Cuba - Juventud Rebelde

04
NACIONAL
SÁBADO
26 DE DICIEMBRE DE 2015
juventud rebelde
¿Regresaron los «conductores»?
Una nueva forma de gestión empresarial se aplica desde el 2014 en varias terminales
de La Habana para incrementar la transportación de pasajeros y lograr una mayor eficiencia
en el uso de los recursos, así como para estabilizar la fuerza de trabajo
por YUNIEL LABACENA ROMERO
[email protected]
¿POR qué en casi todos los ómnibus del transporte público de la
capital se ha extendido el cobro del
pasaje fuera de la correspondiente
alcancía? ¿Será esa una nueva
medida que se aplica en la ciudad
para este sector? ¿Están autorizados quienes lo hacen?
Son estas algunas de las interrogantes que desde hace un tiempo, y con más fuerza en los últimos
meses, se hacen no pocos habitantes de La Habana y otros que la
visitan.
Anabel Hernández cuenta que
en más de una ocasión los choferes del P-10 y P-16 les han exigido
entregarles el dinero en sus manos
sin explicación. «Algunas veces lo
hago, otras no». A su señalamiento
se sumó Juan Núñez, quien agregó
que una vez escuchó decir que los
choferes se preocupan por cobrar
directamente al que sube a la guagua, ya que si no lo hacen tienen
pérdidas.
Cuando entregamos el dinero
nadie nos da el vuelto, solo si es un
billete mayor que un peso o si es
una moneda de diez centavos o
más en divisa, contó Kirenia
Matos; mientras Carlos Padrón
añadió que muchas veces cuando
la guagua se rompe no tiene nada
que justifique que ya se abonó el
pasaje, y cuando toma otra de esa
misma ruta —como es lógico—, el
chofer exige de nuevo el pago.
Con esas y otras preguntas
Juventud Rebelde llegó hasta la
Empresa Provincial de Transporte
de La Habana (EPTH). Carlos Alberto González González, subdirector
de Desarrollo, explicó que lo que se
observa en los vehículos es resultado de una nueva forma de gestión empresarial para el funcionamiento de una base de ómnibus
urbanos, que se aplica desde octubre de 2014, de manera experimental, en las terminales de Santa
Amalia y Guanabo.
«Esta medida se implementó
con el fin de incrementar los niveles
de transportación de pasajeros con
un mejoramiento de la calidad del
servicio, y lograr una mayor eficiencia en el uso de los recursos, así
como estabilizar la fuerza de trabajo con una mejoría en la preparación, calificación y la remuneración
económica de los obreros».
González González expresó que
el chofer, al involucrarse en el experimento, asume la responsabilidad
de entregar a la terminal, lo mismo
al inicio, en el medio o final de la
jornada, un monto equivalente al
plan de recaudación fijado para sus
salidas (con idas y retornos), según
los promedios históricos. Asimismo,
tiene derecho a quedarse con el
excedente, que podrá ser mayor o
Los choferes, para recaudar el dinero, pueden hacerlo propiamente o auxiliarse
de un ayudante autorizado o gestor de cobro. Foto: Abel Rojas Barallobre
menor, en correspondencia con la
cantidad de pasajeros transportados, posibles roturas, eficiencia en
el cobro…
«En relación con este último aspecto, además de conducir están
autorizados a manipular el efectivo del pago y auxiliarse de un ayudante autorizado o gestor de cobro
—que es miembro de la propia tripulación del ómnibus— para recaudar el dinero, quien debe depositarlo, para mayor seguridad, en la alcancía o guardarlo donde mejor lo
considere.
«Donde único ello está implementado es en las terminales de
Santa Amalia y Guanabo, es decir,
en el caso de la primera en las
rutas P-9, P-10 y P-13, y en la otra
en las 400, 425, 426, 426 B, 462,
464, 465, 466 y 466 A.
«Fuera de ahí hay una violación
en lo establecido para el cobro del
pasaje. Hemos comprobado que
en muchas rutas se realiza esta
operación de manera arbitraria,
pues lo que les corresponde es realizarla a través del sistema de
alcancía, que se reintrodujo desde
2007», apuntó.
POR MÁS PRODUCTIVIDAD
Con el fin de conocer más detalles sobre este experimento fuimos
a Santa Amalia. Basta con recorrer
sus áreas para comprobar el sentido de pertenencia de sus trabajadores. Quienes allí laboran se
basan en la ayuda mutua y sienten
como suya la entidad, sobre todo
por los ingresos que están percibiendo, como dijo el chofer Daniel
Cabrera Paula, quien lleva más de
23 años en esta labor, y cuatro en
esta unidad.
«He cumplido con la entrega del
dinero establecido. Estoy ganando
más de 2 000 pesos mensuales,
fundamentalmente cuando el ómnibus anda bien. Eso es mucho
mayor que los 250 pesos que tenía
como salario fijo anteriormente»,
afirmó Cabrera Paula, quien a la vez
reconoció que esta forma de trabajo requiere de mucha disciplina y
dedicación.
Irene Legón Alfonso, directora
de la terminal de Santa Amalia, explicó que como parte de la recaudación los choferes tienen que
hacer un depósito en caja anticipado, por un mínimo equivalente a
la recaudación de un turno y un
máximo de hasta tres. «Cuando
alguien no puede cumplir totalmente con su compromiso para la
jornada, las administraciones toman dinero de ese fondo y completan la diferencia», apuntó.
Señaló que de reincidir, si en un
momento determinado la cuenta
llegara a cero, automáticamente
quedará cerrado el contrato, pues
al ocurrir esto se agota la garantía
de saldar los posibles adeudos.
Por ello no tiene sentido hurtar de
la recaudación, ni tampoco sacar el
carro de la circulación.
Legón Alfonso significó que este
sistema también reporta beneficios
para los pasajeros, pues el chofer,
al querer incrementar su salario mínimo y la cuota monetaria comprometida con la entidad, no querrá
dejar en la carretera al posible
pasajero.
«Además, si la Terminal se va
por encima de las utilidades proyectadas —como ha sucedido—,
el personal de apoyo como fregadores, mecánicos y otros de oficinas, también cobrarán un porcentaje extra y sus salarios, además,
se incrementan».
En busca de buenos resultados,
destacó, se estableció un reglamento disciplinario y para la detección de las infracciones nos auxiliamos del sistema de GPS, que ha
permitido mayor control sobre el
parque automotor y fortaleció la
disciplina técnica de los choferes.
«Las violaciones detectadas las
analizamos en nuestro Consejo y
se aplican diferentes medidas,
según la gravedad del hecho.
«Con ello, además, ahorramos
más combustible, existe mayor motivación por la calidad del servicio,
mejor utilización de los recursos,
más productividad del trabajo y se
incrementan los indicadores económicos», subrayó la Directora de
la terminal de Santa Amalia.
DEFICIENCIAS EN EL CAMINO
Según el Subdirector de Desarrollo de la EPTH, las terminales en
las que se aplica el experimento
muestran estabilidad y resultados
positivos en los indicadores, tanto
económicos como físicos.
«En las entrevistas efectuadas,
los trabajadores expresan satisfacción por la capacitación, reconocen como positivo la disminución
de gastos, el incremento del salario medio, el mejor aprovechamiento del combustible, el cumplimiento de los mantenimientos planificados y el fregado diario de los
ómnibus».
Entre las deficiencias mencionó
las incongruencias del sistema de
abastecimiento logístico, pues este
Con el nuevo experimento ha aumentado el sentido de pertenencia de choferes,
mecánicos y el resto del personal de apoyo de las terminales. Foto: Raúl Pupo
debe garantizar los recursos en las
terminales para una correcta atención técnica, eliminar las paralizaciones y disminuir los tiempos de
demora de las reparaciones. Igualmente, se ha de lograr una mejor
calidad del servicio a partir de la
disminución de las indisciplinas de
la tripulación y la utilización eficiente de las herramientas de trabajo.
«A la resolución que rige el funcionamiento de la nueva experiencia, debe adicionarse la instrumentación del impuesto simplificado para los choferes (cien pesos mensuales) a partir de los ingresos personales que se generan por concepto de sobrecumplimiento del
plan de recaudación acordado.
«También se solicita evaluar la
decisión de que los gestores de
cobro no siempre sean miembros
de la propia tripulación del ómnibus, flexibilizando la posibilidad de
que pueda ser cualquier otro trabajador de la terminal, en horarios
que no afecten su contenido de trabajo, o hasta alguien ajeno al centro, siempre y cuando se encuentre
evaluado y certificado por una autoridad competente que avale sus
requisitos para desempeñar esa
función», señaló.
¿Por qué no se les da el vuelto
a los pasajeros cuando pagan con
un peso o más al ayudante o al
chofer?, pregunto al funcionario,
quien explicó que no está autorizado en el nuevo sistema de gestión
fraccionar el dinero, es decir, cambiar para dar vuelto, y recordó que
es responsabilidad del pasajero
subir al ómnibus con los 40 centavos como abono del viaje, y nada lo
exime de ello.
Finalmente, manifestó que existen varias terminales que ya cumplen con los requisitos establecidos para pasar a la nueva forma de
gestión empresarial, la cual debe
generalizarse en los próximos dos
años a todas las entidades de la
capital. «No obstante, este proceso
debe ser sin prisa, consolidando
los resultados que se vayan obteniendo con el fin de lograr un proceso ascendente».
La experiencia, un primer paso
en la búsqueda de la eficiencia en
la transportación pública capitalina,
requiere ajustarse a la práctica y
hasta a futuras modernizaciones.
Un tema que no resuelve es que
los pasajeros puedan recuperar el
dinero extra que muchos se ven
obligados a pagar en los ómnibus
si no tienen el pasaje exacto así
como que en caso de roturas no
tengan que volver a pagar el importe, siempre que se muevan en
carros de la misma empresa.
Ello es lo aconsejable para ese
camino de prueba y error por el que
comenzaron a moverse una parte
de los ómnibus del transporte
público capitalino.