N AT I O N A L G E O G R A P H I C . C O M . E S | D I C I E M B R E 2 015 ESPAÑA A LEOPARDOS 37006 771138 143006 LA CIENCIA DEL GUSTO EL FOTÓGRAFO QUE SURGIÓ DEL FRÍO 9 LA CIUDAD PERDIDA DE MESOAMÉRICA EN GLOBO AL POLO NORTE 3,95 € PVP CANARIAS 4,10 € El felino más perseguido del mundo Red de Concesionarios Oficiales Audi. Nuevo Audi A4 y A4 Avant de 150 a 272 CV (110-200 kW). Emisión CO₂ (g/km): de 95 a 147. Consumo medio (l/100 km): de 3,7 a 6,4. Información Audi 902 45 45 75. De repente cinco sentidos parecen pocos. Nuevo Audi A4. No es magia, es A4. Tantas sensaciones que asimilar. Tantos estímulos a los que responder. Tantas innovaciones sorprendentes que, de repente, realidad y magia se confunden. Es el poder de la tecnología. La fascinación de avances tan futuristas como el cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas del Audi virtual cockpit, el sistema de iluminación inteligente Audi Matrix LED, el equipo de sonido Bang & Olufsen® con sonido 3D, Audi connect Safety&Service con llamada de emergencia y control del vehículo desde su smartphone o el revolucionario asistente de conducción en atascos traffic jam assist. ¿Es magia? No, es mucho más. www.nuevoaudia4.es hugoboss.com VOL. 37 • NÚM. 6 STEVE WINTER Uno de los 35 leopardos que viven en el Parque Nacional de Sanjay Gandhi, en la India, se acerca a una charca artificial de una colina desde donde se domina la ciudad de Mumbai. 2 22 Por Richard Conniff Fotografías de Steve Winter Por Douglas Preston Fotografías de Dave Yoder Leopardos, el felino más perseguido del mundo Los dominios tradicionales del leopardo –África subsahariana y el subcontinente indio– son regiones cada vez más pobladas. Ante la pérdida de terreno, muchas veces la única posibilidad de supervivencia de este felino pasa por convivir con los seres humanos. La ciudad perdida de Mesoamérica Un equipo de arqueólogos armados con dispositivos de escaneado láser localiza unas ruinas perdidas en un bosque lluvioso de Honduras que se cree podrían corresponder a los restos de la legendaria urbe precolombina conocida como la Ciudad Blanca. R E V I S TA O F I C I A L D E N A T I O N A L G E O G R A P H I C S O C I E T Y Secciones Forum Tu foto VISIONES EXPLORA VIDA SALVAJE Animales políticos MEDIO AMBIENTE 42 En globo al polo Norte: el vuelo de la fatalidad En julio de 1897, el ingeniero sueco Salomon August Andrée partía del archipiélago noruego de las Svalbard con un objetivo: sobrevolar el polo Norte en un aerostato diseñado por él mismo. El temerario experimento no funcionó. Por Eva van den Berg Ilustración de Almudena Cuesta Una casa muy rentable Arrecifes en peligro ANTIGUAS CIVILIZACIONES Una extraña inhumación PLANETA TIERRA Protección de mares prístinos Instinto básico Cuando papá es mamá Diario de un explorador Matthew Lachniet Entre bastidores Dennis Dimick En televisión Editorial 64 La ciencia del gusto El reconocimiento de cada sabor se gesta en el cerebro, donde toda la información sensitiva proporcionada por el gusto, el olfato y el tacto se funde en una amalgama, convirtiéndose en una experiencia compleja y personal que queda grabada en nuestra memoria. Por David Owen Fotografías de Brian Finke Flashback Índice 2015 Próximo número En portada Una hembra de leopardo llamada Luna cuida de su cachorro en el Kalahari, un desierto que se extiende por Botswana, Namibia y Sudáfrica. Fotografía de Hannes Lochner Envíanos tus cartas o comentarios a [email protected] 86 El fotógrafo que surgió del frío Edificios, monumentos y obras de ingeniería que fueron la vanguardia y el orgullo de la antigua URSS permanecen hoy abandonados. Danila Tkachenko fotografía en la nieve la decadencia de estos símbolos del progreso soviético. Por Rena Silverman Fotografías de Danila Tkachenko Síguenos en Twitter en @NatGeoEsp Hazte fan de nuestra página de Facebook: facebook.com/ NationalGeographicEsp w Más información en nuestra página web: nationalgeographic.com.es Atención al cliente Teléfono 902 392 392 (de lunes a viernes, de 10 a 15 horas) Email: [email protected] Para suscribirte a la revista, consulta nuestra web www.nationalgeographic.com.es ALMUDENA CUESTA (ILUSTRACIÓN, ARRIBA); BRIAN FINKE (CENTRO); DANILA TKACHENKO (ABAJO) FORUM Diciembre ¿Liberad a Willy? He vuelto a ver esta película con mi hija pequeña. A ella le hizo el mismo efecto que a mí muchos años atrás: vamos a liberarlo todo, soltemos a los delfines, las orcas y demás animales. Pero yo ya no compro esa idea. Hace tiempo que la comunidad científica ha evidenciado que las sociedades de cetáceos son estructuradas, muy avanzadas y complejas. Son mamíferos marinos y no deberían estar en contenedores, nunca habrá una piscina suficientemente apta para un cetáceo, pues no solo tiene que ser grande, sino también profunda, un factor olvidado. En la actualidad zoos y acuarios tienen básicamente delfines mulares y orcas. Algunos han sido capturados del medio salvaje y otros han nacido y han sido criados en cautividad. En caso de liberar un ejemplar, dado que este convivirá con las comunidades de cetáceos autóctonas, es importante diferenciar si se trata de un animal capturado, si se halla en un proceso de recuperación o si ha sido criado en cautividad. Pienso que estos últimos no deberían entrar en los programas de reintroducción. Sobre el debate de tener cetáceos en cautividad, tengo clara mi opinión: no hay que capturar más animales salvajes, hay que detener los programas de reproducción en cautividad y no se debería exhibir animales en espectáculos. Si ya no concebimos chimpancés u osos haciendo un show en un zoo, lo mismo deberíamos opinar de los delfines. Por otro lado, no creo que los programas de retorno al medio natural sean una prioridad de conservación. Aquí, el debate entre especie e individuo toma fuerza, y si buscamos lo mejor para un individuo nacido en cautividad, hagamos la cautividad lo más fácil y cómoda para él, nada más. La aclimatación en cercados marinos es la fase previa a la reintroducción al medio para delfines, focas o tortugas que han estado en centros de recuperación. Es un procedimiento costoso, sobre todo si quiere hacerse el posterior seguimiento, pero puede dar buenos resultados. En el artículo de National Geographic (junio) se explican los pros y contras del retorno al mar de cetáceos en cautividad, aunque en mi opinión se traslucen algunos dejes de los amantes de los cetáceos, como si delfines y ballenas merecieran ser priorizados frente a otros animales. Se ha comprobado que tras soltar, por ejemplo, tortugas marinas –también especies protegidas– con más de 40 años en cautividad, han regresado directamente a sus zonas de alimentación y reproducción. Mientras nos centramos en liberar a Willies nacidos en cautividad, mantenemos tortugas marinas capturadas en la década de 1960 con la única excusa de que no son reintroducibles. Por ello pasarán toda su vida de contenedor en contenedor con el falso banderín de ayudar a la educación ambiental. Pero claro, no son delfines. MANEL GAZO, profesor de biología animal de la Universidad de Barcelona y director de SUBMON Vaticano: los desafíos del papa Francisco Que un papa salga en la portada de National Geographic (agosto) es revelador. Soplan vientos de cambio en el Vaticano, y son muchos los que creen que el papa Francisco está devolviendo a la Iglesia su significado más verdadero. La constante defensa de los más necesitados y su reciente encíclica medioambiental han hecho que Jorge Mario Bergoglio, de 78 años de edad y nacionalidad argentina, sea respetado incluso entre los ateos. Si la revista del marco amarillo ha querido mostrar al mundo ese necesario cambio de rumbo para enderezar tanta injusticia y desigualdad, igual sí que hay esperanza. Quizás este personaje, que arrastra millones de seguidores, logre detonar en la conciencia de muchas personas unos principios verdaderamente solidarios. Unos principios que ni la ética ni la moral han logrado impulsar, al menos hasta ahora. IRENE PALACIOS Zaragoza CARTAS PARA FORUM National Geographic España: Diagonal 189 - 08018 Barcelona FAX 932 17 73 78 E-MAIL [email protected]. Las cartas deben incluir nombre, dirección y teléfono del remitente. Por razones de claridad o de espacio, pueden ser editadas o resumidas por la Redacción de la revista. national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 cartier.es - 900 505 403 CLÉ DE CARTIER MOVIMIENTO MANUFACTURA 1847 MC DESDE 1847, CARTIER CREA RELOJES DE EXCEPCIÓN COMBINANDO FORMAS AUDACES Y SAVOIR-FAIRE RELOJERO. CLÉ DE CARTIER DEBE SU NOMBRE A LA FORMA ÚNICA DE SU CORONA. LÍNEAS PURAS Y PERFIL EXCLUSIVO, TODO ELLO UNA CUESTIÓN DE PRECISIÓN Y EQUILIBRIO. UNA NUEVA FORMA HA NACIDO. VISIONES Tu foto Nuestra selección Doce al día De todas las imágenes enviadas por los lectores a través de la página web, elegimos 12 fotos cada día. Estas son nuestras favoritas del mes. Para ver más imágenes, entra en YourShot.ngm.com. NOTA DEL EDITOR «Estas fotografías transmiten una sensación de soledad, serenidad e introspección: combinan una temática de índole espiritual con un trasfondo terrenal de tonos verdes, azules y marrones.» —Jenna Turner, editora gráfica ayudante Lorenzo Mittiga Kralendijk, Bonaire, Países Bajos Cuando Lorenzo descubrió un banco de peces, se sumergió con una cámara y dos estroboscopios subacuáticos. «Detrás de la serenidad que desprende esta imagen hay horas de espera –explica–, de nadar de un lado a otro y de retirar las gotas de agua que constantemente salpicaban la lente.» Allan Gichigi Nairobi, Kenya Para un proyecto fotográfico en este país africano, Allan se propuso retratar a esta religiosa. Ella lo llevó hasta una formación rocosa en la que suele meditar. Cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, pidió a la monja que cerrase los ojos. national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 NUEVO SEAT ALHAMBRA POTENCIA TUS VIAJES EN FAMILIA 4 AÑOS GARANTÍA MANTENIMIENTO EN TODA LA GAMA SEAT TECNOLOGÍA PARA DISFRUTAR NUEVO SEAT ALHAMBRA STYLE PLUS CON 7 ASIENTOS POR 28.000 €. El Nuevo SEAT Alhambra es el lugar perfecto para disfrutar de lo mejor de la vida familiar. Su elegante y característico diseño ha sido especialmente pensado para darte todo el espacio y la versatilidad que necesitas en un coche familiar. Tanto si vas a recoger a los niños al cole como si te llevas a toda la familia con las bicis al campo para una escapada de fin de semana, el Nuevo SEAT Alhambra es el complemento perfecto para la vida familiar. Además viene equipado con la tecnología más vanguardista como la Radio Media System Plus de 6,5", el sistema de apertura y arranque sin llave, KESSY o el asistente de aparcamiento Park Assist 3.0. También viene equipado con elementos pensados para tu confort como los sensores de aparcamiento delanteros y traseros, los sensores con cambio inteligente de luces cortas/largas y el sensor de lluvia, entre otros. Todo ello, sin renunciar a los más avanzados sistemas de seguridad como el detector de fatiga, 7 Airbags, sistema de frenado multicolisión o el sistema de asistencia de emergencia en carretera SEAT Call. Versatilidad, tecnología y seguridad para satisfacer a todos los miembros de tu familia. .COM/TUSEAT .COM/SEAT .COM/TUSEAT SE AT.ES Consumo medio combinado de 5,0 a 7,3 l/100 km. Emisiones de CO2 de 130 a 168 g/km. PVP Recomendado para Península y Baleares para SEAT Alhambra 2.0 TDI 110 kW (150 cv) Style Plus: 28.000 € (incluye IVA, impuesto de matriculación, transporte, descuento promocional y Plan PIVE para familias numerosas). Oferta válida hasta el 31/12/2015 para clientes particulares que entreguen un vehículo usado de un mínimo de 10 años y financien a través de Volkswagen Finance SA EFC según condiciones contractuales un capital mínimo de 8.500 €, con una permanencia mínima de la financiación de 36 meses. Campaña incompatible con otras ofertas financieras. Los servicios ofertados son los siguientes: 4 años de mantenimiento SEAT Service o 60.000 km (lo que antes suceda) y Extensión de garantía durante 2 años adicionales a los 2 años de garantía del fabricante o 80.000 km (lo que antes suceda). Imagen acabado Alhambra Style Plus con opcionales. Datos de emisiones y consumos en revisión. VISIONES Tu foto Creación Tema del mes Pedimos a los lectores de National Geographic que dejaran volar su imaginación y que «creasen» fotografías. Luego reclutamos a tres voces veteranas de la sección «Tu foto» para que eligiesen las mejores. NOTA DEL EDITOR «Puedo sentir esta foto; me habla. La clave es la expresión del rostro de la modelo, y quizá ciertos elementos dramáticos y de misterio. Para mí esta imagen no tiene rival. Me cautivó totalmente.» —Ivan Lesica, editor invitado de «Tu foto» national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 Martin Shank y Julie Larocque Montreal, Quebec, Canadá Este fisiograma o lightpainting («pintura de luz») requería de un espacio oscuro y de una modelo inmóvil. Julie colocó la cámara y posó; Martin la «pintó» con un pincel de fibra óptica, cruzando los dedos para que sus gatos no interrumpieran la sesión. «Esta técnica fotográfica te transporta a un mundo onírico y de ficción», afirma la modelo. VISIONES Antártida Fuertes vientos y una intensa marejada empujan dos icebergs que acabarán colisionando cerca de la isla de Franklin, en el mar de Ross. Vistos desde un buque ruso, los dos témpanos de hielo se elevan unos 60 metros sobre el mar, pero se hunden otros 240 bajo el agua. Posiblemente se formaron al desprenderse de la plataforma de hielo de Ross. CAMILLE SEAMAN Japón Se acerca la Navidad y, con tal motivo, un buzo disfrazado de Papá Noel nada montado sobre un tiburón cebra en el acuario Sunshine, instalado en la última planta de un rascacielos de Tokyo. A falta de renos, el acuario alberga unos 15.000 animales de unas 450 especies. SHIZUO KAMBAYASHI, AP IMAGES Noruega La ausencia de vallas protectoras ante el abismo no amedrenta a los turistas y visitantes –cerca de 200.000 al año– que completan un recorrido de dos horas para subir hasta el Preikestolen, o la Roca del Púlpito. Esta plataforma de granito de la región de Ryfylke, al nordeste de Stavanger, se asoma algo más de 600 metros sobre las aguas del Lysefjord. MASSIMO VITALI O Encuentra todas las fotografías de la sección Visiones en nationalgeographic.com.es. EXPLORA Vida salvaje Un pastor conduce su rebaño de renos cerca del pequeño poblado de Oimiakón, en el este de Siberia. La fotografía fue tomada en 1974, cuando la región formaba parte de la República Socialista Soviética Autónoma de Yakutia. DEAN CONGER, NATIONAL GEOGRAPHIC CREATIVE Animales políticos En tiempos de turbulencia política, la fauna de un país también se resiente. Para evaluar las consecuencias de la inestabilidad socioeconómica sobre los animales salvajes, un equipo liderado por la ecóloga rusa Eugenia Bragina ha estudiado los efectos del desmoronamiento de la Unión Soviética sobre ocho especies de grandes mamíferos: reno, corzo, ciervo común, alce, jabalí, oso pardo, lince boreal y lobo. Todos ellos mostraron notables fluctuaciones demográficas en los decenios anterior y posterior a 1991, año de la disolución de la URSS. Las poblaciones de jabalí, oso pardo y alce se vieron mermadas con rapidez tras la caída del bloque soviético, probablemente como consecuencia del furtivismo, la desaparición de tierras cultivadas en las que se alimentaban y el incumplimiento de la legislación de protección de la fauna salvaje. La única especie que creció en número de individuos –más de un 150 %– fue el lobo, quizá porque desaparecieron los programas de control de poblaciones. Bragina, investigadora de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, afirma que «hasta las especies más abundantes pueden necesitar una estrecha vigilancia en épocas de zozobra». Una manera de proteger la fauna en momentos difíciles, añade, «pasa por ocuparse de la gente». El ganado también puede sufrir las consecuencias del caos político y social. Según una investigación publicada en la revista científica Rangifer, a partir de 1991 el número de renos domesticados cayó en picado, como ya había ocurrido en otra época de tensión política: a finales de la década de 1920, cuando Stalin implantó la colectivización forzosa de las explotaciones agropecuarias soviéticas. EXPLORA Medio ambiente Una casa muy rentable Construida en Gales, esta casa es lo que se dice una vivienda energéticamente positiva, pues genera más energía de la que sus ocupantes consumen en el día a día. Diseñada por la arquitecta catalana Ester Coma-Bassas, integrante de la Escuela Galesa de Arquitectura (Welsh School of Architecture), forma parte del proyecto SOLCER (Smart Operation for a Low Carbon Energy Region), llevado a cabo por varias universidades del Reino Unido, entre ellas la Universidad de Cardiff, que ha galardonado esta propuesta con el premio de Innovación en Sostenibilidad. Edificada sobre la base de una arquitectura que persigue una emisión cero en carbono, por un lado, la casa demanda el mínimo de energía, y por otro, la produce y la almacena gracias a una combinación de colectores de aire solar, paneles solares y baterías. Todo ello permite que, de media, por cada 100 kWh de electricidad que la casa recibe de la red, exporte otros 175. La vivienda, cuya superficie es de cien metros cuadrados, tiene una estructura de madera y tres habitaciones, y ha sido levantada en tan solo 16 semanas. «Se ha concebido a partir de unos parámetros de sostenibilidad y también minimizando el coste económico. El precio por metro cuadrado es de unas 1.200 libras, cercano a lo que valen las viviendas sociales en el Reino Unido», explica Coma-Bassas. La casa persigue alcanzar un objetivo de la UE: lograr que las viviendas reduzcan sus emisiones en un 20 % para 2020 y hasta un 80 % en 2050. Una vivienda costeada, en gran parte, por el astro rey. Genial, ¿no? Poder, se puede. El gráfico inferior muestra los inputs energéticos anuales de esta vivienda, que es capaz de vender energía sobrante durante ocho meses al año. Solo de noviembre a febrero es necesario comprar energía de la red. kWh 700 Exportada a la red 600 Importada de la red 500 Energías renovables usadas en el hogar 400 300 Agua caliente almacenada 200 Baterías 100 0 ro bre ro e En Fe rzo Ma ril Ab yo Ma io Jun io Jul o re re bre bre ost mb tub em em Ag Oc icie pti ovi D e N S Directamente de las células fotovoltaicas ESTER COMA-BASSAS GRÁFICO: NGM-E. FUENTE: UNIVERSIDAD DE CARDIFF EXPLORA enc a Directa al estómago La mayoría de nosotros preferimos una pastilla a una inyección. Pero las pastillas no son perfectas. Con una inyección intravenosa, el medicamento llega más deprisa al torrente sanguíneo. Además, algunos fármacos basados en proteínas, como la insulina, no pueden administrarse por vía oral, pues el estómago empieza a digerirlos antes de que puedan absorberse. Ahora la ciencia acaba de inventar un método mejor para tomarnos la medicina: tragarnos la aguja. A simple vista, esta nueva píldora «no se distingue de cualquier complejo vitamínico corriente –dice el ingeniero químico Carl M. Schoellhammer–, pero una vez en el estómago, la capa exterior se disuelve, dejando las agujas expuestas». Estas púas de acero inoxidable de 1,27 milímetros de longitud administran el fármaco al penetrar en el revestimiento del tracto gastrointestinal. Que nadie se alarme: el paciente ni se entera. El tracto gastrointestinal no percibe el dolor. Y con una longitud de poco más de 19 milímetros, esta cápsula puede viajar por él sin peligro de atascos. Por ahora solo se ha probado en animales, sin señal de dolor ni lesiones. Pero su periplo es largo: en los ensayos tardó al menos siete días en salir del cuerpo. REBECCA HALE, NGM (ARRIBA); CARL SCHOELLHAMMER Y GIOVANNI TRAVERSO, HOSPITAL GENERAL DE MASSACHUSETTS / FACULTAD DE MEDICINA DE HARVARD / MIT Ver la píldora de microagujas sin su revestimiento (foto superior, mostrada a escala) o en una radiografía puede resultarnos inquietante, pero el que la toma ni la nota. EXPLORA Antiguas civilizaciones Una extraña inhumación ¿Eran vampiros o víctimas humanas? Los bioarqueólogos que trabajan en el cementerio de Drawsko, una población del noroeste de Polonia, tal vez hayan dado con la respuesta. Seis de los 333 cuerpos exhumados habían sido enterrados tal como se hacía con quienes eran sospechosos de vampirismo: con una argolla en forma de hoz sujetando la garganta (izquierda) o con piedras colocadas bajo la mandíbula, medidas destinadas a evitar que los muertos vivientes se levantaran de la tumba. En un principio, los arqueólogos creyeron que aquellos cuerpos pudieron pertenecer a forasteros, personas ajenas a la comunidad y consideradas cuando menos non gratas. Pero al medir la proporción de isótopos radiogénicos de estroncio presentes en el esmalte dental –un dato que varía según la localización y que puede revelar el lugar de nacimiento–, Lesley Gregoricka, responsable del estudio, descubrió que cinco de aquellos individuos analizados eran oriundos de la zona. ¿Qué llevó a los habitantes de Drawsko a enterrar a sus paisanos como vampiros? Es posible que murieran de cólera. En la Polonia de los siglos XVII y XVIII «se creía que esta terrible enfermedad era propagada por fuerzas sobrenaturales», afirma Gregoricka. EL MISTERIOSO ORO DE IRLANDA Durante los primeros tiempos de la Edad del Bronce el oro brillaba por doquier en la «isla Esmeralda». Los arqueólogos han desenterrado en Irlanda verdaderos tesoros de este precioso metal: numerosos discos, collares en forma de luna y otros ornamentos. ¿De dónde sacaban aquellos orfebres prehistóricos el oro? Las investigaciones no han hallado el menor indicio de que en la Irlanda de hace 4.000 años existiesen minas de oro, aunque sí había depósitos en abundancia. Con una técnica geoquímica llamada análisis de isótopos de plomo, el arqueólogo Christopher Standish ha descubierto que el oro procedía de Cornualles, lo que no hace sino complicar el misterio. ¿Por qué importaban los irlandeses un metal que ellos mismos tenían bajo los pies? Tal vez no localizaron la mena, o quizá buscasen oro con un valor añadido. «Al oro suele atribuírsele poderes sobrenaturales o mágicos –apunta–. Es posible que un origen lejano dotase al metal de poderes adicionales.» national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 MY SCOTT, FUNDACIÓN SLAVIA (SUPERIOR); MUSEO NACIONAL DE IRLANDA Esta Navidad Consigue un exclusivo joyero con tus compras PANDORA PROMOCIÓN EXCLUSIVA Válida hasta el 6 de enero de 2016, o hasta agotar existencias, en boutiques y distribuidores oficiales de los productos PANDORA adheridos a la promoción en España, Andorra y Gibraltar. Consultar términos y condiciones de la promoción en pandorashop.es EXPLORA Sociedad Gracias a Watson, de seis años de edad, la policía de la ciudad de Hagerstown localizó recientemente a un estudiante desaparecido. Olfato de detective A la hora de resolver crímenes, el sabueso es tan profesional que sus pruebas se admiten en los tribunales de algunos países. Clasificado como perro de rastro –diferente de los lebreles, que siguen a la presa con la vista–, el sabueso posee un HOCICO experto que lleva siglos rastreando a personas desaparecidas y delincuentes. Según algunas estimaciones, su membrana olfativa es 40 veces mayor que la del ser humano. Su piel facial colgante –incluidos los BELFOS y la PAPADA–, las orejas caídas y una salivación copiosa le ayudan a captar las moléculas odoríferas, según afirma Lisa Harvey, bióloga del Valley College de California. Un sabueso experimentado puede seguir un rastro de hace 48 horas. Pero no son infalibles. «No siempre distinguen entre dos gemelos idénticos», dice Harvey, cuyo estudio sugiere que los sabuesos quizás olisqueen algo relacionado con la genética de cada individuo. Un olor humano, dice Doug Lowry, presidente de la Asociación Nacional de Sabuesos Policiales, «es para ellos como una huella digital». REBECCA HALE, NGM ¿Tu seguro médico tiene asistencia mundial en viaje y una red que incluye las mejores clínicas de EEUU? ¿Puedes liquidar las facturas online y cobrarlas en solo 7 días? ¿Tienes el servicio bucodental incluido? Cuanto más viajes, más deberías chequear tu seguro médico. Tu póliza de reembolso DKV ahora con más de un 40% de descuento* Hacerte una revisión es la mejor forma de saber que todo está bien. Lo mismo pasa con tu seguro médico: un chequeo periódico te indicará su nivel de salud. Ahora en DKV, en menos de 3 minutos, puedes chequear fácilmente tu póliza actual y así comprobarás todo lo que puede mejorar su salud y la tuya. 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Juntas se conocen como las Desventuradas y son parte de la dorsal de Nasca, que se extiende desde Perú hasta la isla de Pascua. «En estas islas se practicaba la pesca a pequeña escala, sobre todo de pez espada, antes de la creación del parque», dice Alan Friedlander, director científico del proyecto Mares Prístinos de National Geographic, destinado a proteger los últimos lugares vírgenes del océano. La declaración de la nueva zona protegida fue posible gracias a la colaboración entre Mares Prístinos y la ONG Oceana. «La pesca podrá seguir practicándose en las zonas adyacentes al área protegida», apunta Álex Muñoz, vicepresidente de Oceana en Chile. El estudio de los ecosistemas prístinos permite conocer cómo funcionan las comunidades marinas. Las Desventuradas se hallan en un entorno oceánico excepcional, capaz de albergar a la vez especies tropicales y de aguas templadas. Su aislamiento explica que buena parte de estas especies sean endémicas. «Chile ha sido siempre una de las mayores potencias pesqueras del mundo –dice Muñoz–. Por desgracia, ello condujo al agotamiento de nuestros recursos pesqueros. Con la creación de este parque marino, hoy nos ponemos también en primera línea en materia de conservación del océano.» ENRIC SALA / NATIONAL GEOGRAPHIC (AMBAS) La nueva reserva marina protegida de Chile, hogar de morenas (arriba) y lobos marinos de Juan Fernández (abajo), es un paso adelante en la consecución del objetivo de la ONU: proteger el 10 % del océano para 2020. OCÉANO PACÍFICO AMÉRICA DEL SUR ISLAS DESVENTURADAS D E L D I R E C TO R D E L LO Y NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS TAMBIÉN EN M E N T E M A R AV I L L O S A EXPLORA Ciencia Es enorme, y muerde Tras analizar el cráneo del mayor roedor conocido, los científicos han concluido que la mordedura frontal de este herbívoro prehistórico debió de rivalizar con la del tigre. Es más, sus incisivos –curvos y de 30 centímetros de longitud– resistían fuerzas tres veces superiores a las generadas por los músculos de sus mandíbulas ¿Conclusión? Este primo lejano del conejillo de Indias «probablemente usaba esos dientes para algo más que para alimentarse», afirma el anatomista Philip Cox. Con un peso estimado de unos mil kilos, Josephoartigasia monesi no debía de correr demasiados riesgos en sus lentos paseos por los estuarios y deltas de la América del Sur de hace más de dos millones de años. Cox y sus colegas sospechan que esta especie recurría a sus incisivos para pelear con sus rivales, defenderse de los depredadores y escarbar en busca de alimento. «Los dientes serían como los colmillos de un elefante», explica Cox. Con semejante corpulencia, añade, otras posibles funciones de la dentadura quedan descartadas: un roedor de metro y medio de alto y tres metros de largo «era demasiado grande para cavar madrigueras». ILUSTRACIÓN: RAÚL MARTÍN. GRÁFICOS: NGM ART. FUENTES: PHILIP COX; ANDRÉS RINDERKNECHT; ERNESTO BLANCO Josephoartigasia monesi Pacarana Se ha encontrado un solo fósil de a pacarana es su o más cercano. El arte del rendimiento con un nivel de detalle impresionante Camara 3D Intel® RealSense™ Panel LCD 24" - Full HD 1920x1080, retroiluminación LED Multitáctil (10 acciones simultáneas) CPU Intel® 6th Gen. Core i5-6400T SonicMaster Premium Sistema Operativo Almacenamiento Windows 10 Home 1TB HDD 8GB SSD Tarjeta Gráfica Audio GTX950M 1GB 6 altavoces con 16W de potencia Cuanto más rápido, mejor. Es hora de renovar tu PC con Intel Inside® y Windows® 10. Pantallas simuladas sujetas a modificaciones. Las aplicaciones de la Tienda Windows se venden por separado. La disponibilidad y la experiencia de las aplicaciones pueden variar en función del mercado. Las especificaciones pueden ser distintas en cada país. EXPLORA Ciencia El caqui y el sexo El sexo de los caquis es asunto complejo: los árboles femeninos dan fruto, los masculinos no, y en algunos casos (concretamente las especies que producen la fruta que nos comemos) son hermafroditas. Hasta hace poco se ignoraba qué es lo que determina el sexo en las plantas dioicas –las que tienen individuos machos e individuos hembras–, como la mayoría de los caquis, cuyos ejemplares macho producen el polen que la hembra necesita para dar frutos. Tras investigar con 150 ejemplares de una especie llamada árbol de San Andrés cultivados en Japón, un equipo científico ha aislado un gen crucial del cromosoma Y. Llamado OGI –término japonés para indicar un «árbol macho»–, este gen restringe la expresión del «gen feminizante» –MeGi, para «árbol hembra»– que limita la producción de polen. «El OGI es la bala mágica con la que el cromosoma Y abate el gen MeGI», explica el genetista Luca Comai. En torno al 5 % de las especies botánicas son dioicas, entre ellas cultivos como la espinaca, el pistacho e incluso la marihuana. Las plantas dioicas evolucionaron de forma independiente y es posible que posean sistemas de determinación sexual distintos al de los caquis. «Como científico –dice Comai–, me entusiasma descubrir cómo cada planta ha creado su propia solución al problema de la reproducción.» national geographic • DI C i em b r e 2 0 1 5 TAL SHOCHAT, ANDREA MEISLIN GALLERY © 2015 W. L. Gore & Associates GmbH. GORE-TEX, GUARANTEED TO KEEP YOU DRY, C-KNIT, GORE y sus gráficos son marcas de W. L. Gore & Associates ANTE CUALQUIER CLIMA COMPRUEBA LA DIFERENCIA Seb Michaud Freerider profesional UN NUEVO NIVEL DE COMODIDAD Tejido exterior Membrana GORE-TEX ® ® TECNOLOGÍA GORE C-KNIT™ BACKER Los productos GORE-TEX ® con la nueva tecnología GORE ® C-KNIT™ Backer son más ligeros, transpirables y suaves. Además, facilitan el deslizamiento de las prendas sobre las capas interiores e intermedias. El equipo perfecto para pioneros de la nieve como Seb Michaud. Experience more en gore-tex.es/c-knit GORE ® C-KNIT™ Backer: tacto suave EXPLORA Ciencia La familia es lo primero Las levaduras son hongos microscópicos unicelulares (arriba, recreación digital tridimensional) capaces de descomponer los azúcares y los hidratos de carbono durante los procesos de fermentación. La sorpresa fue máxima para Kate Campbell y su equipo científico de la Universidad de Cambridge, Reino Unido: las células de la levadura cooperan entre sí cuando se disponen a acometer ese casi mágico proceso de la fermentación, que es el que nos permite, entre otras cosas, degustar alimentos como el pan, el vino o la cerveza. Según la investigación, esa cooperación metabólica (la cualidad de los seres vivos de intercambiar ciertas sustancias para producir determinadas reacciones bioquímicas en un organismo) tiene unas «normas sociales». Las células de una misma comunidad, del mismo «grupo familiar», se ayudan entre sí para asegurarse el alimento, pero dejan morir de hambre a las células foráneas, aunque sean de la misma especie. Las células de la misma comunidad intercambian nutrientes solo si existe un parentesco entre ellas. Las demás, mueren de inanición. El experimento, que contó con el patrocinio de Wellcome Trust y del Consejo Europeo de Investigación (ERC), generó, mediante técnicas de biología sintética, una célula de levadura madre metabólicamente competente. A partir de esta, se generaron «hijas» manipuladas genéticamente, con ciertas deficiencias en su metabolismo, pero que sobrevivieron gracias a la ayuda de su entorno comunitario. La cooperación fue tan exitosa que las posibles desventajas funcionales quedaron anuladas. En cambio, al introducir otras células «forasteras», no se estableció ningún tipo de interacción social. El hallazgo ayudará a los científicos a encontrar, por ejemplo, nuevas vías para destruir colonias de hongos patógenos para el ser humano e incluso células tumorales. O a generar comunidades cooperantes que produzcan biomoléculas, útiles para sintetizar biocombustibles, vacunas o suplementos alimenticios. Un auténtico filón. national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 SHUTTERSTOCK JUBILARSE: “ “ NO HACER NADA. O HACERLO TODO. Y PREPARAR EL FUTURO DESDE HOY. 6baf\ZhXhaTUba\¿VTV\aWX_ por traspasar ghC_TaWX Pensiones a BBVA <aYe`TgXXaVhT_dh\XeB¿V\aT55I4bXaUUiT!Xf 4VheWTgX T[beT WX gh Yhgheb 8QGHERQL¯FDFLyQGHORVLPSRUWHVWUDVSDVDGRVGHSODQHVQRFRPHUFLDOL]DGRVSRU%%9$QLGHSRVLWDGRVHQ%%9$PHQRVODUHWHQFLyQ¯VFDOTXHFRUUHVSRQGD VLVHUHDOL]DHQDOJXQRGHORV3ODQHVGHWDOODGRVHQHO%ROHWtQGH$GKHVLyQDODERQL¯FDFLyQ(OFOLHQWHGHEHUiSHUPDQHFHUHQHO3ODQFRQWUDWDGRDOPHQRVDxRV ,PSRUWHVQHWRVVXVFULWRVRWUDVSDVDGRVHQWUHHOGHHQHURGH\HOGHHQHURGHQRERQL¯FDGRVSRUDQWHULRUHVFDPSDxDV(QWLGDG3URPRWRUD\ 'HSRVLWDULD%%9$(QWLGDG*HVWRUD%%9$3HQVLRQHV6$(*)3(ODERQRGHODERQL¯FDFLyQWHQGUiODFRQVLGHUDFLyQ¯VFDOGHUHQGLPLHQWRGHFDSLWDOPRELOLDULR VXMHWRDUHWHQFLyQDORVWLSRVYLJHQWHVHQHOPRPHQWRGHODERQR EXPLORA Planeta Tierra Popularizada en su día por las «mascotas vegetales» (arriba), la chía es una semilla que se gelatiniza al sumergirla en agua u otro líquido. Hoy esta planta comienza a cultivarse a pequeña escala en Estados Unidos, donde cada vez se demanda más por sus efectos benéficos para la salud. La chía al poder Lejos quedan los días en que la chía (Salvia hispanica) era poco más que la planta por excelencia de las «mascotas vegetales», aquellos minimaceteros con forma de animalito en los que la planta brotaba a modo de pelaje o lana, un invento de gusto discutible que causó sensación en los años ochenta. Hoy, sus semillas gozan de gran popularidad por otro motivo más sustancial: su valor nutritivo. Son un auténtico almacén de omega 3 y aportan grandes dosis de proteínas, fibra y calcio. Además, no contienen gluten y se les atribuyen múltiples efectos beneficiosos para el aparato digestivo, la piel y las uñas. Hasta hace poco, la chía, oriunda de México y Guatemala, no se cultivaba a gran escala fuera de América del Sur, América Central y Australia. Pero esta planta herbácea ha ido abriendo horizontes: México ha aumentado sus exportaciones a los mercados europeo y japonés. En Argentina, Bolivia y Nicaragua se ha convertido en un cultivo muy rentable. Y en Estados Unidos, algunos agricultores plantan una variedad diseñada por investigadores de la Universidad de Kentucky para que prospere con menos horas de luz solar. REBECCA HALE, NGM; JOSEPH ENTERPRISES, INC. (MASCOTA DE CHÍA) EXPLORA Medio ambiente Arrecifes en peligro Los arrecifes de coral constituyen uno de los ecosistemas más amenazados del mundo y una de las principales amenazas es el cambio climático. El incremento de la temperatura del agua comporta el blanqueamiento y la muerte del coral, mientras que la acidificación dificulta a los pólipos la construcción de los esqueletos que forman el arrecife. «El cambio climático puede afectar incluso a los arrecifes más remotos y mejor conservados», dice Mark Eakin, de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos. Otros factores de ámbito local, como la sobrepesca, la urbanización del litoral o la contaminación, también son nocivos, pero una buena gestión puede aumentar la resiliencia del coral de tal modo que se recupere si mejoran las circunstancias. LA GRAN BARRERA DE ARRECIFES Gran Barrera de Arrecifes Mar del Coral AUSTRALIA Con más de 2.250 kilómetros de largo, este sistema de arrecifes –el mayor del mundo– sufre los embates del cambio climático. La acidificación, el aumento de la temperatura del agua y la meteorología adversa amenazan las más de 400 especies de coral y las 1.500 especies de peces de arrecife. TEMPERATURAS DEL CORAL MARINO DURANTE EL VERANO Promedio anual 1900 1950 1985 2000 2012 -17ºC -17,2º PROMEDIO 1961-1990 UN VISTAZO A LOS ARRECIFES -18,3º -18,5º 25 DE LAS ESPECIES DE PECES MARINOS VIVEN EN ARRECIFES Los arrecifes de coral, que ocupan el 0,1% de los océanos, albergan 32 filos zoológicos; las selvas tropicales, solo nueve. 30 % Cobertura de coral PÉRDIDA DE COBERTURA DE CORAL 1/2 Un estudio del Instituto Australiano de Ciencias del Mar descubrió que entre 1985 y 2012 el arrecife perdió la mitad de su cobertura de coral, o pólipos vivos. 20 10 0 DISTRIBUCIÓN 17 % AUSTRALIA 16 % INDONESIA 9 % FILIPINAS 58 % resto del mundo La mayoría de los arrecifes de coral se hallan en aguas tropicales de países en desarrollo. El arrecife ayuda a proteger el litoral de la erosión y de las mareas de tempestad. Hawai registra un 2 % national geographic • DI C i em b r e 2 0 1 5 AMÉRICA DEL SUR 30° AUSTRALIA BLANQUEAMIENTO El blanqueamiento es una de las principales causas de mortandad coralina. En 1998 un ascenso de la temperatura del agua aniquiló el 16 % de los arrecifes del planeta. El calentamiento desencadenó un blanqueamiento generalizado en 2014, pero los científicos todavía no han cuantificado los daños. CORAL SANO CORAL BLANQUEADO CORAL MUERTO La mayoría de los pólipos de coral vive en simbiosis con las algas que los tapizan y les aportan el 90 % del alimento, además de su coloración. En cuanto la temperatura sube uno o dos grados respecto del nivel normal de la estación cálida, los corales pierden sus algas –o zooxantelas–, y su esqueleto blanquecino queda expuesto. Sin las algas, la mayoría de los corales tiene grandes dificultades para nutrirse y puede morir. El manto de algas tiene vía libre para colonizar y cubrir los pólipos. BLANQUEAMIENTO DE LA GRAN BARRERA DE ARRECIFES* Efectos del ascenso de la temperatura marina 1998 2002 47 % 41 % No afectado Zooxantelas Pólipos Manto de algas 54 % 48 % Blanqueado 5% 5% Muerto *Estimaciones basadas en los arrecifes analizados QUÉ PELIGRA La desaparición de arrecifes de coral tendría notables efectos sobre la economía mundial y la vida de millones de personas. Una octava parte de la población mundial obtiene su alimento y sus ingresos de los peces de arrecife. Número de países que se benefician del valor recreativo de los arrecifes coralinos. Beneficio acumulado cada año por las actividades turísticas relacionadas con los arrecifes. millones de euros GRÁFICO: ÁLVARO VALIÑO. NGM MAPS. FUENTES: ADMINISTRACIÓN OCEÁNICA Y ATMOSFÉRICA NACIONAL DE ESTADOS UNIDOS; INSTITUTO DE RECURSOS MUNDIALES; REEFBASE; MARK NICHOLLS, UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE; AUTORIDAD DEL PARQUE MARINO DE LA GRAN BARRERA DE ARRECIFES; DEPARTAMENTO AUSTRALIANO DE METEOROLOGÍA; BERKELMANS ET AL., 2004 EXPLORA Aventura Regreso a los orígenes Si el surfista sueña con la ola perfecta, el ideal del esquiador freerider son las montañas vírgenes tapizadas de nieve polvo, donde es posible esquiar sin senderos trazados ni ningún tipo de señalización. Sus fervientes seguidores aseguran que es mucho más que un deporte. «Para mí es una pasión, un modo de experimentar el profundo vínculo que nos une a la naturaleza sin ninguna cortapisa», asegura el alemán Nico Zacek, veterano de este deporte extremo. Y es que, tal y como indica el término, el freeride es una forma de esquiar sin ninguna limitación. También es más respetuosa con el medio ambiente, porque no precisa de instalaciones construidas para su práctica. Algo similar a como debió de ser el esquí en sus orígenes, cuando era la única manera de desplazarse por un mundo blanco, sin pistas ni senderos. Según estudios recientes, aquellos esquiadores ancestrales, seguramente nómadas de la tundra siberiana o de Escandinavia, aprendieron a avanzar por encima de la nieve sobre unas rudimentarias pero efectivas palas de madera hace unos 10.000 años, al final de la última glaciación. Allí empezó todo y hoy, cuando está en boga un cierto regreso a las raíces, los intrépidos freeriders reivindican este modo de esquiar más genuino. Aunque con innovación tecnológica, equipados con las mejores prendas térmicas e incluso airbags de avalancha. «Soy consciente del peligro que entraña la montaña –declara Zacek–. Por eso voy bien preparado. Quiero que mi única preocupación sea disfrutar del freeride y de la naturaleza en estado puro.» Hay muchos lugares para practicar este deporte. En la Península destacan Baqueira Beret, en Lleida, y la estación andorrana de Grandvalira, una de las mejores según otro destacado freerider, el francés Seb Michaud (abajo), quien lleva 15 años dedicándose a esta modalidad de esquí y está especializado en los saltos acrobáticos. Los cinco destinos top del freeride national geographic • Di c i em b re 2 0 1 5 ISLAS LOFOTEN, NORUEGA Estas islas noruegas son un paraíso para los amantes del freeride. Ubicadas al norte del círculo polar Ártico, desde sus montañas nevadas se avistan unas playas donde se practica también otro deporte de aventura: el surf. GORETEX (IZQUIERDA); LARS THULIN / AGE FOTOSTOCK (DERECHA) Dos freeriders buscan la nieve perfecta en una ladera montañosa de las islas Lofoten, Noruega. GRANDVALIRA, ANDORRA BAQUEIRA BERET, LLEIDA LA GRAVE, FRANCIA CHAMONIX, FRANCIA Esta estación andorrana acoge el único Freeride Center de los Pirineos y cuenta con el reconocimiento del Freeride World Tour. No en vano ofrece extensas zonas de nieve virgen en un paisaje de gran belleza. Para muchos expertos del freeride, Baqueira Beret es uno de sus destinos favoritos. En la célebre estación ubicada en el valle de Arán hay un inmejorable entorno más allá de las pistas donde es posible practicar un esquí cien por cien libre. La estación francesa de La Grave es uno de los mejores puntos de freeride de todos los Alpes. Aquí solo se puede esquiar en la pura montaña, sin balizas que delimiten el camino ni máquinas que pisen la nieve. También ubicada en Francia, al pie del Mont Blanc, esta estación fue el escenario de la edición 2015 del campeonato mundial de freeride. El lugar es un referente internacional para la práctica de este deporte extremo. national geographic • D i ci e mb r e 2 0 1 5 EXPLORA Planeta Tierra Florece el lugar más árido de la Tierra El desierto de Atacama, en Chile, cuenta en su haber con el mayor récord mundial de días sin lluvia: a principios del siglo pasado, durante 173 meses no cayó una sola gota de agua. Pero este año, los efectos de El Niño –ese fenómeno climático errático relacionado con las temperaturas anómalamente altas del Pacífico ecuatorial– han detonado aquí un boom de lluvias extraordinario, concentradas en un solo día: 157,3 milímetros. El lugar más árido de España, el almeriense desierto de Tabernas, recibe algo menos de 200 milímetros anuales, pero en Atacama esos 157,3 milímetros equivalen a la lluvia que puede llegar a caer a lo largo de 14 años. El evento causó graves inundaciones en localidades como Copiapó, a orillas del río homónimo, que se desbordó causando varias víctimas mortales. Sin embargo, en el desierto la tierra ha sido capaz de absorber hasta la última gota de lluvia para emprender una floración de lo más inusual. Aprovechando esa excepcionalidad, la vida se ha abierto paso alfombrando este extremo ecosistema de tonos malvas, rojos, blancos y amarillos, legándonos unas bellísimas imágenes. OCÉANO PACÍFICO AMÉRICA DEL SUR DESIERTO DE ATACAMA El desierto de Atacama, el más árido del planeta, floreció entre marzo y septiembre gracias a una pluviometría excepcionalmente abundante. PATRICK ESCUDERO / HEMIS / GTRES (SUPERIOR); CARLOS AGUILAR / AFP / GETTY IMAGES Instinto básico Breves disquisiciones acerca del amor y el deseo en el reino animal HÁBITAT / TERRITORIO El caballito de mar rayado atlántico (Hippocampus erectus) –mostrado aquí a 1,7 veces su tamaño real– vive en litorales y arrecifes del continente americano y del Caribe. ESTATUS DE CONSERVACIÓN Vulnerable Algunos caballitos de mar pueden llegar a parir por la mañana y quedar preñados al caer la noche. Cuando papá es mamá En el clan de los caballitos de mar los nacimientos son otra cosa. Las 35 especies que conforman el género Hippocampus son únicas en el reino animal: son los machos, y no las hembras, quienes gestan. Y al por mayor. Pero antes toca bailar. En un ritual de apareamiento que se prolonga días enteros, la pareja de caballitos de mar nada durante horas al unísono, a veces hocico con hocico y entrelazando mutuamente las colas. «¿Ha visto alguna vez el típico dibujo de dos caballitos de mar formando un corazón? Pues es bastante realista», dice Leslee Matsushige, conservadora asociada del Acuario Birch del Instituto Scripps de Oceanografía. Tan romántica postura alinea el oviducto de la hembra con la bolsa incubadora que el macho presenta en el torso, en la que ella deposita cientos de huevos; el macho los fertiliza y cierra la bolsa, donde los huevos maduran y se convierten en alevines. Los machos de los peces aguja y de los dragones de mar, emparentados con los caballitos de mar, incuban los huevos debajo de unos «faldones» o «parches» de su cuerpo. El caballito de mar es el único macho que presenta una bolsa cerrada similar a un útero. Tras una gestación que dura entre 14 y 28 días según la especie, el macho padece contracciones que expulsan de su cuerpo a sus crías, hasta 1.500 en cada camada. Solo unos pocos sobrevivirán. El resto sucumbe en las fauces de los depredadores, atrapados en redes pesqueras o a causa de la destrucción del hábitat. La mayoría se vende como curiosidades o para usos medicinales: la medicina tradicional asiática utiliza unos 25 millones de caballitos de mar al año, apunta Matsushige. En vista de lo cual, cabe alegrarse de que estos caballitos de mar sean tan prolíficos. Algunos machos pueden llegar a parir cientos de alevines por la mañana y quedar preñados de nuevo al caer la noche. national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 DAVID LIITTSCHWAGER EMBRACING SELECTION SOLGAR PRODUCE una de las gamas más amplias de complementos alimenticios. Es nuestra naturaleza. De venta en los mejores establecimientos especializados www.solgarsuplementos.es SOLGAR | Es tu elección. Los complementos alimenticios no deben utilizarse como sustitutos de una dieta equilibrada y variada y un estilo de vida saludable. Diario de un explorador Matthew Lachniet Las cuotas de los miembros de la Sociedad han hecho posible la financiación de este y otros proyectos de exploración e investigación. El secreto está en la cueva En su mejor momento, Teotihuacán fue la mayor ciudad de Mesoamérica, próspera y con una gran influencia en la región. Durante años, los arqueólogos han debatido si la caída de la urbe en torno a 550 d.C. tuvo que ver con el cambio climático. Ahora, los datos obtenidos a partir de una fuente poco habitual han permitido establecer una relación entre las variaciones de las precipitaciones de la zona y el auge y la caída de Teotihuacán y de otras culturas mesoamericanas. «¿Cuál fue la verdadera causa del declive?» He aquí la pregunta que se propuso responder el paleoclimatólogo Matthew Lachniet cuando extrajo una estalagmita de 2.400 años de antigüedad de una cueva del sudoeste de México. Tras seccionarla y analizar sus estratos, Lachniet descubrió la pieza del puzle que faltaba: un detallado registro de las lluvias. Las capas de la estalagmita, formada por la acción del agua rica en minerales, son similares a los anillos de crecimiento de los árboles y conservan las variaciones químicas que delatan los años secos y los años húmedos. En Teotihuacán es probable que un sistema de riego con manantiales malograse las cosechas y condenase a la población cuando las fuentes se secaron. Según Lachniet, un período prolongado de sequía inmediatamente posterior a otro de crecimiento de la población vinculado a una temporada más lluviosa podría haber puesto en jaque a la ciudad, causando turbulencias políticas, agitación social o incursiones foráneas. ¿Fueron esos ciclos cálidos y secos debidos a El Niño? «La estalagmita nos dice que la sequía coincidió con lo que sabemos sobre dicho fenómeno meteorológico –afirma Lachniet–, y también coincidió con el ocaso de la ciudad.» En la cueva mexicana de Juxtlahuaca, Matthew Lachniet encontró una estalagmita que permitió reconstruir el clima de la región de los últimos 2.400 años. KEITH CHRISTENSON Mil y un paraísos te esperan en Uruguay. Descúbrelos. Cada rincón de Uruguay es un lugar mágico. Déjate invadir por su tranquilidad, recorre sus paisajes infinitos, disfruta de un atardecer a orillas del mar y baila a ritmo de tango. Embárcate en un mar de sensaciones. Vive Uruguay. Montevideo Desde 856€ I/V iberia.com uruguaynatual.com Precio ida y vuelta con salidas desde Madrid del 31/12/2015 al 01/03/2016. Consultar condiciones en iberia.com Entre bastidores Dennis Dimick, director ejecutivo de medio ambiente Un ojo en la Tierra Desde que era niño, Dennis Dimick siempre ha mantenido un estrecho vínculo con la naturaleza… y con la fotografía. Criado en una granja de 30 hectáreas en Oregón, creció junto a ovejas y cerdos y se pagó la universidad empacando heno. Inspirado por su abuelo, aficionado a la fotografía, aprendió por su cuenta a revelar películas durante sus años de estudiante. Pronto estaba fotografiando noticias para el periódico de su facultad, y de ahí pasó a colocarse como reportero gráfico en diarios de todo el país. Hoy Dennis Dimick, director ejecutivo de medio ambiente de National Geographic, es el máximo exponente de la revista en esa especialidad. Las tres décadas que navegó a bordo de la Geographic le sirvieron para adquirir una sólida experiencia en temas como el clima, los recursos naturales y la supervivencia humana. Su pericia le permite saltar directamente de un tema a otro: tras finalizar una serie de artículos sobre el crecimiento demográfico y sus efectos en el medio natural, Dimick se preguntó: «¿Cómo vamos a alimentar tantas bocas?». La respuesta cristalizó en una serie de reportajes sobre alimentación en los que se analizan asuntos tan variados como las dietas del mundo o la práctica de la piscicultura en mar abierto. Dimick busca «una perspectiva más amplia, una mirada profunda» sobre el crecimiento demográfico, la energía, los alimentos y los retos del cambio climático, para cuyo estudio se utilizan tecnologías punteras destinadas a crear un registro visual en tiempo real de la salud de nuestro planeta. national geographic • DI C i em b r e 2 0 1 5 Para Dennis Dimick, tras un bloque de hielo de 136 kilos, monitorizar la fusión de los casquetes polares es una de las innovadoras maneras de visualizar temas vitales en materia de medio ambiente. MARK THIESSEN, NGM Ganador del premio TIPA “Best Photo Lab Worldwide” Otorgado por 28 redactores de renombradas revistas fotográficas internacionales No se limite a hacer fotografías, muéstrelas en calidad de galería. 60 galardones. Made in Germany. Calidad de galería en la que confían más de 12.000 fotógrafos profesionales. Descúbranos en WhiteWall.com WhiteWall.com EN TELEVISIÓN National Geographic Channel La conquista del polo Sur «Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo escaso. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura el regreso. Honor y reconocimiento en caso de éxito.» La cita corresponde a una nota publicada en 1907 en el diario The Times en la que el expedicionario Ernest Shackleton buscaba voluntarios para su próxima aventura: la conquista del polo Sur. Shackleton no fue el primero en alcanzar dicho objetivo, pero sí quien protagonizó la mayor gesta de supervivencia. Después de dos intentos fallidos (el último en 1907, en el que logró situarse a 180 kilómetros de la meta), el explorador británico lo intentaría de nuevo en 1914 a bordo de un velero de madera al que bautizó con el nombre de Endurance (Resistencia) y que quedó atrapado en el hielo a un día de navegación de su punto de destino. La tripulación protagonizó una auténtica epopeya de 20 meses de duración que pasaría a la historia como ejemplo de la capacidad de resistencia y el afán por superar las adversidades más extremas. National Geographic Channel rinde homenaje a la figura de Shackleton con un reportaje especial de dos episodios rodados en Groenlandia e Islandia. «Shackleton: La conquista del polo Sur», protagonizado por Kenneth Branagh, se estrenará el 20 de diciembre a las 19.30 horas. national geographic • Di c i em b re 2 0 1 5 El negocio de la droga Lunes 7 de diciembre a las 00.30 horas National Geographic Channel estrena la séptima temporada de esta popular serie con una visión de 360 grados sobre el tráfico de drogas en el mundo. NG CHANNEL Emite 24 horas al día en: Movistar+ (Dial 70) Vodafone (98) Orange (27) Telecable (52) R Cable (50) Euskaltel (34) ©NATIONAL GEOGRAPHIC CHANNELS (AMBAS) LEARN WITH THE EXPERTS EXTENSIVE 3 h/semana: avanza 1 nivel en 1 año STANDARD 6 h/s: 2 niveles en 1 año INTENSIVE 12,5 h/s: 1 nivel en 1 trimestre SUPERINTENSIVE 27,5 h/semana: avanza 1 nivel en... ¡1 mes! Líderes mundiales en la enseñanza de idiomas, en los exámenes de idiomas y en la formación de profesores de idiomas desde 1953 ih Alonso Martínez Zurbano, 8 ih Ciudad Universitaria Juan XXIII, 9 ih Nuevos Ministerios Castellana, 102 ih Las Rozas Camilo José Cela, 9 ih Goya Goya, 42 ¡nuevo centro! ih Sagasta Covarrubias, 1 centro examinador ih Diego de León Fco. Silvela, 54 913 10 13 14 www.ihmadrid.es Nuevo Passat Alltrack Del asfalto a la nieve Es el coche perfecto para aquellos conductores que se desplazan tanto por la ciudad como por autopistas, carreteras secundarias o pistas sin asfaltar. El nuevo modelo de Volkswagen, Passat Alltrack, ha sido concebido precisamente para aunar lo mejor de un vehículo urbano con un modelo idóneo para la conducción sobre superficies deslizantes y off road. Es un Volkswagen que combina la comodidad y la elegancia con el estilo más deportivo, un vehículo polivalente equipado con las prestaciones de un todoterreno, la capacidad de un coche familiar y la versatilidad de un vehículo utilitario deportivo o SUV (Sport Utility Vehicle). Y, por supuesto, equipado con las últimas tecnologías de Volkswagen. Porque el Passat Alltrack es un coche alto, dotado de tracción integral 4Motion y tiene 2.200 kilos de carga de tracción, ideal para todos aquellos que suelen enganchar a su vehículo un remolque para barcos o caballos. Pero, a la vez, resulta magnífico para afrontar largos recorridos. Sus innovadores sistemas de asistencia, su máxima conectividad y su gran capacidad de carga lo postulan como el mejor aliado con el que animarse a conducir… ¿hasta el último confín del planeta? Lo mejor de dos mundos On Road El Volkswagen Passat Alltrack brinda un excelente confort de viaje a toda la familia. Cuenta con el ACC con Front Assist de serie, un asistente de frenada de emergencia en la ciudad y sistema de detección de peatones. Gracias a un sistema de personalización, el vehículo puede memorizar todos los ajustes individuales realizados por el conductor. Off Road La distancia al suelo de 174 mm optimiza sus dotes de todoterreno y puede remolcar pesadas cargas en subidas del 8 y 12 % con freno. Dotado de tracción integral 4Motion, cuenta con un diseño Off Road y varios asistentes de conducción para circular fuera de la carretera. Como el Trailer Assist, que facilita las maniobras marcha atrás con remolque. PUBLIRREPORTAJE «Despertando el interés por proteger el planeta» National Geographic Society fue fundada en Washington, D.C., como una institución científica y educativa sin fines lucrativos. Desde 1888 la Sociedad ha dado su apoyo a más de 9.000 exploraciones y proyectos de investigación, contribuyendo al conocimiento de la tierra, el mar y el espacio. NATIONAL GEOGRAPHIC MAGAZINE ESPAÑA PEP CABELLO, Director ESTHER MEJORADA, Directora General ANA LLUCH, Jefa de Redacción GLÒRIA PONT, Directora de Marketing Publicitario TERESA ESMATGES, Directora de Arte SERAFÍN GONZÁLEZ, Director de Servicios Comerciales BÁRBARA ALIBÉS, SERGI ALCALDE, Redacción TERESA ZAMORA, Directora Comercial On line Madrid Mª MAR BOTIJA, Maquetación IGNACIO RODRÍGUEZ-BORLADO, Director Comercial MIREIA PLANELLES, Coordinación Editorial FERNANDO DE LA PEÑA, Director de Grandes Cuentas ENRIC GUBERN, Cartografía Mª LUZ MAÑAS, Directora Revistas de Divulgación BEGOÑA LLORENTE, Subdirectora de Publicidad JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ, Tratamiento de Imagen ADRIÁN GARCÍA DE MANUEL, Subdirector de Publicidad MERITXELL CASANOVAS, Edición Gráfica C/ López de Hoyos 141, 5º 28002 Madrid (España) Tel. 915 10 66 00 Fax 915 19 48 13 VÍCTOR LLORET BLACKBURN, Director Editorial de Área PRESIDENT AND CEO Gary E. Knell Inspire SCIENCE AND EXPLORATION: Terry D. 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Ryan, Jr., Ted Waitt, Anthony A. Williams, Tracy R. Wolstencroft JUAN LUIS ARSUAGA, Paleoantropología Av. Diagonal, 189 08018 Barcelona (España) RESEARCH AND EXPLORATION COMMITTEE EUDALD CARBONELL, Arqueología Tel. 934 15 73 74 Fax 932 38 07 30 Barcelona y Levante MAR CASALS, Directora Comercial MÓNICA MONGE, Directora Revistas de Divulgación ASESORES RUTH MARTÍ, Jefa de Publicidad JOSEFINA CASTELLVÍ, Oceanografía CARMEN HUERA, Etnología RAMON Mª MASALLES, Botánica ALBERT MASÓ, Entomología y Vertebrados JACINT NADAL, Zoología Mª JOSÉ PASCUAL, Historia de la Ciencia MANUEL REGUEIRO, Geología A TE N C I Ó N A L C L IE N T E Teléfono: 902 392 392 (de lunes a viernes de 10 a 15 horas) e-mail: [email protected] Para suscribirse a la revista consulte nuestra web: www.nationalgeographic.com.es VÍCTOR REVILLA, Historia Antigua JOANDOMÈNEC ROS, Ecología ADOLFO DE SOSTOA, Ictiología Distribución: SGEL Impresión-Encuadernación: Rotocayfo, S.L. (Impresia Ibérica) Depósito legal: B-33367-1997 CHAIRMAN: Peter H. Raven John M. Francis Paul A. Baker, Kamaljit S. Bawa, Colin A. Chapman, Janet Franklin, Carol P. Harden, Kirk Johnson, Jonathan B. Losos, John O’Loughlin, Steve Palumbi, Naomi E. Pierce, Jeremy A. Sabloff, Monica L. Smith, Thomas B. Smith, Wirt H. Wills VICE CHAIRMAN: EXPLORERS - IN - RESIDENCE Robert Ballard, Lee R. Berger, James Cameron, Sylvia Earle, J. Michael Fay, Beverly Joubert, Dereck Joubert, Louise Leakey, Meave Leakey, Enric Sala, Spencer Wells FELLOWS Dan Buettner, Bryan Christy, Sean Gerrity, Fredrik Hiebert, Zeb Hogan, Corey Jaskolski, Mattias Klum, Thomas Lovejoy, Sarah Parcak, Sandra Postel, Paul Salopek, Joel Sartore, Barton Seaver TREASURER : Barbara J. Constantz TECHNOLOGY : Jonathan Young TR A D U C T O R E S EVA ALMAZÁN ISSN 1138-1434 Printed in Spain - Impreso en España WEB www.nationalgeographic.com.es JAVIER FLORES Copyright © 2015 National Geographic Society. Todos los derechos reservados. 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PRODUCTION: Beata Kovacs Nas BERTA CASTELLET, Directora de Marketing EDITORS ARABIC : JOSÉ ORTEGA, Director de Circulación DIRECTOR OF PHOTOGRAPHY: CREATIVE DIRECTOR: Alsaad Omar Almenhaly. AZERBAIJAN : Seymur Teymurov. BRAZIL : Angélica Santa Cruz. BULGARIA : Krassimir Drumev. CHINA : Bin Wang. CROATIA : Hrvoje Prćić. CZECHIA : Tomáš Tureček. ESTONIA : Erkki Peetsalu. FARSI : Babak Nikkhah Bahrami. FRANCE : Jean-Pierre Vrignaud. GEORGIA : Levan Butkhuzi. GERMANY : Florian Gless. HUNGARY : Tamás Vitray. INDIA : Niloufer Venkatraman. INDONESIA : Didi Kaspi Kasim. ISRAEL : Daphne Raz. ITALY : Marco Cattaneo. JAPAN : Shigeo Otsuka. KOREA : Junemo Kim. LATIN AMERICA : Fernanda González Vilchis. LATVIA : Linda Liepiņa. LITHUANIA : Frederikas Jansonas. NETHERLANDS / BELGIUM : Aart Aarsbergen. NORDIC COUNTRIES : Karen Gunn. POLAND : Martyna Wojciechowska. PORTUGAL : Gonçalo Pereira. ROMANIA : Catalin Gruia. RUSSIA : Alexander Grek. SERBIA : Igor Rill. SLOVENIA : Marija Javornik. SPAIN : Josep Cabello. TAIWAN : Yungshih Lee. THAILAND : Kowit Phadungruangkij. TURKEY : Nesibe Bat. AUREA DIAZ, Directora Editorial JORDINA SALVANY, Directora Creativa RICARD ARGILÉS, Director de Producción Difusión controlada por GENDA 2016 LAS FOTOS MÁS IMPACTANTES DE UN MUNDO EN COLOR 160 Páginas AGENDA 95 ´ 9€ PVP CANARIAS 10,10€ PLANIFICACIÓN SEMANA VISTA BLOC DE NOTAS CALENDARIOS YA A LA VENTA CON LA COLABORACIÓN DE EDITORIAL La ciudad perdida de Mesoamérica Los riesgos de contarlo Este flebotomo, que de adulto mide apenas unos tres milímetros de longitud, transmite la leishmaniasis. Algunos miembros del equipo que viajó a Honduras para localizar la ciudad precolombina contrajeron la enfermedad. «Creemos en el poder de la ciencia, la exploración y la divulgación para cambiar el mundo.» Así reza el lema de National Geographic, y llevarlo a la práctica entraña sus riesgos. Hipopótamos a la carga, tiburones agresivos, elefantes en estampida, incluso secuestros a manos de grupos rebeldes: nuestros colaboradores y exploradores están curados de espanto. Pero a veces, los mayores problemas nacen de los detalles nimios… como bien saben algunos protagonistas del número de este mes. «No sabíamos lo de los flebotomos», afirma Doug Preston, autor del artículo sobre el hallazgo de una ciudad precolombina en un remoto bosque lluvioso de Honduras. Lo que Preston, el fotógrafo Dave Yoder y el becario de National Geographic Chris Fisher sí sabían desde un primer momento era que tenían por delante una misión complicada. «Desde el aire parecía un paraíso tropical», recuerda Preston. Sobre el terreno «llovía sin cesar. Te hundías en barro hasta la cintura. Había serpientes venenosas y todo tipo de insectos». Como los flebotomos: «auténticas nubes», según Preston, capaces de transmitir una parasitosis ulcerante y potencialmente letal de la que apenas había oído hablar: la leishmaniasis. Se da en zonas de 90 países tropicales, subtropicales y del sur de Europa. Yoder, Fisher y como mínimo otros seis miembros del equipo contrajeron una leishmaniasis lo bastante grave como para que varios de ellos estén aún recibiendo tratamiento. La medicación intravenosa que se les administra –coinciden todos– es peor que las úlceras abiertas y demás complicaciones inmediatas de la enfermedad. Fisher, arqueólogo de la Universidad del Estado de Colorado, experimentó agudos dolores durante el tratamiento y sufrió un exantema en pleno vuelo de regreso a casa. «Sentía como si tuviese la peor resaca del mundo », recuerda. Si no se trata como es debido, la leishmaniasis puede regresar años, incluso decenios, más tarde, cebándose en los tejidos de la nariz y los labios, que quedan desfigurados. Cualquiera que lea ahora estos detalles podría pensar que el equipo se negaría en redondo a volver a poner un pie en aquella selva. Todo lo contrario. Mientras escribo estas líneas, Yoder y Fisher están planeando otro viaje para retomar la excavación y documentación de la ciudad perdida. «Yo me apuntaría de nuevo con los ojos cerrados –asegura Preston, a cuyas espaldas hay más de 30 años de divulgación arqueológica–. Sin cierta dosis de riesgo no hay noticias buenas de verdad.» Susan Goldberg, directora FOTO: RAY WILSON Iluminado por el flash de una cámara trampa y por el resplandor de la ciudad de Mumbai, un leopardo merodea por el límite del Parque Nacional de Sanjay Gandhi de la India. 2 A medida que las ciudades crecen y el hábitat se reduce, los leopardos se aventuran a vagar por las calles. La demanda de costosas pieles utilizadas en rituales zulúes-cristianos como este, celebrado cerca de la ciudad sudafricana de Durban, da alas al furtivismo. Panthera, un colectivo conservacionista, promueve el uso de pieles de imitación para ayudar a proteger a los felinos salvajes. Por Richard Conniff Fotografías de Steve Winter Estábamos sentados a oscuras, aguardando a los leopardos juntoaunasendaenloslindesdelParqueNacionalde Sanjay Gandhi de la India, un área de 104 kilómetros cuadrados de verdor en medio de la inmensa metrópoli que es Mumbai. Justo enfrente se levantaba una hilera de torres de pisos. Eran las diez de la noche y por las ventanas abiertas se escapaban ruidos de platos fregándose y niños acostándose. Desde un templo lejano llegaban las notas de una melodía religiosa. Risas adolescentes, una motocicleta revolucionada. El bullicio de 21 millones de personas, como el de una gigantesca maquinaria. En algún lugar de la vegetación que nos rodeaba, los leopardos también escuchaban, atentos al momento en que amainasen los ruidos. Vigilando. En el parque y sus inmediaciones viven unos 35 leopardos. La cifra supone un promedio de unos cuatro kilómetros cuadrados por cabeza, cuando hablamos de unos animales que en una sola jornada recorren tranquilamente 15 kilómetros. Además viven rodeados de unos vecindarios urbanos que se cuentan entre los más poblados del planeta, con unos 30.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Con todo, esos leopardos prosperan. Parte de su dieta la componen chitales y otras presas salvajes que cazan en el parque, pero muchos de esos leopardos se trabajan también la frontera expedita entre naturaleza y civilización. Mientras la ciudad duerme, se cuelan por sus calles y callejones, cobrándose perros, gatos, cerdos, ratas, pollos y cabras, la comparsa de la civilización humana. También devoran humanos, aunque raras veces. Temen a las personas, y con razón. Los humanos son compañeros muy volubles que algunas 6 national geographic • DI C I EM B R E 2 0 1 5 veces admiran, rescatan e incluso veneran a los leopardos, pero que en muchas otras los denigran: les disparan, les tienden trampas, los envenenan, los ahorcan, y hasta han llegado al extremo de rociar con queroseno un ejemplar atrapado, lanzarle una cerilla encendida y filmar cómo el animal se retuerce convertido en una bola de fuego hasta que concluye su larga agonía. Los conservacionistas definen al leopardo como el gran felino más perseguido del planeta. Y pese a ello el leopardo se ha convertido en nuestra sombra, en una especie de animal de compañía. Y es que no les ha quedado más remedio. Las dos áreas con mayor población de leopardos, el África subsahariana y el subcontinente indio, figuran entre las regiones más pobladas del mundo. La expansión humana ya se ha cobrado aproximadamente el 66 % de su hábitat en África y el 85 % en Eurasia, sobre todo en los últimos 50 años. En muchas zonas el único lugar que les queda para sobrevivir es junto a los humanos. A diferencia de la mayoría de los otros grandes felinos, los leopardos son adaptables hasta cierto punto. Pueden cazar cualquier cosa, por ejemplo, desde escarabajos peloteros hasta un Unos guardas lidian con el ataque de un leopardo en Bengala Occidental, India, en julio de 2012. El felino hirió a seis personas antes de ser sometido. AFP / GETTY IMAGES eland de 900 kilos, pasando por puercoespines. Son capaces de vivir a 43 grados centígrados en el desierto de Kalahari o a 25 bajo cero en Rusia. Pueden medrar en los manglares pantanosos de las costas de la India o a 5.200 metros de altitud en el Himalaya. Esa capacidad de adaptación, sumada a una magistral habilidad para ocultarse, hace que los leopardos sean perfectamente capaces de vivir entre seres humanos, como de La capacidad de adaptación de los leopardos hace que sean capaces de vivir entre seres humanos. La cuestión es si los humanos podemos aprender a vivir con ellos. hecho ocurre en Mumbai. La cuestión es si los humanos podemos aprender a vivir con ellos. Tenemos con ellos una relación larga y complicada que, como tantas otras cosas, nació en África. Los leopardos son una especie joven: su morfología actual tiene apenas 500.000 años. Como nosotros, su expansión los llevó a ocupar buena parte del planeta, desde el extremo sur de África hasta el Lejano Oriente de Rusia, y desde Senegal, adonde llegaron en su avance hacia el oeste, hasta Indonesia, en su viaje hacia el sudeste. Es posible que acompañasen a los primeros humanos, aprovechándose de nuestra capacidad de ahuyentar leones y otros competidores o, posteriormente, del ganado que criábamos. Es posible que nosotros los siguiésemos a ellos para carroñear sus presas. (Los leopardos son más vulnerables a los carroñeros que otros carnívoros porque suelen guardar la presa bajo un matorral o en lo alto de un árbol, retirarse a descansar y regresar más tarde a devorarla.) Por su conducta depredadora, el leopardo se grabó en el genoma de nuestros parientes primates: incluso los monos que jamás han tenido delante un leopardo reaccionan con una alerta 8national geographic • DI C I EM B R E 2 0 1 5 instantánea y agudizada al máximo con tan solo vislumbrar el moteado pelaje amarillo. Y nosotros también, con una curiosa mezcla de miedo y fascinación. Esa ambivalencia nuestra es evidente en los discordantes titulares que devuelve cualquier búsqueda de noticias con la palabra clave «leopardo». A veces hay ternura («Estos cachorritos de leopardo recién nacidos han hecho historia y ablandarán su corazón»); otras, violencia («Nuevo ataque de leopardo en Junnar»), y otras, glamur («Gisele Bündchen luce cuerpazo con su bikini de leopardo en Costa Rica»). A menudo los titulares también hablan de ira y venganza. En una ocasión visité a un ganadero en la provincia sudafricana de Limpopo. Tenía sobre el escritorio un ejemplar abierto y profusamente subrayado de la Biblia del Rey Jacobo, y el cráneo de un leopardo con el orificio pequeño y limpio de una bala sobre una mesita auxiliar. «Tenemos mucho aprecio a estos animales –comenzó–. ¡Son una belleza! Pero es difícil convivir con ellos. Tienen presas más que de sobra: facóqueros, babuinos, jabalíes.» Aun así, los leopardos insistían en comerse sus terneros. Abrió el libro de registro en el que consigna los nacimientos y muertes de sus cebúes, una raza bovina muy apreciada, y comenzó a recitar matanzas: una cada seis semanas, más o menos, en el año y medio precedente. El ganadero calculaba que con cada ternero muerto perdía más de 1.800 euros. «Tenemos rastreadores muy experimentados que nos informan si el leopardo en cuestión es una hembra joven o un macho viejo. Por lo general regresa otros dos días más.» El uso de rastreadores –y el cráneo de la mesita– evocaba la estampa de alguien agazapado con un rifle para abatir al atacante. Pero el ganadero dijo simplemente: «Vives con ellos y no dices nada, porque si haces algo al respecto, te expones a que te detengan y te metan en la cárcel». (La legislación sudafricana contempla tanto penas de cárcel como multas, pero las sentencias suelen ser indulgentes.) Otros matan «cientos de leopardos cada año –añadió–. Les pegan un tiro, los meten en un hoyo, los rocían con gasolina, les lanzan una cerilla y fin del problema». Algunas pieles de leopardo terminan puestas a la venta en un negocio que sorprendentemente fomenta la religión. Un radiante domingo de julio, en la provincia oriental de KwaZulu-Natal, miles de devotos peregrinaban descalzos hasta un pico sagrado, acompañados del sonido atronador de trompetas y al ritmo sordo y pausado de unos bombos golpeados con botellas de refresco de dos litros. Las solteras llevaban sartas de cuentas sobre los pechos desnudos. Las casadas, vestidas de negro, levantaban sus parasoles negros al ritmo de las trompas. Pero el verdadero espectáculo lo ofrecían los hombres, unos 1.200, desfilando con pieles de leopardo cruzadas al hombro, ceñidas a la frente, a los bíceps, a la cintura, a los tobillos. En el prado, los hombres comenzaron a danzar al unísono al ritmo de la música monótona. Se movían al acecho, agazapándose y avanzando lentamente. Para la Iglesia Baptista de Nazaret (o «Shembe»), una centenaria confesión cristiana fundada sobre la tradición zulú, la danza es una forma de culto y de meditación. La indumentaria es importante. En el pasado la realeza zulú se cubría con pieles de leopardo como símbolo de poder y para cautivar a sus súbditos. Los hombres shembe –contables, abogados, funcionarios y empresarios– afirman que las pieles de leopardo los acercan a Dios y a sus antepasados. Los defensores de los felinos se llevaron las manos a la cabeza cuando hace unos años tuvieron noticia de la festividad. Hubo quien la calificó de «la mayor exhibición de contrabando de fauna salvaje del mundo». El número de pieles que se movían en la peregrinación era por sí solo motivo de preocupación en un país donde la población de leopardos, calculada en menos de 7.000 individuos, mengua sin cesar. Pero para más inri las pieles deben reemplazarse con regularidad –cada cinco o seis años–, ya que con el uso se cuartean y abarquillan. Con una congregación en aumento que participa en múltiples actos religiosos cada año, el único límite real a esa demanda sería la extinción de la especie. Para el especialista en leopardos Tristan Dickerson, del grupo conservacionista Panthera, hay un motivo de optimismo, que percibió la primera vez que asistió a una peregrinación: la presencia de pieles falsas entre la multitud, casi siempre de impala, a las que una mano inepta había pintado manchas de leopardo. Se le ocurrió entonces confeccionar una imitación de mayor calidad, y así fue como diseñó un sucedáneo de pelo sobre una base de vinilo que reproduce los tonos de una piel auténtica. Las altas instancias shembe apoyaron el proyecto y hoy un taller local confecciona las imitaciones bajo la marca «Fur for Life» [«Pieles por la Vida»]. Panthera ha distribuido 9.000 pieles de imitación a los miembros de la iglesia a coste cero, y a duras penas satisface la demanda. El domingo de mi visita solo había a la venta una piel auténtica. Pedían 336 euros por una capa confeccionada con la parte anterior del leopardo y 370 por la confeccionada con la parte posterior, una cantidad nada desdeñable en un país donde la renta per cápita no alcanza los 11.750 euros. Un hombre se quejaba de que las pieles falsas eran una táctica de los blancos para minar las tradiciones zulúes. Otro objetaba que sus antepasados aceptarían una imitación confeccionada con piel de impala o de cualquier otro animal de mejor grado que un sucedáneo de vinilo. Así y todo, parecía que la mayoría deseaba hacerse con una piel de pega. Dickerson calculaba que entre el 30 y el 40% de las pieles de leopardo que se ven ahora en las ceremonias shembe eran imitaciones de Panthera, cuando dos años atrás no pasarían del 5 o el 10%. No era necesariamente un signo de amor por los leopardos, ni siquiera de tolerancia para con ellos, pero sí un motivo menos para matarlos. la india podría ser el lugar perfecto para poner a prueba la capacidad de supervivencia de los leopardos en un mundo superpoblado, porque en este país la población de este felino es muy numerosa, vive fuera de las áreas protegidas y está asombrosamente cerca del hombre. Q Beca NGS Las cuotas de los miembros ayudaron a financiar las cámaras trampa utilizadas para este proyecto y a formar al personal de los parques. L E O PA R D OS 9 Una cámara trampa instalada en el Área de Vida Salvaje de Cederberg, Sudáfrica, recoge la mirada sostenida de un cachorro de leopardo del Cabo. Aunque no se ha clasificado como una subespecie independiente, estos felinos de montaña son más menudos que sus congéneres de la sabana. RUSIA A de leopardos persas e Georgia y Azerbaiján al la esperanza de que su hábitat se esté expandi ME R LÍBAN ISRAEL NEZ RRU A O ÁN N J R RDAN DA IA ARGELIA LIA EGIP A DÍÍ S U A H A R U.E A ARÁBIGO A O ÁN ANIA AN M M E I NÍGER CHAD SUD N E GAL GA AL E E A GUIN BI TI SE E B N ERI ER A ÍN PA HA B RICANA ANA C M CAME TOGO COSTA DE MARFIL SOMALI SOM ALIA ALI GUINEA ECUATORIA AL A ECUADOR G Área de distribución del leopardo RUAN Confirmada Posible R Histórica, hacia 1750 . NZA IA A Densidad de la población humana (por km2) O C É A NO Í N DI C O SUBSAHARIANO N Más de 300 DE JAVA Subespecie Límite de la subespecie 0 km IQUE 500 O C É A NO ATLÁNTICO ESCALA EN EL ECUADOR esier N M OT Kala RESERVA DE SABI SAND AZILANDIA MAPA: JEROME N. COOKSON, NGM MAPS; SHELLEY SPERRY; ILUSTRACIONES: ALDO CHIAPPE FUENTES: PETER GERNGROSS, BIOGEOMAPS; JOSEPH LEMERIS, INICIATIVA GRANDES FELINOS; ANDREW STEIN, LANDMARK COLLEGE Y GRUPO ESPECIALISTA EN FELINOS DE LA UICN En peligro crítico En peligro Vulnerable LES SOTHO ÁREA DE VIDA SALVAJE DE CEDERBERG UDÁFR UD ÁFR R NATAL Supervivientes africanos El África subsahariana se mantiene como un bastión del leopardo, pero en este vasto continente escasean los recursos para hacer un recuento de las poblaciones de felinos, por lo que no existen cifras fiables. SUBSAHARIANO PERSA ARÁBIGO DE SRI LANKA (Panthera pardus pardus) Tamaño de la población: desconocido (Panthera pardus saxicolor) 800-1.300 (Panthera pardus nimr) 50-200 (Panthera pardus kotiya) 700-950 El tamaño de los leopardos varía significativamente incluso dentro de la misma subespecie. RUSIA b Si er ia DEL AMUR DE NORTE A S I A R E S R CHINA N N CHINO NDIA PARQUE NACIONAL DE SANJAY GANDHI Mumbai (Bombay) A)) lee nar ar OCCID TAL BANGLADESH H INDIO M S O C É A NO PA C Í F I C O M Y LANKA INDOCHINO DE SRI LANKA M Sin espacio en Asia Donde las poblaciones humanas crecen, los leopardos pierden terreno, pese a la protección legislativa de que son objeto. En el último decenio, en la India el furtivismo ha acabado con hasta cuatro leopardos por semana. A IN ONE A En varias subespecies se dan leopardos negros. Son más comunes en los bosques de Malaysia e Indonesia. DE JAVA De aquí para allá Los leopardos han desaparecido de gran parte de la que fuera su área de distribución histórica. Las ciudades, en constante crecimiento, la agricultura y la deforestación han fragmentado su hábitat, y los humanos ávidos de caza están aniquilando sus fuentes de alimento. Se cazan por su piel, para exhibirlos como trofeos y para utilizar partes de su cuerpo en la medicina tradicional, y también son abatidos por los ganaderos que protegen sus reses. Pese a estas pérdidas, el leopardo continúa siendo el gran felino más extendido y adaptable del planeta. Panthera pardus incluye nueve subespecies, desde los pequeños leopardos arábigos hasta los robustos leopardos subsaharianos. A U S T R A L I A INDIO INDOCHINO DE JAVA CHINO DEL AMUR (Panthera pardus fusca) 12.000-14.000 (Panthera pardus delacouri) Menos de 2.500 (Panthera pardus melas) 350-525 (Panthera pardus japonensis) Menos de 500 (Panthera pardus orientalis) Menos de 60 En la reserva de caza sudafricana de Sabi Sand, un joven leopardo se alimenta de un impala que su madre ha matado y cuyo cuerpo ha subido a un árbol. Esconder las presas en los árboles pone a los cachorros y a su sustento fuera del alcance de las hienas y otros competidores. MERIL DAREES Y MANON MOULIS, BIOSPHOTO En caso de éxito, la India también podría ser un modelo a seguir. Aquí la tolerancia de la gente con este felino es en general alta, aunque precisamente de la India (y del autor y cazador británico Jim Corbett) salió el término «devorador de hombres». Una denominación que no es correcta: mujeres y niños son las víctimas habituales de los ataques de leopardos, ya que su menor complexión los convierte en presas más fáciles. Por lo general, leopardos y humanos coexisten pacíficamente. ¿Por qué se producen entonces brotes repentinos de violencia en una zona como Junnar? En cualquier caso, los ataques a humanos son relativamente infrecuentes. En la India es mucho más fácil morir a manos de la civilización que de la naturaleza: cada día fallecen 381 ciudadanos en accidentes de tráfico, 80 más en accidentes de ferrocarril y 24 en electrocuciones. Pero los ataques de leopardos se llevan los titulares, en parte porque son excepcionales y también porque apelan a algo primitivo de la psique humana. Avanzada la mañana de un sábado de mayo, en el área rural de Junnar, 150 kilómetros al este de Mumbai, un coche oficial se detuvo ante una pequeña casa de labor. La situación era tan trágica como civilizada. En el amplio porche frontal, rodeado por un muro de hormigón de un metro de altura y sombreado por un tejadillo metálico, una muchedumbre aguardaba al funcionario del departamento forestal. Seis días antes, a eso de las diez y media de la noche del domingo, un niño de dos años llamado Sai Mandlik jugaba de rodillas en un banco de ese mismo porche haciendo subir por la pared un autobús de juguete. Su abuela descansaba en un diván al lado del pequeño. En la hierba alta, a unos 20 o 30 metros de distancia, un leopardo avistó algo: una cabeza que se movía, no mucho 16national geographic • DI C I EM B RE 2 0 1 5 más grande que la del macaco de Madras, que se cuenta entre sus presas naturales. Se puso al acecho. Con un poco de suerte, el pequeño no llegó a ver al leopardo que saltaba el murete para llevárselo campo a través. La abuela chilló. El resto de la familia se adentró atropelladamente en la oscuridad. Llegaron tarde. Ahora, seis días después, la tragedia se reducía a un ritual. Las mujeres estaban sentadas en el suelo, mudas, en un extremo del porche; las autoridades locales ocupaban el centro, y en la otra punta, justo donde el leopardo se había llevado a su hijo, estaba el padre rodeado de amigos y familiares varones. El funcionario forestal se presentó y explicó que el pago compensatorio (unos 11.140 euros) no pretendía ser una reparación de tan gran pérdida, sino un reconocimiento del Gobierno, responsable de los leopardos. La familia expuso unas cuantas peticiones modestas y el funcionario prometió que intentaría ayudar, y entonces concluyó la reunión. Tenía que visitar otra vivienda a seis kilómetros de allí, escenario de una historia muy parecida. Los ataques de leopardos suelen producirse en oleadas aterradoras. El ataque contra Sai Mandlik era el tercero ocurrido en la zona de Junnar en poco más de dos semanas, y el segundo que se saldaba con fatales consecuencias. Es un misterio: por lo general, leopardos y humanos coexisten pacíficamente, incluso en Mumbai. ¿Por qué se producen entonces brotes repentinos de violencia en una zona como Junnar? A la mañana siguiente de la reunión en casa de los Mandlik, Vidya Athreya, bióloga de la Wildlife Conservation Society, estaba sentada junto a una plantación de caña de azúcar en la vecina ciudad de Akole. Su ordenador portátil mostraba un mapa de la comunidad con manchas de color turquesa en todos aquellos puntos en que había localizado leopardos –con cámaras trampa y radiocollares– en los cinco años que llevaba estudiando la zona. En síntesis, los había localizado en cualquier sitio: 11 adultos vagando por la noche en Akole y alrededores, una zona en la que no hay bosques, ciervos ni otras grandes presas naturales y donde durante el día 20.000 personas se mueven arriba y abajo. La noche del 15 de julio de 2012 un leopardo mató a una niña de siete años en el Parque Nacional de Sanjay Gandhi. Al caer la noche la gente se reúne en zonas bien iluminadas para sentirse más segura. La primera pregunta era: ¿por qué hay tantos leopardos? Como en el resto de la India, todo empieza con la práctica de depositar al aire libre las basuras y los despojos de las carnicerías, que son fuente de alimento de una próspera comunidad de perros callejeros, cerdos asilvestrados y otros animales pequeños. La legislación federal y un influyente movimiento de defensa de los animales impiden la retirada de los perros callejeros. A su vez, esos perros y otros animales domésticos son alimento de una próspera comunidad de leopardos. (Constituyen hasta el 87% de su dieta, según el estudio de Athreya.) Los planes de riego implantados desde la década de 1980 también son un imán para estos felinos. Entre otros cultivos, la caña de azúcar es hoy habitual en zonas que antes eran secas, como la región de Junnar y Akole, y los tallos altos y densos de esta planta ofrecen el escondrijo perfecto para los leopardos: cerca de las poblaciones, de sus basureros y de sus perros. Un día, en plena investigación, Athreya pasó junto a un campo donde 15 mujeres recogían tomates y se paró a hablar con un granjero. El hombre le contó que hacía pocos días él mismo había visto un leopardo. Lo que ella no le dijo es que en ese mismo instante, a tan solo 20 metros de ellos, un leopardo descansaba entre las cañas. No había por qué preocuparse. «Los leopardos no son tan sanguinarios como creemos –asegura la bióloga–. En cierto modo son razonables.» L E O PA R D OS 17 En una colina desde la que se domina la metrópoli india de Mumbai, una charca artificial atrae a uno de los 35 leopardos que se calcula viven en el Parque Nacional de Sanjay Gandhi y sus inmediaciones. Un cachorro de seis o siete meses de vida ronda por la valla que separa los leopardos de la reserva de caza de Sabi Dans, en Sudáfrica, de los pueblos ganaderos y las tierras donde pace el ganado. El antropólogo Sunetro Ghosal, que también ha trabajado en Akole, hablaba de «una historia de compartir el espacio» e incluso de «acomodación mutua», en la que leopardos y humanos se esfuerzan por evitar confrontaciones. (Quizá para sentirse más seguros, la población local deifica a los leopardos y los tigres, y deposita ofrendas propiciatorias en pequeños santuarios.) Para comprender dónde fracasa la relación entre humanos y leopardos, Athreya investigó una serie de ataques ocurridos en la región de Junnar entre 2001 y 2003. En lo que a primera vista parecía una simple coincidencia, el departamento forestal había estado atrapando leopardos –más de cien– en zonas problemáticas de Junnar, casi siempre a raíz de ataques al ganado. 20national geographic • DI C I EM B RE 2 0 1 5 Luego eran liberados en bosques situados a unos 30 kilómetros del lugar donde habían sido capturados; una técnica habitual en todo el mundo para solventar problemas con los carnívoros. Pero después de esas reubicaciones, descubrieron Athreya y su equipo, los ataques contra seres humanos aumentaron un 325% y la proporción de víctimas mortales se duplicó. «Fue un caso típico de desquiciamiento de un felino», afirmó Athreya. Desquiciamiento causado por el trauma de verse encerrados en una jaula trampa, manipulados por humanos y liberados en un paraje desconocido y en un territorio que ya ocupan otros leopardos. El brote de ataques no era, al fin y al cabo, la consecuencia de la ferocidad innata de los leopardos, según Athreya y sus colegas: «El traslado fue lo que indujo los ataques contra las personas». Las autoridades del departamento forestal pillaron el mensaje cuando Athreya les presentó sus investigaciones hace ya diez años. El Parque Nacional de Sanjay Gandhi, en Mumbai, dejó de permitir que sus terrenos fuesen usados como un «vertedero» donde dejar leopardos reubicados. (Al igual que Junnar, estaba registrando un brote de ataques mortales.) Los medios de comunicación de la ciudad recogieron la idea de que las reubicaciones eran más peligrosas que los leopardos en sí. En talleres dirigidos a los vecinos de los apartamentos que están alrededor del parque, y a los que viven en las chabolas levantadas dentro de los límites del propio parque, comenzó a instilarse la idea de que el mero avistamiento de un leopardo en el barrio no constituye un «conflicto». Retirar los leopardos –la primera medida que suelen exigir los ciudadanos– perturba el sistema social y abre las puertas a leopardos foráneos que quizá tengan menos experiencia en la práctica de la «acomodación mutua». Los talleres también hacían hincapié en la parte humana de esa adaptación mutua, con precauciones básicas como no dejar a los niños en la calle por la noche. (También sería beneficioso aplicar ciertas medidas públicas, como la retirada de basuras, la instalación de urinarios públicos y la retirada de perros callejeros, pero son proyectos que suelen quedar en nada por problemas económicos y políticos.) El mensaje era que los leopardos de Mumbai, Akole y otras zonas no eran «vagabundos» ni «intrusos», sino vecinos de pleno derecho. Sin embargo, vivir conforme a esa idea no es fácil. De ello dan fe los guardas forestales que acuden al aviso de un ataque de leopardo y se ven asediados y hasta agredidos por una vecindad enfurecida que exige medidas inmediatas. También sufren las presiones de los políticos locales. Por eso siguen sacando las trampas, para dar a la población la ilusión de que se están tomando medidas y transmitir una sensación de seguridad, aun cuando el resultado real sea el agravamiento del peligro. Unos pocos leopardos «problemáticos» acaban en abarrotados centros de «rescate» de todo el país, aunque en realidad no hay manera de identificar a un animal problemático, como no sea sorprenderlo con su víctima en pleno ataque. Y para eso sirve cualquier cabeza de turco. Poco después de los últimos ataques mortales de Junnar, un guarda forestal me dijo por correo electrónico: «Me complace comunicarle que hemos atrapado un macho de leopardo». Lo identificaba como «el mismo que atacó a un niño el mes pasado». Pasaría el resto de su vida en un centro de «rescate de leopardos» de Junnar, que, con 28 ocupantes, ya estaba al límite de su capacidad. La mayoría de los demás leopardos capturados serían liberados, aunque por motivos evidentes el departamento forestal no divulgaría cuántos pensaba soltar en Junnar, ni dónde. Dos semanas después otro leopardo mató y despedazó a una mujer de 60 años en una granja a pocos kilómetros de donde murió Sai Mandlik. Partí de la India pensando que lo que había visto sobre los leopardos era un asunto difícil y peliagudo, a años luz de la existencia cotidiana de quienes viven en países más desarrollados. Solo que al llegar a casa me topé con el rumor de que un puma rondaba por la costa de Connecticut, a seis kilómetros de mi casa, y luego la noticia de que se había avistado un oso negro en la ciudad vecina de New Haven. Hoy vagan pumas por Los Ángeles, coyotes por Chicago, lobos por las afueras de Roma, tiburones blancos por Cape Cod. Conforme las poblaciones humanas se expanden y urbanizamos la Tierra, los demás carnívoros parecen estar adaptándose también y aprendiendo a convivir con nosotros. Puede ser una idea inquietante, pero tampoco es negativa en sí misma: los estudios han demostrado sobradamente que la salud de una población de depredadores es esencial para la salud de casi todo lo demás. Si no son dioses, al menos son los grandes demiurgos de los ecosistemas. Poco a poco mi experiencia india con los leopardos empezó a parecerme ya no tanto una excepción propia de otro mundo, sino un avance de cómo muy pronto estaremos aprendiendo a vivir los humanos de todo el mundo. j L E O PA R D OS 21 En la región hondureña de la Mosquitia, el exoficial del Servicio Aéreo Especial británico Andrew Wood se abre paso a machetazos hacia las ruinas de una ciudad precolombina, detectada desde el aire gracias a una tecnología llamada lidar. 22 El Dorado. La Atlántida. La Ciudad Perdida de Z. Atraídos por leyendas de lugares fabulosos, generaciones enteras de exploradores han llegado hasta los confines más remotos de la Tierra. Por lo general regresan con las manos vacías, si es que regresan. Pero a veces la búsqueda de un mito conduce a un hallazgo real. La llamada de la Ciudad Perdida En las ruinas de la ciudad los arqueólogos descubrieron un tesoro de objetos de piedra, posiblemente dejados a modo de ofrenda. Entre las piezas había vasijas decoradas con imágenes de buitres y serpientes. Por Douglas Preston Fotografías de DaveYoder l 18 de febrero de 2015 un helicóptero militar despegó de una ruinosa pista cercana a la ciudad hondureña de Catamacas rumbo a squitia (o Costa de los Mosquitos), que se erguían al nordeste. A sus pies, las granjas cedían paso gradualmente a escarpadas laderas soleadas, algunas tapizadas de selva ininterrumpida, otras parcialmente taladas para la cría de ganado. Sorteando las cumbres, el piloto se dirigió a un desfiladero en forma de V de una cresta distante. Tras él se abría un valle rodeado de picos dentados: un paisaje prístino de esmeralda y oro, moteado por las sombras cambiantes de las nubes. Bandadas de garcetas sobrevolaban el paisaje, y las copas de los árboles bullían con las idas y venidas de monos invisibles. No había rastro de presencia humana: ni un camino, ni una columna de humo. El piloto viró y descendió, dirigiéndose a un claro junto a la margen de un río. Entre quienes se apearon del helicóptero había un arqueólogo llamado Chris Fisher. El valle se hallaba en una región en la que desde hacía tiempo se rumoreaba que estaba la Ciudad Blanca, una ciudad mítica construida en piedra de ese color, también conocida como la Ciudad Perdida del Dios Mono. Fisher no daba crédito a tales leyendas, pero sí creía que el valle –conocido por él y sus compañeros de viaje con el sucinto nombre de T1– ocultaba las ruinas de una ciudad perdida de verdad que llevaba abandonada cinco siglos, si no más. De hecho, no solo lo creía: estaba convencido de ello. No tenían más que buscarla. 26 national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 Con unos 50.000 kilómetros cuadrados de territorio a caballo entre Honduras y Nicaragua, la Mosquitia alberga el bosque lluvioso más grande de América Central y algunas de las últimas zonas de la Tierra que todavía no ha explorado la ciencia. «La importancia de este lugar es inestimable», afirma el etnobotánico Mark Plotkin. LA CIUDAD PERDIDA 27 Arqueología a vista de pájaro A La tecnología lidar está revolucionando la arqueología. Al medir la distancia que recorre la luz desde un emisor láser hasta llegar al suelo y volver al dispositivo, los investigadores logran retirar digitalmente el dosel arbóreo de zonas tan forestadas como la Mosquitia hondureña, descubriendo así asentamientos antiguos. 609.6 M ALTITUD CONSTANTE POR ENCIMA DEL NIVEL DEL SUELO Dosel Con un sofisticado software los investigadores traducen los puntos de láser reflejados en la nube de puntos para crear un modelo del dosel del bosque. PULSOS DE LUZ El lidar –acrónimo de «light detection and ranging», que significa «detección y medición de distancias por luz»– dirige cientos de miles de pulsos de luz hacia el suelo. B CREACIÓN DE LA NUBE La mayoría de los rayos de luz se reflejan en el dosel del bosque (A); unos pocos llegan al suelo y regresan por los huecos de las copas de los árboles (B). Al medir cuánto tarda la luz en volver al dispositivo se genera una «nube de puntos». Suelo Identificando qué puntos de láser llegan al suelo y se reflejan en él, los investigadores producen modelos topográficos de la tierra desnuda. A DOSEL PLAZA BANCALES 137 m B SUELO EL DIAGRAMA NO ESTÁ A ESCALA RUINAS MANUEL CANALES, NGM; AMANDA HOBBS. ILUSTRACIÓN: GREG HARLIN. IMAGEN DIGITAL: STEFAN FICHTEL FUENTES: JUAN CARLOS FERNÁNDEZ DÍAZ, NCALM / UNIVERSIDAD DE HOUSTON; CHRISTOPHER T. FISHER, UNIVERSIDAD DEL ESTADO DE COLORADO; ALICIA M. GONZÁLEZ, UTL PRODUCTIONS ¿Señales de vida? Los expertos buscan después indicios de estructuras artificiales o de alteraciones humanas del paisaje para identificar dónde conviene excavar. EDIFICACIONES Es probable que las grandes estructuras con cubierta vegetal tuvieran cimientos de piedra; las estructuras más pequeñas se construían con madera y tierra. LUZ SOBRE LA CIUDAD PERDIDA Un ilustrador se basó en los datos del lidar para dibujar las estructuras estudiadas en el valle T1 de la Mosquitia durante la expedición de febrero de 2015. Queda mucho por cartografiar y por explorar. BANCALES Los agricultores abancalaban la tierra para facilitar el cultivo y la recolección de las cosechas. PLAZAS Las áreas abiertas flanqueadas por montículos seguramente servían para las reuniones multitudinarias. MONTÍCULOS Por todo el yacimiento hay montículos de tierra de distintas formas y tamaños. Probablemente soportaban estructuras. PIRÁMIDE DE TIERRA CANALES Hay indicios de que se cavaban zanjas para irrigar las áreas de cultivo. TESORO Cincuenta y dos piezas, entre ellas un asiento de piedra decorado con la cabeza de un jaguar, se hallaron asomando del suelo en la base de una pirámide de tierra. La región de la Mosquitia, compartida por Honduras y Nicaragua, contiene el mayor bosque lluvioso de América Central, 50.000 kilómetros de vegetación impenetrable, humedales y ríos. Desde el cielo puede antojarse atractiva, pero aventurarse en ella es exponerse a incontables peligros: serpientes venenosas, jaguares hambrientos e insectos dañinos, algunos portadores de enfermedades mortales. La inhospitalidad y la naturaleza prohibida de esta tierra selvática ha contribuido sin duda a perpetuar el mito de una Ciudad Blanca escondida, pero el origen de la leyenda es un misterio. Exploradores, prospectores y pioneros de la aviación coleccionista de piezas de los nativos americanos. Las dos primeras regresaron con rumores sobre una ciudad perdida en la que había una estatua gigante de un dios mono a la espera de ser excavada. La tercera, dirigida por un excéntrico periodista llamado Theodore Morde, llegó a Honduras en 1940. Morde salió de la selva cinco meses después con cajas repletas de piezas. «La Ciudad del Dios Mono estaba amurallada. Seguimos uno de esos muros hasta que desapareció bajo unos montículos que tienen visos de haber sido grandes edificios», escribió. Morde se negó a revelar la ubicación por miedo a que fuese objeto de saqueos, alegó, pero prometió volver Exploradores, prospectores y aviadores referían haber vislumbrado las murallas de una ciudad en ruinas asomando de la selva. referían haber vislumbrado las murallas blancas de una ciudad en ruinas asomando de la selva; otros se hacían eco de los relatos registrados por Hernán Cortés en 1526 a propósito de ciudades fabulosas ocultas en el interior hondureño. Los antropólogos que convivieron con los indios misquitos, pech y tawahkas les oyeron hablar de una «Casa Blanca», un reducto en el que los indígenas se habían ocultado de los conquistadores españoles y del que jamás habían regresado. La Mosquitia se encuentra en la frontera de Mesoamérica, colindante con el territorio de los mayas. Mientras que la maya es una de las antiguas culturas de América más estudiadas, los pueblos de la Mosquitia siguen estando entre los más misteriosos y son un signo de interrogación materializado en la leyenda de la Ciudad Blanca. Con el tiempo el mito llegó a formar parte de la conciencia nacional hondureña. En la década de 1930 la leyenda había cautivado también la imaginación del público estadounidense. Se emprendieron varias expediciones para localizarla, entre ellas tres organizadas por el Museo Nacional del Indio Americano de Nueva York y financiadas por George Gustav Heye, un ávido 30national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 al año siguiente para iniciar las excavaciones. Jamás regresó. En 1954 se ahorcó. Su ciudad, si es que existió, sigue sin ser identificada. En décadas posteriores la labor arqueológica en la Mosquitia quedó frenada no solo por la dificultad del terreno, sino también por la creencia generalizada de que el suelo de las selvas de América Central y del Sur era tan pobre que solo podía dar sustento a cazadores-recolectores dispersos. Tal era la creencia pese a que ya en los años treinta las primeras exploraciones arqueológicas descubrieron varios asentamientos, lo que sugería que la zona había albergado una cultura extendida y sofisticada, lo cual no es de extrañar considerando que la región es una encrucijada comercial y geográfica entre los mayas y otros mesoamericanos del norte y el oeste, y las poderosas culturas de lengua chibcha del sur. Las gentes de la Mosquitia copiaron aspectos de la cultura maya, como el diseño de sus ciudades, un tanto parecido. Es probable que adoptaran el famoso juego de pelota mesoamericano, una competición ritual que a veces implicaba sacrificios humanos. Pero se desconoce qué relación tenían exactamente con sus vecinos. El lidar ayudó a los arqueólogos a descubrir antiguos asentamientos en tres valles de Honduras al este de Mesoamérica, habitados por una cultura poco conocida. La región circundante fue declarada posteriormente Reserva del Legado Patrimonial de la Mosquitia. Yacimiento arqueológico hondureño BELICE Extensión aproximada de Mesoamérica 86° M a r ía Bah e la d s Isla 84°o C a r i b GUATEMALA 16° e Aguán RVA DE LA ESFERA DE KA ASANGNI M Catacamas ca HONDURAS a Cerro Las Minas Ul ú á t Pa 2,849 m Tegucigalpa Reserva del Legado Patrimonial de la Mosquitia u co Co San Salvador EL SALVADOR OC NICARAGUA ÉA NO PA C ÍFIC O Algunos arqueólogos postulan que un grupo de guerreros mayas de Copán pudieron hacerse con el control de la Mosquitia y gobernaron como una élite a la población local. Otros creen que la cultura local simplemente abrazó las características de la impresionante civilización vecina. Una diferencia importante entre ambas culturas radica en los materiales de construcción elegidos por los pobladores de la Mosquitia. Aún no hay pruebas de que construyesen con cantería, y en cambio se sabe que levantaban sus edificios públicos con cantos de río, tierra, madera y cañas y barro. Decorados y pintados, es posible que fuesen tan impresionantes como los grandiosos templos de los mayas. Pero una vez abandonados, la lluvia los desmoronó y se pudrieron, quedando convertidos en anodinos montículos de tierra y escombros que la vegetación engulló con rapidez. La desaparición de esta arquitectura espléndida podría ser la explicación de por qué la cultura que la creó está tan «marginada», Q Beca NGS Las cuotas de los miembros contribuyen a financiar una expedición hondureña-estadounidense para excavar las piezas de la Mosquitia. 0 km AMÉRICA DEL NORTE ÁREA AMPLIADA E CUA DOR AMÉRICA N DEL SUR 14°N 50 dice Christopher Begley, quien ha llevado a cabo estudios arqueológicos en la región de la Mosquitia. Esta cultura está tan poco estudiada que ni siquiera se le ha dado una denominación formal. «Es mucho lo que ignoramos sobre esta gran cultura. De hecho, lo ignoramos casi todo», me dijo Oscar Neil Cruz. Nacido en México, Neil es director de arqueología del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH). Cuando se sabe tan poco, todo es posible. A mediados de la década de 1990 un director de documentales llamado Steve Elkins quedó cautivado por la leyenda de la Ciudad Blanca y se embarcó en su búsqueda. Pasó años estudiando los relatos de exploradores, arqueólogos, buscadores de oro, narcotraficantes y geólogos. Marcó en los mapas las zonas de la Mosquitia que habían sido exploradas y las que no. Contrató a científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA para analizar cantidades ingentes de datos del Landsat e imágenes de radar de la Mosquitia en busca de señales de asentamientos antiguos. El informe del JPL mostraba lo que podían ser rasgos «rectilíneos JEROME N. COOKSON, NGM; AMANDA HOBBS. FUENTES: CHRISTOPHER BEGLEY, UNIVERSIDAD DE TRANSILVANIA; OSCAR NEIL CRUZ, INSTITUTO HONDUREÑO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA; JUAN CARLOS FERNÁNDEZ DÍAZ, NCALM / UNIVERSIDAD DE HOUSTON; CHRISTOPHER T. FISHER, UNIVERSIDAD DEL ESTADO DE COLORADO; UTL PRODUCTIONS Entre las piezas halladas está la escultura de un rostro –mitad jaguar, mitad humano– del tamaño aproximado de un puño. La excavación del yacimiento podría aportar pistas acerca de una cultura antigua tan poco conocida que ni siquiera tiene nombre. 32national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 y curvilíneos» en tres valles, que Elkins llamó T1, T2 y T3 (siendo T la inicial de target, es decir, «objetivo»). El primero era un valle fluvial inexplorado rodeado de cumbres que forma un cuenco natural. «Se me ocurrió pensar que si yo fuese un rey, aquel sería el lugar perfecto para ocultar mi reino», declaró Elkins. Pero las imágenes no eran concluyentes; necesitaría un modo mejor de escudriñar bajo el denso dosel de la selva. En 2010 Elkins leyó en la revista Archaeology un artículo que describía el uso de una técnica llamada lidar (acrónimo de «light detection and ranging») para levantar el plano de la ciudad maya de Caracol, en Belice. El lidar envía cientos de miles de pulsos de luz láser infrarroja al bosque lluvioso y registra el punto donde se refleja cada uno. El resultado es una nube tridimensional de puntos que, una vez procesada con software para eliminar los pulsos que inciden en los árboles y en el sotobosque y conservar solo los que llegan al suelo, da lugar a una imagen que contiene las siluetas de los posibles elementos arqueológicos. En tan solo cinco días de trabajo, el lidar reveló que Caracol era siete veces más grande de lo que se pensaba después de 25 años de exploración sobre el terreno. Un inconveniente del lidar es su elevado coste. El escaneo de Caracol lo había realizado el Centro Nacional de Cartografía Aérea por Láser (NCALM) de la Universidad de Houston. Solicitar al NCALM el escaneo de los 143 kilómetros cuadrados que suman los tres valles costaría unos 220.000 euros. Por suerte, a esas alturas el afán de Elkin por hallar la Ciudad Blanca había contagiado al cineasta Bill Benenson, seducido por el proyecto hasta tal punto que decidió correr él mismo con todos los gastos. Los resultados preliminares fueron asombrosos. Parecía haber un rosario de ruinas a lo largo de varios kilómetros del valle T1. En el T3 se evidenciaba un yacimiento el doble de grande. Aunque era fácil apreciar las estructuras de mayor tamaño, el análisis a fondo de las imágenes tendría que pasar por un arqueólogo ducho en el uso del lidar. Elkins y Benenson recurrieron a Chris Fisher, especialista en Mesoamérica de la Universidad del Estado de Colorado. LA CIUDAD PERDIDA 33 El origen de un mito FOTOGRAFÍAS TOMADAS EN EL MUSEO NACIONAL DEL INDIO AMERICANO, SMITHSONIAN INSTITUTION, POR ERNEST AMOROSO (DERECHA, 7274) Y MARK THIESSEN, NGM (ARRIBA, TODAS, 202824, 202823, 202825) Este armadillo de piedra de la Mosquitia movió al coleccionista Gustave Heye a enviar durante las décadas de 1930 y 1940 a Theodore Morde y compañía en busca de una legendaria Ciudad Blanca oculta en la selva. Morde regresó con piezas, como estas figurillas de cerámica, y con la noticia de que había localizado la ciudad, aunque nunca se confirmó el hallazgo. LA CIUDAD PERDIDA 35 Y así es como un día de febrero de 2015 Fisher dio consigo en la orilla de un río sin nombre del T1, contemplando la selva que se alzaba en la otra margen y ardiendo en deseos de penetrar en ella. Desde el momento en que vio las imágenes de lidar, Fisher quedó fascinado. Había utilizado esta tecnología para cartografiar Angamuco, una antigua ciudad de los purépechas (o tarascos), fieros rivales de los aztecas en el área central de México desde más o menos el año 1000 hasta la llegada de los españoles a principios del siglo xvi. Mientras que las comunidades de las tierras altas mexicanas de la América precolombina estaban densamente pobladas, las tropicales tendían a desperdigarse sobre el territorio. No obstante, los yacimientos de los valles T1 y T3 parecían sustanciales; sin lugar a dudas eran los asentamientos de más entidad localizados hasta la fecha en la Mosquitia. La zona central del T3 ocupaba cerca de cuatro kilómetros cuadrados, casi tanto como el núcleo de la ciudad maya de Copán, situada al oeste. El centro del T1 era más pequeño pero más concentrado; parecía constar de diez grandes plazas, con decenas de montículos, caminos, bancales de cultivo, canales de riego, un depósito de agua y lo que podría haber sido una pirámide. A la vista de la arquitectura ceremonial, las múltiples plazas y los movimientos de tierra que se han hecho, Fisher concluyó que ambos yacimientos casaban con la definición arqueológica de ciudad: un asentamiento en el que es evidente una compleja organización social. «Las ciudades desempeñan funciones ceremoniales especiales y se asocian con una agricultura intensiva –me explicó–. Y suelen entrañar una reconstrucción importante y monumental del entorno.» En su quijotesca búsqueda de una (probablemente) mítica Ciudad Blanca, Elkins y Benenson habían descubierto lo que parecían ser dos ciudades antiguas absolutamente reales. Con ayuda del Gobierno hondureño, reunieron un equipo capaz de internarse en la selva para cotejar sobre el terreno lo que habían identificado las imágenes de lidar. Además de Fisher, el equipo contaba con otros dos arqueólogos (entre ellos 36national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 Oscar Neil Cruz), una antropóloga, un técnico de lidar, dos etnobotánicos, un geoquímico y un geógrafo. Con ellos iban los cámaras de Elkins y un equipo de National Geographic. La logística era complicadísima: además de bregar con serpientes, insectos, barro y lluvia incesante, corríamos el riesgo de contraer malaria, dengue y una amplia gama de enfermedades tropicales. (El editorial de este número habla de lo ocurrido cuando contrajimos leishmaniasis, una parasitosis potencialmente letal transmitida por la picadura de un díptero diminuto.) Para facilitar el avance, Elkins y Benenson habían contratado a tres exoficiales del Servicio Aéreo Especial (SAS) británico, fundadores de una empresa especializada en guiar equipos de filmación por zonas peligrosas. Habían descendido previamente sobre el lugar para despejar con machetes y motosierras una zona de aterrizaje y otra de acampada mientras el helicóptero volvía a Catamacas a por Fisher y los demás. Andrew Wood, alias Woody, jefe del equipo de soporte, me contaría después que mientras trabajaban, los animales (un tapir, gallos silvestres y monos araña) se movían o se congregaban en las copas de los árboles, aparentemente sin temor alguno. «Nunca he visto nada igual –dijo–. Creo que era la primera vez que veían un ser humano.» Para montar el campamento base Wood había elegido una terraza elevada detrás de la zona de aterrizaje, entre árboles enormes, accesible por un puente de troncos tendido sobre un lodazal, con un terraplén de subida. Por el peligro que constituían las serpientes –la supervenenosa serpiente terciopelo es especialmente preocupante– había prohibido que nadie saliese del campamento sin escolta. Pero Fisher ardía de impaciencia; acostumbrado a trabajos de campo peligrosos, amenazaba con salir a explorar por su cuenta. Avanzada la tarde, Wood accedió a hacer un reconocimiento rápido de las ruinas. Los miembros del equipo de avanzada se reunieron junto al río, protegidos por polainas antiserpientes y apestando a repelente de insectos. Un GPS en el que Fisher había descargado los mapas de lidar les indicaba su localización exacta respecto de las presuntas ruinas. El arqueólogo Oscar Neil Cruz (superior) limpia cuidadosamente una piedra poco después de acceder a las ruinas en la Mosquitia. Resultó ser una de las cerca de cincuenta piedras planas (arriba) que delimitan una plaza, los primeros elementos arquitectónicos descubiertos en el lugar. Su función original todavía se desconoce. LA CIUDAD PERDIDA 37 Entre las piezas sin desenterrar hay unos objetos de piedra labrada llamados metates. El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, ha destacado una unidad militar en el yacimiento para protegerlo de los saqueadores. Fisher consultaba el GPS y cantaba el camino a Wood, mientras este iba abriendo una senda por un matorral de heliconias. El bosque bullía con los sonidos de aves, ranas, sapos e insectos. Vadeamos dos lodazales –en uno de ellos el barro nos llegaba por los muslos–, ascendimos por los riscos que descollaban sobre la llanura de inundación y llegamos a la base de una escarpada prominencia engullida por la selva: el límite de la supuesta ciudad. «Subamos», dijo Fisher. Comenzaba el cotejo sobre el terreno. Aferrándonos a lianas y raíces, ascendimos por la resbaladiza ladera tapizada de hojas. En la cima, alfombrada de una tupida vegetación, Al día siguiente reanudamos la exploración, envueltos en una espesa niebla en la que reverberaban las voces de los monos aulladores. Pendían cortinas de lianas y flores colgantes. En aquel crepúsculo verdoso, rodeado de árboles inmensos y montículos mudos –vestigios de otras gentes, de otro tiempo–, sentí que se desvanecía la conexión con el presente. Un clamor en lo alto de las copas anunció el inicio de un aguacero, que nos empapó en un abrir y cerrar de ojos. Fisher, blandiendo su machete, echó a andar hacia el norte con Neil y Juan Carlos Fernández Díaz, el técnico de lidar del equipo, para localizar más plazas. Anna Cohen, doctoranda de la Los hallazgos estaban en perfecto estado, como si nadie los hubiese tocado desde que varios siglos atrás fueran abandonados. Fisher señaló una depresión rectangular, sutil pero inconfundible, en la que creyó reconocer el contorno de un edificio. Al arrodillarse para verla mejor, Neil descubrió lo que parecían ser vestigios de una construcción de tapial, un punto a favor de la interpretación de que allí hubo una pirámide de tierra. Fisher estaba eufórico. «Justo lo que pensaba –dijo–. Todo este terreno fue modificado por la mano del hombre.» Fisher y Wood condujeron al grupo desde la pirámide hacia lo que Fisher esperaba que fuese una de las diez plazas de la ciudad. Al penetrar en la zona, hallamos un tramo de bosque allanado artificialmente, tan nivelado como un campo de fútbol. Tres de sus lados estaban limitados por montículos lineales, los restos de muros y edificios. Una zanja que atravesaba la plaza dejaba a la vista una superficie pavimentada con piedras. Al cruzar la plaza, descubrimos al fondo una hilera de piedras planas, casi como altares, posadas sobre unas rocas blancas que hacían de trípodes. Pero la densa vegetación seguía frustrando cualquier intento de imaginar el trazado o las dimensiones de aquella antigua ciudad. Anochecía, y regresamos al campamento. 40national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 Universidad de Washington, y Alicia González, la antropóloga de la expedición, se quedaron para despejar de vegetación la hilera de piedras. Hacia la tarde regresaron Fisher y su grupo; habían localizado otras tres plazas y numerosos montículos. Compartimos un buen té caliente con leche bajo el aguacero. Wood, preocupado por una posible crecida del río, ordenó el regreso al campamento. Partimos en fila india. De pronto, el cámara Lucian Read dio el alto. «¡Eh!, aquí hay unas piedras muy raras.» En la base de la pirámide, asomando apenas del suelo, se distinguía la parte superior de decenas de esculturas de piedra de bella factura. Las piezas, tapizadas de musgo y vislumbradas bajo la alfombra de hojas, cobraron forma en la penumbra de la selva: la amenazadora cabeza de un jaguar, una vasija de piedra decorada con la cabeza de un buitre, grandes recipientes tallados con figuras de serpientes y un conjunto de objetos que parecían tronos o mesas ornamentadas, y que en terminología arqueológica se denominan metates. Todas las piezas estaban en perfecto estado, como si nadie las hubiese tocado desde que varios siglos atrás fueran abandonadas. Hubo gritos de asombro. Los expedicionarios se arremolinaban en torno a ellas, chocando unos con otros. Fisher se puso al mando enseguida, ordenó a todo el mundo que se retirase y acordonó la zona. Pero estaba tan emocionado como los otros, si no más. Aunque en otras partes de la Mosquitia se conocían objetos parecidos, la mayoría eran piezas sueltas halladas tiempo atrás por Morde y compañía o desenterradas y extraídas por lugareños o por saqueadores. Sin duda no había noticia de un tesoro semejante. Asomaban del suelo 52 objetos, y quién sabe cuántos aguardaban bajo tierra. «Es una potente exhibición ritual –afirmó Fisher–. Sacaron de la circulación objetos preciados como estos y los dejaron aquí, tal vez a modo de ofrenda.» En los días subsiguientes el equipo de arqueólogos registró cada pieza in situ. Con un lidar montado sobre un trípode, Fernández escaneó también los objetos para obtener imágenes tridimensionales de todos ellos. Nadie tocó nada, no se desenterró lo más mínimo: eso tendría que esperar a otra ocasión, cuando el equipo volviese con las herramientas y el tiempo necesarios para efectuar una excavación en condiciones. Mientras escribo estas líneas se planifica otra expedición de mayor envergadura, con el apoyo total del Gobierno de Honduras. Azotada por el narcotráfico y la violencia que este conlleva, Honduras es un país pobre necesitado de buenas noticias. La Ciudad Blanca tal vez sea una leyenda, pero cualquier hallazgo que otorgue visos de realidad al mito genera gran entusiasmo; es causa de orgullo colectivo, una afirmación de la vinculación del pueblo con su pasado precolombino. Al enterarse del hallazgo, Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras, ordenó que una unidad militar protegiese el yacimiento de los saqueadores las 24 horas. Semanas después viajó al lugar en helicóptero para verlo en persona y expresó el compromiso de que su Gobierno hará «lo que haga falta» para avanzar no solo en la investigación y protección del legado cultural del valle, sino también del patrimonio ecológico de la región circundante. La investigación acaba de empezar. La mayor parte del valle T1 sigue pendiente de estudio, y las ruinas todavía mayores del T3 ni siquiera se han examinado. Y quién sabe qué secretos ocultará la selva que cubre el resto de la Mosquitia. En los últimos años se ha producido un cambio fundamental en el concepto arqueológico de la ocupación humana de los parajes tropicales. Antes se hablaba de asentamientos minúsculos y muy desperdigados sobre un territorio deshabitado en su mayor parte. Hoy se cree que existían asentamientos muy poblados, separados unos de otros por mucho menos espacio vacío. «Incluso en este remoto entorno selvático, donde nadie lo esperaba, hubo grandes poblaciones viviendo en ciudades–explicó Fisher–. De miles de personas.» Lo que aún nos queda por saber de los antiguos habitantes de la Mosquitia es prácticamente infinito, pero el plazo para entenderlo quizá no lo sea. En febrero, cuando regresábamos del T1 a Catamacas, llevábamos apenas unos kilómetros de vuelo cuando el tapiz ininterrumpido de bosque lluvioso empezó a ceder paso a laderas con zonas arrasadas para la cría de ganado. Virgilio Paredes, director del IHAH, bajo cuyos auspicios se llevó a cabo la expedición, calcula que al ritmo actual, la corta a tala rasa alcanzará el valle T1 en ocho años o menos, destruyendo sus posibles tesoros culturales y exponiendo otros a saqueos indiscriminados. El presidente Hernández ha prometido proteger la región contra la deforestación y contra los saqueos, un compromiso en cuyo marco ha fundado la Reserva del Legado Patrimonial de la Mosquitia, un área de unos 2.030 kilómetros cuadrados que rodean los valles estudiados con lidar. Pero la cuestión es peliaguda. Aunque la tala es ilegal –en teoría la zona está protegida como parte de las reservas de la biosfera de Tawahka Asangni y de Río Plátano–, en esta región hondureña la ganadería es una importante muleta económica y una tradición muy apreciada. Si los hallazgos en el T1 inclinan la balanza hacia la preservación, entonces no tendrá mayor importancia que la Ciudad Blanca sea real o mítica. Su búsqueda ya ha dado frutos. j LA CIUDAD PERDIDA 41 En 1897, en pleno auge de los descubrimientos polares, el ingeniero sueco Salomon August Andrée convenció a una nación necesitada de héroes expedicionarios de la posibilidad de alcanzar el polo Norte a bordo de un aerostato diseñado por él mismo. El experimento no funcionó. NILS STRINDBERG / GRENNA MUSEUM, SUECIA Los expedicionarios frente a su aeronave fatalmente varada en el hielo. Tras una caminata de tres meses en dirección sur, fallecieron. La foto se recuperó de una cámara localizada junto a sus restos 33 años después. Los nubarrones se ciernen sobre las islas Svalbard cerca de Danskøya (o «isla de los Daneses»), en el noroeste del archipiélago, un abrupto litoral con abundantes glaciares desde donde partieron los tres expedicionarios. Por Eva van den Berg Fotografías de Oriol Alamany Ilustración de Almudena Cuesta P « robablemente fuera el globo más hermético que se había construido jamás, al menos hasta entonces, el que usó el explorador sueco Salomon August Andrée para emprender en 1897, junto con dos compañeros, la primera expedición aérea al polo Norte. Desaparecieron todos y nunca se volvió a tener noticia de ellos, hasta que hace unas semanas una expedición noruega encontró sus cuerpos, algunos apuntes del viaje y restos del equipo en una isla yerma […].» Así empezaba el artículo de noviembre de 1930 de la revista estadounidense sobre ciencia y tecnología Popular Mechanics que, bajo el título «Resuelto el misterio ártico del destino de Andrée», cerraba la incógnita acerca de la evanescencia de los tres intrépidos aeronautas que acometieron una misión tachada por muchos de imposible. Habían partido un aciago 11 de julio de la isla de Danskøya (o «isla de los Daneses»), frente a la isla de Spitsbergen, en el archipiélago noruego de las Svalbard, a bordo del globo Örnen («El Águila», en sueco). A los tres días se les perdió el rastro y no se supo más de ellos hasta que 33 años después la tripulación de un barco noruego, el Bratvaag, halló por casualidad sus restos en la isla de Kvitøya, en el extremo oriental de las Svalbard. el germen de esa idea que acabó en tragedia se había empezado a fraguar años atrás cuando Andrée, ingeniero de formación nacido en 1854 en Gränna, localidad situada a unos 250 kilómetros al sudoeste de Estocolmo, viajó a Estados Unidos para visitar la Exposición Universal de Filadelfia 46 national geographic • DI C I EM B R E 2 0 1 5 de 1876. Allí conoció al experimentado aeronauta John Wise, autor de numerosas innovaciones en el diseño de globos aerostáticos, un encuentro que fue el detonante de su pasión por pilotar su propia aeronave. Según Alec Wilkinson, periodista de The New Yorker y autor del libro The Ice Balloon («El globo de hielo») sobre la fallida expedición sueca, en aquellos tiempos se creía que los aerostatos podían retener suficiente gas como para volar durante GRENNA MUSEUM, SUECIA (IZQUIERDA); JOHN FRUMM / HEMIS / GTRES En una fotografía de estudio (izquierda), Salomon August Andrée (sentado) conversa con Vilhelm Swedenborg, el expedicionario de reserva, Nils Strindberg y Knut Frænkel (de izquierda a derecha) en una de las reuniones previas a la expedición ártica en globo realizadas en Estocolmo (arriba). En la era de las expediciones polares y en pleno auge de la carrera por la conquista del polo Norte, la capital sueca y el país entero recibieron con fervor patriótico el ambicioso proyecto de Andrée. 30 días, aunque en la práctica ninguno se había mantenido en el aire más de 15 jornadas seguidas. Pero Andrée se convenció a sí mismo de que él sí podía lograrlo. Partiría lo más cerca posible de los 90° de latitud Norte y, desde allí, el globo sobrevolaría el polo para aterrizar en algún lugar de Alaska o de Siberia después de una travesía que según sus previsiones duraría entre 15 y 20 días. Para ello, diseñó un equipamiento específico que convertiría el globo en una nave completamente controlable, como, por ejemplo, un sistema de cuerdas-guía y de velas que le permitiría maniobrarlo incluso «en contraposición al viento», según sus propias palabras. Sin duda había mucha «pasión sueca» en sus palabras. La rivalidad con la vecina Noruega no era un tema baladí: en 1888 el gran explorador polar de Cristianía (actual Oslo) Fridtjof Nansen EL VUELO DE LA FATALIDAD 47 El proyecto de Andrée empezó a cobrar forma: arriba, imagen de la fábrica de globos del aeronauta Henri Lachambre en París, donde se construyó el Örnen. Abajo, Andrée (a la derecha del globo) supervisa la aeronave junto a Alexis Machuron, sobrino y colaborador de Lachambre, ya en Danskøya, punto de partida de la expedición. Numerosos sacos de lastre mantienen el globo amarrado a tierra. Arriba, El Águila, hora y media antes de despegar del hangar de las Svalbard. Abajo, en una foto tomada por Machuron, el aerostato se eleva en su viaje hacia el norte dirigiéndose a su trágico destino ese aciago 11 de julio de 1897. Todo apunta a que no fue el globo la causa del fracaso, sino el exceso de autoconfianza de Andrée. AXEL STAKE (ARRIBA), ALEXIS MACHURON (ABAJO), GRENNA MUSEUM, SUECIA (TODAS) había liderado la primera travesía por el interior de Groenlandia sobre esquíes, y con su expedición de 1893 al polo Norte a bordo del Fram se había convertido en toda una celebridad internacional, mientras que Suecia andaba algo rezagada en la carrera ártica. Pero, ciertamente, el polo Norte estaba aún por alcanzar. Si hasta ese momento nadie había logrado culminar con éxito la gesta ni en barco ni en trineo… ¿por qué no probar en globo?, se dijo Andrée. Ese mismo año de 1893 el sueco ya había empezado a poner en marcha su proyecto cuando compró el aerostato Svea, con el que hizo hasta nueve vuelos y cubrió 1.500 kilómetros de distancia. Tras esas probaturas, sintió que estaba listo para un reto que acabó por convertirse en causa patriótica. Visto a posteriori, todo apunta a que se excedió, tanto en su autoconfianza como en la convicción de que el globo estaba preparado para surcar los peligrosos firmamentos del Ártico. Andrée no calculó los riesgos ni calibró dónde acababa la pasión por explorar y dónde empezaba un fatal exceso de entusiasmo. Y tuvo ocasiones para reflexionar, pues el de 1897 no era su primer vuelo. Un año antes, el 7 de junio de 1896, Andrée ya había protagonizado una mise en scène de la que hubiera tenido que extraer conclusiones más instructivas: aquello fue un absoluto desastre. Ese día Andrée y sus entonces compañeros de viaje, el científico y fotógrafo Nils Strindberg y un meteorólogo de renombre llamado Nils Gustaf Ekholm, quien ya había viajado con él en dos expediciones geofísicas a Spitsbergen entre 1882 y 1883, partieron de Gotemburgo hacia Danskøya en medio de un gran revuelo popular, dispuestos a emprender la primera expedición polar a bordo de un globo. Se marcharon respaldados por el apoyo de todo el país, incluidos Alfred Nobel, patrocinador de la hazaña, y el rey Óscar II de Suecia, quizás espoleados por el ansia de engrandecer su gloria nacional. Tras la partida de los expedicionarios y durante seis semanas, la expectación fue máxima. Pero lamentablemente todo acabó en un auténtico fiasco. Los vientos no fueron propicios y el globo ni siquiera llegó a elevarse de su punto de 50national geographic • DI C I EM B RE 2 0 1 5 partida. Así, a finales de agosto, aquellos que habían partido como héroes regresaban envueltos en un aura de fracaso. Muchos consideraron entonces que Andrée no era más que un fraude, un mero «cazador de publicidad». Pero él, lejos de desanimarse, pronto mostró su intención de afrontar un segundo intento. Y de nuevo, logró apoyos para llevarlo a cabo. no pasaron ni doce meses. Concretamente el 11 de junio de 1897 los aeronautas se dirigieron de nuevo a Danskøya, acompañados esta vez de un barco fletado por el Gobierno sueco con expertos preparados para solventar, llegado el caso, cualquier incidencia que impidiera que el El rompehielos Ortelius atraviesa la banquisa ártica frente a la costa de Spitsbergen, la isla principal de las Svalbard. El globo de Andrée despegó de Danskøya rumbo al norte, y tras varar en el hielo los expedicionarios caminaron hacia el sur hasta alcanzar la isla oriental de Kvitøya, ambas deshabitadas. Örnen, el magnífico globo de hidrógeno fabricado en los talleres del reputado constructor de aerostatos Henri Lachambre en París, alzara por fin el vuelo. Andrée, de 42 años, embarcó de nuevo junto a Nils Strindberg, que por entonces tenía 24 años, y con el ingeniero Knut Frænkel, de 27, sustituto de Ekholm, quien se negó a participar en una odisea que juzgó demasiado arriesgada. La aeronave iba cargada con víveres suficientes para subsistir algo más de tres meses, y con instrumentos de navegación, ropa, mapas, libros, trineos, esquíes, un bote, armas y munición. También llevaba 36 palomas mensajeras con las que Andrée iría informando al mundo de la progresión de su viaje, un sistema de comunicación que alternaría con boyas, una serie de cilindros estancos en los que introduciría mensajes que dejaría caer por la borda. Pero una vez más la fatalidad se cernió sobre los expedicionarios suecos. Solo dos días después de cortar las sogas que anclaban El Águila a tierra, el aerostato comenzó a perder fuelle. EL VUELO DE LA FATALIDAD 51 El globo de hielo En julio de 1897 tres expedicionarios suecos partieron de Danskøya, en el archipiélago de las Svalbard, con un objetivo: sobrevolar el polo Norte a bordo del globo de hidrógeno Örnen («El Águila»). Tres días después del despegue aterrizaron sobre una placa de hielo a la deriva. La búsqueda de tierra firme duró más de 80 días. Treinta y tres años más tarde, una partida de cazadores de focas encontró sus cuerpos. Nils Strindberg Científico y fotógrafo. Documentó la vida diaria de la expedición con su cámara fotográfica. 750 km al polo Norte 14 de julio Aterrizan sobre la banquisa Trayecto en globo Trayecto a pie Polo Norte 12 de septiembre Acampan en un témpano Salomon August Andrée Océano Ártico 11 de julio Despegan de la isla de Danskøya Tierra de Francisco José GROENLANDIA 2 de octubre Llegan a la isla de Kvitøya RUSIA ZONA AMPLIADA NORUEGA El hielo y la humedad sobrecargan el globo. SVALBARD (NORUEGA) Cronología del viaje Trayecto en globo A mayor altitud, menor temperatura ambiental, lo que aumenta la congelación del globo y la pérdida de hidrógeno. Escasa maniobrabilidad. A merced de los golpes de viento, van chocando contra los hielos y elevándose en un vuelo errático sin dirección. 800 m Permanecen parados durante un día entero al enredarse una de las cuerdas en el hielo. 500 m 100 metros m Tras 65 horas de vuelo, y arrojado todo el lastre, deciden no perder más material necesario para su supervivencia. El globo aterriza sobre la banquisa. Sueltan 750 kg de lastre para elevarse. 14 de julio 11 de julio Al despegar, la fricción de las guías con el agua es tan fuerte que la barquilla se estrella contra la superficie. Pierden las guías y vuelan sin dirección. Físico e ingeniero. Jefe de la expedición, relató en su diario todos los detalles de la gesta. a lastre Al recibir calor solar, el hidrógeno se dilata y aumenta la fuerza ascensional. 12 boyas 32 palomas ILUSTRACIÓN: ALMUDENA CUESTA FUENTES: JUAN GARCÍA PERROTE; PER OLOF SUNDMAN, EL VIAJE EN GLOBO DEL INGENIERO ANDRÉE, 1967 Una paloma con el mensaje «Todo bien a bordo» fue encontrada por un barco noruego. En la bodega había 250 compartimentos interiores para provisiones. El Örnen Para asegurar el éxito de la expedición, la nave contaba con un sistema de cuerdas-guía que llegaban a tierra y que debían impedir, junto con las velas, volar a merced del viento. Por otro lado, era necesario que la envoltura fuese lo suficientemente impermeable para mantener el gas en el globo. Para su construcción se emplearon 3.360 cuadrados de seda distribuidos en tres capas. La envoltura se revistió con una malla de cáñamo recubierta de vaselina para evitar que atrajera la humedad y aumentara el peso del globo. Envoltura Malla Knut Frænkel Ingeniero. Anotó su posición en el diario meteorológico, lo que permitió reconstruir la trayectoria con exactitud. Válvula de escape de gas lateral para maniobrar Cable para izar la vela lateral Panel de desgarro para reforzar la salida de gas durante el aterrizaje Vela central Vela lateral Todo el cordaje se revistió con vaselina parafinada para impermeabilizarlo. Bodega Válvula de escape de gas inferior Mástil Círculo de carga Barquilla Aparato para manejo de guías Galería Cestas para material 8 cables de lastre 3 cuerdas-guía 345 kg de lastre repartidos en 36 sacos. Cada trineo pesa 200 kilos. Ni las provisiones que llevan ni los atuendos de tela de los expedicionarios son aptos para una expedición sobre el hielo. A la barquilla se accedía a través de una trampilla interior. Contenía tres trineos, una barca e instrumentos científicos. El terreno es muy peligroso. A cada paso que dan sobre el hielo flotante se enfrentan a canales de agua y a crestas de presión creadas al chocar las placas de hielo entre sí. Modifican su ruta según las grietas de los témpanos. Trayecto a pie 14 de julio Aterrizan en la banquisa. 22 de julio Organizan el equipo y emprenden su marcha sobre la banquisa hacia el depósito de comida de la Tierra de Francisco José. Cazan para alimentarse. 2 de octubre El témpano sobre el que flotan, de 24 metros cuadrados de superficie, se estrella contra la isla Kvitøya y el hielo se quiebra justo debajo de su refugio. Trasladan el campamento a la isla. 12 de septiembre No pueden prever en qué medida influye la deriva del hielo sobre su marcha. Exhaustos, construyen un refugio de hielo y nieve sobre un témpano para sobrevivir al invierno. A los pocos días fallecen. Se desconoce la causa exacta de la muerte. Una osa polar merodea en busca de alimento por la banquisa ártica en pleno deshielo de las Svalbard (izquierda). Arriba, ese mismo escenario retratado por Andrée el 20 de junio de 1897 en el que aparecen Frænkel y Strindberg junto a un oso polar recién abatido. Según apunta Per Olof Sundman en su novela El viaje en globo del ingeniero Andrée, un éxito de ventas escrito en 1967, el globo fue incapaz de ganar la altura necesaria para completar su misión. Aun soltando todo el lastre posible, la niebla y la humedad empaparon de tal modo cada una de las piezas del Örnen que este, mucho más pesado de lo debido, fue chocando contra la banquisa y los témpanos hasta posarse de forma inexorable sobre el hielo el día 14 de julio. Después de pasar 65 horas en el aire y haber volado aproximadamente 800 kilómetros, quedó varado como una ballena en la orilla de la playa. Eso sí: todos estaban ilesos, el «varamiento» fue más bien suave. Incluso las palomas se encontraban perfectamente. Allí estaban todos ellos, exhaustos, en medio de la banquisa, unos 480 kilómetros al nordeste de donde habían zarpado, y más o menos a 750 del polo Norte. Tres meses después, estarían todos muertos. «Creo que Andrée se vio en parte forzado a emprender ese segundo intento –apunta Håkan Jorikson, director del museo creado en Gränna en honor del ingeniero sueco, que alberga una exposición permanente sobre la historia de las expediciones polares suecas–. Tenía que demostrar al mundo que no era un embaucador. Pero parece que inmediatamente después de partir, SALOMON AUGUST ANDRÉE/GRENNA MUSEUM el Örnen perdió la cuerda de arrastre, y puede que Andrée decidiera, quién sabe si solo o en connivencia con sus compañeros, dirigirse lo más al norte posible para que no pudieran verlos desde la orilla.» El museo custodia todo lo que se recuperó en 1930 en Kvitøya, la llamada isla Blanca, como las espléndidas fotografías tomadas por Strindberg, que se reproducen en estas páginas, y los diarios de la expedición. Mientras Strindberg recopilaba datos astronómicos y geográficos –y de manera mucho más personal escribía a su prometida, Anna Charlier–, Knut Frænkel llevaba un registro meteorológico y Andrée tomaba meticulosas notas sobre diversos aspectos de la expedición y sobre sus vivencias personales, cuidando hasta el final de su diario, que envolvía con paja y llevaba entre su ropa para protegerlo. Gracias a esas anotaciones se ha podido reconstruir gran parte de esta historia, aunque no toda. MÁS ONLINE ng.com.es/viaje-globo INTERACTIVO Crónica de un desastre anunciado E L V U E L O D E L A FATA L I DA D La tenue luz del sol de medianoche ilumina el casquete de hielo que cubre la práctica totalidad de la isla de Kvitøya, la isla Blanca, destino fatídico de Andrée, Strindberg y Frænkel tras meses de viaje a la deriva. Tras perder el globo, los tres hombres avanzan penosamente sobre el hielo en dirección sur (arriba, foto tomada con disparador automático). Abajo, una imagen de septiembre de 1930 muestra los restos hallados 33 años después de su desaparición por la tripulación del barco noruego Bratvaag en Kvitøya (o «isla Blanca»). Un mes después otro barco, el Isbjørn (derecha, arriba), se sumó al rescate de los restos de los expedicionarios y de su equipamiento: un trineo, raquetas de nieve, diarios… El 5 de octubre de 1930 una comitiva fúnebre recorrió las calles de Estocolmo en homenaje a Andrée y sus acompañantes (abajo). Con las prisas, los restos fueron incinerados antes de que se hiciesen estudios post mortem. NILS STRINDBERG (IZQUIERDA, ARRIBA), KNUT STUBBENDORFF (ARRIBA), GRENNA MUSEUM, SUECIA (TODAS) Así, sabemos que los tres hombres pasaron una semana junto al fláccido e inservible globo, hasta que el 22 de julio decidieron emprender viaje hacia uno de los dos depósitos de comida y munición que habían dejado para su seguridad previamente a su partida: uno en cabo Flora, hacia el este, en una de las islas del archipiélago ruso de la Tierra de Francisco José, y otro en dirección contraria, al norte de las Svalbard. Optaron por el primero, y hacia allí se dirigieron con unos trineos tan sobrecargados que acabaron por romperse. Durante ese primer tramo de travesía abandonaron gran parte de las provisiones para aligerar el peso, lo que los obligó a cazar para sobrevivir. Osos polares, focas, morsas… Durante el día caminaban tenazmente sobre unas placas de hielo marino que se quebraban y chocaban entre sí. A veces el terreno era tan escarpado que tenían que avanzar a cuatro patas. Las temperaturas eran gélidas y, aunque perseveraban en su avance, no llegaban a ninguna parte. Septiembre se les echó encima y, con el invierno polar en ciernes, decidieron construir un iglú –al que llamaron Hem («hogar»)– sobre un gran témpano que en su deriva los llevó hacia la isla de Kvitøya, contra la que chocaron el 2 de octubre. Fue su última parada. ¿qué pasó exactamente? ¿Cuáles fueron las causas de su muerte? Tras el hallazgo de sus cuerpos en aquella nívea isla, fueron muchas las hipótesis propuestas. Por desgracia, la prisa por ofrecerles un gran funeral y el convencimiento de que habían muerto de frío hizo que la cremación de sus restos se hiciese nada más llegar a Suecia. No hubo estudios post mortem. Luego, todo fueron especulaciones. Se dijo que quizás habían sufrido envenenamiento por una sobredosis de vitamina A procedente del hígado del oso polar. O que se habían intoxicado por el monóxido de carbono generado por la estufa de queroseno. También se sugirió la muerte por triquinosis, la enfermedad causada por Trichinella spiralis, parásito presente en los cadáveres de osos polares situados cerca de los cuerpos de los exploradores, e incluso por botulismo, provocado por la bacteria Clostridium botulinum. 62national geographic • DI C I EM B R E 2 0 1 5 Pero ambas hipótesis fueron descartadas más tarde, en parte gracias al trabajo de investigación de la médico y escritora sueca Bea Uusma, autora de Expeditionen, un libro centrado precisamente en averiguar qué pasó exactamente en la isla Blanca y por el que obtuvo un galardón literario sueco, el Premio August, en 2013. Uusma pasó 15 años tratando de esclarecer el misterio… y aún anda en ello. Sin duda, la suya es una historia que engancha, sobre todo porque transmite su obsesión por repasar cada uno de los detalles y pruebas de aquella expedición funesta. Ella opina que Strindberg fue el primero en morir a causa del ataque de un oso, y que Andrée y Frænkel vivieron quizá dos semanas más. «Aunque se suele decir que Andrée y Frænkel murieron más o menos a la vez, uno junto al otro en su tienda de campaña, creo que no fue así. Andrée llevaba en sus bolsillos los objetos personales de Strindberg cuando murió, y estaba sentado junto a un fusil. Quizá Frænkel agonizaba en la tienda y Andrée se encargó de hacer guardia hasta el final.» O puede que tras el shock de ver lo sucedido a su compañero se suicidaran (se encontró un bote de pastillas de morfina casi vacío al lado de la cabeza de Frænkel), o bien, hartos, se dejaran morir de frío. Puede que no se hablara de ello en su momento porque… ¿acaso los «héroes de verdad» cometen suicidio? Según la versión oficial, los noruegos que en 1930 amarraron sus barcos en Kvitøya encontraron dos cuerpos vestidos con pieles. Eran Andrée y Strindberg. Dos semanas más tarde un periodista, Knut Stubbendorff, y la tripulación de otro barco noruego, el Isbjørn, localizaron los huesos de Frænkel bajo un manto de nieve. Pero las causas de su muerte nunca se han esclarecido. «Aún hoy no hay una respuesta–afirma Uusma, que ha vuelto a la carga en busca de nuevas pistas–. Cuanto más aprendo sobre la expedición de Andrée y sus dos compañeros, más dudas tengo acerca de lo que realmente sucedió. De modo que seguiré investigando.» De momento se mantiene la incertidumbre. De lo que podemos estar seguros es de que, como dijo un sabio griego, un exceso de imprudencia precede casi siempre a la calamidad. j JAN ENGSMAR / GRENNA MUSEUM, SUECIA (AMBAS) Todo lo que se pudo recuperar aquel día de 1930 en la isla Blanca se conserva hoy en el museo de Gränna –localidad donde nació Andrée–, dedicado a la exploración polar sueca y al legado del aeronauta. Arriba, sextantes, brújula, cronómetro, binoculares, lápices y otros instrumentos de la expedición. Abajo, un hornillo, platos, tazas, cerillas, un frasco con grasa animal y latas de comida. EL GUSTO ES QUÍMICA Todo comienza cuando una molécula de alimento entra en contacto con un microscópico botón gustativo de la lengua. Los botones se ocultan dentro de las papilas, los «granitos» pálidos visibles en esta imagen gracias a un colorante alimentario de color azul. En el cerebro, donde el gusto se funde con otros sentidos, se convierte en la experiencia compleja, personal y placentera que nos induce a ansiar la comida. L A C I E N C I A DE L G U S T O POR DAVID OWEN FOTOGRAFÍAS DE BRIAN FINKE 65 UN PLACER PARA LA VISTA, EL OÍDO Y EL OLFATO Inspirándose en investigaciones que indican que el sabor es más que la mera sensación que nos ofrecen nuestras papilas gustativas, Heston Blumenthal, propietario del restaurante Fat Duck, en la ciudad inglesa de Bray, practica la «gastronomía multisensorial». Estos clientes disfrutan de un plato a base de navajas, berberechos, espuma salada y una «arena comestible» preparada con almidón de tapioca, panko (un pan rallado japonés) y angulas. Mientras lo degustan, escuchan el sonido de las olas y las gaviotas gracias a unos iPod Nanos ocultos dentro de unas conchas. El plato se denomina «Son de mar». «A MENUDO HABLAMOS DE GUSTO CUANDO EN REALIDAD NOS REFERIMOS AL SABOR, EN CONCRETO AL COMPONENTE OLFATIVO DEL SABOR. COMPARADA CON ESTE, LA VISIÓN ES ALGO MUY SIMPLE.» Robert Margolskee 66national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 ES BRÓCOLI, CARIÑO El paladar de un recién nacido no es una tabla rasa. La evolución ha grabado en él preferencias y aversiones innatas, que además se ven influidas por la dieta de la madre durante el embarazo. Este bebé de diez meses acaba de tener su primer encuentro con el brócoli en el Centro Monell de Sensorialidad Química de Filadelfia. Sin embargo, su resistencia natural puede superarse. «Después de ocho o diez días de contacto con el alimento, el bebé lo acepta mejor –explica Julie Mennella, bióloga de Monell–. En dejar de poner muecas tardará algo más.» «LOS NIÑOS HABITAN UN MUNDO SENSORIAL MUY DISTINTO AL NUESTRO. PREFIEREN NIVELES MUCHO MÁS ALTOS DE DULCE Y SALADO Y SON MÁS SENSIBLES A ALGUNOS SABORES AMARGOS.» Julie Mennella 68national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 El futuro de los alimentos Este reportaje forma parte de una iniciativa de National Geographic sobre el futuro de los alimentos, un proyecto especial de cinco años de duración que pretende demostrar que «somos lo que comemos.» lla, bióloga que bebés y niños pequeños, suele grabar sus experimentos en vídeo. Hace poco la visité en el Centro Monell de Sensorialidad Química de Filadelfia, donde me mostró la grabación de un bebé sentado en una trona a quien su madre da de comer algo dulce. En cuanto la cuchara entra en la boca de la niña, su expresión se ilumina en una especie de éxtasis y los labios se fruncen como si quisiese mamar. Después me enseñó otro vídeo: otro bebé a quien por primera vez dan de comer brócoli, que, como tantas otras hortalizas de hoja verde, tiene un ligero sabor amargo. El pequeño pone mala cara, da una arcada y se estremece. De un manotazo arroja la bandeja al suelo. Con las manos hace el gesto de «parar». La leche materna contiene lactosa, que es un azúcar. «Sabemos que los bebés nacen con una preferencia por el sabor dulce –dijo Mennella–. Hasta hace apenas dos siglos, si no te amamantaba tu madre o una nodriza, casi podías darte por muerto.» La aversión a los alimentos amargos es también innata, agregó, e igualmente está orientada a propiciar nuestra supervivencia: así evitamos las toxinas que las plantas han desarrollado a lo largo de la evolución para impedir que se las coman los animales, entre ellos, nosotros. ¿Alimento o veneno? Los vertebrados surgieron hace más de 500 millones de años en el océano, y el sentido del gusto evolucionó 70national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 básicamente con el mismo propósito: discernir entre alimento y veneno. Todos los vertebrados poseen unos receptores gustativos parecidos a los nuestros, aunque no necesariamente ubicados en las mismas regiones corporales. «En los barbillones de un pez gato de gran tamaño hay más receptores gustativos que en todas las lenguas juntas de los humanos que estamos en este edificio», me dijo Gary Beauchamp, otro científico del Centro Monell. Los bebés anencefálicos, que nacen prácticamente sin más cerebro que el tronco cerebral (la parte más primitiva y ancestral), reaccionan al sabor dulce con las mismas expresiones de placer que aprecié en el vídeo de Mennella. La mueca del brócoli también es primitiva. De hecho, nuestra lengua tiene solo uno o dos tipos de receptores del gusto dulce, y como mínimo dos docenas de receptores del gusto amargo, señal de lo importante que era para nuestros ancestros evitar las sustancias venenosas. El problema al que nos enfrentamos muchos de nosotros en la actualidad es bien distinto: nuestra perdición es el placer que nos reporta la comida. El contexto alimentario moderno es una fabulosa fuente de deleite, infinitamente más rico que aquel en el que evolucionaron nuestros antepasados, y las preferencias que heredamos de ellos (sumadas a una industria alimentaria cada vez más hábil en vendernos lo que nos gusta) suelen conducirnos a adoptar hábitos insanos. ¿Puede la ciencia crear tomates que sepan como los de toda la vida? En la Universidad de Florida los investigadores llevan a cabo catas ciegas para descubrir qué sabores agradan al público e identificar las moléculas volátiles que los generan. El paso siguiente será cultivar tomates que produzcan esas sustancias. Nuestra preocupación por la comida se ha traducido en el auge de la investigación del gusto. Ha resultado ser un sentido muy complejo, más aún que el de la vista, me dijo Robert Margolskee, director del Centro Monell. En los últimos años la ciencia ha avanzado en la identificación de los receptores gustativos y de los genes que los codifican, pero estamos muy lejos de comprender a la perfección la maquinaria sensorial que genera nuestra experiencia de la ingesta. Hace casi 25 años mi mujer explicó a nuestra hija y sus amigas el «mapa de la lengua», un concepto que ella misma había aprendido de niña. Cada gusto básico, les dijo, lo perciben las papilas gustativas de una zona concreta de la lengua: dulce en la punta, salado y ácido en los lados, amargo en el fondo. Les dio una caja de bastoncillos y cuencos de agua salada, agua azucarada y otros líquidos, y las animó a comprobarlo. «Pues a mí me sabe todo en todas partes», dijo una de las niñas. «Imposible –respondió mi esposa–. Prueba otra vez y presta más atención.» «A mí también me sabe todo en todas partes», dijo otra. Lo cierto es que las niñas tenían razón. Es verdad que algunas personas presentan una mayor concentración de determinados receptores en zonas concretas de la lengua, pero en general están presentes en toda la superficie lingual, y un bastoncillo impregnado en zumo de limón nos hará percibir algo ácido lo posemos donde lo posemos. (Los receptores se ubican en la superficie de las células gustativas, concentradas en botones gustativos.) La idea de que cada gusto tiene una zona de detección perfectamente circunscrita proviene, según Linda Bartoshuk, de la Universidad de Florida, de la mala interpretación que en 1942 hizo un catedrático de Harvard al leer un artículo publicado en Alemania en 1901. La teoría del mapa lingual no se refutó definitivamente hasta los años setenta, y son muchos quienes todavía creen en ella. L A CI E N CI A D E L G U S TO 71 Aristóteles identificaba siete gustos básicos: los cuatro que conocían mi hija y sus amigas y, además, astringente, acre y áspero. Hoy la mayoría de los expertos coincide en que son cinco: los cuatro de las niñas y el umami, descrito por un científico nipón hace algo más de un siglo. Es ese sabor sabroso (valga la redundancia) e intenso que crean o potencian alimentos como la salsa de soja, la carne, los tomates maduros o cocinados y el glutamato monosódico. Más recientemente se ha propuesto otra media docena de gustos básicos. El graso y el cálcico se cuentan entre los candidatos con más posibilidades, pues se cree que ambos son detectados por receptores linguales, pero todavía no hay consenso al respecto. Por sí mismos los receptores gustativos no crean el gusto: deben estar conectados a los centros gustativos del cerebro. En las últimas décadas los científicos han descubierto receptores idénticos a algunos de los linguales en otras partes del organismo, como el páncreas, los intestinos, los pulmones y los testículos. Con ellos no «saboreamos», pero si, pongamos un caso, inhalamos sustancias indeseables, los receptores pulmonares del sabor amargo enviarán una señal al cerebro y reaccionaremos tosiendo. A medida que las especies animales evolucionan, a veces pierden gustos que poseían sus antepasados. Los gatos y muchos carnívoros estrictos –es decir, los que solo pueden alimentarse de carne– ya no detectan los azúcares. (Un gato que lengüetea con fruición un cuenco de leche está respondiendo a otra cosa, seguramente a la grasa.) La mayoría de las ballenas y los delfines, que tragan sus presas enteras, han perdido casi todos los receptores gustativos. Es posible que a los humanos nos haya ocurrido algo parecido. Un científico de Monell llamado Michael Tordoff me ofreció un vasito de plástico lleno de un líquido transparente y me invitó a beberlo. Me supo a agua. Luego me dijo: «A usted le parece casi insípido, pero las ratas y los ratones lo prefieren a casi todo lo que les demos a probar, y hemos probado con todo lo habido y por haber. Si das a una rata una botella de esto y otra de azúcar, beberá más cantidad de esto». 72national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 El líquido contenía maltodextrina, un tipo de almidón que suele aparecer en la lista de ingredientes de las bebidas para deportistas. Si un atleta humano se mete en la boca una cucharada de maltodextrina y la escupe de inmediato, me explicó Tordoff, sus resultados mejorarán, aunque no haya percibido ningún sabor ni haya ingerido nada o casi nada. «No tengo una buena explicación –añadió–. El almidón posee algo muy especial que no acabamos de comprender. Quizá lo detecte un receptor independiente, o quizás exista un receptor específico de la maltodextrina. Pero si es así, ese receptor ya no está conectado con la parte consciente del cerebro.» Aunque el mapa lingual sea un mito, tal vez sí exista un mapa gustativo en el cerebro. Se ha postulado que en la región denominada corteza gustativa se concentran neuronas especializadas en responder a cada uno de los gustos básicos. Las señales procedentes de la lengua llegan a ellas a través del tronco cerebral, y en la corteza gustativa, o quizás en algún punto del camino, se convierten en parte de una experiencia compleja –y solo parcialmente comprendida– que los humanos solemos llamar gusto, pero que en realidad deberíamos llamar sabor. Linda Bartoshuk me explicó que solo una pequeña parte de lo que experimentamos al comer depende de las papilas gustativas. El resto es el resultado de una suerte de olfato indirecto. Puedes comprobarlo comiendo una golosina. Si te tapas la nariz y masticas una gominola transparente –sin colores delatores–, la lengua percibirá inmediatamente que es dulce. Ese dulzor se debe al azúcar y constituye el gusto primario de la gominola. Pero si te destapas la nariz, enseguida percibirás el sabor: ¡ajá, vainilla! De igual modo, si te tapas la nariz y te pones una gota de vainilla en la lengua, no notarás nada, porque la vainilla no tiene gusto, solo un sabor que resulta indetectable con la nariz tapada. Cuando masticamos, tragamos y exhalamos, me explicó Bartoshuk, «las moléculas volátiles del alimento ascienden por detrás del paladar y penetran en la cavidad nasal desde atrás», como el humo que sube por el tiro de una chimenea. MÁS QUE GUSTO CÓMO EL CEREBRO CONSTRUYE EL SABOR La lengua detecta los gustos básicos, pero la nariz –cuyos cientos de receptores perciben las sustancias químicas desprendidas por los alimentos– contribuye más a la construcción del sabor. Según el neurobiólogo Gordon Shepherd, el cerebro usa todos los sentidos para generar una «imagen del sabor» que persiste en la memoria. 2 6 Dopamina 3 1 7 4 5 EXPECTACIÓN La experiencia del sabor puede empezar con una ingesta pasada: la memoria 1 activa los centros de recompensa dopaminérgicos, y por eso ansiamos los sabores que están a punto de llegar. Salivamos, o, dicho de otro modo, se nos hace la boca agua. OBERTURA SENSORIAL El cerebro, preparado para sentir placer, empieza a recibir impulsos sensoriales del alimento desde el momento en que comenzamos a llevárnoslo 2 a la boca, vemos sus formas y colores 3 e inhalamos sus aromas 4 . 2 Movimiento LAS SENSACIONES SE FUSIONAN Y CREAN EL SABOR Las moléculas volátiles se desprenden del alimento mientras lo masticamos y lo tragamos, y cuando exhalamos, son transportadas hasta la cavidad nasal por detrás del paladar. El cerebro combina la información procedente de todos los sentidos para generar la experiencia del sabor. Y aunque creamos que se origina en la boca, casi todo es fruto de esos olores «retronasales» detectados por los receptores de la nariz. A su vez, dichos receptores nasales construyen el recuerdo que nos preparará para la siguiente experiencia. 7 Gusto 6 Tacto Dopamina 1 Memoria 3 Vista 4 Olor 5 Sonido VÍA RETRO SUENA DELICIOSO Masticamos. El sonido 5 y la sensación que notamos en la boca 6 añaden información fundamental: ¿es pegajoso, crujiente, cremoso? Los receptores de los botones gustativos detectan si es dulce, salado, ácido, amargo o umami 7 . NASAL ALIMENTO MOLÉCULA VOLÁTIL DEL ALIMENTO LENGUA JOHN TOMANIO, NGM; SHELLEY SPERRY ILUSTRACIÓN: SCRIPT & SEAL FUENTE: GORDON SHEPHERD, UNIVERSIDAD YALE UN RESTAURANTE CON LABORATORIO En el «búnker científico» del Noma, el famoso restaurante de Copenhague, Lars Williams –director de investigación y desarrollo– y Arielle Johnson –experta en tecnología de los alimentos– ajustan un evaporador rotatorio, una máquina propia de un laboratorio químico que utilizan para extraer la esencia aromática de los pétalos de rosa. La experimentación continúa en la cocina de investigación del restaurante. Entre sus creaciones más recientes, pato salvaje a la parrilla servido entero, con cabeza y plumas, sobre un falso nido. 74national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 EL GOURMET DEL MAR El pez gato es el «supercatador» del mundo animal: su piel, branquias, labios y barbillones están cubiertos de botones gustativos muy semejantes a los de la lengua humana. Tan gran talento permite al pez localizar comida incluso en aguas turbias, y además lo convierte en un magnífico sujeto de investigación para el neurocientífico John Caprio. En la Universidad Estatal de Luisiana, dentro de una jaula de Faraday que neutraliza los campos eléctricos ambientales, Caprio mide los impulsos nerviosos procedentes de los botones gustativos de los peces gato. «Los botones gustativos se describieron en los peces en la década de 1820, unos 40 años antes de que se identificasen en los mamíferos –recuerda Caprio–. Nosotros somos el resultado de algo que evolucionó en el agua.» 76national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 En la cavidad nasal se topan con los receptores olfativos, y son esos receptores –de los cuales tenemos entre 350 y 400 tipos diferentes– los creadores principales de lo que percibimos como un sabor. El sabor no es lo mismo que el gusto, que es la sensación que nos ofrecen las papilas gustativas, pero tampoco coincide con el olfato normal, porque el cerebro distingue entre los olores que percibimos por las fosas nasales (olfato ortonasal) y los que nos llegan a la cavidad nasal por la vía trasera cuando comemos (olfato retronasal), aun cuando uno y otro sean detectados por los mismos receptores. «El cerebro sabe si estamos oliendo o masticando y tragando –prosiguió Bartoshuk– y da un tratamiento diferente a una y otra señal. La información del olfato retronasal se dirige a una parte diferente del cerebro, la misma que recibe la información de la lengua. Al combinar el olfato retronasal y el gusto, el cerebro crea lo que «NADIE CONSIDERA AMARGA UNA SALSA BARBACOA, PERO SI LE AGREGAS UN INGREDIENTE AMARGO, DESCUBRES QUE CAMBIA EL SABOR. LE AÑADE UNA NOTA DE COMPLEJIDAD.» Barb Stuckey llamamos sabor, aunque todavía no sepamos bien cómo se regula esa integración.» Las gominolas también pueden servirnos en otro experimento, añadió Bartoshuk. Si nos destapamos la nariz mientras mascamos una, no solo descubriremos a qué sabe, sino que de pronto nos resultará más dulce –un efecto que no es atribuible al azúcar, ya que este no contiene moléculas volátiles y por tanto no ejerce efectos sobre los receptores olfativos–. La explicación, me dijo, es que otros ingredientes de la gominola sí contienen moléculas volátiles que de algún modo «potencian el mensaje de sabor dulce», es 78national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 decir, hacen creer al cerebro que la gominola contiene más azúcar del que realmente posee. Estos potenciadores del sabor dulce son comunes en las frutas, tal vez porque producirlos demanda menos energía que producir azúcar y dan igual resultado a la hora de atraer a los polinizadores y dispersadores de semillas. «Las fresas tienen unas 30 moléculas volátiles potenciadoras del sabor dulce –dijo Bartoshuk–, y cuando sumas todas las señales, te das cuenta de que una parte muy importante de esa dulzura surge de la interacción de esas moléculas en el cerebro.» El efecto se produce aun cuando los potenciadores en sí mismos no sean dulces. Bartoshuk y sus colegas han aislado en el tomate un potenciador que «huele a calcetines sucios». Vivir sin olfato retronasal puede ser un infierno. Barb Stuckey, directora de innovación de Mattson, una empresa californiana especializada en el desarrollo de nuevos alimentos y bebidas, recibió un día la llamada de una mujer que había perdido el olfato en un accidente de tráfico. Su sentido del gusto –las papilas gustativas de la lengua y las conexiones de estas con el cerebro– parecía haber salido indemne, pero ya nada le sabía bien, porque la conexión entre el cerebro y los receptores olfativos de la nariz se había destruido. Cuando comía, se perdía la mayor parte del sabor. «Había llevado a juicio al conductor del otro coche y necesitaba probar que sufría una discapacidad», me contó Stuckey. Para ayudarla a demostrar su minusvalía, Stuckey troceó una tortita de arroz (uno de los alimentos más insípidos e inodoros que existen) y condimentó los pedacitos con una mezcla de compuestos de referencia estándar correspondientes a los cinco gustos básicos: azúcar (dulce), sal de mesa (salado), ácido cítrico (ácido), cafeína pura (amargo) y glutamato monosódico (umami). Todos ellos carecen esencialmente de moléculas volátiles y por lo tanto no ejercen efecto alguno sobre los receptores olfativos. «Envié los pedacitos a la señora y le dije que se los diese a quien fuera a dirimir su caso y le explicase que así es como sabe toda la comida cuando una persona no tiene olfato», recordaba Stuckey. Dejándose la piel en la vanguardia de la ciencia gastronómica, este alumno del Instituto Culinario de América, en el neoyorquino Hyde Park, muele materia sólida de queso, que ha obtenido centrifugando queso fundido y congelándolo con nitrógeno líquido. El objetivo: una salsa de queso instantánea, reducida a polvo. Me propuso que lo comprobara por mí mismo: me metí en la boca un trozo de tortita de arroz y empecé a masticar. Los condimentos generaron en mi lengua una sensación un tanto compleja y levemente química, pues experimentaba los cinco gustos básicos al mismo tiempo, pero al haber una ausencia casi total de moléculas volátiles, apenas percibía sabor. «Pues así vive ella todas las comidas; da igual que sea pizza, langosta o lo que sea –me dijo Stuckey–. ¿Se lo imagina?» Los tribunales le dieron la razón. Lo llamativo es que cuando una persona ha perdido solo el sentido del gusto, el momento de comer es todavía menos agradable, pese a que las papilas gustativas participen relativamente poco en la creación de los sabores. La razón principal parece ser que si los receptores gustativos de la lengua dejan de funcionar, el cerebro empieza a hacer caso omiso del olfato retronasal. Stuckey cree que los gustos básicos también crean la «estructura» de cada sabor. «Los concibo como las vigas, los travesaños –me dijo–. Hay alimentos que, sin su amargor natural, serían supersosos y planos. El tomate, por ejemplo.» Además de trabajar en Mattson, Stuckey imparte en la Escuela de Restauración de San Francisco una asignatura llamada «fundamentos del gusto». Me decía que la mayoría de las escuelas de cocina se lanzan a enseñar a los alumnos el manejo del cuchillo, pero no a saborear antes de empezar a cocinar. «¿Cómo vas a formar a alguien en materia de alimentación sin poner primero los cimientos del sabor?» Ella y sus alumnos hacen un ejercicio en el que preparan salsa barbacoa. La mayoría de los ingredientes que les facilita son los que uno imaginaría –salsa de tomate, concentrado de tomate, azúcar, miel, humo líquido, pimentón–, pero también hay otros cuyo gusto predominante es el amargo: café, cacao, té, bíter. «Nadie considera amarga una salsa barbacoa, pero si la pruebas antes y después de agregarle un ingrediente amargo, descubres que ese amargor cambia el sabor de la salsa. Le añade una nota de complejidad.» L A CI E N CI A D E L G U S TO 79 SUPERAR LOS PREJUICIOS DE LA COMIDA Nuestras reacciones a los gustos básicos son innatas, pero la percepción de los olores –componentes principales del sabor– es algo que se aprende. Y unos cuantos investigadores quieren que desaprendamos algunos de ellos. El Nordic Food Lab de Copenhague pretende acabar con los prejuicios contra alimentos tan poco habituales para nosotros como las hormigas (arriba) o las vísceras de arenque (derecha). Las vísceras se salan, se calientan y se fermentan para obtener una salsa parecida al garo, muy común en la antigua Roma. «Nuestro principal interés es el sabor y la diversificación de las fuentes de alimento convirtiéndolas en un placer para el paladar», explica Josh Evans, investigador principal. 80national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 UNA EXPERIENCIA BESTIAL En un banquete celebrado recientemente en Tasmania y organizado por Bompas & Parr, una empresa londinense especializada en «experiencias multisensoriales basadas en el sabor», los participantes se disfrazaron de su animal-espíritu particular y se dedicaron a olisquear a los demás comensales mientras degustaban cócteles cuyo aspecto era de sangre animal. Luego, a engullir como bestias. El gusto surgió durante la evolución como un medio para localizar alimento y evitar los venenos; algunos lo han convertido hoy en un instrumento para experimentar las aventuras más excéntricas. 82national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 Los laboratorios de investigación de Mattson disponen de una amplia gama de equipos de alta tecnología, pero en uno de ellos me topé con tres investigadores que mascaban con expresión concentrada y sin apartar la vista de sus respectivos vasos de plástico. Un fabricante de alimentos les había encargado que reprodujesen un plato de arroz integral picante vendido por uno de sus competidores, y había llegado un momento en que aquellos científicos de bata blanca no podían seguir avanzando a base de análisis químicos. «El paladar humano es el dispositivo de análisis más sofisticado que existe –afirmó Stuckey–. Hay que abrir la boca y probar.» A fines de la década de 1980 Linda Bartoshuk, por entonces profesora en Yale, identificó lo que denominó supercatadores: individuos cuyos botones gustativos son tan numerosos y tan densos que experimentan los gustos básicos «EL DULZOR USA VÍAS NEURONALES MUY PARECIDAS A LAS DE LAS DROGAS, QUE SE CREE SECUESTRAN CIRCUITOS CREADOS POR LA EVOLUCIÓN PARA EL ALIMENTO.» Linda Bartoshuk con una intensidad fuera de lo común. Eso no siempre es bueno: los supercatadores experimentan más placer que la población normal cuando paladean algo de su agrado, pero también sienten aversión por más alimentos, sobre todo los de sabor más fuerte. En Monell asistí a una demostración más que convincente de cuán diferente puede llegar a ser la experiencia de un supercatador. Después de que Michael Tordoff me diese a probar la maltodextrina, una genetista llamada Danielle Reed me hizo beber un segundo líquido transparente en otro vaso de plástico. Como el primero, no me supo a nada. 84national geographic • di c i em b r e 2 0 1 5 En ese momento pasaba casualmente por delante de su despacho Hakan Ozdener, un colega de Reed. Lo llamó y le ofreció un vasito de la misma solución. Casi al instante de llevarse el líquido a los labios Ozdener hizo la misma mueca que si acabase de echarse un trago de gasolina. «Es PTC –dijo Reed–. Feniltiocarbamida. El 70% de los caucásicos no percibe su sabor en absoluto, pero para las personas que sí lo saborean es extremadamente amargo.» Y para algunos es insoportable: de hecho Bartoshuk descubrió a los supercatadores mientras trabajaba con PTC. La concentración de la solución de Reed era muy baja, casi homeopática, pero Ozdener seguía haciendo muecas. Como supercatador de sabores amargos, tiene menos probabilidades que yo de disfrutar de un café o de unos grelos. Por otro lado, me dijo Tordoff más tarde, también es posible que sea menos susceptible de contraer determinadas infecciones de las vías respiratorias altas: el receptor de la PTC también se halla en la nariz, donde parece detectar ciertas bacterias e inducirnos a expulsarlas. Para todos y cada uno de nosotros, supercatadores o no, el problema actual por excelencia es, en palabras de Julie Mennella, «que vivimos en un entorno alimentario distinto de nuestro pasado evolutivo». Cazamos y recolectamos en supermercados y restaurantes, y muchos de los alimentos manufacturados que adquirimos son tan energéticos que podrían satisfacer la demanda calórica de toda una jornada en una sola ingesta. La industria alimentaria ha sido denostada por cargar sus productos de ingredientes que la evolución nos ha conducido a ansiar, pero cuando intenta fabricar productos más saludables, no siempre lo agradecemos. En 2002, cuando McDonald’s anunció que dejaría de utilizar grasas trans en sus frituras, algunos clientes se quejaron de que las patatas fritas no estaban tan ricas. Y es muy posible que así fuese, pero el caso es que parte de esas quejas llegaban de ciudades donde todavía no se había implantado el cambio. Reducir el contenido de sal de los alimentos procesados es todavía más peliagudo. Existe un consenso general de que la mayoría de nosotros comemos demasiada sal. Sin embargo, si le presentas a un consumidor dos platos de sopa idénticos excepto por el contenido en sal, lo habitual es que prefiera el más salado; y si se le explica que una de las sopas tiene un bajo contenido en sal, por lo general la puntuará peor que la versión «normal», aun cuando sean iguales. Los fabricantes de alimentos se quejan de que no pueden publicitar la versión baja en sal como los fabricantes de refrescos han publicitado sus bebidas sin azúcar. Y el sector de los refrescos tampoco lo tiene fácil. En los últimos años el azúcar ha tomado el relevo de la grasa y la sal como elemento más vilipendiado de la dieta moderna, pero sus sustitutos también son polémicos. Este año PepsiCo dejó de añadir aspartamo, un edulcorante sin valor nutritivo, a la Pepsi Light, no porque existan estudios científicos que demuestren su nocividad, sino porque tiene una fama terrible entre los consumidores concienciados con la salud. La nueva Pepsi Light sin aspartamo contiene otros dos edulcorantes, sucralosa y acesulfamo de potasio. Nada garantiza que sean mejores. El azúcar supone un desafío especialmente delicado, porque los niños reaccionan a él de diferentes modos que no siempre tienen una relación obvia con el gusto, y casi todos lo consumen en exceso, al menos en los países desarrollados. «El sabor dulce atenúa las expresiones de dolor en la infancia –dijo Mennella–. Reduce el llanto del bebé.» (El agente efectivo no es tanto el azúcar como el sabor dulce en sí, porque el aspartamo también funciona.) Pero todo esto tiene implicaciones en la salud pública, con consecuencias que van más allá del aumento de la obesidad y la diabetes de tipo 2 en la infancia. A Mennella le preocupa en particular la «caries del biberón», causada por bebidas azucaradas (entre ellas el zumo de frutas), sobre todo en los niños que se duermen con la tetina en la boca. A veces la dentición permanente erupciona ya cariada. Es «una enfermedad de la infancia grave y prevenible que está alcanzando proporciones epidémicas», afirma. Bartoshuk me dijo que elevar la concentración de moléculas volátiles potenciadoras del dulzor en ciertos alimentos podría ser un modo de reducir su contenido de azúcar sin renunciar al sabor dulce. Pero le preocupan los efectos imprevistos. «En cuanto logremos crear una experiencia dulce que no tenga calorías, no sea tóxica y no nos perjudique, ¿qué opinará el cerebro? –dijo–. Sabemos que el dulzor usa vías neuronales muy parecidas a las que usan las drogas adictivas, que se cree secuestran circuitos creados por la evolución para el alimento, y en particular el dulce. Así pues, ¿estaremos cometiendo una barbaridad? No lo sé.» Obtener algo a cambio de nada suena bien, añadió, «pero la madre naturaleza también se enfada a veces». Nuestra preferencia por los dulces puede engancharnos de modos que no imaginamos. Un reciente estudio de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos descubrió un aumento notable y repentino de la popularidad del cigarrillo electrónico entre los adolescentes. Su uso ha ayudado a muchos fumadores a reducir los cigarrillos, pero también soslaya la resistencia que nos hace pensarnos dos veces si queremos empezar a fumar: el sabor y el olor desagradables del tabaco. En los adolescentes tal vez lo consiga en parte explotando su vulnerabilidad al sabor dulce: más de un líquido de vapeo contiene sucralosa. La buena noticia es que nuestras inclinaciones gustativas innatas no son inmutables. Quienes logran comer con menos sal suelen descubrir que cada vez toleran peor los alimentos salados. Y nuestra resistencia natural al brócoli, las coles de Bruselas y otros alimentos tan sanos como amargos puede superarse a base de experiencia, sobre todo si empezamos de pequeños. La investigación de Mennella ha demostrado que las preferencias de los bebés por unos sabores y no otros se ven influidas por la dieta de la madre durante la gestación y por la suya propia desde el nacimiento. «Los bebés pueden aprender a disfrutar de una gran variedad de alimentos –me dijo–, pero para que les gusten tienen que probarlos.» Su consejo a los padres es dar buen ejemplo y no rendirse. Cuando al bebé del vídeo se le ofrece la segunda cucharada de brócoli, vuelve a estremecerse… pero abre la boca. j L A CI E N CI A D E L G U S TO 85 APUNTES DIARIO DE UN FOTÓGRAFO Vestigios de una utopía fallida Por RENA SILVERMAN Fotografías de DANILA TKACHENKO A veces, en sus viajes por la ya extinguida Unión Soviética, el fotógrafo Danila Tkachenko tenía que aguardar días o incluso semanas hasta que se acumulaba la cantidad perfecta de nieve. «Necesitaba nevadas copiosas –dice–. Así se creaba una atmósfera especial en las fotografías, una especie de… luz difusa.» Otras veces, el viento generaba ventiscas cegadoras que cubrían con un halo opaco aquello que Tkachenko quería documentar: edificios, monumentos, maquinaria, estructuras que en su día habían descollado como símbolos de progreso y que ahora habían perdido todo propósito, oxidándose al aire libre. Aquellas reliquias eran para él «una metáfora de un futuro postapocalíptico». Entre 2012 y 2015, pasó meses fotografiándolas para un proyecto que bautizó «Áreas restringidas». El nombre alude al lugar donde Tkachenko comenzó este trabajo. En 1957 explotó un depósito de residuos radiactivos en una planta de producción de plutonio, con la consiguiente irradiación de una extensa zona. Los soviéticos intentaron ocultar el accidente mientras se ocupaban de las poblaciones contaminadas. Una de ellas era Oziorsk, donde las autoridades permitieron a los vecinos permanecer en sus casas, pero prohibieron el acceso a quien no tuviese el pertinente salvoconducto o no fuese familiar de un residente. Los abuelos de Tkachenko vivían en Oziorsk. En 2007 el abuelo falleció de lo que su familia identifica como los efectos a largo plazo de la radiación. «Esta historia, esta calamidad del progreso, me inspiró», explica el fotógrafo. Como su abuela seguía en la ciudad, en 2012 visitó la zona de acceso restringido y la fotografió. Los soviéticos crearon prototipos del Bartini Beriev VVA-14, un avión anfibio que pretendían usar contra los submarinos estadounidenses, pero no llegaron a fabricarlo en serie. El fotógrafo Danila Tkachenko lo agregó a su galería de «macroconstrucciones» fallidas. 86 APUNTES DIARIO DE UN FOTÓGRAFO Tomar aquellas imágenes en Oziorsk le inspiró a buscar otras estructuras que simbolizasen un sistemático avance hacia el progreso súbitamente interrumpido. Investigó, localizó y viajó por tres ex repúblicas soviéticas y Bulgaria para fotografiar «macroconstrucciones utópicas que quedaron inconclusas o devinieron en fracasos». Al sur de la ciudad rusa de Kazán retrató el ruinoso crucero Bulgaria. Hundido en el Volga en julio de 2011 durante una tormenta en la que hubo más de 120 muertos, muchos de ellos niños, fue reflotado y remolcado hasta la orilla para investigar lo ocurrido. Allí sigue, con un monumento conmemorativo en las inmediaciones. También visitó un monumento a los «guerreros libertadores» cerca de la ciudad de Vorónezh. Lo habían erigido junto a una central nuclear para levantar el ánimo de los empleados, le explicaron, pero la central no acabó de construirse ni llegó a entrar en funcionamiento. Tkachenko, de 25 años, no tuvo problemas mientras fotografiaba esos lugares, pero aquellos viajes entrañaban sus riesgos, como una posible exposición a la radiación o resultar herido explorando estructuras en ruinas. El mensaje de su proyecto no habla tanto de los fracasos de la antigua Unión Soviética como de los fracasos de la tecnología en general. En palabras del propio Tkachenko, «es imposible dejar de cuestionarse la idea de que el progreso siempre sirve al bien de la humanidad». j CÍ Mar de Barents RC UL O PO LA STRITO UTÓNOMO LOS ENETS DE YAMAL RUS IA BULGARIA Sofía Monte Buzludja Moscú Vorónezh Vo lga E U R O PA STÁN Oziorsk Astana ASIA KAZAJI S T Á N Almaty 0 km 400 NGM MAPS Una investigación condujo a Tkachenko a sitios olvidados como este radioenlace por dispersión troposférica cercano a la ciudad de Salejard, en el Distrito Autónomo de los Nenets de Yamal, construido para alcanzar por radio zonas remotas de la URSS. 88national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 VESTIGIOS DE UNA UTOPÍA FALLIDA 89 Entre las colosales reliquias abandonadas que Tkachenko ha fotografiado se cuentan (en sentido horario, desde arriba a la izquierda) el crucero Bulgaria, hundido y reflotado en la República de Tartaristán, Rusia; un monumento a los «guerreros libertadores» cerca de Vorónezh, Rusia; un antiguo centro cultural de la República de los Komi, Rusia, levantado en una zona que posteriormente sería campo de pruebas de bombas, y un monumento del tamaño de un estadio construido en el monte Buzludja de Bulgaria en homenaje al socialismo. Hoy clausurado y destrozado por actos vandálicos, es un «objeto de lo más surrealista», opina Tkachenko. VESTIGIOS DE UNA UTOPÍA FALLIDA 91 En los montes cercanos a Almaty, en Kazajistán, Tkachenko visitó un observatorio de la época soviética. Considerado en su día un lugar ideal para la observación celeste, hoy está abandonado. Al llegar a lugares como este, Tkachenko explica que se ha sentido siempre «un poco temeroso, o al menos no cómodo del todo, aunque lleno de curiosidad al mismo tiempo». Es «como si de pronto estuvieses en otro planeta, contemplando los vestigios de una civilización desaparecida». VESTIGIOS DE UNA UTOPÍA FALLIDA 93 FLASHBACK En el punto de mira En las alturas Muchas metrópolis del mundo están cortadas por el mismo patrón: edificios de cemento, ladrillo, acero y cristal, fachadas monolíticas, hileras e hileras de rascacielos. ¿Qué delata que esta foto publicitaria de 1951 corresponde a Nueva York? En el centro se distingue la antena de televisión que corona el Empire State. Y, cómodamente sentado en mitad de la antena, como si moverse por ahí arriba fuese lo más natural del mundo, aparece un indio mohawk, de profesión metalista. A finales de la década de 1880, una empresa canadiense especializada en la construcción de puentes contrató a varios mohawks de la reserva de Kahnawake, cerca de Montreal, para trabajar en una obra. Los miembros de aquella tribu resultaron ser inmunes al vértigo incluso en las alturas más extremas y, en palabras de un directivo de la empresa, «ágiles como cabras». Aquella fama les granjeó ofertas de trabajo en Estados Unidos; los mohawks siguen viajando actualmente a Canadá para realizar trabajos «de altura». A lo largo del último siglo generaciones de mohawks que trabajan en el sector del metal han sido contratados para la construcción de casi todos los rascacielos y puentes de Nueva York. Por su aplomo al caminar por las vigas de acero a alturas de vértigo se han ganado un apodo reverencial: las «águilas de la construcción». O Archivo Flashback Encuentra todas las fotografías en nationalgeographic.com.es. national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 PUBLICITY ASSOCIATES, NEW YORK CITY / NATIONAL GEOGRAPHIC CREATIVE ÍNDICE 2015 ENERO 2 Los primeros artistas 22 La huella 26 El universo oculto 42 El primer año del cerebro 62 Entre los gauchos de la Patagonia 80 Cómo se pobló América FEBRERO 2 Auroras boreales: empieza el espectáculo 20 La edad de oro de los vikingos 50 Micromonstruos 62 Naturaleza en los Alpes italianos 78 Un mundo anegado de agua MARZO 2 Batalla naval en el mar Báltico 28 La voz de los refugiados sirios 52 ¿Crece el escepticismo hacia la ciencia? 70 Secretos de la bioluminiscencia 86 Groenlandia, imágenes de la nada ABRIL 2 Descifrando la columna trajana 16 Mares de Sudáfrica 36 Hongos: habitantes de otro reino 50 Cien años de mapas de National Geographic 66 La guerra secreta de la India 86 Los últimos gorilas de Ruanda MAYO 2 ¿Cómo piensa un delfín? 26 El futuro incierto del río Mekong 50 Tumbas perdidas de Omán 64 Cómo salvar a las abejas 80 De don Quijote a Cervantes JUNIO 2 Hubble, 25 años observando el universo 16 Fortalezas olvidadas 30 El largo viaje de la Sábana Santa 52 Delfines, regreso a la libertad 72 Parque Nacional Yoho JULIO 2 Tras los pasos de Gandhi 24 Por fin, Plutón 36 La marihuana a debate 58 El banquete de las orcas 72 La lenta agonía del mar de Aral 88 Un ave, un símbolo AGOSTO 2 Vaticano: los desafíos del papa Francisco 32 Lago Turkana: ¿últimos ritos del mar de Jade? 58 Diosas vivientes de Nepal 78 La belleza está en los ojos 86 Patrimonio de la Humanidad en peligro national geographic • di c i em b re 2 0 1 5 SEPTIEMBRE 2 Abrimos las puertas al país de los mil templos 20 Luang Prabang, reflejos en una ciudad dorada 36 Investigación especial: el tráfico de marfil 66 Perú, el último puente inca 80 El lenguaje del color 98 Patrimonio natural en peligro OCTUBRE 2 Casi humano 30 Mes Aynak, el legado budista de Afganistán 50 Laponia, el corazón salvaje de Suecia 66 La lucha contra el Ébola 94 La Gran Muralla China se desvanece EDICIONES ESPECIALES NOVIEMBRE Especial cambio climático 2 Introducción 10 Guía de supervivencia: cómo combatirlo 28 Alemania: la voluntad de cambiar 52 Energía para el pueblo 64 Guía de supervivencia: cómo convivir con él 76 Groenlandia se derrite 94 Kiribati, contra viento y marea 110 ¿Qué especies prosperarán? 120 El pulso del planeta 130 Cambio climático y patrimonio DICIEMBRE 2 Leopardos, el felino más perseguido del mundo 22 La ciudad perdida de Mesoamérica 42 En globo al polo Norte: el vuelo de la fatalidad 62 La ciencia del gusto 100 El fotógrafo que surgió del frío Desplegable: El futuro de la Amazonia EL RESURGIR DEL SURF 2 El resurgir del surf 24 Propulsados por el viento 46 A toda vela 66 Madagascar: bajo el bosque de piedra 82 América en Kayak CAMINATAS DE VÉRTIGO 2 Sin vuelta atrás 32 ¿Nieva? Ven a surfear 46 En el frágil corazón de los Alpes 64 Caminatas de vértigo 86 Monte Cervino ORÍGENES DE LA HUMANIDAD 8 El camino de la evolución 42 Dikika 54 Hallazgos en Flores y en Dmanisi 78 El último neandertal 104 Neandertales 116 Denisova 128 El viaje más largo 142 Atapuerca national geographic • d i ci e mb r e 2 0 1 5 CARDHU GOLD RESERVE, EL WHISKY IDEAL PARA FECHAS NAVIDEÑAS PANAMA JACK 03 SIMBIOSIS, LAS BOTAS INSPIRADAS EN LA NATURALEZA Cardhu Gold Reserve es una propuesta especialmente indicada para celebrar acontecimientos especiales como la Navidad. El nuevo whisky de la marca, creado por la maestra destiladora Maureen Robinson en las barricas más tostadas de la destilería, presenta un aroma cautivador, dulce y floral que une notas frescas de cítricos con toques de manzana, tofee y un ligero toque picante. www.diageo.com Acorde con su filosofía «Natural Live & Style», la firma de calzado Panama Jack presenta Panama 03 Simbiosis, una colección de botas inspirada en la naturaleza, diseñadas especialmente para los amantes de la aventura. Los cinco modelos de la gama, cómodos y resistentes, incluyen además imágenes estampadas de animales salvajes, como el búho, el lobo, el águila o el tigre. www.panamajack.es «BEEFEATER XO», LA NUEVA PROPUESTA CONJUNTA DE BEEFEATER Y DAVID MUÑOZ PIC SOLUTION OFRECE CONSEJOS ÚTILES PARA CUIDAR TU SALUD El cocinero español David Muñoz ha sido seleccionado por la destilería británica para patrocinar un proyecto común llamado «Beefeater XO». El chef, galardonado con tres estrellas Michelin, se encargará de idear propuestas imaginativas que procuren nuevas sensaciones a los consumidores de la famosa ginebra. www.beefeatergin.com PiC Solution, marca especializada en productos destinados al cuidado de la salud, presenta un programa, en colaboración con asociaciones médicas y farmacéuticas, en el que ofrece consejos para que los ciudadanos puedan controlar la tensión arterial, cuidar las vías respiratorias o curar heridas comunes. www.picsolution.com APRENDE INGLÉS APRENDE INGLÉS DE LA FORMA MÁS DIVERTIDA c n el MÉTODO VAUGHAN ESTE MES, EL VERBO TO GET EL NUEVO LIBRO DE LA COLECCIÓN VERBOS CLAVE DEL INGLÉS 6,95€ REVISTA + AUDIO DESCARGABLE + LIBRO YES! HABLARÁS INGLÉS! MÉTODO VAUGHAN SUSCRÍBETE: Llama al 902 392 391 o entra en www.rbarevistas.com/aprendeinglestve/premium PRÓXIMO NÚMERO Enero 2016 Sungvin Hong, quien trabaja de comercial en Seúl, se toma un descanso tras una caminata por el Parque Nacional de Bukhansan, un paraje para el disfrute de bellezas naturales situado muy cerca de la capital surcoreana y que visitan unos cinco millones de personas al año. ¿Por qué necesitamos la naturaleza? Pasar tiempo en la naturaleza no solo nos procura un estilo de vida saludable. Además, nos sirve para reducir el estrés y nos ayuda a concentrarnos mejor. El hielo ártico se desvanece La extensión y el grosor de la capa de hielo en el Ártico han alcanzado mínimos históricos desde que existen registros. ¿Cómo afectará al resto del mundo? Congo, el río de la vida El escritor Robert Draper y el fotógrafo Pascal Maitre remontan mil kilómetros por la principal arteria fluvial que atraviesa el convulso corazón de África. SOS Palmira En un futuro cercano, la histórica encrucijada entre Roma y los grandes imperios asiáticos podría existir solo en la memoria. El prehistoriador y arqueólogo Miquel Molist narra el vívido testimonio de su relación con la mítica ciudad siria. Taxidermia: naturaleza... ¿muerta? Hace cien años la taxidermia desempeñaba un importante papel en el ámbito de la conservación de la vida salvaje. Hoy, esa función resulta mucho menos clara. Geishas del siglo XXI Los fotógrafos Ofelia de Pablo y Javier Zurita viajan a Kyoto para documentar los secretos del enigmático universo de las geishas contemporáneas. national geographic • DI C i em b re 2 0 1 5 LUCAS FOGLIA Gama Passat Alltrack: consumo medio (l/100 km) de 4,9 a 6,9. Emisión de CO2 (g/km) de 130 a 158. www.volkswagendrivingexperience.es Síguenos en: Tienes un Passat Alltrack con paquete especial de lanzamiento equipado de serie con: tracción integral 4Motion, llantas de aleación de 18”, faros delanteros con tecnología LED High, sistema de radionavegación “Discover Pro” con pantalla táctil de 8”, Volkswagen Digital Cockpit, cámara de marcha atrás “Rear View”, selección de perfiles de conducción (modo offroad y de personalización), tren de rodaje aumentado en 27.5 mm con regulación adaptativa y selección de modos de conducción, climatizador Climatronic de tres zonas y Car-Net con suscripción gratuita a servicios online durante 3 años. Cada invierno igual. Te vas a dormir deseándolo y te levantas esperando que haya nevado aún más. Y es que cuando conduces todo un Passat Alltrack con tracción integral 4Motion y programa de conducción offroad, solo puedes pensar en una cosa: ir en busca de la nieve. 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