EL DÍA, domingo, 8 de noviembre de 2015 p1 ALFRED S. BROWN, autor de la primera guía tuística del Archipiélago en inglés, en la serie “Viajeros por las Islas Canarias”. 7 del domingo revista semanal de EL DÍA XXX aniversario de la inauguración de la nueva sede de la Biblioteca Pública Municipal de La Orotava TRILOGÍA DE UNAS MANOS Texto: Francisco Javier León Álvarez ([email protected]) S e cumplen treinta años de la inauguración de la nueva Biblioteca Pública Municipal de La Orotava, un 12 de junio de 1985 bajo la alcaldía de Isaac Valencia, momento en que se trasladó desde la sala que ocupaba en el Ayuntamiento al inmueble que pocos años atrás fue casino, un edificio de finales del siglo XVII. El acto contó además con la presencia de Laura Salazar de Frías, décima condesa del Valle de Salazar, viuda de Fernando del HoyoSolórzano, séptimo marqués de la Villa de San Andrés, entre otras autoridades y personalidades, ya que años atrás había donado a esa villa toda la colección bibliográfica y hemerográfica que atesoraba procedente de ese matrimonio. Por otro lado, el pasado 13 de marzo se realizó un acto público en ese consistorio en el que se homenajeó la trayectoria profesional de José María Ruiz, un compañero que se jubilaba. El alcalde, Francisco Linares, destacó que estábamos ante un ejemplo de un hombre luchador, vinculado inicialmente a aquel como albañil, que por diversas causas siguió creciendo como persona y empleado públicoa, una particularidad destacable en alguien que había desempeñado dos ocupaciones tan distintas. Este cambio imprevisto demostraba que a nadie se le cierran puertas ni se le bloquean caminos para seguir avanzando y que muchas veces la fuerza de voluntad y el empeño permiten disfrutar de una victoria donde antes había un fracaso. Por este motivo, el alcalde resumió tantos años de trayectoria en la siguiente frase: “Podríamos decir que es un trabajador de la cultura”, en clara alusión al hecho de levantarse un día con la cuchara y la plana de albañil en la mano y terminarlo en un espacio de tanto prestigio en el norte de Tenerife. Aprovechando esta circunstancia y la referida efeméride, he querido homenajear a tres referentes que han estado relacionados –en mayor o menor medida– con el devenir de esa institución en las últimas décadas, pues ya forman parte de su historia al dejar una impronta única e irrepetible, elaborando asimismo un logo conmemorativo que acompañará a sus respectivas fotografías y que se utilizará únicamente para este artí- José María Ruiz Hernández. culo. A su vez, el título de “Trilogía de unas manos” se debe a que estas son una de nuestras conexiones con el mundo, un vínculo imprescindible para exteriorizar tanto pensamientos como sentimientos. En ellas también queda plasmado casi todo lo que nos va sucediendo con el paso de los años, convirtiéndose así en un testamento vital gracias al cual se pueden averiguar distintos aspectos de nosotros. La piel que cubre las manos solo es una fina cortina que apenas puede protegerlas del sol, un manto a modo de madre que un día deja en libertad a sus retoños para que forjen su destino, y su color se convierte en un enorme tatuaje del que jamás podremos desprendernos. José María Ruiz Hernández, albañil de la cultura Recuerdo perfectamente la primera vez que conocí a José María Ruiz: una tarde visité ese centro ávido de información de la revista “Islas Canarias: Órgano de la Colonia Canaria”, centrada en la vida de los canarios en Cuba a comienzos del siglo XX. Nos sentamos al abrigo de una mesa ancha de madera situada en la última planta del edificio, habilitada ya como hemeroteca y donde él prestaba sus servicios desde hacía algunos años[1]. Durante un largo rato hablamos de diversos temas, en especial de los presos políticos que fueron hacinados en las prisiones flotantes de Fyffes, en Santa Cruz de Tenerife, durante la Guerra Civil. El silencio se veía interrumpido por frases pausadas con las cuales él iba desgranando acontecimientos históricos, enlazando continuamente fechas y nombres, y entonces ya me pareció que estaba ante una persona ansiosa de conocimientos bajo aquel aspecto campechano y amable. El tiempo jugó su partida hasta que nos convertimos en compañeros de profesión. Por eso, afirmo que no se puede entender la historia de la hemeroteca de la Biblioteca Municipal de La Orotava si no se tiene en cuenta la ingente labor realizada por aquel, paciente y metódica, que supuso la conclusión de una primera fase de ordenación y puesta a disposición de los usuarios de numerosos títulos de periódicos y revistas esenciales para conocer tanto la historia de Tenerife como de Canarias. Además, ha sido una de las voces vivas del conjunto de transformaciones que se han llevado a cabo en la institución en los últimos años, no solo desde el punto de vista de las mejoras en su infraestructura, sino también de todo lo relativo al plano cultual y humano, destacando en este punto la figura de Francisco Negrín Ponte, extrabajador del mismo centro, que ocupó el cargo de bibliotecario y que sobresalía por su acervo cultural. “La biblioteca ha cambiado un montón. Todo era manual. Francisco era un señor que tenía unos conocimientos tremendos, a su manera, porque eso no estaba catalogado como hoy, no cabe duda, sino que todo era a base de ficheros. Todavía tampoco había la forma de ordenar las cosas bien; no había los materiales, las cosas que hoy tiene la biblioteca. Tiene unas buenas estanterías; antes era todo de madera y no completas. Entonces muchas cosas estaban entongadas, y él a su manera, le pedías una cosa, y él sabía dónde estaba”, rememora. El gran paso de José María Ruiz fue el cambio de empleo, que se produjo de manera inesperada producto de una enfermedad, un giro radical que le abrió los brazos a uno de los ámbitos más importantes del Archipiélago. Dentro de su modestia, y sabiendo de antemano que sus manos ásperas y agrietadas, producto de los años como albañil, chocarían abiertamente con la fragilidad del papel, reconoce que al principio le costó un poco adaptarse a su nuevo puesto porque las aptitudes y funciones eran totalmente opuestas al mundo del que procedía, y porque tenía una responsabilidad que cumplir producto de la decisión de depositar en él la confianza para actuar en algo tan sustancial como el patrimonio hemerográfico. A partir de aquí se inició una intervención directa sobre aquella hasta lograr su transformación actual, si bien en aquel entonces no podía aplicarse ese concepto de hemeroteca en el sentido amplio de su significado debido a que en buena medida se trataba de periódicos apilados. El punto de partida fue a la incorporación de diversos títulos y ejemplares provenientes de dos fuentes: por un lado, la donación del matrimonio formado por los referidos Fernando del Hoyo y Laura Salazar, y por otro la adquisición del Consistorio a los herederos de Antonio Lugo y Massieu (1980-1965), que se unieron a los que poseía la hemeroteca. No obstante, ya se tenía en cuenta que no se podía prestar un servicio eficaz si aquella no se organizaba correctamente, lo que obligaba a realizar multitud de tareas imprescindibles. La suciedad en de esos periódicos le obligó a limpiarlos con sumo detalle para dejarlos aptos para su uso, y esta práctica rutinaria y sistemática se vio acompañada de la correspondiente clasificación y ordenación cronológica de los distintos títulos, a partir de lo cual se estableció un primer descriptor a modo de inventario. Su nueva ocupación le permitió a José María acercarse a toda una amalgama de noticias, que le permitían tomar contacto con una realidad de la que hasta entonces solo tenía referencias de oídas y que le impedían comprender el trasfondo de muchos acontecimientos históricos. Cobijado en la soledad y quietud de una planta casi hermética y en un ambiente impregnado de aire cargado de historia, el sonido de las campanas de la iglesia de la Concepción fue su camarada de viaje mientras ejercía este cometido, lo que dio pie a que leyese ávidamente algunas p2 domingo, 8 de noviembre de 2015, EL DÍA EN PORTADA de aquellas páginas que ya habían caído en el olvido y que reflejaron la significación de hechos relevantes en la sociedad. “No cabe duda de que yo no me hubiese enterado de montones de cosas si no hubiese sido por eso, porque ahí se ven de la época, de los años treinta, de la guerra, de la República…”, recuerda. José María transmitió con su actitud una lección de aprendizaje y esfuerzo para ampliar el bagaje cultural, y fue así como discernió sucesos tan destacados como el asesinato, en 1963, del presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy en su visita a Dallas, el secuestro del paquebote Santa María en 1961 por parte del militar portugués Henrique Galvão, dentro de la Operación Dulcinea, con la cual trataba de llamar la atención de la opinión pública internacional contra las dictaduras de Oliveira Salazar en Portugal y Francisco Franco en España; o la masacre del campamento de monte Arruit (1921) por los rifeños comandados por Abd el-Krim, dentro del denominado desastre de Annual, en la guerra de África. Poco a poco rellenó sus estanterías vacías de argumentos debido a una juventud en la que no se disponía de los medios suficientes para saber a ciencia cierta qué estaba pasando, y menos aún para entender un conflicto bélico de estas características que tanto desangró al país, con una generación embarcada a la fuerza para luchar en ese frente africano. “Se ven muchas cosas en los periódicos que antes solo sabía de oídas. Lo oía uno, pero de las personas mayores, como mi tío, por lo que contaban, no porque hubiera medios. Un tío mío estuvo en la guerra de África en el año 22; la guerra más fuerte que hubo en África en esa época, que fue con la dictadura de Primo de Rivera, gente de aquí, conocida”, recuerda José María, que desarrolló su labor en el edificio donde anteriormente se ubicaba el IES Rafael Arozarena, en La Torrita, en el cual se habilitaron una serie de antiguas aulas como depósito ante la falta de espacio de la biblioteca. De nuevo, con un quehacer eficiente, logró que los periódicos trasladados allí se conservasen con todas las garantías gracias, otra vez, a una intensa labor de clasificación, ordenación y colocación en cajas. Por último, la trascendencia de toda esta implicación profesional va más allá de esas dependencias municipales, va hasta visitar, en unión de otros compañeros, el domicilio de potenciales donantes de publicaciones periódicas y seriadas con el fin de evaluar si podrían o no integrar los fondos del centro. Así lo hizo en su momento con respecto a la Sociedad Liceo de Taoro, en cuyo proceso fue decisiva la intervención conjunta con el extrabajador Faustino Adolfo Luis Díaz. También visitaron ambos, en 2009, la casa de Miguel Hernández González, exprofesor de Física, donde estudiaron y valoraron el material que aquel ofrecía, y en el que se incluía una destacada cantidad de libros de fuerte componente de izquierdas. Demetrio Mesa Bethencourt, guardián de la calle Tomás Pérez La época gloriosa del desaparecido Casino de Orotava ya solo es una evocación del pasado y ese lugar, antaño reservado para los hombres de familias poderosas e influyentes de la localidad, es ahora un campo plantado de cultura en el cual se recoge una abundante cosecha[2]. Corría el final de 1940 y Canarias había dejado atrás pesadilla llamada guerra civil, entrando en otra época donde imperarían la autarquía, el atraso y la miseria. La Orotava era una de muchas poblaciones en las que se viviría en blanco y negro durante décadas, pero nada de esto rompió el amor del matrimonio formado por Gregorio Mesa Martín y Dolores Bethencourt Gómez, que encontraron su dicha en la céntrica calle León, donde nació un niño llamado Demetrio Mesa Bethencourt. Esa vía, junto a la Tomás Pérez, sería el eje vertebrador de gran parte de su vida, convirtiéndose en guardián y custodio de su pasado y presente. Tuvo la gran suerte de poder estudiar en la escuela graduada de niños La Concepción, localizada por entonces en la parte baja del actual Ayuntamiento, pasando luego al colegio Santo Tomás de Aquino, en la calle Hermano Apolinar, viviendo una etapa intensa de conocimientos que le llevaron a sentir predilección por las matemáticas, como si encontrase en los números las respuestas a mil preguntas. Desde muy joven entró como monaguillo en la Concepción y hacia 1958 se erigió en el sacristán del centenario templo, permaneciendo hasta 2001, cuando dicho cargo fue suprimido por circunstancias del servicio religioso, y durante el cual entabló amistad con muchas familias acomodadas relacionadas con el sostenimiento de su culto, prolongándose cuando se incorporó al casino. Su implicación y compromiso altruista se vio recompensado cuando en 1997 se le entregó el título de “Cooperador Insigne de la Iglesia Diocesana” por su colaboración en la misión de la Iglesia Católica. No le rodea la vanidad al mostrarlo a todo aquel que visita su casa, sino que lo hace como un gesto de humildad y complacencia de quien defiende sus creencias y ha invertido su reloj vital en algo que le ha hecho crecer personal y espiritualmente. Junto a esta dedicación religiosa, que le marcó desde su niñez, desarrolló dos preferible esa actitud que dejar hacer, porque entonces podrían complicarse las cosas. Repetimos que nos agradó sobremanera su arbitraje, el mejor que hemos visto desde hace mucho tiempo”[4]. Su ciclo se prolongaría más allá de esos terrenos de juego, ya que además se convirtió en el delegado de los árbitros de la zona norte de Tenerife e informador nacional, en el primer caso hasta alrededor de 1984 y relacionado con la creación de la Delegación de Árbitros del Norte, ubicaba en el estadio Los Cuartos de La Orotava, y en el segundo lo hizo hasta cerca de 1988, asistiendo a los encuentros de la Unión Deportiva Las Palmas y, sobre todo, el CD Tenerife, en sus respectivos campos, para dar detalle de la actuación arbitral al Comité Nacional de Árbitros. facetas más que le enriquecieron notablemente. Por un lado, era un apasionado de la colombofilia. Por otra fue árbitro de fútbol, influido por Carlos Argüelles García, un vecino de la calle León que ejercía como tal, siguiendo su senda cuando contaba con 17 o 18 años de edad[3]. Su esfuerzo le llevó a ascender como tal a la Primera Categoría Regional cuando contaba tan solo con veinte años, la máxima que había en ese entonces en las Islas y donde estaría casi diez años. Entre el olor viejo a papel guarda noticias de aquellos días gloriosos, que desempolva de vez en cuando para rememorar batallas del pasado, sin olvidar que también fue juez de línea de la Segunda y Tercera División a nivel nacional. Esto último le permitió incluso acciones puntuales en territorio peninsular, plasmadas, por ejemplo, en un Rayo Vallecano-Elche, que se jugó el 19 de diciembre de 1971 de la Segunda División de la Liga Española, dos días después de que los puños del mítico boxeador José Manuel Urtain noqueasen en la capital del país al británico Jack Bodell. Su mirada distante y a la vez cercana nos transporta a aquella mañana del 14 de enero de 1962, cuando, con veintidós años, arbitró el encuentro entre Toscal y el Buenavista, trascendental en la lucha por la permanencia, sobre todo para el primero. El partido finalizó con el resultado de 2-1 a favor del Toscal y en la crónica del periodista que informaba del mismo se resaltaban esos valores reseñados: “Mención especial para el colegiado Demetrio Mesa, que dió un completo curso de cómo se debe llevar un partido para evitar que los acontecimientos arrollen al juez de la contienda. Estuvo enérgico e imparcial; siguió siempre el juego de cerca y si pitó mucho, hay que tener en cuenta que cuando el partido tiene carácter decisivo es Demetrio Mesa Bethencourt Casino de Orotava: el recuerdo de “la casa” Los muros centenarios del edificio de la calle Tomás Pérez son el testigo mudo del extinto Casino de Orotava, el lugar de reunión y esparcimiento de terratenientes y burgueses y de sus respectivos descendientes, y que con los años entró en declive por un cambio de mentalidades. Demetrio comenzó a trabajar en él como conserje a los 23 años y continuó en ese puesto hasta su cierre. De ahí que se refiera a aquel como “la casa”, porque fue su hogar mientras lo desempeñó y por el cariño y respeto que le profesaron sus socios y los familiares de estos. Recorremos juntos su señorial patio, deteniéndonos en ese pasado lleno de nostalgia donde afloran emociones. Aún resuena el eco embriagador de las notas musicales de muchos fines de año, tomando cuerpo al ritmo de la orquesta que se contrataba para amenizar la fiesta; se percibe el colorido de aquellos otros bailes de piñata en carnavales y hay nervios por la presentación en sociedad de las hijas de los socios, un acto más solemne y clasista de quienes respiraban aires de un pasado al que no querían renunciar. Todo se quedó intacto en su memoria y más de una vez cierra los ojos para recrearse en el olor a cigarros, el movimiento metódico de los “señores” al pasar las páginas de los periódicos, las miradas inquisitivas en las zonas de juegos de mesa, el intercambio comedido en las tertulias, el choque violento de las bolas de las mesas de billar, y esa idea imponente de que se trataba de un espacio vedado para las mujeres, salvo para determinadas ocasiones. Precisamente, un período clave en su vida y la de su familia fue cuando se decidió cerrar el casino debido a que era una sociedad que no desarrollaba ya las funciones para las que se creó y por ser mayores las pérdidas económicas que los beneficios. A partir de entonces comenzó la segunda etapa de la historia de esa construcción, que entró en letargo, aunque la sociedad siguió existiendo formalmente hasta su total disolución, en 1994. Demetrio agradeció a la junta directiva de aquel entonces –sobre todo a Tomás Zárate Gómez Landero, su último presidente, y del p3 EL DÍA, domingo, 8 de noviembre de 2015 EN PORTADA secretario Juan Cullen Salazar– que le permitiese continuar viviendo en él con el fin de que se encargase de su vigilancia y conservación para evitar cualquier deterioro hasta que se plantease qué nuevo uso se le podía dar. Un silencio pausado y hondo refleja la melancolía que nuestro homenajeado siente de ese período en el que finalizaba un ciclo importante, que generaba incertidumbre respecto a su devenir y el de aquel edificio que, imperturbable ante tantos cambios generacionales, quedaba ahora arrinconado. Esto le llevó a reorganizar su pequeño gran cosmos, iniciando un breve período dentro del sector de la hostelería en el hotel Meliá, del Puerto de la Cruz, mientras la junta directiva acordaba ceder gran parte del casino al Consistorio municipal para destinarlo a biblioteca pública, que por ese entonces estaba en la primera planta de este último. La junta decidió liquidar definitivamente el resto de los bienes como paso necesario dentro de su proceso de disolución, cediendo así al Ayuntamiento la pequeña parte que aún conservaba como propia del inmueble para el mismo fin y con la cláusula de que se respetase el puesto que tenía Demetrio dentro de él, pasando así a formar parte de su plantilla. A partir de aquí se inició su última etapa laboral, prestando sus servicios en la biblioteca hasta su jubilación en 2007. Sus primeros compañeros fueron José Miguel Pérez Luis y el referido Francisco Negrín, del cual aprendió diversos aspectos relacionados con esta profesión al tomar la iniciativa de integrarlo en el esquema de trabajo y asignarle nuevos cometidos, lo cual valoró positivamente al concedérsele ese espacio que amplió su propio horizonte. José Miguel Pérez Luis, el encuadernador de sentimientos Esta trilogía se quedó huérfana en septiembre de 2013, cuando nos dejó la esencia de quien cultivó pacientemente el noble arte de la encuadernación de libros. El olor a cola blanca, las guardas marmoleadas y las tapas forradas de piel se quedaron en el mismo sitio que el día anterior, como si esperasen cobrar vida, reclamando la paciencia y dedicación que siempre mostró tras aquel certero silencio y la marcialidad de su minúsculo bigote blanco[5]. Lo conocí a finales de 2001, serio y parco en palabras, cumplidor ante cualquier adversidad, dejando su impronta con su forma de vestir tras aquella guayabera blanca y el pantalón azul que le identificaban a la legua. Quizás muchos solo lo recuerden por su carácter hosco y un poco gruñón, distante y falto de diálogo en el trato al público, pero bajo esa apariencia se escondía una persona sincera y directa, cualidades que practicó sobremanera entre sus familiares y el círculo de amigos más allegados. El trato no fue más allá del ámbito laboral: la diferencia generacional era mucha, y más aún las mentalidades. No puedo achacarle nada y me llevo un buen recuerdo de él por el respeto que hay que mostrar a los mayores. El antagonismo era perceptible incluso en la forma de entender la propia biblioteca, pues para él era sinónimo de una casa cerrada donde debían imperar el mutismo, las espaldas rectas y firmes y la ausencia de cualquier acto de vida que no fuese más allá de estudiar. Aún así, fue otro pilar básico en el devenir de todo lo relacionado con ella. Miguel Pérez era un hombre de los viejos tiempos, de aquella sociedad que nació al calor de los rescoldos de la Guerra Civil, plagada de sombras estigmatizadas por las cartillas de racionamiento, el estraperlo y la emigración clandestina. Había que matar el hambre, pero pervivía el poder de los grandes propietarios agrícolas y las familias adineradas, dueños de la mano de obra barata en un entorno donde un plato de comida era más necesario que asistir a la escuela. La luz de aquellas duras mañanas de 1940 le dio la bienvenida entre los brazos de sus progenitores, rodeado de ropa impregnada con el olor del sudor de campo, la boca seca como los caminos de tierra en los que creció y la palabra trabajo como agua bendita en la que se le bautizó. Atrás quedaron aquellos primeros años como cocinero en el bar Tapias, en la céntrica avenida de José Antonio (hoy de Canarias), pero la necesidad de labrarse un futuro más prometedor le llevó a la emblemática Imprenta Herreros, creada en el siglo XIX e instalada en la década de los veinte del siglo pasado en la calle Colegio. Este lugar sería su segunda casa y le marcaría en todo lo que hizo a partir ahí, pues en ella desarrolló gran parte de su auténtica actividad. De ahí pasaría a la Tipografía Calzadilla, al frente de la cual estaba su primo José Calzadilla, y donde coincidió también con su amigo Francisco Castro, donde plasmó toda esa experiencia acumulada. Pero había que cubrir numerosas obligaciones básicas en una familia formada por una mujer y nueve hijos, por lo que su jornada laboral continuaba a puerta cerrada con los encargos que le hacían a título privado con el fin de ganar un poco más de dinero para llegar a final de mes, ayudado en muchas ocasiones por varios de sus hijos, todos al pie del cañón hasta las nueve o diez de la noche. Pero la competencia de otros negocios del mismo sector provocó el cierre de esa tipografía, por lo que a comienzos de la década de 1980 se vinculó al Ayuntamiento de La Orotava en el puesto de operador de la centralita de teléfonos y, posteriormente, en la biblioteca como ordenanza, su última morada antes de la jubilación, y en la cual tuvo tiempo de materializar esa labor de encuadernador con muchos libros del fondo general que estaban en mal estado. Mantener a esa familia exigía multiplicar esfuerzos para poder comer a diario y esto determinó que ejerciese varios oficios, lo que supuso que en esa década regentase paralelamente el bar de la Asociación de Vecinos de El Rincón, localizado en la zona costera del municipio, por un período de Fotomontaje de José Miguel Pérez Luis con la biblioteca donde tantos ratos pasó al fondo. unos quince años, gracias de nuevo a la participación enérgica de aquella. Además, sumó a sus espaldas otras responsabilidades como continuar realizando encuadernaciones para instituciones y particulares, en lo cual jugó un papel destacado la amistad con Francisco Castro, que había creado la Imprenta Castro en la calle Buenaventura Machado, de la céntrica Villa de Arriba, tras su paso por la Tipografía Calzadilla. Miguel acudía muchas veces a ella para ayudarle en determinadas tareas tras salir del Ayuntamiento y, a cambio, Francisco accedía a que utilizase la maquinaria y herramientas necesarias. Por último, volvió a tirar con tesón de su prole, emprendiendo como medianeros en una finca en Los Perales, ubicada en las proximidades de la autopista TF-5, en una muestra de que solo con el esfuerzo se podría salir adelante. Todo ello hace que su esposa y sus sucesores no se cansen de insistir en que fue siempre un hombre atareado, abriéndose paso ante todo tipo de adversidades para mantenerlos unidos y facilitarles su sustento. “Todo fue trabajo, trabajo, trabajo, y más trabajo”, dice. Ese es el mejor legado que les podría haber dejado; ese era el otro Miguel, el que pocos conocieron. Trilogía de unas manos Jamás me olvidaré de las manos de José María Ruiz, morenas y ásperas, gruesas y fuertes, con las venas marcadas, propias de un temperamento a veces algo inestable por las discusiones y comentarios que manteníamos sobre temas políticos y aspectos sociales que nos rodeaban. A veces miraba de reojo y lo encontraba leyendo el ABC unos metros más allá de mi mesa, recreándome en el instante en que pasaba el dedo por encima de cada renglón del texto del columnista de turno, a la vez que movía los labios en voz baja, todo como quien aprende a leer por primera vez. Al terminar, levantaba la cabeza y se giraba para sonreírme, señalando el trozo de papel. El hombre de campo se había ilustrado y tenía pensamiento. Entonces, venía a comentarme lo que le parecía y bajo su bigote surgía aquella eterna sonrisa, aunque nunca le dije que me sentía orgulloso de haberlo conocido porque admiraba su humildad, dedicación familiar y compromiso con la vida. Las de Demetrio son manos generosas y curtidas, con dedos afilados, surcadas por multitud de líneas que se cruzaban vertiginosamente a modo de pequeños barrancos, una metáfora de los días buenos y malos en que todo tenía un principio y final; manos de alguien de quien valoré los pequeños gestos que mostraba hacia los demás sin esperar nada a cambio más que un simple agradecimiento, quizás porque con los años sentía una actitud paternalista hacia quienes le importaban, o tal vez porque en los ojos de otros encontraba un anhelo recíproco de afecto. Por su parte, Miguel hizo del trabajo su credo personal y familiar, porque nadie te regala nada y tienes que luchar para lograr el objetivo más ínfimo. Por eso, sus manos, duras, toscas y curtidas, reflejaban fuerza, aunque a veces se mostraban algo temblorosas, como si tuviese miedo de que todo se parase de repente; aunque también eran el reflejo de sus abigarrados pasos por este mundo. En el fondo, no estaba hecho para respirar la esencia de una biblioteca porque su verdadera pasión fue la encuadernación, un amor al que le fue fiel hasta el final. Todo fue siempre así, transcurriendo delante de mis ojos, pero ya demasiado lejano. NOTAS [1] Quisiera agradecer a José María Ruiz que me recibiera fraternalmente en su casa para realizar esta entrevista, así como ahondar en su memoria en busca de tiempos pasados que han dado sentido a todo lo que ha hecho y compartido con sus seres más queridos. [2] También agradezco a Demetrio Mesa y su mujer María del Pilar Hernández que me hayan acogido con los brazos abiertos en su casa, así como la “excesiva” hospitalidad que me brindaron para soportarme hasta altas horas de la noche. Valió la pena disfrutar de tantos trozos de queso y membrillo. [3] Carlos Argüelles García falleció a finales de marzo de 2010 y destacó por ser concejal en el Ayuntamiento de La Orotava, bajo la alcaldía de Juan Antonio Jiménez González, además de por su gran afición al ciclismo, hasta el punto que se le debe la celebración del entonces Cinturón Ciclista del Valle de La Orotava. [4] El Día, martes 16 de enero de 1962, número 7706. [5] No podía obviar mi muestra de gratitud hacia Corina Martín Pérez, esposa de José Miguel Pérez, y a todos sus hijos por facilitarme los datos necesarios para escribir parte de este artículo, y espero haber estado a la altura de lo pretendido y dejarles una buena reminiscencia, aunque más pequeña que el cariño que él les profesó. p4 domingo, 8 de noviembre de 2015, EL DÍA Erasmo, el herrero de San Agustín (Los Realejos) Texto: José Peraza Hernández Foto: Cedidas N os encontramos en el municipio de Los Realejos, en San Agustín, allá por el año 1960, cuando venía gente de diferentes partes del Valle de La Orotava a buscar a Erasmo Méndez González (nacido en 1926), conocido popularmente como Erasmo el herrero, ya que se había corrido la voz de su destreza trabajando el hierro. Generalmente, las personas llegaban en guagua a San Agustín, y por debajo de la plaza siempre preguntaban en la venta de Felipe, el de la Recovita, o Eulalia. En dicho sitio, les indicaban la herrería de Erasmo, concretamente en la calle Las Tenerías, y les decían: “Y si se pierde no se preocupe, siga el sonido de los golpes de martillo y dará con él”. El buen trabajo de Erasmo le había traído la fama en toda la comarca y su labor era detectable a simple vista, en azadas de gavilán, machetes, guatacas y otros elementos. Su casa estaba muy cerca de esa misma calle, y allí crió a sus hijos con su esposa. Yo lo veía desde la casa de mis abuelos siendo un niño. Desde una ladera, se veía el humo que salía por el tejado, el que desprendía la fragua y las chispas del fuelle, y la gente se sentaba en la ventana esperando que le terminaran un trabajo o que vinieran a traerle más. Por fuera, en una explanada, algunas personas ataban los caballos, burros y mulos aguardando su turno para ser atendidos por el maestro herrero. A Erasmo le gusta mucho ir de cace- H ace muy poco estuvo en nuestra isla y en mi ciudad de La Laguna visitando el Astrofísico el famoso científico Stephen Hawking, quien hace unos meses, y con motivo de una edición del programa “Starmus”, hizo unas declaraciones en las que venía a negar la existencia de Dios, basando todo su argumento en que Dios no existe porque no es necesario. Y yo le digo al “papa frita” de Hawking que no será necesario para él, y ya, de paso, ofender a millones y millones de católicos habitantes del planeta. No quiero ni tan siquiera pensar que las declaraciones sean producto de un hipotético rencor como consecuencia de sus taras físicas, pues no deberían interferir en su privilegiado cerebro, y que hayan sido vertidas a modo de sutil venganza por las patologías que padece, aparte, por otro lado, que esas palabras, por el globalizante efecto que producen al instante mismo en que se anuncian, son oídas y leídas a nivel cósmico. Pero vamos a ver, pedazo de “sorullo”, ¿a quién coño crees que le debes tu nacimiento, tu existencia, tu colosal cerebro, tu prestigio a nivel universal, tu justísima obtención del Premio Nobel? ¿Quizás al “maligno”? Mira, sir Hawking, da gracias a tu no Dios por conservarte ese extraordinario “cacumen” con el que ayudas a la humanidad y a todo el mundo científico con tus bien construidas teorías, charlas y conferencias, que sólo traerán beneficios para el hombre. Es por lo que gracias a ese Dios que tú niegas no te encuentras tetrapléjico ni vegetando como lo están cientos de miles de personas en el orbe, y no te me olvides de agredecerle a tu no Dios por la salud que tienes, pues hablas, comes, bebes, estás siempre de conferencias, lo que conlleva los Erasmo trabajando con su hijo, así como la herrería en medio de plataneras. En esa fecha, ya no residía en el lugar y habitaba una vivienda de Las Toscas de San Agustín. ría, tenía varios perros atados por fuera de la herrería y criaba hurones y conejos, además de gallinas para el sustento diario. También hacía intercambio de su trabajo por productos agrícolas como coles o papas. Erasmo golpeaba el hierro sobre el yunque, que se encontraba sobre un tronco grueso de madera. Poseía un Carta a Stephen Hawking, ateo gracias a Dios. Bernardo “el Sonrisa” y la azotea del Museo de la Ciencia y el Cosmos HUMOR ANTICRISIS Juan Oliva-Tristán Fernández* innumerables viajes que realizas, siempre del “tingo al tango”, vamos que te mueves más que la compresa de una coja. Coño, si hasta los bancos te van a perdonar la cláusula “suelo”, por mas que obvias razones. Me llega la noticia de que algunos meses del crudo invierno europeo los quieres pasar en la isla, considerando este tu decisión acertadísima pues creo que todavía está funcionando en Los Cristianos el complejo sueco “Vintersol”, y hazme caso si te dijo que muchísima gente quisieran pasar de sus estados de alzheimer, párkinson, tetrapléjicos o vegetativos a estar como tú, y te dejo con una famosa frase en la que se menta a tu NO DIOS, y que es: “Dios escribe derecho con renglones torcidos”. ¿Tú tienes puñetera idea de cómo se le queda el cuerpo y la mente a un hijo que acude a una residencia a visitar a su padre y al verlo lo saluda diciéndole: “Hola, papá”, y el progenitor le contesta: “¿Usted delantal de saco, forrado con goma de neumático, y una boina negra ladeada y mantenía en la boca un cigarro atravesado mientras le daba fuego a su fragua. Trabajaba con carbón de piedra y usaba distintos tipos de martillo con diferentes pesos y unas tenazas grandes (trinca) para dar vuelta y asegurar los hierros. Además, utilizaba un cubo de agua para meter los hierros al rojo vivo. Otro de los trabajos que hacía era subir a hombros la carga de un camión de carbón desde la carretera a su herrería. Este hombre, con las manos encallecidas y el cigarrillo sin filtro pegado a la comisura de los labios, aseguraba que sólo conocía este oficio de herrero. “Desde muy niño, siempre estaba al lado de mi padre, hasta que me casé”, decía el propio Erasmo, quien aprendió la profesión de herrero de su padre, aunque también se dedicaba a cuidar conejos y algún que otro cochino. ¿Cuáles eran los trabajos más habituales de Erasmo? Pues hoces, machetes, raspaderas, rozaderas, hachas, cuchillos, palillas, azadas, guatacas, herraduras, sachos de cuatro de varios tipos, herraduras para las bestias…. quién es? ¿Deseas ponerte en el lugar del que saluda o en el del que responde? El ser ateo, más que una realidad, es un verdadero diagnóstico, compatible, como puedo comprobar, con un grado más que probado de imprudencia, al no prever el daño que tus palabras podían hacer en millones y millones de católicos, entre lo que me incluyo. Pero, claro, pudo más tu fama, tu “ego”, tu orgullo y vanidad frente a los sentimientos de los creyentes, por lo que termino diciéndote, sin la más leve pizca de acritud: “Hawking, mándate una papa”. Un día mi lagunero amigo Bernardo “el Sonrisa” participaba en una visita guiada en el Museo de la Ciencia y en un determinado momento le dijo al guía: “Maestro, ¿puedo subir a la azotea para ver la panorámica”?, contestándole el cicerone: “Sí, suba, pero cuidado con el perro”. Y a continuación Bernardo sube a la azotea, echa una ojeada y parte como un rayo para reunirse con el resto del grupo. Fue entonces cuando el guía pregunta: “¿Qué, vio al perro”?, contestándole “el Sonrisa”: “El perro no lo vi, pero vi el cacho plato donde come y aguiiiiita”. OLIVARADAS. El médico le dice al paciente pureta: “¿Cómo diría usted que es su vida sexual”?, contestando el enfermo: “Ah, igual que la Coca-Cola”. Y el galeno, perplejo, le dice: “A ver, explíquese”, remachando el pureta: “Sí, doctor, hace algunos años era natural, luego paso a “light” y ahora “zero”. *Pensionista de larga duración. *Abuelo, no feliz, encantado con la vida. *Creyente, católico, apostólico y lagunero. p5 EL DÍA, domingo, 8 de noviembre de 2015 INVESTIGACIÓN EN PORTADA TURISMO Gonzalo Castañeda (Óleo sobre lienzo de 100 cmx100 cm) Tiene 33 años. Con 14, y atraído por la emisora de radio del instituto, comienza sus coqueteos con el medio. José Antonio Pardellas le hace un hueco en la extinta Radio Isla. Forma parte del equipo fundador de radio MYD. Poco después, Radio El Día le ficha en el comienzo de sus emisiones. Durante esa etapa trabaja a las órdenes de Pepe Moreno, subdirector, por el que Gonzalo dice sentir gran admiración. A su vez recibe el reconocimiento y distinción personal de José Rodríguez Ramírez, editor y director del grupo, por su crucial participación en el programa especial de las riadas del 30M, que supusieron para Radio El Día un espaldarazo definitivo en el reconocimiento popular. Participa en la apertura de Radio Marca Tenerife y conoce a una persona clave en su vida personal y profesional, Enrique Roca. Este le propone llevar la tertulia radiofónica a la televisión y con 22 años empieza en Canal 4 Televisión. Luego vendría su etapa en Canal 8, que duró más de 6 años, a las órdenes de Roca. “Enrique Roca me dio la dignidad en esta profesión, me hizo creer en mí, y me ayudó a convertirme en un buen hombre; lo querré toda mi vida”, di- ce de él. Es en este momento, con 24 años, sucede lo más importante en la vida de Castañeda, el nacimiento de su única hija, Malén. Con 25 años, es el director mas joven de la radio en España, récord que aún hoy conserva. Como director de Radio Pulso, capitaneó la asociación con EsRadio. En la etapa actual de su carrera surge el proyecto MESA ABIERTA, la revista gastronómica especializa de mayor tirada del país. “De Mesa Abierta, sólo puedo decir que se lo debo todo a Mercedes Rodríguez, ella creyó sin haber visto”, dice. p6 domingo, 8 de noviembre de 2015, EL DÍA LUGARES SAGRADOS (XXIII) FUERTEVENTURA, LA OLIVA: DOS ERMITAS PARA VALLEBRÓN En el lugar de Vallebrón, municipio de La Oliva, durante varios siglos coexistieron dos ermitas casi contemporáneas. Una de ellas estuvo dedicada a San Juan Bautista; la otra, con categoría de fundación, se creó bajo la advocación de la Virgen de Gracia. En la modernidad, por ruina de la primera, ambas se fundieron en una sola. Hoy permanece en pie y con buena estampa la segunda, pero conocida y celebrada con el nombre de la primera. Texto: Emiliano Guillén Rodríguez (periodista, cronista oficial y miembro del Instituto de Estudios Canarios) Foto: Doña Julia E l 25 de junio de 1711, un grupo de catorce vecinos del lugar de Vallebrón se reune para otorgar carta de compromiso en la que plasman sus fervientes deseos de fundar una ermita bajo la advocación de San Juan Bautista. Desde el 30 de marzo anterior, ya tenían licencia para su construcción. Según esta carta, por la fecha de su consentimiento, ya tenían las paredes levantadas y era su intención techarla con buena madera y “obra limpia”, como se requiere. Se comprometen también a colocar en ella los ornamentos y todo lo demás que sea necesario para que se pueda celebrar, “y tengamos el consuelo de oír misa todos los domingos y días de fiesta”, así como “los demás que entre semana pudiésemos adelantar”. Todo lo hicieron a su costa, hasta colocar el santo. Las limosnas que dieron los fieles se destinaron a reparos, así a costear la fiesta que cada año ha de celebrarse. Los vecinos responsables de este acto fueron: los capitanes Julián de Cabrera y Betancourt, familiar del Santo Oficio de la Inquisición; Manuel de Cubas Vega, Regidor de Fuerteventura; Pablo Matos Cabrera; el alférez Manuel Jerónimo Cabrera, regidor de la isla, y el también alférez Diego Cabrera Sanabria. Les acompañaron en el compromiso Francisco Pérez Sanabria, Luis Cabrera, Andrés de León Armas, Ángel Gabriel, Lucas Bello y María de León, su esposa; Bernardina de Cabrera, viuda de Martín Hernández; Luisa de Cabrera, viuda de Luis Gutiérrez; y Margarita de Cabrera, hermana de las susodichas, mayor de 29 años, todos vecinos de La Oliva y de Vallebrón. Por lo que toca a Lucas Bello y María de León, con licencia entre marido y mujer, “concedida por éste a petición de ella”. Todos mancomunados y en “solidum” otorgan el presente compromiso. Como la iglesia exige rentas válidas para la concesión del permiso, los patrocinadores señalan un total de 24 fanegadas de tierra que tienen en diferentes suertes en el valle. Dieciocho de “pan sembrar” y el resto montuosas, que fueron evaluadas por el capitán Francisco Melián Viña, Sebastián de Vera Umpiérrez y Juan Mateo Cabrera, que son medidores de tierras, peritos, labradores y personas desinteresadas. Estas tierras a hipotecar estaban situadas y distribuidas en la siguiente forma: - Doce fanegas en el lugar que llaman El Estribo, “de cuchillo a cuchillo”. - Seis fanegadas se encuentran en terrenos fronteros a las casas del lugar y lindan con la Cañada del Valle. - Dos y media de ellas en el norte de la montaña de El Medio. - Una fanegada por la parte de la solana, hacia el camino del valle. - Finalmente, las otras dos y media se hallan situadas en La Majada de Caballos. Todas, hasta entonces, libres de censo y sin carga alguna. Este documento se firma en La Oliva el 25 de junio de 1711. En el señalado eremitorio, situado en el llano de San Juan, a la margen izquierda del barranco del Valle Chico, junto con la imagen entronizada en él, se bendice y celebra la primera misa el 17 de agosto del año siguiente al de las capitulaciones. Durante el primer cuarto del pasado siglo ya había entrado en irrecupera- Ermita de Vallebrón ble ruina. Sus piedras y solar se vendieron a Hipólito de Vera y Vera por 230 pesetas, según protocolos de Antonio de Medina, en fecha 5 de junio de 1923. La imagen del Bautista se recoge y ampara en la actual de Nuestra Señora de Gracia. De otra parte, en la villa de Santa María de Bethancuria, el 24 de octubre de 1712, poco más de un año después, ante Diego Cabrera Bethancourt, escribano público y de Cabildo, se formaliza otro protocolo capitular cuyo tenor es el siguiente: “El alférez Gabriel de Bethencourt, Juan de Vera Morales, Marcos Jeréz, Andrés de León Nieves, Pedro de Vera Nieves, Luis de Vera Bethancourt y Diego Cabrera Mateo, todos vecinos de Vallebrón, en la jurisdicción de La Oliva, en la isla de Fuerteventura, movidos por la devoción que profesan a la Virgen de Gracia, “ganaron” [dígase lograron] despacho del deán y Cabildo de la catedral de estas islas, para que el Vicario informe sobre la licencia que estos vecinos tienen pedida, para labrar ermita en este lugar de Vallebrón, bajo el título de Nuestra Señora de Gracia. De la que dicen que se encuentra en una sala decente, que tienen la obra perfeccionada. Está bien acabada, con techumbre de teja, bien encalada, como se requiere. Situada en el lugar de La Majada, ahora se comprometen a dotarla de todos los ornamentos que sean precisos, para que se pueda celebrar en ella el santo sacrificio de la misa. Afirman que todo cuanto han hecho y harán, ha de ser a su costa, hasta el logro de colocar en dicho oratorio la reseñada imagen de la Virgen de Gracia, con todo el aseo necesario. También se comprometen a mantenerla con sus propios caudales, con la dotación que señalan, y cuya obligación han de heredar nuestros sucesivos herederos presentes y por venir, desde ahora y para siempre jamás”. Como se ha visto, se trata de un oratorio de patronato donde ellos se declaran patronos de la dicha ermita, sin entrar en esta fundación ningún otro vecino ni persona de Vallebrón, ni de ningún otro lugar. Para ello señalan a favor de la sagrada obra veinticuatro fanegadas de tierras “ya hechas”, ya labradas, “de pan sembrar” (destinadas a cultivo de cereales). Fueron medidas por el capitán Francisco Melián Viña y por Juan Mateo Cabrera, labradores ambos y agrimensores. Ellos mismos las peritaron en 2.160 reales, a una media de 90 reales por fanegada. Una de estas fincas ocupa diecisiete de las sobredichas fanegadas. Está situada donde llaman las Toscas de Pablo. La otra, que contiene las siete fanegadas restantes, se ubica en donde se conoce por La Vuelta. Todas son propias de los fundadores, se hallan libres de tributos y son “notorias y conocidas”. Según cálculos, estos terrenos producen unas 20 fanegas de trigo al año de promedio, por estar bien situadas. En concordancia con su propio relato, son tierras “de las mejores de la isla”. Como puede observarse, este segundo lugar sagrado, construido por un grupo de vecinos locales y dedicado a la Virgen de Gracia, levantado en este lugar casi temporalmente con el anterior, se refiere a una fundación. Por tanto, se le imprime carácter de privacidad y uso para los iniciales promotores. No obstante, los actos religiosos allí celebrados pudieron tener vocación casi pública. Hoy, con ambas imágenes entronizadas en ella, amén de un retablo procedente de la extinta, este segundo oratorio acapara la titularidad espiritual en el susodicho valle, aunque en ellas se celebre la festividad del Bautista. Referencia documental Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife: Hacienda – Desamortización. Signatura 430. Folios del 41 al 44. p7 EL DÍA, domingo, 8 de noviembre de 2015 HISTORIA VIAJEROS POR LAS ISLAS CANARIAS (2) Alfred Samler Brown, todo un clásico Texto: Nicolás González Lemus A lfred Samler Brown llegó a las Islas en 1888 para la convalecencia de una enfermedad bronquial, precisamente con problemas de hemorragias. Vivió por largos periodos en una caseta de campaña en las montañas de Tenerife y Gran Canaria. Luego, en la primera alquiló para vivir una las cuevas casa que se encontraba en la carretera de Santa Cruz a San Andrés. Cuando Samler Brown vino a las Islas por primera vez es muy problable que se debiera a un encargo de la Unión Castle Line, una compañía marítima que tenía una larga presencia en las comunicaciones con el archipiélago. Como consecuencia de esta primera estancia, Samler Brown escribió un precioso libro de bolsillo titulado The Castle Line Illustrated Handbook of Madeira, Grand Canary and Teneriffe. Dado que su enfermedad comenzó a mejorar considerablemente, Samler Brown decidió residir practicamente en las Islas, sobre todo en Santa Cruz de Tenerife. Producto de sus experiencias en ambos archipiélagos fue la elaboración, más tarde, de Madeira and the Canary Islands, publicada en Londres por Sampson Low and Co.[1] A él se le debe la primera guía de estas características sobre Canarias en lengua inglesa. Era una exhaustiva descripción de cada una de las islas y un compendio práctico para el uso de los enfermos (invalids) y de los turistas. A los primeros les proporciona una gran información sobre las condiciones meteorológicas de los lugares donde podrían residir, a la vez que hace un llamamiento a los médicos para que realicen un cuidadoso estudio de la naturaleza de cada uno de los pueblos antes de enviar a sus pacientes. A los segundos les da valiosa información a través de mapas para visitar mejor el archipiélago. Para cumplir tal propósito no solamente se detendrá a describir los lugares más importantes de las Islas, sino que las recorrerá hasta alcanzar los puntos más alejados de cada una de ellas. En este sentido, el mérito del trabajo de Samler Brown es acercarnos a la realidad de unos pueblos totalmente distantes y muy poco frecuentados, incluso por los isleños. Espléndidamente escrita, ala guía constituye un fascinante recorrido por geografía insular. Olivia Stone y su Mapa de la isla de Tenerife dibujado por Alfred Samler Brown para la edición de 1894. esposo, John, también lo realizaron en el invierno de 1883-1884, pero su obra Trenerife and its Six Satelites no puede ser considerada una guía turística sino un estudio histórico-antropológico de Canarias. Samler Brown se ocupa también de la historia y antroplogía, y hace un valioso retrato de la sociedad canaria. Pero sobre todo facilita una gran cantidad de información de utilidad para los visitantes, como la relación de todas las líneas navieras, con precios y horarios, o el vocabulario de las palabras y frases más usuales y distancias de un lugar a otro, datos propios de una guía turística. Su éxito fue absoluto. En menos de un mes se agotó la primera edición. En enero de 1890 se publicaría la segunda y la tercera en 1894. En 1932 se publicó la última. Por lo tanto, abarca el periodo que va de 1889 a 1932. Samler Brown iba actualizándolas con la incorporación de nuevos comentarios de interés para los viajeros[2]. Las guías de Alfred Samler Brown se vendían en Ciudad del Cabo (África del Sur), en Londres, en varias tiendas de Funchal (Madeira), en Tenerife se podían comprar en las casas comerciales de Hamilton en Santa Cruz y Peter S. Reid en el Puerto de la Cruz, y en las Palmas de Gran Canaria, en la casa comercial Miller&Co. El precio en las islas solía ser 3 pesetas con 12 céntimos. Destaco la tercera edición, publicada en 1894, por varias razones. En primer lugar, es la primera donde aparecen mapas a color de las islas dibu- jados por él mismo –hemos elegido el de Tenerife para ilustrar el artículo–, elaborados, como afirma en el prefacio, “después de una larga experiencia por sus caminatas y paseos a caballo, que son los recomendados para tener una correcta imagen de la naturaleza y del territorio”. En segundo lugar, incorpora cuadros de las observaciones meteorológicas para facilitar ayuda a los médicos y futuros visitantes enfermos realizadas por Francisco Aguliar y Fuentes, en 1880, A.H. Bechervaise, en 1883, –facilitadas también a Olivia Stone–, el Instituto Cabrera Pinto de La Laguna, entre 1884-1888, A. J. Wharry, en 1890, el catedrático de Física y Química del Instituto de Santa Cruz de La Palma Sebatián C. Arocena, entre 18891893, y tantos otros. Y en tercer lugar, porque se informa de la edición de la Guía a Sudáfrica, escrita por Samler Brown y G. Gordon Brown y publicada por la misma editorial, Sampson Low, Marston and Co., y el patrocinio de la Union Castle Line. El título era Brown’ South Africa. Tuvo tanto éxito que desde 1900 comenzó a publicarse anualmente. Los dos también escribieron en 1914 Guide to South and East Africa. Los dibujos de George Philip & Son que la ilustraban eran de tal calidad que facilitaron bastante información a los cartógrafos alemanes para la elaboración de los mapas de África.[3] Un hijo de G. Gordon Brown, Alfred, visitó Canarias con frecuencia después de la Segunda Guerra Mundial, durante unos diez años. Era un destacado miembro de la Royal Geographical Society y de la Royal Horticultural Society, y en 1959 elaboró una preciosa guía, Madeira and the Canary Islands. A consise Guide for the Visitor, con espléndidas fotos y también bajo el patrocinio de la Unión-Castle Mail Steamship Company. Un libro escrito en memoria de Alfred Samler Brown, ¿su tío? Pero además hay que añadir que las largas estancias en las Islas favorecieron su conocimiento del estado comercial y social del archipiélago. En 1892 elaboró el “Informe sobre la condición social y económica de las Islas Canarias” (Report on the social and economical condition of the Canary Islands), donde Samler Brown analiza de forma detenida los distintos sectores productivos, lo que, sin duda alguna, fue una información bastante útil, y como sucedió con la obra de Olivia Stone, influiría en la posterior intervención británica de la economía isleña. El informe se lo entregó Alfred Samler Brown el 25 de junio de 1892 al cónsul británico en Tenerife desde 1890 a 1895, el capitán Samuel Henry Harford, para que lo hiciera llegar al primer ministro Robert Arthur Talbot Gascoyne-Cecil, tercer marqués de Salisbury. En 1935 llegó la despedida de este mundo de Alfred Samler Brow, el británico que más ayudó a sus compatriotas a la hora de visitar Canarias con sus guías. El Cabildo de Tenerife de entonces reconoció su contribución al desarrrollo del turismo inglés. Por tal razón, en la sesión de 1 de junio de 1922 se acordó el pago a Alfred Samler Brown de 1.500 pesetas para ayuda de la 12ª impresión de su guía Brown’s Madeira, Canary Islands and Azores.[4] Brown viajó también por otros lugares pero Tenerife le cautivó: la variedad de climas, una geografía en superlativo y la presencia de las Cañadas del Teide. Practicamente vivió en Tenerife, lo que le hizo ganar el cariño de sus habitantes[5]. Y cuando aún el coche de motor no había aparecido en las Islas, fue el primero que, en 1905, solicitó al gobierno civil la autorización de circulación con su propio automovil, con tal mala suerte que al mes tuvo un accidente en la calle de La Marina, frente a la batería de San Pedro, por los muchos escombros que llenaban la vía, quedando herida de gravedad su esposa.[6] NOTAS [1] South London Record. 25-I-1890. La guía conocerá 14 ediciones. La primera en 1889; la 2ª en 1890; 3ª en 1894; 4ª en 1896; 5ª en 1898; 6ª en 1901; 7ª en 1903; 8ª en 1905; 9ª en 1908; 10ª en 1910; 11ª en 1913; 12ª en 1922; 13ª en 1927; 14ª y última en 1932. [2] GONZÁLEZ LEMUS, N. (1998): Viajeros victorianos en Canarias. Imágenes de la sociedad isleña en la prosa de viajes. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. p. 274. [3] Review by Bulletin of the American Geographical Societyy (1914), Vol. 46, No. 5 p. 377. [4] CIORANESCU, Alejandro (1978): Historia de Santa Cruz de Tenerife. 4 vols. Caja de Ahorros. Santa Cruz de Tenerife. v. 4. p. 299. [5] GARCÍA PÉREZ, José Luis (1988): Viajeros ingleses en las Islas Canarias durante el siglo XIX. Caja de Ahorros. Santa Cruz de Tenerife. p. 61. [6] CIORANESCU, Alejandro (1978): v. 3. p. 429. p8 domingo, 8 de noviembre de 2015, EL DÍA www.eldia.es/laprensa Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 1.005 BALCÓN DE VENEZUELA 50 años de los estudios de turismo en Canarias (I) UNA REALIDAD DE INCALCULABLE VALOR L La prestigiosa publicación digital Turista Magazine Destinos, de Lima, Perú, ha publicado recientemente un entrevista de su directora, la periodista y maestra en turismo, Elena Villar, con el autor de esta sección. Este es el texto: “En esta oportunidad tenemos un invitado de lujo, un conocido personaje mundial, no sólo en turismo, sino además en RR.PP. y Diplomacia, al cual recuerdan con gratitud infinita miles de exitosos profesionales que pasaron por sus aulas. Hemos tenido la suerte de contactar al Dr. Antonio Pedro Tejera Reyes, Director Fundador de los estudios de turismo en Islas Canarias, con sus escuelas de turismo en Tenerife y Las Palmas. Para nuestros miles de lectores, gracias a Dios, no sólo en el Perú sino en América y Europa, principalmente en España, cuéntenos ¿quién es Antonio Pedro Tejera Reyes y cómo se inició en el turismo? –Por mi formación profesional como delineante proyectista, tuve la suerte de hacer el servicio militar obligatorio en España, por los años cincuenta del pasado siglo, en el Servicio Topográfico del Ejército, lo cual, unido a mi procedencia como técnico en las dependencias de Obras Públicas (carreteras), también dependientes del Gobierno español, me dio una visión amplia de lo que podía ser el turismo para las Islas Canarias y el enfoque donde yo podía colaborar. Con el apoyo de mi jefe en esos departamentos señalados, el recordado ingeniero Juan Amigó de Lara, realicé una guía turística de la isla de Tenerife, que fue mi primera incursión seria en el tema turístico. De ahí nacería mi vinculación con la prensa, donde durante diez años mantuve una página llamada “Turismo” en el diario La Tarde, que se convirtió en un referente del desarrollo que se iba experimentando en las islas en este sector, lo cual me llevó en el año 1965 a acti- var la creación de las escuelas de turismo, con el apoyo fundamental de los profesionales con los que hacía años venía trabajando para sus empresas, en la labor de las relaciones públicas y la publicidad. –Tenemos conocimiento que está celebrando 50 años de vida profesional en la actividad turística, que se escriben y se leen muy fácil, pero que conlleva toda una vida de dedicación y esfuerzo. Sabemos que es muy difí- cil valorarse a sí mismo desde su óptica. ¿Cuáles considera los mejores logros de su carrera profesional?” –Sin dudarlo, el haber conseguido un plan de estudio y unos métodos que personalmente considero insuperables. Los cientos de alumnos que en los últimos años pudieron aprovecharse de esos logros dejan reflejado con sus inmejorables opiniones la bondad de mi aseveración, hasta el punto de que su evaluación era difícil de catalogarla, ya que inclusive en mis debates con los miembros del Consejo de Educación de la Organización Mundial del Turismo consideraban que habíamos llegado a la excelencia, pero que por las características especiales que concurrían en nuestro caso particular, en sus propios lugares nuestros Transcripción: Pedro Antonio Tejera Uno de los principales logros en el nuevo método empleado en nuestras actividades educativas, ha sido la enseñanza personalizada aplicada con la técnica de grupos, en lo cual ha tenido una firme fotaleza, la aportación de criterios y el debate generalizados. métodos y programas eran imposibles de aplicar. –Como integrante del Grupo de Expertos de la OMT, Organización Mundial del Turismo, organismo de las ONU, y teniendo en cuenta que los objetivos del milenium son de vital importancia para la humanidad, ¿podría recordar para nuestros lectores cuáles son, y desde su conocimiento, que es lo que ha logrado hasta ahora? – Como ya he publicado decenas de veces, el impagable trabajo profesional y técnico de la OMT se ha extendido por el mundo como una gran mancha de aceite y rompe todas la previsiones cada día, ya que los valores del turismo son tan amplios y palpables que los estamos presenciando continuamente, lo cual la OMT, con su constancia y conocimiento, ha popularizado por toda esa ingente multitud de destinos emergentes, sin olvidar el apoyo institucional a los destinos tradicionales que, con sus aventuras y desventuras, están sirviendo de modelos a los nuevos, y consolidándose asimismo en base a las directrices que emana la OMT, a través de sus continuos informes, recomendaciones y análisis de resultados. La profesionalidad a escena –La profesionalización en la carrera turística. Ud. escribió un excelente artículo sobre este tema, que nosotros publicamos en la edición de julio15–2015. ¿Cree Ud. que las Universidades con su Facultades en Turismo están cumpliendo con la debida preparación de los jóvenes que tienen tanta expectativa al iniciar esta carrera? ¿O específicamente a que se refiere con la falta de profesionalización? –Sin discusión, los estudios de turismo nos presentan una pirámide cuya base es fundamental para mantener su estructura. No podemos formar en las universidades esas bases que soporten toda la actividad turística. Los términos básicos y medios son una exigencia incuestionable en cualquier actividad que queramos referirnos. Esos estudios, irremediablemente necesarios, no pueden estar amparados en estudios universitarios. Para poner un ejemplo bien sencillo, no podemos dirigir un hotel si no conocemos profundamente cómo se manejan sus distintos departamentos y las funciones que se realizan en ellos… hasta pelar una papa. Son miles los ejemplos que podíamos poner sobre estos elementos. La actividad turística tiene una complejidad tal que llega hasta las puertas de la Universidad para La Paz, sin la menor de las dudas. Estamos tratando de algo más que vender camas, comidas o tiquetes de viajes. Difícil y complicado exponerlo en una simple entrevista periodística”. Hasta aquí esta primera parte extractada de esta entrevista que continuará en una próxima edición, como una muestra del resumen de un trabajo alrededor de las enseñanzas turísticas mundiales con base en las Islas Canarias, cuyos resultados avalan una gestión sin ningún género de dudas. Los hechos están ahí.
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