TRILOGÍA DE UNAS MANOS

EL DÍA, domingo, 8 de noviembre de 2015
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ALFRED S. BROWN, autor
de la primera guía tuística del
Archipiélago en inglés, en la serie
“Viajeros por las Islas Canarias”. 7
del domingo
revista semanal de EL DÍA
XXX aniversario de la inauguración de la nueva sede de la
Biblioteca Pública Municipal de La Orotava
TRILOGÍA DE UNAS MANOS
Texto: Francisco Javier León Álvarez
([email protected])
S
e cumplen treinta años de la
inauguración de la nueva
Biblioteca Pública Municipal
de La Orotava, un 12 de
junio de 1985 bajo la alcaldía
de Isaac Valencia, momento en que se
trasladó desde la sala que ocupaba en
el Ayuntamiento al inmueble que
pocos años atrás fue casino, un edificio de finales del siglo XVII. El acto contó
además con la presencia de Laura Salazar de Frías, décima condesa del Valle
de Salazar, viuda de Fernando del HoyoSolórzano, séptimo marqués de la Villa
de San Andrés, entre otras autoridades
y personalidades, ya que años atrás había
donado a esa villa toda la colección bibliográfica y hemerográfica que atesoraba
procedente de ese matrimonio.
Por otro lado, el pasado 13 de marzo
se realizó un acto público en ese consistorio en el que se homenajeó la trayectoria profesional de José María
Ruiz, un compañero que se jubilaba.
El alcalde, Francisco Linares, destacó
que estábamos ante un ejemplo de un
hombre luchador, vinculado inicialmente
a aquel como albañil, que por diversas
causas siguió creciendo como persona y empleado públicoa, una particularidad destacable en alguien que
había desempeñado dos ocupaciones tan distintas. Este cambio imprevisto demostraba que a nadie se le cierran puertas ni se le bloquean caminos
para seguir avanzando y que muchas
veces la fuerza de voluntad y el
empeño permiten disfrutar de una victoria donde antes había un fracaso. Por
este motivo, el alcalde resumió tantos
años de trayectoria en la siguiente frase:
“Podríamos decir que es un trabajador
de la cultura”, en clara alusión al hecho
de levantarse un día con la cuchara y
la plana de albañil en la mano y terminarlo en un espacio de tanto prestigio en el norte de Tenerife.
Aprovechando esta circunstancia y
la referida efeméride, he querido homenajear a tres referentes que han estado
relacionados –en mayor o menor medida– con el devenir de esa institución
en las últimas décadas, pues ya forman
parte de su historia al dejar una impronta
única e irrepetible, elaborando asimismo
un logo conmemorativo que acompañará a sus respectivas fotografías y que
se utilizará únicamente para este artí-
José María Ruiz
Hernández.
culo. A su vez, el título de “Trilogía de
unas manos” se debe a que estas son
una de nuestras conexiones con el
mundo, un vínculo imprescindible para exteriorizar tanto pensamientos
como sentimientos. En ellas también
queda plasmado casi todo lo que nos
va sucediendo con el paso de los
años, convirtiéndose así en un testamento vital gracias al cual se pueden
averiguar distintos aspectos de nosotros. La piel que cubre las manos solo
es una fina cortina que apenas puede
protegerlas del sol, un manto a modo
de madre que un día deja en libertad
a sus retoños para que forjen su destino, y su color se convierte en un enorme
tatuaje del que jamás podremos desprendernos.
José María Ruiz Hernández, albañil de
la cultura
Recuerdo perfectamente la primera
vez que conocí a José María Ruiz: una
tarde visité ese centro ávido de información de la revista “Islas Canarias:
Órgano de la Colonia Canaria”, centrada
en la vida de los canarios en Cuba a comienzos del siglo XX. Nos sentamos al
abrigo de una mesa ancha de madera
situada en la última planta del edificio,
habilitada ya como hemeroteca y donde él prestaba sus servicios desde hacía algunos años[1]. Durante un largo
rato hablamos de diversos temas, en
especial de los presos políticos que fueron hacinados en las prisiones flotantes de Fyffes, en Santa Cruz de Tenerife, durante la Guerra Civil. El silencio se veía interrumpido por frases pausadas con las cuales él iba desgranando
acontecimientos históricos, enlazando
continuamente fechas y nombres, y
entonces ya me pareció que estaba ante
una persona ansiosa de conocimientos bajo aquel aspecto campechano y
amable. El tiempo jugó su partida hasta
que nos convertimos en compañeros
de profesión.
Por eso, afirmo que no se puede entender la historia de la hemeroteca de la
Biblioteca Municipal de La Orotava si
no se tiene en cuenta la ingente labor
realizada por aquel, paciente y metódica, que supuso la conclusión de una
primera fase de ordenación y puesta
a disposición de los usuarios de numerosos títulos de periódicos y revistas
esenciales para conocer tanto la historia
de Tenerife como de Canarias. Además,
ha sido una de las voces vivas del conjunto de transformaciones que se han
llevado a cabo en la institución en los
últimos años, no solo desde el punto
de vista de las mejoras en su infraestructura, sino también de todo lo
relativo al plano cultual y humano, destacando en este punto la figura de Francisco Negrín Ponte, extrabajador del
mismo centro, que ocupó el cargo de
bibliotecario y que sobresalía por su
acervo cultural. “La biblioteca ha
cambiado un montón. Todo era manual.
Francisco era un señor que tenía unos
conocimientos tremendos, a su manera,
porque eso no estaba catalogado como
hoy, no cabe duda, sino que todo era
a base de ficheros. Todavía tampoco
había la forma de ordenar las cosas bien;
no había los materiales, las cosas que
hoy tiene la biblioteca. Tiene unas buenas estanterías; antes era todo de
madera y no completas. Entonces
muchas cosas estaban entongadas, y
él a su manera, le pedías una cosa, y
él sabía dónde estaba”, rememora.
El gran paso de José María Ruiz fue
el cambio de empleo, que se produjo
de manera inesperada producto de una
enfermedad, un giro radical que le abrió
los brazos a uno de los ámbitos más
importantes del Archipiélago. Dentro
de su modestia, y sabiendo de antemano
que sus manos ásperas y agrietadas, producto de los años como albañil, chocarían abiertamente con la fragilidad
del papel, reconoce que al principio le
costó un poco adaptarse a su nuevo
puesto porque las aptitudes y funciones eran totalmente opuestas al mundo
del que procedía, y porque tenía una
responsabilidad que cumplir producto
de la decisión de depositar en él la confianza para actuar en algo tan sustancial
como el patrimonio hemerográfico. A
partir de aquí se inició una intervención directa sobre aquella hasta lograr
su transformación actual, si bien en aquel
entonces no podía aplicarse ese concepto de hemeroteca en el sentido amplio
de su significado debido a que en buena
medida se trataba de periódicos apilados.
El punto de partida fue a la incorporación de diversos títulos y ejemplares
provenientes de dos fuentes: por un lado,
la donación del matrimonio formado
por los referidos Fernando del Hoyo y
Laura Salazar, y por otro la adquisición
del Consistorio a los herederos de Antonio Lugo y Massieu (1980-1965), que
se unieron a los que poseía la hemeroteca. No obstante, ya se tenía en cuenta
que no se podía prestar un servicio eficaz si aquella no se organizaba correctamente, lo que obligaba a realizar multitud de tareas imprescindibles. La suciedad en de esos periódicos le obligó a
limpiarlos con sumo detalle para dejarlos aptos para su uso, y esta práctica
rutinaria y sistemática se vio acompañada
de la correspondiente clasificación y
ordenación cronológica de los distintos títulos, a partir de lo cual se estableció un primer descriptor a modo de
inventario.
Su nueva ocupación le permitió a José
María acercarse a toda una amalgama
de noticias, que le permitían tomar contacto con una realidad de la que hasta
entonces solo tenía referencias de oídas y que le impedían comprender el
trasfondo de muchos acontecimientos
históricos. Cobijado en la soledad y quietud de una planta casi hermética y en
un ambiente impregnado de aire cargado de historia, el sonido de las
campanas de la iglesia de la Concepción fue su camarada de viaje mientras ejercía este cometido, lo que dio
pie a que leyese ávidamente algunas
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domingo, 8 de noviembre de 2015, EL DÍA
EN PORTADA
de aquellas páginas que ya habían caído
en el olvido y que reflejaron la significación de hechos relevantes en la sociedad. “No cabe duda de que yo no me
hubiese enterado de montones de cosas
si no hubiese sido por eso, porque ahí
se ven de la época, de los años treinta,
de la guerra, de la República…”,
recuerda.
José María transmitió con su actitud
una lección de aprendizaje y esfuerzo
para ampliar el bagaje cultural, y fue
así como discernió sucesos tan destacados como el asesinato, en 1963, del
presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy en su visita a Dallas, el
secuestro del paquebote Santa María
en 1961 por parte del militar portugués
Henrique Galvão, dentro de la Operación Dulcinea, con la cual trataba de
llamar la atención de la opinión pública
internacional contra las dictaduras
de Oliveira Salazar en Portugal y Francisco Franco en España; o la masacre
del campamento de monte Arruit
(1921) por los rifeños comandados
por Abd el-Krim, dentro del denominado desastre de Annual, en la guerra
de África.
Poco a poco rellenó sus estanterías
vacías de argumentos debido a una
juventud en la que no se disponía de
los medios suficientes para saber a ciencia cierta qué estaba pasando, y menos
aún para entender un conflicto bélico
de estas características que tanto
desangró al país, con una generación
embarcada a la fuerza para luchar en
ese frente africano. “Se ven muchas cosas
en los periódicos que antes solo sabía
de oídas. Lo oía uno, pero de las personas mayores, como mi tío, por lo que
contaban, no porque hubiera medios.
Un tío mío estuvo en la guerra de África
en el año 22; la guerra más fuerte que
hubo en África en esa época, que fue
con la dictadura de Primo de Rivera,
gente de aquí, conocida”, recuerda José
María, que desarrolló su labor en el edificio donde anteriormente se ubicaba
el IES Rafael Arozarena, en La Torrita,
en el cual se habilitaron una serie de
antiguas aulas como depósito ante la
falta de espacio de la biblioteca. De nuevo,
con un quehacer eficiente, logró que
los periódicos trasladados allí se conservasen con todas las garantías gracias, otra vez, a una intensa labor de
clasificación, ordenación y colocación en cajas.
Por último, la trascendencia de toda
esta implicación profesional va más allá
de esas dependencias municipales, va
hasta visitar, en unión de otros compañeros, el domicilio de potenciales donantes de publicaciones periódicas y
seriadas con el fin de evaluar si podrían
o no integrar los fondos del centro. Así
lo hizo en su momento con respecto
a la Sociedad Liceo de Taoro, en cuyo
proceso fue decisiva la intervención conjunta con el extrabajador Faustino Adolfo
Luis Díaz. También visitaron ambos,
en 2009, la casa de Miguel Hernández
González, exprofesor de Física, donde
estudiaron y valoraron el material
que aquel ofrecía, y en el que se incluía
una destacada cantidad de libros de
fuerte componente de izquierdas.
Demetrio Mesa
Bethencourt,
guardián de la calle
Tomás Pérez
La época gloriosa del desaparecido Casino de
Orotava ya solo es
una evocación del
pasado y ese lugar,
antaño reservado
para los hombres
de familias poderosas e influyentes
de la localidad, es
ahora un campo
plantado de cultura
en el cual se recoge
una abundante
cosecha[2].
Corría el final de
1940 y Canarias
había dejado atrás
pesadilla llamada
guerra
civil,
entrando en otra
época donde imperarían la autarquía,
el atraso y la miseria. La Orotava era
una de muchas
poblaciones en las que se viviría en blanco
y negro durante décadas, pero nada de
esto rompió el amor del matrimonio formado por Gregorio Mesa Martín y Dolores Bethencourt Gómez, que encontraron su dicha en la céntrica calle León,
donde nació un niño llamado Demetrio Mesa Bethencourt. Esa vía, junto
a la Tomás Pérez, sería el eje vertebrador
de gran parte de su vida, convirtiéndose en guardián y custodio de su pasado
y presente.
Tuvo la gran suerte de poder estudiar en la escuela graduada de niños
La Concepción, localizada por entonces en la parte baja del actual Ayuntamiento, pasando luego al colegio Santo
Tomás de Aquino, en la calle Hermano
Apolinar, viviendo una etapa intensa
de conocimientos que le llevaron a sentir predilección por las matemáticas,
como si encontrase en los números las
respuestas a mil preguntas.
Desde muy joven entró como monaguillo en la Concepción y hacia 1958 se
erigió en el sacristán del centenario templo, permaneciendo hasta 2001, cuando
dicho cargo fue suprimido por circunstancias del servicio religioso, y durante
el cual entabló amistad con muchas familias acomodadas relacionadas con el sostenimiento de su culto, prolongándose
cuando se incorporó al casino.
Su implicación y compromiso altruista
se vio recompensado cuando en 1997
se le entregó el título de “Cooperador
Insigne de la Iglesia Diocesana” por su
colaboración en la misión de la Iglesia
Católica. No le rodea la vanidad al mostrarlo a todo aquel que visita su casa,
sino que lo hace como un gesto de humildad y complacencia de quien defiende
sus creencias y ha invertido su reloj vital
en algo que le ha hecho crecer personal y espiritualmente.
Junto a esta dedicación religiosa, que
le marcó desde su niñez, desarrolló dos
preferible esa actitud que dejar hacer,
porque entonces podrían complicarse las
cosas. Repetimos que nos agradó sobremanera su arbitraje, el mejor que
hemos visto desde hace mucho tiempo”[4].
Su ciclo se prolongaría más allá de
esos terrenos de juego, ya que además
se convirtió en el delegado de los árbitros de la zona norte de Tenerife e informador nacional, en el primer caso hasta
alrededor de 1984 y relacionado con la
creación de la Delegación de Árbitros
del Norte, ubicaba en el estadio Los Cuartos de La Orotava, y en el segundo lo
hizo hasta cerca de 1988, asistiendo a
los encuentros de la Unión Deportiva
Las Palmas y, sobre todo, el CD Tenerife, en sus respectivos campos, para
dar detalle de la actuación arbitral al
Comité Nacional de Árbitros.
facetas más que le enriquecieron notablemente. Por un lado, era un apasionado de la colombofilia. Por otra fue
árbitro de fútbol, influido por Carlos
Argüelles García, un vecino de la calle
León que ejercía como tal, siguiendo
su senda cuando contaba con 17 o 18
años de edad[3]. Su esfuerzo le llevó
a ascender como tal a la Primera Categoría Regional cuando contaba tan solo
con veinte años, la máxima que había
en ese entonces en las Islas y donde estaría casi diez años.
Entre el olor viejo a papel guarda noticias de aquellos días gloriosos, que
desempolva de vez en cuando para rememorar batallas del pasado, sin olvidar
que también fue juez de línea de la
Segunda y Tercera División a nivel nacional. Esto último le permitió incluso acciones puntuales en territorio peninsular,
plasmadas, por ejemplo, en un Rayo
Vallecano-Elche, que se jugó el 19 de
diciembre de 1971 de la Segunda División de la Liga Española, dos días después de que los puños del mítico boxeador José Manuel Urtain noqueasen en
la capital del país al británico Jack Bodell.
Su mirada distante y a la vez cercana
nos transporta a aquella mañana del
14 de enero de 1962, cuando, con veintidós años, arbitró el encuentro entre
Toscal y el Buenavista, trascendental
en la lucha por la permanencia, sobre
todo para el primero. El partido finalizó con el resultado de 2-1 a favor del
Toscal y en la crónica del periodista que
informaba del mismo se resaltaban esos
valores reseñados: “Mención especial
para el colegiado Demetrio Mesa, que
dió un completo curso de cómo se debe
llevar un partido para evitar que los acontecimientos arrollen al juez de la contienda. Estuvo enérgico e imparcial; siguió
siempre el juego de cerca y si pitó mucho, hay que tener en cuenta que cuando el partido tiene carácter decisivo es
Demetrio Mesa
Bethencourt
Casino de Orotava: el recuerdo de
“la casa”
Los muros centenarios del edificio
de la calle Tomás Pérez son el testigo
mudo del extinto Casino de Orotava,
el lugar de reunión y esparcimiento de
terratenientes y burgueses y de sus respectivos descendientes, y que con los
años entró en declive por un cambio
de mentalidades. Demetrio comenzó
a trabajar en él como conserje a los 23
años y continuó en ese puesto hasta su
cierre. De ahí que se refiera a aquel como
“la casa”, porque fue su hogar mientras lo desempeñó y por el cariño y respeto que le profesaron sus socios y los
familiares de estos.
Recorremos juntos su señorial patio,
deteniéndonos en ese pasado lleno de
nostalgia donde afloran emociones. Aún
resuena el eco embriagador de las notas
musicales de muchos fines de año, tomando cuerpo al ritmo de la orquesta
que se contrataba para amenizar la fiesta;
se percibe el colorido de aquellos
otros bailes de piñata en carnavales y
hay nervios por la presentación en sociedad de las hijas de los socios, un acto
más solemne y clasista de quienes respiraban aires de un pasado al que no
querían renunciar.
Todo se quedó intacto en su memoria y más de una vez cierra los ojos para
recrearse en el olor a cigarros, el
movimiento metódico de los “señores”
al pasar las páginas de los periódicos,
las miradas inquisitivas en las zonas de
juegos de mesa, el intercambio comedido en las tertulias, el choque violento
de las bolas de las mesas de billar, y esa
idea imponente de que se trataba de
un espacio vedado para las mujeres, salvo
para determinadas ocasiones.
Precisamente, un período clave en
su vida y la de su familia fue cuando
se decidió cerrar el casino debido a que
era una sociedad que no desarrollaba
ya las funciones para las que se creó
y por ser mayores las pérdidas económicas que los beneficios. A partir de
entonces comenzó la segunda etapa de
la historia de esa construcción, que entró
en letargo, aunque la sociedad siguió
existiendo formalmente hasta su total
disolución, en 1994. Demetrio agradeció
a la junta directiva de aquel entonces
–sobre todo a Tomás Zárate Gómez Landero, su último presidente, y del
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EL DÍA, domingo, 8 de noviembre de 2015
EN PORTADA
secretario Juan Cullen Salazar– que le
permitiese continuar viviendo en él con
el fin de que se encargase de su vigilancia y conservación para evitar cualquier deterioro hasta que se plantease
qué nuevo uso se le podía dar.
Un silencio pausado y hondo refleja
la melancolía que nuestro homenajeado
siente de ese período en el que finalizaba un ciclo importante, que generaba
incertidumbre respecto a su devenir y
el de aquel edificio que, imperturbable ante tantos cambios generacionales, quedaba ahora arrinconado.
Esto le llevó a reorganizar su pequeño
gran cosmos, iniciando un breve período dentro del sector de la hostelería en el hotel Meliá, del Puerto de la
Cruz, mientras la junta directiva acordaba ceder gran parte del casino al Consistorio municipal para destinarlo a biblioteca pública, que por ese entonces estaba
en la primera planta de este último.
La junta decidió liquidar definitivamente el resto de los bienes como paso
necesario dentro de su proceso de disolución, cediendo así al Ayuntamiento
la pequeña parte que aún conservaba
como propia del inmueble para el mismo fin y con la cláusula de que se respetase el puesto que tenía Demetrio dentro de él, pasando así a formar parte de
su plantilla. A partir de aquí se inició
su última etapa laboral, prestando sus
servicios en la biblioteca hasta su
jubilación en 2007.
Sus primeros compañeros fueron José
Miguel Pérez Luis y el referido Francisco Negrín, del cual aprendió diversos aspectos relacionados con esta profesión al tomar la iniciativa de integrarlo
en el esquema de trabajo y asignarle
nuevos cometidos, lo cual valoró
positivamente al concedérsele ese
espacio que amplió su propio horizonte.
José Miguel Pérez Luis, el
encuadernador de sentimientos
Esta trilogía se quedó huérfana en septiembre de 2013, cuando nos dejó la esencia de quien cultivó pacientemente el
noble arte de la encuadernación de libros.
El olor a cola blanca, las guardas marmoleadas y las tapas forradas de piel
se quedaron en el mismo sitio que el
día anterior, como si esperasen cobrar
vida, reclamando la paciencia y dedicación que siempre mostró tras aquel
certero silencio y la marcialidad de su
minúsculo bigote blanco[5].
Lo conocí a finales de 2001, serio y
parco en palabras, cumplidor ante cualquier adversidad, dejando su impronta con su forma de vestir tras aquella guayabera blanca y el pantalón azul
que le identificaban a la legua. Quizás
muchos solo lo recuerden por su
carácter hosco y un poco gruñón, distante y falto de diálogo en el trato al
público, pero bajo esa apariencia se escondía una persona sincera y directa, cualidades que practicó sobremanera
entre sus familiares y el círculo de amigos más allegados.
El trato no fue más allá del ámbito
laboral: la diferencia generacional era
mucha, y más aún las mentalidades.
No puedo achacarle nada y me llevo
un buen recuerdo de él por el respeto
que hay que mostrar a los mayores. El
antagonismo era perceptible incluso en
la forma de entender la propia biblioteca, pues para él era sinónimo de una
casa cerrada donde debían imperar el
mutismo, las espaldas rectas y firmes
y la ausencia de cualquier acto de vida
que no fuese más allá de estudiar. Aún
así, fue otro pilar básico en el devenir
de todo lo relacionado con ella.
Miguel Pérez era un hombre de los
viejos tiempos, de aquella sociedad que
nació al calor de los rescoldos de la Guerra Civil, plagada de sombras estigmatizadas por las cartillas de racionamiento, el estraperlo y la emigración
clandestina. Había que matar el hambre, pero pervivía el poder de los grandes propietarios agrícolas y las familias adineradas, dueños de la mano de
obra barata en un entorno donde un
plato de comida era más necesario que
asistir a la escuela.
La luz de aquellas duras mañanas de
1940 le dio la bienvenida entre los brazos de sus progenitores, rodeado de ropa
impregnada con el olor del sudor de
campo, la boca seca como los caminos
de tierra en los que creció y la palabra
trabajo como agua bendita en la que
se le bautizó. Atrás quedaron aquellos
primeros años como cocinero en el bar
Tapias, en la céntrica avenida de José
Antonio (hoy de Canarias), pero la necesidad de labrarse un futuro más prometedor le llevó a la emblemática
Imprenta Herreros, creada en el siglo
XIX e instalada en la década de los veinte
del siglo pasado en la calle Colegio. Este
lugar sería su segunda casa y le marcaría en todo lo que hizo a partir ahí,
pues en ella desarrolló gran parte de
su auténtica actividad.
De ahí pasaría a la Tipografía Calzadilla, al frente de la cual estaba su primo
José Calzadilla, y donde coincidió
también con su amigo Francisco Castro, donde plasmó toda esa experiencia acumulada. Pero había que cubrir
numerosas obligaciones básicas en una
familia formada por una mujer y
nueve hijos, por lo que su jornada laboral continuaba a puerta cerrada con los
encargos que le hacían a título privado
con el fin de ganar un poco más de dinero
para llegar a final de mes, ayudado en
muchas ocasiones por varios de sus hijos, todos al pie del cañón hasta las nueve
o diez de la noche. Pero la competencia de otros negocios del mismo sector provocó el cierre de esa tipografía,
por lo que a comienzos de la década
de 1980 se vinculó al Ayuntamiento de
La Orotava en el puesto de operador
de la centralita de teléfonos y, posteriormente, en la biblioteca como ordenanza, su última morada antes de la jubilación, y en la cual tuvo tiempo de materializar esa labor de encuadernador con
muchos libros del fondo general que
estaban en mal estado.
Mantener a esa familia exigía multiplicar esfuerzos para poder comer a
diario y esto determinó que ejerciese
varios oficios, lo que supuso que en esa
década regentase paralelamente el
bar de la Asociación de Vecinos de El
Rincón, localizado en la zona costera
del municipio, por un período de
Fotomontaje de
José Miguel Pérez
Luis con la biblioteca
donde tantos ratos
pasó al fondo.
unos quince años, gracias de nuevo a
la participación enérgica de aquella. Además, sumó a sus espaldas otras responsabilidades como continuar realizando encuadernaciones para instituciones y particulares, en lo cual jugó
un papel destacado la amistad con Francisco Castro, que había creado la
Imprenta Castro en la calle Buenaventura
Machado, de la céntrica Villa de Arriba,
tras su paso por la Tipografía Calzadilla. Miguel acudía muchas veces a ella
para ayudarle en determinadas tareas
tras salir del Ayuntamiento y, a cambio, Francisco accedía a que utilizase
la maquinaria y herramientas necesarias.
Por último, volvió a tirar con tesón
de su prole, emprendiendo como medianeros en una finca en Los Perales,
ubicada en las proximidades de la autopista TF-5, en una muestra de que solo
con el esfuerzo se podría salir adelante.
Todo ello hace que su esposa y sus sucesores no se cansen de insistir en que
fue siempre un hombre atareado,
abriéndose paso ante todo tipo de adversidades para mantenerlos unidos y facilitarles su sustento. “Todo fue trabajo,
trabajo, trabajo, y más trabajo”, dice.
Ese es el mejor legado que les podría
haber dejado; ese era el otro Miguel,
el que pocos conocieron.
Trilogía de unas manos
Jamás me olvidaré de las manos de
José María Ruiz, morenas y ásperas, gruesas y fuertes, con las venas marcadas,
propias de un temperamento a veces
algo inestable por las discusiones y
comentarios que manteníamos sobre
temas políticos y aspectos sociales que
nos rodeaban. A veces miraba de
reojo y lo encontraba leyendo el ABC
unos metros más allá de mi mesa,
recreándome en el instante en que pasaba
el dedo por encima de cada renglón del
texto del columnista de turno, a la vez
que movía los labios en voz baja, todo
como quien aprende a leer por primera
vez. Al terminar, levantaba la cabeza
y se giraba para sonreírme, señalando
el trozo de papel. El hombre de campo
se había ilustrado y tenía pensamiento. Entonces, venía a comentarme lo que le parecía y bajo su bigote
surgía aquella eterna sonrisa, aunque
nunca le dije que me sentía orgulloso
de haberlo conocido porque admiraba
su humildad, dedicación familiar y compromiso con la vida.
Las de Demetrio son manos generosas
y curtidas, con dedos afilados, surcadas por multitud de líneas que se cruzaban vertiginosamente a modo de
pequeños barrancos, una metáfora de
los días buenos y malos en que todo
tenía un principio y final; manos de
alguien de quien valoré los pequeños
gestos que mostraba hacia los demás
sin esperar nada a cambio más que un
simple agradecimiento, quizás porque
con los años sentía una actitud paternalista hacia quienes le importaban, o
tal vez porque en los ojos de otros encontraba un anhelo recíproco de
afecto.
Por su parte, Miguel hizo del trabajo
su credo personal y familiar, porque nadie
te regala nada y tienes que luchar para
lograr el objetivo más ínfimo. Por
eso, sus manos, duras, toscas y curtidas, reflejaban fuerza, aunque a veces
se mostraban algo temblorosas, como
si tuviese miedo de que todo se parase
de repente; aunque también eran el
reflejo de sus abigarrados pasos por este
mundo. En el fondo, no estaba hecho
para respirar la esencia de una biblioteca porque su verdadera pasión fue
la encuadernación, un amor al que le
fue fiel hasta el final.
Todo fue siempre así, transcurriendo delante de mis ojos, pero ya
demasiado lejano.
NOTAS
[1] Quisiera agradecer a José María Ruiz
que me recibiera fraternalmente en su casa
para realizar esta entrevista, así como ahondar en su memoria en busca de tiempos pasados que han dado sentido a todo lo que ha
hecho y compartido con sus seres más queridos.
[2] También agradezco a Demetrio Mesa
y su mujer María del Pilar Hernández que
me hayan acogido con los brazos abiertos en
su casa, así como la “excesiva” hospitalidad
que me brindaron para soportarme hasta altas
horas de la noche. Valió la pena disfrutar de
tantos trozos de queso y membrillo.
[3] Carlos Argüelles García falleció a finales de marzo de 2010 y destacó por ser concejal en el Ayuntamiento de La Orotava, bajo
la alcaldía de Juan Antonio Jiménez González,
además de por su gran afición al ciclismo,
hasta el punto que se le debe la celebración
del entonces Cinturón Ciclista del Valle de
La Orotava.
[4] El Día, martes 16 de enero de 1962,
número 7706.
[5] No podía obviar mi muestra de gratitud hacia Corina Martín Pérez, esposa de José
Miguel Pérez, y a todos sus hijos por facilitarme los datos necesarios para escribir parte
de este artículo, y espero haber estado a la
altura de lo pretendido y dejarles una
buena reminiscencia, aunque más pequeña
que el cariño que él les profesó.
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domingo, 8 de noviembre de 2015, EL DÍA
Erasmo, el herrero de San Agustín
(Los Realejos)
Texto: José Peraza Hernández
Foto: Cedidas
N
os encontramos en
el municipio de Los
Realejos, en San
Agustín, allá por el
año 1960, cuando
venía gente de diferentes partes
del Valle de La Orotava a buscar
a Erasmo Méndez González
(nacido en 1926), conocido popularmente como Erasmo el herrero,
ya que se había corrido la voz de
su destreza trabajando el hierro.
Generalmente, las personas llegaban en guagua a San Agustín,
y por debajo de la plaza siempre
preguntaban en la venta de
Felipe, el de la Recovita, o Eulalia. En dicho sitio, les indicaban
la herrería de Erasmo, concretamente en la calle Las Tenerías,
y les decían: “Y si se pierde no
se preocupe, siga el sonido de los
golpes de martillo y dará con él”.
El buen trabajo de Erasmo le había
traído la fama en toda la comarca
y su labor era detectable a simple vista,
en azadas de gavilán, machetes, guatacas y otros elementos.
Su casa estaba muy cerca de esa
misma calle, y allí crió a sus hijos con
su esposa. Yo lo veía desde la casa de
mis abuelos siendo un niño. Desde una
ladera, se veía el humo que salía por
el tejado, el que desprendía la fragua
y las chispas del fuelle, y la gente se
sentaba en la ventana esperando que
le terminaran un trabajo o que vinieran a traerle más. Por fuera, en una
explanada, algunas personas ataban
los caballos, burros y mulos aguardando
su turno para ser atendidos por el maestro herrero.
A Erasmo le gusta mucho ir de cace-
H
ace muy poco estuvo en nuestra isla y en mi ciudad de La Laguna visitando el Astrofísico el famoso
científico Stephen Hawking, quien hace unos meses,
y con motivo de una edición del programa “Starmus”, hizo
unas declaraciones en las que venía a negar la existencia
de Dios, basando todo su argumento en que Dios no existe
porque no es necesario. Y yo le digo al “papa frita” de Hawking
que no será necesario para él, y ya, de paso, ofender a millones y millones de católicos habitantes del planeta.
No quiero ni tan siquiera pensar que las declaraciones
sean producto de un hipotético rencor como consecuencia
de sus taras físicas, pues no deberían interferir en su privilegiado cerebro, y que hayan sido vertidas a modo de
sutil venganza por las patologías que padece, aparte, por
otro lado, que esas palabras, por el globalizante efecto que
producen al instante mismo en que se anuncian, son oídas
y leídas a nivel cósmico.
Pero vamos a ver, pedazo de “sorullo”, ¿a quién coño
crees que le debes tu nacimiento, tu existencia, tu colosal cerebro, tu prestigio a nivel universal, tu justísima obtención del Premio Nobel? ¿Quizás al “maligno”? Mira, sir
Hawking, da gracias a tu no Dios por conservarte ese extraordinario “cacumen” con el que ayudas a la humanidad y
a todo el mundo científico con tus bien construidas teorías, charlas y conferencias, que sólo traerán beneficios
para el hombre.
Es por lo que gracias a ese Dios que tú niegas no te encuentras tetrapléjico ni vegetando como lo están cientos de miles
de personas en el orbe, y no te me olvides de agredecerle
a tu no Dios por la salud que tienes, pues hablas, comes,
bebes, estás siempre de conferencias, lo que conlleva los
Erasmo trabajando
con su hijo, así como la
herrería en medio de
plataneras. En esa
fecha, ya no residía en
el lugar y habitaba una
vivienda de Las Toscas
de San Agustín.
ría, tenía varios perros atados por fuera
de la herrería y criaba hurones y conejos, además de gallinas para el sustento
diario. También hacía intercambio de
su trabajo por productos agrícolas como
coles o papas.
Erasmo golpeaba el hierro sobre el
yunque, que se encontraba sobre un
tronco grueso de madera. Poseía un
Carta a Stephen Hawking, ateo
gracias a Dios. Bernardo “el
Sonrisa” y la azotea del Museo de
la Ciencia y el Cosmos
HUMOR ANTICRISIS
Juan Oliva-Tristán Fernández*
innumerables viajes que realizas, siempre del “tingo al tango”,
vamos que te mueves más que la compresa de una coja.
Coño, si hasta los bancos te van a perdonar la cláusula “suelo”,
por mas que obvias razones.
Me llega la noticia de que algunos meses del crudo invierno
europeo los quieres pasar en la isla, considerando este tu
decisión acertadísima pues creo que todavía está funcionando
en Los Cristianos el complejo sueco “Vintersol”, y hazme
caso si te dijo que muchísima gente quisieran pasar de sus
estados de alzheimer, párkinson, tetrapléjicos o vegetativos a estar como tú, y te dejo con una famosa frase en
la que se menta a tu NO DIOS, y que es: “Dios escribe derecho con renglones torcidos”. ¿Tú tienes puñetera idea de
cómo se le queda el cuerpo y la mente a un hijo que acude
a una residencia a visitar a su padre y al verlo lo saluda
diciéndole: “Hola, papá”, y el progenitor le contesta: “¿Usted
delantal de saco, forrado con
goma de neumático, y una
boina negra ladeada y mantenía en la boca un cigarro atravesado mientras le daba fuego
a su fragua. Trabajaba con carbón de piedra y usaba distintos
tipos de martillo con diferentes
pesos y unas tenazas grandes
(trinca) para dar vuelta y
asegurar los hierros. Además, utilizaba un cubo de agua
para meter los hierros al rojo
vivo. Otro de los trabajos
que hacía era subir a hombros
la carga de un camión de carbón desde la carretera a su
herrería.
Este hombre, con las manos
encallecidas y el cigarrillo
sin filtro pegado a la comisura
de los labios, aseguraba que
sólo conocía este oficio de
herrero. “Desde muy niño,
siempre estaba al lado de mi
padre, hasta que me casé”,
decía el propio Erasmo, quien
aprendió la profesión de
herrero de su padre, aunque
también se dedicaba a cuidar conejos y algún que otro cochino.
¿Cuáles eran los trabajos más habituales de Erasmo? Pues hoces, machetes, raspaderas, rozaderas, hachas,
cuchillos, palillas, azadas, guatacas,
herraduras, sachos de cuatro de
varios tipos, herraduras para las bestias….
quién es? ¿Deseas ponerte en el lugar del que saluda o en
el del que responde?
El ser ateo, más que una realidad, es un verdadero diagnóstico, compatible, como puedo comprobar, con un grado
más que probado de imprudencia, al no prever el daño
que tus palabras podían hacer en millones y millones de
católicos, entre lo que me incluyo.
Pero, claro, pudo más tu fama, tu “ego”, tu orgullo y vanidad frente a los sentimientos de los creyentes, por lo que
termino diciéndote, sin la más leve pizca de acritud: “Hawking,
mándate una papa”.
Un día mi lagunero amigo Bernardo “el Sonrisa” participaba en una visita guiada en el Museo de la Ciencia y
en un determinado momento le dijo al guía: “Maestro, ¿puedo
subir a la azotea para ver la panorámica”?, contestándole
el cicerone: “Sí, suba, pero cuidado con el perro”. Y a continuación Bernardo sube a la azotea, echa una ojeada y
parte como un rayo para reunirse con el resto del grupo.
Fue entonces cuando el guía pregunta: “¿Qué, vio al perro”?,
contestándole “el Sonrisa”: “El perro no lo vi, pero vi el
cacho plato donde come y aguiiiiita”.
OLIVARADAS. El médico le dice al paciente pureta: “¿Cómo
diría usted que es su vida sexual”?, contestando el enfermo:
“Ah, igual que la Coca-Cola”. Y el galeno, perplejo, le dice:
“A ver, explíquese”, remachando el pureta: “Sí, doctor, hace
algunos años era natural, luego paso a “light” y ahora “zero”.
*Pensionista de larga duración.
*Abuelo, no feliz, encantado con la vida.
*Creyente, católico, apostólico y lagunero.
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EL DÍA, domingo, 8 de noviembre de 2015
INVESTIGACIÓN
EN PORTADA
TURISMO
Gonzalo Castañeda
(Óleo sobre lienzo de 100 cmx100 cm)
Tiene
33 años. Con 14, y atraído por la emisora de radio del instituto, comienza sus coqueteos con el medio. José Antonio Pardellas le hace un hueco en la extinta Radio
Isla. Forma parte del equipo fundador de radio MYD. Poco después, Radio El Día le ficha en el comienzo de sus emisiones. Durante esa etapa trabaja a las órdenes de Pepe Moreno, subdirector, por el que Gonzalo dice sentir gran admiración. A su vez recibe el reconocimiento y distinción
personal de José Rodríguez Ramírez, editor y director del
grupo, por su crucial participación en el programa especial
de las riadas del 30M, que supusieron para Radio El Día un
espaldarazo definitivo en el reconocimiento popular. Participa en la apertura de Radio Marca Tenerife y conoce a
una persona clave en su vida personal y profesional, Enrique Roca. Este le propone llevar la tertulia radiofónica
a la televisión y con 22 años empieza en Canal 4 Televisión.
Luego vendría su etapa en Canal 8, que duró más de 6 años,
a las órdenes de Roca. “Enrique Roca me dio la dignidad
en esta profesión, me hizo creer en mí, y me ayudó a convertirme en un buen hombre; lo querré toda mi vida”, di-
ce de él. Es en este momento, con 24 años, sucede lo más
importante en la vida de Castañeda, el nacimiento de su
única hija, Malén. Con 25 años, es el director mas joven de
la radio en España, récord que aún hoy conserva. Como director de Radio Pulso, capitaneó la asociación con EsRadio. En la etapa actual de su carrera surge el proyecto MESA ABIERTA, la revista gastronómica especializa de mayor
tirada del país. “De Mesa Abierta, sólo puedo decir que se
lo debo todo a Mercedes Rodríguez, ella creyó sin haber
visto”, dice.
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domingo, 8 de noviembre de 2015, EL DÍA
LUGARES SAGRADOS (XXIII)
FUERTEVENTURA,
LA OLIVA:
DOS ERMITAS
PARA VALLEBRÓN
En el lugar de Vallebrón, municipio de La Oliva, durante
varios siglos coexistieron dos ermitas casi
contemporáneas. Una de ellas estuvo dedicada a San Juan
Bautista; la otra, con categoría de fundación, se creó bajo la
advocación de la Virgen de Gracia. En la modernidad, por
ruina de la primera, ambas se fundieron en una sola. Hoy
permanece en pie y con buena estampa la segunda, pero
conocida y celebrada con el nombre de la primera.
Texto: Emiliano Guillén Rodríguez
(periodista, cronista oficial y miembro del Instituto de Estudios Canarios)
Foto: Doña Julia
E
l 25 de junio de 1711, un
grupo de catorce vecinos del
lugar de Vallebrón se reune
para otorgar carta de compromiso en la que plasman
sus fervientes deseos de fundar una
ermita bajo la advocación de San
Juan Bautista. Desde el 30 de marzo
anterior, ya tenían licencia para su construcción. Según esta carta, por la
fecha de su consentimiento, ya tenían
las paredes levantadas y era su intención techarla con buena madera y “obra
limpia”, como se requiere. Se comprometen también a colocar en ella los
ornamentos y todo lo demás que sea
necesario para que se pueda celebrar,
“y tengamos el consuelo de oír misa todos
los domingos y días de fiesta”, así como
“los demás que entre semana pudiésemos adelantar”. Todo lo hicieron a su
costa, hasta colocar el santo. Las
limosnas que dieron los fieles se destinaron a reparos, así a costear la fiesta
que cada año ha de celebrarse.
Los vecinos responsables de este acto
fueron: los capitanes Julián de Cabrera
y Betancourt, familiar del Santo Oficio de la Inquisición; Manuel de Cubas
Vega, Regidor de Fuerteventura; Pablo
Matos Cabrera; el alférez Manuel
Jerónimo Cabrera, regidor de la isla,
y el también alférez Diego Cabrera Sanabria. Les acompañaron en el compromiso Francisco Pérez Sanabria, Luis
Cabrera, Andrés de León Armas,
Ángel Gabriel, Lucas Bello y María de
León, su esposa; Bernardina de
Cabrera, viuda de Martín Hernández;
Luisa de Cabrera, viuda de Luis Gutiérrez; y Margarita de Cabrera, hermana
de las susodichas, mayor de 29 años,
todos vecinos de La Oliva y de Vallebrón. Por lo que toca a Lucas Bello y
María de León, con licencia entre marido
y mujer, “concedida por éste a petición
de ella”. Todos mancomunados y en
“solidum” otorgan el presente compromiso.
Como la iglesia exige rentas válidas
para la concesión del permiso, los patrocinadores señalan un total de 24 fanegadas de tierra que tienen en diferentes
suertes en el valle. Dieciocho de “pan
sembrar” y el resto montuosas, que fueron evaluadas por el capitán Francisco
Melián Viña, Sebastián de Vera Umpiérrez y Juan Mateo Cabrera, que son medidores de tierras, peritos, labradores y
personas desinteresadas.
Estas tierras a hipotecar estaban situadas y distribuidas en la siguiente
forma:
- Doce fanegas en el lugar que llaman El Estribo, “de cuchillo a cuchillo”.
- Seis fanegadas se encuentran en
terrenos fronteros a las casas del
lugar y lindan con la Cañada del
Valle.
- Dos y media de ellas en el norte de
la montaña de El Medio.
- Una fanegada por la parte de la
solana, hacia el camino del valle.
- Finalmente, las otras dos y media
se hallan situadas en La Majada de Caballos.
Todas, hasta entonces, libres de censo y sin carga alguna.
Este documento se firma en La Oliva
el 25 de junio de 1711.
En el señalado eremitorio, situado
en el llano de San Juan, a la margen
izquierda del barranco del Valle Chico,
junto con la imagen entronizada en él,
se bendice y celebra la primera misa
el 17 de agosto del año siguiente al de
las capitulaciones.
Durante el primer cuarto del pasado
siglo ya había entrado en irrecupera-
Ermita de
Vallebrón
ble ruina. Sus piedras y solar se vendieron a Hipólito de Vera y Vera por
230 pesetas, según protocolos de
Antonio de Medina, en fecha 5 de junio
de 1923. La imagen del Bautista se recoge
y ampara en la actual de Nuestra Señora
de Gracia.
De otra parte, en la villa de Santa María
de Bethancuria, el 24 de octubre de 1712,
poco más de un año después, ante Diego
Cabrera Bethancourt, escribano público
y de Cabildo, se formaliza otro protocolo capitular cuyo tenor es el siguiente:
“El alférez Gabriel de Bethencourt,
Juan de Vera Morales, Marcos Jeréz,
Andrés de León Nieves, Pedro de Vera
Nieves, Luis de Vera Bethancourt y Diego
Cabrera Mateo, todos vecinos de Vallebrón, en la jurisdicción de La Oliva, en
la isla de Fuerteventura, movidos por
la devoción que profesan a la Virgen de
Gracia, “ganaron” [dígase lograron] despacho del deán y Cabildo de la catedral
de estas islas, para que el Vicario
informe sobre la licencia que estos vecinos tienen pedida, para labrar ermita
en este lugar de Vallebrón, bajo el título
de Nuestra Señora de Gracia. De la que
dicen que se encuentra en una sala decente, que tienen la obra perfeccionada.
Está bien acabada, con techumbre de
teja, bien encalada, como se requiere.
Situada en el lugar de La Majada, ahora
se comprometen a dotarla de todos los
ornamentos que sean precisos, para que
se pueda celebrar en ella el santo
sacrificio de la misa. Afirman que todo cuanto han hecho y harán, ha de ser
a su costa, hasta el logro de colocar en
dicho oratorio la reseñada imagen de
la Virgen de Gracia, con todo el aseo necesario. También se comprometen a
mantenerla con sus propios caudales,
con la dotación que señalan, y cuya obligación han de heredar nuestros sucesivos
herederos presentes y por venir, desde
ahora y para siempre jamás”.
Como se ha visto, se trata de un oratorio de patronato donde ellos se declaran patronos de la dicha ermita, sin
entrar en esta fundación ningún otro
vecino ni persona de Vallebrón, ni de
ningún otro lugar. Para ello señalan a
favor de la sagrada obra veinticuatro
fanegadas de tierras “ya hechas”, ya
labradas, “de pan sembrar” (destinadas a cultivo de cereales).
Fueron medidas por el capitán
Francisco Melián Viña y por Juan Mateo
Cabrera, labradores ambos y agrimensores. Ellos mismos las peritaron en
2.160 reales, a una media de 90 reales por fanegada.
Una de estas fincas ocupa diecisiete
de las sobredichas fanegadas. Está situada donde llaman las Toscas de Pablo.
La otra, que contiene las siete fanegadas
restantes, se ubica en donde se conoce
por La Vuelta. Todas son propias de los
fundadores, se hallan libres de tributos y son “notorias y conocidas”. Según cálculos, estos terrenos producen
unas 20 fanegas de trigo al año de promedio, por estar bien situadas. En concordancia con su propio relato, son tierras “de las mejores de la isla”.
Como puede observarse, este segundo
lugar sagrado, construido por un grupo de vecinos locales y dedicado a la
Virgen de Gracia, levantado en este lugar
casi temporalmente con el anterior, se
refiere a una fundación. Por tanto, se
le imprime carácter de privacidad y uso
para los iniciales promotores. No obstante, los actos religiosos allí celebrados pudieron tener vocación casi pública.
Hoy, con ambas imágenes entronizadas en ella, amén de un retablo procedente de la extinta, este segundo oratorio acapara la titularidad espiritual
en el susodicho valle, aunque en
ellas se celebre la festividad del Bautista.
Referencia documental
Archivo Histórico Provincial de
Santa Cruz de Tenerife: Hacienda – Desamortización. Signatura 430. Folios
del 41 al 44.
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EL DÍA, domingo, 8 de noviembre de 2015
HISTORIA
VIAJEROS POR LAS ISLAS CANARIAS (2)
Alfred Samler Brown,
todo un clásico
Texto: Nicolás González Lemus
A
lfred Samler Brown llegó
a las Islas en 1888 para la
convalecencia de una enfermedad bronquial, precisamente con problemas de hemorragias. Vivió por largos
periodos en una caseta de campaña
en las montañas de Tenerife y Gran
Canaria. Luego, en la primera alquiló
para vivir una las cuevas casa que se
encontraba en la carretera de Santa Cruz
a San Andrés. Cuando Samler Brown
vino a las Islas por primera vez es muy
problable que se debiera a un encargo
de la Unión Castle Line, una compañía marítima que tenía una larga
presencia en las comunicaciones con
el archipiélago. Como consecuencia
de esta primera estancia, Samler
Brown escribió un precioso libro de
bolsillo titulado The Castle Line Illustrated Handbook of Madeira, Grand
Canary and Teneriffe.
Dado que su enfermedad comenzó
a mejorar considerablemente, Samler
Brown decidió residir practicamente
en las Islas, sobre todo en Santa
Cruz de Tenerife. Producto de sus experiencias en ambos archipiélagos fue
la elaboración, más tarde, de Madeira
and the Canary Islands, publicada en
Londres por Sampson Low and Co.[1]
A él se le debe la primera guía de estas
características sobre Canarias en lengua inglesa. Era una exhaustiva descripción de cada una de las islas y un
compendio práctico para el uso de los
enfermos (invalids) y de los turistas.
A los primeros les proporciona una gran
información sobre las condiciones
meteorológicas de los lugares donde
podrían residir, a la vez que hace un
llamamiento a los médicos para que
realicen un cuidadoso estudio de la
naturaleza de cada uno de los pueblos
antes de enviar a sus pacientes. A los
segundos les da valiosa información
a través de mapas para visitar mejor
el archipiélago. Para cumplir tal propósito no solamente se detendrá a describir los lugares más importantes de
las Islas, sino que las recorrerá hasta
alcanzar los puntos más alejados de
cada una de ellas. En este sentido, el
mérito del trabajo de Samler Brown
es acercarnos a la realidad de unos pueblos totalmente distantes y muy poco frecuentados, incluso por los isleños.
Espléndidamente escrita, ala guía
constituye un fascinante recorrido por
geografía insular. Olivia Stone y su
Mapa de la isla de
Tenerife dibujado
por Alfred Samler
Brown para la
edición de 1894.
esposo, John, también lo realizaron
en el invierno de 1883-1884, pero su
obra Trenerife and its Six Satelites no
puede ser considerada una guía turística sino un estudio histórico-antropológico de Canarias.
Samler Brown se ocupa también de
la historia y antroplogía, y hace un
valioso retrato de la sociedad canaria.
Pero sobre todo facilita una gran
cantidad de información de utilidad
para los visitantes, como la relación
de todas las líneas navieras, con precios y horarios, o el vocabulario de las
palabras y frases más usuales y distancias de un lugar a otro, datos propios de una guía turística. Su éxito fue
absoluto. En menos de un mes se agotó
la primera edición. En enero de 1890
se publicaría la segunda y la tercera
en 1894. En 1932 se publicó la última.
Por lo tanto, abarca el periodo que va
de 1889 a 1932. Samler Brown iba actualizándolas con la incorporación de nuevos comentarios de interés para los viajeros[2].
Las guías de Alfred Samler Brown
se vendían en Ciudad del Cabo (África del Sur), en Londres, en varias tiendas de Funchal (Madeira), en Tenerife
se podían comprar en las casas comerciales de Hamilton en Santa Cruz y Peter
S. Reid en el Puerto de la Cruz, y en
las Palmas de Gran Canaria, en la casa
comercial Miller&Co. El precio en las
islas solía ser 3 pesetas con 12 céntimos.
Destaco la tercera edición, publicada
en 1894, por varias razones. En primer lugar, es la primera donde aparecen mapas a color de las islas dibu-
jados por él mismo –hemos elegido el
de Tenerife para ilustrar el artículo–,
elaborados, como afirma en el prefacio, “después de una larga experiencia
por sus caminatas y paseos a caballo,
que son los recomendados para tener
una correcta imagen de la naturaleza
y del territorio”. En segundo lugar, incorpora cuadros de las observaciones meteorológicas para facilitar ayuda a los
médicos y futuros visitantes enfermos
realizadas por Francisco Aguliar y Fuentes, en 1880, A.H. Bechervaise, en 1883,
–facilitadas también a Olivia Stone–,
el Instituto Cabrera Pinto de La Laguna,
entre 1884-1888, A. J. Wharry, en 1890,
el catedrático de Física y Química del
Instituto de Santa Cruz de La Palma
Sebatián C. Arocena, entre 18891893, y tantos otros. Y en tercer lugar,
porque se informa de la edición de la
Guía a Sudáfrica, escrita por Samler
Brown y G. Gordon Brown y publicada
por la misma editorial, Sampson
Low, Marston and Co., y el patrocinio
de la Union Castle Line. El título era
Brown’ South Africa. Tuvo tanto éxito
que desde 1900 comenzó a publicarse
anualmente. Los dos también escribieron en 1914 Guide to South and East
Africa. Los dibujos de George Philip
& Son que la ilustraban eran de tal calidad que facilitaron bastante información a los cartógrafos alemanes para
la elaboración de los mapas de
África.[3]
Un hijo de G. Gordon Brown, Alfred,
visitó Canarias con frecuencia después
de la Segunda Guerra Mundial, durante
unos diez años. Era un destacado miembro de la Royal Geographical Society
y de la Royal Horticultural Society, y
en 1959 elaboró una preciosa guía,
Madeira and the Canary Islands. A consise Guide for the Visitor, con espléndidas fotos y también bajo el patrocinio de la Unión-Castle Mail Steamship
Company. Un libro escrito en memoria de Alfred Samler Brown, ¿su tío?
Pero además hay que añadir que las
largas estancias en las Islas favorecieron
su conocimiento del estado comercial
y social del archipiélago. En 1892 elaboró el “Informe sobre la condición
social y económica de las Islas Canarias” (Report on the social and economical condition of the Canary Islands),
donde Samler Brown analiza de forma
detenida los distintos sectores productivos, lo que, sin duda alguna, fue
una información bastante útil, y
como sucedió con la obra de Olivia
Stone, influiría en la posterior intervención británica de la economía
isleña. El informe se lo entregó Alfred
Samler Brown el 25 de junio de 1892
al cónsul británico en Tenerife desde
1890 a 1895, el capitán Samuel Henry
Harford, para que lo hiciera llegar al
primer ministro Robert Arthur Talbot
Gascoyne-Cecil, tercer marqués de Salisbury.
En 1935 llegó la despedida de este
mundo de Alfred Samler Brow, el británico que más ayudó a sus compatriotas a la hora de visitar Canarias con
sus guías. El Cabildo de Tenerife de
entonces reconoció su contribución
al desarrrollo del turismo inglés. Por
tal razón, en la sesión de 1 de junio de
1922 se acordó el pago a Alfred Samler
Brown de 1.500 pesetas para ayuda de
la 12ª impresión de su guía Brown’s
Madeira, Canary Islands and Azores.[4]
Brown viajó también por otros
lugares pero Tenerife le cautivó: la variedad de climas, una geografía en superlativo y la presencia de las Cañadas del Teide. Practicamente vivió en
Tenerife, lo que le hizo ganar el
cariño de sus habitantes[5]. Y cuando
aún el coche de motor no había aparecido en las Islas, fue el primero que,
en 1905, solicitó al gobierno civil la autorización de circulación con su propio
automovil, con tal mala suerte que al
mes tuvo un accidente en la calle de
La Marina, frente a la batería de San
Pedro, por los muchos escombros que
llenaban la vía, quedando herida de
gravedad su esposa.[6]
NOTAS
[1] South London Record. 25-I-1890. La guía
conocerá 14 ediciones. La primera en 1889;
la 2ª en 1890; 3ª en 1894; 4ª en 1896; 5ª en
1898; 6ª en 1901; 7ª en 1903; 8ª en 1905; 9ª
en 1908; 10ª en 1910; 11ª en 1913; 12ª en 1922;
13ª en 1927; 14ª y última en 1932.
[2] GONZÁLEZ LEMUS, N. (1998): Viajeros victorianos en Canarias. Imágenes de la sociedad isleña en la prosa de viajes. Excmo. Cabildo
Insular de Gran Canaria. p. 274.
[3] Review by Bulletin of the American Geographical Societyy (1914), Vol. 46, No. 5 p.
377.
[4] CIORANESCU, Alejandro (1978): Historia
de Santa Cruz de Tenerife. 4 vols. Caja de Ahorros. Santa Cruz de Tenerife. v. 4. p. 299.
[5] GARCÍA PÉREZ, José Luis (1988): Viajeros ingleses en las Islas Canarias durante el
siglo XIX. Caja de Ahorros. Santa Cruz de Tenerife. p. 61.
[6] CIORANESCU, Alejandro (1978): v. 3. p. 429.
p8
domingo, 8 de noviembre de 2015, EL DÍA
www.eldia.es/laprensa
Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 1.005
BALCÓN DE VENEZUELA
50 años de los estudios de
turismo en Canarias (I)
UNA REALIDAD DE INCALCULABLE VALOR
L
La prestigiosa publicación
digital Turista Magazine
Destinos, de Lima, Perú, ha
publicado recientemente un
entrevista de su directora,
la periodista y maestra en turismo, Elena
Villar, con el autor de esta sección. Este
es el texto:
“En esta oportunidad tenemos un
invitado de lujo, un conocido personaje mundial, no sólo en turismo, sino
además en RR.PP. y Diplomacia, al cual
recuerdan con gratitud
infinita miles de exitosos profesionales que
pasaron por sus aulas.
Hemos tenido la suerte
de contactar al Dr. Antonio Pedro Tejera Reyes,
Director Fundador de
los estudios de turismo
en Islas Canarias, con sus
escuelas de turismo en
Tenerife y Las Palmas.
Para nuestros miles de
lectores, gracias a Dios,
no sólo en el Perú sino
en América y Europa,
principalmente
en
España, cuéntenos
¿quién es Antonio Pedro
Tejera Reyes y cómo se
inició en el turismo?
–Por mi formación
profesional como delineante proyectista, tuve
la suerte de hacer el
servicio militar obligatorio en España, por los
años cincuenta del
pasado siglo, en el Servicio Topográfico del
Ejército, lo cual, unido a mi procedencia
como técnico en las dependencias de
Obras Públicas (carreteras), también
dependientes del Gobierno español,
me dio una visión amplia de lo que
podía ser el turismo para las Islas Canarias y el enfoque donde yo podía colaborar. Con el apoyo de mi jefe en esos
departamentos señalados, el recordado
ingeniero Juan Amigó de Lara, realicé
una guía turística de la isla de Tenerife, que fue mi primera incursión seria
en el tema turístico. De ahí nacería mi
vinculación con la prensa, donde
durante diez años mantuve una
página llamada “Turismo” en el diario La Tarde, que se convirtió en un
referente del desarrollo que se iba experimentando en las islas en este sector,
lo cual me llevó en el año 1965 a acti-
var la creación de las escuelas de
turismo, con el apoyo fundamental de
los profesionales con los que hacía años
venía trabajando para sus empresas,
en la labor de las relaciones públicas
y la publicidad.
–Tenemos conocimiento que está
celebrando 50 años de vida profesional
en la actividad turística, que se escriben y se leen muy fácil, pero que conlleva toda una vida de dedicación y
esfuerzo. Sabemos que es muy difí-
cil valorarse a sí mismo desde su óptica.
¿Cuáles considera los mejores logros
de su carrera profesional?”
–Sin dudarlo, el haber conseguido
un plan de estudio y unos métodos que
personalmente considero insuperables.
Los cientos de alumnos que en los últimos años pudieron aprovecharse de
esos logros dejan reflejado con sus
inmejorables opiniones la bondad de
mi aseveración, hasta el punto de que
su evaluación era difícil de catalogarla,
ya que inclusive en mis debates con
los miembros del Consejo de Educación de la Organización Mundial del
Turismo consideraban que habíamos llegado a la excelencia, pero que
por las características especiales que
concurrían en nuestro caso particular, en sus propios lugares nuestros
Transcripción:
Pedro Antonio
Tejera
Uno de los
principales logros
en el nuevo método
empleado en
nuestras actividades
educativas, ha sido la
enseñanza
personalizada
aplicada con la
técnica de grupos, en
lo cual ha tenido una
firme fotaleza, la
aportación de
criterios y el debate
generalizados.
métodos y programas eran imposibles
de aplicar.
–Como integrante del Grupo de Expertos de la OMT, Organización Mundial
del Turismo, organismo de las ONU,
y teniendo en cuenta que los objetivos del milenium son de vital importancia para la humanidad, ¿podría recordar para nuestros lectores cuáles
son, y desde su conocimiento, que es
lo que ha logrado hasta ahora?
– Como ya he publicado decenas de
veces, el impagable trabajo profesional y técnico de la OMT se ha extendido por el mundo como una gran mancha de aceite y rompe todas la previsiones cada día, ya que los valores del
turismo son tan amplios y palpables
que los estamos presenciando
continuamente, lo cual la OMT, con
su constancia y conocimiento, ha popularizado por toda esa ingente multitud de destinos emergentes, sin olvidar el apoyo institucional a los destinos tradicionales que, con sus aventuras y desventuras, están sirviendo
de modelos a los nuevos, y consolidándose asimismo en base a las
directrices que emana la OMT, a través de sus continuos informes, recomendaciones y análisis de resultados.
La profesionalidad a escena
–La profesionalización en la carrera
turística. Ud. escribió un excelente artículo sobre este tema, que nosotros
publicamos en la edición de julio15–2015. ¿Cree Ud. que las Universidades con su Facultades en Turismo
están cumpliendo con la debida preparación de los jóvenes que tienen tanta
expectativa al iniciar esta carrera? ¿O
específicamente a que se refiere con
la falta de profesionalización?
–Sin discusión, los
estudios de turismo
nos presentan una pirámide cuya base es fundamental para mantener su estructura. No
podemos formar en las
universidades esas bases
que soporten toda la
actividad turística. Los
términos básicos y
medios son una exigencia incuestionable
en cualquier actividad
que queramos referirnos. Esos estudios, irremediablemente necesarios, no pueden estar
amparados en estudios universitarios. Para
poner un ejemplo bien
sencillo, no podemos
dirigir un hotel si no
conocemos profundamente cómo se manejan sus distintos
departamentos y las
funciones que se realizan en ellos… hasta
pelar una papa. Son
miles los ejemplos que podíamos
poner sobre estos elementos. La actividad turística tiene una complejidad
tal que llega hasta las puertas de la Universidad para La Paz, sin la menor de
las dudas. Estamos tratando de algo
más que vender camas, comidas o tiquetes de viajes. Difícil y complicado exponerlo en una simple entrevista periodística”.
Hasta aquí esta primera parte
extractada de esta entrevista que
continuará en una próxima edición,
como una muestra del resumen de un
trabajo alrededor de las enseñanzas
turísticas mundiales con base en las
Islas Canarias, cuyos resultados avalan una gestión sin ningún género de
dudas.
Los hechos están ahí.