Oración fin de año - Provincia E. Sur

Canción: Si te fías (Brotes de Olivo)
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Cuando sueñas, estás imaginando aquello que deseas y quieres lograr: “creatividad”.
Cuando tienes un sueño, lo proyectas sobre algo que te gusta, te
emociona, te motiva: “pasión”.
Cuando ese sueño deja de estar en el mundo de la fantasía y te pones en marcha, has de tener la fuerza, energía y hacer lo que haya
que hacer para lograrlo: “valentía”.
En este nuevo año que comienza, “vivamos la audacia de la caridad
para un nuevo impulso misionero”, con creatividad, pasión y valentía.
Sor Kathleen el día 29 de noviembre con motivo de la unión de
África del Norte a España-Sur, nos dirigía estas palabras:
“Deseo que sus corazones y espíritus abracen las oportunidades todavía
desconocidas. Colmadas de valor, al comenzar con todo entusiasmo el
nuevo camino a recorrer: ATRÉVANSE con convicción, resolución y generosidad a ser documentos vivos de todo lo que en nuestra vocación de
Hijas de la Caridad estamos llamadas a ser. Respondan al más profundo
deseo de su corazón, ser siervas humildes de los pobres. Por encima y más
allá de la competencia profesional, continúen profundizando en su relación con el Señor, entre ustedes y con los pobres”.
Me desperté, miré,
y me pareció un sueño feliz... (Jr 31,26)
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QUE SU MISERICORDIA TE ACOMPAÑE
TODOS LOS DÍAS DE TU VIDA
Sueña con vivir la “mística del encuentro”: la capacidad de escuchar a las demás personas, de buscar juntas el camino, el método… sueña…
Sueña con la esperanza de que la vida consagrada seguirá escribiendo una gran historia en el futuro, hacia donde nos conduce
el Espíritu para continuar haciendo cosas grandes en nosotras…
sueña...
Ambientación
Nos reunimos a orar cuando está a punto de acabar el año. Para
muchos cerrar un año y abrir otro es motivo de fiesta y de brindis;
también para nosotros, que agradecemos de corazón el don de la
vida y del tiempo.
Sin embargo, nosotras, Hijas de la Caridad, tenemos otros sueños.
Por eso queremos revisar el sentido que estamos dando al tiempo
que se nos regala, tomándonos el pulso y haciendo balance cuando
el año concluye. El cambio de año es una ocasión propicia para
pensar, orar, pedir perdón, agradecer y soñar.
Deseamos confiar y renovar nuestros compromisos.El Papa Francisco nos invita a crecer en misericordia. Se abre un nuevo año ante
nosotras en el que se nos da la oportunidad de contemplar el misterio de la Misericordia para ser fuente de alegría, de serenidad y de
paz en medio del mundo.
Canción: Sueña (Luis Miguel).
DIOS TIENE UN SUEÑO PARA CADA UNA DE NOSOTRAS…
Terminamos el año 2015, y cuando hacemos balance podemos darnos
cuenta de cómo muchas personas han perdido la capacidad de soñar. Sin
duda, a veces la realidad del mundo abruma y nos impide ir más allá…
pero es en esos momentos cuando la Palabra de Dios debe resonar con
mucha más intensidad en nosotras:
Sueña con una vida en la que se transparente la alegría y la belleza de vivir el Evangelio … sueña…
Sueña con despertar al mundo… observa la historia y trata de
interpretar los acontecimientos… sueña…
Sueña con una manera de vivir dinamizada por el Evangelio…
sueña...
Sueña con un impulso misionero inspirado por la caridad…
sueña…
Sueña con una Compañía enriquecida por la participación de todas… sueña…
Sueña con redescubrir el rostro de la Misericordia del Padre…
sueña...
(Cfr.“carta apostólica a los consagrados” Papa Francisco;
Documento Interasambleas 2015-2021; Misericoridiae Vultus)
“Por eso te recuerdo que avives el don de Dios que recibiste. Pues el espíritu que
Dios nos dio no es de cobardía, sino de fuerza, amor y templanza…porque sé en
quién he puesto mi confianza y estoy convencido de que Él es capaz de conservar
hasta aquel día el bien que me ha encomendado.”
(Cfr. 2ª carta del apóstol S. Pablo a Timoteo).
“ Piensa, cree, sueña y atrévete…”
Si lo puedes soñar, lo puedes lograr...
LA MISERICORDIA DEL SEÑOR TE ACOMPAÑA TODOS
LOS DÍAS DE TU VIDA…
¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia
para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! (Papa Francisco).
Estrenamos año, abramos el corazón “aún más”, es el momento ideal para “mirar al pasado con gratitud”, esforzarnos por “vivir el presente con
pasión” y “abrazar el futuro que se abre ante nosotras con esperanza”.
Soñar es un acto de fe. Dios nos ha dado la habilidad de soñar, crear, imaginar… Todo comenzó con un sueño…
El comienzo de un Año Nuevo es una buena ocasión para medir nuestra
capacidad de soñar, de creer en un nuevo mundo que Dios nos invita a
recrear cada día. Dios nos pide que soñemos con Él. ¿Te animas?
Meditamos a la luz de la Palabra… (música de fondo)
La Palabra de Dios que acabamos de escuchar nos invita a avivar el
don que Dios nos dio. Estamos convencidas de que muchas veces en
el día a día nos hemos dejado llevar por la rutina, el desánimo, la
desconfianza…
Es el momento de releer nuestra vida y preguntarnos:
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¿En nuestra vida se transparenta la alegría y la belleza de vivir
el Evangelio y de seguir a Cristo?
¿Vivimos en nuestras comunidades una auténtica fraternidad?
¿La entrega en el servicio a los pobres da plenitud a nuestra
vida?
El perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles
manos para alcanzar la serenidad del corazón.
(Papa Francisco)
Sueños para el Nuevo Año…
(Con música de fondo se van leyendo los sueños)
Sueña con traducir el Evangelio en una particular forma de vida,
leyendo con los ojos de la fe los signos de los tiempos… sueña…
Sueña con revitalizar el carisma, con nuevas iniciativas, nuevas
formas de caridad apostólica… sueña…
Sueña con ser “experta en comunión”, ofreciendo un modelo de
comunidad que, a través del reconocimiento de la dignidad de
cada persona y del compartir el don que cada una lleva consigo,
permita vivir en relaciones fraternas… sueña...
SALMO
Antífona cantada: Espero ser yo algún día, en mi miseria yo espero que algo naz-
ca de mi nada, aunque sé que nada soy. Alguien repite en mi mente, en mi miseria me ama, con misericordia me quiere y ese Alguien es mi Dios.
Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo que no hemos bien,
y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Antífona cantada: Espero ser yo algún día, en mi miseria yo espero que algo naz-
ca de mi nada, aunque sé que nada soy. Alguien repite en mi mente, en mi miseria me ama, con misericordia me quiere y ese Alguien es mi Dios.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón.
Perdón, Señor: Por la palabra que callé.
Por esa mano que no tendí y la sonrisa que escatimé.
Por el saludo que negué y la mirada que desvié.
Por la disculpa que no pedí y por esos oídos que no presté.
Por ese gozo que no compartí
y por tanta lágrima que no enjugué.
Por esa verdad que omití. Por tantas veces, Señor,
como me marché de Ti o como no te abrí.
Antífona cantada: Espero ser yo algún día, en mi miseria yo espero que algo naz-
ca de mi nada, aunque sé que nada soy. Alguien repite en mi mente, en mi miseria me ama, con misericordia me quiere y ese Alguien es mi Dios.
Navidad es acoger a Jesucristo, escuchar su mensaje y hacerlo
existencia viva, impulsar el Reino de Dios, sacar partido de los
múltiples dones que Dios ha distribuido con admirable generosidad en beneficio de todos…
Recorrer la propia historia es alabar a Dios y darle gracias por todos sus dones.
(Papa Francisco).
Salmo de acción de gracias (recitado a dos coros)
Es bueno darte gracias, Señor, de corazón,
y cantarte con gozo cada día.
Es bueno proclamar por la mañana tu lealtad
y por la noche decirte de verdad que me has querido.
Es bueno decir que tus acciones, Señor,
son mi alegría y mi esperanza.
Es bueno decirte que las obras le tus manos
son alegría y fiesta para mí.
Te doy gracias y me alegro por el don maravilloso de la vida.
Te doy gracias y me alegro por el don entrañable del bautismo.
Te doy gracias y me alegro por el don de tu Espíritu.
Te doy gracias y me alegro por el don de tu Palabra.
Te doy gracias y me alegro por el don único de tu Pan de vida.
Gracias Señor, porque nos necesitas.
Gracias por anunciar tu propuesta a través de nosotras.
Gracias por contar con nosotras
Para sembrar la semilla de tu Evangelio.
Gracias porque nos pides que nuestra vida entera hable de ti,
En cada edad, tarea o situación que vivamos.
Gracias porque nos pides que digamos a la gente,
Con nuestra vida y actitudes
Que Tú les amas.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...
Gracias...tenemos tanto que agradecer al Señor. No nos cansemos de decir gracias. Repasemos despacio las bendiciones recibidas: “Todo ocurre para bien de sus
elegidos, todo es gracia en tu vida, y la vida es todo gracia”.
La providencia de Dios se ha manifestado constante y generosa. Se ha valido
también de los hermanos, que te han ayudado, te han servido, te han querido.
¿Cómo no agradecer tanta cercanía, tanta inspiración recibida?
Recuerda los encuentros, los gestos, las palabras… y da gracias a Dios por
ello.
(Acción de gracias espontánea).
TE DEUM
A Ti, oh Dios, te alabamos,
a Ti, Señor, te reconocemos.
A Ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A Ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A Ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el Reino de los
Cielos.
Tú sentado a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día
has de venir como juez.
Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste
con tu preciosa sangre.
Haz que en la Gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.