nÚMERO 7 dic2008/ene2009 WWW.revistaprl.COM PRL $5.00 EE.UU. Primera Revista Latinoamericana de Libros José del Valle sobre la Enciclopedia del español en los EE.UU. Francisco Marcos Marín sobre El nacionalismo lingüístico, una ideología destructiva Ricardo Salvatore: el populismo rentista ataca de nuevo Francisco Colom: la asunción de lo español en México independiente Vania Markarian: la década larga de los sesenta Francesca Denegri: el Booker 2008 José Manuel Prieto: Decir casi lo mismo www. revistaprl.com PRL dic2008/ene2009 Contenido 3 Ricardo D. Salvatore La estatización de los fondos de jubilación privados en Argentina 7 José del Valle Enciclopedia del español en los Estados Unidos, de Humberto López Morales, coord.; Varieties of Spanish in the United States, de John Lipski 9 Francisco Marcos Marín El nacionalismo lingüístico. Una ideología destructiva, de Juan Carlos Moreno Cabrera 12 Francisco Colom González España en el debate público mexicano (1836-1867). Aportaciones para una historia de la nación, de Tomás Pérez Vejo 14 Vania Markarian A Turbulent Decade Remembered: Scenes from the Latin American Sixties, de Diana Sorensen; In from the Cold: Latin America’s New Encounter with the Cold War, de Gilbert M. Joseph y Daniela Spenser, eds. 18 Juan Marchena Fernández The Discovery of Mankind. Atlantic Encounters in the Age of Columbus, de David Abulafia 19 Julián Corvaglia Patria. Una española en la KGB, de Javier Juárez 22 Soledad Falabella In the Name of Love, de Aaron Ben-Ze’ev y Ruhama Goussinsky 24 Sergio Missana MindReal: How the Mind Creates its Own Virtual Reality, de Robert Ornstein y Ted Dewan 25 Francesca Denegri The White Tiger, de Aravind Adiga 27 José Manuel Prieto Decir casi lo mismo. Experiencias de traducción, de Umberto Eco 31 Pablo de Santis Comentario Autores Vania Markarian es autora de Idos y recién llegados: la izquierda uruguaya Francisco Colom González es investigador científico en el Instituto de Sergio Missana es autor de La máquina de pensar de Borges y El día de los en el exilio y las redes transnacionales de derechos humanos. Escribe desde Montevideo. Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en Madrid. muertos. Enseña en el programa de la Universidad de Stanford en Santiago de Chile. Julian Corvaglia es sociólogo. Escribe desde Buenos Aires. José Manuel Prieto ha traducido del ruso a Anna Ajmátova, Iosif Brods- Francesca Denegri escribe desde Delhi. ky y Vladimir Maikovksi. Su última novela es Rex. Soledad Falabella es directora de Eseo – Escritura para liderar. Escribe desde Santiago de Chile. Ricardo D. Salvatore es profesor de Historia de la Universidad Torcuato Di Tella en Buenos Aires. Es autor de Imágenes de un imperio. Estados Unidos y las formas de representación de América Latina. Juan Marchena Fernández enseña Historia de América en la Universi- Pablo de Santis es novelista. Escribe desde Buenos Aires. Sus últimas no- dad Pablo de Olavide, en Sevilla. Francisco Marcos Marín es autor de Los retos del español. Enseña en University of Texas en San Antonio. velas son El buscador de finales y El enigma de París. José del Valle enseña en el programa de Ph.D. en Literatura y Lenguas Hispana y Luso-Brasileña en el Graduate Center de City University of New York. Editor: Fernando Gubbins. Managing Editor: Arturo Conde. Asistentes de Edición: Ingrid Macías, Gina Díaz. Editor Gráfico: Augusto Nieves. Editores asociados: Carlos Aguirre, Luisa Angrisani. Practicante: Dahian Herrmann. Webmaster: Emil Díaz. Foto portada: Reuters. PRL - Primera Revista Latinoamericana de Libros. Diciembre 2008, Enero 2009, número 7. Una publicación bimestral de Mido Editores Inc. 476 Central Park West, Ste. 4A, New York, NY 10025. 1(212) 864 4280. [email protected] dic2008/ene2009 www. revistaprl.com PRL El populismo rentista ataca de nuevo Ricardo D. Salvatore reuters E l 21 de octubre último la presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, anunció la estatización de los fondos privados de pensión. Esta medida pondría fin al sistema de capitalización individual creado por ley en 1994 como mecanismo alternativo y opcional al de la jubilación estatal basado en el sistema de reparto. El proyecto de ley fue redactado por el matrimonio Kirchner (Cristina y Néstor) junto al secretario legal y técnico del gobierno Carlos Zanini en una reunión a puertas cerradas en la residencia de Olivos, sin consulta a ninguno de sus ministros, otros referentes del partido peronista ni mucho menos a los directores de las AFJP. El proyecto gubernamental proponía la fusión de los regímenes mixto y de reparto (mal llamados “privado” y “estatal”) en un único sistema estatal. Esto suponía el traspaso de los fondos depositados en las diez administradoras de fondos jubilatorios (AFJPs) a la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES). De esta manera, se pedía al Congreso que legitimara la expropiación de los ahorros provisionales de casi cuatro millones de argentinos. Solo unos pocos meses antes, entre junio y diciembre de 2007, el mismo gobierno había ofrecido a los afiliados la opción de pasarse al sistema estatal o quedarse en el sistema de capitalización. Es decir, además de constituir un avasallamiento de derechos constitucionales, el proyecto de estatización desconocía la elección ya realizada por millones de argentinos. La razón oficial de tal medida fue “proteger” los ahorros de los futuros jubilados del régimen de capitalización (invertidos en bonos y acciones) de la caída libre a que estaban sometidos como resultado de la crisis financiera internacional. Este era claramente un argumento liviano: intentar una reforma estructural para resolver un problema de coyuntura. También era un argumento falaz. Como resulta obvio, los bonos y acciones continuarían devaluándose aun después de que el Estado tomara posesión de ellos. Es más, al estatizar parte de su propia emisión de bonos, el Estado estaba ejerciendo una opción de no pagar o de re-financiar perpetuamente esta deuda. Quedaba claro que la parte de los fondos invertidos en títulos del Estado argentino era un capital que se evaporaría. Otra de las razones aludidas fue la baja rentabilidad del sistema de capitalización y la generación de jubilaciones que resultaban inferiores a la mínima. Trabajadora de AFJPs en protesta frente a la Casa Rosada. Con lo que –decía el gobierno– el Estado tenía que “subsidiar” al sistema de AFJP pagando compensaciones hasta cubrir la jubilación mínima. Nada de esto es cierto. La rentabilidad de los fondos de las AFJP fue bastante razonable (14 % anual) hasta que a partir de 2001 las presiones del propio gobierno hicieron que estas empresas invirtieran más del 50 % –límite impuesto por ley– hasta llegar a más del 70% de sus tenencias en bonos del gobierno. Luego del default de 2001 las AFJP debieran aceptar “voluntariamente” canjear (a partir de enero de 2005) estos bonos a un tercio de su valor nominal. Esto significó un fuerte golpe para los aportantes, un golpe propinado por el propio gobierno argentino en su intento de reducir su deuda. Así, la baja rentabilidad de los fondos de pensiones estuvo directamente asociada a las acciones del gobierno. Influyeron aquí tanto las acciones del gobierno de De la Rua con su política de mantener el tipo de cambio a costa de creciente endeudamiento externo –lo que forzó a una situación límite en que solo quedaron las AFJP como prestamistas obligadas del gobierno– como las acciones del gobierno de N. Kirchner con su re-estructuración de la deuda pública, que obligó a los tenedores de deuda argentina a aceptar bonos por un tercio del valor de la deuda anterior. En ninguna de estas transacciones los ahorristas previsionales pudieron ejercer ninguna acción para defenderse de estas expropiaciones. Más recientemente, cuando la suba del precio de las “commodities” alentaron una recuperación del crédito interno y comenzaron a revalorizar los títulos públicos, el propio gobierno se encargó de crear desconfianza en su valor futuro. Al manipular los índices estadísticos sobre los que se calculan los rendimientos de estos títulos, el gobierno contribuyó a la caída de su valor de mercado, aun antes de que comenzara la crisis de las hipotecas “sub-prime”. Achatando la tasa de inflación se lograba pagar mucho menos en intereses y amortización, a costa de una pérdida grande de la confianza. Tampoco es cierto que el Estado estuviese subsidiando a las administradoras privadas de fondos. En realidad, el Estado recibe la totalidad de las contribuciones patronales para jubilaciones y de ello, por ley, se destinaba una parte para pagar la “prestación básica universal” a los jubilados del régimen de capitalización. En todo caso, eran los contribuyentes del sistema de capitalización los que estaban subsidiando al sistema estatal de reparto. Una vez más, la mentira oficial sirvió como acicate para crear algún consenso en la población acerca de la razonabilidad y conveniencia de la medida. Muchos, es cierto, nunca confiaron sus ahorros jubilatorios a las AFJP. Pero no lo hicieron por razones ligadas a la falta de confianza en el sistema jurídico argentino. Los contratos en general no son respetados. ¿Por qué esperar que una empresa los respete treinta años en el futuro? Esta desconfianza sana, sin embargo, sirvió para tornar aceptable el “regreso” al sistema único estatal. La “privatización de las jubilaciones”, declaró el gobierno, fue un experimento fracasado. Lo que no se dijo aquel 21 de octubre fue que la reforma provisional de 1994 se había sustentado en una similar sana desconfianza: la creencia de la gente de que los políticos malgastaban los fondos públicos y que solo un sistema de capita- www. revistaprl.com PRL lización privado, donde cada uno vigilase su ahorro previsional, podría poner las futuras jubilaciones a salvo de las depredaciones estatales. E l verdadero propósito de la medida, como fue inmediatamente interpretado por la oposición, fue apropiarse, sin compensación alguna, de los entonces alrededor de 97 mil millones de pesos (cerca de 30 mil millones de dólares) en poder de las AFJP. Este dinero serviría para afrontar los servicios de la deuda pública nacional durante 2009. Entre marzo y septiembre del corriente año, el gobierno había llevado adelante un duro enfrentamiento con los productores agropecuarios para aumentar las retenciones a las exportaciones de soja, trigo y maíz. Al fracasar en su intento de recaudar más, el gobierno se vio sin fondos suficientes para afrontar la deuda y evitar un nuevo default. Procedió entonces a expropiar los ahorros provisionales. Estos fondos habían sido considerados como una presa valiosa por el gobierno, como un capital que debía ponerse al servicio, no de las grandes empresas que participaban en la bolsa de valores, sino de un conjunto mayor de empresas medianas y pequeñas que, junto al Estado, debían construir el anhelado “capitalismo nacional”. Durante la administración de Néstor Kirchner, el Estado trató de hacer que las AFJP utilizaran sus fondos en préstamos al sector productivo, algo que las empresas tenían restringido por ley; debían invertir solo en activos financieros con calificación adecuada según normas internacionales. La resistencia de las AFJP a salirse de las prescripciones legales para financiar emprendimientos de más riesgo, creó encono entre los peronistas K. Por ello, la declaración del 21 de octubre pasado de la estatización de los fondos de las AFJP sonó como una venganza o, si se quiere, como una reparación moral. A partir de la estatización, su esposa Cristina Fernández de Kirchner, gozaría de un fondo de casi 100 mil millones de pesos para financiar obra pública y emprendimientos turísticos e industriales, repartir subsidios a las provincias y cubrir déficits presupuestarios que ya se preveían como inevitables. De esta forma, los ahorros previsionales de cuatro millones de argentinos serían prestados a tasas subsidiadas a empresas nacionales, gobiernos provinciales y a la propia coalición política que había sostenido la candidatura de los Kirchner. La acumulación Kirchenista tiene como visión una re-industrialización de la Argentina en base a crédito subsidiado. En la base, esta visión se asienta sobre la dogmática de la auto-reproducción política. Para llevar adelante su proyecto de gobierno, para seguir gobernando, es necesario “tener caja”. Las obras públicas, las escuelas, las industrias pueden esperar. Lo que es urgente para hacer posible todo esto es poder distribuir beneficios y favores que aseguren las elecciones. En el contexto de una crisis financiera internacional sin precedentes que tornó prohibitivo el recurrir a los mercados de capitales para reprogramar la deuda, el gobierno decidió expropiar los ahorros provisionales privados. Fue una medida audaz –y seguramente poco meditada– que tomó a todos por sorpresa. De pronto, el gobierno se veía nuevamente en la ofensiva, no solo formando su “colchón” de capitales para enfrentar la crisis internacional, sino también liderando una “reparación histórica”: poner fin a una de las “privatizaciones” de la política neo-liberal y restablecer el viejo sistema de jubilaciones único, supuestamente más solidario y menos individualista. El matrimonio Kirchner encontró en este proyecto un filón ideológico muy valioso. El debate daría ocasión al Peronismo K para atacar a las privatizaciones de los 90, para acusar a las AFJP de poner los ahorros de la gente a merced de la “timba” financiera, y para recuperar el rol “indelegable” del Estado en la seguridad social, algo que provenía de la doctrina política de Juan D. Perón. El único problema –tal vez el secreto mejor guardado– es que la ley de jubilación a la que se retornaba era una similar a la 18.037, una ley sancionada en 1968 por un gobierno militar. Perón en su momento había fracasado en su intento de crear un sistema unificado de jubilaciones y pensiones por la oposición de los gremios. No deje que sus amigos no conozcan PRL. Regale PRL en estas fiestas. Versión impresa + PRLONLINE a solo US$29.00. Todavía está a tiempo. Impedir un posible default en un año electoral (2009) parece una estrategia entendible desde el punto de vista del futuro político del matrimonio Kirchner. Pero los costos de esta estatización superan ampliamente a los beneficios esperados. En primer lugar, se expropian fondos de cuatro millones de contribuyentes individuales, sin dar a cambio más que una vaga promesa de que estas personas cobrarán en el sistema estatal jubilaciones iguales o superiores a las que cobrarían en el sistema “privado”. Esta afirmación es meramente declarativa, pues el contribuyente no tendrá forma de estimar cual hubiese sido su monto total capitalizado, por la sencilla razón de que las AFJP desaparecen y sus cuentas individuales se desvanecen. Con la información actual sobre el régimen de reparto, sin embargo, podemos predecir que las jubilaciones estatales serán magras. Los expropiados aportantes a las AFJP tendrán derecho a una jubilación estatal en muchos casos cercana a la mínima que es de 690 pesos mensuales, el equivalente de 210 dólares (US$ 1 = $ 3.3). Este valor, sirve recordar, es inferior al nivel de pobreza en Argentina. Es más, está por debajo de la línea de indigencia. Es decir, lo que promueve el gobierno de Cristina de Kirchner es que todos los argentinos aportemos solidariamente a un sistema que promete darnos una jubilación que no alcanzará para adquirir lo esencial para la vida. ¿Qué se ganará a futuro con la apropiación presente de los ahorros previsionales de una parte importante de la población? Supuestamente, esos fondos, utilizados por el Estado para obras públicas, programas de viviendas, préstamos a la industria y el turismo, y apoyo a las pequeñas y medianas empresas, servirán para transformar a la Argentina en un país de gran crecimiento, pleno empleo y altos salarios, donde los futuros aportes servirán para financiar jubilaciones decentes. Dada la experiencia de los últimos cincuenta años, esta Argentina ideal resulta poco creíble. Invertir a tasa de interés negativa, subsidiada por otro sector de la sociedad, parece una panacea. Pero no lo es. Los ahorristas han convivido por años con tasas de interés reales negativas. Esto, lo sabemos, no se tradujo en mayor industrialización, mejores servicios sociales, ni en una sociedad más igualitaria. Muy por el contrario. El oficialismo sostiene que esta administración hizo mucho por aumentar los ingresos de los jubilados. Es cierto. Pero aún la jubilación media está cerca de la línea de pobreza. No es algo para enorgullecerse. Y el sistema jubilatorio unificado, ahora como debe sostener a un mayor número de beneficiarios será probablemente tan deficitario como lo era antes de la reforma de 1994. Es difícil de decir. Lo que la gente sabe es que sus mayores cobran jubilaciones muy pobres, que los que exigen movilidad de sus haberes deben caminar los juzgados por años y que el gobierno de los Kirchner ha achatado las jubilaciones hasta hacer casi desaparecer las diferencias por jerarquía, especialización y nivel educativo. La igualdad social que nos au- dic2008/ene2009 gura el Peronismo K es una igualdad hacia abajo, donde la mayor parte de la población vive cerca de la línea de la pobreza: algunos por debajo de ella, otros unas líneas más arriba. Los que escogieron el sistema de capitalización esperaban recibir una jubilación proporcional a sus ingresos los que en un mercado de trabajo más o menos transparente son proporcionales a las destrezas, educación y experiencia que cada cual lleva al mercado de trabajo. Esto ya no será así. ¿Qué efectos tendrá esta medida? Como es de esperar, miles de contribuyentes demandarán en la justicia la devolución de estos ahorros, argumentando, con razón, que esta medida es una confiscación o expropiación prohibida por la Constitución nacional. (La Constitución argentina establece en su artículo 17 que el gobierno no puede expropiar propiedad de los individuos sin previa declaración de “utilidad pública” por el Congreso). En segundo lugar, esta confiscación importa un golpe a la confianza de los ahorristas e inversores. Décadas de inflación de dos dígitos hicieron al argentino adverso al ahorro y desconfiado de los bancos –más que ahorrar, atesoraba dólares en el colchón. El “corralito” de fines de 2001 confirmó esta desconfianza. Es por ello que en la misma semana en que se declaró la estatización de las AFJP, se produjo una brusca caída de depósitos en los bancos, se dio una drástica baja de las cotizaciones de los títulos públicos y comenzó a acelerarse la fuga de divisas hacia el exterior o, al menos, hacia fuera del sistema financiero. Temerosos de que el gobierno “vaya por más” expropiando depósitos a plazo fijo o cajas de ahorro, los argentinos comenzaron a sacar sus depósitos de los bancos, comprar dólares y llevarlos a sus casas. Como resultado, la tasa de interés para préstamos se elevó rápidamente y esto contribuyó a la caída de la producción y el empleo en ramas claves de actividad, como la industria automotriz y la construcción. La desconfianza se trasladó a la economía real desacelerando el crecimiento económico. Las empresas automotrices comenzaron con suspensiones de trabajadores, para luego parar líneas enteras de producción o eliminar un turno de trabajo. En esta industria clave por sus efectos multiplicadores, el desempleo comienza ya a ser una preocupación del gobierno. El fantasma del desempleo, ya importante por la caída del comercio internacional, vuelve a complicar el escenario político en el Peronismo argentino. Esta vez acentuado por los propios errores del gobierno. Siguiendo la cautela de las plantas automotrices, comenzaron a suspender personal y a enviar telegramas de despido empresas en las ramas de la industria de la carne (frigoríficos) y de servicios financieros. El gobierno se hizo de los recursos que el mercado del crédito le negaba, pero a un costo enorme para la economía real. Dos sorpresas esperaban a los que diseñaron esta política. Una de ellas fue la expansión del Estado-empresario, lo que trajo más de una rispidez con gobiernos aliados en Europa y Sud-América. El go- www. revistaprl.com dic2008/ene2009 bierno se dio cuenta de que al quedarse con los fondos de las AFJP también estaba expropiando participaciones accionarias en el capital de cuarenta empresas líderes. Súbitamente, y tal vez sin haberlo previsto, el gobierno se quedó con participaciones en empresas de transmisión eléctrica, explotación de gas, supermercados, operadores financieros e inmobiliarios, etc. Este efecto indeseado significaba una concentración de poder decisorio en manos del Estado que alarmó a los directorios de estas empresas. España respondió airadamente a esta expropiación, preguntando qué haría el Estado argentino con sus acciones en estos sectores clave de la economía. Si la estatización de Aerolíneas Argentinas había ya causado graves tensiones dentro del partido gobernante, la nueva avanzada del Estado no parecía oportuna ni necesaria. El aumento del poder del Estado a costa de la empresa privada debió poner contentos a los “peronistas históricos” que son estatistas por predisposición, pero no daban confianza a las promesas electorales de Cristina de Kirchner acerca de dotar a la democracia argentina de mayor estabilidad institucional y transparencia. La segunda sorpresa consistió en darse cuenta de que las odiadas AFJP habían estado invirtiendo en “fideicomisos financieros” que servían para financiar el crédito al consumidor a tasas subsidiadas. Curiosamente, los fondos de las AFJP habían ayudado a que las tarjetas de crédito rebajaran sus intereses y que los consumidores de electrodomésticos pagaran sus compras casi sin costo financiero. Las ofertas de créditos de hasta 12 y 15 meses sin interés, hechas por las grandes tiendas de electrodomésticos, ya no podrían sostenerse si no estaban las AFJP para garantizar el flujo de nuevos fondos para este destino. Ahora este dinero se quedaría quieto en los bancos hasta que el congreso decidiera el destino del proyecto de ley. Sin saberlo, el gobierno nacional y popular había contribuido a restringir el crédito al consumo, un elemento clave del crecimiento económico del periodo 2003-2007. El proyecto fue discutido durante un día en la Cámara de Diputados (donde el oficialismo goza de una sustancial mayoría) y aprobado con algunos retoques esa misma noche, por una sorprendente mayoría (160 votos a favor, solo 75 votos en contra y 2 abstenciones). La oposición (la Coalición Cívica y el Radicalismo), que había denunciado este acto de gobierno como un “saqueo” a los ahorristas privados y como un ataque a la seguridad jurídica, votó en contra. Pero no pudo persuadir a ningún diputado Kirchenista de abandonar su lealtad a la pareja presidencial y ponerse en el lugar de los saqueados. Socialistas y diputados del ARI acompañaron al gobierno, cegados por convicciones ideológicas (“el Estado es la única garantía de la segu- PRL ridad social”) y por una retórica gubernamental que presentaba la medida como un “salvataje” del sistema de jubilación de los altibajos del mercado financiero. A diferencia del reciente conflicto entre el gobierno y el campo, donde la retórica ideológica gubernamental fue desnudada y desmentida por dirigentes tesoneros y de habla directa que tuvieron el coraje de llamar a la mentira por su nombre, los diputados progresistas esta vez se dejaron llevar por frases resonantes (“reconstruir la solidaridad social”, “devolver el rol del Estado en la economía”) y aprobaron a pies juntillas el proyecto oficial. La sociedad civil apenas si reaccionó al saqueo. Hubo uno que otro “cacerolazo” en los barrios más ricos y tradicionales de la Capital, pero con tan pocos concurrentes que sólo sirvieron para confirmar al gobierno de su intuición de que la opinión pública estaba confundida y dividida en este asunto y que, por tanto, no habría una coalición de protesta similar a la organizada por las entidades que representaban al campo. En los días subsiguientes hubo marchas frente al Congreso, que sin el suficiente apoyo de los medios, pasaron inadvertidas. Los dirigentes agropecuarios mostraron su preocupación, pero no estuvieron listos para organizar una reacción como aquella que suscitó la elevación a las retenciones de granos. En los blogs y grupos de discusión de Internet podía ver- se no solo que la opinión estaba dividida, sino que a los jóvenes poco les importaba la cuestión jubilatoria y aquellos que intervenían en el debate, poco entendían de lo que se estaba tratando. Poco respetuosos de los derechos de propiedad o de la seguridad jurídica, los dirigentes progresistas (nacionalistas y de izquierda) cayeron en la trampa del gobierno. Interpretaron la medida como una reconquista por parte del “pueblo” y de la “nación” de un bien privatizado por los neo-liberales. La estatización de los fondos previsionales privados desnuda una de las características definitorias de la administración Kirchner: su naturaleza rentística. Néstor Kirchner descubrió en su anterior gestión que un presidencialismo con poder hegemónico podía construirse y mantenerse solo con una gran centralización de recursos (en el Estado central y en el partido peronista). Estos fondos (“la caja”) servirían para comprar voluntades y ganar opiniones favorables sobre asuntos de política gubernamental. Ante el fracaso de la coalición “transversal”, el poder del matrimonio presidencial quedó apoyado en una caja recaudadora que distribuía subsidios, contratos, transferencias y otros incentivos para aquellos que “acompañaban” su proyecto de gobierno. Cristina Fernández mantuvo este axioma del populismo rentístico, superponiendo a esta verdad práctica una cierta retórica de autoritaris- PROGRAM IN LATIN AMERICAN STUDIES Art, LiterAture, FiLm: LAtin AmericAn PersPectives spring 2009 Lecture series Carlos Reygadas Pedro Reyes A filmmaker from mexico city, carlos reygadas started shooting short films in Belgium in 1998. his third film, Luz Silenciosa, will be screened before his lecture. reygadas wrote and directed this film about a man named jonah, a married mennonite in northern mexico, who falls in love with another woman. Pedro reyes is a mexican artist specializing in modernist ideologies, environmental concerns, and community interactions in social space. Originally trained as an architect, his work takes on the questions of public space and environmental resources. Wednesday, February 4 Wednesday, February 11 Efraín Kristal • William Marx • Marjorie Perloff Efraín Kristal Wednesday, February 18 Professors Kristal (ucLA), marx (université d’Orleans), and Perloff (stanford and usc) will discuss the arriere garde in Latin America, bringing to the table their expertise in subjects such as philosophy, history and literature. Professor efraín Kristal is a professor in the Department of comparative Literature at ucLA. he has published numerous essays on Latin American literature and intellectual history, and is currently analyzing various of jorge Luis Borges’ translations from the english, French, and German. Mauricio Tenorio Trillo Thursday, February 19 Program in Latin American Studies Distinguished Speaker, Spring 2009 Enrique Krauze Enrique Norten Wednesday, March 11 Wednesday, March 25 Walter E. Edge Lecture Latin America: Two Hundred Years of Solitude mexican historian, essayist, and publisher enrique Krauze is president of the publishing company editorial clío. he also serves on the board of directors of the instituto cervantes and Grupo televisa, and is the director of the magazine Letras Libres. enrique norten is a mexican architect and principal of the design firm ten Arquitectos. he currently holds the miller chair at the university of Pennsylvania and has received numerous honors for his designs, including a Legacy Award (2007) from the smithsonian institution. A professor in the Department of history at the university of chicago, mauricio tenorio trillio is also associate professor at ciDe in mexico city. he has most recently published an article in the Primera Revista Latinoamericana de Libros (Oct. - nov. 2008) about Latin America’s struggle for independence. James N. Green Gannit Ankori Adriana Varejão Cuban Jazz Festival: james n. Green is associate professor of Brazilian history and culture and Director of the center for Latin American and caribbean studies at Brown university. Professor Ankori is the henya sharef Professor of humanities in the Department of Art history at hebrew university of jerusalem. her research interests include modern and contemporary art history, aesthetics and visual culture. Adriana varejão is a Brazilian painter, sculptor, and conceptualist. her work is filled with complex themes including the political and the surreal, and has been shown all over the world, including in tokyo, London, and Paris. Ernesto Zedillo Thursday, March 5 - 8 p.m. 50 McCosh ernesto Zedillo, Former President of mexico (1994–2000), is a mexican economist and politician. Zedillo is currently Director of the Yale university center for the study of Globalization. Who Is the Macho Who Wants to Kill Me? Gender, (Homo)sexuality, & Revolutionary Masculinity in Brazil under the Dictatorship Monday, April 6 Wednesday, April 15 Wednesday, April 1 Thursday, April 23 Tiempo Libre and The Conga Kings Saturday, May 9 - 7:30 p.m. McCarter Theatre Produced by the mccarter theatre center and presented with the support of the Program in Latin American studies. For ticket information see www.mccarter.org. All lectures will take place at 4:30 p.m. in 219 Burr hall (unless otherwise noted). Free and open to the public. [email protected]│WWW.PrincetOn.eDu/PLAs│309-316 Burr hALL│PrincetOn, nj 08544 │ tel . 609-258-4148│ fax 609-258-0113 PRL mo mayoritarista que confunde la “soberanía popular” con las ideas de un sector del peronismo de izquierda. Para Cristina como para Néstor, su pequeño entorno representa, con sus cambiantes ideas y proyectos (del Tren Bala a la estatización de Aerolíneas, de la Transversalidad al gobierno de UNASUR), las aspiraciones de todo el “pueblo argentino.” El resto de los argentinos, en opinión del Gran Néstor, son cómplices por acción u omisión de las recurrentes avanzadas y jaques de la “derecha destituyente” al gobierno de su esposa. De esta forma, con la política del “manotazo” a la riqueza acumulada por amplios segmentos de la población se refuerza el axioma del populismo rentístico: solo dejan gobernar si quien gobierna puede mostrar en todo momento su fortaleza de recursos financieros (superavit fiscal, divisas acumuladas en el Banco Central, participación del Estado en sectores estratégicos de la economía). Pero junto a esto va creciendo, a fuerza de repetirlo en cada discurso presidencial, una noción profundamente anti-democrática que se www. revistaprl.com presenta como democracia popular: que las ideas del partido gobernante –cambiantes de acuerdo a la coyuntura política y a los recursos disponibles– representan la concretización de una “voluntad popular” única. Es decir, que la representación de poder concretizada en las urnas en octubre de 2007 debe garantizar el apoyo de toda la sociedad a cualquier tipo de política que emane del “comité central” del Kirchenato. Los demás, los que no están de acuerdo con la redistribución forzada de la riqueza (no en beneficio de los pobres sino a favor de los amigos del gobierno que lucran a través de subsidios a la energía y los transportes, y de contratos de obra pública), son tachados de “golpistas”, “desestabilizadores” o agentes del capital financiero internacional. Si esta estatización procede, el gobierno contará con un fondo enorme para hacer política; es decir, para re-afirmar su poder hegemónico en relación a gobernantes provinciales, la oposición política, los medios de prensa y los grupos socio-económicos con opinión propia. Un grupo de amigos del ex presidente dirigirá la comisión que administrará estos fondos. ¿Crecerá la corrupción? Es posible. ¿Se mantendrá la tasa de crecimiento económico de estos últimos cinco años? Es dudoso. Si es más previsible que el poder político continuará concentrándose en las manos de un matrimonio que, por sus audaces políticas y por su desconfianza, aun en sus servidores más fieles, continuará pensando el futuro argentino en términos de su propia continuidad política. La andanada de juicios contra el Estado tenderá a reducir la legitimidad de esta medida, pero su efecto será muy tardío en relación al actual saqueo. El peronismo confirmará una vez más que la política del “fait accomplie” es siempre efectiva en Argentina. Esta nota terminó de redactarse dos días antes de que el Senado argentino vote el proyecto de ley. El oficialismo afirma tener los votos necesarios para su aprobación. De hecho, senadores, antes críticos de la política de los Kirchner, adelantaron su voto afirmativo. Algunos de los efectos de esta ley son previsibles. Decenas de miles de titulares de cuentas de capitalización recurrirán a la justicia para hacer PRL dic2008/ene2009 valer sus derechos de propiedad y su derecho de elección. El pequeño mercado de capitales que se había formado en Buenos Aires con las compras y ventas de acciones y bonos por parte de las AFJP se reducirá al tamaño de un club de amigos, con capacidad casi nula para financiar inversiones. La credibilidad en los títulos públicos seguirá en baja, ya que poco a poco los tenedores se irán dando cuenta de que, de una forma u otra, el gobierno podrá expropiarles sus tenencias y sus títulos podrían desvanecerse de un día para otro. Mientras el Banco Central pueda vender dólares, la suba del precio de la divisa norteamericana será moderada. Pero si la incertidumbre estimula la fuga de capitales (que ya alcanza cifras considerables en octubre de 2008 casi US$ 4,000 millones), se dispararán el dólar y los precios en un contexto generalizado de recesión. Agréguese a esto desempleo creciente, freno en el consumo interno y una mayor conflictividad obrera y se tendrá idea de la magnitud del cóctel explosivo que idearon los Kirchner en la residencia de Olivos aquel fin de semana anterior al lunes 21 de octubre. se publica seis veces al año. Cada edición pasa revista a lo más estimulante y original de lo recientemente publicado en literatura, biografía, memoria, historia, política, filosofía, ciencia. Aproveche nuestras tarifas introductorias. Suscríbase ahora y reciba PRL cada dos meses. Edición impresa EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 21 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 28 PRLONLINE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 15 Edición impresa + PRLONLINE EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 29 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 36 Obtenga cada edición de PRL en un PDF con diseño propio. La suscripción anual otorga acceso a todas las ediciones de PRL. 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Pensemos en la ansiedad de Benjamín Franklin frente a la ubicuidad del alemán en las calles de Filadelfia y su desconfianza respecto de la disposición de sus hablantes a contribuir al desarrollo de una sociedad que se imaginaba exclusivamente anglófona. La actitud de Franklin era apenas una manifestación temprana de un dilema que habría de recorrer la historia de este país (como la de tantos otros) y condicionar profundamente los debates públicos en torno a la ciudadanía: la tensión entre el dinamismo inyectado a la sociedad norteamericana por los diversos grupos migratorios que la fueron constituyendo, y las dislocaciones del orden cultural y lingüístico anglosajón que provocaba la incorporación de estos grupos. Ahora, con la más reciente de las olas migratorias, la de hispanohablantes, una vez más se agita el avispero de las esencias patrias. Vuelven a salir a la superficie los temores de siempre por la integridad cultural, lingüística e incluso política del país. Ahí tenemos, por ejemplo, a la U.S. English Foundation, “el grupo de acción ciudadana más numeroso y antiguo del país dedicado a preservar el papel unificador de la lengua inglesa en los Estados Unidos” o los esfuerzos, exitosos en muchos casos, por eliminar los programas de educación bilingüe que desde los años setenta se habían ido instalando con mejor o peor fortuna en el país. Este frenesí identitario, esta obsesión xenófoba, manifiesta en diversos ámbitos de la sociedad de los nacidos en los Estados Unidos de padres inmigrantes, los de la segunda generación, responde en el mismo sentido ni más ni menos que el 88%; y llegando a la tercera el porcentaje asciende al 94%. Es decir, los inmigrantes y sus descendientes aprenden inglés (nótese que el 23% de la primera generación corresponde no a los que afirman hablar inglés sino a los que dicen hablarlo “muy bien”), y habría que añadir que lo hacen a pesar de los escasísimos recursos que para ello se ponen a su disposición y de las enormes barreras que se encuentran en el proceso de incorporación a la estructura socio-económica del país norteamericano. Estas cifras nada nos dicen sobre el nivel de mantenimiento del español o sobre el grado en que el aprendizaje o adquisición del inglés pueda implicar la adopción simultánea de otras prácticas culturales propias de los Estados Unidos y ajenas a las culturas de origen. Nada nos dicen tampoco – mucho menos de hecho – sobre lealtades y deslealtades que puedan comprometer orden cultural y político alguno. Sí nos parecen decir que, si los latinos acabaran “perpetrando” esa revolución cultural que Huntington tanto teme, lo harían o bien en inglés o bien (ojalá) desde un complejo repertorio plurilectal en el que el inglés ocuparía un lugar privilegiado. P Samuel Huntington. estadounidense (que, por fortuna, no alcanzan a ser todavía abrumadoramente mayoritarios) se ha instalado también en el entorno universitario. Para sorpresa de nadie, por lo demás, pues todos sabemos lo propicia que es la vida académica a la liberación de los instintos más primarios y salvajes, sobre todo entre aquellos que la practican con mayor ortodoxia y devoción. Una de sus expresiones más polémicas es la que se debe al profesor Samuel Huntington de la Universidad Harvard, quien, en un reciente libro titulado Who Are We? The Challenges to Americas’s National Identity, predice alarmado la hispanización de los Estados Unidos, es decir, la desaparición del país tal como hasta ahora lo hemos conocido (o, mejor dicho, como él lo había imaginado). Según Huntington, la clave es lingüística: el mantenimiento del español obstaculiza la asimilación al proyecto nacional de los inmigrantes mexicanos, quienes, atados por la lengua en lealtad al país de origen, se convertirán en agentes de la transformación de la cultura del país receptor. El Pew Hispanic Center, organización dedicada a la investigación de temas relacionados con la población latina de Estados Unidos, se encargaría pocos años después de asestar un duro golpe a la ya de por sí precaria tesis del catedrático de Harvard. En noviembre de 2007 el PHC publicaba un detallado informe sobre el uso del inglés entre los latinos que arrojaba los siguientes resultados: el 23% de los inmigrantes, la llamada primera generación, dice hablar inglés muy bien; ero el caso es que los temas apuntados por Huntington no son menores; no lo son desde luego si nos percatamos de la extraordinaria atención que en los últimos años han recibido y de la ingente cantidad de textos en los que se ha discutido cuestiones tales como el número de hispanohablantes que hay en Estados Unidos, su relevancia colectiva en la sociedad norteamericana, el estado en que se encuentra el español en este país, su popularidad como lengua extranjera, el valor económico no solo de la lengua sino de “lo latino” como marca comercial y, en la misma línea, el valor de la población latina como mercado. Producidos y puestos en circulación desde distintos espacios –el académico, el institucional, el periodístico, el empresarial– estos textos constituyen una auténtica explosión discursiva y despliegan, especialmente en el mundo hispánico y desde el hispanismo, un entusiasmo que no por comprensible deja de ser sorprendente y que alcanza por momentos un cariz que se me ocurre calificar de exuberancia irracional (apropiándome www. revistaprl.com PRL así de aquel oportuno sintagma inventado por el viejo prestidigitador de las finanzas Alan Greenspan –hoy en horas más bien bajas– cuando ya su subconsciente y su verbo afortunado nos susurraban a gritos que no todo el monte es orégano). La Enciclopedia del español en los Estados Unidos, coordinada por Humberto López Morales, y el menos –mucho menos– exuberante Varieties of Spanish in the United States, de John Lipski, articulan estos temas. De entrada, ambos libros tienen mucho de bueno. John Lipski tiene tras de sí una trayectoria profesional impecable en la que ha demostrado una y otra vez extraordinarias dotes analíticas, una erudición abrumadora, una capacidad de trabajo envidiable y una pluma a la vez sobria y ligera que le permite producir textos de enorme densidad conceptual en un estilo generoso con el lector. En esta ocasión no nos defrauda y nos entrega un excelente trabajo monográfico sobre la sociolingüística del español en Estados Unidos. A lo largo de las casi trescientas páginas que tiene el libro, justifica la importancia del tema desde las preocupaciones de la sociolingüística contemporánea, repasa meticulosamente la bibliografía existente en una secuencia cronológica que la hace particularmente reveladora, trata el contacto entre el español y el inglés desde las múltiples perspectivas teóricas que iluminan el complejo fenómeno (presenta la mejor, más completa y más lúcida discusión del tema del espanglish que conozco) y describe de manera introductoria (siempre con breves apuntes históricos) el español de las distintas comunidades hispanohablantes, organizándolas según su origen nacional. La Enciclopedia es otra clase de animal. Dividida en dieciséis secciones, presenta, por un lado, una larga lista de ensayos que cubren aproximadamente, aunque con mayor extensión, el mismo espectro de temas que el libro de Lipski: la historia del español en Estados Unidos, sus características, los fenómenos de contacto y el perfil sociolingüístico de la población latina. Se discute también la enseñanza del español y, sobre todo (y aquí la diferencia con el de Lipski es pronunciada), su presencia en la vida pública y cultural estadounidense en una larga serie de ensayos que repasan la historia y presente de la producción artística en español (medios de comunicación, literaturas, espectáculos). En general, informativo. El elenco de ensayistas es interesante: si por un lado se percibe una suerte de foto de familia hispana/cubano-americana (de los cuarenta y tantos colaboradores más de veinte son cubanos y más de diez son españoles) por otro se reconoce la presencia de primeras espadas de la sociolingüística con sólido pedigrí en el estudio del español en Estados Unidos (entre otros, Ofelia García, Andrew Lynch, Francisco Marcos Marín, Francisco Moreno Fernández, Ricardo Otheguy, Kim Potowski y Carmen Silva Corvalán). El libro de Lipski aparece con una clara identidad: libro de texto y manual de consulta sobre un tema de actualidad, escrito en inglés por un catedrático estadounidense de lingüística hispánica. Frente a este origen y función relativamente claros y sencillos del texto de Lipski, el volumen producido por el Cervantes se nos presenta como un artefacto cultural mucho más complejo y pegajoso Contactos Suscripciones: [email protected] Circulación: [email protected] Cartas para publicación: [email protected] Libros, catálogos: [email protected] Publicidad: [email protected] que arrastra de un modo más obvio múltiples adherencias del entorno que dio lugar a su producción y difusión. No se puede perder de vista que la Enciclopedia del español en los Estados Unidos nace auspiciada por una agencia del gobierno de España que, como cualquier gobierno del mundo, necesita definir los términos de su relación con el país norteamericano. Distintos gobiernos han coincidido en este interés (aunque el modelo de aproximación de Aznar y Zapatero haya sido de naturaleza bien diferente) así como en la estrategia a seguir: todos han coincidido en señalar la necesidad de cultivar la amistad con la población latina, fortalecer las afinidades existentes y desarrollar las potenciales. Quizás las declaraciones más directas sobre el interés de España en los latinos fueron las hechas por Aznar durante una visita realizada en 2003. The Wall Street Journal, en un reportaje realizado sobre el viaje del presidente del gobierno español, lo exponía de modo transparente. Decía Aznar: “Quiero que los hispanos de Estados Unidos sepan que tienen raíces europeas comunes y una herencia que puede ser tan sólida como la anglosajona”. Y se comentaba a continuación: “Con razón. En solo una década, las compañías españolas han invertido más de 90 millones de dólares en su expansión por América Latina y han hablado más y más de utilizar México como plataforma para entrar al mercado estadounidense”. De manera similar se ha expresado el ministro de asuntos exteriores de los gobiernos Zapatero, Miguel Ángel Moratinos. En la inauguración del coloquio “California: raíces, presencia y futuro de la latinidad”, Moratinos afirmaba: El Gobierno de España otorga gran importancia a todas las acciones e iniciativas que ponen de manifiesto la contribución de nuestro país a la formación y constitución de los Estados Unidos de América, desde el convencimiento de que compartimos lazos históricos y unas buenas y estrechas relaciones políticas y diplomáticas que fortalecen y actualizan las señas de identidad de la pujante comunidad hispana o latina de Norteamérica. […] La puesta en valor y difusión de la vertiente española e hispana de la historia de los Estados Unidos es un patrimonio que compartimos con los estadounidenses que no solo debe servir para comprender el pasado, sino para impulsar el presente e inspirar el futuro. Creo que es un legado útil para la comunidad hispana o latina y para enraizar sus señas de identidad. No es de extrañar por tanto que un proyecto como la Enciclopedia promovido por el gobierno español dé cabida al tratamiento de problemas directamente relacionados con sus intereses geoestratégicos. De ahí que viejos temas históricos como la extensión del proyecto imperial español por territorios que hoy día pertenecen a Estados Unidos y la subsecuente implantación de la lengua española en dic2008/ene2009 ese mismo espacio cobren ahora especial valor y su investigación reciba en consecuencia estímulo y soporte institucional. De ahí también que conocidos temas de interés sociolingüístico como el contacto entre el español y otras lenguas adquieran ahora, en el contexto estadounidense, un interés particular que los haga merecedores del patrocinio de agencias tales como el Instituto Cervantes. De ahí, de nuevo, que ideas tales como la posible cristalización de nuevas variedades (el español de Estados Unidos o el español neutro) y el desarrollo de nuevas comunidades lingüísticas (la posibilidad de que desde la acción política y desde las condiciones socio-culturales imperantes se forje una nueva conciencia lingüística) cobren un protagonismo especial en el perfil que, desde lugares como el demarcado por el Cervantes y la Enciclopedia, se le da al estudio del español en Estados Unidos. Si, por un lado, la Enciclopedia consiste a primera vista en una serie de reflexiones desarrolladas dentro de los protocolos del campo académico sobre la vida del español en Estados Unidos, por otro, la plena comprensión de su impacto social nos obliga a no perder de vista que por detrás del texto (aunque no ocultos) están los intereses geopolíticos de España y la acción de agencias culturales que, aprovechando las condiciones presentes, aspiran a controlar la defensa y promoción de la lengua en el país norteamericano y la explotación de su potencial económico. Este proceso (en el que se podrán sellar alianzas estratégicas con otros países hispanohablantes, con hispanistas estadounidenses, incluso con sectores de la propia sociedad norteamericana) implica la incorporación de los latinos a la comunidad panhispánica, a la promoción entre ellos de una conciencia de pertenencia a una colectividad que trasciende no solo la experiencia local y nacional sino el vínculo afectivo y familiar con el país de origen. La construcción de esta conciencia está en el mismo centro ideológico de la Enciclopedia del español en los Estados Unidos, delicado ejercicio intelectual en el que el objeto de reflexión se confunde sutilmente con el objeto de un deseo que responde a las pulsiones del poder. La construcción de un sistema cultural en torno al español es un objetivo ciertamente deseable. De acuerdo con que las tendencias monopolizantes de la globalización y el peligroso dominio ejercido por el inglés en todos los campos, incluido el de la cultura, hacen urgente el desarrollo de un conjunto diverso de redes para la producción y circulación de formas de expresión cultural. Pero el desafío para quienes deseen ofrecer vías alternativas está no sólo en su anclaje en una lengua distinta del inglés sino en el abrazo de un modelo de lengua y de cultura que se desarrolle abiertamente, más allá de los interesados refugios institucionales, y que rompa con la radical mercantilización que progresivamente se apropia del saber y del hacer. dic2008/ene2009 www. revistaprl.com PRL El español y las áreas de influencia lingüística Ediciones Península Francisco Marcos Marín El nacionalismo lingüístico. Una ideología destructiva de Juan Carlos Moreno Cabrera Barcelona, Península, 2008, 223 pp., US$ 22.76 J uan Carlos Moreno Cabrera es catedrático de Lingüística General en la Universidad Autónoma de Madrid. Es autor de libros de lingüística excelentes, como los dos volúmenes del Curso universitario de lingüística general, La lingüística teórico-tipológica o Introducción a la lingüística. Estos estudios teóricos han ido acompañados, desde el inicio de su carrera, de libros en los que mostraba preocupaciones sociales (Lenguas del mundo), que fueron derivando hacia una toma explícita de posturas políticas: La dignidad e igualdad de las lenguas, El universo de las lenguas, Las lenguas y sus escrituras, y De Babel a Pentecostés. Manifiesto Plurilingüista. Ha dirigido la adaptación al español de The Cambridge Encyclopedia of Language de D. Crystal y ha publicado un centenar de artículos en revistas y libros colectivos, la mayor parte de ellos sobre problemas de tipología sintáctica, semántica y sobre la clasificación, situación, expansión y desaparición de las lenguas del mundo. Para este crítico, que lo ha apoyado sin fisuras a lo largo de su carrera profesional, se trata de uno de los primeros lingüistas del mundo, si no el primero. La coincidencia o, incluso, la admiración, por esa aportación científica no impiden, sin embargo, una discrepancia creciente en lo que se refiere a la toma de posturas políticas explícitas por parte de Moreno Cabrera y la influencia de estas en sus publicaciones. La repercusión que tienen las obras de ideología personal de un gran científico es enorme, porque el público no siempre distingue entre lo que es la obra científica y lo que son las opiniones personales de alguien que, como el resto, no puede ser omnisciente. Uno de los postulados básicos de El nacionalismo lingüístico es, como afirma Moreno Cabrera en el capítulo 5, que “los conceptos o instrumentos conceptuales que han sido creados por [los lingüistas] para describir todos [los] aspectos puramente lingüísticos de las lenguas humanas, no deberían ser utilizados para dar respetabilidad científica y carácter objetivo a análisis que implican aspectos no estricta- E Juan Carlos Moreno Cabrera. mente lingüísticos y que intentan apoyar o justificar una determinada opción ideológica”. De acuerdo con este postulado, este libro no debería haber sido escrito, porque sirve a una ideología. En una entrevista publicada en la prensa española el autor declaraba: “El motor que me lleva a escribir este libro sí es ideológico. Me opongo al imperialismo, al libre mercado (…). Pero no uso la política para hacer esa disección, sino solo razonamientos lingüísticos”. El crítico discrepa de la última afirmación: Moreno Cabrera usa la política, se sitúa dentro de una teoría, el marxismo, en una adaptación personal de leninismo y trotskismo, acepta postulados de los nacionalistas españoles extremos, como la autodeterminación, y se vincula a grupos políticos españoles de signo socialista. El libro está vinculado a la obra colectiva sobre el nacionalismo de un grupo enfrentado a la legitimidad constitucional española. Todo el libro se sitúa dentro de una situación política concreta, la española, al servicio de líneas de actuación que tienen manifestaciones políticas en España. En la obra se desarrolla explícitamente la idea de que existe un nacionalismo lingüístico de Estado a favor del castellano: En el Estado español se da una falsa oposición entre nacionalistas y no nacionalistas. Las actuaciones de los grupos no dominantes a favor de su lengua, de su cultura y de su independencia política se tildan de naciona- absoluto representados por muchas de las instituciones de ese Estado y por las que puede mantenerse que la política lingüística actual del Estado español sigue siendo nacionalista excluyente. La elección del término “Estado español” en lugar de “España” no es casual, manifiesta la negación implícita de una identidad nacional para España. Las encuestas muestran que, para la mayoría de los habitantes de las regiones periféricas españolas, esto no es así. Tampoco se dice que el Estado no tiene competencias en educación, que están transferidas a las Comunidades Autónomas. listas, mientras que las de los grupos dominantes se califican como no nacionalistas. Pero es que las actuaciones de los denominados grupos no nacionalistas también se fundamentan en la defensa y promoción de una lengua, una cultura étnica y un poder político de una nación concreta y, por tanto, son igualmente nacionalistas. Además, el nacionalismo disimulado de la nación dominante suele ser mucho más intransigente, antidemocrático y particularista que los nacionalismos dominados, dado que la etnia dominante dispone de los mecanismos políticos, económicos, administrativos y militares adecuados para aplastar por la fuerza cualquier intento importante de autoafirmación de los grupos o naciones minoritarios o no dominantes. La política lingüística del Estado español en la educación es estrictamente monolingüe y sigue promoviendo un monolingüismo restrictivo. El Estado español no ha dispuesto todavía los medios para que un niño gallegohablante, euskaldún o catalanohablante que tenga que desplazarse fuera de su comunidad autónoma pueda acceder a la educación en su lengua nativa. La ideología del nacionalismo lingüístico niega en la práctica que el Estado español sea plurilingüe y actúa en consecuencia. Esta es una de las razones por las que muchos ciudadanos no se sienten en l primer capítulo, “Lengua y nación: aspectos sociales y lingüísticos”, empieza con una cita del fundador de la lingüística moderna, el suizo Ferdinand de Saussure y su caracterización de lengua en el Curso de Lingüística General, publicado póstumamente por sus discípulos. En este se separa dos aspectos que, según Moreno Cabrera, mezcla el nacionalismo que él desprecia: el funcionamiento natural de las lenguas, que distingue del que llama cultural. Aclara a continuación lo que entiende por el devenir natural de las lenguas, rechaza el que llama darwinismo social, que asocia al liberalismo y la globalización y pone en relación con el empobrecimiento de la parte más débil de la humanidad. El capítulo segundo, “Nacionalismo lingüístico y discriminación”, abre con una cita de uno de los padrinos del nacionalismo lingüístico catalán, tras la que se discuten la “lengua común vulgar y lengua nacional”. Moreno Cabrera da por sentado que todo proceso de estandarización de los vernáculos europeos ha sido por “imposición”. Cree que el nombre que lleva la lengua nacional evidencia que hay una confusión entre castellano y español que oculta propósitos imperialistas. En “Lengua nacional, prestigio y discriminación” ataca directamente el problema del andaluz, en el que no es especialista, frente a uno de los mejores conocedores de estas hablas (como él las llama), el gran dialectólogo Manuel Alvar, que fue director del Atlas lingüístico de Andalucía. “Nacionalismo lingüístico y colonialismo”, capítulo tercero, se inicia con una cita de Fray Bartolomé de las Casas. Continúa con la Gramática de Nebrija, sigue con las ideas de Alvar, y luego pasa a discutir las actitudes frente al inglés. PRL Suscríbase ahora y reciba PRL cada dos meses Edición impresa EE. UU., Canadá, América Latina US$ 21 Resto del mundo US$ 28 PRLONLINE US$ 15 Edición impresa + PRLONLINE EE. UU., Canadá, América Latina US$ 29 Resto del mundo US$ 36 Sí, suscríbanme a PRL: Edición impresa EE. UU., Canadá, América Latina Resto del mundo US$ 21 US$ 28 PRLONLINE US$ 15 Edición impresa + PRLONLINE EE. UU., Canadá, América Latina Resto del mundo Adjunto cheque a nombre de Mido Editores Cargar a mi tarjeta de crédito: Visa Mastercard American Express ______________________________ Número de Cuenta US$ 29 US$ 36 Discover ______________ Expira _______________________________________________________________ Firma Nombre_____________________________________________________________ Dirección____________________________________________________________ Ciudad_ ____________________________________________________________ Estado______ZIP _______Teléfono______________________________________ Email_______________________________________________________________ Enviar formulario a Mido Editores, 474 Central Park West, New York, NY 10025. También puede enviarlo por fax o llamar al 212.864.4280, o suscribirse en nuestro website: www. revistaprl.com dic2008/ene2009 10 PRL “Nacionalismo lingüístico e imperialismo”, el cuarto capítulo, explica inicialmente lo que el autor entiende por “el imperialismo lingüístico”, dentro de la ideología de la globalización: la lucha por áreas de influencia. El tono sube, se habla de “megalomanía, delirium tremens”. En “La proyección mundial de la lengua nacional y su número de hablantes” se parte de las consideraciones de otro gran dialectólogo, Gregorio Salvador, quien se ha distinguido por sus críticas a “las alegres cifras de la demolingüística”. “La enseñanza mundial de la lengua nacional” apunta a otra bestia negra, el Instituto Cervantes. “La lengua nacional como compañera del imperio económico” es su corolario. La “Conclusión” es que el nacionalismo lingüístico lleva al imperialismo. El capítulo quinto, “Lingüística y nacionalismo lingüístico” está dedicado a “la lingüística al servicio del nacionalismo lingüístico”. El último capítulo, “Contra el nacionalismo lingüístico”, es una diatriba contra este constructo mental que el autor ha ido definiendo previamente, para lo que parte de una cita de Orwell sobre las mentiras de la clase política. Incluye referencias a las nuevas formas que está tomando el imperialismo lingüístico español en la evolución autonómica. Se expresa una desconfianza contra un bilingüismo que no sea tal, sino una manera de predominio encubierto de la lengua común, que nunca se denomina así, por cierto. Ese sería el resumen del contenido. Es inevitable decir ahora algo poco corriente, para situar al crítico; porque cuando el autor pone sus cartas sobre la mesa, el crítico considera objetivo hacerlo también. Este crítico ya expresó por escrito en España, en fechas como 1972, cuando la mayoría no lo hacía, su postura a favor del bilingüismo, del derecho de los padres a elegir la lengua de la educación de sus hijos y en pro de que cada quien hablara y escribiera en la lengua de su elección. Ha estudiado todas las lenguas de la Península Ibérica y, aunque su competencia en vascuence (lengua de parte de su familia materna) no sea la que él desearía, ha publicado sobre la lengua vasca y ha aportado incluso el texto vasco informal más antiguo conocido. Cuando ha tenido cargos técnicos públicos ha abogado por las lenguas co-oficiales de España y las ha empleado públicamente, pidiendo incluso al gobierno vasco que le proporcionara la traducción oficial a esa lengua. También ha abogado explícitamente por algo en lo que coincide con Moreno Cabrera: por que, al menos en las grandes ciudades, se dé la opción de que algún centro ofrezca la instrucción en las lenguas co-oficiales en la enseñanza pública. Ni el autor ni este crítico están afiliados a ningún partido político. Lo que ocurre es que este crítico sí cree en la libertad del mercado y en el liberalismo en general y, además, ha elegido la opción de vivir en los Estados Unidos de América, cuya hospitalidad agradece. Regresando al libro, Moreno Cabrera nunca cita a Juan Ramón Lodares ni Ángel López, quienes, desde perspectivas distintas, han defendido la tesis de que el castellano se situó como lengua común por consenso, por utilidad, tesis que él no expone. Habla de imposición como de algo probado. Huye de la noción de consenso cuando se trata de las lenguas internacionales, mientras que los hablantes de las lenguas étnicas son siempre unos bonachones que acabarán siendo explotados por los temibles imperialistas. Lo malo del maniqueísmo, que es constante en el libro y reconocido de inicio, es que acaba presentando al desfavorecido como un pobre idiota, incapaz de ver su lugar en la Historia. Es increíble que, frente a la propia confesión del autor, haya habido críticos que afirmaran que este no es un libro maniqueo. Se trataba de alguno vinculado a una lengua étnica concreta. C uando critica a quienes prefieren la variedad “educada, escrita”, Moreno Cabrera llega a ser incomprensible. Para quien considera que la lengua es un hecho cultural, no natural, es obvio que los modelos de progreso de la cultura han de ser los preferidos por la sociedad. Que las normas no las dictan siempre los ricos y poderosos está claro en los cambios del francés producidos en la Revolución Francesa. Frente a los canadienses, que siguen diciendo mwé, como en el Antiguo Régimen, los franceses pasaron a la forma “popular/vulgar” mwá, para lo que se escribía y escribe moi. La reintroducción del anglosajón y su fusión con el normando-picardo para crear el inglés moderno sería otro ejemplo. Moreno Cabrera elige a los autores que cita sin advertir nunca que otros miles dicen cosas diferentes. Otras veces parece contar con la ignorancia del lector. Así, cuando critica una afirmación simple de Menéndez Pidal sobre las ventajas de las cinco vocales del castellano medieval, dice que el “chino mandarín” o el “hindi-urdú” cuentan con más hablantes que el español. Él sabe muy bien que esto puede decirse, en el primer caso, solo de “escribientes” y en el segundo ni eso, porque las diferencias supuestamente “dialectales” son tan extremas que dificultan la intercomprensión. Esto no sucede entre los hablantes de español, una lengua, aunque él lo ponga en solfa, más estable. Además, aunque Menéndez Pidal no lo supiera (su época es pre-fonológica), el castellano medieval no tenía cinco vocales, sino siete, e y o tenían variantes abierta y cerrada, con valor distintivo. Precisamente por esas y otras diferencias estructurales, es factible aceptar que el castellano (referido al medieval) y el español serían lenguas distintas y que en la segunda lengua habría varios dialectos castellanos (no uno solo), como hay varios dialectos andaluces o mexicanos. Los dialectos, recuérdese, no van por países. Moreno parece olvidarlo o tiene una memoria selectiva. En lo que concierne a la expansión de la lengua, es un borrón que Moreno Cabrera no tenga en cuenta que la Gramática de Nebrija está escrita antes de que Colón zarpara hacia América y que, por tanto, el imperium al que se refiere es de carácter virtual, la proyección (virtualmente dic2008/ene2009 por el África musulmana) de la tarea de la Reconquista. Todo escribano emborrona; pero la ignorancia de este punto está bastante más extendida de lo que parece. La víctima principal sigue siendo Alvar, uno de los cinco mejores conocedores modernos del español americano. Tampoco cita a autores de América, porque de nuevo ese nacionalismo no le interesa. Va a lo suyo. El resultado es de total desequilibrio, porque hablar del español, hoy, sin tomar en consideración lo que dicen quienes han configurado el modo de pensar del 90% de sus hablantes y presentándolos como unas inertes víctimas de los negros designios del Imperio es una imagen pobre y doblemente injusta de Latinoamérica. Aquí su ideología le juega una mala pasada y deja al descubierto su eurocentrismo personal, que es distinto del científico. Sobre el inglés y el español han escrito plumas latinoamericanas muy notables, pero para él es como si hablaran otro español. Cuando recurre a algún autor latinoamericano moderno, es en el plano de la crítica, no en el de la teoría. La lista de autores citados lo deja manifiesto. No está Bello, ni Lope Blanch, ni Borges, ni Kovacci, ni Sarlo, ni Rivarola, entre varias docenas posibles. Tampoco incluye al Instituto Caro y Cuervo. Rufino José Cuervo tiene menos espacio (y solo como “escéptico”) que este crítico, que sale bien parado, por cierto. En lo que se refiere a las Academias, bestias negras de los anti-globalización, por supuesto, traer a colación el reglamento reformado de 1951, anterior a la constitución de la Asociación de Academias y no el prólogo del Diccionario panhispánico de dudas, como le ha reprochado Pilar García Mouton en El Cultural, es más grave. Implica olvidar que la Asociación arranca de una iniciativa del presidente Alemán, de México, que se inició sin la española, por motivos políticos internos de España, y porque en este libro es significativo olvidarse de los presidentes latinoamericanos cuyas actitudes, al parecer, no convienen a la tesis que se defiende. La lucha por áreas de influencia, también lingüísticas, es cierta. Es lo normal cuando se sabe que la lengua es un hecho cultural y un bien económico. Los textos representativos de esta idea en Latinoamérica hubieran sido quizás más extremos que los españoles y este crítico ya lo ha presentado en Los retos del español, un libro de vocación americana. Pero Moreno Cabrera roza el insulto. Para quien conoce al autor es claro que “la santa indignación” le ha llevado un poco lejos. Así es difícil discutir. Si ya no se habla del “español”, sino del “español mexicano” o “peruano” o “colombiano”, las cifras disminuyen; pero es incoherente con lo que Moreno Cabrera escribe a propósito del “chino mandarín” o del “hindi-urdú”. O se usa el lenguaje de una manera o de otra, pero no suponiendo que el lector no sabe lo que es una paradoja. El Instituto Cervantes es la única institución oficial española que ofrece cursos de todas las lenguas de España y desarrolla actividades relacionadas con todas las manifestaciones culturales y lingüísticas de España y de América Latina. Lo que hay PRL 11 que pedir es que haga más, no que desaparezca y nos quedemos sin nada. Y puesto que tanto ataca Moreno Cabrera la Enciclopedia del español en el mundo, podía haber citado textos de ella que tampoco le convienen, como el del ministro de Asuntos Exteriores del gobierno socialista español, Miguel Ángel Moratinos: “El objetivo del Instituto Cervantes, de su equipo directivo y de sus trabajadores es hacer del español una lengua pujante y atractiva en un mundo globalizado que se adentra con celeridad en la era digital. A ese objetivo institucional sumamos la aspiración compartida por la ciudadanía y el gobierno de España, que persigue que nuestra lengua sea un referente idiomático en las relaciones internacionales y en la construcción de la paz y el progreso global”. De eso se trata, de la paz y el progreso globales. Leire Pajín, secretaria de Estado de Cooperación Internacional en el mismo gobierno, a quien ni el mismo Lenin se atrevería a calificar de reaccionaria o conservadora, lo remacha en el mismo libro: “El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación considera al Instituto Cervantes uno de sus actores fundamentales en la política exterior española; no solo como instrumento para la enseñanza de la lengua y la cultura, sino como lugar de diálogo, de intercambio de ideas, de encuentro entre culturas y de cooperación”. Lo más criticable de El nacionalismo lingüístico, desde el punto de vista filológico, es el recurso a extractos en lugar del análisis de obras completas. Que falte una referencia al Iberoamérica de Américo Castro, autor citado una vez, indirectamente y no por esta obra, es llamativo. De una antología comentada se pretende extraer conclusiones de extrema gravedad y esa antología (basta buscar el autor más citado) se ha hecho a partir de criterios ajenos que tampoco corresponden a ninguna autoridad reconocida en su campo. Desde la lógica, lo que se critica es el recurso permanente a la confusión, en los otros, de los usos lingüísticos y los metalingüísticos, a lo que se ha pretendido dar una justificación (que no es tal) al ocuparse de usos comunes y cultos de la lengua. Es insuficiente. Desde el punto de vista de la construcción lingüística destaca el empleo insistente de ciertos adverbios, sobre todo en posición final de frase, o incisos adverbiales, que parecen limitar el contenido o casi pedir perdón por la afirmación de ese contexto. Indican una cierta intranquilidad y recuerdan la conocida anécdota atribuida a Borges. Se cuenta que tuvo que recibir a un escritor novel, muy recomendado. Cuando este, azarado como es de esperar, le pidió consejo, el gran autor le dijo que escribiera como quisiera. El joven se marchó hacia la puerta, posiblemente decepcionado. Al llegar al umbral oyó la voz del maestro: “y cada vez que vaya a usar un adjetivo, llámeme por teléfono”. Lo mismo podría decirse de los adverbios. Amicus Plato, sed magis amica ueritas. Moreno Cabrera advierte que su libro será “a veces, muy duro” y que no se sitúa por encima del bien y del mal. Lo mismo vale para su crítico. C M National Hispanic Cultural Center presents the 7th Annual National Latino Writers Conference enres G y r a Liter iting • Poetryn) 2009 fictio enwr e • Scr n/non hy Novel rose (fictio oir/Biograp P m t e r o Sh •M riting ure Playw ns’ Literat e r d l Chi Albuquerque, New Mexico May 21–23, 2009 Nationally prominent authors, agents, and editors will present in workshops and panel discussions. All attendees will have the opportunity to have three one-on-one appointments with an agent, author, and editor. Accepting a total of 50 fiction and nonfiction writers. Everyone is welcome. Authors will read manuscript samples if submitted by April 1. Workshops will include hands-on exercises. Thanks to the support of the NHCC Foundation the registration price of $250 covers all workshops, interviews, conference activities, refreshments and evening banquet. Center for Latin American Resources & Outreach, Student Affairs and Centro de la Raza Cinco años de excelencia editorial For more information call 505.246.2261 or email [email protected] Albuquerque, NM 87102 nhccnm.org • NHCC 1701 4th Street SWPM • ad_terranova_rll.pdf 5/19/2008 1:32:39 Premiada por su excelencia editorial, Terranova Editores se ha consolidado como la editorial de mayor crecimiento y proyección de los últimos años en Puerto Rico. La mejor poesía del país ha encontrado su casa aquí, en la tierra nueva. Sólo un principio nos afirma: permanecer en constante modulación. Y CM MY CY CMY K MARTIN ESPADA NESTOR RODRIGUEZ JAVIER AVILA ELIDIO LA TORRE LAGARES GUILLERMO REBOLLO GIL AMIR VALLE AURORA ARIAS YOLANDA ARROYO PIZARRO MOISES AGOSTO ROSARIO JUAN CARLOS LOPEZ ISRAEL RUIZ CUMBA ZOE CORRETJER MAYRA SANTOS FEBRES JOSE MARIA LIMA www. revistaprl.com 12 PRL dic2008/ene2009 La imagen de España y la asunción del legado español Francisco Colom González nos”. No estamos, por tanto, ante un libro sobre la metrópolis y sus relaciones con la antigua colonia, sino ante un estudio de México y de los conflictos culturales y políticos que se desarrollaron en torno a su identidad nacional con posterioridad a la independencia y hasta el final del Segundo Imperio. Durante este período se produjo un fenómeno excepcional: la nueva nación mexicana, no obstante haber sido emancipada políticamente por los descendientes culturales y biológicos de los conquistadores, fue imaginada como continuación o renacimiento de su pasado prehispánico. Por ello, señala Pérez Vejo, “que la reivindicación de una nación mexicana continuadora del mundo prehispánico la hagan unas élites blancas que poco o nada tenían que ver con las antiguas civilizaciones mesoamericanas, que lo hagan en español y no en alguna de las múltiples lenguas indígenas y que este proyecto se convierta finalmente en el hegemónico de la construcción nacional en México es, sin ninguna duda, uno de los fenómenos históricos más fascinantes a los que un historiador se puede enfrentar”. España en el debate público mexicano (1836-1867). Aportaciones para una historia de la nación de Tomás Pérez Vejo México, El Colegio de México, 2008, 467 pp., US$ 27.77 Q uizá una de las imágenes que más impresiona al forastero al arribar a la capital de México sea la escenificación arquitectónica de los orígenes nacionales que se despliega en el centro de la ciudad. A un lado de la explanada del Zócalo, la Catedral Metropolitana, soberbio exponente del legado cultural de la colonia. Junto a ella, las ruinas del Templo Mayor de Tenochtitlán, sede espiritual de la civilización sobre cuyos restos materiales y culturales se construyó la sociedad colonial. La inmensa mole barroca del Palacio Nacional da una idea del peso que la centralización del poder político ha tenido en la historia del país. Campeando en el centro de este gran espacio, como si quisiera otorgarle un significado de conjunto, una bandera nacional de colosales dimensiones. Los textos fundacionales elegidos para adornar el recinto ponen palabras al relato que esta disposición espacial trata implícitamente de transmitirnos: el asombro de los conquistadores ante la magnificencia de la metrópoli azteca; la devastación de la ciudad tras su asedio; su reconstrucción y posterior esplendor; finalmente, la invocación a asumir un destino nacional. “¿De dónde venimos? ¿Adonde vamos?”, se interroga en un texto mural Ignacio Ramírez, el Nigromante. La respuesta a esta pregunta retórica está tomada de su oración cívica, pronunciada con motivo de las Fiestas Patrias de 1861: “Este es el doble problema cuya resolución buscan sin descanso los individuos y las sociedades. Descubierto un extremo se fija el otro. El germen de ayer encierra las flores de mañana. Si nos encaprichamos en ser aztecas puros terminaremos por el triunfo de una sola raza para adornar con los cráneos de las otras el templo de Marte. Si nos empeñamos en ser españoles nos precipitaremos en el abismo de la reconquista. Pero no ¡Jamás! Venimos del pueblo de Dolores. Descendemos de Hidalgo y nacimos luchando como nuestro padre por los símbolos de Catedral Metropolitana de México sobre construcciones aztecas. la emancipación y como él, luchando por la santa causa, desapareceremos sobre la tierra”. La interpretación de la independencia como un proceso unitario y teleológico iniciado por el cura Hidalgo y su grito de Dolores era ya a mediados del siglo XIX un producto consolidado de la narración liberal de la identidad mexicana. Según este esquema, los novohispanos no podían ser ya aztecas y no querían ser españoles. Su identidad, pues, había que buscarla en la propia voluntad de independencia. Sin embargo, los intentos por convertir a Hidalgo en un paladín anticipado del liberalismo resultaban tan forzados como los que pretendían ocultar la hostilidad de Agustín de Iturbide, signatario de la independencia definitiva de la Nueva España, a la Constitución de Cádiz. La retórica del Nigromante reflejaba el dilema al que tradicionalmente han tenido que enfrentarse los padres fundadores de nuevos Estados independientes: la opción entre lo que Clifford Geertz ha denomina- do el esencialismo o el epocalismo de su cultura oficial, esto es, entre la movilización de las culturas autóctonas o la promoción de una cultura desarrollada, pero a menudo foránea, para la construcción nacional. En el caso de las naciones hispanoamericanas este proceso comportaba una dificultad adicional: la cultura de sus élites era la misma que la de la metrópoli. De ahí que el debate sobre la imagen de España y la asunción del legado español cobrase necesariamente un carácter político. Partiendo de esta clave, el libro de Tomás Pérez Vejo nos cuenta cómo se construyó la trama narrativa de la identidad mexicana a lo largo de un período decisivo del siglo XIX, pues “uno no se acuesta un día siendo español frente a indios y castas y se levanta al siguiente siendo mexicano frente a los españoles”. El problema de España no era, sin embargo, algo externo. “Cuando en el México de ese tiempo se está discutiendo acerca de España y los españoles –nos advierte el autor– lo que se está discutiendo en realidad es sobre México y los mexica- N os hallamos ubicados, pues, en el espacio de los imaginarios políticos. Se trata de un estudio del nacionalismo fruto del giro epistemológico hacia el invencionismo que en los últimos años ha cobrado una vigencia insospechada. Según esta perspectiva, las naciones deben interpretarse como la representación simbólica de un particular vínculo social. En la afortunada expresión de Benedict Anderson, se trata de comunidades imaginadas –que no imaginarias– inculcadas en la mentalidad de los individuos a través de los medios de propagación cultural de la sociedad moderna. La relación de este tipo de representación política con la dinámica del cambio social y con las élites inventoras de la simbología nacional ha sido objeto de interpretaciones diversas y contradictorias, pero en cualquier caso todas ellas arrojan una luz sobre la nación muy distinta del tono esencialista con que se la suele imaginar convencionalmente. Las naciones no son entidades naturales que vaguen por el tiempo en busca de su redención política, sino construcciones sociales de índole histórica y, por tanto, mudable. Pero no todas las naciones se imaginan de la misma manera, ni son iguales las consecuencias del triunfo de uno u otro tipo de imaginación histórica. dic2008/ene2009 Pérez Vejo disecciona estas claves en el caso mexicano y las inserta en la contraposición histórica entre liberales y conservadores para mostrar cómo la interpretación de España y lo español atravesó el debate público del México independiente a lo largo de todo el siglo. Desde la asunción o el rechazo de la leyenda negra hasta la implicación de los residentes españoles en la vida política mexicana, desde las especulaciones sobre la oportunidad de la independencia hasta la ubicación de México en la secular lucha de las razas hispana y anglosajona, el papel de la antigua metrópoli en la construcción simbólica de la nación se convirtió en uno de los principales instrumentos de la pugna ideológica. El libro aporta algunos datos sugerentes al respecto. La concepción conservadora de la raza era fundamentalmente cultural, liberal y genética. Ni la posición de clase ni la filiación étnica permiten adscribir claramente la pertenencia a uno u otro bando. En última instancia, concluye el autor, nos encontramos ante dos proyectos nacionales radicalmente opuestos: uno cifra el nacimiento de México en la Conquista, la evangelización y la Colonia; el otro, en un pasado autóctono que nada tiene que ver con España. Más allá de la posible rivalidad de intereses económicos y sociales, la pugna entre liberales y conservadores albergaría un conflicto identitario de suma cero. Por ello, la derrota del proyecto conservador se saldó con algo más que su relegación política: para la imaginación histórica oficial los conservadores dejaron de ser considerados mexicanos. Por el contrario, la obra que aquí nos ocupa redime en gran medida al conservadurismo mexicano de su condena al purgatorio de la Historia. Para los conservadores, el continente americano se encontraba inmerso en una guerra civilizatoria entre las razas española y anglosajona en la que la primera, a la que México pertenecía, estaba a punto de perecer con la complicidad de los liberales, aliados de los invasores yankees. Cabría concebir, sin embargo, una interpretación matizadamente distinta que no ceda por completo ante el supuesto núcleo irreductible de los conflictos identitarios. En realidad, el conservadurismo mexicano entroncaba directamente con el núcleo de la Ilustración novohispana. Su carácter conservador era difícilmente homologable a una causa reaccionaria como la de los apostólicos, agrupados en la península ibérica tras la figura de Don Carlos de Borbón, hermano de Fernando VII. La percepción histórica que le permitió a Carlos María de Bustamante imaginar la independencia de la Nueva España como una venganza de los manes de Moctezuma arraigaba en una concepción del tiempo nacional gestada durante la colonia. Como ha explicado Antonio Annino, los novohispanos lograron construir un puente imaginario entre el mundo indígena y el orbe colonial insertando a América en el esquema evangélico de la salvación. En una obra como la de Clavijero, el pasado azteca quedaba transformado en la etapa de la gentilidad romana del Nuevo Mundo. Pero con la www. revistaprl.com independencia los liberales hispanoamericanos, y los mexicanos en particular, se vieron imposibilitados de reivindicar una institucionalidad previa o posterior a la Conquista. La idea de unas imaginarias libertades indígenas carecía de fuerza perlocutiva. En su Carta de Jamaica Bolívar reconoció la complicada situación política de los criollos americanos, quienes no eran “ni indios ni europeos sino una especie media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles”. Privados por los conservadores del recurso a la religión y a la tradición cultural novohispana, el código de oposiciones binarias para la conquista del Estado por el que se regía la cultura política de la época habría obligado a los liberales mexicanos a acudir al imaginario prehispánico para elaborar un proyecto nacional propio y diferenciado. Esta sería la razón por la que, pese a mantener un ideario cívico –como el republicanismo en la forma del Estado o la separación entre este y la Iglesia– el proyecto liberal derivó en México hacia un Ersatznationalismus –un nacionalismo de sustitución– que en este aspecto lo aproximaba más al esencialismo étnico del romanticismo europeo que al imaginario político de sus pares liberales del continente. En realidad, como señala Pérez Vejo, la idea de una nación mestiza en lo racial pero española en lo cultural resultaba relativamente fácil de admitir para un universalismo católico como el de los conservadores mexicanos. Por otro lado, el triunfo de la latinidad como referencia civilizatoria común a las nuevas naciones independientes –una inesperada derivación de los derrotados designios de Francia en el continente americano– contribuyó a finales de siglo a encauzar la solución simbólica al conflicto cultural mexicano. Con la Revolución, la ideología del mestizaje intentaría suturar finalmente el inestable compromiso identitario que fuera descrito por Octavio Paz como una soledad laberíntica. Puesto que se trata de reconstruir la historia de un debate público, las fuentes manejadas por nuestro autor consisten sobre todo en la prensa de la época. La obra desgrana pacientemente a lo largo de más de cuatrocientas páginas las principales materias relacionadas con el papel de España en el imaginario nacional mexicano: la cuestión cubana y las posibles consecuencias del expansionismo estadounidense en el Caribe; la intervención militar española del general Prim y su inesperada toma de posición sobre la monarquía mexicana; la gestión de la deuda española y su relación con las explosiones de antigachupinismo; la cambiante y engañosa definición de quiénes eran españoles, así como el inusitado protagonismo de estos en la vida pública, etc. Sin embargo, por encima de las cambiantes circunstancias históricas, un dato resulta destacable: en la construcción nacional mexicana la imagen de lo español ha tenido que cargar con el sambenito de su identificación con el universo reaccionario, pero esta adscripción es fruto sobre todo de un proceso de diferenciación ideológica interno a las propias élites PRL 13 políticas mexicanas. Por ello, aunque la obra de Pérez Vejo constituye un trabajo eminentemente historiográfico, culmina con una serie de conclusiones dirigidas a alimentar lo que denomina una teoría de la nación, sobre todo de la nación hispanoamericana. En efecto, los trabajos clásicos sobre la historia social y política del nacionalismo apenas han tratado el caso hispanoamericano como se merece: como una de sus experiencias más tempranas y exitosas. Pese a pertenecer a la primera hornada de los nacionalismos constitucionales, la débil institucionalidad de los nuevos Estados, la propensión tutelar de los liberalismos hispánicos y la escisión colonial de sus sociedades impidieron durante largo tiempo la homogeneización interna implícita en el imaginario nacional. El carácter periférico de la academia iberoamericana y el acartonamiento de las historiografías nacionales hicieron el resto para relegar su estudio a los márgenes de la historia política. Aun así, la pervivencia de la práctica totalidad de las naciones surgidas a comienzos del siglo XIX en los territorios del antiguo imperio español y la consolidación del castellano como lengua de uso común en el continente son el resultado de unos procesos de construcción nacional dotados de rasgos propios frente a la experiencia europea y la descolonización del Tercer Mundo. En el caso mexicano, las claves culturales descritas por Pérez Vejo terminaron por hacerse hegemónicas y han sobrevivido de largo al período al que se circunscribe su obra. De hecho, la imaginación nacional fraguada por la Revolución mexicana y administrada posteriormente por el régimen del Partido Revolucionario Institucional se nutrió en buena medida del repertorio ideológico del liberalismo. Terminado su ciclo hegemónico, está por ver hacia dónde soplan los nuevos vientos de la imaginación política y de la historiografía mexicana. El trabajo de Pérez Vejo constituye en este sentido un magnífico ejemplo, tanto por la sutileza del análisis como por la claridad de una exposición que ayuda a desentrañar los entresijos culturales de uno de los procesos de construcción nacional más fascinantes del continente americano. Revista Hispánica Moderna Founded in 1934 as Boletín del Instituto de las Españas at Columbia University, Revista Hispánica Moderna has been regarded since as one of the most distinguished international venues for academic research in Spanish. RHM is a semiannual peer-reviewed journal committed to the dissemination of outstanding scholarship on Hispanic and Luso-Brazilian literary and cultural studies. It publishes essays and book reviews in Spanish, English, or Portuguese on the full spectrum of Hispanic and Luso-Brazilian cultural production in Europe, Latin America, and the United States, and in all historical periods, from the Middle Ages to the present. Recently Published Articles: “The Limits of the Modern Nation in El Gráfico,” by María Mercedes Andrade “Recovering Imperial Space in Juan Bautista Muñoz’s Historia del Nuevo-Mundo (1793),” by Santa Arias “Sexing of the City: Desire, Memory, and Trauma in Luisa Valenzuela’s La travesía,” by Inela Selimovic 2009 Subscription Rates ISSN: 0034-9593 Students: $25 Individuals: $40 Institutions: $50 International orders, please add $17 for shipping. To place a subscription order: Telephone 717-632-3535 Visit our secure online interface at http://rhm.pennpress.org Email requests to [email protected] Send a CHECK, made payable to the "University of Pennsylvania Press" with "RHM2008" in the memo line, to The Sheridan Press Attn: Penn Press Journals P. O. Box 465 Hanover, PA 17331 14 PRL www. revistaprl.com dic2008/ene2009 Revisiones de la Guerra Fría en América Latina Ricardo A. Setti, Editorial Kosmos Vania Markarian A Turbulent Decade Remembered: Scenes from the Latin American Sixties de Diana Sorensen Stanford University Press, 2007, 312 pp., US$ 65.00 In from the Cold: Latin America’s New Encounter with the Cold War de Gilbert M. Joseph y Daniela Spenser, eds. Duke University Press, 2008, 439 pp., US$ 99.95 (empastado), US$26.96 (rústico) R estaurar la contingencia del pasado es seguramente la tarea más importante y difícil de quienes se dedican a estudiarlo. Quiere decir poner distancia entre ayer y hoy, ir hacia atrás con espíritu etnográfico, asombrarse ante la diferencia y tratar de entender lo que ya no existe, admitiendo que siempre queda un resto para la perplejidad y la humildad de quien sabe que nada es reductible a sus instrumentos de análisis. Paradójicamente estas maniobras permiten explicar mejor el mundo contemporáneo porque logran revelar, aunque sea de forma parcial y provisoria, la compleja trama de la memoria y el olvido que le da forma y sustento. En el terreno de las disciplinas con vocación histórica, estas operaciones implican siempre alguna forma de revisionismo, o sea un esfuerzo de desmontaje de los relatos más aceptados del pasado que reconocemos como propio y, en muchos casos, un cambio en la comprensión del presente desde esos rastreos de orígenes. Esto, que se da con cierta periodicidad en la academia, parece estar ocurriendo ahora con respecto al largo período de la historia mundial que conocemos como Guerra Fría, especialmente en relación a América Latina. Se trata de varios movimientos simultáneos: un distanciamiento de las explicaciones basadas en el papel de las grandes potencias que definieron el conflicto, un desplazamiento de los análisis sostenidos en los juegos de poder y las relaciones diplomáticas, una distensión de las fronteras entre propuestas cultu- Gabriel García Márquez, Jorge Edwards, Mario Vargas Llosa, José Donoso, Muñoz Suaz en casa de Carmen Balcells. rales y proyectos políticos, por nombrar solo algunos. A decir verdad, el centro de estos movimientos, el eje desde donde se empieza a cuestionar todo el período, parece ser los años sesenta, ahora definidos de un modo algo más laxo, con fechas referenciales en la Revolución Cubana de 1959 y los golpes de Estado de principios de los setenta en el Cono Sur. Mientras la memoria social se vuelca sobre esta “década larga” en busca de las claves de muchos rasgos del presente, empiezan a aparecer estudios novedosos en el marco académico más estricto. Entre esas novedades en la producción sobre América Latina en las universidades estadounidenses, se destacan el libro de Diana Sorensen A Turbulent Decade Remembered: Scenes from the Latin American Sixties y la mayoría de los artículos de In from the Cold: Latin America’s New Encounter with the Cold War, editado por Gilbert M. Joseph y Daniela Spenser. En el primer caso, el impulso innovador parte de los estudios culturales, ese nebuloso cosmos con centro en los departamentos de literatura y lengua. Con los pies bien plantados en ese campo, el libro de Sorensen propone un programa de investigación ambicioso y exhaustivo para entender las complejas relaciones entre estética y política a través del análisis de textos diversos en su calidad y ambiciones literarias: desde Pasajes de la guerra revolucionaria de Ernesto “Che” Guevara hasta El jardín de al lado de José Donoso, por nombrar dos de los más disímiles. La autora realiza una lectura atenta e informada de todos esos textos y se detiene en el señalamiento de las múltiples ambigüedades y contradicciones que signaron un período clave de la literatura latinoamericana, no para intentar resolverlas sino para explotar su potencial explicativo. He aquí algunas de esas tensiones en sus propias palabras: “el ritmo oscilante entre aniquilación y construcción”; “los ritmos gemelos de la euforia y la desesperación”; “el diálogo entre el mundo latinoamericano y el metropolitano”; “la lógica contradictoria del sistema [capitalista]” que permitió “el sentido de experimentación, autonomía artística y una generalizada teleología de la revolución”; y “la desconcertada posición del intelectual en un período de intensa negociación entre cultura y política”. En ese ambiente turbulento, sostiene Sorensen, la proyección utópica y la sensación de inminencia tiñeron todo el campo de la cultura, que se va dibujando simultáneamente como arena de lucha, herramienta de cambio y terreno de experimentación de la nueva conciencia que habría de acompañar las transformaciones sociales que entonces se creían inevitables. Este reconocimiento de los múltiples significados del campo cultural es una de las grandes virtudes del libro, apoyado en un atinado manejo de los referentes teóricos en boga dentro y fuera de su especialidad: Theodor Adorno, Roland Barthes, Walter Benjamin, Pierre Bourdieu, Gilles Delleuze, Jacques Derrida, Fredric Jameson, son, en estricto orden alfabético, solo algunos de los citados en el libro. Aunque los nombres son muchos, las referencias no agobian ni entorpecen la lectura. Por el contrario, arrojan luz sobre las formas particulares de imbricación profunda entre cultura y política en los años sesenta. El reconocimiento de la densidad de esa relación aspira a convertirse en el motivo común del libro y dar unidad a los diferentes capítulos (que en rigor pueden leerse también como artículos independientes). Sin embargo, la idea no demuestra la misma productividad a lo largo de la obra. Por momentos, la autora despliega las capacidades de los estudios culturales en su mejor versión, lo cual le permite poner en cuestión las separaciones demasiado tajantes entre “alta” y “baja” cultura, entre la cultura de masas y las vanguardias, entre lo tradicional y lo moderno y también entre lo revolucionario y lo conservador. Lejos de desconocer esas distinciones, Sorensen las fuerza y las pone en entredicho, usándolas como definiciones permeables para captar los conflictos que signaron la época que la ocupa. Así ocurre, por ejemplo, en el capítulo sobre el Che Guevara, que abre, en acertada elección, el recorrido propuesto por el libro. Se parte allí del examen de un texto emblemático de Guevara para conectar con precisión, en un mismo hilo narrativo, el liderazgo de Fidel Castro, la propuesta de una nueva moral, la construcción del mito del “guerrillero heroico”, su impacto en la izquierda intelectual del continente y la perdurabilidad de su poder de convocatoria hasta el presente. La incorporación de la dimensión de género, el énfasis en la ambición transnacional y la inclusión de diferentes tipos de productos culturales habilitan una re- dic2008/ene2009 construcción vívida y novedosa de varios lustros de la historia latinoamericana. Otros observadores atentos de esos procesos han señalado la importancia de la Revolución Cubana y especialmente de las ideas y acciones de Guevara en la construcción del imaginario revolucionario en el continente y en la creación de una comunidad entre sus intelectuales. El trabajo más sólido y amplio es seguramente el de Claudia Gilman (Entre la pluma y el fusil: Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina), pero vale la pena recordar también el inspiradísimo artículo de Ricardo Piglia de 2003 sobre el Che como lector (en la revista argentina Cuadernos de la Memoria) y el más reciente de Eric Zolov (en la publicación electrónica A contracorriente) sobre su conversión en México de bohemio andariego en esforzado combatiente, todo un signo de la época. El capítulo final de la biografía de Jorge Castañeda (La vida en rojo: Che Guevara) es también un buen repaso de la laboriosa emergencia de este “santo laico” de varias generaciones de jóvenes en el mundo. Pero Sorensen logra sumar a esta bibliografía al iluminar a un tiempo las dos “mezclas” más características del personaje: por un lado, “la mezcla de extranjeridad, identidad transnacional, y marcada idiosincrasia argentina que hizo al Che tan únicamente local y continental”; por otro, “la mezcla de asombroso individualismo y estilo personal no convencional con el deseo de integración colectiva”. De este modo, Guevara aparece como la proyección más pura de la forma en que la Revolución Cubana fue percibida dentro y fuera de América Latina: la superación de la “alienación” y el “desencanto” de la posguerra y la promoción voluntariosa del cambio radical en todos los niveles de la vida. Y la autora no se olvida tampoco de mencionar una última contradicción: que este “ímpetu utópico” originó primero un “sentido de lo posible [que] actuó como un trampolín para la productividad cultural”, pero luego Según Carlos Fuentes. www. revistaprl.com dio “un giro hacia la censura y la represión”. Así, con pulso firme y desarrollo pausado, este primer capítulo se convierte en el punto alto del libro, condensando en sus páginas las ideas más originales de Sorensen. En contraste, los restantes capítulos aportan muchos datos e ideas interesantes sobre la cultura de la época pero no vuelven a alcanzar el empuje de esa apertura. La causa de esta sensación de desconcierto que por momentos acompaña la lectura parece estar en una selección de textos demasiado conocidos de los autores más consagrados de esta etapa de la literatura latinoamericana, ya sea por la crítica, el público lector o ambos. Luego de la poderosa elección de Guevara para abrir el análisis, Sorensen se centra en Octavio Paz y Elena Poniatowska, cuyos disímiles textos sobre los sucesos de 1968 en México fueron rupturistas en su momento, sobre todo en relación al panorama cultural oficial de ese país, pero a esta altura no parecen tener nada nuevo para decir al respecto. Al poner el foco en sus libros, Sorensen deja de lado las complejas negociaciones entre recuerdos personales, memorias colectivas y narrativas políticas que han marcado cuarenta años de discusión pública sobre los terribles sucesos del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. El capítulo que sigue apunta a un asunto clave para los escritores e intelectuales de la época: “cómo permanecer fiel tanto a la iniciativa artística radicalmente libre como al compromiso político con la liberación latinoamericana”. La elección de Julio Cortázar, con su simultánea adhesión a la experimentación formal y al régimen cubano en sus épocas ya abiertamente represivas, parece atinada. Pero el análisis de Sorensen, siempre sólido y pertinente, se detiene quizás demasiado en las estrategias literarias en desmedro de una visión más general de los “debates y dilemas del escritor latinoamericano” que tan bien captura el ya citado libro de Gilman al caracterizar el “paradójico antiintelectualismo” que tiñó la obra de muchos intelectuales del período. A lgo similar, aunque de modo menos marcado, sucede en el siguiente capítulo, dedicado a la construcción de las redes de relaciones interpersonales que hicieron realidad una verdadera “república de las letras” latinoamericana de alcance transnacional. Además de advertir el papel de revistas como Primera Plana, Mundo Nuevo, Marcha y Sur en la concreción de este anhelado sueño de los intelectuales latinoamericanos, Sorensen señala la importancia de otras instituciones y mecanismos del mercado en la emergencia de llamado “boom” de la literatura del continente. También subraya con agudeza otra marca de la época: la posibilidad de sentir un tiempo moderno, cosmopolita y progresista (incluso revolucionario) a través de la producción y el consumo de bienes culturales. Pero menciona solo al pasar que, como ya notara Gilman, desde la perspectiva de muchos escritores e intelectuales, este sentimiento fue casi una ilusión, una efímera ambición pronto cuestionada por las exigencias de mayor compromiso y entrega, a medida que la situación social y política se polarizaba y la violencia se iba transformando en la forma privilegiada de dirimir los conflictos. El aporte principal de este capítulo es la descripción del papel cumplido por algunos agentes culturales que operaban en España en pleno período franquista, una dimensión clave y hasta ahora poco considerada al explicar los orígenes del “boom” y la solidez de los canales comerciales que le dieron soporte. Como señala la autora: Es irónico que un régimen que tuvo un impacto negativo en la vida cultural de esa nación pudiera haber contribuido al crecimiento de la novela latinoamericana, pero también el silencio PRL 15 de España puede haber ayudado a hacer especialmente audibles las nuevas voces de Lima, México o Buenos Aires. A partir de esa afirmación, Sorensen ofrece un valioso análisis del contexto local y los mecanismos que hicieron posible la inserción de los españoles en las redes transnacionales que sustentaron el mencionado florecimiento de la literatura latinoamericana. La somera y algo abrupta inclusión de Jorge Luis Borges en este capítulo parece apuntar en ese mismo sentido, al mostrar la circulación de su obra y los matices de su lectura en Francia y Estados Unidos como parte de la “geografía de redes discursivas” en que se apoyaron los autores del “boom”. El “boom” sigue en el centro del análisis en el capítulo consagrado al papel de las identidades de género en la constitución del grupo y en la imagen autoral de sus integrantes. Los textos de José Donoso figuran en el primer plano de estas elucubraciones, en interesante contrapunto con algunas observaciones que su esposa María Pilar incluyó en la edición de 1987 de la Historia personal del boom según el autor chileno. De este modo, Sorensen se adentra con paso firme en un aspecto poco estudiado. El examen de las nociones de masculinidad incluye las ideas de familia en sentido real y figurado, especialmente las filiaciones y genealogías establecidas por los autores del “boom” para afirmar su lugar en la historia de la literatura. El resultado es convincente y logra trascender la “petit histoire” y el chismorreo que abundan en algunos relatos testimoniales, como el muy entretenido libro de Alfredo Bryce Echenique de 1993 Permiso para vivir: Antimemorias I (que extrañamente no aparece citado en esta obra). La idea del “boom” como una cofradía de varones, una suerte de “Club de Tobi” intelectual, fundado, según dice Tomás Eloy Martínez que le dijo Carlos Fuentes, por la visión colectiva de la espalda de una mujer hermosa en una tarde de Buenos Aires en 1962, no es una novedad. Pero Sorensen aporta algo más al derivar de las “ansiedades” de la masculinidad toda una forma de plantarse en el mundo y conquistar un lugar para literatura latinoamericana, al tiempo que la “crisis” de esta misma identidad encuentra su espejo, ya en la madurez de estos autores, en una situación social y política marcada, en muchos de los países del continente, por niveles inusitados de violencia, represión y desaliento. El libro termina con una “relectura” de las novelas del “boom” en el siglo XXI. Se trata de una revisión de obras canónicas como Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, La casa verde de Mario Vargas Llosa y Rayuela de Julio Cortázar, con el objetivo de desentrañar las razones de su éxito dentro y fuera de América Latina, especialmente en Europa y Estados Unidos. Así, Sorensen rastrea la resonancia de estos textos en relación a rasgos culturales y coyunturas políticas de esas diferentes sociedades y a su habilidad para “representar la complejidad de la experiencia humana”, mientras vuelve a marcar las limitaciones www. revistaprl.com 16 PRL de un proyecto político y literario que no cuestionó radicalmente las relaciones de género. Esta nota de crítica o desencanto, con algunos trazos de nostalgia y esperanza, establece el tono final del libro mediante la descripción de un panorama cultural muy lejano al examinado en las páginas precedentes pero heredero de la riqueza y la inventiva de la época clave que allí se analiza: ya no están las “editoriales culturales”, ni las redes de relaciones personales, poco queda de la voluntad de cambio total y la confianza en el futuro. Y, por si todo eso fuera poco, el género testimonial se ha impuesto sobre la novela. Esta brevísima pintura de la situación actual resulta un buen contrapunto para terminar de calibrar la “turbulenta década” de los sesenta en América Latina. El “recuerdo” aludido en el título mismo del libro adquiere entonces todo su significado: es una vuelta al pasado con los ojos del presente, la mirada de un visitante con capacidad de asombro y distancia crítica frente al momento fundante de muchos de los rasgos de la cultura contemporánea. He ahí el gran acierto de este texto que, aunque con desigual alcance en cada capítulo, construye una imagen de conjunto que aporta mucho a la comprensión de ese pasado, sobre todo para el público lector en inglés, que puede no conocer algunos de los importantes textos mencionados en esta reseña que aún aguardan una merecida traducción. E n este último sentido, es interesante el contraste con el libro compilado por Daniela Spenser y Gilbert Joseph, fruto de un encuentro realizado en México en 2002 y primero editado por Spenser en español como Espejos de la guerra fría: México, América Central y el Caribe. La versión en inglés que ahora se presenta es una compilación algo diferente pero mantiene la misma enorme virtud de resumir con precisión el panorama de los estudios académicos sobre estos temas en un lenguaje accesible para un público amplio. El volumen abre con una presentación de los “nuevos enfoques, debates y fuentes”. Incluye un breve panorama de las colecciones documentales recientemente disponibles y su posible impacto en los estudios sobre este período en América Latina, escrito de forma amena por Thomas Blanton, director del National Security Archive, la organización que seguramente ha hecho más para facilitar el acceso público a los documentos desclasificados del gobierno de Estados Unidos tanto en relación al subcontinente como al resto del mundo. Pero la columna vertebral de esta primera sección es un largo e informativo artículo de Joseph titulado “Lo que sabemos y lo que deberíamos saber”. Allí se argumenta a favor de tejer más apretadamente las historias locales y nacionales con la más amplia narrativa de la Guerra Fría y se defiende una visión general de esos procesos basada en la dinámica “revolución-contrarrevolución” que ya planteara Greg Grandin con persuasión y evidencia a partir de sus investigaciones sobre Guatemala (The Last Colonial Massacre: Latin America and the Cold War). Aunque esta perspectiva resulta a veces un poco ingenua o romántica en relación a las motivaciones y conductas de algunos de los actores latinoamericanos, fundamentalmente los grupos de izquierda y los movimientos sociales, tiene la gran virtud de replantear el papel de las grandes potencias, reconocer la diversidad de su impacto en los diferentes contextos nacionales y regionales, y darle su justa dimensión a la influencia de Estados Unidos en la peripecia latinoamericana. Desde esas premisas, Joseph repasa los enfoques sobre la Guerra Fría producidos desde la historia de las relaciones internacionales (o historia diplomática, según el apelativo más tradicional), desde el rea- No deje que sus amigos no conozcan PRL. Regale PRL en estas fiestas. Versión impresa + PRLONLINE a solo US$29.00. Todavía está a tiempo. lismo hasta el postrevisionismo, identificando sus puntos de acuerdo, sus periodizaciones, sus debates y sus falencias para explicar el conflicto global en sus múltiples dimensiones, especialmente con respecto a América Latina. En relación al estado actual de la cuestión, advierte contra dejarse encandilar por las nuevas fuentes que se están poniendo a disposición del público y llama a ampliar el espectro de temas, actores y dimensiones de análisis, con énfasis en la historia cultural, el papel de grupos antes dejados de lado (las mujeres, los campesinos, los estudiantes, etc.), las dinámicas locales y los contactos transnacionales. En este último sentido, Joseph se suma a quienes, como Odd Arne Westad en su elegante y ambicioso libro The Global Cold War: Third World Interventions and the Making of Our Times, argumentan a favor de poner el foco en el “sur global” para mejor entender un conflicto hasta ahora prácticamente reducido al enfrentamiento entre las dos grandes potencias del período. En lo relativo a América Latina, esto significa cuestionar la extendida visión de los procesos locales como meros epifenómenos y de sus actores como marionetas en una lucha que los trascendía. De este modo, se cuestiona una perspectiva demasiado empeñada en juzgar y señalar culpas (como en Utopia Unarmed: The Latin American Left and the Cold War, de Jorge Castañeda), apuntando fundamentalmente a Cuba y dejando de lado los procesos locales y globales que permiten explicar los conflictos sociales y los ciclos de violencia y represión que asolaron a la región luego del breve período de florecimiento democrático al final de la Segunda Guerra Mundial. A estas tareas se abocan con decisión, sustancia y poder de convencimiento los tres excelentes artículos de la siguiente sección del libro, con el explícito título de “América Latina entre las superpotencias: Realpolitik internacional, la ideología del Estado y la latinoamericanización del conflicto”. El texto de Daniela Spenser se centra en la crisis del Caribe (más conocida como “crisis de los misiles”) de 1963 para empezar a desbrozar lo que se sabe sobre el papel de la Unión Soviética en América Latina, fundamentalmente en lo que hace a Cuba y su proyección en el resto del continente. De ese mismo lugar parte Piero Gleijeses para condensar el enorme caudal de evidencia documental y ricas hipótesis recogidas en su libro sobre la presencia cubana en las luchas independentistas y revolucionarias del continente africano (Conflicting Missions: Havana, Washington, and Africa, 1959-1976). Ariel Armony, por su parte, aporta también un resumen de sus investigaciones previas sobre el papel de los militares argentinos en los conflictos centroamericanos de los años setenta y los pormenores de sus relaciones con diferentes agencias del gobierno de Estados Unidos (Argentina, the United States, and the Anti-Communist Crusade in Central America, 1977-1984). Estos tres artículos son un punto alto del libro por la diversidad de enfoques y temas que despliegan para probar el rendimiento de una idea-fuerza dic2008/ene2009 planteada en la introducción: la necesidad de atender a la independencia relativa de los diferentes países en relación a la clásica determinación de campos del conflicto global o, mejor dicho, las estrategias particulares de algunos gobiernos para sacar provecho a ese enfrentamiento en función de sus propias agendas. La tercera sección, titulada “Luchas cotidianas sobre cultura y representación en la Guerra Fría latinoamericana”, es la más extensa y reúne artículos desiguales en sus ambiciones y logros para abordar otro de los temas claves de la introducción: la importancia de analizar los aspectos culturales y el nivel simbólico de las luchas globales del período. Esta preocupación, que ya había guiado otros emprendimientos editoriales de Joseph (especialmente el sonado Close Encounters of Empire: Writing the Cultural History of U.S.-Latin American Relations, compilado junto a Catherine LeGrand y Ricardo Salvatore), aparece de forma diferente en cada artículo. Seth Fein se centra en las limitaciones que el panorama político mexicano, fundamentalmente su nacionalismo y la herencia del lenguaje revolucionario, impuso a los programas de comunicación desplegados de forma encubierta por agencias del gobierno de Estados Unidos. El eje del texto de Eric Zolov sobre movilizaciones estudiantiles de 1961 en Morelia, México, es el impacto local de la Revolución Cubana sobre la percepción de las instituciones culturales estadounidenses en esa ciudad. Steven Bachelor, por su parte, analiza la influencia que tuvo la expansión de la industria automovilística estadounidense en el desarrollo de los conflictos obreros y en el propio surgimiento de una conciencia de clase, también en México. En el último estudio del caso mexicano, Stephen Pitti pone el foco en los reclamos de los trabajadores inmigrantes para mostrar la eficacia de las estrategias de organización y comunicación desplegadas bajo el influjo de César Chávez en el panorama social y político de Estados Unidos en la década del sesenta. La sumatoria de estudios sobre México redunda en cierta desproporción en el diseño global de la sección, tanto en términos cuantitativos como cualitatativos, ya que se trata de un país algo excepcional en la historia latinoamericana, especialmente durante la Guerra Fría, con la carga de su pasado revolucionario, su carácter fronterizo entre el norte y el sur del continente, su particular política exterior a lo largo del siglo XX y su excepcional relación de vecino de Estados Unidos, entre otros aspectos peculiares. Los otros dos artículos de esta sección abandonan por fin el caso mexicano y cambian ligeramente de temática al incorporar el análisis de género de las luchas de los años sesenta y setenta en Brasil y Guatemala. En el primero, Victoria Langland prueba la productividad que puede alcanzar la nueva historia cultural al plantear animada y consistentemente el influjo que el contenido sexual asignado a la participación de las mujeres en las movilizaciones estudiantiles de los sesenta tuvo en las prácticas represivas del gobierno autoritario brasileño. dic2008/ene2009 En el segundo, Carlota McAllister trata de mostrar las fuerzas contradictorias que dieron forma a los procesos de modernización capitalista de una zona rural de Guatemala, donde las mujeres indígenas tomaron en sus manos la resistencia a las demandas de los brutales regimenes represivos que gobernaron ese país a partir de 1954. Para cerrar el libro, Daniela Spenser ofrece un panorama de los contenidos y aspiraciones del volumen con el objetivo de demostrar que se consiguió poner “patas arriba” la “historia convencional de la Guerra Fría”. La autora sostiene que se logró “trascender los paradigmas dicotómicos de interpretación” e “incluir sujetos humanos a menudo marginalizados” para “ubicar los intereses nacionales, las políticas de Estado y la economía internacional en la esfera político-cultural en la que el poder estatal es desplegado e impugnado a través de representaciones, sistemas simbólicos y nuevas tecnologías, reconociendo que el ejercicio del poder no fluye solamente de las políticas e intervenciones de los Estados sino que también funciona a través del leguaje y los sistemas simbólicos en las prácticas cotidianas”. Sin embargo, su excelente resumen de los aportes individuales de los diferentes artículos no alcanza para disipar la sensación de que los aciertos más importantes están en la sección dedicada, precisamente, al nivel estatal, a la participación de diferentes países latinoamericanos en la “guerra civil internacional” que enfrentó a las potencias mundiales, a la imbricación de sus historias nacionales con los conflictos globales. Spenser señala que aún queda mucho para investigar sobre estos asuntos, especialmente en relación al papel de Cuba y a las dinámicas institucionales de la burocracia soviética, pero los tres artículos de la segunda sección de este libro ya marcan un camino claro para futuros esfuerzos. El panorama es más confuso en el terreno de lo cultural y simbólico. Aunque los textos de la tercera sección dan cuenta de que, efectivamente, “la Guerra Fría se peleó en muchos frentes”, muchos más de los reconocidos en las historias más tradicionales, resulta todavía incierto para dónde apuntarán futuros trabajos sobre estos asuntos. Parecería que en este terreno se corre todavía el riesgo de caer en el catálogo, en la sumatoria de temas y enfoques, sin reconocer que el esfuerzo de restaurar contingencia al pasado histórico necesita como sostén algunas certezas, capacidad de síntesis y jerarquización de problemas y líneas de análisis. Quizás es tiempo de marcar una agenda de investigación que vincule efectivamente cultura y política, más allá de las declaraciones de intenciones. El grupo de académicos reunido por Spenser y Joseph en este importante libro es seguramente uno de los más capacitados para emprender esta apremiante tarea. De lo contrario, el despliegue de estudios monográficos puede agotarse en sí mismo y derivar en una suerte de desvelo cartográfico por calcar “puntualmente” el mapa sobre el territorio del imperio, como en el trillado pasaje de Borges de 1960, otro texto emblemático de la época que venimos considerando. www. revistaprl.com PRL 17 PRL se publica seis veces al año. Cada edición pasa revista a lo más estimulante y original de lo recientemente publicado en literatura, biografía, memoria, historia, política, filosofía, ciencia. Suscríbase ahora y reciba PRL cada dos meses. Edición impresa EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 21 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 28 PRLONLINE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 15 Edición impresa + PRLONLINE EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 29 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 36 Obtenga cada edición de PRL en un PDF con diseño propio. La suscripción anual otorga acceso a todas las ediciones de PRL. Para preguntas sobre su suscripción o para ordenar una por teléfono por favor contáctenos llamando al 212.864.4280 o visitando www.revistaprl.com. También puede suscribirse enviando un cheque o money order a: Mido Editores Inc. 476 Central Park West, Ste. 4A, New York, NY 10025. www. revistaprl.com 18 PRL Una mirada occidental Juan Marchena Fernández The Discovery of Mankind. Atlantic Encounters in the Age of Columbus, de David Abulafia sa región tuvo también que ser repoblada con esclavos africanos, originándose uno de los cambios culturales más importantes ocurridos en menor tiempo. Todo esto, nada menos que las consecuencias de este proceso, la realidad de una de las más terribles hecatombes humanas y culturales sucedidas en la historia de la humanidad, más allá de lo que señalan los libros y los tratados medievales y renacentistas, y de la preocupación intelectual, doctrinal y eclesiástica europea, apenas si aparece en la obra de Abulafia. Esto, dice él, no es lo que le interesa contar. N New Haven and London, Yale University Press, 2008, 408 pp., US$ 35.00 D avid Abulafia es un especialista en historia del Mediterráneo medieval y renacentista. Es autor de destacados trabajos como Frederick II. A medieval emperor; Commerce and Conquest in the Mediterranean, 1100-1500; The Western Mediterranean Kingdoms, 1200-1500. The Struggle for Dominion; Mediterranean Encounters. Economic, Religious and Political, 1100-1550. Con The Discovery of Mankind Abulafia cambia de escenario. Sin abandonar del todo sus perspectivas mediterráneas, lo que ofrece aquí es una visión que él mismo dice muy particular, del proceso de expansión europea a través del Atlántico, desde la baja Edad Media hasta la época colombina. Un proceso de encuentros atlánticos, en el que tuvo lugar “the discovery of mankind”, que culminó con el “prodigioso” “descubrimiento renacentista del hombre”, y al que siguieron nuevos encuentros en América, Asia o África. Solo con reflexionar sobre estos propósitos iniciales, y observando el empleo de determinados términos (mankind, encounters, discovery, wonder...) el lector puede ver que lo que tiene entre manos es un libro que, aunque se acerca al tema del terrorífico y sangriento choque de civilizaciones que produjo la expansión atlántica europea, tanto en las islas Canarias como posteriormente en América, sin embargo enmarca este conflicto –a partir de la lectura de algunos autores de la época– como un inevitable encuentro de la cultura occidental con la otredad no-europea, sucedido tras el descubrimiento de lo que hasta entonces y para los europeos fueron los hombres desconocidos. O sea, un libro escrito desde una perspectiva netamente eurocéntrica (y deseo, en principio, despojar este término de cualquier rasgo negativo). La estructura del trabajo del profesor Abulafia no ofrece grandes sorpresas sobre lo anunciado en su prólogo. En la primera parte expone sus ideas –elaboradas especialmente a partir de las lecturas de Colón– sobre cuál era el horizonte mental de los europeos acerca de los pueblos situados más allá del espacio que comúnmente conocían: los que habitaban tierras, islas y costas ignotas o imaginadas. En la segunda parte ofrece la visión de los au- dic2008/ene2009 tores de la época sobre los pobladores de las islas Canarias, sus ideas preconcebidas sobre los mismos antes de su conquista, y posteriormente la invasión de estas islas y la esclavización de sus moradores hasta su extinción (Aquí añade también unas escasas páginas referentes a la conquista portuguesa de las costas africanas, contemporánea a la de Canarias). La tercera parte –la más extensa del libro–, la dedica a la imagen que fue creándose en Europa sobre las Antillas americanas tras su “descubrimiento”, la polémica sobre si se trataban de tierras asiáticas o de un “nuevo mundo”, sobre el origen y carácter de sus habitantes, sus formas de organización, y finalmente su conquista y los inicios de su explotación. La cuarta y última parte del libro es una miscelánea conformada por un comentario sobre el papel de Américo Vespuccio como propagandista de la continentalidad americana (un personaje que al autor no parece caerle simpático), un ensayo sobre el “descubrimiento” y conquista del Brasil (donde en apenas veinte páginas resuelve la presencia de portugueses, italianos y franceses en aquellas costas), finalizando con la exposición de la teoría y la práctica de el requerimiento como fórmula religiosa y política de dominación sobre los indígenas americanos. Unas conclusiones, al final de la obra, cierran la idea del autor sobre el descubrimiento renacentista del hombre: The discovery of man in the At- lantic transformed the world, laying the basis for the great empires of Spain, Portugal and eventually England, France and Holland… It transformed the Americas, by mortality and conquest, and Africa, as demand for slaves to work mines and plantations in the Americas grew exponentially. But it also jolted Renaissance Europe: Christians, Jews and Muslims were only part of God’s Creation. Esta es la conclusión a la que llega el profesor Abulafia. Pero apenas si señala que el precepto divino de evangelizar a los pueblos descubiertos fue ejecutado a pesar de que la confusión de cómo realizar esta misión civilizadora fuera mayúscula, dado que la discusión fundamental versó sobre si estos pueblos eran infieles o simplemente bárbaros. En uno y otro caso, según los teóricos de la época, debían ser tratados de manera diferente. En el fondo, se trata de una cuestión históricamente intrascendente de cara a los resultados finales, ya que la anhelada conversión se hizo de todos modos a la viva fuerza. Los pueblos que tuvieron la dicha de ser encontrados por los europeos no resistieron las bondades de tal concurrencia civilizatoria. Las Canarias tuvieron que ser repobladas rápidamente con gentes venidas de Europa y, sobre todo, con esclavos traídos forzosamente de África, porque sus naturales no sobrevivieron a la invasión. Y en el Caribe volvió a repetirse la historia, a mayor escala: en poco más de veinte años, esta inmen- o se puede negar el interés de las aportaciones de Abulafia respecto al tema que le ocupa. Reflexionar sobre el pasado permite conocer el conjunto de elementos que nos conforman como sociedades contemporáneas: al fin y al cabo somos un destilado del pasado. Y la mirada sobre el mismo siempre debe ser múltiple, caleidoscópica, donde todas las perspectivas tengan cabida, porque todas aportan y todas enriquecen el análisis. Pero a la vez, a estas alturas de la reflexión sobre el valor y los aportes de Occidente en el contexto de nuestra actual humanidad globalizada, frente a la necesidad de que las sociedades puedan desarrollar principios y valores colectivos incluyentes respecto de la otredad, el lugar donde cada observador desea sentarse a estudiar, la posición donde se sitúa, es vital para calibrar los resultados que desea obtener; y demostrativa de sus intereses. ¿Por qué analizar el encuentro de Occidente con América casi exclusivamente a partir de la mirada de los autores europeos de la época, desde ese único punto de vista? ¿Que no quedan testimonios de la otra parte? Esa es una afirmación que ya nadie puede sostener. Miles de trabajos de todo tipo ofrecen perspectivas de lo que algunos autores llamaron, hace ya décadas, la visión de los vencidos. Muchos de estos materiales surgieron o proceden, y esto es interesante, de la mano de algunos de los propios destructores, por ejemplo los “Cronistas de Indias”. Es realmente escaso el uso por parte de Abulafia de los escritos de estos. Muchos de ellos, por no decir todos, abordan los mismos temas de que él se ocupa, y algunos con especial dedicación, extensión y profundidad. La omisión es especialmente llamativa en el tratamiento de las sociedades originarias del Caribe, donde estos cronistas todavía son una fuente básica de información. Solo encontré referencias a Pané (quien no es de los principales), Las Casas (pero no a su Historia General), Hernán Cortés y Bernal Díaz (que no tratan sobre estas sociedades del Caribe), y Fernández de Oviedo (usado poco e indirectamente). Los demás parecen no existir. (Curiosamente, en cambio, sí hallamos muy citados y trabajados los cronistas de la conquista de Canarias). ¿Cómo se explican estas omisiones? ¿Se trata de desinformación, o de que abordar este capítulo de la historia americana con la profundidad necesaria era una tarea que excedía del propósito del autor? Pero entonces, ¿por qué abordarla? dic2008/ene2009 www. revistaprl.com PRL 19 África de las Heras en México y Uruguay Random House Mondadori Julián Corvaglia Patria. Una española en la KGB de Javier Juárez Barcelona, Editorial Debate, 2008, € 19.9 ¿ Patria con Valentino Marchetti. público Cómo llega una española a ser coronel condecorada de la KGB? ¿Cómo logra ser profesora de espías del servicio secreto del centro del bloque comunista una mujer acunada en la alta y tradicional burguesía, ex-alumna de un colegio de monjas, y nacida en un país en declive? En la introducción se lee que “el mejor espía es aquel de quien menos se sabe”. África de las Heras (conocida como Patria) fue de las mejores: solo se supo de sus actividades tras su muerte. Y la información oficial sigue vedada y acumulada en los antiguos archivos de la KGB (siglas en ruso del Comité de Seguridad del Estado) de Moscú. El primer capítulo de la biografía de África se extiende demasiado sobre sus raíces y su familia. Pero tiene el acierto de mostrarnos a una joven a quien le desagradaban profundamente su ambiente familiar y el rol social establecido para la mujer. Su rebeldía y su pasión ya se perfilaban desde temprano. A los diecinueve años se casó con un militar seis años mayor. Pero el choque de caracteres fuertes y sus ansías de independencia hicieron que la pareja fracasara, no sin antes tener un hijo que falleció a corta edad. La gran discrepancia con su familia a partir de ese matrimonio hizo fácil que decidiera cortar todos los lazos con la misma. Nacida en Ceuta en 1909, un resto colonial español en Marruecos, África empezó su carrera como miliciana en la fallida insurrección revolucionaria española de 1934, y como una especie de policía e inquisidora durante la Guerra Civil española. Fue uno de los miembros de las patrullas de control del Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, creadas oficialmente en agosto de 1936. Este se creó por decreto del gobierno provincial y contaba con representación proporcional de partidos y sindicatos. Ella estaba por parte del sindicato de la Unión General de Trabajadores (UGT). Las patrullas tenían labores policiales y de seguridad, y fueron responsables de abusos y excesos. En los informes franquistas sobre hechos delictivos cometidos por la “dominación roja”, África fue, según testimonios de al menos tres personas, una de las interrogadoras de la cárcel barcelonense de San Elías. En Moscú, junto a José Gros y Rafael Vidiella. Cuando se fue a Madrid, en 1933, ingresó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y a la UGT, y conoció a un destacado dirigente sindical, Luis Pérez García-Lago, con quien tuvo una prolongada relación sentimental. Un año más tarde, tras la huelga general del 5 de octubre, mostró su compromiso y valentía en la primera línea de acción. Al momento del inicio de la Guerra Civil tenía una doble militancia. Por un lado, estaba afiliada a las Juventudes Socialistas Unificadas que unían a los jóvenes del Partido Socialista con los del Partido Comunista, y tuvieron como primer dirigente a Santiago Carrillo, quien desde 1960 hasta 1980 fue el secretario general del Partido Comunista Español. Por el otro, al Partido Socialista Unificado de Cataluña, fruto de la unión de partidos catalanes de izquierda y defensor de las tesis soviéticas. En 1937, África es captada por el NKVD (luego KGB) en Barcelona por Leonid Eitingon, responsable máximo de la “Operación Pato” que culminó con el asesinato de León Trotsky en la capital mexicana. Cabe recordar que el apoyo de los rusos al bando republicano en la guerra intestina no fue menor: “Entre octubre de 1936 y julio de 1937, la URSS envió a España 648 aviones, 347 tanques, 60 vehículos acorazados, 1,186 ametralladoras y 340 morteros”. Sumando a unos mil tanquistas y pilotos, y unos seiscientos asesores militares. Después del capítulo sobre los antecedentes y la Guerra Civil, el libro se aleja de la biografiada. Tras un minucioso apartado sobre la historia de la KGB, se centra en la familia Mercader. La madre, Caridad, fue una destacada militante comunista, que tuvo como hijo al asesino de Trotsky: Ramón Mercader. Ella fue una de las responsables de los incidentes entre anarquistas, poumistas y comunistas, que se saldaron con unos quinientos muertos durante 1937. Es decir que, en plena Guerra Civil, el stalinismo no solo tuvo purgas internas sino que las exportó a la península ibérica, debilitando al bando republicano. El relato de los Mercader viene a cuento de que la primera española enviada a México por el NKVD a espiar y seguir los movimientos de Trotsky fue África de las Heras. El autor, Juárez, no cree que fuera traductora ni secretaria del líder exiliado, como señalan otros. Impresionante es conocer los detalles de la preparación del asesinato de quien condujo y creó al Ejército Rojo, aunque se le dedica demasiadas páginas. www. revistaprl.com 20 PRL -EGA LLL#B>9D:9>IDG:H#8DB HZZmigVV Za]jbdgYZ7dg\Zh EVWadYZHVci^h 7dg\Zh YZ6Yda[d7^dn8VhVgZh 9Zhi^cd:Y^X^dcZh!'%%+!&#++(ee#! 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Caretas de Lima “El término del aislamiento entre escritores, lectores, editoriales, librerías, periódicos y bibliotecas latinoamericanas, de que hemos padecido tanto tiempo”. El Mercurio de Santiago “Más opinado y amplio que una mera reseña... el resultado es dinámico y polémico”. El País de Montevideo Para más información visite nuestro sitio web: www.revistaprl.com Primero, el intento fracasado del grupo liderado por el pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, uno de los grandes muralistas de la historia mexicana. Este no solo combatió en la Guerra Civil española, del lado republicano por supuesto, sino que llegó a teniente coronel y se ganó el apodo de “el Coronelazo”. Segundo, el plan ejecutado por la familia Mercader, que terminó con Ramón clavando un martillo de alpinismo en la cabeza de Trotsky. Es milagroso cómo el teórico de la revolución bolchevique se salvó del atentado encabezado por Siqueiros. Él mismo, junto con otras diecinueve personas, asaltó la residencia trotskista en la madrugada del 24 de mayo de 1940. Arrojó una bomba incendiaria que no explotó y ametralló la habitación. Según la Policía hubo setenta y tres impactos de bala en el dormitorio y unos trescientos en todo el inmueble. Sin duda ni él ni sus secuaces eran profesionales. Ramón Mercader contó a su hermano que Siqueiros “se comportó como un estúpido. El cabrón entró allí con todo un ejército de matones y empezó, como buen mexicano de película, a pegar tiros en todas las direcciones, como si tuviera una regadera. Y se fue sin comprobar si había matado a alguien o no”. También dijo que al ver tan desesperado a Eitingon, a quien Stalin encargó el asesinato, él mismo se ofreció a ser el ejecutor. Volviendo a África, en 1941 a la edad de 32 años, pisó por primera vez la tierra de Lenin y esto la llenó de felicidad. Años más tarde escribió en su único testimonio citado: “Durante mucho tiempo no podía creer que mi sueño se hubiera hecho realidad. Estaba en la patria de la Revolución de Octubre”. Pero la espía no duró mucho tiempo en su meca. Para ella la Segunda Guerra Mundial (SGM) estalló recién cuando Alemania atacó a la Unión Soviética (1941). Cuenta que tras acabar cursos de enfermería tuvo que insistir para lograr que la mandaran al frente, que le “resultaba difícil creer que por fin iba a combatir por el país que simbolizaba un modelo para todos los pueblos”, y que al conseguirlo “era la persona más feliz del mundo”. Relata que luego de un tiempo en una unidad médica se especializó en transmisiones de radio, y antes de volver a la guerra el coronel Dimitri Medvédev y dos hombres le hicieron unas preguntas: “¿Sabes disparar? Sí, tengo una insignia de tirador de Voroshilov. ¿Sabes nadar? Sí, era la mejor nadadora de mi ciudad. ¿Has saltado alguna vez en paracaídas? No, pero puedo aprender con rapidez”. Si le cabe el mote de heroína no hay duda de que lo ganó durante la SGM. En pleno conflicto mortal fue lanzada en paracaídas tras las líneas alemanas, cerca de la capital de Ucrania. Corría el año 1942. Su tarea era ser la encargada de las transmisiones de radio. Juró no rendirse viva y antes de morir destruir la emisora y los códigos. Así resumió la labor de su guerrilla el coronel Medvédev: “En combates y escaramuzas aniquilamos hasta doce mil soldados y oficiales hitlerianos y bandidos, traidores a su patria. (...) Levantamos a la gente soviética a una resistencia activa, volamos convoyes, puentes, destruimos haciendas alemanas, dic2008/ene2009 empresas y almacenes, destrozamos y averiamos el transporte móvil del enemigo y matamos a cabecillas fascistas”. Pasó casi tres años en los bosques ucranianos, comiendo lo poco que proveía la naturaleza en la hostil retaguardia nazi. Escribió: “El primer año pasamos un hambre horrible y cuando llegó el invierno casi morimos de frío hasta que nos suministraron material de abrigo. Pero nadie se quejaba. En nuestra unidad imperaba una disciplina férrea y una profunda amistad”. Luego la espía de Ceuta también combatió en la defensa de Moscú. Ahí regresó en 1944 y fue reconocida con la Medalla del Guerrillero de primer grado, la Medalla de Defensa de Moscú, la Medalla de la Victoria y la Orden de la Estrella Roja. En Mayo fue invitada a comer a casa de Dolores Ibáurri (La Pasionaria), junto con los otros españoles del equipo de Medvédev. F inalizada la SGM fue destinada a París, donde su coartada fue ser modista de alta costura. Pasó luego al Uruguay, donde comienza a usar el seudónimo Patria, su nombre para la KGB. En el país sudamericano se casó un año más tarde con un escritor uruguayo de ideas decididamente antimarxistas. En Montevideo tuvo como tapadera un estudio de costura y luego un negocio de antigüedades. Su segundo marido, Felisberto Hernández, murió creyendo que su amor español era costurera, refugiada política de la guerra fraticida y viuda. La verdad es que gracias a él Patria pudo obtener rápidamente la ciudadanía y desplegar una red de información comunista en el Cono Sur. El último matrimonio fue directamente de camuflaje, de conveniencia al servicio de la KGB. Formó con su tercer marido, su jefe durante un tiempo y un ex alto funcionario de la Internacional Comunista, Valentino Marchetti Marko (en realidad Giovanni Antonio Bertoni, italiano), una de las células más activas de la KGB en América del Sur. En el libro se desliza que quizás fue ella la autora de la muerte de Marko por paro cardíaco. Según una vecina “el comentario del barrio era que ella lo había matado”. Desde su base en Uruguay África colaboró con una de las principales organizaciones de infiltración soviética en los Estados Unidos, la liderada por William Fischer, alias Rudolf Abel. La misión de África, por los años 1949 y 1950, era “suministrar información militar sobre el aprovisionamiento de material militar norteamericano a los chinos nacionalistas en su enfrentamiento con los comunistas, y posteriormente a Corea del Sur durante la guerra de Corea”. El largo y profundo brazo de la KGB llegó a tener colaboradores en el registro civil de nacimientos, matrimonios y muertes de la provincia argentina de Buenos Aires. Se trató de Pedro Ruzak, alias Grek, quién trabajó para África. El objetivo era conseguir documentos legales, para lo cual una agente rusa de la KGB fingía haber perdido sus documentos personales y su partida de nacimiento. Luego Ruzak y África salían de testigos. www. revistaprl.com dic2008/ene2009 En 1961 se fue de Montevideo hacia la capital soviética, y se sabe que en 1971 y 1972 visitó Israel con el objetivo de crear una red de informadores. En 1976 recibió la más elevada condecoración soviética: la Orden de Lenin (que no la obtiene cualquiera. Solo gente como Fidel Castro, Nikita Kruschev, los mariscales Tito y Zhúkov, el escritor Máximo Gorki, el astronautaYuri Gagarin). En 1985 se retiró y fue premiada con la distinción de la KGB de Colaboradora Honoraria del Comité para la Seguridad del Estado, reservada solo para figuras muy significativas de la inteligencia exterior (como Kim Philby y William Fischer). Dice el autor: “Ni siquiera Ramón Mercader gozó de tantas y tan elevadas muestras de agradecimiento por parte de la nomenklatura comunista”. África dejó sus funciones a los setenta y seis años, y sus últimas ocupaciones fueron el entrenamiento de jóvenes agentes. Ya muerta recibió de la URSS su condecoración número doce. E l texto de Júarez tiene muchas puntillosas descripciones conjugadas con cero de opinión. Uno al abrir un libro sobre espionaje se lo imagina lleno de aventuras y anécdotas de operaciones y operativos, pero en este se encuentra más que nada con datos fríos, nombres y biografías de espías desconocidos. La principal virtud del libro es que el autor indagó todos los archivos publicados y todo lo escrito sobre el tema, dejando así la sensación de que sabe hasta lo que se ha susurrado sobre África. También entrevistó a personas que la conocieron directa o indirectamente, entre ellos a José Gros, guerrillero comunista en España y en la Unión Soviética, quien acompañó a África en sus aventuras como guerrillero en Ucrania. El mayor defecto es que el relato muchas veces se va por las ramas, dedicando demasiado a la genealogía de cada personaje presentado. Por momentos, uno queda desconcertado y cree que está leyendo la biografía de Trotsky o de Ramón Mercader o de algún agente importante de la KGB. Pareciera que el autor quiso compensar la falta de información fidedigna e inapelable sobre África con la historia de la KGB y la del asesinato de Trotsky, teniendo como resultado demasiadas páginas con información de los contextos. Es justo recordar que quien primero investigó y escribió un libro sobre África de las Heras fue Raúl Vallarino, un escritor uruguayo, que lanzó hace dos años su novela Nombre clave: Patria. Una espía del KGB en Uruguay. El autor cita a Vallarino directamente solo en cuatro ocasiones. La primera, con una extensa trascripción para cuestionar que la espía haya sido traductora ocasional de Trotsky. La segunda para contar cómo África y Marko chantajearon a un político uruguayo con inclinaciones homosexuales. La KGB mandó un joven con el que el político intimó y una vez sacadas las fotos le pidieron información política a cambio del silencio. La tercera es para decir que Vallarino cree que África estuvo implicada en el asesinato de Arbelio Ramírez, por ser un informador que quiso dejar de colaborar con la española. Arbelio fue un profesor asesinado en 1961 justo cuando finalizó el discurso del “Che” Guevara en la Universidad de Montevideo. La cuarta es indirectamente, con referencia de pie de página, para poner en duda la fecha dada por el novelista sobre el encuentro de África con Felisberto Hernández, el escritor uruguayo con quien se casó. N o es común que una mujer llegue a un alto cargo en el mundo del espionaje, menos común es que una española llegue a un puesto de peso en un país lejano y con otro idioma. Aparte de su belleza misteriosa, destacada en varios testimonios, los principales atributos de Patria fueron la inteligencia, la valentía, la discreción y la capacidad de organización. Y como dice el autor, es admirable que haya sobrevivido “a décadas de purgas internas en el propio régimen soviético y en sus servicios de inteligencia”, aunque la explicación puede estar en que no tuvo altos cargos en la peor época stalinista. En el único texto conocido suyo le piden escribir un breve relato de su vida. Llama la atención que no nombra directamente a su país natal (“un país capitalista atrasado con un régimen dictatorial”) ni dice una palabra sobre la Guerra Civil española. La española en la KGB parece haber muerto profundamente convencida de que su patria era la Unión Soviética y sin ni una pizca de dudas en los ideales de la revolución. El final de su propia reseña biográfica, escrita poco tiempo antes de fallecer, es contundente: “Nada ni nadie podrán arrebatarme mi fe hasta la muerte”. El lector podrá ver que la imaginación de autores como Tom Clancy y John Le Carré no está alejada de la realidad. Conocerá que la historia de África es una de tantas que se pueden reconstruir. Muchas de estas historias están aún ocultas y otras están contenidas en el Archivo Mitrokhin. Este perteneció al ex espía Vasili Mitrokhin y al publicarse en 1999 generó polémica en Gran Bretaña (país que lo asiló), Estados Unidos e Italia, puesto que reveló los nombres de centenares de espías que actuaron para los servicios de inteligencia soviéticos durante la Guerra Fría. Alguien atento encontrará un error en la contratapa del libro. Ahí se dice que África fue enterrada en el mismo cementerio y al lado de Ramón Mercader y Kim Philby. En el interior del libro uno encuentra que la lápida de Mercader está en el panteón exclusivo de Kuntzevo, al oeste de Moscú, mientras que los restos de África reposan en el cementerio de Jovánskoye, el más grande de Europa, situado al sur. En suma, el texto de Juárez es una biografía más para historiadores que para los que buscan una lectura de fácil digestión, y revela algunos sorprendentes secretos del stalinismo y de la Guerra Fría en América Latina. De la vida de África impacta hoy en día tanta entrega y arrojo por una causa, y sorprende hasta dónde llegaron los engranajes y los peones del poder soviético. PRL 21 www. revistaprl.com 22 PRL dic2008/ene2009 Se echa de menos un conocimiento más situado Soledad Falabella In the Name of Love de Aaron Ben-Ze’ev y Ruhama Goussinsky Oxford University Press, 2008, 260pp., US$ 39.95 E l amor es un tema favorito desde tiempos inmemoriales. Mitos ancestrales dan cuenta de la rica tradición mediante la cual la humanidad construye sus imaginarios culturales en torno a él. Ha sido uno de los motores más poderosos en las narrativas de nuestra historia común. En In the Name of Love Aaron Ben-Ze’ev y Ruhama Goussinsky buscan deconstruir el mito del amor romántico. O sea, el de Romeo y Julieta, Elena y Paris, Tristán e Isolda, Don Rodrigo y Doña Jimena o Jesús y María Magdalena. La tarea es demostrar que se trata de una ideología dañina y peligrosa, vinculada al totalitarismo y el extremismo. El libro enfrenta a sus lectoras y lectores a la paradoja del amor: el potencial negativo del sentimiento que suponemos el más positivo. Revisa las actitudes y los comportamientos básicos inspirados por él. Su objetivo es visualizar nuestra compenetración cultural con lo que ellos denominan la “ideología romántica”. Una mentalidad predominantemente heterosexual, pero también posible entre parejas homosexuales, que alimenta la creencia de que la amada es todo para el amante y que el amor es todo lo que se requiere, que dura para siempre y que lo conquista todo. Los amantes unidos son como una sola persona, y este amor es único, exclusivo, bueno y puro. El terreno resbaladizo del amor reclama una perspectiva compleja. La del libro lo es. Los autores trabajan desde un marco interdisciplinario en el que se combina la filosofía (Aaron Ben-Ze’ev es profesor de filosofía y presidente de la Universidad de Haifa) y la sicología (Ruhama Goussinsky enseña sicología en el Emek Ysreel College y la Univerisdad de Haifa). Los autores, a la hora de construir el relato, incorporan una diversidad de voces y diferentes puntos de vista. También los datos son heterogéneos: entrevistas formales de asesinos de sus esposas o parejas femeninas “por amor”, que se contrastan con testimonios informales y cultura tradicional y popular. Los ejemplos citados Ecos de La Celestina. incluyen desde el mito griego y el amor cortés hasta las citas bíblicas y filosóficas, pasando por la música popular, las películas de Hollywood y dichos y metáforas del inglés. La matriz común sobre la que descansa toda la gama de citas de In the Name of Love es la herencia occidental. Es central su revisión del libro clásico de la historia intelectual europea Amor en Occidente de Denis de Rougemont, escrito en 1939, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Preocupado por el destino de la humanidad, el autor suizo francés denuncia la desmesura de la pasión y su impacto en la historia. Su tesis es que hay una oposición insalvable ente el amor pasional y el matrimonio en la cultura de Occidente. Con ello, de Rougemont argumenta que la mistificación del amor pasional aún sigue vigente en dicha cultura y que esta vigencia tiene un potencial nefasto. En base a las entrevistas a asesinos y divorciadas, In the Name of Love insiste en el poder y el peligro del amor romántico: los autores demuestran cómo esta ideología trae consigo frustración y dolor personal. Como antídoto, argumentan a favor de la racionalidad y la eficiencia emocional. Hay que desmitificar este mal en la sociedad moderna, cada vez más acechada por la discrepancia entre el deseo del amor romántico y su imposibilidad: La norma es la ruptura, más que el matrimonio… La probabilidad de que los primeros matrimonios acaben en divorcio es de aproximadamente 50 por ciento; de 60 por ciento los segundos matrimonios. Las estadísticas resaltan la pertinencia de la pregunta: ¿no deberíamos ser ya menos susceptibles frente al amor romántico? Pero igual, persistimos. Para los autores lo problemático de la ideología romántica radica en la idealización, que opera como su mecanismo perverso: la pasión totalizante capaz de trastocarlo todo. El aporte de las entrevistas es notable: “Ella era todo para mí” dice uno de los asesinos. Y sigue: “No siempre es que matas a una mujer, o que sientes celos, o que le gritas, porque la odias. No. Es porque la amas; eso es el amor”. En la ideología romántica no hay alternativa, solo hay amor u odio. El amor romántico tiñe todo de un color absoluto y dicotómico. No hay flexibilidad, ni posibilidad de negociación, o es todo o nada. No hay racionalidad, sino locura: “Lo único que puedo decir es que ella era más honesta que un rollo de la Torah. ¿Por qué asesinarla entonces? Es que en ese momento tú no te das cuenta de nada. El amor te hace estúpido”. E ste trastorno del amor romántico tiene ecos del loco amor del clásico de Fernando de Rojas, La Celestina. En esta obra satíricodidáctica, Calixto enloquece a raíz de su amor por Melibea. Es la culminación de la tradición del amor cortés y, a la vez, su crítica: la obra fue “Compuesta en reprensión de los locos enamorados que, vencidos de su desordenado apetito, a sus amigas llaman y dicen ser su Dios, asimismo hecha en aviso de los engaños de las alcahuetas e malos e lisonjeros sirvientes busca reprehender.” A diferencia de la tradición medieval del amor cortés, donde el amor es un rito cuasi religioso que ennoblece, en nuestro ejemplo contemporáneo, el amor loco envilece. Sigue el asesino anterior: “O tal vez no vale la pena amar tanto así a una mujer. Tal vez tienes que amar menos, menos locamente. Esa es la locura del amor”. En vez de una consumación erótica entre los amantes, el desenlace es la muerte: “Mi mujer era del tipo de mujer que tú nunca asesinarías, a menos que por amor, porque el amor es locura”. El asesino confiesa que el amor lo llevó a la locura y a la violencia absoluta: el asesinato de la amada. Pero, al terminar culpa a su mujer: “Así está escrito en la Biblia, aunque tal vez ahí se trata de una mujer extraña, en todo caso, ‘el hombre recto ante Dios huirá de ella; el pecador será atrapado por ella’. Yo fui atrapado por ella. ¿Cuál es esa trampa? El amor”. La culpa del pecado original la tiene, una vez más, la mujer. Cherchez la femme. Y es aquí donde In the Name of Love es culpable: no tiene en cuenta la variable de la dominación genérico-sexual que reside en la base de la cultura judeo-cristiana. No entra en diálogo ni con la teoría crítica sobre el patriarcado como la de Adorno y Horkheimer, ni la feminista, ni la de los estudios de género que permiten profundizar de una manera históricamente crítica en asuntos relativos a la base estructural de la sociedad: la ideología que sustenta el fundamento de la pareja ideal heterosexual. Este punto pone a su vez en evidencia la ideología que inspira el libro, ciega a la diferencia sexual y la violencia que esta ha justificado en “nuestra” cultura. La teoría atenta a la dominación sexual aboga a favor de un conocimiento situado y la desconstrucción de la voz autorial; esto es, hacerse cargo del lugar desde donde se escribe y de la relación de poder sobre la cual se sustenta la producción del relato. En nuestro caso los autores no especifican ni la nacionalidad ni la cultura de sus entrevistados, ni la lengua en la que se llevaron a cabo las entrevistas. Es un misterio durante todo el libro si los datos provienen de los Estados Unidos o de Israel. Tampoco se hacen cargo de la multiplicidad de voces e intertextualidades, ni de la interculturalidad que subyace como marco del libro. ibero-anuncio 20/5/08 07:02 Página 1 dic2008/ene2009 www. revistaprl.com PRL 23 Iberoamericana Editorial Vervuert 2008 Jáuregui, Carlos A. CANIBALIA Canibalismo, calibanismo, antropofagia cultural y consumo en América Latina Edición corregida, 750 p. (Ensayos de Teoría Cultural, 1) Tapa dura/Hardcover USD 142 / Rústica USD 60 ISBN 9788484892991 Pr emio C asa de las Amér icas 2005 * Canibalia traza la genealogía múltiple del caníbal y sus permutaciones, que incluyen al caribe, a la mujer caníbal, al Calibán de Shakespeare, de Fernández Retamar, de Césaire y de Lamming, y al antropófago de Oswald de Andrade, para marcar el lugar del otro en el imaginario del colonizador. El estudio expone de qué modo el caníbal es reapropiado por diversos proyectos indigenistas, vanguardistas, revolucionarios o americanistas como una seña de identidad y como un tropo de apoderamiento por ingestión. Chang-Rodríguez, R. (ed.): «Aquí, ninfas del sur, venid ligeras». Voces poéticas virreinales. 448 p. (Textos y Estudios Coloniales y de la Independencia, 18) USD 29,80 ISBN 9788484893431 rústica / USD 98 ISBN 9788484893943 tapa dura Igler, S.; Stauder, T. (eds.): Negociando identidades, traspasando fronteras. Tendencias en la literatura y el cine mexicanos en torno al nuevo milenio. 280 p. (Estudios latinoamericanos, 49 [Erlanger Lateinamerika-Studien]) USD 40 ISBN 9788484893608 Lienhard, M.: Disidentes, rebeldes, insurgentes. Resistencia indígena y negra en América Latina. 164 p. (Nexos y diferencias. Estudios de la cultura de América Latina, 21) USD 24,80 ISBN 9788484893493 Perkowska, M.: Historias híbridas. La nueva novela histórica latinoamericana (1985-2000) ante las teorías posmodernas de la historia. 372 p. (Nexos y diferencias. Estudios de la cultura de América Latina, 19) USD 40 ISBN 9788484893196 Saranyana, J. I. (dir.); Alejos Grau, C.-J. (coord.): Teología en América Latina II/ 2. De las guerras de independencia hasta finales del siglo XIX (1810-1899). 1126 p. USD 96 ISBN 9788484893332 * Disponibles los 4 vols. al precio especial de USD 240 ISBN 9788495107473 Sigüenza y Góngora, C. de: Oriental Planeta Evangélico. Edición de Antonio Lorente Medina. 128 p. (Biblioteca Indiana, 11) USD 25,80 ISBN 9788484893479 IBEROAMERICANA - VERVUERT. Madrid: Amor de Dios, 1 - E-28014. Tel.: +34 91 429 35 22 - Fax: +34 91 429 53 97 Frankfurt: Elisabethenstr. 3-9 - D-60594 . Tel.: +49 69 597 46 17 - Fax: +49 69 597 87 43 www.ibero-americana.net Para pedir en los Estados Unidos/Orders in the US: www.amazon.com - www.latambooks.com - www.latinamericanbooks.com 24 PRL www. revistaprl.com dic2008/ene2009 Una visión poco halagüeña de la mente humana Sergio Missana Mind Real: How the Mind Creates its Own Virtual Reality de Robert Ornstein y Ted Dewan Malor Books, 2008, 173pp., US$27.99 L a tesis central de MindReal: How the Mind Creates its Own Virtual Reality es que la mente crea una versión muy simplificada de la realidad, a la que Robert Ornstein llama “MindReal” o “pequeño mundo”, que la mente confunde con la realidad. Aunque dedicado específicamente a esta reducción cognitiva del mundo realizada por la mente humana, Mind Real puede leerse como un resumen y una integración de los trabajos anteriores de su autor. De perfil algo más bajo que Edward O. Wilson (Sociobiology), Richard Dawkins (The Selfish Gene) y Steven Pinker (The Blank Slate), Robert Orenstein es unos de los principales exponentes y divulgadores actuales de las ciencias de la naturaleza humana. Principalmente a partir de su investigación en torno a la lateralidad cerebral y sus esfuerzos por aportar una mirada panorámica al debate sobre la naturaleza humana. En The Evolution of Consciousness, su obra más difundida, Ornstein había abordado una ambiciosa descripción evolutiva de la mente humana. Esta sería un accidente de la naturaleza: el aumento del tamaño del cerebro, que marcó un salto radical en relación a nuestros ancestros inmediatos, habría servido originalmente para enfriar el cerebro, generando un exceso de células que permitió las nuevas funciones cognitivas desplegadas por el homo sapiens. La mente no evolucionó, según Ornstein, para darnos una imagen comprensiva y objetiva del mundo, sino para generar estrategias de acción orientadas a la supervivencia. Estaríamos programados (desde el nivel de las neuronas) para notar cambios en el ambiente, no procesos graduales. Ornstein enfatiza que “nuestro mundo de la vigilia es tan soñado como aquellos que habitamos durante el sueño” y que la mente funciona “en línea”, constituyendo un sistema de procesamiento del mundo que, al igual que el de los demás animales, descarta y simplifica. Asimismo, ahonda en su teoría (planteada en Multimind, de 1986) de un sistema de módulos mentales independientes, compuesto por diversas funciones que operan bajo el umbral de la conciencia, controladas por un sistema operativo central o “yo” débil, a merced de las emociones y de influencias externas. Ornstein subraya que la evolución biológica dejó de ser relevante hace 40 mil años: estamos adaptados para sobrevivir en un medio que ya no existe y debemos adoptar nuevas estrategias cognitivas en respuesta a la rápida evolución cultural y a los cambios y dilemas que esta ha generado. Es precisamente a esa transformación radical del planeta que Ornstein (en coautoría con James Burke) dedica The Axemaker’s Gift: Technology’s Capture and Control of Our Minds and Culture. Allí postula que, a lo largo de la historia, las grandes innovaciones científicas han sido utilizadas por una minoría de especialistas como un instrumento no solo de “progreso” y manipulación del mundo, sino también de control social y concentración de poder, promoviendo e imponiendo a su vez una modalidad de pensamiento específica –secuencial, funcional a las innovaciones técnicas– a costa de excluir otras. Su análisis del pacto fáustico con aquellos que “nos dieron el mundo a cambio de nuestras mentes” arranca con las primeras hachas de piedra en el paleolítico y recorre los grandes hitos de la innovación técnica: la agricultura, la escritura, la ley, el alfabeto, la imprenta, los sistemas educativos y de salud estandarizados y el mismo método científico. Su tesis central “¡Esta revista habrá que leerla!” Carla Cordua en El Mercurio de Santiago equivale en cierta medida al llamado de Paul Feyerabend a “defender a la sociedad de la ciencia”. El filósofo austríaco describió la ciencia como una ideología que transitó de ser una fuerza liberadora, contribuyendo en los siglos XVII y XVIII a erosionar un sistema de pensamiento comprensivo, a declararse poseedora de la verdad absoluta, deviniendo en una religión que “inhibe la libertad de pensamiento”. Ornstein y Burke propugnan una modalidad de pensamiento flexible y holística opuesta al reduccionismo científico y, al igual que Feyerabend, una toma de decisiones que abarque horizontes temporales amplios y no quede en manos de los así llamados “expertos”. R egresando a Mind Real, el punto es que “la mente no nos acerca a la realidad. Produce una versión seriamente reducida, editada… una hábil ilusión”. Del total de energía electromagnética que nos toca, el sistema nervioso solo procesa una trillonésima parte, realizando operaciones de enorme complejidad con el fin de hacernos las cosas simples. La realidad virtual que habitamos, confinada por nuestro sistema de procesamiento de información, se relaciona sin embargo con eventos del mundo externo relevantes para nuestra supervivencia. Ornstein retoma aquí la idea de una multiplicidad de mentes especializadas y separadas, un conjunto no diseñado sino acumulado en distintas fases de la evolución biológica, que conformaría un “escuadrón de bobos”. Aunque el sistema operativo mental nos provee la ilusión de un yo unificado, que también proyectamos a los otros, los diversos módulos mentales operan de manera independiente, sin organización central, de acuerdo a rutinas fijas que pueden transferirse de una actividad a otra y ser manipuladas. Ornstein enumera las cuatro políticas básicas de la mente: a) sensibilidad a la información reciente, b) percepción de cambios en el medio, c) comparación y d) relevancia de eventos determinada en relación a la persona. La mente, afirma, no es primordialmente “racional”; la racionalidad se emplea en contextos muy limitados y no es práctica, resultando demasiado lenta y engorrosa para la vida real. La función del sistema mental es realizar bosquejos rápidos de la realidad y guiar la acción en función de peligros y oportunidades. Su simplicidad estaría en la base de su adaptabilidad, permitiéndonos navegar situaciones complejas con poca información en la conciencia. “Nuestra mente está obsoleta”, concluye Ornstein. La mente evolucionó para crear una realidad virtual del mundo de hace decenas de miles de años, un entorno estable. El mundo actual presenta más cambios en un día que lo que nuestros ancestros debieron enfrentar en miles de años. “El desarrollo humano moderno es mental, no físico”. Enfrentamos problemas en una escala y a una velocidad para las que nuestra biología no nos ha preparado, “… ya que la realidad virtual en que vivimos solo nota cambios bruscos en el mundo, los seres humanos no son capaces de registrar transformaciones peligrosas que no constituyen emergencias inmediatas”. Uno de los aspectos más destacables de MindReal es su falta de pretensión, un pecado –el de tomar sus premisas demasiado en serio– en el que incurre otro texto notable dedicado al tema, The User Illusion: Cutting Consciousness Down to Size (1991) de Tor Nørretranders, y buena parte de los trabajos del biólogo chileno Humberto Maturana, a quien Richard Rorty ha calificado como “el tipo de científico que anuncia que el último trabajo en su disciplina tiene profundas implicancias filosóficas”. Se trata de uno de los dilemas que enfrentan las nuevas ciencias de la mente, el cerebro, los genes y la evolución: los avances científicos proporcionan una modalidad de conocimiento “particularmente satisfactoria” (en palabras de Pinker) pero al mismo tiempo se abocan a revisitar temas ya ampliamente tratados por la filosofía y la literatura. A riesgo de descontextualizar, ¿no pueden leerse las obras de Shakespeare, Cervantes, Montaigne, Kant, Tolstoi, Yeats, Proust, Lessing y un largo etcétera, como aproximaciones a la naturaleza humana? En MindReal, Ornstein no se propone “probar” argumentalmente su teoría de la mente, sino ilustrar una serie de ideas contraintuitivas con el fin de estimular la reflexión sobre procesos mentales que nos resultan invisibles y damos por sentados, pero que han tenido profundas consecuencias a escala planetaria. Esa es la función de The MindReal Tour del ilustrador Ted Dewan, una suerte de novela gráfica (o no-ficción gráfica) intercalada al texto de Ornstein que, de manera amena, complementa lo planteado por este. El humor del relato gráfico ayuda a asimilar lo que en estricto rigor en una visión bastante poco halagüeña de la mente humana, pero congruente con lo que han sido sus efectos en el mundo. www. revistaprl.com dic2008/ene2009 PRL 25 El Booker 2008 Akash Shah, Free Press Francesca Denegri The White Tiger de Aravind Adiga Free Press, 2008, 288 pp., US$ 24.00 “N i monstruo ni demonio. Solo un hombre que como el Buda ha despertado, mientras que todos ustedes siguen dormidos”, responde Balram Halwai al Primer Ministro chino en una de las siete cartas que escribe narrando su historia de “empresario autodidacta”. En una vuelta de tuerca sin precedentes en la narrativa india de lengua inglesa, The White Tiger, novela ganadora del prestigioso Booker Prize en su última versión, explora descarnadamente lo que significa despertar al éxito empresarial de la nueva economía de mercado en un país dominado por una antigua cultura de castas y de clases tan marcadamente jerárquica como es la India. Nacido y criado en un pueblo olvidado del Bihar en el corazón de las tinieblas de la India, Balram pasará de ser uno de los cientos de millones de indios “dormidos” y hambrientos que sobreviven malamente en “la India Oscura” y feudal, a ser el próspero dueño de una envidiable empresa de transporte corporativo en el Bangalore de la “India Reluciente”. La clave de la historia está en saber cómo un individuo perteneciente a una casta de sirvientes que durante siglos ha soportado las peores humillaciones bajo la incuestionable omnipotencia del amo rico, logra despertar y romper en un instante ese destino. Bajo la luz de un candelabro de vidrios colgantes en forma de diamantes, señal de su reciente y exitosa incorporación en la nueva clase media de la India moderna, Balram se sienta durante siete noches seguidas en su flamante oficina para desentrañar pacientemente aquel secreto que solo él conoce con lujo de detalles. La historia personal e inverosímil de Balram es también la historia del violento choque entre los dos sistemas sociales en los que actualmente se balancea precariamente la India. Por un lado está aquel representado por la nueva economía abierta de mercado, y por el otro el de la India tradicional, cerrada, inmóvil y segmentada en castas o “jaulas”, como las llama el narrador. “Si viene a la India buscando la Iluminación olvídese del Ganga y de los ashrams, mejor váyase al zoológico, ahí en el corazón de Nueva Delhi”, sugiere el recién estrenado empresario a su imaginado interlocutor. Desde esta reverberante analogía que desacraliza el tradicional sistema de varnas hindúa, la Aravind Adiga. India aparece como un zoológico en cuyas jaulas viven desde tiempos inmemoriales brahmines con brahmines, intocables con intocables, shudras con shudras, y así sucesivamente. El leitmotiv de las jaulas es instrumental en la novela porque como se verá condensa las múltiples y trágicas significaciones que a la postre derivan de la superposición del capitalismo moderno en un sistema social feudal segmentado. A medida que la economía globalizada beneficia a más y más grupos de indios, los antiguos lazos comunitarios que tradicionalmente mantenían en orden a las diversas jaulas comienzan a disgregarse. Y si antes el “chancado” b, vivía tranquilo y separado del resto en su miserable y oscura jaula, hoy ese mismo chancado es testigo cercano del enriquecimiento ruidoso y chillón de las clases medias y altas. La pregunta que inevitablemente el chancado se hará a sí mismo, y que por cierto antes ni se le hubiera ocurrido hacer, es por qué a sus vecinos se les sale el dinero por las orejas mientras que a él le falta todo. En el caso de Balram, esa reflexión servirá precisamente como el catalizador que forjará su dudoso futuro de “empresario autodidacta”. Un par de versos sufí habría sido todo lo que necesitaba este joven cuando todavía era chofer de la “India Oscura” para despertar y comprender, por fin, cómo se hace para ingresar triunfante en ese mundo de abundancia del patrón. Gurgaon, ciudad satélite de Delhi, con sus estrambóticos rascacielos de absurdos nombres como Torres de Buckingham y Señorío de Windsor, bajo cuyas sombras pulula la India sufriente y desnuda entre vacas, chanchos, ratas, cucarachas y excrementos, es también el espacio central donde se sitúa esta controversial novela de Aravind Adiga. “P or años anduviste buscando la llave/ pero la puerta estaba abierta de par en par” reza el verso que un viejo librero musulmán le lee a Balram y que será la clave para descubrir que escapar de su destino de sirviente es en verdad tan fácil como salir por la puerta abierta de una jaula. Lo que no sabemos es si se atreverá a dar ese paso. Porque tan naturalizada y sacralizada es la jerarquía en la sociedad india que durante milenios el chancado dejó de cuestionar su condición. Simplemente la daba por hecha y supuesta. Ni siquiera habría sido necesario cerrar las jaulas para evitar que escape. Un perfecto equilibrio de Rohinton Mistry y El dios de las pequeñas cosas de Arundhati Roy, además de testimonios Dalits que comienzan a aparecer en el mercado editorial indio, sugieren que aún hoy que las puertas se han abierto, pocos son los que se atreven a transgredir sus fronteras, santificadas como están por la fuerza de una ley brutal que destruye a quien se atreva a dar ese paso. En todo caso, Balram, harto ya de soportar las humillaciones de su Pinky Madam y de su Ashok Sir, vive elaborando angustiado su plan de escape desde una habitación en el sótano húmedo y abombado de las Torres de Buckingham, mientras que arriba los patrones, sentados en sus muebles blancos –bajo fotografías gigantescas de Cuddles y Puddles, los engreídos pomera- nios cuyo pelo Balram había sido el encargado de lavar y peinar todos los días– se la pasan soñando que “en pocos años su país será igual que los Estados Unidos”. “Esta situación no durará para siempre. ¿Has oído hablar de los Naxales?” le pregunta un vendedor ambulante a Balram aludiendo a la guerrilla maoísta india cuya amenaza es sistemáticamente ignorada por la prensa y el público de las clases medias y altas. “Tienen armas. Y todo un ejército. Son cada día más fuertes. Cuando llegue el momento, toda la India…” (reventará). Pero si la larga marcha hacia la revolución no es su destino, acaso un breve y sencillo “acto empresarial creativo” sí lo sea. Lo que ya no se puede dudar es que cualquier vía de escape por la que opte el frustrado chofer desde su sótano repleto de cucarachas, exigirá un derramamiento de sangre. Y la sangre más fácil de derramar será la del patrón, por su increíble capacidad de ceguera. “Lo sorprendente”, dice Adiga en una entrevista reciente, “es que en vista de la enorme desigualdad entre pobres y ricos, los sirvientes cometan tan pocos crímenes contra sus patrones”. La historia es una suerte de alegoría del fracaso de la economía de mercado en la nueva sociedad india. Tan intrigante como la novela es el gélido silencio con que ha sido recibida por el público indio, que normalmente celebra eufórico a sus escritores premiados en el extranjero. Hace dos años, cuando El legado de la pérdida ganó el Booker, Kiran Desai fue recibida aquí con bombos y platillos, como también lo fue Arundhati Roy con El dios de las pequeñas cosas y ni que se diga 26 PRL www. revistaprl.com PRL se publica seis veces al año. Cada edición pasa revista a lo más estimulante y original de lo recientemente publicado en literatura, biografía, memoria, historia, política, filosofía, ciencia. Suscríbase ahora y reciba PRL cada dos meses. Edición impresa EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 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US$ 29 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 36 Obtenga cada edición de PRL en un PDF con diseño propio. La suscripción anual otorga acceso a todas las ediciones de PRL. Para preguntas sobre su suscripción o para ordenar una por teléfono por favor contáctenos llamando al 212.864.4280 o visitando www.revistaprl.com. También puede suscribirse enviando un cheque o money order a: Mido Editores Inc. 476 Central Park West, Ste. 4A, New York, NY 10025. dic2008/ene2009 del apoteósico clamor a Los hijos de medianoche de Rushdie. A Adiga, en cambio, lo llaman “lacayo de Occidente”, también lo acusan de “conspirador” y hasta cuestionan la legitimidad de su identidad india. La condena más común es que solo sabe, como Naipaul, “revolcarse en la miseria”, y que se niega con obstinación a ver los progresos de un país tercermundista capaz de lanzar su propio cohete a la luna. En contraste con aquellas novelas atravesadas de un realismo mágico elegante y nostálgico, de revuelo de saris, de cardamomo y azafrán, en The White Tiger nada es pintoresco ni delicado: todo es cruel y degradante. Nada inspira nostalgia: todo provoca rabia. Se ha dicho que sus metáforas son “feas” y “vulgares”, que su prosa es “escolar y cruda”. Lo que pasa es que la India de Adiga exige un lenguaje sin sentimentalismos, de economía brutal y directa. A propósito de la rabia, Arundhati Roy escribe que “cada día son más los que se unen a la colosal ola de resistencia revolucionaria o criminal que amenaza con tragarse a este país y con reventar sobre la complaciente pornografía de ‘la India Reluciente’” (La forma de la bestia). Mientras esa ola engorda y se encrespa con cada chancado que despierta como Balram para salir de su jaula, los indios de la nueva clase media se tapan los oídos para no oír el estruendo que se avecina y cierran los ojos para no ver el fuego y el humo que se levanta en las cuatro direcciones de estas tierras del acaso pronto legendario ahimsac gandhiano. a De acuerdo al hinduismo brahmánico, los hombres pertenecen a cuatro clases, o varnas, que son hereditarias. Los brahmanes ocupan la cúspide de la jerarquía y representan la fuerza espiritual e intelectual (sacerdotes), a ellos les siguen los khastriyas, que detentan la fuerza física (el ejército), los vaishyas, la fuerza económica (los comerciantes), y finalmente los shudras, (la masa de trabajadores y artesanos). Los intocables (ahora llamados Dalit) quedan fuera del sistema de varnas por ocuparse de trabajos considerados impolutos y contaminantes. b El término Dalit tiene contenido político y busca desnaturalizar la ignominia del concepto religioso de la intocabilidad, subrayando así su condición de clase social explotada. Proviene del sánskrito y significa “roto”, “quebrado”, “aplastado”, “chancado”. Fue acuñado por Mahatma Jyotiao Phule, reformista social del siglo XIX, popularizado luego por el líder de los Dalits, B.R. Ambedkhar (1891-56), y reformulado por el movimiento literario radical de los Dalit Panthers en Bombay y el resto de Maharashtra en la década de los setenta, para designar no solo a los antiguos intocables, sino también a todo aquel que sea oprimido por su género, raza, región o condición económica. c Ahimsa o no-violencia es el principio ético hindú que Mahatma Gandhi implementó como estrategia fundamental en su campaña de independencia contra el régimen colonial británico. www. revistaprl.com dic2008/ene2009 PRL 27 ¿Cómo traducir al alemán el italiano de un alemán? Random House Mondadori José Manuel Prieto Decir casi lo mismo. Experiencias de traducción de Umberto Eco Lumen, 2008, 557 pp., US$ 48.58 Traducción de Helena Lozano Miralles E ste serio libro sobre el todavía más serio arte de la tradución abre con una especie de broma al lector: Umberto Eco hace traducir a Babel Fish, ese servicio de traducción online, la primera línea del más leído de los libros, La Sagrada Biblia. Como era de esperar (y es algo que cualquiera que haya usado ese servicio conoce) su experimento produce los resultados más disímiles. Estos los usa el autor para enfrentar al lector a la dificultad inmediata y evidente de que no existen traducciones exactas. El imponente “In the beginning God created the heavens (…)” con que abre la Biblia (en la traducción de King James) queda traducido (o reducido o malformado) por el inefable robot a: “En el dios que comenzaba creo el cielo (…)”. Procede entonces Eco a retraducir esta frase, ya profundamente descolocada, de vuelta al inglés y obtiene: “In the God that began created the sky (…)”, que luego usa como punto de partida para traducir al alemán: “In Gott, der anfing, stellte den Himmel (…)”. El resultado de todo ello: un absoluto galimatías que muestra de manera fehaciente cuánto es lo que aporta la mente del traductor, su compresión del contexto. Y qué lejos estamos del día en que los traductores de carne y hueso puedan ser reemplazados por las hábiles máquinas y los más exhaustivos tesauros. Porque se da la paradoja de que vivimos en un mundo cada vez más dendrítico, más rizomático, más si se quiere interconectado, pero en lo concerniente a la lengua seguimos en las mismas cajas estanco (o como estanco) de nuestra lengua materna. El trujimán, el traductor, es la persona que cava túneles en sus paredes, busca conectarlas, o como diría Eco, casi conectarlas. Como durante algunos años yo mismo me gané la vida como traductor profesional y como también algunas de mis novelas han sido traducidas a varias lenguas, he leído su Decir casi lo mismo. Experiencias de traducción desde la doble condición de traductor y autor traducido. Como traductor el libro me Umberto Eco. parece de una claridad sorprendente, logra encauzar la discusión convincentemente y con conocimiento de causa sobre temas que toda persona que se haya dedicado al arduo arte de la traducción, ha considerado más de una vez. Como autor con libros vertidos a diferentes lenguas y que ha debido ver con impotencia a veces y con alegría otras, cómo el libro terminaba sensiblemente cambiado o alterado en aquellos otros universos lingüísticos, he encontrado no pocos ejemplos de soluciones plausibles y de pautas para negociar con los traductores. Aunque empíricamente ya había dado yo con una regla para evaluar las traducciones de mis libros a idiomas que no domino, la prolijidad del texto de Eco me la confirma: mientras más preguntas hace un traductor, mejor es la traducción. Conservo las más de cien preguntas que me hizo mi traductora durante la traducción de mi más reciente novela al alemán. Otras tantas tengo de la traductora en francés y con la de inglés he sostenido largas sesiones de trabajo. Todas han hecho siempre un excelente trabajo avalado por esa acuciosa interpretación de los contextos, de los registros, de las palabras de difícil comprensión. Umberto Eco también saca mucho provecho de esa doble condición y en su libro abundan ejemplos tanto de su práctica como traductor de Raymond Queneau y Gérard de Nerval, como de autor cuya obra ha sido vastamente traducida (podemos decir a más de treinta o cuarenta idiomas). Ahora bien, a pesar de los múltiples ejemplos que Eco va colocando a lo largo de las más de quinientas páginas del libro, a pesar de su aparente variedad, pudiera decirse que todo el libro es una extendida variación de un único concepto, el de negociación. O como nos explica: el principal objetivo de su libro es “intentar entender cómo, aun sabiendo que no se dice nunca lo mismo, se puede decir casi lo mismo. A estas alturas, lo que constituye el problema no es tanto la idea de lo mismo, ni la de lo mismo, como la idea de este casi. ¿Cuánta elasticidad debe tener ese casi?”. Con todo, el libro encierra más preguntas que respuestas. Quizá no pueda ser de otro modo. El principal objetivo de Eco, más que acuñar conceptos es condesar cierta tierra firme por sobre la cual hacer avanzar sus reflexiones. Muy al comienzo del libro pone en claro, por ejemplo, qué entiende cuando habla de traducción: Así pues, traducir quiere decir entender tanto el sistema interno de una lengua como la estructura de un texto 28 PRL determinado en esa lengua, y construir un duplicado del sistema textual que, según una determinada descripción, pueda producir efectos análogos en el lector, ya sea en el plano semántico y sintáctico o en el estilístico, métrico, fonosimbólico, así como en lo que concierne a los efectos pasionales a los que el texto fuente tendía. Eco elabora ciertos conceptos fundamentales que le sirven para vertebrar la discusión y que el lector encontrará enunciados en los subtítulos. Mencionaré unos cuantos: “Entender los contextos”, “La traducción concierne a mundos posibles”, “La reversibilidad ideal”, “Reproducir el mismo efecto”, “Pérdidas”, “Pérdidas de acuerdo entre las partes”, “Compensaciones”, “Evitar enriquecer el texto”, “Traducir de cultura a cultura”, “Modernizar y arcaizar”, “El casi de la traducción poética”, “El www. revistaprl.com caso Queneau”, “El caso Joyce”, “Hacer ver lo no dicho” y “Colores”. Eco se extiende diseccionándolos uno a uno; me limitaré a algunos. Trátese, por ejemplo, del casi de la traducción poética. Como traductor de poesía rusa más de una vez me he topado con la necesidad de aclarar, de traducir de cultura a cultura, reflexionando sobre el por qué de que un poeta como Iosif Brodsky ceda mucho más fácil a la traducción que una poeta endemoniadamente compleja y entrelazada a profundidad en la lengua como Marina Tseváeva. El casi se convierte en un abismo prácticamente insondable que vuelve virtualmente imposible trasladar fielmente al castellano (y me temo que a cualquier otra lengua) la riqueza de la poesía de la rusa. Debemos resignarnos a ello, afirma Eco, pero luchar siempre por lograr trasvasar la mayor cantidad de ma- terial poético posible porque: “Con todo y ello, aunque aceptáramos la idea de que la poesía es intraducible por definición –y sin duda muchas poesías lo son– el texto poético seguiría siendo una piedra de toque para cualquier tipo de traducción (…)”. Sigue diciendo Eco: “Evitar enriquecer el texto”. ¿Qué hacer si un autor tiene un léxico pobre? ¿Debemos enriquecerlo en la lengua de llegada? ¿Aportar riqueza, variedad de sinónimos allí donde el autor usa siempre la misma palabra? ¿Debemos intervenir a tal punto en el texto que este quede sensiblemente mejorado pero que por lo mismo traicione el tono del original, su textura, por decirlo así? En lo referido a las “pérdidas” dice Eco que hay que calcularlas con ecuanimidad, todo lo que se perderá en la traducción de manera insoslayable por la inadecuación PRL dic2008/ene2009 de ambas lenguas, por la existencia de universos mentales disímiles y entender, por el contrario, qué se salvará. Es posible, dice (y tratándose de la traducción de autores vivos), llegar a un acuerdo con el autor sobre qué perder y qué salvar. Para ilustrar a qué se refiere aporta este ejemplo: “En mi novela La isla del día de antes, el padre Caspar es un religioso alemán que no solo habla con acento alemán, sino que trasplanta directamente al italiano las construcciones sintácticas propias del alemán, con efectos caricaturescos”. Pero el traductor alemán se vio en apuros porque “¿Cómo consigue presentar, en alemán, el italiano que hablaría un alemán?”. La solución del traductor fue hacerlo hablar un alemán barroco. Se perdió algo, pero se conservó casi el efecto del original. Con relación a “Colores”, hacia el final del libro Eco se extiende en una jugosa se publica seis veces al año. Cada edición pasa revista a lo más estimulante y original de lo recientemente publicado en literatura, biografía, memoria, historia, política, filosofía, ciencia. Aproveche nuestras tarifas introductorias. Suscríbase ahora y reciba PRL cada dos meses. Edición impresa EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 21 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 28 PRLONLINE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 15 Edición impresa + PRLONLINE EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 29 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 36 Obtenga cada edición de PRL en un PDF con diseño propio. La suscripción anual otorga acceso a todas las ediciones de PRL. Para preguntas sobre su suscripción o para ordenar una por teléfono por favor contáctenos llamando al 212.864.4280 o visitando www.revistaprl. com. También puede suscribirse enviando un cheque o money order a: Mido Editores, 474 Central Park West, New York, NY 10025. dic2008/ene2009 www. revistaprl.com PRL 29 PRLONLINE PRL cumple su primer año de vida. Estos son algunos de los artículos que interesaron especialmente a nuestros lectores durante 2008. ¿Se ha perdido alguno de ellos? Suscríbase a PRLONLINE, la versión PDF de PRL, y obtenga acceso a los más de setenta artículos de nuestros primeros seis números. La suscripción anual cuesta solo US$15. Rafael Rojas: Todas las Habanas de Cuba Pablo de Santis: Se extraña el humor de Borges Odi Gonzales: El Quijote en quechua Germán Carrera Damas: Simón Bolívar, una pasión dominante Roberto González Echevarría: Cien años de soledad, cuarenta años después Sergio Ramírez: Difícil una Venezuela como Cuba Ilan Stavans: The Brief Wondrous Life of Oscar Wao Tom Burns Marañón: Borrow, Ford, y la invención de España Antonio José Ponte: Leyendo a Nietzsche a voz en cuello Sergio Missana: Crónica secreta de una guerrilla en Chile Vania Markarian: El efecto Chomsky Pablo Alabarces: ¿Qué es el peronismo? Pedro Ángel Palou: Graham Greene desbanaliza la experiencia Gustavo Pérez Firmat: Las consecuencias del amor por Cuba Jorge Balán: La competencia internacional por los talentos Roberto Ignacio Díaz: La esclavitud en el Atlántico francés Enric Bou: Mucho más que poesía – Literatura catalana en traducción 30 PRL www. revistaprl.com PRL se publica seis veces al año. Cada edición pasa revista a lo más estimulante y original de lo recientemente publicado en literatura, biografía, memoria, historia, política, filosofía, ciencia. Suscríbase ahora y reciba PRL cada dos meses. Edición impresa EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 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US$ 29 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 36 Obtenga cada edición de PRL en un PDF con diseño propio. La suscripción anual otorga acceso a todas las ediciones de PRL. Para preguntas sobre su suscripción o para ordenar una por teléfono por favor contáctenos llamando al 212.864.4280 o visitando www.revistaprl.com. También puede suscribirse enviando un cheque o money order a: Mido Editores Inc. 476 Central Park West, Ste. 4A, New York, NY 10025. dic2008/ene2009 disquisición sobre la manera muy distinta en que las diferentes culturas “fragmentan” el espectro visual en colores, cómo los lingüistas han contabilizado hasta tres mil nombres de colores y matices para el inglés aunque en la vida cotidiana se usan solamente unos diez. Los rusos, por ejemplo, parten de lo que nosotros llamamos “azul marino”, en dos “colores”: sinei y goluboi. Entonces, cuando traducimos de una lengua con mayor riqueza denominativa de los colores, en este caso el ruso, tal distinción se pierde. Eco señala, además, que la denominación de los colores, más que algo objetivo, es una “realidad sicológica” (por ejemplo, para los daltónicos, que son incapaces de saber, sino por comparación, que lo son). También menciona de qué modo exacto veían los antiguos: ese pasaje famoso citado por Borges sobre la “mar color de vino” de los antiguos y en Homero. Que verían el mar de la manera oscura y densa y roja como vemos el vino hoy día. Traducir entre culturas, entre épocas, traducir como asimilación cultural. O como dice Eco que afirmaba Lutero, excelso traductor de la Biblia, padre, por medio de esa traducción, del alemán literario: que usaba indistintamente el vocablo “traducir” y el vocablo “germanizar”. Por último el libro está literalmente trufado de consejos útiles que lo convierten en una suerte de Manual para Traductores en el que se presentan los problemas y se aportan las soluciones con prolijos ejemplos. Que el autor tuvo en mente desde el principio: “Muchas veces, algunos textos de traductología me dejaban insatisfecho precisamente porque la riqueza de argumentos teóricos no iba acompañada por una panoplia de ejemplos suficientes”. Error subsanado en este libro, su lectura se convierte en una experiencia políglota. Un párrafo de El nombre de la rosa, del propio Eco, aparece en las versiones de las principales lenguas europeas, mientras que todo un largo pasaje de Nerval que el propio Eco tradujo es presentado simplemente en tres columnas: en el original francés, en la traducción italiana y en la versión castellana. En ese mismo afán de hacer su libro más útil, Eco discute una variada bibliografía de libros sobre la traducción que van desde la Encyclopedia of Translation Studies, recopilada por Baker en 1998, pasando por los textos ya clásicos de George Steine, Después de Babel, como por los de Walter Benjamin, traductor él mismo de Marcel Proust, o bien ensayos como el de Ortega y Gasset “Miseria y esplendor de la traducción”, de 1937, o un libro indispensable como The Translator´s Invisibility de Venuti Lawrence, de 1995. En cierto sentido, con Decir casi lo mismo, Eco ha logrado algo más que una reflexión erudita sobre la traducción. “Finnegan’s wake”, dice Eco en un punto de sus reflexiones, “es más bien, un texto plurilingüe. En consecuencia, sería inútil traducirlo, porque ya está traducido”. Mucho acierto en ello y es el efecto que calculadamente, negociadamente, Eco ha buscado suscitar en la mente de los lectores de su libro. www. revistaprl.com dic2008/ene2009 PRL 31 De ti, lector, es que trata la fábula Pablo de Santis H ay un antiguo juego llamado sortes que consiste en atribuir a una biblioteca, a un libro, a una página cualquiera, las virtudes de un oráculo. El juego es así: uno formula una pregunta concreta y luego toma un libro al azar, y elige una página y un párrafo a ciegas. Luego hay que usar la imaginación, mucha imaginación, para encontrar alguna relación entre el párrafo y la pregunta. El lenguaje oracular siempre ha sido oscuro, y sería injusto pedirle a un libro cualquiera, oráculo aficionado, más claridad que a la sibila de Delfos. Al parecer el juego es antiquísimo: en el mundo romano el procedimiento más difundido de las sortes exigía que el libro elegido fuera la Eneida. Antes hubo también sortes homéricas, que han dejado su huella en la filosofía: en el Critón, diálogo platónico, Sócrates ve la fecha de su muerte revelada por un verso de la Ilíada. “Sócrates, al tercer día llegarás a la fértil Ptia” le dice una desconocida en un sueño. Aunque la Iglesia siempre se opuso a este método de adivinación, en la Edad Media era común que se usara la Biblia para probar suerte. Había, después de todo, un célebre ejemplo a seguir: Agustín de Hipona cuenta en sus Confesiones que decidió su conversión definitiva a partir de una lectura hecha al azar. Agustín ya se había acercado al cristianismo pero sufría porque no podía evitar la tentación de la carne; estaba un día muy afligido cuando de pronto oyó desde una casa cercana una voz de niño que repetía una y otra vez: Toma y lee, toma y lee. Y recordando a San Antonio, un abad que decidió su conversión al entrar por azar en una iglesia y escuchar unas palabras del evangelio, Agustín obedeció a la voz, abrió la Biblia y dio con un pasaje de una de las cartas de San Pablo a los romanos. Y el pasaje elegido respondía con exactitud a las preguntas sobre la tentación de la carne que tanto lo hacían sufrir. En Literati, una novela reciente de un joven escritor irlandés, Barry McCrea, los protagonistas juegan con una versión laica y moderna de las sortes, poniendo en relación sus vidas con fragmentos al azar de Agatha Christie, Somerset Maugham o un manual de física, y así se hunden en un mundo de obsesiones donde cada paso que dan debe ser echado a las suertes. La combinación entre la palabra escrita y el azar le quita realidad al mundo; y el narrador, para no sucumbir a la pesadilla, se pone a escribir un libro, que es una manera de poner a la irrealidad de su parte. E ntre los libros que han jugado con las posibilidades narrativas de la adivinación hay dos ejemplos célebres: El hombre en el castillo, de Philip Dick, y El castillo de los destinos cruzados, de Italo Calvino. Dick escribió su novela en un momento en que estaba encantado con el I Ching y no hacía nada sin consultar su oráculo. Mientras estaba escribiendo El hombre en el castillo se preocupó por tirar las tres monedas ante cada paso que debía dar cada personaje. Pero su obsesión llegó hasta tal punto que se arrepintió: “El I Ching es un libro maldito, con lengua de serpiente”. Calvino escribió El castillo de los destinos cruzados imaginando a unos viajeros a los que algún peligro terrible e innominado deja mudos. A falta de palabras deben contar su historia a través de un mazo de cartas de tarot. El tarot le sirve a Calvino por sus posibilidades combinatorias, porque encierra en sus imágenes una especie de inconsciente de la civilización, de sótano donde se guardan antiguas pesadillas. Aunque la historia fracasa como narración, hay en la parte ensayística del libro algunas de las páginas más hermosas de Calvino. S iempre que tomamos un libro tratamos de vincularlo a nuestra vida. Ese es en esencia el juego de la literatura; no hay nada, por lejano que sea, que nos resulte lo suficientemente ajeno; los grandes libros siempre parecen haber adivinado nuestros pensamientos secretos. Esa relación entre lo que leemos y lo que recordamos, por un lado, hace más intenso nuestro vínculo con el libro pero, por otro, nos distrae. Y en ese conflicto entre una lectura concentrada y la distracción está el encanto de la lectura. Por mucho que leamos nunca es sencillo leer, siempre estamos en el comienzo. Soren Kierkegaard tenía como consigna una sentencia en latín: De te fabula narratur (de ti lector, trata la fábula). Hay libros que se han tomado esto literalmente, como La historia interminable de Michael Ende, en donde el niño protagonista empieza a descubrir que la historia que lee, por fantástica que parezca, es una realidad que lo necesita para existir: al mundo de la Fantasía, amenazado por la Nada, le hace falta un lector que lo salve. Al leer una ficción ocurren los hechos de la trama, pero también ocurre la lectura, y si bien a menudo se señala el mundo de los libros como una especie de negativo de la experiencia, podemos confiar en que la lectura siempre es una experiencia. Y una capaz de dar cuenta de la experiencia más extraña de todas: la experiencia de lo que no se ha vivido. Porque las puertas que dejamos sin abrir, los caminos que no recorrimos porque preferimos otros, pesan también sobre nosotros, como una biografía hecha de clausuras, y ahí están los libros para recordarlo. L a ficción se rige por reglas similares a la superstición; las narraciones y las creencias se ocupan de buscar relaciones secretas entre cosas distantes. En la vida real macrocosmos y microcosmos suelen ignorarse mutuamente, pero en las historias están siempre en contacto: en las tragedias de Shakespeare, el orden cósmico, el político y el familiar son sacudidos por igual; Macbeth asesina rivales mientras estalla la tormenta y los caballos, enloquecidos, se matan a mordiscos. Ni el escritor más escéptico se salva de las correspondencias, aunque sean irónicas; los mundos narrativos siempre tienen rimas ocultas, y esas rimas construyen la idea de un orden y de un esplendor. Aun los textos que proponen una experiencia más fragmentada, como las obras de Samuel Beckett, descubren correspondencias entre esas ruinas. Por mucho que cultive el fragmento, la literatura nunca renuncia a la idea de totalidad. En las novelas la superstición siempre se cumple; como lectores prestamos mucha atención a las advertencias, a las señales: en la vida si alguien olvida el talismán no pasa nada, pero si lo olvida en una novela, sabemos que no vivirá mucho tiempo. Cuando Drácula dice “Entre por su propia voluntad y deje con nosotros un poco de la alegría que trae con usted” sabemos que no estamos frente a una simple fórmula de hospitalidad transilvana. En las ficciones lo metafórico se vuelve literal. Aun un género tan escéptico como la novela policial tiene un mecanismo similar al de la superstición; así como en el mundo de las creencias un objeto trivial –una rama de muérdago, el umbral de una casa, cualquier puerta señalada con el número 13– tiene un valor diferente, así en las novelas policiales los objetos más sencillos pasan del ámbito de lo eventual al de lo necesario; del azar al destino. Una llave, un lápiz labial, una caja de fósforos o una carta se convierten en claves para resolver un crimen. Podemos decir que el género nos pone como lectores en una posición de adivinos; desfilan personajes y cosas y conversaciones y aunque no intentemos descifrarlas, igual sabemos que allí está la clave de la historia que estamos leyendo. E s habitual que tengamos en la biblioteca más libros de los que somos capaces de leer, y esos libros nos amenazan con capas superpuestas de frustración, como si nos dijeran: nunca sabrás nada. Borges, en el “Poema de los dones”, recordó en versos memorables su nombramiento como director de la Biblioteca Nacional (por entonces, ubicada en la calle México de Buenos Aires): “Nadie rebaje a lágrima o reproche/ esta declaración de la maestría/ de Dios, que con magnífica ironía/ me dio a la vez los libros y la noche”. Pero no se necesitan la ceguera y la Biblioteca Nacional, basta una ligera presbicia y unos pocos estantes domésticos para que sintamos esa misma ironía. Las bibliotecas, inclusive las más modestas, nos muestran un imposible hecho de letras: todo lo que no leeremos por falta de tiempo, de interés, de paciencia, o por los hechizos del sueño y del tedio. Los libros a menudo nos llevan al pasado, a recordar otros libros y otras circunstancias de lectura, pero en algún momento los libros fueron exclusivamente el futuro; nos señalaban lo que iríamos a ser, nos daban pistas no solo sobre nuestro futuro sino sobre cómo estaban hechas las cosas del mundo. Poco importaba que se tratara de cuestiones tan ajenas a nuestra experiencia como los piratas de la Malasia, o los viajes a Marte; a través de los libros adivinábamos cómo funcionaban las cosas: el dinero, las responsabilidades, el paso del tiempo, las relaciones entre hombres y mujeres. Aprendíamos la profecía repetida que los buenos libros suelen preferir: las cosas no son tan simples como parecen. Hay un secreto, se revelará al final, pero una parte seguirá quedando en las sombras, porque así es como funcionan los libros, y así es además como funciona el mundo. Acostumbramos a marcar páginas, párrafos, líneas como una forma de apropiarnos de aquello que leemos. Si juntáramos todas las frases subrayadas (con los lápices o con la memoria) a través de los años ¿encontraríamos algo coherente, o una pura dispersión de entusiasmos pasajeros? Debajo de la inconstancia y el capricho tal vez aparezca, bajo la forma de un collage interminable, el espejo secreto, la figura en el tapiz, el conócete a ti mismo. De ti, lector, trata la fábula. www. revistaprl.com 32 PRL dic2008/ene2009 Próximamente Ibsen Martínez sobre el premio Anagrama de ensayo, Historia de un encargo: “La catira” de Camilo José Cela, de Gustavo Guerrero Manuel Lucena Giraldo sobre el Manual para viajeros por España y lectores en casa, de Richard Ford Vania Markarian sobre Cold War Exiles in México, de Rebecca M. Schreiber Enric Bou sobre Anglo-American Hispanists and the Spanish Civil War, de Sebastiaan Faber Efraín Kristal sobre Jacques Bouveresse 476 Central Park West, Ste. 4A, New York, NY 10025 PRL se publica seis veces al año. Cada edición pasa revista a lo más estimulante y original de lo recientemente publicado en literatura, biografía, memoria, historia, política, filosofía, ciencia. Suscríbase ahora y reciba PRL cada dos meses. Edición impresa EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 21 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 28 PRLONLINE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 15 Edición impresa + PRLONLINE EE. UU., Canadá, América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 29 Resto del mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . US$ 36 Obtenga cada edición de PRL en un PDF con diseño propio. La suscripción anual otorga acceso a todas las ediciones de PRL. Para preguntas sobre su suscripción o para ordenar una por teléfono por favor contáctenos llamando al 212.864.4280 o visitando www. revistaprl.com. También puede suscribirse enviando un cheque o money order a: Mido Editores, 476 Central Park West, Ste. 4A, New York, NY 10025.
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