26-27 TD69.qxp_Maquetación 1 28/07/15 07:54 Página 26 HABLANDO EN PLATA Agustín Serrano: “Una buena lidia es potenciar las virtudes del bueno y que el malo no vaya a más” Hay profesionales de mucho ruido y pocas nueces y otros de muchas nueces y poco ruido. A este segundo grupo pertenece Agustín Serrano. Templado en todos sus movimientos, personal en sus gustos y eficaz en las explicaciones. Un gusto sentarse y escucharle. ¿Echando la vista atrás cree que dio el paso algo tarde? Hacerse banderillero con 29 años era una cosa normal, no te puedes hacer después de matar un becerro con 18 años. Hay casos de grandes profesionales que no han toreado novilladas, pero lo normal es hacerlo cuando ya has estado un tiempo de novillero o matador. Incluso ha habido casos como Parrita, Chaves Flores o ahora Carretero que habiendo tenido buen ambiente de matadores, cambiaron el oro por la plata logrando ser figuras. Como decía Parrita en esta misma revista (Taurodelta del pasado mes de julio), la humildad les hizo llegar hasta ahí porque ese cambio hay que asimilarlo. Texto: David Plaza Foto: Juan Pelegrín E n plena madurez y a las órdenes esta temporada de Juan del Álamo y Cayetano, Agustín Serrano (Madrid, 1971) comienza a recoger los frutos de una carrera a la que le queda mucho camino. Lleva aprendiendo desde que nació porque este espigado torero se crió en una familia en la que había capotes y vestidos de torear: “El ambiente taurino lo he respirado siempre en mi casa. Mi padre fue novillero, un tío mío fue matador de toros. Sin haber vivido sus épocas, el toreo siempre ha estado presente”. ¿Y dónde y a qué edad decidió hacerse torero? Empecé en la escuela, tenía catorce años y pensé que sería lo más fácil y conveniente para torear. Ingresé en 1987, por aquel entonces coincidí con gente más antigua que yo como Miguel Rodríguez, Fernando José Plaza, Javier Vázquez. Los de mi época eran Luis Mi- 26 guel Encabo, José Ignacio Uceda Leal, Ángel Gómez Escorial; también con Miguel Martín, Rafael González, algunos de ellos compañeros míos. ¿Y cómo fueron aquellos comienzos? Toreé muy poquito y eso me hizo estar demasiado tiempo, lo mío fue a la antigua usanza. Mi primer becerro lo maté en 1987 y eran temporadas que toreaba cuatro, cinco o como máximo diez novilladas sin caballos. Pasaron siete temporadas hasta que pude debutar con picadores en 1994. Dos años después debuté en Madrid en una nocturna con sólo cinco novilladas. Quise volver a Madrid y tuve que esperar otros cuatro años, bien visto perdí cuatro años. ¿Qué pasó después? Era la última novillada de la temporada de 2000, no pasó nada y no podía esperar más. Sin bagaje y con esa edad –tenía 29 años– esa misma noche después del festejo barrunté hacerme banderillero. El toreo era (y es) mi vida; ¿para qué iba a cambiar de profesión? ¿Ser honesto con uno mismo debe ser clave para funcionar en esta profesión? Lo más importante es conocerse a uno mismo y decirte la verdad. Cuando tu valor no está a la altura de lo que es la profesión de matador hay que cambiar de carnet y hacerse banderillero o dejar esta profesión por otra. ¿Quién le aconsejó, de quien se acuerda? Aunque toreaba poco de novillero, mi padre siempre me inculcaba y me decía: “fíjate en los banderilleros”. Y hay dos personas claves, una de ellas y que se enteró al poco en la Casa de Campo fue Luis Parra Parrita. La otra fue Luciano Núñez al que conocí años después y que me ayudó a dar una vuelta de tuerca más. Le costó mucho cambiar… Pensaba que no, pero sí. El primer año toreé poco, la mayoría sin caballos. Mi debut por cierto fue en Monteagudo de las Salinas (Cuenca) con Fernando Cruz. Fernando y su apoderado fueron las primeras personas que me apoyaron y creyeron en mí. Él empezaba de no- 26-27 TD69.qxp_Maquetación 1 28/07/15 07:54 Página 27 villero y yo de banderillero. Gracias a él pude coger el oficio que no tenía. Catorce temporadas ya. Pasa el tiempo, pero el ser banderillero no es un sólo recuerdo sino muchos. No es una profesión ni mucho menos de un día, sino de tiempo. La categoría se gana con la trayectoria. Ser banderillero no es “qué bien he estado”, sino entender a muchos toros. ¿Le gusta ver vídeos de banderilleros antiguos? Me encanta hacerlo. Desde que me hice banderillero he buscado obsesivamente películas de toreros retirados en los que me he fijado muchísimo. ¿Y se puede saber cuáles son? Parrita, Rafael Corbelle, Curro de la Riva, Chaves Flores, Tito de San Bernardo, Pichardo, El Pali y Luciano Núñez. Hay muchos otros banderilleros que me encantan pero por estos siento pasión. ¿Cómo tiene que ser la lidia en general? Lidiar un toro bien es entenderlo. Luego hay lidias lucidas y otras menos. Pero es intentar potenciar las virtudes del bueno y que el toro malo no vaya a más. Y creo que como con el toreo de muleta en la lidia hay dos cosas fundamentales: el temple y la naturalidad. No torear de cara al público sino para el matador. El capotazo, ¿cómo tiene que ser? Siempre templado y con naturalidad. Y las manos pueden ir abajo, a media altura o altas. La base para mí es media altura baja. Luego habrá toros que por condición requieren más abajo o más arriba pero con eso templas a un toro, templándolo lo puedes y si lo puedes ya tienes mucho ganado. Por regla general a mí me gusta dar el lance a media altura baja. De todos los banderilleros antiguos que he citado antes el lance era así. ¿Y es partidario de andar para atrás antes del capotazo? Para que sea bueno hay que citarlo, tocarlo y perder dos o tres pasos para que el toro coja un poquito de velocidad pero andar para atrás excesivamente en mi opinión no es bueno. A lo mejor sí conviene con un toro que no tiene fuerza y que lo tienes que cambiar de terrenos, pero para torear bien no hace falta correr demasiado. Todo esto tiene que ser muy preciso porque el banderillero sólo lleva el peso de la lidia en banderillas. Eso ha cambiado, antiguamente el banderillero paraba el toro y lo solía llevar al caballo. ¿Le gustaría parar los toros de su matador como ocurría en el siglo pasado? A mí sí me gustaría. ¿Que más ve en las películas antiguas que ahora no se hace? ¿qué le llama la atención? Que se toreaba a una mano y eso ahora ha desaparecido. Antiguamente se paraba a los toros e inmediatamente se soltaba una mano. Hay quien dice que El Boni viejo pegaba naturales con el capote. Era distinto. En cuanto al tercio de banderillas, ¿cómo lo siente? Es una suerte bonita. A mí me gusta hacerlo fácil, sencillo, sin grandes ruidos. ¿Y de los que ha visto banderillear bien? Vi una película de Paco Honrubia y estaba a la altura de los más grandes. Y de chaval recuerdo a Orteguita. Ahora mismo quizás el que más me guste sea Juan José Trujillo. Los hay muy buenos ahora pero es el de mejor embroque. ¿Qué le gustaría recordar cuando deje la profesión? Soy feliz y tengo mucha ilusión con lo que hago. Plenitud no tengo porque me queda mucha carrera por hacer, pero mi sueño sería seguir yendo a los toros muy viejecito y que la gente me recordarse como un buen torero; nada más.
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