El Emperador No Tiene Ropa Paul Eijkemans El camino de las sagradas plantas medicinales es un camino maravilloso hacia la sanación y trae muchos regalos a quienes lo transitan. Por esta razón, animo a cualquiera a tomar este camino y usar estas plantas para curarse a sí mismo y a otros. Durante los últimos años, he visto un patrón desplegándose en el mundo occidental de personas que aspiran hacer una carrera curando con plantas medicinales. Algunas, generalmente hombres jóvenes, van adentro del bosque lluvioso por un retiro de ayahuasca que tarda entre algunas semanas hasta algunos meses, se quedan encantados con las plantas y después regresan a su país de origen a empezar a administrar las plantas a otros organizando sus propias ceremonias. A veces inclusive aprenden algunos ícaros, las canciones de un sanador, y unas pocas técnicas chamánicas y, de esta manera, son capaces de atraer la gente a formar un círculo de medicina. En la mayoría de los casos, los veo haciéndolo realmente de corazón, con un profundo deseo de hacer algo bueno por los demás Y, efectivamente, ocurren sanaciones en sus ceremonias, hasta cierto punto. Por supuesto que pasan, dado que la medicina es lo que es y el apoyo de una bien organizada estructura, en la mayoría de los casos, es un contribuidor principal a la sanación personal. Tales estructuras ayudan firmemente a reducir el miedo y a manejar situaciones inesperadas. La curación resultante y las usuales reacciones positivas de quienes participan de las ceremonias los estimulan a continuar haciendo lo que hacen. Desafortunadamente, muchos continúan haciéndolo sin preguntarse a sí mismos si la sanación ocurre a causa de ellos o a pesar de ellos. Y continúan sin hacerse la pregunta a sí mismos de qué realmente está pasando. Además, porque no tienen el entrenamiento y experiencia para realmente sostener el espacio, las energías más bajas que vomitan los participantes durante las ceremonias de plantas medicinales mayormente no se transforman. Estas energías no guiadas los enferman a ellos y a otros. Si estas energías no se transforman, volverán a entrar en los participantes más débiles. Esto también incluye al sanador quien dirige la ceremonia. Naturalmente, ellos mismos no lo ven de esta manera pero, de un modo, les están negando a los pacientes la oportunidad de visitar un verdadero profesional. Por favor, no pienses que estoy tratando de desanimarlos de continuar en este camino. Por el contrario, los amo por quienes son y les deseo lo mejor. Esto incluye continuidad en el camino de las sagradas plantas. Cada uno de estos aspirantes tiene una única cualidad, una única esencia para traer a su trabajo con plantas medicinales que, en consecuencia, atraerá a clientes. Es exactamente esta única esencia que esperan descubrir en sí mismos para ser capaces de difundirla en el mundo, aunque podría ser mejor para algunos llevar esta esencia a otra línea de trabajo que no sea organizar ceremonias. Ellos me hacen dudar pero no nunca les digo no hacer lo que están haciendo. Primeramente, porque yo creo que cada uno es su propio maestro. Solo puedes mostrar a la gente la manera en que tú ves las cosas pero, después de esto, ellos mismos literalmente tienen que tomar una copa pero, siendo honesto y directo, yo les ayudo a asegurarse de que la copa esté cerca de sus bocas. En segundo lugar, no quiero hacerlos inseguros de sí mismos porque eso podría abrir aun más puertas por las cuales entrarían energías negativas y enfermedades también. Lo que les pido es que sean más sensibles acerca de lo que están haciendo y que usen sus cerebros tanto como sus corazones y que hagan lo que saben hacer, lo cual es un reto en sí. De todos modos, sé muy bien que es imposible convencerlos de hacer las cosas de otra manera. Están tan cautivados por la idea de que hacen algo bueno que no pueden ver el daño que les causan a ellos mismos y a otros. Algunos afirman que hacen este trabajo porque han sido iniciados por este o aquel maestro para trabajar con las plantas. Mi respuesta es muy sencilla: Las iniciaciones no existen. Punto. Solo existe un modo de “iniciarse” y esto es cuando tú haces un profundo trabajo introspectivo para limpiar tu basura y, de este modo, llegar al nivel en el cual puedes conectarte con las poderosas energías sanadoras. Cuando estas allí, realmente te has iniciado, ¡Felicidades! Para que esto se transforme en algo útil a tu trabajo de sanación, el próximo paso es finalizar pactos con las poderosas energías sanadoras en cualquier tradición. El único modo de cerrar los pactos con estas energías es ganando su respeto, lo que viene con el procesamiento de un profundo trabajo personal y enraizar sus cualidades dentro de ti para transformarte en ellas. No hay atajos para esto. Es interesante ver cuántos chamanes se ríen camino al banco porque la gente compra sus “certificados de iniciación” en masa. Esto viene de un deseo de obtener algo sin trabajar. Eso también es una manifestación del ego. Otros dicen que un chamán increíblemente poderoso les dio permiso para trabajar con la medicina o que las plantas les pidieron hacer este trabajo. En primer lugar, ¿de dónde es que a la gente se le ocurre que necesitan la aprobación de una autoridad externa para trabajar con plantas medicinales? Y de dónde se les ocurre la idea de que ellos mismos no tendrían la capacidad, por lo menos hasta cierto punto, de decidir por sí mismos hacer este trabajo solo porque alguien o algo incluyendo una planta les pidió que lo hicieran? Alegando que tú iniciaste este trabajo principalmente porque las plantas te lo pidieron es descalificarte como ser humano capaz de tomar decisiones. Es interesante ver cómo tan pronto que llegue una autoridad poderosa en la escena la gente regala su poder. Hitler llegó a la ser infamia de esta manera, con una nación entera afirmando años después que no sabía nada acerca del gran daño que se hizo. Algunas personas dicen que organizan grupos de medicina en Europa o Estados Unidos porque sus círculos son más adaptados a la cultura occidental que las ceremonias indígenas y así llenarían una necesidad. Pero ¿cómo puedes manejar una poderosa ceremonia de sanación con estas plantas sagradas si aceptas las plantas pero rechazas las culturas que las han cultivado y cuidado por los últimos milenios y que están intrínsecamente conectadas con ellas? Una vez más, hasta en aquellas ceremonias la sanación tiene lugar porque las plantas son lo que son. Pero estas ceremonias serían mucho más poderosas si estuvieran más enraizadas en las tradiciones indígenas de las cuales provienen las plantas. Generalmente estas tradiciones indígenas tienen más fundamentos y están menos basadas en normas artificiales que en el mundo occidental. Sin el trabajo introspectivo necesario y sin las conexiones a las energías más altas que se usan en una ceremonia, estas personas llenas de esperanza saben, conscientemente o inconscientemente, que existe un vacío por llenar en ellos. Esto lo saben bien pero, en vez de relajarse y ser más realistas acerca de ellos mismos y de sus capacidades, rellenan este vacío en su personalidad con “cosas externas” que tal vez incluyen canciones lindas, linda ropa indígena y una especie de humildad superficial. Esto es aparte de los “groupies” que coleccionan a su alrededor y quienes les dan feedback positivo. Estos seguidores me dan mucha risa cuando envían correos electrónicos a todas partes en los cuales elogian los “increíbles poderes sanadores” y “consciencia verdaderamente desarrollada” del “chaman”. Un buen vino no necesita publicidad para saber que es bueno. El dominio para trabajar con las plantas medicinales proviene de conectarte con tu cuerpo y sus funciones; “Tanto arriba como abajo y viceversa”. No puedes tener una experiencia fuera del cuerpo antes de tener una experiencia en tu cuerpo. El cuerpo te da un ancla que evita que te pierdas una vez que estés en niveles más altos o mientras las energías circulan. La mayoría de los aspirantes desafortunadamente no se han vuelto maestros de las técnicas de vomitar y otros usos del cuerpo que son absolutamente necesarios para dispersar energías en este tipo de trabajo. Muy pocos de ellos realmente son conscientes de las energías dentro del espacio y de la conexión cercana que este espacio tiene con los campos de energías de los participantes en una ceremonia y tampoco son capaces de transformarlas. Todavía tengo que conocer la primera persona que se ha vuelto un maestro completo del arte de sostener un espacio, todo lo cual se hace por volverse maestro de uno mismo primero. Porque les falta esta sabiduría, pierden el propósito del trabajo y así se enferman a ellos mismos y a otros. Pero ellos no son los únicos que lo hacen. Con el paso de los años he conocido a muchos chamanes indígenas que lucen absolutamente radiantes en su vestimenta tradicional, que pueden cantar como una versión indígena de Frank Sinatra y que tocan sus instrumentos como si fueran la versión amazónica de Slayer pero, con respecto a las energías, ellos son relativamente menos poderosos y hacen más mal que bien. Es interesante ver cómo la gente llega por miles a estas personas y cómo algunos de estos chamanes, hombres o mujeres, se ponen en pedestales inmensos por gente que realmente le gusta entregar su poder a otros. No tiene sentido tener sentimientos negativos hacia ellos porque ellos son lo que son, igual que sus clientes; solo otra manifestación del ego. En vez de eso es mucho mejor reírse de ellos. Solo porque una persona tiene la piel morena y puede ponerse una corona de plumas en su cabeza no quiere decir que esta persona de hecho tiene capacidades de sanador. Tampoco es verdad que una persona sin raíces indígenas y sin piel oscura no es maestro de ninguno de estos poderes. De una forma, uno no puede echarles la culpa a estos participantes por visitar estos círculos de estos “chamanes”. No existe o no hay mucha información disponible y confiable sobre las plantas medicinales y lo que si hay generalmente está envuelto en misterios con mucha posibilidad de llegar a confusiones. Hay mucho ego y auto-proclamaciones. Estos no ayudan a aclarar y hacer transparente este campo. Hablando de eso, hay muchos curanderos que distintivamente están más perdidos en el bosque que sus propios pacientes pero, porque saben hablar el idioma, lo pueden hacer sin repercusiones. Agregando a esto el miedo que los principiantes y algunos veteranos tienen a las plantas medicinales, uno puede entender por qué la gente regala inocentemente su poder a estos farsantes. No vas a creer cuántas personas se acercan a mí para alabar a un “poderoso” chamán. Yendo más allá de lo superficial y sencillamente prestando atención y sintiendo la esencia de la persona ellos mismos podrían desacreditar rápidamente a estos farsantes. A la gente le gusta creer en hadas y esto es exactamente lo que inhibe que escuche su propia intuición. Generalmente contesto a sus comentarios sobre un cierto chaman elogiando otro aspecto completamente diferente pero real de este mismo chamán porque cualquiera tiene sus cualidades aunque ser un maestro tal vez no sea una de ellas. Por dondequiera que vaya en Europa para hacer ceremonias, guiadas por mí mismo o trabajando como ayudante, me encuentro con estos aspirantes que tienen sus propios círculos. Sin excepción, han atraído entidades en sus campos de energía. Las han adquirido por los círculos que han organizado. Aquellos que son lo suficientemente conscientes saben que han atraído entidades pero no tienen las técnicas para quitárselas de su sistema. Aquellos que no son conscientes generalmente atraen las más pesadas. Sin preguntarles se las quito si yo puedo aunque siempre les aconsejo cómo protegerse a sí mismos y a otros. Depende de ellos aceptar los consejos o ignorarlos. Nunca los sermoneo porque eso solo crearía una barrera entre ellos y mí si necesitan ayuda. Y, si no puedo ayudar, los mando a quien pueda, por supuesto. Estoy consciente de mis límites. Bien, no estoy diciendo que estos aspirantes deberían aprender las cosas necesariamente como yo las aprendí. Me entrené con estas plantas durante nueve años antes de que yo siquiera considerara trabajar en círculos de medicina más grandes que unas pocas personas. Con respecto a esto, los aspirantes que empiezan a organizar ceremonias después de haber estado en el bosque lluvioso durante algunas semanas definitivamente tienen los huevos más grandes que yo. En los nueve años he estado cerca de un verdadero maestro que me enseñó todas las cosas que sabe durante un tercio de este tiempo. No fue por decirme cómo debería manejar mis asuntos sino por permitirme aprender experimentando y afinando donde era necesario. Fui a muchos retiros, dentro de y fuera del bosque lluvioso, y he visitado a muchos otros maestros quienes pudieron enseñarme varios aspectos de la sanación energética. Estos incluyen meditación, lectura avanzada de energías y habilidades sencillas pero importantes para la interacción humana. Mientras todos esto, visité muchos lugares muy lejanos para familiarizarme con las varias energías en estos lugares y para hacer pactos con ellas para poder enraizar sus cualidades en mí. Con mi fotografía en los bosques lluviosos por todo el mundo me conecté con muchos animales y plantas. En Asia, aprendí a ser maestro de las energías boorsh de los mongoles que ayudan a combatir las entidades y aprendí de ellas como llegar a niveles más altos de conciencia usando la medicina de alcohol. Viví y trabajé en Tanzania un año y me conecté con el espíritu humilde pero orgulloso de los massai y me enseñaron la energía de la simplicidad. Ayudando en una clínica en el campo en el altiplano de Guatemala, pude entender que hubiera sido mi visón que dependía de un remedio o de una medicina que valía algunos dólares y que estaba fuera de mi alcance y así aprendí la energía de apreciación. Las energías en Corea del Norte me enseñaron sobre la inmensa frustración y cómo manejarla y también sobre la concentración y disciplina. Las energías machistas que conocí en América Latina me ayudaron a transmitir energías útiles a los campos de energía de pacientes masculinos quienes se sienten inseguros ante la presencia de mujeres y así tienen dificultades en atraer una. Las energías suaves y dulces de la gente de Laos me ayudaron a encontrar la dulzura en mí mismo. Antes de que yo siquiera pensara en hacer una ceremonia para un grupo grande, había participado de varios cientos de ceremonias de un maestro indígena shuar y había dispersado miles de litros de vómitos en el proceso. Esto me permitió edificar mis habilidades desde abajo. De una forma, fue un poco parecido a cuando el Chico Karate conoció al Sr. Miyagi donde eventualmente las tareas de casa más básicas acabaron siendo los regalos más valiosos para entender cómo manipular y trabajar con las energías. Años de traer y llevar recipientes de vómito me enseñaron a protegerme a mí mismo de las energías que posiblemente llegaran a mí. Años de limpiar y arreglar el sitio de ceremonia me enseñaron cómo limpiar y arreglar mi propia mente. Hacer caber una gran cantidad de personas en un pequeño sitio me enseñó sobre la autoridad y cuándo usarla. Por lo tanto, puedo hacer lo que hago ahora. Las cualidades de un verdadero curandero no provienen de cantar lindas canciones en La La Landia. Vienen de lavar recipientes de vómito. Entrenarse a trabajar con plantas medicinales es como entrenar un músculo espiritual y lleva muchos años en volverse siquiera lo suficientemente competente para actuar en una ceremonia como la extensión física de las plantas. Aunque hubo nueve años de entrenamiento, tengo muchos años delante de mí para acercarme al nivel en el cual me gustaría estar. Fue un entrenamiento profundo y riguroso. La primera cosa que aprendí fue cómo quitarme energías de mi propio sistema y espabilarme. Esto aprendí haciendo muchas dietas y pasando muchas incomodidades. Éstas incluyen noches sin fin de arrastrarme por el piso húmedo de la selva vomitando todo con la energía de la medicina martillando en mi sistema energético para hacer los cambios que son necesarios para hacer este tipo de trabajo. Después de esto, aprendí a mover energías. Primero me volví maestro de moverlas con el trasero y con mis tripas y después con mis manos y después con mi aliento y finalmente aprendí a moverlas con mi mente. Aprendí a luchar en contra los demonios creando trampas y enfrentándolos directamente. Aprendí a regular la parte dominante dentro de mí para poder usarla para someter y comandar entidades volviéndome energéticamente más malo que ellos. Algunos de los desafíos con los cuales me enfrenté incluyeron permitir que estas entidades entraran en mí para aprender sobre ellas, y éstas trajeron enfermedades. Yo también aprendí cuándo no luchar y así pude dejar de luchar contra mí mismo. Las técnicas menos significativas pero aún importantes que aprendí fueron tocar instrumentos y cantar, lo que considero de menos importancia porque fácilmente se puede olvidar o perder, inclusive la voz. Uno no puede perder su cuerpo. Así es el caso con los amuletos, cristales y otras herramientas que ayudan a concentrar energía, son muy buenas herramientas pero ser tan dependiente de una pequeña pluma mientras se recita mantras en vez de usar lo que uno ya tiene no es mi idea de ser un curandero. Probablemente ya hayas visto algo así antes. Fue en una película animada con un elefante volador con orejas anormalmente grandes como personaje principal. Lo más importante que aprendí fue abrir mi corazón a mí mismo y a otros, particularmente a aquellos pacientes que vienen a un círculo con las energías más terribles y siniestras que uno pueda imaginarse y las cuales ellos mismos han atraído y adoptado. De ahí que aprendí que siempre se trata del paciente y nunca de mí. Cualquiera que haya nacido en la tierra tiene la capacidad natural de “ver” energías hasta cierto grado. Muchos han perdido esa capacidad debido a condicionamientos. Es parecido al pulgar del pie izquierdo. Siempre ha estado allí pero ahora mientras estás leyendo estas palabras, te das cuenta de él. Nací con esta capacidad relativamente abierta y desde mi juventud he sido capaz de percibir energías y así mismo entidades en la gente. Con respecto a esto, no soy único porque sé que hay muchas personas con las capacidades mucho más desarrolladas que las mías, por el momento. Puedo “ver” energías sin el uso de plantas medicinales aunque me llevó bastante tiempo para comprender lo que estaba viendo porque no estaba prestando la debida atención. Esta capacidad me permite descubrir instantáneamente dónde están los bloqueos de cualquier persona, entre muchas otras cosas y lo que es necesario para que ésta los supere y llegue a su siguiente nivel como resultado. Utilizo mis habilidades en el mundo de negocios en el cual las compañías me pagan grandes sumas de dinero para trabajar con sus empleados en esta manera, aunque raramente les digo cómo lo hago porque esto los asustaría. La diferencia para mí es cuando me tomo la medicina en las ceremonias; esto es como ver una película en casa y verla en un cine IMAX 3D. Habiendo sido expuesto parcialmente a la realidad energética detrás de todos los fenómenos, desde mi juventud he tenido un poco de ventaja en comparación a los otros que aspiran seguir este camino de plantas medicinales y todavía tengo que trabajar para perfeccionar aquel tipo de sensibilidad. Sin embargo, esto nunca me ha liberado de la necesidad de hacer profundo e intenso trabajo introspectivo para poder ayudar a otras personas en su transformación, lo que me fascina. Dado a que conozco las dificultades del camino de las plantas medicinales, solo tengo apreciación y respeto por quienes lo transiten. Pero solo existe piedad para quienes piensan que pueden tomar cualquier atajo y esto incluye aquellos que son lo suficientemente estúpidos para querer manejar en una gran carretera sin siquiera tener una idea de manejar en un pequeño carretero rural. De esta manera siempre vas a dañar tu vehículo y los de las demás personas. Nunca digo a las personas qué hacer, tampoco les digo qué no deberían hacer. Las personas se vuelven su propio maestro sólo si toma sus propias decisiones y aprenden de sus errores si estos errores no las matan, por supuesto. Por el contrario, el camino de las plantas medicinales es un gran camino y en las décadas que vienen necesitamos muchas personas más quienes puedan trabajar con estas sagradas plantas medicinales de una manera sensible. Lo que es importante en este camino de curación es hacer que la voluntad de trabajar con estas plantas sea igual a la cantidad de auto-conocimientos. Son los conocimientos y entendimiento de las capacidades de uno mismo que evitan que la gente haga cosas tontas. Con solo un poquito más de autoconocimientos ellos se preguntarían por qué es que un chamán indígena comenzaría a administrar plantas medicinales a los miembros de su tribu solo después de un entrenamiento riguroso de muchos años. ¿Por qué alguien sería la excepción? Esto también es una manifestación del ego. Muchos seguidores de las plantas medicinales se molestaron cuando el comité anti-narcótico de las Naciones Unidas publicó su reporte del 2012 en el cuál se dice que el número creciente de círculos de ayahuasca causa preocupación y debería cortarse. De un modo, creo que las N.U. tienen razón porque ven los efectos negativos de algunas personas que trabajan con estas plantas no porque reconocen los grandes beneficios que estas plantas proporcionan al mundo. En cualquier trabajo en donde haya un riesgo de que tú u otros se enfermen o uno pueda morirse se requiere un entrenamiento riguroso para prevenir accidentes. Trabajar con plantas sagradas no es nada diferente aunque regular el derecho de trabajar con estas plantas como se hace en otras profesiones no es deseable, en mi opinión. Muchas culturas diferentes y los distintos modos de trabajar con ellas hacen que eso sea imposible. Es más, un sistema calificativo basado en etnia tampoco funcionaría porque eso favorecería inútiles “farsantes” indígenas en vez de personas no indígenas quienes realmente tienen las capacidades de trabajar con plantas medicinales. Este sector ayuda a la gente y, de esta misma forma, espero que pueda espabilarse también con profundo trabajo introspectivo. Los cuatro pilares universales de trabajar con cualquier planta medicinal son: Voluntad, Sinceridad, Integridad y Humildad. A estos aspirantes no les falta voluntad y la mayoría de ellos es lo suficiente sincera para hacer este tipo de trabajo. Casi todos lo hacen con sus corazones y así con un estándar alto de integridad. Pero lo que éste trabajo también pide es humildad. Esto no es la definición de humildad de inclinarse ante alguien. Es la humildad de tener una actitud servicial acorde a lo que la situación pida, no a lo que tú necesites. A veces esta humildad es necesaria para saber si tú no eres la persona correcta, en el lugar correcto ni en el momento correcto. Acéptalo y haz lo que necesites hacer. Con todo mi amor, les deseo lo mejor a ellos y a sus pacientes. Este artículo es un extracto del libro “Uwishin” que se va a publicar más tarde este año. Se trata de las experiencias del autor con los chamanes indígenas del alto Amazonas. Puedes contactar al autor vía correo electrónico: [email protected] o por el sitio web www.tsunki.com también. Está abierto a preguntas y discusiones constructivas acerca del uso de plantas medicinales. Estás cordialmente invitado a compartir sus valores con otras personas, los cuales pueden también ser tuyos.
© Copyright 2025