Heraldo de Aragón l Jueves 9 de octubre de 2014 l 47 CULTURA &OCIO Lorenzo Almarza retrata con mirada moderna la sociedad de hace un siglo Una exposición en el Cuarto Espacio muestra parte de su legado fotográfico depositado en la Diputación de Huesca ZARAGOZA. Lorenzo Almarza fue un hombre adelantado a su tiempo. Ingeniero militar y empresario, repartió su tiempo libre entre la montaña, los viajes, la caza y la fotografía. A través de su objetivo retrató la sociedad del siglo XX de una forma casi documental, sin olvidar el valor artístico y estético de la imagen. Una selección de sus más de 3.000 obras originales en formato estereoscópico, que están depositadas en la Fototeca de la Diputación de Huesca, componen la exposición que se puede visitar en la sala Cuarto Espacio de la plaza de España de Zaragoza hasta el próximo 19 de octubre. ‘Lorenzo Almarza. La mirada moderna’ es el título de la muestra que abrió ayer por la tarde sus puertas y que acerca 51 instantáneas, realizadas entre 1911 y 1936, además de las cámaras con las que dio sus primeros pasos en este mundo. «Se aficionó a la fotografía en la época de José Ortiz Echagüe y se estrenó en el valle de Benasque», recuerda Fernando Lozano, nieto político de Almarza y comisario de la exposición. En sus instantáneas experimentó con puntos de vista inusuales, con la descontextualización del objeto e incluso con la abstracción: «Miraba al futuro y supo captar el movimiento en cada una de sus imágenes». Las tres nietas de Lorenzo Almarza –Carmen, Cristina y María Pilar– depositaron en 2005 su obra fotográfica en la Fototeca de la Diputación Provincial de Huesca. «Es una joya –dijo Lozano– que hay que conservar». Los fondos se guardan ordenados en armarios ignífugos con unas condiciones de temperatura y humedad adecuadas. La exposición, organizada por el SIPA (Centro de Iniciativas Turísticas), en colaboración con las Diputaciones de Zaragoza y de Huesca, se articula en torno a seis ámbitos temáticos diferenciados. El visitante se encuentra, nada más llegar, con tres imágenes en las que Almarza experimentó con el color. ‘La mirada geométrica’ incluye trabajos donde plasmó su experiencia y formación como ingeniero, y que recogen sorprendentes juegos de luces y formas. En el Cuarto Espacio se exhiben también fragmentos de la realidad, cercanos al fotorreportaje, que permiten disfrutar de momentos cotidianos, hoy perdidos. Los viajes, junto con los retratos, fueron una constante en su obra. Lorenzo Almarza (Ezcaray, 1887Zaragoza, 1975) formó parte de la primera junta directiva del SIPA y Fernando Lozano (a la derecha) y Miguel Caballú, ayer, en la exposición de fotografías de Lorenzo Almarza en Zaragoza. OLIVER DUCH ŢŢ Antón Castro Por amor a la montaña OLIVER DUCH Imágenes en 3D de época. Carmen de Miguel, coordinadora de la exposición y socia del SIPA, coloca una antigua cámara estereoscópica de 1913. Esta pieza se exhibe junto a una máquina Voigtländer, que data de 1912. También hay una Contax. Este instrumental fotográfico fue propiedad de Lorenzo Almarza y hoy lo conserva su familia. fue, además, autor de numerosas portadas de la revista ‘Aragón’, que se publica de forma ininterrumpida desde entonces dos veces al año. Miguel Caballú, presidente de este centro, que cuenta con 500 socios, destacó que «el SIPA era y es un árbol frondoso con muy buenas raíces, que ha unido a varias generaciones de gente estupenda desde su germen en 1908 y su consolidación oficial en 1925». Tal y como indicó, «nos gusta beber en nuestras propias fuentes que manan de la sociedad civil, de ahí que se haya programado, entre otras actividades previstas, esta exposición de Lorenzo Almarza». Fernando Lozano, que mantiene vivo el recuerdo de este polifacético personaje, subrayó además que «fundó Montañeros de Aragón y fue su primer presidente». Una pasión que quedó también inmortalizada en sus fotos. E. PÉREZ BERIAIN LORENZO ALMARZA (18871975) coincidió con José Ortiz Echagüe, uno de los grandes fotógrafos españoles, en la Academia de Ingenieros de Guadalajara en 1911. Se insiste en que de ese encuentro nació la vocación artística de Almarza, e incluso se dice que abrazó una estética pictorialista, lo cual no es muy exacto. Hecha alguna salvedad, como la foto ‘Campanario’, que tomó en Anciles y fue portada de la revista ‘Aragón’, está más próximo a Lucien Briet, a Ricardo Compairé, como se percibe con nitidez en ‘Pastor montañés’ (1915), e incluso a su amigo Juan Mora Insa, con el que compartiría horas en el SIPA y en diversas aventuras. Almarza fue un enamorado de las montañas y del Pirineo (decía que «son lo más bello de Aragón») y por extensión de la caza. Viajó mucho, por placer y por su condición de militar: la luna de miel, con su mujer Carmen Laguna de Rins, lo llevó por Italia, Francia y Suiza. Conocía bien África, y no tardaría en enamorarse de Jaca y el valle de Benasque. Todo arrancó de una invitación a conocer Gistaín en 1915 que le hizo a la pareja José Español, de Casa Sort de Anciles: fue una experiencia deslumbrante que tendría reflejo inmediato en sus fotos. Almarza lo captaba todo: la belleza del paisaje, a su propia esposa con los precipicios y la cordillera al fondo, y escenas de carácter popular, donde se mezclaba la antropología, la arquitectura, los tipos y costumbres, las procesiones o el baile. Ahí Almarza –que sería luego presidente de la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza entre 1932 y 1967– exhibía su inclinación al reportaje, su interés por la secuencia narrativa y su buen dominio del retrato de grupo. Le interesaba la gente, sus hábitos, su sencillez, la espontaneidad. No fue nunca un fotógrafo de puesta en escena: captaba lo que veía, aunque también experimentaba y documentaba sus excursiones con José Cereza, ‘Fades’, su cicerone en la alta montaña
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