Los estereotipos de Jesús- I Esteban: Todos tenemos percepciones

Los estereotipos de Jesús- I
Esteban:
Todos tenemos percepciones sobre personas, grupos humanos, sobre cosas
que hemos leído o conocido de referencia; pero cuando esa percepción se
distorsiona empieza a aparecer, Salvador, lo que se ha llamado o
denominado técnicamente como "el estereotipo". Estereotipo que parece que
el ser humano se ha especializado en diseñar constantemente a lo largo de
la historia.
Salvador:
Sí, yo creo que los estereotipos son una forma de conservadurismo, ¿no? Es
decir, tenemos esta imagen y no la cambiemos. Cuando se habla de
estereotipo yo me acuerdo de Caravaggio, el pintor barroco. Habían salido
del Renacimiento, donde toda la pintura era pintura de paz, de calma, con
rostros ideales... Uno piensa por ejemplo en "La piedad" de Miguel Ángel,
esos rostros acabados, suaves... Y Caravaggio tiene otra visión; tuvo una vez
un problema muy grave, porque le pidieron que pintara a San Mateo en el
momento en que recibe la inspiración de Dios. Y éste pintó un San Mateo
sentado, descalzo, con los pies sucios de barro, con una plana donde está
escribiendo, el ángel tomándole la mano como se le toma a un niño para
llevarlo, pelado, concentrado en lo que estaba haciendo y el ángel muy
vigoroso (era un mocetón vigoroso con alas). Bueno, le rechazaron el
cuadro, los que se lo habían pedido le rechazaron el cuadro. Dijeron...
Esteban:
... esto no es lo que queríamos.
Salvador:
Entonces les hizo otro San Mateo como ellos querían. Y cuando uno compara
el San Mateo que hizo porque el lo vio así, al otro que hizo porque el
estereotipo era ese, uno se da cuenta de lo que es un estereotipo; es decir,
lo pintaron siempre así, es siempre así, no lo cambian.
Esteban:
Claro
Salvador:
El segundo escándalo que tuvo él fue con un cuadro de la virgen María; le
pidieron la muerte de la virgen María. Así que Caravaggio fue al río Tiber
donde se había ahogado una mujer y la pintó tal cual: en una cama, con los
pies hinchados... Lógicamente, cuando lo miraron no respondía a todo lo que
hacía Fra Angelico y todos los demás. Y entonces era un pintor escandaloso,
porque iba a un bodegón y encontraba una cara, de esas surcadas por las
arrugas, desdentada, y tenía que pintar a un apóstol y lo pintaba con esa
cara. Él rompía el estereotipo y luchaba con la gente que se basaba en los
estereotipos y que no se daba cuenta que el Renacimiento había quedado
atrás, y que lo que decía el Renacimiento no necesariamente era la verdad,
sino que era su forma de ver las cosas. Yo estuve revisando los estereotipos
de Jesús que hay por lo menos en los últimos cincuenta años y vi que hay
varios estereotipos de Jesús que han recorrido la historia de estos últimos
cincuenta años.
Esteban:
Y que los hemos ido aceptando socialmente, ¿no?
Salvador:
Sí; algunos vienen desde muy antiguo. Por ejemplo: si uno toma un cuadro
tradicionalista de Jesús, éste aparece como un místico. Yo recuerdo un
cuadro de Reni en el que Jesús está con la corona de espinas y los ojos
vueltos hacia el cielo, en blanco, mirando hacia arriba, y eso es toda una
visión de Jesús, que es una visión mística de Jesús. Y uno dice: ¿pero Jesús
no era un místico realmente? Bueno, muchas veces dejaba a sus discípulos,
se iba y se pasaba la noche orando en soledad.
Esteban:
Pero eso no lo desconectaba de la realidad.
Salvador:
Claro, pero el asunto es que es difícil que fuera un místico cuando se
sentaba a la mesa con (diríamos hoy) personas no recomendables, ¿no es
cierto? Con pecadores y prostitutas, cuando se oponía a los religiosos de su
tiempo y los desafiaba, o cuando defendía a los discípulos acusados de
comer en el día de reposo lo que no debían comer, o cuando llamaba
hipócrita a alguien de la clase dirigente. Uno dice: estas no son las actitudes
de un místico. Sin embargo, muchos tienen el estereotipo del místico, pero
realmente Jesús no estaba alejado de la necesidades humanas, no se
encerraba en un monasterio nunca (había grupos religiosos monásticos en
tiempos de Jesús, pero el no estuvo en ninguno de estos grupos), Jesús
nunca dejó ni su pueblo ni a su gente, y era el carpintero del pueblo hasta
que comenzó su ministerio. Todo esto quiere decir que no lo podemos ver
como un místico porque el estaba comprometido con el mundo cotidiano, y
entonces tenemos que descartar esa visión de Reni, y esa visión tan común
en una época. Pero resulta que por la época del sesenta aparecen unos
carteles de publicidad donde aparece Jesús con una ametralladora al
hombro.
Esteban:
Es verdad, la época revolucionaria digamos.
Salvador:
Claro, Jesús es un revolucionario social para esta gente. Bueno, Jesús estaba
preocupado por los pobres, es verdad, porque había nacido en una casa
pobre, porque sabía lo que era la pobreza, porque cuando inaugura su
ministerio dice "he venido a dar buenas nuevas a los probres", porque un día
mira a los discípulos y les dice "bienaventurados vosotros los pobres", en
otra oportunidad contestó "a los pobres es anunciado el evangelio", lo que
quiere decir que hay una inquietud social en Jesús. Entonces cuando muchos
leen de estas inquietudes sociales inmediatamente dicen "Jesús es un
marxista, es uno de nosotros, comunista, revolucionario".
Esteban:
Se apropian de la figura.
Salvador:
Pero si hubiera visto Jesús, estando en la Tierra, el afiche este con la
ametralladora, hubiera dicho "vuelve tu ametralladora a su lugar porque todo
el que tome ametralladora a ametralladora perecerá", que fue lo que lo que
le dijo a Pedro de la espada, ¿no? A los promotores del odio Jesús les dijo:
"a vosotros los que oís os digo, amad a vuestros enemigos y haced el bien a
los que os aborrecen"; lo que quiere decir que el estereotipo este de
revolucionario tampoco va con Jesús, tampoco tiene nada que ver con Jesús.
Y uno dice "y bueno, ¿Jesús qué era? ¿El hippie de la década del sesenta
que predicaba paz y amor?". Pero por supuesto que Jesús predicaba paz y
amor; "en cualquier casa donde entréis primeramente decid 'paz a
vosotros'", le decía a los discípulos; "tened paz unos con otros"; "amaos los
unos a los otros como yo os he amado". La paz y el amor estaban presentes
en el mensaje de Jesucristo.
Esteban:
Constantemente.
Salvador:
Pero no compartía los postulado hippies: el camino de la droga, que es un
camino de esclavitud, porque el pregonaba la libertad; el camino de la
promiscuidad en la que vivió el movimiento hippie. No puedo verlo como un
hippie, porque si bien hablaba de paz y amor, no participaba del estilo de
vida de los hippies, sino algo totalmente diferente, ¿no? Aparece allá por la
década del ochenta una eclosión en el cine de los superhéroes, y apareció un
Jesús superhéroe, vestido como Superman, y hay un poder supernatural que
explotan los que quieren verlo como un superhéroe: Jesús podía detener una
tormenta, dar vista a un ciego, levantar a un paralítico, resucitar a un
muerto, y entonces muchos, identificando esto con la realidad de los
superhéroes, pretenden que Jesús sea mi superhéroe, un superhéroe
distinto. Pero la actitud de Jesús nunca fue la de un superhéroe. ¿Por qué?
Porque cuando realizaba una proeza, un milagro, lo primero que decía es "no
se lo digan a nadie", no se hacía publicidad, no quería la propaganda de los
superhéroes. Y en el momento en el que lo fueron a prender para llevarlo a
la cruz, se dejó llevar mansamente a los tribunales, y no fulminó a los
jueces. Por el contrario, aceptó el castigo. No podemos verlo como un
superhéroe porque la actitud de Jesús no se corresponde nunca con la de un
superhéroe, es distinta.
Esteban:
Bueno, y a usted si le dieran un papel, algunos colores o algún material para
imprimir o dibujar una imagen, ¿cómo sería su Jesús? ¿Cómo lo plasmaría?
Si quiere puede escribirnos y contarnos. Vamos a la pausa y ya volvemos
aquí, en Tierra Firme, para seguir hablando de los estereotipos de Jesús.
PAUSA
Esteban:
Estamos recorriendo, rápidamente, en el último medio siglo qué clase de
estereotipos se han generado popularmente, culturalmente de la persona de
Jesús. Y hemos visto que cada grupo humano de acuerdo a su situación, su
contexto social particular, sus necesidades, sus anhelos, Salvador, dibujaba,
interpretaba y caricaturizaba (podríamos decir también) a Jesucristo de una
manera.
Salvador:
Sí, tienen mucho de esto los "Jesucristos" del pasado; pero mucho más los
"Jesucristos" que se han inventado cercanos a nosotros. Andaba buscando
por allí y descubro un Jesucristo posmoderno.
Esteban:
¡Ah, mirá vos!
Salvador:
Un artista norteamericano propuso como modelo a un Cristo posmoderno y
empezó a pintar sobre eso y se ha publicado. Es el Cristo que rompe con el
pasado, musculoso, de pelo largo, que se suma a las costumbres modernas,
se hace tatuajes (tiene un tatuaje en uno de los brazos), se identifica con los
jóvenes... es un Cristo de ruptura, que no tiene nada que ver con el pasado,
es un Cristo de hoy. Justamente esa es una de las características de lo
posmoderno: romper con el pasado, dar vuelta las cosas, transgredir las
leyes, ignorar la historia. Pero uno ve a ese Cristo musculoso, con un tatuaje
que homenajea a la madre en el brazo, que además se lo presentaba como
"el Cristo que necesitan los jóvenes hoy", un Cristo que rompe con todo el
pasado y que se ajusta al presente. Rompe con la historia, ignora a los
próceres del pasado, a los profetas, pero resulta que Jesús no vino a romper
con el pasado.
Esteban:
Claro.
Salvador:
Él dijo "no crean ustedes que vengo a suprimir la ley o los profetas; no he
venido a ponerles fin sino a darles su verdadero valor". Quiere decir que está
sintiendo que su vida es una continuidad, una reafirmación del pasado; y no
ignora a los profetas que estuvieron antes que él, no es un Cristo de ruptura.
Reafirma los principios establecidos, lo que dice es "deben cumplirse", y las
enseñanzas de los profetas dice que "deben respetarse". Quiere decir que no
tiene una actitud posmoderna de decir rompamos todo lo del pasado y
construyamos algo nuevo. No podemos verlo como un posmoderno porque
respeta las leyes y porque da continuidad al pasado.
Esteban:
Así que ninguno de estos estereotipos representa a Cristo.
Salvador:
Ninguno. Ahora, tal vez el último que vamos a tratar hoy, que es el más
llamativo y seguramente alguno habrá visto porque se lo mandaron por
Facebook o una cosa así, es una ilustración de Jesús que surge de la película
Dogma. Es un Jesús que está con la cara sonriente, feliz, guiñando un ojo y
poniendo el pulgar hacia arriba dirigido hacia la persona que está adelante, y
si usted lo busca por internet está allí. Es el Jesucristo digamos colega.
Esteban:
El amigo, casi compinche.
Salvador:
El que está a la misma altura del hombre como un compañero más, que le
contagia optimismo al hombre. Creo que este Cristo también ha tenido un
gran lugar en nuestro tiempo porque es el Jesucrito del gozo y la alegría. La
primera vez que vi esta imagen sacada de la película Dogma, donde está
este Cristo, uno dice "bueno, este es el Cristo del gozo y de la alegría,
únicamente de eso". El día anterior a la cruz él le dijo a sus discípulos "les
hablo así para que se alegren conmigo y su alegría sea completa", lo que
quiere decir que Jesús buscaba la alegría. Y le dice a sus discípulos "ya no
los voy a llamar siervos, los voy a llamar amigos", lo que quiere decir que es
un poco colega o compinche como algunos pretenden. Pero ese mismo día
les dijo "ustedes me dicen maestro y Señor, y dicen bien porque yo lo soy".
Esteban:
Se puso a otro nivel.
Salvador:
Quiere decir que no podemos verlo como un compañero derrochando
optimismo porque Jesús era el Señor y era realista. Y acá es donde yo me
detengo porque hemos mirado una serie de estereotipos, y una serie de
estereotipos complejos; porque ¿quién es Jesús? Si los juntamos todos nos
preguntamos: ¿es el Cristo místico de la religión? ¿Es el Cristo revolucionario
de los marxistas? ¿Es el Cristo hippie de la década del sesenta? ¿Es el Cristo
superhéroe de los milagros? ¿Es el posmoderno que rompe con el pasado y
se hace un tatuaje? ¿Es el Cristo compinche que derrocha optimismo? Yo
digo que cada estereotipo que se hizo de Jesús tiene una raíz de verdad, es
decir se busca una raíz.
Esteban:
Parte de allí, es lo que fortalece el estereotipo.
Salvador:
Claro, pero lo que se hace es tomar ese pedacito de lo que es Jesús y lo
hacemos encajar en el modelo que nosotros tenemos.
Esteban:
Claro, porque lo simplifica en ese detalle específico y lo agranda de manera
tal que expone esa característica como la esencial.
Salvador:
Sí, porque si yo digo, por ejemplo, "yo creo que Jesús es paz y amor",
siempre voy a encontrar en la Biblia, en el Evangelio una referencia. Es decir,
es asunto es encontrar esa afinidad y después potenciarla como si fuera la
totalidad de Jesús, y por eso es un estereotipo. Porque toma solamente una
parcialidad, una visión totalmente parcial. Los discípulos conocían a Jesús
pero siempre se asombraban frente a lo polifacético de él.
Esteban:
Sorprendía constatemente.
Salvador:
Es notable las veces que tuvieron miedo frente a lo que Jesús hacía: hubo
una tormenta, estaban ya por naufragar y Jesús dormía; entonces lo
despiertan, "¿cómo no te das cuenta de que estamos pereciendo?". Y se
levantó y le dijo a la tormenta que callara, que enmudeciera, y cesó el viento
y se hizo gran bonanza, y les reprochó: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no
tienen fe?". Ellos se hicieron la misma pregunta que nosotros ese día, porque
los discípulos cuando vieron parar la tormenta dijeron "¿quién es éste que el
mar y la tormenta le obedecen?". Y yo creo que detrás de los estereotipos
está ese pregunta latente: ¿Quién es este? Y como no lo puedo asir,
entonces busco una afinidad y lo retrato dentro de esa afinidad. ¿Quién es
éste? Y no es el místico ni el revolucionario ni el hippie ni el superhéroe ni el
posmoderno ni el colega; ninguna de estas cosas. Jesucristo es Dios con
nosotros; y si Dios por su grandeza es inasible, también Cristo es inasible.
No puedo explicarlo, no puedo ponerlo dentro de un molde porque todos los
moldes son moldes humanos. La sociedad tiene místicos y tiene
revolucionarios y tiene hippies y tiene superhéroes; todo esto lo tiene. Pero
el asunto es que Jesús conjuga una cantidad de cosas, participa de mucho
detalles de estas manifestaciones, pero es muy superior a todas ellas porque
Jesucristo es el hijo de Dios, es Dios con nosotros; y Dios con nosotros,
"Emmanuel" como se dice en la Biblia, el Emmanuel, el Dios con nosotros,
está embarcado con nosotros en la vida, está sufriendo con nosotros y nos
tiende también la mano. Quiere decir que en el viaje de la vida todos
sabemos que no todo es placentero, que el viaje de la vida tiene problemas,
que siempre se mueven fuerzas oscuras ajenas a nuestra voluntad y que no
son dominables, que estamos en medio del mar de los tiempos y que las
convulsiones históricas, los cambios políticos, las transformaciones
económicas, las agitaciones sociales, hacen que este mundo no sea tan
tranquilo como nosotros a veces pensamos sino que sea un mundo muy
agitado. Todo se sacude como se sacudía la barca aquella en la que iban los
discípulos ese día de tormenta; y tenemos que decir que en nuestra sociedad
se está sacudiendo cada vez peor esa barca, ¿no? Parece que cada vez se
sacude más. Y bueno, es lógico que nos preguntemos lo que preguntaron
estos: ¿Quién es este?
Esteban:
Quién es este hombre.
Salvador:
Y Jesús es el que tiene toda autoridad y todo poder; es el que puede
acompañarnos en las tormentas de la vida, es el que murió por nosotros y es
el que nos sigue preguntando (como preguntaba al principio) "¿por qué
siguen teniendo miedo? ¿Por qué no confían en mí?". Y yo creo que más que
definir a Jesucristo, más que tratar de encontrar un estereotipo...
Esteban:
Algo que se ajuste a mis deseos personales.
Salvador:
Claro, hacer un Cristo a mi medida, ¿no? Porque en definitiva debe ser eso:
hacer un Cristo a mi medida. Creo que lo más importante es otra cosa: es
entender que a Cristo no lo vamos a poder poner en ningún frasco ni
colgarle ninguna etiqueta. Porque las cosas grandes de Dios no soportan la
etiqueta; y entonces cuando sacamos todas las etiquetas y decimos "es algo
que es la conjunción de muchas cosas y de muchas manifestaciones, todas
poderosas donde está Dios presente, creo que en ese momento en que
hacemos eso es cuando llegamos al Cristo verdadero. Ese Cristo verdadero
no tiene ninguno de los perfiles que le dimos, tiene un perfil personalísimo;
es el perfil del Dios que se acerca hasta los hombres. Y esto no tiene
parangón, no tiene comparación: Jesucristo es único, es el hijo de Dios, es el
punto de convergencia entre el cielo, la eternidad, y nosotros que estamos
aquí en la Tierra. Ese punto de convergencia no se puede comparar con
nada, porque es un punto único, y Jesucristo es ese punto único; lo único
que podemos hacer es tener fe y confiar. Por eso creo que las preguntas
siguen siendo las mismas: "¿Por qué tienen miedo? ¿Por qué no confían en
mí?". Y cuando confiamos en el Señor se rompen los estereotipos y nos
encontramos con el Cristo real.