años - Alma Mater

La primera vez que subí el Turquino tenía apenas 20
años. Era febrero de 2006 cuando descubrí Santiago y aquel
campismo La Mula que acogía el ímpetu de un numeroso
grupo de estudiantes universitarios que nos aventurábamos
a conquistar el pico más alto de Cuba.
A mí precisamente no me rebosaban las ganas, a no ser
por lograr la hazaña de llegar a la cima más encumbrada
con una altura de 1 974 metros sobre el nivel del mar. No
tenía, ni tengo, un biotipo deportivo o espíritu de atrevida
aventurera. Los deseos de subir me cabían en una bota: por
lo grandes que me quedaban.
En el primer intento se confirmaron mis sospechas. No
soy material para escaladas. Tan solo dos kilómetros y me
entró un pánico de primeriza, que se convirtió en falta de
aire, para terminar en «aquí me quedo, me dan la merienda
que bajo. Me dicen cómo fue». Por suerte no fui la única. En
realidad ese día, de 20 que salimos, apenas una decena se
tiró la foto con el Maestro.
«No sé para qué venir a Santiago, pasar el trabajo de llegar a La Mula, y no subir el Pico», me sentenció de manera
provocativa una guía que nos custodió de nuevo a la base.
«A ustedes lo que les falta es voluntad, y un par de tragos de
“piqui piqui”».
Por supuesto que no averigüé en qué consistía el sonoro
brebaje, pero aquello de la voluntad me fastidió tanto, que
solté mi «alabao» pinareño y prometí que al otro día lo intentaría con la siguiente avanzada. A los demás compañeros
de abandono, intenté convencerlos con aquello de «subir
lomas hermana hombres», y ellos, en broma, me soltaron
que en «el llano también se hacen buenos amigos».
La madrugada posterior me creí Celia Sánchez cuando
subió el busto de Martí con su padre: salí dispuesta inhalador en ristre, mochila acomodada en la espalda, pomito de
agua, caramelos, maní, carne rusa y papel sanitario —nadie
nuestro
credo
sabe el valor de un papel sanitario en una loma de esas— y
botas rellenas con medias abultadas y un poquito más de
convencimiento.
Aunque para hacer todo el cuento necesitaría tres páginas
más, basta con decir que vi el busto y no por fotos. Pudiera
contar que caminé, corrí, gateé, me deslicé, me arrastré,
practiqué caídas de gato, lloré, maldije, me acordé de toda
la parentela de la guía, que presta y dispuesta en la punta de
la loma, sonrió a mi arribo: «ves que pudiste».
No puedo evitar reírme cada vez que leo la descripción de la
enciclopedia cubana Ecured cuando detalla que aventurarse
en tal hazaña implica «subir y bajar, unas veces por abruptos
parajes, otras por senderos que facilitan el paso, a lo largo de
un exclusivo paisaje». Poética forma de enfocar el «tronco
de trabajo» que se pasa en la empresa. Pero la memoria es
una zorra que se resetea cuando le da la gana, y nos provoca
pensamiento de madre que olvida la labor de parto del primer
hijo y piensa que con el segundo todo será mejor.
Ahora, en este enero martiano recuerdo todas las escaladas. Cuando subí la primera vez el Turquino tenía 20 años,
casi una década después lo conquisté por Granma. El pasado diciembre un equipo de Alma Mater domamos al Pico
por Santiago. Aunque, por muy olvidadiza, nunca borro la
impresión de llegada y aquel sin aliento «al fin Martí», con el
mayor homenaje que se le pueda hacer al Apóstol: «Escasos
como los montes son los hombres que saben mirar desde
ellos y sienten con entraña de nación o de humanidad».
La Directora
El poder
de los
videojuegos p.14
Por Félix Manuel González Pérez
Transportación
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Secretaria de redacción
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Web master
Maricela Facenda Pérez
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Dainerys Mesa Padrón
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Jefa de redacción
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Para saber English
Por Dainerys Mesa Padrón
de todo un poco
Asimetrías
voces
deporte
p.30
sudar la tinta
p.32
p.4
p.8
¿quién le pone el cascabel al látigo?
Por Neida Lis Falcón
Nos la están poniendo en China
Por Jorge Sariol
En las aulas, con los pies en la tierra
Por Damepa
ciencia, tecnología y sociedad
p.28
p.9
p.10
p.12
Universidad de las Artes:
Cuarenta años en la emoción del cambio
p.20
p.23
p.26
Imprenta: Federico Engels
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Casa Editora Abril.
La Habana Vieja, La Habana,
Cuba. CP 10200.
Portada
ALEJ&RO
enero 2016
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Twitter: @Rev_AlmaMater
ISSN 0864-0572
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Alma Mater / enero 2016 / No. 552
Para saber
Por Dainerys Mesa Padrón
Ilustración (versión): ALEJ&RO
ace unos meses el Ministerio
de Educación Superior (MES)
anunció al pueblo cubano
una serie de cambios previstos para
esta enseñanza, a partir del venidero
curso escolar. Tales variaciones, de
inmediato, causaron especulaciones
y escepticismos entre educandos y
familiares. Sin lugar a dudas, una de
las medidas que más polémica ha
generado es la que implica al idioma
inglés.
la voz de los universitarios
QUESTION
El MES decretó que el manejo de
esta lengua pasa a ser un requisito
imprescindible para el estudiantado
que, aunque haya cumplido con todas las materias de su especialidad,
no recibirá el diploma de egresado
sin antes rendir los exámenes que lo
avalen cual un interlocutor independiente en ese idioma.
Como parte de la estrategia prevista por los especialistas entendidos en
el tema, el inglés en tanto asignatura
obligatoria desaparecerá de la malla
curricular y del horario de las universidades. Asimismo, habrá recursos
informáticos disponibles para la
formación autodidacta.
En este sentido, Rodolfo Alarcón
Ortiz, ministro de Educación Superior, expresó en la Mesa Redonda de
What´s your
name? How old are
you? Where are you
from? What do you do?
Where are you going?
Alma Mater muestra
las proyecciones respecto al idioma inglés
en el sistema de educación superior en Cuba;
hacia dónde van y cómo se
integran los estudiantes a
tales cambios.
la televisión nacional, que con estos
planes los alumnos tomarán las clases
con la frecuencia que deseen y matricularán en el nivel para el cual estén
aptos.
Las apreciaciones han sido variadas
en todo el país. El Lic. Ernesto Sardaín
Pérez, profesor del Departamento de
Lengua Inglesa de la Universidad Central Marta Abreu Las Villas (UCLV), advirtió al periódico Vanguardia, de dicho
territorio, que la medida tan drástica
de quitar la asignatura de la malla curricular responde «al reducido número
de horas-clase de la asignatura, que
limitaba el verdadero desarrollo de
competencias comunicativas. A partir
de entonces, para todas las carreras
estarían disponibles cursos intensivos
de, al menos, 64 horas».1
La polémica no se hizo esperar.
Posterior a las notificaciones dadas a
conocer en distintos espacios informativos, y como parte de la repercusión
de estas en otros medios de comunicación, el periódico Granma propició
un intercambio entre su público y
especialistas del MES.2
Si bien la lectora Niurka Remedios
destaca lo acertado del requerimiento,
My name is
Dora.
I am your
teacher
cuestiona por qué no haberlo materializado antes, en tanto enfatiza en la
falta de docentes desde la primaria.
Otra de las seguidoras del diario, por
su parte, no entiende por qué validar
los títulos universitarios de conjunto
con un examen de inglés.
En respuesta a las inquietudes,
María Irene Balbín, de la Dirección de
Comunicaciones del Ministerio, explica
al respecto: «la exigencia de demostrar
habilidades en el idioma Inglés para
graduarse en una carrera se aplicará de
forma gradual y en la medida en que
cada universidad garantice las condi-
ciones para que los estudiantes puedan
vencer este requisito. Ello implicará
cursos y/o materiales educativos a
disposición de los alumnos desde que
inicien sus estudios universitarios».
Por su parte, María Rosa Milán, otra
de las funcionarias de Educación Superior abordadas por Granma, especifica
que «se tendrá en cuenta la preparación diferenciada con la cual ingrese el
joven y las casas de altos estudios ofrecerán niveles de ayuda en dependencia
de las necesidades de cada cual».
Milán resalta además la importancia
de la lengua inglesa para los profesionales del mundo contemporáneo.
«Entre otras cosas —advierte— por
la abundante bibliografía en este idioma, la exigencia de su pertenencia para
las ponencias científicas, además de la
ya casi inmediata informatización de la
sociedad cubana».
Sumados a estos requisitos, y la
necesidad profesional de aprender lengua inglesa, encontramos los estudios
de posgrado dentro y fuera de la Isla,
así como determinadas oportunidades
laborales mediadas por la apertura
a la inversión extranjera y las nuevas
formas de gestión económica.
Pero, como bien señalara el ministro
de Educación Superior, la carencia
cognoscitiva sobre este no nace en la
Universidad, sino que trasciende periodos formativos anteriores.
ANSWER
Como bases fundamentales de este
deteriorado sistema de enseñanzaaprendizaje del inglés en Cuba figuran
la falta de profesores, la insuficiente
preparación de algunos claustros, los
desacertados métodos, la poca motivación implícita en ellos, la subvaloración de la materia y la inexistencia de
una cultura que condicione la necesidad de estudiarla y practicarla.
Tales cuestiones fueron comprobadas en un grupo de discusión realizado en la Universidad de Ciencias
Pedagógicas Enrique José Varona,
donde más de veinte estudiantes
confirmaron haber recibido una mala
base en los estudios precedentes, debido en lo fundamental a la ausencia
de maestros en esta asignatura.
La falta, según Rodolfo Alarcón,
­coloca al MES con las manos atadas;
sin embargo, recalcó la importancia
de controlar dicha falta por los canales
precisos, para que no repercuta luego
en la preparación profesional.
Más allá de los recursos humanos,
otros apuntan a diversas cuestiones.
Según expresó Miguel Díaz-Canel
Bermúdez, primer vicepresidente de
los Consejos de Estado y de Ministros
en reunión con dirigentes de la FEU de
todo el país, se trata de un problema
didáctico.
«Entre las causas —destaca DíazCanel— vemos también los métodos
y la manera en que vinculamos la lengua inglesa con otras asignaturas, más,
por supuesto, la tremenda escasez de
profesores. En muchas escuelas incluso no se imparte y los muchachos van
pasando año tras año sin recibirlo.
«Tenemos que aspirar a que una
persona cubana, no por capricho, sino
por las exigencias de la vida moderna,
cuando concluya la carrera sea capaz
de interpretar, leer, argumentar y
defender ideas en inglés. Pero es
imprescindible que los muchachos
cuando terminen la primaria tengan
una comunicación elemental, cuando
acaben la secundaria y el pre una
comunicación más amplia. Eso en
cualquier lugar del mundo se logra,
teniendo sistemas de educación más
elitistas, menos participativos e inclusivos que el nuestro. Sin embargo,
nosotros hacemos un enorme esfuerzo pedagógico durante trece años de
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
la voz de los universitarios
la vida estudiantil, y no lo logramos».
Muchas de las incoherencias entre lo
ofrecido durante las etapas escolares
y lo esperado de nuestros graduados,
redundan en las insuficiencias posteriores de hombres y mujeres bien preparados en sus perfiles, con limitadas
competencias lingüísticas foráneas
que influyen en su desarrollo profesional e intercambio académico,
incluso en los respectivos países de
habla nativa.
El caso lo ejemplifica Helen Hernández Hormilla, periodista que
reside temporalmente en los Estados
Unidos: «el inglés de la universidad
dista mucho de las necesidades
reales del camino laboral. Primero,
tiene pocas horas-clase, y luego, la
presencia de los docentes es muy
inestable. Existen pocos medios de
estudio, no contamos con suficientes
laboratorios ni softwares interactivos. La mayoría de mis colegas que
domina el inglés lo estudió fuera de
la escuela».
Mientras, Roberto Lobayna,* doctorante de Cibernética en Canadá,
reflexiona en sintonía con la comunicadora: «Los cursos de inglés en la
Colina fueron pocos y no muy profundos, nunca supe cuáles eran sus
metas y no me valían como certificación. Mis profesores eran jóvenes, y
a pesar de poseer gran conocimiento
del lenguaje, no todos ejercían adecuadamente la Pedagogía. El idioma
no solo se aprende en los libros y en
un par de clases. Tienes que hablarlo,
escucharlo, practicarlo...».
No es secreto que en el nivel superior la autogestión de los saberes
deviene elemento fundamental;
sobre todo con las nuevas formas
de apropiación de los contenidos.
No obstante, existen lagunas que
sin la asesoría de especialistas nunca
logran llenarse.
La situación se repite en varias
universidades del país. «Tenemos deficiencias en el claustro de profesores
de inglés —cuenta Dayán González
Ramírez, presidente de la sede matancera—. Aunque cubrimos con recién
graduados y con alumnos de cuarto y
quinto años. Teniendo en cuenta las
exigencias que impone la Educación
Superior (aunque se habla de que el
alumno debe autogestionarse muchos
de sus conocimientos) se nos dificulta
el aprendizaje del idioma».
Esta omisión titular repercute en
otras aristas del estudio y la práctica
bilingüe condicionadas, casi siempre,
por el contexto, los escenarios y el
­background sapiente de los educandos.
Asegura Carlos Gómez Abiague,
traductor, intérprete y profesor por
cuenta propia, que los patrones cognitivos de los estudiantes en la asignatura varían de acuerdo con las carreras
y la vinculación de estas a la lengua
foránea.
«Por ejemplo —prosigue Gómez
Abiague— los perfiles como Ingeniería en Ciencias Informáticas o Telecomunicaciones, donde la tecnología y la
bibliografía vienen en inglés, obligan a
los estudiantes a superarse. No obstante, para comprender una lengua
extranjera hay que dominar bien la
materna, y esa es la principal dificultad
que aprecio en mis lecciones».
Con el fin de solucionar los problemas, jefes de distintas cátedras relacionadas con la lengua inglesa de toda
Cuba se han reunido en varias oportunidades junto a Santiago Rivera Pérez,
asesor de la enseñanza del inglés del
MES. También hallan consenso para
concretar los modelos teórico-prácticos y metodológicos que determinarán
la estrategia a seguir a partir del curso
venidero, en correspondencia con el
Marco Común Europeo de Referencia
para las Lenguas (MCERL)
EXERCISE 1
COMPLETE.
h
ome
b
u
c
.
FEELING
De los talleres nacionales celebrados en la provincia de Villa Clara derivó
la necesidad de crear un marco legal
que respalde la implementación de la
estrategia de perfeccionamiento de la
enseñanza del inglés. Asímismo, según
resúmenes de las reuniones, publicados en el sitio web de la UCLV3 los
implicados apostaron por optimizar la
capacitación de los claustros, y solicitar a las Comisiones de Carrera elevar
las cargas horarias presenciales de la
asignatura.
Coincidieron también en lo productivo de intercambiar entre centros
nacionales y con otros foráneos.
Pero la cuestión no parece «coser y
cantar». Al menos en la actualidad. En
una encuesta realizada por Alma Mater a una muestra homogénea en las
facultades de Comunicación (FCom),
de Relaciones Internacionales (ISRI), de
Matemática y Ciencias de la Computa-
ción de la Universidad de La Habana y
la Universidad de Ciencias Pedagógicas
Enrique José Varona, existe disparidad
entre los criterios teniendo en cuenta
los escenarios y la preparación individual.
Mientras para la mayoría de los
jóvenes del ISRI las clases, el dominio
de los educadores y las condiciones
son buenas, para los de FCom estas
últimas resultan generalmente malas y
la calidad de las lecciones es valorada
entre buenas y regulares. Las personas
encuestadas en Matemática y Computación, por su parte, reflejaron como
regulares los recursos para impartir la
asignatura, y buena la calidad de ellas.
A través de un análisis integrador
se advierte que ante la pregunta de
«si están preparados para un examen
como el que anuncia el MES», el mayor
por ciento coincide en «tal vez». De
igual forma, aparecen diferencias signiEXERCISE 2
CHOOSE (A) OR (B).
THEN COMPLETE THE SENTENCES
I learn English
OPTIONS:
(A) in the university
(B) with my private teacher
ficativas entre los perfiles y la incursión
individual en otras vías de aprendizaje.
Indagando en algunos sitios de
clases particulares en la capital, resulta que una parte numerosa de la
matrícula está constituida por universitarios. Bajo este análisis, la madeja de
deficiencias desemboca en una enmarañada telaraña que a la larga atrapa al
sector más vulnerable: los aprendices.
La respuesta gremial no se ha hecho
esperar. De acuerdo con las reformas
operadas por la institucionalidad,
Jennifer Martínez Bello, actual presidenta nacional de la FEU declaró a la
revista: «Ante la posibilidad de que
alguna universidad no tenga todas las
condiciones en cobertura profesional,
el método no puede ser el profesor
particular, porque todos los estudiantes no podrán hacerlo».4
Alternativas libres de costo, aunque
con efectividad por probar, operan ya
en algunos territorios. Tal es el caso de
la sede matancera, donde funciona un
espacio denominado La Escuelita de Inglés, en el cual los propios estudiantes
de Lengua Inglesa, en horarios nocturnos, imparten repasos a los becarios.
Mucho camino queda por andar.
Intervenciones conjuntas entre ministerios, instituciones y personas, deben
mediar para que paulatinamente el inglés resulte una ganancia y no una pérdida de buenos y buenas profesionales.
* Roberto Lobayna es un seudónimo solicitado por el entrevistado que cursa doctorado
en Canadá.
1. Trabajo «De cuando el Inglés no alcanza», Luis Orlando León Carpio; versión digital del
periódico Vanguardia, octubre de 2015
2. Intercambio entre lectores y funcionarios del MES sobre las transformaciones en la Educación Superior; Granma, octubre 2015
3. Informaciones sobre los talleres nacionales de jefes de departamento y cátedras de la lengua
inglesa de todo el país publicadas en www.uclv.edu.cu
4. «Dinamizar la universidad», entrevista a Jennifer Martínez Bello publicada en Alma Mater;
Jorge Sariol, octubre 2015
NIVELES DEL MARCO
COMÚN EUROPEO DE
REFERENCIA PARA LAS
LENGUAS (MCER)
El MCER forma parte esencial del
proyecto general de política lingüística
del Consejo de Europa para la unificación
de directrices para el aprendizaje, la enseñanza y la evaluación de lenguas.
Usuario competente
C-2: comprende con facilidad casi
todo lo que oye o lee; reconstruye
coherentemente la información y los
argumentos procedentes de diversas
fuentes y puede expresarse con fluidez
y precisión.
C-1: comprende una amplia variedad
de textos extensos y reconoce en ellos
sentidos implícitos. Sabe expresarse con
fluidez y espontaneidad. Puede hacer un
uso flexible y efectivo del idioma para fines sociales, académicos y profesionales.
Usuario independiente
B-2: Entiende las ideas principales de
textos complejos, siempre que estén dentro de su campo de especialización. Puede
relacionarse con hablantes nativos.
B-1: Comprende los puntos principales de textos claros y en lengua estándar
si tratan sobre cuestiones que le son
conocidas. Es capaz de producir textos
sencillos y coherentes sobre temas que
le son familiares o de su interés personal.
Usuario Básico
A-2: Comprende frases y expresiones de uso frecuente relacionadas con
información básica sobre sí mismo y su
familia. Se comunica sobre tareas simples y cotidianas que no requieran más
que intercambios sencillos y directos.
A-1: Comprende y utiliza expresiones
cotidianas de uso muy frecuente, así
como frases sencillas destinadas a satisfacer necesidades de tipo inmediato.
Puede presentarse a sí mismo y a otros,
pedir y dar información personal básica
sobre su domicilio, sus pertenencias y las
personas que conoce.
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
la voz de los universitarios
de todo
un poco
Por Miriam Ancízar Alpízar
Fotos: Internet
La pintora de la ira
La conocemos como Antonia Eiriz,
la pintora de los rostros del asombro,
quizá de la angustia. Nació en Juanelo, uno de esos repartos pobres de La
Habana. Se graduó en San Alejandro
en 1957. Ya en los 60 es invitada a
importantes eventos como la Segunda Bienal Interamericana de México
y la VI de Sao Paulo. La llaman controversial, quizá porque su pintura
nunca se ajustó al estilo o a los temas
del realismo social. Simpatizaba con
el grupo Los Once, artistas cubanos
de los años 50. Cuando le preguntaban el significado de su obra solo
decía: «es lo que tú ves…» y sonreía.
Influyó en más de una generación de
pintores. Estuvo 20 años sin pintar ni
exhibir
Uno de sus óleos, Entre líneas,
fue seleccionado para la exposición
por los Juegos Olímpicos de l996
en «Anillos: Cinco pasiones del arte
mundial» en el High Museum of Art
de Atlanta. Fue exhibido casi junto a El
grito de Edvard Munch y a un paisaje
de Van Gogh. Antonia Eiriz murió en
Miami en 1995, no pudo ver este hito
de su arte. De ella dicen los poetas:
«Como en Lam tenemos un pintor de mitos, en Portocarrero uno del
ritmo y en Milián uno de angustia, en
Antonia Eiriz comenzamos a tener
una pintora de lo trágico. Eso es lo
que Orozco fue para México, y más
atrás, Goya para España. Ella pinta
con un dolor que lleva en sí misma y
del cual no la eximen, según su opinión, ni su bello rostro, ni su sonrisa,
ni su talento. Ella pinta con furia»
Roberto Fernandez Retamar,
La Gaceta de Cuba, 1964
Antonia Eiriz
Esta mujer no pinta sus cuadros
para que nosotros digamos: «¡Qué
cosas más raras
salen de la cabeza de esta pintora!».
Ella es una mujer de ojos enormes.
Con estos ojos cualquier mujer podría
desfigurar
el mundo si se lo propusiera.
Pero esas caras que surgen como
debajo de un puñetazo,
esos labios torcidos
que ni siquiera cubren la piedad de
una mancha,
esos trazos que aparecen de súbito
como viejas bribonas;
en realidad no existirían
si cada uno de nosotros no los metiera
diariamente
en la cartera de Antonia Eiriz.
Al menos, yo me he reconocido
en el montón de que me saca todavía
agitándome,
viendo a mis ojos entrar en esos
globos
que ella misteriosamente halla,
y, sobre todo, sintiéndome tan cerca
de esos demagogos
que ella pinta,
que parece que van a decir tantas
cosas
y al cabo no se atreven a decir absolutamente nada.
Del libro Fuera del juego (1968) de
Heberto Padilla
amino por las avenidas de Miramar buscando su dirección.
Justo cuando doy con la calle,
tropiezo con un vendedor de flores.
Asombrado por mi hallazgo —pues
ya no se ven flores en La Habana—, al
menos a buen precio, decido aprovechar y comprar algunas para mi novia.
—Por favor, deme un ramo de mariposas.
Sí, descubrí hace unos años que
la flor nacional podía ser un regalo
tan lindo como una rosa. Y, teniendo
en cuenta que vería a mi novia unos
minutos después, pensé que sería una
buena inversión.
Compré mi ramo de mariposas y
toqué en casa de mi amigo, donde
estaría a lo sumo unos 20 minutos.
En ese tiempo ninguna de ellas se
marchitaría. Así que no había ningún
problema.
Mi amigo abrió la puerta y después
del saludo entusiasta y cariñoso de
siempre, le aclaré:
—Cada día eres mejor y te admiro
más, pero te advierto que estas flores
no son para ti.
—Jajaja, tú como siempre tan jodedor— me dice y cierra la puerta.
Camino delante de él por el pasillo y
escucho que dice:
—Mi amor, mira las flores que te
trajo el «Rodo».
De la última puerta sale su novia.
Se alegra de verme y creyendo que
las flores eran para ella, después de su
efusivo abrazo me da las gracias por el
detalle.
Yo, sin decir una palabra, observaba
como mi regalo se escabullía sin poder hacer nada. A estas alturas todos
creían que las flores eran para ella.
Entonces, ella me pregunta:
—Ahora, hablando en serio: ¿las
flores son para mí o para tu novia?
¿quién
le pone
el cascabel
al látigo?
Por Rodolfo Romero Reyes
Ilustración: Yaimel
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
Flores… ¿para quién?
Y en ese instante perdí la oportunidad de echar todo para
atrás y solucionar el conflicto. Pudo más la pena que tenía,
que la necesidad imperiosa de sorprender a mi chica.
—Sí, son para ti.
—Tú como siempre, tan detallista. Ojalá todos tus amigos
fueran así— le dijo al novio y puso las flores en un búcaro.
—Rodolfo nunca ha sido detallista. Esas flores seguro que
eran para la novia y ahora, con toda la alegría que te han dado,
le da pena decirte la verdad. Tú verás que por tu culpa, alguien
hoy se queda sin regalo— dijo mi amigo, creyendo que todas
sus palabras eran broma.
«Si supieras», pensé.
Ella fue hasta la cocina para hacernos un poquito de café.
—Oye, mi hermano, en serio, lindo detalle. Más hoy que
está feliz porque ayer nos confirmaron que está embarazada.
Tiene pocas semanas, pero llevábamos meses intentándolo.
Lo felicité y lo abracé. Tras su confesión no tenía duda
alguna de que ese era el mejor lugar al que podían ir a parar
aquellas mariposas.
Después del café me fui. Ellos me despidieron y ella otra
vez, me dio las gracias.
Media hora después llegué a mi cita. Era un 24 de octubre,
nunca se me olvidará porque cumplíamos nuestro primer
mes ese día. Ella con ese vestido tan lindo parada en la esquina y yo… con mis manos vacías. La miré fijamente y le dije:
—Te tengo un regalo pero tienes que escoger entre un
ramo de mariposas y un cuento que te hará morirte de la risa.
Por suerte, escogió el cuento y afortunadamente pasó
toda la tarde riéndose a mi lado.
la voz de los universitarios
9
la voz de los universitarios
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
METRIAS
Ilustración: Carralero
Coordinación: Antonio Herrada
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
12
voces
Por René Camilo García Rivera,
estudiante de la UH
Ilustración: Yaimel
os últimos rayos de sol caen en
la bahía de Boca de Jaruco, justo donde el río entronca con el
mar. Un bote pesquero atraviesa las
aguas hacia la salida. Lleva encendido el farolillo de proa. Qué silencio
húmedo envuelve la embarcación.
Qué silencio de incertidumbre, de
redes medio vacías, de escamas
esquivas. Un brazo cansado lo despide desde la costa. El viejo Joaquín,
sentado sobre el dienteperro, espera
el premio que nunca ha mordido su
anzuelo. Mientras aguarda, fuma un
cigarrillo, y otro, y la vara permanece inmóvil, sin tensarle las manos,
como suspendida sobre la eternidad.
Cuánto monólogo callado con las
piedras, cuántas historias masculladas entre labios, cuántas centellas en
los ojos fijos. Si yo fuera el horizonte,
me torciera por una mirada así.
Hace días, antes de llegar a este
pueblo, vi a tres pescadores arañando las aguas del río Almendares.
Los observé desde mi banco en la
ribera, mientras la brisa barría las
últimas gotas de lluvia del atardecer.
Llevaban por todo arsenal un cordel,
el gancho de cuatro puntas, la malla,
las manos. La corriente verduzca les
tapaba las rodillas. Escuché cómo
jadeaban cuando un manjuarí picó
en el extremo de la cuerda. No puedo asegurar que fuera un manjuarí.
Ellos tampoco. Pero los rumores
afirmaban que había varios por el río.
Forcejeaban como si hubiesen cazado
una ballena. Qué estilo grotesco el de
los pescadores urbanos.
Qué diferencia con el viejo Joaquín,
horas y horas sentado en una piedra,
sin la menor muestra de impaciencia o
fatiga.
El anciano continúa vagando en los
vericuetos de su imaginación. No lo altera mi presencia. Su silueta se recorta
contra el cielo. Me acomodo cerca. No
hallo pretexto para romper el silencio.
—¿Falta mucho para que oscurezca?— atino como un disparo.
Pasan dos segundos que parecen
siglos. Luego de su pausa y mi agonía,
gira la cabeza y me clava las pupilas.
Los labios adormecidos se apretujan
entre sí; dos arrugas negruzcas bajan
desde las comisuras para perderse en
la barba. Es la primera vez que le veo
el rostro.
—Cuando el sol toque el horizonte
solo quedarán tres minutos de luz. Si
no quieres que te agarre la noche, mejor comienza a andar— me dice.
Le agradezco, pero me confunde la
segunda parte de la frase. ¿Acaso es
una invitación cortés a marcharme?
¿Acaso me demuestra preocupación?
Decido indagar. —¿Por qué debiera
irme?, pregunto. Y calla. El bote pesquero que atravesaba la bahía se ha
vuelto su propio farolillo en la distancia. En la costa, apenas el viejo, yo, y las
sombras de la noche que empiezan a
alargarse desde Santa Cruz del Norte:
en el cielo, pujan el rojizo decadente
y el púrpura voraz. —¿Le temes a los
muertos? —cuestiona. Ahora soy yo
quien enmudece. —Por estas aguas
han pasado muchos —prosigue—.
Antes, el cementerio del pueblo quedaba río arriba. Ahí enterré a mi padre…
El anciano pescador se pone de
pie. Parecía ser más alto. Señala
la desembocadura y me cuenta la
tradición de los cortejos fúnebres
de Boca de Jaruco. Lo escucho con
respeto, pero desconfiado: sospecho
que pretende espantarme. —Por allá,
dentro del río, después de las cuevas,
mucho antes de tú nacer, viajábamos
en procesión cuando alguien moría en
el poblado. Un bote delante, con la caja
y los familiares, otro atrás, con los amigos y vecinos. El llanto, el silencio por
tramos, los remos salpicando los vestidos remendados, los mismos de cada
funeral. Yo guié el bote de mi padre. Lo
peor era la llegada al camposanto. Ahí
no había lápidas, ni panteón, ni rejas,
ni ningún sacerdote a quien encomendarle el alma. Solo las palas y el hoyo. Y
la caja. Y un montón de gente llorando
en la ribera.
Permanezco en mutis. Sopeso cuánta invención sostiene el relato. El viejo
huele el resquemor. —¿No me crees?
Te mostraré. Por aquí cerca hay otro
cementerio —dice—. Pero con los
cuerpos apilados en montones, sobre
la tierra, bajo el soplido de la brisa. Al
terminar la frase, el viejo Joaquín se
coloca la gorra y echa a andar. Lo sigo
varios pasos, a una distancia cautelosa.
Se detiene y señala detrás de unos
arbustos de henequén. —Llegamos.
Bienvenido al cementerio de las «rústicas», —anuncia.
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
Opinión gráfica
Nunca sospeché que en Cuba existiera sitio semejante. ¿Qué zoológico
macabro pisan mis pies? ¿Acaso estoy
en un cuento de Poe? Veo obeliscos de
cuatro metros de altura, erigidos por
remos, quillas rotas, embarcaciones
primitivas, gomas de camión, trozos de
poliespuma. Si aguzo el oído, escucho
los gemidos de las bestias. Suenan a
lamentos moribundos. Le pregunto al
anciano pescador. Me explica que cada
pieza fue interceptada por guardafronteras, mar adentro, a la deriva, sin
tripulación, o con tripulación ausente,
o deshidratada. Las remontan en la
marea y las abandonan aquí. Este es el
almacén del litoral.
Mi compañero penetra en laberintos
más profundos. No me quedo atrás. La
luz blanca de la luna llena aporta una
atmósfera espectral. Al menos ilumina
los senderos. Qué silencio atroz, qué
paz de los sepulcros. El viejo Joaquín me
guía hacia una fila de botes. Cabecean
hacia un lado, sin equilibrio. Siempre
me ha parecido trágica la torpeza de
los botes en la tierra. El anciano pescador se para frente a uno. Le acaricia el
casco. —Algún día fue mío—, afirma.
—¿Y qué pasó?
—Me lo robaron.
—¿Quién?
—Nadie —titubea—. Creo que ya
es tiempo de marcharnos.
Joaquín no dice una palabra en el
camino de regreso. Atravesamos el
dienteperro como dos desconocidos.
¿Acaso no somos dos desconocidos?
Cuando llegamos a la costa retomamos los sedales. Durante un tiempo
intento sonsacarlo, pero siempre
esquiva mis palabras. Luego de un
rato, el sol comienza a iluminar la
chimenea de la termoeléctrica de
Santa Cruz del Norte. Comprendo
que debo irme. Me dirijo al viejo y le
digo algunas palabras intrascendentes. Por fin, cuando me alejo, alcanzo
a escuchar: —Fue mi hijo. Mi hijo
robó mi bote.
*Esta crónica resultó ganadora
en la categoría de estudiante, en el
X Encuentro Nacional de la Crónica
Miguel Ángel de la Torre 2015.
la voz de los universitarios
13
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
¿Pueden los videojuegos cambiar el mundo?, es la pregunta
que tortura a teóricos, comunicólogos, diseñadores, escritores,
artistas, matemáticos, desarrolladores de entretenimientos y otra
inmensa comunidad de científicos
a nivel internacional. Existe incluso un libro que intenta responder
la interrogante.
la voz de los universitarios
Por Félix Manuel González Pérez
odos y todas han partido a
la conquista de este nuevo
territorio como si se tratara del
Santo Grial. Existen aportes desde la
antropología, el arte y la estética, la
inteligencia artificial, el marketing,
la programación, los estudios culturales, el diseño, la economía, la
educación, la etnografía, los estudios
fílmicos, los estudio de género, la
historia, la interacción hombrecomputadora, el derecho, la teoría
literaria, la ludología, la medicina, la
narratología, la fenomenología, la filosofía, la política, el psicoanálisis, la
psicología, la teoría de la recepción,
entre muchas otras.
Pero la mayoría de las teorías,
desde aquellas que los entienden
como simples juguetes hasta esas
otras que los consideran drogas o armas de destrucción masiva, olvidan
que los videojuegos son (y seguirán
siendo) experiencias, o mejor dicho
paquetes de experiencia.
Este tipo de diversión deviene
juguete de una generación que ha nacido y crecido en un medio ambiente
tecnológico propicio para tales prácticas. Si bien el hombre de las cavernas
cazaba mamuts como pasatiempo y el
del futuro probablemente se entretenga atravesando las galaxias en naves
espaciales; el hombre del presente
invierte su tiempo en los juegos de
ordenador.
De esta manera vive aventuras,
practica deportes, planifica estrategias,
resuelve puzzles, construye sociedades
y civilizaciones, aprende a tocar instrumentos musicales, cantar o bailar, o
incluso puede pilotar aviones, naves y
automóviles desde la seguridad de su
computadora. Y esas prácticas, con
el permiso de detractores y conspiradores, resultan experiencias
gratificantes.
Aunque es una realidad que jugar
solo es muy aburrido. Gracias al
desarrollo alcanzado en las redes
informáticas y en Internet como el
eslabón más alto de la comunicación mediada por computadoras
(CMC), fue posible el surgimiento y
la consolidación de los videojuegos
en red, como expresión de una necesidad de los usuarios de aliarse o
enfrentarse a jugadores humanos que
sobrepasaran las limitaciones de la
inteligencia artificial de las máquinas.
En este sentido, los juegos digitales han invadido las redes locales,
regionales y globales, facilitando la
interacción de sus usuarios tanto
online como cara a cara. Así, quienes
prefieren permanecer en la comodidad y la seguridad de sus hogares,
pueden intercambiar con aquellos
que deciden moverse hacia una red
local, un cibercafé o instalación donde
esté habilitado el servicio.
Para esas maneras de recreación,
Internet supone la interacción entre
millones de usuarios de todas las
latitudes del planeta en tiempo real,
desdibujando variables idiomáticas,
religiosas, culturales y de otras índoles.
Su uso en red ha influenciado el
desarrollo de culturas, comunidades
virtuales y grupos sociales vinculados
a los mundos diegéticos construidos.
Con ellos comenzó también la especialización de los usuarios, la aparición
y diversificación de roles y la profesionalización de los «gamers» en los denominados «deportes electrónicos»
(e-sports).
Dentro de este panorama, en
los primeros 15 años del siglo XXI el
mundo ha presenciado el nacimiento
de tres versiones de X box y tres más
de la saga Sony Playstation, así como
numerosos dispositivos portátiles que
han convertido los videojuegos en un
juguete popular y una forma de entretenimiento para niños y adultos.
Las consolas de este siglo, mediante la incorporación de placas de
vibración en los joysticks, añadieron
el tacto a las experiencias sensoriales
asociadas al uso de los videojuegos,
además de habilitar la conexión a
Internet para acceder a los de la red,
descargar contenido y compartir los
logros. Las más recientes han incorporado un estilo activo y de constante
emoción, liderado por las consolas
Wii y las kinetic, en las cuales el
cuerpo del usuario desencadena los
movimientos y las acciones.
La popularidad de las consolas,
según la ESA (Entertaiment Software
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
la voz de los universitarios
16
Association), ha crecido a tal punto
que los jugadores las usan no solo
para videojugar, también para ver
películas (50%), shows de televisión
(26%) y escuchar música (24%).
Los dispositivos portátiles, por su
parte, han propiciado que dichas prácticas sean más flexibles, ubicuas y accesibles, toda vez que funcionan con
baterías y pueden ser transportados
a cualquier lugar. Los del pasado siglo
solo se podían jugar en salones de
arcade o grandes televisores caseros;
hoy pueden ser explotados de forma
masiva mediante la red de redes.
Pero ¿qué pasa en Cuba? ¿Cómo
se usan en la Isla? ¿Cómo acceder
a la red en un contexto de parcial
desconexión?
En la Isla han sido adoptados y
adaptados a las particularidades del
contexto. La limitación tecnológica,
por ejemplo, convoca a sortear dificultades como la escasez de dispositivos informáticos, o la ausencia de un
mercado legal donde adquirirlos, en el
proceso de construcción y desarrollo de
las redes. La mayoría de los aparatos son costeados a nivel de grupos
o comunidades para garantizar la
conexión y evitar el surgimiento de
jerarquías o dependencias que afecten el proceso.
El contexto de parcial desconexión
de Cuba y la imposibilidad de utilizar
Internet para jugar, conduce al uso de
versiones piratas y de servidores diseñados por informáticos, que simulan
una conexión a Internet y habilitan el
vínculo en red.
Estas versiones cuentan, muchas
veces, con errores de programación,
falta de datos o restricciones de administrador, elementos todos a sortear
para garantizar la estabilidad de la partida. Por consiguiente, las capacidades
tecnocomunicativas de los usuarios
son consustanciales al uso de cualquier
plataforma.
Un hecho curioso radica en que su
uso ha generado transformaciones y
reconfiguraciones en el discurso de
quienes interactúan que, en la mayoría
de los casos, trascienden el escenario
del juego y se insertan en las prácticas
comunicativas de los sujetos en la vida
cotidiana. Se han creado palabras y
frases completamente nuevas.
Mediante el uso de programas de
chat y otras herramientas, puede decirse que los videojuegos se han convertido en un nuevo medio ambiente
de comunicación que permite el
intercambio de información verbal y
escrita y que en ocasiones sustituye a
los correos electrónicos, las llamadas
telefónicas y los mensajes de texto.
A través de los chats, los sujetos
comparten conocimientos relacionados con el tema, pero también
conocen detalles personales, gustos,
afiliaciones a organizaciones o peñas deportivas, además de concebir
encuentros presenciales y gestionar
actividades fuera del entorno virtual.
De hecho es una realidad que, contrariamente a la visión prejuiciada de
los medios de comunicación —que
insisten en caracterizar a los participantes como personas aisladas de la
realidad social—, los videojuegos en
la Isla funcionan como catalizadores
de las relaciones sociales y prueba de
ello es que todos los consumidores
afirman que la compañía más frecuente a la hora de jugar son amigos o
conocidos; el lugar de uso privilegiado
son las casas particulares de allegados
o parientes. Una de las principales
motivaciones es la de relacionarse con
otras personas en red; y la razón primera para incrementar el uso de cualquier
plataforma es la existencia de amigos
que motivan al grupo. De hecho, para
muchos sujetos el videojuego solo tiene sentido si se realiza con otros.
Aquí esta distracción está siendo
revalorizada en los últimos años. Existen proyectos concretos de diseño y
realización de productos cubanos con
fines educativos, lúdicos y terapéuticos. Este proceso enfrenta muchas limitaciones, entre ellas la imposibilidad
de manipular softwares propietarios y
otras herramientas que están bloqueadas para la Isla. Esta realidad dispone
el empleo de herramientas y softwares
libres que presentan deficiencias técnicas.
A pesar de las circunstancias desfavorables, en la Isla la distribución de
estos productos es completamente
gratuita. Están presentes en todos los
Joven Club y su acceso no tiene ningún
tipo de restricciones. Las propuestas
con fines educativos fueron enviadas
a todas las escuelas del país para
facilitar su adquisición y garantizar la
retroalimentación con el público.
Esta política es reflejo de un esfuerzo institucional y gubernamental por
crear una verdadera cultura en torno
a las nuevas prácticas en Cuba, que
de alguna manera contrarreste los
efectos de un mercado globalizado.
La pregunta: ¿Pueden los videojuegos cambiar el mundo?, seguirá sin
respuesta por mucho tiempo. Y eso
está bien: hay preguntas sin respuestas. En cualquier caso, si no pueden
cambiarlo, seguirán esforzándose por
mejorar el entorno de aquellas personas que, sin pretensiones ni recelos,
decidan escoger estos productos culturales como forma de entretenimiento. Ese es su verdadero poder.
la voz de los universitarios
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
fotogalería
Fotos: Elio Mirand
la voz de los universitarios
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Alma Mater / enero 2016 / No. 552
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
a Universidad de las Artes,
creada en septiembre de 1976,
como Instituto Superior de Arte
(ISA), ha graduado desde entonces
a más de 5 mil estudiantes cubanos
y extranjeros. Esta casa de altos
estudios, única de su tipo en el país,
aboga por completar la formación de
artistas que combinen la creación y el
compromiso social.
En 1962, a solo tres años del triunfo
de la Revolución, surgió la Escuela
Nacional de Arte (ENA). Al otrora
Country Club, ubicado en una zona
residencial exclusiva de la burguesía
republicana, arribaron jóvenes de
todo el país, de forma gratuita y sin
distinciones sociales. Resultaron así
los primeros beneficiarios del sistema
de enseñanza artística cubano.
Casi 15 años después, la necesidad
de elevar la preparación de los egresados de la ENA conduce a la creación
del ISA, que asumió el tercer nivel de
enseñanza artística. Desde la academia
nacieron transformaciones enriquecedoras, con una expresión inmediata, en
el panorama y pensamiento artísticos
y culturales de la nación.
Porque se mueve…
Para Rolando González Patricio,
rector de la Universidad de Las Artes,
«tanto la formación curricular como
la extracurricular cumplen funciones
insoslayables en la preparación integral
Universidad
de las Artes:
la voz de los universitarios
Por Neida Lis Falcón / Fotos: Elio Mirand
de los estudiantes y egresados. Solo
así podrán cumplir el papel protagónico que les corresponde como sujetos
activos y comprometidos con el desarrollo cultural de la nación.
«Nuestro currículo está en constante perfeccionamiento, justamente
para adaptarse a los cambios sociales
y culturales que de manera constante
ocurren dentro y fuera de la Isla. Pero
ningún programa académico, por sí
solo, asegura esto. La clave está en la
sinergia de los distintos elementos que conforman el proceso: lo
curricular y extracurricular, el ejemplo del maestro, el afán de superación
del alumno y las oportunidades de
servicio, de ese artista ciudadano a la
sociedad que sostiene su formación»,
puntualiza González Patricio.
«El propio origen del ISA subraya la
voluntad de democratizar el acceso a
la formación artística universitaria y de
postgrado, para garantizar el máximo
nivel posible a los creadores cubanos. A
partir de ahí, la universidad comienza a
crecer en cuanto a líneas de formación,
que hoy son 44 y aún pueden aumentar», revela.
«Al principio, solo reunía tres facultades. Actualmente, oferta cinco
carreras en igual número de Facultades: Artes Visuales, Música, Arte
Teatral, Arte Danzario y Arte de los
Medios de Comunicación Audiovisual.
Además, contamos con un Centro de
Restauración y Conservación».
Las especialidades de pregrado se
cursan por igual en las filiales de Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba,
en las modalidades de Curso Regular
Diurno y Cursos por Encuentro.
«También brindamos formación de
posgrado a través de talleres, cursos,
diplomados, maestrías y doctorados.
De acuerdo con la demanda, estos
se extienden hasta provincias que no
cuentan con filiales nuestras, para contribuir a la superación de los docentes
de las escuelas de nivel elemental y
medio.
«La misión principal de esta universidad es formar artistas de excelencia
interesados en mejorar la calidad de
vida de sus coterráneos. Para lograrlo,
hay que ser primero un buen creador,
capaz de retribuir con esmero los co-
nocimientos adquiridos», argumenta
el rector del ISA.
Una de las fortalezas históricas de la
institución es el claustro. En sus aulas
queda la huella de personalidades
del arte y la cultura como Graziella
Pogolotti, Vicente y Raquel Revuelta,
Adigio Benítez, Argeliers León, Harold
Gramatges, Corina Mestre, Frank
Fernández y Mario Rodríguez Alemán,
primer rector del Instituto, entre muchas otras.
«El principal referente de un estudiante son sus maestros. Estos en
particular, devienen modelos de formación, pues son o han sido brillantes
artistas en ejercicio. Aparece entonces
el Quiero ser como… Al margen de la
4
«La impronta del mercado y la debilidad
en materia de formación de públicos obliga
a nuestros egresados a redoblar esfuerzos.
Debemos formar cada vez mejores artistas
y desde la extensión, la investigación y la
difusión contribuir a formar públicos más
avezados, a la hora de consumir en términos
culturales», acentúa el rector del ISA.
a las que damos el acabado», reconoce
González Patricio.
años en la
emoción del
cambio
inevitable negación generacional y
de las transgresiones de lo nuevo, el
alumno se siente enrumbado y cercano
a sus profesores. De ahí la importancia
de velar siempre por la excelencia del
claustro universitario».
Los graduados del ISA se convierten
entonces en verdaderos socializadores de conocimientos y herramientas
creativas, legadas por las vanguardias
artísticas cubanas. Sus concepciones
humanistas y revolucionarias del arte,
les imprimen un sello distintivo. Los
hacen merecedores de reconocimiento en todo el mundo. «Ese prestigio
internacional constituye el mayor logro
de la universidad», asegura el rector.
«Un buen indicador es la manera
en que otras instituciones similares,
incluso del llamado Primer Mundo,
reconocen la calidad de los estudiantes
cubanos. La movilidad internacional de
muchos alumnos, que aún sin graduarse del nivel superior laboran ya como
profesionales, evidencia el respeto a
nuestros procesos formativos. Ellos
asumen presentaciones, exposiciones
y otros compromisos internacionales. Reciben premios en importantes
concursos y festivales… Y esto nos da
una idea de la solidez de su formación
teórica y práctica.
«Los graduados multiplican el prestigio de la universidad con su trabajo
en instituciones culturales de Cuba y
el mundo… Somos beneficiarios de la
calidad que tiene el nivel elemental y
medio en un grupo de especialidades,
Esforzados, creativos… ¡Perseverantes!
No dudó siquiera. Al preguntarle qué
características identifican a los estudiantes del ISA, Liliam Lorena Sifontes
González habló de esfuerzos, creatividad y autosuperación. Luego enfatizó:
«¡Perseverancia! ¡Ese es nuestro rasgo
común y distintivo!».
Ella cursa el segundo año de la
Licenciatura en Música. Además es la
presidenta de la Federación Estudiantil
Universitaria (FEU), de su Facultad.
«Es difícil el camino para llegar aquí.
Muchos, como yo, llevamos años
estudiando un instrumento. Luego,
debemos someternos a una prueba de
requisitos, lograr el preotorgamiento
de la carrera y vencer las pruebas de
ingreso. Y a lo largo de los cursos, buscar la excelencia exige horas de ensayo
y práctica diarias», insiste.
«Como representantes de la FEU,
también debemos redoblar esfuerzos
para que la dinámica creativa del
centro y de los movimientos artísticos
no le robe protagonismo a la organización. Tratamos de fortalecer la confianza de los estudiantes, los escuchamos,
tramitamos sus inquietudes y preocupaciones. Sobre todo estimulamos las
actividades en grupo, para fomentar
la unidad, el intercambio, el accionar
colectivo. De ese modo, contrarrestamos el aislamiento que propician los
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
la voz de los universitarios
intereses individuales por dominar un
instrumento o técnica artística determinados.
«Tenemos un claustro insuperable
y buenos directivos en general, pero
las condiciones de vida, sobre todo
para los internos, no son las mejores.
Hablo del estado de la residencia
estudiantil, desde el punto de vista de
infraestructura, de los problemas con
el agua, de las redes hidrosanitarias…
«En el caso de los estudiantes de
Música, lo que más nos afecta es la
falta de espacios adecuados, y en
ocasiones de instrumentos, para ensayar. Pero a pesar de cualquier carencia hay que estudiar, sacar el extra…
porque se supone que estás haciendo
lo que te gusta, viviendo tu sueño de
convertirte en un gran artista. Y este
es el mejor lugar para lograrlo», reconoce Fuentes.
Siempre de puertas abiertas
Más allá del trabajo de formación
vocacional que cada año lleva a jóvenes y padres hasta la Universidad de
las Artes, esta vive abierta y atenta a
los cambios que ocurren a su alrededor. «En este sentido, es prioritaria
la vinculación de profesores, estudiantes y trabajadores al desarrollo
de proyectos que tienen impacto en
la transformación social», asegura
Michel Cruz Gómez, director de Extensión Universitaria.
«El área académica extensionista
articula ese sistema de conexiones sociales, a través de programas y proyectos culturales de amplia repercusión.
Abarca tres dimensiones: el desarrollo
de la comunidad interuniversitaria;
el reconocimiento y registro de los
aportes sociales al enriquecimiento
de la actividad académica; y la devolución, a esa sociedad, de los procesos
gestados en el ámbito universitario.
«Defendemos la Extensión como
uno de los tres componentes esenciales de la formación universitaria en arte;
junto a la docencia y a la investigación.
Atendemos las prácticas artísticas y
apoyamos la realización de los proyectos; así como festivales y eventos
que agrupan una parte considerable
de los estudiantes y profesores. Entre
los de mayor impacto está el Festival
de las Artes pues refleja la diversidad
de nuestra formación, a la vez que favorece el intercambio con otras casas
de altos estudios y sobre todo, con la
comunidad intra y extra universitaria»,
destaca Cruz Gómez.
Para Liliam Lorena, «Estudiar en el ISA
permite formarte con profesores, que
son grandes artistas en su especialidad y
compartir con alumnos brillantes, ya reconocidos, por su talento. Es un verdadero
reto a la excelencia».
Una impronta muy valiosa tiene
también Ediciones Cúpulas. Con su accionar y publicaciones deviene espacio
de reflexión e intercambio sobre el arte
y la cultura en general lo que estimula
la conciencia crítica del estudiantado,
de los profesores de la Universidad y
de la comunidad intelectual cubana.
En medio de esa vorágine creativa
y transformadora, se suceden los
días en la Universidad de las Artes.
Su rector, Rolando González, habla
con entusiasmo de inversiones que
se acometen para mejorar las condiciones de residencia, de los espacios
docentes y de ensayo.
Con orgullo, se refiere al programa
integral de gestión del patrimonio
que atesora este inmueble declarado Monumento Nacional. Menciona
sus muebles, obras de arte y piezas
decorativas. Alaba el entorno natural
del campus, en tanto corredor biológico de la ciudad, y su patrimonio
intangible, «ese que resulta del
hacer y saberes de los maestros
y de la producción artística de los
educandos».
González Patricio, anuncia la
posible inclusión de otra carrera: la
Licenciatura en Conservación, Restauración y Museología. En cuanto a
la restructuración actual de la Educación Superior, aclara que por las especificidades del centro y de su claustro,
se decidió que el ISA quede fuera del
proceso de integración universitaria,
y por tanto, permanece bajo la tutela
del Ministerio de Cultura.
«Esta universidad es una obra
humana compleja y multifactorial.
En unas profesiones cuya formación
suele ser muy personal, el gran reto
está en arrebatarle cada joven al
individualismo, sin aplastar la individualidad. El artista no puede sentarse
sobre la gloria alcanzada. Su talento
y condiciones son puestos a prueba
cada día, al igual que la capacidad de
la institución que lo prepara. Y para
enfrentar semejante desafío, sus
existencias transcurren en la emoción del cambio».
ESTÁN
PONIENDO
CHINA
EN
En el imaginario cubano la presencia china está, de forma arraigada
y heterogénea, igual en el lenguaje
coloquial, en referencias culinarias
que en el mestizaje nacido a campo
traviesa.
«Hola, mi chini», es muestra
de simpatía abierta y gustosa. La
regalan por igual los novios o la
recepcionista de un muy augusto
centro cultural, aunque tengas ojos
zarcos y aspecto de haber nacido en
un fiordo escandinavo. Evidencias
científicas aseguran que los genes
del celeste imperio presentes en
nuestro ajiaco humano son de cromosomas Y, porque la emigración de
allí era eminentemente masculina.
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
NOS
23
la voz de los universitarios
Por Jorge Sariol
Fotos Elio Mirand
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
La frase «¡Te la pusieron en China!» sigue significando un reto casi
imposible de vencer; sin embargo,
la expresión «tener un chino atrás»,
que durante decenios ha sido alegoría
de mala suerte entre cubanos, desde
hace rato anda derivando en sentido
contrario. De un Yutong al Huawuei y
del Tai-Chi al Zapya, en Cuba ya nos
comenzamos a extrañar si no tenemos detrás un respaldo «narra».
Aunque, muy pocos hablan el
idioma oficial de esa región asiática
en nuestro país. Los conocedores lo
explican de esta manera: buena parte
de las personas que en Cuba dominaban la lengua asiática —nativos
o descendientes— lo hacían en la
vertiente cantonesa, porque la mayoría de la emigración venía de Quang
Dong. El mandarín es poco conocido.
Y al parecer hará falta. Llaman Gigante Asiático al país que en un lustro
pudiera ocupar el primer lugar en el
comercio mundial. No pocos piensan
que se globalice un Chinesse way of
life.
La nación de la Gran Muralla tiene
tanta importancia en el mundo —y
en Cuba como en la que más— que
prepararse para lo mejor, tal vez sea
cuestión estratégica.
En este sentido, a mediados de
octubre de 2015 el Instituto Confucio
de La Habana estrenaba nueva sede.
Luego de seis años de existencia, el
centro académico se mudaba de las
instalaciones del Stadium Universitario
Juan Abrantes —espacio mínimo y
prestado— a un restauradoinmueble
en pleno barrio chino.
La ceremonia de apertura, con la
presencia del embajador Zhang Tuo, la
presidió Miguel Díaz-Canel Bermúdez,
primer vicepresidente de los Consejos
de Estado y de Ministros. Y este detalle
no pasó inadvertido.
Cuba anda buscando cómo estar a
la altura de las circunstancias. China
quiere que las circunstancias no sean
circunstanciales.
Y ahí está el Confucio, como si
hubiera saltado de un suburbio de
Shanghai a un palacio de la dinastía
Ming.
Un ingeniero químico dirige el plantel que rinde homenaje al gran filósofo
asiático. Se llama Arsenio Alemán, no
tiene nada de teutón, tampoco sabe el
mandarín, pero le apasiona la cultura
Frases hiperbólicas cubanas
la voz de los universitarios
Para expresar:
Algo muy extenso
«más largo que la trenza de un chino.»
Un mal terrible
« ¡A este no lo salva ni el médico chino!»
Un tormento feroz
«La tortura china de la “gotica” de agua»
Un desquite amoroso
« ¡China, todo en la vida se paga!»
(líneas de una canción popular)
china. Y accede abrir para Alma Mater
las murallas simbólicas de la instalación, «Murallas que siempre están
abiertas a todos», dice.
«Iniciamos aquí con los mismos recursos "temporales", con que comenzamos, una «temporalidad» que duró
seis años, allá en el viejo SEDER y que
nos permitió asumir con rigor la tarea.
«La parte china se comprometió
a que, una vez iniciada la vida en la
nueva sede, suministraría todo el equipamiento para completar la estructura
docente, en términos de laboratorios
de computación y de idiomas, mobiliario para aulas y actualización del salón
de conferencias.
«En la espera, y aunque las gestiones ya comenzaron —cualquiera
puede suponer cuánto se demora un
contenedor enviado desde China—,
decidimos, al menos como aspiración,
iniciar el curso 2016-2017 a plena capacidad».
Para los que viven la experiencia de
andar en la atmosfera oriental que se
respira en el Instituto Confucio, la sede
es algo más de 800 metros cuadrados
y cuatro pisos —por el momento solo
dos en funcionamiento—, aulas diseñadas en los cánones internacionales
de la enseñanza de idiomas y una matrícula de 500 «continuantes». Para el
próximo septiembre sumarían 500 más.
«Pero —advierte el director— una
matrícula total de Mil, presupone un
problema: más profesores. La solución
inmediata tendría que venir de China,
que genera a su vez gastos: en alojamiento, trasportación y condiciones de
vida».
¿Profesores cubanos?
«Sí, también, pero es un tema complicado —reconoce Alemán—, porque la educación superior cubana no
contempla la carrera de licenciatura en
Lengua China. Y debería. Hubo enseñanza en algunas escuelas de idiomas,
como en la Lincoln, por ejemplo, si
bien nunca fue extendida. Nos hemos
quedado atrás».
Así, de los 11 profesores que trabajan
en la institución, seis son procedentes
de la Universidad de Lengua y Cultura
de Beijing. Sólo hay cinco maestros
cubanos, tres de ellos graduados en
aquella ciudad, quienes reciben amplias posibilidades es de superación.
Pero son solo cinco.
«La mayoría de los cubanos que
tienen dominio del mandarín o incluso
hicieron especialidad en China, hoy no
están dedicados a la docencia y laboran en sectores más atractivos, dígase
el turismo, o el sistema empresarial
mixto», opina Alemán.
En el mundo existen alrededor de
550 institutos Confucio y en América
Latina hay países que tienen más de
dos —México, por ejemplo, tiene más
de cuatro— y siempre existen como
anexo a una casa de altos estudios
del lugar en donde está enclavado.
Desde el punto de vista académico y
con respecto a materiales docentes, se
adscriben a una universidad china.
En la versión cubana, luego de cursar
los niveles Básico, Intermedio y Avanzado, —cada uno constituido en dos
cursos— un graduado, que al empezar
apenas supiera decir ¡Ni-Hao!, en seis
años sale con el máximo dominio posible en este tipo de academia. Quien
termina el primer curso del nivel básico
tiene que demostrar que domina 300
caracteres. Para poder leer un perió-
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
25
la voz de los universitarios
Kuang Zhaoyin, a la derecha y Ma Wenhui, a la izquierda, son parte del claustro asiático
en el Confucio de La Habana, en el cual predominan mujeres jóvenes. «En nuestro país
el magisterio es una labor mayoritariamente de mujeres», dice Zhaoyin. Por su parte
Wenhui, quien para seguir una vieja tradición se puso el nombre occidental Cintia, se
siente muy a gusto en su labor como profesora en Cuba. Y sus alumnos, de edades
diferentes y formaciones diversas le admiran su simpatía a la hora de comenzar, con un
sonoro «¡Ni-hao!», las clases.
dico se necesita conocer al menos
5000 caracteres y la pronunciación
del idioma tiene cuatro tonos diferentes para un mismo caracter.
Al Confucio de La Habana acuden
adultos con educación superior y
media superior. Y estudiantes universitarios, igual de ingeniería, Medicina o Derecho. El plan de clases,
además de la gramática, la grafía y
la fonética, se basa en elementos
culturales y sociales, históricos, de
filosofía y de gastronomía.
«De modo general, en la enseñanza de cualquier idioma, no
se puede separar el idioma de la
cultura —anota el director—,
vista no solo como acumulación
de conocimientos, sino de saberes,
de tradiciones y actitudes. Así que
podemos imaginarnos cómo es de
importante con una civilización milenaria. Ofrecemos gratis materiales
para estudiar, desde la libreta de
caligrafía china hasta la tinta y los
pinceles. Nuestra biblioteca es una
de las más completas en Cuba, con
contenidos en español, inglés y el
propio de aquel país, a disposición
de todos.
«Lamentablemente la enseñanza
del chino está concentrada en la capital. ¡Sobre eso habrá que pensar!»,
remata finalmente Alemán.
En verdad nos la están poniendo
en China. Aunque la frase, más que
un reflejo de retos casi imposibles,
parece estar invitando a ir a la esencia
de aquella cultura milenaria, y recorrer
con estabilidad y conocimiento de
causa y efecto, la ruta que nos ponga en sintonía con un universo por
delante.
Alma Mater / enero
febrero2016
2014/ No.
/ No.552
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la voz de los universitarios
26
Por Damepa
Ilustración:Carralero
a formación de futuros profesionales debe ir más allá de un
registro marcado con asistencias y notas de exámenes. Si bien en
ocasiones encontramos educadores
y educandos que reproducen este
sistema de asimilación bancario,
pasivo y meramente teórico, muchos
resultan los ejemplos felices que
apuestan por una formación integral
de sus estudiantes.
Para Miguel Díaz–Canel Bermúdez, primer vicepresidente de los
Consejos de Estado y de Ministros de
Cuba, la extensión universitaria constituye la función más integradora y
significativa del quehacer de las casas
de altos estudios.
«Además de asimilar los conocimientos que se les imparten a nuestras juventudes en las universidades
—expresó el miembro del Buró Político en una reunión nacional de presidentes de la FEU— si estas participan en las principales actividades del
país, generan sensibilidad para otro
grupo de valores y se comprometen
hacia otros movimientos. También
aportan muchísimo desde esa visión
emprendedora y fresca de su edad».
En la mencionada cita de la FEU
quedaron explícitas las principales intervenciones de impacto social para
vincular al alumnado en la actualización del modelo económico cubano.
Entre estas tareas destacan: el diseño y materialización de proyectos
científicos, evaluación de las problemáticas inmediatas a sus contextos,
en conjunto con las autoridades de
sus territorios y la implicación directa
de las carreras afines con la economía.
Precisamente la Facultad de Ciencias
Económicas y Empresariales de la
Universidad de Pinar del Río (UPR) no
es ajena a tales propósitos, y desde
de instruir, deben provocar
Las universidades además
des involucrándose en los
impactos en las comunida
ctando o disminuyendo, las
problemas sociales y dete
sarrollo de su país.
acciones que empañen el de
hace algún tiempo prioriza las actividades especializadas y el trabajo socialmente útil de los aprendices de las
carreras de Economía y Contabilidad y
Finanzas.
MIRAR CON LUPA
Según la Ms.C. Annelise Paula Gil
Guerra, decana de la Facultad, «la
universidad debe propiciar el equilibrio
entre su medio y el entorno, para que
el alumnado reciba una preparación
abarcadora tanto en las sapiencias,
como en las maneras de implementarlas».
En correspondencia con tal estrategia existe en la sede, desde el curso
2011-2012, un proyecto educativo a
nivel de carrera con diferentes accio-
nes para diagnosticar la implementación de los lineamientos de la Política
Económica y Social del Partido y la
Revolución.
Representantes de la FEU en la
casa de altos estudios determinan
consensos sobre la importancia de la
iniciativa. «Los comprometidos ponen
en práctica los conocimientos adquiridos durante su formación profesional.
También aportan a la solución de problemáticas presentes en las empresas
vinculantes, lo cual los motiva a trabajar una y otra vez en dichos planes».
«Un equipo de investigadores de
la Ciencias Económicas de la provincia
—comenta Annelise P. Gil—, de economistas, contadores, miembros de la
dirección de la Contraloría General de
la República en el territorio, así como
un grupo de auditores en conjunto con
la Facultad, maduramos y comenzamos a consolidar este ejercicio».
Para evaluar la factibilidad de la
propuesta las cátedras extensionistas
con la asesoría de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de
Cuba (ANEC), desarrollan talleres en
instancias provinciales y nacionales, y
de la Sección de Base de la ANEC de la
Contraloría General de la República en
Vueltabajo.
«En las todas las etapas —señala la
directiva— buscamos diagnosticar la
ejecución de los lineamientos, mien-
tras insertamos a estudiantes en los
distintos centros».
En sus inicios, fue un programa para
aplicar en el contexto empresarial y en
algunas unidades presupuestadas, y
tuvo mayor representación en organismos de la Construcción, del Turismo
y determinadas empresas vinculadas
al Transporte y al Comercio. En estos
momentos ha tomado otros espacios
estatales y de las nuevas formas de
gestión.
Los jóvenes implicados examinan
los contratos económicos, la situación
de las inversiones, la política fiscal, el
plan de la entidad en cuestión y la utilización de la energía.
«También ahondamos en otras
temáticas —explica la especialista— como la política de precios y
el consumo y gasto de combustible
a partir de las tarjetas magnéticas
prepagadas.
«A partir de esta experiencia
—rememora la profesora vueltabajera—, en nuestra casa de altos estudios surgieron varias ideas con una
mirada hacia adentro; pues no solo
intentamos solucionar problemas de
afuera, sino también de analizar las
deficiencias internas». Uno de los
ejemplos de la sistematicidad resultó
la formulación de las fichas de costo
de todos los productos alimenticios
ofertados en el comedor del centro
educativo.
En otros años, los alumnos han
diagnosticado el estado de los activos fijos de diferentes sedes de
educación superior en la provincia,
con el fin de potenciar su cultura
económica y fortalecer su formación.
Sin embargo, las prácticas
realizadas no marcan el fin de las
intenciones. «Donde quiera que
exista un Consejo Popular podemos
implementar otra fase —acota la
docente—. Mediante la pericia de
nuestros escolares estamos en condiciones de facilitarle a quien presida
esa enmarcación, cómo gestar y
contribuir a la nación mediante los
procesos económicos locales».
Los aprendices de las Ciencias
Económicas y Empresariales de la
UPR en las últimas graduaciones
han adquirido, junto a sus títulos,
los saberes de los libros de textos y
el sabor —dulce o amargo— que
deja el determinar riesgos para el
control interno, o revisar inventarios
en almacenes.
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
la voz de los universitarios
ciencia,
tecnología
y sociedad
Por Jorge Sariol
[email protected]
Ilustración: ALEJ&RO
a aldea global sigue siendo
un concepto ­asombrosamente
reciclable. Cuando MacLuhan1
la enunció (1968) Internet no era un
argumento macizo. 47 años después,
las Tecnologías de Ia Informática y las
Comunicaciones (TICs) han cambiado la configuración del mundo conocido, pero la idea sigue siendo tan
pertinaz que cuando los cubanos nos
brincamos de un golpe varias etapas,
o no llegamos o nos pasamos.
La expresión «aldea global» se
intenta definir las muchas maneras
con que se configuran las relaciones
sociales a través de los medios electrónicos —radio, cine y televisión
en tiempos en que MacLuhan la
enunció—y con la sensación de
«vivir en tiempo real» hechos y vidas
distantes, han florecido las relaciones
humanas. Y todo eso tiene consecuencias socioculturales.
«Olvidamos que esa información
es parcial y fue elegida entre una infinidad de contenidos», nos advierte
todavía el estudioso canadiense.
En la tradición humana, la palabra
escrita representó información y ha
ofrecido una versión duradera, en
tiempo y espacio, entre la circunstancia y la lectura. Y va a precisar
de carácter para que un humano la
trueque en percepciones y juicios
correctos. Y todo el mundo está
consciente de ello.
Wi-Fi,
la aldea
global
Se sufre, pero se goza
Imo es un estado de la República Federal de Nigeria,
situado en el sudeste del país
y con predominio lingüístico
igbo. Imo es también la aplicación (App) informática más
popular para videollamadas
y mensajería electrónica. A
diferencia del nigeriano, este
último puede convertir un
espacio remoto en una de
las cuatro esquinas de este
mundo, trasformado ya en
un pañuelo.
Las TICs han desdibujado esas lindes
de un modo brutal.
La digitalización de la vida moderna—y sobre todo de las comunicaciones— convierte casi todo en un
aquí y ahora y para unos cuantos esto
llega incluso a sacar a flote comportamientos tribales. La idea pareciera
hiperbólica y pretende decir mucho.
Quizás demasiado. Ese es el problema.
Cada cual aporta su concepto de arena
y se discurre sobre protagonismos de
los sujetos, solidaridad, defensa de
ideales compartidos, empoderamiento, pero también de relativismo, falta
de referencias universales, profusión
de líderes falsos, vulgarización y superficialidad.
En este sentido, las videoconferencias con carácter académico, político
o en asuntos de negocios eran ya habituales hace un decenio. Hacerlo con
familiares o amores distantes o con
amigos al doblar de la esquina, se ha
vuelto tan barato y tan sencillo que es
parte del accionar de muchas relaciones interpersonales.
Y ahí llegamos a Imo, considerada
una de las «mejores plataformas virtuales, con una interfaz barata, muy
sencilla y a la vez fácil de entender, con
opciones a la vista de los usuarios», de
bastante buena calidad y que la hace
más popular que el viejo Skype.
En Cuba aumentan las zonas
Wi-Fi2 por todo el país y en la realidad
nacional entran en juego las videollamadas con un impacto, como debieron
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
haberlo tenido en su momento la aparición del helado, los
tranvías y la telefonía pública.
Con una diáspora, igual si anda por Norteamérica o Australia, o en misión solidaria en Pakistán, emprendedora y
familiar —familiar como solemos ser los cubanos—, en Imo
tenemos un viaducto extraordinario que todos quieren transitar para comunicar trascendencias al hijo en Katmandú, al
esposo en el Amazona o saludar a alguien, conocido en una
noche de verano.
No todo es tan simple, al menos en Cuba. Llegar al instante del clic y con todo esplendor ver y oír en ambos sentidos,
sigue siendo un trayecto complicado, desde la enorme cola
para comprar la línea, conseguir el cambio de contraseña,
hallar buena señal inalámbrica, hasta la adecuada consecución de la App.
En espera de que llegue a las casas, la Wi-Fi y sus zonas
son como abrevaderos. Unos parecidos a oasis, otros a tendederas vecinales; algunos son apropiados para emboscadas. Allí no pocos vamos a encontrar, del otro lado del móvil,
el tablet o la laptop, la respuesta al «hola» que calmaría la
sed de modernidad entre cubanos.
La praxis en tales vivencias es reiterativa. El correo-E,
después de sus minutos de gloria ha llegado a ser un medio
común, incluso institucionalmente «oficial», con toda la
formalidad que eso conlleva, pero un estudio de una universidad británica asegura que le cuesta a las compañías más de
15 mil dólares por empleado al año».Toma un promedio
76 segundos leer y entender cada mensaje y 64 segundos
volver a concentrarse. «¿Hay vida después del email? se
cuestionaba Scott Berkun, autor de El año sin pantalones.
Su respuesta es controversial: «Sí, y es extraordinaria».
Cuando Facebook se volvió una fiebre, Tom Hodgkinson,
periodista de investigación de The Guardian, se preguntaba «¿Por qué necesitaría yo un ordenador para conectar
con la gente que me rodea en esta Tierra de Dios? ¿Qué
hay de malo en el bar?».
Un día pasará la calentura del Wi-Fi y del Imo en Cuba.
Y los cubanos daremos en el punto exacto de las cosas.
Aun así puede que aparezcan carteles, como en cafés de
Europa, que entre divertidos y alarmados claman por poner orden en el universo de la aldea global: «No tenemos
Wi-Fi, hablen entre ustedes».
1. Marshall McLuhan, sociólogo canadiense. En 1968, apareció
en el título de su libro Guerra y paz en la Aldea Global, pero había
manejado el término en varias obras suyas anteriores.
2. Norma tecnológicamente definida como «IEEE 802.11b de Secuencia Directa». Al establecer un paralelo con el famoso Hi-Fi —del
inglés high fidelity: alta fidelidad— usado en la reproducción de sonido, muchos hemos creído que Wi-Fi se trataba de una abreviación
de wireless fidelity —fidelidad inalámbrica, en español—, pero sus
creadores dicen «No, nada que ver. Es una marca de empresa».
la voz de los universitarios
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Alma Mater / enero 2016 / No. 552
nacida para el
deporte
Por Carlos E. Rodríguez González
Fotos: Archivo
orría el 29 de diciembre de
1993 y en Santiago de Cuba
tuvieron su alumbramiento
las gemelas Marlies y Marlín Mejías
García, quienes con el paso del tiempo se trasladarían a la provincia de
Artemisa, específicamente al poblado
«La Cachimba» en el municipio Güira
de Melena.
Las dos practicaron ciclismo, pero
la primera de ellas se hizo grande y
prestigia a Cuba en los más exigentes
eventos internacionales.
Conversar con Marlies Mejías
García resultó difícil, pues en muy
pocas ocasiones está en
ciclismo
casa. Después de asistir a una carrera
de exhibición en San Antonio de los
Baños, contactamos la entrevista y en
un domingo pleno de anécdotas, dimos rienda suelta al tema del ciclismo.
Al preguntarle de sus inicios en este
deporte, reflexiona por unos minutos y
antes de responder, su mamá Marislay
García, es quien inicia el diálogo.
«Siempre fue una niña muy activa
e inteligente, pero nada de deportes.
Recuerdo que le compramos una bicicleta cuando estaba en sexto grado y
comenzó a montarla en el barrio. Las
peronas me daban quejas porque era
muy intranquila y le gustaba el peligro.
Un día uno de los vecinos, que tenía
nociones del ciclismo, la vio montando
la bicicleta y me dijo que la niña tenía
potencial».
Marlies sonríe al escuchar de sus
travesuras cuando pequeña, entonces recuerda que a la edad de 14
años, corrió la Copa 8 de Marzo en
el velódromo Reynaldo Passeiro de La
Habana, junto a estrellas de la talla de
Yohanka y Yumari González. Fue allí
donde logró su primera gran medalla,
subió al podio con un bronce que
recuerda entre sus mejores resultados. Ello le sirvió además
para ser captada al Equipo
Nacional, con el cual participa
en su primera competencia
internacional en México, con
categoría panamericana juvenil. Allí gana tres medallas de plata
y una de bronce.
Marlies y los Juegos Centroamericanos
Guadalajara, Jalapa, Puebla, Veracruz y Aguascalientes, resultan escenarios mexicanos muy familiares
para la joven ciclista de Artemisa. Allí
ha logrado gran parte de sus triunfos
en los Juegos Centroamericanos.
«En Guadalajara quedé con un sinsabor inmenso por no lograr la medalla
de oro; había regresado de la beca en
Suiza, y mis entrenamientos no fueron
los mejores, pero saqué un bronce,
que al menos, aportó a la delegación.
Después en Veracruz, todo fue diferente. Entrenar en Cuba es para mí lo
mejor y los resultados salieron, con
las cinco medallas de oro que me
convirtieron en la reina del ciclismo
centroamericano».
¿Y las copas del mundo? ¿Qué
recuerdos le traen a Marlies?
«Han sido muy difíciles para mí,
pues esas competencias son casi
un mundial y no he podido lograr el
máximo galardón, aunque sí el metal
plateado que me llena de orgullo,
representa estar entre las mejores del
mundo. Correr junto a ciclistas de elite
olímpica y mundial es un reto y ver
izar la bandera cubana me emociona
tanto que en ocasiones suelto alguna
lágrima».
¿Cómo resumes el 2015 en cuanto a
resultados?
«Empecé bien, con un cuarto lugar
en la Copa del Mundo de Cali, Colombia, en enero y un quinto lugar en el
Campeonato Mundial de Francia, un
mes después. Luego vino la Copa Panamericana de Ruta en mayo, con sede
en México y me sentí fuerte al extremo
de ser medallista de oro . En la Copa
Cuba realizada en La Habana, cumplí
con los parámetros exigidos de acuerdo a las cargas de entrenamiento y el
macro ciclo de competencia, antes de
los Juegos Panamericanos de Toronto
en Canadá. Mis resultados premiaron
todo el esfuerzo».
Calla por unos instantes, su rostro
se torna pensativo e infeliz después de
mencionar la cita canadiense. Bebe un
sorbo de jugo que acompaña nuestro
diálogo y prosigue. «En Toronto estuve
cerca del oro, me fue esquivo. Logré
junto a Lisandra Guerra, la plata en la
velocidad por equipos y un bronce en
el ómnium, con un total de 194 puntos. Estos Panamericanos me dejaron
en deuda con la Patria; los seguidores
del ciclismo esperaban más de mí, pero
tenía desventaja técnica en la bicicleta
y el nivel de colombianas, canadienses
y norteamericanas, era superior».
¿Música?
«La romántica, aunque a veces
escucho alguna salsa, y por supuesto,
el reguettón, que no falta en ninguna
fiesta popular».
¿Televisión, cine o radio?
«Disfruto los tres. En el caso del
cine, las películas de acción; en cuanto a la televisión, las novelas y los
programas musicales; y en la radio,
los espacios de participación y los
programas policiacos».
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
Propongo desviar nuestra conversación del tema deportivo para adentrarnos en Marlies Mejías como joven.
Ella acepta el reto.
Vuelve la sonrisa a sus labios y tan
veloz como en la bicicleta, responde
mis preguntas sobre su vida personal.
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¿Hobby?
«Dormir y disfrutar de mi perrito.
Me pongo remolona cantidad para
levantarme, imagínese, estoy en casa
y todo es diferente. Por otra parte, me
encanta la tranquilidad de la familia.
Eso lo disfruto mucho».
¿Proyectos para el 2016?
«Seguir contando con una familia
como la que tengo, que me apoya en
todo y me brinda mucha confianza,
además de entrenar fuerte y asistir a
todas las competencias posibles antes
de los Juegos Olímpicos. ¡Ah!, y por
supuesto, luchar con todas mis fuerzas por una medalla en Río de Janeiro,
Brasil».
¿Si vuelves a nacer, serías otra vez,
ciclista?
«Sin dudas, el ciclismo es mi vida y
creo que nací para él».
la voz de los universitarios
Hablemos ahora de los Juegos Olímpicos
Sonríe y hace un gesto de admiración antes de responder. «Los Juegos
Olímpicos significan el máximo nivel
del deporte en el mundo. Todos los
atletas sueñan con una medalla en
certámenes de esta magnitud. Estuve
en los de Londres en el 2012 y competí
en la pista. Allí fui octava, para Río de
Janeiro 2016, puedo tener un mejor resultado. Estoy entrenando bien fuerte
en sesiones de mañana y tarde para
que ese sueño sea posible».
Alma Mater / enero 2016 / No. 552
la voz de los universitarios
sudar
lasudar
tinta
Yuris Nórido
laPortinta
Ilustración: Hanna Chomenko
Inglés
¿Para qué los voy a engañar? Yo
no hablo inglés. Puedo defenderme
leyéndolo, por lo menos entiendo lo
que me escriben. Pero si me hablan
me quedo con la boca abierta, apenas distingo dos o tres vocablos sueltos, extravío el sentido de la frase…
Los que esperen de esta columna
una defensa ultranacionalista de mi
derecho a hablar solo el español, esperan en vano. Yo quisiera (necesito)
poder comunicarme fluidamente en
inglés. ¡La cantidad de oportunidades profesionales y personales que
he perdido, la cantidad de amigos
con los que no he podido intimar, la
cantidad de artículos y libros que me
han interesado que no he podido
leer cabalmente!
Hay que estudiar inglés. Y no estaría de más, incluso, estudiar ruso y
chino. El mundo se globaliza a pasos
agigantados, seguro que ya lo ha
escuchado decir por ahí.
Cuando yo era niño pensaba que
eso de aprender otro idioma era
cuestión de coser y cantar. Cuando
entré en la secundaria recibí mis
primeras clases de inglés. Nada del
otro mundo, por supuesto: los saludos, la fecha, «Mai neim is Yuris»,
«¡Jaguariyú!»…
Con el tiempo tuvimos nociones
de gramática e hicimos algún que
otro ejercicio de comprensión. Re-
cuerdo que mi profesora decía que en
la clase de inglés solo se podía hablar
inglés. Y que la única manera de hablar inglés era hablando inglés.
En aquellos tiempos me parecía tan
divertido. Salíamos de las clases repitiendo como papagayos las dos o tres
frases que nos enseñaban. ¡Y creíamos
que ya hablábamos como nativos!
En todos los exámenes de inglés de
la secundaria obtuve la máxima calificación. E incluso, llegué a participar en
algunos concursos municipales.
Pero cuando ingresé en el preuniversitario noté que mis aptitudes estaban muy por debajo de las de otros
compañeros de clases. Y aunque seguí
sacando buenas notas comprendí que
el inglés no era mi fuerte. Ya en la universidad fue el desastre. El rigor era tal,
que tuve que ir una vez a un Mundial.
Estudié como un mulo (gracias a
esas horas frente a los libros es que
puedo entender lo que leo), pude
aprobar… pero no salí de la universidad hablando inglés, no al menos
como se supone que lo hable un
profesional de los medios, de la comunicación, del periodismo…
Con cierta vergüenza confieso
que me auxilio más de lo que debería del traductor de Google. Al
menos me alcanzan los conocimientos
para rectificar algunas construcciones. Sé que estoy en desventaja, y
de alguna manera (que conste que
lo digo sin orgullo) estoy resignado.
Yo extraño mucho esas clases de
inglés que me daban mis profesoras
Mabel e Isabel Chamizo en mi tierna
adolescencia. Más de una vez me
dijeron: «Tómalo como un juego,
pero no solo como un juego». Si les
hubiera hecho más caso, quizás mi
vida ahora mismo fuera otra. Y no
exagero…