La primera vez que subí el Turquino tenía apenas 20 años. Era febrero de 2006 cuando descubrí Santiago y aquel campismo La Mula que acogía el ímpetu de un numeroso grupo de estudiantes universitarios que nos aventurábamos a conquistar el pico más alto de Cuba. A mí precisamente no me rebosaban las ganas, a no ser por lograr la hazaña de llegar a la cima más encumbrada con una altura de 1 974 metros sobre el nivel del mar. No tenía, ni tengo, un biotipo deportivo o espíritu de atrevida aventurera. Los deseos de subir me cabían en una bota: por lo grandes que me quedaban. En el primer intento se confirmaron mis sospechas. No soy material para escaladas. Tan solo dos kilómetros y me entró un pánico de primeriza, que se convirtió en falta de aire, para terminar en «aquí me quedo, me dan la merienda que bajo. Me dicen cómo fue». Por suerte no fui la única. En realidad ese día, de 20 que salimos, apenas una decena se tiró la foto con el Maestro. «No sé para qué venir a Santiago, pasar el trabajo de llegar a La Mula, y no subir el Pico», me sentenció de manera provocativa una guía que nos custodió de nuevo a la base. «A ustedes lo que les falta es voluntad, y un par de tragos de “piqui piqui”». Por supuesto que no averigüé en qué consistía el sonoro brebaje, pero aquello de la voluntad me fastidió tanto, que solté mi «alabao» pinareño y prometí que al otro día lo intentaría con la siguiente avanzada. A los demás compañeros de abandono, intenté convencerlos con aquello de «subir lomas hermana hombres», y ellos, en broma, me soltaron que en «el llano también se hacen buenos amigos». La madrugada posterior me creí Celia Sánchez cuando subió el busto de Martí con su padre: salí dispuesta inhalador en ristre, mochila acomodada en la espalda, pomito de agua, caramelos, maní, carne rusa y papel sanitario —nadie nuestro credo sabe el valor de un papel sanitario en una loma de esas— y botas rellenas con medias abultadas y un poquito más de convencimiento. Aunque para hacer todo el cuento necesitaría tres páginas más, basta con decir que vi el busto y no por fotos. Pudiera contar que caminé, corrí, gateé, me deslicé, me arrastré, practiqué caídas de gato, lloré, maldije, me acordé de toda la parentela de la guía, que presta y dispuesta en la punta de la loma, sonrió a mi arribo: «ves que pudiste». No puedo evitar reírme cada vez que leo la descripción de la enciclopedia cubana Ecured cuando detalla que aventurarse en tal hazaña implica «subir y bajar, unas veces por abruptos parajes, otras por senderos que facilitan el paso, a lo largo de un exclusivo paisaje». Poética forma de enfocar el «tronco de trabajo» que se pasa en la empresa. Pero la memoria es una zorra que se resetea cuando le da la gana, y nos provoca pensamiento de madre que olvida la labor de parto del primer hijo y piensa que con el segundo todo será mejor. Ahora, en este enero martiano recuerdo todas las escaladas. Cuando subí la primera vez el Turquino tenía 20 años, casi una década después lo conquisté por Granma. El pasado diciembre un equipo de Alma Mater domamos al Pico por Santiago. Aunque, por muy olvidadiza, nunca borro la impresión de llegada y aquel sin aliento «al fin Martí», con el mayor homenaje que se le pueda hacer al Apóstol: «Escasos como los montes son los hombres que saben mirar desde ellos y sienten con entraña de nación o de humanidad». La Directora El poder de los videojuegos p.14 Por Félix Manuel González Pérez Transportación Enrique García Hernández Secretaria de redacción Mairelys González Reyes Editora Web Marta L. Cruz Sánchez Web master Maricela Facenda Pérez Director artístico Alejandro Fernández Peña Diseño y realización Alejandro Fernández Peña Víctor Carralero Sánchez Fotógrafo Elio Mirand Corrección Oday Enríquez Cabrera Redactores Jorge Sariol Perea Dainerys Mesa Padrón Neida Lis Falcón Costa Jefa de redacción Miriam Ancízar Alpízar Directora Mayra García Cardentey Para saber English Por Dainerys Mesa Padrón de todo un poco Asimetrías voces deporte p.30 sudar la tinta p.32 p.4 p.8 ¿quién le pone el cascabel al látigo? Por Neida Lis Falcón Nos la están poniendo en China Por Jorge Sariol En las aulas, con los pies en la tierra Por Damepa ciencia, tecnología y sociedad p.28 p.9 p.10 p.12 Universidad de las Artes: Cuarenta años en la emoción del cambio p.20 p.23 p.26 Imprenta: Federico Engels e-mail: [email protected] http://www.editoraabril.cu Casa Editora Abril. La Habana Vieja, La Habana, Cuba. CP 10200. Portada ALEJ&RO enero 2016 e-mail: [email protected] http://www.almamater.cu Facebook: Revista Alma Mater Twitter: @Rev_AlmaMater ISSN 0864-0572 Telf.: 7 862 9875 / 7 866 5491 7 862 5031-39 ext. 122 Fax: 7 862 4330 Prado 553 esq. a Tte. Rey, La Habana Vieja, La Habana, Cuba. CP 10200. Alma Mater / enero 2016 / No. 552 Para saber Por Dainerys Mesa Padrón Ilustración (versión): ALEJ&RO ace unos meses el Ministerio de Educación Superior (MES) anunció al pueblo cubano una serie de cambios previstos para esta enseñanza, a partir del venidero curso escolar. Tales variaciones, de inmediato, causaron especulaciones y escepticismos entre educandos y familiares. Sin lugar a dudas, una de las medidas que más polémica ha generado es la que implica al idioma inglés. la voz de los universitarios QUESTION El MES decretó que el manejo de esta lengua pasa a ser un requisito imprescindible para el estudiantado que, aunque haya cumplido con todas las materias de su especialidad, no recibirá el diploma de egresado sin antes rendir los exámenes que lo avalen cual un interlocutor independiente en ese idioma. Como parte de la estrategia prevista por los especialistas entendidos en el tema, el inglés en tanto asignatura obligatoria desaparecerá de la malla curricular y del horario de las universidades. Asimismo, habrá recursos informáticos disponibles para la formación autodidacta. En este sentido, Rodolfo Alarcón Ortiz, ministro de Educación Superior, expresó en la Mesa Redonda de What´s your name? How old are you? Where are you from? What do you do? Where are you going? Alma Mater muestra las proyecciones respecto al idioma inglés en el sistema de educación superior en Cuba; hacia dónde van y cómo se integran los estudiantes a tales cambios. la televisión nacional, que con estos planes los alumnos tomarán las clases con la frecuencia que deseen y matricularán en el nivel para el cual estén aptos. Las apreciaciones han sido variadas en todo el país. El Lic. Ernesto Sardaín Pérez, profesor del Departamento de Lengua Inglesa de la Universidad Central Marta Abreu Las Villas (UCLV), advirtió al periódico Vanguardia, de dicho territorio, que la medida tan drástica de quitar la asignatura de la malla curricular responde «al reducido número de horas-clase de la asignatura, que limitaba el verdadero desarrollo de competencias comunicativas. A partir de entonces, para todas las carreras estarían disponibles cursos intensivos de, al menos, 64 horas».1 La polémica no se hizo esperar. Posterior a las notificaciones dadas a conocer en distintos espacios informativos, y como parte de la repercusión de estas en otros medios de comunicación, el periódico Granma propició un intercambio entre su público y especialistas del MES.2 Si bien la lectora Niurka Remedios destaca lo acertado del requerimiento, My name is Dora. I am your teacher cuestiona por qué no haberlo materializado antes, en tanto enfatiza en la falta de docentes desde la primaria. Otra de las seguidoras del diario, por su parte, no entiende por qué validar los títulos universitarios de conjunto con un examen de inglés. En respuesta a las inquietudes, María Irene Balbín, de la Dirección de Comunicaciones del Ministerio, explica al respecto: «la exigencia de demostrar habilidades en el idioma Inglés para graduarse en una carrera se aplicará de forma gradual y en la medida en que cada universidad garantice las condi- ciones para que los estudiantes puedan vencer este requisito. Ello implicará cursos y/o materiales educativos a disposición de los alumnos desde que inicien sus estudios universitarios». Por su parte, María Rosa Milán, otra de las funcionarias de Educación Superior abordadas por Granma, especifica que «se tendrá en cuenta la preparación diferenciada con la cual ingrese el joven y las casas de altos estudios ofrecerán niveles de ayuda en dependencia de las necesidades de cada cual». Milán resalta además la importancia de la lengua inglesa para los profesionales del mundo contemporáneo. «Entre otras cosas —advierte— por la abundante bibliografía en este idioma, la exigencia de su pertenencia para las ponencias científicas, además de la ya casi inmediata informatización de la sociedad cubana». Sumados a estos requisitos, y la necesidad profesional de aprender lengua inglesa, encontramos los estudios de posgrado dentro y fuera de la Isla, así como determinadas oportunidades laborales mediadas por la apertura a la inversión extranjera y las nuevas formas de gestión económica. Pero, como bien señalara el ministro de Educación Superior, la carencia cognoscitiva sobre este no nace en la Universidad, sino que trasciende periodos formativos anteriores. ANSWER Como bases fundamentales de este deteriorado sistema de enseñanzaaprendizaje del inglés en Cuba figuran la falta de profesores, la insuficiente preparación de algunos claustros, los desacertados métodos, la poca motivación implícita en ellos, la subvaloración de la materia y la inexistencia de una cultura que condicione la necesidad de estudiarla y practicarla. Tales cuestiones fueron comprobadas en un grupo de discusión realizado en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, donde más de veinte estudiantes confirmaron haber recibido una mala base en los estudios precedentes, debido en lo fundamental a la ausencia de maestros en esta asignatura. La falta, según Rodolfo Alarcón, coloca al MES con las manos atadas; sin embargo, recalcó la importancia de controlar dicha falta por los canales precisos, para que no repercuta luego en la preparación profesional. Más allá de los recursos humanos, otros apuntan a diversas cuestiones. Según expresó Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros en reunión con dirigentes de la FEU de todo el país, se trata de un problema didáctico. «Entre las causas —destaca DíazCanel— vemos también los métodos y la manera en que vinculamos la lengua inglesa con otras asignaturas, más, por supuesto, la tremenda escasez de profesores. En muchas escuelas incluso no se imparte y los muchachos van pasando año tras año sin recibirlo. «Tenemos que aspirar a que una persona cubana, no por capricho, sino por las exigencias de la vida moderna, cuando concluya la carrera sea capaz de interpretar, leer, argumentar y defender ideas en inglés. Pero es imprescindible que los muchachos cuando terminen la primaria tengan una comunicación elemental, cuando acaben la secundaria y el pre una comunicación más amplia. Eso en cualquier lugar del mundo se logra, teniendo sistemas de educación más elitistas, menos participativos e inclusivos que el nuestro. Sin embargo, nosotros hacemos un enorme esfuerzo pedagógico durante trece años de Alma Mater / enero 2016 / No. 552 la voz de los universitarios la vida estudiantil, y no lo logramos». Muchas de las incoherencias entre lo ofrecido durante las etapas escolares y lo esperado de nuestros graduados, redundan en las insuficiencias posteriores de hombres y mujeres bien preparados en sus perfiles, con limitadas competencias lingüísticas foráneas que influyen en su desarrollo profesional e intercambio académico, incluso en los respectivos países de habla nativa. El caso lo ejemplifica Helen Hernández Hormilla, periodista que reside temporalmente en los Estados Unidos: «el inglés de la universidad dista mucho de las necesidades reales del camino laboral. Primero, tiene pocas horas-clase, y luego, la presencia de los docentes es muy inestable. Existen pocos medios de estudio, no contamos con suficientes laboratorios ni softwares interactivos. La mayoría de mis colegas que domina el inglés lo estudió fuera de la escuela». Mientras, Roberto Lobayna,* doctorante de Cibernética en Canadá, reflexiona en sintonía con la comunicadora: «Los cursos de inglés en la Colina fueron pocos y no muy profundos, nunca supe cuáles eran sus metas y no me valían como certificación. Mis profesores eran jóvenes, y a pesar de poseer gran conocimiento del lenguaje, no todos ejercían adecuadamente la Pedagogía. El idioma no solo se aprende en los libros y en un par de clases. Tienes que hablarlo, escucharlo, practicarlo...». No es secreto que en el nivel superior la autogestión de los saberes deviene elemento fundamental; sobre todo con las nuevas formas de apropiación de los contenidos. No obstante, existen lagunas que sin la asesoría de especialistas nunca logran llenarse. La situación se repite en varias universidades del país. «Tenemos deficiencias en el claustro de profesores de inglés —cuenta Dayán González Ramírez, presidente de la sede matancera—. Aunque cubrimos con recién graduados y con alumnos de cuarto y quinto años. Teniendo en cuenta las exigencias que impone la Educación Superior (aunque se habla de que el alumno debe autogestionarse muchos de sus conocimientos) se nos dificulta el aprendizaje del idioma». Esta omisión titular repercute en otras aristas del estudio y la práctica bilingüe condicionadas, casi siempre, por el contexto, los escenarios y el background sapiente de los educandos. Asegura Carlos Gómez Abiague, traductor, intérprete y profesor por cuenta propia, que los patrones cognitivos de los estudiantes en la asignatura varían de acuerdo con las carreras y la vinculación de estas a la lengua foránea. «Por ejemplo —prosigue Gómez Abiague— los perfiles como Ingeniería en Ciencias Informáticas o Telecomunicaciones, donde la tecnología y la bibliografía vienen en inglés, obligan a los estudiantes a superarse. No obstante, para comprender una lengua extranjera hay que dominar bien la materna, y esa es la principal dificultad que aprecio en mis lecciones». Con el fin de solucionar los problemas, jefes de distintas cátedras relacionadas con la lengua inglesa de toda Cuba se han reunido en varias oportunidades junto a Santiago Rivera Pérez, asesor de la enseñanza del inglés del MES. También hallan consenso para concretar los modelos teórico-prácticos y metodológicos que determinarán la estrategia a seguir a partir del curso venidero, en correspondencia con el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCERL) EXERCISE 1 COMPLETE. h ome b u c . FEELING De los talleres nacionales celebrados en la provincia de Villa Clara derivó la necesidad de crear un marco legal que respalde la implementación de la estrategia de perfeccionamiento de la enseñanza del inglés. Asímismo, según resúmenes de las reuniones, publicados en el sitio web de la UCLV3 los implicados apostaron por optimizar la capacitación de los claustros, y solicitar a las Comisiones de Carrera elevar las cargas horarias presenciales de la asignatura. Coincidieron también en lo productivo de intercambiar entre centros nacionales y con otros foráneos. Pero la cuestión no parece «coser y cantar». Al menos en la actualidad. En una encuesta realizada por Alma Mater a una muestra homogénea en las facultades de Comunicación (FCom), de Relaciones Internacionales (ISRI), de Matemática y Ciencias de la Computa- ción de la Universidad de La Habana y la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, existe disparidad entre los criterios teniendo en cuenta los escenarios y la preparación individual. Mientras para la mayoría de los jóvenes del ISRI las clases, el dominio de los educadores y las condiciones son buenas, para los de FCom estas últimas resultan generalmente malas y la calidad de las lecciones es valorada entre buenas y regulares. Las personas encuestadas en Matemática y Computación, por su parte, reflejaron como regulares los recursos para impartir la asignatura, y buena la calidad de ellas. A través de un análisis integrador se advierte que ante la pregunta de «si están preparados para un examen como el que anuncia el MES», el mayor por ciento coincide en «tal vez». De igual forma, aparecen diferencias signiEXERCISE 2 CHOOSE (A) OR (B). THEN COMPLETE THE SENTENCES I learn English OPTIONS: (A) in the university (B) with my private teacher ficativas entre los perfiles y la incursión individual en otras vías de aprendizaje. Indagando en algunos sitios de clases particulares en la capital, resulta que una parte numerosa de la matrícula está constituida por universitarios. Bajo este análisis, la madeja de deficiencias desemboca en una enmarañada telaraña que a la larga atrapa al sector más vulnerable: los aprendices. La respuesta gremial no se ha hecho esperar. De acuerdo con las reformas operadas por la institucionalidad, Jennifer Martínez Bello, actual presidenta nacional de la FEU declaró a la revista: «Ante la posibilidad de que alguna universidad no tenga todas las condiciones en cobertura profesional, el método no puede ser el profesor particular, porque todos los estudiantes no podrán hacerlo».4 Alternativas libres de costo, aunque con efectividad por probar, operan ya en algunos territorios. Tal es el caso de la sede matancera, donde funciona un espacio denominado La Escuelita de Inglés, en el cual los propios estudiantes de Lengua Inglesa, en horarios nocturnos, imparten repasos a los becarios. Mucho camino queda por andar. Intervenciones conjuntas entre ministerios, instituciones y personas, deben mediar para que paulatinamente el inglés resulte una ganancia y no una pérdida de buenos y buenas profesionales. * Roberto Lobayna es un seudónimo solicitado por el entrevistado que cursa doctorado en Canadá. 1. Trabajo «De cuando el Inglés no alcanza», Luis Orlando León Carpio; versión digital del periódico Vanguardia, octubre de 2015 2. Intercambio entre lectores y funcionarios del MES sobre las transformaciones en la Educación Superior; Granma, octubre 2015 3. Informaciones sobre los talleres nacionales de jefes de departamento y cátedras de la lengua inglesa de todo el país publicadas en www.uclv.edu.cu 4. «Dinamizar la universidad», entrevista a Jennifer Martínez Bello publicada en Alma Mater; Jorge Sariol, octubre 2015 NIVELES DEL MARCO COMÚN EUROPEO DE REFERENCIA PARA LAS LENGUAS (MCER) El MCER forma parte esencial del proyecto general de política lingüística del Consejo de Europa para la unificación de directrices para el aprendizaje, la enseñanza y la evaluación de lenguas. Usuario competente C-2: comprende con facilidad casi todo lo que oye o lee; reconstruye coherentemente la información y los argumentos procedentes de diversas fuentes y puede expresarse con fluidez y precisión. C-1: comprende una amplia variedad de textos extensos y reconoce en ellos sentidos implícitos. Sabe expresarse con fluidez y espontaneidad. Puede hacer un uso flexible y efectivo del idioma para fines sociales, académicos y profesionales. Usuario independiente B-2: Entiende las ideas principales de textos complejos, siempre que estén dentro de su campo de especialización. Puede relacionarse con hablantes nativos. B-1: Comprende los puntos principales de textos claros y en lengua estándar si tratan sobre cuestiones que le son conocidas. Es capaz de producir textos sencillos y coherentes sobre temas que le son familiares o de su interés personal. Usuario Básico A-2: Comprende frases y expresiones de uso frecuente relacionadas con información básica sobre sí mismo y su familia. Se comunica sobre tareas simples y cotidianas que no requieran más que intercambios sencillos y directos. A-1: Comprende y utiliza expresiones cotidianas de uso muy frecuente, así como frases sencillas destinadas a satisfacer necesidades de tipo inmediato. Puede presentarse a sí mismo y a otros, pedir y dar información personal básica sobre su domicilio, sus pertenencias y las personas que conoce. Alma Mater / enero 2016 / No. 552 la voz de los universitarios de todo un poco Por Miriam Ancízar Alpízar Fotos: Internet La pintora de la ira La conocemos como Antonia Eiriz, la pintora de los rostros del asombro, quizá de la angustia. Nació en Juanelo, uno de esos repartos pobres de La Habana. Se graduó en San Alejandro en 1957. Ya en los 60 es invitada a importantes eventos como la Segunda Bienal Interamericana de México y la VI de Sao Paulo. La llaman controversial, quizá porque su pintura nunca se ajustó al estilo o a los temas del realismo social. Simpatizaba con el grupo Los Once, artistas cubanos de los años 50. Cuando le preguntaban el significado de su obra solo decía: «es lo que tú ves…» y sonreía. Influyó en más de una generación de pintores. Estuvo 20 años sin pintar ni exhibir Uno de sus óleos, Entre líneas, fue seleccionado para la exposición por los Juegos Olímpicos de l996 en «Anillos: Cinco pasiones del arte mundial» en el High Museum of Art de Atlanta. Fue exhibido casi junto a El grito de Edvard Munch y a un paisaje de Van Gogh. Antonia Eiriz murió en Miami en 1995, no pudo ver este hito de su arte. De ella dicen los poetas: «Como en Lam tenemos un pintor de mitos, en Portocarrero uno del ritmo y en Milián uno de angustia, en Antonia Eiriz comenzamos a tener una pintora de lo trágico. Eso es lo que Orozco fue para México, y más atrás, Goya para España. Ella pinta con un dolor que lleva en sí misma y del cual no la eximen, según su opinión, ni su bello rostro, ni su sonrisa, ni su talento. Ella pinta con furia» Roberto Fernandez Retamar, La Gaceta de Cuba, 1964 Antonia Eiriz Esta mujer no pinta sus cuadros para que nosotros digamos: «¡Qué cosas más raras salen de la cabeza de esta pintora!». Ella es una mujer de ojos enormes. Con estos ojos cualquier mujer podría desfigurar el mundo si se lo propusiera. Pero esas caras que surgen como debajo de un puñetazo, esos labios torcidos que ni siquiera cubren la piedad de una mancha, esos trazos que aparecen de súbito como viejas bribonas; en realidad no existirían si cada uno de nosotros no los metiera diariamente en la cartera de Antonia Eiriz. Al menos, yo me he reconocido en el montón de que me saca todavía agitándome, viendo a mis ojos entrar en esos globos que ella misteriosamente halla, y, sobre todo, sintiéndome tan cerca de esos demagogos que ella pinta, que parece que van a decir tantas cosas y al cabo no se atreven a decir absolutamente nada. Del libro Fuera del juego (1968) de Heberto Padilla amino por las avenidas de Miramar buscando su dirección. Justo cuando doy con la calle, tropiezo con un vendedor de flores. Asombrado por mi hallazgo —pues ya no se ven flores en La Habana—, al menos a buen precio, decido aprovechar y comprar algunas para mi novia. —Por favor, deme un ramo de mariposas. Sí, descubrí hace unos años que la flor nacional podía ser un regalo tan lindo como una rosa. Y, teniendo en cuenta que vería a mi novia unos minutos después, pensé que sería una buena inversión. Compré mi ramo de mariposas y toqué en casa de mi amigo, donde estaría a lo sumo unos 20 minutos. En ese tiempo ninguna de ellas se marchitaría. Así que no había ningún problema. Mi amigo abrió la puerta y después del saludo entusiasta y cariñoso de siempre, le aclaré: —Cada día eres mejor y te admiro más, pero te advierto que estas flores no son para ti. —Jajaja, tú como siempre tan jodedor— me dice y cierra la puerta. Camino delante de él por el pasillo y escucho que dice: —Mi amor, mira las flores que te trajo el «Rodo». De la última puerta sale su novia. Se alegra de verme y creyendo que las flores eran para ella, después de su efusivo abrazo me da las gracias por el detalle. Yo, sin decir una palabra, observaba como mi regalo se escabullía sin poder hacer nada. A estas alturas todos creían que las flores eran para ella. Entonces, ella me pregunta: —Ahora, hablando en serio: ¿las flores son para mí o para tu novia? ¿quién le pone el cascabel al látigo? Por Rodolfo Romero Reyes Ilustración: Yaimel Alma Mater / enero 2016 / No. 552 Flores… ¿para quién? Y en ese instante perdí la oportunidad de echar todo para atrás y solucionar el conflicto. Pudo más la pena que tenía, que la necesidad imperiosa de sorprender a mi chica. —Sí, son para ti. —Tú como siempre, tan detallista. Ojalá todos tus amigos fueran así— le dijo al novio y puso las flores en un búcaro. —Rodolfo nunca ha sido detallista. Esas flores seguro que eran para la novia y ahora, con toda la alegría que te han dado, le da pena decirte la verdad. Tú verás que por tu culpa, alguien hoy se queda sin regalo— dijo mi amigo, creyendo que todas sus palabras eran broma. «Si supieras», pensé. Ella fue hasta la cocina para hacernos un poquito de café. —Oye, mi hermano, en serio, lindo detalle. Más hoy que está feliz porque ayer nos confirmaron que está embarazada. Tiene pocas semanas, pero llevábamos meses intentándolo. Lo felicité y lo abracé. Tras su confesión no tenía duda alguna de que ese era el mejor lugar al que podían ir a parar aquellas mariposas. Después del café me fui. Ellos me despidieron y ella otra vez, me dio las gracias. Media hora después llegué a mi cita. Era un 24 de octubre, nunca se me olvidará porque cumplíamos nuestro primer mes ese día. Ella con ese vestido tan lindo parada en la esquina y yo… con mis manos vacías. La miré fijamente y le dije: —Te tengo un regalo pero tienes que escoger entre un ramo de mariposas y un cuento que te hará morirte de la risa. Por suerte, escogió el cuento y afortunadamente pasó toda la tarde riéndose a mi lado. la voz de los universitarios 9 la voz de los universitarios Alma Mater / enero 2016 / No. 552 METRIAS Ilustración: Carralero Coordinación: Antonio Herrada Alma Mater / enero 2016 / No. 552 Alma Mater / enero 2016 / No. 552 12 voces Por René Camilo García Rivera, estudiante de la UH Ilustración: Yaimel os últimos rayos de sol caen en la bahía de Boca de Jaruco, justo donde el río entronca con el mar. Un bote pesquero atraviesa las aguas hacia la salida. Lleva encendido el farolillo de proa. Qué silencio húmedo envuelve la embarcación. Qué silencio de incertidumbre, de redes medio vacías, de escamas esquivas. Un brazo cansado lo despide desde la costa. El viejo Joaquín, sentado sobre el dienteperro, espera el premio que nunca ha mordido su anzuelo. Mientras aguarda, fuma un cigarrillo, y otro, y la vara permanece inmóvil, sin tensarle las manos, como suspendida sobre la eternidad. Cuánto monólogo callado con las piedras, cuántas historias masculladas entre labios, cuántas centellas en los ojos fijos. Si yo fuera el horizonte, me torciera por una mirada así. Hace días, antes de llegar a este pueblo, vi a tres pescadores arañando las aguas del río Almendares. Los observé desde mi banco en la ribera, mientras la brisa barría las últimas gotas de lluvia del atardecer. Llevaban por todo arsenal un cordel, el gancho de cuatro puntas, la malla, las manos. La corriente verduzca les tapaba las rodillas. Escuché cómo jadeaban cuando un manjuarí picó en el extremo de la cuerda. No puedo asegurar que fuera un manjuarí. Ellos tampoco. Pero los rumores afirmaban que había varios por el río. Forcejeaban como si hubiesen cazado una ballena. Qué estilo grotesco el de los pescadores urbanos. Qué diferencia con el viejo Joaquín, horas y horas sentado en una piedra, sin la menor muestra de impaciencia o fatiga. El anciano continúa vagando en los vericuetos de su imaginación. No lo altera mi presencia. Su silueta se recorta contra el cielo. Me acomodo cerca. No hallo pretexto para romper el silencio. —¿Falta mucho para que oscurezca?— atino como un disparo. Pasan dos segundos que parecen siglos. Luego de su pausa y mi agonía, gira la cabeza y me clava las pupilas. Los labios adormecidos se apretujan entre sí; dos arrugas negruzcas bajan desde las comisuras para perderse en la barba. Es la primera vez que le veo el rostro. —Cuando el sol toque el horizonte solo quedarán tres minutos de luz. Si no quieres que te agarre la noche, mejor comienza a andar— me dice. Le agradezco, pero me confunde la segunda parte de la frase. ¿Acaso es una invitación cortés a marcharme? ¿Acaso me demuestra preocupación? Decido indagar. —¿Por qué debiera irme?, pregunto. Y calla. El bote pesquero que atravesaba la bahía se ha vuelto su propio farolillo en la distancia. En la costa, apenas el viejo, yo, y las sombras de la noche que empiezan a alargarse desde Santa Cruz del Norte: en el cielo, pujan el rojizo decadente y el púrpura voraz. —¿Le temes a los muertos? —cuestiona. Ahora soy yo quien enmudece. —Por estas aguas han pasado muchos —prosigue—. Antes, el cementerio del pueblo quedaba río arriba. Ahí enterré a mi padre… El anciano pescador se pone de pie. Parecía ser más alto. Señala la desembocadura y me cuenta la tradición de los cortejos fúnebres de Boca de Jaruco. Lo escucho con respeto, pero desconfiado: sospecho que pretende espantarme. —Por allá, dentro del río, después de las cuevas, mucho antes de tú nacer, viajábamos en procesión cuando alguien moría en el poblado. Un bote delante, con la caja y los familiares, otro atrás, con los amigos y vecinos. El llanto, el silencio por tramos, los remos salpicando los vestidos remendados, los mismos de cada funeral. Yo guié el bote de mi padre. Lo peor era la llegada al camposanto. Ahí no había lápidas, ni panteón, ni rejas, ni ningún sacerdote a quien encomendarle el alma. Solo las palas y el hoyo. Y la caja. Y un montón de gente llorando en la ribera. Permanezco en mutis. Sopeso cuánta invención sostiene el relato. El viejo huele el resquemor. —¿No me crees? Te mostraré. Por aquí cerca hay otro cementerio —dice—. Pero con los cuerpos apilados en montones, sobre la tierra, bajo el soplido de la brisa. Al terminar la frase, el viejo Joaquín se coloca la gorra y echa a andar. Lo sigo varios pasos, a una distancia cautelosa. Se detiene y señala detrás de unos arbustos de henequén. —Llegamos. Bienvenido al cementerio de las «rústicas», —anuncia. Alma Mater / enero 2016 / No. 552 Opinión gráfica Nunca sospeché que en Cuba existiera sitio semejante. ¿Qué zoológico macabro pisan mis pies? ¿Acaso estoy en un cuento de Poe? Veo obeliscos de cuatro metros de altura, erigidos por remos, quillas rotas, embarcaciones primitivas, gomas de camión, trozos de poliespuma. Si aguzo el oído, escucho los gemidos de las bestias. Suenan a lamentos moribundos. Le pregunto al anciano pescador. Me explica que cada pieza fue interceptada por guardafronteras, mar adentro, a la deriva, sin tripulación, o con tripulación ausente, o deshidratada. Las remontan en la marea y las abandonan aquí. Este es el almacén del litoral. Mi compañero penetra en laberintos más profundos. No me quedo atrás. La luz blanca de la luna llena aporta una atmósfera espectral. Al menos ilumina los senderos. Qué silencio atroz, qué paz de los sepulcros. El viejo Joaquín me guía hacia una fila de botes. Cabecean hacia un lado, sin equilibrio. Siempre me ha parecido trágica la torpeza de los botes en la tierra. El anciano pescador se para frente a uno. Le acaricia el casco. —Algún día fue mío—, afirma. —¿Y qué pasó? —Me lo robaron. —¿Quién? —Nadie —titubea—. Creo que ya es tiempo de marcharnos. Joaquín no dice una palabra en el camino de regreso. Atravesamos el dienteperro como dos desconocidos. ¿Acaso no somos dos desconocidos? Cuando llegamos a la costa retomamos los sedales. Durante un tiempo intento sonsacarlo, pero siempre esquiva mis palabras. Luego de un rato, el sol comienza a iluminar la chimenea de la termoeléctrica de Santa Cruz del Norte. Comprendo que debo irme. Me dirijo al viejo y le digo algunas palabras intrascendentes. Por fin, cuando me alejo, alcanzo a escuchar: —Fue mi hijo. Mi hijo robó mi bote. *Esta crónica resultó ganadora en la categoría de estudiante, en el X Encuentro Nacional de la Crónica Miguel Ángel de la Torre 2015. la voz de los universitarios 13 Alma Mater / enero 2016 / No. 552 ¿Pueden los videojuegos cambiar el mundo?, es la pregunta que tortura a teóricos, comunicólogos, diseñadores, escritores, artistas, matemáticos, desarrolladores de entretenimientos y otra inmensa comunidad de científicos a nivel internacional. Existe incluso un libro que intenta responder la interrogante. la voz de los universitarios Por Félix Manuel González Pérez odos y todas han partido a la conquista de este nuevo territorio como si se tratara del Santo Grial. Existen aportes desde la antropología, el arte y la estética, la inteligencia artificial, el marketing, la programación, los estudios culturales, el diseño, la economía, la educación, la etnografía, los estudios fílmicos, los estudio de género, la historia, la interacción hombrecomputadora, el derecho, la teoría literaria, la ludología, la medicina, la narratología, la fenomenología, la filosofía, la política, el psicoanálisis, la psicología, la teoría de la recepción, entre muchas otras. Pero la mayoría de las teorías, desde aquellas que los entienden como simples juguetes hasta esas otras que los consideran drogas o armas de destrucción masiva, olvidan que los videojuegos son (y seguirán siendo) experiencias, o mejor dicho paquetes de experiencia. Este tipo de diversión deviene juguete de una generación que ha nacido y crecido en un medio ambiente tecnológico propicio para tales prácticas. Si bien el hombre de las cavernas cazaba mamuts como pasatiempo y el del futuro probablemente se entretenga atravesando las galaxias en naves espaciales; el hombre del presente invierte su tiempo en los juegos de ordenador. De esta manera vive aventuras, practica deportes, planifica estrategias, resuelve puzzles, construye sociedades y civilizaciones, aprende a tocar instrumentos musicales, cantar o bailar, o incluso puede pilotar aviones, naves y automóviles desde la seguridad de su computadora. Y esas prácticas, con el permiso de detractores y conspiradores, resultan experiencias gratificantes. Aunque es una realidad que jugar solo es muy aburrido. Gracias al desarrollo alcanzado en las redes informáticas y en Internet como el eslabón más alto de la comunicación mediada por computadoras (CMC), fue posible el surgimiento y la consolidación de los videojuegos en red, como expresión de una necesidad de los usuarios de aliarse o enfrentarse a jugadores humanos que sobrepasaran las limitaciones de la inteligencia artificial de las máquinas. En este sentido, los juegos digitales han invadido las redes locales, regionales y globales, facilitando la interacción de sus usuarios tanto online como cara a cara. Así, quienes prefieren permanecer en la comodidad y la seguridad de sus hogares, pueden intercambiar con aquellos que deciden moverse hacia una red local, un cibercafé o instalación donde esté habilitado el servicio. Para esas maneras de recreación, Internet supone la interacción entre millones de usuarios de todas las latitudes del planeta en tiempo real, desdibujando variables idiomáticas, religiosas, culturales y de otras índoles. Su uso en red ha influenciado el desarrollo de culturas, comunidades virtuales y grupos sociales vinculados a los mundos diegéticos construidos. Con ellos comenzó también la especialización de los usuarios, la aparición y diversificación de roles y la profesionalización de los «gamers» en los denominados «deportes electrónicos» (e-sports). Dentro de este panorama, en los primeros 15 años del siglo XXI el mundo ha presenciado el nacimiento de tres versiones de X box y tres más de la saga Sony Playstation, así como numerosos dispositivos portátiles que han convertido los videojuegos en un juguete popular y una forma de entretenimiento para niños y adultos. Las consolas de este siglo, mediante la incorporación de placas de vibración en los joysticks, añadieron el tacto a las experiencias sensoriales asociadas al uso de los videojuegos, además de habilitar la conexión a Internet para acceder a los de la red, descargar contenido y compartir los logros. Las más recientes han incorporado un estilo activo y de constante emoción, liderado por las consolas Wii y las kinetic, en las cuales el cuerpo del usuario desencadena los movimientos y las acciones. La popularidad de las consolas, según la ESA (Entertaiment Software Alma Mater / enero 2016 / No. 552 la voz de los universitarios 16 Association), ha crecido a tal punto que los jugadores las usan no solo para videojugar, también para ver películas (50%), shows de televisión (26%) y escuchar música (24%). Los dispositivos portátiles, por su parte, han propiciado que dichas prácticas sean más flexibles, ubicuas y accesibles, toda vez que funcionan con baterías y pueden ser transportados a cualquier lugar. Los del pasado siglo solo se podían jugar en salones de arcade o grandes televisores caseros; hoy pueden ser explotados de forma masiva mediante la red de redes. Pero ¿qué pasa en Cuba? ¿Cómo se usan en la Isla? ¿Cómo acceder a la red en un contexto de parcial desconexión? En la Isla han sido adoptados y adaptados a las particularidades del contexto. La limitación tecnológica, por ejemplo, convoca a sortear dificultades como la escasez de dispositivos informáticos, o la ausencia de un mercado legal donde adquirirlos, en el proceso de construcción y desarrollo de las redes. La mayoría de los aparatos son costeados a nivel de grupos o comunidades para garantizar la conexión y evitar el surgimiento de jerarquías o dependencias que afecten el proceso. El contexto de parcial desconexión de Cuba y la imposibilidad de utilizar Internet para jugar, conduce al uso de versiones piratas y de servidores diseñados por informáticos, que simulan una conexión a Internet y habilitan el vínculo en red. Estas versiones cuentan, muchas veces, con errores de programación, falta de datos o restricciones de administrador, elementos todos a sortear para garantizar la estabilidad de la partida. Por consiguiente, las capacidades tecnocomunicativas de los usuarios son consustanciales al uso de cualquier plataforma. Un hecho curioso radica en que su uso ha generado transformaciones y reconfiguraciones en el discurso de quienes interactúan que, en la mayoría de los casos, trascienden el escenario del juego y se insertan en las prácticas comunicativas de los sujetos en la vida cotidiana. Se han creado palabras y frases completamente nuevas. Mediante el uso de programas de chat y otras herramientas, puede decirse que los videojuegos se han convertido en un nuevo medio ambiente de comunicación que permite el intercambio de información verbal y escrita y que en ocasiones sustituye a los correos electrónicos, las llamadas telefónicas y los mensajes de texto. A través de los chats, los sujetos comparten conocimientos relacionados con el tema, pero también conocen detalles personales, gustos, afiliaciones a organizaciones o peñas deportivas, además de concebir encuentros presenciales y gestionar actividades fuera del entorno virtual. De hecho es una realidad que, contrariamente a la visión prejuiciada de los medios de comunicación —que insisten en caracterizar a los participantes como personas aisladas de la realidad social—, los videojuegos en la Isla funcionan como catalizadores de las relaciones sociales y prueba de ello es que todos los consumidores afirman que la compañía más frecuente a la hora de jugar son amigos o conocidos; el lugar de uso privilegiado son las casas particulares de allegados o parientes. Una de las principales motivaciones es la de relacionarse con otras personas en red; y la razón primera para incrementar el uso de cualquier plataforma es la existencia de amigos que motivan al grupo. De hecho, para muchos sujetos el videojuego solo tiene sentido si se realiza con otros. Aquí esta distracción está siendo revalorizada en los últimos años. Existen proyectos concretos de diseño y realización de productos cubanos con fines educativos, lúdicos y terapéuticos. Este proceso enfrenta muchas limitaciones, entre ellas la imposibilidad de manipular softwares propietarios y otras herramientas que están bloqueadas para la Isla. Esta realidad dispone el empleo de herramientas y softwares libres que presentan deficiencias técnicas. A pesar de las circunstancias desfavorables, en la Isla la distribución de estos productos es completamente gratuita. Están presentes en todos los Joven Club y su acceso no tiene ningún tipo de restricciones. Las propuestas con fines educativos fueron enviadas a todas las escuelas del país para facilitar su adquisición y garantizar la retroalimentación con el público. Esta política es reflejo de un esfuerzo institucional y gubernamental por crear una verdadera cultura en torno a las nuevas prácticas en Cuba, que de alguna manera contrarreste los efectos de un mercado globalizado. La pregunta: ¿Pueden los videojuegos cambiar el mundo?, seguirá sin respuesta por mucho tiempo. Y eso está bien: hay preguntas sin respuestas. En cualquier caso, si no pueden cambiarlo, seguirán esforzándose por mejorar el entorno de aquellas personas que, sin pretensiones ni recelos, decidan escoger estos productos culturales como forma de entretenimiento. Ese es su verdadero poder. la voz de los universitarios Alma Mater / enero 2016 / No. 552 fotogalería Fotos: Elio Mirand la voz de los universitarios 19 Alma Mater / enero 2016 / No. 552 Alma Mater / enero 2016 / No. 552 a Universidad de las Artes, creada en septiembre de 1976, como Instituto Superior de Arte (ISA), ha graduado desde entonces a más de 5 mil estudiantes cubanos y extranjeros. Esta casa de altos estudios, única de su tipo en el país, aboga por completar la formación de artistas que combinen la creación y el compromiso social. En 1962, a solo tres años del triunfo de la Revolución, surgió la Escuela Nacional de Arte (ENA). Al otrora Country Club, ubicado en una zona residencial exclusiva de la burguesía republicana, arribaron jóvenes de todo el país, de forma gratuita y sin distinciones sociales. Resultaron así los primeros beneficiarios del sistema de enseñanza artística cubano. Casi 15 años después, la necesidad de elevar la preparación de los egresados de la ENA conduce a la creación del ISA, que asumió el tercer nivel de enseñanza artística. Desde la academia nacieron transformaciones enriquecedoras, con una expresión inmediata, en el panorama y pensamiento artísticos y culturales de la nación. Porque se mueve… Para Rolando González Patricio, rector de la Universidad de Las Artes, «tanto la formación curricular como la extracurricular cumplen funciones insoslayables en la preparación integral Universidad de las Artes: la voz de los universitarios Por Neida Lis Falcón / Fotos: Elio Mirand de los estudiantes y egresados. Solo así podrán cumplir el papel protagónico que les corresponde como sujetos activos y comprometidos con el desarrollo cultural de la nación. «Nuestro currículo está en constante perfeccionamiento, justamente para adaptarse a los cambios sociales y culturales que de manera constante ocurren dentro y fuera de la Isla. Pero ningún programa académico, por sí solo, asegura esto. La clave está en la sinergia de los distintos elementos que conforman el proceso: lo curricular y extracurricular, el ejemplo del maestro, el afán de superación del alumno y las oportunidades de servicio, de ese artista ciudadano a la sociedad que sostiene su formación», puntualiza González Patricio. «El propio origen del ISA subraya la voluntad de democratizar el acceso a la formación artística universitaria y de postgrado, para garantizar el máximo nivel posible a los creadores cubanos. A partir de ahí, la universidad comienza a crecer en cuanto a líneas de formación, que hoy son 44 y aún pueden aumentar», revela. «Al principio, solo reunía tres facultades. Actualmente, oferta cinco carreras en igual número de Facultades: Artes Visuales, Música, Arte Teatral, Arte Danzario y Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual. Además, contamos con un Centro de Restauración y Conservación». Las especialidades de pregrado se cursan por igual en las filiales de Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba, en las modalidades de Curso Regular Diurno y Cursos por Encuentro. «También brindamos formación de posgrado a través de talleres, cursos, diplomados, maestrías y doctorados. De acuerdo con la demanda, estos se extienden hasta provincias que no cuentan con filiales nuestras, para contribuir a la superación de los docentes de las escuelas de nivel elemental y medio. «La misión principal de esta universidad es formar artistas de excelencia interesados en mejorar la calidad de vida de sus coterráneos. Para lograrlo, hay que ser primero un buen creador, capaz de retribuir con esmero los co- nocimientos adquiridos», argumenta el rector del ISA. Una de las fortalezas históricas de la institución es el claustro. En sus aulas queda la huella de personalidades del arte y la cultura como Graziella Pogolotti, Vicente y Raquel Revuelta, Adigio Benítez, Argeliers León, Harold Gramatges, Corina Mestre, Frank Fernández y Mario Rodríguez Alemán, primer rector del Instituto, entre muchas otras. «El principal referente de un estudiante son sus maestros. Estos en particular, devienen modelos de formación, pues son o han sido brillantes artistas en ejercicio. Aparece entonces el Quiero ser como… Al margen de la 4 «La impronta del mercado y la debilidad en materia de formación de públicos obliga a nuestros egresados a redoblar esfuerzos. Debemos formar cada vez mejores artistas y desde la extensión, la investigación y la difusión contribuir a formar públicos más avezados, a la hora de consumir en términos culturales», acentúa el rector del ISA. a las que damos el acabado», reconoce González Patricio. años en la emoción del cambio inevitable negación generacional y de las transgresiones de lo nuevo, el alumno se siente enrumbado y cercano a sus profesores. De ahí la importancia de velar siempre por la excelencia del claustro universitario». Los graduados del ISA se convierten entonces en verdaderos socializadores de conocimientos y herramientas creativas, legadas por las vanguardias artísticas cubanas. Sus concepciones humanistas y revolucionarias del arte, les imprimen un sello distintivo. Los hacen merecedores de reconocimiento en todo el mundo. «Ese prestigio internacional constituye el mayor logro de la universidad», asegura el rector. «Un buen indicador es la manera en que otras instituciones similares, incluso del llamado Primer Mundo, reconocen la calidad de los estudiantes cubanos. La movilidad internacional de muchos alumnos, que aún sin graduarse del nivel superior laboran ya como profesionales, evidencia el respeto a nuestros procesos formativos. Ellos asumen presentaciones, exposiciones y otros compromisos internacionales. Reciben premios en importantes concursos y festivales… Y esto nos da una idea de la solidez de su formación teórica y práctica. «Los graduados multiplican el prestigio de la universidad con su trabajo en instituciones culturales de Cuba y el mundo… Somos beneficiarios de la calidad que tiene el nivel elemental y medio en un grupo de especialidades, Esforzados, creativos… ¡Perseverantes! No dudó siquiera. Al preguntarle qué características identifican a los estudiantes del ISA, Liliam Lorena Sifontes González habló de esfuerzos, creatividad y autosuperación. Luego enfatizó: «¡Perseverancia! ¡Ese es nuestro rasgo común y distintivo!». Ella cursa el segundo año de la Licenciatura en Música. Además es la presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), de su Facultad. «Es difícil el camino para llegar aquí. Muchos, como yo, llevamos años estudiando un instrumento. Luego, debemos someternos a una prueba de requisitos, lograr el preotorgamiento de la carrera y vencer las pruebas de ingreso. Y a lo largo de los cursos, buscar la excelencia exige horas de ensayo y práctica diarias», insiste. «Como representantes de la FEU, también debemos redoblar esfuerzos para que la dinámica creativa del centro y de los movimientos artísticos no le robe protagonismo a la organización. Tratamos de fortalecer la confianza de los estudiantes, los escuchamos, tramitamos sus inquietudes y preocupaciones. Sobre todo estimulamos las actividades en grupo, para fomentar la unidad, el intercambio, el accionar colectivo. De ese modo, contrarrestamos el aislamiento que propician los Alma Mater / enero 2016 / No. 552 la voz de los universitarios intereses individuales por dominar un instrumento o técnica artística determinados. «Tenemos un claustro insuperable y buenos directivos en general, pero las condiciones de vida, sobre todo para los internos, no son las mejores. Hablo del estado de la residencia estudiantil, desde el punto de vista de infraestructura, de los problemas con el agua, de las redes hidrosanitarias… «En el caso de los estudiantes de Música, lo que más nos afecta es la falta de espacios adecuados, y en ocasiones de instrumentos, para ensayar. Pero a pesar de cualquier carencia hay que estudiar, sacar el extra… porque se supone que estás haciendo lo que te gusta, viviendo tu sueño de convertirte en un gran artista. Y este es el mejor lugar para lograrlo», reconoce Fuentes. Siempre de puertas abiertas Más allá del trabajo de formación vocacional que cada año lleva a jóvenes y padres hasta la Universidad de las Artes, esta vive abierta y atenta a los cambios que ocurren a su alrededor. «En este sentido, es prioritaria la vinculación de profesores, estudiantes y trabajadores al desarrollo de proyectos que tienen impacto en la transformación social», asegura Michel Cruz Gómez, director de Extensión Universitaria. «El área académica extensionista articula ese sistema de conexiones sociales, a través de programas y proyectos culturales de amplia repercusión. Abarca tres dimensiones: el desarrollo de la comunidad interuniversitaria; el reconocimiento y registro de los aportes sociales al enriquecimiento de la actividad académica; y la devolución, a esa sociedad, de los procesos gestados en el ámbito universitario. «Defendemos la Extensión como uno de los tres componentes esenciales de la formación universitaria en arte; junto a la docencia y a la investigación. Atendemos las prácticas artísticas y apoyamos la realización de los proyectos; así como festivales y eventos que agrupan una parte considerable de los estudiantes y profesores. Entre los de mayor impacto está el Festival de las Artes pues refleja la diversidad de nuestra formación, a la vez que favorece el intercambio con otras casas de altos estudios y sobre todo, con la comunidad intra y extra universitaria», destaca Cruz Gómez. Para Liliam Lorena, «Estudiar en el ISA permite formarte con profesores, que son grandes artistas en su especialidad y compartir con alumnos brillantes, ya reconocidos, por su talento. Es un verdadero reto a la excelencia». Una impronta muy valiosa tiene también Ediciones Cúpulas. Con su accionar y publicaciones deviene espacio de reflexión e intercambio sobre el arte y la cultura en general lo que estimula la conciencia crítica del estudiantado, de los profesores de la Universidad y de la comunidad intelectual cubana. En medio de esa vorágine creativa y transformadora, se suceden los días en la Universidad de las Artes. Su rector, Rolando González, habla con entusiasmo de inversiones que se acometen para mejorar las condiciones de residencia, de los espacios docentes y de ensayo. Con orgullo, se refiere al programa integral de gestión del patrimonio que atesora este inmueble declarado Monumento Nacional. Menciona sus muebles, obras de arte y piezas decorativas. Alaba el entorno natural del campus, en tanto corredor biológico de la ciudad, y su patrimonio intangible, «ese que resulta del hacer y saberes de los maestros y de la producción artística de los educandos». González Patricio, anuncia la posible inclusión de otra carrera: la Licenciatura en Conservación, Restauración y Museología. En cuanto a la restructuración actual de la Educación Superior, aclara que por las especificidades del centro y de su claustro, se decidió que el ISA quede fuera del proceso de integración universitaria, y por tanto, permanece bajo la tutela del Ministerio de Cultura. «Esta universidad es una obra humana compleja y multifactorial. En unas profesiones cuya formación suele ser muy personal, el gran reto está en arrebatarle cada joven al individualismo, sin aplastar la individualidad. El artista no puede sentarse sobre la gloria alcanzada. Su talento y condiciones son puestos a prueba cada día, al igual que la capacidad de la institución que lo prepara. Y para enfrentar semejante desafío, sus existencias transcurren en la emoción del cambio». ESTÁN PONIENDO CHINA EN En el imaginario cubano la presencia china está, de forma arraigada y heterogénea, igual en el lenguaje coloquial, en referencias culinarias que en el mestizaje nacido a campo traviesa. «Hola, mi chini», es muestra de simpatía abierta y gustosa. La regalan por igual los novios o la recepcionista de un muy augusto centro cultural, aunque tengas ojos zarcos y aspecto de haber nacido en un fiordo escandinavo. Evidencias científicas aseguran que los genes del celeste imperio presentes en nuestro ajiaco humano son de cromosomas Y, porque la emigración de allí era eminentemente masculina. Alma Mater / enero 2016 / No. 552 NOS 23 la voz de los universitarios Por Jorge Sariol Fotos Elio Mirand Alma Mater / enero 2016 / No. 552 La frase «¡Te la pusieron en China!» sigue significando un reto casi imposible de vencer; sin embargo, la expresión «tener un chino atrás», que durante decenios ha sido alegoría de mala suerte entre cubanos, desde hace rato anda derivando en sentido contrario. De un Yutong al Huawuei y del Tai-Chi al Zapya, en Cuba ya nos comenzamos a extrañar si no tenemos detrás un respaldo «narra». Aunque, muy pocos hablan el idioma oficial de esa región asiática en nuestro país. Los conocedores lo explican de esta manera: buena parte de las personas que en Cuba dominaban la lengua asiática —nativos o descendientes— lo hacían en la vertiente cantonesa, porque la mayoría de la emigración venía de Quang Dong. El mandarín es poco conocido. Y al parecer hará falta. Llaman Gigante Asiático al país que en un lustro pudiera ocupar el primer lugar en el comercio mundial. No pocos piensan que se globalice un Chinesse way of life. La nación de la Gran Muralla tiene tanta importancia en el mundo —y en Cuba como en la que más— que prepararse para lo mejor, tal vez sea cuestión estratégica. En este sentido, a mediados de octubre de 2015 el Instituto Confucio de La Habana estrenaba nueva sede. Luego de seis años de existencia, el centro académico se mudaba de las instalaciones del Stadium Universitario Juan Abrantes —espacio mínimo y prestado— a un restauradoinmueble en pleno barrio chino. La ceremonia de apertura, con la presencia del embajador Zhang Tuo, la presidió Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Y este detalle no pasó inadvertido. Cuba anda buscando cómo estar a la altura de las circunstancias. China quiere que las circunstancias no sean circunstanciales. Y ahí está el Confucio, como si hubiera saltado de un suburbio de Shanghai a un palacio de la dinastía Ming. Un ingeniero químico dirige el plantel que rinde homenaje al gran filósofo asiático. Se llama Arsenio Alemán, no tiene nada de teutón, tampoco sabe el mandarín, pero le apasiona la cultura Frases hiperbólicas cubanas la voz de los universitarios Para expresar: Algo muy extenso «más largo que la trenza de un chino.» Un mal terrible « ¡A este no lo salva ni el médico chino!» Un tormento feroz «La tortura china de la “gotica” de agua» Un desquite amoroso « ¡China, todo en la vida se paga!» (líneas de una canción popular) china. Y accede abrir para Alma Mater las murallas simbólicas de la instalación, «Murallas que siempre están abiertas a todos», dice. «Iniciamos aquí con los mismos recursos "temporales", con que comenzamos, una «temporalidad» que duró seis años, allá en el viejo SEDER y que nos permitió asumir con rigor la tarea. «La parte china se comprometió a que, una vez iniciada la vida en la nueva sede, suministraría todo el equipamiento para completar la estructura docente, en términos de laboratorios de computación y de idiomas, mobiliario para aulas y actualización del salón de conferencias. «En la espera, y aunque las gestiones ya comenzaron —cualquiera puede suponer cuánto se demora un contenedor enviado desde China—, decidimos, al menos como aspiración, iniciar el curso 2016-2017 a plena capacidad». Para los que viven la experiencia de andar en la atmosfera oriental que se respira en el Instituto Confucio, la sede es algo más de 800 metros cuadrados y cuatro pisos —por el momento solo dos en funcionamiento—, aulas diseñadas en los cánones internacionales de la enseñanza de idiomas y una matrícula de 500 «continuantes». Para el próximo septiembre sumarían 500 más. «Pero —advierte el director— una matrícula total de Mil, presupone un problema: más profesores. La solución inmediata tendría que venir de China, que genera a su vez gastos: en alojamiento, trasportación y condiciones de vida». ¿Profesores cubanos? «Sí, también, pero es un tema complicado —reconoce Alemán—, porque la educación superior cubana no contempla la carrera de licenciatura en Lengua China. Y debería. Hubo enseñanza en algunas escuelas de idiomas, como en la Lincoln, por ejemplo, si bien nunca fue extendida. Nos hemos quedado atrás». Así, de los 11 profesores que trabajan en la institución, seis son procedentes de la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing. Sólo hay cinco maestros cubanos, tres de ellos graduados en aquella ciudad, quienes reciben amplias posibilidades es de superación. Pero son solo cinco. «La mayoría de los cubanos que tienen dominio del mandarín o incluso hicieron especialidad en China, hoy no están dedicados a la docencia y laboran en sectores más atractivos, dígase el turismo, o el sistema empresarial mixto», opina Alemán. En el mundo existen alrededor de 550 institutos Confucio y en América Latina hay países que tienen más de dos —México, por ejemplo, tiene más de cuatro— y siempre existen como anexo a una casa de altos estudios del lugar en donde está enclavado. Desde el punto de vista académico y con respecto a materiales docentes, se adscriben a una universidad china. En la versión cubana, luego de cursar los niveles Básico, Intermedio y Avanzado, —cada uno constituido en dos cursos— un graduado, que al empezar apenas supiera decir ¡Ni-Hao!, en seis años sale con el máximo dominio posible en este tipo de academia. Quien termina el primer curso del nivel básico tiene que demostrar que domina 300 caracteres. Para poder leer un perió- Alma Mater / enero 2016 / No. 552 25 la voz de los universitarios Kuang Zhaoyin, a la derecha y Ma Wenhui, a la izquierda, son parte del claustro asiático en el Confucio de La Habana, en el cual predominan mujeres jóvenes. «En nuestro país el magisterio es una labor mayoritariamente de mujeres», dice Zhaoyin. Por su parte Wenhui, quien para seguir una vieja tradición se puso el nombre occidental Cintia, se siente muy a gusto en su labor como profesora en Cuba. Y sus alumnos, de edades diferentes y formaciones diversas le admiran su simpatía a la hora de comenzar, con un sonoro «¡Ni-hao!», las clases. dico se necesita conocer al menos 5000 caracteres y la pronunciación del idioma tiene cuatro tonos diferentes para un mismo caracter. Al Confucio de La Habana acuden adultos con educación superior y media superior. Y estudiantes universitarios, igual de ingeniería, Medicina o Derecho. El plan de clases, además de la gramática, la grafía y la fonética, se basa en elementos culturales y sociales, históricos, de filosofía y de gastronomía. «De modo general, en la enseñanza de cualquier idioma, no se puede separar el idioma de la cultura —anota el director—, vista no solo como acumulación de conocimientos, sino de saberes, de tradiciones y actitudes. Así que podemos imaginarnos cómo es de importante con una civilización milenaria. Ofrecemos gratis materiales para estudiar, desde la libreta de caligrafía china hasta la tinta y los pinceles. Nuestra biblioteca es una de las más completas en Cuba, con contenidos en español, inglés y el propio de aquel país, a disposición de todos. «Lamentablemente la enseñanza del chino está concentrada en la capital. ¡Sobre eso habrá que pensar!», remata finalmente Alemán. En verdad nos la están poniendo en China. Aunque la frase, más que un reflejo de retos casi imposibles, parece estar invitando a ir a la esencia de aquella cultura milenaria, y recorrer con estabilidad y conocimiento de causa y efecto, la ruta que nos ponga en sintonía con un universo por delante. Alma Mater / enero febrero2016 2014/ No. / No.552 531 la voz de los universitarios 26 Por Damepa Ilustración:Carralero a formación de futuros profesionales debe ir más allá de un registro marcado con asistencias y notas de exámenes. Si bien en ocasiones encontramos educadores y educandos que reproducen este sistema de asimilación bancario, pasivo y meramente teórico, muchos resultan los ejemplos felices que apuestan por una formación integral de sus estudiantes. Para Miguel Díaz–Canel Bermúdez, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, la extensión universitaria constituye la función más integradora y significativa del quehacer de las casas de altos estudios. «Además de asimilar los conocimientos que se les imparten a nuestras juventudes en las universidades —expresó el miembro del Buró Político en una reunión nacional de presidentes de la FEU— si estas participan en las principales actividades del país, generan sensibilidad para otro grupo de valores y se comprometen hacia otros movimientos. También aportan muchísimo desde esa visión emprendedora y fresca de su edad». En la mencionada cita de la FEU quedaron explícitas las principales intervenciones de impacto social para vincular al alumnado en la actualización del modelo económico cubano. Entre estas tareas destacan: el diseño y materialización de proyectos científicos, evaluación de las problemáticas inmediatas a sus contextos, en conjunto con las autoridades de sus territorios y la implicación directa de las carreras afines con la economía. Precisamente la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Pinar del Río (UPR) no es ajena a tales propósitos, y desde de instruir, deben provocar Las universidades además des involucrándose en los impactos en las comunida ctando o disminuyendo, las problemas sociales y dete sarrollo de su país. acciones que empañen el de hace algún tiempo prioriza las actividades especializadas y el trabajo socialmente útil de los aprendices de las carreras de Economía y Contabilidad y Finanzas. MIRAR CON LUPA Según la Ms.C. Annelise Paula Gil Guerra, decana de la Facultad, «la universidad debe propiciar el equilibrio entre su medio y el entorno, para que el alumnado reciba una preparación abarcadora tanto en las sapiencias, como en las maneras de implementarlas». En correspondencia con tal estrategia existe en la sede, desde el curso 2011-2012, un proyecto educativo a nivel de carrera con diferentes accio- nes para diagnosticar la implementación de los lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Representantes de la FEU en la casa de altos estudios determinan consensos sobre la importancia de la iniciativa. «Los comprometidos ponen en práctica los conocimientos adquiridos durante su formación profesional. También aportan a la solución de problemáticas presentes en las empresas vinculantes, lo cual los motiva a trabajar una y otra vez en dichos planes». «Un equipo de investigadores de la Ciencias Económicas de la provincia —comenta Annelise P. Gil—, de economistas, contadores, miembros de la dirección de la Contraloría General de la República en el territorio, así como un grupo de auditores en conjunto con la Facultad, maduramos y comenzamos a consolidar este ejercicio». Para evaluar la factibilidad de la propuesta las cátedras extensionistas con la asesoría de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), desarrollan talleres en instancias provinciales y nacionales, y de la Sección de Base de la ANEC de la Contraloría General de la República en Vueltabajo. «En las todas las etapas —señala la directiva— buscamos diagnosticar la ejecución de los lineamientos, mien- tras insertamos a estudiantes en los distintos centros». En sus inicios, fue un programa para aplicar en el contexto empresarial y en algunas unidades presupuestadas, y tuvo mayor representación en organismos de la Construcción, del Turismo y determinadas empresas vinculadas al Transporte y al Comercio. En estos momentos ha tomado otros espacios estatales y de las nuevas formas de gestión. Los jóvenes implicados examinan los contratos económicos, la situación de las inversiones, la política fiscal, el plan de la entidad en cuestión y la utilización de la energía. «También ahondamos en otras temáticas —explica la especialista— como la política de precios y el consumo y gasto de combustible a partir de las tarjetas magnéticas prepagadas. «A partir de esta experiencia —rememora la profesora vueltabajera—, en nuestra casa de altos estudios surgieron varias ideas con una mirada hacia adentro; pues no solo intentamos solucionar problemas de afuera, sino también de analizar las deficiencias internas». Uno de los ejemplos de la sistematicidad resultó la formulación de las fichas de costo de todos los productos alimenticios ofertados en el comedor del centro educativo. En otros años, los alumnos han diagnosticado el estado de los activos fijos de diferentes sedes de educación superior en la provincia, con el fin de potenciar su cultura económica y fortalecer su formación. Sin embargo, las prácticas realizadas no marcan el fin de las intenciones. «Donde quiera que exista un Consejo Popular podemos implementar otra fase —acota la docente—. Mediante la pericia de nuestros escolares estamos en condiciones de facilitarle a quien presida esa enmarcación, cómo gestar y contribuir a la nación mediante los procesos económicos locales». Los aprendices de las Ciencias Económicas y Empresariales de la UPR en las últimas graduaciones han adquirido, junto a sus títulos, los saberes de los libros de textos y el sabor —dulce o amargo— que deja el determinar riesgos para el control interno, o revisar inventarios en almacenes. Alma Mater / enero 2016 / No. 552 la voz de los universitarios ciencia, tecnología y sociedad Por Jorge Sariol [email protected] Ilustración: ALEJ&RO a aldea global sigue siendo un concepto asombrosamente reciclable. Cuando MacLuhan1 la enunció (1968) Internet no era un argumento macizo. 47 años después, las Tecnologías de Ia Informática y las Comunicaciones (TICs) han cambiado la configuración del mundo conocido, pero la idea sigue siendo tan pertinaz que cuando los cubanos nos brincamos de un golpe varias etapas, o no llegamos o nos pasamos. La expresión «aldea global» se intenta definir las muchas maneras con que se configuran las relaciones sociales a través de los medios electrónicos —radio, cine y televisión en tiempos en que MacLuhan la enunció—y con la sensación de «vivir en tiempo real» hechos y vidas distantes, han florecido las relaciones humanas. Y todo eso tiene consecuencias socioculturales. «Olvidamos que esa información es parcial y fue elegida entre una infinidad de contenidos», nos advierte todavía el estudioso canadiense. En la tradición humana, la palabra escrita representó información y ha ofrecido una versión duradera, en tiempo y espacio, entre la circunstancia y la lectura. Y va a precisar de carácter para que un humano la trueque en percepciones y juicios correctos. Y todo el mundo está consciente de ello. Wi-Fi, la aldea global Se sufre, pero se goza Imo es un estado de la República Federal de Nigeria, situado en el sudeste del país y con predominio lingüístico igbo. Imo es también la aplicación (App) informática más popular para videollamadas y mensajería electrónica. A diferencia del nigeriano, este último puede convertir un espacio remoto en una de las cuatro esquinas de este mundo, trasformado ya en un pañuelo. Las TICs han desdibujado esas lindes de un modo brutal. La digitalización de la vida moderna—y sobre todo de las comunicaciones— convierte casi todo en un aquí y ahora y para unos cuantos esto llega incluso a sacar a flote comportamientos tribales. La idea pareciera hiperbólica y pretende decir mucho. Quizás demasiado. Ese es el problema. Cada cual aporta su concepto de arena y se discurre sobre protagonismos de los sujetos, solidaridad, defensa de ideales compartidos, empoderamiento, pero también de relativismo, falta de referencias universales, profusión de líderes falsos, vulgarización y superficialidad. En este sentido, las videoconferencias con carácter académico, político o en asuntos de negocios eran ya habituales hace un decenio. Hacerlo con familiares o amores distantes o con amigos al doblar de la esquina, se ha vuelto tan barato y tan sencillo que es parte del accionar de muchas relaciones interpersonales. Y ahí llegamos a Imo, considerada una de las «mejores plataformas virtuales, con una interfaz barata, muy sencilla y a la vez fácil de entender, con opciones a la vista de los usuarios», de bastante buena calidad y que la hace más popular que el viejo Skype. En Cuba aumentan las zonas Wi-Fi2 por todo el país y en la realidad nacional entran en juego las videollamadas con un impacto, como debieron Alma Mater / enero 2016 / No. 552 haberlo tenido en su momento la aparición del helado, los tranvías y la telefonía pública. Con una diáspora, igual si anda por Norteamérica o Australia, o en misión solidaria en Pakistán, emprendedora y familiar —familiar como solemos ser los cubanos—, en Imo tenemos un viaducto extraordinario que todos quieren transitar para comunicar trascendencias al hijo en Katmandú, al esposo en el Amazona o saludar a alguien, conocido en una noche de verano. No todo es tan simple, al menos en Cuba. Llegar al instante del clic y con todo esplendor ver y oír en ambos sentidos, sigue siendo un trayecto complicado, desde la enorme cola para comprar la línea, conseguir el cambio de contraseña, hallar buena señal inalámbrica, hasta la adecuada consecución de la App. En espera de que llegue a las casas, la Wi-Fi y sus zonas son como abrevaderos. Unos parecidos a oasis, otros a tendederas vecinales; algunos son apropiados para emboscadas. Allí no pocos vamos a encontrar, del otro lado del móvil, el tablet o la laptop, la respuesta al «hola» que calmaría la sed de modernidad entre cubanos. La praxis en tales vivencias es reiterativa. El correo-E, después de sus minutos de gloria ha llegado a ser un medio común, incluso institucionalmente «oficial», con toda la formalidad que eso conlleva, pero un estudio de una universidad británica asegura que le cuesta a las compañías más de 15 mil dólares por empleado al año».Toma un promedio 76 segundos leer y entender cada mensaje y 64 segundos volver a concentrarse. «¿Hay vida después del email? se cuestionaba Scott Berkun, autor de El año sin pantalones. Su respuesta es controversial: «Sí, y es extraordinaria». Cuando Facebook se volvió una fiebre, Tom Hodgkinson, periodista de investigación de The Guardian, se preguntaba «¿Por qué necesitaría yo un ordenador para conectar con la gente que me rodea en esta Tierra de Dios? ¿Qué hay de malo en el bar?». Un día pasará la calentura del Wi-Fi y del Imo en Cuba. Y los cubanos daremos en el punto exacto de las cosas. Aun así puede que aparezcan carteles, como en cafés de Europa, que entre divertidos y alarmados claman por poner orden en el universo de la aldea global: «No tenemos Wi-Fi, hablen entre ustedes». 1. Marshall McLuhan, sociólogo canadiense. En 1968, apareció en el título de su libro Guerra y paz en la Aldea Global, pero había manejado el término en varias obras suyas anteriores. 2. Norma tecnológicamente definida como «IEEE 802.11b de Secuencia Directa». Al establecer un paralelo con el famoso Hi-Fi —del inglés high fidelity: alta fidelidad— usado en la reproducción de sonido, muchos hemos creído que Wi-Fi se trataba de una abreviación de wireless fidelity —fidelidad inalámbrica, en español—, pero sus creadores dicen «No, nada que ver. Es una marca de empresa». la voz de los universitarios 29 Alma Mater / enero 2016 / No. 552 nacida para el deporte Por Carlos E. Rodríguez González Fotos: Archivo orría el 29 de diciembre de 1993 y en Santiago de Cuba tuvieron su alumbramiento las gemelas Marlies y Marlín Mejías García, quienes con el paso del tiempo se trasladarían a la provincia de Artemisa, específicamente al poblado «La Cachimba» en el municipio Güira de Melena. Las dos practicaron ciclismo, pero la primera de ellas se hizo grande y prestigia a Cuba en los más exigentes eventos internacionales. Conversar con Marlies Mejías García resultó difícil, pues en muy pocas ocasiones está en ciclismo casa. Después de asistir a una carrera de exhibición en San Antonio de los Baños, contactamos la entrevista y en un domingo pleno de anécdotas, dimos rienda suelta al tema del ciclismo. Al preguntarle de sus inicios en este deporte, reflexiona por unos minutos y antes de responder, su mamá Marislay García, es quien inicia el diálogo. «Siempre fue una niña muy activa e inteligente, pero nada de deportes. Recuerdo que le compramos una bicicleta cuando estaba en sexto grado y comenzó a montarla en el barrio. Las peronas me daban quejas porque era muy intranquila y le gustaba el peligro. Un día uno de los vecinos, que tenía nociones del ciclismo, la vio montando la bicicleta y me dijo que la niña tenía potencial». Marlies sonríe al escuchar de sus travesuras cuando pequeña, entonces recuerda que a la edad de 14 años, corrió la Copa 8 de Marzo en el velódromo Reynaldo Passeiro de La Habana, junto a estrellas de la talla de Yohanka y Yumari González. Fue allí donde logró su primera gran medalla, subió al podio con un bronce que recuerda entre sus mejores resultados. Ello le sirvió además para ser captada al Equipo Nacional, con el cual participa en su primera competencia internacional en México, con categoría panamericana juvenil. Allí gana tres medallas de plata y una de bronce. Marlies y los Juegos Centroamericanos Guadalajara, Jalapa, Puebla, Veracruz y Aguascalientes, resultan escenarios mexicanos muy familiares para la joven ciclista de Artemisa. Allí ha logrado gran parte de sus triunfos en los Juegos Centroamericanos. «En Guadalajara quedé con un sinsabor inmenso por no lograr la medalla de oro; había regresado de la beca en Suiza, y mis entrenamientos no fueron los mejores, pero saqué un bronce, que al menos, aportó a la delegación. Después en Veracruz, todo fue diferente. Entrenar en Cuba es para mí lo mejor y los resultados salieron, con las cinco medallas de oro que me convirtieron en la reina del ciclismo centroamericano». ¿Y las copas del mundo? ¿Qué recuerdos le traen a Marlies? «Han sido muy difíciles para mí, pues esas competencias son casi un mundial y no he podido lograr el máximo galardón, aunque sí el metal plateado que me llena de orgullo, representa estar entre las mejores del mundo. Correr junto a ciclistas de elite olímpica y mundial es un reto y ver izar la bandera cubana me emociona tanto que en ocasiones suelto alguna lágrima». ¿Cómo resumes el 2015 en cuanto a resultados? «Empecé bien, con un cuarto lugar en la Copa del Mundo de Cali, Colombia, en enero y un quinto lugar en el Campeonato Mundial de Francia, un mes después. Luego vino la Copa Panamericana de Ruta en mayo, con sede en México y me sentí fuerte al extremo de ser medallista de oro . En la Copa Cuba realizada en La Habana, cumplí con los parámetros exigidos de acuerdo a las cargas de entrenamiento y el macro ciclo de competencia, antes de los Juegos Panamericanos de Toronto en Canadá. Mis resultados premiaron todo el esfuerzo». Calla por unos instantes, su rostro se torna pensativo e infeliz después de mencionar la cita canadiense. Bebe un sorbo de jugo que acompaña nuestro diálogo y prosigue. «En Toronto estuve cerca del oro, me fue esquivo. Logré junto a Lisandra Guerra, la plata en la velocidad por equipos y un bronce en el ómnium, con un total de 194 puntos. Estos Panamericanos me dejaron en deuda con la Patria; los seguidores del ciclismo esperaban más de mí, pero tenía desventaja técnica en la bicicleta y el nivel de colombianas, canadienses y norteamericanas, era superior». ¿Música? «La romántica, aunque a veces escucho alguna salsa, y por supuesto, el reguettón, que no falta en ninguna fiesta popular». ¿Televisión, cine o radio? «Disfruto los tres. En el caso del cine, las películas de acción; en cuanto a la televisión, las novelas y los programas musicales; y en la radio, los espacios de participación y los programas policiacos». Alma Mater / enero 2016 / No. 552 Propongo desviar nuestra conversación del tema deportivo para adentrarnos en Marlies Mejías como joven. Ella acepta el reto. Vuelve la sonrisa a sus labios y tan veloz como en la bicicleta, responde mis preguntas sobre su vida personal. 31 ¿Hobby? «Dormir y disfrutar de mi perrito. Me pongo remolona cantidad para levantarme, imagínese, estoy en casa y todo es diferente. Por otra parte, me encanta la tranquilidad de la familia. Eso lo disfruto mucho». ¿Proyectos para el 2016? «Seguir contando con una familia como la que tengo, que me apoya en todo y me brinda mucha confianza, además de entrenar fuerte y asistir a todas las competencias posibles antes de los Juegos Olímpicos. ¡Ah!, y por supuesto, luchar con todas mis fuerzas por una medalla en Río de Janeiro, Brasil». ¿Si vuelves a nacer, serías otra vez, ciclista? «Sin dudas, el ciclismo es mi vida y creo que nací para él». la voz de los universitarios Hablemos ahora de los Juegos Olímpicos Sonríe y hace un gesto de admiración antes de responder. «Los Juegos Olímpicos significan el máximo nivel del deporte en el mundo. Todos los atletas sueñan con una medalla en certámenes de esta magnitud. Estuve en los de Londres en el 2012 y competí en la pista. Allí fui octava, para Río de Janeiro 2016, puedo tener un mejor resultado. Estoy entrenando bien fuerte en sesiones de mañana y tarde para que ese sueño sea posible». Alma Mater / enero 2016 / No. 552 la voz de los universitarios sudar lasudar tinta Yuris Nórido laPortinta Ilustración: Hanna Chomenko Inglés ¿Para qué los voy a engañar? Yo no hablo inglés. Puedo defenderme leyéndolo, por lo menos entiendo lo que me escriben. Pero si me hablan me quedo con la boca abierta, apenas distingo dos o tres vocablos sueltos, extravío el sentido de la frase… Los que esperen de esta columna una defensa ultranacionalista de mi derecho a hablar solo el español, esperan en vano. Yo quisiera (necesito) poder comunicarme fluidamente en inglés. ¡La cantidad de oportunidades profesionales y personales que he perdido, la cantidad de amigos con los que no he podido intimar, la cantidad de artículos y libros que me han interesado que no he podido leer cabalmente! Hay que estudiar inglés. Y no estaría de más, incluso, estudiar ruso y chino. El mundo se globaliza a pasos agigantados, seguro que ya lo ha escuchado decir por ahí. Cuando yo era niño pensaba que eso de aprender otro idioma era cuestión de coser y cantar. Cuando entré en la secundaria recibí mis primeras clases de inglés. Nada del otro mundo, por supuesto: los saludos, la fecha, «Mai neim is Yuris», «¡Jaguariyú!»… Con el tiempo tuvimos nociones de gramática e hicimos algún que otro ejercicio de comprensión. Re- cuerdo que mi profesora decía que en la clase de inglés solo se podía hablar inglés. Y que la única manera de hablar inglés era hablando inglés. En aquellos tiempos me parecía tan divertido. Salíamos de las clases repitiendo como papagayos las dos o tres frases que nos enseñaban. ¡Y creíamos que ya hablábamos como nativos! En todos los exámenes de inglés de la secundaria obtuve la máxima calificación. E incluso, llegué a participar en algunos concursos municipales. Pero cuando ingresé en el preuniversitario noté que mis aptitudes estaban muy por debajo de las de otros compañeros de clases. Y aunque seguí sacando buenas notas comprendí que el inglés no era mi fuerte. Ya en la universidad fue el desastre. El rigor era tal, que tuve que ir una vez a un Mundial. Estudié como un mulo (gracias a esas horas frente a los libros es que puedo entender lo que leo), pude aprobar… pero no salí de la universidad hablando inglés, no al menos como se supone que lo hable un profesional de los medios, de la comunicación, del periodismo… Con cierta vergüenza confieso que me auxilio más de lo que debería del traductor de Google. Al menos me alcanzan los conocimientos para rectificar algunas construcciones. Sé que estoy en desventaja, y de alguna manera (que conste que lo digo sin orgullo) estoy resignado. Yo extraño mucho esas clases de inglés que me daban mis profesoras Mabel e Isabel Chamizo en mi tierna adolescencia. Más de una vez me dijeron: «Tómalo como un juego, pero no solo como un juego». Si les hubiera hecho más caso, quizás mi vida ahora mismo fuera otra. Y no exagero…
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