Prisma Internacional 187 - institutoprisma.org

15 de octubre de 2014
Nº 187
Política
CONTENIDO
1. E l alma ucr aniana de E ur opa por J oschka F ischer
2. R efundaciones por J or ge E dwar ds
3. G aza: los hechos sobr e el ter r eno por Noam C homsky
4. Despicar a los buitr es por J oseph E . Stiglitz
5. I zquier das por Simón Pachano
6. B r asil, entr e el pasado y el futur o por E mir Sader
7. E l secr eto de la victor ia de A écio Neves por J uan A r ias
8. L as esclusas financier as de C hina por J osé A ntonio Ocampo y K evin P. G allagher
9. L a fiesta de las ver dades por Ser gio R amír ez
10. A puntes par a una teor ía de las conspir aciones por Umber to E co
11. E l E stado I slámico como planta invasor a por T homas L . F r iedman
12. A pr opósito de C uba por A r lene B . T ickner
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1. EL ALMA UCRANIANA DE EUROPA POR JOSCHKA FISCHER
Este noviembre se celebra el primer aniversario del levantamiento del Euromaidán en Kiev.
Grandes segmentos de la población de Ucrania -y, en especial, la gente joven- se levantaron en
oposición al rechazo por parte del entonces presidente ucraniano Viktor Yanukovych a firmar
el acuerdo de asociación del país con la Unión Europea (finalizado después de muchos años de
negociaciones), en favor de sumarse a una unión aduanera con Rusia. Esto habría implicado
un giro hacia el este para Ucrania, en el que el acceso a la Unión Euroasiática del presidente
ruso Vladimir Putin habría descartado cualquier posibilidad de alguna vez formar parte de la
UE.
En vista de la crisis actual de Ucrania, es importante tener en mente este punto de partida -la
primera revolución pro-europea en el siglo XXI, generada por la oposición a la influencia rusa
y a la corrupción e ineficiencia post-soviética.
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Sucedieron muchas cosas desde entonces: Rusia lanzó una guerra no declarada, ocupando
primero y anexando después a Crimea. En el este de Ucrania, el Kremlin siguió adelante con
la guerra -que, en términos militares, parece imposible de ganar para las autoridades de Kieven la región de Donbas.
El objetivo de Rusia no es ocupar Ucrania militarmente, sino impedir la estabilización política
y económica -una estrategia que podría incluir la secesión de facto de partes significativas del
este de Ucrania-. Es más, Putin utilizará todas las herramientas a su disposición -inclusive, por
supuesto, los suministros de energía- para presionar y extorsionar a Ucrania este invierno.
Los europeos deberían prepararse para lo que se viene. Putin cree que el tiempo está de su
lado; está convencido de que él todavía estará en el cargo cuando todos sus pares occidentales
-Obama, Cameron, Hollande y Merkel- ya hayan desaparecido hace rato de la escena política.
En términos militares, Ucrania nunca tuvo ni la más remota chance contra el ejército ruso y
nunca la tendrá. Pero el destino del país se decidirá no sólo en el campo de batalla, sino
también en el terreno económico, legal, administrativo y político. El interrogante fundamental
es si Ucrania, bajo la enorme presión de la agresión militar por parte de un vecino mucho más
grande y más fuerte, puede volverse exitosamente más europea. Para decirlo sin rodeos: o el
país logra emular el giro exitoso de Polonia hacia Europa o una vez más caerá la bajo la
influencia de larga data rusa.
Para Europa, el destino de Ucrania es una cuestión estratégica vital, porque su independencia
ha sido la piedra angular del orden europeo post-guerra fría y su marco para la paz. La
subyugación de Ucrania ante Rusia por medio de la fuerza militar acabaría con ese orden y sus
principios subyacentes: la no violencia, la inviolabilidad de las fronteras y la
autodeterminación popular, y no las esferas de influencia.
Esto conllevaría enormes consecuencias para la seguridad no sólo de Europa del este, sino
también del continente en su totalidad. Una vez más, una Rusia revanchista -más allá de
Kaliningrado y los estados bálticos- tendría una larga frontera en común con la UE, y buscaría
un papel diferente y considerablemente más firme: el de una gran potencia europea
restablecida. Para Europa, éste sería un cambio fundamental para peor. La cooperación sería
remplazada por la confrontación, la confianza por la desconfianza y el control de armamentos
por el rearme.
Si se puede responsabilizar a la UE y a sus miembros (con excepción de Polonia y los estados
bálticos), no es porque negociaron un acuerdo de libre comercio con Ucrania, sino porque
ignoraron la importancia de Ucrania para el orden europeo post-guerra fría, lo que quedó
reflejado en un apoyo insuficiente a la modernización del país.
Los políticos occidentales deberían haber reconocido que la Revolución Naranja de Ucrania en
2004, motivada por el intento de Yanukovych de robar la elección presidencial ese año, fue
una advertencia y una oportunidad a la vez, porque los mismos objetivos y principios por los
que se lucha hoy estaban en juego en aquel momento. Al final, la Revolución Naranja fracasó,
porque el nuevo liderazgo no tuvo ni la capacidad ni el incentivo para implementar reformas
económicas y domésticas de amplio alcance, en parte debido a la falta de interés de Occidente.
A medida que se acerca el invierno, la revolución del Euromaidán una vez más alcanzó este
punto, y el desafío hoy es el mismo que hace una década. ¿Occidente ofrecerá la ayuda
generosa y activa que Ucrania necesita para volverse más europea internamente y alejarse de
la corrupción y el régimen oligárquico de su economía y sociedad post-soviética?
Ucrania sigue siendo un país potencialmente rico, y hoy está más cerca de Europa -y
viceversa- que en cualquier otro momento de su pasado reciente. Si Ucrania lograra romper
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con sus grilletes post-soviéticos, su pertenencia a la UE sería ineludible. Es más, Occidente
finalmente parece entender lo que está en juego en Ucrania, concretamente el futuro del orden
europeo y su marco para la paz.
El éxito de la revolución de Euromaidán dependerá, esencialmente, del pueblo ucraniano y de
su capacidad para liberarse de las estructuras y fuerzas del pasado, y del respaldo, la
generosidad y la resiliencia de Occidente. En el Fausto de Goethe, Mefistófeles se describe a
sí mismo como “parte de ese poder que hace el bien aunque siempre sueña con hacer el mal”.
Al fin y al cabo, lo mismo podría ser válido para Putin.
Fuente: Project syndicate, 1.10.14 por Joschka Fischer fue Ministro del Exterior de Alemania
de 1998-2005,
2. REFUNDACIONES POR JORGE EDWARDS
Las refundaciones, la idea de volver a comenzar, de hacer borrón y cuenta nueva, son viejas
obsesiones latinoamericanas. Forman parte de la historia de nuestra región. Y se dice por ahí
que conviene conocer la historia para no estar obligado a repetirla. Pero no sé si la conocemos,
y sospecho, sobre todo, que no la entendemos. La conquista española fue una refundación, un
comienzo nuevo; la independencia, otra; las revoluciones sociales de las últimas décadas, otra
más. Todo comenzó de nuevo con Juan Domingo Perón, con Getulio Vargas, con Fidel Castro,
con Hugo Chávez y algunos otros. La idea más interesante de ahora, la más vigente de hoy,
aunque muchos de ustedes no lo crean, es la idea exactamente contraria: indagar en el pasado,
con serenidad, con visión madura, y tratar de aprovechar y de continuar en lo bueno que tuvo.
Cambiar, en otras palabras, pero para progresar, no para retroceder. Yo no sé, por ejemplo, si
nuestra pregonada reforma educacional, completa, ambiciosa, intransigente, va a producir
adelantos tangibles o problemas no bien calculados, callejones sin salida. Las autoridades, que
nos miran desde las páginas de los diarios con expresiones de angustia, quieren que los
trámites legales se cumplan con la mayor rapidez posible. ¿Para qué, me pregunto, para hundir
la cabeza pronto adentro de la tierra, para descansar de la batalla cotidiana?
Los planes son enormes, pero las realidades tangibles son altamente precarias. Como ocurre
casi siempre, puesto, que la historia, casi siempre, o siempre, se burla de las teorías. Miro por
todos lados y me cuesta mucho divisar en el paisaje actual a verdaderos estudiantes y
verdaderos profesores. Existen, pero los medios prefieren mostrar a unos encapuchados que
lanzan piedras y bombas incendiarias. En mis tiempos de estudiante en la Escuela de Derecho
de la calle Pío Nono y en el Pedagógico de Macul había menos participación, más privilegio,
quizás, alguna forma de elitismo, pero uno encontraba a cada rato a jóvenes de orígenes
diversos, de la capital y de provincias, pobres y ricos, que estudiaban con pasión singular,
quemándose las pestañas, amando el conocimiento, y a maestros de vocación pedagógica
profunda, que a veces llegaban de los bares del centro de la ciudad, con los bolsillos de los
abrigos atiborrados de papeles, con caras trasnochadas, y que después, instalados en sus
tarimas, hacían clases inolvidables de derecho constitucional, de historia de las ideas políticas,
de medicina legal, de política económica. El sistema se abrió en décadas recientes, se hizo
mucho más participativo, y tuvo errores, excesos, abusos. ¿Significa esto que había que
suprimirlo todo, tirar el agua sucia de la bañera con el niño incluido?
Estuve siempre ligado en forma íntima, apasionada, a mundos universitarios diferentes. Fui
profesor invitado en Chicago, en Washington, en Madrid y en Barcelona. Ahora converso con
profesores experimentados que trabajan entre nosotros y me confiesan que asisten a sus aulas
con miedo, que se encuentran con batallas campales entre encapuchados y fuerzas de orden,
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que las antiguas y nobles tarimas están invadidas por las emanaciones de los gases
lacrimógenos. Es decir, salimos de una Edad de Piedra que tenía aspectos amables, benignos,
muchas veces interesantes, y entramos en la edad de las pedradas, de las bombas, de los
incendios. ¿Alguien en su sano juicio puede pensar que esto constituye un progreso? Haremos
todas las reformas educacionales que se nos ocurran, pero mientras no cambiemos la mente de
los estudiantes, mientras no aparezcan maestros dotados de la vocación y la pasión de los
auténticos maestros, no conseguiremos nada.
Voy a repetir un ejemplo más bien simple y de fuerza persuasiva indudable. En el otoño del
año 2008 hice un curso de literatura latinoamericana en la Universidad de Chicago. Llegaba a
mi clase a las dos de la tarde en punto y todos mis estudiantes, norteamericanos, peruanos,
chilenos, chinos, estaban sentados alrededor de una gran mesa con sus libros y sus papeles al
frente. Cuando preguntaba por las lecturas que había recomendado, casi todos habían leído
más: el libro en cuestión, las críticas que habían conseguido encontrar, algún libro relacionado.
Regresé a Chile y el entonces rector de una universidad conocida me pidió que hiciera un
curso en diez lecciones sobre el Quijote. Entraba a mi clase a la hora en punto y sólo
encontraba al rector, que había decidido seguirla. Dos o tres minutos más tarde, los alumnos
empezaban a llegar con caras de cansados, de aburridos, comiéndose un plátano, arrastrando
bolsones y correas desarmadas. Era un desfile que duraba alrededor de diez o quince minutos
y que yo observaba con asombro y con bastante tristeza. No tristeza por mí, desde luego:
tristeza por ellos. Les preguntaba si habían leído los dos o tres capítulos que les había
encargado —de Miguel de Cervantes, de Américo Castro, de Vladimir Nabokov—, y muchos
contestaban que “no habían tenido tiempo”. Habían tenido que confeccionar bombas molotov,
a fin de protestar “contra el sistema”, o distribuir cáscaras de plátanos. No es que vinieran de
familias marginales o necesariamente pobres, pero hacían ostentación de una pobreza de
espíritu francamente extraordinaria. Les hablé muchas veces del tema, sin la pretensión de
refundar nada, pero sí con la intención de meterles alguna inquietud, alguna curiosidad,
adentro de la cabeza. Me atrevo a pensar que conseguí, a pesar de las penosas apariencias,
algunos resultados.
Fuente: La Segunda, 3.10.14 por Jorge Edwards, escritor chileno
3. GAZA: LOS HECHOS SOBRE EL TERRENO POR NOAM CHOMSKY
Ayer, entre las ruinas humeantes de un edificio en la franja de Gaza, un joven palestino
practica parkour.
El 26 de agosto, Israel y la Autoridad Palestina aceptaron un acuerdo de cese del fuego luego
del asalto isarelí de 50 días a Gaza que dejó 2 mil 100 palestinos muertos y vastos parajes de
destrucción. El acuerdo pone fin a la acción militar de Israel y Hamas y afloja ligeramente el
sitio israelí que ha estrangulado a Gaza durante muchos años.
Sin embargo, es apenas el más reciente en la serie de acuerdos similares alcanzados después
de cada una de las intensificaciones periódicas del interminable asalto militar israelí sobre
Gaza.
Desde noviembre de 2005, los términos de estos acuerdos siguen siendo iguales. La pauta
regular es que Israel desprecia cualquier acuerdo en vigor, mientras Hamas lo cumple –como
Israel ha aceptado–, hasta que un fuerte aumento en la violencia israelí provoca una respuesta
de Hamas, seguida por una brutalidad aún más feroz.
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Estas crestas son llamadas “cortar el césped” en la jerga israelí. La más reciente fue descrita
con más precisión como “remover el suelo superficial” por un alto oficial miltar
estadunidense, citado por la sucursal estadunidense de Al Jazeera.
El primero de la serie fue el Acuerdo de Movimiento y Acceso entre Israel y la Autoridad
Palestina, de noviembre de 2005. Estipulaba un cruce entre Gaza y Egipto en Rafah para la
exportación de bienes y el tránsito de personas, cruces entre Israel y Gaza para artículos y
personas, reducción de obstáculos al movimiento dentro de Cisjordania, convoyes de
autobuses y camiones entre Cisjordania y Gaza y construcción de un puerto en Gaza, y la
reapertura del aeropuerto de Gaza, que bombardeos israelíes habían demolido.
Ese acuerdo fue alcanzado poco después de que Israel retiró sus colonos y fuerzas militares de
Gaza, acción conocida como “desvinculación”. El motivo fue explicado por Dov Weisglass,
confidente del entonces primer ministro Ariel Sharon, quien estuvo a cargo de negociarlo y
ejecutarlo.
“La significancia de una desvinculación es congelar el proceso de paz”, declaró Weisglass al
diario Haaretz. “Y cuando se congela el proceso, se previene la instauración de un Estado
palestino y se evita hablar de los refugiados, de las fronteras y de Jerusalén. En los hechos,
todo ese paquete llamado Estado palestino, con todo lo que implica, ha sido retirado de nuestra
agenda por tiempo indefinido. Y todo esto, con autoridad y permiso. Todo con la bendición
presidencial de (Estados Unidos) y la ratificación de las dos cámaras del Congreso.
“La desvinculación es en realidad formaldehído”, añadió Weisglass. “Proporciona la cantidad
de formaldehído necesaria para que no exista un proceso político con los palestinos.”
Esa tónica ha continuado hasta el presente: desde la operación Plomo endurecido en 2008-09
pasando por Pilar de defensa en 2012 hasta Borde protector este verano, el ejercicio de corte
de césped más extremo... hasta ahora.
Durante más de 20 años Israel se ha dedicado a separar Gaza de Cisjordania, en violación de
los Acuerdos de Oslo, que firmó en 1993, los cuales declaran que Gaza y Cisjordania
constituyen una unidad territorial inseparable.
Una ojeada al mapa explica el razonamiento. Separada de Gaza, cualquier enclave en
Cisjordania dejado a los palestinos carece de acceso al mundo exterior. Son contenidos por
dos potencias hostiles, Israel y Jordania, ambos aliados cercanos de Estados Unidos. Y, pese a
ilusiones en contrario, Estados Unidos está muy lejos de ser un “negociador honesto” y
neutral.
Además, Israel ha estado ocupando sistemáticamente el valle del Jordán, expulsando a los
palestinos, fundando colonias, hundiendo pozos y procurando de otras formas que la región –
alrededor de un tercio de Cisjordania, gran parte tierra cultivable– acabará integrada a Israel
junto con las demás regiones arrebatadas.
Los demás cantones palestinos quedarán totalmente aprisionados. La unificación con Gaza
interferiría con todos estos planes, que se remontan a los primeros días de la ocupación y han
tenido apoyo firme de los principales bloques políticos israelíes.
Puede que Israel sienta que su apropiación de territorio palestino en Cisjordania ha marchado
sin contratiempos hasta ahora, así que hay poco que temer de alguna forma limitada de
autonomía para los enclaves que les queden a los palestinos.
También hay cierta verdad en la observación del primer ministro Benjamin Netanyahu:
“Muchos elementos en la región entienden hoy día que, en la lucha en la que están
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amenazados, Israel no es un enemigo, sino un socio”. Es de suponerse que aludía a Arabia
Saudita y Emiratos Árabes Unidos.
Sin embargo, el destacado corresponsal diplomatico israelí Akiva Eldar añade que “todos esos
‘elementos en la región’ también entienden que no hay acción diplomática valerosa e integral
en el horizonte sin un acuerdo sobre la instauracion de un Estado palestino con base en las
fronteras de 1967 y una solución justa y negociada al problema de los refugiados”.
Eso no está en la agenda israelí, advierte, y de hecho entra en conflicto con el programa
electoral de 1999 de la gobernante coalición Likud, que nunca se ha rescindido y que “rechaza
de plano la instauración de un Estado palestino al oeste del río Jordán”.
Algunos comentaristas israelíes enterados, sobre todo el columnista Danny Rubinstein, creen
que Israel está decidido a dar marcha atrás y relajar su estrangulamiento de Gaza.
Veremos.
El registro de estos años pasados sugiere otra cosa, y los primeros signos no son auspiciosos.
Al terminar la operación Borde protector, Israel anunció su mayor apoderamiento de tierra en
Cisjordania en 30 años, casi 500 hectáreas.
Con frecuencia se dice en todos lados que si el acuerdo de dos estados está muerto por efecto
de la apropiación de tierras palestinas por Israel, el resultado será un Estado palestino al oeste
del Jordán.
Algunos palestinos reciben bien este resultado, previendo que pueden embarcarse en una lucha
por la igualdad de derechos modelada en la lucha antiapartheid en Sudáfrica. Muchos
comentaristas israelíes advierten que el resultante “problema demográfico” de más
nacimientos árabes que judíos y una disminución de la inmigración judía socavaría su
esperanza de un “Estado democrático judío”.
La alternativa realista a un acuerdo de dos estados es que Israel continúe con los planes que ha
estado aplicando durante años: apoderarse de cuanto considere de valor en Cisjordania,
evitando concentraciones de población palestina y retirando a los palestinos de las zonas que
absorba. Con eso evitara el temido “problema demográfico”.
Las zonas ocupadas comprenden una Gran Jerusalén muy extendida, la zona del ilegal muro
de separación, los corredores que cortan las regiones al este y probablemente el valle del
Jordán.
Gaza continuara bajo el duro sitio de siempre, separada de Cisjordania. Y los Altos del Golan
de Siria –al igual que Jerusalén, anexados en violación de las órdenes del Consejo de
Seguridad– se volverán con sigilo parte del Gran Israel. Entre tanto, los palestinos de
Cisjordania serán contenidos en cantones inviables, con acomodo especial para las élites en el
acostumbrado estilo neocolonial
Durante un siglo, la colonización sionista de Palestina ha avanzando primordialmente sobre el
principio pragmático de la silenciosa consumación de hechos en el terreno que el mundo a la
larga ha llegado a aceptar. Ha sido una política sumamente exitosa. Hay todos los motivos
para prever que persistirá mientras Estados Unidos aporté el apoyo militar, económico,
diplomático e ideológico necesario.
Para quienes les interesan los derechos de los palestinos sometidos a la brutalidad, no puede
haber una prioridad más alta que trabajar por cambiar las políticas estadunidenses, lo que de
ningún modo es un sueño guajiro.
La Jornada, 4.10.14, por Noam Chomsky, lingüista, filósofo y activista estadounidense
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4. DESPICAR A LOS BUITRES POR JOSEPH E. STIGLITZ
De lo contrario, el dictamen del juez federal estadounidense Thomas P. Griesa, que ordena que
Argentina pague a los buitres en su totalidad dará rienda suelta a comportamientos
oportunistas que sabotearán las reestructuraciones futuras.
La Asociación Internacional del Mercado de Capitales (ICMA) recomendó nuevas cláusulas
para los bonos de deuda pública. Aunque la propuesta de la ICMA deja sin resolver los cientos
de miles de millones de bonos suscritos bajo las antiguas condiciones, el nuevo marco dice
que la interpretación de Griesa estuvo equivocada y reconoce que mantener firme dicho
dictamen haría que sea imposible llevar a cabo reestructuraciones.
Las cláusulas contractuales propuestas por la ICMA clarifican la cláusula pari passu que
estaba en el corazón del confuso dictamen de Griesa. La intención de la cláusula —un
componente estándar de los contratos de bonos soberanos— fue siempre asegurar que el país
emisor trate a los tenedores de bonos de forma idéntica. Pero siempre se ha reconocido que los
acreedores séniores —por ejemplo, el FMI— reciben un trato diferente.
Griesa no pareció captar el entendimiento común de la cláusula. Después de que Argentina
entrara en moratoria de su deuda soberana en 2001, los fondos buitres compraron bonos en
moratoria en el mercado secundario a una fracción de su valor nominal, y luego demandaron
el pago completo de los mismos. Según la interpretación de pari passu de Griesa, si Argentina
pagó los intereses que adeudaba a los acreedores que aceptaron la reestructuración, tenía que
pagar a los buitres en forma completa.
El negocio de los buitres se hizo posible, en parte, por el litigio sobre la llamada defensa
Champerty —esta doctrina prohíbe la compra de una deuda con la intención de presentar una
demanda—. Argentina es la víctima más reciente en la larga batalla legal de los buitres por
cambiar las reglas del juego con el fin de poder aprovecharse de los países pobres que tratan
de reestructurar sus deudas.
En 1999, en Elliot Associates, LP v. Banco de la Nación y la República of Perú, el Segundo
Tribunal del Circuito de Apelaciones determinó que la intención del demandante al comprar la
deuda con descuento fue recibir la totalidad del pago o en caso contrario demandar. Entonces,
el tribunal dictaminó que la intención de Elliot, porque era contingente, no cumplía con el
requisito Champerty.
Aunque algunos otros tribunales aceptaron la estrecha lectura de la defensa Champerty por
parte del Segundo Circuito, los buitres no estuvieron satisfechos y se fueron a la legislatura del
estado de Nueva York, misma que en 2004 eliminó la defensa Champerty con relación a
cualquier compra de deuda superior a $500.000. La decisión es contradictoria a las formas de
entendimiento de acuerdo con las cuales ya se habían emitido cientos de miles de millones de
dólares de deuda.
Los inversores que adquieren deuda soberana en mora con grandes descuentos no deberían
esperar un repago en su totalidad; el descuento es una indicación de que el mercado no espera
eso, y es sólo a través de litigios que uno podría esperar recibir cualquier suma que se acerque
a dicho repago.
Un cambio importante en el marco jurídico, como lo es la eliminación de la defensa
Champerty, es un cambio de facto en los “derechos de propiedad”, un cambio en el que los
deudores pierden, y los acreedores —es decir, los buitres— quienes compran los bonos con la
intención de demandar si no se les paga lo que quieren, ganan. Por lo tanto, los buitres se
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enriquecieron injustamente, y esto ocurre por partida doble con la novela y la interpretación
injustificada de la cláusula pari passu
¿Serán las denominadas cláusulas de acción colectiva (CAC) las que salven la situación? En
muchos países las CAC establecen que si, por ejemplo, dos tercios de los inversores aceptan la
propuesta de reestructuración de una empresa (o de un país), los otros inversores están
obligados a estar de acuerdo. Este mecanismo evita retenciones especulativas que se resistan al
proceso de reestructuración y exijan un rescate. Sin embargo, no hay cláusulas CAC para
deudas soberanas suscritas en muchas jurisdicciones, lo que hace que se deje el campo abierto
para los buitres.
Es más, las cláusulas CAC no son la panacea. Si lo fuesen, no hubiese la necesidad de leyes
nacionales de quiebra, que expliquen en detalle los temas relativos, por ejemplo, a la prioridad
y el trato justo. Sin embargo, ningún gobierno ha determinado que las cláusulas CAC sean
adecuadas para resolver reestructuraciones internas. Así que, ¿por qué deberíamos pensar que
ellas bastarían en el mundo mucho más complejo de las reestructuraciones de las deudas
soberanas?
En particular, las CAC sufren del problema de la “agregación”. Si una CAC requiere, por
decir, del 75% de los tenedores de cada clase de bonos, los buitres podrían comprar el 26% de
una sola clase de bonos y bloquear todo el proceso de reestructuración. La reciente
reestructuración de la deuda griega tuvo que enfrentarse a este problema.
El nuevo marco de la ICMA parece proporcionar una salida: la mayoría calificada se define
por la aceptación del monto de capital total agregado de los títulos de deuda en circulación de
todas las series afectadas. Las decisiones de la mayoría calificada serían vinculantes para todos
los demás inversores.
Sin embargo, esto también plantea un problema: los acreedores más recientes, llamados
también acreedores júnior, podrían votar a favor de ser tratados de manera igualitaria cual si
fuesen acreedores más antiguos o sénior. ¿Qué recursos tendrían los acreedores más antiguos
en dicho caso? En el tribunal de quiebra tendrían motivos para oponerse, y el juez tendría que
ponderar los valores en su tenencia.
Estos asuntos son especialmente importantes en el contexto de reestructuraciones de deuda
soberana, ya que quienes reclaman derechos sobre los recursos de un país incluyen no sólo a
los acreedores formales; otros también —por ejemplo los pensionistas— podrían llegar a no
ser pagados si los tenedores de bonos son pagados en su totalidad. El capítulo 9 del Código de
Quiebras de Estados Unidos (que se aplica a las entidades públicas) reconoce estos derechos
—a diferencia de Griesa y los buitres.
Hoy, la comunidad internacional se enfrenta a dos retos. Uno de ellos es hacer frente a los
cientos de miles de millones de dólares de deuda suscrita bajo las antiguas cláusulas, dicha
deuda que no puede ser reestructurada según el dictamen de Griesa. El segundo es decidir
sobre las cláusulas que deberían imponerse en el futuro.
La comunidad inversora realizó una propuesta seria. Sin embargo, los cambios de esta
magnitud deben estar basados en las discusiones entre los acreedores y los gobiernos deudores
—y se necesita más que simplemente ajustar a las cláusulas de los acuerdos—.
Una iniciativa en las Naciones Unidas para fomentar el establecimiento de MRDS está
recibiendo el apoyo de prominentes economistas tanto del ámbito académico como del de la
práctica profesional. Los esfuerzos a nivel mundial son buenos primeros pasos para remediar
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el daño a los mercados financieros internacionales que los tribunales estadounidenses han
infligido. En aras de una economía mundial sana, los buitres deben ser disciplinados.
Fuente: El Espectador, 5.10.14 por Joseph E. Stiglitz
5. IZQUIERDAS POR SIMÓN PACHANO
Parecía una buena noticia. No podía ser de otra manera si se anunciaba que las izquierdas
latinoamericanas se juntarían para reflexionar sobre su realidad actual. Lo bueno de la noticia
se sintetizaba en dos aspectos. El primero es que parecía que, por fin, la parte más reticente de
esa corriente se integraría a un debate y a una redefinición que comenzó hace más de
veinticinco años, cuando cayó el Muro. Ciertamente, varios grupos de izquierda en América
Latina ajustaron hace tiempo sus relojes a la nueva situación mundial, pero también es verdad
que otros eludieron sistemáticamente hacerlo. Varios de estos últimos formaban parte del
anunciado encuentro, incluyendo a los anfitriones (sobre cuyo izquierdismo hay dudas, sobre
su estancamiento solo certezas). Por ello, si en realidad iban a desarrollar una visión crítica, se
podían esperar importantes resultados en torno a su posición sobre derechos, libertades,
tolerancia, pluralismo, luchas populares y más temas que constituyen el desafío
contemporáneo.
El segundo aspecto que la convertía en buena noticia era que muchos de los participantes
forman parte de gobiernos latinoamericanos o por lo menos tienen estrecha relación con ellos.
Como refieren los que saben, quienes llegan a las alturas del poder no ven el mundo como lo
hacían cuando estaban en el pueblo llano. El pragmatismo y la razón de Estado tienden a
imponerse sobre la ideología. Pero, ya que las izquierdas provienen de las luchas populares y
basan sus acciones en fuertes convicciones, se puede suponer que la llegada al gobierno no
debería alterar sus principios. Por ello, era importante escuchar de su propia voz el balance
con respecto a estos principios que, cabe recordarlo, siempre aludieron a derechos y libertades.
El documento final acabó con todas esas expectativas. La repetición de consignas, las mismas
de cualquier foro de hace treinta o cuarenta años, dio cuenta de la vigencia del inmovilismo y
demostró la ausencia de reflexión. Si es que hubo debate, este no apareció en el comunicado,
ni en las declaraciones de los participantes, ni trascendió a los comunes (como gustan
llamarlos algunos de los participantes). Visto desde afuera, se puede suponer que se impuso el
sector conservador, aquel que reduce el ser revolucionario a la canción de los años setenta y a
la consigna que viene desde arriba (bastaría contar cuántas veces se repitió esa tontería de la
restauración conservadora para medir la ausencia de pensamiento).
Fue una ocasión perdida para unas izquierdas que no se atreven a abandonar el dogma
leninista-estalinista-guevarista del partido único, la dictadura del proletariado y el martirologio
como máxima expresión política. La visión contenida en el documento, encerrada en la lógica
blanco-negro, amigo-enemigo, buenos-malos, es la expresión de una izquierda que puede
aludir a la democracia, como lo hace en la declaración final, pero que no entiende que sus
componentes esenciales son el pluralismo, el respeto a la discrepancia, la aceptación de la
protesta y la tolerancia con propios y ajenos. Es una izquierda que acude a un santo para
sostener que “en una ciudadela asediada, toda disidencia es traición”.
Fuente: El Universo, 6.10.14 por Simón Pachano, sociólogo ecuatoriano
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6. BRASIL, ENTRE EL PASADO Y EL FUTURO
POR EMIR SADER
Por cuarta vez consecutiva, el PT tiene que concurrir a una segunda vuelta para ganar las
elecciones presidenciales en Brasil. Fue así con Lula en 2002 y 2006, con Dilma en 2010 y
vuelve a ocurrir ahora. En todas las veces el candidato del PT llegó como líder, pero no logró
obtener la mayoría absoluta en primera vuelta. Y en las cuatro veces los candidatos del PT se
enfrentan a representantes del PSDB, el partido de Fernando Henrique Cardoso, repitiendo la
contraposición entre los logros de esos dos mandatos en los años 1990 y los ya tres mandatos
del PT, desde 2003.
En esta misma campaña, en sus primeros meses, esa contraposición había ocupado el
escenario electoral, con Dilma obteniendo clara ventaja sobre Aécio Neves, a punto de que se
proyectaba su victoria en primera vuelta, cuando ocurrió el sospechoso accidente aéreo del 13
de agosto, que cambió la forma del enfrentamiento electoral. Marina Silva pasó a ocupar el
polo opositor en la campaña, con una plataforma no menos neoliberal, hasta que su desgaste
hizo que la derecha volviera a elegir a Neves como su candidato.
Lula dijo, antes de que saliera el resultado de la primera vuelta, que él prefiere una segunda
vuelta, porque el enfrentamiento entre dos propuestas queda más claro, se fortalece la
democracia, además de que el elegido lo hace con más apoyo. Siempre fue así desde 2002 y el
PT siempre se fortaleció en la segunda vuelta.
Esta vez las condiciones parecen más complejas. En contra de Marina, además del clima
emotivo del lanzamiento de su candidatura frente a una tragedia aérea, mientras se fortalecía
su propuesta de una “nueva política” que superara la dicotomía PT-PSDB, la polarización
disminuía las contradicciones, aun con un equipo y propuestas netamente neoliberales de parte
de la ex líder ecologista. En la recta final, Marina se debilitó, una parte de sus votos volvió a
Aécio Neves, invirtiéndose la situación entre ellos. La derecha claramente volvió a apostar por
Neves.
El resultado de la primera vuelta sorprende por la recuperación del candidato del PSDB, que
en las mismas encuestas se mantenía a una distancia más grande de Dilma. Su ofensiva final
tuvo resultados, porque no sólo él creció, también Dilma disminuyó sus votos, mientras
Marina mantuvo un caudal menor de sufragios, en tercer lugar,
La segunda vuelta, en tres semanas más, se presenta bastante más disputada de lo que se
preveía. Difícil, pero menos que la que se había presentado cuando Marina parecía una
candidata incontenible, con 10 puntos de ventaja sobre Dilma en la segunda vuelta, según las
encuestas.
La diferencia en primera vuelta de Dilma sobre Aécio quedó alrededor del 8 por ciento, algo
en torno de los 8 millones de votos, mientras que Marina, aun debilitándose, mantiene un 21
por ciento. Es cierto que los términos del enfrentamiento del PT con el PSDB son favorables a
Dilma, con la comparación del gobierno de Cardoso con los gobiernos de Lula y Dilma.
También suma en contra de Neves la sorprendente derrota que tuvo su candidato en su
provincia, Minas Gerais, donde él fue gobernador, perdiendo ante un candidato del PT en
primera vuelta.
La derecha cuenta con su candidato preferido, que puede valerse del monopolio de los medios
de comunicación absolutamente a su favor. Cuenta además con la reelección, en primera
vuelta, del gobernador de su partido en San Pablo, provincia de mayor peso electoral, donde el
candidato del PT llegó en tercer lugar por primera vez para el PT en San Pablo, la provincia
más grande del país y su núcleo más conservador, junto con la provincia de Paraná.
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La búsqueda de los votos de Marina va a ser importante. Por una parte están los sectores muy
cercanos al PSDB, expresados en la misma propuesta económica neoliberal. Por otro, sectores
próximos al PT y, especialmente Marina, que puede preferir mantener su tesis de la “tercera
vía” no apoyando a nadie, para preservarse para la candidatura en 2018.
Los brasileños se pronunciarán de aquí a tres semanas entre su pasado –el retorno a un
gobierno muy cercano al de Cardoso– o su futuro –la continuidad y profundización de los
gobiernos de Lula y Dilma—. La disputa está abierta.
Fuente: Página12, 6.10.14 por Emir Sader, sociólogo brasileño
7. EL SECRETO DE LA VICTORIA DE AÉCIO NEVES POR JUAN ARIAS
Aécio Neves no sólo ha sido la sorpresa final de este primer turno de las elecciones
presidenciales brasileñas, sino que su victoria, mayor de la que le daban todos los sondeos, se
debe a él personalmente. Se ha tratado casi de un fenómeno de psicología: su capacidad de
reacción frente a una derrota anunciada y de alguna forma ya aceptada hasta por su partido.
Neves se creció en vez de achicarse cuando el terremoto de Marina Silva le aplastó de tal
forma que incluso llegaron a aconsejarle desistir. Se remangó las mangas de la camisa y
anunció que sería el vencedor capaz de disputar a la presidenta candidata Dilma Rousseff una
segunda vuelta, que era todo lo que no deseaba su partido, el PT.
Su posición de tercero en la disputa por el que nadie apostaba ante la fuerza de la ecologista
Silva, le hizo reaccionar incluso en los debates, que acabó ganándolos.
No sé si conscientemente o no, a Neves le dio la victoria el hecho de haber aparecido en todas
sus manifestaciones exteriores, entrevistas y debates, como el más brasileño de todos los
candidatos. Lo reveló de modo meridiano en su despedida de un minuto y 40 segundos en el
último y más importante de los debates televisivos, el de la TV Globo, con 50 millones de
telespectadores.
A pesar de aparecer en aquel momento como perdedor en todos los sondeos, Aecio, al revés de
sus dos candidatas contrincantes, Rousseff y Silva, se dirigió a la audiencia con corazón
brasileño, rezumando confianza, es decir, sin dureza, sin agresividad, agradeciendo el cariño
recibido en sus peregrinaciones por el país, revelando su voluntad de seguir en la disputa y con
la certeza de la victoria. Se presentó como candidato de todos los brasileños, a los que ofreció
certezas y capacidad de Gobierno, así como la seguridad de que tenía la receta para levantar al
país de su actual frustración. Se emocionó y apeló a la esperanza enarbolando la bandera del
cambio que pedía la calle. Fue en aquella hora el único que acabó siendo aplaudido por la
platea presente.
El exsenador y exgobernador del segundo mayor Estado del país, Minas Gerais, reveló en sus
discusiones con la candidata que lideraba las votaciones, Rousseff, su capacidad dialéctica y
una forma firme pero al mismo tiempo brasileña, es decir no rabiosa, de enfrentar a sus
adversarias políticas.
Siempre se le criticó a Aécio, cuando estaba en la oposición, de no saber enfrentarse
frontalmente con el gobierno. Lo achacaban a ese espíritu minero más proclive al diálogo y a
los acuerdos que a la guerra.
Con aquel espíritu, y sin cargarse de armas bélicas, enfrentó una campaña que se había llevado
a cabo bajo el signo de los golpes bajos sin pararse a veces ni ante la mentira ni ante las
descalificaciones personales.
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Neves no cayó nunca en esa trampa y siguió firme en su esquema, convencido de que, a pesar
de haber sido casi sellada su derrota, él seguía creyendo con fe firme en dar la vuelta a la
tortilla.
Los votos reales, en contra de los que habían anunciado los sondeos hasta las encuestas a pie
de urna, lo colocan a seis puntos de Dilma, muy poco si se piensa en cómo estaba cuando
inició la aventura.
Rousseff, que ha conseguido menos votos que la primera vez que fue elegida, en 2010, deberá
enfrentarse a Neves, que aparece como sorpresa ganadora y que podría contar a su favor hasta
con el 60% de los votos de la perdedora Marina
Él, que había practicado el deporte del surf, lanzó el eslogan de que se había levantado en el
mar de la campaña la “ola de la razón”, contra la ola del sentimiento.
Su éxito ha consistido en que ha sabido, con tozudez, querer ganar. También ha contribuido su
campaña pro-positiva y de esperanza, las dos fibras del actual corazón brasileño: el del afecto
y la ausencia del miedo y el sentimiento de los que tras las protestas de junio del 2013, los
brasileños habían empezado a usar la razón para exigir un Brasil mejor, que es el que ha
prometido crear el prudente y al mismo tiempo tenaz candidato.
Fuente: El País, 7.10.14 por Juan Arias, periodista y escritor español
8. LAS ESCLUSAS FINANCIERAS DE CHINA POR JOSÉ ANTONIO OCAMPO Y KEVIN P. GALLAGHER
En momentos que la economía de China comienza a desacelerarse tras décadas de espectacular
crecimiento, su gobierno se verá cada vez más expuesto a los cantos de sirena de la
liberalización de las cuentas de capitales. Inicialmente esta opción podría parecer atractiva, en
particular si se considera el deseo del gobierno chino de internacionalizar el renminbi. Pero las
apariencias pueden resultar engañosas.
Un nuevo informe plantea que las autoridades chinas deberían ser escépticas acerca de la
liberalización de las cuentas de capitales. Recogiendo lecciones de experiencias recientes de
otros países emergentes, el informe concluye que China debería adoptar un enfoque cauteloso
y muy gradual si va a exponer su economía a los vaivenes de los flujos de capital globales.
El elemento en común que se puede ver en la historia reciente de las economías emergentes
(comenzando en América Latina y pasando por Asia del Este y Europa Central y del Este) es
que los flujos de capital son fuertemente procíclicos y constituyen la mayor causa específica
de inestabilidad financiera. Asociada con la liberalización, la inestabilidad financiera nacional
también afecta mucho el desempeño económico, así como la falta de control sobre los
intermediarios financieros no bancarios, problema que ahora China está comenzando a
enfrentar a medida que crece la contribución al aumento del crédito del sector bancario
“paralelo”.
La mayor parte de los estudios académicos apoyan el punto de vista de que la liberalización de
las cuentas de capitales se debe llevar a cabo con cuidado e ir acompañadas de normativas
financieras nacionales más sólidas. En el caso de los flujos de capital, esto significa mantener
las regulaciones de las cuentas de capitales como una herramienta esencial de la política
macroeconómica.
De hecho, en los años 90 China (y también India) mostraron al resto del mundo en desarrollo
la importancia de implementar gradualmente la liberalización. Muchos países sólo aprendieron
esta lección en plenitud tras las crisis financieras y económicas que comenzaron en Asía del
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Este en 1997, llegaron a Rusia en 1998 y acabaron afectando a la mayor parte del mundo
emergente. China evitó el contagio al mantener una estricta normativa de las cuentas de
capitales.
Incluso el Fondo Monetario Internacional adoptó un enfoque cauteloso a fines de 2012 y hoy
reconoce que la liberalización de las cuentas de capitales implica riesgos además de
beneficios, y que “se debe planificar bien, cuidando su oportunidad y secuenciación para que
sus beneficios superen sus costes”. Más aún, el Fondo ve ahora las normas para las cuentas de
capitales como parte del abanico más amplio de opciones macroprudenciales que los países
deberían tener a su disposición para prevenir la inestabilidad económica y financiera.
Puesto que la volatilidad de las cuentas de capitales es el elemento procíclico que más afecta a
las economías emergentes, la regulación debe ser el principal instrumento macroprudencial
para contrarrestarla, y estas normas deberían complementar, más que reemplazar, otras
medidas macroeconómicas contracíclicas. El FMI recomienda dar mayor prioridad a esas otras
políticas, mientras que nosotros hemos recomendado en el pasado usarlas en simultáneo con
las regulaciones de las cuentas de capitales.
No sólo los mercados emergentes deben prestar atención a los peligros de una liberalización
demasiado rápida. La experiencia de Japón ofrece valiosas lecciones sobre la importancia de
manejar con prudencia la liberalización de las cuentas de capitales para monedas con una
demanda internacional cada vez mayor. Por largo tiempo Japón permitió que solamente
intermediarios financieros estrictamente regulados manejaran los flujos de capitales, lo que en
la práctica inhibió el uso internacional de su moneda. Y cuando un tsunami de capital parecía
en camino de inundar la economía, a las autoridades no les tembló la mano para tomar
medidas de contención de los flujos entrantes.
En un sentido, Europa Occidental estuvo antes en la misma situación. Su liberalización de las
cuentas de capitales también fue un largo proceso que comenzó con la convertibilidad de
cuentas corrientes en 1958 y acabó con la convertibilidad de cuentas de capitales en 1990. Y
dos años más tarde enfrentó una crisis de su sistema de pagos que tuvo como consecuencia
una depreciación importante de las monedas de algunos de sus países.
No queremos sugerir con esto que no se deba llevar a cabo la internacionalización del
renminbi en el futuro próximo. Dada la importancia de China en la economía global, parece
inevitable que la denominación de una parte creciente del comercio y la inversión sea en su
moneda. Pero las autoridades de China deberían manejar el proceso gradualmente y
escogiendo canales específicos para hacerlo.
De hecho, probablemente China sea el ejemplo más exitoso en la historia de una
transformación económica gradual y pragmática. No debería abandonar el rumbo que tan bien
le ha funcionado ni dejarse tentar por las llamadas a emprender una política que ha hecho
zozobrar a tantas otras economías emergentes.
Fuente: Project syndicate, 8.10.14 por José Antonio Ocampo, ex sub Secretario General de
Naciones Unidas para Economía y Asuntos Sociales. Ex Ministro de Finanzas de Colombia.
Kevin P. Gallagher es co-director de la Iniciativa de Gobernanza de la Economía Global en la
Universidad de Boston
9. LA FIESTA DE LAS VERDADES POR SERGIO RAMÍREZ
He salido de Medellín tras vivir la entrega de los Premios de Periodismo Gabriel García
Márquez, padeciendo los estragos que siguen a los excesos de una fiesta incesante, entre ellos
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la nostalgia que se paga como una penitencia. Un homenaje al gran mago de feria que fue
Gabo a pocos meses de su muerte, durante el que se le recordó en todos los escenarios, desde
el concierto donde Tania Libertad cantó las canciones que a él más le gustaban, hasta la
actuación pública de Rubén Blades, donde entre virtuosos destellos de humor ilustró sus
afinidades con el novelista, cantando a capela esas narraciones suyas que, como Pedro Navaja,
son verdaderas novelas a ritmo de salsa. Pedro Navaja, que Gabo hubiera cambiado gustoso
por Cien años de soledad, según llegó a decir.
Una fiesta de conversaciones aleccionadoras para exaltar la profesión del periodismo, sus
valores éticos y sus transformaciones alucinantes en esta era digital de tantas sorpresas, y para
premiar a los mejores periodistas como una manera de recordar que entre la integridad moral y
el riesgo constante, sigue siendo el mejor oficio del mundo. Una fiesta de las verdades
contadas con rigor.
El Consejo Rector de la Fundación Iberoamericana de Nuevo Periodismo dividió esta vez su
premio mayor a la excelencia entre el colombiano Javier Darío Restrepo, maestro por décadas
en ejercer y explicar la ética, que según la frase ya sacramental del propio Gabo, sigue al
oficio como el zumbido al vuelo del moscardón; y la mexicana Marcela Turati, cronista
incansable e insobornable de los horrores de la violencia, el crimen organizado y el
narcotráfico, y del drama de los migrantes, fundadora del contingente juvenil de los
Periodistas de a Pie, que desafían riesgos y amenazas para cumplir con su oficio.
Escuchando los debates en una y otra mesa de discusión, de las tantas organizadas para hablar
de los desafíos del periodismo en Iberoamérica, lo primero que surge a la vista, y lo apunto en
mi libreta, es esa contradicción feroz entre la transformación centelleante de los medios
tecnológicos, y los temas de la realidad diaria a enfrentar: el reinado de los barones del
narcotráfico, periodistas decapitados por las mafias igual que ocurre con los rehenes del
califato islámico, migrantes asesinados en masa por Los Zetas cuando buscan la frontera
dorada de Estados Unidos, autobuses incendiados por las Maras con todos sus humildes
pasajeros adentro, selvas exterminadas y la ecología sacrificada en el altar de la ambición
desmedida de riqueza; y la represión oficial que busca siempre esconder la mano, y excusar las
trasgresiones envolviéndose en la retórica.
Sorprendente paradoja. El siglo XXI es incomparable en cuanto a atrocidades y desmanes,
como en la edad de las cavernas, y al mismo tiempo lo es en cuanto a la multiplicación de
posibilidades de la comunicación, la edad de las luces cibernéticas. Escucho decir al periodista
brasileño Rosental Alves que vivimos en un ecosistema mediático totalmente nuevo, como si
el antes, el de la tipografía, la televisión analógica y las ondas hertzianas, fuera el desierto de
Arizona; y el hoy, el de los teléfonos celulares, los blogspots, los podcasts, los videos que se
cuelgan al instante en las redes, y la pasmosa brevedad y celeridad del Twitter, la selva
tropical donde todo abunda. Y donde podemos perdernos.
El viejo maestro José Salgar, que lo fue de Gabo cuando sus tiempos de joven aprendiz en la
redacción de El Espectador, a sus 90 años veía el fenómeno de las transformaciones de la era
digital con entusiasmo, y recordaba cómo del uso de los dedos para escribir en el teclado se
había pasado al de los pulgares, toda una transformación de profundas consecuencias. Ahora
escribimos en los celulares, y nos informamos a través de los celulares, y con ellos
fotografiamos y filmamos mientras no envejezcan de vejez prematura y pasen al olvido.
Se concedieron premios en texto, imagen, cobertura e innovación, tres finalistas y un ganador
por categoría, y pudimos escuchar las exposiciones de todos ellos acerca de sus trabajos,
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sometidos a debate. Y hay uno que quiero destacar, “Los sucesos del 12F”, ganador de la rama
de cobertura, obra de un equipo que entonces era del diario Ultimas Noticias, encabezado por
César Batiz, en el que había reporteros, redactores, infógrafos, videógrafos, fotógrafos,
verificadores de datos y diseñadores.
El 12 de febrero de 2014, durante una marcha de protesta en Caracas, a la altura de la plaza de
la Candelaria, ocurrió una balacera que dejó muertos, entre los que se hallaban un militante
oficialista y un dirigente estudiantil. “A través de un trabajo de investigación audiovisual y de
una curaduría de fotos y videos ofrecidos por vecinos y testigos de los hechos, logramos
determinar que los asesinos eran policías y funcionarios de inteligencia de Nicolás Maduro”,
dice Batiz.
Como consecuencia de este reportaje, del que fueron parte activa los propios vecinos, que
cedieron al equipo de periodistas fotos y videos tomados por ellos mismos, y he aquí una
forma de nuevo periodismo, el gobierno tuvo que dejar de un lado sus falsas versiones que
inculpaban a los opositores, abrió juicio contra los policías secretos, y el jefe de inteligencia
fue destituido.
Pero es más. El propio periódico ya había cambiado para entonces de manos, y sus nuevos
dueños, alineados con el gobierno, quisieron impedir la publicación del reportaje. Frente al
intento de imposición se alzó toda la planta, empezando por los editores y redactores jefes, y la
censura fue impedida. Un último acto de rebeldía antes de que Últimas Noticias pasara al dócil
acomodo del silencio.
Como se ve, vivimos nuevos tiempos. Un teléfono celular en poder de un ciudadano común,
que puede tomar fotos y filmar, se convierte en una formidable arma de la verdad, y puede
derribar las mentiras oficiales. Y esto me convence de que periodistas hoy en día podemos ser
todos, como los de la plaza de la Candelaria.
Fuente: La Jornada, 10.10.14, por Sergio Ramírez, escritor nicaragüense
10. APUNTES PARA UNA TEORÍA DE LAS CONSPIRACIONES POR UMBERTO ECO
Massimo Polidoro, uno de los miembros más activos del Comité Italiano para la Investigación
de las Afirmaciones de la Pseudociencia (CICAP), publicó recientemente Revelaciones: el
libro de los secretos y las conspiraciones, el agregado más reciente de su vasta obra dedicada a
los cuentos chinos que circulan en los medios de comunicación y entre el público en general.
Con un título tan tentador, parecería que Polidoro esperaba atraer a los entusiastas de todo tipo
de secretos. Como observó John Chadwick, quien descifró el antiguo alfabeto griego micénico
llamado Lineal B: “La urgencia de descubrir secretos está arraigada profundamente en la
naturaleza humana; aun la mente menos curiosa se excita con la promesa de obtener
conocimientos ocultos para los demás”.
Por supuesto que hay una gran diferencia entre dilucidar una escritura secreta que fue
inteligible hace mucho tiempo y creer “secretos” como que los estadounidenses no llegaron a
la Luna, que los atentados del 11 de septiembre fueron tramados por el entonces presidente
George W. Bush o que “El Código da Vinci” en realidad no es una obra de ficción.
Pero es precisamente a los miembros de esta segunda corriente a quienes Polidoro dirige su
obra. Su amable estilo de redacción quizá haga que al principio los lectores tengan la
esperanza de que van a satisfacer todas sus curiosidades sobre las conspiraciones. Pero al final,
Polidoro afirma que las supuestas conspiraciones detrás del asesinato de John F. Kennedy, de
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la muerte de Adolf Hitler y del matrimonio de Jesús con María Magdalena no son más que
patrañas.
¿Por qué tienen tanto éxito los embustes? Porque pretenden ofrecer explicaciones de una
forma que atrae a quienes sienten que se les ha negado información importante. En su libro
más reciente, Polidoro menciona la obra de Karl Popper, filósofo de la ciencia que estudió la
teoría social de las conspiraciones: la idea de que muchas conspiraciones de hecho son
constructos sociales.
En La sociedad abierta y sus enemigos (1962), Popper señaló que, por supuesto, existen
algunas conspiraciones, pero también que “el sorprendente hecho que, a pesar de su
ocurrencia, desmiente la teoría de la conspiración es que pocas de estas conspiraciones tienen
éxito a fin de cuentas. Los conspiradores rara vez consuman su conspiración”.
Polidoro también señala la obra de Richard Hofstadter, historiador que examinó a los teóricos
de la conspiración a través de la lente de la psiquiatría. En un artículo publicado en 1964 en la
revista Harper’s Magazine, Hofstadter emplea el término “paranoico” para subrayar que el
conspiracionista “ve el sino de las conspiraciones en términos apocalípticos; trafica con el
nacimiento y la muerte de mundos enteros, de órdenes políticos completos, de sistemas
completos de valores humanos”. Y agrega: “Siempre está en las barricadas de la civilización.
Vive constantemente en momentos decisivos”.
Ahora bien, Hofstadter emplea el término “paranoico” no en el sentido clínico sino como
recurso retórico. La persona clínicamente paranoica piensa que los demás están conjurados
contra él en lo personal, mientras que el paranoico social piensa que los poderes ocultos están
persiguiendo a su clase, su nación o su religión. Yo sostendría que este último es más
peligroso, pues ve su calvario como algo compartido, quizá con millones de personas más.
Esto valida su paranoia y, para él, le explica eventos tanto históricos como actuales.
En teoría, la idea de que el mundo está lleno de teóricos de la conspiración no debería de
molestarnos. Por ejemplo, si determinado número de personas piensa que los estadounidenses
no llegaron a la Luna, eso simplemente es malo para ellas. Pero resulta que dicha
desinformación puede tener consecuencias que lleguen más allá.
En un estudio publicado el año pasado en el British Journal of Psychology, Daniel Jolley y
Karen Douglas encontraron que la exposición a las teorías de la conspiración reduce la
posibilidad de que esa persona participe en los procesos políticos, a diferencia de alguien que
cuenta con información que refuta las teorías de la conspiración.
En la práctica, si yo me topo con alguien que está convencido de que los asuntos mundiales
están manejados por los Illuminati, el grupo Bilderberger o alguna otra sociedad secreta, ¿qué
hago al respecto? Me doy por vencido. Y me preocupo. Toda teoría de la conspiración dirige
la psiquis pública hacia peligros imaginarios, con lo que la distrae de las verdaderas amenazas.
Como indicó alguna vez Noam Chomsky, quizás el mayor beneficiario de una descabellada
teoría de la conspiración sea la misma persona o institución que la teoría supuestamente trata
de atacar en primer lugar.
Pensemos, por ejemplo, que en 2003, la teoría de que Bush había maquinado el colapso de las
Torres Gemelas para justificar la invasión de Irak fue suficiente para impedir que un buen
número de personas se detuviera a pensar en las verdaderas razones de la guerra.
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Todo esto nos llevaría a pensar que fue el mismo Bush el que inició los rumores de su
supuesta implicación en los atentados de 2001. Pero nosotros no podríamos tener una mente
tan conspiratoria.
Fuente: El Espectador, 12.10.14 por UMBERTO ECO, novelista y semiólogo italiano
11. EL ESTADO ISLÁMICO COMO PLANTA INVASORA POR THOMAS L. FRIEDMAN
Un funcionario iraquí me contó esta historia hace poco tiempo. Cuando el Estado Islámico,
conocido anteriormente como Estado Islámico en Irak y Levante (EIIL), se apoderó de Mosul
hace unos meses, los combatientes yihadistas sunnitas, muchos de los cuales son extranjeros,
fueron de casa en casa. Las casas de los cristianos ellos las marcaron con la palabra
“Nassarah”, una palabra árabe arcaica que designa a los cristianos. Pero las casas de los chiitas
las marcaron con la palabra “Rafidha”, que significa “aquellos que rechazan”, y que se refiere
a que los chiitas rechazan la línea sunnita de autoridad respecto de la sucesión como califa, es
decir, el líder la comunidad musulmana, después de la muerte del profeta Mahoma.
Pero aquí viene lo interesante, me dijo el funcionario iraquí. El término “rafidha” para
referirse a los chiitas era prácticamente desconocido en Irak. Es un término más bien usado
por los fundamentalistas de la línea wahhabita, mayoritaria en Arabia Saudita. “Nosotros no
conocíamos esa palabra”, precisó. “No es un término iraquí”.
Quedé intrigado por esta historia pues pone de relieve el grado en que el Estado Islámico
funciona exactamente como una “especie invasora” en el mundo de las plantas y de los
animales. Este grupo no es nativo de los ecosistemas de Irak ni de Siria. Nunca antes había
crecido en esos parajes.
A veces me parece útil recurrir al mundo natural para iluminar tendencias en geopolítica y
globalización. Esta es una de esas veces. El sitio web del Jardín Botánico Nacional de Estados
Unidos señala que “las especies invasivas botánicas prosperan donde se rompe la continuidad
de un ecosistema natural y son abundantes en sitios perturbados, como zonas de construcción
y cortes de las carreteras (...). En algunas situaciones, estas especies exógenas causan
perturbaciones ecológicas muy graves. En los peores casos, las plantas invasoras (...) sofocan
sin piedad a la demás vida vegetal. Esto ejerce una presión extrema en la flora y la fauna
nativas y las especies amenazadas pueden sucumbir a esta presión. A fin de cuentas, las
plantas invasoras alteran el hábitat y reducen la biodiversidad”.
No puedo pensar en ninguna otra manera mejor de considerar al Estado Islámico. Se trata de
una coalición. Una parte consta de combatientes yihadistas sunnitas procedentes de todo el
mundo: Chechenia, Libia, Gran Bretaña, Francia, Australia y especialmente Arabia Saudita.
Estos se difundieron tanto y tan rápido, a pesar de la relativa pequeñez de su número, gracias a
que la perturbada sociedad de Irak y de Siria permitió que estos yihadistas extranjeros
establecieran alianzas con miembros de tribus iraquíes y sirias, así como con exoficiales
militares iraquíes, cuyos motivos de queja no son tanto religiosos sino por la forma en que
están gobernados Irak y Siria.
Hoy en día, el Estado Islámico –extranjeros y nacionales por igual– está ejerciendo presión en
todas las especies nativas de Irak y Siria, con el objetivo declarado de reducir la diversidad de
esas sociedades, otrora multiculturales, y convertirlas en sociedades monoculturales sunnitas,
sombrías, oscuras, yihadistas y fundamentalistas.
Es fácil ver cómo se ha propagado el Estado Islámico. Veamos la vida de un sunnita iraquí de
50 años de edad habitante de Mosul. Primero fue reclutado para combatir en la guerra contra
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Irán, que duró ocho años y terminó en 1988. Después tuvo que pelear en la primera guerra del
Golfo Pérsico, en 1991, después de que Sadam Husein invadiera Kuwait. Luego soportó años
de sanciones económicas impuestas por la Organización de Naciones Unidas, que acabaron
con la clase media iraquí. Luego tuvo que soportar los años de caos que siguieron a la invasión
estadounidense en el 2003. Esta concluyó con la instalación en Bagdad de un régimen
corrupto, brutal y sectario, aliado de los chiitas de Irán, y encabezado por Nouri Al Maliki, que
hizo todo lo posible por mantener pobres y sin poder a los sunnitas, la minoría que, en tiempos
de Sadam, hizo eso mismo con los chiitas. Este es el fracturado ecosistema político en el que
el Estado Islámico encontró tierra fértil.
¿Cómo se combate a una especie invasora? El Jardín Botánico Nacional recomienda usar
“herbicidas sistémicos con mucho cuidado” (lo que serían los ataques aéreos ordenados por el
presidente Barack Obama), al mismo tiempo que se trabaja constantemente para reforzar y
“preservar un hábitat saludable para las plantas nativas” (el intento de Obama de crear un
gobierno de unidad nacional en Bagdad formado por chiitas, sunnitas y kurdos).
Hablando en términos generales, sin embargo, a través de los años en Irak y Afganistán,
Estados Unidos ha gastado mucho en herbicidas (armas y entrenamiento) y ha dedicado muy
pocos esfuerzos a la mejor salvaguardia contra las especies invasoras (una administración no
corrupta y justa). Washington debería de estar presionando al gobierno de Bagdad, que está
rico en efectivo, para que se dedicara a ofrecer a los iraquíes que siguen bajo su control
electricidad las 24 horas, empleo, mejores escuelas, más seguridad personal y la sensación de
que no importa a qué corriente del islam pertenezcan, las cosas no están manipuladas en su
contra y que su voz y su voto cuentan. Así es como se refuerza un ecosistema contra las
especies invasoras.
“Fue la mala administración lo que hizo que los iraquíes consideraran establecer una relación
con el Estado Islámico, con la idea de que eso era menos perjudicial para sus intereses que su
propio gobierno dirigido por chiitas”, explica Sarah Chayes, miembro de número de la
Fundación Carnegie, exasesora del gobierno estadounidense en Afganistán y autora del libro
Thieves of State: Why Corruption Threatens Global Security, de próxima aparición. El
Ejército iraquí formado por Estados Unidos era visto por muchos sunnitas iraquíes como “el
brazo armado de la red de cleptocracia”. Ese Ejército “fue resecado por los hombres de Maliki,
por lo que se convirtió en un cascarón vacío que no pudo resistir la primera bala”.
Ahora, la meta del Estado Islámico es atraer a Estados Unidos, hacer que bombardee ciudades
sunnitas para que los sunnitas se alejen de los estadounidenses y se sientan atraídos por los
yihadistas puesto que, explica Chayes, “el Estado Islámico sabe que no puede sobrevivir sin el
apoyo de los sunnitas fuera de sus filas”.
Estados Unidos siempre ha sobrevalorado el entrenamiento militar y ha subestimado y forzado
lo que árabes y afganos más quieren: una administración pública decente y justa. Sin esto
último, no habrá manera de cultivar auténticos ciudadanos que estén dispuestos a luchar. Y sin
ellos, no habrá entrenamiento que valga.
Pregúntenle a cualquier general. O a cualquier jardinero.
Quedé intrigado por esta historia pues pone de relieve el grado en que el Estado Islámico
funciona exactamente como una “especie invasora” en el mundo de las plantas y de los
animales. Este grupo no es nativo de los ecosistemas de Irak ni de Siria. Nunca antes había
crecido en esos parajes.
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Fuente: El Universo, 14.10.14 por Thomas L. Friedman, periodista y escritor estadounidense,
tres veces ganador del Premio Pulitzer.
12. A PROPÓSITO DE CUBA
POR ARLENE B. TICKNER
Durante los últimos años, el clima político en Estados Unidos ha cambiado dramáticamente
respecto a Cuba.
Luego de estar congelado el debate sobre el tema, dada la importancia de la Florida en las
elecciones nacionales y el peso del lobby cubano-americano, se observa un consenso
emergente entre políticos, empresarios, intelectuales, medios, líderes cívicos y ciudadanos del
común sobre la necesidad de un cambio de estrategia hacia la isla.
Dos encuestas realizadas este año por el Atlantic Council y la Florida International University
confirman que una amplia mayoría de la población estadounidense favorece la normalización
de las relaciones con Cuba y el levantamiento de las restricciones sobre el comercio y los
viajes, al tiempo que considera que el embargo no ha funcionado.
En el caso de la ciudad de Miami, donde reside la mayoría de los cubano-americanos, los
niveles de apoyo son aún mayores que el promedio nacional. Esta transformación en la
posición de quienes antes constituían el principal inamovible se refleja en el caso del barón
mundial del azúcar y antiguo financiador del movimiento anticastrista, Alonso Fajul, quien
recientemente confesó al Washington Post que había hecho varias visitas a Cuba y que veía
allí opciones atractivas de inversión. En una carta reciente al presidente Barack Obama, 50
pesos pesados del mundo político y el sector privado, incluyendo a Fajul, piden que se acelere
el rapprochement bilateral.
Aunque muy significativo, no es del todo sorpresivo entonces el editorial publicado este fin de
semana por el New York Times, pidiendo el fin de la anacrónica política estadounidense.
Además de resaltar los cambios en las estrategias de Washington y La Habana que hacen
viable la reanudación de relaciones diplomáticas y el levantamiento del embargo, el diario
invita a considerar el costo económico de no hacerlo. En la práctica, el embargo es un bloqueo
contra Estados Unidos mismo, ya que impide que éste aproveche las oportunidades generadas
por la apertura cubana de la misma forma que lo están haciendo otros como la Unión Europea
o Brasil, que va reemplazando a Venezuela como socio inversionista en distintos proyectos de
infraestructura, como el megapuerto de Mariel.
Solamente dentro del contexto descrito puede descifrarse la invitación del presidente Juan
Manuel Santos, durante su reciente participación en la Asamblea General de la ONU en Nueva
York, a que Estados Unidos reformule el embargo y flexibilice su política hacia Cuba. El
pronunciamiento, realizado en el contexto de un foro sobre la inversión extranjera en
Colombia, fue atribuido por algunos al deseo de Santos de devolverles el favor a los hermanos
Castro por su papel en el proceso de paz con las Farc.
Sin embargo, hay otra lectura más convincente. Puede ser que Santos, un aliado incondicional
de Washington en América Latina, y por ello una de sus voces más escuchadas, esté buscando
reforzar el coro bipartidista y pluriideológico en el interior de Estados Unidos, y actuar como
facilitador externo para que un viraje en la política de Obama tenga mayor justificación ante
sus críticos republicanos. Con miras a la próxima Cumbre de las Américas, de abril de 2015 en
Panamá, en la que el continente entero (y el secretario general de la OEA) ha reclamado la
presencia de Cuba, y la asistencia (o no) del presidente estadounidense puede constituir un
punto de inflexión en la interacción con la isla, se trata de una jugada sugestiva.
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Fuente: El Espectador, 15.10.14 por Arlene B Tickner, doctora en filosofía por la Universidad
de Miami
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