban por encima del sistema» sin contemplaciones. De ningún modo enseñaré siguiendo ciegamente los planes de ordenación docente del distrito. Desde mi punto de vista me están pidiendo que enseñe algunas cosas que son ridículas, que no son necesarias en ese nivel de la enseñanza como, por ejemplo los impresos para sacar el carnet de conducir o cómo rellenar un currículum para pedir un trabajo el grado séptimo [Resulta estúpido] tener que interrumpir tu programa para enseñar esas cosas. Hace algún tiempo se entendía que los supervisores de área habían de entrar en la clase y ver si los objetivos formaban parte del trabajo cotidiano. Yo no soy partidario de escribirlos y colgarlos de las paredes [los objetivos operativos]. Nadie me ha amonestado todavía por ello y si lo hacen les diré que los escriban y los cuelguen en las paredes ellos mismo Tengo cosas más importantes que hacer: 70 Les dije que no iba a seguir sus metas ni métodos tal como ellos los habían diseñado porque yo tenía mis propias metas según los alumnos que tenía delante, y les expliqué qué era lo que hacía. Como puede apreciarse, una parte importante de los profesores a los que se les requiere enseñar bajo sistemas fuertemente regulados terminan viéndose a sí mismos como saboteadores creativos, que procuran abrir nuevas vías para introducir proyectos más interesantes, trabajos más creativos, y conexiones más explícitas con las experiencias de sus alumnos aun cuando hayan de progresar en cierto modo por las rutas predeterminadas y limitadas que marca una determinada guía curricular. Nuestros profesores nos describieron algunas de sus vías de escape con el secreto placer que acompaña a la emoción que provocan las libertades que alguien se permite a escondidas: Tenemos un libro que te dice que este año tienes que enseñar esto, aquello, eso otro y lo de más allá. Así que te dan todo bastante trillado, pero yo , dejo que los estudiantes se salgan de esa regla si quieren. Les permito que recorten artículos de prensa sobre los que hablamos de vez en cuando. Que se salgan de lo programado y que hagan las preguntas que quieran. El sistema escolar prescribe muchas cosas. No hay mucha libertad. Para variar estas guías pero con frecuencia las he cambiado y asumiría la responsabilidad de haberlo hecho si alguien me preguntara al respecto. Semejante subversión de un currículum pobremente diseñado contribuye a elevar un poco el nivel de enseñanza aunque no lo suficiente. Con demasiada frecuencia el currículum es tan extenso y la presión para completar el temario tan severa que los profesores se sienten incapaces de trabajar sobre ideas que surjan de los intereses de los estudiantes así como de tratar el contenido con la profundidad conveniente su centro de atención se desplaza de la educación de los estudiantes hacia la terminación del temario: «Todo está prescrito por e! sistema escolar. Se supone que no tengo que enseñar nada que no esté prescrito todavía no he conseguido imaginarme cómo son capaces de sentarse en un despacho de la administración y limitarse a darnos estas unidades prescritas. No sé de dónde se supone que tienes que sacar el tiempo para enseñarlas porque se presume también que has de dar todo lo demás. En contextos administrativos fuertemente regulados los profesores albergan temores por el bienestar de los estudiantes así como por su propio futuro en tanto que profesionales. En nuestro caso, había muchos que sentían que su eficacia quedaba dañada cuando se les obligaba a usar métodos que habían resultado inapropiados con algunos estudiantes, dar contenidos que estaban más allá del alcance de algunos por debajo de las capacidades de otros, sacrificar las motivaciones internas de los estudiantes y sus intereses por la obsesión de «acabar el temario» , o prescindir de oportunidades de enseñanza ligadas a los de seos ocasionales de aprender ciertas cosas, porque no estaban contemplados en la secuencia prefijada de actividades. También criticaron que los currículos cerrados trivializar de manera inevitable las metas de la confianza y reducen el aprendizaje a la memorización de destrezas de bajo nivel y que no contribuyen a estimular ni desafiar las aptitudes de los estudiantes para pensar y hacer cosas. Como dijo una profesora: No tengo ninguna objeción a la enumeración de metas y objetivos, pero asumir que la gente va a aprender si todos nosotros adoptamos estas técnicas en particular me parece de una imbecilidad absoluta (…)Si se animara a los estudiantes a pensar por su propia cuenta, a analizar una situación y a considerar diferentes alternativas estaríamos en una posición mucho más correcta que cuando se parte del supuesto de que «esto es lo único que se debe hacer en esta situación».Por razones operativas, es bueno suponer que siempre se puede indagar otras vías. En relación con los alumnos es más importante cómo lleguen a expresarse cómo escriban, por ejemplo, que sólo sepan de qué manera usar el gerundio. Otra profesora nos explicaba que sus esfuerzos para provocar comprensión de los estudiantes se volvieron cada vez más difícil causa de las prescripciones curriculares: «El programa demanda número x de minutos para esto o aquello, as que no siempre puedo enseñar de manera globalizada .Yo prefiero organizar el currículum en torno a algunos ejes que te permitan integrar como es debido el conocimiento. Creo que esto tiene más significado para los niños. Sólo es capaz de hacerlo un año. Tuve que pedir un permiso especial, pero fue el mejor curso que jamás haya tenido». De lo que esta profesora nos habla no es de otra cosa que de alguna de las consecuencias no deseadas del afán de prescribir el curriculum hasta el mínimo detalle: fragmentación y parcelación del mismo en torno a los aprendizajes más fácilmente atomizables, rechazo de las necesidades e intereses de los alumnos y falta de tiempo para disponer de modos de instrucción más interesantes desde un punto de vista intelectual los profesores han de solicitar un permiso especial para enseñar de forma distinta a la establecida por los reformados, el cambio del curriculum exigirá, con toda seguridad, mucho más que simplemente da ánimos o invitar a que se acometan innovaciones desde la base. LA IMPORTANCIA DE LAS RELACIONES Las características propias del trabajo de enseñar hacen de las relaciones algo importante Los estudiantes y los profesores no se eligen unos a otros. Es más, los profesores no llegarán a tener éxito docente a menos que los estudiantes quieran esforzarse en aprender, así como el grupo clase, en su conjunto, esté dispuesto a trabajar de forma provechosa David Cohen (1996) advierte que la dependencia de los estudiantes que tienen los profesores para provocar el aprendizaje hace que la enseñanza sea una tarea intrínsecamente arriesgada. Los riesgos aumentan, desde luego, en el caso de que los docentes persigan aprendizajes más ambiciosos que la mera memorización, en principio más fácil de manejar. Y, para gestionar tales riesgos, los profesores necesitan altos niveles de capacidad, así como también estructuras escolares que permitan disponer de más tiempo y establecer unas relaciones más es trechas y continuadas con los estudiantes, y que faciliten su motivación y participación (Darling-Hammond, 1996). Tal como observó Lortie (1975, p 137), para sacar partido de trabajadores inmaduros y forzados, los profesores han de «establecer vínculos que no sólo garanticen la complicidad sino que generen esfuerzo e interés en el trabajo. Así pues, no es sorprendente que muchos tengan bastante claro que lo primero que demanda su quehacer es, precisamente, establecer vínculos interpersonales y lograr un sentido compartido de las metas dentro del grupo. Los investigadores han advertido con frecuencia que los profesores, particularmente en la escuela primaria, dedican una gran cantidad de energía a crear una comunidad estable dentro del aula (Cusick, 1979; Jackson, 1968; Jane 1977; Lortie, 1975), una comunidad que se rija por metas de grupo compartidas y por la fuerza de las relaciones. 71 Estoy intentando que aprendan ciertas cosas que quiero, pero para hacer esto me doy cuenta de que si no consigo una buena relación con los estudiantes, de forma que haya confianza entre nosotros y que ellos se sientan cómodos en la clase haciendo preguntas, no les voy a poder enseñar nada. El primero de mis objetivos es crear una buena relación en el aula, porque creo firmemente que no puedes hacer nada con los estudiantes a no ser que crean en ti, hasta que sientas algo por aquellos con los que estás trabajando y te intereses por sus capacidades y sentimientos. Otra meta que quisiera plantearme es la capacidad de pensar Aunque no recuerden dentro de cinco años cuántos miembros hay en la Cámara de Representantes u otros datos que les enseñaré sobre el gobierno, espero que hayan desarrollado algunas destrezas sobre cómo pensar y cómo distinguir qué es un hecho y qué es una opinión, cómo clasificar por sí mismos, y cómo obtener conclusiones a partir de datos disponibles. Muchos de nuestros profesores entrevistados se oponían a un curriculum prescrito y detallado al máximo, porque entendían que el aprendizaje más potente sucede cuando los estudiantes están dispuestos y cuando algo llega a conectar con su experiencia y necesidades. Los profesores veían en la creación de tales conexiones el trabajo fundamental a la hora de enseñar. Casi todos (84 %) dijeron que entre los atributos más importantes de los buenos profesores se encuentra la capacidad de relacionarse con los estudiantes y motivarlos, y adaptar la enseñanza a sus necesidades Conocer bien a los estudiantes es, por consiguiente, algo crucial: Creo que una de las primeras cosas que tienes que hacer con los niños es llegar a conocerles. Incluso con aquellos con quienes te percatas desde el principio que las cosas no van a ser fáciles, tienes que encontrar algo que puedas valorar y te mueva a apreciarles sinceramente, pues, si no la haces, no llegarás a ninguna parte. Las necesidades de cada niño, su conciencia, y sus necesidades son parte de la comprensión del proceso de enseñanza en su conjunto. Ya sea que tengas un niño en primera fila porque tiene un problema visual y tienes que mantener con él contacto auditivo, o un chaval allá atrás que no habla inglés, un chaval cuyos padres se están separando, otro por allí que acaba de pelearse con alguien fuera de la clase, u otro que tiene minus valías físicas, todo depende de la situación [] 72 Hay todo tipo de problemas y por supuesto, cuanto mejor los conoces, en mejor posición te encuentras para trabajar con ellos. Cuando pedimos a los sujetos de nuestra investigación que recordaran a algún profesor de su época de estudiantes que les hubiera resultado significativo hablaron de profesores que les conocían y que se dirigían a ellos de forma personal, y hacían del aprendizaje una tarea intelectualmente interesante. Muchos recordaban a profesores que fueron memorables en sus vidas porque les habían ayudado a sentirse personas valiosas Resaltaban el hecho de que les hubieran enseñado teniendo en cuenta que eran personas: Una profesora se quedó conmigo a hacerme un examen especial geometría. Me dijo: « Ya ves, no te está yendo muy bien en esta clase; puede que te ponga una sección especial». Me hizo un test especial y por alguna razón obtuve un 100 en aquel test entonces sentí ¡Oh vaya puedo hacer esto! Sólo más tarde me di cuenta de que prepare el test para que y pudiera aprobarlo Profesores así, fíjate, me invitaron a aprender Se sentían responsables de mí; pensaban que yo tenía algún potencial, y lo buscaron. Eran ésos los profesores a los que más apreciaba. Mi profesora de sexto grado tenía la habilidad de hacerse con los niños a los que se consideraba peores en todo el centro, les daba la vuelta y les hacía sentirse bien. De este modo esos niños se volvían gente que participaba en la sociedad, en vez de convertirse en un problema para ella como todos auguraban Recuerdo el modo en que aquella mujer se los llevaba aparte y hablaba con ellos en un tono suave. Les invitaba a participar en las cosas Nunca abusó de ellos Nunca se rió de ellos Intentó que descubrieran su propia valía. Otros recuerdan a profesores que utilizaban estrategias activas de enseñanza y lograban que los estudiantes investigaran, descubrieran y aplicaran el conocimiento: una profesora de inglés que pedía a sus alumnos que escribieran artículos del estilo de los autores que estaban estudiando; un profesor de matemáticas que les pedía que aplicaran conceptos a la vida real; un profesor de humanidades que hacía una historia viva mediante la dramatización y el debate Sin embargo, este énfasis en participar, en el aprendizaje activo y en conectar con los estudiantes, apunta hacia una serie de características de la enseñanza que son precisamente las que menos valoran las políticas ofuscadas en regular un currículum ajeno a los intereses de los estudiantes, y que pretende organizar su tiempo y el de los docentes de una manera tal que se reducen y dificultan los vínculos personales. Para poder crear relaciones fuertes con un grupo de trabajo funcional, los profesores han de minimizar las interrupciones y distracciones provenientes del exterior, incrementar, además, la atención al compromiso y la implicación de los estudiantes, procurando que haya tiempo suficiente precisamente para que esto suceda. Los modelos de gestión racional, por el contrario, devalúan estas preocupaciones al exigir que los estudiantes vayan pasando de un profesor a otro, al interrumpir la instrucción con programas especiales que les sacan del aula a mitad de clase, o al reclamar un currículum no idóneo para establecer conexiones entre los contenidos, ni entre éstos y los estudiantes. Sobre todo los profesores de la educación primaria denunciaban aspectos como los que acabo de mencionar: «Ciertamente el día escolar está muy fragmentado porque los niños van cambiando y haciendo cosas muy distintas. Si salen para una charla, o un programa de atención especial en una clase de apoyo o cualquier otra cosa, el día se rompe de manera terrible. Así se hace muy difícil enseñar a todo el grupo,» Hacían hincapié de forma explícita en la importancia de crear una comunidad escolar de aprendizaje con metas e intereses compartidos. ¿Has oído alguna vez la expresión de «cierra la puerta y enseñar? Los profesores siempre hablan de esto con una mirada distante en sus ojos. Si fueras capaz de hacerlo, no habría muchas cosas que te pudieran afectar negativamente solo cuando no lo consigues, todo empieza a ir cuesta abajo y cada vez se va acelerando más, tienes que enclaustrarte allí mismo con tus estudiantes, y hacer lo que has de hacer. El énfasis en el aprendizaje en lugar de en los procedimientos También una mayoría de los profesores de nuestro estudio aprecia que su definición de lo que es una buena enseñanza no tenía nada e ver con la definición que de ella hacía la administración en sus distintos escolares. El 79% concretamente resaltó la preocupación por los niños y por el aprendizaje como una de las claves de una buena enseñanza, pero sólo el 11 % percibía que sus distritos escolares compartían ese punto de vista La mayoría (75 %) sentía, por el contrario, que la administración era más proclive a hacerse eco de las teorías del Aprendizaje conductista descritas en el capítulo 2, estaban más preocupados por la aplicación de técnicas de enseñanza específicas vinculadas a objetivos precisos y por el diagnóstico de las deficiencias de los estudiantes. Muchos de nuestros profesores se veían a sí mismos como extraños en distritos escolares, sobre todo en la medida en que percibían si sus alumnos como partícipes activos y no receptores pasivos del proceso de aprendizaje, atribuían a las preocupaciones de los estudiantes un lugar central y no periférico en la selección de las metas y actividades, y en tanto concebían su enseñanza como una actividad centrada en el desarrollo y no en el afán de resaltar deficiencias. CUBRIR LOS CONTENIDOS DEL CURRICULUM La sensación de conflicto que manifestaban los profesores aumentaba cuando se les pretendía obligar a seguir paquetes curriculares cientos de objetivos conductuales que habían de trabajarse paso a paso en cada nivel escolar. A menudo, cada destreza particular o fragmento de aprendizaje tenía que ser evaluado antes de continuar con el siguiente, y eso suponía que habían de ir registrando las calificaciones o las destrezas que figuraban en la lista y sobre las que se había estado trabajando, así como las fechas en que se habían enseñado. Las pruebas de cada profesor se añadirían posteriormente a los tests anuales del distrito y del estado (que incluían baterías de tests de lectura y matemáticas en casi todos los grados así como pruebas periódicas de otras materias y diversos tests de aptitudes para emplazar a los estudiantes programas o grupos aparte) Una queja común era la cantidad de tiempo de enseñanza que se perdía para poder administrar los procedimientos y tests, que con toda seguridad eran más importantes para los administradores que para los profesores y estudiantes. De este modo, la mayoría del tiempo del profesor se emplea en cosas distintas a la enseñanza: rellenar informes, un plan de estudios rígido. La evaluación previa y posterior [] y hay un sistema de registro masivo para poder anotar cualquier pequeño detalle de todo esto: qué es lo que se enseña, qué es lo que se domina, qué es lo que se 73 vuelve a enseñar y reforzar y evaluar con posterioridad. Sencillamente nos desborda y luego todo esto tiene que ir al ordenador En el despacho tenemos uno. Pero todavía no hemos sido capaces de hacer que los chavales se sienten ante él mismo. Los profesores insistían en que tener que dedicarse a preparar a los alumnos para que superaran esas pruebas, distorsionaba los proceso de enseñanza y aprendizaje e impedía realizar una evaluación detenida del progreso de la clase, lo que es del todo necesario para adaptar las condiciones de la enseñanza sucesiva: [El sistema] está aumentando las carencias de los niños, ya mí me preocupan muchas más cosas que sus resultados []. Cuando trabajamos con los estudiantes tenemos muchas ocasiones de damos cuenta de que, aunque hayan puntuado bajo en un test de diagnóstico, la razón de esté resultado no es que carezcan de habilidad. Necesitas observar bastante bien al estudiante para comprobar por qué ha puntuado como lo ha hecho. La relación con un alumno en concreto es mucho más que la comunicación que se establece con él por medio de una prueba. Ciertamente, muchos profesores sentían que los sistemas que exigían que los estudiantes se sometieran a la evaluación constante de cientos de objetivos secuenciados no tenían en cuenta las claves de los procesos de aprendizaje: Conseguir que un niño se interese por aprender y que mantenga el interés es seguramente mucho más importante que hacer listas de control de metas y objetivos para cada niño y en cada una de las materias. Se me pide constantemente que defina mis metas, mi modo de con seguirlas y evaluarlas para ver si las he alcanzado. Parece que están más interesados en eso, y tengo la impresión de que realmente sólo les interesa eso. Pero no puede ser verdad; también allí arriba debe haber algún ser humano. Finalmente, muchos sentían que la normativa curricular de sus distritos prestaba más atención a cómo se trabajaban los procedimientos específicos que a enseñar a los estudiantes a pensar. Una profesora de secundaria obligatoria se hacía eco de cómo pensaban muchos de sus colegas, cuando afirmaba que el currículum básico de matemáticas interfería, de hecho, en la habilidad de los estudiantes para comprender las matemáticas: 74 Hay un énfasis excesivo en «haz esto, aquello y lo de más allá» y mucho menos en el proceso de pensamiento, que los chavales no logran aprender, aunque seguro que son capaces de ello. No sólo es que todo lo que tengo que enseñar está predeterminado, sino también los tests que he de corregir. Así que, si yo sentía que debía tomarme algo de libertad [para centrarme en la solución de problemas], no había bastante tiempo porque los estudiantes se estaban examinando, y los exámenes determinaban lo que tenían que seguir aprendiendo. Un profesor de secundaria de otro distrito aludía a un problema familiar: El profesor de cuarto, quinto, o sexto grado, está ocupado tratando de acabar con su programa de estudios [] En matemáticas, el profesor trabajará este contenido durante dos semanas, a continuación otro en las dos siguientes, después otro, y otro. Por ello, los críos nunca se enteran del conjunto, así que, cuando llegan a séptimo y octavo, no tienen buena base. Es más, en ningún lugar del programa vi la palabra «solución de los problemas» o «pensamiento». Es algo que no cuenta, y para lo que el profesor no tiene tiempo para decir «vamos a darles un montón de problemas, enseñarles a pensar por su propia cuenta, en lugar de que tengan que tragarse todas estas prescripciones rígidas». Esto es lo que yo creo que no es bueno para los estudiantes, incluso para aquellos que están por encima de la media [El Programa de Estudios] contiene tanto, que no hay manera de acabar con el temario. Sería mucho más provechoso un programa de contenidos que le diera al profesor algún margen de flexibilidad para poder introducir materiales enriquecedores del currículum. Lo que nos estaba diciendo este profesor y muchos otros en nuestros distritos escolares es que el pensamiento y la solución de problemas ya no formaban parte de la educación básica: se habían convertido en «material de refuerzo». Enseñar a pensar a nuestros alumnos y cubrir todo el temarios percibían de forma generalizada como tareas incompatibles entre sí. El currículum de matemáticas del que acabamos de hablar, por ejemplo, tenía varios problemas. En primer lugar, la secuencia de destreza era con frecuencia ajena al aprendizaje conceptual. Los estudiantes tenían que aprender a sumar y restar con números de dos cifras en un grado, pero no tenían que pasar a los números de tres cifras hasta mucho más adelante, dificultando la enseñanza de conceptos que pudieran añadir algo de reflexión. En segundo lugar, la secuencia de los tests cronometrados hacía que los estudiantes memorizaran hechos aritméticos en los niveles tempranos, en lugar de razonar sobre las matemáticas. Esta estrategia socavaba la comprensión correcta de las relaciones entre los números, provocando algunos conocimientos básicos no bien fundamentados que impedían su aprendizaje posterior. En tercer lugar, la velocidad con que tenían que darse en clase las unidades y los hechos, y el modo en que tenían que enseñarse y evaluarse, apenas dejaban espacio para el trabajo con capacidades manipulativas o el uso habitual de la solución de problemas. De tal manera que, como sucede con frecuencia, el currículum dificultaba activamente el pensamiento y el desarrollo de la comprensión mejoras significativas, libramos de él? ¿por qué no nos Aunque el sistema en cuestión impedía la enseñanza y el aprendizaje, a los administradores les proporcionaba una sensación de control. El objetivo en este caso era construir registros informatizados del “dominio” de cada estudiante para cada uno de los cientos de pequeñas destrezas, registros de los que los directores escolares y los administradores de las oficinas centrales pudieran disponer para cada clase, el sistema era el sueño de Bobbitt hecho realidad. Desde la perspectiva de los profesores sin embargo, era una gran pérdida del tiempo de clase y del esfuerzo invertido en el aula, así como un obstáculo importante para el aprendizaje de los estudiantes. Por lo general, un currículum cerrado hace imposible que los estudiantes mejoren su comprensión. Por ejemplo, nos hablaron de un currículum que se basaba en tests administrados por ordenador para, cada destreza, y no se podía enseñar nada más hasta que cada una de las destrezas que formaban parte del test había sido superada satisfactoriamente. Los profesores se dieron cuenta de que este enfoque obstaculizaba el aprendizaje tanto para los estudiantes lentos como para los rápidos. Uno decía, por ejemplo: «Tengo algunos chavales que todavía están con el mismo nivel con el que empezaron en septiembre. Si lo intentan tres veces sin conseguirlo, se acabó. Después de la tercera vez, no es que les vayas a frustrar, sino que ya se han atascado en ese nivel y no serán capaces de salir. Este enfoque suponía incluso un problema para los estudiantes que podían aprobar las pruebas: Lo que han hecho es redactar cada objetivo que quieren que los niños aprendan desde la escuela infantil hasta el octavo grado Hay libros de objetivos: libros sólo con los objetivos. Cada niño tiene que aprobar este objetivo, en este nivel, antes de poder pasar al siguiente. Yo tenía a los chavales de quinto y sexto grado de mejor nivel así había de evaluar todo la que se suponía que tenían que aprobar. Gasto horas enteras evalúan dolos, y he perdido un montón de tiempo que podría haber usado mejor en enseñar matemáticas. Tal y como funciona el sistema en la actualidad, me desharía de él [] Es caro, y el estudio del distrito muestra que no aporta ninguna mejora apreciable. Bueno, pues si cuesta tanto tiempo y dinero, y no supone 75
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